Niños de La Calle Villagrán Morales y Otros Vs Guatemala
Niños de La Calle Villagrán Morales y Otros Vs Guatemala
Niños de La Calle Villagrán Morales y Otros Vs Guatemala
En el caso de los “Niños de la Calle” (caso Villagrán Morales y otros vs. Guatemala),
la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante “la Corte”, “la Corte
Interamericana” o “el Tribunal”), integrada por los siguientes jueces*:
presentes, además:
de acuerdo con los artículos 29, 55 y 56 del Reglamento de la Corte (en adelante “el
Reglamento”), en relación con el artículo 63.1 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos (en adelante “la Convención” o “la Convención Americana”) y en
cumplimiento de la sentencia de 19 de noviembre de 1999, dicta la presente
sentencia sobre reparaciones.
I
COMPETENCIA
II
ANTECEDENTES
*
El Juez Máximo Pacheco Gómez, informó a la Corte que, por motivos de fuerza mayor, no podía
estar presente en el LI Período Ordinario de Sesiones del Tribunal, por lo que no participó en la
deliberación y firma de la presente sentencia.
2
III
PROCEDIMIENTO EN LA ETAPA DE REPARACIONES
28. Ese mismo día la Comisión solicitó a la Corte que citara a declarar en calidad
de testigo a Reyna Dalila Villagrán Morales, hermana de Anstraun Aman Villagrán
Morales. El 12 de febrero de 2001 la Secretaría, siguiendo instrucciones del
Presidente, solicitó observaciones sobre dicha solicitud a los representantes de los
familiares de las víctimas y al Estado, las cuales no fueron presentadas.
Viviana Krsticevic;
Héctor Dionisio;
Luguely Cunillera;
Soraya Long; y
Juan Carlos Gutiérrez.
Ana Deutsch.
33. Ese mismo día, durante la audiencia pública, el perito Christian Salazar
Volkmann, a solicitud del Presidente, presentó copia de los siguientes documentos:
documento titulado “Estudio sobre Adopciones y Derechos de los Niños y las Niñas en
Guatemala. Guatemala, 2000”; documento titulado “Aproximación situacional del
niño, niña y adolescente de la Calle”; y documento titulado “Violación a los Derechos
Humanos de los Niños de la Calle” (infra párrs. 46 y 52).
IV
PRUEBA
36. Antes del examen de las pruebas recibidas, la Corte precisará los criterios
generales sobre valoración de la prueba y realizará algunas consideraciones
8
Las pruebas promovidas por las partes sólo serán admitidas si son señaladas
en la demanda y en su contestación y en su caso, en el escrito de excepciones
preliminares y en su contestación. Excepcionalmente la Corte podrá admitir
una prueba si alguna de las partes alegare fuerza mayor, un impedimento
grave o hechos supervinientes en momento distinto a los antes señalados,
siempre que se garantice a la parte contraria el derecho de defensa.
[...]
39. Según la práctica reiterada del Tribunal, durante la etapa de reparaciones, las
partes deben señalar qué pruebas ofrecen en la primera oportunidad que se les
concede para pronunciarse por escrito. Además, el ejercicio de las potestades
discrecionales de la Corte, contempladas en el artículo 44 de su Reglamento, le
permite a ésta solicitar a las partes elementos probatorios adicionales, en carácter de
prueba para mejor resolver, sin que esta posibilidad otorgue a aquéllas una nueva
oportunidad para ampliar o complementar sus alegatos u ofrecer nueva prueba sobre
reparaciones, salvo que la Corte así lo permitiera1.
1
cfr. Caso Castillo Páez. Reparaciones (art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos
Humanos). Sentencia de 27 de noviembre de 1998. Serie C No. 43, párr. 37.
2
cfr. Caso Ivcher Bronstein. Sentencia de 6 febrero de 2001. Serie C No. 74, párr. 65; Caso “La
Última Tentación de Cristo” (Olmedo Bustos y otros). Sentencia de 5 de febrero de 2001. Serie C No. 73,
párrs. 49 y 51; y Caso Baena Ricardo y otros. Sentencia de 2 de febrero de 2001. Serie C No. 72, párrs.
71 y 76.
9
41. Esta práctica es extensiva a los escritos en que se formulan las pretensiones
sobre reparaciones de los representantes de las víctimas o, en su caso, de sus
familiares y de la Comisión Interamericana y al escrito de respuesta del Estado, que
son los principales documentos de la presente etapa y revisten, en términos
generales, las mismas formalidades que la demanda respecto al ofrecimiento de
prueba.
A) DOCUMENTAL
3
cfr. Caso Castillo Páez. Reparaciones, supra nota 1, párr. 38; Caso Fairén Garbi y Solís Corrales.
Sentencia de 15 de marzo de 1989. Serie C No. 6, párr. 130; Caso Godínez Cruz. Sentencia de 20 de
enero de 1989. Serie C No. 5, párr. 133; y Caso Velásquez Rodríguez. Sentencia de 29 de julio de 1988.
Serie C No. 4, párr. 127. En igual sentido, la Corte Internacional de Justicia, Military and Paramilitary
Activities in and against Nicaragua (Nicaragua v. United States of America), Merits, Judgment, I.C.J.
Reports 1986, p. 14, para. 60.
4
cfr. Caso Ivcher Bronstein, supra nota 2, párr. 69; Caso “La Última Tentación de Cristo” (Olmedo
Bustos y otros), supra nota 2, párr. 54; y Caso Baena Ricardo y otros, supra nota 2, párrs. 70 y 72.
5
cfr. anexo 1, copia del certificado de nacimiento de Julio Roberto Caal Sandoval; copia certificada
de la cédula de vecindad No. 462617, de Margarita Urbina; y declaración jurada de Margarita Urbina de 6
de abril de 2000; anexo 2, copia del certificado de nacimiento de Henry Giovanni Contreras; copia del
certificado de nacimiento de Mónica Renata Agreda Contreras; copia del certificado de nacimiento de
Shirley Marlen Agreda Contreras; copia del certificado de nacimiento de Osman Ravid Agreda Contreras;
copia certificada de la cédula de vecindad No. 33327, de Ana María Contreras; copia de certificado de
estudios de educación primaria de Henry Giovanni Contreras de la Escuela Nacional Urbana Mixta de 26
de octubre de 1981; copia de certificado de estudios de educación primaria de Henry Giovanni Contreras
de la Escuela Nacional Urbana Mixta “Heriberto Gálvez Barrios” de 29 de octubre de 1982; copia de
certificado de estudios de educación primaria de Henry Giovanni Contreras de la Escuela Nacional Urbana
#7 “Francisco Marroquín” de 31 de octubre de 1983; copia de informe de notas de Henry Giovanni
Contreras de segundo grado del ciclo 1983 de la Escuela Nacional Urbana #7 “Francisco Marroquín”;
copia de informe de notas de Henry Giovanni Contreras de tercer grado del ciclo 1984 de la Escuela
Nacional No. 71 “German Alcántara”; constancia de trabajo de Henry Giovanni Contreras de la empresa
Técnica Nacional de 7 de abril de 2000; copia de hoja escrita a mano de 14 de marzo de 2000 por José
Rafael Palencia; constancia de estudios de mecanografía de Henry Giovanni Contreras de la Academia
Comercial de Mecanografía “Superación” de 22 de marzo de 2000; declaración jurada de Ana María
Contreras de 6 de abril de 2000; y copia de carné deportivo de Henry Giovanni Contreras; anexo 3, copia
del certificado de nacimiento de Anstraun Aman Villagrán Morales; copia de constancia del Registro Civil
de Guatemala de 9 de enero de 1975, del nacimiento de Anstraun Aman Villagrán Morales; copia del
certificado de defunción de Anstraun Aman Villagrán Morales de 5 de abril de 1991; copia de la cédula de
vecindad No. 798483, de Lorena Dianeth Villagrán Morales; copia certificada de la cédula de vecindad No.
19874, de Matilde Reyna Morales García; recibo de 6 de abril de 2000 de “Funerales San Rafael” por
concepto de servicio fúnebre de Anstraun Aman Villagrán Morales; recibo de 6 de mayo de 1990 del Dr.
David Ricardo Del Cid por concepto de tratamiento de diabetes de Matilde Morales García; constancia de
la historia médica de Matilde Reyna Morales García extendida el 6 de abril de 1990 por el Dr. David
Ricardo Del Cid; declaración jurada de Matilde Reyna Morales García de 6 de abril de 2000; y certificado
emitido por el Director de la Escuela Oficial para Varones No. 72 “Reino de Bélgica” el 11 de abril de 2000
en relación con Anstraun Aman Villagrán Morales; anexo 4, copia de información del Ministerio de Trabajo
y Previsión Social sobre salarios mínimos establecidos por ley en Guatemala para el año 2000; anexo 6,
copia del “Plan de Acción en Favor de los Niños y Niñas de la Calle” de la Secretaría de Obras Sociales de
10
*
* *
48. En cuanto a los anexos que aportaron los representantes de los familiares de
las víctimas para demostrar que Anstraun Aman Villagrán Morales, Henry Giovanni
Contreras (constancias de trabajo) y Julio Roberto Caal Sandoval desarrollaban
actividades laborales, el Estado alegó que los mismos carecían de seriedad y de los
requisitos legales necesarios para ser admitidos como prueba. Asimismo, en lo que
6
cfr. anexo 1, tabla de cálculo realizada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
sobre la pérdida de ingresos aplicable a cada víctima; anexo 2, copia de documento del Instituto
Nacional de Estadística de Guatemala (INE): “Tablas Abreviadas de Mortalidad (Período 1990-1995)”;
anexo 3, copia de los artículos 100-107 del Código de Trabajo de Guatemala; anexo 4, copia de
documento titulado “Situación sobre los compromisos laborales de los Acuerdos de Paz”, MINUGUA,
Ciudad de Guatemala, junio de 2000; anexo 5, copia con información del Banco de Guatemala: Tabla de
Tasas de Interés 1980-1999 elaborada por el Departamento de Estudios Económicos del Banco de
Guatemala; y anexo 6, copia de la tabla titulada “Información del mercado bancario. Operaciones del 17
de agosto del 2000” elaborada por el Banco de Guatemala.
7
cfr. declaración jurada de la señora Ana María Contreras de 24 de agosto de 2000; copia de
certificado de estudios de Wilson Ravid Agreda Vásquez en la Escuela Oficial Urbana Mixta “La Brigada”,
de 31 de octubre de 1997; y copia del certificado de nacimiento de Wilson Ravid Agreda Vásquez.
8
cfr. copia del “Plan de Acción a Favor de los Niños, Niñas y Jóvenes de la Calle” elaborado por la
Secretaría de Bienestar Social, Foro de Protección a la Niñez y Juventud de la Calle y COPREDEH.
9
cfr. documento titulado “Estudio sobre Adopciones y Derechos de los Niños y las Niñas en
Guatemala. Guatemala, 2000” elaborado por el Instituto Latinoamericano para la Educación y la
Comunicación (ILPEC); documento titulado “Aproximación situacional del niño, niña y adolescente de la
Calle” elaborado por la Secretaría de Obras Sociales de la Esposa del Presidente -SOSEP-, Guatemala,
Octubre de 1998; y documento titulado “Violación a los Derechos Humanos de los Niños de la Calle”,
Informe de Impunidad, 1990-1998, elaborado por la Asociación Casa Alianza Guatemala, 1999.
10
cfr. Caso Ivcher Bronstein, supra nota 2, párr. 73; Caso “La Última Tentación de Cristo” (Olmedo
Bustos y otros), supra nota 2, párr. 55; y Caso Baena Ricardo y otros, supra nota 2, párr. 74.
11
11
En la sentencia de fondo del presente caso se consignó el nombre de la abuela de la víctima Julio
Roberto Caal Sandoval como Margarita Sandoval Urbina; sin embargo, en el acervo probatorio recogido
en la etapa de reparaciones constan documentos fehacientes que permiten establecer que su nombre
correcto es Margarita Urbina.
12
cfr. Caso Loayza Tamayo. Reparaciones (art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos
Humanos). Sentencia de 27 de noviembre de 1998. Serie C No. 42, párr. 57.
12
Corte los considera útiles dentro del contexto del acervo probatorio, y los incorpora al
mismo de acuerdo con el artículo 44.1 del Reglamento. En el mismo sentido,
procede en relación con los siguientes documentos: “Historia del Salario Mínimo
Mensual, según año 1980 - 1995” y “Guatemala: Estadísticas del Tipo de Cambio
Promedio Mensual, años 1996 - 2000”, Departamento de Estudios Económicos,
Sección Balanza de Pagos.
B) TESTIMONIAL
Henry Giovanni era un niño dedicado a la casa y que estudió hasta cuarto año de
escuela. Su padre ya había fallecido cuando él nació.
