Lectura Unidad 3

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Módulo 1: Funciones, cultura y

responsabilidad social de las


organizaciones

Unidad 3: Responsabilidad Social,


ética administrativa y toma de
decisiones

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3.1. Administración basada en valores y la conciencia ambiental ......................................... 4
3.2. La ética administrativa y el colaborador ético ................................................................ 7
3.3. Toma de decisiones como proceso ................................................................................. 8
3.4. El gerente en la toma de decisiones ................................................................................ 9
Glosario ................................................................................................................................. 11
Bibliografía ............................................................................................................................ 12

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Introducción
La Real Academia Española define la responsabilidad como el compromiso u
obligación de tipo moral que surge de la posible equivocación cometida por un
individuo en un asunto específico. Este concepto se utiliza para referirse a la
obligación de responder ante un hecho.

Según Vallaeys (2013, p. 3):

La Responsabilidad Social es una estrategia de gerencia ética e inteligente de los


impactos que genera la organización en su entorno humano, social y natural.
Gerencia ética: Todos los potenciales afectados por la actividad de la organización
deben de retirar los mayores beneficios y los menores daños de ella. La organización
debe servir al mundo, y no sólo servirse del mundo. Gerencia inteligente: La gestión
responsable de los impactos de la organización debe de retornar en beneficios para
la organización, cada vez que sea posible, para que la Responsabilidad Social de la
organización sea una política sostenible y eficiente. Al ser socialmente responsable,
la organización se desarrolla mejor en un entorno mejor.

Este contexto nos adentra al contenido de la presente unidad, donde se estudian


conceptos relacionados con la importancia de la Responsabilidad Social de las
empresas en siglo XXI, la cual no puede estar alejada de los comportamientos éticos
de sus dirigentes y colaboradores en la toma de decisiones.

Estructura de Contenidos

3.1. Administración basada en valores y la conciencia ambiental


3.2. La ética administrativa y el colaborador ético
3.3. Toma de decisiones como proceso
3.4. El gerente en la toma de decisiones

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3.1. Administración basada en valores y la conciencia ambiental

E n el presente apartado se hace referencia a aspectos propuestos por Ken


Blanchard y Michael O’Connor en su libro “Administración por Valores”. De
acuerdo con dichos autores, si se aplica la Administración por valores,
cualquier compañía podría alcanzar un nuevo nivel de éxito organizacional,
adoptando ciertos métodos para hacer negocios que beneficien a los propietarios o
accionistas, empleados, clientes, proveedores y otros; trazándose un propósito de
valores comunes y brindando un excelente servicio al cliente y una buena calidad a
los empleados.

Es necesario para la puesta en práctica de este enfoque que la persona que esté al
mando de la compañía, se realice una autoevaluación; esto con el fin de ver si
realmente está cumpliendo bien lo que los autores denominan como los tres actos de
la vida.

Acto I: Realizar

Acto natural del ser humano. Tal vez seamos nosotros la única especie que puede
fijarse metas más allá de la supervivencia diaria, de modo que es muy natural que
queramos realizar, que queramos ser algo. El primer acto es hacer para ser.

Acto II: Conectar

Tiene que ver con las relaciones, o estar con otros para ser.

Acto III: Integrar

Cambiar para ser, significa combinar los dos primeros actos. Significa definir o
redefinir uno sus propósitos y valores y luego utilizarlos en la acción diaria en formas
que sean verdaderamente significativas para uno y para las personas, los principios
y los compromisos que más estime.

Por otro lado, es necesario que la persona que se encuentra al frente de la compañía
se realice el siguiente interrogante. ¿Cuáles son mis valores básicos y cuáles son los
de la organización? Habiendo ya identificado esos valores se tiene preguntar: ¿Cómo
estoy demostrando esos valores en mi trato diario con el mundo?

Consideran los autores que una organización que pueda hacer pie firme en todas sus
relaciones de negocios claves cuando tantas otras están en declinación, es sin duda
una compañía afortunada. Se dice entonces que estas organizaciones han respondido
a la llamada de las 500 afortunadas (Fortune 500 companies), cada una de las cuales
representa a un grupo de personas para con las cuales la compañía tiene una
responsabilidad especial. Los autores emplean la palabra “JEFE” para sugerir que
toda persona que tenga que ver con una compañía de las 500 afortunadas, cualquiera
que sea su posición, tiene que pensar, sentir y actuar como un líder - como un
directivo. Se abriga la esperanza de que cada uno sienta el mismo orgullo,
compromiso y sentido de propiedad que los que ocupan las posiciones formales de

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liderazgo, y que también esté facultado para actuar en formas que hagan la empresa
la mejor que pueda llegar a ser. El acróstico de la palabra tiene el siguiente
significado:

J: relacionado con los clientes. Las empresas son reconocidas por la calidad que
prestan en su servicio. “El cliente es lo más importante”. Hoy si uno quiere ser
competitivo, satisfacer a los clientes no basta. Se necesitan clientes que se jacten de
uno, que se conviertan en parte de su fuerza vendedora y de marketing. Hay que
tratarlos en forma tal que se vuelvan fanáticos de su servicio.

