Campaña de La Breña
Campaña de La Breña
Campaña de La Breña
Tras la caída de Lima, ninguna de las fuerzas políticas peruanas aceptó la cesión
de Tarapacá como condición para el retiro del ejército expedicionario chileno; por
el contrario, comenzaron a reorganizarse remanentes del ejército peruano en las
regiones no ocupadas. Alrededor de los núcleos de regulares se agruparon numerosos
campesinos e indígenas mal armados y sin instrucción militar, pero que defendían
sus tierras, su sustento y a sus familias contra los abusos por parte de las tropas
de ocupación. El caudillo456 Andrés Avelino Cáceres era su principal organizador y
jefe militar.
Aunque Cáceres logró rearmar un nuevo ejército y sitiar Lima, solo alcanzó a
enfrentar a las fuerzas de Miguel Iglesias después de que las tropas chilenas se
retiraron al haberse firmado el Tratado de Ancón, que finalizó el conflicto con la
inevitable entrega del territorio peruano en disputa y marcó el comienzo de la
Guerra civil peruana de 1884-1885 que enfrentó a Iglesias contra Cáceres.
Índice
1 Contexto histórico
2 Contexto geográfico
3 Horrores de la guerra
4 Fuerzas enfrentadas
4.1 Fuerzas peruanas
4.2 Fuerzas chilenas
5 1881: Expedición Letelier
5.1 Intervención de los Estados Unidos
6 1882: Expedición Del Canto
6.1 Contraofensiva cacerista de julio y retirada de la división Del Canto a Lima
6.2 Grito de Montán
6.3 Retrospectiva
7 1883: Batalla de Huamachuco y ocupación de Arequipa
7.1 Expedición Arriagada
7.2 Huamachuco
7.3 Arequipa
8 Ocupación del eje Mollendo-Puno
9 Cáceres reconoce el Tratado de Ancón
10 Véase también
11 Notas
12 Bibliografía
13 Enlaces externos
14 Referencias
Contexto histórico
Tras las batallas de Chorrillos y Miraflores en enero de 1881, Lima fue ocupada por
tropas chilenas y el dictador Nicolás de Piérola huyó a la sierra. Los primeros
tres jefes del gobierno de ocupación fueron Manuel Baquedano, Cornelio Saavedra
Rodríguez y Pedro Lagos, todos ellos en los primeros dos meses de ocupación.2:
17
El 17 de mayo de 1881 Patricio Lynch tomó el cargo de jefe del gobierno de
ocupación y lo mantuvo hasta el retiro de las fuerzas chilenas en agosto de 1884.2
:
21
Alentados por el apoyo exterior de EE. UU. y Bolivia (que se había retirado de la
guerra pero que formalmente continuaba en guerra), las fuerzas peruanas comenzaron
a reorganizarse en la sierra peruana con el objetivo de desgastar las fuerzas de
ocupación hasta que Chile abandonase sus conquistas. Chile, por su parte, mantenía
y endurecía la ocupación para obligar a un gobierno peruano a firmar la cesión de
Tarapacá, aunque también había voces en Chile que exigían el retiro de las tropas
hasta la línea de Sama y la anexión de Tarapacá sin esperar la cesión.
El enorme sufrimiento humano causado por la guerra que desvastaba al Perú, el temor
a una revuelta social de campesinos e indígenas, las pérdidas económicas en la
agricultura y la industria, los enfrentamientos armados entre pierolistas,
civilistas e iglesistas, las tensiones raciales entre blancos, indígenas, mestizos,
negros y chinos, los costos de la ocupación que eran pagados por los peruanos, la
falta de apoyo internacional y la imposibilidad de vencer militarmente a las
fuerzas chilenasn 1 (que además poseían el dominio indisputado del océano Pacífico)
condujeron a un grupo de peruanos a aceptar la cesión de Tarapacá a cambio de la
paz. El iniciador fue Miguel Iglesias con su Grito de Montán. José Antonio de
Lavalle, uno de sus primeros seguidores, lo expresó en el periódico "La Tribuna" el
19 de julio de 1883 con las siguientes palabras:
El ferrocarril desde Lima llegaba solamente hasta Chicla y la última estación del
telégrafo era Casapalca, unos kilómetros al oriente de Chicla. Otras líneas férreas
en el Perú no tuvieron una importancia similar, con excepción de la línea Mollendo-
Puno, que cuando fue ocupada por Chile en 1883, fue una amenaza directa a Bolivia.
