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Geografia y Cartografia

Este documento analiza la evolución de la relación entre la geografía y la cartografía como disciplinas, considerando cuatro procesos clave como la consolidación de la cartografía como disciplina independiente, las renovaciones conceptuales de la geografía en las décadas de 1960 y 1970, la reelaboración del concepto de mapa entre 1970 y 1980, y la emergencia de los sistemas de información geográfica.

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Este documento analiza la evolución de la relación entre la geografía y la cartografía como disciplinas, considerando cuatro procesos clave como la consolidación de la cartografía como disciplina independiente, las renovaciones conceptuales de la geografía en las décadas de 1960 y 1970, la reelaboración del concepto de mapa entre 1970 y 1980, y la emergencia de los sistemas de información geográfica.

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Alumna: Ariadna González Pérez

Profesor: Víctor Hugo Aquino Illescas

UEA: Cartografía I

Grupo: HD02

Reporte de Lectura
Geografía y Cartografía

Silvina Quintero

Noviembre de 2018
En este reporte de lectura trataremos el tema en específico “Geografía y Cartografía” de la
geógrafa Silvina Quintero, apartado anexo al libro “Tratado de Geografía Humana”
coordinadores del libro Daniel Hiernaux y Alicia Lindón.
El articulo trata sobre la trama de la evolución de la Cartografía en la disciplina de la
Geografía, es un texto critico por parte de la autora, hacia el surgimiento de esta disciplina
y su construcción desde hace años como en diferentes enfoques metodológicos para el
surgimiento de esta, y que es lo que contrasta a la Geografía con esta rama de estudio.
la creencia en una relación «natural» entre la geografía y la cartografía circula
masivamente en el sentido común, y los mapas suelen actuar como representación
metonímica de la disciplina geográfica, esta tradición interpela irremediablemente a
quienes habitamos esta disciplina.
Una visión corriente sobre nuestro perfil profesional sugiere que todo geógrafo universitario
recibe en el curso de su formación un sólido adiestramiento en el trabajo con mapas, y
maneja diversos recursos visuales en el ejercicio cotidiano de su oficio. Es probable que la
centralidad o marginalidad del «hacer mapas» en la geografía profesional no dependa
tanto del acceso actual a la tecnología como de las tradiciones disciplinarias que nutren los
enfoques predominantes en cada contexto, de donde deriva el rol que se brinda a la
observación y a la imagen en la producción de conocimiento geográfico. Pero este eje de
análisis no podrá ser cabalmente abordado en este capítulo. Como se desarrolla más
adelante, revisar las relaciones de los geógrafos con los mapas es una asignatura
pendiente de la historia del pensamiento geográfico y cartográfico.
Más que centrarse en el vínculo con los mapas, este capítulo busca analizar las
cambiantes relaciones entre geografía y cartografía, considerando las diferentes
orientaciones teóricas y temáticas en relación con los contextos institucionales en el que
ambos saberes se desarrollan.
Entendemos la «cartografía» como un conjunto de prácticas, instituciones y discursos
vinculados a la producción, estudio y provisión de mapas, que han venido entablando un
juego de relaciones recíprocas para reconocerse o para impugnarse, formando un campo
social específico de límites elásticos y dinámicos.
El análisis parte de considerar las profundas reformulaciones que se operaron a partir de la
Segunda Guerra Mundial en los campos de la geografía y la cartografía, y en los conceptos
de mapa y espacio. Estas mutaciones pueden ordenarse en cuatro grandes procesos. El
primero de ellos consiste en la consolidación de la cartografía como disciplina académica y
profesional independiente en el sistema científico internacional, que decantó la
diferenciación de los saberes cartográfico y geográfico que venía operándose desde finales
del siglo XVIII en adelante. El segundo proceso remite a las renovaciones conceptuales de
los años sesenta y setenta, que transformaron a la geografía en una disciplina en teoría
sofisticada y definitivamente ubicada en el campo de las ciencias sociales, provocando
efectos sobre la relación con los mapas. Como derivación de los dos anteriores, el tercer
proceso radica en la profunda reelaboración de la idea de mapa, que cobra visibilidad entre
las décadas de 1970 y 1980, y que toma lugar tanto en el campo de la geografía humana
como en el campo de la cartografía disciplinar. Por último, el cuarto proceso es la
emergencia y masificación de los sistemas automatizados de información y visualización
geográfica.
El primer apartado revisa sucintamente el proceso de formación del campo cartográfico. En
el segundo se analizan las principales tematizaciones de la cartografía en la geografía
humana contemporánea, abriendo problemas más generales sobre la disciplina y la
práctica profesional. El tercer apartado se dedica a interrogar las condiciones en las que se
desarrolló la relación entre geografía profesional y cartografía en América Latina, y el
cuarto aspira a instalar preguntas y debatir posibles agendas de renovación conceptual e
institucional del tema en la región.
Una aproximación al campo cartográfico contemporáneo fue que, hacia finales del siglo
XIX, los neologismos «cartografía» y «cartógrafo» dieron nombre al saber y al oficio
dedicados a construir representaciones planas de áreas del planeta en base a mediciones
geodésicas y topográficas (Dainville, 1964).
Mientras tanto, el término «geografía» se mantuvo tributario de la tradición humanista que
