RESUMENES Practicas

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MEMORIA: RESUMENES

PENOLOGÍA Y CIENCIA PENITENCIARIA


GRADO DE CRIMINOLOGÍA
UNIVERSIDAD DE SANTIAGO

María Ocampo Álvarez


LOS DERECHOS DE LOS RECLUSOS

Los derechos humanos son derechos que le pertenecen a todos los seres humanos por el mero hecho
de serlo. No se le pueden negar a ninguna persona.
Las penas que se imponen son: la prisión, la inhabilitación absoluta o especial, privación de
diversos derechos, suspensión de empleo, multa, trabajos en beneficio de la
comunidad.
En el caso de la prisión, los penados gozarían igualmente de una serie de derechos básicos que no se
les pueden arrebatar, así como de unos derechos específicos por la condición de miembro interno en
dicho centro.

Los derechos humanos como tal son propios de los tiempos modernos (siglo XVIII).
Antiguamente se reconocían unos derechos muy limitados, haciendo referencia a la necesidad de un
cambio o mejora. Entre estos encontramos: condiciones pésimas en prisión, castigo como propósito.

La Declaración Universal de Derechos Humanos (1948) da lugar a nuevos sistemas penitenciarios y


nuevas penas más humanas.
Las reglas mínimas para el tratamiento de los recursos las podemos encontrar en el Congreso de la
ONU de 1955 Reglas Mínimas aprobadas en 1957. En Europa: Reglas Mínimas Europeas de
1973 llamadas “Reglas Mínimas Europeas para el Tratamiento de los Reclusos”.
En la actualidad: Recomendación de 2006 del Comité de Ministros del Consejo de Europa sobre las
Reglas Penitenciarias Europeas. Estas reglas directrices generales. Recogen distintos “derechos”:
respeto a los derechos humanos, derecho a comunicarse con el exterior...

LOGP: DERECHOS DE LOS RECLUSOS EN ESPAÑA: LO 1/1979 de 26 de septiembre, sobre el


Régimen General Penitenciario Dividida en un Título Preliminar y otros seis Títulos.
Nos interesa el Título Preliminar sobre los principios básicos de las instituciones penitenciarias y el
Título II sobre el régimen penitenciario.
Artículo 1: “Las instituciones penitenciarias tienen como fin primordial la reeducación y
reinserción social de los sentenciados”.

La legislación española :Ley Orgánica General Penitenciaria de 1979. Entre los derechos
penitenciarios recogidos destacan: Derechos familiares, Derechos políticos y civiles, Libertad
religiosa, Derecho al trabajo y a la formación profesional.
La legislación francesa :Ley 24 de noviembre de 2009. Entre los derechos que recoge nos
encontramos: El mantenimiento del vínculo familiar, El mantenimiento del vínculo social, La
libertad de culto, El ejercicio de los derechos civiles y políticos, Bastantes similitudes entre ambas
legislaciones.
Los derechos humanos son la base de todo sistema democrático. Se caracterizan por el carácter de
igualdad, libertad y justicia que otorgan a todos los individuos sin discriminación.
Las instituciones penitenciarias no pueden permitir tratos degradantes o vejatorios sobre los
reclusos ya que vulneraría sus derechos. Se pretende lograr la reinserción y reeducación de los
internos. Las medidas en instituciones penitenciarias deben ser garantistas respetando los principios
del Estado de Derecho.
LOS DEBERES DE LOS RECLUSOS

Los reclusos, aún en su situación de privación de libertad, tienen relevancia desde la perspectiva
constitucional, a los cuales se les reconocen los mismos derechos que a cualquier ciudadano, pero
con unas series de limitaciones. Por lo tanto, resulta humano y esencial reconocerles una serie de
derechos y deberes.

El complicado contexto político y social fue el principal motivo de la creación de la Ley Orgánica
General Penitenciaria de 1979. Lo que se pretende con esta ley es modificar la legislación
penitenciaria española, que previamente se encontraba recogida en diferentes textos legales con
rango inferior a la ley (reglamentos y decretos).

