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COMO CITAR ESTE ARTÍCULO:

PANAIA, Marta. (2014). “La inclusión de la mujer en la profesión de ingeniería”. En: Revista Virajes, Vol.
16, No. 1. Manizales: Universidad de Caldas.

VIRAJES LA INCLUSIÓN DE LA MUJER EN LA


PROFESIÓN DE INGENIERÍA*

MARTA PANAIA**

Recibido: 30 de mayo de 2014


Aprobado: 25 de junio de 2014

Artículo de Investigación

* Una versión preliminar del presente artículo fue presentada en ALAST 2013, San Pablo.
** Investigadora principal del CONICET; Ph.D en Ciencias Económicas con sede en el Instituto de
Investigaciones “Gino Germani” de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
E-mail: ptrabajo@cea.uba.ar, clementina1@fibertel.com.ar.

VIRAJES antropol.sociol. Vol. 16 No. 1, enero - junio 2014, págs. 19-43


Marta Panaia

Resumen
La mujer tiene tanta participación como el hombre en la formación
en los diferentes ámbitos educacionales y sobre todo al universitario
en Argentina, pero la distribución por carreras de ambos sexos es muy
diferente. Las mujeres optan por carreras relacionadas con las humanidades,
la educación o ciencias de la salud en mayor medida. Las carreras que
se encuentran dentro del abanico de las “duras”, como las ingenierías,
siguen siendo poco elegidas por las mujeres, manteniéndose como un
reducto mayoritariamente masculino. No obstante la tendencia histórica
se ha ido revirtiendo y cada vez más aumenta la participación femenina,
especialmente en algunas especialidades de las ingenierías. Sin embargo,
hay pocos estudios que ahonden en esta problemática, que mantiene
vacíos conceptuales importantes. Para hacer un aporte en esta dirección
estudiamos la participación femenina en dos Universidades distintas del
país, en tres regiones diferentes por su producción y por su historia, en
las diferentes especialidades de las ingenierías. Se considera que el análisis
y el conocimiento de la peculiaridad de las mujeres que eligen carreras
tradicional y culturalmente asociadas al sexo masculino, presentan un gran
interés analítico y reflexivo a la hora de comprender la nueva situación de
la mujer profesional en el mercado de trabajo, para poder acercarnos a los
cambios que se están dando en el imaginario social, las maneras de hacer y
sentir; y a través de ellos ver como estos modelos tradicionales de género
son trasgredidos, pero también muchas veces legitimados.
Los datos presentados corresponden a las trayectorias académicas
y laborales de las nuevas generaciones de mujeres graduadas durante
las últimas décadas de las diferentes Carreras de ingenierías dictadas en
dos Universidades Públicas de la República Argentina. Las universidades
indagadas serán: la Universidad Nacional de Río Cuarto, Facultad de
Ingeniería y la Universidad Tecnológica Nacional en sus Regionales General
Pacheco y Regional Avellaneda, esta Universidad es la que forma la mayor
cantidad de ingenieros en la Argentina.

Palabras clave: Ingenieras - inserción- formación- Ingenieros Tecnológicos.

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La inclusión de la mujer en la profesión de ingeniería

INCLUSION OF WOMEN IN THE


ENGINEERING PROFESSION
Abstract
Women have as much participation as men in education in the different
educational areas and especially at the university level in Argentina, but
the distribution of careers for both sexes is very different. Women choose
careers related to humanities, education or health sciences to a greater extent.
The careers perceived within the range of “hard”, such as engineering,
are moderately chosen by women, remaining as a predominantly male
domain. Even so, the historical trend has been changing and female
participation is getting increasingly higher, especially in some specialties
of engineering. However, there are few studies that delve into this issue,
which has major conceptual gaps. To make a contribution in this direction,
the participation of women in two different universities in the country
located in three regions differing for their production and their history
in the different branches of engineering was studied. It is considered that
the analysis and understanding of the peculiarity of women who choose
careers traditionally and culturally associated with males, present a great
analytical and reflective interest in understanding the new situation of
professional women in the labor market, in order to be able to approach the
changes that are occurring in the social imaginary, the ways of doing and
feeling and through them to see how these traditional models of gender
are broken, but also often legitimized. The data presented correspond
to academic and career paths of new generations of women graduated
during the last decades of the different engineering programs offered in
two public universities in Argentina. The universities studied are the
National University of Río Cuarto, Faculty of Engineering and the National
Technological University in its General Pacheco Regional and Avellaneda
Regional, this last one being the university that trains the highest number
of engineers in Argentina.

Key words: Engineers - insertion- training-Technology Engineers.

VIRAJES 21
Marta Panaia

Introducción

L
as últimas décadas muestran una crisis de profesiones
tradicionalmente establecidas, como la ingeniería, por los
cambios en el mercado de trabajo profesional y en la estructura
productiva. En definitiva, como afecta esto sus desempeños profesionales,
su calidad de vida y sus aspiraciones profesionales. Cuál es la incidencia de
la flexibilización de los mercados de trabajo, la segmentación de los mismos
o la heterogeneidad y coexistencia de distintos mercados de trabajo ante las
trayectorias de carrera interna de la empresa, pero también para su inserción
en el mercado abierto. Sin embargo, el proceso de flexibilización para las
mujeres ingenieras fue diferente, a pesar de que la Argentina, las recibe
tempranamente en las carreras universitarias reservadas a los hombres,
su crecimiento en ellas es muy lento. El lugar particularmente restringido
que ocupan en las ciencias matemáticas, tecnológicas e ingeniería. Resulta
interesante conocer ese recorrido por ellas misma, siguiendo sus trayectorias
y sus propios relatos frente a la flexibilización y sus realizaciones personales.
La mujer participa como el hombre en los ámbitos de formación y sobre
todo en el universitario en Argentina, pero la distribución por carreras de
ambos sexos es muy diferente. Las mujeres optan por carreras relacionadas
con las humanidades, la educación o ciencias de la salud en mayor medida.
Las carreras que se encuentran dentro del abanico de las “duras”, como las
ingenierías, siguen siendo poco elegidas por las mujeres, manteniéndose
como un reducto mayoritariamente masculino. No obstante, la tendencia
histórica se ha ido revirtiendo y cada vez más aumenta la participación
femenina, especialmente, en algunas especialidades de las ingenierías.
Sin embargo, hay pocos estudios que ahonden en esta problemática, que
mantiene vacíos conceptuales importantes. Para hacer un aporte en esta
dirección estudiamos la participación femenina en dos universidades
distintas del país, en tres regiones diferentes por su producción y por su
historia, en las diferentes especialidades de las ingenierías. Se considera
que el análisis y el conocimiento de la peculiaridad de las mujeres que
eligen carreras tradicional y culturalmente asociadas al sexo masculino,
presentan un gran interés analítico y reflexivo a la hora de comprender
la nueva situación de la mujer profesional en el mercado de trabajo, para
poder acercarnos a los cambios que se están dando en el imaginario social,
las maneras de hacer y sentir; y a través de ellos ver cómo estos modelos
tradicionales de género son trasgredidos, pero también muchas veces
legitimados.
Los datos presentados corresponden a las trayectorias académicas
y laborales de las nuevas generaciones de mujeres graduadas durante

