Psicología Contemporánea Ensayo

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Manuela Cruz Canturiano EI-2581

Concepto y breve historia de la psicología contemporánea.

La psicología científica aparece con el primer laboratorio de psicología el 1879, creado


por Wilhem Wundt (1832-1920), un profesor de medicina y fisiología humana de la
Universidad alemana de Leipzig, a quien le interesaba conocer tanto los problemas
fisiológicos como los filosóficos que forman la base de la psicología. Fue el fundador
del Estructuralismo. En este laboratorio estudia las sensaciones a un nivel muy
elemental, como el calor y el frío. Escribió el libro «Fundamentos de la Psicología
Fisiológica» uno de los libros más citados dentro de la psicología. Para Wundt hay
dos aspectos esenciales en el comportamiento: lo objetivo (lo que vemos y sentimos)
y lo subjetivo (cómo captamos aquello que estamos percibiendo).

Con esta nueva psicología experimental se describe por primera vez el tiempo de
reacción, que es lo que tarda el organismo en reaccionar a un estímulo determinado.
También se descubren las primeras localizaciones cerebrales, base somática de la
conducta y surge la idea de enfermedades mentales como enfermedades del cerebro,
algo fisiológico. Wundt era un individuo con vastos intereses intelectuales. Por
ejemplo, entre 1900 y 1920 publicó una obra de diez volúmenes titulada Psicología
de los pueblos, en la que examinaba el desarrollo psicológico de la humanidad.

Aparece también una psicología basada en la comprensión de la mano de Wilhem


Dilthey (1833-1910), aunque ésta sería mucho menos experimental que la anterior.
Estudia la aportación que hace la cultura a la psicología, interesándose también por
las leyes que rigen la conciencia humana. Quiere comprender el comportamiento
desde los procesos motivacionales (el motivo más importante es la vida y su valor),
los procesos cognitivos (la inteligencia) y los procesos de personalidad (que es la
unidad de todas nuestras sensaciones y fenómenos psíquicos).

También es en esta época que William James (1842-1910), hermano del famoso
escritor Henry James y profesor de medicina, filosofía y psicología, hizo una
importante aportación referente a la vida mental. Habló de las aferencias que son las
comunicaciones que se producen entre el interior y el exterior del organismo, y de las
eferencias que son la respuesta que ejerce el organismo desde el interior al exterior
hacia un estímulo. Para James la conciencia es un producto de la evolución, cambia
y fluye constantemente. También describió tres partes de la personalidad: el Mi o Yo
material (mi cuerpo), el Mi social (las personas de nuestro alrededor como la familia,
amigos, etc) y el Mi espiritual (lo que pienso, mis ideas y sensaciones).

La psicología individualizarte.

La psicología individual es una teoría psicológica ideada por Alfred Adler. A diferencia
de Freud, Adler creía que el hombre tiene posibilidades de mejorarse y de progresar
en la vida, de reducir sus problemas y, con el tiempo, de llegar a un ajuste casi
perfecto de su proceso vital.

La psicología individual plantea la vida como una lucha desde el nacer hasta el morir,
una especie de viaje en el que cada ser humano se vale de su propio método, en el
que cada viajero sabe de los otros, en que cada uno está impulsado por muchas
metas comunes y en el que todos están expuestos por igual a las vicisitudes del
itinerario.

Describe la conducta humana a través de siete principios:

1. Inferioridad

2. Superioridad en el cerebro

3. Estilo de vida

4. Yo creador

5. Yo consciente

6. Metas fantasiosas

7. Interés social

Definiciones

Inferioridad

De acuerdo con este principio, el hombre, en cuanto tiene conciencia, se siente en el


mundo incompleto e insatisfecho. Gracias a este sentimiento, el individuo se ve
impulsado a analizarse, localizando sus males y enfermedades en regiones
específicas de su cuerpo (lo que se denomina trastornos psicosomáticos de órgano).

Superioridad
El principio de superioridad indica que el ser humano es más que un animal agresivo,
pues su búsqueda es la del poder (físico y simbólico) para lograr sobrevivir. La más
importante de las fuerzas que mueven la conducta de la persona «es el esfuerzo por
ir de una condición inferior a una superior».

