DIA 2 Viernes Dolorosos
DIA 2 Viernes Dolorosos
OFRENDA DE LA MAÑANA
“Señor Jesucristo, en unión con esa intención divina con la que en la tierra ofreciste a Dios Tus alabanzas
a través de Tu Sacratísimo Corazón, y ahora las ofreces en el Sacramento de la Eucaristía en todas
partes de la tierra, incluso hasta el fin de los tiempos, Te ofrezco gustosamente durante todo este día,
todos mis pensamientos e intenciones, todos mis afectos y deseos, todas mis palabras y hechos, a
imitación del Sacratísimo Corazón de la bendita y siempre Virgen María Inmaculada. Amén."
1 Padre Nuestro
Padre nuestro,
que estás en el cielo.
Santificado sea tu nombre.
Venga tu reino.
Hágase tu voluntad en la tierra
como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Amén.
3 Ave Marías
Señor Jesús, al contemplar tu agonía en el huerto, te pedimos por todos los niños y jóvenes de este
mundo, que sufren abandono y soledad. Esos niños que se encuentran solos porque no hay nadie que los
atienda, los que vagan por las calles abandonados por sus padres, los que cuando llegan a sus casas se
encuentran con el frío de un hogar porque sus padres están ausentes, trabajando o por otros motivos.
Señor, este mundo ha cambiado tus planes originales de un hogar con un padre y una madre, en el que la
madre era la reina del hogar y el padre la cabeza. Hoy día, nos encontramos con familias rotas o
disfuncionales y, por lo tanto, nuestros hijos son producto de lo que sufren. Las familias que tratan de
mantenerse unidas sufren también las trampas de este mundo. Por eso te pedimos que cuides de las
familias y las sanes, para que podamos tener un mundo menos solitario, más rico en amor y en
solidaridad.
Virgen Santísima María, apelamos a tu Corazón Inmaculado para que intercedas por nuestras familias y
las del mundo entero, ante el Sacratísimo Corazón de Jesús. Amén.
1 Padre Nuestro,
10 Ave Marías,
Gloria.
Señor, con esa Sangre Preciosa derramada por Ti, cubre a estos niños y jóvenes, para que sanen sus
heridas y sean criaturas nuevas. También clamamos esa Sangre Preciosa, fruto de tu sufrimiento, para
que la derrames sobre todos nuestros hijos y los hijos del mundo entero.
Virgen Santísima María, tú que sufriste los dolores de la flagelación de tu Hijo en tu espíritu, intercede por
la sanación de nuestros hijos y los hijos del mundo entero, ante Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
1 Padre Nuestro,
10 Ave Marías,
Gloria.
Oh, mi Señor, qué rudos e hirientes podemos ser los seres humanos cuando sin ninguna consideración
hacia nuestro prójimo les golpeamos, escupimos y nos reímos de ellos. ¡Si sólo supiéramos que cuando
actuamos de esta manera contra nuestros hermanos, en realidad, lo estamos haciendo contra Ti! Y cuánto
peor es cuando ese prójimo son nuestros propios hijos, carne de nuestra carne. Muchas veces, pensando
que estamos disciplinando a nuestros hijos, lo que hacemos en realidad es descargar nuestras
frustraciones sobre ellos; y así los herimos en su cuerpo y en lo más profundo de su alma, no sólo con
azotes, pero también con palabras, que hieren tanto o más que los azotes, pues se quedan grabadas en
lo más profundo de su ser.
Señor, por las llagas producidas en tu cabeza por la corona de espinas, te pedimos por los hijos que son
maltratados por sus propios padres, por familiares, o por las autoridades, como maestros o personas que
los cuidan.
Virgen Santísima María, tú que también eres coronada con la corona de espinas por cada injuria que se
comete contra tu Inmaculado Corazón, intercede por nuestros hijos y los hijos del mundo entero, ante
nuestro Señor Jesucristo. Amén.
1 Padre Nuestro,
10 Ave Marías,
Gloria.
Señor Jesús, al cargar con tu cruz nos has enseñado a ser pacientes y humildes. Sabiéndote Dios
encarnado, te dejaste humillar camino al Calvario, para que aprendiéramos a cargar con nuestras propias
cruces. A veces, esas cruces son nuestros propios hijos, que sin escuchar los consejos de sus padres
tuercen el camino y se desvían. Ya sea por drogas, alcoholismo, sexo desordenado, música estridente,
televisión, videojuegos, tattoos, violencia, desobediencia, rebeldía, grupos secretos, malas compañías, y
tantas otras tentaciones que los acechan continuamente. Tal vez esa cruz sea la enfermedad de un hijo o
una discapacidad.