La actual regulación de los deberes que deben cumplir, se encuentra en el artículo 4 de la Ley
Orgánica General Penitenciaria y en el artículo 5 del Reglamento Penitenciario. El catálogo de
deberes de los internos se conforma por los siguientes:

- Permanecer en el establecimiento hasta su liberación, a disposición de la autoridad judicial o para


cumplir las condenas de privación de libertad que se le impongan

- Acatar las normas de régimen interior y las órdenes que pueda dirigirle el personal penitenciario;
así como utilizar adecuadamente los medios materiales y las instalaciones del establecimiento.

- Mantener una actitud de respeto y consideración hacia el personal penitenciario, autoridades,


internos y demás personas del establecimiento.

- Realizar las prestaciones personales obligatorias para el buen orden y la limpieza de los
establecimientos, y observar una adecuada higiene y aseo personal.

Además, a los reclusos se les establecen otros derechos a mayores, como el deber de cumplir los
horarios establecidos puntualmente, así como el derecho a ocho horas de descanso y dos de tiempo
libre. Por otra parte también deben cumplir una serie de derechos laborales como: cumplir con las
obligaciones del puesto de trabajo, observar las medidas de prevención de riesgos laborales, cumplir
las órdenes e instrucciones del personal responsable y contribuir al cumplimiento de los fines de la
relación laboral.
CLASIFICACION DE LOS RECLUSOS

El tratamiento penitenciario es el conjunto de actividades culturales, educativas, deportivas y


terapéuticas encaminadas a lograr la reinserción de un preso. Sin embargo, el tratamiento, en la
realidad, como programa individualizado en cada preso es prácticamente inexistente, debido a los
escasos recursos que tiene el sistema penitenciario, la oferta de actividades es limitada y es difícil
dotar a cada interno de una serie de actividades concretas, ajustadas a su perfil . Existen una serie de
actividades a disposición de los internos y se les anima a participar en las mismas, pero rara vez nos
encontramos con la formulación de propuestas concretas para cada interno. En la práctica el
tratamiento se manifiesta, más que en la atribución de programas concretos a los presos en la
asignación individualizada de una situación penitenciaria (grados penitenciarios): régimen cerrado
(primer grado), semiabierto (segundo grado) o régimen abierto (tercer grado).

La propuesta de clasificación del interno corre a cargo de la Junta de Tratamiento de la prisión. Es


el órgano encargado de estudiar a cada preso y de clasificarle en alguno de los grados penitenciarios
existentes. Se reúne como mínimo una vez a la semana y está compuesta por el director, subdirector
de tratamiento, subdirector médico, técnicos (psicólogo, psiquiatra y otros), director de la unidad
docente o pedagogo, coordinador de los servicios, un educador y el Jefe de Servicios.

Para que la Junta de Tratamiento pueda proponer a una persona para un grado de clasificación
determinado (un régimen de vida) es necesario que se tengan en cuenta algunos datos personales,
familiares, sociales, laborales, etc. Para conseguirlos es necesario que, previo a la clasificación,
exista un período de observación del preso.
Durante este período de clasificación se le realizarán entrevistas (normalmente a cargo del
psicólogo, el trabajador social y el criminólogo), se observará su comportamiento y se le pedirá que
aporte documentos acreditativos de su situación económica, personal y familiar. Se analizarán
también la duración total de la pena, el medio al que retornará el interno cuando sea excarcelado y
rasgos psicológicos, sociológicos, criminológicos, etc. a fin de valorar su riesgo.
El período de observación comienza desde el día en que la prisión recibe el testimonio de la
sentencia firme (es decir, no se aplica a presos preventivos) y puede durar un máximo de dos meses.
Terminado el periodo de observación, la Junta de Tratamiento se reúne y decide cuál es la
clasificación inicial (en cuál de los grados penitenciarios se le introduce), que luego será remitida al
Centro Directivo.

Una vez realizada la clasificación inicial, el grado se revisará cada seis meses como máximo por la
Junta de Tratamiento. Nada impide que la revisión se realice antes, pero no es muy habitual.
ESTABLECIMIENTOS PENITENCIARIOS.

Las penas privativas de libertad suponen un porcentaje importante del total de penas que se
imponen, por lo que los establecimientos donde se cumplen dichas penas son una cuestión
importante para la Penología y la Ciencia Penitenciaria.