lo asociaba a un espectro de saberes dedicados a describir el reparto de las diversidades
en el mundo, entre ellos la lectura y confección de mapas. En el marco de esas
transformaciones se fue produciendo una apertura conceptual de las ideas de cartografía y
mapa, que se liberaron de sus restrictos significados asociados a la topografía y geodesia.
La idea ilustrada de mapa condensada en su definición como «figura plana que representa
la superficie de la tierra o parte de ella, en términos de que la cartografía como disciplina
que trata sobre la concepción, producción, diseminación y estudio de los mapas en todas
sus formas.
La cartografía como tema en la geografía profesional relatos del desarrollo de la disciplina
tienden a oponer estas dos tendencias, fueron solidarias en provocar una ruptura con las
formas tradicionales de pensar el espacio humano, y pusieron en cuestión la función
epistemológica que el mapa había cumplido en la concepción del objeto de la disciplina. En
el legado del movimiento analítico en perspectiva de una relación con la cartografía, puso
de manifiesto sus vínculos que existían entre las formas de pensar el espacio y modos de
visualizarlo. El desplazamiento de la cartografía del nudo conceptual de la geografía tuvo
como contrapartida el desarrollo de la cartografía como especialidad profesional y
académica entre los geógrafos norteamericanos, el crecimiento de la literatura dedicada al
tema y la ampliación de cátedras y programas de investigación de cartografía en las
universidades, esta referencia no resultó del puro movimiento de las ideas.
Los enfoques semiológicos y los abordajes cognitivos, por parte de un panorama
interesante de los desarrollos analíticos fue la teorización sobre los «mapas cognitivos» y
«mapas mentales», que derivó de los interrogantes acerca de la correspondencia entre los
modos de registro cartográfico y las inferencias sobre los comportamientos espaciales de
los actores. La geografía humana comenzaba a tomar las formas de mapear como objeto
de su investigación por propio derecho, y no como medio para construir datos referidos a
otros problemas.
El otro movimiento intelectual que renovó la geografía humana provino de los enfoques de
la teoría social crítica, que en su mayor parte reconocen raíces en la tradición marxista.
Profundizando la ruptura operada por las corrientes analíticas, las geografías críticas
desarrollaron un concepto de espacio como dimensión de la organización social que se
resistió a trasladarse a imágenes cartográficas.
Algunos enfoques posmodernos y análisis culturales del mapa, entre finales de los ochenta
y principios de los noventa, se disparó un prolífico movimiento de renovación teórica y
temática en las áreas de geografía cultural, histórica, regional y política, con distintos
resultados en los círculos anglófono, francófono e hispanoparlante. La geografía humana
anglosajona se benefició del intercambio con los estudios culturales, el análisis literario y la
lingüística, que abordaron los discursos y las representaciones como elementos activos en
la construcción de las identidades.
Ante la situación de la aparición de los sistemas de información geográfica SIG, la
repentina y para muchos sorpresiva «aparición» de los SIG a principios de los noventa
provocó reacciones diversas y abrió debates que, iniciados en el campo de la metodología,
rápidamente hicieron emerger discusiones de índole epistemológica, política y ética. Otra
línea de enfoques críticos sobre los SIG puso de relieve problemas sociales y éticos, como
el protagonismo creciente de las empresas comerciales en la definición de los productos y
en el control de la información, y la responsabilidad de las comunidades científicas frente a
los usos bélicos que alientan la expansión de los SIG (Smith, 1992).
Un tema para abordar es la Geografía y Cartografía en América Latina, que es un modelo
para construir e Interrogarse sobre las relaciones entre cartografía y geografía en el ámbito
latinoamericano plantea varias dificultades. La primera es una escasa producción en
historia del pensamiento y el campo profesional de la geografía en la mayoría de los
países, y sobre todo la inexistencia de revisiones sistemáticas globales para la región, la
posibilidad de desarrollar investigaciones teóricas y aplicadas en cartografía depende de
una red de actores públicos y privados, cuyas actividades se articulan a escala de los
Estados nacionales y de organismos supranacionales. De allí nuestro interés por conectar
la revisión de la producción académica con una aproximación a los distintos modelos de
organización institucional de la cartografía en los países latinoamericanos, en cuyo seno se
diseñan las políticas cartográficas y se define la participación de los diversos actores en su
orientación.
Hacia una cuestión mas amplia de la perspectiva cartográfica en América Latina, el
desarrollo de los estudios cartográficos en América Latina se enfrenta a la dificultad de la
falta de diálogo entre distintas tradiciones de trabajo y a los prejuicios recíprocos entre los
perfiles profesionales involucrados en el tema. El desconocimiento que en sectores de la
geografía profesional se tiene del crecimiento de la cartografía académica permite que se
la siga considerando como un mero servicio técnico de baja jerarquía intelectual. Este
prejuicio provoca un desinterés por incrementar los vínculos con el campo cartográfico. Se
acrecienta cuando los representantes locales de ese campo no desarrollan actividades
académicas análogas a las que pueden observarse en otros contextos.

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