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PANAIA, Marta. (2014). “La inclusión de la mujer en la profesión de ingeniería”. En: Revista Virajes, Vol.
16, No. 1. Manizales: Universidad de Caldas.
MARTA PANAIA**
Artículo de Investigación
* Una versión preliminar del presente artículo fue presentada en ALAST 2013, San Pablo.
** Investigadora principal del CONICET; Ph.D en Ciencias Económicas con sede en el Instituto de
Investigaciones “Gino Germani” de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.
E-mail: ptrabajo@cea.uba.ar, clementina1@fibertel.com.ar.
Resumen
La mujer tiene tanta participación como el hombre en la formación
en los diferentes ámbitos educacionales y sobre todo al universitario
en Argentina, pero la distribución por carreras de ambos sexos es muy
diferente. Las mujeres optan por carreras relacionadas con las humanidades,
la educación o ciencias de la salud en mayor medida. Las carreras que
se encuentran dentro del abanico de las “duras”, como las ingenierías,
siguen siendo poco elegidas por las mujeres, manteniéndose como un
reducto mayoritariamente masculino. No obstante la tendencia histórica
se ha ido revirtiendo y cada vez más aumenta la participación femenina,
especialmente en algunas especialidades de las ingenierías. Sin embargo,
hay pocos estudios que ahonden en esta problemática, que mantiene
vacíos conceptuales importantes. Para hacer un aporte en esta dirección
estudiamos la participación femenina en dos Universidades distintas del
país, en tres regiones diferentes por su producción y por su historia, en
las diferentes especialidades de las ingenierías. Se considera que el análisis
y el conocimiento de la peculiaridad de las mujeres que eligen carreras
tradicional y culturalmente asociadas al sexo masculino, presentan un gran
interés analítico y reflexivo a la hora de comprender la nueva situación de
la mujer profesional en el mercado de trabajo, para poder acercarnos a los
cambios que se están dando en el imaginario social, las maneras de hacer y
sentir; y a través de ellos ver como estos modelos tradicionales de género
son trasgredidos, pero también muchas veces legitimados.
Los datos presentados corresponden a las trayectorias académicas
y laborales de las nuevas generaciones de mujeres graduadas durante
las últimas décadas de las diferentes Carreras de ingenierías dictadas en
dos Universidades Públicas de la República Argentina. Las universidades
indagadas serán: la Universidad Nacional de Río Cuarto, Facultad de
Ingeniería y la Universidad Tecnológica Nacional en sus Regionales General
Pacheco y Regional Avellaneda, esta Universidad es la que forma la mayor
cantidad de ingenieros en la Argentina.
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Marta Panaia
Introducción
L
as últimas décadas muestran una crisis de profesiones
tradicionalmente establecidas, como la ingeniería, por los
cambios en el mercado de trabajo profesional y en la estructura
productiva. En definitiva, como afecta esto sus desempeños profesionales,
su calidad de vida y sus aspiraciones profesionales. Cuál es la incidencia de
la flexibilización de los mercados de trabajo, la segmentación de los mismos
o la heterogeneidad y coexistencia de distintos mercados de trabajo ante las
trayectorias de carrera interna de la empresa, pero también para su inserción
en el mercado abierto. Sin embargo, el proceso de flexibilización para las
mujeres ingenieras fue diferente, a pesar de que la Argentina, las recibe
tempranamente en las carreras universitarias reservadas a los hombres,
su crecimiento en ellas es muy lento. El lugar particularmente restringido
que ocupan en las ciencias matemáticas, tecnológicas e ingeniería. Resulta
interesante conocer ese recorrido por ellas misma, siguiendo sus trayectorias
y sus propios relatos frente a la flexibilización y sus realizaciones personales.
La mujer participa como el hombre en los ámbitos de formación y sobre
todo en el universitario en Argentina, pero la distribución por carreras de
ambos sexos es muy diferente. Las mujeres optan por carreras relacionadas
con las humanidades, la educación o ciencias de la salud en mayor medida.
Las carreras que se encuentran dentro del abanico de las “duras”, como las
ingenierías, siguen siendo poco elegidas por las mujeres, manteniéndose
como un reducto mayoritariamente masculino. No obstante, la tendencia
histórica se ha ido revirtiendo y cada vez más aumenta la participación
femenina, especialmente, en algunas especialidades de las ingenierías.
