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@L
Nuria Borrell
Leonor Buendía
Iñaki Dendaluce
EDUCATIVA
JSUMARIO 11--- -
Lisardo Doval
Narciso García
Fuensanta Hemández Pina
Jesús Jomet
Mario de Miguel
Arturo de la Orden
Ramón Pérez Juste EDITORIAL ......................................................... 5
Antonio Rodríguez Diéguez
Francisco J. Tejedor
Carmen Vidal MÉTODOS DE INVESTIGACIÓN EDUCATIVA
CONSEJO DE REDACCIÓN:
Margarita Bartolomé Ponencia l. Avanees en los métodos de investiga-
Rafael Bisquerra ción educativa en la intervención psicopedagógica
Flor Cabrera por 1. Dendaluce Segurola...................................... 9
Inmaculada Dorio
Julia V. Espín
Ponencia II. Dimensiones de la intervención psico-
Pilar Figuera
Ángel Fomer pedagógica: el papel de los métodos de investigación
Javier Gil por A. D. Correa, Mª Á. Axpe, A. B. Jiménez, C.
Fuensanta Hemández Pina Riera y L. Feliciano ..................... ........ .................. 33
Mª Luisa Rodríguez
Mercedes Rodríguez PEDAGOGÍA DE LA DIVERSIDAD
Delio del Rincón
Mª Paz Sandín
Ponencia l. El análisis de contextos educativos di-
Antonio Sans
DISTRIBUCIÓN: ferenciados desde un enfoque cualitativo
Área M.LD.E. por M. Bartolomé y C. Panchón .......... ............. ..... 95
Facultad de Educación
Campus Espinardo MEDICIÓN y EVALUACIÓN EDUCATIVAS
Universidad de Murcia 30007
Tels. (968) 36 40 67 Ponencia l. Aportaciones recientes en medición y
SUSCRIPCIÓN E
evaluación educativas ............................................. 129
INTERCAMBIO CIENTÍFICO:
Dpto. MIDE por J. Serrano, J. C. Tójar, R. Galante y E. Elósegui
Facultad de Educación
Baldiri Reixach, s/n. Blq. D-3.º Ponencia 11. Estudios evaluativos en diferentes
08028 BARCELONA contextos. Parte 1 .................................................... 159
DISEÑO Y MAQUETACIÓN: por L. B uendía Eisman, A. Femández Cano y J.
Compobell, S.L. Ruiz Carrascosa
MURCIA
I
J SUMARIO (continuación) 1 - - - 1- -
DIAGNÓSTICO EDUCATIVO
ORIENTACiÓN EDUCATIVA
MESA REDONDA
EDITORIAL
5
Revista Investigación Educativa - N.o 26 - 1995
6
MÉTODOS DE
INVESTIGACIÓN
EDUCATIVA
Revista Investigación Educativa - N.o 26 - 1995
PONENCIA I
INTERVENCION PSICOPEDAGOGICA
por
lñaki Dendaluce Segurola
Euskal Herriko Unibertsitatea
1. INTERVENCIÓN
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05. Agente
- maestro/especialista/etc.
- individual/equipo
- profesional/voluntariado
07. Modo
- estructurado/abierto, flexible
- estandard/modificado (qué variaciones)
- individual/colectivo
- técnicas utilizadas
- duración temporal
- número de sesiones e intervalo entre ellas
- condicionamientos prácticos (local especial sí/no; etc.)
08. Medios
- personales
- materiales: económicos, tecnológicos, etc.
09. Otros
- apoyos legislativos sí/no
- financiación privada/pública
- servicios de orientación
- aspectos éticos
10. Evaluación
- criterios
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-modos
- momentos: antes/durante/entre/tras intervención
- resultados individuales/colectivos
- decisiones a tomar
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Puede ser útil otear el panorama que nos encontramos tras la superación del
debate cuantitativo-cualitativo a este lado del paisaje. Para facilitar la comunicación
y las referencias a esta «nueva» etapa propongo denominarla provisionalmente
como la del «pluralismo integrador». A diferenciar de la etapa de complementarie-
dad y del «multiplismo crítico» de Shadish (1989).
Comencemos por constatar las «ganancias» que nos ha aportado el debate:
1. El arrinconamiento del positivismo.
2. El poner bastante en su sitio a la metodología cuantitativa.
3. El valorar y tener en cuenta las muchas aportaciones de la metodología
cuali tativa.
4. La mayor preocupación por el entorno y por el papel de la investigación
como contribución al cambio.
5. El reconocimiento y aceptación del legítimo papel de la ideología y de los
valores en la investigación.
6. El reconocimiento y aceptación de la subjetividad, unido a un esfuerzo por
comprender las percepciones, puntos de vista y vivencias de los sujetos,
agentes y demás participantes en la acción e intervención en Ciencias Socia-
les.
7. La mayor y mejor aproximación a la práctica de los profesionales.
8. La mayor atención a la investigación evaluativa y a la investigación acción.
9. La aceptación real de un pluralismo metodológico.
3. CUALITATIVIZACIÓN y CUASIEXPERIMENTALIZACIÓN
En este apartado vamos a pergeñar dos ejemplos de cómo puede ser la práctica
del pluralismo integrador. El primer ejemplo es el de la cualitativización de investi-
gaciones cuasiexperimentales y el segundo el de la cuasiexperimentalización de
investigaciones cualitativas. En ambos casos se trata del resultado posible de flexi-
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4. ASPECTOS CRÍTICOS
.Se propone en este apartado dar otr~ vuelta a la tuerca: comenzar por reconocer
el hecho que en tomo a las formas de investigar hay muchísima vida y que se
escribe muchísimo; insistir luego en que la habilidad es no perderse en discusiones
innecesarias; y centrarse, sobre todo, en las cosas esenciales.
La cuestión formal que se puede plantear en este sentido es si realmente en
cuanto a metodología de la investigación hay unos cuantos aspectos básicos que
compartimos todos. Cronbach (1987) dice incluso que la lógica es necesariamente
la misma en toda investigación disciplinada. La cuestión concreta es intentar hacer
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Revista Investigación Educativa - N.o 26 - 1995
una lista de cosas posiblemente comunes y ver si la aceptamos desde las distintas
metodologías.
No se trata de perder la vida propia de cada metodología concreta, su lógica, su
dinámica, su forma propia de hacer las cosas; de imponer la lógica de un tipo de
investigación a otras. Al contrario, el resolver bien esos aspectos básicos debe
potenciar la fuerza y la aportación de cada metodología.
La idea de los aspectos comunes está relacionada con otro símil muy utilizado, el
del tronco común de la ciencia y de las distintas ramificaciones de la misma. Es
decir, el fondo de lo que se va a proponer en este apartado no es novedoso. Lo que
se quiere es avanzar en la formalización de esos aspectos comunes expresándolos en
forma de aspectos críticos y líneas transversales.
Hablamos de aspectos «críticos» en el sentido de que, entre las muchas cosas
que hacemos como investigadores, sobre todo en ellos nos jugamos el que nos salga
bien la investigación o son en los que fundamentalmente nos fijamos al criticar una
investigación. Son «transversales» en el sentido de que no se limitan a un solo
aspecto crítico sino que afectan a todos ellos, se cruzan a través de todos.
Se les podía haber dado otro nombre. García Jiménez (1994, p. 355) habla de
«puntos de decisión». Otros hablan de «pasos fundamentales» del proceso de inves-
tigación, o de términos similares.
En las páginas siguientes vamos a presentar los distintos aspectos críticos. La
lista que se propone de aspectos críticos es una lista abierta, pues se puede discutir
si falta o sobra alguna. Goetz y Lecompte (1988, pp. 235-246) presentan directrices
concretas para evaluar las investigaciones etnográficas y se centran en aspectos
similares a los que se propondrán después. En general hay una coincidencia básica
en las listas, lo cual es una buena señal.
En una primera redacción de esta ponencia se estudiaba la relación de cada
aspecto crítico con la investigación sobre intervenciones psicoeducativas. Dada la
limitación de espacio se ha optado por dejarlo o como tema pendiente o como tema
fácilmente desarrollable si las ideas básicas están suficientemente expuestas.
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Es ya casi una obviedad en todas las Ciencias que según sea el problema de
investigación, según cómo se plantea el problema, así será el resto del proceso de
investigación. Esto no obsta para que sea legítimo en un momento concreto, perso-
nal o del estado de la cuestión, introducirse uno (por ejemplo, observando) en un
tema de interés y dejar que la realidad sugiera problemas a investigar. Con igual
razón son legítimas investigaciones exploratorias del tipo que sean.
La primera expresión de un problema de investigación es un interrogante sobre
algo que se quiere averiguar o aclarar o descubrir. Lo habitual es dar después a esos
interrogantes forma de objetivos logrables si se hacen debidamente las «diligen-
cias» empíricas que hagan falta. Lo de explicitar o no hipótesis sobre todos o cada
uno de esos interrogantes u objetivos ya es algo más discutido. Hay razones para
hacer y para no hacer hipótesis.
Para que el planteamiento del problema sea bueno normalmente hace falta
fundamentarlo y contextualizarlo. Es decir, ver lo que se sabe y no se sabe sobre el
mismo. De ahí la importancia de una buena revisión de la literatura.
Las diferencias entre cuantitativistas y cualitativistas son respecto a qué proble-
mas se plantean y al cómo se plantean los problemas. En cuanto a lo primero es
evidente que cada metodología es mejor para ciertos tipos de problemas. Las dife-
rencias se centran en los clásicos explicar vs. comprender, datos vs. significados. Es
un hecho que las Ciencias Sociales han ganado muchísimo por la incorporación de
los temas y problemas estudiados por las metodologías cualitativas. Aun así no
estaría mal además atacar con mentalidad cualitativista ciertos problemas tradicio-
nalmente estudiados solamente con metodologías cuantitativas y con mentalidad
cuantitativa ciertos problemas cualitativos.
En cuanto al cómo plantear los problemas de investigación típicamente se suele
decir que los problemas cuantitativos suelen ser fijados y cerrados, y que el plantea-
miento cualitativo es flexible, abierto y cíclico. También una diferencia significati-
va ha sido que la formulación del problema en la metodología cualitativa es más o
menos negociada con los colaboradores y coparticipantes. No debiera haber mayor
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4.4. Datos
a) Sujetos-muestreo
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b) Datación
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c) Análisis de datos
Los datos tienen una información que hay que saber extraer bien. De ahí la
importancia del análisis de datos en todo tipo de investigación. Lo que pasa es que
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hay muchos tipos de datos y muchos tipos de análisis. Si de una forma bastante
general combinamos análisis cuantitativos/cualitativos con datos cuantitativos/cua-
litativos nos salen cuatro tipos de análisis:
En toda investigación hay que integrar los resultados de distintos análisis, aun-
que sean análisis de un solo tipo de análisis, cuantitativos o cualitativos; pero
todavía hay que trabajar más la forma de integración cuando son resultados de
distintos tipos de análisis.
Los distintos tipos de análisis han sido diferencialmente sistematizados. En
general los más trabajados durante más tiempo son los análisis estadísticos. Pero no
es un mundo sin dificultades. En algunos ambientes están impactando los ataques
bien fundados contra la prueba de hipótesis y la prueba de la hipótesis nula. Schmidt
(1994) habla de los defectos fatales de la prueba tradicional de significatividad
estadística y de los altos costes en términos de retraso del desarrollo del conoci-
miento acumulativo. Él recomienda que abandonemos el test de significatividad
estadística. Cohen (1994) es particularmente corrosivo contra la interpretación habi-
tual de la prueba de la hipótesis nula. Él dice que hay errores de interpretación que
se han repetido en la gran mayoría de los libros de texto de estadística.
En cuanto a los análisis cualitativos de datos Bartolomé (1994, pp. 400-401)
reconoce que son uno de los puntos más espinosos de la investigación-acción, que
hay que preocuparse por la sistematización del trabajo que se hace, y que desde
luego no hay que identificar enfoque cualitativo con niveles sencillos y poco riguro-
sos de análisis. Esto se ha trabajado más en algunas tradiciones de investigación
cualitativa que en otras, pero todas deberían hacerlo. La bibliografía sobre el tema
es abundante.
Tanto los análisis cuantitativos como cualitativos están prestando cada vez ma-
yor atención a los meta-análisis. Schmidt (1993, p. 1.163) llega a decir que son parte
de una revolución epistemológica que se está dando en la Psicología.
Sechrest y Figueredo (1993, p. 664) dicen que los investigadores cuantitativos
están en buenas condiciones para responder demandas que se supone que los méto-
dos cualitativos tienen que plantearse. Entre las demandas tratan de los datos longi-
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5. LÍNEAS TRANSVERSALES
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- actitud de dependencia.
- estilos de trabajo (orden, disciplina, tendencia a procrastinar, reacción ante la
presión de los plazos, etc.).
Estas características psicológico-sociales interactúan en la investigación con
otras diferencias individuales como el sexo, la edad, la formación, el estatus acadé-
mico y otganizativo, las diferencias ideológicas, y las teorías personales; y con los
conocimientos, competencias y habilidades en cuanto al campo de investigación y
en cuanto a las técnicas de investigación.
El resultado de la interacción de características y diferencias será que en el grupo
se den también diferencias en cuanto:
- las percepciones, creencias, expectativas, entusiasmo y miedos respecto al
trabajo de investigación, al grupo mismo, a las metas educativas, práctica educativa,
y al contexto de la educación y de la investigación.
- los juegos de poder, control, prestigio, estatus y protagonismo dentro del
grupo.
-la empatía y aprecio o la distancia entre los componentes del grupo.
- el nivel de sinceridad.
El grupo tendrá que tomar decisiones sobre:
- las finalidades de la investigación y del grupo.
-la composición, altas y bajas del grupo.
- la definición y el reparto de roles y funciones de cada uno, de forma que estén
claras las responsabilidades organización interna del grupo y de los posibles grupos
coordinados.
-las reglas de funcionamiento.
- los criterios y la forma de la toma de decisiones.
- el cómo mantener la motivación.
- las posibles sesiones de autoformación.
- reparto del trabajo y de la «explotación» de los provechos (por ejemplo,
económicos y de tiempo) y de los resultados (publicaciones, presentación en Con-
gresos, etc.).
Se deben arbitrar también los medios para la autocrítica del funcionamiento
y acción del grupo, sin excluir que en el grupo surjan dificultades de relación,
incluso conflictos más o menos abiertos y explícitos. Se debe tener la habilidad
para utilizar las técnicas de la dinámica de grupos y de la resolución de conflic-
tos.
El grupo actúa además hacia fuera del grupo. Si es con o dentro de instituciones,
hay que conseguir el acceso a las mismas, su participación, que faciliten las condi-
ciones y posiblemente recursos para el buen desarrollo de la investigación. En
algunos hay que articular la relación entre instituciones.
Un campo de actuación hacia fuera especialmente delicado es el referente a los
expertos a quienes se acude para tener su opinión sobre aspectos clave de la
investigación. Se tiene que cuidar su selección, indicar sus características y arbitrar
adecuadamente la forma de llegar a acuerdos.
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No es de extrañar que los autores resalten, como lo hace García Llamas (1994,
p. 358) la importancia de poner en práctica las habilidades sociales; la importancia
de inspirarse en las estrategias y recursos interpersonales (Hammersley y Atkinson,
1983, p. 54); la conveniencia de adquirir algunos conocimientos de las estrategias
de procesos grupales (Bartolomé, 1994, p. 398). Es decir, para resolver mejor este
aspecto transversal nos vendría bien repasar sobre todo lo que dice la psicología
social de pequeños grupos.
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6. CONCLUSIÓN
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32
Revista Investigación Educativa - N.o 26 - 1995
PONENCIA II
DIMENSIONES DE LA INTERVENCION
PSICOPEDAGÓGICA: EL PAPEL DE LOS
~ ~
METODOS DE INVESTIGACION
por
Ana Delia Correa, M a Ángeles Axpe, Ana B. Jiménez, Conchi Riera y Luis Feliciano
Universidad de La Laguna
INTRODUCCIÓN
33
Revista Investigación Educativa - N.o 26 - 1995
Una somera revisión de otras definiciones del concepto, revela la misma tónica
amplia y compleja. Esto hace que el campo, con significado difuso y límites no bien
definidos, sea difícil de unificar y sintetizar (Báez y Bethencourt, 1992). Ateniéndo-
nos a propuestas centradas en la intervención psicopedagógica, veamos, sólo como
ilustración de lo dicho, tres propuestas: Plata define la IP en los centros como «una
labor que contribuye a dar soluciones a determinados problemas y a prevenir que
aparezcan otros, al mismo tiempo que supone colaborar con los centros para que la
enseñanza y la educación que en ellos se imparte esté cada vez más adaptada a las
necesidades reales de los alumnos y de la sociedad en general» (Plata, 1992:14).
Para Bassedas (1988:65) el objetivo final de la IP es «conseguir una incidencia real
y efectiva dentro de la institución escolar, tanto con vistas a contribuir a la mejora
de la enseñanza como a encontrar soluciones adecuadas a los problemas de inadap-
tación y fracaso escolar». Finalmente, para Froufe y Sánchez (1991) la intervención
educativa es la acción sobre otro, con intención de promover mejora, optimización
o perfeccionamiento.
Como se ve, las definiciones breves y genéricas tienen el inconveniente de ser
imprecisas. Las definiciones concretas, particulares, a menos que sean exhaustivas,
no suelen captar la riqueza y complejidad de lo que, teórica y prácticamente, se ha
ido perfilando bajo el rótulo de IP. Así, nos ha parecido más adecuado un enfoque
analítico, donde se vayan identificando y describiendo las múltiples dimensiones
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35
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conclusión sobre la IP. Cumplen una función básicamente ilustrativa en este intento
de analizar un concepto muy complejo y difuso. Tampoco nos centramos en valorar
la adecuación o inadecuación de esas IP, sino en la búsqueda de patrones comunes,
de pautas de desarrollo globales, de relaciones entre elementos, ... en definitiva, en la
búsqueda de cierta sistematicidad que permita el análisis de «lo metodológico».