Tiene tres hijos más, todos menores que Henry Giovanni: Shirley Marlen Agreda
Contreras, de 20 años, Mónica Renata Agreda Contreras, de 18 años, y Osman Ravid
Agreda Contreras, de 16 años. Las dos primeras se graduaron en secretariado y
computación, respectivamente, y actualmente trabajan en venta de terrenos; el
menor cursa tercer año básico. La víctima mantenía una relación afectuosa con sus
hermanos. Un año antes de su muerte, la testigo se enteró que Henry Giovanni
había tenido un hijo, Wilson Ravid Agreda Vázquez, de quien se hizo cargo cuando la
madre de éste se lo entregó. La madre del niño nunca volvió por él. En ese entonces
éste tenía dos años de edad y actualmente tiene doce. La testigo ha pagado sus
estudios y gastos médicos del niño desde entonces, y su crianza ha sido muy difícil,
pero en la familia ha sido recibido y educado como un hijo más. Actualmente cubre
todos sus gastos escolares. Wilson siente la ausencia de su padre. La razón por la
que no aparece en el registro de nacimiento como hijo de Henry Giovanni, es que
éste último no había cumplido 18 años para reconocer la paternidad, entonces el
padre de los medios hermanos de Henry Giovanni, el esposo de la testigo, lo
reconoció como hijo después de la muerte de aquél.
13
cfr. Caso Blake. Reparaciones (art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos).
Sentencia de 22 de enero de 1999. Serie C No. 48, párr. 28.
13
irregulares. La testigo salía a buscarlo a la calle cuando pasaba un tiempo sin que
volviera a la casa, porque le preocupaba. Su esposo -el padrastro de Henry
Giovanni- lo humillaba, principalmente luego de que nacieran sus otros tres hijos, y
esa es, en gran parte, la causa de su salida de la casa. En los meses anteriores a su
muerte, la víctima ya vivía de nuevo en su casa y Casa Alianza le había conseguido
un trabajo fijo y estable en una serigrafía, en la cual laboró durante unos cinco
meses con un salario mensual de 60 ó 70 quetzales. Henry Giovanni comenzó a
trabajar aproximadamente desde los 11 años en albañilería, en destapar pozos, en
mecánica, o en venta de comida o artesanías en la calle. Deseaba seguir estudiando
y trabajar por su familia. Cuando Henry Giovanni volvía de estudiar, le ayudaba
cuidando a sus hermanos, mientras ella iba a trabajar como “muchacha”. Desde los
14 años la víctima ayudaba material y económicamente a su familia, en forma
constante y regular. En ese tiempo él ganaba unos 15 ó 20 quetzales, de los cuales
entregaba a su madre hasta la mitad del dinero o aportaba comida y ropa, y ello
representaba prácticamente la mitad de los gastos de la casa, incluyendo los gastos
de los hermanos. Incluso cuando se fue de la casa, cada mes o dos realizaba algún
aporte. Al morir la víctima, la situación económica de la familia se vio limitada. En
Guatemala es costumbre que los hijos aporten para las necesidades de su casa, y
cuando se van de ésta, queda a su voluntad continuar apoyando a sus padres en su
vejez.
Su hija, Rosa Carlota Sandoval, madre de Julio Roberto, también murió, luego de
éste. Julio Roberto no tenía más hermanos. Desde pequeño vivió con la testigo y
ocasionalmente con su madre, porque su padrastro lo maltrataba. Julio Roberto no
conoció a su padre. Era un niño educado.
Eran muy pobres y ella lo mandaba a lustrar zapatos, vender dulces o a sacar arena
del cerro para vender en las “casas grandes”. Trabajó desde los seis años para
ayudarla y salir de la pobreza. Él le compraba alimentos diariamente. Julio Roberto
no estudiaba porque eran muy pobres para pagar estudios. Cuando no tenían donde
vivir se quedaban en la calle.
Julio Roberto le hablaba sobre sus expectativas para el futuro y sobre sus deseos de
seguir trabajando para salir de la situación económica en la que vivían. La muerte de
14
Julio Roberto fue muy dolorosa para ella. Además, él era su único soporte económico
y prácticamente desde entonces se quedó en la calle.
Actualmente vive en un terreno “tapado con nylon” y no tiene a nadie que le ayude.
Se dedica a sacar arena para vender.
Su madre es Matilde Reyna Morales García. Tiene tres hermanos más: Lorena
Dianeth Villagrán Morales, Gerardo Adoriman Villagrán Morales y Blanca Elisa
Albizurú Morales. Esta última solamente es hermana por parte de su madre, y
Anstraun Aman no la conoció. Su padre los abandonó cuando la testigo tenía siete
años. Trabaja desde los nueve años dada la situación económica familiar en ese
entonces. Tiene cuatro hijas y un hijo y todos estudian.
Anstraun Aman era un niño trabajador, estudioso, obediente, muy noble y humilde.
Su relación con él era muy buena, puesto que cuidaba a sus hermanos mientras su
madre trabajaba durante todo el día para mantener a la familia. Anstraun Aman
trabajaba por las mañanas desde que tenía ocho o nueve años, estudiaba por las
tardes y llegó hasta sexto grado de primaria. Al momento de los hechos estaba
estudiando en “primero básico” por las noches. Él vivía en la calle desde los 14 ó 15
años, trabajaba, y de lo que ganaba por semana le entregaba una parte a su madre.
El máximo monto que llegó a ganar fueron 65 quetzales por semana. Ese apoyo
económico fue muy importante para la familia. Regresaba a la casa casi todos los
días, salvo en algunas ocasiones en que permanecía más tiempo en la calle. Su
familia se preocupaba por su bienestar y seguridad, y salían a buscarlo cuando no
volvía a casa. Casa Alianza le brindó ayuda a Anstraun Aman consiguiéndole un
trabajo en una caseta, donde ayudaba a lavar trastos o cargar bultos, con lo cual
mejoró su comportamiento e iba más seguido a la casa.
En Guatemala se acostumbra -en el medio social al que han pertenecido- que los
hijos aporten hasta los 18 años a los gastos de mantenimiento de la familia de sus
padres y hermanos, pero si no se ha casado puede seguir aportando a la casa. Luego
vuelven a aportar a los padres durante la vejez de estos.
Con dinero prestado pudieron sepultar a su hermano. Hasta hace un año y medio su
madre pudo terminar de pagar dicho préstamo. Visita regularmente la tumba de su
hermano pero su madre no lo hace porque le afecta. Ninguna reparación económica
podrá aliviar el sentimiento de dolor de su familia.
Tiene dos hijas más, Guadalupe Concepción Figueroa Túnchez, de 45 años de edad,
quien “arregla papeles de carro”, y Zorayda Izabel Figueroa Túnchez, de 32 años de
edad, quien trabaja en una panadería. Vive con esta última, quien tiene dos hijas.
Federico Clemente cuidaba a una de sus sobrinas, de nombre Alejandra Isabel. Él
era el segundo hijo y mantuvo con ellas una buena relación, incluso le ayudaba a sus
hermanas con los materiales para sus estudios.
Un día su Federico Clemente ya no volvió y a los ocho días fue a buscarlo, hasta que
finalmente en el gabinete de identificación le mostraron fotografías de su hijo
muerto, sin ojos y con la boca abierta. Cuando se enteró de lo ocurrido, no lo podía
creer y no salía de su casa; se enfermó, se le subió la presión, le dio un derrame y
llegó a pesar 105 libras. Su esposo también se enfermó cuando ya no vio llegar a su
hijo y murió de un infarto, después de la muerte de Federico Clemente. Siente que
su hijo todavía está vivo y aún se pregunta ¿qué fue lo que le sucedió?
Con ayuda de sus amistades pudo arreglar el velorio del joven. Ninguna autoridad
del Estado le explicó lo sucedido o le ayudó con la sepultura. La testigo siente que
de las hermanas de Federico Clemente, la más afectada por su muerte es Zorayda.
*
* *
55. En relación con los testimonios rendidos por las señoras Ana María Contreras,
Margarita Urbina, Reyna Dalila Villagrán Morales y Marta Isabel Túnchez Palencia, en
la audiencia pública sobre reparaciones celebrada en el presente caso, la Corte los
admite únicamente en cuanto se ciñan al objeto del interrogatorio propuesto por la
Comisión. Al respecto, este Tribunal estima que por tratarse de parientes cercanos y
tener un interés directo en este caso, la valoración de sus manifestaciones debe
sujetarse con especial rigor al criterio que consiste en apreciar cada prueba en
función del conjunto del acervo probatorio. En este contexto, las manifestaciones de
las señoras Contreras, Urbina, Villagrán Morales y Túnchez Palencia tienen un valor
especial, en la medida en que pueden proporcionar importante información sobre las
consecuencias de las violaciones que fueron perpetradas14. Las declaraciones a las
que se hace referencia se incorporan al acervo probatorio con arreglo a las
consideraciones expresadas.
C) PERICIAL
Se reunió con Ana María Contreras, Margarita Urbina, Reyna Dalila Villagrán Morales
y Marta Isabel Túnchez Palencia para practicar tres entrevistas de grupo, de
aproximadamente hora y media cada una, y luego individualmente con cada una de
ellas, en dos oportunidades, por aproximadamente una hora cada vez. Todo en el
curso de dos días.
En este caso el impacto es distinto, pues los niños o adolescentes tienen menos
fortaleza psíquica para tolerar el secuestro y la tortura. Para los familiares también el
impacto es devastador; aunque los familiares no hayan estado sujetos a maltrato
físico. Si existe justicia en el caso y se castiga a los responsables, eso puede mitigar
un poco el dolor y puede ayudar al proceso de superación de la sintomatología que
14
cfr. Caso Ivcher Bronstein, supra nota 2, párr. 75; Caso Cantoral Benavides. Sentencia de 18 de
agosto de 2000. Serie C No. 69, párr. 59; y Caso Durand y Ugarte. Sentencia de 16 de agosto de 2000.
Serie C No. 68,
párr. 53.
17
puede generar esa experiencia. En este caso, en que los responsables fueron
agentes de la policía, emocionalmente causa más dolor y es más difícil de incorporar
la idea de lo que ha sucedido, porque son los agentes del gobierno los que deben
proteger a la población.
La única posesión de los pobres son los hijos. Es lo único que crean y poseen y en
parte un medio de seguridad para el futuro. Estas personas, en general, no tienen
acceso a los sectores formales de trabajo, no se jubilan, ni tienen pensión, y esperan
que sus hijos les ayuden cuando estén más viejos. La situación de pobreza no
interfiere en absoluto en los vínculos afectivos entre madres e hijos. La dinámica
psicológica que se da en los núcleos familiares en donde hay niños de la calle, no es
diferente de cualquier otra dinámica psicológica, pues los niños buscan la calle como
centro social y para trabajar. La condición de pobreza intensifica los lazos afectivos
con los hijos porque es todo lo que los padres tienen y los hijos ocupan un lugar muy
especial en las vidas y emociones de las personas pobres.
En relación con las entrevistas realizadas con las testigos, se detectaron semejanzas
o patrones comunes en la reacción de los familiares frente a las violaciones y la
pérdida de sus seres queridos.
La señora Ana María Contreras ha tenido la experiencia de vivir en la calle. Ella fue
abandonada o puesta por su mamá en una casa, donde tenía que hacer los trabajos
domésticos. En esa casa fue maltratada, y a los 13 años se fue de ésta. Asistió a la
escuela nocturna. Es una persona que tiene bastante integridad de personalidad,
bastante energía, muy inteligente y con la ambición de darle educación a sus hijos,
de sacarlos de la pobreza. A sus 17 años nació Henry Giovanni. A esa edad tener un
18
hijo y no tener nada más, crea un vínculo especial y muy profundo. Henry Giovanni
era su hijo preferido, aunque no lo reconozca así, y tenía muchas expectativas
puestas en él. Ella piensa que el padrastro es el responsable de que la víctima
buscara la calle en muchas ocasiones, porque no lo acogió bien como padre. Pasó por
un período de depresión que le duró dos años. Salió de su depresión pensando en
sus otros hijos y decidió buscar un trabajo formal, lo que ha producido un gran
cambio en su vida y en la vida de sus hijos. Sufrió una parálisis facial, lo cual es
común en situaciones de mucho “estrés”.
La señora Margarita Urbina también nació y se crió en la calle. Dice que Julio
Roberto Caal Sandoval, su nieto, no se llevaba bien con su mamá y su padrastro,
razón por la cual se fue a vivir con ella. Con orgullo dice que Julio Roberto traía su
dinero para comprarle la comida a ella. Siente la pérdida de Julio Roberto muy
profundamente. Es una persona que, a sus 64 años, jamás ha visitado a un médico.
Los síntomas que presenta se relacionan con sus condiciones de vida, con el evento
de la muerte de Julio Roberto y con la preocupación por su edad. Necesita atención
médica.
La señora Reyna Dalila Villagrán Morales es una persona muy positiva. Es muy
sociable, de una personalidad muy íntegra y principios muy sólidos. Reyna Dalila
cuidó de Anstraun Aman, su hermano, cuando su madre salía a trabajar para
alimentar a los niños. De alguna manera tuvo el papel de mamá con respecto a
Anstraun Aman. En este momento está muy preocupada por la salud de su mamá.