Las fuerzas de Cáceres operaban una guerra de guerrillas que comprendía la región
de Cajamarca (norte) y la sierra central (desde Cerro de Pasco a Ayacucho). Desde
Huanuco a Huancavelica y Ayacucho se producía trigo, cebada y animales. Pero la
fiebre tifoidea, la viruela, el pique y las verrugas malignas eran endémicas en la
zona.2:
27
Horrores de la guerra
El mando chileno no consideraba a las montoneras y guerrilleros como soldados
regulares protegidos por las leyes de la guerra. Se regía por las reglas adoptadas
por el ejército de los Estados Unidos de América en la Guerra de Secesión (1861-
1865) e incorporadas en el derecho internacional vigente entonces, y que se aplicó
por ambos lados en la Guerra franco-prusiana de 1870.2:
24 El Código Lieber
permitía represalias contra prisioneros de guerra, ejecuciones sumarias de espías,
saboteadores, francotiradores y fuerzas guerrilleras capturadas durante su misión
(prácticas que tras el Tercer y Cuarto Convenio de Ginebra en 1949 fueron abolidas
tras las experiencias en la Segunda Guerra Mundial).
También muchos oficiales peruanos habían obtenido su libertad tras las batallas de
Chorrillos y Miraflores bajo la promesa de no levantar las armas contra el gobierno
de ocupación, de tal manera que tras su captura eran sometidos a la pena capital2:
24
, convirtiendo la guerra en una cruel sucesión de venganzas, castigos y abusos
contra la población civil de parte de ambos lados.
Las fuerzas regulares peruanas no disponían de un contingente ni armas suficientes
para combatir a los expedicionarios chilenos en una guerra regular por lo que
debían enviar a la lucha también a campesinos sin armas de fuego. Cáceres lo
explicaba así:
«¿por qué lloras?» «Mamacita —me respondió—, porque me dan mucha pena estos pobres
indios; van para que los maten como a perros, no llevan balas para defenderse». Yo
le aclaré: «Dirás que los matarán como a héroes». Y lloré con ella”
Antonia Moreno Leyva, citada en Hugo Pereyra Plasencia, Una aproximación política,
social y cultural a la figura de Andrés Cáceres entre 1882 y 188311
Peor aún eran los casos en que los campesinos se enfrentaban solos contra las
tropas chilenas. Luis Milón Duarte, testigo ocular de la captura y destrucción de
Chupaca el 19 de abril de 1882 relata los hechos de la siguiente manera:
... Y en las primeras bajas del río se lanzaron los carabinerosn 2 en los
magníficos caballos chilenos y una vez que ganaron la orilla opuesta sus ingenieros
improvisaron un puente de cables de alambre. A las 24 horas de la conclusión del
puente, la artillería chilena comenzó el bombardeo desde la altura de la Mejorada,
sus blancos preferidos fueron las iglesias de los pueblos de Pillo y las otras del
bajío, sobre todo Chupaca, a cuya entrada se presentó la caballería sable en mano.
