Ae 4 Abril Reyes

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Contextualización de fenómenos sociales, políticos y económicos

Unidad 2 Relación del crecimiento demográfico y el desarrollo económico

Actividad de evaluación 4
Nombre del estudiante:
Plantel: Grupo:

Resultado de aprendizaje
Identifica los efectos en el crecimiento urbano, las condiciones de vida, la migración y el
envejecimiento de la sociedad.
Actividad
Elabora una presentación en la que muestres la evolución de la población rural y urbana,
así como la migración y el envejecimiento social.
Instrucciones:

• En equipos, elabora una presentación en PowerPoint en la que muestren la evolución de


la población rural y urbana, así como la migración y el envejecimiento social.

• Creen una presentación compartida utilizando la aplicación Presentaciones de Google


tanto con los integrantes del equipo, como con el docente para que dé seguimiento al
desarrollo de la actividad.

• Deberá contener 10 diapositivas como mínimo y 14 como máximo.

• La información debe ser clara y objetiva, cuidando la redacción y la gramática.

Nota:
Consulta con tu docente las instrucciones para conformar equipos. Él les indicará si
esta actividad se expondrá de forma presencial o solamente se trabajará en línea.
El docente les compartirá dos preguntas que demuestren la comprensión del tema.

• Consulta la rúbrica de evaluación para verificar que tu entrega cumple con los criterios
establecidos.

• En un documento de PowerPoint, coloca la liga de la presentación que realizaron y las


respuestas a las preguntas del docente.

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Contextualización de fenómenos sociales, políticos y económicos
Unidad 2 Relación del crecimiento demográfico y el desarrollo económico

Población urbana: Aquella que vive en ciudades o pueblos que son cabeceras de los
distritos oficiales de la República y que, además, cuentan con calles, luz, edificios públicos,
y otros. Población rural: Aquella que vive fuera de las áreas consideradas urbanas.

Población rural y urbana


El número de habitantes de una localidad determina si es rural o urbana. De acuerdo con
el INEGI, una población se considera rural cuando tiene menos de 2,500 habitantes,
mientras que la urbana es aquella donde viven más de 2,500 personas.
Debido a la constante migración del campo a las ciudades, el número de habitantes de
localidades urbanas ha ido en aumento; en contraste, el de las rurales ha disminuido.

Población-rural Población-urbana

Población urbana
En 1950, en México 43 % de la población vivía en localidades urbanas; en 1990 el
porcentaje era de 71, para 2020 es de 79 por ciento.

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Contextualización de fenómenos sociales, políticos y económicos
Unidad 2 Relación del crecimiento demográfico y el desarrollo económico

En 1950, la cantidad de personas que habitaban en comunidades rurales representaba 57


% del total de la población del país; en 1990 era de 29 % y para 2020, se ubica en 21 por
ciento.
https://cuentame.inegi.org.mx/poblacion/rur_urb.aspx?tema=P#:~:text=Censo%20d
e%20Poblaci%C3%B3n%20y%20Vivienda%202020.&text=En%201950%

Envejecimiento demográfico urbano y sus


repercusiones socioespaciales en México. Retos
de la planeación gerontológica
La planeación gerontológica de los espacios urbanos exige tomar en cuenta el
proceso de envejecimiento de la población de México para tener una visión
preventiva (Sánchez, 2005b). El rápido avance del envejecimiento demográfico se
atribuye principalmente a tres factores demográficos asociados: la caída de la tasa
de fecundidad (Muñoz, 1987; Castillo y Vela, 2005); el descenso generalizado de la
mortalidad, que ha significado el aumento de la esperanza de vida en todo el mundo,
y los movimientos migratorios.
En este apartado se observan los cambios en la fecundidad, la mortalidad y en la
estructura demográfica en México, así como la desigual distribución espacial del
envejecimiento de la población en el territorio. Además, se apuntan los posibles
escenarios del envejecimiento demográfico y sus repercusiones socioeconómicas y
asistenciales (Menéndez, 2003; Gutiérrez y García, 2005).
El proceso de envejecimiento demográfico es un fenómeno universal sin
precedentes, cuyas repercusiones sociales, políticas y económicas estamos
empezando a conocer (Kinsella y Velkoff, 2002). Según algunos expertos (Instituto
Nacional del Envejecimiento, 2000) el mayor crecimiento del envejecimiento de la
población para el siglo XXI lo experimentarán los países en desarrollo, como
México, lo que agravará la situación de pobreza y marginación que viven los adultos
mayores en esos países. Todo apunta a que este fenómeno se convertirá en uno
de los mayores problemas estructurales de la humanidad en el presente milenio
(Jackson, 2005).
Entre los años 1970 y 2005, México ha sido uno de los países en desarrollo que
más ha experimentado una acelerada transición demográfica, lo que ha permitido
que hoy 8,3 millones de mexicanos tengan 60 años y más (INEGI, 2005). Los
principales factores explicativos del avance del envejecimiento demográfico son: en
primer lugar, la caída de la fecundidad (Mendoza, 1998), derivado de los efectos de
la urbanización; la mejora en la salud, la educación y la incorporación de la mujer al
trabajo, que en México ha pasado de 6,8 a 2,9 hijos por mujer (INEGI, 2005). En
segundo lugar, el descenso de la mortalidad, sobre todo infantil (del 156,3%o al

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Unidad 2 Relación del crecimiento demográfico y el desarrollo económico

