Campaña de La Breña

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La Campaña de la Breña o Campaña de la Sierra es la última fase de la Guerra del

Pacífico que comprende desde la ocupación de Lima en enero de 1881, hasta la


retirada de las tropas chilenas de ocupación al sur del río Sama en junio de 1884.

Tras la caída de Lima, ninguna de las fuerzas políticas peruanas aceptó la cesión
de Tarapacá como condición para el retiro del ejército expedicionario chileno; por
el contrario, comenzaron a reorganizarse remanentes del ejército peruano en las
regiones no ocupadas. Alrededor de los núcleos de regulares se agruparon numerosos
campesinos e indígenas mal armados y sin instrucción militar, pero que defendían
sus tierras, su sustento y a sus familias contra los abusos por parte de las tropas
de ocupación. El caudillo456 Andrés Avelino Cáceres era su principal organizador y
jefe militar.

El gobierno de ocupación envió varias expediciones desde Lima hacia la sierra


peruana para combatir contra los remanentes del ejército de Lima y las guerrillas.
Estas fuerzas exigían y requisaban de la población civil «contribuciones de
guerra», las que la enfurecían cada vez más y aumentaban las filas de la
resistencia.

Finalmente, los desastres de campaña generaron un tercer bando: los civiles y


militares peruanos que querían poner fin a la guerra, aún al precio de la cesión
territorial; el primero de estos fue Miguel Iglesias, quien fue proclamado
presidente del Perú reconocido por Chile en 1882.

La derrota y posterior repase de las tropas caceristas en la batalla de Huamachuco,


el 10 de julio de 1883, conllevó la casi aniquilación de los seguidores de Andrés
Avelino Cáceres y afianzó el gobierno de Iglesias; no obstante la última campaña
militar chilena fue la de Arequipa, al sur, que condujo al desbande de un ejército
improvisado de 4000 hombres que la defendía, la fuga de su líder Lizardo Montero a
Bolivia y la ocupación de dicha ciudad.

Aunque Cáceres logró rearmar un nuevo ejército y sitiar Lima, solo alcanzó a
enfrentar a las fuerzas de Miguel Iglesias después de que las tropas chilenas se
retiraron al haberse firmado el Tratado de Ancón, que finalizó el conflicto con la
inevitable entrega del territorio peruano en disputa y marcó el comienzo de la
Guerra civil peruana de 1884-1885 que enfrentó a Iglesias contra Cáceres.

Índice
1 Contexto histórico
2 Contexto geográfico
3 Horrores de la guerra
4 Fuerzas enfrentadas
4.1 Fuerzas peruanas
4.2 Fuerzas chilenas
5 1881: Expedición Letelier
5.1 Intervención de los Estados Unidos
6 1882: Expedición Del Canto
6.1 Contraofensiva cacerista de julio y retirada de la división Del Canto a Lima
6.2 Grito de Montán
6.3 Retrospectiva
7 1883: Batalla de Huamachuco y ocupación de Arequipa
7.1 Expedición Arriagada
7.2 Huamachuco
7.3 Arequipa
8 Ocupación del eje Mollendo-Puno
9 Cáceres reconoce el Tratado de Ancón
10 Véase también
11 Notas
12 Bibliografía
13 Enlaces externos
14 Referencias
Contexto histórico
Tras las batallas de Chorrillos y Miraflores en enero de 1881, Lima fue ocupada por
tropas chilenas y el dictador Nicolás de Piérola huyó a la sierra. Los primeros
tres jefes del gobierno de ocupación fueron Manuel Baquedano, Cornelio Saavedra
Rodríguez y Pedro Lagos, todos ellos en los primeros dos meses de ocupación.2: 
17 
El 17 de mayo de 1881 Patricio Lynch tomó el cargo de jefe del gobierno de
ocupación y lo mantuvo hasta el retiro de las fuerzas chilenas en agosto de 1884.2
: 
21 

Movido por el interés de tener un representante peruano que firmase la paz, el


gobierno chileno aceptó la constitución en Lima de un régimen peruano dominado por
los civilistas, enemigos políticos del dictador Nicolás de Piérola, encabezado por
Francisco García Calderón Landa en el pueblo de La Magdalena, a las orillas de
Lima. En la práctica, ello condujo a la existencia de dos regímenes peruanos
paralelos: la dictadura pierolista en la sierra y el gobierno de La Magdalena en
Lima. El gobierno pierolista se negó a la cesión de Tarapacá como indemnización a
Chile por las pérdidas y gastos causadas por la guerra. El gobierno de La Magdalena
también se opuso a la cesión y pronto recibió el reconocimiento de los EE. UU. y el
apoyo verbal de su representante en Lima de que los EE. UU. no aceptaban una cesión
territorial a Chile. A fines de 1881 Chile, que nunca reconoció oficialmente al
gobierno de La Magdalena, arrestó a García Calderón y lo trasladó a Chile. Sin
embargo, antes de ser detenido, García Calderón entregó el mando a Lizardo Montero
y a fines de 1881 Piérola, obligado a renunciar a su mandato, salió del Perú.

A cambio de la cesión de territorio, el gobierno peruano de La Magdalena promovía


el plan de la Société General de Credit Industriel et Commercial, organizada por
tenedores de bonos peruanos garantizados por depósitos de guano y salitre que
querían asegurar el pago de su deuda. El plan era dar a la "Credit Industriel" la
explotación de las riquezas de Tarapacá, la que pagaría anualmente ₤ 550,000 al
Perú, ₤ 550,000 a Chile y ₤ 1,200,000 a los deudores. Para ello los EE. UU. debían
bloquear la cesión territorial a Chile, crear un protectorado estadounidense en
Tarapacá durante la explotación y obtendrían la supremacía en asuntos
latinoamericanos.7: 
68 

Alentados por el apoyo exterior de EE. UU. y Bolivia (que se había retirado de la
guerra pero que formalmente continuaba en guerra), las fuerzas peruanas comenzaron
a reorganizarse en la sierra peruana con el objetivo de desgastar las fuerzas de
ocupación hasta que Chile abandonase sus conquistas. Chile, por su parte, mantenía
y endurecía la ocupación para obligar a un gobierno peruano a firmar la cesión de
Tarapacá, aunque también había voces en Chile que exigían el retiro de las tropas
hasta la línea de Sama y la anexión de Tarapacá sin esperar la cesión.

Tras la muerte del presidente James A. Garfield el 19 de septiembre de 1881, los


EE. UU. cambiaron su política exterior y reconocieron, en el Protocolo de Viña del
Mar, el derecho de Chile a una cesión territorial y declararon su neutralidad.
Finalmente, la paz se encontró sin la mediación de los EE. UU., y los intentos
estadounidenses prolongaron la guerra en vez de acortarla.8: 
45 

El enorme sufrimiento humano causado por la guerra que desvastaba al Perú, el temor
a una revuelta social de campesinos e indígenas, las pérdidas económicas en la
agricultura y la industria, los enfrentamientos armados entre pierolistas,
civilistas e iglesistas, las tensiones raciales entre blancos, indígenas, mestizos,
negros y chinos, los costos de la ocupación que eran pagados por los peruanos, la
falta de apoyo internacional y la imposibilidad de vencer militarmente a las
fuerzas chilenasn 1 (que además poseían el dominio indisputado del océano Pacífico)
condujeron a un grupo de peruanos a aceptar la cesión de Tarapacá a cambio de la
paz. El iniciador fue Miguel Iglesias con su Grito de Montán. José Antonio de
Lavalle, uno de sus primeros seguidores, lo expresó en el periódico "La Tribuna" el
19 de julio de 1883 con las siguientes palabras:

Cáceres triunfando en Matucana, en el Cerro de Pasco, en Huaraz o en Huamachuco, ni


conquistaba el dominio del mar, ni desalojaba las fuerzas chilenas de las costas,
ni recuperaba la capital ni conquistaba las provincias que el vencedor exige como
rescate del vencido [...] ¿Por qué, pues, tanto y tan estéril sacrificio?3: 79–80 
Contexto geográfico
La campaña de la Breña se realizó bajo condiciones totalmente diferentes a las que
había tenido la guerra hasta entonces. Los Andes peruanos o breña están cruzados
por valles, altas montañas, ríos y eran para el ejército invasor una región
insalubre, desconocida, de difícil acceso, cuyo abastecimiento debía hacerse por el
largo y peligroso camino a Lima, comprarlo a elevados precios a los lugareños o
requisarlo, lo que exacerbaba aún más la resistencia peruana. Pero también el
factor información jugaba contra las tropas chilenas: mientras las montoneras eran
informadas por la población de cualquier movimiento, número o siquiera intención de
los chilenos, estos a menudo no sabían que dirección seguir en la persecución de
las guerrillas.2: 
454 
3: 
257  Los expedicionarios chilenos obtenían sus informaciones
por cooperación, compra o extorsión de los pobladores pero también por partidas de
reconocimiento.

El ferrocarril desde Lima llegaba solamente hasta Chicla y la última estación del
telégrafo era Casapalca, unos kilómetros al oriente de Chicla. Otras líneas férreas
en el Perú no tuvieron una importancia similar, con excepción de la línea Mollendo-
Puno, que cuando fue ocupada por Chile en 1883, fue una amenaza directa a Bolivia.

Las fuerzas de Cáceres operaban una guerra de guerrillas que comprendía la región
de Cajamarca (norte) y la sierra central (desde Cerro de Pasco a Ayacucho). Desde
Huanuco a Huancavelica y Ayacucho se producía trigo, cebada y animales. Pero la
fiebre tifoidea, la viruela, el pique y las verrugas malignas eran endémicas en la
zona.2: 
27 

Sobre caminos y distancias dice el historiador chileno G. Bulnes: El habitante de


un país de llanuras no comprenderá fácilmente estas características de la guerra de
montañas. En el plan por todas partes se llega a Roma. En las cordilleras
americanas se llega a Roma sino por pasos determinados, donde un ejército puede ser
fácilmente detenido i destruido.2: 
465 

Horrores de la guerra
El mando chileno no consideraba a las montoneras y guerrilleros como soldados
regulares protegidos por las leyes de la guerra. Se regía por las reglas adoptadas
por el ejército de los Estados Unidos de América en la Guerra de Secesión (1861-
1865) e incorporadas en el derecho internacional vigente entonces, y que se aplicó
por ambos lados en la Guerra franco-prusiana de 1870.2: 
24  El Código Lieber
permitía represalias contra prisioneros de guerra, ejecuciones sumarias de espías,
saboteadores, francotiradores y fuerzas guerrilleras capturadas durante su misión
(prácticas que tras el Tercer y Cuarto Convenio de Ginebra en 1949 fueron abolidas
tras las experiencias en la Segunda Guerra Mundial).

Cáceres justificaba la venganza de los indígenas con el siguiente argumento:


Declarados fuera de la ley, anatema que los excluye hasta del seno de la humanidad,
no se creían obligados a reconocer en sus opresores derechos que se les negaba9

También muchos oficiales peruanos habían obtenido su libertad tras las batallas de
Chorrillos y Miraflores bajo la promesa de no levantar las armas contra el gobierno
de ocupación, de tal manera que tras su captura eran sometidos a la pena capital2: 
24 
, convirtiendo la guerra en una cruel sucesión de venganzas, castigos y abusos
contra la población civil de parte de ambos lados.
Las fuerzas regulares peruanas no disponían de un contingente ni armas suficientes
para combatir a los expedicionarios chilenos en una guerra regular por lo que
debían enviar a la lucha también a campesinos sin armas de fuego. Cáceres lo
explicaba así:

Rodeado de tan poderosos elementos [indígenas], no me quedaba sino darles una


organización conveniente y conducirlos a la pelea, sin que obstara la falta de
armamento de fuego, pues sobraban el entusiasmo y [el] valor, que suelen hacer en
ocasiones solemnes milagros de heroísmo
Andrés Cáceres, citado en Hugo Pereyra Plasencia "Una aproximación política, social
y cultural a la figura de Andrés Cáceres entre 1882 y 1883"10
Pero a su alrededor se veía la muerte con un sentimiento diferente. Su esposa
relata el siguiente diálogo en su casa:

«¿por qué lloras?» «Mamacita —me respondió—, porque me dan mucha pena estos pobres
indios; van para que los maten como a perros, no llevan balas para defenderse». Yo
le aclaré: «Dirás que los matarán como a héroes». Y lloré con ella”
Antonia Moreno Leyva, citada en Hugo Pereyra Plasencia, Una aproximación política,
social y cultural a la figura de Andrés Cáceres entre 1882 y 188311
Peor aún eran los casos en que los campesinos se enfrentaban solos contra las
tropas chilenas. Luis Milón Duarte, testigo ocular de la captura y destrucción de
Chupaca el 19 de abril de 1882 relata los hechos de la siguiente manera:

... Y en las primeras bajas del río se lanzaron los carabinerosn 2 en los
magníficos caballos chilenos y una vez que ganaron la orilla opuesta sus ingenieros
improvisaron un puente de cables de alambre. A las 24 horas de la conclusión del
puente, la artillería chilena comenzó el bombardeo desde la altura de la Mejorada,
sus blancos preferidos fueron las iglesias de los pueblos de Pillo y las otras del
bajío, sobre todo Chupaca, a cuya entrada se presentó la caballería sable en mano.
El combate fue horroroso; los invasores tuvieron que emplear unos la carabina y
otros el sable; un indio empuñaba el caballo, otro lanzaba al jinete; los pocos
rifles resistían a toda la infantería enemiga. Los chilenos tomaron Chupaca a
sangre y fuego. La matanza a los fugitivos fue cruel y los cadáveres los dejaron
insepultos, por decenas y centenas, ocultando sus pérdidas los agresores. La
población fue entregada al pillaje. ... En seguida, comenzó el incendio de esa
población importante, que duró varios días, a la vez que los caseríos anexos”
Luis Milón Duarte, citado en Hugo Pereyra Plasencia "Una aproximación política,
social y cultural a la figura de Andrés Cáceres entre 1882 y 1883"12
Gonzalo Bulnes describe las tácticas utilizadas en los cerros y desfiladeros con
las siguientes palabras:

Los peruanos habían colocado su línea a media falda del cerro, en uno de esos
Pucará ... el cual tenía su frente cubierto con una pirca de piedra desde la cual
disparaban de mampuesto, i al alcance de las manos una batería de peñascos
(galgas), listos para rodar al menor impulso, cuando el enemigo llegase al pie de
su posición. Esta fue la táctica que siguieron casi invariablemente las montoneras
de esos territorios contra las diversas espediciones chilenas a la sierra, i por su
lado la táctica chilena fue entretenerlas con un ataque de frente más o menos
vigoroso, según las circunstancias, i tomarles la espalda haciendo un rodeo por los
cerros, al cual seguía invariablemente la carnicería i la fuga.
Gonzalo Bulnes, "Ocupación del Perú"2: 
20- 
n 3
De hecho las fuentes primarias que relatan los hechos dan el número de bajas
chilenas o de soldados peruanos, pero nunca el número de campesinos muertos, se da
solo una número redondo, "decenas", "varios cientos". Los campesinos muertos no
eran contados. La respuesta de los pobladores a las carnicerías sufridas fue una
venganza horrible y repugnante, pero justa según el periodista peruano M.F.Horta en
El Eco de Junín del 26 de agosto de 1882.3: 
151 
Sobre la motivación y la intensidad de la rebelión campesina no existe un
denominador común. Lo que cabe destacar es que en los tiempos del gran desorden, de
fines de 1882 a junio de 1884, coexistieron claramente, en una compleja gama de
situaciones independientes o combinadas, las venganzas y represalias contra los
colaboracionistas (quienes deseaban la paz) junto con acciones violentas originadas
en rencillas de clase, viejos odios de casta, y también en simples deseos de saqueo
y de robo en un nivel puramente delincuencial.3: 
174  El apoyo recibido por Cáceres
en Junín y Huancavelica (sierra central más integrada con Lima y la costa) fue
mayor que en Ancash, La Libertad y Huánuco (más sujeta a los terratenientes).3: 168 
También hubo diferencias entre los pobladores de los valles y la de los montes.3: 
170 

Las guerrillas obligaban al ejército chileno a dispersar sus fuerzas, volviéndolas


vulnerables a ataques en masa de las guerrillas o montoneras. Las ciudades y
poblados de la región eran ocupados y desocupados por los rebeldes peruanos según
hubiese o no fuerzas militares chilenas en ellas evitando así un combate frontal
entre ejércitos regulares.

Escaramuzas, persecuciones, asaltos y emboscadas fueron la norma de enfrentamiento.


Durante la campaña se utilizó la desinformación del enemigo, la extorsión para la
obtención de información, la destrucción de caminos, vías férreas e infraestructura
para impedir el paso del enemigo.

Fuerzas enfrentadas
Fuerzas peruanas
Algunos comandantes de las fuerzas peruanas durante la campaña
Arnaldo Panizo (pierolista)
Arnaldo Panizo (pierolista)

Gregorio Albarracín
Gregorio Albarracín

Máximo Tafur (cacerista)


Máximo Tafur (cacerista)

Juan Gastó (segundo combate de La Oroya)


Juan Gastó (segundo combate de La Oroya)

Isaac Recavarren (cacerista)


Isaac Recavarren (cacerista)

Luis Milon Duarte (iglesista)


Luis Milon Duarte (iglesista)

Ambrosio Salazar (combate de Concepción, Sierralumi)


Ambrosio Salazar (combate de Concepción, Sierralumi)

Durante la campaña existieron diferentes fracciones peruanas que lucharon contra


los chilenos, a favor de ellos y a veces entre las fracciones.

