Anuario Grhial 15 (Numerocompleto) 2021

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anuario GRHIAL

Año 15, vol. XV, núm. 15


Enero-diciembre, 2021
Depósito Legal
Historia de la cultura, PP200908ME20
las ideas y las mentalidades colectivas ISSN 1856-9927

Revista Digital
http://www.saber.ula.ve/anuaariogrhial
Universidad de Los Andes
Departamento de Historia Universal
Grupo de Investigaciones sobre Historia de las Ideas
en América Latina (GRHIAL)

Collage de la obra pictórica de la artista Bethania Uzcátegui

Mérida-Venezuela
anuario GRHIAL. Universidad de Los Andes
Facultad de Humanidades y Educación. Escuela de Historia. Departamento de Historia
Universal. Grupo de Investigaciones sobre Historia de las Ideas en América Latina. ISSN
1856-9927. Mérida. Año 15, vol. XV, núm. 15, enero-diciembre, 2021

anuario GRHIAL es una publicación periódica anual, digital,


arbitrada e indizada que tiene como objetivo: la promoción de la
discusión, el diálogo y el intercambio entre investigadores de distintas
partes del mundo, así como también la divulgación del conocimiento.

Comité de Editores
Elvira Ramos (ULA-Mérida): eramos00@gmail.com
Teresa Bianculli Olivo (ULA-Mérida): tbianculli@yahoo.com
Jorge Magaña Ochoa (UNACH-México): jorge.magana@unach.mx
Esther Morales Maita (ULA-Mérida) †
Marisol García Romero (ULA-Táchira): profesoramarisolgarcia@gmail.com
Rafael Cuevas Montilla (ULA-Mérida): rafaelcuevasm@ula.ve
Mary Elizabeth Romero Cadenas (ULA-Mérida): ecoartemary@gmil.com
Miguel Angel Rodríguez Lorenzo (ULA-Mérida): marl@ula.ve

Directora
Marisol García Romero (profesoramarisolgarcía@gmail.com)

Entes financieros
Universidad de Los Andes (ULA)
Grupo de Investigaciones sobre Historia de las Ideas en América Latina (GRHIAL)
Departamento de Historia Universal
Consejo de Desarrollo Científico, Humanístico, Tecnológico y de las Artes
(CDCHTA-Apoyo Directo a Grupos)

Traducciones de resúmenes y títulos


T. D.
Corrección de estilo
Marisol García Romero

Dirección
Avenida Las Américas, Núcleo La Liria. Facultad de Humanidades y
Educación. Edificio A, Carlos César Rodríguez. Planta Baja
Departamento de Historia Universal
Estado Mérida, Venezuela. Código Postal 5101.
Teléfonos 00582742401811 - Extensión: 1836
E-mail: anuariogrhial@gmail.com; histuni@ula.ve; hhistoria2018@gmail.com
Página Web: http://www.saber.ula.ve/anuariogrhial
Facebook: https://www.facebook.com/profile.php?id=100010523820935
https://www.facebook.com/Anuario-Grhial-13474120118685356
anuario GRHIAL. Universidad de Los Andes
Facultad de Humanidades y Educación. Escuela de Historia. Departamento de Historia
Universal.
Universal.
Grupo
Grupo
de de
Investigaciones
Investigaciones
sobre
sobre
Historia
Historia
de de
las las
Ideas
Ideas
en en
América
América
Latina.
Latina.
ISSN
ISSN
1856-9927.
1856-9927.
Mérida.
Mérida.
AñoAño
15,15,
vol.vol.
XV,XV,
núm.
núm.
15,15,
enero-diciembre,
enero-diciembre,
20212021

Comité de arbitraje:
Fabricio Vivas (UCV / AGN - Caracas)
Carlos Lantieri (ULA – Mérida)
Vladimir Acosta (UCV - Caracas)
Jacqueline Clarac de Briceño (ULA - Mérida)
Alexis Berríos Berríos (USR - Valera)
Antonio Vale (ULA - Trujillo)
Inés Quintero Montiel (UCV / ANH - Caracas)
Sinesio Márquez Sosa (UCLA - Barquisimeto)
Salvador Bernabéu Albert (EEHA - Sevilla)
Ramón Rivas Aguilar (ULA - Mérida)

Asesores científicos:
J. M. Briceño Guerrero † (ULA - Mérida-Venezuela)
Palmira Vélez Jiménez (Universidad de Zaragoza-España)
Lionel Pedrique (ULA - Mérida-Venezuela)
Francisco Núñez Roldán (Universidad de Sevilla-España)
José Jesús Hernández Palomo (Escuela de Estudios Hispano-Americanos-España)
Manuel Hernández González (Universidad de La Laguna-España)
Edda Samudio Aizpúrua (ULA - Mérida)

Diagramación: Deisy Goncalvez


Imagen de la portada:
Collage de obras de la artista Bethania Uzcátegui que han sido imágenes en las
portadas del anuario GRHIAL. Técnica: Oleo sobre tela
(Fotografías de Luis Cornejo U.)

INDIZACIÓN:
Índice Bibliográfico
CLASE. CITAS LATINOAMERICANAS
REVENCYT. Índice Revistas venezolanas de Ciencia y Tecnología

En cumplimiento de la ley sobre derechos de autor, queda prohibida, sin la


autorización escrita de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de
los contenidos que se publican en el anuario GRHIAL, de los cuales son responsables
los autores que los suscriben y con los que el Comité Editorial no se solidariza.
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anuario GRHIAL. Universidad de Los Andes
Facultad de Humanidades y Educación. Escuela de Historia. Departamento de Historia
Universal. Grupo de Investigaciones sobre Historia de las Ideas en América Latina.
ISSN 1856-9927. Mérida. Año 15, vol. XV, núm. 15, enero-diciembre, 2021

PAUTAS DE PUBLICACIÓN

1. PARA LOS ÁRBITROS EVALUADORES:


- La evaluación de los trabajos para su publicación en el anuario GRHIAL. Historia de
la Cultura, las Ideas y las Mentalidades Colectivas. Revista digital se realizará a través de
un arbitraje interno y externo, el primero condición para realizar el segundo. El Comité
de evaluadores recomendará a los especialistas idóneos para el arbitraje, quienes no
conocerán los nombres de los autores ni estos el de los árbitros. Los evaluadores
designados recibirán una planilla elaborada a tal fin, en la que consignarán los resultados
del arbitraje.

ARBITRAJE INTERNO
- Los(as) evaluadores(as) registrarán la presencia o ausencia de los aspectos formales
establecidos en las PAUTAS PARA LOS AUTORES y que deben regir en la presentación
de los trabajos: Pertinencia con las especialidades de la revista y su estructuración, C.V. de los
autores, Título (castellano e inglés), Márgenes, Extensión, Resumen, Abstract, Palabras clave y
Key words; Subtítulos enumerados en arábigos de forma continua, Letra, Espacios, Normativa
APA y Cualquier criterio adicional que establezca el árbitro.
- Para recomendar la publicación sin modificaciones, el árbitro tomará en cuenta el
cumplimiento del 100% de los ítems. Para recomendar la publicación con modificaciones, que
el-la [los-las] autor [es-as] deberán satisfacer, el cumplimiento debe haber sido del 80% de los
ítems. Si los ítems faltantes superan el 80%, la publicación será rechazada.

ARBITRAJE EXTERNO
- Los(as) árbitros(as) evaluadores(as) se regirán por un baremo en el que se indicará, con
una puntuación entre “0” y “4” (0 puntos: Deficiente, 1 punto: Regular, 2 puntos: Puede
ser mejorado, 3 puntos: Bueno y 4 puntos: Excelente), la valoración que merezcan los ítems
que se consideren: Adecuación del Título, Resumen y Palabras clave al contenido; Carácter
inédito, Sistematicidad del análisis; Claridad, coherencia, sintaxis, ortografía y cohesión del
discurso; Dominio del tema, Aportes, Contribución para futuras investigaciones, Conclusiones
acordes con los objetivos planteados, Criterios adicionales que pueda establecer el evaluador y
su Apreciación general.
- Para recomendar la publicación sin modificaciones del trabajo evaluado, éste deberá sumar
entre 35 y 40 puntos. Para recomendar la publicación con modificaciones, a las que el-la
(los-las) autor (es-as) darán oportuna satisfacción, deberá obtener más de 30 puntos. Si
la sumatoria es inferior a los 30 puntos, la publicación será rechazada.

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Facultad de Humanidades y Educación. Escuela de Historia. Departamento de Historia
Universal. Grupo de Investigaciones sobre Historia de las Ideas en América Latina.
ISSN 1856-9927. Mérida. Año 15, vol. XV, núm. 15, enero-diciembre, 2021

PAUTAS DE PUBLICACIÓN

2. PARA LOS AUTORES:


Los(as) autores(as) que consideren la posibilidad de publicar sus trabajos en
esta revista deberán adecuarlos a las siguientes pautas:

1°) Dirigir una comunicación a los editores de la revista (anuariogrhial@


gmail.com) solicitándolo, expresando aceptar el carácter inapelable de las
evaluaciones a las que será sometido y que, de ser aprobada, firmará(n) el aval
correspondiente autorizando su publicación.

2°) Presentarlo con las siguientes características:


a) Pertinente con las especialidades y estructura de la revista.
b) Currículo sintético del [de la-los-as] autor[a-es-as] en no más de 5 líneas
(60 palabras o 450 caracteres incluyendo espacios).
c) Título de máximo 15 palabras (no aplica para las reseñas).
d) Márgenes de 4x3x3x3 en páginas tamaño carta.
e) Extensión nunca superior a las 15 páginas (5.500 palabras o 35.000
caracteres incluyendo espacios) para los artículos de sólo texto, 18
páginas (igual cantidad de palabras y caracteres que en el caso anterior)
para los artículos que incluyan cuadros, gráficos e imágenes, en formato
tif ó jpg, a 300 dpi de resolución), 8 páginas (3.000 palabras o 18.500
caracteres incluyendo espacios) para los documentos, semblanzas y
entrevistas y 3 páginas (1.200 palabras o 6.700 caracteres incluyendo
espacios) para las reseñas.
f1) y f2) Resumen y Abstract no superior —en ambos casos— a las 10
líneas (140 palabras o 840 caracteres incluyendo espacios): aplica sólo
para los artículos.
g1 y g2) 3 Palabras clave y otras tantas; Key words: también aplica sólo
para los artículos.
h) Subtítulos enumerados en arábigos de forma continua, en los
cuales deberán estar los de “Introducción”, “Metodología” (seguidos
de los referidos al desarrollo del contenido), “Conclusiones” y
“Bibliohemerografía”: sólo en el caso de los artículos, i) en caso de
haber “Notas” (sólo en los artículos), el llamado en número en el texto
se hará con super-índice y las referencias, con ese subtítulo se ubicarán

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Facultad de Humanidades y Educación. Escuela de Historia. Departamento de Historia
Universal. Grupo de Investigaciones sobre Historia de las Ideas en América Latina.
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después de las ‘Conclusiones’ y antes de la ‘Bibliohemerografía’.


j) Letra Times New Roman (tamaño .12 para el texto, .11 para las citas
superiores a 4 líneas o 40 caracteres con espacios fuera del texto y .10
para las notas).
k) Interlineado de 1.5 para el texto y 1.0 para las citas fuera del texto y
notas.
l) Normativa APA (Apellido del autor, Año de edición: página. En las
referencias de Internet, en lugar de la página se señalará “<en línea>”
y la fecha de consulta).
m) No haber publicado en la revista en los dos números anteriores.

3°) La evaluación (interna) de los anteriores aspectos es condicional para la de


contenidos (externa) y para ser aprobada sin modificaciones requerirá contener
entre el 85 y el 100% de ellos, con modificaciones [que debe(n) hacer el(la-los-
las) autor(a)-es-as)] el 80% o más. Al carecer de más del 80%: serán rechazados.

4°) El contenido necesitará:


a) Concordancia con Título, Resumen y Palabras clave.
b) Ser inédito.
c) Hacer análisis sistemático.
d) Redacción clara y coherente, con sintaxis, ortografía y cohesión discursiva.
e) Manifestar dominio del tema.
f) Hacer aportes.
g) Ofrecer contribuciones para futuras investigaciones.
h) Tener conclusiones acordes con los objetivos planteados Adicionalmente
el evaluador podrá incorporar algún criterio adicional, hacer una
apreciación general y señalar recomendaciones.

5°) La evaluación de los elementos del contenido (a los que el árbitro puede
agregar alguno adicional y considerar una ‘Apreciación general’) se hará en una
escala (recogida en las PAUTAS PARA LOS ÁRBITROS) de ‘0’ a ‘4’ puntos en
cada uno y será aprobada para la publicación sin modificaciones sumando de
35 a 40, aprobada con modificaciones [que debe(n) hacer el(la-los-las) autor(a)-
es-as)] más de 30 y si obtiene menos de esa última cantidad: será rechazada.
El(la) evaluador(a) podrá recomendar y señalar modificaciones.

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Facultad de Humanidades y Educación. Escuela de Historia. Departamento de Historia
Universal. Grupo de Investigaciones sobre Historia de las Ideas en América Latina. ISSN
1856-9927. Mérida. Año 15, vol. XV, núm. 15, enero-diciembre, 2021

Sumario

Presentación
GARCÌA ROMERO, Marisol (Directora) .................................................. 11-15

Artículos científicos

¿Crisis civilizatoria? Reflexiones etnográficas sobre el mundo contemporáneo


BIORD CASTILLO, Horacio .................................................................. 16-34

La cristiandad en la Ilustración Gumilla: etnicidad y mestizaje


BRACHO, Jorge ....................................................................................... 35-61

La encomienda en Mérida. Aspectos metodológicos


ARTIGAS D. , Yuleida M. ........................................................................ 62-75

La vieja Historia versus la new History: la historia glocal


PULIDO-ZAMBRANO, José Antonio ................................................. 76-104

Diplomacia digital: consideraciones sobre el impacto de la web 2.0 en los


consulados de América Latina en el periodo 2015-2020
TRONCOSO HEREDIA, Manuel Orlando .......................................... 105-125

Migración y emprendimientos ecuatorianos en Suiza (2015-2020): historias de


vida y movilidad humana
ORTIZ OLMEDO, María Lorena ....................................................... 126-147
anuario GRHIAL. Universidad de Los Andes
Facultad de Humanidades y Educación. Escuela de Historia. Departamento de Historia
Universal. Grupo de Investigaciones sobre Historia de las Ideas en América Latina. ISSN
1856-9927. Mérida. Año 15, vol. XV, núm. 15, enero-diciembre, 2021

Indígenas ecuatorianos en Italia en el contexto poscovid-19: apuntes desde el


enfoque de género
OÑA CHANGOLUISA, Sara Lucía ................................................... 148-177

Diálogo
Pedro Pablo Paredes: entre la enseñanza, la literatura y el periodismo
MÉNDEZ SALCEDO, Ildefonso ............................................................ 178-212

Reseñas
Historia del movimiento scout en el Táchira de Bernardo Zinguer
RODRÍGUEZ LORENZO, Miguel Angel ............................................... 213-218

Historia de Venezuela. Colección Huellas de Guillermo Morón


RODRÍGUEZ LORENZO, Miguel Angel .............................................. 218-226
anuario GRHIAL. Universidad de Los Andes
Facultad de Humanidades y Educación. Escuela de Historia. Departamento de Historia
Universal. Grupo de Investigaciones sobre Historia de las Ideas en América Latina. ISSN
1856-9927. Mérida. Año 15, vol. XV, núm. 15, enero-diciembre, 2021

Summary

Presentation
GARCÍA ROMERO, Marisol (Director) .................................................... 11-15

Scientifcs articles

Civilizing crisis? Ethnographic reflections on the contemporary world


BIORD CASTILLO, Horacio .................................................................. 16-34

Christianity in the Enlightenment. Gumilla: ethnicity and miscegenation


BRACHO, Jorge ................................................................................... 35-61

The encomienda in Mérida. Methodological aspects


ARTIGAS D. , Yuleida M. ...................................................................... 62-75

Old History Versus New History: The Glocal History


PULIDO-ZAMBRANO, José Antonio .................................................. 76-104

Digital Diplomacy: Considerations on the Impact of Web 2.0 on Latin


American Consulates in the 2015-2020 Period
TRONCOSO HEREDIA, Manuel Orlando ..................................... 105-125

Ecuadorian Migration and Entrepreneurship in Switzerland (2015-2020):


Life Stories and Human Mobility
ORTIZ OLMEDO, María Lorena ........................................................ 126-147
anuario GRHIAL. Universidad de Los Andes
Facultad de Humanidades y Educación. Escuela de Historia. Departamento de Historia
Universal. Grupo de Investigaciones sobre Historia de las Ideas en América Latina. ISSN
1856-9927. Mérida. Año 15, vol. XV, núm. 15, enero-diciembre, 2021

Ecuadorian indigenous people in Italy in the post-covid-19 context: notes


from a gender perspective
OÑA CHANGOLUISA, Sara Lucía ...................................................... 148-177

Dialogues
Pedro Pablo Paredes: between teaching, literature and journalism
MÉNDEZ SALCEDO, Ildefonso ............................................................ 178-212

Reviews
History of the scout movement in Táchira by Bernardo Zinguer
RODRÍGUEZ LORENZO, Miguel Angel ............................................... 213-218

History of Venezuela by Guillermo Morón


RODRÍGUEZ LORENZO, Miguel Angel .............................................. 218-226
anuario GRHIAL. Universidad de Los Andes
Facultad de Humanidades y Educación. Escuela de Historia. Departamento de Historia
Universal. Grupo de Investigaciones sobre Historia de las Ideas en América Latina.
ISSN 1856-9927. Mérida. Año 15, vol. XV, núm. 15, enero-diciembre, 2021

Presentación

Al intentar hacer un balance de los primeros tres lustros


del Anuario GRHIAL, es difícil esquivar dos interrogantes: ¿por
qué se apostó por una periodicidad anual aun a sabiendas de
que algunos de los índices de publicaciones periódicas suelen
desestimar los anuarios y negarles su inclusión en las calificaciones
y valoraciones que hacen? y —en el contexto de lo que llaman
situación-país de Venezuela—, ¿cómo ha logrado permanecer a lo
largo de quince años?
La respuesta a la primera puede tenerse por propia del
ámbito sociológico sin dejar de estar conectado con lo histórico-
antropológico ni, acaso, tampoco con lo biológico. Pero
seguramente la circunstancia biográfica colectiva del equipo
multidisciplinario que ha conducido la revista sea el que logre
integrar las demás razones de la opción por esa escogencia de
la anualidad hecha en 2007. En efecto: todos tenían en su
haber huellas de las quemaduras que no pueden evitar quienes
se arriesgan a descender a los infiernos académicos de las
universidades venezolanas y habían recibido las magulladuras
inevitables de los combates cuerpo a cuerpo con las publicaciones
científicas: la búsqueda desesperada de financiamiento, los
tratos bajo sospecha con imprentas y editoriales, las relaciones
más que diplomáticas con los árbitros, el camino minado del
arbitraje y la indización de revistas, el mundo siempre abierto
a las perplejidades de los autores, el ritmo persistentemente
bajo presión de la diagramación, la carrera contra el tiempo que
por más afán que se le ponga siempre gana la tortuga… Por ello
se prefirió una periodicidad anual, intentando que una mayor

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anuario GRHIAL. Universidad de Los Andes. Grupo de Investigaciones sobre Historia de las Ideas en América
Latina. ISSN 1856-9927. Mérida. Año 15, vol. XIV, núm. 15, enero-diciembre. 2021. Presentación, pp. 11-15

disponibilidad de tiempo permitiera sobrellevar las trabas —al


menos— con más paciencia. Esa estrategia preventiva, junto con
la de escoger de manera deliberada la plataforma digital (que
permitió sortear los inconvenientes de la tinta, el papel, las
imprentas, el almacenamiento y el pésimo servicio postal), sin
embargo, no logró evitar ninguno de los otros obstáculos, sino
que ellos, en 15 años, se han ampliado con el hostigamiento que
significa el creciente y atropellador deterioro de todos los servicios
públicos, principalmente el acceso a internet que es por donde
fluye la producción y propagación de la revista, sin olvidar que el
financiamiento, más inalcanzable que nunca, se ha volteado: no
son las instituciones1 ni mucho menos los empresarios quienes
alientan económicamente la noble tarea de la divulgación del
saber, sino los investigadores proveyendo sus indagaciones, los
árbitros dando su tiempo, los editores brindando pródigamente
su paciencia, los diagramadores abaratando con generosidad
y esperando largo tiempo algún pago por sus fundamentales
habilidades y aún los responsables de mantener activas y al día
las publicaciones sacrificando su muy exiguo salario por alcanzar
esos objetivos sin esperar nada a cambio porque el conocimiento
hace dilatado rato que no brinda prestigio, sino por la satisfacción
del deber cumplido.
Y tal vez, la otra interrogante tenga ahí la respuesta: en el
cumplimiento del deber con la institución universitaria, con el
cultivo y la difusión del conocimiento y con la esperanza de que
si la juventud liga sus sueños a la Universidad y al saber, seguirá
habiendo mañana para Venezuela.
1
Apoyo que, en el caso de la Universidad de Los Andes se hace manifiesto a través
de la Plataforma www.saber.ula.ve, sin la cual hoy no se podría estar hablando de
una trayectoria de década y media del Anuario GRHIAL.

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anuario GRHIAL. Universidad de Los Andes. Grupo de Investigaciones sobre Historia de las Ideas en América
Latina. ISSN 1856-9927. Mérida. Año 15, vol. XIV, núm. 15, enero-diciembre. 2021. Presentación, pp. 11-15

Intentaremos hacer un balance del aporte a la divulgación


del saber; en estos 15 años hemos publicado 128 artículos, 13
testimonios, 10 semblanzas, 12 diálogos y 78 reseñas (de libros,
películas y eventos).

Número Artículos Testimonios Semblanzas Diálogos Reseñas


Año 1-núm. 1 5 1 1 1 3
2007
Año 2-núm. 2 8 1 1 1 4
2008
Año 3-núm. 3 8 1 1 1 6
2009
Año 4-núm. 4 9 1 1 1 6
2010
Año 5-núm. 5 7 - - 1 8
2011
Año 6-núm. 6 15 1 1 1 8
2012
Año 7-núm. 7 11 1 1 1 5
2013
Año 8-núm. 8 9 2 1 1 9
2014
Año 9-núm. 9 11 1 1 1 8
2015
Año 10-núm. 10 13 1 1 1 8
2016
Año 11-núm. 11 7 1 - - 6
2017
Año 12-núm. 12 5 1 - - 1
2018

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anuario GRHIAL. Universidad de Los Andes. Grupo de Investigaciones sobre Historia de las Ideas en América
Latina. ISSN 1856-9927. Mérida. Año 15, vol. XIV, núm. 15, enero-diciembre. 2021. Presentación, pp. 11-15

Año 13-núm. 13 5 - 1 - 2
2019
Año 14-núm. 14 8 1 - 1 2
2020
Año 15-núm. 15 7 - - 1 2
2021
Total 128 13 10 12 78

En el ensayo “¿Crisis civilizatoria? Reflexiones etnográficas sobre


el mundo contemporáneo”, Horacio Biord Castillo, mediante el empleo
de un abordaje etnográfico, reflexiona sobre la posibilidad de que
Europa esté experimentando una nueva Edad Media, concebida como
una hipótesis de transición entre dos períodos históricos; partiendo
de ahí, el autor propone que “la situación actual de Europa pudiera
ser parte de una crisis más amplia de la tradición y la civilización
occidentales”.
En el ensayo “La cristiandad en la Ilustración. Gumilla: etnicidad
y mestizaje”, Jorge Bracho se refiere a algunas reflexiones desarrolladas
por Gumilla desde su perspectiva enmarcada en la cristiandad, junto
con algunas de sus consideraciones acerca del origen y cualidades étnicas
del hombre americano.
Yuleida Artigas, en su artículo “La encomienda en Mérida.
Aspectos metodológicos”, muestra cómo las particularidades geográficas
de la región merideña de los siglos xvi y xvii influyeron en su organización
y funcionamiento; en su opinión, para entender dicha institución se
requiere del conocimiento y análisis de sus aspectos metodológicos
fundamentales.
En el artículo, “La vieja Historia versus la new History: La
historia glocal”, José Antonio Pulido-Zambrano describe el papel de la
Didáctica de la Historia en el contexto de la glocalización, analizando la
naturaleza histórica y la dialéctica de lo global y lo local y su incidencia

14
anuario GRHIAL. Universidad de Los Andes. Grupo de Investigaciones sobre Historia de las Ideas en América
Latina. ISSN 1856-9927. Mérida. Año 15, vol. XIV, núm. 15, enero-diciembre. 2021. Presentación, pp. 11-15

en la enseñanza de esta cátedra en los pensum oficiales de Educación


Primaria venezolana.
Los siguientes tres artículos están en la línea de los estudios
internacionales de la diplomacia ecuatoriana: en el primero “Diplomacia
digital: consideraciones sobre el impacto de la web 2.0 en los consulados
de América Latina en el periodo 2015-2020”, Marco Troncoso aborda el
tema de la diplomacia digital y su impacto en América Latina durante el
último lustro, con el propósito de generar una serie de consideraciones
para optimizar la praxis virtual de la política exterior latinoamericana,
de cara a la nueva realidad internacional pospandemia. En el segundo,
titulado “Migración y emprendimientos ecuatorianos en Suiza (2015-
2020): historias de vida y movilidad humana”, María Ortiz analiza la
migración ecuatoriana considerando el contexto espacio-temporal de
los países europeos como receptores de emigrantes, particularmente,
el caso de Lausana y Ginebra (Suiza), a partir de los aportes de las
“historias de vida” como perspectiva metodológica cualitativa. En el
tercero, denominado “Indígenas ecuatorianos en Italia en el contexto
poscovid-19: apuntes desde el enfoque de género”, Sara Oña analiza el
papel de la mujer migrante ecuatoriana en Italia de cara al inicio del
desconfinamiento poscovid-19, y cómo la comunidad indígena en Italia
está haciendo cada vez mayor presencia en ciudades como Génova,
Roma y Milán, en medio de la pandemia.
En la sección de “Diálogos”, el escritor Pedro Pablo Paredes
hace un recorrido por la historia del país a través de su obra literaria,
gracias a la interacción con el historiador y docente tachirense Ildefonso
Méndez Salcedo.
Cerramos este número con las reseñas de los libros Historia del
movimiento scout en el Táchira (edición digital) de Bernardo Zinguer e
Historia de Venezuela (edición impresa) de Guillermo Morón, elaboradas
por el profesor Miguel Angel Rodríguez.

Marisol García Romero Miguel Angel Rodríguez


Directora actual Director anterior

15
anuario anuario
GRHIAL. Universidad de Los Andes. . Universidad
GRHIALISSN 1856-9927. de Los Andes
Mérida. Enero-diciembre, núm. 15, 2021.
¿Crisis civilizatoria?
Facultad Reflexiones etnográficas
de Humanidades sobre elEscuela
y Educación. mundo contemporáneo, BIORD C., Horacio,
de Historia. Departamento pp. 16-34.
de Historia
Universal. Grupo de Investigaciones sobre Historia de las Ideas en América Latina.
ISSN 1856-9927. Mérida, Año 15, vol. XV, núm. 15, enero-diciembre, 2021

Artículos científicos
¿Crisis civilizatoria? Reflexiones etnográficas
sobre el mundo contemporáneo*
Horacio Biord Castillo**
Laboratorio de Etnohistoria y Oralidad
Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas
Centro de Antropología del Instituto Venezolano de
Investigaciones Científicas
Caracas, Venezuela.

Resumen
Cada vez más las noticias acerca de Europa y los llamados países occidentales
muestran síntomas de un problema más amplio que estaría ocurriendo no solo
en los niveles más profundos de esas sociedades, sino en su vida cotidiana.
Mediante el empleo de un abordaje etnográfico, este trabajo constituye
un ensayo sobre esa situación. Hace medio siglo, Umberto Eco sugirió la
posibilidad de que Europa estuviera entrando a una nueva Edad Media,
concebida como una hipótesis de transición entre dos períodos históricos.
Basado en esa idea, el autor propone que, posiblemente, la situación actual
de Europa pudiera ser parte de una crisis más amplia de la tradición y la
civilización occidentales.

Palabras clave
Crisis social, Edad Media, Europa, Occidente, Civilización Occidental.

*
Fecha de culminación: 03-10-2020. Fecha de envío a la revista: 03-10-2020. Fecha de
aprobación por el arbitraje interno: 01-11-2020. Fecha de aprobación por el arbitraje
externo: 15-01-21.
**
Licenciado en Letras. Magíster en Historia de las Américas. Doctor en Historia. Poeta,
narrador y ensayista. Investigador, Laboratorio de Etnohistoria y Oralidad, Centro
de Antropología, Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas. Profesor de la
Universidad Católica Andrés Bello. Individuo de número de la Academia Venezolana de
la Lengua y de la Academia de la Historia del Estado Miranda. E-mail: hbiord@gmail.com

16
anuario GRHIAL. Universidad de Los Andes. ISSN 1856-9927. Mérida. Enero-diciembre, núm. 15, 2021.
¿Crisis civilizatoria? Reflexiones etnográficas sobre el mundo contemporáneo, BIORD C., Horacio, pp. 16-34.

Abstract
More and more news about Europe and the so called Western countries show
symptoms of a broader problem occurring not only in the deeper levels of those
societies but also in their daily life. By using an ethnographic approach, this
paper constitutes an essay about that situation. Half a century ago, Umberto
Eco suggested the possibility that Europe was entering a new Middle Ages,
conceived as a transitional hypothesis between two historical periods. Based
on that idea, the author proposes that possibly the current situation in Europe
could be part of a broader crisis of Western tradition and civilization.

Key words
Social crisis, Middle Ages, Europe, West, Western civilization.

1. Introducción
La crisis provocada por la pandemia el covid-19 ha contribuido
a percibir con más nitidez rasgos que ya estaban presentes en el mundo
contemporáneo. Algunas voces durante la crisis sanitaria han advertido
que el mundo podría no ser el mismo después el covid-19. Habría que
distinguir, sin embargo, entre la potencia y el acto. Pudiera no ser el
mismo, pero es solo una conjetura. En un principio, sin subestimar los
posibles efectos psicológicos y emotivos que ocurren más en un plano
individual y cuya sumatoria pudiera generar tendencias en las etapas
iniciales de la pospandemia, me incliné por pensar que seguiría siendo
el mismo. En esa primera percepción no excluí la posibilidad de que,
como consecuencias inmediatas, se pudieran producir descalabros
socioeconómicos de diversas magnitudes que, a su vez, generaran
cambios o, al menos, inestabilidades de tipo político.
A medida que la pandemia se ha ido contrayendo en algunas
regiones y expandiéndose en otras, me he empezado a percatar de algo
que ya venía observando tiempo atrás. Aparentemente están emergiendo
y haciéndose más visibles, por toda la crisis global que enfrentamos,

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tendencias y fenómenos que, de manera soterrada o no, de forma más


visible algunos y otros menos patente, venían ya o bien gestándose o
bien manifestándose en el mundo. En virtud de ello, sería no solo
interesante, sino también pudiera resultar útil conjugar una perspectiva
etnográfica con una mirada prospectiva para pensar lo que pudiera estar
germinando para las próximas décadas. Tal vez, por ello se ha empezado
a hablar de una “nueva normalidad”.
Quizá hayamos llegado a un punto de inflexión en la trayectoria
cultural de lo que de una manera vaga, como trataré de mostrar luego,
llamamos Occidente. Esa suposición sirve de motivación a esta reflexión.
Dada la sincronicidad de los fenómenos, lo que pudiera interpretarse
como historia inmediata, el punto de vista será más etnográfico que
hermenéutico, aunque este no se excluya del análisis.

2. La medievalización como síntoma de crisis


Umberto Eco (1974) en su ensayo “La Edad Media ha comenzado
ya” traza ciertos paralelismos entre la actualidad y la Edad Media.
El ensayo fue escrito hace medio siglo (1972), cuando ya era posible
atisbar el inicio de fenómenos ahora consolidados. Una precisión
importante es la relativa a que no se trata de postular un regreso o
involución a un largo y disímil, en sí mismo, período como la Edad
Media, afectada su comprensión por varios factores. Entre ellos destacan
lo que Eco llama la perspectiva “renacentista” para referirse a la Edad
Media, la historiografía protestante e incluso antihispánica, y ahora
más recientemente, posterior al análisis de Eco, una visión en parte
romántica de la Edad Media, una especie de Edad Media ficticia que
han consagrado la literatura (como la obra de J. R. R. Tolkien) y el cine
(al estilo de Juego de tronos) al emplear explícitamente o sugerir escenarios
medievales o pseudomedievales.
Eco propone, en realidad, entender la Edad Media como una
época intermedia, muy larga si se quiere, entre la caída del Imperio

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Romano de Occidente y un nuevo orden de cosas que surgió tras el


Renacimiento, ese período de paso, a su vez, de la Edad Media a la
Época Moderna. La idea central de la propuesta es “la hipótesis de
la Edad Media” como transición. Durante esa transición ocurrieron
diversos fenómenos relacionados, precisamente, con la caída del Imperio
Romano, y lo que suponía un “mundo” controlado por un poder
imperial o, utilizando un término anacrónico, un “mundo” unipolar.
Es importante señalar que ese “mundo” era en realidad una
visión estrecha del mundo en su completitud, es decir, un mundo-
región y no la economía-mundo o el sistema-mundo, para usar la
noción de Wallerstein (1979) que vendría a ser un precedente de la
Globalización. Ese mundo era, básicamente, Europa (sobre todo la
Europa mediterránea y central) y el norte de África así como el cercano
Oriente, es decir, el mundo heredado de la Antigüedad clásica, el de sus
principales referentes.1 De hecho, una de los fenómenos sociohistóricos
que dan inicio al Renacimiento son las exploraciones geográficas.
Más allá de los viajes de Marco Polo a la China, único o principal
conocimiento de una real y no fantástica o mítica alteridad sociocultural
y fenotípica, el “mundo” se trataba del mundo del Mediterráneo,
autocontenido. Serán importantes para producir un cambio en la
perspectiva mediterránea las exploraciones del litoral occidental de
África llevadas a cabo por navegantes portugueses en el siglo xv, la
conquista del archipiélago canario por parte de España y de otros
archipiélagos como el de la isla de Madeira, las Azores y Cabo Verde
por los mismos portugueses y luego, principalmente, la conquista de
América por parte de España, Portugal y otras potencias imperiales
europeas como Inglaterra, Francia y Holanda.
La noción de “descubrimiento” de América resulta interesante
porque designa un descubrirse Europa a sí misma al ver sus paradigmas
y asunciones confrontadas con las realidades americanas (O’Gorman
1977). El verdadero “nuevo mundo” es la Europa que surge tras
reconocer y conocer los mundos americanos. Otras consecuencias

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importantes son, por supuesto, de carácter económico y de naturaleza


política: la ampliación de los mercados y de la oferta y demanda
de recursos y productos, entre ellos la esclavitud, y el surgimiento y
consolidación de los estados-nacionales y los nuevos imperios sobre los
que se basarán las potencias del siglo xx.
Entre las características que Eco atribuye al modelo medieval
sobresalen la fragmentación del imperio como centro (“polo”)
dominante, la fragmentación de los dominios lingüísticos de la
Romanía y el surgimiento de las lenguas nacionales, la presencia
de extranjeros (“bárbaros”, sin las connotaciones peyorativas del
término en la actualidad con significados de violencia, primitivismo,
etc.), la desintegración del ejército imperial y el surgimiento de
fuerzas mercenarias locales dependientes de pequeños soberanos y
terratenientes (señores feudales), la movilidad geográfica de la población
inclusive en ámbitos no muy extensos, la visión localista y regional frente
a la imperial y el papel de las creencias religiosas.

3. Miedos culturales: de la Edad Media a la actualidad


Georges Duby (1995) estableció un paralelismo entre los miedos
que surgieron en Europa en torno al inicio del segundo milenio de la
era cristiana y los que afloraron cuando se aproximaba el tercero, aún
vigentes. Esos miedos son cinco: (i) el miedo a la miseria que incluye el
temor al hambre y, por supuesto, a la pobreza y la vida precaria; (ii) el
miedo a la epidemia tras tantas enfermedades que azotaron la sociedad
de la alta Edad Media; (iii) el miedo a la violencia, que podía generar
enfrentamientos y muertes y profundizar carencias y enfermedades; (iv)
el miedo al Más Allá que se expresaba como angustia ante preguntas
metafísicas sobre el sentido de la vida y la muerte; y, por último, (v)
el miedo que sintetiza a los restantes: el miedo al otro, porque el otro
podía ser causante de mayor pobreza y hambre, de enfermedades, de
violencia y, eventualmente, podría causar más inseguridad al cuestionar
creencias religiosas o ser portador de otras distintas.

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El otro, sin embargo, es producto de una construcción social


derivada del imaginario de un grupo. Se puede considerar distinto
desde un vecino con costumbres diferentes y el habitante de una aldea
cercana hasta personas provenientes de regiones remotas. La alteridad
varía, en consecuencia, entre la próxima que se desdibuja o puede pasar
desapercibida en la vida cotidiana hasta aquella más o menos extrema
que marca diferencias perceptibles e inocultables. Se trata, pues, de
una gradación más subjetiva que objetiva, porque la construye el sujeto
perceptor.
Esos miedos están presentes en la Europa actual, valga decir
un continente que aún no olvida por completo los estragos de las
guerras mundiales y las contiendas intestinas del siglo xx. Durante las
últimas cinco décadas, tales miedos se han visto, además, potenciados
por la creciente llegada de migrantes, sean provenientes de antiguas
colonias (como en el caso de Francia, el Reino Unido y Portugal) o
por la necesidad de mano de obra en sociedades con una drástica
reducción de la tasa de natalidad y envejecimiento de la población
económicamente activa (como en Alemania, Suecia y Noruega y
más recientemente España), o bien de países pobres (pertenecientes
a América Latina y África) o de países sometidos a guerras, pobreza
e inestabilidad (como la Europa del Este, Siria y el medio Oriente)
o incluso por razones de dinámicas demográficas y económicas
(como el caso de China). Así, pues, tienden a repetirse el miedo a la
precariedad y a la miseria; a enfermedades incontrolables (como hace
unas décadas atrás el virus de inmunodeficiencia humana causante
del Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, con toda la carga
peyorativa y de discriminación que ha supuesto, así como los prejuicios
que lo acompañan, además de otras más antiguas como la malaria y
los diferentes tipos de influenza y gripe hasta otros más recientes como
el ébola, el Síndrome Respiratorio Agudo Grave y el coronavirus) y
a la violencia que puedan desatar migrantes (como sucesos vistos en
Francia, el Reino Unido y Alemania). El miedo al Más Allá se hace aún
más complejo. Por un lado, el renacimiento de religiones y creencias

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precristianas (como los cultos druidas, wiccas y neoceltas), el avance de


las iglesias evangélicas y la llegada de migrantes islámicos, además de
otras religiones como el budismo, el animismo y religiones amerindias
y africanas y el espiritismo, el vudú y la santería. El miedo al otro se
expresa, nuevamente, como síntesis de los miedos a la miseria, a la
enfermedad, la violencia y al Más Allá. El otro como portador no solo
de diferentes culturas y religiones, sino de enfermedades y violencia
además de una competencia y, por tanto, amenaza en el mercado laboral
y, por consiguiente, a los beneficios sociales. De allí que con frecuencia
el otro sea caricaturizado, disminuido o despreciado, como consecuencia
de actitudes y perspectivas etnocéntricas, coloniales e imperiales, como
han señalado diversos autores (Said, 2013; Azrak, 2020; Preiswerk y
Perrot, 1979; Wolf, 1987; Biord Castillo, 2016).

4. El difuso occidente cristiano


Europa y la civilización occidental constituyen una identidad
cultural. Haciendo un gran sumario en el que muchos detalles quedan
por fuera, en la Edad Media se logró conjugar en distinto grado
aportes provenientes de tres grandes afluencias: la Antigüedad clásica
ya decantada en Grecia, el mundo latino y las culturas prerromanas.
No pueden olvidarse, aunque hayan tenido una menor influencia
o sean menos visibles, los aportes judeo-islámicos. El cristianismo,
previamente influido por sus raíces judías y la civilización greco-latina,
lograría una síntesis de elementos tan importantes como la teología
judía, la filosofía griega, el derecho romano y las artes greco-romanas
que amalgamó, adaptándose y mezclándolas, con sus propias visiones
teológicas, filosóficas, epistemológicas, axiológicas y socioeconómicas.
El resultado fue una civilización u horizonte civilizatorio que,
debido posteriormente a ciertos fenómenos y eventos históricos como
la creación de los estados-nacionales, el imperialismo, el mercantilismo
y luego el capitalismo, la ilustración y el enciclopedismo y más tarde
el maquinismo y la revolución industrial (aunque estos últimos

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corresponden a una fase relativamente tardía), se impuso como


cosmovisión y modo de vida en el llamado Hemisferio Occidental.
Se puede incluso establecer una cronología usando un esquema
dialéctico con tres etapas: formativa, clásica y posclásica, al término de
la cual se generaría la decadencia que, a su vez, actuando como antítesis,
daría inicio al surgimiento de una nueva tesis (formativo).

Cuadro I. Cronología de la civilización occidental

Inicio Conclusión
Fase Evento Evento
(siglos) (siglos)
Caída Imperio Surgimiento
Preclásica IV XII
Romano Occidente universidades
Surgimiento Expansión
Clásica XII XVII
universidades imperial
Fin del
Posclásica XVII Expansión imperial XX
imperialismo

Decadencia XX Crisis de Europa …

Desde la caída del Imperio Romano de Occidente en el siglo


iv hasta el surgimiento de las universidades en el siglo xii se habría
vivido el período preclásico o formativo. El apogeo se alcanzaría con el
surgimiento de las universidades, como altos centros del pensamiento
y la transmisión del conocimiento, desde el siglo xii hasta fines del
siglo xvi y principios del xvii, ya consolidada la expansión imperial de
Europa hacia América (principalmente de España y Portugal). Entonces
comenzaría el posclásico hasta la II Guerra Mundial, tras la cual habría
comenzado la decadencia y se habría empezado a incubar un nuevo
horizonte civilizatorio o complejo de formaciones ideológico-político-
socioeconómicas que se corresponde con las grandes crisis descritas
para el siglo xx y que continúan en el xxi. Es discutible, por supuesto,

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postular el inicio de las conflagraciones mundiales del siglo xx como


fin del posclásico o si ello ocurrió antes.
Debido a los progresos alcanzados por la navegación que
posibilitaron las exploraciones del África occidental y la conquista de
archipiélagos del océano Atlántico y luego el continente americano,
Europa expande su horizonte civilizatorio hacia los lugares mencionados
y, luego, a Australia, Nueva Zelanda, Sudáfrica y algunas posesiones
en África y Asia. Fundamentalmente, en América Latina se generó
una pretendida extensión, una cultura de enclaves, trasplantada, de la
llamada civilización occidental. En especial, en América Latina emergió
entre las elites dominantes una identificación ideologizada con la
cultura occidental, invocada como identidad y consciencia occidental
que actúa como una racionalización y una justificación de modelos
impuestos. Ello se manifiesta ya en las corrientes ideológicas dominantes
en la independencia política de España y en la construcción jurídico-
institucional de las nuevas repúblicas.
Sin embargo, tal identidad no es plenamente occidental y de
allí las contradicciones de muchos países latinoamericanos. Puede
entenderse, más bien, como un falso Occidente en el sentido de
su concreción fragmentaria o su carácter doblemente sincrético.
El sincretismo primario es el propio de la civilización occidental
desarrollada en Europa y el secundario su concreción local o regional
en América, para restringirnos al caso latinoamericano. Ese falso
Occidente también puede describirse como un pseudo-Occidente, por
parcial y marginal.2

5. Evidencias
Una mirada diacrónica permite señalar que la crisis de la
civilización occidental se empezó a evidenciar, en fenómenos y eventos
que, mediante un abordaje sincrónico, podían interpretarse como
aislados y no necesariamente como expresiones de una totalidad

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inclusiva. Un desequilibrio de esa magnitud es difícil de aprehender


en su totalidad sin un distanciamiento analítico que permita relacionar
hechos aparentemente no conectados o cuyo impacto social ofusca y
confunde, con lo cual se carece de la suficiente objetividad y adecuada
perspectiva para interpretarlos como efervescencia de expresiones de
una situación sistémica. Tres eventos ocurridos antes de 1975 son
susceptibles de ser analizados casi medio siglo después de esta última
fecha no únicamente como acontecimientos coyunturales, sino más
bien como indicios de desajustes estructurales propios de un período
de decadencia. Veámoslos de manera sucinta:
a) Las transformaciones e inestabilidades políticas ocurridas
desde antes de la Primera Guerra Mundial y que se extienden al
período de entreguerras y a la posguerra. Las revoluciones mexicana y
bolchevique sucedieron ambas en los márgenes del sistema occidental,
pero evidencian su crisis: la imposición de sus premisas y modelos y
la precedente desatención de las realidades profundas en los países
afectados por los regímenes caídos. También se pueden citar la
sustitución de las monarquías; los intentos de restaurarlas exitosos
o no (Grecia, Bulgaria, España); las guerras mismas; el nazismo, el
antisemitismo y el holocausto; el fascismo italiano; la República
española, la Guerra Civil y el franquismo; la instauración de los
regímenes comunistas; la división, anexión o unión forzada de países;
la tensión este-oeste en Europa, la Guerra Fría y la fuerza de la Cortina
de Hierro, cuyo terrible emblema fue el Muro de Berlín y, finalmente,
el fracaso del socialismo real, las reacciones posteriores a la caída de
la URSS, el debilitamiento y desaparición del Pacto de Varsovia y
la reinstauración del ideal europeo en muchas de las exrepúblicas
comunistas.
b) Los cambios ideológicos e institucionales de la década de
1960, incluida por su magnitud y sus efectos, la actualización de la
Iglesia católica gracias al Concilio Vaticano ii, convocado por el papa
San Juan xxiii; las protestas juveniles y estudiantiles, incluido el aspecto

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musical, así como (especialmente en los Estados Unidos y otros países


de mayorías protestantes) las búsquedas espirituales, sobre todo en las
religiones y tradiciones orientales.
c) La percepción de un cambio que se fue acentuando a partir
de la década de 1950: la posmodernidad como fin de la llamada Época
Moderna y los gérmenes de cambio que traía, coincidiendo con las
transformaciones ya citadas; y, para quienes no solo gustan sino que
respetan, las percepciones extrasensoriales la discusión sobre el inicio
de la Era de Acuario y los cambios que generaría en la consciencias
individuales, pero también en la colectiva.
Estos eventos mostraban una época de agitación y cambio que
precede al momento actual. En el presente, quiere decir a inicios de
la tercera década del siglo xxi, en un mundo sacudido por la amarga
experiencia del nuevo coronavirus (Biord Castillo, 2020), con una
mirada etnográfica sobre las realidades europeas se pueden identificar
los siguientes fenómenos:
1º) Crisis del proyecto europeo común. A finales del siglo xx la
Unión Europea lucía como un bloque muy sólido y de difíciles, si no
imposibles, posibilidades de resquebrajarse. Ello se evidenciaba por tres
hechos que se complementaban mutuamente: (i) el lento proceso de
maduración y consolidación de los acuerdos de integración económica,
(ii) la estructura de unión política adoptaba y, no menos importante,
(iii) el terrible y aún vivo recuerdo de la destrucción ocasionada por las
guerras, las penurias económicas y las dificultades vividas durante la
Guerra Fría y los años de controles estatales excesivos en los regímenes
comunistas. Sin embargo, la molestia comenzó con el Reino Unido,
una de las potencias europeas, integrante junto con Alemania e Italia
del Grupo de los 7 que forman las principales economías del mundo.
Dicho malestar llevó a que el Reino Unido no adoptara el euro como
moneda única y, finalmente, un controvertido proceso de separación
de la Unión Europea, cuyas consecuencias para el Reino Unido aún
resulta muy temprano para ponderar.

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2º) Crisis de los sistemas políticos. Así como hay una crisis del
sistema en su conjunto, muchos países empiezan a mostrar signos de
problemas internos, ya sea por razones políticas como España e Italia,
o por causas sociales como Francia o por la situación económica, como
Grecia que ha tenido que ser auxiliada financieramente. Esta situación
de crisis económica, sin embargo, también empieza a afectar a otros
países, igual que la de naturaleza política, como a Polonia.
3º) Restauración de lo nacional. En varios países europeos se
observa un resurgir del nacionalismo, las identidades regionales y las
lenguas propias. En distintos grados, España (en especial con Cataluña
y Euskadi o País Vasco) y el Reino Unido (principalmente con Escocia)
han experimentado fuertes tensiones en los últimos años. Incluso en
Escocia y Cataluña se han realizado referendos consultivos sobre la
independencia. Es probable que esta tendencia continúe aumentando
en las próximas décadas.
4º) Llegada de inmigrantes. Las grandes diferencias entre las
economías y los modos de vida de los países europeos con respecto
a países muy pobres de África, América Latina y el Cercano Oriente,
unidos en estos casos a la fuerte inestabilidad de muchos de esos
países, han propiciado una creciente emigración hacia distintos
países de Europa. Estas migraciones, a veces provenientes de antiguas
colonias y de territorios recientemente descolonizados, por un lado
han contribuido a equilibrar tendencias demográficas caracterizadas
por la ocurrencia de bajas tasas de natalidad, a repoblar especialmente
predios rurales y a dinamizar economías con fuerte necesidad de mano
de obra no calificada o incluso calificada, pero al mismo tiempo han
comenzado no solo a generar mayores cargas en el gasto público, sino
progresivamente a cambiar el rostro y el fenotipo de Europa, que ha
pasado a vivir situaciones muy comunes en sus antiguas colonias, pero
poco frecuentes dentro de sus propias fronteras.
5º) Miedos medievales. La inestabilidad económica y política,
aunada a la llegada de inmigrantes, ha reavivado los antiguos miedos

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experimentados por sociedades europeas al término del primer


milenio después de Cristo, como ha señalado Duby (1995). Esos
miedos, ya mencionados, se sintetizan en el miedo al otro como
portador de enfermedades y culturas distintas y posible causa de la
disminución de los niveles de vida y de la ocurrencia de situaciones
de precariado.
6º) Desencanto de jóvenes europeos. En parte fundado por
esos miedos colectivos, en parte por el ansia de aventura y de la
posibilidad de vivir en ámbitos menos urbanizados, en territorios
alejados de la cotidianidad industrial, se ha empezado a dar con gran
fuerza una actitud de desencanto entre muchos jóvenes europeos
que prefieren ir a vivir a otros países y, muy especialmente, a países
pobres y con gran diversidad biológica. Ello contrasta con la actitud
de la población joven de esos países que prefiere ir a vivir a Europa,
sea por motivos laborales y económicos, de seguridad ampliamente
entendida o de realización personal (en especial los provenientes de
países con severas limitaciones de tipo político, religioso o de género
y respeto a la orientación sexual).
7º) Efervescencia religiosa. Esto se puede documentar, por una
parte, en el renacimiento de creencias, antiguas religiones o tradiciones
espirituales, como la magia, el neopaganismo, la wicca, los druidas,
religiones neo-celtas; así como en la crisis religiosa de la Iglesia católica
y de las iglesias protestantes históricas, la llegada de sectas evangélicas
y la introducción del islam en Europa.
8º) La emergencia de potencias no occidentales. Cada vez han
ido surgiendo y consolidando su liderazgo países como China y Rusia,
que está a medio camino entre Occidente y Oriente, así como Turquía,
Irán, India, el mundo árabe, Corea del Norte e incluso Nigeria. Se
trata de países no occidentales que pudieran jugar un liderazgo no solo
económico, sino también geopolítico e incluso cultural y religioso cada
vez mayor en un mundo multipolar.