30,9%o), se explica por la expansión de la cobertura médica (Salgado, 1976), lo que


ha propiciado un aumento de la esperanza de vida al nacer (en los varones de los
59 a los 72 años y en las mujeres de los 63 a los 77 años) (INEGI, 2005). Sin
embargo, en México encontramos estados como Guerrero, Oaxaca y Chiapas
donde persisten importantes desigualdades y la esperanza de vida es inferior a la
media nacional (Montes de Oca, 2003). En tercer lugar, la migración nacional e
internacional, sobre todo en México hacia Estados Unidos, de población joven
activa, ha precipitado el avance del envejecimiento demográfico de las regiones
rurales deprimidas, motivado por los efectos de la urbanización y la perdida de
competitividad del sector primario.
Entre los años 1970 y 2000, en México una de las consecuencias más importantes
de la transición demográfica ha sido el cambio en la estructura por edades de la
población debido al aumento considerable del peso relativo de las personas adultas
mayores (del 5,6 al 7%) y la disminución del peso de los jóvenes (del 48 al 33%), lo
que está provocando un avance del envejecimiento demográfico absoluto y relativo
(Figura Nº 1). En el año 2005 el aumento de población absoluta de 60 y más años
alcanza los 8.338.835 adultos mayores, es decir, el 7,1% de los casi 103,3 millones
de habitantes; de los que alrededor de 4,4 millones son mujeres adultas mayores
(53,3%) y 3,9 varones adultos mayores (46,7%). Asimismo, en el último quinquenio
(2000-2005) cada año se han sumado 278.076 nuevos adultos mayores al colectivo
de la tercera edad. Además, en el año 2005 la población de 75 años y más, aquella
que presenta más riesgo de dependencia, está formada por más de 2,2 millones de
personas, es decir, el 27% de los adultos mayores de este país (INEGI, 2005).
Figura Nº 1
HISTORIA Y PROYECCIÓN DE LA POBLACIÓN RELATIVA SEGÚN GRUPO DE
EDAD, MÉXICO

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Unidad 2 Relación del crecimiento demográfico y el desarrollo económico

Fuente: Elaboración propia a partir de CONAPO (2002).


La Organización de las Naciones Unidas (ONU, 1985) prevé para el año 2050 que
el proceso de envejecimiento demográfico tendrá especial relevancia en las
regiones en desarrollo (Helpage International, 2002), como América Latina (Warnes
y Horsey, 1988), donde la situación de pobreza y mar-ginación de los adultos
mayores es hoy especialmente complicada. Las previsiones para México indican
que para el año 2030 la proporción de personas de 60 años y más será del 18% y
en el año 2050 del 28% (CONAPO, 2002) (Figura Nº 1).
En México la desigual distribución espacial del fenómeno del envejecimiento es una
realidad histórica y estructural motivada por el grado de avance de la transición
demográfica regional y por la emigración (Negrete, 2001). Al mismo tiempo, se
observan grandes coincidencias entre las zonas con baja densidad y elevados
índices de envejecimiento, sobre todo en las regiones tradi-cionalmente agrícolas,
que han padecido el efecto de llamada de la población activa joven hacia las
grandes áreas urbanas, industriales y turísticas. Además, en las regiones rurales la
permanencia de la población anciana se ha visto incrementada por la llegada de
emigrantes de retorno de edades avanzadas a sus lugares de origen.
Entre los años 2000-2005 se observa el avance del envejecimiento demográfico
absoluto y relativo en las áreas urbanas. La distribución de la población absoluta de
60 años y más por rango-tamaño de localidad arroja una marcada tendencia hacia
la concentración urbana. Las ciudades han incrementado su población absoluta de
la tercera edad, pasando de casi 4 a 4,9 millones de personas en sólo cinco años,

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Unidad 2 Relación del crecimiento demográfico y el desarrollo económico

lo que supone que en las localidades superiores a 15.000 habitantes vive el 58,4%
del total (Cuadro Nº 1). Por su parte, en las localidades mixtas (entre 2.500 y 14.999
habitantes) residen 1,2 millones de adultos mayores, es decir, el 14,1% del total.
Asimismo, en las localidades rurales, aquellas menores de 2.500 habitantes,
habitan algo menos de 2,3 millones de adultos mayores, el 27,4% (INEGI, 2005).

Fuente: Elaboración propia a partir de CONAPO (2002).


Hoy, México presenta un modelo polarizado de distribución espacial de la población
que se agudiza en el caso de la población anciana: por un lado, la concentración
urbana en las 26 áreas metropolitanas más grandes del país; aquellas con más de
medio millón de habitantes concentran el 46,9% de la población total y casi tres
cuartas partes de la población de 60 y más años (73%). A la inversa, la dispersión
rural; en las más de 180 mil localidades rurales habita solo el 23,5% de la población
total y el 27,4% de la población adulta mayor (INEGI, 2005).
En relación a la distribución de la población relativa de 60 años y más por rango-
tamaño de localidad, se observa que entre los años 2000-2005 las localidades
urbanas ven incrementado el peso relativo de los adultos mayores del 6,8 al 7,8%.
Por su parte, las localidades rurales han experimentado un envejecimiento
demográfico más acusado del 8,1 al 9,5% (INEGI, 2005).
La escala estatal nos muestra de nuevo una desigual distribución espacial del
fenómeno del envejecimiento en el país, donde podemos diferenciar estados
envejecidos demográficamente y afectados por la emigración, de aquellos otros
menos envejecidos y de mayor atracción migratoria. Entre los años 2000-2005 los
estados que experimentaron incrementos superiores al 1,4% en el envejecimiento
de su población fueron Chiapas (2,3%), Distrito Federal, Veracruz, Oaxaca y
Sinaloa. A contrario, Coahuila, Tlaxcala, Colima y Baja California Sur registraron
incrementos inferiores al 0,5%. En términos absolutos, en el año 2005 los estados
con una mayor presencia de adultos mayores se localiza en el Estado de México,
Distrito Federal, Veracruz y Jalisco, todos por encima del medio millón de