La capacidad ilustrativa de estas IP, aun siendo considerable, es limitada, por
una razón muy sencilla: para hacemos una idea de ellas, únicamente disponemos del
informe final, bien sea en forma de comunicación a Congreso, artículo de revista,
capítulo de libro, etc. Bien por límites de espacio, bien por la ortodoxia al uso en la
redacción de trabajos, en estos informes escritos se obvian, o no se describen
suficientemente, una serie de aspectos que recogen lo que podríamos llamar sus
«rasgos más procesuales». Estos rasgos, a veces casi anecdóticos, son fundamenta-
les para entender la evolución de la propia intervención, a poco que ésta se prolon-
gue en el tiempo. Precisamente, la progresiva tendencia a la Intervención por
Programas, en general de mayor duración, frente al planteamiento de Servicios
puntuales, más «sincrónicos», lleva aparejada la necesidad de conceder importancia
a los procesos y acontecimientos que explican las sucesivas tomas de decisiones,
reorientaciones y modificaciones que van configurando una IP. En la descripción de
nuestra propia intervención, intentamos dar cabida a esos rasgos «diacrónicos».
Las dimensiones principales identificadas en este doble análisis teórico-práctico
han sido: 1 Evaluación de necesidades, 2 Funciones, 3 Objetivos, 4 Sujetos, 5
Contexto, 6 Contenido, 7 Programa, 8 Evaluación de la Intervención y 9 Investiga-
ción.
Una vez identificadas, descritas y ejemplificadas las dimensiones que caracteri-
zan una IP y guiándonos por ellas, nos centramos, en la segunda parte de la
ponencia, en el análisis detenido de un programa de IP iniciado en 1990 por un
equipo multidisciplinar: el Programa Experimental de Aulas Taller.
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EVALUACIÓN DE NECESIDADES
tEJ Si O No
Figura 1
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FUNCIONES DE LA INTERVENCIÓN
75 73,3
50
38
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FUNCIONES
(Forma independiente)
60
51,1
50
40
30
20
11,1
6,7 8,9 8,9
10
2,2 1,1
O
Figura 3
Por otra parte, algunas intervenciones no cumplen una única función, sino dos o,
incluso, las tres, de forma combinada (ver Figura 3). ASÍ, hemos encontrado la
combinación triple en De la Fuente (1989), Gómez y Ortega (1991-11I), Martorell y
Amengual (1991) y Mesa y Lozano (1993); la preventiva-desarrollo en Llopis et al.
(1989), Jiménez López (1989) y Álvarez Pérez et al. (1995); la preventiva-terapéu-
tica en Gómez y Ortega (1991-II) y Perelló et al. (1991); y terapéutica-desarrollo en
López Sacristán (1991) y Ayuso et al. (1994).
OBJETIVOS
100
75
o FAMILIA-ACT
50 _ CURRIC-GES
_JIIIIIIIII __
ITJ PROFE5-ACT
_ FAMILIA-DES
l
25 e ALUMNOS-TER
~ ALUMNOS-PRE
u
(z] ALUMNOS-DIAG
CURRIC-DES
m PROFES-FORM
ISZJ ALUMNOS-DES
o
Figura 4
40
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CUADRO 1
OBJETIVOS DE LA INTERVENCIÓN PSICOPEDAGÓGICA
ALUMNOS Índole Diagnóstica Determinar necesidades psicológicas y educativas del estudiante o grupo
de estudiantes
(López Sacristán, 1991; Gómez y Ortega, 1991-11)
PROFESORES Fonnación Asesorar, orientar, formar ... a los profesores para el correcto desarrollo del
currículum
Optimizar el currículum y garantizar la renovación pedagógica asesorando
y apoyando a los docentes
(Fernández Castilla et al., 1989; Lara y Fernández, 1990)
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1.4. Sujetos de la IP
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DESTINATARIOS
100
80,0
75
somHi
20,0
2,2 o
Figura 5
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AGENTES
100
75
50
25 D FAMILIA
B.I ESPECIALISTAS CENTRO
rz2!I INVESTIGADORES
[Z] ESPECIALISTAS EXTERNOS
lEE PROFESORES
O~~~~~~ . .~~----
Figura 6
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TIPO DE AGENTES
Figura 7
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ACCIÓN PROFESIONAL
mm¡¡_ _ _
_
~93,3
80,0
64,4
_ _ ~<-.L...L.J
o 25 50 75 100
Figura 8
1990; Armas et al., 1993; García Ochoa, 1993), aunque predominan los equipos
mixtos (Gómez y Ortega, 1991-11, Mesa y Lozano, 1993; Álvarez Pérez et al.,
1995).
Un último elemento que nos parece importante a la hora de hablar de los agentes
de la IP es el análisis de la acción profesional concreta que éstos llevan a cabo. A
partir de formulaciones como la de Bardon (1982) sobre actividades profesionales,
o la de Brown (1982) en su relación de servicios directos e indirectos, se desprende
un amplio abanico de tareas y responsabilidades. Ese abanico se vio ampliado
posteriormente con el análisis de las intervenciones, de forma que el conjunto de
actividades que delinea la acción profesional del agente «interventor» parece ser el
siguiente (ver Figura 8). Colocamos alIado entre paréntesis otras dimensiones con
las que se asocian significativamente:
* Formación (asociada significativamente a una función de desarrollo)
* Diseño y adaptaciones curriculares (agentes profesores)
* Elaboración de materiales (agentes especialista del centro)
* Terapia o tratamiento a alumnos con necesidades especiales (funciones tera-
péutica y desarrollo)
* Planificación de programas de IP
* Orientación, asesoramiento, consulta (funciones terapéutica y preventiva; agen-
tes investigadores y especialistas del centro)
* Diagnóstico, identificación temprana (asociada significativamente con cual-
quier función)
* Evaluación, seguimiento (función de desarrollo)
* Investigación (función terapéutica y agente investigador)
* Administración y gestión
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75 CONTEXTO
50
25
o EXTRAESCOLAR
[]] AMBOS
o~~~~~~~~íE§iEB~~~g~EscO~R
Figura 9
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INTEGRACIÓN EN CURRÍCULUM
r:z¡ sí 11m NO
Figura 10
1.6. El contenido de la IP
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CONTENIDO
~_ _ _ 53,3
§ 53,3
o 10 20 30 40 50 60
Figura 11
50
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TEMPORALIZACIÓN
50
m VARIABLE
El > 5 CURSOS
25 ma 4-5 CURSOS
IZJ 2-3 CURSOS
R22222~~~~~~~g&g&~~~
~ 111
rz¡ CURSO
> 1 MES
0 .......- - - - - - . . : . : . - - - - - - - - ' O HASTA 1 MES
Figura 12
1.7. El Programa de IP
51
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FORMATO
100
75
50
25
~;;;II[lli~~~~~~
~ l'2Sa
(2] SERVICIOS
PROGRAMA
Figura 13
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CUADRO 2
MODELOS DE EVALUACIÓN DE PROGRAMAS
TIPOS MODELOS
CUADRO 3
DISEÑOS EN LA E.P.
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CUADRO 4
TÉCNICAS DE INSTRUMENTOS DE MEDIDA EN LA E.P.
CARACTERÍSTICAS
DE LOS SUJETOS PROCEDIMIENTOS
DEL GRUPO
EVALUADORES
72.1%
~ AGENTES _ CONJUNTA
Figura 14
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CUADRO 5
TÉCNICAS DE ANÁLISIS DE DATOS EN lA E.P.
Establecimiento de
grupos (de variables
y/o sujetos) Tipologías Cluster
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QUÉ SE EVALÚA
EJ PROCESO
~~~~~~~~~~~~~
Figura 15
..
~
IQQ RESULTADOS
EL) AMBOS
En general (ver Figura 15), se suele evaluar tanto los resultados solamente
(Farriols, 1989; Busquets et al., 1991; Perelló et al., 1991; Acosta et al., 1995),
como el proceso y los resultados (De la Fuente, 1989; Fdez Castilla et al., 1989;
Álvarez et al., 1995). Otras, señalan sólo a elementos de evaluación del proceso
(Hdez Lucas, 1987; Valbuena, 1987).
La evaluación realizada únicamente por expertos externos suele centrarse de
forma exclusiva en los resultados. Se evalúa proceso y resultados sobre todo en las
intervenciones con equipos mixtos. Asimismo, la evaluación de ambos elementos
suele encontrarse en intervenciones con una función de desarrollo.
Los proyectos de gran alcance exigen procesos de evaluación más complicados.
ASÍ, p.e. «los Helios» (1 y I1), promovidos por la Comunidad Europea, a los que se
adscribieron numerosos centros, necesitaron, además de la evaluación realizada por
cada centro, una macroevaluación de carácter general (Fernández Fdez et al., 1994).
En este apartado recogemos algunas ideas sobre la relación entre los conceptos
de Intervención e Investigación. La intervención psicopedagógica posee una dimen-
sión investigadora que, según Román y García (1990) contempla una triple finali-
dad: a) resolver un problema concreto, b) validar social y ecológicamente el proce-
dimiento utilizado y c) de manera indirecta, valid~.r o falsar los principios teóricos
sobre los que se sustentan los procesos de intervención.
No suele haber polémica con respecto a los dos primeros puntos. Sin embargo, la
posibilidad de que la IP permita validar las teorías en que se apoya se halla sujeta a
controversia: para unos, los efectos de un determinado programa de intervención
brindan la oportunidad de contrastar la validez de sus planteamientos teóricos
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TIPO DE EVALUACIÓN
60
50
40
30
~ V ~
~ J.>«x x x
20
.~
-~
10 tz::LlMIXTA
¡;z;¡ CUALITATIVA
El CUANTITATIVA
o
Figura 16
EVALUACIÓN CUALITATIVA
Figura 17
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EVALUACIÓN CUANTITATIVA
Figura 18
ANÁLISIS ESTADÍSTICO
100
75
50
25
Figura 19
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TÉCNICAS DE EVALUACIÓN
12,9
t::;;;:;;;;;::===:j 12,9
6,5
8,5
o 20 40 60 80
Figura 20
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Perfil mayoritario
"Grandes ausentes" de la IP
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CUADRO 6:
MODELO DE PROCESO EN EL PEAT
EXPLORACION
DEL ESTADO INICIAL 1------,
DEL PEAT
IÍ\
PUESTA EN PRACTICA:
L....------i DESARROLLO 1....--.. . .
Cada una de estas fases -cuyo ciclo se repite tantas veces como sea necesario
en el desarrollo- persigue unos objetivos generales que pasamos a especificar:
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2.2. Funciones
2.3. Objetivos
2.4. Sujetos
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CUADRO 7
ORGANIGRAMA DE FUNCIONAMIENTO DEL PEAT
I I
GABINETE !ECNICO DEI DPTO. DE DIDÁCTICA E ,1
I EDUCACION ESPECIAL 1 INVESTIGACiÓN EDUCATIVA
I I
CENTRO
Coordinadores/as
I I
Profesorado
Monitores
I I
Alumnado
I
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2.5. Contexto
2.6. Contenido
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2.7. Programa
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CUADRO 8
MODELO CÍCLICO DE EVALUACIÓN
t I
En síntesis, la evaluación en el PEAT manifiesta los rasgos siguientes: emplear
la complementariedad de métodos, se desarrolla en el escenario en el que se ejecu-
tan los programas, atiende a la opinión de los participantes, se hace de forma cíclica
a lo largo del programa, es una evaluación formativa, intenta promover el aprendi-
zaje de los sectores sociales implicados, va encaminada a la expansión del conoci-
miento y está orientada hacia la acción, el compromiso y la participación (Marrero
et al., en prensa).
Una vez negociado el modelo evaluativo al que hemos hecho referencia, e
identificadas las necesidades de evaluación del PEAT, el siguiente paso ha sido
determinar qué fuentes de información, técnicas e instrumentos de recogida de datos
se adecúan a los intereses manifestados por los participantes, lo cual pasamos a
detallar en el Cuadro 9:
CUADRO 9
FUENTES, TÉCNICAS E INSTRUMENTOS OBTENCIÓN DE DATOS
Metodología x x x X X X
Aprendizajes X X X X X
Diseño X X X X X
Organización X X X X
Ag. Internos X X X X
Evaluación X X X X X
Formación X X X
Ag. Externos X X
Entorno X
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2.8.5. Informe
2.9. Investigación
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No quisiéramos concluir este apartado sin antes hacer una reflexión de lo que ha
supuesto esta experiencia investigadora para la práctica profesional de todos los
participantes y, en concreto, por lo que respecta a la metodología de investigación
utilizada, analizando tanto las dificultades encontradas como las principales venta-
jas obtenidas.
Una de las características del PEAT es la diversidad de fuentes, técnicas e
instrumentos utilizados para la obtención de datos. Dada esta multiplicidad, y te-
niendo en cuenta la visión colaborativa del desarrollo de la intervención, en muchos
casos la aplicación de instrumentos corría a cargo del profesorado o losllas coordi-
nadores/as' lo cual a menudo tropezaba con dos obstáculos: un exceso de áreas
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Aunque inicialmente la experiencia del PEAT se pensó para dos cursos escolares
(90-92), -bajo el supuesto de que dicho período era suficiente para consolidar el
proyecto en los centros- la experiencia ha dado como resultado la necesidad de
prorrogar, en los años sucesivos, hasta el presente curso, el carácter experimental
del proyecto. Las causas han sido de diversa índole:
- Cambios en los objetivos iniciales (de ser un proyecto pensado para unos
pocos alumnos a pasar a ser un recurso para todo el alumnado), lo cual ha aumenta-
do la complejidad del proyecto y los factores intervinientes.
- Los cambios innovadores en la escuela son asumidos en los centros de forma
lenta y gradual.
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1) Desaparece la figura del monitor de taller, al ser personal ajeno al centro. Las
funciones del monitor van a ser desarrolladas por el profesorado y/o los coordinado-
res del PEAT en los centros.
2) Concluye el convenio firmado entre la Universidad de La Laguna y La
Consejería de Educación y, por tanto, la participación oficial (aunque no oficiosa)
de nuestro Departamento. Este convenio concluye con la elaboración de un Informe
de Evaluación del desarrollo del programa y propuestas de futuro. No obstante, se
ha mantenido el contacto con profesorado del Dpto. para la formación de los
agentes, que ha continuado en la línea trabajada durante los dos cursos anteriores,
entremezclándose las tareas de formación y asesoramiento en función de las deman-
das de la práctica.
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actual equipo de trabajo del PEAT. Este programa, que aún sigue en fase experi-
mental, tiene un doble interés para nosotros, dado que nos permite conocer la
puesta en práctica de una innovación educativa desde una perspectiva multidiscipli-
nar y, al mismo tiempo, desarrollar líneas de Investigación Interpretativa. Fruto de
este interés es la investigación etnográfica que actualmente estamos llevando a
cabo. Para ello, se ha seleccionado uno de los centros que participan en la experien-
cia y, en el transcurso del presente año, se está «conviviendo» con el profesorado y
alumnado del mismo al objeto de recoger información directa del desarrollo del
PEAT.
Entendemos el Centro como una unidad social que genera un conjunto de
normas compartidas (subyacentes) que son aprendidas por sus miembros para
entender lo que les rodea, para actuar y para evaluar las acciones de otros. El
objetivo de esta etnografía es realizar un estudio de la cultura del centro, intentar
construir un esquema teórico que recoja y responda lo más fielmente posible a las
percepciones, acciones y normas de juicio (García Jiménez, 1994). Nuestro objeti-
vo último es, por un lado, construir una interpretación cultural del modo de vida del
centro, y por otro, reflexionar sobre el propio de proceso de investigación etnográ-
fico.
Algunas de las cuestiones o interrogantes etnográficos que nos guían en el
trabajo de campo son:
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Revista Investigación Educativa - N.o 26 - 1995
92
PEDAGOGÍA
DE LA
DIVERSIDAD
Revista Investigación Educativa - N.O 26 - 1995
PONENCIA I
INTRODUCCIÓN
En esta ponencia intentamos presentar una reflexión crítica sobre algunas meto-
dologías utilizadas para el análisis de contextos diferenciados desde un enfoque
cualitativo. Lo hacemos a partir de dos investigaciones llevadas a cabo en estos
últimos años.
La primera forma parte de una investigación más amplia «Diagnóstico de las
diferencias étnicas y de los procesos desarrollados en la educación primaria»l. Aquí
presentaremos sólo el estudio etnográfico, que responde a uno de los dos objetivos
del trabajo.
La segunda es una tesis doctoral: «Les llars infantils: una alternativa als nens en
risc social»2.
Ambos trabajos se enmarcan dentro de lo que han supuesto las aportaciones de la
sociología y de la antropología al análisis de contextos educativos.
Hemos querido partir de una conceptualización del contexto como «algo que va
más allá de envoltorios o delimitaciones geográficas. Considerar los contextos
1 El equipo que llevamos a cabo toda la investigación, subvencionada por el CIDE, fuimos:
M. Bartolomé (Coor.), F. Cabrera, J.V. Espín, M.A. Marín, D. del Rincón y M. Rodríguez: investiga-
dores y C. Castella, J. del campo, M. Escuer, M a P. Sandín y M. Torrado como colaboradores.
2 Panchón, C. (1994): Les Llars infantils: una alternativa als nens en risco Barcelona: Universi-
tat de Barcelona. Direc. Joan Mateo Andrés. Premio extraordinario de tesis. 1995.
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Revista Investigación Educativa - N.O 26 - 1995
debería ser algo más que describir situaciones físicas, entornos o ambientes. Debe-
ría ser, fundamentalmente, dar cuenta de todo aquello que dota de significado a los
sucesos, acciones, comportamientos y discursos que encontramos allí donde reali-
zamos nuestras investigaciones. Para entender estos elementos tenemos que cono-
cer muchos otros situados fuera de nuestro campo de trabajo. La exigencia holísti-
ca, como vemos aparece por cualquier lado de la construcción teórica». (García
Castaño y Pulido, 1994, p. 96).
Nos ha parecido interesante en la ponencia presentar primero sucintamente
ambas investigaciones, para, posteriormente, pasar a su análisis comparativo.
3 Dado que un análisis crítico de estos trabajos puede verse en las ponencias que presentamos en
1992 y 1993, ya citadas, no explicito más este punto.
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4 Estaba constituido por M. Bartolomé (Coor.) y D. del Rincón como investigadores y J. del
Campo, M. Escuer, C. Castella y M. P. Sandín como colaboradores. Todas las sesiones de trabajo eran
conjuntas. La distribución de responsabilidades en el informe final fue: D. del Rincón: organización de
la etnografía; Informe del Centro A: 1. del Campo y M. Escuer; Informe del Centro B: D. del Rincón,
C. Castella y M.P. Sandín; Informe del Centro P: M. Escuer y M. P. Sandín; marco teórico de la
investigación, elementos emergentes de las etnografías y estudio comparativo: M. Bartolomé.
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objetivos -que debía abordarse a través del trabajo etnográfico- el llegar a com-
prender en profundidad las relaciones educativas que se establecen en las escuelas
donde se inserta la población estudiada, procurando especificar su campo:
- Comprensión de la diversidad cultural: hábitos, costumbres, prácticas cultura-
les diferenciales de los niños.
