Ahora Somos Civilizados
Ahora Somos Civilizados
Ahora Somos Civilizados
Briones, Claudia
2004
N ME
r14 DIC 2004
Agr. IU1AA5
TESIS PARA OPTAR AL GRADO DE
DOCTOR EN FILOSOFÍA Y LETRAS
ÁREA ANTROPOLOGÍA
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS
UNiVERSIDAD DE BUENOS AIRES
E 5R LS
uÑiv
iL
BUENOS AIRES
DICIEMBRE DE 2004
-rsts-.-,# I - 31 9
A Horacio, Bib(y Lucas,
a la intensa y vasta red de apoyo aftctivo
que me sostiene y me permite lanzarme a
la aventura de explorar la vida
sin temor a caerme en el vacío.
Ellos me dan la certeza necesaria de que
existe un camino de regreso a casa.
1 S A4 - 39
ÍNDICE
Agradecimientos 1
Fuentes 304
Bibliografía 306
Mapas 318
1. Ubicación de la provincia de Catamarca en la República Argentina.
Elaboración propia. 318
2. Provincia de Catamarca: división política y zonas geográficas.
Elaboración propia. 319
3. Poblaciones indígenas en Catamarca, siglo XVI. Elaboración propia. 320
4. Localidades del área centro-norte del Departamento Capayán.
Elaboración propia. 321
5. Mapa de la República Argentina. Compilado por el Dr. Petermann y
editado por el Dr. Burmeister en 1875. Fuente: Boletín de la
Academia Nacional de Ciencias. 1966. Córdoba 322
6. Fragmento del Mapa Geológico del Interior de la República Argentina.
Dr. Brackebush. 1891. Fuente: Actas de la Academia Nacional de
Ciencias, Tomo VII. Córdoba. 323
II
AGRADECIMIENTOS
Ana María Lorandi merece un especial agradecimiento. Ella fue quien me inició
en la investigación cuando estaba terminando la Licenciatura en Antropología en la
Universidad de Buenos Aires. Fue con ella que me aventuré en la mirada etnohistórica
de los Andes Centrales y de la región del noroeste argentino. Si bien con el tiempo me
dediqué a cuestiones más contemporáneas, la pregunta por los procesos de larga
duración y por los estudios étnicos fue una semilla que ella plantó en mi joven tierra de
aquel momento y que continuó creciendo hasta el día de hoy.
1
Tiscornia, a cuyo lado me inicié en las arduas labores de redactar proyectos de
investigación y la más dificil tarea de llevarlos a la práctica; Rosana Guber, quien me
transmitió la solidez del enfoque etnográfico y el constante ejercicio de vigilancia sobre
las reflexividades; Mauricio Boivin, cuya insistencia en la búsqueda de una
antropología "en serio" fue un acicate que me aguijoneó permanentemente; Elena Be¡]¡,
que me acompañé no sólo en los avatares de la epistemología en Buenos Aires, sino
también en las problemáticas de las zonas de frontera desde Jujuy; María Rosa Neufeid
y Graciela Batallán me llevaron a mirar a la escuela desde una mirada antropológica.
Rodolfo Cruz formé parte de aquel equipo en Buenos Aires, pero también en
Catamarca fue compañero de innumerables conversaciones y trabajos de campo que
realizamos en la Facultad de Ciencias Agrarias y en la Escuela de Arqueología. No sólo
relevé gran parte de la documentación histórica que utilizo en esta tesis, sino que
participó en muchos trabajos de campo y compartió ideas, preguntas y anhelos.
2
Además de Rodolfo y José, los distintos proyectos en el marco de los cuales se
desarrolló esta investigación estuvieron integrados por otros investigadores: Alejandro
Haber, Claudia Kaen, Delia Monferrán, Adrián Seribano, Claudia Sosa, María Elisa
Rueda, Miriam Tejeda, Sara Tonens, Ana Verna; y auxiliares: Silvina Ahumada, Aldo
Alonso, Claudio Cejas, Elvira Cejas, Mariana Chavez, Alejandro D'Angelis, Susana
García, Gabriela Granizo, Elba Fernández, María Esther Leguizamón, Marcela Leiva,
Rafael Linares, Belén Piovano, Leandro Rueda, Edith Valverdi, Miguel Varela, José
Vera, María Fernanda Videla y Bernarda Zubrzycki.
3
Fernández quienes siempre han creído en mi posibilidad de desenvolvimiento. Por otra
parte, primero en las aulas de la Escuela de Arqueología y después en el seno de las
cátedras a mi cargo, fue más que estimulante la amistad que se generé con Leandro
D'Amore, Marcos Gastaldi, y Enrique Moreno. También durante estos años el tiempo
sedimentó perennes lazos con Marcos Quesada, Carina Jofré y Guillermina Espósito.
Agradezco asimismo todo el apoyo que recibí por parte de Andrés Laguens y
Mirtha Bonin y de alumnos de la Maestría en Antropología y del Museo de
Antropología de la Universidad Nacional de Córdoba. Desireé D'Amico, Lucila
Dallaglio, Andrea Gigena, Marina Falvo y María Alicia Noero, compartieron
interesantes diálogos sobre algunos aspectos de esta tesis, junto con otros alumnos de la
Licenciatura en Ciencias Políticas de la Universidad Católica de Córdoba.
Cuando volví a Buenos Aires me encontré con una enorme alegría: el diálogo
intelectual y la amistad incondicional de Carolina Feito, mi antigua compañera de
estudios en los derroteros de las aulas de Marcelo T. de Alvear. Mis viejos amigos
porteños: Adriana y Patricia Suáres, Andrea y Sergio Stéfano, Viviana Muzicante,
Fabiana Porracín; y los nuevos: Graciela Hemaez, Claudia Guitrón y Débora Nogueira
me brindaron su cariño y apoyo desinteresado en todo momento.
4
CAPÍTULO 1:
LA DES-MARCACIÓN DE LO INDÍGENA EN LOS RELATOS LOCALES DEL
PASADO DE UN ÁREA RURAL DEL VALLE DE CATAMARCA
1. Introducción
5
Diego Escolar (2003) explica la re-emergencia de identificaciones huarpe en San
Juan como indicador de un estado de malestar cívico próducido por la retirada del
Estado de Bienestar. Propone que
el principal escenario de la emergencia huarpe deviene de una crisis de la
articulación de soberanía estatal y de representación del "pueblo '. Esto afecta
los contratos ideológicos inscriptos en la relación entre identidades populares y
la idea del estado predominante durante la etapa del "estado benefactor"
(2003:22, comillas en el original).
Sin embargo, los habitantes de un área rural del valle de Catamarca emplazado
en el Departamento Capayán, en el centro del territorio provincial—área que estuvo
poblada por numerosos grupos indígenas en el momento de la conquista y
colonización—no buscan un mejor posicionamiento en las arenas locales apelando a
una autoidentificación "indígena" similar a la de Los Morteritos. Se podría argumentar
que sus pobladores no se han articulado como un sujeto estratégico pasando de la
subalternidad al antagonismo (Laclau y Mouffe 1987), o que no han podido
cumplimentar los requisitos para ser reconocidos legalmente como comunidades
aborígenes según las exigencias burocráticas. Lo cierto es que no lo intentan, aunque en
1997 los vecinos de El Bañado2, un puesto ubicado en dicha área, llevaron a cabo una
acción colectiva para luchar por las tierras que un empresario pretendía quitarles,
'Vermapas 1 y2.
2
Ver mapa 4.
7
reivindicando el derecho consuetudinario que legitimaba su propiedad de las mismas,
así como el hecho de que habían vivido en la zona desde hacía siglos (Pizarro 2000).
Pero ni entonces ni ahora han apelado al pasado para esgrimir una posible ascendencia
indígena. Por otra parte, además de los habitantes de El Bañado, los vecinos de los
pueblos de Coneta y Miraflores 3 cercanos a dicho puesto también señalan sucesivas
experiencias de exclusión como consecuencia de la expansión de la frontera
agropecuaria en el Valle, remarcando la imposibilidad de continuar con su forma de
vida campesina. Tampoco en este caso cuestionan anteriores des-marcaciones
vinculadas con una probable identidad indígéna. En base a lecturas comparativas y
nuestro conocimiento del background de la zona, la primera inquietud que nos motivó a
centrar el trabajo de investigación doctoral en el área apuntaba justamente a identificar
qué procesos y contextos ayudarían a explicar por qué en la zona hasta el momento
autoadscripciones en ténninos de una autoctonía no se han interpretado como indicador
de aboriginalidad.
Si bien los grupos subalternos del área rural del valle de Catamarca acumularon
experiencias de opresión a lo largo de su existencia como alteridades históricas (Segato
1997), esto no lleva de por sí a que se reivindiquen en clave identitaria indígena. En esta
tesis explicaremos los sentidos de pertenencia y de devenir que al día de hoy construyen
Idem.
los habitantes de esta área. Mientras nuestro objetivo es analizar el modo en que los
pobladores valoran sus posibilidades presentes y futuras a través de los relatos sobre el
pasado local, nuestro problema y desafio es ver por qué cuestionaron las supuestas
"bondades del progreso", pero no discutieron procesos más antiguos de des-marcación,
adoptando la versión hegemónica del "mestizaje" característico de Catamarca y otras
provincias del noroeste argentino. En otras palabras, si en algunos trabajos
antropológicos el problema de investigación radica en explicar emergencias identitarias
indígenas inesperadas o no previstas, en el nuestro apuntamos a explicar por qué no
surgen allí donde podrían, y de qué manera se tematizan socialmente esas pertenencias y
filiaciones en contextos donde los posibles aportes indígenas a la conformación de la
matriz poblacional local han sido obliterados, minimizados o negados.
Expuestos en las vitrinas del "Museo Calchaquí" —expresión popular con que se
conoce al Museo Adán Quiroga ubicado en el centro de la ciudad capital de
Catamarca— los restos de antiguos habitantes de la provincia atestiguan la existencia
del componente indígena en la historía del actual territorio provincial. Calchaquíes son
los valles cuyo extremo sur atraviesa dicho territorio. Juan Calchaquí es el nombre de
uno de los caciques que resistieron a la conquista española durante el siglo XVII,
impidiendo la fundación de la ciudad de Catamarca. "Diaguitas" y "calchaquíes" son los
nombres con que se designa a los grupos aborígenes que habitaron el suelo
catamarqueño.
" Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, "Catamarca nunca ha sido una provincia de
inmigración extranjera. El máximo fue un 2% en 1914, y desde entonces la proporción ha ido
disminuyendo hasta ser en 1970 y 1980 el 0,5%. Los inmigrantes internos, en cambio, aunque pocos, han
ido en aumento, llegando a ser en 1980 el 12% de la población" (INDEC, 1982: )UX). Mello (2000)
sefíala que en 1869 no había gran cantidad de inmigrantes de origen europeo en el noroeste. En dicho aiío,
mientras que el total de inmigrantes en el NOA era de 6.298 (un 1,4% del total de la población), en
Catamarca sólo residían 400 (un 0,5% del total de la población). Hemos elaborado el siguiente cuadro, en
base a la información del INDEC (1982: )UX), para ilustrar la cantidad de extranjeros residentes en
Catamarca durante la segunda mitad del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX:
ló
Valle de Catamarca cobijó en su seno las diferencias tolerables de italianos, españoles y
"turcos", que desde los pueblos asentados a lo largo del ferrocarril dinamizarían la
economía local. Si por un lado la provincia de Catamarca agonizaba en su inserción
desfavorable en el proyecto agroexportador de la Argentina, en el interior de su
territorio las operaciones clasificatorias de su población incorporaban a los contingentes
migratorios que, al mixturarse con las familias "patricias", incorporarían a la
civilización a la ruralidad provinciana en nombre del estado provincial. Esta población
rural estaba conformada por criollos-gauchos que, a diferencia de las élites "patricias" e
inmigrantes, eran considerados más mestizos que blancos, más provincianos que
argentinos, más bárbaros que civilizados, más tradicionales que modernos.
La Fiesta del Poncho es una feria artesanal que se realiza durante las vacaciones
de invierno en San Fernando del Valle de Catamarca. Si bien abündan los números
11
folklóricos marcados como idiosincráticos de la identidad "provinciana" del interior de
la nación, los ponchos que se venden no son los de los gauchos sino aquellos que se
usan en las áreas del oeste de puna, pre-puna y Valles Calchaquíes. Estos ponchos son
marcados como característicos de la población criolla más indígena que española, a
diferencia de los de los gauchos. La región del valle de Catamarca no expone ponchos,
ni tapices o alfarería con motivos indígenas, inhabilitada de ofrecer una producción
exótica en esta feria artesanal.
La zona sur del Valle de Catamarca5 es una región agropecuaria cuya población
se asienta en pueblos de entre 500 y 1000 habitantes y puestos o parajes que aglutinan
población rural dispersa de hasta 200 personas. La estructura social agraria de esta
región está atravesada por desigualdades que históricamente delinearon fronteras de
exclusión. En los pueblos residen algunas familias que orgullosamente esgrimen una
genealogía que da cuenta de la alianza entre la prosapia provincial criolla-hispana con
los inmigrantes de fines del siglo XIX. Estas familias conforman élites locales que a lo
largo de sus trayectorias articularon a la población rural dispersa como mano de obra
para sus fincas. Por otra parte, conformaron redes de poder que mediatizaron la
incorporación de estas áreas marginales en la geografía estatal provincial y en la
civilización durante las primeras décadas del siglo XX.
Vermapas2y4.
12
Chumbicha, Huillapima, Coneta son los nombres de algunos pueblos de esta
área que remiten a una toponimia indígena6. Sin embargo, su población lejos está de
adscribir a una identidad aborigen. Muchos son los restos arqueológicos que se
encuentran en las inmediaciones de estos pueblos y en las laderas de las montañas
cercanas. Pero la filiación con los indios que habitaron en la zona está cortada. La
acumulación histórica de experiencias de opresión de los habitantes que no forman parte
de las élites es explicada por los nativos en términos de sus trayectorias como
campesinos y no como indios. En la reciente disputa por la propiedad de las tierras en el
puesto de El Bañado, uno de sus habitantes argumentó que las mismas les pertenecían
en virtud de que sus antepasados españoles se habían instalado en ellas desde hacía más
de 200 años (Pizarro 2000/2002). Paralelamente, en una revista editada en 1996, la
Municipalidad de Huillapima, cuya jurisdicción abarca la zona sur del valle de
Catamarca, caracterizó la situación de gran parte de población como "pobre" y
"marginal" (Pizarro 1999 a).
13
En una mafiana de la primavera de 1992 se inauguraba la capilla de El Bafiado.
Este puesto aglutina alrededor de 100 pobladores rurales que hasta la década de 1960
vivían de la cría de cabras y de la quema de carbón. Este asentamiento se originé, al
igual que muchos de los puestos ubicados en el fondo del Valle de Catamarca, con las
habitaciones y eventuales casas de los cuidadores del ganado de familias residentes en
los cercanos pueblos de Miraflores y Coneta, ubicados en la zona baja del pedemonte
del Ambato. Los campos usados para la pastura del ganado y aprovechados para la
extracción de leña del monte pertenecían, a principios del siglo XX, a las familias de
origen criollo e inmigrante dueñas del ganado. Pero debido a las irregularidades en el
saneamiento de los títulos, algunos nativos lograron devenir propietarios, dando lugar a
desigualdades y facciones en el seno del mismo puesto. Además, la dinámica de
expansión de la frontera agropecuaria propició la puesta en valor de dichas tierras. Entre
1970 y 1980 se crearon dos Colonias Agrícolas que cercaron las tierras utilizadas por
los puesteros, dando lugar a expropiaciones y restringiendo la posibilidad de continuar
con las actividades productivas y extractivas. En la década de 1990, las tierras que les
quedaban fueron motivo de disputa por las pretensiones de un empresario agroindustrial
(Pizarro 2000).
1
(Pizarro et al. 1995). Durante este evento, los habitantes de El Bañado fueron incluidos
dentro de la identidad provincial pero no tan iguales a sus co-provincianos urbanos, ya
que el alcoholismo, los embarazos de adolescentes y el uso de nombres "extranjeros"
son costumbres con que se marcan a las poblaciones marginales y rurales de la
provincia.
151
producían—se incorporé a las investigaciones que estaba desarrollando en la zona. En
varias ocasiones manifestó su preocupación por el hecho de que la gente grande se
estaba muriendo y con ellos, la posibilidad de conocer cómo habían funcionado los
sistemas productivos tradicionales.
Mí interés por explicar por qué los habitantes de la zona de estudio minimizan o
silencian los posibles aportes indígenas a la conformación de la matriz poblacional local
fue madurando a lo largo de una década. Como es sabido, los problemas de
investigación tienen diversas fuentes (González Reboredo 1995, Valles 2000). La
motivación personal para formular una pregunta que sea relevante para la producción de
conocimiento científico está atravesada por el interjuego de la lógica teánca y práctica
del investigador. Así, si bien la tradición disciplinar juega un rol importante en dicha
formulación, no es menor el peso de los intereses personales que se van delineando
durante el transcurso de la vida del sujeto cognoscente.
16
"otros" otros internos, las fantasías sobre "los indios" y sobre el "exotismo" del objeto
de estudio antropológico que tienen los que se inician en los estudios de grado no
desaparecen con los años de práctica profesional.
17
proflrndidad. Así, junto con algunos docentes y alumnos de la Tecnicatura en Gestión de
Emprendimientos Comunitarios Rurales9 , realicé visitas a la zona desde el año 1993
hasta 1995. Estas visitas combinaron residencias temporales junto con viajes diarios.
Entre los docentes se encontraban Rodolfo Cruz y María Elisa Rueda. Los alumnos eran Elba
Fernández, José Fernández, María Esther Leguizamón y Leandro Rueda.
10
Alejandro Haber dirigía dicho equipo. Entre los investigadores se encontraban el Rodolfo Cruz y
Adrián Scribano. Los alumnos que lo integraban fueron Silvina Ahumada, Gabriela Granizo, Edith
Valverdi y María Fernanda Videla.
Participaron de dicho proyecto como investigadores Rodolfo Cruz y Sara Torrens. Diversos alumnos
integraron el equipo en distintos momentos de su desarrollo: Aldo Alonso, Mariana Chavez, Alejandro
D'Angelis, José Fernández, Elba Fernández, Gabriela Granizo, Marcela Leiva, Rafael Linares, Susana
García, Miguel Varela, José Vera, Fernanda Videla, y Bernarda Zubrzycki.
12
Malinowski (1975) fundó el estilo de trabajo de campo antropológico planteando la necesidad de
comprender "la perspectiva del actor", señalando la importancia de registrar todos los aspectos de la
cultura nativa junto con los "imponderables" de la vida cotidiana. Geertz (1987) redireccionó la mirada
etnográfica hacia la comprensión de las redes públicas de sentido que dan significado a los
comportamientos sociales a través de la "descripción densa".
19
alrededor de 70 cassettes y 6 videocassettes 3 registraron la interacción con los
habitantes locales a lo largo de estos años.
Fue por ello que realicé pesquisas en distintos repositonos documentales tales
como las Direcciones de Catastro, de Colonización, de Riego, de Municipalidades, de
Planeamiento y de Estadísticas y Censo del Gobierno de la Provincia de Catamarca; en
la Municipalidad de Huillapima; en los Archivos Históricos de Catamarca 14 y de la
Nación; y en la Academia Nacional de Ciencias de la ciudad de Córdoba. Asimismo,
analicé fuentes secundarias de viajeros de fines del siglo X1X, intelectuales
catamarqueflos de mediados del siglo XX, etnobistoriadores, arqueólogos e
historiadores. Estas consultas me fueron dando pistas (Guinzburg 1994) acerca de los
lugares deseables de identificación articulados desde la retórica hegemónica en distintos
momentos históricos y, por otro lado, de distintos aspectos de la heterogeneidad de la
estructura social local.
13
En 1997, con el financiamiento de la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad Nacional de
Catamarca editamos, junto con Rafael Linares, un video titulado "Historias para ser contadas", que
sintetizó los relatos locales sobre el pasado de los habitantes de Coneta, Miraflores y El Bafiado
registrados hasta ese momento.
14 E1 trabajo de archivo en este caso fue realizado por Rodolfo Cruz y José Fernández.
19
reformas educativas que se dieron en la jurisdicción de Catamarca para esa época
produjeron en la Provincia la emergencia de un discurso que ponía en valor la cultura
local, ante la necesidad de "regionalizar" en cada jurisdicción los lineamientos de los
nuevos contenidos curriculares nacionales. Durante mi asesoramiento en los equipos
que llevaron a cabo dicha tarea, observé la insistencia tanto por parte de los especialistas
como por parte de los docentes en incorporar contenidos referidos a la historia regional,
provincial y local en los saberes escolares. Fue así que dicté una serie de
capacitaciones—sobre la articulación de lo local y de lo global en la cultura
catamarqueña—para los docentes en ejercicio en los niveles EGB 1 y 2 de las escuelas
del Departamento Capayán 15 , que tuvieron lugar en distintas localidades del mismo
durante 1998. En la capacitación dictada en una de las escuelas de Miraflores
participaron los maestros de Coneta, Miraflores y El Bañado. Estos encuentros fueron
ocasiones no sólo para la transferencia de conocimientos, sino también para profundizar
mi aprendizaje de los códigos comunicacionales y de las naturalizaciones del sentido
común locales.
A partir del año 2000, mi trabajo de campo en la zona de estudio continuó con
énfasis en el abordaje etnográfico, pero en esta oportunidad me concentré en dirigir a
algunos investigadores que estaban interesados en analizar la manera en que el pasado
tanto local, provincial como nacional es enseñado en las escuelas rurales 16. Mientras
tanto, la identidad indígena de la comunidad Los Morteritos del departamento Belén
estaba siendo promovida. Debido a la necesidad de presentar la "historia" de la
comunidad para conseguir el reconocimiento de la personería jurídica por parte del
Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, una diputada provincial que estaba
acompañando las negociaciones de este grupo me consultó si podía averiguar algo al
respecto. Esta pregunta se sumó a las evidencias sobre re-emergencias indígenas acerca
de las cuales me iba enterando en distintos encuentros científicos y a través de los
medios de comunicación.
Mi inicial interés por dar cuenta acerca de los usos del pasado en el marco de los
procesos identitarios locales se fue sedimentando a lo largo del tiempo, dando paso a la
15
Claudio Cejas, Claudia Kaen, Claudia Sosa y Miguel Varela participaron en diversas instancias de estas
capacitaciones, tanto durante el dictado como durante el registro de las mismas y su sistematización.
16
En esta instancia participaron Elvira Cejas, Claudia Kaen, José Fernández, Delia Monferrán, Belén
Piovano, Miriam Tejeda y Ana Verna.
20
pregunta sobre por qué los habitantes del área de estudio—que habían vivido históricas
opresiones—obliteraban una posible ascendencia aborigen, en un contexto nacional en
el que la (auto)adscripción a la identidad indígena es un locus posible para las
reivindicaciones de ciertos contingentes poblacionales subalternos, y en un contexto
local en el que algunos lugareños decían ser "indios ya civilizados". Si bien mi
Inmersión" en la vida cotidiana del área de estudio y de la retórica sobre el "ser"
catamarqueño conllevé una "familiarización de lø exótico" (Lins Ribeiro 1989 y 1999)
que me facilitó la interpretación de la diversidad y multiplicidad de registros que se
acumularon durante tantos años de investigación, debí realizar un arduo trabajo de
"descotidianización" y de "extrañamiento" (ibidem) a los fines de construir mi objeto de
estudio problematizando mis propios supuestos y aguzando mi mirada, ya que no quería
tomar el mestizaje como proceso "natural" pero tampoco "inventar identidades
indígenas" donde no las había y donde, desde la perspectiva nativa, no tenía por qué
haberlas o era mejor que no las hubiese. Esto requirió, por un lado, poner mi cabeza "en
la mesa de disecciones" a fin de objetivar mis preconceptos y prenociones (Wacquant
1995); y, por el otro, una "inmersión" en las tradiciones teóricas sobre procesos
identitarios, emergencias indígenas y usos del pasado.
21
procesos microsociales por los cuales las personas se definen como miembros de
determinados colectivos de identificación, resaltando ciertas características comunes y
ocultando otras (Briones 1998 b). Nos interesará analizar dos cuestiones paralelas. Por
un lado, los usos del pasado mediante los cuales los habitantes locales tematizan su
vínculo con las poblaciones "indígenas" que habitaron el área y, por el otro, el lugar que
ocupa la "identidad aborigen" en el mapa de identificaciones posibles en distintos
momentos históricos del área y de la provincia.
Pero este análisis nos lleva a revisar la relación entre los usos del pasado y la
definición de las identidades. Distintos autores han señalado las diferencias entre la
memoria y la historia para dar cuenta de las formas en que los nativos relatan el pasado.
Nora (1984) y Candau (2002)—entre otros—marcan la distinción entre historia y
memoria. Estos autores plantean que, si bien ambas son representaciones del pasado, la
primera busca aclarar, poner distancia, ser exacta, legitimar el pasado, mientras que la
memoria busca instaurarlo, modelarlo, fusionarse con él. Atravesada por las pasiones,
las emociones y los afectos, la memoria es fundacional.
Elizabeth Tonkin (1995) señala que los relatos nativos han sido considerados
como "mitos" o narrativas no realistas por parte de los historiadores, quienes postulaban
que sólo la ciencia sería capaz de producir un conocimiento objetivo o realista sobre los
acontecimientos pasados. Por su parte, algunos antropólogos también han reproducido
la dicotomía entre narrativas locales míticas e historias científicas realistas. En ese
sentido, Hill (1988) plantea que la historia es un modo de conciencia social que
representa a las relaciones sociales como significativamente formadas por la acción
colectiva o individual en el presente o en un tiempo continuo con el presente, mientras
que la conciencia mítica, por su parte, representaría al orden social existente como
producto de designios o acciones de un plano trascendente, ajeno a la injerencia
humana. El mito, entonces, conllevaría a la fetichización del pasado. Por su parte,
Alonso (1996) sostiene que las historias nativas son "surreales" o míticas, en la medida
en que éstas presentan al advenimiento del capitalismo como agente o evento que opera
transformaciones sobre las poblaciones locales desde un plano "trascendente", ajeno a la
voluntad y acción de los "nativos". Sin embargo, no sólo las historias nativas marcarían
que el capitalismo funcionó como agente externo o evento mítico, sino también algunas
22
explicaciones antropológicas sobre los impactos del capitalismo en las sociedades "no
occidentales", como por ejemplo lo plantea Sahlins (1985).
Entonces, los relatos acerca de sucesos pasados son interpretaciones del mundo
formalizadas en discursos. Las formas en que los sujetos sociales entienden,
comprenden y dan sentido al mundo social se manifiestan en narrativas con diverso
grado de formalización, que abarcan un continuum entre los recuerdos y las narraciones.
La secuenciación causal de un conjunto de eventos narrados no es sólo un relato de los
mismos. Más bien, los eventos narrados son construidos por los narradores en tanto que
23
éstos ponen en juego sus propios valores y formas de interpretar el mundo en la práctica
narrativa (Bauman 1986, Briones y Golluscio 1994, Somers y Gibson 1995).
Algunos grupos sociales tienen géneros específicos para hablar sobre el pasado
(Basso 1984, Briones 1988, 1994 y 2003, Tonkin 1995, entre otros). En el caso de
estudio, las referencias al pasado que realizaron los habitantes locales no pueden ser
consideradas como narrativas formalizadas en una ejecución específica en la que los
narradores deban mostrar su competencia en el arte de hablar a través del desempeño de
ciertos roles y el uso de determinados géneros (Bauman 2002). Por el contrario, durante
nuestra investigación, los lugareños se refirieron al pasado en el marco de
conversaciones acerca de cómo era la vida antes, en contextos no tan formalizados del.
sentido común. En estos eventos discursivos existieron algunas pistas indexicales tales
como "en esa época", "en ese entonces", que operaron como signos triples (Briggs
1986) 0 meta-signos, proveyendo un marco referencial que orientaba a los interlocutores
para la comprensión de los relatos. De allí que consideraremos a estas memorias locales
como relatos sobre el pasado más que como narrativas con una estructura formalizada.
24
pasado y el presente no existen como hechos, como cosas, sino que son interpretados
como secuencias temporales, cadenas causales que legitiman un determinado estado
actual y un proyecto que apunta a dar cierta direccionalidad a un futuro incierto.
Por otra parte, el pasado es relatado a partir de lugares que funcionan como
disparadores de la memoria, o bien, la memoria relata acontecimientos contextuándolos
en escenarios espaciales concretos, seleccionando ciertos eventos y enmarcándolos en
un escenario, el paisaje (Augé 1999, Candau 2002, Nora 1989), De este modo, los
relatos locales sobre el pasado articulan procesos identitarios o de comunalización con
ese plus referido al sentido de devenir en que se anda el sentimiento pertenencia a un
lugar (Brow 1990). En otras palabras, la temporalizaciones se espacializan y las
territorializaciones se invisten de historia (Alonso 1994).
Diversos autores (Basso 1984, Bauman 1986, Briggs 1986, Briones 1988,
Bruner 1986, Candau 2001 y 2002, Carranza 1997, Jelin 2002, entre otros) señalan que
los relatos sobre el pasado no constituyen meras descripciones de acontecimientos, sino
que se articulan en y a través de una estructura moral argumentativa. Entonces,
constituyen argumentos sobre la forma de vida deseable para el presente valorando sus
posibilidades futuras. En esta dirección, Visacovsky (2002) postula la necesidad de
focalizar las experiencias personales pasadas situando a los entrevistados como agentes,
que reflexionan evaluativamente acerca de las mismas. Por otra parte, destaca que las
interpretaciones del pasado adoptan determinadas formas y no otras en relación a la
conformación de la identidad presente de los narradores.
De este modo, los relatos sobre el pasado son mediatizaciones a través de las que
los grupos subordinados definen las causas, culpables y posibles soluciones de su
situación de opresión (Pizarro 2000). En este sentido, estos relatos abrevan más del
sentido común estando—según señala Isla, quien parafrasea a Gramsci—"repleto de
valores, concepciones estéticas, normas de vida (es) impregnado y modelado por (la
ideología)" (Isla 2002: 22). Roxana Ng señala que la noción de sentido común nos
pennite dar cuenta de las "presuposiciones y creencias incoherentes y a veces
contradictorias que sostiene la gente "(1993: 52). Agrega que este enfoque del sentido
común "dirige la atención a las normas y formas de acción que se volvieron formas
ordinarias de hacer las cosas, de las cuales tenemos poca conciencia" (1993: 52). El uso
25
Gramsciano del término "sentido común", entonces, refiere a nociones hegemónicas que
se han naturalizado y que limitan las interpretaciones que los sectores subalternos
realizan de su posición subordinada a través de lo que Comaroff y Comaroff (1992)
denominaron "colonización de la conciencia".
Como veremos en los relatos locales sobre el pasado que analizaremos, los
nativos no construyeron un sentimiento de pertenencia (Brow 1990) y de devenir (Ch.
Taylor 1989) como indígenas, aunque algunos dijeron ser indios ya civilizados. Antes
26
bien, la posible filiación "indígena" fue fracturada y negada, a pesar de la pre-existencia
de grupos aborígenes en el área antes de la conformación del estado argentino y al
recuerdo o vigencia de ciertas prácticas culturales a las que se les atribuye prosapia
indígena. Para entender esto, debemosi entonces prestar atención a los procesos
complejos de producción cultural de la alteridad, en el marco de procesos hegemónicos
que definen inclusiones y exclusiones selectivas de ciertos grupos sociales en relación a
colectivos de identificación más amplios.
Keane (1997) remarca que los límites y fronteras culturales son 'definidos en un
proceso sociocultural. Señala que la identidad local depende de la manera en que las
personas se definen a sí mismas como marginales o locales aceptando, al menos
parcialmente, a la autoridad que define en otro lugar un marco de referencia adecuado, o
incluso fundacional. Por otra parte, Hill y Wilson (2003) destacan la necesidad de
estudiar las relaciones entre las jerarquías de poder regionales y nacionales y la
construcción hegemónica de identidades locales. Para ello, estos autores sugieren el
estudio de las "políticas de identidad", considerando que los procesos identitarios no
pueden ser entendidos sin apelar a una teorización más amplia que contemple a las
prácticas e ideologías de estados nacionales, gobiernos, partidos políticos,
corporaciones transnacionales, ONGs y organizaciones internacionales y
supranacionales. Según estos autores, el concepto "políticas de identidad" hace
referencia a los procesos "de arriba hacia abajo" mediante los cuales distintas entidades
políticas, económicas y sociales intentan moldear las identidades colectivas, fijando y
naturalizando marcos interpretativos para la comprensión de la acción política. De esta
manera, categorías étnicas, raciales, de lenguaje y de lugar son fetichizadas,
nacionalizadas o exotizadas--como "naturales" y "primordiales"—, por contraste con
categorías "modernas".
Por lo tanto, si por un lado es necesario prestar atención a los procesos a través
de los cuales los habitantes locales resignifican en su vida cotidiana las marcaciones
identitarias hegemónicas, también es imprescindible contextuarlos en procesos
económicos, políticos e ideológicos más amplios, en y a través de los que se fueron
enfatizando o negando las especificidades de los otros internos en la construcción de
27
colectivos de identificación más englobantes tales como la nación, la provincia o la
región. El sentido de pertenencia a una nación pretende homogeneizar las diferencias
sociales y culturales en su interior y definir los límites de lo otro y de lo extrafio. Alonso
(1994) señala que los mecanismos de naturalización de la nación son la
territorialización, la substancialización y la temporalización. Así, los relatos locales
sobre el pasado operarían como mediadores entre la identidad de la gente y su herencia
nacional en un espacio determinado.
Por otra parte, las diferencias culturales no reflejan propiedades innatas que
remitirían a rasgos primordiales de etnia, raza, clase o género. Antes bien, al interior de
los estados-nación, las fronteras que demarcan a distintos agregados sociales—que son
diferenciados en términos de lo que Williams (1991) denomina como "identidades
subnacionales"—son trazadas en el seno de campos ideológicos que articulan diferentes
combinaciones de los clivajes de raza, clase, género y cultura para definir distinto tipo
de subordinaciones y mantener dividida a la población. La autora sostiene que la clase
no es un repositorio excluyente de lo "objetivo". Por lo tanto, el hecho de que los
grupos subordinados apelen a una identidad como "trabajadores" o como "pobres" no
estaría dando cuenta de una mediatización de las condiciones estructurales de
desigualdad más "real" que si se identificaran como "indígenas", tal como lo señalan
Briones (1998b) y G. Gordillo y Hirsch (2003 b) al analizar la re-emergencia de
movimientos indígenas.
28
regional. La construcción de la homogeneidad de la nación argentina, a pesar de su
diversidad tanto cultural como social y económica, se fundamentó en preceptos
nacionalistas que definieron modos apropiados de cooperación y competencia entre los
ciudadanos y que fijaron los límites de las posibles identidades (Williams 1989, 1991,
1993) privilegiando el clivaje de clase por sobre los de género y raza.
29
políticainente articuladas. Emergiendo entonces del interjuego estratégico entre
líneas de articulación (territorialización) y líneas de fuga ('desterritoriaiización)
que ponen en acto y posibilitan formas espec(flcas de movimiento (cambio) y
estabilidad (identidad), esa movilidad estructurada habilita formas igualmente
especfflcas de acción y agencia. Según Grossberg, tales líneas determinan qué
tipos de lugares la gente puede ocupar, cómo los ocupa, cuánto espacio tiene la
gente para moverse, y cómo puede moverse a través de ellos. Por tanto, distintas
formas de acción y agencia resultan no sólo a la desigual distribución de capital
cultural y económico, sino también de la disponibilidad diferencial de dferenies
trayectorias de vida por medio de las cuales se pueden adquirir esos recursos
(Briones 2001:4).
30
los lugares donde ubicar a los aborígenes (Briones 2001 y 2002), fantasmas que
cuestionaban los proyectos totalizadores. y homogeneizadores de formación estatal
como unidad política donde se amalgaman grupo, territorio y estado (Alonso 1994,
Williams 1989).
31
6. El argumento y desarrollo de la tesis
32
Aunque los habitantes locales construyen preponderantemente sus sentimientos de
pertenencia y devenir alrededor de tropos de identificación colectiva que enfatizan el
clivaje de clase y silencian posibles clivajes étnicos, sus relatos sobre el pasado
mediatizan esas geografias estatales de inclusión según trayectorias sociales que los
habilitan diferencialmente para adscribir a distintos lugares de identificación.
33
los docentes de escuelas de la zona; la mirada científica de los arqueólogos y de las
instituciones provinciales encargadas de la preservación del patrimonio cultural; y, la
retórica de los medios de comunicación. Señalaremos los diversos mecanismos usados
por los habitantes locales que, re-centrando retóricas que racializan, etnicizan, niegan o
reivindican la alteridad indígena, reproducen y cuestionan las matrices de diversidad
locales, provinciales y nacionales.
34
fuertemente por los nativos. Finalmente, veremos la manera en que las políticas
desarrollistas iniciadas en la década de 1960 operaron sobre la geografia de la inclusión-
exclusión local.
35
CAPÍTULO 2
DE CÓMO SURGIERON Y SE ACABARON LOS "INDIOS" EN CONETA,
MIRAFLORES Y LOS PUESTOS DEL NORTE ENTRE LOS SIGLOS XVI Y XX
1. Introducción
En primer lugar, caracterizaremos la forma de vida que tenían los aborígenes que
habitaban dicha área, ampliándonos al actual Departamento Capayán que se localiza en el
centro-sur del Valle de Catamarca 2 . Haremos algunas referencias a las relaciones de esta
zona con el contexto local de la actual provincia de Catamarca, con el contexto regional del
actual Noroeste Argentino, y con el contexto extrarregional tanto dentro corno fuera de las
fronteras del actual territorio argentino. Focalizaremos el análisis en las maneras en que los
habitantes locales fueron denominados "indios" entre el siglo XVI y la primera mitad del
XJX en el contexto de su inserción en el sistema económico, social e ideológico colonial.
Discutiremos posteriormente la invisibilización de los indios en nuestra zona cuando,
comenzando a formar parte de la población rural pobre del departamento Capayán, fueron
nominados corno "criollos" entre la segunda mitad del siglo XIX y fines del siglo XX.
Ver mapa 4.
2 Ver mapas 1 y 2.
36
Consideramos que es necesario comprender los procesos estructurales de larga
duración en los niveles regional, provincial, nacional e internacional para poder interpretar
los puntos de vista locales sobre las diferencias entre "los antiguos", "cómo era su vida
antes" y "cómo es ahora". Estos puntos de vista desde los cuales los pobladores actuales
articulan sus relatos constituyen mediatizaciones de los conflictos estructurales, en los
cuales ciertos cambios y continuidades son (des)rnarcados para argumentar las causas y
consecuencias que dichas transformaciones han tenido en su forma de vida y en la de sus
antepasados.
Nos remitiremos a algunas fuentes primarias, teniendo en cuenta que los españoles
re-presentaron como "indios" a las sociedades con que se encontraron. Como el objetivo de
nuestra tesis no es realizar un estudio etnohistórico en profundidad, nos basaremos
fundamentalmente en fuentes secundarias producidas por arqueólogas/os, historiadoras/es y
etnohistoriadoras/es, quienes también re-presentaron a las sociedades pasadas a través de
diversas categorías: culturas, grupos étnicos, macro-etnías, según las reflexividades (Guber
200 1) que orientaron sus estudios. Sólo analizaremos fuentes primarias relacionadas con
nuestra área de estudio a fin de re-centrar en los siguientes capítulos los relatos de los
habitantes actuales sobre los cambios y continuidades en la forma de vida de las localidades
en las que viven y en las que sus abuelos y padres "han nacido y se han criado". Cabe
señalar en este punto que la nuestra también es una re-presentación de las sociedades
pasadas a través de nuestra propia reflexividad práctica y teórica.
Para poder responder a la pregunta que nos hemos planteado en este trabajo—,por
qué los habitantes de un área del Dpto. Capayán, que se dicen nativos del suelo porque sus
antepasados vivieron por generaciones en esas tierras, minimizan o silencian los posibles
aportes y pertenencias indígenas al tematizar la conformación de la matriz poblacional
local?—es necesario construir primero un marco histórico sobre los proóesos
socioculturales y económicos que coadyuvaron cambios en la (auto)marcación identitaria
de su población como "indios" o "ya no indios"/criollos/paisanos. Esta reconstrucción es
importante habida cuenta de que, cuando los españoles llegaron al actual Valle de
Catamarca, coincidieron en calificar de numerosa a su población indígena. Inés Gordillo
37
(1999) por ejemplo analiza el mapa de Ruy Díaz de Guzmán en el que aparece un valle que
correspondería al de Catamarca, en el cual aparece la inscripción: "valle muy poblado de
indios". Tal como especifica la autora, es el primer mapa criollo del Río de La Plata y se
calcula que fue confeccionado alrededor de 1600. Sin embargo, Inés Gordillo relativiza la
apreciación cuantitativa de los españoles, ya que señala que Larrouy (1914) estimaba que la
población aborigen del Valle no habría superado los 4000 o 5000 habitantes. Por otra parte,
destaca la ausencia de poblados importantes y un temprano proceso de despoblamiento y
desplazamiento espacial de los grupos aborígenes en la zona, para concluir que, al igual que
en el resto del noroeste argentino, con el paso de los años la población aborigen fue
diezmada por las pestes, las guerras y las estructuras de producción europeas en las cuales
debieron insertarse los habitantes "originarios".
En cuanto a estas apreciaciones iniciales, nos interesa remarcar que los cronistas
españoles contabilizaron la cantidad de indios guiados por una política de identidad
específica, de acuerdo a sus intereses particulares, su limitado conocimiento de la zona y al
hecho de que, con frecuencia, sólo contabilizaban a los indios "de tasa", es decir, aquellos
que estaban obligados, según la legislación española, a pagar un tributo. Analizaremos
entonces, qué motivos pueden haber llevado a los colonizadores de fines del siglo Xvi a
considerar la presencia de 4000 o 5000 habitantes como nmnerosa.
Palomeque (2000) describe a los grupos étnicos que habitaban el noroeste argentino
durante el contacto con los españoles, señalando sus características diferenciales en virtud
de los diversos ambientes que habitaban y el uso que hacían de sus recursos; su
38
organización sociopolítica; y sus costumbres. Así, remarca la diversidad de los grupos
localizándolos en franjas longitudinales orientadas de norte a sur: la puna; los valles y
quebradas; la mesopotamia santiagueña; las sierras centrales de Córdoba; la zona cuyana; la
zona pampeana y el litoral; y las selvas y Chaco. No incluye a las poblaciones aborígenes
del Cl1aco y la Patagonia actuales, debido a que no estuvieron sujetas a la Corona Española
durante el período colonial. Dicha autora señala que durante el período de conquista,
instauración y funcionamiento del sistema colonial español, estas sociedades vivieron
distintas situaciones a medida que se fueron insertando de diversa manera en una situación
colonial que tampoco fue homogénea.
En verdad, la política hegemónica identitaria entre los siglos XVI y XVIII fue
heterogénea debido a que el estado cólonial necesitaba colonizar un mundo indígena diverso,
situado en gobernaciones consideradas corno pobres y de frontera. Los españoles calificaron
a la actual región del noroeste argentino como pobre y fronteriza (Anello 2001, Lorandi 1988
a y b, 1992 y 1997, Palomeque 2000) debido, por un lado, a la falta de grandes minas de oro
y plata y, por el otro, a la gran distancia que la separaba de la ciudad de Lima, capital del
virreinato del Perú y sede de la autoridad virreinal hasta el año 1776, cuando se creó el
virreinato del Río de la Plata. En esta zona, el estado colonial fue especialmente flexible
frente a los "vecinos encomenderos" y sus intereses, a pesar de que esto sucedía en un
período donde la política general de la Corona era ir centralizando las funciones del estado,
mientras recortaba el poder señorial de los señores duques y marqueses (Palomeque 2000).
39
niveles local, regional, y extrarregional y las políticas identitarias de las poblaciones
(auto)rnarcadas o (auto)desmarcadas como "indígenas".
2. Extraños en su tierra: la construcción de los "indios conetas" durante los siglos XVI
y XVII
Los así llamados "diaguitas" habitaban la zona sur de la franja longitudinal de valles
y quebradas definida por Palomeque (2000). Este sector comprendía los Valles
Calchaquíes, que se extienden a lo largo de las actuales provincias de Salta, Tucumán y
Catamarca, y continuaba hacia las planicies de esta última y la actual provincia de La Rioja.
Previo a la conquista española, los grupos que la habitaban tenían relaciones con los
"atacarnas" del sur de la Puna y con los "juríes", "tules" y "tonocotés" del la selva salto-
tucumana.
El término "diaguitas" con que se identificó a todos los grupos que habitaban esta
área constituye, por un lado, un problema de homogeneización simbólica de los diferentes
Ver mapa 3.
40
grupos socioculturales que poblaban el centro de la actual provincia de Catamarca y gran
parte del actual noroeste argentino. Los españoles llamaron "diaguitas" a todos aquellos
grupos de nativos que conformaban unidades sociopolíticas independientes entre si, y que
se automarcaban y eran marcados por otros grupos nativos por nombres que referían a la
identidad colectiva de cada grupo y no a una "nación" o "macroetnía" diaguita.
Por lo tanto, Cruz (e.p.) afirma que "los diaguitas" no existieron, ya que estos
grupos no se consideraban a sí mismos como parte de un colectivo más abarcativo de
identificación, aún cuando compartieran ciertas características socioculturales. Algo
parecido se argumenta para "los mapuche" de Chile central al menos hasta el siglo XVIII
(Boccara 1996, Briones 1999). Una de estas características compartidas era la práctica de
una agricultura intensiva en valles, laderas y quebradas. Este tipo de práctica agrícola era
sumamente compleja y requirió del manejo de sistemas de riego sustentables y sostenibles
y de un pennanente desarrollo tecnológico que implicó un conocimiento agroecológico y
41
astronómico muy perfeccionado. La diversificación de la producción que lograron no se
podía realizar en un determinado territorio circunscripto debido a las características
agroecológicas de la región.
Así, es probable que los españoles no repararan en que los grupos indígenas tuvieran
una percepción y una ocupación del espacio dispersa y discontinua, pues el estilo de
ocupación del espacio europeo era contiguo y continuo, es decir, en pueblos o en ciudades.
Lorandi y Schaposchnik señalan que las unidades socioculturales que habitaban el Valle de
Catamarca en la época de su primera incorporación al dominio colonial,
muchas de ellas tenían sus cabeceras en el Valle, y controlaban además otras
tierras en la vertiente occidental del Ambato, en especial como lugares de caza y de
recolección de algarrobo. Otras tenían instalaciones en la sierra de G
-uavamba -
ubicada al este - sobre su vertiente o al pie ... (1990:180).
42
comprender las particularidades de dichos grupos, el estereotipo de "diaguitas" continuó a
lo largo de los siglos. Un historiador catamarqueño, Larrouy (1921), plantea que los indios
del Valle de Catamarca pertenecían a la familia diaguita, "raza" o "nación" que se extendía
por la región montañosa del Oeste de la actual República Argentina, más o menos desde el
Valle de Lenna, al Sud de la provincia de Salta, hasta la frontera de la provincia de
Mendoza. Montes (196 1-64) también recopila en el Archivo Histórico de Córdoba
documentos i-eferidos a las Encomiendas de Indios Diaguitas. En la actualidad,
encontramos el término diaguitas en la mayoría de los manuales escolares en los que se
menciona a los grupos indígenas pre-hispánicos del noroeste argentino.
En este fragmento del siglo XXI podemos apreciar que se hornogeneiza a los
distintos grupos aborígenes dentro del colectivo "diaguita" por el hecho de compartir la
lengua cacán, de la misma manera que lo hicieron los conquistadores españoles. No es
menor la valorización positiva con que se los describe como "los más avanzados entre los
grupos que poblaron el territorio argentino" por "su cercanía con el Imperio Inca". Cabe
señalar la clasificación en términos evolutivos de los diversos grupos "prehispánicos" que
habitaron nuestro país. Según la misma, "los diaguitas" se encontrarían entre los grupos
más avanzados y civilizados pues eran los sedentarios, agroalfareros, y cercanos a las áreas
de influencia incaica, mientras que los menos evolucionados y más salvajes eran aquellos
nómades, cazadores recolectores, y más alejados del área andina. Novaro (2001) señala la
banalización de los contenidos referidos a los aborígenes argentinos en la enseñanza de las
43
ciencias sociales en las escuelas. Por otra parte, la marcación de una diferencia mayor de
aquellos aborígenes más alejados de la influencia del "progreso" alcanzado por el "estado"
incaico no sólo fue característica de las crónicas españolas Palomeque 2000), sino también
de muchos historiadores y arqueólogos del siglo XX. De allí la denominación diferencial de
"tribus" del fragmento antes citado (en oposición a las "hordas") y la aclaración de la
"influencia cultural" del "Imperio" Inca.