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La inclusión de la mujer en la profesión de ingeniería

las últimas décadas de las diferentes carreras de ingenierías dictadas en


dos universidades públicas de la República Argentina. Las universidades
indagadas son: la Universidad Nacional de Río Cuarto (Facultad de
Ingeniería) y la Universidad Tecnológica Nacional en sus regionales General
Pacheco y Regional Avellaneda, siendo la universidad que forma la mayor
cantidad de ingenieros en la Argentina (Bertoni y Cano, 1991; Bisang, 1994;
Balán, 1994; Pérez Lindo, 1997).

Los cambios en formación y empleo


Como señalan los pocos autores que se ocupan del tema de la educación
universitaria son muy escasos los estudios sobre la gestión educativa
y, menos aún, los que se ocupan de los mecanismos institucionales que
inciden en la selección de los profesionales que ocupan sus plantillas. Pero,
sobre todo, la mayoría de estos estudios son unidisciplinarios, de manera
que no analizan la intersección entre los campos señalados ni identifican
sus distintas lógicas. Por otra parte, el típico dato estadístico con que se
cuenta sobre estas instituciones responde más a las visiones administrativas
o contables que a mostrar la distribución de actividades o la relación de
recursos y logro de fines, o sea un criterio eficientista que poco se ocupa
de la eficacia de estas instituciones para cumplir con los objetivos para los
cuales fueron creadas. En realidad, las universidades tal como funcionan
hoy en día son instituciones que forman parte del inexistente sistema de
ciencia y tecnología surgido durante el período sustitutivo de importaciones
y cuya desarticulación operativa mantuvo una escasa coordinación con el
sector productivo. Más allá de formar las capas dirigentes y profesionales
de la sociedad, están destinadas a construir conocimiento que beneficie a la
sociedad como totalidad.
Pérez Lindo señala que una de las mutaciones que se presenta
actualmente en el sistema mundial, es que los sistemas educativos no
pueden ya pensarse solo en términos nacionales. Esto ocurre porque los
espacios educativos se internacionalizan y se inter-penetran. Esto quiere
decir que ciertas características de desarticulación que se dan en los
sistemas de educación superior latinoamericanos, posiblemente, sean
similares a los que encontramos en la Argentina y, en cambio, el peso de la
influencia europea sea bastante diferente. Bertoni y Cano sostienen que si
bien se tiende a hablar de “sistema”, en nuestro país, la educación superior
se acerca más al concepto de “conglomerado” formado por más de 1000
establecimientos con intervención a nivel nacional, provincial y municipal.

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El llamado sistema está formado por el subsistema universitario y el no


universitario que ejerce, preferentemente, funciones de formación docente
o de supervisión. Dentro del sistema universitario están las universidades
nacionales, la provincial (La Rioja) y las universidades privadas. El caso
del conglomerado tecnológico, si bien está dentro el universitario, posee un
funcionamiento particular de implicación con la región desde el momento
en que los estudiantes, en la medida de lo posible, tienen que trabajar en el
área en que realizan sus estudios, por lo que el diseño curricular está muy
relacionado con el desarrollo de la región a la que pertenecen. De esta manera,
la UTN tiene un sistema propio que incluye 29 Facultades Regionales y 2
Unidades Académicas. En cada una de ellas se dictan diferentes carreras
que tienen que ver con las actividades de la zona y su grado de desarrollo
curricular avanza en paralelo a la demanda que establecen las empresas y
actividades productivas de la región.
Bisang (1994) sostiene que el conjunto de instituciones de ciencia y
técnica, dentro del cual se encuentra todo el subsistema de universidades,
hace un aporte social inferior al deseado, por lo que existe una percepción
generalizada acerca de que tales problemas tienen relación con los aspectos
organizacionales del conjunto de estas instituciones. Argumenta esta
hipótesis basado en la existencia de un gran número de instituciones
que operan como compartimientos estancos sin articulación entre sus
objetivos, falta de mecanismos de avaluación, articulación funcional con
la administración pública y el resto del sector productivo. La forma de
organización de cada una de estas instituciones es, a su vez ―sostiene
Bisang―, el resultado de los objetivos iniciales que sustentaron sus orígenes
y su posterior desarrollo.
En esta dirección del razonamiento, los argumentos de Bisang se
apoyan en que los rasgos de la demanda tecnológica emergente del modelo
sustitutivo y lo que se entendía por tecnología en ese período condicionaron
el tipo de institución emergente, caracterizada predominantemente por ser
generadoras de tecnología o brindar servicios, pero con gran desconexión
entre sí y sobredimensionadas por su tamaño y su organización para
articularse en un sistema. Los grandes cambios de las últimas décadas
replantearon las demandas tecnológicas de la sociedad y los servicios de
estas instituciones, sin que éstas pudieran adecuarse rápidamente a las
mismas, realizando los cambios organizacionales que requerían los nuevos
desafíos educativos y productivos. En términos de nuestro trabajo, en las
instituciones universitarias tecnológicas en la actualidad se mantienen
inercias que responden a modelos previos (agroexportador/sustitutivo de
importaciones), conceptos y formas de organización que pueden funcionar
como barreras a la instalación de un sistema nacional de innovación
científico-tecnológico, integrado al sistema productivo.

