Historia 4to
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N° DE
ÁREA / ASIGNATURA FECHA GRADO Y SECCIÓN
HORAS
poisonpage.blogspot.com/2011/03/world-war-in-cartoons-by-illingworth.html
Caricatura extraída del portal poisonpage.blogspot.com: Fotos de la guerra y la historia
“La Liga de las Naciones estaba desesperada. Mientras Francia y Gran Bretaña se enfrentaban a la agresión alemana, Rusia se estaba metiendo con la
pequeña Finlandia”.
¿Qué mensaje sugiere la caricatura?
EL mensaje sugiere e indica que la liga de las naciones no pudo hacer nada respecto a al enfrentamiento.
Ello sin mencionar que, desde que Alemania empezó a expandirse, la liga cayo en el desprestigio. Asimismo,
muestra lo violento y aprovechador que fue Rusia ante Finlandia, para también expandirse.
*Pregunta Retadora: ¿En qué medida la política externa de un país es causante de una guerra
global?
Ahora, conoce lo que aprenderás en esta sesión de aprendizaje y cuáles serán tus logros.
Evidencia de A
Propósito de aprendizaje Criterios de evaluación A B C
aprendizaje D
Actividad 3: Analiza la fuente B y C sobre la Segunda Guerra Mundial y elabora un cuadro de comparación y
contraste.
FUENTE B: Akira Iriye, catedrático de Historia, escribe en un libro académico, The Origins of the Second World War in
Asia and the Pacific (Los orígenes de la Segunda Guerra Mundial en Asia y el Pacífico) (1987).
Para el mes de septiembre de 1940, Gran Bretaña podía estar segura de seguir recibiendo el apoyo americano, y Estados Unidos
ya había implementado algunos de sus embargos contra Japón. En esas circunstancias, no habría habido manera de que el Pacto
del Eje hubiera hecho que las potencias anglo-americanas suavizaran su posición. Por el contrario, era de esperar que el pacto les
hiciera estar más decididos a mantenerse firmes. Esto es exactamente lo que sucedió.
Los negociadores japoneses y alemanes eran perfectamente conscientes de los lazos que se estaban desarrollando entre Estados
Unidos y Gran Bretaña, y por esa misma razón esperaban que su alianza sirviera para frenar la intervención de Estados Unidos y
reducir su eficacia. Para entonces, como Matsuoka [el ministro de asuntos exteriores japonés] explicó en aquel momento, cada vez
era más evidente que Estados Unidos estaba constantemente participando no solo en los asuntos europeos, sino también en los de
Asia-Pacífico. Se estaba atando no solo a los británicos en el Atlántico, sino a la Commonwealth en Asia y el Pacífico. Estados
Unidos, de hecho, se establecería como potencia global, con su influencia en el Atlántico, Canadá, el hemisferio occidental, el
océano Pacífico y Asia. En consecuencia, a lo que Japón tendría que enfrentarse sería a una coalición liderada por
Estados Unidos y tendría que estar preparado para luchar. Ya no se trataría de una China aislada, sino ayudada por la
Unión Soviética, Gran Bretaña y, especialmente, por Estados Unidos.
FUENTE C: Ian Kershaw, catedrático de Historia Moderna, escribe en un libro académico, Fateful Choices: Ten
Decisions that Changed the World 1940–1941 (Elecciones fatídicas: Diez decisiones que cambiaron el mundo 1940–
1941) (2007).
La respuesta estadounidense puso rápidamente al descubierto lo disparatado de la pretensión de Matsuoka: que el Pacto Tripartito
[Pacto del Eje] serviría de disuasión. En lugar de ello, simplemente confirmó el punto de vista estadounidense de que Japón era
una fuerza beligerante [agresiva], intimidatoria e imperialista en el Lejano Oriente, el equivalente asiático de la Alemania nazi, y a la
que tenía que detenerse. Dicho punto de vista pareció confirmarse con la entrada de las tropas japonesas en la Indochina francesa
el 23 de septiembre de 1940. El propósito esencial del Pacto Tripartito, desde la perspectiva de Japón, era disuadir a Estados
Unidos de que interviniese para evitar el avance por el sur, considerado necesario para garantizar el control de las materias primas
por parte de Japón y, por tanto, su seguridad económica y política en el futuro.
