La Fragua-Alberto Rembao

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 4

La Fragua,15 de enero del año 2007 No.

718
El periodista y filosofo chihuahuense Alberto Rembao
Alberto Rembao vivió muchos años en Nueva York, ciudad en la que editaba “La
Nueva Democracia”, revista que le dio fama y presencia entre intelectuales y artistas
de diversos países de América. Al respecto, el periodista Luís Alberto Sánchez de la
revista “Tiempo” de Bogotá, escribió en el mes de abril de 1952 un artículo
recordando que el local de la revista “La Nueva Democracia” había sido el punto de
reunión de muchos intelectuales de América y de la casa particular afirmó que había
sido el sitio donde, bajo el amparo del matrimonio Rembao se reunían a discutir
latinoamericanos con norteamericanos, entre quienes recordó a: Rufino Tamayo,
Carleton Beals, Billy Diffie, Federico de Onís, Germán Arciniega, Andrés Iduarte,
Paco García Lorca, Angélica Mendoza, Fernando de los Ríos, Daniel del Solar,
Felipe Cossío del Pomar, Pedro de Alba, entre otros.
Resaltó entre las cualidades de Rembao que era un intelectual de la mentalidad mas
tolerante y respetuosa al grado de que nunca preguntaba a ninguno de sus
interlocutores qué religión profesaba ni cual era su filiación política, destacando que
para admirar y hacer amistades a Rembao le bastaba con que se tratara de personas
cultas y, hasta donde fuera posible saberlo, “limpios de entendimiento y alma”.
Escribió que en la ciudad Nueva York “donde se ahogan miles de extranjeros, donde
se habla el peor inglés del mundo, donde se practica la peor cortesía del Universo,
donde se cometen los mayores crímenes y se acuñan las mayores filantropías”,
Rembao, con sus treinta años de residencia continua, no se había dejado tragar y
conservaba el sentido vertical de su mexicanidad, aceptando frente a sus detractores
todo lo que estos decían contra México pero luego, en un rápido crescendo, devolvía
crítica por crítica, tejiendo a contrapelo argumentos de una solidez contundente.
Concluyó en su artículo, Luís Alberto Sánchez, que no había sudamericano de valía,
que llegando por una u otra razón a Nueva York no hubiera recalado a la oficina de
Rembao quien, generosamente escuchaba, no dejando indemne ninguna buena causa,
aportándole a sus visitantes sabias orientaciones, fruto de la sólida formación
intelectual y de la sabiduría que le había dejado el viajar por las principales ciudades de
América, Europa y Asia, donde había conocido e interactuado con grandes
personalidades de la época como fue el caso de Gandhi.

Alberto Rembao y Miguel R. Mendoza


En cuanto a las relaciones personales con la gente de su tierra, puede afirmarse que en
primer lugar se encontraban sus familiares con quienes nunca perdió la relación, pero
también tuvo algunos amigos como fueron Miguel R. Mendoza, joven intelectual
avecindado en ciudad Cuauhtémoc, con quien mantuvo una intensa comunicación
epistolar especialmente a mediados de los años cuarentas y también con el escritor y
poeta Alfredo Jacob, quien durante un tiempo fue el encargado de repartir en el estado
de Chihuahua “La Nueva Democracia”.
Gracias a la generosidad, siempre espontánea y desinteresada, del señor Miguel
Mendoza (hijo) hemos conocido algunas de las cartas que conservó de su padre y así
encontramos que en una de ellas Rembao le hizo una lista de todos sus libros,
refiriéndose especialmente a “Chihuahua de mis amores”, libro que durante algunos
años estuvo a la venta en las librerías Palas Atenas y en la del Palmore del señor
Newberry.
De acuerdo a lo que Miguel Mendoza le escribía a Rembao, sabemos que en esos años
él estaba preparando una antología de escritores chihuahuenses, incluyéndolo a él, lo
cual le hizo saber, solicitándole a la vez los datos que tuviera a la mano referentes a su
biografía.
Alberto Rembao no se hizo del rogar y semanas después respondió con una carta
donde enlistó sus principales actividades, incluyendo, además algunas opiniones
relacionadas con su filosofía.
El libro que preparaba Mendoza no fue publicado pero los datos que le envió Alberto
Rembao se convirtieron en una de las pocas fuentes de información para la biografía
de este ilustre chihuahuense. Curiosamente la carta en cuestión no se escribió desde
Nueva York, sino del Hotel Colón, de la ciudad de Montevideo, Uruguay el 18 de
abril 1946.
“Mi querido Miguel Mendoza... Su carta de 8 de febrero llegó a Nueva York, y me
la reexpidieron a Río de Janeiro. En Río reposó varios días esperando mi regreso de
Belo Horizonte... La devolvieron a la postre a Nueva York por la vía lenta... Hasta
ahora me llega otra vez de Nueva York.
La semana que entra estaré en Buenos Aires, en Librería La Aurora, Corrientes 728,
Buenos Aires. Ahí tengo unos libros míos de los que sacaré unos párrafos para
enviarle por aéreo. A ver si todavía no es tarde.
Por lo que toca a su biografía, Rembao le escribió a Mendoza que había nacido en
Chihuahua el 26 de septiembre 1895. Luego como para precisar sus primeros pasos en
el periodismo, recuerda que fue papelero, primero en esta ciudad y luego en El Paso
Texas. Después, en 1911, redactor (traductor) del periódico del señor José Campos, La
Carreta ubicado en la calle Tercera entre la Aldama y la Libertad. Explica que él era el
encargado de llenar la primera plana, con traducciones de los despachos de El Paso
Herald y que le pagaban por ello $0.50 centavos diarios, porque el señor Campos decía
que eso era lo que El Padre Padilla de Adolfo Fuentes G. (Calle Aldama, enfrente del
Foreign Club) le pagaba un año antes a don Abraham González, prócer mártir
después).
Mientras estudiaba en el “Pomona College” de California fue director del diario de los
estudiantes Student Life, cargo que se definía por elección de todos los estudiantes.
Después fue corresponsal de El Heraldo de México, que editaba en los Ángeles don
Juan de Heras y “hacía” el alto poeta mexicano desterrado por huertista, Ricardo
Gómez Robelo.
Durante un breve periodo, 1921-1922, cuando recién había concluido los estudios
profesionales, regresó a México para asumir la dirección del Colegio Internacional de
Guadalajara, al mismo tiempo que se desempeñó como profesor de Lengua y
Literatura en la Escuela Normal, sustituyendo al maestro don Agustín Basave y Del
Castillo Negrete, quien durante ese año había recibido una beca para estudiar en
Alemania.
Fue también Jefe fundador del Negociado de habla castellana del Foreign Language
Information Service, 222 4th Avenue, New York. Desde 1938 fue redactor de la revista
La Nueva Democracia, de la cual se dice que elaboraba él mismo “de punta a punta” ,
como si fuera solo suya.
En 1925 fundó Nueva Senda, evangélica, revista que circulaba principalmente en Los
Ángeles, Cal. En el año 1929 fue delegado ponente al primer congreso de evangélicos
latinoamericanos con la ponencia “Problemas industriales y rurales”.
Delegado latinoamericano en la Conferencia Ecuménica de Madrás en la India, de
1939. Fue entonces cuando visitó a Gandhi en su casa, siendo huésped tres días.
También visitó a Rhao Ambedkar, jefe de los parias. Viajó de Banares a Bombay con
el Pandit Jawaharlal Nehru, jefe del partido socialista; brazo derecho de Gandhi.
Delegado al Congreso Científico Panamericano de Washington, de 1940.
Delegado al Congreso de Literatura Iberoamericana, Nueva Orléans, de 1942.
Delegado al Congreso Academia Ciencias Políticas y Sociales, Filadelfia, de 1941.
Colaborador de número, cada ocho días enviaba dos artículos a La Prensa de San
Antonio, Texas, desde 1930. La Opinión de Los Ángeles, desde 1930. El Tiempo, de
Caracas Venezuela. La Hora, de La Paz, Bolivia, etcétera. (Colaboraciones pagadas).
Estas fueron las actividades más relevantes que le enlistó Rafael Rembao a Miguel R.
Mendoza y de las cuales han tomado nota casi todos los que después escribieron algún
artículo o semblanza en su memoria.