El combate fue horroroso; los invasores tuvieron que emplear unos la carabina y
otros el sable; un indio empuñaba el caballo, otro lanzaba al jinete; los pocos
rifles resistían a toda la infantería enemiga. Los chilenos tomaron Chupaca a
sangre y fuego. La matanza a los fugitivos fue cruel y los cadáveres los dejaron
insepultos, por decenas y centenas, ocultando sus pérdidas los agresores. La
población fue entregada al pillaje. ... En seguida, comenzó el incendio de esa
población importante, que duró varios días, a la vez que los caseríos anexos”
Luis Milón Duarte, citado en Hugo Pereyra Plasencia "Una aproximación política,
social y cultural a la figura de Andrés Cáceres entre 1882 y 1883"12
Gonzalo Bulnes describe las tácticas utilizadas en los cerros y desfiladeros con
las siguientes palabras:
Los peruanos habían colocado su línea a media falda del cerro, en uno de esos
Pucará ... el cual tenía su frente cubierto con una pirca de piedra desde la cual
disparaban de mampuesto, i al alcance de las manos una batería de peñascos
(galgas), listos para rodar al menor impulso, cuando el enemigo llegase al pie de
su posición. Esta fue la táctica que siguieron casi invariablemente las montoneras
de esos territorios contra las diversas espediciones chilenas a la sierra, i por su
lado la táctica chilena fue entretenerlas con un ataque de frente más o menos
vigoroso, según las circunstancias, i tomarles la espalda haciendo un rodeo por los
cerros, al cual seguía invariablemente la carnicería i la fuga.
Gonzalo Bulnes, "Ocupación del Perú"2:
20-
n 3
De hecho las fuentes primarias que relatan los hechos dan el número de bajas
chilenas o de soldados peruanos, pero nunca el número de campesinos muertos, se da
solo una número redondo, "decenas", "varios cientos". Los campesinos muertos no
eran contados. La respuesta de los pobladores a las carnicerías sufridas fue una
venganza horrible y repugnante, pero justa según el periodista peruano M.F.Horta en
El Eco de Junín del 26 de agosto de 1882.3:
151
Sobre la motivación y la intensidad de la rebelión campesina no existe un
denominador común. Lo que cabe destacar es que en los tiempos del gran desorden, de
fines de 1882 a junio de 1884, coexistieron claramente, en una compleja gama de
situaciones independientes o combinadas, las venganzas y represalias contra los
colaboracionistas (quienes deseaban la paz) junto con acciones violentas originadas
en rencillas de clase, viejos odios de casta, y también en simples deseos de saqueo
y de robo en un nivel puramente delincuencial.3:
174 El apoyo recibido por Cáceres
en Junín y Huancavelica (sierra central más integrada con Lima y la costa) fue
mayor que en Ancash, La Libertad y Huánuco (más sujeta a los terratenientes).3: 168
También hubo diferencias entre los pobladores de los valles y la de los montes.3:
170
Fuerzas enfrentadas
Fuerzas peruanas
Algunos comandantes de las fuerzas peruanas durante la campaña
Arnaldo Panizo (pierolista)
Arnaldo Panizo (pierolista)
Gregorio Albarracín
Gregorio Albarracín
En Arequipa permaneció durante toda la guerra una división peruana de 3000 a 4000
hombres cuya mitad de sus fuerzas había participado en la campaña de Tacna bajo el
mando de Lizardo Montero, quien primero apoyó a Piérola y luego a García Calderón
para finalmente quedar él mismo como representante de García Calderón, apresado por
los chilenos. En octubre de 1883 cuando las tropas chilenas avanzaron sobre
Arequipa, los hombres de Montero se desbandaron sin resistencia.
Las fuerzas peruanas de Cáceres estaban compuestas de un contingente regular,
uniformado y armado, más una cantidad variable de campesinos, indígenas y
habitantes de la zona que los acompañaban pero que en gran parte no tenían armas de
fuego ni entrenamiento ni disciplina militar. Estas fuerzas fueron las
protagonistas de la resistencia.
Las fuerzas peruanas del gobierno de La Magdalena en Lima, creadas en 1881, que en
un comienzo trataron de imponerse en la sierra (contra Montero) pero que finalmente
sufrieron deserción y el resto fue desarmado por los chilenos el 5 de septiembre de
1881. Se recogieron entonces cerca de 1000 rifles y sus municiones.2: 47,
121
Las fuerzas peruanas de Miguel Iglesias que en un comienzo estuvieron a las órdenes
de Cáceres y que a partir del Grito de Montán se opusieron a continuar la guerra y
consideraban que era necesario aceptar la cesión de territorio para llegar a la
paz.2:
359
Grupos autónomos que eran liderados por caudillos fuera de la estructura militar, a
menudo enemistados entre sí, como la de Gregorio Albarracín Lanchipa y la familia
Vento,13 la de Lorenzo Iglesias (hermano de Miguel Iglesias), que no aceptó ayuda
de José Mercedes Puga durante el combate de San Pablo3:
92 o la de Panizo y Vento
que se opusieron a Cáceres en Acuchimay y Canta, respectivamente.