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La inclusión de la mujer en la profesión de ingeniería

Por su parte, los estudios de género muestran que hacer salir a las
mujeres de su invisibilidad en el trabajo llevó a concentrar los estudios en
aquellas actividades en que había más mujeres, o sea en los sectores de
obreros y empleados. Fueron pocos los estudios que se centraron en las
mujeres con estudios superiores y, menos aún, en aquellas profesiones en
que su número era menor como las ciencias exactas, la técnica y la ingeniería.
La cuestión de la feminización de las profesiones superiores se toma fuera
de las dinámicas del trabajo asalariado de las mujeres en el último siglo,
que está vinculado con las diferencias salariales y la concentración de la
mujer en algunos sectores bastante limitados. Esta forma de encarar los
estudios de género convierte los estudios de feminización del trabajo y
muy especialmente aquellos que plantean el acceso a los lugares de poder,
en estudios encarados desde la anomia o desde la perversión. En nuestro
país los estudios sobre profesiones fueron prácticamente abandonados
en la década del los años sesenta y solo se retoman muy escasamente por
algunos investigadores en la década del 90 (Wainerman, Geldstein, 1990;
Wainerman, Binstock, 1993; Benencia et al. 1993; Iavorski Losada, 2011;
Palermo, 2008; Panaia, 2006, 2009, 2011, 2013). La falta de estos estudios
contribuye a mantener el mismo esquema de los lugares de mayor
concentración de las profesiones femeninas, apareciendo, sobre todo, la
salud y la docencia como los lugares de mayor visibilidad femenina. Sin
embargo, estas aproximaciones comparten un postulado de gran utilidad
para los estudios posteriores y es el carácter relacional de hombres y
mujeres, es decir, no se puede ser definir uno sin dejar de tomar en cuenta
al otro. No es una categoría opuesta a la otra, sino sujetos sexuados que se
definen por sus encuentros, sus relaciones de poder, de cooperación, de
sostén y de seducción (Singly, 2003).
A nivel más global, en los países de mayor desarrollo de esta temática,
se reconocen dos grandes aproximaciones en este tipo de estudios según la
importancia que le atribuyen a los comportamientos de los actores: (i) los
mecanismos institucionales de formación; y (ii) su historia en las distintas
etapas socio-políticas. La primera esta centrada sobre las mujeres, sus
formas de socialización, sus aspiraciones, sus conflictos identitarios, sus
estrategias de evitar o de acercarse al poder; la segunda, en cambio, muestra
la necesidad de analizar la feminización como un proceso variable en el
tiempo y en el espacio que conviene confrontar con las transformaciones
sociales en general y de las profesiones estudiadas en particular (Marry,
2004).
Esta estrategia proviene de los resultados recurrentes en esta área de
estudios sobre la ausencia relativa de las mujeres en las ciencias, la técnica
y el poder, apoyada fundamentalmente en los resortes de auto-exclusión

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Marta Panaia

personal proveniente del propio sector femenino y selección sesgada de los


órganos de selección de personal que es ejercido más por las instituciones.
Ambos argumentos juegan inevitablemente en todos los casos, pero el
peso de cada uno en cada caso es variable, por lo que es bastante complejo
sacar generalizaciones del comportamiento de ambos. Se mantiene un
cierto margen de ambivalencia y contradicción que es el que, en definitiva,
resuelve la dinámica de la tendencia hacia la igualdad o hacia la regresión
(Marry, 2004).
El primer acercamiento se focaliza sobre la cuestión de la igualdad
o las diferencias de carrera de hombres y mujeres. Este reenvía de manera
prioritaria a la especificidad de la socialización familiar y escolar, así como
al peso de los estereotipos sexuales. Esta socialización de las mujeres será
conflictual porque desde niñas son preparadas para su rol de esposas y
madres y aprendenla docilidad, la obediencia y la atención de los hombres
de la familia. Estas exigencias son contradictorias con la disponibilidad
temporal y psíquica requerida para realizar una vida profesional, en
particular en los oficios con responsabilidad.
En cambio, para los hombres tanto la socialización familiar como
escolar constituyen una continuidad con la que se refuerzan entre sí. Son
formados desde la primera infancia y su entorno les confirma lo mismo
para la vida escolar y profesional, para la interiorización de las cualidades
masculinas, el control de sí mismo y el gesto de poder y la competición para
que ellos sean un buen padre, un buen esposo y un buen patrón, siendo las
mismas y en última instancia para que sean hombres-ganadores.
Por el contario, para las mujeres, la maternidad y la carrera no van en el
mismo sentido y ese conflicto identitario genera un “costo de transgresión”,
que será particularmente marcado en los oficios científicos y técnicos
históricamente ligados a numerosas dimensiones de la masculinidad: las
herramientas, la guerra, la racionalidad y el poder, versus la emotividad.
Las pocas mujeres que entran en ese mundo de hombres serán
percibidas como extranjeras, virilizadas. Efectivamente, para adaptarse
deberán ser trabajadoras inmigrantes y hacer un proceso de aculturación
con las contradicciones de una difícil vida de a dos con su propia pareja.
En nuestro enfoque privilegiamos los datos obtenidos por las técnicas
biográficas y los datos institucionales de carrera dentro de las empresas
y de reclutamiento de las instituciones, los conflictos identitarios de las
mujeres que llegan a cargos jerárquicos, con estas bases profesionales y las
estrategias que ellas desarrollan para resolver distintas situaciones familiares
y profesionales según la cultura de las instituciones y el comportamiento de
sus pares femeninos y masculinos o de los jefes en las instituciones en que
ellas participan.

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La inclusión de la mujer en la profesión de ingeniería

En general, los enfoques neoclásicos se apoyan fundamentalmente


en una socialización diferenciada para explicar carreras diversificadas
entre hombres y mujeres a partir de difíciles estudios de regresión; pero,
en nuestro caso, optamos por una vía más histórico-institucional y de
formación de la identidad.
El segundo acercamiento se interesa en el proceso histórico de pasaje
de una exclusión de las mujeres en las profesiones superiores hacia una
cierta banalización de su presencia. Después de 1980, en que se anulan las
desigualdades de acceso a las carreras universitarias, se considera a las
mujeres más visibles, pero menos legítimas. Esta última tiende a presentarlas
como víctimas consintiendo a su dominación o como portadoras de valores
benéficos por su altruismo, sensibilidad y pragmatismo.
El carácter femenino o masculino de una profesión se refiere menos
a los contenidos de una actividad, las competencias profesionales o las
calificaciones requeridas para hombres y mujeres a la historia de las luchas
llevadas a cabo por las representantes de esas profesiones para acceder o
mantenerse en las posiciones superiores de la jerarquía profesional y social,
lo cual excluye las mujeres de la profesión en principio y de sus posiciones
de poder.