El riesgo del pacto era evidente en sí mismo. ¿Qué pasaría si Estados Unidos no consideraba el pacto como disuasorio sino como
una provocación? ¿Qué pasaría si el efecto era reforzar la determinación de evitar la expansión japonesa, poniendo en peligro sus
suministros esenciales de petróleo? Pero desde la perspectiva japonesa de la época, ese riesgo tenía que asumirse. Asumirlo
suponía enormes peligros, pero también la posibilidad de enormes recompensas. No asumirlo significaba someterse al dominio a
largo plazo de las potencias anglo-americanas. Significaba, también, que la guerra de China había sido en vano. La necesidad de
actuar con audacia, en lugar de con cautela, prevaleció en dicha mentalidad
Causas económicas: Este término se refiere al conflicto por los recursos económicos. Por ejemplo, una
guerra podría ser por la necesidad de un país de asegurar mercados extranjeros o materias primas.
Causas territoriales: Este término se refiere al conflicto por la posesión o el control de la tierra. Una guerra
también podría originarse dentro de un estado entre diferentes grupos que buscan hacerse con el control
de la tierra; a veces implica disputas sobre territorios fronterizos. A menudo, los conflictos territoriales se
relacionan a causas económicas, ya que un territorio en disputa puede incluir recursos naturales como ríos
o tierras de cultivo. Sin embargo, las causas territoriales también pueden estar relacionadas con factores
étnicos y religiosos. Los cambios como resultado de la guerra pueden tener un impacto significativo en un
país, por ejemplo, en términos de su identidad nacional y riqueza económica (tanto minerales como de
tierras agrícolas), a los cambios demográficos, étnicos y religiosos, y crean problemas de refugiados.
Causas políticas: Una causa política se refiere a las guerras que comienzan a través de un enfrentamiento
entre diferentes facciones políticas.
Causas ideológicas: Un choque fundamental de ideas entre diferentes grupos sobre cómo se debe
administrar el gobierno y la sociedad es otra causa principal de conflicto.
Keely Rogers and Jo Thomas (2015). Causes And Effects Of 20th Century Wars. London. Second
Edition – Pearson.
Actividad 4: Analiza las fuentes D, E y F: Identifica las diversas causas de la Segunda Guerra Mundial;
económicas, políticas, ideológicas territoriales y otros en el cuadro que está al final de las fuentes.
FUENTE D: Hobsbawn, E. (2007). Historia del siglo XX. Buenos Aires: Crítica. pp. 151 -152
Causas de la Segunda Guerra Mundial
Contra el enemigo común
(…) Fue el ascenso de la Alemania de Hitler el factor que convirtió esas divisiones civiles nacionales en una única
guerra mundial, civil e internacional al mismo tiempo. O, más exactamente, la trayectoria hacia la conquista y hacia la
guerra, entre 1931 y 1941, del conjunto de estados —Alemania, Italia y Japón— en el que la Alemania de Hitler era la
pieza esencial: la más implacable y decidida a destruir los valores e instituciones de la «civilización occidental» de la
era de las revoluciones y la más capaz de hacer realidad su bárbaro designio. Las posibles víctimas de Japón,
Alemania e Italia contemplaron cómo, paso a paso, los países que formaban lo que se dio en llamar «el Eje»
progresaban en sus conquistas, en el camino hacia la guerra que ya desde 1931 se consideraba inevitable. Como se
decía, «el fascismo significa la guerra». En 1931 Japón invadió Manchuria y estableció un gobierno títere. En 1932
ocupó China al norte de la Gran Muralla y penetró en Shanghai. En 1933 se produjo la subida de Hitler al poder en
Alemania, con un programa que no se preocupó de ocultar. En 1934 una breve guerra civil suprimió la democracia en
Austria e instauró un régimen semifascista que adquirió notoriedad, sobre todo, por oponerse a la integración en
Alemania y por sofocar, con ayuda italiana, un golpe nazi que acabó con la vida del primer ministro austríaco. En 1935
Alemania denunció los tratados de paz y volvió a mostrarse como una potencia militar y naval de primer orden, que
recuperó mediante un plebiscito la región del Sarre en su frontera occidental y abandonó desdeñosamente la Sociedad
de Naciones. Mussolini, mostrando el mismo desprecio hacia la opinión internacional, invadió ese mismo año Etiopía,
que conquistó y ocupó como colonia en 1936-1937, y a continuación abandonó también la Sociedad de Naciones. En
