TEMA 6 Internet
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SECRETARIADO DE CATEQUESIS
LARA-VENEZUELA
TEMA 6
LA LITURGIA
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SEMANA 1: CUESTIONES FUNDAMENTALES Y GENERALES SOBRE LA
LITURGIA
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actividad profética de Cristo y la fuente de donde brota la eficacia de su ministerio
pastoral. La Iglesia, cuya misión y ministerios se identifican con los de su Fundador,
encuentra en la liturgia «la cumbre hacia la cual orienta toda su actividad y, al mismo
tiempo, la fuente de donde extrae toda su fuerza» (SC, 10).
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EL MISTERIO PASCUAL EN LOS SACRAMENTOS DE LA IGLESIA.
Cabe entender que los sacramentos son signos eficaces de la gracia, instituidos
por Cristo y confiados a la Iglesia por los cuales nos es dispensada la vida divina. Los
ritos visibles bajo los cuales los sacramentos son celebrados significan y realizan las
gracias propias de cada sacramento. Dan fruto en quienes los reciben con las
disposiciones requeridas. En todo caso, la Iglesia celebra los sacramentos como
comunidad sacerdotal estructurada por el sacerdocio bautismal y los ministros
ordenados.
La Santa Iglesia instituyó, además, los sacramentales. Estos son signos sagrados con los
que, imitando de alguna manera a los sacramentos, se expresan efectos, sobre todo
espirituales, obtenidos por la intercesión de la Iglesia. Por ellos, los hombres se disponer
a recibir el efecto principal de los sacramentos y se santifican las diversas circunstancias
de la vida (SC 60). Aquí algunos ejemplos de sacramentales: agua bendita, crucifijos, el
rosario, etc.
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plena, perfecta, etcétera. A medida que pasa el tiempo, parece que la terminología se va
decantando en el sentido de “participación consciente, piadosa y activa”.
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lugares sagrados (iglesia, bautisterio, cementerio, etc.) ; y los que derivan de las
personas que actúan en las acciones litúrgicas (obispos, presbítero, diáconos, lector, la
comunidad de los fieles, etc.).
Además, los cantos y la música están en estrecha conexión con la acción litúrgica.
Criterios para un uso adecuado de ellos son: la belleza expresiva de la oración, la
participación unánime de la asamblea, y el carácter sagrado de la celebración.
Asimismo, las imágenes sagradas, presentes en nuestras iglesias y en nuestras casas,
están destinadas a despertar y alimentar nuestra fe en el Misterio de Cristo. A través de
icono de Cristo y de sus obras de salvación, es a El a quien adoramos. A través de las
sagradas imágenes de la Santísima Madre de Dios, los ángeles y de los santos,
veneramos a quienes en ellas son representados (CEC 1191-1192).
Según esto, sus elementos estructurales son los siguientes: a) la convocación, hecha por
Dios mismo; b) la presencia de Cristo; c) la proclamación de la Palabra de Dios, y d) el
sacrificio de la Nueva Alianza, si se trata de la asamblea eucarística, o un rito
sacramental que siempre tiene relación con la Eucaristía o la oración del pueblo que
expresa el sacrificio espiritual de los cristianos. Explicitemos un poco los dos primeros
elementos
Por este motivo, en las asambleas litúrgicas cada uno tiene un cometido específico.
Algunos ejercen un ministerio, otros no. Los primeros se llaman ministros y los otros
fieles. Los ministros pueden ser ordenados (Obispo, presbítero, diácono), instituidos
(lector, acólito) y de facto (quienes ejecutan algún ministerio litúrgico sin tener el título
oficial de ordenación o institución). Unos y otros deben realizar todo y sólo lo que les
corresponde (SC, 28).