E: empleados, colaboradores. El segundo aspecto que hace destacar a una compañía


que se encuentran en el listado de las 500 afortunadas es la calidad de vida de sus
colaboradores. La organización debe crear un ambiente motivador para su gente -
ambiente en el cual los empleados puedan ver que trabajan por las metas de la
organización; esto es lo que más les conviene. En ese ambiente los empleados
empiezan a pensar como propietarios de la empresa. En cuanto los empleados de
una compañía de las 500 afortunadas son tratados como su recurso más precioso,
tanto más se comprometen a alcanzar sus metas.

F: propietarios, o sea los accionistas de la compañía. Ninguna empresa se puede


llamar realmente afortunada si no es rentable. Pero realmente rentable para todos
los grupos interesados significa ser ética. Hoy la característica que más se cita como
requisito de un liderazgo eficaz es la integridad. Un punto clave que distingue a una
compañía de las 500 afortunadas de sus competidoras es la integridad en la
obtención de utilidades y las resultantes prácticas de asignación de recursos por la
administración y los propietarios. Cuando hablamos de propietarios no nos
referimos a especuladores, sino a personas que buscan crecimiento para una
compañía de la cual puedan estar orgullosos.

E: representa al cuarto grupo de interesados con los cuales una compañía de las 500
afortunadas está obligada en virtud de una relación de negocios mutuamente
beneficiosa. Son éstos lo que nosotros llamamos otros grupos significativos, se
incluyen la comunidad, los acreedores, proveedores, contratistas, distribuidores e
incluso respetados competidores.

Es así, como consideran los autores que el punto de partida de una organización del
listado de las 500 de Fortune es la Administración por Valores. Esta es una práctica
empresarial aceptada para motivar a los clientes a que sigan comprando, inspirar a
los empleados para que den lo mejor de sí todos los días, capacitar a los propietarios
para que al mismo tiempo que ganen se puedan sentir orgullosos, y estimular a los
otros grupos significativos para que sostengan sus compromisos de negocios con la
compañía.

De acuerdo con los autores, la Administración por Valores comprende tres pasos:

▪ Aclarando nuestros valores, propósitos y misión.

▪ Comunicando nuestra misión y nuestros valores.

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▪ Alineando nuestras prácticas diarias con nuestra misión y nuestros valores.

Podemos observar que la propuesta de los autores Blanchard y O’Connor es


pertinente en las empresas del siglo XXI, y que Administrar por Valores es una
gerencia coherente que garantiza buenas prácticas en las organizaciones. Esta
manera de gerenciar va de la mano con los argumentos a favor de la Responsabilidad
Social, la cual se puede observar en la siguiente ilustración:

Fuente: Elaboración del autor con base en Robbins, 2002

Sin embargo, es pertinente no olvidar en este apartado la importancia de la


conciencia ambiental, entendiéndola como la comprensión que se adquiere sobre los
impactos que generamos sobre el medio ambiente. Impactos, particularmente
negativos que son producidos por cada actividad diaria que hacen parte de nuestra
cotidianidad; en otras palabras, nuestra huella ecológica.

La comprensión por parte de las organizaciones del papel que juegan como parte del
entorno, no solo para extraer de él beneficios sino para portar a su desarrollo, es
fundamental para que exista armonía y crecimiento en el tiempo. En los últimos
decenios se ha comenzado a debatir la importancia de la responsabilidad social
empresarial y el desarrollo sustentable y, por ende, el rol de las organizaciones en
estas apuestas. Ambas encaminadas a la protección del ambiente o contexto en que
las empresas ejercen algún tipo de influencia, además de las personas que se
encuentran al interior y exterior de ellas para evitar, antes que mitigar, afectaciones
directas o indirectas producto de los procesos productivos. La sustentabilidad está
enmarcada en la necesidad de producir conservando los recursos naturales y

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propiciando que las futuras generaciones cuenten con un medio ambiente menos
afectado ecológicamente.

De esta manera, la “conciencia ambiental” exige una postura consciente de nuestro


impacto en la sociedad, reconocer que nuestros recursos son finitos y que no actuar
responsablemente pone en riesgo a las futuras generaciones.

3.2. La ética administrativa y el colaborador ético

E
l término ética proviene de la palabra griega ethos, que significaba “morada”
y que posteriormente evolucionó al “carácter” o “modo de ser”. Este concepto
se encuentra relacionado con la moral, sobre lo que es correcto o incorrecto.
Lo que es bueno y malo desde el punto de vista del deber.