Apoya a su madre y eso le ayuda a ella, de alguna manera, a cubrir o canalizar sus
propias preocupaciones o su propio sufrimiento emocional con respecto a la muerte
del hermano.
La señora Marta Isabel Túnchez nunca ha ido a la escuela. Tiene una autoestima
muy baja. Ha sufrido mucho en su vida y tenía puesta su esperanza en su hijo,
Federico Clemente. La reacción de Marta con respecto a la muerte de su hijo es muy
interesante. Dice que el que más sufrió la muerte de su hijo fue el esposo, que era
alcohólico y murió posiblemente por una mezcla entre infarto y abuso de alcohol.
Ella creó la fantasía de que Federico Clemente la acompaña y que la va a ayudar de
alguna manera, para seguir adelante. Siente que en su corta vida él se preocupaba
por su salud y bienestar. En relación con algún impacto o síntoma físico que se
pueda relacionar con el asesinato de su hijo, ella dice que se le subió la presión de la
sangre y que tuvo un “mini-derrame”, que le dejó la cara un poco desviada. Pero lo
más importante fue la depresión que siguió y el conflicto que se produjo en la
familia, porque según ella su hija se alejó después que murió Federico Clemente.
Otros miembros de cada familia nuclear sufrieron daños como resultado de los
sucesos. Aunque la perito no los conoció, por comentarios de las entrevistadas y
elaboraciones propias, se puede afirmar que los hermanos de las víctimas fueron
profundamente afectados. Sería importante para las familias que las medidas de
reparación en el caso les permitieran implementar sus deseos sobre un velorio y
sepultura adecuados para los restos de sus familiares, como una especie de
terminación del proceso de duelo o, por lo menos, un paso adelante en la
reconciliación con la idea de que estos niños han muerto.
Estas familias necesitan asistencia psicológica que les ayude a procesar todos esos
eventos. La consecuencia de no recibirla es que este trauma quede como
“enquistado” y genere síntomas o mayor depresión en el futuro. Todas necesitan,
asimismo, asistencia médica y financiera para lograr condiciones de vida mínimas.
19
Son necesarios programas de prevención para que otros niños no tengan la misma
experiencia. Son igualmente importantes medidas simbólicas de reparación.
Hay una amplia desprotección social de los niños en Guatemala. Generalmente este
país se disputa en América Latina los últimos lugares en cuanto a alfabetismo y
educación básica, salud y desnutrición y trabajo infantil. Por otra parte, existe una
situación de desprotección legal: la legislación para menores vigente en el país viola
la Convención sobre los Derechos de los Niños.
Estos ejemplos de desatención a los derechos de los niños revelan dos cuestiones:
primero, que casos como el de Bosques de San Nicolás son tal vez expresiones
extremas de una negligencia estructural para con los derechos de los niños y,
segundo, que el número de niños que está en riesgo de “callejización” ante esta
negligencia social en Guatemala es muy alto; las familias y los niños de la población
en estado de pobreza, que es más del 80% del total de la población, están en riesgo.
Generalmente los niños de la calle mantienen algún vínculo con su familia y con gran
frecuencia aportan económicamente a ésta. Además hay alta fluctuación, es decir,
que continuamente ingresan y salen niños de la calle, lo cual permite creer que el
número de niños y adolescentes con experiencia callejera es muy alto. Según un
informe gubernamental del año 1999, los niños de la calle tienen tres problemas
fundamentales: maltrato (dentro de su familia y por fuerzas de seguridad del
Estado), drogadicción y desatención estatal de sus necesidades. Y estos niños
revelan muy claramente sus deseos en ese informe: todos quieren estudiar, jugar,
aprender un oficio y trabajar.
Es difícil establecer en Guatemala qué sucede cuando los niños de la calle llegan a
cierta edad, por ejemplo a los 18 años o a otras edades similares. Un porcentaje de
jóvenes realmente tratan de salir de la calle a toda costa. Hay un grupo de niños y
adolescentes que ingresan en programas de reintegración de organizaciones de la
sociedad civil, donde se logra una reincorporación a la familia y algún puesto de
20
trabajo. Otros niños mueren en el camino, por enfermedades graves o por hechos de
violencia. Los problemas de las drogas y del SIDA, a los cuales la niñez de la calle es
especialmente vulnerable, han aumentado en los últimos años. Hay también otro
porcentaje que constituye la base para el crimen organizado porque los respectivos
jóvenes se vuelven pequeños criminales.
El Código de Menores actualmente vigente es del año 1979, y hay una serie de
dictámenes que afirman que esta ley no responde a la Convención sobre los
Derechos del Niño. El Código parte del concepto de situación irregular, un concepto
por razón del cual el niño víctima de algún acto de abuso, violación o negligencia, y
el joven presunto transgresor de la ley, están en la misma situación. Como no se
tipifica tampoco qué es una conducta irregular, esto deja lugar a la arbitrariedad, por
ejemplo, en las detenciones. En Guatemala, en varios puntos del proceso legal se
mezcla a los adultos con los adolescentes y con los niños víctimas, lo cual es
completamente contrario a los patrones internacionales.
Hay tres países en América Latina donde, desde el punto de vista cualitativo y
cuantitativo, se puede hablar de una violencia sistemática contra los niños en mayor
situación de riesgo: Colombia, Brasil y Guatemala. No hay una política deliberada de
violación de los derechos de los niños, desde el punto de vista subjetivo, pero sí lo
hay desde el punto de vista objetivo, porque los niveles de gasto social en materia
de políticas sociales básicas de salud y educación son extremadamente bajos.
fuente principal de las decisiones de los jueces de menores. Este Código es, además,
técnicamente inconstitucional. Todos los principios generales del derecho
contemplados en la Constitución Nacional de Guatemala y en la Convención
mencionada, son técnica y sistemáticamente violados por el Código de 1979. Aunque
sus disposiciones se supone rigen en favor del menor de edad, a éste no le son
reconocidos los derechos que la Constitución y la Convención sobre los Derechos del
Niño le otorgan. El Código expresa la llamada “doctrina de la situación irregular”, que
no distingue entre un niño víctima de la omisión de las políticas sociales que cae
fuera de los circuitos institucionales, la escuela por ejemplo, y el niño sujeto activo
de la violencia, con lo cual a ambos se los puede hacer objeto de las mismas
medidas en las mismas instituciones. Entonces la policía, al aplicar la ley, está
cumpliendo estrictamente con un mandato del Código, por un lado, y por el otro,
violando flagrantemente tanto la Convención como la propia Constitución. El Código
es una ley profundamente criminalizadora de la pobreza. Esto porque luego de la
detención viene la “declaración del estado de abandono”, que es un proceso jurídico
por el cual se cortan jurídicamente los vínculos entre la familia biológica y el niño. Al
no establecer una diferencia entre la familia que realmente expulsa al niño y la que
no puede mantenerlo, es técnicamente posible quitarle a una familia un niño por la
mera falta o carencia de recursos materiales.
Con estos niños, en términos generales, pueden suceder dos cosas. Si son niños de
corta edad, muchas veces ingresan a los circuitos de adopción nacional e
internacional. Si están por fuera de la edad común para la adopción, esto es, si
tienen más de 5, 6 ó 7 años, estos niños alimentan permanentemente el circuito de
las instituciones para la niñez. Y hay un vínculo muy fuerte entre el paso por estas
instituciones y la reincidencia y la reclusión en las cárceles de adultos.
V
OBLIGACIÓN DE REPARAR
22
15
cfr. Caso Ivcher Bronstein, supra nota 2, párr. 177; Caso Baena Ricardo y otros, supra nota 2,
párr. 201; Caso Tribunal Constitucional. Sentencia de 31 de enero de 2001. Serie C No. 71, párr. 118;
Caso Blake. Reparaciones, supra nota 13, párr. 33; Caso Suárez Rosero. Reparaciones (art. 63.1
Convención Americana sobre Derechos Humanos). Sentencia de 20 de enero de 1999. Serie C No. 44,
párr. 40; Caso Castillo Páez. Reparaciones, supra nota 1, párr. 50; Caso Loayza Tamayo. Reparaciones,
supra nota 12, párr. 84; Caso Caballero Delgado y Santana. Reparaciones (art. 63.1 Convención
Americana sobre Derechos Humanos). Sentencia de 19 de setiembre de 1996. Serie C No. 31, párr. 15;
Caso Neira Alegría y otros. Reparaciones (art. 63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos).
Sentencia de 19 de setiembre de 1996. Serie C No. 29, párr. 36; Caso El Amparo. Reparaciones (art.
63.1 Convención Americana sobre Derechos Humanos). Sentencia de 14 de septiembre de 1996. Serie C
No. 28, párr. 14; Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones (art. 63.1 Convención Americana sobre
Derechos Humanos). Sentencia de 10 de septiembre de 1993. Serie C. No 15, párr. 43. En igual sentido,
ver Reparation for Injuries Suffered in the Service of the United Nations, Advisory Opinion, I.C.J. Reports
1949, p. 184; Factory at Chorzów, Merits, Judgment No. 13, 1928, P.C.I.J., Series A, No. 17, p. 29; y
Factory at Chorzów, Jurisdiction, Judgment No. 8, 1927, P.C.I.J., Series A, No. 9, p. 21.
16
cfr. Caso Ivcher Bronstein, supra nota 2, párr. 178; Caso Baena Ricardo y otros, supra nota 2,
párr. 202; y Caso Tribunal Constitucional, supra nota 15, párr. 119.
17
cfr. Caso Blake. Reparaciones, supra nota 13, párr 32; Caso Suárez Rosero. Reparaciones, supra
nota 15, párr. 42; y Caso Castillo Páez. Reparaciones, supra nota 1, párr. 49.
23
63. Las reparaciones, como el término lo indica, consiste en las medidas que
tienden a hacer desaparecer los efectos de las violaciones cometidas. Su naturaleza
y su monto dependen del daño ocasionado en los planos tanto material como moral.
Las reparaciones no pueden implicar ni enriquecimiento ni empobrecimiento para la
víctima o sus sucesores19.
VI
BENEFICIARIOS
65. La Corte pasa ahora a determinar cuales personas deben considerarse como
“parte lesionada” en los términos del artículo 63.1 de la Convención Americana. En
vista de que las violaciones a la Convención establecidas por la Corte en su sentencia
de 19 de noviembre de 1999 fueron cometidas en perjuicio de Anstraun Aman
Villagrán Morales, Henry
18
cfr. Caso Blake. Reparaciones, supra nota 13, párr. 33; Caso Suárez Rosero. Reparaciones,
supra nota 15, párr. 40; Caso Castillo Páez. Reparaciones, supra nota 1, párr. 50. Ver también,
Reparation for Injuries Suffered in the Service of the United Nations, Advisory Opinion, I.C.J. Reports
1949, p. 184; Factory at Chorzów, Merits, Judgment No. 13, 1928, P.C.I.J., Series A, No. 17, p. 29; y
Factory at Chorzów, Jurisdiction, Judgment No. 8, 1927, P.C.I.J., Series A, No. 9, p. 21.
19
cfr. Caso Blake. Reparaciones, supra nota 13, párr. 34; Caso Castillo Páez. Reparaciones, supra
nota 1, párr. 53; y Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones (art. 63.1 Convención Americana sobre
Derechos Humanos). Sentencia de 27 de agosto de 1998. Serie C No. 39, párr. 43.
24
[e]s una regla común en la mayoría de las legislaciones que los sucesores de
una persona son sus hijos. Se acepta también generalmente que el cónyuge
participa de los bienes adquiridos durante el matrimonio y algunas
legislaciones le otorgan además un derecho sucesorio junto con los hijos. Si no
existen hijos ni cónyuge, el derecho privado común reconoce como herederos
a los ascendientes. Estas reglas generalmente admitidas en el concierto de las
naciones deben ser aplicadas, a criterio de la Corte, en el presente litigio a fin
de determinar los sucesores de las víctimas en lo relativo a la indemnización20.
68. Por otro lado, los daños provocados a otros familiares de la víctima o a
terceros, por la muerte de ésta, pueden ser reclamados fundándose en un derecho
propio21. Sin embargo, este Tribunal ha señalado que para que el daño y el
consecuente derecho a reparación se configuren, se deben dar determinadas
circunstancias, entre las que se cuenta, la existencia de relaciones de apoyo
económico efectivas y regulares entre la víctima y el reclamante y la posibilidad de
presumir válidamente que ese apoyo hubiera continuado dándose si la víctima no
hubiese muerto22. Respecto de estos reclamantes el onus probandi corresponde a los
mismos, sean o no familiares de la víctima, entendiéndose el término “familiares de
la víctima” como un concepto amplio que abarca a todas aquellas personas
vinculadas por un parentesco cercano, es decir, a los hijos, padres y hermanos, los
cuales podrían ser tenidos como familiares y tener derecho a recibir una
indemnización, en la medida en que cumplan los requisitos fijados por la
jurisprudencia de este Tribunal23. Debe tenerse en cuenta, también, que según la
jurisprudencia más reciente de la Corte, se puede presumir que la muerte de una
persona ocasiona a sus hermanos un daño moral24. Para efectos del caso subjudice,
la reparación a los familiares será analizada en la sección correspondiente, bajo las
circunstancias de cada una de las víctimas y del acervo probatorio que las partes
hayan aportado a este Tribunal.