Estilo de vida

Considerado como una especie de guía con el fin de que el hombre logre superarse,
el hombre buscaría dos cosas: su dirección interior de conducta, impulsada y dictada
por él mismo; las fuerzas del ambiente que ayudan a tomar la dirección que el yo
interno desee tomar.

Yo creador

Para la psicología individual, el ser humano no es solo un producto del ambiente, sino
que crea una estructura propia sobre las experiencias vividas durante toda su vida,
las interpreta y busca satisfacer sus deseos de superioridad. Se trataría, pues, aunque
reactivo y mecánico, de un yo creativo original, inventivo y que crea algo inexistente:
una nueva personalidad.

Metas fantasiosas

El ser humano es impulsado y atraído por una serie de metas imaginadas, que son
las que explican la conducta del mismo.

Interés social

El hombre confía en que una sociedad más fuerte y perfecta lo ayudará a obtener un
sentimiento de superioridad más completo.

La conciencia: El Enigma del Siglo XXI.

La conciencia es la cualidad o el estado de conocimiento de objetos externos o de


algo interno a uno mismo. En un sentido más básico es la experimentación bruta de
cualquier sensación o quale, incluso en ausencia de significado o conceptualización
sobre la relación entre el sujeto y las cosas. Puede ser definida como «subjetividad»,
«punto de vista en primera persona», «capacidad para sentir», «cómo se siente ser
algo» o «lo que produce significado». Se ha dicho que la conciencia es constitutiva
de todo estado mental, a diferencia de la intencionalidad.

A pesar de la dificultad que conlleva definirla y estudiarla, algunos filósofos consideran


que hay una intuición generalizada sobre lo que es, y que une a todas las definiciones
anteriores. Esta intuición se puede compartir con gran eficacia apelando a la
diferencia entre dormir (sin sueños) y el estado de vigilia: cuando la conciencia se
desvanece es como si toda posible realidad se esfumara, desde el punto de vista del
sujeto.

La conciencia no debe ser confundida con la vida, el razonamiento, la inteligencia o


la memoria. Para muchos de sus estudiosos tampoco es equivalente a la atención12
ni a la percepción; aunque están íntimamente relacionadas.

La doctrina frenológica del ¬siglo XIX asociaba las distintas facultades psíquicas
humanas (el amor, el orgullo, la honradez, etcétera) con determinadas sedes
cerebrales, mas no sabía en qué área del cerebro alojar la consciencia. A lo largo del
tiempo y coincidiendo con la evolución de las llamadas neurociencias en los años
noventa del siglo pasado, el estudio de la consciencia ha ido progresando a partir de
las investigaciones y los descubrimientos en torno a la mente desde diferentes
ámbitos científicos: la neurobiología, la psiquiatría, la psicología, la medicina, la
tecnología y la neurofilosofía, entre otros. Embarcados ya en el siglo Xxi, parece que
estos esfuerzos empiezan a dar sus frutos en el camino de descifrar el enigma de la
consciencia, si bien existen muchas cuestiones por resolver. ¿Hay una única sede
cerebral para la consciencia? ¿Se pueden explicar los asuntos mentales a partir de
las descargas de un conjunto de neuronas? ¿Cabe reducir una percepción subjetiva
a leyes puramente físicas? ¿Qué nos hace conscientes? ¿Carece una mente en
estado vegetativo de capacidades cognitivas? ¿Poseen los animales consciencia?
¿Conviviremos algún día con robots capaces de emocionarse y sentir como los
humanos?

El problema del inconsciente.


El inconsciente planteado por la teoría freudiana está compuesto por elementos
racionales y emocionales concretos que permanecen reprimidos por tener un
significado problemático para la mente consciente. Es decir, no se mantienen ocultos
por su complejidad o su poca relevancia en el día a día de la persona. Más bien al
contrario, estos elementos reprimidos a los que se refieren algunos psicoanalistas
acostumbran a ser ideas relativamente simples que pueden ser "traducidas" a la
consciencia mediante operaciones simbólicas y cuya presencia en el inconsciente, a
pesar de pasar inadvertida, conforma una especie de "gafas" para leer la realidad
mediante pensamientos que, en cierto sentido, son recurrentes.