Desde la perspectiva de las organizaciones, señala Koontz, (2008), la ética en los


negocios se ocupa de la verdad y la justicia, y se relaciona con una variedad de
aspectos, entre los que se cuentan:

▪ las expectativas de la sociedad

▪ la competencia equitativa

▪ la publicidad

▪ las relaciones públicas

▪ la responsabilidad social

▪ la autonomía del consumidor, y

▪ el comportamiento corporativo en el país de origen y en el extranjero

Enrique Zamorano (2012) señala que la manera en que se comportan los directores
en la empresa suele ser señalado como un factor importante para construir una
cultura de ética. En empresas donde existe un ambiente de respeto a los valores
éticos, todos entienden que el logro de sus objetivos no justifica utilizar medios
éticamente objetables. En organizaciones donde la política formal está enfocada
solamente al logro de objetivos económicos, sus integrantes fácilmente se olvidan de
los principios éticos. Esta visión desanima al personal porque les origina un conflicto
entre sus convicciones morales y las exigencias del logro de metas económicas
impuestas por la empresa. Por eso no está de más el establecimiento de un código de
ética donde explícitamente se señale la manera en que debe actuar la organización y
por ende sus colaboradores. Este código debe ser visible por todos sus miembros y
debe ser reconocido al igual que su misión y visión. De esta manera, sus funcionarios
pueden apelar a él cuando sientan que su manera de actuar y tomar decisiones es
cuestionada.

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Siguiendo con Zamorano, el ambiente formal de la ética en una empresa es
importante, no solo porque motiva a los empleados a comportarse éticamente, sino
porque estos pueden apoyarse en una buena política de la compañía cuando desean
hacer respetar sus propios valores. En cualquier caso, es vital socializar los valores
que guían a la organización, para que no existan excusas en el comportamiento de
los colaboradores en la empresa.

Se produce el fenómeno que Zamorano establece como los "valores compartidos";


los individuos desean identificarse con su empresa, necesitan confiar y creer en la
organización para la cual trabajan, puesto que contribuyen con su esfuerzo al éxito
de esta. Ese lazo de valores compartidos es fundamental para todo lo demás, se pone
énfasis en la empresa como la entidad en la que trabajan, con la que se identifican y
que merece la admiración de sus colaboradores, así como de la sociedad.

Koontz, (2008), a su vez, indica tres tipos de teorías morales básicas en el campo de
la ética, las cuales deben ser consideradas no solo por los gerentes sino por todos los
miembros de una organización:

▪ Teoría utilitaria: los planes y acciones deben ser evaluados por sus consecuencias.

▪ Teoría basada en los derechos: todas las personas tienen derechos básicos.

▪ Teoría de la justicia: los tomadores de decisiones deben guiarse por la justicia y


la equidad, así como por la imparcialidad.

Al final de cuentas, los aspectos antes mencionados deberían orientar el


comportamiento diario de todos los integrantes de la empresa. Estamos convencidos
de que gerenciar teniendo en cuenta estos preceptos es garantía de buenos
resultados.

3.3. Toma de decisiones como proceso

C
omo parte de la vida cotidiana los individuos deben realizar elecciones, o
decidir entre diferentes opciones la que consideran es más favorable. Existen
decisiones trascendentales para la vida, como la elección de una profesión, o
quien será nuestra pareja de matrimonio; asimismo, decisiones de no tan gran
envergadura como definir qué película escoger para entrar a un teatro, o la
vestimenta que usaremos. De una u otra forma, las decisiones afectan el curso de
nuestras vidas en diferentes contextos.

En otras palabras, decidir es básicamente elegir. Optar entre distintas alternativas,


tomar un curso de acción entre otros posibles, o la selección de un proyecto de acción
entre varias alternativas. Esta definición aplica en el ámbito empresarial. Los
gerentes deben tomar decisiones como parte de su función, y ésta es recurrente en
cada una de las fases del proceso administrativo.

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Iborra et al. (2014) consideran que cuando alguien dirige una empresa, está
encargado de tomar decisiones; es decir, identificar y aprovechar oportunidades, de
solucionar los problemas que aparecen, de determinar el curso de acción a seguir, de
resolver, tomar, adoptar o elegir un camino entre otros posibles, de acometer,
impulsar e iniciar acciones de diversa índole, confiando en que elija eficaz y
eficientemente un curso de acción entre las posibilidades que tiene su empresa.

También, exponen (Iborra et al., 2014) como etapas del proceso de toma de
decisiones las siguientes:

▪ Identificación del problema

Se constituye como la fase inicial en la toma de decisiones, donde la información se


constituye como pieza vital. Se asume que la calidad de la toma de decisiones
depende, entre otros, de la calidad de la información para la toma de decisiones.
¿Cuál es el problema? ¿Cuáles son las causas?