En Arequipa permaneció durante toda la guerra una división peruana de 3000 a 4000
hombres cuya mitad de sus fuerzas había participado en la campaña de Tacna bajo el
mando de Lizardo Montero, quien primero apoyó a Piérola y luego a García Calderón
para finalmente quedar él mismo como representante de García Calderón, apresado por
los chilenos. En octubre de 1883 cuando las tropas chilenas avanzaron sobre
Arequipa, los hombres de Montero se desbandaron sin resistencia.
Las fuerzas peruanas de Cáceres estaban compuestas de un contingente regular,
uniformado y armado, más una cantidad variable de campesinos, indígenas y
habitantes de la zona que los acompañaban pero que en gran parte no tenían armas de
fuego ni entrenamiento ni disciplina militar. Estas fuerzas fueron las
protagonistas de la resistencia.
Las fuerzas peruanas del gobierno de La Magdalena en Lima, creadas en 1881, que en
un comienzo trataron de imponerse en la sierra (contra Montero) pero que finalmente
sufrieron deserción y el resto fue desarmado por los chilenos el 5 de septiembre de
1881. Se recogieron entonces cerca de 1000 rifles y sus municiones.2: 47, 
121 
Las fuerzas peruanas de Miguel Iglesias que en un comienzo estuvieron a las órdenes
de Cáceres y que a partir del Grito de Montán se opusieron a continuar la guerra y
consideraban que era necesario aceptar la cesión de territorio para llegar a la
paz.2: 
359 
Grupos autónomos que eran liderados por caudillos fuera de la estructura militar, a
menudo enemistados entre sí, como la de Gregorio Albarracín Lanchipa y la familia
Vento,13 la de Lorenzo Iglesias (hermano de Miguel Iglesias), que no aceptó ayuda
de José Mercedes Puga durante el combate de San Pablo3: 
92  o la de Panizo y Vento
que se opusieron a Cáceres en Acuchimay y Canta, respectivamente.
Faltos de recursos, las montoneras utilizaron una variedad de armas: galgas
(piedras grandes que, desprendida de lo alto de una cuesta, bajan rodando y dando
saltos, para atacar al enemigo que está más abajo), hondas, picas, rejones, etc,
además de armas de fuego de diversa procedencia.

Además del caudillismo, otra marcada diferencia con las fuerzas chilenas consistía
en que la ascendencia étnica era un factor determinante en las relaciones entre los
seguidores de Cáceres: indios, mestizos y blancos formaban sus filas. En última
instancia, el poder de Cáceres sobre los indígenas, que hablaba quechua y había
tratado con ellos desde su infancia, se enraizaba en la realidad ancestral de
viejas tradiciones paternalistas basadas en vínculos de sujeción personal y
familiar, es decir no institucional.3: 
257 

Fuerzas chilenas
Algunos comandantes de las fuerzas chilenas durante la campaña
Ambrosio Letelier (expedición de 1881)
Ambrosio Letelier (expedición de 1881)

José Francisco Gana (expedición de 1882)


José Francisco Gana (expedición de 1882)

Estanislao del Canto (expedición de 1882)


Estanislao del Canto (expedición de 1882)

Marco Aurelio Arriagada (expedición de 1883)


Marco Aurelio Arriagada (expedición de 1883)

Alejandro Gorostiaga (batalla de Huamachuco)


Alejandro Gorostiaga (batalla de Huamachuco)

Martiniano Urriola (ocupación de Ayacucho)


Martiniano Urriola (ocupación de Ayacucho)
José Velásquez Bórquez (toma de Arequipa)
José Velásquez Bórquez (toma de Arequipa)

Dado que la Armada de Chile controlaba el Pacífico sur sin contrapeso, las zonas
costeras estaban a merced del ejército chileno, que podía atacar, abastecer,
desplegar y evacuar tropas sin mayores problemas, en casi cualquier lugar. La
guerra se desarrolló en la sierra peruana, de difícil acceso y abastecimiento para
los chilenos. En las sierras peruanas las tropas debían cruzar cordilleras nevadas,
bordear precipicios, vadear ríos, soportar a la intemperie los rigores del clima y
las enfermedades desconocidas transportando su propio abastecimiento y sus
enfermos, sin guías seguros y de confianza por largas distancias.

Las fuerzas chilenas estaban bien armadas, disciplinadas y comandadas por oficiales
profesionales. Sin embargo, el ejército chileno no poseía la capacidad logística ni
sanitaria para abastecer grandes fuerzas expedicionarias en la sierra por largo
tiempo. En consecuencia, no podía sostener largas expediciones contra las fuerzas
caceristas en las montañas.14: 
309 

1881: Expedición Letelier


Artículo principal: Expedición a Junín de 1881

Mapa simplificado de la costa y sierra central del Perú entre Huamachuco y Ayacucho
sobre la base de mapas de Mariano Paz Soldan de 1865. El río que recorre el
callejón de Huaylas es llamado por Paz Soldán río de Huaraz, en otros mapas río
Santa. Otros nombres del hoy llamado río Mantaro son Oroya, Jauja, Izcuchaca,
Angoyacu o Grande.2: 
267 
Quizás el primer enfrentamiento en la campaña fue el ocurrido en abril de 1881, el
combate de San Jerónimo, cerca de Chosica al oriente de Lima, cuando las montoneras
organizadas por el coronel José Agustín Bedoya se enfrentan a los soldados chilenos
bajo el mando del teniente coronel José Miguel Alcérreca, los cuales luego de un
tiroteo dispersan a los hombres de Bedoya, para luego incendiar el lugar y retornar
a Lima.2: 
20 
15

La primera expedición chilena de importancia a la sierra fue enviada por el coronel


Pedro Lagos, entonces al mando de las fuerzas de ocupación, el 15 de abril de 1881
y comandada por el teniente coronel Ambrosio Letelier, fuerte en 700 efectivos14: 
309 
, a Junín con la orden de eliminar las fuerzas peruanas en ese sector. La
expedición ocupó, con pequeños destacamentos, poblados desde Huanuco (norte) hasta
Jauja (sur) y desde Chicla (oeste) hasta Tarma (este). Aún no se había formado una
resistencia organizada, por eso una pequeña fuerza pudo ocupar una región tan
vasta.2: 
35  Además, las pocas fuerzas peruanas en la zona eran dispersadas o se
retiraban ante el avance chileno; como la pequeña división del coronel José Santos
Aduvire que fue destrozada a diez leguas al norte de Huánuco, o el dictador Piérola
que ante el avance de las fuerzas chilenas se había retirado a Ayacucho con algunas
tropas que tenía a su mando, o al ahora general Cáceres que también contando con
pocas fuerzas se retiraba hasta las cercanías de Huancayo. G. Bulnes dice de ella
que más que una expedición militar fue una empresa de requisición de dinero a mano
armada, negándole protección a cualquier persona que hubiese cooperado en la guerra
contra Chile y cometiendo abusos de poder en las zonas abarcadas. Mucha repercusión
tuvieron las injusticias cometidas contra el ciudadano italiano Emmanuele Chiessa,
de Cerro de Pasco.

Entretanto, Lynch había sido designado por el senado chileno como contralmirante de
la armada. Lynch llega a Lima en mayo de 1881, como nuevo comandante de las fuerzas
de ocupación, reemplazando al coronel Lagos. Lynch al ocupar su puesto, tiene
noticias de las tropelías de Letelier, ordenándole el 22, y reiteradamente el 28 de
mayo regresar inmediatamente a Lima.
En junio se alzaron los pobladores contra Letelier. Durante el regreso se produjo
el combate de Sangrar, en un poblado a medio camino entre Canta y Chicla, donde 73
soldados chilenos fueron atacados durante dos días y sufrieron bajas.

Recién el 4 de julio llegó Letelier a Lima, donde una corte marcial condenó a él y
a dos de sus subalternos a penas de cárcel por apropiación indebida de dineros. Sin
embargo, una vez en Chile apelaron y la corte suprema les condenó nuevamente.16
Para la población de Junín las desgracias no terminaron allí, pues tras la salida
de Letelier las fuerzas peruanas del coronel Máximo Tafur, nombrado prefecto de la
zona por Piérola, ocuparon la plaza y aduciendo que los pobladores no se habían
opuesto enérgicamente contra Letelier les impuso una contribución de $250,000, la
mitad de lo impuesto por Letelier.2: 
41 

La expedición de Letelier sembró un germen malo para la causa chilena, preparó el


terreno para los posteriores infaustos acontecimientos.3: 
154 
2: 
26 

El 2 de septiembre de 1881 ocurrió el combate de Calientes, cerca de Pachia donde


ocurriría al día siguiente el primer combate de Pachía. En el norte del Perú
ocurrió el combate de Motupe el 10 de octubre de 1881 y el 25 de octubre ocurrió el
combate de Guadalupe.

Intervención de los Estados Unidos


En julio de 1881, se reunieron en Perú dos congresos, el de Chorrillos (civilista)
y el de Arequipa (pierolista). El primero confirmó la presidencia de García
Calderón en La Magdalena y el segundo confirmó a Piérola como presidente del Perú.
El gobierno de La Magdalena casi no poseía fuerzas militares, pero había sido
reconocido en junio por los Estados Unidos, mientras que el de Piérola comenzaba a
organizar fuerzas a través de Miguel Iglesias en el norte, Andrés Cáceres en el
centro y Lizardo Montero en el sur.