Un establecimiento penitenciario es una entidad arquitectónica, administrativa y funcional


autosuficiente, dotada de organización propia y perteneciente a la Administración penitenciaria,
destinada al internamiento de personas sometidas a detención, a prisión preventiva o al
cumplimiento de una pena privativa de libertad. Se encuentran regulados en las siguientes leyes:

• Ley Orgánica 1/1979, de 26 de septiembre, General Penitenciaria.

• Real Decreto 190/1996, de 9 de febrero, que aprueba el reglamento penitenciario.

Cada centro dispone de una estructura propia, compuesta por el Director del Centro Penitenciario,
asistido de 5 Subdirecciones, así como un amplio abanico de funcionarios que trabajan en dichas
subdirecciones.

DOS GRUPOS DE ORGANOS: Órganos colegiados. Están formados por varias personas. Son el
Consejo de Dirección, la Junta de tratamiento, la Comisión Disciplinaria y la Junta económico-
Administrativa y Órganos unipersonales. Organizados jerárquicamente según su área funcional.
Van a integrar los órganos colegiados.
Desde los sistemas de autotutela hasta ahora, las penas privativas de libertad han experimentado
grandes cambios y, en consecuencia, los establecimientos penitenciarios. En sus inicios, el encierro
del delincuente era solo un medio de retención para evitar su fuga hasta el momento del juicio. Más
adelante, en la Edad Media, empiezan a surgir las primeras penas de prisión, enmarcadas en el
ámbito eclesiástico. Con la llegada de la Ilustración, las penas pasan a tener un nuevo objetivo, la
incapacitación y disuasión de los delincuentes, por lo que son necesarios nuevos establecimientos
donde ejecutarlas. Al extenderse el modelo inglés, se propone la prisión como un lugar donde
reflexionar y disciplinar, optando por el aislamiento. El Correccional de Gante en 1775 supone el
hecho inaugural de la arquitectura penitenciaria y, de ahí en adelante empiezan a edificarse
diferentes modelos de prisiones hasta llegar a las actuales.

La primera estructura arquitectónica de referencia en el ámbito de las prisiones fue el conocido


Panóptico de Bentham y, a pesar de su gran influencia, no tuvo mucho éxito en la práctica puesto
que se ha optado por otras formas edilicias. Con el paso de los años se han utilizado diversas
estructuras hasta llegar al modelo actual, los conocidos como Centros Penitenciarios Tipo,
estructurados en módulos.

La clasificación de los penados permite situarlos en el tipo de establecimiento o, dentro de un


mismo establecimiento, en el módulo, que más les conviene de cara a su rehabilitación y reinserción
en función de sus necesidades. Sin embargo, Además, se ha comprobado que las características
físicas de los establecimientos penitenciarios tiene una gran influencia sobre los internos, pudiendo
afectar a su reinserción posterior.

Finalmente, cabe mencionar que de nada sirve todo esto si los recursos destinados a dichos
establecimientos son insuficientes, por lo que debe invertirse más en acondicionarlos de forma que
puedan cubrir las necesidades reeducadoras de las penas.
INSTRUCCION Y EDUCACION

El régimen penitenciario hace referencia al conjunto de normas que regulan la vida de los
establecimientos penitenciarios, para conseguir una convivencia ordenada y pacífica. El régimen ha
de permitir el cumplimiento de los fines previstos por las leyes, esto es, la retención y custodia de
los reclusos y el éxito del tratamiento respecto a los penados y a los sometidos a medidas penales.

Las penas privativas de libertad y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación
y reinserción social. El condenado a pena de prisión que estuviere cumpliendo la misma gozará de
los derechos fundamentales de este Capítulo, a excepción de los que se vean expresamente
limitados por el contenido del fallo condenatorio, el sentido de la pena y la ley penitenciaria.