VII
HECHOS PROBADOS
20
Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones, supra nota 15, párr. 62. En igual sentido, cfr. Caso
Neira Alegría y otros. Reparaciones, supra nota 15, párr. 60; y Caso El Amparo. Reparaciones, supra nota
15, párr. 40.
21
cfr. Caso Castillo Páez. Reparaciones, supra nota 1, párr. 59; Caso Garrido y Baigorria.
Reparaciones, supra nota 19, párr. 50; y Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones, supra nota 15, párr.
54.
22
Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones, supra nota 15, párrs. 67 y 68.
23
cfr. Caso Loayza Tamayo. Reparaciones, supra nota 12, párr. 92; Caso Garrido y Baigorria.
Reparaciones, supra nota 19, párr. 52; y Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones, supra nota 15, párr.
71.
24
cfr. Caso Paniagua Morales y otros. Reparaciones (art. 63.1 de la Convención Americana de
Derechos Humanos). Serie C No. 76, párr. 110.
25
69. Con el fin de determinar las medidas de reparación procedentes en este caso,
la Corte tendrá como base de referencia los hechos admitidos como probados en la
sentencia de 19 de noviembre de 1999. Además, en la presente etapa del
procedimiento las partes han aportado al expediente nuevos elementos probatorios
en orden a demostrar la existencia de hechos complementarios que tienen relevancia
para la determinación de las medidas de reparación. La Corte ha examinado dichos
elementos y los alegatos de las partes, y declara probados los siguientes hechos:
25
cfr. copia del certificado de nacimiento de Anstraun Aman Villagrán Morales; y copia de
certificado de defunción de Anstraun Aman Villagrán Morales de 5 de abril de 1991.
26
cfr. certificado del Director de la Escuela Oficial para Varones No.72 “Reino de Bélgica” de 11 de
abril de 2000; testimonio de Matilde Reyna Morales García rendida ante la Corte el 28 de enero de 1998;
y testimonio de Reyna Dalila Villagrán Morales rendido ante la Corte el 12 de marzo de 2001.
27
cfr. copia de certificado de defunción de Anstraun Aman Villagrán Morales de 5 de abril de 1991;
testimonio de Matilde Reyna Morales García rendido ante la Corte el 28 de enero de 1998; testimonio de
Reyna Dalila Villagrán Morales rendido ante la Corte el 12 de marzo de 2001; y declaración jurada de
Matilde Reyna Morales García emitida el 6 de abril de 2000.
28
cfr. copia de cédula de vecindad No. 798483, de Lorena Dianeth Villagrán Morales; copia
certificada de la cédula de vecindad No. 19874, de Matilde Reyna Morales García; copia del certificado de
nacimiento de Anstraun Aman Villagrán Morales; copia de certificado de defunción de Anstraun Aman
Villagrán Morales de 5 de abril de 1991; copia del certificado de nacimiento de Gerardo Adoriman
Villagrán Morales; copia del certificado de nacimiento de Reyna Dalila Villagrán Morales; testimonio de
Reyna Dalila Villagrán Morales rendido ante la Corte el 12 de marzo de 2001; y declaración jurada de
Matilde Reyna Morales García emitida el 6 de abril de 2000.
29
cfr. testimonio de Reyna Dalila Villagrán Morales rendido ante la Corte el 12 de marzo de 2001;
peritaje de Ana Deutsch rendido ante la Corte el 12 de marzo de 2001; constancia de la historia médica
de Matilde Reyna Morales García extendida el 6 de abril de 1990 por el Dr. David Ricardo Del Cid; y
declaración jurada de Matilde Reyna Morales García emitida el 6 de abril de 2000.
26
30
cfr. testimonio de Matilde Reyna Morales García rendido ante la Corte el 28 de enero de 1998;
testimonio de Reyna Dalila Villagrán Morales rendido ante la Corte el 12 de marzo de 2001; peritaje de
Ana Deutsch rendido ante la Corte el 12 de marzo de 2001; y declaración jurada de Matilde Reyna
Morales García emitida el 6 de abril de 2000.
31
cfr. testimonio de Matilde Reyna Morales García rendido ante la Corte el 28 de enero de 1998;
hechos probados en la sentencia de fondo dictada por la Corte el 19 de noviembre de 1999; y
documentos de soporte de gastos.
32
cfr. poder otorgado por Matilde Reyna Morales García en favor de Gustavo Rodolfo de León
Rodas, Raquel Aldana, María Claudia Pulido, Luguely Cunillera y Viviana Krsticevic el día 9 de diciembre
de 1998; y poder otorgado por Reyna Dalila Villagrán Morales el 12 de marzo de 2001 a favor de Casa
Alianza y CEJIL; y actuaciones de los apoderados que obran en el expediente de la Corte.
33
cfr. Instituto Nacional de Estadística de Guatemala (INE). Tablas Abreviadas de Mortalidad
(período 1990-1995). Asimismo, se consideraron datos tales como la edad, sexo y zona geográfica de
residencia.
34
cfr. copia del certificado de nacimiento de Henry Giovanni Contreras; peritaje de Roberto Carlos
Bux rendido ante la Corte el 29 de enero de 1998; testimonio de Ana María Contreras rendido ante la
Corte el 28 de enero de 1998; testimonio de Ana María Contreras rendido ante la Corte el 12 de marzo de
2001; y declaración jurada de Ana María Contreras emitida el 6 de abril de 2000.
35
cfr. copia de certificado de estudios de educación primaria de Henry Giovanni Contreras de la
Escuela Nacional Urbana Mixta de 26 de octubre de 1981; copia de certificado de estudios de educación
primaria de Henry Giovanni Contreras de la Escuela Nacional Urbana Mixta “Heriberto Gálvez Barrios” de
29 de octubre de 1982; copia de certificado de estudios de educación primaria de Henry Giovanni
Contreras de la Escuela Nacional Urbana #7 “Francisco Marroquín” de 31 de octubre de 1983; copia de
informe de notas de Henry Giovanni Contreras de segundo grado del ciclo 1983 de la Escuela Nacional
Urbana #7 “Francisco Marroquín”; constancia de estudios de mecanografía de Henry Giovanni Contreras
de la Academia Comercial de Mecanografía “Superación” de 22 de marzo de 2000; y declaración jurada
de Ana María Contreras de 6 de abril de 2000.
27
36
cfr. constancia de trabajo de Henry Giovanni Contreras de la empresa Técnica Nacional de 7 de
abril de 2000; testimonio de Ana María Contreras rendido ante la Corte el 28 de enero de 1998;
testimonio de Ana María Contreras rendido ante la Corte el 12 de marzo de 2001 y declaración jurada de
Ana María Contreras emitida el 6 de abril de 2000.
37
cfr. copia del certificado de nacimiento de Mónica Renata Agreda Contreras; copia del certificado
de nacimiento de Shirley Marlen Agreda Contreras; copia del certificado de nacimiento de Osman Ravid
Agreda Contreras; testimonio de Ana María Contreras rendido ante la Corte el 28 de enero de 1998;
testimonio de Ana María Contreras rendido ante la Corte el 12 de marzo de 2001; y declaración jurada de
Ana María Contreras emitida el 6 de abril de 2001.
38
cfr. testimonio de Ana María Contreras rendido ante la Corte el 28 de enero de 1998; testimonio
de Ana María Contreras rendido ante la Corte el 12 de marzo de 2001; peritaje de Ana Deutsch rendido
ante la Corte el 12 de marzo de 2001; y declaración jurada de Ana María Contreras emitida el 6 de abril
de 2001.
39
cfr. documentos de soporte de gastos; y hechos probados en la sentencia de fondo dictada por
la Corte el 19 de noviembre de 1999.
40
cfr. poder otorgado por Ana María Contreras en favor de Gustavo Rodolfo de León Rodas, Raquel
Aldana, María Claudia Pulido, Luguely Cunillera y Viviana Krsticevic el día 9 de diciembre de 1998; y
actuaciones de los apoderados que obran en el expediente de la Corte.
41
cfr. Instituto Nacional de Estadística de Guatemala (INE). Tablas Abreviadas de Mortalidad
(período 1990-1995). Asimismo, se consideraron datos tales como la edad, sexo y zona geográfica de
residencia.
42
cfr. copia de certificado de nacimiento de Julio Roberto Caal Sandoval; peritaje de Roberto Carlos
Bux rendido ante la Corte el 29 de enero de 1998; y declaración jurada de Margarita Urbina emitida el 6
de abril de 2000.
28
43
cfr. testimonio de Margarita Urbina rendido ante la Corte el 12 de marzo de 2001; y declaración
jurada de Margarita Urbina emitida el 6 de abril de 2000.
44
cfr. copia del certificado de defunción de Rosa Carlota Sandoval de 27 de agosto de 1991;
testimonio de Margarita Urbina rendido ante la Corte el 12 de marzo de 2001; y declaración jurada de
Margarita Urbina emitida el 6 de abril de 2000.
45
cfr. testimonio de Margarita Urbina rendido ante la Corte el 12 de marzo de 2000; peritaje de
Ana Deutsch rendido ante la Corte el 12 de marzo de 2001; y declaración jurada de Margarita Urbina
emitida el 6 de abril de 2000.
46
cfr. documentos de soporte de gastos; y hechos probados en la sentencia de fondo dictada por
la Corte el 19 de noviembre de 1999.
47
cfr. poder otorgado por Margarita Urbina a favor de Gustavo Rodolfo de León Rodas, Raquel
Aldana, María Claudia Pulido, Luguely Cunillera, y Viviana Krsticevic el día 9 de diciembre de 1998; y
actuaciones de los apoderados que obran en el expediente de la Corte.
48
cfr. Instituto Nacional de Estadística de Guatemala (INE). Tablas Abreviadas de Mortalidad
(período 1990-1995). Asimismo, se consideraron datos tales como la edad, sexo y zona geográfica de
residencia.
49
cfr. copia de certificado de nacimiento de Federico Clemente Figueroa Túnchez; y peritaje de
Roberto Carlos Bux rendido ante la Corte el 29 de enero de 1998.
50
cfr. testimonio de Marta Isabel Túnchez Palencia rendido ante la Corte el 12 de marzo de 2001.
29
51
cfr. copia del certificado de nacimiento de Federico Clemente Figueroa Túnchez; copia del
certificado de nacimiento de Guadalupe Concepción Figueroa Túnchez; copia del certificado de nacimiento
de Zorayda Izabel Figueroa Túnchez; y testimonio de Marta Isabel Túnchez Palencia rendido ante la Corte
el 12 de marzo de 2001.
52
cfr. testimonio de Marta Isabel Túnchez Palencia rendido ante la Corte el 12 de marzo de 2001;
y peritaje de Ana Deutsch rendido ante la Corte el 12 de marzo de 2001.
53
cfr. actuaciones de los apoderados que obran en el expediente de la Corte.
54
cfr. poder otorgado por Marta Isabel Túnchez Palencia el 12 de marzo de 2001 a favor de Casa
Alianza y CEJIL.
55
cfr. documentos de soporte de gastos.
56
cfr. Instituto Nacional de Estadística de Guatemala (INE). Tablas Abreviadas de Mortalidad
(período 1990-1995). Asimismo, se consideraron datos tales como la edad, sexo y zona geográfica de
residencia.
57
Hechos probados en la sentencia de fondo dictada por la Corte el 19 de noviembre de 1999; y
peritaje de Roberto Carlos Bux rendido ante la Corte el 29 de enero de 1998.
58
Hechos probados de la sentencia de fondo dictada por la Corte el 19 de noviembre de 1999.
59
cfr. los escritos de los representantes de las víctimas que obran en el expediente, en particular,
las acciones a favor de los familiares de Jovito Josúe Juárez Cifuentes.
30
VIII
REPARACIONES
A) DAÑO MATERIAL
60
cfr. Instituto Nacional de Estadística de Guatemala (INE). Tablas Abreviadas de Mortalidad
(período 1990-1995). Asimismo, se consideraron datos tales como la edad, sexo y zona geográfica de
residencia.
61
Como ya se señaló en esta sentencia, en la etapa de reparaciones concurrieron los familiares de
cuatro de las víctimas directas.
62
Los representantes de los familiares de las víctimas señalaron que los jóvenes Anstraun Aman
Villagrán Morales, Henry Giovanni Contreras, Julio Roberto Caal Sandoval, Federico Clemente Figueroa
Túnchez, y Jovito Josúe Juárez Cifuentes, tenían respectivamente las siguientes edades 17, 18, 16, 18 y
17 años.