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6. Discusión
Las transformaciones e inestabilidades políticas ocurridas
desde antes de la Primera Guerra Mundial, los cambios ideológicos e
institucionales de la década de 1960 y la percepción de un cambio que se
fue acentuando a partir de la década de 1950 presagiaban una situación
muy particular que hoy pudiéramos interpretar como el fin de la época
posclásica y el inicio de la decadencia de la civilización occidental.
La evidencia presentada puede interpretarse a la luz de la hipótesis
de la Edad Media, propuesta por Eco (1974), al sugerir indicios de que
Europa se acercaba a una nueva Edad Media, no porque se acercara un
tiempo igual al medioevo sino porque había rasgos estructurales que
podían entenderse como comunes a su idea de la Edad Media como
transición histórica. Resulta obvio que la fragmentación del imperio,
entiéndase un posible resquebrajamiento de ese gran proyecto de
integración no solo económica sino también política que es la Unión
Europea, podría interpretarse, si tal ocurriese, como síntoma de la crisis
interna de las unidades que lo conforman: los países asumidos como
estados nacionales a partir de la ilusión de su unicidad sociocultural y
lingüística (Anderson 1997).
Esa tensión, entre el todo y las partes que lo integran, se
relaciona con una especie de frustración social que se manifiesta en
una inconformidad con el sentimiento de despersonalización colectiva
que, como el proceso de globalización en un ámbito mayor, supone,
entre otras actitudes, renunciar, sublimar, disminuir o desenfatizar
identidades, representaciones y culturas locales e incluso intermedias (es
decir, de países). Si esta asunción resultara cierta, pudiéramos esperar en
el futuro la ocurrencia de nuevas tensiones y movimientos separatistas.
La salida de los países del bloque regional que los unifica pudiera
estar seguido de movimientos autonómicos e independentistas como
Cataluña de España y Escocia del Reino Unido, ya fuera de la Unión
Europea, aunque la propaganda separatista escocesa reivindica su vocación
europea y la permanencia en el grupo. También pudiera profundizarse

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el deseo independentista de Euskadi de España y Francia y de las Islas


Canarias de España, además del norte de Italia y otros más, especialmente,
en lo que en tiempos de la Guerra Fría, fue la Europa del Este. La
desintegración de Checoslovaquia y en especial de Yugoslavia parecería no
haber concluido aún, como lo muestra el caso de Macedonia del Norte.
Todo ello sería expresión de sentimientos nacionalistas emergentes, pero
no en el sentido de los estados-nacionales sino de identidades y culturas
regionales y locales, más próximas a la verdadera idea de nación.
En este contexto, no sería de extrañar la emergencia de los
miedos culturales, como lo ha señalado Duby (1995), que coincide
además con la creciente llegada de inmigrantes subsaharianos, islámicos
y latinoamericanos. Todos ellos constituyen una alteridad, un otro
percibido como amenaza a la supuesta homogeneidad cultural (quizá, en
realidad, un horizonte civilizatorio con semejantes matrices culturales)
y el estado de bienestar. En otras palabras, serían una amenaza para
la seguridad, tanto social como personal, ampliamente entendidas, y
las certezas y fortalezas culturales de Europa. Nuevamente, emerge la
consciencia, tal vez, latente y contradictoria con otras actitudes, de un
horizonte civilizatorio común, el occidental.
Un caso interesante lo constituye el desencanto de muchas
personas, especialmente jóvenes, que ante las difíciles situaciones
económicas y laborales, pero sobre todo debido a un cansancio o hastío
cultural, buscan nuevos espacios en otros continentes, en especial
en lugares menos urbanizados e industrializados. Esta huida cultural
contrasta con la llegada de los migrantes a Europa en busca de mejores
condiciones de vida, apertura política, pluralismo ideológico y no
criminalización de diferencias. Aunque cuantitativamente son fenómenos
dispares y en extremo difíciles de comparar, no deja de ser significativo
que quienes conocen el sistema desde dentro sientan la tentación de
establecerse en otros lugares, y quienes lo conocen solo de manera
superficial se vean atraídos, cuando no compelidos, a vivir en él, aunque
sea como escape de situaciones complejas en sus propios países de origen.

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Finalmente, las dinámicas sociorreligiosas, sea como recuperación


de antiguas creencias, rituales y religiones, o la introducción de otras
nuevas, junto a la disminución de fieles de las iglesias cristianas
históricas, parecen evidenciar un sustrato en movimiento. Quizá todo
ello esté relacionado con el hecho de no haberse aprobado la inclusión
de una mención a los orígenes cristianos de Europa (en este caso, de la
civilización occidental) en el preámbulo del proyecto de constitución
europea, sobre la que tampoco hubo consenso entre las partes. Esto
pudiera mostrar un horror por la historia, por la historia oficial, y los
proyectos dominantes.
El mismo hecho de la drástica reducción de las tasas de natalidad
en varios países europeos, tanto nórdicos como mediterráneos, pudiera
estar correlacionado con la incertidumbre que subyace a esa inseguridad
derivada de un cuestionamiento del pasado, pero también del futuro,
del proyecto civilizatorio europeo. A ello se suman los sentimientos de
las cada vez mayores dificultades de subsistencia y los requerimientos,
las presiones socioeconómicas, de los modos de vida de la sociedad
industrial, su deshumanización, junto a un superindividualismo y el
hedonismo como posibles valores emergentes en la decadencia de la
civilización occidental.

7. Conclusiones
La idea de Eco (1974) de una nueva Edad Media, entendida como
hipótesis de transición, de fin de una época e inicio de otra parece
cada vez más acertada. La época que finaliza se caracteriza, entre otros
rasgos, por una gran seguridad y un dominio de los recursos culturales
que posibilitaron el advenimiento de un horizonte civilizatorio, con
luces y sombras, como todo proyecto humano, y una identidad basada
en el manejo de dichos recursos, una identidad inicialmente en sí y
luego también para sí. La época que empieza a emerger muestra el
resquebrajamiento de antiguos valores y, sobre todo, un desplazamiento

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¿Crisis civilizatoria? Reflexiones etnográficas sobre el mundo contemporáneo, BIORD C., Horacio, pp. 16-34.

de ese centro irradiador de la identidad occidental y la fuerza derivada


de la identificación con sus recursos culturales.
La creciente presencia de migrantes en Europa pudiera contribuir,
en unas generaciones más, al desplazamiento de la identidad derivada
de la tradición. Ello se sumaría a otros fenómenos con efectos
centrífugos que debilitarían aún más la cohesión de la civilización
occidental. Potencias emergentes con fortalezas en distintos campos,
como China, Rusia, India, Turquía e Irán, pudieran contribuir a ese
resquebrajamiento, habida cuenta además de la reflexión pendiente
de establecer hasta qué punto los Estados Unidos (Toro Hardy, 2020)
y América Latina participan en esa unicidad de pensamiento y modos
de vida occidentales. En el caso de América Latina parecería ser
principalmente una ilusión de las elites dominantes, en especial en el
campo intelectual, y de allí las contradicciones políticas que como una
carrera de obstáculos, entre avances y retrocesos, ha librado desde las
independencias de los distintos países y en especial en los últimos cien
años. Cabría preguntarse, desde esta perspectiva, si ese falso Occidente
como interpretación de las realidades sociales no les subyace al porfiriato
y a la Revolución mexicana y sus desarrollos ulteriores hasta el presente,
así como a la inestabilidad de muchos países latinoamericanos, tanto
en Suramérica como en Centroamérica.
El hecho de que el actual alcalde de Londres sea islámico y
de que la princesa de Diana de Gales hubiera podido convertirse
al islamismo, tras considerar su ingreso a la Iglesia católica, no son
hechos desconectados de un panorama más amplio. El reciente
cambio de uso de la mezquita de Santa Sofía en Estambul y de otros
templos históricos en Turquía, quizá, preludien los tiempos por
venir. Mientras tanto, la invitación del papa Francisco, en la encíclica
Laudato Si, a reconsiderar la relación de católicos y hombres y mujeres
de buena voluntad con la naturaleza puede servir de marco para
entender que los cimientos de Occidente pudieran efectivamente
estar sacudiéndose.

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¿Crisis civilizatoria? Reflexiones etnográficas sobre el mundo contemporáneo, BIORD C., Horacio, pp. 16-34.

Estamos en un “mundo”, es decir, dentro de un modo de


vida, orientado por las visiones euro-occidentales, que se empieza a
desvanecer. Si colocamos ese posible desvanecimiento como marco,
podemos entender de manera más amplia lo que está sucediendo en
Europa y sus alrededores y lo que sucede en los EE. UU. y en casi toda
América Latina. Aquí llega el ramalazo de la crisis porque las elites
intelectuales latinoamericanas se han sentido plenamente occidentales
cuando apenas nuestros países lo son en parte y solo en parte. De allí el
reiterado fracaso de proponer modelos políticos y supuestas soluciones
para lo que imaginamos a partir de evidencias fragmentarias y sesgadas y
no desde las realidades concretas. A estas se les tiende a restar visibilidad
por contradecir la asunción de la “occidentalidad” plena, en contraste
con lo que pudiéramos describir como una “pseudo-occidentalidad”, un
Occidente parcial o, todo caso, parte del falso Occidente que Europa
quiso que fuéramos como efecto y justificación de la colonialidad.
En síntesis, mi hipótesis, inspirada en la de Eco (1974), se resume
en postular que el mundo “occidental” parece haber entrado en una fase
de decadencia, tras agotarse su época posclásica. Como en una dinámica
dialéctica, podría surgir un nuevo modelo cuya concreción será parte del
porvenir. Dado que se trata de fenómenos cuya cristalización requiere
de un tiempo largo, no es factible establecer realmente cómo será ese
nuevo modelo y cuánto afectará al centro de la civilización occidental
(Europa) y a las llamadas periferias, como América Latina.

8. Notas
1
Ver las reflexiones de Wolf (1987), Pandian (1985) y Preisswerk y Perrot (1979).
2
Ver las reflexiones que sobre ello plantea Dussel (1994).

Bibliohemerografía
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difusión del nacionalismo. México: Fondo de Cultura Económica (Colección Popular,
498) (1.ª reimp. de la 1.ª ed. en español de la 2.ª en inglés).

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anuario
anuario GRHIAL. Universidad de Los . Universidad
Andes.
GRHIAL de Los Mérida.
ISSN 1856-9927. Andes Enero-diciembre, núm.
15, Facultad
2021. La de
cristiandad en la Ilustración
Humanidades Gumilla:
y Educación. etnicidad
Escuela y mestizaje.
de Historia. BRACHO, Jorge,
Departamento pp. 35-61.
de Historia
Universal. Grupo de Investigaciones sobre Historia de las Ideas en América Latina.
ISSN 1856-9927. Mérida, Año 15, vol. XV, núm. 15, enero-diciembre, 2021

La cristiandad en la Ilustración
Gumilla: etnicidad y mestizaje*
Jorge Bracho**
Universidad Pedagógica Experimental Libertador
Universidad Católica Andrés Bello

Resumen
Las líneas que componen este trabajo se refieren a algunas reflexiones
desarrolladas por Gumilla desde su perspectiva enmarcada en la cristiandad.
De lo que se deriva su importancia porque los argumentos extendidos fueron
estructurados bajo el impacto de la Ilustración y su alcance americano. De ahí
que lo mayormente destacado en esta oportunidad se concentre en este asunto,
junto con algunas de sus consideraciones acerca del origen y cualidades étnicas
del hombre americano. Todo ello enmarcado en una visión del mundo en
proximidad con el relativismo cultural bastante extendido durante los tiempos
de la Ilustración europea.
Palabras clave
Cristiandad, adoctrinamiento, mestizaje, cultura, relativismo, tolerancia.

Abstract
This work presents some reflections about Gumilla in the perspective of the
Christianity. In this regard, the importance of its extended arguments lies in
the influence of the Enlightenment and the its American reach. This text

*
Fecha de culminación: 01-11-2020. Fecha de envío a la revista: 01-11-2020. Fecha de
aprobación por el arbitraje interno: 15-12-2020. Fecha de aprobación por el arbitraje
externo: 15-2-21.
**
Doctor en Cultura y Artes para América Latina y el Caribe por la Universidad
Pedagógica Experimental Libertador (Venezuela). Profesor Titular jubilado del
Instituto Pedagógico de Caracas de la Universidad Pedagógica Experimental
Libertador. Fue director del Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño
Iragorry y de la revista Tiempo y Espacio del Instituto Pedagógico de Caracas.
Profesor de pre y posgrado de la Universidad Católica Andrés Bello (Venezuela).
Autor de varios artículos en revistas indizadas nacionales e internacionales. Email:
jorbrac59@gmail.com .

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15, 2021. La cristiandad en la Ilustración Gumilla: etnicidad y mestizaje. BRACHO, Jorge, pp. 35-61.

highlights these linkages in the Gumilla´s ideas about the origin and ethnical
qualities of the native Americans. All of them in the context of the Cultural
Relativism, typical of the European Enlightenment period.
Key words
Christianity, indoctrination, miscegenation, culture, relativism, tolerance.

1. Introducción
Es factible aseverar que una de las más impactantes estructuraciones
tramadas por el sacerdote jesuita José Gumilla (1686-1750), en su texto
El Orinoco ilustrado y defendido, se encuentra en la dilatada información
acerca de elementos relacionados con la geografía, la botánica, la ecología
y la hidrología, alrededor de descripciones respecto a la fauna silvestre y
la vegetación, y sus propiedades, descubiertas por los pueblos originarios
en las contigüidades del río Orinoco. Igualmente, argumentaciones en
él extendidas me van a servir de marco para reflexionar sobre cómo,
en el ámbito de la Ilustración, la cristiandad y sus convencimientos,
continuó difundiendo sus evidencias. Disposición que, una vez más,
demuestra que lo que se lee como novedad no resulta de dejar de lado,
en términos absolutos, sedimentaciones culturales estructuradas a lo
largo del tiempo, incluyendo lo que se difunde como desenvolvimiento
inédito.
De igual manera, debe ser destacado cómo una percepción en
torno a un otro se fue configurando a la luz de la realidad colonial.
Gumilla, por ejemplo, no dejó de mostrar preocupación acerca del
mestizaje y sus inherencias. En consecuencia, es factible un acercamiento
alrededor de la idea de mestizaje, en especial, por las posibilidades de
su despliegue y su “solución” en América en virtud de la presencia
del hombre blanco. Al repasar lo que él propuso, en esta dirección,
es probable pensar que lo que buscaba sugerir tenía que ver con un
resultado “natural” en un contexto tensado por el poder colonial y
sustentado en relaciones de desigualdad, entre agrupaciones humanas

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de distinta procedencia, hábitos y costumbres, pero resultado de la


Creación. Ese resultado natural implicaba, asimismo, que las cosas
(naturales es preciso agregar) tenían como designio recalar en el lugar
al que pertenecían, aunque en apariencia se mostrasen diferentes a su
núcleo inicial.
Me parece de gran valor no únicamente subrayar este asunto,
también deben ser destacadas sus reflexiones atinentes con los
distintos grupos de indígenas a los que consideraba propicios para la
conversión cristiana y la vivencia en civilización. Su percepción sobre
los “naturales” como seres apocados y supersticiosos, muy generalizada
entre misioneros, viajeros y cronistas de esta época quedaría como
impronta en la representación del otro en tierras de ultramar. En fin,
las líneas articuladas en este breve escrito es una invitación para esa
composición en la que se traslapan y entrecruzan lo asumido como
peculiaridad histórica o como visión eurocéntrica en la construcción
del otro. También permite fijar la mirada en un conglomerado de
versiones en proximidad con distintas avenencias respecto al origen
del hombre americano, así como una variedad de argumentaciones
hacia una realidad continental a la que se adjudicaron una serie de
características, muchas de ellas, olvidadas en el tiempo, junto con otras
que yacen aún en la memoria colectiva cuya recepción y transferencia
no ha dejado de estar presente.

2. El contexto ilustrado
Ya para la centuria del 1700 se había conformado un tipo de
ordenación social en las colonias de la América española, en que
la combinación étnica sería la marca distintiva frente a la sociedad
progenitora: España. Sería el mestizaje el elemento de diferenciación
de mayor ponderación en el ámbito de lo que se denominó Nuevo
Mundo, aspecto que no dejó de llamar la atención de viajeros,
cronistas y misioneros, quienes lo cultivaron en los variados escritos
por ellos estructurados, al ponderarlo como una característica cardinal

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de esta parte del globo terráqueo, así el mestizaje resultó una suerte
de representación con la cual expresar una tesitura genuina y de
autenticidad. Asunto que no ha dejado de llamar la atención de analistas
actuales, para quienes esta combinación étnica vendría a ser una de las
particularidades desplegadas en la América Latina:
El mestizaje es uno de los aspectos demográficos más
característicos de América Latina, y es el producto de la reducida
tasa de nupcialidad, gracias al bajo control social y a causa del
alto costo de los derechos parroquiales… La vitalidad del nuevo
habitante americano es producto del hecho de que étnicamente
estas personas no son negras ni blancas ni indias, sino el fruto
de un cruce étnico que no tiene antecedentes en ninguna parte
del mundo.1
Los pioneros de la antropología y etnología de la América
española se encargaron de ofrecer una imagen del Nuevo Continente, en
que la realidad configurada se galvanizó bajo la tensión y la perplejidad
entre lo que su mapa mental constriñó y la experiencia de lo existente
los condujo a reconocer, en un contexto distinto y distante, a la de un
capital cultural conformado bajo la influencia de la Biblia y las Sagradas
Escrituras. La Europa de este tiempo aún se encontraba envuelta en lo
que los copistas habían esbozado en herbarios y bestiarios, diseñados
a partir de lo delineado, inicialmente, por los griegos Dioscórides y
Fisiologo, respectivamente.
Al lado de las novedosas conquistas de la ciencia, todavía
perduraba en la mente de muchos lo que en estos manuscritos se
había trazado y difundido. Esta centuria fue testigo de la paulatina
sustitución de la idea de cristiandad por la de humanidad, así como que
ya en las postrimerías del 1700 se había extendido el uso del vocablo
civilización.2 Con lo que se debe pensar en el sostenimiento del mundo
sobre bases más mundanas dentro del mapa mental colectivo. El francés
René Descartes (1596-1650) y el alemán Gottfried W. Leibniz (1646-
1716), a quienes se han adjudicado los contornos de la teodicea, se
esforzaron en demostrar no la existencia de Dios, sino su bondad y don

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divino de la creación, con lo que se reubicó en sus acometimientos, más


que en meras revelaciones, como el creador de todas las cosas incluido
el Universo.3
Las concepciones arraigadas de las experiencias medievales y de la
cristiandad se combinarían con los nuevos descubrimientos de la ciencia
que desde Isaac Newton (1643-1727) y Descartes, en el transcurso del
1600, comenzaron a sentar las bases de argumentaciones teóricas más
terrenales. Es cierto que en correspondencia con el 1700 se diseñaría la
Enciclopedia, bajo la dirección de Denis Diderot (1713-1748) y Jean Le
Rond D’ Alembert (1717-1783). Aunque se ha reconocido el período
bajo la denominación enciclopedismo, en la misma Francia se editaba
una publicación similar, aunque dirigida por jesuitas, cuyo título era
Anales de literatura, quienes como Claude--Adrien Helvetius (1715-
1771), Georges--Louis Leclerc, conde de Buffon (1707-1788), Guillaume
Thomas Francois Raynal (1713-1796), acompañaron a Diderot en
su aventura editorial, se reunían con frecuencia en el salón de Paul
Henri Thiry, barón D’ Holbach (1723-1789), y que tenían en común
un pensamiento basado en el deísmo, quienes, a su vez, representaron
algunas mentes ilustradas de los philosophes del momento cuyo centro
angular de reflexión se encontraba en Francia. Sin embargo, no fue un
grupo homogéneo para poder hacer referencia a teorizaciones filosóficas
únicas y menos una escuela del pensamiento moderno. No todos los
que se reunían en el salón de D’ Holbach tendrían continuidad en sus
asistencias, y menos mostraron inclinaciones ateístas. Más bien sus
reflexiones se orientaron a criticar al clericalismo establecido y contra
la inclinación monárquica hacia la tiranía o el despotismo.
La secularización religiosa experimentada se orientó en la
combinación religión--racionalismo imperante, cuyos emblemáticos
ejemplos resultaron ser Voltaire y Rousseau, conspicuos visitantes de
los salones ilustrados. Por otro lado, en el transcurso del 1700 el estudio
alrededor del origen de la vida humana cobró nuevo ímpetu. La Gran
Cadena del Ser cuyos inicios se asociaron con Adán, el Diluvio y Noé,

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sus tres hijos y esposas, si bien demostraba el comienzo de la humanidad,


lo que comenzó a despertar vacilación sería cuándo el hombre, aunque
criatura diseñada por Dios, habría habitado el escenario terrenal. Así
como sucedió con los seres humanos, hubo la preocupación en lo que
respecta al origen de las plantas y los animales al lado de sus rasgos
diferenciadores. En lo atinente al hombre, la mirada se volcó hacia
un supuesto eslabón perdido. Sería un oriundo de Inglaterra, Edward
Tyson (1651-1708), quien se adjudicaría el descubrimiento de un ser
mitad hombre y mitad mono, al que dio por nombre orangután o
pigmeo. La observación de otras agrupaciones animales y humanas
concitó el convencimiento de que dentro de la naturaleza existía un
orden subyacente que podía ser explicado. Sin embargo, la naturaleza se
continuó leyendo bajo la moldura de una autogeneración propulsada,
desde un principio, por un Creador y que la teodicea moderna encarnó.
De igual modo, entre el 1600 y el 1700 se presentó una
preocupación frente a la naturaleza y ajustada en lo que se denominó
humanidad. Mientras esta última se asoció con historia, ascenso y
cambio, la naturaleza, aunque mostraba rasgos diferenciadores, se
rememoraba bajo principios de lo inalterable, a la vez que los cambios
por ella mostrados mantenían un núcleo primordial, perenne y natural.
Quizá esta aserción pueda parecer contradictoria. No obstante, a la
luz de las elucubraciones tomistas y sustentada en el aristotelismo, la
bondad de lo estable sirvió de marco para enfrentar la historicidad, al
ser asociada con fragilidad que, a su vez, representaba lo mudable y, en
consecuencia, el temor a la innovación. La bondad se precisó con el
estado natural de las cosas. Al resultar esta percepción una ambigüedad
se recurrió a la vieja idea de potencia cuyos contornos habían sido
trazados por Aristóteles, noción que serviría de base para la elaboración
de teorías posibilistas y evolucionistas en el 1800.
Si nos remitimos a esta centuria, es factible precisar la apreciación
de una naturaleza que mostraba su perfección en vista de lo permanente,
ante la “historia humana”, con lo cual es posible hoy comprender la

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ambigüedad indicada. El llamado siglo xix combinó varios principios


sociales, culturales y políticos que se venían estructurando desde el 1500
europeo y espacios aledaños. Así, el conocimiento del otro, especialmente,
en la experiencia ibérica de la América española, contribuyó de igual
manera a interrogarse en lo referente a una historicidad inédita para el
momento. Acá resulta de gran importancia reconocer el que la América
española o Nuevo Mundo estimuló entre cronistas, viajeros y pioneros
de los estudios de etnología a demostrar y demostrarse que Europa se
encontraba en una situación plagada de plenitud, concreción histórica
y, por ende, orgullosa de ello. Aunque para el caso considerado en esta
ocasión Gumilla no muestra lo que textualmente se ha buscado asociar
con sus escritos en torno a una civilización encarnada en Europa, si es
posible asentir en una visión basada en la mirada imperial y expresada
con ambivalencias, diferenciaciones y comparaciones, a las cuales apeló
en el escrito que ahora considero, y con el que pretendía ilustrar (instruir,
aleccionar) a quienes, como era su caso, serían los encargados de
difundir la palabra de Dios.4 También que gentiles, silvestres, neófitos,
menores, pupilos, idólatras bárbaros, rústicos, debían abrazar la fe de
Cristo, curar sus almas y con ello ocupar el reino de Dios. Por lo que
sus consideraciones deben ser leídas bajo una moldura apostólica y de
tenor prosélito.
La ambigüedad aludida se pudiera imaginar, en los tiempos
que corren, con el concepto de naturaleza humana. Si la concepción
acerca de la naturaleza en inherencia con permanencia, leída a la luz
de la noción de esencia o raíz, se estrechó con el ser humano, mientras
la idea de evolución, propia del 1800, demostró que el mundo natural
también era efecto de cambios, en especial por conducto del trabajo
humano, el convencimiento en torno a la existencia de una naturaleza
que determinaba a los hombres ha pervivido hoy por la vía de la genética,
el genoma humano y el ADN, aunque no determinantemente. Si se
reconoce la ambigüedad indicada, entonces, es dable recordar que lo
que la perfección indicaba, ahora en torno a otro desconocido, era la de

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conservar uno o varios atributos basados en la identidad de sí mismos,


o mantener, sostener, conservar, un atributo originario, como era el de
ser hombres blancos, es preciso acotar.
Si la naturaleza sirvió de base y sostén de configuraciones teóricas,
uno de los factores sobre los cuales estribaron las reflexiones entre
quienes se enmarcaron bajo el influjo del antiguo régimen biológico,
es viable comprender porque al “ambiente natural” se le adjudicó lugar
prominente al interior de las teorías científicas fundadas en el 1800. Así,
las variadas explicaciones alrededor de alma nacional, genio nacional
o carácter de los pueblos se creyeron encontrar en factores climáticos
que determinaban rutas humanas. Fue esta una disposición de amplia
raigambre a lo largo del ochocientos, ya lo fuese entre quienes asumieron
los orígenes de la humanidad bajo el marco del diluvio universal o lo
fuese de quienes abrazaron el deísmo. Con la influencia de las teorías
evolucionistas, materialistas y economicistas, el clima como “idea fuerza”
de atributos perdería vigor ya bien entrado el 1900; así mismo, la idea
de destino se enrumbaría por otras vertientes del pensamiento.
Dentro de este tejido es preciso acordar que al cabo del 1700 se
hizo común estudiar la vida de los seres humanos en rígida y obligante
conexión entre el ser de las cosas y la naturaleza. De igual forma tal
como lo delineara Buffon, quien haría una taxonomía de lo humano,
los animales y la flora, lo grande se asimiló con estabilidad, mientras lo
pequeño variaba.5 Más que demostrar una conexión entre este pensador
y Gumilla y los pensadores anteriormente rememorados, lo que me
interesa destacar es el afán por clasificar, ordenar, jerárquicamente, las
cosas del mundo, al lado de la necesaria demostración de certeza, la
cual se precisaba con la observación y la vivencia con lo desconocido y
lo extraño, o asumido como tal.6
Ya lo fuesen quienes no tenían un estrecho vínculo con
compañías religiosas o entre quienes, sí lo tenían, esta aspiración formó
parte de un mapa mental en una situación cuando se puso en duda
distintos convencimientos tenidos como verdades únicas, especialmente

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relacionados con la cristiandad y sus vivencias. De manera similar es


preciso indicar que lo que Gumilla pretendía con sus descripciones,
tuvo un propósito exclusivo asociado con la consecución de superar
idolatrías y la actitud que deberían asumir quienes en sus manos tuvieren
la tarea de la conversión.7

3. El propósito de la argumentación
La información que proporciona Gumilla en El Orinoco… es
bastante amplia y rica en detalles, aunque con convencimientos poco
creíbles en la contemporaneidad. Sin embargo, es justo subrayar que
el propósito que parece haber sugerido a Gumilla su elaboración no
solo estuvo centrado en la decantación de la palabra de Dios y extraer
de las tinieblas y de la herejía a los pueblos originarios orinoquenses
y, por extensión, a la América toda porque sus argumentaciones dejan
espacios de lectura más allá del Orinoco y sus contornos, ello por las
comparaciones constantes entre las denominadas por él Dos Américas:
la de Moctezuma y la de los Incas. En este orden, la imagen que se puede
recapitular de su demostración bien podría ser asociada con la mirada
del Orinoco, la que resulta más conocida. No obstante, quien lea con
detenimiento El Orinoco… se topará con delineamientos, de manera
preeminente, acerca de quienes habitaban sus riberas y cercanías y
convivían con la experiencia que el terruño les proporcionaba. Además,
se debe tomar en consideración que el objetivo de su narración estuvo
dirigido a quienes vendrían a evangelizar las diversas naciones de gentiles
o bárbaros que habitaban las cercanías del Orinoco. Desde un principio
dejó sentado el propósito de incorporar “ovejas perdidas” a la Santa
Iglesia o de civilizar hombres sometidos por la idolatría.
De la misma manera, es necesario destacar la necesidad que
había de explotar las potencialidades naturales y humanas existentes en
los perímetros del Orinoco, esto con la firme convicción de que tanto
piratas, en especial, holandeses, como indios belicosos pudieran ser
neutralizados por las fuerzas representadas en la Corona española. Para

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alcanzar su cometido debió desarrollar un conjunto de argumentaciones


que llegó a estructurar con base en estudios anteriores y relacionados,
sustancialmente, con el origen de los indios, así como los factores que
estimulaban la idolatría y expresiones de barbarie existentes entre ellos.
A lo que agregaría su propia versión del mestizaje, al que otorgó un
papel de importancia siempre y cuando el hombre blanco se cruzara con
algunas combinaciones que se habían manifestado y materializado en
la América española.
A partir de lo expresado necesario resulta invocar lo que el
mismo Gumilla, de forma reiterada, lo llevó a escribir una porción
de su experiencia en el Nuevo Mundo. En lo que habría de insistir
que quien como integrante de una corporación religiosa pensaba
era parte de la existencia humana. En el caso que compete, en esta
ocasión, era la de conseguir la mayor parte de feligreses quienes se
cobijaran en una fe y ser deslastrados o arrancados de toda forma de
idolatría, asimismo, neófitos o rústicos que pudiesen ser convertidos
a una existencia religiosa coincidente con los intereses de la Corona.
Aunque la experiencia hubiese transitado por derroteros distintos a
esta expectativa, fue insistente con lo redactado al inicio de su escrito
y en el que se puede leer:
… ¡Oh quiera la Divina Piedad logren estas naciones el bien que
tanto han logran otras muchas de las Américas!... se cumpla en
ellas el vaticinio de nuestro Redentor, agregándose cuanto antes
estas ovejas perdidas al rebaño de la Santa Iglesia...8
Durante el 1700 los conflictos entre los imperios trasatlánticos
se encaminaron bajo las banderas de una política cuya mira era la de
una mayor racionalización de los recursos en las respectivas colonias
americanas. La América española estuvo signada por la política
borbónica que se alcanzó imponer con la crisis que germinó a raíz de
la Guerra de Sucesión, la cual estalló luego del fallecimiento de Carlos
ii, en noviembre 1 del 1700. El Hechizado, tal como se le conocía, no
dejó heredero, aunque testó, un mes antes de morir, a favor de un

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Borbón, el duque de Anjou, nieto de Luis xiv, quien se conocería como


Felipe V de España. Esta cesión Real no fue muy del agrado de los
gobernantes de Holanda e Inglaterra, pujantes potencias del momento.
Leopoldo i de Austria también vería con ojeriza tal designación, porque
pretendía el trono para su hijo, el archiduque Carlos. Gracias a este
nombramiento Francia obtuvo importantes prerrogativas comerciales.
Una de ellas fue el compromiso de abastecer de negros a las colonias
españolas, el cual quedó refrendado con el compromiso firmado el 27
de agosto de 1701. Entretanto, Inglaterra obtuvo de Portugal, a merced
del Tratado de Methuen (1703), privilegios como el de comercializar
azúcar proveniente de Brasil.
La denominada Guerra de Sucesión Española se enmarcó en
discordias por el libre comercio. Con la Paz de Utrecht (1713) las
potencias europeas admitieron el reinado de Felipe v, primer rey Borbón
de España, aunque se dejó sentado que este último no debía aspirar a
unificar su corona con la de Francia. La triunfante Inglaterra logró, por
Real Cédula del 13 de marzo de 1713, el Navío de Permiso y luego el
llamado Tratado de Asiento de negros trece días después. Con la Real
Cédula los ingleses sumaron otros beneficios respecto a mercaderías
españolas por ellos comercializadas. Mientras que con el Tratado del 26
de marzo se adjudicaron el monopolio de la fuerza de trabajo esclava,
proveniente del África negra, por treinta años. También sumaron a
favor de sus intereses comerciales el derecho a la extracción de oro y
plata en las colonias españolas.
En el ámbito historiográfico se ha difundido la idea según la cual
el siglo xviii comenzó con la muerte de Luis xiv, a dos años de Utrecht,
y con ella el colapso del absolutismo, que coincidió en Francia con su
presencia militar y política a escala mundial, junto con el desarrollo de
sus manufacturas, el incremento de su industria naval, la expansión
colonial, coordinadas por Jean–Baptiste Colbert (1619-1683). El 1700
fue también el período durante el cual se desarrolló la Ilustración,
cuyo foco se concentró en Francia, aunque con bases provenientes

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de Gran Bretaña. Una de sus aristas se relacionó con una suerte de


imperialismo verde, el que se expresó por medio de la propagación de
jardines botánicos y estaciones de aclimatación y geodésicas. Esta suerte
de botánica ecológica coincidió con la reconstrucción de los imperios
trasatlánticos, el manejo efectivo de recursos estatales y su crecimiento
en cada uno de ellos. Esta centuria se puede concebir, de igual modo,
como el lapso durante el cual la idea de tolerancia, cobijada en el
relativismo, se fue extendiendo a lo ancho del continente europeo.
Una de las vertientes de la mentalidad ilustrada tomó cuerpo con
aquella idea, al lado de una percepción de Europa en torno a sí misma
como encarnación de la civilización, especialmente dentro de fronteras
francesas y referente de ilustración y civilización.
España, dirigida bajo la conducción de la Casa de los Borbones,
emprendió una política ilustrada concentrada en el despliegue de
un desarrollo científico en que la historia natural jugó un rol de
prominente importancia. Ella se extendió con los estudios alrededor de
la zoología, la mineralogía y la hidrografía, asuntos a los que Gumilla
prestó importante examen, sin olvidar ni dejar de lado su tarea de
civilizar por medio de la religión y con ella atemperar todo vestigio de
barbarie, expresada en idolatría, poligamia y embriaguez. Si se lee sin
las balizas contemporáneas El Orinoco ilustrado… se apreciará como su
autor describe, con detalle, aspectos relacionados con la fauna, la flora,
algunos minerales de importancia y las potencialidades hídricas del
Orinoco. Quizá la mayor ponderación la concentró en la mirada de los
originarios de estos espacios territoriales, ya que la axial intención de su
narración fue con la firme intención de someterlos a la religión cristiana.
En las líneas que siguen concentraré mi análisis a reseñar
algunas históricas argumentaciones en torno al origen de los “naturales
americanos”, en un intento de contrastarlas con las propias del sacerdote
jesuita. Para finalizar, me ocuparé de su concepción acerca del mestizaje
americano, junto con sus elucubraciones en torno a los pueblos
originarios de este continente, y así acercarme a un tipo de mentalidad

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y percepción del otro. Especialmente, porque su discernimiento acerca


del mestizaje y del mestizo encalla en una visión, si no celebratoria, de
preeminencia, no solo por el lugar que ocupa en su disertación, sino por
el designio que parece marcarlo en estos espacios territoriales. Máxime
por los comentarios, con visos de una actitud al parecer natural de una
combinación de la misma estirpe, y con los que pretendía convencer que la
mixtura racial lejos de desmerecer su origen conduciría al encuentro de un
tipo de virtuosidad, la raza blanca, de acuerdo con la usanza de la época.

4. A manera de conclusión. Curiosidad: El hombre americano y


mestizaje
Acaso una de las proverbiales preocupaciones entre quienes se
ocuparon de relatar lo que un Nuevo Continente significó para los
letrados europeos, fue el origen de sus habitantes. Si se atiende a una
de las aseveraciones plasmadas por Gumilla, en la que no solo se puede
apreciar la minusvalía o minoridad de otro, sino la de convencer que “…
el indio en general… es ciertamente hombre…”9, existe la posibilidad
de comprender los variados matices generalmente obviados de la
Ilustración. La frase aludida permite un acercamiento a uno de los temas
de mayor preocupación entre quienes se contaron como forjadores de
la idea del “ser americano”. Si el natural de las Indias era con certeza
“hombre”, por tanto, creación divina ¿por qué razón se encontraba
en una condición silvestre, de barbarie o minoridad? O más ¿por qué
circunstancia (¿divina?) se habían detenido en un estado salvaje? Razón
por la cual debieron preguntarse, entre ellos Gumilla, ¿qué tipo de
hombres eran? En virtud de lo cual se hizo imperioso establecer un
conjunto de problemas con los que discernir la existencia de otras
civilizaciones de la hoy Latinoamérica. Aunque, ciertamente, se destacó
que entre ellas existían distintas gradaciones de desarrollo. Aspecto que
de manera aleatoria se consideró, porque lo que interesaba era el de
establecer un origen, disposición muy propia de la cristiandad feudal y
heredada por los analistas modernos. Principalmente, porque el origen

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de todas las naciones, de acuerdo con la Biblia, se encontraba asociado


con los hijos de Noé: Sem, Asia, Jafet, Europa, Cam, África y América,
añadidura posterior y urdida por quienes refirieron cuestiones asociadas
con esta última. Gumilla justificaría esta agregación según lo trazado
por Noé y su acción con el Diluvio.
… los indios son hijos de Cam, segundo hijo de Noé… a Cam
y a sus hijos les cupo la Arabia, el Egipto y el resto de África:
y algunos de sus nietos y bisnietos, arrebatados sus barcos
de la furia de los vientos… desde Cabo Verde pasaron al
Cabo más avanzado de toda la América Meridional… Prueba
esta conclusión con el infeliz y misero porte de los indios
americanos… es tan apocado su ánimo, que sirven a los negros
esclavos de los europeos...10
En consecuencia, es dable acordar a partir de algunos
razonamientos de europeos, así como de letrados originarios de
estos espacios territoriales respecto a un origen derivado del Diluvio
Universal y, por ende, de Noé y su descendencia. A ello se adicionarían
consideraciones coincidentes con un supuesto origen judío, sostenidas
por la experiencia escópica de hábitos y costumbres de los pueblos
originarios. En algún momento Gumilla ratificó que los indios
descendían de uno de los hijos de Noé, Cam, convencimiento cuya
demostración la cotejó en la desnudez de sus cuerpos y el “… ansia con
que beben…”11. Junto con esta estirpe se habrían transportado un grupo
de hebreos con los que se asimiló a los originarios americanos. A lo
que se sumaría, entre misioneros y exploradores del Viejo Continente,
el poblamiento inicial de estos territorios. El que se creyó provenía,
ora, del norte, ora, del sur o de la Atlántida. Como se puede apreciar,
el poblamiento de las Indias Occidentales se configuró con el mapa
mental basado en las Sagradas Escrituras, ergo, con la Creación Divina,
la descendencia de Adán y Eva, el Diluvio Universal y Noé y sus hijos.
Sin duda, se trató de un debate contextuado bajo la mirada de la
cristiandad y la nueva teodicea, aunque ya se estuviese hablando con
conceptos mundanos como los de humanidad y civilización.

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Disposición de prominente importancia porque aún lo


relacionado con el Arca de Noé y, por supuesto, el Diluvio siguen
despertando controversia e interés entre religiosos y analistas de la
ciencia moderna. Así, resulta importante recordar que para 1725
un naturalista suizo, Johann Jakob Scheuchzer (1672-1733), había
identificado, en la montaña Ararat, un esqueleto petrificado o fósil
al cual denominó Homo Diluvi Testis, es decir, el hombre que había
sido testigo del Diluvio. No obstante, casi cien años después, en 1817,
un paleontólogo francés, George Cuvier (1769-1832), desmintió el
supuesto hallazgo al determinar que se trataba de un fósil anfibio al
que Scheuchzer había confundido con uno humano. Desde la óptica
científica moderna lo anotado interesa en la medida que muestra
cómo un mapa mental adquiere fisonomía en concordancia con un
capital cultural, así como que hallazgos novedosos se entrecruzan con
verdades establecidas. Por ello no es baladí interrogarse por qué si se
han explorado espacios más allá del planeta Tierra lo relacionado con
el Diluvio continúa despertando curiosidad12.
En ese juego de representaciones marcadas por verdades reveladas
y elaboraciones gnoseológicas se amalgamaron para dar forma a
respuestas anheladas por mentalidades distintas. Así, el capital cultural
acumulado, las convicciones mostradas en escritos canonizados, se
juntaron con la experiencia de la observación y vivencia directas. De esta
manera se forjó un tipo de configuración que sirvió de base para mostrar
particularidades, atributos, características, que para el lector de hoy se
familiarizan con eurocentrismo o contextuadas bajo el régimen escópico
imperial. Una historia en vecindad con representaciones de un otro
reclama, junto con aquella avenencia, un trato de mayor proximidad con
un tiempo, intereses y capital cultural que se suelen soslayar, con mucha
frecuencia, al ser asociado con inferencias meramente individuales.
Por otro lado, es necesario retomar algunas ideas dilatadas por
religiosos y misioneros que tuvieron entre sus responsabilidades hacer
que los indios americanos abandonaran sus inclinaciones idólatras. Una

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de las tesis que sirvieron de motivo para dilucidar el origen de los indios
de la América española se relacionó con la ocupación de un continente
desconocido, con lo que se tuvo que dejar de lado la percepción de que
lo universal estaba constituido por Asia (Sem), Europa (Jafet) y África
(Cam). Hacia 1590 el jesuita José de Acosta (1539-1600), quien había
vivido en Perú y Nueva España, así como autor de su citada Historia
natural y moral de las Indias (1590), había asomado la posibilidad de un
poblamiento por el norte. La creída unidad territorial sería desmentida
por el danés Vitus J. Bering, quien verificó la separación continental
entre Asia y América tenida como unidad en las Sagradas Escrituras.
Tesis formulada y reafirmada con la del Diluvio Universal, puesto que
a la luz de este se dio por sentado que la separación de los continentes
se había escenificado.
Gumilla citaría con frecuencia a Acosta y a Fray Pedro Simón.
Este último había relatado que la oleada poblacional americana se
realizó en tres fases: la primera antecedió al Diluvio y fue seguida por
sus consecuencias, mientras la tercera la protagonizaron los españoles.
… por donde pasaron a poblar estas tierras, pues nos las hemos
de juzgar por la disposición que tienen ahora, la que les quedó
del diluvio, pues antes de él pudo ser tuvieron otra, y que
estuvieran continuas unas con otras, para poder llenarlas todas
hombres y animales, con facilidad. Y cuando no fuera esto,
no le faltara ciencia a aquel sapientísimo hombre Adán… para
darles traza como pasaron los mares, las islas y tierra firme...13
De igual manera, Simon apuntó que la mayor dificultad se
encontraba en dilucidar la forma cómo se realizó la segunda oleada,
es decir, la que encontraron los españoles a propósito de la invasión
ibérica y posterior al Diluvio. Al extender sus explicaciones alrededor de
este punto aseveró que fueron seis las personas que se habían salvado:
los tres hijos de Noé y sus respectivas esposas. “… Esta población se ha
de sacar por conjeturas y buena razón, sin ayuda de escritura auténtica
que hable de ella…”14, en que suposiciones, no apócrifas, intuición y
experiencia eran las que podrían dar respuesta respecto al origen del

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hombre americano. Pero con la seguridad del Diluvio Universal y con el


que se supone sucedió la separación de los modernamente denominados
continentes.
En las líneas trazadas por Simon sugirió que otros habían
llevado a cabo consideraciones a este respecto, aunque él se mostró
convencido de dos tesis que reafirmaban su propuesta, porque ellas “…
parecen más conformes a la verdad…”15. Por una parte, consideró que
los originarios de la América española provenían de los cartagineses y
para dar fuerza a esta idea citó al padre Acosta y a Gregorio García. La
versión que se encargó de difundir fue la que establecía que distintos
navíos, llevados por los vientos, transitaron por el estrecho de Gibraltar
y luego de varios días se detuvieron en La Española. Interpretación
a la que agregó que quienes cruzaron una continuidad territorial,
separada con el Diluvio, formaron parte de una de las diez tribus
perdidas de Israel.
Tiene el segundo lugar (y para mí el postrero) la opinión de
los que dicen que los indios de esta tierra se originan y tienen
su principio de las diez tribus de Israel que se perdieron… Lo
comprueba con costumbres y formas de vestir el que provenían
de la tribu de Isachar…16.
En la mentalidad de la cristiandad fue esta una opinión
generalizada, tal como lo esbozó el propio Gumilla al intentar explicar
con certeza el origen de los pobladores americanos. Este último haría
extensiva la tesis según la cual los indios descendían directamente de
Cam, segundo hijo de Noé “… y que descienden de él a modo que
nosotros descendemos de Japhet, por medio de Túbal, fundador o
poblador de España, año 131 después del Diluvio Universal (1788 de la
creación del mundo) …”17. Ahora ¿cómo dio fuerza a esta argumentación?
Pues, con la observación vis a vis, cara a cara, directa, de los denominados
indios. ¿Las señales? La circuncisión, la poligamia, el horror a la carne
de lechón, el hábito indígena de untarse oleos y aromas y lavarse el
cuerpo dos o tres veces al día. Con lo que es posible acordar que se está

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en presencia de una verdad revelada, así como que se tenía a mano el


mostrar lo que otros habían definido en correspondencia con lo que
el canon tenía como cierto.
Sin embargo, en la segunda parte de su escrito y agregado con la
segunda edición, retoma este asunto al hacer referencia a las distintas
lenguas de los gentiles orinoquenses. A la diversidad de ellas adjudicó
esta dispersión al obrar “… la diestra del Altísimo en la celebre de
Babel…”18. Así, sería el mismo Dios quien se encargó de distribuirlos
y poblar la tierra en su totalidad. En el mismo orden de ideas, añadió
que debía respetarse su propia experiencia y opinión acerca de los
gentiles, así como tomar en cuenta la información proporcionada por
la práctica de otros jesuitas.
… Todos realmente convenimos en que los indios judaízan… de
donde nace inclinarnos a que los pobladores de las Américas
fueron hebreos. Todas o parte de las diez tribus que al sexto
año del reinado de Ecequías transplantó Salmannasar, rey de
asiria, y después, o se confundieron entre todas las naciones, o
pasaron separados a regiones incógnitas…19
Las argumentaciones que siguen a este avenimiento no son
ajenas a la incertidumbre del lector contemporáneo. Si bien, Gumilla
reconoció la dificultad de abordar una variedad de lenguas (él no habló
de dialectos), insistió no solo en encontrar una matriz originaria, así
como mostrar sorpresa que al presentar el territorio americano tierras
muy fértiles, ricas y abundantes fuese expuesto por “Su Majestad”,
por más de tres mil años, sin personas quienes lo habitaran desde su
creación hasta ser alcanzado por las tribus de Israel. Aunque, en este
orden, mostró vacilaciones no las explicitó de modo directo. Optó por
invitar a sus interlocutores a reflexionar en torno a este asunto. No
obstante, no ofreció, en esta segunda oportunidad, seguridad acerca
del supuesto origen hebreo, porque no logró encontrar generalizadas
voces de esta agrupación humana, pero sí coincidencias con las cuales
verificar la hipótesis señalada.