Es necesario distinguir la finalidad de las penas privativas de libertad en presos preventivos y


penados. Respecto de los presos preventivos, según el art. 5 LOGP, no se arbitra expresamente una
finalidad de reinserción social pues prima la presunción de inocencia según la cual toda persona es
inocente hasta que un Juez o Tribunal emite una sentencia condenatoria. Por tanto, a quien aún no
se ha encontrado culpable de ninguna infracción penal no se le puede aplicar un tratamiento
rehabilitador que, en este caso, estaría motivado por una conducta legalmente antisocial no
demostrada. Sin embargo, de hecho, estos internos gozan de las mismas garantías constitucionales y
legales que los condenados en virtud del art. 3 RP (reglamento penitenciario) que no hace
diferencias entre penados y detenidos para el acceso a las actividades educativas, formativas,
deportivas y culturales.

Está demostrado que existe una correlación entre la educación penitenciaria recibida y las
posibilidades de futura reincidencia. Para comprender esa relación es necesario mencionar y
explicar primero el concepto de prisionización que hace referencia a los efectos negativos sufridos
por el reo tras su estancia en prisión. Es decir, el reo, se “contagia” del ambiente carcelario
sufriendo a corto y largo plazo una gran cantidad de consecuencias psicológicas negativas,
consecuencias que pueden aumentar las posibilidades de reincidir. Por ello, teniendo en cuenta que
la prisionización es en parte inevitable es necesario contrarrestar sus efectos aplicando unas buenas
medidas educativas e instructivas.
REHABILITACÓN DEL PENADO

La rehabilitación del penado se basa tanto en la restitución legal del crédito y honra perdidos por el
delito, la condena y la sanción penal, como en la recuperación de todos los derechos y facultades
suspendidos por la infracción y la pena. El artículo 25.2 CE establece que las penas «estarán
orientadas hacia la reeducación y reinserción social», de modo que, la Administración debe ofrecer
todos sus recursos disponibles con el fin de preparar a los penados para su futura liberación, y a su
vez, ir preparando a la sociedad para el futuro regreso de tales individuos.

La resocialización, por su parte, se refiere a un proceso por el que se reeduca, se reincorpora y,


finalmente, se rehabilita al condenado. Cabe destacar la existencia de un debate doctrinal con
respecto al art. 25.2 CE, pues se cuestiona si la reeducación y reinserción social son un derecho
fundamental constitucional o no.

Para llevar a cabo el proceso de rehabilitación del penado en los centros penitenciaros existen una
serie de programas de tratamiento, los cuales presentarán diferentes características en función de las
necesidades del caso concreto. Debemos distinguir los programas genéricos, orientados al trabajo,
la educación, actividades de formación, deportivas o culturales; y por otro lado los programas
específicos los cuales se dirigen a tratar causas individuales del caso concreto. Con relación a estos
últimos se deben destacar los programas de deshabituación de drogodependientes, los cuales
ofrecen una combinación de tratamiento médico con ayuda psicológica, así como la inserción socio-
laboral de la persona. Por otro lado, existen programas específicos dirigidos a la orientación
cognitivo-conductual, estos se enfocan de una manera más concreta a los delincuentes condenados
por delitos violentos. Así mismo dentro de este tipo de programas encontramos aquellos que se
dirigen de una manera general y aquellos específicos dirigidos a delincuentes condenados por
maltrato doméstico o delitos sexuales.

En sus inicios la pena de prisión no estaba orientada la rehabilitación y reinserción del recluso. Sin
embargo en la actualidad este es su objetivo fundamental siguiendo el mandato constitucional.
Muchos son los autores como Howard que buscaron una reforma prisional para comenzar a cubrir
las necesidades básicas de los internos. La reinserción y la rehabilitación se orienta de tal manera
que el individuo vuelva en un futuro a la sociedad una vez este cumpla la condena que se le ha
impuesto.

Un aspecto negativo de la reinserción es el hecho de que la prevención especial decide la gravedad


de la pena dependiendo de la peligrosidad del delincuente, independientemente de lo grave que sea
el delito cometido; por tanto esto no aplica a los delincuentes ocasionales, que son la gran mayoría.
Otro aspecto negativo es la cuestionable autoridad del Estado para imponer sanciones
rehabilitadoras sin una autorización previa del penado. La efectividad de la rehabilitación es
cuestionada, pues el cumplimiento de una pena, como principal objetivo, es preparar al delincuente
para que pueda volver a vivir en sociedad. Por tanto el problema está en el logro de la reinserción
del infractor, no en si la norma permite redención de penas por el trabajo o si las penas de privación
de libertad son más o menos cortas.