La teoría freudiana sostiene que los contenidos del inconsciente han de ser lo
suficientemente simples en sí mismos como para poder ser interpelados por multitud
de estímulos propios del día a día, aunque la manera en la que la consciencia bloquea
estos pensamientos sí es compleja, ya que se sirve de combinaciones originales entre
símbolos para dar expresión a lo reprimido. Los sueños, por ejemplo, son para Freud
un vehículo de expresión de pensamientos reprimidos vehiculados mediante
simbolismos.

Por supuesto, esta definición de inconsciente es problemática y confusa, ya que el


lenguaje en sí mismo puede considerarse una manera de filtrar el inconsciente
mediante símbolos (palabras), lo cual significa que los pensamientos inconscientes,
por su propia naturaleza, nunca llegan a salir a la luz del todo y por tanto no los
podemos conocer por completo, ya que están en constante transformación en sus
viajes a la consciencia. Esta especie de oscurantismo es esperable debido a la
complejidad del objeto de estudio de los psicoanalistas, los temas tratados por la
teoría freudiana y su metodología de investigación.

El inconsciente tiene siempre una vertiente que no puede ser accesible mediante la
simple palabra: por eso los psicoanalistas reivindican la importancia de la interacción
entre paciente y terapeuta por encima de la lectura de libros de autoayuda, que
contienen principios codificados a priori mediante una serie de símbolos que el autor
ha elegido y ordenado sin conocer al lector o lectora.

A pesar de que Freud pueda ser considerado el "descubridor" del inconsciente, lo es


en tanto que introdujo una manera de pensar en el ser humano como un animal que
no conoce todos los procesos que guían su acción, pero no por haber dado con el
inconsciente mediante una investigación sistemática y pormenorizada del mismo.

La teoría freudiana es hija de su época, y está constreñida por las limitaciones


técnicas. Tanto Freud como algunos de los psicólogos de su época especularon sobre
la existencia de aspectos inconscientes del pensamiento y el comportamiento
humano, pero su metodología de estudio (la introspección, la observación de
pacientes con desórdenes mentales, etc.) sólo les proporcionó un conocimiento
indirecto de estos. Afortunadamente, a pesar de las limitaciones con las que se fraguó
en su momento la teoría freudiana, en nuestros días las neurociencias y los
desarrollos tecnológicos que las acompañan permiten un estudio mucho más
completo sobre este tema.

La teoría freudiana introdujo por primera vez una concepción más o menos detallada
del inconsciente como un elemento determinante en la conducta humana, mientras
que la comunidad científica de la segunda mitad del siglo XX, curiosamente, seguía
creyendo en la primacía de los procesos conscientes de pensamiento sobre el resto
del cuerpo humano. Hoy en día, sin embargo, las tornas han cambiado en el mundo
de la neurociencia y la gran mayoría de los investigadores descartan el pensamiento
consciente como el principal motor de nuestra conducta. La investigación del
inconsciente por parte de los neurocientíficos es algo que ha aparecido
recientemente, pero que ha dado sus frutos de forma muy rápida.

Distinguiendo términos en base a nuevos descubrimientos

El inconsciente al que se refieren en la actualidad los neurocientíficos y los psicólogos


dista mucho de ser el concepto del mismo que presentó la teoría freudiana. Para
distinguir entre estas dos ideas, la del inconsciente de los psicoanalistas y la del
inconsciente de los científicos, a este último concepto se le ha dado el nombre de
Nuevo Inconsciente.
Mientras que el inconsciente de la teoría freudiana existe en tanto que reducto al que
limitar pensamientos difíciles de digerir por la consciencia, la cual los bloquea
manteniéndolos lejos de sí misma, el Nuevo Inconsciente no se fundamenta en
fuerzas de motivación y pulsión ni en formas de represión o "bloqueo" de
pensamientos según su contenido. La relación entre los procesos conscientes e
inconscientes de los que hablan ahora los científicos no se fundamenta en
mecanismos de defensa, sino en la arquitectura del cerebro, que simplemente no está
hecho para que todo lo que ocurra en él tenga una transcripción a la consciencia
humana. El Nuevo Inconsciente es inconsciente de verdad, y no puede ser conocido
indirectamente mediante el análisis de sus "manifestaciones".