1936 Alemania recuperó Renania, y en España un golpe militar, preparado con la ayuda y la intervención de Italia y
Alemania, inició un conflicto importante, la guerra civil española (…) Las dos potencias fascistas constituyeron una
alianza oficial, el Eje Roma-Berlín, y Alemania y Japón concluyeron un «pacto anti-Comintern». En 1937, en una
iniciativa que a nadie podía sorprender, Japón invadió China y comenzó una decidida actividad bélica que no se
interrumpiría hasta 1945. En 1938 Alemania consideró llegado el momento de la conquista. En el mes de marzo invadió
y se anexionó Austria sin resistencia militar y, tras varias amenazas, el acuerdo de Múnich de octubre dividió
Checoslovaquia y Hitler incorporó a Alemania extensas zonas de ese país, también en esta ocasión sin que mediara un
enfrentamiento bélico. El resto del país fue ocupado en marzo de 1939, lo que alentó a Italia, que durante unos meses
no había demostrado ambiciones imperialistas, a ocupar Albania. Casi inmediatamente Europa quedó paralizada por la
crisis polaca, que también se desencadenó a causa de las exigencias territoriales alemanas. De esa crisis nació la
guerra europea de 1939-1941, que luego alcanzó mayores proporciones, hasta convertirse en la segunda guerra
mundial.
Pero hubo otro factor que transformó la política nacional en un conflicto internacional: la debilidad cada vez más
espectacular de las democracias liberales (que resultaban ser los estados Vencedores de la primera guerra mundial), y
su incapacidad o su falta de voluntad para actuar, unilateralmente o de forma concertada, para resistir el avance de sus
enemigos. Como hemos visto, fue esa crisis del liberalismo la que fortaleció los argumentos y las fuerzas del fascismo
y del sistema de gobierno autoritario. El acuerdo de Múnich de 1938 ilustraba a la perfección esa combinación de
agresión decidida, por un lado, y de temor y concesión por el otro, razón por la que durante generaciones la palabra
«Múnich» fue sinónimo, en el lenguaje político occidental, de retirada cobarde. La vergüenza de Múnich, que sintieron
muy pronto incluso quienes firmaron el acuerdo, no estriba sólo en que permitió a Hitler un triunfo a bajo precio, sino en
el patente temor a la guerra que lo precedió e incluso en el sentimiento de alivio, aún más patente, por haberla evitado
a cualquier precio. «Bande de cons», se dice que afirmó con desprecio el primer ministro francés Daladier cuando, a su
regreso a París tras haber firmado la sentencia de muerte de un aliado de Francia, no fue recibido con protestas, como
esperaba, sino con vítores jubilosos. La popularidad de la URSS y la resistencia a criticar lo que allí ocurría se explica
principalmente por su actitud de enérgica oposición a la Alemania nazi, tan diferente de la postura vacilante de
Occidente. Eso hizo que su decisión de firmar un pacto con Alemania en agosto de 1939 suscitara una fortísima
conmoción.
FUENTES E: Casanova, J. (2011). Europa contra Europa, 1914 – 1945. Zaragoza: FleCos. p. 17
Hacia la guerra total
Las políticas de rearme emprendidas por los principales países europeos desde la década de los años treinta crearon
un clima de incertidumbre y crisis que redujo la seguridad internacional. La Unión Soviética inició un programa masivo
de modernización militar e industrial que la colocaría a la cabeza del poder militar durante las siguientes décadas. Por
las mismas fechas, los nazis, con Hitler al frente, se comprometieron a echar abajo los acuerdos de Versalles y
devolver a Alemania su dominio. Como consecuencia de ello, ambos países crearon, en palabras de Richard Overy,
«algo que se aproximaba a una economía de guerra en tiempos de paz». En 1913, la Rusia zarista dedicaba el 4,8 por
ciento del producto nacional al gasto militar y Alemania un 3 por ciento; en 1939, las cifras eran del 17 y 29 por ciento,
respectivamente. Las inversiones en el sector de defensa en Alemania y en la Unión Soviética representaban en 1938
más de un quinto de todas las inversiones industriales. Por esas fechas, las dos dictaduras habían elegido las armas
antes que la mantequilla, siguiendo la distinción propuesta en 1935 por Hermann Göring, ya entonces comandante
supremo de la fuerza aérea y responsable del rearme: «El mineral ha hecho siempre fuerte a un Estado, la mantequilla
y la margarina, a lo sumo, hacen gorda a la gente».