Las pioneras: la conquista del espacio privilegiado


de la educación superior
A pesar de haberse integrado más tardíamente que el hombre a los
estudios universitarios, la mujer ha crecido incesantemente en este ámbito
y muchas veces su permanencia y su constancia ha sido mayor, aún más
que la del hombre.
Sin embargo, a algunas carreras, como la ingeniería, llegan más
lentamente y en menor cantidad que las cohortes masculinas, por eso
pensamos que es importante recuperar la trayectoria de esas mujeres
pioneras que iniciaron caminos en áreas de estudios casi totalmente
circunscriptas a los hombres. Es interesante destacar que la entrada de
las mujeres en las carreras técnicas y de ingeniería coincide con la misma
época en que lo hacen en Europa, también, allí, el ingreso de la mujer a la
universidad y, particularmente, a las carreras técnicas fue lenta y tardía
(Marry, 2004).
Es difícil recuperar la labor de las pioneras en el ingreso a las carreras
típicamente masculinas, como la ingeniería, pero hay que reconocer que
abren un campo nuevo a la mujer que será transitado lentamente, sin lograr
hasta ahora proporciones mayoritarias. El total de títulos expedidos por las

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Marta Panaia

universidades nacionales entre 1900 y 1965 es de 195098, de los cuales 156329


corresponden a hombres y 28769 a mujeres (19,9 %). De estos títulos 25551
corresponden a Ingeniería y Agrimensura, de ellos 299 son de mujeres (1,2
%). Mientras que en otras profesiones como Filosofía, Educación y Ciencias
Políticas los títulos de mujeres llegan al 72,3 % (6891 casos) de un total de
títulos en esas disciplinas de 9530; en Odontología 32,3 % (5151 títulos) y
en Farmacia y Bioquímica 32,9 % (5870 títulos); los porcentajes menores
corresponden a Agronomía y Veterinaria 3,9 % (245 títulos) y a Ingeniería
1,2 % (299 títulos). Es decir que, por lo general, la ingeniería fue una carrera
con poca actractividad para las mujeres. Sin embargo, la participación de
las mujeres en los títulos universitarios crece sin interrupciones y a un ritmo
superior al de los hombres a lo largo de todo el siglo.

Cuadro 1. Crecimiento de titulaciones de ingenieros según sexo en Argentina.

PERIODO VARONES MUJERES


     
1956/60 27.475 8752
     
1961/65 28.796 12.705
     
     
Crecimiento 4,80% 45,16%

Fuente: Oficina Nacional de la Mujer 1970.

Hasta 1960 las carreras predominantes para las mujeres eran: Medicina
27,3 %; Odontología 47,3 %; Farmacia y Bioquímica 53,75 %; Derecho 31,5
%; Filosofía, Educación y Ciencias Políticas 80 %. Los porcentajes más
reducidos se concentran en Agronomía, Veterinaria e Ingeniería. Si se
analiza por quinquenios entre 1956/60, el incremento de títulos otorgados
a mujeres es de 24,2 % y el de hombres 23,5 %, siendo el promedio de 23,7
%. Para el sexo femenino las profesiones médicas ocupan el primer lugar.
Derecho tiene un gran crecimiento durante este período 1956/60, de un
110,9 %, ocupando el segundo lugar de interés para las mujeres. Dentro de
las carreras menos preferidas por las mujeres entre 1961/65 se encuentra la
carrera de Arquitectura que tiene un crecimiento del 37,7 % en relación a la
etapa anterior, mientras que Agronomía, Veterinaria e Ingeniería aumentan
en el mismo quinquenio un 34 %, aunque cuando finaliza el período las
mujeres tituladas no llegan a 100.

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La inclusión de la mujer en la profesión de ingeniería

El cuadro 2 muestra que las mujeres tienen un total de 3361 títulos,


pero solo alcanzan en términos porcentuales al 27,3 %, en cambio en
Filosofía, Educación, Ciencias Políticas con un total de 1853 títulos las
mujeres alcanzan un 80,8 %. Si tomamos nada más los títulos expedidos a
mujeres desde 1900 hasta 1965 para Ingeniería tenemos desde 1900 a 1955:
134 títulos; entre 1956 y 1960: 90 títulos; y entre 1961 y 1965: 75 títulos; que
totalizan 299 mujeres tituladas ingenieras hasta esa fecha.

Cuadro 2. Cantidad de títulos 1956/61 y 1961/65, por carrera y sexo en Argentina.

CANTIDAD DE
 CARRERAS TOTAL    
TITULOS
1956/60 1961/65 TITULOS MUJERES %
Medicina 9953 12314 22267 6067 27,2
Ingeniería 5874 4354 10228 165 1,6
Derecho 5813 8607 14420 4001 27,7
Administración y
3278 3413 6691 1109 16,6
Economía
Odontología 3256 2747 6003 2678 44,6
Farmacia y Bioquímica 2762 3234 5996 2714 45,3
Matemática, Física y
    0    
Química
Ciencias Naturales 1662 2120 3782 1053 27,8
Filosofía, Educación y
1538 2292 3830 2954 77,1
Ciencias Políticas
Arquitectura 1149 1434 2583 599 23,2
Agronomía y Veterinaria 942 986 1928 117 6,1
Total 3629 41501 45130 21457 47,5

Fuente: Oficina Nacional de la Mujer 1970.

Para el período, en el total de títulos otorgados a mujeres, tiene el


primer lugar de preferencia las carreras médicas con 10681 títulos, donde
las obstetras ocupan un 37,2 % y las kinesiólogas un 4,8 %. En segundo
lugar, la preferencia es para la Filosofía, la Educación y las Ciencias Políticas
seguidas por el Derecho y la Odontología. Los otros grupos, si bien son
muy minoritarios, han aumentado en un 160 %, entre 1960 y 1970. De los
244 títulos otorgados en ingeniería hasta 1960, 111 eran de la Universidad
de Buenos Aires. En la Universidad de Buenos Aires, en la carrera de
Ingeniería, los títulos otorgados hasta 1965 para los hombres fueron 11257 y
para mujeres 144, con una marcada preferencia por la Ingeniería Civil. Entre