Los aspectos inconscientes del pensamiento existen como parte de un ciclo (el ciclo
Percepción-Acción) del que no nos interesa saberlo todo. No nos interesa memorizar
al instante todos y cada uno de los aspectos de la persona que acabamos de conocer,
y por ello buscamos una o dos referencias de su identidad inconscientemente: por
ejemplo, su peinado. Tampoco nos interesa dedicarnos a estudiar detenidamente
todos los temas sobre los que tenemos que realizar una decisión, y por eso decidimos
seguir inconscientemente los caminos de la heurística, ni es necesario ser consciente
de que el zapato izquierdo aprieta ligerísimamente, ni es primordial dirigir
conscientemente los movimientos del brazo derecho al mirar por la ventana del
autobús.

Estos procesos deben ser llevados con discreción no por su contenido, sino por su
naturaleza, por ser algo que puede ser gestionado automáticamente dejando espacio
libre en la consciencia para tareas especiales. En la teoría freudiana, en cambio,
aquello que es inconsciente lo es precisamente por su significación, su importancia.

El Nuevo Inconsciente se distingue del término usado por la teoría freudiana porque
no responde a una historia personal ni a la interiorización problemática de
experiencias pasadas. En todo caso, su razón de ser se encuntra en una estructura
cerebral diseñada para que sólo algunas tareas y funciones formen parte de lo
consciente, mientras que el resto es delegado a un conjunto de operaciones
automáticas, algunas de las cuales podemos llegar a controlar parcialmente llegado
el caso (como la respiración).

Implicación de la metacognición en el proceso educativo.

La metacognición es una concepción polifacética, generada durante investigaciones


educativas, principalmente llevadas a cabo durante experiencias de clase (Mintzes,
J. J.; J. H. Wandersee & J. D. Novak, 1998). Entre los variados aspectos de la
metacognición, podemos destacar los siguientes:

La metacognición se refiere al conocimiento, concientización, control y naturaleza de


los procesos de aprendizaje.

El aprendizaje metacognitivo puede ser desarrollado mediante experiencias de


aprendizaje adecuadas.

Cada persona tiene de alguna manera, puntos de vista metacognitivos, algunas veces
en forma inconciente.

De acuerdo a los métodos utilizados por los profesores durante la enseñanza, pueden
alentarse o desalentarse las tendencias metacognitivas de los alumnos.

Desde otra perspectiva, se sostiene que el estudio de la metacognición se inicia con


J. H. Flavell (1978), un especialista en psicología cognitiva, y que la explica diciendo
que: “La metacognición hace referencia al conocimiento de los propios procesos
cognitivos, de los resultados de estos procesos y de cualquier aspecto que se
relacione con ellos; es decir el aprendizaje de las propiedades relevantes que se
relacionen con la información y los datos. Por ejemplo, yo estoy implicado en la
metacognición si advierto que me resulta más fácil aprender A que B”

Según Burón (1996), la metacognición se destaca por cuatro características:

1. Llegar a conocer los objetivos que se quieren alcanzar con el esfuerzo mental

2. Posibilidad de la elección de las estrategias para conseguir los objetivos planteados

3. Autoobservación del propio proceso de elaboración de conocimientos, para


comprobar si las estrategias elegidas son las adecuadas.
4. Evaluación de los resultados para saber hasta qué punto se han logrado los
objetivos.

En la literatura se suele resumir esta secuencia diciendo que la metacognición


requiere saber qué (objetivos) se quiere conseguir y saber cómo se lo consigue.
(autorregulación o estrategia)

De esta forma diremos que un estudiante es cognitivamente maduro cuando sabe


qué es comprender y cómo debe trabajar mentalmente para comprender. Además, el
desarrollo de la metacomprensión, nos hace tomar conciencia, por ejemplo, de que
un párrafo es difícil de comprender y por eso controlamos la velocidad de lectura para
de esta manera poder deducir el verdadero significado del escrito, con lo que el
conocimiento de nuestra propia comprensión nos lleva a regular (autorregulación) la
actividad mental implicada en la comprensión, y es este aspecto el que ha tomado
mayor importancia en las investigaciones más recientes.