La Italia de Mussolini siguió el mismo camino y su economía estuvo supeditada cada vez más a la preparación de la
guerra. Francia y Gran Bretaña comenzaron el rearme en 1934 y lo aceleraron desde 1936, aunque Alemania y la
Unión Soviética gastaron en esos años en defensa tres veces más que las democracias europeas o Estados Unidos. El
comercio de armas se duplicó desde 1932 hasta 1937. Las estadísticas alemanas revelaban que el gasto en armas en
1934 se había disparado y que el porcentaje del presupuesto alemán dedicado al ejército pasó, en los dos primeros
años de Hitler en el poder, del 10 al 21 por ciento. Según Overy, «el sentimiento popular antibélico de los años veinte
dio paso gradualmente al reconocimiento de que una gran guerra era de nuevo muy posible».
Importantes eslabones en esa escalada a una nueva guerra mundial fueron la conquista japonesa de Manchuria en
septiembre de 1931, la invasión italiana de Abisinia en octubre de 1935 y la intervención de las potencias fascistas y de
la Unión Soviética en la guerra civil española. Pero lo que realmente cambió el escenario de la política internacional fue
la llegada de Hitler al poder. El tradicional militarismo prusiano fue aderezado con doctrinas fascistas todavía más
agresivas y el resultado fue explosivo
FUENTE F: Aróstegui, Julio. (1994). La Europa de las grandes guerras (1914 - 1945). Madrid: Anaya. pp. 56 – 57
Hacia una nueva guerra
Los orígenes de la Segunda Guerra Mundial han sido una cuestión tan polémica o más que los de la Primera. Una
cosa, sin embargo, no ofrece discusión: el sistema mundial creado a fines del primer conflicto, a partir de 1919, nunca
funcionó satisfactoriamente. La Sociedad de Naciones no pudo ser el instrumento que se esperaba a causa de las
dificultades de su propio nacimiento, las limitaciones de sus poderes, el aislacionismo americano y las disensiones
entre las potencias. Asimismo, el Tratado de Versalles nunca fue aceptado ni asimilado por Alemania y Hitler supo
explotar a fondo este sentimiento. Independientemente de estas razones de origen más antiguo, las circunstancias que
explican la desembocadura de los problemas del mundo en un nuevo conflicto armado tienen mucho que ver con el
nuevo sistema de potencias, los problemas de la economía y las dificultades de creación de un nuevo orden social -
entre democracia. fascismo y comunismo- realidades todas ellas que se presentan de forma acusada en los años
treinta. En este período, las potencias occidentales, especialmente Gran Bretaña, practicaron una política de
«apaciguamiento» (appeasement) frente al fascismo, en el convencimiento de que las apetencias de los nuevos
estados fascistas, Alemania e Italia, tendrían un límite que no se traspasaría. Esta fue la política que siempre defendió
el primer ministro británico, Neville Chamberlain, y hubo que llegar a 1939, después de múltiples concesiones a Hitler.
para comprender lo erróneo de esta creencia. Hitler fue desarrollando su política expansionista, su política de
construcción del Reich. de manera continuada, con riesgo calculado, una jugada tras otra. Primero, la militarización de
Rhenania, después la anexión de Austria y de Checoslovaquia. En función de que Hitler había conseguido sus tres
primeras jugadas, Rhenania, Austria y Checoslovaquia, venciendo la resistencia y arrastrando a Francia y Gran
Bretaña a la aceptación, pensó que ocurriría igual en Polonia. Para asegurar aún más los riesgos, había pactado
previamente con la Unión Soviética una actuación conjunta en el Este. Pero la invasión de Polonia llevó a la
declaración de guerra de Gran Bretaña y de Francia.