Sin embargo, hay pocos estudios que ahonden en esta problemática, que
mantiene vacíos conceptuales importantes. Para hacer un aporte en esta
dirección estudiamos la participación femenina en dos universidades
distintas del país, en tres regiones diferentes por su producción y por su
historia, en las diferentes especialidades de las ingenierías. Se considera
que el análisis y el conocimiento de la peculiaridad de las mujeres que
eligen carreras tradicional y culturalmente asociadas al sexo masculino,
presentan un gran interés analítico y reflexivo a la hora de comprender
la nueva situación de la mujer profesional en el mercado de trabajo, para
poder acercarnos a los cambios que se están dando en el imaginario social,
las maneras de hacer y sentir; y a través de ellos ver cómo estos modelos
tradicionales de género son trasgredidos, pero también muchas veces
legitimados.
Los datos presentados corresponden a las trayectorias académicas
y laborales de las nuevas generaciones de mujeres graduadas durante
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Por su parte, los estudios de género muestran que hacer salir a las
mujeres de su invisibilidad en el trabajo llevó a concentrar los estudios en
aquellas actividades en que había más mujeres, o sea en los sectores de
obreros y empleados. Fueron pocos los estudios que se centraron en las
mujeres con estudios superiores y, menos aún, en aquellas profesiones en
que su número era menor como las ciencias exactas, la técnica y la ingeniería.
La cuestión de la feminización de las profesiones superiores se toma fuera
de las dinámicas del trabajo asalariado de las mujeres en el último siglo,
que está vinculado con las diferencias salariales y la concentración de la
mujer en algunos sectores bastante limitados. Esta forma de encarar los
estudios de género convierte los estudios de feminización del trabajo y
muy especialmente aquellos que plantean el acceso a los lugares de poder,
en estudios encarados desde la anomia o desde la perversión. En nuestro
país los estudios sobre profesiones fueron prácticamente abandonados
en la década del los años sesenta y solo se retoman muy escasamente por
algunos investigadores en la década del 90 (Wainerman, Geldstein, 1990;
Wainerman, Binstock, 1993; Benencia et al. 1993; Iavorski Losada, 2011;
Palermo, 2008; Panaia, 2006, 2009, 2011, 2013). La falta de estos estudios
contribuye a mantener el mismo esquema de los lugares de mayor
concentración de las profesiones femeninas, apareciendo, sobre todo, la
salud y la docencia como los lugares de mayor visibilidad femenina. Sin
embargo, estas aproximaciones comparten un postulado de gran utilidad
para los estudios posteriores y es el carácter relacional de hombres y
mujeres, es decir, no se puede ser definir uno sin dejar de tomar en cuenta
al otro. No es una categoría opuesta a la otra, sino sujetos sexuados que se
definen por sus encuentros, sus relaciones de poder, de cooperación, de
sostén y de seducción (Singly, 2003).
A nivel más global, en los países de mayor desarrollo de esta temática,
se reconocen dos grandes aproximaciones en este tipo de estudios según la
importancia que le atribuyen a los comportamientos de los actores: (i) los
mecanismos institucionales de formación; y (ii) su historia en las distintas
etapas socio-políticas. La primera esta centrada sobre las mujeres, sus
formas de socialización, sus aspiraciones, sus conflictos identitarios, sus
estrategias de evitar o de acercarse al poder; la segunda, en cambio, muestra
la necesidad de analizar la feminización como un proceso variable en el
tiempo y en el espacio que conviene confrontar con las transformaciones
sociales en general y de las profesiones estudiadas en particular (Marry,
2004).
Esta estrategia proviene de los resultados recurrentes en esta área de
estudios sobre la ausencia relativa de las mujeres en las ciencias, la técnica
y el poder, apoyada fundamentalmente en los resortes de auto-exclusión
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VIRAJES 27
Marta Panaia
Hasta 1960 las carreras predominantes para las mujeres eran: Medicina
27,3 %; Odontología 47,3 %; Farmacia y Bioquímica 53,75 %; Derecho 31,5
%; Filosofía, Educación y Ciencias Políticas 80 %. Los porcentajes más
reducidos se concentran en Agronomía, Veterinaria e Ingeniería. Si se
analiza por quinquenios entre 1956/60, el incremento de títulos otorgados
a mujeres es de 24,2 % y el de hombres 23,5 %, siendo el promedio de 23,7
%. Para el sexo femenino las profesiones médicas ocupan el primer lugar.