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Unidad 2 Relación del crecimiento demográfico y el desarrollo económico

habitantes, y que en su conjunto suponen el 35,8% del total. A la inversa, los estados
con menos adultos mayores se registra en Baja California Sur, Quintana Roo y
Colima, todos inferiores a los 50 mil habitantes (INEGI, 2005).
Observando la Figura Nº 2, podemos identificar los estados con un mayor índice de
envejecimiento demográfico en el año 2005, como son el Distrito Federal (10,2%),
Oaxaca, Zacatecas, Nayarit, Michoacán y Veracruz, que presentan tasas por
encima del 9,4%. Precisamente, estas entidades experimentan los efectos de la
emigración y de los cambios en la transición demográfica (caída de la fecundidad y
de la mortalidad), así como el retorno de los emigrantes de edades avanzadas. Por
su parte, Quintana Roo (4,4%), Baja California y Baja California Sur registran tasas
por debajo del 6,5%, favorecidas por el desarrollo del turismo de sol y playa y la
llegada de población adulta joven de otras regiones del país. Además, el Estado de
México (6,6%) se ve rejuvenecido por la llegada de población joven procedente,
sobre todo del Distrito Federal (INEGI, 2005), un estado afectado por un acusado
proceso de especulación inmobiliaria que favorece la expulsión de las familias
jóvenes (Negrete, 2003).
Figura Nº 2
DISTRIBUCIÓN RELATIVA DE LA POBLACIÓN DE 60 Y MÁS AÑOS SEGÚN
ESTADOS MÉXICO (AÑO 2005)

Fuente: Elaboración propia a partir de INEGI (2005).


Los cambios en la estructura de la población no se dan de manera homogénea en
ambos sexos, la mayor esperanza de vida de las mujeres y la sobremortalidad de
los varones deriva en una progresiva feminización de la población adulta mayor de
México. La relación es más marcada conforme aumenta las edades de las cohortes:
88 varones por cada 100 mujeres adultas mayores de 60 años y más; y 83 varones
por cada 100 mujeres adultas mayores de 75 años y más. A nivel estatal se agudiza
la feminización de la tercera edad, con índices de masculinidad inferiores a 85
varones por cada 100 mujeres adultas mayores en los estados del centro del país,
el Distrito Federal, Puebla, Estado de México y Aguascalientes. En cambio, los

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Contextualización de fenómenos sociales, políticos y económicos
Unidad 2 Relación del crecimiento demográfico y el desarrollo económico

estados de Quintana Roo, Campeche y Chiapas, menos envejecidos


demográficamente, presentan índices con una superioridad de varones sobre
mujeres adultas mayores (INEGI, 2005).
Los cambios en la estructura por edad de la población en las entidades federativas
se reflejan en el aumento de la relación de dependencia de adultos mayores, un
indicador que permite comparar la relación entre la población jubilada (de 60 años
y más) y la población activa (de 15 a 59 años), y que nos permite estimar la viabilidad
de los sistemas de pensiones y otros gastos sociales que soporta actualmente la
población activa. Entre los años 2000-2005 se ha producido un incremento del 1,4%
a nivel nacional, que pasa de 12,4 a 13,8 adultos mayores por cada 100 personas
en edad de trabajar (INEGI, 2005). A nivel estatal, dicho indicador presenta
marcadas diferencias entre los estados durante ese corto periodo: por una parte,
aquellos que registran incrementos por encima del 2% (Distrito Federal, Veracruz,
Sina-loa y Guerrero); y de otra, aquellos con crecimientos inferiores al 0,6% (Baja
California Sur, Tlaxcala, Baja California y Yucatán). Asimismo, en el año 2005 la
relación de dependencia demográfica de adultos mayores es más alta en Oaxaca
(17,7%), Zacatecas (17,3%), Michoacán (16,7%) y Nayarit (16,5%); en tanto que,
resulta menor en Quintana Roo (7%), Baja California (9,9%), Baja California Sur
(10%) y Estado de México, con 10,7 adultos mayores por cada 100 personas en
edad de trabajar, debido al rejuvenecimiento por la llegada de población inmigrante
joven activa (INEGI, 2005).
En el juego de escalas para la comprensión espacial del proceso de envejecimiento
demográfico, cobra especial significado el nivel municipal, que refleja un modelo
polarizado de concentración urbana y dispersión rural. Los efectos desiguales de la
migración en los municipios mexicanos tienen su plasmación en la distribución
absoluta y relativa del fenómeno del envejecimiento. En números absolutos, en el
año 2005 la población de 60 años y más rebasa los 99,5 mil habitantes en los
municipios del Estado de Jalisco (Guadalajara, 157,7 mil hab.), Distrito Federal
(Iztapalapa y Gustavo A. Madero), Nuevo León (Monterrey), Puebla (Puebla) y
Estado de México (Nezahualcóyotl y Ecatepec). Estos siete municipios forman parte
de las ciudades más pobladas del país y concentran a más del 10,2% del total de
adultos mayores. A la inversa, en los municipios rurales de los estados de Oaxaca
(Santa Magdalena3, Santiago Tepetlapa y Santo Domingo), Sonora (San Javier,
Onavas y San Felipe) y Puebla (La Magdalena y San Juan Atzompa) residen menos
de 100 adultos mayores (INEGI, 2005). Estos municipios rurales padecen una fuerte
emigración de la población joven y un acusado envejecimiento.
En términos relativos, se registra un menor índice de envejecimiento en los
municipios turísticos del Estado de Quintana Roo, como Solidaridad (2,3%) y Benito
Juárez (3,3%); seguidos por los municipios del área metropolitana de Monterrey
(Nuevo León), como Juárez (3,1%), Apodaca (3,2%) y General Escobedo (3,7%)
(Figura Nº 3). Aquí se observa con claridad cómo el efecto llamada de las áreas
turísticas y urbana-industria-les redundan en menores tasas de envejecimiento,
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Contextualización de fenómenos sociales, políticos y económicos
Unidad 2 Relación del crecimiento demográfico y el desarrollo económico