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Marta Panaia

1961 y 1965 los títulos otorgados a hombres fueron 1775 y 33 a mujeres. Se


mantiene la preferencia por la Ingeniería Civil y la Agrimensura tanto para
hombres como para mujeres. El porcentaje es de 31,3 % hombres y 21,4 %
mujeres.
Las primeras universidades que tuvieron egresadas mujeres en
ingeniería, además de la Universidad de Buenos Aires, fueron: Córdoba;
La Plata; Tucumán; Litoral; Cuyo; Universidad del Sur; y del Nordeste. En
la Universidad Nacional de Córdoba la ingeniería es un título masculino
―3377 títulos desde sus comienzos hasta 1965― mientras que las mujeres
solo aparecen muy esporádicamente y en cantidades muy pequeñas, 28
de un total de 3405 títulos. Entre 1956/60 hay un incremento de títulos
otorgados a mujeres, casi todas ingenieras civiles, en cambio entre 1960/65
estos intereses decrecen en 52,7 %, por lo que se otorgan 628 títulos de los
cuales solo 4 corresponden a mujeres: 3 ingenieras civiles y una ingeniera
forestal.
En la Universidad Nacional de La Plata los primeros títulos de
ingeniería que son otorgados a mujeres datan de 1911, en que se reciben
dos ingenieras; y el total de títulos otorgados hasta 1965 es de 5559 títulos a
hombres y 33 a mujeres. Durante el período 1956/60 se gradúan 6 mujeres
ingenieras y entre 1960 y 1965 se otorgan 967 títulos de los cuales 950 son a
hombres y 17 a mujeres. Si se miran las cifras totales hay un decrecimiento
del total de títulos otorgados entre el primer y el segundo período debido a
la disminución de títulos masculinos, ya que si bien es un aumento pequeño,
la cantidad de mujeres que se gradúa en ingeniería es mayor.
En la Universidad Nacional de Tucumán se otorgaron 3 títulos de
ingenieras a mujeres en 48 años y en el mismo período se graduaron 771
hombres. Entre 1951/56 y 1956/60, los graduados hombres de ingeniería
decrecen en 24,3 % y entre 1961/65 se otorgaron 153 títulos de los cuales solo
1 fue para una mujer. En la Universidad Nacional del Litoral las primeras
egresadas mujeres en ingeniería son muy tempranas y aparecen entre 1936
y 1940, su número va aumentando lentamente, mientras que los varones
aumentan muy rápidamente. El total de títulos otorgados es de 3479 a
hombres y 62 a mujeres (1,8 %). Entre 1960/65 se otorgaron 406 títulos de
ingeniería y solo 5 fueron para mujeres. La caída general de egresados de la
carrera tanto hombres como mujeres es de 46,6 %. La Universidad Nacional
de Cuyo no tiene muchos títulos otorgados a mujeres. Del total de 725 títulos
solo 11 corresponden a mujeres (1,6 %): 6 a ingenieras agrimensoras; 2 a
ingenieras hidráulicas; 1 ingeniera geógrafa; 1 ingeniera civil; y 1 ingeniera
en combustible. Durante el período 1961/65 se otorgaron 200 títulos de
ingeniería y 1 solo fue otorgado a una mujer.

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La inclusión de la mujer en la profesión de ingeniería

En la Universidad Nacional del Sur la primera ingeniera se gradúa


en 1955, los títulos expedidos hasta 1965 fueron solo 9 (3,1 %) para mujeres
y 253 para hombres. Entre 1960/65 se otorgaron 135 títulos de los cuales
5 corresponden a mujeres. Por último, en la Universidad Nacional del
Nordeste los primeros egresados datan de 1961 y hasta 1965 se expidieron
90 títulos que correspondían a la carrera de agrimensores públicos de éstos
9 son títulos otorgados a mujeres (10 %).

La etapa del lento ascenso de la matrícula femenina


Lamentablemente, es muy difícil continuar estas series de título según
sexo, ya que los anuarios de la Secretaría de Políticas Universitarias que son
las series oficiales de este nivel de estudios no publican los datos según este
criterio o solo lo hacen por casas de estudios, sin discriminar título, con lo
cual, no tenemos cifras de la etapa posterior.

Cuadro 3. Graduados de universidades públicas por Título-Hombres 1997-2002.

Ramas e
1997 1998 1999 2000 2001 2002
Ingeniería
C. Aplicadas 8390 8608 9463 10811 11567 13250
             
Ingeniería 2449 2413 2468 2944 2933 3241
             
C. Básicas 1036 1052 1158 1261 1352 1513
             
C. de la
7764 8631 8645 9227 10497 11221
Salud
             
C. Humanas 4350 4278 5832 6380 6435 9412
             
C. Sociales 12988 13736 14619 19014 18496 21045
             
Total
34528 36305 39717 46693 48347 56441
general

Fuente: SPU, 2004.

VIRAJES 31
Marta Panaia

Cuadro 4. Graduadas de universidades públicas por título-Mujeres-1997-2002.

Ramas e
1997 1998 1999 2000 2001 2002
Ingeniería
C. Aplicadas 2334 3014 3106 2990 2640 2932
           
Ingeniería 193 249 276 273 309 265
             
C. Básicas 205 362 320 292 190 178
             
C. de la
395 648 844 956 1084 1464
Salud
             
C. Humanas 1747 2133 2538 2720 3167 3407
             
C. Sociales 6433 7678 8649 9179 9191 10376
             
Total
11114 13835 15457 16137 16272 18357
general

Fuente: SPU, 2004.

Los datos demuestran que las proporciones se mantienen, pero


dicen poco sobre los motivos y la trayectoria de estos ingenieros. Por eso
preferimos trabajar con los datos de los Laboratorios MIT que por sus
características permiten la profundización de estos estudios, si bien no
abarcan todos los casos del país3. Para los análisis posteriores a esta fecha
nos valemos de datos de los Laboratorios MIG que son más fragmentarios,
pero permiten la desagregación por sexo.

3
Los Laboratorios MIG trabajan con un dispositivo de recolección de datos basado en la articulación de
los métodos cuantitativos y cualitativos. La recolección de los datos de tipo cuantitativo se realiza por
medio de una encuesta de tipo longitudinal auto-administrada, la cual hace hincapié solamente en la
trayectoria de formación-empleo. Los datos de tipo cualitativo se recolectan a través de una entrevista
semi-estructurada, biográfica, que capta las diferentes secuencias de su vida familiar, residencial, la-
boral y de formación, en forma retrospectiva. Los laboratorios trabajan datos comparables entre sí por
su metodología y vienen recolectando estos datos desde el año 2000 en los laboratorios más antiguos
y desde el 2006 en los más recientes. Se realizan cuatro relevamientos de terreno en forma sistemática:
alumnos, graduados, abandonadores y empresas demandantes. Los datos que se presentan aquí fueron
tomados de las entrevistas biográficas para comprender los impactos de la flexibilidad en sus carreras
de empresa y trayectorias personales (Panaia, 2006).

