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03 - Skidmore, Prólogo

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OBLIGATORIO - 11
copias

···:Esta es, sencillamente, la mejor visi6n de conjunto de la histori;


contemporanea de America Latina que se haya publicado hasta
la fecha. . . '

Centrada_ en el ·estudio del sigl� XX, alte�na ias visiones globales


con los estudios concretos dedicados a los principales paises.
Su informaci6? es amplia y rigurosamente actual. Su objetivo, 1 -�:
�"1"
(
i
trazar modelos y tendencias que nos ayuden.a ·entende� fas ·' •' .....I\!,

c�mplejidades yvariaciones de las sendas reco�rida��!Afileri�


Latina hasta el presente. Para esta edici6n castellan'li, los:autores
han actualizado su interpretaci6n de la historia contemporanea de
:America Latina en un contexto internacional que cambia rapidamente;
,:;

lo que les permite considerar los problemas desde una perspectiva


de p·resente y ocuparse de cuestiones tan candentes como el libre
comercio, el narcotrafico o la migraci6n ilegaI:

Thomas E. Skidmore y Peter H. Smith son profesores de la Brown


University y de la Universidad de California en San Diego. Dirigen,
ademas, el Center for Latin American Studies y el Center for Iberian
and Latin American Studies, respectivamente. Especialistas de
_prestigio, Skidmorey Smith destacan por su capacidad de aproximarse
a los antiquisimos problemas de America Latina, la pobreza, la
desigualdad y la injusticia social, con simpatia y comprensi6n,
y por su deseo de contribuir a crear una conciencia que permita
"superar con exito el desafortunado legado hist6rico descrito en
este libro".

Critica
THOMAS E. SKIDMORE
PETER H. SMITH

HISTORIA
CONTEMPORÁNEA DE
AMÉRICA LATINA

AMÉRICA LATINA DEL SIGLO XX

CRITICA
BARCELONA
Para
David, Jamas, Robert
Y
Jonathan y Peter

I.' edición: septiembre de 1996


2.* edición: mayo de 1999

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo
las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier
medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribu-
ción de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo públicos

Título original:
MODERN LATIN AMERICA
Fourth edition

Traducción castellana de CARMEN MARTÍNEZ GIMENO


Colaboración editorial de MAGDALENA CHOCANO

Diseño de la colección: Jon Batallé


Ilustración de la cubierta: La Vegetación, litografía de Oswaldo Guayasamín para la edición
de De Orbe Novo Decades, de Pedro Mártir de Anglería
Derechos de reproducción para esta edición cedidos por la Fundación Guayasamín

© 1984, 1989, 1992, 1996: Oxford University Press, Inc., Nueva York
© 1996 de la traducción castellana para España y América:
EDITORIAL CRíTICA, Barcelona
ISBN: 84-7423-959-1
Depósito legal: B. 22.075 - 1999
Impreso en España
1999. - HUROPE, S.L., Lima, 3 bis, 08030 Barcelona

Agradecimientos

D ara esta traducción castellana, que corresponde a la cuarta edición ingle-


sa, hemos actualizado nuestra interpretación de la historia contemporá-
nea de América Latina en un contexto internacional que cambia rápidamente.
El fin de la guerra fría ha eliminado una de las características que definían su
historia desde 1945 y ha llevado nuevas cuestiones al primer plano de la agen-
da interamericana, entre ellas el libre comercio, el narcotráfico y la migración
ilegal. La preocupación por la recuperación económica después de la devasta-
ción de los años ochenta ha concentrado la atención en los antiquísimos
asuntos de la pobreza, la desigualdad y la justicia social.
La continuada transición de regímenes militares a civiles ha dado funda-
mento a la esperanza de que América Latina puede aún superar con éxito el
desafortunado legado histórico descrito en este libro. Está en juego no sólo la
consolidación de la democracia, sino también la amplitud y calidad del siste-
ma democrático.
Entre quienes proporcionaron útiles sugerencias y comentarios para esta
edición figuran Lynne Guitar y Eric van Young. Julie Grey, quién también
ayudó en el proceso de edición, y Frances Mejía ofrecieron su competente ayu-
da de investigación.
Una vez más, agradecemos los comentarios y sugerencias de los lectores.

Providence, Rhode Island T E. S.