Derecho tiene un gran crecimiento durante este período 1956/60, de un
110,9 %, ocupando el segundo lugar de interés para las mujeres. Dentro de
las carreras menos preferidas por las mujeres entre 1961/65 se encuentra la
carrera de Arquitectura que tiene un crecimiento del 37,7 % en relación a la
etapa anterior, mientras que Agronomía, Veterinaria e Ingeniería aumentan
en el mismo quinquenio un 34 %, aunque cuando finaliza el período las
mujeres tituladas no llegan a 100.
CANTIDAD DE
CARRERAS TOTAL
TITULOS
1956/60 1961/65 TITULOS MUJERES %
Medicina 9953 12314 22267 6067 27,2
Ingeniería 5874 4354 10228 165 1,6
Derecho 5813 8607 14420 4001 27,7
Administración y
3278 3413 6691 1109 16,6
Economía
Odontología 3256 2747 6003 2678 44,6
Farmacia y Bioquímica 2762 3234 5996 2714 45,3
Matemática, Física y
0
Química
Ciencias Naturales 1662 2120 3782 1053 27,8
Filosofía, Educación y
1538 2292 3830 2954 77,1
Ciencias Políticas
Arquitectura 1149 1434 2583 599 23,2
Agronomía y Veterinaria 942 986 1928 117 6,1
Total 3629 41501 45130 21457 47,5
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Ramas e
1997 1998 1999 2000 2001 2002
Ingeniería
C. Aplicadas 8390 8608 9463 10811 11567 13250
Ingeniería 2449 2413 2468 2944 2933 3241
C. Básicas 1036 1052 1158 1261 1352 1513
C. de la
7764 8631 8645 9227 10497 11221
Salud
C. Humanas 4350 4278 5832 6380 6435 9412
C. Sociales 12988 13736 14619 19014 18496 21045
Total
34528 36305 39717 46693 48347 56441
general
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Marta Panaia
Ramas e
1997 1998 1999 2000 2001 2002
Ingeniería
C. Aplicadas 2334 3014 3106 2990 2640 2932
Ingeniería 193 249 276 273 309 265
C. Básicas 205 362 320 292 190 178
C. de la
395 648 844 956 1084 1464
Salud
C. Humanas 1747 2133 2538 2720 3167 3407
C. Sociales 6433 7678 8649 9179 9191 10376
Total
11114 13835 15457 16137 16272 18357
general
3
Los Laboratorios MIG trabajan con un dispositivo de recolección de datos basado en la articulación de
los métodos cuantitativos y cualitativos. La recolección de los datos de tipo cuantitativo se realiza por
medio de una encuesta de tipo longitudinal auto-administrada, la cual hace hincapié solamente en la
trayectoria de formación-empleo. Los datos de tipo cualitativo se recolectan a través de una entrevista
semi-estructurada, biográfica, que capta las diferentes secuencias de su vida familiar, residencial, la-
boral y de formación, en forma retrospectiva. Los laboratorios trabajan datos comparables entre sí por
su metodología y vienen recolectando estos datos desde el año 2000 en los laboratorios más antiguos
y desde el 2006 en los más recientes. Se realizan cuatro relevamientos de terreno en forma sistemática:
alumnos, graduados, abandonadores y empresas demandantes. Los datos que se presentan aquí fueron
tomados de las entrevistas biográficas para comprender los impactos de la flexibilidad en sus carreras
de empresa y trayectorias personales (Panaia, 2006).
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Femenino
5%
Masculino
95%
2 0 3 2 9 24 4
100%
80%
60% Femenino
230 106 249 49 163 56 Masculino
40%
52
20%
0%
i ca ca ca v il al ic a s
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ns
Co
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con su profesión, pero saben perfectamente que esa situación no les permitirá
seguir creciendo. En muchos casos siguen haciendo entrevistas con otras
empresas con la idea de cambiar cuando encuentren algo más adecuado
a sus expectativas, pero siempre la existencia de esa estabilidad y nivel de
salarios las condiciona a aceptar nuevas oportunidades menos seguras. Por
último, todas han pasado por situaciones de un medio muy competitivo
donde siempre los hombres, aun los más jóvenes, llevan las de ganar y
donde se les exige a ellas el ascenso meritocrático y contando con todos
los requisitos de cargo superior, por ejemplo, mientras que a los ingenieros
jóvenes les permiten pasar por alto muchos de esos requisitos y acceder
a los puestos con personal a cargo sin haber cumplido con muchas de las
exigencias que a ellas se les solicitan y sin la edad suficiente para ejercerlos.