Los graves enfrentamientos políticos, ideológicos, económicos y estratégicos de los años treinta tuvieron un episodio
especial en España. La guerra civil española es, sin duda, el producto de los problemas internos del país; pero todo el
mundo vio en el caso español, en la sublevación militar contra un gobierno de izquierda, un ejemplo del enfrentamiento
entre viejas y nuevas fuerzas que se presentaba imparable; un problema «a tres» entre la democracia liberal, el
fascismo y el socialismo. La intervención internacional en la guerra española le dio también el carácter de confrontación
entre potencias, confrontación que sería ya directa pocos meses después del final de la guerra en España. La guerra
de España, en Europa, y el ataque japonés a China, en Oriente, son los dos sucesos que marcan la marcha imparable
hacia la Segunda Guerra Mundial.
La hiperinflación
CAUSAS Falta de materias primas.
ECONÓMICAS
Examine las causas de corto y largo plazo de la segunda guerra mundial y evalúe su impacto en
Europa, a través de un ENSAYO CORTO (máximo 400 palabras) espacio doble, arial 12,la estructura
en función a la introducción –cuerpo y conclusión.
ENSAYO
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¿Cuál de las estrategias empleaste te ayudó a entender mejor la temática?
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REFERENCIAS / ANEXOS
Hobsbawn, E. (2007). Historia del siglo XX. Buenos Aires: Crítica. pp. 151 -152
Aróstegui, J. (1994). La Europa de las grandes guerras (1914 - 1945). Madrid: Anaya. pp. 56 – 57
Dailey Andy, Webb. Sarah. (2012). Causas, prácticas y efectos de guerra. Hodder Education. London.
AUTORÍA
ANEXO 1
• Las colonias alemanas fueron confiscadas y debían ser administradas principalmente por Gran Bretaña, Francia y
Japón bajo la Liga de las Naciones.
Los alemanes entendieron que estaban siendo castigados por la guerra, pero lo hicieron. No creo que fueran los únicos
responsables de iniciarlo. El gobierno alemán a regañadientes firmó el tratado y siguió adelante con muchos de sus
disposiciones
2. Otros tratados de la Conferencia de Paz de París
Hubo otros cuatro tratados forzados a las antiguas potencias centrales de 1919 a 1920. Estos dividieron
el antiguo Imperio Austrohúngaro en varios estados más pequeños, al tiempo que otorga grandes partes
a las naciones existentes. El argumento para crear nuevos estados nacionales a partir de este imperio
fue que cada la nación debería tener el derecho de formar su propio gobierno y vivir en un estado gobernado por su
propia gente. Esta filosofía de autodeterminación fue adoptada en el discurso de Catorce Puntos del presidente de los
Estados Unidos Woodrow Wilson, base para las discusiones de la Conferencia de Paz de París. Sin embargo, a los
alemanes en Austria se les prohibió fusionarse con Alemania y no había mayor preocupación de que millones de
alemanes se encontraran ahora en Polonia y Checoslovaquia donde serían minorías. Alemania declaró explícitamente
su insatisfacción con sus fronteras orientales con la firma de los Tratados de Locarno en 1925. En Locarno, Alemania
acordó que sus fronteras en Europa occidental nunca cambiarían, pero las del este podrían ser alteradas a través de
negociación.
En 1914, había tres naciones principales en Europa central y oriental: Austria-Hungría, Alemania y Rusia; El Imperio
Otomano mantuvo el Medio Oriente. Como resultado de la Primera Guerra Mundial, estos colapsaron. Para 1920,
había nueve naciones nuevas, tres reducidas y cuatro se habían expandido.
3. Problemas económicos de posguerra
En 1921, la cantidad total de reparaciones que Alemania debía pagar se estableció en 132 mil millones de marcos de
oro. Esta cantidad debía pagarse durante 42 años. Para 1922, Alemania solicitó una suspensión de pagos ya que el
gobierno afirmó que no podía hacerlos. Esto fue rechazado por Francia y cuando el pago falló en 1923, Francia y
Bélgica ocuparon el industrializado Valle del Ruhr de Alemania. Por varias razones, esto condujo a un período de
hiperinflación en Alemania, cuando el gobierno imprimió grandes cantidades de papel sin valor mientras Asignatura de
Historia NS Quinto Grado.
El costo de vida aumentó dramáticamente. Las negociaciones condujeron a la retirada de las fuerzas francesas y
belgas en 1924 y una reorganización de la deuda de guerra de Alemania, que incluía enormes préstamos de los
Estados Unidos, ayudando a economía para recuperarse rápidamente.