La Jolla, California P 11. S.
Marzo de 1996
Prólogo

¿Por qué América Latina?

stados Unidos haría cualquier cosa por América Latina, menos leer
.Ljd sobre ella», afirma James Reston, decano durante muchos años de
los comentaristas políticos estadounidenses. ¿Hay alguna razón por la que
debamos tratar de probar que se equivoca? Hay varias. En primer lugar, Es-
tados Unidos posee innumerables intereses económicos en la región. Améri-
ca Latina es su principal socio comercial, el destino de gran parte de su inver-
sión y su fuente de petróleo y otras materias primas básicas. Un crecimiento
acelerado en países clave como México y Brasil quizá ponga pronto en la es-
cena mundial nuevas potencias importantes.
También existen vínculos políticos. Sus levantamientos revolucionarios y
las respuestas represivas constituyen un desafío• directo para la política exte-
rior estadounidense, pues suscitan difíciles interrogantes sobre el modo de
proteger y fomentar sus intereses nacionales (definidos no sólo como intere-
ses estratégicos o económicos). Ronald Reagan escenificó este hecho poco.
después de su elección en 1980 al reunirse con el presidente mexicano José
López Portillo sobre la frontera entre ambos países, en lo que fue la primera
conferencia de ese tipo que mantuvo con otro jefe de Estado. Después, du-
rante los años ochenta, Estados Unidos soportó una encarnizada división
acerca del apoyo a un ejército exiliado (la Contra) que luchaba por derrocar
al gobierno sandinista de Nicaragua. El presidente George Bush dio priori-
dad a sus propias inquietudes al buscar una relación especial con México y
proponer un acuerdo de libre comercio que estrecharía los lazos económicos
entre ambos países. Su sucesor y rival político, el presidente Bill Clinton, ha
seguido la política de libre comercio al recibir una «cumbre de las Américas»
hemisférica en Miami en diciembre de 1994.
Existe otra importante consideración que resulta más próxima a Estados
Unidos. Grandes partes del país se han hispanizado por la influencia de los
inmigrantes de México, Puerto Rico, Centroamérica y el Caribe, que se aña-
den a los descendientes hispanos de la población hispanohablante del anti-
guo suroeste mexicano. Luego, la migración histórica y reciente llevó a las
gentes y costumbres de América Latina al suroeste estadounidense (de Texas
a California), Florida y Nueva York. Muchas de las principales ciudades es-
12 Historia contemporánea de América Latina ¿Por qué América Latina? 13