beneficiadas por la llegada de población inmigrante activa joven. Por el contrario,


los municipios rurales del Estado de Oaxaca, como Santiago Tepetlapa (39,1%) y
Santiago Nejapilla (36,9%) tienen la mayor proporción de población adulta mayor,
seguidos de Axutla (30,1 %) y San Miguel Ixitlán (29,1%) (Estado de Puebla), Dr.
Belisario Domínguez (28,6%) (estado de Chihuahua), y El Plateado de Joaquín
Amaro (27,2%) (Estado de Zacatecas) (INEGI, 2005).
La migración es uno de los principales factores explicativos de la desigual
distribución de la población relativa de 60 años y más según los municipios del país.
Precisamente, los municipios de expulsión, sobre todo rurales, presentan tasas de
envejecimiento, por encima del 8,5%, mientras que los municipios de atracción
tienen un peso relativo por debajo del 5,5%. El mayor peso relativo de los adultos
mayores en los municipios rurales de expulsión explica mayores tasas de
dependencia demográfica de la tercera edad por municipios, destacando Santiago
Tepetlapa, Santiago Nejapilla, San Miguel Tulancingo y San Baltasar (estado de
Oaxaca), con más de 80 adultos mayores por cada 100 personas en edad de
trabajar. En tanto que Solidaridad y Benito Juárez (Quintana Roo) y Apodaca y
Juárez (Nuevo León) presentan una relación de dependencia inferior a los 5 adultos
mayores por cada 100 personas en edad de trabajar (INEGI, 2005).
En general, se está produciendo un avance del envejecimiento demográfico urbano
en términos absolutos y relativos, lo que debe marcar las políticas sociales y la
planeación gerontológica de este país. En este sentido, resulta especialmente
interesante observar el proceso de concentración de la población adulta mayor a
nivel metropolitano, en especial, las principales áreas metropolitanas de México,
aquellas que superan el medio millón de habitantes (INEGI, 2005).
Entre los años 2000-2005 las principales áreas metropolitanas experimentan un
incremento global de 6,8 millones de habitantes, es decir, un 16,3%. Aquí,
destacamos a Villahermosa (Tabasco), Toluca (estado de México) y Querétaro
(Querétaro), todas con incrementos superiores al 60% y, principalmente, motivados
por la expansión de dichas áreas metropolitanas y el aumento del número de
municipios que las forman, así como la consiguiente suma de sus efectivos.
Figura Nº 3
DISTRIBUCIÓN RELATIVA DE LA POBLACIÓN DE 60 Y MÁS AÑOS SEGÚN
MUNICIPIOS. MÉXICO (AÑO 2005)

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Contextualización de fenómenos sociales, políticos y económicos
Unidad 2 Relación del crecimiento demográfico y el desarrollo económico

Fuente: Elaboración propia a partir de INEGI (2005).


Por el contrario, Acapulco fue la única gran área metropolitana que tuvo un ligero
incremento negativo (-0,6%) (INEGI, 2005), motivado por el estancamiento del
sector turístico en los últimos años, unido al desarrollo de otros destinos turísticos
(Cancún, Mazatlán, Los Cabos).
En datos absolutos, en el año 2005 se observa que casi uno de cada dos mexicanos
vivía en una área metropolitana (48,4 millones de personas) (INEGI, 2005) (Cuadro
Nº 2). Aquí, destacan por su volumen la Ciudad de México (19,2 millones de Hab.),
Guadalajara (4,1 millones de Hab.) y Monterrey (3,7 millones de Hab.),
tradicionalmente los tres grandes centros urbanos e industriales del país. En menor
medida, encontramos que el área metropolitana de Oaxaca (504.159 Hab.) se ha
visto afectada por la emigración rural y urbana hacia otras regiones más dinámicas.
En general, se observa un avance del envejecimiento en las áreas
metropolitanas asociado a la evolución de la transición demográfica regional y
urbana, y los procesos migratorios. Además, la migración es una consecuencia de
los procesos especulativos de suelo urbano, que expulsa a las familias jóvenes a la
periferia de las ciudades; así como del retorno de grupos de población de edad
avanzada.
Entre los años 2000-2005 en las áreas metropolitanas se produce un incremento
general de 828.431 adultos mayores, es decir, un 30,4%. Esto supone que la
población de 60 años y más crece al doble del ritmo de la población general en las
grandes urbes. Aquí, destacan Acapulco (Guerrero), Xalapa (Vera-cruz),
Cuernavaca (Morelos) y Ciudad de México (Distrito Federal), todas por encima del
1,1% de incremento, y afectadas por el fenómeno de la expulsión de población joven
(INEGI, 2005) (Cuadro Nº 2). En el otro extremo, encontramos las áreas
metropolitanas de Reynosa-Río Bravo (Tamaulipas), Tijuana (Baja California) y
Juárez (Chihuahua), todas por debajo del 0,6%, y ubicadas en la frontera con los