Las reparaciones fueron vistas por el pueblo alemán como la raíz de todos sus problemas económicos durante la
década de 1920, una creencia que el gobierno alemán alentó incluso cuando esto no era cierto. La inseguridad
económica, la inestabilidad política y otras dificultades nacionales se atribuyeron a la necesidad de continuar
suministrando fondos a Francia y Bélgica. También sirvieron para recordar constantemente a los alemanes su derrota
en la Primera Guerra Mundial y la paz dictada que siguió, lo que provocó que algunos pidieran venganza.
4. La gran Depresión
Estados Unidos era la economía más grande del mundo en 1929 cuando su mercado de valores comenzó un declive
precipitado, desencadenando la Gran Depresión. Como el valor de las acciones se desplomaron, las personas no
pudieron pagar los préstamos bancarios que habían tomado para invertir más en los mercados. Bancos
estadounidenses retiraron préstamos a Alemania después de 1924, arrastrando hacia abajo la economía alemana, que
dependía de la inversión estadounidense y las compras de bienes manufacturados. Sin consumo estadounidense e
inversión, Gran Bretaña, Francia, Japón e Italia pronto se unieron a Alemania en una gran recesión económica. El
desempleo aumentó
rápidamente a medida que las fábricas cerraron y los bancos colapsaron. La mayoría de los países crearon barreras
comerciales al gravar fuertemente importaciones para proteger sus propias industrias. Gran Bretaña y Francia
recurrieron a sus imperios para el comercio, mientras que Japón buscó el imperio. Todos los países sufrieron
desempleo y muchos países crearon gobiernos multipartidistas, o coaliciones, para administrar su estado durante la
crisis.
Las condiciones en Alemania fueron severas en 1933 con desempleo oficial en seis millones, aproximadamente el 25
por ciento de los trabajadores. Los diversos gobiernos alemanes entre 1930 y 1933, intentando gobernar sin mayorías
parlamentarias en un país muy políticamente dividido, no pudieron abordar de manera efectiva la situación económica.
5. Partido Socialista Obrero Alemán Nacional
El Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores, a menudo denominado Partido Nazi, fue dirigido por Adolf
Hitler. Después de un golpe fallido contra el gobierno provincial en Baviera en 1923 y el posterior encarcelamiento de
Hitler hasta 1924, el partido nazi se redujo a una relativa insignificancia. Sin embargo, la Gran Depresión provocó un
renacimiento en la fortuna del partido a medida que obtuvieron escaños en el Parlamento
alemán, el Reichstag. Parte de esto fue el resultado del fracaso de otros partidos políticos al abordar el desempleo y
también el miedo al comunismo. El Partido Comunista Alemán creció en fuerza política durante estos años de estrés
económico, haciendo que muchos temieran una revolución comunista como la que había ocurrido en Rusia en 1917, lo
que llevó a una guerra civil que mató a millones.
Creencias nazis. Las creencias del partido nazi incluyeron:
• Alemania debería ser autosuficiente y no depender de la inversión extranjera o préstamos.
• El Tratado de Versalles debe deshacerse por completo y los territorios en Europa que se perdió
debería volver a unirse al país.
• Alemania debería expandirse para incluir otras áreas de Europa donde vivían los alemanes.
• Alemania necesitaba lebensraum, o espacio habitable, para la producción de alimentos y espacio para asentar más
alemanes.
• Los alemanes eran una raza maestra destinada a gobernar sobre razas inferiores, incluidos los eslavos y otros grupos
no germánicos.
• Judíos, romaníes, africanos, enfermos mentales y otros eran amenazas a la pureza de la raza alemana y debían
separarse de los alemanes; los homosexuales eran otra amenaza y necesitaban ser rehabilitados si era posible o
separados.
• El comunismo era una amenaza para el nacionalismo y la independencia alemana y debe ser opuesto.
Las creencias nazis cambiaron con el tiempo, como las creencias de la mayoría de los partidos políticos, pero en su
mayor parte se mantuvieron anticomunistas, antijudíos y anti Versalles y ultranacionalista. El partido nazi fue visto cada
vez más como una alternativa al fracasado establecimiento político.
6. Los nacionalsocialistas en el poder
Para enero de 1933, el partido nazi era el grupo más grande del Reichstag, aunque no tenían mayoría de escaños. En
una serie rápida de eventos:
• Hitler fue nombrado canciller por el presidente.