- Estudio de estereotipos étnicos que aparecen en las conversaciones informa-
les en clase.
- Análisis de pautas de discriminación manifiestas.
- Sentimientos exteriorizados (ante el hecho de la discriminación).
- Nivel de integración de las minorías étnicas en el grupo mayoritario.
- Modelos educativos empleados dentro y fuera del aula para abordar la dife-
renciación cultural.
Algunos de estos apartados nos situaban en lo que Wilcox (1982, trad. 1993,
p. 102) considera el segundo enfoque de las etnografías, ya presentado anteriormen-
te, consistente en contemplar la escuela como escenario de conflictos culturales:
problemas de adaptación, de comunicación, en el aula, de participación en la vida de
la escuela, etc.
Nuestro afán por «concretar» el problema fue objeto de algunas críticas por parte
de un antropólogo, en las reuniones que el CID E convocó para quienes trabajába-
mos en Educación Multicultural. Este incidente nos obligó a reflexionar sobre lo
adecuado o no del planteamiento. Hay que tener en cuenta que para los antropólo-
gos el objeto de estudio «ya no son los problemas sino la comunidad misma, las
instituciones educativas y los contextos sociales, económicos y políticos en los que
se encuadran» (Velasco, García Castaño y Díaz de Rada, 1993, p. 14).
¿Podía ser importante para la investigación que pretendíamos, evitar la defini-
ción previa de lo que buscábamos? Wilcox parece sugerirlo al afirmar: «dado que se
intenta comprender un sistema en sus propios términos, con sus propios criterios de
significación, no se puede predecir con anterioridad qué aspectos del sistema
escolar serán significativos y qué tipo de significación tendrán» (obra cit., p. 98).
Al igual que Jackson podíamos decir: «Me enfrenté con la pregunta de qué datos
debería recoger ¿ Y por qué razón? ¿ Qué trataba de realizar sentándome al final
del aula? ¿ y por qué?.. Una vez presente allí tenía que decidir sobre la finalidad
intelectual de mis visitas». (Jackson, 1991, p. 33).
Lo que nos ocurrió en realidad es que lo que nos parecía un objetivo bastante
claro fue oscureciéndose al tomar contacto con la complejidad que suponía introdu-
cirse en las escuelas y en las aulas. Esta inseguridad nos llevó a tomar notas muy
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4. DISEÑO DE INVESTIGACIÓN
7 El Programa de Educación Compensatoria tiene como una de sus funciones básicas la atención
a alumnos «con alto riesgo de marginación social» entre los que incluyen a aquéllos «que pertenecen
a minorías culturales y étnicas con pocas posibilidades económicas» (Generalitat de Catalunya, 1994).
Dado que las minorías seleccionadas inicialmente en nuestra investigación: (magrebíes, pakistaníes,
peruanos, de República Dominicana, filipinos y guineanos) pertenecían al 4° grupo identificado en el
informe del colectivo lOE (1992, p. 122), caracterizado por sus precarias condiciones de vida y
abocados en muchos casos a la pobreza y a la marginación, vimos importante la relación con los
profesionales de la educación que parecían estar más cerca de esta población inmigrante.
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Figura 1
Fases para el desarrollo de la observación participante de Spradley (1980, p. 34)
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que se haga profundizando en la actitud mental que estos detalles reflejan y no,
como acostumbran a hacer observadores no preparados, limitándose a un recuento
superficial» (Malinowski, 1922. Trad. 1993, p. 36). Lo que Malinowski nos está
sugiriendo aquí es la permanente necesidad de aunar la flexibilidad de mente y la
capacidad de «escuchar y leer la vida» que se desarrolla ante nuestros ojos, con una
actitud rigurosa y sistemática que nos permita codificar y organizar los datos y
llevar a cabo interpretaciones que superen los contrastes que establezcamos (con los
«participantes», con los colegas, con otros científicos, con las teorías).
¿Cómo hemos intentado hacerlo en nuestra investigación?
Nuestro trabajo ha transcurrido en un triple plano:
- La inserción en las escuelas, donde se han desarrollado las tareas de recogida
de información y -una vez elaborados los datos- de devolución de los informes y
contraste con los profesores.
- El estudio, profundización y sistematización del marco teórico que orientaba
el trabajo. Hay que tener en cuenta el papel decisivo que juega la teoría en este tipo
de investigación.
- El trabajo permanente del equipo para revisar las notas de campo; triangular
las observaciones comunes; discutir las dimensiones que iban apareciendo, elaborar
los códigos, revisar las codificaciones; compartir las matrices que se elaboraban a
partir de los datos codificados; seleccionar las más interesantes; establecer las
cuestiones que orientaran cada fase de nuestra investigación; confirmar las etnogra-
fías y señalar sus límites; plantear la necesidad de buscar nuevas informaciones etc.
Metodológicamente se nos obligaba a un continuo ejercicio, aparentemente con-
tradictorio:
Por una parte era necesario desarrollar, al entrar en la escuela o en el aula, una
actitud de «extrañamiento». Esta postura del «marciano en el grupo», de mirar la
realidad desde una cierta distancia psicológica, sin prejuiciarla apresuradamente,
debía revisarse continuamente, ya que es esencial al trabajo etnográfico. Posible-
mente, en el caso de algunos miembros del grupo el contar realmente con una
escasa experiencia de trabajo en aulas de Primaria, les facilitó la adopción natural de
dicha postura y les motivó a ser más exhaustivos en la recogida de información.
Cuestiones que en un principio no parecían guardar mucha relación con el objeto de
nuestro trabajo eran cuidadosamente anotadas: las «rutinas» de cada día, al entrar y
salir de la escuela, la acogida de los niños/as, los mismos decorados de las aulas, su
movilidad por la clase, su forma de sentarse, la organización del tiempo y del
trabajo, el tiempo transcurrido mientras reclamaban la atención del profesor, las
advertencias colectivas, las alabanzas, los castigos etc. Se realizaba así una descrip-
ción densa de la vida en la escuela yen el aula, la cual iba adquiriendo significado,
no aisladamente, sino por su relación con otros datos, procedentes de contextos más
amplios y del propio marco teórico.
La segunda actitud por tanto, era la de ir cultivando una reflexión crítica desde
los datos, iluminados por la teoría. Los recursos teóricos con que nos íbamos
dotando a medida que transcurría la investigación iban abriendo nuevas perspecti-
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vas. Y como este proceso era dinámico, también dinámicamente volvíamos una y
otra vez a nuestras notas de campo, descubriendo asociaciones que habían pasado
inadvertidas y forzando a un nueva interpretación. Como señala Straus (1995, p. 9)
«tenemos una larga tradición en describir cómo los datos son descubiertos, anota-
dos, obtenidos pero estamos poco interesados en escudriñar analíticamente cómo
éstos son interpretados». En este caso, la desigual preparación del equipo, como ya
hemos comentado dificultó la implicación de todos sus miembros en el proceso de
interpretación, polarizándose gran parte de este trabajo en uno de ellos.
Aunque no es fácil de plasmar esta dinámica en el papel, veamos un esquema del
proceso seguido.
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Observación no participante:
Visionado de vídeos del centro
Revisar la manera de tomar
notas de campo.
Estimar el grado de acuerdo
interobservadores y clarificar
discrepancias.
Analizar los incidentes críticos
así como los elementos que
parecen repetirse en las notas
de campo.
Elaborar los primeros resúme
nes para los profesores.(In-
terpretación inicial)
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¡
e'
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Esquema general de
las etnografías.
Estudio comparativo
de los informes
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6. ANÁLISIS DE DATOS
8 Dada la necesaria brevedad del trabajo, remitirnos a la próxima publicación del informe:
Bartolomé M. Diagnóstico a la escuela multicultural. En prensa.
9 Previamente un miembro del equipo, M.P. Sandín , había realizado un estudio comparado de
los programas AQUAD y ETHNOGRAPH a fin de ponderar las ventajas de utilizar uno u otro.
(Sandín y Medina, 1993).
lOEn cada uno de los aspectos que debían orientar esta fase de la investigación: intentar llegar a
una definición del modelo global de actuación educativa de la escuela; intentar establecer los modelos
de actuación educativa, estilos de comunicación y tipos de disciplina existentes en las aulas; recoger
algunos indicadores de los efectos producidos por la acción educativa en los alumnos minoritarios,
(rendimiento y proceso de aculturación), contábamos con elementos que podían ayudar en su identifi-
cación y que habían sido extraídos del análisis descriptivo.
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11 Elementos caracterizadores del mismo eran: la organización del tiempo y del trabajo; el grado
de participación que se genera en el aula y la implicación en el proceso de los alumnos pertenecientes
a las minorías estudiadas; el reconocimiento de la multiculturalidad en el currículum; la función de la
evaluación y los procesos de comunicación y tipo de disciplina. A través de todos estos elementos se
generan climas peculiares de aprendizaje que potencian o no la multiculturalidad.
12 Los indicadores que definían cada estilo eran: amplitud de foco de afecto del profesor; tono de
voz; idioma utilizado en la comunicación, direccionalidad y finalidad de la misma. Se encontraron
básicamente cuatro estilos.
13 Los tipos de disciplina se han desarrollado a partir de los siguientes indicadores: modo de
ejercer el control el profesorado; normas explícitas; alabanza y premios, reprensiones y castigos a
alumnos en general y a alumnos pertenecientes a las minorías estudiadas.
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Sólo desde esta visión holística de la escuela y del aula ha sido posible identifi-
car el modelo multicultural que subyace a cada una de ellas.
Así hemos podido descubrir que no siempre existe una correspondencia clara
entre un contexto más amplio (escuela) y otro más reducido (aula). El alumnado
puede vivir ambientes distintos que están incidiendo al mismo tiempo en su desarro-
llo psicosocial. Apuntamos, como posible hipótesis de trabajo a confirmar en estu-
dios posteriores, que esta di sincronía podría explicar ciertos procesos de acultura-
ción observados, en los que los alumnos parecen alcanzar un grado de integración
en la cultura catalana, sin renunciar a sus raíces culturales, poco explicable si
atendemos sólo a los datos proporcionados por el medio social donde está inserto o
por el aula en la que realiza sus aprendizajes básicos.
En el informe hemos procurado contrastar las conclusiones halladas en la inves-
tigación etnográfica con las obtenidas en la investigación de campo que se ha
llevado a cabo de forma paralela y complementaria, por el otro grupo de trabajo de
nuestro equipo de investigación.
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una perspectiva educativa que es la que puede, a partir de sumergir a los individuos
en procesos de aprendizaje, aportar herramientas para el cambio tanto personal
como social.
En la actualidad la educación, tradicionalmente identificada en el marco escolar,
considera como ámbito educativo cualquier contexto personal o social que pretenda
el desarrollo de los individuos, de los grupos o de la comunidad.
Estos centros residenciales ofrecen, desde una alternativa educativa, la posibili-
dad de un programa de atención individualizada a partir de una organización comu-
nitaria, la cual promoverá y/o reestructurará procesos personales con el objetivo
final de adecuar a losllas residentes para que puedan incorporarse a la red social
normalizada. Al mismo tiempo, y siempre que sea posible, en este proceso tiene que
haber la implicación de la familia de los/las menores y jóvenes. Esta alternativa
educativa que presenta cada centro, tendría que quedar definida en' su proyecto
educativo de centro y habría de ser desarrollada por unos/as profesionales específi-
cos, losllas educadores especializados/as (desde junio 1995 educadores/as sociales).
Creemos que el tratamiento y la intervención en las desigualdades sociales ha de
tener un carácter eminentemente educativo. La educación se convierte en una herra-
mienta que ha de servir para superar las desigualdades individuales, y al mismo
tiempo, incidir críticamente en la sociedad establecida (distribución de la riqueza,
distribución del poder, falta de solidaridad).
El contacto previo con este ámbito, objeto de la investigación, conjuntamente
con la creencia de que las instituciones educativas han de disponer de una metodo-
logía y un lenguaje eminentemente educativos, han constituido un conjunto de
preocupaciones profesionales, y al mismo tiempo, han sido las motivaciones que
nos llevaron a intentar profundizar en el conocimiento y la comprensión de estos
recursos.
Con esta investigación no solamente intentamos contactar con una lógica meto-
dológica sino también encontrar una de dialéctica. Es decir que, a partir del estudio
de un proceso que se fundamenta en la realidad y teorizando sobre la práctica en
esta realidad volver a la práctica desde la reflexión que se ha hecho anteriormente y
superar las contradicciones o aspectos que dificultan la optimización del recurso o
de la alternativa social.
Los objetivos de la investigación han sido:
* Analizar críticamente la realidad organizativa actual de centros residenciales
de carácter público de atención a la infancia o juventud con problemática sociofami-
liar en las comarcas del Barcelonés y el Baix Llobregat.
* Establecer los elementos estructurales fundamentales en la organización de un
centro y sus relaciones.
* Integrar el modelo organizativo de un centro en el marco de un modelo general
de funcionamiento.
El tema escogido ha presentado una cierta complejidad dado que existen una
gran variedad de centros. Esta variedad se produce, básicamente, por la diversidad
de las características de la población que atienden, por las diferentes situaciones
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- el contexto
- la población atendida
- losllas profesionales
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Estudio previo
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contexto más amplio, por una parte el entorno y, por otra parte, su dependencia de
la administración correspondiente.
Tanto la opinión del entorno como de la administración, no justifica la negativi-
dad a las relaciones que mayoritariamente se expresaba desde los centros hacia
ellos.
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MEDICIÓN
Y
EVALUACIÓN
EDUCATIVAS
Revista Investigación Educativa - N.o 26 - 1995
PONENCIA I
"
APORTACIONES RECIENTES EN MEDICION y
EVALUACIÓN EDUCATIVAS
por
José Serrano, Juan Carlos Tójar, Rafael Galante y Eduardo Elósegui
Universidad de Málaga!
1. INTRODUCCIÓN
129
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Revista Investigación Educativa - N.o 26 - 1995
podido encontrar conjuntos que no son medible s (Rudin, 1979). Por lo que, pode-
mos pensar que puede haber en la práctica cosas no medibles.
Si tenemos en cuenta que la investigación educativa en España lleva apenas 20
años de existencia, podemos afirmar que los avances conseguidos son considera-
bles, comparados con los avances en otras ciencias de orígenes más antiguos como
la medicina. Desde esta perspectiva, podemos pensar que los avances tecnológicos
utilizados en medicina para medir, por ejemplo, la magnitud del feto en el vientre de
la madre, sin lesión alguna para ambos, en el siglo pasado eran impensables, cuando
los diagnósticos médicos se hacían a través de una entrevista con el paciente y poco
más. La analítica y el instrumental de medida del que se dispone en medicina son
actualmente lo suficientemente conocidos por los profesionales de la medicina,
como para que todos ellos coincidan en su utilización. Otro tanto podríamos decir
de fenómenos que no se podían medir y que hoy día se miden con tal facilidad que
ni nos damos cuenta. Piénsese en la luz. Las cámaras de video vienen preparadas
para medir la luz que hay y ajustarse a ella. Otro ejemplo puede ser el de los colores
que aún aparecen en muchos manuales como representativos de una medida a nivel
nominal. Los colores se pueden medir mediante su espectro y su longitud de onda,
por lo que dejan de ser un ejemplo de medida a nivel nominal, y pasan a ser a nivel
de razón. En realidad, depende del instrumento de medida que se tenga para estar en
un nivel u otro. De hecho los ordenadores determinan el color mediante tres núme-
ros que suelen ir desde uno hasta cientos, miles, o millones de colores distintos,
dependiendo de la capacidad de representación que tenga el ordenador. Luego las
aptitudes, la capacidad de aprender, la capacidad de enseñar, etc., como tales, ¿se
podrán medir? y en tal caso, ¿cómo?, o ¿con qué?
La elaboración de tests, cuestionarios, exámenes, todos ellos presentan el mismo
inconveniente y es que no se pueden utilizar en el mismo sujeto dos veces consecu-
tivas porque éste aprende, y las respuestas no serían las mismas.
La evaluación de alumnos es algo que todos los profesores tenemos que hacer de
una forma o de otra. En los casos extremos de notas, o calificaciones, muy buenas o
muy malas, posiblemente coincida más de un evaluador pero, por lo general, si un
alumno es evaluado de la misma materia por profesores distintos seguramente
obtendría calificaciones cuantitativamente distintas. Incluso dos evaluaciones dis-
tintas por el mismo profesor podrían dar resultados diferentes. ¿El alumno sabe más
cuando lo evalúa un profesor u otro? La respuesta es obvia, las diferencias las
produce el instrumento de evaluación o el propio evaluador. Es difícil determinar
una solución al problema, pero hoy por hoyes lo que tenemos.
Queremos dejar bien claro que nuestro posicionamiento no es que todo se pueda
medir. Pero quizás cosas que no podemos medir actualmente sí que se puedan medir
en un futuro. En las Ciencias Sociales en general, y en particular en Educación, nos
faltan instrumentos de medida que, aunque no sean totalmente objetivos, al menos
estén consensuados. Por poner un ejemplo, los instrumentos que se utilizan en la
evaluación del profesorado universitario en nuestro país varían de una Universidad
a otra, así como el uso que se hace de esa evaluación.
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Una vez que se tiene un instrumento de medida, como es un test, cabe preguntar-
se si el número de respuestas de cada ítem es grande o pequeño, si las respuestas
están bien equilibradas o no, si la sintaxis es la mejor, etc. En este sentido hemos
recogido el trabajo de Carey y otros (1994) quienes estudian el efecto de poner los
ítems aleatoriamente o agrupados por dimensiones. En una muestra de tamaño 376
comprueban estadísticamente que es mejor presentar los tests con los ítems agrupados.
Cizek, G. (1994) reordena las respuestas de los ítems para ver el efecto del orden
de las respuestas en un ítem. En una muestra de 759 especialistas de medicina
encontró poca diferencia en la dificultad de los ítems. Thissen y otros (1994)
tampoco encontraron diferencias entre ítems con respuestas múltiples e ítems con
respuestas libres en exámenes de Ciencias de la Computación y de Químicas.
Quereshi y Seitz (1993) comparan tests basados en ítems de letras y de números
en idénticas condiciones. Estos tests los aplican a 160 hombres y 160 mujeres
llegando a la conclusión de que los test de series de números son más fáciles,
probablemente porque son más familiares.
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Tamir (1993) compara las formas negativas con las formas directas concluyendo
que son más difíciles las formas negativas (en test de razonamiento complejo).