tadounidenses tienen más niños de familias que hablan español que de cual- ha habido muchas muertes». La compleja historia de este país durante los úl-
quier otro grupo. El bilingüismo se ha convertido en un asunto político que timos treinta años pone tristemente de relieve su provincianismo.
nos fuerza a replanteamos el significado de la América de lengua española, Por nuestra formación y perspectivas, la mayoría de los norteamericanos
dentro de las fronteras estadounidenses y en el exterior. y europeos buscamos fórmulas intelectuales que proporcionen respuestas
La mayoría de los ciudadanos estadounidenses (o «norteamericanos», claras a nuestras preguntas: el «amante latino», «Frito Bandito», el espiritual
como se los suele conocer en América Latina) saben poco acerca de las so- Che Guevara, las mulatas brasileñas reinas del carnaval, son las imágenes
ciedades vecinas del sur. Muchos creen que Estados Unidos puede imponer que primero suelen venir a la mente. Pero cuando dejamos atrás esas carica-
su voluntad en la región mediante la diplomacia del «garrote» o el poderío turas (que tienen su verdad propia que contar), nos encontramos con que
militar. A otros ni les preocupa. Cuando buscan una lengua extranjera «fá- América Latina es una región compleja.
cil», los estudiantes de secundaria o de universidad eligen el español y luego No resulta fácil de comprender, a pesar de que se hable español en toda
dan por sentado que todo lo que se asocie con hablar español debe ser «fá- ella, menos en Brasil (donde se habla portugués), los Andes (donde se habla
cil». Tal ignorancia puede ser peligrosa, por lo que uno de los objetivos de quechua y otras lenguas indígenas), el Caribe (francés, inglés y holandés),
este libro es ayudar a reducir una información equivocada. De hecho, esta México (bolsas dispersas de lenguas indias) y Guatemala (más de veinte len-
falta de conocimiento es igualmente pronunciada en Europa Occidental. Los guas indias). El término América Latina abarca una vasta variedad de gentes
periodistas ingleses contaban que unos cuantos hicieron una vez un concurso y. lugares. Desde el punto de vista geográfico, incluye la masa de tierra que se
para dar con el titular periodístico más aburrido posible (tenía que ser real y extiende desde la frontera de Río Grande entre Texas y México hasta el ex-
que se hubiera impreso) y el resultado fue: «Pequeño terremoto en Chile: No tremo meridional de Suramérica, más algunas islas del Caribe: un área total
de dos veces y media el tamaño de Estados Unidos. El mismo Brasil es más
grande que la parte continental de Estados Unidos.
ESTEREOTIPOS ESTADOUNIDENSES SOBRE AMÉRICA LATINA
Las características físicas presentan diferencias pronunciadas: de la cor-
dillera andina, que se extiende por todo el occidente de Suramérica, a la sel-
El 10 de diciembre de 1940, el Departamento de Investigación sobre la Opinión va tropical de la cuenca amazónica; de las áridas llanuras del norte de Méxi-
Pública (Office of Public Opinion Research) llevó a cabo una encuesta nacio- co a las fértiles praderas de la pampa argentina. Sus pueblos contienen
nal en la que se proporcionó a los participantes una tarjeta con diecinueve pa- elementos y mezclas de tres grupos raciales: indios nativos, europeos blancos
labras y se les pidió que indicaran aquellas que parecían describir mejor a la y africanos 'negros. En 1992, su población total llegaba a los 453 millones, en
gente de Centroamérica y Suramérica. Los resultados fueron los siguientes: comparación con los 255 millones de Estados Unidos.
% La sociedad latinoamericana presenta contrastes sorprendentes entre ri-
23 cos y pobres, entre la ciudad y el campo, entre gente culta y analfabeta, en-
De piel oscura 80 Imaginativo tre el poderoso señor de la hacienda y el campesino respetuoso, entre los ri-
Irascible 49 Sagaz 16
Emotivo 47 Inteligente 15 cos empresarios y los desesperados chicos de la calle. Desde el punto de vista
Religioso 45 Honrado '13 político, América Latina incluye veintiséis naciones, grandes y pequeñas, cu-
Atrasado 44 Valiente 12 yas experiencias recientes van de la dictadura militar a la democracia electo-
Vago 41 Generoso --- 12 ral y al régimen socialista de Fidel Castro en Cuba (véase el mapa 1). En
Ignorante 34 Progresista 11 cuanto a la economía, forma parte del mundo «en vías de desarrollo», cuyo
Suspicaz 32 Eficiente 5 avance económico rápido se ve hostigado por obstáculos históricos y actua-
Amigable 30 No contesta 4 , les, pero aquí también hay diversidad: de la dependencia de un solo cultivo
Sucio 28 No sabe O de la diminuta Honduras a la promesa industrial del dinámico Brasil.
Orgulloso 26 Durante toda su historia contenqioránea, los latinoamericanos, con ma-
yor o menor celo, han tratado de lograr la independencia económica de las
Como se pidió a los participantes que eligieran cuantos términos descriptivos potencias coloniales, imperiales y neoimperiales. Así, es una amarga ironía
, desearan, los porcentajes suman considerablemente más de 100. que el término América Latina fuera acuñado por los franceses del siglo
Fuentes: John J. Johnson, Latin America in Caricature, Austin, University of Texas Press,
xix, que pensaban que como su cultura, al igual que la de la América espa-
1980, p. 18; Hadley Cantril, ed., Public Opinion, 1935-1946, Princeton, Princeton Uni- ñola y portuguesa, era «latina» (es decir, de lengua romance), Francia estaba
versity Press, 1951, p. 502. destinada a asumir el liderazgo de todo el continente.
Como sugieren estas observaciones, América Latina se resiste a una da-
14 Historia contemporánea de América Latina ¿Por qué América Latina? 15
relativamente jóvenes. Por otra parte, la mayoría de las naciones de la región
GOLFO DE AHAMAS OCÉANO ATLÁNTICO obtuvieron la independencia política —de España y Portugal— a comienzos
'1B (0,25)
MÉXICO MÉXICO „ • :1 1 HA rrl del siglo xix, más de cien años antes de que lograran sus objetivos los movi-
(85) La Hab ana \ ' ,
BELICE UBA
tozts o
• .16 7) REPuBUCA DOMINICANA
17,31
mientos anticoloniales de otros países del Tercer Mundo. Por ello, si se sigue
(0,1) Ay UERTO RICO el criterio de la independencia, América Latina es relativamente antigua.
Ciudad d e o II JAMAICA 13,6)
Méxi ii 12,4)
MAR CARIBE BARBADOS En segundo lugar, durante toda su historia, ha pasado tanto por agitación ,
GUATEMALA ,f0,25)
(9,7) w.41
. NICARAGUA
/TRINIDAD
como por estabilidad. La conquista inició una tradición de violencia política
EL SALVADOR (3,9) Caracas .......Y TOBAGO GUYANA
(0,8)
que ha hecho erupción en golpes, asesinatos, movimientos armados, interven-
(5,4) (1,3)
HONDURAS
"IN
' ■ 111'11 VENEZUELA SURINAM ciones militares y (más raramente) revoluciones sociales. Las confrontaciones
(5,4) PANAMÁ Bogotá