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Consiguientemente, subrayó el caso de tres canarios quienes


se toparon con las costas de Trinidad de Barlovento, debido al efecto
de los vientos y que a partir de los cuales desviaron el destino que
habían trazado. En virtud de tal circunstancia se interrogó acerca de
si los primeros pobladores americanos no habrían sido víctimas de un
episodio similar. Por tanto,
… no es creíble que los descendientes de Noé, a quien tocó
poblar dichas costas occidentales, olvidasen las reglas de
construir embarcaciones que Dios enseñó al santo Patriarca.
Verdad es que en aquellos tiempos sólo navegaban sin perder la
tierra de vista, por no estar descubierto el uso de la brújula…20
No queda duda, por sus propias referencias, el circunscribir sus
consideraciones en autoridades reconocidas en el canon como lo era el
padre Acosta y San Agustín, a lo que habría de agregar que en su mapa
mental el designio no parecía ser una impronta indoblegable, porque
el azar también contaba. De la misma manera, se preguntaría por qué
existían animales inútiles (los felinos, por ejemplo) que era imposible
hubiesen sido trasladados por Noé. Gumilla mostró perplejidad incluso
de lo canonizado, pero prefirió dejar al lector el ejercicio de su propia
interpretación, al lado de una justificación al citar a Fray Gregorio García
y quien había razonado, según sus anotaciones, en dependencia con lo
expuesto por San Agustín y Santo Tomás.
Lo señalado fue una preocupación de letrados del momento. Sin
que se pueda hablar de coincidencias absolutas, tanto entre quienes
representaban campañas religiosas como viajeros subvencionados por
imperios del momento, el origen de los pobladores de América resultó
ser una inquietud nada desdeñable para el analista actual. Ello porque
su reiterada reduplicación hasta bien entrado el 1800 a escala planetaria
estuvo presente. Hacia 1716 el teniente coronel Amadeo Frezier
(1682-1773), de origen francés, realizó un viaje por una porción de la
América meridional, de la que destacó algunos rasgos característicos
de los habitantes originarios de Chile y Perú. De acuerdo con su

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observación, los indios chilenos mostraban una tez oscura, similar al


cobre rojo, distinta a la de los mulatos, “… este color es el común a todo
el continente americano, tanto meridional como septentrional…”21.
Este atributo fue adjudicado por Frezier al tipo de sangre de los
indígenas, con lo que refutó la tesis de la influencia ambiental, porque
ni el aire que se respiraba ni los alimentos con los que se nutrían había
sido el motivo para tal semblanza.
… Dios creó, entre los hijos de nuestro padre común, tres tipos
de hombres en lo que concierne al color de su tez: uno blanco,
otro negro y un tercero de color rojizo que se debe a la mezcla
del primero con el segundo22.
Según su versión dentro de las Sagradas Escrituras no había
mención clara acerca de esta tonalidad rojiza, pero dio por sentado
el que aludía “… al segundo en la persona de Cus, nieto de Noé, que
quiere decir negro…”23. Como quiera que sea, sus asociaciones dieron
cuenta de un tipo de combinación sin desmerecer por sí mismo al negro.
Asunto de interés porque aseveró que la belleza otorgada a “algunos de
los colores” contaba con una valoración subjetiva. Estas consideraciones
fueron elaboradas a propósito de su viaje exploratorio entre los años
de 1712 y 1713 en tierras peruanas y chilenas, cuya publicación vería
luz en lengua francesa para 1716. Lo argumentado por este teniente
coronel y especialista en fortificaciones militares sirve de marco para una
aproximación, no solo a la visión de un otro sino para mostrar lo que
se consideraba una forma de ser. En consecuencia, no debe ser obviado
el que había ya una suerte de convencimiento de un alma de los pueblos
que, si bien vinculados a una Gran Cadena del Ser, con variaciones y
gradaciones distintas, había en ellos muestras de vida civilizada.
Una apreciación enmarcada dentro de la mirada colonial e
imperial se divulgó junto con el planteamiento de comparaciones. Así,
Frezier, al hacer alusión al intercambio de bienes entre españoles e
indios de origen peruano, indicó que, entre estos, no todas sus acciones
se ejecutaban con la impronta de la barbarie: “… Por lo que acabo de

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decir puede advertirse que entre esas gentes que nosotros llamamos
salvajes se encuentra tanto orden y tanta buena fe como en las naciones
más ilustradas y mejor gobernadas”24. Con lo que no intento concitar
una apreciación con la cual establecer una vinculación de miradas
miméticas entre Frezier y Gumilla. En absoluto. Lo importante de traer
a colación estas consideraciones me sirve para mostrar cómo opera la
visión colonial o, en todo caso, la apreciación de un otro. Así como que
existía una verdad revelada en correspondencia con quienes habitaron
primeramente estos espacios territoriales, tenidos como inéditos.
Gumilla muestra una textura similar, es decir, signada por una
apreciación relativista de la cultura muy afín del ínterin y resultado del
intercambio desigual y combinado propio de la existencia colonial y la
mundialización cultural. Solo que su capital cultural y su mapa mental
lo llevaron a apreciar a los indios bajo la influencia de la cristiandad.
También, a modo de ejemplo, se puede rememorar un fragmento en el
que mostró que la belleza no era potestad de los blancos25:
… es cierto que la hermosura no consiste sólo en el color blanco.
De este color hay caras muy feas y del color negro les hubo muy
hermosas… en esta materia el aprecio nace, no del color ni de la
cosa o persona que lo tiene sino del afecto con que se mira…26
Gumilla aseveró que esta disposición no tenía correlato absoluto
porque era “… hija de la voluntad, y no de la razón…”27. En lo atinente
al color de la piel no se mostró de acuerdo con la tesis según la cual
el color negro se debía a la influencia de los rayos solares. Según su
argumentación la tesis moderna, respecto a este asunto, el fenotipo tenía
como origen determinaciones climáticas y territoriales. Gumilla asumió
una teoría más íntima y maternal.
Digo, hablando de los colores de las gentes en común, que las
madres imprimen en el feto el color a que tienen más propensión
y el que por tal afecto tienen más impreso en la imaginativa… Voy
a individuar, insinuando la mecánica natural con que la fantasía
conmueve las facultades, por medio de las cuales imprime en el
feto la idea o el color en que está impresionada la fantasía…28

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Aseveración a la que cabría agregar que una de las características,


cargadas de tensión y duda, de las que hace gala la mirada colonial
confluye con la ambivalencia. Ambivalencia con la que se muestra, a la
vez, repulsión y atracción alrededor del objeto, situación, acontecimiento
observado. A lo que no se debe perder de vista el que Gumilla no
solo buscó distanciarse de los convencimientos históricos establecidos
canónicamente, sino que intentó ofrecer una imagen otra en torno
a una de las especificidades de la América hispana: el mestizaje. Sin
embargo, la experiencia frente a un extraño, la expectativa de sumar a
la fe, lo que su mapa mental determinaba, su capital cultural lo situaba
y el propósito de su escrito marcaron lo redactado en el Orinoco…, y así
es lo que hoy se tiene como fuente de información.
Una de las tantas argumentaciones que Gumilla proporcionó, en
torno al objetivo de la cristianización de almas perdidas, en oposición
a la idolatría y la presencia del “común enemigo”, léase el demonio,
satanás o el diablo, es como sigue:
Aquí es preciso se angustie el corazón humano y vea lo que de
suyo es, si le falta la luz de la fe. ¡A que caos le precipitan su
misma ignorancia y la malicia del común enemigo! Este, como
es y se llama príncipe de las tinieblas, domina de asiento entre
las sombras de aquellos ignorantes, y de tal modo se insinúa
entre ellos, que en todas aquellas naciones lo conocen por el
nombre propio que cada uno le da…29
Se puede agregar, en este sentido, que la variedad de textos
relacionados con la representación de otro, conducen por el camino de
un tipo de identificación basados en la diferencia, la ambivalencia y la
extrañeza. Identificación con la que se imagina un tipo de particularidad en
que un otro sirve para la configuración de una forma de ser, porque quien
la hace posible, con la mediación del texto, le otorga un correlato. Este,
por vía del canon, se estructura a la luz de condiciones liminares en las que
entra en juego una diferenciación. Esta, a su vez, hace uso de una escala
territorial, base de la etnicidad, con la que se logra idear una autenticidad.
Si Gumilla mostró repulsión ante la embriaguez, la poligamia y la untura

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de sustancias en el cuerpo, lo hizo a partir de su propia intimidad y como


parte de una de las caras de la civilización. Además, reconocer el que la
mente, la psicología humana, opera de un modo similar, aunque el objeto
de elucubración fuese diferente, la coincidencia estribó en la justificación
civilizatoria por la presencia del común enemigo y cuya denominación era
distinta. Es curioso, por decir lo menos, que él comience su ilustración o
descripción del Orinoco y sus proximidades con la idea del mestizaje al
que, por cierto, no apreció bajo el lente de la repulsión siempre y cuando
se llevara a efecto bajo ciertos parámetros.
Muy diferente a lo que otros cronistas, al menos del 1600, como el
caso de Felipe Guaman Poma de Ayala, quienes apreciaron el mestizaje o
mixtura cultural como una desviación de la pureza indígena u originaria
como hoy se diría. Guaman Poma, al criticar una Ordenanza emitida
por Francisco de Toledo, respecto al nombramiento de corregidores,
agregaría que éstos habían provocado mayores perjuicios que beneficios,
en especial, por permitir la coyunda de españoles con indias. En su
Nueva corónica y buen gobierno advirtió al rey la gravedad de semejantes
uniones porque conducía a la pobreza del indio y, por mampuesto,
al monarca mismo. Su crítica estuvo basada en que los corregidores
españoles no respetaban el contenido de las ordenanzas donde, entre
otras cosas, se presentara que,
… ningún vecino encomendero de indios ni entrase ni español,
ni mestizo, ni mulato, ni negra, en sus pueblos ni tierras… que
no viniesen mayordomos porque no resultasen daños y males
entre los indios… los dichos españoles estarían amancebados
y harían casta maldita de mestizos, y no multiplicarían los
dichos indios reino, y les forzarían a sus mujeres e hijas, y se
ensañarían bellacos, y no obedecerían a sus caciques principales
y se harían haraganes y ladrones, yanaconas, bachilleres, y las
mujeres grandes putas…30
Aunque sea una ideación distinta, ya para el momento de
Gumilla estructurar sus argumentaciones se tenía en cuenta los tipos
humanos de la América hispana31. En consecuencia, es dable ratificar

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el convencimiento existente de una experiencia cargada de contrastes


diferenciadores que estimularon a hablar de atributos, pero que en
su desenvolvimiento podría alcanzar una definición al “estilo español
o europeo”. En lo que respecta a América y sus pobladores Gumilla,
desde las primeras páginas se encargaría de delimitar lo que cada
denominación en uso hacía referencia a aquellos tipos humanos. Así,
puntualizaría que la palabra indio denotaba al originario americano,
indiano al americano proveniente de otras partes de la América española,
al europeo en América se le conocía bajo el nombre de chapetones, en
Perú, y cachupines, en México, mientras al descendiente de europeo se
diría blanco o español.
Visión enmarcada en su propia apreciación sustentada en una
experiencia, pero determinada por la cristiandad. A la luz del tiempo
actual retomar algunos asuntos tratados por Gumilla permite una suerte
de arqueología de un concepto. En este caso el de mestizaje. Concepto,
ideación, representación, configuración, a partir del cual reconstruir
la visión de un sí mismo colectivo. No solo es importante la visión de
Gumilla, excepcional para su momento y circunstancias, sino para lo
que el historiador puede reconstruir, representar, configurar, alrededor
de un concepto, como el de mestizaje, y el desenvolvimiento histórico,
moldeado por la esfera cultural, en la América Latina y los usos de
una denominación que se ha leído como atributo natural. Mestizaje
al que Gumilla restituiría tanto para la combinación de blanco con
india como con negra o mulata. Su particular aseveración acerca de
él da la impresión de concitar una suerte de “alivio” frente a lo que
inevitablemente había sucedido en la América española.
Sus consideraciones vertidas alrededor de estas combinaciones
sexuales parecen más bien una invitación a no recelar de ellas. Quizá,
por ello advertía que las señoras europeas no debían temer que alguno
de sus hijos se ligara con mestiza o mulata, porque gracias a la presencia
del hombre blanco su prole, luego de varias generaciones, llegaría a
ser totalmente blanca (o) o como lo denominó puchuela o pochuela.

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No parece haber dudas que cuando asentó que después de cuatro


generaciones volverían a su estado natural, es decir, blancos (as), quizá,
el destino de los habitantes de las tierras bajo la férula de la corona
española y que habían creado era este.

Notas
1
Marcello Carmagnani. El otro occidente. América Latina desde la invasión europea hasta
la globalización. México. Fondo de Cultura Económica – UNAM. 2004, pp. 82-83.
2
El término humanidad, de vieja data, adquirió notoriedad en la Europa del 1700. En
efecto, “… Es una palabra nueva, o más bien un sentido nuevo de una palabra vieja, que
recupera una juventud duradera y proclama esa juventud sustituyendo a otra palabra, a
una vieja palabra cuya historia ya conocemos… Esta palabra es cristiandad. La cristiandad
es una noción religiosa. La humanidad es una noción laica, como esa otra palabra aún
más reciente que nacerá a finales de siglo, civilización”. Lucien Febvre. Europa. Génesis
de una civilización. Barcelona--España. Editorial Crítica. 2001, pp. 171-172.
3
“… La característica de estas justificaciones exclusivamente modernas, desde Leibniz
conocidas como teodiceas, es que la duda no se interesa por la existencia de un ser
más elevado, que se da ya por sentado, sino por su revelación, tal como se da en la
tradición bíblica, y por sus intenciones con respecto al hombre y al mundo, o más
bien por la adecuación de la relación entre hombre y mundo…”. Hannah Arendt.
La condición humana. Barcelona – España. Editorial Paidós. 2005, p. 304.
4
No es mi intención entrar en elucubraciones relacionadas con la acusación,
factible desde una perspectiva, de eurocentrismo con la que se asocian los escritos
de misioneros, cronistas y viajeros por parte quienes se asumen adalides del
antimperialismo. Mi intención está ceñida a la ciencia histórica.
5
Daniel J. Boorstin. Los descubridores. Barcelona – España. Editorial Crítica. 2000.
6
La experiencia de extrañeza es inherente a la vida y desenvolvimiento humanos cuyo
basamento es social e histórico. Ella proviene de condiciones y acciones no familiares,
conocidas o experimentadas. Así, la relación con un otro estimula extrañeza por el
contexto a partir del cual se experimentan relaciones. Por tanto, deviene del sentido
y sentimientos vividos ante lo desconocido y lo no habitualmente experimentado.
Véase: Olga Sabido. “El extraño”. En: Emma León (Editora). Los rostros del otro.
Reconocimiento, invención y borramiento de la alteridad. España. Anthropos editorial
UNAM. 2009, pp. 25-57.
7
No está demás aseverar que la idea alrededor de la idolatría fue la base fundamental
y a partir de la cual justificar las acciones de los misioneros en América. Véase:
Carmen Bernard y Serge Gruzinski. De la idolatría. Una arqueología de las ciencias
religiosas. México. Fondo de Cultura Económica. 1992.

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8
José Gumilla. El Orinoco ilustrado y defendido. 2ª edición. Caracas. Biblioteca de la
Academia Nacional de la Historia. 1993, p. 52. Sin embargo, agregó que no todos
los indios podrían ser convertidos a la religión por él defendida. Al hacer alusión
de los Aruacos sostuvo que eran más “amantes y leales” a la nación española, “…
lo que causa gran lástima es que ni son cristianos ni dan esperanzas de serlo, por
más diligencias que se hacen y se han hecho…”. José Gumilla. El Orinoco ilustrado
y defendido (p. 137), comentario al que agregaría los infructuosos esfuerzos en este
propósito.
9
José Gumilla. El Orinoco ilustrado y defendido, p. 103.
10
José Gumilla. El Orinoco ilustrado y defendido, p. 111. Respecto a los negros y los roles
asignados por sus amos, sobre todo en Chile y Perú, un funcionario francés dejó
escrito lo siguiente: “… sabedores del afecto de sus amos, imitan su conducta para
con los indios y toman sobre ellos un ascendiente que alimenta un odio implacable
entre esas dos naciones… los negros esclavos, que en otras colonias son enemigos de
los blancos, aquí son partidarios de sus amos; empero no les está permitido portar
armas…”. Amadeo Frezier. Relación del viaje por el mar del sur. Caracas. Biblioteca
Ayacucho. 1982, p. 229.
11
José Gumilla. El Orinoco ilustrado y defendido, p. 110.
12
Véase Frank Westerman. Ararat. Tras el Arca de Noé, un viaje entre el mito y la ciencia.
México. Fondo de Cultura Económica. 2010.
13
Fray Pedro Simon. Noticias historiales de Venezuela. Caracas. Biblioteca Ayacucho.
1992, p. 59, t. I.
14
Fray Pedro Simon. Noticias historiales de Venezuela, p. 59. I.
15
Fray Pedro Simon. Noticias historiales de Venezuela, p. 59. I.
16
Fray Pedro Simon. Noticias historiales de Venezuela, p. 62. I.
17
José Gumilla. El Orinoco ilustrado y defendido, p. 111.
18
José Gumilla. El Orinoco ilustrado y defendido, p. 299.
19
José Gumilla. El Orinoco ilustrado y defendido, p. 301.
20
José Gumilla. El Orinoco ilustrado y defendido, p. 305.
21
Amadeo Frezier. Relación del viaje por el mar del sur, p. 73.
22
Amadeo Frezier. Relación del viaje por el mar del sur, p. 74.
23
Amadeo Frezier. Relación del viaje por el mar del sur, p. 74.
24
Amadeo Frezier. Relación del viaje por el mar del sur, p. 78.
25
Que en la actualidad pudiera ser leído más allá de un tipo de eurocentrismo, de
arraigada usanza, y cercano al relativismo o contexto propio de la mundialización
cultural.
26
José Gumilla. El Orinoco ilustrado y defendido, p. 89.
27
José Gumilla. El Orinoco ilustrado y defendido, p. 89. En este orden, llegó a proponer,
en su intimidad relativista, que el color prieto (negro) ni tenía como significado
maldición de Noé a Cam y menos castigo divino.

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28
José Gumilla. El Orinoco ilustrado y defendido, p. 95.
29
José Gumilla. El Orinoco ilustrado y defendido, p. 291.
30
Felipe Guaman Poma de Ayala. Nueva corónica y buen gobierno. Caracas. Biblioteca
Ayacucho. 1980, p. 330. Ff. 446{448}, t. I.
31
Necesario agregar que las clasificaciones reales, marcadas con la etnicidad, tuvieron
que ver con necesidades crematísticas de la Corona. En consecuencia, posiblemente
muchos tributos dieron origen a reconocimientos de esta estirpe sin ser el objetivo
cardinal de su imposición.

Bibliohemerografía
ARENDT, Hannah (2005). La condición humana. Barcelona – España: Editorial Paidós.
BERNARD, Carmen y GRUZINSKI, Serge (1992). De la idolatría. Una arqueología de
las ciencias religiosas. México: Fondo de Cultura Económica.
BOORSTIN, Daniel J. (2000). Los descubridores. Barcelona – España: Editorial Crítica.
CARMAGNANI, Marcello (2004). El otro occidente. América Latina desde la invasión
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FEBVRE, Lucien (2001). Europa. Génesis de una civilización. Barcelona--España: Editorial
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FREZIER, Amadeo (1982). Relación del viaje por el mar del sur. Caracas: Biblioteca
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WESTERMAN, Frank (2010). Ararat. Tras el Arca de Noé, un viaje entre el mito y la ciencia.
México: Fondo de Cultura Económica.

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anuario anuario
GRHIAL. Universidad de Los . Universidad
Andes.
GRHIAL de Los Mérida.
ISSN 1856-9927. Andes Enero-diciembre, núm.
15, Facultad
2021. La de
encomienda en Mérida.
Humanidades Aspectos Escuela
y Educación. metodológicos, ARTIGAS
de Historia. D. , YuleidadeM.,
Departamento pp. 62-75
Historia
Universal. Grupo de Investigaciones sobre Historia de las Ideas en América Latina.
ISSN 1856-9927. Mérida. Año 15, vol. XV, núm. 15, enero-diciembre, 2021

La encomienda en Mérida.
Aspectos metodológicos*
Yuleida M. Artigas D.**
Universidad de Los Andes, Venezuela
Escuela de Historia
Departamento de Historia de América y Venezuela

Resumen
La encomienda fue una de las instituciones indianas trascendentales en
el proceso de colonización iniciado por los españoles en el Nuevo Mundo
americano, por tanto, uno de los pilares clave de la economía y sociedad
merideña de los siglos XVI y XVII. Las particularidades geográficas de la
región influyeron en su organización y funcionamiento, razón por la cual
entender dicha institución demanda el conocimiento y análisis de sus aspectos
metodológicos fundamentales, tarea que nos planteamos en el presente artículo.

Palabras clave
Encomienda, Mérida, Venezuela, siglos XVI y XVII, legislación indiana.

Abstract
The encomienda was one of the transcendental Indian institutions in the
colonization process initiated by the Spaniards in the American New World,

*
Fecha de culminación: 30-11-2020. Fecha de envío a la revista: 30-11-2020. Fecha de
aprobación por el arbitraje interno: 5-12-2020. Fecha de aprobación por el arbitraje
externo: 15-3-21.
**
Licenciada en Historia y abogada, Universidad de Los Andes, Mérida (Venezuela),
Magíster en Historia por la Universidad Católica Andrés Bello, Caracas (Venezuela),
Doctora en Historia por la Universidad Católica Andrés Bello. Profesora Asociada
del Departamento de Historia de América y Venezuela de la Escuela de Historia de
la Universidad de Los Andes, Mérida (Venezuela). Miembro correspondiente por el
estado Mérida ante la Academia Nacional de la Historia. Coordinadora de la División
de Posgrados de la Facultad de Humanidades y Educación, ULA (Venezuela). Ha
publicado libros y artículos de su especialidad, en autoría y coautoría, en revistas
científicas nacionales y extranjeras. Email: yuleidaartigas0@gmail.com.

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therefore, one of the key pillars of the economy and society of Merida in
the 16th and 17th centuries. The geographic particularities of the region
influenced its organization and operation, which is why understanding said
institution requires knowledge and analysis of its methodological aspects
fundamental, a task that we propose in this article.

Key words
Encomienda, Mérida, Venezuela, 16th and 17th centuries, Indian
legislation.

1. Notas introductorias
Este breve trabajo fue presentado el 22 de marzo de 2019
en el Museo de Arte Colonial merideño, por invitación que me
extendió la Asociación de Cronistas del Estado Mérida a formar parte,
con mi disertación, de un ciclo de conferencias en el marco de la
conmemoración de los 400 años de la Visita de Alonso Vásquez de
Cisneros a Mérida. Con el tema guardo estrecha relación desde mi
época de estudiante en la carrera de Historia de la Universidad de Los
Andes, donde afortunadamente me he formado como historiadora,
vinculada a líneas de investigación sobre temas regionales merideños,
coloniales e historiografía.1 En el curso de la materia Venezuela Colonial
la profesora Mercedes Ruiz Tirado, con quien mantengo desde entonces
una invaluable amistad y que se convertiría en mi mentora académica,
me enseñó y motivó a estudiar esta institución, clave para comprender
la sociedad americana que se forjó luego del contacto con el mundo
europeo.
Ahora bien, esperamos que el título de este artículo no sea una
mera pretensión y logre precisar y analizar los criterios metodológicos
que, a mi juicio, deberíamos atender para intentar conocer y comprender
la encomienda en los siglos iniciales de la Mérida colonial.2 Son muchos
y variados los aspectos que pudiéramos considerar previamente, sin
embargo, intentaré alcanzar una capacidad de síntesis que me permita

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abordar los más importantes en las páginas que considero suficientes


para ello. El periodo que referiremos, desde mediados del siglo xvi y
primera mitad del siglo xvii, debe situarse en el marco del contexto
que vive España y sus complejas y dinámicas formas de relacionarse
con el mundo americano, en el cual se desarrolla desde el momento
mismo de la llegada del conquistador hispano, una sociedad implantada
en el que el elemento indígena formará parte fundamental para la
consolidación del imperio y la imposición de su legado: la lengua de
Nebrija, el catolicismo de la Contrarreforma, la civilización urbana y,
por supuesto, un aparato burocrático que representara los intereses de
la Corona en los más recónditos lugares de América.3
Desde 1558, con las actuaciones de Juan Rodríguez Suárez y Juan
de Maldonado, se da inicio en la ciudad de Mérida a una etapa que la
involucra con ese legado español. Al fundar la ciudad, según la impronta
y mandato real a través de lo ordenado por la Real Audiencia de Santa
Fe, comienza a implantarse el patrón sociocultural hispano a través de
sus instituciones civiles y eclesiásticas, entre ellas una que se convertiría
en foco fundamental para su devenir: “La existencia de Mérida durante
todo el periodo que estudiamos tiene una única explicación: los indios
sometidos al régimen de encomienda. Esta aseveración debe ser tomada
sin embagues, al pie de la letra…” (Osorio 2005, p. 41), tal como lo
señala en esta frase el historiador Eduardo Osorio, a mi parecer, quien
mejor ha abordado la investigación y reflexión sobre este periodo de la
historia merideña, pasó a ser junto con el cabildo y la Iglesia, los motores
esenciales para el desarrollo de su sociedad, economía, comercio y de
conformación de un entramado de relaciones de poder local, regional
y suprarregional.
En una primera parte me propongo explicar de forma breve y
sencilla en qué consistió la institución, su fundamentación jurídica,
etapas, encomenderos y contexto social y político en el que se desarrolla
durante la Mérida de los siglos xvi y xvii y su extinción. Posteriormente,
señalaré y explicaré los principales aspectos metodológicos que se deben

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atender para realizar el estudio de esta institución indiana en el caso


concreto merideño.

2. Implementación, desarrollo y extinción de la encomienda merideña


La encomienda fue una institución de origen hispano implantada
en América por los conquistadores españoles, con el objetivo de
controlar la mano de obra indígena y facilitar el adoctrinamiento de
los naturales a la fe católica, colocándolos bajo la protección de los
encomenderos, quienes eran inicialmente los primeros conquistadores
y pobladores, y las recibían por sus méritos y servicios prestados a la
Corona, en principio a perpetuidad, y luego por una o dos vidas,
favoreciendo a sus herederos. Previo a la encomienda se realizaba un
repartimiento por una persona facultada para ello, del cual se hacía
un resumen o apuntamiento, para luego expedir el título. Aun cuando
perseguía teóricamente evitar la esclavitud indígena, más bien la propició
y facilitó el descenso de la población aborigen, en virtud de la excesiva
explotación o sobrecarga de trabajo exigida por los encomenderos.
Hubo dos tipos de encomiendas, la de servicios y la de tributos;
la primera de ellas consistía en la obligación que tenía el indio
encomendado de trabajar o prestar sus servicios personales de 2 a 3
días por semana al encomendero, sin embargo, fue abolida por las
Leyes Nuevas en 1542, aun cuando se siguió aplicando después de ello
en algunas regiones americanas como la merideña. Y la encomienda de
tributos, que consistía en el pago de cierta cantidad de dinero o frutos
de la tierra al encomendero, a cambio de los días de trabajo que los
indios encomendados debían realizarle. En Venezuela el régimen de la
encomienda comienza en 1545, contando la Provincia homónima en
la sexta década del siglo xvii con unos 97 encomenderos, que tenían a
su cargo unos 4.193 indios tributarios de ambos sexos.
En Mérida la encomienda se inicia desde el mismo momento de
la fundación de la ciudad en 1558 y fue una institución muy importante

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para la dinámica social, económica, política y familiar de sus habitantes,


pudiendo diferenciarse tres etapas fundamentales en el devenir de la
misma: la primera desde 1558 con aquel hito fundacional hasta la
llegada del Visitador Antonio Beltrán de Guevara en 1602, periodo en
el cual se destaca el apuntamiento realizado el 31 de marzo de 1564 por
el doctor Andrés Venero de Leiva, Gobernador y Capitán General del
Nuevo Reino de Granada y Presidente de la Real Audiencia de Santa
Fe, quien dejó sin efecto los repartimientos de indios de esta región que
realizaron Juan Rodríguez Suárez, Juan de Maldonado y Ortún Velásquez
de Velasco, para convertirse así en el fundador de la encomienda
merideña, promoviendo a 45 fundadores o conquistadores a la condición
de encomenderos, a quienes les repartió 6.161 casas de indios, para un
total de 42 encomiendas. Entre quienes se vieron más favorecidos se
encuentran Pedro Bravo con 230 casas, Juan Aguado con 200, Miguel
de Trejo con 190, Pedro Esteban con 186, Francisco de Trejo con 185,
Gonzalo Sánchez con 162 y Martín de Surbarán con 160, entre otros.
La obligación de hacer vecindad y la posibilidad de que gozaran
a perpetuidad o por una o dos vidas de las encomiendas, conllevó a que
muchos de esos encomenderos se asentaran definitivamente en la ciudad
de Mérida, y se diera inicio a la conformación de la elite de aquella
sociedad, siendo esa condición parte importante de sus calidades para
formar parte de ella. Debe destacarse el hecho que, antes de la visita
de Beltrán de Guevara, Mérida recibió al Juez Poblador Bartolomé Gil
Naranjo el 12 de marzo de 1586, quien llegó con el deber de organizar
a los indios de la región en pueblos, lográndolo después de 6 meses;
sin embargo, su misión se vio trastocada en virtud de que, al parecer,
dejó en manos de terceros la edificación de la iglesia alrededor de la
cual se unirían los indios en poblado. También vinieron Francisco de
Montes de Oca y Pedro Durán, como Jueces eclesiásticos (Artigas 2009,
pp. 202-212).
La segunda etapa se da desde la llegada de Antonio Beltrán de
Guevara en 1602, cuando es comisionado por la Real Audiencia de

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Santa Fe para que visitara a los indios de Mérida, Salazar de Las Palmas,
Río de Oro, Gibraltar y la Villa de San Cristóbal, censara a la población
indígena, se informara sobre el tributo que pagaban a los encomenderos
y caciques, el tipo de trabajos y granjerías que realizaban y de los castigos
que recibían; hasta la llegada del polémico Visitador Alonso Vásquez de
Cisneros en 1619. Beltrán de Guevara, en cabal cumplimiento de sus
funciones como Visitador, repartió resguardos, hizo bautizar y casar a
un gran número de indios que no lo estaban o vivían en concubinato,
y obligó a algunos encomenderos a cumplir con su sagrado deber de
velar por la enseñanza de la doctrina de sus indios encomendados que,
entre otros incumplimientos, les acarreó el pago de elevadas multas
entre condenas y costas judiciales. Esta visita de Beltrán de Guevara
permitió conocer el número de naturales encomendados para la fecha,
un total de 1.129 indios tributarios en veintiocho parcialidades, y que el
pago del tributo lo realizaban los indígenas con prestaciones de trabajo,
fundamentalmente agrícola, en virtud de la ausencia de moneda en la
economía merideña.
En el transcurso de tiempo que va desde la visita de Beltrán de
Guevara hasta la de Alonso Vásquez de Cisneros, Mérida experimenta
un auge de su producción agrícola, incorpora nuevas tierras de cultivo
con la conquista de los territorios de Barinas y Pedraza, lográndose una
importante consolidación de su formación económico-social, que le
permite a su elite encomendera aspirar y lograr la erección de la ciudad
a Corregimiento en 1607 y a Gobernación en 1622, integrado aquel
por Mérida, San Antonio de Gibraltar, Espíritu Santo de La Grita,
Villa de San Cristóbal y Barinas. A 17 años de la llegada de Beltrán de
Guevara, los encomenderos merideños deben enfrentar a uno de los
visitadores más estrictos que haya enviado la Audiencia a esas tierras,
Alonso Vásquez de Cisneros, Oidor de la Real Audiencia de Santa
Fe, quien venía expresamente a conocer de la situación de los indios
sometidos bajo el régimen de encomienda, se encontró con un total de
10.750 indios de Mérida, Barinas, Pedraza y Gibraltar, que no estaban

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reducidos a pueblos, por ello, ordenó de inmediato se hiciera en 17


poblaciones que debían contar con todos los elementos necesarios para
que recibiesen el adoctrinamiento de la fe católica.
Vásquez de Cisneros da cuenta de que la ciudad de Mérida era la
que contaba con el mayor número de indios para un total de 9.757, de
los cuales 2.804 eran tributarios. Le seguía Barinas con 719, de ellos 233
tributarios. Esta visita fue de gran importancia para la reestructuración
de la institución de la encomienda merideña, pues de ella emana un
conjunto de 63 ordenanzas que arreglan detalles mínimos a cumplir por
encomenderos y encomendados como, por ejemplo, que el tributo debía
ser pagado en dinero y frutos de la tierra: unos 5 pesos, rubros agrícolas y
dos gallinas al año por cada indio, prohibiéndose tajantemente el uso de
la fuerza de trabajo indígena en servicios personales a los encomenderos,
salvo que a cambio recibiesen una contraprestación, según el tipo de
oficio que realizaran, para lo que dejó una relación del pago anual
según la actividad, equiparando el trabajo de los indios forasteros al de
los merideños. Además, Vásquez de Cisneros tomó en cuenta el tipo
de labores que desarrollaban los indios en territorios como Barinas
y Pedraza, importantes para el cultivo del tabaco, para tasarlo en sus
ordenanzas y creó la figura del Protector de naturales, para evitar el abuso
de los encomenderos sobre los indios sometidos a encomienda. Esta
visita de 1619 tuvo un fuerte impacto en la elite sociopolítica merideña,
por el elevado número de multas y estrictas sanciones que les acarreó
a los encomenderos merideños, que en su mayoría formaban parte del
Cabildo, como Francisco de Gaviria, Teniente de Corregidor; Diego
de Luna, Alcalde Ordinario; Juan Félix Ximeno de Bohórquez, Alférez
Real; Alonso Ruiz Valero, Alguacil; y Juan Pérez Cerrada, Francisco de
Monsalve y Pedro de Rivas, Regidores (Artigas 2009, pp. 212-221).
La tercera y última etapa de la encomienda merideña en el siglo
xvii, antes que perdiera importancia en el contexto de la economía
en el último tercio de esa centuria, se produce con la accidentada
visita del Corregidor de Tunja, capitán Fernando de La Torre Barreda

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en 1636, comisionado por la Real Audiencia de Santa Fe para


inspeccionar la situación de los indígenas de la Provincia de Mérida,
erigida Gobernación en 1622, en virtud de no estar disponible en aquel
momento un Oidor para que cumpliera dicha tarea, nombramiento que
originó el rechazo del ayuntamiento merideño, alegando su condición
como Corregidor de Tunja, ciudad tan distante de la de Mérida y cuyo
traslado acarrearía grandes gastos para los encomenderos merideños
que debían cubrir su traslado, manutención y salario mientras durara
su visita; además, lo que ellos consideraban la pobreza material de la
región. Todo esto en función de lograr el nombramiento de Alonso
Fernández de Valentín, Gobernador de la Provincia de Mérida, que
según los cabildantes no percibiría salario alguno. No obstante, los
movía a realizar esa solicitud la cercanía y amistad que sostenían con el
Gobernador, lo que les ahorraría sanciones y multas.
Desde el 14 de junio de 1636 inició el ayuntamiento merideño,
por intermedio de su Procurador General Diego Miranda, trámites ante
la Audiencia de Santa Fe para evitar la visita de De la Torre Barreda,
alegando la extrema pobreza en la que se encontraba sumida la región
desde las actuaciones de Vásquez de Cisneros. Luego, el 27 de enero de
1637 un grupo de integrantes de Cabildo que gozaban de la condición
de encomenderos, entre los que se encontraban Lorenzo Cerrada, Diego
Miranda, Pedro de Liscano, Alonso Ruiz Valero, Martín de Surbarán,
Francisco Albarrán y Jerónimo Cerrada, se dirigen a la Audiencia de
Santa Fe, arguyendo que la ciudad es pobre materialmente y cuenta
con muy escasos vecinos, no más de cien, de ellos 35 encomenderos
con apenas 130 indios en sus encomiendas; todas estas razones
completamente opuestas a las expuestas y argumentadas más de tres
décadas atrás por esa misma elite capitular o sus ascendientes para
alcanzar la elevación de Mérida a la categoría de Corregimiento en 1607
y Gobernación en 1622.
Los alegatos del ayuntamiento merideño son atendidos por el
Consejo de Indias y el 24 de octubre, después de haber visto y analizado

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todos los informes presentados por el Fiscal de la Audiencia de Santa


Fe, y las protestas y alegatos del cuerpo capitular merideño, resolvió
no enviar Jueces capitulares sino Oidores de la Audiencia para realizar
visitas, quedando frustrada la visita de Fernando de La Torre Barreda a
Mérida para conocer la situación de sus indios y encomiendas (Artigas
2009, pp. 221-222).
Cuatro hitos fundamentales se pueden mencionar para
determinar la extinción de la encomienda: el decreto real de 2 de
noviembre de 1687 que dispuso que a partir del 1.ero de enero de
1688 la Corona se quedaría con la mitad de la renta libre de todas las
encomiendas de indios americanas, con la finalidad de sostener los
gastos de las fuerzas marítimas españolas del norte y del sur; catorce años
más tarde, el decreto real de 6 de mayo de 1701 que prohibía que en lo
sucesivo se otorgaran encomiendas a personas que residieran en España
disponiendo, además, que las pensiones que gozaran en las Cajas reales
pasaran a la Corona con sus muertes; luego, el decreto del año 1707,
por el cual se ordenó que las encomiendas pequeñas, de pocos indios
encomendados, se reunieran hasta alcanzar los cincuenta tributarios,
condenando a desaparecer buena parte de ellas, pues para ese entonces
eran pocas y muy pequeñas; y finalmente, el decreto de 23 de noviembre
de 1718 por el cual el rey Felipe v ordenó que las encomiendas que
estuviesen vacantes, o aún no hubiesen sido confirmadas, pasaran a la
Corona, así como las que vacaren en el futuro; además que todas las
encomiendas adjudicadas y confirmadas se extinguirían con la muerte
de sus poseedores (Arcila Farias 1973, pp. 69-106).

3. Aspectos metodológicos para el estudio de la encomienda merideña


Ocupémonos ahora de señalar los principales aspectos
metodológicos para estudiar y comprender la encomienda merideña.
1) Imposible acercarse al conocimiento de cualquier institución
indiana sin una aproximación previa al contexto español, al derecho

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castellano y fundamentalmente el derecho indiano —Ordenanzas de


Burgos y Valladolid (1512 y 1513), Leyes Nuevas (1542), Ordenanzas de
descubrimientos, nueva población y pacificación de las Indias (julio de 1573),
Cedulario de Diego de Encinas (1596), Leyes de Indias (1680), Cedulario de
Ayala o Nuevo Código de las Leyes de Indias (1804), entre otros.
2) Estudiar la institución de la Visita como uno de los principales
mecanismos de control que instauró el Estado español en América
para inspeccionar periódicamente a los funcionarios de la burocracia
hispana en Indias en ejercicio de sus cargos, establecer responsabilidades
y sanciones, cuando fuere el caso, en virtud de la importancia que tuvo
en el contexto merideño como forma de organización e inspección de
los indios encomendados.
3) Atender y entender el contexto particular merideño, su
geografía, su economía, sus redes familiares y de poder, que impactaron
en la forma de pago del tributo indígena, la prolongación de las
encomiendas por más de dos vidas en un mismo encomendero y
su familia, en perjuicio de los indígenas. Dos casos emblemáticos
para explicar este punto son: entre 1564 y 1602, por la ausencia de
moneda y tratarse de una economía eminentemente agrícola y no
minera, la tributación de los indios se hizo obligatoriamente a través
de prestaciones de trabajo calculadas oficialmente. Y, si ya el impacto
físico y psicológico de los sistemas de trabajo introducidos por los
españoles fue uno de los principales causantes del indiscutido descenso
de la población indígena americana, para el caso merideño también,
ante las irregularidades que permitieron que algunos encomenderos
poseyeran más de una encomienda o entre varios miembros de una
familia, en distintos pisos climáticos de la región (Mérida, Barinas o
Gibraltar), adonde trasladaban los indios encomendados sin control,
desarraigándolos de sus lugares de origen, afectando aún más sus ya
terribles condiciones de salud, familiares y de vida.
4) Analizar la importancia de la expansión de la frontera de la
ciudad serrana hacia el pie de monte barinés, en procura de nuevas

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tierras y rubros para satisfacer la demanda de una elite en franco


crecimiento, incorporándose los indios de Pedraza y Barinas, y haciendo
su aparición el cultivo del tabaco como nuevo mecanismo económico
para generación de riqueza. Ello conllevó a que, por ejemplo, de las
ordenanzas de Vásquez de Cisneros, buena parte estuvieran dispuestas
para atender el tipo de labores específicas que debían realizar los indios
encomendados de aquellas parcialidades.
5) El valor agregado de la Visita de Vásquez de Cisneros consistió
en que puso límites jurídicos a las condiciones por las cuales los
indígenas se comprometían a realizar una actividad específica a cambio
de una contraprestación: el concierto, y de ello da cuenta de manera
significativa la documentación de la época después de 1620.
Así transcurren las últimas décadas del siglo xvii y por las mismas
condiciones socioeconómicas de la ciudad de Mérida, la encomienda
va perdiendo importancia e interés entre la elite merideña, corriendo
la misma suerte que en el resto del conjunto de provincias coloniales
venezolanas y americanas, luego de haber sido sustancia y motor para la
conformación y consolidación de la sociedad y economía merideña por
casi un siglo, desde su fundación. Eran tiempos de aparición de nuevos
grupos sociales, de las castas, con sus complejidades, de maduración de
nuevos imaginarios y realidades, época cuando América se diferenciaba
cada vez más del mundo europeo.

4. Consideraciones finales
La encomienda indiana ha sido considerada por especialistas de
la historia colonial americana como una de las instituciones clave en
el proceso de articulación de la sociedad y economía que se implantan
en el Nuevo Mundo, a partir del proceso de conquista y colonización
que inician los españoles desde el siglo xvi. Igual connotación e
importancia guarda para el devenir merideño: desde la fundación de la
ciudad en 1558 la entrega de indios a los españoles, bajo el régimen de

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encomienda, sentó las bases de la nueva sociedad que se configuraría


desde entonces, con la participación de la mano de obra indígena en
la explotación de la tierra, clave para el desarrollo de su economía. Las
condiciones y particularidades de la geografía merideña y la propia
dinámica en la exploración de nuevas tierras al pie de monte barinés,
influyeron en el desarrollo de la encomienda en la primera mitad del
siglo xvii, viéndose sometidos los indígenas merideños en condición
de encomendados a situaciones de explotación y desarraigo, abusos y
maltratos muy duros, por el traslado de tierras de muy bajas temperaturas
como el páramo merideño a otras de menor altitud y climas más
cálidos como la barinesa, como ejemplo las que enfrentaron los de las
encomiendas de Francisco de Gaviria.
Muy atenta estuvo la Corona de evitar en lo posible, aunque
en ocasiones sin éxito, que a través de la encomienda se replicara
en América preclaras pretensiones señoriales de los conquistadores,
y para ello implementó medidas que le permitiera poner límite y
orden en las actuaciones de sus funcionarios y súbditos, como las
visitas, entre ellas la que nos interesa y ocupó en este artículo, de
Alonso Vásquez de Cisneros, uno de los hitos fundamentales a
analizar para entender el devenir de la encomienda merideña, aspecto
metodológico clave para su estudio. Encomienda, visitas, visitadores,
cabildo, encomenderos, audiencias indianas, temas y categorías de la
historia americana del periodo de dominación hispánica que se deben
abordar desde la óptica y conocimiento del derecho, de la legislación
indiana y castellana que regula, ordena y trata el desarrollo de las
instituciones americanas del periodo colonial, sin su conocimiento,
la visión miope está asegurada.

Notas
1
Líneas que me han permitido concluir como productos específicos los trabajos
Yuleida Artigas D. (2009). “La encomienda en Mérida (1558-1636)”, en Presente
y Pasado. Revista de Historia, 28 (Mérida, julio-diciembre), pp. 199-228, y uno más

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corto titulado: Yuleida Artigas D. (2016). “Encomienda”, en Diccionario Histórico


de Mérida, Mérida, Grupo de Investigación sobre Historiografía de Venezuela.
2
Referentes teóricos y metodológicos previos sobre el estudio de la encomienda en
Venezuela fueron fundamentales para la redacción de este artículo, no los únicos,
pero los considero ineludibles: Eduardo Arcila Farias (1973). Economía colonial de
Venezuela. 2.ª ed. Caracas, Italgráfica, 2 T.; y Eduardo Arcila Farias (1979). El régimen
de la encomienda en Venezuela. 3.ª ed. Caracas, Universidad Central de Venezuela,
Facultad de Ciencias Económicas y Sociales; de Milagros Contreras Dávila (1981).
Dos temas de historia regional. 1. Evolución político-administrativa de Mérida. Estudio
histórico (1558-1909). 2. Las visitas a la provincia de Mérida de A. Beltrán de Guevara,
Alonso Vásquez de Cisneros y Fernando de La Torre Barreda. Mérida, Facultad de
Humanidades y Educación, Universidad de Los Andes. (Trabajo de ascenso inédito);
José de Armas Chitty (Prol.) (1957). Documentos para la historia colonial de los Andes
venezolanos. Caracas, Instituto de Antropología e Historia, Facultad de Humanidades
y Educación, Universidad Central de Venezuela; Antonio J. Mantilla O. (1979). El
régimen de la encomienda en Mérida en el siglo xvi. Mérida, Facultad de Humanidades
y Educación, Universidad de Los Andes, (Memoria de grado para optar al título de
Licenciado en Historia); Eduardo Osorio C. (2005). Historia de Mérida. Conformación
de la sociedad merideña 1558-1602. Mérida, Universidad de Los Andes / Consejo
de Publicaciones; Yuleida Artigas D. (2009). “La encomienda en Mérida (1558-
1636)”, en Presente y Pasado. Revista de Historia, 28 (Mérida, julio-diciembre), pp.
199-228; Néstor David Rojas López (2011). La visita de Alonso Vásquez de Cisneros a
Mérida: actitudes y mentalidades de la elite encomendera merideña (1619-1620). Mérida,
Facultad de Humanidades y Educación, Universidad de Los Andes. (Memoria de
grado para optar al título de Licenciado en Historia); Reinaldo Rojas (1995). El
régimen de la encomienda en Barquisimeto colonial 1530-1810. Caracas, Biblioteca de
la Academia Nacional de la Historia, (Col. Fuentes para el estudio de la Historia
colonial, 215); Mercedes Ruiz Tirado (2000). Tabaco y sociedad en Barinas. Siglo xvii.
Mérida, Universidad de Los Andes / Consejo de Publicaciones.
3
Referentes fundamentales para el estudio de la institución de la encomienda en un
ámbito más amplio como el americano, y de insustituible valor para apreciaciones
metodológicas y teóricas más acabadas sobre la misma, pueden encontrarse en los
clásicos de Silvio Zavala (1935). La encomienda indiana. Madrid; del mismo autor
Silvio Zavala. (1994). Suplemento documental y bibliográfico a la encomienda indiana.
México, UNAM.

Bibliohemerografía
ARCILA FARIAS, Eduardo (1973). Economía colonial de Venezuela. 2.ª ed. Caracas:
Italgráfica, 2 t.

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ARCILA FARIAS, Eduardo (1979). El régimen de la encomienda en Venezuela. 3.ª ed.


Caracas: Universidad Central de Venezuela, Facultad de Ciencias Económicas y
Sociales.
ARTIGAS D., Yuleida (2009). “La encomienda en Mérida (1558-1636)”. En Presente
y Pasado. Revista de Historia, 28 (Mérida, julio-diciembre), pp. 199-228. Disponible
en http://erevistas.saber.ula.ve/index.php/presenteypasado/article/view/14234
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México: UNAM.

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anuario
anuario GRHIAL. Universidad de LosGRHIAL Universidad
Andes.. ISSN de Los
1856-9927. Andes
Mérida. Enero-Diciembre, núm. 15,
2021. La vieja Historia
Facultad versus la newyHistory:
de Humanidades la historia
Educación. glocal,de
Escuela PULIDO-ZAMBRANO, Joséde
Historia. Departamento A.,Historia
pp. 76-104.
Universal. Grupo de Investigaciones sobre Historia de las Ideas en América Latina.
ISSN 1856-9927. Mérida. Año 15, vol. XV, núm. 15, enero-diciembre, 2021

La vieja Historia versus la new History:


La historia glocal*
José Antonio Pulido-Zambrano**
Academia de Historia del Estado Táchira, Venezuela

Resumen
En el presente estudio se busca reflexionar, desde la perspectiva de la Didáctica
de la Historia, sobre el significado y la pertinencia de una terminología
bipolarizada por dos palabras: lo global y lo local. Asimismo, se pretende
describir el papel de la Didáctica de la Historia en el contexto de la glocalización,
analizando la naturaleza histórica y la dialéctica de lo global y lo local y su
incidencia en la enseñanza de esta cátedra en los pensum oficiales de Educación
Primaria venezolana, y la adecuación de su incursión en temas de índole local,
en este caso de la entidad tachirense y su incidencia a nivel nacional y mundial.

Palabras clave
Didáctica de las Ciencias Sociales, historia, vieja historia, nueva historia,
glocal.

Abstract
This study seeks to reflect, from the perspective of History Didactics, on the
meaning and relevance of a terminology bipolarized by two words: the global

*
Fecha de culminación: 23-08-2020. Fecha de envío a la revista: 23-08-2020. Fecha de
aprobación por el arbitraje interno: 5-09-2020. Fecha de aprobación por el arbitraje
externo: 15-11-2020. Avance de la perspectiva teórica de la Tesis: Didáctica de la
Historia desde una perspectiva glocal en el estado Táchira, para optar al grado de Doctor
en Innovaciones Educativas (UNEFA, Venezuela).
**
Licenciado en Castellano y Literatura, egresado de la Universidad de Los Andes,
Núcleo Táchira. Especialista en Promoción de la Lectura y la Escritura (ULA
Táchira), Magister Scientae en Literatura Latinoamericana y del Caribe (ULA
Táchira), estudiante de la Maestría en Historia de Venezuela (ULA Táchira).
Historiador. Individuo de Número de la Academia de Historia del Estado Táchira.
Email: rosasyespinas@hotmail.com.

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2021. La vieja Historia versus la new History: la historia glocal, PULIDO-ZAMBRANO, José A., pp. 76-104.

and the local. Likewise, it is intended to describe the role of the Didactics of
History in the context of glocalization, analyzing the historical nature and
the dialectic of the global and the local and its incidence in the teaching
of this chair in the official Venezuelan Primary Education pensum, and
the adequacy of its incursion in local issues, in this case of the entity from
Táchira and its incidence at national and global level.

Key words
Teaching social sciences, History, Old History, New History, glocal.

1. Pórtico
La Historia como disciplina de las ciencias sociales tiene una gran
tradición en torno a los sustentos epistemológicos de la naturaleza de su
objeto de ser; por ello, la existencia de lo que se conoce como filosofía de
la historia. El hombre, desde que tuvo conciencia de su ser, apostó, más
que a un “ser evolutivo”, a un “ser histórico”, con la preocupación por
resguardar la memoria a las nuevas generaciones, cuyo mejor ejemplo
ha quedado plasmado en las pinturas rupestres de la cueva de Altamira,
correspondientes a la era del Paleolítico.
El eje transversal que nos ocupa son los cambios que viven las
sociedades del conocimiento a las que no puede ser ajeno y distante
el campo de la Historia, de allí el considerar el proceso evolutivo y
conceptual de lo que hoy se comprende por globalización. Es factible
que, desde que existe el ser humano sobre la tierra, haya existido esa
visión de universalizar su contexto local, sea a través de los diferentes
movimientos políticos, económicos (comercio), sociales, culturales, o de
índole religiosa. Este fenómeno se produce en masa con la aparición,
en la Historia, de la época romana y su “culturización” de los pueblos
que fueron conquistando, y con ello sucedió el fenómeno de la
“romanización” o, lo que es lo mismo, la adopción del latín como nueva
lengua en Occidente, y unidos a ello costumbres, normas, creencias,
gastronomía, vestidos (moda), transportes, entre otros.

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Le seguiría en una línea del tiempo la expansión del imperio


español en los siglos xv y xvi, que se difunde desde la península
ibérica a América Latina y el centro de Europa. El siglo xx vio el más
reciente episodio de “globalización” con la llegada del jeans (moda),
la hamburguesa (alimentación), el cine y el idioma que se busca
universalizar, el inglés. No se pretende estar en desacuerdo con hechos
que son inevitables. La preocupación es no solo la transculturación,
sino la preservación de la identidad de los pueblos. Es allí donde
la Educación tiene que buscar la innovación, para no dejar que las
sociedades se queden por fuera de las transformaciones que se están
dando en el mundo digital, pero sin perder la esencia propia de las
comunidades (su identidad).
Son muchos los autores que han abordado el fenómeno de la
globalización y, por ende, el de la glocalización desde diferentes ópticas.
Hay que dejar claro que el término glocal se empieza a imponer en el
mundo empresarial, pero que es válido para las diferentes áreas donde
lo humano hace vida y, en consecuencia, deja plasmado en su contexto
hechos históricos. Hoy la globalización es tan apabullante, que incluso
un virus (causante de la COVID-19) ha impuesto maneras universales
de prevención, de cobijo y de miedo. Se está a la expectativa de una
cura universal y las respuestas de lo local son borradas por la masa. Esto
lo podríamos llevar al campo de la Historia, y de allí la preocupación
por lo local. Desde lo empresarial se maneja la anécdota de que el pez
grande termina devorando al pequeño.
El término globalización —plantea Joyanes (1997)— tiene sus
antecedentes en el concepto de aldea global, acuñado en 1968 por
McLuhan, a quien se le atribuye haberle dado el significado de
interrelación creciente de la humanidad a nivel global mediante el uso de
los nuevos medios de comunicación. El resultado de este planteamiento
globalizante de los medios (las tic) sería la transformación de los estilos
de vida a nivel mundial y, por tanto, la pérdida de identidad local,
quedando asimilado el planeta a una gran aldea.

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En lo referente a lo global, después del planteamiento de


McLuhan, fue tratado por diversos teóricos como Brüner (1989), quien
expone que la globalización, vinculándola a la concepción cultural,
entra al campo de la posmodernidad; por su parte, Bolívar (2001)
busca analizar la incidencia de la globalización en el fenómeno de la
desterritorialización, y se plantea un preocupación muy cercana a nuestro
objeto de estudio: los déficits de la identidad, idea que ya se puede
encontrar en las preocupaciones de Ferrer (1997), quien, al abordar la
globalización, la cuestiona como un proceso falto de autenticidad, ya
que se desmantela el proceso creador del individuo y algunas de sus
verdades son dadas por incuestionables; Robertson (2003), autor al que
se le atribuye la difusión del concepto de glocalización, después de un
detallado análisis de este y de reflexionar en la naturaleza de su concepto
antagónico: globalización, teoriza sobre las posibilidades dialécticas de
ambos, y concluye que este, expresamente, traslada lo que para él ha
sido un resultado positivo en lo económico, el de pensar globalmente
sin dejar de ser locales. Todo esto ha llevado, según Ghemawat (2008),
a que se abra una compuerta a la necesidad de una deconstrucción y
reinterpretación del fenómeno de lo global desde planteamientos más
consistentes.
Quisiera ser cuidadoso en el planteamiento, pues no vamos en
contra de la globalización, no somos detractores de ella; por el contrario,
consideramos que el problema se resuelve en el ámbito educativo, ya
que uno de los tópicos con el que más se ataca a lo global, es la pérdida
de identidad del individuo y su entorno geográfico y cultural como
consecuencia de una presión de una única cultura dominante; allí cala
en la didáctica la inclusión de la Historia Glocal. Creemos, como otros
teóricos, que la glocalización está surgiendo de esa interacción entre lo
global y lo local, que ha acelerado el uso de las nuevas tecnologías, y de
allí que el individuo del pueblo más alejado esté al corriente de lo que
sucede en la bolsa de New York o de la última obra teatral en Madrid.
Las nuevas tecnologías han puesto al desnudo la crisis del Estado-

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Nación y a otros elementos emergentes, que van haciendo que cualquier


movimiento a nivel macro se sienta a nivel micro. Hoy, un tachirense
ve las noticias de China, Rusia, Inglaterra y los Estados Unidos porque
ya forman parte del movimiento local, y esto repercute en la economía
y lo cultural del pueblo. De allí que entre los conceptos de lo global y
lo local, en esta nueva era, haya un matrimonio dialéctico.
Al buscar el origen del término glocalización en el ciberespacio, a
través de Google, la mayoría de sus sitios web nos señala que, al parecer,
su inicio está en las tradiciones comerciales de Japón y se deriva de
la palabra dochaku: el que vive en su propia cultura y territorio (véase
Tulloch 1991). Sin embargo, como ya se indicó, fue Robertson (2003)
el que difundió el término de glocalización como un componente de un
proceso dialéctico entre lo global (homogéneo) y lo local (heterogéneo).
En conclusión, lo glocal consiste en el hecho de que cualquier persona
o grupo tiene la capacidad de pensar globalmente y actuar localmente.
De allí el planteamiento de una historia glocal. No es enseñar solo lo local
y regional, sino enseñar a los estudiantes enmarcados en un contexto
global. En este momento, el tema de la COVID-19 es propicio para
relacionarlo con otras pandemias que ha vivido la humanidad, y que
ha tocado a su localidad con tendencia mundial. O el solo hecho de
reflexionar que el comercio le ha dado florecimiento y crecimiento
al pueblo, es un elemento que a nivel global cumple las mismas
características. Se estaría enseñando lo local sin aislarnos del mundo y
encajaría en un aspecto más amplio el término de ciberciudadano. Esto lo
podríamos unir a las ideas de Thompson (1977), para quien la cultura
es ese entramado complejo que incluye conocimiento, creencias, arte,
moral, leyes, costumbres y otras capacidades y hábitos adquiridos por
el hombre como miembro de una sociedad.
En la actualidad se reconoce la impor t ancia de la
interdisciplinaridad; de allí que un planteamiento como el de la historia
glocal sea válido, y haciendo uso del llamado análisis historiográfico, nos
abocamos a que la cátedra de Historia pueda ayudar en gran medida a

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esa unificación de planteamientos de lo global sin dejar de ser locales.