44
Hasta ahora hemos desarrollado el calificativo "diaguitas", El segundo tópico para
problematizar es el sustantivo "indios". Esto se vincula con la inserción de lós nativos en el
sistema económico, social y político colonial bajo condiciones de dominación. Los
españoles ejercieron sobre los grupos con los que se encontraron la violencia simbólica
hasta aquí desarrollada al incluir en colectivos de identificación arbitrarios tales corno "los
diaguitas" a los habitantes del Valle de Catamarca. También, violentaron sus posibilidades
de reproducción sociocultural al adueñarse de sus tierras y de su mano de obra,
convirtiéndolos cii "indios"
Los aborígenes, más allá de ser definidos como indios debido á que Colón creyó
haber llegado a la India cuando arribó a un continente desconocido para los europeos que
posteriormente fue llamado "América", fueron estigmatizados con la marcación que los
españoles lucieron de ellos como "indios" e incluidos en condiciones de desigualdad en el
sistema colonial de demandas sociales y productivas de los conquistadores. En ese sentido,
Cruz señala que la categoría "indio" no es
sinónimo de aborigen o de nativo, sino que su uso reflejará su inserción
productiva ('como mano de obra) en cualquier actividad desarrollada por los
españoles. De esta manera el concepto de indio permitirá observar el punto en que
cesó la autonomía de los habitantes primigenios, pasando a ser totalmente
dependientes (indios en el sentido mencioiado) del funcionamiento del sistema
colonial (e.p.: 1, las negritas son del autor).
45
Durante fines del siglo XVI y el siglo XVII, la Gobernación del Tucumán, y en
especial la actual provincia de Catamarca constituyeron espacios geográficos en donde se
manifestó con gran crudeza la puja por el asentamiento definitivo de los españoles y la
resistencia indígena a que esto sucediera (Anello 2001, de la Orden de Peracca y Parodi
2003). El Tucumán colonial se encontraba dentro de lo que Lorandi (1988 b y 1997)
caracterizó como una situación de frontera. Siendo el paso obligado para unir las grandes
jurisdicciones de Chile, Perú y Río de la Plata, se hallaba, sin embargo, lejos de la
administración del poder político, económico y del servicio de la justicia. Debido a la
marginalidad de la región, fueron los encomenderos quienes más se preocuparon por
resaltar las escasas posibilidades de desarrollo que soportaba la sociedad tucumana debido a
la "pobreza de la tierra" (AnelIo 2001).
46
primera consistía en el otorgamiento de tierras parte de la Corona Española a quienes se
habían destacado en la conquista como reconocimiento de sus servicios, esta última en casi
todo el Tucumán colonial se convirtió en tributar a los conquistadores a través de servicios
personales (Bazán 1996, Cruz e.p., de la Orden de Peracca y Parodi, Doucet 1990, Loraridi
1988 a y b y 1997, entre otros).
La entrega parcial de las tierras e indios del valle de Catamarca comenzó desde la
misma fundación de San Miguel y la jurisdicción de Tucumán. Con la fundación de La
Rioja hacia fines del siglo XVI, el avance español en el área recibió un nuevó impulso. Inés
Gordillo (ibidem) señala que el valle de Catamarca presentaba características véntajosas
para la colonización debido a tres factores. Por un lado, estaba bien situado entre La Rioja y
San Miguel. Por otra parte, tenía buenas tierras para los establecimientos y los cultivos. Por
último, sus indios no presentaban mayores resistencias a la dominación hispana y, además,
ya tenían expenencia en las faenas agrícolas. Este último factor constituye una de las bases
sobre las que se construyó la caracterización de los indios del Valle de Catamarca como
47
"mansos", mientras que se calificó como "belicosos" a los de los Valles Calchaquíes. Así,
se inició la retórica del mestizaje de los primeros en el seno de la matriz poblacional
colonial.
Desde 1573 hasta los primeros veinte años del siglo XVII, se entregaron diversas
encomiendas ubicadas en el centro y norte del Valle de Cátamarcá: Collágásta,
Paquilingasta (actual Paclín), Autigasta (Guaycama al norte), Cigali o Sigali (quebrada del
Tala - arriba de Clioya), Sigualgasta, Motimo o Motingasta (actual San Isidro), Choya,
Singuil y Gastona. Inés Gordillo (ibidem) rernarca que desde entonces se observa un
aumento en la cantidad de documentos escritos relativos al Valle de Catamarca, siendo
frecuentes los nombres de varias localidades tales como Alipatauca, Los Quebrachales,
Pozo, Piedras Blancas, entre otros. A fines del siglo XVII, argumenta esta autora, los
colonos sumaban más de 50 familias que poseían más de una chacra o hacienda; más de
800 indígenas estaban repartidos entre los vecinos; y todavía los, encomenderos de varios
lugares de la actual provincia llevaban a sus indios a trabajar en las tierras del Valle.
Finalmente, el 5 de julio de 1683 se fundó la ciudad de San Fernando del Valle de
Catamarca, con su Cabildo, autoridades y jurisdicción. Esta jurisdicción contemplaba casi
los límites actuales de la provincia de Catamarca, exceptuando la región puna (Bazán 1996,
Cruz e.p., I. Gordillo 1999; Lorandi y Schaposhnik 1990). Ya para fines del siglo XVII, se
había cumplimentado la entrega de mercedes de tierra y encomiendas en gran parte del
Valle de Catamarca. A diferencia de la zona oeste, en donde la ocupación española fue
poco sistemática, por lo que la integración de los grupos nativos fue más legal que real. Por
48
otra parte, la región de puna no sería ocupada por catamarqueños hasta muy entrado el siglo
XVIII.
49
para concentrar a la población india, en oposición a laterritorialidad salpicada
e.p. :10, las negritas son del auloi).
En muchas mercedes de tierras de finales del siglo XVI, el área que se cedía incluía a
las tomas de agua de ríos y arroyos de donde se surtían acequias y predios destinados a la
propiedad comuna! indígena. Por otra parte, y fundamentalmente en los caso del centro y
este de la actual provincia de Catamarca, los colonizadores pedían las mercedes de tierras y
las encomiendas de indios de tal manera que, coincidieran con los territorios previamente
ocupados por los nativos.
En 1611, con las Ordenanzas del Oidor Francisco de Alfaro, funcionario de la Real
Audiencia de Charcas (actual Sucre), se dictaron algunas normativas tendientes a preservar
a los indios de los abusos a los que eran sometidos por parte de los encomenderos. Para
ello, se tuvo en cuenta la opinión de los indígenas, pues previa a su redacción se realizó una
Visita (censo general 'de• población' india; 'en particular la tributaria) para averiguar los
agravios y vejaciones que soportaban. Una de las disposiciones fue que los indios tributaran
en moneda para liberarlos de la sobrecarga del servicio personal que también fue prohibido.
Por otra parte, se buscó formalizar la existencia de "pueblos de indios", o reducciones,
obligando a los encomenderos a ceder tierras a los indios para su propia reproducción
social.
50
Inés Gordillo (1999) señala que los documentos del Valle de Catamarca mencionan
con frecuencia a pueblos de indios, así corno a indios de determinados lugares. Cita a
Larrouy quien identifica 16 pueblos de indios distribuidos a lo largo del Valle, ya sea en la
parte baja central del mismo como en sus quebradas laterales. Los documentos de fines del
siglo XVI y del siglo XVII brindan infonnación muy poco sistemática acerca de la
organización sociopolítica indígena. Schaposhnick (1997); al estudiar la encomienda de
Colpes analizando la cédula de 1591, señala la existencia de pequeños grupos que a veces
tenían doble asiento sobre una y otra vertiente de la sierra de Ambato y que no respondían a
ninguna cabecera unificadora. Más bien, cada pueblo, ocupado probablemente por un solo
linaje, tenía su propio cacique, quien no tenía autoridad sobre todos los grupos vinculados
entre sí. Por lo tanto, si diversos grupos interrelacionados eran encomendados en conjunto,
los encomenderos debían exigir a cada uno de los caciques el cumplimiento de las
prestaciones de la encomienda. Por lo que se deduce que el Valle de. Catamarca estaba
habitado por grupos pequeños y políticamente independientes. Sin embargo, a escala menor
existía una jerarquía entre jefes, y en relación al contexto socioespacial mayor, mantenían
vínculos y alianzas con otros grupos externos al Valle (1. Gordillo 1999, Lorandi 1997).
Ahora bien, las localidades de Coneta, Miraflores y Los Puestos del Norte (entre los
que se encuentra El Bañado), se ubican en la zona centro-sur del Valle de Catamarca. Cruz
ha relevado la escasa bibliografia existente sobre la zona y considera que
51
esta situación es resultado, por una parte, de las ausencias notables que presenta
la historiografFa local. Las historias locales continúan siendo un simple insumo
acontecimental para una historia político-institucional que pretende dar cuenta de
las transformaciones provinciales y regionales, a partir de la dinámica rioplatense
(en Pizarro et al. 1997:12).
Asimismo, en el pesquisa realizada por Cruz y colaboradores, se encontró documentación
édita e inédita que permite elaborar una interpretación coherente de los cambios y
continuidades de estas localidades. En este sentido, Cruz considera que las especificidades
agrarias constituyeron el sústento para interpretar la historia de estos pueblos, por lo que
enfocaremos la dinámica de las transformaciones a partir de la relación entre la tierra y la
fuerza de trabajo.
52
y a mas de siete afios que casastes en esta ciudad con doña Francisca Bazán de
Pedraza nieta del cap. Juan Gregorio Bazán ... de los mas antiguos descubridores
conquistadores y pobladores desta gobernación que vinó de España (.) os
encomiendo en nombre de su Majestad en la provincia de los indios Diaguitas de San
Pedro Manir, que se llamava de otro nombre la ciudad que allí estuvo poblada y por
guerra de los indios se despobió en la comarca de catamarca que en ella está, ¡os
pueblos caciques e indios siguientes: El pueblo de Facha facha con los caciques
Chasi y demás caciques y el pueblo de coneiti con los caciques que tuviere al qual
fue de Fco. De Torres y el pueblo de Guaycamagasta con los caciques que tuviere y
e/pueblo de Sévila con los caciques que tuviere y e/pueblo de Ambatagastu que está
junto a la quebrada de Sévila que fue encomendado en Gaspar de Orellana ... en
dicha comarca de cherias tierras montes cazaderos e pescaderos y algarrobales por
los nombres que tienen o tuvieren ... (Expte. 17 del Legajo 4 de la Escribanía 2°,
citado por Montes 1959:7 y 8, las negritas señalan cursivas de Montes en el
original).
53
De este modo, si bien no es posible plantear la ubicación concreta de cada uno de
estos pueblos mencionados, podemos plantear que existieron vinculaciones entre ellos. Es
posible que cada uno de los pueblos fueran partes o parcialidades de un todo que englobó
en su seno a una población emparentada entre sí. Estas formas organizacionales parciales
facilitaron el acceso a distinto tipo de tierras y al producto de actividades agrícola-
extractivas, tal como lo hemos señalado anteriormente; y, por otra parte, coadyuvaron a que
los españoles percibieran colectivos de identificación con diversos grados de
autoadscripción entre los "indios" que nominaban.
Dos de ellas terminaron uniéndose en lo que más tarde se conocería como el Campo
Grande de Capayán o Merced de Allega o Merced de Navarro (Archivo Histórico de
Catamarca. Sección Judicial TI, Mensuras. Exp.3.131-32.156, Caja 6, 1912, citado por Cruz
en Pizarro et al. 1997:15). La primera de ellas (conocida como la merced chica o de
Capayán) fue otorgada en 1592 por el gobernador Juan Ramírez de Velasco al
encomendero del pueblo de Huillapima y de Coneta, Alonso de Timia y Cervín, cuatro años
54
después de que el mismo Gobernador le entregara los indios de Coneta en la encomienda
analizada más arriba. Su extensión determinaba "que sea una legua del dicho pueblo de
Huillapima [pueblo de indios] río arriba y tuviere tres leguas de largo y legua y media al
lado corriendo el río al medio" (Archivo Histórico de Catamarca. Sección Judicial II,
Mensuras. Exp, 216, Caja 1, 1912, citado por Cruz en ibidein).
La Merced Grande o de Allega fue otorgada en 1612 por el gobernador Juan Alonso
de Vera y Zárate a Diego Gómez de Pedraza, hijo de Alonso de Ttila y Cervín, y sucesor de
la encomienda de su padre:
Don Juan Alonso de Vera y Zárate ... por cüanto ante ini se presentó la petición que
se sigue. Miguel Alvarez de Avila vecino de esta ciudad de Todos los Santos de la
Rioja digo que el dicho mi parte [Diego Gómez de Pedraza] tiene necesidad de un
pedazo de tierra que caen en el valle y cerro de Catamarca, desde el fin de las
tierras que tiene por merced Hernando de Pedraza, hecha por el gobernador Luis
de Quiñones Osorio, que se llaman Paso /Mirafloresj en el dicho cerro de
Catamarca hacia la punta que viene de La Rioja a esta ciudad de Santiago y hacia
el sur que corran estas tierras desde el fin de la dicha estancia de Hernando de
Pedmza y cumbre del dicho cerro hasta la punta, camino de esta ciudad con las
entradas y salidas, usos y llamadas. Por la parte del poniente hasta un río que
atraviesa por la mitad con las vertientes y aguadas nombradas una la de Sachavil y
la o/ra Piscavil y por el oriente el camino carril... se sirva de hacer merced... al
dicho Diego Gómez de Pedraza (Archivo Histórico de Catamarca. Sección Judicial
II, Mensuras. Exp. s/n, Caja 1, 1908-1913, citado por Cruz ibidem).
Estas dos mercedes, que abarcaron la porción sur del actual Miraflores (las tierras
que se llaman Paso), se unieron en vida de Diego Gómez de Pedraza. Este las heredó en
segunda vida, junto con las encomiendas de su padre, y compró la merced de Allega a su
hermana Luciana Bazán, quien las había recibido por herencia. Asimismo acrecentó la
propiedad con la compra de las tierras de los indios Conetas, sus encomendados, fundando
la estancia de San Luis de Quiñones de Coneta. Más tarde, producto de la sucesión, las
tierras volvieron a partirse; pero, en la segunda mitad del siglo XVII, ya se encontraban
55
nuevamente concentradas en el capitán Diego de Navarro Velasco, casado con Mariana de
Tula Bazán, nieta de Diego Gómez de Pedraza (Luque Colombres 1966, citado por Cruz
ibidem). En el siglo XVIII, se realizaron particiones de bienes entre los descendientes del
capitán Diego de Navarro Velasco, lo que produjo que nuevamente se desarticulara la
propiedad, hasta que a finales de ese siglo se unificaron en el Sargento Mayor Diego
Navarro de Velasco. No obstante, para ese momento, ya se habían producido recortes de la
explotación, por ventas y división sucesoria de bienes.
De este modo, la colonización del área comprendida por las actuales localidades de
Coneta, Miraflores y El Bañado se circunscribe en la lógica del proceso de colonización del
Valle de Catamarca, que tuvo algunas características claves que la distinguieron de otras
zonas del Tucumán Colonial (Lorandi y Schaposhnik 1990). Primero, las grandes mercedes
de tierras fueron tempranas y escasas y se subdividieron paulatinamente. Segundo, hubo
una creciente cantidad de españoles moradores que no tenían indios ni mercedes reales y
que fueron adquiriendo tierras por diversos medios (Bazán 1979, de la Orden de Peracca y
Parodi 2003). Una tercera característica fue que la cantidad de indios tributarios descendió
bruscamente en los siglos XVI y XVII y se recuperó gracias a los desnaturalizados del sur
del valle Calchaquí, que fueron entregados en gran parte a los propietarios de esta zona.
Finalmente, el sistema económico indígena se transformó de agricultor a pastor, y pasó de
autosuficiente a dependiente en un grado progresivamente creciente, no sólo por su
condición jurídica de encomendados, sino también por la pérdida de su capacidad
económica de autosubsistencia.
56
Es que, en el Valle de Catamarca, aún cuando los indios tuvieran tierras comunales, el
sistema de trabajo que explotaba la mano de obra indígena con el sistema de los servicios
personales dejaba muy poco tiempo para la atención de los predios. Los servicios que
debían cumplir dependían de los emprendimientos económicos de los encomenderos. Así,
anualmente los indios fueron utilizados en las oportunidades que brindaban los mércados
coloniales en crecimiento, tanto regionales como extrarregionales. Los espaiioles tenían
diversas posesiones a las que trasladaban a sus indios según las necesidades productivas
(fundamentalmente la producción de textiles); los enviaban en viajes conduciendo las
producciones de los feudatarios; eran alquilados a otros espaflolés para trabajos
ocasionales; cumplimentaban "mitas" para la Corona y los clérigos; se los vendía coino
esclavos; eran enviados como indios amigos junto con los ejércitos hispanos que
reprimieron los focos indígenas rebeldes que persistían en la región; y también morían por
castigos fisicos, sobre-explotación y alimentación deficiente, y la aparición de nuevas
enfermedades (Cruz e.p.).
57
En tercer lugar, otra estrategia fue el uso constante de la administración de justicia
española. La utilización del camino jurídico fue muchas veces trabada por los intereses
hispánicos. Sin embargo, lograban pasar (en especial los caciques así denominados por los
españoles) a instancias superiores, merced a los oficios de los Protectores de Naturales,
litigios por tierras, por aguas, por malos tratos, por cobro de pesos, entre otras. En el Valle
de Catamarca, el uso de esta estrategia fue muy esporádico debido a la escasa existencia de
pobladores originarios. Seulalan Boixados (1999), Palomeque (2000) y Parodi (1998) que
los pocos casos de pueblos que lograron quedarse en sus asientos, o que consiguieron
volver a ellos, lo hicieron gracias al poder de negociación de sus caciques, la paciencia para
litigar en la justicia colonial o la resistencia colectiva a no abandonar sus tierras y dejarlas
"vacas".
Si bien la situación de los indios durante los siglos XVI y XVII fue general para todo
el ámbito central del Tucumán Colonial, en el Valle de Catamarca se acentuó, pues la
economía regional estuvo vinculada durante un tiempo con el Potosí. Esta inserción en la
región andina se logró gracias a que los "pueblos de indios" proveían a sus encomenderos
gran parte de los hombres que transportaban las producciones tucumanas a los centros
mineros altoperuanos Pa1omeque 2000). Farberman (e.p.) señala que se trataba de los
primeros arrieros que, al principio por la fuerza (a través de la "saca de indios") y más tarde
mediante relaciones semisalariales, recorrían la distancia que separaba el Tucumán de Potosí,
para entonces el principal mercado.
58
Sin embargo, durante la segunda mitad del siglo XVII, la producción textil del Tucumán
Colonial decayó por motivos internos y externos. Entre los primeros, Palomeque (2000) señala
que la población indígena tejedora menrió; también destaca la aplicación de las normas legales
que prohibían la encomienda de servicios. Por otra parte, Farberman (e.p.) hace referencia a un
factor externo, el hecho de que la producción textil tucumana ya que no pudo competir con la
producción local de textiles que se realizaba en el propio Potosí a precios más baratos. Debido
• ello, la región del Tucumán Colonial se fue convirtiendo gradualmente en un área destinada
a la cría de ganado mular y bovino para ser exportado a los centros altoperuanos, en reemplazo
de las antiguas exportaciones de textiles. La actividad ganadera demandaba escasa mano de
obra de trabajadores. La merma de la población indígena ocasionada por su mortalidad y el
abandono muchas veces forzado de sus campos de cultivo fue dejando tierras libres que
permitieron la expansión ganadera desde mediados del siglo XVII.
Con respecto a la mano de obra necesaria para atender las haciendas, se requería la
posibilidad de disponer.de mano de obra gratuita y de alto rendimiento; sin embargo, según
el Censo de 1778 sólo se contabilizaron 673 indios. Dentro de este número, los indios
originarios debieron ser ya muy pocos pues, ante la escasez de mano de obra para trabajar
sus haciendas, los españoles trajeron al. Valle de Catamarca esclavos negros e indios
provenientes del Valle Calchaquí y del Chaco. Asimismo, esta población, en su mayor
parte, no tenía ninguna opción a tierras, ni derecho a reclamarlas, lo que derivó en una
condición de dependencia total del indígena con respecto al encomendero o beneficiario del
reparto para lograr su subsistencia. Y, en caso de que la empresa agrícola del beneficiario
fracasara y éste abandonara las tierras, el indígena quedaría librado a su propio arbitrio. En
el mejor de los casos, si la tierra no se vendía, podía explotarla para su propio beneficio.
59
Sin embargo, en algunas áreas del Tucumán Colonial, la población indígena logró
mantener sus derechos a las tierras, principalmente algunos grupos que habitaban en las
actuales provincias de Jujuy y de Santiago del Estero, así como en los Valles Calchaquíes
que atraviesan el actual territorio catamarqueño, tucumano y salteño (de la Orden de
Peracca y Parodi 2003, Palomeque 2000). Esta última autora señala que la persistencia
exitosa de la sociedad indígena colonial agrupada en "pueblos de indios" no sólo dependió
de la política española, sino también de la historia de dichos pueblos. Argumenta que el
hecho de que éstos hubieran participado en mayor o menor grado en los sistemas
socioculturales de los pueblos andinos antes de la conquista española fue un factor
condicionante sobre su posibilidad de articularse en un sistema colonial que fue pensado
exclusivamente para las poblaciones andinas y que fue inflexible frente a grupos que tenían
características económicas, sociales, políticas y culturales distintas.
Pero hemos visto que la población del Valle de Catamarca tenía características
similares a las de las poblaciones andinas a las que Palomeque (2000) hace referencia. La
incapacidad para articularse de manera diferencial en el sistema colonial se debió por tanto
a la temprana conquista de esta área y al hecho de haber sido una de las zonas en las que los
españoles "hicieron pie" para avanzar sobre la conquista y colonización de los Valles
Calchaquíes y del Chaco. Así, la población indígena del área en estudio había sufrido hacia
el siglo XVIII un proceso de desestructuración e individuación social, pues se habían
quebrado los lazos sociales que podrían unir a los habitantes de los escasos "pueblos de
indios" que persistieron hasta ese momento. En el caso del Valle de Catamarca, tal como
señalamos más arriba, en 1778 habían sido censados un total de 673 indios y sólo quedaban
los pueblos de Villapima al sur, y Choya y Collagasta en el centro-norte (Larrouy, citado
por Toranzo mm:2). El resto de la población indígena se trataba de familias aisladas que no
podían pretender derechos de riego, ni a las tierras que cultivaban, como tampoco a los
pastos donde pacían sus ganados. Debido a esta condición de 'intrusos', los posibles nuevos
propietarios de las tierras en las que habitaban les podían imponer condiciones
contractuales similares a las anteriores o expulsarlos (de la Orden de Peracca y Parodi
2003, Lorandi y Schaposhnik 1990). Para esta época, los indios originarios de las actuales
60
localidades de Miraflores, Coneta y los Pueblos del Norte pueden haberse "reducido" en el
pueblo de Huillapima, pueden haber migrado, pueden haberse insertado como conchabádos
o agregados en las haciendas de la zona, o, en su defecto, pueden haber sido muertos en las
guerras de los Valles Calchaquíes o del Chaco.
61
las zonas del oeste y de los Valles Calchaquíes la resistencia indígena es celebrada corno un
hito de oposición a los conquistadores espaíoles y como un sustrato primordial que
evidenciaría una mayor "autenticidad" indígena—tanto biológica como cultural—de sus
actuales pobladores; en el Valle de Catamarca se postula la "mansedumbre" de los
indígenas que allí habitaban y se celebra su "mestizaje" corno condición que facilitó la
construcción del enclave español donde fundar la jurisdicción y la "matriz hispano-
indígena".
De este modo, el posible locus de identificación indígena para los pobladores del
Valle de Catamarca se habría desactivado desde época temprana. Sin embargo, la des-
marcación de la aboriginalidad en el área de estudio presenta ambigüedades y
contradicciones tanto hegemónicas como subalternas que hacen que, al día de hoy, algunos
habitantes locales digan ser "indios ya civilizados". El hecho de que el Valle de Catamarca
haya sido considerado por los españoles como "muy poblado de indios" a fines del siglo
XVI y que en 1588 se le hayan encomendado a Tula y Cervín diversos "pueblos indígenas"
entre los que se nombraba a los "Coneta" nos lleva a preguntamos qué fue pasando con esta
gente y su descendencia un siglo después.
3. Sin tierra y sin adscripción identitaria: ¿Dónde estaban los "indios conetas" en el
siglo XVIII?
62
avanzaron nuevos grupos de comerciantes sobre las antiguas élites de encomenderos,
mientras que el mismo sistema de encomiendas declinaba (de la Orden de Peracca 2003),
sumándose a ello la caída demográfica de la población indígena. Particularmente, en el área
de estudio:
la encomienda de Vlllapina fue el resultado de un proceso iniciado en el siglo
XVII cuando las comunidades indígenas que habitaban los actuales pueblos de
Conela, Mirqflores, Huillapima y Capayán, fueron trasladadas y concentradas en
proximidades de Huiliapima como pueblo encomendado a la familia de Tu/a Cervin
y sus descendiente por tres Generaciones (Toranzo, mm: 1, ver también Cruz 1994,
de la Orden de Peracca 1994y Montes 1961-1965).
Según Toranzo (mm), dicho pueblo de indios fue reconocido oficialmente en 1666,
en un padrón de indios realizado por el general Pedro Nicolás Brizuela. Este padrón dio un
resultado total de 104 indios para dicho pueblo, que fue reconocido jurídicamente en un
territorio comunal propio y socialmente convertido en una unidad de trabajo rural.
63
respecto a los intereses de los indios, estas medidas permitieron la consolidación de sus
derechos a la propiedad de la tierra. En la Gobernación del Tucumán, esta preocupación
reduccional por parte de las autoridades coloniales fue pennanente; sin embargo, como
hemos visto anteriormente, los pueblos de indios no llegaron a tener la importancia que
alcanzaron en otros territorios del Virreinato. En la actual provincia de Catamarca muy
pocos asentamientos de indios—entre ellos el Pueblo de Indios de Tinogasta (de Ja Orden
de Peracca 2003)—lograron reunir los requisitos necesarios para ser calificados como
pueblo. Estos eran: estructura política, tierras comunales y padrón. Más arriba ya hemos
señalado que en el Valle Central había tres Pueblos de Indios en el siglo XVIIJ: Collagasta,
Choya y Villapima.
64
Otro punto de interés es que las medidas adoptadas por los Borbones no repercutieron
de manera similar en toda la Gobernación del Tucumán. Palomeque (2000) señala que
existieron distintas respuestas frente a la presión recaudadora de la Corona española. Por
ejemplo, en los pueblos de tierras altas de la puna, la quebrada de Huniahuaca y de aquellas
cercanas a la ciudad de Salta, los españoles registraron y cobraron el tributo tanto a los
originarios y forasteros que habitaban los pueblos de indios como a los forasteros sin tierras a
los que no se les asignaron tierras. En Santiago del Estero, los tributarios registrados sólo
fueron los originarios, mientras que los indios libres de tributos debieron colaborar con las
milicias.
Cruz (en Pizarro et al. 1997) señala que en esta área hubo un proceso de
concentración de la tierra y los recursos en pocas manos. A ello se le agregó una notable
cantidad de población que no tenía acceso directo a ellos. De la Orden de Peracca (1994)
analiza el censo ya citado de 1780, en el cual se registró un sector muy grande de población
no propietaria. Buena parte de ella estaba emparentada en diferentes grados con los
propietarios, y asdcripta a categorías laborales (agregados, arrenderos, conchavados,
medieros y puesteros) que integraban la fuerza de trabajo de estancias y haciendas con una
posesión de varias generaciones. Por lo tanto, en el área de estudio, la población accedió a
la tierra de una manera indirecta. Es decir, el acceso indirecto de esta población se dio
como fuerza de trabajo de las haciendas y de las estancias como las de Coneta y San
Lorenzo. Así, en el período tardo-colonial el, conjunto poblacional rural subalterno del
Valle de Catamarca no era caracterizado por su pertenencia étnica, desdibujándose las
marcas de la posible aboriginalidad de sus integrantes.
Por otra parte, durante los primeros años del siglo XIX, la política hegemónica
identitaria fiuctuó de la mano de los vaivenes del ideario de quienes lideraron las luchas
independentistas de la futura República Argentina; y, también, durante la segunda mitad de
dicho siglo, según el punto de vista de quienes posteriormente pujaron por la consolidación
del Estado—Nación Argentino. En efecto, no sólo varió el colectivo que fue considerado
"indio" a lo largo del siglo, sino el sentido que la población denotada por el mismo
connotaría con respecto a la estabilidad de las fronteras externas e internas del naciente
66
territorio argentino. Así, el ténnino "indio" tuvo distintos sentidos para las políticas del
período independentista, que continuarían considerandó como tales a aquellos habitantes
que fueron sojuzgados por el sistema colonial; mientras que durante el período de
consolidación del estado, "indios" fueron aquellos que hacían peligrar la política
expansionista e integracionista propugnada por los representantes del pensamiento
"civilizatorio" argentino.
4. De los pueblos de indios a los pueblos criollos: segunda mitad del siglo XIX y fines
del siglo XX
67
Junio con las luchas internas se abren entonces nuevas perspectivas sobre cómo
un?flcar, y en este caso, la principal posibilidad se vilumbra a través del territorio.
Es también la época del enfrentamiento entre unitarios y federales, y la irrupción en
la escena social de los grupos marginados como los negros y los gauchos, que
pugnan por la recuperación de sus valores)' tradiciones ('ibidein: 149, las negrita.s
son nuestras).
Este autor (ibidem: 150) clasifica a las "culturas indígenas" a principios del siglo XIX
según el "trastocamiento de sus valores tradicionales" de la siguiente manera. Las culturas
libres, que sostiene continuaban con sus patrones de vida tradicionales, eran los tehueiches,
los araucanos, los guaikurúes, los charrúas y los pehuenches que habitaban la Patagonia y
los chiriguanos que poblaban el Chaco Salteño. Las culturas libres en proceso de
arrinconamiento abarcaban los atacamas que residían en la Puna, los chaná-timbúes y
caingang ubicados en el litoral y los yámana- alakaluf en el extremo sur. Las culturas
relativamente libres en vías de incorporación y/o sometimiento estaban confonnadas por
los mataco-niataguayos del Chaco. Las culturas incorporadas yio sometidas, que constituían
la base de la matriz hispano-indígena en pleno desarrollo comprendían a los diaguitas, los
omaguacas y los huarpes que habitaban en zonas montañosas, así como los guaraníes del
litoral. Finalmente, clasifica como culturas incorporadas y/o sometidas, en vías de
disolución o extinción, a los tonocotés, los lule-vilelas, los comechingones y los
sanavirones que poblaban áreas de montaña.
Martínez Sarasola realiza esta clasificación tomando como unidades a "las culturas" y
como criterio de diferenciación el grado de "trastocaniiento de sus valores tradicionales",
poniendo así en evidencia la reflexividad teórica con que re-presenta a los indígenas que
habitaban el territorio argentino a principios del siglo XIX. Su punto de vista deja traslucir
una mirada sincrónica de la identidad y la cultura, considerando que existirían ciertos
rasgos prístinos y esenciales que caracterizarían a la identidad y la cultura de un grupo, en
este caso las de los indígenas Pizarro 1999). Cabe señalar también que continúa
homogeneizando dentro del colectivo "diaguitas" a los grupos que habitaban el área de
68
estudio, considerando que se encuentran junto con los ornaguacas, los huarpes y los
guaraníes dentro del grupo base de la matriz hispano-indígena que por excelencia evidenció
el mestizaje.
De este modo, este autor de fines del siglo XX, estigmatiza a la población indígena de
nuestro país señalando dos grandes tendencias:
la pri»era, la de las culturas libres, que seguirán sosteniendo su identidad, incluso
fortaleciéndola, constituyéndose en la posibilidad histórica de ser la expresión más
auténtica de la forma de vida indígena; la segunda, la de las culturas incoporadas
y/o sometidas, cuyo núcleo de la montaña y el litoral - especialmente diaguitas y
guaraníes - es sin embargo la base de sustentación del mestizaje, dinámica que da
origen a la matriz original hi.spano-indígena, que es la primera vertiente en la
conformación del pueblo argentino desde el punto de vista étnico-cultural
(ibidein: 151).
Señalábamos más arriba el esencialismo con el que el autor clasifica a los pueblos
indígenas de principios del siglo M. En este fragmento, al plantear que las culturas libres
habrían podido sostener y fortalecer su identidad como si fiera algo inalterable y que ello
les pennitió ser la expresión. más "auténtica" indígena, Martínez Sarasola confunde
identidad y cultura, al poner en evidencia una idea de cambio cultural según la cual en
determinados rasgos culturales habría mayor autenticidad y anclaje de pertenencia que en
otros. Por el contrario, clasifica a los grupos del área de estudio como la base que sustentó
al mestizaje. El considerar a la cultura como un sustrato determinante de la identidad
colectiva contribuye a postular la extinción o desaparición étnica de grupos definidos por la
estabilidad de rasgos discretos que caracterizarían a dichas culturas. En la medida en que
dichos rasgos desaparezcan se argumentaría la consecuente desaparición de la cultura
indígena y de los indigenas Pero como bien lo señala Briones (1998 b), no hay
correspondencia directa y estable entre la cultura entendida como praxis que se materializa
en saberes, valores, modos de actuar y objetos, y la etnicidad en tanto proceso de formación
de grupo.
69
El historiador Bazán (1995), no sin un dejo de nostalgia por la región que pudo haber
sido, remarca que la emergencia de las provincias que actualmente conforman el noroeste
argentino fue resultado de luchas internas, ya que durante la primera mitad del siglo XIX
permanecieron unidas conformando lo que entonces se denominaba el "Gran Norte". La
autonomía de las provincias, según este autor, no se debió a las diferencias económicas ni
socioculturales de las mismas, sino al predominio de las tendencias unificadoras y
homogeneizantes que triunfaron a lo largo del siglo )UX.
VLOI
Antes de esto, en la zoná sur del Valle de Catamarca, la estructura social agraria se fue
modificando durante todo el siglo XIX. Veamos. La combinación de pueblos de indios,
haciendas y mercedes de tierras del siglo XVIII dio paso a la subdivisión de las grandes
extensiones que eran poseídas por los españoles, a la aparición de nuevas formas de tenencia
de la tierra y a la concentración de la población en pueblos que ya no serían específicamente
de indios, sino que estarían habitados por los vecinos propietarios de las parcelas que
conformaban los pueblos. Así, la fonna de propiedad de la tierra y.lá ubicación en la estructura
social. de quienes la habitabaíi estuvieron en íntima relación con el tipo de actividad que se
desarrolló en ella yno con la adscripción étnica de los posibles propietarios
Por un lado, las parcelas con agua de riego destinadas a la producción agrícola
conformaban propiedades privadas cuyos dueños tenían sus hogares en ellas y conformaban
vecindarios que se convirtieron en pueblos. La mayor parte de ellos se ubicaron en la zona
baja del pedemonte del Ambato, debido a la facilidad para acceder al agua de riego y a la
fertilidad de las tierras. Así, la población se fue aglutinando en los pueblos de Chumbicha, San
Pedro, Huillapima, Concepción, San Pablo, Capayán, Miraflores, Los Ángeles y Coneta.
Por otra parte, en las zonas bajas del Valle y en las zonas más altas del Ambato, las
tierras no se subdividieron ni fueron deslindadas, confonnando campos comuneros a los que
tenían derechós y acciones los propietarios de las parcelas ubicadas en los pueblos. En estos
campos se realizaban actividades ganaderas y extractivas. Así, apareció la figura de los
puestos, que eran lugares en los que el ganado pastaba, tomaba agua en las represas y era
cuidado por personas que trabajaban a medias con los propietarios de] ganado, siendo su
responsabilidad el cuidado del mismo.
71
corona española fueron abolidas y, con ellas, la condición de "indios tributarios". Así, la
política hegemónica de los primeros gobiernos independientes apuntó a reparar las vejaciones
que la población indígena sufrió durante el período colonial y a atraerla hacia la causa
revolucionaria.
El 8 de junio de 1810 la Junta convoca a los oficiales indígenas que estaban desde
hacía tiempo incorporados a los cuerpos de pardos y mulatos. Una vez reunidos ante
el secretario Mariano Moreno (doctorado en Chuquisaca con una tesis sobre el
servicio personal de los indio.) escuchan la Orden del Día, que dispone su igualdad
jurídica: "La Junta no ha podido mirar con indiferencia que los naturales hayan sido
incorporados al cuerpo de castas, excluyéndolos de los batallones españoles a que
corre.sponden. Por su clase, y por expresas declaratorias de SM., en lo sucesivo no
debe haber diferencia entre el militar español y el indio: ambos son iguales y siempre
debieron serlo, porque desde los principios del descubrimiento de estas Américas
quisieron los Reyes Católicos que sus habitantes gozasen de los mismos privilegios
que los vasallos de Castilla" (ivíartínez Sarasola 1992:156, comillas en el original).
San Martín también buscó la integración de los grupos indígenas del litoral y de la
zona sur de Mendoza. Asimismo, Belgrano en 1816 propuso una forma de gobierno en la
que se tuviera en cuenta a los herederos de los incas. Las actas del 9 de julio, por otra parte,
"fueron traducidas al quichua, aimará y guaraní con la correspondiente fórmula del
72
juramento que debían prestar todos los habitantes de la nueva nación" (ibidem:l 70).
Durante las guerras civiles entre unitarios y federales, ambos bandos intentaron utilizarlos
como mecanisn7os de presión (.) a través de alianzas y acuerdos (.) los indígenas
trataban de sacar (.) provecho, generalmente ligado al mantenimiento de la
propiedad de la tierra, la realización de sus actividades comerciales centradas en la
apropiación y trafico de hacienda (..) Constantemente apárecen vinculados a
Quiroga, a Bustos, a Ramírez, a López ... (Ibidem:208).
Por un lado, la casi totalidad de los productores tenían un acceso a la tierra y al agua
de regadío bajo formas de dominio real (propiedad privada), en parcelas delimitadas y
siempre en los límites del ejido de los pueblos. Otra forma muy popularizada de tenencia de
la tierra eran los derechos y acciones a campos comuneros en áreas de secano. Sin
embargo, a diferencia de otros casos de acceso a los campos comuneros, en el caso de esta
73
área, dicho acceso no fue resultado de una ocupación deliberada de tierras baldías, fiscales
o no, ni tampoco en razón de derechos provenientes de adscripciones a una entidad de tipo
comunitaria. Cruz (ibidem) sostiene que este proceso fue producto de la partición de bienes,
la compra-venta de inmuebles y los conflictos por su posesión de las haciendas y estancias
de Coneta y San Lorenzo. Su posesión registra una cantidad importante de individuos
enfrentados que, pese a existir una marcada preocupación en manifestar la legalidad de sus
derechos en los juicios sucesorios, vieron la mayoría de esos juicios inconclusos por la
elevada cantidad de oposiciones y nuevas presentaciones de herederos. Según el autor, esta
conflictiva situación jurídica fue un elemento que propició situaciones de tenencia precaria,
desde las cuales emergieron tanto parcelas privadas como derechos y acciones.
En síntesis, Cruz señala que en el siglo XIX los productores de esta área tuvieron
acceso a la tierra bajo estas dos formas: una buena porción de ellos combinó propiedad
privada de parcelas con derechos y acciones, mientras que otro sector sólo accedió a las
parcelas en los pueblos.
Algunos litigios por el acceso a tierras, afirma el autor, fueron indicadores del aumento
demográfico que registraron los distritos de Coneta y Miraflores en el siglo XIX, y en forma
paralela, del agrupamiento de la población en incipientes urbanizaciones. Cruz (ibidem)
encontró documentos en los que algunos propietarios solicitan la mensura de sus campos a fin
de delimitar su propiedad privada y evitar el uso de la misma por parte de otros:
E/presbítero León Zenteno, por síy en representación de Benancio Falcón, Agustín
Barroso, Roque Pedraza y demás descendientes de los Pedraza, de quienes liemos
adquirido la propiedad del campo y terrenos ubicados en Mira/lores,
comprendiéndose los puestos llamados de "Cubas ", Sisiguasi y Berrondos, me
presento con el poder que en forma acompaío... expongo: que siendo propielarios
yo y mis representados del mencionado campo y terrenos, los S.S. Don Celedonio
Miranda, ¡os herederos de Don Eusebio Herrera, la viuda Ester Miranda y otros,
sin dar a conocer sus títulos se introducen en nuestro campo y terrenos haciendo
uso de sus frutos. A fin de que se Ji/en con claridad los mojones, que encierran la
extensión de nuestros derechos en dicho campo y se conozca si tienen alguna razón
74
el uso que de el hacen los ya nombrados... vengo en presentarme con los
Sin embargo, también hubo casos en que la formalización de una urbanización (el
pueblo) coadyuvó al deslinde del campo comunero. Tal es el caso de Los Angeles, población
ubicada en la cabecera de agua del río Miraflores, del cual se abastecía tanto la localidad
homónima como la de Coneta. Ya desde la primera mitad del siglo XIX había estallado este
conflicto, no tanto por el deslinde sino por el agua:
Certflco [.uán Ignacio Narvaez] en cuanto puedo y de derecho debe ser verdad
mandé en primera veí a Don Ramón Ponce para que terraplenace las acequias,
quien sin verificarlo se volvió dando cuenta que lo habían resistido, amenazándole
75
peliarlo (Archivo Histórico de Catamarca. Sección Judicial JI, Mensuras. Exp.
4.802, año 1877,folio 9, citado por Cruz ibidem).
En ocasión de este conflicto de 1877, los litigantes hacen uso del pasado apelando a
los legítimos títulos que los habilitan a utilizar las aguas del río, haciendo referencia al
origen de las parcelas privadas en Miraflores y los campos comuneros aledaños. Con el
objeto de justificar sus derechos, los litigantes se remontan al reparto que en 1653 hizo
Doña María de La Paz, esposa de Hernando de Pedraza, entre sus herederos de la estancia
de Santa Ana de Miraflores:
que por el testamento.., del año de mil seiscientos cincuenta y tres de la finada
María de La Paz, resulta que al hacer la partición entre sushUos del lugar
denominado Miraflores, repartió las tierras y aguas del río entre sus hijos, sin que
esté dictaminado el volumen ni la cantidad de agua que poseía (Archivo Histórico de
catamarca. Sección Judicial II, Mensuras. Exp. 4.802, año 1877, folio 135 vta.,
citado por Cruz ibidem,).
76
la emergencia de propietarios de parcelas con agua de regadio. Estos propietarios, apelaron
al pasado para legitimar sus derechos, alegando parentescos con los antiguos encomenderos
espafioles.
Así, la distribución del agua de riego parece haber sido el detonante para la
titulación de las tierras, el cercamiento de las parcelas y la conformación de áreas más
urbanizadas, los pueblos, en Los Angeles, Coneta y Miraflores. En esta zona, los campos
comuneros que no habían sido deslindados se situaban en el fondo del valle y en algunas
zonas altas del Ambato. Estas tierras se convirtieron en el complemento de los espacios
productivos de los pueblos en los que se realizaban tareas agrícolas, debido a que permitían la
explotación extensiva para el pastoreo y las actividades extractivas.
77
propiedad de agua de regadío, cuya cantidad y turnado dependía de acuerdos consuetudinarios
de larga data.
Por estas razones, el acceso a los campos comuneros fue bastante generalizado en
Coneta y Miraflores. Su utilización permitía la implementación de estrategias productivas
alternativas, además de brindar a las familias la posibilidad de la producción ganadera. En
economías familiares donde la sumatoria de factores agroclimáticos adversos y la aparición de
plagas eran una realidad anual usual, la recurrencia a derechos y acciones garantizaba una
cuota de ingresos mínima, pero necesaria en un ciclo donde no abundaba el trabajo
exirapredial permanente (Cruz ibidem).
Sin embargo, a inicios del siglo XX se incrementó la explotación de los bosques (Cruz
ibidem). Esto favoreció la valorización y privatización de la tierra de la zona, propiciando
pleitos civiles por posesión y solicitudes de mensura de los campos comuneros.
78
del establecimiento del modelo de país agro-exportador con eje en la Pampa Húmeda. Así,
este Valle que no logró insertarse en los circuitos comerciales coloniales, convirtiéndose en un
área marginal dentro de la marginalidad del Tucumán colonial, tampoco devino, en el siglo
XVIII, en un área de relevancia para el modelo borbónico con eje en la producción de la
pampa húmeda y la ciudad de Buenos Aires. Menos aún fue favorecido por el modelo de país
agroexportador que triunfó a fines del siglo XIX, a pesar del trazado de las líneas del
ferrocarril que permitieron la salida de algunos productos del Valle de Catamarca hacia
mercados regionales.
79
absoluta sobre un territorio bien delimitado, a/interior del cual todo debe estar
centralizado: el gobierno, la representación internacional, el mercado interno, los
transportes y comunicaciones, el ejercito, y fundamentalmente, las políticas de
población (2003, comillas en el orgina).
Según esta autora, los gobernantes asumieron la "misión" de seleccionar los grupos
sociales y étnicos que serian incorporados dentro de este colectivo. En la medida en que el
modelo de la nación-como-estado (Williams 1989) era el paradigma de república capitalista
liberal, todas aquellas unidades que no podían ser homogeneizadas culturalmente, fueran
indígenas o no, debían desaparecer.
Durante las últimas décadas del siglo XIX, la política hegemónica nacional fue
contradictoria. Por un lado se buscó la unificación cultural del país a partir de la creación de
escuelas y del mejoramiento de las comunicaciones a través de obras públicas tales como el
telégrafo, las vías férreas y las rutas. Por otro lado, la conquista del desierto y la guerras
contra el Chaco—junto con la continuada polarización del país entre Buenos Aires y el
interior, y la emergencia de la oligarquía terrateniente y una gran masa de población sin
posibilidad de acceso a los recursos—fueron elementos que signaron la diversa
configuración económica, social, política y cultural del país de fines del siglo XIX.
Así, entre 1860 y 1885 se tendieron las lineas del Ferrocarril Argentino que
posibilitarían una inserción más rápida de la producción catamarqueña en los mercados
regionales aunque, a pesar del auge que tuvo entre 1860 y 1870, la producción provincial fue
en marcado descenso desde entonces hasta el presente (Bazán 1995 y 1996). Cabe señalar que,
hasta el momento, Catamarca exportaba su producción ganadera a Chile, así como cueros,
aguardiente y olivo a algunas áreas de la Argentina.
Antes del tendido de las vías férreas, los viajes se realizaban mediante vapores hasta
Rosario. A partir de esta ciudad el transporte de pasajeros se realizaba en diligencias a
Mendoza, pasando por San Luis; y a Salta, pasando por Córdoba, Santiago del Estero y
Tucumán. Según lo señala von Tschudi (1 858-1966)—un geógrafo suizo que realizó un viaje
80
desde Córdoba, atravesando la cordillera de los Andes, hasta el Puerto de Cobija en la actual
costa chilena en el año 1858—el servicio de diligencias excluía a San Juan, La Rioja,
Catamarca y Jujuy.
Si bien el geógrafo suizo plantea que el límite entre Córdoba y Catamarca que
atraviesa las Salinas Grandes es prácticamente imaginario, describe a "La Punta"—la primera
posta ubicada en territorio catamarqueño, en las estribaciones del cordón montañoso de la
Sierra del Ancasti—como una posta ubicada "sobre una triste llanura de arena al pie de la
sierra (...) y esta posta consiste solamente en algunos muy miserables ranchos de barro"
(1966:338). Al describir a los catamarqueños, von Tschudi señala que su diferencia con los
habitantes de Córdoba es
muy notable, tanto en el idioma como en la forma de lá cara. Entre los cordobeses
predornúa el tipo español más fino, más marcado, es más esbelto, fuerte y movedizo,
fucilmente excitable, impetuoso y pérfido. El catamarqueño en cambio lleva bien
reconocible ¡a característica de su descendencia india, con su cara ancha con
pónudosfuertesy nariz chata. Es reposado, sumiso, lento yfieL El cordobés tiene una
Ver mapa 4.
81
tonada particular cantante en su modo de hablar, el catamarqueño acentúa según el
modo indio siempre la primera sílaba, y cuando en el español se acentúa la primera,
acentúa la segunda o la tercera, es decir pronuncia mal cada palabra española. Dice
por ejemplo ánhigo, en vez de amigo, nlújer en vez de mujer, etc. (1966:338-339, las
negritas son nuestras).
Si bien von Tschudi escribió las memorias de este viaje con fines científicos propios de
los viajeros del siglo XIX, el punto de vista desde el cual describió paisajes y habitantes estaba
anclado en su reflexividad práctica y teórica. Es por ello que los prejuicios raciales con que
diferencia a los cordobeses y a los catamarqueftos se vinculan con el grado del mestizaje: más
españoles los primeros y más indios los segundos. El grado de mestizaje es medido por tres
características: el aspecto fisico, el carácter y la lengua. Cabe señalar que no era el ánimo de
este geógrafo menospreciar a los catamarqueños, ya que en otro lugar de su narración seílala la
incapacidad de los cordobeses para cargar a los caballos satisfactoriamente comentando que
los cordobeses no son arrieros, en general no entienden la tarea de cargar bien el
carguero. Mucho mejores son en este sentido los peones de las provincias de La Rioja y
catamarca. Son los mejores arrieros de la Confederación. En cada posta mi peón de
Catamarca se reía de los postillones y gauchos cordobeses ... (1966:333).
