Huexotzinco: El Otro Conquistador: Introducción

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28 Huexotzinco: el otro conquistador


Baltazar Brito Guadarrama
Biblioteca Nacional de Antropología e Historia

Introducción

H uejotzingo fue uno de los altépetl más importantes que existieron den-
tro del territorio quehoy conocemos como valle poblano-tlaxcalteca.
Su bonanza obedecía principalmente a tres circunstancias: La primera re-
lacionada con su nobleza, pues se concebían herederos de dos de los linajes
más icónicos en el de venir histórico de los pueblos mesoamericanos: el del
chichimeca Xólotl y el del tolteca Ce Acatl Topiltzin Quetzalcóatl; la se-
gunda tiene que ver con su posición geográfica, que incluía el actual valle de
Atlixco, el cual, además de conformarse por fecundas tierras, tenía acceso
privilegiado a las rutas comerciales que en ese momento conducían hacia
las zonas tropicales del actual suroeste mexicano; la tercera, principalmente
durante los siglos XIV y XV, consistía en ser una fuerza militar sumamente
temida por sus adversarios, al representar junto con Tlaxcala y Cholula, un
poderoso contrapeso bélico de la conocida Triple Alianza.1
Pero al iniciar el siglo XVI todo habría de cambiar, y fue tan notorio que
Robert Barlow2 se aventuró a identificar este proceso histórico bajo el título de
“El derrumbe de Huexotzinco.” Aunque en lo personal mesuraría la intensi-
dad del encabezamiento anterior, es muy cierto que hacia finales del siglo XV
sucedieron varios hechos que habrían de menguar la fuerza del huey altépetl,
los cuales nos ayudarán a comprender su posterior alianza, años más tarde,con
los españoles invasores del territorio mesoamericano.
Fueron guerras intestinas las que ocasionaron su debilitamiento. Según
se cuenta en los Anales de Cuauhtitlán,3 en el año 11 calli un grupo importante
1
 Brito Guadarrama, B., Huexotzingo: cuatro siglos de historia, México, Municipio de Huejotzingo, 2016.
2
 Barlow, R., “El derrumbe de Huejotzingo”, Cuadernos Americanos, XXXIX(3), 147-160, 1948.
3
 Anales de Cuautitlán, México, Imprenta Universitaria, 1945, p. 56.

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dehuejotzincas, encabezados por el tlatoaniToltecatzin, intentaronmudar la


imagen de su dios Camaxtli a Chiautzingo, una de las cuatro cabeceras desde
donde se detentaba el gobierno del señorío, pero como ahí no existía un templo
digno de albergar a su deidad, la acción desató el en cono de la facción rival y,
en consecuencia, diversos enfrentamientos4 supone que lo anterior sucedió en
tiempos de Ahuizotl y respalda la información ya mencionada al indicar que
la salida de Toltecatzin y su posterior refugio en Tenochtitlan, se debió a las
diferencias surgidas entre los ministros del dios Camaxtli.

Cuestiones de guerra, política y posicionamiento


Muy pronto los problemas religiosos alcanzaron el ámbito político y ocasionaron
que en 1504 un grupo de huejotzincas atacara el pueblo tlaxcalteca de Xiloxochitlan,
donde dieron muerte a varios de sus habitantes, entre los que se encontraba un
noble de Ocotelulco llamadoTizacaltatzin. La respuesta no se hizo esperar y los
agredidos respondieron agresivamente: quemaron los palacios, los templos y
los sembradíos de sus adversarios; ocasionando a la postre, destrucción, hambre
y muerte para ambos bandos. Ante tanta calamidad, Tecayehuatzin, tlatoani
de Huejotzingo, y una parte importante de la nobleza del señorío, decidieron
confederarse con los Mexicas. Moctezuma Xocoyotzin vio en aquella petición
la oportunidad perfecta para derrotar de una vez por todas a sus viejos enemigos
tlaxcaltecas, por lo que sin titubear prestó la ayuda requerida. Dicho tlatoani
fue muy cuidadoso al respecto y no se fió del todo de los huejotzincas, por eso
instaló una guarnición en el pueblo de Oyacatlan, en territorio de Teotlaltzin-
co, justo en las faldas del Iztaccihuatl, la cual tuvo dos funciones: la primera
defensiva, para prevenir algún ataque de Tlaxcala a Huejotzingo, y la segunda,
como control y supervisión de las fuerzas aliadas.5
Más de una batalla fue librada por estos contendientes. Una muy impor-
tante tuvo lugar en 1507, donde las fuerzas tlaxcaltecas asesinaron a un hijo de
Moctezuma y los de Huejotzingo aprehendieron al famoso y valiente guerrero
llamado Tlahuicole, conocido por todos en la región.6 Como en toda guerra,
los violentos enfrentamientos y la inseguridad sufrida propiciaron inminentes
movimientos poblacionales hacia diversos lugares como Chalco, Calpan y Te-
nochtitlan. En este último lugar, una parte de la nobleza huejotzinca se aposentó
durante casi 12 años, tiempo en el cual casaron y tuvieron familia. Aparente-
mente todo iba bien para ellos, hasta que Moctezuma exigió se le entregara la
imagen de Camaxtli, su deidad principal, lo que políticamente simbolizaba un