Esto último es importante resaltarlo, ya que convoca en su discurso los
esfuerzos y logros de otras disciplinas, en aras de lo que en el mundo
académico se ha querido designar bajo la perspectiva de saberes trans-,
multi- o pluridisciplinarios.
Uno de los problemas a los que se enfrenta el docente de la
cátedra de Historia es el de creer que es una disciplina estática; lo que
pasa es que no se considera su “lectura” (“interpretación”): el que un
hecho histórico no se pueda cambiar por ser parte del pasado, no quiere
decir que este hecho no ofrezca diversidad de lecturas para hacer de
la Historia un contenido en constante cambio según la mirada de la
época en que se observe.

2. Lo filosófico de la enseñanza de la Historia con una mirada glocal


Esta investigación tiene su basamento filosófico, que no es otro
que el de la filosofía de la Historia, rama de la filosofía que se encarga
del estudio del desarrollo y las formas como los seres humanos crean
y construyen su historia. En efecto, todo trabajo vinculado con esta
disciplina va unido a una serie de preguntas, como son: ¿Existe un fin
u objeto teleológico de la Historia? Es decir, ¿el estudio de la Historia
tiene un propósito, un diseño o finalidad en el proceso de creación
de la Historia? ¿Hay patrones o ciclos en el pasado humano? ¿Existe la
evolución, el progreso o las mutaciones en la Historia? ¿Cuál es el sujeto
histórico? ¿Acaso el sujeto histórico hace referencia a un individuo, o a
una organización social, a la cultura, o acaso a la especie humana en su
totalidad? Hoy día, los filósofos plantean que la Historia ha dejado de ser
un estudio por unidades y apuestan por una Historia total. Desde otra
perspectiva, esta investigación apunta hacia una historia glocal. ¿Es acaso
el estudio y enseñanza de la Historia un campo solo para el historiador
o el docente tiene cabida de tener las herramientas para impartir este
conocimiento?

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anuario GRHIAL. Universidad de Los Andes. ISSN 1856-9927. Mérida. Enero-Diciembre, núm. 15,
2021. La vieja Historia versus la new History: la historia glocal, PULIDO-ZAMBRANO, José A., pp. 76-104.

La filosofía de la Historia nació en el siglo xviii con Voltaire,


por ser el primero en acuñar el término; sin embargo, se afirma que
el término fue usado unos siglos antes por Jean Bodin en su libro
Método para el conocimiento fácil de la historia, aunque existen algunos
críticos que dan a Giambattista Vico como el auténtico creador
en su tratado Principios de ciencia nueva. Ciñéndonos a Voltaire,
él la consideró una disciplina crítica, pues, a su manera de ver, la
Historia trata de explicar los acontecimientos del pasado por medio
de principios razonables que eliminen el fanatismo y la superstición.
Para Voltaire, la Historia es objetividad. Un siglo más tarde, es Hegel
quien le da un sentido más amplio al concepto, planteando que esta
disciplina había que entenderla como una historia global o universal,
suprimiendo cualquier voz regional o local. Asimismo, con Leopold
von Ranke sufrirá otros cambios al plantear Ranke que la Filosofía de
la Historia es el gobierno de leyes generales y universales que rigen el
mundo, y que deben ser relatados por la Historia como una ciencia
empírica.
En estos tiempos en que la tecnología lo abraza todo, el
concepto de filosofía de la Historia tiene que adaptarse a los nuevos
parámetros. Ya la Historia no puede verse desde una óptica solo universal
o quedar apresada en las calles de un pueblo. De allí el uso de lo glocal
como un término idóneo para encajar la didáctica de la Historia en el
mundo de las tic. La Historia sigue siendo una disciplina crítica, salvo
que su concepto se ha vuelto mutable y, en estos tiempos de cambios
acelerados, se necesitan herramientas acordes para su enseñanza en un
mundo cada vez más globalizado e innovador.

3.- Lo ontológico de enseñar Historia desde un punto de vista glocal


Enseñar la cátedra de Historia a niños no es fácil, por ser una
materia marcadamente teórica. Los sujetos de investigación son niños
y el docente tiene que buscar estrategias para mantener su atención.

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2021. La vieja Historia versus la new History: la historia glocal, PULIDO-ZAMBRANO, José A., pp. 76-104.

De allí que el uso de la tecnología como herramienta transversal del


conocimiento pudiera ser apropiado para la enseñanza de la Historia
desde una perspectiva glocal.

4.- La epistemología en la didáctica de la Historia desde un aspecto


glocal
La enseñanza de la Historia depende de varias aristas:
Bajo qué teorías se ha desarrollado la enseñanza de la Historia
en la Escuela, pues la enseñanza escolar difiere en gran medida de la
visión con que el historiador profesional ha observado la Historia; es
decir, el currículo está desvinculado de la Historiografía.
En el caso de la formación docente, las universidades venezolanas
están desvinculadas de la realidad del país, y de allí que se enseñe una
Historia bajo viejos parámetros (la Historia de bronce).1
Las políticas educativas, así como la Universidad, deben
plantearse un nuevo currículo en la manera de enseñar la Historia:
el Estado debe preocuparse y profundizar en el afincamiento de la
enseñanza de la Historia, pues se considera esta fundamental en la
identidad y ciudadanía del venezolano.
En cuanto al aspecto curricular, se debe ir hacia el estudio de
una Historia más cercana y atrayente para el educando.
En el transcurso de la elaboración de estos apuntes, se ha
considerado que el rol docente es fundamental para que los estudiantes
sean protagonistas en la construcción de su propia investigación en
el campo histórico y que sean ellos los encargados de divulgar en su
comunidad sus hallazgos a través de las herramientas que ofrece hoy
día las tic; pero para ello necesitan las orientaciones necesarias a fin de
ser encaminados en el desarrollo de un pensamiento crítico; por tanto,
es necesario hacer una revisión curricular y reforzar constantemente la
actualización del docente, por lo planteado, en el campo de una historia

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glocal. Aquí es necesario recordar los planteamientos de Cassany (1996),


quien expone la estrategia de la “re-escritura”, término que se asemeja
por el adoptado por la Escuela de Annales, en particular por Le Goff
(1991), al hablar de re-construir el pensamiento histórico: “la Historia,
no puede ser sino una ciencia del cambio y de explicación del cambio”
(p. 105), por lo que re-escritura/re-construir son elementos claves para
que el educando se apropie de su Historia glocal.
El objeto de estudio que se plantea trata de mostrar el desfase
de la enseñanza de la Historia en tiempos de globalización. Aquí puede
entrar lo local y sus diferentes variantes para conectar al estudiante con
su pasado y lo que repercute la Historia en el presente y su formación
ciudadana, sin desconectarlo del mundo (la Red). La escritura y la lectura
como pilares del conocimiento pueden ser el puente para lograr esto: el
estudiante pudiera, con las indicaciones pertinentes, re-construir desde
la palabra los hechos de la Historia en su comunidad y su vinculación
planetaria. Ningún hecho humano está aislado; eso lo ha verificado
la historiografía. Esto pudiera enmarcarse en el concepto de “zona de
desarrollo próximo” introducido por Vygotsky (1978), donde se da la
distancia entre el nivel de desarrollo efectivo del educando (aquello que
es capaz de hacer por sí solo) y el nivel de desarrollo potencial (aquello
que sería capaz de hacer con la ayuda de un adulto, en este caso un
docente). Pudiéramos expresar que el constructivismo, como teoría
pedagógica, puede dar base para esta idea de investigación, ya que se
está planteando que el conocimiento no se descubre, se construye, o
en el caso de las teorías de la Historia, se re-construye el conocimiento.
En esta propuesta se busca que el educando construya su conocimiento
a partir de su propia forma de ser, creando su propia perspectiva y
opinión sobre un tema, al pensar e interpretar la información que
confronta, en el caso de la Historia, lo local, sin perder la perspectiva
global (glocalización). De allí que el constructivismo permita que el
estudiante sea un actor más en su proceso de aprendizaje (cf. Piaget,
1969; Vygotsky, 1978; Ausubel, 1969 y Bruner,1980).

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Piaget (1969) consideró que el aprendizaje era un proceso


interno de construcción, donde, en este caso, el estudiante participa
de manera activa en la creación de su pensamiento crítico adquiriendo
estructuras cada vez más complejas en su arqueología del saber, a las
que él llamó “estadios”. Por su parte, Bruner (1980) expresa que el
aprendizaje es un proceso activo en el que los educandos construyen
nuevas ideas o conceptos basándose en su conocimiento corriente o
pasado.
En nuestra propuesta, el estudiante puede iniciar la reconstrucción
de la historia glocal desde el pasado familiar. Él tiene esa información a
su mano, la puede tomar y transformar al conectar su pequeño mundo
familiar con la Historia universal, teniendo en cuenta que, hoy día y
a partir del llamado “encuentro de dos mundos” o “descubrimiento
de América”, todo hecho local tiene una connotación con lo universal
(político, económico, social, cultural, entre otros). La estructura cognitiva
—según Bruner (1980)— o esquemas mentales provee significados y
organización a las experiencias del educando permitiéndole ir más
allá de la información impartida en clases. El constructivismo da
importancia a los conocimientos previos (memoria/historia), las
creencias y motivaciones del estudiante. Esto lo llevaría a establecer
relaciones entre lo aprendido y aprehendido del saber en el aula para
la construcción de mapas conceptuales y la ordenación semántica de
los contenidos de la memoria, permitiéndole construir un aprendizaje
significativo. Si el estudiante observa que la Historia está a un paso de
su contexto como ciudadano, podría cambiar la perspectiva que tiene
de ella. Los educandos deben ser capaces de adquirir el conocimiento
del hecho histórico desde otra óptica, haciendo del saber histórico
un aprendizaje significativo, creando —como ya se ha expuesto— un
pensamiento crítico en el estudiante. El educando debe comprender
no memorizar.
Incorporar la historia glocal en el aula permitirá tocar cuestiones
más de fondo, que van a rozar lo familiar y la comunidad circundante.

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Solo la actividad de construir su cuadro genealógico con aplicaciones en


la web como https://www.familysearch.org, le permitirá un acercamiento
de la historia en el contexto tecnológico donde se desenvuelve, y así
como esta aplicación, existen otras.
Que el estudiante se involucre el con el discurso histórico le
permitirá al docente dinamizar y reforzar el afecto por lo nuestro, el
sentido de pertenencia al lugar donde habita (la tierra de sus ancestros),
los valores (familiares, creencias, entre otros) y la identidad in situ. La
incorporación de la historia glocal hará que el estudiante aprenda a
reconocer sus raíces y ver que hay una conexión con un pasado común
que les pertenece (glocalización) y los hace “ciudadanos del mundo”,
al incluir en el pensum contenidos vinculantes a su realidad social e
histórica en el espacio-tiempo.
Estudiar la realidad local y su historicidad buscaría rescatar
la memoria cercana (Historia de las mentalidades),2 desvalorizada
desde la construcción de un discurso de la historia nacional. Los
discursos científicos sobre el pasado tuvieron una influencia
decisiva en la conformación de una identidad universal y de la
construcción científica de la Historia. A diferencia de la Historia,
Rossi (2003, p. 21) expresa que “la memoria hace referencia a la
capacidad de recuperar algo que en un tiempo se poseía y que se
ha olvidado”.
La Historia positivista (Historia “vieja”) explicó e impartió el
conocimiento a partir de esquemas conceptuales preestablecidos,
universalizantes y objetivos; en cambio, la memoria (se le da cabida en
la Historia “nueva”) implicando la participación emotiva en el pasado,
aunque a veces, fragmentaria, vaga, incompleta, siempre subjetiva.
La memoria se permite el abandono —según Rossi (2003, p. 30)— de
las cronologías oficiales (macro) para asomarse al mundo de historias
olvidadas entre las que es posible reconocer “las historias locales que
fueron sumergidas y derrotadas en el momento del triunfo de la historia
en detrimento de la memoria”.

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La historia glocal, partiendo de la experiencia (Kant, Koselleck),


es la mejor respuesta que la ciencia histórica puede dar al docente que
imparte esta disciplina, ya que introducir la historia glocal parte por
conocer la misma y cuánto hay de interés por conocerla y enseñar ese
tipo de historia en la escuela (lo local, regional, demología, de lugar,
microhistoria, historia de familias).
¿Cómo enseñar la historia glocal en tiempos donde la tecnología
lo arropa todo? Y hoy día, todo lo que toca el tema de la Innovación
Educativa (IE) está precedido de la tecnología. ¿Cómo captar la atención
de una generación prácticamente visual ante una cátedra totalmente
teórica? La tecnología, por supuesto, está allí, solo hay que buscarle la
vuelta para saber cómo lograrlo. Se pudiera dar clase de historia glocal
a partir de una fotografía antigua, pero pudiera irse más allá, motivar
al estudiante para que escanee documentos ubicados en archivos
(familiares e institucionales) de la comunidad, el museo virtual, blogs
para principiantes en historia glocal, entre otros. Se reconoce, y más
en estos tiempos en que cada estudiante lleva en su bolso un celular,
que el ciberespacio debe entrar al aula con su correctivo pedagógico,
es una manera de decirle al estudiante que su celular o tablet pueden
ser una herramienta más en el aprendizaje, así como en su momento
lo fue la calculadora o un video beam. El docente debe adaptarse a esta
“tecnología disruptiva”,3 la cual, si se sabe canalizar, da la posibilidad
para realizar cambios sustanciales en la escuela y la manera de abordar
el aprendizaje y la enseñanza de la Historia. En este sentido, Montero
y Gewerc (2010, p. 306) expresan que toda innovación “tiene en su
seno, la idea de cambiar la esencia o la forma de algo, y con ello,
perturba, trastorna e inquieta de alguna manera el orden anteriormente
establecido”.
Hoy día, el analfabetismo funcional es palpable ante las nuevas
tecnologías y en ese campo se continúa con el desconocimiento de la
Historia por parte de los estudiantes y docentes, y si se dice Historia
regional (o local), el tema es nulo, pues esos conocimientos como

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tal no existen en el Currículo Básico Nacional. El docente (en este


caso, el docente tachirense) está ante una disyuntiva, pues no ha sido
formado para confrontar y estudiar los hechos del pasado, por no poseer
competencias necesarias en esta disciplina para explicar y abordar el
discurso de la “región histórica”,4 y como se ha dicho, la cuestión está
en que en el Currículo no existe directrices para abordarlo, y por otra
parte, las publicaciones en la rama de historia regional son escasas; en
algunas bibliotecas hay material y en otras no existe, y en este tipo de
contenido muchas veces la información está en archivos y bibliotecas
particulares.
Una innovación educativa no puede quedar relegada a un
cambio técnico y curricular, pues, si no hay incidencia en lo cultural, en
los valores, en lo social, no se habrá hecho nada. De allí la propuesta de
incluir en el currículo la enseñanza de la historia glocal. Esto implicaría
un cambio conceptual y radical de los paradigmas de la enseñanza de
la Historia, llevando a una actitud y una ruptura del profesor (clásico-
positivista) al re-estructurar la cátedra y el enfoque de su enseñanza.
Esto puede abordarse desde una pedagogía constructivista haciendo
partícipe al estudiante de la creación del conocimiento histórico, para
convertirlo en un aprendizaje significativo.
La historia glocal pudiera crear en el educando una re-significación
de los conceptos de su entorno social asentando en él su pensamiento
crítico. A nuestro parecer, el abordaje y estudio de la Historia regional
(o local) desde una perspectiva global es apasionante, ya que, al explorar
e indagar en ella, no solo le ayudará a entender su idiosincrasia y su
ciudadanía, sino que también le permitirá develar vínculos de su terruño
con la Historia nacional y, como expresa Robertson (1992, p. 8), en
su trabajo sobre la globalización como teoría social y cultura global, el
individuo observará un fenómeno que “se refiere tanto a la comprensión
del mundo como a la intensificación de la conciencia del mismo como
un todo”. Según Robertson, de la misma forma que se desarrolla el
concepto de nacionalismo se puede desarrollar de forma paralela el

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de internacionalismo, y pudiéramos aportar que de igual manera se


desarrolla el concepto de regionalismo (o localismo).
Resulta pertinente esta teoría del “contexto global” como un
sistema sociocultural que se origina de la comprensión de culturas,
sociedades, organizaciones y movimientos (nacionales y trasnacionales),
el cual llega al punto de imponer a todos ellos crecientes constricciones,
pero también tienen la capacidad de autorizarlos diferencialmente
(1992, p. 61). Robertson reconoce que la modernidad ha creado los
fundamentos para la expansión universal de ideas y valores, decisivos
en el desarrollo actual de la globalización.
En este sentido, es pertinente preguntarnos (en el caso
particular) el por qué no se ha abordado la historia del estado Táchira
como cátedra en las escuelas de educación primaria. Para ello, es
adecuado que se agregará al Currículo Básico Nacional la teoría de la
Historia o historiología, que es la disciplina que describe y analiza los
hechos históricos, utilizando técnicas que ayudan en la recolección y
análisis de datos y muestras históricas.
Desde una perspectiva ontológica ayudaría mucho en el
estudiante ese encuentro con su pasado, ese conocer de sus raíces y
vinculaciones con los ancestros.
Desde lo epistemológico, qué mejor ciencia que la Historia para
que el estudiante se adentre en el estudio y razonamiento humano.
Desde lo teleológico podría afincar la identidad del estudiante al saber
de dónde viene y revisar que la evolución de la historia familiar y regional
se debe a un orden establecido desde la crítica histórica, y, por ende,
tiene una conexión con lo axiológico del ser humano, pues conocer
nuestro pasado nos ayuda a valorar las cosas que tenemos.
La escritura del niño con la experiencia de la reescritura de la
Historia regional (o local) puede hacer de él un microhistoriador que
se identificara con su contexto, en este caso con la Historia del Táchira,
sin desvincularse del mundo que le rodea (historia glocal). Y desde la

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Escuela, la escritura, según Peña (2007, p. 58), “debe ser considerada


funcional y su aprendizaje y desarrollo debe responder a los diversos
usos y funciones que cumple en el campo personal, familiar, escolar,
laboral y social”.
De allí que nos preguntemos: ¿Se puede lograr en estudiantes de
primaria a través de estrategias de escritura y lectura un acercamiento
a la Historia del estado Táchira? En este sentido, surgen otras series
de preguntas, que se desprenden de esta inquietud primaria: ¿A qué se
debe la indiferencia y poco interés de los estudiantes por la Historia?
¿Es necesario un texto de Historia del estado Táchira adecuado para
estudiantes de educación primaria? ¿Cómo apropiarse de la Historia
regional a través de la práctica pedagógica de la lectura y la escritura?
¿Es factible que estudiantes de primaria puedan motivarse a reescribir la
Historia del estado Táchira a partir de textos como ensayos, biografías,
crónicas y artículos de opinión?
Y si los estudiantes del nivel de primaria conocen la historia de
su región a través del proceso de la lectura y la reescritura, esta sería más
fácil de valorar en la pertinencia de la expresión, pues la historia glocal
se convertiría en parte de su cotidianidad y su contexto, permitiendo de
que al niño se le abran mundos inexplorados y cercanos a una realidad
palpable, cuestión que es ajena en los textos de ficción que, por lo
general, son los textos más usados en la educación primaria.

5. Lo axiológico al enseñar historia glocal: La ciberciudadanía


La enseñanza de la historia es indispensable para el conocimiento
del ser humano que vive en sociedad y esta debiera comenzar en el hogar.
De allí la preocupación por el olvido al que ha sido objeto la historia
cercana (regional, local y microhistoria) por mantenerse un discurso
histórico contado desde el poder central. De hecho, la enseñanza de la
historia es espejo de lo que vive la sociedad hoy día, que comete errores
por no conocer su pasado. Enseñar historia apunta a afincar valores,

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tanto familiares como de sociedad, así como el de lograr una identidad


con lo propio. Enseñar a los descendientes la historia propia y la de
otros pueblos para hacerlos conscientes de que son parte de la gran
corriente de la historia humana, de un proceso que se inició hace miles
de años, y por el que han transitado pueblos y civilizaciones distintos a
los nuestros, es sembrar en ellos respeto por donde se vive y el apreciar
y cultivar “lo nuestro”.
Vilar (1980, p. 9) nos dice que la enseñanza de la Historia “es
el único instrumento que puede abrir las puertas a un conocimiento
del mundo de una manera si no científica por lo menos razonada”. De
este concepto salvemos que “es el único instrumento que puede abrir
puertas a un conocimiento del mundo”, pues, a partir del positivismo,
ya la Historia como tal es considerada una “ciencia”. Por supuesto, este
concepto que nace del positivismo hace referencia a la Historia como
la ciencia del pasado desde la invención de la escritura, otra postura ya
en desuso, pues ya hoy día, desde la Escuela de Anales, la Historia es
definida como la ciencia de los hombres en el tiempo y su objeto de
estudio son las acciones humanas, un concepto más amplio y que va
mucho más atrás de la invención de la escritura, por lo que la Historia
nace con la aparición del hombre sobre la Tierra.
En esta propuesta se busca ir un poco más allá en su manera de
concebir el hecho histórico desde una perspectiva glocal y donde las tic
juegan un papel decisivo a la hora de hablar de enseñanza de la Historia
y buscar contrarrestar los elementos que restringen las posibilidades
de plantear una innovación educativa. Para ello, realicemos un juego
dialéctico con lo planteado por Rivas (2000) al estructurar una serie de
aspectos que no apuestan al cambio, entre ellos:
I. Esfuerzo suplementario
II. Respuesta docente inmediata
III. Rigidez del Sistema Educativo
IV. Inseguridad

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V. Limitada formación académica


VI. Falta de apoyo profesional
VII. Incomprensión y actitudes inadecuadas
VIII. Recursos instrumentales
IX. Incertidumbre de los resultados.
Esta estructura de Rivas (2000) nos sirve para converger
actividades y propuestas que podrían fomentar la valoración positiva
de esta idea, demostrando cómo esto es novedoso, y planteando un
cambio estructural dentro del sistema. Hay que considerar que esto
no es definitivo y que toda innovación educativa se debe tomar como
un proceso en constante cambio y una actitud (de la multitud / sujeto
constituyente) para modificar el hecho educativo de acuerdo a su
realidad, en este caso desde su región histórica.
Lo primero que señala Rivas (2000) es que toda innovación
educativa plantea un esfuerzo suplementario en el docente, pero esto
se debe en la mayoría de los casos a la improvisación; es decir, desde las
políticas de Estado, de un día para otro colocan al docente a construir
proyectos sin las herramientas y conocimientos adecuados del tema. Por
ello, una de las primeras actividades a desarrollar es la construcción de
textos que apoyen lo planteado, en este caso, urge un texto de historia
glocal del Táchira (que es nuestro objeto de estudio, pero que sirve
de referente para que otras regiones busquen el mismo objetivo). El
docente, al poseer recursos para el aprendizaje en un área nueva por
explorar, se le hace más viable y fácil de desarrollar estrategias, ya que
contaría con un material adecuado. Por lo tanto, lo primero de toda
innovación educativa es la construcción de un corpus teorético de la
disciplina a dar.
Como se ha dicho en el aspecto anterior, hay resistencia al
cambio cuando se ignora lo que busca el cambio. Muchas veces se pone
al docente a adiestrarse por sí mismo en eventualidades que muchas
veces escapan de sus manos por no tener un material guía. De existir

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un esquema previo para que el docente estructure sus clases, habrá


una respuesta positiva y no tardía. Al hablar de algo nuevo, el docente
piensa que va a implicar más tiempo fuera del contexto escolar, lo que
hace que el tiempo familiar se desvirtúe. Por ello, toda actividad debe
estar sujeta al sistema educativo y no salirse de ella.
De allí que, si la inclusión de la historia glocal cuenta con el
respaldo de las políticas del Estado, el sistema digeriría el cambio con
normalidad. Por ello se debe abocar a que los cambios vengan de arriba,
así las propuestas e innovaciones educativas nazcan en el aula. De no ser
así, no se contará con el apoyo institucional y la historia glocal pasaría a
ser una actividad suplementaria, que no es el caso. Ya se ha defendido
la tesis de que la historia glocal puede ser fundamental en el constructo
de ciudadanía e identidad de los estudiantes.
La inseguridad solo existe en el campo del conocimiento
cuando se ignora un tema, de allí lo fundamental de formar a nuestros
docentes ante cualquier innovación educativa desde un punto de
vista de contenidos y mantener una formación continua en las tic.
No es un secreto que la tecnología lleva una aceleración constante
en sus propuestas y más cuando contamos con docentes reacios a la
tecnología.
Si bien es cierto que las universidades le dan la base pedagógica a
los docentes, esto no es suficiente, más en estos tiempos de globalización
cuando las posturas están en constante dialéctica, de allí que remarcamos
la idea de cursos y diplomados de actualización del profesorado
(multitud–sujeto constituyente) en convenios con las instituciones de
educación superior y en consonancia con las políticas de Estado para
lograr los cambios necesarios cada determinado tiempo del Currículo
Básico Nacional. Los cuatro últimos puntos planteados apuntan a una
preocupación unitaria: el necesario apoyo del Estado a la constante
renovación del docente por falta de recursos (profesionales, técnicos,
tecnológicos y económicos) que mantienen en vilo el que se logre
innovaciones adecuadas en la Escuela. Por lo general los proyectos son

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aprobados cuando ya están en desuso, porque la educación sigue siendo


la cenicienta en este país de oportunidades, Venezuela.

6. Oportunidades de aprendizaje del quehacer histórico sustentado


con las nuevas tecnologías
En este apartado se buscará explicar las posibilidades de entrelazar
la enseñanza del conocimiento histórico y el uso de las tic. Es necesario
concientizar al docente de la importancia de la Historia cercana y cómo
ella ayuda a sensibilizar al estudiante con respecto a su lar nativo y, si
se mezcla con el uso de las nuevas tecnologías, el estudiante verá más
atrayente un campo que muchas veces le parece aburrido por la manera
como se ha venido enseñando esta cátedra.

7. Lo “glocal” como nuevo concepto para redimensionar la enseñanza


de la historia regional, local y la microhistoria
Los planteamientos de la unesco en el área de Innovación
Educativa son claros. ¿Será que estamos buscando una educación
relevante? ¿Será que la educación que nos planteamos es relevante?
Se considera que abordar la Historia desde un enfoque local ayudaría
en gran medida a una conexión del estudiante con su entorno, pues
quien conoce sus raíces sabe de dónde viene y hacia dónde va. La
educación debe estar contextualizada al territorio y, en este sentido,
debe estar la enseñanza de la historia local. Ante esta postura, habrá
quienes señalen que sería apartar al niño de una visión más amplia
del contexto histórico. En este sentido, se aboga por una historia
local que no pierda su perspectiva con la Historia universal. Sería una
enseñanza que iría de lo micro a lo macro; del individuo a lo colectivo.
Una educación, según la unesco, afincada en las matrices culturales
y sociales, la interculturalidad; y en este sentido, se toma en préstamo
del contexto económico el termino de lo glocal,5 “pensar globalmente
y actuar localmente”. De allí que este planteamiento se transforme en

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una enseñanza de la historia glocal en la Escuela en estos tiempos de


globalización.
La enseñanza de la historia glocal, tema de estos apuntes,
figura hoy día dentro de los discursos de la historiografía, que no es
otra cosa que la historia escrita que implica metodología, filosofía,
interdisciplinariedad, en cada obra histórica. En lo concerniente al
tema, Gramsi (2017), a mediados de los años 50, planteaba “hacer
historia desde la región”, puerta que había abierto Bloch y Febvre a
través de la Escuela de Anales en Francia en 1929, y que llegaría a su
máxima expresión con los planteamientos de abordar la historia local
con el grupo de la Escuela de la Microhistoria Italiana, la cual buscaba
empezar a conocer el hecho histórico a manera micro y deslastrarse de
la Historia universal. Fue todo un salto en la perspectiva de estudiar la
Historia. Pero este aporte a la cultura universal se quedó en el claustro
universitario y en las discusiones intelectuales de la sociedad, y la Escuela
continuó y continúa enseñando una historia “de bronce”6 donde se
ensalzan hechos y personajes desde el centro del poder. Por ello, se
apuesta por una descentralización del Currículo Básico Nacional en el
tema de la enseñanza de la Historia. ¿Por qué no le damos las fuentes
históricas de nuestra región, en este caso, Táchira, a nuestros niños?
¿Por qué no ponerlos a analizar el hecho histórico y desmontamos esa
enseñanza de una Historia “de bronce?
Se piensa que la historia local puede ser un instrumento valioso
para profundizar en los valores del estudiante y crear conciencia de
identidad hacia lo suyo. Estos conocimientos, por su cercanía en tiempo
y espacio, crearían en él las herramientas necesarias para construir un
“escritor autónomo”,7 pues estaría ante el desafío de plasmar sus ideas
en una Historia que le será cercana, de calidad y útil.
Se debe tener claro en la enseñanza de la Historia que, si no se
vincula tiempo y espacio, el estudiante no se vinculará a lo que es el
hecho histórico, y si no se logra esto, el niño solo capta un dato, una
fecha, unos personajes, es decir, cronología. Y en este tipo de estudio

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2021. La vieja Historia versus la new History: la historia glocal, PULIDO-ZAMBRANO, José A., pp. 76-104.

solo cabe la memorización y no el razonamiento. Ahora, puede surgir


la pregunta: ¿Qué tiene esto de innovador? ¿Dónde está el cambio que
se pretende dar? Si una Innovación Educativa no solo es el cambio de
contenido de una materia en particular, sino la forma como han de darse
esos contenidos contextualizados al tiempo que se ejerza la enseñanza.
Estamos conscientes de que las tic deben jugar un papel fundamental.
En el caso de la innovación de la enseñanza de la Historia, se debe
expurgar muy bien para no caer en elementos repetitivos en la manera
de impartir el conocimiento, pues no transformaría en nada el proceso
de la enseñanza y el aprendizaje, y el estudiante volvería a lanzar esa
máxima que nos duele: “La Historia es aburrida”.
Estamos ante un gran reto, pues la Historia se ha enseñado (o
se sigue enseñando) de manera memorística, estructurada y en muchas
ocasiones según la formación del docente (que en nada está preparado
para enseñar esta ciencia), pues se observa a nivel de entes educativos,
foros y simposios para la enseñanza de las Matemáticas y el Lenguaje,
se hace énfasis y mayor peso en estas dos disciplinas, dejando a las otras
huérfanas en su actualización constante, dando poco espacio para el
desarrollo del “pensamiento crítico” 8 del estudiante en esta disciplina.
La clase de Historia ha quedado atrapada en el tiempo, se sigue dando
de manera dogmática y conductista. ¿Cómo se puede innovar en una
materia cuyo sustento es principalmente teórico? He allí el reto: la
Innovación Educativa consiste, por lo general, en ingresar algo nuevo
(novedoso) dentro de una realidad (contexto) preexistente.
La innovación educativa, por lo tanto, debería propiciar en el
estudiante la disposición a indagar, descubrir, reflexionar, criticar,
cambiar. ¿Esto tendrá un límite? Como señala Álvaro Matute (2015):
“Las limitaciones que tiene la Historia es la que impone el tema
estudiado, pero la Historia como Ciencia no tiene límites” (s/p). En el
caso de la enseñanza de la Historia, tiene que irse más allá del cambio
del currículo, es decir, buscar herramientas necesarias acordes con la
realidad para confrontar al estudiante en su contexto histórico con la

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formación de su pensamiento crítico, y este eje transversal lo puede dar


la inclusión en la Escuela de la historia glocal.9

8. Los teoréticos de la Didáctica de la Historia y de la historia como


disciplina (la ciencia)
Tomando la estructura de Le Goff (1991), pudiera decirse que la
enseñanza de la Historia no aparece como tal en la Antigüedad clásica,
posiblemente porque, al ser considerada un género literario, formaba
parte de la retórica. Aun así, este autor esquematiza la evolución de los
estudios históricos de la manera siguiente:
• Del siglo v al i a. C. Aparece el discurso histórico, el concepto
de testimonio, la lógica de la Historia y se funda la Historia sobre lo
que es visto como verdad.
• Siglo iv. El cristianismo elimina la idea del azar ciego, dando
un sentido a la Historia, difundiendo el cálculo del tiempo y una
periodización de la Historia.
• Renacimiento. Aparece la crítica al documento desde la
filología, terminando con la concepción de Historia perfecta.
• Siglo xvii. Aparece la erudición moderna de la Historia, cuyos
protagonistas serán los bolandistas y los benedictinos.
• Siglo xviii. Se crean las primeras instituciones consagradas a
la Historia.
• Siglo xix. Se constituyen las bases de la documentación histórica
y se extiende la Historia por doquier.
• Siglo xx. Año 30. Se da una revolución en torno al estudio
del documento.
En estos periodos históricos aparecieron varios pensadores que
fueron dejando un utillaje mental para dar cuerpo a lo que hoy es la
didáctica de la Historia. Es así como en el contexto del Renacimiento
aparecerá la imagen de Juan Luis Vives, quien dedica parte de su vida al

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pensamiento de la educación: “Formar al hombre en cuanto hombre”.


Planteaba una formación integral del individuo en lo físico, intelectual
y moral. Vives consideraba que solo en la edad adulta podía llegar a
entender (comprender) realmente la Historia, cuyo aprendizaje debía
durar toda la vida, y hacía alusión a que en la etapa infantil podía
comenzar un acercamiento a los grandes personajes y la cronología:
“La enseñanza de la Historia —señalaba Vives (1984, p. 200)— debe
comenzarse por una visión general de la historia universal, para luego
profundizar en cada una de sus partes sin perder de vista que son
componentes de un todo”.
Por otra parte, para Montaigne, el tema de la educación es
recurrente en su obra. Para él, la educación tiene una importancia
capital para el hombre; sin embargo, realiza una crítica muy dura
contra la educación de su época al considerar que el humanismo
(al que perteneció Vives) se había llegado a ser la nueva ortodoxia,
convirtiéndose “en mero cultivo de la erudición”, por lo que critica a los
maestros, programas y métodos haciendo hincapié en que, de seguirse
con ese sistema educativo, era mejor no enviar a los niños a la Escuela
y dejarlos solo en el mundo del juego. En cuanto a la enseñanza de la
Historia, resalta que no puede embutirse al niño con datos y fechas
concretas; más bien debía llevárselo a entender las costumbres y modo
de vida de la época estudiada. No se olvide —expresa Montaigne (1968,
p. 111)—, “el preceptor de la meta a que han de tender sus esfuerzos,
no se haga aprender tanto la fecha de la ruina de Cartago como las
costumbres de Aníbal y Escipión; ni tanto donde murió Marcelo como
el hecho de que por ser digno de su deber murió allá”.
Otro de los planteamientos de Montaigne (1968) es su ataque
al memorismo repetitivo en el aprendizaje de la Historia y critica a
los hábitos de enseñanza que se realizan en su tiempo. En su visión
pedagógica, el estudiante debe opinar, participar y juzgar sobre lo que
se enseña y debe ser capaz de discernir sobre el tema estudiado. Apuesta
por la duda como elemento clave del aprendizaje: “Porque si el niño

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toma por suyas las opiniones de Jenofonte o de Platón, de ellos serán


y no de él”.
En esta misma línea argumental le seguirá Comenius (1986),
quien propuso “escuchar en los que se enseñe todo a todos y totalmente”.
Pertenece este teórico a la corriente del realismo pedagógico, y para él
la única Historia digna de ser leída, comentada y llevada al aula será la
historia sagrada: “No deben ignorar las generalidades de la historia de
la creación del mundo, su pérdida y su restitución y el sabio gobierno
de Dios en él” (p. 286). Comenius no le da importancia a la Historia
en sí: sus mismas palabras lo corroboran:
Como el conocimiento de la Historia es la parte más hermosa de
la erudición, y a modo de los ojos de la vida entera, es prudente
distribuirle (sic) por todas las clases de estos seis años, para que
no ignoren nuestros discípulos todo lo digno de memoria que
consta se ha hecho o dicho desde la más remota antigüedad. Hay,
sin embargo, que efectuar este estudio con tal circunspección
que no aumente el trabajo de los discípulos ni tampoco le relaje,
sino que sea como el condimento de los estudios más serios.
(1986, p. 299).
Como se puede observar, Comenius relega la Historia a un plano
secundario y marginal en el plano de la enseñanza; no la considera un
estudio serio.
Le sigue Locke (1986), cuyo interés por el hombre y la sociedad
humana la hace resaltar, pues es la base para conocernos: “Nada enseña,
ni nada deleita —expresa Locke (1986, p. 241)—, como la Historia. De
estos dos méritos, el primero es una razón para que se recomiende su
estudio a los hombres hechos; el segundo, me hace pensar que la Historia
es la ciencia que más conviene al espíritu de los jóvenes”. La Historia,
por lo tanto, es para Locke material fundamental en la instrucción de
un caballero. Para él, la Historia es el conocimiento por la experiencia
de los seres humanos en el tiempo. No aprueba la enseñanza de una
Historia rutinaria y memorística, sino tiene un fin práctico: “Instruirnos

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en el arte de vivir rectamente” (1986, p. 352). Locke ve que la Historia


va más allá de lo que se debe aprender en la Escuela, apuesta a que la
escolaridad desarrolle la razón y la capacidad de juicio propio. De allí
que plantee que la Historia es inútil, si solo sirve para proporcionar
narraciones y materia de conversación: “No niego que la Historia
sea muy útil e instructiva sobre la vida humana, pero si solamente se
estudia por la reputación de ser historiador se convierte en una cosa
vacía” (1986, p. 366). De allí que crea que la Historia debería contribuir
a la formación ética a través del análisis de los ejemplos de sabiduría
y prudencia que proporciona. Le va a preocupar más la comprensión
que la memorización.
Por su parte, Vico (1986) tendrá una concepción que se basará
en la historia humana como proceso de desarrollo de su razón y su
fantasía. Fue el primero en intentar elaborar una explicación humana
de la historia global; para él, son los hombres quienes hacen la Historia;
esta es cíclica, en forma de espiral, no es cerrada. Todo esto lo sustenta
en su tesis del progreso. Su planteamiento ataca el método memorístico
y busca que se enseñe una Historia de otra manera: no es solo dar una
colección de hechos y datos, sino intentar una explicación racional
en el desarrollo de los mismos. Para Vico, la Historia contribuiría
fundamentalmente al desarrollo de la fantasía.
Por otro lado, aparece la figura de Rousseau (1969), quien plantea
que la Historia es una disciplina muy importante, y al contrario de
Vico, esta enseñanza no debe iniciarse en los primeros años del infante:
“La Historia tiende a registrar sólo los hechos destacados que pueden
ser fijados por nombres, lugares y fechas, olvidando las causas lentas y
progresiva de estos hechos”.
Más adelante, Kant (1983) se plantea la Historia como un
excelente instrumento para ejercitar el juicio del entendimiento.
Consideró que la enseñanza de la Historia formaba parte de la “cultura
del alma”. Para Kant, su enseñanza debía ir precedida de la enseñanza
de la geografía. En el aprendizaje de la Historia tiene, para él, una

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gran importancia la memoria, facultad que debe cultivarse desde muy


temprano, advirtiendo que no debe caerse en la acumulación de datos
sin sentido. Propugna, por lo tanto, una enseñanza de la Historia en el
marco de una escuela explicativa.
En este proceso, aparece en el panorama mundial la imagen de
Tolstoi (1978), quien desarrolla la idea del gusto por la Historia, es
decir, inicia dentro de las corrientes educativas libertarias una tesis
en la que los niños, antes de la universidad, no entienden la Historia,
pues no les atrae en absoluto. Para que esta fuera atrayente —piensa
Tolstoi— habría que convertir la Historia en historietas, en relatos:
“Para la enseñanza de la Historia es indispensable desarrollar en
ellos previamente el gusto por la Historia. Pero ¿cómo conseguirlo?”
(1978, p. 98). Para esta idea señala que se debía fomentar en el
educando el gusto por el arte: “Es necesario para hacer la Historia
popular no revestir de una forma artística, sino personificar los
sucesos históricos, como hacen unas veces la leyenda, otras los
grandes pensadores y los grandes artistas. Los niños no gustan de
la Historia sino vivificada en el Arte” (1978, p. 111). Para Tolstoi,
enseñar Historia en las escuelas conduce al rechazo de la materia por
el estudiante. Y lo que no atrae es inútil, insignificante. Tolstoi hace
la primera alusión de un estudiante ante la propuesta de aprender
Historia: “¿Para qué sirve esto?”. Para Tolstoi, lo primordial no era
aprender de memoria, sino comprender lo aprendido: “Repetir de
memoria las palabras no es saber”.
Por último, traemos al escenario a Freire (1973), quien desde
el aula señala que la Historia nos construye mientras la construimos,
es decir, al plantearse una postura desde la educación liberadora de
una educación dominante, castradora de conocimientos, expresa a su
manera su visión de la enseñanza de la Historia. Freire dice: “El hecho
histórico no puede simplemente narrarse, con este gusto, excesivo, por
el pormenor de las fechas, reducido algo así a algo estático, que se pone
en el calendario, que se fija” (p. 58). De allí que el estudiante reflexione

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sobre el porqué del hecho histórico, sobre sus conexiones con otros
hechos, en el contexto global que se le dio. Con Freire, el alumno debe
empezar a ejercitarse en el pensamiento crítico.

9. A modo de conclusión
Se considera que incluir el estudio de la historia glocal en la
Escuela permitirá al estudiante una vinculación con valores de ética
y moral hacia su espacio (región, municipio, localidad, familia) y, de
lograrse esto, habrá mayor conectividad con el sentido de nación. El
Estado-nación es un rompecabezas, cada pieza tiene un sentido, pero
para armar ese rompecabezas se debe comprender primero cada pieza,
y eso se puede lograr en lo planteado con la Historia nacional. ¿Cómo
explicar a nuestros estudiantes la creación de la provincia del Táchira en
un contexto donde se estaba aboliendo la esclavitud en Venezuela? ¿Por
qué no partir de un elemento como este para concluir en la construcción
del Táchira como territorio político? La clase, ese día, debería empezarse
con algo que siempre se ha negado porque no se ha estudiado: ¿Había
esclavos en esta región en 1856? De ser así, la Historia podría avizorarse
y entenderse de otra manera.

Notas
1
En este particular, países como México han procurado un acercamiento de la
Universidad con docentes de primaria y secundaria a través de encuentros y foros
para estudiar la metodología de cómo se da y cómo se debe enseñar la Historia en
estos tiempos de globalización.
2
Teoría que nace bajo la llamada Escuela de Anales y que plantea que el hecho
histórico es más que una batalla o la vida de un rey; el hecho histórico puede ser
la gastronomía de un lugar, su proceso económico, su idiosincrasia, sus creencias,
entre otros aspectos de las culturas subalternas (cf. Ginzburg 1981).
3
Este término de Christensen, citado por Law, N. Pelgrum, W. y Plomp, T. (2008).
Pedagogy and ICT use in Schools around the world. Findings from the IEA SITES 2006
study. UK: Springer and Comparative Education Research Centre the University of
Hong Kong. Nota: Material del prof. Cristancho: Montero, M. y Gewerc, A. “De

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2021. La vieja Historia versus la new History: la historia glocal, PULIDO-ZAMBRANO, José A., pp. 76-104.

la innovación deseada a la innovación posible. Escuelas alteradas por las TIC”. En


Profesorado. Revista de Curriculum y formación del profesorado, vol. 14, núm.1. (2010),
pp. 303-318.
4
Lillian Vizcaíno González. “La región histórica: Reflexiones sobre teoría y práctica”.
En Historia regional y local. (S/F). Arístides Medina Rubio. Fondo Editorial Tropykos.
5
El término es planteado en Robertson, R. (1992). Globalization: Theory social and
global cultura. New York: Gage Publications. Sk.sagepub.com/books/globalization/
n1.
6
Propuesta del historiador mexicano Luis González y González en sus estudiosos de
la historia regional. Ver: “Los estudios históricos regionales en México”. En Historia
regional y local. (S/F). Arístides Medina Rubio. Fondo Editorial Tropykos.
7
Término acuñado por Josefina Peña en su texto La familia y la escuela en la formación
de lectores y escritores autónomo (2007). Brújula Pedagógica. Caracas: El Nacional.
8
Boisvert, J. (2004). La formación del pensamiento crítico. (Teoría y práctica). México.
Fondo de Cultura Económica.
9
Hasta el momento de la redacción de este trabajo, en las fuentes no hay un
uso oficial de este término por algún estudioso de la materia dentro de la
Historiografía.

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anuario GRHIAL. Universidadanuario
de Los Andes.GRHIAL . Universidad
ISSN 1856-9927. deEnero-diciembre,
Mérida. Los Andes núm. 15, 2021. Diplomacia
digital: consideraciones
Facultad sobre el impacto de la
de Humanidades y web 2.0 en los consulados
Educación. Escueladede
América...,
Historia.TRONCOSO H., Manuel
Departamento deO., pp. 105-125
Historia
Universal. Grupo de Investigaciones sobre Historia de las Ideas en América Latina.
ISSN 1856-9927. Mérida. Año 15, vol. XV, núm. 15, enero-diciembre, 2021

Diplomacia digital: consideraciones sobre el impacto


de la web 2.0 en los consulados de América Latina
en el periodo 2015-2020*
Manuel Orlando Troncoso Heredia**
Ministerio de Relaciones Exteriores y
Movilidad Humana del Ecuador

Resumen
Una vez transcurridas las dos primeras décadas del siglo xxi, los especialistas en
relaciones internacionales como disciplina científica vienen desarrollando una
nueva línea de investigación cuyo propósito central es analizar el impacto de
redes sociales digitales y la diplomacia. Por ende, el presente aporte pretende
abordar el tema de la diplomacia digital y su impacto en América Latina
durante el último lustro, por lo cual resulta significativo realizar algunas
investigaciones con el objetivo de conocer los aciertos y objeciones del quehacer
diplomático a través de las redes sociales, así como la vinculación entre el
desarrollo de la web 2.0 y el surgimiento de la diplomacia pública digital en
esta región. Tales valoraciones son realizadas con el propósito de generar una
serie de consideraciones para optimizar la praxis virtual de la política exterior
latinoamericana, de cara a la nueva realidad internacional pospandemia.
Palabras clave
Diplomacia digital, ciberdiplomacia, web 2.0, Latinoamérica, Relaciones
Internacionales.

Abstract
After the first two decades of the 21st century have passed, specialists in
international relations as a scientific discipline have been developing a new

*
Fecha de culminación: 03-10-2020. Fecha de envío a la revista: 03-10-2020. Fecha de
aprobación por el arbitraje interno: 01-11-2020. Fecha de aprobación por el arbitraje
externo: 15-01-21..
**
Tercer Secretario del Servicio Exterior. Encargado de las relaciones políticas y de
cooperación en El Salvador. Email: orlando_troncoso1@yahoo.es.

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anuario GRHIAL. Universidad de Los Andes. ISSN 1856-9927. Mérida. Enero-diciembre, núm. 15, 2021. Diplomacia
digital: consideraciones sobre el impacto de la web 2.0 en los consulados de América..., TRONCOSO H., Manuel O., pp. 105-125

line of research whose main purpose is to analyze the impact of digital social
networks and diplomacy. Therefore, this contribution aims to address the issue
of digital diplomacy and its impact on Latin America during the last five years,
therefore, it is significant to carry out some research with the aim of knowing
the successes and objections of diplomatic work through the social networks,
as well as the link between the development of web 2.0 and the emergence of
digital public diplomacy in this region. Such assessments are made with the
purpose of generating a series of considerations to optimize the virtual practice
of Latin American foreign policy, in the face of the new international reality
post-pandemic.
Key words
Digital diplomacy, cyberdiplomacy, web 2.0, Latin America, International
Relations.

1. Introducción
La evolución epistemológica de las Relaciones Internacionales
como disciplina científica, permitió durante el siglo pasado ampliar
el abanico de objetos de estudio abordables desde los parámetros de
esta ciencia social. Por tanto, una vez transcurridas las dos primeras
décadas del siglo xxi, ya no sólo se trata de analizar exclusivamente
las acciones de cooperación internacional para el establecimiento
de la paz, tal y como lo propone la teoría idealista, ni de estudiar la
realidad internacional desde la perspectiva de la lucha por el poder y
las relaciones de dominación, como apuntaban los realistas. Hoy, los
profesionales encargados de la política exterior pretenden indagar sobre
otras temáticas, las cuales tienden a ubicar al ser humano como actor
fundamental de las dinámicas político-económicas y socioculturales a
nivel global.
En este sentido, la vinculación entre redes sociales y diplomacia se
ha constituido como uno de los temas que más ha llamado la atención
de estos especialistas durante los últimos años. Sin duda, la revolución
tecnológica y comunicacional, desarrollada a partir de la masificación

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digital: consideraciones sobre el impacto de la web 2.0 en los consulados de América..., TRONCOSO H., Manuel O., pp. 105-125

de la internet, ha provocado cambios sustanciales tanto en la vida


cotidiana de las personas como en el terreno de lo público, incluyendo
las instituciones estatales. Así, las actividades políticas llevadas a cabo
por las cancillerías, por ejemplo, han encontrado en las redes sociales
una herramienta cada vez más utilizada para optimizar sus actividades;
sin embargo, es necesario realizar valoraciones críticas acerca de
este fenómeno reconocido como diplomacia digital, ciberdiplomacia o
twiplomacia.
A lo largo de las siguientes páginas, serán abordados algunos
aspectos acerca del impacto de los recursos digitales en la diplomacia
de América Latina durante los últimos años. En este sentido, resulta
significativo ahondar acerca de los aciertos y objeciones del quehacer
diplomático a través de las redes sociales y la vinculación entre el
desarrollo de la web 2.0 y el surgimiento de la diplomacia pública en
América Latina. Tales aspectos serán valorados con el propósito final
de aportar una serie de consideraciones para optimizar la praxis virtual
de la política exterior latinoamericana, de cara a la nueva realidad
internacional pospandemia.

2. Metodología
Este trabajo se enmarca dentro de las relaciones internacionales
como disciplina científica, incorporando, a su vez, un enfoque
metodológico interdisciplinario, con el fin de analizar un tema que
reúne aspectos inherentes tanto a la diplomacia como a la informática.
Además, será aplicado un tipo de investigación cualitativa, cuyas
directrices parten de un proceso de recolección de datos que permita
conocer el estado actual del tema a investigar, el cual encuentra su
fundamento en una revisión general de la literatura y otras fuentes de
información como las publicaciones periódicas científicas y, en esta
oportunidad, los espacios web y redes sociales. Es importante destacar
que esta perspectiva metodológica permite conocer “procesos complejos
de subjetividad y su significación”, por tanto, es posible aplicar una serie

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digital: consideraciones sobre el impacto de la web 2.0 en los consulados de América..., TRONCOSO H., Manuel O., pp. 105-125

de técnicas para determinar aspectos como “las actitudes, los valores, las
opiniones de las personas, las creencias, percepciones y preferencias de
las personas” (Hernández-Sampieri, Fernández y Baptista 2014, p. 586).