(20,2) (0,4) ideológicas entre liberalismo, positivismo, corporativismo, anarquismo, socia-
(251
COSTA RICA '• OLOMBIA *t . (JAYANA lismo, comunismo, fascismo y los panegiristas de cada matiz doctrinal han
(3,2) . (33,4) F; • NCESA (0,6)
ECUADOR Quito , , Ir•-v......_,
acentuado la intensidad de la contienda. Pero, a pesar de las diferentes for-
(11) mas de conflicto político, han persistido las antiguas estructuras sociales y
económicas. Perviven muchos aspectos de la sociedad tradicional incluso
BRASIL donde se ha padecido una revolución moderna, como es el caso de México
Lima
(153,9) (1918) y Bolivia (1952). En principio, la Revolución cubana (1959) parece
La Paz una excepción, aunque allí también se ha mantenido fuerte la inercia de la
BOLIVIA historia, como veremos.
(7,5)
Brasilia
En tercer lugar, América Latina ha sido dependiente e independiente,
OCÉANO PACIFICO
PARAGUAY

Rfo de Janeiro autónoma y subordinada. La consecución de la independencia antes de 1830
(4,5))
Sáo Paulo en todas partes menos en la cuenca del Caribe representa una afirmación de
soberanía enraizada en el pensamiento ilustrado. No obstante, una nueva for-
I (33,1) ma de penetración de potencias externas —primero Gran Bretaña y Francia
Santiago
Nontevideo
Buenos Aires, y luego Estados Unidos— la puso en peligro. Su debilidad económica y polí-
CHILE/ URUGUAY
(13,6) (3,1)
tica frente a Europa y Norteamérica ha limitado a menudo las posibilidades
' de sus responsables políticos. Dentro de América Latina, el poder es irónica-
mente ambiguo: es el bien supremo, pero sólo tiene un efecto limitado.
En cuarto lugar, América Latina es próspera y pobre. Desde la misma
conquista, se la ha descrito como una mina fabulosa de recursos naturales.
Primero llegó la codicia europea de plata y oro. Hoy la demanda puede ser
inkt¿strecho
de 1:7P ISLAS MXLVINAS
de petróleo, gas, cobre, hierro, café, azúcar, soja o por ampliar el comercio
0 1.000 2.000 3.000 Km agallanes general, pero la imagen de riqueza sin cuento permanece. En contraste asom-
Cabo de Hornos broso, también existe el cuadro de la pobreza: campesinos sin aperos, obre-
ros sin trabajo, niños sin alimento, madres sin esperanza. Un dicho muy re-
1. América Latina en la actualidad (población de 1992, en millones). petido resume la escena: «América Latina es un mendigo sobre una montaña
de oro».
No es difícil pensar en más contrastes, pero éstos pueden ilustrar lo difí -
siflcación fácil. Es una región rica en paradojas, percepción que proporciona cil —y fascinante— que resulta abordarla. Entender su historia y su sociedad
varias pistas instructivas. requiere un planteamiento flexible y amplio, que es el que intentamos ofre-
En primer lugar, América Latina es joven y antigua a la vez. Desde 1492, cer en este libro. Utilizamos el trabajo de muchos estudiosos para presentar
la conquista realizada por españoles y portugueses creó un orden social to- nuestra propia interpretación, pero también proporcionamos al lector otras
talmente nuevo, basado en la dominación, la jerarquía y el entrecruzamiento opiniones alternativas.
de elementos europeos, africanos e indígenas. La intrusión europea alteró de
forma profunda e indeleble las comunidades indias. Comparadas con las an-
tiguas civilizaciones de África y Asia, estas sociedades latinoamericanas son
16 Historia contemporánea de América Latina ¿Por qué América Latina? 17