4
 Torquemada, J., Monarquía Indiana (Vol. I), México, Porrúa, 1966, p. 191.
5
 Muñoz Camargo, D., Historia de Tlaxcala, México, Ateneo Nacional de Ciencias y Artes, 1947, pp.
125-126.
6
 Graulich, M., Montezuma, Francia, Fayard, 1994, pp. 248-251.

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sometimiento total de su pueblo hacia los mexicas. Ante esa solicitud, en 1517,
liderados por el mismo Tecayehuatzin decidieron salir paulatinamente de la
ciudad la custre. Al principiono hubo ningún problema, pero no sucedió lo
mismo con un segundo grupo de nobles que, por orden directa de Moctezuma,
fueron asesinados muy cerca del territorio hoy conocido como Paso de Cortés.7
Existe otra versión de los hechos en la Historia de los mexicanos por sus pinturas.
Ahí se asienta que la orden de matarlos obedecióno solo a la negación de entre-
gar la imagen de su dios, sino que, después de esta, los de Huejotzingo mataron a
sus esposas y a sus propios hijos por el simple hecho de ser mexicanos, creyendo
salvaguardar de esta forma la autonomía de su altépetl.8
El hecho propició el rompimiento del acuerdo y, consecuentemente, hacia
1518, cholultecas, tlaxcaltecas y huejotzincas volvierona unir filas para en-
frentar, en un sitio llamado Aguayucan, muy cerca del Iztaccihuatl, al poderío
mexicano. La suerte resultó adversa para estos, pues en los Anales de Tlatelolco
se asentó la muerte de al menos 1200 tenochcas y el sacrificio ante Camaxtli
de un fuerte guerrero conocido como Totozacatzin.9
Lo mencionado hasta aquí es fundamental para entender la posición que-
Huejotzingo jugó ante los conquistadores españoles. Cortés y sus huestesen
contraron un señorío casi sujeto a la voluntad tlaxcalteca y enemistado mor-
talmente con los mexicas, por lo que, para ese momento, aliarse con los eu-
ropeosrepresentaba la posibilidad de emanciparse de Tlaxcala y de cobrar
venganza en contra de Moctezuma. Este era el panorama cuando en1519, a
tan solo cuatro leguas de la recientemente castigada Cholula y en su camino
hacia Tenochtitlan, los invasores fueron bien recibidos en Itzcalpan, barrio de
Huejotzingo. Allí fueron obsequiados con ropa, esclavas y piezas de oro; regalos
que, aunque generosos, denotaban, según Cortés,10 las penurias en que vivían
sus pobladores y que Bernal Díaz del Castillo juzgó como de insignificante
valía.11 Sin lugar a dudas, hubo tiempos mejores.
Gerónimo de Mendieta12 menciona que, al momento del contacto, Huejot-
zingo tenía alrededor de 80 000 habitantes y contaba con hombres suficientes
para auxiliar a sus nuevos compañeros de campaña. Después de aconsejar a
Cortés sobre los mejores derroteros rumbo a Mexico-Tenochtitlan, apoyaron
con numerosos tamemes y guerreros la logística española. Junto a ellos iban
7
 Chimalpahin, F., Relaciones originales de Chalco Amaquemecan, México, Fondo de Cultura, 1982, p. 233.
8
 Pomar, J., “Historia de los mexicanos por sus pinturas”, Relaciones de Texcoco y de la Nueva España, Editorial
Salvador Chávez Hayhoe, 1941, p. 232.
9
 Berlin, H., Anales de Tlatelolco y Códice Tlatelolco, México, Robredo, 1948, p. 61.
10
 Cortés, H., Cartas de relación, México, Porrúa, 1960.
11
 Díaz del Castillo, B., Historia verdadera de la conquista de Nueva España, México, Robredo, 1944, pp.
321-322.
12
 Mendieta, G., Historia eclesiástica indiana (Vol. II), México, Chávez Hayhoe, 1944, p. 39.