3. Ciberdiplomacia: aciertos y objeciones del quehacer diplomático a través


de las redes sociales
La diplomacia, en tanto arista del derecho internacional público,
ha evolucionado durante siglos hasta convertirse en una ciencia que se
encarga de resguardar las relaciones que se establecen entre los distintos
actores que conforman la comunidad internacional. Sin embargo,
históricamente la diplomacia también ha tenido una fuerte carga
artística, por cuanto su ejercicio no solo exige el conocimiento certero de
la ciencia jurídica para aplicar los principios del derecho internacional,
sino que, además, demanda el tacto y otras aptitudes humanas necesarias
para representar al Estado en un contexto de negociaciones entre pares.
Por tanto, el carácter dual de ciencia y arte ha hecho de la diplomacia un
oficio complejo en el que se imbrican elementos contradictorios como
la moral y la astucia, la fe y el oportunismo, la rectitud y la estrategia.1
En la actualidad, no cabe duda de que el fenómeno de la
globalización y el desarrollo de las nuevas tecnologías de transporte
y comunicación, han cambiado por completo la cartografía de las
relaciones internacionales. Con la evolución y masificación de la
internet, la humanidad nunca antes había estado tan interconectada,
informada y empoderada como actor político, económico y sociocultural,
ya que el uso de las redes ha permitido visibilizar y dar voz al ciudadano
común, convirtiéndolo en un agente de cambio que puede reforzar las
opiniones de los líderes políticos, pero que también puede denunciar
abiertamente las fallas del gobierno. De esta manera, las redes sociales
han conectado segmentos de la sociedad que, políticamente, se habían
mantenido desvinculados a lo largo del tiempo; así, en el ámbito
diplomático resulta fundamental evaluar las ventajas y desventajas de
las herramientas virtuales.

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A partir de la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas


firmada en el año 1961, y aún vigente en la actualidad, puede afirmarse
que representar, proteger, negociar, informar y desarrollar relaciones
de distinta índole con otros actores internacionales, son funciones
que comúnmente debe llevar a cabo el profesional de la diplomacia
(ONU, 1961). Sin embargo, tanto el incremento de las movilidades
humanas a nivel global, como la masificación de la interactividad
online de la sociedad civil a través de las redes sociales, han conllevado
al establecimiento de nuevos modelos de gobernanza enfocados en
acciones “dentro y fuera de las redes” como dimensiones paralelas. Por
ende, en el quehacer diplomático actual, el uso de las redes sociales se
ha convertido en un instrumento que, además de novedoso, resulta
imprescindible para el cumplimiento de las metas planteadas por las
cancillerías.
Ahora bien, teniendo en cuenta que en las relaciones
internacionales el paradigma estatocéntrico viene siendo superado
a través de la incorporación de nuevos enfoques epistemológicos,
el accionar diplomático ha comenzado a reorientar sus esfuerzos
hacia la protección y el desarrollo del ser humano en el marco de la
sociedad global. De esta forma, los funcionarios a cargo del Servicio
Exterior vienen apoyándose en las redes sociales para contactar con
sus connacionales dentro y fuera del territorio, con la intención de
mejorar la calidad de vida y la seguridad social en un contexto mundial
marcado por las migraciones, los desplazamientos forzados, el comercio
internacional, las crisis ambientales y la salud pública; hoy, no se puede
dudar de la trascendencia que han tenido los recursos digitales para
establecer acuerdos multilaterales orientados a confrontar las duras
consecuencias de la COVID-19 y las medidas de confinamiento social.
No obstante, aunque el uso de las redes sociales viene reorientando
la funcionalidad de las relaciones político-económicas internacionales
hacia nuevas parcelas de comunicación, resulta fundamental tener en
cuenta que la internet se ha constituido como una herramienta de

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poder tanto al alcance de los individuos como de los gobiernos. En


este sentido, la población de un país que en el pasado era considerada
por los políticos como una masa pasiva de personas, actualmente puede
participar directamente en la arena política a través de las redes sociales,
razón por la cual, ya es algo común la organización de protestas masivas
y otras acciones cuya convocatoria virtual alcanza lugares inhóspitos,
contrarrestando así la imagen positiva de los gobiernos.
Un ejemplo de lo anterior, puede verse en la organización y
desarrollo de las “caravanas migrantes” iniciadas en Honduras durante
el último trimestre del año 2018, fenómeno masivo de movilidad
humana conformado por miles de personas del Triángulo Norte
Centroamericano, con el propósito común de escapar de los altos
índices de violencia y mejorar su calidad de vida en los Estados Unidos
de Norteamérica (EE. UU.). Cabe acotar que, además de incrementar
el poder de la convocatoria, las redes sociales permitieron que millones
de ciudadanos a nivel mundial siguieran a tiempo real las vicisitudes
de este éxodo, visibilizando una problemática regional desconocida
por muchos, mientras que los smartphones de miles de caminantes y
periodistas se convirtieron en el mecanismo ideal para evitar violaciones
de derechos humanos (Colegio de la Frontera Norte, 2018).
Como contraparte, las redes sociales también se convirtieron
en el principal instrumento utilizado por el gobierno de EE. UU.
para controlar este proceso migratorio. Por un lado, el presidente
norteamericano Donald Trump utilizó su cuenta de Twitter para
denunciar que miles de “migrantes peligrosos” se dirigían a las fronteras
de su país, exigiendo públicamente a los funcionarios mexicanos la
implementación de acciones rápidas para evitar dicha problemática, de
lo contrario, tomaría acciones en contra de México como la derogación
del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, y en contra
de Honduras, Guatemala y El Salvador, suspendiendo las ayudas
económicas. Asimismo, el presidente norteamericano expresó a través
de Twitter que estas caravanas representaban una “amenaza nacional”

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y, por ende, informó al mundo su decisión de enviar fuerzas militares a


la frontera con la autorización de disparar ante cualquier tipo amenaza
(Colegio de la Frontera Norte, 2018).
A partir de lo anterior, es posible afirmar que el uso de las redes
ha cambiado por completo los modelos migratorios tradicionales y las
maneras de establecer relaciones políticas a nivel internacional. Ahora,
aspectos como la creación de cadenas migratorias, el envío de remesas
e informes de rutas, así como la organización de caravanas, resultan
acciones mucho más fáciles gracias a los recursos que ofrece la web
2.0. De manera similar, los cuerpos diplomáticos y los funcionarios
encargados de la política exterior de los países, también han ajustado
sus labores al terreno de la virtualidad, por lo cual ofrecen sus servicios
e informan constantemente sobre sus políticas migratorias a través de
cuentas institucionales en redes como Twitter, Facebook, YouTube,
Instagram y WhatsApp. No obstante, los profesionales de la diplomacia
se enfrentan ante el incremento de poder de los actores no estatales,
derribando así la idea del “poder blando” en el ámbito de la política
exterior, lo cual, hoy más que nunca, exige nuevos atributos en el perfil
del diplomático.
En definitiva, al hablar de los aciertos de la diplomacia digital es
posible resaltar que se ha logrado aumentar los índices de transparencia
y minimizar la corrupción, gracias a la comunicación directa con miles
de ciudadanos interconectados a través de la web. Además, la práctica
diplomática ya no es un asunto privado que se maneja entre políticos
y cancilleres, por el contrario, las redes sociales han optimizado la
democracia participativa, por lo que ahora los pueblos tienen un
gran impacto como actores dentro del nuevo sistema internacional.
Asimismo, los servicios consulares dirigidos a los ciudadanos han
mejorado, gracias a los distintos canales de información y contacto
que se ofrecen de manera virtual. Como contraparte, también existen
objeciones acerca del impacto de las redes en el quehacer diplomático,
entre las que se puede destacar la facilidad que existe para la publicación

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de fake news y de opiniones generadas a priori, las cuales pueden atentar


contra la integridad de personas o de las instituciones de gobierno. De
igual manera, el uso incorrecto de palabras o el empleo de lenguaje soez
en la diplomacia digital puede generar el cese de las relaciones entre
actores internacionales; al respecto, resulta imperante recordar que, a
pesar del avance científico y tecnológico, la diplomacia continúa siendo
una práctica artística que se alimenta de muestras de cortesía, respeto,
tacto e inteligencia.

4. Web 2.0 y diplomacia pública en América Latina


El término web 2.0 fue implementado a partir del año 2004
para definir los cambios suscitados en la World Wide Web, al centrar
su funcionalidad en las personas y la interacción entre estas. También
conocida como “web social”, la web 2.0 surgió a partir de la evolución
de diversas aplicaciones de internet destinadas a la interconexión online
de personas, quienes, a su vez, comenzaron a contribuir activamente
en la creación y publicación de nuevos contenidos. Se trata, entonces,
de una web participativa que permitió superar la pasividad del usuario
consumidor de información, para dar lugar a usuarios que interactúan
entre sí a nivel mundial a través de dispositivos móviles con acceso
remoto; así, las redes sociales que permiten intercambiar mensajes de
texto, fotografías, audios y videos de manera instantánea y gratuita,
representan uno de los principales aportes de la web 2.0. (Rubio, 2011).
En la actualidad, la web social ha impactado enormemente en
todos los ámbitos de la vida pública y privada, indistintamente de
las diversidades culturales, nacionales o geográficas, convirtiéndose
en una herramienta fundamental para los individuos, las empresas
y las instituciones gubernamentales. En lo que respecta al ámbito
diplomático, la web 2.0 ha mejorado sustancialmente la conexión
entre los consulados y sus representados en tierras extranjeras, a través
de la implementación de páginas web institucionales y otros recursos
digitales. En el caso latinoamericano, México ha desarrollado una mayor

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experiencia en lo que respecta al ejercicio ciberdiplomático, por lo que


hoy cuenta con una red que “suma la presencia digital de 67 consulados,
80 embajadas, 8 misiones y 3 oficinas de enlace en el exterior” (Aguirre
y Erlandsen 2018, p. 134). De manera similar, las experiencias de Chile,
Ecuador, Venezuela, Argentina y Perú han sido significativas.
Según el informe de Burson Cohn & Wolfe, Twiplomacy Study
2020, los gobiernos y líderes de 189 países cuentan con presencia oficial
en la red social de Twitter, lo cual representa el 98 % de los 193 estados
miembros de la ONU.2 De esta forma, los jefes de estado de 163 países,
así como 132 cancilleres, mantuvieron activas sus cuentas personales en
Twitter a lo largo del año 2020. Asimismo, las 1.089 páginas de Facebook
personales e institucionales de los líderes mundiales habían registrado
para mediados del año pasado más de 620 millones de seguidores y
habían publicado 8,7 millones de tweets desde su creación (Burson Cohn
& Wolfe, 2020). En lo que respecta a los representantes de los gobiernos
latinoamericanos, destaca sobremanera que la Presidencia de El Salvador
se erigió como la organización estatal con mayor actividad en Twitter,
enviando más de 100 tweets por día, siendo continuados por el gobierno
de Guatemala, la Cancillería de Venezuela, la Presidencia de Colombia
y la Cancillería de Ecuador (ver infografía núm. 1, página siguiente).
Si bien, Donald Trump fue el líder mundial más seguido a nivel
mundial en 2020, con más de 81 millones de seguidores, resulta de gran
importancia para la diplomacia digital latinoamericana que los índices
de asiduidad más altos en la red social Twitter fueron registrados por
líderes e instituciones latinoamericanas.
Por otro lado, teniendo en cuenta que en el último lustro la
realidad migratoria en Latinoamérica y el Caribe cambió drásticamente,
dejando de ser una región caracterizada por la emigración para
consolidarse como receptora de flujos migratorios intrarregionales y
de otros provenientes de Asia y África. De esta manera, el aumento de
la migración, así como de los desplazamientos forzados, como ha sido
el caso del éxodo venezolano, han establecido un reto importante para

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Infografía núm. 1
Líderes mundiales más activos en Twitter

Fuente: Burson Cohn & Wolfe (2020).

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los países receptores, los cuales, buena parte de ellos, no tenían sistemas
de asilo preparados para absorber tales cantidades de personas y a tal
velocidad (Pedroza y López, 2020). Asumiendo esta nueva realidad, la
diplomacia digital y el empleo de las redes sociales se convirtieron en
mecanismos fundamentales para los funcionarios encargados de la
política exterior latinoamericana.
Cabe destacar que, a través de estos recursos digitales, los
consulados, embajadas y otros organismos del Servicio Exterior, lograron
conocer las opiniones e imaginarios colectivos registrados en la web,
misma que se ha convertido en un repositorio público para indagar
acerca de las necesidades y objeciones de distintas comunidades.
Por ende, contando con este tipo de información, los profesionales
del quehacer diplomático lograron diseñar estrategias ajustadas a los
requerimientos de comunidades que, estando dentro o fuera de sus
territorios, ameritan de información actualizada acerca de trámites como
visados, certificaciones, legalizaciones, permisos y otros documentos
ineludibles para optimizar la legalidad en los procesos de movilidad
humana, refugio y otros regímenes de protección especial.
Sin embargo, en lo que respecta a la labor fundamental de los
consulados, entiéndase, entablar alianzas internacionales con miras
a mejorar las condiciones generales del país en el contexto global, el
uso de las redes sociales, especialmente de Twitter, ha posibilitado la
comunicación inmediata entre diplomáticos e incluso jefes de Estado,
actividad que en el pasado requería de todo un aparataje burocrático
que implicaba tiempo y gastos financieros. Empero, Cela, Parras y
Romero (2019) han apuntado, recientemente, que la comunicación
entre gobiernos orientada a establecer acuerdos, negociaciones u otros
asuntos de seguridad internacional, aún no son tratados a través de
las redes sociales, ya que el tratamiento de algunos asuntos de la “alta
política” entre países no son abordados bajo la luz pública, “primero
por seguridad global y segundo porque parece ser imposible llegar a
acuerdos que, por un lado, beneficien a todo el conjunto de la población

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mundial, y por el otro, que todos los ciudadanos estén de acuerdo con
ellos” (p. 722).
A pesar de lo anterior, no cabe duda de que la ciberdiplomacia
ha avanzado a pasos agigantados en Latinoamérica en los últimos
cinco años. Así, entre los líderes de esta región con mayor número de
seguidores en Twitter se encuentran el presidente de México, Andrés
Manuel López Obrador, quien cuenta con más de siete millones
de seguidores. En este renglón es seguido del presidente de Brasil,
Jair Bolsonaro, con 6.625.551, el presidente de Venezuela, Nicolás
Maduro, con 3.814.896, Nayib Bukele, presidente de El Salvador, e Iván
Duque, presidente de Colombia. Asimismo, es destacable que entre
los primeros diez cancilleres con más seguidores a nivel internacional
(ver infografía núm. 2, en la página siguiente), se encuentran Marcelo
Ebrard, Secretario de Relaciones Exteriores de México; Jorge Arreaza,
Ministro del Poder Popular para Relaciones Exteriores de Venezuela;
y Ernesto Araújo, Ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, cuyas
cuentas además tuvieron un significativo incremento en el porcentaje
de seguidores (Burson Cohn & Wolfe, 2020).
En los últimos años, el término “diplomacia pública” ha sido
implementado para definir las maneras como se vienen entablando
las dinámicas de cooperación política y económica en gran parte de
los países del mundo. Entre los elementos característicos de este nuevo
modelo de ejercer la diplomacia resalta la intencionalidad de comunicar
y tejer alianzas con el objetivo de conseguir una mayor influencia en
la escena global (Claver, 2014). En este sentido, uno de los principales
referentes de este nuevo modelo de diplomacia es que los países deben
proyectar una imagen óptima y cargada de valores, potencialidades e
identidades, con miras de posicionarse competitivamente en el ámbito
de las relaciones internacionales de cara al mundo globalizado. Por
tanto, una de las estrategias de proyección internacional más aplicadas
por los Estados ha sido la creación de la “marca país”, práctica que ha
cobrado mayor preponderancia en los entornos digitales.

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Infografía núm. 2
Ministros de Relaciones Exteriores con mayor número de seguidores

Fuente: Burson Cohn & Wolfe (2020).

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Cabe destacar que la “marca país” se emplea para capitalizar


la reputación de un territorio en el terreno de los mercados
internacionales, a través del uso de técnicas persuasivas implícitas en
campañas de marketing dirigido a públicos internacionales, en las cuales
se sintetizan los valores y atributos de una nación con miras a incidir
positivamente en la opinión pública internacional (Vela, 2013). En el
caso de los países latinoamericanos, el fenómeno de la “marca país” se
ha convertido en una tendencia in crescendo. La competitividad en el
escenario económico global ha conllevado a que las naciones creen su
propia marca tal y como sucede con cualquier otro producto comercial.
Así, el más reciente informe intitulado Country Brand Report 2017-2018.
América Latina, reporte enfocado en analizar las fortalezas de las marcas
país en el mundo, registra que Brasil, Argentina, Costa Rica, Chile y
Perú conforman el top cinco de las marcas país más influyentes; sin
embargo, las marcas de México, Uruguay, Panamá, Colombia y Puerto
Rico continúan en este ranking demostrando grandes avances en la
materia (Future Brand, 2017).
Por último, en el ámbito de la diplomacia latinoamericana, las
redes sociales se han convertido en una herramienta multipropósito.
Estas han sido implementadas tanto para atender a los ciudadanos
de los países en el extranjero como para mejorar la imagen y el valor
de estos territorios de cara a dinamizar las relaciones exteriores; no
obstante, también han servido a la población civil para demostrar su
nuevo lugar como actores influyentes en la política internacional, lo
que ha quedado demostrado a través de acciones como la organización
de las “caravanas migrantes” del Triángulo Norte Centroamericano o
las movilizaciones estudiantiles de México, visibilizadas mundialmente
a través del #YoSoy132, o bien, con el uso de #StayHome, #StayAlert,
#SaveLives y #PrevenirEsVivir, para difundir la importancia del
confinamiento social a causa del COVID-19. En este sentido, aunque
en el pasado reciente las redes sociales no eran bien vistas en el
terreno de la política latinoamericana, en el mundo pospandemia
ningún político parece cuestionar el impacto que pueden tener estas

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herramientas para la gobernanza global. Sin embargo, resulta necesario


continuar trabajando en función de generar estudios cuyo objetivo sea
establecer normativas y recomendaciones para el uso adecuado de las
herramientas digitales.

5. Diplomacia digital: algunas consideraciones para una buena praxis


de la política exterior latinoamericana en redes sociales
En los últimos cinco años, la diplomacia tal y como se conocía,
luego de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría, ha cambiado
radicalmente. El avance tecnológico y digital gestado en el siglo xxi en
el ámbito político global, ha incorporado nuevos actores a la dinámica
internacional, disminuyendo así la hegemonía estatal y dando lugar
a la diplomacia pública y digital. En consecuencia, presentamos a
continuación una serie de consideraciones para potenciar la praxis
diplomática digital en América Latina:
• Inversión. Implementar la diplomacia digital resulta
fundamental en la actualidad, por ende, los gobiernos
y demás actores que pretendan tener impacto político a
nivel global, deben asignar los recursos adecuados para
fomentar el avance de las plataformas de telecomunicación
y plantas generadoras de energía eléctrica, asumiendo
que Latinoamérica ha mantenido una distancia histórica
en términos científicos y tecnológicos con respecto a las
regiones más desarrolladas del planeta.
• Amplitud. La política exterior digital debe iniciar en
la sede principal de la cancillería, no obstante, esto no
significa que los servicios virtuales estarán centralizados,
por el contrario, las embajadas y consulados en el
exterior del país también deben adaptar sus funciones al
ciberespacio.

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• Coordinación. Aunque el servicio exterior de un país


puede estar diseminado por todo el planeta, es imperante
que todo el equipo consular a cargo de las comunicaciones
digitales, sea coherente e imparcial en el manejo de la
información diplomática.
• Cercanía. El enfoque de la diplomacia digital debe estar
centrado en los ciudadanos, por tanto, resulta determinante
la comunicación constante y cercana con la población sobre
las decisiones y servicios vinculados al ámbito internacional.
• Educación. Más allá de la obvia necesidad de incorporar
asignaturas sobre diplomacia digital en las mallas
curriculares de las academias especializadas en este campo,
también es importante la participación de los ministerios
del exterior en la organización de foros virtuales, congresos
regionales y hackathones.3
• Formalidad. La práctica diplomática siempre ha sido un
arte que amerita de tacto, inteligencia, cortesía y respeto por lo
extranjero, por ende, estos valores también deben desplazarse al
plano digital, especialmente, a partir del correcto uso del lenguaje;
el empleo incorrecto de 140 caracteres puede generar conflictos
internacionales.
• Actualidad. Mantener actualizados los portales web, así como
todos los contenidos que se publiquen en las redes sociales,
resulta una tarea ineludible para los actores internacionales.
• Marca-País. Tanto los gobiernos como otras instituciones
vinculadas a la política exterior deben consolidar sus marcas-país.
Del éxito de esta estrategia puede depender el futuro económico
de una nación.
• Exactitud. Toda persona que haga vida en el ámbito
diplomático y que tenga la inmensa responsabilidad de opinar

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a través de las redes sociales, debe comprender que su opinión


encarna la voz de todo un país; así, es imprescindible el cuidado
y exactitud de sus palabras, pues todo lo que se diga a través de
la web debe asumirse como algo que se expresa a todo el planeta.
• Veracidad. La verdad resulta un bien de gran riqueza teniendo
en cuenta que en el ciberespacio todos los ciudadanos podemos
opinar acerca de cualquier tema. Una opinión falsa puede generar
consecuencias políticas, económicas y sociales significativas;
recuperar la credibilidad en la diplomacia digital puede ser una
tarea más que compleja.
• Inmediatez. La opiniones y respuestas ante una problemática
que atente contra el orden internacional, la diplomacia debe
expresarse de manera rápida y ágil; esto no debe afectar la
formalidad, la exactitud ni la veracidad de las expresiones.
Finalmente, luego de las indagaciones realizadas para el desarrollo
del presente estudio, podemos afirmar que la diplomacia pública y digital
continuará aumentando su impacto en el contexto de las relaciones
internacionales. Para el caso latinoamericano, si existían escépticos con
respecto al uso de las redes sociales en la alta política, las consecuencias
de la COVID-19 en el plano de las movilidades humanas, confinamiento
social, cierre de fronteras y paralización de los mercados internacionales,
terminó de derrumbar cualquier muestra de desconfianza acerca del
impacto de la web 2.0 en todos los ámbitos de la actividad pública.
En consecuencia, ante la ausencia de lineamientos y normativas, las
recomendaciones que se han expuesto anteriormente pueden resultar
útiles para mejorar la praxis diplomática digital latinoamericana.

6. Conclusiones
El quehacer diplomático ha cambiado de manera drástica con el
desarrollo de la web 2.0. Durante el último quinquenio, la masificación
de las redes sociales y el desarrollo de nuevos dispositivos como los

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smartphones se han combinado para dar origen a nuevos actores políticos-


económicos y socioculturales en la arena global. Redes como Twitter,
Facebook, YouTube, Instagram y WhatsApp, han permitido visibilizar
y dar voz al ciudadano común y a organizaciones no gubernamentales
que, en la actualidad, han contrarrestado el poder hegemónico de
los estados-nación en las relaciones internacionales. Sin embargo, es
imperante tener en cuenta que la ciberdiplomacia puede tener ventajas
y contradicciones que exigen ser evaluadas con miras de mejorar esta
práctica.
Las consecuencias de la COVID-19 a nivel mundial permitieron
demostrar de manera nítida el impacto de la web 2.0 en el contexto
diplomático. Hoy, medidas como el confinamiento social, el cierre de
fronteras y la paralización de los mercados internacionales, permitieron
exaltar las aplicaciones de las redes sociales tanto para interconectar
personas y familias, como para reunir organizaciones y gobiernos en
pro de superar la pandemia. Por tanto, buena parte de las funciones
del Servicio Exterior se han venido gerenciando desde el hogar de los
funcionarios consulares. Asimismo, la lucha contra el coronavirus ha
determinado que los líderes del mundo se encuentren más conectados,
por lo cual resulta normal el contacto a través de llamadas de Google
Meet, Skype y Zoom, así como la interacción con sus seguidores por
medio de Twitter, Periscope o Facebook.
Para el caso de la diplomacia digital en Latinoamérica, puede
decirse que los esfuerzos realizados en los últimos años han permitido
posicionar los territorios de la región en la “nueva” dinámica internacional.
Aunque algunos países de esta región asumían la ciberdiplomacia con
reservas, las consecuencias de la COVID-19 determinaron que toda la
actividad diplomática se ajustara a las exigencias del momento histórico.
De esta manera, acciones como las reuniones bilaterales, multilaterales
o el intercambio con los usuarios del Servicio Exterior, se han llevado
a cabo a través de videoconferencias y chats abiertos en los sitios web
oficiales de cada cancillería. Sin embargo, el recorrido apenas comienza

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para algunos países que vienen intentando posicionar su “marca-país”


como estrategia para mejorar su competitividad y valor en el terreno
político, económico, cultural, social y turístico en el ámbito global. En
este sentido, apuntamos la importancia de aplicar principios como la
inversión, amplitud, coordinación, cercanía, educación, formalidad,
actualidad, exactitud, veracidad e inmediatez, con miras a optimizar la
diplomacia digital latinoamericana en general, de cara al nuevo escenario
mundial pospandemia.

Notas
1
Sobre la evolución histórica de la diplomacia véase el texto clásico de Julio Santa
(1949), “Consideraciones sobre la diplomacia”. Revista de Economía y Estadística.
Segunda Época, vol. 2, núm. 2-3, pp. 437-490. Recuperado de <http://revistas.unc.
edu.ar/index.php/REyE/article/view/4842>, consultado el 20-12-2020.
2
Los gobiernos de solo cuatro países no tienen presencia en Twitter, a saber: Laos,
Corea del Norte, Santo Tomé y Príncipe y Turkmenistán.
3
El término hackathon refiere a eventos orientados a desarrolladores de software y
hardware, en los cuales se puede trabajar en áreas específicas a través de charlas y
duelos de conocimiento entre equipos. Si bien la palabra “hacking” se ha relacionado
a los delitos informáticos, en este contexto se refiere a la resolución de problemas
técnicos de formas poco convencionales. En el año 2017, el Ministerio de Asuntos
Exteriores de Francia organizó un hackathon sobre diplomacia digital, en el cual
participaron 92 personas y 26 equipos conformados por estudiantes, desarrolladores,
investigadores, informáticos del sector privado y de la administración pública,
quienes compitieron en la presentación de propuestas de aplicaciones útiles para la
cancillería de este país europeo. Al respecto véase: “Diplomacia digital-Hackathon”.
París, 25-26 de enero de 2017. Recuperado de <https://www.diplomatie.gouv.fr/es/
politica-exterior/diplomacia-digital/eventos/article/diplomacia-digital-hackathon-
paris-25-26-01-17>, consultado el 12-12-2020.

Bibliohemerografía
AGUIRRE, Daniel y ERLANDSEN, Matthias (2018). “La diplomacia pública digital
en América Latina: desafíos y oportunidades”. Revista Mexicana de Política Exterior,
núm. 113, pp. 119-139. Recuperado de https://revistadigital.sre.gob.mx/images/
stories/numeros/n113/aguirreerlandsen.pdf

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emprendimientos
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Escuela y movilidad
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Departamento L. pp. 126-147
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Migración y emprendimientos ecuatorianos


en Suiza (2015-2020): historias de vida y
movilidad humana*
María Lorena Ortiz Olmedo**
Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana del Ecuador

Resumen
Los procesos migratorios en el Ecuador gozan de gran interés por parte de los
investigadores sociales, lo que obliga a realizar trabajos delimitados y desde
enfoques cada vez más ajustados con la realidad. En el presente artículo, se
analiza la migración ecuatoriana considerando el contexto espacio-temporal
de los países europeos como receptores de emigrantes, particularmente, el
caso de Lausana y Ginebra (Suiza). La migración como fenómeno inherente
al devenir humano y el emprendimiento como estrategia socio-económica
entre las personas en condición de movilidad humana. En correspondencia,
la investigación se asume a partir de los aportes de las “historias de vida”
como perspectiva metodológica cualitativa, buscando ampliar el rango de
comprensión sobre los emprendimientos ecuatorianos en Suiza, sus condiciones
espirituales y materiales de vida.
Palabras clave
Migración, emprendimiento, movilidad humana,
historias de vida, economía suiza.

Abstract
Migration processes in Ecuador are of great interest on the part of social
researchers, which forces them to carry out delimited work and from approaches
that are increasingly adjusted to reality. In this article, Ecuadorian migration
is analyzed considering the spatio-temporal context of European countries
*
Fecha de culminación: 01-01-2021. Fecha de envío a la revista: 03-01-2021. Fecha de
aprobación por el arbitraje interno: 01-02-2021. Fecha de aprobación por el arbitraje
externo: 30-03-21.
**
Cónsul de Ecuador en Ginebra-Suiza E-mail: lore33_75@hotmail.com.

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emprendimientos ecuatorianos en Suiza (2015-2020): historias de vida y movilidad humana, ORTIZ O., María L. pp. 126-147

as recipients of emigrants, particularly the case of Lausanne and Geneva


(Switzerland). Migration as a phenomenon inherent to human becoming and
entrepreneurship as a socio-economic strategy among people in a condition
of human mobility. Correspondingly, the research is assumed from the
contributions of the “life stories” as a qualitative methodological perspective,
seeking to broaden the range of understanding about Ecuadorian enterprises
in Switzerland, their spiritual and material living conditions.
Key words
Migration, entrepreneurship, human mobility, life stories, Swiss economy.

1. Introducción
Los estudios sobre los procesos migratorios en el Ecuador son
amplios y gozan de gran interés por parte de los investigadores sociales.
No obstante, son muchos los recovecos que se encuentran en el dilatado
campo de esta temática, lo que obliga a realizar trabajos delimitados
y desde enfoques cada vez más novedosos. En el presente artículo
titulado Migración y emprendimientos ecuatorianos en Suiza (2015-2020):
historias de vida y movilidad humana, se analiza la migración ecuatoriana
considerando tres aspectos puntuales: 1. el contexto espacio-temporal
de los países europeos como receptores de emigrantes; 2. la migración
como fenómeno inherente al devenir humano; y 3. el emprendimiento
como estrategia socio-económica entre las personas en condición de
movilidad humana. En concordancia, la investigación se asume a partir
de los aportes de las “historias de vida” como perspectiva metodológica
cualitativa, ya que permite una mejor aproximación a la realidad
de las personas ecuatorianas que buscan mejorar sus condiciones
espirituales y materiales, aprovechando las ventajas que ofrecen los
países desarrollados.
En consecuencia, se analiza la migración ecuatoriana en Suiza,
en el contexto de la historia migratoria europea, ya que, como se
sabe, los procesos migratorios entre América del Sur y Europa no son
recientes; por el contrario, tienen un largo itinerario en el tiempo,

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emprendimientos ecuatorianos en Suiza (2015-2020): historias de vida y movilidad humana, ORTIZ O., María L. pp. 126-147

susceptible de ser analizado desde una perspectiva histórica. Asimismo,


se abordan las historias particulares de los individuos que, en el marco
de la movilidad humana, dan testimonio oral de su experiencia, la cual
puede ser registrada y examinada de manera rigurosa. Finalmente, se
estudian los emprendimientos como actividades económicas asociadas a
la migración en Suiza, la cual cambia las formas tradicionales de trabajo
para los migrantes suramericanos, siendo esta una parte no contada
de la historia de la migración internacional ecuatoriana. Por último, se
resaltan dos experiencias de las trabajadoras ecuatorianas en ciudades
como Lausana y Ginebra, donde la migración ecuatoriana ha tenido
mayor presencia y cuyo aporte intercultural genera ventajas, fortalece
las políticas migratorias vigentes y admite un mejor manejo de este
tema en la actualidad.

2. Metodología
Para esta investigación se ha considerado el enfoque de las
“historias de vida” como perspectiva teórico-metodológica, reconociendo
en los métodos cualitativos una forma de abordar situaciones concretas
dentro de un proceso complejo.1 Además, se subraya la importancia
de los datos de carácter descriptivo, así como la necesidad de alcanzar
una interpretación de los mismos al considerar el rol que juega la
información de las personas que hablan o escriben sobre un hecho
particular. En tal sentido, se reconocen las “historias de vida” como una
forma de investigación cualitativa, que permite redescubrir la relación
dialéctica entre la acción cotidiana y la posibilidad de vivir en el mundo
social (Chárriez, 2012).
En este trabajo, las “historias de vida” de las personas migrantes
ecuatorianas se expresan como una parte de la realidad construida
mediante definiciones individuales y colectivas (Sánchez, 1995);
considerando un contexto espacial y temporal mayor en el cual se
encuentran inmersas: Suiza (2015-2020). De ahí que los datos obtenidos
a través de entrevistas grabadas y abordajes audiovisuales, por ejemplo,

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sean descripciones verbales que entretejen las experiencias y las relaciones


que afectan a las personas en distintos escenarios sociales y no meras
variables. En concordancia con lo anterior, el diseño de investigación se
caracteriza por ser inductivo, abierto a las consideraciones emergentes
y propositivas.
Para el caso del marco teórico y la revisión de los antecedentes del
tema objeto de estudio, se ha estimado esencial aplicar las técnicas de
investigación documental, con el fin de lograr un mayor aprovechamiento
de las fuentes bibliográficas, hemerográficas, electrónicas y de apoyo
que, junto a las fuentes orales, cierran el cuadro de acercamiento que
constituye la base científica del artículo. Cabe aclarar que, para este
estudio, se han tomado en cuenta aquellos relatos constructivos que
devuelven una imagen positiva o no negativa del fenómeno migratorio
(Ezama, 2015, p. 63); razón por la cual se destacan aspectos como el
trabajo y el emprendimiento, primordiales para entender otras aristas
de la amplia historia de la migración suramericana a Europa.

3. La migración ecuatoriana en Suiza en el contexto de la historia


contemporánea europea
Las migraciones internacionales han constituido una temática de
estudio relevante dentro del campo de las ciencias sociales. El problema
es que la misma contiene un cúmulo de aspectos que, para poder
ser analizados, requieren de una identificación apropiada, rigurosa
y sistemática de los fenómenos sujetos a estudio que demandan del
investigador un manejo más asiduo de conceptos, categorías de análisis
y enfoques metodológicos audaces. Por consiguiente, al abordar el
alcance de la migración ecuatoriana en Suiza se hace obligatorio definir
el contexto geopolítico en cuestión y su diferenciación en el marco de la
historia contemporánea europea, toda vez que lo temporal se constituye
en una constante ineludible para su comprensión (Pellegrino, 2003).
En este punto analizaremos el proceso migratorio ecuatoriano-suizo
tomando en cuenta tres variables: 1. la geopolítica como campo de

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acción donde se desarrolla el proceso migratorio; 2. la temporalidad


como variable que determina los cambios y las permanencias; y 3. el
emigrante como sujeto histórico que se transforma en el acto mismo
de migrar e incide en la transformación de los espacios que integra
(origen, tránsito y destino).

3.1. La geopolítica como campo de acción del proceso migratorio


Los grandes acontecimientos de la humanidad se han dado en
planos amplios y caracterizados por una dinámica global compleja.
No obstante, las pequeñas historias que nutren esos procesos de
envergadura se desarrollan en fronteras terrestres, marítimas o lacustres
mucho más individuales y dentro de una geopolítica cotidiana. Como
señala Papadodima (2011, p. 194): “La geografía política del espacio
marítimo regional cuenta con particularidades morfológicas e históricas
reseñables.
Esta realidad pone en evidencia la escala del escenario migratorio
en la cartografía mundial, ya que la migración intercala todos los niveles
(local, provincial, nacional, regional y continental). En cada caso se
pueden identificar pequeñas historias que se entretejen unas con otras
para dar forma a un gran “tapiz” migratorio digno de ser analizado con
rigurosidad. Ahora bien, el reto está en mirar al interior de estos procesos
y apreciar las dinámicas de dispersión dejadas por los flujos migratorios
en expansión, sin diluir los particularismos dentro de marcos generales.
Por tal motivo, las historias de vida cobran un singular valor a la hora de
entender la realidad del emigrante más allá de las impasibles estadísticas
(Villafuerte y Anguiano 2020). Por un lado, permite apreciar una
actividad que se realiza de forma dramática tanto individual como en
pequeños grupos, y, por otro, establecer una relación con los demás
procesos migratorios que están ocurriendo simultáneamente en otro
lugar del planeta; entretejiendo así los desplazamientos humanos en
un gran mosaico planetario.

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El común denominador dentro de la geopolítica migratoria lo


constituye la “frontera”, ya que los movimientos migratorios se dan
precisamente entre determinados contornos político-económicos y
socio-culturales (ver figura núm. 1). En cada caso, el migrante está
al frente de una construcción geopolítica, la cual más que integrar,
define, determina y establece diferencias. Es ante todo una concepción
de orden administrativo que cumple una función específica: delimitar
y dar sentido a un territorio y su contenido. De ahí que se señale la

Figura núm. 1. Aspectos del proceso migratorio desde la perspectiva


fronteriza (Tiempo-Espacio-Sujeto)

Fuente: Elaborado por la autora

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existencia del territorio estatal y la soberanía como partes de un todo


integrado, ya que las “fronteras” instituyen elementos homogeneizadores
y fomentan la organización del mismo a partir de criterios internos. De
esta forma, resulta más fácil —al menos en teoría— definir y controlar las
periferias y a quienes habitan en ella, así como resguardar el territorio y
a los connacionales de quienes quieran ingresar, ocupar o posicionarse
del espacio.
Una característica propia de las “fronteras” es que funciona como
una herramienta política que define la extensión del espacio de un país
y la ubicación de las áreas bajo su dominio institucional (Papadodima,
2011). Por tanto, más allá de su delineado en los mapas, la “frontera”
afecta de manera directa la movilidad humana, permitiendo el control
de la circulación tanto de personas como de objetos, señalando orígenes,
nacionalidades, divergencias y otredades.
Otro aspecto importante de resaltar, dentro de la geopolítica
como campo de acción del proceso migratorio, tiene que ver con
el reconocimiento: al cruzar sus fronteras de origen, el emigrante
experimenta, cómo los lineamientos de otros países ponen bajo
el microscopio social toda su posición como ser humano. De tal
manera que la condición de emigrante establece una forma de estar
dentro de otro contorno donde la ley, la idiosincrasia y las relaciones
socioculturales se hacen notar y le recuerdan permanentemente su
estatus de expatriado. No se trata solo del fenotipo, del idioma o de la
situación socioeconómica, sino de patrones discursivos que anteceden la
llegada, que están ahí desde antes, dándole forma a una imagen cultural
del Otro (quien llega) como diferente; alguien que busca hacerse de un
espacio dentro del territorio de acogida (Izaola y Zubero, 2015).
De esta forma, las heterogeneidades y las diferencias se
encuentran articuladas en un lenguaje propio de cada comunidad
receptora, donde la pequeña historia del ser humano que emigra es
subsumida por una valoración —no necesariamente negativa— del
Otro, aunque sí franqueada por la vida de la comunidad de acogida, la

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cual está recubierta de imágenes, mitos y estructuras simbólicas que se


basan en una racionalidad diferente.

3.2. Temporalidad, cambios y permanencias


La contemporaneidad supone dinámicas ajustadas a distintos
avances civilizatorios. Es un contexto histórico cargado de acontecimientos
dispares llenos de cambios y permanencias que se pueden rastrear en el
tiempo, ya que han dado forma al mundo de hoy; lo que la hace también
una etapa sujeta a la crítica y a las reinterpretaciones desde una mirada
actual. Como lo han expuesto algunos historiadores:
Ciertamente, la historia entera de la humanidad está siempre
sujeta a reinterpretación y rescritura, pues no en vano la
reconstrucción de la historia es algo que se hace desde cada
presente concreto. Lo particular aquí es que el mundo
contemporáneo se encuentra especialmente expuesto a tales
reinterpretaciones y rescrituras (Aróstegui, Buchrucker y
Saborido 2001, p.12).
Por tal motivo, en este trabajo se circunscribe la necesidad de
poner la atención en la historia de la migración como un campo de
estudio que sigue contando con mucho material que analizar. Solo
basta con ver los informes de las Naciones Unidas para dase cuenta del
impacto que tiene en el marco de la contemporaneidad. Sin embargo,
esta realidad no solo debe analizarse desde un nivel macrohistórico,
sino a nivel microhistórico, y desde la perspectiva de las historias de
vida, ya que el día a día encierra prácticas que deben ser sometidas a
cuestión.1 Hay que aclarar que no se trata solo de ver a “grandes rasgos”
una determinada realidad migratoria, sino de inquirir en los entresijos
que la componen, conocer sus actores y reconocer la presencia que
ha tenido el fenómeno migratorio en el devenir de las comunidades
humanas. En palabras de Fernández y del Carpio (2017):
Visto desde una perspectiva historiográfica el desafío es
dilucidar el fenómeno migratorio como proceso histórico-social

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en sus cambios y permanencias y todo lo que conlleva para la


reestructuración y reinvención de las estructuras mentales,
simbólicas, volitivas, institucionales, socioculturales, políticas
y económicas tanto de los individuos como de las localidades
y regiones (p. 123).
En relación con los flujos migratorios entre Ecuador y Suiza, es
importante indicar que ambos países enfrentan los retos que le impone
la sociedad contemporánea. Ambas realidades se encuentran atadas a
una (pos)modernidad que genera transformaciones aceleradas en las
estructuras institucionales, así como en la vida cotidiana. Las formas
de vida impuestas por la dinámica global imponen nuevas formas de
convivencia. Los flujos migratorios ecuatorianos, de 1999 en adelante,
han sufrido cambios acelerados, de hecho, muchos de los migrantes
ecuatorianos en Suiza primero llegaron a países como España e Italia
y luego tomaron este derrotero que los alejaba más de su visión de la
frontera (Papadodima, 2011). La migración es un fenómeno que no se
diluye en el tiempo, permanece; pero las formas de migrar cambian,
los motivos y destinos se amplían con el paso del tiempo. Asimismo, se
abren nuevas rutas migratorias y nuevas formas de vida.

3.3. El emigrante como sujeto histórico


En el contexto geopolítico actual, el emigrante latinoamericano
juega un rol significativo. En torno a él se tejen nuevas valoraciones que
lo distinguen de los migrantes del pasado y lo proyectan a escenarios
más complejos. Hay valoraciones sobre el migrante latinoamericano
que lo ubican entre la tragedia y el éxito. En realidad, no se trata
de historias heroicas y poéticas, más bien de pequeñas historias que
dan cuenta de una realidad precedida por la situación particular de
sus contextos de origen. Como se puede apreciar en los medios de
comunicación, la migración colombiana tiene particularidades que
se ajustan a una crisis interna, propia de la historia de lucha política
experimentada por este país durante más de setenta años, y donde

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los movimientos sociales juegan un rol destacado. Igualmente, la


crisis política y económica de Venezuela ha generado un éxodo
sin precedentes en América del Sur, misma que tiene sus propias
singularidades y expectativas. Centroamérica y el Caribe representan
otro tanto, no solo para los EE. UU. sino para otras sociedades del
mundo. Además, a ello se suma una característica notoria: la migración
intrarregional, caracterizada por cadenas y las redes migratorias
(Pedone, 2010).
Sin duda, el mundo se enfrenta a una dinámica ascendente en
cuanto a movimiento de personas se refiere. Los circuitos migratorios se
acentúan y protagonizan hechos de la historia contemporánea reciente,
de tal forma que el migrante se vuelve un sujeto histórico que delinea
una nueva forma de percibir lo simbólico, las fronteras, la memoria, la
filiación a los lugares, los movimientos de capitales, las prácticas sociales,
la geopolítica, la nacionalidad, el género, la cultura y la desigualdad
global, entre otros aspectos. Como escriben Feldan-Bianco, Rivera
Sánchez, Villa Martínez y Stéfoni (2011):
En la actual coyuntura global, caracterizada por una
intensificación de los movimientos de personas, mercancías
información, símbolos y capitales a través del mundo, se
tornan cada vez más centrales los temas relacionados con
la configuración de circuitos migratorios entre sociedades
desiguales, la producción concomitante de fronteras territoriales
(y simbólicas), así como las restricciones diferenciadas de esos
movimientos. El capital, los medios de comunicación y los
bienes simbólicos parecen atravesar el mundo sin ningún tipo
de barrera, mientras los migrantes se enfrentan a fronteras
geopolíticas y simbólicas que establecen y controlan quien
puede entrar y circular en los territorios nacionales, y como
ellos son nombrados en uno u otro lado de los límites de los
Estados nacionales. El mismo acto de nombrar devela, sin lugar
a dudas, los intersticios históricos de la desigualdad global y el
afinamiento de ciertos dispositivos categoriales que, a la vez
que nombran, clasifican y otorgan sentido, separan mundos,

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crean fronteras, construyen, incorporando o excluyendo tipos


diferenciados de sujetos migrantes. (p.15).
En este orden, se establecen nuevas formas de desplazamiento
que son referidas en las historias de vida, a lo cual se suman prácticas
relacionadas con el apego a la memoria, a los lugares de origen, al relato
sobre el tránsito, el mundo conectado y atado emocionalmente por las
redes sociales y la asimilación con la realidad sociocultural del lugar
de destino, en suma, con las coyunturas históricas específicas de cada
experiencia. Se expone así, al ojo del investigador, un campo social que
modela a millones de personas y donde los intercambios materiales y
simbólicos establecen vínculos globales y donde el idioma y la xenofobia
se superan en pro de un futuro en construcción.

4. Las historias de vida en el marco de la movilidad humana: del


testimonio oral a la historia escrita
Reconocer el alcance de las historias de vida como técnica
cualitativa que permite subrayar cómo cada individuo crea y reflexiona
en torno al mundo social que le rodea, es un recurso valioso a la hora
de abordar los procesos migratorios contemporáneos (Chárriez, 2012).
En un primer momento, porque permite estudiar las distintas maneras
en que los individuos construyen y dan sentido a su vida de forma
cronológica, teniendo la subjetividad como factor determinante en el
relato de los hechos. De esta forma, lo que se podría denominar como
“experiencia biográfica”, se vuelve un factor concluyente para conocer
cómo el migrante se ha desenvuelto en su dinámica emigratoria. De esta
forma, la piedra angular de la historia de vida del migrante lo constituye
su contexto espacio-temporal, en el cual se desenvuelven aspectos
relacionados con su infancia, juventud, madurez y vejez, según cada caso.
En un segundo momento, se considera valioso reconocer que
en el relato del emigrante se pueden identificar cambios importantes,
una metamorfosis que da cuenta de la experiencia que genera el

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cambio de lugar y todo lo relacionado con el marco geocultural que le


precede y se antepone a él. Un tercer momento está determinado por
su visión subjetiva, ya que cada individuo observa, valora y denota el
mundo que se desdobla en su cotidianidad. De esta manera, es posible
entender cómo los migrantes, en cuanto a sujetos activos y no pasivos,
enfrentan indistintamente los fenómenos sociales y culturales con los
que se encuentran. En el caso de las mujeres, esta mirada subjetiva tiene
elementos que la experiencia masculina no contempla. Para la mujer, el
acto de migrar tiene aristas más ajustadas a su condición de género como
variable social. Por ello, cuando se pasa del testimonio oral a la historia
escrita, se pueden encontrar distancias entre uno y otro individuo.
Un factor clave para el desarrollo y valoración de las historias
de vida lo constituye la explicación —con sus propias palabras— de
la experiencia personal de los migrantes; tómese por caso las mujeres
ecuatorianas que han emigrado a Suiza. A través de esta actividad, se
puede descubrir cómo, en su cotidianidad, comulgan sus orígenes,
familia, experiencia de viaje, lucha ciudadana, expectativas personales,
búsqueda de una estabilidad laboral y emprendimientos. Así, se
comienzan a perfilar las reconstrucciones que cada una realiza, y dan
forma a modos de vida particulares. Por esta razón, además del relato,
se hace fundamental conocer aquello que está escrito en sus diarios
personales, en los testimonios audiovisuales y en la información general
aportada por ellos, ya que estos datos complementan su historia personal.
Los relatos de las migrantes, al ser analizados sistemáticamente,
permiten identificar en cada una un proyecto de vida diferente,
que incluye una autovaloración de la decisión tomada y sus
consecuencias a corto, mediano y largo plazo, sobre todo cuando
hay hijos de por medio, incluyendo una disposición sobre su
posible retorno. Como ha referido Sánchez (1995): MARTÍN
La historia de vida busca descubrir la relación dialéctica entre
la utopía y la realidad, entre la aspiración y la posibilidad en
la lucha de la vida cotidiana, por eso sus datos provienen de

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emprendimientos ecuatorianos en Suiza (2015-2020): historias de vida y movilidad humana, ORTIZ O., María L. pp. 126-147

la vida cotidiana, del sentido común de las explicaciones y


reconstrucciones que el individuo efectúa para vivir y sobrevivir
diariamente (p. 273).
En el caso de la experiencia emigratoria ecuatoriana en Suiza,
es posible registrar aspectos que van más allá de la actividad laboral,
ya que trabajar en las calles de Ginebra, por ejemplo, es mucho más
que un acto de supervivencia, incluye el contacto con los ciudadanos
suizos que integran su nuevo ámbito de residencia. Las historias de vida
permiten poner el microscopio social sobre temáticas que trascienden
las necesidades básicas de supervivencia, dándole sentido a aspectos
como los lugares y los nombres de las cosas, y comprender la cultura
comercial de un pueblo distinto pero que, como todo componente
humano, necesita reponer lo consumido (frutas, alimentos, enceres,
misceláneas, etc.).
Otro factor substancial es la necesidad de combatir los efectos
negativos de la migración que afectan la autoestima, tal es el caso de
la ausencia, la nostalgia y la depresión, y elevar los positivos, como
la compatibilidad, el cariño, la aceptación y el emprendimiento de
proyectos futuros. Las historias de vida permiten profundizar el tema
de la movilidad humana y analizar las formas en que se han constituido
estos factores en una escala menor. Sin duda, los movimientos
migratorios no son simples estadísticas en el Ecuador, son una realidad
protagonizada por actores vivos. Por ende, la mirada histórica que la
recubre permite reconocer los contextos sociales, políticos, económicos
y culturales que influyen en el movimiento migratorio.
Por otro lado, si se pone por caso el paradigma del desarrollo,
es posible prever cómo, más allá del ámbito global, el Estado nacional
se constituye en una unidad geopolítica que lo promulga e influye en
la vida de las personas día a día. De hecho, es el Estado el que fija la
relación política entre población y espacio, ya que los movimientos
poblacionales se generan influenciados por el desarrollo del país.
Por tanto, la migración no debe ser entendida como movimiento

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emprendimientos ecuatorianos en Suiza (2015-2020): historias de vida y movilidad humana, ORTIZ O., María L. pp. 126-147

unidireccional, sino como un hecho histórico que cambia con el


tiempo, y donde cada individuo se desenvuelve en unidades territoriales
complejas. La migración está ligada a la macroeconomía, pero también
a la realidad socioeconómica de cada sujeto vivo en su ámbito local en
el que produce y habita cotidianamente.

5. Migración y emprendimientos: una parte no contada de la historia


de la migración ecuatoriana en Suiza
Este punto de la disertación es por demás interesante, ya que no
se trata solo del acto de migrar, sino de cómo el emigrante se abre paso
en el contexto que lo acoge para mejorar su nivel de vida y encontrar un
camino de crecimiento propio. La experiencia en las calles de la capital
suiza permite observar cómo los ecuatorianos han hecho de la movilidad
humana una posibilidad de crecimiento y no de estancamiento social a
través del emprendimiento.1 Por ello, además de analizar la migración
por sí misma, se pasa a otra fase del análisis aún por estudiar a
profundidad: el comportamiento del(a) emprendedor(a) ecuatoriano(a).
Este tema vincula tanto a la economía como a la psicología, evaluando
no solo los factores exógenos sino cómo las condiciones de vida de
ciertos contextos y el espíritu empresarial ajustado a la propia realidad
cotidiana, se combinan para mejorar las condiciones de vida del
migrante. Como lo exponen Díaz y González (2005):
Pero el fenómeno del empresariado inmigrante —ethnic
entrepreneur—, además de su importancia e implicaciones en
el ámbito privado o entorno personal de sus propietarios,
tiene implicaciones sociales en el ámbito público, de manera
que a través de estos procesos se normalizan y aceleran los de
integración social, cultural y económica, sin que, por ello, los
inmigrantes pierdan sus lazos e identidad (p. 88).
Esta conducta empresarial de los inmigrantes llama la atención
acerca de dos aspectos:
1. Se agrega otro elemento a la motivación migratoria.