Faltos de recursos, las montoneras utilizaron una variedad de armas: galgas
(piedras grandes que, desprendida de lo alto de una cuesta, bajan rodando y dando
saltos, para atacar al enemigo que está más abajo), hondas, picas, rejones, etc,
además de armas de fuego de diversa procedencia.
Además del caudillismo, otra marcada diferencia con las fuerzas chilenas consistía
en que la ascendencia étnica era un factor determinante en las relaciones entre los
seguidores de Cáceres: indios, mestizos y blancos formaban sus filas. En última
instancia, el poder de Cáceres sobre los indígenas, que hablaba quechua y había
tratado con ellos desde su infancia, se enraizaba en la realidad ancestral de
viejas tradiciones paternalistas basadas en vínculos de sujeción personal y
familiar, es decir no institucional.3:
257
Fuerzas chilenas
Algunos comandantes de las fuerzas chilenas durante la campaña
Ambrosio Letelier (expedición de 1881)
Ambrosio Letelier (expedición de 1881)
Dado que la Armada de Chile controlaba el Pacífico sur sin contrapeso, las zonas
costeras estaban a merced del ejército chileno, que podía atacar, abastecer,
desplegar y evacuar tropas sin mayores problemas, en casi cualquier lugar. La
guerra se desarrolló en la sierra peruana, de difícil acceso y abastecimiento para
los chilenos. En las sierras peruanas las tropas debían cruzar cordilleras nevadas,
bordear precipicios, vadear ríos, soportar a la intemperie los rigores del clima y
las enfermedades desconocidas transportando su propio abastecimiento y sus
enfermos, sin guías seguros y de confianza por largas distancias.
Las fuerzas chilenas estaban bien armadas, disciplinadas y comandadas por oficiales
profesionales. Sin embargo, el ejército chileno no poseía la capacidad logística ni
sanitaria para abastecer grandes fuerzas expedicionarias en la sierra por largo
tiempo. En consecuencia, no podía sostener largas expediciones contra las fuerzas
caceristas en las montañas.14:
309
Mapa simplificado de la costa y sierra central del Perú entre Huamachuco y Ayacucho
sobre la base de mapas de Mariano Paz Soldan de 1865. El río que recorre el
callejón de Huaylas es llamado por Paz Soldán río de Huaraz, en otros mapas río
Santa. Otros nombres del hoy llamado río Mantaro son Oroya, Jauja, Izcuchaca,
Angoyacu o Grande.2:
267
Quizás el primer enfrentamiento en la campaña fue el ocurrido en abril de 1881, el
combate de San Jerónimo, cerca de Chosica al oriente de Lima, cuando las montoneras
organizadas por el coronel José Agustín Bedoya se enfrentan a los soldados chilenos
bajo el mando del teniente coronel José Miguel Alcérreca, los cuales luego de un
tiroteo dispersan a los hombres de Bedoya, para luego incendiar el lugar y retornar
a Lima.2:
20
15
Entretanto, Lynch había sido designado por el senado chileno como contralmirante de
la armada. Lynch llega a Lima en mayo de 1881, como nuevo comandante de las fuerzas
de ocupación, reemplazando al coronel Lagos. Lynch al ocupar su puesto, tiene
noticias de las tropelías de Letelier, ordenándole el 22, y reiteradamente el 28 de
mayo regresar inmediatamente a Lima.
En junio se alzaron los pobladores contra Letelier. Durante el regreso se produjo
el combate de Sangrar, en un poblado a medio camino entre Canta y Chicla, donde 73
soldados chilenos fueron atacados durante dos días y sufrieron bajas.