63
Según los representantes de los familiares de las víctimas, en el caso de Guatemala la
expectativa de vida en el año 1999 era de 64.7 años para los varones (según Reporte de Desarrollo
Humano para 1999 de la Comisión Económica para América Latina y El Caribe de Naciones Unidas -
CEPAL-).
64
Para los representantes de los familiares de las víctimas, en el año 2000 dicho salario era de US
$102. El tipo de cambio era de Q7.72 por US $1.00, según información suministrada por el Banco
Central de Costa Rica.
65
Respecto a Julio Roberto Caal Sandoval y Henry Giovanni Contreras.
31
66
Respecto a Anstraun Aman Villagrán Morales.
67
En relación con las madres de Henry Giovanni Contreras y Anstraun Aman Villagrán Morales.
32
no existía una “estrecha” colaboración económica entre las víctimas y sus familiares.
Además, solicitaron una suma para asistencia médica y psicológica a favor de los
familiares de las víctimas, con el fin de que se les ayude a superar el daño sufrido y a
terminar con el proceso de duelo afectivo. Finalmente, se adhirieron al cálculo del
lucro cesante propuesto por la Comisión, por considerarlo más comprensivo que el
planteado en su escrito de reparaciones.
Alegatos de la Comisión
b) que hacía suyas las solicitudes planteadas por los peticionarios con
respecto a los daños sufridos por las familias de Henry Giovanni Contreras,
Julio Roberto Caal Sandoval y Anstraun Aman Villagrán Morales, como
consecuencia de la búsqueda de las víctimas, costos médicos, servicios
funerarios y gastos relacionados con los procedimientos judiciales. En lo
concerniente a las familias de Federico Clemente Figueroa Túnchez y Jovito
Josué Juárez Cifuentes, solicitó a la Corte que determine la indemnización por
tales pérdidas de manera equitativa, tomando en cuenta las circunstancias del
caso y la totalidad de la información disponible.
68
Según la Comisión, los índices del Instituto Nacional de Estadística de Guatemala para 1990-
1995, indican que “el promedio de expectativa de vida restante para hombres de entre 15 y 19 años de
edad habría sido de 50,04 años”. Dadas las similitudes en las edades (que fluctuaban entre 15 y 20
años) y circunstancias de las víctimas, “la Comisión ha hecho un sólo cálculo que cree se debería aplicar a
cada una de ellas”.
69
Para la Comisión, una referencia al salario mínimo legal para trabajadores del sector no agrícola
constituye un límite mínimo apropiado para el cálculo en el presente caso, de conformidad con lo que
establece el artículo 103 del Código de Trabajo, las bonificaciones de ley (Q 0,30 por hora) y las
modificaciones períodicas en el monto de los salarios mínimos vigentes. La Comisión hizo un seguimiento
del incremento del salario mínimo desde el momento de los hechos hasta 1999 y estableció que el
incremento anual promedio para ese período habría sido del 6,9%; seguidamente aplicó ese incremento a
la proyección de los sueldos futuros no percibidos.
70
La Comisión ha aplicado la tasa de interés pasiva compuesta vigente para cada año, anunciada
por el Banco de Guatemala.
71
La Comisión utilizó una tasa de descuento del 3% para el cálculo del valor presente del lucro
cesante.
33
76. De acuerdo con la Comisión, las siguientes personas debían ser consideradas
como beneficiarios de las indemnizaciones:
Consideraciones de la Corte
72
Según el Estado, se aplicaría la información del Instituto Nacional de Estadística de Guatemala
(INE), de acuerdo a la cual la esperanza de vida al nacer en los años 1990-1995 era de 59.78 años para
los hombres que, para efectos de ese escrito, se redondea a 60 años.
73
El Estado señala que Anstraun Aman Villagrán Morales, Henry Giovanni Contreras, Federico
Clemente Figueroa Túnchez, Julio Roberto Caal Sandoval y Jovito Josué Juárez Cifuentes tenían,
respectivamente, 17, 18, 20, 17 y 15 años.
74
El Estado señala que debe aplicarse el promedio de las tasas de interés pasivas de los años
1990-1999.
75
Guatemala considera que la tasa de descuento aplicable es la del 5% para la determinación del
valor actual neto de los montos de estas reparaciones económicas.
76
Guatemala señaló, además, que no debe aplicarse en este caso la bonificación de Q 0.30 por
hora ni el cálculo que hace la Comisión sobre las variaciones del salario mínimo.
35
víctimas no tenían una relación laboral permanente y continua. Esta Corte considera
que, a falta de información precisa sobre los ingresos reales de las víctimas, tal como
lo ha hecho en otras oportunidades77, debe tomar como base el salario mínimo para
actividades no agrícolas en Guatemala.
81. La Corte observa que el salario mínimo para actividades no agrícolas era
Q348.00 (trescientos cuarenta y ocho quetzales) para la fecha de la muerte de las
víctimas en el presente caso, que equivale, al tipo de cambio de junio de 1990, a US
$ 80.93 (ochenta dólares de los Estados Unidos de América con noventa y tres
centavos) como salario mensual correspondiente a cada una de ellas. Además el
cálculo de los ingresos dejados de percibir se efectuará sobre la base de 12 salarios
al año, más las bonificaciones anuales correspondientes, de acuerdo con la normas
guatemaltecas. Así se obtendrán los ingresos de los que la víctima pudo haber
disfrutado presumiblemente durante su vida probable, período que media entre la
edad que tenía al momento de los hechos y el término de su expectativa de vida en
1990, año de los hechos (supra párr. 69.1.i, 69.2.h, 69.3.g, 69.4.f y 69.5.d)78. A
esta cantidad deberá restarse el 25% por concepto de gastos personales. El monto
así resultante debe traerse a valor presente a la fecha de la sentencia79.
82. Con base en lo anterior, la Corte fijará como indemnización de los daños
materiales ocasionados por las violaciones declaradas en la sentencia de 19 de
noviembre de 1999, las siguientes sumas:
77
cfr. Caso Neira Alegría y otros. Reparaciones, supra nota 15, párr. 49; Caso El Amparo.
Reparaciones, supra nota 15, párr. 28; y Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones, supra nota 15, párrs.
88 y 89.
78
Para efecto del cálculo de la expectativa de vida, la Corte tomó en cuenta el documento
denominado “Guatemala: Tablas Abreviadas de Mortalidad (Período 1990 - 1995)”, asimismo, se
consideraron datos tales como la edad, sexo y zona geográfica de residencia.
79
La Corte emplea a tal fin una tasa del 6% de interés anual.
36
B) DAÑO MORAL
84. La Corte pasa a considerar aquellos efectos nocivos de los hechos del caso
que no tienen carácter económico o patrimonial y no pueden ser tasados, por ende,
en términos monetarios. El mencionado daño moral puede comprender tanto los
sufrimientos y las aflicciones causados a las víctimas directas y a sus allegados,
como el menoscabo de valores muy significativos para las personas y otras
perturbaciones que no son susceptibles de medición pecuniaria. Es una característica
común a las distintas expresiones del daño moral el que, no siendo posible
asignárseles un preciso equivalente monetario, solo puedan, para los fines de la
reparación integral a las víctimas, ser objeto de compensación, y ello de dos
maneras. En primer lugar, mediante el pago de una suma de dinero o la entrega de
bienes o servicios apreciables en dinero, que el Tribunal determine en aplicación
razonable del arbitrio judicial y en términos de equidad. Y en segundo lugar,
mediante la realización de actos u obras de alcance o repercusión públicos, que
tengan efectos como la recuperación de la memoria de las víctimas, el
restablecimiento de su dignidad, la consolación de sus deudos o la transmisión de un
mensaje de reprobación oficial a las violaciones de los derechos humanos de que se
trata y de compromiso con los esfuerzos tendientes a que no vuelvan a ocurrir.
37
Alegatos de la Comisión
Consideraciones de la Corte
80
cfr. Caso Ivcher Bronstein, supra nota 2, párr. 183; Caso “La Última Tentación de Cristo”
(Olmedo Bustos y otros), supra nota 2, párr. 99; Caso Baena Ricardo y otros, supra nota 2, párr. 206;
Caso del Tribunal Constitucional, supra nota 15, párr. 122; Caso Blake. Reparaciones, supra nota 13,
párr. 55. Este mismo criterio ha sido establecido por la Corte Europea, ver, inter alia, Eur Court HR, Ruiz
Torrija v. Spain judgment of 9 December 1994, Series A no. 303-A, para. 33; Eur Court HR, Boner v. the
United Kingdom judgment of 28 October 1994, Series A no. 300-B, para. 46; Eur Court HR, Kroon and
Others v. the Netherlands judgment of 27 October 1994, Series A no. 297-C, para. 45; Eur Court H.R.,
Darby judgment of 23 October 1990, Series A no. 187, para. 40; Eur Court H.R., Koendjbiharie,
judgment of 25 October 1990, Series A no. 185-B, para. 34; Eur Court H.R., Wassink judgment of 27
september 1990, Series A no. 185-A, para. 41; y Eur Court H.R., McCallum judgment of 30 August 1990,
Series A no. 183, para. 37.
40
material o no pecuniario que le acarrearon a estos últimos, la Corte estima que debe
ordenar el pago de una compensación por concepto de daños morales, conforme a la
equidad81.
89. Los familiares de las víctimas y la Comisión han hecho referencia a diversas
clases de daños morales: los sufrimientos físicos y psíquicos padecidos por las
víctimas directas y sus familiares; la pérdida de la vida, considerada ésta como un
valor en sí mismo, o como un valor autónomo; la destrucción del proyecto de vida de
los jóvenes asesinados y de sus allegados, y los daños padecidos por tres de las
víctimas directas en razón de su condición de menores de edad, al haber sido
privadas de las medidas especiales de protección que debió procurarles el Estado.
90. Teniendo en cuenta las distintas facetas del daño al que se viene haciendo
referencia aducidas por los representantes de las víctimas y la Comisión, en cuanto
sea pertinente y responda a las particularidades de cada caso individual, la Corte fija
en equidad el valor de las compensaciones por concepto de daño moral, que deben
efectuarse a favor de cada una de las víctimas directas y de sus familiares
inmediatos, en los términos que se indican en el cuadro que se transcribe más
adelante (infra párr. 93). La Corte precisa que, al efectuar esa estimación del daño
moral, ha tenido también presentes las condiciones generales adversas de abandono
padecidas por los cinco jóvenes en las calles, quienes quedaron en situación de alto
riesgo y sin amparo alguno en cuanto a su futuro82.
92. En relación con los familiares inmediatos de los cinco jóvenes la Corte ha
tenido presente que:
81
cfr. Caso Ivcher Bronstein, supra nota 2, párr. 183; Caso Baena Ricardo y otros, supra nota 2,
párr. 206; y Caso del Tribunal Constitucional, supra nota 15, párr. 122.
82
cfr. Caso Villagrán Morales y otros (Caso de los “Niños de la Calle”). Sentencia de 19 de
noviembre de 1999. Serie C No. 63, párrs. 188 a 191.
83
cfr. Caso Villagrán Morales y otros (Caso de los “Niños de la Calle”), supra nota 82, párrs. 157 a
163.
84
cfr. Caso Villagrán Morales y otros (Caso de los “Niños de la Calle”), supra nota 82, párrs. 195 a
197.
41
93. De acuerdo con lo anterior, la Corte fija las siguientes cantidades como
compensación por el daño moral sufrido por los cinco jóvenes a que se refiere este
caso, sus madres y abuela y sus hermanos indicadas en el siguiente cuadro:
IX
OTRAS FORMAS DE REPARACIÓN
94. los representantes de los familiares de las víctimas señalaron en general que:
d) que era necesario esclarecer totalmente los hechos y que los autores
de las violaciones reciban un adecuado castigo. El Estado debe completar de
manera seria, expedita, imparcial y efectiva la investigación de las
circunstancias que produjeron las violaciones y determinar las
responsabilidades individuales en este caso. La existencia de una sentencia
43
Alegatos de la Comisión
Consideraciones de la Corte
85
cfr. Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones, supra nota 19, párr. 68.
86
cfr. Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones, supra nota 19, párr. 72.
87
cfr. Caso Bámaca Velásquez. Sentencia de 25 de noviembre de 2000. Serie C No. 70, párr. 129;
Caso Garrido y Baigorria. Reparaciones, supra nota 19, párr. 73; y Caso Paniagua Morales y otros.
Sentencia de 8 de marzo de 1998. Serie C No. 37, párr. 178 y punto resolutivo sexto.
45
X
COSTAS Y GASTOS
88
cfr. Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones, supra nota 15, párr. 109; Caso Godínez Cruz. supra
nota 3, párr. 191; y Caso Velásquez Rodríguez, supra nota 3, párr. 181.