Ver mapas 4 y 6.
82
El viajero describe, además, algunos aspectos sobre la producción agropecuaria del
área. Así, el propietario de la posta Punta del Río era "un hombre acaudalado, que posee
mucho ganado" (ibidern:340). Presumimos acá que hace referencia al ganado vacuno, ya que
más adelante denomina a la producción caprina como "cabras" específicamente, a diferencia
del "ganado". Por ofta parte, señala que
• a tres leguas de Punta del, Río se encuentra una propiedad (.)"Los Raygones"
donde se practica una importante crianza de mulas (.) En ¡a provincia de c'ata,narca
se denomina a las propiedades, en las cuales se practica la crianza de ganado,
"estancia" o "puesto ". Las primeras están generalmente en las sierras y tiencn
manantiales o agua corriente, los segundos en cambio se encuentran en la llanura y
tienen pozos excavados o cisternas. Todas las postas mencionadas son "puestos ". El
agua de las cisternas es oro agua que se filtro desde las capas perfbradas o agua de
lluvia recogida... "ibidem, comillas en el origina.
83
El relato de este geógrafo suizo es sumamente rico en detalles relevantes para este
estudio. Con respecto a la producción de la provincia de Catamarca para el año 1858
considera que esta provincia
es relativamente fértil y en algunas regiones que tienen suficiente agua es hasta
exuberante. Ganadería, agricultura y vitivinicultura suministran productos para un
comercio bastante activo de exportación, pero los ramos de la industria están a un
nivel muy kilo todavía. Los principales productos de la provincia son: mulas que se
venden a Bolivia y al Perú; ganado que tiene su venta segura en Copiapó en Chile;
cabras que en esta provincia igual que en Córdoba se crían en cantidades
extraordinarias y cuyos cueros crudos o curtidos se llevan a Buenos Aires; cueros
vacunos (..) para exportación; trigo que es exportado también a la provincia de
Tucumán; ají y anís (.); tabaco, vino y aguardiente, este último es un artículo
importante para el comercio con Bolivia; finalmente pasas de higos que constituyen,
fuera del maíz, uno de los alimentos principales de la clase obrera. La provincia es
asimismo bastante rica en metales (.) Anlaíio se ha cultivado y trabq/ado (.)
mucho algodón, empero desde que se venden géneros de algodón importados
(Tucuyos,) ingleses y norteamericanos, 25% más baratos, el cultivo del alg9dón se
suspendió por completo (ib idem: 345).
84
De allí que observarnos que la memoria local continuaba marcando la ascendencia
indígena a mediados del siglo pasado, a pesar de que, corno verémos a continuación, la
política hegemónica identitaria a nivel nacional pretendió homogeneizar corno no indígenas
a los habitantes de las por entonces 14 provincias comprendidas dentro de la República
Argentina, reservando el calificativo de indio para los insurrectos que poblaban el Gran
Chaco y la Patagonia que aún no habían logrado ser doblegados por la coacción militar.
También se estaba construyendo otro ramal que se bifurcaba en• Tucumán dirigiéndose al
sudoeste, pasando por Catamarca, La Rioja y San Juan hasta llegar a Mendoza. Desde
Mendoza, otro ramal en construcción que pasaría por San Luis, Río Cuarto y se uniría con
el ramal Buenos Aires-Córdoba en la ciudad de Villa María.
6
Ver mapa S.
85
Tal como señalamos más arriba, no es menor la nominación que se hace en este
mapa de ciertas áreas como "territorios indios". Estos eran dos. El Territorio Indio al Norte,
en el que se ubican algunos nombres de "grupos indígenas" en distintas áreas de las
actuales provincias de Santa Fe, Chaco, Santiago del Estero, Salta, Jujuy y Formosa, tales
como los "mocovís", los "tobas", los "chunupis", los "matacos", entre otros. El Territorio
Indio al Sur, comprendía parte de las actuales provincias de Buenos Aires, La Pampa,
Mendoza, Neuquén, Río Negro y Chubut (el mapa no continúa hacia el sur). En dicho
territorio ubica a distintos grupos tales como los "ranqueles", los "puelches", los
"huiliches", los "tehuelches", los "puan-mapo-ches", entre otros. Evidentemente, la política
hegemónica identitaria con que la naciente República Argentina clasificaba a los "indios"
había variado en los grupos destinatarios de dicho calificativo. Ya no eran, como en la
época de la conquista española, aquellos que habitaban en el noroeste argentino, que luego
se transfonnaría en el Tucumán Colonial. Por el contrario, esa área aparece en el mapa
como parte de las provincias que forman la República.
En otras palabras, los que a fines del siglo XIX eran considerados "indios" eran los
grupos que aún resistían al avance de las tropas "civilizatorias" argentinas, ubicados en al
sur de "la Pampa" y en el "gran Chaco". Según esta cartografla, quienes habitaban los
territorios "no indios" eran considerados homogéneamente como ciudadanos argentinos. La
diversidad de los grupos que identificaron precariamente los españoles fue homogeneizada
frente a la heterogeneidad que presentaban aquellos grupos que aún no habían podido ser
incorporados en el sistema económico, social, político y cultural de la floreciente y
occidental República.
86
Según estos límites, tanto el Territorio Indio al Norte como el Territorio Indio al Sur
estaban incluidos dentro del territorio de la República Argentina.
En el tercer grupo incluye a "las provincias de centrales, son las más pobres"
(ibidem:105): San Luis, Córdoba y Santiago del Estero. Subdivide al cuarto grupo en dos
subgrupos: Entre Ríos y Corrientes por un lado, y Santa Fe y Buenos Aires por el otro.
La riqueza principal de ambas consiste en su ganadería, exportan ¡ana, cueros,
huesos, y carne desecada, y especiabnentc Buenos Aires realiza enormes negocios,
puesto que es una de las fuentes principales de estos artículos para el mercado
mundial (ibidem: 106).
87
En este compendio, Burmeister describe también a la población según el primer
Censo Nacional realizado en 1869. En todas las provincias menciona la cantidad de
habitantes discriminando entre rurales y urbanos, sin especificar como lo hizo von Tschudi
su ascendencia indígena. Pero, en consonancia con la preocupación de las autoridades
nacionales de la época por expandir su dominio, Bunneister dedica los últimos dos párrafos
de su compendio a los habitantes del resto del territorio de la República Argentina, cuya
extensión geográfica es significativa comparada con las 14 provincias que describe:
Hay que recordarse todavía de la población de indios salvajes que viven
especialmente en el Norte del Gran chaco y en el Sur de la Patagonia que de cuando
en cuando perjudican mucho a los habitantes de los distritos fronterizos por sus
incursiones en las regiones civilizadas, tanto por los robos de ganado, como por los
asesinatos de los moradores (.) Los indígenas del Norte son menos salvajes y no
hacen tantas incursiones, en cambio los indios del Sudoeste se dedican mucho a estas
prácticas (.) Las tribus más cercanas del Sudeste se han unido al Gobierno, pero
reciben por esto un tributo y ayudan a los guardias fronterizos contra sus hostiles
congéneres occidentales... (ibidem).
Burmeister, al igual que lo hicieran los españoles dos siglos y medio antes, describe a
los "indios" en términos evolutivos, sosteniendo que los "indios salvajes" perjudican a las
"regiones civilizadas", y mide el grado de salvajismo según el "peligro" (los del Nórte son
menos peligrosos que los del Sur) y la "amistad" (los del Sudoeste hacen más incursiones
que los del Sudeste) que representan para los habitantes "no indios". Al respecto, Lenton
señala que en la década de 1880-1890, los discursos de los gobernantes argentinos
clasificaban al indígena
según una tipología construida no en función de divisiones etnográficas más o
menos respetuosas de auioadscripciones indígenas, sino en función de su grado de
asimilación a la sociedad occidentalizada (..) La categoría opuesta a la de "indios
amigos ", aunque rara vez se explicita, es la de los indios "nómades' Aparentemente,
en esta sub-categoría, que abarca a todos los "indios no-incorporados al modelo
productivo' son más frecuentes los intentos de "ciasficarlos" a través de dft rentes
variables. Se da una primera comparación entre indios sureños y chaqueños, según
la cual la "índole" de los primeros no se presta a su sometimn len/o pacUico, como se
supone respecto de los últimos. (.) Las referencias a los indios del pasado se
expresan generalmente como un 'prohiema superado "; también hay algunas escasas
referencias a "grandes civilizaciones" extinguidas, y asociadas o comparadas
siempre con lo incaico (2003, comillas en el original).
Por otro lado, Burmeister (1 875-1966) señala que el censo de 1869 indica un total
de 72.291 indios en los que se incluyen los del Gran Chaco, los de las Misiones antiguas,
los de la región de la Pampa hasta el Río Negro y los de la Patagonia austral y occidental.
Finalmente, al contabilizar la cantidad de habitantes de la República Argentina
"descendientes de naciones europeas y sus mestizos habidos con los indígenas primitivos",
señala un total de 1.810.000 (ibidem:107).
Cabe señalar en relación a los resultados arrojados por el primer Censo Nacional de
1869 que los resultados que publica Martínez Sarasola (1992:322) difieren de los de
Burmeister (1875-1966). Según el primero, la población no indígena de la Argentina era de
1.819.891 habitantes, mientras que la indígena era de 93.133 sin contabilizar la región
Noroeste. Más allá de estas diferencias, es interesante que en dicho Censo se divide a la
población en: nativos, extranjeros e indígenas. Sin embargo, a diferencia de las Visitas y
Padrones realizadas durante la época colonial, el interés de dicho censo no es cuantificar la
población aborigen con fines fiscales, sino geo-políticos. En tal sentido, no es menor la
categoría "extranjeros" que aparece en el censo, en donde, por ejemplo, en el caso de
Buenos Aires, según Burmeister (ibidem) se especifica la procedencia de. los mismos,
siendo nativos solamente 90.000 habitantes de un total de 500.000.
E-
Volviendo a la comparación entre la narrativa de Burmeister y la de von Tschudi,
este último describe territorios por los que pasó y habitantes con los que convivió; su texto
es articulado desde un narrador comprometido con su relato, atestiguando que él estuvo allí
y que lo descripto y relatado se enmarcaría en una finalidad naturalista.y cientificista. El
primero, en cambio, construye su relato como un narrador ausente, teniendo como finalidad
la descripción objetiva de territorios y poblaciones pasible de ser utilizada con fmes
geopolíticos. Más allá de estas diferencias, ambos testimonios son surnámente
89
esclarecedores de la manera en que el Valle de Catamarca se insertó en su contexto
provincial, nacional e internacional a mediados del siglo XIX.
Según los documentos del siglo XIX que hemos analizado, los habitantes del Valle
de Catamarca ya no fueron clasificados como "indios" de la misma manera en que lo
fueron los habitantes de la Patagonia y del Chaco. Para fines de dicho siglo eran mestizos,
no tan blancos o españoles como los criollos del litoral y de las élites civilizadas del interior
del país, pero tampoco tan indios ni salvajes como quienes aún resistían el proceso
civilizatorio en los "Temtorios Indios". Sin embargo, el fantasma de los "indios
calchaquíes" corno grupo poblacional del que "descienden" los catamarqueños sigue siendo
re-centrado por von Tschudi en 1858. Cuando este viajero compara a los habitantes del
Valle de Catamarca con los cordobeses, postula la "descendencia india" de los primeros,
descendencia que se evidenciaría tanto en sus rasgos biológicos como culturales. Así, según
este viajero, en el caso de los catamarqueños la preponderancia del "tipo indio" no se habría
borrado totalmente en el proceso de mestizaje con el "tipo español", a diferencia del caso
de los cordobeses. De esta forma, aún en el siglo XIX, momento en el cual la retórica
hegemónica ya no consideraba como "indios" a las "culturas incorporadas y sometidas" que
constituirían la base de sustentación del "mestizaje", la "matriz hispano-indígena" no se
presentaba tan homogénea en todas las áreas geográficas que antiguamente habían estado
Ver mapa 6.
90
sojuzgadas por la Corona Española. La apreciación que realiza von Tschucli sobre los
habitantes del Valle de Catamarca a mediados del siglo XIX da cuenta de que ciertas
marcas de abonginalidad aún operaban como estrategias deinarcatorias de diferencias
sociales desde un clivaje étnico en un área en donde, aparentemente, toda la población rural
subaltema se había "mestizado", conformando una estructura social agropecuaria en donde
las posibles adscripciones indígenas eran obliteradas.
Hemos visto que durante el siglo XIX los habitantes de Coneta, Miraflores y Los
Angeles hicieron uso del pasado para litigar por sus derechos a las tierras. Sm embargo, no lo
hicieron re-centrando su adscripción indígena, sino alegando ser herederos de los españoles
encomenderos. Cabe preguntarse, entonces, sobre la factibilidad de que, tal como lo sugieren
muchos autores, la población de esta zona se haya mestizado, dando origen a la "matriz
cultural hispano-indígena" a la que refiere Martínez Sarasola (1992), pero enfatizando el
componente hispano.
Dicho autor señala que, como la dinámica cultural que se dio en el noroeste argentino
durante el siglo XVII caracterizada por la resistencia calchaquí, la desnaturalización de los
grupos que se rebelaron y las consecuencias de la inserción -de los indígenas en el sistema
colonial, si bien provocó, la mestización de gran parte de los aborígenes, también dio origen a
la aparición de una nueva elnia, los collas, síntesis de diaguilas y omaguacas,
definitivamente diluidos, los apalamas ('sic) —que permanecían relativamente
91
defendidos en su Puna inaccesible— y los grupos de origen quechua y aimara
procedentes de Bolivia, cuantitativamente cada vez más numerosos y en fin, parte de
la masa mestiza no integrada en los centros urbanos... ('ibidem:316).
Más allá de la clisquisición que este autor realiza sobre la "autenticidad indígena" de esta
nueva etnia según los parámetros de esencialismo y tradicionalismo con que analiza a los
grupos indígenas sobre los que hemos reflexionado más arriba, es interesante el relato que
realiza sobre las políticas hegemónicas provinciales del siglo XIX. Así, señala que durante
dicho siglo el noroeste argentino también estuvo signado por la lucha por la tierra entre los
flamantes estados provinciales y sus oligarquias nacientes, por un lado, y las poblaciones
indígenas cuyos derechos sobre sus posesiones eran confusos, por el otro. Los estados
provinciales lanzaron
una política de verdadera disolución consistente en la creación de cargos fiscales
'el impuesto indígena, reemplazante del antiguo tributo): la introducción de la
economía capitalista en desmedro de la tradicional de trueque y la organización de
los sistemas de poder provinciales. Esa política perseguía un único objetivo: el
despojo de la tierra ... ('ibidem:316 y 31 7).
Frente a estos embates, en la provincia de Jujuy se produjo en 1874 el alzamiento de
algunas comunidades puneñas que fueron sofocadas, conocido como la Revolución de
Quera.
92
Catamarca, los indios son los "collas" que viven al oeste del Ambato, o en la región del
chaco-salteña.
Martínez Sarasola insiste en que, para principios del siglo XX, colla
es la denominación genérica con que comienzan a conocerse a las comunidades
93
(2003) señala que esta "omisión" constituye un mecanismo de invi sibil ización de las
maquinarias diferenciadoras que operan en la construcción y naturalización no sólo
prescribiendo, sino también proscribiendo tropos posibles de identificación de contingentes
poblacionales. Esto se debe a que, para fines del siglo XIX, los mismos ya no constituían
un problema para la política hegemónica nacional.
Con la conquista de los úitimos territorios libres, para el Estado argentino
desaparecen las fronteras interiores. Para los indígenas desaparece su tierra. Para el
Estado el mapa se unfica. Para los indígenas el mapa se disuelve. Las comunidades
originarias, que una vez habían sido dueñas de inmensas extensiones, se convierten
en minorías de un Estado y un país que sigue sin entender/as, que sigue sin
considerarlas parte de él (Martínez Sarasola 1992:325).
94
sería apenas un hecho más en la misma línea de pensamiento y acción, que tiende a
excluir a los indígenas del colectivo nacional (2003, comillas en el original).
wi
una de las más recordadas es el 'Malón de la Paz", o "Caravana de la Paz", en
1946, cuando miembros de comunidades salteñas y jujeñas se trasladaron hasta la
Capital Federal con el objetivo de reclamar por sus tierras y exigir la intervención de
la Dirección de Protección a! Aborigen. El resultado inmediato de esta "Caravana"
fue, por una parte, la repercusión en todos los ámbitos, incluido el Congreso
Nacional, donde se aprobaron proyectos de resolución relacionados con ella y con
los motivos que la movían. Por otra parte, su expulsión violenta de la Capital (Lenton
2003, comillas en el origina).
102
abuso laboral no sólo se dieran en desmedro de los invisibilizados indígenas de Catamarca.
Dicho proceso perjudicó a toda la población rural de los estratos bajos que no tenían títulos
de propiedad sobre sus tierras, sino que eran propietarios de hecho, merced a los derechos y
acciones sobre campos comuneros que fueron categorizados como campos fiscales cuando
no fueron apropiados por sujetos sociales que pudieron inensurarlos e inscribirlos como
propios. Por otra parte, el abuso laboral se dio en toda la zóna de pulla, valles y quebradas,
siendo conchabados sus habitantes para el trabajo en la zafra azucarera de Tucumán.
En el área comprendida por Coneta, Miraflores y los Puestos del Norte, las mayores
extensiones de tierras fueron apropiadas gradualmente por familias de origen italiano y
árabe que se habían instalado en la región a fines del siglo XIX y que se aliaron con las
antiguas familias tradicionales de la provincia que poseían sus fincas en la región. En un
relevaniiento realizado en la Dirección de Catastro del Gobierno de la Provincia de
Catamarca, hemos observado que ya no existían campos comuneros a mediados del siglo
XX. Las tierras habían sido subdivididas y tenían propietarios. Aquellas que estaban en el
ejido de los pueblos abarcaban pocas hectáreas. Mientras que las que se extendían en el
fondo del Valle de Catamarca eran campos extensos, que pertenecían a prestigiosas
familias que vivían • en los pueblos de Coneta y ?vliraflores. Estas familias eran.
descendientes de inmigrantes y de integrantes de la élite provincial.
97
mejoraban las condiciones económicas, concoinitantemente se mejoraría el aspecto social y
cultural de las poblaciones "atrasadas".
Los destinatarios de las parcelas planificadas en las Colonias no eran indígenas. Más
bien, en Catamarca el proceso tuvo como meta el desarrollo capitalista de zonas
98
agropecuarias atrasadas. Primero se crearón las Colonias y luego se buscó poblanas, sin
estar los destinatarios previamente delimitados. El objetivo era beneficiar a los pobladores
que ocupaban las tierras sin títulos reales y cuyas formas de producción eran consideradas
"atrasadas", con el fin de fomentar un cambio cualitativo y cuantitativo en dichas fonnas de
producción a través de infraestructura y explotaciones agropecuarias que tuvieran un
tamaño adecuado para poder colocar la producción en el mercado régional y nacional. Este
tamaño varió a lo largo de las décadas, según las distintas modalidades que fue asumiendo
el uso de la tierra dentro de la lógica de explotación capitalista.
99
Tr:i fl4j
•
LiWstv
Más arriba hemos señalado la problemática de la propiedad de la tierra en esta área,
planteando que la subdivisión de parcelas en el área más baja del pedemonte del Ambato
durante el siglo XIX dio lugar al deslinde de campos comuneros en dicha zona dando
origen a los pueblos de Miraflores y Coneta, mientras que aún quedaban campos
comuneros en la zona del Valle y en el sector más alto del pedemonte del Ambato. A
mediados del siglo XX, las políticas modernizadoras desarrollistas impulsaron una nueva
distribución de la tierra en la zona del fondo del Valle, a través del ordenamiento territorial
en una colonia agrícola. Pero durante el período comprendido entre el deslindamiento de
parcelas que dio origen a los pueblos y la expropiación de tierras en el fondo del Valle para
concretar el establecimiento de la proyectada Colonia, los extensos campos en los que se
hacía pastar al ganado de manera extensiva y de donde se extraía leña también habían sido
subdivididos, tal como lo muestra el decreto antes citado. Así, en esta la zona del Valle de
Catamarca, coexistían a mediados del siglo XX diversos sujetos sociales: propietarios de
grandes extensiones o "campos"; propietarios de haciendas; propietarios de pequeñas
extensiones de tierras; ocupantes de tierras fiscales y propietarios de derechos y acciones a
campos comuneros.
100
Desarrollo Integral del Valle de Catamarca". Cabe señalar la semejatiza en la denominación
que adquirieron, durante el gobierno nacional de Onganía, los proyectos de desarrollo cuyos
beneficiarios fueron los aborígenes. Lenton señala que los
Programas integrados de Desarrollo Comunilario Aborigen (.) unían un perfil
tecnocrático con los intereses puestos en juego por cuestiones de 'eguridad interiorVI
en las fronteras (2003, comillas en el original,).
Con respecto al programa modernizante para el Valle de Catamarca, Rueda sostiene que
la concepción del proyecto fue la de crearse poblaciones que permitieran el sustento
del productor y su familia a través del trabajo personal de la tierra. Partiendo de
productores con recursos medios hacia arriba, se lograría su evolución a situaciones
más favorables, a la vez que se crearía un centro de producción tecnficado y eficiente
(1990:4-5)
Si bien se había proyectado el establecimiento de una tinica Colonia en el Valle y se dictó el
decreto de expropiación correspondiente, diversos factores incidieron para que la zona en la
que actualmente están ubicados los Puestos del Norte no fuera expropiada
Lenton señala que durante el tercer gobierno nacional peronista se incluyeron a los
indígenas
como destinatarios de tierras expropiadas y de políticas de "reparación hisiórica'.
Estos objetivos comenzaron a implementarse en 1974 a través de convenios éntre la
Nación y las provincias para la creación de 504 "Centros de Justicia Social" en áreas
marginales (2003, comillas en el origina).
101
Pero ninguno se ubicó en la zona centro-sur del Valle de Catamarca, objeto de nuestro
estudio. Así, ni las políticas identitanas hegemónicas nacionales ni las provinciales
clasificaron corno indígenas a los habitantes de las localidades de Coneta, Miraflores y los
Puestos del Norte. Tampoco los pobladores locales se automarcaron como tales, ya que no
se incluyeron en las movilizaciones indígenas de la época.
Hemos señalado más arriba que, en el área en estudio, la mayor cantidad de población
se asentó históricamente en la zona pedemontana ubicada sobre la ladera oriental del Ambato,
en los pueblos de Miraflores, Coneta y Los Angeles. Sin embargo, a partir de la creación de
las Colonias Agrícolas antes mencionadas, se ha producido una ampliación de la frontera
agrícola hacia la zona del fondo del Valle de Catamarca. Si por valorización de tierras se
entiende a la integración de tierras que antes fueran de baja o nula productividad al proceso de
reproducción del capital (Trinchero 1992), podemos decir que en la región que nos ocupa no
se puede hablar de una valoración propiamente dicha, porque las tierras del Valle estaban
ocupadas previamente por grupos sociales que desarrollaban actividades agrícola-ganaderas.
Sin embargo, consideramos que hubo una re-valorización debido a que, en su mayor parte,
estas actividades eran de tipo extensivo y no intensivo, y la explotación agrícola estaba
destinada principalmente al autoconsurno. Es por ello que el uso que aquí hacemos del término
expansión de la frontera agropecuaria refiere a un proceso de re-valorización de tierras y de
cambio en el .uso de las mismas. En este sentido, la re-valorización de las tierras del fondo del
Valle puede ser considerada como un proceso de expansión del capitalismo. A su vez, este
proceso provoca la iransfonnación de la estructura agraria preexistente en cuatro dimensiones:
la natural, la económica, la social y la espacial (León e( al. 1985). En el caso de estudio, se
produjo un cambio en la estructura agraria en la medida en que los colonos constituyeron un
nuevo tipo de agentes sociales que interactuaron con los antiguos hacendados y la población
rural subalterna (ver Pizarro 2000).
102
política provincial y nacional de favorecer la instalación de empresas agropecuarias,
desgravándolas del pago de impuestos. Veamos.
103
frontera agraria produjo en el departamento Capayán en general, y en el área en estudio en
particular.
104
producción, por lo general agrícola, está destinada tanto al mercado interno, como al de
exportación: hortalizas, frutales y cultivos industriales.
En síntesis, el análisis de este Censo permite ver las relaciones sociales de producción
y los conflictos producidos por los dos procesos de extensión de la frontera agropecuaria antes
mencionados. El primero se tradujo en la presencia de los colonos y de conflictos con los
"pobres rurales". El segundo se empezó a vislumbrar en dicho Censo, pero cabe acotar que en
la década de 1990 aumentó significativamente el número de empresarios agroindustriales
promovidos por la legislación sobre difenmientos impositivos, causando graves problemas
con aquellos "pobres rurales" que aún no habían legitimado el título de sus tierras (Pizarro
2000). Todos estos sujetos agrarios interactúan en la zona de llanura, actualmente valorizada
105
como espacio productivo, disputando el acceso a tierras abiertas (fiscales o comuneras) que
antes eran utilizadas para la explotación extensiva. La población rural local de la zona baja del
Valle está conformada por antiguos puesteros que solían cuidar la hacienda de los habitantes
de los pueblos ubicados al pie de los cerros. Los puesteros han sufrido los embates tanto de los
colonos capitalizados corno de las empresas agroindustriales que se ubicaron en el llano, en la
medida en que el proceso de expansión de la frontera agropecuaria va poniendo en valor las
tierras del llano y fomentando el desarrollo productivo en dicha área.
Quisiéramos remarcar nuevamente que, en ninguno de los conflictos por la tierra o por
el agua a los que hemos hecho referencia, los habitantes locales de Miraflores, Coneta y de los
Puestos del Norte han apelado al pasado indígena para reivindicar sus derechos frente a
diversos antagonistas. A diferencia de las re-emergencias indígenas que se dieron
esporádicamente en otras partes del noroeste, como la Revolución de Quera y el Malón de la
Paz, y las que se observan en la actualidad en el país y en otros de Latinoamérica, estos
pobladores no se autoadscribieron ni fueron adscriptos al colectivo de identificación "indios" o
"indígenas" después de la época de la colonia española, aunque sí han insistido en su
autoctonía y ocupación centenaria de la tierra que habitan.
Pero, ¿por qué esperar una autoadscripción de tal tipo? Desde mediados de la década
de 1980, se observó una creciente visibilidad de la cuestión aborigen tanto a nivel nacional
como internacional. Paralelamente, los gobernantes nacionales y algunos provinciales
retomaron su política de reconocimiento discursivo de los derechos de los pueblos indígenas,
en parte continuando con la política integracionista de años anteriores pero, también,
presionados por los organismos internacionales, pues la cuestión indígena y el reconocimiento
del multiculturalisnio comenzó a estar en la agenda internacional desde los últimos años de la
década de 1990 hasta la actualidad.
106
Indígenas corno parte del Ministerio de Salud y Seguridad Social. Esta ley tuvo corno
efecto el dictado leyes sobre los derechos indígenas en algunas provincias: Salta, Chaco,
Misiones, Río Negro, Chubut y Santa Fe. En 1992 la Ley Nacional 24.071 adoptó las
disposiciones del Convenio 169 de la OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales en Países
Independientes, que refiere, entre otros puntos, al reconocimiento de la pluriculturalidad, de
la identidad colectiva indígena, de sus derechos colectivos, y del derecho a la tierra. Por ólra
parte, en 1994 se reformó la Constitución Nacional agregándole el artículo 75 que abre la
posibilidad de regularizar la propiedad de las tierras que tradicionalmente ocupan los "pueblos
indígenas".
Tampoco fue menor la movilización y las demandas que los propios "pueblos
indígenas", con distintas automarcaciones étnicas, realizaron a nivel nacional en los 90s y
particularmente a nivel de diferentes provincias en los últimos años, con el fin de que se les
reconozcan sus derechos. Para ello, apelan a su pasado y se amparan tanto en la legislación
nacional como en la internacional. En el noroeste de nuestro país, los primeros grupos
indígenas en organizarse fueron los de la Quebrada de Humahuaca en la provincia de Jujuy
(Schwittay 2003). Ya hemos señalado más arriba que grupos de dicha provincia se
movilizaron durante el primer gobierno de Perón. También se han organizado grupos en la
provincia de Salta (Occhipinti 2003).
En el afio 2003, un grupo que habita en Los Morteritos, localidad ubicada en la zona de
pre-puna de la provincia de Catamarca, estaba realizando gestiones para ser inscripto corno
"pueblo indígena" en el INAI, a través de una diputada provincial. Para ello, esta diputada nos
contactó porque necesitaba expertos que pudieran "probar" la historia indígena de dicha
localidad, como parte de los requerimientos para que se le otorgara la personería jurídica. Este
hecho es remarcable en una provincia cuya opinión pública desconoció la disputa por el
reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas a nivel nacional, ya que la política
hegemónica provincial se caracterizó por la "invisibilización" a través del argumento del
"mestizaje" de la diversidad étnica de su población. ..
107
La comunidad "imaginada" provincial opera corno metonimia identificatoria
(Williarns 1989), que hace que la identidad general se aglutine alrededor de sólo una parte de
la población, obliterando posibles adscripciones indígenas por su supuesta extinción o
mestización. Gran parte de la producción literaria, arqueológica, histórica y arquitectónica
catamarqueña confina al pasado a la población calchaquí que habitó el territorio provincial
antes de la conquista. Si bien se plantea que ciertas costumbres rurales son herederas del
acervo cultural aborigen—entre las que las artesanías textiles encuentran su máxima
expresión—, las piezas arqueológicas exhibidas en los museos provinciales devienen un ícono
de la aboriginalidad local asegurando la representación de las "civilizaciones pasadas"
(Villaflierte 1988). Por otra parte, mientras el aporte indígena a la cultura provincial es
recordado y exotizado en el Monumento al Aborigen (inaugurado a fines de la década de 1990
en una plazoleta ubicada en la ruta de acceso a la ciudad capital de Catamarca desde
Tucumán), la catedral de San Femando del Valle de Catamarca—diseñada por un arquitecto
italiano a fines del siglo XIX—y la gruta de Choya son los lugares de devoción de la Virgen
del Valle, el símbolo de la sumisión ante los conquistadores hispanos de los indígenas de
Choya, que habitaban el norte de la actual capital de Catamarca (Lorandi y Schaposchnik
1990):
108
como "diaguitas" y nos adentramos en la historia local de los distintos grupos que fueron
incluidos forzosamente en dicho colectivo de identificación, podremos comprender las
diversidad de condiciones de oportunidad para el surgimiento de "pueblos indios" en la
provincia de Catamarca. A pesar de que algunos autores insisten en caracterizar a todos los
descendientes de Las poblaciones prehispánicas "diaguitas" corno "collas" o como "cholos
mestizados" (Magrassi 1992, Martínez Sarasola 1992), los "nacidos y 'criados" en el área de
nuestro estudio señalan como origen de los pueblos la presencia de los "indios Coneta", pero
hasta el momento no se consideran a sí mismos como descendientes de "indígenas" ni de
"pueblos indios".
6. Reflexiones finales
109
un pueblo de indios en la zona, y que estaba habitado por apenas 100 indios de los cuales
muchos probablemente no hayan sido originarios. También destacamos la posibilidad de
que los indios originarios hayan muerto o se hayan incorporado a la masa de habitantes
rurales pobres que eran conchabados para realizar tareas en las haciendas del actual
departamento Capayán junto con mestizos, negros, blancos empobrecidos, entre otros.
Todos estos procesos dan cuenta de la política no sólo identitaria sino también
económico/política cuyos estilos locales, regionales y nacionales de construcción de
hegemonía se sedimentaron en la interpretación del pasado de los actuales pobladores
locales. Creemos que este marco histórico-social nos proveerá de algunos elementos claves
para entender los sentidos de pertenencia y devenir que analizamos en los capítulos que
siguen y para poder responder a la pregunta de nuestra tesis: ¿por qué los habitantes de un
área de Capayán, que se dicen nativos del suelo porque sus antepasados vivieron por
generaciones en esas tierras, minimizan o silencian los posibles aportes indígenas a la
confomación de la matriz poblacional actual?
110
Hemos dicho que no queremos tomar al mestizaje como proceso "natural", pero
tampoco "inventar identidades indígenas" donde no las hay y donde, desde la perspectiva
nativa, no tiene por qué haberlas o es mejor que no las haya. Así, no pretendemos
minimizar ni negar la existencia e incidencia de matanzas y mezclas. Pero lo que nos
interesa remarcar es cómo estos procesos operaron como estrategias hegemónicas que
coadyuvaron a obliterar las posibles (auto)adscripciones indígenas de los actuales
habitantes del área de estudio. Hemos visto que la retórica del mestizaje para esta área
diluyó progresivamente las diferencias étnicas al interior del conjunto de pobladores rurales
subalternos. Si bien el locus deseable de adscripción identitaria ha des-marcado lo indígena
desde el siglo XVII hasta el presente, a mediados del siglo XIX von Tschudi caracterizó a
los catamarqueños como pertenecientes al "tipo indio" y, por otra parte, algunos habitantes
actuales plantean que son "indios más civilizados". Es por ello que consideramos relevante
enfocar las ambigüedades y contradicciones tanto hegemónicas como subalternas que
minimizan o silencian los posibles aportes indigenas en la población nativa actual.
111
CAPÍTULO 3
"INDIOS CIVILIZADOS": NI TAN INDIOS NI TAN MODERNOS
1. Introducción
Con respecto a los relatos locales acerca del pasado, un punto interesante es el
hecho de que la gente sistemáticamente olvida fechas y acontecimientos. Su memoria
aglutina en un tiempo "antiguo" a los indígenas que habitaban el área en la que actualmente
ellos viven, junto con otros hechos como la fundación de las escuelas, la construcción, de .
las iglesias, la realización, de obras tales como caminos, o la sistematización del aguade
riego. Estos sucesos vienen a su memoria enmarcados en situaciones vividas por sus
familias o por sí mismos; por ejemplo, el año en que nació tal persona, cuando murió tal
otra, o cuando empezó a trabajar en determinada actividad. El recuerdo, de este modo, está
más ligado a la vida cotidiana, al hombre viviente yio trabajador que a mitos de origen de
colectivos de identificación indígena o provincial, o a la periodización técnica de los
discursos científicos de la Historia y de la Arqueología.
112
Por otra parte, si bien sólo los viejos estaban legitimados socialmente para hablar
sobre los antiguos, los adolescentes de Coneta y Miraflores también demostraron su
conocimiento acerca de los lugares en donde se encuentran restos de indios, asociándolos
con lo aprendido en la escuela y con la retórica del sentido común local que señala que cii
dichos pueblos "habitaron los indios Coneta".
No obstante, en los ielatos sobre el pasado, lo antiguo cobra diversos matices, según
cómo se tematicen los vínculos con los "indios". Nos interesará mostrar que estos matices y
ambigüedades a menudo remiten a tres formas o vías diferentes de topicalización de
vínculos y descendencias—formas o vías que se combinan, dando por resultado ideas de
ancestría variadas y complejas. Nos referirnos a que existe una noción de ancestría
fundamentalmente espacial, basada en la idea de que "estuvieron aquí". Existe también una
de anclaje temporal, que remite a la idea de "son los que corresponden al tiempo de antes".
Por último, emerge también una ligazón más sustancial, en el sentido de Alonso (1994),
ligada a que "descendemos de ellos". Estas tres formas o vías pueden o no complementarse,
lo que pennite por ejemplo que descendientes de inmigrantes puedan hablar eventualmente
de "los indios" como "nuestros antepasados", mayormente en un sentido espacial o
temporal.
Con respecto a la noción de ancestría espacial, veremos que los pobladores actuales
señalan que en el pasado "habitaron los indios" en sus pueblos, basándose en la evidencia
de los "restos" arqueológicos que encuentran en la zona y en los discursos de "expertos".
Señalaremos que los habitantes de Coneta y Miraflores destacan más que los pobladores de
El Bañado y Los Puestos del Norte el hecho de que el área estuvo habitada por indios, lo
que puede relacionarse con que en los primeros pueblos se encuentran más piezas
arqueológicas que en los segundos. Aún así, en ambos casos, es marcada la discontinuidad
que se construye entre los habitantes actuales y los "indios" que vivieron "aquí".
Sin embargo, este distanciamiento (Briones 1988) entre los indios y los habitantes
actuales por momentos se relativiza, sobre todo cuando se seíiala que "nosotros
descendemos de los indios", comenzando a jugar una idea de ancestría temporal y, a veces
113
también, sustancial. Así, los habitantes locales se diferencian de los indios "salvajes",
señalando que ellos son descendientes de indios pero "más civilizados". Aquí veremos
cómo emerge una ambigüedad adscriptiva indígena local aún cuando, según vimos en el
capítulo antenor, aparentemente no habrían quedado resquicios para su posible emergencia.
Por otra parte, señalaremos que estas emergencias adscriptivas están atravesadas por la
retórica evolucionista que diferencia a distintos tipos de indígenas según los parámetros
occidentales de "civilización".
11.4
del estudio y preservación del "patrimonio" arqueológico son vistos por los habitantes
locales. Aquí veremos la pugna por la interpretación del pasado entre dos tipos de saberes.
El saber local, mediante el cual los habitantes de la zona coleccionan, clasifican y otorgan
diversos valores a las "cosas de los indios"; y el saber científico, que es considerado como
el conocimiento autorizado sobre el pasado, pero también es mal visto en tanto y en cuanto
está legitimado para "llevarse" las "cosas de los indios" de su lugar de origen.
Finalmente, analizaremos cómo queda planteada la relación entre "los indios" y los
pobladores actuales a partir del punto de vista de los docentes. Señalaremos que los
maestros de las escuelas del área otorgan importancia a que sus alumnos conozcan la
historia de sus localidades, tratando de expandir el "patrimonio histórico pre-hispánico"
(Pizarro y Kaen 2002). Este interés de los maestros locales emerge de la política
hegemónica nacional educativa que, a partir de la Reforma Educativa de 1994, se concretó
en la Provincia entre otras cosas en la elaboración de nuevos diseños curriculares
jurisdiccionales. Esta reforma remarcaba la necesidad de "descentralizar" los contenidos y
alentaba a las jurisdicciones correspondientes a que elaboraran sus propios contenidos
curriculares, en base a algunos lineamientos básicos, incorporando las historias y
conocimientos locales con el fin de "democratizar" la enseñanza. Frente a esta posibilidad,
la nostalgia por el conocimiento de la historia de las localidades fue en aumento entre las
autoridades educativas provinciales y los docentes del área. Sin embargo, pese a la apertura
que brindó esta nueva política educativa, los maestros se encontraron con serios problemas
a la hora de incorporar las "historias locales" en los contenidos que efectivamente
enseñaban en el aula. Como veremos en este capítulo, a pesar de la buena voluntad, la
formación inconclusa de los docentes (Achulli 1988), así como la escasa infonnación
científica sobre el pasado local pasible de ser objeto de una transposición didáctica—es
decir, traducida y adaptada al conocimiento escolar—constituyeron marcados
impedimentos que resultaron en la banalización y trivialización de los contenidos
efectivamente enseñados sobre la historia local en el primer y segundo nivel de la
Educación General Básica, reproduciendo las naturalizaciones con que se estigmatiza a los
indígenas del área, propias del discurso hegemónico identitario provincial y nacional.
115
2. Los indios que vivían "aquí" a través de sus "restos" arqueológicos
Así, los pobladores actuales de Coneta y Miraflores reconocen que los lugares en
donde ellos viven actualmente antes habían estado habitados por indios. Por ejemplo, el
señor Molina, de alrededor de 60 años y que vive en Miraflores en donde nació, se crió y
trabajó su finca, nos mostraba "morteros" que tiene en su casa, comentando que "esto lo
utilizaban los indios para moler el algarrobo, trigo, maíz" y que "los sabían tener en la
choza". Asimismo, agregó que "los viejos decían que en ese tiempo (el de los indios) las.
piedras eran blandas y los agujeros los hacían con el codo". Este entrevistado señaló que a
los pobladores locales "estas cosas (de indios) no (les). llaman la atención (porque) para
nosotros ya es común encontrar estas cosas". El Sr. Molina ejemplificó esta generalización
a través de relatos que lo avalaban. Así señaló que se encontraron restos de un esqueleto
hacia los cerros, que allí también hay "pircas" (paredes de piedra) que "se fueron cayendo".
Por otra parte, legitimó su conocimiento sobre el tema no sólo por su propia experiencia
personal de muchas cosas que encontró al andar por el campo, sino porque su padre sabía
sobre el tema. Cabe señalar que una hermana de este entrevistado, Antonia Molina de
Ponce que vive en Coneta, también señaló que su padre se interesaba sobre las cosas de
indios, al igual que su hermano:
mi padre antes salía mucho al campo porque tenía hacienda y traía cosas que
encontraba, hachitas, manitos (..) El que puede saber más (de los indios) es mi
hermano (don Molina), a él le gustan las piedras, él iba al cerro a traer piedras para
hacer ver, cosas que mandaban a Buenos Aires, como él era tan curioso (.) él se
juntaba con gente que sabe más (.) el doctor Barros era compañero de escuela (de
116
mi hermano,) (el doctor Barro.) contaba cómo eran las cosas antes, el doctor Barros
es un abogado que sabe muchísimo
Además de encontrar "cosas de indios", padre e hijo Molina salían a buscarlas junto
con otros vecinos de Coneta y Miraflores: don Ontivero, cuya finca y casa linda con la de
los Molina, más arriba del río del lado de Miraflores; don Barros, que vivía del otro lado
del río, en Coneta; y don Marcchetti, "el padre de la senadora" (militante del partido radical
que se desempeñó como tal en la Legislatura Provincial hasta 1997), cuya propiedad
también colindaba con la de los Molina del otro lado del río.
117
Este intelectual catamarqueño, a mediados del siglo XX remarcaba que la "cultura
diaguita" era la que mayor desarrollo e importancia había tenido en la provincia y, por otro
lado, que algunos "rasgos" de dicha cultura se encontraban aún presentes. Así, aún dentro
de un contexto general de invisibilidad de lo indígena, la geografia provincial de inclusión
catamarqueña delineaba algunos lugares, los valles calchaquíes, como tropos factibles de
convertirse en territorios de una adscripción diaguita, señalando que algunos rasgos
indígenas tales como el arte textil se transmitió a la población actual de dichas "tierras".
118
Lo que en todo caso nos interesa remarcar es que, a mediadós del siglo XX, "los
indios" de la provincia eran visibilizados por las élites morales catamarqueñas como grupos
que habían logrado un desarrollo cultural. En el marco de una retórica provincial de
"rescate" de los testimonios de las "viejas culturas provincianas", no sorprende el interés de
los habitantes del área en estudio por los restos arqueológicos como epítome de "los
antiguos".
Otras personas con las que conversamos también hicieron referencia a que
antiguamente habían vivido "diaguitas" en donde actualmente están sus pueblos. El Sr.
Arce tenía 71 años cuando lo entrevistamos junto con su hermana, de 63, en 1996. Ellos
nacieron en Coneta, luego sé fueron a vivir a la capital de la provincia, y volvieron a su
pueblo después de jubilados. El Sr. Arce nos contó de "los indios que había acá, los
diaguitas". Su hermana agregó que se encuentran "vestigios" en el pueblo:
•Si sí, allá al fondo también hay un mortero que hicieron los indios, porque en todos
lados han sembrado ellos esas cosas sí, iban dejando (.) Se ve que han habitado (..)
Y que han hecho muchas cosas no (.) Y usted sabe que por ahí cuando llueve (.) se
destapaban así pedazos de tinas quizás ellos sabían enterrar cosas, ¿no?
iw
1
Ver mapa 4.
119
Antonia Molina de Ponce, también marcaba la presencia de "vestigios" en los
pueblos:
Cuando cavaron acá (en Coneta) un estanque encontraron una calavera (.) en la
casa de Tomás Barros ('en /víiraflores) está la higuera de/indio (..) han cavado para
poner una higuera (encontraron Una) tinaja con un esqueletilo.
u
Pero también se señala que los indios vivían más arriba de donde están los actuales
pueblos, sobre la ladera de los cerros, cerca de los cursos de agua.
Don Ávalos ubicó espacialmente a los indios en las lomas, asimilándolos con la
forma de vida "de campo" que vivió durante su niñez en la "estancia" del puesto ubicado
en el pedemonte. Pero también, personas que vivieron en el pueblo relacionaban a "los
antiguos" con los cerros. Antonia Molina de Ponce señalaba la existencia de construcciones
"como pircas (paredes de piedra) porque en años atrás dicen que aquí (en Coneta)
habitaban mucho los indios, en los cerros".
120
Este conocimiento se origina a partir del contacto que tienen los pobladores con los
"restos de indios", en el marco de sus actividades cotidianas. Don Cannen Sosa nació
también en una "estancia" en la localidad cercana de Huillapirna, en la década de 1940 se
mudó a Miraflores y tenía 75 años en 1996. Nos contaba que encóntró restos mientras
trabajaba corno empleado de la Provincia:
Nosotros cuando construimos el camino al puesto ese (.) hemos sacado las
calaveras (..) cabezas, brazos, huesos largos (.) apenas había tinajas (.) a 90, 80
centímetros, pero en cuanto la tocaba con la pa/a se deshacían llena de carbón,
huesos, eso es lo que había.
Antonia Molina de Ponce, nos contaba que su padre encontraba cosas cuando
trabajaba en "el campo":
cositas así antiguas (.) tienen mucho valor (.) ollhtas anhiguás (.) mi padre
encontraba las cosas en el cerro en las sendas para buscar los animales (..) pedazos
de tinajas, por más que usted encuentra una entera se partían al sacarlas.
Los vecinos de Coneta y Miraflores también saben que antes habían vivido indios en
la zona a través de lo que dicen "los expertos" en los medios de comunicación y por lo que
se aprende en la escuela. Así, incorporan en sus relatos sobre el pasado elementos de
sentido provenientes de la lógica teórica.
Según los expertos que decían que los indios, por donde han transitado los indios a
transcurrir los indios para acá, creo que han venido del Perú, por Perú pasaron, y
empezaron a cruzarse acá y empezaron a habitar en todos lados. (.) Los indios
dicen, según dicen ellos que han bq/ado por Perú, se vinieron radicando ya
Catamarca, Tucumán, Santiago, el quichua, también vino de ahi de Perú, el quichua
(.) y ahora se está perdiendo también la tradición de eso de la quichua, de cómo
hablan ellos (..) venían haciendo sus ranchos y se venían, como los pueblos que se
van iniciando (..) Como le digo, por radio. Por radio, por televisión lo veo en los
noticieros, lo (.) como eran, cómo venían, en los años que venían, en eso. (Don
Avalos, Coneta)
121
Nosotros conocíamos los indígenas, los indígenas, los diaguitas, los, los, los más que
viven acá son los, ¿cómo es? Ay, mapuche, los, bueno, esos han sido los diaguitas,
toda esa, esa parte nos han enseñado a nosotros.
- ¿esó le enseñaban a ustedes?
Eso nos han enseñado a nosotros, si eso sí que nos han enseñado. (Rosa Avalos de
Barros, Coneta)
En El Bailado y los otros Puestos del Norte no se reconoce tanto el hecho de que
hubieran habitado indios anteriormente en el lugar, como sucede en Coneta y Miraflores.
Lorenzo Soria, un habitante de El Bañado, hijo de la familia en cuya casa funcionó la
primera escuela de dicho Puesto, tenía alrededor de 50 años en 1996. Negó la existencia de
restos arqueológicos: "Nunca vi nada y la gente de acá (de El Bañado) tampoco. Nunca
encuentran nada por el campo". Matilde de Palacios, una anciana que vivía en Los Cubas,
un puesto cercano a El Bailado, cuya familia tiene propiedades de tierras y hacienda
relativamente grandes para la zona, nos decía que nunca encontraron cosas "antiguas", de
indios, en ese puesto:
Tanto traer piedras para acá para hacer casas y esas cosas pero nunca he visto esos
morteros
-Nunca escuchó historias de que viviesen indios acá antes?
No ('silencio) sí tengo un mortero pero es de esos que los haces aquí esos ya no son
cosas antiguas.