El 24 de agosto el ministro plenipotenciario estadounidense en Lima, Hurlbut,


comunicó a Lynch en un memorándum que Estados Unidos no aceptaría una paz con
cesión de territorios, alentando al gobierno de La Magdalena y exigiendo a Piérola
y Cáceres someterse a él para unir al Perú.17: 
43  Finalmente Piérola se asiló en
Lima con aquiescencia de Chile para pronto abandonar Perú. Tras el arresto de
García Calderón por los chilenos, Montero asumió el cargo de presidente, reconocido
también por Cáceres lo que originó más tarde el combate de Acuchimay, entre
caceristas y pierolistas.

El 19 de septiembre falleció el presidente James A. Garfield y fue sucedido por


Chester Alan Arthur con un nuevo secretario de estado y siguiendo otra política
exterior que desdecía lo afirmado por Hurlbut (quien murió en Perú a principios de
1882). Chile y Estados Unidos firmaron el protocolo de Viña del Mar el 11 de
febrero de 1882 (Trescot-Balmaceda) que afirmaba la neutralidad estadounidense en
el conflicto.

1882: Expedición Del Canto

El puente colgante de La Oroya, en una foto de 1881, permitía el cruce del río
Mantaro para llegar desde la costa (Lima) a Tarma. Las tropas chilenas lograron
impedir su destrucción en enero de 18822: 270  lo que permitió a la división chilena
ingresar a Junín. Fue defendido por los chilenos en el segundo combate de La Oroya
para permitir el regreso de las tropas chilenas a Lima en 1882. En julio de 1882
estaba cortado completamente3: 
248  como lo encontró Del Canto en mayo de 1883
durante la expedición de Arriagada.2: 442  El Mantaro tenía solo cinco puentes: en
Oroya, Jauja, Concepción, Mejorada (Huancayo) y Chupaca.18
Desde la retirada de Letelier en 1881, la sierra era controlada por Cáceres que
tenía su cuartel general en Chosica, a las puertas de Lima, con aproximadamente
2000 hombres.
Con la intención de eliminar las fuerzas de Cáceres y dar paso a la celebración de
la paz, el gobierno chileno de Domingo Santa María quería cuanto antes enviar una
expedición a la sierra central. Ante esto, el comandante en jefe de ocupación
Patricio Lynch planificó un movimiento de tenazas y persecución contra estas
fuerzas, aunque también con la intención de ganarse "el corazón y la mente" de los
habitantes de la sierra con un trato justo que los liberaría de las arbitrariedades
de las montoneras. Las tropas cobrarían solo la contribución prevista y justa pero
serían implacables en la persecución de delitos.

El 1 de enero de 1882 salieron de Lima 3067 hombres al mando de Lynch por el camino
a Canta desde donde debían caer sobre la retaguardia de Cáceres en Chosica. Unos
días más tarde salió la división del jefe del estado mayor y coronel José Francisco
Gana con 1556 hombres directamente a Chosica adonde llegó el 8 de enero. Ambas
divisiones debían llegar simultáneamente y sorprender las montoneras, pero la
división Lynch no llegó sino hasta el 14 de enero cuando Cáceres había retirado sus
huestes a Tarma evitando ser rodeado.

Los chilenos comenzaron la travesía de la cordillera el 19 de enero, con 2300


hombres al mando de Gana (Lynch volvió a Lima)n 4 por Casapalca, Morococha y
llegaron a La Oroya el 23 de enero oportunamente antes que un piquete cacerista
cortara el puente.2: 
270  El 25 de enero los chilenos ocuparon Tarma sin
resistencia, pero las fuerzas peruanas habían enfilado ya a Jauja con destino a
Ayacucho. Cuando una partida de reconocimiento chileno descubrió que no estaban
demasiado lejos, Gana ordenó su persecución y el 1 de febrero ocupó Jauja y
transfirió el mando y las órdenes recibidas al coronel Estanislao del Canto,
regresando él a Lima.n 5 Del Canto dividió sus fuerzas en dos contingentes, uno
bajo su mando directo y el otro bajo el mando del coronel Eulogio Robles Pinochet.
Ambos marcharían en columnas paralelas y, río de por medio, por las riberas del río
Grande (Robles al poniente del río), los persiguieron. Robles logró cruzar una
parte de su contingente a la orilla oriente. Del Canto logró alcanzarlas el 5 de
febrero en el primer combate de Pucará, poco después llegó la parte de Robles,
ambos atacaron a las fuerzas de Cáceres pero no pudieron acabar con él, quien
siguió con su retirada hacia Ayacucho.

El 18 de febrero una tempestad en Julcamarca diezma las tropas de Cáceres quedando


solo con 368 soldados, luego de perder un número similar de combatientes que
“rodaron al abismo”. El 22 de febrero, en el combate de Acuchimay, Cáceres, que
ahora reconocía a García Calderón, vence a las fuerzas rebeldes piérolistas del
coronel Arnaldo Panizo, que contaba con 1500 hombres, engrosando su ejército con
los restos de tropas de Panizo. Luego de este suceso Cáceres ingresa a Ayacucho.

Entretanto los chilenos habían ocupado desde Cerro de Pasco al sur y habían
iniciado el cobro de contribuciones de guerra. El 2 de marzo ocurrió la emboscada
de Sierralumi entre Comas y Concepción, el 5 y 6 de abril la guarnición chilena de
Ñahuimpuquio fue atacada por 3000 indígenas guiados por un cura.3: 
263  El 10 de
abril ocurrió el combate de Llocllapampa. Para intimidar a los campesinos partió el
19 de abril de Cerro de Pasco al sur un destacamento de 1200 hombres que durante 10
días requisaron azúcar, licor, arroz, manteca, vacunos y ovejas a los habitantes de
la región, el mismo día ocurrió la batalla de Chupaca. El 22 de abril fue el
enfrentamiento en Huaripampa. Gonzalo Bulnes critica: Cuán errados estaban los que
se habían halagado con que la ocupación de la Sierra restablecería el trabajo i la
paz!. Paulatinamente las enfermedades, la mala alimentación, el asedio y las
deserciones fueron mermando a las fuerzas expedicionarias que debían ser sostenidas
por los habitantes. El coronel Del Canto con el propósito de informar de estos
problemas bajó personalmente a Lima y le comunicó a Lynch de lo que sucedía en la
sierra y la necesidad de que se le abasteciera de víveres si se quería continuar
con las operaciones militares.n 6
Contraofensiva cacerista de julio y retirada de la división Del Canto a Lima

Combates en la Sierra durante 1882 (excepto el de San Pablo que ocurrió en el


norte).
Tras regresar Del Canto de Lima a la sierra y de haber advertido de que sin
abastecimientos desde Lima le sería difícil mantener las operaciones militares y
que la rebelión continuaría creciendo, le fue permitido trasladar el cuartel
general de su división desde Huancayo a Tarma y desde este poblado extender una
línea de tropas a Concepción y Jauja, además de procurar mantener seguro el camino
de la La Oroya y de enviar una parte de la tropa a Lima.n 7

Cáceres, que logró enterarse de las órdenes por medio de sus espías, organizó el
alzamiento general de la sierra, dejó Ayacucho, donde había rehecho su ejército y
agrupado contingente guerrillero totalizando entre ambos 3000 a 4000 hombres, y
estableció su cuartel general en Izcuchaca el 1 de junio, donde planeó una serie de
ataques sucesivos a los destacamentos chilenos de la fuerza expedicionaria desde
Huancayo a La Oroya. Organiza tres columnas: a destruir el puente colgante de La
Oroya envía al coronel Máximo Tafur, a Concepción envía al coronel Juan Gastó y a
la columna a Huancayo quedó bajo su mando.

La columna de Tafur debería pasar por Chongos y Chupaca y atacar la guarnición


chilena de La Oroya el 2 de julio, para cortar el puente y dejar a las fuerzas
chilenas sin los víveres y municiones que pudieran ser remitidas desde Lima por esa
vía. El general Cáceres atacaría la posición chilena de Marcavalle y Pucará el 9 de
julio. La orden del coronel Gastó eran avanzar por las alturas de los cerros del
valle hasta Comas donde se reuniría con los guerrilleros de Ambrosio Salazar para
atacar al destacamento chileno de Concepción también el 9 de julio.

El 3 de junio fue atacada una compañía chilena en Marcavalle por guerrilleros


peruanos que no lograron tomar la posición. Este ataque fue repetido el 28 de junio
sin tener nuevamente un resultado favorable.

El 3 de julio Máximo Tafur atacó a las fuerzas chilenas al mando del teniente
Francisco Meyer en el puente de La Oroya, pero la guarnición chilena mantuvo el
control del puente y las fuerzas peruanas se retiraron con fuertes pérdidas.