89
Caso El Amparo. Reparaciones, supra nota 15, párr. 61. Ver también, Caso Blake. Reparaciones,
supra nota 13, párr. 65; y Caso Suárez Rosero. Reparaciones, supra nota 15, párrs. 79 y 80.
90
Caso Paniagua Morales y otros, supra nota 87, párr. 173. En igual sentido, cfr. Caso Ivcher
Bronstein, supra nota 2, párr. 186; y Caso Tribunal Constitucional, supra nota 15, párr. 123.
91
cfr. Caso Benavides Ceballos. Sentencia de 19 de junio de 1998. Serie C No. 38, párrs. 48.5 y
55; y Caso Aloeboetoe y otros. Reparaciones, supra nota 15, párr. 96.
46
Alegatos de la Comisión
106. El Estado por su parte alegó que está anuente a que la Corte decida sobre
aquellos honorarios y gastos en que hayan incurrido los representantes de las
víctimas, sólo si dichos gastos son plenamente comprobables con documentos
legales que amparen dichos desembolsos. Por ello solicita a la Corte que rechace
cualquier documento probatorio que no tenga esa condición.
Consideraciones de la Corte
107. Las costas y gastos deben entenderse comprendidos dentro del concepto de
reparación consagrado en el artículo 63.1 de la Convención Americana, puesto que la
actividad desplegada por la o las víctimas, sus derechohabientes o sus
representantes para acceder a la justicia internacional implica erogaciones y
compromisos de carácter económico que deben ser compensados al dictar sentencia
condenatoria. Es por ello que este Tribunal considera que las costas a que se refiere
el artículo 55.1 del Reglamento comprenden también los diversos gastos necesarios y
razonables que la o las víctimas hacen para acceder al sistema interamericano de
protección de los derechos humanos, figurando entre los gastos, los honorarios de
quienes brindan asistencia jurídica. En razón de lo anterior, corresponde a la Corte
apreciar prudentemente el alcance de las costas y gastos, atendiendo a las
circunstancias del caso concreto, a la naturaleza de la jurisdicción internacional de
protección de los derechos humanos y a las características del respectivo
procedimiento, que posee rasgos propios y diferentes de los que pudieran revestir
otros procesos de carácter nacional o internacional92.
XI
MODALIDAD DE CUMPLIMIENTO
92
cfr. Caso Loayza Tamayo, Reparaciones, supra nota 12, párrs. 176 y 177; y Caso Garrido y
Baigorria. Reparaciones, supra nota 19, párrs. 79, 80 y 82.
93
cfr. Caso Loayza Tamayo. Reparaciones, supra nota 12, párr. 178; y Caso Garrido y Baigorria.
Reparaciones, supra nota 19, párr. 81.
48
audiencia pública, ante una propuesta de solución amistosa del Estado, dichos
representantes señalaron que, aún cuando la misma demostraba buena voluntad, no
era ésta la etapa procesal adecuada para poner en práctica una propuesta de ese
tipo. De todas maneras, se mostraron dispuestos a trabajar con el Estado en la
implementación de la sentencia que la Corte dicte en el ámbito de las reparaciones.
Alegatos de la Comisión
112. Durante la audiencia pública Guatemala propuso a la Corte dos opciones para
la determinación de las reparaciones. Primero, la posibilidad de negociar un acuerdo
con las partes sobre la forma y cuantía de las indemnizaciones, dentro del lapso de
tiempo que la Corte defina. Segundo, si esta medida no es aceptada, propone la
constitución de un tribunal arbitral que se encargue de emitir un pronunciamiento
sobre la indemnización pecuniaria en un plazo que definiría la Corte, previo a lo cual
se suscribiría un acta de compromiso entre las partes para acatar ese laudo arbitral.
El acuerdo al que se llegue sería en todo caso sometido a la aprobación de la Corte y
ésta se reservaría el derecho de decidir sobre la materia en caso de que las partes no
arribaran a un acuerdo.
Consideraciones de la Corte
116. El reintegro de gastos y costas generados por las gestiones realizadas por los
representantes de los familiares de las víctimas en los procesos internos y en el
proceso internacional ante el Sistema Interamericano de Protección de los Derechos
Humanos, serán pagadas en favor de Casa Alianza y de CEJIL como se determinó
anteriormente (supra párr. 109).
117. Si por algún motivo no fuese posible que los beneficiarios de las
indemnizaciones las reciban dentro del plazo indicado de seis meses, el Estado
deberá consignar dichos montos a su favor en una cuenta o certificado de depósito
en una institución bancaria guatemalteca solvente, en dólares estadounidenses o su
equivalente en moneda guatemalteca dentro de un plazo de seis meses, y en las
condiciones financieras más favorables que permitan la legislación y la práctica
bancarias. Si al cabo de diez años la indemnización no es reclamada, la suma será
devuelta, con los intereses devengados, al Estado guatemalteco.
118. En lo que respecta a la indemnización en favor del beneficiario menor de
edad, el Estado constituirá una cuenta o certificado de depósito en una institución
bancaria guatemalteca solvente, en dólares estadounidenses o su equivalente en
moneda guatemalteca, dentro de un plazo de seis meses y en las condiciones más
favorables que permitan la legislación y la práctica bancarias. Los beneficios
derivados de intereses incrementarán el patrimonio, el cual será entregado al menor
Osman Ravid Agreda Contreras, en su totalidad cuando cumpla la mayoría de edad o
cuando contraiga matrimonio. En caso de fallecimiento, el derecho se transmitirá a
los herederos.
119. El Estado puede cumplir sus obligaciones mediante el pago en dólares de los
Estados Unidos de América o en una cantidad equivalente en moneda guatemalteca,
utilizando para el cálculo respectivo el tipo de cambio entre ambas monedas que esté
vigente en la plaza de Nueva York, Estados Unidos de América, el día anterior al
pago.
121. En caso de que el Estado incurra en mora, pagará un interés sobre la suma
adeudada, correspondiente al interés bancario moratorio en Guatemala.
dará por concluido una vez que el Estado haya dado cabal cumplimiento a lo
dispuesto en aquélla.
XII
PUNTOS RESOLUTIVOS
LA CORTE,
DECIDE:
por unanimidad,
por unanimidad,
2. Que el Estado de Guatemala debe pagar, por concepto de daño moral sufrido
por Anstraun Aman Villagrán Morales, Henry Giovanni Contreras, Julio Roberto Caal
Sandoval, Federico Clemente Figueroa Túnchez y Jovito Josué Juárez Cifuentes, las
siguientes compensaciones que recibirán sus derechohabientes, conforme a lo que a
continuación se indica:
51
por unanimidad,
3. Que el Estado de Guatemala debe pagar, por concepto de daño moral, una
compensación de US$ 26.000,00 (veintiseis mil dólares de los Estados Unidos de
América) o su equivalente en moneda guatemalteca, según lo señalado en los
párrafos 92.b y 93 de esta sentencia, a cada una de las siguientes personas: Matilde
Reyna Morales García, Ana María Contreras, Rosa Carlota Sandoval, Margarita
Urbina, Marta Isabel Túnchez Palencia y Noemí Cifuentes. La cantidad
correspondiente a Rosa Carlota Sandoval le será entregada a su madre Margarita
Urbina.
por unanimidad,
4. Que el Estado de Guatemala debe pagar, por concepto de daño moral, una
compensación de US$ 3.000,00 (tres mil dólares de los Estados Unidos de América)
o su equivalente en moneda guatemalteca, según lo señalado en los párrafos 92.c,
93 y 118 de esta sentencia, a cada una de las siguientes personas: Reyna Dalila
Villagrán Morales, Lorena Dianeth Villagrán Morales, Gerardo Adoriman Villagrán
Morales, Mónica Renata Agreda Contreras, Shirley Marlen Agreda Contreras, Osman
Ravid Agreda Contreras, Guadalupe Concepción Figueroa Túnchez y Zorayda Izabel
Figueroa Túnchez.
por unanimidad,
por unanimidad,
52
6. que el Estado de Guatemala debe brindar los recursos y adoptar las demás
medidas necesarias para el traslado de los restos mortales de Henry Giovanni
Contreras y su posterior inhumación en el lugar de elección de sus familiares, según
lo señalado en el párrafo 102 de esta sentencia.
por unanimidad,
por unanimidad,
8. que el Estado de Guatemala debe investigar los hechos del presente caso,
identificar y sancionar a los responsables y adoptar en su derecho interno las
disposiciones que sean necesarias para asegurar el cumplimiento de esta obligación.
por unanimidad,
por unanimidad,
10. que el Estado de Guatemala debe cumplir con las medidas de reparación
ordenadas en la presente sentencia dentro de los seis meses contados a partir de su
notificación.
por unanimidad,
por unanimidad,
Los Jueces Cançado Trindade y de Roux Rengifo hicieron conocer sus Votos
Razonados, los cuales acompañan a esta sentencia.
Comuníquese y ejecútese,
Antônio A. Cançado Trindade
Presidente
1
. Cf. Corte Interamericana de Derechos Humanos (CtIADH), Caso Paniagua Morales y Otros /
Reparaciones - Transcripción de la Audiencia Pública Celebrada en la Sede de la Corte los Días 11 y 12 de
Agosto de 2000, pp. 144-175 (documento no-publicado, de circulación interna).
2
. Dante Allighieri, La Divina Comedia - Inferno (1309), versos I, 1-3. [Traducción:
- "A mitad del caminar de nuestra vida,
extraviado me vi por selva oscura,
que la vía directa era perdida"].
3
. Sófocles, Édipo Rey (428-425 antes de Cristo), versos 1528-1530.
3
4
. Este último elemento - la rehabilitación - ya ha sido identificado como una de las formas de
reparación: cf., v.g., Th. van Boven (special rapporteur), Study concerning the Right to Restitution,
Compensation and Rehabilitation for Victims of Gross Violations of Human Rights and Fundamental
Freedoms - Final Report, U.N. Commission on Human Rights/Sub-Commission on Prevention of
Discrimination and Protection of Minorities, doc. E/CN.4/Sub.2/1993/8, del 02.07.1993, pp. 53 y 57; D.
Shelton, Remedies in International Human Rights Law, Oxford, University Press, 2000, pp. 302-303; pero
la cuestión necesita mayor desarrollo conceptual, por parte tanto de la jurisprudencia como de la doctrina
contemporáneas al respecto.
5
. Llama mi atención la desesperación que se desprende, por ejemplo, de las declaraciones, en la
audiencia pública ante la Corte, del día 12 de marzo de 2001, en el presente caso de los Niños de la
Calle, de las madres, Sras. Ana María Contreras y Reyna Dalila Villagrán Morales, frente al hecho de que
sus hijos fueron muertos como "un animalito" (el mismo término utilizado por ambas); cf. CtIADH,
Transcripción de la Audiencia Pública de 12 de Marzo de 2001 sobre Reparaciones en el Caso Villagrán
Morales y Otros, pp. 17 y 48, respectivamente (documento no-publicado); así como de la declaración, en
la audiencia pública ante la Corte, de los días 11-12 de agosto de 2000, en el caso Paniagua Morales y
Otros, de la madre, Sra. María Ildefonsa Morales de Paniagua, al describir su hija muerta: "(...) estaba
toda quemada. Tenía quitadas las uñas de los dedos de las manos y de los pies. Tenía un gran cuchillazo
aquí, decapitada. (...) Era una muerte terrible". Cf. CtIADH, Caso Paniagua Morales y Otros /
Reparaciones - Transcripción de la Audiencia Pública Celebrada en la Sede de la Corte los Días 11 y 12 de
Agosto de 2000, p. 89 (documento no-publicado). - No puedo dejar de aquí señalar la manera respetuosa
cómo fueron interrogadas las Señoras testigos, tanto por la Comisión Interamericana como por el Estado
demandado; es digna de registro la respectable intervención de este último en la citada audiencia, al
señalar que no haría pregunta alguna, y añadir: "Señora María Ildefonsa Morales de Paniagua, en nombre
del Gobierno y del Estado que representamos, lamentamos profundamente el dolor, la pena y el daño que
se le causó. Sabemos perfectamente que no hay poder humano capaz de sanar esa herida, pero hacemos
votos por que exista resignación en su corazón y porque Usted, en el fondo, logre alcanzar algún día
darnos el perdón (...) [por el] daño que han causado"; ibid., p. 96. A mi modo de ver, en aquel momento
de la audiencia, el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, movido por la conciencia humana,
reveló el vigor de su operación.
4
6
. Cf. CtIADH, Transcripción de la Audiencia Pública de 12 de Marzo de 2001 sobre Reparaciones en
el Caso Villagrán Morales y Otros, p. 60, y cf. p. 79 (documento no-publicado).
7
. Cf. CtIADH, Corte Interamericana de Derechos Humanos (CtIADH), Caso Paniagua Morales y
Otros / Reparaciones - Transcripción de la Audiencia Pública..., cit. supra n. (1), p. 130 (documento no-
publicado, de circulación interna). - Cinco meses después de su declaración rendida ante el Tribunal, el
referido adolescente pasó a ser protegido por Medidas Provisionales ordenadas por la Corte
Interamericana, en su Resolución del 29 de enero de 2001.