Esto podría deberse a que los Puestos del Norte se encuentran en el fondo del Valle
en donde los restos arqueológicos son menos visibles que en Coneta y Miraflores, más
cercanas al pedemonte del Ambato. Sin embargo, entre 1992 y 1994 un equipo de la
Escuela de Arqueología de la Universidad Nacional de Catamarca realizó una excavación
sistemática en la localidad de• El Bañado. Los integrantes del, equipo viajaban
periódicamente a dicho puesto e incluso se alojaron en la Escuela durante varios días en por
lo menos dos ocasiones. En los pueblos de Coneta y Miraflores, en cambio, el equipo
realizó solamente una prospección que implicó la presencia esporádica en determinados
puntos dentro y cercanos a los pueblos durante un período pequeño de tiempo. Así,
122
mientras que en El Bañado el equipo interactuó con los habitantes locales durante los
períodos en los que se desarrolló la excavación, no lo hizo en los pueblos con motivo de los
sondeos. La dinámica en Miraflores y en Coneta con respecto a los equipos de expertos por
tanto fue otra. En dichas localidades, en caso de encontrarse algún resto óseo o algún
artefacto que los habitantes locales consideraban que podía estar relacionado con "los
indios", el procedimiento de rutina era avisar a la Dirección de Antropología de la
Provincia o, en su defecto, a la Escuela de Arqueología. Cabe señalar que continuando con
la política "patrimonialista" provincial iniciada a mediados del siglo XX con la fundación
del museo Adán Quiroga en la capital de Catamarca, en la década de 1980 el Gobierno de
la Provincia dictó una Ley destinada a proteger el patnmonio arqueológico, creándose
dicha Dirección como ente controlador del que a su vez dependía un museo folklórico. Por
otra parte, en 1987 se creó la Escuela de Arqueología en la Universidad Nacional de
Catamarca. Los indígenas catamarqueños, por lo tanto, eran destinatarios de una política
cultural que operaba a modo de maquinaria territorializadora (Briones 2001) que los
convertía en parte de la historía provincial, ya extinta y asimilable al folklore, pero
susceptible de ser fiscalizada por expertos.
123
(a la excavación), a donde están ahora, dice, le digo ¿qué están haciendo ahí? Están
sacando así unos tiestitos (trozos de cerámica) y van poniendo en bolsas de nylon.
Y qué expectativas tenés o qué, qué esperás que pase con la excavación?
Que encuentren cosas lindas (risas) no sé, pero algo lindo que encuentren (risas)
tantas cosas lindas que pasan por la tele que encuentran, ¿no?
Más adelante analizaremos los puntos de vista de los habitantes locales con respecto
al trabajo de los arqueólogos en sus comunidades. En este momento nuestro interés es
señalar las esporádicas referencias a "los indios" como antiguos habitantes del área rural
del fondo del Valle que manifestaron los entrevistados de los Puestos del Norte, a pesar de
que un equipo realizó una excavación sistemática en El Bañado. Por el contrario, los
habitantes del área urbana conformada por Coneta y Miraflores y las zonas semi-urbanas
adyacentes en el pedemonte del Ambato consideran a "los indios" como antiguos habitantes
de la zona.
Muchos de los habitantes actuales de Coneta y Miraflores señalan que en los puestos
en las laderas del Ambato se observan más cantidad de "restos de indios" en la superficie.
También en estas dos localidades el agua del río socaba áreas en donde los restos que
estaban enterrados quedan expuestos. Miguel Romero, un vecino de Coneta de alrededor de
40 años, nos contaba que
para la entrada de Obras Sanitarias ('que se encuentra a la vera del Río Coneta-
Miraflores,), por la entrada esa hemos encontrado mucho y por donde se encuentran
unas piedras así de canto unos huesos.
El señor Ávalos nos contaba .que su padre encontró restos de esqueletos en las
barrancas de los arroyos en el pedemonte del Ambato:
Bueno, acá no podemos juzgar directamente si era indio o era que enterraban antes,
así, encontraron cadáveres enterrados.
- ¿Acá encontraron?
Claro, acá cerca. Y ahí encontraron otro, este, un muchacho que la trq/o a la cabeza
sola.
124
- ¿Sí?
S1 a la cabeza sola, que estaba enterrado.
- ¿Ycó,no la encontró?
Y, las lluvias grandes, ¿viste? (.) para las barrancas, se cree que han enterrado (.)
mi viejo lo vio, unas barrancas, barrancas les llaman a esos, los arroyos, barrancas
hondas, y como crecen mucho lo va comiendo y van desbanque? a las barran quitas,
y ahí mi viejo también encontró uno así.
- ¿Encontró un esqueleto?
Así enterrado.
Nicolás Romero, un joven conetero que es hijo de Miguel Romero, nos decía que
"acá se cuenta que acá vivían los indios Coneta... y que acá murieron y que dejaron
ranchos, cosas enterradas". La señora Marcchetti de Vaccaroni vive en Coneta, en una
propiedad que data de fines del siglo XIX. Su padre fue un inmigrante italiano cuya esposa
pertenecía a una "reconocida" familia provincial. En el pueblo se la conocía como "la
senadora", ya que se desempeñaba como representante del departamento Capayán en la
legislatura provincial hasta 1996. Su familia es parte de la élite local. Por otra parte, se casÓ
con un integrante de la élite de Miraflores, descendiente de inmigrantes italianos que se
asentaron en la zona .a principios del siglo XX. Su casa, en donde ñincionó la escuela de
Coneta antes de que se construyera el actual edificio a mediados del siglo XX, contiene
muebles señoriales, y guarda una colección de "restos de indios" que su padre fue juntando
junto con sus vecinos. Ella nos decía: "y bueno no te olvides que los primeros habitantes
del departamento Capayán fueron los indios coneta".
125
Por otra parte, los actuales habitantes de Coneta resignifican, desde su actual
"rivalidad" con Miraflores las adscripciones espaciales diferenciales de los antiguos,
discriminando entre los indios de Coneta y los de Miraflores. Martín, otro joven
miratioristo nos contaba que
los indios coneta (.) tribus que vivían en el pueblo vecino que son los culampagá
(.) vivían a/lado de Goneta en el lugar que ahora se llama Mirajiores y ahí el río
era parte de separación (..) sí en eso se separaban las tribus, la tribu coneta vivía
para la orilla esta del río (.) y los otros indios vivían hacia la otra brilla.
Así, los vecinos de los pueblos incorporan a los indios en el pasado del espacio
vivido. También se refieren a ellos como las raíces o hitos fundacionales de los pueblos.
Esto se manifiesta fuertemente cuando se señala que los huesos que se hallaron debajo de la
plaza principal de Coneta, ubicada enfrente de la iglesia, podrían ser evidencia de la
existencia de un cementerio indígena.
Porque ahí en la piacita esa según tengo entendido (.) que había sido un cementerio,
y bueno cuando trabajaron ahí encontraron (.) cómo voy a decir, los, unos huesos.
(Sra. Marchetti de Vaccaroni, Coneta)
- ¿ Y las cosas estas que han encontrado acá en la plaza, no sabe qué pasó?
Y bueno, las han tirado eso, porque ¿dónde van a llevar todo eso? Nada, todo, todo
tiraron, todo. lían sacado lo han tirado, han encontrado calaveras, algunos las
ten drán por ahí de reliquia en las casas haciendo de alguna cosita, pero acá no, todo
han tirado todo. Mire esa iglesia, el padre, no sé si usted lo ha sentido nombrar el
padre (.) ahí cuando ha hecho bajar un poco la vereda y todo, ahí había costillas
este, cosas de indios, huesos de indios, ahí esa parte, huesos, así que debe ser que
todo eso había, que antes cuando lo han hecho, han dejado todos los cadáveres
abajo, qué se yo.
- ¿Allá en la capilla?
Ahí en la capilla (.)
126
- ¿ Y han encontrado tiestitos y piedras o solamente
No, no, no, solamente costillas, esas cosas, ¿ha visto? (Rosa Avalos de Barros,
Coneta)
Hasta aquí hemos visto una de las modalidades a través de las cuales los actuales
pobladores del área en estudio tematizan la noción de ancestría. El reconocimiento de que
la zona estuvo habitada por indios remite a un vínculo fundamentalmente espacial. Dicho
vínculo, sin embargo, no implica que la gente se sienta "descendiente de" los antiguos, aún
cuando hubieran compartido el mismo espacio. Así, aún cuando los vecinos de Miraflores y
Coneta remiten reiteradamente a la existencia de "restos" arqueológicos y a diversos
discursos de "expertos" para avalar sus afirmaciones, a diferencia de los habitantes de El
Bañado que no tienen un contacto cotidiano con este tipo de "restos", en ambos casos la
distancia postulada entre los pobladores actuales y los "indios" es muy marcada, operando
como quiebre tajante respecto de una posible adscripción genealógica. De este modo, se
reedita la retórica hegemónica nacional y provincial que plantea que, si bien los indios
vivieron "aquí", son bien "otros" y "distintos" que los habitantes actuales. En otras
palabras, la distancia entre los "indios" y el presente es absoluta (Briones 1988), siendo
confinados los indios, al igual que sus "restos", a la pre-histona no sólo provincial, sino
también local.
Hasta aquí hemos visto que los pobladores actual es—especi almente de las áreas
urbanas de Coneta y Mirafiores—se refieren "los indios que habitaban aquí" mayormente
como sus antecesores espaciales. Sin embargo, el vínculo con los "indios" tiene sus matices
cuando se pondera la posibilidad de que también sean sus ancestros temporal y
sustancialmente hablando. Por ejemplo, existen distintos niveles de enunciación en los que
los entrevistados pueden situarse en una misma entrevista, marcando diferencias entre lo
que se debe/puede, lo que se quiere y lo que se sabe decir o hacer (Briones 2004). Tal es el
caso de Rosa Avalos de Barros cuyo relato a primera vista puede resultar un poco
contradictorio:
127
Tengo un sobrino mío, dice que estaba la madre ahi que le preguntan "Aquí son los
mapuche? ". "Bueno, nosotros descendemos de ellos, nosotros somos indios, somos
indios nosotros también, civilizados, ya somos civilizados". "Pero" dice, "señorita, si
todos nosotros somos indios, alguno sabrá ser italiano, alguno (.) ", decía, "pero en
mi casa papá es indio, papá es de descendencia india" y dice mi cuñada que se quería
morir cuando le dice que éramos. Y si somos indios, m 'hja, que somos indios
civilizados ya somos de otra época nosotros, no somos de la época de ellos. S1 creo
que existen algunos indios creo yo.
- ¿Pero así como vivían antes?
Ah, no, ya no, acá ya se ha perdido todo eso. Ya no es tanto, ya no es, ya es todo
civilizado es más, la parte que han pasado de los indios, cómo vivían (.) Salta, no sé
si usted ha visto la parte que ha pasado de documental, pero eso existe dice que de
ahí venía el cólera ¿ha visto?, de toda esa parte, viven todavía indios, porque yo lo
he visto pasar este, en el verano lo he visto pasar a todo. Viera, uno dice horrible
pero son humanos, que están algunos chiquitos, desnutridos, qué sé yo, que no tienen
qué comer, pero la cara de ellos es horrible, las madres, todo eso le digo yo, que
para esa parte existen todavía indios, pero acá no.
-.No,acáno?
No, para acá no, ya, ya se ha perdido. Por supuesto que hemos quedado nosotros,
como yo les digo a los chicos, nosotros somos indios, somos indios nosotros.
128
un lugar de preferencia a los "inmigrantes" frente a los "indios" (Briones 1998 b), tomando
la forma de que sus vínculos con la población actual tienden a ser obliterados.
129
imaginada (Anderson 1990) de acuerdo a la retórica civilizatoria. Mientras que el
componente indígena es más reconocido cuando se tematiza una filiación temporal de
descendencia que cuando se tematiza un vínculo espacial de co-habitación, se lo reconoce
con vergüenza frente a otros "otros" internos no vergonzantes tales como los inmigrantes.
Pero aún dentro de lo indígena, se establecen graduaciones que marcan la diferencia
temporal entre los indios de antes y los habitantes locales y, paralelamente, entre los indios
locales ylos de Salta.
Como hemos visto, los habitantes del área consideran—con diferencias según
residan en los pueblos del pedernonte o en el fondo del Valle—que ellos y los indios han
vivido en el mismo espacio. Sin embargo, establecen matices cuando se pondera la
posibilidad de que "los indios" sean ancestros temporal o sustancialmente. Así como doña
Rosa enfatizaba en su filiación discontinuidades culturales, re-centrando la retórica
civilizatoria, en otros relatos la filiación se relativiza señalando diferencias biológicas entre
"los indios" y los actuales pobladores, marcando diferencias racializadas. Así, algunos de
los entrevistados se consideran como descendientes de "raza india". Según Don Carmen
Sosa los pobladores actuales, son una "cruza":
- ¿ Qué indios eran (los que vivían en Miraflore.$)?
Ay no sé, claro después (.) ya se han afincado por ahí acá los humanos (.) claro la
gente esta (los indios,) (.) la Biblia, cristianos no eran, no confrsaban ni comulgaban
ni bueno nada. Esa gente (los indios) ya se ha ido (.) a otras naciones y se han
quedado nomás ahí al norte, Jujuy, Ledesma, ahí ya hay cruza pero indios de antes
puros no. -
- Indios puros ya no
No, ya no, tal vez habrá para otras naciones pero para el norte hay cruza.
- ¿ Y acá hubo cruza por esta zona? -
Bueno, aquIno.
No, claro en Jujuy, Salta, Tartagal todo eso, al norte, Tucumán, el araucano, bueno,
esos rasgos
- ¿Acá no hay nadie que sea descendiente de indios? .
130
No, no, no, aquí no. Hay por ahí familias que usted ve una persona, (.) usted los ve,
mira, son indios ya en el corte de cara, las orejas, lodo igual que el indio
- ¿Gómo es el corte de cara de ... ?
Y bueno es más caretón, ¿no? No es igual que nosotros, cardán, negro, orejudo, la
mirada todo eso (.) descendencia de indios ve, que los antepasados han sido indios,
ya ha venido de la madre, ha venido del padre, habrá tenido una cruza vaya a saber,
y bueno sale alguno así (.) este hombre ya le digo (.) ci padre también (.) el
abuelo mío (.) así algo de indio (.) la facción de la cara grueso, no igual que ci
humano que ahora ya tiene otro modo de ser.
131
Carmen re-inscribe aspectos centrales de las nociones hegemónicas de mestizaje y
blanqueamiento como procesos tempranos que marcan un presente des-indianizado.
Martín, el joven habitante de Miraflores que sugería que en los museos arqueológicos
las piezas provenientes de los pueblos debían llevar el nombre de los mismos, también re-
centra elementos de sentido de la retórica racista que remarca la actual "cruza" de la
población local. Aún cuando reconoce que todos los habitantes locales tienen "raza de
indio", destaca que la gente ahora está "más civilizada", y que se han cruzado con la "raza
española", que eran "blancos". Por el contrario, caracteriza a los integrantes de la "raza de
indio" son "feos", "chiquitos", "negros":
Bueno yo creo que (en Coneta) vivía gente como nosotros con nada más que sin
saber, sin la lengiia que tenemos, sin saber lo que nosotros sabemos todo eso ... no sé
pienso yo indios negros así.
Don Avalos, por su parte, señalaba la preferencia por el componente español por
sobre el indígena de la matriz hispano-indígena criolla de la población local que, además ya
es más civilizada:
¿Por acá había indios todavía cuando usted era joven?
No, ya no, ya estábamos la gente más toda civilizada la gente (.) La raza de indio,
la mayoría raza de indio, existía, todos (.) tenemos lodos raza de indio, casi todos,
mi finada abuela bueno ella fue más vale raza de española, por ejemplo el abuelo
mío, la parte de mamá también era raza de e.spaño/a, eran blancos. En cambio ya ini
abuelo, ¡aparte de mis padres eran raza de indios, chiquitito, negrito.
132
operado y me decía que no era raza argentina sino era raza de antes. No sé cómo
me decía que yo tenía sangre de toros porque cuando los operan usted ve que
quedan, díficil se han muerto.
La distancia de los "antepasados indígenas" cobra más fuerza cuando los actuales
pobladores se refieren a los indios que viven o vivían "allí", en otros lados (Pizarro 1996).
El allí se refiere a la montaña, al oeste de la provincia, a Salta, al norte, o a lugares que
muestran los documentales en la televisión. Esta acepción de las representaciones locales
sobre los indios se relaciona con los elementos de sentido provenientes de los discursos
mediáticos que documentan las formas de vida de los indios actuales y los hallazgos de
restos materiales de sociedades indígenas pasadas en otros lugares. Las "cosas de indios"
que se encuentran en otros lados son apreciadas por su valor estético e instrumental.
Cuando se trata de los indios que vivían antiguamente en el área bajo estudio, los
habitantes actuales los ubican espacialmente en la montaña y algunos dicen que "bajaban" a
los pueblos para pelear o robar, tal corno nos comentara el Señor Oliva, un vecino de
Coneta de alrededor de 70 años
Para el lado de la quebrada (de San Lorenzo, por donde baja el río Con eta-
Miraflores,) había mucha indiada (.) indios calchaquí (que) se iban a robar para la
ciudad (San Fernando del Valle de Catamarca). -.
133
Raúl Pacheco, de alrededor de 50 años, nació en Miraflores y trabajaba en Obras Sanitarias
de la Provincia de Catamarca, en la planta de tratamiento de agua potable que está al pie del
cerro. Nos contó que allí "hay vestigios de que realmente ha sido habitado por indios,
morteros y cosas que se encuentran acá abajo (en el pueblo) también". Él decía que los
indios que vivieron en la zona eran "quilmes", que "después fueron corridos y atravesaron
para Pomán y despuésfueron corridos y se establecieron en Santa María". Ante la pregunta
de por qué fueron corridos respondió que fue "cuando Felipe Varela venía de Salta, que
andaba combatiendo con indios. Inclusive en Miraflores hubo asentamientos de caudillos
que estuvieron viviendo, no sé si el mismo Felipe Varela".
Tal como lo señala Escolar (2003), los huarpes de Cuyo son asociados con la figura
del Chacho Peñaloza y con sus montoneras. En los años posteriores a la caída de Rosas, los
antiguos federales habían seguido gobernando en la mayoría de las provincias del interior,
con la aquiescencia de Urquiza. La mera oposición entre unitarios y federales fue
desplazada por el antagonismo Buenos Aires-interior que se reavivó durante la década de
1860 (Halperin Dongui 2002). Esta situación produjo una crisis que en Catamarca fue
conocida como "la noche de los siete años", período comprendido entre 1861 y 1868 en el
que se sucedieron cerca de quince gobernadores 2 .
Felipe Varela no tenía en común "con el caudillo clásico el arraigo en una bien
delimitada base territorial cuyos recursos humanos y materiales le ofreciesen su principal
capital material y político" (Halperin Dongui 2002:43) y fue derrotado en Pozo de Vargas
por Octaviano Navarro, jefe del federalismo catamarqueño que se había pasado a las filas
de los liberales y que sí contaba con una gran influencia en el territorio catamarqueño
2
Por otra parte, la tensión Buenos Aires-interior de la comunidad imaginada nacional es reproducida desde el
saber popular como capital de Catamarca-interior de la comunidad imaginada provincial. Así, Carlos
Vil lafuerte describe a la Catamarca de 1869 como una
aldea mediterránea (que) se hallaba todavía bajo el injhdo de las luchas montoneras, cuando se
abandonaban los campos y los culllvos para entrar en las luchas intestinas. Recién se había salido de
"la noche de los siete aíios "y empezaba a encausarse hacia un gobierno de orden y progreso (1988:135,
comillas en el original).
El orden y progreso civilizatorio, centrado en la capital de la provincia, se tradujo en la construcción de
grandes obras, entre ellas el trazado de caminos hacia el oeste catamarqueño desde donde Varela organizaba
sus montoneras.
134
debido a las relaciones de patronazgo que mantenía su• familia en distintos puntos de la
provincia. No obstante, no es menor el hecho de que en el sentido común provincial su
figura connote las clásicas montoneras de los caudillos y sea vinculada no sólo con los
marginales rurales sino también con el fantasma de los indios.
A su vez, las montoneras de Felipe Varela son asociadas también con las rebeliones
de los indios calchaquíes del siglo XVII por algunos intelectuales contemporáneos de
Catamarca. Cabe señalar la obra del poeta Claudio Sesín (1993); entre otras. Aquí, la
asociación del caudillo Felipe Varela con los indios "quilrnes"—de los valles calchaquíes-
y con su huida hacia la localidad de Santa María—ubicada en dichos valles—, remite a la
cercanía de dos tropos identitarios locales: "los indios" y "la gente de campo", quienes
compartirían su condición de oprimidos por élites locales, provinciale's y nacionales. Este
vinculo entre "los indios" y los padres y abuelos de los actuales pobladores locales también.
se pone en evidencia en la valoración positiva de las habilidades tecnológicas: todas las
"cosas de indios" están muy bien "laboreadas" (trabajadas). Corno veremos a continuación,
su esfuerzo para subsistir en un medio inhóspito, equiparable al de los padres y abuelos de
los actuales habitantes es significativamente puesto en contraposición con la dejadez actual,
con su "vagancia". En estos relatos se produce un acercamiento relativo (Briones 1988)
entre los "indios" y la "gente de antes", ya que en el presente de la enunciación se habrían
degradado los valores positivos que se les adjudican tanto a los "indios" corno a los "padres
y abuelos" de los pobladores actuales.
135
José Amado Bustamante, un vecino de Miraflores de alrededor de 70 años que había
nacido y había criado a su familia en un puesto cercano nos contaba:
Todavía están las pircas, bien hechas, de piedras grandes anchas así que están llenas
demorteros(.)
- ¿ Usted nunca encontró nada así que haya sido de morteros, cerámicas?
Y claro morteros, si piedras pa 7 cerro hay muchas, había que ya las han traído a
todas, la gente que ha salido lo que hallaba traía.
Allá para el lado del norte, donde voy yo, porque tengo un primo ahí que tiene
hacienda que voy siempre, ahí encontré las hachas, una chica y una grandecita
- ¿ Usted las encontró?
S1 estaban en la tierra. (Don Ávalos, Coneta)
Por otra parte, se cree que los dibujos que hay en las cosas de indios eran los nombres
de ellos, o símbolos que mostraban que todos pertenecían al mismo grupo.
(Los indios dibujaban) las vas/as (para) ponerle nombre para saber de quién eran
(.) como adornos (.) como nosotros (.) las tacitas en los modulares para que
queden lindas. (Martín, Miraflores)
También, se asocia las cosas de indios y los relatos sobre su vida con hechos mágicos
o sobrenaturales, leyendas y tesoros (Granizo 1995). Por ejemplo, se los vincula con tesoros
escondidos y con luces que indican dónde se ocultan las cosas perdidas.
Luces (.) cosas que dejaban los indios en años atrás, cosas que se encuentran en los
campos, tinaj itas (Antonia Molina de Ponce, Coneta)
136
indios", remitían a creencias mágicas vinculadas con la vida de campo de antes. Tanto él
como Don Molina, Don Carrizo y Don Arce señalaron que estas leyendas antiguas sobre el
"cacuy", el "crespín", la "mulanca", la "salarnanca"—entre otras—hoy no son creídas
debido a que "ahora hay más inteligencia". El género de las leyendas permite que los
narradores de las mismas pongan en duda la veracidad de los hechos narrados, generando
un clima de irrealidad y fantasía, y el narrador señala su distancia con respecto a los
mismos a través de distintas modalidades—ya sea distanciándose de los protagonistas que
son caracterizados como borrachos, o impersonalizando el saber local colectivo con la frase
"dicen que":
Dicen que hay una piedra que está un encanto, bajo la piedra dicen que hay oro, si
alguien quiere tocarlo no lo podría sacar, se desaparecería, a otros los agarraba la
tormenta si iban con mala intención, no les puedo asegurar porque es un cuento (don
Valdéz, Coneta)
Si bien no todas las leyendas incluyen a los indios como protagonistas, son relatos
que se ubican en un tiempo-espacio liminal, fantasioso e incierto (Escolar 2003), en donde
la "civilización" y la racionalidad occidentales aún no han llegado. Algunas de estas
leyendas—sobre la "luciérnaga", la "luz mala", el "duende del cerro" y el "grito"—fueron
recopiladas por un intelectual catamarqueño, Joselín Cerda Rodríguez, en su libro
Hablemos de nuestras raíces, quien construye a la identidad provinciana a través de la
articulación de elementos hispano criollos y amerindios. Tiene por objetivo• rescatar del
olvido a la tradición indígena, planteando que
no todo está destruido y lo sentimos en una danza, una canción, en el perenne tinte
de la piel, en un apellido, en un modo de ser particular, pero más que nada en la
presencia viva y palpitante de numerosos pueblos con sangre nativa aunque
comprimidos en las fronteras de cada país (1988:16).
137
indios, como la de los padres y abuelos de los habitantes actuales—eran mejores que los de
ahora. Así, el buscar o prestar atención a las señales de los "indios" mejoraría la situación
actual.
Por otra parte, las "cosas de indios" adquieren un valor emotivo y comunitario muy
particular, que se relaciona con la construcción local de la identidad y la atribución de locus
fundacional a la población indígena del área. En el próximo capítulo nos referiremos a las
valoraciones locales de determinados lugares y personajes como locus fundacionales, pero
es interesante señalar acá que también se les asigna un valor fundacional a "los indios".
Así, cuando se realizaron reformas en la Iglesia de Coneta, se excavaron terrenos aledaños.
En dichas tareas aparecieron restos óseos tales como "cabezas, bracitos, calaveras, y esas
cosas" que, justamente, se encontraban debajo de los típicos lugares fundacionales: la
iglesia y la plaza del pueblo. Bajo esta construcción se dice que podría haber existido un
cementerio de indios.
Corno hemos visto, algunas personas que encuentran "cosas de indios" las llevan a
sus casas y las coleccionan, en una especie de sedimentación realizada durante su vida
cotidiana. Así estos restos pasan a fonnar parte del inundo de la vida, cargándose de un
valor simbólico de reliquia, a diferencia de la operación técnica' que realizan los
arqueólogos.
Además de ser reliquias, estas cosas son coleccionadas como parte del capital
histórico-funciaciónal de las localidades, específicamente de Coneta y Miraflores, ya que
como hemos visto en Los Puestos del Norte las "cosas de indios" no se encuentran tanto.
138
Yo he tenido (cosas de indios) pero les he dado a mis nietos para que las tengan de
recuerdo. (Roque Valdéz, Coneta)
(Le doy,) valor a las cosas de indios (que tengo en mi casa) porque cran de mi padre,
otra gente no sabe (...) El doctor Suliani dice que la venda (la baiea) porque él
quiere hacer como un tipo museito con cosas que le van dando, cositas así antiguas,
(...) la gente le da (...) en Los Angeles le dieron oil/tas antiguas, el tiene en donde
recibe en el consultorio ('en la ciudad). (Sra. Molina, Miraflores)
Una vez yo la escuché a mi mamá decir eso ¿ vistes? (.) que había entrado gente
(buscando cosas de indios) no con el con el valor que uno les da sino quizás para
hacer un poco de comercio
- ¿ Usted qué tipo de valor le dá?
Y bueno es algo que ha sido de nuestros antepasados. (Sra. Marcchetti de Vaccaroni,
Coneta)
Cabe señalar que, en este caso, la noción de ancestría que formula la Sra. Marcchetti
de Vaccaroni connota una ligazón más temporal que sustancial (Alonso 1994), lo que
permite que aún siendo hija de inmigrantes se refiera a los "indios" como "nuestros
antepasados".
En otros casos, los lugareños valoran las costumbres de los antiguos, su esfuerzo por
lograr reproducir la vida a través de su trabajo, comparándolo con la dejadez actual de la
gente del pueblo que no quiere trabajar:
139
Hacían pircas yo sabía preguntar también porque hay unas quebradilias en el cerro
que los indios hacían (.) ya hacían pircas (.) por ejemplo (.) una pirca, y en el
medio, otra pirca, para depositar el agua, se da cuenta, para las pasturas (.) el
agua, deposita y se detiene (.) era para las pasturas. Ahora no, ni saben para qué
sirve eso, todo eso eran cosas de los indios, y calculo que en aquellos amos tenían
esas cosas, yo he visto en el cerro muchísimas pircas, de los indios. (José Amado
Bustamante, Miraflores)
Vio, eso se hacía antes, se trabajaba, por eso lo que ahora no hay gente, no saben lo
que es moler, nada, nada, molerlo, como lo llamamos nosotros en su (.) eso es un
trabajo duro, duro. (Don Carmen Sosa, Miraflores)
Inclusive hay obras de riego que se ven, obras de riego en el cerro, cómo llevaban el
agua para regar todos los pedacitos que plantaban y hace ver que eran mucho más
trabajadores que actualmente y usted ve que en ese entonces hacían obras de riego,
largos caminos de piedra que no pueden haber estado solas ahí las habrán puesto.
(Maestro de la escuela de Coneta, vecino de Concepción-localidad vecina)
Por otra parte, don Valdéz identificó a los indios con los "diaguitas" y se señaló que
hacían comidas semejantes a las que, como veremos en el capítulo 4, se dice que comían
los padres y abuelos de los habitantes actuales. Asimismo, los caracterizaba por el cultivo
de la tierra, cultivos iguales a los que realizaba "la gente de antes", y por el tejido de mantas
y ponchos:
Primero hacían una harina de algarrobo, ¿entiende? después a esa harina la
zarandeaban, le sacaban toda la semilla toda la cáscara quedaba polvo nomás y ahí
molían el mistol le sacaban la semilla al mistol y hacían unas bolitas así que le
llamaban bolanchao, en la palabra de ellos decían bolanchao después molían el
maíz para hacer la chicha y sin embargo para hacer nuestras comidas ahora que
nosotros llamarnos locro mazamorra todas esas cosas ellos habrán sabido hacer (...)
(la clase de indios que había) eran los diaguitas, que sembraban poroto, batata,
maíz, zapallo (.) el agua la cargaban en una tinaja de barro y la Iraían de 400 rnts,
140
alzaban el uso y lo llevaban nieta hilar, eso lo he visto yo, ahora no, por el oeste•
hilan la vicuña, la llama pero aquella gente hilaban la ¡ana de ove/a, en Tinogasta
he conocido una gente que trabajaba la lana de vicuña.
Como hemos visto, estos relatos locales sobre el pasado enfatizan positivamente las
habilidades tecnológicas, todas las "cosas de indios" están muy bien "laboreadas". Esto es
relacionado con el esfuerzo de los indios para subsistir en un medio inhóspito. A veces las
"cosas de indios"—especialmente los morteros, y en la época en que se molía maíz las
manitos—son re-utilizadas, convirtiéndose en parte del capital tecnológico local, por lo que
mantienen el valor positivo de la laboriosidad de los indígenas y potencian la
caracterización de los padres y abuelos de los habitantes locales que eran laboriosos y muy
dedicados al trabajo en "tiempos de antes".
Dentro de estos últimos, los arqueólogos son los que realizan la manipulación
instrumental de los restos de los "indios" a través de sus excavaciones y de sus estudios.
Son ellos los que se llevan los materiales encontrados, hecho que es justificado porque no
sabrían qué hacer con ellos pero, sin embargo, los habitantes locales dicen ser "concientes"
de esta intromisión.
141
He llevado a un, a un muchacho que estaba estudiando arqueología (.) A la orilla,
(.) a la loma del cerro, donde hay vestigios de viviendas de morteros, de trabajos en
piedra, y eso es una cosa que él ha rescatado para él, para sus estudios pienso yo, y
yo estoy concienle de eso. (Maestro de Coneta, que vive en Concepción)
Corno hemos visto, los habitantes locales tienen un conocimiento práctico sobre las
cosas de indios que proviene de su vida cotidiana. Sin embargo, reconocen que las "cosas
de indios" presentan mn interés diferente para su saber práctico que para el saber científico:
Bueno, prácticamente no le doy importancia, no le doy importancia, ustedes (los
investigadores,) le dan importancia porque ustedes lo estudian, para el día de
mañana sacar todas esas conclusiones, enseñar a los demás lo que es las cosas de
antes. (Miguel Romero, Coneta)
Así, la ciencia arqueológica se erige como fundadora de un saber que queda fuera de
la posible "autoridad" discursiva de los lugareños. Sin embargo, ciertos grupos sociales
locales valoran positivamente la presencia de arqueólogos en la zona, al vislumbrar la
142
posibilidad de que, gracias a ello, las localidades puedan "pasar a la Historia". Por ello,
tanto los maestros corno los funcionarios políticos apoyan el desarrollo de estas actividades.
Sin embargo, si bien se asume que los que saben son los científicos, los lugareños
también investigan las "cosas de los antiguos":
Encontramos un jarrón y ahí excavamos (..) óseo (.) humanos supongo de indios
(.) calaveras que llevaron a la Universidad al museo de la provincia (..) a ellos [a
los que encontraron los restos] lo que les interesaba era llevarle a algún
antropólogo más o menos para que le diga más o menos los años y de qué tipo (.)
después les conté a los chicos míos y parientes de Buenos Aires excavaron sacaron
un jarrón con una pintura espectacular, yo la lavé con detergente para ver si se
borraba y no se borra (.) yo no lo llevé nunca, lo iba a llevar a un museo para que
se investigue clin etal por lo menos. (Raúl Pacheco, Mirafiores)
143
A pesar de que los "antropólogos" tienen un conocimiento específico, esto no
inhabilita a los lugareños para realizar sus propias interpretaciones, para contarles a sus
chicos y parientes, para excavar y probar la calidad de la pintura del fragmento. El
entrevistado sabe que el jarrón es un objeto con valor científico, pero por algún motivo no
lo lleva a los coleccionistas habilitados legítimamente para poseer dichos bienes
(Universidad, Dirección de Antropología, Museo Adán Quiroga). No solamente se lo queda
él, sino que lo manipula, lo investiga.
Roque Valdéz manifiesta que sabe reconocer las sepulturas de los indios de acuerdo
a cómo están ordenadas las piedras en la superficie:
Le quiero explicar que nosotros tenemos conocimiento que esto son sepulturas de
los indios porque otras personas más de antes que nosotros nos supieron decir y yo
he cavado en otras partes no en estas pero he cavado con un hermano mío y hemos
visto que la tierra estaba grasienta entonces hemos comprobado que es cierto que
son este sepulturas de indios por la forma de que ponen las piedras y bueno para
nosotros como le digo no... lo poco que nos han contado lo contamos nosotros
- ¿y cómo sabe ¡aposición de las piedras?
Porque están plantadas, querido, a la vuelta ¿me entiende? como un círculo y una
piedra alta está en el centro siempre más alta.
Los habitantes locales le otorgan alguno o varios sentidos a las "cosas de indios":
valor emotivo, identitario, instrumental, comercial, científico. La mayoría lo hacen desde
un conocimiento no científico, aún cuando realizan actividades tales como excavar,
experimentar, restaurar y/o coleccionar. Esto muestra que los distintos procesos de
relacionarse con el patrimonio cultural (Ciselli 2001, García Canclini 1992, Merridan 1996,
y Olivas Weston 2001) como manifestación pública del pasado no son competencia
exclusiva del campo arqueológico. Lo que diferencia a la lógica práctica local de la lógica
teórica científica es el tipo de proceso de conocimiento y de marco clasificatorio que los
expertos ponen en juego; así como las pretensiones de verdad a las que sus conclusiones
pueden aspirar; y, el poder y legitimidad de dicho discurso corno constructor de la realidad.
144
Esto no impide que muchos de los habitantes locales se consideren conocedores de
las cosas de indios y que tengan ciertas pretensiones de verdad con respecto a las
interpretaciones que hacen de ellas. Sin embargo, algunos son concientes de la importancia
para la "revitalización" de la identidad local que tendría el hecho de que "las cosas de
indios" sean re-presentadas por el discurso sobre el pasado que es reconocido como válidó
socialmente. Dentro de este discurso legitimante se incluye tanto a la historia científica
como a la historia escolar:
Valor no sé ... curiosidad más que nada de cómo se hacía en otras épocas más que
eso no valor arqueológico histórico no creo ... por el poco nivel cultural algunas
personas no lo llegaban a valorar (.) en este pueblo el 80% no sabe lo que es 'un
objeto) ni la historia que pueda tener por la falta de injbrmación ... pienso que el
colegio secundario que tienen acá por lo menos algo que estudien de historia de la
zona pero sería importante también que practiquen con los chicos la parte de
arqueología de la zona que todos sabemos que ha sido indígena. (Raúl Pacheco,
Miraflores)
Este lugareño cree que el sentido científico, sobre todo, recién es conocido a través
de la escolarización, es decir, a través de una de las maneras en que el discurso hegemónico
teatraliza el, patrimonio y legitiina al saber científico como aquel capaz de organizar las
interpretaciones verdaderas y expandirlas. Briones (1995) enumera diversos recursos
mediante los que el discurso hegemónico define las identidades: las instituciones, los
iconos sagrados, la memoria, la Historia y las prácticas cotidianas, entre otros. García
Canclini (1992) hace referencia a las distintas fonnas en que el patrimonio cultural es
teatralizado como símbolo de identidad.
145
interesa tales cosas a mi, ¿por qué? Porque ya como yo no lo estudié, no estudié,
para poderlo explicar mejor, o para, sí mejor dicho para explicarlo mejor, qué
signfica, qué signficó traer esas cosas de antiguo, ¿inc entendés cómo es?
- ¿ Usted cree que nosotros tenemos que interpretar las cosas esas?
Por supuesto, ustedes van a interpretarlo, ustedes van a enseñar a, ustedes como han
visto y todo, ustedes van a enseñar a aquel que (.) ustedes ya llevan como una
leyenda todo esto, ¿o no?
- Como una historia
Como una historia, antes se le decía leyenda y es una historia, realmente es una
historia, claro, todas esas cosas, héroes de antes
- ¿ Usted piensa que tenemos que, todo esto de los indios.
Todas esas cosas ustedes las tienen que sacar y, y llevarlo ya con estudios, sacarle
fotos para que vean las piedras, cómo las laboreaban antes los indios, por dónde
entraban, (..) cómo cocinal,an y todas esas cosas. (Roque Valdéz, Coneta)
Según este fragmento, la misión de los arqueólogos es hacer conocer "esas cosas de
antiguo", a partir del sentido científico que el marco clasificatorio disciplinar le otorgaría a
las "cosas •de indios". Este saber los habilitaría a conocer lo que realmente Son,
objetivándolos. De esta manera, en conjunción con lo que planteaba don Pacheco, si la
historia escolar incluyera el conocimiento sobre "los indios que vivían allí", la identidad
comunitaria se revitalizaría.
Por otra parte, los habitantes locales saben también, dado el valor comercial de
algunas "cosas de indios", ni siquiera los arqueólogos están exentos de entrar en el circuito
comercial que es "mal visto" pero muy redituable. Así, Raúl Pacheco se refirió a ciertas
personas que venían a investigar:
Siempre venía gente que después nie enteré que (..) era gente que ya se dedicaba a
de esos famosos que hay robadores de arqueología de la zona, gente que venía de
Córdoba porque eran de la Universidad de Córdoba (.) que eran antropólogos,
inclusive en varias oportunidades nosotros los perseguimos y hemos llegado a
descubrir que (.) hay un cementerio indígena (.) la gente esta (.) cavaban
146
excavaban llevaban un montón de aparatos sacaban y después cargaban en autos
que andaban (.) dijeron que eran ingenieros investigadores de la Universidad de
Córdoba que andaban por todo e/país sacando no sé muestrarios de la zona pero
no eran muestrarios porque llevaban cosas.
Aquí no queda claro si para doñ Pacheco esta gente era o no "antropólogos"; sin
embargo, los relaciona con un ámbito donde se legitima el saber científico (el campo
arqueológico) y, paradójicamente, los caracteriza como "robadores de arqueología",
quedando ambiguo si los ve corno comerciantes no científicos o como científicos
comerciantes. Si bien en otro momento de la entrevista valoró positivamente el
conocimiento arqueológico, en este contexto descalifíca su práctica, atribuyendo a los
investigadores la calidad de ladrones.
Ahora bien, ¿por qué son ladrones? ¿Por qué cree que está mal que hayan sacado las
cosas? Según su opinión:
Nosotros mismos tenemos que ser custodio porque eso son patrimonio de la zona y
son cosas de un valor incalculable. ¿Sabés lo que va/e una pieza arqueológica de
esas? muchos no las llevan para estudiar sino para la venta.
Aquí discrimina el valor comercial dél científico, pero también hace referencia al
patrimonio de la zona o local. Cabe preguntarse ¿cuál es el otro patrimonio al que lo está
oponiendo? Al provincial parecería que no porque:
De la Universidad de acá de Catamarca no he visto gente que haya venido (.) no
eran de la Universidad de acá de Catamarca eran ingenieros antropólogos decían
(.) estaría ajávor de que sí se estudie se investigue se le enseñe la cultura indígena
que en esta zona se sabe que existía. Lo que no estoy de acuerdo es que vengan
otros como ingenieros antropólogos que vengan, caven, experimenten y se lleven
las cosas a otros museos (.) el contralor de eso deberían ser las delegaciones
municivales de la zona y el estudio lo tendría que hacer la Universidad Nacional de
catamarca (.) [poner] un mu.seo en esta zona no sé (.) pero fhabría queJ poner
147
en el museo de la provincia que esto fue encontrado en la Quebrada de San Lorenzo
en Coneta, Miraflores.
También se sugiere que las "cosas de indios" deberían ser puestas en un museo, junto
con las cosas antiguas más contemporáneas que dan cuenta de la laboriosidad de los
antepasados, tales como "manitos", telares rústicos, "frezadones", lazos, tinajones,
canastas, la piedra del molino y "todas esas cosas que no se usan más".
Cositas de antes, como ser las que venían antes, ve, que venían esas manitos de
piedra, ¿vio?
-qué manilos?
(.)
y para moler el maíz, que se molía en aquel tiempo.
(A las cosas de indios habrá que) Ponerlas en un museo para que toda la gente lo
vea, conozca y sepan qué eran que clase de indios habían acá, habitaban acá.
(Martín, de Miraflores)
148
Aquí, se estaría reforzando positivamente la idea de que antes de la llegada de los
"adelantos" (vinculados con la modernidad) los habitantes locales sabían ser trabajadores y
laboriosos, hecho que debería ser destacado y mostrado al público local y nacional. Por otra
parte, el deseo de que se nombre a su localidad en otras instituciones provinciales donde se
teatraliza el patrimonio también es señalado por Martín:
[Habría que] llegarle a la gente por las radios o la TV de la provincia, que sepan
dónde hay valores arqueológicos, y que se enteren de dónde venían ellos, que no
piensen que porque son de la ciudad (capital de la Provincia) que van a ser los
sabiondos o cualquier cosa, que sepan de quién vinieron, de los indígenas que eran
unas pobres personas que se sacrificaban para mantener a sus familias en el medio
del monte.
Los maestros de las escuelas de Coneta, Miraflores y El Bañado saben que el área
en la que ellos trabajan había estado habitada antes por los indios. Duiante el período en
que realizamos nuestro trabajo de campo, las escuelas de Coneta y Miraf1ores eran de 2°
Categoría. Esta categoría agrupaba a las escuelas consideradas alejadas del radio urbano;
contaban con un director y un maestro por grado o ciclo; el plantel docente era de entre 10 y
15 docentes. La segunda escuela de Miraflores y la escuela de El Bañado eran de 3° Categoría.
Esta categoría agrupaba a las escuelas consideradas ubicadas en zonas desfavorables; contaban
con un director con clase anexa y no más de dos maestros de grado a cargo de secciones
múltiples (dos secciones que agrupaban, cada una, a los tres niveles de cada ciclo); el plantel
docente era de entre 1 y 2 maestros.
149
transmitir el conocimiento sobre las formas de vida de los indios que allí vivían a sus
alumnos. Sin embargo, hemos observado que las intenciones de los docentes de privilegiar
lo local quedaban en un mero voluntarisrno a la hora de seleccionar los contenidos
cun-iculares. Dentro del área de Ciencias Sociales enseñaban la historia, como
tradicionalmente se lo ha hecho, de acuerdo al calendario escolar, a las efemérides
(Zelmanovich 1994)..
Y en los grados, bueno en los grados bajos la tratamos como un cuento, tratamos de
ir fijando las fechas principalísimas, y que ir ubicándolo al niño en la línea en la
recta de la historia para que no se confunda (.) y las fechas que salen en el
calendario, o sea el 5 de julio, ci 25 de agosto en cuanto a Catamarca (.) a nivel
nacional el 25 de mayo, el 9 de julio, 20 de junio, esas fechas, también 17 de agosto,
11 de septiembre. Y bueno sobre esas fechas en los grados bajos contamos lo que ha
sucedido en ese tiempo. (Maestra 1, de Con eta)
Claro y en los otros grados se va ampliando, profundizándose (.) más los temas
esos como ser fundación de Catamarca, bueno más amplio que lo que ella toma en
segundo y en tercer grados sL (Maestra 2, de Coneta)
También los actos escolares que se realizaban en las escuelas del área de estudio son
momentos en que se teatralizaban los hitos fundacionales del pasado, marcándose las raíces
identitarias, los orígenes. Cabe preguntarse acerca de qué orígenes se trata. Las fechas
conmemoradas en el calendario escolar tienen que ver con las aquellas relacionadas con la
constitución del estado-nación, con el origen de la Nación Argentina, es decir, con la
construcción de la identidad nacional. También están incluidas aquellas fechas que refieren
a la identidad provincial, mientras que existe un vacío con respecto a la identidad local.
150
importancia de estudiar la historia de la provincia, pero la imposibilidad de trabajar sobre la
historia local:
Pero nosotros nos vamos más específicamente a la provincia a la capital y no a la
historia del pueblo donde cada uno vive porque es en general lo que uno da, es en
general. De por sí el niño llega a cuarto grado y tiene una lectura pobre, una
escritura más pobre, entonces las ciencias sociales se relegan un poco para dar más
tiempo porque este chico va a llegar a séptimo grado sin saber leer y va a fracasar
en el secundario, entonces tomamos las cosas claves por eso es que nosotros
habíamos pedido que durante toda la primaria se estudie Gatamarca, se llegue afin
de los cursos con la Argentina nada más.
Señalaba que el pueblo corno tal es estudiado en tercer grado, pero haciendo
referencia a la actualidad.
Además tercer grado yo creo que es especialmente el pueblo /0 que se estudia, pero
siempre se lo toma no en base a lo que ha pasado sino al presente, se toma, se
estudia Coneta y se lo lleva al chico a ver la Municipalidad, los edficios públicos.
Cuando se referían a los indios que habitaban la zona durante sus prácticas, los
docentes hacían una analogía entre cómo vivían los indios locales con los conocimientos
sobre las costumbres de otros indios que aprendieron durante su formáción.
Bueno, yo por mi parte sé que en çste lugar habitaron los indios Coneja, ¿no es
cierto? y ahí han dejado huellas que se encuentran por ejemplo en La Quebrada, los
chicos hablan de (.) un mortero (.) que hay en una piedra. Los indios ahí molían el
maíz. Está, eso lo he visto yo cuando he ido a la a la Quebrada está el ?nortero. (.)
En la Quebrada de Miraflores. (.) Entrando por Mira/lores, pero la Quebrada es
común a los dos pueblos porque el río es el mnismo, da agua para los dos lugares. Y
cada vez que hablamos les enseñamos que los primeros habitantes, yo por lo menos
hago referencia a los habitantes de acá (.) como los indios más o menos todos
tienen las mismas costumbres, lo que yo he estudiado de los indígenas (..) lo aplico.
(Maestra 1, Con eta)
151
11
Esta docente supone que la forma de vida de los pueblos prehispánicos há sido
homogénea y que pude ser aplicada a todos los indios en general. Esto se vincula con la
limitada formación profesional que el maestro tiene tanto en lo teórico como en lo
metodológico, que puede ser caracterizado como fonnación inconclusa (Achilli 1988). Este
concepto hace referencia a las carencias con las que el maestro se enfrenta para resolver
tanto cuestiones de contenido temático, como las referidas al manejo metodológico,
derivadas de una formación que no los especializa en las áreas en las que trabaja 3 .
Pero, además de las carencias en su fonnación, los docentes plantean que otra
dificultad para incorporar el pasado indígena local en la selección curricular de contenidos
en el aula es que no existe una adscripción a la identidad indígena por parte de los alumnos,
y mucho menos de las familias de los mismos.
Los chicos medio descolgados, porque ellos creen que los indios Coneta han vivido
acá y que ellos no tienen nada que ver y la mayoría son descendientes directos. Pero
ellos están corno descolgados como cosa que les cuenten un cuento. (Maestro de
Coneta)
Es que muchas veces los padres no van a querer aceptar la idea de que son
descendientes reales, descendientes directos, reales de los indios que han estado acá.