Recién el 4 de julio llegó Letelier a Lima, donde una corte marcial condenó a él y
a dos de sus subalternos a penas de cárcel por apropiación indebida de dineros. Sin
embargo, una vez en Chile apelaron y la corte suprema les condenó nuevamente.16
Para la población de Junín las desgracias no terminaron allí, pues tras la salida
de Letelier las fuerzas peruanas del coronel Máximo Tafur, nombrado prefecto de la
zona por Piérola, ocuparon la plaza y aduciendo que los pobladores no se habían
opuesto enérgicamente contra Letelier les impuso una contribución de $250,000, la
mitad de lo impuesto por Letelier.2:
41
El puente colgante de La Oroya, en una foto de 1881, permitía el cruce del río
Mantaro para llegar desde la costa (Lima) a Tarma. Las tropas chilenas lograron
impedir su destrucción en enero de 18822: 270 lo que permitió a la división chilena
ingresar a Junín. Fue defendido por los chilenos en el segundo combate de La Oroya
para permitir el regreso de las tropas chilenas a Lima en 1882. En julio de 1882
estaba cortado completamente3:
248 como lo encontró Del Canto en mayo de 1883
durante la expedición de Arriagada.2: 442 El Mantaro tenía solo cinco puentes: en
Oroya, Jauja, Concepción, Mejorada (Huancayo) y Chupaca.18
Desde la retirada de Letelier en 1881, la sierra era controlada por Cáceres que
tenía su cuartel general en Chosica, a las puertas de Lima, con aproximadamente
2000 hombres.
Con la intención de eliminar las fuerzas de Cáceres y dar paso a la celebración de
la paz, el gobierno chileno de Domingo Santa María quería cuanto antes enviar una
expedición a la sierra central. Ante esto, el comandante en jefe de ocupación
Patricio Lynch planificó un movimiento de tenazas y persecución contra estas
fuerzas, aunque también con la intención de ganarse "el corazón y la mente" de los
habitantes de la sierra con un trato justo que los liberaría de las arbitrariedades
de las montoneras. Las tropas cobrarían solo la contribución prevista y justa pero
serían implacables en la persecución de delitos.
El 1 de enero de 1882 salieron de Lima 3067 hombres al mando de Lynch por el camino
a Canta desde donde debían caer sobre la retaguardia de Cáceres en Chosica. Unos
días más tarde salió la división del jefe del estado mayor y coronel José Francisco
Gana con 1556 hombres directamente a Chosica adonde llegó el 8 de enero. Ambas
divisiones debían llegar simultáneamente y sorprender las montoneras, pero la
división Lynch no llegó sino hasta el 14 de enero cuando Cáceres había retirado sus
huestes a Tarma evitando ser rodeado.
Entretanto los chilenos habían ocupado desde Cerro de Pasco al sur y habían
iniciado el cobro de contribuciones de guerra. El 2 de marzo ocurrió la emboscada
de Sierralumi entre Comas y Concepción, el 5 y 6 de abril la guarnición chilena de
Ñahuimpuquio fue atacada por 3000 indígenas guiados por un cura.3:
263 El 10 de
abril ocurrió el combate de Llocllapampa. Para intimidar a los campesinos partió el
19 de abril de Cerro de Pasco al sur un destacamento de 1200 hombres que durante 10
días requisaron azúcar, licor, arroz, manteca, vacunos y ovejas a los habitantes de
la región, el mismo día ocurrió la batalla de Chupaca. El 22 de abril fue el
enfrentamiento en Huaripampa. Gonzalo Bulnes critica: Cuán errados estaban los que
se habían halagado con que la ocupación de la Sierra restablecería el trabajo i la
paz!. Paulatinamente las enfermedades, la mala alimentación, el asedio y las
deserciones fueron mermando a las fuerzas expedicionarias que debían ser sostenidas
por los habitantes. El coronel Del Canto con el propósito de informar de estos
problemas bajó personalmente a Lima y le comunicó a Lynch de lo que sucedía en la
sierra y la necesidad de que se le abasteciera de víveres si se quería continuar
con las operaciones militares.n 6
Contraofensiva cacerista de julio y retirada de la división Del Canto a Lima
Cáceres, que logró enterarse de las órdenes por medio de sus espías, organizó el
alzamiento general de la sierra, dejó Ayacucho, donde había rehecho su ejército y
agrupado contingente guerrillero totalizando entre ambos 3000 a 4000 hombres, y
estableció su cuartel general en Izcuchaca el 1 de junio, donde planeó una serie de
ataques sucesivos a los destacamentos chilenos de la fuerza expedicionaria desde
Huancayo a La Oroya. Organiza tres columnas: a destruir el puente colgante de La
Oroya envía al coronel Máximo Tafur, a Concepción envía al coronel Juan Gastó y a
la columna a Huancayo quedó bajo su mando.