y Norteamérica. Simplemente estaban por «detrás». Los adeptos de la mo-


Interpretaciones de América Latina dernización pensaban que la crónica histórica mostraba que este proceso es-
taba ya en marcha.
La mayoría de los analistas de América Latina contemporánea han destaca- Por ello, los analistas se pusieron a trabajar para describir la historia lati-
do su inestabilidad política, marcada con mucha frecuencia por la dictadura. noamericana a la luz de esta teoría. Un estudioso optimista, muy leído en Es-
Los observadores norteamericanos y europeos se han sentido especialmente tados Unidos, descubrió en 1958 que los «sectores medios» se habían vuelto
atraídos por dos cuestiones: ¿Por qué la dictadura?, ¿por qué no la democra- «estabilizadores y conciliadores, y en el proceso habían aprendido los peligros
cia? Esta preocupación no es reciente. En 1930, por ejemplo, un geógrafo de tratar con postulados absolutóá». El autor de un libro de texto de finales de
económico estadounidense que se especializaba en la región observó: «Se su- los años setenta sobre historia latinoamericana consideraba «la historia lati-
ceden los años y surgen la ansiedad y el descontento de un pueblo mal equi- noamericana desde la independencia ... como el crecimiento lento de la mo-
pado que intenta establecer formas de gobierno verdaderamente republica- dernización contra la resistencia de las viejas instituciones y actitudes».
nas». Un año antes, un estudioso inglés había señalado que «la historia Sin embargo, la realidad resultó más dura. En lugar de extender la pros-
política de las repúblicas había constituido una crónica de periodos alternad- peridad general, el crecimiento económico de los años sesenta y setenta (que
vos de libertad y despotismo». Dando por sentado de forma implícita o afir- alcanzó un alto índice sostenido en México y Brasil) hizo más desigual la dis-
mando a las claras que su estilo de democracia es superior a los demás mo- tribución de la renta y aumentó la brecha entre los niveles de vida de la ciu-
delos de organización política, los escritores norteamericanos y europeos se dad y el campo. También descendió la capacidad del capital interno para
solían preguntar qué fallaba en América Latina o con los latinoamericanos. competir con las enormes firmas transnacionales. Mientras tanto, la política
Durante muchos años, se aceptaron como respuestas una mezcla de epí- seguía a duras penas el modelo predicho por muchos expertos en la moder-
tetos racistas, simplificaciones psicológicas, trivialidades geográficas y distor- nización. Los estratos medios, relativamente privilegiados, forjaron un senti-
siones culturales. Según tales consideraciones, América Latina no podía lo- miento de «conciencia de clase» que, en momentos críticos de decisión, como
grar la democracia porque sus gentes de piel oscura (negros e indios) no eran en Argentina en 1955 o 1976, Brasil en 1964 y Chile en 1973, los llevó a unir-
adecuadas para ella; o porque los apasionados temperamentos latinos no la se con las clases gobernantes en oposición a las masas populares. La política
soportaban, los climas tropicales la impedían de algún modo, o las doctrinas giró hacia el autoritarismo y produjo gobiernos militares. Y en absoluta con-
de la Iglesia católica y romana la inhibían. tradicción con la teoría de la modernización, estos modelos surgieron en los
Cada una de las acusaciones tiene refutación: el gobierno dictatorial ha países más desarrollados —y que se desarrollaron más rápidamente— del
florecido en países predominantemente blancos, como Argentina, así como continente. ¿Cuál era el error?
entre las sociedades mestizas, como México; ha aparecido en climas templa- Aparecieron dos conjuntos de respuestas. Un grupo de estudiosos se cen-
dos, como Chile, y no sólo en los trópicos4omo Cuba; ha obtenido el respal- tró en las tradiciones de América Latina y sus orígenes español y portugués.
do de no católicos y de católicos no practicantes, mientras que muchos devo- Estos analistas sostuvieron que la política antidemocrática era (y sigue siendo)
tos fervientes han luchado por la libertad; y, como demuestran los regímenes producto de una perspectiva del mundo católica y mediterránea, que hacía hin-
autoritarios ajenos a América Latina, como la Alemania de Hitler o la Rusia capié en la necesidad de armonía, orden y eliminación de conflictos. Al no
estalinista, la dictadura no se restringe a un único temperamento. Tales expli- haber logrado captar este plan argumenta' en la experiencia ibérica, los estu-
caciones no sólo no aclaraban nada, sino que, llevadas a su extremo, ayu- diosos habían confundido forma con sustancia, retórica con realidad. Las cons-
daban a justificar la cada vez mayor penetración europea y estadounidense tituciones latinoamericanas nunca eran tan democráticas como parecían, los
—financiera, cultural, militar— en las «atrasadas» repúblicas del sur. partidos políticos no eran tan representativos como podrían aparentar. La co-
El panorama intelectual mejoró a finales de los años cincuenta y comien- munidad académica norteamericana y europea, afligida por su propia miopía
zos de los sesenta, cuando los científicos sociales norteamericanos formula- y desviaciones, sólo había interpretado mal los hechos sociales.
ron la «teoría de la modernización». Según se aplicó a América Latina, esta Un segundo grupo de investigadores aceptó el enlace de las causas so-
teoría sostenía que el crecimiento económico generaría el cambio social que, cioeconómicas de la teoría de la modernización con los resultados políticos,
a su vez, haría posible una política más «desarrollada». La transición de una pero dieron la vuelta a la respuesta: el desarrollo económico latinoameri-
sociedad rural a una urbana conllevaría un cambio de valores. La gente co- cano era cualitativamente diferente del de Norteamérica y Europa Occiden-
menzaría a pertenecer y a participar en las organizaciones voluntarias que re- tal y, por lo tanto, producía resultados políticos distintos. De forma específi-
quiere la auténtica democracia. Y lo que es más importante, surgiría una cla- ca, sostenían que la experiencia latinoamericana estaba determinada por el
se media para desempeñar un papel progresista y moderado a la vez. hecho profundo de su dependencia económica. Como uno de sus exponentes
América Latina y su ciudadanía no eran de por sí tan diferentes de Europa ha explicado:
18 Historia contemporánea de América Latina ¿Por qué América Latina? 19