(Maestra 1, Con eta)
Con respecto a la formación inconclusa (Achilli 1988) de los docentes catamarqueños, cabe señalar que los
planes de estudios de los Profesorados vigentes en la Provincia hasta principios de la década del 1990
privilegiaban una concepción de las Ciencias Sociales "impregnada por los rasgos que les imprimió el
positivismo del siglo XIX que las limitaba a los acontecimientos políticos como sucesión simple de acciones
humanas. En el caso de la Historia; el pasado se desconectaba del presente y la tarea del historiador consistía
en revivirlo y rescatarlo para la memoria de la humanidad; por otra parte, la Geografia se limitaba a describir
e inventariar fenómenos naturales" (Diseño Curricular Jurisdiccional. Borrador de Trabajo, Ciencias Sociales,
Educación General Básica 1997:4). Los aspectos epistemológicos y procedimentales de la construcción del
conocimiento disciplinar no eran incluidos en los saberes de los futuros docentes, ni tampoco las perspectivas
provenientes de las otras Ciencias Sociales (Alderoqui el a.1. 1994, Giacobbe 1997). En cuanto a los saberes
didácticos incluidos en dicha formación, primaba una concepción de la escuela tradicional en la que el
docente transmitía a los alumnos ciertos hechos y descripciones factuales. Esta selección de contenidos de las
Ciencias Sociales para la escuela primaria consistía, en el caso de la Historia, en una enumeración de hechos
en donde los criterios de selección y secuenciación estaban orientados por la cronología del calendario escolar
y de las efemérides; y, en el caso de la Geografla, en una descripción de los aspectos físicos y políticos de la
organización espacial. La reflexión sobre el para qué enseñar Ciencias Sociales era pasada por alto, y la
152
Los maestros "saben" que sus alumnos tienen "antepasados indios" y les gustaría
"revitalizar la identidad local", pero señalan que es dificil construir una identidad indígena
local desde la escuela pues los pobladores no se sienten "descendientes directos", no lo
aceptarían:
No, no vivencian directamente, no, ellos no, no lo van a aceptar (...) y si es que los
padres saben pienso que no se lo comunican (.) porque el niño transmite los
conocim lentos las cosas que le dicen los padres. (Maestra 1, Coneta)
(Los niños tienen) más pureza en la raza pero ellos no saben ni hablan en la casa ni
dicen mi antepasado fue indígena ni vivía así, como otro, por ejemplo, como un
europeo que dice en ini pueblo se vivía as4 las personas que viven que son europea.s
supongamos o descendientes de europeos, aunque sea un familiar que tengan ellos,
cuentan todo cómo era su tradición, cómo era su vida, cómo hacían el pan, cómo
hacían esto, en cambio los que son descendientes indígenas no cueman cómo hacían
la mazamorra, ni cómo molían el maíz, nada, no saben, parece como que quieren
olvidar (.) yo, por ejemplo, yo les digo que invesliguen, que busquen, o sea tratar de
inculcarles que no es una vergüenza tener una descendencia indígena, al contrario,
es un honor. Maestra 1, Coneta)
Estos docentes son concientes de que la escuela no sólo tiene una función manifiesta
y legitimada como formadora de contenidos y habilidades cognoscitivas, sino que también
tiene una función social, muchas veces no manifiesta ni legitimada, como formadora de las
identidades de los alumnos y de su contexto sociocultural (Achilli 1996, Boggino 1995,
Neufeid y Thisted 1999, Pizarro 2001). Ellos quieren "revitalizar" la identidad local, sobre
153
todo aquellos que viven en localidades cercanas tales como San Pedro, Concepción y
Huillapima.
Además, durante las entrevistas, capacitaciones y talleres, los docentes plantearon que
era muy corto el tiempo para incluir Catamarca como contenido curricular en un solo año:
Claro por eso es que nosotros cuando nos llamaron a hacer ese curso para modificar
el curricuium, una de las mociones fue esa, que no sólo en cuarto grado se estudie
Catamarca que es muy poco el tiempo, los chicos cada uno de su lugar de origen no
pueden investigar nada porque no les alcanza. (Directora de la escuela de Coneta)
154
Esto constituye un problema para los docentes, ya que no se sienten capacitados para
hacerlo, pues sienten que tienen un bache en su fonnación, sobre todo en cuanto a la
historia de las localidades.
1
Por otra parte, los maestros señalan que no hay material didactico sobre la historia
local y que existe escasa producción científica que refleje las investigaciones que se han
desarrollado en la zona, o que, si existe, no saben cómo acceder a ella. De esta forma,
terminan minimizando los contenidos de la historia local, haciendo analogías con las
fonnas de vida de grupos prehispánicos de otras áreas que han aprendido durante su
formación docente, o que han incorporado de los documentales que se transmiten por
televisión, o que provienen de su fantasía.
155
escuela pretende homogeneizar4 las posibles diferencias, en pos de lograr una única
Historia Nacional o Provincial que sea cronológica, verídica y que pueda vincular causa-
acontecimientos.
S. Reflexiones finales
En este capítulo, hemos visto que los habitantes actuales de Miraflores, Coneta y los
Puestos del Norte articulan distintos sentidos en su definición de "los indios". Sobre todo,
los habitantes de los actuales pueblos de Coneta y Miraflores reconocen que en sus pueblos
vivían indios. Sin embargo, su inclusión en el colectivo de identificación étnico es muy
relativa y puede tomar matices fundamentalmente espaciales, temporales, o, incluso,
sustanciales. Si bien se señala que los nombres de los pueblos se originaron en los nombres
de los indios que allí vivían, se marca una separación temporal: hace muchos años;
espacial: más para las lomas; racial: actualmente no son indios "puros"; y cultural:
actualmente son más "civilizados". Estas especificaciones muestran que la inscripción en el
colectivo de identificación "descendientes de los antiguos" no es inclusiva de manera
absoluta. Los grises y matices de la inscripción parcial en la identidad "indígena" señalan
Con respecto a la narrativa histórica como homogeneizadora de las identidades locales en pos de la
construcción de la identidad nacional ver Alonso (1994) y Pizarro (1996). Con respecto a la escuela como
homogeneizadora de la diversidad sociocultural ver Achilli (1996) y Neufeld y Thisted (1999).
156
un distanciamiento de lo que se entiende hegemónicamente como lo indígena, es decir, uná
forma de vida propia de la "barbarie". Así, en las versiones que por predominio parecen
hegemónicas, se re-centra la naturalización del estereotipo negativo del "indio": salvaje-
incivilizado-no humano-feo, lo que llevaría a estos pobladores a una fractura radical de su
genealogía con los antiguos aborígenes que habitaban el área.
Pero también existen matices en los sentidos que tanto los pobladores locales como
los maestros oriundos de áreas cercanas otorgan a los restos indígenas, en cuanto "las cosas
de indios" adquieren connotaciones positivas: laboriosidad-utilización de tecnologías
apropiadas-riqueza. Se recalca que "los indios que vivían aquí" utilizaban sistemas de
riego, corrales y pinturas para sus cerámicas como elementos positivos que dan cuenta del
uso de tecnologías apropiadas y de una forma de vida ejemplar que "ahora se ha perdido".
Esta nostalgia romántica por la capacidad de trabajo de "los indios" es puesta en un pie de
igualdad con la "dedicación al trabajo" y la "productividad" de los padres y abuelos de los
habitantes locales, tal como veremos en los siguientes capítulos. Así, la dicotomía
tradición–modernidad es re-centrada por los habitantes actuales de estas localidades,
señalando que existió un pasado marcado por el momento de los "indios", y el momento de
"sus padres y abuelos". En ambos momentos, el pasado es construido de manera nostálgica:
si bien la' vida era dificil, quienes vivían en esta área lograban su reproducción gracias al
157
trabajo de la tierra y este esfuerzo que daba sus frutos, en contraposición con el presente
desde el que se recuerda dicho pasado.
158
sustanciales entre las prácticas de los habitantes locales y las de los arqueólogos. Lo que los
diferencia es el tipo de proceso de conocimiento y de marco clasificatorio que los
científicos ponen en juego, así como las pretensiones de verdad a las que sus conclusiones
pueden aspirar, y el poder y legitimidad de dicho discurso como constructor de realidad.
Aún así, esto no impide que muchos de los pobladores locales se consideren
conocedores de las "cosas de indios" y que tengan ciertas pretensiones de verdad con
- respecto a las interpretaciones que hacen de ellas. Por otro lado, saben también que, dado el
valor comercial de algunas "cosas de indios", ni siquiera los arqueólogos están exentos de
entrar en el circuito comercial que es "mal visto" pero muy redituable.
Hemos visto que existen otras acepciones en los relatos sobre el pasado de distintos
grupos sociales e incluso en un mismo texto. Podemos ver en estos casos que la noción de
indio es multiacentuada (Fairclough 1992). Constituye un elemento de sentido que incluye
múltiples connotaciones provenientes de diversos discursos: el científico de los
arqueólogos, el nostálgico-romántico de intelectuales y docentes, el de las políticas
hegemónicas identitarias en los niveles provinciales y nacionales, entre otros. En la medida
en que es en-textualizado dentro de los relatos locales sobre el pasado, los mismos articulan
una multivocalidad no sólo a nivel del texto en sí mismo, sino a nivel de las identidades que
se constnmyen en la práctica discursiva.
159
CAPÍTULO 4
"NACIDOS Y CRIADOS AQUÍ":
EL ANCLAJE DE LA MEMORIA EN EL PAISAJE
1. Introducción
En este capítulo analizaremos la manera en que los relatos sobre el pasado de los
pueblos de Coneta, Miraflores y los Puestos del Norte articulan un sentimiento de
perlenencØ colectivo al marcar el sentido fundacional de distintos lugares, objetos y
persona/es.. Señalaremos cómo los habitantes del área de estudio construyeron la
identidad local, tematizando el espacio en sus construcciones del pasado de los puestos
y de los pueblos en los que nacieron y se criaron.
160
lugareños se remiten a lugares y a imágenes para relatar sus recuerdos, a modo de
itinerario mnemotécnico.
1.61
acontecimiento del pasado trae aparejado el recuerdo de un contexto espacial y afectivo.
Por otro el, el, recuerdo de un paisaje también facilita la rememoración de
acontecimientos o aconteceres vinculados con el mismo. Así "mirar para atrás" no sólo
es dirigir la atención hacia el pasado, sino también, dirigir el sentido de la "vista".
Los fundadores no sé qué han mirado, no sé cómo y le han puesto - mirá que es
tan lindo esto - y le han puesto Miraflores, como había muchas flores, ha sido un
pueblo que había muchas flores acá, así que creo que así era el asunto.
Don Jacinto Carrizo, otro mirafloristo de unos 80 años, cuya familia era de origen
"criollo" y que también participaba de la élite local en la que se había posicionado en
virtud de sus actividades comerciales, vinculó el origen del nombre de su pueblo con lo
que vieron los fundadores, en este caso no tanto las flores sino los indios:
Porque cuando venían pasando los españoles, han venido por ahi y uno de ellos
era de apellido Flores y un compañero le dice - Mirá, mirá Flores -, le dice, le
enseñaba una tribu de indios. Ese es el origen de Miraflores.
Los vecinos de Miraflores y Coneta consideran que sus pueblos son "viejísimos",
y vinculan a sus fundadores con los españoles que se asentaron en un lugar donde había
indios. El Dr. Basso, odontólogo, hijo de inmigrantes italianos, vivía en la capital de la
provincia y en la década de 1960 compró propiedades en Coneta en donde desarrolló un
importante establecimiento tambero. También él era parte de la élite local, habiendo
1
Hacemos en esto un paralelo con el caso de Amaicha del Valle, en Tucumán,analizado por Isla (2002),
retomando comparativamente la forma en que este autor caracteriza a las redes de poder locales como
facciones.
162
participado en diversas comisiones en las que los lugareños se organizaban para la
consecución de determinadas mejoras, como por ejemplo la del agua potable y la de la
sistematización del agua para riego. Él nos explicaba que el pueblo se llama Coneta
porque "acá en la quebrada había una tribu que le decían tribu de indios coneta que eran
parte de los indios capayanes".
163
Uno de los parientes míos que fue gobernador eh ... Avellaneda y Tu/a. Entonces
también era descendiente del primero, Tu/ay cervín, el apellido de él. Esto todo,
casi todo el departamento de capayán era una sola estancia y que le pertenecía a
él, en el año 1613 le estoy hablando, el Tula y cervín ese. Y después tuvo un ho
natural que se hizo cargo porque era una estancia grandísima, y Coneta era
donde vivía uno de los puesteros, en Miraflores otro puestero, en 1-fuillapima
otro, en cada uno de esos puestos. (..) (El hjo) les regaló (las tierras) a los
puesteros y los puesteros comenzaron a hacer e/pueblo con ... con los familiares
de ellos porque se les casaron los hjos, las hjas, vinieron los yernos, las nueras y
comenzaron a formarse los pueblos. (...) Le regalaba porque de última era
bohemio ypoetay regaló todo lo que era la estancia y en cada uno de los puestos
que había ahí se formó el pueblo (...) Regaló las tierras a los que estaban
viviendo ahí - todo esto es de ustedes - yo creo que ni títulos tendrían ellos,
porque ellos hicieron como hizo Navarro que se asentó y todo lo que había ahí
era de él. Porque en esa época, 1613, época de ini antepasado, ellos iban a un
lugar y decían - esto es mío hasta donde me da la visía - y ahí está y ya se asentó
y era dueño ahí. Mis antepasados una parte vienen a ser españoles y por los Tu/a
español y alemanes. Porque en esa época, 1600, España era la potencia más
grande del mundo. No se ponía nunca el sol en los dominios del rey de España.
164
sentido, no es menor el hecho de que en la provincia de Catamarca exista la figura de
campos comuneros, es decir, campos que aún no fueron deslindados, cuyo origen se
remonta a las céd.ilas de encomienda y que se han ido subdividiendo en múltiples
herederos que ahora son derechosos (Brizuela del Moral 2001, Cruz e.p.). Es decir, no
existe un únicó propietario de la tierra sino que múltiples personas tienen "hijuelas" en
las que consta su posesión de "derechos y acciones" a un mismo campo. En la práctica,
pueden de manera conjunta con otros derechosos usar ese campo para prácticas
extractivas—fundamentalmente lefia en el área que nos ocupa—y de pastoreo extensivo
de ganado caprino, en su mayor parte, y bovino (ver Capítulo 2).
Muchos de estos campos comuneros fueron ocupados por derechosos que tenían
sólo la "hijuela", pero que contaban con recursos económicos suficientes que les
permitieran mensurar, alambrar e inscribir en el registro de la propiedad la totalidad o
parte de los campos comuneros. En su relato, Rodríguez Tula menciona a "Navarro";
este apellido remite a una de las familias más importantes de la élite catamarquefía,
quienes tuvieron extensas propiedades en toda la provincia, siendo una de las
principales latifundistas. En el siglo XIX, el general Octaviano Navarro fue gobernador
de la provincia en dos oportunidades, y fue él quien venció a Felipe Varela en el
combate de Pozo de Vargas en la década de 1860. Por otra parte, su militancia en el
naciente partido radical a fines del siglo XIX conilevó al triunfo del radicalismo en el
oeste provincial a principios del siglo XX (Halperin Dongui 2002), evidenciando su
influencia en amplios grupos de la población provincial. Una de las fincas de Coneta
perteneció a la familia Navarro, por lo que don Rodríguez Tula podría estar haciendo
referencia a posibles conflictos por el acceso a la tierra que habría tenido su familia con
los Navarro.
En la zona baja del Valle, ubicados en un corredor entre las Colonias Nueva
Coneta y del Valle, se encuentran los Puestos del Norte: El Bañado, Los Cubas, Los
Pocitos, La Paraguaya, Puesto Nuevo, Sisi Huasi y Las Tejas. Según muchos
entrevistados, estos puestos dependían de Miraflores. De hecho, en el relevamiento
realizado, algunos de los propietarios de los campos ubicados en esa zona eran familias
de Miraflores. Por ejemplo, la Dra. Juanita Vaccaroni, "nacida y criada" en Míraflores,
2
Cabe seialar que entre los campos expropiados por el decreto 919 de 1966 se encuentra una propiedad
de los Navarro, familia a la que hacía referencia Rodríguez Tula. Así mismo, en el siglo XIX la familia
Navarro aparece como litigante en distintos documentos históricos de la zona (ver Capítulo 2).
Ver mapa 4.
166
nos contó que su padre se vino a Catamarca de Italia, porque el tío de su papá era dueño
del puesto de Los Cubas.
Don César Celemín, un vecino de Miraflores que rondaba los 80 años, señalaba la
existencia de familias que conformaban la élite local. Hijo de inmigrantes "turcos", sus
padres se establecieron en Miraflores, acumulando poder gracias a su finca, su negocio
de "ramos generales", su curtiembre y las relaciones clientelares a través de las cuales
lograron ampliar las tierras que poseían. Don Celemín, por otra parte, se vinculó a
partidos políticos provinciales, se desempefió como comisario, responsable de las
"Tejedurías Domésticas", representante del Banco de la Provincia y concejal municipal.
Él nos enumeró a las familias de más recursos de Miraflores, quienes tenían "mucha
hacienda" y eran parte de la élite local:
(Había vacunos) casi toda la gente tenía su animalito (..) algunos muchos y otros
pocos. Había familias como ser los Ontivero siempre han tenido mucha hacienda;
los Santillanes, los Molina, nosotros, los Vega, la familia Vega también ha tenido
mucha hacienda; los Vacaroni, no la mayor parte de ellos. Bueno, los Ontivero
tenían cabras, aquí en la zona ésta había mucha cabra, fuera de aquí de
Miraflores.
- ¿En dónde?
Y bueno, empezando El Bañado, Las Laj itas, Los Podilos, Sisi Huasi, Linda Jista,
El Estan que, todos tenían majadas grandes de cabras y ya no existen más
- ¿ Y esas cabras andaban a campo nomás?
A campo nomás, todo a campo.
Don Celemín, conocía los Puestos del Norte desde el año 1928:
- ¿Se acuerda usted de El Bañado cuando era chico?
Claro
- ¿Era un puesto o era un pueblo así grande?
No era chiquito, era mucho menos. El camino era angostito. Yo del año (19)28,
cuando tenía 10 años ya conocía todos esos puestos porque mi padre tenía unos
animal itos en Sisi Huasi.
167
- ¿Ahora en estos momentos tiene hacienda usted?
Sí. Sí tenía la adicción esa de comprar y bueno.
- ¿ Y/os tiene por acá por Miraflores?
No, ahora los tengo, sí, aquí una parte tengo acá en Miraflores; la otra parte la
tengo en la Punta del Río ('y en otros) puestos. Ahí pago pastaje y una parte le doy
de la cría. Y aquí tengo una finca, una propiedad que me dieron, todo lo que
produce ahi, los animales todo a medias.
A El Bañado venía gente de los puestos (de los otros) a vivir. Ahora no, los h?jos
de los mismos propietarios (de El Bañado) han hecho casitas. ( ... ) Mi suegro era
el dueño de todo el campo éste pero cuando él murió no ha dejado en los papeles
que era para nadie, él no ha dicho nada (..) Era dueño de todo El Bañado, no
han hecho nada todos ¡os hermanos eran 11 (..) Cuando murió no dejó escritura.
Nadies indicaba. Algunos han hecho escritura ahora recién. (..) Mi abuelo,
fueron los primeros que vivieron acá, se quedó mi papá, un hermano y una
hermana. Aquí somos la mayoría Robledo. Ariza, A costa, Narváez. (Neófita
Robledo, El Bañado)
Bueno, mire, yo he nacido acá en El Bañado ( ... ) mis abuelos han sido
descendientes dé acá ( ... ) bueno después ya habrán pasado doscientos años (...)
168
Si le estoy hablando que fue hace 200 años más o menos, de lo que ini madre me
contaba, que ya vivían los abuelos de ella. (..) Han nacido, han vivido, porque
acá ha sido, las familias que exi.siían acá eran Sánchez, de.pués los Sánchez se
casaron con los Robledo, los Ariza con los A cosía, y bueno, y de esa manera eran
todos una familia. El Ariza ese no sé de dónde habrá venido, si habrá venido de
España, no sé. Es medio raro el apellido, no sabemos, no sabemos francamente
de qué nacionalidad somos. (Sr. Ariza, alrededor de 70 años, El Bañado)
Al igual que el Sr. Rodríguez Tula, el Sr. Ariza utilizó la metáfora visual de un
poblamiento natural, orgánico, biológico del área, en donde los derechos a las tierras se
obtenían a través de los matrimonios con los antiguos dueños, de tal manera que
gradualmente se fue conformando un poblado de manera similar a una "gran familia".
Para legitimar el derecho de su "antepasado" a las tierras, se refirió a su procedencia,
planteando que posiblemente viniera de España. Sin embargo, al plantear que "no
sabemos francamente de qué nacionalidad somos", se posicionó más como extranjero
que como argentino. Curiosamente, no apela a la prosapia colonial como lo hace
Rodríguez Tula quien, paradójicamente, no podía argumentar una ocupación centenaria
de sus tierras ya que sus padres se habían establecido en Coneta en 1920. A diferencia
de su vecino de Coneta, don Ariza hizo más hincapié en la cantidad de años que hace
que sus antepasados están en El Bañado, que en la legitimidad de sus derechos sobre la
tierra.
Esto está relacionado con la precariedad de los títulos a la que hacíamos referencia
más arriba. En la zona de los puestos, los derechos a la propiedad de la tierra de sus
habitantes eran precarios, lo que se puso en• evidencia en el conflicto que mantuvieron
con un empresario agroindustrial en 1997 (Pizarro 2000). Mientras tanto, en Coneta y
Miraflores el saneamiento de los títulos de las tierras no constituía un problema. De
hecho, algunos de los habitantes de estos pueblos eran propietarios de las tierras en
donde se hicieron las Colonias, por lo que se les pagó su valor a través de una
expropiación. El Señor Ruso Martínez, residente de Coneta de alrededor de 70 años nos
contaba:
En 1969, el gobierno de la provincia expropió mis campos (..) 260 hectáreas
desde el ferrocarril hasta el río del Valle (.) para la colonia Nueva C'oneta.
Pagaron (..) una miseria. Me dejaron del canal hasta arriba. Antes le
169
alquilábamos agua a la gente de El Eslan que, un puesto que había donde ahora
está la colonia.
Nueva Conela (..) la fundó un gobernador de fado que era el General Brizuela
que después fundó e/partido Movimiento Popular de ('atamarca. Él se preocupc;
por hacer esa colonia. Una colonia muy linda, muy bien hecha, lo que pasa que
los que fueron a vivir ahí no hicieron las cosas como él había programado (...)
Hacer una colonia para producir mucho. Hizo las parcelas, las casas de vivienda,
¡os galpones, todo eso se fue perdiendo. También un parque automotor con
tractores, rastras, arados, pero se fueron desapareciendo (..) le pusieron un
interventor a la colonia (..) (lo) primero que hizo fue hacer un inventario de todo
lo que había y de acuerdo a lo que estaba en el programa hizo una comparación,
elevó un informe que decía que habían desaparecido cosas para que se
investigara a dónde fueron a parar, en lugar de investigar le llegó la cesantía.
Esa colonia era buena, bien ideada, agua suficiente, buena tierra, buenas
cosechas, pero no trataron deformar una cooperativa para vender lodos juntos o
llevar la producción a Buenos Aires o Córdoba donde haya mís consumo. (...)
Las tierras de la colonia era un campo comunero, la provincia era la dueña, la
170
repartieron en parcelas, todas parcelas iguales, la misma cantidad de hectáreas.
(..) La otra era colonia del Valle. Yo me vine para ganar una parcela de ésas,
eran 36 hectáreas de tierra en un predio aparte y donde está la casa 4 hectáreas,
40 en tota/por calles numeradas (..) Para tener una parcela había que comprar
una carpeta y hacer una declaración jurada de los bienes que tenían, declaración
de la gente que componía núcleo familiar, partida de nacimiento, qué era lo que
iba a cultivar, a qué se iba a dedicar la parcela (..) A mí inc mandaron un
telegrama urgente a Buenos Aires porque me iban a adjudicar la parcela. Pero
me hicieron venir, pasaron 4 años y no me la entregaron. (Rodríguez Tula,
Coneta)
Tal como señalaba este vecino, la adjudicación de las parcelas no fue para la
gente del lugar. Lo mismo nos contaba el Dr. Basso:
colonias Nueva Coneta y Estrella, ¡nc pusieron trabas porque yo era
propietario acá, tenía que ser para gente que no tenía propiedad, tenía que ser un
colono y como yo era profesional. Pero resulta que después cuando comenzó a
accionar la política se dcsviriuó, porque una infinidad de parcelas estaba en
manos de políticos o allegados que nunca hicieron nada y con posterioridad las
han vendido. En sus comienzos se dcía que las parcelas no eran co,nerciabies.
171
También la presencia de las Colonias dio origen a resignificaciones de las
adscripciones identitarias particularmente en Coneta:
oneta es un pueblo muy viejo, después se hizo Nueva (oneta, Colonia Nueva
(2oneta; el gobierno mandó los desmontes, del año 70 en adelante. Este ('oneta es
muy viejo. (Sra. Avalos, Coneta)
Hasta aquí, hemos visto que los habitantes del área de estudio relataron los
orígenes de los pueblos y puestos señalando, por un lado, la antigüedad de los mismos
y, por el otro, la legitimidad de sus derechos a la tierra. Si bien se menciona que los
indígenas habitaban la zona cuando se relatan los orígenes de los pueblos, los habitantes
locales no los marcan corno sus antecesores "directos". Por el contrario, señalan que las
denominaciones de los pueblos se deben a lo que "vieron" los conquistadores, o a los
nombres que tenían los grupos aborígenes en el momento en que los españoles se
172
establecieron en la zona. Tanto los orígenes de los pueblos de Miraflores como de
Coneta son asociados con el establecimiento de los españoles en la zona.
También existieron diferencias en los elementos de sentido que los lugareños re-
centraron en sus relatos. Algunos re-centraron el discurso científico que realizan los
historiadores al mencionar a la encomienda de los indios Coneta, aunque no se
refirieron a dichas fuentes de manera expresa, sino que personalizaron su relato
aludiendo que descendían del encomendero. De. esta manera, utilizaron el pasado para
legitimar, en el presente de su relato, su posición personal en la estructura social.
Mientras que otros entrevistados legitimaron su relato sobre el pasado en las lecturas de
libros o en lo que les habían contado sus vecinos.
173
contenidos o al avalar lo dicho con ella, lo hicieron con formas y elementos de sentido
propios y desde sus puntos de vista. Estos puntos de vista se vincularon con la
construcción de la identidad del colectivo local. En el marco de procesos de expansión
de la frontera agropecuaria—procesos donde el acceso a la tierra de los pobladores
locales ha estado siendo continuamente cuestionado—los relatos sobre los orígenes de
los pueblos apuntaron a demostrar la legitimidad de sus derechos sobre la tierra. Para
ello, construyeron su pasado apelando a sus antepasados "españoles" y no a los
"indígenas".
Por otro lado, los lugareños vincularon los orígenes de los pueblos y de los
puestos a los modos de uso de la tierra. Así, dieron cuenta de los procesos de
comunalización a partir de las formas en que se fue poblando la tierra desde el
establecimiento de los primeros pobladores, tanto en el caso de Coneta como de El
Bañado. Asimismo, los colectivos de identificación legítimos para los habitantes locales
son aquellos que pueden demostrar una antigüedad y continuidad en el uso de la tierra, a
diferencia de nuevas poblaciones, como las Colonias Agrícolas que fueron
prácticamente inventadas por el Gobierno y que modificaron el paisaje, en desmedro de
los residentes del área de estudio.
En síntesis, en estos relatos sobre los orígenes de los pueblos los habitantes
locales construyeron el orden y legitimidad del paisaje en donde sus vidas, así como las
de sus antepasados, se desarrollaron. En estos relatos, la organización de los eventos
(que no necesariamente debe ser cronológica, coherente ni verídica, como lo requiere la
actual concepción de la historia) estuvo íntimamente relacionada con la transformación
de los fundadores y conquistadores en antecesores, de la tierra en territorio, de la
memoria en identidad y del espacio en paisaje. La diferencia entre los de "aquí" y los
venidos de otra parte se construyó simultáneamente sobre un eje temporal ligado a
diversas profundidades en la radicación; sobre un eje espacial ligado a distintas formas
de ocupar, habitar, usar la tierra; y, también sobre un eje social ligado a quiénes fueron
beneficiados o no, con justicia o injustamente, por las políticas estatales.
174
3. Monumentos morales de lo público: los pilares que sostienen a los pueblos
El Sr. Rodríguez Tula nos decía que "lo más importante y representativo de
Coneta es la iglesia porque es una de las iglesias más viejas que existen".
175
Otra vecina de Coneta nos comentaba que:
La iglesia (..) se terminó de construir en 1770. Ustedes han visto ese dintel que
está al frente, que mi papá lo rescató de un lugar (..) de la capilla. Porque
nosotros siempre quisimos que la capilla esa fuera un monumento histórico,
porque todo estaba como para que eso se dé así. Te explico por qué. Había las
barandas todas trabajadas, nada que ver con cómo está ahora. Tenía la escalera,
tenía el púlpilo todo trabajado todo con ángeles, algo hermoso, algo ... Y bueno
después vino otra comisión que estaba el padre, a cargo del padre Juan Baucel,
del Corazón de María y han cambiado. A hora es una iglesia moderna, adentro es
una iglesia moderna- (..) Es la iglesia más vieja del departamento. En 1770 se
terminó de construir, en 1600 y algo se empezó. (Sra Marcchetti de Vaccaroni,
Coneta)
También nos decían que las paredes tienen 1,20 m. de ancho aproximadamente,
y que había mosaicos en la parte en donde está el altar, los que con las modificaciones
fueron cambiados por baldosas. Además, "se sacó el púlpito que tenía, el púlpito con
unas baranditas así que subían y de ahí donde predicaba el cura" (Dr. Basso, Coneta).
176
puerta principal. (Sra. Perdiguero de Santillán, Coneta, madre del entonces
delegado municipal)
Según este fragmento, tiempo atrás no había problema en modificar los edificios.
Los mismos iban monumentalizando la sedimentación de las prácticas de la vida
cotidiana. De acuerdo a las necesidades, gustos y criterios de cada momento, los
edificios tenían vida, eran transformados, ampliados, reparados sin que ello implicara
una condena social. ¿Cuál era la necesidad de convertir a la capilla en un lugar de la
memoria (Nora 1989)? ¿Por qué "la gente de antes, la gente vieja" se disgustó? ¿Por qué
no les gusta a algunos vecinos que la iglesia ahora sea "moderna"? Más allá de las
tensiones entre las facciones locales que se dirimieron en la comisión de la capilla—una
de las cuales promovió la remodelación de la capilla mientras que la otra se opuso-
podemos interpretar los sentidos sobre lo "histórico" inscripto en un "monumento" local
que se confrontaron en esta disputa. La existencia de lugares de la memoria (Nora 1989)
confluye con la emergencia de las sociedades que espacializan al pasado en
contraposición a otro tipo de sociedades en donde el pasado está anclado y sedimentado
en todos lados. La tensión entre tradición-modernidad está en el meollo de este conflicto
por la remodelación de la capilla, en particular, y en el auge de la patrimonialización de
la memoria (Candau 2002 y 2003), en general. Frente a los cambios acelerados que se
dieron en el área de estudio en los últimos tiempos por "la modernidad", "la gente de
antes" apela a la corporización de la memoria y de la tradición en un edificio, en este
caso "la capilla", como representante de la forma de vida de antes, de las costumbres, de
la tradición, de la memoria que en el pasado no era necesario transmitir en forma de
Historia, ya que estaba presente en las prácticas de todos los días.
177
posteriormente, el saneamiento de los títulos de propiedad de la tierra y las gestiones
judiciales contra el empresario. Él se refería a la capilla en ocasión de su inauguración:
-
¿ usted recuerda algo de la primera capilla que se hizo acá?
Si, estuvo mi hermana ta,nbién que fue confirmada ahí (..)
- Y era también la patrona la Santa Teresita?
Si, justamente ayer, anteayer la he conocido a la Santa Teresita que tenía acá el
pueblo. Un tamaño más o menos de 20 cm. Y que bueno, cuando inauguraron a la
capilla estaba la imagen ésta, y cuatro personas habían encargado una a
Tucumán, que es la que tenemos ahora. El Señor Reimundo Robledo, don José
Soria, Ariza (..) Heredia, no sé cómo se llama. Ellos entre los cuatro la
compraron la imagen y de ahí la sacaron a Santa Teresita chica y se la dieron a
don Reimnundo Robledo, una señora que la tiene todavía en la casa.
-y ¡a capillita se derrumbó la anterior?
No sé, no sé como fue porque (..) era de adobe, no séyo cuando llegué ya estaba
destruida ya, los cimientos.
-iera parecida a esta la capilla?
La estructura, o sea, era casi la misma, ¿no? ahora la hicieron con más detalle.
-ten el mismo lugar?
Está en el mismo lugar.
(La) iglesia está del año (19)50. Era de adobe como estos ranchos, una lluvia
fuerte la tiró, la de ahora (..) la municioaiidad de Huillapima la construyó, la
gente del pueblo iba a salir a pedir pero ellos la hicieron. Padre permanente no
hay, el sacerdote viene cuando se lo precisa; tiene que avisarle una semana antes
(.j Mi viejo entró y han sacado a la Santa ('Teresita) cuando se cayó la iglesia
(..) La maestra enseñaba a rezar (..) El fue bautizado en Miraflores. (..)La
tierra de la iglesia era de mis viejos, ellos la donaron. El techo (de la nueva) está
por ('caers), está mal trabajado. (Lorenzo Soria, El Bañado)
Una lástima, está partida (la iglesia), porque tienen que hacerle pilares si no se
cae. (Sr. Reyes, alrededor de 80 años, "nacido y criado" en El Bañado)
178
-y ésta corno hicieron para construirla (a la iglesia de El Bañado)?
Bueno, acá se formó una comisión, y ahí empezaron a trabajar haciendo rifas,
haciendo bailes, carreras e hicieron un fondo, para ir comprando el material de a
poco. Y después el gobierno de Ramón Saadi nos dio un subsidio de 20 millones
de pesos, de los cuales se consiguió todo el material y ahí iogranos terminarla de
levantar, ¡aparte de la loza. Y bueno, han ido cambiando las comisione ¿no es
cierto?, y van trabajando de esa manera, y de ésa manera han logrado que
termine, con el apoyo de la municipalidad también, la mano de obra (..) la
capilla ésa la hemos logrado terminar hace corno seis meses atrás. (René
Palacios)
179
Es notable en el fragmento anterior la relación que establece el entrevistado entre
lugares: iglesia - escuela - biblioteca, personas: maestra - curas, y los comportamientos
deseables: organizar - traer adelantos. La directora y el cura son ejemplos morales para
el entrevistado, "pioneros". Esta metáfora remite al accionar de personas con iniciativa
propia en un espacio atrasado y carente de comodidades. Sin embargo, la gente que
gestionó "mejoras", que hizo "obras" pertenece, para el entrevistado, a otra época, en
contraposición al momento en el cual él está hablando: "en la época del padre Varela,
no se terminaba una obra que ya estaba pensando en otra". Así, el pasado, a diferencia
del presente de la enunciación, se relaciona con personas que tuvieron un desempeño
público y cuyos comportamientos fueron fundacionales. De esta manera, los relatos
locales sobre el pasado no sólo seleccionan acontecimientos del pasado sino que los
organizan desde un presente y con una intencionalidad, en este caso ejemplificadora,
iluminadora sobre el tipo de comportamientos sociales deseables. Por otra parte, estos
relatos son ubicados temporalmente en otra época y espacialmente en edificios de uso
colectivo. En este caso, el entrevistado marcó el valor moral del cura, relatando su
comportamiento social destacable y utilizando la iglesia como escenario.
Lo mismo sucedió en los relatos sobre las iglesias de Coneta y de El Bañado. Los
lugareños los marcaron como, lugares importantes en sus pueblos, señalándolos como
edificios que condensan la historia colectiva y los comportamientos deseables,
transformándolos en monumentos morales dentro del paisaje social. También es notable
la organización de comisiones entre los habitantes del lugar y las donaciones de terrenos
realizadas por algunos de ellos para que los edificios públicos se pudiesen erigir. Aquí
cabe señalar el interés por convertir al espacio crudo en paisaje, erigiendo monumentos
que den cuenta de un espacio social y público. Lo mismo sucedió con los edificios de
las escuelas.
180
como recordaba el entrevistado antenor, en 1922 fue directora de esa escuela la Señora
Centeno, quien fundó la biblioteca del pueblo.
Era una escuela que era en una casa particular. Bueno de lo más heterogéneo el
alumnado, como es en esos pueblos rurales, imagínese. Entonces llegamos hasta
cuarto grado que era adonde se llegaba, el ,ncírimo en las escuelas. (Juanita
Vaccaroni, Miraflores)
Pero el hecho de ir a la escuela no era considerado por todos los habitantes de los
pueblos de la misma manera. A diferencia de la entrevistada anterior—que, al igual que
los otros hijos de inmigrantes radicados en el área a principios del siglo XX, pudo viajar
a la ciudad para seguir estudiando—otros lugareños no querían o no tenían los recursos
como para que sus hijos se dedicaran a estudiar.
181
Tuve en Miraflores maestras excelentes (..) Y era una !naestra Amelia
Monferrán, yo la nombro porque pienso que nombrándolas rindo un homenaje a
esas maestras que fueron de vocación, que fueron íntegras, que se entregaban a
la población. Porque el hecho de que no había una comunicación fácil aqul,
aunque eran dieciocho kilómetros no había una comunicaciónfácil, entonces las
maestras se quedaban en los pueblos. Eran verdaderos focos de luz las maestras
entonces- (..) Eran maestras que se volcaban al grado, al pueblo, una verdadera
educación, porque no sólo te enseñaban a leer sino te daban normas de conducta
para toda tu vida (..)Después en tercer grado tuve una maestra que también la
nombro con respeto, con cariño, con devoción, que era María Elena Noguez (..)y
después en cuarto grado, ya tuve de maestra a otra señora que también fue una
institución en lvíirafiores, se llamaba Rosamira de Centeno Espeche (..) porque
ella creó la biblioteca, presidía por supuesto las instituciones que había en
Miraflores (..) Porque las maestras como te digo, este, eran lazo de unión y de
progreso. Porque las maestras con su constante trato con la población, con las
familias, estaban en todo.
182
Esta era una escuela Lainez ('acá funcionaba) un aula. Acá la pared esa iba más
allá de la habitación de las chiquitas y funcionaban dos aulas. Otra allá y, en el
salón donde alquilarnos para el negocio, ahí estaba para un lado un aula y para
el otro lado la dirección.
- ahá, ¿cuántas aulas son en total?
Seis aulas (..) más la dirección que estaba separada ahí con en eso, con un
biombo.
- ¿y e/patio lo usaban los chicos?
- E/palio este de allá lo usaban los chicos con alguien.
- ¿y cuántos chicos venían acá?
- Ciento ypico. (Sra. Marcchetti de Vaccaroni, Coneta)
183
y la plaza, pero fue construida en la época del último gobierno militar (1976-1982),
llevando el nombre de un soldado catamarqueño que murió en la Guerra de las Malvinas
(1982):
(Esta) escuela la hizo hacer el ejército, el sargento, ahí está escrito en la placa.
Cuando era chico la escuela era un. rancho, las maestras eran de Miraflores, se
venían a caballo, no había camino. (Lorenzo Soria, El Bailado)
No había escuela, (se enseñaba) en esa casa que, está frente a la iglesia, los
maestros que enseñaban ahí ya murieron, mis hijos fueron a esa escuela, los
maestros eran de la ciudad. (Neófita de Robledo, El Bailado)
184
tiempo da cuenta de la presencia que dicha persona tuvo en quien recuerda y del
reconocimiento del que nombra para con quien es nombrado.
A pesar de ello, y también de que algunos debían dejar la escuela para trabajar
en el campo "porque había que poner mucha atención en las cabras, y había que hilar y
que tejer" (Aydé Acosta, Los Pocitos), aún desde los puestos más lejanos se enviaba a
los chicos a la escuela a lomo de burro o a pie, y posteriormente también en bicicleta.
Con el tiempo, las escuelas fueron institucionalizándose. Sus edificios se convirtieron,
junto con la iglesia y la plaza, en los símbolos que denotan la existencia de un pueblo
que pretendía ser tal.
185
En este sentido, el Sr. Molina señalaba que cuando él era pequeño "la placita (de
Coneta) era un campito ( ... ) no había árboles".
186
La plaza de Míraflores también está ubicada en frente de la iglesia del pueblo, y
al igual que en Coneta, los vecinos relatan que era un descampado:
Ahí en la plaza, ahí era la cancha de fútbol, era un campo abierto. Los chicos de
catecismo todos los domingos íbamos a estudiar el catecismo, y pedíamos
permiso para quedarse jugando ( ... ) La plaza, la plaza era un campo abierto, no
había nada, ni alambrado, había únicamente una planta de (.) que estaba en la
esquina y una planta de jacarandá que estaba aliado, y otra planta de jacarandá
que estaba en aquella esquina, que todavía está. Se fornió una comisión pro-
plaza, había la comisión pro-templo y la comisión pro-plaza. En esa comisión
estuvo don Pedro Tomás Sosa, don Victorino Terán, don Mercado Lucero, don
Pedrito Sosa, bueno, no me acuerdo ahora cuáles han sido los miembros que
integraban la comisión. Ellos han andado por los puestos, haciendo colecui, para
hacer el alambrado a la plaza. Han cortado los postes y han hecho el ala,nbrado.
Cuando estaba hecho el alambrado, df/o el padre Varela "bueno, ahora hay que
ponerle plantas' Y sejormó la comisión de la juventud. Yo también integraba la
comisión, tenía 17 años creo que integré a la comisión esa. Hemos trabajado
mucho. Ha sido la primera plantación, hemos traído plantas del vivero y después
se han ido aumentando. Pero queda. El agua la traíamos de allá le/os, en ese
tiempo estaba fraccionada, cuartas, medias cuartas, escs cosas, estaba
fraccionada el agua. Así que, era muy costoso para hacer llegar el agua a la
plaza. Había gente que por ahí nomás la atajaba al agua, no la dejaba pasar. Y
así la hemos mantenido a la plaza. El padre Varela puso la confianza en in1
porque yo organizaba la comisión. Y el padre Varela inc escribía de donde
estaba. Que no descuide la plaza que si hay que alquilar el agua que alquile que
él iba apagar. Pero yo (..) a alguien le pedía aguay regaba la plaza. Así que
íbamos aumentando las plantas. (Jacinto Carrizo, Miraflores)
187
caractenzar al fragmento anterior como un ejemplo tanto de un relato moral del pasado
local, como de un ámbito en donde se monumentaliza la presencia de lo público como
marca de la identidad de un pueblo emplazado en un área rural.
De esta manera, plaza, iglesia y escuela son hitos fundacionales de los pueblos
del área de estudio, y El Bafíado, a pesar de ser puesto, no se quedó atrás. Según nos
relataban los vecinos, los empleados de la municipalidad construyeron la plaza hacia
1980 aproximadamente.
Otra marca relevante en el paisaje social de estos pueblos son los cementerios.
Allí también se sedimentaron, casi más literalmente que en el caso de los otros
monumentos mencionados, las prácticas sociales que marcan los procesos identitarios
de pertenencia y de devenir. Allí está enterrada "la gente de antes". Los cementerios
marcan públicamente las historias familiares, en tanto que en las placas o cruces de las
tumbas se nombra al muerto, recordándoselo con la palabra, es decir, re-presentándolo.
No es menor la marcación de los colectivos de identificación que el cementerio
corporiza. Dentro de una muralla o pared que delímita el espacio público, están
entenados todos aquellos que se considera que pertenecieron al pueblo, ya sea porque
nacieron allí, o porque se criaron allí, o porque murieron allí. El período vital y el lugar
confluyen en la tierra y la pertenencia, y es allí donde se pone en acto la unión con la
tierra. La conjunción muertos-tierra adquiere un plus de sentido que se derrama sobre
los descendientes, substancializando la identidad en la tierra, espacializándola en el
pueblo, y temporalizándola en los antepasados (Alonso 1994).
188
enterraba" en dicho pueblo. Mientras que El Bañado aún no tiene cementerio, en Coneta
se construyó uno a fines de la década de 1950, para lo cual los vecinos se organizaron:
Acá antes, cuando se iba a construir el cementerio era rara la gente que
proporcionaba una casa para que se hicieran fiestas, bailes, a vender algo, y acá
se prestó la casa y acá le prestamos a un señor, y le desocupamos esa parte
porque él, se ganaba ahía hacer los sandwiches, las bebidas y dábamos la cocina
para que friten las empanadas, hagan las milanesas (..) Hacían bailes ahí, sl,
hacían esas cosas (..) Hacían la pizza y acá hasta obras de teatro se hizo para
1 sacar fondos, y allá por debq/o ahí se hizo una especie de escenario (.) uno que
es tipo locutor (..) y después se armaba la fiesta ahí (..) Y acá se hacían muchos
beneficios para el cementerio. Y de ahí se empezó a construir el cementerio. Y
una familia Gigena, que vivía allá, del cementerio para allá (..) entonces ellos
fueron los que trabajaban, el padre con uno de los h/os, o algunos otros que
ocuparon, toda de piedra está echa la pared, de ahí del cenenterio. Y había un
señor acá frente a la escuela (...) este señor no quería colaborar. Bueno era de
condición muy humilde. Este hombre, muy humilde que no tenía muchas entradas;
entonces por esa razón a veces no podía colaborar, pero por más poquito que sea
el cementerio es donde vamos a ir todos, porque es la casa principal, la casa en
donde estamos seguros que vamos a ir en cualquier momento. Bueno, y él, no
quiso, no quería colaborar, le pedían una colaboración, no sé, si podía ayudar
con algunas cosas para hacer la comida. Él nada, nada, yfue la primera persona
que fue a ocupar el cementerio (.) Lo que es la vida ¿no? fue el primero que
1 está, no sé en qué parte está, si está todavía (..) en un nicho para e/fondo me
parece que está, en un nicho para el fondo, que son los primeros que se han
hecho, y así se, se empezó a hacer, cosa que no teníamos, que toda la gente iba a
Mirajiores, al cemnenerio entonces. (Sr. Arce, Coneta)
189
4. La territorialización del paisaje rural: las inter-conexiones con el estado
Si bien no tan imponentes como los edificios, algunos lugareños marcaron en sus
relatos la importancia de otros elementos en la historia local. Así, hicieron referencia a
ciertos servicios que conectaron a los pueblos entre sí y con niveles regionales,
provinciales y nacionales desde fines del siglo XIX. Estas conexiones comprenden
determinadas vías de comunicación tales como rutas y caminos, y ciertos medios de
locomoción como autos, colectivos y trenes. Los distintos niveles del estado
argentino—federal, provincial, municipal—j ugaron importantes roles en la
implementación de estas conexiones. Tampoco es menor la injerencia del estado en la
construcción de nuevas ciudadanías urbanas, al facilitar el acceso de los pobladores
"rurales" a servicios propios de la "modernidad citadina", entre ellas la luz eléctrica y el
agua potable. A continuación veremos la manera en que los pobladores locales relataron
el proceso en que el espacio rural fue territorializado por los distintos niveles del estado
y re-construido como un paisaje social urbano-rural.
Así como sabíamos pasar con la carreta con las sandías sabíamos ¡rse a la
síes/ita nomás desfilando las carretas (.) hasta el río Ongolí. (Simón Vega,
Miraflores) -
190
Aquí en el río e/paso era más arriba (...) orillando por el lado del norte (..) Allá
más arriba el río era piano, era más ancho, ahí pasá bamos con las carretas ( ... )
más antes sabíamos ir por allá, y salir este, por el camino vie/o que salía allí por
la calle Sarmiento. (Al cruzar el río, el agua) sabía pasar por sobre el eje de las
carretas (..) Me acuerdo una vez en el río de Ongoli, (..) al suegro de este
muchacho Martínez (.) se le han quedado plantados los bueyes en el medio del
río. (Ramón Vega, Miraflores)
También, el clima era una variable a tener en cuenta en los viajes en canelas
hasta la ciudad capital de Catamarca. A pesar de que hoy consideramos que existe una
corta distancia de aproximadamente 30 km. entre ésta y los pueblos de Coneta y
Miraflores, existían lugares en donde había que parar para que los bueyes descansaran o
para cambiarlos, ya que la distancia máxima que puede recorrer un buey con carga es de
15km.:
Salí (de) allá a la bajada de la Vista Larga (..) que le decíamos que pasaba un
arroyito que venía de La Aguada, y de ahí salía era una vista larga hasta el (río)
Ongolí. Y claro yo iba despacito, al último ya me dormí y los bueyes parados y ya
venía una tormenta (..) y empezaba a ronquear (y me di Cuenta) que se venía (la
tormnentq). Allá se venía al Ongolí. Ya divisaba como un relámpago, justo ahí (..)
justo a/pasar el río lo alcancé (a un vecino que iba en carreta también). Ya había
caído una que otra piedra grande, los relámpagos y ha sido un trueno como ya
pasamos al bordo, un trueno, cosa que corría así, ya se ha visto la llama ahí en
las lomas esas. Es el rayo que ha caído. Y claro, se hemos demorado y llovía en
cantidad (..) Nos hemos tapado la cabeza con un cacho de biza, todos mojados
hemos llegado, meta lonja hemos llegado. Y estábamos en un charco en el lugar
donde parábamos con las carretas. Estaba lleno de agua. Todos nos ponemos a
desatar las carretas. Nosotros, todas las cosas que llevábamos para taparnos,
todo mojado y la ropa bien mojada, y me dice (el vecino) vamos a ir a la casa de
Pedro y ahí vamos a dormir. Y se hemos ido para ahi, bien mojada la ropa (...)