El 3 de julio Máximo Tafur atacó a las fuerzas chilenas al mando del teniente
Francisco Meyer en el puente de La Oroya, pero la guarnición chilena mantuvo el
control del puente y las fuerzas peruanas se retiraron con fuertes pérdidas.
Grito de Montán
En vista de los desastres causados por la guerra, el 31 de agosto de 1882, Miguel
Iglesias Pino de Arce, que había sido ministro de guerra de Piérola, emite21 el
Grito de Montán, manifestando la necesidad de acordar la paz aún con cesión
territorial ya que los costosos triunfos peruanos eran inútiles ante las fuerzas
chilenas:
Sobre los resultados de la Campaña del Centro entre febrero y julio de 1882, dice
el historiador chileno Gonzalo Bulnes:
La campaña de Canto fue un desastre, emprendida en el concepto de ganarse la
simpatía de la sierra y de privar de nuevos soldados al ejército de Cáceres, lo que
se consiguió fue estimular un levantamiento de odios implacables y dar a Cáceres un
poderoso concurso de hombres.(pág. 306)
...
En vez de un asomo de esa paz deseada por el vencedor, lo que se veia era la guerra
a muerte; el montonero sacrificado sin piedad; las poblaciones incendiadas; el
chileno herido, descuartizado por manos inhumanas! (pág. 311)
Guerra del Pacífico. vol. 3: Ocupación del Perú - La Paz G. Bulnes
En Lima se vivieron los éxitos de Cáceres con una soterrada efervescencia
patriótica,3:
233 y el gobierno de ocupación aumentó los cupos a pagar en Lima y
fueron más los desterrados a Chile.
La historiografía peruana sostiene que la campaña de 1882 fue una victoria para la
resistencia pues no solo se logró librar una efectiva guerra de guerrillas sino que
también se sostuvieron victoriosos combates y el departamento de Junín quedó libre
de los invasores.
Antes de ordenar una nueva ofensiva contra el ejército de Cáceres, que necesitaría
el abastecimiento desde Lima, Lynch ordenó la protección de la vía férrea a Chicla,
la reparación del puente de Purhuay y la línea telegráfica que los montoneros de
Chosica habían destruido lo que demoraba el tránsito y abastecimiento de las tropas
chilenas hacia las zonas ocupadas por la resistencia peruana. Con tal misión partió
de Lima el mayor Julio Quintavalla quien arribó a Chosica el 14 de abril. En los
días siguientes la fuerza chilena fue constantemente hostilizada por las montoneras
peruanas. El 20 de abril tuvo lugar el Segundo Combate de Purhuay, a dos millas y
media del puente del mismo nombre.
Expedición Arriagada
Las fuerzas chilenas siguieron la huella de los caceristas hacia el norte pasando
por Palcamayo, Junín, Carhnaniayo, San Rafael, Salapampa, Chavinillo y Aguamiro (12
de junio)2:
452
, donde el mando chileno pasó a Arriagada por desavenencias entre
Del Canto y León García. No hubo enfrentamientos durante la persecución.
Para el cruce de la cordillera desde Aguamiro a Huaraz (30 leguasn 8 180 km)
Arriagada dividió sus fuerzas en dos, que demoraron tres jornadas en llegar a
Recuay el 17 de junio, a sólo 5 leguas (30 km) de Huaraz, adonde Cáceres había
llegado el 15 de junio.
Huamachuco
Artículo principal: Batalla de Huamachuco
Cáceres pasó por Conchucos y llegó a Mollepata y, conocido el avance del pequeño
destacamento de González, decide enviar a Recavarren para atacarlo en Tres Ríos (30
km al sur de Huamachuco). De ser perseguido por Arriagada, Cáceres se transformó en
perseguidor de González, cuyas tropas no descansan y continúan su marcha dejando
atrás a Recavarren. González llegó el 7 de junio a Huamachuco, un pueblo de 8000
habitantes.
Cáceres llegó a Tres Ríos el 7 de julio donde realizó un consejo de guerra que
decidió dar batalla las fuerzas chilenas. Cuando el 8 de julio las fuerzas de
Cáceres llegaron a Huamachuco, sumaban 1440 hombres armados con fusiles Peabody y
Remington, sin bayonetas, con escasez de municiones (30.000 unidades23) y poca
caballería. Contaba con 11 cañones de diversas fabricaciones y calibres. Fue la
única vez que Cáceres comandó una batalla contra tropas chilenas en la campaña. El
guerrillero Puga con 600 hombres estaba a 5 leguas (30 km) en Cajabamba, pero no
concurrió a la batalla.
Arequipa
Artículo principal: Toma de Arequipa
Las fuerzas de Montero en Arequipa sumaban entre 3000 y 4000 hombres armados con
rifles modernos, municiones y artillería Krupp. Los sueldos eran pagados
parcialmente por Bolivia.2:
550 Arequipa era fácilmente defendible en Huasacachi y
en caso de caer ese baluarte, existía una segunda línea natural de defensa,
Puquina. El 23 de octubre antes del amanecer los defensores de la cima de
Huasacachi se encontraron flanqueados por los 5,200 chilenos y emprendieron la
retirada hacia Puquina. Para impedir que se agregaran a las fuerzas que ya estaban
en Puquina, los chilenos las persiguieron y marcharon a Puquina sin descanso para
llegar el 24 de octubre allí. También la guarnición de Puquina se desbandó, dejando
libre el camino a Arequipa. En Arequipa se sublevó la población al saberse que
ambas líneas de defensa habían sucumbido y que la ciudad sería asaltada por los
chilenos. Montero parte a Puno y el cuerpo consular entregó a nombre de la
municipalidad la ciudad el 29 de octubre a los jefes chilenos.2: 553-
Como parte del plan chileno, se le había ordenado a Martiniano Urriola ocupar
Ayacucho para impedir a Montero abandonara Arequipa y se uniese a Cáceres o su
lugarteniente Justo Pastor Dávila que ocupaba Jauja con 500 hombres. En el Trayecto
sufrió el acoso de los guerrilleros. Urriola permaneciera hasta mediados de
noviembre en Ayacucho, cuando apremiado por la falta de municiones, forraje y
abastecimiento salió de Ayacucho sin esperar el permiso de Lynch. Para salir debió
vadear el río porque el puente estaba cortado y en el Combate de Izcuchaca, el 15
de noviembre, debió abrirse paso por el puente Verrugas clausurado y defendido por
montoneros. Desde Andahuaylas, Cáceres había emprendido la persecución de Urriola,
llegando hasta Tarmatambo, dispuesto a proseguir la lucha. Su esperanza aguardaba
en la guarnición de Lizardo Montero en Arequipa, quien se disolvió sin disparar un
tiro y fue entonces cuando Cáceres vio perdida toda posibilidad de ganar la
guerra.24 Pero mantuvo por algún tiempo su cuartel en Huancayo, sin que los
chilenos se arriesgaran a ocuparlo. Urriola, llegaría a Lima el 12 de diciembre. 25
2:
566
Véase también
Guerra asimétrica
Conquista del Desierto, campaña militar llevada a cabo entre 1878 y 1885 por el
gobierno de la República Argentina
Ocupación de la Araucanía
Notas
Cáceres fue vencido en Huamachuco por una fuerza secundaria, la de Gorostiaga, que
solo debía apoyar por el norte a la división de Arriagada, que era la principal.