En definitiva, el proceso de rehabilitación del penado no se trata de un proceso fácil, en el que tanto
instituciones públicas como el propio recluso deben de pretender cumplir el objetivo último como
es la reinserción en la sociedad.
ASISTENCIA POSTPENITENCIARIA

Existen una serie de normas internacionales que entienden que la Administración Penitenciaria
debe responsabilizarse de la suerte de los reclusos a su salida de prisión y otorgan gran importancia
a la asistencia postpenitenciaria. Un ejemplo: Reglas Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos,
aprobadas por el Consejo de las Naciones en 1957.

La Ley Orgánica General Penitenciaria (LOGP) dedica un título autónomo a esta cuestión: Título
IV “De la asistencia postpenitenciaria”, conformado por los artículos 73, 74 y 75. Es importante
hacer mención del artículo 2 del Reglamento Penitenciario (RP), que recoge los fines de la
actividad penitenciaria.

La competencia de la asistencia postpenitenciaria le corresponde tanto a la Administración común


como a la Generalitat de Cataluña sobre los ser vicios sociales postpenitenciarios.
En la Administración estatal ordinaria, estas tareas pueden asumirse de forma directa o
concertándolas con otras administraciones a nivel local o autonómico.
La Subdirección General de Relaciones Institucionales y Coordinación Territorial de la
Secretaría General de Instituciones Penitenciarias asumirá la coordinación con las CC.AA., los
órganos periféricos estatales y otras instituciones y organismos colaboradores.

La Comisión de Asistencia Social se define en el artículo 74 LOGP. Ésta ha quedado integrada


como órgano de colaboración interadministrativa en la Secretaría General de
Instituciones Penitenciarias. El personal que la integra, siguiendo lo dispuesto en el artículo
75.1 LOGP, serán funcionarios. Deberá reunirse, al menos, una vez al año, convocada por el
presidente y se regirá por sus propias normas de funcionamiento. Entre sus funciones destacan la
definición de las líneas generales de las prestaciones sociales a internos, liberados y familiares
de unos y otros. Siguiendo lo dispuesto en el artículo 75.2 LOGP, la Comisión tiene un deber de
colaboración permanente con instituciones, organismos y entidades dedicadas a la asistencia
de los internos y a la rehabilitación de los excarcelados.

Las ayudas en el sistema penitenciario ordinario y su cobertura legal se encuentran en el Orden


INT/3688/2007, de 30 de noviembre, donde se regularán las bases para la concesión de ayudas a
internos, liberados y familiares de los mismos. Las ayudas más notorias en el campo de la
asistencia postpenitenciaria.

En conclusión encontramos una ausencia de una verdadera asistencia postpenitenciaria., así como
ausencia de atención al liberado por parte de la Administración Penitenciaria o de la
Administración de Justicia. Fundamental la educación y el apoyo de la comunidad para el éxito de
la reinserción social.
EL CUERPO DE FUNCIONARIOS DE PRISIONES

Inicialmente, en el siglo XIX, las instituciones penales estaban gobernadas por autoridades del
Ejército o de la Armada por lo que su funcionamiento era militar. Con el paso del tiempo se va
intentando eliminar el aspecto militar de los establecimientos penitenciarios. Será a finales del siglo
XIX y durante el siglo XX cuando se vaya estableciendo un cuerpo de empleados penitenciarios al
cual finalmente se incorporarán mediante oposición, examen o concurso, conformando el cuerpo de
funcionarios de prisiones.
Hoy en día los funcionarios de prisiones son unos trabajadores dependientes de la Secretaria
General de Instituciones Penitenciarias, órgano que a su vez depende del Ministerio del Interior. Su
principal función al igual que la de las instituciones penitenciarias, es la custodia de los condenados
procurando en todo momento reeducación y posterior reinserción en la sociedad, tal fin se recoge
tanto en el art.25 de nuestra Constitución, así como en el art.1 de la LO General Penitenciaria.
Además de esto su labor también consistirá en asistir y ayudar a los internos y liberados. La
organización de la prisión se basa fundamentalmente en una Dirección, 5 Subdirecciones y los
cuerpos de funcionarios que forman parte de cada una de las mismas: Cuerpo de Ayudantes de IIPP,
al Cuerpo Especial de IIPP, al Cuerpo Superior de Técnicos de IIPP y al Cuerpo Facultativo de
Sanidad Penitenciaria, así como el Cuerpo de Enfermeros de IIPP.