Las carretas quedaron en la casa donde parábamos, le daban la comida allí
también ellos (a los bueyes). Ahí paraban todas las carretas y desatábamos los
bueyes y ahí a largarlos al pasto nomás. (No los atendían a los carreteros sino
que era un lugar para que descansen los animales). Se juntaban muchas carretas.
(..) Pasábamos por e/lado del poniente de las vías; el camino viejo que había
191
(..) Era el camino viejo que va allá, que sale a donde entra el camino a Tu/a, y
ese iba y caía en el río, a la par del puente cruzaba. (El camino que va por
adentro en Mirafiores,) lo han hecho después, después, no me acuerdo en qué año
lo han hecho, también los vecinos (..) Tenía que ir por Coneta, pasa la banda al
otro lado, y salía por allá por la calle Sarmiento. (Ramón Vega, Miraflores)
La primera ruta, es esa que pasa por la Banda ( ... ) El camino salía ahí en la calle
Maipú, Maipú y Rioja. No sé si vieron por la diagonal que la asJáltaron hace
poco, ese era el camino de salida para acá, para La Rioja. El camino ese que va
por el bajo donde está la policía. Ese era el camino que entraba por todos los
pueblas; entraba a Coneta, Ivfiraflores, Huillapima, Capayán y Qiumbicha. (Dr.
Basso, Coneta)
192
-trabajaban en la ruta?
Trabajaban en la ruta, la ruta que vapor allá (..)
-para qué época es eso más o menas?
Yeso debe haber sido cuando han estado trabajando acá, ha sido corno en el ('año
19)62(..)
-ypara ir a la capital, cómo hacían cuando no tenían la ruta?
No, ésta ('el camino viejo) siempre estaba (..) Allá donde desvía (ahora) para
salir a la ruta (38) seguía la ruta, por dentro del campo sigue hasta la ciudad,
allá el pasaje es Velez Sar.sfieid, creo que le dicen, le han puesto. Era el pasaje
Miraflores, ese venía directo acá.
193
Hasta ese mómento, la comunicación entre Miraflores y Coneta con Los Angeles
y los puestos del pedemonte era a través de sendas o caminos de herradura para
caballos:
Nosotros salíamos de La Aguada, ahí nomás teníamos sendas que iban para la
ciudad. (Rosa Avalos de Barros, Coneta)
En El Bañado nos contaban que el camino actual que va hacia la ruta 38 "antes no
era el camino que tenemos, era una sendita" (Lorenzo Soria, El Bañado), "al camino
derecho ( ... ) lo ha hecho vialidad" (Neófita Robledo, El Bañado). Los hombres iban a la
ciudad en sus carretas a llevar carbón para vender y allí compraban la "proveeduría"
para llevar a sus casas. Tanto los caminos que unían a los puestos del Norte entre si,
como los caminos por los que se iba a la ciudad desde los puestos, atravesaban los
campos en donde actualmente se encuentran las colonias agrícolas: "... Por acá, por
ande han hecho las colonias, por ahí era el camino para las carretas." (Doña Petrona, El
Bañado).
Los viajes de los carboneros de Los Puestos del Norte a la ciudad capital no se
terminaron sólo porque los antiguos caminos para carretas fueron cortados cuando se
alambraron los campos destinados a las colonias. De hecho, como lo expresa don Carlos
194
Robledo, los carboneros utilizaron la ruta 38. Sin embargo, otros factores incidieron
para que esta actividad decayera:
En carretas tardábamos 6 horas a la ciudad. En la ruta (38) antes no había
asfalto, era tierra todo. Después no podían ir carretas por ahí porque cortaba el
hierro el asfaito, e/fierro de la llanta y se ha terminado la ida de carreta para la
ciudad. Nos echaban para la orilla. Teníamos un camino para las carretas.
Después pasaban jardineras, camionetas, camiones, ya no podíamos ir porque no
teníamos cómo ir. Obligados teníamos que venderles (el carbón) a los camioneros
que venían acomprar. - - - -
En la primera mitad del siglo XX, entonces, no existía la ruta 38 que en estos días
constituye la columna vertebral que articula y dinamiza la zona sur y centro sur del
Valle de Catamarca. Los pueblos de Coneta y Miraflores estaban ubicados sobre el
"camino viejo" que unía La Rioja con Catamarca atravesando de norte a sur el área más
baja del pedemonte del Ambato, de forma paralela al recorrido que allí realizaban las
vías del ferrocarril. Desde los distintos puestos, tanto los ubicados en las laderas del
Ambato como los puestos del Norte del fondo del valle, la gente iba a la ciudad a través
de sendas o de caminos de carretas, sin necesidad de pasar por los pueblos de Coneta y
Miraflores. La construcción de la ruta 38, la dinamización de la circulación en
automotores, junto con la desaparición de la circulación del ferrocarril conllevaron a
una reestructuración del mapa caminero de la zona y de las formas de locomoción de los
habitantes locales. La Sra. Barros—proveniente de una familia de escasos recursos que
vivía en una zona marginal de Coneta, ubicada hacia el fondo del valle, cerca de donde
actualmente pasa la ruta—recuerda que, si bien había colectivos, a veces se iba "de a pie
a la ciudad".
La Sra. Oliva, cuya familia también vivía en dicha zona de Coneta cuando era
chica, nos contaba:
Antes no estaba la ruta 38. Había un colectivito y se iba en carreta por el camino
viejo. Salía a la ciudad a la altura de la calle Junín. Se juntaba con el que venía
de El Bañado. Este camino es muy viejo, venía de Huillapima. Había un colectivo
chiquito de A costa, era con nafta.
195
Anduvieron colectivitos chicos ('como el de) Sr. A costa. Después entró Gómez, en
el (año 19)39 ó (19)40 por ahi (fueron) los primeros colectivos de lvíiraflores y
Goneta. (Pasaban) todos los días por lo menos dos veces. (Anita Funes, Coneta)
(El colectivo era de) esos que hacen po, po, po, po, po, llevaba a la gente. Vos
ibas y lo hablabas ya venía y te buscaba y los autos que había eran de los Ford,
¿viste los Ford?. (Sr. Avalos, Coneta)
Pero antes de los colectivos de nafta, doña Rosa Avalos de Barros contaba que "la
tenían a la diligencia, esas, las diligencias, esas ( ... ) y había acá las jardineras esas eón
el toldito arriba". El Dr. Basso, recuerda que en Coneta "la jardinera era un medio de
locomoción más ágil (que la carreta, y estaba) tirada por equinos o mulares".
Al igual que en Coneta y en Miraflores, doña Neófita Robledo nos contaba que en
los Puestos del Norte "antes se andaba a pie, burro o a caballo, también tenían carretas
para traer lefia y para ir a la ciudad (...)A Miraflores había que ir a pie a comprar carne,
196
mercadería ( ... ) ahora hay colectivo, antes no". Cabe señalar, que a diferencia de
Coneta y Miraflores, los colectivos tardaron mucho más en llegar a El Bañado.
Pero el transporte en colectivo no fue evocado con la misma intensidad que lo fue
el tren. Si bien Coneta y Miraflores eran pueblos que existían antes del tendido de la
línea férrea, a diferencia de los poblados bonaerenses que Ratier (2004) señala que se
construyeron alrededor de la "estación", el tránsito de los trenes dinamizó la vida
cotidiana del área en estudio, al igual que lo plantea Ratier para Recalde y Santa Luisa,
- entre otros poblados de los partidos bonaerenses de Azul, Olavaria y Tapalqué.
La línea del ferrocami iba de Chumbicha hacia San Fernando del Valle de
Catamarca, pasando por las estaciones de Huillapima, Capayán y Miraflores. El jefe de
la estación fue destacado como un ejemplo moral por la misma vecina miraflorista que
había señalado el rol modemizador de las maestras en la escuela:
El tren de pasajeros, yo cuando abrí los ojos ya estaba.
- ¿ya estaba la estación de Mirafiores?
La estación de Mirafloresya estaba, ya estaba. E/padre de/padre Fernández, del
sacerdote, fue jefe de la estación ci jefe de la estación de Miraflores. Era una
persona de relieve en la población ¿sabés? (Juanita Vaccaroni, Miraflores)
Si bien la estación del ferrocarril estaba en Miraflores, tanto los habitantes de este
pueblo como los de Coneta y El Bañado relataban sus experiencias como pasajeros y
recordaban el nudo de relaciones sociales que el paso del tren provocaba en estas
localidades: "Viajaba mucha changada y las chicas, claro se iban, claro los programas
de allá a la vuelta cuando se bajaban en la estación" (Ramón Vega, Miraflores).
Este vecino nos señalaba también que en la primera mitad del siglo XX el tren era
usado como medio de transporte para pasajeros y también para cargas porque en esa
época:
había trenes (..) no había camiones, nada, lodo ferrocarril, pero más tarde
cuando había camiones ya la carga no la traían, porque dicen que el ferrocarril
40% le reconocía las pérdidas, cuando llegaban, y lo que robaban en la estación
se robaba (cargamento) por ejemplo en todas partes robaban. (.) De
Catamarca no sé lo que habrían sabido llevar no, de allá traían mercadería, que
197
no ve que Don Antonio Terán (el hacendado para el cual trabajaba su jamiliq)
cuando tenía negocio ahí se iba a Chumbicha y compraba y traía en el tren, iba a
la estación y ahí le cargaba en el carro que tenía.
198
me encargaba al guarda, porque yo era ch/quilma y venía a clase (a la ciudad).
(Juanita Vaccaroni, Miraflores)
La gente de Coneta no iba mucho a Miraflores. Anita Funes recuerda que sólo
iba a la estación cuando viajaba en tren. El central Córdoba venía directo de
Buenos Aires. Había (uno que veníc) de La Rioja. Antes se viajaba en tren. (.)
Antes lo único (que había) era el tren.
Pero desde Coneta, no sólo iban los pasajeros a la estación de tren de Miraflores:
Yo por ahí me acuerdo que de acá se iba un grupito a vender cosas cuando venía
el tren de Buenos Aires, eso me acuerdo, iba un grupo de muchachos de chicos,
por detrás de la estación, como para verlo pasar al tren.(Sr. Santillán, Coneta).
En El Bañado también los vecinos nos contaban sobre sus viajes en tren a la
ciudad:
(El tren) como dos o tres veces venía a la semana, de noche también sabía venir.
- ¿ Y viajaba mucha gente en e/tren?
Si, porque no tenían más en qué viqjar que en el tren. Antes sabíamos irse a
Miraflores a tomar el tren, sólo eso teníamos para ir.
- Y, ¿iban a venderle algo a la gente del tren desde acá?
199
De aquí no, de ahí de Miraflores salían a la calle a vender.
- ¿Y qué vendían?
Sandía y ... de lo que tenían sacaban a vender. (Doña Petrona, El Bañado)
Hemos visto cómo, a lo largo del siglo XIX, el estado estuvo involucrado en
procesos de urbanización de las áreas rurales a través de la construcción de edificios,
caminos, y medios de locomoción. No fue menor la ingerencia estatal en el proceso de
transformación del paisaje local a través de la gradual oferta de servicios tales como el
agua potable y la luz eléctrica. Al igual que en el caso de los caminos, las localidades
que primero fueron destinatarias de los mismos fueron Miraflores y Coneta, hacia 1960
aproximadamente. El Bañado, en tanto puesto que estaba ubicado más allá de la frontera
agropecuaria en ese entonces, logró el acceso a dichos servicios con posterioridad y
gracias a la insistencia de sus habitantes. Según doña Neófita de Robledo, la luz
eléctrica la tuvieron a comienzos de la década de 1990 y porque los vecinos "pidieron a
los políticos la luz".
En Miraflores, a mediados del siglo XX, el acceso a la luz eléctrica era limitado:
En el año (19)50 cuando (.) el notorcito daba Cuatro horas por noche de luz, de
las siete hasta las once. De.spués cuando estaba el gobernador Navarro, se ha
traído el motor grande y daban luz seis horis y los viernes a la noche dabah toda
¡a noche, y los domingos .de día también, por las heladeras, esas cosas, y como se
hacían bailes enverano, yo he trabajado mucho enesas cosas de la luz Jacinto
Carrizo, Miraflores) . .
200
Un residente de Coneta recuerda que el primer tendido para la luz era:
con motores a explosión, estaba la usina en Mirafiores (En esta usina había)
dos motores Deuss (que) generaban corriente limitada hasta lO, 11 de la noche.
Sólo (había) luz por la calle central. Después se hizo ('la) ¿'terconexión para la
luz pública y particular. Se levantaron los motores a explosión. Cuando yo inc
asenté (alrededor de 1960) estaban los motores pero únicamente para
determinadas zonas. (Dr. Basso, Coneta)
La distribución del agua potable a las casas también fue un.a obra que se realizó
en la década de 1960. Recuerda el Dr. Basso que:
Donde está el tanque austral (..) fue la primera represa que hice para agua
potable. Fui el primer presidente de la comisión del agua potable ('en la) época
del gobernador interventor Gral. Brizuela, (en la) época de los militares. Coneta
fue una de las primeras localidades del interior con cooperativa de agua potable.
El gobierno nos dio materiales, filtros Nosotros pusimos la mano de obra
cavando zanjas. (Estábamos) organizados. No se sabía llevar libro de actas pero
igual se hizo. Luego se llevó (el agua potable) a Miraflores.
década de 1970) no se usaba los aljibes porque el agua del río iba a la cisterna.
Se abastecía a Coneta y a Miraflores de la cisterna. (El agua) duraba menos de
un día porque era ,nuchci gente (..) En Coneta son pocos los que tienen aljibe
201
porque usaban el pozo donde iomaban agua los animales de la represa.
(Rodríguez Tula, Coneta)
Otro entrevistado recuerda que para mantener el agua limpia "comprábamos azul
que se le echaba a la ropa y azufre, se le echaba una barra al aljibe." (Sr. Santillán
artesano, Coneta)
202
El servicio militar obligatorio era vivido por los muchachos de los pueblos corno
una aventura, ya que muchas veces los llevaban muy lejos de sus casas y, además,
probablemente era la primera vez que lo hacían. Asimismo, era la ocasión en que el
estado los marcaba y definía como ciudadanos, inclüyéndolos en el colectivo de
identificación nacional. Sin embargo, esta pretendida homogeneización era subvertida
en las prácticas ya que, a veces, quienes eran incluidos en este colectivo resignificaban
las diferencias en su contacto con otros argentinos que habían nacido en otros lugares,
adscribiendo a su identidad local:
A. mí no me gustó ('qfuera) si yo he estado fuera, 15 meses obligatoriamente en
Puerto Belgrano en el servicio militar. Cuando me dieron la bq/a ('me d/eron)
volvéte para (atainarca, ganás poco (pero) vas y venís del trabajo, estás seguro.
Allá no, si se ha armado un tiroteo allá cuando venía para acá. Digo no, vivía
re.friado nomás por el duna húmedo. Gracias a dios no me quejo, no me falta
que comer (..) Guarda, hay que tener cuidado, hay que tener cuidado con la
gente que viene de afuera así, los porteños, tipos pícaros. Yo he andado, la única
vez que salí cuando tenía 21 años, y me ha servido de experiencia. Yo lo conozco
al tipo cuando me converso, cuando tiene interés de algo, cuando no, bastante.
Eso le agradezco al. .ervicio militar que he aprendido algo. (Sr. Santillán
artesano, Coneta)
Por otra parte, el servicio militar era vivido como un rito de pasaje en el que los
muchachos dejaban de serlo para convertirse en adultos, ya que una vez que volvían a
sus lugares de origen se les daba permiso para hacer cosas que antes no podían:
SV - En esos años ve, que nosotros después que hemos sacado cifro/e recién nos
daban permiso para que salgamos un rato a las calles por allá, y decían tal hora
vuelvan. Los domingos por ejemplo se poníamos a jugar a la pelota en la plaza.
Si; de.spués cuando pasa el Servicio Militar éramos dueños de salir, recién.
¿y usted hizo el servicio militar?
RV - Yo salí en blanco entonces, antes era bolilla baja se llanaha
SV - Yo salí apto para el servicio, pero inc salvó el finado Ignacio Auy (padre de
-. don Anicew, era muy amigo de papá, y• le d/o, él había sabido teiieriin amigo
allá en..
203
RV - Era el Pedro Acuña (..) ha venido y le ha dicho si quiere que haga el
Servicio Militar éste o no, y nomás le ha dicho que no, y ahí bueno para hablarlo
al Acuña que él era del distrito Mi/llar.
SV - Le ¡za llevado una carta él a/finado Ignacio para que le entregue a y le
d/o quién era, todo, y yo le entregué en manos propias (..) y me sacó al servicio
auxiliar. (Ramón y Simón Vega, Miraflores)
El finado Ignacio Auy a quien se referían los entrevistados fue un personaje que
marcó la vida de muchos vecinos, tanto de Miraflores como de Coneta. No sólo porque
los ayudaba a "salvarse" del servicio militar, sino porque era un "caudillo político":
Él ('el finado Auy) dice que era el comisario, no sé cómo le llamaban entonces, no
sé cómo tenía la autoridad. Han ganado la elección, y éste ha sido un caudillo
político (..) en ese entonces lo mataban al que era contrario político, sí en ese
tiempo perdían las elecciones y lo mataban. (Ramón Vega, Miraflores)
- Y usted decía que su papá (e/finado Ignacio Auy) era caudillo, ¿y había más
caudillos en lviiraflores?
Y había de otros partidos de los demócratas, no era más que el radicalismo y
demócratas, los orejudos que les decían a los demócratas
- ¿ Ycómnofzie que se pasó al peronismo su papá?
Mi papá por la sencilla razón que tenía varios, una que Vicente (Saadz) es medio
pariente así del mismo pueblo de allá, y (mi papá) necesitaba, tenía tres hijos
(para) mantenerlos y hasta que han terminado, ellos iban a la ciudad
- ¿Del pueblo de?
Sl,, Saadi era de Turquía y así que papá agarraba y a todos sus paisanos, son muy
unidos los árabes, y se tuvo que hacer eronisq) por la sencilla razón que había
tres h/os que ya querían puestos, pero a mí no me ha podido convencer, no,
quería hacerme estudia,; yo llegué acá a cuarto grado no había más, y no yo le
digo no he nacido para ser mandado, para ser conchabado como se dice (..) y
204
claro fue caudillo político (.) a mí no ne ha podido convencer Vicente Saadi (.)
me ofrecía puestos por todos lados, nada. Y bueno, le digo (a mi padre), usted
tiene la culpa que me ha hecho radical. Si yo a los 18 años, 16, 17, sabía andar
con él. Tenía un Ford A bigote, el primer auto que había llegado a Miraflores un
Ford A bigote de esos primeros. No, tenía ahUados, compadres, padrinos, claro,
necesitaban ir a Huillapima y lo tenían al padrino para las farras, para el
registro civil. (Aniceto Auy, Miraflores)
- - El finado Ignacio Auy no sólo fue caudillo, sino que fue comisario y tuvo un
cargo en rentas. Ambos puestos se los "tenían que dar" porque él era caudillo político.
Tanto él como, posteriormente, uno de sus hijos fueron parte del engranaje del
clientelismo político en el pueblo, dando cuenta de las facciones locales que operan en
ámbitos rurales, al igual que en el caso de Amaicha que analiza Isla (2002) en Tucumán:
- ¿Su padre llegó a ser digamos?
Ha sido también comisario.
- ¿ Ypolítico?
No le dieron corno comisario y como de las rentas, y él no sabía leer ni escribir,
pero tenía un buen secretario, un meritorio que le llamaban antes. Y, a él le
tenían que dar corno caudillo politico. Así que él hacía y deshacía. Si llegaban ia,s
elecciones y quedaban los estantes vacíos, le ha gustado mucho la política.
(Aniceto Auy, Miraflores)
Los estantes que quedaban vacíos eran los de los negocios de ramos generales
que don Ignacio Auy tenía en Miraflores y en Coneta. Además de ser caudillo y
comisario también era el dueño del negocio en donde la gente sacaba fiado,
estableciendo "mecanismos de compadrazgo" similares a los detectados por Hermitte y
J-ierrán (1979) en una localidad del oeste catamarqueño:
A mi viejo lo apreciaban todos ('los habitantes de Mirafiores,) por ser capo en
política y en negocios que les fiaban (..) Si nosotros los habilitábamos para
flanes todo el año redondo. En esos tiempos iban a cobrar a ¡os dos tres meses, y
había que aguantarios (.) muy lerdos los pagos, a veces dos tres-meses había que
aguantarios. (Aniceto Auy, Miraflores)
205
Además, reproducía en los pueblos el paternalismo con que él y su familia eran
tratados por los dirigentes políticos de mayor jerarquía, ya que "tenía varios, varios
ahijados, padrino de confirma así de bautismo, todas esas cosas". Gracias a las redes
clientelares que manejaba, lograba favores para sus "ahijados" y "clientes" (tanto
políticos como económicos) contactúndose con los conocidos en la red de relaciones
sociales y políticas en las que estaba inserto y a la que se ocupaba de mantener
vitalizada:
Mi viejo era una persona que le gustaban reuniones, todo, venían amigos, como
ser este que era el subjefe del distrito y ahí nos salvaba a todos nosotros, nadie ha
hecho el servicio militar. ¡Qué! Para pasar una vida en el regimiento, bah
- Sí don Simón también contó que él salió también sorteado, que el padre de él
vino y habló con su papá y su papá
Uy, mi viejo salvó a varios ... y más que mamá se afligía que íbamos a ir a sufrir
frío, calor, y que los milicos ahí que los tienen a los bofes, así que venían y lo
hablaban a papá y quedaba libre. (Aniceto Auy, Miraflores)
206
Antes de Perón los caudillos ponían a un policía, a los agentes. Mi papá era
agente de policía. Los caudillos de C'oneta y !víiraflores eran demócratas,
conservadores. Tenían mucha plata, mucho poderío. Los caudillos te metían
preso. (Sr. Oliva, Coneta)
Hasta aquí, nos hemos referido a un nivel de construcción del paisaje que
atraviesa el interior de los pueblos y comunica a quienes allí viven con'otras redes
sociales y con otros lugares. De este modo, hemos visto diversos procesos mediante los
cuales se fue conformando un mapa social que ínter-conectaba a los - pueblos a través de
distintas redes, tanto fisicas—como en el caso de los caminos, las vías férreas, el
207
tendido de la luz, entre otras—como sociales y políticas, a saber, el servicio militar, el
patronazgo y el "caudillismo". También hemos señalado el rol importante que jugó el
estado en las modificaciones de este paisaje local. Podemos caracterizar entonces, a este
segundo nivel de construcción del paisaje, como aquel constituido por los vasos
capilares que intra e interconectan lo público monumentalizado y lo privado
sedimentado. Con esto nos hemos referido a una serie de retículas a través de las que
fluyen las relaciones sociales. A continuación nos detendremos en la manera en que las
prácticas sociales se sedimentaron a lo largo del tiempo en lugares menos visibles pero
más cotidianos para los habitantes locales: las casas, los comercios, las herramientas de
trabajo, entre otros.
El punto que nos interesa empero destacar es que muchos de los habitantes del
área de estudio, si bien valoran comodidades tales como la luz, el gas y el agua
corriente, señalan el esfuerzo con que ellos o sus antepasados construyeron sus casas o
208
las compraron aún cuando no tenían acceso a estos servicios. Existen en la zona muchas
casas antiguas en ruinas que, si bien no están habitadas, son marcadas por los relatos de
los pobladores como lugares que corporizan el pasado local. Además de las casas y
algunos objetos que se encuentran en ellas, los habitantes locales señalaron algunos
lugares puntuales que condensaban anécdotas o simples prácticas cotidianas.
El Sr. Santillán, nos llevó a una casa en desuso que está ubicada en el puesto de
La Aguada, al noroeste de Coneta. Allí nos contó que:
la casa er de lajainilia Per.iga, k .ini inadr. Ahora teñemos problemas,
un juicio con el dueño de Shu Fene "un negocio grande de electrodomésticos en
la ciudad capital de la Provincia) (...)
- ¿quién hizo esta casa?
Los padres de mi madre, imaginate, yo ya tengo 45 años (..) La puerta de la casa
se cambió, antes era de madera, se le hizo un arreglo porque hubo un tiempo que
no tenía lecho, había más casas, enfrente me parece que había otra. Acá era un
corral pero ahora nada que vei En años de antes esto era grande. (..) Las casas
generalmente se vendían a los amigos, por amistad, mis abuelos por amistad han
vendido ese pedazo.
209
Dei mismo modo, se enfrentan las reivindicaciones sobre el derecho a la tierra
entre quienes la han "poseído y usado" y aquellos que son sus "propietarios", tal corno
lo señalaba otro residente de Coneta:
- ¿Quién dice que es dueño de la tierra?
A costa, vive en la ciudad.
- ¿Qué lo ayala?
Dice que tiene títulos (..) la posesión y ini trabajo que yo tengo puesto ahí vale
muchos pesos, 10 veces más que la tierra, yo queriéndolo se lo compro y el no
quiere. (Roque Valdéz, Coneta)
Acá es la casa paterna. Antes sabía tener papá acá el negocio (..) Después (mi
papá) consiguió el terreno y hizo las casas. Mientras tanto alquiló y de.spués hizo
la casa ésta. Ésta debe ser de 1920, si por ahi de 1920 creo que es ¡a casa esta.
- ¿ Y/a construyó su papá o la mandó a hacer?
No, era un albañil muy bueno, de adobe, .vea así ¡os adobes ... duraban un gran
tiempo, porque lo hacían con los caballos a pisar el barro y la paja. Que hacían
adobes muy firmes. (..) Y antes se trabajaba con piedra y adobe nomás. Ahora
hay ladrillo, baldosa, mosaico.
210
- ¿ Y los hacían acá los adobes?
Los adobes acá, todo el inundo. Y había señores que trabajan muy bien, los
albañiles con piedra para hacer la base por la humedad, ,nuy lindo por ese
tiempo.
- ¿ Toda la casa de una sola vez la hicieron?
No, hicieron estas dos, la galería y una pieza. Y después tenemos tres piezas más.
Ya se hemos empezado a criar nosotros y tener piezas para todos. Éramos siete
hjos. (Aniceto Auy, Miraflores)
En El Bañado las viviendas también se hacían con materiales del lugar: "techo
de jarilla y paredes de adobe. Todo el mundo usaba casas de adobe, techo de jarilla y
tierra, cal y arena" (Carlos Robledo, El Bañado). Se fueron construyendo más viviendas
a medida que llegaba gente de otros puestos a instalarse:
a El Bañado venía gente de los puestos a vivir (..) Ahora no, los h/os de los
mismos propietarios han hecho casitas (..) Acá se van casando los hjos y acá no
más se quedan a Zapar, se va agrandando(Neófita Robledo, El Bañado).
211
construir el paisaje. La Señora Nilda nos contaba que "se vino al barrio pero me gusta
más estar en el campo sola, porque mi mamá era de allá, yo fui criada allá".
Este 'peine), simbol le llaman a este (..) Yo tejI como le digo, ese frezadón que
yo tejí (..) con este peine, en ese telar, en ese lejí el frezadón (..) Tengo la pa/a,
que se tejía allá en el cerro (..) se la pone para golpear lapa/a (.) (Este telar) ha
sido de mi madre (.) tiene como 90 años. (Eva Perdiguero de Santillán, Coneta)
(Tengo) dos pailas viejas de más de 60 años y más de 100. No las tiramos porque
son de cobre, son valiosas, son de la abuela o bisabuela de él ('del marido). (Sra.
de Rodríguez Tula, Coneta)
La señora Marcchetti de Vaccaroni, nos contaba que los barriles que tenía en su
casa estaban en la casa del abuelo de su marido, en Italia, quien los usaba para poner
vino. También tenía en el patio un "torno de madera para el amasijo, para hacer pan
casero y una piedra del molino (para moler trigo y maíz) que papá la hizo una mesita."
212
cuando yo compré (en 1960). La Niña Alcira Nieva (era la) dueña del alambique.
Lo donó al Museo Adán Quiroga creo. Un alambique de cobre, de hornalla
grande. (Se usaba) lelia de algarrobo. (Se ponía) uva pisada, (se hacía) hervir la
uva, (pasaba por una) Serpentina de cobre, caía un chorro de agua, condensaba
el alcohol y caía el aguardiente.
Entre los objetos recordados por los entrevistados, la mayoría señalaba a los
molinos de maíz y de trigo como algo muy especial en la vida de antafio. Los molinos
eran muy importantes en la vida cotidiana de los habitantes del área, no sólo porque alli
molían las harinas que luego usaban para alimentarse, sino porque también eran un
punto de encuentro para los vecinos que iban con sus carretas cargadas con sus bolsas
de granos y esperaban su turno para la molienda.
213
Los residentes del área de estudio no sólo guardaban herramientas de trabajo y
enseres en sus casas, también guardaban otros objetos que, al igual que las "cosas de
indios", tenían un valor emotivo e identitario:
Y esa ('cru), esa la hizo hacer mi hermano. La hizo alpiecito de madera, pero la
cruz auténtica es de tierra santa. Esa cruz, que es muy milagrosa, cuando hay
tempestad, cuando hay lluvias de piedras, ¿no? (..) a mí me ha pasado también.
Porque nosotros teníamos algunas piezas que eran techo de chapa de
fibrocemento, de esas chapas que se pueden caer muchas piedras y se deshacían
todos. Yyo había veces que me encontré solo y corrí a sacar la cruz y la puse y se
disij,ó (el granizo). (Sr. Arce, Coneta)
Lo que síyo tengo las ovej itas que dejó, unas ovej itas que ya le voy a enseñar (..)
las hizo él, es famoso Bermúdez, el pintor que se fue a España, yo creo que ahí
murió y no volvió más, y una tía nuestra trabajaba con él, y la quería llevar, era
hermana de ini mamá, vivían acá (...) este es un pastorcito que él hizo, y estas son
las ovejitas ( ... ) sí, le falta una patita, se ha golpeado una (...)Sí, igual igual que
las ovej itas son, sí, parece un carnerito la co/ita así, ¿ve eso? As), y elpastorcito
que está, leJlta el bracito (..) está d&spintadito ya.
- ¿Más o menos cuántos años tiene esto?
Más de 100 años (...)
- ¿ Yarmnaban e/pesebre con esto?
Ante.s; sí, sí (Sra. Arce, Coneta)
214
Otra imagen religiosa que fue señalada como representativa de Coneta fue "la
Virgen Blanca", que se encuentra ubicada en una toma sobre la Quebrada de San
Lorenzo. Existen muchas versiones sobre la manera en que llegó la imagen a Coneta:
Yo la historia que tengo de la Virgen Blanca es, y justámente está el /z/o acá, el
Dr. Barros, la madre era la viejita que para la époÇa de se quía, en la época de
se quía, este, aproximadamente en Septiembre, cuando ya los calores comenzaban
a apretar y disminuía tanto el caudal de riego, ella tenía la Virgen y nos hacía
marchar en procesión hasta allá hasta la loma. Íbamos y veníamos. Y ella después
la pasó a una familia Molina y ellos la colocaron 'allí, pero ya por supuesto
restablecida, la pintaron, la recuperaron un poquito más.(Dr. Basso, Coneta)
(Hubo) un tiempo que venían los seminaristas de La Rioja (a la casa que está al
pie de la loma en donde está la Virgen). El padre Ivíauricio Navarro que era
obispo (de La Rioja) y él es el primitivo dueño de ahí (de los campos donde está la
loma). Allí hay una casa y ellos tenían una capilla. Todos los años venían a
veranear y ellos hicieron la Virgen Bianca. La trajeron de La Rioja. El tercer
domingo de octubre, el día de la madre, la bajan y hacen mnisá en la capilla. (Sr;
Molina, Miraflores)
Cuando se puso la Virgen era un seminario, y por qué se puso la virgen está ahí
firmado por el obispado de La Rioja en ese papel ('un documento que tenía el
entrevistado) (..) El obispo de La Rioja hizo una promesa o algo para poner una
Virgen Blanca. ('Como estaba la) Virgen a la intemperie se puso la gruta. 'Se
/zizo una fiesta ese día. Aquí ('en el papel que tenía) explican eiprimner milagro de
¡a Virgen. Mi mamá lo ténía guardado (..) Esto hay que documentario en la
iglesia (...) esto (el papel) el obispo no se lo dio a nadie, lo escribió para los
seminaristas (..) Es blanca (porque) si le ponen color el agua de las tormentas la
va a arruinar. (Sr. Vídal, Cóneta)
215
Yo les voy a contar una historia, doña Matilde O 'Connor ha sido la dueña de San
Lorenzo (la quebrada), fue tía del profesor Argerich. (Su casa queda a/frente de
la casita de los Ontivero. De ahí sigue La Calera. Antes era de los curas de ¡a
Rioja, era dueño don Mauricio Navarro años atrás. (Sra. Molina de Ponce,
Miraflores)
La Sra. de Rodríguez Tula seíaió que dicha propiedad había sido del gobernador
General Octaviano Navarro:
Más arriba (de O'Gonnor) estaba el General Octaviano Navarro que se hizo ¡a
casa ahí y de ahí salieron varios hilos y había un cura que fue el Obi.spo de La
Rioja (..) Esa casa era de los curas; decíamos nosotros que venían de turismo los
fines de semana, la casa de los curas tiene más de 30 años.
Siguiendo por la quebrada más arriba hay unas cuevas. Algunos habitantes
locales nos decían que en una de esas cuevas había una "salamanca":
Bueno, allá hay una cueva que le dicen, la salamanca, que i& escucharon hasta
incluso arrastrar cadenas, que canta, que canta un galio
- ¿En la cueva canta un gallo?
En la cueva, pero tan solamente de noche, y usted siente que gui/arrean, que
cantan, de todo (..)
- ¿Ya dónde queda eso?
Acá en la quebrada, a la entrada de la quebráda ande están las piletas, ahí nomás
- ¿A la izquierda, cerca del camino que, va a Miraflores?
Sí, cerca del camino que va costeando la falda. Se llama la falda por la orilla de
la loina. (Sr. Avalos, Coneta)
216
- Dicen que para ahí para el cerro, que había una salamanca.
Así decían que había una salamanca, que sentían música (.) Ahí yendo para el
cerro, mejor dicho de ahí de las piletas para allí (..) hay como una e.specie de un,
de una piedra grande, es como una casa la piedra porque tiene así como un,
cavado, ¿vio? ahuecado, y así dicen que son (...) las salamancas. (Sr. Arce,
Coneta)
Las laderas y cumbres del Ambato, y los puestos que allí se encuentran, son
conocidos por algunos habitantes locales. Lo que a los ojos de quienes no conocen la
región se presenta como un conjunto indiferenciado de lomas y quebradas, para algunos
lugareños constituía lo que podríamos denominar un mapa de la memoria (Auge 1999).
Algunos habitantes locales describían los distintos puestos y parajes otorgándoles un
nombre distinto a cada uno, y asociándolos posiblemente con ciertas experiencias
vividas por ellos mismos o que les fueron transmitidas como "leyendas". La capacidad
de nombrar estos lugares se vincula con el sentimiento de pertenencia que brinda la
familiaridad con un espacio determinado, a partir de la clasificación y nominación del
mismo. Don Roque Valdéz, de Coneta, nos relató en una enumeración exhaustiva y casi
recitada, un listado de nombres de algunos lugares ubicados en la ladera del Ambato,
señalando su conocimiento personal de lós mismos:
Los nombres de las lomas (son) la Horqueta, la quebrada del Peñón Colorado, la
quebráda de corral de los Perdiguero, rodeo el Vizcote, rodeo el Capiar, el agua
del Rosario, los Arbolitos, la quebrada de los Pozos, el Estanquito, el Ghañaral,
la isla las Varitas, la isla el Tostado, la isla el Mistol, la cumbre del Valle, los
Rastrojitos, la Pampa, el chuschal, el agua de los Arrayanes, el agua de la
Higuera, el agua de los Saucos, el agua de los Ricos, el agua de ¡os Remedios, el
agua dci Siinboi, el agua de las Avispas, el agua Escondida. Todos esos puntos ¡os
conozco. Los angelinos dicen que en el cetro el Manchado, no sé si es realidad o
217
imaginación, si será verdad o mentira, cuando tenía agua la laguna salía el sol y
se veía un toro de oro. Yo eso no lo creo. Dicen los angelinos que hay una piedra
que está un encanto, bajo la piedra dicen que hay oro, si alguien quería tocarlo
no lo podía sacar, se desaparecía. A otros les agarraba tormenta si iban con mala
intención. No les puedo asegurar porque es un cuento. Por la cumbre del Valle,
que le llaman a esta cumbre, hay un pozo, sobre la cumbre, profundo, dicen que
son respiraderos del viento .. -
Por otro lado, las leyendas sobre los lugares se vinculan también con la historia y
la identidad nacionales. Así, un entrevistado relacionaba a la quebrada de San Lorenzo
con un tesoro escondido por San Martín:
Incluso había uno ('.) un tesoro ('que;) no sabían dónde lo había escondido (.) en
el monte (.) y df/o que era grande, que había dejado San Martín (..) por eso es la
Quebrada de San Lorenzo (..)
- ¿ Y él venía de algún lado, San Martín o pasaba?
De paso nomás (..) y ini abuelo, mi tatarabuelo sabía decir que por acá pasó San
Martín (.) iba para Londres (una localidad ubicada hacia el oeste de la
provinciq), por eso le dicen la quebrada de San Lorenzo. (Sr. Romero, Coneta)
Otra vecina de Coneta también nos contaba que "pasaron unas tropas" por La
Banda del río Miraflores-Coneta, que baja por la quebrada de San Lorenzo. En honor a
esto, hay allí un "tala (tipo de árbol) histórico". (Nena Arreguez, Coneta).
También nos mencionaron a otro personaje que habría pasado por la zona. En
esta oportunidad no se remite a la construcción de la identidad nacional, sino por el
contrario, a la identidad provincial-regional ya que se recuerda a Felipe Varela, un
caudillo oriundo de Catamarca, que luchó contra los unitarios en el siglo XIX (ver
Capítulo 3). •,
218
La propiedad del Gobernador Octaviano Navarro,- y el paso de San Martín o de
Felipe Varela por la zona califican a la misma de una manera distinta en la construcción
de la identidad local y su relación con los niveles nacional, provincial y local. Ms allá
de la veracidad o no de estos acontecimientos, la "presencia" de estos próceres
vinculados con el proceso de construcción del estado-nación muestra que los residentes
en la zona se marcaron y fueron marcados como parte de la historia argentina, tanto en
el siglo XIX como en el momento del relato.
........Los, habitantes del área de estudio marcaron ciertos lugares y objetos como
históricos, ya que en ellos se sedimentaron tanto las prácticas cotidianas locales como
aquellas que los vinculaba con niveles provinciales y nacionales. Así, en estos relatos
sobre el pasado podemos rastrear procesos de comunalización de distintos grupos
identitarios. La adscripción a colectivos de identificación locales, provinciales y
nacionales a través de los mecanismos de selección y olvido de la memoria local,
muestra la confluencia de dos aspectos, tanto los significados presentes en las
expresiones públicas, como aquellos sostenidos o sedimentados en los modos de vida
concretos de la gente (Larraín 1996).
6. Reflexiones finales
En este capítulo hemos visto que los entrevistados desplegaron sus relatos sobre
el pasado en el marco de la escenografía de un paisaje social. Asimismo, dichos relatos
constituyeron argumentos con que los habitantes locales valoraron las relaciones
sociales y costumbres de antes desde el punto de vista presente.
219
Los relatos sobre los orígenes de los pueblos y puestos remitieron a los
españoles, ya sea específicamente los conquistadores o no. La referencia a estos
orígenes estuvo íntimamente vinculada a la legitimación de los derechos a la propiedad
de la tierra por parte de los habitantes actuales. Estos usos del pasado fueron realizados
de manera diferencial por dos contingentes poblacionales locales: los hijos de "criollos"
y los hijos de "inmigrantes" ultramarinos. Los hijos de "criollos", representantes de la
matriz hispano-indígena, marcaron su genealogía española y desmarcaron la indígena
para argumentar sobre la legitimidad de sus derechos a la propiedad de la tierra en un
contexto en el que tanto los habitantes de los puestos como algunos habitantes de los
pueblos fueron históricamente expropiados de las mismas. Sin embargo, los hijos de
"inmigrantes" ultramarinos no usaron el pasado para argumentar la legitimidad de su
inserción en el espacio social local. Es que las trayectorias disponibles para estas
familias que llegaron al área recién a fines del siglo XIX los habilitaron para aliarse con
las élites locales preexistentes, naturalizando tanto sus derechos sobre la propiedad de la
tierra como su liderazgo en las relaciones de patronazgo locales. Los hijos de
inmigrantes se invisibilizaron a través de su alianza con las élites locales,
naturalizándose su incorporación y des-marcándose sus diferencias. Los "criollos", por
su parte, fracturaron su genealogía "indígena" y apelaron a sus "antepasados españoles",
poniendo en evidencia la existencia de distintos "otros internos" más visibles en el área
de estudio, que necesitaban justificar sus derechos en un espacio social en donde sus
familias habían vivido por más de 200 años.
220
Por otra parte, los relatos locales también dieron cuenta de la territorialización
del espacio rural por parte de los niveles estatales. El pasaje de puesto a pueblo, y de
pueblo a área urbana se evidenció en los relatos sobre ciertos edificios fundacionales
tales como las iglesias, las plazas, escuelas y cementerios. Los relatos sobre estos
monumentos dieron cuenta de las marcas que convierten al espacio crudo en un paisaje
social, instituyendo el ámbito colectivo y público del colectivo de identificación. Estos
relatos, particularmente, estuvieron atravesados por asociaciones con personajes locales
relevantes que ejemplificaban el comportamiento moral deseable desde la retÓrica
civilizatoria y modernizadora.
Los relatos sobre las rutas, los caminos, los servicios de luz y agua potable y los
distintos medios de locomoción utilizados en el pasado permitieron dar cuenta de las
interconexiones entre las localidades del área de estudio y entre éstas y los contextos
regional, provincial y nacional. Este disciplinamiento del espacio rural implicó un
proceso gradual de urbanización que lo incorporó al territorio provincial y nacional.
También, la territorialización del paisaje local estuvo vinculada con la injerencia de los
distintos niveles del estado en las trayectorias de vida de los habitantes locales a través
de los caudillos políticos, los comisarios y distintas instituciones públicas. Este
disciplinamiento de las vidas de los habitantes locales los incorporó, como ciudadanos,
en el colectivo de identificación provincial y nacional.
221
campo, las leyendas, los sincretismos religiosos, las montoneras de Felipe Varela, entre
otros. Estos elementos de sentido, como vimos en el capítulo 3, también se vinculan con
la retórica tradicionalista de algunos inte1ectuales catamarqueños que marcan
nostálgicamente las raíces aborígenes en las costumbres y folklore de los habitantes
rurales-marginales.
222
CAPÍTULO 5
"LA GENTE DE ANTES" ERA "GENTE DE CAMPO"
LA VIDA DE CAMPO COMO ANCLAJE DE LA IDENTIFICACIÓN
1. Introducción
En este capítulo analizaremos la manera en que los habitantes del área de estudio
relataron la forma de vida de sus padres y abuelos, "la gente de antes". En esta
operación de la memoria, clasificaron a sus antepasados como "gente de campo". Los
entrevistados se incluyeron en este colectivo de identificación, señalando que fueron
"criados" de esta forma. Sin embargo, también marcaron una tensión en este sentido de
devenir (Ch. Taylor 1989), reconociendo que en el presente de sus relatos ya no podían
continuar con este estilo de vida debido a los procesos de expansión de la frontera
agropecuaria en el Valle de Catamarca.
223
Veremos entonces que el modo de vida cotidiana de la "gente de antes" fue
caracterizado corno eminentemente rural. Identificaremos la manera en que los
entrevistados construyeron su sentimiento de devenir y pertenencia instaurando el
ejemplo moral de sus padres, "gente guapa" que trabajaba la tierra. Así, desarrollaremos
distintos temas vinculados con el cultivo de la tierra, la cría de animales y la explotación
del monte. Buscaremos indicios (Guinzburg 1994) de saberes que muchos de los
habitantes locales consideran olvidados o en vías de extinguirse.
224
Argumentaremos que las heterogeneidades sociales locales condicionaron la
construcción de los mapas de identidades posibles, inhabilitando la auto-adscripciÓn
1 indígena para denunciar las situaciones de opresión del presente en un doble sentido.
Por un lado, si bien se idealiza un pasado común, veremos que no todos los habitantes
actuales han sido "víctimas" (Horowitz 1991) de las políticas desarrollistas; por el
contrario, los beneficiados por la "modernidad" también fueron familias "nacidas y
criadas aquí". Por otra parte, señalaremos que la maquinaria de diferenciación a fines
del,siglo XIX diferci contingentes poblacionalesdesde un clivaje de clase, de&.
marcando el clivaje étnico. Veremos que las diferencias entre los, hacendados y los
arrendatarios o trabajadores rurales locales perduran en las memorias locales, mientras
que la alteridad e inserción de los migrantes ultramarinos en esta estructura social
preexistente fuertemente estratificada fue invisibilizada.
Los relatos locales sobre el pasado destacaron que las distintas localidades se
complementaban a través de una producción específica, de acuerdo a sus
particularidades ecológicas. En estos relatos no fue menor la reiterada mención que
hicieron los entrevistados sobre el hecho de que el "trabajo" de la "gente de antes"
implicaba una serie de conocimientos y destrezas que eran transmitidos de generación
en generación.
En frases tales como "la gente de antes", "había mucha gente antigua", "ya todos
han muerto, no hay gente vieja", "no hay gente de antes", "ya la gente grande nomás se
225
terminó", "ya la gente de antes ya no hay ninguna", algunos habitantes locales
condensaron su repudio a ciertos valores y comportamientos introducidos por la
modernización que provocó, según el argumento de muchos, el colapso de la forma de
vida de antes con la cual se identificaban.
226
vinculada con costumbres aborígenes que la actual. Corno en el caso de San Juan
analizado por Escolar (2003), el fantasma de la identidad indígena es sublimado en la
identidad campesina-tradicional de áreas rurales marginales de la provincia de
Catamarca. Sin embargo, como señaláramos en el capitulo 2, la frontera entre lo
indígena y lo campesino es mucho más rígida en el Valle de Catamarca que en regiones
rurales del oeste de la provincia de Catamarca, en donde el mapa de identidades
posibles es mucho más permeable para la articulación de clivajes tanto étnicos como de
clase.
En el área de estudio "el único medio de vida que había" era el "trabajo"
agropecuario. En Coneta y Miraflores, los terrenos para la "labranza" o "sembradíos" y
los "potreros" eran de propiedad privada y estaban ubicados en los pueblos, salpicados
entre las casas. Las propiedades tenían agua de riego que llegaba a las fincas a través de
acequias provenientes de distintas tomas del río Miraflores. En los Puestos del Norte
también se cultivaba pero en menor escala, debido a las características de los suelos y a
la menor disponibilidad de agua.
Los padres de Nicéfora Funes eran los encargados de uno de los molinos
harineros que había en Miraflores. Los dueños de la propiedad era una familia de origen
criollo que, además de la finca en este pueblo, a la que se trasladaban en el verano,
tenían otra en la zona de los Puestos del Norte, en donde residían en el invierno. Doña
Nicéfora destacaba los tamaños de las cosechas y resaltaba que la producción alcanzaba
para la reproducción de las familias. Señalaba también que no había dinero pero que
tampoco se lo necesitaba:
Se sembraba trigo, se sembraba maíz. Y ahí en la casa de la tía Amalia (..)
cuando vivían los viejitos, ah..., ¡qué cosechas había! Hasta el techo, estaba esa
despensa hasta el techo de maíz. Se cosechaba en cantidad, en cantidad, el maíz y
el trigo. (Además se cultivaba) de todo, la batata, el zapallo, el anco que se le
llamaba, (..) el zapalio criollo, porotos, de todo, de todo, de todo había en ese
entonces. (Lo que ¡a gente ponía era) para el consumo y algo vendía, algo vendía,
porque en esos tiempos era muy escasa la plata. Se decía el peso fuerte pero, no
se lo veía el peso fuerte. Muy escasa la plata. Pero eso s1 las cosechas no
227
faltaban, había en abundancia, para comer, para la olla había en abundancia. Se
tenía todo el año, se llenaba bordalezas, barricas, de trigo, de maíz, así que había
para todo el año, de ahí para el consumo de la casa.
Los principales cultivos eran el trigo y el maíz que se los combinaba con otros
según la época del año. Anita Monjes, quien fue "criada" por una familia que tenía una
hacienda en Miraflores recordaba:
La gente se mantenía cosechando o trabajando en la agricultura, el maíz, trigo,
se sembraba, por ejemplo mi papá sembraba el trigo, después ponía arvejas (.)
para la temporada de invierno. Después venía para sembrar maíz, ponía la
batata, ponía maíz, ponía huerta, ponía sandía, melón. Y para cosechar maíz,
cosechaba mucha cantidad
228
era espiga más dorada. (.j Al trigo lo sembraban en este mes de abril, mayo, lo
cosechaban en octubre, noviembre, noviembre.
El padre de Simón Vega trabajaba para la familia Terán ; ¿uienes tenían una
finca grande en Miraflores y fueron los pioneros en la producción de las muy preciadas
mandarinas de la zona. El padre de Simón Vega logró independizarse de la familia
Terán y tener su propia finca, en la cual trabajaron algunos de sus hijos, estando en
manos de don Simón en el momento de nuestra investigación. El nos contaba que:
osechábamnos al trigo) segándolo con la hoz. (.) 'Eran algunas así grandes. Y
nosotros segábamos, todo. (..) Le hacíamos la gavilla así (.) alado con,
arrancábamos la planta de trigo yio atábamos.
- Y de ahí lo transportaban ¿a dónde?
A la trilla, lo trillábamos con el caballo. (La trilla es un palo) en el medio se le
amontonaba a la trilla el trigo, y de ahí se ataba la tropa
- ¿Cuántos caballos eran?
Y de acuerdo a la cantidad de trigo, a veces eran 12 animales (...) Y los íbamos
arreando a los caballos. Mcta dar vuelta. (..) y después cada tanto había que ir
dándola vuelta. (..) Y después para aventarlo, con la pala de madera que se
hacía, así también, con el mango para aventar el trigo. Entre dos aventábamos a
veces, y otros despajando, un despa/ador. Si iban las mm/eres también ahi
sacando la paja, con lapichanilia, encima, que salga limpito el trigo.
El trigo, al igual que el maíz, era guardado para su posterior venta en el mercado
local o para el consumo del hogar. Una parte de la cosecha se consumía en grano;
mientras que el resto era convertido en harina en molinos locales:
229
Y lo guardábamos (al trigo) papá tenía grandes cajones de tablas. Cosechaba, en
ese tiempo le llamaban almudes, de 15 kilos, cuadrado así era el almud
Cosechaba hasta 50 almudes o más. 6'osechaba la cebada también.
O sea los almudes estos eran de trigo sin molerlo?
Limpio, ya limpio para guardar. Lo vendía, vendía mucho también. Así para Los
Ángeles, de Los Ángeles venían a comprar. Y para el consumo de la casa para
todo el año. Todo el año uno tenía trigo para cocinar y para la harina.
Una vecina de Los Puestos del Norte nos contaba que vendían los granos de
trigo en bolsas o también las llevaban a moler:
En Miraflores había un molino que lo hacían moler, había que llevarlo para ahi
lavarlo el trigo, dejarlo que se seque, dejarlo bien limpito y bueno, lo llevaba y
hacían moler ahí. (Matilde Palacios, Los Cubas)
230
Usted iba por ejemplo dos días antes pagaba para tal día, que fuera a ial hora,
iba, ¿y con qué se aiu,nbraba? Con velas, o si no llevaba elfarolito que antes se
usaba.
En otros casos había que esperar, oportunidad que era aprovechada por los
vecinos que vivían cerca para ir a conversar. Aniceto Auy, hijo de inmigrantes "turcos"
que se instalaron en Miraflores a principios del siglo XX, atendía los negocios que su
padre tenía en ese pueblo y en Coneta. Durante la época de la cosecha de trigo, iba hasta
alguno de los molinos de Miraflores para conversar con loS vecinos:
Y ahí pasaban (los que llevaban el trigo al molino), había que estar día y noche
allá, el que molía la que terminaba seguía el otro, el otro turnO y uno se iba a
charlar un rato ahí a embromar.
Así, las actividades económicas de "antes" eran ocasiones de sociabilidad con los
vecinos, hecho que también es lamentado como una pérdida en el presente.
231
trituraba, y a la vuelta de ¡as piedras había cajones así, donde iba cayendo ¡a
harina (..) Y esa harina caía a un cajón. De ese cajón se levantaba la harina (..)
en un cajón, se lo subía al cernidor (.) Se iba echando con la mano de a poco y
con una man ¡ja iba dando vueltas, una man/a se iba dando vuelta para que
trabaje el cernidor, para que de vuelta. Entonces se iba echando la harina así de
a poquito (..) yya se iba cirniendo la harina, la semita y el afrecho, iba cayendo,
cada uno en su cajón. Eso era, el cernido. De la molienda pasaba al cernido. Y de
ahí ya, bueno, ya la levantaban por separado la harina, la semita y el afrecho.
Los distintos tipos de harina de trigo eran usados en múltiples recetas de cocina.
La Sra. Oliva—que vivió en su infancia en un área marginal de Coneta, ubicada hacia el
fondo del valle cerca de donde actualmente pasa la ruta 38—nos contaba:
Hacíamos la harina, la semita y el afrecho. Porque todo se consumía (.) se hacía
el afrecho ¡o hacíamos para hacer la poleada
- ¿Qué es lapo/cada?
Era que usted lo hacía con el afrecho y azúcar. La semita se hacía como el pan,
salían unas tortas hermosas de semita, que es ¡a misma harina de trigo, en un
lado salía la harina, en el otro la semita y en el otro el afrecho (.) tres cosas que
salían en el molino.
232
A veces hasta 20 carretas se reunían en, dos hileras para vender ahí.
- ¿ Y cómo la vendían, vendían en alguna parte o ... ?
¡No! callejeando, si habremos pateado, cuando uno llevaba sandía grande. Pero
entonces la ciudad no era tan asfaltada como ahora. Cuando llevábamos sandía
grande entregábamos por el centro, ahí se vendía toda sandía grande, y con las
sandías chicas había que buscar algún lugar para vender. (..) (Llevábamos)
sandía y melón (.) a veces sacábamos hasta 12 pesos (..) Se admiraba el
pedacilo (de tierra) que era, la cantidad de sandías que salían, que daban los
huertos, y la mitad la vendíamos, la otra quedaba aquí. (Aniceto Vega,
Miraflores)
Por otra parte, también los frutales complementaban los ingresos tanto a través
del autoconsumo como de su comercialización en el mercado local y regional;
La mandarina también teníamos finca grande (.) Eso también se vendía mucho
(.) Cuando vivía papá nosotros teníamos la finca grande, sí, y ya después se ha
ido secandó, secando poco a poco. Entonces venían compradores, venían los
gringos de Chumbícha, Fernández el apellido de los gringos ESOS (.) Todo lo que
teníamos lo llevaban, sacaban todo. Sí, todos los años venían, sí. (Simón Vega,
Miraflores)
En el fragmento anterior, don Simón Vega etmcizó (Briones 2002) las relaciones
con los comerciantes de Chumbicha, recordando que la cosecha de mandarina era
vendida a compradores "gringos". Cabe señalar que Chumbicha, una localidad ubicada
a unos 60 kilómetros, era el punto neurálgico que articulaba el comercio de las zonas
oeste y centro de Catamarca con Córdoba y Buenos Aires. En este pueblo se asentó un
considerable rnmero de inmigrantes ultramarinos a principios del siglo XX, quienes se
constituyeron en comerciantes e intermediadotes de la producción provincial. Si bien en
Coneta y Miraflores los italianos y "turcos" también devinieron en intermediarios
locales, su aloctonía es menos marcada por los lugarefos que la de los chumbichanos.
233
Posiblemente, la calificación de "gringos" de los comerciantes de Chumbicha esté
haciendo referencia a dos aspectos de su aloctonía. Por un lado, se marca la procedencia
"de otra parte" y, por el otro, se re-centra la rivalidad entre los habitantes de Coneta-
Miraflores y los de Chumbicha.
Los higos, al igual que otros frutos extraídos del monte como la algarroba y el
mistol, se secaban en cañizos construidos con caña criolla delgada que se guardaban
apilados para la cosecha siguiente. El higo en pasa era guardado apisonado en una
especie de barril, la "barrica", para el invierno. De esa forma "salían bien azucarados".
Este era un alimento básico en la dieta local, sobre todo para los estratos más
pobres. A pesar de la diversidad de consumo, no todos tenían acceso a la misma. La
"vida de antes" no era tan generosa con todos por igual, pero estas diferencias eran
marcadas a través del clivaje de clase y no de pertenencia etnicizada. Simón Vega, que
se crió trabajando en una finca perteneciente a una familia del "patriciado" provincial
decía: "muchos pobres no tenían para darle mate cocido o café a los chicos y le llenaban
los bolsillos de pasas y los mandaban a la escuela."
234
Muchas familias de la zona, también tenían plantas de tuna de la cual hacían
"arrope", que se guardaba en bolsas de cuero de oveja o cabra. Con el arrope de tuna se
hacía el pan dulce.
(El arrope) .e lo guardaba en esas bolsas que hacían de cuero de cabra. Gabrillo
que lo sacan hecho bolsa, lo limpian bien, le sacan el pelo,. y la inflan. Que se
se que, se seca bien, y eso ahí seco, eso ya queda para ponerle el arrope adentro
(..) y ahí se conservaba hermoso el arrope, se aucaraba, se azucaraba, salía
- -- - grueso, azucarado.
- ¿ Y lo tenían mucho tiempo?
Si, de las mismas manos, que sale así, del cuero, se lo ataba, y de ahí de una, se
la desataba para saca!' por ahí e/arrope.(Anita Monjes, Miraflores)
Según Don Simón Vega, en las fincas "no faltaba la parrita, claro que poquito,
como para la casa". Se hacía pasa como para tener para la casa y para la fabricación de
las empanadas. "Por ahí se hacía una pailadita de arrope para el pan dulce, o comerlo
con mazamorra se acostumbraba, con pan". La uva también era usada para hacer
vinagre, aguardiente y vino:
Don Pedro Tomás Sosa, ahí ('en Miraflores,) tenía alambique. Para ahí llevaban
la uva, para que hagan aguardiente. Decían, - los que saben tomar, que era un
aguardiente muy bueno el que tenía, aguardiente puro de uva. Hasta de Coneta
traían uva para que hagan aguardiente.
- ¿ Y vino hacían acá?
No, bueno algunos un poquito como para el consumo ¿no? (...) Los que tenían
mucha uva iban para el alambique para aguardiente. (..) (La uva) se vendía
también. Hasta para Córdoba han llevado uva. Venían de ahí." (Jacinto Carrizo,
Miraflores)
235
Antes no comían como ahora, comidas modernas, ahora son salsas, tallarines,
¿lo quis, ravioles, todas esas cosas (..) antes locro, mazamorra, sopa era lo único
que comíamos (.) Esa era la manutención de los hos, eso era mejor que e/pan.
y no se enfermaban ni empachaban, nada, nada. Y ahora cualquier cosita que
comen ya están con dolor de estómago ya al médico. Antes no (.) antes no había
el pan, no había pan, les daban la comida que quedaba de la noche y del
mediodía la de/aban guardada, ya se la calentaban y le daban a las criaturas (..)
viera las cosas de ricas que salían (..) y no tenían fideos nada, no había en ese
tiempo. (Neófita Robledo, El Bañado)
Don Celestino Ontivero, vecino de Miraflores, también nos contaba sobre las
comidas de "antes", señalando que desayunaban con "mote, poroto, grasa, charqui y
zapallo". A diferencia del presente, "el que comía eso duraba cien años".
Los pobladores señalaron en sus relatos una tensión entre el pasado agrícola y el
presente de la enunciación en el que "nadie en estos pueblos cosecha". Así construyeron
un colectivo de identificación de "la gente de antes" del cual ellos se distanciaban La
Sra. Oliva recordaba que se usaba ir antes a "ganar el turno" al molino, porque había
mucha gente esperando para moler:
Y había que ir antes, se hacía mucho, hab fa 4 personas, 5 personas póngale 6por
día. Usted iba dejando el trigo y ya iba ganando el turno. (..) Iba ganando
porque antes se hacía mucho eso, los que cosechaban, ahora no cosecha nadie
eso. Nadie en estos pueblos cosecha el trigo (.) Día y noche trabajaba (el
molino) (.) Digo yo, cómo se ha perdido eso.
236
En el fragmento anterior, doña Oliva planteaba su punto de vista sobre el pasado
en relación con el ahora en su relato sobre la molienda del trigo repitiendo, dos veces, la
descripción de un hecho del presente: "ahora no cosecha nadie esto, nadie en estos
pueblos cosecha el trigo", y valorándolo negativamente al compararlo con lo que
sucedía en el pasado: "digo yo, cómo se ha perdido eso".
Asimismo, Nicéfora Funes argumentó las causas por las que se dejó de sembrar
tTigo:
-- Hará unos 40 años, más o menos que dejó de funcionar el molino (.)ya la gente
se desganó de cultivar la tierra, de sembrar el trigo mejor dicho. (..) Por esos
años me parece habrá sido el (año 19)45, (..) Yo no sé por qué, la gente ya se
desilusionó de sembrar el trigo, ya no sembraban como antes el trigo. Y al dejar
de funcionar el molino, por supuesto, tampoco, ya la gente ya se desilusionó, ya
no sembraba más el trigo, porque ya no había ese medio para poder moler el
trigo. (..) Bueno vamos a ver lo que hace el progreso porqüe también a veces el
beneficio (.) el progreso. Así que eso ya pasó, otra época, pasó a la historia eso.
237
mutuamente. Tanto la Sra. Perdiguero como el Sr. Avalos se criaron en puestos
ubicados en la ladera del Ambato, al oeste de Coneta. Ellos nos contaban:
-y también vendían parte del trigo?
No, eso no, en mi casa no se vendía, ¿sabe qué hacían los vecinos? Se prestaban,
el primero que cosechaba le prestaba al otro, sea para hacer el locro como se
dice, o sea para llevar y hacer harina, sí así era, se cosechaba muchas cosas en
aquel tiempo y no vuelven más esos años, no, por ahora no se consigue. (Sra.
Perdiguero de Santillán, Coneta)
Ah, muy tranquila, muy educada, en todo sentido, uno al otro se ayudaban,
¿ahora quién ayuda uno al otro? Nadie. Antes por ejemplo vos sembrabas una
tenías vos lo tenía y lo que yo tenía lo tenías vos, sucesivamente así se iba
haciendo el cambio, ahora hay peleas de nada. (Sr. Avalos, Coneta)
238
Además de la falta de solidaridad entre vecinos los lugareños destacaban la
laboriosidad de "la gente de antes" debido a su esfuerzo para cultivar la tierra a pesar de
la escasez de agua. Comparaban esos tiempos en que "lo tradicional" era la agricultura,
valorándola positivamente en contraposición con un "después" degradado en el que se
abandonó esa actividad debido a que la gente comenzó a trabajar en reparticiones
estatales:
No, en esos años se cosechaba mucho trigo, maíz, anco. Porque la gente de antes
ha sido gente guapa, dedicada a la agricultura. Y a pesar de que en esé tiempo
era fraccionada el agua pero sin embargo había con qué regar, pero ahora es
una miseria el agua (.) Lo tradicional de aquí de Miraflores, los cultivos eran.
Después la mayoría, han empezado a cambiarse los gobiernos, han comenzado a
entrar en las reparticiones y se ha abandonado la agricultura.(Jacinto Carrizo,
Miraflores)
En este sentido, muchos habitantes locales señalaban que los jóvenes no querían
trabajar en las tareas del campo. Ramón Bazán, de alrededor de 80 años, nació en San
Pedro, un pueblo cercano al área de estudio, trabajó conchabado en fincas de otras
localidades cercanas y a los 18 años estuvo "cuidando hacienda" en el "cerro", en
Miraflores "por 12 años". Después se fue a Buenos Aires y volvió a Miraflores a los 35
años. Desde entonces trabajó en su propia propiedad. El opinaba con respecto a la
juventud actual:
Yo prácticamente no me comparo con la generación que hay ahora, no saben
hacer nada, usted los ocupa para que trabajen no saben hacer nada. Pero en las
fiestas en eso están todos los primeros. Yo no sé cómo hacen para andar en tantas
holguras. Así que, no me explico (..) la juventud de ahora ¿qué trae? Aparte de
los estudios que tiene que sí que tiene cada uno su carrera pero cada vez están
más aplastados ya la gente nadie quiere trabajar.
239
carrera", a su vez, habilita muchas veces el conseguir un puesto "en el gobierno",
aspiración de muchas familias locales en el presente de la enunciación de los relatos.
Así, durante nuestra investigación observamos que por lo menos un integrante de las
familias trabajaba en alguna repartición estatal. El trabajo predial había sido
abandonado en su totalidad, o había disminuido notablemente, siendo subsidiario del
trabajo asalariado en la administración pública o, en pocos casos, en empresas
agropecuarias que se instalaron en la zona a partir de la década de 1990, con las
facilidades brindadas por la ley de diferimientos impositivos.
Isla (2002) sostiene que la existencia de ingresos provenientes del estado en los
hogares campesinos es una característica de ciertas áreas rurales—tales como Amaicha
del Valle en Tucumán que él analiza y, para nuestro caso, el Valle de Catamarca—que
permite la fijación de la población antes campesina en la zona, por lo que más que
considerarlo como una forma de asalariamiento que conllevaría a una proletarización, de
los habitantes rurales y a su consecuente des-cainpesinización (Murmis 1994). Por otro
lado, argumenta que debería considerarse a los salarios o pensiones estatales, al igual
que a los estudios alcanzados, como dos elementos de suma importancia que inciden en
la diferenciación social de los hogares campesinos. Así, don Bazán señalaba dos formas
contrapuestas de concebir el trabajo: el trabajo en el predio de la vida campesina de
antes y el estudio sumado al trabajo como asalariados de la vida rural actual:
Nadie quiere trabajar todos quieren estudiar y la gente de trabajo cuando se
mueran todos estos viejos yo no sé lo que va a pasar. Nadie sabía atajar una
part/a para regar un terreno, no saben lo que es hacer bueyes que antes yo estoy
acostumbrado, hacer bueyes, arar, sembrar y todo. Ahora no saben qué es ara,;
no saben nada, si no andan con e/tratado, ya no hay este cultivo de la tierra.
Este borramiento actual entre lo urbano y lo rural era remarcado por el Dr.
Basso, cuando comparó la disponibilidad para el trabajo predial de la gente de antes con
la de los jóvenes de ahora, reforzando su visión de un antes basado en la ética del
trabajo duro, sufrido, frente a un presente a este respecto degradado:
Una viejila inc decía, se van a comparar estos changos con nosotros, si nosotro.s
tenernos más fuerzas que estos changos, a la mauiana temprano salíamos a la
cosecha del trigo con un tarro de leche de cabra y una semita de torta de trigo
que se hacía ahí nomás, salíamos y volvíamos a la tarde.
240
Sin embargo, cabe señalar que no todos los habitantes de la zona se sacrificaban.
Dificilmente el Dr. Basso u otras familias de las élites de Coneta, Miraflores y El
Bañado hayan trabajado de la misma manera que las familias que debían trabajar en el
campo "de sol a sol". Los que más duro trabajaban eran los que lo hacían cuidando las
propiedades y haciendas ajenas, o bien aquellos cuyas propiedades eran sumamente
pequeñas. Los pobladores que se criaron en puestos y áreas marginales de los pueblos,
así como los que trabajaron como conchabados, capataces o criados en haciendas de la
zona señalan, como lo planteaba Juan Amado Bustamante, que luego de haber criado a
sus hijos en un puesto se radicó en Miraflores: "... porque no, no, no está como antes,
antes la gente era sufrida, trabajaba". También Don Ariza señaló que El Bañado "era un
pueblo sufrido, económicamente hablando". En estos casos, el "progreso" es concebido
como una superación relativa del pasado.
En Coneta y Miraflores las familias que tenían mucha hacienda, como en el caso
de los Vega, entre otros, vendían la leche de vaca y el quesillo:
La vendía,nos mucho la leche, a 10 centavos el litro. Aquí se vendía mucho, como
no había nadie más que saque la leche aquí. Se vendía mucho. Ese era el diario
para la carne. Era el diario que teníamos para comprar la carne, la venta de la
¡eche, cuando no carneábamos nosotros. Eso ya era los úiiinzo. años. Y lo que
Ver mapa 4.
241
sobraba, se hacía quesillo. Lo mandábamos al chico a que venda los quesillos en
burro. Y hasta donde iba enseguida vendía todo. Eran unos pesitos.
La carne de vaca era usada para el consumo familiar fresca o deshidratada, como
"charqui". Al igual que en el caso de las cosechas, tanto la carne como sus productos
derivados eran intercambiados con los vecinos:
- ¿ Y eso no vendían nada de carne vacuna?
No, nada, nada, de vacuno no se vendía nada. Se les daba a los vecinos que
siempre la costumbre era así, si otro vecino carneaba también
- Le daban algo a usted
Sí viera desde lejos, todos los vecinos era costumbre eso, ¿no? Repartirse hacer
probar los chorizos y todo, repartir, ya nos mandaban de tantas partes (..) Eh,
repartían los chorizos, igual que llegaban también de otras partes también, cada
vez que carneaban ya estaban, traían, sí, esa era la cosi uinbre de antes.
Como hemos visto para el caso de la circulación de las cosechas, los pobladores
del área se están refiriendo a intercambios equilibrados entre vecinos. Sin embargo, don
Vega también recordaba otro tipo de reciprocidad, más cercana a la redistnbución
"egoísta por medio de subterfugios" que señalara Sahlins (1983), mediante la cual los
dueños de las estancias solían "repartir" los productos de la carneada a los vecinos que
trabajaban permanente o temporariamente en sus propiedades. Así, don Vega recordaba
que la "sirvienta de los Terán", quienes eran dueños de la estancia para la cual trabajaba
su padre, "bajaba por la calle repartiendo carne". Este tipo de intercambio da cuenta de
los bienes que circulan entre las facciones, aceitando las relaciones de patronazgo,
242
similares a las que analizaron Hermitte y Herrán (1970) en una ciudad del oeste
catamarqueño.
Don César Celemín nos contaba que ciertas familias tenían más hacienda que
otras. Tenía este conocimiento porque, al igual que los Vega, salía a comprar terneros y
cabritos ya sea para incrementar su propia hacienda o para funcionar como
intermediario local. Asimismo, junto con su padre, tuvieron una curtiembre, lo que los
llevó a recorrer todos los campos circundantes al área de estudio. Las familias más ricas,
entonces, criaban a sus cabras en el valle, en un área entre la vía del ferrocarril y la
actual ruta 38 o en los Puestos del Norte. Don Celemín relataba:
Aquí en la zona esta había muchas cabras, fuera de aquí, de Mirajiores.
-Dónde?
Y bueno, empezando El Bañado, Las Lajilas, Los Positos, Sisi Huasi, Linda Vista,
El Eslanque (Puestos del Norte); todos tenían majadas grandes,de cabra, yya no
existen más.
Los animales eran usados para el consumo de su carne y, también, eran vendidos
en pie en el mercado local y regional. Había también familias más pobres para las que la
venta de animales constituía una posibilidad de contar con dinero para realizar compras.
La Señora Oliva fue criada por su abuela y vivió durante su infancia en una zona de
Coneta en donde pasa la ruta 38:
Nosotros comíamos mucha carne de cabrito, ella (su abuela) también carneaba
un novillito, un ternero para tener. Pero (a veces) comprábamos carne, todas las
veces no (.) valía muy harata ¡a carne. Acá (a Coneta) veníamos. De allá (de Los
Puestas) nos mandaban a comprar (..) Había carniceros (..) por kilo, pero nzuy
barata. Usted con poca plata llevaba mucha carne. Pero tenía que tener uno
plata, porque no había plata (..)
- ¿ Y cómo conseguían la plata?
Y ya le digo mi abuelita vendía los cabritos. Venía un hombre, a veces venían a
comprarle las cabras, una remnesa de 30, 40 cabritos.
- ¿ Y de dónde sabía venir el hombre ese?
De la ciudad de Gatamnarca.
- ¿Yse ¡o vendía en pie o?
En pie, así nomás sin carnear sin nada.
243
Por otra parte, doña Oliva señalaba que la leche era usada para el consumo
familiar:
Uh! sacaban leche, pr eso digo yo seremos tan fuertes doña, las ollas que
tenía ¡ni abuela, grandes de fierro eran, hacía hervir llenas de leche, y éramos
muchos y ahí tomábamos
Además de ganado vacuno y caprino, algunas familias criaban ovejas cuya carne
era consumida. El cuero era usado para hacer "pellones" y con la lana se tejían diversas
prendas: frezadones, ponchos, cubrecamas, entre otros. Amalia Vega, hermana de don
Simón y de don Ramón contaba que:
Teníamos majada de ovejas ('y las esquilaban las mujeres) aquí nomás. Nosotros
sabíamos estar días enteros, cortando la lana como vienen esas tijeras Si hemos
tenido una tropilla linda, sabíamos tener de ovejas.
Por otra parte, cerca de las casas se criaban animales de granja tales como
chanchos, gallinas y, en algunos casos, se tenía una vaca tambera. Todos estos animales
eran utilizados para la preparación de comidas. En el caso de los chanchos, don Simón
Vega sefíalaba que éstos eran carneados con algún vacuno:
Teníamos la criada de chanchos. Y todos los inviernos se hacía invernar a los
chanchos grandes, bien gordos, se hacía invernar con maíz (..) para hacer los
chorizos, todo. Ya se carneaba con algún vacuno. También como teníamos ya
varias vacas entonces ya se reservaba para carnear. Así que, gracias a Dios. (..)
(Los chorizos) se los guardaba y se los colgaba en una caña, en el galpón y ahí
estaban, y ahí se los iba consumiendo. Se hacían cañas largas llenas de chorizos
(..) Todo era para la casa (..) También se hacía el arrollado, se hacía, con la
carne de chancho (.) Y se hacía el o/ro, ¿cómo era? salchichón se lo preparaba.
Todo, se lo guardaba para tener.
244
al novillo y más o menos de los dos años y medio tres años se lo amaestraba,
ponerle el yugo y hacerlos caminar para que se vayan haciendo, hasta que,
bueno, ya se amansan y quedan en estado.
"Mi mam4) también trabajaba en telar. O sea ella hacía las frazadas para
nosotros. Tejía los sobrepelos para que ensillemos y todo eso, sí. Frezadones,
unos para cama grandes y otros para camas chicas. Los jergones. Lib, si habrá
trabq/ado. Cubrecamas, también hacía. (Amalia Vega, Miraflores)
Esta vecina nos contaba cómo era la técnica de tejido en telar que ella, al igual
que su madre, aprendió de su abuela:
Mi abuela, este, ella me ensefló a, vief ita ya, ella me enseó a armarla la tela
apenas, la urdía, y de ahí ya después. Claro primero se la urdía, del largo que
va a ser. Yen el sucio ponía estacas y unos palos, y bueno, y después hicieron el
telar, y había que hacer el peine y con eso le ponía ahi y ahí había que ir
enlisando le llamaban, ponían dos palos así con hilo y lo iban cruzando,
cruzaba as! y de.spués había así unos palos y de ahí iban atados con piolas esas
cosas, y uno pisaba ah4 pisaba ahí y se levantaba, se abría la tela, y así iba
pasando y yo este revista que caía a mis manos, venían así como puntillas asi
labores, y de ahí sacaba yo para hacer eifrezadón, de mi memoria iba viendo e
iba hzciendo. (.) Y lo que uno urdía que le llamaba al hilo de abajo, ese era
delgadito, lana sí pero delgadito, torcido, y de ahí el otro con el que se hacían
las labores, ese ya era grueso (..)
- ¿ Yla ¡ana era el color común?
No, se la teñía. Había tintas de todos colores. Se las ponía en alumbre, las
lavaba y se la ponía en alumbre, y de a/mí estaba un día, dos días y ya lo teñía.
Hacía hervir al hilo con la tintura.
245
Sin embargo, esta actividad dejó de realizarse al compás del acceso que tuvieron
los habitantes de la zona a la compra de prendas industrializadas. El tío de don
Santillán, en Coneta, nos decía:
Mire yo he tejido, los frezadones, las mantas y las inantitas (.) bueno, y estando
allá lo he desarmado al telar (.) ya nadie, nadie lo usa, lo tengo guardado.
De esta forma, los habitantes locales guardaron los telares porque "ya nadie los
usa". Nuevamente, el ahora de la enunciación de los relatos se diferenciaba del
colectivo de identificación de "la gente de antes".
246
enunciación en el que se caracterizaba como "más fino", en la época de antes supo "lo
que es ponerse... las uyutas". En su relato comparó las costumbres de antes según las
cuales él y sus hermanos fueron criados, con el ahora de su relato en el que "nos hemos
empezado a modernizar", señalando una superación relativa del pasado.
-- Ahora es todo comprado ya, uno ya la ven con eso y dicen, Eh, esq es antiguo. es -
del año de las víboras (..) Si usted va por ahí todavía hay zapatos asi todo eso,
las uyutas, de eso, de cauchutaje, de las ruedas, trenzados todo arriba y metido
para meter así como ojotas, que la gente usaba mucho. Exc! usivanen1e a nosotros
nos hacía papá eso, para que no gastemos las zapatillas, que no había como
comprar, nunca usarnos zapatos zapatillas, no hemos conocido nosotros eso, las
alpargatas las conocíamos, nada más.
247
Cerca nomás. Había mucho monte. Ahora en el campo, en el puesto que tenía don
Pedro Vaccaroni (vecino de Miraflores,) para allá, había muchísimo monte.
Sabían hachar, llevaban al ferrocarril la lefla.
- ¿ Y para llevar la leña a la ciudad (capital de C'atamnarcq), el carbón?
Teníamos carretas, carretas y bueyes
- ¿ Y con lo que vendían, con lo que le daban del carbón en la ciudad?
Y cuando vendían ahí traían de todo, la mercadería.
Don Robledo, que era considerado "dueño" de gran parte de las tierras del puesto,
donó terrenos para la edificación de la escuela y uno de cuyos hijos era la cabeza de una
de las facciones locales recordaba:
Antes sabíamos ir hasta el campo a hachar y voltear árboles para hacer carbón,
hacer las pircas, les llamábamos (..) Lo llevábamos a la ciudad a vender,
echábamos en las bolsas, las llenábamos las bolsas y llevábamos para vender
allá, en carretas tiradas a. bueyes. No había camionetas ni jardineras, carretas,
carretas atadas, tiradas a bueyes, con bueyes (..) Andábamos de calle en calle,
ofertando (..) llevábamos la leña para vender también.
248
sabe en es/os trabajos que a veces dice es fácil, no es fácil es bastante el: ... mejor
sí sacrificado.
Por otra parte, la esposa de don René no dudó en calificarse a ella y a sus padres
como "campesinos". Si bien algunos relatos señalan al presente como una superación
relativa o total (Briones 1988) del pasado, en Otros aspectos se plantea una degradación
total o parcial (ibidem). Así, algunos vecinos de El Bañado, señalaron que no sólo
vieron restringida la posibilidad de hacer pastar a sus animales a campo abierto por la
llegada de las Colonias, sino que también, algunos vecinos que "podían"—es decir que
tenían el dinero como para comprar los alambres y palos y que tenían poder ya que
pertenecían a la élite local—aprovecharon la situación y "cercaron" gran parte de las
tierras que quedaron fuera del perímetro de las Colonias. Asimismo, don Carlos
Robledo, durante el período en que los habitantes de El Bañado iniciaron el litigio
contra el empresario que pretendía establecer un emprendimiento agroindustrial en parte
de dichas tierras, trazó un mapa imaginario señalando que las tierras expropiadas por la
Colonia Nueva Coneta habían sido del Ingeniero González y de don Pedro Vaccaroni;
más al sur atravesaba el Río Coneta-Miraflores; luego estaba la propiedad en litigio que
había pertenecido a los Dalbone; luego estaban los antiguos "campos comuneros" de El
Bañado, cuyos habitantes eran "poseedores de derechos y acciones" en virtud del
derecho consuetudinario; a continuación estaban las tierras de Raimundo Robledo; las
249
de los Palacios; las de José Vaccaroni, y finalmente las de Noguez. Parte de estas tres
últimas propiedades habían sido expropiadas por la Colonia del Valle. Este mapa
trazado por don Carlos pone en evidencia, por un lado, las relaciones de subordinación
por parte de los habitantes de El Bafado con respecto a los vecinos de Coneta y
Miraflores, ya que las familias Dalbone, Vaccaroni y Noguez eran oriundas de dichos
pueblos. Por otro lado, se manifiesta la heterogeneidad social al interior del propio
puesto, dando cuenta de las pretensiones de legalidad con respecto a la propiedad de las
tierras de las familias que eran cabeza de las facciones del mismo puesto: los Robledo y
los Palacios.
Se podría pensar que está el punto de vista hegemónico hablando a través de don
René. En otro trabajo' (Pizarro 1999 a) hemos señalado que otros vecinos de El Bañado
se auto-marcaban como "pobres" sin reparar en que, si bien "antes" no eran asalariados,
también estaban relacionados con el mercado en 'condiciones de subalternidad, re-
centrando en su relato el mito de la "autosuficiencia campesina".
250
El "mito de la autosuficiencia campesina" es cuestionable a través de las pistas
que aparecen en los relatos locales sobre el pasado. En ellos se señala que además de
hachar el monte para la producción de leña y carbón, los habitantes de la zona de
estudio recolectaban plantas con fines medicinales y, principalmente, como alimento
propio y de los animales. Una vecina de Coneta nos contaba que antes se hacía arrope
de chañar:
Arrope se hacía (..) de chañar y de luna.
- ¿ Y salían a buscar el chañar ustedes?
Claro, en el campo, y para vender señorita porque era muy, vendible y es vendible
- ¿ Y dónde lo sabían vender?
En la ciudad.
- ¿ Yya tenían quien les comnprara fijo?
Ya ellos (sus abuelos) ya tenían, ellos ya se iban a vender. (Sra. Oliva, Coneta)
Hasta aquí, hemos visto que los habitantes relataron que en el pasado la forma de
vida era eminentemente rural y plantearon al presente como una degradación y/o como
una superación (Briones 1988) de la "vida de antes". La filiación "indígena" fue
invisibilizada mientras que, en términos generales, se remarcó un ideal de
"autosuficiencia campesina" que reprodujo la retórica desarrollista adjudicando a la
"dejadez" de los jóvenes y al "vicio" que fomenta el "gobierno" las dificultades de la
vida presente. También señalamos la tensión entre la manera en que los lugareños
articularon un sentimiento de devenir del colectivo de identificación "la gente de antes".
Si bien se reconocen "descendientes de" sus padres y abuelos, marcaron una distancia
con ese pasado al señalar que "la gente de antes ya se terminó".
251
La variabilidad del sentido de ser "gente de antes" se vinculaba con la
heterogeneidad social tanto al interior de la zona de estudio, como al interior de cada
una de las localidades. Por otra parte, el colectivo de identificación de la "gente de
campo" también adquirió matices al compás de la historicidad, en tanto que fue
adquiriendo textura en relación con las políticas de identidad implementadas desde
niveles regionales, provinciales y nacionales, que marcaron o des-marcaron a distintos
sectores de la zona de estudio de modo diferencial. Sobre la hipótesis de que la
heterogeneidad social es marcada desde un clivaje de clase que inhabilita la posible
adscripción a una pertenencia o descendencia "indígena", nos abocaremos al análisis de
estas cuestiones en los acápites siguientes.
Miraflores era (..) una población pacjfica, de toda gente conocida. Había
familias tradicionales (..) y bueno, ahí vivíamos todos como en flimilia. Con
decirte que a la noche las reuniones nos reuníamos todos a conversar a comentar
lo que leíamos, en los diarios y qué se yo en la biblioteca (..) Y bueno, la
población se desenvolvía con un marco de pobreza, de trabajo, agricultura
ganadería. (Juanita Vaccaroni, Miraflores)
252
escribir, lo que les permitía discutir ciertos temas durante las tertulias en la biblioteca.
Es dable suponer que no todos los habitantes del pueblo tenían acceso a dichos eventos.
La entrevistada se incluyó en este colectivo de identificación "población pacífica—gente
conocida—familias tradicionales—como en familia". Por otra parte, se excluyó del
colectivo de identificación de "población—pobreza".
253
A continuación analizaremos los relatos locales sobre el pasado, buscando las
pistas que nos permitan explicar, por un lado, por qué los inmigrantes no fueron
marcados como alóctonos frente a la autoctonía de los habitantes locales y, por el otro,
por qué los habitantes locales no apelaron a una identificación "indígena" para
argumentar su exclusión de las políticas desarrollistas que se implementaron en la zona
desde la década de 1960.
El paisaje social de las personas que habitaban los pueblos en modo alguno
puede considerarse homogéneo. Las diferencias se evidenciaban no sólo entre el área de
estudio y los otros no rurales, sino también al interior del colectivo de identificación
local. En efecto, sobre todo á fines del siglo XIX, la zona recibió una afluencia
importante de inmigrantes mayormente italianos, árabes y espaí'loles en virtud de la
política nacional que propició la apertura de las fronteras del país para fomentar la
civilización de la población argentina. Algunos de ellos estuvieron vinculados con el
tendido del ferrocarril, ya fuera como obreros o con cargos de relevancia:
Mi abuelo era italiano, vino con los inmigrantes cuando hicieron la vía del
ferrocarril (que) se casaban o se juntaban con la viejada de aquí. Mi abuelo (era)
de/siglo anterior, él ha sido italiano puro. (Sra. Oliva, Coneta)
Acá uno de los inmigrantes que vino y se afincó fue Pablo O 'Connor. Él era el
primer jefe de la estación de ferrocarril y tiene una propiedad para arriba en San
Lorenzo, la que tiene un portón de hierro yendo para el balneario, la hizo cuando
inauguraron e/ferrocarril(Sr. Rodríguez Tula, Coneta)
254
Los descendientes de estas familias de origen italiano y árabe ocuparon espacios
de poder tanto en la sociedad local como en la provincial. Por ejemplo, la señora
Marcchetti de Vaccaroni fue senadora departamental. Aún después de haber dejado su
banca en el Senado, su influencia en Coneta seguía siendo notable, participando de
distintas comisiones locales junto con otros integrantes de la facción local a la que
pertenece, entre ellos el Dr. Basso, también hijo de inmigrantes italianos llegados a la
ciudad de Catamarca a principios del siglo XX, que inició un importante
establecimiento tambero en Coneta en la década de 1960.
Asimismo, como hemos visto, los descendientes de dos familias árabes—los Auy
y los Celemín—fueron comisarios y caudillos de distintos partidos políticos
provinciales. Si bien otros inmigrantes se insertaron en los estratos sociales más bajos,
los principales comerciantes de la primera mitad del siglo XX fueron inmigrantes. En
255
los siguientes fragmentos se pueden apreciar las trayectorias sociales de estas familias
en los relatos de sus hijos. Cabe señalar que en el término de dos generaciones las
mismas lograron consolidar lugares de mucho poder en la zona de estudio.
256
De almacén, de almacén que entonces se llamaba ramos generales, no había
géneros pero había remedios, de lodo ¿sabés? Porque en realidad era prestar un
auxilio porque los medios de comunicación ta,nbién eran escasos no había más
que el tren. (Juanita Vaccaroni, Miraflores)
Mi padre fue libanés, ha venido en el año 1904y mi madre vino en 1912, también
libanesa (..) mi padre vino primero en 1904 y ella en el ('año 19)12 que estalló la
guerra y si demoraba ya no iba a poder salir ya.
- ¿ Y usted se acuerda cómo llegaron, nunca le contaron?
Y bueno, mi padre llegó sin saber hablar nada, él tenía un pariente aquí en
catamarca, se fue a Buenos Aires y de ahí pasó aquí a catamarca (..) Los
primeros años cuando él ha venido era ambulante (...) Cuando él ha venido en
1904 y bueno, a los pocos días ha empezado a salir a vender género, en la misma
ciudad, y después de un tiempo ya compró una mu/a y empezó a salir a Las
Chacras, después al Ancasti, toda la zona del oeste, solamente un solo
departamento no ha conocido: Tinogasia. (..) A lomo de mu/a hasta 1908, cuatro
años ha luchado. (..) Y bueno, después vino a /vuiraflores y ya no se fue a ningi2n
lado. Se dedicó a los cueros y al almacén nomás (..)
- ¿ Y cómo se le dio por venir a Mirafi ores?
Le gustó el pueblo. Como salía a vender y le ha gustado Miraflores (...) Cuando -
se instaló acá en Mirafiores empezó a comprar cueros. Primero vendía género,
después ya puso de todo y al último quedó con el almacén nomás. Murió en el año
51(..) ¡ni padre tenía también carnicería. (César Celemín, Miraflores)
257
sociedad provinciana. Este flujo europeizante ya había comenzado a mediados del siglo
XIX, pues en 1857 se instaló en Catamarca el arquitecto italiano Luis Caravatti y su
hermano, que fueron contratados por el Gobernador Octaviano Navarro para que
construyeran la Casa de Gobierno en la ciudad de San Fernando del Valle de
Catamarca. Según el intelectual catamarqueño Carlos Villafuerte,
los Caravatti extendieron su obra beneficiosa para Catamarca. Construyeron el
hospital San Juan Bautista, la iglesia de San Isidro, la casa donde vivió el general
Navarro, el paseo la "Alameda ", que luego tomó el nombre de paseo Navarro
(...), la iglesia de San Pablo de Capayán, la casa que ellos habitaron y que más
tarde ocupó la Municzpalidad de la ciudad, en donde hoy está instalado el
Registro Civil, el Seminario Conciliar y los planos de ¡a (atedrai de Catamarca
(1988:31, comillas en el original).
Entre 1869 y los primeros años del siglo XX, la fiebre modemizadora invadió a la
provincia de Catamarca: llegó la primera imprenta, se fundó el primer periódico, se
crearon escuelas, se realizó el tendido de agua potable en la ciudad capital, se
construyeron plazas, se tendieron las vías del ferrocarril. En este marco, también
llegaron contingentes de inmigrantes ultramarinos que se radicaron tanto en la capital
como en el interior de la provincia.
258
más productivas y con riego, recibidas en herencia. Además, ejercían la actividad
comercial. Esta posición les aseguraba prestigio y estudios. (..) A unas cuantas
familias de este patriciado les estaba reservado el poder político (..) Los
extranjeros de origen europeo (..) componían una pequeña burguesía prospera
(..) En sus enlaces matrimoniales con el grupo anterior, habían cimentado las
bases de prestigiosas familias. Luego, el grueso de la población se componía de
labradores, peones rurales y arrieros de tropas, pulperos, artesanos, empleados
de tiendas, que no gozaban del mismo nivel de participación y posibilidades de
estudio (2000:245-246).
259
"prosperan" y devienen patrones, pero sus hijos ya eran "nacidos y criados aquí" y se
habían insertado en las redes locales, de manera tal que tampoco se los marca como
"gringos", a diferencia de lo que ocurre con los comerciantes inmigrantes de la
localidad de Chumbicha.
Los relatos sobre el pasado de los habitantes locales señalaban la' existencia de
unas pocas familias que acumulaban poder, dinero y propiedades, marcando la
diferencia con el resto de las familias "más pobres". Según Ramón Vega—cuyo padre
trabajó para los Terán, una familia "patricia" catamarqueña que tenía su propiedad en
Miraflores—"existía allá a comienzos de siglo cuatro o cinco familias que mandaban el
pueblo, eran los que ocupaban peones".
Existe una profundidad temporal que diferencia a estas familias que "mandaban
el pueblo". A fines del siglo XIX, la "viejada" estaba conformada por "dones" y siervos
que formaban parte de la vieja matriz hispano-indígena, en donde la diferencia entre
ellos estaba planteada en términos de clase. Cuando llegaron las "aspirantes" familias de
"inmigrantes" europeos y "turcos", se insertaron en esta sociedad local fuertemente
estratificada preexistente, ascendiendo socialmente hasta convertirse en los nuevos
"ricos" que se aliaron con los antiguos "dones", fundamentalmente a través del
matrimonio.
260
ellos (los dueños de la finca) no, no tocaban nada, andaban a caballo no,nás
pasando vista, s1 como esos eran los dones de antes, de esos años.
La Señora Cecilia, cuya familia trabajó para los Díaz Martínez en su finca de
Coneta, recordaba:
- ¿ Y usted se recuerda cómo era la vida cuando usted era chica, cómo era acá
(oneta?
La población era más grande, había máspoblación pero era todo, ¿ha visto? más
pobreza así muy, muy pobre, poco trabajo había. Y todo, acá todos se dedicaban
más que todo a ¡a labranza, en esa época se cosechaba mucho. Sí/a gen/e
trabajaba, vivía de eso ¿ha visto? de la cosecha (..) Y después, bueno, había dos
tres gentes así de, de dinero, y bueno los más pobres trabajaban con ellos.
De los más ricos, acá en C'ata, en Coneta eran los famosos eran los, los Díaz
Martínez (..) Ese es el matrimonio grande, son muchísimos hilos. La señora era
maestra de, y bueno de ahí lodos los h/os han sido estudiados (...) y el esposo de
ella era el caudillo de acá, mejor dicho de esa época ¿ vio?, que en ese entonces
era mano dura. Hasta usaban e/látigo y todas esas cosas. Sí ha sido famoso el
hombre ese, en la época esa, porque era de/partido conservador en esa época.
Y utilizaba siempre el látigo cuando era la época de elecciones todas esas cosas,
¿ vio? Uno dice la historia de antes, pero en esa época acá se utilizaba (.) Ellos
llevaban a la gente ¿vio? les compraban el voto y los hacían votar dos tres veces
261
Así, doña Cecilia señalaba que en "esa época", dentro de la "viejada" de Coneta,
existían "dos o tres gentes de dinero", mientras que el resto de la población era "pobre"
y trabajaba para ellos. Ejemplificó con el caso de la familia Díaz Martínez, señalando
tres características del "patriciado" local, que luego imitarían las familias "aspirantes"
de "inmigrantes" ultramarinos. Por un lado, señaló las diferencias en el seno de la
viejada, marcando las diferencias de clase "pobres"-"ricos" y no las étnico-raciales; por
el otro, resaltó el nivel educativo de los integrantes de las familias patricias; y,
finalmente, caracterizó al Sr. Díaz Martínez como un "caudillo" del partido
conservador, quien usaba "mano dura", "látigo", "llevaba a la gente", "compraba el
voto" y hacía "votar dos o tres veces a la misma persona". Era esperable, entonces, que
los habitantes locales "pobres" experimentaran una frontera radical con los "dones"-
frontera topicalizada según las relaciones de clase más que étnicas o raciales.
262
relativizando la naturalizada visión romántica de una sociedad rural autosuficiente y
homogénea.
Los habitantes del área de estudio no contaban con los mismos recursos
económicos, políticos ni culturales. Antes bien, la sociedad local estaba atravesada por
desigualdades constituyendo, de esta forma, un tejido de relaciones sociales
caracterizado por asimetrías muy marcadas a finales del siglo XIX, que se fue
diversificando debido a las trayectorias de movilidad ascendente, tanto de algunos de
los "pobres" de "la viejada" como de las, familias de "inmigrantes".
Entre los "más pobrecitos", había familias que no podían cubrir sus necesidades
con lo producido por ellas mismas. La Sra. de Barros nos contaba:
Yo vivía con ini abuela (..) El único trabajo que tenía ('mi abuela) eran las
cabras, con los animalitos que tenía se arreglaba, no tenía sueldo, mi mamá los
iba a buscar si no volvían, no lenían a dónde sembrar, sólo la casa a donde
vivían. El agua la echaban de acá (de Coneta) para abajo, el dueño del agua (un
veciiio) llenaba la represa para los animales y nos daba a nosotros para que
llenemos el aljibe, y después se ha hecho un pozo y en/onces luvimos agua (..) De
las cabras sacaban leche, hacían quesillo y los vendían en coneta.
Nicéfora Funes, que fue "criada" en la finca de una familia miraflorista nos
contaba que su padre recurría al contrato esporádico de jornaleros o "peones":
Venía gente de allá (de Los Ángele.$) a trabajar acá, se los ocupaba para que
junten la pasa, para las cosechas de trigo, cegar. Venían hombres a cegar, trillar,
y se ganaban trigo y pagaban con el mismo trigo
- ¿Ellos venían a trabajar?
263
Hqbía gente que se ocupaban así en las cosechas. Iban a trabajar, les pa.gaban
con trigo, les pagaban con maíz, en todo ese tiempo, por el día le pagaban 80
centavos, un peso, para que vaya a trabajar, de sol a sol, de mañana hasta la
cena, era 80 centavos, un peso.
Sin embargo, el trabajo que las mujeres hacían en sus hogares "para afuera" y
que era remunerado en dinero no era considerado por los lugareños corno "trabajo",
como sí lo era el de los varones. Antes bien, se lo consideraba como una "ayuda" que
estas mujeres recibían por el hecho de que muchas eran viudas o habían quedado
"solitas". Algunas mujeres organizaban un beneficio denominado "pandora". Doña
Petrona, de El Bañado, nos contó que la "pandora" consistía en la organización en su
hogar de diversos juegos y sorteos de los que participaban los vecinos, el dinero y los
bienes juntados quedaban para la dueña de casa. Otras mujeres "pensionaban" a
maestras, personal de Vialidad u otras personas que necesitaran vivir en las localidades
por algún tiempo, como en el caso de la Sra. Eva Perdiguero de Santillán, en Coneta En
otras entrevistas nos contaron sobre los tejidos o el hilado de la lana que muchas
mujeres hacían por encargo:
Había una vief ita (..) y ella de allá le hilaba para mamá. Ella lavaba la ¡ana
mamá y ella le mandaba llevar, y hilaba. Y mamá le sabía dar todas las semanas
o cuando necesitaba ya venía a pedir para que le dé lo que necesitaba.
-La/ana?
No, para comer, que le dé de caridad le daba ella y después, con lo que ¡e
pagaba del hilado, con eso comía carne. Claro le daba el dinero. (.) Y bueno,
y después ( ... ) para los fiezadones ha hilado la viej ita esa. Después ha sido una
lía de los Daibone aquí. Esa le hilaba para mamá. Y ahí tenía que sostenerse
el/a, inanmá también le daba de todo a ella, era so/ita ella, y así, después la esta,
la hija de Fernández, esa también sabía hilar, esa hilaba así finito, hilaba de
lindo, bien finito, para hacer los tejidos esos, tejidos así a mano, con eso.
(Amalia Vega, Miraflores)
En el relato antenor, doña Amalia nos contaba que su madre les pagaba a las
mujeres por el trabajo de hilado que les encargaba. Sin embargo, en ningún momento lo
denominó como pago, sino que lo tematizaba como una ayuda "de caridad" que su
madre realizaba. No quedó en claro en su relato si su madre necesitaba que esta tarea
fuera hecha por otras personas, o silo hacía para brindar-una ayuda a mujeres "viej itas"
o "solitas" que no tenían otros medios para subsistir. Si bien pueden haber sido ambas
cosas, doña Amalia no lo caracterizó como una relación contractual.
También, a lo largo del siglo XX, algunas familias lograron cierta movilidad
social que implicó el pasaje de trabajar para otros, como "peones" o "puesteros", a tener
sus propias fincas o como comerciantes y artesanos:
265
Yo vivía peonando en las fincas, pagaban $ 1,20 por día, y donde podía
conseguir por tanto trabajaba por tanto, por tanto para ganar más. Venía del
trabajo yo a veces, ya el sol entrado, me ponía a tomar mare ya preparaba los
correones para trenzar en la noche un rato () Y en fin así lic luchado en la vida.
E/sábado y el domingo hacía mi rancho. (Roque Valdéz, Coneta)
266
1
3.4. "Las estancias: los patrones, los capataces, los criados y las sirvientas"
Así, había familias que eran contratadas .por los propietarios de las fincas para
que atendieran todas las tareas. El jefe de la familia que cuidaba la propiedad era
IJamado "capataz", y entablaba relaciones "al partir" o de mediería con los "patrones".
En algunos csos, estos últimos no residían en la propiedad y la visitaban
esporádicamente para controlar su producción. Entonces, los "capataces" debían
rendirles cuentas a los "patrones". En otros casos, los dueños de las "estancias" vivían
en sus campos, y tenían "peones", "criados" y "sirvientas"que los "ayudaban" en el
trabajo tanto doméstico como predial.
Cuando los habitantes locales se referían a este tipo de trabajo para otros,
algunos señalaban las relaciones de desigualdad en sus relatos, mientras que otros no.
Un matrimonio que había sido "encargado" de la finca que un habitante de Coneta tenía
en el sudeste del departamento Capayán nos contaba que ellos cuidaban la hacienda y, a
cambio, recibían un tercio de los animales que nacían. Sin embargo, consideraban que
"el patrón era muy interesado" porque "les hacía contar todo y que lo anoten en un
cuaderno".
No obstante, esta diferencia de poder no era señalada por todos los entrevistados.
Algunos, más que marcar los aspectos de desigualdad contractual en estas relaciones
laborales, señalaban los aspectos de reciprocidad:
- ¿Pero usted trabajaba con su papá opara otra gente?
No, no, con ini padre, era para otra gente porque por supuesto, éramos, era
capataz mi viejo, era capataz, (..) laburabay ocupaba gente.
- ¿La tierra esa de quién era?
Era de un doctor Ruso. Era porteño él (...)
- ¿ Y esos animales que llevaba de quién eran?
Eran del doctor Ruso, todos animales que le cuidábárnos.
- ¿Pero esto qué era, una estancia?
Estancias eran, desde acá, por ejemplo del paf onal para abajo (..,) todos esos
campos hasta la ciudad, hasta enfrente de la ciudad le cuidábamos nosotros,
venían los otros de allá.
- ¿ Utedes vivían allá en la estancia?
267
Acá en la estancia, claro (..)
Usted decía que antes se las arrendaban las tierras, ustedes Ira ba/aban para..
No, no se arrendaba antes, no, ocupaban capataces, que se les llaman, que ellos
nomás la agricultura la hacían ellos nomás.
- cómo les pagaban?
Bueno, se pagaba por ejemplo, te daban mitad por mitad, ellos te ponían las
semillas, te ponían la herramienta y todo, el único trabajo que vos tenías que
cultivarla a la tierra nada más, poner tu trabajo.
- ¿ Y para conseguir dinero ustedes vendían cosas?
Y tenías animales, vendías lo que producía la tierra (..) Y bueno, sembraba de
todo un poco, acá era chico, más adonde sembrábamos era adonde se criamos
nosotros, era como de nosotros, propiamente.
- ¿Ahí sembraban para ustedes también?
Nosotros sembrábamos la cebada, y te digo que de 12 años trabajé, yo sembraba
la cebada, el trigo y lo hacía comer con los animales o lo vendía, después
sembraba el comino, lo cosechaba el comino ocupaba gente, sembraba el anis
ocupaba gente.
- ¿O sea usted a la vez daba Irabq/o?
Dábamos trabajo a la gente (Don Avalos, Coneta).
En el fragmento anterior don Avalos, cuyo padre era "capataz" de una estancia,
explicaba la relación de mediería que se entablaba entre el propíetario-patrón y los
encargados-capataces de las explotaciones agropecuarias. El propietario "ponía" los
insumos (semillas, tierra y herramientas) para el trabajo de la tierra, yá sea en
agricultura como en ganadería. El trabajo era realizado por "capataces" quienes no
recibían un sueldo en dinero, sino que tenían el permiso del propietario para quedarse
con la mitad de la producción, tanto de los animales como de las cosechas. Por otra
parte, los "capataces" y sus familias vivían en los campos en cuestión. En este tipo de
relación laboral, los propietarios no vivían en sus campos sino que los visitaban
periódicamente.
El capataz de él (del patrón) era papá. Le cuidaba, él era el que le cuidaba. Don
Juan León Córdoba era e/patrón, era de él el campo. Así que de ahí (..) después
ha venido Don q'riciano él es el dueño de ahí del medio, a donde estábamos
268
nosotros. ti ha comprado, que don Juan León Córdoba él le ha vendido, después
nosotros nos hemos venido para acá y todo (..) porque a nosotros nos ha dado un
guárdapoivo, y nosotros teníamos guardapolvos que nos ha dado don .Juan León
córdoba que nos ha traído para nosotros guardapolvos, los ha sabido comprar él
y nos traía para nosotros. (Rosa Avalos, Coneta)
269
Desde el sentido común de algunos habitantes locales, el clivaje de clase fue
mediatizado como una relación de ayuda por parte de los "patrones". Esto se pone en
evidencia en el siguiente relato del mirafloristo don Carmen Sosa, quien se refería a la
relación entre los "dueños de las estancias" y los "criados":
¡Oh!, había en las estancias, tenían cinco, diez, quince chicos criados. Vellos (los
dueños de las estancias) los criaban, les daban escuela, todo, y los criaban hasta
que les tocaba el servicio militar y volvían ahí si querían si no, ya se iban a otro
lado.
- ¿Criaban hijos que no eran .....2
Claro, adoptaban, ellos los criaban (.) la gente pobre que había que no tenía
dónde cómo arar ni como nada en esa éjoca. Mandame dos tres changos, yo te
los voy a criar te los voy a dar de comer.
- Les criaban y los chicos los ayudaban a trabajar
Claro, claro, por ejemplo (.) tres cuatro h/os los criaban, y ellos les enseñaban
a arar y ahí se criaban, ahí trabajaban, ellos los criaban con el mismo trabajo
pagaban la crianza que les daban, la comida, y ahí se criaban y después ya se
iban ya, o se quedaban.
En este caso, los dueños de las estancias "criaban" en sus campos a chicos de
familias más pobres, dándoles comida y educación. La relación no era planteada en
términos laborales, sino en términos familiares o de reciprocidad. Así, los dueños de las
propiedades "adoptaban y criaban" a los hijos de familias que no podían hacerlo. Estos
"criados", por su parte, retribuían dichos dones con el trabajo en las estancias. Don
Carmen Sosa marcaba una diferencia con otros tipos de personas que "trabajaban" en
las estancias, las "sirvientas" y los "peones":
Y había sirvientas que hay ahora, de la dueña de casa (..) había cinco, seis, siete
empleadas (.) Había peones que trabajaban (...) Les pegaban cada laceada (.)
por ahí porque le habían dicho alguna cosa y las chicas decían yo no voy más con
tal, en fin porque, y ahí nomás venga la latigueada y adentro en una pieza varios
días encerrados en penitencia y salían de allá, lo desataban y (.) esas cosas no
las va a hacer más, nunca más, y así por eso (..) no es como ahora, a usted le
daban un ejemplo y lo tenía que cumplir, no es como ahora.
270
En este caso, don Carmen no aclaró si el trabajo de "peones" y "sirvientas" era
retribuido con dinero, pero a diferencia de los "criados", éstos no eran considerados
parte de la familia. Aún así, el relato del castigo que recibían si molestaban a las
empleadas tiene un sentido moral pues señala la diferencia entre un antes en el que se
respetaban las normas, y un ahora en el que dicho respeto no existe. Así, el relator
resaltaba la actitud educadora de las relaciones entre los dueños de las "estancias" y los
que trabajaban en ellas, al establecer normas de convivencia que debían ser respetadas y
cuya infracción era castigada de manera ejemplificadora.
Hemos visto hasta aquí que la sociedad local a principios del siglo XX, en la
época de la "gente de antes", estaba altamente estratificada. La "viej ada", conformada
por dos grupos cuya distancia era muy marcada en términos de clase; los "ricos"-
"dones" y los "más pobres y pobrecitos": Los primerós no sólo eran los dueños de las
estancias, sino que también tenían estudios y detentaban el poder político tanto
provincial como local, el que hacían valer a fuerza de "latigazos". Los segundos,
presentaban una gama de posiciones, pues se encontraban aquellos que debían vender
esporádicamente su fuerza de trabajo como "jornaleros" y los que vivían en las
estancias. Dentro de estos últimos se encontraban los "sirvientes" y los "criados", junto
con los "capataces", siendo para éstos para quienes existía una disponibilidad
diferencial para poder ascender socialmente y convertirse en dueños de sus propias
fincas.
271
Por otra parte, a diferencia de la retórica nacional, la desmarcación de los
inmigrantes ultramarinos no estuvo ligada a su lugar fundante en el blanqueamiento de
una comunidad "europeizada" y encubiertamente racializada que naturalizaba la
etnicización o racialización de las diferencias con los otros internos criollos-mestizos-
indígenas (Briones 2002). Más bien, los inmigrantes ultramarinos atravesaron la
frontera entre estos otros internos subalternos y la élite provincial local. Este pasaje,
más que operar como mecanismo de blanqueamiento de la sociedad preexistente,
implicó un desdibujamiento de "lo europeo" en "lo provincial" de antigua raigambre
hispana colonial.
Como hemos visto, los relatos sobre el pasado no incluyeron a toda la "gente de
antes" en un colectivo de identificación homogéneo. Antes bien, los fragmentos de los
relatos que hemos analizado contienen abundantes huellas e indicios que dan cuenta de
diferencias culturales, sociales, políticas y económicas. Tal es el caso de los "dones",
"inmigrantes", "capataces", "peones" y "criados" que, entre otros, señalaban la
existencia de una sociedad local atravesada por desigualdades estructurales.
Si bien existieron diferencias en la sociedad local durante todo el siglo XX, las
politicas estatales no lograron subvertirlas, antes bien las resignificaron y, al hacerlo,
272
redefinieron las fronteras sociales de la exclusión en el área de estudio. A continuación
daremos cuenta de los efectos de marcación y des-marcación implícita de las
intervenciones estatales.
Los relatos locales sobre el pasado también dan cuenta del alcance de las
políticas sociales de mediados del siglo XX, condensando en el primer gobierno de
Perón y en la figura de Evita el acceso a diversos beneficios por parte de ciertos sectores
de la población que no contaban con posibilidades para hacerlo sin ayuda estatal. Si
bien esta extensión de la ciudadanía significó el acceso a algunos bienes y servicios por
parte de quienes habían estado excluidos previamente, también conilevó la recreación
de nuevas relaciones de poder que consolidaron las posiciones de algunos personajes en
los ámbitos locales.
273
Hermitte y Herrán señalan que la Corporación de la Tejeduría Doméstica
constituyó una entidad estatal que promovió la producción de tejidos de
algodón para fabricación de envases. En Huarco ('Belén) se estableció una
delegación de la entidad, que proporcionaba a las tejedoras materia prima,
telares, e instrucción para manipularlos (..) El pago se hacía en efectivo,
habiéndose fijado un precio fijo por metro tejido. En este caso existía pues un
empleador (...) - el estado- (..). El gobierno nacional disolvió la Corporación
(hacia 1956)... (1970:311).
Cabe recordar que don Celemín tuvo una trayectoria social muy particular en el
área de estudio, ya que contaba con una red de contactos económicos, políticos y
sociales que le permitieron convertirse en uno de los personajes claves para la
penetración de la administración estatal. Además de ser el encargado de la Tejeduría,
antes se había desempeñado como comisario y tenía contactos con uno de los partidos
políticos provinciales.
Nosotros hemos conocido zapatos, mire, nosotros hemos conocido zapatos cuando
Evita mandaba la ropa para la escuela. Mandaba la ropa, esos zapatos grandes
que ahora hay, esos que no se terminan nunca, que usted va y los puntapiés no le
duele el dedo. Ah! y las po/eras que mandaba, todas esas tricotas, tricotas decían
antes, esas po/eras, tricotas, que no le picaba nada a usted el cuello, nada,
hermosas (..) y eso nos daban en la escuela, que lo mandaba Evita. Ahí me
acuerdo que usábamos zapatos nosotros (..) pero muy buenos, muy buen calzado,
274
muy buen calzado, entonces hemos conocido zapatos nosoiros. (...) Antes no
conocíamos zapatos, conocíamos alpargatas (..) Todo nos mandaba Evita, nos
mandaba de allá guardapolvos (..) mandaba Evita a todas las escuelas (..) Y
después, yo no sé si ha sido la última vez, creería, pienso yo que la última vez,
cuando ella ha venido en el tren que la gente salía. Cuando andaba el tren lan
lindo ¿no? Decía que salgan a la vía para que recojan los paquetes, que tiraba
paquetes de ropa cuando veía gente ¿no? Veía que estaban esperándola, ella
tiraba. (Rosa Avalos de Barros, Coneta)
Con respecto a las políticas sociales del peronismo destinadas a las áreas rurales,
Mafud (1972) señala que, si bien dictó el Estatuto del Peón y la Ley de Arrendamiento y
Aparcerías Rurales, el peronismo no le quitó poder económico a la oligarquía, ya que no
llegó a expropiar las tierras de los terratenientes, lo que motivó a la oposición a Perón a
centrarse en la cuestión agraria como caballo de batalla. Sin embargo, como Jo señala
Schwittay, el discurso populista de Perón enfatizó,, además de los beneficios de los
trabajadores,
la idea de que la tierra pertenece al peón más que al terrateniente. De este
¡nodo, proclamó en Diciembre de 1944 que la tierra no debe ser un objeto de
extracción de la renta, sino un instrumento de producción y trabajo. La tierra
debe pertenecer al que la trabaja, y no al que vive consumiendo sin producir a
costa de/que trabaja (Latluada en Schwittay 2003:136-137).
Sin embargo, señala esta autora que después que Perón fue elegido, estas proclamas
demostraron ser-sólo propaganda,-ya-.que el-énfasis de-su retórica prontocambióhaciaJa. -----
275
últimos se vieron incluidos en el contingente social de los ciudadanos a través de
distintas medidas tales como la construcción de escuelas, la asistencia a los pobres y la
implementación de una serie de medidas tendientes a ayudar a los trabajadores rurales.
La única plaga que teníamos que combatir que a veces todo lo que se sembraba
lo perdíamos, era la langosla. Pero Vino el primer gobierno del General Perón,
que nos proveyó con todo para que la combatamos. En ese primer gobierno de
Perón, nos hizo combatir la langosta con aviones, con helicópteros, nos daban a
nosotros cebo tóxico por la langostilla por la saltona, nos daban chapas para que
hagamos los bretes, todas esas cosas. Mi padre sabía irse en la jardinera a la
ciudad, traía 20, 30, 40 bolsas de cebo tóxico. Lo daban gratuitamente el
ministerio de agricultura (Sr. Ruso Martínez)
El Sr. Ávalos recordaba el efecto migratorio hacia Buenos Aires que el gobierno
de Perón produjo en el interior del país a mediados del siglo XX:
- ¿ Y usted en qué año se fue a Buenos Aires?
En el año 1948.
- ¿ Usted tenía algún familiar o alguien?
Sí tenía hermanos allá y hermanas. En aquel tiempo se terminó la cancha de
aviación de Ezeiza, ahí trabajé dos años.
- ¿Cuántos años tenía usted cuando se fue a Buenos Aires?
Y tenía 23 años.
- Y siempre había pensado en ¡rse o cómo fue?
No, no, no, nunca he pensado. Quizás me fui más a la ruina que a la verdad de las
cosas, si yo tenía de todo aquí. Y bueno que en aquel año 1948 ,nefui con 1800
pesos, que son 180 pesos, si/e digo que en el año 48 ne fui, yo, el tren valía de
276
primera 35 pesos ida y vuelta válido por 45 días, mire si me acuerdo clarito,
bueno yo inc fui apasear.
- ¿ Usted decidió ¡rse a pasear?
A pasear, inc fui con un hermano, y yo tenía otro hermano que trabajaba en
vialidad de la Nación (..) Evita, Perón, no es que eran malos, sino que se llevó
todo el provinciano para capital y venimos a pagar las consecuencias todos los
provincianos, ¿por qué razones?, porque no cultivaba nada, antes se vivía mejor
acá tenés de todo.
Por otra parte, el primer gobierno de Perón también fue recordado como el
momento en que comenzó el trabajo en reparticiones estatales en Ja zona de estudio,
marcando la distancia con un antes en el que se vivía de lo que se cosechaba:
Yo eso es lo que comentaba con mis h/os, que nosotros no hemos tenido nunca un
sueldo, jamás, ¿y cómo hemos vivido? Y hemos vivido señora, nosotros jamás
hemos tenido un sueldo, pero hemos vivido y hemos vivido, hemos comido muy
bien, veníamos a la escuela (..) La gente no cultiva porque ahora todos viven dé
un sueldo. Si no tuvieran sueldo, ¡pucha qué no van a poner para tener el choclo!
(...)
- ¿ Y para cuándo habrá sido que la gente ha empezado a tener sueldo, usted se
recuerda?
Y de.spués del (año) 50, después del gobierno de Perón. (Sra. Oliva, Coneta)
Los relatos locales sobre el pasado señalaron la injerencia de los niveles estatales
provinciales y nacionales en la vida rural de antes a partir de mediados del siglo XX y
fundamentalmente con el primer gobierno de Perón. Tampoco en esa época los
habitantes del área de estudio adscribieron a una filiación indígena para señalar las
condiciones de opresión en las que vivían, a pesar de que durante dicho gobierno los
277
"collas" de la finca San Andrés—quienes tenían relaciones de patronazgo de larga data
con Patrón Costas, un importante terrateniente salteño—realizaron una marcha a pie a
Buenos Aires con el objeto de reclamar la expropiación de dichas tierras en lo que se
denominó el "Malón de la Paz" (Lenton 2000, Martínez Sarasola, Schwittay 2003; ver
capítulo 2).
Hasta mediados del siglo XX, el agua del río Miraflores no estaba sistematizada.
Esto, sumado a que la cantidad de explotaciones era menor, permitía que tanto los
pueblos de Coneta y Miraflores, como los Puestos del Norte, utilizaran el agua de este
río para regar sus "sembradíos". Existía una organización social local consuetudinaria
que regulaba el uso del agua en "mitas" que iban turnándose entre los distintos
propietarios de las fincas. También existían tomas privadas que eran realizadas en
aquellas fincas por donde pasaba el río y que eran utilizadas cuando sobraba agua.
A medida que aumentaron los regantes, se hizo sentir la• "falta" de agua, lo que
conllevó a que distintos vecinos de Coneta y Miraflores se organizaran para gestionar la
construcción de un embalse y de acequias de material para ambos pueblos. Esta
sistematización se realizó durante la década de 1950, cuando se construyó una toma en
la Quebrada de San Lorenzo que embalsaba la totalidad del agua y luego la distribuía en
sendos canales a los pueblos de Coneta y Miraflores. De esta forma ; no quedaba ningún
remanente de agua que llegara a El Bañado a través del cauce del río. La obra para
278
sistematizar el agua de riego llevó años y fue realizada con fondos del gobierno
nacional.
Empezaron primero con las rejas ahí arriba. Ahí había un campamento y de ahí
estaban ira bajando (..) Y después empezaron con los canales (..) Primero
hicieron las re/as y la caja, y hasta una parte del canal entre Conela y
Miraflores (..) Después dejaron un tiempo y después volvieron otra vez a hacer
los canales (..) y después recién hicieron el eslan que.
- Yios canales, ¿quién los pagaba la construcción?
Bueno, los canales en esa época los hizo Agua y Energía, de la Nación, Agua y
Energía, en esa época. Pagaba la Nación, todo venía por la Nación. (Nicolás
Molina, Miraflores)
La construcción de esta infraestructura tenía por objeto optimizar el uso del agua
para riego. Sin embargo, algunos lugareños no valoraban positivamente esta obra ya
que, si bien reconocían que evitaba la infiltración del agua porque los canales son de
material, el trazado de los mismos difería de las antiguas tomas y canales que llevaban
el agua a las fincas. Por otra parte, señalaban que la infiltración en las antiguas acequias
de tierra favorecía el crecimiento de plantas y árboles en las áreas cercanas al paso del
agua.
279
No, no lo manejaba nadie. Nos manejábamos nosotros los propietarios, los
propietarios nomás, no manejaba nadie. (.) Imagínese cada uno se manejaba,
no como ahora que tenemos teniente, de Dirección tenemos Dirección de Riego.
Antes no había eso, no había nada. Cada uno se manejaba con el agua que
tenía. Usted tenía dos horas, dos horas, tenía cuatro horas, cuatro horas Y la
sacaba en su debido tiempo y ¡afecha que le tocaba. Yno había problemas con
nadie, entonces se regaba bien. O venía por ejemplo, a veces, póngale que a don
Justo Ontivero le faltaba, y nosotros teníamos ya algo que nos podía sobrar el
agua, entonces se ¡aprestábamos a él el agua. Y la otra mita él la devolvía, si/e
prestaba cuatro horas, cuatro horas devolvía él. (NicolásMolina, Miraflores)
Don César Celemín era comisario cuando se gestionó la unificación del acceso
al agua de riego de manera comunitaria. Él señalaba, a diferencia de don Molina, la
existencia de conflictos entre los vecinos antes de que se sistematizara el acceso a la
misma:
- ¿Pero antes el agua era de la gente, o siempre fue del gobierno?
Cada uno tenía el títuk que decía, tantas horas de agua, compraba cuando
compraba una propiedad ¡e decían con ocho horas de agua. Y bueno, antes se
regaba, el golpe del agua, ésta se lo dividía, en varias partes, había naranja,
media cuarta, cuarta, tercia, la mitad Se dividía en muchas partes, y cuando yo
entré de comisario, con ayuda de unos vecinos, la hemos podido-unflcar el agua.
Claro, nos ha costado muy mucho, y había gente que no se remediaba, le sacaban
un chorro por acá otro por allá, y ya no le alcanzaba. Y estaba conforme que la
280
unfiqucmos, la henos podido unficar, fue mucha lucha pero la unificarnos. Y
después el gobierno nos hizo los canales, el estan que (..) Tenemos el esran que, y
de ahí se parte en dos golpes al otro día. Si tiene agua el estan que va regando el
que le corresponde.
Por otra parte, el Dr. Basso, dueño del tambo que se instaló en Coneta a
principios de la década de 1960, también fue partícipe de la sistematización del agua
para riego en dicha localidad. Este vecino, igual que el anterior, tenía posibilidades para
hacerlo en virtud de su poder económico y de sus contactos politicos y sociales con
funcionarios estatales de los niveles provincial y nacional. El sefialaba los conflictos
existentes entre las localidades de Coneta y Miraflores por el uso del agua para riego, ya
que el canal de Coneta no se terminó de construir mientras que el de Miraflores sí:
Siempre hubo celo entre Coneta y Mircifiores. La partida de dinero para la
construcción de los canales (..) en Miraflores se gastó todo y a nosotros no nos
dejaron nada. Coneta produce más que Miraflores desde el punto de vista
agropecuario pero Miraflores tiene mayor población, por lo tanto mayor rédito
político y ahora tenemos que luchar para que nos hagan los canales.
Además, nos contó que compró sus propiedades en Coneta motivado por
distintas personas que, en la década de 1960, le habían comentado sobre los proyectos
de modernización del Valle de Catamarca. Estas personas habían estudiado las
posibilidades y redactado un proyecto para construir un dique en Los Angéles dentro del
marco de los proyectos de diques de la zona este de Catamarca. No obstante, este dique
launentablemente nunca se hizo (..) en el Senado de la Nación (está) el proyecto
de dique de Los Angeles que se dejó de lado por desidia, aún cuando está
aprobado el presupuesto.
Asimismo, el Dr. Basso sefialó que, si bien estaba proyectado construir otros
diques, sólo se construyó el dique Pirquitas, debido a que los funcionarios estatales
"sólo tienen los ojos puestos en la cuenca del río del Valle" para favorecer a
Valle Viejo, Fray Mamerto Esquiú, Nueva Coneta y Colonia del Valle, pero no
tienen en cuenta que en ¡a provincia hay otros productores que están padeciendo
peoras consecuencias porque no tenernos un dique nivelador y no tenemos un
caudal de agua estable y tenemos que padecer las consecuencias de la sequía.
281
El Dr. Basso no sólo hizo referencia a los conflictos entre las localidades del
área de estudio y de éstas con el resto del Valle de Catamarca, sino que también se
refirió a los conflictos internos en la propia localidad de Coneta señalando:
Hay un poco de indferencia y apatía de la gente en este canal (de riego). ('Hubo)
una reunión con e/intendente de Huillapiina, pero hubo poca colaboración de la
gente. Falta espfritu coinunitario, social. Hay un grupo de gente muy allegada,
muy bien, pero hay otro grupo que es medio indferente.
282
En el fragmento anterior, el Sr. Russo Martínez hacía referencia a que el uso del
agua era administrado por los propios regantes, mientras que en el presente de la
enunciación el estado arbitraba su uso. Es por ello que, según el entrevistado, surgieron
problemas entre "la gente pudiente"—que compraba tierras con riego y que tenía
contactos en las "altas esferas de gobiemo"—y los "pobres"—que no tenían dichos
contactos. El entrevistado señalaba que la "agricultura es para grandes empresas",
aludiendo a las empresas agropecuarias que, como la del doctor Basso, se establecieron
en el área de estudio en la segunda mitad del siglo XX. Los agricultores "pobres", según
el Sr. Russo Martínez, no eran viables, por lo que el pueblo "es un pueblo muerto".
Los distintos puntos de vista con respecto a la forma en que antes se organizaba
el acceso al agua de riego remiten a la ubicación diferencial que los entrevistados
tuvieron en la gestión de este proceso de sistematización y a las consecuencias que la
nueva organización tuvo en las trayectorias de sus familias como "gente de campo". Los
vecinos que gestionaron tanto la construcción del embalse y los canales ante las
autoridades provinciales y nacionales, como la orgarización del acceso al agua para
riego mediante un contralor administrativo estatal—tales como el Dr. Basso y don
Celemín—fueron personas que tenían una trayectoria económica, política, social y
cultural diferencial con respecto al resto de los vecinos. En otras palabras, ocupaban
espacios de poder a nivel local y tenían contactos con los niveles estatales provinóiales y
nacionales.
2
A continuación transcribimos un documento que nos facilitaron Rodolfo Cruz y José Fernández, en el
que se registra un pleito entre vecinos de Miraflores por el agua de riego del año 1917 "Los suscriptos
vecinos propietarios de esta población ante S. E. respetuosamente presentados exponemos. Que hace una
serie de años que este vecindario viene sufriendo la pérdida de su agricultura, única fuente de recursos
con que contaba para vivir. Las fincas de frutales que en años anteriores han constituido una de sus
entradas segura y eficaz por el valor que en conjunto representaba para la población, tienden a
desaparecer paulatinamente por la acción de la sequía, sin que sea suficiente a detenerla el esfuerzo que
cada hombre desarrolla, dentro de los escasos recursos de que dispone. Es indudable que el mal tiempo
tiene su origen en la naturaleza misma puesto que, a la falta de lluvias se agrega el agotamiento de las
283
eran resueltos entre los propios regantes y, en caso de no lograrlo, se apelaba a
instancias judiciales. Pero, en general, estos roces no trascendían la esfera de lo local y
eran solucionados en el transcurso de la vida cotidiana sin la intervención de agentes
estatales.
vertientes, haciéndonos casi imposible el riego artificial; pero no podemos desconocer que esas
dificultades se agravan debido al pésimo sistema de distribución que tenemos actualmente. Nos
encontramos hoy Exmo. Señor, con el mismo sistema distributivo que existía cien años antes de ahora,
cuando el caudal era probablemente diez veces mayor. Si calculamos el término medio del agua en dos
marcos; este caudal debe ser dividido con arreglo al derecho que cada propietario tiene, y de acuerdo con
sus títulos o con su posesión indiscutible; y así nos encontramos que a los dos marcos, hay que dividirlos
desde dos hasta ocho partes, siendo el más generalizado el derecho llamado de "una cuarta" que cada
propietario posee. Luego pues pretendemos regar con la mitad de un marco y hasta con la cuarta parte
como hay muchos derechos, es un absurdo, máscime (sic) si se advierte que por regular el agua tiene un
largo recorrido desde la acequia principal de donde se desprende hasta el punto que desea regar. En
resumen: dividido el pequeño caudal en cuatro partes y mediando una distancia de una a cinco cuadras
una partija de otra, ninguno de los cuatro propietarios puede regar, toda la pierden. Esto es lo que ocurre a
diario. Además el turno no tiene un tiempo igual para todos los derechos; las mitas vienen a los 17, a los
34 y aun a más días, con el agravante de que raro es el propietario que recibe de su turno las horas de
agua de que es dueño, de un modo continuo; generalmente la recibe en dos ocasiones, con intervalos de
días entre una mita y otra. (Miraflores, 31 de diciembre de 1917) Archivo y Museo Histórico Provincial.
Sección Gobierno. Carpeta 660-13.
284
Si bien el acceso al agua de riego no fue igual para todos los habitantes ni en el
pasado ni en el presente en el que se produjeron los relatos, las intervenciones para el
desarrollo crearon otro campo conflictivo en la marcación de las localidades que
accederían al agua de riego y en la distribución de la misma entre los regantes. Por un
lado, mientras que Coneta y Miraflores tenían sendos canales de agua, el embalse
retenía toda el agua del río por lo que los habitantes de El Bañado no podían aprovechar
los remanentes de agua, como antafio. Por otro lado, merced al aumento de regantes y a
los "favoritismos políticos", no todos los habitantes de Coneta y Miraflores recibían la
cantidad de agua que consideraban necesaria para sus cultivos. Desde el sentido común
de los vecinos de dichos pueblos, entre los más favorecidos se encontraban los hijos de
antiguos "capataces", los de los inmigrantes llegados a principios del siglo )OÇ y
algunos nuevos propietarios que habían comprado tierras con el objeto de establecer
emprendimientos agroindustriales.
Por otra parte, la penetración de lo estatal en el espacio local se pudo dar gracias
a la gestión de ciertos vecinos, quienes contaban con trayectorias económicas, sociales,
políticas y culturales que les permitieron posicionarse en el lugar de los organizadores
locales—representantes de lo público-estatal. Estos lugares de poder recrearon nuevas
formas de marcación de heterogeneidades locales, teniendo como aliados a los niveles
estatales tanto provincial como nacional.
285
posibles. La política de modernización del Valle de Catamarca que se plasmé en la
creación de las Colonias del Valle y Nueva Coneta en las décadas de 1970 y 1980, en el
mareo de la retórica desarrollista de la época (ver Capítulo 2), conlievó serias
limitaciones para la cría de cabras y la producción de carbón que los habitantes de El
Bañado realizaban a campo abierto.
No, por aquí (El Bañado) no ya después los han expropiado a los campos ha
venido el gobierno y ha hecho esa Colonia allá, la otra de allá. Así que
prácticamente hemos quedado encerrados y no tenemos a dónde criar una
cabra, por lo menos la zona aquella adonde vivo yo (en Los I'ocitos,). Acá (en El
Bañado) tienen algunos alguna majadita por aqui así nomás, se meten a las
colonias, se las pillan, se las matan. Antes casi todos tenían majadas, pero
ahora con el asunto de las Colonias que estamos si aquella (la Colonia Nueva
Coneta) pasa a la orilla del río, esta (la Colonia del Valle) empieza ahí nomás,
así que no queda campo, ya no queda. (José Palacios, El Bañado)
La cría de los animales era, junto con la quema del carbón, la actividad que
marcaba la pertenencia al colectivo de identificación de los puesteros de El Bañado. Sin
embargo, la política de desarrollo rural implementada por el estado con la creación de
286
las Colonias Agrícolas causó un profundo impacto en el modo de vida local.
Evidentemente, los habitantes de los puestos no fueron los destinatarios de esta política
de expansión de la frontera agropecuaria, sino que fueron perjudicados por la misma:
Antes era otra vida porque usted tenía animales. Usted los criaba muy tranquila
porque usted soltaba a los animales, se iban. ¡Oh, cuánto había!, más de 200, 300
cabras, pero ahora ninguno tiene por las Colonias (..) no podemos criar un
animal (..) Cabras, vacas, caballos, vivían de todo eso (.). Vendía cabritos y
esas cosas. (...) Antes soltaban los animales para donde están las Colonias, era el
único lugar que teníamos nosotros. Ahora ya no tenemos para dónde saiga un
animal. (Doña Rosa, El Bañado)
287
beneficiados fueron inmigrantes de otras provincias tales como San Juan y Mendoza,
también lo fueron personas de la ciudad capital de Catamarca y de otros lugares de la
provincia. Los habitantes de El Bañado se consideraron "perjudicados" por las políticas
estatales y también definieron como culpables a otros "otros" internos, es decir, vecinos
del mismo pueblo y de localidades cercanas quienes, gracias a que contaban con los
recursos suficientes, alambraron tierras aprovechando esta "oleada" de cercamientos.
Los damnificados atribuyeron esta expropiación "no oficial" a su condición de "pobres"
rurales, sin vincular ni comparar esta vejación con las remotas opresiones de indígenas
que pudieron haber vivido en la zona.
Entonces, hemos visto que las políticas de identidad de la segunda mitad del siglo
XX también obliteraron la posible filiación o descendencia indígena del área de estudio.
Durante el gobierno de Perón se reforzó la marcación de los habitantes locales como
"trabajadores" rurales, desalentándose la posible etnicización-racialización de las
fronteras de diferenciación sociocultural. Por otra parte, las políticas desarrollistas de
los 1960s
beneficiaron a nuevos otros internos "nacidos y criados aquí", entre los cuales
se encontraban la segunda generación de los hijos de "capataces" y de "inmigrantes"
ultramarinos que habían ascendido en la estratificación social local, complejizando la
heterogeneidad preexistente de fines del siglo XIX. Finalmente, aparecieron nuevos
agentes beneficiados por las intervenciones estatales para el desarrollo - "los colonos".
Sin embargo, los mismos no fueron marcados por su aloctonía, por contraposición a una
autoctonía aboriginal que tampoco se había construido como tal. Antes bien, las
experiencias locales de la exclusión que produjeron las políticas desarrollistas
definieron como culpable de la misma al "gobierno".
S. Reflexiones finales
288
La idealización del pasado se constituyó en un mensaje de no sutura para el
discurso desarrollista. En este sentido, hemos visto que las intervenciones estatales en el
área de estudio fueron concebidas, en ciertos casos, como aparejando una degradación
respecto de cómo vivía "la gente de antes" y, en otros, como alentando una superación
de las condiciones de vida pasadas. En otras palabras, mientras que en algunos
momentos se larnentó la pérdida de costumbres y valores de "la gente de antes", en
otros sé señaló que la llegada del "progreso" que proporcionó ciertas facilidades por las
cuales la vida dejó de ser "triste", "sacrificada" y "dura". Así, la retórica oficial sobre el
progreso fue re-centrada en los relatos locales sobre el pasado, presentando
ambigüedades y contradicciónes. Lo moderno y lo tradicional fueron elementos de
sentido que los entrevistados re-significaron, a veces de manera contrapuesta para
señalar su añoranza por una forma de vida que no pueden reproducir, pero otras veces
valorando positivamente las bondades de la modernidad.
289
la identidad local para poder comprender por qué se marcaron ciertos elementos de
sentido tales como el trabajo en el campo.
A este respecto, hemos señalado dos procesos. Por un lado, la idealización del
pasado se relaciona con el hecho de que algunos de los "nacidos y criados aquí" se
sienten maltratados y perjudicados por las políticas desarrollistas de los 1960s. En esa
época, si bien se favoreció a colonos, los habitantes locales tampoco habían tematizado
hasta el momento su aloctonía en términos de una posible filiación indígena a la que
pudieran apelar como plataforma para denunciar su situación de opresión.
Por otro lado, además de los colonos, se beneficiaron otros que ya entran en la
idea de los "nacidos y criados aquí" para los 1960s,
porque aluden a una inmigración
más temprana. Esta oleada inmigratoria de principios del siglo XX no aparece
contrapuesta a "nosotros los que somos españoles", en tanto fruto de lo que para esta
zona se llama la "matriz hispaño-indígena colonia!". Este silenciamiento se vincula con
que "la viej ada" en la que se insertan ya estaba estratificada y la presión demográfica de
los comparativamente "pocos" recién llegados no se hizo sentir ni alteró
sustantivamente la estructuración vigente de manera inmediata. Las distancias entre los
"dones" (familias "patricias" de la provincia, que se jactaban de prosapia colonial) y los
trabajadores o arrendatarios (la gente del lugar) era tan grande que no resultaba tan
inconmensurable la distancia entre inmigrantes de principios de siglo y peones. Esto
tiene que ver con un trabajo naciona!izador temprano, característico de nuestro país, que
veía legítima la diferenciación de clase sin apoyarse en la marcación étnica/racial de los
subordinados. Sin embargo, también hemos señalado que la invisibilidad de los
inmigrantes se debió a una particular forma de imaginarizar la comunidad provincial,
según la cual, los catamarqueños más que "venir de los barcos de los inmigrantes" lo
hacen de "los barcos de los conquistadores espái'íoles".
MIC
CAPÍTULO 6:
CONCLUSIÓN
1. Introducción
En esta tesis nos hemos propuesto explicar los sentidos de pertenencia y devenir
que al día de hoy construyen los habitantes de Coneta, Miraflores y El Bañado, un área
rural ubicada en el Valle de Catamarca. Nuestra indagación abordó dos instancias
relacionadas entre
sí. Por un•lado, nos propusimos analizarci modo • en que los
pobladores valoran sus posibilidades presentes y futuras a través de los relatos sobre el
pasado local. Por otro lado, nos interrogamos por qué cuestionaron selectivamente
ciertos discursos y prácticas hegemónicos de alta incidencia en la región, ya que en
líneas generales pusieron en duda las supuestas "bondades del progreso" y discurrieron
sobre las desigualdades de clase, pero no discutieron ni objetaron procesos más antiguos
de conformación de un colectivo nacional y provincial—procesos que recrearon
asimetrías en base a ideas de mestizaje y blanqueamiento que operaron
homogeneizaciones selectivas en base a la des-marcación de ciertas pertenencias
posibles.
Para dar cuenta de dichos interrogantes, hemos trabajado sobre distintas líneas.
En el capítulo 2, analizamos los sentidos sedimentados en la categoría "indio" en el área
de estudio, dentro del contexto de las transformaciones que se dieron en las relaciones
de producción agropecuaria en la zona septentrional del Valle de Catamarca, desde el
período prehispánico hasta el siglo XX. Nuestro objetivo fue construir un marco
histórico y sociocultural para contextualizar los relatos sobre el pasado de los habitantes
de las tres localidades en estudio sobre los cambios y continuidades en la forma de vida
de la actual área rural y urbana/semi-urbana en la que sus abuelos y padres "han nacido
y se han criado" y de quienes ellos son descendientes. Así, hemos visto que si bien la
zona estaba habitada por numerosos habitantes antes de la llegada de los españoles,
durante la época de la colonia se redujo la cantidad de "indios tributarios". En el siglo
XVIII los "indios coneta" no habían sido reducidos en los "pueblos de indios",
habiendo pasado a conformar la masa de población rural que trabajaba en las haciendas
de los españoles y criollos. Durante el siglo XIX, en el marco de las políticas
identitarias nacionales y provinciales, se profundizó la invisibilización de los indios en
291
la zona. Dicho proceso confluyó con la criollización de la población rural subalterna que
era "conchabada" en las haciendas de familias "patricias" provinciales. La región se
convirtió en un área marginal en el marco del triunfo del modelo de país agroexportador
con eje en Buenos Aires. Finalmente, señalamos dos procesos de expansión de la
frontera agropecuaria en la zona que tuvieron lugar a partir de la segunda mitad del
siglo XX. Dichos procesos afectaron de manera diferencial a los agentes agrarios del
área, siendo que parte de la población sufrió expropiaciones y vio limitada la
posibilidad de reproducir su forma de vida rural. Tomamos estos últimos
acontecimientos, y los efectos que aparejaron, como marco de las condiciones más
inmediatas del presente desde el cual los pobladores cuentan su historia.
En el capítulo 3, analizamos los puntos de vista sobre "los indios" que tienen los
pobladores de las localidades de Coneta, Miraflores y El Bañado. Hemos visto que la
noción local de "indio" es multiacentuada. Mientras que algunos habitantes reconocen
que vivían indios en la zona, otros lo niegan. Por otra parte, hemos señalado las
ambigüedades con que se algunos habitantes tematizan su posible filiación o
descendencia indígena, mayormente sobre ejes temporales y espaciales. Por un lado,
vimos cómo en algunos casos se marca una distancia con los indios que vivían "aquí",
señalando que ahora los descendientes "ya son indios civilizados", re-centrando la
retórica hegemónica decimonónica que postula la gradual incorporación de los bárbaros
en la civilización. Por otro lado, también mostramos cómo se traza una frontera espacial
y sociológica con indios que viven "en otra parte", señalando desde lo cultural y racial
que los indios más "puros"—tanto en sus costumbres como en sus rasgos fisicos—viven
hacia el oeste de la provincia o en otras áreas del país. Paralelamente, encontramos que
se valora positivamente las "cosas de indios", operándose una sublimación de la
identidad "indígena" al vincularla con la forma de vida de campo de "la gente de antes",
es decir, de los padres y abuelos de los actuales pobladores.
292
un paisaje social, instituyendo el ámbito colectivo y público del colectivo de
identificación. Los relatos sobre las rutas, los caminos, los servicios de luz y agua
potable y los distintos medios de locomoción utilizados en el pasado permitieron dar
cuenta de las interconexiones entre las localidades del área de estudio, y entre éstas y los
contextos regiónal, provincial y nacional. También, la territorialización del paisaje local
estuvo vinculada con la injerencia de los distintos niveles del estado en las trayectorias
de vida de los habitantes locales a través de los caudillos políticos, los comisarios y
distintas instituciones públicas. Este disciplinamiento de las vidas de los habitantes
locales los incorporó, como ciudadanos, en el colectivo deidentificación provincial y
nacional.
293
fueron tanto los "colonos" venidos de otros lados como familias "nacidas y criadas
aquí".
294
"nosotros" contemporáneo y los habitantes originarios, en base a la idea de que "somos
de otra época", "ya somos iridios civilizados"
295
pueblos en virtud de los procesos de modernización impulsados por el estado provincial,
como hito de la integración a la comunidad imaginarizada provincial que se jactaba de
su prosapia colonial y que confinaba las raíces indígenas a la prehistoria de Catamarca.
Asimismo, en ocasión de argumentar la legitimidad de sus derechos sobre las tierras,
aquellos lugareños que no eran hijos de inmigrantes remitieron a sus antepasados
españoles, silenciando cualquier posible línea genealógica de descendencia indígena.
En otros casos, los lugareños descendientes de antiguos criollos que integraban la
población rural "más pobre" hicieron referencia a una posible filiación "indígena", pero
estableciendo una distancia tanto temporal, corno espacial y cultural con los indios "de
antes" y "de allí". Los habitantes locales, re-centrando la retórica modernista
decimonónica, por un lado, etnicizaron las diferencias, señalando que ahora ya eran
"indios civilizados"; y, por otro lado, racializaron a los indios más "puros",
caracterizándolos por sus rasgos fisicos como feos y no humanos.
296
los estados nacional y provincial, la matriz hispano-indígena marcó más su ascendencia
hispana que indígena. Sin embargo, mientras que los indios son sedimentados en el
pisado anterior a la nación—operando una estrategia de negación del "mestizaje" y de
celebración del "blanqueamiento" (Briones 2001 y 2002) --- en la provincia de
Catamarca lo "indígena" del "mestizaje" es a veces celebrado como las "raíces" de las
"viejas culturas", de la "viejada", constituyendo una marca de distintividad regional
frente a la región de la pampa húmeda. De esta forma, se complejiza aún más el mapa
nacional de la diversidad en la medida en que—además de los clivajes de raza, etnia,
género y clase—se trazan- fronteras que marcan la desigualdad regional dentro de una
nación que se imagina homogénea desde Buenos Aires.
Este clivaje regional también opera al interior de las provincias "del interior".
Así, en el valle de Catamarca ciertos rasgos culturales "autóctonos"—que devinieron de
indígenas en folklóricos y "provincianos"—fueron atribuidos a la población rural y
marginal, a diferencia de las familias "patricias" que residían en la ciudad capital. Los
lugarefios no marcaron la desigualdad entre la élite y el resto de la población en
términos étnicos o raciales, sino a partir de las relaciones de patronazgo. Paralelamente
la alianza entre las familias "patricias" provinciales y los inmigrantes de fines de siglo
fue invisibilizada, mientras que la frontera con las poblaciones rurales y marginales
marcaba las diferencias entre los de la ciudad, más cosmopolitas y civilizados, y los del
campo, más provincianos y bárbaros, quienes posiblemente mantenían aún costumbres
más vinculables con lo indígena.
297
diferencias étnicas y marcando el clivaje de clase—pensado y diacritizado no sólo en
términos económicos sino también culturales, educacionales y político-económicos—,
lo cierto es que la nación en general tendió a pensarse como homogéneamente blanca y
europea, mientras la identidad provincial no se construyó sobre la teoría del "melting
pot" o crisol de razas (Briones 1998 a) que sí caracterizó a la identidad nacional. Si bien
hemos visto que las diferencias con los inmigrantes ultramarinos fueron minimizadas,
esto no implicó postular un modelo hegemónico de provincia que anclara su identidad
en las costumbres europeas como plantea Briones (2001 y 2002) para la nación
argentina. Antes bien, a nivel local y provincial los inmigrantes se integraron en una
élite preexistente que anclaba sus orígenes en la historia colonial.
298
"otros" locales, motivo por el cual los habitantes que se consideraron "víctimas" del
desarrollo reivindicaron su situación idealizando un pasado de. "autosuficencia
campesina" sin apelar a su ascendencia. indígena. Así, este período se caracterizó por
una profundización de la invisibilización de lo "indígena" en la zona de estudio, ante el
supuesto naturalizado de que la civilización primero, y la modernidad después
difuminaron los posibles vestigios de tradiciones autóctonas tanto rurales como
indígenas.
299
3. ¿Y por qué tendrían que considerarse indígenas ...?
300
iniciaron acciones legales contra un empresario que había comprado las tierras que
utilizaban para actividades extractivas ,y de pastoreo.
301
Desde esta perspectiva, se puede argumentar que la etnogénesis no es sinónimo de
emergencia, siendo esta última una etapa de un proceso mayor en la cual la dinámica
por la cual ciertos contingentes sociales que habían estado insertos en estados-nación se
comunalizan y adquieren una autoconciencia étnica que los lleva a marcarse como
diversos de la sociedad encapsulante.
302
operatoria de nuevas maquinarias de diferenciación y territorializacióti de las geografias
estatales de inclusión-exclusión en un contexto de época que pone en valor la diversidad
cultural; y de que las transformaciones en las movilidades estructuradas preexistentes
que venían estando disponibles para los sujetos, tornen factible dicha emergencia.
303
FUENTES
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estudio: Notas de observación participante; diarios de campo; desgrabaciones de
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MAPA 2
PROVINCIA DE CATAMARCA
PROVINCIA DE SALTA
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PROVINCIA DE
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