El 4 de julio Lynch hizo partir a la sierra al coronel Gana con el batallón


Miraflores para que se estableciera en Chicla y cuidara de la vía férrea y
despachara, con las precauciones necesarias, los víveres y municiones para las
fuerzas de Del Canto. Gana después de cinco o seis días volvió a Lima, quedando a
cargo de la zona el coronel Martiniano Urriola, que era jefe del batallón
mencionado.

Entre tanto, el coronel Del Canto seguía preparando la retirada de Huancayo y


establecer la división en una línea desde Concepción al norte (Jauja y Tarma), pero
posteriormente el jefe chileno en una Junta de Guerra determinó concentrar todas
sus fuerzas en Tarma ya que la línea propuesta era demasiado extensa de mantener,
más aún con los problemas logísticos que había y las enfermedades que diezmaban al
ejército. Finalmente el 6 de julio Del Canto inició la desocupación de sus fuerzas
de Huancayo y dispuso el retiro total de aquella ciudad para el 9 de julio.

El 9 de julio ocurrió el combate de Concepción, donde la 4.ª compañía del batallón


Chacabuco al mando del capitán Ignacio Carrera Pinto se enfrentó a las tropas
peruanas comandadas por el coronel Juan Gastó y las guerrillas al mando de Ambrosio
Salazar. El mismo día, la columna de Cáceres atacó a la 4.ª compañía del batallón
Santiago en Marcavalle y Pucará lo que hizo atrasar la retirada de Del Canto al
tener que auxiliar esa compañía. El 10 de julio Del Canto marchó hacia Concepción
llegando al lugar cuando la guarnición hacia poco había sido completamente
eliminada. Por precaución Del Canto envió un destacamento de caballería a la
guarnición de Jauja.

Tras la derrota en Concepción, la división de Del Canto prosiguió su marcha a Tarma


llegando el 13 de julio y en aquel lugar se enteró de la nueva orden que se había
enviado desde Lima, en la que se debía reconcentrar a todas las fuerzas en La
Oroya. Del Canto despachó el 14 de julio a una compañía del Lautaro al mando del
subteniente Arturo Benavides Santos con 80 soldados al caserío de Tarmatambo (pocos
kilómetros al sur de Tarma) para custodiar el camino a Jauja y tener una ruta
segura de regreso. Cáceres continuó su marcha hacia Huancayo y luego a Jauja.

Pero también en el norte del Perú se asediaba a las fuerzas de ocupación. El 13 de


julio, al oeste de Cajamarca, se enfrentaron en la batalla de San Pablo la
guarnición chilena de 375 soldados y una fuerza peruana de 618 soldados al mando
del coronel Lorenzo Iglesias (hermano de Miguel Iglesias). Las fuerzas chilenas se
retiran del lugar en dirección a Trujillo, debido a la aparición de una fuerte
división peruana mandada por el propio Miguel Iglesias, y regresan con un refuerzo
de 1200 hombres al mando del coronel Ramón Carvallo Orrego ante lo cual las fuerzas
de Iglesias abandonan la zona de Cajamarca siendo ocupada por esta fuerza chilena
el 8 de agosto.

El 15 de julio, los 80 soldados de la guarnición chilena en el caserío de


Tarmatambo son atacados por las fuerzas dirigidas por el Coronel Juan Gastó y
Máximo Tafur en el combate de Tarmatambo. Al día siguiente, el 16 de julio, las
fuerzas de Cáceres se enfrentan con una compañía del batallón 2° de Línea en el
combate de San Juan Cruz. Cáceres decide no atacar el pueblo, sino apostar la
segunda división y los guerrilleros de San Jerónimo en las alturas cercanas a
Tarma.

Con un considerable número de enfermos y heridos Del Canto se retiró de Tarma


protegido por la neblina en dirección a La Oroya donde llega el 17 de julio. El 18
de julio las fuerzas chilenas abandonan el valle del Mantaro con dirección a Chicla
en la sierra de Lima. Cáceres intentó perseguir a las fuerzas chilenas, pero al
enterarse de que Tafur no había destruido el puente de la Oroya, retornó a Tarma.
El 18 de julio Cáceres estableció en Tarma su nuevo cuartel de operaciones. El 27
de julio fue atacado un pelotón chileno en Tambo de Mora, dos días después una
compañía en Chincha.2: 
309 

Al llegar Del Canto a Chicla, asumió el mando de las fuerzas expedicionarias el


coronel Urriola y conforme a órdenes impartidas por Lynch organiza la retirada por
la quebrada de Chicla siendo hostilizado por montoneros que coronaban las
pendientes los que arrojando galgas y realizando disparos de armas de fuego que
ocasionan a la columna chilena 27 bajas, la mayoría de ellos heridos, sin que fuera
posible para los chilenos responder el ataque por encontrarse sus enemigos en
alturas inaccesibles.19 Tras estos incidentes las tropas chilenas arriban a Lima
los primeros días de agosto de 1882.

En Cajamarca el 17 de noviembre de 1882 se enfrentaron las fuerzas caceristas de


José M. Puga con las fuerzas al mando de Lorenzo Iglesias, pero luego de un par de
horas de lucha los caceristas se retiraron nuevamente a Pauca.20

Grito de Montán
En vista de los desastres causados por la guerra, el 31 de agosto de 1882, Miguel
Iglesias Pino de Arce, que había sido ministro de guerra de Piérola, emite21 el
Grito de Montán, manifestando la necesidad de acordar la paz aún con cesión
territorial ya que los costosos triunfos peruanos eran inútiles ante las fuerzas
chilenas:

Quise ganar algún tiempo retirándome a la provincia de Chota, pero desgraciadamente


el pueblo inexperto, exaltado por el ultraje que de una pequeña porción del enemigo
recibía, exigió combatir y se ensangrentaron las alturas de San Pablo. ¡Cuán caro
se ha pagado el estéril triunfo de un instante! Los pocos abnegados voluntarios que
me acompañan, no son, ni con mucho, bastantes para oponer seria resistencia a las
formidables fuerzas invasoras que asolan en estos momentos, ansiosas de venganza y
exterminio, el noble departamento de Cajamarca; conducirlos a un sacrificio estéril
provocando mayores iras de parte de un enemigo que las descarga sobre vecindarios
indefensos, sería imperdonable.
Manifiesto de Montán. Miguel Iglesias a sus conciudadanos[2]
Retrospectiva
En el parte que el coronel Del Canto elevó al jefe de ocupación Patricio Lynch a su
llegada a la capital manifestó que sus bajas mortales ascendieron a 154 que
murieron en combate, más 277 por enfermedades (principalmente el tifus) y 103 que
desertaron, un total de 534 hombres. De igual manera venían con la expedición 480
enfermos, 72 de los cuales lo hacían en camillas por su gravedad. Del Canto
justificó el retorno de la expedición porque 1) el abastecimiento debía llegar
desde Lima, a 80 leguas (480 km), cruzando dos cordilleras nevadas, 2) en el camino
eran acosados y a veces capturados por el enemigo 3) el tifus, la viruela y las
inclemencias del tiempo les mantenían de 400 a 500 enfermos 4) las bajas sufridas2
: 
306 

Sobre los resultados de la Campaña del Centro entre febrero y julio de 1882, dice
el historiador chileno Gonzalo Bulnes:
La campaña de Canto fue un desastre, emprendida en el concepto de ganarse la
simpatía de la sierra y de privar de nuevos soldados al ejército de Cáceres, lo que
se consiguió fue estimular un levantamiento de odios implacables y dar a Cáceres un
poderoso concurso de hombres.(pág. 306)
...

En vez de un asomo de esa paz deseada por el vencedor, lo que se veia era la guerra
a muerte; el montonero sacrificado sin piedad; las poblaciones incendiadas; el
chileno herido, descuartizado por manos inhumanas! (pág. 311)
Guerra del Pacífico. vol. 3: Ocupación del Perú - La Paz G. Bulnes
En Lima se vivieron los éxitos de Cáceres con una soterrada efervescencia
patriótica,3: 
233  y el gobierno de ocupación aumentó los cupos a pagar en Lima y
fueron más los desterrados a Chile.

La historiografía peruana sostiene que la campaña de 1882 fue una victoria para la
resistencia pues no solo se logró librar una efectiva guerra de guerrillas sino que
también se sostuvieron victoriosos combates y el departamento de Junín quedó libre
de los invasores.

1883: Batalla de Huamachuco y ocupación de Arequipa


Manuel Teodoro del Valle.jpg
Pedro José Tordoya.jpg
La iglesia católica peruana se sumó plenamente a la lucha contra la ocupación
chilena,2: 
276  sus más conocidos miembros fueron el obispo de Huánuco Manuel
Teodoro del Valle (izq.), consejero de Cáceres, y el obispo de Cuzco Pedro José
Tordoya, quien desde Lima abasteció con dinero y armas a los combatientes peruanos
de la resistencia. Según G. Bulnes, antes del combate de Ñahuimpuquio, un cura
prometió a los indígenas que si caían luchando el viernes santo, tendrían la
salvación eterna.2: 277 
•3: 
194- 
Tras los acuerdos preliminares de Ancón con Miguel Iglesias, que en enero de 1883
fue proclamado "Presidente Regenerador de la República", el gobierno chileno ordena
a Lynch desbaratar la montoneras.2: 434  Por su parte, el 5 de junio el congreso de
Arequipa había confirmado a Calderón como presidente, a Montero y Cáceres como
primer y segundo vicepresidentes y acusaba a Iglesias de traición.

