GALLINAS
GALLINAS
GALLINAS
Mientras no poseí más que mi catre y mis libros, fui feliz. Ahora poseo nueve gallinas y
un gallo, y mi alma está perturbada.
La propiedad me ha hecho cruel. Siempre que compraba una gallina la ataba dos días a
un árbol, para imponerle mi domicilio, destruyendo en su memoria frágil el amor a su
antigua residencia. Remendé el cerco de mi patio, con el fin de evitar la evasión de mis
aves, y la invasión de zorros de cuatro y dos pies. Me aislé, fortifiqué la frontera, tracé
una línea diabólica entre mi prójimo y yo. Dividí la humanidad en dos categorías; yo,
dueño de mis gallinas, y los demás que podían quitármelas. Definí el delito. El mundo
se llena para mí de presuntos ladrones, y por primera vez lancé del otro lado del cerco
una mirada hostil.
¿Dónde está mi vieja tranquilidad? Estoy envenenado por la desconfianza y por el odio.
El espíritu del mal se ha apoderado de mí. Antes era un hombre. Ahora soy un
propietario...
Pequeñas notas biográficas por si existe interés en conocer más sobre este
autor.
Aun así, Rafael Barrett es posiblemente el escritor español más injustamente ninguneado.
Afortunadamente, gracias a la labor de un puñado de entusiastas a ambos lados del Atlántico, su
obra no ha sido olvidada.