8
. Ibid., p. 139.
9
. Ibid., p. 139.
10
. Cf. CtIADH, Transcripción de la Audiencia Pública de 12 de Marzo de 2001 sobre Reparaciones en
el Caso Villagrán Morales y Otros, pp. 79 y 84-86 (documento no-publicado).
11
. Como ya se advirtió hace cuatro siglos, seguramente debe haber más cosas en el cielo y en la
tierra de lo que soñamos en nuestra filosofía; W. Shakespeare, Hamlet, Prince of Denmark, 1600, acto I,
escena V.
12
. En su ensayo Las Puertas de la Percepción (1954), por ejemplo, Aldous Huxley se insurgía contra
la llamada "realidad objetiva", que jamás ha sido capaz de hacer con que los seres humanos puedan o
consigan prescindir de símbolos y del propio lenguaje; cf. A. Huxley, The Doors of Perception, and
Heaven and Hell, London/N.Y., Harper & Row, 1990 (reprint), pp. 23, 47, 58 y 74.
13
. Con el pasar de los años, y el aproximar del crepúsculo de la vida, los roles parecen invertirse:
los padres se sienten como hijos, y los hijos se sienten como padres.
5
públicas atinentes a los casos Paniagua Morales y Otros y de los "Niños de la Calle"
(cit. supra), respectivamente.
13. La realidad del joven Manuel Alberto González Chincilla es que trae a su padre
asesinado dentro de sí; y la realidad de la Sra. Marta Isabel Túnchez Palencia es que
trae a su hijo asesinado dentro de sí. Las realidades del niño y de la madre
huérfanos, deben ser aceptadas, y respetadas; no son una "fantasía". El daño por
ellos sufrido es, desde la perspectiva de la integralidad de su personalidad, como
víctimas, verdaderamente irreparable. La personalidad de cada ser humano
victimado es una realidad ineludible: frente a la violación de sus derechos básicos, no
se puede intentar privar a una víctima (sobreviviente) de sus creencias más íntimas,
si son estas todo lo que le resta para buscar un sentido para su propia vida; no se
puede subestimar el alma humana14.
14. En rigor, no se necesitaría salir del dominio de la ciencia del Derecho para
llegar a la misma conclusión. Recuérdese que el derecho penal estatal se orientó, en
su evolución, hacia la figura del delincuente, relegando la víctima a una posición
marginal; este enfoque se reflejó, por algún tiempo, en el propio colectivo social, que
pasó a demostrar mayor interés por la figura del criminal que por las de sus víctimas,
abandonadas al olvido. Como ya bien lo advertía el Eclesiastés, "las lágrimas de los
oprimidos no tienen quien las consuele" (parte I, párr. 4-1). Hoy día, toda una
corriente de pensamiento15 se empeña en fomentar el renacimiento de la figura de la
víctima, al considerarla no más como objeto "neutro" de la relación jurídica causada
por el hecho delictivo, sino más bien como sujeto victimado por un conflicto humano.
16. Hace mucho tiempo vengo insistiendo en que la gran revolución jurídica del
siglo XX ha sido la consolidada por el Derecho Internacional de los Derechos
Humanos, al erigir el ser humano en sujeto del Derecho Internacional, dotado, como
verdadera parte demandante contra el Estado, de plena capacidad jurídico-procesal a
14
. Cf., en este sentido, C.G. Jung, "Approaching the Unconscious", Man and His Symbols (eds. C.G.
Jung y M.-L. von Franz et alii), N.Y., Laurel, 1968, pp. 45, 76 y 93, y cf. pp. 63, 78, 84, 86 y 91. Las
creencias personales ayudan el ser humano a soportar el sufrimiento, y lo reconcilian con la crueldad del
destino, particulamente frente a la muerte; S. Freud, The Future of an Illusion, N.Y., Anchor, 1964, p. 24;
sobre el destino en el pensamiento humano, y la realidad de la interioridad de cada uno, cf., v.g., A.
Schopenhauer, Los Designios del Destino, Madrid, Tecnos, 1994, pp. 18, 23 y 28.
15
. V.g., de los cultores de la llamada "victimología", sobre todo a partir de la década de los setenta.
16
. O sea, actos de genocidio, crímenes de guerra, y crímenes contra la humanidad.
17
. Así, éstas no llegaron a figurar en los Estatutos de los Tribunales de Nuremberg y Tokyo, a
mediados de los años cuarenta, y son mencionadas, tan sólo brevemente, en los años noventa, en los
Reglamentos de los Tribunales Penales Internacionales ad hoc para la ex-Yugoslavia y Ruanda. G. Cohen-
Jonathan, "Quelques considérations sur la réparation accordée aux victimes...", op. cit. infra n. ( ), pp.
139-140; las víctimas no son testigos, sino más bien, desafortunadamente, actores (ibid., p. 140).
6
nivel internacional18. El presente caso de los "Niños de la Calle", en que los olvidados
de ese mundo logran acudir a un tribunal internacional para hacer valer sus derechos
como seres humanos, da elocuente testimonio de esto. En el ámbito de aplicación de
ese nuevo corpus juris, es indudablemente la víctima que asume la posición central,
como le corresponde. El impacto del Derecho Internacional de los Derechos Humanos
en otras áreas del Derecho (tanto público como privado) ocurre en buena hora, en el
sentido de humanizarlas. Este desarrollo muéstrase conforme a los propios fines del
Derecho, cuyos destinatarios de sus normas son, en última instancia, los seres
humanos.
18. En definitiva, hay que ir más allá de las aparencias, de las sombras. Pero
aunque, a lo largo del cammin di nostra vita, transcendamos a veces las sombras y
divisemos la luz, nadie puede asegurarnos que las tinieblas no vuelvan a caer. Pero a
éstas se seguiría otra vez la luz, - como en la sucesión de noche y día, o de día y
noche20. La tensión del claro-oscuro, de los avances mezclados con retrocesos, es
propia de la condición humana, y constituye, en efecto, uno de los legados más
preciosos del pensamiento de los antiguos griegos (siempre tan contemporáneos) a
la evolución del pensamiento humano, que ha penetrado la conciencia humana a lo
largo de los siglos. La alegoría platónica de la caverna, por ejemplo, revela, con toda
lucidez y su gran densidad existencial, la precariedad de la condición humana, y, por
consiguiente, la necesidad de la transcendencia, más allá de la supuesta "realidad"
cruda de los hechos. En el campo del Derecho, bien más allá del positivismo jurídico,
hay que tener presente la realidad de la conciencia humana21.
18
. Cf., además de mis estudios anteriores, recientemente, A.A. Cançado Trindade, "Las Cláusulas
Pétreas de la Protección Internacional del Ser Humano: El Acceso Directo de los Individuos a la Justicia a
Nivel Internacional y la Intangibilidad de la Jurisdicción Obligatoria de los Tribunales Internacionales de
Derechos Humanos", in El Sistema Interamericano de Protección de los Derechos Humanos en el Umbral
del Siglo XXI - Memoria del Seminario (Noviembre de 1999), tomo I, San José de Costa Rica, Corte
Interamericana de Derechos Humanos, 2001, pp. 3-68.
19
. M. Sorensen, Les sources du droit international, Copenhague, Munksgaard, 1946, pp. 13-14 y
254. - Siempre es bueno recordar ponderaciones tan lúcidas, por cuanto el estudio del Derecho hoy día
tiende a reducirse a una mera lectura del derecho positivo. Los positivistas, en el campo del Derecho, y
los llamados "realistas", en el campo de las ciencias sociales, se han mostrado indiferentes a
preocupaciones como las aquí señaladas, e invariablemente subservientes al poder (al orden establecido
en determinado momento histórico), dando muestras de una lamentable cobardía intelectual.
20
. Así como las tinieblas llegan cuando se desvanece la luz, también los primeros rayos de luz
brotan de los últimos senos de la oscuridad.
21
. Temo, sin embargo, que esto se tornará cada vez más difícil, sobre todo a partir de este inicio
del siglo XXI, con la corriente amenaza de las pantallas electrónicas a la escritura (con su innegable
7
sus vidas (nuestros antepasados) como los que todavía están por hacerlo (nuestros
descendientes). Trátase de un mundo en que cada uno sobrevive en medio a una
completa desintegración espiritual. Trátase de un mundo que se ha simplemente
deshumanizado, y que hoy necesita con urgencia despertar para los verdaderos
valores.
22. Hoy día, simplemente no se divulga noticia alguna de numerosos otros casos
similares al cas d'espèce, de los "Niños de la Calle", victimando diariamente personas
igualmente pobres y humildes, que no logran alcanzar la jurisdicción internacional,
tampoco la nacional, y ni siquiera están conscientes de sus derechos. Pero aunque
los responsables por el orden establecido no se den cuenta, el sufrimiento de los
excluidos se proyecta ineluctablemente sobre todo el cuerpo social. La suprema
injusticia del estado de pobreza infligido a los desafortunados contamina a todo el
medio social, que, al valorizar la violencia y la agresividad, relega a una posición
secundaria las víctimas, olvidándose de que el ser humano representa la fuerza
creadora de toda comunidad. El sufrimiento humano tiene una dimensión tanto
personal como social. Así, el daño causado a cada ser humano, por más humilde que
sea, afecta a la propia comunidad como un todo. Como el presente caso lo revela, las
víctimas se multiplican en las personas de los familiares inmediatos sobrevivientes,
quienes, además, son forzados a convivir con el suplicio del silencio, de la
indiferencia y del olvido de los demás.
24. Y ésto, a pesar de las alegorías visionarias de Aldous Huxley y George Orwell,
sumadas a las penetrantes reflexiones de Arnold Toynbee, Ernst Cassirer y Stefan
Zweig, en la primera mitad del siglo XX29, - y seguidas de las graves advertencias de
27
. Para una etiología del mal en la evolución histórica del pensamiento humano, cf. A.-D.
Sertillanges, Le problème du mal, Paris, Aubier/Éd. Montaigne, 1948, pp. 5-412; y para una reflexión más
reciente, cf., v.g., F. Alberoni, Las Razones del Bien y del Mal, México, Ed. Gedisa, 1988, pp. 9-196. -
Además de estos estudios monográficos, entre otros, también algunas grandes obras de la literatura
universal dan testimonio de que, la angustia y vulnerabilidad del ser humano frente al mal, marcan
presencia en todos los medios sociales y en todas las culturas. Para evocar tan sólo un ejemplo (entre
muchos), la obra del escritor ruso Fédor Dostoievski (1821-1881), v.g., contiene la advertencia de que un
ser humano que, abusando de su libre albedrío, victimiza a otro (su semejante), causa un mal a sí
mismo, y es castigado no sólo por la ley, sino también por su propia conciencia; la reconquista del bien,
por parte de la víctima (y, en última instancia, de todo ser humano), pasa por el sufrimiento, y la
búsqueda del sentido de la vida.
28
. De la cual dan testimonio las violaciones perpetradas por agentes no-identificados o grupos de
exterminio, por la persistencia de la impunidad, por la manipulación del poder de las comunicaciones, por
las exclusiones generadas por el poder económico (en particular por la concentración de renta en escala
mundial, que muchos insisten en seguir llamando de "globalización" de la economía).
29
. A. Huxley, Brave New World (1932); G. Orwell, Animal Farm (1945), y 1984 (1949); A.J.
Toynbee, Civilization on Trial (1948); E. Cassirer, The Myth of State (1946); S. Zweig, Die Welt von
Gestern (1944).
9
pensadores del porte de Bertrand Russell, Karl Popper, Simone Weil, Isaiah Berlin y
Giovanni Sartori, entre otros, en la segunda mitad del siglo XX30. En este inicio del
siglo XXI, persisten la brecha entre el egoísmo y la solidaridad humana, y el divorcio
entre el conocimiento especializado y la sabiduría. Como lo revelan las recurrentes
violaciones de derechos humanos con extremos de crueldad, el ser humano de la era
digital y de los flujos de capitales "volátiles", al igual que sus predecesores de las
sociedades más primitivas, sigue siendo portador del germen del bien y del mal,
continúa capaz de victimizar a sus semejantes en escala creciente31, y permanece
envuelto - al mismo tiempo - en el cosmos y el caos.
30
. B. Russell, "Knowledge and Wisdom", in Essays in Philosophy (1960); K. Popper, The Lesson of
This Century (1997); S. Weil, Réflexions sur les causes de la liberté et de l'oppression sociale (1991, obra
póstuma); I. Berlin, "Return of the Volksgeist: Nationalism, Good and Bad", in At Century's End (1996);
G. Sartori, Homo Videns - La Sociedad Teledirigida (1998). Y cf. también, inter alia, Frantz Fanon, Les
damnés de la terre (1961); Eric Hobsbawn, Age of Extremes (1994); Alain Finkielkraut, L'humanité
perdue (1996).