Por dependencia entendemos una situación en la que la economía de cier- para mantener el flujo de importaciones. La estrategia política se convierte
tos países está condicionada por el desarrollo y la expansión de otra economía en rehén de la necesidad de convencer a los acreedores extranjeros.
a la que la primera está sujeta. La relación de interdependencia de dos o más La solución más frecuente durante los años sesenta y setenta fue el gol-
economías y entre éstas y el comercio mundial toma la forma de dependencia pe militar. El gobierno autoritario resultante podía entonces tomar decisio-
cuando algunos países (los dominantes) pueden expandirse y autosostenerse,
mientras que otros países (los dependientes) sólo pueden hacerlo como reflejo nes «duras», por lo general medidas antiinflacionistas muy impopulares,
de esa expansión, que puede tener un efecto positivo o negativo en su desarro- como el aumento del precio de los servicios públicos y recortes en el salario
llo inmediato. real y el crédito. Las clases más golpeadls son las inferiores. Por ello, para
poner en práctica estas medidas se requiere ejercer mano dura sobre los sec-
Por su carácter intrínseco, el «desarrollo dependiente» genera desigual- tores populares. Así, los golpes y regímenes autoritarios represivos que sur-
dades, proporcionando beneficios a los sectores que participan en el merca- gieron en Brasil, Argentina y Chile no lo hicieron a pesar del desarrollo eco-
do mundial y negándolos a los otros grupos. Un caso típico puede ser el de nómico de América Latina, sino debido a él.
un país cuyo crecimiento económico dependa de un solo cultivo para la ex- Los años ochenta reemplazaron a esos regímenes autoritarios por diri-
portación, como café o azúcar. Una elite latifundista nacional, los plantado- gentes civiles y gobiernos elegidos. Las explicaciones de esta tendencia to-
res, colaboraría con los comerciantes importadores-exportadores, con fre- maron muchas formas. Los regímenes autoritarios, una vez considerados
cuencia extranjeros, para vender los bienes en un mercado ultramarino. La dominantes y monolíticos, acabaron demostrando mucha incoherencia y fra-
mayor parte de los beneficios estarían restringidos a estos grupos. Los plan- gilidad. Los ciudadanos comunes se levantaron en movimientos de protesta,
tadores utilizarían mucho de su dinero para importar costosos artículos de formaron organizaciones cívicas y demandaron elecciones populares. Enfren-
consumo de Europa o de Estados Unidos y los comerciantes (si son extran- tada a una severa crisis económica, la gente de Argentina y Chile a Centro-
jeros) remitirían las ganancias a sus países. De este modo, los ingresos por ex- américa trató de expresar sus derechos políticos. A mediados de los años no-
portación proporcionarían un pequeño capital precioso para diversificar la venta, casi todos los países de la región, con la excepción notable de Cuba,
economía local y crear una situación que algunos observadores han denomi- tenían gobiernos electos. Fueran completamente «democráticos» o no, punto
nado «crecimiento sin desarrollo». Debido al excedente de fuerza laboral, los que condujo a un amplio debate, representaban una mejora considerable de
trabajadores del campo seguirían percibiendo salarios bajos; los grupos aje- los modelos flagrantemente dictatoriales de los años setenta. Muchos obser-
nos al sector de exportación obtendrían poco beneficio. En consecuencia, vadores expresaron su esperanza optimista de que, al fin, América Latina se
se intensificarían los desequilibrios regionales y la distribución de la renta se estuviera desplazando hacia un futuro democrático.
volvería más desigual que antes. Además, si se diera crecimiento, estaría su- Las perspectivas económicas también mejoraron. Bajo la presión de los
jeto a un riesgo sustancial. Si el mercado ultramarino del café o el azúcar se acreedores internacionales durante los años ochenta, los dirigentes latino-
contrajera —por la razón que fuera, como 'pasó en los años treinta—, toda la americanos impusieron medidas de largo alcance destinadas a «liberalizar» sus
economía se resentiría. En este sentido, sería «dependiente» para seguir cre- economías nacionales (la reducción de aranceles y otras limitaciones al co-
ciendo de las decisiones tomadas en otro lugar y estaría condicionado, como mercio, la venta de compañías controladas por el Estado a inversores priva-
ya señaló el autor antes citado, «por el desarrollo y expansilin de otra econo- dos y la restricción del déficit). La inflación bajó y creció la inversión extran-
mía». jera. En consecuencia, el crecimiento promedio de América Latina pasó de
Quienes proponían la «teoría de la dependencia», como pronto se la aca- un escaso 1,5 por 100 anual en 1985-1989 al 3,5 por 100 a comienzos de los
bó conociendo, sostenían que conducía al autoritarismo político. Según su años noventa. El inesperado comienzo de la crisis económica en México a fi-
opinión, la situación «dependiente» de las economías latinoamericanas ponía nes de 1994 conllevó desencanto y confusión —expandiendo el llamado
limitaciones inherentes a su capacidad de crecimiento, especialmente en la «efecto tequila» en otros países de la región— pero muchos analistas mante-
industria. La señal más segura de la existencia de problemas económicos es nían la esperanza de que, a largo plazo, las perspectivas económicas seguirían
la crisis en las cuentas externas, la capacidad del país para pagar las importa- siendo positivas.
ciones necesarias, como ocurrió de forma espectacular en México, Argentina, Los estudiosos abordaron estos desarrollos económicos y políticos con
Cbile y Brasil a finales de 1982 y comienzos de 1983. Las exportaciones se re- cautela intelectual. En lugar de lanzar grandes teorías, tales como la moder-
zagan de las importaciones y la diferencia sólo se puede cubrir con afluencia nización o la dependencia, los analistas políticos insisten en el papel de las
de capital. Pero los acreedores extranjeros —compañías, bancos, organismos creencias, ideas y convicciones humanas. Algunos interpretaron la vuelta a la
internacionales como el Banco Mundial— niegan la financiación extra nece- democracia en América Latina y otros lugares como un triunfo global de los
saria porque creen que el gobierno no puede imponer los «sacrificios» preci- valores estadounidenses, especialmente a la luz de la caída de la Unión So-
sos. Arrinconado contra la pared, el país debe tomar las medidas necesarias viética. Otros subrayaron la importancia del liderazgo y las maniobras tácti-
20 Historia contemporánea de América Latina ¿Por qué América Latina? 21