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1.5. EL LUGAR DE LA CELEBRACIÓN
Sin embargo, el culto de la Iglesia no está ligado a un lugar exclusivo. Toda la tierra
es santa y ha sido confiada a los hijos de los hombres. Cuando los fieles se reúnen en un
mismo lugar, lo fundamental es que ellos son las piedras vivas. El Cuerpo de Cristo
resucitado es el templo espiritual de donde brota la fuente de agua viva. Incorporados a
Cristo por el Espíritu Santo, “somos el templo de Dios vivo” (2 Co 6, 16). Sin embargo
las iglesias visibles no son simples lugares de reunión, sino que significan y manifiestan
a la Iglesia que vive en ese lugar, morada de Dios con los hombres reconciliados y
unidos en Cristo. En esta casa de oración de Dios, la verdad y la armonía de los signos
que la constituyen deben manifestar a Cristo que está presente y actúa en este lugar
(CEC 1179-1181).
Según lo dicho hasta ahora, la naturaleza del lugar cultual exige una adecuada
ordenación de todos sus elementos, concretamente: el altar, la cátedra o sede, el ambón,
el lugar de los fieles y de los cantores, y el lugar de la reserva del Santísimo
Sacramento. Es por eso que el templo debe ser un espacio que invite al recogimiento y a
la oración silenciosa. También la Iglesia visible simboliza la casa paterna hacia la cual
el pueblo de Dios está en marcha y donde el Padre “enjugará toda lágrima de sus ojos”
(Ap 21, 4).
Para reflexionar:
Leer:
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SEMANA 2: AÑO LITÚRGICO
El año litúrgico es el tiempo que media entre las primeras vísperas de Adviento y la
hora nona de la última semana del Tiempo ordinario, durante el cual la Iglesia celebra
por medio de la Eucaristía diaria, los demás sacramentos, el Oficio divino y otras
acciones sagradas, el entero misterio de Cristo, desde su nacimiento hasta su última y
definitiva venida; venera con amor especial a la Santísima Virgen María, «unida con
vínculo indisoluble a la obra salvífica de su Hijo» (SC, 103); y recuerda a los mártires y
demás santos, exponentes cualificados de la fuerza salvadora del Misterio Pascual (cfr.
SC, 102-104). El año litúrgico es, pues, una realidad salvífica, aunque esté dividido en
unidades cronológicas el día, la semana y el año.
2.1. EL DOMINGO
El domingo es, desde el punto de vista histórico, la primera fiesta cristiana; más aún,
durante bastante tiempo fue la única. Los primeros cristianos comenzaron enseguida a
celebrarlo, pues ya hablan del domingo la primera carta a los Corintios (16, 1), el libro
de los Hechos (20, 27), la Didaché (14, 1) y el Apocalipsis (1, 10). La Iglesia celebra el
misterio pascual cada ocho días, en el día que se llama con razón “día del Señor o
domingo” (SC 106). El día de la Resurrección del Cristo es a la vez el primer día de la
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semana, memorial del primer día de la creación, y el octavo día en que Cristo, tras su
reposo del gran Sabbat, inaugura el Día que hace el Señor.
El domingo es el día por excelencia de la asamblea litúrgica, en que los fieles deben
reunirse para, escuchando la Palabra de Dios y participando en la Eucaristía, recordar la
pasión, la resurrección y la gloria del Señor Jesús y dar gracias a Dios, que los hizo
renacer a la esperanza viva por la resurrección de Jesucristo de entre los muertos. (CEC
1166-1167). Así pues, desde los tiempos apostólicos el corazón del domingo ha sido la
Eucaristía. Cuando todavía era día laborable, no se concebía el domingo sin celebración
eucarística. En el momento en que se convirtió en día oficial de descanso, la Eucaristía
siguió ocupando el centro de la celebración dominical.
- Ciclo pascual
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o Los temas teológicos de las ferias se corresponden con las grandes
líneas enunciadas por los domingos y la complementan, si bien los
días posteriores a la Ascensión, tienen un marcado carácter
Pneumato-lógico.
La Ascensión del Señor.
o Antes del s. IV formaba parte de la cincuentena pascual, como hecho
ligado a la venida del Espíritu Santo prometido a los Apóstoles. Por
ello el último día de la cincuentena se celebraba conjuntamente la
Ascensión y Pentecostés.
o A finales del s. IV se generaliza su celebración como fiesta con
fisonomía propia.
o La actual solemnidad litúrgica se funda en los relatos bíblicos del
acontecimiento histórico (Lc 24,50-53; Hch 1,3ss), con doble
proyección:
Cristológica: exaltación de Cristo.
Eclesiológica: La gloria alcanzada por la cabeza y participaba
por todo el cuerpo, primero en prenda y luego en plenitud.
o Esta celebración permanece estrictamente unida a la Encarnación,
porque, sólo el que salió del padre puede volver al Padre.
Pentecostés.
o Hasta el S. IV toda la cincuentena Pascual conmemoraba Pentecostés, aunque
puede pensarse que el día de su clausura se celebraba con especial solemnidad.
o En el S. IV se comienza a vivir en Roma una vigilia de Pentecostés de idéntica
solemnidad a la Vigilia Pascual confiriéndose en ella los sacramentos de la
iniciación cristiana. Con ello esta celebración adquiere una fisonomía litúrgica
propia.
o La vigilia se celebró originariamente durante la noche con la siguiente
estructura:
→ Liturgia de la Palabra; liturgia Bautismal y liturgia Eucarística-
o La actual liturgia ha querido recuperar la primitiva fisonomía de la clausura de la
cincuentena, de aquí que no enfatice Pentecostés, aunque no se olvida que este
día se consuma la Pascua de Cristo con la efusión del Espíritu Santo que se
manifiesta, da y comunica como persona divina.
o La liturgia desarrolla dos grandes temas:
→ El cumplimiento definitivo de La Nueva Alianza por medio de Jesucristo
y del Espíritu Santo.
→ Y la manifestación de la Iglesia ante el mundo fundada por la Palabra y
la Sangre de Cristo y garantizada por el testimonio del Espíritu Santo que
impulsa a los apóstoles a predicar las maravillas de Dios.
- Ciclo de navidad.
El Tiempo de Adviento.
El Tiempo de Navidad.
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Más tarde (S. V) se difunde en África, Milán, España y Francia, Antioquia,
Constantinopla y Alejandría.
A diferencia de la Pascua, la Navidad se celebró en día fijo, concretamente
el de las VIII Kalendas Ianuaris, es decir el 25 de diciembre.
Nace con la intención de oponer una fiesta cristiana a la del “Solo Invitus”,
símbolo de la última resistencia del paganismo.
Sentido originario: celebrar el nacimiento, según la carne, de Jesucristo en
Belén, honrando al Verbo Encarnado y a su Madre, y evocando también los
acontecimientos que lo acompañaron:
• La adoración de los pastores y magos.
• La muerte de los inocentes.
Cuando la liturgia Romana comienza a festejar el 06 de enero (2ª mitad del S.
IV), trasladó a dicha fiesta el recuerdo de la adoración de los magos, -tema
central de la Epifanía-, reservando para el 25 de diciembre sólo el
nacimiento del Señor y la adoración de los Pastores.
Más tarde, el nacimiento sirvió también como expresión litúrgica de la
Verdad dogmática del Conc. de Calcedonia (451) acerca de las dos
naturalezas de Cristo.
Durante los S. V-VII, surge en Roma la costumbre de una triple celebración
litúrgica de navidad. Las tres misas celebradas por el Papa en Santa María la
Mayor; santa Anastasia y San Pedro, eran exclusiva de la liturgia Papal, y
estaban vinculadas al culto estaminal local. Al imponer Carlos Magno la
liturgia Romana en todo el imperio, las tres misas se generalizaron en
Occidente, universalizándose tal praxis en el S. XVI.
El día de la Octava de Navidad probablemente la introduce Bonifacio IV
(608-615), aunque en los libros litúrgicos aparece antes del S. VIII; al
principio, dicho días estuvo consagrado a honrar la memoria de la
maternidad divina de María para luego celebrarse la circuncisión del Señor.
Actualmente la celebración de Natale Domini cuenta con la siguiente
estructura:
Misa de la Vigilia.
Misa y oficio del día.
Octava.
Ferias después de la octava.
Domingo comprendido entre el 02 y el 05 de enero.
El tiempo Ordinario.
o Es una de las partes del año litúrgico que ha experimentado una transformación
mayor en la reforma litúrgica Post-conciliar.
o Considerado como tiempo menor o “no fuerte”, en comparación con otros
tiempos, es lo bastante importante para que sin él quedase incompleto el sagrado
recuerdo que la Iglesia hace de la obra de la salvación efectuada por Cristo en el
curso del año (Cf SC 102).
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o Desarrolla el misterio pascual de Cristo de modo progresivo y profundo y, si
cabe, con mayor naturalidad aún que otros tiempos.
o Por eso el valor del Tiempo Ordinario está con sus 34 semanas, un continuo
celebrativo a partir del episodio del Bautismo del Señor, para reconocer paso a
paso la vida de la salvación revelada en le existencia de Jesús.
o La primera parte comienza el lunes siguiente del bautismo del Señor hasta el
martes, antes del miércoles de Ceniza; la segunda parte, siguiendo con la
primera, se inicia el lunes después del domingo de Pentecostés y termina antes de
las primeras vísperas del Domingo I de Adviento.
. María en el misal del concilio Vaticano II.
→ Presenta cinco grandes fiestas:
o Presentación: 2 de Febrero.
o Anunciación: 25 de Marzo.
o Maternidad: 1° de enero.
o Asunción: 15 de Agosto.
o Inmaculada: 8 de Diciembre.
→ Tres celebraciones que conmemoran acontecimientos salvíficos en los
que María estuvo estrechamente vinculada a su Hijo:
o Natividad de María: 8 de septiembre.
o Visitación: 31 de Mayo.
o Virgen de los dolores: 15 de septiembre.
→ Cuatro memorias o fiestas vinculadas a motivos de culto local o
celebradas originariamente por familias religiosas que después han
adquirido un carácter más o menos universal:
o Dedicación de Santa María la Mayor: 05 de Agosto.
o Nuestra Señora de Lourdes: 11 de febrero.
o Nuestra Señora del Carmen: 16 de julio.
o Nuestra Señora del Rosario: 07 de Octubre.
→ Finalmente dos festividades que tiene alto valor ejemplar o manifiestan
alguna orientación del culto contemporáneo popular:
o Presentación de María en el Templo: 22 de noviembre.
o Inmaculado Corazón de María: sábado siguiente al corazón de
Jesús.
→ Criterios adoptados para realizar la reforma:
1. La mayor o menor vinculación de María con la obra del Hijo, ha
determinado la categoría de las celebraciones; así se distinguen tres
grados:
Solemnidades y fiestas, donde María es protagonista asociada a
su Hijo en los misterios de la Encarnación y Redención.
Memorias que celebran misterios particulares de María o ratifican
grandes devociones tradicionales: María Reina, Nuestra Señora
del Rosario, Presentación de María…
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Celebraciones devocionales nacidas en el seno de alguna
comunidad religiosa o santuario Mariano: Lourdes, Corazón de
María, del Carmen…
Fiel y obediente al mandato de Cristo de que hay que orar siempre sin desanimarse, la
Iglesia responde al mandato de Cristo no sólo con la celebración eucarística, sino
también con otras formas de oración, principalmente con la Liturgia de las Horas, la
cual, tiene como característica propia la de servir para santificar el curso entero del día y
de la noche, y todo el esfuerzo humano. Por eso, la reforma de la liturgia ha procurado
que en lo posible las Horas respondan de verdad al momento del día, y tengan en cuenta
al mismo tiempo las condiciones de la vida actual (Oficio de lectura, laudes, hora
intermedia, vísperas y completas) (CEC 1174)
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La santificación humana
Los que participan en la Liturgia de las Horas pueden hallar una fuente abundantísima
de santificación, donde Dios habla a los hombres, y su pueblo le responde con cantos y
oraciones. Santificación que viene dada por la Palabra de Dios, de la cual esta penetrada
la Liturgia de las Horas, no solo por las lecturas que posee, sino también en las
oraciones, preces, entre otros. Por tal razón, es un espacio privilegiado para alimentar la
fe de los fieles.
Súplica e intercesión
Las tareas apostólicas se ordenan “a que todos; una vez hechos hijos de Dios por la fe y
por el bautismo, se reúnan, alaben a Dios en medio de la Iglesia, participen en el
sacrificio y coman la cena del Señor”. Aprovechando del manantial de vida cristiana
que es la Liturgia de las Horas, la cual se nutre de la mesa de la sagrada Escritura y de
las palabras de los santos, y se robustece con las plegarias. Contribuyen de modo
misterioso y profundo al crecimiento del pueblo de Dios.
La celebración del Oficio debe ser digna, atenta y devota, de forma que la mente
concuerde con la, voz para poder adueñarse de las gracias que esta posee. Por tanto se
debe ser diligente para cooperar con la gracia divina para que esta no caiga en el vacío.
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Los que celebran la liturgia de las horas
La Liturgia de las Horas no es una acción privada, sino que pertenece a todo el cuerpo
de la Iglesia. Su celebración eclesial alcanza el mayor esplendor, cuando con su obispo,
rodeado de los presbíteros y ministros, la realiza una Iglesia particular. Por tanto, los
que han recibido el orden sagrado o están provistos de un peculiar mandato canónico les
incumbe convocar a la comunidad y dirigir su oración: “procuren que todos los que
están bajo su cuidado vivan unánimes en la oración” (CEC 1175). Un puesto destacado
ocupan Las comunidades de canónigos, monjes, monjas y demás religiosos representan
de modo especial a la Iglesia orante: reproducen más de lleno el modelo de la Iglesia,
que alaba incesantemente al Señor con armoniosa voz, y cumplen con el deber de
trabajar, principalmente con la oración.
También se recomienda la celebración con los fieles laicos celebren aunque sea una
parte de las Liturgia de las Horas. Aprendiendo así que en la acción litúrgica adoran al
Padre en espíritu y verdad. Y por último se recomienda a la Familia, como Iglesia
domestica oren en común, y si se pudiera con algunas partes de la Liturgia de las Horas.
Para reflexionar:
Leer:
CEC 1163
SC 102
La liturgia es “el lugar privilegiado de la catequesis del pueblo de Dios” (CEC 1074)
Esto no debe entenderse en el sentido de que la liturgia deba perder su carácter
celebrativo y transformarse en catequesis o que la catequesis sea superflua. Si bien es
cierto que las dos contribuciones mantienen su especificidad, debe reconocerse que la
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liturgia es fuente y culmen de la vida cristiana. La catequesis, de hecho, comienza con
un primer encuentro efectivo del catequizando con la comunidad que celebra el
misterio, y esto equivale a decir que la catequesis tiene su pleno cumplimiento cuando
participa en la vida litúrgica de la comunidad. No se puede, por tanto, pensar la
catequesis sólo como preparación para los sacramentos, sino que debe ser entendida en
relación con la experiencia litúrgica. “La catequesis está intrínsecamente unida a toda la
acción litúrgica y sacramental, porque es en los sacramentos y sobre todo en la
eucaristía donde Jesucristo actúa en plenitud para la transformación de los hombres”
(CEC 1074). Por lo tanto, la liturgia y la catequesis son inseparables y se nutren
mutuamente.
Reflexionar:
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- ¿Qué herramientas utilizarías para que la catequesis refuerce las enseñanzas
de los sacramentos, sobre todo, el de la santa Eucaristía?
Leer:
BIBLIOGRAFÍA
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