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Contextualización de fenómenos sociales, políticos y económicos
Unidad 2 Relación del crecimiento demográfico y el desarrollo económico

Estados Unidos de América (EE.UU.). Dicha circunstancia está relacionada con el


fenómeno de la migración y, sobre todo, con la presencia de maquiladoras (naves
industriales) que dan cabida a la población inmigrante joven nacional y extranjera
(Guatemala, Honduras).
En términos absolutos (Cuadro Nº 2), en el año 2005 en las áreas metropolitanas
viven más de 3,5 millones de personas adultas mayores, lo que representa el 42,7%
del total. El dato justifica la necesidad de imple-mentar dicha escala territorial en la
planeación de los servicios sociales y urbanos (INEGI, 2005). Por el volumen de la
población de 60 años y más, destaca la Ciudad de México (Distrito Federal) (1,5
millones de Hab.), Guadalajara (Jalisco) (295 mil Hab.) y Monterrey (Nuevo León)
(272 mil Hab.). Las tres áreas metropolitanas en su conjunto suman más de 2
millones de personas de 60 años y más, es decir, uno de cada cuatro adultos
mayores de este país (Montes de Oca, 1998). En cambio, en Cancún (Quintana
Roo) residen 16.611 adultos mayores, lo que refleja el dinamismo del sector turístico
y su influencia en la estructura de la población (INEGI, 2005).

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Contextualización de fenómenos sociales, políticos y económicos
Unidad 2 Relación del crecimiento demográfico y el desarrollo económico

Fuente: Elaboración propia a partir de INEGI (2000-2005).


En datos relativos (Cuadro Nº 2), el área metropolitana de Veracruz (Veracruz),
Mérida (Yucatán) y Tampico-Panuco (Tamaulipas-Veracruz) presentan la mayor
proporción de población adulta mayor, todas por encima del 9%, y afectadas por el
avance de la transición demográfica. A la inversa, una vez más, Cancún se convierte
en la que tiene el menor porcentaje (3,4%), debido a su mayor atracción de
población adulta joven por el desarrollo turístico (INEGI, 2005).
En la razón de dependencia en la vejez destacan León (Guanajuato) (68),
Aguascalientes (Aguascalientes) (66) y Acapulco (Guerrero), con 65 adultos

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Unidad 2 Relación del crecimiento demográfico y el desarrollo económico

mayores por cada 100 personas en edad de trabajar. Al revés, Veracruz (Veracruz)
(53), Cancún (Quintana Roo) (53) y Villahermosa (Tabasco) con 54 adultos mayores
por cada 100 personas en edad de trabajar (INEGI, 2005). De estos datos se
desprende que las tasas más altas de dependencia en la vejez se asocian a áreas
metropolitanas con procesos de envejecimiento demográfico más acusados,
mientras que las áreas que registran menores tasas se ven beneficiados por una
migración de atracción.
En síntesis, el contexto demográfico, presentado a distintas escalas geográficas,
refleja una desigual distribución espacial de la población adulta mayor en México.
El modelo polarizado de la población basado en la concentración urbana, favorecido
por las localidades de atracción, y la dispersión rural por las localidades de
expulsión, explican el grado de avance del envejecimiento de la población.
Hoy vemos con preocupación como tres de cada cuatro adultos mayores se
localizan en las localidades urbanas, de preferencia en las grandes áreas
metropolitanas. Estas metrópolis, escasamente planeadas, se enfrentan al reto de
ofrecer calidad de vida a sus residentes, una cuestión que se vuelve aún más
compleja en el caso de los adultos mayores y las personas dependientes. Ya que
dichos espacios urbanos no reúnen las condiciones mínimas de habitabilidad ni los
servicios básicos para estos ciudadanos longevos.
En las zonas rurales, con un envejecimiento relativo mayor, fruto de las oleadas
emigratorias, también deberán ser muy tenidas en cuenta por las políticas sociales
de los distintos estados. Aquí, defendemos el desarrollo ordenado de las ciudades,
como motor de crecimiento en sinergia con su región y, por el otro, enfrentar las
profundas desigualdades de la población adulta mayor urbana y rural.
Surgen serias dudas sobre las posibilidades reales de atender adecuadamente las
demandas crecientes de tan numerosa población envejecida, en plena progresión,
que vivirá en las ciudades. Se hace indispensable un conocimiento profundo y
previo de la situación de las personas adultas mayores de dichos espacios con la
finalidad de posibilitar una adecuada planeación de los servicios necesarios. El gran
reto de nuestra sociedad, cada vez más urbana y envejecida, está en superar la
pobreza y la exclusión social que seguirán padeciendo los adultos mayores en el
presente milenio. Es prioritario favorecer una mejora de la calidad de vida de la
población envejecida que vive en nuestras ciudades.
Repercusiones socioespaciales del envejecimiento demográfico urbano en
México
Las ciudades registran graves problemas de habitabilidad para la población
(Harvey, 1973; Castells, 1978; Gilbert y Gugler, 1992). Diferentes estudios (Compán
y Sánchez, 2005) revelan que la ciudad es un espacio que no reúne las condiciones
de habitabilidad para las personas adultas mayores. Un lugar inhóspito que excluye
al anciano, lo que favorece su dependencia y aislamiento social.