cas a nivel de la elite. En cuanto a la economía, algunos expertos considera- Pero también contemplamos límites a la utilidad de este planteamiento.
ron la aceleración del crecimiento de inicios de los noventa como una vindi- Cuanto más retrocedamos en la historia latinoamericana, más difícil será en-
cación de las reformas procapitalistas y de las políticas de libre mercado. contrar datos sobre las relaciones económicas y el comportamiento de clase
Otros señalaron que el auge tendió a reflejar el flujo y reflujo de las inversio- social. No aceptamos la teoría de ámbito universal expresada por algunos
nes internacionales, y que el capital desapareció rápidamente ante la crisis, analistas y no compartimos la opinión de que sólo las revoluciones pueden
dejando a América Latina tan «dependiente» como antes. Una preocupación romper los ciclos de dependencia. De forma más fundamental, creemos que
constante, para muchos, era la problemática relación entre la transformación las transformaciones históricas son procesos complejos y para entenderlos
económica y la transformación política. ¿Lleva la liberalización económica a necesitamos adoptar un planteamiento multicausal. Las ideas e ideologías,
la democracia política? ¿O podría ser al revés? De modo que los desarrollos por ejemplo, no son simples adornos o superestructuras, sino que tienen efec-
recientes en América Latina plantean nuevas preguntas y nuevos desafíos tos importantes sobre las percepciones, actitudes y acciones del pueblo que
para la comunidad intelectual. hace la historia. Todo aquel que haya intentado comparar las tradiciones
políticas de Argentina y Brasil puede corroborarlo. Los factores demográfi-
cos, como el rápido crecimiento poblacional, también tienen efectos sociales
Temas analíticos de este libro y políticos de largo alcance. En nuestro retrato de la sociedad latinoameri-
cana, esperamos integrar un planteamiento de «economía política interna-
Este libro es una investigación sobre la historia latinoamericana, no la formu- cional» con la consideración de otras fuerzas culturales y otras fuerzas no
lación de una teoría social; pero no podemos evitar necesitar conceptos al económicas.
plantear nuestro material. De la teoría de la modernización tomamos la pre- Iniciamos nuestra narración describiendo primero la conquista y el perio-
misa causal de que las transformaciones económicas inducen cambios socia- do colonial (1492-1825), cuando América Latina entró en la periferia del sis-
les que, a su vez, tienen consecuencias políticas. De la escuela de la depen- tema mundial capitalista mediante su subordinación a España y Portugal.
dencia tomamos prestadas las ideas de que: Luego detallamos cómo la interrupción de esta conexión llevó a la indepen-
dencia, seguida de una fase de consolidación económica y política entre 1830
1. el lugar que ocupa un país en la división internacional del trabajo de- y 1880.
fine la forma de las sendas de que dispone para el crecimiento económico; A finales del siglo x[x, América Latina estrechó sus vínculos con el siste-
2. la localización funcional en la <periferia» del sistema mundial, como ma mundial, esta vez proporcionando materias primas (especialmente ali-
diferente del «centro» comercial-industrial y el desarrollo en un estadio en el mentos y minerales) a Gran Bretaña, Europa continental y Estados Unidos.
que el sistema del Atlántico Norte estaba ya muy avanzado, supuso que las La formación de estas economías orientadas a la exportación y sus sucesoras
transformaciones económicas en AméricárLatina fueran diferentes de los ocupan la mayor parte de nuestra atención. ¿Por qué hemos elegido este
modelos conocidos anteriormente en Europa y Norteamérica; planteamiento para América Latina contemporánea? Porque según los indi-
3. estas diferencias en los procesos económicos produciría formas dis- cadores mejor conocidos —crecimiento de la exportación, urbanización, es-
tintas de cambio social con respecto, por ejemplo, a la naturaleza de las «cla- peranza de vida, alfabetización, participación política— la región entró, en
ses medias», las clases obreras rurales y urbanas, y las relaciones intercla- torno a 1880, en el periodo de cambio más rápido de los que había experi-
sistas; mentado desde la conquista ibérica en el siglo XVI.
4. esta combinación de fuerzas sociales y económicas definiría las op- El capítulo 2 presenta una visión general de este proceso. Investiga algu-
ciones con que contaron los dirigentes políticos y ayuda a explicar la altera- nos procesos y modelos comunes que acompañaron el énfasis otorgado a la
ción de los regímenes democráticos y autoritarios; exportación y, después, el impulso hacia la industrialización «postergada».
5. dentro de estas limitaciones, a algunos países latinoamericanos les A continuación pasamos a los estudios concretos: Argentina, con su tradicio-
fue mucho mejor que a otros en la explotación de sus recursos propios (es- nal acento puesto en la carne y el trigo, arruinada por la rivalidad interna y
pecialmente agrícolas) para lograr el desarrollo económico. la intervención militar antes del reciente giro hacia la democracia (capítulo
3); Chile, fuente primordial de nitratos y cobre y, finalmente, emplazamiento
En otras palabras, pretendemos examinar la relación existente entre eco- de un experimento socialista abortado (capítulo 4); Brasil, tan famoso por el
nomía y política dentro de un contexto internacional. Creemos que este plan- café y, en tiempos más recientes, por su rápido crecimiento industrial en me-
teamiento puede aplicarse no sólo a los arios sesenta, setenta, ochenta y no- dio de la transición política (capítulo 5); Perú, con sus sólidas tradiciones in-
venta, sino también a todo el periodo contemporáneo. Buscaremos estos dias y sus tumbos vacilantes hacia la independencia nacional (capítulo 6);
rasgos clave a lo largo de todo el libro. México, próximo a Estados Unidos y escenario de un levantamiento popular
22 Historia contemporánea de América Latina