No se refiere a Carabineros de Chile. Carabineros era un nombre usado por algunas
formaciones de caballería, por ejemplo "Carabineros de Chancay".
Los textos chilenos de la época están escritos con la ortografía de Bello, que
simplifica la escritura asimilando el lenguaje escrito al hablado.
Lynch desde un comienzo fue contrario a la expedición que dirigía. Consideraba
mala la época por ser la de las lluvias y nevazones en la sierra. Creía que debía
esperarse hasta abril, cuando empieza el verano en la región cordillerana, y no
exponer al soldado a las inclemencias del tiempo, careciendo de alojamientos.
Volvió a Lima para comunicarse por telégrafo con el presidente Domingo Santa María
y exponerle la situación pero todo fue inútil. Lynch debió someterse a las órdenes
dadas y la expedición continuó con sus operaciones.
El coronel José Francisco Gana cansado de la campaña, emprendida contra su
voluntad, delegó el mando de la división en el coronel Estanislao del Canto Arteaga
y regreso a Lima transcribiéndole antes las instrucciones que había recibido de
Lynch y la distribución que debía dar a los cuerpos.
La situación del ejército chileno en la sierra no era buena, la falta de víveres y
la fiebre tifoidea mermaban a estas fuerzas, lo que provocó alarma en el gobierno
chileno. Lynch recomendaba que lo mejor era que el ejército volviera a Lima, pero
el ministro chileno en Lima Jovino Novoa Vidal creía que era mejor que las
operaciones continuaran y que el ejército se trasladara a lugares más sanos, todo
con el objeto de mantener la presencia chilena en la sierra y lograr la paz. Al
final Lynch y Novoa, quienes tenían la decisión final por orden del presidente
Santa María, concluyeron en mantener las operaciones en la sierra. Con esto, el
coronel Del Canto volvió a la sierra para reunirse con sus fuerzas y cumplir con
sus órdenes.
Este era el batallón Tacna 2.º de Línea que debía regresar a Lima junto al coronel
Del Canto, ya que era su batallón, y dejar al mando del resto de la división al
coronel José Miguel Alcérreca, que era el jefe de mayor graduación y antigüedad
junto con él. Pero los hechos posteriores no hicieron posible ejecutar esta orden y
Del Canto continuó al mando de la división hasta su regreso definitivo a Lima.
La unidad de distancia "legua" no tiene una definición única, sino según el país
en que se use. En este caso, dado que la fuente de información es el historiador
chileno Gonzalo Bulnes, utilizamos 1 legua= 6 kilómetros.
Según Gonzalo Bulnes, en Pallasca.
Bibliografía
Bulnes, Gonzalo (1919). Guerra del Pacífico. vol. 3: Ocupación del Perú - La Paz
(PDF). Valparaíso: Sociedad Imprenta y Litografía Universo. p. 624.
Sater, William F. (2007). Andean Tragedy: Fighting the War of the Pacific, 1879–
1884 (en inglés). Lincoln and London: University of Nebraska Press. ISBN 978-0-
8032-4334-7.
Pereyra Plasencia, Hugo (2005). «Una aproximación política, social y cultural a la
figura de Andrés Cáceres entre 1882 y 1883». Tesis para optar el grado académico de
magíster en historia. Archivado desde el original el 15 de abril de 2018.
Consultado el 7 de julio de 2015.
Enlaces externos
Memorias de Ambrosio Salazar
Breve narración de la Campaña de la Breña, por Hugo Pereyra Plasencia, Pontificia
Universidad Católica del Perú, Departamento de Humanidades, Sección Historia.
Referencias
Gandhi, Kirti. Verrugas Viaduct and its Reconstruction, Peru, South America.
Consultado el 7 de julio de 2015.
Bulnes, 1919
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Luis Guzmán Palomino, citado en [1]
Sater, 2007