Existen una serie de requisitos comunes a todos los Cuerpos: tener cumplidos los 16 años de edad y
no exceder la edad de jubilación forzosa, poseer la nacionalidad española, siendo posible el acceso
si es nacional de un país miembro de la UE, no haber sido condenado por delito doloso a penas
privativas de libertad superiores a 3 años, No haber sido separado, mediante expediente
disciplinario, del servicio de cualquiera de las Administraciones Públicas o Estatutarias de las
CCAA, ni hallarse en situación de inhabilitación absoluta o especial, ni pertenecer al mismo Cuerpo
o Escala al que aspira.
Los requisitos específicos para entrar a cada Cuerpo son:
1. Cuerpo Superior de Técnicos de Instituciones Penitenciarias (especialidad juristas y
psicólogos). Deben estar en posesión de la titulación de Licenciado o Grado de carácter oficial
en cada una de las especialidades citadas.
2. Cuerpo Facultativo de Sanidad de Instituciones Penitenciarias. Acreditar la titulación de
Licenciado o Graduado en Medicina o Licenciado en Medicina y Cirugía, además de estar en
posesión del título de Médico especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, en Medicina
interna o Psiquiatría.
3. Cuerpo de Enfermeros de Instituciones Penitenciarias. Estar en posesión de la titulación de
Licenciado o Graduado en Enfermería.
4. Cuerpo de Ayudantes de Instituciones Penitenciarias. Acreditar la posesión de título de
graduado en Bachiller o Técnico.
Por ultimo destacamos dentro de la normativa que regula esta profesión:
- La Ley Orgánica 1/1979 de 26 de septiembre, General Penitenciaria: Recoge los principios
fundamentales del sistema penitenciario español, fijando las garantías del recluso en la fase de
ejecución de las penas privativas de libertad, basándose en los principios que establece el Estado de
Derecho.
- RD 33/1986, de 10 de enero, por el que se aprueba el Reglamento de Régimen Disciplinario de los
Funcionarios de la Administración del Estado.
- El Real Decreto 3261/1977 de 1 de diciembre es el encargado de regular el ingreso en los Cuerpos
de Instituciones Penitenciarias
VALORACIÓN CRÍTICA

Respecto a esta actividad, considero que ha sido muy eficaz tanto educativa como social, a la hora
de entender mejor los conceptos de cada uno de los tema y sobretodo del tema propio que hayas
elaborado, ya que al buscar información por ti mismo y realizar tu los “apuntes”, acabas
entendiendo mejor el tema y aprendiendo más sobre ello. Respecto a lo social sobra decirlo, ya que
a mi me encanta trabajar en grupo por el mero hecho de socializarse.

También puedo decir que ha sido una actividad entretenida y diferente, ya que en vez de coger
nosotros apuntes en clase, como hacemos habitualmente,, escuchamos a nuestros compañeros
hablar de los temas que les hubiesen tocado y así aprender lo que queda de temario de una forma
distinta y original a lo habitual.

Todos los grupos han realizado sus trabajos con mucho éxito, tanto la parte escrita como su
presentación oral, a pesar de haber tenido pequeños fallos en los resúmenes, bibliografía… han
estado todos muy bien y muy fáciles de comprender.

Sin embargo, me gustaría haber tratado más temas, puesto que muchos han quedado en el aire, a
pesar de ser temas bastante comunes, es interesante tratarlos más a fondo. Ya que para un futuro de
Criminólogos nos viene muy bien saber sobre varios temas relativos a esta asignatura y a otras de
este cuatrimestre. Aun así me ha gustado mucho y recomiendo seguir haciendo esta actividad a los
cursos posteriores.

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