Tras la desastrosa campaña chilena de 1882, la sierra central estaba en manos de


las montoneras que el 3 de marzo derrotaron en Canta a las fuerzas de Manuel de la
Encarnación Vento y Tadeo Simón Antay, partidarios de Iglesias. Un destacamento de
250 hombres bajo las órdenes de Isaac Recavarren fue enviado a Huaraz para que
organizara nuevas tropas y que luego marchara al norte a deponer el gobierno de
Iglesias en Cajamarca mientras Cáceres intentaba sorprender a la guarnición chilena
en la costa de Chancay, que fue retirada oportunamente por mar en la Corbeta
Chacabuco. El 20 de marzo Lynch envió desde Lima a Arriagada con 1100 hombres ante
los cuales las montoneras se retiran a Canta.2: 
431 

Antes de ordenar una nueva ofensiva contra el ejército de Cáceres, que necesitaría
el abastecimiento desde Lima, Lynch ordenó la protección de la vía férrea a Chicla,
la reparación del puente de Purhuay y la línea telegráfica que los montoneros de
Chosica habían destruido lo que demoraba el tránsito y abastecimiento de las tropas
chilenas hacia las zonas ocupadas por la resistencia peruana. Con tal misión partió
de Lima el mayor Julio Quintavalla quien arribó a Chosica el 14 de abril. En los
días siguientes la fuerza chilena fue constantemente hostilizada por las montoneras
peruanas. El 20 de abril tuvo lugar el Segundo Combate de Purhuay, a dos millas y
media del puente del mismo nombre.

El plan de Lynch era perseguir y encerrar a las montoneras en la sierra central o


empujarlas por el callejón de Huaylas hacia el norte donde una división chilena les
cortaría el paso. En caso de lograr burlar la persecución y escabullirse al sur,
enfrentarían un destacamento chileno en Cerro de Pasco.2: 
434–5  Lo primero lo haría
Arriagada, en el norte estaría Gorostiaga y en Cerro de Pasco esperaría Urriola.

Políticamente, la expedición tendría además la misión de dar a conocer, explicar y


exigir apoyo para el gobierno peruano de Iglesias. Acompañaban la expedición el
coronel Vento y el coronel Luis Milton Duarte, que había sido nombrado por Iglesias
Jefe del Centro.2: 
441  Aunque se ordenó tratar correctamente a la población civil y
pagar por los productos recibidos, se ordenaba también el ajusticiamiento de
irregulares tomados prisioneros con armas en la mano y oficiales liberados que
hubiesen incumplido su promesa de no lenvantarse en armas contra el gobierno de
ocupación.

Expedición Arriagada

Travesía de Cáceres y Arriagada por Junín y el Callejón de Huaylas, y el camino a


Huamachuco seguido por Gorostiaga.
El 7 de abril Juan León García salió de Lima con 2000 hombres con la orden de
encerrar a los caceristas en Canta, pero no realizó el despliegue con la velocidad
debida, permitiendo a las fuerzas de Cáceres salir de Canta y llegar a Tarma. Del
Canto fue enviado de Lima el 25 de abril con 1200 hombres para despejar Lurín de
guerrillas. Tras escaramuzas en Balconcillo, Sisiscaya (por Lurín) las dos columnas
confluyeron en Chicla el día de la firma del convenio de Chorrillos, el 3 de mayo.
Allí García recibió órdenes de Lynch de copar los rebeldes en Tarma, llevando las
fuerzas de Del Canto que estimase necesarias. Posteriormente Del Canto también
marchó hacia Tarma vía La Oroya, cuyo puente estaba cortado, por lo que los 700
soldados debieron vadearlo con sus fusiles y ropa sobre la cabeza, en invierno a
3000 m de altura.2: 
443  Los chilenos tenían ya en Chicla 140 enfermos de tifus. El
21 de mayo llegó León García y el 26 de mayo llegó Del Canto a Tarma. Pero las
fuerzas caceristas ya marchaban al norte, en busca de Iglesias, el 16 de mayo.

Las fuerzas chilenas siguieron la huella de los caceristas hacia el norte pasando
por Palcamayo, Junín, Carhnaniayo, San Rafael, Salapampa, Chavinillo y Aguamiro (12
de junio)2: 
452 
, donde el mando chileno pasó a Arriagada por desavenencias entre
Del Canto y León García. No hubo enfrentamientos durante la persecución.

Para el cruce de la cordillera desde Aguamiro a Huaraz (30 leguasn 8 180 km)
Arriagada dividió sus fuerzas en dos, que demoraron tres jornadas en llegar a
Recuay el 17 de junio, a sólo 5 leguas (30 km) de Huaraz, adonde Cáceres había
llegado el 15 de junio.

En Huaraz, Cáceres envió la orden a Recavarren de unírsele en Yungay, y esparce el


rumor de que dará batalla a los chilenos en Yungay, pero cuando el 20 de junio se
le unen las fuerzas de Recavarren en Yungay, Cáceres decide rodear la posición de
Gorostiaga marchando hacia el oriente y cruzar la cordillera por la quebrada de
Llanganuco. Así llega a Pomabamba el 26 de junio y envía falsas noticias a Yungay,
que anunciaban su repliegue de fuerzas por la sierra sur-este de la Cordillera
Blanca, es decir por Chacas en dirección a Huari.

Arriagada llegó a Yungay el 23 de junio, sin encontrar a Cáceres ni a sus fuerzas.


Sin información fidedigna a disposición, la división chilena marchó de vuelta hacia
el sur por Chacas y Huari, creyendo, equivocadamente, perseguir a Cáceres. En Cerro
de Pasco se reunió con las tropas de Urriola, enviadas por Lynch el 12 de julio.
Finalmente Arriagada y Urriola no encuentran a Cáceres, y llegan de regreso a Lima
el 5 de agosto. La división de Arriagada había salido de Lima con 3,334 soldados y
tuvo en total 732 bajas, entre enfermos, desaparecidos y muertos, sin haber
disparado un solo tiro.2: 
462 

Huamachuco
Artículo principal: Batalla de Huamachuco

Camino en las laderas de un valle cerca de Tarma, en el año 2008


El 9 de junio Gorostiaga salió de Huamachuco, por órdenes de Lynch, con destino a
Caraz, para impedir la ofensiva de Cáceres hacia el norte y apoyar a Arriagada. Los
chilenos no sabían si Recavarren estaba en Huaraz o en Huaylas, ni sabían cuantos
hombres tenía a su disposición: 800 según Lynch, pero Gorostiaga suponía unos 1600.
En la guarnición chilena de Trujillo quedó el comandante Gonzáles con 600 hombres,
que se unirían a Gorostiaga apenas las tropas peruanas de Iglesias pudieran hacerse
cargo de esa plaza.

Cuando Recavarren recibió la orden de reunirse con Cáceres en Yungay, procedió en


su marcha desde Huaylas a Yungay, a destruir los caminos y puentes de Corongo a
Yungay2: 
463  para impedir que Gorostiaga le persiguiera. En el momento en que
Recavarren y Cáceres se unen en Yungay, Gorostiaga y sus 1000 hombres se
encontraban en Sihuas desde el 25 de junio, impedidos de avanzar al sur. Arriagada
estaba en Recuay con sus 3000 hombres, sin saber las verdaderas intenciones de los
montoneros: dar la batalla, escabullirse por Pomabamba hacia Cajamarca o entrar
otra vez en la provincia de Junín.2: 455 

El 16 de junio Gorostiaga se reunió en Angasmarcas con Sofanor Parra y 182 reclutas


(más munición, pertrechos, capotes y botas cargados en 73 mulas 22: 14 
, el 17 ocupó
Mollepata, para luego ocupar Corongo donde encontró los caminos al sur destruidos.
Dado que las intenciones de Cáceres le eran desconocidas, en un consejo de guerra
reunido el 25 de junio en Corongo acordó con sus oficiales no continuar la marcha
al sur, como se le había ordenado, sino desplazarse a Sihuas, sobre la ruta que
debía utilizar Cáceres si quería atacar Cajamarca.2: 
464  Poco después, todavía en
Corongo, Gorostiaga fue informado que Cáceres ya estaba en camino al norte por lo
que ordenó inmediatamente, el 27 de junio, enfilar a Huamachuco en marchas
forzadas, enviando a su vez la misma orden a Gonzáles.2: 
466  Durante el paso al
norte fue hostigado por las montoneras,n 9 pero no demorado, al contrario, su
travesía demoró la mitad del tiempo que había tomado la ida a Corongo. Gorostiaga
llegó a Huamachuco el 5 de julio con 1112 hombres incluidos arrieros, empleados y
sanidad, pero sin contar los enfermos que sumaban cerca del 10% de la tropa.