▪ Etapa de diseño

Elaboración y evaluación de alternativas para solucionar el problema. Implica el


diseño de alternativas y la evaluación de sus consecuencias y la comparación entre
las consecuencias de dichas alternativas. En otras palabras ¿qué alternativas
tenemos? ¿Qué consecuencias tienen?

▪ Selección entre las alternativas

Definición de los criterios a tomar en consideración en la elección. Elegir la mejor


alternativa de acuerdo con los criterios elaborados previamente. Analizar las
fortalezas y debilidades ¿Cuál es la mejor alternativa? ¿Con base en qué criterio? Es
decir, tomar la decisión.

▪ Control

Permite verificar si la alternativa elegida ha solucionado o no el problema detectado.


¿se ha solucionado el problema?

3.4. El gerente en la toma de decisiones

L
a toma de decisiones es un aspecto fundamental en la labor de un gerente.
Señala Koontz (2008), que en ocasiones los gerentes consideran la toma de
decisiones como su tarea principal, pues constantemente deciden qué hacer,
quién debe hacerlo y cuándo, dónde y en ocasiones, hasta cómo hacerse. Por
lo tanto, los gerentes no pueden permitirse tomar decisiones intuitivas o
espontáneas; dependiendo de las decisiones que tomen, el curso de acción de la
organización será exitoso o estará condenado al fracaso.

Continúa señalando el autor, que la toma de decisiones por parte de los gerentes es
racional, porque estos eligen opciones en forma congruente y que aumenta el valor,

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dentro de determinadas restricciones. Se considera que los supuestos de la
racionalidad no siempre son ciertos, porque el grado de certidumbre que exige el
modelo racional es difícil de hallar. Es decir, certidumbre implica que un gerente
escoge la decisión acertada, pues conoce los resultados de cada alternativa posible.

Infortunadamente, este escenario de conocer las respuestas no es una posibilidad


real en las empresas; es así como el gerente debe trabajar con un margen de
probabilidad en cada resultado posible, o tomar el “riesgo”.

Desde otro escenario, si los individuos que deben tomar las decisiones no conocen a
ciencia cierta el problema, y mucho menos aventurarse a un resultado probable,
entonces se dice que la decisión se toma en condiciones de incertidumbre.

Un posible escenario ideal consideraría los siguientes supuestos para la toma de


decisiones. El estado perfecto para que el gerente se asegure de minimizar un posible
fracaso.

Fuente: elaboración del autor a partir de Koontz (2008)

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Material anexo al desarrollo del tema
Descripción del documento Nombre del archivo

Calculadora de la huella http://www.soyecolombiano.com/huella-


ecológica ecologica/

Los beneficios de la ética Zamorano, E. Z. Enrique. (2012, 14 mayo). Los


empresarial beneficios de la ética empresarial. Recuperado
22 febrero, 2018, de
https://expansion.mx/opinion/2012/05/11/la-
etica-empresarial-produce-beneficios

Glosario

▪ Conciencia: capacidad de los seres humanos de verse y reconocerse a sí mismos


y juzgar sobre esa visión y reconocimiento.

▪ Certidumbre: quien toma la decisión conoce las alternativas posibles.

▪ Decisiones: determinación definitiva adoptada en un asunto.

▪ Ética: conjunto de costumbres y normas que dirigen o valoran el


comportamiento humano en una comunidad.

▪ Huella ecológica: el total de superficie ecológicamente productiva necesaria


para producir los recursos consumidos por un ciudadano medio de una
determinada comunidad humana, así como la necesaria para absorber los
residuos que genera, independientemente de la localización de estas superficies.

▪ Incertidumbre: falta de certeza sobre algo.

▪ Obligaciones: aquello que una persona está obligada a hacer.

▪ Riesgo: grado de probabilidad de que una decisión determinada produzca un


resultado concreto.

▪ Valores: son creencias fundamentales que nos ayudan a preferir, apreciar y


elegir unas cosas en lugar de otras, o un comportamiento en lugar de otro.

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Bibliografía
▪ Blanchard, K. B. Ken, & O'Connor, M. O. Michael. (1997). Administración por
valores (Ed. rev.). Bogotá, Colombia: Norma

▪ Chiavenato I (1989). Introducción a la Teoría General de la Administración.


México: Mc. Graw-Hill Interamericana de México.

▪ Koontz, H. K. Harold, Weihrich, H. W. Heinz, & Cannice, M. C. Mark. (2008).


Administración Una perspectiva global y empresarial (13ª ed.). México D.F,
México: Mc Graw Hill.

▪ Zamorano, E. Z. Enrique. (2012, 14 mayo). Los beneficios de la ética empresarial.


Recuperado 22 febrero, 2018, de https://expansion.mx/opinion/2012/05/11/la-
etica-empresarial-produce-beneficios

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