Alfredo Jacob y Alberto Rembao


En cuanto a la relación amistosa con Alfredo Jacob, esta se hizo publica días después
de que se dio la noticia de la muerte de Rembao.
El martes 13 de noviembre de 1962, en la primera plana de “El Heraldo de la tarde”
apareció una pequeña nota por medio de la cual se informaba que el sábado anterior
(10 de noviembre) había muerto el “viejo periodista” Alberto Rembao en Nueva York,
se enlistaban algunos datos sobre su obra y se mencionaba que su esposa se llamaba
Julia Gracia de Rembao y que no habían tenido hijos.
Días después, también en El Heraldo, pero en el diario matutino, se publicó un extenso
artículo de Alfredo Jacob quien se refirió a la muerte de Rembao como un suceso que
no solo había que llorarlo en Chihuahua, sino en la América entera. Después de
afirmar que muy pocos chihuahuenses conocían en su mas justa y exacta altitud la
obra de Rembao, reconoció que él mismo no tenía mucha información sobre su vida
en Chihuahua, sin embargo en las líneas siguientes hizo un análisis de la obra
intelectual de Rembao y particularmente de la revista La Nueva Democracia. El
recorte que tuvimos a la vista no tiene la fecha aunque es casi seguro que se publicó la
misma semana en que apareció la nota arriba mencionada. De cualquier manera
vamos a transcribir algunos de los párrafos de este artículo de Alfredo Jacob.
“Llevaba mas de treinta años de residir en Nueva York, solo atento a la pulsión de
lo hispanoamericano que él hacia saber a través de la magnifica revista “La Nueva
Democracia” de la que fue digno director. En Rembao se daba –para decirlo de una
buena vez- el americano de elección, dígalo si no su pensamiento a través de los
escritos en esta revista. Selecto era el material que cada trimestre ostentaba y
selectos, también, los colaboradores, entre quienes se encontraban: Gabriela
Mistral, Alfonso Reyes, José Vasconcelos, Arturo Capdeville, Gastón Figueira,
Juana de Ibarbourou, Francisco Romero y tantos mas, pero no se crea que La Nueva
Democracia era expresión de una sola raza, sino que en ella había lugar, así mismo
para lo europeo, para todo aquello que por su dignidad y hondura en el decir diera
lustre a la especie humana.
Con cada entrega de la revista Rembao nos ofrecía un banquete espiritual de primer
orden. Ahí se apretaban en selecta gavilla, artículos estrictamente literarios,
ensayos filosóficos profundos, bellas descripciones, críticas sesudas y hermosos
poemas cuyo valor siempre estará actualizado por su intemporal calidad y por su
belleza. Quien quiera que espigue en la colección de La Nueva Democracia, hará la
tarea del mayoral que después de los años siempre encuentra nuevas las cosechas
almacenadas. Y en ese posible paseo por el continente de las letras nos saldrá al
paso el Rembao escritor que muy pocos saben.
El hombre conocía su “oficio” cómo el que mas. Y le advertíamos en sus logros un
como regodeo en la pericia que fue ameritando a golpes de disciplina. No era fácil
leerle sino que era deleitoso. Apretado pensamiento el suyo, andaba all día con
filosofías medulares y con teologías hechas dinámica actual. Sus cuidados iban del
hombre a dios y quería que dios se nos abajara hasta la entraña en pensamiento y
acción y no le sintiéramos como fuerza inasible y lejana. Y de este modo no había en
su saber sino selva y monte de tan densos en la idea. Así, su erudición era ancha y
madura que venía a ser en su prosa, limpia ornamentación de la esencia mayor de su
decir. Su principal preocupación fue el hombre en sus más excelentes
manifestaciones del espíritu. De este modo, no pasaba inadvertido para Rembao su
circunstancia que en su antena intelectual captaba con envidiable tacto.
Hubo un tiempo en que mi entusiasmo y admiración me llevaron a comunicarme
con Rembao. Sentía entonces su cercanía espiritual y su amistad como precioso don.
Y aquel afecto me obligó a hacerme distribuidor de su revista en esta ciudad por
algún tiempo. Conservo todavía sus cartas en donde me manifestaba sus
preocupaciones por Chihuahua y los chihuahuenses y yo, a mi vez, le respondía
dándole noticia de la heredad querida e instándole a que bajara hasta estos eriales.
Rembao no volvió a Chihuahua pero en la trama de su corazón siempre estuvo el
lar amado con ardiente presencia. Allá en la Babel de Hierro, los chihuahuenses
teníamos en él la proyección continental que otros no han sabido dar. Era el atento
vigía que en suelo extraño captaba el mensaje de los mejores espíritus de América y
lo hacía correr mundo en las páginas de La Nueva Democracia.
Ilustre el hombre, ejemplar el chihuahuense, no estaría por demás que le
conociésemos con mas cariño y anchura el paisanaje, pues que es de lo poco bueno
que podemos mostrar a la familia americana. Y para tal empresa, ningún
conocimiento mayor y mejor que leerle en sus magníficos artículos y en sus libros.
Con él se nos ha ido un gran amigo, un distinguido escritor, un paisano inolvidable
y en el duelo de su ausencia hagamos que su nombre alcance entre los chihuahuenses
un lugar distinguido en el afecto y en la admiración.

También podría gustarte