32 antropol.sociol. Vol. 16 No. 1, enero - junio 2014, págs. 19-43


La inclusión de la mujer en la profesión de ingeniería

Los graduados de UTN, Facultad Regional General


Pacheco, en datos
Este corte en el tiempo presenta un total de 171 graduados. La
Licenciatura en Organización Industrial es la que más graduados representa
(N= 66), le siguen en orden decreciente: Ingeniería Mecánica con (N=65);
Ingeniería Eléctrica (N=22); siendo la menos numerosa Ingeniería Civil/
Construcciones con (N=18). Dentro de este total la distribución por sexo el
90,6 % pertenece al sexo masculino y el 9,4% restante al sexo femenino.

Gráfico 1. Distribución de graduados por sexo.


Fuente: Laboratorio Mig, General Pacheco (2000-2004).

La población femenina de este período es muy escasa. Ingeniería


Civil/en Construcciones y la Licenciatura en Organización Industrial son
las carreras que más concentran a las egresadas a pesar de ello, en estas
áreas, también son minoría.

Gráfico 2. Distribución de los graduados de la UTN, por sexo o por carrera.


Fuente: Laboratorio Mig, General Pacheco (2000-2004).

VIRAJES 33
Marta Panaia

Los graduados de la UNRC, Facultad


de Ingeniería, en datos
Este corte en el tiempo presenta un total de 572 graduados. Su
distribución por carrera arroja los siguientes resultados: la mayor
concentración se observa en la población de la carrera de Ingeniería
Química (N= 186), le siguen en orden decreciente Ingeniería Mecánica
(N= 174), Ingeniería Electricista (N= 129), siendo la menos concurrida la
Ingeniería en Telecomunicaciones (N= 83). Igualmente, hay que aclarar
que la carrera de Telecomunicaciones es nueva, inaugurada en 1998, por
lo cual presenta muy poca cantidad de graduados en comparación con las
demás. Dentro de estos totales se observa que la población de graduados
está mayoritariamente representada por el sexo masculino 85 %, contra el
15 % restante del sexo femenino.

Gráfico 3. Distribución de graduados por sexo.


Fuente: Laboratorio Mig, Río Cuarto (1995-2007).

Asimismo, si se indaga al interior de las carreras vemos que las


mujeres se concentran en Ingeniería Química, oportunamente, le sigue
Ingeniería en Telecomunicaciones con un 11 %. Pero en las carreras de
Ingeniería Mecánica e Ingeniería Electricista su presencia es casi nula.

34 antropol.sociol. Vol. 16 No. 1, enero - junio 2014, págs. 19-43


La inclusión de la mujer en la profesión de ingeniería

Gráfico 4. Distribución por sexo y carrera.


Fuente: Laboratorio Mig, Río Cuarto.

Los graduados de la UTN, Facultad Regional Avellane-


da, en datos
La cantidad de graduados de la Facultad en el período de 12 años
que va desde el año 1995 al 2007 (inclusive) es de 949 casos. La mitad de
los titulados pertenece a las carreras de Ingeniería Electrónica e Ingeniería
Mecánica (27 % y 24 %, respectivamente), seguidas por Ingeniería Industrial
(18 %), Ingeniería Eléctrica (11 %), Ingeniería Química (8 %), por último,
Ingeniería Civil e Ingeniería en Construcciones, ambas con 6 %. Estas series
ratifican los imaginarios sociales alrededor de las carreras como ingeniería,
como aquel ámbito de altos estudios establecido tradicionalmente para el
sexo masculino poco elegido por las mujeres. En su mayoría, las mujeres
optan por estudios superiores relacionados con las humanidades y las
ciencias sociales, las ciencias de la educación y las ciencias de la salud. Si
a los graduados se los desagrega según el género se observa la siguiente
configuración: del total de graduados durante los 12 años considerados,
las mujeres sólo representan el 5 %, mientras que los hombres ascienden al
95 %. La población femenina entre los graduados de las diferentes carreras
que ofrece la Regional es muy escasa.

VIRAJES 35
Marta Panaia

Femenino
5%

Masculino
95%

Gráfico 5. Distribución de graduados por sexo (1995-2007) (N=949).


Fuente: elaboración propia en base a datos provistos
por el Dpto. de Alumnos (FRA) y el Rectorado (UTN).

Si se analiza la situación de género por especialidad es posible


apreciar como en su mayoría las mujeres graduadas se concentran en la
carrera de Ingeniería Química con 24 casos. En Ingeniería Industrial sólo se
registraron 5 casos de graduadas mujeres, Ingeniería en Construcciones 4
casos, Ingeniería Electrónica 3 casos, Ingeniaría Mecánica e Ingeniería Civil
2 casos. Por último, es importante destacar que la presencia de la mujer en
Ingeniería Eléctrica es nula.

2 0 3 2 9 24 4
100%

80%

60% Femenino
230 106 249 49 163 56 Masculino
40%
52
20%

0%

i ca ca ca v il al ic a s
tri ni Ci tri ne
án éc tró us uí
m
c io
ec El c In
d Q c
M El
e tru
ns
Co

Gráfico 6. Composición de graduados por sexo según carrera (1995-2007) (N=949).


