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1 Alvaro Camacho, “Narcotráfico: economía, política y sociedad en Colombia” (mecanografiado, 1992), hace un análisis de la
más reciente y notable bibliografía sobre el tema.
2 Fernando Sarmiento y Ciro Krauthausen, “Bibliografía. Sobre el mercado ilegal de la cocaína”, en A n á lisis P olítico No. 12
(Bogotá, enero-abril, 1991), pp. 96-100. Entre 1990 y 1993 la bibliografía sigue creciendo geométricamente.
3 La producción bibliográfica sobre la cocaína no necesariamente refleja el interés por el estudio de la problemática que gira
alrededor de la coca. Cf. J. Phillips y R. Wynne, Cocaine: the m ystique an d the re allty (New York, 1980).
5
6 ANALISIS POLITICO No. 18, enero-abril de 1993
Sin embargo, el hecho de que más del 80% de los que, en las ciudades, tienen sus razones
los trabajos estén referidos a asuntos tales co para abandonar su vida al consumo de psico-
mo las “guerras” entre policías y traficantes, trópicos7. Los estudios que se apartan de esta
las “amenazas contra la democracia” y la “se tendencia provienen del interés que las cien
guridad nacional”, las “extradiciones” y, sobre cias sociales han desarrollado por conocer el
todo, a ligar su producción con las organizacio problema de la colonización en las zonas de
nes armadas de izquierda, refleja la “politiza frontera8, o por abordar las conductas sociales
ción del tema”4. Muestra igualmente cómo este de migrantes y marginados rurales y urbanos.
fenómeno ha sido manipulado por los medios de
comunicación y por expertos en deformar la vida Del cúmulo de producción intelectual sobre las
cotidiana y la historia de América Latina5. drogas, es curioso notar que apenas una vein
tena de trabajos han querido discutir el pro
En esta tendencia a “politizar” el tema, impri blema desde el punto de vista estrictamente
miéndole un matiz esencialmente criminal, tal económico, es decir, analizar fenómenos rela
vez influye el interés de la prensa mundial y tivos a la ampliación de los cultivos de coca en
de los medios de comunicación por obtener América Latina, a la población incorporada en
más ventas y más ganancias, más lectores y
esta nueva industria y, sobre todo, a los aspec
más sintonía. Una revisión de la prensa colom
tos que tienen que ver con las ganancias y el
biana en la última década, testimonia un mar
destino de los altos beneficios del negocio. Sin
cado interés por la noticia y la opinión, des
embargo, muchos de estos trabajos se centran
preocupándose del estudio y la reflexión, sobre
en problemas macroeconómicos, tratando de
las causas de ese acontecer nacional. Así, es
encontrar explicaciones globales sobre el im
importante señalar que el periodismo, cons
pacto de la droga en las economías nacionales,
ciente e inconscientemente, se ha interesado
esencialmente por el tráfico y los traficantes. en la política interna o en las relaciones inter
Ha dejado de lado los dos extremos de la cade nacionales9. Algunos de estos estudios econó
na: la producción y el consumo, eslabones que micos no escapan al juicio moral que velada-
apuntan a explicar dos realidades: el mundo mente pretende condenar el negocio, llamando
de los productores y el de los consumidores. la atención sobre su “impacto negativo”. Los
Como la prensa constituye la fuente central de aspectos microeconómicos son dejados de lado,
muchos de los análisis y estudios sobre la coca, casi como una tarea para antropólogos o soció
los resultados no pueden ir más allá de ofrecer logos, a pesar de que este tipo de investigaciones
obras repetitivas sobre los traficantes, los podría contribuir a comprender mejor nuestra
transformadores y los distribuidores colom realidad social y económica. De hecho, las razo
bianos6, que conforman el circuito intermedio nes por las cuales nuestros campesinos, colonos
de la economía, y sus espectaculares formas de o cultivadores ocasionales eligen un producto y
superar la legalidad. Hay un velado olvido, abandonan otros, dependen no sólo de las con
consciente o inconsciente, de quienes están en diciones del mercado, sino de sus propias angus
las zonas campesinas dedicados al cultivo o de tias sociales.
4 Leonardo Rojas Rodríguez, N arco tráfico : in co rp oración económ ica y exclusión social, 1978-1986 (Universidad de los
Andes, tesis para optar la licenciatura en Ciencia Política, Bogotá, 1989).
5 Esto es mucho más notable y penoso cuando se vive en Europa y en los Estados Unidos.
6 Poco se preocupa la prensa por los distribuidores europeos y norteamericanos.
7 Mariana Quintero T., “Drogadicción: replanteamiento y formulación de una propuesta alternativa”, en Texto y Contexto
No. 9, (Bogotá, 1986), pp. 51-67.
8 Alfredo Molano, S e lv a adentro: u n a h isto ria o ral d e la colonización del G u a v ia re (Bogotá, 1987); J. Jaram illo, L. Mora
y F. Cubides, C olonización , coca y g u e rr illa (Bogotá, 1986).
9 Carlos G. Arrieta et alter, N arco tráfico en Colom bia: dim ensiones políticas, económ icas, ju ríd ic a s e in ternacio
n ales (Bogotá, 1990); Juan G. Tokatliany Bruce M. Bagley (Comp.), E conom ía y p olítica del n arco tráfico (Bogotá, 1990);
Hernando José Gómez, “E l tamaño del narcotráfico y su impacto económico”, en E conom ía C olo m bian a (Bogotá, febrero
1990), pp. 9-17.
LA COCA Y LAS ECONOMIAS... HERMES TOVAR PINZON 7
El tema no puede ser reducido a un debate El que un agente de la DEA haya propinado
moral, conforme lo han planteado los Estados patadas a un oficial de la armada boliviana,
Unidos y los países aliados. Contiene otras rea por suponer que por su culpa no podían ser
lidades dramáticas para los latinoamericanos, capturados los comerciantes de la droga, hace
que tienen que ver con la defensa de sus ingresos recordar viejas actitudes y lecciones del colo
y con el mejoramiento de sus precarias condicio nialismo en América Latina, puestas en prác
nes de vida. También con la lógica del capital y tica contra caciques ojefes locales, dejando ver
del mercado, que contribuye a la consolidación la diversidad de conflictos que va engendrando
de estas economías de grandes beneficios. La esta absurda guerra a muerte que defienden
decisión de sectores pauperizados y pobres de la los países consumidores14. Además, pone en
sociedad andina de cultivar coca, no es producto evidencia cómo la droga se ha convertido en
una nueva ideología de agresión hacia los paí
de su propia voluntad, sino que proviene de otros
ses débiles, una vez el “anticomunismo” ha en
factores propios de su desarrollo y de las opor
trado en crisis. El informe de la Subcomisión
tunidades que les ofrece la sociedad capitalista.
de relaciones exteriores del Senado norteame
El conjunto de necesidades biológicas y sociales
ricano sobre la política exterior, los narcóticos
lanza a estos sectores marginados de la econo y la represión, presentado al 100 Congreso de
mía a la órbita de la ilegalidad, con las alterna los Estados Unidos, en abril de 1989, concluye
tivas de satisfacción rápida de cuanto el que el tráfico de drogas ha adquirido un carác
mercado siempre les negó10. ter subversivo, pasando a ser prioritario en la
estrategia de seguridad de los Estados Unidos:
La decisión de los campesinos de ampliar o
transformar pequeñas parcelas de agricultura
El pueblo americano debe entender mucho mejor que
tradicional en cultivos de coca, ha colocado a
en el pasado, cómo (nuestra) seguridad y la de nuestros
los gobiernos en la terrible encrucijada de te hijos está siendo amenazada por la conspiración latina
ner que desatar una guerra contra los cultiva de la droga (que es) dramáticamente más exitosa para
dores, ante las presiones de los Estados la subversión en los Estados Unidos, que ninguna de
Unidos para erradicar el mal en el sector de la las que ha tenido su centro en Moscú15.
producción y no en el del consumo11. La recien
te decisión del gobierno boliviano de iniciar El documento no deja dudas sobre los nuevos
una ofensiva militar coordinada por la DEA12, cables ideológicos que fundamentan la lucha
lo que abre son días oscuros para la vida de los de los Estados Unidos contra la droga, donde
pueblos de Santa Ana y otras localidades pro la conspiración y la amenaza de los países an
ductoras de coca. Otro tanto ocurre en el Perú, dinos se convierte en seria amenaza, “sin pre
en donde la “doctrina Fujimori” sobre drogas cedentes” para la seguridad nacional de los
intensificará penosamente la violencia entre Estados Unidos. Por supuesto que para la Sub
las comunidades indígenas13. comisión, la guerra no debe ser contra los “pe
10 Históricam ente el contrabando, la delincuencia común y la corrupción dentro del Estado han sido los espacios en donde se
han afiliado millones de marginados, con el aval ladino de los señores de cuello blanco. Sobre la dimensión social de la droga
cf. Alvaro Camacho Guizado, D ro g a y socied ad en Colom bia; el p o d er y el estigm a (Bogotá, 1988).
11 V irgilio Barco, E n d efen sa de la dem ocracia: la lucha contra el n arcotráfico y el terrorism o (Bogotá, 1990) contiene
las penosas ideas presidenciales, que apenas sirvieron para incrementar la violencia en Colombia durante su administración
(1986-90).
12 E l T iem po (Bogotá, 30 de junio de 1991), pp. l A y 3A.
13 R. Rumrill, “Por qué no es viable la D octrina Fvyimorim, en D ia rio L a R ep ú blica (Lim a, 7 de diciembre de 1990), p. 19; El
T iem po (Bogotá, 9 de agosto, 1991), p. 8A. Brasil también ha iniciado su guerra contra el narcotráfico en el Estado de
Rondonia.
14 El Tiem po (Bogotá, 6 de julio de 1991), p. 9A. E l hecho ocurrió durante el operativo contra Santa Ana (Beni) y el agente de la
D E A justificó su actitud afirmando que el oficial era un corrupto y su unidad estaba “comprometida con los narcotraficantes” .
15 Citado en Luis Alberto Restrepo M., “Estrategia norteamericana de seguridad y tráfico de drogas: lectura de un informe al
Congreso de los Estados Unidos”, en A n álisis Político No. 13 (Bogotá, mayo-agosto, 1991), p. 24.
8 ANALISIS POLITICO No. 18, enero-abril de 1993
queños campesinos” sino contra los grandes sobre los productores para que se dediquen to
traficantes y, para ello, deberán utilizarse to zudamente al cultivo de la hoja, sobre los tra
das las “opciones políticas, económicas y, si es ficantes para que establezcan sus oficinas
necesario, incluso militares, para neutralizar exportadoras y sobre las fuerzas de seguridad
el creciente poder de los carteles” 16. para que criminalicen el negocio, en la forma
como se hace y se practica en Colombia19y en
La cruzada contra la droga le permite a los los Andes en general20.
Estados Unidos violar todos los derechos hu
manos con el consenso de países aliados, que Es indudable que sin un análisis y compren
sufren la presión del imperio norteamericano sión del desarrollo de la vida económica, polí
para que actúen conforme a sus mandatos. Es tica, social e internacional de Colombia y
paña y Francia son los casos más singulares. América Latina a lo largo de su historia y, de
Como lo ha declarado un jurista de la Univer modo especial en los últimos 50 años, no po
sidad de Sevilla, las directrices que toma la dremos contribuir a ofrecer conocimientos que
prohibición “se han convertido en una nueva puedan guiar la inteligencia de quienes tienen
forma de presión cultural y económica de los la responsabilidad de exterminar, preservar o
países poderosos sobre el Tercer Mundo...” 17 legalizar este producto ancestral de nuestra
América. La historia nos ha enseñado que la
Los analistas de la economía encuentran que coca ha estado presente en la formación de eco
en la decisión norteamericana de hacer la gue nomías, en la acumulación de recursos y en la
rra y no la paz, actúa una racionalidad prove creación de poderes políticos. Además, ella ha
niente de la necesidad de mantener muy estado ligada a los intereses de los países colo
amplia la diferencia entre los costos de produc nizadores o que han ejercido su hegemonía sobre
ción y los precios de consumo. Equiparar los América Latina. En los últimos años, el cultivo
precios de consumo a los precios de la produc de la coca y su industrialización en cocaína, re
ción podría generar un incremento incontrola produce formas de explotación, producción y co
do de la demanda, con las siguientes secuelas mercialización que caracterizaron a las econo
para la sociedad consumidora18. Pero como lo mías de extracción y de transición, que han sido
hemos anotado, no son razones meramente comunes en la vida de nuestras naciones, gra
económicas, sino también ideológicas las que cias a las demandas de los países del hemisferio
mueven los intereses de los Estados Unidos en norte21. Veamos algunos de tales rasgos.
torno a la droga.
16 Ibid., p. 25. También puede verse el importante informe de la Oficina de Asuntos Latinoamericanos en Washington -W O L A -
¿P eligro inm inente? L a s F u erzas A rm ad as de E stados U n id o s y la g u e rr a co n tra las d ro gas (Bogotá, 1992).
17 E l P a ís (Madrid, 18 de diciembre de 1989).
18 Carlos G. Arrieta, et. alter. op. cit.
19 Americas Watch, L a ‘g u e rra ’ co n tra las d ro gas en C olo m bia (Bogotá, 1991).
20 Bruce Bagley, Adrián Bonilla y Alexei Páez (eds.), L a econom ía política del n arcotráfico: el caso ecu ato rian o (Quito,
1991); Simón Strong, “A la caza de l a d i o s a b l a n c a " , e n L ectu ras D om inicales (Bogotá, 13 de septiembre de 1992), pp. 8-10;
W O LA , ¿ P eligro inminente?... cit.
21 José A. Quiroga, Coca/Cocaína: u n a visión b o liv ia n a (La Paz, 1990).
LA COCA Y LAS ECONOMIAS... HERMES TOVAR PINZON 9
más que una broma22, o el producto de un ejer dependencia que mantenían de pueblos guerre
cicio intelectual vacuo. Suponer que su masca ros e insumisos. Fue entre 1250-1315 cuando
do o acullicado constituye una forma de Inca-Roca envió un contingente de 15 mil gue
drogadicción de los Andes23, es desconocer el rreros a ocupar tierras aptas para el cultivo de
valor cultural que la coca ha tenido entre los la coca. Esta política que expandía el área de
pueblos prehispánicos. La lucha contra el acu cultivo de coca fue proseguida por Tupac Inca
llico ha sido tan importante como la lucha con (1471) y por Huayna Capac (1493-1525)26.
tra el esnifado de hoy. Es necesario saber que
la coca24 tiene una historia y que, al menos La constitución d?! Tawantinsuyu27 obligó a
hasta el siglo XX, estuvo esencialmente ligada muchos pueblos sojuzgados de los Andes a am
a los mercados internos de América Latina. pliar los cultivos de coca y extenderlos hacia
Que antes de 1492 estuvo circunscrita a fines las zonas bajas, para atender los proyectos tri
rituales y a necesidades propias de la farma butarios de los señores del Cuzco28. Pero la
copea y a un uso cotidiano, como consecuencia presencia de la coca no se redujo únicamente
de las propiedades alimenticias que contiene a los territorios controlados por los Incas y a
la hoja. Estos mismos principios los han segui su infinita frontera amazónica. Otros pueblos
do utilizando sociedades nativas que han per de los Andes, del norte de Suramérica, en los
manecido al margen de la “civilización”, actuales territorios de Colombia y Venezuela,
reproduciendo los rescoldos de la cultura que también habían hecho de la coca un producto
Occidente no pudo destruir, después de 5 si importante de intercambio y de tributo29. En
glos de oposición y guerra a sus formas de ser los valles templados de Pasto se cultivaba co
y de estar25. ca30y los Chibchas recibían coca en calidad de
tributo de los pueblos ubicados en las tierras
La coca se cultivaba en las zonas bajas de los calientes de los valles interandinos y de los
trópicos, especialmente en las selvas del Ama pueblos del piedemonte llanero31. Es decir, la
zonas por organizaciones tribales y sirvió para coca era un producto como las llamas o las vi
articular estructuras de intercambio entre co cuñas, el maíz o las mantas, y recibía un tra
munidades de selva y señoríos que dominaban tamiento especial dentro de la política general
las alturas. Debido a su estrecha vinculación del desarrollo económico de estas sociedades.
con las estructuras de poder y las necesidades
de control y manejo de su producción, los Incas Las estructuras de la producción y distribución
decidieron bajar hasta las mismas selvas del de coca existentes en el Perú y Bolivia fueron
Amazonas a expandir el cultivo y a romper la modificadas luego de la conquista. Los españo-
22 M ario Arango y Jorge Child N arco tráfico : im perio d e la cocaína (Bogotá, 1987).
23 C raig van Dyke y Robert Byck, “Cocain” , en Spek tru m d e r W issenschaft (mayo, 1982).
24 Remedios de la Peña Begué, “E l uso de la coca en la América, según la legislación colonial y republicana”, en R e v is ta
E sp añ o la de A n tro p o lo g ía A m e ric a n a (Madrid, 1971), vol. 6. L a voz Aym ara K oK a significa árbol o arbusto. En quechua
la voz se convirtió en kuka. Ver D iccio n a rio Quechua: C uzco-C ollao (Lim a, 1976).
25 Roberto Pineda C., “Etnografía del mambeadero: espacio de la coca” , en Texto y Contexto No. 9 (Bogotá, 1986), pp. 113-139.
26 Daniel W. Gade, “Inca and Colonial Settlement, Coca cultivation and endemic desease in the tropical forest” , in J o u rn a l o f
H istórica! G e o g ra p h y (London, 1979) 5,3, pp. 263-279; John V. Murra (ed.), V isita de los V alles d e Songo en los Y u n k a
de coca de L a p az (1568-1570) (M adrid, 1991).
27 A sí se llamaba la unidad política creada por los Incas, cf. John V. Murra, L a organ izació n económ ica del E s ta d o Inca
(México, 1980); Franklin Pease, L o s últim os Incas del C uzco (Lim a, 1981).
28 Jurgen Golte, “Algunas consideraciones acerca de la producción y distribución de la coca e n e l Estado Inca” , en V e rh a n lu n g e n
des X X X V III In tem atio n alen A m erikan isten kongresses (Stuttgart-Munchen, 12 bis 18, August, 1968), Band II Mun-
chen, 1970, pp. 471-478.
29 Kerm es Tovar Pinzón, L a form ación social chibcha (Bogotá, 1980). Fray Pedro Aguado, R ecopilación h is to r ia l (Bogotá,
1956), p. 406, señaló que los Chibchas iban de las tierras frías a las calientes a conseguir el hayo o coca.
30 H. Tovar Pinzón (ed.), N o h ay caciques ni señores (Barcelona, 1988), p. 26.
31 Cari H enrik Langebaek, “Notas sobre el acceso a plantíos de coca en territorio muisca, siglo X V I” , en T e x t o y C o n te x to No.
9 (Bogotá, 1986), pp. 79-89.
10 ANALISIS POLITICO No. 18, enero-abril de 1993
les reorganizaron toda la economía indígena y dos enviados a su cultivo y recolección, a ca
ampliaron el mercado de la hoja de coca, espe mayos o gentes residentes en los cocales y a
cialmente después de 1545 cuando se descu corpas, trabajadores libres que migraban a
brieron las minas de Potosí32. Al menos hasta estas zonas a vincularse voluntariamente en
las ordenanzas de Felipe II sobre el cultivo de la recolección y el secado de la hoja. En la sola
la coca, dictadas en 1573, la producción y co región del valle del río Tono se reportaron en
mercialización de la hoja se hizo con la pobla 1580, 7.000 trabajadores indígenas de todo ti
ción indígena encomendada a los españoles33. po y 2.000 españoles encargados de supervigi-
lar las labores36.
En el Cuzco, por ejemplo, se siguieron envian
do trabajadores a los valles de los ríos Piñi Pi- La conquista española y la derrota de los Incas
ñi, Tono, Coshipata y Pilcopata para que había introducido sistemas inhumanos de ex
cultivaran los cocales y remitieran la hoja, si poliación en las comunidades indígenas, que
guiendo los viejos caminos del Inca, hasta en sufrieron no sólo el desastre de la guerra, sino el
contrarse en Paucartambo. Allí se almace desorden de los abastos y la prepotencia de los
naba, para ser luego enviada a los depósitos europeos que se erigieron en amos dedicados a
del Cuzco, desde donde se iniciaba el proceso tiranizar a los naturales37. El virrey Tbledo quiso
de comercialización a gran escala, atravesan limitar el cultivo, por los males que causaba a
do grandes distancias hasta alcanzar sitios los indios que trabajaban en los cocales, pero las
tan lejanos como eran las minas de Potosí. De medidas se dirigieron a evitar el crecimiento de
una a otra ciudad se enviaban de 600 a 1.000 la producción que había “disminuido el valor de
llamas cargadas de la hoja bendita, en un viaje la dicha coca y perdidos muchos hombres cau
que duraba 2 meses en jornadas de 15 kilóme dalosos que en ella solían tratar”38.
tros diarios34. Otro tanto hacían los producto
res bolivianos de las Yunka, deseosos de copar Las ordenanzas de 1573, relativas al “beneficio
los mercados del altiplano boliviano y las zo y aprovechamiento de la coca”, buscaron limi
nas mineras del sur. Es ilustrativo el caso de tar a 500 cestas (unos 5.000 kilos)39el volumen
García de Alvarado, cuya encomienda produ de coca cultivada en cada mita y regulaban las
cía más de 2.100 cestos de coca, de los cuales relaciones entre empresarios y trabajadores
“al menos el 56%” se adquirió por “dos perso en los cocales. Las disposiciones se orientaron
nas (ambas activas de Potosí)”35. a mejorar las condiciones de vida de los yana
conas y corpas, mandando que se les diera
La producción se desarrollaba gracias a la habitación adecuada y mudas de ropas para
existencia de mitayos o trabajadores forza evitar las enfermedades derivadas de tener
32 Peter Bakewell, M in ero s de la m ontaña ro ja (Madrid, 1989); Luis M iguel Glave T., “La hoja de coca y el mercado interno
colonial: la producción de loa trajines”, en J.V. Murra V isita de los valles... cit., pp. 583-608.
33 Ruggiero Romano, “Una encomienda coquera en los yungas de La Paz (1560- 1566)” , en R e v is ta L a tin o a m e r ic a n a de
H is to r ia E c o n ó m ic a y S o c ia l 1 (Lim a, 1983), pp. 57-88.
34 Daniel W . Gade, “Inca and colonial...” , cit.; Ruggiero Romano y Geneviéve Tranchard, “Una encomienda cocalera en los
Yunka de L a P az (1560-1566)” , en J.V. M urra (ed.), V is ita d e los v a lles... cit., pp. 609- 632.
35 R. Romano y G. Tranchard, op. cit., p. 615.
36 Ibid.
37 N athan Wachtel, L o s vencidos: los indios del P e rú frente a la conquista esp añ o la (1630-1570) (Madrid, 1976); Steve
Stern, L o s p u eblo s in dígen as del P e rú y el d esafío de la conquista esp añ o la H u am a n ga hasta 1640 (M adrid, 1986).
38 F ran cisco T oledo, disposiciones gu bern a tiva s p a ra el V irre in a to del P e rú 1669-1574 (Sevilla, 1986), p. 113, ‘T ro v i
sión para que no se planten más chácaras de coca” , Cuzco, 15 de marzo de 1571.
39 H ay que tener en cuenta que en el siglo X V III un cesto podría contener 8-10 kilogramos, pero a finales del X IX y comienzos
del XX, el cesto tenía un peso de 28 libras en las zonas de produccióny 25 para 1a comercialización. Es decir que el comerciante
ganaba 3 libras. Tam bién para efectos de cálculos, 3 unidades de hoja verde hacen una unidad de hoja seca, cf. M aría Luisa
Soux de W ayar, “Apuntes sobre la producción y circulación de la coca yungueña a principios del siglo X X ”, en H is to r ia y
C u ltu r a vol. 11 (La Paz, abril 1987), pp. 117-125. Véase también F r a n c is c o T o le d o ... cit., pp. 231-244, “Ordenanzas para
la coca de los Andes del Cuzco” , Cuzco, 3 de noviembre de 1572.
LA COCA Y LAS ECONOMIAS... HERMES TOVAR PINZON 11
que trabajar con sus trajes húmedos. Junto rias de varios pueblos fijaban el pago en arro
con estas medidas, se limitaba el tiempo de las bas de hayo43.
mitas, se prohibía cargar a los indios con ces
tas de coca desde los valles coqueros a los cen En el Alto Perú o Bolivia, los rescatadores o
tros de distribución en los Andes y se mandaba “cocatakis” iban desde el altiplano a las Yun
no pagar el salario a los caciques sino a los gas (tierras calientes) y recogían coca para
indios de coca40. venderla en las minas. Este sistema rudimen
tario de comercialización servía de aorta a los
Las ordenanzas lo que hacían era racionalizar terratenientes, que se fueron apropiando de
el uso de la fuerza de trabajo en uno de los las tierras de las Yungas, desplazando a las
sectores básicos de la economía colonial. Como comunidades indígenas44. En Bolivia, esta re
decía el Rey, la coca era uno de los sectores gión de 9.000 kilómetros cuadrados, con sus
“más principales que hay en ella”. A su vez, la ejes de Chulimani y Coripata, se constituiría
minería se convirtió en el sector que demanda en el centro más importante de la producción
ba buena parte de este producto. Un racimo de de coca hasta el siglo XIX45. Sin embargo las
medianos comerciantes llevaba la coca desde Yungas no eran la única zona de cultivos im
el Cuzco y otros centros de producción hasta portantes en los Andes. En el Cuzco haciendas
los trabajadores de minas. Este sector de azucareras, que a fines del siglo XVIII entra
transportistas y de distribuidores se encarga ron en crisis, optaron por cultivar coca, de tal
ba de su venta en Potosí y en las ciudades mi manera que entre 1785-9 su producción pasó
neras del Perú. El circuito, que conectaba los de 273.876 kilogramos a 580.000 kilogramos
valles agrícolas del Perú con zonas mineras del de coca46. En 1786, en la región de las Yungas
Alto Perú, tuvo en esta región sus propios es en Bolivia, había 345 haciendas dedicadas a
pacios de producción y comercialización. cultivar coca para Potosí. Su producción alcan
zaba unos 2 a 3 millones de kilogramos47, es
Aun en el Nuevo Reino de Granada la coca fue decir, 2 a 3 mil toneladas. En esta región, es
a mediados del siglo XVI, ‘la cosa de más sus pecialmente en Coripata, surgió una de las
tancia” que hubo en este Reino para sus natu fuerzas políticas más importantes de la vida
rales y para los encomenderos que cobraban boliviana, como lo fueron los terratenientes co
de ella los tributos. Hablando de Soatá se afir queros48. Estos hacendados alcanzaron su po
mó que era la provincia más importante de la derío a fines del siglo XVIII y lo mantuvieron
coca o hayo que había en la provincia de Tun- hasta bien entrado el siglo XX:
ja. Se decía que el encomendero Pero Vásquez
tenía granjerias de hayo o coca que compraba ...cuando el gobierno de Santa Cruz reconoció focial-
y vendía junto con otros bienes de la tierra41. mente a la Junta de Propietarios de Yunga como
En el siglo XVII Soatá y la provincia de los vocero del grupo y además, con impuestos especiales
Sutagaos se consideraban “Las partes más fér a las exportaciones de coca, construyó y mantuvo la
tiles de esta hoja...”42y las tasaciones tributa red caminera. Entre 1860 y 1870, hasta 1950, esta
40 Archivo General de Indias (Sevilla), A u d ien cia d e L im a 570, “D e oficio Perú, desde 14 de octubre de 1572 hasta 11 de enero
de 1587” , sobre las “ordenanzas de la coca” dadas en Madrid por el Rey Felipe II a 11 de junio de 1573.
41 A .H .N . (Bogotá), Encom iendas, 15, f. 593v.
42 Lucas Fernández de Piedrahita, H isto ria G en eral del N u evo R eino de G r a n a d a (Bogotá, 1942), 1.1, p. 38.
43 M artha Herrera Angel, Fo rm as históricas del p o d en los corregidores, la form ación d e los m ercados internos y los
orígen es del clientelism o y el com padrazgo, P ro v in cia de Santafé, siglo X V I I I (Bogotá, mecanografiado, 1993), pp.
155-9.
44 H erbert S. Klein, “Producción de coca en loe Yungas durante la Colonia y primeros años de la República”, en H is to r ia y
C u ltu ra vol. 11 (La Paz, abril 1987), pp. 3-16.
45 Rene Bascopé Aspiazu, L a veta blan ca, coca y cocaína en B o livia (L a Paz, 1982).
46 Magnus Mórner, P e rfil de la sociedad ru ra l del C uzco a fines de la C olo n ia (Lim a, 1978), pp. 76-82 y cuadro XLI.
47 H.S. Klein, “Producción de coca...”, cit., p. 7.
48 René Bascopé Aspiazu, L a veta... c it.
12 ANALISIS POLITICO No. 18, enero-abril de 1993
junta hablaba a nombre de loe hacendados de la coca. mil kilogramos de coca que Argentina deman
Ella se convirtió no sólo en un grupo de presión a nivel daba para los indios braceros que emigraban
nacional y vina empresa de obras públicas para la cons al norte de ese país52. Estos empresarios argen
trucción de caminos, sino que también apoyó la cons
tinos encontraron en la coca un medio de acu
trucción de ferrocarriles, tranvías y electrificación
mular riquezas y, de paso, ampliaron el espacio
rural en las principales poblaciones yungüeñas. De he
mercantil de las rutas de la coca.
cho se convirtió en un gobierno dentro de otro gobierno
y, asimismo, controló la política local49.
Fue esta tradición la que motivó al régimen del
presidente Banzer a tratar de utilizar los re
Tenemos pues que la historia nos enseña que cursos “provenientes del cultivo de la coca” y
la coca no fue un producto clandestino, sino su industrialización, entre 1976 y 1978, en
más bien que los fundadores de la civilización proyectos de desarrollo de la economía bolivia
Inca buscaron controlar su producción y amplia na53. Para ello la coca debía salir del ghetto de
ron el espacio cultivado, lo cual creó sistemas sus mercados internos y del masticado de los
laborales nuevos y formas administrativas que naturales, para convertirla en cocaína para
el Estado prehispánico puso en marcha para su otros mercados “más civilizados”. La coca,
recolección, transporte y abasto. Luego, los es transformada en cocaína, se lanzaba por los
pañoles usaron esta estructura y articularon inagotables caminos del comercio internacio
nuevos espacios, especialmente los circuitos que nal. Su expansión fue tan grande que en 1983
desplazaban productos de las zonas coqueras a se consideraba que 80 mil pobladores del Cha
los centros mineros. Muy temprano, luego de la pare se habían vinculado a dicho negocio y que
caída de los Incas “Los empresarios más diná sus intermediarios se constituían en un verda
micos establecieron plantaciones de coca a lo lar dero “poder dentro del Estado”54. Se calculaba
go de los límites orientales de Huanta”, en la incluso que desde 1985, el 7.1% de la población
región de Huamanga (Perú)50. No había clan boliviana se había movilizado “en torno a la
destinidad, sino que la coca se convirtió en sím producción y comercialización de la hoja de co
bolo de riqueza y de poder de las familias ca”. Pero estimativos más refinados, elabora
terratenientes que abastecían a los trabajadores dos en 1988, señalaban que unas 703 mil
de los grandes mineros, tal como aún lo hacían personas, o el 11.7% de la población boliviana,
a finales del siglo XVIII y a lo largo del siglo XIX se había articulado con el “macrocircuito de la
los hacendados de la provincia de Huánuco (Pe coca- cocaína”65.
rú), que abastecían de coca a los mineros de Ce
rro de Pasco51.
vestigación se ha puesto más en la producción cio regional andino a principios del siglo XX,
y menos en conocer todos los mecanismos de apenas alcanzaba el 1% del total y era realiza
la intermediación. La historia de este pro do por “casas comerciales de La Paz” hacia Es
ducto hasta los años de 1960 se ha interesado tados Unidos y Europa58.
muy poco por los arrieros y trajinantes. En
cambio, como contraste con dicha tendencia, Después de 1975, fecha que coincide con el fra
en los tiempos recientes se ha puesto un ma caso de los Estados Unidos en la guerra del
yor énfasis en la intermediación y en los co Vietnam, la cocaína ha sido objeto de una cre
merciantes. Los dos extremos de la cadena, ciente demanda por parte de las sociedades del
la producción y el consumo, parecen intere norte de nuestro hemisferio, desplazando a la
sar menos al mundo de los analistas y de los marihuana, al LSD y a otras drogas en los mer
políticos de hoy56. Esta paradoja parece res cados de los grandes núcleos urbanos de la so
ponder a la capacidad del gran capital para ciedad occidental59. Como en el pasado, Amé
influir sobre el desarrollo de las ciencias so rica Latina descubrió un nuevo mercado en el
ciales y presionar la generación de cierto tipo exterior, iniciándose un ciclo impredecible de
de estudios, en detrimento de otros, mediante exportaciones, con efectos deformantes sobre
mecanismos de financiación. la estructura interna en los procesos de selec
ción de los espacios a explotar, la distribución
Hasta 1975 la coca circuló por entre los espa de las tierras de cultivo, la formación de mer
cios internos de los Andes suramericanos, con cados de trabajo, la aparición de intermedia
tribuyendo a articular mercados que se exten rios y comerciantes locales, la formación de
dían desde la selva a los Andes y a la costa de grupos financieros vinculados al capital exter
países como Perú, Bolivia y Colombia. Regio no y la redistribución del capital acumulado
nes como las Yungas bolivianas y peruanas y entre sectores modernos de la economía60.
zonas calientes de Ecuador y Colombia, pro
porcionaban las hojas a traficantes e interme De ser un producto de circulación interna, la
diarios interesados en redistribuir el producto coca, transformada en cocaína, se convirtió en
entre consumidores nativos de las minas, las un producto de circulación internacional. Esto
haciendas, los obrajes y los mercados popula no significa que la coca no haya continuado con
res. Ciertos mercados internacionales genera sus movimientos nacionales, viajando aquí y
dos después de la independencia de las colonias allá, por entre los caminos abandonados de los
americanas, estuvieron ligados a satisfacer ne Andes en busca de sus consumidores tradicio
cesidades farmacéuticas y, en menor escala, a nales. Ocurre que ahora han aparecido consu
atender exigencias de grupos excéntricos. Por midores con capacidad de compra, en otras
ejemplo, los mercados que se abrieron a princi latitudes y nuevos empresarios dispuestos a
pios del siglo XX hacia la Argentina, estuvieron satisfacer su demanda. La nueva relación no
vinculados con la demanda de coca de los traba se ha establecido entre clases altas y clases
jadores bolivianos que emigraron a las hacien bajas, sino entre países pobres y países ricos61.
das cañeras del norte de la Argentina. Allí se
exportaba sólo el 12% de lo producido en las Yun Pero aunque la historia de los mercados de
gas bolivianas57. La coca que iba fuera del espa América Latina ha tenido que ver con la de-
56 Jean Ziegler, L a Suisse L a v e P lu s B la n c (París, 1990); Fabio Castillo, L a coca nostra (Bogotá, 1991).
57 H.S. Klein, “Producción de coca...”, cit., p. 8.
58 M aría Luisa Soux de W ayar, “Apuntes sobre la producción y circulación de la coca yungueña a principios del siglo XX” , en
H isto ria y C u ltu ra vol. 11 (La Paz, abril 1987), p. 124.
59 Si la guerra del Vietnam le abrió el mercado a la marihuana, el fin de la guerra lo sustituyó por el de la cocaína, Alvaro
Camacho G., D roga... cit., pp. 45-7.
60 M ylene Sauloy, “Historia del narcotráfico colombiano a través de sus relaciones con el poder”, en Q uinto C on greso de
H isto ria d e C olom bia: p ro g ra m a de C iencias Sociales (Bogotá, 1986), pp. 523-559.
61 Antoine Desjardins, “Coca in, Coca out”, en C ah iers des A m eríq u es L atin es No. 6 (París, 1987), pp. 12-31.
14 ANALISIS POLITICO No. 18, enero-abril de 1993
manda externa de nuestros productos, la dife ses del hemisferio norte, siempre atentos a
rencia con este nuevo mercado de la cocaína no buscar en el hemisferio sur recursos para su
es el patrón de dependencia, sino el carácter bienestar. Al final, los países promotores de
delictivo con que se le ha rodeado por parte de estos mercados se han quedado con un alto
las autoridades de los países consumidores62. volumen de las ganancias, tal como ocurre hoy
La cocaína es el primer producto masivo de día con la cocaína.
exportación que es manejado por grupos mar
ginados de la sociedad latinoamericana. Sa
lidos del anonimato, estos nuevos actores del
3. L A C O C A Y L A S E C O N O M IA S
Tercer Mundo pueden demostrar su capaci
dad empresarial. Clases bajas y empobreci
D E EX PO R T AC IO N
das de la sociedad latinoamericana, habi D E C IC L O CO RTO
tantes del desempleo y de la ausencia de
oportunidades, están prestos a incorporarse América Latina, después de 1810, buscó arti
a los mercados subterráneos e informales con cularse con mercados de exportación capaces
el fin de lograr el ascenso que la sociedad en de garantizar su estabilidad económica inter
general les niega. Estos actores ligan su his na. El resultado de estos esfuerzos fue el sur
toria al contrabando, a las esmeraldas, a la gimiento de economías de exportación de ciclo
marihuana y a otras formas delincuencia- corto, hasta que surgieron productos de ten
les63 que han estado presentes en toda la his dencia secular. Entre estos dos movimientos
toria de América Latina desde 1492, pero que cíclicos se ha inscrito la historia de nuestras
adquirieron un significado especial después localidades, de nuestras regiones y de nues
de 1960. Fue por esta época cuando se vivió tras naciones. Dependiendo siempre de lo que
un nuevo cuadro de convulsiones y transfor demanda el mundo desarrollado, desatamos
maciones, como consecuencia del ingreso de guerras civiles, dimos curso a reformas consti
sectores medios y bajos a la escena política. tucionales y pusimos en práctica políticas repre
Estos sectores reclamaron una redistribu sivas de todo orden, para asegurar los productos
ción del ingreso y el acceso a mejores oportu que interesaban a nuestros compradores. Así,
nidades económicas. nuestra historia económica de prosperidad y cri
sis ha estado montada sobre una historia social
Las grandes empresas multinacionales se be de conflictos agudos64. Son éstos los ojos de nues
nefician del negocio, gracias a la creciente de tro rostro, es éste el paisaje que debemos mirar
manda de insumos químicos para la transfor para la comprensión de la formación económica
mación de la hoja en base de coca y en cocaína y social de nuestras naciones65.
de alta pureza. Es importante anotar que la
experiencia de la coca se asocia a la forma como En América Latina el surgimiento y consolida
la sociedad y la economía latinoamericanas ción de productos vinculados a la formación de
han manejado sus recursos de origen vegetal, ciclos de tendencia secular, permitió el desa
animal o mineral. Tales manejos han estado rrollo de infraestructuras de caminos, trans
ligados a un desarrollo estructural que ha vin portes y puertos, en función de las rutas que
culado el continente a los intereses de los paí debían recorrer las materias primas que iban
62 En los Estados Unidos el F.B.I. combatió la mafia del alcohol, la C.I A . a loe comunistas y la D.E.A. a los empresarios de la
cocaína.
63 Hernando Ruiz Hernández y José Femando López Latorre, “La balanza cambiaría negra: transacciones ilegales del comercio
exterior”, en Carta Financiera No. 47 (Bogotá, Oct.-Dic., 1980), pp. 195-224.
64 Charle« W. Bergquist, Cofee and Conflict in Colombia, 1886-1900 (Durham, 1978).
65 J.P. Deler y Y. Saint-Geours (Comps.), Estado* y naciones en los Andes: hacia una historia comparativa: Bolivia -
Colombia - Ecuador - Perú (Lima, 1986) 2 vols.; Heraclio Bonilla (Comp.), Los Andes en la encrucijada: Indios,
comunidades y Estado en el siglo XIX (Quito, 1991); Roberto Cortés Conde, The First Stages o f Modernization in
Spanish Am erica (New York, 1974).
LA COCA Y LAS ECONOMIAS... HERMES TOVAR PINZON 15
al exterior66. En otros términos, los modelos de pecto a este modelo, que “un pueblo debe tener
desarrollo estaban orientados “hacia afuera”, a la mira no depender de otro en lo que es in
hacia los países consumidores. Es verdad que dispensable para subsistir”69.
estos productos de ciclo secular contribuyeron
a la estabilidad política y a la llamada “unión Quienes creían en las bondades de un modelo
nacional”. También contribuyeron a fortalecer que respondiera a las necesidades del mundo
el mercado interno y a consolidar la formación exterior, opusieron el libre comercio a la pro
de nuevas economías regionales. Los ciclos de tección, y la iniciativa de la empresa privada
larga duración de nuestras economías actua a la intervención del Estado. Al final, estas eco
ron en espacios que lograron colocarse a la nomías de exportación irrumpieron sobre zo
vanguardia de nuestros desarrollos, dejando nas nuevas, generaron una movilización de
otros espacios a las eventualidades de un pro trabajadores de regiones de cultivos tradicio
ducto que pudiera ofrecer alternativas econó nales, e incorporaron nuevas tecnologías. De
micas a sus habitantes. De esta forma, el ciclo otra parte, la naturaleza diferenciada de nues
de larga duración no liquidó la presencia in tras sociedades hizo que los ingresos prove
termitente de los ciclos cortos y especulativos, nientes de estos sectores se transfirieran del
los cuales seguirían rondando de tiempo en tabaco a la quina, de la quina al añil, a los
tiempo, como pestes de antaño, las diferentes productores de armas en el extranjero o a las
regiones de nuestra América. El carácter des industrias nacionales en formación. También
igual y combinado de nuestras economías tie tuvo como consecuencia el que los capitales
ne que ver con estos fundamentos orgánicos de acumulados apenas sirvieran para el enrique
nuestra vida económica67. cimiento de unas pocas familias, como le ocu
rrió a Bolivia con sus minas de plata70, o a
Así, en el siglo XIX, antes de que se encontra Colombia con sus empresas caucheras.
ran estos productos de ciclo secular, antes de
que las economías latinoamericanas se estabi La explotación de la coca y su transformación
lizaran, los países se vieron envueltos en la en cocaína, se ubica entonces en el contexto de
búsqueda de bienes que ofrecieran una alter las economías de exportación de ciclo corto pro
nativa a lo construido por el mundo colonial68. pias del siglo XIX. Estas economías, repre
En Colombia, por ejemplo, hubo quienes pro sentadas en el tabaco colombiano, en el guano
pusieron articular los logros del sistema colo peruano y en el caucho boliviano, fueron con
nial, intentando desarrollos regionales com otros productos, como el añil y la quina, ejem
plementarios, de tal manera que se pudiera plos clásicos de los fracasos de sociedades lo
satisfacer primero la demanda interna de la cales ilusionadas por la demanda de mercados
población nacional y luego exportar los exce extranjeros, que lanzaron a empresarios y fi
dentes. El comercio de Bogotá sostenía con res nancistas criollos a destruir el bosque para ob-
66 Hernán Horna, T ra n s p o rt M odernization and E n trep ren eu rsh ip in Nineteenth C en tu ry Colom bia: C isneros and
F rien d s (Upsala, 1992); Theodore E. Nichols, T re s puertos de Colom bia: estudio so bre el d esarro llo d e Cartagena,
S an ta M arta y B a rra n q u illa (Bogotá, 1973).
67 Sobre la economía de los primeros años del siglo X IX cf. Heraclio Bonilla, U n siglo a la d eriva, ensayos so b re el Perú,
B o liv ia y la g u e rr a (Lim a, 1980); Antonio M itre, Los p atriarcas d e L a Plata, E stru ctu ra socioeconóm ica de la
m in ería B o liv ian a en el siglo XIX (Lim a, 1981) y T. Halperin, R eform a y disolución d e los im perios ibéricos,
1750-1860 (M adrid, 1985); José A. Ocampo y Santiago Montenegro, C risis m undial, protección e in dustrialización:
ensayos de h isto ria económ ica colom biana (Bogotá, 1984).
68 José Antonio Ocampo, C olo m bia y la econom ía m undial, 1830-1910 (Bogotá, 1984). La actual crisis cafetera parece estar
mostrándonos el fin de un ciclo de larga duración y el comienzo de nuevas alternativas para la economía colombiana, en
donde la amapola alternará como un nuevo ciclo corto de exportación de heroína. Otros países vinculados con la producción
de banano, también empiezan a vivir el fin de una tendencia secular.
69 Citado en Hermes Tovar P., “La lenta ruptura con el pasado colonial (1810-1850)”, en J.A. Ocampo (ed.), H isto ria económ ica
d e C olo m b ia (Bogotá, 1987), p. 109.
70 Antonio M itre, L os patriarcas..., cit.
16 ANALISIS POLITICO No. 18, enero-abril de 1993
tener la resina, la corteza o los frutos de la ban la sociedad encargada de extraer y comer
tagua. O les invitaron a llegar hasta las tierras ciar este tipo de productos. En 1903 se denun
calientes de los valles colombianos, para con ció el asesinato de 25 indios en la Chorrera.
vertir en un vendaval de esperanzas la vida de Después de haber entregado la goma a uno de
miles de hombres y mujeres, que dejaban col los sub administrad ores de la Casa Arana se
gar sus ilusiones del perezoso espiral de un dio “...orden de que cada indio fuera envuelto
fumador de Hamburgo o de Amberes. en un saco empapado en petróleo, al cual se
prendió fuego inmediatamente”77. Una vez
Las economías de ciclo corto pueden clasificar más el capitalismo en América Latina mostra
se en dos tipos: las que operan sobre espacios ba su carácter sangriento, pues gracias a esta
centrales y las que se desarrollan en fronteras violencia pudo acumular recursos para el bie
aisladas. Las primeras llegan a convertirse nestar de múltiples empresarios criollos y ex
momentáneamente en los ejes de las exporta tranjeros, y contribuir al bienestar de la
ciones y de la transformación económica nacio sociedad industrial en expansión.
nal. Ejemplo de esto fue el tabaco colombiano71
y el guano peruano72. Las segundas, operan en A pesar de la variedad de situaciones que pre
los bosques y selvas alejados de los centros ur senta cada caso en particular, puede señalarse
banos, en donde se dificultaba la intervención que, en general, las economías de ciclo corto se
del Estado. Así, estas áreas se convirtieron en caracterizan por irrumpir en zonas campesi
espacios jurisdiccionales de empresarios na nas o indígenas, demandando un producto que
cionales y extranjeros. El vacío que deja el Es hasta ese momento sólo había servido para
tado es ocupado por estos empresarios porta configurar mercados muy localizados y satis
dores de progreso y de violencia. Es el caso de facer meros usos domésticos. Esta irrupción
la famosa Casa Arana y de otros caucheros me viene acompañada de capital, con el cual se
nos poderosos, que fueron capaces de trastor adquieren nuevas tierras, se instalan centros
nar la vida de regiones enteras73. de transformación del producto y se generan
nuevas relaciones de trabajo. Los pequeños
En estas sociedades con sus nuevas economías propietarios son expropiados de sus tierras y
de caucho, quina74 o añil75, los niveles de vio convertidos en peones o en productores depen
lencia adquieren matices de brutalidad. Se di dientes de los grandes compradores. Aparecen
ce que la economía del caucho en Colombia dueños de grandes unidades que reclutan nue
dejó más de 100 mil indígenas muertos, y aso vas gentes, las cuales llegan a ampliar y a di
lados muchos valles y riberas de las selvas del versificar el campo laboral. La inmigración y
Putumayo, Vaupés y Caquetá76. Un sólo ejem la demanda de trabajo “calificado”, genera un
plo ilustra los climas de destrucción que rodea alza de los salarios o de las rentas de trabajo.
71 Luis F. Sierra, El tabaco en la economía colombiana del siglo XIX (Bogotá, 1971); Jesús A. Bejarano y Orlando Pulido,
Notas sobre la historia de Ambalema (Ibagué, 1982), pp. 103-176.
72 W .M . Mathew, “Perú and the British Guano Market, 1840-1870”, en The Economic History Review (Welwyn Carden
City, England, april, 1990), Second series, Vol. XXIII, No. 1, pp. 112-128; Heraclio Bonilla, ‘‘Dimensión internacional de la
Guerra del Pacífico”, en Un siglo a la deriva: ensayos sobre el Perú, Bolivia y la G uerra (Lima, 1990), pp. 153-176.
73 Sobre las brutalidades de la Casa Arana y el clima de violencia que caracterizó la explotación del caucho puede leerse Vicente
Olarte Camacho, Las crueldades de los peruanos en el Putumayo y en el Caquetá (Bogotá, 1932); El libro rojo del
Putumayo: Relación histórica de los crímenes y atrocidades cometidos por los peruanos contra los indios y
colonos colombianos del Putumayo (Cali, 1932); Camilo Domínguez y Augusto Gómez, L a economía extractiva en la
Amazonia Colombiana, 1860-1930 (Bogotá, 1990).
74 Yesid Sandobal B. y Camilo Echandía C., “L a historia de la quina desde una perspectiva regional: Colombia 1850-1882”, en
Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura Nos. 13-14 (Bogotá, 1985-6), pp. 153-187.
75 Francisco J. Alarcón y Daniel G. Arias, “La producción y comercialización del añil en Colombia 1850-1880”, en Anuario
Colombiano de Historia Social y d e la Cultura No. 15 (Bogotá, 1987), pp. 165-209.
76 Félix Artunduaga Bermeo, Historia del Caquetá (Florencia, 1984), p. 67 “...tribus enteras desaparecieron, otras en doliente
nomadismo habían tenido que huir adentrándose a la selva. Los muertos se calculan en cien mil indígenas”.
77 El libro rojo del Putumayo... cit., p. 81.
LA COCA Y LAS ECONOMIAS... HERMES TOVAR PINZON 17
La escasa disponibilidad de alimentos para a los prostíbulos, que absorbían gran parte de
una población que se hincha, duplicándose o los beneficios nominales de los trabajadores.
triplicándose, incrementa el consumo de bie Un poco más al sur y unos años después, con
nes disponibles en aldeas con recursos alimen el “boom” del caucho, el pueblo de La Ceja (ac
ticios bastante limitados, lo que termina por tual municipio de Acevedo, Huila) se convirtió
generar una rápida inflación de los precios. en un centro de descomposición, que en nada
Adicionalmente, las bonanzas satisfacen nece se asemejaba a una aldea con proyectos de de
sidades y frustraciones aplazadas, que defor sarrollo. El poblado era “Un burdel de vicios,
man el orden social, dando lugar a la proli una zahúrda de foragidos... un infierno... de
feración de actividades tales como la prostitu gentes inicuas y perversas”60, afirmaba, un
ción, el juego, el exagerado consumo de licores tanto escandalizado, un testigo de la bonanza
y de bienes suntuarios. cauchera. De Acevedo partían los contingentes
de caucheros en busca de las gomas que per
Este reordenamiento de la demanda y el con mitirían la práctica de esta vida de lisonjas.
sumo, arrastra los excedentes hacia una capa
de empresarios y comerciantes, que hacen su Los pueblos convertidos en las capitales de las
“agosto” con estos auges de ciclo corto. Normal bonanzas, se ensanchaban. Nuevos edificios
mente, los beneficios de la explotación no se marcaban la fastuosidad, junto al rancherío de
quedan en la región, sino que se transfieren a paja y de bahareque, mientras por las calles
otras localidades y a centros metropolitanos. polvorientas se anunciaban los nuevos gustos
Así, las sociedades productoras comparten un y las nuevas modas con que se iba a las fiestas
clima de violencia, sin que queden obras de y a los centros de reunión popular. En La Ceja,
infraestructura social que sustenten unas me frontera del caucho,
jores condiciones de vida para la población, si
no mera ruina, abandono, soledad y aisla De día y de noche se escuchaban por doquier flautas,
miento. En zonas aisladas y eminentemente tiples y guitarras interpretando bambucos y pasi
indígenas, se generan sistemas de endeuda llos; I06 bailaderos y las cantinas permanecían siem
miento por un incremento del trueque, el cual pre llenos y nunca cerraban sus puertas. L 06
conduce a la población a formas de dependencia caucheros llegaban de la manigua -que allí debía
personal que rayan en la esclavitud misma. So parecer lejana y nebulosa, hija de febril imagina
bre la ruina de las aldeas, con sus bonanzas que ción- entregaban la resina, recibían su pago, cance
se desinflan, han quedado junto a centenares de laban sus deudas y con el excedente anclaban en las
gentes pauperizadas, algunas familias o grupos cantinas. Allí dormían y comían y solo salían a la
enriquecidos que forman una “neo-oligarquía”, calle para pelear a revólver, puñal o barbera. Y pe
leaban a la antioqueña: cogían un “raboegallo” de
la cual tarde o temprano se incrustará con todos
cada punta y en sangriento acto de crueldad se pro
sus valores en la vida local, regional y nacional78.
pinaban machetazos hasta que uno de los conten
dientes -y muchas veces juntos- caían sin vida®1.
Esto es lo que se conoce como bonanza tabaca
lera, cauchera, quinera o añilera o, en los tiem
pos modernos, como bonanza “marimbera”79y A estos cuadros repetidos del mundo social que
bonanza coquera. Por ejemplo, en Ambalema, diseñaba la economía de extracción o de expor
capital del tabaco en Colombia en la segunda tación, se unían otros fenómenos en los pobla
mitad del siglo XIX, tras los empresarios lle dos. Los personajes de la localidad eran
garon las damiselas a darle colorido y erotismo desplazados de los centros de las ceremonias
78 E l concepto de n e o -o lig arq u ía fue sugerido oportunamente por el profesor Alvaro Camacho.
79 A n if M arih u an a, legalización o represió n (Bogotá, 1979); M ylene Sauloy, op. cit., pp. 533-536; Alvaro Camacho G., “El
significado económico de la marihuana”, en D roga... cit., pp. 99-100.
80 Citado en F élix Artunduaga B., op. cit., pp. 62-3.
81 F. Artunduaga. op. cit., p. 63.
18 ANALISIS POLITICO No. 18, enero-abril de 1993
aldeanas y los nuevos señores afiliaban su ri viajeros y esperanzas. La crisis de la quina y
queza a un nuevo poder, el poder local, vincu el caucho dejó “en un estado de ruina y de de
lado al poder territorial y al poder nacional. solación” al pueblo de La Uribe82. El cura Pá
Con el dinero venía el bullicio, el licor, el vicio rroco añoraba, 60 años después, la ocasión
y las nuevas costumbres, contra todo lo cual se perdida con el auge de la quina. Cuando llega
afinaban las prédicas repetidas de los curas, ron los empresarios de este producto “la región
que habían visto cómo se esfumaba su aldea, iba colonizándose rápidamente para los colo
entre una modernidad pagana que ellos se ne nos” y el pueblo creció con rapidez, pues se
gaban a aceptar y que más bien combatían, al habían hecho grandes fundaciones por las
denunciar los centros de lenocinio, la corrup compañías Lorenzana y Montoya, y Herrera y
ción y el abandono de Dios. En fin, sus prédicas Uribe. Pero luego de la muerte de los fundado
en torno a la moral pública que estructuraba res faltó organización, pues con la riqueza se
el orden social tradicional, se perdían entre el amistó el libertinaje y nacieron “no pocos hijos
silencio, los confesionarios y la algarabía de e hijas: el primogénito fue el despilfarro, y si
estos polos de desarrollo, que el capitalismo guieron los demás nada mejores; una niña fue
industrial inducía a la vida vacua en alejados la última que se llamó la ‘ruina”’63. El cura creía
rincones del trópico. Al final, estas economías que la culpa de toda la crisis radicaba en la ino-
de ciclo corto habían introducido profundas perancia de los colonos y no en las condiciones
grietas en el comportamiento social de las gen del mercado, que habían llevado la bonanza qui
tes de los poblados que vivían la bonanza. nera hasta estas “inmensas llanuras”, para luego
tragársela entre las aguas de una tempestad de
Pero un día, en Amsterdam, en Hamburgo, en ilusiones o en los laboratorios de química de una
Londres o en Nueva York, se daban cuenta de universidad extraña del mundo desarrollado.
que el tabaco ambalemuno o el caucho amazó
nico podía producirse en otra región o que sen Desde hace más de 100 años Ambalema arras
cillamente la producción superaba la demanda. tra el recuerdo de sus ferias, aunque su tabaco
Tal vez la razón de las deliberaciones tenía que aún se fuma y se masca por generaciones que
ver con la alteración de las calidades de los pro desconocen su historia. Esta misma pobreza se
ductos exportados. O con los avances de la quí evapora junto al sol del Caribe, que tuesta sus
mica que lograba sintetizar algunos de estos rayos entre los habitantes de Ciénaga, la capi
productos. Entonces se decidía bajar los precios tal del banano, y que también vivió su feria de
o acudir a otros mercados. Esta decisión sonaba ilusiones84. El mismo olvido que tejen las lia
como un taco de dinamita capaz de derrumbar nas sobre la selva de Manaos o del Vaupés, y
aquel edificio de sueños y colores levantado a otros lugares, escenarios florecientes del cau
orillas del río Magdalena, en las selvas del Pu- cho. Y en La Uribe, cada mañana, se traza una
tumayo, en el Beni boliviano o en cualquier re cruz sobre la guerra interminable que no cesa.
gión ardiente suramericana.
Aún faltan en América Latina todas las histo
El pueblo de Ambalema, como capital del ta rias de estas bonanzas. Los enriquecimientos
baco, quedó reducido a su tierra caliente, re rápidos y sobre todo el auge y la decadencia de
produciendo su soledad un día violentada. El pueblos perdidos en el trópico, y que nadie re
polvo de los caminos ya no se levantaba sobre cuerda hoy porque ni siquiera han sido habili
el horizonte anunciando caravanas de viajeros tados para el turismo. La creencia de que toda
y traficantes, ni el río Magdalena se tragaba esa parafemalia que estructura el ciclo corto
el humo de los champanes cargados de frutos, forma parte de sociedades idas, es mentira. El
fracaso de un desarrollo sustentado sobre ci necesario arrancar de la niebla un nuevo foso
clos de larga duración y sobre proyectos de in de violencia, pegado intrínseca e ineludible
dustrialización, parece haber dejado a milla mente a este tipo de economías.
res de gentes al borde del camino para que
retornen a la selva húmeda, a las vegas fértiles En conclusión, este dilema que históricamente
y a las yungas en busca de productos que de nos ha ligado al mundo del desarrollo, ha re
manda el nuevo orden mundial. producido nuestra mayor contradicción políti
ca, cual es la de profundizar los lazos de
Nuevos gustos y nuevas necesidades hacen ger dependencia, mientras se promueve la moder
minar las ilusiones perdidas en el trópico y en nización de zonas tropicales de América. Has
sus selvas. Quienes patentaron el tabaco, el ca ta ahora ni los mercados internos de la
cao, el café y las frutas tropicales, parecen haber Colonia, ni las economías de ciclo corto o de
perdido la onda de los tiempos, y se empeñan ciclo secular nos han ofrecido verdaderas al
ahora con sus herederos en controlar los merca ternativas para el desarrollo económico de
dos de los nuevos vicios. Ahora llegan con su nuestra sociedad. Apenas ha sido posible que
magia primitiva el cannabis y la coca, y no sa los economistas más generosos nos clasifiquen
bemos por cuántos siglos o cuántas décadas so como países en ‘Vías de desarrollo”, un eufe
brevivirán para enriquecer a Occidente, y dejar mismo que esconde el drama de nuestras verda
en los países productores recuerdos pasajeros de des sociales y económicas. Unas economías
un tiempo de bonanzas con sus ríos de whisky, informales y subterráneas parecen mover el otro
con sus muertos y sus héroes agonizantes, y con brazo que nos ata a la tierra y a la verdad, para
sus leyendas de fastuosidades efímeras. que los de arriba y los de abajo puedan sobrevivir
en este mundo de agudas contradicciones.
Estas historias apenas se diluyen en la vida
Estos cuadros deformantes de la realidad, pro
diaria del Caribe, de las vertientes andinas y
pios del siglo XIX y ajenos a la conciencia de
de la selva amazónica. Hasta allí llegaron un
quienes aún no aprenden de la historia, tienen
día los nuevos traficantes para fundar las ca
su eco en el siglo XX con el “boom” de la mari
pitales del canabis y la coca, cuyos pilares eran
huana85y de la coca86. Uno y otro producto se
adornados con capitales de promesas de un en
inscriben en los contextos básicos que otrora,
riquecimiento fácil. Entre el cristal de este va
en el pasado, definieron el desarrollo de otros
cío, que recorre las aldeas alejadas de Colombia
productos tropicales. Estos mismos efectos pa
y de los Andes, la marihuana y la coca siguen
rece que comienzan a vivirse en nuevas regio
repisando caminos abandonados para levantar nes de Colombia con el cultivo de la amapola87.
le monumentos a la ilusión y a la esperanza.
Nuevos ciclos cortos renuevan la fe de los mar Cultivable en climas templados de las cordille
ginados, que aspiran con los nuevos empresarios ras andinas, la amapola atrae a miles de cam
a conquistar una montaña de oro blanco. Con pesinos a pueblos y aldeas del Tblima, Huila y
ella suponen que podrán erradicar todas las de Cauca seducidos por mejores salarios. Tras
mandas insatisfechas, y abrir los canales de la ellos están llegando otras gentes que se acomo
riqueza, como si unos y otros fueran los jinetes dan en cuartos aislados y en calles estrechas,
de las nuevas huestes, ansiosos de hacer reali reproduciendo los viejos fenómenos sociales de
dad el encuentro de un Dorado posible e inasi otros tiempos. En menos de 6 meses la pobla
ble. Y en este galope por la riqueza, he sido ción de Gaitania (Tolima) creció en un 30%.
85 Hernando Ruiz H., “Implicaciones sociales y económicas de la producción de la marihuana en Colombia”, en A N IF , M ari
huana... cit., pp. 107-228.
86 Tam bién es necesario anotar cómo el café y el banano viven sus ciclos de bonanza y de crisis.
87 “L a Flor M aldita”, en Sem ana No. 488 (Bogotá, Sept. 10-17, 1991), pp. 22-27, en donde se destacan las zonas de cultivo, las
operaciones policivas en 1991 contra 1a flor y las posibles relaciones entre los traficantes de coca y la guerrilla con el mercado
de la heroína en Colombia y el mundo.
20 ANALISIS POLITICO No. 18, enero-abril de 1993
“Los obreros de la amapola son, en su mayoría, A todas estas denuncias que presentan los auto
campesinos y colonos desengañados del Caque- res de crónicas de prensa, como fenómenos pro
táy los Llanos Orientales”88, regiones donde an pios del nuevo producto que censuran, se
tes floreció la coca. Las gentes de la región y sus mezclan razones que calibran, no sólo la apari
autoridades denuncian fenómenos nuevos para ción de una nueva economía, sino las raíces que
ellos, pero presentes en todos estos “boom” des fundamentan estas decisiones que, en últimas,
de el siglo pasado: alteraciones de los salarios, propicia el mercado. Así, mientras una hectárea
cambios ecológicos y deformaciones sociales y de café deja en dos años dos millones de pesos93,
políticas. “La gente teme que comience a correr “una de amapola deja seis millones en cuatro
meses”, es decir, 36 millones en dos años (54 mil
como potro desbocado la violencia, porque donde
dólares). En otras palabras, 18 veces más que el
hay plata mal habida, hay sangre”89. El Consejo
café94 que, por lo demás, ha logrado los precios
Nacional de Estupefacientes ha calculado en 20
más bajos del mercado internacional, mientras
mil el número de hectáreas de amapola cultiva
Colombia decide aceptar la ruptura del pacto
das en territorio colombiano, advirtiendo que en
cafetero. La decisión de Estados Unidos y de los
la expansión del producto incide la estructura países consumidores de no apoyarlo ha genera
salarial, que reconoce 3 dólares diarios (1.800 do múltiples dramas al sector95.
pesos) para un jornalero, en la zona de Río Ne
gro, Municipio de Iquira (Huila), mientras que De esta forma, las economías de ciclo corto han
los cultivadores de amapola “pagan aproxima ido entremezclando su inestabilidad con las eco
damente 14 dólares (8.500 pesos)” diarios90. nomías de ciclo largo, en un juego de equilibrios
y desequilibrios que han ido marcando la vida
Tras el negocio llega la D.E.A. con su portafolio de los grandes y pequeños empresarios, de los
de estrategias, presionando nuevas guerras y financistas y de los asalariados, siempre atentos
analizando todas las semillas y tecnologías del a acudir allí donde el mercado anuncia mejores
cultivo que deberán ahogarse en más sangre y salarios, rentas y beneficios. Son estos rasgos de
más fungicidas sobre los Andes. Una vez que las economías dependientes los que las hacen a
el rumor de la alta pureza de la heroína colom veces ininteligibles para los que sólo miran el
biana irrumpa en los Estados Unidos, los miem mundo desde su propio costado. Entonces la mo
bros de sus agencias escribirán en sus informes ral es un buen camino para aplastarlo todo.
que enfrentan “uno de los desafíos más grandes
hasta hoy”91. Así, estos agentes americanos se
mantendrán como actores de alto riesgo dentro 4. L A C O CA Y E L “B O O M ”
del conflicto colombiano. “De hecho el papel que D E LA S A L D E A S A M A Z O N IC A S
desempeña la agencia norteamericana contra Y A N D IN A S
los estupefacientes (DEA) es comparable al de
la CIA en el mundo entero, y al FBI en el terri En estos tiempos cercanos al milenio, el turno
torio estadinense”92. le corresponde nuevamente a la selva, la mis-
88 Jorge González, “Amapola: jaque al café...”, en El Tiempo (Domingo 2 de febrero de 1992), p. 3B.
89 Ibid., p. 3B. Hay que llamar la atención sobre el hecho de que estas zonas del Tolima han sido focos de conflictos armados
continuos desde 1950.
90 El Tiempo (Bogotá, 19 de abril de 1992), pp. 13A. El cambio del dólar corresponde a esa fecha.
91 Edgar Torres, “L a DELA y la heroína en Colombia”, en El Tiempo (Bogotá, domingo 18 de octubre de 1992), p. 3A.
92 Alvaro Camacho G., Droga... cit., p. 25.
93 Unos 3.000 dólares en febrero 2 de 1992.
94 Es indudable que hay que tener en cuenta el incremento de los salarios, que pasaron de 2.000 pesos diarios a 8 mil (de 3 a 6
dólares diarios) y otros gastos en insumos y “seguridad”, para poder calcular los verdaderos niveles de rentabilidad que de
toda* maneras deben ser muy superiores que los del café. Los datos son dados por Jorge González, “Amapola:...” cit., p. 3B.
95 Luis Alberto Lopera, “¿Adiós al pacto cafetero?”, en El Tiempo (Bogotá, domingo 2 de febrero de 1992), p. 6C. Resalta los
esfuerzos hechos por Colombia para salvar el pacto y su consiguiente frustración.
LA COCA Y LAS ECONOMIAS... HERMES TOVAR PINZON 21
96 M ario Arango J., Im pacto del n arcotráfico en A n tio q u ia (M edellín, 1988). En esta obra resulta interesante el estudio de
una pequeña muestra de 20 “empresarios” de la cocaína, en el que se indican sus orígenes, expectativas y actitudes.
97 Alvaro Camacho G., “Cinco tesis sobre narcotráfico y violencia en Colombia”, en R e v is ta F o r o (Bogotá, septiembre 1991)
No. 15, pp. 69-71; M ylene Sauloy, “Historia...” cit., pp. 547-9, denominó el proceso de acumulación y de redistribución social
que hicieron estos personajes recientemente enriquecidos como “el ascenso de los vulgares”. Ellos cumplían una función que
los dueños del Estado nunca hicieron, preocupándose por condenarlos desenfundando el arma de la moral, arma que cae
sobre su propio cuello como espada de Damocles.
98 M ario Arango J., Impacto... cit., p. 98.
99 François Correa R., “Coca y cocaína en Amazonia colombiana”, en Texto y Contexto No. 9 (Bogotá, 1986), pp. 91- 111.
22 ANALISIS POLITICO No. 18, enero-abril de 1993
Los empresarios de la coca atrajeron a otras gen abriendo las puertas a la prostitución de las
tes que llegaron a comprar las tierras de los in mujeres indígenas. En un ambiente de des
dios. Con este asalto a su propiedad territorial, composición de la comunidad, los indígenas se
los nativos, envueltos en este remolino de deman volvieron consumidores de lanchas, licores y
da creciente de la coca, terminaron por convert armas de fuego. Por primera vez, en siglos de
irse en peones en sus territorios tradicionales. marginalidad, una planta ritual como la coca,
Ies otorgaba como por hechizo los excedentes
La adquisición de tierras y la demanda de la
suficientes para consumir bienes provenientes
hoja de coca vino acompañada de nuevas téc
del mundo de los blancos.
nicas para su cultivo, que significaron la me
jora de los suelos, la selección de las semillas
Todo este cuadro de cambios conduciría a una
y el uso de herbicidas. Con esta nueva estruc
crisis de alimentos en el Vaupés entre 1983 y
tura de propiedad y de cultivo, se inició en el
1984. Para cerrar el paisaje de cambios y trau
Vaupés una fase expansiva de la producción de
coca, que se extendió entre 1978-1983. Al as mas, este mundo que se tejía en el silencio, de
censo le siguió una caída de la producción en repente se vio rodeado de un universo bullicio
1984, y una leve recuperación en 1986. Sobre so, en donde los patrones de conducta se vieron
una base 100, en 1978, el precio de la arroba alterados por el ir y venir de gentes de rostro
de coca pasó a 375, en 1982, para bajar a 31 en forastero entre callejuelas y prostíbulos. La
1984 y volver a 188 en 1986. Es posible que la embriaguez y los homicidios eran parte de esa
caída de 1984 esté ligada a la operación desa nueva vida que terminó por corromper a las
tada por el gobierno de Betancur contra los autoridades y por hacer que las guerrillas se
traficantes de cocaína y que condujo a la ope erigieran en las reguladoras de la moral y de
ración que desmanteló los campamentos y las buenas costumbres.
plantaciones de Yarí (Caquetá), Orocué (Meta)
y Amorúa en jurisdicción de Santa Rosalía, en Entre tanto, otros sectores de la economía co
el Vichada100. Indudablemente que la caída de lombiana vivían y disfrutaban los efectos re
los precios internacionales también fue un fac flejos de una expansión de la coca en un
tor importante en esta coyuntura de crisis, que pequeño rincón de la selva colombiana. Los
afectó a otros poblados de la selva101. vuelos de aviación se incrementaron, no sólo
por el aumento de pasajeros que iban y venían,
Estos ocho años de “boom” o de bonanza coque
sino porque a un lugar tan alejado y aislado
ra en el Vaupés, no sólo convirtieron a los indí
genas en peones en lugar de propietarios, sino del centro del país, era necesario transportar
que otros terminaron como recolectores en lugar los alimentos, la gasolina y los productos quí
de cosecheros. Con estos cambios en la estructu micos que servían de insumo al proceso de pro
ra laboral se afectaron las estructuras de la or ducción y transformación de la coca, tales
ganización comunitaria. Los nuevos colonos y como la acetona, el éter, la soda liviana, el per-
aventureros de toda laya, atraídos por el dinero manganato y el ácido sulfúrico, venidos de la
pusieron en marcha el acoso y la presión sexual, boratorios de Europa y los Estados Unidos102.
100 El Tiempo (Bogotá, 12 de marzo de 1984), p. 1; El Colombiano (Medellín, 15 de mayo de 1984), p. 12A.
101 Estos ciclos pueden ser estacionales y vagan por las aldeas del oriente de Colombia evitando la configuración de una crisis
generalizada. Según A. Molano, op. cit., pp. 98-100, en Calamar (Guaviare), aldea de 2.000 habitantes, en julio de 1982 el
kilo de base se vendía a 800 mil pesos y subió luego hasta 1 millón, para caer en enero de 1983 a 200 mil y en mayo a 80 mil
pesos. Entre julio y enero la aldea presenció la euforia de un cultivo en expansión, seguido de una saturación y de la contracción
de todas las actividades ligadas al negocio.
102 En casi todas las operaciones contra centros productores de cocaína, la policía retiene este tipo de insumos. Por ejemplo, en
una operación que destruyó 2 millones de plantas de coca en el Putumayo, la policía informó que hasta principios de agosto
de 1985 había interceptado 6.075 galones de acetona, cf. El Tiempo (Bogotá, 10 de agosto de 1985), p. 3A. También puede
verse Policía antinarcóticos una década de esfuerzo (Bogotá, 1991). Esta publicación afirma que entre 1984 y 1990 se
decomisaron 5’638.171 galones de insumos químicos, aunque no especifica el tipo.
LA COCA Y LAS ECONOMIAS... HERMES TOVAR PINZON 23
Pero en esta bonanza de hombres, vicio y dinero, Esta región fue objeto de inmigración desde
no sólo acumulaban los empresarios de la coca, antes de 1965 y, como todo sistema de coloni
sino los sanos empresarios del transporte aéreo, zación espontánea en Colombia, se realizó por
los sistemas financieros, los contrabandistas, los gentes que sobrevivieron a todos los conflictos
empresarios de alimentos y las empresas multi armados de los años precedentes o que fueron
nacionales de la química. El capital del combatido lanzadas por el desempleo hacia una frontera
alcaloide ha sido capaz de irrigar de exuberantes ilusa para forjar un futuro104.
ganancias toda la piel y las venas de la economía
colombiana y de la economía mundial. Este mer Sin posibilidad de acceder a los mercados
cado, en sus círculos mágicos de oferta y deman nacionales, estas zonas de colonización ge
da, ha envuelto a los más puros defensores de la neran sus propios circuitos comerciales, en
sana empresa y de la doble moral. los que los puntos de concentración urbana
más próximos a los asentamientos disper
La crisis de esta zona no provino, como en el siglo
XIX, de una mera decisión en el extranjero. O sos, se convierten en abastecedores tempo
tal vez sí, si no desdeñamos el papel de los Es rales de bienes y artículos complementa
tados Unidos y el carácter “narcotizante” de rios para la alimentación y el trabajo. Es
nuestra diplomacia. El gobierno colombiano, tos pequeños poblados actúan como nú
dispuesto siempre a dar palos de ciego, decidió cleos civilizadores y representan el punto
iniciar una campaña militar contra grupos gue de contacto con el Estado, con el progreso
rrilleros que compartían los beneficios de la coca y con la “civilización” 105.
en la zona. Pero el ejército no actuaba contra el
vicio sino contra la subversión política. La pre La coca ingresó a esta zona de colonización
sión militar hacía peligrosa la explotación de la en 1976 y generó un proceso similar al del
coca en la zona. La selva era como el mundo de Vaupés, con la diferencia de que los actores
Ciro Alegría, ancho y ajeno. El “boom” podía des fueron colonos y no indígenas. El impacto no
plazarse a otro rincón amazónico, en donde re se hizo esperar. De 1.345 personas dispersas
distribuir millones de dólares, arrancados de las en un área de 350 mil hectáreas106, se pasó a
calles de las ciudades norteamericanas. Con 30 mil habitantes en 1981 y a 50 mil en
ellos, otros colonos e indígenas podrían atender 1985107. Un crecimiento que superaba cual
las demandas centenariamente insatisfechas, al quier predicción en el curso de una década.
menos por unos años, pues luego volvían a su
En lugar de las 260 hectáreas disponibles por
mirse en el abandono y aislamiento propios de
cada individuo en 1965, se pasó a 7 hectáreas
la naturaleza del Estado colombiano.
por persona, 20 años después. El millar de
personas que entre 1965 y 1975 luchaba por
b. En una zona de colonos sobrevivir, se transformó, por milagro de la
coca, en 50 mil aventureros que vivían a la
El impacto de la coca en economías margina expectativa de mejorar sus condiciones de vi
les, lo representa también el Bajo Caguán103. da. Un colono recuerda que con la coca
...comenzó el problema de la montaña (la selva), tante que podía ascender “a un 30% o 40% de
pues comenzaron a tumbar por todas partes y tam la población total de la zona” 111. Los colonos
bién comenzó a llegar gente de distintos rincones del encontraron rentable cultivar la hoja cuyos ren
país, a buscar refugio en estas selvas para hacer sus dimientos eran mejores que los del maíz, la yuca
cultivos y se oía el decir de las gentes que esto sí y los plátanos. Un colono que había llegado a la
servía para el pobre...1 .
región a comienzos de los años 60, dejó explícito
este fenómeno cuando contó que,
¿Cuáles fueron las razones que hicieron cam
biar la economía de la región haciendo posible ...estas tierras aquí no compensan el gasto con la
una atracción masiva de población? La econo producción que uno siembra, porque si se siembra
mía de subsistencia es una forma de margina- maíz o arroz, vale más la siembra y la cogida que lo
lidad, mucho más si ella se encuentra alejada que le van a dar por ello. Entonces, por instinto de
de los centros de comercio y sin una ágil in conservación la gente sembró coca112.
fraestructura de comunicaciones109. La pobla
ción de colonos cultivaba yuca, maíz y plátano, La razón de este viraje es comprensible. Un
bases de la alimentación campesina en Colom predio producía, por ejemplo, 10 cargas de
bia, la cual tradicionalmente se ha combinado maíz al año, que dejaban un ingreso bruto de
con una ganadería familiar de porcinos y bovi 12.000 pesos colombianos. Ese mismo predio
nos. A este tipo de agricultura se unió el cultivo podía producir 100 arrobas de coca, que repre
de la caña de azúcar y el cacao, que había te sentaban para el dueño un ingreso bruto de
nido su auge antes de la bonanza de la coca110. 350 mil pesos al año. ¿No es tentador entonces
Eran pequeños granjeros, a cuya economía fa cambiar un cultivo por otro cuando las ganan
miliar unían algún medio de transporte ani cias son 30 veces más? Pero no termina aquí
mal o acudían al transporte fluvial. el razonamiento elemental de un campesino
envuelto en este remolino de ingresos nunca
Sin embargo, era muy difícil comercializar los imaginados. Por ejemplo, la yuca era más ren
excedentes dejados por las cosechas debido a table que el maíz. Un predio producía 150 car
los altos costos de transporte. Con ello, la re gas de yuca, que dejaban un ingreso bruto de
gión se convertía en una economía de auto- 75.000 pesos colombianos. Es decir, seis veces
subsistencia y autoconsumo, con pocas posibi más que el maíz, pero cuatro veces menos que
lidades dinamizadoras hacia el exterior. Con la coca113. ¿Por qué no sustituir entonces yuca
la coca arribó el capital, tan necesario para y maíz por coca? Si, como sostenía un colono,
transformar cualquier empresa. Llegaba el di la gente se sentía rica “con platica y no se acor
namismo, el impulso, el t a k e -o ff. Pero con el daba de plátanos, yuca, arroz, ni de marrani-
dinero llegó un flujo notable de “aventureros, tos, ni de los perros de cacería”114, entonces
colonos, comerciantes, vendedores ambulan ¿por qué sorprendernos de la expansión de es
tes y jornaleros”, para formar una población flo te cultivo?115
Estas consideraciones hechas por los campesi Es esta demanda insatisfecha la que deforma
nos de la región nos dejan ver además, a la luz las decisiones de estas clases pobres y campe
de la realidad, que todos los beneficios aparen sinas, poniendo en funcionamiento un consu
tes no iban a engrosar sus arcas. Es indudable mo de bienes y servicios superfluos, incluidos
que el costo de la vida subió en la región como aquí la prostitución, los juegos, los licores y la
consecuencia del aumento de la demanda de adquisición de bienes que apenas constituyen
alimentos básicos. Pero las ventajas de la coca los fundamentos de los equipajes normales de
como producto alterno no radicaban sólo en los una familia en una sociedad de consumo. Se
beneficios finales. Al permitir unos ingresos pudo observar que,
mayores, la población de colonos podía sentir
que múltiples demandas eran satisfechas. Así En la etapa más álgida de la bonanza de la coca 9e
ellas fueran superfluas e improductivas. calculaban para Cartagena del Chairá, centro urbano
literalmente inundado de bares, discotecas y estable
Este fenómeno poco considerado en los proce cimientos similares, a donde acudían colonos y jorna
leros de lugares distantes, una población de aproxima
sos de acumulación, es muy importante en so
damente 400 prostitutas, en un poblado que para la
ciedades y personas que ante un abismo histó
época, no registraba más de 500 casas116.
rico de demandas insatisfechas aspiran, ante
el incremento súbito de sus ingresos, en pri
mer lugar, a cubrir con los excedentes todas las Esta feria de vanidades repite lo que hemos
necesidades que la vida les fue negando. Esta observado para otros poblados del siglo XIX y
es una de las razones por las cuales los produc principios del XX, vinculados al tabaco, la qui
tores, y aun quienes se dedican al comercio y na, el añil y el caucho. El fenómeno se calca
contrabando de la coca, invierten un alto por con las bonanzas de la marihuana y de la coca,
centaje de sus rentas en lujos y excesos que en ciclos deformantes y traumatizantes de la
realidad social, como respuesta lógica al im
generan el desprecio de sociedades, grupos y
pacto que tiene el capital sobre zonas margi
clases acomodadas, porque entre ellos la bre
nales del mundo, en donde aparecen productos
cha entre la oferta y la demanda cotidiana ha
que repentinamente ingresan a las esferas del
sido históricamente más equilibrada.
buen gusto y el consumo de las sociedades de
sarrolladas. Estas nuevas clases, en conclu
Cuando los excedentes no son constantes, sino
sión, son víctimas del “efecto demostración” de
breves y efímeros, los portadores de esta nueva
cuanto ofrecen nuestras burguesías.
riqueza quedan al final sin un capital acumu
lado o representado apenas en una serie de Pero a la expansión de los años posteriores a
bienes muebles e inmuebles. Sólo la disponibi 1975, siguió igualmente una época de crisis.
lidad de dinero abundante y permanente le Esta tuvo lugar hacia 1982, en esta zona del
permite a estos nuevos grupos, conocidos como Caguán, como consecuencia de las operaciones
“clases emergentes”, superar el mundo de los militares desatadas por razones políticas de
gustos que tanto promociona la sociedad capi lucha contra el narcotráfico y la guerrilla, que
talista. En economías de “booms” cortos, es de llevaron a la dispersión y traslado del cultivo
cir, que ni siquiera cubren una generación, es de la hoja a otras regiones de Colombia. La
muy difícil cerrar estas brechas que el merca sobreproducción de coca y posiblemente la re
do, las clases y la concentración de rentas crea ducción del precio al por mayor de la cocaína
entre gentes de bajos ingresos. en Estados Unidos117, completaron los rasgos
de esta coyuntura de crisis, que también reco cios al Estado Nacional y a los proyectos de
rría los poblados del Vaupés y del Guaviare. bienestar de la humanidad.
Un testigo, actor en este teatro del desengaño,
nos pinta el modo como la caída de los precios Digamos, como conclusión, que todos sabemos
de la pasta comenzó a desdibujar todo este cas algo sobre el impacto global de la coca en el
tillo de ilusiones, tal como estaba ocurriendo mercado mundial. Desconocemos, sin embar
en otros poblados de la región amazónica. Su go, el impacto en las economías perdidas de la
relato es elocuente y triste mientras nos de selva amazónica, en donde comunidades aban
vuelve la película de lo que se vivía en la selva: donadas por el mundo y por el Estado colombia
no luchan apenas por sobrevivir. La coca ha
Bueno, empezó el llorido de la gente, pues cuando supuesto la articulación de estas zonas a una
antes una persona se compraba media vaca, ahora economía mundial clandestina. Sin embargo,
se compra media libra de “boge”; los que tomaban debido tanto a las depresiones cíclicas del pro
tanto trago, ahora venden dulces en la calle; ...los ducto, como a la presión internacional que lo
que compraban remesas por toneladas ahora la lle
combate, los colonos han querido sustituir la co
van en un morral; los que hablaban de millonadas,
ca por productos tradicionales de consumo fami
ahora hablan de centavos... los que rompían los bi
lletes en las cantinas borrachos, hoy se lamentan de
liar. ¿Pero, será posible hacerlo sin mercados
la plata que rompían118. que ofrezcan una alternativa real de ganancias
dignas, que permitan la incorporación de miles
de familias dentro de niveles de ingresos cerca
Como en el Vaupés, muchos indígenas de esta nos a los de otras clases menos necesitadas?
región del Caguán fueron víctimas de la bo
nanza. El efecto de descomposición de la cul Como consecuencia de los acuerdos de paz y
tura indígena provino del enriquecimiento de cese al fuego, pactados entre el gobierno colom
algunos nativos que ingresaron al consumo biano y la guerrilla120, en el Caguán se intentó
suntuario, incluidas lanchas con “motores fue
negociar una sustitución de la coca para evitar
ra de borda, lo que les daba un altísimo esta
que el Estado encubriera acciones militares en
tus” y les sacaba de su comunidad. Pero
contra de la guerrilla. Pero los mismos colonos
pasada la bonanza “los motores se deterioran
reconocieron que debían cultivar y vender al
por falta de uso, pues sus dueños no tienen con
guna coca para obtener recursos económicos
qué comprar combustible para moverlos”119.
que les permitieran mantener vigentes los
Esta inversión del mundo de la riqueza y del acuerdos de sustitución agrícola. Así, la coca
poder pasajero, confirma cómo la introducción terminó convertida en una verdadera econo
de capital sin planificación deforma los centros mía de retaguardia y en el recurso financie
productivos y genera escenarios de violencia y ro que el Estado colombiano no está en
de descomposición de patrones culturales. A condiciones de satisfacer. La carencia de cré
toda esta economía ficticia se une la transfe ditos es substituida hábilmente por los campe
rencia de un alto porcentaje de los excedentes sinos con cultivos de coca, en dimensiones que
a otras zonas de Colombia y del mundo, sin cubran apenas lo suficiente para atender las
dejar posibilidades de despegue y de construc necesidades básicas de circulante monetario.
ción de infraestructura para estas aisladas re “Estamos sembrando maíz”, dijo un colono y
giones del trópico, que han visto esfumarse líder comunitario del pueblo de Remolino, en
otra oportunidad de articulación de sus espa las selvas del Caquetá, con quien se debatía el
118 Citado en J. JaramUlo,op.cit., p. 117; A. Molano, op. cit., p. 99, “Las chagras se abandonaron, el pueblo empezó a quedarse
solo”, cuando llegó la crisis a Calamar (Vichada).
119 F. Artunduaga B., op. cit., p. 185.
120 Comisión de Superación de la Violencia, P a c ific a r la paz: lo q u e no se h a negociado en los acu erd o s d e p az (Bogotá
1992).
LA COCA Y LAS ECONOMIAS... HERMES TOVAR PINZON 27
fenómeno de la extinción del cultivo de la coca, biar la forma de producción y la forma de renta para
para luego agregar: los colonos. Aquí podría acabarse la coca sin necesi
dad de que venga el ejército a sacarla y sin necesidad
de que haya fumigación aérea...123.
tengo un vecino que tumbó 24 hectáreas; es cierto
que tiene unas maticas de coca pero invirtió ese di
nero en tumbar 24 hectáreas y las sembró de maíz, Si bien es cierto que la coca llegó un día al
pasto, plátano y yuca; y si el colono aprovecha estos Caguán y mostró sus ventajas, la crisis dejó al
dineros para esto... la economía subterránea se con menos una alternativa complementaria de in
vierte en una producción de artículos de primera gresos a una sociedad marginal. El ciclo corto
necesidad121. no sólo dejó la soledad, y la incertidumbre co
mo en otras regiones, sino lo que hemos llama
He aquí una alternativa real para quienes es do una economía de retaguardia capaz de
criben sobre la urgencia de sustituir el cultivo, evitar el hundimiento de esta frontera entre el
sin ofrecer soluciones concretas a los campesi simple autoabastecimiento y el autoconsumo.
nos de los Andes. De ahí que asistencias eco
Estos problemas se reprodujeron en otras re
nómicas de 65 millones de dólares prometidos
giones como el Guaviare, cuya población pasó
por Estados Unidos para suplantar el cultivo,
de 90 mil personas a 300 mil durante la época
parecen ser más un sueño americano. ¿Si la
de la bonanza que terminó hacia 1985, con la
coca proporciona a los campesinos de la Ama
caída de los precios de la coca. La pasta había
zonia peruana unos 200 dólares semanales,
entonces semejantes dádivas podrán ofrecer alcanzado a valer 500 dólares el kilo y como
una alternativa real?122 Esta ayuda apenas por encanto llenó de gentes extrañas y trans-
serviría para atender el ingreso de una sema humantes pueblos como Miraflores, La Carpa o
El Retorno. La misma que se esfumó con la dra
na de los campesinos del Alto Huallaga. Si
mática caída del precio a 300 dólares el kilo:
gran parte de esa ayuda de convierte en arma
mentos y municiones, entonces tenemos razo
nes para no ser optimistas sobre la política de La gente que hormigueaba bajo el calor pegajoso de
sustitución de cultivos. la calle que atraviesa el caserío (de El Retorno), de
sapareció cuando la coca perdió precio. Lo mismo
Campesinos del poblado de Santo Domingo, en ocurrió con la zona de tolerancia, donde los comer
el Caquetá (Colombia), afirmaron en un día de ciantes de la coca bebían hasta el amanecer, acom
pañados por más de cien prostitutas que hace diez
julio de 1985, que había disposición de la co
años cobraban hasta siete mil pesos124por una noche
munidad para acabar con la coca, siempre y
de placer129.
cuando hubiera reivindaciones para la región.
Y acto seguido precisaron:
Con la crisis llegaron los proyectos de rehabi
litación y de sustitución de cultivos propuestos
Se le ha dicho a la gente sobre la siembra de pastos,
por el Estado, por medio del Plan Nacional de
del maíz, de la yuca, el plátano; ...aquí la gente ya
Rehabilitación que invirtió más de 22 millones
está pensando en acabar con el cultivo de la coca
como medio de renta que tenían anteriormente..., es
de dólares en programas de mejoramiento de
decisión de las masas mismas; pero se quiere algo infraestructura, créditos y salud. Sin embar
sumamente importante, que es la ayuda del gobier go, en 1991, cinco años después, los campesi
no, de todas las instituciones que puedan prestar la nos vuelven a sonreír porque la coca ha subido
ayuda, para facilitar el medio de que se pueda cam de precio. Ha pasado nuevamente a 510 dóla-
res el kilo. Producir este kilo le cuesta a los ante los problemas del Guaviare”, sostuvo el
campesinos 350 dólares, y ocho hectáreas de obispo de la zona127.
tierra cultivada. El hecho de que los campesi
nos cultiven aún 10 mil hectáreas de coca en El narcotráfico arrastra consigo componentes de
chagras de una a 40 hectáreas, obedece al fra violencia pero no es el único generador de la mis
caso de la política de sustitución que el Estado ma. Lo que ocurre es que la fuerza de su riqueza
quiso realizar y a las dificultades económicas y poder ha encontrado un clima contaminado en
para pagar sus créditos. “Yo sembré cacao pero donde practicar su propia justicia, para entrar
ese cultivo dura cuatro años para producir y en el juego de otras fuerzas económicas que en
no he podido pagar el préstamo”, afirmaba un el pasado han actuado del mismo modo.
joven colono de Miraflores.
El sustrato de violencia del mundo informal de
La corrupción, los créditos hechos unos a fo nuestra economía y sociedad, contribuyó a di-
rasteros que luego desaparecieron y otros mal mensionar la capacidad criminal de este sector.
planificados, así como las dificultades del De igual modo los viejos actores del conflicto,
transporte, atentaron contra el deseo de los ante las perspectivas de un nuevo horizonte de
campesinos y del Estado de que se volviera a violencia, acomodaron sus tácticas y estrategias
cultivar cacao, maíz, plátano o yuca. Las pro a la lógica del enfrentamiento armado.
mesas gubernamentales de comprar las cose
chas se fueron saliendo de estas fronteras, tras Lo más dramático es que este escenario lo
las huellas de los tránsfugas y forasteros. Sa aprovechan otras fuerzas policivas del mundo
car una carga de maíz hasta Miraflores costa como la DEA, para planear su propia guerra y
ba 18 mil pesos, mientras que el Instituto de sus propias estrategias de presión al Estado
Mercadeo Agropecuario (Idema) les pagaba la colombiano y a sus fuerzas de seguridad, para
carga a 13 mil pesos. Como sustuvo el colono que actúen sin consideración contra lo que
que sufría estos desencantos: “Al final el maíz ellos y los Estados Unidos consideran una gue
se lo comieron los micos y los marranos y no rra prioritaria contra sus enemigos en Colom
sotros volvimos a la coca. Un kilo de base lo bia. Un periodista español al comentar lo que
traemos por puchitos en los bolsillos”. había ocurrido con la última gran operación de
la DEA en el mundo, en que cayeron italianos,
La gran paradoja fue que estos colonos para colombianos, españoles y otros, decía: “La ma
pagar los créditos otorgados por el Estado para yor redada de droga del siglo tiene la rara par
realizar la sustitución, tuvieron que seguir ticularidad de que no ha caído ni un solo
cultivando coca, que era precisamente lo que norteamericano, a pesar de haberse desman
se quería evitar. Un campesino manifestó que telado una red que distribuía, al parecer, dos
“allá todos tenemos que vivir de la coca. El año tercios de toda la cocaína consumida en Esta
pasado (1990) sembramos maíz y la cosecha se dos Unidos”128.
perdió porque valía más el transporte que lo
que pagaba el Idema”126.
C O N C L U S IO N E S
Aquí, como en otros poblados, las guerrillas
juegan un rol muy importante entre el Esta Hemos querido llamar la atención sobre la im
do, los colonos, el desarrollo económico y la portancia histórica de la coca en la formación
regulación del orden político. “La guerrilla es de espacios económicos en América Latina.
prácticamente la dueña de la zona rural”, Hasta 1975, la coca estuvo ligada esencial
pues la acción del gobierno es muy “tímida mente a mercados internos. Después de este
126 Ibid.
127 Ibid.
128 Juan Tomás Salas, “La gran redada”, en Cambio 16 América No. 1090 (12 de octubre de 1992), p. 3.
LA COCA Y LAS ECONOMIAS... HERMES TOVAR PINZON 29
año, gracias a la industrialización de la hoja ñores del alcaloide. Aquí la industria arma
de coca que se transforma en cocaína, se po mentista encuentra un mercado sin igual130.
tencia la formación de una economía mundial.
En este proceso de transformación, la indus Los aspectos generales analizados sobre el im
tria química de los países desarrollados juega pacto del mercado de la cocaína en localidades
un papel fundamental en el éxito de este mer del Amazonas y de los Andes, no implican que
cado, al igual que los productores de armas y las la economía en su conjunto no hubiera deriva
industrias de la publicidad. Puesto que los paí do una serie de beneficios, conforme lo han de
ses andinos ni producen armas ni químicos, ni mostrado los economistas encargados de
tienen una industria cinematográfica de primer analizar el fenómeno. Las simples inversiones
orden, corresponde a los Estados Unidos y a Eu en construcción, en finanzas, en ganadería, en
ropa ejercer el monopolio en el abasto de dichos cultivos de coca, así como en transportes y ser
productos básicos para la producción, la circula vicios han generado un alto volumen de em
ción y la difusión de la cocaína129. pleo. Se ha dicho que un 3% de la fuerza
laboral colombiana, unos 250.000 empleos, de
La cocaína se convierte en un nuevo producto penderían de esta economía negra131. Pero el
de exportación que se desarrolla, como las eco negocio de la cocaína es sólo un componente de
nomías de ciclo corto de finales del siglo XIX y la economía ilegal que opera paralelamente en
principios del siglo XX, en zonas periféricas, Colombia, que contribuye a la generación de
introduciendo múltiples deformaciones en el divisas y al desarrollo nacional132.
interior de las sociedades a las cuales seduce
con los encantos de un enriquecimiento fácil. No es entonces acentuando las guerras como
Es lo que llamamos las Bonanzas. Ellas son la sociedad colombiana podrá resolver sus pro
capaces de iluminarlo todo, pero al arribar la blemas internos de crecimiento y desarrollo.
crisis, apenas quedan los sectores que pudieron Es contradictorio combatir la lógica violenta
acumular y que van a constituirse en los futuros de un sistema, con la irracionalidad violenta
gestores del desarrollo privado. A su alrededor generada en la simple moral. Toda pretensión
vuelven a medrar los miles de paisanos a los que de monopolizar creencias e ideologías conduce
la bonanza no les dejó sino para satisfacer parte a la intolerancia y a cruzadas sangrientas por
de sus demandas insatisfechas y en consecuen parte de quienes creen tener el patrimonio de
cia no alcanzaron a acumular. la verdad.
Cuando los promotores ingresan en poblacio Debemos comprender que la coca se inscribe
nes aisladas del control del Estado, la justicia dentro de movimientos económicos de ciclo
privada encuentra mecanismos de desarrollo corto, que han sido tradicionales en la historia
y operatividad. Esta violencia, propia de eco de América Latina. La coca, como producto fac
nomías de exportación de ciclo corto, adquiere tible de ser transformado en cocaína, no gene
en Colombia, con la coca-cocaína, dimensiones ra miseria ni violencia por el sólo hecho de
muy particulares como consecuencia del clima moverse en los circuitos ilegales en que se
de violencia que caracteriza a nuestra sociedad. mueve. Si fuera así, otros países productores
Violencia que contribuye a hacer más cruel la de coca reproducirían los cuadros de terror de
criminalidad que practican estos poderosos se Colombia. Si en Perú y Bolivia la coca puede
129 Las nuevas series de cine y televisión ya no tienen como tema a rusos feroces o a nazis criminales sino a los carteles de la
droga de Colombia. Es e l nuevo enemigo a vencer y... a vender.
130 N o conozco un estudio sobre cuántos millones de dólares ingresan a los fabricantes de armas en Estados Unidos, Europa e
Israel, por ventas de contrabando hechas a sediciosos de todo tipo en Am érica Latina, incluidos, por supuesto, los sofisticados
armamentos de estos grupos de traficantes.
131 S. Kalm anovitz, “L a economía del narcotráfico en Colombia”, en E conom ía C olo m bian a (Bogotá, 1990), p. 21.
132 Roberto Junguito Bonnet y Carlos Caballero A rgá ez,“La otra economía”, en C oy u n tu ra Económ ica, vol. V III, No. 4 (Bogotá,
diciembre 1978), pp. 103- 139.
30 ANALISIS POLITICO No. 18, enero-abril de 1993
respaldarse sobre la fuerza histórica de su pro turas agrarias tradicionales, sobre todo desde
ducción y consumo, en Colombia la coca se res el punto de vista de las condiciones de vida de
palda esencialmente sobre la fuerza histórica los trabajadores y las relaciones de los neoha-
de una violencia endémica. El contexto pre cendados con las aldeas y municipios en donde
existente es el que ha conducido a que el ca se ubican.
rácter clandestino de la coca se haya conver
tido al mismo tiempo en causa y efecto de nue Entonces, lo que se encuentra en el trasfondo
vos niveles de violencia. No olvidemos además de las precedentes reflexiones, es la necesidad
que cuando la ganancia del capital es del 300% de estudiar el carácter de nuestro capitalismo
“no hay crimen que lo arredre, aunque corra el dependiente y la naturaleza de nuestras eco
riesgo de que lo ahorquen” 133. nomías dispuestas siempre a satisfacer de
mandas externas. Un capitalismo periférico
Igualmente debemos comprender que los efec que se nutre simplemente de los espejismos
tos deformantes sobre la sociedad no pueden del mercado exterior. Esta actitud cultural,
explicarse por la legalidad o ilegalidad de cul fruto del colonialismo, nos coloca frente a la
tivar, extraer y transformar un producto. Tb- aventura de participar de todo tipo de ventajas
dos los productos de ciclo corto nos han dejado comparativas, sin reparar en los efectos sobre
miseria y a grupos exportadores enriquecidos, el ordenamiento social.
capaces de invertir en sectores dinámicos de la
sociedad latinoamericana. Algunos cultivado Tal vez los pasos más difíciles ocurren con la
res de marihuana terminaron transfiriendo política de reconocimiento del narcotráfico co
sus ganancias al cultivo del café y otros con mo una fuerza no tanto política, sino económi
virtieron sus fincas de marihuana en fincas ca. Dado el alto grado de intervención de los
cafeteras134. El guano invirtió en el azúcar, la Estados Unidos en la vida interna de los países
quina en armas para las guerras civiles y la latinoamericanos y su creencia de que sólo con
coca en ganadería, en construcción, en finan la guerra podrá extinguirse la producción y por
zas, y también en arméis, tanto para su soste ende el consumo de la droga, las medidas del
nimiento, como para su legalización y defensa. gobierno colombiano sufrirán las presiones de
En la actualidad 3 millones de hectáreas (30 los países consumidores, para que su política
mil kilómetros cuadrados) de la tierra apta pa se acomode a sus intereses. Y los colombianos
ra la ganadería se encuentra en manos de los tendremos que seguir viviendo el trauma de
comerciantes de la cocaína135. una sangría absurda.
Es cierto que, como contrapartida, tales pro También es posible que un día nuestros veci
ductos arruinaron aquellas regiones en donde nos invadan un país de los Andes, con el apoyo
floreció su explotación y su transformación. de Occidente, y decidan controlar la coca
Incluso crearon profundas alteraciones ecoló creando enclaves, como hicieron con las repú
gicas. El procesamiento de la coca contribuye blicas bananeras. Entonces legalizarán la co
a la contaminación de los ríos pero, contradic ca, la mejorarán y la industrializarán a gran
toriamente, como en el Vaupés, permitió que escala, para venderle las patentes a España, a
los cazadores de pieles de animales salvajes Francia, a Italia y a Inglaterra. En el Cuzco ya
dejaran el oficio para trabajar en actividades no se tomarán infusiones de coca elaboradas
más rentables y que ciertas especies salvajes primitivamente y nuestros indígenas dejarán
tuvieran un respiro frente a los buscadores de de mascarla diariamente, mientras evaden su
pieles. Pero hay que preguntarse sobre el im hambre y raquitismo. Será importada desde
pacto de esas grandes unidades en las estruc territorios extraños, en sofisticados envases de
133 Citado en Karl Marx, El capital (Siglo XXI editore», México, 1975), vol. 3, p. 951, nota 250.
134 A N IF Marihuana..., cit., p. 140.
135 El Tiempo (Bogotá, 31 de enero de 1993), p. 8A. Esto constituye un tercio de las tierras aptas para la ganadería en Colombia.
LA COCA Y LAS ECONOMIAS... HERMES TOVAR PINZON 31
136 Paulina Gómez, “E l im perio subterráneo: donde el crimen y el gobierno se abrazan”, en Texto y C on texto.., cit., pp. 157-8.