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2. Subraya las condiciones normativas de los países de acogida


en cuanto a posibilidad de crecimiento personal y social.
Cada emprendimiento económico lleva consigo el acto de la
competencia y la accesibilidad al mercado y al capital ya sea en Ecuador
o en el territorio suizo (ver figura núm. 2). Variables como la edad y
la educación, ahora se valoran en cuanto a las experiencias previas de
trabajo e impulso creativo y no por carencias o menesteres. De hecho,
actitudes socioculturales como la tolerancia local y el intercambio de
experiencias cotidianas entre migrantes y residentes, se consideran
dentro de patrones distintos a los que tradicionalmente se mostraban
en décadas anteriores; a lo que se suma un cambio de actitud en

Figura núm. 2. Fronteras y límites de Suiza

Fuente: https://proyectomapamundi.com/europa/suiza/

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emprendimientos ecuatorianos en Suiza (2015-2020): historias de vida y movilidad humana, ORTIZ O., María L. pp. 126-147

la mujer migrante. El fin último es el éxito de dichas motivaciones


emprendedoras, con el fin de cristalizar la intención de quedarse en la
sociedad de acogida o seguir el peregrinaje.
Si tomamos por caso la historia de vida de la Sra. Narcisa de
Jesús Galarza Huaita, vendedora de frutas ecuatorianas en Suiza (ver
figura núm. 3), y a quien se la ha tomado registro testimonial como
migrante ecuatoriana en Europa desde 1999, es posible considerar tres
aspectos claves, en lo que se refiere a los emprendimientos exitosos en
esta parte del mundo:2

Figura 3: Sra. Narcisa de Jesús Galarza Huaita


Vendedora de frutas ecuatoriana en Lausana-Suiza (2020)

Fuente:https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=10219496585426996
&id=1284589115. Entrevista realizada por la autora

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emprendimientos ecuatorianos en Suiza (2015-2020): historias de vida y movilidad humana, ORTIZ O., María L. pp. 126-147

1. La selección de un producto de exportación para la venta en


la calle, en este caso frutas como la granadilla, naranjilla, tomate de
árbol y ovos, entre otras.
2. El cumplimiento de las normas del país de acogida, en este
caso Suiza, y
3. La necesidad de capacitarse en relación al mercado para el
ingreso de productos suramericanos.
Esta experiencia está marcada por la motivación y el deseo de
superación, pero al mismo tiempo deja entrever la importancia del
contacto de los ecuatorianos con otras personas a nivel mundial, así
como el contacto entre compatriotas. La experiencia de las ventas
de frutas Lousanne-Flon permite asumir con mayor interés cómo las
vidas de algunos ecuatorianos se despliegan en contextos distintos
enteramente al suyo.
Otra experiencia, digna de mención, es la del Sr. Has Hans
Ortiz, relacionada con la migración esmeraldeña en Suiza (ver
figura núm. 4, ver página siguiente).3 El señor Ortiz busca situar “la
cocada esmeraldeña” como producto para el consumo en Ginebra,
para ello ha emprendido una logística de compra de materia prima,
procesamiento y cumplimiento de las normas sanitarias del gobierno
suizo. A sus 58 años de edad y con 14 años de lucha por posicionar
su producto, este ecuatoriano da luces en cuanto a lo que significa
para un migrante cumplir con aspectos como accesibilidad al
mercado y a los consumidores y promover una iniciativa sui generis
en un marco geopolítico exigente.
Ambas experiencias permiten apreciar lo que significa para un
migrante con espíritu de lucha, lograr la accesibilidad al capital, soslayar
la tolerancia de la sociedad de acogida, como el caso de la sociedad
suiza. Asimismo, aprovechar las ventajas que ofrecen las redes sociales
de apoyo, que comienzan con la familia en Ecuador y culmina con los
amigos en el país receptor. A ellos se suma la necesidad de consolidar

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Figura 4. Sr. Has Hans Ortiz


Vendedor de cocadas esmeraldeñas “La casa de mi abuela. Cocadas”
Ginebra-Suiza (2020)

Fuente: https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=10219408062253972&
id=1284589115. Entrevista realizada por la autora.

su nivel de formación y capacitación; así como el estudio de los


requerimientos normativos y legales del país de acogida.
Estas experiencias empresariales permiten también reconocer
cómo se dan a nivel cotidiano los procesos de aculturación y asimilación
de la sociedad receptora, abriendo las posibilidades de análisis respecto
a lo que significa migrar desde América Latina al denominado primer
mundo. En los dos casos abordados, se puede evidenciar cómo ciertas
ciudades atraen a personas que desean encontrar libertad laboral a
pesar de ser emigrantes. Así, la búsqueda de mayores oportunidades

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emprendimientos ecuatorianos en Suiza (2015-2020): historias de vida y movilidad humana, ORTIZ O., María L. pp. 126-147

de empleo abarca su capacidad de emprender, son negocios pequeños


que en el contexto del migrante representan un gran impulso material
y personal. Esta es una de las razones por las cuales se puede apreciar
que ambos emprendimientos se dan en zonas urbanas donde hay un
grado importante de población.
Igualmente, estas experiencias migratorias permiten advertir
acerca de los retos y las oportunidades que ofrecen las ciudades, el valor
de los estudios por caso y el papel que juegan los Estados a la hora de
aplicar estrategias para gestionar la migración. De igual forma, desde
la Embajada y el Consulado de Ecuador en Suiza, el contacto con los
compatriotas ecuatorianos abre la posibilidad de analizar el papel real
que juegan las distintas instancias gubernamentales, las organizaciones
no gubernamentales y el sector privado, a la hora de promover resultados
favorables tanto para los migrantes como para las comunidades de
acogida. Sin duda, detrás de cada persona en condición de movilidad
humana hay talento y contribución al desarrollo de las urbes, pero
es necesario reconocer cada caso a razón de mirar con amplitud su
profundidad humana.
La migración internacional es un fenómeno social que afecta a
amplios sectores subalternos de la sociedad, por ende, un acercamiento
actualizado a estas experiencias desde las historias de vida puede
ayudar a ampliar la mirada sobre la importancia que tiene la migración
internacional en el mundo contemporáneo, y cómo, lo que para algunos
puede ser un asunto estrictamente académico, para sus protagonistas
es la vida misma.

6. Conclusiones
La migración ecuatoriana en Suiza forma parte de la historia
migratoria europea, se inserta en los procesos migratorios entre América
del Sur y Europa como una extensión del devenir de ambos países. Estos
procesos son amplios y complejos, razón por la cual se hacen susceptibles

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de análisis tanto a nivel histórico objetivo, como a nivel de las historias


de vida. En este último caso, las historias particulares de los individuos
en condición de movilidad humana, revaloran los testimonios orales
y la experiencia local, dando cuenta de procesos largos y disimiles que
pueden ser registrados y examinados de manera rigurosa.
En cuanto al tema de los emprendimientos como actividades
económicas asociadas a la migración en Suiza, esta realidad vigente,
admite comprender, más allá de las formas tradicionales de trabajo,
cómo para los migrantes forman parte de la migración internacional
como actividad humana; es decir, dónde se encuentran las valoraciones
sobre el día a día de la gente. Las experiencias de los trabajadores
ecuatorianos en ciudades como Lausana o Ginebra permiten subrayar
los roles ecuatorianos que hacen presencia en las urbes suizas,
incorporando aportes culturales (por ejemplo, los gastronómicos).
Las experiencias mostradas dan cuenta de lo que significa para
un migrante tener un espíritu de lucha en el exterior, lo que significa
la accesibilidad al capital de inversión, la tolerancia, la administración
del éxito y los fracasos en un contexto ajeno. Ecuador es un país con
una amplia experiencia como país emisor de migrantes, pero ahora se
enfrenta a la otra cara de la moneda, el ser un país receptor. El siglo
xxi promete traer consigo la necesidad de reflexionar acerca del acto
de migrar en su doble dirección, así como la urgencia de edificar una
historia de la migración que incluya la visibilidad de las voces de los
protagonistas reales y no solo de las estadísticas. La subjetividad tiene
su lugar en estos procesos, así como los relatos autobiográficos y los
escritos, por lo que las historias de la migración subsumen las pequeñas
historias de vida de los colectivos migrantes.

Notas
1
Sin duda, urge la necesidad de reflexionar acerca de los estereotipos que rodean el
acto de migrar, así como la urgencia de edificar una historia de la migración que,
además de acercarse a la realidad, busque cambiar los imaginarios colectivos de orden

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emprendimientos ecuatorianos en Suiza (2015-2020): historias de vida y movilidad humana, ORTIZ O., María L. pp. 126-147

negativo que prevalecen en muchos lugares y afectan la dinámica migratoria. Por


tal razón, se pone el acento en la visibilidad de las voces de los protagonistas, la
subjetividad individual y la importancia de la creación de los relatos autobiográficos,
ya sean estos escritos, fotográficos, audiovisuales o electrónicos, los cuales constituyen
fuentes de primera mano para la comprensión de un fenómeno tan complejo que
afecta a millones de personas y a un número importante de países.
2
Esta entrevista fue realizada por la autora. Puede consultarse en https://m.facebook.
com/story.php?story_fbid=10219496585426996&id=1284589115
3
Esta entrevista fue realizada por la autora. Puede consultarse en https://m.facebook.
com/story.php?story_fbid=10219408062253972&id=1284589115

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anuario GRHIAL. Universidadanuario
de Los Andes. . Universidad
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GRHIAL deEnero-Diciembre,
Mérida. Los Andes núm. 15, 2021. Indígenas
ecuatorianos
Facultad en Italia
de en el contexto poscovid-19:
Humanidades apuntes desdeEscuela
y Educación. enfoque dede
género, OÑA CHANGOLUISA,
Historia. DepartamentoSara
de L., pp. 148-177.
Historia
Universal. Grupo de Investigaciones sobre Historia de las Ideas en América Latina.
ISSN 1856-9927. Mérida. Año 15, vol. XV, núm. 15, enero-diciembre, 2021

Indígenas ecuatorianos en Italia en el contexto


poscovid-19: apuntes desde el enfoque de género*
Sara Lucía Oña Changoluisa**
Agencia Consular del Ecuador en Roma

Resumen
Los estudios relacionados con los procesos migratorios ecuatorianos en el
siglo xxi incluyen, por varios motivos, el abordaje de los procesos de movilidad
emprendidos por comunidades indígenas. Este tipo de migración, visto desde
la perspectiva de género, permite analizar las diferencias que existen entre el
hombre y la mujer indígena durante la experiencia migratoria. Así, asumiendo a
Italia como uno de los destinos principales de este flujo de movilidad humana,
emergen una serie de particularidades que permiten evidenciar cambios en los
patrones migratorios respecto a las últimas décadas, entre los cuales destacan la
“necesidad” económica como principal motivo del viaje y la “feminización” de
este fenómeno migratorio. En este sentido, resulta fundamental reconocer el
papel de la mujer ecuatoriana en Italia de cara al inicio del desconfinamiento
poscovid-19, y reconociendo de entrada cómo la comunidad indígena en Italia
está haciendo cada vez mayor presencia en ciudades como Génova, Roma y
Milán, en medio de una crisis sistémica global generada por la pandemia.
Palabras clave
Indígenas ecuatorianos, Italia, migración, género, COVID-19.

Abstract
Studies related to Ecuadorian migratory processes in the 21st century
include, for various reasons, the approach to mobility processes undertaken

*
Fecha de culminación: 01-04-2021. Fecha de envío a la revista: 03-04-2021. Fecha de
aprobación por el arbitraje interno: 10-04-2021. Fecha de aprobación por el arbitraje
externo: 30-05-21.
Algunos de los aspectos tratados en este artículo han sido abordados en Oña (2020),
trabajo que constituye otro avance de dicha investigación.
**
Tercera Secretaria/ Vicecónsul de la Agencia Consular del Ecuador en Roma. Email:
Sarilu.78@gmail.com.

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anuario GRHIAL. Universidad de Los Andes. ISSN 1856-9927. Mérida. Enero-Diciembre, núm. 15, 2021. Indígenas
ecuatorianos en Italia en el contexto poscovid-19: apuntes desde enfoque de género, OÑA CHANGOLUISA, Sara L., pp. 148-177.

by indigenous communities. This type of migration, seen from a gender


perspective, allows us to analyze the differences that exist between indigenous
men and women during the migratory experience. Thus, assuming Italy as one
of the main destinations of this flow of human mobility, a series of peculiarities
emerge that allow evidence of changes in migratory patterns with respect to
recent decades, among which the economic “need” stands out as the main
reason for the travel and the “feminization” of this migratory phenomenon. In
this sense, it is essential to recognize the role of Ecuadorian women in Italy in
the face of the beginning of the postcovid-19 deconfinement and to recognize
from the outset how the indigenous community in Italy is making an increasing
presence in cities such as Genoa, Rome and Milan, in in the midst of a global
systemic crisis generated by the pandemic.
Key words
Indigenous Ecuadorians, Italy, migration, gender, COVID-19.

1. Introducción
Los estudios relacionados con los procesos migratorios
ecuatorianos en el siglo xxi incluyen, por varios motivos, el abordaje de
las comunidades indígenas en la actualidad. Sin embargo, dentro de este
marco cabe diferenciar diversos flujos migratorios que forman parte de
un contexto mayor, el de las personas originarias que han elegido como
lugar de destino a Italia. Históricamente, España e Italia se han erigido
como los dos países receptores de mayor interés para los ecuatorianos
en situación de movilidad humana en Europa, un hecho que ha tenido
distintas etapas: una caracterizada por la idea de viaje como herencia
cultural indígena y otra por las condiciones socioeconómicas del país
a partir de 1999, hechos que se mantienen hasta el día de hoy y se
proyectan a futuro en un escenario pospandemia. Ahora bien, dentro
de este tipo de migración, cabe resaltar un elemento sustancial: la
relación que se establece entre migración y el enfoque de género, ya
que esta perspectiva permite analizar las diferencias que se presentan
en el proceso migratorio en cuanto a la diferencia que subyace entre el

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ecuatorianos en Italia en el contexto poscovid-19: apuntes desde enfoque de género, OÑA CHANGOLUISA, Sara L., pp. 148-177.

hombre y la mujer indígena en condición de movilidad humana, sobre


todo en el campo laboral.
De tal amanera, abordar las actividades que generan los movimientos
migratorios indígenas ecuatorianos, no solo permite establecer aspectos de
carácter económico y social, sino ampliar el debate en cuanto a lo que se
considera como una “relación necesaria”. Cabe acotar que este fenómeno
obliga a establecer un debate sobre el alcance de la “feminización de la
migración ecuatoriana”, la cual no solo exige un reconocimiento de las
transformaciones de las relaciones de género en los lugares de destino,
sino una valoración de la mujer indígena desde su propio horizonte
de comprensión como nativa, mujer, madre y trabajadora.  De ello se
desprende la necesidad de subrayar, dentro del contexto italiano, cómo se
exige un reconocimiento del rol de los indígenas ecuatorianos, partiendo
de reflexiones cada vez más profundas que no invisibilicen las opiniones
que se presentan como resultado de la observación que las mujeres
indígenas tienen de sí mismas (“mirada de mujer”).
Asimismo, se hace necesario reconocer el papel de la mujer
ecuatoriana en Italia previendo el inicio del desconfinamiento y
reconociendo de entrada cómo la comunidad indígena en Italia está
haciendo cada vez mayor presencia en ciudades como Génova, Roma y
Milán, en medio de una crisis sistémica global. Este último aspecto permite
reconocer las acciones de desigualdad y discriminación que recaen sobre
la población indígena migrante, así como el potencial que está presente en
el migrante en tanto sujeto que se inserta dentro de un contexto disímil
al suyo, pero que tiene mucho que aportar al país de acogida.

2. Metodología
El presente trabajo, concerniente al tratamiento de los procesos
migratorios de Ecuador hacia Europa, ha sido abordado, en términos
teórico-metodológicos, a partir del enfoque de género. Es importante destacar
que esta perspectiva aplicada al análisis de las movilidades humanas no

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ecuatorianos en Italia en el contexto poscovid-19: apuntes desde enfoque de género, OÑA CHANGOLUISA, Sara L., pp. 148-177.

niega la participación del hombre en dichas experiencias de viaje; por


el contrario, pretende visibilizar a la mujer como un componente social
dinámico que ha generado un tipo de migración distinto al masculino
en cuanto a sus causas y consecuencias. De esta manera, la aplicación
de esta premisa teórica deviene de la obra de Joan Wallach Scott (2008),
quien ha propuesto que el género sea un elemento constituyente de las
relaciones sociales basadas en las diferencias que distinguen los sexos, por
ello, es una forma primaria de relaciones significantes de poder.
Así mismo, este trabajo se constituye como una investigación
cualitativa, que incluye la aplicación de técnicas de indagación
documental aplicadas al campo de las relaciones internacionales
contemporáneas. En consecuencia, se analiza un conjunto de fuentes
escritas, con el fin de establecer, en primer lugar, el estado del arte de
la temática en cuestión, y, en segundo lugar, una aproximación analítica
al tema de estudio. Por último, resulta pertinente reconocer que los
resultados expuestos se desprenden de los adelantos realizados en el
desarrollo de una investigación sistemática en el marco de la Maestría
en Relaciones Internacionales y Diplomacia cursada en el Instituto
de Altos Estudios Nacionales, La Universidad de Posgrado del Estado
(Quito, Ecuador), la cual propone analizar aspectos como la experiencia
migratoria, origen étnico, causas y consecuencias del desplazamiento,
inserción laboral, vida cotidiana, entre otros, de las mujeres indígenas
ecuatorianas que residen en Roma, Italia.

3. Indígenas ecuatorianos y movilidad humana: una relación necesaria


En el ámbito de las movilidades humanas a nivel mundial, los
pueblos indígenas son tradicionalmente entendidos como comunidades
con un profundo arraigo a sus territorios ancestrales y a sus prácticas
socioculturales. No obstante, desde las últimas décadas del siglo xx esta
noción cambió significativamente, ya que las situaciones de precariedad,
ausencia de oportunidades, desplazamientos, discriminación y descuido
institucional —flagelos comunes que han sufrido las naciones indígenas

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ecuatorianos en Italia en el contexto poscovid-19: apuntes desde enfoque de género, OÑA CHANGOLUISA, Sara L., pp. 148-177.

latinoamericanas— conllevó a la puesta en marcha de procesos de


organización social con el objetivo de plantarse como actores políticos
en sus realidades locales, nacionales e internacionales. Así, distintas
movilizaciones indígenas, en países como México, Bolivia y Ecuador,
demostraron un “despertar” propiciado por la toma de conciencia de
una realidad neocolonialista que los oprimía, explotaba y despojaba de
sus tierras y sus derechos fundamentales (Rivera, 2010).
Este despertar se ha visto reforzado con el incremento de las
prácticas de movilidad humana, acción que ha representado una
posibilidad de desarrollo personal, familiar y comunitario. Según Yescas
(2010), la experiencia migratoria de indígenas latinoamericanos se
inició con desplazamientos desde espacios rurales hacia zonas urbanas,
posteriormente, estos dieron paso a las migraciones internacionales.
Cabe destacar que los estudios acerca de la movilidad de estas
comunidades presenta vacíos importantes, deficiencia derivada de la
exclusión de la variable étnica en los análisis migratorios y que se ha
explicado con el término “nacionalismo metodológico”1. A pesar de ello,
durante las últimas décadas se han realizado aportes con la intención
de enriquecer esta línea de investigación.2
Para el caso de la migración internacional de comunidades
étnicas ecuatorianas, es necesario comentar que esta posee una historia
de larga data. Según Pérez (2018), “las migraciones como estrategias de
adaptación y supervivencia han acompañado a los pueblos originarios
hasta la actualidad conformando espacios y dinámicas de etnicidad
y frontera” (p. 628). Ejemplo claro de este fenómeno han sido los
mindalaes, grupo selecto dentro de la comunidad kichwa dedicados al
comercio y al intercambio de mercancías desde tiempos precolombinos
(Oña, 2020). Por tanto, durante el contexto colonial se convirtieron en
una “élite” gracias a su experiencia como viajeros conocedores de los
caminos que conectaban el extenso Imperio inca, lo cual les permitió
cumplir una labor fundamental para el florecimiento de las colonias
hispanas, facilitando el tránsito de mercaderías indispensables para

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la vida cotidiana de los ibéricos.3 En este sentido, el pueblo kichwa


de Otavalo ha sido reconocido históricamente como heredero de la
tradición mindalae, quienes hoy se asumen como “viajeros universales”
y cuentan con residentes en gran parte del mundo (Maldonado, 2004).
La tradición viajera contemporánea de los kichwas otavaleños4
se remonta a la década de los cuarenta del siglo xx, momento en que se
registraron los primeros desplazamientos internos desde Quichinche5,
Peguche6 y Quinchuquí7, hacia los centros urbanos de Otavalo,
Riobamba, Ibarra, Cuenca, Guayaquil y Quito, llevando consigo el
arte textil como principal forma de mercadería (Oña, 2020). Así,
la experiencia migratoria obtenida, luego de estos desplazamientos
internos, fue determinante para emprender viajes fuera del territorio
ecuatoriano (Conejo, Cahihuango y Yamberla 2003). De esta manera,
antes de los años cincuenta, algunos personajes de esta comunidad
arribaron a países como Colombia, Perú, Venezuela, Chile, México,
Panamá, Uruguay, Costa Rica y Brasil, bien como comerciantes
independientes o a través de convenios culturales.8
Entre los años setenta y noventa es posible identificar una tercera
etapa migratoria, en la cual los kichwas otavaleños lograron arribar
a distintas ciudades de Aruba, Curazao, Islas San Andrés, Puerto
Rico, Santo Domingo, EE. UU., Canadá y Europa.9 En este periodo,
Estados Unidos de América se erigió como el principal destino para
estos indígenas, estableciéndose un flujo migratorio caracterizado por
ser predominantemente masculino, afirmación que se desprende de la
importante obra editada por Gioconda, Carrillo y Torres (2005). A su
vez, estos viajeros conectados entre sí con un fuerte vínculo de identidad
étnica comenzaron a “tejer” redes transnacionales y a establecer enclaves
en distintos países como una estrategia migratoria destinada a facilitar todo
el proceso de movilidad, haciendo del mismo una experiencia más segura
para el migrante y sus familias (Pedone, 2003; Ramírez y Ramírez, 2005).
Sin embargo, el proceso de movilidad humana más reciente de
los kichwas otavaleños se inició en la última década del siglo xx, como

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consecuencia de la crisis ecuatoriana (Oña, 2020). A partir del año


1998, el país se vio afectado por una crisis política y socioeconómica
que sumergió al país en el caos institucional y financiero más grave de la
historia. En consecuencia, migrar se convirtió en la principal estrategia
de las familias ecuatorianas para enfrentar las dificultades en dicho
contexto, generando lo que distintos autores han calificado como una
“estampida migratoria” (Ramírez y Ramírez, 2005). Desde entonces,
el aumento vertiginoso de los desplazamientos ocasionó cambios en
los patrones migratorios; así, la oleada de ecuatorianos que salió de su
territorio incluía mestizos y otros pueblos kichwas como los saraguros
y cañaris, además, las mujeres representaban una considerable mayoría.
Salir del Ecuador se convirtió en una necesidad para asegurar
la supervivencia de las familias, por tanto, las comunidades indígenas
históricamente vulnerables y discriminadas asumieron la acción
migratoria hacia otros países como una práctica que determinaba su
continuidad en el tiempo. En este sentido, las familias kichwa otavalenas
acostumbradas a entender el viaje como un ritual de iniciación para los
jóvenes10, también comenzaron a asumirlo como un mecanismo para
contrarrestar la problemática estructural que vivían en su territorio
(Oña, 2020). Así, entrado el siglo XXI, EE. UU. fue relegado por España
como principal destino de los flujos migratorios ecuatorianos; en menor
medida, países como Italia, Alemania, Bélgica y Países Bajos también
se convirtieron en alternativas (Pedone, 2004).
Entre los principales cambios de los patrones migratorios resulta
fundamental la presencia significativa de la mujer ecuatoriana en los
procesos de movilidad transnacional. Es importante acotar que, en
términos de las representaciones socioculturales (Moscovici, 2001),
la mujer migrante ha sido definida de maneras contradictorias: para
algunos, son consideradas personas despiadadas que abandonan a sus
hijos; para otros, encarnan el sacrificio que asegura la continuidad de
sus familias. Asimismo, hay quienes las asumen como agentes de cambio
socioeconómico; mientras que también son vistas como destructoras

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de tradiciones culturales; finalmente, no pueden faltar aquellos que


entienden a la mujer migrante como sinónimo de prostitución, quienes
las ven como fuerza de trabajo y otros que las consideran como figuras
emancipadas e imagen del empoderamiento de las minorías.11
En este orden de ideas, plantando distancia de todo el abanico
opiniones subjetivadas, en el plano de las movilidades humanas no
cabe duda de que la mujer ecuatoriana se ha visibilizado al punto de
convertirse en el “timón” de los procesos migratorios. Una muestra
de esta realidad puede observarse a través del empadronamiento
municipal realizado por el Instituto Nacional de Estadística en Madrid
correspondiente al año 2007, en el cual se registró un aumento
significativo en la presencia de mujeres ecuatorianas migrantes con
relación a hombres de esta misma nacionalidad (INE-España, 2007).
Por tanto, el fenómeno social conocido como “feminización de la
migración” posee múltiples implicaciones y lecturas, cuestión que se
analiza en el siguiente apartado.

4. Feminización de la migración ecuatoriana: transformaciones de las


relaciones de género en los lugares de destino  
Los procesos migratorios presentan distintos ángulos de
análisis, algunos más sensibles que otros, uno de esos ángulos es la
“feminización de la migración”, la cual ha venido transformando las
relaciones de género tanto en los países emisores como de destino.
En su sentido más amplio, se puede advertir que es una arista de un
proceso que se acelera cada vez más en el mundo y en América Latina,
por ende, en Ecuador. Desde 1999, con el proceso de aceleración de
los flujos migratorios, producto de la crisis interna, se establecieron
formas de relacionamiento y valoración respecto al rol de la mujer
como emigrante, lo que ha llevado a una serie de consideraciones de
orden político-económico, pero también social y cultural. Esta realidad
ha dejado sobre la mesa de discusión la evidencia de los cambios que
ha supuesto el resquebrajamiento de la idea de que es el varón quien

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se arriesga a emprender la búsqueda de nuevos destinos con el fin de


proveer de lo necesario a esposas, hijos y padres; por el contrario, la
mujer ha cobrado un interesante protagonismo en este sentido. Como
lo ha expuesto Pedone (2008):
La salida de las mujeres no sólo ha producido un reacomodamiento
en las relaciones de género y generacionales al interior de su
grupo doméstico, sino que ha confrontado a la sociedad
ecuatoriana con las transformaciones estructurales familiares,
sociales y culturales producto de la denominada “estampida de
la población ecuatoriana” (p. 49).
No obstante, es evidente que hay una diferencia —no sexista— en
el hecho de que una mujer salga de su casa a buscar nuevos horizontes
de bienestar en otros países. En primer lugar, porque constituye
un riesgo innegable para su integridad física y emocional. Cada día
se observan más denuncias de abuso sexual y muertes de mujeres
emigrantes en el mundo. En segundo lugar, porque muchas de las
migrantes son madres que dejan atrás de sí hijos(as) menores, lo que
genera una ruptura emocional significativa. Según Palacios (2016),
“las mujeres migrantes están expuestas a riesgos mayores en cuanto a
discriminación, explotación y violencia, ya sea durante sus travesías
o en los lugares de destino” (p. 152). Tal y como se ha comentado
anteriormente, para el caso ecuatoriano, esta feminización se puede
observar con mayor detenimiento en la emigración ecuatoriana hacia
Europa, fundamentalmente hacia España e Italia.
En todo caso, los temores que afectan a la mujer al migrar van
a aparejados de la incertidumbre ante la separación del hogar. No
obstante, a pesar de las falsas valoraciones y los estigmas que puede
llegar a sufrir una mujer en este sentido, es importante aclarar que
cada día se construyen nuevos espacios de comunicación y revaloración
de lo femenino en su triple rol de hija-esposa-madre; más allá de los
aspectos tradicionales latinoamericanos, en general, y ecuatorianos, en
particular. A pesar de las distancias se están tejiendo formas distintas de

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entender el trabajo de la mujer en su condición de movilidad humana


en el exterior. Como escribe Pedone (2008):
Dentro de este contexto, a inicios del siglo xxi, las madres
transnacionales ecuatorianas y sus familias están construyendo
nuevos espacios, expandiendo límites nacionales e improvisando
estrategias de maternidad, hecho que se presenta como una
verdadera odisea con altos costos (p. 51).
Una vez en el lugar de destino, las mujeres deben hacer frente
a las relaciones de género en el ámbito laboral. Tal vez, el punto más
difícil de todo el proceso migratorio, ya que, si se parte de que el fin
último de salida es la consecución de posibilidades de trabajo y de una
mejor calidad de vida, el trabajo es un factor determinante para cada
una de ellas. Además, es importante resaltar que, debido a las múltiples
perspectivas respecto al papel de la mujer a la hora de asumir tareas,
cada emigrante debe considerar una variable que le afecta de manera
directa: el nivel de feminización del mercado laboral del lugar de
acogida. Algunas comunidades ven en las mujeres ecuatorianas recursos
humanos que se adaptan a los requerimientos sociales, labores del hogar
y cuidado de personas mayores. Estas actividades son para ellas fuente
para activar un sistema de remesas que tiene un impacto directo en su
lugar de origen, pero supone complejos procesos de adaptación que
involucra tanto aspectos físicos como emocionales.
Actualmente, se hace imperativo reconocer que las mujeres
migrantes de América Latina, al traspasar fronteras y viajar a los países
del primer mundo, están empezando a jugar un papel en el mercado
productivo de los países de arribo, puesto que al insertarse en el
trabajo de un país, su presencia y acción trae consigo implicaciones
económicas, sociales y políticas innegables. Como lo exponen Unda y
Alvarado (2012):
Desde la perspectiva de las teorías de género, la operatoria de
estos cambios no deja de ser ambigua y problemática pues, si bien
la mujer tiene un peso notablemente mayor en las decisiones

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familiares migratorias ampliando y modificando su rol de


género (prácticas de más amplio y decisivo margen decisional), al
mismo tiempo se reafirman las prácticas tradicionales asignadas
socialmente a la mujer (servicio doméstico, cuidado de niños,
niñas y sujetos ancianos) (p. 598).
Por tal motivo, pese a que muchos comentarios ponen el énfasis
en la responsabilidad de las mujeres en los procesos de desintegración
familiar a partir de su partida, es importante aclarar que la crisis y los
problemas domésticos no deben considerarse factores estigmatizantes
respecto a la mujer, ni dentro del lugar de origen ni en el país de destino.
En palabras de Moreno (2006):
La feminización del proceso migratorio no se produce solamente
por graves problemas económicos en la sociedad de origen y
por la demanda de mujeres inmigrantes para precarios nichos
laborales en la sociedad de llegada, sino que también implica
la posibilidad de cuestionar, en algunos casos, las normas
establecidas por los vínculos patriarcales arraigados dentro del
machismo latinoamericano (p. 124).
De esta forma, el debate debería orientarse más bien hacia
los factores que estimulan a las mujeres vulnerables a emigrar. Los
imaginarios colectivos recrean la idea de que hay mayores oportunidades
de mejorar la calidad de vida en otros países, pero esto no es del todo
cierto, salvo la remuneración económica que se traduce en remesas
que impactan de manera positiva en el poder adquisitivo de la familia,
las condiciones de una mujer migrante tienden a ser en la mayoría de
los casos bastante difícil. El vivir dignamente no siempre se traduce en
éxito y consecución de las expectativas iniciales, pues en muchos países
predomina el rol patriarcal, lo que hace que la situación de la mujer esté
en detrimento de su dignidad femenina, sobre todo en el mercado laboral.
Por ende, si bien los flujos migratorios están dentro de un contexto
que no obvia los estereotipos sociales y las opiniones subjetivadas, queda
claro que no se puede desconocer “el grado de vulnerabilidad en el que
se ven inmersas las mujeres desde el momento mismo que abandonan el

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seno familiar” (Palacios 2016, p. 152). Cada día se denuncian redes de


tratas de personas, prostitución y explotación sexual y laboral, escenarios
donde, lamentablemente, la víctima es la mujer. A ello se suma una idea
a todas luces discriminatoria: el abaratamiento de la mano de obra, la
cual parte de una postura que pone en situación de inferioridad a las
mujeres frente al hombre en el mercado laboral. A los ya mencionados se
suman factores como el patriarcado, la condición étnica, la nacionalidad
y las diferencias culturales, las cuales están presentes y activas a escala
mundial. Estos son fenómenos que se encuentran en los “dos extremos
de la soga”, es decir, se encuentran tanto en los países emisores como
en los receptores, por consiguiente, influyen en la decisión de salir, y
en la manera de verse como migrante. Como escribe Palacios (2016):
De todas formas, es necesario precisar que la situación de las
mujeres, en particular, se ve afectada de manera específica y
distinta, es más, dentro del grupo de mujeres que emigra, según
el punto de partida, existirán al mismo tiempo diferentes grupos
de mujeres, con características culturales y necesidades distintas,
justamente producto de las diferencias culturales. Con lo cual,
éste es otro punto que marca un aspecto crucial en el debate,
pues el hecho de ser inmigrante, mujer, y con connotaciones
culturales disímiles, conlleva una serie de impactos que afectan
a las mujeres según el lugar de procedencia y de destino (p. 152).
En consecuencia, no solo es que se ha dado una feminización de
la migración en los últimos años, sino que este fenómeno deja entrever el
grado de vulnerabilidad de las mujeres, ya en su mayoría son propensas
a sufrir el engaño de organizaciones dedicadas a la explotación, a los
intereses de la industria del sexo (pornografía y prostitución) y de la
migración ilegal. Muchas veces la mujer, a diferencia del hombre, es
tasada como mercancía por el crimen organizado y puesta a merced
de los sectores económicos ilegales. Por supuesto, algunas migrantes
encuentran a su llegada un empleo adaptado a sus expectativas, pero en
la mayoría de los casos las ofertas se inclinan hacia las labores domésticas
y la agricultura.

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De esta forma, la mujer migrante debe asumir un empleo


informal con falta de seguridad social, lo que se traduce en violación
de sus derechos humanos. Actualmente, muchas de ellas padecen de
estos problemas, “existiendo numerosos ejemplos sobre abusos, jornadas
de trabajo excesivas, salarios bajos y falta de protección legal” (Palacios
2016, p. 153). Pero hay que dejar claro que las mujeres juegan un papel
importante en los países emisores, su trabajo repercute en los países
receptores, donde su presencia abarca todos los ámbitos de la sociedad.
En palabras de Moreno (2006):
No queda duda (sic) que las mujeres juegan un rol preponderante
tanto en los países de salida como en los de destino. Los
indicadores macroeconómicos demuestran una clara relevancia
del papel que juegan aquellas en los fenómenos migratorios,
tal cosa se explica desde el análisis de las remesas donde las
mujeres han tomado amplio protagonismo, con un nivel alto
de empoderamiento e independencia (p. 158).
Actualmente, se hace necesario señalar, como subraya Guerra
(2015), que “la feminización de la migración ecuatoriana ha significado
la reconfiguración de los imaginarios de género, así como de las
dinámicas sociales y familiares en nuestro país” (p. 41). Las oleadas
migratorias han llevado a miles de mujeres al exterior, debido a las
crisis económicas, políticas y sociales a nivel mundial; en países como
España e Italia, por ejemplo, las mujeres ecuatorianas hacen presencia
en el sector del cuidado de niños y ancianos, lo que merece prestar más
atención respecto a este fenómeno, ya que, como señala la citada autora,
esta realidad resulta chocante e irónica, ya que en el caso de las madres
migrantes, en muchas ocasiones tuvieron que dejar a sus propios hijos,
cruzar un océano y dedicarse a cuidar a hijos ajenos (Guerra, 2015).
Finalmente, es menester revisar de manera crítica la construcción
que se ha hecho de la figura de la mujer migrante. Sin duda, hay un
cambio en las relaciones de género que debe aprovecharse. Las censuras
por abandono, por vivir en condiciones precarias o por ser madres

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trasnacionales, no están justificadas; por ello, es necesario asumir con


seriedad los cambios que impone la realidad global en tiempos de
pandemia, puesto que las hijas salen para cuidar de sus madres, las
madres de sus hijos(as) y en muchos casos de sus esposos; extensivo a
tías y abuelas según el caso. Las migrantes ecuatorianas son muchas veces
el centro de sus hogares, lo que hace más loable su decisión y destreza
a la hora de articular su doble papel dentro de la familia: protectoras y
proveedoras. En suma, la feminización de la migración ecuatoriana debe
ser examinada con cuidado, ya que se están suscitando transformaciones
importantes a nivel global, las cuales moldean las relaciones de género
tanto en los países emisores como en los lugares de destino, lo que
obliga a estar atentos a cómo se ve, se analiza y se considera la situación
de la mujer en condición de movilidad humana, de cara a superar los
prejuicios y las sobrevaloraciones negativas en una etapa pospandemia.

5. Italia como destino migratorio de indígenas ecuatorianos: reflexiones


con mirada de mujer
A finales del siglo xx, Italia se consolidó como el segundo destino
más importante del continente europeo para los ecuatorianos. Para
el año 2003, Génova fue la ciudad con mayor número de migrantes
ecuatorianos con 10.368, seguida de Milán con 9.494 y Roma con
3.259, siendo una amplia mayoría originarios de las provincias de la
costa del país, caracterizados por ser profesionales y obreros calificados
que generalmente tenían empleo en el Ecuador, pero que, a raíz
de la crisis financiera del país, decidieron partir en la búsqueda de
mejores alternativas laborales y calidad de vida; asimismo, en este flujo
migratorio fue predominante la movilidad de mujeres de la sierra, en
su mayoría de ascendencia indígena provenientes de Carchi, Imbabura,
Pichincha, Bolívar y Loja (Avilés, 2005).
Elegir Italia como destino migratorio por parte de los ecuatorianos
se debió a “la existencia de fuentes de empleo, poca competencia con
los paisanos en la búsqueda trabajo, así como el reto personal de

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aprender un nuevo idioma y de insertarse en una nueva cultura” (Reyes


2012, p.48). Sin embargo, como se ha comentado antes, la presencia
mayoritaria de la mujer en estos desplazamientos puede considerarse
un rasgo esencial de las movilidades a inicios del siglo xxi, ya que la
crisis económica en que vivían la mayoría de las familias en Ecuador,
conllevó a que las mujeres andinas se vieran en la necesidad de salir
del país; así, un amplio índice de estas féminas encontraron un nicho
laboral en el ámbito doméstico y la economía del cuidado en Italia y
otros países de Europa (Herrera 2011, p. 40).
Sin dudas, el nuevo milenio trajo consigo cambios sustanciales
en el modelo migratorio ecuatoriano. Desde el punto de vista
femenino, comenzar a migrar por cuenta propia y romper con los
roles tradicionalmente realizados por los hombres, puede entenderse
hoy como un acto de empoderamiento. Por ejemplo, luego de una
experiencia migratoria de ocho años por Europa, Rosa, kichwa de
Saraguro, expresó que aprendió “a trabajar de verdad”. Luego de
atravesar extensas jornadas diarias fuera de su país, esta mujer confiesa
que mejoró sus prácticas laborales cotidianas y diversificó la producción
de artesanías al retornar y establecerse de nuevo en el mercado de Loja;
de esta manera, aunque Rosa es una mujer viuda, esta realidad no ha
sido obstáculo para lograr sostener eficientemente su hogar (Pérez, 2018).
Cabe acotar que, demográficamente, la población italiana desde
finales del siglo xx era una de las más longevas del continente europeo
(Caltabiano, 2006). Este hecho se convirtió en un factor “inequívoco de
atracción migratoria” en el siglo xxi, ya que frecuentemente la población
de edad avanzada requiere de atenciones y asistencia personal, labor
que mayoritariamente ha sido desempeñada por damas extranjeras
(Mendoza, 2006). Así, importantes contingentes de mujeres filipinas,
peruanas y, de manera más reciente, ecuatorianas, han arribado a
las principales ciudades de Italia con la intención de insertarse en
la industria del cuidado de personas; otro factor que ha detonado la
demanda de colf (trabajadora doméstica corresidente en casa) y badantes

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(cuidadoras de niños o ancianos a tiempo determinado), ha sido la


progresiva incorporación de la mujer italiana al mercado laboral de su
país, por lo que en el caso de ser madres ameritan de personas para el
cuidado de sus hijos (Avilés, 2005).
Para el caso de las mujeres indígenas del Ecuador, hasta el año
2003, estas ingresaban al territorio italiano solo con el recurso del
pasaporte y un permiso de turismo (Lagomarsino y Torre, 2007). No
obstante, en el trasfondo de este procedimiento se encontraban sólidas
redes familiares y comunitarias que diseñaban estratégicamente cada
paso de la aventura migratoria. Es importante tener en cuenta que, para
el caso de algunas comunidades étnicas, la construcción previa de “redes
migratorias” durante el último cuarto del siglo xx, jugó un rol fundamental
en la decisión de partir a las ciudades de la península itálica (Pagnotta y
Lagomarsino, 2009). Empero, luego de la feminización de los procesos de
movilidad humana generados en Ecuador en la primera década del siglo
xxi, fueron las mismas mujeres quienes comenzaron a articular nuevas
“cadenas migratorias” para propiciar la llegada de sus familiares y amigos:
Desde 1999, la agudización de la crisis socioeconómica
ecuatoriana junto a una mayor demanda de mano de obra
femenina en las grandes ciudades italianas como Génova,
Milán y Roma provocó un cambio en las trayectorias migratorias
atravesadas por el género; así, la mujer dio inicio a cadenas
migratorias “feminizadas”. Desde esa época el patrón migratorio
cambió y las mujeres se convirtieron en las generadoras de
los principales recursos económicos del grupo doméstico a
nivel transnacional y en las responsables de los procesos de
reagrupación familiar (Pedone 2018, p. 99).
Estos nuevos roles llevados a cabo por las mujeres han
derribado en alguna medida la imagen estereotipada de las indígenas
latinoamericanas, en especial, la noción colectiva que las reconocía,
principalmente, por su subordinación a los hombres y por sus
responsabilidades ineludibles en las labores productivas, reproductivas
y comunitarias. De esta forma, la experiencia migrante como mujeres

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plena en inseguridades y vulnerabilidad determinó el desarrollo de


estrategias de apoyo entre el componente femenino para disminuir
las dificultades en los desplazamientos, las cuales, para el caso de las
indígenas, se agravan a razón de su identidad étnica.
Según el estudio realizado por Pérez (2018), la identidad
“indígena” en las mujeres ecuatorianas incrementa las muestras
de rechazo, minusvalía, discriminación y explotación en tierras
extranjeras. Estas acciones de segregación son muy superiores en
número a las experiencias positivas vividas en el proceso migratorio,
ya que no solo provienen de la sociedad de acogida, sino también de
los hombres de sus propias comunidades que insisten en mantener
los roles tradicionalmente asignados por su cultura. En consecuencia,
transgredir ciertas “normas” como cuestionar la autoridad del padre,
hermano o marido, impedir que el hombre se emborrache o solicitar el
divorcio, pueden ser actos que marginan a la mujer indígena dentro de
su propio colectivo en los espacios transnacionales, impidiendo incluso
su participación en las actividades deportivas y religiosas que reúnen a
estas comunidades; contradictoriamente, aquellas mujeres sumisas a la
autoridad y decisión patriarcal son vistas por su colectivo como damas
“emancipadas” y correctas (Dallemagne, 2012).
La crisis económica europea iniciada en el año 2008 afectó
enormemente al Estado italiano y, por ende, a toda la población
residente en el territorio. En este contexto de recesión, los migrantes
sufrieron un déficit económico-social, a razón de la pérdida de solvencia
económica indistintamente de la nacionalidad, el endurecimiento de
las políticas de control migratorio —las cuales, tácitamente, impedían
el otorgamiento de permisos de trabajos y otros visados—, el aumento
del costo de la vida y la perdida sistemática de plazas de trabajo, factores
que conllevaron a una constante problematización de la presencia
inmigrante en el país. Así, los sectores históricamente desprotegidos
de la sociedad italiana, entre ellos los inmigrantes, fueron los que en
mayor medida se vieron afectados en términos de bienestar, calidad de

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vida y estabilidad laboral, en especial, aquellos extranjeros “sin papeles”


o “ilegales”.
Para el caso de las mujeres migrantes, esta crisis generalizada les
arrebató gran parte de las reivindicaciones logradas durante años de
trabajo continuo. Este fenómeno se originó por el recrudecimiento de
la exclusión y aumento de la competencia en los nichos laborales que
les permitían obtener ingresos económicos, objetivo fundamental que
da razón al sacrificio que representa la salida de su país de origen. En
definitiva, este fue un periodo que, en términos generales, incrementó
los niveles de clandestinidad y alentó las muestras de racismo y otras
formas de discriminación racial en contra del migrante, quien comenzó a
ser visto por el europeo como uno de los culpables de la crisis estructural.
Asimismo, sobre el impacto de la crisis en las mujeres ecuatorianas
residentes en Italia, en los albores de la segunda década del siglo xxi,
Pedone (2018) expresó lo siguiente:
Las actuales condiciones de precariedad han acentuado contextos
de alta vulnerabilidad social, económica, laboral y jurídica que
experimentan las mujeres ecuatorianas residentes en Italia y que
afecta directamente la situación legal y el bienestar de los y las
hijas de estas familias […] Ante situaciones de desempleo y de
violencia de género el estado italiano ha intervenido y ha puesto
bajo tutela estatal a algunos/as hijos/as de familias migrantes
ecuatorianas y, en situaciones extremas, los/as ha otorgado en
adopción a familias italianas. A inicios del año 2014, el estado
ecuatoriano decidió idear e implementar una estrategia política,
jurídica, social y comunicacional para proteger los derechos
humanos de las familias migrantes ecuatorianas en Italia (p. 100).
Tal y como puede apreciarse, a causa de la crisis económica
europea, las mujeres ecuatorianas comenzaron a sufrir la pérdida
de sus hijos y, en alguna medida, el desmembramiento de sus
proyectos familiares y laborales. No obstante, ante dicha problemática
socioeconómica, el gobierno del Ecuador implementó desde el
año 2014 un proyecto de apoyo gratuito e integral a través de su

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ecuatorianos en Italia en el contexto poscovid-19: apuntes desde enfoque de género, OÑA CHANGOLUISA, Sara L., pp. 148-177.

embajada en Italia, con el propósito de atender las solicitudes de


ayuda realizadas por más de un centenar de familias que perdieron
la tutela de sus hijos ante los servicios sociales italianos (Pedone,
2018). Al respecto, es importante traer a colación que luego de una
década de flujo migratorio constante, ya había nacido en Italia un
significativo número de niños de padres ecuatorianos, de los cuales, en
Génova, existían alrededor de tres mil niños y adolescentes inscritos
en escuelas a inicios de 2008. Esta particularidad demográfica de la
población ecuatoriana en Italia (alta tasa de natalidad) se convirtió
en una problemática social durante la profundización de la crisis
económica europea, por tanto, muchas familias perdieron la tutela
de sus hijos ante la implementación de acciones legales por parte del
Estado italiano. En la actualidad, es posible saber que los esfuerzos
de la embajada ecuatoriana han logrado que más de ochenta menores
regresaran al seno de sus familias (Embajada del Ecuador en Italia,
2018); en este punto, es necesario reflexionar acerca del impacto
psicosocial que puede tener en las madres ecuatorianas, la pérdida de
sus hijos ante la intervención de los servicios sociales en situaciones
de movilidad humana.

6. A modo de cierre: la mujer ecuatoriana en Italia en tiempos


pospandemia
Las más recientes elecciones presidenciales de Ecuador,
celebradas entre febrero y abril de 2021, permitieron computar
algunos datos demográficos de la población ecuatoriana residente
en Italia en el contexto pospandemia, entendido como el inicio del
desconfinamiento de algunos espacios, entre ellos el laboral. El proceso
de empadronamiento realizado para estos comicios ha proporcionado
información actualizada sobre la distribución de la diáspora ecuatoriana
en los principales países del globo, diferenciada a partir del género12.
Si bien es cierto que no se trata de datos exactos, sí es posible obtener
una noción aproximada a partir de los electores inscritos a través del

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ecuatorianos en Italia en el contexto poscovid-19: apuntes desde enfoque de género, OÑA CHANGOLUISA, Sara L., pp. 148-177.

portal web del Consejo Nacional Electoral del Ecuador (CNE). En este
sentido, es posible afirmar que España se ubica como el territorio con
mayor presencia de migrantes ecuatorianos (electores), contando con
179.614 personas, seguido de EE. UU. con 121.005 e Italia con 50.682
(ver tabla núm. 1).
A través de esta misma fuente, también es posible afirmar que en
la mayoría de estos países la población femenina supera en número a la
masculina. De esta manera, la tesis de la feminización de la población
ecuatoriana continúa siendo aplicable en la actualidad, inclusive, existe
una mayoría femenina significativa en países como Italia, España, Países
Bajos y Suiza (ver tabla núm. 2, página siguiente).
Para el caso específico de los ecuatorianos en Italia, este
empadronamiento ha permitido conocer la distribución de esta
comunidad por regiones, específicamente, en las ciudades de Génova,

Tabla núm. 1. Distribución de electores fuera del territorio ecuatoriano

País Núm. de electores ecuatorianos


Alemania 3.399
Australia 594
EE. UU. 121.000
España 179.614
Francia 3.336
Italia 50.682
Países Bajos 1.065
Reino Unido 6.633
Suiza 1917

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del CNE-Ecuador (2021).

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ecuatorianos en Italia en el contexto poscovid-19: apuntes desde enfoque de género, OÑA CHANGOLUISA, Sara L., pp. 148-177.

Tabla núm. 2. Electores fuera del territorio ecuatoriano y distribución a


partir del género

País Núm. de electores Hombres Mujeres


ecuatorianos
Alemania 3.399 1.353 2.026
Australia 594 277 317
EE. UU. 121.000 67.031 53.974
España 179.614 81.403 98.211
Francia 3.336 1.436 1.897
Italia 50.682 19.065 31.617
Países Bajos 1.065 379 686
Reino Unido 6.633 3.278 3.355
Suiza 1917 697 1.220

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del CNE-Ecuador (2021)

Roma y Milán (ver tabla núm. 3, en la página siguiente). Al respecto,


el número de electores inscritos ha demostrado que en el norte de
la península itálica se encuentra una importante mayoría de esta
población, cuestión que puede explicarse por ser esta región la capital
económica del país. Por otro lado, el componente femenino representó
un 62.38 % del total registrado.
Aunque a partir de este empadronamiento fueron habilitados
más de 410.000 ecuatorianos para votar fuera de su territorio, quienes
ejercieron su derecho al voto (sufragantes) constituyen menos del 50
% de los registrados, tanto en la primera como en la segunda vuelta.
Este fenómeno permite hablar de una abstención mayoritaria (ver
tabla núm. 4, en la página siguiente) que, para el caso de Italia, las

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ecuatorianos en Italia en el contexto poscovid-19: apuntes desde enfoque de género, OÑA CHANGOLUISA, Sara L., pp. 148-177.