Vemos entonces que el entendimiento de la metacognición permitiría responder a


preguntas tales como ¿qué hace mal o qué deja de hacer el estudiante poco eficaz
para que su aprendizaje sea pobre?, ¿qué hace mentalmente el estudiante eficaz,
para obtener un rendimiento positivo? la respuesta a este tipo de preguntas llevan a
desarrollar los modelos de enseñanza y de aprendizaje que hoy se conocen como
“estrategias de aprendizaje”, ya que los resultados obtenidos permiten obtener
conocimientos sobre las técnicas más apropiadas que se deben enseñar a los
estudiantes poco eficaces para que así puedan autorregular con eficacia sus propios
procesos de aprendizaje. De esta manera, los docentes pueden también acceder a
los conocimientos necesarios para combatir el bajo rendimiento escolar y potenciar a
los alumnos con métodos eficaces para aprender.

Es oportuno aclarar en este punto, que no es necesario que los alumnos entiendan a
fondo la metacognición ni la investigación científica que la respalda, simplemente les
alcanzará con que se les enseñe a aprender según lo indican los principios derivados
de la investigación metacognitiva, desarrollándose entonces en ellos las habilidades
y procesos importantes para la metacognición. Esto se produce de la misma forma
que una persona puede aprender a hablar bien sin conocer las reglas gramaticales,
pero no puede hablar bien si no aplica esas reglas.
Es una realidad de nuestras instituciones el haber puesto el acento en los contenidos,
más que en el modo de conseguirlos, en los resultados más que en los procesos; la
investigación metacognitiva propone un cambio fundamental en esta tendencia,
atendiendo también los procesos de aprendizaje y no solo sus resultados. En otras
palabras, les exigimos a los alumnos que atiendan, memoricen, que hagan esquemas
o resúmenes, etc.; pero no se les enseña en forma metódica, sistemática y persistente
qué deben hacer y cómo deben hacer lo que de él esperamos. Por este motivo la
metacognición se propone investigar cómo trabaja el alumno cuando lee, atiende,
memoriza, escribe, etc., con el fin de descubrir las estrategias de aprendizaje, para
ayudar a los alumnos a aprender a aprender, capacitándolos para generar nuevos
recursos cuando los que ellos poseen no son de gran utilidad, de esta forma aprenden
estrategias para desarrollar estrategias. Esto hace cambiar incluso el concepto
tradicional sobre los tests de inteligencia, que medían cuánto sabemos hacer,
reemplazándolos por otros que midan como actuamos cuando no sabemos que
hacer.

Otro aspecto muy importante sobre la metacognición, es que, si consideramos que se


refiere al conocimiento de nuestra propia mente, y que ésta dirige en gran parte las
distintas formas de proceder, veremos que la metacognición es crucial para entender
el autoconcepto o la autoestima, con lo que derivamos la importancia de la
metacognición en lo referente a la motivación, que dirige no solo nuestros procederes
sino también nuestras actitudes, esperanzas o niveles de aspiración en la vida. Las
investigaciones han demostrado la influencia que tiene la autoestima positiva en los
buenos resultados académicos, pero casi no se ha estudiado la relación entre
motivación y metacognición.

LA METACOGNICIÓN Y LAS ESTRATEGIAS DE APRENDIZAJE

En los últimos años y a la luz de los resultados arrojados por las investigaciones sobre
la metacognición, se han desarrollado y diseñado métodos, programas, técnicas y
estrategias sobre los aspectos fundamentales implicados en el aprendizaje, todos los
cuales apuntan a lograr una mejora sustancial de los modelos de instrucción y de
estudio.

A modo de ejemplo, su pueden enumerar los métodos más importantes: identificación


de las ideas principales, subrayado, resumen, redacción escrita, comprensión,
atención, memoria, apuntes, razonamientos, solución de problemas, enseñar a
pensar, arte de preguntar, representaciones, etc.. Esta separación de operaciones
mentales se hace por necesidades propias de claridad de la exposición y necesidades
de la investigación, pero es algo artificial, ya que la mente trabaja globalmente, sin
desvincular unas acciones de otras. Por ejemplo, es difícil separar el pensar del
razonar y de la resolución de problemas, por lo que, por ejemplo, algunos programas
diseñados para enseñar a aprender, pueden incluir ejercicios para desarrollar la
memoria, la comprensión, u otros aspectos mentales.

Habiendo tratado la metacognición, debemos preguntarnos qué es una estrategia.


Nos encontraremos con numerosas definiciones, y no todas coincidentes. En forma
general, podemos aceptar que estrategia es, en el campo de la literatura
metacognitiva, lo que se refiere a las formas de trabajar mentalmente para mejorar el
rendimiento del aprendizaje; o en otras palabras, la podríamos definir como el
“conjunto de procesos cognitivos encuadrados conjuntamente en un plan de acción,
empleados por un sujeto, para abordar con éxito una tarea de aprendizaje”,
obviamente tanto la metacognición como las estrategias son en cierto modo
indisociables, pero no obstante se refieren a dos conceptos diferentes. Con el objeto
de clarificar en la medida de lo posible estas diferencias, resulta útil presentar una
clasificación de las estrategias de aprendizaje, como la siguiente:

1. Atencionales

2. De Codificación

a) Repetición

b) Elaboración

c) Organización

d) Recuperación

3. Metacognitivas

a) Conocimiento del conocimiento

b) Control ejecutivo

4. Afectivas
Al centrar los esfuerzos en identificar formas eficaces de aprender, la investigación
sobre metacognición ha puesto de relieve la función autorreguladora de la misma, ya
que las estrategias no son sino diferentes formas de ejercer la autorregulación del
aprendizaje.

os responsables de las funciones que integran el comportamiento inteligente se


pueden separar en cuatro grupos, a saber: a) decidir cuál es la naturaleza del
problema que hay que solucionar, b) formar una representación mental que guíe la
ejecución de las estrategias, c) localizar la atención y otras operaciones mentales, d)
observar los procesos de la solución. Estos componentes del modelo de inteligencia
coinciden esencialmente con la definición de metacognición y sus funciones, por lo
que podríamos afirmar que el desarrollo inteligente puede concebirse como el
desarrollo de estrategias, de la metacognición y de la autodeterminación (entendiendo
a la autodeterminación como la capacidad de aprender a desarrollarse a través del
propio esfuerzo, en contraposición a la dependencia de guías externas, como padres
o profesores). En otros términos, cuando hablamos de autorregulación, se hace
referencia a la capacidad de aprender por uno mismo, a la autonomía y a la madurez
mental que se logra con la enseñanza de estrategias.

De todo lo dicho, podemos concluir que es imperiosa la necesidad de enseñar


estrategias metacognitivas para lograr cambios en el modelo de instrucción y en el
modelo de aprender. Ese cambio empieza por la toma de conciencia de la
necesidad de cambiar.

El cambio que sugiere a investigación metacognitiva empieza entonces por capacitar


a los profesores para 1) tener una idea clara y concreta de lo que quieren que
logre un alumno cuando le piden que haga una tarea determinada, 2) saber cómo
debe trabajar el alumno para conseguir ese objetivo, 3) enseñarle a hacerlo y
4) tener recursos para comprobar que el alumno sabe hacer lo que le han
solicitado.

Ante este panorama, parece imperativo implantar la enseñanza explícita de


estrategias de aprendizaje, ya que resultaría poco razonable seguir pensando que el
alumno que quiera aprender a estudiar pueda conseguirlo por sí mismo, dado que los
datos han revelado que: (a) son muchos los que no lo consiguen (b) también los que
lo consiguen pueden mejorar sus rendimientos (c) Si bien unos pocos pueden lograrlo
muy bien, incluso para ellos se puede esperar un aumento en el nivel de eficiencia.

También podríamos decir que tener buenas estrategias de trabajo no garantiza sin
más un buen resultado, ya que un alumno puede saber estudiar y no querer hacerlo,
pero esto no es lo que ocurre comúnmente y los resultados demuestran que el
desarrollo metacognitivo es motivante por naturaleza.

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