Fuente: elaboración propia en base a datos provistos por el Dpto. de Alumnos
(FRA) y el Rectorado (UTN)

36 antropol.sociol. Vol. 16 No. 1, enero - junio 2014, págs. 19-43


La inclusión de la mujer en la profesión de ingeniería

Primer acercamiento: las formas de socialización y las


primeras experiencias laborales
Tanto en el caso de la población de ingenieras de Río Cuarto como
de las regionales de General Pacheco y Avellaneda, la trayectoria laboral
durante la cursada de los estudios no es significativa. Sin embargo, de las
historias biográficas de estas ingenieras surgen diferencias interesantes
para marcar sesgos y matices que enriquecen las evaluaciones teóricas. Río
Cuarto y Avellaneda, que tienen ingeniería química, muestran un mayor
porcentaje de participación de las mujeres en la cursada y graduación de las
carreras de ingeniería y, en cambio, en Gral. Pacheco, este mayor porcentaje
lo detenta la Licenciatura en Organización Industrial, que es una carrera
más corta y pertenece a lo que llamamos las “nuevas ingenierías”.
El trabajo pionero de Iarvorski Losada(2011) muestra en un estudio
comparativ entre Gral. Pacheco y Río Cuarto, sobre la base de este mismo
método que, a lo largo de la carrera, estas mujeres, por lo general, han
realizado algún tipo de trabajo, pero estos trabajos suelen ser de muy corta
duración, entre 1 y 2 años, y con mucha flexibilidad horaria. Las ingenieras,
a diferencia de las licenciadas, declaran que no han necesitado salir al
mercado laboral durante sus estudios y si lo hicieron fue por motivos
puramente asociados a la búsqueda de experiencia y desarrollo personal
y no por cuestiones económicas. Señalan que el mayor sostén económico
durante sus estudios han sido sus padres, ya que tanto el deseo de sus
padres como el de ellas es no ver interrumpidos los estudios por cuestiones
laborales, prefiriendo dedicar mayor tiempo a éstos. Una explicación a esta
situación se encuentra al mirar y analizar el origen social de las ex alumnas
de Ingeniería. A diferencia de las licenciadas, la situación económica
familiar del conjunto de estas mujeres esta marcada por un buen pasar.
Los padres de las mismas poseen altos niveles de instrucción,
predominando la educación terciaria y universitaria completa. Del total
9 cuentan con terciario completo en alguno de los dos padres y 4 con
universitario completo, siendo muy pocos los casos que registran hasta
primario completo. En cuanto a la situación laboral, al igual que los padres
de las licenciadas, la estabilidad es la característica, pero no así el ejercicio
laboral. El desarrollo y el ejercicio de las diferentes profesiones se han
mantenido tanto cuando las jóvenes ingresaron a la facultad como cuando
se graduaro.
Entre las tareas laborales predominan: la docencia, el comercio y/o
empresa familiar y el ejercicio de la profesión universitaria, ya sea en forma
independiente o bajo contrato institucional. Como se viene exponiendo, el

VIRAJES 37
Marta Panaia

ingreso estable al mercado laboral de las ingenieras se da con posterioridad a


la graduación. Pero entre el conjunto de las licenciadas e ingenieras no todas
tienen el mismo comportamiento una vez obtenido el título universitario.
La diferencia radica en el hecho de qu una vez graduadas las licenciadas
y las estudiantes de ingeniería de Río Cuarto ejercen su nueva profesión
sin mayores dificultades a diferencia de las ingenieras de General Pacheco
(Iarvoski Losada, 2011).
Una relectura de los materiales de base de sus biografías, muestra
dos características remarcables de la estructura familiar, por un lado, una
socialización privilegiada o, por lo menos, cuidada, en el ámbito familiar,
segundo un fuerte peso del rol de la madre, en las mujeres ingenieras, que
se revelan por oposición ante el sometimiento doméstico de las mismas
o que se identifican con su fortaleza para sacar adelante el grupo familir,
cuando por diversos motivs la figura del padre queda debilitada.
En ambos casos, además de las formas de socialización d estas
mujeres pesa su lugar en la estructura familiar y la identificación materna
de sus roles, en relación a la pareja parenta.
En cuanto a la duración de las carreras, las mujeres tienden a tener
promedios más altos en los estudios que los varones y a realizar la carrera
en menor tiempo, y con menos interrupciones, particularmente, en aquellas
especialidades en que son más numerosas. Sin embargo, esto no siempre
tiene su correspondencia en el mercado labora.

Segundo acercamiento: trayectorias en el trabajo


En este caso del análisis de las entrevistas biográficas se toman los
mecanismo de acceso al trabajo, las formas de carrera en la empresa y
de promoción a puestos de mayor nivel, los tiempos de permanencia en
cada uno de los niveles y el acceso a los cargos superiores, en general con
capacidad de contar con personal a cargo.
De los análisis realizados surge que se mantiene un área conflictual
entre e trabajo profesional y el doméstico que en general es la que condiciona
la decisiones de la mujer ingeniera, quien privilegia las decisiones que
favorecen la actividad del esposo, ya que ellas necesitan dedicar parte de
su tiempo a la crianza de sus hijos y a atender sus obligaciones escolares.
Su elección de puestos es generalmente condicionada por los
horarios libres, que les deja esta tarea, por la posibilidad de negociar cierta
flexibilidad en los horarios o días de trabajo en casa o mayor cantidad de
tiempo de vacaciones, más que por la tarea en s.

38 antropol.sociol. Vol. 16 No. 1, enero - junio 2014, págs. 19-43


La inclusión de la mujer en la profesión de ingeniería

Se sienten muchas veces ayudadas por miembros del cuerpo


directivo que negocian esas facilidades o acceden a ellas a cambio de
ciertas prebendas respecto del trabajo realizado, o cierta dominación sobre
sus pasos en las empresas. También guardan estos mentores o padrinos
cierto poder sobre su permanencia en la empresa, sobre sus ascensos y las
posibilidades de aumentar sus ingresos y el contenido de su tarea, es decir,
limitan o controlan su desarrollo dentro de la empresa según sus propias
conveniencias.
En muchos casos, sobre todo, en las unidades académicas que se
encuentran fuera del circuito de producción de la especialidad estudiada,
los puestos de trabajo a los que se accede están fuera de la zona de
residencia, así que exigen una mudanza, un viaje largo o la renuncia al
lugar de trabajo, esto depende de la colaboración familiar, la posibilidad
del esposo u otro familiar de compartir la tarea de crianza de los hijos, la
edad de los hijos más pequeños y la necesidad del ingreso en el contexto
familiar, pero muchos de los casos en que las mujeres tituladas no trabajan
o no ejercen, o ejercen muy por debajo del nivel que podría hacerlo por sus
conocimientos, se debe a la lejanía del hogar (este caso es frecuente entre las
ingenieras químicas que tienen un bajo grado de inserción en el mercado
de trabajo). Otra estrategia frecuente entre estas mujeres es la dedicación
a la docencia y la investigación que permite muchas horas de trabajo en el
hogar y un horario flexible. El horario flexible es, en general, muy valorado
por estas profesionales mujeres y entre ellas hemos recogido fuertes críticas
a los abuelos que no cumplen su rol, compartiendo los tiempos de cuidado
de los niños.
A pesar de que no en todos los casos estas dificultades van trabando la
carrera dentro de las empresas de las mujeres ingenieras se pueden observar
múltiples interrupciones en sus actividades, provenientes de cambios en
la vida profesional del esposo, viajes o cambios de país de residencia e
imposibilidades de negociación de las condiciones requeridas, de manera
que sus trayectorias suelen ser bastante erráticas y les cuesta mantener una
línea de especialización para profundizar y continuar sus formaciones de
posgrado. Otra situación frecuente es el cambio, jubilación o pérdida de los
beneficios de su mentor, jefe o padrino, que significa un abandono de sus
posibilidades de crecimiento, un traslado a una situación más desventajosa
o un estancamiento en las posibilidades de conseguir progresos en sus
carreras, conduciendo a un fuerte desánimo, un mantenimiento de la
situación por necesidad económica o a un desinterés por la tarea. Lo que
muchas ingenieras denominan “hacer la plancha” porque el salario les
conviene, porque ese sueldo representa un ingreso necesario en el hogar o
porque de esa forma salen un rato de sus hogares y se mantienen conectadas