Es bastante generalizada la sensación de sentirse desaprovechadas de
acuerdo a su capacidad y sus conocimiento.
A modo de cierre
Si bien entendemos que este es solo un comienzo de los estudios
de este tipo de profesiones, especialmente para las mujeres, podemos
constatar que el desarrollo de la carrera profesional se va conformando a lo
largo de toda la vida de una persona, en donde el momento d la elección
de la carrera es un punto clave, la inserción laboral y los diferentes pasos
de promoción también. En el desarrollo de dicho proceso, intervienen un
sin fin de fenómenos externos e internos que habilitan o deshabilitan la
concreción del mismo.
Como se ha analizado, las estrategias y los fenómenos que rodearon
a estas mujeres han sido diferentes para cada uno de los 3 grupos ―las
Licenciadas en Organización Industrial, las Ingenieras de Río Cuarto
y las Ingenieras de General Pacheco y las Ingenieras de Avellaneda―.
Obviamente, tienen una serie de características en común, el hecho de haber
elegido facultades y carreras en las cuales predomina el género masculino
y el haber logrado sus títulos en general con buenos promedios y en tiem
adecuado a la duración de la carrera. A pesar de ello, las expectativas que
tenían al comienzo de s carrera han cambiado mucho y se observa cierta
decepción por las limitaciones que significa el ejercicio en un medio tan
competitivo. Los condicionantes familiares, las coyunturas difíciles en el
país, así como los largos períodos sin demandas interesantes de empleo
son las quejas más frecuentes sobre las limitaciones de sus trayectorias y
de sus posibilidades de crecimiento. Las que tuvieron la posibilidad de
hacer un paso por países desarrollados han traído ―con o sin título―
especializaciones muy valoradas a la hora de lograr insertarse nuevamente
en el mercado de trabajo, pero esto no ha significado un reaseguro para
seguir creciendo en el país.
Es de hacer notar que los logros de las mujeres estudiantes y
graduadas de ingenierías en otros países difiere bastante de la situación
que estamos describiendo para los casos estudiados en Argentina. Según
datos de Naciones Unidas (2010) el porcentaje de mujeres estudiantes de
ingeniería sobre el total de mujeres estudiantes para 2006 era: en Colombia
el 36,5 %; en Panamá el 30,5 %; en Dinamarca el 32,9 %; en Israel el 27,2 %;
en Italia el 28,3 %; en Portugal el 25,7 %; en España el 28 %; en Sudáfrica el
25,9 %; en Suecia el 27,8 %; lo que demuestra que una parte significativa del
aumento de ingenieros en estos países se debe al ingreso importante de la
mujer en esas carrera.
El análisis biográfico de sus historias muestra el peso relativo de
estos dos acercamientos, el institucional (inserción-carrera-promoción-
cargos de poder) y el personal (socialización-posición en la estructura
familiar-compromisos de sus parejas-cantidad de hijos-posibilidad de
seguir estudiando).
Particularmente, las que tuvieron algún contacto con el exterior han
podido abrir áreas de trabajo nuevas en las empresas en las que trabajan
y generan alternativas de negocios o áreas de ventas, pero no siempre
son reconocidas por sus jefes y sus mentores. Otras resuelven con el
estancamiento y el escepticismo la frustración de no poder mejorar sus
condiciones profesionales.
Es muy difícil hacer una interpretación rígida del peso de estos dos
acercamientos para cada unidad académica y para cada especialidad,
pero de los estudios de casos realizados se puede observar una gran
heterogeneidad en las forma de resolución de estas alternativas, siempre
con múltiples causas y con matices que redefinen las distintas situaciones.
También el peso de las condiciones políticas y económicas de nuestro país
y los distintos momentos de diásporas de profesionales, el país de elección
y sus propias condiciones de ejercicio, son significativas en las distintas
bifurcaciones y amesetamientos de la carrera profesional de estas mujeres.
Es por eso que si bien, son más numerosos y más visibles, su efectividad
y su peso específico en el medio profesional es todavía muy moderado y
atravesar el techo de cristal que les pone límites a sus carreras se convierte
a veces en el salvavidas de plomo que las condena a la inoperancia (Marry,
2004.
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