Calderon Archina, Aldana. Aquí Vive Guanacache

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Universidad Nacional de Córdoba

Facultad de Filosofía y Humanidades


Licenciatura en Antropología

“Aquí vive Guanacache”


Una etnografía de la (re)producción étnica huarpe en San Luis,
Argentina

Trabajo final para obtener el título de grado en Antropología


Aldana Calderón Archina

Directora: Dra. Carolina Álvarez Ávila


Codirector: Lic. Ezequiel Espinosa

Diciembre de 2015
A mis padres,
Sergio y Teresita

2
AGRADECIMIENTOS

La lista es larga, muchos y muchas me han acompañado, escuchado, aconsejado –y mucho


más- . Este trabajo no sería tal, si no fuera por mis directores, Carolina y Ezequiel, gracias
por enseñarme y acompañarme en estos “primeros pasos” como antropóloga, por sus
lecturas comprometidas y correcciones minuciosas. Pero además, por su generosidad, por
su tiempo, por su predisposición, incluso por socorrerme en cuestiones que excedían lo
“académico”. En fin, por hacer del último tramo de la carrera, uno más lindo aún.

Agradezco enormemente a profesores y compañeros, con quienes compartí –y comparto-


el placer de hacer eso que nos apasiona. Fundamentalmente, a todos los compañeros del
equipo de investigación, Guille, José, Caro, Agus, Eze, Belén, Vir, Marianela, Gise y a los más
nuevos también, gracias por hacer de ese espacio uno en donde compartir experiencias,
saberes, dudas e inquietudes. Como también, con quienes tuve la oportunidad de aprender,
tanto en la facu como fuera de ésta, a Sebastián Muñoz y a todo el equipo de trabajo; a
todas y a todos los profes, adscriptos y ayudantes de Antropología de la Política. Y porque
no sólo me llevo grandes compañeros de estudio, sino, también -y por sobretodo-, grandes
amigos: Flor, Emi, Salo, Agustin(es), Marian, Nan, Yani, Juli, Cami, Ale, gracias.

A mi familia, papi, mami, hermanos, sobrinas y cuñados, por su cariño y por estar siempre
presentes, acompañándome, así sea en la distancia. Y si de acompañar hablamos, Pato, te
llevas el premio, por acompañarme en las largas horas de escritura, por ser un sostén en
los buenas y no tan buenas, brindándome tus palabras de aliento, que aunque pareciera
que no te escuchara, lo hacía. A mis amigas de siempre, que aunque estos últimos tiempos
a cada una nos agarró en “lo suyo”, siempre estuvimos.

Por último, -pero no menos importante, más bien todo lo contrario-, a toda la Comunidad
Huarpe de Guanacache, por recibirme y permitirme conocerlos. Gracias también a todos
aquellos que me brindaron una mano, ya sea prestándome un libro, un contacto, un
consejo, lo que fuere, gracias… A todos ustedes, infinitamente gracias.

3
Por Fontarrosa.

4
Índice

Agradecimientos 3

A modo de introducir(nos)
 1. Primeros acercamientos 7
 1.1 Dónde, cómo y qué…………………………………………………………………………… 10
CAPITULO 1. La configuración del desierto y devenires huarpes 17

 1.1 Metamorfosis 20
 1.2 Fronteras interiores 25
 1.3 Hendiduras 29
 2. Frontera adentro 32
 2.1Diáspora y continuidad 37
 2.2 Silencios y olvidos 42

Capítulo 2. De desiertos patrimonializados y huarpes comunalizados 46

 1.1 Un desierto de relevancia internacional 47


 1.2 “Un patrimonio antropológico regional de alto valor” 50
 1.3 “No, todavía estamos los huarpes” 53
 2. “Vamos a armar una comunidad” 61
 2.2 “Estábamos pero no teníamos identidad” 66
Capítulo 3. De la presencia ausente, el Estado ‘deviene-estar’: “Política de
reparación histórica de las culturas originarias” 74

 1.1 El día que Pascuala fue a pedir agua… 76


 1.2 Un Estado “deviene-estar” 80
 1.3 De la apertura de la “agenda de las culturas originarias” a una ‘comunalización
de diseño’ 86
 1.4 Disputas de soberanía estatal 97
 2. Refundación provincial, ¿sobre nuevas bases? 102

 2.1 Gobierno hidráulico Plan Maestro de Agua (2012-2015: oasis/desierto/ ¿oasis? 107

5
Capítulo 4. Proceso de municipalización: ¿autonomía aquí y ahora? 118

 1.1 ¿Trato “especial” o “libre determinación”? 119


 1.2 “Desarrollo sustentable y bienestar” 122
 1.3 “Cacique”, “co-cacique” y “nuevos puestos de trabajo” 127
 1.4 Inti Raymi: participación ¿colectiva? 137
 2. Percepciones y modalidades de Estado 145
 2.1 Aquí vive Guanacache 151

Consideraciones (sin) finales 155

Bibliografía y fuentes primarias 160

Anexo 173

6
A MODO DE INTRODUCIR (NOS)
“una disciplina de perfiles borrosos y de cientificidad
discutida como la antropología”

Llobera (1975)

1. Primeros acercamientos

Lo plasmado y transitado a lo largo de las páginas del presente escrito, componen mi


Trabajo Final de Licenciatura. En 2013, durante mi último año de cursado de la carrera en
Antropología comencé a preguntarme sobre qué trataría dicho trabajo, para entonces
hacia aproximadamente un año que participaba en las reuniones del equipo de
investigación denominado “Procesos de comunalización y memorias en disputas en
comunidades indígenas de Argentina”, y dado que la temática despertaba mi interés y me
motiva(ba) a interrogar al respecto, decidí sin saber muy bien cómo ni dónde, inmiscuirme
en ello1. Recuerdo que en la marcha por el día del aborigen de ese mismo año y en la
ciudad de Córdoba, le comenté dichas inquietudes a Ezequiel -quien terminó siendo el
codirector de este trabajo-. Él, integrante del equipo y compatriota mío (ambos nacimos
en San Luis), trabajó para su tesis doctoral el proceso de reemergencia del Pueblo Ranquel
en San Luis y me sugirió que, si estaba interesada, averiguara sobre las comunidades
huarpes de la misma provincia.

Sin mucha más información que aquella, comencé a indagar y di en primera instancia con
la Organización territorial huarpe Pinkanta 2. Mi primer acercamiento fue en una entrevista
que realicé a uno de sus integrantes, Juan, en su lugar de trabajo en el Área de Familia de
la Municipalidad de la ciudad de San Luis, en junio de 2013. Juan, se presentó como
“huarpe urbano” apenas iniciábamos la conversación, y me dijo: “mi trabajo en la

1 Los trabajos compartidos por los integrantes del equipo (Álvarez Ávila 2013; Bompadre 2013; Espinosa 2013;
Espósito 2013, 2012; Stagnaro 2014), me permitieron ir conociendo sobre procesos de emergencia de
distintos grupos indígenas de diferentes puntos del país, a partir de la singularidad de cada caso atendiendo
a la formación de grupos al momento de articular memorias y proyectos de "vida en común".
2 Sin saberlo por entonces, dicha organización mantenía ciertos enfrentamientos con aquella comunidad

huarpe que me había mencionado Ezequiel.

7
municipalidad no está relacionado con la lucha indígena 3, nada se está haciendo ni con el
gobierno municipal ni con el provincial, sí con el gobierno nacional principalmente a través
del gobierno de San Juan” y luego de dejar en claro su posicionamiento y catalogar a los
indígenas reconocidos por el gobierno sanluiseño como “truchos”, pasó a contarme sobre
la organización a la que pertenece.

“Los pinkanta” son un grupo de autoadscriptos huarpes que se encuentran distribuidos


en las ciudades de Mendoza, San Juan y San Luis, aproximadamente unas 25 familias. Hasta
ese entonces no tenían personería jurídica y se encontraban litigando por la devolución del
“territorio ancestral” al Estado provincial de Mendoza, las tierras que reclamaban se
encuentran en dicha provincia en el departamento de Lavalle. El matrimonio más anciano
de la organización habita en una parte de aquel territorio que se reclama, este lugar es a su
vez el punto de unión donde se reúnen una o dos veces al año estas familias y el cual pude
visitar para la conmemoración de la Pachamama, en el mes de agosto de ese año. Luego de
este primer acercamiento “a campo” me contacté con uno de los hijos de este matrimonio
que es el líder de la organización y miembro del ENOTPO 4, Miguel, y en una de las entrevista
le comenté mi intención de trabajar con ellos para realizar mi Trabajo Final y quedamos que
durante el verano de 2014 podría acompañarlo al puesto donde viven sus padres.

Llegado el momento hubo desencuentros temporo-espaciales con Miguel, y tuve que


cancelar mi trabajo de campo. Esto no implicó mayores inconvenientes, mi relación con
Miguel, y la organización en general, continúa siendo prospera pero era dificultoso tanto
para ellos como para mí que pudiera estar por estadías relativamente prolongadas en el
puesto de sus padres. De manera que regresé a uno de mis interrogantes iniciales, dónde.
A los pocos días de aquella instancia etnográfica fallida, decidí acercarme al Programa
Culturas Originarias de la provincia, gracias a que recordé lo que había leído en los trabajos

3 El trabajo que realiza en la Municipalidad está vinculado a su profesión de Licenciado en Comunicación social,
se encarga de organizar talleres y actividades para distintos grupos de la sociedad, en aquel momento estaba
trabajando con un grupo de jubilados para abrir un centro de personas de la tercera edad.
4 El Encuentro Nacional de Organizaciones Territoriales de Pueblos Originarios (ENOTPO) es un espacio de

articulación política entre distintos grupos indígenas del país y de cercanía al gobierno kirchnerista. Por eso
también, Juan destacaba al Estado nacional y a la gobernación de San Juan, a cargo de Gioja por el Frente para
la Victoria, como “los únicos dentro del Estado” que estaban colaborando con su lucha.

8
de Ezequiel sobre la existencia del mismo. Entonces, realicé la búsqueda de la dirección y
número telefónico del Programa, y acordé una reunión con la encargada del mismo5,
Pascuala Carrizo Guakinchay, e integrante de la Comunidad huarpe de Guanacache.

Este primer encuentro fue en la oficina de ella, dentro del Programa, ubicado en la Casa
de las Culturas en el centro cívico de la ciudad capitalina. Me recibió amablemente, me
comentó que casualmente ese fin de semana estaban de festejo ya que celebrarían el baile
de San Vicente y me invitó a viajar al día siguiente con ella a la localidad donde se encuentra
la comunidad a la que pertenece (luego describiré más). Así podría ir a conocer el lugar y a
su gente, y presentarme al “cacique” para ver si aceptaban que trabajara allí. De este modo,
recién iniciado el 2014, abandoné lo que pensé que iba a ser una pesquisa relacionada a
temáticas de territorio y frontera y me fui al baile de San Vicente 6 dando inicio a otra
pesquisa, distinta de lo que tenía pensado hasta entonces.

Considero relevante destacar cómo comencé este trabajo, en relación a mi breve paso por
“los pinkanta”, ya que más allá de lo anecdótico, el que haya dado con estas dos
organizaciones me permitió tener un panorama más complejo en tanto que pude apreciar
dos situaciones distintas de organizaciones de un mismo pueblo y de una misma provincia,
unos contemplados por la “política de reparación histórica” del gobierno sanluiseño y otros

5 Luego de conocer que Pascuala pertenecía a dicho Programa y comentárselo a mi padre, él me contó que la
conocía de mucho antes que se diera conocer públicamente como huarpe, más precisamente, él le llevó el
juicio por alimentos luego de que Pascuala se divorciaría, hace más de quince años . Por tal motivo, mi papá
se comunicó primero con Pascuala, me presentó y acordamos la reunión para el día siguiente. Este vínculo
facilitó acércame a ella, ya que desde un principio se mostró predispuesta a colaborar “en todo lo que ella
pudiera”.
6 Esta celebración la realizan desde hace generaciones, según me contaban mis informa ntes es una fusión

entre costumbres heredadas de sus antepasados huarpes y de tradiciones católicas que remontan a la época
colonial. El principal motivo de esta festividad es pedir la llegada de las lluvias mediante el baile de danzas
folclóricas cuyanas, entonces, se prende una vela al santo y no se termina de bailar hasta que la vela se
consuma. En aquella oportunidad, la vela fue encendida cuando el sol comenzó a esconderse, allí empezaron
algunas personas a bailar con una banda folclórica que tocaba en vivo, y el resto de los presentes rodeaban la
pista de baile que se había improvisado al aire libre. Fueron familiares, el Lonko del Pueblo Ranquel y su
familia, vecinos de zonas cercanas y, también familiares que vienen en la capital sanluiseña, que eran
trasladados desde el centro de la ciudad en transportes provistos por el Programa de Culturas Originarias;
también fueron funcionarios estatales como la Ministra de Turismo y de las Culturas, su asesora, y algunos
otros miembros de su equi po, que fueron los primeros en partir, antes de que finalizara el baile. Pocas horas
después de que terminaron las danzas y la cena que realizan posteriormente, a la medianoche comenzaron
los refucilos y con estos llegó el agua.

9
más cercanos al gobierno nacional. Si bien aquí no abordaré las relaciones entre dichas
organizaciones, y trabajaré únicamente con la Comunidad huarpe de Guanacache, esta
experiencia previa marcó los inicios del presente trabajo. Sin duda, si no me hubiese topado
con “los pinkanta” distinta seria mi mirada y diferente seria este trabajo si con ellos hubiera
continuado7.

1.1 Dónde, qué y cómo

El “Pueblo Nación Huarpe”8 se encuentra hacia el noroeste de la provincia de San Luis, en


una zona rural en donde confluye el límite provincial con San Juan. Más específicamente
está ubicada en el paraje La Represita del departamento de Ayacucho. La misma queda a
unos 160 km de la capital sanluiseña y tiene un fácil ingreso por la ruta nacional nº20. Se
trata de una zona árida, caracterizada por sus lluvias escasas, suelo arenoso, cubierto de
médanos y de una vegetación que oscila entre arbustos y algarrobos . Décadas atrás este
paisaje distaba de ser el mismo, dado que forma parte del sistema palustre de Guanacache
que comprende las provincias de Mendoza, San Juan y San Luis , y que se extiende a lo largo
de 980 mil hectáreas. Pero el desecamiento de sus aguas iniciado a comienzos del siglo XX,
fue haciendo de esta zona un desierto.

La Comunidad huarpe de Guanacache9, allí localizada, fue conformada en marzo de 2006


y obtuvo la personería jurídica nacional en septiembre de 2007. Está integrada por tres
grupos familiares extensos: los Carrizo, los Calderón y los Valdez, emparentados entre sí, y
que hacen un total de aproximadamente cuarenta personas, entre adultos y niños. Antes

7 En un futuro próximo, me interesa continuar trabajando y profundizando los procesos de reivindicación


étnica huarpe en la provincia de San Luis, y gracias a la fructífera relación que he podido construir con estas
dos comunidades huarpes, la apuesta también implicaría poder trabajar con ambas.
8 Así es presentado en discursos y documentos oficiales del gobierno de San Luis, como también autoridades

de la Comunidad suelen identificarse de este modo. Más adelante analizaré el porqué de dicha nominación.
No obstante, a lo largo de este trabajo me referiré a esta organización como Comunidad huarpe de
Guanacache.
9 De aquí en adelante utilizaré el término “Comunidad” con mayúscula para aludir a esta organización.

10
de comunalizarse, estas familias se encontraban dispersas en zonas rurales cercanas y en
los principales centros urbanos de la región.

Este trabajo pretende indagar sobre el proceso de comunalización y reemergencia de este


colectivo, que -como veremos- se vinculó al reclamo por el desecamiento de las aguas de
Guanacache. Como también, me ocuparé de analizar cómo se re-articularon estas
autoadscripciones huarpes a la “agenda de culturas originarias”, inaugurada por el Estado
provincial de San Luis a finales 2006 y cómo impacto en su organización y en sus vidas ser
reconocidos en tanto comunidad huarpe.

Para cumplir con estos objetivos, por un lado, abordaré la reemergencia de esta
Comunidad y su articulación con la “agenda de las culturas originarias” en la provincia, en
tanto que dicha agenda representó la integración de grupos indígenas como temática a
abordar en tanto política de Estado del gobierno sanluiseño, dado que hasta el momento
no había existencia alguna de políticas específicas de este tipo en la provincia, a diferencia
de otros puntos del país 10. Fue junto con la apertura de esta agenda, en 2006, que se iría
desplegando la “política de reparación histórica” y que instauró el Área de Culturas
Originarias (actualmente Programa de Culturas Originarias). Desde el momento de su
inauguración y hasta la actualidad estas áreas y políticas contemplan, únicamente a la
Comunidad huarpe de Guanacache y al Pueblo Ranquel. Por consiguiente, considero
indispensable realizar un análisis que aborde esta “política de reparación histórica” y las
acciones gubernamentales que de ésta se desprenden, como también ahondar en los
factores sociales y políticos que incidieron y posibilitaron la visibilización e integración de
este colectivo huarpe en San Luis, ¿qué logró la “reparación”? ¿Qué efectos tuvo? ¿Cómo
impactó en la Comunidad huarpe ser reconocidos e interpelados como “cultura originaria”?

10 Esto último, teniendo en cuenta que desde hace más de dos décadas en América Latina, distintos grupos
indígenas ocuparon el espacio público como sujetos políticos, emergiendo nuevas forma de activismo
(Gordillo y Hirsch 2010), asistiendo a su vez, un proceso de expansión de sus derechos y reconocimiento de la
diferencia cultural (Hale 2002, Briones 2005). En este sentido, los Estados nacionales y provinciales, se han
encargado de sancionar nuevas legislaciones y dispositivos burocráticos encargados de “regular” y “c onducir”
dichas interpelaciones (Bidaseca et al. 2008). En el caso de Argentina, por lo pronto, cabe mencionar la
promulgación de la Ley nacional 23.302 de protección de Comunidades Abo rígenes, sancionada en 1985, y la
reforma constitucional de 1994 a partir de la cual reconoce “la preexistencia étnica y cultural de los pueblos
indígenas argentinos”. En los siguientes capítulos ampliaré sobre estos temas.

11
A la vez que, enfatizaré en cómo se operacionalizó la autonomía municipal que el gobierno
provincial le otorgó a la Comunidad en 2011.

Como veremos, el gobierno provincial se proyecta discursivamente hacia una “política de


reparación” que reconozca el carácter de “Pueblo Nación” de los pueblos prexistentes al
Estado argentino. Pero para que ello suceda es necesario que el Estado nacional reconozca
la existencia de naciones otras dentro de un mismo Estado, entonces, y hasta que ocurra,
el Estado sanluiseño le confirió “provisoriamente” el status municipal. De esta manera,
parte de mi propósito es indagar a partir del caso huarpe, cómo se ejerce esta presunta
autonomía que se les confiere en tanto municipio, haciendo hincapié en los cambios que a
partir de esto se han generado (en la vida cotidiana, en la presencia de nuevas autoridades
y el vínculo con ellas, entre otras).

Por otro lado, como durante el transcurso de este trabajo fui notando la importancia que
se le otorgaba al recurso acuífero por parte de mis interlocutores huarpes -no sólo en
relación a la sequía que atañe hace tiempo y hace lejos la zona donde viven, sino como un
punto clave en las memorias huárpidas-, así como también en una serie de políticas y
proyectos provinciales que tienen como eje el agua. De este modo, partí de considerar la
problemática del agua y a las políticas hídricas como el hilo conductor y el pivote que
permite comprender las etapas de visibilización/invisibilización de colectivo huarpe de La
Represita. En relación a esto, me sirvo de la categoría oasis/desierto propuesta por Saldi
(2010) para complejizar la implicancia que tiene el agua en áreas donde lo no irrigado ha
sido construido como sinónimo de atrasado y de indio, opuesto a zonas irrigadas que
asocian el oasis a lo avanzado y a la producción agrícola. Entonces, me preguntó cómo
incidieron los fenómenos ocurridos durante las últimas décadas en el “desierto”, en relación
a nuevas legislaciones ambientales (nacionales y provinciales), la declaración de las Lagunas
como sitio de “conservación patrimonial” y las políticas hídricas sanluiseñas.

En este marco, esta pesquisa se orienta a contribuir a las discusiones sobre la relación
entre Estado y pueblos indígenas, desde el estudio puntual del caso huarpe de San Luis,
considerando que este caso brinda elementos distinguibles de otros casos de reemergencia

12
y de políticas de reconocimiento indígena, como lo es que la Comunidad devenga municipio.
En tal sentido, incorporo la problemática del Estado como eje heurístico de los procesos de
‘aboriginalidad’11 (Escolar 2007). Así como también, resulta necesario que este análisis
contemple los ‘distintos niveles de estatalidad anidados’ (Briones 2005), teniendo en cuenta
que se tensionarían aquí tres niveles: nacional, provincial y municipal. Sosteniendo que si
bien las jurisdicciones provinciales dependen de los sistemas de representación y
normalización nacionales, la modalidad de incorporación y las formas de organización
indígena varían según la provincia en que se encuentra (Briones 2005; Katzer 2011). En
suma, el desafío radica en explorar y dar cuenta de la tensión entre procesos de
subjetivación indígena y construcciones de estatalidad 12.

Las indagaciones que aquí se presentan están basadas en mi experiencia etnográfica


realizada en la Comunidad huarpe de Guanacache durante el año 2014. Las idas a campo,
consistieron en estadías de tres días a una semana, durante los meses de febrero, marzo,
abril, julio y agosto. Durante mis estadías me alojé en la casa donde vive parte de la familia
de Pascuala (su pareja y su hijastro), mientras que Pascuala fluctúa entre el campo y la
ciudad de San Luis, donde pasa la mayor parte del tiempo por su trabajo. Una vez allí me
dediqué a hacer entrevistas a los miembros de la Comunidad, indagué principalmente sobre
sus historias de vida, a qué se dedican actualmente, cómo fue que comenzaron a
organizarse, qué cambios notaban desde la implementación de la “política de reparación
histórica”. También realicé observación participante en diversas celebraciones como, en el
baile de San Vicente, Inti Raymi, Día del niño, así como también en las actividades cotidianas

11 Adopto la noción de aboriginalidad sistematizada por Briones (1998) para ayudarme a comprender los
procesos de formación de "otros internos", hacia el interior de sistemas político jurídicos particulares.
12 Al respecto no está demás mencionar que la provincia de San Luis ha sido gobernada desde el retorno

democrático por el mismo partido, el partido justicialista liderado por los hermanos Saá. Desde 1983 hasta
2001, fue gobernador Adolfo Rodríguez Saá, luego lo reemplazó Alicia Lemme hasta 2003, año en que asumió
el segundo de los hermanos Saá, Alberto, hasta 2011. Desde entonces gobierna Claudio Poggi, por el mismo
partido. Asimismo, la familia Rodríguez Saá es de larga data en el escenario político sanluiseño, los hermanos
Juan, Felipe y Francisco Saá miembros del partido unitario, fueron actores claves durante las disputas con los
federales durante mediados del siglo XIX; Juan Saá estuvo refugiado en las tolderías del cacique ranquel Payne,
casándose con una hija de éste. Actualmente, l
os Rodríguez Saá reconocen públicamente su ascendencia ranquelina.

13
que efectuaban en espacios comunes como en el corral, la escuela, el centro cultural donde
se realiza el plan de tejidos artesanales.

A su vez, hice trabajo de campo en el Programa de Culturas Originarias, durante febrero


de 2014, más precisamente éste funciona en la oficina ubicada en la ciudad capital de San
Luis y dependiente del Ministerio de Turismo y las Culturas. Por entonces, la jefa del
Programa era Pascuala Guakinchay13, ella y su hija eran las únicas personas que trabajaban
allí. Me enfoqué en observar las prácticas cotidianas de los funcionarios estatales y del
cacique que con frecuencia debe viajar a la ciudad por cuestiones que hacen a su función.
El ‘estar ahí’ (Malinowski 1922) me facilitó el acceso a ciertos documentos y el estudio de
archivos y material administrativo, lo cual me fue de gran ayuda para comprender el
funcionamiento de la organización y cómo es administrada por el Estado provincial.
Asimismo, esta experiencia me permitió acercarme al trabajo de Pascuala como funcionaria
y referente de la provincia en asuntos indígenas, incluso cuando fui a tras dependencia
estatales, como al Registro Provincial de Comunidades Indígenas o a la Biblioteca Provincial
y comentaba sobre mi trabajo, instantáneamente me remitían a Pascuala.

Pero este trabajo también se apoya en otras fuentes, entendiendo que una comprensión
acabada de las disposiciones legales y normativas de regulación de población indígena,
requiere de una etnografía del mundo político contemporáneo (Pacheco de Oliveira 2006),
y entonces fue indispensable realizar análisis de discursos estatales y material oficial (escrito
y disponible en páginas webs oficiales). Como también me serví de fuentes periodísticas
para realizar un seguimiento sobre la difusión de estas medidas 14.

En cuanto a su organización, el presente escrito se compone de cuatro capítulos. En el


primer capitulo me centraré, por un lado, en comprender ese proceso de configuración de
la zona de Guanacache como desierto y las consecuencias espaciales y simbólicas derivadas

13 Desde 2015 Pascuala quedó a cargo de la Comunidad huarpe dentro del Programa Culturas Originarias y el
Lonko del Pueblo Ranquel a cargo de ranqueles, mientras que Mirta Mobellan es la actual, a diferencia de
ambos, ello no pertenece a algún grupo indígena.
14 Si bien fui rastreando fuentes periodísticas de la región cuyana, me centré en medios de prensa puntanos,

teniendo en cuenta que los principales medios difusores pertenecen al grupo empresarial de la familia
Rodríguez Saá o son afines al gobierno de turno.

14
del mismo (diáspora/continuidad, marginalidad/olvido). Para ello tensionaré narrativas
hegemónicas, provenientes de material historiográfico de la región y de trabajos
antropológicos recientes junto con narrativas de mis interlocutores huarpes.

En el segundo, haré hincapié en el marco legislativo elaborado a partir de la década de


1990, relativos a problemáticas ambientales, como lo es la desertificación que afecta al área
de Guanacache, en tanto que los mismos suscitaron la intervención de agentes sociales,
como organizaciones ambientalistas. Abordaré el accionar de estas organizaciones,
puntualmente de la ONG “Inti Cuyum” de San Luis, dado que la misma estuvo involucrada
al pedido de reparación de los humedales. Por lo que en la segunda parte me encargaré de
reconstruir el proceso de comunalización del colectivo huarpe de La Represita.

En el tercer capítulo, me centraré en el proceso de reconocimiento estatal provincial y en


el análisis de la “política de reparación histórica”. Asimismo, pretendo dar cuenta de las
condiciones de posibilidad que permitieron la integración de las “culturas originarias” a la
agenda provincial, como también, me interesa indagar sobre qué lugar ocupó en la
“agenda” provincial la problemática de los humedales.

En el cuarto, me interesa problematizar y tensionar la autonomía municipal que se le


otorgó a la Comunidad huarpe en tanto que es reconocida por el Estado provincial como un
municipio de “estatus mínimo y provisorio”, focalizando en el ejercicio de autoridad y en
otros ejercicios cotidianos de poder, como en las prácticas de sociabilización que se
entretejen a la gestión municipal.

15
Mapa nº1. Pueblo Nación Huarpe y Pueblo Nación Ranquel, (folleto de los “Pueblos Ori ginarios de San Luis”,
Programa de Cultura Originarias).

16
CAPITULO 1. LA CONFIGURACIÓN DEL DESIERTO Y DEVENIRES HUARPES

“Los tiempos habían cambiado. Arcarigue asumiría el liderazgo de la tribu, los guiaría
hacia el noroeste, donde estaban asentados sus hermanos los Guanacache, junto a las
lagunas plenas de vida silvestre y con pesca suficiente para sobrevivir hasta que pudieran
obtener una nueva cosecha” (Historias de los pueblos originarios de San Luis 2014). Este
relato fue seleccionado en el año 2012 en la Convocatoria Provincial realizada por el
Programa San Luis Libro, denominada “Historias y Ficciones de los Pueblos Puntanos” 15. El
objetivo de la convocatoria era contar historias y costumbres de cada región, y si hay algo
que puede caracterizar a las Lagunas de Guanacache es el recuerdo que mantienen sus
actuales habitantes de aquel oasis que moraban los huarpes laguneros varias décadas atrás.

Pero los tiempos seguirían cambiando, y esa vitalidad pletórica que emanaba de las
Lagunas fue menguando por el paulatino desecamiento de sus aguas e imprimiendo sobre
la zona de Guanacache la impronta del desierto. Sería durante el primer cuarto del siglo XX
que la sequía cada vez más apremiante -causada principalmente por el desvío de sus cauces
hacia áreas “productivas”-, y la concentración del control de tierras, agua y fuerza de trabajo
(Escolar 2005), decantarían en el éxodo rural de gran parte de los pobladores hacia áreas
urbanas.

En los libros de historia sobre la región quedó la imagen petrificada de las antiguas
Lagunas con sus habitantes originarios. Pero, ¿qué pasó con aquellos que se quedaron en
aquel desierto? Sus devenires parecen anclados a las Lagunas como territorio de disputas,
a los efectos de la configuración de esta zona como desierto y a los intentos de recuperación
del sistema palustre de Guanacache. Quienes, paradójicamente, según un antiguo y activo
consenso cortejado por producciones historiográficas, habrían comenzado a desaparecer
en el siglo XVII por extinción y/o aculturación (Escolar 2007:17).

15La obra ganadora fue escrita por Sonia Carande, una poeta y ensayista de Córdoba. En su relato, la autora
narra la vida de este joven huarpe, inspirada en trabajos arqueológicos e históricos sobre la región.

17
En el año 1999, los humedales comprendidos en las Lagunas (concernientes al actual
territorio mendocino y sanjuanino) fueron integrados a la Lista de humedales Ramsar16 para
lograr una mejor conservación de éstos. Años más tarde se incluyeron, también, a los
bañados del lado sanluiseño y a partir de este hecho, el gobierno de esta provincia sancionó
en el año 2012, un decreto mediante el cual se encaminó la “recomposición del ecosistema
del Río Desaguadero” con el fin de “regenerar las lagunas y bañados y restaurar los
humedales”17. Entramado a este proceso, hacia el año 2003, un grupo de tres familias del
paraje La Represita de San Luis, comenzó a movilizarse de la mano de una ONG
ambientalista, en vista de obtener el reconocimiento estatal nacional en tanto huarpes. Lo
que decantó en una etapa de aparición y reconocimiento público de este grupo y en la
comunalización de dichas familias, como Comunidad huarpe de Guanacache.

En el presente capítulo me centraré, por un lado, en comprender el proceso de


configuración de la zona de Guanacache como desierto, partiendo de considerar que el
mismo está articulado a disputas por recursos naturales y mecanismos de control político
sobre el territorio y las poblaciones durante las últimas décadas del siglo XIX y comienzos
del XX. Y por el otro, analizaré las consecuencias espaciales y simbólicas derivadas de estos
procesos. Para ello tensionaré narrativas hegemónicas, provenientes de material
historiográfico de la región de Cuyo –solidarios de narrativas extincionistas-, y de estudios
sobre éstos realizados en trabajos antropológicos recientes (Escolar 2005, 2007; Katzer
2005, 2010; Saldi 2010), junto con los relatos de mis interlocutores huarpes de La Represita.
Específicamente, en esta segunda parte describiré a través de memorias y agencias
recreadas luego de organizarse comunalmente, cómo cambiantes procesos históricos de
alterización se sedimentan en y a través de memorias y sentidos de identificación, que dan
cuenta de una identidad por momentos ocultada y por partes olvidada.

16 Así se denomina la Convención Relativa a los Humedales de Importancia Internacional, especialmente como
Hábitat de Aves Acuáticas. El Convenio Ramsar es un tratado intergubernamental que sirve de marco para la
acción nacional y la cooperación internacional en pro de la conservación y el uso racional de los humedales y
sus recursos.
17 “El gobierno construirá azudes para recuperar los humedales de Guanacache”. Agencia de Noticias San Luis

(ANSL), 12 de diciembre de 2012. Disponible en: http://agenciasanluis.com/notas/2012/12/12/el -gobierno-


construira-azudes-para-recuperar-los-humedales-de-guanacache/

18
Si bien, pocos de los miembros de esta Comunidad fueron los que pudieron vivenciar la
época de esplendor lagunero, o si la presenciaron, eran muy niños, llegan a estas historias
a través del relato de sus mayores. Se trata entonces, de narraciones del pasado que
condensan experiencias tanto de éste como del presente, constituyendo no sólo una
versión desde el presente sobre el pasado, sino que reponen marcos de interpretación en
un contexto de desplazamiento y de marginalidad (Ramos 2006). Estas narrativas brindan
elementos fundamentales para analizar cómo se relacionan y se tensionan con discursos
hegemónicos que colaboraron en la construcción de Guanacache como desierto y de los
huarpes como extintos.

Mapa nº2. Lagunas de Guanacache, Rio Desaguadero y San Juan. Fuente: Contenidos digitales, Universidad
de La Punta.

19
1. 1 Metamorfosis

“Donde hubo pequeños estanques de agua ahora hay hondonadas secas. Donde hubo
charcos y ranchos ahora sólo quedan cicatrices marrones. La tierra guarda la memoria del
agua, pero el viento y el sol no dan tregua” (“Lagunas de Guanacache”, Diario Clarín
18/12/2005) 18 .

Los desiertos son protagonistas del clima árido que habita en las montañas y planicies de
la región de Cuyo, principalmente en las provincias de Mendoza y San Juan. Pero también
están los oasis, aquellos valles fluviales que derivan de los ríos originados en la cordillera
andina. El área de Guanacache (ver mapa n°2) es caracterizado a través de la literatura e
historiografía sobre la región, como un oasis apto para la agricultura que persistió gracias a
los sistemas de riego de los colectivos originarios que la habita(ra)n19 (Rusconi 1961;
Michieli 1991; Prieto 1999; Roig 2004; Moretti Baldín 2008), antes y desde el periodo
colonial y hasta el periodo independentista. Mas como ya hemos advertido, a comienzos
del siglo XX, este complejo de lagunas y bañados se vio afectado por un proceso de
desecamiento, el cual se fue agravando con el pasar de los años.

Una de las principales causas de su desecamiento fue la captación de los Ríos Mendoza y
San Juan y los Desagües del Bebedero, ríos que abastecían este oasis. Lejos de deberse a
factores “naturales”, la desertificación se explica entramada a intereses políticos y
económicos, a determinadas políticas de los gobiernos provinciales de San Juan y Mendoza
que desviaron estos caudales hacia las zonas urbanas y cercanas a éstas, donde se hallaban
los principales cultivos vitivinícolas 20.

18 Disponible en: http://edant.clarin.com/suplementos/viajes/2005/12/18/v-00901.htm


19 El registro del etnónimo huarpe se remonta hacía finales del siglo XVI y comienzos del XVI, a través de las
narraciones de jesuitas durante sus expedici ones en las denominadas Provincias de Cuyo, como el P. Luis
Valdivia, O. Pérez de Espinosa, Fr. Lizárraga, entre otros (Katzer 2012:30). Por ejemplo, Lizárraga, refería
durante su llegada a fines del XVI, “los indios comúnmente se llaman Guarpes” (Reginald o de Lizárraga 1580-
1596).
20 Durante el cuarto de siglo que va desde 1885 hasta 1910, se produjo principalmente en la provincia de

Mendoza, el despegue de la industria vitivinícola, proceso conocido como “Revolución vitivinícola”. El mismo
trajo aparejado importantes transformaciones a nivel político, social- territorial y económico. En lo territorial,
las bodegas incidieron en los cambios de uso del suelo y fueron generadoras de poblamiento, actuaron como
imanes para el establecimiento de viviendas, comercios e industrias, produjeron la valorización de las tierras
aledañas y dieron origen a los primeros loteos, contribuyendo a hacer ciudad y a echar las bases d e lo que hoy
es el Gran Mendoza (Girini 2004: 3-4).

20
La cita inaugural de este acápite justamente describe la metamorfosis del paisaje, un oasis
que devino en desierto. Tal como adelantábamos, la construcción de esta área en tanto
desierto estuvo relacionada a transformaciones socio-económicas sujetas a proyectos de
modernización de las provincias -sobre la anterior estructura de intendencias- durante el
periodo de consolidación del Estado Nación a fines del siglo XIX y comienzos del XX. Dichas
transformaciones estuvieron asociadas a una nueva etapa del desarrollo económico en la
Argentina durante su integración al mercado mundial, teniendo en cuenta que en este
periodo se sentaron las bases de una economía primaria exportadora 21, que implicó en
pocas décadas una redistribución territorial, social y de recursos naturales e impactó
directamente en el ámbito demográfico.

En vista de estas transformaciones y, en un intento por comprender las `formaciones


provinciales de alteridad´ (Briones 2005) -en tanto que éstas no sólo producen categorías
sino que regulan condiciones de existencia diferenciales para los distintos tipos de ‘otros
internos’-, trataré de delinear una suerte de ‘cartografía’ (Sousa Santos 1991) y de este
modo, dar cuenta de cómo durante la época de “ordenamiento” del Estado Nación, en Cuyo
se fueron legitimando estrategias estatales que moldearon matrices de inclusión/exclusión,
en consonancia con disputas por recursos naturales y mecanismos políticos de control y
distribución de estos recursos.

Tal como decíamos, a partir de 1880, las provincias de Mendoza y San Juan se integraron
al modelo agroexportador nacional mediante el aprovechamiento de la industria vitivinícola
(Gago 1994; Borcosque 2006). Es decir, mediante el traspaso de una producción de ganado
y de cultivo de la vid a pequeña escala, al modelo agroindustrial capitalista. Esto provocó
un giro económico, ya que en unas pocas décadas se incrementaron notablemente las
hectáreas cultivadas. En 1895 ya se registraban 400 bodegas en Mendoza, cifra que se
duplicó hacia 1910 convirtiendo a esta provincia en el centro vitivinícola más importante

21 La Argentina, cuyas exportaciones representa ban una proporción insignificante del comercio mundial a
mediados del siglo XIX, llegó a ocupar un lugar destacado en éste en las primeras décadas del XX. La
integración de la economía argentina en el mercado mundial sienta las bases de la etapa de la econ omía
primaria exportadora (Ferrer 2010 [1936]: 159).

21
del país (Álbum del Centenario 1910). Todo esto amparado por un marco legal que permitió
el diseño de políticas públicas de fomento a la agroindustria (Gago 1994:32) y que, como
veremos, decantó en la construcción de nuevos oasis agrícolas, en su mayoría poblados por
las corrientes inmigratorias que llegaron al país desde Europa. Fue aquí que comenzaron a
configurarse los “nuevos” y “viejos” oasis en la provincia de Mendoza 22 (Vitali 1940: 17) y el
oasis del Tulum23 en San Juan, ambos posibles a través del riego artificial 24.

Entre estas políticas se encuentran la creación de la Escuela Nacional de Agricultura


inaugurada en 1853 en la ciudad de Mendoza que permitió la capacitación en las modernas
técnicas de explotación y obtención de un mejor manejo de los viñedos. Como así también,
la sanción del Código de Aguas mendocino (1884), que tuvo un rol crucial dado que
reemplazó el sistema de riego tradicional a partir de la construcción de diques y aperturas
de canales, y con la sanción de la Ley de Aguas se creó la Dirección General de Irrigación,
también en 188425. Junto a esta nueva distribución sistematizada del agua 26, la llegada del
Ferrocarril en 1885 impulsó el crecimiento acelerado de la agroindustria, a la vez que el
arribo de una importante masa de inmigrantes europeos. Fundamental a la hora de
contratar mano de obra calificada y para realizar inversiones. Así, se originaron nuevos
poblados relacionados con el monocultivo de la vid y la producción del vino, dando lugar a

22 A partir del monocultivo de la vid, la implementación de un nuevo sistema de riego y la oleada de


inmigrantes se constituyeron nuevos oasis y poblados en Mendoza: Oasis Norte, Valle de Uco, Oasis central o
zona este y oasis del sur (Moretti Baldín 2008: 120).
23 Ubicado en la zona sureste del departamento de Rawson, provincia de Mendoza, el Oasis del Tulum provisto

por las desembocaduras del Rio San Juan, es uno de los principales centros de cultivo de vid de San Juan.
24 Como parte de las medidas para fomentar la producción agrícola, a comienzos del 1900, el Estado

mendocino comenzó la entrega de importantes concesiones de agua a particulares, con el fin de ampliar el
área cultivada en el sur de la provi ncia, departamento de San Rafael y Gral. Alvear (Cantarelli 2011).
25 El nacimiento del Departamento General de Irrigación, tal como hoy se lo conoce, comienza en 1884 con la

sanción de la Ley General de Aguas, al establecer: “La administración del agua y en general el cumplimiento
de la presente ley, estará bajo la dirección del Departamento General de Aguas”. Diez años después, en 1894,
la Constitución de la provincia de Mendoza denomina al Departamento General de Aguas como Departamento
General de Irrigación, nombre que se mantiene hasta el presente. Disponible en:
http://www.agua.gob.ar/dgi/sobre-el-dgi.
26 Para un análisis de l as políticas hídricas llevadas adelante por el Estado provincial mendocino hacia finales

del siglo XIX ver: Saldi et al (2014).

22
los nuevos oasis provistos por riego artificial a partir del detraimiento de los “antiguos
oasis”, como el de las Lagunas de Guanacache.

Ma pa Nº3. Provi ncia de Mendoza donde se destacan sus zonas de oasis y, en el extremo noreste, el Departamento de
La va lle (el cual limita con las Lagunas de Guanacahe). Fuente: SIG DESER - La DyOT / IADIZA 2007 Ecosistemas 17 (1). Enero
2008 (úni co di s poni bl e).

De este modo, determinadas estrategias estatales promovieron el crecimiento y


abastecimiento de los centros urbanos y agroindustriales a costa de que los “márgenes” se
secaran. Esto posibilitó favorecer a cierta parte de la población por s obre otra, como ya
adelantamos: el detraimiento de las aguas tuvo impacto directo sobre las vidas de quienes
allí habitaban, los huarpes laguneros 27, reconocidos por parte de los pobladores actuales
como sus antepasados.

27Según estudios arqueológicos e históricos, la zona central de Cuyo desde principios del siglo 1 d.C, contaba
con “una población de indígenas sedentarios y agricultores conocidos con el nombre de huarpe”, siendo las
principales zonas de poblamiento los actuales valles del Río San Juan, la zona lagunera de Guanacache, del Río
Mendoza y del Río Tunuyán y por tal motivo se los denominó como “los laguneros” (Michieli 1994). También
en otras fuentes encontramos estas referencias, por ejemplo, Sarmiento en “Recuerdos de provincia” (1850)
describe a quienes por entonces poblaban las Lagunas de Guanacache como los laguneros. Esta categoría ha

23
En este sentido, concuerdo con la propuesta de Saldi (2010), respecto a cómo los discursos
estatales promovidos durante la consolidación del Estado provincial de Mendoza, posterior
a las Campañas del Desierto (1881-1885) en Pampa y Patagonia, promovieron la creación
de dos metonimias: oasis - progreso - descendencia europea, frente a secano- atraso-
resabio indígena. Siguiendo a la autora, las metonimias refieren a la conformación de
estereotipos (oasis/desierto) según relaciones binarias y de oposición que, para el caso
planteado, se relacionarían con la consolidación de estos discursos provinciales en donde
“se crea una identidad basada en la inmigración europea, el cultivo de la vid, la propiedad
privada y el acceso legal al agua (…). Su opuesto subordinado: el indio que vive del ganado,
que no tiene propiedad privada ni acceso al agua” (:21). Por consiguiente, el “proceso de
modernización” de la región de Cuyo a partir de su integración al sistema capitalista,
contribuyó a la polarización entre, por un lado: oasis agrícolas (zonas provistas de riego,
habitadas por inmigrantes) y, por el otro: los antiguos oasis (en proceso de desecamiento,
poblados por campesinos y/o “resabio indígena”).

Como referíamos, estas transformaciones socioeconómicas están articuladas a la


consolidación del proyecto estatal nacional, y una parte nodal de este último estuvo ligada
a la expansión y delimitación del territorio nacional desde la segunda mitad del siglo XIX, a
través de la avanzada hacia territorios ocupados por población indígena, mediante el envío
de expediciones punitivas pero también alternando y combinando con es trategias de
alianza, como los Tratados de paz. Si bien estos sucesos fueron anterior a las políticas y
discursos que presentamos anteriormente, a continuación presentaré brevemente algunas
de las implicancias de estos conflictos territoriales que atravesaron al área de Guanacache,
más todavía porque estos episodios de violencia y persecución, son recreados en los relatos
de mis interlocutores, recordando que sus ancestros debían huir o esconderse.

sido reapropiada por adscriptos huarpes actuales, tanto por quienes continúan habitando el espacio donde
se encontraban los bañados de Guanacache, como por quienes residen en zonas urbanas. Esto es analizado
por Escolar (2007) en su libro sobre etnogénesis huarpe.

24
1.2 Fronteras interiores

Otro aspecto que destaqué al inicio, es que el área de Guanacache fue escenario de
batallas postindependentistas, como también botín de guerra de los recientes Estados
provinciales, tal como lo es narrado en la historiografía y como también recuerdan
actualmente mis interlocutores huarpes, a partir de lo que sus mayores les contaban.

Las elites provinciales de las provincias cuyanas, en su mayoría alineadas al gobierno


nacional de turno28, continuaron al dominio de las tierras. El alto valor de este recurso
durante la expansión económica y la ‘ambición rentística’ por parte de este sector en
ascenso (Gago 2004), hizo de las disputas por el territorio una praxis política de construcción
de soberanía estatal. Las ‘fronteras interiores’ constituyeron uno de los frentes de conflicto
para las pretensiones de expansión y a partir de la “conquista” de éstas se fue delineando
una unidad geo-política como "nacional", donde parte de ese territorio se le era disputado
y expropiado a los indígenas que lo habitaban (Delrio 2002, 2005).

Para el caso de la provincia de San Luis, si bien no había alcanzado el desarrollo industrial 29
de Mendoza y San Juan, se encontraba en sintonía en lo que concierne a políticas de
‘fronteras interiores’. A mediados del siglo XIX, el gobernador de San Luis, Pablo Lucero, se
puso en comunicación con el de Mendoza, Alejo Mallea, a fin de celebrar un tratado
ofensivo contra los “salvajes del desierto”, “mediante la colocación de las fuerzas otorgadas

28 Engran parte del siglo XIX, las elites dominantes se habían disputado el modelo de país a construir, sosteni do
desde distintos proyectos de nación en pugna (Halperín Donghi 1980) hasta la derrota del proyecto federal en
la batalla de Pavón (1861).
29 Retomando los aportes de la historiografía puntana, puede notarse que los inicios de la provincia están

marcados por el desarrollo lento y atrasado, en comparación con las provincias vecinas de San Juan y
Mendoza: “San Luis era un pueblo muerto (…) edificios pobres, con agua escasa para las primeras necesidades.
Su Campaña asolada por las continuas invasiones de indios, se encontraba pobre y no ofrecía ningún porvenir
(Carta del periodista Rubino Barreiro al gobernador de San Luis, Mendoza, en 1886 en Samper 2006)”. Parte
de su atraso se explica –y justifica- , mediante el aporte que brindo la provincia de 4000 hombres (en una
población de 16.000 habitantes) al ejército s anmartiniano durante las batallas independentistas. No obstante,
se considera que el “San Luis moderno” comenzó a constituirse desde pasada la segunda mitad del siglo XIX
donde guiados por la “cultura normalista”, se construyó el Colegio Nacional Crisóstomo Lafinur (1869), la
Escuela Normal de Maestros “Juan Pascual Pringles” (1976) y la Escuela Normal de Niñas “Paula Domínguez
de Bazán” (1884). Sumado a la llegada del ferrocarril del Oeste y el Liceo artístico en 1880 (Samper 2006: 22).
Mientras que, el despegue industrial se hizo esperar hasta la vuelta democrática en 1983, cuando de la mano
de Adolfo Rodríguez Saá se profundizó la Ley de Promoción Industria que permitió que una considerable
cantidad de industrias se radicaran en la provincia.

25
por Buenos Aires, debemos hacer la custodia de los puntos fronterizos de una y otra
provincia de modo que puedan auxiliarse mutuamente” (Gez 1996 [1915]: 199). En 1862,
los gobiernos de San Juan y Mendoza mandaron tres expediciones militares a “pacificar” las
Lagunas con el pretexto de que se habían organizado montoneras, en la tercera expedición,
Luis Molina (gobernador mendocino, aliado a Sarmiento y al gobierno nacional, y un
poderoso terrateniente denunciado por los intentos de ocupar el territorio lagunar)
buscaba despoblar las Lagunas enviándolos a los fuertes de la frontera sur, alegando que
ese era un objetivo de larga data de las elites mendocinas (Escolar 2007: 143).

Si bien aquí no me detendré en las llamadas ‘políticas de frontera’ ni de los levantamientos


liderados por las montoneras en Cuyo30, no pueden dejar de mencionarse ya que forman
parte de los procesos de construcción de soberanía estatal en aquel periodo, a la vez que
son claves para comprender cómo se fueron construyendo las representaciones indígenas
huarpes desde sectores hegemónicos. Estos eventos históricos caracterizan para Escolar, a
partir de su lectura sobre la obra literaria de Sarmiento, el traspaso del carácter indígena en
tanto tropo romántico de la literatura regional, a un argumento de exclusión política de los
subalternos (ibíd.144).

Esto último se vincula a que la cuestión de ‘fronteras interiores’ y al “problema del indio”
que constituyó un conflicto interétnico y ocupó la agenda estatal de todas las provincias
desde la segunda mitad del siglo XIX. Empero, desde 1878 hasta 1910, hubo un giro en la
estrategia empleada por el Estado nacional durante el gobierno de Avellaneda y de ahí en
más, se orientó a la ocupación lisa y llana de los territorios indígenas (Mases 2009: 304)31.

30 Desde la lectura que Escolar (2007) realiza sobre las obras literarias de Sarmiento, l as guerras civiles
ocurridas en el área cuyana y en el noroeste del país entre 1862 -63 son explicadas por el sanjuanino a partir
del resentimiento de una masa rural hacía las poblaciones “blancas” y “cultas”, un odio anclado en las
injusticias cometidas contra los indígenas desde el período de colonización española (: 137). En la descripción
que realiza Sarmiento sobre las montoneras, éstas son consideradas como “movimientos campesinos
indígenas” (1947:90), es decir, se trata de cierta continuidad indígena en aquellas poblaciones.
31 Durante el proceso de Organización Nacional (desde la caída del gobierno Rosas en 1852 hasta el decenio

1880/1889) el Estado Nación plasmó el rígido diseño decimonónico basado en tres dimensiones: un estado,
un territorio y una nación. En esta dirección la ocupación efectiva de un territorio llano, con baja densidad
poblacional y con ocupantes que se pensaban ajenos al trabajo de la tierra como lo era la frontera militar en
Pampa y Norpatagonia fue medular en su construcción como tal, ya no se trataba en hacer una entrada
punitiva como la de Rosas, sino de ocupar y poblar con gente civilizada (Bechi s 2002). “Las provincias de Cuyo,

26
Esto suscitó diversos frentes de conflicto, como las rebeliones en las provincias encabezadas
por los caudillos que resistían la creciente centralización del poder del Estado nacional
(Oszlak 1982). La “guerra contra el indio” fue librada desde 188032 en el territorio
mendocino a los fines de acabar con la “amenaza de los indios araucanos, pehuenches y
ranqueles” (Gago 2004:52). Particularmente, los enfrentamientos en Guanacache no
cobraron la misma magnitud que las campañas contra los indios del sur, ya que los
principales fuertes se establecieron en Malargüe (1846) y en General Alvear (1863), y luego
la Campaña del Desierto en Pampa y Patagonia 33 (1878-1885).

Hasta aquí he tratado someramente de presentar algunos de los eventos históricos que
ponen de relieve cómo durante el periodo de consolidación del Estado moderno,
principalmente, durante las décadas de 1860 y 1880, el control político se estableció sobre
poblaciones y territorios, y dentro de estos los territorios de indígenas. Es menester
destacar que uno de los argumentos de las elites regionales para justificar la ocupación y
represión fue apelar al carácter indígena como solidario de las sublevaciones. En otras
palabras, estos discursos fueron auxiliares de la exclusión (política) del indígena, es decir, la
salvajización34 en el orden discursivo fue argumento de legitimación del uso de la violencia,

con iguales impulsos de vida que las del litoral, pedían a gritos seguridad para sus poblaciones, industrias y
comercio; clamaban por la liberación de sus cautivos esclavizados en el seno de las tierras vírgenes, holladas
solamente por la planta de los temibles ranqueles. Para el interior, el desierto también era un problema social,
político y económico de trascendencia, cuya solución no estaba al alcance de las escasas fuerzas y recursos
con que contaban los gobiernos locales” (Pastor 1942: 17). De esta manera, durante la segunda mitad del siglo
XIX, los proyectos de reducción de indígenas fueron desplegados en la frontera cordobesa -puntana con la
intención de poblar las regiones de avanzada y limitar el accionar de los i ndígenas (Pérez Zavala 2014).
32 Si bien aquí el autor hace referencia a la “política de frontera” que asume el Estado nacional y los Estados

provinciales en el último cuarto del siglo XIX, respecto de la ocupación del territorio indígena. Vale recordar
que la problemáticas interétnicas están presentes tanto en gobiernos coloniales como independentistas.
33 Desde la década de 1870 se le confirió a la “cuestión de fronteras” un lugar preferencial dentro de las

políticas estatales, las expediciones punitorias contra las tolderías indígenas quedaron sin efecto y se dio paso
a la ocupación del territorio indio. Desde este giro de la “cuestión indígena”, el indio dejó de ser el enemigo
principal y su lugar fue ocupado por el desierto (Mases 304). De esta manera, y de acuerdo con Nagy (2007),
determinadas visiones de la historia argentina relatan dicho episodio como el traspaso de la “solución del
problema del indio” a la incorporación de tierras, al desarrollo de los ferrocarriles, y al arribo de capitales e
inmigrantes, proceso que como resultado permitió constituir a una Argentina moderna conectada con el
mundo. Contrario a tales visiones, desde hace algunas décadas organizaciones indígenas y de derechos
humanos y académicos proponen el término “genocidio” para referirse al proceso de incorporación de
pueblos originarios al Estado-Nación argentino, ver: Lenton (2011).
34 En palabras de Isla “la construcción de la identidad nacional argentina sobre la disyuntiva sarmientina de

“civilización y barbarie” donde lo indígena quedaba asociado a lo “salvaje”” (2002:131 comillas del autor), sin

27
que a más de producir criterios de identificación/clasificación, regularon condiciones de
existencia diferenciales para los ‘otros internos’ dentro del Estado Nación (Briones 2005:
16).

Actualmente, estos escenarios de persecución son recreados a través de los relatos de los
miembros de la Comunidad huarpe de Guanacache. Como trataré más abajo, las Lagunas
condensan un punto de identificación en las historias de vida huarpe, parte de ello está
anclado a las Lagunas como espacio de disputas -por momentos-, y como buen escondite
en casos de persecución. Esto llama la atención sobre la plasticidad de las marcac iones e
identificaciones indígenas, cómo aquello que hace más de un siglo atrás, desde sectores
dominantes se intentó combatir y eliminar, hoy en día es recreado como punto de
identificación por parte de un colectivo.

El proceso por el cual las identificaciones huarpe se han marcado o invisibilizado durante
prolongados periodos, es sistematizado por Escolar (2007) a través de la categoría de
‘etnogénesis’, la cual toma de Sturtevant (1971). La misma comprende de este modo un
proceso amplio de transformaciones étnicas durante largos periodos históricos, en donde
lo curioso radica en que generalmente estas identidades persistentes se dan en contextos
de inestabilidad social y en discontinuidades. Dado que un análisis de procesos de este tipo
implica estudiarlo en la larga duración y en articulación con procesos históricos cambiantes,
me limitaré al uso de esta noción para dar cuenta de cómo las identidades no son cerradas
y cómo categorías, discursos e imaginarios pueden ser resignificados, tal como
mencionábamos recién. De esta manera, haré hincapié en las memorias colectivas como
producto de interacciones múltiples, encuadradas en marcos sociales y en relaciones de
poder, pensando que lo colectivo de las memorias es el entretejido de tradiciones y
memorias individuales, en diálogo con otros, en estado de flujo constante (Jelin 2001: 5).

por ello perder de vista las particularidades de las formas de alteridad provinciales para evitar caer en
generalísimos. Ver también Lenton: (1999, 2001).

28
Lo anterior, nos recuerda la importancia de tener en cuenta las condiciones de producción
de aquello que se piensa o no como indígena, considerando que cuando los procesos de
etnogénesis involucran identidades aborígenes, entran a cuajar otras especificidades . En tal
sentido, me sirvo de la noción de ‘aboriginalidad’ (Becket 1988; Briones 1998), como
construcción social siempre renovada de un otro aborigen que, al mis mo tiempo, “se vincula
con ir entramando una “comunidad imaginada”, en el sentido de Benedict Anderson, esto
es, generar un “sentimiento de unicidad” con el recuerdo de ciertas cosas y el olvido de
otras” (Briones 1998: 156). Un claro ejemplo de aquello que se marca y lo que no, son para
el caso huarpe las narrativas de extinción promovidas desde sectores académicos durante
el siglo XX. Si bien es difícil determinar en qué momento se produce la “desaparición”, lo
que interesa aquí es el carácter performático de estas narrativas hegemónicas a la hora de
inscribir subjetividades y cómo ello se entrama a la consolidación de dos metonimias: oasis/
desierto (Saldi 2010).

1.3 Hendiduras

A medida que se fue afirmando la ‘comunidad nacional’ (Anderson 1983), en Cuyo se fue
consolidando un imaginario social de estas provincias como “blancas”, “libres del problema
del indio” y “productivas” y en consecuencia de ello, lo indígena se estableció como
sinónimo de atraso, de contramoderno. En este sentido, la integración económico-política
definitiva de la población huarpe a la comunidad nacional/provincial fue en tanto “mestizos
y puesteros” (Escolar 2005, 2007; Katzer 2012), estableciendo una borradura sobre la
población indígena. Todo esto entramado no sólo al “ordenamiento” de la ‘fronteras
interiores’ y a la ocupación del territorio indígena, sino, también a la producción legítima de
narrativas que postulaban la extinción tanto física como cultural de los huarpes (Escolar
2007).

Juan W. Gez, reconocido como uno de los pioneros de la historiografía puntana, fue
seleccionado en 1910 por medio de la ley provincial N° 405 para que escribiera la historia
de la provincia desde su fundación (1594) hasta el siglo XX. En su obra finalizada en 1915,

29
describe a la población indígena (comechingones, michilingues, huarpes y ranqueles) como
los primeros habitantes de esta zona. Estos “proto- hombres” referían a lo más remoto y
primitivo de la historia puntana. Similar a lo sucedido dentro de los sectores académicos
de Mendoza y San Juan, ya que para gran parte de historiadores y arqueólogos del siglo XX,
los huarpes se limitaban a las tribus que habitaban la región al momento de la llegada de
los españoles. En tal sentido, planteaban la extinción huárpida y negaban que pudiera existir
algún tipo de continuidad con la población actual 35 (Debenedetti 1917; Metraux 1929;
Rusconi 1961; Gambier 1993) a causa de la falta de “pureza” –biológica y cultural-, por
“pérdida” de “tradición ancestral” y “primitivismo” (Katzer 2012: 118 comillas e itálicas de
la autora).

De este modo, la población indígena pasó a ser categorizada como los “descendientes
mestizos de los primitivos huarpes” y a ser nominados como “habitantes del desierto de
Lavalle”, “pobladores del desierto” o “puesteros”, dado que siguiendo tales premisas sus
orígenes huarpes estaban destinados a desvanecerse. Apoyándose en el supuesto de la
“aculturación”, desde estas teorías y trabajos históricos y arqueológicos se presumía que
el pueblo huarpe se extinguiría, ya que “perderían” el conjunto de propiedades que los
hacían legítimamente “poseedores” de la identidad étnica huarpe (Escolar 2007; Katzer
2005). De estas lecturas subyace una concepción de cultura como unidad totalizadora de
“rasgos” discretos y del grupo étnico como derivado de la permanencia inalterada de dichos
rasgos; y, basándose en cambios culturales observados en el registro arqueológico, fue que
plantearon la desaparición étnica 36 (Escolar 2007:25), clausurando cualquier tipo de
continuidad.

35 Pese a esta tajante división, hay contradicciones respecto a la presencia o no presencia de población
indígena durante este período, ya que en los mismos trabajos arqueológicos caracterizaban a la “antigua”
cultura huarpe estableciendo analogías con poblaciones contemporáneas (ver Escolar 2007). Por ejemplo, en
Sarmiento, en algunas historias sobre prácticas de gauchos aparecen difusos los límites entre el criollo y el
indígena “otra costumbre que sobrevive, hija de la antigua y fatigosa caza a pie” (Sarmiento 1966 en Escolar
2007).
36 Dentro de estos trabajos mencionados por el autor se encuentran: Boman (1920); Métraux (1929); Canals

Frau (1941, 1944), entre otros.

30
Estos discursos calaron hondo en las narrativas de extinción y ratificaron la ruptura,
retomando lo que planteaba más arriba Escolar respecto de que se estableció por un lado
la imagen del indígena “extinto” como un tópico de la historia regional, y por el otro, el
descendiente actual de estos en tanto sujetos subalternos y demarcados étnicamente que
fueron incorporados al Estado Nación. En tal sentido, siguiendo con diversos autores, estas
narrativas contribuyeron a la creación de imaginarios en donde los huarpes remitían a la
primitiva población de Cuyo, quedando sólo resabios indígenas y circunscriptos a
determinadas zonas, como el desierto. En otras palabras, el oasis otrora habitado por
huarpes se desplazó hacia los centros urbanos de Cuyo constituyendo a éstas como áreas
de progreso desmarcadas de población indígena.

De acuerdo a estos estudios previos, propongo pensar a la zona de las Lagunas de


Guanacache como un área de frontera, como un espacio donde quienes lo habitan –y lo
habitaron-, los descendientes del “antiguo” pueblo huarpe, se hallan en un espacio liminal.
Entiendo así, la noción de desierto como equivalente a la de margen, en tanto periferia
donde están contenidas aquellas poblaciones consideradas como marginales (Das y Poole
2008:24), que si bien forman parte de la sociedad sobre la cual un Estado Nación extiende
su soberanía son a la vez marcados como “otros”. En otras palabras, el secano/desierto
representa un espacio subordinado con gente también subordinada a la Nación (Saldi
2010:12).

Por consiguiente, el área de Guanacache desde mediados del siglo XIX y en adelante, fue
construida como el lugar del otro, del indio37 asociado con lo atrasado, mientras que lo
europeo remitía a la producción agrícola y vitivinícola, como lo avanzado (Escolar 2007;
Saidi 2010). Estas delimitaciones territoriales se articularon con la construcción de
categorías espaciales y simbólicas, de manera que las oposiciones centro/margen,

37De acuerdo a lo que señala Escolar (2007) el periodo de conformación del Estado Nación a finales del siglo
XIX es clave para pensar los procesos de aparición/invisibilización de las identidades huarpes en la larga
duración, es de esta forma que incorporó “la problemática del Estado como eje heurístico de los procesos de
aboriginalidad, enfatizando la relación entre cambiantes modos de producción de soberanía y
representaciones culturales del Estado, con la formación de subjetividades colectivas en la corta y larga
duración” ( 2007: 31).

31
oasis/desierto son algo más que un simple enfrentamiento de opuestos en la regi ón de
Cuyo, si los pensamos en tanto dispositivos de territorialización que tienen la capacidad
performativa de inscribir subjetividades ciudadanas (Briones 2005: 09). En tal sentido, esta
conformación de opuestos provocó una hendidura en quienes habitaron el desierto, un
espacio en donde estos “otros” estuvieron pero no del todo. Como veremos a continuación,
la dicotomía oasis/desierto continua reproduciéndose y las hendiduras se manifiesta en los
actuales integrantes de la Comunidad Guanacache, a través de ambigüedades, silencios y
olvidos, entramados a “haber estado siempre” pero siendo los “nadie”.

2. Frontera adentro

“Soy la sed, soy la sal, soy arenal, soy desierto… Soy el último huarpe desprendido al silencio ”
(…)

Llahué, Ricardo Aníbal Sarmiento (2014)

¿Cómo ha sido (des) poblar el desierto para sus actuales habitantes? En las entrevistas
realizadas a mis interlocutores huarpes durante el trabajo de campo, en los momentos en
que indagaba a cerca de su vida en la actualidad se establecía una comparación con un
“antes”, ya sea antes de que fueran reconocidos por el Estado provincial como
descendientes huarpes o “más antes”, cuando eran niños. A veces yo misma sugería esa
comparación y otras tantas, simplemente surgía.

Imágenes, fragmentos y narrativas del pasado, en tanto que conforman marcos de


interpretación, me posibilitaron comprender cómo estos relatos del pasado están
entramados a procesos históricos específicos y que ponen de relieve los efectos simbólicos
y espaciales asociados a las Lagunas como zona de disputas y al proceso de desertificación
de las mismas, entendiendo a éste como un proceso más complejo que el mero
retraimiento de las aguas. Se trataría más bien, de ‘efectos de frontera’ articulados a una
memoria social que recrea contextos de desplazamiento y de disputas por el control de los

32
recursos 38, vinculado a lo planteado en el apartado anterior, sobre el desierto como un
espacio liminal, fronterizo. Por otro lado, y teniendo en cuenta el contexto presente, el
marco en que se reponen estas narrativas puede caracterizarse como “un momento político
de articulación con el pasado en el que la territorialidad es puesta en su primer pl ano”
(Rumsey 2001 en Ramos y Del Río 2011). En tal sentido, en los acápites sucesivos,
presentaré narraciones de mis interlocutores sobre sus historias de vida, las cuales se
entraman a experiencias asociadas al desecamiento de las Lagunas y al desplazamiento.

El trabajo de campo fue llevado a cabo en la Comunidad huarpe de Guanacache, como


adelanté, la misma se encuentra en el paraje La Represita, al noroeste de la provincia de
San Luis próximo al límite provincial con San Juan y el Río Mendoza. Para entonces, hacia
casi ocho años desde que los tres grupos familiares (Calderón, Carrizo y Valdez) s e habían
organizado comunitariamente. Se trata de un total de aproximadamente cuarenta personas
que se encuentran distribuidos en veintiocho viviendas (aunque no todos viven allí, por
ende no todas las viviendas están habitadas) construidas por el gobierno provincial dentro
del territorio que se les fue restituido en 2007. Si bien el proceso de comunalización y de
reconocimiento estatal de este grupo, lo trataré en los próximos capítulos, realicé esta
breve descripción para enmarcar las historias de vidas que reponen imágenes del pasado
desde un presente de mayor visibilidad pública.

El éxodo rural en la zona de Guanacache se produjo fuertemente durante las primeras


décadas del siglo XX, fue entonces que las familias huarpes migraron hacia centros urbanos
en busca principalmente de trabajo, dada la alta demanda de mano de obra durante la
intensificación de las industrias regionales. Respecto de las trayectorias particulares de
estas familias, varios de ellos migraron hacia los centros urbanos de San Luis y San Juan, y
algunos otros a Mendoza. Aquellos que permanecieron en el campo, vivieron en puestos

38Las formas de servidumbre y la modalidad de repartir indios, como la entrega de “chinitas” y el “reparto”
de servidumbre, se remontan a los tiempos coloniales (Metraux 1929; Rusconi 1961). No obstante, estas
persistieron hasta finales del siglo XIX y mediados del XX, a partir de que las numerosas campañas militares
en el área pampeana, patagónico y sur de Mendoza y San Luis, llevaban a los indígenas como prisioneros a
los principales centros urbanos tomándolos como botín de guerra o para distribuirlos para servicio doméstico,
o mano de obra agro pastoril (Escolar 2008).

33
alejados uno del otro y se dedicaban a la cría de ganado caprino y bovino, estas actividades
se mantienen. Cada puesto contaba con su respectiva casa de adobe en la que habitaban
padres y hermanos, pero una vez que los niños alcanzaban la edad para ingresar al sistema
escolar, por lo general eran mandados a la ciudad o alguna localidad cercana, a la casa de
algún pariente en donde hubiera escuela, ya que la ex escuela rural de La Represita dejó de
funcionar hace tiempo atrás y sólo los ancianos pudieron asistir y finalizar el séptimo grado,
que era el último nivel con el que contaba.

Una mañana de julio, Cristina, una mujer mendocina de casi unos treinta años y esposa
de Miguel (actual cacique), me llevó a conocer el Río Mendoza y que desemboca en el
Desaguadero. Apenas cruce un pequeño puente me dijo: “ahora estamos en la provincia de
Mendoza”. Fuimos hasta allí en auto, si bien queda a pocos kilómetros de la Comunidad, el
acceso a éste es un tanto difícil ya que el camino no está señalizado y el suelo es bastante
arenoso. Una vez que llegamos, nos encontramos con una gran cuenca prácticamente vacía,
el agua sólo alcanzaba a cubrirme los tobillos, las paredes estaban blancas por la alta
cantidad de salitre contenida. Mientras recorríamos el lugar, Cristina me comentaba que
ella tampoco llegó a ver al río colmado de agua pero que aquellos que sí, suelen contar que
todo lo que ahora está seco antes estaba repleto de agua, que “hasta patos cazaban cuando
eran chicos”. Al igual que Miguel, me comentó que en el punto donde se juntaba este río
con el Río Bermejo se podían diferenciar los distintos tipos de agua, la salada de la dulce.

Esta imagen de las lagunas en su fase de “oasis”, surgía en conversaciones con mis
interlocutores huarpes en relación a lo que les contaban sus mayores, es decir, como parte
de una memoria social compartida que remonta a experiencias vividas por sus abuelos o
los abuelos de éstos:

“Dicen mis abuelos, y los padres de mis abuelos, que tenían mucha cosecha, típico de
la zona de humedales, frutos de la zona que eran muy codiciados y los llevaban para el
lado de San Juan y Mendoza… hasta trigo contaban que había. Dicen también que las
calabazas le servían para esconderse de las fuerzas armadas que venían, entonces se
escondían en los arroyos y se ponían una calabaza con huecos y así ellos estaban metidos

34
en el agua con la cabeza afuera, dentro de la calabaza… ellos se manejaban así. Ahora
es un desierto” (Pascuala 15/07/2015 entrevista realizada en su casa de la ciudad de San
Luis).

Como describe Pascuala, una integrante de la comunidad y funcionaria indígena 39 , la


época de esplendor corresponde tanto al aprovechamiento del recurso hídrico como de
otros floro- faunísticos, y es también por ello que el territorio fue en determinados períodos
objeto de disputas entre huarpes y los recientes Estados provinciales de Cuyo.

Foto nº1. Tra nquera de ingreso (foto tomada por la a utora, 2014).

Desde mi primera estadía me fueron narrando aquel paisaje de abundancia en


contraposición a la sequía actual. Hasta ahí, mi imaginario no contemplaba posibilidad
alguna de que, décadas atrás, el escenario hubiese sido tal. El suelo rojizo y resquebrajado,
la sola presencia de arbustos y algarrobos y el sonido constante de un viento apabullador
desde el momento en que bajé del colectivo, contribuían a ese imposible. Una mañana
acompañé a Miguel al Encón (localidad al sur de la provincia de San Juan) a unos 30 km de
la Comunidad y nos dirigimos a un almacén en busca de pan y bebidas porque esa tarde se

39Jefa del Programa Culturas Originarias. En el capítulo tres analizaré el surgimiento de este programa entre
otras cuestiones.

35
celebraba el baile de San Vicente 40. A la vuelta, Miguel -que hasta entonces había hablado
poco y nada conmigo-, bajó el volumen de la radio y me dijo:

M: Antes, todo esto estaba cubierto de agua –señalando a los costados de la ruta donde
sólo veían algunos arbustos-. Pasaban dos ríos, Bermejo de agua dulce y Desaguadero,
de agua salada. Mi abuela me contaba que se notaba cual agua era de cada río, por el
color.

A: Ah, ¿sí?

M: Sí, y por acá dicen que pasaba el camino real que conducía a Buenos Aires. Acá la
gente venía mucho a esconderse porque era difícil de ser encontrados, entonces se perdió
bastante los nombres ya que no quedaban registrados o sino, se cambiaban los apellidos.

A: Pero si por acá pasaba el camino real, ¿cómo es que era un buen lugar de escondite?

M: Porque se formaban especies de oasis, entonces les daba miedo y nadie se metía.
Además, disponían de muchos recursos de flora y fauna, gracias al agua. (…) Nosotros,
los huarpes, siempre fuimos un pueblo muy tranquilo, nunca fuimos guerreros. Siempre
aceptamos las cosas como se dieron y bueno, a mí me ha tocado estudiar en la escuela
de San Juan en donde me enseñaron que los huarpes no existen y me daba como una
cosa. Pero también pienso que, si por muchos años vivimos acá tranquilos, sin que nadie
supiera de nosotros y aquí estamos, es también porque algo hicimos bien (…) (Miguel
20/01/2014)

El hecho de que se evocara recurrentemente esta memoria del oasis en contraste al


desierto actual, me llevó a pensar al detraimiento de las aguas como un episodio bisagra
en sus historias de vida, pero no necesariamente en el sentido de un pasado que siempre
fue mejor. Como veremos en el siguiente acápite, estas memorias también aparecen
ancladas a contextos de disputas y persecución, como así también a experiencias ligadas al
desplazamiento.

40 Ver nota al pie nº6.

36
Foto nº2. Suel o, La Repres i ta (Sa n Lui s ) (foto toma da por l a a utora , 2014).

2.1 Diáspora y continuidad

La noción de ‘conciencia diaspórica’ planteada por Escolar (2005: 39), remite a las
memorias de actuales pobladores rurales y activistas huarpes urbanos que tematizan la
diáspora de sus ancestros, desde un tronco rural hacia áreas urbanas durante las primeras
décadas del siglo XX. Considero que la misma ayuda a pensar también estos casos, en la
medida que me permite observar cómo se reapropian de ese pasado rural/huarpe,
teniendo en cuenta que el éxodo rural provocó el desplazamiento de gran parte de las
familias que habitaban la zona, principalmente hacia los centros urbanos más cercanos,
como también a las capitales de San Juan y San Luis y, en menor proporción, a Mendoza -
para el caso específico de estas familias-.

Ya sea en busca de trabajo y/o de educación, el éxodo afectó notablemente a la geografía


del lugar como a la vida de sus pobladores. No obstante, el “oasis” continuó siendo recreado
y resignificado a partir de que deviene en una memoria social transmitida de generación en
generación. De esta manera, la diáspora no representaría una fractura con el espacio sino,
que, de distintas maneras, se lo continuó habitando. Por tal motivo, considero que las
Lagunas son un punto condensador de diversas trayectorias arraigadas a experiencias de
marginalidad social, económica y política, donde confluyen las identificaciones huarpes

37
“desde siempre”. Más allá de haber migrado del campo a la ciudad, se establece una
relación de continuidad para con el lugar, tal como veremos en los casos que presento a
continuación.

A: ¿A qué edad te viniste a vivir a la ciudad?

P: Me empezaron a traer con mis hermanos para ir a la escuela, a los cuatro, pero cada
vacación, cada fin de semana, feriado o lo que sea me iba, o sea que nunca me fui…
Porque el origen nuestro está ahí, estábamos ahí y siempre estuvimos, el tema es que no
había más caminos, escuela, casi no había nada, porque era una zona que nadie iba, muy
inhóspita, nadie sabía que existíamos, se sabía que veníamos del norte pero no más. (…)
Mi mamá no era muy bien vista por la familia de mi padre, lo que era huarpe, se pensaban
que porque era huarpe uno era más sonso. Y eso que ellos son del norte por Santiago, por
allá y tienen los rasgos bien marcados, pero ellos negaban todo tipo de relación. Entonces
no la querían a mi mamá y no lo dejaban a mi papá que se case. Hasta que bueno se
casaron, pero de grandes (Pascuala 15/07/2014).

Aquí, se pone de manifiesto cómo decían sentirse olvidados y en un lugar olvidado, “nadie
sabía que existíamos”. Sin embargo y pese a ello “estaban, estábamos ahí y siempre
estuvimos”, es decir, nuevamente aparece la zona de Guanacache como un lugar de
identificación que si bien está atravesado por la diáspora y el olvido, prima el sentido de
pertenencia. Es decir, se establece una doble relación entre el haberse ido pero a la vez
seguir “estando”, que puede pensarse ligado a un presente de reivindicación de sus
orígenes huarpes laguneros, ya que como veremos, aparece aquello que se recuerda y se
reivindica vinculados a una especie de ‘conciencia diapórica’ (Clifford 1994; Escolar 2005) .
Como también, están los olvidos y lo que se calla, al menos públicamente -como veremos
luego-, entramados en ciertos casos a las connotaciones negativas que provocaba “ser
huarpe” y “decirse huarpe”, como señala Pascuala, en su caso relacionado a que era
catalogados como “sonsos” por parte de su familia no huarpe.

Susana, una mujer de poco más de cuarenta años que actualmente se dedica a tejer con
lana de llama dentro del plan de tejidos artesanales 41, desde que nació vivió en zona rural,

41 Como trataré en el capítulo 3 y 4, tras el reconocimiento del Estado provincial a esta comunidad huarpe,
ésta pasó a ser integrada en tanto municipio, y de a cuerdo con ello, los autoridades y miembros de la misma
tuvieron que elaboraron una serie de proyectos y planes de trabajo, que luego de ser aprobados por el
gobierno provincial, quedaron a cargo de las autoridades municipales. Uno de estos planes es el de tejidos
artesanales.

38
cercanas a La Represita. Una mañana en su casa me contaba, con una voz pausada y sin
muchos detalles, distintos momentos de su vida:

S: Siempre estuve por el campo, trabajando con los animales. Vivíamos en una casa,
todos juntos. Ahora vivo sola. También vivía por allá cerca del río. Por todos lados. Hasta
por allá atrás donde ahora es el parque (Parque Nacional Sierras de las Quijadas).
Después fueron echando a la gente que estaba y cerraron con llave. Yo era chica ya no
me acuerdo mucho.

A: ¿Los echaron? ¿Cómo fue eso?

S: Si, yo no me acuerdo bien. Mi papa nos contó, decía que antes la gente se iba a
esconder por la sierras… es lindo por allá.

A: ¿Cuántos años tenía cuando vivía ahí?

S: Once, no me acuerdo ya.

A: ¿Se acuerda, en relación a los huarpes que habitaban aquí?

S: Si, nuestros abuelos nos sabían contar.

A: ¿Y que se acuerda?

S: Uno ya se olvida… detrás del río hay otras comunidades, con gente más grande que
saben mucho y hablan lindo, sería lindo que fuera (Susana 30/03/2014).

Respecto del “siempre estuve por el campo”, éste resultó un común denominador en las
entrevistas que realicé, ya que cuando les preguntaba sobre su procedencia, así respondían
tanto los que alguna vez se fueron como los que no. El “Siempre estuvimos…”, tal como
refería Susana, apelaba a su ruralidad, a trabajar con los animales, a las casas de adobe en
que vivían todos juntos, abuelos, padres, hermanos y algunos primos. Aun en el caso de
Pascuala que yéndose a la ciudad afirmaba que “siempre estuvieron”. Estas frases son las
que revelaban cómo aquellos se fueron seguían ligados con el lugar, ya que volvían para las
fiestas, para los feriados y/o para las vacaciones, como en el caso de Lucia (mujer de unos
treinta años, hermana de Miguel y actual maestra de la escuela “Xucum Pe”): “nací en San
Luis pero al poquito tiempo me vine para acá (para el campo) y fui a la escuela. Pero después
nos fuimos, de todos modos en las vacaciones de invierno, de verano, feriados siempre
veníamos” (Lucia 31/04/2014 entrevista realizada en la escuela “Xucum Pe”). Por
consiguiente, puede considerarse que la diáspora no refleja una falta de apego al lugar

39
como tampoco una fractura, la movilidad aparece anclada a la pertenencia como resultado
de la interconexión entre fijeza y movimiento.

Asimismo, la pertenencia “desde siempre” al actual territorio no sólo guarda relación con
su permanencia y ruralidad, sino que también está articulada a su identificación como
huarpes o descendientes de estos. Dado que si tenemos en cuenta las narrativas
hegemónicas sobre la extinción de los huarpes, su indianeidad estuvo negada en
determinadas coyunturas. Entonces, el “estar ahí” manifiesta también la continuidad de su
presencia pese a la invisibilidad pública. A su vez, el que hayan sido “borrados”
públicamente repercutió en que por momentos limitaran su adscripción huarpe al ámbito
familiar/privado. A diferencia de lo que viene sucediendo hace unos años, como trataré más
adelante, en relación a una coyuntura socio-política de mayor visibilidad de los colectivos
étnicos, la pertenencia “desde siempre” a las tierras de sus ancestros huarpes, deviene en
un principio de autenticidad entramada a su autoctonía, su ruralidad y su ancestralidad.

Por otro lado, este suceso con el Parque Nacional que hacía alusión Susana, refiere a que
en el año 1991 más de 70 mil hectáreas fueron cedidas por parte del gobierno de la
provincia de San Luis, bajo el mandato de Adolfo Rodríguez Saá, a la administración de
Parques Nacionales. Estas tierras se encuentran a unos veinte kilómetros de la actual
Comunidad y hasta la década de los noventa algunas familias estaban viviendo allí, como
fue el caso de los Valdez. Al pasar a manos de Parques Nacionales y, tras algunos conflictos
con el personal encargado, según lo que me contaban, estas familias debieron abandonar
el lugar42.

Similares a este asunto, surgen otras historias en relación a conflictos por las tierras con
vecinos o dueños de estancias, dada la falta de títulos de las propiedades. Sin embargo,
estos problemas, más cercanos temporalmente al presente, se yuxtaponen con imágenes
que guardan relación con otros periodos históricos. Me refiero a las Lagunas como zona

42En la actualidad y desde el año 2010, la provincia está en litigio con el Estado nacional, apelando a que se
restituyan a los descendientes del pueblo huarpe las 75 mil hectáreas a cargo de Parques Nacionales que le
fueron cedidas a éste por la provincia en el año 1991. En aquel momento las familias huarpes no hicieron
pública su situación a diferencia de lo que sucede actualmente, como analizaré en el capítulo 3.

40
refugio para huarpes y otros grupos, si bien sus respuestas en relación a la historia del lugar
eran escuetas, prontamente remitían a historias de gauchos en contextos de persecución
y enfrentamiento con fuerzas estatales.

Por ejemplo, Pachi (una mujer de unas cincuenta años, integrante de la Comunidad,
hermana de Pascuala y madre de Miguel), mientras me llevaba a la vivienda donde me
alojaba luego de haber pasado toda la tarde en su casa, le comentaba a su marido el hecho
de que le pregunté por historias de su familia y del lugar: “yo le decía que más que esas
historias de guachos que nos contaba cuando sabían venir a robar y las picardías que hacían,
no me acuerdo”. Entonces su marido agregó: “estaba el Jobino Fernández era un buen jinete
y se lo llevaron los gauchos… mucho tiempo dicen que lo tuvieron… sabía mucho él de
animalesy del campo así que después se escapó” (Pachi y Don Calderón, conversación en el
auto 08/07/2014).

Resulta interesante cómo en las historias que me contaban así como remiten a distintos
periodos, aparecen diversos actores caracterizados como adversos, como las fuerzas
armadas en el caso de Pascuala o, como vimos recién sobre los gauchos. Como también, en
casos como en el de Susana o Miguel, no dicen quiénes pero hablan de estar perseguidos,
fugitivos, en definitiva las historias evidencian la impronta de los sucesos históricos que
tratábamos en el apartado anterior, a la vez que por los posteriores conflictos por las tierras
que nos llevan hasta el presente, como el desalojo. En efecto, el desplazamiento interviene
no sólo en los que debieron migrar hacia zonas urbanas, sino que también los que
continuaron viviendo en zonas rurales también “debieron irse” -aunque se limitaron a zonas
rurales aledañas- a causa de la ocupación de territorio y la falta de títulos de los mismos.

41
Foto nº3. “Casa histórica” ubicada en la Comunidad huarpe de Guanacache (foto tomada por la autora,
2014).

2.2 Silencios y olvidos

En las conversaciones mantenidas durante mi trabajo de campo, se repetía el “no me


acuerdo”, ante la insistencia de estos “olvidos” pase a considerar a los mismos no como
algo azarosos, sino, siguiendo a Connerton (2008), que seguían un patrón, vinculados a
modos de ocultamiento de lo huarpe. De acuerdo con el autor, aquello que se recuerda y
lo que no, es parte de un proceso en donde se construyen nuevas memorias compartidas,
a su vez acompañadas de un conjunto de silencios tácitamente compartidos.

Actualmente, si bien hay una coyuntura de reivindicación del pasado huarpe, las formas
de “auto-ocultamiento” también pueden rastrearse en el presente. De acuerdo con esto,
me sirvo de uno de los tipos de olvidos que propone Connerton (2008) 43, denominado

43Connerton (2008), propone siete formas de olvidar que afectan tanto de manera individual como colectiva:
borramiento represivo (rupturas históricas provocadas por gobiernos golpistas, partidos políticos); olvido

42
‘olvido constitutivo’, para pensar a los olvidos y ausencias que se presentaban cada vez que
quería indagar un poco más sobre su historia y apresuradamente me contestaban con un
“no me acuerdo” en algunos casos y, en otros, brevemente me narraban algo vinculado a
sus abuelos u otras personas que “eran las que sabían”. En un principio, sentí estas
respuestas y esos silencios como un obstáculo que me impedía avanzar en mi pesquisa;
pero luego, comprendí que quizás eran esos silencios y esos olvidos, a través de los cuales
ellos me estaban hablando en relación a su historia. Considero que en parte el olvido puede
deberse a una cuestión etaria, que los más ancianos que eran “los que sabían” ya no están,
y los hijos de estos poco recuerdan, pero también está articulado a aquellos momentos en
que “no se hablaba sobre eso” 44 y eso sigue trascendiendo, a modo de silencios y olvidos
selectivos que marcaron sus historias de vida.

En la entrevista que mantuve con Susana -la cual presente párrafos atrás-, ella narraba
que sí se sabía que eran huarpes, en función de lo que sus abuelos le contaban pero
marcaba un quiebre respecto a cómo era su niñez y cómo lo es con los niños de ahora. Es
decir, no vinculaba “lo huarpe” en torno a rasgos fenotípicos, como sí lo señalaba Pascuala,
sino en relación a historias que, al pertenecer al pasado, sólo los más grandes recuerdan.

A: ¿Se acuerda, en relación a los huarpes que habitaban aquí?

prescriptivo (el olvido como no necesariamente negativo); olvido constitutivo (deshacerse de una memoria
en beneficio de un colectivo determinado, es decir, se construyen nuevas memorias a través de silencios
compartidos);amnesia estructural (recuerda sólo lo que se considera socialmente relevante); olvido como
anulación (evita la sobre carga de información); olvido como obsolescencia planeada (como consecuencia del
capitalismo); y, olvido como silencio humillado (ante situaciones de humillación y vergüenza).
44 Un mediodía, luego de haber estado toda la mañana visitando algunas familias y realizando entrevistas, fui

invitada a almorzar a la vivienda una de estas familias. Durante la comida, el dueño de casa, un hombre de
unos cincuenta años, que proviene de otra provincia, me preguntó cómo me estaba yendo, a lo que respondí
que bien pero le comenté que a veces se me dificultaba cuando le preguntaba sobre su pasado, dado que me
decían rápidamente que no se acordaban. Entonces, él me respondió: “se hacen, porque no quieren que se
sepa que son indios”. Frente a esta declaración no supe qué decir, sólo esboce una sonri sa pero como su
respuesta me había dejado intrigada, no terminaba de comprender por qué han de ocultármelo. Por lo que
luego le pregunté: ¿por qué cree que no quieren contarme? A lo que me dijo, “porq ue nadie quiere decir cómo
vivían antes, que no tenían baño”. Esta respuesta, en vez de aclararme, me despertó aún más interrogantes,
desde la lectura de mi interlocutor subyace una relación entre lo indígena y la pobreza, como aquello que se
oculta, que mejor no recordar y/o decir.

43
S: Si, nuestros abuelos nos sabían contar (…) Uno ya se olvida… detrás del río hay otras
comunidades, con gente más grande que saben mucho y hablan lindo sería lindo que
fuera.

A: Claro, como que acá se ha perdido un poco… ¿Suelen contarle a los chicos?

S: No, los chicos de ahora no son como antes… nosotros de niños nos contaban no sé
cuántas historias y nos asustaban con cualquier cosa. Ahora ellos te asustan, si le decis
algo y te dicen que esas son mentiras de viejo. Pascuala tiene buena memoria, ella sabe.
(Susana 30/03/2014).

Por su parte, Marquesa, tiene alrededor de unos cuarenta años, es madre de tres hijos y
trabaja como ordenanza de la escuela y se reconoce como se autoreconoce como
“descendiente huarpe” 45. Durante una entrevista realizada en el patio de su casa -fue una
de las pocas personas que no me ofreció entrar a su casa-, me respondía lo justo y necesario,
pero para mi sorpresa luego de decirme que su madre “era la que sabía” contrastó que
“antes ni se hablaba de que eran huarpes” a diferencia del presente en que se volvió a
hablar, Marquesa atribuye que ello suceda a la escuela que funciona en la Comunidad desde
2011.

M: En un casa de adobe, yo vivía con mi mamá ahora ella vive en otra casa con mi
hermano. Tengo otra hermana que vive en San Luis. Yo siempre he vivido acá, ahora sólo
voy a cobrar. Sabemos ir en autito y compramos pero sino antes íbamos en colectivo…

A: Acá todos los que viven son huarpes…

45 Estaentrevista fue la primera que realicé a un integrante de la Comunidad huarpe de Guanacache, si bien
antes había entrevistado a Pascuala y al cacique, esta vez fue distinto. A diferencia de los casos anteriores, no
se trataba de personas públicas acostumbradas a dar notas, entrevistas, conferencias. Marquesa, y la gran
mayoría de los miembros de Guanacache, ya me conocían de visitas anteriores, pero aquella vez fue la primera
en la que visité sola las viviendas (otras veces me había acompañado Pascuala), y pedía conversar con quienes
vivieran allí, casi siempre me mandaban a conversar con las mujeres. Entonces, en aquella conversación inicial
con Marquesa, noté esta diferenciación entre reconocerse como “descendiente huarpe”, en vez de “huarpe”.
Luego, seguí observando dicha distinción en el resto de los integrantes, a diferencia de Pascuala y Miguel
(cacique). Pude presenciar actos públicos, festividades y reuniones, en donde ambos se reconocían a sí
mismos y al resto de la Comunidad como “huarpes”. Menciono esta distinción entre “huarpe” y “descendiente
de”, que si bien no será analizada a lo largo de este trabajo no debe pasar inadvertida, considerando el hecho
de que la mayoría se reconozca como “descendientes” no es casual. A propósito de ello, recupero el trabajo
de Lazzari (2003, 2010) para pensar a estos procesos de reconocimiento y legitimación, condicionados a un
fenómeno que el autor sistematiza como ‘indio fantasma’. Este concepto alude a un abanico de nociones de
experienciales que los actores sociales utilizan para connotar a lo indígena como carencia, mezcla, duplicación,
entre estos: “descendientes” (2010:151). Como también, puede pensarse como resultado de una
‘preterización’ (Bompadre 2015), esto es una etnicidad que se inscribe y se explica desde el pasado,
sedimentando la creencia de “desaparición” del indio.

44
M: Sí, somos descendientes.

A: Sabe hablarse de que son descendientes, ¿siempre fue así o hubo algún cambio?

M: Antes ni se hablaba de eso, ahora se está hablando de vuelta, a los chicos le enseñan
en la escuela pero sino no se sabía mucho. Mi abuela, que es la que se murió hace poco
es la que contaba, hablaba mucho ella. Era hermana de Petrona (mamá de Pascuala y
Pachi), pero se debilitó y se vino abajo. Queda poca gente ahora, los más grandes son los
que saben, antes no se decía mucho (Marquesa 29/03/2014).

Si bien Marquesa también situaba estos saberes como parte del pasado, para ella en la
actualidad se ha vuelto hablar del tema, lo que nos sirve de puntapié para comprender la
reivindicación de sus adscripciones huarpes. No obstante, antes de aventurarnos en ello, y
a modo de cierre del presente capítulo, quisiera retomar lo planteado anteriormente en
relación a los ‘efectos de frontera’.

Las narrativas presentadas hasta aquí evocan memorias que expres an tanto el
desplazamiento como su permanencia en la zona de Guanacache y la relación que se
establece entre ambos, entre “irse pero seguir estando”. Ponían énfasis en el lugar, en la
vida en el campo y en los saberes e historias transmitidos por generaciones anteriores.
Como también, nos hablaban de ese “sentirse olvidados” o “sin que se supiera de ellos”,
esto a su vez articulado a las marcaciones negativas sobre lo huarpe. Quizás por ello, una
manera de “auto-resguardarse” haya sido a través del olvido, a través de ese “no me
acuerdo” (retomaré y profundizaré estos últimos puntos en el próximo capítulo en relación
a fenómenos actuales de reemergencia). De manera que los efectos colaterales de la
construcción espacial y simbólica del desierto repercutieron a través de estas
ambigüedades perceptibles a través del irse/estar, recuerdo/olvido. Así, entonces, es que
la hendidura se manifiesta a través de los efectos simbólicos y espaciales de vivir en el
desierto y he allí lo ambiguo, lo fronterizo, estar pero en silencio, sabiéndose huarpe pero
“no tanto” y/o pero “no siempre”; como también la configuración espacial del desierto se
entramó a las (des)marcaciones étnicas. En base a esto continuaré profundizando, más
puntualmente sobre la problemática del agua entramada a la dicotomía oasis/desierto,
para así poder desentrañar la relación entre coyunturas actuales de reivindicación con
problemáticas de larga data.

45
CAPÍTULO 2. DE DESIERTOS PATRIMONIALIZADOS Y HUARPES
COMUNALIZADOS

“Se puede: las provincias de Cuyo acuerdan recuperar las lagunas de Guanacache”,
anunciaba un diario mendocino en relación al acuerdo firmado entre tales provincias para
realizar obras de “recuperación y reparación” en la zona de Guanacache. “Mendoza es parte
de un acuerdo con las provincias cuyanas para recuperar la red de humedales, en otros
tiempos cuna de la vida huarpe en Mendoza y actualmente incluidos en el sistema Ramsar”
(Diario MDZ online, 17/12/2012) 46.

De lo anunciado por este matutino, se pueden entrever dos ejes de análisis que atraviesan
el área de Guanacache y que -como ya adelanté- se retrotraen a problemáticas que afectan
a la misma desde fines del siglo XIX. Estoy hablando de, por un lado, el proceso de
desecamiento y los variados intentos por frenarlo, que nos llevan a la declaración de las
lagunas como Sitio Ramsar. Y, por el otro, el “valor histórico” que se les atribuye a estas
aguas en tanto que “en otros tiempos fueron cuna de la vida huarpe”, y que reponen al
oasis y a los huarpes como parte de un pasado que ahora se quiere “rescatar”. Empero,
para ello sucediera, tal como dice el refrán mucha agua tuvo que correr bajo el puente o,
más vale para el caso, mucho tuvo que pasar para que el agua corriera nuevamente.

Retomado el capítulo anterior, he venido pensando a la problemática del agua y las


políticas hídricas como el hilo conductor y el pivote que permite comprender las etapas de
visibilización/insivibilización de las familias de La Represita. Como traté anteriormente, las
políticas hídricas -entre otras- fueron dispositivos claves para la construcción de oasis
agrícolas y del desierto y, articulados a estos, los discursos hegemónicos sobre la “extinción”

46http://www.mdzol.com/nota/438069-se-puede-las-provincias-de-cuyo-acuerdan-recuperar-las-lagunas-
de-guanacache

46
de los huarpes. Casi un siglo después, existen políticas estatales que procuran la
conservación y recuperación de estos espacios, entre otras, como veremos, organizaciones
no gubernamentales dedicadas a la preservación de los humedales.

En el presente capítulo, haré hincapié en el marco legislativo elaborado a partir de la


década de 1990, como la reglamentación de tratados, pactos y convenios (internacionales,
nacionales y provinciales) relativos a problemáticas ambientales, como el desecamiento.
Partiendo de considerar que los mismos suscitaron la intervención de agentes s ociales,
como organizaciones ambientalistas, que se involucraron activamente en pos de encontrar
algún tipo de solución a esta problemática, lo que devino en el traspaso de “desierto” a Sitio
Ramsar en 1999. En este análisis abordaré el accionar de estas organizaciones,
puntualmente de la ONG “Inti Cuyum” de San Luis, dado que la misma estuvo involucrada
al pedido de reparación de los humedales. Lo cual será medular para comprender el proceso
de comunalización del colectivo huarpe de La Represita y al pedido de reconocimiento
estatal nacional.

Por lo tanto, en una segunda parte me centraré en describir a partir de las memorias de
los actuales integrantes de la Comunidad y del encargado de la ONG “Inti Cuyum”, cómo
fue que ésta se involucró con las familias de La Represita y cómo aquello, paulatinamente,
fue decantando en la comunalización de las mismas y en el pedido de reconocimiento
estatal. Analizaré cómo este encuentro marcó los inicios de la reemergencia huarpe en San
Luis, abordando también esto en tensión con distintos trabajos antropológicos sobre
reemergencias huarpes en otros contextos (Escolar 2005,2007; 2010; Kazter 2009, 2012;
entre otros).

1.1 Un desierto de relevancia internacional

Las tentativas para tratar el desecamiento en el área de Guanacache se remontan a


comienzos de la década de 1990, a partir de la firma del “Tratado legislativo y ambiental del
Nuevo Cuyo” (ratificado por Ley provincial 5.963). Este último fue impulsado por Adolfo

47
Rodríguez Saá, durante su tercer mandato como gobernador de San Luis en 1992, para
entonces se propuso “la coordinación de acciones en lo relativo a la protección de los
bosques nativos y la preservación de los humedales de Guanacache, con las provincias
vecinas” (Mendoza, San Juan y La Rioja). Asimismo, el tratado se generó en el marco de una
serie de cambios legislativos, tanto a nivel provincial como nacional, sobre nuevos
lineamientos a seguir en materia de política ambiental 47.

Paralelamente, en 1989, el gobierno de San Luis cedió a la administración de Parques


Nacionales, cincuenta mil hectáreas que componen actualmente al Parque Nacional Sierras
de las Quijadas, ubicado al noroeste de la provincia, a unos kilómetros del paraje La
Represita. Esta medida fue concebida a los fines de “conservar ambientes representativos
del Chaco Árido y del Monte, y para preservar sus yacimientos arqueológicos y
paleontológicos” 48.

En julio de 1993 se firmó el Pacto Federal de Ambiente 49, del cual participaron varias
provincias, entre ellas San Juan, San Luis y Mendoza. En este Pacto se dejó constancia de
que el “desarrollo económico no puede estar desligado de la protección ambiental” y por

47 La conformación del COMEFA (Consejo Federal de Medio Ambiente) en agosto de 1990 y la firma Pacto
Federal Ambiental (1993), sentaron las bases para abordar de manera interjurisdiccional los problemas y
soluciones medioambientales que afecten a la República Argentina. A la vez que habilitaron el marco legal
para que, casi una década después, se sancionará la Ley Federal de ambiente (Ley Nacional Nº 25 675) cuyo
principal fin es el de brindar presupuestos mínimos para l a gestión del ambiente. Es a partir de dicha que se
rige la política ambiental a nivel nacional, la cual prevé, en el art.10: "El proceso de ordenamiento ambiental,
teniendo en cuenta los aspectos políticos, físicos, sociales, tecnológicos, culturales, ec onómicos, jurídicos y
ecológicos de la realidad local, regional y nacional, deberá asegurar el uso ambientalmente adecuado de los
recursos ambientales, posibilitar la máxima producción y utilización de los diferentes ecosistemas, garantizar
la mínima degradación y desaprovechamiento y promover la participación social, en las decisiones
fundamentales del desarrollo sustentable". Disponible en:
http://www2.medioambiente.gov.ar/mlegal/marco/ley25675.htm.
48 Información disponible en:

http://www.patrimonionatural.com/HTML/provincias/sanluis/sierradelasquijadas/sierradelasqui jadas.asp.
49 A los cinco días de julio de 1993, el presidente de la Nación, en aquel momento, Carlos Saúl Menem, el

Ministro del Interior, Gustavo Beliz, la Secretaria de Estado de Recursos Naturales y Ambiente Humano, María
Julia Alsogaray y los Gobernadores de las Provincias de Buenos Aires, Catamarca, Córdoba, Corrientes, Chaco,
Chubut, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La Pampa, La Rioja, Mendoza, Misiones, Neuquén, Río Negro, Sal ta, San
Juan, San Luis, Santa Cruz, Santa Fé, Santiago del Estero, Tierra Del Fuego, Tucumán y el Intendente de la
ciudad de Buenos Aires, Saúl Bouer, firmaron el “Pacto Federal Ambiental”. Disponible en:
http://www.ambiente.gov.ar/?aplicacion=normativa&IdNorma=154&IdSeccion=0.

48
tales motivos, la Nación y las provincias representadas acordaron, entre otras cosas,
impulsar y adoptar políticas que “conduzcan a la protección y preservación del ambiente”.

En esta dirección, al ya establecido Pacto Legislativo Ambiental del Nuevo Cuyo y, en


consonancia con el Pacto Federal de Ambiente, se sumaron en la región otros proyectos de
carácter ambientalista. En el caso de San Juan, se sancionó la Ley General del Ambiente nº
6634, mientras que el Estado provincial de Mendoza ya había implantado en 1992, la Ley
de Preservación del Medio Ambiente nº 5961. Esto, a diferencia de San Luis, donde el
“cambio ambiental” como problemática a ser abordada, no surgirá con fuerza hasta pasado
el año 2000, durante la primera gobernación de Alberto Rodríguez Saá, y se consolidará y
sistematizará en su segundo mandato, mediante la elaboración de una serie de programas
y proyectos ambientales. Es recién desde entonces que el Estado sanluiseño comenzó a
preocuparse por estar a la “vanguardia” en políticas ambientales 50. Es en esta coyuntura
que tuvo lugar el proyecto de recomposición de los humedales de Guanacache que
inauguraba este capítulo.

Ahora, volviendo a la década de los ´90, si bien allí se sentaron las bases legislativas de lo
que se suponía que trataría de frenar el desecamiento de las lagunas, esto no fue suficiente,
como tampoco efectivo. Sólo en acta constaron aquellas “acciones conjuntas de
cooperación” que proponían los Estados cuyanos. Tuvo que pasar más de una década para
que las políticas ambientales efectivamente se ocuparan. No fue hasta el 14 de diciembre
de 1999, que las provincias de Mendoza y San Juan firmaron el ya mencionado Convenio
Ramsar, a partir del cual se registró como el séptimo humedal del país y el más largo en
extensión por las 580.000 ha. que abarca (240.000 ha correspondientes al territorio
sanjuanino y 340.000 ha dentro de la provincia de Mendoza). Así, con el propósito de, una
vez por todas “salvaguardar el sistema lagunar, rescatar la biodiversidad y recuperar su

50 El Gobierno de la Provincia de San Luis manifiesta “su voluntad expresa de desarrollarse de manera
sustentable” con la inauguración del Ministerio de Medio Ambiente, el cual a través del Programa Gestión
Ambiental y Control de Contaminación se atribuye la “responsabilidad suprema propender a la mejora en la
calidad de vida de la población”, a partir de una política de “fiscalización, control, y preservación ambiental
provincial”. En tal sentido se sancionaron, por ejemplo, las siguientes leyes provinciales: Ley Nº IX-0312-2004,
(“San Luis zona no Nuclear”), Ley Nº IX-0334-2004 (Ley de Aire”) y Ley Nº IX-0335-2004 (Ley de Residuos
Peligrosos”), (Ministerio de Medio Ambiente, Programa de gestión ambiental).

49
cultura”51 se llevaron a cabo los estudios necesarios para que las lagunas sean declaradas
“humedal de importancia internacional”. A tales fines se procedió al armado de una ficha
técnica por parte de investigadores especialistas en el tema, la cual fue en enviada a la sede
de la Convención Ramsar en Suiza para su aprobación definitiva.

Por su parte, el gobierno sanluiseño quedó fuera del Sitio Ramsar, a la vez que se
desentendió de las Sierras de las Quijada otorgándoselas a Nación. Décadas más tarde,
intentó reivindicarse de dicho accionar “reapropiándose” de ambos. Ya que, por un lado,
trató de acaparar el proyecto de incorporación de los humedales sanluiseños al sitio de
conservación e impulsó la obra de reparación hídrica y, por el otro, solicitó la expropiación
al Estado nacional del Parque nacional, con la intención de “devolverlo” al pueblo huarpe,
más abajo abordaré estos temas. Por lo pronto, en el siguiente apartado, veremos cómo la
preocupación por la desertificación del área fue antes tema de agenda de organizaciones
no gubernamentales que de los Estados provinciales, y de esta manera, analizaré los
corolarios de tal agenciamiento.

1.2 “Un patrimonio antropológico regional de alto valor”

A continuación presentaré algunos de los postulados de la Ficha Ramsar elaborados por


Sosa y Vallvé52 (1999) y publicados en una revista de divulgación científica, con la intención
de comprender cómo la problemática de los humedales fue abordada por organizaciones
no gubernamentales, profesionales de distintas áreas científicas, y organismos
internacionales dedicados a la “protección ambiental”. Observando, también, cómo estos
nuevos abordajes continuaron replicando la dicotomía oasis/desierto.

51 Información disponible en:


http://www.patrimonionatural.com/HTML/provincias/mendoza/guanacache/descripcion.asp
52 Heber Sosa, Dirección de Recursos Naturales Renovables, Parque Gral. San Martín, Mendoza y Silvina

Vallve, Dirección de Política Ambiental, San Juan. Intenté averiguar aún más sobre sus profesiones, no
pudiendo encontrar más que lo presentado.

50
Entre los criterios para determinar si se trata o no de un humedal de “importancia
internacional” se encontraban, a grandes rasgos: las características biogeográficas y físicas
del lugar, los valores hidrológicos, las especies de flora y fauna, así como también, los
valores históricos y arqueológicos y los valores sociales y culturales. Conforme a estos
criterios se determinó la “importancia de su conservación”, postulando que se trata de “el
ámbito geográfico y entorno natural que dio sustento a la nación Huarpe, por lo que
constituye un patrimonio antropológico provincial y regional de alto valor” y se destacó la
presencia de “una demanda internacional de actividades de turismo de naturaleza” en la
zona, pese a que “en el pasado poseía un desarrollo mucho mayor que el actual” (1999:79) 53.
Así, el “valor” actual del área se debe en parte a la “nación huarpe”, en tanto “sustento
natural que constituye un potencial patrimonial que debe protegerse”.

Los actuales pobladores aparecen en uno de los últimos apartados en donde se trató la
“Tenencia de la tierra/régimen actual” y se describía que “la situación actual es que el
puestero es el ocupante tradicional (propietario no jurídico) de estas tierras” y “ante la
imprecisión en los títulos de propiedad el ocupante precario permanece reticente a mejorar
su puesto y su producción ganadera, manteniendo una economía de subsistencia” 54 (1999:
80). Aquí, al igual que mostraba en el capítulo previo, se estableció una ruptura entre la
“extinta” nación huarpe y los actuales pobladores, resignificando la dicotomía entre un
pasado de esplendor atribuido al entonces oasis habitado por huarpes, en contraposición
del actual desierto de los puesteros. Si nos detenemos en la categoría de “puesteros”, ésta
remite a una población subalterna campesina y desmarcada étnicamente. De manera que,
según la línea de pensamiento esbozada en la Ficha Ramsar, y en consonancia con los
discursos oficiales, la “Nación Huarpe” seria aquella que habitó las Lagunas siglos atrás,

53 Articulo disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=42 800805


54 Como una posible solución a esta problemática , el gobierno provincial de Mendoza abrió el “Programa
Arraigo de Puesteros de tierras no irrigadas” sancionado mediante la Ley 6086/93, el cual “intenta otorgar las
tierras a los reales habitantes del desierto”. No obstante, esta propuesta suscitó críticas ya que la misma
contemplaba al territorio en tanto propiedad privada y no en sentido comunal, como reclaman algunos
puesteros del departamento de Lavalle (Rodríguez 2008).

51
reconfirmando el quiebre entre los “antiguos” y los actuales pobladores, al igual que
sucedía durante el proceso de modernización de las provincias cuyanas.

Así, la intención de recuperar el “antiguo oasis” por parte de distintos profesionales


(entre ellos Sosa y Vallvé), la ONG “Weetlands” 55 y los gobiernos de Mendoza y San Juan,
resultó en un contexto donde la prosperidad es asociada al cuidado ambiental, teniendo en
cuenta que tales expectativas se amparan en nuevas legislaciones que vinculan al progreso
-en términos de desarrollo- con la preservación ambiental, y en este sentido, los humedales
serían piezas claves para un “progreso sustentable” 56. Como también, podemos advertir
una serie de cambios en narrativas oficiales de esta zona, de aquel desierto que referíamos
como zona liminal y marginal (des) habitada por el “resabio indígena” y bandoleros, a
escenario de montoneras (Escolar 2007) 57 y, desde la última década, como un “patrimonio
antropológico regional de alto valor”. De modo que el desierto de Guanacache fue
revistiéndose de un lenguaje más “científico” y “técnico” en donde los recursos naturales,
humanos y culturales del lugar fueron capitalizados en pos de destacar el valor del mismo
y a los fines de poder “rescatar” los humedales del desierto, decantando a su vez en un
proceso de patrimonialización.

El área de Guanacache se volvió un objeto de atención, tanto a nivel legislativo como


científico, ya que los asuntos ambientales se volvieron tema de atención de organizaciones

55 Por ejemplo, investigadores pertenecientes a la ONG “Wetlands” (fundación humedales) -la misma cuenta
con el apoyo de la Convención Ramsar-, ,realizaron trabajos acerca de la importancia biológica y arqueológica
del lugar, como también llevaron a cabo el 1º Taller de Capacitación para la comunidad local y entidades
intermedias para la Rehabilitación y Manejo del sitio 31 de mayo al 5 de junio de 1999, con el fin de planificar
las estrategias para la rehabilitación y posterior manejo del humedal. Allí se plantearon algunos acuerdos a
efectuarse entre los vecinos y autoridades del municipio de Lavalle (Mendoza) para comenzar a trabajar.
56 La noción de “desarrollo sustentable” fue plasmada en el informe “Brundtland, nuestro futuro común” y

presentado ante la ONU (Organización de Naciones Unidas) en Madrid en 1987. Principalmente lo que se
proponía era reemplazar una economía de explotación de los recursos naturales por modelos de
sostenibilidad acordes al cuidado ambiental, y conducentes a un mejoramiento de la calidad de vida humana.
Desde su aparición el término fue acuñado por organizaciones no-gubernamentales e incorporado a un gran
número de agendas políticas de países de todo el mundo (ver Uehara Guerrero 2011).
57 Escolar (2007) analiza el discurso sarmientino, principalmente el expuesto en la obra “Recuerdos de

provincia” (Sarmiento: 1850), considerando que estas narrativas han contribuido performativamente a la
inscripción de provincialidades. En dicha obra, Sarmiento atribuye un carácter primordialmente indígena a los
levantamientos de montoneras ocurridos en Cuyo durante el siglo XIX, en donde el huarpe representa una
imagen política operante en el proceso civilizatorio regional, caracterizado por ser una amenaza de contagio
cultural al blanco (2007:194).

52
paraestatales y organismos internacionales, e incorporados en las agendas públicas. No
obstante, la dicotomía oasis/desierto (Saldi 2010, Escolar et al. 2012 y 2013) continuó
operando, a la vez que cobró nuevos matices. Es decir, lejos de desaparecer la asociación
de oasis/progreso frente a desierto/atraso, ésta es reconfigurada a través de argumentos y
discursos que reponen el imaginario del oasis “antiguamente” habitado por huarpes, ahora,
con la intención de que éste sea recuperado, dado que se instaura el valor potencial de los
humedales como patrimonio cultural y de la biodiversidad.

Por último, si bien observamos que el discurso expresado en la ficha replica narrativas
extincionistas, años antes de la declaración de las Lagunas como sitio Ramsar, dichas
narrativas comenzaron a ser interpeladas a partir del “estallido de mapas étnicos” (Escolar
2007), dado que organizaciones huarpes, rurales y urbanas, reivindicaron su condición
étnica, durante la década de 1990 en San Juan y Mendoza. Mientras que en la provincia de
San Luis, el proceso de reemergencia de los colectivos huarpe sucedió una década después,
articulado al trabajo de una ONG ambientalista abocada a la problemática de los
humedales, esto trataremos a continuación.

1.3 “No, todavía estamos los huarpes”

Si bien la provincia de San Luis promovió el Pacto Ambiental de Nuevo Cuyo (1992), no
participó en la integración de las Lagunas como Sitio Ramsar como anticipábamos, por lo
que las aguas del lado sanluiseño quedaron fuera de la Convención. Por su parte, el
territorio que compone el actual Parque Nacional Sierras de las Quijadas fue cedido a
Nación, justamente para una mejor preservación del mismo. Estas eran algunas del
(in)acciones que dan pistas sobre el desinterés del Estado provincial para con la zona del
noreste de la provincia.

Ante el presunto desinterés, la ONG “Inti Cuyum” de San Luis, a cargo del periodista
Romero Gatica, inició un camino que desembocó en la problemática de los humedales de
Guanacache. En el 2000, año en que fue conformada la organización, sus integrantes se

53
encargaron de realizar los estudios necesarios para que los bañados del lado puntano
también fueran incluidos en la Convención Ramsar, es decir, tuvo que seguir los mismos
pasos que planteé en el acápite anterior para que se ampliara el sitio.

De hecho, el primero –y único- de los proyectos que emprendió dicha ONG fue el
“proyecto Guanacache”, el cual instó, vía defensoría del pueblo, a los gobiernos de la región
de Cuyo para que realizaran la acciones pertinentes en pos de frenar la desertificación en
el área. Juan Romero, como adelanté es el fundador de dicha ONG, él es periodista y
durante muchos años fue guía de turismo, en una entrevista que le realicé a mediados del
2014 en su lugar de trabajo como periodista, me describía como fue que surgió esta
organización:

JR: Se me ocurrió hacer la “Ruta de Dinosaurios” que uniría los parques nacionales,
digamos mesozoicos, de la era los dinosaurios de Cuyo. Entonces cuando empecé a
estudiar sobre la zona, descubrí, me anoticié, de los humedales de Guanacache, un
humedal desprotegido por los organismos internacionales, el Sitio Ramsar. Es decir, el
sitio llegaba hasta el límite de San Luis, era San Juan y Mendoza, nos encontramos que
había un problema de tierra, como es un límite, principalmente con San Juan que extendió
su límite más allá, y eso está desde la época en que San Luis se hizo provincia. Entonces
me propuse que se extendiera ese Sitio Ramsar hacia San Luis y se protegiera hasta el Río
Desaguadero, todo el sistema (Juan Romero en Palacio de Justicia, San Luis 02/07/2014).

Luego de “descubrir” la problemática que afectaba a la zona, Juan emprendió una serie
de viajes para conocer mejor el lugar y a su gente y así, poco a poco, fue tomando forma el
proyecto. De la siguiente manera me describía cuáles fueron sus primeras apreciaciones
sobre la zona:

JR: En la época que yo empecé, había lagunas temporarias pero eran bañados, había que
frenar la desertificación porque trae despoblamiento. La gente se había ido, sólo
quedaban los más viejos, las escuelas habían cerrado, era tierra de nadie (…) Se había
talado todo y no hubo tiempo de que se recuperara. Las aguas se salinizaron porque se
empezó a explotar el agua que venía de la Cordillera de los Andes y al no venir agua pasa
lo que pasó, se van retrotrayendo todas las aguas. Entonces empecé a estudiar, sin el
gobierno, porque era frenar la desertificación que es el desgaste antropológico y natural
del suelo (…) Lo que trajo despoblamiento, que la gente se fuera, las escuelas se cerraran
y quedaran los viejos (op. cit.).

54
Esta realidad que describía Juan, da cuenta sobre las consecuencias del desecamiento,
resaltando el despoblamiento y el éxodo poblacional. Pero además, la noción de “tierra de
nadie” escenifica este paisaje no sólo como un espacio desprovisto de agua sino, también
de presencia estatal, en donde sólo están los “nadies”. Entonces, se planteó como una salida
posible a la “ausente” presencia del Estado -pero presencia al fin-, la intervención de
organismos no gubernamentales y organizaciones internacionales, al menos en un
comienzo para “reponer” el agua de las lagunas. Esto último, es lo que se entrama a la
experiencia y trabajo de Juan, como veremos a continuación.

Entre las actividades que organizaron, estuvieron las conferencias anuales con la intención
de promover y concientizar sobre el cuidado de los humedales. La primera conferencia
regional se llevó a cabo en el mes de noviembre de 2003 en la Universidad de La Punta
(ciudad de La Punta, San Luis), allí disertaron algunos de los especialistas de esta
organización. Por su parte, luego de esta primera conferencia, un ingeniero de la
organización se expresaba de la siguiente manera ante la prensa local:

“Desde el punto de vista hidráulico, queremos conocer dónde estamos y qué podemos
hacer para remediar el problema del agua. Mientras no tengamos agua no hay vida
directamente (…) hay que tener en cuenta que estamos insertos en la cuenca baja del río
San Juan, y durante mucho tiempo los humedales y los bañados habían sido considerados
como lugares que prácticamente se desperdiciaba el agua, sin tomar en cuenta las
comunidades que se encuentran asentadas y que viven de los recursos que les proveen
las lagunas58” (Ing. Del Vitto en Diario de La Republica, 30 de noviembre de 2004).

Apelando a la casi inexistencia de acciones concretas que frenaran la desertificación, se


solicitó ayuda a los gobiernos cuyanos, como describe Romero, paulatinamente los distintos
gobiernos provinciales y el gobierno nacional, fueron demostrando interés en el tema:

JR: A nosotros nos venía acompañando desde la primera reunión la Secretaria de


Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación. En la primera (conferencia) fue un
diputado (de San Luis). Y en la segunda vinieron algunos más (funcionarios del gobierno
de San Luis), pero recién en la tercera nos dieron bolilla – funcionarios del gobierno

58 Nota Publicada por el Diario “La Republica” de San Luis, 30 de Noviembre de 2004.

55
provincial-, pero porque había intereses para la provincia. Intereses por el tema del agua,
porque el oeste nuestro se estaba quedando sin agua (op. cit.).

Así, el accionar de esta ONG fue cobrando mayor trascendencia tanto a través de la
prensa gráfica 59, como dentro de los distintos organismos estatales (nacionales y
provinciales) y organizaciones civiles. Tal como mencionaba Romero, varios intereses
político-económicos comenzaron a brotar en relación a la recuperación de las Lagunas60. “El
proyecto Guanacache” se ocupó en sus primeros años de cuestiones meramente
ambientales, ya que si bien tenían en cuenta la existencia de una pequeña población rural,
referían a los huarpes sólo en tiempo pretérito, aludiendo a través de sus discursos a su
presunta “desaparición”. Es decir, destacaban la riqueza del lugar y de su “antigua” cultura
huarpe en tanto vestigios arqueológicos, desconociendo la presencia de sus pobladores
actuales. No obstante, en su devenir, la ONG tuvo un giro inesperado y se involucró con un
grupo de familias de La Represita y de allí se dio inicio a una etapa de trabajo en conjunto.
A continuación, Juan describe el evento que marcó el comienzo de esta etapa:

JR: En el año 2003 o 2004, por ahí, fuimos con la fundación (Inti Cuyum) a una de esas
organizaciones de la sociedad civil en Villa Mercedes, una fiesta creo de la Pachamama,
no me acuerdo. Entonces, yo hablaba de los humedales, de la protección, decía también
que los humedales están asociados a las culturas originarias porque siempre vivieron al
lado del agua y hubo el último, digamos, el último bastión de los huarpes. Porque fueron
los que se escondieron en esos grandes complejos lagunares. Y bueno, yo estaba ahí en
una reunión, estaba leyendo de eso y una del público dice: “no, todavía estamos los
huarpes”. Esa era Pascuala, que en ese entonces se llamaba Pascuala Carrizo61” (op. cit.).

59 El diario de San Luis “La República”, fue cubriendo los distintos eventos protagonizados por a la ONG, la
primera conferencia fue presentada con el título “Se abrió el debate por las lagunas de Guanacache” domingo
30 de noviembre, 2003). La nota describía brevemente algunas de las causas (naturales y antrópicas) que han
provocado el proceso de desecamiento y la importancia de revertirlo, a partir de fragmentos de lo expuesto
por miembros de la organización durante la primera Conferencia .
60 Tal como analizaré en el siguiente capítulo, los intentos por “rec uperar” las Lagunas, se remontan más de

una década atrás. No obstante, es a partir de 2012 que las obras de recuperación comienzan a concretarse.
61 Hasta ese entonces ella era Carrizo, es decir empleaba sólo su apellido paterno –que es el que figura en su

DNI- y no el Guakinchay, apellido materno y huarpe-, vivía en la ciudad de San Luis y daba clases de actividades
plásticas en una localidad rural cercana a la capital provinciana. Luego, se dio a conocer en el ámbito público
como Pascuala Guankinchay.

56
La interpelación que Pascuala realizó durante la disertación de Juan, resultó un episodio
revelador para ambos. Juan, que hasta ese momento creía que junto con el agua de los ríos
se había ido aquel “último bastión de huarpes”, se encontró con otra realidad, con los que
aún están. Este encuentro inesperado entre Pascuala y Juan, representó el comienzo de una
etapa de mayor visibilidad para este grupo de personas ya que muchos otros “Romeros”
desconocían de su existencia, al menos en la provincia de San Luis. A la vez que, para
Pascuala, ese encuentro marcó sus inicios como representante indígena, a partir de que
Juan la invitó a formar parte del “proyecto Guanacache” y entonces se sumó como
colaboradora. No obstante, además del acercamiento entre Pascuala y Juan Romero, éste
último también estuvo en contacto con Miguel Gil. Recordemos brevemente que Miguel es
un hombre huarpe y que actualmente lidera la organización Pinkanta. Pero para cuando
“Inti Cuyum” empezó a trabajar, la organización de Miguel recién había comenzado a
armarse, y en una oportunidad Juan Romero lo entrevistó y lo invito a trabajar con él y con
Pascuala, es decir, “los Pinkanta” y la Comunidad de Guanacache en sus inicios trabajaron
conjuntamente62.

Tras la incorporación de Pascuala al proyecto, se suscitaron algunas reticencias por parte


de miembros de las familias de la localidad y que guardan relación con la desconfianza que
se tenía a agentes externos, lo cual analizaré más adelante. Por lo pronto, importa decir
que a partir de los talleres que organizó la ONG, se fue logrando paulatinamente que
participaran personas de la localidad en las actividades organizadas por “Inti Cuyum”. De
ahí en más, la organización no se encargó únicamente de la ampliación del sitio, sino que
también sumó a sus objetivos “la puesta en valor de la memoria Huarpe” en conjunto con
este grupo de familias.

62 Posteriormente, al presentarse discrepancias entre Miguel y el resto de los integrantes de la ONG “Inti
Cuyum”- entre ellos Pascuala-, Miguel continuó trabajando en la reivindicación del pueblo huarpe, por su
parte. Cabe destacar el importante trabajo que viene realizando, en conjunto con la organización, en relación
al proceso de recuperación y reconstrucción de la lengua huarpe, ofreciendo talleres de educación
intercultural bilingüe en escuelas de San Jua n, coordinados por el Programa Universitario de Asuntos
Indígenas de la Facultad de Filosofía, Humanidades y Artes (UNSJ).

57
De la mano de la problemática por los humedales y de concientizar sobre ésta, se
realizaron fiestas abiertas a la sociedad en general. Durante la segunda conferencia sobre
el cuidado de los humedales, realizada en el año 2004 en la Ciudad de Villa Mercedes, la
presentó a Pascuala como colaboradora del equipo, a la vez que, Romero propuso –en
consentimiento con ella- crear un Centro Cultural Huarpe, bajo el nombre “Juan de la Rosa
Guakinchay”, en honor al abuelo materno de ella. El mismo se puso en funcionamiento en
el edificio de la ex escuela rural de La Represita. La tercera conferencia de la ONG, en el año
2005, se realizó en dicho centro y contó con la presencia de la vice gobernadora de San Luis,
quién luego manifestó en el diario puntano “La República” el apoyo del gobierno a la
recuperación de los humedales:

“La decisión política del Gobierno de San Luis con respecto a Guanacache permitirá el
reconocimiento oficial del humedal provincial de importancia internacional, que será
fundamental para la preservación y protección de los humedales. En ese sentido, ya se
encuentran muy avanzadas las gestiones para la realización del estudio profesional y
científico del área” (Blanca Pereyra 20/02/200663)

También se realizaron actividades en la ciudad capitalina, como la conmemoración de la


Flor Huarpe64 en septiembre de 2006 y el Día del Aborigen, en abril de año siguiente.
Paralelamente, la ONG continuó trabajando para la ampliación del Sitio Ramsar con el
apoyo del gobierno provincial y nacional, a través de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo
Sustentable de la Nación. En el año 2007, finalmente se integró como parte del Sitio Ramsar
la fracción de las Lagunas de Guanacache correspondientes al territorio sanluiseño, desde
la localidad Las Trancas hasta el Salar el Bebedero y el Parque Nacional Sierras de las
Quijadas, que suman un total de 73.533 hectáreas. De esta manera quedaron establecidas,
por un lado el área del río Mendoza y San Juan-Lagunas del Rosario incluyendo los

63 “Lagunas de Guanacache. Compromiso oficial por preservar los bañados de San Luis”. Diario La República,
20 de febrero de 2006.
64 La propuesta de la conmemoración de la “Flor huarpe” surgió del “Taller de flores nativas” organizado por

la ONG “Inti cuyum”, con el aval de la Asociación de profesionales de Ciencias Bio lógicas de San Luis. El taller
se realizó los días 21 y 22 de abril de 2005 en la provincia de San Luis, con el propósito de compartir estudios
y actividades para la protección y conservación del patrimonio florístico nativo. De allí surgió la idea de da rle
un especial trato a la flora característica del área de Guanacache y que se encuentra en riesgo por el
desecamiento.

58
humedales del noroeste de Mendoza y Sur de San Juan y por otro, el área Desaguadero-
Salinas del Bebedero que incluyen los humedales del norte y oeste de San Luis. Y, al sumarse
éstas, quedaron como responsables del manejo del sitio, además de los gobiernos
provinciales de Mendoza y San Juan, el de San Luis a través de la vicegobernación
(Coordinación de Temáticas Ambientales del Gobierno) y la administración de Parque
Nacionales.

La integración del total de las Lagunas al Sitio Ramsar, al igual que lo sucedido en 1999,
no dispuso una solución definitiva al problema de la desertificación. No obstante, significó
un mecanismo mediante el cual ONG´s 65, respaldadas por un organismo internacional
(Convención Ramsar), realizaron un llamado de atención sobre la situación de “descuido”
en que se encuentra una zona de “potencial valor patrimonial”. A su vez, y a diferencia de
lo que acontecía en 1999, el renovado Sitio Ramsar incorporó a los huarpes, ya no sólo
como parte del “legado histórico” del complejo lagunar sino, también, como sujetos
activos 66, reconocidos como los “habitantes originarios de los humedales”.

En este contexto, también fue importante la Encuesta Complementaría de Pueblos


Indígenas (ECPI)67 2004/2005, de la cual participaron Pascuala Guakinchay y Miguel Gil 68
como encuestadores de la localidad de La Tranca (departamento de Ayacucho, San Luis). La
misma resulta un antecedente en materia de reconocimiento indígena a nivel nacional,

65 Ver nota al pie nº53.


66 En esta Ficha técnica se presentó en el apartado sobre “tenencia de tierra/régimen de la propiedad” lo que
las organizaciones huarpes, reconocidas como pueblo originario preexistente de la Nación, demandaban.
Concretamente, en relación a que se efectivizará el reconocimiento de la ocupación comunitaria de las tierras
que ancestralmente habitan. Si bien no se especifica cuál o cuáles organizaciones huarpes demandaban esto,
si se menciona a las once comunidades huarpes del departamento de Lavalle, Mendoza.
67 La Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas 2004-2005 fue realizada por el Instituto Nacional de

Estadística y Censos (INDEC) junto con las Direcciones Provinciales de Estadísticas. Asimismo, el INDEC
incorporó personal indígena y contó con el apoyo de este Instituto (INAI). Esta encuesta surgió como respuesta
a una demanda de los pueblos originarios, deviniendo en un nuevo dispositivo estatal, que incorpora
preguntas estandarizadas y estatizadas de un otro (ver: Barrientos 2007).
68 En una entrevista realizada a Miguel Gil, en noviembre de 2014, me comentaba que para la Encuesta

hablaron con alrededor de ochenta familias huarpes que viven en la zona de “La Tranca”, teniendo en cuenta
que sólo tres familias conforman actualmente la Comunidad huarpe de Guanacache, es decir, son las únicas
hasta el momento reconocidas por el Estado provincial.

59
pero también porque estuvo estrechamente ligada al proceso de reemergencia étnica de
familias huarpes de esta localidad que luego conformarían la Comunidad de Guanacache.

De hecho, al año siguiente en el mes de marzo, se realizó un taller de “mapas parlantes”69


y terminó de conformarse la Comunidad huarpe de Guanacache, mediante la firma de un
acta y se designó a Juan Carrizo (hermano de Pascuala) como cacique. Este suceso fue
publicado por el diario oficialista de San Luis 70, el cual consagró a ésta como la “primera
comunidad originaria de San Luis”. En la misma Pascuala reclama a las autoridades mayor
atención, alegando que “nos han tenido olvidados”, y anunció que el paso a seguir era el
pedido por la personería jurídica, ya que también en dicho encuentro se llenaron los
formularios para iniciar los trámites de la misma, que luego fueron entregados por Romero
en las oficinas del INAI en Buenos Aires.

A medida que estos sucesos de varias índoles se fueron dando (conferencias sobre los
humedales, talleres, conformación de la Comunidad huarpe de Guanacache, Encuesta
Complementaria de Pueblos Indígenas, firma Acta de compromiso con el gobierno de San
Luis 71) y fueron difundidos a través de los medios gráficos, se fue instalando en la opinión
pública la presencia de “descendientes actuales de indígenas” en la provincia, lo que suscitó
que el gobierno provincial “tomara consciencia” 72 acerca de la presencia de los pueblos
originarios que residían en San Luis y de la situación en que se encontraban73. A su vez, todo

69 El taller de mapas fue una actividad que estuvo a cargo de Juan Romero, quien tomó la iniciativa de unos
talleres realizados por otra ONG en el norte del país. A raíz de lo que me comentó en la entrevista, la actividad
consistía en que los pobladores del lugar debían confeccionar los mapas estableciendo los puntos que ellos
mismos toman como referencias y por último, añadir que modificarían, entre lo que ellos respondieron
“queremos ser parte de la nación huarpe”.
70 “Comunidad Huarpe de Guanacache, San Luis ”. Diario de “la República”, 21 de marzo de 2006.
71 A través de la firma de este Acta compromiso, el gobierno de San Luis, representado por el entonces

gobernador Alberto Rodríguez Saá, acordó realizar acciones tendientes a la “reparación histórica” para con la
Comunidad huarpe, en el siguiente capítulo analizaré estas medidas.
72 Si bien el segundo Taller realizado en el Centro cultural huarpe, contó con la presencia de autoridades

provinciales, como representantes de la Defensoría del Pueblo e incluso la vicegobernadora de San Luis, la
“intención” se convirtió en acciones concretas luego de que la referente de la huarpe, Pascuala Guakinchay,
se reunió con el gobernador, esto será analizado más adelante.
73 Es con la apertura de la “agenda de las culturas originarias” que el Estado sanluiseño vuelve efectivo el

reconocimiento y la política de reparación para con pueblos indígenas de la provincia. No obstante, cabe
destacar lo señalado por Espinosa (2013b:5) respecto de que las “comunidades originarias” fueron
consideradas en la agenda política de Adolfo Rodríguez Saá durante su candidatura presidencial en 2002.

60
esto habilitó el posterior encuentro entre Pascuala Guakinchay y el gobernador de San Luis
en aquel entonces, Alberto Rodríguez Saá, en octubre de 2006.

Resumidamente, podría decirse que el “redescubrimiento” del desierto y de sus


pobladores huarpes, en gran parte por el trabajo realizado por la ONG “Inti Cuyum”, implicó
incluir a los bañados puntanos a la Convención Ramsar, también reinstalar en la agenda
estatal de la provincia el debate por las lagunas, lo que suscitó intereses concretos sobre
estas (no) aguas. A la vez que, acompañar a este grupo de personas para que comenzaran
a movilizarse en pos de demandar por sus derechos en tanto huarpes. Lo que lentamente
fue decantando en una etapa de mayor visibilización y en la conformación de este colectivo
como comunidad indígena con personería jurídica. De acuerdo con ello, en los siguientes
acápites veremos cómo se imbrica el caso huarpe/sanluiseño a un escenario mayor de
reivindicaciones indígenas, como así también, profundizaré en el proceso de
comunalización huarpe.

2. “Vamos a armar una comunidad”

Desde hace aproximadamente dos décadas, en la Argentina y en América Latina se viene


dando un proceso de afirmación y revalorización de los derechos indígenas. Este proceso
resultó, en parte, a partir de que grupos indígenas irrumpieron en el espacio público
demandando reconocimiento estatal y manifestando por sus derechos y condiciones de
vida. Como adelantaba, estos fenómenos no fueron ajenos a las provincias de San Juan y
Mendoza en donde a mediados de los ´90, se dio a conocer una activa militancia huarpe,
primero en las ciudades y que posteriormente se extendió hacia las zonas rurales 74 (Escolar
1999, 2005, 2007; Katzer 2009, 2011; Saldi 2012,2013). Distinto fue en el caso de San Luis,
puesto que las denominadas ‘reemergencias étnicas’ no aparecieron públicamente hasta

Dentro de sus propuesta, formulaba como una de la primeras cuestiones a resolver la reivindicación de los
derechos de las mismas, tanto derechos territorial es como culturales.
74 Uno de los casos más renombrados de reemergencia dentro de estos trabajos, es el de las once

comunidades huarpes ubicadas al noreste de Mendoza en el departamento de Lavallle y que surgieron a


mediados de la década de 1990.

61
pasado el año 2000 (Espinosa 2013) y fue la Comunidad huarpe de Guanacache, la primera
comunidad originaria de la provincia reconocida públicamente. Entonces, ¿por qué es ahí y
no antes, que se producen las reivindicaciones de lo indígena/huarpe en San Luis?

Asimismo y a partir de que los indígenas ocuparon el espacio público como sujetos
políticos y de derechos, los Estados nacionales y provinciales comenzaron a sancionar
nuevas legislaciones y dispositivos burocráticos encargados de regular y conducir dichas
interpelaciones. Resulta significativo mencionar las reformas constitucionales que
realizaron algunos países de Latinoamérica, en Argentina, en 1994, a través de las cuales
reconocieron la preexistencia de grupos indígenas y la diversidad étnica, como también
varios Estados se adhirieron al Convenio 169 de la Organización Internacional del Traba jo
(OIT). Así como también mencionar la Ley nacional 23.302 de protección de Comunidades
Aborígenes, sancionada en 1985, la cual reconoce la presencia de indígenas en el país,
regula planes encargados de asegurar la propiedad de la tierra y los valores cul turales y
reconoce a las comunidades indígenas radicadas en el país mediante personerías jurídicas
y conforme a ello se define en el artículo nº2 que “se entenderá como comunidades
indígenas a los conjuntos de familias que se reconozcan como tales por el hecho de
descender de poblaciones que habitaban en el territorio nacional en la época de la
conquista o colonización e indígenas o indios a los miembros de dicha comunidad”.

Continuando con lo visto en el apartado anterior, fue a partir del acercamiento entre la
ONG y las familias Calderón, Carrizo y Valdez que comenzaron a plantearse la posibilidad de
reclamar al Estado, nacional y provincial, y ser reconocidos como huarpes. En aquel
momento estas familias se encontraban dispersas, algunos en zonas rurales como La
Represita y otros en la localidad de La Tranca, a unos pocos kilómetros de la primera.
Algunos otros en las ciudades de San Luis y San Juan. Inicialmente, reclamaron ante la
situación socio-económica desfavorable en la que se encontraban, causada por la sequía, la
falta de servicios básicos como la luz y el agua, caminos en mal estado que dificultaban el
acceso y salida, la ausencia de escuela y hospitales cercanos, lo que en parte explica por
qué muchos abandonaron el lugar.

62
En los talleres y celebraciones que mencioné más arriba, comenzó a barajarse la
tramitación de la personería jurídica como un medio para demandar la falta de atención
estatal. Según me comentaba Juan Romero fue él quien propuso lo de la personería 75, dado
que hasta entonces muy pocos demostraban interés alguno en movilizarse, principalmente
a causa del miedo a perder las tierras. Sin embargo, en general, había una desconfianza en
que las cosas podrían llegar a cambiar. Juan Romero en la entrevista realizada, se adjudica
en gran parte a su voluntad de insistir el hecho de que se haya “concretado” la Comunidad,
manifestando que ellos, los huarpes, se negaban a iniciar los trámites de la personería
jurídica por “miedo” a perder las tierras:

JR: “Nosotros veníamos haciendo los estudios – geológicos y arqueológicos para la


ampliación del sitio- y yo digo: tenemos que armar una comunidad originaria. Ese fue
deseo nuestro, no de ellos, porque ellos no querían saber nada. Nosotros hicimos la
reunión y nos decían que no, en la cara nos decían… Tenían miedo de que les quitáramos
las tierras porque no tenían título” (Juan Romero 02/07/2014).

A diferencia de lo que me contó Juan, su labor y la de la ONG en general quedó bastante


desdibujada en la memoria de los habitantes de Guanacache, sólo dos personas me
nombraron el paso de “Inti Cuyum” por Guanacache durante las entrevistas y alguna que
otra evocación sobre los talleres o las visitas del personal del INAI. El hecho de que dicha
participación no esté muy presente no es casualidad, sino que está vinculada a la etapa
posterior, cuando la Comunidad tomó contacto directamente con autoridades del gobierno
de la provincia de San Luis, profundizaré en ello en el próximo capítulo. Aquí me interesa
detenerme en el “miedo” ya que cobra protagonismo no sólo en la entrevista que mantuve
con Romero, sino que también en los relatos de mis interlocutores huarpes, especialmente
cuando hablaban de cuando comenzaron a organizarse.

75Cabe mencionar aquí que pude llegar a conocer la importancia de la intervención de la ONG “Inti Cuyum”
para el caso de estas familias, luego de que Ezequiel (mi co-director) me sugirió que me contactará con Juan
Romero, tal como él lo había hecho para su tesis. De esta manera realicé la entrevista a Romero y me brindo
los resúmenes de los talleres, las notas de diarios y demás fuentes vinculadas al trabajo que realizó en
conjunto con los huarpes. Pero de no haber sido por Ezequiel, difícilmente me hubiera enterado de l a etapa
realizada en conjunto con la “Inti Cuyum”, dado que mis interlocutores huarpes nunca lo mencionan, sólo lo
hicieron una vez que les empecé a preguntar y ahí sí me contaban de esta organización, pero sin explayarse
mucho más. En el siguiente capítul o analizaré esta omisión.

63
Américo, un hombre de origen salteño que hace ya varios años reside en San Luis, es la
pareja de Pascuala y vive en la Comunidad, donde trabaja en el corral con los animales
(llamas, ovejas y cabras), me contaba en una de mis estadías durante el trabajo de campo,
cómo “medio de casualidad” él tuvo un rol crucial durante esta etapa inicial de la
organización.

Am: La cosa fue así, medio de casualidad yo empecé todo. Una vez que la lleve a Pascuala
a Mercedes (ciudad de San Luis ubicada a unos 100 km de la capital) porque iba a estar
la coplera Isabel Ramos… ahí hablan de los pueblos que habían desaparecido y la negra
(Pascuala) dice: “acá estamos los huarpes”.

A: ¿Eso no fue con este…Romero Gatica?

(Se queda pensando unos segundos)

Am: Sí, con él empezamos. Nosotros fuimos los que empezamos porque al principio
Pascuala tenía miedo y ninguno de los acá hizo nada. Después recién vino la gente del
INAI, hasta que fue Pascuala a hablar con el gobernador, que le ofrecieron un cargo y ella
rechazó. (Américo 09/07/2007).

Como describía Américo, el miedo de alguna o de otra forma se manifestó en distintos


actores impidiendo y/o haciéndolos dudar sobre comenzar a movilizarse, lo que los habilitó
a él y a Romero colocarse como los pioneros. A medida que se fue perdiendo ese
resquemor, y mientras continuaban asistiendo a los talleres y eventos organizados por la
ONG, comenzaron a organizarse y decidieron tramitar la personería. A continuación, Lucía
(presentada en el capítulo anterior, integrante de la Comunidad y maestra de la escuela
“Xucum Pe”), describe en la segunda entrevista que mantuve con ella cómo fue esta etapa:

L: En el 2006 (año en que obtienen la personería jurídica nacional), es como que nos
reconocen a nivel nacional pero nosotros como comunidad hemos vivido hace
muchísimos años. O sea, en este lugar, en estas tierras. Incluso, mi mamá nació acá, la
familia de la gente que vive acá, nació acá… No es que en el 2006 nos juntamos todos.
No, ya estamos mucho antes, las familias.

A: ¿Por qué es a partir de 2006 y no antes que inician los trámites?

L: Porque antes no se tenía conocimiento. Antes nosotros vivíamos acá y en el campo no


se tenía conocimiento de que había que formar una comunidad y así a nivel nacional y

64
que se podía tener más beneficios. Creo que al estar en el campo la gente no se daba
cuenta de lo que estaba pasando. Hasta que pasó el tiempo y recién ahí se dan cuenta de
lo que es estar constituidos como comunidad.

A: ¿La gente se mostró de acuerdo con todo eso?

L: Al principio, hablo por lo que he visto, tuvieron un cierto rechazo, un cierto miedo. Ya
con el paso de tiempo es como que se ha ido limando, vamos a decir. Pero si, al principio
tenían un poco de miedo (Lucia 08/07/20014 en la Escuela “Xumuc Pe”).

A través del relato de Lucía aparecen elementos que permiten dilucidar qué abarcaba
ese “miedo”, sugieren pensar a la lejanía del campo respecto a la ciudad como uno de los
principales causantes de éste, a la vez que generaba “desconocimiento” sobre qué podían
y debían hacer. Así también, en la oposición entre la ciudad y el campo subyace un idea de
pensar a las agencias estatales como remotas, como si sólo estuviera en el centro (en las
ciudades) y no en los márgenes 76. Entonces, el hecho de que no se hayan manifestado con
anterioridad puede explicarse como parte de una inadvertencia externa involucrada al
hecho de que se desconocía su presencia en la provincia, lo que generaba desconcierto, y
tuvieron que suceder una serie de acontecimientos para que “ahí se dan cuenta de
importancia de estar constituidos en comunidad”, según afirmaba Lucía. Es decir, en una
coyuntura política de articulación con el pasado en donde las disputas por las tierras son
centrales, la pertenencia “desde siempre” a la zona de Guanacache, se fijó como un criterio
para afirmar las bases de sus reclamos, deviniendo en un principio de autenticidad. Esto si
reflexionamos sobre las lecturas de sus vidas en relación al campo y a esas tierras,
recordando lo relatado por Susana y Pascuala en el capítulo anterior que hacen de las
lagunas un lugar propio y “ausente” de Estado.

Por lo visto hasta aquí, puede decirse que asistimos a un proceso de cambio en el régimen
de visibilidad que comenzó con los talleres de “Inti Cuyum”, la Encuesta Complementaria

76 Si lo pensamos desde lo que proponen Das y Poole, sobre el doble efecto de Estado como orden y
trascendencia (2008:21), la percepción de Lucia coincide con la de un aparato centralizado relativo al orden y
que se manifiesta en los centros y se va desdibujando en las periferias. Así como también, corresponde
mencionar a Taussig (1995). El autor llama la atención sobre la idea de Estado con E mayúscula, como algo
más que la suma de las partes, enfatizando en cómo solemos referirnos a la entidad de “el Estado” como si
fuera un ser en sí mismo, adquiriendo la cualidad de fetiche sagrado (:145).

65
(ECPI), las visitas del INAI en la zona, y que permiten comprender cómo se produjo un punto
de inflexión entre la desconfianza que despertaba la intromisión de la ONG al inicio, y el
pedido de la personería jurídica como una herramienta clave para hacer valer sus reclamos,
legitimados a través de su autoctonía y su ancestralidad huarpe. Esto último, si recordamos
que se conformó la Comunidad en aquella reunión en el Centro Cultural e iniciaron los
trámites para inscribirse en el Registro de Comunidades Indígenas, obteniendo la
personería jurídica nacional el 12 de septiembre de 2007, a través de la Res. INAI N°485.

Por consiguiente, esto nos coloca en una coyuntura más amplia donde el reconocer(se)
públicamente aparece ligado a configuraciones que personifican lo indígena a través de lo
comunal y lo jurídico. Entendiendo a la personería jurídica en tanto dispositivo clave, entre
tantos otros, encargados de autorizar y (des)marcar la diferencia. Entonces, me preguntó
en relación a cómo comprender sin limitarme sólo en la inmediatez de la visibilidad,
considerando que el punto está en cómo se da este dispositivo aquí, que por lo pronto
vimos que permitió superar los miedos y unir, habilitando memorias silenciadas. En esta
dirección indagaré en el próximo acápite, en donde intentaré responder dichos
interrogantes, a partir de entrevistas realizadas a miembros de la Comunidad,
contraponiendo con trabajos antropológicos recientes respecto de esta temática.

2.1 “Estábamos pero no teníamos identidad”

Como anunciaba más arriba, surge preguntar acerca de este asunto de la ‘emergencia’:
¿qué estaría emergiendo? ¿Y cómo? Porque sin dudas, tras el contacto con la ONG se
avecinaron tiempos de cambios, sobre todo en relación a la visibilidad pública que
adquieren en tanto comunidad indígena, lo que a su vez deriva en la pregunta de qué
implica “reconocerse” y “representarse” como tal, teniendo en cuenta que aparecen
sentidos de comunidad anclados a personería jurídica, como también se reavivan sentidos
de co-pertenencia (Brow 1990).

66
En esta dirección, retomo algunas de las discusiones dentro del campo antropológico
argentino respecto a cómo comprender los resurgimientos étnicos (huarpes), ya sea como
sólo un momento de autoconciencia de las identidades étnicas por parte de un grupo,
dentro un proceso de larga duración donde las adscripciones y categorías étnicas se crean,
se desechan y se reciclan como plantea Escolar (1990, 2005, 2007). O, como postula Katzer,
que tales conceptualizaciones implicarían discontinuidades entre las identificaciones y la
praxis india/huarpe, insinuando de cierta forma una pérdida de conciencia étnica en
coyunturas donde las identidades étnicas no emergen en el espacio público (2012: 6). Por
el contrario, la autora propone emplear la noción de ‘corporalizaciones públicas´, definida
como el nucleamiento de adscriptos indígenas en la forma admisible y autorizada por la Ley.

Lejos de continuar la discusión, sino que considerando que en cierto punto ambas
posturas se complementan y, apoyándome en mi experiencia etnográfica, propongo que la
invisibilización nunca es completa lo que no quita lo dinámico de las adscripciones, más
todavía en contextos como estos marcados por las diásporas. Por lo que interpreto a las
identificaciones huarpes en un permanente estado de construcción, pero también como un
punto de sutura, nunca una totalidad (Hall 1996).

De modo que, y siguiendo con Hall, éstas se construyen dentro del juego de poder y de
exclusión, en un constante proceso de articulación, donde no son lo que se fija sino lo que
se construye en y a través de la diferencia y de la exclusión (1996: 15). En relación a ello, la
extinción de “lo huarpe” en el ámbito público logró afirmarse parcialmente,
transformándose como principio del sentido común la desaparición de los mismos. Y, si bien
no implicó un total desvanecimiento de “lo huarpe” en lo privado/familiar, mis
interlocutores referían a ciertas formas de “auto-ocultamiento” público (recordemos lo
planteado en el capítulo anterior), dado que más allá de saberse huarpes o descendiente
de éstos, en el caso de algunos, frente a ciertas situaciones debían no “hacerlo notar”.

67
Asimismo, el “auto-ocultamiento” también contribuyó a sedimentar silencios y olvidos en
tanto ‘olvido constitutivo’77 (Connerton 2008).

El testimonio de Miguel da cuenta sobre cómo fueron cambiando los contextos y los
modos de reconocerse como huarpe:

M: En mi caso, uno sabía que era huarpe pero no lo hacía notar. Por qué, por lo mismo
que uno acarrea a lo largo de la historia. Parece que no, pero se transmite de generación
en generación, el miedo que uno tiene, se transmite… Mi abuela me decía usted integre
la sociedad, ande, pero no se olvide que usted es alguien de la línea de los huarpes (...) Y
bueno, son cosas que te quedan, en el momento parece que no, que es sólo un dicho pero
a la larga eso me pegó a mí bastante fuerte. Es como que ella me estaba marcando un
camino.

A: ¿Y ahora? ¿Qué sentís que pasó con eso de “no hacerlo notar”?

M: Creo que la Comunidad, vuelvo a hablar de suerte, se nos hace más fácil al juntarnos
todos y decir “somos huarpes”, al ser varios. Es como que le da más seguridad, más fuerza
también. Y qué es lo que está costando ahora a las personas huarpes que no se
anunciaron, decirlo hoy en día como personas solas… les cuesta más. Es como que todavía
tienen ese miedo, ese recelo, ese qué van a decir (Miguel 18/02/2014 en oficina del
Programa Culturas Originarias).

Estos “ocultamientos” en la adscripción huarpe colectiva no implicaron una falta de


conciencia sobre su ascendencia y pasado huarpe, sino que guardan relación con distintos
contextos que fueron atravesando. Por ejemplo, Miguel daba cuenta del “miedo” inculcado
desde generaciones y que en el presente actual, el agruparse permitió revertirlo. Estas
discontinuidades son las que constituyen hoy en día su singularidad, “eso en lo que nos
hemos convertido”, parafraseando a Hall o, como me dijo Miguel, “si por muchos años
vivimos acá tranquilos, sin que nadie supiera de nosotros y aquí estamos, es también porque
algo hicimos bien”.

77 Es decir, el ‘olvido constitutivo’ según el autor consiste en pequeños actos de silencios habilitados en el
tiempo que responden a un patrón. Olvidar se vuelve parte de un proceso en el que se construyen nuevas
memorias colectivas a la vez que olvidos, en tanto que no olvidar podría provocar demasiadas disonancias
cognitivas, entonces, mejor mandar ciertas cosas al mundo de las sombras (Con nerton 2008).

68
Por su parte, Juana, proviene de otra comunidad huarpe del lado de Mendoza y está
casada con un integrante de la Comunidad huarpe Guanacache. Ella también me contaba
que siempre se dijo que eran huarpes, aunque hay cosas que se ha olvidado. Me mencionó
a su abuelo que era cacique y me dijo: “ese sí que era indio”. Su indianeidad la atribuía a las
capacidades que él tenía para ingeniárselas ante la falta de recursos. En otras conversiones
con miembros de la Comunidad, cuando hacía preguntas en relación a su pasado remitían
a algunas historias de gauchos que sus abuelas les contaban o cosas de “ magia” y, como
adelante, las relataban como recuerdos borrosos y rápidamente me decían: “no me
acuerdo”. Por ejemplo Paula, una mujer de unos cincuenta años que y nació y se crio en la
zona, me contaba que sus padres le decían que no dijera que era Guakinchay para no ser
tildados de “mala gente”. De esta manera, los actuales huarpes o descendientes de estos,
recordaban momentos donde era estigmatizante decirse huarpe, “a veces con orgullo y
otras veces no. Sabían de decir que eran malos, que eran guerreros, pero son seres humanos
como cualquiera que luchaban por lo que es suyo”, me decía Juana tratando justamente de,
valga la redundancia, “humanizar” la imagen de sus ancestros.

Podemos sostener que se produce un quiebre con respecto a momentos anteriores de sus
vidas donde estaban “ocultos”, como con cierta ironía una tarde me comentaba Pachi (a
quien presenté en el capítulo anterior): “uno no contaba, ni decía nada… y ahora cuánto
hay que se llena la boca hablando de que es de las Lagunas”. O, como también señalaba
Marquesa: “antes ni se hablaba de eso, ahora se está hablando de vuelta”. Lo que conlleva
a pensar que es aquí donde se produce aquella ‘sobredeterminación’ de la que nos hablaba
Hall, donde se pone de relieve el constante juego de articulación y desarticulación que
implica identificarse, el trabajo discursivo, de marcación y de ratificación que entraña. En
este contexto, las Lagunas devinieron un lugar desde donde identificarse y otros lugares
significan desde el olvido, de lo no hablado, poniendo de relieve a los puntos de
identificación como posiciones que no son fijas ni que se dan de una vez para siempre, sino
que por el contrario, se trata de relacionales en un sistema ideológico de presencias y
ausencias (1985: 109). En esta dirección, los fragmentos de la entrevista a Pascuala que

69
presento sucesivamente78, considero que ilustran como la identificación también se
constituye en y a través de lo discursivo:

P: Yo nací en el campo y después de unos años nos vinimos a vivir a la ciudad. Hubo un
tiempo en que me dediqué a ser ama de casa y a criar a mis hijos, hasta que empecé a
trabajar como maestra, pero en todo momento tenía muy presente que era huarpe y por
ejemplo, trataba de que mis líneas de enseñanza estuvieran en algún taller de artesanías
o algo… Hasta que unas vacaciones empezamos a trabajar con los talleres de los
humedales en riesgo, era para hacer notar lo peligroso de lo que estaba pasando, que
cada vez había menos agua. Dentro de todo ese grupo de estudiosos, me di cuenta del
peso de tener la identidad y de ser del lugar y de ser los dueños del paisaje, tenía
muchísimo que ver con este reclamo. Ahí caigo en la cuenta que tenía que tener más
visibilidad la identidad de la gente para ser mejor atendida.

A: ¿Hasta ese momento había habido algún tipo de acercamiento por parte de alguna
autoridad estatal?

P: No, no había porque era una zona que nadie iba, muy inhóspita, nadie sabía que
existíamos, sabía que veníamos del norte pero no… yo creo que en ese momento, mi
gente era la más pobre de todas (Pascuala 15/07/2015).

De esta manera Pascuala afirmaba que “siempre se reconoció huarpe”, empero su


identidad no estaba “completa” hasta aquel momento en que logró “darse cuenta” de lo
que representaba en ella “ser del lugar y ser los dueños del paisaje”, ya que si bien siempre
se supieron huarpes -o al menos sabían de su ascendencia huárpida-, este asunto por
“reconocerse” y “visibilizarse” comenzó a aflorar una vez que se abrió el diálogo con la
ONG, en la Encuesta de Pueblos Originarios en donde se reconocen y son reconocidos
públicamente como indígenas. Más allá de que no en todos se resolvió de la misma manera,
desde entonces el “miedo” comenzó paulatinamente a desaparecer y/o menguar, y
“reivindicar” su ascendencia huarpe decantó en el pedido por el reconocimiento estatal y
el proceso de comunalización. Así, lo performático se vislumbra a partir de que se

78 Este fragmento forma parte de la misma entrevista expuesta en el capítulo anterior, en donde preguntaba
a Pascuala en relación a cómo se dio todo y ella me respondió rápidamente “desde siempre”, luego marcó una
transición hacía una identidad “visibilizada”.

70
redefinieron los lugares y los modos desde donde identificarse (Grossberg 1992) y esto
decantó en la emergencia de sujetos políticos y colectivos.

Entonces, siguiendo una vez más a Hall (1996), las adscripciones son la manera en que nos
posicionamos en relación al pasado y al futuro, desde el presente a través de las narrativas
del pasado, por eso mismo son posicionales y relacionales. No obstante, el que sean
posicionales no implica que sean totalmente libres y volátiles, en tal sentido adhiero a la
propuesta de Briones (2007), respecto a cómo los sujetos se articulan como tales a partir
de un trabajo de identificación que opera suturando identidades personales y colectivas,
pero no lo hacen simplemente como les place, puesto que su trabajo de articulación opera
en circunstancias que ellos no han elegido.

Se trata entonces de un proceso de transición, que los llevó de ser vistos como los “nadie”
que (des)habitaban el desierto, a adquirir visibilidad a partir de la personificación jurídica
en tanto Comunidad huarpe de Guanacache. Reflexionando que en una primera instancia
la inscripción al RENACI implicaba un uso instrumental si se quiere, pensando que traería
beneficios 79, pero decantó en un proceso de mayor identificación con ese pasado,
unificando sentidos de co-pertenencia anclados a un pasado común, pese y gracias a las
discontinuidades (cfr. Brow 1990). A su vez, este proceso de reivindicación huarpe resultó
articulado a una coyuntura de institucionalización de la población indígena como
comunidades con personerías jurídicas. Entonces, y retomando lo planteado al inicio de
este acápite, la reivindicación va de la mano con reconocerse y ser reconocidos a través de
formas de representación fijadas por el afuera. Siguiendo a Katzer (2011) esta modalidad
de incorporación de los huarpes en tanto comunidades indígenas, involucra un proceso de

79 Al año de haber obtenido la personería jurídica nacional, en 2008 se instauró el Registro Provincial de
Comunidades Indígenas, el cual también otorga personerías jurídicas provinciales. La Comunidad huarpe la
solicitó pero luego tuvo que optar por alguna de las dos, dado que una misma organización no puede disponer
de ambos tipos de personería. Este suceso me fue comentado por Lucia, quien me dijo que optaron por la
nacional ya que les permitiría mayores beneficios, la misma respuesta me dieron en la oficina del Registro
Provincial de Comunidad Indígenas, “la nacional tiene mayor alcance, mientras que la provincial actúa como
si fueran una cooperativa”.

71
producción y legitimación jurídica de sentidos de pertenencia sobre la base de derechos
diferenciados en función del grupo y sobre la base de la filiación y orientación cultural.

Para el caso planteado, vimos que el pedido de la personería -entrelazado a una serie de
eventos- fue el disparador para que memorias filiares y personales se recrearan y sobre la
base de éstas es que se sustentó el proceso de comunalización. De acuerdo con Brow
(1990), la acción que conlleva el sentido de co-pertenecer, comunalizarse, implicó nutrirse
del pasado tanto a partir de la fijación del criterio de autoctonía a partir de su pertenencia
“desde siempre”, como también, desde las hendiduras ocasionadas por el olvido y el
ocultamiento.

Con esto apunto, a que si bien coincido con Katzer en que los saberes y disposiciones que
comprende esta figura jurídica producen modelos específicos de poder que diagraman la
fisonomía de la política indígena (2011, 2009), hay algo que escapa que tiene ver con cómo
estas familias reelaboraron estos sentidos de pertenecía y se reapropian de las formas de
representación disponibles, lo que estaría insinuando la remergencia de un actor político
colectivo y autorizado. Esto último, nos coloca en relación a la tensión entre interpelaciones
indígenas y los dispositivos encargados de autorizar la diferencia. Al respecto retomo lo que
plantea Bidaseca et al. (2008), quienes postulan a la obtención de personerías jurídicas
como un dispositivo jurídico -burocrático que ordena la asignación de los indígenas al orden
social, de manera que dispone un orden de visibilidad y sujeta lo emergente a formalismos
jurídicos (: 03). Así estos modos de “integración” y “representación” autorizados por la ley
proveen “una visibilidad producida desde el espacio hegemónico” (: 16). Lo que resulta
ilustrativo para pensar que no sólo lo que irrumpe se nominaliza sino que “la identidad se
vuelve identificable por la ley” (: 15), por lo que proponen que estos dispositivos actúan en
la de emergencia de subjetividades “parcializadas”.

Opino al igual que estos autores que la personería es un dispositivo que sujeta lo
emergente a formalismos jurídicos y la identidad étnica se vuelve legible. No obstante,
pienso que no debemos limitarnos a considerar sólo aquello que es identificado y definido
por la ley, sino que hay algo que lo excede, dado que el reconocimiento jurídico no hubiese

72
sido posible sin su agencia de las Lagunas como punto condensador de sus identificaciones
huarpes, como tampoco debemos limitarnos a entender que la visibilidad sólo es producida
por espacios hegemónicos (estatales), sino recordemos el trabajo previo de la ONG, que
agencian para que se organicen como comunidad y no personal del INAI o funcionarios del
Estado provincial y/o nacional. Más aun teniendo en cuenta que en este caso el pedido de
la personería jurídica fue un componente más que intervino en el proceso de reemergencia,
pero no el único ni el más relevante. Como analizaré en el próximo capítulo, posteriormente
a que iniciaran los tramites de obtención de la personería, se produjo un punto de inflexión
que inauguró una etapa de cercanía entre este colectivo y el gobierno de San Luis, en donde
la reemergencia cobró más fuerza al interior del grupo y más visibilidad pública. En este
sentido, coincido con Bompadre (2015) respecto de que ciertas generalizaciones puedan
obturar el análisis del caso que estudiamos, por lo es necesario considerar cómo las lógicas
estatales se inscriben en los territorios provinciales, tornándose necesario prestar atención
a los ‘niveles de estatalidad anidados’ (Briones 2005).

A modo de cierre, decir que aquella postal del desierto de Guanacache deshabitado y de
los huarpes como identidades sedimentadas en tiempos prehistóricos, fue siendo
subvertida por sitios de conservación patrimonial y comunidades comunalizadas. Dado que
si tenemos en cuenta los nuevos cambios que se vienen dado desde hace décadas, el
desierto se volvió objeto de atención y administración de los Estados provinciales y
nacional. No obstante, antes que desaparecer la relación oasis/desierto, ésta continúa
reproduciéndose articulada a nuevos escenarios, como trataremos en el siguiente capítulo
en relación a una serie de acciones gubernamentales que fueron articulando una “política
de reparación histórica de las culturas originarias”, ¿será esto sólo un espejismo en el
desierto?

73
CAPÍTULO 3. DE LA PRESENCIA AUSENTE , EL ESTADO ‘DEVIENE -ESTAR ’:
“POLÍTICA DE REPARACIÓN HISTÓRICA DE LAS CULTURAS ORIGINARIAS”

Pero en el fin de siécle nos encontramos en el momento de tránsito donde el espacio y el tiempo se
cruzan para producir figuras complejas de diferencia e identidad, pasado y presente, adentro y afuera,
inclusión y exclusión. Pues en el "más allá" reina un sentimiento de desorientación (…)

Homi Bhabha, El lugar de la cultura (2002).

En mayo de 2003 asumía Alberto Rodríguez Saá la gobernación de San Luis, en el acto
mismo de su asunción advirtió que, si bien “ratificaría las políticas que han otorgado
progreso”, su intención era realizar un “cambio de 180° grados”80 anunciando de este modo
el inicio de un “proceso refundacional” de la provincia. No obstante, algunas de las ideas
que rigieron este proceso fueron presentadas años antes en un ensayo teórico-político de
su autoría, titulado “San Luis, un destino” 81:

“San Luis tiene cerca de mil industrias radicadas y nada sabemos sobre ellas. ¿Hay
contaminación ambiental? Tenemos un crecimiento del Producto Bruto Interno
sobresaliente, sin embargo, nada hay escrito sobre esto. San Luis es la Provincia menos
endeudada de la Argentina… ¿sirve para algo no tener deudas? (…) Las formas que desde
hace mucho tiempo determinan la tenencia de la tierra acarrean males estructurales que
ni siquiera se conocen, ni se preguntan y obviamente no se estudian” (1998:06).

Este fragmento condensa algunos de los puntos que planteaba como necesarios en un
“Pacto con el futuro”, tal como denominó a dicho apartado, y que constituyen los
lineamientos centrales del andamiaje sobre el cuál se erigieron las “políticas de
refundación”. Vemos que resonaba la preocupación ambiental, poniendo en entre dicho la
política provincial de promoción industrial 82 y hasta sometiendo a tela juicio las formas de

80 Disponible en: http://archivo.losandes.com.ar/notas/2003/5/24/un-72779.asp


81 Este escrito fue presentado por Rodríguez Saá en el acto de inauguración del Centro de Estudios, Históricos
y Sociales de la provincia, en mayo de 1997. Una institución destinada a profu ndizar los estudios
historiográficos de la provincia, y puntualmente recuperar las obras del poeta puntano Juan Crisóstomo
Lafinur y la repatriación de sus restos desde Chile.
82 Esta política formó parte del proceso de Industrialización por Sustitución de Importaciones (ISI). La primera

etapa de este proceso fue aplicado en el país a partir de la década de 1930, en un contexto global de
depreciación económica tras la crisis de Estados Unidos del año `30. Entre los objetivos de la industrialización,
encontramos el estímulo del empleo por medio de las industrias internas y a través de la desgravación

74
“tenencia de tierra”. Tales aspectos se articulan con lo que Rodríguez Saá considera como
“efectos de la globalización”, y que tal refundación apuntaba a subsanar, y dentro de estos,
además de la contaminación, el problema de los fundamentalismos y la exclusión social
eran los protagonistas. Traigo aquí tales premisas, ya que coincido con Espinosa (2013,
2013a) en que las mismas son claves para comprender el contexto socio-político que facilitó
el reconocimiento provincial de la Comunidad huarpe de Guanacache y el Pueblo Ranquel,
junto la ejecución de la obra de “reparación” del sistema palustre de Guanacache.

En tal sentido, en una primera parte, reconstruiré cómo fue el pedido de reconocimiento
estatal provincial, y ahondaré sobre los cambios percibidos como parte de una redefinición
de las relaciones entre la Comunidad huarpe de Guanacache y el Estado provincial de San
Luis desde 2006 en adelante. Luego, me encargaré de presentar los ejes claves de la
apertura de la “agenda de las culturas originarias” y de analizar las acciones
gubernamentales que se desprenden de la “política de reparación histórica”. En la segunda
parte, pretendo dar cuenta de las condiciones de posibilidad que permitieron la integración
de las “culturas originarias” a la agenda provincial, como también, me interesa indagar
sobre qué lugar ocupó la problemática de los humedales en la “política de reparación”,
retomando la problemática del agua como eje axial para comprender la especificad del caso
huarpe en San Luis.

impositiva, generando una restricción de los productos externos manufacturados. Como consecuencia de ello,
entre 1935 y 1939, la cantidad de empresas industriales instaladas y la mano de obra empleada crecieron
fuertemente (Rapoport 2007). Luego, este proceso continuó durante los gobiernos peronistas (1946 -1955), y
en una tercera etapa denominada “industrialización desarrollista” (1955 -1976) (Rapoport op.cit.). En el caso
de la provincia de San Luis – al igual que en Catamarca, La Rioja y San Juan-, el régimen de promoción industrial
comenzó a aplicarse en la década de 1970, específicamente durante la gobernación de Elías Adre (1973) en
San Luis, perteneciente al Partido Justicialista, quedando suspendido durante los gobiernos de facto, y siendo
retomado durante el retorno democrático en 1983, concluyendo en 2012. A grandes rasgos, puede decirse
que estas medidas contribuyeron al desarrollo de estas provincias, instalándose nuevas fábricas, además la
ampliación de la estructura productiva y el equipamiento de los estab lecimientos locales.

75
1.1 El día que Pascuala fue a pedir agua…

“Se dio la oportunidad de pedir una audiencia con el gobernador, para pedir agua porque
no había, y cuando me recibe el doctor Alberto, empezamos a conversar -viste yo nunca
había tenido una audiencia con un gobernador (sonríe)- , lo único que tenía en claro era que
iba a pedirle agua” (Pascuala 15/07/2014 entrevista realizada en su casa de la ciudad de
San Luis 83)).

Así describía Pascuala su primer encuentro con el gobernador, pero antes de adentrarnos
en éste, recordemos brevemente lo visto en el capítulo anterior. El 18 de marzo de 2006 en
una de las últimas reuniones organizadas por la ONG “Inti Cuyum”, realizada en el centro
cultural ubicado en la ex escuela rural de la actual Comunidad, los Carrizo, los Calderón y
los Valdez, decidieron iniciar el pedio de reconocimiento jurídico nacional para obtener la
personaría jurídica. En esa misma reunión se lo designó a Juan Romero como apoderado de
las familias para que se encargara de inscribirlos en el RENACI (Registro Nacional de
Comunidades Indígenas). Prontamente comenzaron a reconstruir sus árboles genealógicos,
confeccionar el estatuto y dado su oficio de periodista, se le pidió a Romero colaboración
en la escritura de la reseña mediante la cual deben dar cuenta de su origen histórico-
cultural84.

Como suele suceder cuando de trámites burocráticos se trata, la obtención de la


personería jurídica demoró más de lo esperado por las familias y fue otorgada finalmente
en septiembre de 2007. En el ínterin de esta espera, acontecieron una serie de eventos,
catalogados por algunos de mis interlocutores como “azarosos” y que alteraron el rumbo
de la reciente organización. El detonante principal de los cambios que se avecinarían fue la

83 Como ya he adelantado, Pascuala alterna entre la ciudad capitalina y la Comunidad huarpe de Guanacache,
en ambos lugares dispone de sus vivienda propia, aunque pasa la mayor parte de tiempo en la ciudad, por su
trabajo en el Programa Culturas Originarias.
84 Dentro de los requisitos para obtener la personería jurídica, según lo establecido por el INAI y acuerdo a

Frites (2011), se encuentran: 1) Breve historia de la comunidad. 2) Censo de las familias que la integran. 3)
Acta de formalización, aprobación de Estatuto y designación de autoridades. 4) Nómina de autoridades con
indicación del período de mandato. 5) Nota al Presidente del INAI pidiendo que registre la comunidad y se le
expida la pertinente Resolución.

76
nota publicada por el periódico sanluiseño “La República”85, que como ya mencioné registró
la conformación de esta comunidad indígena, como la primera de la provincia. En la
entrevista que le realicé a Juan Romero, él narraba que fue esa nota la que llamó la
intención y propició el interés de las autoridades provinciales, quienes entonces se
comunicaron con él para solicitarle información sobre la Comunidad huarpe y su trabajo; y
que tiempo más tarde, derivó en una salida “por la puerta trasera” de la ONG:

JR: Un asesor del gobierno a través de un secretario me dice: “no hagas esto, estas
levantando a una gente que está queriendo una cosa que el gobierno no se lo va a dar, y
más que lo decís a los medios”, que esto, que lo otro. Bueno, así hicimos la comunidad,
nosotros hicimos el acta donde se conforma la comunidad y lo publicamos en el diario.
Después el gobierno los tomó como una punta. Me llaman a mí, que estaba en Córdoba,
y un colega me dice: “Alberto Rodríguez Saá quiere hablar con vos, por el tema de las
comunidades aborígenes”, porque él decía que era descendiente de ranqueles 86. Como
estoy en Córdoba, no puedo ir pero “contactá a mi señora”, le digo, “y ella te va a
contactar con la comunidad huarpe, con Pascuala”. Después me llamó también por
teléfono la jefa de un programa del gobierno que quería que le entregara todo, las fotos,
todo… Y le digo “no” (…) Nosotros terminamos con el estudio (para la ampliación del Sitio
Ramsar), querían dárselo a otra organización, tuvimos que pelear (…) Después los
asesores, que yo sé quiénes son, me dijeron: “te dejamos de lado Romero porque le quita
presencia al gobierno”, por decir es un logro del gobierno y no mío” (Juan Romero
02/07/2014).

Como relata Juan, fue a través suyo, que personal del gobierno se comunicó con Pascuala
y días después se concretó la reunión con el entonces gobernador. Retomando lo que
narraba Pascuala en el inicio del acápite, la problemática del agua que ella planteaba cómo
lo “único que tenía en claro”, resultó ser la vía de acceso a un camino de negociaciones con
el gobierno provincial. Asistiendo al encuentro con una preocupación centrada en el agua,
Pascuala describe el encuentro con el gobernador como muy satisfactorio en tanto y en

85 “Guanacache: se constituyó la primera comunidad aborigen de la provincia” publicado en el Diario “La


Republica”, San Luis, 21 de marzo de 2006 (material facilitado por Juan Romero).
86 Alberto Rodríguez Saá se autoadscribe como descendiente directo de ranqueles, y ha hecho pública su

ascendencia en repetidas oportunidades. Incluso una de sus empresas, dueña de la editorial del diario “La
República”, lleva el nombre del cacique ranquel Payne.

77
cuanto, el mandatario no sólo se comprometió en llevar agua potable a la localidad, sino
que agrandó el envite:

A: ¿Vos fuiste sólo a pedir que solucionasen lo del agua?

P: Claro, pero él se mostró muy agradable y muy amplio. Empezamos a conversar sobre
el origen nuestro, por qué estábamos ahí, y siempre estuvimos, el tema es que no había
más caminos, escuela, hospital (…) Bueno, y ya una vez que tuvimos el diálogo, le expliqué
toda la problemática de la gente, ya en profundidad. Porque, como te decía, no era sólo
que no tenían agua sino que, no tenían hospital, escuela, viviendas, luz… Así es que el
gobernador tuvo la idea de firmar el acta de compromiso donde dice que el gobierno se
compromete a mejorar la calidad de vida, infraestructura, todo. (Pascuala op. cit.).

El Acta compromiso al que refiere, consistió en la firma de un documento el 26 de octubre


de 2006, entre el Poder Ejecutivo, representado por Alberto Rodríguez Saá y Pascuala
Guakinchay, representante de la Comunidad huarpe de Guanacache, mediante el cual el
Estado provincial se comprometía “a arbitrar las acciones tendientes a permitir el ejercicio
de los derechos sobre las tierras que históricamente pertenecen a las comunidades
originarias”. Al mes siguiente, el 9 de noviembre, se firmó otra Acta compromiso con el
Pueblo Ranquel 87, ya que Guakinchay había manifestado en una de sus reuniones con el
gobernador, que “también había ranqueles en la provincia”. En la firma de dichas actas se
plasmó el reconocimiento estatal hacia la “prexistencia étnica” y la reivindicación de sus
“derechos consuetudinarias prexistentes” 88, y de allí se abrió paso a una serie de acciones
gubernamentales en términos de “reparación histórica” contempladas dentro de la agenda
política a seguir, denominada “agenda de las culturas originarias”.

Paralelamente al acercamiento del gobierno provincial, la labor de la ONG se vería


desplazada, tanto en relación a la problemática de humedales 89, como también fue
desvinculándose de la Comunidad huarpe. Una vez ampliado el sitio Ramsar en 2007, la
organización se disolvió, concluyeron los proyectos en curso, y decidieron no trabajar más.

87 Para un análisis específicos de las organizaciones ranqueles en San Luis ver: Moyano (2010), Chocobare
(2012,2013) y Espinosa (2013,2015).
88 Que luego se verían efectivizadas mediante la Ley provincial Nº V-0600-2007.
89 Juan Romero me comentó que tuvo que disputar a funcionarios estatales para que la publicación sobre la

ampliación del Sitio Ramsar, llevará el nombre de la ONG “Inti cuyum”, que como vimos fue la encargada de
realizar los estudios necesarios.

78
A partir de que el gobierno de San Luis “tomó la posta” del trabajo realizado por la ONG
“Inti Cuyum” –y del Centro Estudios Ranquelinos 90, en el caso ranquel-, y con las sucesivas
acciones que analizaremos, el gobierno (y el Estado) se colocaron como los principales
encargados de llevar a cabo la “reparación histórica necesaria para con las culturas
originarias de San Luis”, como se lee en la ley provincial Nº V-0600-2007.

El encuentro entre Pascuala y el gobernador marcó un hito en las memorias de los


miembros de la comunidad dando lugar a otra narrativa sobre el comienzo del
“resurgimiento huarpe” que vino a suplantar y/o silenciar, el camino recorrido de la
Comunidad huarpe junto a “Inti Cuyum”. Esta narrativa dominante fundacional, compartida
tanto desde el gobierno provincial como por integrantes de la Comunidad, primordializó el
encuentro entre la representante huarpe y el gobernador, marcando el punto de quiebre
entre “sentirse olvidados” y todo lo que vino luego de que “Pascuala fue a pedir agua”. El
hecho de que el pedido inicial fuera expresamente por la falta de agua y, sorpresivamente
para ella, haya derivado en todo lo que veremos de aquí en más, pone de relieve cómo casi
de la nada que había en materia de políticas de reconocimiento de derechos indígenas, a
nivel provincial, se puso en marcha una política indigenista de características particulares,
como detallaré más adelante.

Sin embargo, este primer acercamiento, representó el inicio de un etapa de cambios no


sólo por el reconocimiento de la presencia huarpe sino porque conllevó derechos, y así fue
percibido, además, como la “llegada del Estado” a la vida de los Guanacache de La
Represita. Esta “llegada del Estado, se materializó a través de las Actas compromiso, obras
públicas (viviendas, escuela, hospital) y otras acciones que más adelante describiremos. En
el siguiente acápite profundizaremos en este eje, haciendo especial hincapié en cómo fue
percibido por los integrantes de la Comunidad.

90 Esta ONG fue fundada a finales del año 2002 por investigadores, docentes y periodistas de la ciudad de Villa
Mercedes con el objetivo de profundizar sobre los estudios históricos y culturales y con la intención de
reivindicar y revalorizar la estirpe ranquel como parte de l a identidad mercedina (Espinosa 2013a: 4).

79
1.2 Un Estado “deviene-estar”

Tal como anunciaba más arriba, en las charlas y entrevistas realizadas durante el trabajo
de campo, mis interlocutores establecían como momento bisagra “el día en que Pascuala
habló con el gobernador…” respondiendo, así, a mi pregunta sobre qué cambios notaban
desde que comenzaron a organizarse en vistas de obtener el reconocimiento estatal. Luego,
partí de considerar a tal episodio como parte de una narrativa fundacional dominante que
marcaba el momento a partir del cual las cosas comenzaron a cambiar, al menos en lo que
respecta al modo de relacionarse con el gobierno sanluiseño. Como presento a
continuación, Juana y Miguel, miembros de la Comunidad, establecen como punto cero
aquel encuentro entre el mandatario y Guakinchay.

A: Recuerda cómo fue que hicieron para alcanzar esos cambios… [Me venía contado que
ella proviene de una comunidad huarpe de Mendoza, donde actualmente no “le han
dado las tierras ni las casas” a diferencia de esta comunidad donde vive con su marido y
sus hijos]

J: Fue todo gracias a Pascuala. Yo por eso siempre le reconozco que fue gracias a ella que
habló con el gobernador.

A: ¿Cómo fue eso?

J: Fue y le dijo que “somos descendientes de huarpes” y ahí empezó. A veces, cuando
podíamos la acompañábamos. Después, venia gente del gobierno también.

A: ¿A qué venían?

J: Nos hacían preguntas para ver que realmente éramos de acá. También venían del INAI
y eso llevó su tiempo, no fue de un día para el otro. Primero, estuvo el plan91, de ahí
empezamos a trabajar, sino antes no sabíamos ni donde estaba San Luis (Juana
30/03/2014, entrevista realizada en su casa de la Comunidad Huarpe Guanacache).

Vemos que Juana primeramente le agradecía a Pascuala y al hecho de que haya acudido
al gobernador, posteriormente, da cuenta que aquel fue el comienzo de varios pasos, entre

91Hace referencia al Plan de Inclusión social. Este plan conforma una de las medidas propuestas durante la
gobernación de Alberto Rodríguez Saá para paliar los efectos de la crisis político -económica desatada en 2001
en la Argentina, pero también es una apuesta clave de su reforma política hacía la inclusión y el incentivo de
una cultura del trabajo. El plan comenzó en 2003 y continúa en funcionamiento, gran parte de los integrantes
de la comunidad huarpe fueron beneficiarios de este, el cual consta de diversas tareas, por ejemplo,
mantenimiento de espacios verdes, banquinas, edificios públicos, tareas de vigilancia.

80
ellos recuerda las visitas del INAI y menciona que “cuando podían la acompañaban”, porque
–como indiqué- Pascuala vivía en la ciudad de San Luis, mientras Juana, al igual que otros,
“vivían en el campo” y en condiciones en las que viajar les resultaba muy costoso. Esto
explica, en parte, el “antes no sabíamos ni donde estaba San Luis”.

Miguel, actual cacique92, me aclaró que si bien ellos ya estaban con el “tema personería
jurídica”, aquel encuentro fue el comienzo de lo que hoy es la Comunidad huarpe
Guanacache. De modo que está dando cuenta de los procesos que se entrecruzan, como
advertimos en capítulos anteriores, la reemergencia y comunalización, con el
reconocimiento estatal nacional y provincial. Es sobre éste último que nos abocaremos de
aquí en adelante, es decir, en el provincial.

A: La otra vez ya me habías mencionado acerca del caso particular de ustedes, que tienen
ustedes un trato muy particular con el gobierno de la provincia…

M: Si, sí. En una primera reunión, llamémosle así, entre el ex gobernador Alberto
Rodríguez Saá y Pascuala Carrizo Guakinchay, que en ese momento era consejera de la
comunidad y en la que fue a solicitarle agua y el gobernador llamó a sus ministros y le
preguntó a Pascuala qué le hacía falta y bueno surgieron todas las cosas…

A: Claro, empezó…

M: Empezó todo el tema con el Estado, o sea nosotros ya estábamos con lo que es
personería jurídica (Miguel 18/02/2014, entrevista realizada en oficina del Programa
Culturas Originarias).

Siguiendo con esta división que realiza Miguel, la etapa de la “personería jurídica” refiere,
aunque él no lo mencione93, a los talleres en realizados por “Inti Cuyum”, donde comienza
a plantearse la idea de conformar una comunidad indígena con personería jurídica y demás
pasos que detallé anteriormente. En cuanto al “tema con el Estado”, remite a otra etapa,
donde “surgieron todas las cosas” una vez que tomaron contacto con el Estado provincial.
Resulta interesante, cómo aparecen diferenciadas estas dos etapa (personería jurídica

92 En el siguiente capítulo ampliaré sobre su trayectoria, en relación a cómo y por qué fue elegido cacique.
93 Las únicas veces que mis interlocutores huarpes mencionaron a Juan Romero, era después de que se los
nombrara y entonces mencionaban sucintamente algo relacionado a los talleres o, algunos también, hacían
referencia a que eso había sido varios años atrás.

81
nacional/ gobierno de San Luis), y cómo la primera es caracteriza como desprendida del
“Estado” (nacional), siendo que es una institución dependiente del mismo -el INAI- el que
por primera vez confiere el reconocimiento a través de la personería jurídica. Es después
que comenzó la etapa de “cercanía” con el Estado sanluiseño, etapa que es descripta, por
Miguel, como una especie de “golpe de suerte”:

M: Nosotros, yo siempre digo hemos tenido una suerte, en que el Gobierno de San Luis
ha tenido para con nosotros una predisposición importantísima. ¿Qué sucedería si no
fuera así y nosotros iríamos a golpear la puerta…? No tendríamos respuesta… Entonces,
¿qué nos sucede con este gobierno de San Luis? Que éste nos restituye las tierras, nos da
vivienda. O sea, tierras con viviendas, con escuelas, con todo y nos pregunta: “estamos
acá con esto, tenemos nuevas tecnologías, cómo nosotros nos podemos adecuar a su
cultura para que ustedes puedan aprovecharlas” (…) Porque antes en la comunidad no
existía, lo que se ve ahora, las viviendas eran hechas por nosotros mismos. Hay algunas
hechas de material, de adobe, algunas que se les llama tipo rancho… y no teníamos lo
que se ve ahora gas, acueducto, lo que se veía eran caminos de tierra, nuestra movilidad
era a caballo, caminando (Miguel op. cit.).

De acuerdo a lo que expresaba Miguel, y como introduce a continuación Pascuala, aquella


primera reunión habilitó el despliegue de una serie de acciones y políticas por parte del
Estado provincial que hasta ese momento eran para ellos impensables. Si bien ya tenían un
camino transitado con la organización “Inti Cuyum”, con las personas que asistieron a las
conferencias que ésta emprendía, como representantes del gobierno provincial y cientistas
sociales y, hasta con autoridades del INAI, es recién tras la concreción de los proyectos
lanzados por la agenda que los miembros de la Comunidad perciben que los cambios son
factibles y sustanciales.

En un principio también existió cierto “miedo” y “desconfianza”, similares al que


describíamos cuando “Inti Cuyum” comenzó a trabajar allí, y que se relacionaban a que el
gobernador no cumpliera con aquello que propuso y con lo que se comprometió en aquella
primera reunión.

P: Faltaba, falta mucho… Así es que el gobernador tuvo la idea de firmar el acta de
compromiso donde dice que el gobierno se compromete a mejorar la calidad de vida,
infraestructura, todo… cuando yo lo comente allá, mis hermanos, todos, no me creían.
82
A: ¿Hasta ese momento no había habido algún tipo de acercamiento por parte de alguna
de las autoridades?

P: No, no había porque era una zona que nadie iba, muy inhóspita, nadie sabía que
existíamos, sabía que veníamos del norte pero no… así es que fue mi primer
acercamiento, yo seguí trabajando en escuelas del interior, seguí trabajando a dedo,
como venía, trabajando en las escuelas hace 20 años… cuando empezaron a tener forma
todas la líneas del acta de compromiso surgió la oportunidad de que trabajara en el
gobierno (Pascuala 15/07/2014).

Pascuala menciona que “nadie sabía que existíamos”, lo que está en sintonía con lo que
Miguel afirmaba de que tampoco “existía lo que se ve ahora”. Dichas comparaciones con el
antes se contraponen a una etapa actual de “suerte” que es atribuida a la “generosidad”
del gobierno para con ellos. Estos relatos caracterizan al momento actual como una relación
de “bienestar”, que comenzó con lo que ellos describen y que puede sintetizarse como el
“arribo del Estado”, sin olvidar el hecho de que algunos de quienes así lo describen son
actualmente funcionarios indígenas del Estado provincial (Miguel 94 y Pascuala). Pero este
tipo de apreciaciones sobre el accionar del gobierno no se limitan a estos dos casos, sino
que en general mis interlocutores dan cuenta de una visión positiva del Estado provincial y
particularmente de aquel gobierno de Rodríguez Saá, lo que a su vez permite comparar y
diferenciar este caso con otros casos huarpes del país. Por ejemplo, Juana que proviene de
una comunidad huarpe de Mendoza, me contaba que su familia está en juicio desde hace
años con el gobierno mendocino: “no es como acá, que nos han dado la tierra. Mis
hermanos y la gente de por allá, siempre me dicen: “qué bien que estamos”. Y eso está bien,
que nos reconozcan” (Juana 30/03/2014 entrevista realizada en su hogar, Comunidad
huarpe de Guanacache).

94 Como he mencionado, Miguel se desempeña desde hace algunos años como “cacique”, tal como lo prevé
el estatuto de la Comunidad, aprobado por el INAI. Pero además, recordando que la Comunidad funciona
como un municipio de “estatus mínimo y provisorio”, su cargo se homologa al de un intendente o jefe
comunal, y su sueldo es provisto por el gobierno provincial.

83
Escolar (2000, 2001,2007) plantea para los casos huarpes de Mendoza y San Juan, que la
relación de reciprocidad que inauguró desde principios y mediados del siglo XX el “Estado
benefactor” para con los grupos subalternos, se vincula implícita o explícitamente con la
invisibilizacion de los sujetos y sus “identidades” indígenas (2007:166, comillas del autor).
Siguiendo al autor, es con la crisis del Estado de bienestar y el retraimiento de éste, que se
produjo una coyuntura de reemergencia de las identificaciones indígenas.

Coincido con Escolar, en que, sin duda, hay un vínculo entre representaciones del Estado,
soberanía y subjetividad colectiva, sin embargo, para el caso aquí planteado las “ausencias”
y “presencias” estatales se darían a contrapelo de lo que señala el autor. Es decir, la “ llegada
del Estado” para este grupo de familias huarpes fue durante el siglo XXI. Antes de ello, éste
“estuvo ausente”. A su vez, la “aparición” estatal resulta en un escenario nacional post crisis
del neoliberalismo95, como también, con su “llegada”, en lugar de invisibilizarse las
identidades huarpes, éstas cobran mayor fuerza en el esfera pública.

Considero que desde el primer encuentro entre Pascuala y el gobernador y la posterior


firma del Acta compromiso, se produjo un punto de inflexión en las relaciones entre la
Comunidad huarpe y el Estado provincial, en el sentido de que éste último pasó a ser
materializado e imaginado como aquel que se constituye mediante la acción (en obras,
actos, leyes), a diferencia de momentos anteriores donde se hacía presente en la medida
que estaba ausente, es decir, en la inacción.

Sintetizando, hasta aquí he tratado de explorar -a través de la trayectoria de la ONG “Inti


Cuyum”-primero, y, luego, de la narrativa dominante-, el proceso de reemergencia huarpe
en San Luis entrelazado al proceso de reparación de las Lagunas de Guanacache. Como
intenté mostrar en el capítulo anterior, la reivindicación de las autoadscripciones huarpes

95 La crisis desatada en la Argentina a finales de 2001 representó un punto de inflexión del modelo neoliberal,
el cual había alcanzado su máxima expansión a lo largo de la década de 1990. La noción de crisis es empleada
en sus múltiples dimensiones, financiera, económica, social, política y cultural, que a su vez habilita dos tipos
de lectura, una primera lectura que hablará de crisis de hegemonía, es decir, del quiebre de un modelo de
dominación, que venía de los ´90, asentado en el consenso neoliberal. Y, un segundo nivel de lectura hace eje
en la crisis de representación, pero no como un síntoma de otra cosa, sino como colapso de las formas de
representación dominante, centradas en una democracia delegativa, como parece expresar la consigna “Que
se vayan todos y no quede ni uno solo” (Svampa 2001).

84
por parte de este grupo se remonta años antes de que las “culturas originarias” sean
incorporadas a la agenda estatal provincial, pero a partir de aquella reunión inicial con el
gobernador, “lo étnico” dio un “salto de calidad” en la medida que cobró otras aristas y más
visibilidad dentro del escenario provincial.

De esta manera, desde el año 2006, el Estado provincial realizó la apertura de la “agenda
de las culturas originarias” a través de la cual fue articulándose la política de “reparación
histórica”, a la vez que se comprometió a ejecutar las obras de recuperación del sistema
lagunar. Entonces, ¿cómo se explica la apuesta del gobierno provincial a las “culturas
originarias”, y al pedido de reparación hídrica? ¿Hay otros intereses político-económicos en
juego? ¿Qué alcance tienen estas medidas de “reparación”?

De aquí en adelante me enfocaré en responder tales interrogantes, específicamente cómo


y de qué manera desde el Estado provincial se llevó a cabo el reconocimiento de las
“culturas originarias” y las implicancias de ello. Puntualmente, en el siguiente acápite me
centraré en señalar los ejes que se engloban dentro de la “agenda de las culturas
originarias” y en analizar las acciones estatales que se articulan a la “política de reparación
histórica”.

85
1.3 De la apertura de la “agenda de las culturas originarias” a una ‘comunalización de
diseño’

“Estamos haciendo una reafirmación de la palabra patria. Hoy estamos unidos en nuestra misma
patria y la misión que tenemos ahora, enorme y difícil, es reestablecer cada uno de los derechos
olvidados y sobre todo el derecho principal que tiene la comunidad huarpe que es el respeto a su
cultura, a sus pensamientos, sus libertades, sus creencias” (Alberto Rodríguez Saá 11/10/2007) . 96

Así se pronunciaba el por entonces gobernador, durante su visita a la Comunidad huarpe


de Guanacache, con motivo de efectuar la “restitución” de 6.800 hectáreas de tierras que
“históricamente le han pertenecido a los huarpes”. Durante aquel acto, Rodríguez Saá
realizó el anuncio de proyectos a desarrollarse dentro del territorio comunal, como la
construcción de 30 viviendas (veintiocho para habitar y dos para “turismo étnico”97),
inspiradas en una arquitectura de estilo “neoindigena” 98, una escuela (ver fotos n°4 y 5), un
hospital y un centro cultural, todos con los servicios de luz, gas, wi-fi y agua. Ésta última
llegaría a través de un acueducto proveniente de la localidad sanluiseña de Nogolí y
formaría parte del plan para combatir la desertificación de la zona.

En el acto estuvieron presentes representantes de otros pueblos indígenas, como algunos


miembros de comunidades huarpes de San Juan y Mendoza que, según lo registrado por el
diario La República: “los representantes indígenas fueron contundentes al destacar el
accionar del Gobierno puntano y críticos con los gobiernos de provincias como Chaco,
Mendoza y San Juan que no han avanzado en la restitución de las tierras a sus pobladores
originarios”; destacando las palabras del delegado de una comunidad coya de Jujuy ,
Nemesio Cruz, quien sostuvo que “era necesario que los demás gobiernos se contagien de

96 Disponible en: http://ministerios.sanluis.gov.ar/notas.asp?idcanal=8087&id=22095


97 Si bien excede a este trabajo, es menester destacar la intención de hacer de esta zona una de “turismo
étnico”, ya que pone de manifiesto la exotización sobre los grupos adscri ptos a las “culturas originarias”. No
obstante, hasta el momento tales proyectos no se han concretado y no se han realizado visitas “turísticas” a
la comunidad. La postergación de este proyecto, en parte se explica a que el Estado provincial no otorgó los
fondos económicos necesarios, pero también algunos de mis interlocutores mencionaron de que no
simpatizaban mucho con la idea de estas “atendiendo” y “sirviendo” a los visitantes, mientras que estos
consideraban que podía ser un valioso ingreso.
98 En documentos oficiales se argumenta que el “diseño” de estas viviendas “evoca las antiguas casas con las

comodidades de un vivienda digna”, al igual que en el caso de las viviendas del pueblo ranquel, las mismas
emulan las “antiguas rucas” (casas).

86
San Luis”. El periódico también resaltó que frente a tales declaraciones el gobernador
señaló su intención de “colaborar en las gestiones con las vecinas provincias para buscar
una solución a este conflicto que lleva más de 500 años sin resolverse”.

La restitución de parte del “territorio ancestral”, debe comprenderse entramada a toda


una serie de acciones gubernamentales que ejecutó el Estado provincial tras la apertura de
la “agenda de las culturas originarias” en 2006. Dicha agenda abrió paso a las políticas y
proyectos específicos para con los indígenas elaborados desde entonces, las mismas irían
articulando la “política de reparación histórica”, tal como se la denominó ya que hasta ese
momento no había políticas específicas para pueblos indígenas en la provinci a.

A continuación me referiré a las normativas y disposiciones jurídicas, sancionadas entre


2006 y 2011, a partir de la inauguración la “agenda de las culturas originarias”. Para luego
analizar las especificidades e implicancias del proceso de reconocimiento estatal de las
“culturas originarias”, puntualmente para con la comunidad huarpe.

Partimos de comprender que este proceso resulta en un escenario de nuevas


configuraciones políticas discursivas en el plano social, legal e institucional entramadas al
multiculturalismo. En este sentido, Boccara y Ayala a raíz del nuevo diagrama de
saber/poder que denominan ‘etnogubernamentalidad’ (2007, 2011). Como también, las
conceptualizaciones sobre ‘neoindigenismo’ (Pacheco de Oliveira 2006), ‘multiculturalismo
neoliberal’ (Hale 2002), o ‘ciudadanía étnica o cultural’ (Guerrero 1993; De la Peña 1999 y
2006; Kymlicka 1996;), en la medida que nos permiten ver las particularidades de la
inserción y sedimentación de procesos globales en prácticas locales.

La política de “reparación de las culturas originarias” se fue erigiendo en sintonía con la


apuesta por la “inclusión social” – y “digital”99- que venía abrevando como política de
Estado en la provincia a través de la implementación del “Plan Inclusión Social Trabajo por

99La “inclusión digital” es una de las propuestas lanzadas por Alberto Rodríguez Saá para alcanzar un acceso
igualitario al “mundo digital”, uno de los ejemplos de esta política fue otorgar redes de wi -fi públicas y
gratuitas en toda la provincia.

87
San Luis”100 desde 2003 (y que continúa actualmente), planteado como una solución a la
coyuntura desfavorable que atravesaba el país post 2001. No obstante, este plan dirigido a
los desocupados más que una mera salida ante la crisis, fue presentado como el impulsor
de la “cultura del trabajo” y uno de los pilares de la política gubernativa que inauguró
Alberto Rodríguez Saá al asumir en 2003. Así, la “inclusión de los excluidos y el
empoderamiento de los pobres” constituyeron la base de las medidas que propuso
Rodríguez Saá en el acto mismo de asunción y que fueron plasmados en un “tratado de
convivencia” (Espinosa 2013a: 3) 101.

En línea con esto, años más tarde, se sumó a la lista de “excluidos” las “culturas
originarias” poniendo énfasis en el “resurgimiento” de las mismas, en tanto que se dispuso
“reivindicar su identidad legítima y reparar a las culturas sobrevivientes que han sido
rezagadas del resto de la ciudadanía”102. En esta dirección, el gobierno de la provincia
consideró al Estado como el encargado de llevar a cabo las acciones y medidas necesarias a
los fines de hacer efectivos sus derechos individuales y colectivos a través de “una política
indígena incluyente”. Esto va dando pistas sobre cómo la incorporación de las “culturas
originarias” se produjo durante un periodo de redefinición del papel del Estado, y similar a
lo que postulan Lenton y Lorenzettti consistió, aunque de manera transitoria, en la

100 A propósito de este plan, al declararse el estado de “emergencia social” en la provincia y a los efectos de
combatirla, éste se proponía mejorar las posibilidades de los desocupados incentivando la “cultura del
trabajo”, conforme a lo establecido por las leyes N° 5373 y 5398 y para ello se le asignaba un diverso número
de tarea, en dependencias públicas en la mayoría de los casos. El plan se puso en marcha en junio de 2003 y
continua hasta la actualidad, pero con una significativa baja de “beneficiarios” (el número de receptores en el
primer año fue de 45.000 y, en 2015, 9.754). Información disponible en:
ww.hacienda.sanluis.gov.ar/HaciendaWeb/Contenido/Pagina150/File/PRESUPUESTO2015PDF/TOMOIII/14%
20MINISTERIO%20DE%20INCLUSION%20SOCIAL.pdf
101 Este pacto fue firmado por el gobernador entrante y diversas organizaciones sociales durante el acto de

asunción del funcionario provincial. A grandes rasgos, este proceso “refundacional” abarcaría tanto la
burocracia del poder público como a las relaciones de la misma con la sociedad ci vil, conduciendo al
empoderamiento de la sociedad. Esta propuesta no se limitó al plano discursivo, por el contrario, comenzó a
aplicarse en la provincia a partir de 2003, articulando nuevos dispositivos de gubernamentalidad que regulan
las relaciones entre distintas instituciones estatales con diversas organizaciones civiles (ver Espinosa 2013a).
102 Decreto Nº 1751-MGJyC-2011

88
extensión de planes sociales a la población indígena, y como veremos, articulado a la
planificación de una asunción activa por parte de los “beneficiarios” (2005:265) 103.

Lo transitorio se puede ver en que, luego de la apertura de la “agenda”, se instauró el Área


de culturas originarias (desde 2007 hasta el año siguiente) de la cual formó parte Pascuala
Guakinchay. Es decir, si bien al comienzo una de las principales vías de integración fue
mediante planes sociales de trabajo, permaneciendo ‘la cuestión indígena’ en un segundo
plano. A medida que se fueron efectuando las acciones específicas para con los indígenas,
la “política de reparación de las culturas originarias” se fue diferenciando de las otras
políticas sociales y culturales que se venían desplegando con anterioridad a ésta. Según lo
que me contaba, Pascuala, en un principio había rechazado la propuesta del gobernador,
dado que “no se veía trabajando en el medio de toda esta gente con tanto títulos”, pero,
tras la insistencia de éste terminó aceptando. Esta área perteneció, en sus inicios al sector
administrativo del Ministerio de Inclusión Social y Desarrollo Humano. Luego, en mayo de
2008, se refundó como Programa de Culturas Originarias dentro del Ministerio de Turismo
de la Cultura y el Deporte, y se designó a Guakinchay como jefa del Programa. Actualmente,
éste pertenece al Ministerio de Turismo y las Culturas. Dentro de los objetivos del mismo
se encuentra, entre otras cosas 104:

 Valorar y reafirmar la identidad legitima


 Rescatar las culturas negadas
 Censar con reseña histórica y crear una base de datos para futuras generaciones
 Colaborar con los actuales originarios, siempre que lo deseen, a que se constituyan
en comunidad
 Fomentar proyectos productivos que permitan la autonomía de las familias

103 Teniendo en cuenta estas características y sumado a que dicha política en sus comienzos fue extensiva de
los “planes de inclusión social”, podemos advertir, para esta primera etapa de la política indígena sanluiseña,
una suerte de “neoindigenismo de necesidad y urgencia”, a la manera que Lenton y Lorenzetti (2005)
proponen. En el sentido de que, en un principio, los indígenas son incluidos como beneficiarios de asistencia
de las necesidades elementales (2005:266), para luego si, ser incluidos en términos de sujetos de derechos
colectivos.
104 Información proveniente del informe realizado por Pascuala Guakinchay donde expone los objetivos del

programa al Ministro de Turismo, de las Culturas y Deporte, en 2010.

89
De esta manera, el programa se abrió paso como el ente administrador y propulsor del
“desarrollo de la identidad cultural provincial”, convirtiéndose en el órgano intermediario
entre las comunidades indígenas y el Estado provincial. Como también, el responsable de
gestionar actividades de difusión que incentiven el turismo “local” y “étnico” 105.

Foto n° 4. Escuela “Xucum Pe” (foto tomada por la autora, 2014).

Otra de las primeras medidas legislativas, fue la sanción de la Ley provincial N° V-0600 de
2007 el 19 de diciembre de 2007, la cual reconoció la “preexistencia étnica y cultural de
todas las Comunidades Originarias que han habitado y habitan en la Provincia de San Luis”
y garantizó la “restitución de las tierras”, necesarias para que las comunidades originarias
puedan “desarrollarse en forma integral y sustentable”. También en ese año se instauró el
“Registro provincial de Comunidades originarias” 106.

105 Información disponible del Ministerio de Turismo y las Culturas en: http://sanluis.gov.ar/turismo/
(consultado junio de 2014).
106 Esta entidad es la encargada de receptar los pedidos de personería jurídica provincial a las comunidades

originarias de toda la provincia que se acerquen con dicho pedido. La misma depende del Ministerio de
Gobierno, Justicia y Culto y funciona en la Dirección de Constitución y Fiscal ización de Personas Jurídicas y
Cooperativas. En una oportunidad me acerque a este registro, le comenté brevemente a un empleado de allí
de qué trataba mi trabajo e intenté averiguar cuántas comunidades había inscriptas. El empleado, me dijo que
no podía darme esa información. Después de insistir le consultó a su superior, quien vino a decirme que esa
información me la podría brindar Pascuala Guakinchay, dado que ellos sólo disponen de una lista de las

90
Vale aclarar que el acto de “restitución” que inauguraba este acápite, se realizó por medio
del Acta de Restitución sancionada el 11 de octubre de 2007, es decir, meses antes de que
se promulgue la ley anteriormente citada. No obstante, en dicha ley quedó establecido que
las restituciones ya efectuadas –la de la Comunidad huarpe Guanacache y el Pueblo
Ranquel107-, pasaban a regirse a través de ésta. Esto también pone de relieve la inmediatez
con que se dio la “política de reparación histórica”, dado que un número considerable de
estas normativas fueron sancionadas en un corto periodo por el Poder Ejecutivo, a través
de Decretos de necesidad y urgencia y, posteriormente, tomaron “fuerza de ley”. Por otro
lado, esta “velocidad” con que el Estado comenzó a actuar tras décadas de “olvido” habilitó
que, desde sectores opositores al oficialismo, se consideren estas medidas como parte de
una estrategia electoral 108.

comunidades con personería jurídicas, la cual no me la mostró. Sí, alcanzó a me mencionar que aparecían dos
comunidades huarpes, la de Pinkanta y de Guanacache y que está última no había finalizado los trámites.
Luego, una integrante de la comunidad de Guanacache, me contó que mi entras esperaban la personería
jurídica nacional, tramitaron la provincial pero finalmente optaron por la primera ya que les brindaba “más
beneficios”, similar a la explicación que me brindó una de las empleadas del Registro.
107 El 14 de agosto de 2007 fue realizada la restitución de tierras al Pueblo ranquel , a diferencia del caso

huarpe, el territorio “cedido” pertenecía a tierras fiscales que estaban destinadas al plan de desarrollo agrícola
denominado “Pioneros Siglo XXI”, de manera que las comunidades ranquelinas debieron trasladarse hasta el
mismo, ubicado a 150 km de la Localidad de Fraga, hacia el sur.
108 La “restitución del territorio”, principalmente al Pueblo Ranquel causó reacciones adversas entre los

sectores opositores al Partido Justicialista de San Luis que, desde una crítica simplista rotularon a la irrupción
de los indígenas en la arena pública puntana, como “una ocurrencia más del Alberto” o una estrategia más
para su reelección, y en línea con ello, éstos indios no serían más que truchos o unos oportunistas. Las críticas
fueron difundidas en medios alternativos, como blogs y diarios virtuales, ya que el principal medio gráfico y
los canales de cable, están alineados al gobierno provincial. El hecho de que el caso ranquel haya cobrado
mayor trascendencia pública se explica, en parte, porque implicó la mudanza de estas personas que se
encontraban dispersas en la provincia, como también, porque el territorio cedido eran tierras fiscales
destinadas a un plan ganadero que impulsó el gobierno pr ovincial y luego fracasó. En otras palabras, a
diferencia de la comunidad huarpe, los ranqueles no vivían en el territorio ancestral al momento de su
restitución. Como también, una de las principales causas de desconfianza se basaba en que no se tenía
conocimiento de la existencia de movimientos u organizaciones ranqueles en la provincia hasta que el
gobierno los dio a conocer (ver Espinosa 2013).

91
Foto n° 5. Vivienda Comunidad huarpe de Guanacache (foto tomada por la autora, 2014).

Asimismo, no dejamos de advertir sobre el hecho de que sean denominadas e


incorporadas en tanto “culturas originarias” en vez de, por ejemplo, comunidades o pueblos
indígenas, dicha nominación sugiere cómo las mismas fueron a la vez que integradas,
patrimonializadas, como también plausibles de ser mercantilizadas 109 (Comaroff 2011)-.
Este proceso ya venía dándose años antes, junto a la labor ONG “Inti Cuyum” encargada,
como vimos, de “rescatar y revalorizar el acervo patrimonial y el legado cultural de los
humedales y su gente” 110. Pero con la inauguración de la agenda, desde discursos estatales
comenzaron a referir a las “culturas ancestrales” como algo que había/hay que “recuperar
y reparar”, haciendo palpable su capital y valor patrimonial y turístico, contribuyendo así a
la exotización y mercantilización de las mismas. En este sentido, las “culturas originarias”
pasaron a ser reconocidas como monumentos (tangibles e intangibles) a cargo de sus

109 Lucidamente los Comaroff describen cómo, al cruzar el umbral de siglo XXI, la identidad ha sido
transformada en mercancía. Así, la comercialización del patrimonio cultural en cuanto posesión, se ha visto
fomentada por el reconocimiento en todo el mundo de que hay derechos culturales, de que los pueblos
indígenas tienen el derecho “innato” de aprovechar los frutos vernáculos, de ahí que cada vez más herederos
vivos reivindiquen su identidad como “propiedad” (2011: 53 -57). Sin pretender trazar paralelismo con los
casos trabajados por los autores, sino pensando como una punta para reflexionar en futuros trabajos, la
Comunidad huarpe también ha diseñado el logo de propia su marca, con el que pretenden vender productos
artesanales como miel elaborada allí y tejidos.
110 Boletín “Pinkanta”, redactado y facilitado por Juan Romero Gatica.

92
descendientes actuales –lo originario como elemento transferible-, habilitando a que las
misma comunidades hagan uso de este, “su” capital patrimonial 111.

A partir de 2008 esta política de “reparación” comenzó a tomar mayor trascendencia a


través de la difusión de medios oficiales y más concretamente, con la sanción de la ley Nº
II-0611 que declaró al año 2008 como “el año de las culturas originarias”. Además se realizó
el primer y único Registro de Pueblos Originarios, a cargo del Programa Culturas Originarias,
en distintas localidades del sur, cercanas a donde se encuentra el Pueblo Ranquel. Desde el
Programa, se emitió que se registraron alrededor de cien familias descendientes de pueblos
indígenas en la zona sur de la provincia, y si bien también se dijo que el censo se extendería
a toda la provincia, hasta ahora fue el único. Por otra parte, debe destacarse que hasta el
momento las únicas comunidades reconocidas y beneficiarias de esta política han sido la
Comunidad huarpe de Guanacache y las dos comunidades que conforman el Pueblo
Ranquel, el cual abarca una veintena de familias.

En 2008 también se estableció mediante la Ley Nº V-0639, al 11 de octubre de 1492 como


"último día de libertad de los Pueblos Originarios", para conmemorar el derecho a la
libertad, a la paz y a la esperanza de los Pueblos Originarios. Mientras que en 2009, se
sancionó la Ley Nº V-0672 por medio de la cual San Luis adhirió a la Declaración de las
Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, adoptada en fecha 13 de
Setiembre de 2007 por la 107º Asamblea General de las Naciones Unidas 112.

111 Es decir, el acervo patrimonial de su cultura no será capitalizado sólo por y desde el Estado, sino, también,
los huarpes pueden hacer uso del “valor” de sus saberes, prácticas y lugares ancestrales. Esto se plasma, por
ejemplo, en el pedido al gobierno nacional de restitución del Parque Nacional de las Quijadas o en los
proyectos de turismo elaborados por el Programa pero consensuados con las autoridades comunitarias. En
un contrato de servicios con el gobierno, a través del Programa Culturas Originarias, y la Comunidad, se
postula como uno de los objetivos desarrollar un proyecto de “turismo étnico” (que hasta hoy sigue sin
funcionar) y que condensa en: “la posibilidad de que los habitantes de esta provincia tengan contacto directo
con las culturas ancestrales y que estas poblaciones se incorpores al modelo de desarrollo turístico regional”
(“Contrato locación de servicios”, Programa de las Culturas Originarias).
112 Esta Declaración explica la manera en la cual los derechos de los pueblos indígenas deben ser protegidos

por los gobiernos de todo el mundo, dentro de éstos podemos destacar, el derecho a la autodeterminación,
al reconocimiento como pueblos distintos; el derecho al consentimiento libre, previo e informado; y el
derecho a no ser discriminados.

93
Puesto que hasta aquí he venido presentado las normativas que hacen a esta política
siguiendo el orden con el que se ratificaron. Me interesa detenerme en uno de los puntos
que considero claves, en cuanto que definen lo singular de esta “política de reparación
histórica” y es la forma organizativa que la Comunidad adquirió al constituirse bajo la forma
administrativa de municipio “de carácter provisorio” con ciertas características
“particulares” 113, mediante lo signado por el decreto provincial Nº1751-MGJyC de 2011.
Esta disposición le otorgó un régimen municipal autonómico que pretende asegurar, según
lo dispuesto por la normativa, la “libre determinación” y el “desarrollo integral y sustentable
del Pueblo Huarpe”. De acuerdo a dispuesto en tal decreto, el Estado provincial se limitaría
al arbitrio de los medios que posibilitarán “la planificación y el acceso al capital que les
permita adquirir plena autonomía y viabilidad económico-financiera, como así también
ejercer libremente los derechos a la autodeterminación”.

Dicho esto propongo que esta forma de incorporación derivó en una territorialización
dado que implicó un traslado hacia las nuevas viviendas y una nueva redistribución del
espacio. Como vimos, desde el gobierno provincial se argumentó que se trató de respetar
la ubicación de las viviendas originales y que el traslado fue realizado mediante la “consulta
previa e informada”114, pero en definitiva las modificaciones en el espacio fueron
inevitables puesto que algunas de estas familias no vivían dentro del territorio que se les
restituyó y, los que vivían en grupo familiar extenso en una sola casa –padres, hermanos y
primos- pasaron a vivir como familias nucleares en su propia casa 115. Las viviendas
construidas fueron distribuidas en siete núcleos, compuestos de dos hasta cuatro casas,
agrupándolas según el grado de cercanía entre los grupos familiares. Por ejemplo, dentro
de un mismo núcleo se encuentran cuatro viviendas en donde los jefes/as familiares son

113 Lo particular está asociado al respeto de los derechos consuetudinarios, por lo tanto tienen libre
determinación respecto a cuestiones religiosas y ante determinadas fechas patrias.
114 Todo esto a razón de los documentos oficiales que pude constatar a partir de mi trabajo de campo en la

oficina del Programa Culturas Originarias.


115 En un primer momento las viviendas a construirse iban a ser quince, priorizando a la gente que vivía en

zona rural y sus casas estaban muy deterioradas. Luego, el gobernador autorizó la construcción de veintiocho
viviendas y, a partir de eso, más gente pudo anotarse como propietaria y obtener su propia casa. Es decir, de
pasar a ser más de cinco a seis personas por vivienda, ahora, algunos viven solos e incluso hay casas
desahitadas, porque sus dueños viven en las ciudades de San Luis, San Juan y Mendoza y van
esporádicamente.

94
hermanos. Por tales motivos, entiendo que implicó nuevos modos de relacionarse y
organizarse en su vida cotidiana, ya que pasaron a tener un jefe/cacique y co-
cacique/subjefe y un consejo116 compuesto por tres miembros (elegidos mediante sufragio
por un periodo de dos años, pero pudiendo ser reelegidos indefinidamente). También, y
como venimos describiendo en la relación con el Estado/gobierno provincial, no sólo en la
vida cotidiana sino que (re)armó una estructura administrativa.

En resumen, la elaboración de estas disposiciones jurídicas y administrativas producidas


a partir de la firma del Acta compromiso y de la apertura de la “agenda de las culturas
originarias”, fueron paulatinamente afectando la vida de los huarpes de la Comunidad
Guanacache, no sólo por los derechos adquiridos en tanto comunidad indígena reconocida,
sino también porque generó un traslado hacia las nuevas viviendas y una nueva
redistribución del espacio. Por lo tanto, considero que todo ello implicó un proceso de re-
territorialización, en cuanto a que uno de los ejes de esta política consignó, parafraseando
a Pacheco de Oliveira (2010), el traspaso de “tierras” restituidas a “territorio” y en tal
sentido la “restitución” y la municipalización decantaron en un proceso de reorganización
social que instauró una nueva relación entre la sociedad y el territorio. Asimismo, y dentro
de este proceso, en lo relativo a la urbanización y al estilo arquitectónico “neoindigena” de
las construcciones, se puso en marcha lo que hemos dado de denominar una
‘comunalización de diseño’117, teniendo en cuenta que el diseño de éstas estuvo inspirado
en las “antiguas” viviendas huarpes pero “con los servicios necesarios de una vivienda
digna” y acordes a un uso del espacio “desarrollo integral y sostenible” 118 a la vez que la
disposición de las mismas en el espacio involucró nuevos modos de relacionarse en la

116 A diferencia de la figura del “jefe” y “subjefe”, que fueron establecidas por la normativa provincial, el hecho
de que haya un consejo, se explica a través del estatuto que la Comunidad huarpe confeccionó para solicitar
la personería jurídica nacional, lo mismo sucede con el “cacique” y “co-cacique”.
117 Agradezco a Diego Escolar, quien sagazmente me sugirió esta noción para ayudarme a ilustrar este aspecto

de la “política de reparación”. Originalmente, la propuesta fue pensar un “indigenismo de diseño”, luego,


gracias a las advertencias pertinentes de Ezequiel Espinosa, decidimos optar por reemplazar la
conceptualización de “indigenismo”, ya que el uso de esta noción requeriría de hacer ciertas a claraciones que
al momento prefiero no abordar, pero que sí planificó profundizar en trabajos de posgrado.
118 La Ley provincial nºV-600-2007 de “reconocimiento a la preexistencia étnica” estableció que la “restitución”

del territorio era de carácter permanente e inembargable como intransferible, así como también una de las
consideraciones sobre su ocupación es que se debe garantizar un “desarrollo integral y sustentable”.

95
cotidianeidad. Dado que en esta zona rural los puestos en los que viven la mayoría de los
habitantes se encuentran a distancias significantes uno de otros, en el caso de estas familias
huarpes de vivir a varios kilómetros y hasta en distintas localidades y/o provincias, pasaron
a estar a no más de seis kilómetros distancia 119.

Entonces, habiendo indicado las medidas que fueron articulando la “política de reparación
histórica” y algunos efectos de la misma, considero que se configuraron formas de gestionar
“lo indígena” con algunas características que la distinguen de otros casos en el país120,
destacando dentro de estas características: a) la restitución de parte del territorio
ancestral121 junto con la construcción de viviendas, hospital y escuela y b) el status
municipal que se le otorga argumentando que se pretende que alcancen su “libre
determinación”. En este trabajo, y puntualmente en el próximo capítulo, me abocaré a
problematizar el proceso de municipalización vinculado al ejercicio de la autonomía, pero
antes de ello considero indispensable un análisis de este proceso de incorporación
atendiendo a los ‘distintos niveles de estatalidad anidados’ (Briones 2005), entendiendo
que la política de “reparación de las culturas originarias” se constituyó en y a través de

119 Una de mis interlocutoras me comentó que como no estaban acostumbrados a vivir todas las familias
juntas, se optó por un diseño que pudiera conservar cierta lejanía entre las mismas y por ello se le pidió al
arquitecto, habiendo consensuado previamente con funcionarios estatales, que la distribución de las
viviendas no asemeje por ejemplo a aquellos barrios privados en donde se encuentran todas dentro de un
mismo recinto.
120 Dentro de las principales demandas que reclaman, por lo general, pueblos indígenas de distintas provincias,

e incluso países, se encuentra la restitución del territori o ancestral y la asignación de títulos de propiedad, así
como el control de los recursos naturales y el reclamo de la autonomía, el ejercicio del derecho
consuetudinario y la autodeterminación en cuanto a las políticas de desarrollo, educación, salud, etc . (ver:
Lagos y Calla 2006). Discursivamente, la “política de reparación” sanluiseña se proyectaba a cumplir con gran
parte de estas demandas, en algunos escritos oficiales llegué a encontrar que se autodefinía esta política como
una “de vanguardia”.
121 Pese a que la ley nacional 23.302 prevé el acceso de las comunidades indígenas a la propiedad de la tierras,

gran parte de las disputas entre Estado nacional y/o provincial giran en torno a problemáticas territoriales.
Por ejemplo, en 2001 la Corte Suprema autorizó la restitución de 720 mil hectáreas a once comunidades
huarpes ubicadas en el departamento de Lavalle (Mendoza), hacía el año 2009 no se había cumplido con la
disposición porque, además, “aumentó la ocupación de particulares en la zona” (diario “Los Andes”
09/12/2009). En abril de 2010 el gobernador Jaque emitió un decreto restituyendo 72.647 hectáreas a los
huarpes, en calidad de “propiedad comunitaria”, justificando que la demora se atenía a los tiempos
burocráticos producto del proceso de expropiación, el cual recién estaba por comenzar. En 2013 se anunció
que a finales de ese año se concluiría la mensura de las tierras para luego ser entregadas (diario “El sol”
27/08/2013),

96
disputas con el gobierno nacional, lo que explica el status municipal “provisorio” que se
otorgó a la Comunidad huarpe, como veremos en el próximo apartado.

Foto n° 6. Atardecer en la Comunidad huarpe de Guanacache (foto tomada por la autora, 2014).

1.4 Disputas de soberanía estatal

Como referí más arriba, a partir del año 2011 y según lo que estableció el decreto
provincial Nº 1751122, la Comunidad huarpe pasó a constituirse bajo la forma administrativa
de municipio. No obstante, lo será “hasta que el Estado Nacional argentino adecúe
definitivamente el marco jurídico en el cual se reconozca al mismo como Pueblo Nación
preexistente”. Es decir, mediante dicha Ley se le asignó su “exclusiva autonomía”
equivalente a la de un municipio con “status mínimo y provisorio”, en donde lo “provisorio”
queda sujeto a que el Estado nacional reconozca a la comunidad como “Nación
preexistente” y, en consecuencia, alcance un status normativo “adecuado y mayor”. Es que,
si bien el Estado provincial realizó el reconocimiento en consonancia con la Ley nacional N°

122El 11 de junio de 2011 por medio del Decreto de necesidad y urgencia Nº 1751-MGJyC-2011 se los equipara
a un municipio como un estatus mínimo y provisorio para cuya asignación presupuestaria y asistencia
económico-financiera y hasta que el Estado Nacional Argentino adecue definitivamente el marco jurídico
Nacional en el reconocimiento del Pueblo Nación Huarpe como preexistente al Estado Nacional Argentino .

97
23.302, desafío a las legislaciones nacionales a través de los fundamentos jurídico-políticos
en que se enmarca esta política de “reparación histórica”, legitimando el carácter nacional
del pueblo huarpe y considerando a los actuales integrantes como los descendientes de
quienes habitaron desde “tiempos inmemoriales el oeste de la República Argentina”.

De este modo, puede advertirse el solapamiento entre dos formas de organización, por
un lado la autorizada y establecida por el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI):
personería jurídica = población indígena + espacio determinado 123. Y por el otro la que
propone “provisoriamente” el gobierno de San Luis, que es la municipal. Por lo que el
municipio huarpe legalmente es igual a cualquier otro municipio, es decir cuenta con la
capacidad autónoma al igual que cualquier otro, dentro de los límites del Estado provincial.

Así, encontramos la figura de la “comunidad indígena” que fija la ley nacional más el
“status municipal”, otorgado por el Estado provincial. Siendo éste último “transitorio”,
hasta que el Estado nacional “reconozca” al pueblo huarpe como “nación preexistente” y
por ende, se adecúe a un Estado plurinacional. Hasta que ello pase, –y las perspectivas de
que eso suceda son cuanto menos muy lejanas-, al menos en la inmediatez, continuará
siendo comunidad indígena + municipio, tensionándose y conviviendo así en tres niveles de
estatalidad: municipal, provincial y nacional.

En dirección a esto, otra de las medidas que “desafiaron” al orden nacional y en donde se
pone de manifiesto la disputa entre los ‘niveles de estatalidad comprendidos’ –y las
facciones intrapartido o entre partidos políticos-, es con el pedido de expropiación de los
derechos cedidos al Estado nacional sobre el territorio que abarca el Parque Nacional Sierra
de las Quijadas. Si recordamos lo mencionado en capítulos anteriores, este parque se
encuentra a unos pocos kilómetros del paraje La Represita y fue cedido al Estado nacional
en el año 1989 por Adolfo Rodríguez Saá, en tanto representante del Poder Ejecutivo, y se
constituyó como parque nacional en 1991. Siendo que desde varias generaciones, familias

123 La personería jurídica se adquiere mediante la inscripción en el Registro de Comunidades Indígenas,


conforme a lo establecido por la Ley nacional 23.203 art. 3. Según lo reglamentado, la “comunidad indígena”
es la forma admitida y autorizada por la ley, y, de acuerdo a lo que señala Kazter, se conforma una asociación
jurídica entre población indígena y un espacio determinado, a partir de la cual el Estado para a regula r formas
de sociabilidad, trabajo y residencia (2011:2).

98
con ascendencia huarpe habitaban estas tierras y, una vez declarado parque, fueron
desalojadas del mismo.

Básicamente, en aquel momento el gobierno provincial consideró la transferencia del


territorio de las Quijadas como una medida para su “preservación”, sin contemplar la
situación de quienes allí habitaban; poco y nada se dijo sobre la existencia de sus
pobladores, ya sea desde el gobierno como de los lugareños mismos y públicamente no se
realizó ningún reclamo al respecto.

Fue en 2010, ya organizados y reconocidos como comunidad indígena que acudieron al


gobierno provincial y solicitaron la restitución de dichas tierras, apelando a que varias
generaciones han vivido allí, “quién mejor que nosotros para cuidarlo, si hemos nacido ahí”
aseveraba Chacho, un miembro de la comunidad mientras conversábamos. Conforme a ello
se sancionó la Ley provincial Nº V-0721 en el mismo año, la misma solicitó al Estado nacional
que cediera sus derechos sobre el territorio: “manteniendo el estatus jurídico de área
natural protegida”, -empero, en vez de ser administrado por Parques Nacionales, quedaría
a cargo de la Comunidad huarpe de Guanacache- “a los fines que se restituyan a sus
ancestrales y originarios pobladores, el Pueblo Nación Huarpe de San Luis, para la
preservación y manejo sustentable de dicha región”.

Esto desató una polémica que llegó a manos de las Corte Suprema de Justicia, ya que, en
resumidas cuentas el gobierno provincial estaba reclamando algo que había cedido años
atrás. Incluso, fue Adolfo Rodríguez Saá el que firmó el convenio que luego su hermano,
Alberto, solicitó fuera invalidado y el “área natural” sea devuelta a quienes, dos décadas
después, el gobierno provincial consideraría como sus legítimos poseedores.

99
Foto nº7. Representantes de la Comunidad huarpe de Guanacache y el Pueblo Rankül de San Luis, en el
Parque Nacional Tierras de las Quijadas (foto publicada por Agencia de Noticias de San Luis).

Este asunto cobró protagonismo en los medios de prensa nacionales, como en el diario
“Página 12”. Éste publicó las distintas voces involucradas en este conflicto luego de que la
ley de expropiación sea aprobada por la Cámara de diputados de San Luis. Entre los
entrevistados, aparecía el jefe de gabinete de Parques Nacionales, José Manuel Ubeira, y
Pascuala Guakinchay como referente indígena y jefa del Programa Culturas Originarias:

“Se puso en el medio al pueblo huarpe para crear un conflicto entre la provincia y el Estado
nacional. La intención política de la medida habría que preguntársela al gobernador”,
lamentó el funcionario de Parques Nacionales a través de Página 12124, argumentando que
“un ley provincial no puede ir en contra de una de carácter nacional”. Y por otro lado, el
periódico revelaba que las declaraciones de Guakinchay al respecto habían sido positivas:
“este desenlace era el esperado por la comunidad huarpe local”, y que además de destacar
el accionar del gobierno de San Luis, aseguraba que trabajará “en conjunto con las otras
comunidades de la región que tienen perdidos los derechos que nosotros recuperamos”, en
referencia a sus vecinos de Mendoza y San Juan.

124 Disponible en: http://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-150395-2010-07-30.html

100
Luego de haber sido aprobada la Ley de expropiación por la cámara de diputados
provincial, y previamente por la de senadores, la misma pasó a manos de la Corte Suprema
de Justicia a los fines de que pueda mediar el conflicto entre ambas jurisdicciones. A
comienzos del 2014, huarpes que integran la Comunidad y que han vivido en el territorio
que ocupa actualmente el parque, fueron llamados a declarar y autentificar su presencia en
el lugar125. Desde entonces, no ha habido mayores avances en la causa. Alberto Rodríguez
Saá comentaba en relación de ello, en una conversación mantenida con la autora durante
su programa de radio matutino:

“Hay un dolor porque no le devuelven las tierras de las quijadas. Yo hablé personalmente
con la señora presidenta y me dijo que “sí”, me dijo que “sí”. También Aníbal Fernández
que era por entonces Ministro del Interior, me dijeron que en la inmediatez lo iban a
hacer. Y empezaron a darle vuelta para no hacerlo. Y están ahí con ese parque nacional
que es un atraso para la provincia, se dedican a cazar burros y cobrar entrada a la gente
y a llevarse todos los hallazgos. Y la Corte Suprema se hace la distraída. A mí me enferma
(…) esas tierras pertenecen a los huarpes. Y el gobierno nacional que tendría que estar a
la vanguardia de las culturas originarias ni se preocupa, es una mentira. Todo lo que
sucede en Formosa con los qom, en el Chaco (…).Pero de esos derechos humanos no se
habla. Me pone muy mal” (Alberto Rodríguez Saá 14/08/2014 en su programa radial
“Planeta Xilium”, San Luis).

Por consiguiente, el despliegue estratégico de dispositivos legales que realizó el Estado


provincial, pone de manifiesto cómo a través de la incorporación de las “culturas
originarias” a la agenda estatal, estás se vuelven no sólo un objeto/sujeto de atención, sino
también un medio a través del cual se libran ciertas disputas con el Estado (y el gobierno)
nacional de turno126; concretamente en este caso sobre la gestión y jurisdicción del
territorio de las Quijadas. Como también, a través de la municipalización de la comunidad,
el Estado de San Luis manifestó la necesidad de una mayor autonomía para la comunidad

125 Durante el mes de marzo fueron citadas a declarar ante la Corte Suprema de Justicia, cinco integrantes de
la Comunidad huarpe de Guanacache, tres de éstas nacieron en el actual territorio donde se encuentra el
Parque Nacional, tal como aparece en su documento nacional de identidad, me comentaba una de las mujeres
que fue a declarar. Otro de mis interlocutores huarpes, me relataba sobre lo sucedido: “nos llaman para ver
si realmente somos de ahí, no sé qué pruebas necesitan si estamos nosotros mismos”.
126 El pedido de expropiación fue iniciado durante el primer mandato presidencial de Cristina Fernández de

Kirchner. Rodríguez Saá es miembro del partido justicialista pero opositor al kirchnerismo.

101
huarpe, alegando que ésta sólo será posible una vez que alcance el status de mayor, el cual
sólo el Estado nacional puede designar, al igual que sucede con Quijadas. En ambos casos
el gobierno sanluiseño se posiciona como el “defensor” de los derechos de los pueblos
indígenas arguyendo que en su accionar se ve obstaculizado por las disposiciones
nacionales, las mismas que Alberto Rodríguez Saá postuló que estaba dispuesto a revertir a
través de sus campañas presidenciales 127. En suma, en un intento por comprender las
construcciones de ‘aboriginalidad’ (Briones 1998) notamos que las “culturas originarias”
resultaron un medio a partir del cual librar disputas de soberanía estatal; pero para una
acabada comprensión es necesario abordar el contexto socio-político provincial en el que
tuvo lugar la apertura de la “agenda de las culturas originarias”, sobre lo cual trabajaré a
continuación.

2. Refundación provincial, ¿sobre nuevas bases?

En esta segunda parte pretendo dar cuenta de las condiciones de posibilidad que
facilitaron la integración de las “culturas originarias”. A su vez, me interesa indagar sobre
qué lugar ocupó en la “agenda de las culturas originarias” la problemática de los humedales
-recordemos que la demanda por la escasez de agua fue el disparador de la política de
“reparación histórica”-, y eje axial de la especificidad en el caso huarpe San Luis.

Espinosa (2013) señaló que la pronta indexación de las “culturas originarias” en la agenda
provincial, tiene que ver con la manera en que el gobierno sanluiseño venia llevando la
resolución de los problemas de la globalización, más precisamente, el de los
fundamentalismos y de la exclusión social, desde la asunción de Alberto Rodríguez Saá en
2003 y hasta 2011. Si recordamos lo mencionado al inicio del capítulo, al asumir la
gobernación, éste trazó como necesario una “refundación de la provincia sobre nuevas

127Alberto Rodríguez Saá propuso en su campaña presidencial en 2011 “Reconocer un nuevo ESTADO
PLURINACIONAL, sociedad pluralista y Democrática” (2011: 178).

102
bases”128, la cual se materializó en la firma de un “tratado de convivencia”. Las bases sobre
las cuales se sostuvo la refundación fueron principalmente, la flexibilización de la burocracia
del Estado y el empoderamiento de la sociedad civil, a través del fomento a la
“participación”, y una de las medidas para integrar a los “excluidos” fue el Plan de Inclusión
social “Trabajo por San Luis”, que presenté más arriba. Pero lo que me interesa destacar
aquí del argumento de Espinosa, es que más allá de la “cuestión social”, lo cultural también
fue adquiriendo un lugar de privilegio en este régimen de gubernamentalidad inaugurado
en 2003 y en tanto motor para el “progreso social”.

Respecto a qué remite “lo cultural”, si nos limitamos a discursos oficiales, la cultura
aparece en un sentido “amplio”, y algo impreciso, como una suerte de ethos, y que abarca
la inclusión de la diversidad129 -que homologa grupo étnico a cultura: “culturas originarias”-
y, que relaciona a la cultura con prácticas, costumbres, saberes y todo lo que tenga que ver
con el hombre, inclusive su relación con el medio ambiente. Y el hecho de esta definición
comprenda la relación entre cultura y medioambiente, no es casual. Por el contrario se
manifiesta en la interconexión que se establece entre la política de “reparación histórica de
las culturas originarias” y políticas culturales en general 130, y una serie de programas y
proyectos de gestión ambiental y territorial. Más adelante, retomaré esto.

128 No obstante, la “refundación” no fue pensada sólo para la provincial. Por el contrario, durante la campaña
de Adolfo Rodríguez Saá, la propuesta consistía en refundar el país en su conjunto sobre bases otras, dado
que esto no fue posible en tanto que perdió las elecciones, el proyecto refundacional se limitó a San Luis.
129 Como se anticipó al inicio del capítulo, la “refundación” se orientaba a contrarrestar los “desafíos dela

globalización”, entre estos a su vez se destacaban las formas de conflictividad relativas a la d iversidad cultural
y vinculadas a fenómenos como “fundamentalismos” o “sectarismos” (Espinosa 2013a: 8).
Consiguientemente, una de las principales medidas en esta dirección, fue la promulgación de la Ley Nº I-0002-
2004 (5548) de “libertad de pensamiento, religión y culto”.
130 Para comprender a qué me refiero con nueva gestión, la implementación de los Planes maestros de la

cultura (2009 y 2013/2023) resultan dispositivos que advierten nuevos modos de relacionarse con la sociedad,
pensados para lograr una des burocratización del poder político y un mayor empoderamiento de la ciudadanía.
Fue presentado como un plan que iba más allá de lo que dura un mandato dado que se pretendía que la
“política de la cultura” se colocase en el centro de la política pública. De acuerdo a estos lineamientos, durante
la presentación del primero, Esther Goris (actriz argentina y pareja del gobernador en aquel momento) se
refería a éste como “un conjunto de herramientas para que San Luis sea un polo cultural modelo, no sólo a
nivel nacional, sino también de otros países, basándonos en el concepto de la diversidad”. Durante los inicios
del mismo, se buscó estimular la “industrias sin humo” como la del cine, periodo que ha sido denominado
como “etapa de industrias creativas”. Con el paso del tiempo, se fue consolidando y se relanzó el Plan Maestro
de las culturas (2013-2023), en éste último la política para con las “culturas originarias” quedó plasmada como
uno de los puntos claves del mismo, si bien fue parte constitutiva del primero, en el segundo se narra como

103
Continuando con Espinosa, el autor desataca la transversalidad que adquirió la cultura
como recurso económico-político131, y a través de ello explica la “predisposición” por
“rescatar y revalorizar las culturas originarias”132. De este modo, propone que este proceso
implicó la transformación de los ‘estándares metaculturales’ (Briones 2005) y que llevó a la
inauguración de un “nuevo arte de gobernar” en donde lo cultural ocupó un lugar central,
posibilitando que las “culturas originarias” formaran parte de ello.

Puesto que no es mi intención aquí advertir sobre la configuración de un “nuevo arte de


gobernar”, dado que excede los objetivos del presente trabajo, sí coincido que lo cultural
ocupó un lugar medular en el nuevo régimen de gubernamentalidad, como recurso
económico-político de progreso y gobernanza (Espinosa 2013a:10) y, en el marco de
legados y lógicas (post) neoliberales 133. Dado que ello no sólo ayuda a comprender el
contexto socio-político que permitió la integración de las “culturas originarias” en la
provincia, sino que es a partir de la transversalidad que adquirió la cultura como recurso
que la misma se expresó además en planes y proyectos de desarrollo sustentable y
medioambiental, y de allí la interconexión entre gestión cultural y ambiental. Lo cual
permite comprender por qué se respondió afirmativamente desde el gobierno al pedido
de agua que realizó Pascuala y la Comunidad.

una “política destina a valorar y refirmar la identidad legitima de los pueblos originarios en la provincia a
través de una serie de instrumentos legales y acciones concretas únicos en el país que han contribuido
notablemente a su desarrollo socio-cultural y económico”.
131 Espinosa se sirve de la propuesta de Yúdice (2002), quien plantea que la cultura como recurso (no sólo en

el sentido de mercancía sino en tanto marco epistémico) adquirió legitimidad en los últimos tiempos y ha
desplazado, hasta absorbido otras interpretaciones de cultura, apuntando a que su estudio implica un análisis
de su gestión.
132 Una de las premisas en que se basa el autor es que había que situar a lo cultural “más allá de las ideologías”

y acorde a esto, había que “desideologizar”, por ejemplo, a los derechos humanos (Espinosa 2013a:9 comillas
e itálicas del autor).
133 Lo llamativo de estos proceso globales radica en cómo se materializan localmente, atendiendo a las

particularidades de cada caso. En este sentido, podemos advertir que luego de la llamada crisis del 2001, el
Estado nacional y los Estados provinciales comenzaron a sondear distintas salidas alternativas al modelo
neoliberal. En el caso de San Luis, se adoptaron políticas que se condicen más c on un “socio-liberalismo”, dado
que se entremezcla el “achicamiento de la burocracia estatal” con el “empoderamiento de la sociedad civil, y
una gestión abocada a la inclusión social y a la construcción de viviendas y obras públicas” (Disponible en:
http://sanluis.gov.ar/politicas -publicas/).

104
A partir de todo esto, postulo que “lo ambiental” es otra de las dimensiones sobre las que
se despliega este “proceso refundacional”. Si retomamos las palabras de Rodríguez Saá que
inauguraban este capítulo, se encontraba disminuir la contaminación ambiental, lo que
implicaba revisar y controlar el modo en que hasta entonces se venía desenvolviendo el
sector industrial y estimular el desarrollo de industrias “limpias”, entre otras cosas. Estas
ideas con aires de “sostenibilidad” fueron plasmándose y concretándose a través de una
serie de programas provinciales de gestión estratégica ambiental y territorial, asociados a
las nociones de “desarrollo sustentable” 134 y “reordenamiento territorial”, donde el eje era
el control y manejo del agua.

Sin embargo, la gestión ambiental adquirió mayor énfasis durante su segundo mandato
(2007/2011), a través del lanzamiento del “Plan estratégico de visión inteligente territorial
y ambiental (plan Evita)” sancionado mediante ley Nº I-0648 en 2008. A partir de éste la
provincia se orientó a incentivar el desarrollo de industrias “limpias”, realizar estudios de
impacto ambiental, a la vez que se planteó: “el ordenamiento Territorial basado en la
capacidad de soporte de las cuencas hidrográficas y de los ecosistemas de la Provincia, que
permita anticiparse al juego interactivo de las variables sociales, culturales, económicas y
ambientales y la incidencia de sus impactos” 135 (Ley Nº I-0648-2008). Como parte de esta
medida, se sancionó el nuevo código de aguas en 2009 donde se propuso, entre otras cosas,

134 La “restitución” de las tierras fue acompañada de la elaboración de un proyecto que debía proponer la
comunidad en conjunto con el gobierno provincial, en donde éste se encargaría de asesorar y facilitar los
medios necesarios para un desarrollo económico sustentable que le permita asegurar la viabilidad económica.
En el siguiente capítulo presentaré este proyecto y los planes de los que se compone.
135 En el año 2004, el gobierno provincial amenazó a la empresa de sal “Dos anclas” con inundar las lagunas

del Bebedero en donde se ubican las minas de sal que la empresa extrae desde 1917 para abastecer al 40%
del mercado nacional. La medida en cuestión radicaba en la construcción de un canal que lleve agua esta
laguna. A su vez, este intento de recomponer la laguna tiene sus orígenes en leyes sancionadas en 1901 y
luego en 1949 que planteaban la necesidad de recuperar el “mar interior” de San Luis (Domeniconi en Samper
2006). Los trabajadores de la empresa como personal especializado en el tema, se mostraron en desacuerdo
–consideraban que el “destaponamiento” del río produciría un efecto contrario - y realizaron en mayo de ese
año una marcha “Multisectorial” opositora al oficialismo y una Mesa Redonda puntualmente para tratar el
tema, en la Universidad Nacional de San Luis. El conflicto continuo, hasta que en año 2007 a partir de un fallo
a favor de Dos Anclas, la Justicia frenó la mesura sobre el territorio en disputa. Si bien este conflicto es anterior
a la sanción del plan estratégico territorial, es clave para comprender los alcances y objetivos del mismo y
como implican la interacción y confrontación entre distintos sectores.

105
el impulso de obras hídricas, como la construcción de diques 136 y la expropiación de aguas
privadas que podrían llegar a ser de utilidad pública. Como así también, se declaró en ese
mismo año el estado de emergencia hídrica en la provincia 137, y se concretó la ejecución del
Plan Maestro de Agua (2012-2015), el cual se proyectó hacia “una nueva cultura ambiental,
donde la revolución del agua marca un hito en el desarrollo de las sociedades”, tal como lo
presentaba el actual gobernador Poggi 138.

En síntesis, las “culturas originarias” fueron anexadas a la agenda estatal articulándose a


un proceso mayor de “refundación” en el marco de un proceso de (re)ordenamiento
territorial y ambiental. De esta manera, el Estado provincial a través de la “política de
reparación histórica” hizo efectivo el “reconocimiento hacia las culturas originarias”, y así
éstas pasaron a ser visibles, legibles y patrimonializadas. A la vez que subyace una lectura
en los discursos estatales de los indígenas como actores con una praxis y ética en armonía
con el ambiente natural, como los proyectos ambientales que procuran la “integración
participativa de la comunidad provincial” a los fines de alcanzar un “desarrollo integral
sustentable”, en donde estos resultan “ecológicamente amigables” y un recurso necesario
hacia un progreso “sostenible” 139.

136 San Luis inauguró dos diques durante el año 2010 y uno en el 2011, además de los diques Boca del Rio y
Berta Vidal de Battini que fueron puestos en funcionamiento el pasado año. En el corriente año, La Estrechura
fue el décimo noveno dique que incrementó el acervo hídrico de la provincia. C on estas incorporaciones
recientes, se incrementaron más del 50% las reservas, garantizando la provisión de agua para toda la provincia
por varias décadas (San Luis Agua, sociedad del Estado). Disponible en:
http://www.sanluisagua.com.ar/UserFiles/File/Prensa%20SLA(1).pdf.
137 Ley Nº IX-0691-2009
138 Disponible en:

http://www.sanluisagua.com.ar/SLAguaWeb/Contenido/Pagina51/File/Plan%20Maestro%20del%20Agua%2
02012-2025.pdf.
139 Durante, y antes, de la apertura de la “agenda de las culturas originarias”, se venían desplegando políticas

ambientales articuladas a la sostenibilidad ambiental, como dijimos, pero estas premisas de sustentabilidad
impactaron también en la “política de reparación”. Esto explica ciertos aspectos de la ‘comunalización de
diseño’, como las pautas que guiaron la construcción de viviendas, por ejemplo el tendido eléctrico debía ser
subterráneo. Así como también, la presencia de discursos del indígena “eco-amigable” en las disposiciones
jurídicas. Pero con el pasar de los años, este imaginario del indígena fue cobrando mayor protagonismo. Por
ejemplo, esto se ve reflejado en el “Tratado de paz y ambiente, Estrategia 2010 -2020”, donde se postula que
“será a partir de la sabiduría de los pueblos indígenas que se podrá aprender cómo lograr la paz entre progreso
y ambiente”. Respecto de esto, a medida que fueron pasaron los años desde la apertura de la “agenda de las
culturas originarias”, fue cobrando más impulso la imagen de los pueblos indígenas concebidos como actores
con una praxis y ética en armonía con el ambiente natural.

106
Ahora bien, resta por ver qué más dota de especificidad al caso huarpe de San Luis. Como
se ha planteado, la reemergencia huarpe en la provincia había comenzado a darse algunos
años antes de la inauguración de la “agenda de culturas originarias” pero luego de esto,
este proceso cobró mayor impulso y visibilidad. Estos cambios estuvieron asociados a lo que
mis interlocutores marcan como la “llegada del Estado”, que como dijimos fueron posibles
en el contexto de un “proceso refundacional” provincial. Pero la forma en que irrumpió esta
forma de “presentismo” estatal en la zona de Guanacache, entiendo que no se alcanza
comprender si no retomamos problemática del agua, entramada a la dicotomía
oasis/desierto.

2.1 Gobierno hidráulico: oasis/desierto/ ¿productivo?

En la elaboración de los planes y programas que presenté más arriba, se exhibía la


importancia que se le otorgó al recurso acuífero dentro de la gestión provincial desde hace
algunos años 140. Que el agua sea el eje central de la gestión ambiental no se explica por el
simple hecho de ser un recurso necesario para la vida, sino, porque además, el problema
de la distribución del agua está atravesado por luchas de poder desiguales y, respecto de
eso, el área de Guanacache es un gran ejemplo. En otras palabras, la relación entre agua y
poder, como hemos visto tiene larga data en la zona.

En capítulos anteriores, y basándome en los trabajos de Saldi (2010, 2012) y Escolar


(2007), señalé la configuración de esta zona como desierto en antítesis al oasis, una

140 Si bien este impulso de políticas ambientales conducentes al “liderazgo sustentable” fueron aplicadas
durante los gobiernos de Alberto Rodríguez Saá, cobrando mayor énfasis en su segundo mandato y
continuadas y profundizadas por su sucesor, Poggi. El Estado provincial cob ró “activa intervención” en estos
temas, desde el periodo de Adolfo Rodríguez Saá, durante la década de 1990, donde también se construyeron
acueductos, embales y demás obras hídricas pensadas para aumentar el suministro y así maximizar y mejorar
el desarrollo productivo de la provincia (Samper 2006:12). Cabe mencionar, que desde la gobernación de
Alberto, se ha reconocido a la provincia en cuestiones relativas al cuidado ambiental siendo distinguida
internacionalmente, puede mencionarse la visita en 2009 de Al Gore a la provincia, quien destacó que ésta
se haya adherido al protocolo de Kyoto; en 2010 el programa de Naciones Unidades para el Medio
Ambiente(UNEP) reconoció el manejo de los humedales de Guanacache, en 2011 se le otorgó a Alberto
Rodríguez Saá el título de Embajador de la Paz, destacando su accionar en materia de “Ambiente sostenible”.
Disponible en:
http://www.medioambiente.sanluis.gov.ar/MAmbienteASP/paginas/pagina.asp?PaginaID=173.

107
metonimia que continuó operando en imaginarios y discursos sobre la zona. Como también,
sugerí luego una redefinición en la conceptualización del área de Guanacache,
puntualmente para las aguas del lado sanluiseño, lo que guarda relación al trabajo de la
ONG “Inti Cuyum” en la declaración como sitio Ramsar y que conllevó que la zona
comenzará a ser considerada parte del patrimonio provincial y objeto de “rescate y
revalorización” juntos a sus “herederos”, los actuales huarpes.

Por todo esto resulta curioso, cómo durante el periodo de expansión industrial las
provincias cuyanas remitían a esta zona como lugar de atraso y, actualmente,
autoadscriptos huarpes significan a este lugar como punto clave de su identidad indígena.
Así también, desde discursos oficiales, se realizó un uso propagandístico de la zona para
promocionar las gestiones de gobierno141. Prestando atención a que estas transformaciones
están articuladas a las políticas ambientales e hídricas en un contexto de impulso a las
industrias “limpias” y acordes a pautas de desarrollo sostenible. En tal sentido y como
hemos sugerido, el plan de recuperación resultó en el marco de un proceso de
(re)ordenamiento ambiental y territorial más amplio. El punto está en cómo afectó este
proceso al área noroeste de la provincia, donde se encuentra la Comunidad huarpe y cómo
esto se vincula a la reparación hídrica.

Con tales fines resulta pertinente remontarnos a la década de 1980, más específicamente
al año 1983, al retorno de la democracia en Argentina. Para entonces el panorama
económico distaba de ser muy esperanzador en el país y San Luis no era ajeno a la crisis
financiera. En aquel año asumió la gobernación Adolfo Rodríguez Saá por el partido
justicialista, y a nivel económico142 la situación provincial era delicada puesto que la

141 Vastos medios de presa regionales se han encargado de seguir los avatares hídricos del sistema lagunar,
principalmente desde la declaración como sitio Ramsar y, por sobre todo los medios de prensa puntanos,
como también desde el Ministerio de Ambiente de San Luis, ya que a través de la difusión de las acciones,
proyectos y obras realizadas en la zona, se destacaba el rol del gobierno sanluiseño, en tanto que además de
“promotor” ha sido el encargado de financiar todas esta “reparaciones”. Ver:
http://www.medioambiente.sanluis.gov.ar/mambienteasp/paginas/InfoPrensaDetalle.asp?TemaId=1&InfoP
rensaId=977;http://www.mdzol.com/video/476258-volvieron-gansos-y-flamencos-a-las-lagunas-de-
guanacache/.
142 Recordemos el tardío desarrollo industrial de la provincia respecto a otras provincias del país, como las

provincias vecinas de San Juan y Mendoza que se caracterizaron por haber tenido un gran crecimiento

108
provincia no había sido beneficiada por el proceso de Industrialización por Sustitución de
Importaciones (ISI), lo que también ocasionó que mermara el crecimiento poblacional143.
Por tales motivos, la apuesta del justicialismo fue incentivar y fortalecer el sector industrial,
como también, llevar a cabo una política habitacional con el objetivo de estimular el
crecimiento demográfico a través de la entrega de viviendas construidas por el Estado
provincial144.

De esta manera, durante la última década del siglo XX la provincia experimentó un cambio
estructural, de una sociedad preindustrial a una industrializada (Rouquad 2008:11) y con
incremento poblacional del 21% (de un total de 214.416 en 1980, se pasó a 366.9000
habitantes en la provincia, en 2001). Asimismo, cabe destacar dentro de las variadas
reformas que se promulgaron desde el Poder Ejecutivo, la reforma constitucional que
habilitaría la reelección indefinida del gobernador (1987) 145 en tanto instrumento político
que permitió consolidar el proyecto estatal saaista que se desarrollaría a lo largo de veinte
años 146 (Samper 2006: 197). Estas transformaciones fueron caracterizadas en algunos
trabajos, como “el fin del Estado prebendario” y de los “cacicazgos políticos” (Samper
2006); y como la instauración de un “sistema político clientelar” (Trocello 2008, Rouquad
2008). A través de estos estudios puede advertirse que desde la asunción del primero de
los hermanos Rodríguez Saá se fue consolidando una fuerza política de fuerte carácter
personalista que logró establecerse como hegemónica en toda la provincia 147 e implementó

industrial durante fines del XIX y principios del XX. En San Luis, el despegue de las indus trias se produjo desde
la década de 1980 a partir de que se sancionó la Ley de promoción industrial.
143 En 1980, la provincia contaba con algo más de 200 mil habitantes, menos del 1% de la población nacional

(Mario 2010:3).
144 El impulso de la política habitacional continúa hasta la fecha, según lo publicado por el Ministerio de

vivienda de la provincia, una de cada dos casas es construida por el Estado provincial. Disponible en:
rhttp://www.vivienda.sanluis.gov.ar/politica -habitacional.html
145 No obstante, en diciembre de 2006, durante el primer mandato de Alberto Rodríguez Saá, se aprobó la Ley

de Enmienda Constitucional que anulaba la elección indefinida. El proyecto que modificó al Artículo 147 de la
Constitución de San Luis, estableció que “el gobernador y vicegobernador durarán en sus funciones el término
de cuatro años y podrán ser reelegidos o sucederse recíprocamente por un solo período consecutivo".
146 Desde el retorno de la democracia hasta esto días, la provincia ha sido gobernada por dirigentes

pertenecientes al partido justicialista y puntualmente por los hermanos Saá, desde 1983 hasta 2001 por
Adolfo y de 2003 hasta 2011 por Alberto.
147 Cabe destacar que la mayoría de los departamentos que componen la provincia son gobernados desde

hace años por funci onarios pertenecientes o afines al partido justicialista. Sin embargo, en el departamento

109
un modelo de administración pública hasta ese momento desconocido a nivel provincial.
Así, paulatinamente el Estado provincial tuvo la capacidad de impulsar un potencial
desarrollo en términos económicos y de instalar en la opinión pública el imaginario de una
provincia que goza de un sistema económico dinámico que sobresale a nivel nacional 148.

A finales de 2003 asumió la gobernación Alberto Rodríguez Saá, mas como hemos
planteado se inició por entonces un “proceso refundacional”. Si bien el mismo mantuvo
ciertas políticas y proyectos del gobierno anterior, la refundación propuso realizar grandes
cambios, como el proceso de ordenamiento territorial y ambiental y el estímulo a nuevas
industrias. Lo que no vimos aun, es que dicho proceso surge en un contexto nacional de
desplazamiento de la frontera agrícola hacia el oeste (mirando desde Buenos Aires) que
condujo a un mayor aprovechamiento de los suelos de climas áridos y semiáridos que hasta
ese momento contaban con escasa producción, tanto a nivel local como internacional.

Tal fue el caso de San Luis, donde esto provocó cambios trascendentales en la estructura
productiva de las explotaciones agropecuarias, como también, transformaciones en el
paisaje. Aquellas zonas que se encontraban fuera del sistema productivo tras el avance de
la agricultura fueron incorporadas, aunque en algunos casos pasaron a constituirse como
una parte marginal dentro del sistema productivo. Sumado a esto, la promoción industrial
finalizó en 2012 por lo que algunas industrias cerraron o se fueron de la provincia, entonces,
la “nueva” gobernación debía asegurarse mantener el desarrollo económico y la taza
poblacional que había alcanzado la gestión anterior, la cual había sido la cifra más alta en la
historia de la provincia. En este panorama, dentro del sector económico se apuntó a la
producción agrícola ganadera y al incrementarse, la demanda por el agua también aumentó
y dado que este recurso en la provincia es generado únicamente por las lluvias, se dispuso

de la capital, la intendencia se ha caracterizado por estar bajo el mando de partidos opositores. El actual
intendente pertenece al Frente para la Victoria.
148 Se ha dado “estado de opinión”, en parte basado en indicadores económicos, que elogia abiertamente el

modelo productivo de la provincia de San Luis. Un aspecto importante a destacar, es haber alcanzado el pleno
empleo. De hecho, en San Luis, la tasa de desempleo abierto, que elabora la Dirección Provincial de Estadística
y Censos, alcanzó, durante 2009, al 2,3% de la población económicamente activa (PEA), lo que permite ubicar
al aglomerado San Luis - El Chorrillo como el de menor desocupación de todo el territorio nacional (Mario
2010:1).

110
el aseguramiento del mismo a través de la implementación de una política estatal hídrica
capaz de proveer a toda la superficie provincial y para diversas actividades productivas, a
través de la ejecución de obras, planes y proyectos, varios de estos ya mencionados.

Considero que todo lo descripto nos va dando pistas sobre la configuración de una
maquinaria estatal hidráulica capaz de sobrellevar una serie de proyectos y obras
ambientales y asegurarse de este modo el control sobre los recursos naturales. Entonces,
en el marco de un (re)ordenamiento territorial ligado a generar formas de desarrollo
sostenible y, en donde el control sobre los recursos acuíferos adquiere un rol central en
tanto que -como advertimos-, deviene en un eje “estratégico”, se fue desplegando la
configuración de lo que denominaré ‘gobierno hidráulico’ resignificando la vieja noción de
‘Estado Hidráulico’ (1966 [1957]). Esta noción, inspirada en los debates marxiano-
weberianos respecto al carácter económico-político de las formaciones sociales de
producción asiática (Marx & Engels 1974 [1853]; Godelier 1969, Geertz 1999), para dar
cuenta de la aparición de una fuerza que, a través de toda una serie de legislaciones y obras
hídricas, ejerce el control territorial de los recursos acuíferos.

Esta conceptualización fue elaborada por Wittfogel (1966 [1957])1, en sintonía con los
debates sobre el surgimiento el modelo de producción asiático, la misma refiere a aquellos
estados constructores y gestionadores de estructuras hidráulicas en el seno de sociedades
agrícolas orientales –pero también aplicable a algunas sociedades de Mesoamérica-. La
tesis central del autor apunta a considerar que en aquellas sociedades agrícolas ubicadas
en zonas áridas, los levantamientos de grandes obras de ingeniería hidráulica habrían
conducido a la construcción del Estado como el artífice de la irrigación a grandes escalas, y
por lo tanto establecer el control sobre los recursos naturales, configurando lentamente un
régimen despótico, y hasta totalitario. De esta manera, el autor es uno de los pioneros en
plantear las interconexiones entre obras de irrigación, producción agrícola y poder político.
Asimismo, corresponde realizar algunas salvedades sobre el uso y redefinición de esta
noción de larga data, que involucran discusiones teóricas de un alto calibre y aquí no serán
atendidas como corresponde, dado que requiere de un estudio más vasto que excede los
objetivos de este trabajo pero que forma parte de una investigación a futuro. Por tal motivo,

111
el hecho de que advierta en el presente trabajo la configuración de una empresa estatal de
este tipo, se debe a que en el devenir de esta pesquisa resultó necesario sistematizar de
algún modo las políticas y planificaciones vinculadas al recurso hídrico y que no podían
pasar desapercibidas en un análisis del caso huarpe. Esto teniendo en cuenta que las
disputas por los recursos naturales y puntualmente la cuestión del agua son nodales para
comprender las especificidades del mismo.

Entonces, sin introducirnos en el debate acerca de si la producción agrícola irrigada en


zonas áridas antecede y/o impulsa el desarrollo del Estado o el surgimiento de gobiernos
despóticos 149, considero que la obra de Wittfogel es crucial dado que pone de manifiesto el
entramado entre agua - como factor necesario para la producción agrícola-, y la capacidad
del Estado de empoderarse como el único artífice que puede garantizar el desarrollo de
obras de tal naturaleza. Sobre la base de estos postulados retomo esta noción, dado que
nos permite pensar cómo el gobierno concentra el poderío de los recursos acuíferos,
adquiriendo la capacidad de administrar el agua en la provincia.

A grandes rasgos, los puntos claves que componen estas disposiciones y que hacen al
‘gobierno hidráulico’ en San Luis son: “un conjunto coherente de acciones, programas,
proyectos y obras destinadas a dar respuesta a una visión a largo plazo que garantice el
desarrollo sustentable o progreso con justicia social, continuo y duradero a los sanluiseños”,

149 Marx y Engels, abocados al estudio de las grandes transformaciones económicas sociales acaecidas a lo
largo de la historia, elaboraron el “modelo de producción asiático” (Marx & Engels 1974 [1853]) inspirados
en estructuras económicas de sociedades precapitalistas de Oriente, pero no exclusivas de éstas. Años más
tarde, esta categoría fue centro de debates de estudios marxistas, que más que esclarecer el contenido de la
misma, ha desencadenado una serie de problemas teóricos a l a hora de definirla (Godelier 1969:15). Wittfogel
fue uno de los que se sumó a estos debates, enfocado en el desarrollo de las sociedades, principalmente a
través de la historia de China haciendo hincapié en las sociedades agrarias basadas en obras hidrául icas a gran
escala y administradas por un gobierno fuerte (1957, 1974). Wittfogel (1966[1957]) discute, por ejemplo, con
el modelo de Childe (1953), argumentando que éste, basándose en una explicación económica de la
“revolución neolítica” y “urbana”, no hacía más que oscurecer el hecho de que la agricultura de regadío era la
clave para pensar la transición de una sociedad a otra, sin dar cuenta de las diferencias socio -políticos de
éstas. De este modo, Wittfogel determina que en las sociedades llamadas “hi dráulicas” -caracterizadas por un
sistema de riego centralizado y dependiente de Estados constructores y administradores de infraestructuras
hidráulicas y trabajo agrícola (Retamero 2009)-, habrían surgido los primeros Estados caracterizados por su
omnipresencia y fuerte poderío político, que llevaron a un Estado a la vez más despótico (“despotismo
hidráulico”) y burocrático. Esta interpretación causó cierto impacto dentro investigaciones sobre las
organizaciones sociales prehispánicas de ciertas partes de América, como de México y Perú, tanto para
comprobar como para refutar el modelo hidráulico (Palerm 1997).

112
en donde “el Estado Provincial será el encargado de impulsar y fomentar el desarrollo
sustentable; proveer de la infraestructura; equilibrar las desigualdades y afianzar la
cohesión social” (Plan de Visión Inteligente Territorial y Ambiental 2008). En el mismo
documento se garantizó el “soporte de las cuencas hidrogeográficas y de los ecosistemas de
la Provincia, que permita anticiparse al juego interactivo de las variables sociales, culturales,
económicas y ambientales y la incidencia de sus impactos” y se diseñó un “Sistema de
ordenamiento territorial” (op. cit.).

Es aquí que el agua resultó un recurso estratégico en tanto que supone “un pilar
insustituible e impostergable para el Estado Provincial posicionado internacionalmente
como líder en la eficientización del uso del recurso” (Plan Maestro del Agua 2012-2025). A
su vez, el gobierno entiende que estos planes fomentan la “integración participativa de la
comunidad provincial” y se orientan a la construcción de una “cultura digital y
medioambiental”, tal como marca el Plan Maestro de las culturas y en relación a la
ampliación de la frontera agrícola (2013-2023: 17). Respecto de esto último, el impulso de
nuevas energías permitió el desarrollo de nuevos tipos de industrias, además de las
tradicionales (que venían desplegándose desde finales de la década de 1980 con la
promoción industrial), logrando la diversificación de la economía local y la incorporación al
sector de los bienes primarios y el de servicios, destacando dentro de éstas, el fuerte avance
de la agricultura 150.

Me permito citar parte de las ideas centrales que componen estos planes en la medida
que, siguiendo a Scott (2006), la planeación es una técnica clave para la gobernación de lo
social. En tal sentido, las prácticas de planeación no sólo generan conocimiento de
determinados objetos de intervención, sino que ayudan a producirlos. Aclarado esto, es

150 La agroindustria es uno de los principales rubros en términos de generación de valor y de empleo. La
industria alimenticia generó en el año 2010 más del 10% de los puestos de trabajo formales del sector privado
provincial, en tanto que a nivel nacional no llegó al 5% del total. Entre las agroindustrias se incluyen los
frigoríficos, curtiembres y producción de lácteos, así como la elaboración de pr oductos derivados de la soja,
el maní, y el maíz. A base de soja orgánica se elaboran alimentos bebibles, asimismo a partir del aceite de soja
se produce biodiesel (Dirección Nacional de las relaciones económicas con las provincias – DINREP). Más
información disponible en http://www2.mecon.gov.ar/hacienda/dinrep/Informes/archivos/san_luis.pdf

113
sobre lo pronunciado en estos planes y proyectos que se manifiesta el ´gobierno hidráulico´
en su rol de planificador. Sobresale la importancia que adquiere la producción agropecuaria,
para lo cual es necesario un sistema hidráulico solvente, el cual es controlado y dirigido por
el Estado, dotado de los mecanismos necesarios para llevar adelante obras y demás
acciones necesarias para el “progreso”, que a la vez son ineludibles para mantener el poder
político y el control de los recursos naturales.

Por otra parte, uno de los principales aspectos que me interesa destacar del diseño de las
sociedades hidráulicas propuestas por Wittfogel, y que sirve para pensar el caso de San Luis
- salvando las distancias en que aquí el ‘gobierno hidráulico’ es pensado dentro de un
sistema mundial capitalista y vinculado a formas de “desarrollo sostenible”- , es la magnitud
y el alcance de las obras públicas, haciendo hincapié en la relación que se establece a partir
de que Estado en tanto ente administrador y controlador del recurso acuífero, entre otros,
“lleva” agua a localidades de remota sequía, como donde se encuentra la Comunidad
huarpe. Y, a diferencia de las sociedades orientales, en donde el control de los recursos
acuíferos fue lo que impulsó el desarrollo de gobiernos despóticos –de acuerdo a lo que
plantea Wittfogel (1966 [1957])-, en el caso sanluiseño, es el poderío económico y político
del gobierno de turno, el que permite que se ejerza el control sobre los recursos naturales.
Como también, otro de los puntos distintivos es el fomento de integración a la comunidad
provincial mediante la “participación activa”, aspecto que a su vez se ve reflejado en el
proceso de reconocimiento e integración de las “culturas originarias”.

Concretamente, en cuanto al proyecto del complejo lagunar y desde 2006, éste quedó en
manos del gobierno de San Luis y si bien el mismo hace eco de los pactos y tratados que lo
anteceden, está entramado a la política ambiental de la provincia hacia el “desarrollo
sustentable” 151. En 2010 desde elMinisterio de Medio Ambiente de San Luis se presentó un
proyecto de “recomposición” de la zona de los humedales y Lagunas de Guanacache

151 LaLey provincial I-0648-2008, que rige el “plan estratégico de visión inteli gente territorial y ambiental”,
planea que el Estado será el encargado de impulsar el Modelo de Desarrollo Sustentable, el cual está basado
en los “Derechos de Tercera Generación: LA PAZ, LA AUTODE-TERMINACION, EL DESARROLLO Y EL AMBIENTE
SANO”.

114
mediante la construcción de seis azudes 152. Pasaron dos años más desde que se anunció el
proyecto, hasta que finalmente las otras provincias cuyanas firmaron el convenio 153, y de
ahí se llamó a licitación para comenzar con las obras. En el lapso de estos dos años, el
gobierno puntano, a través del Ministerio de Medio Ambiente, se encargó de realizar un
reclamo internacional ante la Secretaría de la Convención de Ramsar con sede en Suiza, de
gestionar los fondos y realizar los estudios de impacto que la Secretaria de Ambiente de
Mendoza solicitó antes de firmar. Hasta que, en diciembre de 2012, el entonces gobernador
de San Luis, Claudio Poggi, junto a representantes de San Juan, Mendoza y La Rioja
“actualizaron el compromiso del cuidado del medio ambiente” mediante la firma del “Pacto
Cuyo+20”, conmemorando los 20 años de la suscripción del Pacto de Nuevo Cuyo.

En esta coyuntura la obra de ingeniería hidráulica a efectuarse en la zona de los humedales


fue concebida no sólo como un acto de reparación histórica sino que, simultáneamente, a
través de ésta se estarán viendo favorecidos otros intereses de la provincia que poco y nada
tienen que ver con los huarpes 154, sino que al ampliarse los flujos de agua se amplían las
zonas de producción agropecuaria, permitiéndose un mejor aprovechamientos de los
suelos. En otras palabras, la promesa de llevar agua al noroeste de la provincia está asociada
a transformaciones socio-políticas que se vienen planteando desde el Estado provincial a
una escala mayor (como el cuidado ambiental y la expansión de la frontera agrícola), lo que
explica también porqué décadas atrás desde el gobierno provincial no se mostró la misma
predisposición para resolver el tema de la desertificación. En este sentido, el agua en un

152 Los azudes consisten en presas construidas para disminuir las velocidades de las avenidas del Río
Desaguadero y así impedir la socavación, permitiendo que se produzca el progresivo embancamiento.
153 Parte de la demora en la ejecución de las obras se explica, porque desde el gobierno provincial de Mendoza,

se presentaron reticencias ya que consideraba que faltaban realizarse algunos estudios y luego de ello,
ratificar el convenio entre las provincias.
154 La construcción de azudes para reestablecer el sistema acuífero de Guanacache fue dividida en etapas. En

abril de 2014 se inauguró el primer tramo de la obra, se trata de un azud, compuesto por dos presas,
construido sobre el norte del Río Desaguadero, en el límite con Mendoza, a la altura de la localidad de
Desaguadero. Sin embargo, a partir de lo que he constatado en mi trabajo de campo, la construcción de este
azud no afecta, ni de manera positiva ni negativa, a la Comunidad huarpe y a sus alrededores. Por el simple
motivo de que el agua que llega a través de este azud, se agota en sus inmediaciones y este cauce del río se
encuentra a una distancia relevante de la localidad La Represita. El caudal que provee este azud si resulto
provechoso para la cuenca del Bebedero, próximas a las salinas, una zona en la que se en cuentran importantes
cultivos para la provincia.

115
recurso “estratégico” necesario para el “ordenamiento ambiental” en el marco de una
‘gobernabilidad ambiental’155, posibilitando la configuración de esta forma estatal que
denomine ‘Estado hidráulico’.

Foto nº8. Cl a udio Poggi “surcando” en las aguas de las l agunas, l uego del acto de inauguraci ón (i ma gen publ i ca da en
Agenci a de noti ci a s de Sa n Lui s 14/04/2014)

“Volver a la vida”, se titulaba la nota sobre la inauguración del primer tramo de la obra
de reparación del sistema palustre: “Será un día histórico. San Luis inaugurará la primera
etapa de la obra de restauración de los Humedales de Guanacache, que devolverá a la
provincia, y en especial a la nación huarpe, 7000 hectáreas antes desertificadas. Allí,

155Las relaciones entre movimientos indígenas y ambientalismo ha sido explorada por Ulloa (2004). La autora
propone que las acciones de los pueblos indígenas en escenarios de participación política están articuladas a
un proceso de construcción de sus identidades como ecológicas, a la que vez que ambos procesos coinciden
en el marco de una ecogubernamentalidad, producto de la internalización del derecho ambiental, y del
multiculturalismo (2004:39). Siguiendo con la autora, el ambientalismo constituye una nueva formación
discursiva que ha llevado a una ecogubernamentalidad, en tanto que el “medio ambiente” se ha convertido
en objeto de producción de conocimiento que provee un lenguaje sobre representaciones determinadas de
“sujeto ecológico” y “ambiente”. Si bien no podemos adéntranos en un análisis que dé cuenta de la
conformación de una ecogubernamentalidad en San Luis, sí podemos señalar los discursos y prácticas
ambientales entramados a una nueva gestión de lo cultural y lo ambiental, son constitutivos de la política
refundacional que se pone en marcha en la provincia en 2003.

116
renacerán los espejos de agua y toda la flora y fauna originaria, junto con nuevas
oportunidades económicas” (Agencia de Noticias de San Luis 13/04/2014). Si nos
detenemos en el anunció con bombos y platillos, vemos que al igual que con las
“sociedades hidráulicas”, la monumentalidad de las obras hídricas dota de un capital
simbólico y político a sus “creadores”, alimentando la relación de legitimación y el impacto
de la “presencia” del gobierno de San Luis para con la Comunidad huarpe. En base a ello, el
Estado como idea (Abrhams 1998) es percibido como un mana (Escolar 2007: 162) del que
brotan como dones gubernativos, en tanto cursos de agua como “fuentes de vida”,
otorgados, principalmente, por un líder carismático. En este sentido, recordemos también
las palabras pronunciadas por Alberto Rodríguez Saá en el acto de restitución de tierra , en
donde él, en tanto “voz autorizada” y en un “acto oficial” (Bourdieu 1985) realizaba la
“reafirmación patria” mediante una “reparación histórica”.

Recapitulando, el otrora oasis devenido desierto cobró otros matices a partir de ser
declarado patrimonio Ramsar y fue despertando nuevos intereses, entre estos, el del
gobierno sanluiseño. En parte porque le permitirá irrigar las zonas secas del sector noroeste
y ampliar las tierras “productivas”. Así, se fue haciendo del retorno del agua un proyecto
más viable, pero al tratarse de una zona rural económicamente marginal su redefinición ha
de ser más larga y compleja. Mas por ahora podemos advertir que el hecho de que se haya
concretado parte de la obra –el tramo inicial de la misma fue inaugurado en abril de 2014-
decantó en una nueva fase del desierto, ¿productivo?

117
CAPÍTULO 4. PROCESO DE MUNICIPALIZACIÓN : ¿AUTONOMÍA AQUÍ Y
AHORA?
“Es verda d que me involucré bastante en la cuestión de poder. Muy
pronto me pareció que, mientras que el sujeto humano está i nmerso en relaciones de producción y de significación,
ta mbién se encuentra inmerso e n relaciones de poder muy complejas”

Mi chel Foucault, El s ujeto y el poder (1988)

En una de mis primeras estadías de trabajo de campo en la Comunidad huarpe, Pas cuala
me pidió que la acompañara a una reunión prevista para ultimar los detalles de la fiesta del
“Guacho cuyano” 156, en la cual ella participaba como representante del gobierno de San
Luis, es decir, en tanto jefa del Programa de Culturas Originarias. La reunión se realizaba a
unos pocos kilómetros de allí, en el puesto de Cecilio y para llegar había que salir del
territorio de la Comunidad e ingresar a territorio sanjuanino. Durante este recorrido frenó,
se estacionó al costado de un camino de tierra y me dijo: “le voy a hacer caso a lo que me
dijo el otro día el gobernador y me voy a poner los zapatos”. Se bajó entonces del auto, sacó
del baúl unas sandalias negras con unos centímetros de taco chino y las cambió por unas
zapatillas que tenía puestas. “El gobernador me dijo: “que se note que entra una funcionaria
del gobierno” (baja el espejo retrovisor y se pinta los labios). Ahí está mejor” (Pascuala
01/02/2014).

Situaciones como éstas, a mi entender, ponen de manifiesto cómo el Estado “nunca deja
de hablar” (Corrigan y Sayer 2007), dado que funciona a través de los sujetos formando las
propias subjetividades. Recordando lo mencionado anteriormente, Pascuala se había
sumado como colaborado de “Inti Cuyum”, siendo ella maestra de actividades plásticas en
la localidad rural de Nogolí y paulatinamente se iría posicionando como referente de la
Comunidad huarpe para, finalmente, asumir como funcionaria indígena. Si bien aquí no
pretendo hacer un análisis de su trayectoria, retomo aquel suceso en tanto que manifiesta
la reconversión o transustancialización (Taussig 2002) de Pascuala al “ponerse los zapatos”

156Esta festividad reúne a los “criollos” de las provincias de Mendoza, San Juan y San Luis. Se conmemora
hace más de diez años en localidades cercanas al límite jurisdiccional que reúne a las tres provincias y se
caracteriza por las jineteadas que se realizan.

118
de funcionaria estatal, personificándose como Estado. Entonces, en su caso particular, el
devenir de los últimos años, desde la apertura de la “agenda culturas originarias”, implicó
ponerse las vestiduras de jefa del Programa. Pero para el resto de los huarpes también
condensó tiempos de cambios, asociados a otros tipos de desafíos pero también vinculados
a nuevos modos de involucrarse con el gobierno provincial.

Tal como he adelantado, dentro del proceso de (re) territorialización y municipalización


que resultó de la integración de la Comunidad huarpe al Estado provincial, me interesa
problematizar y tensionar el régimen autónomo que se le otorgó a la misma, en tanto que
es reconocida por el Estado provincial como un municipio de “estatus mínimo y provisorio”.
De esta manera, en el presente capítulo focalizaré en los cambios a partir del ejercicio de
autoridad del cacique y co-cacique y en otros ejercicios cotidianos de poder, como en las
prácticas de sociabilización que se entretejen a la ges tión municipal, las rutinas de trabajo,
la toma de decisiones, las festividades y los problemas de convivencia que surgen. Como
también, la interacción entre agentes municipales y provinciales, y agencias estatales,
principalmente el Programa de Culturas Originarias. Atendiendo a cómo el Estado se
manifiesta pero también a cómo es percibido.

1. 1 ¿Trato “especial” o “libre determinación”?

Dentro de los escasos estudios que abordan la temática de pueblos indígenas en San Luis,
se encuentra el trabajo de Chocobare (2012, 2013). La autora recoge la perspectiva de
‘poder tutelar’ elaborada por Souza Lima (1995) para el caso brasileño157. En este sentido,
Chocobare plantea -a partir de su pesquisa sobre la conformación de las comunidades
rankülches158 (actual Pueblo Ranquel)-, que el Estado provincial efectúa “acciones
especiales” de reconocimiento y reparación, configurándose una suerte de régimen tutelar.

157 Souza Lima plantea la noción de poder tutelar a partir del análisis de la política indigenista del estado
brasileño durante el primer tercio del siglo XX, analizando específicamente el surgimiento y desarrollo del
Servicio de Protección al Indio (SPI).
158 En un principio, se conformaron dos comunidades ranqueles, la “Lonko Guayki Gnerr” y la “Manuel

Baigorria”, hace unos años ambas se unificaron bajo el nombre Pueblo Ranquel de San Luis.

119
Más precisamente, el ejercicio de tutela se produciría cuando el Estado sanluiseño les
otorga el “estatus de indio” y los define como “desprotegidos” que requerirían de una
acción estatal diferencial consagrada con derechos espaciales (2013:5, comillas de la
autora).

Al respecto, pienso que si bien pueden advertirse a través de los discursos oficiales
algunos rasgos paternalistas, estos no se limitarían a un particular trato para con las
“culturas originarias” 159. Dicho argumento desatiende que lo particular de esta política
radica en que se promueve, al menos discursivamente, que las comunidades alcancen la
“plena autonomía”160al mismo tiempo que se los equipara a un “municipio” procurando su
autonomía económica, social y cultural 161.

Considero que esto último distingue al caso sanluiseño no sólo de otras reemergencias
indígenas sino también respecto a políticas de reconocimiento e integración de colectivos
indígenas u ‘otros internos’ provinciales. En este sentido, retomo lo que plantea Moyano
de que las medidas adoptadas resultan un “disparador” hacia formas de gobierno donde
los indígenas tengan mayor cabida en el marco de decisión y gestión, y dejen de ser objeto
de protección (2010:267), destacando para el caso ranquel, que se haya contemplado la
viabilidad económica y la administración de bienes y de tierras.

159 Pueden advertirse rasgos paternalistas y personalistas en el modus operandis de la política saaista,
teniendo en cuenta que llegaron a la gobernación de la provincia en 1983, de la mano de par tido justicialista
y uno de los modos de construir su legitimidad ha sido mediante el reforzamiento de lazos paternalistas con
las sociedad civil y a través de una política amigo/enemigo que reemplaza el clientelismo político. Siguiendo
a Rouquaud (2008), pueden considerarse que ciertas prácticas políticas saaistas se corresponden con un
modelo (neo) patrimonialista con tendencias al clientelismo, prebendarismo, que llevan a otras formas de
institucionalización pero legitimadas con discursos de corte democráticos.
160 Según lo estable el decreto provincial Nº 1751-MGJyC-2011: “la constitución de un éjido municipal, como

estatus mínimo de carácter provisorio, con la que se posibilite el aseguramiento del desarrollo integral y
sustentable del Pueblo Huarpe, arbitrando medios concretos que posibilitarán la planificación y el acceso al
capital que les permita adquirir plena autonomía y viabilidad económico-financiera”.
161 Recordemos, que el derecho a la “libre determinación” y la “autonomía” para sus asuntos internos y

comunitarios, tal como es referido en el decreto provincial Nº 1751. Como tratamos en el capítulo anterior, el
Estado provincial consideraba necesario que el Estado nacional reconozca al pueblo huarpe como “pueblo
nación” pero como no se le concede, y hasta que eso suceda, provisoriamente se lo equipara a un municipio,
“corresponde la constitución de un ejido municipal, con la que se posibilite el aseguramiento del desarrollo
integral y sustentable del Pueblo Huarpe, arbitrando medios concretos qu e posibilitarán la planificación y el
acceso al capital que les permita adquirir plena autonomía y viabilidad económico -financiera, como así
también ejercer libremente los derechos a la autodeterminación”.

120
Tomando en cuenta esto, más todo el corpus legal desplegado en materia de
reconocimiento, analizado en el capítulo anterior, sugiero que menos que configurarse un
“régimen tutelar”, el tipo de reconocimiento estatal y por cómo se viene pensando la
diversidad y la inclusión en general, hacen más factible una lectura de este proceso en
términos de una gubernamentalidad de nuevo tipo162, y es en esta dirección que indagaré.

Me interesa analizar la gestión municipal, problematizando cómo resulta en la práctica,


tensionando cómo se articula la autonomía que se proclama en los documentos oficiales,
donde se incita a los actores indígenas a participar y a auto- desarrollarse proyectándose
hacia la “libre determinación”, con el ‘Estado deviene-estar’. Por todo esto, surge
interrogarse, ¿qué hay después de la “aparición estatal”?, ¿cuáles son los “efectos de
Estado” en la cotidianeidad, entrelazado a la administración, los agentes estatales y a las
prácticas de los propios integrantes de la Comunidad?, ¿cómo operan y se operativizan
estás modalidades de regulación de las comunidades originarias que incitan el desarrollo
autónomo?, ¿cuánto hay de “libre” y de “determinado”?

162 La conceptualización de gubernamentalidad es propuesta por Foucault y definida como un conjunto


construido por instituciones, procedimientos, análisis, cálculos y tácticas que permiten ejercer una forma
específica de poder que tiene como meta principal la población (1978: 195). Watts (1993) sistematiza esta
noción, en tanto proyectos o prácticas que intentan dirigir la conducta de los actores sociales hacía fines
específicos donde la política gubernamental es sólo uno de los medios. Me apoyo en este concepto para
proponer que la política gubernamental “refundacional” impulsada desde 2003 hasta 2011, articuló una serie
de dispositivos mediante el despliegue de políticas, proyectos, discursos y prácticas ambientales, conducentes
a regular el comportamiento de los actores sociales (incluidos las comunidades indígenas) hacía fines
específicos (participación ciudadana, desarrollo sostenible, acceso a los recursos naturales, conservación de
la bio- diversidad, entre otros). Es preciso advertir que en nuestro caso lo “etno” sería sólo un aspecto de esta
gubernamentalidad y que ésta no actúa exclusivamente sobre las “culturas originarias”.

121
Foto nº9 Ca mi no principal de i ngreso y s alida de la Comunidad huarpe de Guanacache (foto tomada por l a autora, 2014).

1.2 “Desarrollo sustentable y bienestar”

La “restitución” de parte del “territorio ancestral” 163 en 2007, fue de los primeros pasos
que inició el proceso de (re)territorialización y municipalización. Luego se realizó la
construcción de viviendas y el resto de la infraestructura, y, paulatinamente, las mismas
fueron habitadas por las familias huarpes. Para cuando comencé con el trabajo de campo,
ya habían pasado siete años de la “restitución”, cinco años de la entrega de las viviendas
junto con la escuela y el hospital y, cinco años también, desde que comenzaron con la
construcción del tendido eléctrico y de la red de agua. En suma, esta serie de acciones
fueron las que acompañaron la conformación de lo que sería el municipio, consolidándose
en 2011 cuando asumió Juan Carrizo como el “responsable administrativo”. En este acápite
detallaré en qué consistieron las mismas, a los fines de brindar un panorama general de los
cambios que fueron impactando a nivel de la organización, tanto espacial como
socialmente.

163Una considerable porción de las tierras “restituidas” se encuentra actualmente ocupada por privados. Se
han hecho las denuncias pertinentes pero no por ello han logrado que las desalojen.

122
Para el mismo periodo en que se realizó la “restitución”, se solicitó a la Comunidad la
entrega de un proyecto mediante el cual debían proponer los planes de trabajo a desarrollar
a nivel interno, orientados a obtener la “viabilidad económica” y que, una vez aprobados
debían ser gestionados por las autoridades comunales/municipales (cacique y co-cacique).
El proyecto que presentaron se compuso de un proyecto productivo ganadero y otro de
apicultura; un plan de tejidos artesanales, de lana de llama y cuero y una radio “FM huarpe”.

En 2009, el Ministerio del Campo de la provincia emprendió la construcción de corrales y


galpones. Al año siguiente desde el mismo Ministerio se donaron 65 camélidos y al otro
año, en 2011, se realizó la transferencia, también de forma gratuita y permanente, de una
camioneta 4x4, un tractor, 43 llamas, 158 caprinos, 30 ñandúes, 30 ovejas, 20 borregas y 3
carneros. Como también, se hizo entrega de maquinaria para el trabajo agrícola (palas,
chimango, moledora, cajones sembradores, entre otras herramientas) 164.

Otro de los aspectos claves para la “integración económica”, era el riego, dado que al
tratarse de una zona desértica, las ocasionales lluvias no son suficientes para mantener el
desarrollo de una ganadería relativamente intensiva, tal como se estaba proponiendo, y,
mucho menos, para abastecer a la población humana. Entonces, hasta que se concretara la
obra de recuperación del sistema de lagunar y ésta comenzara a dar sus frutos, el agua
potable iría a través de un acueducto que transportaría agua de la localidad sanluiseña de
Nogolí (departamento Belgrano) abasteciendo a cada una de las viviendas 165.

Toda esta infraestructura hídrica, tanto el acueducto más la reparación de los humedales,
se orienta a subsanar la sequía que afecta al sector oeste de la provincia en general, y que
pretende que la Comunidad huarpe de Guanacache pueda impulsar una economía

164 Las donaciones se realizaron a través de “Sol Puntano”, una asociación anónima con participación estatal
mayoritaria.
165 El acueducto en cuestión compone la red de hídrica denominada “Acueducto del oeste”, que se caracteriza

por ser una de las obras hídricas de mayor longitud dentro del continente, abarca unos 640km, y proporciona
agua a las localidades puntanas de los departamentos de Ayacucho y Belgrano. El acueducto fue inaugurado
en 2013, y luego le seguiría la construcción de dos acueduc tos más, el de “San Martin” y el del “Este”, de más
de 800 km. Se proyecta que éste último se conecte con el de Oeste y pueda abastecer cerca de mil litros de
agua por segundo, que será destinada principalmente para uso industrial y ganadero. Información disponible
en: http://agenciasanluis.com/notas/2013/10/31/acueductodeloeste/

123
ganadera “sustentable”, tal como lo establece el decreto Nº 1751 mediante el cual se le
otorga el status municipal “provisorio”: “Que asimismo la Provincia de San Luis ha procedido
realizando las obras de infraestructura necesarias para su adecuado desarrollo sustentable
y bienestar”. No obstante, como adelanté en el capítulo previo, estas obras además de
asegurar un suministro constante de agua, permiten generar nuevas zonas destinadas a la
producción ganadera y así se favorece el sistema agropecuario provincial, es decir, no sólo
a los pequeños poblados aledaños. Casualmente, el primer y único tramo de la obra
inaugurado está más próximo a las zonas de grandes cultivos (hacia el centro oeste de la
provincia) que a la Comunidad y, por tal motivo, es que hasta el momento sólo los primeros
se han visto beneficiados 166.

En 2011 se inauguró la escuela digital 167 “Xucum pe”, la misma se ubica justo en el acceso
al territorio comunitario, por lo que se la puede ver fácilmente desde la ruta nacional 147.
Actualmente, asisten aproximadamente treinta y dos niños (dentro de estos se incluyen
niños de la Comunidad huarpe como de localidades rurales cercanas) y un grupo menor de
adultos que están finalizando sus estudios bajo la modalidad de distancia. Los contenidos y
demás manejo de la escuela dependen del Ministerio de Educación provincial y de la
Universidad provincial de La Punta en conjunto con las autoridades de la Comunidad, como
detalla Lucia, hermana del cacique y directora de la escuela 168:

A: El hecho de que sea una escuela digital pero dentro de una comunidad indígena, ¿le
da cierta particularidad?

166 El estudio de la “Huella hídrica de San Luis”, financiado por la gestión de Poggi, revela los avances de las
políticas hídricas desplegadas en los últimos años, a través de una vasta cantidad de análisis y gráficos. A través
de éstos se observa que una de las zonas más favorecidas y que es a la vez una de las zonas más productivas,
se encuentra hacía el centro oeste de la provincia cercana al tramo de la obra de los humedales que fue
inaugurada.
167 Las escuelas públicas digitales forman parte de una apuesta del gobierno provincial que incorpora el uso

de nuevas tecnologías como herramientas pedagógicas. Esta iniciativa comenzó en 2006 y se ha ido
profundizando, capacitando a los docentes de la provincia para el uso de las denominadas TIC`s en los espacios
áulicos. Actualmente existen tres de estas escuelas ubicadas en zonas urbanas y cinco en áreas rurales, dos
de éstas se encuentras en comunidades indígenas, una es “Xucum pe” y la otra, “Feliciana Saá” que se
encuentra en el Pueblo Ranquel. Más información disponible en: http://www.epd.ulp.edu.ar/.
168 Hasta el momento en que realicé el trabajo de campo, la única docente era Lucia que ocasionalmente, la

reemplazaba otro docente, ajeno a la Comunidad, cuando ella debía viajar a la ciudad de San Juan debido a
que no ha finalizado su Licenciatura en Educación Especial .

124
L: Es diferente en el sentido que vas a abordar ciertos temas y otros no, tenes que tener
en cuenta el contexto, por ejemplo cuando tratas el tema de los gobernantes también
tenes que tener en cuenta cómo es dentro de la comunidad, quién es la autoridad máxima
(se traba el papel en la impresora, paramos la entrevista unos segundos)

A: De los contenidos estábamos hablando…

L: Claro, con los actos también pasó, un ejemplo claro de eso es el día del maestro que no
se festeja.

A: ¿Se habla de por qué no se festeja?

L: Ahora los niños ya se han dado cuenta pero al principio sí, los padres preguntaban por
qué en otras escuelas se festeja y acá no… lo mismo con el juramento de la bandera 169.

A: ¿Ese tipo de cosas las decidís vos con las autoridades?

L: Yo sólo soy el ente regulador (se ríe). Las autoridades son las que deciden. Yo sólo acato
órdenes.

A: ¿Quiénes son las autoridades?

L: La comunidad más la Universidad de La Punta y el Ministerio de Educación, los tres son


los que controlan… la universidad puede venir con gente de allá y observar, y si ven un
detalle a la primera que se lo van a decir al detalle es a mí, yo después tengo que notificar,
si es en caso de los trabajadores, al cacique de la comunidad porque es el encargado de
controlar a los trabajadores. Si es con respecto a algo mío ahí lo tengo que corregir yo.
Al igual que el ministerio de educación también es un ente controlador. A veces hay
órdenes que bajan la ULP u otras cosas que bajan de la comunidad pero siempre tienen
que estar los tres al tanto y me lo notifican a mí, yo soy como el mediador. Pero es una
escuela que funciona con los tres digamos (Lucia 08/07/2014)170.

A partir de lo que comentaba Lucía, aparece una característica que diferencia a este
municipio de otros, en relación al respeto por los derechos consuetudinarios. Previendo
que les permite optar qué fechas conmemorar respecto del calendario oficial, no obstante,

169 Estos son algunos de los aspectos que otorgan cualidades otras al municipio, como sucede con la elección
de los feriados y festividades, como a qué símbolos reivindicar en la escuela, por ejemplo a la mañana en lugar
de cantar el himno nacional, canta n la celebración de los pueblos nativos de América mientras e izan la wipala.
170 Es dable de observar cómo ella internaliza las reglamentaciones, reconociendo la autoridad como externa

a ella, volviéndose una “mediadora” y “aplicadora” de lo que las autor idades municipales, provinciales y
universitarias disponen. Si bien aquí no analizaré las practicas realizadas en y desde la escuela, ya que durante
mi trabajo de campo sólo presencie unas tres jornadas, a través de lo que describe vemos como se ha
instaurado una marcada forma de sociabilidad entre las distintas autoridades.

125
como pude observar durante mi experiencia etnográfica, este tipo de decisiones en la
práctica no siempre resultaba tan libremente.

Vimos hasta aquí, la ejecución de obras, planes y acciones gubernamentales conducentes


al desarrollo de esta organización principalmente a través de proyectos productivos,
teniendo en cuenta que una de las premisas del gobierno provincial era “asegurar la
viabilidad económica de las familias para garantizar la soberanía en su territorio”, siendo
éste uno de los aspectos que destaca Moyano (2010) de esta “política de reparación”, como
también de ahí en más pasan a contar con un fondo de coparticipación a cargo de las
autoridades comunitarias para poder administrar sus bienes, sueldos y aquellos gastos que
se consideren necesarios y que posibiliten el “desarrollo integral y sustentable”. Pero
también debemos atender, y lo que narraba Lucía es un claro ejemplo, de cómo estas
disposiciones fueron instalando nuevas relaciones entre los integrantes huarpes con las
autoridades indígenas y con los funcionarios provinciales, indígenas y no indígenas. De
acuerdo con esto, en los acápites sucesivos, analizaré los efectos e implicancias de la
“política de reparación” -y los planes y proyectos que de ésta se desprenden- en la
organización huarpe. Puntualmente, en el siguiente apartado enfatizaré en el ejercicio de
poder de las autoridades, entendiendo que éstas no son operadores neutrales de los
proyectos y políticas provinciales como tampoco son sólo representantes de la Comunidad.
Finalmente, analizaré cómo se fue instalando la figura del “trabajador” 171 y los efectos que
conllevó.

171Entendiendo por tal, al modelo de ciudadano común, como forma de clasificación social y marco legítimo
de integración social (Katzer 2011:8).

126
Foto nº 10. Ll a ma s de l a Comuni da d hua rpe en el corra l (foto toma da por l a a utora , 2014)

1.3 “Cacique”, “co-cacique” y “nuevos puestos de trabajo”

“Antes en la comunidad no existía lo que se ve ahora, las viviendas eran hechas por nosotros mismos,
algunas hechas de material, de adobe, tipo rancho… y no teníamos lo q ue se ve ahora, gas, acueducto… Lo
que se veía eran caminos de tierra, nuestra movilidad era a caballo, caminando. Podía haber un auto y en
ese andábamos todos. Lo que era la casa de mi abuela era un caserón grande y se iba agrandando a medida
que la familia crecía… Y ahora no, están las casas nuevas que se han construido” (Miguel 12/03/2014).

Las construcciones y demás acciones descriptas en el apartado anterior fueron


modificando paulatinamente el paisaje, como afirmaba Miguel “no se veía lo que se ve
ahora”. De hecho dentro una de las cosas que llamaron mi atención durante mi primera
visita, fueron las edificaciones. Se notaba que eran recientes y de colores llamativos, que
contrastaban con lo que venía viendo en el camino, un tanto desolador. Más allá del
impactó que causaron las obras de infraestructura, la mudanza hacia las nuevas viviendas,
la instalación de los servicios básicos de luz, agua y gas (más el wi -fi), otros aspectos
asociados a las formas de sociabilidad fueron modificándose, en relación al régimen de
autoridad que instauró el municipio y a las nuevas relaciones laborales, como veremos a
continuación.
Recordando lo visto en el capítulo anterior, se produjo un solapamiento entre dos formas
de organización, la figura de “comunidad” autorizada por el Estado nacional mediante el

127
INAI, más la municipal. Según el estatuto de la Comunidad huarpe, aprobado por el INAI:
“la Comunidad será dirigida y administrada por un Consejo, integrado por tres a cinco
miembros, Jefe, Subjefe y tres consejeros, que durarán en sus cargos dos años, pudiendo
ser elegidos indefinidamente” (Art. 8 Estatuto Comunidad Huarpe de Guanacache, San
Luis). Y, según lo determinó el decreto provincial Nº4174, Juan Carrizo asumió como “Jefe
administrador de las tierras restituidas” en 2011. Es decir, Juan pasó a ser “cacique”
homologado a “jefe”.
Juan es uno de los hermanos mayores de Pascuala, es policía retirado y antes de ser
jefe/cacique brindaba servicios de vigilancia privada en la ciudad de San Luis, en barrios
privados y en “countries”. Y dado que dispone de un terreno- el cual era de sus padres- en
la zona cercana a La Represita y en donde tiene animales, se mantuvo en contacto con las
familias del lugar, varias de éstas con las que guarda relación de parentesco. Vale mencionar
que Juan fue uno de los más reticentes en los inicios de la organización e incluso, en
reiteradas ocasiones y distintas personas, me comentaron que continúan los
enfrentamientos entre él y Pascuala 172. Si bien su labor de “jefe” fue oficializada en 2011,
éste había comenzado a ejercer dicha función años antes, mientras el municipio estaba “en
construcción”, según me contaron mis interlocutores.

La función principal del jefe/cacique y co-cacique consiste en administrar el presupuesto


mensual que es otorgado de acuerdo a lo establecido por la Ley sobre Régimen Municipal173
y dada la autonomía que se le confiere en tanto municipio, tiene la potestad para regir sobre
los asuntos internos. A partir del informe de la gestión presentado por Carrizo en 2012 al
Programa de Culturas Originarias, podemos decir que la misma consistió en proponer

172 Desde mi primera visita a la Comunidad, Pascuala me anticipó que sus hermanos varones, especialmente
uno de ellos, cada vez que podía se le enfrentaba y hablaba mal de ella y de quienes la rodeaban, por ejemplo
diciendo que no hacía más que “estafarlos”. Como me alojaba en la vivienda de Pascuala e incluso fue ella
quien me presentó a varios de los integrantes, por lo que me asociaban a Pascuala, decidí por el momento no
entrevistar a ninguno de sus hermanos, si a su hermana, para evitar cualquier inconveniente.
173 Ley nºXII-0349-2004 consultar en:
http://www.municipios.sanluis.gov.ar/MunicipiosWeb/Contenido/Pagina876/File/Ley%20Provincial%2 0N%
20XII-0349-2004%20-%20Regimen%20Municipal.pdf

128
personal a cubrir los puestos de trabajo que se fueron generando 174, tramitar la obra
social175 y coordinar los eventos y celebraciones 176. Durante su periodo, el monto fue
destinado al pago de sueldos y a la compra de heladeras y cocinas para las viviendas,
alimento para los animales y otros elementos para el trabajo y gastos de mantenimiento de
las maquinarias y las infraestructuras. También, se destinó parte del presupuesto a la
compra de uniformes para escolares para los niños y en el festejo del día del niño y para el
“agasajo durante la visita del gobernador y su gabinete”. Respecto del recurso acuífero,
durante su mandato se pusieron en funcionamiento bombas de agua que extraían agua
salada de los pozos. Mientras que el suministro de agua potable, estaba proporcionado por
los camiones de vialidad que llevaban desde la ciudad capitalina, y pagados por el Estado
provincial (continúa siendo así). Es decir, todavía no funciona la planta potabilizadora que
se encararía de abastecer a través del acueducto del oeste.

De acuerdo a lo presentado en este informe, Juan habría estado a cargo desde 2011 hasta
2013, sin embargo, según lo que mis interlocutores me relataron, esto no habría sido tan
así y tras algunos alti bajos durante la administración de éste, llevaron a que sea
reemplazado por su sobrino, Miguel Calderón. Éste último fue designado como cacique en
una reunión del Consejo comunal a finales de 2011, en dicha reunión fue propuesto sin que
él estuviera presente. No obstante, el reemplazo fue oficializado recién en noviembre de
2013, decreto mediante177.

Miguel tiene alrededor de 30 años, y se crió en una localidad de San Juan donde realizó
sus estudios primarios. Según lo que me contaba su familia, y también Romero Gatica,
Miguel mostró un rol muy activo desde que comenzaron con los trámites de la personería
jurídica, “siendo él bastante joven”, destacaban. En aquella época se le dio la oportunidad

174 Primariamente, se les designó como beneficiarios del plan de “trabajo social” a cargo principalmente del
mantenimiento de caminos y a medida que se fue construyendo la escuela y el hospital, pasaron a tr abajar
como ordenanza, seguridad, encargado de mantenimiento.
175 Disponen de la obra social provincial D.O.S.E.P (Dirección de Obra Social del Estado Provincial).
176 Es decir, visitas de los funcionarios del gobierno provincial. Por ejemplo la primer visita, y única, de Alberto

Rodríguez Saá fue durante el acto de restitución de tierras.


177 Decreto Nº 8566-MTyC-2013.

129
de acompañar al representante de un CPI178 de San Juan a una reunión sobre el CEAPI179, lo
que conllevó a que sea miembro fundador de este último y de allí fue formándose como
activista indígena. Miguel designó a su primo, Patricio “Tito” Calderón, como co-cacique.
Para Tito, aquello significó dejar su trabajo en la ciudad de San Luis y volver al campo, si
bien gran parte de su familia continuaba viviendo allí (su madre y sus dos hermanas), él
desde hacía varios años que vivía en la capital, dedicándose actividades relacionadas al
campo. Cuando Miguel le ofreció el cargo, se encontraba sin trabajo por eso aceptó, según
me comentó el mismo Tito.

El traspaso de autoridades comunitarias está relacionado a que durante el primer período


de administración continuaba la desconfianza y descreimiento de que realmente aquello
que proponía el gobierno provincial se volviera efectivo y, por ende, las personas no
mostraban mucho interés en trabajar, en poner en marcha los proyectos propuestos y
demás, tal como comenta a continuación Cristina (esposa de Miguel, y desde hace varios
años vive en la Comunidad):

C: Cuando Miguel me contaba todo lo que decían que iban a hacer, que iban a poner luz,
agua, las casas, todo, yo le decía: ¡¿te pensas que se van hacer todo eso?!¿Qué se van
venir hasta acá? “vos confía”, me decía, “hay que tener fe”… y si así fue. Bueno vos viste
cómo es Miguel, así con esa tranquilidad… y salió todo bien. Pasa que como el
administrador que estaba antes les decía: “no hagan nada ustedes, si nunca les van a
pagar”180 (…) por eso fue que se perdieron muchos animales si él les decía que no
trabajaran. Pero ahora ya está trabajando bien. Yo por eso, a Miguel y a doña Pascuala,

178 La creación del Consejo de Participación Indígena (CPI) durante el año 2004, en el ámbito del INAI, fue el
inicio de un proceso de consulta y participación entre el Estado Nacional y los pueblos originarios. orientando
sus funciones hacia tareas de acompañamiento y fortalecimiento de sus comunidades. La elección de los
representantes se efectúa a través de la convocatoria de asambleas comunita rias, las cuales, a través de los
métodos tradicionales de cada comunidad, eligen 1 representante titular y uno suplente por pueblo y por
provincia. Disponible en: http://www.desarrollosocial.gob.ar/wp-content/uploads/2015/08/1.-INAI-Organos-
de-consulta-y-participacion.pdf.
179 El Consejo Educativo Autónomo de los Pueblos Indígenas se conformó en 2006, luego de que desde el

Ministerio de Educación Nacional se convocara a representantes de la mayoría de los pueblos indígenas del
país para debatir la nueva Ley de Educación que fue sancionada en diciembre de ese año. Una Comisión de
Seguimiento a esa nueva Ley, conformada por esos repres entantes indígenas dio origen al CEAPI. Más
información disponible en: http://www.ceapi.info/wp-content/uploads/2010/06/folleto_ceapi.pdf.
180 El “no hagan nada” que mencionaba Cristina, se vinculaba a que estos planes implicaban cumplir

determinadas obligaciones y un horario fijo, y en algunos casos, nuevos oficios y por lo tanto debían adaptarse
a un sistema laboral distinto de lo que gran parte estaba acostumbrado.

130
les tengo mucho respeto por todo el trabajo, y eso que han tenido que pasar por feos
momentos (Cristina 11/07/2014).

Antes de que se pusieran en funcionamiento los puestos de trabajo a cargo del municipio,
la mayoría de los integrantes comenzaron a trabajar en el plan de trabajo social que
brindaba el Estado provincial, Plan de Inclusión social. Como contraprestación de estos
planes debían realizar diferentes tareas como mantenimiento de caminos, forestación y
vigilancia, era un trabajo de cuatro horas y obtenían el salario mínimo y no había límite de
beneficiarios por grupo familiar, lo que permitía un considerable ingreso por familia. La
primera experiencia laboral “formal” de varios de los Guanacache fue este plan. Luego, al
ponerse en marcha los planes de trabajo propios de la Comunidad, se fue incorporando
personal, tanto a huarpes como a otras personas que viven cerca dicha localidad rural.
Durante mi trabajo de campo, estaban en funcionamiento el plan ganadero y el de tejidos
de lana de llama, por lo que realicé observación participante en ambos.

Retomando lo que señalaba Cristina, vemos que el mal funcionamiento de los planes en
sus inicios, se lo atribuye al mal desempeño de la administración anterior. No obstante,
durante mis estadías, los conflictos y/o disconformidades en relación a los empleos
continuaban, tanto por parte de los trabajadores como de las autoridades. A continuación,
los casos de dos de mis interlocutoras huarpes, la primera de ellas trabaja actualmente en
el Plan de Inclusión Social:

A: ¿Usted a que se dedica?

J: Estoy en el plan (de inclusión) pero como nos pagan el mínimo, ya casi ni nos obligan a
trabajar… ahora, si un día me llaman, iré porque sé que esa es mi obligación.

A: Está bien… ¿o sea que usted trabaja fuera de la comunidad?

J: Sí, sabía estar por la policía, en el camino. Me gustaría trabajar acá también, porque
tiene sus beneficios, pero son ocho horas y yo no quise, más que nada por cuestiones de
salud, que estaba enferma pero ya me mejoré. Y como ahora nos ha ido mal con los
animales, me gustaría trabajar en algo.

A: Ah claro… ¿Y no le ha preguntado a alguien?

131
J: Quería hablar con Pascuala pero como no la veo nunca y Miguel siempre está ocupado.
Porque van a abrir un museo así que pensaba que podía estar ahí (Juana 30/03/2014).

Por su parte, Susana –presentada en capítulos anteriores- comenzó a trabajar en Plan de


inclusión y actualmente trabaja en el Centro Cultural ubicado allí y se encarga de tejer con
lana de llama:

A: ¿Usted de que trabaja?

S: En el centro cultural. (Se para y me trae una carterita bordaba con pajaritos y flores
hechos de lana)

A: ¡Qué lindo! ¿Lo hizo usted?

S: Sí, con el telar que tenemos en el centro. Pero después lo hice como sabemos de
antes, a mano. Me cuesta más con el telar.

A: ¿Hace mucho que trabajo con los tejidos?

S: Hará unos dos meses que estoy en el centro cultural, antes estaba en el plan de
inclusión.

A: Ah. Así que hace poco que empezó. ¿En el plan que hacía?

S: Estaba con los animales. Y antes también. Hasta que vino una tal “Blanco”, me parece,
no me acuerdo bien el apellido. Usted la debe conocer… es vice, está en la municipalidad
de Villa Mercedes. Ella es la que vino y dijo que trabajáramos en el centro (…)

A: ¿Qué le gusta más?

S: Los animales. Esto cansa mucho, por ahí te dicen que no es nada… pero si hay que
estar sentado mucho tiempo, te cansa la espalda. Si para hacer esto habré estado un
mes.

A: ¿Ahora qué está haciendo?

S: Estamos hilando la lana. No sé qué irán a hacer con eso, como recién empezamos
todavía no nos han dicho (Susana 31/03/2014).

132
“Me puso”, “me dijo” o “no me dijo” o, “ya ni nos obligan a trabajar”, son algunas de las
expresiones que condensan algunas de las actividades que realizaban y que estaban sujetas
a órdenes externas, generándose una dependencia para con las autoridades comunales, a
la espera que desde éstas se decidiera, se le contestara o dijese qué hacer.

Son este tipo de relaciones las que considero como parte y efecto del proceso de
municipalización, puntualmente aquí los efectos del surgimiento de nuevas autoridades
locales vinculadas con otros funcionarios estatales y también con los miembros de la
comunidad que establecen vínculos de cierta dependencia con ellas.

Ahora bien, para no caer en un lectura que reifique la idea de dominación y/o sugiera la
posibilidad de leer estos cambios y efectos bajo la propuesta de poder tutelar que ya
critiqué, recupero la noción de estrategias bourdesiana. Más puntualmente la de
‘estrategias de inversión económica’ 181 (Bourdieu 2011), que me permite dar cuenta de
cómo “los nuevos puestos de trabajo” instauraron una serie de relaciones sociales en tanto
obligaciones duraderas, subjetivamente percibidas (sentimientos de reconocimiento, de
respeto) producido por la alquimia del intercambio –de dinero, de trabajo, de tiempo, etc.−
y por todo un trabajo específico de sostenimiento de dichas relaciones (2011: 37).

Mientras que, por su parte, las acciones de las autoridades comunales instalan ‘estrategias
de inversión simbólica’ (Bourdieu 2011:37) que apuntan a conservar y a aumentar el capital
de reconocimiento, legitimando la dominación y su fundamento (es decir, la especie de
capital sobre la cual reposa), naturalizándolos. Al respecto, en otra de mis estadías pude
aproximarme un poco más al trabajo del cacique y co-cacique, dado que en otras
oportunidades se encontraban en la ciudad de San Luis –donde pasan varios días por
cuestiones laborales 182-. Aquella vez pude acompañar al co-cacique en una jornada laboral,
a continuación presento fragmentos de lo registrado entonces, puntualmente en relación a

181 A partir de este trabajo Bourdieu pone de manifiesto cómo los mecanismos de dominación y dependencia
son indisociables de la práctica, dado que requiere de un dinamismo entre estructuras objetivas y estructuras
subjetivas, consideradas como la disposición de los sujetos.
182 Teniendo en cuenta que parte de las tareas administrativas es realizar un sinfín de tareas burocráticas (ir

al banco, al Programa de Culturas Originarias, pagar impuestos, etc.), su gestión consiste en repartirse unos
días en el municipio y otros en la ciudad capitalina.

133
un acontecimiento que presencié y describiré, cuando se presentó el dilema por parte de
los caciques respecto si el nueve de julio183 se trabajaba o no. Considero que este evento
pone de relieve el constante esfuerzo de Tito de imponerse como autoridad y ser
reconocido como tal, parte de las estrategias que describí se resumen en la frase “dar el
ejemplo trabajando”.

[Todavía estábamos en la ciudad (San Luis), en la casa de Pascuala, terminando de cargar


unas cosas para emprender el viaje hacia La Represita. Miguel y Tito se ponen a conversar
sobre qué hacer con el feriado, si se lo daban o no a los trabajadores de la Comunidad]

T: No podemos hablar teniendo un empleado acá… (Estaba presente Américo, pareja de


Pascuala, que trabaja en el corral)

M: Si se lo das, se los das a todos.

(Luego, Tito llama a alguien por teléfono y pregunta qué podía hacer, cuando corta dice,
sin nombrar quién, “me dijeron que nosotros decidiéramos”. Nos fuimos y quedaron en
que después lo hablaría Miguel y Tito por “Nextel”).

El miércoles, nueve de julio, fui por la mañana hasta el corral. Veo unos caballos en el
corral y las motos, señal que estaban trabajando184. Seguí hacia el centro cultural, ví que
las puertas estaban abiertas y estaba el camión cargando agua. Dejé la bicicleta contra
el cercado y entre, al ratito veo que alguien se viene acercando, era Tito:

T: ¿Qué haces por acá?

A: Pasaba y ya que estoy, venía a ver si estaban las mujeres

T: ¡Qué van a venir a trabajar! Cuando uno le da más, le piden más. Ayer vine a decirles
y se terminaron enojando conmigo.

183 El nueve de julio se celebra el Día de la Independencia en conmoración de ese día del año 1816, cuando en
la actual provincia de Tucumán, las provincias unidas de sud América declararon su independencia como
nación libre, soberana e independiente de la Corona Española .
184 Finalmente, sí el nueve de julio debía o no ser feriado debió ser decidido por los caciques, a partir de lo que

informaron cuando Tito realizó esa llamada. No obstante, si bien la consigna era si se trabaja, todos deben
hacerlo, tal como lo expresó Miguel, por lo que pude observar, sólo los trabajadores encargados del corral y
actividades relacionadas, trabajaron la media jornada. El centro cultural y la escuela permanecieron cerradas,
vale aclarar que en el caso de la escuela, ésta contempla ciertas particularidades, ya que como veremos más
adelante, depende no sólo de las autoridades de la comunidad, sino, también de las la Universidad (provincial)
de La Punta. Mientas que en el caso de las mujeres que traba jan en el Centro Cultural, según Tito, éstas no le
habrían hecho caso. Aquellos que si trabajaron aquel día, además de Tito, son personas ajenas a la comunidad
–pero contratadas por ésta- de puestos cercanos, pero que se dedican desde hace años actividades ganaderas.

134
Me contó que había pensado que, quizás, yo podía ayudarle, averiguando, entonces,
cuando fuera le preguntará cuánto de lana venían haciendo al mes, porque a él no le
quisieron decir185 (…) Después lo acompañé a entregar los cheques a los jubilados,
mientras íbamos en la camioneta, casa por casa me comentó:

T: Aprovecho para trabajar, para dar el ejemplo, sino estos no quieren trabajar y pasa
como la otra vez que perdieron un montón de animales –con la otra administración- y
ahora tenemos que ganar lo que gastamos en la trafic 186, hay que recuperarlo. Pero
Miguel no les dice nada, sino se pelea (…) Quise renunciar pero me dijo “no” (Miguel),
cómo me vas a dejar solo, ahora nos queda un año más.

A: El año que vienen son las elecciones acá también, ¿no? ¿Van a postularse?

T: Y, vamos a ver, pueden pasar tantas cosas. En la administración de antes ahí sí que no
hacían nada, por eso ahora están acostumbrados a no hacer nada si nunca en su vida
trabajaron. A mí me gusta trabajar, así se te pasa el día sino no se te pasa más, entre voy
al corral, a la escuela, ando por todos lados, siempre hay cosas para hacer y ahora que
Miguel va a estar más allá me deja a cargo a mí y mejor, sino se arma lío porque yo digo
una cosa y él dice que no y así (Tito 09/07/2014 en notas de campo).

Tito remitía a lo que supone “ser trabajador” y que según su parecer, la gente de allí no
cumplía con tal estereotipo, en parte por la “falta de costumbre”, marcando un quiebre con
el accionar de la gestión anterior respecto del trabajo y las obligaciones que involucra, pero
también contrastando con el modo de actuar del actual cacique.

Como he mencionado, antes del proceso de comunalización, las familias que vivan en
zonas rurales se encontraban dispersas en distintos puestos en donde cada grupo familiar
subsistía principalmente a partir de la cría de ganado propio, tanto caprino o porcino, y en
menores casos bovino. Esta tarea estaba a cargo, en la mayoría de los casos, de los hombres
de cada grupo familiar, si bien las mujeres también colaboraban, ellas eran

185 Al otro día les pregunte, sin decirle que Tito me había hecho tal encargo, pero me contestaron que no
sabían porque no tenían balanza, además que antes de pesar la lana debían lavarla y no les han llevado jabón.
No obstante, opté por no contarle a Tito que les había preguntado, para evitar malentendidos con cualquiera
de las dos partes.
186 Unos días antes viajaron a la capital con la intención de averiguar para comprar una trafic con la plata que

habían generado durante su gestión, fueron los a dministradores quienes tomaron tal decisión sin consultar al
resto, tal como ellos mismos me señalaron y calificaron como “buena” a su gestión, ya que le permitía realizar
este tipo de inversión. Unos días después realizaron la compra, el vehículo está destinado al traslado de los
miembros de la Comunidad haci a la ciudad para que puedan ir a cobrar todos los meses, como también para
organizar viajes educativos y de ocio.

135
fundamentalmente las encargadas de la crianza de los niños y de las tareas domésticas.
También, algunos de los hombres solían trabajar para patrones de estancia, ya sea por
medio de changas o en menos casos, como empleados fijos. De esta manera, a diferencia
de los planes actuales, el horario era más flexible, y en la mayoría de los casos no de
dependían de un patrón; el salario tampoco era fijo y el precio variaba según lo que
obtenían de sus ventas, las cuales se devaluaban al encontrarse en una zona marginal. Por
lo que puede decirse que estos cambios significaron la incorporación al sistema laboral
asalariado, por ende pasaron a regirse a través de nuevas normas laborales, a disponer de
obra social, a tener que ir a cobrar el sueldo todos los meses al banco ubicado en la capital,
y, así también adquirir distintas obligaciones.

Pero además, estas trasformaciones guardan relación con lo que mis interlocutores
describían como la “llegada del Estado”, es decir, la irrupción de la “presencia” estatal
implicó además de la instalación de los servicios básicos y la infraestructura, la integración
laboral mediante los planes y puestos laborales. En otras palabras, devino en fuentes de
trabajo sin la necesidad de migrar; a diferencia de lo sucedido en tiempos previos, como
con sus generaciones anteriores que debieron trasladarse hacia centros urbanos en busca
de trabajo.

En este sentido, es pertinente pensar estos cambios atendiendo lo señalado por Escolar,
sobre cómo durante la época de los gobiernos populares en el país , y particularmente con
el cantonismo en San Juan, se estableció un punto de inflexión que marcó la inclusión social
de las poblaciones subalternas locales como trabajadores asalariados (2007:164).
Asimismo, el autor plantea que la inclusión al mercado laboral también implicó el
advenimiento de un paternalismo estatal 187. En cuanto a ello considero para este caso que

187 El autor describe, a partir de las memorias calingastinas, cómo el periodo cantonista marcó la inclusión
estatal de las poblaciones locales. Así, el advenimiento de un moderno paternalismo estatal, remplazó las
relaciones de autoridad clientelistas que mantenían con los terratenientes o grandes ganaderos. De esta
manera, el papel protector del Estado a partir de la aplicación de leyes sociales y protección de los
trabajadores derribó el esquema de servidumbre que caracterizaba a estos asentamientos agrícola -
ganaderos, significando la incorporación definitiva de estas poblaciones al Estado ( Escolar 2007: 164-165).
Para nuestro caso, puede considerarse también una lectura inspirada en lo que Rouquaud propone, en
relación a que el gobierno saaista presenta características de un régimen (neo) patrimonialistas (ver Rouquaud
2008).

136
pueden advertirse rasgos paternalistas por parte del gobierno provincial pero no por ello la
relación que se instaura entre el Estado provincial y la Comunidad huarpe desde 2006,
puede entenderse sólo así, de ser así no tendría lugar preguntarse la posibilidad de un
régimen autónomo188.

Entonces, podemos sostener que en el caso de San Luis, se plantea un escenario similar
a lo propuesto por Escolar, como veníamos advirtiendo, pero sumando que el
reconocimiento implicó también un modo de interpelar a los actores sociales como
trabajadores asalariados. Como también decimos que se inaugura un tipo de relación que
mantiene ciertos “gestos” paternales, análogos a un papel protector del Estado, pero que a
su vez, presenta cierta tendencia a desplazar las técnicas paternalistas por nuevas técnicas
de gobierno que aspiran al “auto empoderamiento” y la “libre determinación”.

1.4 Inti Raymi: participación ¿colectiva?

El hecho de que considere que esta “política de reparación” no se reduce a un


paternalismo, está vinculado a que uno de los postulados claves de la misma tiene que ver
con la integración mediante la participación colectiva. En este acápite, me abocaré a la
“participación” en tanto mecanismo de integración a la vez que de dominación,
principalmente a través del análisis de la celebración del Inti Raymi. Para ello me enfocaré
no sólo en la ceremonia en sí, sino en la organización previa, en el durante y los
acontecimientos sucesivos, prestando especial atención a las situaciones que dan cuenta
de cómo es la interacción entre huarpes, autoridades huarpes y funcionarios provinciales
no indígenas y de qué manera “participan” los primeros. Sin por ello, dejar de reflexionar
acerca de cómo en estos rituales, “lo étnico/huarpe” aparece como algo a producir y/o

188Aclarado esto, un caso donde pude vislumbrar un trato paternalista, fue en un acto realizado en la escuela
“Xucum Pe” por el Día del niño, en donde el gobernador de aquel momento, Poggi, no pudo asistir y fue
Pascuala como jefa del Programa, es decir representaba al Estado provincial. En el momento de presentar el
sorteo de bicicletas, la funcionaria hizo alusión que: “si bien el gobernador, contador Claudio Poggi, no pudo
venir les mandaba unas bicicletas y muchos saludos. Ahora les da tres porque ya el año pasado, co mo se
acordarán, vino él mismo a entregarlas una a cada uno”.

137
practicar, se hace cultura, adaptándola a actores y a contextos específicos (Bascopé
2009:18).

En julio de 2014 se conmemoraba el “Inti Raymi” en el “Pueblo Nación Huarpe”. La


organización estuvo a cargo del municipio huarpe y del Programa Culturas Originarias, fue
difundida por la prensa local y era un evento abierto a la comunidad en general. Consistiría
en una cena el viernes por la noche y al otro día, durante el alba, la ceremonia para honrar
a la “pacha” y pedir augurios para el año nuevo que comenzaba. La ceremonia fue
anunciada por la jefa del Programa Culturas Originarias, y difundida por la prensa, como un
“evento multicultural”. Esta era la tercera edición del Inti Raymi, organizado, en parte, y
financiado desde el Estado provincial, a través del Ministerio de Turismo y las Culturas, en
esta oportunidad y por primera vez, en el Pueblo Huarpe 189.

Por mi parte, estuve desde el día viernes a la tarde que viaje desde la capital sanluiseña
con Pascuala y Eva, la “guía espiritual”, como me fue presentada, que recién llegaba de
Viedma (Neuquén). Llegamos aproximadamente a las tres de la tarde, estaba la mayoría de
los miembros de la Comunidad, haciendo distintas tareas. Un grupo de mujeres en la cocina,
otras en el s.u.m (salón de usos múltiples) de la escuela haciendo empanadas. Los hombres
estaban afuera, algunos pasando el tractor, otros haciendo el fuego y el cacique, co-cacique
y Pascuala iban y venían todo el tiempo. Pregunté en qué podía ayudar y me asignaron que
colabore con el repulgue. Más de mil empanadas había que rellenar y armar, éramos en
total cinco mujeres, todas ellas integrantes de la Comunidad. Me senté con ellas, al principio
estaban calladas, con el pasar de las horas, estuvimos alrededor de tres horas, empezaron
a conversar y cada tanto me incluían y bromeaban acerca de todas las empanadas que
teníamos, entre otras cosas 190. Me contaron que estaban desde las once de la mañana, les

189 No obstante, ya habían sido los anfitriones de otras celebraciones, en la que participaban funcionarios
estatales, aunque, también en aquellos casos que no podían ir, era Pascuala la encargada de representar al
Estado provincial
190 Otro suceso que despertó mi atención, por la manera en que se sentían representadas, si bien lo hacían a

modo de broma. Pascuala había llevado de su oficina los banner con fotos de la comunidad con el logo del
“Programa culturas originarias”, cuando los armaron, al lado de éstos, colocaron un cuadro grande que les
habían donado. El cuadro estaba pintado al óleo, de unas dimensiones bastante amplias y representaba un
atardecer con los colores del cielo pintado en naranja y amarillo en un paisaje similar del lugar y alrededor de
los arbustos, gente sentada. Las mujeres susurraban: “ahí estamos dentro de los arbustos, los indios con las

138
pregunté cuánta gente iba a ir, pero no estaban al tanto, ni tampoco sabían muy bien cómo
iba a ser, ni en qué consistiría. Marquesa me preguntó si yo había ido con otra mujer: “sí,
con Eva, una amiga de Pascuala, mapuche que vino para hacer la ceremonia de mañana”,
le contesté. Después, surgió el tema del agua, que no tenían y que al parecer tampoco iban
a tener para el evento:

M: Hubiesen traído al menos para ahora. Pero mejor, que vengan a pedir mañana agua,
así ven cómo estamos…

D: Yo pensé que iban a hacer como en ranqueles que tenían toda el agua al lado de la
escuela.

A: ¿Siguen con problema con el agua?

M: Sí, hace semanas que no traen

A: ¿Pero no inauguraron hace poco la obra de las lagunas?

M: Eso es por allá, pero acá sigue igual… acá tenemos la que viene del acueducto, viene
llena de pelos, no se puede tomar

A: Ah, ¿o sea que la obra de allá no les solucionó el problema?

M: No. (Marquesa y Dora en notas de campo 15/08/2014)

Una vez que finalizamos, llegó un transporte con la vajilla que habían alquilado, Tito
estaba allí y lo ayudé a acomodar las copas, luego se sumó Juana y Marquesa. Antes de
comenzar con el armado de las mesas, conversé con Juana que estaba allí parada. Empecé
la conversación hablando sobre la fiesta, comentándole que había escuchado que era la
primera vez que ésta se hacía “en huarpes”:

J: Si, no sé mucho porque el otro día vino Miguel y nos dijo que teníamos que venir y
ayudar porque iba a venir el gobernador y otra gente, por eso estamos acá.

[Llegó Tito y Juana le pregunta por qué hacían ahí el Inti Raymi]

T: Lo iban a hacer allá (en el Pueblo Ranquel) pero como acá hay líos, con eso que nos
dicen que somos de San Juan.

plumas”. Morochos, agregó Marquesa, en tono irónico. Me preguntaron si sabía quién lo había pintado, pero
desconocía.

139
A: ¿Cómo?

T: ¡¿Ya vas a empezar a anotar?! (Bromea)

A: No, preguntaba nada más

T: Hay líos, entonces, quisieron que lo hagamos acá.

Los “líos” a los que refería Tito, se debían a que uno de los vecinos colindantes –que ocupa
parte del territorio restituido-, amenazó con denunciarlos alegando que ellos, los huarpes,
deberían estar en territorio mendocino y no sanluiseño, por tal motivo el Inti Raymi se
celebró como una forma de legitimar su presencia en el territorio.

Durante la cena 191, por momentos los protagonistas eran las autoridades indígenas tanto
huarpes como ranqueles, estos eran quienes estaban sentados en la mesa principal 192.
Otros integrantes de la Comunidad estaban encargados de servir la comida, mientras que
otros estaban sentados con el resto de los invitados. El salón estaba repleto, había tres
tablones de tres metros de largo totalmente revestidos de mantelería, donde estaban
sentados los invitados (en su gran mayoría se trataba de familias vecinas), más la mesa
donde estaban las autoridades huarpes y ranqueles. De fondo, había una pantalla gigante
que transmitía cada tanto un video con fotos del anterior Día del Niño, donde se realizó la
entrega de computadoras y también del acto de entrega de tierras con la presencia de
Alberto Rodríguez Saá, quien salía en las fotos con su poncho abrazado con la gente.
Después de servir el ultimo plato, Miguel y Pascuala fueron hacia el micrófono, Miguel dio
las gracias a todos los presentes y comentó brevemente lo que estábamos festejando: “el
año nuevo de los pueblos de América, como corresponde, y no según el hemisferio norte ”.
Le dio la palabra a Pascuala, quien retomó lo “bien dicho” por Miguel, y nos invitó a que
“cada uno invoque la paz y reaprenda costumbres que han sido olvidadas”. Luego llamó a

191 En la cena participó la Comunidad huarpe, el Pueblo Ranquel, vecinos, el intendente de una localidad
cercana y, un “embajador” y su esposa.
192 En total había cuatro mesas, tres tablones largos –colocados de manera vertical- que ocupaban la mayor

parte del salón, y la mesa principal, más corta que las anteriores, que estaba colocada en frente a estas dos
mesas, de manera horizontal.

140
Eva y a Sandoval (Lonko del Pueblo Ranquel de San Luis) quien realizó un brindis desde su
lugar y luego invitó al profesor de la lengua rankül a pasar al frente.

Al día siguiente, había menos personas adultas de la Comunidad193 pero sí más niños, en
su mayoría, alumnos de la escuela “Xucum Pe”, como también menos vecinos, pero muchos
más funcionarios públicos, entre ellos el gobernador Poggi que llegó a primera hora con su
equipo de ministros y autoridades de la Universidad de La Punta. Minutos antes de que
comenzará salir el sol, se dio inicio a la ceremonia conducida por la guía espiritual, Eva.
Hicimos un círculo rodeando a las ofrendas y al fuego que había persistido durante todo la
noche, Eva pasó al frente y condujo el ritual.

Foto nº11. Ceremonia del Inti Raymi (imagen publ i ca da por l a Agenci a de Noti ci a s de Sa n Lui s , a gos to de 2014).

193 Según me comentaron se habían organizado por turnos, unos se encargarían de la cena y otros de preparar
el desayuno y de servirlo.

141
Foto nº12. El gobernador Poggi participando del Inti Raymi (imagen publicada por la Agencia de Noti ci a s de Sa n Lui s ,
a gos to de 2014).

Pasadas unas semanas, continuaban repercutiendo comentarios sobre el evento.


Principalmente, resonaban algunas críticas que apuntaban a los encargados de la
organización, acusando a aquellas personas que no cumplieron con lo pactado por estar
“acomodadas”, donde resonaba la falta de comunicación entre las autoridades y el resto de
los huarpes. Una tarde, en el centro cultural, estaban algunas de las mujeres que trabajan
en el lugar junto con Cristina, esposa de Miguel, en la conversación las misma realizaron
críticas a la administración, principalmente hacia Tito. Entonces, Cristina preguntó por qué
no pedían reunión si necesitaban hablar y Susana respondió:

C: ¿No han pedido reunión?

S: No, qué vamos a pedir si acá solo piden los jefes… (Sonríe tímidamente, al igual que su
hermana Teresa que miraba hacia afuera y asentía lo que decía Susana).

C: Si ni al Miguel le avisan… El otro día me enteré que había y como no me habían avisado
le digo al Miguel enojada y me dice que ni él sabía…

S: Nosotras fuimos porque nos llevó la Pascuala… Nos iba a llevar el Tito pero después
dijo que no tenía lugar, menos mal que vino la Pascuala y nos llevó en la camioneta (…)

142
C: ¡Ah! Otra cosa que me molesto, que se lo dije ayer al Tito. Es que a la noche (antes de
la ceremonia del Inti Raymi) no quedo nadie, estaba yo que no tenía que estar y usted
Susana, solas toda la noche (…)

S: SÍ, nosotras nos hemos quedado amanecidas como estábamos, si nos dicen cómo se
van a ir sin limpiar, que ellas no venían hasta el lunes y qué íbamos a dejar tantos días
eso sucio, así que nos pusimos a limpiar nomás… (11/07/2014 Susana y Cristina).

Con estos diálogos puede apreciar que la participación no era percibida en términos
igualitarios, entre los mismos huarpes la asignación y cumplimiento de tareas ejemplifica
las diferencias entre estos y los conflictos que genera, que aquí se atribuyen al “acomodo”
por el grado de parentesco con las autoridades. Tales conflictos no se limitan a estos
eventos o rituales, sino que se extienden a cuestiones cotidianas. La diferencia de status
con las autoridades huarpes, se manifestaba durante la ceremonia, pero también en los
comentarios previos y posteriores a ésta, especialmente los caciques y Pascuala eran los
que estaban al tanto de la organización del festejo, incluso por momentos siendo
protagonistas y adquiriendo lugar de privilegio respecto del resto de los funcionarios
provinciales no indígenas.

Otro de las cuestiones que sacaban a relucir estos sucesos, es el desconocimiento ante
asuntos que involucran a todos los integrantes, como puede observarse sólo algunos
estaban al tanto de cómo iba a ser la celebración y demás, pero el desconocimiento también
se manifestaba respecto al manejo propio de la organización a nivel general. Un día le
pregunté a una mujer de la Comunidad cómo y quienes decidían en qué gastar el dinero y
me respondió: “Miguel y el gobierno también deben ser… ¿o no?”. Concluí respondiendo a
mi propio interrogante, “claro, a veces eso no se entiende”, me respondió.

Las veces en las que pregunté a distintas personas si se reunían en el Consejo me


contestaban que sí pero que hacía mucho que esto no sucedía. La respuesta del cacique,
fue que ante los conflictos que últimamente se venían generando en las reuniones, habían
sido suspendidas por tiempo indeterminado. Y cuando les preguntaban qué temas trataban,
solían decirme “nos cuentan que están haciendo”. Miguel, por su parte lo describía de la
siguiente manera:

143
M: Las reuniones se venían haciendo con la necesidad de los temas a tratar y se reunía
toda la comunidad. Hoy estamos viendo que hemos hecho demora en reunión porque
también la comunidad ha tenido inconvenientes a lo largo de lo que ha resurgido, tienen
que pasar esta etapa. Hemos parado para que no sigan formándose bandos y pensar,
recapacitar -incluyéndome- qué es lo mejor para la comunidad.

A: Entonces, ¿cómo se toman las decisiones? ¿Entre todos?

M: No, en la comunidad está el consejo que es el que representa y toma decisiones pero
no toma todas las decisiones, sino que hay decisiones sobre las que sigue la línea de la
comunidad y éste las acompaña.

De acuerdo con lo que argumentaba, la “línea de la comunidad” vendría a ser los objetivos
que persiguen las autoridades. Entonces, teniendo en cuenta lo visto hasta aquí, la eficacia
de la gestión dependía en gran parte de que éstas hicieran cumplir las tareas, para lo que
era necesario un trabajo de legitimación, recordemos lo que mencionaban Juana y Susana
respecto de no trabajan porque “no las obligan” o porque aún “no le dicen qué hacer”,
mientras en otra conversación, Juana me dijo casi sin pensarlo que estaba ahí por el simple
hecho de “tenía que estar porque iba a ir el gobernador”. Estas frases dan cuenta del
reconocimiento de los diferentes status y relaciones jerárquicas, pero se trata también de
una “obediencia consensuada”, saben hasta dónde pueden o no acatar, lo que también
varía según cómo se percibe a las autoridades (recordando lo que decía Tito respecto a
cómo era su trato y el de Miguel y cómo la gente reaccionaba con cada uno, por ejemplo).
No presencié ningún caso donde se cuestionara o deslegitimara el rol de las autoridades,
pero si se realizaban críticas relacionadas a la distribución de los recursos, sobretodo del
agua, y la asignación de tareas, en donde entran a jugar otros factores, como el “acomodo”.
Pero también, aquello que se cuestiona y lo que no, está entramado a las percepciones que
tienen sobre el Estado provincial y los funcionarios, y como veremos en el siguiente acápite
se produce una diferenciación entre autoridades comunitarias, Estado y gobernantes.

Por último, en cuanto a qué lugar ocupa la participación, considero que queda claro que
no se da en términos de una participación colectiva e igualitaria, tanto en el Inti Raymi como
en la cotidianeidad respecto de la toma de decisiones a nivel organizacional, ante ciertos

144
casos más que consultarlos, las autoridades “informan” sucintamente -y cada tanto-, sobre
lo que realizan en la gestión. Sumado a esto, el debilitamiento del Consejo, la dificultad para
pedir reuniones y que estas consistan en “nos cuentan que están haciendo” actúan como
mecanismos de dominación, desarticulando las vías de integración colectiva y legitimando
las asimetrías.

Respecto de la participación como dominación pensemos lo que Boccara y Bolados


(2008) advierten para el campo de la salud intercultural en Chile, en tanto que esos nuevos
espacios contribuyen a que la participación reproduzca dominación social, en otras
palabras, la dominación se ejerce a través de la participación (2008:182). En nuestro caso,
la dominación no la ejerce un funcionario no indígena basado en la estructura diferencial
de los capitales con los que cuenta (:177), como los expertos en salud chilenos, sino que son
las autoridades comunitarias las que reproducen la dominación y que han ido adquiriendo
un capital simbólico sobre el cual se objetiva el fundamento de la autoridad (Bourdieu
1996). Lo que no necesariamente implica que de manera intencionada y predeterminada
se ejerza la dominación, teniendo en cuenta que el resto de los huarpes aceptan y delegan
en las autoridades que ellos mismo eligieron, por lo que hay un consenso y un trabajo de
legitimación de las mismas, que conlleva a una internalización del poder que ejerce el otro
sobre ellos mismos. La dominación repercute en tanto `efectos de Estado´ (Mitchell 1991)
en la medida que se hace creer la separación Estado-sociedad y en la legitimidad de éste,
se crea ese límite aparente entre nosotros-sociedad por un lado, y el Estado por otro. Es en
ese efecto que se instauraría una autonomía “parcial” de la Comunidad.

2. Percepciones y modalidades de Estado

En algunas de las conversaciones que mantuve con mis interlocutores huarpes, ya sea
explícita o implícitamente, realizaban alguna crítica a los “caciques” y en menos casos a
Pascuala, pero raramente eran dirigidas directamente al gobierno provincial, por lo general
se mantenía una imagen positiva tanto del gobernador anterior, Alberto Rodríguez Saá, y
del actual Claudio Poggi.

145
Las quejas giraban en torno a qué se destinaba el presupuesto194, a problemas en la venta
de ganado, a la falta de agua, de atención de sanitaria, entre otras cuestiones. En los casos
que sí se le reclamaba al Estado provincial, apelaban a una mayor atención de éste sobre
determinados temas, como el agua y la salud, recalcando el incumplimiento ante las
“promesas” que funcionarios del gobierno provincial habían efectuado. Lo llamativo es que
en las disconformidades reclamaban la falta de intromisión del gobierno provincial en sus
cuestiones internas, apuntando al descuido y a la falta de atención, es decir solicitaban
mayor intervención, por ejemplo en las cuestiones económicas y en la salud.

[Una mañana mientras tomaba mates con Juana, llegó su marido, Justo, un hombre
huarpe que se dedica a la venta particular de animales. Él me preguntaba por qué estaba
allí y que hacía, con un tono serio e insistente sobre si me pagaban por mi trabajo]

A: Vengo también a conocer cómo es vivir acá.

Js: Y, es difícil… nos tienen engañados con el tema del agua todavía. Se piensan que
porque nos dan casas ya está. Acá es una zona muy desfavorable, está lejos de todo, de
San Luis, de San Juan. Entonces para vender los animales también se complica porque el
precio lo pone el que viene de afuera y siempre es bajo pero uno qué le va a decir, más
todo el gasto que tienen para venir acá, la vez que viene alguien que se le va a hacer (…)
Yo digo que tendrían que hacer acá una despensa aunque sea que abra una vez al mes,
ni digo que todos los días.

A: ¿No lo han planteado?

Js: Que le va a decir, si no hacen caso. (…) Yo pienso, si nos hubiesen dado estás tierras
allá por donde están las Quijadas sería tan distinto…

A: ¿Cómo viene eso?

Js: Y dicen que nosotros no lo vamos a cuidar y es la gente misma de ahí que no se quieren
ir. O sino dicen que el Alberto lo quiere para él. Y mandan gente de Nación para ver si
realmente somos de ahí, no sé qué pruebas necesitan, si estamos nosotros mismos. Si
hubiesen empezado no se unos veinte años atrás sería más fácil.

A: ¿De Nación que le dijeron?

Js: No sé, vino una chica a preguntarnos pero no volvió más.

194Además del presupuesto provisto por el Fondo de Participación, la venta de animales y textiles y demás
productos comprendidos dentro de planes municipales van a un fondo común administrado por los caciques.

146
J: Pero si la mandó Pascuala debe ser por algo bueno (Agrega Juana, con el tono calmó,
como solía hablar)

Js: Encima ahora que perdió el Alberto, él nos había dicho que si ganaba nos daba todo
esto pero ahora está Adolfo que no hace nada… Acá todo es muy difícil, porque arreglan
una cosa y se rompe otra y así es todo. Si hubiese ganado el Alberto, sería distinto (Justo
01/04/2014).

Justo, asociaba la figura de “Alberto” a un líder bondadoso y paternal. Vemos que postula
que “si ganaba, nos daba todo” refiriéndose a las elecciones presidenciales, en
contraposición a Adolfo. La distinción que realiza entre los hermanos Saá no es casual, el
que se lo culpe a este último “de no hacer nada” tiene que ver con que durante sus años en
la gobernación poco y nada se hizo en materia de reconocimiento indígena, y al parecer
tampoco hubo otras políticas que impactaran sobre la zona (recordemos el “olvido” con el
que se caracteriza los años previos a confirmarse como Comunidad de Guanacache). Lo que
si causó impacto durante su gestión, y no de manera positiva, fue que concediera el
territorio del actual Parque Sierras de las Quijadas.

Es menester aclarar que la valoración que realizaba Justo en relación a los hermanos Saá,
es por lo general compartida entre los miembros de la Comunidad, ya que fue durante la
gestión de Alberto que se realizaron los cambios que he ido describiendo y fue éste el que
los visito, realizó la entrega de tierras y demás actos performativos que le permitieron
posicionarse como líder y referente de la política de “reparación”. Por ejemplo, en otras
oportunidades mencionaban alguna ocasión en donde “el Alberto” hacía uso de su “poder”
para beneficio de ellos: “fue gracias al Alberto, cuando vino para la restitución, él pidió que
nos hagan el camino que está todo enripiado”, “primero iban a ser 17 casas, después el
Alberto dijo dos más para turismo y él empezó con que eran muchas (el arquitecto), ¡ah sí!
Ahora hace treinta le dijo (Rodríguez Saá)”. Pero todo esto no significó un necesario
enfrentamiento para con la figura del hermano, al menos cuando hablaban de su
candidatura no mostraban disconformidad.

Esto último atendiendo a que en los días de que Adolfo Rodríguez Saá lanzó su candidatura
presidencial, a mediados de 2014, distintos personas fueron contándome de este suceso

147
cuando iba a visitarlos a sus hogares, relatándolo con cierto entusiasmo, y aprovechaban
para preguntarme qué opinaba respecto de sí tenía posibilidades de ganar. El impacto que
tuvo la candidatura está asociados a los compromisos que los hermanos Rodríguez Saá
proponían durante sus actos y campañas, específicos para los pueblos originarios 195y que
el resto de los funcionarios, entre ellos Pascuala, se encargaban de difundir.

En otra línea de cuestiones, respecto del agua, observamos que Justo consideraba que
aún no se solucione la falta de la misma como parte de un “engaño”, atribuido al Estado
provincial. Dicha problemática se manifestaba constantemente e involucrada distintos
causantes, como veremos a continuación. Una mañana del mes de agosto en el Centro
cultural, las tejedoras me explicaban los problemas que tenían por la falta de la misma:

S: Viene de Vialidad que uno la pide y se la traen, pero a veces tiene que esperar porque
si hay otros anotados antes.

V: El problema con el agua acá es que no se puede tener un control, ya le dije al Miguel
(cacique) porque así uno sabe cuánto se está gastando… el otro día me puse a sacar la
cuenta (…)

A: ¿No tienen medidor en las casas?

V: Antes se podía saber, pero como algunos ahora han puesto otro tanque más se pierde
la cuenta... Pero se podría poner, porque ahora Rolo, Marquesa, Andrada todos tienen
tanque y usan más, el problema es que no la saben cuidar, si yo pido una vez y con eso
tengo para todo el mes, se estar hasta tres meses sin que llenan al tanque… yo le decía
al Tito – y después no vino por un tiempo- (se ríe). Yo no sé cómo los otros pueden gastar
tanta agua, si yo que no me he criado como ellos lavando los platos bajo el algarrobo o
bañándose con los jarros… por eso después vienen los de vialidad y dice que estamos
gastando un montón y tienen razón… (Susana y Vanesa 10/08/2014).

Vanesa, responsabilizaba a ellos mismo por el uso inapropiado que hacen de este recurso.
La continuidad de esta problemática, vinculada ahora a conflictos de otra índole -ya que

195 En la campaña presidencial, y también en la de la gobernación de San Luis cuyo candidato es Alberto
Rodríguez Saá, se encontraba dentro de las temáticas a abordar: el Trabajo e Inclusión Social; Política de
Promoción de Emprendedores; Mujer, Salud, Prevenci ón y Violencia; Pueblos Originarios; Legislación;
Comunicación y Redes Sociales. Pascuala tuvo un rol activo para la difusión de estas campañas, estuvo
acompañando a Adolfo Rodríguez Saá en “talleres de la mujer” organizados por Compromiso Federal en
distintos puntos del país y una de las mesas justamente era la “mujer indígena”.

148
pasaron de “bañarse con jarros” a esperar que llegue el camión de Vialidad y llene los
tanques-, se contrapone a aquella percepción positiva del Estado provincial, que vimos
hasta ahora. Más arriba observábamos que Justo y otras personas, describía a las acciones
y políticas como rasgos atribuidos al líder bondadoso que sería, “El Alberto”, es decir, el
Estado como actor. En estos casos y en base a ello, el Estado se enviste como idea (Abrams
1998) en la medida que es percibido como un mana (Escolar 2007: 162) del que brotan
como dones gubernativos otorgados, principalmente, por un líder carismático, “El Alberto”.

Pero a partir de las quejas por el abastecimiento de agua, las dificultades para integrarse
de manera efectiva a la cadena de producción agropecuaria 196, la falta de atención médica,
ponen de relieve aquellos aspectos donde desde el gobierno no se cumplió con lo
prometido, empero, tal incumplimiento no se lo atribuyen directamente a “el Alberto”. En
efecto, puede entenderse que coexiste otra noción del Estado separado del líder, en tanto
aparato centralizado encargado de la administración y que se manifiesta a través las obras
-un aspecto atendido como la infraestructura- pero una promesa incumplida hasta el
momento, como el agua. Tomando en cuenta que al momento de responsabilizar por estos
incumplimientos, ésta recae sobre las autoridades comunitarias, funcionarios principales,
Vialidad, es decir involucra a una serie de actores, dependiendo del caso, pero no apuntan
directamente al gobernador de turno.

El tema por la falta de agua es más complejo, como hemos visto, está entretejido a
relaciones de poder asociadas a un manejo del agua concentrado en la administración
estatal. Si bien, desde 2010 en adelante se vienen anunciando las obras a realizarse en la
zona y puntualmente para favorecer a los huarpes, el único tramo de la obra de reparación
del sistema lagunar que fue inaugurado se encuentra a varios kilómetros de la zona de la
Comunidad, por lo que no ha generado cambios allí ni en los alrededores. Mientras que el
agua que debería llegar por medio del acueducto, todavía no lo hace, sí, por medio de un
sistema de pozo colocado debajo de cada vivienda pueden obtener agua pero la misma
dispone de alto contenido de salitre, imposible de beber, incluso para los animales. Hasta

196Este tipo de comentarios y reclamos referían a los animales que cada familia posee, no a los animales
comunales, ya que de esos sólo se encarga la administración y el personal a signado.

149
el momento de mi trabajo de campo, el agua potable llegaba por medio de los camiones de
Vialidad que llenaban los tanques de cada vivienda, según lo solicitasen y el pago de la
misma se realizaba con fondos del presupuesto municipal. A fin de cuestas, el retorno del
agua continúa siendo una especie de espejismo, se vislumbra más cercano y por momentos
se agoniza en su espera. Así, la promesa de devolver el agua en tanto “truco de Estado” no
sólo ha conseguido instalar el espejismo sino, también, una presencia del Estado, que se
esconde tras acueductos que no llegan.

Con respecto a la salud y a la “viabilidad económica”, el hospital se construyó pero no está


en funcionamiento, a diferencia del proyecto ganadero el cual está en marcha desde la
apertura del municipio, lo que sucede es que se encuentran en una zona rural y
económicamente marginada respecto de la producción agropecuaria, teniendo en cuenta
la lejanía y las malas condiciones, como describía Justo. A su vez, como mencionaban mis
interlocutores, tuvieron inconvenientes con la administración anterior y muchos animales
se perdieron y murieron y es recién hace algunos unos años que comenzó a recuperarse el
ganado y poder generar ganancias.

Ante lo presentado, considero oportuno retomar las palabras de “participación” y el


“auto empoderamiento” las cuales resonaban dentro de las normativas estatales que se
desprenden de la “política de reparación”. Por ejemplo, desde tales ópticas, el no
funcionamiento del hospital puede verse no únicamente como una falencia del gobierno
provincial197, si tenemos en cuenta que el hospital se construyó al igual que le entrega de
animales e infraestructura. Es decir, aquí el “auto empoderamiento” actúa como
mecanismos de defensa y delegación del Estado, ya que desde éste puede argumentarse
que se encargó de proveer los medios que consideraba necesarios y que la puesta en
marcha es tarea de la Comunidad y sus autoridades. Cuando pude preguntarles a Pascuala

197Este tipo de reclamos no sólo me los comentaban durante mis estadías de trabajo de campo, sino que
también pude verlos materializados en las notas que el “cacique” elevaba al Programa de las Culturas
Originarias, durante el trabajo de campo rea lizado en éste. Si bien las notas iban dirigidas a Pascuala, en ese
momento jefa del programa, ella luego debía notificar a la ministra de Turismo y Las Culturas o a quién
correspondiese según el caso. Las notas solicitaban desinfección de chagas, atención médica en g eneral,
construcción de caminos y espacios verdes, los cuales prometió Rodríguez Saá durante su vista en 2007,
puestos de trabajo.

150
y a Miguel sobre cuándo se inauguraría el hospital, matizaban sus respuestas diciendo
“pronto”, que faltaba personal; mientras que en los medios de prensa oficiales se anunció
que el gobernador Poggi planeaba estrenar la obra en 2013. Off de record pude constatar
que el tema de salud era algo que preocupaba a los huarpes de Guanacache, y esto se
evidenciaba en las notas que Miguel elevaba al Programa Culturas Originarias,
argumentando que pareciera que “no tienen derecho a enfermarse”. Dado que para que el
hospital funcione, necesitan de personal y la idea desde un principio era que la gente de allí
puede trabajar en éste -junto a profesionales-, para lo que deben capacitarse, lo que implica
una serie de gastos extras que hasta entonces, el gobierno provincial no estaba dispuesto a
costear.

En este sentido, siguiendo a Lenton y Lorenzetti, la modalidad de participación -que se


vuelve extensiva al auto empoderamiento-, recobra fuerza en tanto dispositivo que logra
encubrir prácticas de gobierno propias de la racionalidad neoliberal, prácticas que
consiguen comprometer a través del ejercicio, responsabilizándolos (2005:245). Pero dicha
modalidad no se da de forma exclusiva, sino que coexiste con el espíritu dador y bondadoso
del “Estado deviene-estar”. Correspondiéndose con dos percepciones de Estado, por un
lado, asociadas al “mana” que sedujo a partir de la entrega de viviendas y demás
infraestructura, y, por otro, un aparato estatal que compromete un conjunto de agentes y
acciones que involucra distintas esferas.

2.1 Aquí vive Guanacache

Basándome en los aportes de la Antropología de las políticas (Shore y Wright 1997) y


Antropología del Estado (Sharma y Gupta 2006), entiendo a las formas de gestión como un
proceso complejo de administración de las poblaciones en el cual las políticas contribuyen
imponiendo condiciones, normas y regulaciones sobre la conducta de los sujetos (Manzano
2007:90). En este sentido, la noción de política [policy] sistematizada por Shore y Wright
pone de manifiesto cómo la política, al igual que el Estado moderno, afecta todos los
ámbitos de la vida y más que esto es la forma en que los individuos se construyen así mismos
como sujetos (1997).

151
A la luz de estas lecturas, y a partir de lo recorrido hasta aquí, entiendo a la
municipalización como un proceso complejo que instauró una nueva relación con el Estado
provincial, a la vez que nuevas formas y espacios de sociabilidad entre los integrantes
mismos y para con funcionarios provinciales, deviniendo en una gubernamentalidad
específica a partir del ejercicio de las autoridades comunitarias. Sin descuidar el hecho de
que los cargos son ocupados por primos, que a la vez son sobrinos de Pascuala, en otras
palabras, quienes ejercen el poder político forman parte de una misma familia. En donde lo
novedoso de todo esto, está en que la municipalización implicó un automanejo más que un
control estatal “externo”, el poder gubernativo no se ejerce de manera directa sobre los
indígenas sino que hace que ellos mismos –a través de la elección de sus propias
autoridades- ejerzan ese poder a nivel local, reinstalando asimetrías sociales.

En suma, considero que el quiebre más abrupto se produjo a partir del traspaso de las
autoridades comunitarias a funcionarios estatales/indígenas, y es de este modo que las
relaciones de poder fueron progresivamente gubernamentalizándose bajo los auspicios de
instituciones provinciales, en tanto que no es el Estado como aparato institucional
centralizado el que controla -no por ello significa que no esté presente-, sino que está en la
medida en que la “comunidad” deviene también Estado y son ellos mismos en el ejercicio
cotidiano de la administración municipal los que encarnan y (re) producen el poder estatal.
Por lo tanto se genera una interdependencia no sólo para con las autoridades internas, sino
que éstas a su vez dependen del gobierno provincial, principalmente del Programa Culturas
Originarias y que remiten por lo general a la jefa del Programa y se derivan las “quejas” y
“pedidos” a quien corresponda 198. Todo esto genera que los limites Estado/Comunidad se
tornen más difusos.

198Cualquier reclamo y solicitud debía ser presentados por medio escrito y con la firma correspondiente del
cacique a la oficina de Programa de culturas originarias, es decir eran entregadas a Pascuala. No obstante, en
muy pocos casos ella era la encargada de resolverlo por lo que elevaba la nota a quién correspondiese, por
ejemplo a la Ministerio de Infraestructura si eran inc onvenientes por la falta de agua, o al Ministerio de
Hacienda si era algo relacionado a la actividades productivas o al Ministerio de Justicia y Culto si había retrasos
en la paga de sueldos.

152
Entonces, ¿cómo se ejerce la “libre determinación”? Creo que un punto de partida para
poder comprenderla es que está resulta dentro de los límites marcados por el Estado ya por
el sólo hecho de ser municipio, entonces, si bien ellos disponen de sus propias autoridades
y éstas ejercen el poder a nivel local están supeditados a la auditoria provincial. De este
modo las actuaciones de la gestión municipal se dan dentro de un marco jurídico e
institucional limitado, pudiendo hablar en todo caso de ciertos niveles de autonomía o
autonomía parcial que se producen en la medida que las autoridades comunitarias son
legitimadas como tales y adquieren la potestad para manejo y disposición de los recursos.
Si bien, ante ciertos casos, las decisiones internas deben ser autorizadas por el gobierno
provincial, principalmente en relación a la cuestión presupuestaria, se abren instancias de
participación y negociación entre las autoridades comunitarias y funcionarios del gobierno
provincial de mayor jerarquía. Si bien no he apreciado situación alguna en donde los
indígenas sean colocados en un lugar de tutelados a diferencia de lo que plantea Chocoba re
(2013), tampoco puede decirse que se trata de una autonomía plena, más bien parcial, o
como propone Espinosa (2013), una “autonomía hipotecada” en donde la “autogestión”
indígena es constantemente fiscalizada por el gobierno provincial en forma directa o
“tercerizada”.

Atendiendo a las distintas transformaciones que implicaron en pocos años reconocerse


como huarpes, construirse como comunidad y ser interpelados como tales, en y a través de
nuevos espacios, disponiendo de nuevas autoridades y en el caso de unos pocos, debiendo
ejercer como tales. Y, dentro de todo esto, la municipalización, la cual, por ejemplo, para el
actual cacique no es más que una herramienta provisoria hacía formas otras de gobierno:

M: Nosotros estamos organizados en base a comunidad. Qué sucede, el gobierno de la


provincia para mandar el ATP tuvo que buscar un nombre que es equivalente a un
municipio que es parecido pero no lo es. La diferencia es que respondería al
reconocimiento de lo que es una etnia. Nosotros seriamos contrarios, si vamos a la
historia, somos contrarios al Estado. Mal lo que estoy diciendo, porque en la actualidad
nosotros no queremos estar en contra del Estado, pero con el reconocimiento propio que
nos corresponde.

A: Claro, para de algún modo destacar su preexistencia al Estado nacional.

153
M: Claro. En la restitución dice, la provincia de San Luis reconoce su preexistencia étnica.
Bueno y ahí está todo. Por qué, porque reconoce que estamos antes que el Estado
argentino, entonces por eso no podemos ser un municipio, una ONG, una asociación civil,
no podemos ser nada de eso.

A: ¿Hay cierta independencia con el Estado en el manejo?

M: En este momento trabajamos en conjunto con el Estado porque eso también significa
poder progresar, recursos… y, después el objetivo de la comunidad es poder tener su
propia independencia, eso es lo que no vamos a lograr en un año, de un día para el otro.
Pero nosotros poder tener ese objetivo, objetivo en el cual implica que todavía hay mucho
para hacer (Miguel 18/02/2014 entrevista realizada en la oficina del Programa de
Culturas Originarias).

Retomando las palabras de Miguel, la autonomía municipal aquí no es pensada ni


empleada como una capacidad por fuera del Estado, más como un medio para acercarse a
lo que desean. Remite a una utopía de “emancipación estatal” pero planteando como una
vía hacia la misma, el “trabajar en conjunto al Estado”. Sin desconocer que la visión de
Miguel no es extensiva para todos los guanacaches, pero que en su accionar se ha ido
legitimando como represente de su organización, tanto dentro de ésta como públicamente,
recuerdo incluso esta primera impresión cuando en aquel baile de San Vicente, Miguel tomó
el micrófono y luego de agradecer a todos los presentes, entre estos funcionarios
provinciales, comenzó a recitar un poema que su abuela en sueños le había susurrado y
dijo: “este verso recorre la vida en el desierto y florece amor en melodía (…)es aquí que vive
Guanacache y se elevan en Sierras las Quijadas”.

En suma, considero que lo planteado da pautas sobre lo dinámico de este proceso que no
puede entenderse por fuera de relaciones de poder históricamente construidas, y que por
el momento representa un indicador de la redefinición de las relaciones en Estado y
comunidad indígena.

154
CONSIDERACIONES (SIN) FINALES

Este trabajo tiene como objetivo abordar el proceso de reemergencia huarpe en la


provincia de San Luis, a la vez que reconstruir el proceso de reconocimiento estatal
provincial hacia las “culturas originarias” y puntualmente, para con la Comunidad huarpe
de Guanacache. En consecuencia, me encargué de analizar cómo un grupo de familias del
paraje La Represita comenzó a reconocerse públicamente como huarpes y descendientes
de éstos, organizándose comunalmente y movilizándose en vistas de obtener el
reconocimiento estatal (nacional y provincial), para luego enfatizar en cómo esto repercutió
en la organización y en sus vidas mismas. Asimismo, esto implicó analizar políticas estatales,
particularmente la “política de reparación histórica” y entre otras acciones
gubernamentales, lo que conllevó estudiar al Estado, atendiendo a los distintos ‘niveles de
estatalidad anidados’ (Briones 2005).

Desde finales del siglo XX las identificaciones huarpes -consideradas hasta entonces por
gran parte de la población como extintas-, penetraron en los espacios públicos
reivindicando su huarpidad y proponiendo un conjunto de demandas, en el caso de
Mendoza y San Juan, a partir de que agrupaciones autoadscriptas como tales irrumpieran
en áreas urbanas y luego rurales (Escolar 2007,2005, 1999). En el caso de San Luis, vimos
que las reivindicaciones indígenas/huarpes no surgieron con fuerza hasta inicios del siglo
XXI. C omo he podido registrar, fue junto a una ONG sanluiseña dedicada al cuidado del
ambiente, y puntualmente abocada a la tarea de la declaración de las Lagunas de
Guanacache como sitio Ramsar, que tres familias de origen rural y con ascendencia huarpe
comenzaron a organizarse comunalmente. Si bien en principio hubo reticencias por parte
de estas familias, luego, consideraron la obtención de la personería jurídica como una
herramienta para hacer valer sus reclamos, principalmente asociados a la falta de servicios
de agua y luz, como a la legalización de la tenencia de tierras. Sin embargo, la tramitación
de la personería no debe limitarse a un uso instrumental de la misma sino que el pedido de

155
ésta estuvo articulado a una serie de eventos, que paulatinamente permitieron superar los
“miedos” y unir, surgiendo así memorias silenciadas, vinculadas a las Lagunas en tanto lugar
propio y condensador de las identificaciones huarpes “desde siempre”.

La relación entre identidades étnicas y la conformación espacial, social y económica es un


fenómeno complejo y dinámico atravesado por disputas de recursos naturales y simbólicos
(Saldi 2010: 10). Dicha relación abordada también por Saldi y Escolar (2007), pone de relieve
cómo “lo indio” se fue constituyendo históricamente en Cuyo, asociado a lo atrasado y a la
vida nómada en el secano y en contraste con su opuesto metonímico, áreas de progreso,
de desarrollo vitivinícola y desmarcadas étnicamente. En tanto que estas asociaciones
continúan vigentes hasta hoy en día, me serví de las mismas para pensar la problemática
del agua y las políticas hídricas, como el hilo conductor y el pivote que me permitiría
comprender las etapas de visibilización/invisibilización del colectivo huarpe de La Represita.

De esta manera, la cuestión hídrica intervino avivando y uniendo memorias huarpes e


impulsando demandas, articulado al interés de la ONG por el valor patrimonial y ambiental
de las Lagunas de Guanacache. Lo que decantó en el reclamo de la Comunidad por la falta
del agua al gobierno provincial, logrando una respuesta favorable en tanto que éste se
comprometió a iniciar la obra de “reparación” del sistema palustre. Pero además, este
hecho resultó el disparador de la apertura de la “agenda de culturas originarias”,
instituyéndose como un hito en las relaciones entre la Comunidad huarpe y el Estado
sanluiseño, que fueron redefiniéndose desde entonces.

Siguiendo a Espinosa (2013, 2013a), planteé que el contexto más amplio que permitió la
integración de las “culturas originarias” en 2006 estuvo articulado a transformaciones
sociopolíticas que venían dándose en la provincia a partir de un “proceso refundacional”,
iniciado en 2003 y hasta 2011, durante las gobernaciones de Alberto Rodríguez Saá.
Concretamente, la transversalidad que adquirió la cultura como recurso económico-político
de gobernanza y progreso posibilitó que las “culturas originarias” formaran parte de este
régimen de gubernamentalidad inaugurado en 2003 (2013a:10).

156
Asimismo, durante el devenir de mi investigación pude advertir sobre otra de las
dimensiones de este “proceso refundacional” y en donde también se manifestó la
transversalidad de la cultura come recurso, me refiero a “lo ambiental”. Basándome en una
serie planes y programas de gestión ambiental asociados a las nociones de “desarrollo
sustentable” y “reordenamiento territorial”, donde el eje era el control y manejo del agua y
en el marco de un proceso de “ordenamiento ambiental y territorial”, gestionado por el
Estado provincial a través del Ministerio de Medio Ambiente desde 2008. Esto me permitió
explicar la predisposición por parte del gobierno provincial ante el pedido de agua que
realizó la Comunidad. Pero además, la importancia que se le otorgaba al recurso hídrico y
su manejo, me llevó a pesar la relación entre agua y poder más allá de mi caso, en relación
a la configuración de una maquinaria estatal hidráulica capaz de sobrellevar una serie de
proyectos y obras ambientales permitiendo asegurarse el control sobre los recursos
naturales. Para explicar dicho proceso acudí a la noción de ‘gobierno hidráulico’. Si bien el
estudio de la configuración de esta forma estatal, es parte de una investigación en curso
por lo que excede al presente trabajo, fue necesaria para comprender la especificidad del
caso huarpe de San Luis. En este sentido, noté que la promesa por “reparar” el desecado
complejo palustre, no sólo beneficiaba a la Comunidad huarpe de Guanacache, sino que
además permite una mayor irrigación de ciertas zonas que ya son productivas, creando así
¿desiertos productivos? Además en casos atravesados por las disputas de los recursos
naturales y principalmente del agua, la promesa de devolver el agua, y digo promesa dado
que hasta el momento de mi pesquisa no había rastros de la misma, resulta un “espejismo”
constantemente renovado que alimenta las ansias de esa agua y la dependencia al gobierno
provincial.

Así, entonces, puede decirse que las “culturas originarias” fueron anexadas a la agenda
estatal articulándose a un proceso mayor de transformaciones sociopolíticas en el marco
de un proceso de (re)ordenamiento territorial y ambiental articulado a la configuración de
un ‘gobierno hidráulico’. Como también, considero que el despliegue estratégico que
realizó el Estado provincial de dispositivos legales, puso de manifiesto cómo a través de la
incorporación de las “culturas originarias” a la agenda estatal, se volvieron no sólo un

157
objeto/sujeto de atención, sino también un medio a través del cual se libran ciertas disputas
con el Estado (y el gobierno) nacional de turno.

En relación a esto último, destaqué y me propuse abordar, el status municipal de carácter


“mínimo y provisorio” que le otorgó el Estado sanluiseño a la Comunidad, en donde lo
provisorio quedó sujeto a que el Estado nacional reconozca la existencia de pueblos
originarios en tanto “pueblos nación”. Me interesaba conocer en qué consistía esa “libre
determinación” que se predicaba en los escritos oficiales, en la presunta autonomía que se
les confería en tanto municipio y cómo es ejercida. Pero también hice hincapié en cómo
impactó el reconocimiento provincial en sus vidas cotidianas, en los modos de sociabilidad,
cómo era la relación entre el Estado provincial y la Comunidad. Entonces, concebí que los
cambios acontecidos desde 2006 en adelante para mis interlocutores representaron la
“llegada del Estado” de allí que el ‘Estado deviene-estar’, en tanto que éste era percibido
más que por los derechos concedidos, por la infraestructura, los servicios básicos, la
pavimentación, los planes de trabajo, la escuela. Inaugurando con ello una relación de
“bienestar” con el gobierno provincial, en donde las “bondades” se asociaban al líder
carismático que representaba el “El Alberto”, y en menor medida el gobernador de por
entonces, Claudio Poggi. Sin embargo, esta característica “benefactora” se alterna (ba) con
un discurso que resalta y busca enfatizar la “participación” y el “autoempoderamiento”,
más próxima -por momentos- a un neoindigenismo de necesidad de urgencia (Lenton y
Lorrenzetti 2005), que de un régimen tutelar (Chocobare 2013).

En cuanto a lo autónomo, no resultó distinto a otra dependencia municipal, es decir, la


autonomía consiste en la capacidad de gestión de las autoridades comunitarias para
asuntos internos, como el manejo de los recursos económicos pero bajo una constante
auditoria provincial, pudiendo darse ante ciertos casos una autonomía parcial. A partir de
estos análisis percibí que lo novedoso de este asunto, es que la municipalización implicó un
automanejo más que un control estatal “externo”, y así el poder gubernativo no se ejerce
de manera directa sobre los indígenas sino que hace que las autoridades comunitarias
ejerzan y reproduzcan el poder estatal, reinstalando asimetrías sociales entre los miembros
de comunidad.

158
Sin dejar de advertir que se trata un proceso de emergencia de corta vida, que cobró mayor
impulsó desde la “llegada del estado” y que simultáneamente implicó una
(re)territorialización, por lo que grandes cambios acontecieron en pocos años, y en donde
no pude observar que la municipalización haya fortalecido las estructuras de la organización
comunitaria, sino que actuó acrecentando las diferencias entre las autoridades y el resto de
los integrantes. No obstante, se trata de un proceso complejo y dinámico hacia nuevas
formas de ciudadanía, si recordamos las palabras de Miguel, la municipalización pueda ser
una vía para fortalecer a la organización interna, pero hasta el momento lejos están de
“emanciparse” respecto del Estado.

Por último, respecto de la “política de reparación” pienso que presentó características


distinguibles –como la ‘comunalización de diseño’ y el status municipal- de otras políticas
de reconocimiento del país y de considerable impactó pero para algunos pocos, teniendo
en cuenta que pasados nueve años de su implementación, continúa abarcando a las mismas
comunidades. Asimismo, las palabras de “plena autonomía”, “emancipación” y “libre
determinación”, al momento no se han desprendido de los documentos oficiales pero sí,
nuevos espacios políticos se han abierto.

159
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http://www.desarrollosocial.gob.ar/wp-content/uploads/2015/08/8.-INAI-Informacion-
estad--stica.pdf

ANEXO
LEY Nº V-0600-2007
EL SENADO Y LA CAMARA DE DIPUTADOS DE LA PROVINCIA DE SAN LUIS, SANCIONAN CON
FUERZA DE
LEY
ARTICULO 1º.- Reconocer la preexistencia étnica y cultural de todas las Comunidades Originarias
que han habitado y habitan el territorio de la provincia de San Luis.
ARTICULO 2º.- Restituir a las Comunidades que originariamente habitaron la provincia de San
Luis las tierras que históricamente les han pertenecido en tanto las mismas pertenezcan al dominio
del Estado Provincial cuya ubicación y superficie determinará el Poder Ejecutivo en base a las
siguientes consideraciones:
- Asegurar que los inmuebles a transferir sean aptos y suficientes para que la Comunidad
Originaria pueda desarrollarse en forma integral y sustentable en el tiempo.
- Arbitrar los medios para planificar acciones tendientes a coadyuvar a que las Comunidades
Originarias accedan a la formación de capital que les permita adquirir autonomía económico-
financiera a través de proyectos viables.

173
- Reconocer a las Comunidades Originarias de la Provincia sus derechos a determinar libremente
su futuro como pueblo y establecer con ellos las prioridades que mejor convengan a sus intereses,
siempre que se aseguren los mecanismos de participación y consulta en toda acción política que los
involucre, siguiendo preceptos Constitucionales Nacionales y Provinciales.
- Garantizar el respeto irrestricto de las culturas originarias de estos pueblos como así también
su identidad autóctona, preservando sus derechos a desarrollarse como Comunidades Originarias.
ARTICULO 3º.- La transferencia dispuesta en el Artículo 2º tendrá carácter definitivo y
permanente, debiendo practicarse la inscripción registral a nombre de cada Comunidad Originaria.
Dichas tierras pertenecerán a perpetuidad a la comunidad a la que se le hayan restituido, y no serán
enajenables, ni transmisibles por ningún concepto, ni objeto de arrendamiento, ni susceptibles de
embargos por causa alguna, ni ninguna otra forma que importe la pérdida o mengua de la propiedad
restituida, lo que se hará constar en el Registro de la Propiedad Inmueble Provincial, en nota
marginal al asiento de dominio, a los fines que sea oponible erga omnes.
ARTICULO 4º.- Los actos de restitución de tierras ya realizados por el Estado Provincial a las
Comunidades Huarpe Guanacache-San Luis y a la Comunidad Ranquel se regirán por las disposición
de la presente Ley.
ARTICULO 5º.- Facultar al Poder Ejecutivo Provincial a implementar las medidas que fueran
necesarias tendientes al cumplimento de lo dispuesto en la presente Ley.
ARTICULO 6º.- Regístrese, comuníquese al Poder Ejecutivo y archívese.
RECINTO DE SESIONES de la Honorable Legislatura de la Provincia de San Luis, a diecinueve días
del mes de Diciembre del año dos mil siete.

JORGE LUIS PELLEGRINI


Pres. -Hon.Cám.Sen.
Pablo Alfredo Bronzi
Sec. Leg -Hon.Cám.Sen.
JULIO CESAR VALLEJO
Pres. -Hon.Cám.Dip.
Juan Miguel Pereyra
Sec. Leg. -Hon.Cám.Dip.
DECRETO Nº 1751-MGJyC-2011
San Luis, 27 de Junio de 2011

VISTO:
El reconocimiento de la preexistencia étnica y cultural de los Pueblos Originarios y sus derechos
consuetudinarios preexistentes, y;
CONSIDERANDO:
Que el art. 75º incs. 17) de la Constitución Nacional y las Leyes Provinciales Nº V -0600-2007; Nº V-
0613-2008, Nº V-0672-2009, reconocen la preexistencia étnica y cultural de todas las Comunidades
Originarias y sus derechos consuetudinarios preexistentes, y en particular las que han habitado y
habitan en la Provincia de San Luis.-

174
Que, además de los derechos individuales de dichos Pueblos Originarios, se encuentran reconocidos
sus derechos colectivos, que resultan fundamentales para su existencia y desarrollo integral y
sustentable como comunidad;
Que los Pueblos Originarios gozan de los derechos a la libre determinación, a la autonomía en sus
asuntos internos y comunitarios, a su identidad como indígenas y ciudadanos del Estado Nacional
en que viven, y además de la reivindicación principal que significa el de la tierra y sus recursos
naturales, sin dejar de lado lo atinente a la espiritualidad, cultura, educación bilingüe e intercultural,
historia, tradición oral, lengua, sistema de escritura, salud y utilización de medicinas tradicionales,
atribución de nombres de raíz originaria para sus comunidades, lugares y personas, además de las
acciones y medidas que deben tomar los Estados con la finalidad de hacer efectivo cada uno de
estos derechos, siendo todo ello contributivo para una política indígena incluyente con la que se
construya a partir de la diversidad cultural y étnica;
Que los derechos atinentes a la tierra comprende la posesión y propiedad comunitarias de las tierras
que tradicionalmente han ocupado, y a que se regule la entrega de otras aptas y suficientes para el
desarrollo humano de la Comunidad Originaria, debiendo establecerse que ninguna de ellas será
enajenable, arrendable, transmisible ni susceptible de gravámenes o embargos, además de asegurar
su participación en la gestión referida a sus recursos naturales y a los demás intereses que los
afecten;
Que, la Comunidad Huarpe Guanacache San Luis, resulta uno de los Pueblos Originarios
preexistentes a los demás ciudadanos que componen el Estado Argentino, habiendo forjado y
contribuido a su independencia;
Que dicha Comunidad compone lo que es el Pueblo Nación Huarpe, que históricamente desde
tiempos inmemoriales habitan la región noroeste de la Provincia de San Luis;
Que por Acta Compromiso, de fecha 26 de octubre de 2006, el Poder Ejecutivo Provincial se
comprometió, con la Comunidad Huarpe Guanacache, a arbitrar las acciones tendientes a permitir
el ejercicio de los derechos sobre las tierras que históricamente pertenecen a las comunidades
originarias;
Que por Acta de Restitución, de fecha 11 de octubre de 2007, se restituyó a la Comunidad Huarpe
Guanacache, la propiedad ubicada en lo que se conoce como Estancia “La Represita”, para lo que el
Poder Ejecutivo Provincial dictó los Decretos Nº 7173-MIyDH-2007 y Nº 5675-MIyDH-2008,
habiéndoseles entregando la posesión de las mismas; sumándose lo establecido por la Ley Nº V-
0600-2007;
Que asimismo la Provincia de San Luis ha procedido a realizado las obras de infraestructura
necesarias para su adecuado desarrollo sustentable y bienestar;
Que deviene necesario una reparación histórica mayor para que dicho Pueblo alcance la autonomía
correspondiente para su plena viabilidad económica;
Que a dichos fines corresponde la constitución de un éjido municipal, como estatus mínimo de
carácter provisorio, con la que se posibilite el aseguramiento del desarrollo integral y sustentable
del Pueblo Huarpe, arbitrando medios concretos que posibilitarán la planificación y el acceso al
capital que les permita adquirir plena autonomía y viabilidad económico-financiera, como así
también ejercer libremente los derechos a la autodeterminación, y a establecer con ello las
prioridades que mejor les convenga a sus intereses;

175
Que el Poder Ejecutivo interviene, por mandato constitucional y en circunstancias normales, en dos
de las tres etapas del proceso de formación de las leyes (Art. 77º y 99º inc. 3) de la Constitución
Nacional). En la de la iniciativa, dispone de la facultad de remitir a cualquiera de las Cámara aquellos
proyectos de ley que considere necesarios para llevar adelante su plan de gobierno. Y en la de
eficacia, su intervención constituye un requisito esencial para que el proye cto sancionado por el
Congreso adquiera vigencia de Ley u obligatoriedad, mediante la promulgación y posterior
publicación de la norma legal. Sin embargo, con la posibilidad de la promulgación parcial y el dictado
de reglamentos delegados y de necesidad y urgencia, se amplían las “facultades legislativas” del
poder administrador con el objeto de garantizar la adopción de medidas urgentes que la inmediatez
de las circunstancias exigen;
Que, en virtud de lo antes expuesto, resulta conveniente y oportuno disponer acciones que den
respuesta en tiempo y forma a los requerimientos del Pueblo Nación Huarpe de San Luis, y sus
urgentes reclamos y necesidades alimentarias, de progreso y desarrollo, para lo que no se puede
esperar el normal trámite legislativo, el presente Decreto se dicta fundado en razones de necesidad
y urgencia, comunicando tal decisión a ambas Cámaras Legislativas para su ratificación;
Por ello y en uso de sus atribuciones;
EL GOBERNADOR DE LA PROVINCIA
EN ACUERDO DE MINISTROS
DECRETA:
Art. 1º.- En las tierras restituidas al Pueblo Nación Huarpe, que habitaba y habita en la Provincia de
San Luis, reconózcaseles su exclusiva autonomía, libre determinación y jurisdicción conforme los
derechos establecidos en el art. 75º incs. 17) de la Constitución Nacional y en la Declaración de las
Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, adoptada en fecha 13 de septiembre
de 2007 por la 107º Asamblea General de las Naciones Unidas, para cuya asignación presupuestaria
y asistencia económico-financiera se los equipara a un municipio como un estatus mínimo y
provisorio, hasta que el Estado Nacional Argentino adecue definitivamente el marco jurídico
Nacional en el reconocimiento del Pueblo Nación Huarpe como preexistente al Estado Nacional
Argentino, en todo lo que así corresponda según los usos y costumbres de dicho Pueblo. -
Art. 2º.- Las tierras referidas en el artículo precedente, son a perpetuidad y en propiedad
comunitaria, no pudiendo ser enajenadas, ni transmitidas por ningún concepto, ni arrend adas, ni
embargadas, ni ejecutadas, ni susceptibles de cualquier forma que importe la pérdida o mengua de
su propiedad, lo que se hará constar oportunamente en el Registro de la Propiedad Inmueble
Provincial.
Dichas tierras se individualizan de la siguiente manera:
Coordenadas Gauss - Kruger - WGS84 (Posgar 94): Localización general: Localizado en el sector noroeste de la
Provincia de San Luis, próximo al puesto limítrofe de La Tranca. Descripción del polígono general conformado
por las parcelas A, B, C, D, ubicado al sur de la Ruta Nacional Nº 147: Limite Norte: Es una línea quebrada que
se inicia en el punto noroeste del inmueble general margen este del Río Desaguadero, individualizado como
punto 1 (X= 6419019.22; Y= 3374920.85); de allí en línea recta se dirige al este hasta el punto 2 (X=
6419505.59; Y= 3380885.98), coincidiendo esta línea con el limite interprovincial provisorio con la provincia
de San Juan; de allí se gira al Norte hasta el punto 3 (X= 6421718.79; Y= 3380787.02), ubicado en el puesto
limítrofe La Tranca y también coincidiendo esta línea (2-3) con el limite interprovincial provisorio con la
provincia de San Juan; de allí se gira en sentido sureste, por el costado sur de la ruta nacional Nº: 147 hasta

176
llegar al punto 4 (X= 6419846.52; Y= 3385067.44); de allí se continua en el mismo sentido hasta el punto 5 (X=
6419468.33; Y= 3385931.58); de allí se continua en el mismo sentido hasta el punto 6 (X= 6419430.83; Y=
3386030.99); luego al punto 7 (X= 6419417.61; Y= 3386076.90); de allí se gira en dirección sur hasta el punto
8 (X= 6419331.34; Y= 3386058.20); de allí se gira en dirección al este hasta el punto 9 (X= 6419308.73; Y=
3386153.64); de allí se gira al norte hasta el punto 10 (X= 6419393.42; Y= 3386173.53); desde el punto 7 al 10
se describe un cuadrado perteneciente a Vialidad Nacional, que no integra este polígono y siendo colindante
del mismo; de allí se continua con dirección sur-este, por el sur de la ruta nacional Nº: 147 hasta el punto 11
(X= 6419371.86; Y= 3386305.06); se continua en mismo sentido hasta el punto 12 (X= 6419056.81; Y=
3389113.96); se continua en mismo sentido hasta el punto 13 (X= 6419034.16; Y= 3389216.15); se continua
en mismo sentido hasta el punto14 (X= 6418996.40; Y= 3389313.94); se continua en mismo sentido ha sta el
punto 15 (X= 6418601.03; Y= 3390150.18). Desde el punto 3 al 15 colinda al norte con la Ruta Nacional Nº:
147: Limite Este: Se inicia en el punto anterior 15 (X= 6418601.03; Y= 3390150.18) y se dirige hacia el sur hasta
el punto 16 (X= 6416600.09; Y= 3390264.78). Colinda con propiedades privadas: Limite Sur: Es una línea
quebrada que se inicia en el punto anterior 16 (X= 6416600.09; Y= 3390264.78); de allí se dirige con dirección
oeste hasta el punto 17 (X= 6416073.20; Y= 3381278.92); de allí se continua en misma dirección hasta el punto
18 (X= 6416042.26; Y= 3380759.38); de allí se gira al sur hasta el punto 19 (X= 6414845.01; Y= 3380810.23);
de allí se gira con dirección este hasta el punto 20 (X= 6414865.51; Y= 3381696.69); de allí se gira nuevamen te
al sur hasta el punto 21 (X= 6413370.12; Y= 3382014.54); de allí se gira en dirección al oeste hasta el punto 22
(X= 6413080.72; Y= 3376937.38), coincidiendo este punto con la margen este del Río Desaguadero. Desde el
punto 16 al 21 colinda con propieda des privadas. Desde el punto 21 al 22 colinda con el Parque Sierras de las
Quijadas: Limite Oeste: Todo su recorrido coincide con la margen oeste del río Desaguadero. Se inicial en el
punto 22 (X= 6413080.72; Y= 3376937.38); de allí se dirige de dirección norte, bordeando la margen oeste del
río Desaguadero hasta llegar al punto de partida individualizado como punto 1 (X= 6419019.22; Y=
3374920.85). Superficie total polígono A-B-C-D = 6436has. 6531.87m2. La parcela D se ha inscripto en el
Registro de la Propiedad Inmueble a nombre del Gobierno de la Provincia de San Luis en la Matrícula 8 - 1070
R6 A1.

Descripción del polígono general conformado por la parcela E, ubicado al norte de la Ruta Nacional Nº: 147,
con forma triangular Limite Norte: Es un línea recta que se inicia en la margen norte de la Ruta Nacional Nº:
147, individualizado como punto 23 (X= 6419863.66; Y= 3385277.71); de allí se dirige hacia el este hasta el
punto 24 (X= 6420253.22; Y= 3390055.56). Colinda con propiedades privadas. Limite Este: Es una línea recta
que se inicia en el punto anterior 24 (X= 6420253.22; Y= 3390055.56); de allí se gira al sur hasta encontrar
nuevamente la mencionada Ruta, individualizado como punto 25 (X= 6418714.72; Y= 3390143.67). Colinda
con propiedades privadas. Limite Este y Oeste: Es una línea quebrada que recorre todo el sector norte de la
mencionada ruta y se dirige en la dirección noroeste, partiendo del punto anterior mencionado 25 (X=
6418714.72; Y= 3390143.67); de allí se continua en dirección noroeste hasta el punto 26 (X= 6419088.37; Y=
3389353.38); se continua en misma dirección hasta el punto 27 (X= 6419130.16; Y= 3389245.14); de allí en
misma dirección hasta el punto 28 (X= 6419155.59; Y= 3389130.40); de allí en misma dirección hasta el punto
29 (X= 6419470.92; Y= 3386318.98); de allí en misma dirección hasta el punto 30 (X= 6419497.85; Y=
3386159.66); de allí en misma dirección hasta el punto 31 (X= 6419525.82; Y= 3386062.52); de allí en misma
dirección hasta el punto 32 (X= 6419560.98; Y= 3385969.30); de allí en misma dirección hasta el punto de
inicio de la poligonal, punto 23 (X= 6419863.66; Y= 3385277.71). Todo este tramo colinda al sur con la ruta
nacional Nº: 147. Superficie total polígono E = 359 has.8417.11 m2. Resultando la superficie total del polígono
A-B-C-D-E = 6796 has. 4.948,98m2, Seis Mil Setecientas Noventa y Seis Hectáreas con Cuatro Mil Novecientos
Cuarenta y Ocho metros, con Noventa y Ocho centímetros cuadrados.-

Las parcelas A-B-C-D-E tienen como antecedentes los planos visados por la Dirección Provincial de
Catastro y Tierras Fiscales bajo los Nros. 8-20-07; 8-21-07; 8-18-07; 8-19-07; y 8-18-07
respectivamente.
Art. 3º.- El Poder Ejecutivo Provincial queda facultado para adoptar todas las medidas conducentes
a la efectivización del reconocimiento y equiparación municipal que se realiza en el presente
Decreto, tales como: designación de un responsable administrador a propuesta del Pueblo Huarpe,

177
redistribución y asignación de los fondos que por coparticipación le correspondan equiparados
organizacionalmente como Municipio, de acuerdo a lo establecido por la Ley de Régimen de
Coparticipación Municipal; y, en general, todo lo atinente a las misiones y funciones que por las
normas que reglamentan el Régimen Municipal correspondan a las Autoridades Municipales, así
como todo acto o prestación pertinente, en todo lo que corresponda según los usos y costumbres
del Pueblo Nación Huarpe.-
Art. 4º.- Comunicar el presente Decreto a ambas Cámaras de la Honorable Legislatura de la Provincia
de San Luis, para el tratamiento legislativo de ratificación.
Art. 5º.- Ratificado el presente Decreto por la Honorable Legislatura, instruir al Registro de la
Propiedad Inmueble a efectos de que oportunamente proceda a la anotación de lo dispuesto en el
mismo.-
Art. 6º.- El presente Decreto comenzará a regir a partir de su publicación en el Boletín Oficial y
Judicial de la Provincia.-
Art. 7º.- El presente Decreto será refrendado por la Sra. Ministro Secretario de Estado de Inclusión
y Desarrollo Humano, a cargo interinamente del Ministerio de Gobierno, Justicia y Culto, el Sr.
Ministro Secretario de Estado de Hacienda Pública, el Sr. Secretario de Estado General, Legal y
Técnica y el Sr. Ministro Jefe de Gabinete.-
Art. 8º.- Comunicar, Publicar, dar al Registro Oficial y archivar.-
ALBERTO JOSE RODRIGUEZ SAA
Gladys Bailac de Follari
José María Emer
Alberto José Rodríguez Saá (h)
Claudio Javier Poggi

Ley Nº I-0648-2008
El Senado y la CAMARA de Diputados de la Provincia de San Luis, sancionan
con fuerza de
Ley

PLAN ESTRATEGICO DE VISION INTELIGENTE TERRITORIAL Y AMBIENTAL


(PLAN EVITA)
TITULO PRELIMINAR
DISPOSICIONES GENERALES

178
ARTICULO 1º.- Declárase de Orden Público la presente Ley, la cual establece el marco jurídico del
PLAN ESTRATEGICO DE VISION INTELIGENTE TERRITORIAL Y AMBIENTAL, a partir de un Modelo de
Desarrollo Sustentable para la Provincia.-
ARTICULO 2º.- El Modelo de Desarrollo Sustentable está basado en los siguientes Derechos de
Tercera Generación: LA PAZ, LA AUTODE-TERMINACION, EL DESARROLLO Y EL AMBIENTE SANO,
incorporados funcionalmente en la presente Ley.-
ARTICULO 3º.- El Estado Provincial será el encargado de impulsar y fomentar el desarrollo
sustentable; proveer de la infraestructura; equilibrar las desigualdades y afianzar la cohesión social;
promover la concientización y la educación para el cambio cultural, que garantice los derechos
mencionados en el Artículo 2º.-
ARTICULO 4º.- La participación activa de todos los sectores de la comunidad y de un compromiso
de acción consensuado con el sector empresario y las fuerzas del trabajo de la Provincia, deberán
considerarse como elementos operativos del Modelo de Desarrollo Sustentable. -
ARTICULO 5º.- La comunidad sanluiseña hará uso del principio de autodeterminación en toda su
dimensión, para cuyos efectos deberá ser consultada, a fin de expresar libremente su opinión sobre
el Plan, de acuerdo a lo dispuesto en el Artículo 25 de la presente.-
ARTICULO 6º.- A los efectos del Plan Estratégico, el ambiente es el espacio de la vida y está
constituido por la totalidad del territorio provincial, sus habitantes, sus recursos y biodiversidad, su
patrimonio histórico-cultural y las interrelaciones que entre ellos se producen y las que puedan
surgir de los procesos de cambios globales o locales.-
ARTICULO 7º.- Para todos los efectos de la presente Ley Marco, la Provincia considerará
explícitamente los contenidos y recomendaciones de las Declaraciones sobre el Desarrollo y el
Desarrollo en lo Social (ONU 1969); de la Convención Marco para el Cambio Climático (ONU 1992);
de la Agenda 21 (ONU 1992); del Protocolo de Kyoto (ONU 1997); del Pacto Global (ONU 1999); de
las Metas del Milenio de la ONU (ONU 2000); y de la Declaración de los Pueblos Indígenas (ONU
2007).-
TITULO I
OBJETIVOS Y ALCANCES
ARTICULO 8º.- La presente Ley Marco tiene por objeto otorgar el respaldo jurídico tanto al Modelo
de Desarrollo Sustentable de la Provincia de San Luis, el que debe caracterizarse por ser eficiente,
limpio, transparente y duradero, como al instrumento metodológico que lo acompañe en su
ejecución para las generaciones futuras (Plan Estratégico).-
ARTICULO 9º.- El Plan Estratégico constituirá un conjunto coherente de acciones, programas,
proyec-tos y obras destinadas a dar respuesta a una visión a largo plazo que garantice el desarrollo
sustentable o progreso con justicia social, continuo y duradero a los sanluiseños. También deberá
generar condiciones e infraestructura que sirvan de soporte a la inversión privada, a lograr una
mayor competitividad, a la expansión de la producción y a la generación de una mayor cantidad y
calidad de fuentes de trabajo.-
En caso que la ejecución de algún programa y/o proyecto que involucre o comprometa la
competencia de diversos Ministerios del Gobierno Provincial, se establecerá que la resolución del
conflicto se resolverá de acuerdo al estricto cumplimiento de la Ley Nº V -0525-2006 (Ley de

179
Ministerios) y sus modificaciones. Todo ello dentro del espíritu de trabajo interdisciplinario e
intersectorial de este Plan Estratégico.-
ARTICULO 10.- Para la consecución de los propósitos de esta Ley Marco, y la aplicación de la política
y gestión ambiental provincial se utilizarán los siguientes instrumentos:
a) La planificación, la gestión estratégica y la gestión operativa de acciones, programas, proyectos y
tareas;
b) El ordenamiento ambiental del territorio;
c) La evaluación del impacto ambiental;
d) El sistema de medición y control sobre el desarrollo de las actividades antrópicas;
e) La educación ambiental;
f) El sistema de diagnóstico e información ambiental.-
ARTICULO 11.- El Plan Estratégico debe incluir en forma explícita:
a) Un Sistema de Ordenamiento Territorial basado en la capacidad de soporte de las cuencas
hidrogeográficas y de los ecosistemas de la Provincia, que permita anticiparse al juego interactivo
de las variables sociales, culturales, económicas y ambientales y la incidencia de sus impactos;
b) Un conjunto o sistema de Areas Protegidas que conformen una red estructural que, junto con
servir de soporte a la biodiversidad integral de la Provincia, determinen las zonas con mejores
perspectivas para el desarrollo turístico sustentable;
c) A fin de generar escenarios que posibiliten la planificación a utilizar por los diferentes actores
económicos y sociales, deberán tenerse como principales objetivos, el concepto de sustentabilidad
local y global en el uso de los recursos y el establecimiento de reglas claras a largo plazo en que
primen el criterio de incentivos a la mayor eficiencia, conjugados con la protección de los mismos.-
ARTICULO 12.- Este Plan generará un escenario de certidumbre en la utilización de los recursos de
la Provincia, de manera tal que en los casos que corresponda, se consideren:
a) Conceptos de ecoeficiencia y de Investigación más Desarrollo más Innovación (I+D+I);
b) Internalización de costos ambientales, que posibiliten la aplicación de políticas fiscales
adecuadas;
c) Protección contra riesgos ambientales que atenten contra la permanencia del tejido productivo
y/o social necesarios para un desarrollo equilibrado.-
ARTICULO 13.- El Plan Estratégico será concebido para lograr objetivos de largo plazo y su
programación se hará en períodos quinquenales, la que se ajustará todos los años de acuerdo al
seguimiento vinculado con las metas y/o cambios necesarios por emergencias de e xternalidades de
todo tipo, incluyéndose en el respectivo Presupuesto Anual de la Provincia de San Luis. -
ARTICULO 14.- La aplicación del Plan Estratégico tendrá carácter obligatorio para el Sector Público y
será de carácter facultativo, orientativo o indicativo, para el Sector Privado. Ambos sectores podrán
establecer convenios para el desarrollo y ejecución de programas o proyectos que sean de interés
mutuo y/o que vayan en beneficio del cumplimiento de las metas del Plan. -

180
ARTICULO 15.- El Plan Estratégico debe contemplar, entre sus programas, la promoción de valores
y el cambio de conductas sociales que posibiliten el desarrollo sustentable, mediante campañas de
concientización y difusión integral a través de todos los medios y la incorporación de un pro ceso de
educación ambiental que se inicie desde la más temprana edad de los educandos de toda la
Provincia.-
TITULO II
MARCO CONSTITUCIONAL Y JURIDICO
ARTICULO 16.- La Provincia de San Luis, en virtud de lo dispuesto en los Artículos 121 y 124 de la
Constitución Nacional, reconoce la operatividad en el ámbito de su jurisdicción de los Tratados de
Derechos Humanos, Políticos, Sociales y Económicos y los de naturaleza Ambiental y Territorial. -
ARTICULO 17.- El Plan Estratégico se articulará conforme los Artículos 41 y 75 de la Constitución
Nacional; la Ley Nacional de Presupuestos Mínimos, complementándose con la Legislación local y la
internacional pertinente, en concordancia con la Constitución Provincial, quedando inalterables los
derechos establecidos en la misma.-
ARTICULO 18.- La concurrencia y prelación de los Artículos enunciados precedentemente, se
legislarán en materia jurisdiccional teniendo en cuenta el principio de unidad de objeto protegible,
progresividad, horizontalidad y complemento jurisdiccional por la materia.-
ARTICULO 19.- El Estado Provincial revaloriza el precepto constitucional del dominio originario de
los recursos naturales; resaltando que es el protector primario al cual le corresponde prevenir y
controlar el uso y aprovechamiento de los mismos, de acuerdo a los Artículos 47 y 88 de la
Constitución de la Provincia.-
ARTICULO 20.- Las normas generales y complementarias, las de naturaleza contravencional y las
emanadas de los Municipios que adhieran, deberán armonizarse con la presente Ley Marco. Toda
legislación que se contraponga a la presente será inoponible.-
ARTICULO 21.- Para la interpretación y aplicación de la presente Ley Marco, se considerarán los
siguientes principios jurídicos-administrativos: de congruencia; de prevención; precautorio; de
equidad intergeneracional, de responsabilidad y de sustentabilidad.-

TITULO III
ESTRUCTURA Y DESARROLLO DEL PLAN ESTRATEGICO
ARTICULO 22.- Propósitos:
a) El proceso de planificación estratégica será encaminado a la construcción de una visión
compartida de futuro y al establecimiento de objetivos estratégicos provinciales;
b) El Plan Estratégico debe surgir de una reflexión colectiva en la que se revisarán las bases
productivas y culturales de la Provincia, para instaurar otras nuevas, actuali zadas.-
ARTICULO 23.- Serán los Objetivos Específicos del Plan conciliando la utilización de los recursos con
el derecho al desarrollo, los siguientes:

181
a) Asegurar la preservación, conservación, recuperación y mejoramiento de la calidad de los
recursos ambientales, tanto naturales como culturales;
b) Promover el mejoramiento de la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras;
c) Promover el uso racional y sustentable de los recursos naturales;
d) Mantener el equilibrio y dinámica de los sistemas ecológicos de San Luis;
e) Asegurar la conservación de la diversidad biológica de la Provincia;
f) Prevenir los efectos nocivos o peligrosos que las actividades antrópicas generan sobre el
ambiente;
g) Promover cambios en los valores y conductas sociales que posibiliten el desarrollo sustentable, a
través de una educación ambiental;
h) Organizar la reunión, análisis y fusión de información ambiental para la producción de inteligencia
ambiental que pueda ser sistematizada por el Estado en beneficio de la sociedad;
i) Establecer procedimientos y mecanismos adecuados para la minimización de riesgos ambientales,
para la prevención y mitigación de emergencias ambientales y para la recomposición de los daños
causados por la contaminación ambiental.-
ARTICULO 24.- Componentes del Plan Estratégico.
El Plan Estratégico de Visión Territorial y Ambiental de la Provincia de San Luis, considerará en su
contenido los siguientes aspectos:
a) Un diagnóstico de la situación actual de la Provincia, a partir de un análisis de sus fortalezas,
oportunidades, debilidades y amenazas, considerando tanto su situación interna como su inserción
en el País y en el concierto internacional;
b) Una visión de lo que se pretende en el futuro para la Provincia y sus habitantes;
c) Una misión, en este caso, Institucional;
d) Un conjunto de líneas estratégicas, conductoras hacia el desarrollo provincial sustentable;
e) Programas y proyectos, que sirvan de soporte a cada una de las líneas estratégicas que se
determinen;
f) Actividades complementarias, no contempladas en los programas y/o proyectos estratégicos.-
ARTICULO 25.- Fases del Plan Estratégico.
a) Primera fase: de elaboración preliminar. Se deberá plantear, analizar y sistematizar los principales
problemas de la Provincia a partir de escenarios existentes y de perspectivas de desarrollo futuro,
incluyendo alternativas de solución.-
Estará a cargo de un equipo técnico designado por el Poder Ejecutivo;
b) Segunda fase: es participativa. Intervendrán todos los miembros de la comunidad, a trav és de un
proceso abierto y transparente. El equipo técnico presentará los antecedentes de la realidad
Provincial y sus perspectivas de desarrollo, para ser analizados y discutidos en la comunidad. -

182
Esta fase debe concluir con la elaboración de los objetivos y acciones;
c) Tercera fase: síntesis de conclusiones y propuestas para ser presentadas al Poder Ejecutivo
Provincial, elaborada a partir de las DOS (2) fases anteriores;
d) Cuarta fase: promover la creación del Fuero Ambiental con jurisdicción en el territorio Provincial,
con competencia exclusiva y excluyente en todo hecho o acto donde se encuentre comprometido
el ambiente en general o alguno de sus elementos en particular;
e) Quinta fase: análisis y evaluación financiera por parte del Poder Ejecutivo a fin de determinar
asignaciones presupuestarias, de acuerdo a factibilidades y prioridades;
f) Sexta fase: presentación para su Sanción Legislativa;
g) Séptima fase: ejecución del Plan Estratégico.-
TITULO IV
INSTITUCIONALIDAD
ARTICULO 26.- Consejo Provincial de Desarrollo Créase el Consejo Provincial de Desarrollo
Sustentable (CPDS) de naturaleza mixta, público-privado, el cual estará integrado por DOS (2)
delegados, de alto rango, de cada Ministerio del Poder Ejecutivo; DOS (2) delegados del Poder
Legislativo y DOS (2) del Poder Judicial; y por miembros representantes delegados de los sectores
sociales, culturales, industriales, productivos, sindicales y profesionales y también por
personalidades reconocidas y destacadas en temas vinculados al desarrollo sustentable. Sus
informes y recomendaciones revestirán carácter consultivo no vinculante.-
En su seno, las funciones ejecutivas las desarrollará una Secretaría Ejecutiva, la cual garantizará la
participación colectiva, el consenso, el compromiso de las partes intervinientes, la flexibilidad y el
dinamismo.-
ARTICULO 27.- El Consejo tiene la función principal de diseñar, proyectar y coadyuvar en la
aplicación de la política Provincial de Desarrollo Sustentable. Remitirá y publicará un balance e
informe anual, de carácter público, de las actividades realizadas.-
A tales efectos realizará, entre otras funciones:
a) Cumplir y hacer cumplir la Ley Marco, los Reglamentos y las Resoluciones que se dicten en
consecuencia;
b) Sancionar las reglamentaciones internas que fueren necesarias para el mejor cumplimiento de
los objetivos y las finalidades;
c) Constituir las comisiones, los institutos y los Planes Maestros, para el óptimo funcionamiento de
la institución, asignándoles misiones y reglamentando sus actividades y relaciones con el Consejo
Provincial de Desarrollo Sustentable (CPDS);
d) Nombrar, sancionar y destituir, en su caso, al personal en relación de dependencia;
e) Aceptar herencias, legados y/o donaciones, siempre de acuerdo con las normas Provinciales y
darles a esos bienes el destino correspondiente acorde con los objetivos del Plan Estratégico;
f) Operar con las instituciones bancarias y/o financieras oficiales, privadas y mixtas; solicitar
préstamos; abrir cuentas corrientes y cajas de ahorro.-

183
La enumeración precedente es enunciativa. El Consejo podrá celebrar todos lo actos jurídicos
necesarios para obtener los fines y objetivos del Plan Estratégico.-
ARTICULO 28.- En los casos de conflictos de competencia por la materia, contemplados por la
segunda parte del Artículo 9° de la presente, el Consejo será el ámbito natural de tratamiento y
resolución.-
ARTICULO 29.- Fondo Provincial de Desarrollo Sustentable.
Constitúyase un Fondo Provincial de Desarrollo Sustentable, el cual estará integrado por CERO
ENTERO VEINTICINCO CENTESIMAS POR CIENTO (0,25%) del Presupuesto Anual de Recursos del
Estado Provincial, sin perjuicio de otras erogaciones presupuestarias que puedan incrementarlo,
provenientes de recursos de rentas generales y/o específicas de origen provin cial, nacional o
internacional.-
Este Fondo tendrá vigencia a partir del Presupuesto Anual subsiguiente al año de aprobación de la
presente Ley.-
Estos recursos serán afectados al funcionamiento del Consejo Provincial de Desarrollo Sustentable
(CPDS) y destinados a financiar estudios y proyectos que contribuyan al desarrollo equilibrado y
sustentable de la Provincia y a la difusión, concientización y capacitación sobre temas ambientales,
dirigida a toda la comunidad sanluiseña y en especial a los menores en edad escolar.-
Mediante Decreto Reglamentario se establecerá la forma de administrar este Fondo. -
ARTICULO 30.- De la Fiscalización.
Créase UNA (1) Comisión Fiscalizadora compuesta por TRES (3) miembros titulares y UN (1) suplente,
los que durarán DOS (2) años en sus funciones y estarán representados por UN (1) miembro del
Poder Ejecutivo, UN (1) miembro del Consejo Provincial de Ciencias Económicas, UN (1) miembro
de las Entidades Ambientalistas, y UN (1) miembro de los Colegios Profesionales de Abogados, los
que deberán ser nominados en sus respectivos ámbitos.-
ARTICULO 31.- Deberes y atribuciones de la Comisión Fiscalizadora.
Son deberes y atribuciones de la Comisión Fiscalizadora:
a) Examinar los libros y documentos, por lo menos cada SEIS (6) meses;
b) Asistir con voz a las sesiones del Consejo cuando lo considere conveniente;
c) Fiscalizar la administración comprobando frecuentemente el estado de la caja y la existencia de
los títulos, acciones y valores de toda especie;
d) Verificar el cumplimiento de las Leyes, Estatutos y Reglamentos;
e) Dictaminar sobre la Memoria, Inventario, Balance General y Cuadro de Gastos y Recursos
presentados por el Consejo;
f) Convocar a Asambleas cuando omitiera hacerlo el Consejo;
g) Solicitar la convocatoria a Asamblea Extraordinaria cuando lo juzgue necesario, poniendo los
antecedentes que fundamenten su pedido en conocimiento del Consejo;

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h) Controlar y vigilar los aspectos legales, contables e impositivos de toda la actividad del Plan
Estratégico y el cumplimiento de sus objetivos.-
ARTICULO 32.- Sistema de Medición y Control de Gestión para el Desarrollo Sustentable.
Créase un Sistema de Medición y de Control de Gestión para el Desarrollo Sustentable, a través de
indicadores y parámetros para el monitoreo continuo de las variables indicativas que se determinen.
Este Sistema es indispensable para verificar la evolución del Plan.-
ARTICULO 33.- Red de Vigilancia Inmediata Geográfica Interactiva Ambiental (Red VIGIA).
Créase la Red de Vigilancia Inmediata Geográfica Interactiva Ambiental o Red VIGIA, la que tendrá
por objetivos concientizar a la población sobre la importancia del cuidado del medio ambiente y la
conservación de los recursos naturales, a la vez que detectar y transmitir a las autoridades que
corresponda, todo tipo de problemas o irregularidades que surjan de la observación diaria, en
relación al medio ambiente y a los recursos naturales de la Provincia.-
ARTICULO 34.- Registro de peritos, consultores ambientales y laboratorios.
Créase en el Ministerio de Medio Ambiente, un Registro especial de laboratorios, peritos y
consultores ambientales, en el cual deberán inscribirse todos aquellos profesionales o técnicos que
participen en la formulación de proyectos de Impacto Ambiental o en asesorías que presten a los
Sectores Público y Privado de la Provincia. De este modo San Luis contará con un Cuerpo de Peritos
ambientales con conocimientos específicos de las diversas ciencias, artes o industrias relacionadas
con el medio ambiente.-
ARTICULO 35.- Red Solidaria.
Constitúyase una Red Solidaria, para acudir en apoyo de la población que se vea afectada por
catástrofes o desastres de carácter natural o extraordinario, la que estará integrada por el Ministerio
de Medio Ambiente, Defensa Civil, la Policía de la Provincia, el Cuerpo de Bomberos Voluntarios y
representantes Ministeriales de Seguridad y Hacienda.-
DISPOSICIONES COMPLEMENTARIAS Y TRANSITORIAS
ARTICULO 36.- La Autoridad de Aplicación de la presente Ley, será el Ministerio de Medio Ambiente
de la Provincia de San Luis.-
ARTICULO 37.- El Poder Ejecutivo procederá a reglamentar la presente Ley en un plazo de CIENTO
VEINTE (120) días, contados a partir de la fecha de su publicación.-
ARTICULO 38.- Regístrese, comuníquese al Poder Ejecutivo y archívese.-
RECINTO DE SESIONES de la Honorable Legislatura de la Provincia de San Luis, a diez días del mes de
Diciembre del año dos mil ocho.-

JORGE LUIS PELLEGRINI Julio Cesar Vallejo Jorge Raúl Cavallero


Pres. -Hon. Cám. Sen. Pres. Hon. Cám. Dip. Pro-Sec. Leg-Hon. Cám. Dip.
Pablo Alfredo Bronzi
Sec. Leg -Hon. Cám. Sen.

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