Tabla núm. 3. Electores ecuatorianos empadronados en Italia distribuidos


por regiones y género

Ciudad Electores Hombres Mujeres


Génova 13.774 5.121 8.653
Roma 7.933 2.733 5.200
Milán 28.975 11.211 17.764
Totales 50.682 19.065 31.617

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del CNE-Ecuador (2021)

actas de la segunda vuelta evidencian que solo ejercieron su derecho al


sufragio un 39.11 % de los inscritos; según opiniones del consulado,

Tabla núm. 4. Sufragantes ecuatorianos por países en la segunda vuelta


electoral

País Núm. de electores Sufragantes


ecuatorianos (segunda vuelta)
Alemania 3.399 871
Australia 594 130
EE. UU. 121.000 28.997
España 179.614 67.264
Francia 3.336 1.086
Italia 50.682 19.823
Países Bajos 1.065 318
Reino Unido 6.633 2.774
Suiza 1917 758

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del CNE-Ecuador (2021)

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ecuatorianos en Italia en el contexto poscovid-19: apuntes desde enfoque de género, OÑA CHANGOLUISA, Sara L., pp. 148-177.

los índices de abstención registrados fueron originados por el temor


a la pandemia.
Sin embargo, al analizar los datos de los sufragantes en Italia
tipificados por género y región, se evidenció una mayoría femenina
abrumadora en los índices de participación (ver tabla núm. 5). Así,
puede afirmarse que las mujeres representaron un 61.03 % del total
de electores, por sobre un 38.97 % de presencia masculina en las
urnas. En términos generales, las mujeres demostraron que “en las
diferentes ciudades fueron las protagonistas en Italia de esta jornada
de elecciones” (Zambrano, 2021), siendo un ejemplo de participación
y activismo democrático.
En este punto es necesario aclarar que los datos cuantitativos
presentados en el presente apartado se desprenden del empadronamiento
electoral realizado por el CNE-Ecuador en el año 2020, lo cual puede
presentar una distancia considerable con las estadísticas reales sobre la
presencia de ecuatorianos en Italia. No obstante, a partir de los datos más
recientes del Istituto Nazionale di Statistica (ISTAT), es posible manejar
otras cifras aproximadas de la población migrante ecuatoriana para

Tabla núm. 5. Sufragantes ecuatorianos en Italia según género y región

Ciudad Sufragantes Hombres Mujeres


(Segunda vuelta)
Génova 5.588 2.087 3.501
Roma 3.279 1.175 2.104
Milán 10.956 4.463 6.493
Totales 19.823 7.725 12.098

Fuente: Elaboración propia a partir de datos del CNE-Ecuador (2021)

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ecuatorianos en Italia en el contexto poscovid-19: apuntes desde enfoque de género, OÑA CHANGOLUISA, Sara L., pp. 148-177.

inicios de la pandemia. De esta manera, según esta fuente institucional,


para el cierre del año 2019 se encontraban 72.644 ecuatorianos en
Italia, de los cuales, 31.637 se corresponde con la presencia masculina
y 41.007 a la femenina, cifras que igualmente dan cuenta de un mayor
índice de mujeres ecuatorianas en este país (ISTAT, 2020).
Para finalizar, la COVID-19 ocasionó una crisis sistemática a nivel
global, profundizando las acciones de desigualdad y discriminación
social en la población migrante, cuestión que se ha evidenciado en
la distribución de recursos médicos, atenciones sanitarias y, más
recientemente, en los procesos de vacunación. Sin embargo, la ONU ha
alertado sobre una diferenciación en los impactos e implicaciones del
coronavirus entre hombres y mujeres migrantes, lo cual a nivel laboral
se ha evidenciado a través de la pérdida de innumerables fuentes de
trabajo en la industria de los servicios a causa de las restricciones de
movilidad y de viaje (ONU, 2020). En consecuencia, la crisis económica
de los migrantes también ha tenido su impacto en sus países de origen,
ya que el envío de remesas se ha reducido drásticamente durante la
pandemia.
Para el caso de las mujeres ecuatorianas en Italia, luego de que el
mundo presenciara a través de los principales medios de comunicación
las crudas imágenes del impacto de la pandemia en tierras italianas,
el gobierno de este país optó por iniciar un programa temporal de
regularización de inmigrantes indocumentados empleados en el sector
agrícola y en labores domésticas, enfocado en las necesidades principales
de la nación de cara al proceso de desconfinamiento (Riaño, 2020). De
esta forma, un importante número de mujeres ecuatorianas se vieron
beneficiadas por esta política, ya que el trabajo doméstico ha sido
asumido como un área laboral fundamental en tiempos de pandemia,
debido a las importantes funciones que desempeñan estas mujeres “en
el cuidado de niños y niñas, enfermos y personas dependientes, así
como en el mantenimiento de los hogares, lo que ayuda a prevenir la
transmisión del virus” (OIM, 2020).

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Por último, es importante continuar realizando valoraciones


sobre el ámbito del trabajo doméstico llevado a cabo por mujeres
ecuatorianas en las principales ciudades de Italia. No se debe olvidar
que este tipo de labores se han prestado tradicionalmente a situaciones
de precariedad para el trabajador, debido a la existencia de condiciones
laborales deficientes, así como situaciones de explotación a través de
jornadas laborales extenuantes, bajos salarios y ausencia de seguridad
social, en especial si el migrante no tiene los documentos necesarios
que garanticen su status de legalidad.

Notas
1
Nacionalismo metodológico ha sido el término con que Wimmer y Schiller
(2002) han explicado el empleo generalizado del enfoque nacionalista a la
hora de realizar cualquier análisis sociopolítico. Es decir, el Estado-Nación
ha sido asumido como la unidad de investigación fundamental en el marco
de las ciencias sociales. Así, la tendencia de analizar las movilidades humanas
desde la óptica de las naciones como actores fundamentales, ha excluido de las
reflexiones a las minorías étnicas y culturales. Al respecto véanse los estudios
de Llopis (2007) y Massó (2013).
2
Entre estos aportes destacan: Oyarce (2006); Torres y Carrasco (2008); CEPAL-ONU
(2014) y Mardones (2015).
3
Sobre los mindalaes consúltese los trabajos de Salomon (1973); Atienza de Frutos
(2009); Maldonado (2002 y 2004) y Ruiz (2014).
4
Los indígenas kichwa de Otavalo, nativos de la provincia de Imbabura (Ecuador),
son un pueblo indígena andino que se ha caracterizado histórica y culturalmente
por sus prácticas comerciales y la experiencia migratoria, así como también por sus
habilidades en la confección de tejidos y la interpretación musical. Según Martínez
(2014, p. 139), en la actualidad existen colonias kichwas en gran parte del mundo,
por lo cual estos indígenas han sido reconocidos como una sociedad cosmopolita
que sortean la movilidad y el cambio cultural sin dejar de lado una conciencia étnica
fuerte tanto individual como colectiva.
5
Quichinche es la parroquia rural más grande del cantón Otavalo, provincia
de Imbabura, ubicada a 4 km, aproximadamente de la ciudad de Otavalo. En
Quichinche existen más de veinte de las comunidades de mayor población kichwa
de Otavalo, entre ellas: Achupallas, Agualongo, Asilla, Cambugan, Cutambi,
Guachinguero, Gualsaquí, Huayrapungo, Inguincho, La Banda, Larcacunga, Minas

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Chupa, Motilón Chupa, Moraspungo, Muenala, Padre Chupa, Panecillo, Perugachi,


San Francisco, Taminanga, Tangalí, Urcusiqui y Yambiro.
6
Conocido en la actualidad como “Miguel Egas Cabezas”, es una parroquia del
cantón Otavalo, provincia de Imbabura, que se ubica a 3 km, aproximadamente
de la ciudad de Otavalo. Esta parroquia se conforma por las comunidades
kichwas de Yakupata, La Bolsa, Quinchuquí, Peguche, Agato, Faccha Llacta, y
Arias Ucu.
7
Quinchuquí es uno de los pueblos de la parroquia “Miguel Egas Cabezas”, cantón
Otavalo, provincia de Imbabura. Está situado a 6 km del centro de Otavalo.
8
Según Ordóñez (2008, p. 75), algunos indígenas kicha del Otavalo fueron
contratados como profesores de tejidos por el Estado venezolano, entre ellos destacan
Antonio Quinche, Antonio Lema y Rafael Lema. Asimismo, a partir de los años
cincuenta y con el auspicio del presidente ecuatoriano, Galo Plaza, la indígena
kichwa otavaleña, Rosa Lema, viajó a Estados Unidos como embajadora cultural,
llevando consigo muestras de las prácticas textiles y musicales propias de su pueblo;
posteriormente, otros indígenas de Otavalo también recibieron invitaciones oficiales
para viajar a Estados Unidos y Europa.
9
Según Conejo, Cahihuango y Yamberla (2003), los Chalán, Amaguaña, Santillán,
de la comunidad de Agato fueron, en los años 70, los primeros en viajar fuera del
continente con dirección a España.
10
Según los estudios de Maldonado (2002), Kyle (2003) y Windmeijer (2003), este ritual
de iniciación se ha convertido en una práctica cultural de los kichwas otavaleños
que data de los años ochenta del siglo pasado.
11
Según Moscovici (2001), las representaciones socioculturales tienen la particularidad
de ser “populares” y corpóreas, además de su carácter colectivo. También argumenta
que las representaciones sociales son generadas en la comunicación (interpersonal
y con los medios) y que, a su vez, proveen códigos de comunicación cotidiana y
distinguen grupos sociales entre sí.
12
El CNE-Ecuador realizó el empadronamiento de electores ecuatorianos en el
exterior durante el primer semestre de 2020. De esta forma, se expuso abiertamente
la intención de que estos nacionales ejercieran su derecho a votar en los comicios
de 2021, facilitando su participación a través de un procedimiento sencillo. Dicha
inscripción podía formalizarse ingresando al portal web del Consejo Nacional
Electoral del Ecuador, realizando el registro como “nuevos usuarios” completando
la información solicitada, para luego quedar a la espera de la validación de dicho
registro por parte de los consulados correspondientes. Además, tanto para el registro
como para ejercer el voto, solo se debía contar con el pasaporte o en su defecto, la
cédula o tarjeta de identificación consular (ID Consular), vigente o caducado (uno
de los tres documentos).

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anuario
anuario GRHIAL. Universidad de Los GRHIAL Universidad
Andes..Grupo de Los Andes
de Investigaciones sobre Historia de las Ideas en
América Latina. ISSNFacultad
1856-9927. Mérida. Enero-Diciembre,
de Humanidades y Educación.núm. 15, 2021. Diálogos, pp. 178-212
HUMANIC.
Grupo de Investigaciones sobre Historia de las Ideas en América Latina.
ISSN 1856-9927. Mérida. Año 15, vol. XV, núm. 15, enero-diciembre, 2021

Diálogos
Pedro Pablo Paredes: entre la enseñanza, la literatura
y el periodismo
Ildefonso Méndez Salcedo*
Universidad Nacional Experimental del Táchira

Pedro Pablo Paredes (1917-2011) es uno de los escritores más


notables de los Andes venezolanos: está vinculado físicamente y
espiritualmente con la tierra trujillana, la merideña y la tachirense.
Aunque fue en San Cristóbal, donde se formó como maestro y comenzó
su quehacer intelectual, donde fijó su residencia, después de ejercer
el magisterio en varios pueblos y ciudades del país. Son pocos los
escritores que se han compenetrado, tan estrechamente, con el medio
geográfico y cultural en el que nacieron, como lo hizo Paredes. Su libro,
Emocionario de Laín Sánchez, es la mejor carta de presentación para un
escritor venezolano, sea éste, trujillano, merideño o tachirense, o que,
como en su caso, pertenezca por igual a esas tres jurisdicciones.
Desde mi juventud seguí con atención la trayectoria de Pedro
Pablo Paredes: leía sus artículos periodísticos, compraba sus libros y
asistía a sus charlas. Poco a poco, nos fuimos haciendo amigos. Cuando
viajaba a San Cristóbal de vacaciones, después de mis jornadas como
estudiante, en Mérida, o como profesor, en Caracas, una de mis visitas
infaltables era la de Pedro Pablo, como terminábamos, llamándolo,
todos sus amigos. En mi caso particular, así como en el de muchos

Historiador egresado de la Escuela de Historia, Universidad de Los Andes, con


*

Maestría y Doctorado en Historia por la Universidad Católica Andrés Bello.


Profesor Titular de la Universidad Nacional Experimental del Táchira. Sus
publicaciones comprenden diversos temas: instituciones del período colonial,
proceso emancipador, ideario político, historiografía, historia de la arquitectura y
el urbanismo, entre otros.curriculum. Email: ildefonsomendez@yahoo.com.

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jóvenes de entonces, seguía con interés mi desempeño profesional,


leía mis escritos y me obsequiaba sus publicaciones. Nunca faltaban su
palabra de estímulo y su voz orientadora para el ejercicio intelectual.
Escucharlo era asistir a la interminable clase de un maestro de escuela.
Siempre le agradeceré a Pedro Pablo Paredes el espaldarazo que me
dio con sus artículos en la prensa, cuatro en total, sobre mis primeros
libros. Desde el primero de ellos, titulado “Autor nuevo y nuevo libro”,
relativo a Seis temas de historia venezolana (1995), hasta el último, “Un

Pedro Pablo Paredes. San Cristóbal, 2001

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libro perfecto”, dedicado a Pedro Grases: apuntes para el estudio de una


trayectoria intelectual (2003). A propósito, fue el maestro Grases, quien
me confesó, en Caracas, que no se perdía el tiempo enviándole libros
a Pedro Pablo, porque siempre los leía y respondía, no con una carta,
sino con una reseña bibliográfica. Así, no es de extrañar, que la mayor
parte de sus escritos, casi todos, ensayos breves, estén desperdigados en
las páginas de Vanguardia, Diario Católico y Diario La Nación; porque, el
autor, fue, además, uno de nuestros críticos literarios más autorizados
y constantes en la tarea de divulgar los valores de la cultura nacional.
Esta entrevista a Pedro Pablo Paredes se desarrolló en San
Cristóbal, un día de sosiego, el 6 de enero, Fiesta de Reyes, de 1993.
Acababa de obtener el Premio Nacional de Literatura, el mayor galardón
que se otorga a los escritores en Venezuela. En su caso particular, fue
el reconocimiento, bastante tardío, a un hombre de letras residenciado
en el interior del país. El autor me recibió en la biblioteca de su
apartamento, donde, poco a poco, fuimos hilvanando los puntos que
nos interesaban. Su discurrir era ameno y espontáneo, matizado con
ejemplos y anécdotas, con los que buscaba ser más convincente y preciso
en sus afirmaciones. El entrevistado iba al grano con sus respuestas. Le
gustaba poner en entredicho los lugares comunes. ¡Cosas de maestros!

Una vida marcada por la frontera

Usted es un andino por los cuatro costados; empecemos por


referirnos a sus orígenes andinos.
Te recuerdo para comenzar que Ortega y Gasset hizo famosa una
apreciación, que se ha comentado mucho, que dice: “El hombre no es
solamente el hombre, es él y su circunstancia”; es decir que el hombre
es hijo de su circunstancia. En el caso mío, ocurre lo siguiente: yo nací
en La Raya, soy hombre fronterizo y le voy a explicar por qué. Yo nací en
La Raya, soy hombre de La Raya, porque nací en una aldea que se llama

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La Raya, y se llama así, porque por el centro de la aldea pasan los límites
entre Trujillo y Mérida. Y esa raya divisoria entre Trujillo y Mérida, pasa
por el centro de mi casa paterna, de tal manera que, una mitad de la
casa es trujillana y la otra mitad es merideña. Entre la casa y La Mesa
de Esnujaque hay la misma distancia que hay entre la casa y Timotes. Y
la gente de la aldea se relacionaba para efectos jurídicos, comerciales o
sociales, indiferentemente, o con La Mesa de Esnujaque, o con Timotes,
según estuviera el humor, la decisión del individuo. Y así, algunas de mis
hermanas fueron registradas en Timotes, otras en La Mesa de Esnujaque
y yo, por supuesto, en La Mesa de Esnujaque. Pero yo no he vivido ahí,
sino que, donde me formé, fue en Timotes; pero por nacimiento, soy
trujillano, de La Mesa de Esnujaque; pero crecí en Timotes.
Hablemos de su primera formación, de sus estudios iniciales.
Me formé en Timotes, en una escuela que recuerdo con mucho
cariño, con un maestro ejemplar, de esos que ya no existen en Venezuela,
cuyo método, que a mí me resulta inolvidable, era el siguiente:
dedicaba la mañana, exclusivamente, a matemáticas y el resto del día,
de todos los días de esta vida, a la lectura de libros modélicos, para
que el muchacho, yo, entre otros, perfeccionara la dicción en lectura,
en alta voz, y perfeccionara la entonación. Había que repetir, repetir,
repetir… hasta que el maestro dijera: “Ya está; está bien”. En lectura a
primera vista, además de lecturas recitadas, obligatorias, de memoria,
señaladas el día anterior. Eso influyó, definitivamente, en mí. Ahora
que el tiempo ha pasado y hago memoria, eso influyó definitivamente
en mí y creo, sin ninguna pedantería, que coincidía, un poco, con mi
vocación intelectual. Yo comencé a leer desde niño, sin que tuviera
obligatoriedad escolar, e iba sacando mi primaria. Ahora, mira. Un
rato de estos, tuve mi primer encuentro con el Quijote. Me lo prestó un
amigo, a quien yo veía leyendo mucho, cierto libro, que no sabía cuál
era. De pronto, me lo mostró, me le pegué para que me lo prestara, me
lo prestó y uno de mis recuerdos más entrañables de esa época, infantil,
tendría yo 13 años, una cosa así, estaba en quinto grado, pues, es que

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me leí el Quijote, verdaderamente deslumbrado por la narración, sin


saltar página, de punta a punta, y sin tener ninguna obligatoriedad de
dar cuenta de eso en la escuela donde estaba.
Eso habla muy bien de la formación que se daba en el pasado.
Así, es. Hoy, que he escrito sobre los problemas de la lectura en
Venezuela, pues, me doy cuenta de que eso no es ninguna genialidad, no
tenía porque serlo, es el resultado de la ejercitación que daba entonces la
escuela sobre la lectura al estudiante. Pero ese fue mi primer encuentro con
el Quijote. El maestro, muy certeramente, hacía dos cosas sistematizadas:
en primer lugar, las lecturas a las que nos sometía, eran todas de autores
andinos, preferentemente merideños, aunque también los había
tachirenses y trujillanos, y en segundo lugar, de autores colombianos.
Su vida en los Andes se distribuye en tres etapas, cada una de las
cuales corresponde a un estado: Trujillo, Mérida y Táchira. ¿No es así?
Es así. Mira una cosa, a propósito de eso. Un rato cualquiera,
me gradúo, si se puede decir así, de sexto grado, salí de la escuela. Por
circunstancias especiales de mi casa, pues, me quedé en la casa, sin rumbo
y sin saber qué hacer. Y empecé a preocupar en la casa por eso. Y de
pronto, así era entonces, un día cualquiera de estos, tuvimos noticia de
que el Ministerio de Educación abría un concurso de estudios de Normal
para gente joven en Mérida. Entonces, mi papá me mandó a Mérida,
a intervenir en el concurso, fui al concurso, presenté un legajo que le
daban a uno, no hubo ningún resultado y al siguiente año se repitió
el concurso, volví a Mérida, no hubo ningún resultado y abandoné la
ilusión del concurso y de mis estudios de Normal, pero seguía leyendo
mucho. Y qué te parece, de pronto, me encuentro con un amigo que tiene
un negocio de gasolina y mecánica en Mérida, que me dice: “Caramba,
tengo un problema allá, tú no tienes nada que hacer, no tienes profesión,
por qué no te vienes conmigo y me controlas eso, y se te gusta, pues, te
quedas ahí, hasta que puedas”. Me fui y comencé a trabajar para él, en un
garaje que se llama el garaje Moderno, y ahí está, todavía, en Mérida, ahí,
inmediato, a dos cuadras del Palacio Episcopal, hacia la sierra, ¿verdad?

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Estoy ahí, sí señor, un rato cualquiera de estos, olvidado por


completo de los concursos previos, cuando pasa un amigo mío de Timotes,
que sabía lo del concurso, a las ocho de la mañana paró su carro de
urgencia y me pregunta: “¿No vas a intervenir en el concurso? Acaba de
comenzar el examen, salga en carrera para allá”. Y resulta que la escuela,
donde ocurría eso, me quedaba a dos cuadras del trabajo. Entonces, dejé
a algún encargado ahí, me fui al examen, me identifiqué, me dieron el
legajo, me senté y lo entregué antes que todos los demás. El jurado, no me
acuerdo quiénes estaban, pero eran notables de la Mérida de entonces; el
presidente del jurado me aconsejó: “Mire señor, mejor revise el trabajo,
mire que le falta media hora, revise el trabajo”. Y yo le respondo: “Usted
perdóneme, señor, pero ya lo revisé”. “¿Está usted seguro?”. “Sí, estoy
seguro”. Luego, me preguntó: “¿Puso la dirección?”. “Sí, ahí está la
dirección, mire”. Y, por último, me dijeron: “Bueno, váyase tranquilo,
lo felicitamos, le pondremos telegrama a Timotes, a esa dirección, si el
resultado de su trabajo es positivo, y si no hay telegrama es porque no
hubo nada”. “Perfecto”, señalé yo, me despedí y me fui a mi trabajo.
Por circunstancias que ahora no recuerdo muy bien, no seguí en
el trabajo, por discrepancias que surgieron entre el dueño del negocio y
yo, y entonces me regresé a Timotes, y me siento a esperar el resultado
del concurso, que fue, creo recordar, como a comienzos de agosto y pasa
todo el mes de agosto y nada, y pasa todo el mes de setiembre y nada,
y octubre y nada, y por ahí, el 25 de noviembre llego a mi casa, y me
encuentro, de pronto, con la sorpresa de que hay un telegrama para mí,
veo el telegrama y era de Mérida, lo abro y dice: “Sírvase presentar ésta
para recibir instrucciones”. Salí para Mérida, fui a la Inspectoría, como
se decía entonces, donde me informaron: “Aquí están sus credenciales,
está usted becado para la Escuela Normal Federal de San Cristóbal. Le
deseamos éxito, mucho gusto, váyase cuanto antes”. Y así me vine al
día siguiente.
¿Era una beca para estudiar en San Cristóbal?
Sí, era una beca para estudios de Normal.

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¿Ahí se enlaza entonces San Cristóbal con Mérida?


Sí. Ya tengo mi experiencia de La Raya, que es una etapa más
trujillana que merideña; ya había hecho mi primaria en Timotes,
que es Mérida; y ya me había venido para Mérida; y ya me lanzaron
para San Cristóbal. Ahora, llego a San Cristóbal y me presento en la
Normal con mis credenciales de Mérida. El 29 de noviembre del año
39 me recibe las credenciales el director y me dice: “Llega usted muy
a tiempo, porque hoy es el día de Don Andrés Bello”. No lo sabía,
pues, o no lo tenía presente en ese momento. Seguramente, no. Bueno,
me incorporé el día de Andrés Bello. Desde ese día, pertenezco a San
Cristóbal.
¡Hace ya más de 50 años!
Sí, yo inauguré el curso de cuatro años en la Normal. Mire, me
gradúo y para donde me lanza el Ministerio de Educación, es para
Trujillo. De modo que comencé a trabajar en Valera, en la Escuela
Padre Blanco; de ahí me largaron para Escuque, a la Escuela Eduardo
Blanco; de ahí me largaron para Betijoque, a la Escuela Diego Bustillos.
Mi primera etapa profesional ocurrió en esos tres pueblos.
¡Vuelve otra vez a Trujillo!
Sí, volví otra vez a Trujillo. Un rato cualquiera de estos, por
diversas circunstancias, pues, salto de Betijoque a Barquisimeto,
donde hice un año casi completo, el año 46. Y luego hice un cursillo
para formar instructores en alfabetización, que a mí me interesó y me
metí. Y me encontré al final, cuando hicieron la revisión de cosas,
con la sorpresa de que el ministerio me nombró jefe del Servicio de
Alfabetización en el estado Táchira. Y entonces regresé a San Cristóbal. Y
así, durante tres años fui jefe del Servicio de Alfabetización en el estado
Táchira. Y al llegar aquí, que eso no tenía mucho trabajo, me llamaron
de la Normal para hacerme profesor por dos años.
Usted en Mérida estuvo poco tiempo.
En Mérida estuve poco.

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¿Y ahí no ejerció el magisterio?


No lo he ejercido nunca en Mérida. Pero en Mérida me
ocurrieron estas cosas, que son muy bonitas de contar. Mira. A mí me
gusta contarlas. Conozco Mérida y me ocurren allí estas cosas: una,
conocí el cine, porque yo no conocía el cine. El sitio donde posé estaba
exactamente al frente del Cinelandia, en la calle Lora, voy al cine y me
enamoré del cine, porque estaban en furor por esos días, las películas
de Gardel. De modo que me eché al pico todas las películas de Gardel.
Y en la misma cuadra, donde estaba la pensión, me encontré con una
librería, donde estaban casi todas las obras de Vargas Vila. Ahí conocí
a ese autor y me leí como treinta libros de Vargas Vila en esos días.
De modo que, además de conocer la ciudad, conocí el cine, conocí a
Gardel y conocí a Vargas Vila.
¡Tres revelaciones!
Tres revelaciones. Y obtuve el concurso que me salvó
profesionalmente. Estuve un año casi completo en Barquisimeto, y de
allá me catapultaron para acá. Y estuve aquí, desde el 46 hasta el 49,
en Alfabetización y en la Normal. En eso se produjo el golpe de Pérez
Jiménez. Y entonces, por circunstancias diversas, me fui a Caracas a
ver qué tal me iba por allá. Entré en el Pedagógico y me hice profesor
de Castellano, Literatura y Latín. Este es un dato curioso, que me
gusta repetir. Mi promoción de sexto grado constó de diez alumnos
y fue en el 33; diez años después, integrando una promoción de diez
alumnos, me gradúo de maestro en San Cristóbal; y diez años después,
integrando una promoción de diez alumnos, me gradúo en Caracas de
profesor. Y de la promoción de la escuela primaria han muerto dos,
de la promoción de la Normal han muerto dos y de la promoción del
Pedagógico han muerto dos.
Hay un curioso juego de números y una armonía entre ellos.
¿No?
Sí, bueno, son cosas curiosas.

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Página manuscrita de Pedro Pablo Paredes sobre Manuel Felipe Rugeles

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El grupo Yunke y la generación del 40

¿Cuál era el ambiente intelectual de San Cristóbal a su llegada


y durante los primeros años de permanencia en nuestra ciudad?
Yo llegué aquí, me integré a la Normal y andando el tiempo,
estaba yo comenzando mi tercer año, ya me había hecho amigo de
algunos de mis profesores, como Régulo Burelli Rivas y Manuel Osorio
Velasco, para citar dos. Y también de algunos periodistas que trabajaban
en los periódicos de entonces, como Vanguardia, que ya desapareció.
En fin, el caso es que de un momento a otro surgió la posibilidad de
crear un grupo literario. Y ese grupo se llamó Yunke; se creó, si mal no
recuerdo, en el 42. Las reuniones se hacían en la casa de Luis Felipe
Ramón y Rivera. Y esas reuniones tuvieron la característica de que eran
alternativamente musicales y literarias, o sea, la gente iba y leía sus cosas:
un ensayo, un artículo crítico, un artículo político, o un poema, lo que
fuera… Y el otro iba con su guitarra y su piano. Ahí fue donde se hizo
famosa, por lo menos, para nosotros, Ofelia Ramón, que es la mejor
intérprete que ha habido de la música típica tachirense, hasta donde
vamos. Las sesiones eran, pues, medio literarias, medio musicales, a veces
puramente literarias, a veces estrictamente musicales. Nada más. Ese
grupo tuvo la circunstancia de que congregó a lo que luego se comenzó
a llamar, y ya está, más o menos, establecido así, a la generación del
40. Ahí estábamos, Escalona-Escalona, que estudiaba en la Normal
conmigo, Aurelio Ferrero Tamayo, Carlos Sánchez Espejo, Manuel
Osorio Velasco, Rafael María Rosales… Se asomaba, de vez en cuando,
Ramón J. Velásquez. Es la gente de la generación del 40 en el Táchira.
¿Qué papel jugó esa agrupación en las letras regionales?
Jugó un papel muy pedagógico.
¿Y tuvo proyección nacional?
Esa fue la generación del 40 regional. Y muy curiosamente, como
ocurrió también en el resto del país, pero aquí con más fuerza, esa

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generación tuvo como padrinos espirituales a los poetas del grupo Piedra
y Cielo, de Bogotá. Y una de las cosas lindas que tuvo el grupo Yunke,
fue que dio a conocer las primeras publicaciones de nosotros. Ahí salió
mi primer libro, que fue un cuaderno de poemas, titulado Silencio de tu
nombre. Igual hicieron Manuel Osorio Velasco, Régulo Burelli Rivas…
¡Qué fueron los primeros libros de ustedes!
¡Qué fueron nuestros primeros libros, en cada caso! Ese grupo nos
dejó marcados para toda la vida a todos nosotros. Mire, en San Cristóbal
ha habido muchos grupos literarios. Y una de las cosas más bellas de
la ciudad es la Peña Literaria Manuel Felipe Rugeles, pero esta peña
tiene la característica de que es eventual y además muy informal. Las
reuniones del grupo Yunke eran más sistemáticas. Pero nos ocurrió, lo
que ocurre siempre con los grupos literarios, que nos fuimos graduando
y nos fuimos dispersando. Y se acabó el grupo. Pero fue un grupo muy
lindo. Hicimos páginas literarias en Vanguardia, en El Centinela… Y nos
influyó a todos, y por intermedio del grupo nos pusimos en contacto con
otros grupos, como el Piedra y Cielo, de Bogotá, que fue prácticamente
nuestro padrino; con el grupo Martín Fierro, de Buenos Aires y con
algún otro que no recuerdo en este momento, que fueron coincidentes
en el tiempo, generacionalmente, hablando. ¡Sí señor!
¿Qué me puede decir sobre la generación del 40?
La generación del 40 tuvo los siguientes puntos definitorios: se
propuso una vuelta a los clásicos, porque fue una reacción nacional
contra el grupo Viernes, que fue estrictamente caraqueño, y que fue
el grupo que no solamente tomó como bandera de lucha, la bandera
surrealista, sino que fue el que puso en órbita el verso libre en Venezuela.
Eso no lo logró la generación del 18, inmediatamente, anterior.
Entonces, fíjate, la generación del 40 reaccionó contra el grupo Viernes,
colgándose de los clásicos. El problema de esta generación, para mí, es
el siguiente, que fue a los clásicos españoles por intermedio del grupo
Piedra y Cielo. No es que valerse de Piedra y Cielo como trampolín, sea
negativo, sino que, en algunos casos, eso resultó realmente desquiciado.

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Por ejemplo, el líder de la generación del 40, nacionalmente hablando,


era tachirense, se llamaba Juan Beroes y nació aquí. Ahora, Beroes es
un buen poeta, pero es muy clasicista, si se puede decir así, y lo es, pero
a través de Piedra y Cielo. De manera que uno lee a Beroes y es como
leer una especie de caricatura del estilo de Eduardo Carranza.
¿Fue una gran influencia colombiana?
Una influencia, sencillamente, total, en Beroes. El resto de los
autores del 40 no fueron tan fieles, no fueron tan sumisos, no se trata
de fidelidad, sino de sumisión. No fueron tan sumisos al grupo Piedra
y Cielo. Eso vino en detrimento, por supuesto, de Beroes, que está
muy devaluado por eso. Porque si tú lees a Piedra y Cielo y te sientas
a leer a Beroes, tú sientes que aquello no va a ninguna parte. Ese es
un defecto central de Beroes. A él lo salva para la crítica nacional,
para las antologías nacionales, la obra que publicó cuando comenzó a
independizarse de la influencia de Piedra y Cielo. Por ejemplo, Materia
de eternidad es un buen libro. Ahí ya no hay nada de Piedra y Cielo. Pero
aquello de Canto para el abril de una doncella, eso es puro Piedra y Cielo.
Pero, en fin, puntos importantes: uno, la generación del 40 se propuso
volver a los clásicos para reaccionar contra el surrealismo de Viernes.
Otro, se trazó, entre otros propósitos, el mismo de la generación del
18, ser, hasta donde eso es posible, auténticos, es decir, rigurosamente
venezolanos; creo que eso se logró, magníficamente, en personas, como
decir, Aquiles Nazoa, que es un tipo venezolanísimo de pie a cabeza. Por
ejemplo, Pastori, que es del 40, tiene un problema parecido al de Beroes,
pero en otra dirección. Pastori es andreseloyblanquista de punta a punta.
Pero, mira, hay una autora que es sumamente buena, me parece que
entre las mujeres, por lo que ha dado ya, hasta la fecha, que se puede
considerar definitivo, aunque no se ha muerto, es Luz Machado, que
es una buena poeta, hay libros de ella extraordinarios, en los que tú
no sientes el clasicismo por ninguna parte. En ella se dio la fidelidad
a los clásicos, directamente, sin traicionar lo venezolano. Porque, por
ejemplo, Ida Gramcko tiene el problema de que es muy oratoria. Y

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a Ana Enriqueta Terán le pasó una cosa, que le pasa a mucha gente,
después de un cuarto o quinto libro que publicó por ahí, debió tener
unos cenáculos con esta gente joven, posterior al 40, y la enzanjonaron
en esta incoherencia característica de la mayor parte de la poesía que se
está haciendo. De entonces para acá, Ana Enriqueta perdió su estilo y
se volvió casi ilegible. Es decir, traicionó la línea que abrió, se apartó
de ahí para congraciarse con los nuevos.
¡Más que traicionar se desvió del camino que traía!
Sí, se desvió del camino que traía, que era su camino.

Influencia y persistencia del Quijote

¿Qué lecturas y qué escritores influyeron inicialmente en usted?


Yo, como te dije, entré en los clásicos por Cervantes, con el
Quijote, que me leí en el quinto grado. Permíteme un paréntesis,
antes de hablarte del Quijote, porque me interesa que tengas claro
este punto.
¡Sí, cómo no!
Yo le entré al Quijote en quinto grado y me lo leí de punta a
punta, sin saltarme una línea, cosa que no hacen hoy, ni los profesores
de Literatura. Bueno, pero eso, es otra cosa. Y me quedé encantado
con el libro. Pasa el tiempo, y de pronto, estoy estudiando en la
Normal, en San Cristóbal. Pero tú sabes que hay ciertas impresiones,
sobre la primera vez que tienes tú una experiencia determinada, por
ejemplo, yo siempre he comentado esto. Uno oye, por primera vez,
la Quinta Sinfonía, dirigida por Bruno Walter, por hablar de un
director clásico de Beethoven. Y oye después, otras interpretaciones
y uno siente que algo falla por ahí. A uno se le queda grabada la
primera interpretación y la sinfonía es la misma y la orquesta puede
ser mejor que la primera.

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Portada de la primera edición de Leyendas del Quijote.


Mérida: Universidad de los Andes, 1976

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Estoy de acuerdo con usted.


¿Verdad que en eso coincidimos? Ah bueno, entonces a mí se me
quedó grabada la lectura del Quijote y se me quedó grabada la edición que
yo leí, y siempre tuve la ilusión de ponerme en esa edición para tenerla.
Bueno, estoy estudiando en San Cristóbal, vivo en cierta pensión y un
rato de estos, salgo al anochecer, pero me paré antes en el portón. Y veo
que han puesto en el tacho de la basura, porque ya había anochecido
y pasaba el aseo urbano, como ahora; miro el tacho de la basura y veo
que hay un libro encima, como recién puesto ahí, me agacho a ver qué
libro es. Y era un ejemplar del Quijote. Lo levanté, en perfecto estado
de conservación y era exactamente la edición que yo había leído en La
Raya. Y entonces, como estaba puesto ahí, en calidad de desecho, yo le
puse mano, lo guardé entre mis libros y lo conservo todavía, lo tengo
en casa de mis hermanas, en una pequeña biblioteca que tengo allá.
Esa es una segunda etapa mía con el Quijote.
¿Usted escribió un libro sobre el Quijote?
Andando los años, habiéndome familiarizado hasta donde he
podido con los clásicos españoles, antes y después del Quijote, empecé
a sentir que yo estaba en deuda con él. Me entró esa preocupación y no
me la podía sacar de encima, la olvidaba, pasaban meses y me volvía a
entrar, hasta que un día, dije: “No, pues, hay que salir de esta deuda”.
¿Qué escribir sobre el Quijote? Sobre él está dicho todo, lo inimaginable,
no han encontrado todavía nuevas posibilidades. Fíjate lo que me
pasó. Un rato cualquiera de estos, me cae en la mano un libro de aquel
fulano, que tú habrás leído y que es muy grato, Kahlil Gibran, llamado
El profeta. Me pongo a leerlo y de pronto me llamó mucho la atención
uno de los capítulos cortos, verdaderos poemas en prosa, que ocurre
de la manera siguiente: María Magdalena está en su casa, atendiendo la
visita de algunos de los apóstoles y están tomando vino, o alguna cosa
así, y conversando a propósito de Jesús, que hace días que no lo ven y
no saben en dónde anda. Y había luna. Según el poema, la casa tenía
porche, con el jardín correspondiente y entonces, María Magdalena se

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levanta a traerles vino a los visitantes, pero, para poder pasar hasta donde
estaban los visitantes, tenía que pasar por la puerta y llegar al porche, y
a lo que pasó por allá, miró que sobre el césped del jardín, se alargaba la
sombra de Jesús. Ella se estremeció, entregó el vino a los visitantes y salió
a ver dónde estaba Jesús, se asomó al jardín y no había nadie. Total: una
linda cosa. De ahí me surgió a mí la idea siguiente: por qué no escribir
una cosa sobre el Quijote basada en hacer, en crear el testimonio, de
acuerdo con el libro, por supuesto, hasta donde el libro pueda dar algo
para eso; por qué no escribir el testimonio de las gentes, de las gentes de
cierta nota, que estuvieron en contacto con Don Quijote, que fueron
sus amigos, o que lo acompañaron, circunstancialmente, en un rato del
camino, o que lo conocieron en una posada y lo escucharon hablar, o
que lo vieron hacer sus travesuras más allá. Y me puse a revisar el libro
y a seleccionar los personajes y de ahí me salió Leyendas del Quijote, que
es, según me lo han dicho algunos comentaristas, especialmente de
España, una forma de ver la obra, que no se le había ocurrido a nadie.
Es otro ángulo de exploración del libro.
Es una vista oblicua del Quijote.
Ese libro yo, lamentablemente, no lo he leído, incluso, creo
que usted recibió un premio en Caracas.
Sí, por ese libro obtuve el Premio Municipal de Prosa del año 77.
¿El mismo año de publicación?
Sí, el mismo año de publicación.

Otras influencias intelectuales

¿Qué otras influencias intelectuales ha recibido?


Eso te lo decía en cuanto al Quijote. Y yo de lo que he me nutrido,
mucho más, de lo que puedo hablar de influencias, pues, porque las
influencias siempre las recibe uno de todas partes, en fin, pero influencias

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más definidas me han venido de los clásicos españoles. Por ejemplo, Fray
Luis de León, San Juan de la Cruz, Cervantes con sus Novelas ejemplares
y el Quijote, por supuesto, Bécquer y algunos otros de la generación
del 98, a todos los que consideramos clásicos españoles, por ejemplo,
García Lorca, que es de la generación del 27. Mi formación ha sido,
centralmente, española, es decir, fuera de América, pues, centralmente,
española. Ahora, claro, no puede uno olvidarse, por ejemplo, de Víctor
Hugo. Y ahora, como estamos entrando en el 93, habrá que volver a
leer El 93, que a mí me causó mucha impresión cuando lo leí, siendo
estudiante de la Normal, que es la novela de la Revolución francesa,
muy linda novela de Víctor Hugo. Bueno, por ejemplo, para decirte una
cosa, así suelta y en el aire, entre los autores que yo he leído, extranjeros,
están Thomas Mann con La montaña mágica, Hermann Hesse con El lobo
estepario, Aldous Huxley con El contrapunto… En fin, obras que pueden
considerarse clásicos en los distintos países, digamos europeos, sean en
lengua francesa, inglesa, rusa…
¿Y en cuanto a los escritores venezolanos?
Bueno, yo los he trabajado hasta donde me ha sido posible, por
razones, entre otras cosas, profesionales, como he trabajado mucho
a los escritores colombianos, por razones profesionales, de cátedra, a
tal punto que el poeta Eduardo Carranza, que fue amigo mío y que
murió el año antepasado, un día hablando, se paró, de pronto, en la
conversación y me dijo: “¿Quieres que te diga una cosa?”. “Sí”. “Mira,
yo soy profesor de Literatura, como tú sabes, y en Colombia no hay
quien tenga noticias de la literatura colombiana como las que tienes
tú, en fin, no las tengo yo”. Es cuestión de familiarizarse uno con los
escritores. Y en el caso venezolano, desde Bello hasta Gallegos. De
eso no se escapa uno, por supuesto. En el congreso de literatura que
se frustró por el golpe, me tenían clavada una clase magistral. Estuve
algunos días pensando sobre esto, qué tema escoger y de pronto me
encontré con un tema que puede ser interesante. Lo mantuve por ahí
y a ratos lo recuerdo, lo remojo y me parece que puede ser interesante.

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Fíjate el tema. Venezuela, por una serie de razones, que se explicarían


en la charla, más o menos, no ha dado todavía un poeta grande, lo
que se dice grande, por supuesto. Venezuela no tiene un Vallejo, ni un
Neruda, ni un Barba Jacob, ni un Silva… ¿Por qué eso? Se suele hablar
en materia de crítica, de que una cosa es ser artista y otra cosa es ser
creador. Los críticos hacen distinción entre el artista y el creador en

Pedro Pablo Paredes. San Cristóbal, 2007.


Fotografía: Ildefonso Méndez Salcedo

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el sentido siguiente. El artista es el que hace la carpintería del poema,


hablando de poetas, el que sabe, pues, donde va la coma…
¡La mecánica!
Sí, la mecánica de la forma del poema. Ese sería el artista. Y el
creador es el que iría por dentro de eso. ¿Está claro? Entonces, uno en
Venezuela, y en eso creo que concordemos, lee la Silva a la agricultura de la
zona tórrida, con amor, con voluntad de comprensión y tú sientes que es
un gran poema. Y lo mismo, te pasa con La casita blanca, y con La vuelta
a la patria, y con El idilio trágico, y con la Silva criolla, y con A un año de
tu luz… Tú sientes que el artista está muy bien ahí y sientes, hasta cierto
punto, que el poeta no anda mal, tampoco; pero tú no te sientes, solidario,
íntimamente, con ese tipo de poema, como te sientes, cuando lees, por
ejemplo, a Vallejo, que tú te quedas deslumbrado, o cuando lees a Neruda…
¡Es una compenetración total!
Sí, total. El verbo es ese. Tú no te sientes identificado con Bello.
¿Sí o no?
¡Si usted sale a la palestra pública con esta tesis le va a caer
encima medio mundo!
Sí, me cae medio mundo. Y si tú sigues de allá para acá, digamos,
desde Andrés Eloy Blanco para acá, entonces, la cosa es peor. Pero
mire, tú te sientas a leer a poetas un poco menores, que los que hemos
nombrado como, por ejemplo, José Eustasio Rivera, colombiano; Santos
Chocano, peruano; Huidobro, mismo…
¿Usted lo que plantea es que no está vaciada realmente el alma
del poeta en el papel?
Sí, en el papel.
¿Eso es lo que falta? ¡Más que preocuparse por la forma hay que
preocuparse por el fondo!
Sí, por el fondo, porque el fondo es el que compromete al poeta
con el lector.

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¡Y que exista una comunicación genuina!


Mira, te doy un ejemplo: una poeta impresionante, pero una cosa
sobrecogedora, que tú la lees, la vuelves a leer y cada vez la sientes como
la primera vez, se llama Gabriela Mistral. Una poeta como Gabriela
Mistral no la ha producido España, digamos, femeninamente, hablando.
Los españoles no tienen una mujer de la calidad de Gabriela Mistral.
Ni de la calidad de Alfonsina Storni, ni de la calidad de Teresa de la
Parra… España, que es la madre del idioma.
En el sentido de que el poeta despierta al lector. No solamente
lo entretiene.
No solamente lo entretiene, porque la cosa tiene que ir más allá
del entretenimiento.
En ese sentido, tal vez, sí resulte difícil refutarle su tesis. La
cosa es muy polémica, porque yo estaba pensando, por ejemplo, en
Ramos Sucre y en Gerbasi, que están muy emparentados, en cuanto
al hermetismo de su poesía, pero realmente, ellos no llegan al grueso
del público.
Ya que trajiste a colación eso, que dice la gente, yo se lo he oído
a estudiantes, a lectores… “No es que no me guste, es que no me llega”.
Esto me hace recordar una frase de Ortega y Gasset, quien estuvo en
Argentina, invitado por unas señoras, ricas e ilustres, no recuerdo
ahora sus nombres, fue huésped de honor de sus casas y se estuvo una
temporada, más o menos larga, por allá. Y un rato de estos, las señoras
promovieron la publicación de la obra del poeta árabe-español, Ibn
Hazm, que era andaluz, concretamente del libro El collar de la paloma,
que es uno de los clásicos de la literatura universal en el campo del
amor. Y le pidieron a Ortega el prólogo para ese libro, y Ortega lo
que les hace es una carta, bueno, el prólogo fue una carta, dividida
como en tres o cuatro puntos, y en una de las conclusiones, les dice:
“Ustedes comprenderán y estarán acordes conmigo, en que todo
poeta verdadero nos plagia, porque cuando lo leemos, nos decimos

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en silencio, pero esto lo había sentido yo y no se me había ocurrido


escribirlo”. Mire, eso no lo encuentras tú en ningún poeta venezolano,
que yo sepa, hasta la fecha.
Tal vez, en sentido general tenga usted razón, pero deber haber
algunas excepciones, aunque para discutir y polemizar su apreciación
es muy acertada.
Sí, claro, debe haberlas. Pero los casos de mayor cuantía no tienen
esa virtud, de hecho, entre los casos mayores, Pérez Bonalde, Andrés
Eloy Blanco…
Incluso, entre poetas que su poesía se ha hecho popular.
Sí. Y mira esto, el verdadero Andrés Eloy está en lo popular.
Ahora este asunto del que estamos hablando lo voy a desarrollar por
escrito, porque me parece que es interesante.
Sí, es muy interesante.

Presencia de los Andes y de San Cristóbal


La geografía andina ha influido notablemente en su sensibilidad
creadora, en sus gustos literarios, dejando marcada huella en su obra
como escritor.
Sí, la geografía andina ha influido sobre mi manera de ser, a
tal punto que Escalona-Escalona me ha definido un poco en chiste
de la siguiente manera: ha dicho que yo soy trujillano de nacimiento,
cosa correcta; merideño de crecimiento, cosa cierta, porque crecí
en Timotes; tachirense de sentimiento, cosa cierta, porque por algo
vivo aquí; y colombiano de pensamiento, porque yo me formé con
textos colombianos, en mi primaria y en mi Normal, tiempo en el que
predominaban los textos de autores colombianos, en todos los Andes.
¿Se estudiaban más las obras de escritores colombianos?
Sí, mire, un libro entrañable que yo he rastreado por toda Colombia
y eso se perdió, no lo volvieron a editar y que fue el libro de cabecera de

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mi escuela primaria, El lector colombiano. Una antología de los mejores


escritores y poetas colombianos. El autor, que fue un maestro eminente,
murió y el libro no se volvió a editar más nunca. Alguna vez vi un libro
con ese título y lo compré con mucha emoción, pero era completamente,
otro libro, diferente al que yo había tenido. Y todo esto te lo digo para
cuadrar el hecho de que mi formación es legítimamente, radicalmente
andina. A eso, lo único que yo le he agregado, es lo que he podido estudiar,
leer y conocer de las literaturas extranjeras, quiero decir, no venezolanas,
ni colombianas, extranjeras, o sea de lenguas traducidas, por ejemplo,
las francesas, portuguesas, alemanas… Pero, fundamentalmente, mi
formación es de lengua española. Yo he sido toda la vida un mal lector

Portada de la primera edición de La ciudad contigo. Caracas: Academia


Nacional de la Historia, 1984

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de libros traducidos, porque usted sabe que los italianos tienen una cosa
señalada: que el traductor es un traidor, por aquello de traduttore traditore,
una cosa así. Es un refrán italiano. Generalmente, a menos que sea un
traductor genial, la obra se frustra en las manos del traductor. Ahora,
hay excepciones, por supuesto. Un ejemplo, son las traducciones hechas
por Pérez Bonalde de El cancionero de Heine y de El cuervo de Poe que,
hasta la fecha y según los críticos y entendidos, son insuperables. Y otro
ejemplo, Cansinos Assens tradujo al español, creo que el tipo no escribió
casi lo suyo, por estar traduciendo la literatura rusa, casi completa, hasta
su tiempo. Y también, la francesa. Fue un gran traductor.
Ese es uno de los oficios más duros que hay, yo pienso que es
más duro que ser bibliógrafo.
Yo creo que es más duro que ser lingüista, que es una disciplina
terrible. Pero, bueno, existe, pues, la ocupación. Volviendo al tema inicial,
yo realmente creo que los Andes son otro país dentro de Venezuela, en
todo… Yo tengo una conferencia sobre este tema, porque no puede haber
integración colombo-venezolana, para mí no puede haberla nunca y mi
argumento es el siguiente: si tú miras el mapa de Venezuela, que nos
lo sabemos de memoria, Venezuela es un país llanero, los Andes son
un recodito, aquí, el venezolano típico es llanero, no andino; si usted
voltea la hoja y mira el mapa de Colombia, el colombiano representativo
no es llanero, es andino. De tal manera que los andinos venezolanos
deberíamos ser colombianos, entre otras cosas porque el límite de la
Nueva Granada pasaba por mi pueblo, por Timotes, pasaba por mi aldea,
La Raya, el límite original, antiguo, de la Nueva Granada. Pero esto lo
conduzco yo hasta lo siguiente: me parece que la tesis es interesante, se
diferencian mucho el montañés del llanero, siempre se han diferenciado,
en todas las épocas de la historia, en todos los países, el montañés del
hombre de la llanura. El hombre de la llanura es un tipo, como dicen los
colombianos, desabrochado de conducta y el de la montaña es ceñido a
disciplina, instintivamente, a una disciplina especial. Eso es para llegar
yo a lo siguiente: ¿cuál es el motivo fundamental de divergencia entre

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Santander y el Libertador? Que el Libertador era llanero y Santander


era andino legítimo, de Cúcuta.
Santander era de una localidad llamada San Faustino de los
Ríos, que era una población venezolana.
Sí, exacto. Santander, originalmente, fue venezolano.
La región andina, vale decir, la montaña, recorre toda su obra.
Llama la atención su preferencia por San Cristóbal, su modo de
sentirla y de soñarla.
Yo le debo a San Cristóbal, todo, casi todo. Fíjate tú, le debo a
San Cristóbal las dos cosas fundamentales de mi vida: una, yo vine aquí
a hacerme profesional del magisterio y aquí me gradué. Fui a Trujillo,
como ya te dije, trabajé aquí y allá, en unos cuatro o cinco pueblos.
Regresé a San Cristóbal. Fui a Caracas, trabajé allá unos 15 años, y de
Caracas regresé a San Cristóbal, al Liceo Simón Bolívar, donde me
jubilé. Quiere decir que mi curva profesional docente comenzó aquí
y se cerró aquí. Eso se lo debo a San Cristóbal. La otra cosa: aquí hice
mi primera publicación, me la hizo Yunke. Me fui, qué se yo, publiqué
alguna cosa por ahí, regresé para acá, donde estoy, y la mayor parte de
lo que yo he publicado, tengo 19 o 20 títulos, lo he publicado en San
Cristóbal o desde San Cristóbal, e inspirado, centralmente, casi que
en San Cristóbal. Todo. En ese campo no estoy jubilado.
¿Todos sus libros han sido escritos en San Cristóbal?
Casi todos. La mayor parte de los libros míos han sido escritos aquí,
en este escritorio, cuando estaba en la urbanización Torbes y ahora que
estoy aquí, en la urbanización La Hacienda. De manera que lo que quiero
decirte, es lo siguiente: mi curva profesional se abrió en San Cristóbal y
se cerró aquí, con la jubilación. Mi curva literaria comenzó aquí y aquí
estoy. Esas dos cosas revelan el afecto que tengo por San Cristóbal.
Hay un afecto por la ciudad, una relación entrañable con ella.
Sí, una relación entrañable entre la ciudad y yo. Lubio Cardozo
me dijo una cosa, que no se la había escuchado a nadie. Yo le había

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mandado La ciudad contigo. Un rato de estos voy a Mérida, lo busco y


nos ponemos a hablar. ¿Y sabes lo que me dijo? ¡Que me dejó realmente
asombrado! Me dijo: “Mire, Pedro Pablo, yo tengo que hacerte una
confesión, yo no había leído en mi vida un libro más bello que ese”.
Textualmente, me dijo eso. La ciudad contigo es un libro inspirado,
exclusivamente, en San Cristóbal. Es una colección de poemas en prosa.
¡Es un libro muy hermoso!
Ese libro me quedó muy bien. Yo lo quiero mucho, entre otras
cosas, porque está inspirado en San Cristóbal, que es mi ciudad. Y yo lo
quiero mucho también por una razón especial. Aquí, entre nosotros, nadie,
ni Rugeles, que es el cantor de los Andes y el cantor de San Cristóbal,
le había dedicado a San Cristóbal un libro, es decir, había especializado
un libro en el tema de San Cristóbal, como ese mío, La ciudad contigo.
Es cierto, por eso es que yo lo llamo a usted el poeta de la
ciudad. Y usted dice que no es el poeta de la ciudad, que un día de
estos me lo va a presentar.
Sí, pues, es Rugeles, que está considerado el poeta de la ciudad,
con mucha justicia. Pero es de las cosas más curiosas, Rugeles, poeta de
San Cristóbal, no tiene un poema específico a la ciudad. Ni uno. En
cambio, yo le dediqué todo ese libro a San Cristóbal.
Y en otros libros suyos de poesía, también aparece San Cristóbal.
Sí, claro.