VIRAJES 39
Marta Panaia

con su profesión, pero saben perfectamente que esa situación no les permitirá
seguir creciendo. En muchos casos siguen haciendo entrevistas con otras
empresas con la idea de cambiar cuando encuentren algo más adecuado
a sus expectativas, pero siempre la existencia de esa estabilidad y nivel de
salarios las condiciona a aceptar nuevas oportunidades menos seguras. Por
último, todas han pasado por situaciones de un medio muy competitivo
donde siempre los hombres, aun los más jóvenes, llevan las de ganar y
donde se les exige a ellas el ascenso meritocrático y contando con todos
los requisitos de cargo superior, por ejemplo, mientras que a los ingenieros
jóvenes les permiten pasar por alto muchos de esos requisitos y acceder
a los puestos con personal a cargo sin haber cumplido con muchas de las
exigencias que a ellas se les solicitan y sin la edad suficiente para ejercerlos.
Es bastante generalizada la sensación de sentirse desaprovechadas de
acuerdo a su capacidad y sus conocimiento.

A modo de cierre
Si bien entendemos que este es solo un comienzo de los estudios
de este tipo de profesiones, especialmente para las mujeres, podemos
constatar que el desarrollo de la carrera profesional se va conformando a lo
largo de toda la vida de una persona, en donde el momento d la elección
de la carrera es un punto clave, la inserción laboral y los diferentes pasos
de promoción también. En el desarrollo de dicho proceso, intervienen un
sin fin de fenómenos externos e internos que habilitan o deshabilitan la
concreción del mismo.
Como se ha analizado, las estrategias y los fenómenos que rodearon
a estas mujeres han sido diferentes para cada uno de los 3 grupos ―las
Licenciadas en Organización Industrial, las Ingenieras de Río Cuarto
y las Ingenieras de General Pacheco y las Ingenieras de Avellaneda―.
Obviamente, tienen una serie de características en común, el hecho de haber
elegido facultades y carreras en las cuales predomina el género masculino
y el haber logrado sus títulos en general con buenos promedios y en tiem
adecuado a la duración de la carrera. A pesar de ello, las expectativas que
tenían al comienzo de s carrera han cambiado mucho y se observa cierta
decepción por las limitaciones que significa el ejercicio en un medio tan
competitivo. Los condicionantes familiares, las coyunturas difíciles en el
país, así como los largos períodos sin demandas interesantes de empleo
son las quejas más frecuentes sobre las limitaciones de sus trayectorias y
de sus posibilidades de crecimiento. Las que tuvieron la posibilidad de

40 antropol.sociol. Vol. 16 No. 1, enero - junio 2014, págs. 19-43


La inclusión de la mujer en la profesión de ingeniería

hacer un paso por países desarrollados han traído ―con o sin título―
especializaciones muy valoradas a la hora de lograr insertarse nuevamente
en el mercado de trabajo, pero esto no ha significado un reaseguro para
seguir creciendo en el país.
Es de hacer notar que los logros de las mujeres estudiantes y
graduadas de ingenierías en otros países difiere bastante de la situación
que estamos describiendo para los casos estudiados en Argentina. Según
datos de Naciones Unidas (2010) el porcentaje de mujeres estudiantes de
ingeniería sobre el total de mujeres estudiantes para 2006 era: en Colombia
el 36,5 %; en Panamá el 30,5 %; en Dinamarca el 32,9 %; en Israel el 27,2 %;
en Italia el 28,3 %; en Portugal el 25,7 %; en España el 28 %; en Sudáfrica el
25,9 %; en Suecia el 27,8 %; lo que demuestra que una parte significativa del
aumento de ingenieros en estos países se debe al ingreso importante de la
mujer en esas carrera.
El análisis biográfico de sus historias muestra el peso relativo de
estos dos acercamientos, el institucional (inserción-carrera-promoción-
cargos de poder) y el personal (socialización-posición en la estructura
familiar-compromisos de sus parejas-cantidad de hijos-posibilidad de
seguir estudiando).
Particularmente, las que tuvieron algún contacto con el exterior han
podido abrir áreas de trabajo nuevas en las empresas en las que trabajan
y generan alternativas de negocios o áreas de ventas, pero no siempre
son reconocidas por sus jefes y sus mentores. Otras resuelven con el
estancamiento y el escepticismo la frustración de no poder mejorar sus
condiciones profesionales.
Es muy difícil hacer una interpretación rígida del peso de estos dos
acercamientos para cada unidad académica y para cada especialidad,
pero de los estudios de casos realizados se puede observar una gran
heterogeneidad en las forma de resolución de estas alternativas, siempre
con múltiples causas y con matices que redefinen las distintas situaciones.
También el peso de las condiciones políticas y económicas de nuestro país
y los distintos momentos de diásporas de profesionales, el país de elección
y sus propias condiciones de ejercicio, son significativas en las distintas
bifurcaciones y amesetamientos de la carrera profesional de estas mujeres.
Es por eso que si bien, son más numerosos y más visibles, su efectividad
y su peso específico en el medio profesional es todavía muy moderado y
atravesar el techo de cristal que les pone límites a sus carreras se convierte
a veces en el salvavidas de plomo que las condena a la inoperancia (Marry,
2004.

VIRAJES 41
Marta Panaia

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