• Se convocaron nuevas elecciones.
• Se culpó al Partido Comunista por un incendio que quemó el edificio del Reichstag.
• El Partido Comunista fue ilegalizado y los líderes fueron encarcelados.
• Los resultados electorales confirmaron a los nazis como el partido más grande, pero sin mayoría.
• El Partido del Centro Católico se unió a una coalición con los nazis.
• El Reichstag aprobó la Ley de Habilitación en marzo de 1933, otorgando a Hitler poderes dictatoriales durante cuatro
años sin la necesidad de consultar o referirse al Reichstag.
Consolidación del poder del partido nazi.
El partido nazi se movió rápidamente para consolidar su poder fusionándose con el gobierno mismo:
• Todos los demás partidos políticos fueron abolidos.
• Todos los consejos de gobierno y gobernadores fueron reemplazados por funcionarios designados por el partido.
• Todas las fuerzas policiales se fusionaron con Schutzstaffel, una organización paramilitar nazi conocida más
comúnmente como las SS.
Mientras el estado y el partido se fusionaron, Hitler consolidó su propio poder al ejecutar a sus rivales en 1934. La
única institución fuera de su control era el ejército alemán, que era administrado por la nobleza conservadora. Vieron a
Hitler, que era de Austria y solo alcanzó el rango de cabo en la Primera Guerra Mundial, como extranjero y político en
el que no se podía confiar para no involucrar a Alemania en una guerra que no podía ganar. Hitler finalmente tomó el
control del ejército en 1938, coincidiendo con una política exterior más agresiva.
Imperio ruso. Polonia también se negó a permitir que cualquier ejército soviético cruzara su territorio para luchar,
incluso si Polonia fuera invadida por Alemania. Parecía que Polonia tenía más miedo de la URSS que de Alemania. Los
soviéticos no estaban dispuestos a luchar contra Alemania solo después de la conquista de Polonia, ya que eso
significaría que la guerra con el ejército alemán tendría que ser combatida dentro de la propia URSS; esto parecía
irracional e injusto, y era una prueba para los soviéticos de que eran solo una herramienta para ser utilizada, no un
verdadero socio de alianza.
7. Alemania negocia con la URSS
Mientras tanto, Alemania inició conversaciones con la URSS. Estas conversaciones esencialmente exigían que
Alemania y la URSS no pelearan entre sí mientras permitían que Alemania hiciera lo que quisiera diplomáticamente, y
de lo contrario, con las partes de Europa que no habían pertenecido al antiguo Imperio ruso, que los soviéticos
esperaban reclamar en el futuro cercano. Otras partes del acuerdo dejaron en claro que las partes de Polonia que una
vez pertenecieron a Rusia ahora deben ser reabsorbidas en la URSS. Este documento, el Tratado de No Agresión
entre Alemania y la URSS, comúnmente conocido como el Pacto Nazi-Soviético, fue anunciado el 23 de agosto de
1939, una semana antes de que Alemania declarara la guerra a Polonia el 1 de septiembre.
Blitzkrieg: la invasión de Polonia (septiembre de 1939)
En las primeras horas del 1 de septiembre de 1939, los Panzers (tanques) de Hitler, apoyados por la Luftwaffe (fuerza
aérea), se estrellaron contra la frontera con Polonia. Atravesaron rápidamente las defensas de Polonia, abriendo así un
camino para el avance de la infantería. Este método de lucha rápido y devastador se conocía como blitzkrieg o "guerra
relámpago". La resistencia polaca fue heroica, pero en última instancia inútil. La URSS invadió desde el este, según lo
acordado por el Pacto Nazi-Soviético, y el 29 de septiembre Polonia se dividió entre los dos países. La falsa guerra
Después de la derrota de Polonia, sucedió muy poco en los siguientes cinco meses. Aunque Gran Bretaña había
declarado la guerra a Alemania dos días después de la invasión polaca, no pudo llevar tropas a Polonia a tiempo para
tener algún efecto, y por lo tanto solo vio cómo una gran parte de Europa del Este caía en manos de Hitler y Stalin.
Fuente: Dailey Andy, Webb. Sarah. (2012). Causas, prácticas y efectos de guerra. Hodder Education. London.