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Contextualización de fenómenos sociales, políticos y económicos
Unidad 2 Relación del crecimiento demográfico y el desarrollo económico

A continuación, pasamos a conocer la problemática situación de las personas


adultas mayores en las ciudades mexicanas, a nivel municipal y, sobre todo, de las
áreas metropolitanas. Aquí, describimos la realidad del grupo de adultos mayores
en situación de vulnerabilidad y en su contexto urbano y metropolitano a través de
aspectos básicos como: la educación, la cobertura de los servicios sociales y de
salud, la pobreza, la soledad y la vivienda.
México presenta cierto rezago educativo, que es especialmente significativo en el
caso de la población de 60 años y más, donde el 28,4% es analfabeta (no sabe leer
ni escribir) y más del 63% es analfabeta funcional (sin estudios terminados), tasas
que se incrementan con la edad y, sobre todo, entre las mujeres de 75 años y más
(INEGI, 2005). En la actualidad, las localidades urbanas concentran al 16,5% de los
adultos mayores analfabetos y a uno de cada dos que no tiene estudios terminados
(47,8%), mientras que las áreas metropolitanas registran el 15,8% y el 21,4%,
respectivamente. Aquí, por su alta población analfabeta, destacan Acapulco
(Guerrero) (38%) yTuxtla Gutiérrez (Chiapas) (30,5%); en tanto que Chihuahua y
Juárez (Chihuahua), La Laguna (Coahuila) y Monterrey (Nuevo León), localizadas
al norte del país, presentan tasas por debajo del 11,5% (INEGI, 2005).
La educación define la vida laboral y condiciona el acceso posterior al tipo de
pensión y al seguro médico. En las localidades de 100.000 habitantes y más, solo
el 36,5% de las personas de 60 y más años siguen trabajando después de la edad
de jubilación, de las cuales, solo una de cada dos tiene un empleo formal y está
asegurada (INEGI, 2005). El dato refleja que la mitad de los patrones de las
empresas incumplen las leyes de trabajo, no proporcionándoles prestaciones
laborales a sus trabajadores más longevos. Asimismo, se observan diferencias
significativas según sexo, los hombres asegurados por derecho a pensión son el
31,4% y por beneficiarios del titular el 26,4%, mientras las mujeres son de 15,1% y
58,8%, respectivamente.
La cobertura de servicios de salud es factor importante en el bienestar del adulto
mayor, ya que presentan tasas superiores de morbilidad y dependencia, las cuales
se van agudizando conforme avanza la edad, sobre todo entre las mujeres de 75
años y más. En el año 2005 la población adulta mayor no derechohabiente (aquella
que no tiene garantizado el acceso a los servicios médicos y/u otras prestaciones)
es del 44,1%. Una situación que se vuelve dramática para casi 3,7 millones de
adultos mayores que no cuentan con servicios de salud. En las localidades urbanas,
la desprotección afecta al 30,4% de los que han cumplido 60 años y más, y al 30,7%
de los que residen en áreas metropolitanas, especialmente en Toluca (Estado de
México) (50,4%), Tuxtla Gutiérrez (Chiapas) (46,4%), Acapulco (Guerrero) (44,7%)
y Oaxaca (Oaxaca) (44,5%); y por el contrario, se registran tasas por debajo del
20% en Chihuahua (Chihuahua), Monterrey (Nuevo León) y Mérida (Yucatán)
(INEGI, 2005) (Cuadro Nº 3). Aquí, se observa una correlación significativa del 69%
(r = 0,69097) que nos indica que, a medida que aumenta el porcentaje de adultos

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Unidad 2 Relación del crecimiento demográfico y el desarrollo económico

mayores analfabetos, se incrementa el porcentaje de personas sin cobertura médica


en las áreas metropolitanas del país.
En México, la familia continúa siendo la principal institución responsable del cuidado
de los adultos mayores. Sin embargo, los cambios en la estructura familiar, la
incorporación de la mujer al trabajo y la especulación inmobiliaria, expulsando a las
familias jóvenes a viviendas sociales de reducidas dimensiones y localizadas en la
periferia de las ciudades, imposibilitan el mantenimiento de la ayuda informal y
fomentan la soledad en la vejez. Según estudios de INEGI (2005), el 16,8% de los
adultos mayores que viven solos tienen discapacidad, de los cuales, más del 60%
no cuenta con ningún tipo de prestación y ayuda económica, médica, social y
asistencial.

Fuente: Elaboración propia a partir de INEGI (2000-2005).