Tras entregar Trujillo al designado por Iglesias, García y García, Herminio


González había salido de Trujillo con 600 hombres y 80,000 tiros de munición con el
fin de unirse a Gorostiaga en Mollepata2: 
466 
22: 
19 
. Sabiendo que Cáceres estaba
cerca con un contingente mucho mayor, pasó por Mollepata y Tres Ríos en marcha
forzada sin detenerse durante dos días, llegando a Huamachuco el 6 de julio de
1883. A esa fecha las fuerzas chilenas reunidas contaban con 1500 hombres de las
tres armas.

Cáceres pasó por Conchucos y llegó a Mollepata y, conocido el avance del pequeño
destacamento de González, decide enviar a Recavarren para atacarlo en Tres Ríos (30
km al sur de Huamachuco). De ser perseguido por Arriagada, Cáceres se transformó en
perseguidor de González, cuyas tropas no descansan y continúan su marcha dejando
atrás a Recavarren. González llegó el 7 de junio a Huamachuco, un pueblo de 8000
habitantes.

Cáceres llegó a Tres Ríos el 7 de julio donde realizó un consejo de guerra que
decidió dar batalla las fuerzas chilenas. Cuando el 8 de julio las fuerzas de
Cáceres llegaron a Huamachuco, sumaban 1440 hombres armados con fusiles Peabody y
Remington, sin bayonetas, con escasez de municiones (30.000 unidades23) y poca
caballería. Contaba con 11 cañones de diversas fabricaciones y calibres. Fue la
única vez que Cáceres comandó una batalla contra tropas chilenas en la campaña. El
guerrillero Puga con 600 hombres estaba a 5 leguas (30 km) en Cajabamba, pero no
concurrió a la batalla.

Al ver a las fuerzas de Cáceres en el cerro Cuyulga, Gorostiaga deja el poblado de


Huamachuco y se posiciona en el cerro Sazón al norte del pueblo. Así transcurren el
8 y el 9 de julio, sin mayores movimientos. El 10 de julio se enfrentan ambos
ejércitos en la batalla de Huamachuco, en la cual Gorostiaga vence a las tropas de
Cáceres. Cáceres perdió 1000 hombres3: 
26 
, los chilenos 161 bajas. Entre las bajas
peruanas se cuentan montoneros y oficiales repasados por igual al ser considerados
por los chilenos fuera de las leyes de la guerra.

Paradójicamente, Gorostiaga tenía órdenes de combatir a Cáceres solo en conjunción


con Arriagada. La derrota de Huamachuco acabó con la guerra al permitir la firma
del tratado de Ancon; aunque Cáceres pudo recuperarse volviendo a formar su
ejército en el centro.

Arequipa
Artículo principal: Toma de Arequipa

Mapa con el despliegue de fuerzas chilenas que ocuparon Arquipa y Puno

Puente colonial de piedra de Izcuchaca, donde ocurrió el combate de Izcuchaca


Derrotado Cáceres y sus montoneros, el gobierno de Iglesias fue afianzado, pero el
gobierno chileno debía operar cuidadosamente para hacer reconocer la cesión de
Tarapacá con el compromiso da Ancón. Ya en Chile se habían levantado voces contra
la permanencia de tropas chilenas en Perú y la firma de un protocolo con un débil
gobierno peruano. Vicuña Mackenna llamaba a desocupar los territorios al norte de
la línea de Sama (Tacna-Arica).2: 
491-  De septiembre de 1882 a junio de 1883 habían
muerto 172 soldados en acciones de guerra, 726 de enfermedades naturales y 1622
habían desertado.2: 
418, 
489 

El 28 de junio González había entregado Trujillo a García y García, posteriormente


todo el departamento de La Libertad.2: 
497  El 18 de octubre Chile reconoció
oficialmente el gobierno de Iglesias como gobierno del Perú, el 20 de octubre se
firmó el Tratado de Ancón, el 23 de octubre Iglesias ocupó Lima y el Callao,
desocupada por Lynch el mismo día. Los tribunales y la municipalidad abrieron sus
puertas y se comenzó la recaudación de impuestos en el Callao. Para el 1 de marzo
de 1884 Iglesias convocó a una asamblea constituyente para ratificar el tratado.

En la sociedad peruana los pierolistas, civilistas y caceristas continuaban


oponiéndose a la paz, como también los empleados chilenos en Perú que enfrentaban
un incierto futuro laboral de regreso a Chile. Asimismo, el cuerpo diplomático en
Lima era escéptico sobre la permanencia de Iglesias en el poder.2: 
507  Montero en
Arequipa aún poseía, aparentemente, capacidad militar para desestabilizar a
Iglesias.

Durante la campaña de Huamachuco, el presidente de Chile ya preparaba la ocupación


de Arequipa, más aun cuando se supo de la derrota de Cáceres.2: 
534  El 14 de
septiembre salieron de Tacna con dirección a Moquegua 2200 hombres al mando de
Velázquez, quien quedó a cargo de la operación que ocuparía el último bastión
militar de resistencia al tratado de Ancón. Los primeros días de octubre
desembarcaron en Pacocha, Ios, 3000 hombres al mando de Del Canto, y marchó
inmediatamente a Moquegua. Demasiado tarde para participar en los acontecimientos
llegaron a Moquegua 1800 soldados desde Valparaíso al mando de Goostiaga. Por el
Norte, Urriola con 1700 hombres debía ocupar Jauja, Huancayo y Ayacucho para
impedir a Montero enfilar a Junín.

Las fuerzas de Montero en Arequipa sumaban entre 3000 y 4000 hombres armados con
rifles modernos, municiones y artillería Krupp. Los sueldos eran pagados
parcialmente por Bolivia.2: 
550  Arequipa era fácilmente defendible en Huasacachi y
en caso de caer ese baluarte, existía una segunda línea natural de defensa,
Puquina. El 23 de octubre antes del amanecer los defensores de la cima de
Huasacachi se encontraron flanqueados por los 5,200 chilenos y emprendieron la
retirada hacia Puquina. Para impedir que se agregaran a las fuerzas que ya estaban
en Puquina, los chilenos las persiguieron y marcharon a Puquina sin descanso para
llegar el 24 de octubre allí. También la guarnición de Puquina se desbandó, dejando
libre el camino a Arequipa. En Arequipa se sublevó la población al saberse que
ambas líneas de defensa habían sucumbido y que la ciudad sería asaltada por los
chilenos. Montero parte a Puno y el cuerpo consular entregó a nombre de la
municipalidad la ciudad el 29 de octubre a los jefes chilenos.2: 553- 

Como parte del plan chileno, se le había ordenado a Martiniano Urriola ocupar
Ayacucho para impedir a Montero abandonara Arequipa y se uniese a Cáceres o su
lugarteniente Justo Pastor Dávila que ocupaba Jauja con 500 hombres. En el Trayecto
sufrió el acoso de los guerrilleros. Urriola permaneciera hasta mediados de
noviembre en Ayacucho, cuando apremiado por la falta de municiones, forraje y
abastecimiento salió de Ayacucho sin esperar el permiso de Lynch. Para salir debió
vadear el río porque el puente estaba cortado y en el Combate de Izcuchaca, el 15
de noviembre, debió abrirse paso por el puente Verrugas clausurado y defendido por
montoneros. Desde Andahuaylas, Cáceres había emprendido la persecución de Urriola,
llegando hasta Tarmatambo, dispuesto a proseguir la lucha. Su esperanza aguardaba
en la guarnición de Lizardo Montero en Arequipa, quien se disolvió sin disparar un
tiro y fue entonces cuando Cáceres vio perdida toda posibilidad de ganar la
guerra.24 Pero mantuvo por algún tiempo su cuartel en Huancayo, sin que los
chilenos se arriesgaran a ocuparlo. Urriola, llegaría a Lima el 12 de diciembre. 25
2: 
566 

El último combate de la guerra fue el Segundo Combate de Pachía ocurrido el 11 de


noviembre de 1883 entre las fuerzas del capitán Matías López y las guerrillas de
Pacheco Céspedes al sur, en la sierra de Tacna.

Ocupación del eje Mollendo-Puno


La ocupación de Mollendo, Moquegua, Puno, Arequipa y la ocupación de las orillas
del Titicaca al sur del Perú, fue una clara señal de presión militar al gobierno
boliviano para que el gobierno boliviano aceptara las condiciones de paz chilenas.2
: 
559 

En diciembre de 1883 Bolivia reconoció el gobierno de Iglesias,2: 608  y el congreso


peruano aprobó el Tratado de Ancón el 8 de marzo de 1884 por 90 votos contra 6.2: 
607  El 4 de abril de 1884 se firmó la tregua entre Chile y Bolivia.2: 594 
Cáceres reconoce el Tratado de Ancón
En su huida a Bolivia, Montero nombró a Cáceres como presidente del Perú. Cáceres
veía el tratado de Ancón en sí mismo como inaceptable y consideraba a Iglesias como
el verdadero enemigo. Durante un tiempo, no hubo hostlidades entre ambas partes. La
repentina ocupasión chilena de la localidad de Jauja a mediados 1884, en la que
parecería una quinta expedición, tuvo una respuesta escrita. Desde su cuartel en
Huancayo, Caceres envió una carta al coronel Gutiérrez al mando de la guarnición
chilena en Jauja, en lo que parecería un ultimátum y la posterior reconocimiento
del tratado de Ancón como hecho consumado, en la que refiere lo siguiente:

Señor coronel jefe de las fuerzas chilenas existentes en la ciudad de Jauja: La


celebración y ratificación del tratado de octubre, hacían esperar el término de las
hostilidades entre los beligerantes y la inmediata desocupación del territorio
peruano por las tropas de Chile, de conformidad con lo prescrito en ese mismo
tratado y con los principios y prácticas internacionales. Por lo tanto, el avance
de las fuerzas comandadas por V.S. hasta la ciudad de Jauja, apenas tiene
explicación, y el que suscribe ignora si ese movimiento implica la continuación de
las hostilidades, lo que, a ser verdad, significará el rompimiento del referido
tratado, por parte de los mismos que lo celebraron. Por lo que a mí respecta,
abrigo la profunda convicción de haber hecho, en la esfera de lo posible, todos los
esfuerzos y sacrificios que me ha impuesto el Perú en defensa de su honor y de su
gloria; esfuerzos y sacrificios que han sido estériles en sus resultados por la
acción constante de los malos elementos que han conseguido reducir la república a
un estado completo de impotencia para la prosecución de la guerra con Chile. En
tales circunstancias de aniquilamiento i ruina (del Perú), el deber i los intereses
permanentes del Perú me han obligado a reconocer el referido Tratado de paz como un
hecho consumado, quedándome por la voluntad manifiesta de los pueblos la sagrada
tarea de reconstruir el Perú sobre las más sólidas bases que afiancen su
engrandecimiento y garanticen su porvenir. Después de lo expuesto, espero que V.S.
se servirá manifestarme los propósitos a que obedecen sus operaciones actuales para
normalizar, según ellos, mi conducta, haciendo a V.S. responsable de las
consecuencias que una nueva lucha futura originaría.2: 
604 
26
El 19 de junio de 1884, Cáceres envió una carta a Patricio Lynch por medio del
doctor Armstrong, quien había sido enviado por Lynch como delegado y para instar a
Cáceres a un arreglo, a base de que reconociese el Tratado de Ancón, a lo cual el
general peruano respondió:

Cuando a consecuencia de mi reconocimiento oficial de la paz de Octubre como un


hecho consumado... El gobierno chileno ha conseguido todo lo que ha querido; ahora
debe retirar sus tropas para dejar libre al Perú, a no ser que pretenda dominarlo
con la fuerza, lo cual no conseguirá, salvo el caso de que convierta al país en un
cementerio; pues mientras me quede un hombre con su rejón flameará en alguna puna
el pabellón nacional y continuaré luchando272: 
605 
Cáceres no tuvo más alternativa que adoptar una actitud digna frente a los hechos
objetivos, aceptando lo de Ancón. El reconocimiento del tratado por parte del
general de la resistencia peruana, Andrés Avelino Cáceres Dorregaray, puso fin a la
Guerra del Pacífico, y la posterior guerra civil entre Cáceres e Iglesias.

Véase también
Guerra asimétrica
Conquista del Desierto, campaña militar llevada a cabo entre 1878 y 1885 por el
gobierno de la República Argentina
Ocupación de la Araucanía
Notas
Cáceres fue vencido en Huamachuco por una fuerza secundaria, la de Gorostiaga, que
solo debía apoyar por el norte a la división de Arriagada, que era la principal.
No se refiere a Carabineros de Chile. Carabineros era un nombre usado por algunas
formaciones de caballería, por ejemplo "Carabineros de Chancay".
Los textos chilenos de la época están escritos con la ortografía de Bello, que
simplifica la escritura asimilando el lenguaje escrito al hablado.
Lynch desde un comienzo fue contrario a la expedición que dirigía. Consideraba
mala la época por ser la de las lluvias y nevazones en la sierra. Creía que debía
esperarse hasta abril, cuando empieza el verano en la región cordillerana, y no
exponer al soldado a las inclemencias del tiempo, careciendo de alojamientos.
Volvió a Lima para comunicarse por telégrafo con el presidente Domingo Santa María
y exponerle la situación pero todo fue inútil. Lynch debió someterse a las órdenes
dadas y la expedición continuó con sus operaciones.
El coronel José Francisco Gana cansado de la campaña, emprendida contra su
voluntad, delegó el mando de la división en el coronel Estanislao del Canto Arteaga
y regreso a Lima transcribiéndole antes las instrucciones que había recibido de
Lynch y la distribución que debía dar a los cuerpos.
La situación del ejército chileno en la sierra no era buena, la falta de víveres y
la fiebre tifoidea mermaban a estas fuerzas, lo que provocó alarma en el gobierno
chileno. Lynch recomendaba que lo mejor era que el ejército volviera a Lima, pero
el ministro chileno en Lima Jovino Novoa Vidal creía que era mejor que las
operaciones continuaran y que el ejército se trasladara a lugares más sanos, todo
con el objeto de mantener la presencia chilena en la sierra y lograr la paz. Al
final Lynch y Novoa, quienes tenían la decisión final por orden del presidente
Santa María, concluyeron en mantener las operaciones en la sierra. Con esto, el
coronel Del Canto volvió a la sierra para reunirse con sus fuerzas y cumplir con
sus órdenes.
Este era el batallón Tacna 2.º de Línea que debía regresar a Lima junto al coronel
Del Canto, ya que era su batallón, y dejar al mando del resto de la división al
coronel José Miguel Alcérreca, que era el jefe de mayor graduación y antigüedad
junto con él. Pero los hechos posteriores no hicieron posible ejecutar esta orden y
Del Canto continuó al mando de la división hasta su regreso definitivo a Lima.
La unidad de distancia "legua" no tiene una definición única, sino según el país
en que se use. En este caso, dado que la fuente de información es el historiador
chileno Gonzalo Bulnes, utilizamos 1 legua= 6 kilómetros.
Según Gonzalo Bulnes, en Pallasca.
Bibliografía
Bulnes, Gonzalo (1919). Guerra del Pacífico. vol. 3: Ocupación del Perú - La Paz
(PDF). Valparaíso: Sociedad Imprenta y Litografía Universo. p. 624.
Sater, William F. (2007). Andean Tragedy: Fighting the War of the Pacific, 1879–
1884 (en inglés). Lincoln and London: University of Nebraska Press. ISBN 978-0-
8032-4334-7.
Pereyra Plasencia, Hugo (2005). «Una aproximación política, social y cultural a la
figura de Andrés Cáceres entre 1882 y 1883». Tesis para optar el grado académico de
magíster en historia. Archivado desde el original el 15 de abril de 2018.
Consultado el 7 de julio de 2015.
Enlaces externos
Memorias de Ambrosio Salazar
Breve narración de la Campaña de la Breña, por Hugo Pereyra Plasencia, Pontificia
Universidad Católica del Perú, Departamento de Humanidades, Sección Historia.
Referencias
Gandhi, Kirti. Verrugas Viaduct and its Reconstruction, Peru, South America.
Consultado el 7 de julio de 2015.
Bulnes, 1919
Pereyra Plasencia, 2005
Cortez Mondragón, César. «Andrés A. Cáceres y la figura del caudillo en la
historia del Perú». camp.ucss.edu.pe. Consultado el 8 de julio de 2017.
J. Basadre, Historia de la Republica, Producciones Cantabria-El Comercio, pag.
263, 279, 294, 299,...
El mariscal Cáceres: ¿un héroe militar o popular? Reflexiones sobre un héroe
patrio peruano1
David Healy (1 de enero de 2001). James G. Blaine and Latin America. University of
Missouri Press. ISBN 978-0-8262-6329-2.
Kenneth Duane Lehman (1999). Bolivia and the United States: A Limited Partnership.
University of Georgia Press. ISBN 978-0-8203-2116-5.
Andrés Cáceres, citado en Hugo Pereyra Plasencia "Aproximación ..." pag. 147
Andrés Cáceres, citado en Hugo Pereyra Plasencia "Una aproximación política,
social y cultural a la figura de Andrés Cáceres entre 1882 y 1883" pag. 146-7
Antonia Moreno Leyva, citada en Hugo Pereyra Plasencia "Una aproximación política,
social y cultural a la figura de Andrés Cáceres entre 1882 y 1883" pág. 46
Luis Milón Duarte, citado en Hugo Pereyra Plasencia "Una aproximación política,
social y cultural a la figura de Andrés Cáceres entre 1882 y 1883" pág. 156-7
Luis Guzmán Palomino, citado en [1]
Sater, 2007

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