El oficio de la escritura

¿Por qué esa inclinación suya por escribir?


Bueno, pienso que ese es un problema de vocación. Ya te dije,
¿quién me mandó a mí a leerme el Quijote a la edad en que yo lo leí?
Mira, hay cosas en la experiencia personal que parecen increíbles,
cuando hay suficiente perspectiva sobre ellas. A mí me parece hoy una

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fábula, el que yo haya tenido esa experiencia a dicha edad. Entonces,


lo que te dije al comienzo: yo pienso que eso es una coincidencia con
la inclinación natural, que yo seguramente traía.
¡Hay una necesidad por plasmar el pensamiento en el papel!
Sí, hay una necesidad, lo expresivo es una necesidad perentoria.
¡De comunicación y de creación!
De creación, de comunicación, de expresión, pues, de drenaje
íntimo, como decían los griegos. ¡Ese es el problema!
Su obra como escritor se reparte entre la poesía y el ensayo.
Su poesía le canta a la naturaleza en sus más bellas manifestaciones
y al mismo tiempo a la presencia humana, es decir, tanto al medio
como al hombre.
Eso es correcto, lo ratifico en todas sus partes. Mira, uno de los
libros que yo quiero más es Temas con variaciones, en que me deshice,
un poco, como te había dicho del Quijote, de una serie de cosas que
arrastraba y que yo quería hacer algo con ellas, y un rato cualquiera de
estos, pues, me entró y lo desarrollé. Y creo que ese es uno de los libros
míos que ha tenido más éxito de crítica, porque son ensayos divididos
en tres partes cada uno. Y esos ensayos, breves, tienen un tema, más
o menos central, dividido en tres partes. Así son todos. Por ejemplo,
ahí hablo yo de Cervantes, de Bolívar… Uno de los capítulos se titula
“El amor de Bolívar”, entonces comento, en primer término, a Fanny
du Villars, la francesa; en segundo término, a Bernardina Ibáñez, la
ocañera; y por último, a Manuela Sáenz, la quiteña. Esto para llegar a
la conclusión de que esos tres amores fueron verdaderos, auténticos
amores en Bolívar, la prueba de que lo fueron es que uno de los últimos
suspiros sentimentales que echó el Libertador en Santa Marta fue para
Fanny, a quien recordaba con una perfección estremecedora. Y con la
Ibáñez, ocurrió un hecho muy curioso, ella no le correspondió jamás
y él no dejó de quererla nunca, y los parientes de la Ibáñez, una vez
pasado el tiempo, un historiador llamado Néstor Ibáñez, que era tío de

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la muchacha, destruyó toda huella posible de esa afección de Bolívar


por ella, pero como no hay crimen perfecto, quedó una carta que se
salvó y es tan curiosa, que está escrita de la siguiente manera: “Mi
querida B…”. No se atreve ni siquiera a poner el nombre completo. Y se
queja de que ella no le ha respondido ninguna de sus cartas, mientras
él vive penando todos los días por ella. Y se despide con la cautela
con que entró y le pone el “tuyo”, o algo así, “te quiere mucho”, qué
se yo. Hay una carta que él le escribe a Santander, desde Lima, no
una carta oficial, sino una carta de amigos y por allá, al final, le dice:

Portada de la primera edición de El soneto en Venezuela. Caracas: Ministerio


de Educación, 1962

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“No olvides dármele saludos a nuestra admirada Bernardina y, si te es


posible, decirle que la recuerdo todos los días”. Santander le responde
y cuando se acuerda que tiene que decirle algo de Bernardina, algo le
dice, y de pronto, le pone esta observación, todavía no habían roto la
amistad: “Pero no olvide, mi querido general, que amor de lejos…”.
Y todos esos amores, que fueron auténticos, pero no realizados, por
una u otra circunstancia, encontraron su culminación, casi borrascosa,
en Manuelita.
No ha escrito usted o no se ha interesado por escribir cuentos
ni novelas. Sus géneros predilectos son la poesía y el ensayo. ¿Por qué
no ha intentado expresarse en otros géneros?
Mira, una de las especializaciones que yo admiro más es la novela
y como no está en mi órbita, una de mis admiraciones consiste en lo
siguiente: yo no he tenido la oportunidad de hablar con un novelista
al grano, para tocarle esto. La creación literaria es el resultado de una
tensión que llamamos inspiración. Ahora, quisiera yo preguntarle a un
novelista, como por ejemplo, Thomas Mann, que murió hace muchos
años ya, ¿qué hace un novelista, que por circunstancias obvias, no puede
llegar hoy, sino hasta el capítulo séptimo y mañana tiene una audiencia
con el Presidente de la República, o tiene que hacer un viaje a Italia y
regresar dentro de 15 días, para volver a empatar con la misma tensión
en los capítulos siguientes? Eso debe ser un problema psicológico especial
o no tanto psicológico, sino emotivo, quiero decir, estético. ¿Verdad que
es un problema? Porque un poema, fíjate tú, por largo, o más o menos
largo, hoy no se escriben poemas largos, por supuesto, sale de un pepazo,
de un solo rasgo de inspiración. Pero una novela, que tenga 500 páginas…
¡Ahí se requieren meses o años de dedicación!
Sí, yo no he tocado la parte narrativa, que no está en mi órbita. Te
cuento esta experiencia, muy ilustrativa, sobre mi obra: un amigo mío,
de Mérida, que ya murió, no sé si tú lo alcanzaste a conocer, Antonio
Díaz, que me fue editor y un gran caballero. Nos hicimos, no sé en qué
momento, amigos, fuimos grandes amigos y cada vez que venía a San

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Cristóbal, que lo hacía con relativa frecuencia, me llamaba y yo iba para


el hotel a conversar con él. Y un rato de estos, le dije: “Mira, Antonio,
tengo un libro terminado y le esbocé el plan de Tema con variaciones”. Y él
me propuso: “Yo te lo edito, pues”. Pero, le señalé: “Déjame echarle una
leída para perfeccionarle algunas cosas y te lo dejo listo”. Y me respondió:
“Vuelvo dentro de 15 días, me lo tienes listo para llevármelo”. Vino como
en 15 días, efectivamente, y me preguntó: “¿Me trajiste el libro?”. Yo le
dije: “Mira, Antonio, no te lo traje, ni te lo voy a dar”. Saltó de una vez:
“¿Por qué?”. “Porque resulta que fui a Caracas y se me ocurrió mostrárselo
a Morón, que me lo quitó de las manos y me lo está imprimiendo, me da
mucha pena contigo, pero era imposible decirle no a Morón”. Antonio
Díaz se amoscó un poco, qué se yo. Y cuando, yo lo vi, así, disgustado,
le plantee: “Pero no te preocupes, tengo otro libro que me gusta mucho
y que yo personalmente aprecio, que es Leyendas del Quijote”. Le expliqué
el plan y me contestó: “Me voy a las siete de la mañana, de modo que
me lo traes esta noche, porque tengo que llevármelo”. Le dije: “Eso, no
puedo, traértelo esta noche”. “¿Y por qué?”. “Porque no lo he escrito
todavía, pero lo tengo aquí, en la cabeza”. El tipo quedó desconcertado.
Y le señalé: “Pero no te preocupes, a fines de julio, tienes el libro listo,
porque ya lo tengo, fíjate, es solo cuestión de sentarme a desarrollarlo;
a fines de julio, tienes el libro listo, en lo que lo termine y lo firme, te
llamo por teléfono y te digo aquí está, tú me dirás, si te lo llevo, o vienes
por él, o te lo mando”. El tipo quedó muy descontento: “Bueno, si no
hay más camino, no hay más camino”. Nos despedimos y se fue. Lo
llamé el 20 de julio y le anuncié: “El libro está terminado, aquí están
las ilustraciones y todo”. María Luisa Alonso me hizo las ilustraciones.
Y me respondió: “Yo voy para San Cristóbal, dentro de tres o cuatro
días, ténmelo ahí”. Vino, se lo entregué y lo editó. Pero lo que quería
decirte con eso es lo siguiente: tú, de pronto, concibes un libro, como
se concibe también un artículo, pero un libro es más difícil; tú concibes
una obra, la sobas, la cultivas, la consientes, la acaricias y la vuelves a
sobar; interiormente, eso lo llamo yo gestación, como le debe ocurrir
a la mujer cuando concibe. Entonces, se concibe la obra, se gesta en

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un tiempo, más o menos largo, más o menos corto, eso depende de las
circunstancias del escritor y un rato cualquiera de estos, se pare. Cuando
tú te sientas a escribirla, una de las cosas curiosas que ocurren, es que los
dedos corren sobre la máquina con una espontaneidad extraordinaria,
porque lo que estás es copiando. Esa es la experiencia, para mí, más
clara, de la vida de escritor, que yo he tenido, por lo menos.
En cuanto al ensayo se ha ocupado de temas propios de la crítica
literaria, de la educación, de las artes, en fin, de eso que conocemos
como cultura humanística. ¿Por qué ese interés?
Bueno, cómo te diría yo, también eso es un problema de
incitaciones intelectuales. Por donde quiera que tú pasas te van
surgiendo temas, posibilidades expresivas, características del desarrollo
intelectual, el ensayo es una obra de naturaleza, específicamente,
intelectual; el ensayo es reflexivo. ¿Qué te hace a ti pensar? Bueno, tantas
cosas por entre las cuales vas pasando cuando caminas por la ciudad.
O pon tú que no estés pasando, sino que las recuerdas, las has visito
o te provoca examinarlas, ponerlas en limpio para el presunto lector
del periódico. Ese es el interés de la vida diaria. Antes hablábamos del
ambiente, del entorno, del medio. Es el medio el que lo inspira a uno.
Ahora, de acuerdo con la naturaleza de la incitación, tú quedas en
disponibilidad de tratarlo por intermedio del corazón y la sensibilidad, o
por intermedio de la cabeza, que es la inteligencia reflexiva. ¡Eso es todo!
Uno de los libros más hermosos que usted ha escrito es
Emocionario de Laín Sánchez, en donde se tratan gran parte de los
asuntos que hemos abordado en esta conversación.
Sí, así es.
Vamos a hablar de las antologías preparadas por usted.
Sí, he hecho tres.
Pero, la más famosa, que es la primera que usted publicó, es El
soneto en Venezuela, que tiene un estudio preliminar muy enjundioso
y una selección de poemas. ¿Esa es la primera?

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Sí, esa es la primera, que salió en el 62, me parece.


¿Y la última es la que publicó la Contraloría General de la
República?
La intermedia es la Antología de la poesía venezolana contemporánea,
que fue publicada como en el 78, me parece. Y la tercera es el Poema
venezolano en prosa, que salió el año antepasado, publicada por la
Contraloría.
La intermedia no la conozco, pero me imagino que tiene un
estudio introductorio, o una nota de presentación.
Sí, la tiene. Pero la nota de presentación más larga y más polémica,
es la de El soneto en Venezuela.
Que es un estudio bastante orientador. Usted debe conocer los
elogios que se le han hecho al libro.
Sí, ¡cómo no! Ha sido editado tres o cuatro veces. Ese libro ha
sido muy manoseado en la docencia. ¿Sabes?
¿Ha sido muy utilizado para la enseñanza?
Sí, para la enseñanza. Y te cuento que el mayor éxito de ese
libro, en cierto modo, ha sido el siguiente: un rato de estos me llegó,
no sé dónde lo tengo, la antología del soneto chileno y me la dedica
el autor a mí, diciéndome que tomó nota de mi antología del soneto
venezolano.
¿El autor conocía su libro?
Sí, lo conocía. ¿Por qué hace uno antologías? Es una actividad
muy simpática, en el sentido de que la antología es el testimonio de un
lector determinado. Tú sabes que la vida intelectual es una máquina
de preferencias, tú tienes tus autores preferidos: poetas, ensayistas,
historiadores, novelistas o cuentistas. Pero a uno siempre le gustaría
hacer las antologías específicas. Si aquí hubiera eso que en Europa
funciona como una editorial. ¿Tú me entiendes? Donde tú llegas con un
libro y te lo editan de acuerdo con un contrato, como es de suponerse, no

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sé qué características tenga. Yo haría estas antologías. Una, la antología


de la elegía en español, porque hay elegías sensacionales, que no han sido
recogidas nunca. Otra, una antología de poemas en homenaje a César
Vallejo. Otra, una antología de poemas en homenaje a García Lorca.
Me gustaría hacer una antología del madrigal español; hay madrigales
sensacionales. Pero resulta que eso cuesta hoy una fortuna, tendría uno
que tener un patrocinador, que no existe a la vista. La antología es una
actividad apasionante, aunque no es una actividad, propiamente tal, de
uno. Y, además, estando la edición de libros tan cara, cómo vas a gastar
una plata que no tienes, en una obra ajena. Es una cosa terrible. Yo
hice una antología de la poesía contemporánea, porque me la publicó
la Asociación de Escritores de Venezuela; la del soneto en Venezuela
sí la publiqué yo, por supuesto, y después me la publicó la Biblioteca
Popular Venezolana.
¿Esa fue la primera edición?
No, la primera edición es mía; la segunda, es la de la Biblioteca
Popular Venezolana; y después, hizo otra, Monte Ávila, que es la
tercera. Hay una anécdota con respecto a El soneto en Venezuela, que es
increíble, pero ocurrió en la vida real y la recuerdo como si hubiera sido
ayer, aunque de eso hace como cuarenta años. Pero eso no importa,
lo que importa es lo siguiente: yo estoy en Maiquetía esperando un
avión, donde llegaba mi mujer, y estoy arriba, en el segundo piso,
tomando cerveza, porque había mucho calor y algo había que hacer.
Y de pronto, llega el avión, que parecía ser el que esperaba, y aterrizó
y todo el mundo salió en carrera por las escaleras. Y aquel gentío se
dirigió hacia una cerca de alambre, que había para separar la pista del
edificio, y era larga, algo así como media cuadra, o creo que más, y
entonces, yo escojo, sin pensarlo, el extremo derecho de la cerca y en lo
que voy llegando a la cerca, alguien, que escogió el extremo izquierdo,
que me conocía, que no recuerdo quién fue, me saluda batiendo la
mano y por mi nombre, y yo le correspondo, desde acá, y en lo que yo le
correspondo y termino el saludo, de más o menos, la mitad de la cerca,

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se desprende una muchacha preciosa, que se viene para acá y me aborda:


“Perdone, señor, de manera que usted es el señor Pedro Pablo Paredes”.
“Sí, señorita, mucho gusto, a la orden, ¿en qué puedo servirla?”. Y me
pregunta: “¿Usted no es el autor de El soneto en Venezuela?”. Le respondo:
“Exactamente”. Y ella dice: “Mire, yo quería conocerlo, yo tenía la
curiosidad de conocerlo, porque El soneto en Venezuela es el libro más
famoso de mi casa”. Entonces, imagínate, cómo me iría poniendo yo. Y
le pregunto: “¿Dígame una cosa, señorita, le gustó mucho mi libro?”. Y
me señala: “No, pues, yo no lo he leído”. Imagínate, cómo me pondría
yo, ante esa respuesta. Y vuelvo a insistir: “Entonces, ¿cuál es el motivo
de la fama de mi libro en su casa?”. Me dice: “Ese es el libro preferido
de mi mamá”. “¡No me diga!”, le contesto yo. “De tal manera que ella
sí se lo leyó”. Y agrega: “No, ella, menos”. Y entonces, le pregunto:
“¿A qué se debe la importancia de mi libro en su casa?”. Y me cuenta
lo siguiente: “Resulta que mi papá regresa en la noche fatigado, llega,
come alguna cosa, se da un baño, se tira a dormir como un tronco,
cuelga el saco en el clavo y, entonces, cuando él se duerme, mi mamá se
levanta, en punta de pies, le registra los bolsillos y todo billete de 100
bolívares que le encuentra, lo coge y lo guarda en El soneto en Venezuela
y lo pone ahí”. Mire, esta es una anécdota que parece inventada, pero
que sucedió, exactamente, igual, en Maiquetía.
¡Es una anécdota singular!
Sí, es una anécdota muy buena. En fin. ¿Sabes? Tengo una ilusión,
difícilmente realizable, por supuesto, yo, entre mis libros, quiero mucho
nueve. ¿Tú conoces la colección Candideces de Luis Beltrán Guerrero?
Sí, la he consultado.
Ahí la tengo, me faltan como dos tomos. Es como la colección
Ráfagas de Mons. Sánchez Espejo, son muy parecidas. A mí me
gustaría hacer diez tomos, con los libros que yo quisiera reeditar
por mi cuenta, para hacer una colección. Pero eso vale hoy medio
millón de bolívares, por lo menos. En una edición limitada de 500
ejemplares por cabeza.

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Ojalá se pudiera sacar adelante esta iniciativa y completarla


con otros volúmenes en los que se recopilen sus artículos publicados
en la prensa.
Sí, eso sería muy bueno. Mira, ¿tú leíste mi artículo de año nuevo?
No.
¿Quieres leerlo?
Bueno.
Tengo aquí la copia. Te lo digo con mucha emoción, porque
creo que me quedó bien. Se titula “Cambio de aventura”. Yo hago
una columna, como has visto, los sábados. Esto salió el sábado
pasado.
¿Y qué me puede decir en cuanto a su estilo?
Una de las asociaciones que me han hecho a mí, en artículos
críticos, es que yo sigo muy de cerca a Azorín, en el estilo, bueno, eso
me parece que es cierto, por supuesto, pero eso, en mí, es un poco
natural, así como hay gentes de período largo, oratorio; hay otras de
período periodístico, que se llama así, que es el que a mí me gusta más,
porque es más claro, para los efectos del lector y desde luego para los
efectos del escritor. El estilo oratorio es un poco cansón y tiende a no
ser claro, a menos que el escritor tenga mucho cuidado.
¿Usted dice que el estilo suyo es un tanto periodístico?
El estilo ha tenido muchos problemas en las teorías literarias, la
clasificación de los estilos es un lío del que no se sale nunca. Pero se ha
llegado a la conclusión de que no hay, sino dos maneras de expresarse,
tal vez, tres. La manera oratoria, tipo Sánchez Espejo, en que tú lees un
artículo de Sánchez Espejo y es como si él, te estuviera hablando. ¿Tú
me entiendes? Es el período oratorio. Luego, el período periodístico,
que es un estilo que va directamente al hecho, a la cosa, en frases cortas.
¿Qué se yo? Y puede haber, tal vez, un período intermedio, como el de
Ortega y Gasset, por ejemplo.

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El estilo suyo es un tanto coloquial…


Mire, hay una cosa curiosa, lo que no es oratorio es coloquial.
¿Verdad que sí?
Los críticos que han reflexionado sobre esto dicen que son muy
raros los escritores que escriben como hablan. Ahora a mí me ocurre
algo muy curioso con lo que usted escribe, porque cuando uno lo lee,
es como si uno estuviera escuchándolo, por su estilo peculiar.
Una experiencia mía, reiterada, con desconocidos, es que
de pronto hay la presentación: “Hombre: ¿Usted es Pedro Pablo
Paredes?”. “Pues, sí, a la orden”. Y comenzamos a hablar y la primera
observación que me hacen es: “Pero, usted habla, lo mismo que
como escribe”. Me lo han dicho muchos. Dicen, los que saben, que
un ideal de la literatura es que el escritor escriba como habla, que no
siempre se logra. Yo no hice ningún esfuerzo en eso, eso es un poco
natural en mí.
¡Es algo espontáneo!
Sí, espontáneo. Los muchachos, los que han sido alumnos míos,
a veces hacían chistes sobre mí, en dos sentidos. En el sentido del tono
y en el sentido de la frase corta. Por ejemplo, Antonio Mora me imita
muy bien en el sentido del tono. Son cosas que pasan. “El estilo es el
hombre”, dijo alguien.
Aunque hay gente que también escribe de una manera y no se parece
en nada a como habla. ¿No se ha fijado?
Sí, ¡cómo no!
Así como hay autores que escriben obras farragosas y hablando
son muy breves.
Sí, es cierto. En eso hay mucho paño para cortar.

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anuario anuario
GRHIAL. Universidad de LosGRHIAL. Universidad
Andes. de Los Andessobre Historia de las Ideas
Grupo de Investigaciones
en América Latina. ISSN 1856-9927.
Facultad Mérida. Enero-diciembre,
de Humanidades y Educación. núm. 15, 2021. Reseñas, pp. 213-226
HUMANIC.
Grupo de Investigaciones sobre Historia de las Ideas en América Latina.
ISSN 1856-9927. Mérida. Año 15, vol. XV, núm. 15, enero-diciembre, 2021

Reseñas

1. Bernardo ZINGUER, Historia del movimiento scout en el


Táchira. San Cristóbal (estado Táchira-Venezuela): Depósito
legal: TA2021000007, ISBN: 978-980-18-1686-7, 2021.

Miguel Angel Rodríguez Lorenzo


Departamento de Historia Universal / Facultad de Humanidades y
Educación. Universidad de Los Andes. Mérida, Venezuela

A estas alturas del siglo veintiuno, en el caso venezolano


fundamentalmente por la confluencia de varias “pandemias”, unas
arrastradas desde épocas lejanas; otras de tiempos más cercanos y aún
otras más sobrevenidas, para no entrar en más detalles, las posibilidades
de leer publicaciones recientes están reducidas a las ediciones de libros
en formato digital, porque “en físico” parecen haber desaparecido. Así,
casi sin darse cuenta, cualquiera puede sorprenderse a sí mismo de ser
un eslabón de una cadena de intercambio de libros y revistas en PDF o
también —si se logra que coincidan fluido eléctrico, conexión a Internet
y disponibilidad de un equipo apropiado— a caer en cuenta de haberse
convertido en lector en pantalla de algún libro nunca conseguido en físico,
del artículo más reciente sobre un tema de interés e incluso de haber
suplido la ausencia de noticias a través de los medios tradicionales del
papel periódico, la radio o el televisor, recurriendo a las denominadas
redes sociales… Se sucumbió ante la fuerza del siglo, incluso en el caso
venezolano, en el cual —lo paradojal parece ser una de las esencias de
su ser— a pesar de tener una de las conexiones más lentas e inestables
del planeta, en un casi absoluto porcentaje las transacciones son
por vía digital, el dinero electrónico con denominación en bolívares
compite en número de operaciones con las que se hacen (tanto en

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físico como electrónicamente, pues parece ser que, salvo quien suscribe
esta reseña, todos en el país tienen una cuenta zelle) en moneda
extranjera y WhatsApp, Twitter, Facebook, Telegram y TikTok han
logrado mantener en contacto a padres y abuelos con la joven diáspora
venezolana repartida por el mundo sin que el colapso de CANTV1 se
note demasiado…
El relato previo se ha hecho para contextualizar la distribución
desplegada por la Directora del anuario GRHIAL, a través del correo
electrónico, de la muy reciente edición digital de la Historia del movimiento
scout en el Táchira, un libro cuya lectura, acaso, en otras circunstancias el
firmante de estas notas que pretenden ser de reseña hubiese colocado
en la lista de lecturas pendientes (porque ahora también se arman
bibliotecas en PDF), pero al cual la nostalgia por las novedades, un
sorpresivo remover de las cenizas de un lejanísimo resentimiento
por la frustración juvenil de haberse querido pertenecer y no haber
podido formar parte de los “escaos” en Quíbor (estado Lara-Venezuela)
y asimismo por reconocer que, salvo el recuerdo del chiste quiboreño
de definir a los boy scouts como “…un grupo de carajitos disfrazados de
pendejos, dirigidos por un pendejo disfrazado de carajito…” se ignoraba
absolutamente todo, se leyó (CORPOELEC2, CANTV y un cibercafé
en propiciatorio y sorprendente funcionamiento concatenado) de una
sola sentada…
El joven autor, Bernardo Zinguer, es abogado y no porta títulos
académicos asimilables para considerárselo como historiador profesional,
pero parece sabe proceder como si lo fuese, recurriendo a fuentes de
información hemerográfica y testimonial que puedan suplir los grandes
vacíos dejados por la ausencia de documentos. Sus trabajos previos
acerca de los judíos (Tocando puertas. Contribución de la inmigración
1
Compañía Anónima Nacional Teléfonos de Venezuela, a través de la cual el
Estado-gobierno tiene el monopolio de las comunicaciones y el acceso a Internet
en todo el país.
2
A través de esta corporación el Estado-gobierno de Venezuela ejerce el monopolio
de la deficiente producción e ineficiente distribución de electricidad en el país.

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judía en la promoción del comercio en la sociedad latinoamericana, de


2017 y Moreshet, el legado de los primeros judíos del Táchira, de 2019) y
de la masonería (Logia Sol del Táchira, el origen, de 2020) en las tierras
venezolanas del estado Táchira parecen haberlo entrenado en las lides
con la historiografía regional. Una de las razones que, puede suponerse,
permitieron designarlo como individuo de número de la Academia de
Historia del Estado Táchira.
Por otra parte el tema, que pudiera ser catalogado como más
propio para la crónica que para la historia, logra superar el prurito
estadístico de que solo serían históricos y, por tanto, “historiables” los
procesos económicos, políticos y sociales con impacto global, si se hace
la pregunta de si puede parecer poco el impacto de un movimiento
como el de los muchachos exploradores que ha movido, por generaciones,
a los jóvenes a socializar, organizarse, asumir responsabilidades, acatar
la disciplina, aceptar la autoridad y domesticar la energía vivencial
realizando actividades específicas con aceptación social, arrastrando a
los adultos a consentirlas y a involucrarse en ellas… E incluso, viéndolo
en otra dimensión más profunda ¿cómo no va a ser trascendente ese
movimiento que constituye una punta de iceberg por las posibilidades
que brinda de historiar el escurridizo tiempo libre de la sociedad?
Si bien el origen de los scouts puede ser ubicado en uno de los
episodios de las guerras bóers entre el Imperio británico y los colonos
holandeses en África del sur, pues en ellas el oficial inglés Robert
Stephenson Smyth Baden-Powell (1847-1951) pudo comprobar la
eficacia de disponer de soldados jóvenes y disciplinados en la guerra,
experiencia que plasmó en un libro (Aids to scouting de 1899) abogando
por adiestrar desde tempranas edades a la juventud, aprovechando su
espíritu curioso y aventurero mediante actividades al aire libre. En 1907
llevó a la práctica su prédica, al conducir a un grupo de 20 adolescentes
entre los 12 y los 17 años a la isla de Brownsen y constituir el primer
campamento scout. En 1909 se creó Girls scouts y a partir de 1918 los
clubs scouts. Posteriormente, la traducción y difusión de su Guía de

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exploración y escultismo para muchachos contribuyó a la expansión de aquel


movimiento por el mundo.
Venezuela no fue ajena a esa expansión porque, como se ocupa
en señalar Zinguer, las prácticas de excursionismo eran costumbre, y
al llegar los ecos de aquel movimiento encontraron suelo abonado
en el país. Caracas en 1913 y Maracaibo en 1915 conocen de
efímeras agrupaciones de boy scouts, y en 1917 el profesor de inglés
en Maracaibo Walter Raleigh Douglas tradujo el Boy scout handbook.
En 1918 a las páginas de la prensa tachirense se asomó un proyecto
no materializado de fundar una asociación de boy souts. En 1924 un
instructor español, el capitán Eugenio Pérez Brihuega fundó una tropa
scout en El Tocuyo (estado Lara) y al año siguiente en Valencia (estado
Carabobo) que tuvieron corta duración. En 1933, tras la caminata que
hicieron desde el puerto de Encontrados a Caracas 4 scouts zulianos
se creó la Federación de Boy Scouts de Venezuela, la cual fue reconocida
por el Boy Scouts International Bureau en 1936. Ese año el presidente
Eleazar López Contreras (1883-1973) le dio apoyo institucional a esa

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Federación e incluyó las prácticas de los scouts como parte de los planes
gubernamentales de educación nacional.
Tras ese recorrido señalado por el autor, este pasa a referirse a las
diversas agrupaciones y los eventos que en el estado Táchira abrieron el
camino a la fundación de los scouts del Táchira, la cual fue el resultado
de lo que se llamó Gira de occidente, en 1936, cuando desde Caracas
(con asistencia a misa, actos en la Plaza Bolívar y recibimiento en
Miraflores) rumbo a los estados occidentales del país partieron jóvenes
boy scouts. Salieron en barco de La Guaira y llegaron a Maracaibo. Un
grupo viajó de Maracaibo a La Vela y Puerto Cabello, para regresar a
La Guaira. El otro grupo, compuesto por un centenar de boy scouts, de
Maracaibo se trasladaron al puerto fluvial de Encontrados, de aquí se
movilizaron hasta la Estación Táchira, tomaron un autobús que los
llevó a San Antonio, pasaron a Cúcuta, retornaron a San Antonio,
pasando después a Rubio y de allí se movilizaron hasta San Cristóbal.
Aquí fueron recibidos en el Parque Sucre por el presidente del estado
Manuel Antonio Pulido Méndez, militares y ciudadanos que los
acompañaron en el desfile que hicieron hasta la Plaza Bolívar de la
capital tachirense. Acamparon en la Plaza de las Madres. El regreso
a Caracas fue por la vía: Tovar, Lagunillas, Mérida, Timotes, Valera,
Trujillo, Boconó, Barquisimeto, San Felipe, Puerto Cabello, Campo de
Carabobo, Valencia, Los Teques y Caracas.
Carlos Emilio Álvarez Rangel fue designado por Pulido Méndez
como presidente de los scouts del Táchira el 27 de agosto. Para el año
siguiente contaban con cuatro tropas: Bolívar, La Salle, Mariscal Sucre
y Guaicaipuro, vinculadas a instituciones educativas que les daban
soporte y surtían de componentes con sus estudiantes.
Las siguientes páginas del libro están dedicadas a reseñar diversas
actividades con impacto regional y periodístico (sin olvidar que la
radio también les dio resonancia) desplegadas por las agrupaciones del
movimiento scout tachirense. Un grueso número de reproducciones de la
prensa de la época aportan los testimonios convincentes del dinamismo

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y variedad de acciones que emprendieron. Fue momento singular el


traslado a Holanda de algunos de sus representantes, en ocasión de la
Jamboree (reunión) mundial de 1937, siendo presentados ante el propio
Baden Powel, portador ya del título de Lord.
Hasta 1946, la primera década de existencia del movimiento scout
del Táchira, prolongó Zinguer su enhebramiento (como califica el Cronista
Oficial de la ciudad de San Cristóbal, Luis Hernández Contreras) en
las páginas finales del libro, la exposición del tema) “…dato tras dato…”
extraído con su “…imbricado método paciente…” de revisión de la
prensa “…enfrentándose a interminables horas de lectura en viejos
periódicos empastados, con el peligro inminente al emplear ejemplares
contaminados por los hongos, los que afortunadamente, aún reposan
en nuestros desasistidos archivos” (p. 241).

2. Guillermo MORÓN, Historia de Venezuela. Colección


Huellas. Serie Historia. Caracas: Los libros de El Nacional
/ Editorial CEC, S.A. Tercera edición ampliada y corregida,
2011.

Miguel Angel Rodríguez Lorenzo


Departamento de Historia Universal / Facultad de Humanidades y
Educación. Universidad de Los Andes. Mérida, Venezuela

Quien suscribe esta reseña no oculta que hizo la lectura de


este libro de Guillermo Morón (1926) por razones no exactamente
intelectuales, sino: 1) por tratarse, entre los de que se disponía, del libro
de mayor actualidad en su impresión, pues —tal vez— desde la postrera
Feria del Libro Universitario de Mérida, fue el último en adquirirse por
compra, después los precios, el insignificante salario, la desaparición
de las librerías, la escasísima presencia de novedades (no apenas en la

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capital merideña sino en Venezuela) y la casi nula producción de las


imprentas del país se encargaron de darle tal rango; 2) por la curiosidad
de poder acercarse a la condición de historiador del autor, que es por la
que mayoritariamente es entrevistado en los distintos medios sociales (en
los últimos días en los digitales que sobreviven), cuando se lo ha leído
predominantemente como articulista de prensa y escritor de ficciones
(El gallo de las espuelas de oro [1987], Los hechos de Zacarías [1990] y El
catálogo de las mujeres [1994]); 3) por no tenerse a la mano la Historia de
Venezuela en su versión mayor de cinco tomos ni ánimo para una lectura
de esa dimensión; 4) por la curiosidad de recordar que ningún texto
de historia de Morón formó parte de las bibliografías recomendadas
en los programas de Historia de Venezuela (4 niveles) que se cursaron,
ni tampoco en los de metodología (dos niveles de Preseminario) en la
Licenciatura en Historia de la Universidad de Los Andes cuando esta fue
cursada y 5) para indagar hasta qué punto serían justos los calificativos
de etnocida y enemigo de los indígenas dados a Morón, como historiador
de Venezuela al tratar los temas relacionados con los aborígenes, en un
afiche del Segundo Congreso de Indios de Venezuela (1972).
Esta Historia de Venezuela de Guillermo Morón, si bien los editores
explican en la contraportada que deriva de la Breve Historia de Venezuela

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que publicó en 1994 el Fondo de Cultura Económica en México, tal


vez, podría considerarse como la última actualización de su Historia de
Venezuela en cinco tomos (1971), la cual elevó a seis en la edición de la
Enciclopedia Británica (1986) y ha merecido traducción a varios idiomas.
Esta derivaría, a su vez, de la homónima que, siendo bastante joven,
preparó hacia 1955-1956 en Alemania, para los estudiantes venezolanos
de Bachillerato. La de 1971, además, atrajo (1973) una cruenta obra (De
cómo se desMORONa la historia) de Angelina Lemmo (nacida en 1933
y fallecida en 1988) bajo el sello editorial de la Universidad Central
de Venezuela.
El aludido afiche, párrafos atrás, —con fotografía en blanco y
negro de Morón, en primer plano y con estantes repletos de libros de
fondo, sobre la cual un texto señalaba un “Se busca por etnocida”, luego
el nombre del autor y bajo la fotografía, como remate: “Enemigo Nº.
[sic] 1 de los indígenas”— del Congreso de Indios de Venezuela de 1971,
fue incluido en la página 76 de la edición única del mencionado libro
de Lemmo. Este libro, leído en los lejanos tiempos de los inicios de la
mencionada carrera de Historia en la Universidad de Los Andes por el
autor de estos párrafos, no estuvo entre ninguno de los recomendados
como bibliografía en los programas de Historia de Venezuela ni en los
de Metodología cursados. Sin embargo, otras obras de ella (Etnografía
y fuentes históricas [1970], Notas acerca de la historiografía inglesa sobre
Venezuela. Siglos xvi, xvii y xviii [1987], Historiografía colonial de Venezuela
[1983] y Tenemos todos los reinos [1986]), sí.
Se intentará abordar en esta reseña el tratamiento historiográfico
dado por Morón a los temas vinculados con los indígenas, teniendo a
disposición la obra cuya tercera edición fue hecha en 2011 y no la de
1971 que fue la que motivó la calificación del Congreso de Indios…
y uno de los capítulos (el titulado como “La ‘repetición’ del aspecto
etnohistórico”, pp. 55-76) del libro de 1973 de Angelina Lemmo).
En principio parecería que las quince (15) páginas del capítulo
“Las culturas indígenas” (pp. 7-22), aunque menos, procuran sintetizar

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las treinta y ocho (38: pp. 3-41 del tomo I de la Historia… de 1971)
que, de acuerdo con Lemmo (p. 58), les dedicó con similar titulación.
También apuntan a favor de esta presunción los autores a los que recurre,
coincidentes con los referidos por la historiadora, y los años de edición
de sus obras (el más antiguo en 1954 y varios en los años sesenta del
siglo pasado) e igualmente que las cifras de indígenas que incluye (p.
12) solo llegan a las del censo de 1961. Ello permitiría, aparentemente,
alongarse a la auscultación de la presencia de lo etnocida de la Historia…
de Morón.
Sin embargo, también queda manifiesta la intención de
Morón por hacer alguna actualización con respecto a determinados
datos. Por ejemplo: los relacionados con los grupos indígenas del
territorio venezolano, recurriendo a “…correcciones de Copens para
1977” (p. 13) y la inclusión (p. 14) del Mapa etnográfico de Venezuela
y regiones adyacentes elaborado por el antropólogo Roberto Lizarralde
para el Instituto de Investigaciones Económicas de la UCV en 1971.
Igualmente, apunta en este sentido la mención de autores de obras
posteriores a la edición revisada por Lemmo: Antiguas formaciones y modos
de producción venezolanos de Mario Sanoja e Iraida Vargas (1974), una
referencia (tal vez de 1972) del antropólogo Esteban Emilio Mosonyi
por haber descrito “…23 grupos indígenas en todo el territorio, con
una población que no llega a los 60 000 indígenas…” (p. 15) y Los
hombres de la yuca y el maíz también de Mario Sanoja (1981). Y parecería
que el antropólogo-arqueólogo Sanoja (miembro desde 1987 de la
Academia Nacional de la Historia, de la que fue Director Guillermo
Morón de 1986 a 1995) no fue solo mencionado por ser autor de libros
editados después de 1971, sino también para enmendar algunos de los
cuestionamientos hechos por Lemmo. Así, por ejemplo, no emplea a
Mario Hernández Sánchez Barba ni a Francisco Morales Padrón “…
historiadores españoles, quienes, a nuestro juicio [escribió Lemmo: p.
58], no están calificados para hablar con propiedad sobre el tema del
poblamiento de América…”, sino que menciona a arqueólogos (Irving

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Rouse, J. M. Cruxent y Sanoja) para datar en 17 mil o 12 mil años la


antigüedad de los primeros pobladores de este continente (pp. 7-8), ni
vuelve a afirmar que “…los indios o aborígenes americanos, parecen
provenir de otro continente…” como —cita Lemmo, p. 58— hizo en
1971, sino: “Llegaron al territorio, no son originarios de él, sino sus
conquistadores, como lo serán los españoles…” (p. 7).
Tal vez, sintetizar y citar a Sanoja le permitió a Morón, sin
decirlo, afrontar la crítica de Lemmo a la edición de 1971, respecto de
no haber dicho “…nada importante ni nuevo…” sobre el “…aborigen
prehispánico…” (¡sic!) salvo repetir a Salas, Dupouy, Acosta Saignes,
Cruxent, Carrocera y otros (p. 60), aunque sí persiste en resumir el
modelo de áreas culturales fijado por Acosta Saignes en 1954 (“…
corregido y perfeccionado…” en la edición de 1961 de sus Estudios de
etnología antigua de Venezuela, apunta Morón en la p. 10) y volver a pasar
por alto la hipótesis alternativa propuesta por Erika Wagner en 1967 para
el poblamiento de los Andes venezolanos y por cuya consideración
abogó Angelina Lemmo en 1973.
Persiste también Morón en dar un salto cronológico al pasar de la
ubicación de los indígenas en el territorio venezolano en “…la víspera del
contacto hispánico…” (p. 9) al hoy de “…cuando la historia de Venezuela
ha alcanzado 501 años…” (p. 11) y refiere la cantidad de indígenas que
para Venezuela asentaron los censos nacionales de 1936, 1941, 1950 y
1961, anotando: en el de 1971 “…no se tuvo en cuenta a los indios…”
y para 1993, cuando la población nacional se estimaba en 20 millones,
“…los indios venezolanos, sobrevivientes … forman grupos étnicos
minoritarios…” (p. 12).
Es muy posible que en el desplazamiento al difuso tiempo
presente del tratamiento del tema aborigen hecho por Morón,
radiquen los señalamientos de etnocida que recibió, pues aunque en
nota a pie de página de la edición en acto de reseñamiento, escribió
“…he variado apenas de criterio desde 1971, cuando se publicó la
primera edición de mi Historia de Venezuela o desde 1979, fecha de

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aparición de la primera edición de mi Breve historia de Venezuela…” (p.


300), los cuestionamientos hechos en 1973 por Angelina Lemmo a
determinadas afirmaciones de Morón en la edición de 1971 aludida
por él mismo, no parecen haberse conservado y solo fueron mantenidas
apenas o posiblemente las suplió por evidencias estadísticas de que la
historia le habría dado la razón… En la edición de 2011 no llega a sostener,
como en la cita hecha por Lemmo (p. 65), que nadie podría desear la
conservación de las comunidades indígenas porque no podría predicarse “…
un retorno, en el proceso de la cultura, a estadios ya superados por
el país…” ni tampoco a asomar que habría de tenerse la esperanza de
que “…en el futuro próximo —cuando se haya conquistado la selva
y cuando se hayan llenado todas las tierras con pueblos y ciudades—
no quede ni un grupo que hable caribe ni otra lengua aborigen…”
(Tomo I, pp. 4-5 de la edición de 1971), sino que señala: en el censo
de 1981 la población indígena no-integrada constituía el 0,96 % de la
población de Venezuela, mientras los inmigrantes lo eran entre un 8
y 10 por ciento, es decir, “…considerablemente más que la población
indígena…” (p. 300).
Respecto de esa especie de ley socio-histórica venezolana y
latinoamericana de desaparición, reducción, disminución, exterminio
de los indígenas, la explicación dada por Morón en 1971 no fue la
misma que se encuentra en 2011. Entonces, citado por Lemmo,
escribió que si bien el aborigen “…fue prontamente desplazado…” y
se recurrió a la violencia para ello, el proceso no produjo “…una lucha
permanente con el aborigen…” (Tomo I, p. 148), pues todavía en “…
los siglos xvi y xvii … vivieron los aborígenes con sus costumbres y
modos particulares de pueblos sin historia…” (Tomo I, p. 6). No hay,
señaladas por Lemmo, referencias directas en Morón acerca de lo
ocurrido en los siglos siguientes, sino la indicación de la demostración
numérica de su creciente achicamiento. Finalmente, la historiadora,
poco después de una larga cita de Fernando Ortiz como respuesta al
señalamiento de Morón —ya citado aquí en el párrafo precedente— de

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que en el futuro no quedaría “…ni un solo grupo que hable caribe


ni otra lengua aborigen…” (Tomo I, p. 5) y antes de citar íntegra
la Declaración de Barbados de 1971 del Symposium on Inter-Ethnic
Conflict in South America de 1971 (pp. 67-75), le reprocha que el
“…último capítulo del Libro Primero, titulado Estado actual de los
indígenas venezolanos… fuese “…también producto del trabajo de otros
y no de Morón…” (p. 67).
En 2011 toda explicación respecto de aquella ley histórica sigue
siendo el mestizaje o mestización como, acota Lemmo, la denominó en
1971 y que habría consistido en “…la colaboración que la raza indígena
ha prestado a la formación del pueblo venezolano…”, colaboración que
igualmente se habría dado en “…ciertos rasgos culturales del folklore
y de la economía…” (Tomo I, p. 4). Este proceso, redondea Morón
en 2011, formaba parte de un “…mestizaje viejo, desde el siglo xvi
([de] indios, españoles, negros)…” (pp. 12-13) al que se le ha sumado
“…un mestizaje nuevo, en los últimos 40 años 1936-1976 … [con]
españoles, portugueses, italianos y otros…” (p. 13), siendo el viejo
el “…creador sociológico del hombre histórico venezolano…” (p. 13
también), a lo largo del cual “…las etnias indígenas desempeñan un
papel importante; pero absorbidas por el predominio de la cultura
en lengua castellana” (igualmente p. 13), pues “…tanto la lengua
española, la religión católica, como los valores tradicionales de los
pobladores hispano…” (pp. 300-391) habrían formado “…el bagaje
común, la cultura popular básica del pueblo venezolano…” (p. 301).
Afirmaciones hechas ahora, como hace más de cuarenta años atrás,
con rotundidad, pero atenuando el carácter benevolente y exclusivo que
se le pudiera dar al mestizaje en el proceso que resultó significando el
exterminio de la población indígena en Venezuela, cuando reconoce
que hubo en este una “…absorción de las culturas indígenas, a través
del mestizaje, por una parte…”, pero también “…desde luego…” por
otra “…la destrucción…” (p. 13) de ellas, para sintetizar, también
de forma categórica: a lo largo de la historia de Venezuela: “…Los

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indígenas fueron incorporados a través de ese mestizaje, arrinconados


o destruidos…” (p. 300).
Respecto de los demás contenidos de esta Historia de Venezuela
y a los que agrega a la edición de 1994 de la Breve Historia de Venezuela
del Fondo de Cultura Económica un capítulo nuevo (el quinto: “El
presente histórico [1989-2009]”, pp. 323-346) y que resumiría la
edición extensa de la Historia de Venezuela de cinco volúmenes (1971) a
la cual Angelina Lemmo dedicó su “…larga nota bibliográfica (sic) llena
de interrogantes…” mencionada repetidamente en esta reseña y sobre
la que desde las primeras páginas dictaminó que sería “…un ejemplo
de cómo no se debe escribir historia, y mucho menos, Historia de Venezuela.”
(pp. 9-10), procurando corroborarlo con citas y contrastaciones con
otros autores y sus propias reflexiones, tal vez, apartando el hecho
de que esta reseña, evidentemente, se ha extendido en exceso, no
sea necesario ocuparse, pues, al parecer, en su momento, el posible
interés sobre la polémica crítica de Lemmo en lectores y especialistas
no sobrepasó algunas notas de prensa y De cómo se desMORONa… no
conoció nueva edición… Y, además, cuando se consultan inventarios
bibliográficos de la autora en algunas páginas de internet, este no
aparece mencionado.
Por otra parte ya el historiador Tomás Straka en 2011 se ocupó,
en forma global, de la Historia de Venezuela editada por tercera vez ese
mismo año (“Comprender a Morón”, en El Nacional, Caracas, 21-5-
2011, [‘Papel Literario’], p. 3), apuntando al respecto consideraciones
como las de que, al ser elaborada “…para el extranjero…” y haber sido
hecha por un educador, ofrece “…una visión de conjunto asequible a
cualquier lector…” algo que “…los historiadores contemporáneos…”,
ocupados en estudiar procesos y no períodos, resalta este historiador,
no suelen ofrecer.
Tales observaciones hechas por Straka no son, en lo absoluto,
algo baladí, sino con importante repercusión social, como él mismo se
ocupa de explicarlo:

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Quien lea las monografías que se han producido sobre


la multitud de temas que hoy se estudian, y no tenga la
formación especializada, pueden quedar con una idea confusa
y fragmentaria. Después nos quejamos de la poca atención
que se nos presta más allá de la academia … O de la calidad
de los manuales y de los yerros de los periodistas. Ni qué
decir de Wikipedia y las demás oportunidades de la Web
… el ciudadano de a pie, que necesita ubicarse a sí mismo
y a su sociedad en las líneas fundamentales de su tiempo,
pero ya tiene un paladar demasiado educado para un texto
escolar, agradece que un experto le señale las coordenadas
esenciales y que además lo haga con un texto fácil y hasta
divertido de leer.
Asimismo, esas páginas sumadas en la edición de ‘los libros de El
Nacional’, que comprenden los años que van del Caracazo de 1989 al
despliegue del chavismo hasta 2009, además de constituir una novedad,
permiten asomarse a lo que ambiguamente se ha denominado
como  historia inmediata y  acercarse al “…análisis del presente con
sentido histórico…” que no es poca cosa. Igualmente ofrece la
posibilidad de “…hacerse una idea del desmoronamiento del régimen
anterior y de la llegada y consolidación del actual…” tampoco carente
de interés.
En resumen, finaliza Straka, Morón con esta Historia de Venezuela
cuya edición última sigue siendo la de 2011, al “…consignar los
principales hechos y datos en una narración y una explicación común…”,
cumple con una de “…las más viejas y de las más nobles funciones que
tiene el historiador…”: aportar “…lo que a otros les permitirá estudiar
problemas específicos…”, porque en palabras, casi finales también, de
Morón: “La historia no se inventa. Sólo se investiga y se escribe, es tarea
de historiadores…” (p. 346).

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author in no more than 5 lines ( 60 words or 450 characters including
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Margins of 4x3x3x3 on letter size pages, 5) Extension never exceeding
15 pages (5,500 words or 35,000 characters including spaces) for text-
only articles, 18 pages (equal number of words and characters as in the
previous case) for articles that include tables, graphics and images, in
tif or jpg format, at 300 dpi resolution), 8 pages (3,000 words or 18,500
characters including spaces) for documents, sketches and interviews
and 3 pages (1,200 words or 6,700 characters including spaces) for
reviews; 6 and 7) Resumen and Abstract not superior —in both cases—
to the 10 lines (140 words or 840 characters including spaces): applies
only to articles, 8 and 9) 3 Palabras clave and Key words: also applies
only for articles, 10) Subtitles listed in Arabic on a continuous basis,
in which should be those of “Introduction”, “Methodology” (followed
by those referred to the development of the content), “Conclusions”
and “Bibliohemerografía”: only in the case of the articles, 11) if there
are “Notes” (only in the articles), the call in number in the text will
be made with super-index and the references, with that subtitle will be
placed after the ‘Conclusions’ and before the ‘Bibliohemerografía’, 12)

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as outside the text and notes, 14) APA Regulation (Author’s last name,
Year of publication: page. In Internet references, instead of the page,
“<online>” and the date of consultation will be indicated) and 15) Not
published in the journal in the two previous issues.

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modifications it will require between 85 and 100% of them, with
modifications [that should be done the author] 80% or more. Lacking
more than 80%: they will be rejected.

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and Keywords, 2) Be unpublished, 3) Do systematic analysis, 4) Clear
and coherent writing, with syntax, spelling and discursive cohesion; 5)
Manifest mastery of the topic, 6) Contribute, 7) Offer contributions for
future research and 8) Have conclusions in accordance with the proposed
objectives. In addition, the evaluator may incorporate some additional
criteria, make a general assessment and make recommendations.

5.- The evaluation of the elements of the content (to which the
referee can add an additional and consider a ‘General assessment’)
will be done on a scale (collected in the GUIDELINES FOR THE
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40, approved with modifications [that must be done by the author] more
than 30 and if you get less than that last amount: it will be rejected. The
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done through a double arbitration: internal and external, being the
first condition to perform the second. The Evaluators Committee will
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they will not know the names of the authors and —at the same time—
theirs will be kept in strict reserve. For both reviews the appointed
arbitrators, together with the work to be examined, will receive a
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