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Unidad 2 Relación del crecimiento demográfico y el desarrollo económico

Hoy, la soledad afecta a más 817 mil adultos mayores en este país, es decir, el 9,8%
del total. En términos relativos, la soledad en la vejez la padece el 9,3 % de los que
residen en las localidades urbanas y el 8,8% de los que viven en las áreas
metropolitanas. Este indicador tiene tasas superiores al 11% en Chihuahua y Juárez
(Estados de Chihuahua) y Cuernavaca (Morelos); mientras que se localizan
porcentajes inferiores al 7% en León (Guanajuato) y Toluca (Estado de México)
(Cuadro Nº 3).
La problemática de muchas viviendas habitadas por ancianos se debe a la
autoconstrucción, que es una estrategia que emplean los sectores más
desfavorecidos de la sociedad. Precisamente, la exclusión de los programas de
vivienda de interés social (Romero; Hernández, y Acevedo, 2005), como las del
Instituto del Fondo Nacional para la Vivienda de los Trabajadores (INFONAVIT),
viene determinada por la exigencia de una serie de requisitos (empleo formal, ahorro
e ingresos) que no pueden ser cubiertos por la población adulta mayor con escasos
recursos. La exclusión de los programas de viviendas sociales refuerza la
marginación de millones de ancianos pobres y sus familias. Además, los programas
resultan ser insuficientes y se alejan de los parámetros de confort, funcionalidad y
materiales de sus destinatarios. Por el contrario, el hacinamiento y segregación son
característicos de las unidades habitacionales de los ancianos, lo que conlleva
aislamiento y exclusión social (Schteingart y Graizbord, 2000).
Las viviendas de los adultos mayores presentan deficiencias notables en cuanto a
los materiales de construcción. Observamos que el 32,2% están construidas con
materiales no duraderos (hojalata, chapa, cartón, madera); y casi el 10% no tienen
excusado (INEGI, 2005). Además, el 20% de las viviendas habitadas por ancianos
tienen techo de lámina de asbesto, un material que es dañino para la salud. Hoy,
992.080 viviendas ocupadas por adultos mayores tienen piso de tierra, es decir, el
11,9% del total, lo que dificulta el aseo del lugar y facilita la propagación de
enfermedades a través de parásitos (cucarachas, ratas). En términos relativos, esta
problemática afecta al 3,2% de la población de 60 años y más en las localidades
urbanas, porcentaje que se va incrementando entre las cohortes más avanzadas y
las mujeres de 80 años y más (INEGI, 2005).
En México casi un millón de adultos mayores no dispone de agua entubada en el
domicilio, esto es, el 11,5% del total, localizados, principalmente, en las localidades
rurales. En términos relativos, el 2,8% de la población de 60 y más años en las
localidades urbanas y el 3,5% en las áreas metropolitanas se ve afectado por la falta
de agua, sobresaliendo Acapulco (Guerrero) (21%) y Tuxtla Gutiérrez (Chiapas)
(13,9%), y en menor medida en La Laguna (Coahuila) (0,8%) y Valle de México
(Distrito Federal) (1,5%).
Los domicilios sin electricidad habitados por adultos mayores se contabilizan en más
de 228 mil, lo que representa el 2,8% del total, localizados en áreas rurales. En
datos relativos, la problemática solo afecta al 0,5% de los adultos mayores de

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localidades urbanas y de áreas metropolitanas, destacando Reynosa (Tamaulipas)


y Tampico-Panuco (Tamaulipas-Veracruz), ambas por encima 2,2%; a la inversa,
se registran porcentajes por debajo del 3% en Valle de México (Distrito Federal),
Guadalajara (Jalisco) y Monterrey (Nuevo León).
Las viviendas sin drenaje suman más de 1,1 millones, en su mayoría ubicadas en
localidades rurales, afectando al 13,5% de la población de 60 años y más del país.
En términos relativos, el problema afecta al 1,6% de los adultos mayores en las
localidades urbanas y al 2,4% en las áreas metropolitanas, destacando, con tasas
superiores al 11,2%, Reynosa (Tamaulipas) y Tampico-Panuco (Tamaulipas-
Veracruz), y Acapulco (Guerrero). Encontramos tasas inferiores al 1% en
Guadalajara (Jalisco), Monterrey (Nuevo León), Chihuahua (Chihuahua) y Ciudad
de México (Distrito Federal).
Los indicadores de vulnerabilidad social presentados para la población de 60 años
y más permiten observar que los factores socioeconómicos (educación, profesión)
durante la vida laboral condicionan la situación del adulto mayor en la vejez (seguro
médico, vivienda). A nivel de áreas metropolitanas se distingue que aquellas más
dinámicas, tanto demográficas como socioeconómicas (industria, turismo) (regiones
de atracción), localizadas, sobre todo, en la frontera norte (Monterrey) y en Cancún,
van a favorecer menores porcentajes de adultos mayores en riesgo de padecer
vulnerabilidad. Las áreas menos dinámicas y envejecidas (regiones de expulsión),
localizadas principalmente al sur del país (Oaxaca, Tuxtla Gutiérrez), repercute en
un mayor peso relativo de la vulnerabilidad de la población anciana.
En México el papel de los municipios urbanos es esencial en la atención directa de
las personas adultas mayores. En este sentido, la creciente concentración de la
población envejecida en las ciudades, especialmente, en las grandes áreas
metropolitanas, obliga a incluir dichas escalas en los nuevos diseños de la
planeación urbana y gerontológica.
Diferentes investigadores (Oates, 1972) defienden que los gobiernos municipales
deben estar principalmente a cargo de la provisión de bienes públicos locales, pues
son estos los que deben decidir qué bienes y servicios han de producir y cómo han
de emplear sus recursos, asimismo, tienen mejor información sobre las distintas
preferencias locales y, sobre todo, conocen más directamente las necesidades y
demandas de la población. En este sentido, el alto endeudamiento y la escasa
capacidad económica de los gobiernos municipales explican, en buena medida, la
política y gestión local seguida en muchos municipios y destinada a priorizar algunas
de las grandes necesidades en infraestructuras básicas, obligando a descuidar
otros apartados sociales y asistencia-les fundamentales para los adultos mayores.
Ciertamente, los estudios (Boltvinik y Damián, 2001) indican que en México en los
municipios de 100.000 habitantes y más se registran mayores tasas de marginalidad
y pobreza extrema entre la población adulta mayor, demasiadas veces ignorada por

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las autoridades municipales y, en ocasiones, por los propios familiares que incurren
en desamparo.
El debate se abre sobre la capacidad de los municipios mexicanos para ofrecer
respuestas válidas a los ciudadanos más longevos. Un escenario plagado de dudas,
ya que muchos ayuntamientos presentan un alto grado de endeudamiento, lo que
repercute negativamente en la calidad de los servicios médicos, sociales y
asistenciales ofrecidos a las personas adultas mayores. El reto de los gobiernos
municipales será comprender la verdadera dimensión del envejecimiento
demográfico y sus repercusiones socioespaciales a nivel regional, metropolitano,
municipal e intramun icipal (feminización, vulnerabilidad, dependencia, inequidad
social). Entre los desafíos que enfrentan los municipios de las áreas metropolitanas
del país está el integrar las políticas públicas destinadas al adulto mayor y buscar
soluciones consensuadas basadas en el reparto equitativo del gasto social público
a distintas escalas (federal, estatal y municipal) (De la Peña, 2003). Para ello, es
necesario acrecentar las investigaciones sobre los cambios en la desigual
distribución espacial de la población adulta mayor y la situación de estas personas
a escala de colonias y manzanas en los municipios y, sobre todo, en las áreas
metropolitanas. Sus resultados nos permitirán hacer mejores diagnóstico y
propuestas de planeación sobre el fenómeno demográfico y socioespacial, así como
concebir nuevas políticas basadas en la prevención y en la atención adecuada de
las necesidades del adulto mayor.
Lo anterior no sería posible sin la presencia de gerontólogos sociales, con una visión
integral de la vejez, en los comités consultivos, en las organizaciones no
gubernamentales (Caritas Diocesana) y en la gestión pública. Por lo general, en las
ciudades predomina un enfoque de planeación gerontológica con tendencia
normativa, lo que explica que en la mayoría de los casos la ejecución de las
estrategias municipales planificadas no satisfacen las necesidades reales y
heterogéneas de las personas adultas mayores. La mayor presencia y
reconocimiento social del papel del gerontólogo social a nivel mundial,
especialmente en México, debe contribuir a la puesta en marcha de alternativas de
planeación gerontológica en las grandes urbes.
Alternativas a la planeación gerontológica urbana
En la actualidad existen diferentes propuestas en materia de planeación
gerontológica de los espacios urbanos que pasamos a describir (Sánchez, 2005a):
- Promover la participación social de las personas adultas mayores a través de
las asociaciones de mayores y aprovechar su experiencia en los procesos de
planeación urbana con objeto de proponer alternativas para mejorar la habitabilidad
de las ciudades.
- Impulsar una planeación estratégica del bienestar de las personas mayores
mediante el conocimiento global de la realidad vivencial y heterogénea de los

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Unidad 2 Relación del crecimiento demográfico y el desarrollo económico

adultos mayores a distintas escalas regional, municipal y metropolitana (colonia,


manzana), adecuando las acciones a la realidad de cada espacio.
- Elaborar un sistema integral de información a partir de diagnósticos de la
realidad territorial intraurbana, metropolitana y regional de los adultos mayores y el
empleo de Sistemas de Información Geográficas.
- Establecer propuestas de planeación urbana y territorial (medio ambiente,
estructura urbana y vivienda, infraestructura primaria, vialidad y transporte público,
servicios sociales y sanitarios) para el desarrollo y mejora de la habitabilidad urbana
de este sector de población heterogéneo.
- Favorecer la mayor participación y coordinación de los distintos agentes sociales
implicados en el mundo del adulto mayor urbano, tanto las distintas instituciones
gubernamentales (municipio, estado) como las no gubernamentales (Caritas
Diocesana, Cruz Roja, asociaciones vecinales, etc.).
- Proponer alternativas integrales frente a las necesidades de las personas
mayores, para favorecer el uso correcto y eficaz de los recursos materiales y
humanos disponibles.
- Ayudar al desarrollo de una conciencia crítica de las personas mayores que
permita transformar constructivamente la sociedad y posibilite una mayor
integración social.
Es necesario que la planeación gerontológica urbana se realice potenciando el uso
de metodologías cuantitativas y cualitativas de evaluación y participación social,
como las encuestas, entrevistas personales y los talleres comunitarios, así como el
empleo de la estadística multifactorial y los Sistemas de Información Geográficos.
Las autoridades municipales y metropolitanas serán las encargadas de atender las
necesidades de la creciente población heterogénea de 60 y más años en el marco
de las grandes ciudades. En este sentido el sector público y los investigadores
deben promover líneas de investigación que fomenten el desarrollo social y
asistencial de la población adulta mayor, fortaleciendo la formación de recursos
humanos capaces de atender las necesidades de este sector de población
heterogéneo.
https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-
34022007000200003

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