Calidad Alimentaria
Calidad Alimentaria
Calidad Alimentaria
Existe también una calidad de uso que reúne aquellos atributos relacionados con
una mayor aceptación del alimento por el consumidor, al facilitar su preparación,
conservación o consumo, por ejemplo, reduciendo el tiempo de elaboración
culinaria o la frecuencia de compra. Principalmente se alude a propiedades como la
vida útil prolongada, el envasado que permita aperturas y cierres múltiples,
información exhaustiva en el etiquetado, o facilidad de preparación (productos de
IV gama, platos preparados), o incluso de consumo (comida rápida, entremeses).
Estos atributos permitirían reducir la frecuencia de compra y el tiempo empleado en
la preparación y consumo, y los alimentos que tienen estas características se
denominan de conveniencia (convenience foods). Este último tipo de calidad puede
ser identificada, según el modelo de Kano, como atributo sorpresa, características
que en principio el consumidor no espera, pero que acaban siendo valoradas.
Apreciación de la calidad
Así pues, el concepto de calidad del alimento y los elementos que la integran no
son inalterables y en las últimas décadas se han incorporado nuevos atributos. Esta
evolución es fruto de los avances en el conocimiento y de los cambios en la
estructura socio-cultural y económica de la sociedad. Además, la industria
alimentaria dispone de herramientas de mercadeo con las que puede influir en los
gustos y necesidades del consumidor, o lo que es lo mismo, en la esencia y
percepción de la calidad, atribuyendo al producto características intangibles (Rivera
Vilas, 1995).
Para reestablecer la confianza de los consumidores, dañada por las crisis, las
autoridades sanitarias europeas han optado por reclamar un nivel elevado de
protección de la salud de los consumidores, debiéndose garantizar un alto grado de
seguridad alimentaria (CE 2002). Además, el Acuerdo sobre la Aplicación de
Medidas Sanitarias y Fitosanitarias alcanzado por los países de la OMC en 1995
obliga a éstos a formular dichas medidas, destinadas a proteger la salud del
consumidor, sobre la base de procedimientos científicos de evaluación de riesgos
sanitarios. Por todo ello, en la Unión Europea se ha optado por crear un organismo
independiente dedicado a la evaluación y comunicación de riesgos, la Autoridad
Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), cuyas tareas principales son la emisión
de dictámenes científicos independientes sobre cuestiones relacionadas con la
seguridad alimentaria, la recopilación y el análisis de datos sobre los riesgos
potenciales o emergentes y el establecimiento de un diálogo permanente con los
agentes implicados (consumidores, productores, estados miembros; Oanta, 2007;
Langreo y Benito, 2006).
Lo que conocemos como cadena alimentaria se dispone como una red en la que las
industrias agroganadera y alimentaria son los principales eslabones, pero existen
otras empresas que establecen una relación lateral, p.ej. suministradores de
productos y servicios como proveedores de envases, fármacos y aditivos,
consultorías, organismos certificadores o laboratorios. Algunos eslabones, sobre
todo en etapas primarias, tienen problemas específicos como el bajo nivel de
formación, escaso reemplazo generacional o excesiva dependencia climática. En la
industria transformadora los problemas son los volúmenes reducidos de producción,
el suministro estacional, el carácter perecedero de las materias primas y su
heterogeneidad. Estas últimas características tienen gran importancia en la gestión
de la calidad en la industria alimentaria, ya que obstaculizan el suministro continuo
de niveles de calidad homogéneos. La etapa de distribución comercial en la que se
ubican el transporte, almacenamiento, venta y manipulación de alimentos, tiene
una importancia esencial y su objetivo es mantener al menos los niveles de calidad
alcanzados en fases anteriores. Para productos refrigerados y congelados, el
mantenimiento de la cadena de frío es absolutamente necesario en este eslabón
previo al consumidor.
Trazabilidad
La complejidad de la cadena alimentaria y los posibles riesgos sanitarios existentes
resaltan la necesidad de implantar sistemas de trazabilidad que permitan conocer
las etapas seguidas por las materias primas desde su producción o cosecha y el
destino final de los productos, y que estén integrados como herramienta de gestión
en el sistema de Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control (APPCC o HACCP).
La trazabilidad se emplea como mecanismo de control de la procedencia y destino
de los alimentos en las etapas de la granja a la mesa, y sirve para identificar y
retirar productos no conformes. La trazabilidad agrupa procedimientos que
permiten conocer la historia, ubicación y recorrido de un producto o lote a lo largo
de la cadena de suministros en cualquier momento. La trazabilidad es descendente
si permite localizar los lotes a lo largo de la cadena de suministros, siendo útil para
los fabricantes; es ascendente cuando persigue conocer el origen de la mercancía y
los procesos por los que ha pasado antes de llegar al punto final, y es de utilidad
para distribuidores. Existe también una trazabilidad interna o de procesos que
comprende la capacidad de rastrear a lo largo del proceso de producción. Los
beneficios para la industria, el consumidor y la administración son claros, ya que se
favorece la gestión de la calidad del alimento al reducir productos no conformes, se
permite la diferenciación de los productos alimentarios, se mejora la gestión y
logística de inventarios, y la seguridad alimentaria se ve reforzada al permitir la
retirada de productos mediante el empleo adecuado de los sistemas de alerta.