Jesús, por el dolor tan grande que sufriste en la llaga de tu hombro, causado por el peso de tu Cruz, te
pedimos nos ayudes a sobrellevar nuestras propias cargas con el mismo amor, paciencia y humildad que
Tú lo hiciste. Permite que nuestros hijos enderezen sus caminos torcidos y los que están enfermos se
sanen o dales fortaleza en su dolor.
Virgen Santísima, tú que acompañaste en todo momento a tu Hijo mientras El cargaba su cruz camino al
Calvario, te pedimos nos ayudes a llevar nuestras cruces y nos consueles en el camino, intercediendo por
nuestros hijos ante tu Nuestro Señor Jesús. Amén.
1 Padre Nuestro,
10 Ave Marías,
Gloria.
Oh, Señor Jesús, Tú entregaste tu vida por nosotros y por nuestros hijos. Lo diste todo para que podamos
tener vida eterna. Tu dolor y tu sufrimiento nos trajo la esperanza de un mundo mejor, en el cual Tú
reinarás como único Rey y Señor. Jesús, te pedimos que vengas a reinar en el corazón de nuestros hijos
y los hijos del mundo entero.
Tu muerte en la Cruz también atrajo sobre nosotros la Misericordia Divina. En el momento en que tu
Corazón fue traspasado por la lanza, se abrió el abismo de tu Divina Misericordia. Y esa Sangre Preciosa
y ese Agua, que brotó de tu Corazón, hasta derramar la última gota, son la Sangre y Agua que justifica y
limpia nuestras almas y las de nuestros hijos. Oh Señor, queremos acogernos a tu Divina Misericordia, y
te pedimos que nos cubras a nosotros y a nuestros hijos con tu Sangre Preciosa, para que el Padre nos
vea como propiedad tuya, ya que fuimos comprados con tu Sangre.
Virgen Santísima María, Madre del Salvador y Madre de la Divina Misericordia, intercede por nosotros,
nuestros hijos y los hijos del mundo entero, ante Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
1 Padre Nuestro,
10 Ave Marías,
Gloria.
La Salve
MARIA, MADRE DE DIOS, MADRE NUESTRA Y DE NUESTROS HIJOS, RUEGA POR NOSOTROS,
AMEN
ADORACIÓN E INVOCACIÓN
¡SANTÍSIMO y Divino Corazón de Jesús! convencido de mi indignidad, me postro ante Ti para rendirte
homenaje, adorarte, amarte y alabarte tanto como esté en mi poder. ¡Oh Jesús, mi más sincero Amigo! Te
expongo todas mis necesidades, Te descubro todas mis miserias, mi debilidad, mi tibieza y pereza, en una
palabra, todas las heridas de mi alma, y te suplico fervientemente que te dejes conmover por ellas. y que
vengas en mi ayuda según la magnitud de tu misericordia.
(Examine su conciencia).
ACTO DE CONTRICIÓN
¡Oh SAGRADO CORAZÓN de mi Jesús! Por ese amor ardiente que te consumió en la Cruz, Víctima del
amor y del sufrimiento, y que te indujo a continuar este sacrificio en nuestros altares hasta el fin de los
tiempos, Yo, Tu miserable y pecador(a) hijo(a), te suplico que me concedas el perdón por todos los
pecados y ultrajes que cometí contra Ti, por toda ingratitud e infidelidad de las que fui culpable, y por mi
olvido de Ti. Perdona todos los pecados de mi vida. Los aborrezco, porque tú los aborreces; Los detesto,
porque tú los detestas. Por amor a Ti, me arrepiento de haberlos cometido, y debería sentir el mayor
remordimiento por ellos, aunque no haya cielo ni infierno, solo porque te ofendieron a Ti que eres infinita
bondad y digno de ser amado sobre todas las cosas. Preferiría morir mil veces antes que volver a
ofenderte, a quien amo por encima de mi vida.
ORACIÓN
¡Sacratísimo Corazón! Te selecciono como mi lugar de descanso, para que seas mi fuerza en el combate,
mi apoyo en la debilidad, mi luz y guía en las tinieblas, la expiación de mis faltas y la santificación de mis
intenciones y acciones, que uno a las tuyas. Amén.