También Harasym y otros (1993) comparan el uso de formas negativas en test de
respuestas múltiples con formas directas.
Royer y otros (1993) dan procedimientos para evaluar el progreso en la aplica-
ción de programas, discutiendo las medidas de los siguientes parámetros:
a) Adquisición de conocimiento, organización y estructura.
b) Problema de representación.
c) Modelo mental.
d) Habilidad metacognitiva.
e) Automatismo en la ejecución.
±) Eficiencia del procedimiento.
Knott y Bartholomew (1993) proporcionan un método para encontrar la mejor
valoración a un test.
Hambleton y otros (1993) estudian la estimación de los parámetros de un ítem
por simulación. Ellos dan sugerencias sobre los pasos a seguir para reducir el
problema de selección de ítems.
Para ver el número óptimo de opciones en un ítem, Trevisan (1994) estudia
ítems con 2, 3, 4 y 5 opciones. Analizando las diferencias entre las respuestas en
una muestra de 154 estudiantes llega a la conclusión de que el número óptimo es
de 3. Serrano y Tójar (en preparación) estudian desde una perspectiva bayesiana las
leyes de probabilidad de contestar por azar un ítem correctamente. Comprueban que
el número óptimo de respuestas alternativas está relacionado con la probabilidad de
responder correctamente el ítem.
Hoepfl (1994) da una guía para escribir test de elección múltiples y evaluar la
calidad de los ítems.
Wise (1994) estudia la hipótesis de los efectos positivos de un test auto adaptado
para reducir la ansiedad ante un la situación de hacer el test.
Zytowski (1994) revisa siete sugerencias de Goldman para remediar la situación
entre test y asesoramiento. Concluye que la relación permanece intacta, incluso en
el campo de carreras de asesoramiento.
Goldman (1994) discute métodos para remediar las limitaciones de los test que
se pueden considerar para el desarrollo de los tests y para los asesores.
Hay que tener en cuenta que la aplicación de los test implica cierto conocimiento
por parte de los sujetos, como es evidentemente el saber leer. Por lo que, los test en
un idioma, generalmente, no sirven para aplicarlo entre sujetos con otro idioma.
Una línea de trabajo abierta en la construcción de instrumentos de medidas es la
adaptación de tests en una lengua o cultura a otra. Entre estos trabajos se encuentra
los de Busch-Rossnagel y otros (1994) quienes adaptan un test para evaluar las
diferencias individuales del sentido de seguridad en menores hispanos. Fue aplicado
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- Consideraciones políticas.
- Cuestiones científico/técnicas.
- Cuestiones prácticas.
Analiza cada uno de los factores y concluye que la elección de los indicadores
está inevitablemente influenciada por el sistema elegido y necesita reflejar la in-
fluencia de la política educativa. Tienen que reflejar el conocimiento científico de
cómo funciona el sistema educativo. Apunta que los criterios de elección de indica-
dores difiere según el valor político, el contexto del sistema de educación y de la
toma de decisiones bajo estudio.
Para el Proyecto de la OC DE sobre Indicadores Internacionales de Educación,
Nuttall propuso seis principios:
- Los indicadores son diagnósticos y sugerencias de acciones alternativas, más
que una sentencia.
- El modelo implícito subyacente en un conjunto de indicadores tiene que
hacerse explícito y reconocido.
- El criterio para la selección de indicadores tiene que ser claro y relacionado
con el modelo subyacente.
- Los indicadores individuales serán válidos, fiables y útiles.
- Las comparaciones tienen que hacerse imparcialmente y en una variedad de
formas diferentes.
- Los diferentes consumidores de información tienen que ser educados para su
uso.
También recoge los criterios de elección propuestos por otros autores como Gray
quien propone que tres o cuatro indicadores podrían ser suficientes para empezar. Y
después de una experimentación, durante un período de años, se puede ampliar a
algunos más. Él propone los siguientes focos de atención de los indicadores: progre-
so de los estudiantes, satisfacción de los estudiantes y relación estudiante-profesor.
La elección de un sistema de indicadores es particularmente difícil ya que la
educación y los valores políticos varían para cada país, así como sus instituciones y
procedimientos. Blank (1994) dice que se tiene que considerar la política, la cultura
y los diferentes sistemas educativos de los países para la selección de un sistema de
indicadores. Señala que la experiencia del proyecto de indicadores de la OCDE
muestra que muchos países están comprometidos con los indicadores de educación.
Poniendo tales indicadores para requerir fondos de cooperación. Propone doce
pasos para la construcción y aplicación de sistemas de indicadores:
- Mantener el compromiso de toma de decisiones.
- Establecer una representación de países.
- Realizar inspecciones de países para recomendar indicadores.
- Centralizar la tabulación y el análisis de datos.
- Realizar estudios pilotos.
- Diseñar un sistema común de informes.
- Poner en vigor un conjunto de prioridades representativas.
- Construir una categoría de datos.
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CIP=CIKxKITxTIP
donde
CIP es el coste por alumno.
CIK es el coste de la transferencia de conocimiento.
KíI' es la calidad de la enseñanza.
TIP es la eficiencia técnica.
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sociales afirman que tener más información no es siempre lo mejor. Los sistemas de
indicadores desarrollados por la OCDE no son sólo para ayudamos a hacer mejores
informes, sino para ayudamos a actuar más prudentemente. Señalan que, el gran
peligro de los indicadores es que reducen la discusiones públicas de los propósitos
y significados de la educación para que se puedan medir, mientras ignoran esos
aspectos humanos sin valor numérico que no pueden medirse, tales como, el coraje
frente a la incertidumbre, resistencia al estrés, etc.
Bottani y Tuijnman (1994) dicen que las diferencias entre países (las cuales se
reflejan en la estructura de su sistema educativo y la dificultad de medir de forma
adecuada los resultados de la Educación, por tener consecuencias a largo plazo),
hace que sea difícil disponer de indicadores válidos para comparar los sistemas
educativos. Hacen un breve recorrido por la historia de los sistemas de indicadores
propuestos por la OCDE desde 1973 y concluyen que las investigaciones realizadas
reconocen que nuestros conocimientos y entendimiento de los sistemas educativos
son parciales e incompletos.
Rumberger (1994) defiende la idea de que en una sociedad económicamente
desarrollada la educación es equivalente al PIB (Producto Interior Bruto). La educa-
ción es vista como la llave para la competitividad económica. Por lo que, diferencia
entre los países industrializados a aquéllos que tienen un sistema educativo mejor,
ya que la educación a largo plazo produce beneficios en la sociedad, desde los
puramente económicos hasta un menor índice de criminalidad. Asimismo, plantea
las dificultades de asignar un beneficio económico a la educación a la hora de
definir indicadores.
Darling-Harnrnond (1994) después de discutir la utilización de los indicadores
en política, sugiere algunas indicaciones para la construcción e interpretación de los
indicadores dirigidas a los políticos:
- Los números no son suficientes.
- Se necesitan indicadores múltiples.
- Los sistemas de indicadores deberían ser redundantes y continuamente revi-
sados.
- La política tiene que estar basada en un entendimiento de los cambios indivi-
duales y de organización en respuesta a los datos.
- Los indicadores deberían usarse para una evaluación más y no como un
instrumento potencial de contar mecánicamente para poner en marcha una acción.
Además de los sistemas de indicadores internacionales también se utilizan indi-
cadores para la elaboración de instrumentos de medida, o más locales para la
comparación de centros. Así, Buendía y Salmerón (1994) utilizan índices de con-
gruencias para la elaboración de ítems en pruebas criteriales para la evaluación de
alumnos. Castejón (1994) establece la relación entre diversos índices de eficacia de
la escuela calculados en base a los residuales de la regresión. Concluyendo que es
posible identificar centros educativos con mayores o menores niveles de logro a los
esperados en base a las características de entrada de los alumnos.
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implica una reforma económica en realidad una reforma educativa sustantiva? Con
un enfoque crítico, este autor muestra como la satisfacción de políticos y padres con
los resultados de la reforma se manifiesta porque suponen que un alto incremento
en, por ejemplo, los gastos de recursos y de materiales educativos favorecen el
aprendizaje de los alumnos. Esta satisfacción se produce sin que ellos vean el lugar
en el que dichos recursos se han depositado, el uso que de ellos se hace, las nuevas
prácticas instructivas que han posibilitado y sin tener en cuenta si los profesores
tienen la formación tecnológica suficiente para desarrollar pedagógicamente el uso
de dichos materiales.
Las dimensiones sobre las que se materializa la evaluación de estas reformas
puestas en marcha se formalizan en multitud de variables organizadas principal-
mente en las categorías siguientes:
- recursos humanos o variaciones en la cantidad y distribución del personal
docente y no docente,
- materiales y recursos pedagógicos que se han puesto a disposición de los
profesores y alumnos y que efectivamente se usan,
- nuevas instalaciones educativas o modificaciones en las instalaciones pre-
existentes,
- programas académicos favorecidos con las disposiciones legales y de finan-
ciación, y otro tanto con
- otros programas puestos en marcha fuera del horario académico, extracurri-
culares, educación temprana, servicios sociales o sanitarios, etc ...
Otro tema frecuente, muy interrelacionado con el anterior, es la evaluación de
sistemas educativos (o de reformas de los mismos), desde el punto de vista de la
descentralización. No todos los sistemas educativos actuales tienen el mismo grado
de descentralización (o de centralización).
En un sistema centralizado la relación con la evaluación es evidente, o al menos
debiera serlo, sobre todo cuando se hace referencia a la función de control sobre el
sistema que puede desarrollarse mediante ella. La tendencia a un cierto control
centralizado sobre el sistema educativo, al que parecen dirigir la mirada ahora
países con una gran tradición descentralizadora como los Estados Unidos (v. g.
Weiler, 1992) o incluso Noruega (Tiller, 1992), crea algunas tensiones entre los
conceptos de evaluación y descentralización. Sin embargo, estas dificultades deben
ser calificadas de ficticias desde el instante en que el concepto de evaluación puede
aplicarse con significado y perspectiva peculiares en un sistema descentralizado, o
en proceso de descentralización. Para una visión crítica y actualizada de los comple-
jos mecanismos de la descentralización se puede consultar la obra editada por
Hannaway y Carnoy (1993).
En un informe de la OECD sobre la política educativa noruega (1990) se ponía,
por un lado, en duda la capacidad de obtener una imagen satisfactoria de la situación
en un sistema tan descentralizado, mientras que por otro se reconocía la necesidad
de una valoración de los instrumentos y de las estructuras de información y evalua-
ción generadas por la descentralización. Lo cierto es que la evaluación, en sus
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ción para renovar el interés por una dirección descentralizadora en los sistemas
educativos. En primer lugar, la mayor capacidad de maniobra de una política des-
centralizada para manejar en su origen los conflictos educativos y, en segundo, el
aumento de la legitimación de los estados modernos, actualmente en crisis, como
vertebradores de una descentralización en la que mantienen un control cada vez más
exiguo.
Kogan (1992) realiza una interesante propuesta para ajustar la evaluación a las
funciones de tres niveles en un sistema que apuesta por la descentralización: la
escuela, la autoridad local y la administración central. En su esquema se incluye
para cada uno de los niveles cuatro categorías de análisis: funciones, conocimientos
necesarios, fuente de la evaluación y utilización de los conocimientos y de la
evaluación.
En algunos estudios empíricos recientes sobre evaluación educativa el tema de
la descentralización se sitúa como protagonista. Este es el caso de Malen (1994),
para el que la gestión con el contexto como base es una de las principales utilidades
políticas de la descentralización. Weiss y Cambone (1994) evalúan la toma de
decisiones compartida en sistemas descentralizados y, Taylor y Bogotch (1994),
con un enfoque muy parecido a los autores anteriores, incluyen en su análisis la
participación del profesorado en los procesos de toma de decisiones. Archbald
y Porter (1994) utilizan la descentralización como una variable de análisis del
control del currículo y de las percepciones del profesorado de su autonomía y
satisfacción.
A continuación se reseñan otros aspectos evaluados que no se dirigen a los
sistemas educativos de manera global, ni a su estructura funcional más o menos
descentralizada, sino más bien a programas educativos de una entidad algo menor,
pero que sí tienen una relevante incidencia en los procesos de reforma en marcha.
Este es el caso de la evaluación del seguimiento de los programas para preesco-
lares desaventajados como el Head Star (Lee y Loeb, 1995). Otros programas como
el New Futures sirven de excusa para evaluar las ventajas y dificultades de la
investigación colaborativa en una comunidad (White y Wehlage, 1995). Otros pro-
gramas recientemente bajo análisis son el EA HA (Education for All Handicapped
Act) desarrollado desde 1975 y que en 1990 ha pasado a denominarse IDEA (lndi-
viduals with Disabilities Education Act), y el Mckinney Homeless Assisstance Act
(v. Rafferty, 1995).
Otros temas de especial incidencia en los procesos de reforma son, por ejemplo,
los estudios empíricos de Gándara y Fish (1994) para evaluar las modificaciones en
los calendarios escolares como innovación estructural de la reforma, los efectos de
programas compensatorios en la estructura organizativa y funcional de los centros
(Timar, 1994a), la implicación de las padres (Bauch y Goldring, 1995), las relacio-
nes entre la escuela y los programas de servicios sociales (Srnrekar, 1994), los
criterios de elección de colegios que tienen los padres (Lee, Croninger y Smith,
1994).
Mención especial merece un trabajo de Hart (1994) en el que se analizan las
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tareas y los valores de los profesores para rediseñar su trabajo y favorecer incenti-
vos mediante políticas de mejora educativa.
Como tema aparte se puede señalar los estudios empíricos sobre indicadores
educativos (Salganik, 1994; Willms y Kerckhoff, 1995).
Salganik (1994) reúne en un interesante trabajo los indicadores utilizados en diez
estados o unidades de Norteamérica reuniéndolos en ocho dimensiones principales:
grado de pobreza, limitación en el manejo del inglés, educación de los padres,
ocupación de los padres, mobilidad, tamaño de la comunidad (ciudad, distrito, ... ),
minoría sociológica, y otros (salario y antigüedad de los profesores, tiempo que los
alumnos ven la televisión, aptitudes cognitivas, etc ... ).
Willms y Kerkhoff (1995) plantean un modelo más general con el que evaluar
resultados a nivel escolar con el objetivo de facilitar la toma de decisiones prácticas
y políticas. Su sistema plantea tres clases de indicadores:
2 Estos mismos autores habían distinguido años atrás (Beme y Stiefel, 1984), en el concepto de
igualdad de oportunidades los matices de igualdad horizontal, o igual tratamiento de iguales, y de
igualdad vertical, o apropiado y desigual tratamiento de desiguales.
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una reforma educativa (v. g. los cuestionarios para profesores empleados por Fires-
tone, Goertz y Smelkinson, 1994).
En la evaluación de la reformas en New Jersey (v. g. Firestone, Goertz y
Smelkinson, 1994) y Kentucky (Adams, 1994) anteriormente reseñadas, la en-
trevista como técnica de recogida de información tuvo un papel primordial. En
ambas se recogió datos entrevistando a inspectores, directores de centros, jefes
de negociados, directores y coordinadores de programas, líderes sindicales,
presidentes de consejos, y representantes o portavoces de la administración en
cada municipio, empleando la guía recomendada por Patton (1990). La infor-
mación era grabada, transcrita y revisada hasta obtener una fiabilidad suficiente
(Adams, 1994: 379).
En la mayoría de las evaluaciones consultadas, los datos oficiales eran revisados,
especialmente los económicos, realizando un seguimiento puntual desde la llegada
de los fondos hasta su distribución y aplicación efectiva en los programas concretos.
En los estudios de caso en profundidad realizados por Picus (1994), con el objeto de
evaluar la reforma educativa en el estado de Texas, la revisión comprensiva de
documentos oficiales ocupó un papel protagonista.
Con respecto a las técnicas de análisis de datos se puede decir que hay un amplio
abanico empleado en las diferentes evaluaciones revisadas: desde técnicas cualitati-
vas de tratamiento de la información (cuantitativa o cualitativa) hasta técnicas
cuantitativas de elevada sofisticación multivariante.
Un ejemplo de análisis cualitativo es el realizado por Adams (1994) en la
evaluación de KERA comentada en varias ocasiones. En dicha evaluación se realizó
un profundo análisis de contenido de las entrevistas identificando patrones a través
de matrices descriptivas (v. Miles y Huberman, 1984).
El análisis de los costes derivados de la a-plicación de diversos programas y
acciones educativos es de interés frecuente. Este se realiza a base de estudios
exploratorios comparando, por ejemplo, diversos modelos en el ámbito de las nece-
sidades educativas de estudiantes en grupos de riesgo (King, 1994) o bien, el
análisis de coste-efectividad se realiza a base de análisis de regresión múltiple,
como hizo Warfield (1994) en el análisis de los servicios de atención temprana en
Massachusetts.
El análisis de regresión ha sido utilizado, por ejemplo, para presentar un modelo
de política de innovación en la educación postsecundaria (Hearn y Grinswold,
1994). Según este modelo dicha política de innovación se puede explicar a partir del
tamaño del estado, de la región en la que ese estado está ubicado, del nivel de
desarrollo educativo del estado, del nivel de desarrollo socioeconómico y de la
naturaleza de la estructura educativa postsecundaria.
Beme y Stiefel (1994) compararon coeficientes de regresión múltiple parajusti-
ficar las diferencias de matiz argumentadas en sus análisis conceptuales sobre
cuestiones metodológicas.
El análisis de covariancia sigue siendo una técnica frecuente en evaluación. Lee
y Loeb (1995) la utilizaron recientemente para tratar de explicar las razones de la
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ANEXO
De las más 1.800 referencias sobre medición durante los años 1993-94 en más de
400 revistas distintas hemos seleccionado las 60 revistas donde aparecen más del
50% de las referencias. y de las más 2.700 referencias sobre evaluación en más de
650 revistas distintas hemos seleccionado aquéllas entre las que recogen más del
50% de las referencias. Pesamos que puede ser interesante disponer de una lista de
revistas con mayor números de referencias. Las hemos agrupado en tres tablas. En
la tabla 1 aparecen las revistas con referencias en medida y en evaluación, en la
tabla 2 las revistas con referencias de evaluación y en la tabla 3 las revista con
referencias de medición.
TABLA 1
N°. de referencias de medida
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TABLA 2
Nombre de revistas N°. de referencias en evaluación
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TABLA 3
Nombre de revistas N" de referencias en medida
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PONENCIA II
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Vamos a centrarnos sólo en las tres primeras, por considerar la última fuera del
objetivo de esta ponencia.
Las dos primeras cuestiones recogen los modelos epistemológicos en que pue-
den dividirse las investigaciones sobre el tema. Las investigaciones sobre evalua-
ción derivadas del paradigma proceso-producto y las investigaciones sobre conoci-
miento práctico de los profesores.
Las investigaciones derivadas del paradigma proceso-producto, tienen como
objetivo la búsqueda y tipificación del comportamiento de profesores excelentes,
que sirvan de modelo de formación de futuros profesores, en las conductas conside-
radas eficaces. Interesantes revisiones ha realizado Dunkin y Biddle (1974); Good y
Brophy (1986); Rosenshine y Stevens (1986); Shulman (1986); Gage y Needels
(1989).
Las investigaciones sobre el conocimiento de los profesores o mejor sobre el
conocimiento práctico, podríamos clasificarlas en cuatro grandes apartados:
a) Las que siguiendo los trabajos de Shulman, se han interesado por el conoci-
miento del contenido de las disciplinas a impartir y por la caracterización de lo que
se ha venido a denominar «conocimiento pedagógico» (Shulman, 1986).
b) Las investigaciones sobre conocimiento práctico, incluyendo tanto las realiza-
das en la escuela Canadiense, con Elbaz (1981, 1983) por una parte, y Connelly y
Clandinin (1984, 1985) por otra; y la iniciada por Sch6n (1983). Diferenciamos, la
perspectiva de Sch6n (1983) encaminada a un nuevo modelo de formación del
profesorado como profesional reflexivo, de la iniciada por Clandinin y Connelly
(1987) que ven la reflexión como una reconstrucción del conocimiento personal.
c) Otro grupo de investigaciones se inscriben, aun teniendo como objetivo la
descripción y evaluación del conocimiento del profesor, en un posicionamiento
diferente; tratan de preguntarse acerca de las creencias sobre el conocimiento pro-
pio, sobre la disciplina y sobre el alumno como aprendiz. Esta perspectiva configura
una interesante línea de investigación sobre las creencias epistemológicas del profesor.
Una buena síntesis de las aportaciones de esta línea de trabajo la realiza Lions (1990).
Resumimos algunas de sus conclusiones por la importancia que consideramos
que tiene para la evaluación de la práctica docente.
1°. El trabajo de los profesores no puede ser evaluado únicamente en términos
del conocimiento de la materia o conocimiento pedagógico, sino que es necesario
considerar sus perspectivas epistemológicas.
2°. Los profesores perciben, a sus alumnos como aprendices capaces de llegar a
conocer lo que él pretende. Identificar y evaluar las diferentes perspectivas episte-
mológicas de los alumnos puede servir para que el profesor se implique en su
desarrollo.
3°. Las epistemologías de profesores y alumnos se influyen mutuamente forman-
do «nidos de conocimiento». En este sentido la evaluación del profesor no debe
realizarse de espaldas a los alumnos con los que desarrolla su docencia ni viceversa.
4°. Lo epistemológico y lo ético están implícitos en cualquier pretensión de
cambio en el profesor.
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«Educar es enseñar de una forma que incluya una revisión de por qué
actúo como lo hago. Mientras el conocimiento tácito puede ser caracterís-
tico de algunas acciones de los profesores, nuestra obligación como for-
madores de profesores debe ser hacer explícito el conocimiento implíci-
to ... esto requiere combinar la reflexión sobre la experiencia práctica y la
reflexión sobre la comprensión teórica de ella» (Schulman, 1988: 33).
Las evaluaciones del profesor realizadas bajo este modelo, aun siendo de indu-
dable interés, deberían incluir dimensiones situacionales (conocimiento situado:
Leinhardt, 1988) que permitirían entender de otra modo la evaluación sobre el
profesor. Por las variables situacionales damos respuestas diferentes, en situaciones
diferentes, ante un mismo estímulo. Tishman, Jay y Perkins (1993: 149) en su
trabajo sobre enseñar a pensar dicen: «En las escuelas como en otros contextos los
que aprenden tienden a actuar en la forma que le permite y le apoya el entorno que
les rodea».
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Variantes de integración
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PROFESOR
- medio para la mejora de los procesos de enseñanza aprendizaje.
- facilitador del desarrollo profesional.
Las investigaciones que en los últimos años se han efectuado sobre las nuevas
tecnologías en educación, han estado centradas fundamentalmente en dos grandes
líneas: sobre su utilización y sobre sus efectos.
Las investigaciones sobre la utilización del ordenador en diferentes áreas del
currículum, lenguaje, matemáticas, ciencias sociales, ciencias naturales o educación
artística, ponen de manifiesto cómo a la vez que se logra un mayor conocimiento
del medio informático se facilita la realización de las tareas escolares, aumentando
la calidad de los trabajos efectuados. Los procesadores de texto, junto a las bases de
datos, se encuentran entre las aplicaciones de mayor utilidad, mostrando su eficacia
en diferentes niveles educativos (Robinson-Staveley y Cooper, 1990; Johnson, 1993,
Doucette, 1994; Killgallon, 1994).
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Para denotar si ésta se adecúa a los principios de los que emana y en los que se
sustenta, a los medios que utiliza y a los fines que socialmente le han sido asigna-
dos. En definitiva para denotar si la investigación resuelve problemas «relevantes»
con medios legítimos. Más explícitamente, la evaluación de la investigación cumple
una serie de funciones sociales, científicas y profesionales; a saber:
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¿Cómo evaluar?
Formal Informal
Anterior/ 2° 1°
Pasado VARIABLES PRESAGIO: ajenas al CRITERIOS DE LA FILOSOFÍA DE
(Antecedentes) contenido y anexas a la investigación. LA CIENCIA:
- Tangibles: recursos materiales y - Racionalidad interna: relevancia de
humanos disponibles, adecuación de la la teoría, relevancia y adecuabilidad del
forma a un estilo standarizado (Manual método.
de Estilo). - Racionalidad externa: relevancia
- Intangibles: formación y status del tópico y/o adecuación a una agenda de
del autor, capacidad investigadora, ... investigación.
- Uso sólo de descriptores.
Inmediata! 3° 4°
Presente REVISIÓN INTERNA POR PARES: COMENTARIO DE PARES: en tres
(Contenido) problemática centrada en: momentos:
- Tipo de revisión. - Antes de la investigación: a nivel de
- Tipo y número de revisores. proyecto.
- Criterios o estándares. - Durante la investigación: a nivel de
- Lo cuantitativo vs. cualitativo. proceso.
- Control de sesgos plausibles. - Después de la investigación: a nivel
REVISIÓN EXTERNA A DOS NI- de producto/informe.
VELES: afectados e investigadores. - Relevancia de nuevas metodologías
alternativas basadas en el paradigma crítico.
Mediata! 5° 6°
Futuro VALORACIÓN DEL IMPACTO CRITERIOS DE LA HISTORIA DE
(Prospectiva) mediante índices de citación: análisis cien- LA CIENCIA:
ti métrico o científico-bibliométrico. - Tiempo de vigencia o permanencia
VALORACIÓN DE LA RENT ABI- de los hallazgos.
LIDAD de patentes, útiles, ... : análisis téc- - Status de ciencia normal.
nico-económico. (Uso escaso o limitado). - Eponimidad.
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- Obtener la eponimidad o sea usar el nombre del autor como título reconocido
de una idea, fenómeno, ley o teoría. Merton (1973: 300-302) ha observado que la
eponimidad es el máximo estándard de reconocimiento en ciencia, el más duradero
y quizás el más prestigioso. Se trata de uno de los últimos vestigios de humanismo
que aún permanecen en una sociedad cada vez más numeralizada y computerizada.
Sí sería posible, sin embargo, realizar una evaluación momentánea de la investi-
gación a partir de una racionalidad externa dada por la aceptabilidad o adhesión a un
determinado paradigma. y aquí entendemos por paradigma la acepción lakatosiana
de programa de investigación: la conjunción de teoría y métodos de investigación
afines; siendo conscientes con Kuhn (1975: 114) de que:
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Variables presagio
Una variable presagio es aquélla que puede predecir la valía de una investigación
independientemente del contenido de ésta. Se asume que tal variable y el valor de
una investigación están altamente correlacionadas. Tal correlación debería tener un
soporte empírico contundente (r=I); aunque lo habitual es que se preasuma en base
a ciertos supuestos fruto del sentido común o de una conciencia colectiva. Se suele
decir que para realizar buena investigación debes elegir a los mejores y darles
medios. Tres son pues las variables sobre las que podemos asumir poder predictivo:
- Capacidad investigadora previa que denote a los mejores.
- Recursos humanos y materiales disponibles.
- Forma y estilo estandarizados del informe según un determinado Manual de
Estilo.
Ciertas consideraciones deberíamos hacer sobre estas tres variables. En primer
lugar, la capacidad investigadora no es una variable sino un controvertido construc-
to que se operativiza en varias tales como: productividad, características institucio-
nales, reputación a partir de datos de encuesta, conteo de citaciones, subvenciones y
apoyos financieros recibidos, descubrimiento, patentes y licencias, ... Dos avances
podría realizarse respecto a la capacidad: indagar la estructura factorial de la misma
para obtener un indicador combinado a partir de las comunalidades más altas.
Mucho se ha hablado sobre la macrovariable recursos humanos y materiales
disponibles y su correlación con calidad de la investigación. Tal correlación tiene
base empírica: por ejemplo, Schubert 1979 la detectó usando sólo la microvariable
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disponibilidad bibliográfica. Pese a que tal relación nos parece algo evidente y, por
ende, preasumida, es harto preocupante la insidiosa y divulgada creencia de que el
investigador es más productivo y está más motivado si realiza su tarea con recursos
escasos y pobres recompensas salariales. Las guerras entre paradigmas, con sus
des valoraciones tajantes de las realizaciones investigacionales acometidas desde
otros programas, están coadyuvando a fortalecer en cierto modo esta nefasta creen-
cia.
Ciertas consideraciones deberían hacerse sobre la forma y estilo del informe de
investigación. Hoy día parecen consolidados dos manuales de estilo a los que
ajustar un informe. El de la APA (1983, 1991), para estudios de corte cuantitativo,
pese a la fuerte crítica de Wainer (1992) sobre la disoluta presentación de tablas y
gráficos sin ningún referente normativo. y el de Chicago (1982), para estudios
cualitativos. Sin embargo, es talla proliferación de manuales que la firma Oberon
(1991) ha diseñado un programa informático sólo de citación (el Word Perfect
Citation) para ajustar las referencia bibliográficas (en sus tres niveles: citas en el
texto, notas a pie de página y archivo bibliográfico final) a los diferentes niveles sin
salir, por ello, del procesador de textos WP.
Una última consideración deberíamos hacer sobre la forma de un informe:
intentar recortar su extensión. j La calidad no se mide al peso!
Por otro lado, tenemos toda una serie de variables que merecerían denotar su
poder predictivo de la calidad de una investigación. En algunas de ellas se preasume
injustificadamente tal predictividad pasando a ser entonces fuentes de sesgo en la
valoración de estudios. Es revelador el estudio de Peters y Ceci (1982) en el que se
detectó un fuerte sesgo a favor de autores de status alto por pertenecer a institucio-
nes prestigiosas frente a autores de status bajo por pertener a instituciones ficticias.
Es sin duda la revisión por pares el método evaluativo más utilizado para denotar
la valía momentánea del contenido de un informe. Múltiples son los problemas que
lleva aparejado tal método; ejem.: número de pares o revisores, tipo de revisión
(abierta, semiabierta, ciega, ... ), fiabilidad en la valoración. Pero sin duda, es el
establecimiento de criterios o unidades de valor, que permitan detectar la cantidad
de valor de un estudios investigacional, el más delicado. Múltiples son los posibles
criterios o stándates. Por un lado, podemos señalar un criterio general u holístico
asimilable a calidad global, aceptabilidad, publicabilidad. Por otro, ese criterio
general se descompone en una serie de categorías o criterios múltiples. Cuatro de
ellos parecen haberse consolidado como los más indicados:
* Claridad en la exposición y estilo.
* Consistencia, dada por el empleo de técnicas de investigación fiables, por la
validez de las conclusiones extraídas y ausencia de defectos lógicos; en definitiva,
adecuación metodológica.
* Originalidad de los hallazgos tal que no hayan sido publicados antes.
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2 3 4 5
1. Rechazarlo.
2. Dudoso. Probablemente, debería rechazarse. Necesita una profunda modi-
ficación e incluso si se efectúa ésta, la calidad sería cuestionable.
3. Recomendado sólo provisionalmente necesita una modificación extensa
(p.e. reescribirlo, reanalizar los datos) aunque podría ser publicable.
4. Aceptación recomendada con algunas reservas (trabajo valioso de publi-
car pero no muy significativo o apropiado. O también trabajo necesitado
de ciertas modificaciones importantes).
5. Aceptación recomendada fuertemente (tal como el artículo está o con
ligeras modificaciones que se indican).
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prototípicos a los que debamos seguir, ni molde al que ceñimos para aseguramos
que avanzamos por el camino correcto.
Sin embargo, la multiciplicidad de críticas al paradigma interpretativo (véase un
extenso listado de ellas en Femández-Cano, 1995: 151-152) obligaron a los investi-
gadores cualitativos a replantearse el problema de los estándares que hiciesen supe-
rar a la evaluación de sus investigaciones la analogía del lecho de Procrustes (Howe
y Eisenhart, 1990). Diversas propuestas de estándares se han venido contemplando
hasta la fecha (un exhaustivo muestrario puede leerse en Femández-Cano, 1995:
153-160). Todas ellas tienen en común que se han enunciado con un alto grado de
abstracción, son flexibles, complejas, cargadas de relatividad, extensivas y, sobre
todo, escasa o nulamente aplicadas a evaluaciones específicas de la producción
investigadora. De toda estas propuestas parece consolidarse la enunciada por Smith
(1987), la cual contempla los siguientes criterios:
- Empiricidad múltiple.
- Búsqueda de significados o «verstehen» weberiana.
- Sensibilidad al contexto.
- Triangulación.
- Exposición vívida de los hallazgos.
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PONENCIA II
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Intervalo 1968·1987 Intervalo 1966-1991
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del fenómeno investigativo sobre estos tópicos y sea aún un poco pronto para
abordar estudios metaanalíticos en profundidad; pero, no cabe duda que comienzan
a ser necesarios ya, los estudios de síntesis y revisión que permitan evaluar la
magnitud y trascendencia de esta explosión, así como establecer valoraciones de
calidad en tomo a la eficacia y utilidad de determinados programas y métodos de
investigación.
Son muchos los documentos que existen de este tipo, algunos de ellos en soporte
informático en su modalidad de bases de datos especializadas en E.A. Entre las
regularidades más notables de este tipo de estudios podemos destacar:
* En general, todas estas iniciativas adolecen de idénticos defectos, puesto que
asumen de entrada una serie de presupuestos con respecto a las grandes categorías
de diferenciación, sin unos criterios empíricos previos de clarificación conceptual
de las tipologías de programas, recursos y equipamientos.
* Los instrumentos que se emplean para recabar información suelen estar cons-
truidos según dicta el sentido común del encuestador, sin ningún criterio metodoló-
gico de validez o fiabilidad.
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c) Como campo profesional novedoso que reclama cada vez más técnicos espe-
cíficos con un nivel de cualificación alto en temáticas ambientales. La incorpora-
ción de las temáticas ambientales a los ámbitos profesionales es hoy día una reali-
dad irreversible, cuyo protagonismo se pone de manifiesto ya sea a través de las
nuevas titulaciones universitarias (Ciencias Ambientales, Ciencias de la Salud o
Ciencias del Mar) o del amplio número de programas de formación más volcados en
la adquisición de destrezas y habilidades de tipo técnico-profesional tales como los
programas desarrollados en las Escuelas Taller de Medio Ambiente, Casas de
Oficios y Aulas Ocupacionales. Campos profesionales relacionados con la refores-
tación y restauración del paisaje, la prevención y extinción de incencios forestales,
los estudios epidemiológicos, las evaluaciones de impacto medioambiental, el reci-
claje de residuos sólidos y líquidos, el control de ruidos, la contaminación atmosfé-
rica, el asesoramiento jurídico o empresarial en materia medioambiental, el control
de la calidad y deterioro de las cadenas zooalimenticias, las tareas de inspección y
control, los proyectos de rehabilitación del medio urbano o los programas de di na-
mización social y ecodesarrollo comunitario.
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DIAGNÓSTICO
EDUCATIVO
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PONENCIA I
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1. SU CONFIGURACIÓN MORFOLÓGICA
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como Isócrates ss. V-IV a.C. (9.c: 'taxícr'tllv €Xet Ótciyvoocrtv: tiene una rapidísi-
ma decisión), filósofos como Platón ss. V-IV a.C. (Leges 9 p. 865c: 'tlÍcr óe a~ías
01 Ót Kacr'tat ótciyvoocrtv 1tOteícr900crav y establezcan los jueces la decisión de su
valor preciso), etc.
Paralelamente y desde Hipócrates ss. V-IV a.C. también el sustantivo cultiva el
significado médico de discernimiento de una enfermedad de otra. Significado éste
que, por supuesto, recogerá también Galeno ss. 11-111 d.C. (Ilepí Ótayvrocreoo~
cr'tuYJ.lrov Sobre la diagnosis de las pulsaciones, es una de sus obras).
El adjetivo ÓtayvoocrnKos. Como en el caso de ÓtaKptnKO~ apto para discer-
nir, EAcYK-n KOs capaz de juzgar, ... habituales ya en Platón (Timeo 67, b), Aristó-
teles (Rethorica 2.4.12) ... , también ÓtayvrocrnKos pudo haber sido utilizado con
anterioridad, pero su primer testimonio escrito se encuentra en Luciano (Hermótim.
69: Ótayvrocrn KÓ~ Kat ÓtaKpt n KÓ~ aAe9rov Kat <peUÓrov AÓYOOV capaz de
distinguir y juzgar las palabras verdades de las falsas y en su coetáneo Galeno (De
cognitione morbis 2.188: el ótayvoocrnKol ~ouAóJ.le9a yeV€cr9at vocrllJ.la'tócr
'te Kat J.lopíou 1te1tOV9ó'tos si queremos llegar a ser capaces de diferenciar una
enfermedad y, en su caso, un miembro afectado), con quien retoma la acepción
médico-hipocrática que se impone de tal manera que desdibujó durante la helenísti-
ca su otra acepción más general.
y así, mientras el verbo y el sustantivo aparecen ya 34 y 9 veces respectivamente
en el Corpus Hippocraticum -aunque no siempre referido a enfermedades o proce-
sos morbosos- según G. Preiser (1978), del adjetivo no van a aparecer vestigios
directos hasta diez siglos más tarde que el verbo y siete que el sustantivo.
Pero si tardío fue en aparecer, su desaparición de la escena léxica no se hizo
esperar. Sus últimas huellas en griego se encuentran en el médico Oribas s. IV d.C.
(autor de 70 libros de los que sólo se conservan 23, traductor al latín de diversos
autores griegos y médico personal de Juliano), que lo utilizó preferentemente en su
vertiente médica (vide 1.3.B. Dar. y P.Lips 34.15), y en su coetáneo S. Juan
Crisóstomo, que circunstancialmente lo utilizó en su sentido más general (T.5.p.20,
43: Lo<pía~ 1tOAAlÍcr E1te1tAlÍpoo'to, Kat ÓtayvrocrnKó~ EKa't€pOOV 'toú'toov lÍv
estaba lleno de una gran sabiduría y era capaz de (hacer) discernir cada una de
esas cosas).
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forma autóctona podría haber sido *dis-gno-sco (tan homóloga a la griega *8ta-
yvffi--O'KID pero no constatada documentalmente). Sin embargo su tardía aparición,
en plena Helenística y precisamente constatada por primera vez en Horacio (Epodos
1,15,20), en la segunda mitad del s. I a.C., en su mofa de la moda helenizante que a
la sazón invadía a los autores latinos alejados cada vez más de sus raíces y del
pueblo, estimamos que más bien pudiera tratarse de un préstamo puntual a tal
satírico fin. Con todo va a tener cierta vigencia en autores posteriores, como Quin-
tiliano, Tácito e incluso en el S.V d.C. en la Biblia Vulgata (Ecclesiasticus 4/29 ... in
lingua enin sapientia dignoscitur = pues en la lengua se reconoce la sabiduria).
Mayor uso que el verbo parece haberlo tenido su pretendido adjetivo verbal
sustantivado di-no-scentia = discernimiento, sentencia ... , pero cuyo uso exclusivo
en el latín eclesiástico da lugar a otras posibles inferencias que ninguna relación
guardan con su origen latino.
Un último término merece nuestra consideración. Éste es diagnostice, a todas
luces uno de esos préstamos griegos que al final de la República adaptó el latín,
declinándolos al modo heleno, como musice, Aeneas, etc. Pero el hecho de que
haya aparecido una sola vez, en un autor del latín tardío como es Casio Félix
s. V d.C., quien en una referencia a Galeno dice que la utilizó como pars medici-
nae, tampoco ofrece la más mínima legitimación para considerarlo eslabón históri-
co-etimológico de nuestro término diagnóstico. Por otra parte, como quiera que,
según un adagio latino nomina sunt consequentia rerum, mientras no existió el
fenómeno no pudo haber existido el término. En efecto, la indagación latina sobre
la enfermedad no apareció hasta muy tardíamente y, aunque la incipiente medicina
romana fuera durante la helenística tributaria de la griega, el latín utilizó para ella
vocabulario autóctono, tipo inspicio / inspectio, indago / indagatio, discerno /
discrimen, etc.
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oído ... Ni una sola vez aparece la palabra diagnóstico a lo largo de los cinco
volúmenes de la obra de Rufino Blanco (1912) Bibliografía Pedagógica, bien se
trate de originales en lengua castellana o de traducciones.
Sin lugar a dudas se rehuye el término diagnóstico por sus connotaciones predo-
minantemente clínicas. Sin embargo, en 1936, el Diccionario Labor de Pedagogía
ya definía así el dominio del diagnóstico pedagógico: «Toda la vida psíquica entera
tanto en su aspecto cognoscitivo como en su aspecto activo ( ... ) No sólo sirve para
la determinación del tipo de escuela que más se acomoda al alumno (por ejemplo,
traslado del educando de la escuela normal a la escuela de retrasados en caso de
ciertos síntomas) sino, además para la determinación de la edad psíquica (desarrollo
precoz o retrasado). Facilita, al mismo tiempo, la elección de la profesión más
adecuada» .
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6.2. Evaluationlevaluación
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marcar una nueva era dentro de la valoración de los logros escolares, tanto por lo
que respecta a la medición de las diferencias individuales de los escolares como por
lo que respecta a la medida de la eficiencia de los profesores. A partir de entonces
el término evaluation empezará a coexistir tímidamente con measurement en EE. UU.
aunque un tanto a la zaga, por ejemplo en el trabajo de F.M. Willson de 1945
Procedures in evaluating a guidance program, publicado en New York. Glaser
(1963) no utilizaría todavía el término en su famosa obra Instructional technology
and measurement of leaming outcomes: some questions.
En España la primera cita a la que hemos podido tener acceso es de Femández
Huerta, J. (1947) «Investigación pedagógica: procedimientos de evaluación»; tra-
bajo éste en el que ya se consideran las entrevistas, cuestionarios y juicios como
técnicas de evaluación al uso, frente a la simple mensuración objetiva. La Acade-
mia de la Lengua no introduciría esta 2a acepción de «estimar los conocimientos,
aptitudes y rendimiento de los alumnos» hasta su 21 a edicción de 1992.
En 1949 el propio R.W. Tyler en su Basic principies of curriculum and instruc-
tion dirá que el proceso de evaluación viene a significar fundamentalmente la
medida en la que el currículo y la enseñanza logran satisfacer realmente los objeti-
vos propuestos por la educación. A este trabajo le seguirán algunos otros; el de
Grene y otros (1955) Measurement and evaluation in the secondary school, New
York, es un buen ejemplo.
Pero el definitivo apoyo a la introducción del término lo supuso el documento
dado a conocer en Hamburgo cuando bajo el patrocinio de la UNESCO se publica
en 1958 L'évaluation in éducation. En este Informe, encargado a Hotyat, se
intenta, según el comentario de Femández Huerta (1958), ampliar los conceptos de
medida o valoración del proceso educativo del alumno más allá de las puntuaciones
de los profesores.
Al año siguiente de este histórico documento, Rosa Marín y Femández Huerta
(1959) de nuevo retomarán el tema en su trabajo conjunto Valor pedagógico de la
evaluación y medida, pero en él no se traspasan aún los límites de los tests de
instrucción, las pruebas objetivas y las semiobjetivas.
Tal vez el mayor espaldarazo en la historiografía del término evaluación lo
suponga, en el año 1963, el trabajo de Cronbach Course improvement through
evaluation.
Y aun cuando evaluation seguiría circunscrita al ámbito de lo académico, y más
concretamente al ámbito de las destrezas a mejorar, expresiones tales como evalua-
ción formativa, evaluación continua, evaluación criterial empezarán a irrumpir en
la literatura especializada.
Las propias administraciones educativas harían eco de ello. En el caso de la
Española el término evaluación empieza a ser considerado en Bases para una
política educativa (1969), el llamado Libro Blanco de la Ley de 1970; pero las
pocas veces que la palabra aparece (punto 57, punto 215), su campo semántico se
reduce a la valoración que el profesor debe hacer sobre los avances de los escolares.
Sin embargo, en las Orientaciones pedagógicas para la Segunda Etapa de la
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Sea como fuere, el caso es que debido a su cambio de paradigma, el cambio del
diagnóstico psicológico arrastra desde los años 70 un cierto desgaste por sus conno-
taciones al ámbito de la anormalidad, en favor de la expresión evaluación conduc-
tual. Y en su caída tiende a arrastrar al diagnóstico pedagógico en favor de la
evaluación educativa. Véanse si no algunos ejemplos.
El Diccionario de CC. de la Educación (1983) define el Diagnóstico como «la
evaluación de una situación dada ... », Vidal, LG. y Manjón, D.G. (1992): «concre-
tamente, por diagnóstico se entiende aquella fase de la evaluación psicopedagógica
en que ... » y Lázaro, A. (1993) dirá que no encuentra diferencias ni en su proceso ni
en su objeto ni en su intencionalidad, por lo que, prefiere hablar de diagnóstico-
evaluación.
Generalmente entre los sajones el término evaluatión suele reducirse a los lími-
tes de los programas, el currículo y las situaciones organizativas y/o políticas (Tyler
1949; Lawton, 1986; Stufflebeam y Shinkfield, 1987; Keeves, 1988; Walberg y
Haertel, 1990 ... ) y los términos assessment / diagnostic para el reconocimiento de
los factores que influyen en las conductas (normales o anormales) concretamente
relativas al ajuste escolar de alumnos, profesores y padres (Murray 1948, Savage
1968, Scriven 1991, Sabatino 1993, Psyclit...). Con todo también existen entre ellos
quienes entran al juego de la confusión: Wolf (1990) dirá que los investigadores y
las familias quieren nuevas formas de evaluación que ofrezcan rigor e información
diagnóstica más que valoraciones de la curva normal; Askling (1991) sostendrá que
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Hemos de adelantar que nosotros seguimos abogando porque los términos diag-
nóstico-assessment sigan básicamente ligados a la naturaleza de los individuos y lo
que ellos aportan al entrar en la escuela así como su respuesta interactiva o de
adaptación a la situación, reservándose evaluación para las variables contextuales
que configuran su circunstancia académica (proceso de enseñanza-aprendizaje, pro-
gramas, logro de objetivos y otros aspectos curriculares). Ello supondría retrotraer-
nos a los años anteriores al documento de la UNESCO, momento en el que el
diagnóstico encontraba su firme competidor en assessment en EE. UU. pero no en el
término evaluation cuyo referente era exclusivamente extrapsíquico; supondría, tal
vez, hacer caso omiso de ciertas razones epistemológicas y sobre todo ciertos
criterios de autoridad.
Pero las razones epistemológicas en favor de su sinonimia o su dependencia son
bien escasas. Creemos que el cambio de supuesto del diagnóstico (capacidad de
reacción de un organismo por identificación de factores de anormalidad) no justi-
fica el cambio de denominación. El paso de un paradigma a otro nunca supuso en el
campo médico el cambio de denominación del diagnóstico por v.g. el de evaluación
de la salud.
Los criterios de autoridad lo son todavía menos. Sería muy prolijo hacer un
vaciado de las definiciones más o menos formalizadas que de diagnóstico y de
evaluación se han dado en los últimos tiempos, desde las más diversas perspectivas,
valores y estereotipos en los que se hallan instalados sus autores. Y esto por un
doble motivo: bien porque los términos en ellas utilizados son muy polisemánticos,
bien porque el contexto en que tales definiciones aparecen permiten considerar
implícitas operaciones y supuestos no expresados.
Trataremos de explicarlos. Del análisis de 25 definiciones de diagnóstico y 35 de
evaluación consideradas creemos que no debería existir dificultad por parte de la
gran mayoría de sus autores para aceptar como definición satisfactoria para todos
ellos y, por tanto ambivalente, la siguiente: Proceso o resultado de la indagación de
una realidad educativa a examen, que permite describirla, compararla con un
estándar y emitir juicios ordenados a la toma de decisiones.
En esta genérica definición ni se especifican la extensión de la realidad educativa
a examen, ni su estándar de comparación, ni, por supuesto, el tipo de decisiones a
tomar, por lo que la extensión semántica de sus términos la legitimaría para cual-
quier concepción tanto de diagnóstico como de evaluación en educación.
Pues bien, en la inmensa mayoría de las definiciones que sobre estos conceptos
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PONENCIA I
1. INTRODUCCIÓN
217
Revista Investigación Educativa - N.o 26 - 1995
2. DIFICULTADES EN EL APRENDIZAJE
Figura 1
Relaciones del concepto «Dificultades en el Aprendizaje» (D.A.) con el de «Necesidades
Educativas Especiales» (N.E.E.) y otros conceptos.
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su libro Commonsense Methods for Children with Special Needs: «Este texto está
basado en la premisa de que hay muy poco que sea único o "especial" en la
enseñanza requerida por estudiantes con dificultades moderadas» (1993). La mejora
de la calidad de atención a los escolares con dificultades en el aprendizaje no vendrá
tanto de la proliferación de especialistas -en algunos casos, sólo especialistas de
«diploma»- como de la mejora de la formación -de la inicial, sobre todo- del
profesorado (Pugach, 1987).
IDIOGRÁFICO. No hay en el M.1. cabida para la intervención estereotipada. Si
ya es muy difícil para el ser humano mantener en general una actitud de apertura, de
comprensión, ante lo diverso, sin asimilarlo automáticamente a lo conocido (Scha-
tchel, 1962), mucho más lo es desarrollar un comportamiento coherente con la
diversidad, que exige un alto grado de autoexigencia profesional. Probablemente en
pocos ámbitos educativos exista una mayor distancia entre la retórica y la práctica
que en lo concerniente a la atención de la diversidad. y es una pena, porque los
programas de intervención personalizados parecen ir acompañados como de una
especie de efecto placebo.
INTERACCIONISTA. Respecto a la etiología de las dificultades en el aprendi-
zaje, en el modelo integrador ni se prejuzga que la causaJellocus de las mismas esté
dentro del escolar (en factores de carácter orgánico o psicológico, la atribución
favorita de los profesores, según Conway, 1989) ni que esté fuera (en factores
ambientales). La impresión que se tiene en la gran mayoría de los casos, cuando se
trabaja con escolares concretos, es que las dificultades están causadas por la interac-
ción de varias causas, causas que, por supuesto, es conveniente tener en mente a la
hora de la intervención, pero cuya influencia es imposible demostrar de manera
rigurosa. Respecto a esto último, me parece inadecuada la conceptualización exce-
sivamente experimental que hace del Psicodiagnóstico R. Fernández Ballesteros
(1987: 164). No es extraño que especialistas diseñadores de influyentes programas
de intervención -como es el caso de M. Clay con su THE READING RECO-
VER y PROGRAMME- insistan más en averiguar la naturaleza de las dificultades
que su etiología (1992: 71).
Podríamos señalar aún otras características del modelo integrador, como un
cierto sabor ecológico, un talante humanista o su optimismo pedagógico. El modelo
se presenta de forma diagramática en la Figura 2.
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Opto, pues, por una definición empírica, operativa, ostensiva del concepto. La
Lingüística pragmática (Suárez, 1995c) nos recuerda que una lengua es, de modo
muy fundamental, una herramienta de comunicación: lo importante es negociar con
nuestros interlocutores lo que queremos significar. y hay mucho que negociar,
puesto que cada una de esas perspectivas teóricas a las que he hecho referencia tiene
un concepto distinto de esa misma cuestión básica (conocer al escolar), que, por
influjo, sobre todo, del modelo biomédico, solemos denominar diagnóstico. Es en el
marco de estas perspectivas teóricas donde se encuentra, en mi opinión, la respuesta
a una adecuada conceptualización del diagnóstico, por ejemplo, del tema puntual de
sus relaciones con el concepto «evaluación» (Municio et al., 1994).
El proceso de evaluación diagnóstica del M.1. tiene por objetivo primordial
llegar a la síntesis valorativa de un amplio elenco de información, multidisciplinar,
que nos permita especificar las N.E.E. del escolar derivado y sus puntos fuertes,
señalando, en la medida de lo posible, las causas de esas necesidades o -será lo
más frecuente- tratando de comprenderlas. Esta síntesis y el resto de la informa-
ción recabada no constituyen nada más que un primer punto de partida (el conoci-
miento de la naturaleza del problema) que servirá de base para la adopción de una
serie de decisiones básicas y para la orientación del diseño del programa o progra-
mas de intervención. Pero esencialmente la función diagnóstica tiene que tener un
carácter continuo, permanente, debe ejercerse a lo largo de todo el proceso de
intervención. A este carácter continuo de la función diagnóstica apuntan toda una
serie de conceptos subrayados recientemente en la literatura especializada, tales
como «evaluación formativa», «enseñanza diagnóstica» (que tanto subraya la im-
portancia del análisis de los procedimientos alternativos de solución de problemas y
de los errores), «evaluación dinámica», «evaluación interactiva», «potencial de
aprendizaje», «zonas de desarrollo próximo», etc. Hasta cierto punto, en el Modelo
Integrador es más importante este diagnóstico simultáneo a la intervención que el
diagnóstico previo, si bien, por supuesto, lo deseable es contar con los dos.
Permitidme que insista: el concepto que yo tengo de diagnóstico se infiere de lo
que hago cuando realizo una evaluación diagnóstica.
Paso ahora a hablar de cada uno de los componentes de la evaluación diagnósti-
ca. Aparte de una caracterización general, insistiré en aquellos aspectos que me
parecen críticos a la hora de la práctica, aunque, a primera vista, pudieran parecer
nimios.
(1) La detección y derivación se refieren, respectivamente, a la toma de concien-
cia por parte del profesor ordinario, tutor, familia ... de que el rendimiento del
escolar no es satisfactorio y a la petición de ayuda a alguna instancia legitimada al
efecto (Departamento de Orientación del centro o Equipo Psicopedagógico de Apo-
yo, por regla general). Aparecen en la Figura 2 con líneas discontinuas porque son
funciones que suele realizar el centro escolar sin contar con el concurso de servicios
externos. A juzgar por los datos de que dispongo, son muy pocos los colegios que
en sus proyectos educativos o curriculares especifican lo que se va a hacer al
respecto.
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r---------l r--------
I 1 I 2 3 4
I
Primera recogida
Detección I -Datos de iden- Especificación de información:
Derivación !-
I
tificación. r- de la r-
-Historial familiar
I -Demanda. demanda
I y ambiental.
L _________
I .JI -legitimación.
'--------
-Historial madu-
rativo y médico.
-Historial escola~
5 6 7 8
Primera Información Segunda
valoración adicional valoración
10
Síntesis ------:----1
valorativa
(diagnóstico Informe
+ psicopedagó-
pronóstico) I gico
I
I
I I
¡------------;::::::::::::::~-------~
--Ano
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11 _J I Diseño 12
de
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.
necisione'i programas ne pro+oramas ¿Eficaz?
básicas do interven-
~
-u
ción evalll~ción / sí
____ ~ !__CO_I_lt_I~_ua_J /'
D
,~ 16 Ir ----17
Evaluación Evaluación
sumativa Seguimiento fi~al
diseminación
(informe final)
Figura 2
Modelo Integrador (M.I.) de intervención con alumnos que tienen dificultades en el
aprendizaje escolar.
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4.3. Intervención
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(13 & 14) Acerca de la implementación + evaluación continua poco más que
añadir a lo dicho en el apartado anterior. El diálogo de tipo piagetiano será muy
conveniente en la evaluación continua, en especial para el análisis de los errores. Se
ha de prestar mucha atención a los procesos y al tipo de ayudas que parecen resultar
mejores para ese escolar concreto. A la hora de hacer la programación de la semana
siguiente se tendrán delante las hojas de programación-implementación anteriores
para incorporar el feedback que contienen. Esta evaluación continua nos irá indican-
do si el programa resulta eficaz o no. En el caso de no lo sea, tendremos que volver
atrás, para buscar posibles explicaciones y hacer las rectificaciones pertinentes.
(15) Evaluación sumativa. Se procederá a la misma cuando se considere que los
objetivos terminales se han alcanzado. Tiene que ser de tal naturaleza que inequívo-
camente nos permita demostrar el progreso realizado por el escolar, tomando como
referencia los resultados de la evaluación diagnóstica inicial (la línea-base, en
sentido laxo). Además de esta evaluación criterial, será conveniente ver cómo está
el escolar en relación al resto de sus compañeros del aula ordinaria.
(16) La función básica de la fase de seguimiento es la de asegurarse que el
escolar mantiene los logros alcanzados con el programa de intervención a medio y
largo plazo y los generaliza a los contextos escolares ordinarios. Si surgen dificulta-
des habrá que afrontarlas. La realización del seguimiento desde el centro educativo
es una tarea fácil, una vez que existe la determinación de hacerla.
(17) No hay que confundir la evaluación final del programa de intervención con
la evaluación sumativa. La final, posterior a la fase de seguimiento, incorpora la
referencia al mantenimiento y generalización de los logros a medio y largo plazo,
por una parte; por otra, puede abarcar otros contenidos típicos de la evaluación de
programas (Colás y Rebollo, 1993: cap. 111).
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ORIENTACIÓN
EDUCATIVA
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PONENCIA I
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cluye la revisión de otros hallazgos que estén fuera de los parámetros establecidos.
Segundo, he decidido hacer una revisión de sólo dos grandes categorías: las
correspondientes al modelo de intervención por Consejo o Asesoramiento y las
referentes al modelo de Programas. Al hacer esto, establezco un formato que no
puede alterarse más tarde, pero que no significa que no existan otros tan adecuados
como éstos.
Tercero, estimo que debo revisar los hallazgos tanto de las investigaciones
básicas como aplicadas, especialmente los resultados de la aplicación de las Inter-
venciones Psicopedagógicas.
Cuarto, he de tener en cuenta la audiencia: profesores universitarios del área de
MIDE, pero no todos dedicados al campo científico de la Orientación ni al de la
Orientación como Intervención Psicopedagógica.
Finalmente, usaré un estilo menos formal que en las Ponencias habituales. Este
enfoque espero que haga mi trabajo más agradable ya que al contener tal volumen
de información, he querido aligerarlo al sentirme en casa y entre amigos. Mi último
objetivo es aprender mientras leo, escucho y expongo para que en este proceso el
trabajo sea valioso para todos.
Como he indicado anteriormente entre las posibles investigaciones sobre Orien-
tación Educativa sólo seleccioné para su posible revisión aquéllas referidas a las
Intervenciones Psicopedagógicas por Consejo o Asesoramiento y por Programas.
Con la colaboración de la Becaria Beatriz Malik, he revisado un volumen conside-
rable de Revistas especializadas, de Ponencias de Congresos y de libros de los
últimos cuatro años. Después de organizar el material, de acuerdo con los criterios
previamente establecidos, he intentado visualizarlo y resumirlo en un esquema
unificado, cuyo resultado os presento.
La Ponencia se estructura en cuatro apartados y unas Reflexiones Finales. En el
primero, expongo el concepto de Orientación Educativa como disciplina que estudia
las Intervenciones Psicopedagógicas y los modelos de Intervención fundamentales,
a la vez que justifico la inclusión del Asesoramiento y de los Programas en esta
Ponencia. El segundo lo destino a la presentación seleccionada de los resultados de
las investigaciones teóricas y aplicadas acerca del Asesoramiento. A la revisión de
los avances de las investigaciones sobre los Programas para el desarrollo cognitivo
y de los resultados de las aplicaciones de estos Programas dedico el apartado
tercero. De la síntesis de los hallazgos más significativos en las investigaciones
sobre los Programas para el desarrollo de la carrera y de los correspondientes a la
aplicación de estos Programas me hago cargo en el cuarto apartado. Termino con
unas reflexiones y algunas sugerencias para el futuro.
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(Crites, 1981). Son diversos los autores que apoyados en los fundamentos psicoló-
gicos del Asesoramiento y en la filosofía holística, defienden que sólo hay un tipo
de Asesoramiento, el personal, presentando abundante literatura sobre cómo las
variables personales se integran en las preocupaciones de la Carrera y cómo el
proceso Asesor debe ser igual cualquiera que sea al tópico que se enfoque (Betz y
Corning, 1993; Haverkamp y Moore, 1993). Así mismo Krumboltz (1993) basándo-
se en el componente personal de los problemas profesionales defiende la integra-
ción del Asesoramiento de la Carrera en el Personal (p. 148).
Desde el punto de vista teórico quisiera hacer una breve alusión a las vías
abiertas por el enfoque multicultural en relación con el Asesoramiento. La impronta
del multiculturalismo en el Asesoramiento ha llevado a calificársele de la cuarta
fuerza que mejor explica el comportamiento humano, junto con las teorías psicodi-
námicas racional-conductista y humanista. De esta suerte, se edita el Journal of
Multicultural Counseling and Development y la Asociación Americana de Orienta-
ción dedica un número especial del Journal ofCounseling and Development (1991),
a este tema.
Como señalan Lee y Richardson (1991), al poseer los Orientadores y los clientes
cosmovisiones, significados y modelos de acción que reflejan su sexo, estatus
socio-económico, raza y cultura, de hecho toda la Orientación es multicultural.
Pensemos en cómo la realidad española y así mismo la de la Unión Europea,
Para Steenbarger (1993) parece existir acuerdo, basado en los resultados de las
investigaciones, de que el Asesoramiento de enfoque multi-cultural potencia en el
cliente:
a) Su identidad y cosmovisión. Dado que la cultura dominante devalúa la del
sujeto y repercute negativamente en su identidad, es a través de la intervención
asesora como el cliente se afirma en su cosmovisión y desarrolla su identidad
propia.
b) Su contexto social. Dado que las inadecuaciones de los clientes no proceden
de sus déficits internos (Ramírez, 1991) sino de las inadecuaciones entre su cultura
y la dominante, los asesores multiculturales funcionan como ecologistas sociales,
atendiendo a las necesidades del individuo y a la vez con intervenciones en el
sistema social.
c) Su confianza en sí mismo. Son diversas las investigaciones que estudian las
variables del Asesoramiento Multicultural en la supresión de la desconfianza por
parte del cliente. Las investigaciones de Ramírez (1991) indican que es la empatía la
dimensión básica para que se produzca el cambio hacia la confianza en sí mismo.
También se han hecho investigaciones que muestran los diversos valores de los
grupos culturales (Carter, 1990), así como sobre la eficacia del Asesoramiento
Multicultural en el desarrollo de la identidad personal (Smith, 1991), y en la supe-
ración del prejuicio cultural con alumnos de centros de Educación Obligatoria y
Post-Obligatoria (Ponterotto, 1991). Merece también reseñarse los trabajos de Aguado
(1994) sobre la orientación en contextos educativos multiculturales. Existe, sin
embargo, controversia respecto a cuáles son las mejores técnicas para asesorar los
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lectura y la acción docente (Morales, 1991) así como la revisión que sobre el tema
ha publicado Moraza (1995) en la Revista de Orientación Educativa y Vocacional.
De otra, quisiera además destacar los hallazgos de las investigaciones sobre la
eficacia de algunas estrategias tales como las de Silveu y Vauras (1992) sobre la
mejora de la lectura pensando en voz alta, las de Tobías (1994) sobre los efectos del
conocimiento previo, los de Wright (1992) sobre la reflexión y la auto-reflexión, los
de González (1993) sobre la auto-regulación, así como los de Mayor (1995) sobre la
estrategia de búsqueda exhaustiva para la compresión profunda de los textos escri-
tos. Así mismo, merece destacarse la revisión de los instrumentos de exploración
adecuados a esta temática, que ofrece Mayor (1993, pp. 145-177) Y de otra, la que
ofrece McGuiness (1990) referida a los Programas.
Paso, a continuación, a referirme a los programas de entrenamiento en estrate-
gias cognitivas y metacognitivas más aplicados en nuestro país -dos extranjeros y
dos españoles- y a algunos de los resultados de su aplicación.
Uno de los programas más popularizados en España es el de Enriquecimiento
Instrumental de Feuerstein y col. (1980). Su teoría de la modificabilidad cognitiva
estructural se centra, entre otras nociones, en la importancia del aprendizaje a
través de la mediación, la forma de intervención más rica y productiva. La activi-
dad del mediador consiste en facilitar intencionalmente la capacidad del sujeto para
interpretar y organizar adecuadamente su interacción con el entorno. Cuenta
con una amplia variedad de Instrumentos para la evaluación del potencial de
aprendizaje (Feuerstein, 1986) que han sido adaptados por Prieto (1988) a la
población española. Sus investigaciones aplicadas muestran que además de
incidir en los componentes de inteligencia, mejoran el área del lenguaje (Ruiz
Jiménez, 1990).
El Programa de Filosofía para Niños de Lipman, forma parte en nuestro país
del Proyecto Didáctico Quirón que coordina García Moriyón (1989) y está diseñado
para desarrollar en los niños y jóvenes el «pensamiento crítico reflexivo y solida-
rio». Los materiales del plan de estudios están en una serie de novelas que los niños
leen y a los que se adjuntan los manuales para el profesor. La novela básica es «El
descubrimiento de Harry» que se dirige a los alumnos de quinto y sexto y pretende
que estos descubran los principios del razonamiento. Se han hecho valoraciones
sobre sus supuestos y materiales, así como sobre su funcionamiento en el aula
(García, 1990). Esperemos que los trabajos del Instituto de Filosofía para Niños con
sede en Madrid confirmen la eficacia del Programa con los alumnos españoles,
tanto en el pensamiento competente como en el autónomo.
También en España se lleva años trabajando en este campo. Entre otros Progra-
mas están el de Estimulación de la Comprensión Lectora de Huerta y Matamalo
(1990), el Progresint de Yuste (1994) y el de Orientación Metacognitiva de la
Comprensión Lectora elaborado por mí (1990, 1992, 1993).
El Progresint (Yuste, 1994), está formado por un conjunto de Programas, aún
en fase de experimentación. Los Programas pretenden estimular los contenidos
verbales y figurativos, la operación de codificación, memorización y elaboración,
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5. REFLEXIONES FINALES
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VV.AA. (1991): Journal of Counseling and Development. Multiculturalism, vol. 70, pp. 4-251.
WRENN, C. (1938): Counseling with students. En Whipple, G.M. (Ed.): Guidance in Educational
Institutions. National Society for the Study of Education, Thirty-seventh yearbook: Part I. Chica-
go. University of Chicago.
WRIGHT, J.V. (1992): Reflection and reflection. En Learning and Instruction, vol. 2, n° 1, pp. 59-68.
YUSTE, C. (1994): Progressint. En Abstracts del 23rd International Congress of Applied Psychology.
Madrid.
ZUNKER, V.G. (1990): Career Counseling: Applied concepts of lije planning (3rd ed.) Pacific Grove,
CA: Brooks/Cole.
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PONENCIA II
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TABLA 1
NÚMERO DE INVESTIGACIONES APORTADAS POR CADA UNIVERSIDAD
Universidad N° de investigaciones
Autónoma de Barcelona 4
Barcelona 5
Complutense de Madrid 2
Granada 3
La Laguna 4
Málaga 1
Murcia 8
País Vasco 1
Santiago 2
Sevilla 7
UNED 5
Valencia 22
De todas ellas, el 68.8% (44) ya están finalizadas, mientras que el 29.7% están
en proceso de ejecución (19). Estos primeros datos nos informan acerca de la gran
cantidad y diversidad de investigaciones que se llevan a cabo en nuestras universi-
dades. Esta cantidad nos hace pensar en que la investigación que se desarrolla desde
la subárea de orientación de las universidades españolas se lleva a cabo de forma
localista lo que nos parece que puede ser un impedimento para afrontar, de un lado,
la función de aportación social de la Universidad y, por otro, la contribución de la
investigación· a la elaboración de teorías. El análisis pormenorizado de las caracte-
rísticas de estas investigaciones nos puede aportar alguna luz respecto a esta hipóte-
sis.
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principios? ¿es que no les interesa nuestra oferta? ¿es que no ofertamos nada?
Por lo que respecta al carácter individual vs. colectivo de las investigaciones
debemos señalar que el 40.6% de ellas (26) son individuales, mientras que el 59.4%
(38) se realizan en equipo. Observamos, por tanto, sólo un leve predominio de las
investigaciones colectivas. Esta situación puede tener su explicación en buena parte en
la finalidad académica (tesis, concurso ... ) de los trabajos de investigación reseñados.
La universalidad del conocimiento (y vivimos en la 'Universidad') viene, en
parte, dado por la interdisciplinaridad en su proceso de construcción. Encontramos
un nuevo punto de reflexión en los datos obtenidos en relación al carácter interdis-
ciplinar de las investigaciones llevadas en equipo. Sólo el 10.8% de ellas (4) han
contado con la participación de profesionales que no se dedican a la educación,
mientras que el 89.2% (33) sólo han contado con este tipo de profesionales. Quizás
este aislamiento responda a la propia estructura de la Universidad, desde la que se
fomenta un tipo de saber disciplinar, parcelario, dividido en compartimentos estan-
cos. Tal vez como profesionales universitarios cuya materia prima es la educación,
como desarrollo integral de la persona, deberíamos plantearnos qué podemos hacer
para solucionar este problema.
Por último, y en relación a la participación de colaboradores y colaboradoras en
las investigaciones, observamos que están presentes en el 31.3% de los casos
(20 investigaciones). Nos parece un número importante como para que nos plantee-
mos cuál es el status de estos colaboradores, cuáles son y deben ser sus funciones y
qué tipo de formación es la que deben recibir durante el desarrollo de su colabora-
ción. La participación de colaboradores/as en los equipos puede ser un buen ele-
mento de potenciación de la investigación si dicha colaboración se aprovecha como
instrumento de formación en el rol de investigador.
Debido a que una misma investigación puede dirigirse a varias temáticas simul-
táneamente, hemos analizado la distribución de frecuencias y porcentajes en fun-
ción de que la temática apareciera o no señalada en el formulario. Los porcentajes
que hemos recogido en la Tabla 2 hacen referencia a la aparición de la temática. La
comparación de estos porcentajes nos permite observar el predominio de las inves-
tigaciones que giran en tomo a temáticas ya tradicionales como la orientación
vocacional y profesional (34.4%), seguido muy de cerca por un grupo de temáticas
diversas (31.3%: análisis institucional, formación de orientadores, orientación no
discriminatoria... ) y por las que se centran en la orientación escolar (28.1 %). Obser-
vamos, por otra parte, la importancia que se va dando a la investigación sobre
orientación ocupacional (18.8%) que, quizás hasta ahora había quedado algo olvida-
da y que, debido a los cambios que se están dando en el entorno socio-laboral
comienza a ser una preocupación.
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TABLA 2
TEMÁTICA DE LAS INVESTIGACIONES
CUADRO 1
TEMÁTICAS TRABAJADAS EN CADA UNIVERSIDAD
Málaga X
Autónoma Barcelona X X X
País Vasco X X X
Barcelona X X X
Santiago X X
Valencia X X X X X
La Laguna X X
Granada X X X X
UNED X X X X
Sevilla X X X
Murcia X X X X
Complutense Madrid X X
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Parece, por tanto, que se trata de dar una respuesta a problemas que, desde la
sociedad, lo están demandando. Sin embargo ... ¿se atiende escasamente al proble-
ma del desarrollo personal y social? Si previamente nos referimos al problema de
la interdisciplinaridad como elemento clave para dar una respuesta más integral a
los problemas para los que la sociedad nos demanda soluciones, debemos ahora
plantearnos una nueva reflexión que apunta en una línea parecida. Si nos basamos
en la consideración de la persona como ser integral y tenemos en cuenta, por otra
parte, toda la corriente educativa que aboga por dicha conceptualización del ser
humano no podemos dejar de plantear como necesidad el desarrollo de investigacio-
nes que busquen la interrelación de los diferentes ámbitos de la orientación y no su
parcelación.
TABLA 3
DISTRIBUCIÓN DE FRECUENCIAS Y PORCENTAJES EN RElACIÓN A lA
FINALIDAD DE lAS INVESTIGACIONES
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CUADRO 3
FINALIDAD DE LAS INVESTIGACIONES EN CADA UNIVERSIDAD
Málaga X
A. Barcelona X
País Vasco X
Barcelona X X X X
Santiago X X
Valencia X X X X X X
La Laguna X X
Granada X X
UNED X X X
Sevilla X X X
Murcia X X X X
Complutense X X
c) Poblaciones y muestras
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TABLA 4
POBLACIONES A LAS QUE SE DIRIGEN lAS INVESTIGACIONES
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TABLA 5
DISTRIBUCIÓN DE FRECUENCIAS Y PORCENTAJES DE LA VARIABLE
METODOLOGÍA DE INVESTIGACIÓN
Exploratoria 29 45.3
Estudio de casos 6 9.4
Estudios bibliométricos 6 9.4
Experimental 6 9.4
Correlacional 6 9.4
Histórica 6 9.4
Etnográfica 2 3.1
Sin especificar 6 9.4
Las respuestas relativas a las técnicas de recogida de datos han sido categoriza-
das como se recoge en la Tabla 6.
TABLA 6
DISTRIBUCIÓN DE FRECUENCIAS Y PORCENTAJES DE LA VARIABLE
TÉCNICAS DE RECOGIDA DE DATOS
Cuestionarios 35 54.7
Análisis de documentos 26 40.6
Entrevistas 24 37.5
Observaciones 17 26.6
Pruebas estandarizadas 10 15.6
Discusión en grupos 5 7.8
Pruebas de rendimiento 3 4.7
Video 3 4.7
Sin especificar 3 4.7
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Las investigaciones a las que estamos aludiendo podrían agruparse bajo dos
amplias categorías: a) Investigaciones dirigidas a conocer situaciones de hecho
relativas al ámbito de la orientación, mediante la evaluación de necesidades y
b) investigaciones que conllevan el diseño, aplicación y evaluación de programas
de intervención orientadora.