en 1910 (capítulo 7); Cuba, tan dependiente del azúcar y tan cerca de Esta-
dos Unidos, la única sociedad latinoamericana que ha pasado por una revo-
lución socialista con todas las de la ley (capítulo 8); el Caribe, donde las agu-
das luchas ideológicas se han adueñado de las pequeñas naciones isleñas
(capítulo 9); Centroamérica, una región de sociedades muy estratificadas ig-
noradas durante mucho tiempo, hasta las explosiones políticas de finales de
los años setenta y comienzos de los ochenta (capítulo 10). En estos estudios
sobre países concretos, intentamos otorgar una consideración plena a los te-
mas sociales y políticos, por lo que cada capítulo puede leerse por separado.
Tomados en conjunto, representan el 84 por 100 de la población latinoame-
ricana y aproximadamente la misma proporción de su territorio.
En el capítulo 11, resumimos las relaciones recientes y actuales entre
América Latina y la comunidad internacional, particularmente Estados Uni-
dos, y en el epílogo especulamos acerca de los acontecimientos probables
hasta el año 2000 y después.
Este libro ofrece un cuadro de la sociedad latinoamericana, no un catá-
logo definitivo de hechos. Nuestro objetivo es trazar modelos y tendencias
que nos ayuden a entender las complejidades y variaciones de las sendas re-
corridas por América Latina hasta el presente. Confiamos en que estimule la
discusión y el debate, y esperamos que alumnos y colegas difieran con mu-
chas de nuestras interpretaciones. Sobre todo, queremos presentar a nuestros
lectores el estímulo y fascinación que ofrece la historia de una región inte-
resante por derecho propio y que tiene un papel singular que desempeñar en
el escenario mundial.

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