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cerca de 4000 naturales oriundos deTlaxcala, Cholula y Zempoala, a más de


sus mejores caudillos, como Mecacálcatl, y Chichimecateuhtli.13
Si bien es cierto que las crónicas no abundan mucho sobre la participación
de Huejotzingo al lado de los peninsulares, algunos documentos tardíos rela-
tan la fidelidad casi inmediata de los Huejotzincas hacia la Corona española.
La carta enviada por los señores del altépetl al rey Felipe II en 1560, informa:

Ninguno otro pueblo nos sobrepasó […] en que primeramente nos arrojáramos
anteti […] Y también nadie nos amenazó, nadie nos obligó sino que en verdad
Dios hizoque mereciéramos, voluntariamente perteneciéramos a ti y así recibiéra-
mos alegres a los recién llegados españoles que se acercaron a nosotros […] estando
aun lejos,dejamos nuestras casas […] así de lejos fuimos a encontrar […] al capitán
general don Hernando Cortés y a los otros que él guiaba[…]Aunque aquellos que se
llaman, se dicen tlaxcaltecas, que ayudaron, nosotros mucho los presionamos para
que ayudaran[…].14

Aunque la cita anterior expresa un tono suplicante y de sumisión, también es


la voz de un pueblo que, al igual que Tlaxcala, intentaba hacer valer su calidad
de aliado en conquista para obtener del reino los beneficios que le habían sido
negados. Lo cierto es que después de su primer encuentro, Huejotzingo apoyó
incondicionalmente a Cortés en su lucha.
Así, un nutrido ejército conformado por indígenas y españoles avanzó con
paso firme entre el Popocatépetl y el Iztaccíhuatl, rumbo a la ciudad la custre
de Mexico-Tenochtitlan, al encuentro del gran Moctezuma, el tlatoani del que
tanto les habían hablado. Son muy conocidos por todos nosotros los eventos
que sucedieron a esta famosa entrevista: La prisión y subsecuente muerte del
primero, la matanza de indígenas por la espada de Alvarado en la fiesta de
Tochcatl y la llamada “noche triste”. No existe mucha evidencia de la ayuda
de huejotzincasa los españoles después de aquella fecha aciaga, aunque Cortés
señala que luego de refugiarse en Tlaxcala “[…] algunas embajadas acudieron
hasta allí para ponerse a sus órdenes […].”15 Desde este territorio repusieron
fuerzas, e indígenas y españoles planearon al unísono la estrategia de contra
ataque que incluía la construcción de bergantines para así, con varias cuadri-
llas, atacar el islote y reducir la resistencia mexica. Al respecto, son los propios
huejotzincas, los que en una carta nos relatan el siguiente párrafo:

13
 Alva Ixtlilxóchitl, F., Obras históricas, México, UNAM, 1945, p. 256.
14
 Consejo de Huexotzingo, “Carta del Consejo de Huexotzingo al rey Felipe II, 1560”, en León-Portilla,
M., Antigua y nueva palabra, México, SEP-Santilllana, 2006, pp. 413-414.
15
 Cortés, H., Cartas de relación, México, Porrúa, 1960, p. 86.

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[…] Y cuando conquistaron a los mexicas con barcos, nosotros los ayudamos, les
dimos madera [y] resina de pino para que hicieran sus barcos los españoles. Y al-
conquistar a los mexicas y a cuantos estaban sometidos, nunca los abandonamos,
ni tampoco los dejamo satrás[...].16

Por lo mencionado en la cita anterior y por otros servicios prestados, el pro-


pio Cortés reconoció que su ayuda había estado al mismo nivel que la de los
Tlaxcaltecas.17 Otros datos de la presencia huejotzinca en las contiendas son
conocidos por nosotros gracias a la pluma de Alva Ixtlilxóchitl, quien menciona
los nombres de los líderes de las tropas huejotzincas:

[…] de los huejotzincas que eran más de diez mil, venían por sus caudillos Nelpilonit-
zin, Tozqueconyotzin, Xicoténcatl, Mecalcatl, Quauhtonatiuhtzin, Tehuatecuhtli,
Chichimecateuhtli, Tlacatecuhtli y otros que así mismo traían las divisas de sus armas
como los de Tlaxcala […].18

También tenemos conocimiento de que un xiuhmolpilli de soldados huejot-


zincas, es decir 8000 hombres armados, al mando de Gonzalo de Sandoval
atacaron y destruyeron las defensas de Iztapalapa.19 Finalmente,después del
desolador y trágico asedio a la ciudad mexica, sus últimos bastiones de resis-
tencia cedieron ante la espada española y, principalmente, ante el macuáhuitl
indígena.Cuauhtémoc, su último tlatoani, fue apresado el 13 de agosto de
1521. Con este acontecimiento finalizaba el apogeo de la gran Tenochtitlán y,
por consiguiente, de los mexicas, los hijos de Mexi. Desafortunadamente no
sabemos mucho de la participación huejotzinca después de ese día y tampoco
tenemos noticias de la celebración de algún acuerdo entre los señores de la
ltépetlcon Cortés; lo cierto es que el periodo histórico conocido actualmente
como el virreinato de la Nueva España, interrumpió el proceso civilizatorio
de todos los pueblos mesoamericanos y atrajo consigo transformaciones que
impactaron de manera trascendental sus culturas.20

Conclusiones
El lugar del indígena dentro de ese nuevo orden fue sumamente desigual.
Las clases dirigentes mantuvieron las más de las veces sus privilegios, pero
16
 Consejo de Huexotzingo, “Carta del Consejo de Huexotzingo al rey Felipe II, 1560”, en León-Portilla,
M., Antigua y nueva palabra, México, SEP-Santilllana, 2006, p. 414.
17
 Cortés, H., Cartas de relación, México, Porrúa, 1960, p. 107.
18
 Alva Ixtlilxóchitl, F., Obras históricas, México, UNAM, 1945, p. 256.
19
 Cortés, H., op. cit., p. 131.
20
 Brito Guadarrama, B. et al., Lienzo de Tlaxcala. Códice histórico colonial del siglo XVI, copia de 1773 de Juan
Manuel Ylllanes del Huerto, su historia y su contexto, Tlaxcala, Gobierno de Tlaxcala, 2016, p. 93.

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los macehuales fueron confinados a formar parte de las clases más bajas de la
sociedad novohispana. No importó que señoríos como Huejotzingo pusieran
miles de hombres bajo las órdenes de Cortés, nunca se les reconoció como los
conquistadores que fueron. Mientras que los tlaxcaltecas resultaron bien re-
compensados, los huejotzincas fueron prácticamente olvidados no solo por la
Corona española, sino también por la historia, a pesar de que ese territorio fue
uno de los primeros que codiciaron los españoles para crear sus encomiendas
y seleccionado por los mismos frailes franciscanos en los inicios del proceso de
evangelización de la Nueva España. ¿Cuál fue la causa de esta desigualdad?
Para tener una idea más clara de lo ocurrido, a continuación compararé las ac-
ciones ejecutadas por tlaxcaltecas y huejotzincas una vez instaurado el virreinato:
1. Tras la conquista, los huejotzincas no hicieron valer su calidad de con-
quistadores. En contraste, los tlaxcaltecas además de las negociaciones
que entablaron con Cortés, sea sumieron como aliados de la Corona es-
pañola y, como tales, desde 1528 enviaron por lo menos cuatro embaja-
das a Europa con la finalidad de negociar, sin intermediarios, diferentes
asuntos de índole política y económica. Para lograrlo presentaron nu-
merosas probanzas de méritos, entre ellas el conocido Lienzo de Tlaxcala,
donde dejaron patente mediante escritura pictográfica y la tina su parti-
cipación en los hechos.21 Huejotzingo, por el contrario, no envió ningún
documento y ninguna embajada.
2. Gracias a lo anterior, los tlaxcaltecas consiguieron cédulas que los exi-
mieron de, por ejemplo,el pago de tributos; y se les concedió muy tem-
pranamente, en 1535, el título de Leal Ciudad y sus respectivas armas,22
a diferencia de los huejotzincas, quienes fueron reconocidos con escu-
do de armas y títulos de ciudad hasta 1556, es decir 21 años después
que sus similares tlaxcaltecas.23 Tampoco disfrutaron de exención de
impuestos, nisiquiera los principales; por lo que cotidianamente fueron
víctimas de numerosos abusos por parte de los funcionarios reales, a tal
grado,que existen testimonios como el siguiente, una carta dirigida al
rey Felipe II por el consejo de Huejotzingo el 30 de julio de 1560:

Católica Real Majestad [...] acuérdate de nosotros [...] porque es muy grande nuestra
pobreza, nuestra aflicción [...] no ha llegado a nosotros tu socorro[...]Que tu muy
grande cristiandad y muy admirada majestad escuche nuestras tristes voces [...]

21
 Brito Guadarrama, B. et al., Lienzo de Tlaxcala. Códice histórico colonial del siglo XVI, copia de 1773 de Juan
Manuel Ylllanes del Huerto, su historia y su contexto, Tlaxcala, Gobierno de Tlaxcala, 2016.
22
Brito Guadarrama, B., et al., op. cit.
23
 Brito Guadarrama, B., Huexotzingo: cuatro siglos de historia, México, Municipio de Huejotzingo, 2016,
p. 111.

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estamos muy afligidos [...] sobre nosotros han impuesto tus tesoreros, oficiales y tu
fiscal, un muy gran tributo que corresponderá a ti, es catorce mil ochocientos pesos,
y también fanegas demaíz que habrá de ser lo que tenemos que entregar. [...] y ahora
decimos delante de ti, no pasará mucho tiempo para que perezca por completo y se
destruya tu ciudad de Huexotzinco, porque no sabía de tributo ni lo daban a nadie
nuestros padres[...].24

3. Los tlaxcaltecas siguieron participando de manera activa en la conquista


de diversas y lejanas regiones de mesoamerica, tal y como se puede apre-
ciar en el Lienzo deTlaxcala.25 Por el lado contrario, los huejotzincas solo
colaboraron hacia 1529 en la conquista de Michoacán, Jalisco y el Pánu-
co, lugares donde desafortunadamente perecieron mil de sus guerreros,
incluido su capitán don Thomé, hermano del joven tlatoani Quecéhuatl,
quien una vez bautizado recibió el nombre de Juan Xuárez.

En términos generales y para resumir las ideas recientemente expuestas, puedo


decir que Huejotzingo, después de haber prestado una ayuda militar prepon-
derante en la conquista, nunca se asumió como conquistador. Además, a dife-
rencia de Tlaxcala, las clases dirigentes huejotzincas negociaron únicamente
para salvaguardar sus intereses y no los del señorío, olvidándose de que junto
con sus gobernados constituyeron en la antigüedad un poderoso hueyaltépetl
sumamente respetado por otros pueblos indígenas.
Mientras que Tlaxcala logró conservar muchos de sus privilegios, Huejot-
zingo viosumamente disminuido su poderío e influencia política. También vio
mermar su territorio pues, apenas consumada la conquista, porciones considera-
bles de tierras fueron destinadas para la fundación de la Puebla de los Ángeles y
muchas más otorgadas mediante mercedesa encomenderos, funcionarios reales
y otros peninsulares. En consecuencia, los nobles huejotzincas comenzaron a
vender sus tierras a fin de mantener con ello el statu quo al que se encontraban
acostumbrados.26 Así, la falta de visión referida acarreó sus consecuencias
hasta la actualidad. Tlaxcala es ahora una entidad federativa de la república
mexicana, en tanto que Huejotzingo es un pintoresco municipio enclavado en
el estado de Puebla que actualmente busca y escudriña constantemente en la
grandeza de su pasado para fincar su futuro. El gran señorío de Huejotzingo
es pues, el otro conquistador: el olvidado.

24
 Consejo de Huexotzingo, Carta del Consejo de Huexotzingo al rey Felípe II, 1560. En León-Portilla, Antigua y
nueva palabra, México, SEP-Santilllana, 2006, pp. 413-414.
25
 Brito Guadarrama, B., et al., op. cit.
26 
Brito Guadarrama, B., Huexotzingo: cuatro siglos de historia, México, Municipio de Huejotzingo, 2016,
p. 102.

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528 | Baltazar Brito Guadarrama

Bibliografía
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