31
. Como ilustrado en nuestros días por el escarnio de los arsenales de armas de destrucción
masiva, que constituyen un clamoroso insulto a la razón humana, y a la humanidad como un todo.
32
. Convención de Ginebra de 1949 sobre la Protección de Personas Civiles en Tiempo de Guerra,
artículo 130; Protocolo Adicional I de 1977 a las Convenciones de Ginebra de 1949, artículo 34.
33
. N. Alcalá-Zamora y Torres, La Potestad Jurídica sobre el Más Allá de la Vida, Buenos Aires, Ed.
Jur. Europa-América, 1959, p. 22.
34
. Ibid., pp. 25-26, y cf. p. 185.
10
31. Transcurridos siete años y medio, la Corte, en el presente caso de los "Niños
de la Calle", accediendo a una solicitud de los representantes de los familiares de las
víctimas, vuelve a ordenar una reparación no-pecuniaria, del género de las
obligaciones de hacer, consistente en
"DESIGNAR UN CENTRO EDUCATIVO CON UN NOMBRE ALUSIVO A LOS JÓVENES VÍCTIMAS DE ESTE
CASO Y COLOCAR EN DICHO CENTRO UNA PLACA CON LOS NOMBRES"
35
. Cf. Th. van Boven (special rapporteur), Study concerning the Right to Restitution, Compensation
and Rehabilitation..., op. cit. supra n. (4), p. 34.
36
. Cf. G. Cohen-Jonathan, "Quelques considérations sur la réparation accordée aux victimes d'une
violation de la Convention Européenne des Droits de l'Homme", in Les droits de l'homme au seuil du
troisième millénaire - Mélanges en hommage à Pierre Lambert, Bruxelles, Bruylant, 2000, pp. 129-140.
37
. Ph. Vegleris, "Modes de redressement des violations de la Convention Européenne des Droits de
l'Homme - Esquisse d'une classification", in Mélanges offerts à Polys Modinos, Paris, Pédone, 1968, pp.
379-380.
11
de los cinco adolescentes asesinados (punto resolutivo n. 7, y cf. párr. 103). Como
muy bien ha señalado la Corte, esta providencia
32. En el cas d'espèce, la Corte ha, pues, valorado debidamente las condiciones
de desamparo en que vivían los llamados "niños de la calle" brutalmente victimados,
teniendo
33. En el presente caso de los "Niños de la Calle", las cinco víctimas directas,
antes de ser privadas cruel y arbitrariamente de sus vidas, ya se encontraban
privadas de crear y desarrollar un proyecto de vida (y de buscar un sentido para su
existencia). Encontrábanse en las calles en situación de alto riesgo, vulnerabilidad e
indefensión, en medio a la humillación de la miseria y a un estado de padecimiento
equivalente a una muerte espiritual, - al igual que millones de otros niños (en
contingentes crecientes) en toda América Latina y en todas partes del mundo
"globalizado" - más precisamente, deshumanizado - de este inicio del siglo XXI. Que
la presente Sentencia de reparaciones sirva, pues, también de aliento a todos los
que, en nuestros países de América Latina, han experimentado el dolor de perder un
ser querido en circunstancias similares de padecimiento y humillación, agravadas por
la impunidad y la indiferencia del medio social.
38
. Párr. 103 (énfasis acrecentado).
12
De todo ésto resulta claro que las reparaciones no pecuniarias son mucho más
importantes de lo que uno podría prima facie suponer. (...)
39
. Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso Loayza Tamayo versus Perú (Reparaciones),
Sentencia del 27 de noviembre de 1998, Voto Razonado Conjunto de los Jueces A.A. Cançado Trindade y
A. Abreu Burelli, párrs. 9-11 y 17.
40
. Cf., al respecto, v.g., W. Paul Gormley, "The Right to Life and the Rule of Non-Derogability:
Peremptory Norms of Jus Cogens", in The Right to Life in International Law (ed. B.G. Ramcharan),
Dordrecht, Nijhoff, 1985, pp. 120-159; Y. Dinstein, "The Erga Omnes Applicability of Human Rights", 30
Archiv des Völkerrechts (1992) pp. 16-37; International Court of Justice, South West Africa Cases (2a.
fase, Etiopia y Liberia versus Africa del Sur), Opinión Disidente del Juez K. Tanaka, ICJ Reports (1966) p.
298; y cf., en general, J. G. C. van Aggelen, Le rôle des organisations internationales dans la protection
du droit à la vie, Bruxelles, E. Story-Scientia, 1986, pp. 1-104; D. Prémont y F. Montant (eds.), Actes du
Symposium sur le droit à la vie - Quarante ans après l'adoption de la Déclaration Universelle des Droits
de l'Homme: Évolution conceptuelle, normative et jurisprudentielle, Genève, CID, 1992, pp. 1-91; A.A.
Cançado Trindade, "Human Rights and the Environment", Human Rights: New Dimensions and Challenges
(ed. J. Symonides), Paris/Aldershot, UNESCO/Dartmouth, 1998, pp. 117-153; F. Przetacznik, "The Right
to Life as a Basic Human Right", 9 Revue des droits de l'homme/Human Rights Journal (1976) pp. 585-
609. Y cf. los comentarios generales ns. 6/1982 y 14/1984 del Comité de Derechos Humanos (bajo el
Pacto de Naciones Unidas sobre Derechos Civiles y Políticos), reproducidos in: United Nations,
13
37. El día en que la labor de determinar las reparaciones debidas a las víctimas de
violaciones de derechos humanos fundamentales se reduciese exclusivamente a una
simple fijación de compensaciones en la forma de indemnizaciones, ya no se
necesitaría del conocimiento pacientemente adquirido, asimilado y sedimentado a lo
largo de años de lecturas, estudios y reflexión: para eso bastaría una máquina
calculadora. El día en que esto ocurriese, - que espero nunca llegue, - la propia labor
de un tribunal internacional de derechos humanos estaría irremediablemente
desprovista de todo sentido. El artículo 63(1) de la Convención Americana, por el
contrario, posibilita, y requiere, que se amplíen, y no se reduzcan, las reparaciones,
en su multiplicidad de formas. La fijación de las reparaciones debe basarse en la
consideración de la víctima como ser humano integral, y no en la perspectiva
degradada del homo oeconomicus de nuestros días.
Compilation of General Comments and General Recommendations Adopted by Human Rights Treaty
Bodies, U.N. doc. HRI/GEN/1/Rev. 3, del 15.08.1997, pp. 6-7 y 18-19.
41
. Cf. CtIADH, Transcripción de la Audiencia Pública de 12 de Marzo de 2001 sobre Reparaciones en
el Caso Villagrán Morales y Otros, p. 48 (documento no-publicado). - En el mismo sentido se pronunció,
en audiencia pública (del 09.06.1998) sobre reparaciones en otro caso ante la Corte Interamericana, la
víctima, Sra. María Elena Loayza Tamayo, quien señaló que estaba consciente de que la "indemnización
económica" no iría resarcir todo el daño por ella sufrido. CtIADH, Transcripción de la Audiencia Pública
Celebrada en la Sede de la Corte el 09 de Junio de 1998 sobre las Reparaciones en el Caso Loayza
Tamayo, p. 34, y cf. pp. 60-61 (documento no-publicado).
42
. J. Herman, Trauma and Recovery - The Aftermath of Violence, from Domestic Abuse to Political
Terror, N.Y., Basic Books, 1992 [reprint 1997], pp. 188 y 190, y cf. pp. 210-211 y 242-243.
14
y conocer la verdadera realidad, durante el tiempo que les resta del breve caminar
de cada uno por este mundo (el tan breve cammin di nostra vita, que no nos permite
conocer todo lo que necesitamos). La realización de la justicia contribuye al menos a
estructurar su psiquismo, redespertar su fe y esperanza, y ordenar las relaciones
humanas con sus prójimos. Todo verdadero jurista tiene, así, el deber ineluctable de
dar su contribución a la realización de la justicia, desde la perspectiva de la
integralidad de la personalidad de las víctimas.
43
. Y conlleven al desánimo y escepticismo, a ejemplo del legendario príncipe de Dinamarca:
- "(...) What do you read, my lord?
- Words, words, words".
W. Shakespeare, Hamlet, Prince of Denmark, 1600, acto II, escena 2.
44
. Como se ha bien señalado, "our words make our worlds"; Ph. Allott, Eunomia - New Order for a
New World, Oxford, University Press, 1990, p. 6, y cf. pp. 14-15.
45
. Sobre el desarrollo jurisprudencial reciente de este último, cf.: Corte Europea de Derechos
Humanos, caso Selmouni versus Francia, Sentencia (sobre el fondo) del 28.07.1999, párrs. 95 y 101;
Corte Interamericana de Derechos Humanos, caso Cantoral Benavides versus Perú, Sentencia (sobre el
fondo) del 18.08.2000, párrs. 99-100 (sobre la tortura perpetrada por actos produciendo en la víctima
"un sufrimiento físico, psíquico o moral agudo").
15
Quisiera hacer, con ocasión de esta sentencia, una reflexión general sobre la cuestión
de la determinación, en equidad, de las compensaciones del daño moral.
Hubiera sido de desear que la Corte empleara una expresión más genérica que la de
daño moral, por ejemplo, la de daño inmaterial, para hacer alusión a aquellas
modificaciones negativas de la situación de las personas que no son de carácter
económico o patrimonial. En ese caso, podría haber reservado la expresión daño
moral, como viene haciéndolo el derecho comparado en materia de responsabilidad,
para referirse exclusivamente a los sufrimientos y a las aflicciones causados por los
hechos dañinos a las víctimas directas y a sus allegados. Pero no vale la pena darle a
esta cuestión, que parece ser meramente terminológica, alcances excesivos.
La Corte ha dicho, en ésta y otras sentencias, que los daños morales no pueden ser
objeto de reparación mediante el pago de un equivalente monetario, es decir, que no
es posible medirlos ni, por ende, indemnizarlos con exactitud, en términos
pecuniarios. En consecuencia, solo es viable repararlos mediante el reconocimiento
de una compensación, fijada en “aplicación razonable del arbitrio judicial y en
términos de equidad”.
Estos actos de juicio se tornan más acertados en la medida en que se trazan con
precisión creciente los límites de cada una de las categorías de estados y valores de
naturaleza inmaterial que se pretende reparar mediante la determinación, en
equidad, de una compensación monetaria.
2. Otros daños inmateriales, entre los cuales cabría considerar los que se
señalan a continuación:
*
Las objeciones que se oponen al reconocimiento de una compensación por pérdida de la vida
suelen ser tres. Según la primera, la víctima no llega a padecer, precisamente por el hecho de que
muere, una aflicción consciente a causa de la privación del bien de que se trata. Prescindiendo de que
este reparo solo puede formularse en los eventos de muerte instantánea, es de señalar que sólo vale si
se reducen los daños morales al dolor y a la congoja, y se omite considerar que la pérdida de ciertos
valores no económicos o patrimoniales, que no producen necesariamente ese tipo de aflicción, también
corresponden a aquella clase de daños. Una segunda objeción señala que la vida es un valor
inconmensurable, en términos monetarios, y que, por definición, quien resulte privado de ella no puede
ser objeto de reparación alguna. De prosperar este reparo, sin embargo, se caerían por su propio peso,
todas las construcciones del derecho de la responsabilidad sobre la compensación de los daños
inmateriales, porque éstos, como se ha reiterado, no son tasables en dinero. Una tercera glosa crítica es
más pragmática. Afirma que, de admitirse la reparación de la vida como valor autónomo se abriría una
puerta hacia las condenas exorbitantes, lo que pondría en riesgo, en últimas, la propia sobrevivencia de
los sistemas de protección de los derechos humanos. Pero no es un enfoque razonable de la cuestión
puesta en juego, el que procura cerrarle el paso a los fallos extravagantes ocultando algo que se cae de
su peso: que matar a una persona es privarla de un bien, el bien de la vida, y es causarle un daño que
merece ser indemnizado.
3
En el Caso de los Niños de la Calle, el Tribunal efectuó en bloque, por decirlo así, la
operación de ponderar los daños morales. Dedicó un párrafo de sus consideraciones a
relacionar las diversas clases de daños morales alegados por los representantes de
las víctimas y la Comisión (sufrimientos físicos y psíquicos, pérdida de la vida como
valor autónomo, destrucción del proyecto de vida, desprotección de los menores de
edad ...). Absteniéndose de pronunciarse sobre cada una de esas “facetas” del daño
en cuestión, la Corte procedió a señalar que las tendría presentes, “en cuanto sea
pertinente y responda a las particularidades de cada caso individual”, para fijar el
valor de las respectivas compensaciones. Finalmente, determinó el valor de estas
últimas, tasándolas en cuantías que, en términos generales, son superiores a los de
las condenas impuestas a los Estados por concepto de reparación del daño moral. en
los casos previamente fallados por el Tribunal.