Bajo este epígrafe pueden incluirse tres investigaciones que tienen como nexo la
realización de un diagnóstico de la situación que, partiendo de una aproximación
más realista a la orientación en nuestro entorno, prepare el camino para la elabora-
ción de diseños de intervención orientadora.
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En tomo a esta ámbito se han agrupado tres investigaciones que pretenden dar
una respuesta a la necesidad detectada de proveer de recursos didácticos, en clave
de diseños validados de programas de intervención, para los profesionales de la
orientación.
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2.2.1. El problema
1. LA INTERVENCIÓN
A) Volumen de la intervención (VI)
- Sectores de la comunidad escolar atendidos.
- Niveles educativos atendidos.
B) Modelo de intervención (V2)
- Tipos de intervención: terapia, prevención y desarrollo.
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No obstante, esta investigación, como cualquier otra, tuvo sus limitaciones, entre
las que destacaremos las siguientes.
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decir que a partir de ellos conocíamos el 'armazón' del mismo (estructura, funciona-
lidad y disfunciones), pero se nos escapaba su 'dinámica cotidiana'. Para alcanzar la
comprensión de la misma se diseñó una investigación centrada en el estudio en
profundidad de un caso (un equipo de orientadores -EPOE) que pudiera permitir
avanzar un paso más en la compresión de:
- los requerimientos del puesto de trabajo en función de las demandas de los
usuarios y de las competencias y destrezas/habilidades exigidas para dar respuesta a
las mismas
- el modelo efectivo de intervención utilizado por los orientadores en el
contexto del equipo y su nivel de definición, asunción y utilización individual por
los miembros del mismo
- los procesos de toma de decisiones y de su justificación por parte de los
orientadores y/o del equipo en su conjunto
- las necesidades de formación y su justificación por los orientadores, así
como el modelo efectivo percibido y/o manejado en su actualización.
Para poder acceder a este tipo de conocimiento se creyó oportuno diseñar una
investigación de tipo etnográfico (Agar, 1987; Goetz, 1988; Patton, 1990; etc.),
enfocada hacia tres aspectos de la acción orientadora: metodología de interven-
ción, competencias requeridas y necesidades de formación para el puesto de
trabajo. Dada la escasez de espacio, expondré a continuación algunos de los presu-
puestos metodológicos en que se ha basado el presente trabajo, refiriendo al lector a
la Memoria de la investigación para más detalles (Álvarez, 1993).
La investigación etnográfica planteada se ajustó al modelo de estudio de un
caso, 'caso crítico' (Patton, 1990) o 'caso típico ideal' (García Jiménez, 1991) y
para la selección del mismo se siguieron los siguientes criterios: interés de los
miembros del equipo por la investigación a desarrollar, accesibilidad de los infor-
mantes, coherencia funcional del caso, inculturación de sus componentes (Spradley,
1979), presencia efectiva en el equipo de psicólogo y pedagogo y experiencia
suficiente y continuada en el puesto de trabajo.
Por lo que se refiere a la validez y fiabilidad de los datos, se tuvieron en cuenta
las consideraciones efectuadas por diversos autores (Guba, 1983; Brenner, 1985),
que ponen en duda la aplicación de estos dos conceptos clásicos en la investigación
de hechos sociales, optándose finalmente por la propuesta de Guba. En consecuen-
cia se han manejado cuatro cuestiones: credibilidad o valor de verdad de los datos;
transferibilidad o aplicabilidad de los datos desde el contexto investigado a otros
contextos; dependencia, que hace referencia a la consistencia/estabilidad de los
datos producidos por los instrumentos de la investigación; y confirmabilidad o
posibilidad de confirmar la existencia y adecuación de esos datos respecto a las
interpretaciones realizadas sobre ellos.
La recogida de datos tuvo lugar entre abril de 1992 y enero de 1993 mediante
doce entrevistas en profundidad, tres sesiones de análisis de materiales y una sesión
de observación (Cuadro 3), respetando en lo posible las exigencias planteadas por
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CUADRO 3
TÉCNICAS Y CRITERIOS DE LA RECOGIDA DE DATOS
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CUADRO 4
SISTEMA DE CATEGORÍAS PARA EL ANÁLISIS DE DATOS
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E) Los datos sobre los procesos decisionales para justificar las opciones meto-
dológicas por parte de los orientadores nos llevan necesariamente al terreno de las
teoría e ideas implícitas de los orientadores. A partir de ellas cabe concluir las
siguientes percepciones sobre la metodología utilizada.
- Las innovaciones metodológicas en la acción orientadora son necesarias a la
vista de los resultados que se han obtenido con los métodos tradicionales. No
obstante, están condicionadas por las siguientes variables:
La percepción de los demandantes del modelo estructural de servicios desde el
que se interviene. Las innovaciones que contradicen estas percepciones suscitan
reacciones de desconfianza o rechazo.
Las características del contexto (tipo de zona, status del profesorado, etc.).
El propio status del orientador como elemento externo en relación con la
situación de intervención.
Las actitudes personales/profesionales del orientador y del equipo frente al
contexto de intervención.
- La estrategia y metodologías de intervención adoptadas por el equipo inves-
tigado se justifican en base a los siguientes principios:
a) Las intervenciones orientadoras que no implican al profesorado o centro
demandantes son inútiles en la media en que no promueven cambios en los
planteamientos/dinámicas de los agentes de la educación. La acción orientadora
tiene que perseguir su propia integración en la propia dinámica de los cen-
tros.
b) Determinadas demandas de intervención, aunque prescritas institucional-
mente, no deben ser atendidas en función de la previsible ausencia de implicación
en el tratamiento posterior por parte de los agentes educativos institucionales o
familiares. Aparece, pues, como sumamente útil para propiciar innovaciones meto-
dológica la puesta en práctica de una doble estrategia de 'abandono del diagnósti-
co' y de intervención condicionada.
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Una visión de conjunto, tanto de los datos aportados por otras universidades
como de los adquiridos a través de nuestra trayectoria profesional en la Universidad
de Sevilla, nos anima a platear algunas sugerencias que, creemos, pueden redundar
en una mayor efectividad de las tareas investigadoras que venimos desarrollando.
a) Parece necesaria una acción investigadora que trascienda los ámbitos restrin-
gidos en los que actualmente nos estamos moviendo (el de la propia universidad, los
microtemas de tesis u otros temas de trascendencia casi individual). Las profesiones
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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MESA REDONDA
,
LAS REDES DE INFORMACION
por
Tejedor Tejedor, F.J. 1 (coord.); Aliaga Abad, F. 2; González Such, J. 3;
López González, E. 4; Rodríguez Gómez, G. 5 Y Salvador Blanco, L. 6
Universidad de Salamanca.
2 Universitat de Valéncia.
3 Universidad Complutense de Madrid.
4 Universidad de Sevilla.
5 Universidad de Cantabria.
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Entre las diversas posibilidades que ofrece el estar conectados a las redes globa-
les de ordenadores está el acceso a diverso material escrito, tales como consultar
una gran cantidad de libros (el texto completo suele estar disponible tanto on line
como en archivos de texto), revistas, actas de congresos, informes administrativos,
bibliotecas, editoriales, etc. Se pueden consultar igualmente una gran cantidad de
bases de datos especializadas, tales como ERIC, o el Current Awareness. La magni-
tud de la información así accesible es difícil de imaginar.
Existe también una gran cantidad de foros especializados donde los profesiona-
les e investigadores de un área determinada pueden establecer entre sí un contacto
muy fluido que les permite un intercambio instantáneo de opiniones e informa-
ciones sobre los temas más diversos, lo que permite métodos de colaboración (y por
qué no decirlo, también de crítica) mucho más flexibles y activos que los tradicio-
nalmente utilizados (textos escritos, congresos presenciales). De hecho, la posibili-
dad de establecer Congresos Virtuales (es decir, a los que no hace falta asistir en
persona, pero en los que se puede participar desde cualquier ordenador conectado a
la red) incrementa muy notablemente la capacidad de interacción y de intercambio
de pareceres entre los investigadores. De esta mayor facilidad de contactos se deriva
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Son similares a las listas de correo. Son grupos en los que se trata de algunos
temas definidos. Cada usuario se conecta a esos grupos y puede leer -y enviar-
todos los mensajes que quiera. Dentro de Internet existen más de 10.000 grupos de
discusión o forums. El grupo de discusión de AIDIPE es Aidipe.es. Podemos
contactar con él (o con cualquiera de los grupos de discusión a través de software
específico como Nuntius, Newswatcher, etc.). Una opción puede ser conectarnos a
grupos de discusión «en vivo», es decir, conectarnos a grupos físicos de personas que
hablan en tiempo real a través del ordenador mediante la IRC (Internet Relay Chat)o
Se trata de establecer una conexión remota a otro ordenador lejano de forma que
prácticamente estaremos utilizando el otro ordenador a través de nuestro monitor y
teclado. Nos permite conocer el contenido de un ordenador, utilizar su software, etc.
mediante esta conexión. Existen diferentes programas en el mercado, cada uno
adecuado para su entorno operativo.
293
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2.6. Gopher
D
D
Otros Gophers de ¡nteres para la ¡nuest¡gac¡on educatiua §fiIi§:
AIRA: American Educational Research Association
AskERIC : ERIC on-line
..
D The National Distanoe Learning Center
D EDUCOt1 Documents and Ne'I'TS
D ERIC Clearinghouse on Assessment and Evaluation
D Libros electronicos: Proyecto Gv.temberg
D IBt1 ACIS Higher Education Information Server - IKE
D U. S. Departament oí Educa tion
D Apple
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¿Qué es···AIDIPE?
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••
•••
a.Dific'llltades en el Apmn.dizaje
•.• Nódos.sobl:"e 000.0$ 'JI otros l"ec111'ZOS t¡.lBma.m.es en educación
• .PUb1í!;acignes
• Bases de datos en educación
Como nos recuerda Tejedor (1995) «hasta hoy las revistas y libros impresos
constituían la base del conocimiento y la comunicación del mismo, pero las posibi-
lidades que nos ofrecen en la actualidad los medios telemáticos hacen que se vayan
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4-
©1991-95 Univeorsity of Minneosota. 1+. <1I::: +H1
Hasta la llegada de las redes de comunicación, el formato de presentación de una
revista tomaba como base el papel impreso, mas una revista electrónica carece de
este tipo de soporte, aunque puede ser trasladado a papel siempre que el suscriptor
o usuario así lo desee. Los artículos que componen un ejemplar de una revista
electrónica se archivan en ficheros en un ordenador central. El acceso a estos
ficheros se puede realizar de varias formas, siendo las más comunes a través de
herramientas de transferencia de ficheros (FTP) y/o consultores Gopher o a través
de World-Wide Web (WWW). Progresivamente se va dando una implantación
mayoritaria de WWW, dadas las posibilidades gráficas del mismo, que nos permite
reproducir cualquier tipo de material textual, gráfico e incluso sonoro.
Sea cual fuere el modo adoptado, lo cierto es que la información estará a
disposición de todas aquellas personas que tengan acceso a las herramientas citadas,
aunque siempre cabe la posibilidad de establecer filtros de selección que reduzcan
este acceso. No obstante, dada la función divulgativa de cualquier revista científica,
por lo general el acceso es abierto. Por tanto, cualquier persona, desde cualquier
lugar del mundo, teniendo acceso a la red de servicios INTERNET podrá localizar
cualquier revista electrónica y disponer al momento del contenido de la misma.
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Location: Ihttp://www.uv.es/.aidipe/6~.html
Publicaciones
a JoUTJ.W oi Sta.tistics in. Edllcation(lK)
• Joumal OÍ Odeucatíonal Policy. .6.n.~~:ís
• Guía de Pllolicación del JOtID)'$,} oi Stawücs Edu.cation (l1K)
• Foro ¡;l,e d:ísc1.1.siór& electrónico sobre artículos aparecidos en el Jom:nal oi Statistics Education (lK)
• EhwQ.uede1'l en el Joum:el oÍ Statistics Edl1cation (4K)
• Plll)lice.cíones sol)re Ciert.Cla Cognitiva (19K)
• Pl1blice.c:iDnes y. comIDlÍ.Ce.cÍOnBs de la, COJmnonwe$,}th oÍ Le~ (23K)
• Pu eviBtasl~' ca.p.itulos de lio:t:08', i.I'lOnogmicos .. :etc. (40K)
•• DataBus
• ~l.Cationel Tectmology JOl1rnel (lK)
• ~y'llaous m~az:íne
• Pl1blica.cíones de revistas " li'l):t:Os etc desde 1992' [.testa. la a.ctIJ,eJidad (70K)
1
a) Ampliar la capacidad que hasta estos momentos dispone AIDIPE para estable-
cer un intercambio científico entre todos los interesados por la investigación y
evaluación educativas, a nivel del estado español y de la comunidad internacional,
sobre todo la representada por los países iberoamt:ricanos.
b) Promover el intercambio de información acerca de investigaciones y evalua-
ciones de carácter educativo.
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TABLA 1
FRECUENCIA DE ACCESOS A REVISTA ELECTRÓNICA DE INVESTIGA-
CIÓN y EVALUACIÓN EDUCATIVA
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Los Campos que componen la Base de Datos DA TRI son los siguientes:
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Esta Base de Datos está dirigida a personas o entidades que por su ubicación
contribuyen a la difusión de la actividad científica y de desarrollo que se realiza en
el sector al que pertenecen. Entre ellos se encuentran: directores de las OTRI, de los
centros OPI, de centros de Empresa e Innovación, de Paquetes Tecnológicos; Vice-
rrectores de Investigación de las Universidades; Técnicos relacionados con la I+D
del IMPI y de Ministerios de Sanidad, Educación, Agricultura, etc.; responsables de
políticas de I+D en Comunidades Autónomas; organismos tales como Agencias de
Desarrollo Regional, Fundaciones Universidad Empresa, confederaciones empresa-
riales; centros de contacto V ALUE; así como cualquier persona o entidad que esté
interesado.
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3. Distribución en línea:
a) Conexión por X.25, Red Telefónica Conmutada, DECNET o INTERNET, al
Sistema de Información de la Base de Datos del CSIC. Esta versión está en español
e inglés, gestionada con el software BASIS K y a ella tienen acceso gratuito todas
las OTRIs, así como a las bases de datos que distribuye el CSIC en línea.
b) Conexión por X.25 o Red Telefónica Conmutada al Sistema de Información
Empresarial (SIE) del Instituto de Mediana y Pequeña Empresa Industrial (IMPI)
del Ministerio de Industria y Energía. Dispone de acceso gratuito a todas las OTRIs
así como a otras bases de datos distribuidas por el IMPI.
c) Conexión por IBERTEX por medio del Centro Servidor PLATEA del Progra-
ma Nacional de Nuevas Tecnologías de la Información y las Comunicaciones
(PNTIC). Esta versión es en español, de acceso gratuito y gestionada con el soft-
ware BRS por medio de menús.
d) Conexión por INTERNET a la Comisión Interministerial de Ciencia y Tecnolo-
gía (CICYT). Por esta vía la versión es en español e inglés y de acceso gratuito. La
conexión se puede efectuar por medio de: GOPHER, con dirección gopher.cicyt.es;
W AIS (WAISHTML); WORLD WIDE WEB (HTfP) Ydirección WWW.CICYT.ES;
FfP a través de ANONYMOUS en el nodo CHATA.CICYT.ES
Wide Area
Information
Service
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Frente a la sensación de que este primer proyecto piloto realizado durante el mes
de marzo de 1995 resultó un fracaso, el mero hecho de ponerla en marcha ha sido un
éxito y una etapa a quemar. Desde mi punto de vista tiene algunas semejanzas y
algunos inconvenientes respecto a las conferencias/congresos al estilo tradicional.
Centrándonos en los inconvenientes, podemos reflejar los siguientes:
* importancia de los plazos (cuando te quieres dar cuenta llega el día de la
conferencia y no tienes nada preparado).
* la coyuntura personal y profesional ejerce una mayor presión, de manera que
se tiene menos tiempo para preparar algo.
* los congresos habituales, además de actuar como marco de comunicación,
sirven para 'hacer currículum' a un gran numero de personas ya que, generalmente,
la posibilidad de presentación de comunicaciones es muy alta frente a la conferencia
electrónica en que el medio impone un acceso a la información más selectivo. No
hay certificados ...
* finalmente, lo que ocurre es que -quizá por la influencia de 10 que estamos
habituados a hacer en los congresos tradicionales- llegamos al momento de la
conferencia sin haber preparado los temas suficientemente y aparece el miedo al
ridículo, a decir obviedades ... (no olvidemos que la información que enviamos
puede llegar a casi cualquier lugar, mientras que en los congresos tenemos presentes
a las personas e incluso gozamos de una relativa comprensión de los demás dentro
de las áreas ... ).
Por tanto, podemos sugerir que -tras un período de implantación y familiariza-
ción con el medio- se establezcan unas directrices a caballo entre las normas de un
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En términos generales son de uso y acceso fácil (por ejemplo dentro de unos
meses en la Universidad de Cantabria cada profesor podrá estar conectado desde su
despacho a este servicio) y permiten el acceso a un cúmulo importante de informa-
ción (cada universidad suele tener al menos un servidor de este tipo, incluso unida-
des de las propias universidades tienen el propio, como por ejemplo el ICE de
Málaga -ver Cuadernos de Información 6 (Nov) 1995-). Desde el punto de vista
del usuario inexperto las listas de discusión -en particular la de AIDIPE- tiene
algún pequeño inconveniente -sobre todo para los no iniciados- y es el lenguaje
excesivamente coloquial que frecuentemente se utiliza ('aidiperos' sin ir mas lejos).
Esta jerga puede alejar a los no iniciados y por ello se debería de cuidar el lenguaje
y adoptar un tono más serio y menos coloquial cuando nos dirigimos a los miem-
bros de una lista ... dejando el lenguaje coloquial para las comunicaciones persona-
les. Aparte de este inconveniente el resto son ventajas:
* es un cauce muy importante para estar informado de actividades, preocupacio-
nes e inquietudes de compañeros
* especialmente útil para personas, áreas, departamentos con poca gente o geo-
gráficamente alejados de los circuitos 'intelectuales' y cauces de comunicación más
habituales ...
* es un cauce muy importante para informar de proyectos en curso o para la
transferencia de resultados de proyectos/investigaciones
* si cada día es más habitual el trabajo en grupos de investigación, la existencia
de las listas temáticas aparecen con una utilidad especial.
Revista electrónica:
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Revista Investigación Educativa - N.o 26 - 1995
Sugerencias generales:
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