Por otra parte, las características de calidad, para su análisis y gestión, deben
traducirse a lenguaje matemático; una determinada característica (p.ej., peso,
color, terneza) debe expresarse numéricamente para describir una
población/lote/muestra mediante términos estadísticos (distribuciones estadísticas,
valores medios, y desviaciones). Desde un punto de vista matemático se puede
decir que la calidad de un producto permanecerá constante mientras no se
modifique la distribución estadística de sus características de calidad. Algunos
atributos sensoriales tienen un carácter subjetivo y son evaluados por paneles de
catadores. Para ello se cuida especialmente la selección y entrenamiento de los
paneles, el diseño de las hojas de cata, la metodología y el análisis estadístico de la
información obtenida. Algunos atributos de calidad pueden ser valorados por el
consumidor únicamente en el momento de la compra o el consumo (denominados
atributos experiencia) mientras que otros solo lo serán mediante análisis por
personal especializado, no consumidores, siendo atributos creencia. Para paliar
este inconveniente, este último grupo es presentado al consumidor mediante
información en etiqueta, p.ej. mediante marcas de calidad que, como se ha visto,
certifican la adhesión del productor a estándares de calidad.
¿Cuáles son los principales riesgos sanitarios que deben ser prevenidos en esta
fase?
En producción animal, es evidente que los animales deben recibir piensos con
garantías sanitarias, no solo para prevenir la aparición de patologías en las
explotaciones, sino también para evitar la transmisión de algunos de esos
problemas (zoonosis) al consumidor.
En otro orden de cosas son bien conocidos algunos de los efectos de la alimentación
animal sobre la composición de los alimentos de origen animal. Mayor ingestión
provoca no solo aumentos en los niveles de producción (ritmos de crecimiento,
producción de leche) sino que, además, da lugar a cambios en la composición del
producto. En el caso de la producción de carne, es conocido que un mayor nivel de
ingestión está asociado con un mayor acúmulo de grasa de la ganancia de peso; al
aumentar el ritmo de crecimiento se alcanza el peso al sacrificio a una menor edad,
y las características organolépticas de la carne varían con el grado de madurez del
animal. Si bien los sistemas de producción intensiva han garantizado la
disponibilidad de suficiente cantidad de alimentos de origen animal para abastecer
la demanda creciente a un precio asequible, también es cierto que este proceso ha
ido acompañado de un cambio drástico en las características del producto obtenido.
Sirva como ejemplo la comparación entre el pollo industrial o el pollo de corral, o
entre el cerdo industrial y el cerdo ibérico. En el presente, a medida que aumenta el
poder adquisitivo, el consumidor demanda un producto de mayor calidad, un
retorno a sistemas más extensivos de producción con el que se obtenga un
producto más hecho, aún a expensas de alargar los ciclos productivos. No
obstante, este ejemplo nos lleva una vez más al componente subjetivo inherente al
concepto de calidad, ya que muchos manifiestan una preferencia por los alimentos
obtenidos de un modo más industrial, aduciendo que son más tiernos y apetecibles
que los de animales de mayor edad criados en condiciones más extensivas. Es
obvio que los hábitos de consumo adquiridos durante las últimas décadas justifican,
en gran medida, esta aparente contradicción, y que el cambio en dichos hábitos ha
de ser un proceso gradual.
Otro aspecto interesante es el del posible efecto del tipo de alimento que reciben
los animales sobre la calidad del producto. Algunas materias primas utilizadas en
producción animal (harinas de pescado, ensilados) pueden afectar a las
características organolépticas de la carne o de la leche, circunstancia que es preciso
tener en cuenta cada vez en mayor medida.
Una última cuestión es la medida en que el productor puede influir sobre las
características del producto obtenido mediante cambios en la alimentación de los
animales. En numerosos trabajos realizados en la última década se investigan los
factores nutricionales que afectan al contenido proteico de la leche o a la
composición en ácidos grasos de la carne. Quizá el mejor ejemplo de esto sea el del
cerdo ibérico, ya que en los animales monogástricos hay una relación directa entre
el tipo de alimentos consumidos por el animal y la composición de la grasa corporal.
El tipo de alimentos que recibe el cerdo ibérico en montanera determina el depósito
de grasas más insaturadas. Otro ejemplo es el intento de aumentar el contenido de
ácido linoléico conjugado en la grasa corporal o láctea de los rumiantes mediante la
manipulación de los procesos de fermentación ruminal. Este ácido graso es un
compuesto intermediario en la hidrogenación de las grasas que ocurre en el rumen
y su consumo por el hombre parece ser muy beneficioso por su importante
actividad anticarcinógena. Es por ello que una mayor presencia de este ácido en la
carne o en la leche determinaría un producto de mayor calidad obtenido mediante
actuaciones a nivel de la alimentación animal.
Calidad
su especie”.
Calidad de un alimento
Bello 2005: “Capacidad de dar respuesta a unos fines concretos, por la que
•Sufren tratamientos:
•Favorecer su uso.
•Conservación.
•Caracteres organolépticos.
•Variedades.
•Suelo de cultivo.
•Tipo de alimentación.
CALIDAD ATRIBUTOS
- Características positivas:
•Valor nutritivo.
•Propiedades sensoriales.
- Características negativas:
•Contaminantes bióticos.
•Contaminantes abióticos.
Criterios de calidad
- Propiedades organolépticas:
•Apariencia (visión).
•Textura (tacto).
- Propiedades funcionales.
- Estabilidad.
Calidad alimentaria
- Sostenible:
•Organoléptica.
•Tecnológica.
•Nutricional.
- Comercial:
•Uso o servicio.
•Higiénica.
•Economía estable.
Calidad higiénica
(IDA):
- Compuestos tóxicos.
- Contaminantes:
•Cadena alimentaria.
•Proceso de fabricación.
•Proceso de fabricación.
Aspectos sanitarios
•Riesgo enfermedad.
por 3 factores: