Los Chinos de Ultramar 3 Web v2
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LOS CHINOS
DE ULTRAMAR:
represiones, resistencias
y resiliencias
comité editorial
Lothar Knauth
Luis Abraham Barandica
José Luis Chong
asesor editorial
Ricardo Martínez (Universidad de Costa Rica)
consejo científico
Flora Botton (El Colegio de México)
David Kenley (Dakota State University)
Eduardo Madrigal (Universidad de Costa Rica)
Manel Ollé (Universidad Pompeu Fabra)
Edward Slack Jr. (Eastern Washington University)
Carmen Yuste (Universidad Nacional Autónoma de México)
José Antonio Cervera (El Colegio de México)
Isaura Cecilia García López (Benemérita Universidad Autónoma de Puebla)
Ismael García Castro (Universidad Autónoma de Sinaloa)
Ronald Soto-Quirós (Universidad de Burdeos)
©2
007, Palabra de Clío, A. C.
Insurgentes Sur # 1814-101. Colonia Florida.
C.P. 01030 Mexico, D.F.
Todos los derechos reservados. Los contenidos e ideas expuestas en este trabajo son de exclusiva res-
ponsabilidad de los autores.
www.palabradeclio.com.mx
Prefacio
Humberto Rodríguez Pastor . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
1
Agradezco a mi nieto Luis Rodríguez Pastor por la prolija revisión del texto que ha llevado a
cabo, contribuyendo con su limpieza y cuidado.
7
8
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
2
Benjamín Nicolás Narváez, “Chinese Coolies in Cuba and Peru: Race, Labor, and Immigration,
1839-1886” (Dissertation Doctor in Philosophy, The University of Texas at Austin, 2010).
9
Prefacio
Las crónicas de José Martí sobre situación de los inmigrantes chinos asenta
dos en California, en el artículo de Manuel Ramón Castro, se basa en artículos
periodísticos. En ellos se denuncia el trato inhumano y xenofóbico con los chinos
posiblemente ferrocarrileros. Observamos en este y otros casos que la xenofo-
bia se acentúa cuando buena parte de esos (y otros) inmigrantes llegan a edades
maduras y se encuentran físicamente menos productivos, frase usual, fue un mal
necesario. El poeta y luchador por la libertad de Cuba, Martí, estuvo también
bastante interesado sobre chinos en su país y de manera notable por la cultura
de la civilización china. Por todo esto, su inquietud por los chinos de California
solo es muestra de su personal continuum de inquietudes. Y es algo más de lo
dicho, su interés es plasmación de su sensibilidad humanística que ya como can-
tante lírico en sus poesías nos decía que le agradaba cultivar para todos rosas
blancas y no ortigas ni cardos. Escribir por compartir el dolor ajeno como moti-
vación es un ingrediente más que hacerlo solo con frialdad académica y racional.
Examinar recontratas es, en realidad, ingresar a lo que sucedía cuando un
chino contratado finalizaba sus años obligatorios en ultramar. En el caso de Cuba,
que es el que trabaja Imilcy Balboa, era una obligación. Se trataría nuevamente
de las mayores posibilidades españolas de ejercer gobernabilidad, que mantenía
aún como colonia a ese país isleño. En Perú, fueron muy frecuentes las recon-
tratas con los hacendados y era una opción que el culí decidía con libertad; el
poder de los terratenientes no era absoluto, hubo grietas donde pasaba luz y por
eso ocurría cierto equilibrio balanceado inevitablemente a un lado. El aprovecha
miento se hallaba en el plus trabajo y en la necesidad de conservar como fuera
a los semiesclavos por la evidente escasez de fuerza laboral en un país donde era
frecuente usar la alegoría de ser como la Venus de Milo, le faltaba brazos. ¿Cómo
fue en otras partes?
Esos destinados cruzados del que tratan los colegas Cepeda y Domínguez
son similares en casos de muchos otros países, desde el uso de argucias en la
legitimación de la trata amarilla, así como las muy variadas reacciones o respues
tas de los colonos chinos. Eso nos hace pensar que todos se hallaban dentro de un
mismo proceso mundial del desarrollo del capitalismo posrevolución industrial
10
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
en Europa. Si bien hubo similitudes también hubo desemejanzas, cada país traía
mucho de lo propio.
Ronald Soto-Quirós nos dice que la llegada de culíes a Costa Rica no fue
de grandes magnitudes como si ocurrió en Perú y Cuba. De manera contraria,
las dimensiones sobre sus averiguaciones de ese grupo pequeño no son pocas
(¿exhaustivas?) e impresiona su seriedad mostrada en cada una de sus afirmacio
nes. Las hace a continuación de una minuciosa lectura de fuentes, incluyendo
el aporte sobre la palabra culí que además es un anexo muy útil. A esos culíes los
“vemos” hasta el momento que llegan, en la década de los años 1850, a las hacien-
das costarricenses. Y el colega casi nos transmite su lamento que ahí se queda
por desconocer ocurrencias en la vida del inmigrante como trabajador agrícola.
Lai Sai Acón Chan también nos ofrece información histórica sobre los
chinos en Costa Rica. Su interés es dónde se ubican cuando van asentándose en
varios pueblos de la costa del Pacífico. Encuentra un patrón de comportamien-
to, se instalan en locaciones centrales, enclaves. En este caso no funcionaba el
sistema filosófico del Feng Shui: predominaba la natural exigencia del comer-
ciante de quedarse ahí donde pudiera estar cerca del comercio. En Perú el patrón
fue poner la tienda donde hubiera desde antes establecida una concurrencia
natural de personas, esos eran los mercados de abastos, y en Lima, así surgió una
ciudadela china junto al mercado principal de esta capital. Y como había varios
otros mercadillos, cercanamente brotaron los minis-Chinatowns. Tema compa
rable, como ya avanza la colega tusán, poniendo el caso de California.
Como una segunda parte de este prefacio me interesa ofrecer algunas ideas
acerca de las fuentes sobre inmigrantes chinos en ultramar de aquella parte de
América incluidas en los trabajos de este volumen. No haremos críticas a las
fuentes utilizadas por los autores, sino observaciones que surgen a partir de los
varios temas (similares o próximos) existentes en sus ponencias; inevitablemen-
te, añado —quizás en exceso— cuotas de mi propia experiencia, que no es poca:
son varias las décadas en las que me desenvuelvo en este menester académico.
Aparece con claridad que quienes escriben sobre países en los que esta
particular inmigración asiática ha sido escasa, difiere de aquellos que nos dan
11
Prefacio
artículos sobre sociedades en las que los chinos inmigrantes fueron numerosos.
Esta diferencia se debe a la cantidad de investigadores, sus resultados (que ine-
vitablemente se leen y se aprende acumulativamente), metodologías y técnicas
utilizadas, así como al mayor uso de fuentes. Nos parece, sin embargo, que unos
y otros no se han acercado a potenciales fuentes primarias, de las que hablaremos
más adelante. Algo que debo decir es que me ha impresionado que, en Costa
Rica, donde no abundan estos inmigrantes, haya un grupo de investigadores
bien cohesionados que justamente son, como muestra de su interés, los impul-
sores de estos volúmenes sobre los chinos de ultramar. Ni en Perú, ni en Cuba
—que tienen impresionantes volúmenes de inmigraciones chinas— ocurre algo
envidiablemente similar.
Es también claro que un investigador busca y/o requiere fuentes según su
tema, tipo de escrito, objetivos, hipótesis, dimensión o preguntas de lo que
explora. Creo, empero, que cualquier trabajo de investigación finalizado es sus-
ceptible de ser continuado y es muy necesario usar fuentes inéditas que den
nuevos datos e información indispensables: inquietudes de sagas (obsesivas, algo
intensas o suaves) que, con frecuencia, quedan en nosotros y nos persiguen.
En casi todos los tiempos históricos pasar una frontera siempre ha tenido
sus bemoles, más aún cuando se trata de límites entre estados-naciones. A cual-
quier inmigrante le esperan toneladas de resmas de papel escritos con leyes,
normas, reglamentos, protocolos, así como personal especializado en los acce-
sos a esas fronteras exigiendo pasaporte con visas, documentación médica, re-
visando maletas y —por prolijos— las valijas de mano, diciendo “Esto sí, esto
no”, o “Vaya a tal ventanilla a pagar impuesto por importación”. En el período
de la inmigración china que nos interesa ya había normatividad y en los puertos
de partida de los culíes estaban los cónsules y los galenos, que los revisaban
hasta en las partes íntimas.
Al arribar al puerto de su destino, solo eran números (“Fragata Clotilde
con 345 chinos”), no hay apelativos registrados de los 100.000 culíes que llega-
ron al Callao ni de los 150.000 que desembarcaron en La Habana. Llegaban,
los colocaban en tren, carretas con bueyes o los hacían caminar para ser puestos
12
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
3
Giovanni Bonfiglio, El baúl de la memoria (Lima, Perú: Fondo Editorial del Congreso, 2002).
15
Prefacio
de un culí cimarrón si él mismo los hubiera narrado por carta u ofrecido oral-
mente a alguien que anotara esos datos que nos parecerían igualmente preseas.
El cimarronaje, recordemos, fue endémico donde estuvieron presentes es-
tos semiesclavos trabajadores, sea que hayan estado en faenas de campo, poblados
medianos o en ciudades. Lo que se sabe de estos fugitivos es lo que los propios
patrones dejaron constancia en sus llorosas misivas, en sus libros de contabilidad
y, con harta frecuencia, en periódicos4. Quizás haya algo mayor si es que hubo
algún litigio judicial entre dos patrones que aseguraban que el fugitivo era su
contratado y aún le faltaba años por cumplir; en los expedientes podría haber
datos interesantes (por ejemplo, las razones de la huida), y la cosa sería aún
mejor si la fuga fuese de un grupo, ya que varios darían sus versiones. Asegura-
mos que hemos visto y trabajado expedientes como el que ponemos de ejemplo.
Tampoco hay, muy a nuestro pesar, información personal en biografías
realizadas a chinos inmigrantes que hayan sido investigados por sus parientes
o por otros indagadores académicos de buena fe. Incluso no hay fotografías, o
son escasísimas, ya que era bastante complicado fotografiar en tiempos pasados
(cámaras de fuelle para negativos en vidrio, si nos remontamos al siglo xix). En
el Perú, donde arribaron 100.000 culíes en veinticinco años durante esta cen-
turia, sus fotos no llegan a la decena.
Y es bastante diferente si se trata de cualquiera de las generaciones de los
tusanes que siguen, más aún si han tenido cargos públicos. Las posibilidades
son múltiples, incluso se tienen valiosas novelas y cuentos escritos por tusanes,
útiles en nuestros afanes investigatorios siempre y cuando tengan en cuenta sus
propias vidas o las de sus antecesores; la percepción en novelas y cuentos de no
tusanes igualmente se puede hallar e interesan: todo esto, como siempre, hay
que tomarlo con cuidados hermenéuticos. Es del caso indicar que, en ciertas
4
Humberto Rodríguez Pastor, “Chinos cimarrones en Lima. Rostros, facciones, edades, apelati
vos, ropaje y otros pormenores”, en Investigaciones Sociales [Universidad Nacional Mayor de San
Marcos, Lima] 3 (1999): 9-26. Para este artículo se utilizaron 276 avisos periodísticos colocados
y pagados por los patrones de quienes sus culíes habían fugado. Ver: https://revistasinvestigacion.
unmsm.edu.pe/index.php/sociales/article/view/6647
16
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
partes, las biografías de chinos inmigrantes trabajadas por sus descendientes van
apareciendo con más frecuencia, tendencia que continuará, pues entre ellos hay
cada vez más profesionales que escriben.
En este acápite quisiera referirme a los archivos y al trabajo de un investi-
gador en ellos. Buscar la información necesaria en un repositorio conlleva cier-
ta característica necesaria del científico: tener no solo la paciencia de Job sino
la tozudez de un pájaro carpintero o la obstinación del ángel de la guarda o de
tu misma sombra. Un archivo es un socavón minero donde pico en mano pue-
des estar días, semanas sin encontrar nada; pero si encuentras veta eres rico. La
persistencia del trabajo en un archivo es posterior a un proyecto de investigación:
si no lo tienes te ahogas en el mar, si lo tienes distingues el pez que deseas pes-
car de aquel que no te interesa. Aunque con inquietudes iniciales y el ver infor-
mación archivística y bibliográfica de tu tema, permite avanzar en el proyecto.
Un proyecto nunca es estanco en su implementación, tus preguntas pueden
cambiar o mejorar conforme vas hallando información. En un archivo no hay una
información definitiva, son gota a gota que se convierte recién en chorro o infor
mación de peso, es allí donde deben salir los espíritus de Job y del pájaro carpin
tero. Por supuesto que hay archivos y archivos, desde un principio se puede intuir
que donde se dirige con sus fichas ahí podría hallar una veta; pero también puede
acontecer lo contrario. Es frecuente en archivos en los que libros y papeles aún no
están clasificados ni ordenados, es ya decisión del averiguador si inicia la aper-
tura de un socavón. No dudo de la importancia del trabajo en archivos para las
investigaciones sobre los inmigrantes chinos. Como fueron miles los que llegaron
a Perú, los “vimos” y anotamos sus datos y de sus familias en decenas de archivos
parroquiales y municipales. Y no hemos terminado con esta faena de mineros.
Hay una fuente5 de mucha calidad sobre las incidencias en el traslado de
culíes de China a América que, a pesar que solo trata de la transferencia de China
5
Nos referimos a The Cuba Commission Report. A Hidden History of the Chinese in Cuba, realizado
en 1874. La edición de The John Hopkins University Press, Baltimore y Londres, publicada en
1993, contiene una introducción de Denise Helly conocida antropóloga y sinóloga. De esta obra
hay versiones en español y francés.
17
Prefacio
a Cuba durante la trata amarilla, las respuestas que dieron los culíes a una pro-
lija encuesta resultan válidas para los inmigrantes culíes que llegaron a Perú y,
quizás, a puertos de otros países allende, sobre todo cuando las naves eran a vela,
antes de los barcos a vapor (pienso en Costa Rica en 1855, Cuba a partir de 1847
o las Indias occidentales muy tempranamente, a partir de 1830). Leamos esta corta
cita de Walton Look Lai: “Entre 1847 y 1884, aproximadamente 700 embarca
ciones cumplieron la jornada del sur de China a esta región [América del sur y
El Caribe]”6.
Es bastante lo que habría por decir sobre periódicos y revistas como fuen-
te, que —como es de suponer— tienen mayor información sobre los chinos
inmigrantes en ciertas décadas que en otras. Estos nos informan de las naves
que los trajeron con o sin incidencias; de avisajes para recuperar culíes cima-
rrones en los que se ofrecen descripciones detalladas en vez de fotografías (que
eran infrecuentes); avisos de los comerciantes chinos anunciando la llegada de
mercadería de su patria; notas periodísticas sobre diplomáticos chinos que lle-
gaban, se iban o realizaban una reunión: todo esto y muchísimo más, a pesar de
que, con frecuencia, esos periódicos tienen una orientación racista y segrega-
cionista, propio de la mentalidad hegemónica de los siglos xix y xx.
Nuestra apreciación de esos diarios del pasado es que eran tolerantes, ad
mitían cartas y colaboraciones de cualquier orientación, por eso no faltan los
defensores de los chinos y las denuncias por las injusticias que los amos come-
tían; y las respuestas a estos defensores. Ocasionalmente, encontramos muy
buena información si es que esos medios de comunicación enviaban a corres-
ponsales a levantar crónicas, como ocurrió con diarios chilenos durante la Gue-
rra del Pacífico, que, felizmente, han sido ya compilados en ocho volúmenes7;
6
“Between 1847 and 1884, roughly 700 vessels made the journey from South China to this region
[…]”. Walton Look Lai, The Chinese in the West Indies, 1806-1995: A Documentary History (Kingston:
The Press University of the West Indies, 1998), 9. La traducción mía es del inglés.
7
Pascual Ahumada, Guerra del Pacífico: Documentos oficiales y demás publicaciones sujetas a la guerra,
que ha dado a la luz la prensa de Chile, Perú y Bolivia, ocho volúmenes (Valparaíso: Imprenta del
Progreso, 1884).
18
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
8
Tales como Hoy, Diario de la Marina, El Siglo o Gaceta de La Habana.
9
En Cuba circularon, hasta la década de 1970, el periódico nacionalista Man Seng Yat Po, el de-
mócrata Hun Men Kon Po y el comercial Wah Man Sen Po.
10
Juan de Arona es el seudónimo de Pedro Paz Soldán y Unanue (1839-1895), poeta, literato y
periodista peruano, creador de las palabras chinógrafos y chinografías: “Los que escriben sobre
chinos” y “Obras escritas sobre chinos”, respectivamente. Estos neologismos, que posteriormen-
te casi no se han utilizado, los hemos retomado en varias ocasiones por su acertado contenido.
19
Prefacio
los cinco días, en varias de las haciendas ya estaban presentes las comisiones
ejecutoras de la ley. De este periodo nos interesa que, dentro de esas propiedades
agrícolas —nada pequeñas y económicamente generadoras de mucha riqueza
durante centurias— quedaron sus archivos, con frecuencia en ambientes espe-
ciales y personal especializado, algunas de ellas con archivalía que se remontaba
al siglo xix, época en la que lo predominante como fuerza de trabajo eran peones
chinos en condición de “contratados” (forma suave de denominar a la semies-
clavitud). Esas toneladas de miles de documentos (correspondencia, contabili-
dad, libros de personal) han sido utilizadas por científicos sociales contemporáneos
(entre los que me incluyo) para construir una muy seria historia sobre los culíes
(término que, por cierto, prácticamente no fue utilizado en el Perú de esa épo-
ca) en labores agrícolas costeñas.
¿Qué sucedió con los latifundios y su documentación durante la Revolución
Mexicana, que se inició en 1910 y continuó como una guerra civil que realmente
alteró las estructuras económicas y sociales? Y en Cuba, ¿se ha utilizado similar
documentación de las propiedades agrícolas donde no hay la menor duda que
hubo culíes11?
En 1963, la Editorial Sudamericana publicó el libro Cuando reinaba su ma-
jestad el azúcar, de Roland T. Ely. En el prefacio, el autor nos cuenta, refirién-
dose a Moses Taylor, quien había hecho fortuna en Cuba en las décadas de 1930
y 1940: “Me encontré con que sus registraciones contables estaban depositadas
en la sala número 3 del sótano de la Biblioteca Pública de Nueva York; allí
aguardaban simplemente que alguien tuviera la paciencia y el tiempo necesarios,
amén del interés natural, para llegarse a ellas”. Esta colección “resultó ser tan
rica en correspondencia de comerciantes y hacendados de la isla” que le sirvió
sustancialmente a Ely para redactar una obra de casi 900 páginas, diez de las
cuales —de la 607 a la 617— están destinadas a los culíes en el trabajo de la caña
en Cuba. Este caso nos clama no solo un milagro sino la importancia de nunca
11
Denise Helly, Idéologie et ethnicité. Les Chinois Macao à Cuba: 1847-1886 (Canada: Les Presses
de Université de Montreal, 1979). Juan Pérez de la Riva, Los chinos culíes en Cuba (La Habana,
Cuba: Editorial de Ciencias Sociales, 2000).
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Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
responder preguntas que emanan por sí solas. ¿Por qué muchos de esos inmi-
grantes se dedicaron al comercio? De culíes pasaron a comerciantes, otros lle-
garon a nuestras costas, trabajaron en cualquier cosa, acumularon y luego se
instalaron tras un mostrador a vender no importa qué; unos más, con capital y
casi recién llegados, ponían sus negocios bajo el asesoramiento de sus paisanos.
Es importante repetir en este prefacio que el mayor aporte que los inmi-
grantes de ultramar han dado y siguen dando a muchos países es el de su activi
dad comercial, de variado tipo y tamaño. Eran y son lo que ahora se denomina
emprendedores. Para poner un negocio hay que ser muy perceptivo en muchos
asuntos: mercado, competitividad, tipo de mercadería que se trajina, caracterís-
ticas y calidad de la clientela y la dimensión de sus bolsillos, normatividad y
factibilidad del cumplimiento, etcétera. No es fácil tener un negocio, cualquiera
sea su dimensión, como vulgarmente se supone. Inmigrantes forzados de África
no mostraron esta disposición y menos los canacas, que impulsivamente fueron
llevados a Perú: los desarrollos de sus economías en sus lugares de origen no
habían evolucionado como para darles conocimientos en momentos de sus vidas
que fuesen libres, sus bagajes no se complementaban en esos lugares a donde,
sin querer, llegaron. Ocurrió lo contrario entre los chinos de Guandong y Fujián,
así como con los inmigrantes japoneses e italianos.
Surgen otras preguntas que no podríamos contestar convenientemente en
tanto no conocemos —a nivel histórico, social y cultural— el mundo de los can
toneses y los fujianenses. ¿Por qué es tan frecuente que no solamente pongan
restaurantes (con su particular y atractiva culinaria), sino que se conviertan en
un fuerte hábito en pobladores de ciertos países? En cambio, en los países ame-
ricanos no ha sido nada intensa la influencia teatral y musical china… ¿porque
es pentafónica o porque conllevan simbolismos que solo ellos entienden? ¿Y
solo se trata en estos ejercicios de arte o también en otro tipo de disciplinas in
telectuales? ¿Cuánto hemos estudiado los chinógrafos a Confucio, Lao Tsé y a
otros filósofos chinos?
Sus lecciones están presentes en la vida de miles de inmigrantes a los que
les han dado cierta coraza y potencialidades de asimilación e integración, capa-
22
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
23
24
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
sobre Perú, aporta a esta obra un prefacio que recuerda las muchas fuentes que
existen para la investigación sobre la diáspora china en las Américas. Asimismo,
el profesor Rodríguez Pastor nos ofrece una nota literaria como complemento
a las investigaciones de este volumen que trazan parte del recorrido de “los
chinos fuera de China” —tal como fue titulado un trabajo publicado en 1893
en La Habana por Federico Ordas Avecilla y que discurría sobre la migración
china—. Este apéndice literario es un cuento que, elaborado sobre la base de
diversas fuentes, reconstruye la vivencia de un chino culí que fue traductor en
juicios en Perú: la historia de Loo Kuang.
Los aportes innovadores de esta publicación permiten, de nuevo, a la serie
Los chinos de ultramar seguir evidenciando las muchas posibilidades de fuentes
—a veces nunca exploradas— y orientaciones de análisis, para continuar avan-
zando en el estudio de esa importante vertiente étnico-cultural de las sociedades
americanas, la asiática y, en específico, la china. Esperamos que el lector aprecie
este esfuerzo de demostrar una vez más que hemos vivido desde siempre en un
mundo de movilidades humanas, que las sociedades son cada vez más multicul-
turales y que el reto constante es darle un lugar digno e igualitario a cada una
de las etnias y culturas que conforman nuestros espacios nacionales.
Los Editores
San José (Costa Rica) y Burdeos (Francia),
mayo de 2021
Capítulo 1.
Chinos culíes a Costa Rica:
actores, propuestas y arribos
en la década de 18501
Ronald Soto-Quirós2
Consideraciones preliminares
1
Este trabajo forma parte de las investigaciones del grupo pluridisciplinario sobre las migracio-
nes chinas a Costa Rica con sede en la Universidad de Costa Rica, premehchi, https://premehchi.
ucr.ac.cr/. Un programa que forma parte hoy de la nueva red de estudios sinológicos de la misma
institución costarricense: Red Académica Latino (e Hispano) Americanista sobre Estudios Sino-
lógicos, http://www.redsinolatina.ucr.ac.cr/. Programa dirigido por los profesores investigadores
Lai Sai Acón Chan y Ricardo Martínez Esquivel.
2
Profesor investigador de estudios ibéricos e iberoamericanos de la Université de Bordeaux e in-
vestigador en historia del centro Recherches Américanistes del laboratorio multidisciplinario
sobre la Península Ibérica y América Latina, ameriber, de la Université Bordeaux Montaigne.
3
Ronald Soto-Quirós, “Nacionalismo, identidad nacional e inmigración en Costa Rica: 1850-1942”,
en Nationalismes et régionalismes. Amériques: modes d’emploi, coord. Michel Feith (Nantes: crini-Uni-
versité de Nantes [Centre International des Langues], 2008), 99-119.
33
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Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
nal. Dentro de esa perspectiva, esta propuesta intenta visibilizar las miradas de
los costarricenses y de otros actores con respecto a la migración china en un
momento preciso del siglo xix.
Por ahora, podemos contar con dos trabajos fundamentales que se focalizan
en la temática específica de la migración china en el siglo xix en Costa Rica:
uno ejecutado como memoria de grado en historia por una costarricense en
1979 y, otro elaborado por un historiador norteamericano y publicado en una
revista internacional en 19914. De igual modo, en los años 1990, una antropó-
loga e historiadora costarricense, concentrada en el estudio del ferrocarril al
Caribe costarricense, aportaba bastante información sobre los chinos llegados
en 1873 y asignados en los campos de trabajo de la construcción de dicho ferro
carril, aunque el tema ya había sido tratado desde los años 1970 en diferentes
publicaciones5. De igual modo, un trabajo sobre la transformación económica
en Costa Rica en el siglo xix y el trabajo chino es publicado en 19986.
En 2008, la antropóloga, hoy profesora emérita de The Catholic University
of America, Lucy M. Cohen, recrea los pormenores de esa primera gran emigra-
ción al país de trabajadores culís desde China en enero de 18737. En 2011, dos
4
Podemos mencionar: Zaida M. Fonseca Herrera, “Los chinos en Costa Rica en el siglo xix”
(Tesis de grado, Licenciatura en Historia, Universidad de Costa Rica, 1979) y, James L. Huesmann,
“The Chinese in Costa Rica, 1855-1897”, The Historian 53, no. 4 (verano de 1991): 711-720.
Zaida M. Fonseca publica un resumen años más tarde: “Las migraciones chinas a Costa Rica en
el siglo xix”, en Historia comparada de las migraciones en América, coord. Patricia Galeana (México:
Universidad Nacional Autónoma de México, [Instituto de Investigaciones Jurídicas, Serie His-
torial de Derecho] IPGJ, 2014), 161-180. También la autora hace una pequeña reseña titulada:
Zaira [sic] Fonseca Herrera, “Los chinos en Costa Rica” publicada en Campus [Universidad Na
cional] [Año XVI] 146 (mayo 2004), http://www.campus.una.ac.cr/ediciones/2004/mayo/
2004mayo_pag17b.html
5
Carmen Murillo Chaverri, Identidades de hierro y humo: la construcción del ferrocarril al Atlántico,
1870-189 (San José, C.R.: Editorial Porvenir, 1995). Véanse los trabajos de la década de 1970:
Jeffrey Casey Gaspar, “El ferrocarril al Atlántico en Costa Rica 1871-1874”, Anuario de Estudios
centroamericanos 2 (1976): 291-344 y Jeffrey J. Casey, “Sección Documental. La inmigración
china”, Revista de Historia 1, no. 1 (1975): 145-165.
6
Herbert Ulloa Hidalgo, “Transformación económica en Costa Rica (siglo xix): la infraestruc-
tura de apoyo y el trabajo chino”, Revista de Ciencias Sociales 82 (diciembre 1998): 64-65.
7
Lucy M. Cohen, “Emigración de chinos de Macao a Costa Rica, 1872-1873”, Revista de Ciencias
Sociales 119 (2008): 39-53, https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/sociales/article/view/10784/10174
35
Chinos culíes a Costa Rica: actores, propuestas y arribos en la década de 1850
8
Respectivamente, véanse: Alonso Rodríguez Chaves, “Los hijos del imperio celeste: una apro
ximación histórica a los 155 años de la llegada de los chinos en Costa Rica”, Anales del Museo de
América 19 (2011): 268-278 y, Alonso Rodríguez Chaves, “Huelga de chinos: el gran conflicto
laboral olvidado de Costa Rica”, Revista Espiga X, no. 21 (enero-junio 2011): 93-108, https://
revistas.uned.ac.cr/index.php/espiga/article/view/1021/935
9
Ronald Soto-Quirós, “Projets of the arrival of Chinese to Costa Rica in the Coolie Era”, en
Chinese Immigration in the Coolie Era: Some Cultural Contributions, ed. Pablo Baisotti (UK: Cam-
bridge Scholars Publishing, 2020), 23-49.
Véase, por ejemplo: Arnold J. Meagher, The Coolie Trade, The Traffic in Chinese Labourers to Latin
10
mente seguida por otros autores. Otros diccionarios de finales del siglo xix pro
ponían definiciones más amplias a propósito del origen del término, pero siempre
evocaban esa relación inherente entre contratar o alquilar y esfuerzo o fuerza12.
Justamente, en esta investigación importa conocer cuáles eran las expec-
tativas con respecto a los chinos culíes13, cómo se fueron definiendo las pro-
puestas o contratos y quiénes fueron los actores que pretendían hacer llegar
esos trabajadores a Costa Rica antes del estudiado grupo que ingresa en enero
de 1873 procedente de Macao. La historia del sistema culí y de los llamados
“chineros” —enganchadores o traficantes de chinos— ha sido relatada en mu-
chas ocasiones para países como Cuba y Perú14. Aquí interesa recrear una parte
12
En 1855, un diccionario indicaba: “Kúli, Coolee, Tam. […] Mal. […] Karn. […] Tel. […] Beng.
[…] H. […] Daily hire or wages: a day labourer, a Cooly: (the word is originally Tamil, whence it
has spread into the other languages: in Upper India it bears only its second and apparently sub-
sidiary meaning: it appears as Culialy, as the term for hired laboures, in Tulava.—Buchanan.)”.
H. H. Wilson, A Glossary or Judicial and Revenue Terms […] of British India (London: Wm. H.
Alland and Co, 1855), 301. Véase también la larga definición: “Cooly”, en George Ripley y Char-
les A. Dana, ed., The American Cyclopædia. A Popular Dictionary of General Knowledge. Volume V.
Code-Demotica (New York: D. Appleton and Company, 1881), 301-306. Otro ejemplo se localiza
en la obra The Century Dictionary de 1895 donde ya el significado incluía otras acepciones: “Coo-
lie, cooly2 (kö’li), n. and a. [Anglo-Ind.; also written coolee, <Beng., Canarese, Malayalam, Telugu,
Tamil, etc., küli, Hind. qūlī, a day-laborer, orig. Tamil, where it means also ‘daily hire’; cf. kūliyāl,
a day-laborer. According to Fallon, orig. Turki qulī; he derives it, in a variant form, koli, from kol,
send. In another view, originally a member of a hill tribe of Bengal, calle Kolis or Kolas, who wer
much employed as laborers and in menial services]. I. n. A name given by Europeans in India,
China, etc., to a native laborer employed as a burden-carrier, porter, stevedore, etc., or in other menial
work: as, chair-coolie, a house-coolie; hence, in Africa, the West Indies, South America, and other
places, an East Indian or Chinese laborer who is employed, under contract, or a plantation or in
other work. […] II. a. Of or pertaining to coolies or a coolie, especially when under contract for
service out of his own country: as, coolie labor; the coolie trade. […] cooly2, n. See coolie.” En: Wi-
llian Dwight Whitney, [prepared under the superintendence of], The Century Dictionary. An En-
cyclopedic Lexicon of the English Language. Volume II (New York: The Century Co., 1895), 1249-1250.
13
Véase en el Anexo No. 1 algunos explicaciones y utilizaciones del término “culí” en castellano.
14
Sobre los “chineros” véase: José Luis Luzon, “Chineros, diplomáticos y hacendados en la Ha-
bana colonial. Don Francisco Abella y Raldiris y su proyecto de inmigración libre a Cuba (1874)”,
Boletín Americanista 39-40 (1989-1990): 143-158 y, Luis Alberto Sánchez, “Los chineros en la
historia peruana”, Cuadernos Americanos [Año 63] 11, no. 2 (marzo-abril 1952): 200-212. Léase
también sobre el famoso personaje en la trata de culíes Tanco Armero: Luz Mercedes Hincapie,
“Pacific Transactions: Nicolás Tanco Armero and the Chinese Coolie Trade to Cuba”, Journal of
Iberian and Latin American Research 16, 1 (2010): 27-41. Igualmente, sobre las contratas y los par
ticipantes en el tráfico y, especialmente, con respecto a Tanco Armero: Hernando Cepeda Sánchez,
37
Chinos culíes a Costa Rica: actores, propuestas y arribos en la década de 1850
de ese proceso en Costa Rica o, dicho de otro modo, situar a este país en la
trama de tráfico de culíes: poner fechas a los intentos de traslado de chinos,
nominar a los intermediarios —en diferentes niveles15— y conocer algo sobre
los resultados.
Dentro de esta perspectiva y focalizados esencialmente en la década de
1850, el trabajo se organiza en cinco tiempos: un primer momento que muestra
la imagen de Costa Rica como un destino de inmigración china; en un segundo
tiempo se exploran las iniciativas de potenciales traslados de chinos al país en
la primera mitad de ese decenio; en una tercera sección nos centramos en las
llegadas efectivas de chinos en la segunda mitad de la década de 1850; en un
cuarto momento, especulamos sobre lo que pudo haber sucedido con estos
primeros chinos —según las fuentes encontradas hasta ahora— y, finalmente,
nos referimos en un quinto momento a una última tentativa conocida para
llevar chinos a Costa Rica.
16
La Gaceta, “Costa Rica y la prensa extranjera”, 12 de julio de 1851, 3.
17
Gaceta del Gobierno de Costa-Rica, “Europa y Costa-Rica”, 13 de abril de 1850, 504. De ahora
en adelante guardamos siempre la ortografía original de todos los documentos originales. Fukien
o Fujian es una provincia en la costa sureste de China.
18
Traducción nuestra. “Chronique d’Orient et des colonies”, Revue de l’Orient, de l’Algérie et des
colonies 7 (febrero de 1850): 121-122. En el original: “Il se fait en ce moment, dans les provinces
méridionales de la Chine, un mouvement extraordinaire d’émigration vers l’Amérique. Les point
vers lesquels se dirigent plus particulièrement les vues des colons chinois, sont la Californie pour
son or, et le pays de Costa-Rica pour l’importance qu’il va nécessairement acquérir par l’ouver-
ture prochaine du canal de Nicaragua, et du chemin de fer de Chagres. / En Californie, les Fo-
39
Chinos culíes a Costa Rica: actores, propuestas y arribos en la década de 1850
kiennois rivaliseront facilement avec les émigrants de race européenne, parce qu’ils sont durs à
la fatigue, tenaces à l’ouvrage et habitués aux privations. Mais pour les émigrants de la province
de Canton, où le climat est tropical, les pays de Costa-Rica est d’autant plus préférable que les
mines d’or n’y manquent pas, et que la communication entre les deux mers augmentera consi-
dérablement la valeur de ces produits naturels. / Jusqu’à présent, aucune compagnie n’a songé à
exploiter en grand l’émigration des Chinois; ce serait pourtant un grand élément de succès pour
les colonies qui, comme Costa-Rica, sont appelés à un grand avenir”.
19
Traducción nuestra. Th. Lavallée, Géographie universelle de Malte-Brun. Tome Sixième (Paris: Fur-
ne et Cie., éditeurs, 1857), 587. En el original: “il a une position unique, qui doit faire un jour de
cette contrée l’entrepôt du monde commercial, le centre naturel des relations entre l’ancien et
le nouveau monde, le chemin le plus direct de la Chine et des grandes Indes”.
20
El Emperador Daoguang, cuyo nombre personal es Min Ning, nació el 16 de setiembre de 1782
y falleció el 25 de febrero de 1850. Asciende al trono el 3 de octubre de 1820, asumiendo el nombre
de Daoguang en 1821 y reina hasta 1850. En: “Daoguang”, https://es.wikipedia.org/wiki/Dao-
guang/. En cuanto al nombre romanizado sería “Daoguang” en hanyu pinyin y “Tao Kuang” o
“Tao Kwang” en Wade-Giles.
40
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
21
Traducción nuestra. ”. Le Moniteur belge. Journal Officiel, “Extérieur. France. —Paris, le 15 avril”,
17 de abril de 1850, 944. En el original : “Des groupes assez nombreux de représentants s’entrete-
naient aujourdhui, de la création du Nouveau journal le Moniteur de Pékin, dont on se passait de main
en main le premier numéro. Ce journal, écrit en langue chinoise, imprimé avec soin, sur beau
papier, a paru, dans la capital, le 1er janvier 1850; il est arrivé en Europe avec la malle de l’Inde”.
22
Traducción nuestra. Paul Dupont, Histoire de l’imprimerie. Tome Second (Paris: Chez Tous le
Libraires, 1854), 221. En el original: “Le 1er janvier 1850, il a paru un nouveau journal, le Mo-
niteur de Pékin, qui s’imprime aux frais des hauts mandarins et qui est envoyé gratis aux fonction-
naires inférieurs”.
23
“Note sur le § XXIX, Chap. 1er.”, Dionysius Lardner, Le Muséum des Sciences et des Arts. Tome
Premier. Traduit par Ach. Genty (Paris: Aux Bureaux de la Science pour Tous, 1857), 259.
24
Traducción nuestra. G. Hugelmann [pour extrait], “Avenir du commerce et de l’industrie belges
(suite)”, Revue de races latines, [5e. année, 58ème. Livraison], 30 de abril de 1861, 435. En el original:
“Le Moniteur de Pékin, journal quotidien de 72 pages, ne coûte que 12 fr. par an”.
25
Traducción nuestra. En el original: “Ce premier número contenait, entre autres actes du gouver-
nement, une ordonnance de l’empereur Tao-Kouang, qui défend toute espèce d’émigration de la
Chine pour la Californie ou l’Etat de Costa-Rica ; on sait que depuis quelque temps de nombreux
navires sont attirés dans les parages de Costa-Rica, par l’espérance d’y recueillir de l’or ou d’y faire
de fructueuses affaires”. Le Moniteur belge. Journal Officiel, “Extérieur. France. —Paris, le 15 avril”,
17 de abril de 1850, 944. Véase también casi la misma información en: “Chronique d’Orient et des
colonies”, Revue de l’Orient, de l’Algérie et des colonies 7 (mayo de 1850): 327.
41
Chinos culíes a Costa Rica: actores, propuestas y arribos en la década de 1850
Ilustración 1.
El Emperador Daoguang (道光)
26
Sobre estos periódicos: “Chronica”, Revista popular III, no. 7 (18 mayo 1850), 55 [Revista Popu
lar: Semanario de Litteratura, Sciencia, e Industria. Terceiro Volumen (Lisboa: Imprenta Nacional,
1850-1851)]; Il Vaglio: Giornale Settimanale [Venecia], “Caccia di notizie”, [Año XIV, no. 17] 27 de
abril de 1850, 135; The District School Journal of the State of New York [Albany], “Chinese Newspa-
per”, septiembre de 1850, 81; “Monthly Record of Current Events”, Harper’s New Monthly Ma-
gazine 1 (junio de 1850): 129 [Harper’s New Monthly Magazine. Volume I. June to November, 1850
(New York: Harper & Brothers, Publischers, 1850)] y, “Miscellaneous/Chinese Newspaper”,
Scientific American [New York] 5, no. 37 (1 de junio de 1850): 290. También la información fue
mencionada en el Weekly National Intelligencer de Washington en una correspondencia de París
con fecha del 18 de abril de 1850: “By the way, a yellow sheet of paper printed in Chinese charac-
ters, circulting actively from hand to hand, was the object of universal attention and curiosity among
the grave ones of the Assmbly. It purported to be a recent number of the Moniteur of Pekin,
brought by the last mail. Among other articles mentioned as contained in it is an imperial edict
forbidding Chinese emigration to California and Costa Rica”, Weekly National Intelligencer, “Our
Paris correspondence”, 18 de mayo de 1850, 1.
42
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
27
Marisela Connelly y Romer Cornejo, China en América Latina. Genésis y desarrollo de sus relaciones
(México, D.F.: Centro de Estudios de Asia y África, El Colegio de México, 1992), 25.
28
Éric Guerassimoff, “Des coolies aux Chinois d’outre-mer. La question des migrations dans les
relations sino-américains (années 1850-1890)”, Annales, Histoire, Sciences Sociales [Annales hs] 69,
1 (enero-febrero 2006): 64-65, https://www.cairn.info/journal-annales-2006-1-page-63.htm
44
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
años se había intentado llevar a cabo el comercio teniendo en cuenta los derechos
de los trabajadores, pero la experiencia había demostrado que esto era práctica-
mente imposible si se quería que el negocio fuera remunerador29.
29
J. C., Thomson, “Historical Landmarks of Macao”, The Chinese Recorder and Missionary Journal
XIX, no. 8 (agosto 1888): 372-373, 375. En el original: “1848-1874. The notorious Coolie Trade
appears to have commenced in the shipment of a hundred and fifty coolies from Amoy to South
Australia in 1848, but soon afterwards grew to great proportions, with Macao as its centre. […]
The coolies are of three classes: prisoners taken in clan fights (of constant occurrence in the
western districts of Kwangtung), and sold to Chinese or Portuguese man buyers; villagers or
fishermen forcibly kidnapped, chiefly by half-castes from Macao; and those tempted by agents
to gamble at licensed establisments, who, on losing, surrender their persons in payment according
to Chinese notions of liability […] The years 1873 and 1874 were marked by the abolition of the
coolie trade at Macao, which since its rise in 1848 had been attended with many atrocieites on
land and sea. During these years attempts had been made to conduct the trade with some regard
for the rights of the laborers, but experience had shown that to do this was practically imposible
if the business were to be made remunerative”.
30
Son muchísimos los estudios en torno al tema culí, sin embargo, podemos citar entre los más
recientes e innovadores trabajos: Benjamin Nicolas Narvaez, “Chinese Coolies in Cuba and
Peru: Race, Labor, and Immigration, 1839-1886” (Dissertation Doctor in Philosophy, The Uni-
versity of Texas at Austin, [August] 2010), https://repositories.lib.utexas.edu/bitstream/hand-
le/2152/ETD-UT-2010-08-1751/NARVAEZ-DISSERTATION.pdf?sequence=1 y, Benjamin
N. Narváez, “Abolition, Chinese Indentured Labor and The State; Cuba, Peru, and the United
States during the Mid Nineteenth Century”, The Americas 76, no. 1 (January 2011): 5-40.
31
Narváez, “Abolition, Chinese Indentured”, 10.
45
Chinos culíes a Costa Rica: actores, propuestas y arribos en la década de 1850
Lo que mas es de desearse en Costa Rica es el jornal barato para poder fomentar
el cultivo del café, el azucar y el tabaco; para cuyo objeto el Gobierno ha tenido
en consideracion varias proposiciones para la importacion de labradores (coolies)
Chinos y de algunos naturales de las Islas Canarias y de Madera32.
32
“Centro America”, Gaceta del Gobierno de Costa Rica, 28 de agosto de 1852, 2. El artículo había
sido publicado en el número 572 del Weekly National Intelligencer de Washington el sábado 10 de
julio de 1852. La versión original en inglés del documento es: “The Great desiderátum in Costa
Rica is cheap labor, in order to increase the culture of coffee, sugar, and tobacco; for which pur-
pose the Government has in consideration different proposals for the importation of Chinese
coolies and natives from the Canary and Madeira Islands”, Weekly National Intelligencer, “Central
America”, 10 de julio de 1852, 8.
33
Fonseca Herrera, “Los chinos en Costa Rica”, 12.
34
Por ejemplo, ver: Edward Cullen, The Isthmus of Darien Ship Canal (London: Effingham Wil-
son, Publisher, 1852), 26-28.
46
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
A pesar de ese retrato negativo que empezaba a propagarse sobre los inmigrantes
chinos, la necesidad de apelar a esta mano de obra se evidencia en Costa Rica
en diversos momentos del decenio de 1850. En mayo de 1854, una revista nor-
teamericana apunta con respecto a este tema: “El gobierno también ha dado a
un inglés una comisión para importar chinos”36. No sabemos exactamente a cuál
proyecto se refiere la publicación, pero es cierto que, en enero de 1852, un
influyente hombre de negocios en el país, Eduardo o Edward Wallerstein, envía
una carta al gobierno sobre las posibilidades de introducir chinos al país37.
Wallerstein residía en Costa Rica desde por lo menos los años 1830, había sido
presidente en los años 1840 de la Sociedad Económica Itineraria —creada en
35
A. M. [Adolphe Marie], “Emigracion”, Gaceta del Gobierno de Costa-Rica, 15 de mayo de 1852,
1-2. Los “Pacaca” eran uno de los grupos de indígenas de Costa Rica. El artículo es de Adolphe
Marie, un francés que llega a Costa Rica en 1848 y que será una figura importante del periodis-
mo costarricense, profesor de francés en la universidad, viceministro de relaciones exteriores
(1852) del gobierno de Juan Rafael Mora Porras y que muere por enfermedad en 1856 durante
la guerra contra los filibusteros. Al respecto de Adolphe Marie: Mario Zeledón Cambronero, “Un
francés en Costa Rica. 1848-1856”, Revista de la Universidad de Costa Rica 32 (1971): 45-93.
Traducción nuestra de: “The government has also given an Englishman a commission to import
36
Chinese.” “Monthly Summary-Neighboring States”, The Graham’s Magazine 54, no. 5 (mayo de
1854): 541.
37
ancr-ah-Hacienda, no. 011915.
47
Chinos culíes a Costa Rica: actores, propuestas y arribos en la década de 1850
38
Algunos autores han mencionado que se trataba de un inglés: “comerciante inglés Eduardo
Wallerstein”, Ricardo Fernández Guardia, La Guerra de la Liga y la invasión de Quijano (San José,
C.R.: euned, 2007), 31. Sin embargo, muchos apuntan que era un alemán o prusiano: “Don
Eduardo Wallerstein, comerciante alemán, establecido en el país”. Felipe Molina, Bosquejo de la
República de Costa Rica, seguido de apuntamientos para su historia (New York: Imprenta de S. W.
Benedict, 1851), 106. Sobre ese origen véase igualmente: Eugenio Herrera Balharry, Los alemanes
y el Estado cafetalero (San José, C.R.: euned, 1988), 138. En otra obra se evoca a los hanoveranos
“George Stiepel y Eduardo Wallerstein”: Ingrid Schulze Schneider, Alemania y América: la lla-
mada del nuevo mundo: 500 años de presencia alemana en América (Madrid: Editorial mapfre, 1995),
285. Sobre este personaje véase de igual modo: Anita Gregorio Murchie, Imported Spices: A Study
of Anglo-American Settlers in Costa Rica, 1821-1900 (San José, C.R: Ministry of Culture, Youth and
Sports, Department of Publications, 1981), 70, 114.
39
Herrera Balharry, Los alemanes, 60.
40
Herrera Balharry, Los alemanes, 59.
48
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Esas negociaciones para traer chinos datan del año 1853 y se dieron entre el
gobierno costarricense y Charles de Cortanze42. El 29 de enero 1853, La Gace-
41
Traducción propuesta en: Moritz Wagner y Carl Scherzer, “Ensayos de colonización”, en Eco
nomía y sociedad en Centroamérica y el Caribe. La mirada de los viajeros, selecc. e introd. Johanna von
Grafenstein Gareis (México: Instituto Mora, 2001), 24. El texto relacionado con los culíes hindués
dice en esa misma traducción: “Casi al mismo tiempo surgió la idea de importar culies hindués
que, como se efectuó en la isla de France, Borneo y Mauricio, debían ser alquilados a los cultiva-
dores nacionales por tres años con un jornal de ocho o diez dólares mensuales; vencido este
plazo podían escoger entre la repatración gratuita o un terreno regalado para establecerse. El
empresario, mister Cauty, pidió al gobierno un adelanto de 20 000 dólares para ejecutar su pro-
yecto, comprometiéndose a importar gratuitamente a 400 coolies”. Wagner y Scherzer, “Ensayos”,
24-25. Otra traducción en: Moritz Wagner y Carl Scherzer, La República de Costa Rica en Centro
América. Traducción del alemán por el Profesor Jorge A. Line, asesorado por el Dr. Ernesto J. Wender y
del Prof. José Dávila Solera (San José, C.R.: Imprenta Lehmann, 1944, 210. Véanse los textos en la
obra original: Moritz Wagner y Carl Scherzer, Die republik Costa Rica in Central-Amerika: mit
besonderer berücksichtigung der naturverhältnisse und der frage der deutschen auswanderung und colo-
nisation. Reisestudien und skizzen aus den jahren 1853 und 1854 von dr. Moritz Wagner und dr. Carl
Scherzer (Leipzing: Arnoldische buchhandlung, 1856), 336-337. El nombre mencionado en el
original es en efecto: “Courtans”.
Fonseca Herrera apunta “Charles Corteaure”. Fonseca Herrera, “Los chinos en Costa Rica”, 12.
42
En otra de sus publicaciones recientes, Fonseca Herrera indica más bien “Couture”. Véase: Zai-
49
Chinos culíes a Costa Rica: actores, propuestas y arribos en la década de 1850
da M. Fonseca Herrera, “Las migraciones chinas a Costa Rica en el siglo xix”, 163. La grafía
correcta es “Cortanze”.
43
Carlos Luis Fallas Monge, El movimiento obrero en Costa Rica 1830-1902 (San José, C.R.: euned,
1983), 208. Citado también por: Alonso Rodríguez Chaves y Marlene Loría Chaves, “Los inmi-
grantes chinos dentro de la comunidad costarricense (1870-1910)” (Tesis de Licenciatura en
Historia, Universidad de Costa Rica, 2000), 137.
44
Fonseca Herrera apunta “Charles Corteaure, supuestamente francés”. Fonseca Herrera, “Los
chinos en Costa Rica”, 12.
45
Véase en un directorio sobre China, Japón y Filipinas de 1865 la lista de compañías de nave-
gación a vapor: The Chronicle and Directory for China, Japan and the Philippines for 1865 (Honkong:
Compiled, Printed, Published, and Sold at the “Daily Press” Office, [1865]), 213. En otro direc-
torio de navegación de 1870 publicado en Birmignham se menciona entre los “French Mail
Steampships” a la “Compagnie des Services Maritimes des Messageries Imperiales [Overland
Route to India, China, Japan, Reunion, Batavia, and Mauritius] y como agente en Shanghái a “M.
Charles de Cortanze”. The Brokers’ Guide and Shipping Directory of Merchant Shippers, Brokers, [etc.]
(Birmingham: Printed and Published by James Upton, Baskerville Steam-Printing and Publis-
ching Works, 1870), 55. Imaginamos que se trata del mismo personaje que es consignado como
fallecido el 7 de abril de 1865 en China. “CORTANZE. — On the 7th April, at Shangai, Charles
de Cortanze, agent of the Messageries Imperiales Company, aged 37 ans”. Véase: “Births, Marria-
ges, and Deaths”, The London and China Telegraph [London] VII, no. 174 (27 de mayo de 1865): 287.
50
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
los varios hacendados y tengo hoy el día de comunicar […] La suscripción está
completa […] pues cuenta dos cientos y tres (203) hombres […] el precio de los
chinos […] ha de ser de noventa (90) pesos por hombre46.
46
ancr-ah-Gobernación, no. 008405, ff. 5-5v.
47
ancr-ah-Gobernación, no. 008405, ff. 5v-6.
48
ancr-ah-Gobernación, no. 008405, f. 6v.
49
Fonseca Herrera, “Los chinos en Costa Rica”, 12-13.
51
Chinos culíes a Costa Rica: actores, propuestas y arribos en la década de 1850
ancr-ah-Hacienda, 011915, f. 14. En la carta aparece: “San José el 17 de enero de 1852”. Sin
50
embargo, suponemos que se trata de un error pues la propuesta de Cortanze es de enero de 1853.
51
ancr-ah-Hacienda, 011915, f. 14.
52
ancr-ah-Hacienda, 011915, ff. 14-14v.
53
Sobre el personaje, véase: Ronald Soto-Quiros, “Victor Herran et la promotion d’un projet
pour le Costa Rica (1849-1854)”, en De l’émigration en Amérique latine à la crise migratoire: histoi-
re oubliée de la Nouvelle Aquitaine xixe-xxie siècle, dir. Isabelle Tauzin-Castellanos (Pau: Cairn,
2021), 129-148.
52
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
pañía— indica en una carta de abril de 1853: “Herrand [sic: nuestro] no a[sic]
ayudado a que este proyecto se de y pide mejoras para seguir el proyecto de
colonizacion además que pide permiso para traer chinos a trabajar”54.
De esta manera, según Lizama Oliger, la petición de llevar chinos a Costa
Rica se hace en cuatro ocasiones —tres veces en 1853 y una vez en 1855— y el
mismo G. Lafond explica en 1855: “será preciso que el gobierno nos autorice
a traer chinos, sea de la China sea de Sincapour [sic]”. Lafond agrega: “Su agente
en Sincapour [sic] puede traer chinos al precio de 4 o 5 pesos mensuales des-
contándoles después el pasaje. El señor Almeida es su agente y serían 200 a 300
chinos que además son muy buenos artesanos, y que cuando reúnan la plata los
harían traer”55. Con respecto al mencionado Almeida, suponemos que se trataba
de un representante de la “MM. Jose d’Almeida and sons”, una compañía por-
tuguesa creada en Singapur56.
José José d’Almeida Carvalho e Silva (1784-1850), un portugués nacido en
São Pedro do Sul, había trabajado como cirujano para la marina, pero en 1824
sale a trabajar a Macao y Calcuta y, luego, se asienta en Singapur. En este último
territorio se constituirá en uno de los principales comerciantes europeos y en
una de las figuras prominentes. J. J. Almeida fallece el 17 —o el 27 según ciertas
fuentes— de octubre de 1850 y la compañía es delegada a dos de sus hijos. J. J.
d’Almeida había tenido una prole significativa de hijos, unas fuentes hablan de
l5 y otras de 20. Uno de ellos toma demasiados riesgos en el negocio y el otro
se muestra muy cauteloso y la compañía es declarada en quiebra en 186457. Uno
54
Rodrigo Antonio Lizama Oliger, “Las relaciones franco-costarricenses de 1848 a 1860 desde
la perspectiva de la diplomacia costarricense” (Tesis de Licenciatura en Historia, Universidad de
Costa Rica, 2014), 114.
55
Lizama Oliger”, “Las relaciones”, 107, 114, 172.
56
Véase, por ejemplo, un informe del cónsul general de Bélgica en Singapur —D’Egremont—
escrito el 25 de marzo de 1857 menciona entre las principales casas europeas de comercio en
Singapur a esta empresa portuguesa. Royaume de Bélgique, Recueil Consulaire. Tome Troisième.
Année 1857 (Bruxelles: H. Tarlier, éditeur, 1857), 559.
Justin Corfield, Historical Dictionary of Singapore, New Edition [Historical Dictionaries of Asia,
57
Oceania, and the Middle East, No. 77] (Laham, Toronto, Plymouth, Uk: The Scarecrow Press,
53
Chinos culíes a Costa Rica: actores, propuestas y arribos en la década de 1850
Fuente: Retrato de G. Lafond 1844 por Demoussy y grabado en 1845 por Gustave Levy en: Gabriel
Lafond de Lurcy, Voyages autour du monde et naufrages célèbres. Voyages dans les Amériques (Paris:
Administration de librairie, 1843), [en guarda anterior] e ilustración de Victor Herran en, The Illustrated
London News, “Señor Don Jean Victor Herran, Honduras Plenipotentiary”, 30 de julio de 1856, 10.
Inc., 2011), 74-75. Sobre Almeida también ver: Eng Chuan Ong, “Jose d’Almeida”, SingaporeIn-
fopedia (2005), https://eresources.nlb.gov.sg/infopedia/articles/SIP_102_2005-01-18.html
58
Lucy M. Cohen, “The Chinese of the Panama Railroad: Preliminary Notes on the Migrants
of 1854 who ‘failed’”, Ethnohistory 18, no. 4, (otoño de 1971): 309-320.
54
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
59
Ramón Arturo Mon Pinzón, “La migración china a Panamá”, en Europa, Asia y África en Amé-
rica Latina y el Caribe, migraciones “libres” en los siglos xix y xx y sus efectos culturales, coord. Birgitta
Leander (México, Madrid, Buenos Aires, Colombia: Siglo Veintiuno editores/unesco, 1989),
249-250.Véase la tesis de 1979 de Mon Pinzón: Ramón Arturo Mon Pinzón, “Historia de la
migración china durante la construcción del Ferrocarril de Panamá” (Tesis para optar para el
grado de Maestría en Estudios de Asia y África del Norte con Especialización en China, El
Colegio de México, Centro de Estudios de Asia y África del Norte, 1979). Retomado por autores
como: Lok C. D. Siu, Memories of a Future Home. Diasporic Citizenship of Chinese in Panama (Stan-
ford, Ca.: Stanford University Press, 2005), 38-39.
Véase: Eddy Kühl Arauz, Nicaragua: historia de inmigrantes (Managua: Editorial Hispamer, 2007),
60
64. También: Karl Ritter von Scherzer, Travels in the Free States of Central America: Nicaragua,
Honduras, and San Salvador, Volumen 1 (London: Longman, Brown, Green, Longmans, & Roberts,
1857), 5, 21.
61
USA Congress, Production and Consumption of Coffee, etc. Message from the President of the United
States, transmitting A Report from the Secretary of State, with Accompagnying Papers, Relative to the
Proceedings of the International Congress for the Study of the Production and Consumption of Coffee, etc.
December 10, 1902.—Read; referred to the Committee on Agriculture and Forestry and ordered to be
printed [57th Congress, 2d. Session. Senate, Document No. 35.] (Washington: Government Printing
office, 1903), 218. En el documento también aparece el informe en inglés y señala: “Coolies were
imported in 1854”, 79. El informe está firmado por Mariano Montealegre, J. Cararranza [sic.]
H., J. T. Echeverría, Federico Tinoco y Man. González (Director General de Estadística) y fue
transmitido por los delegados M. González y J. B. Calvo, Ministro de Costa Rica en Washington.
55
Chinos culíes a Costa Rica: actores, propuestas y arribos en la década de 1850
62
Fonseca Herrera, “Los chinos en Costa Rica”, 13-14; Huesmann, “The Chinese in Costa Rica”,
715. En 1979, Fonseca es la primera autora en mencionar esta llegada.
63
No sabemos si este bergantín tiene alguna relación con la familia marsellesa Rostand que fundó
una compañía de barcos a vapor creada en 1845 por Bruno y Albert Rostand. Véase: Marie-Françoi-
se Bernero-Couvenhes, Les messageries maritimes. L’essor d’une grande compagnie de navigation
française, 1851-1894 (Paris: Presses de l’Université Paris-Sorbonne, 2007), 56-59.
64
Díficil saber cual era el apellido exacto pues las fuentes muestran diversas versiones. Véase: “Junio
15. —Bergantin sardo Rostand, á cargo de su capitan D. Francisco Morice, procedente de San
Juan del Sur, en lastre”. Boletín oficial, “Movimiento marítimo”, 21 de junio de 1856, 700. En 1855,
un periódico de Costa Rica indicaba: “Bergantin Sardo Rostand de 18 toneladas, procede de la
Union. Su capitan Maurile”. Boletín oficial, “Movimiento marítimo”, 1 de setiembre de 1855, 72.
También en 1858: “Mayo 3.— Bergantin sardo Rostand, su capitan Francisco Morise, proceden-
te de Realejo, en 6 dias. Cargamento: cueros, palma, y sal: tiene 9 hombres de tripulacion”.
Crónica de Costa Rica, “Movimiento marítimo”, 1 de setiembre de 1855, 5 de mayo de 1858, 4.
En un periódico salvadoreño se habla de “Bergantin Sardo “Rostand” y del capitán “D. Francis-
co Moise”, La Gaceta [E.S.], “Movimiento marítimo”, 20 de enero de 1854, 4. En otro documen-
to también se menciona “Bergantin Sardo “Rostand” del porte de 18 toneladas procedente de
Puntarenas al mando de su capitan Don Francisco Moise, con sal del País”, La Gaceta [E.S.],
“Movimiento marítimo”, 7 de abril de 1854, 4. Véase una entrada en el puerto de la Unión en El
Salvador: “Marzo. 30. —Bergantin Sardo “Rostand” del porte de 181 toneladas procedente del
Realejo al mando de su Capitan Don Francisco Moise. Cargamento: sal del Perú, cueros de res
y palo de brasil”, La Gaceta [E.S.], “Movimiento marítimo”, 14 de abril de 1854, 4. Aunque tam-
bién se hablaba en el mismo periódico de la “Polacra Sarda “Rostand” y de su capitán “el Sr.
Francisco Mónico”, La Gaceta [E.S.], “Movimiento marítimo, 13 de enero de 1854, 4.
56
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Como indica el parte marítimo, los trabajadores asiáticos iban dirigidos a una
hacienda en la península de Nicoya: la hacienda Lepanto. Dicha propiedad
perteneció en una época al general salvadoreño José María Cañas Escamilla66.
El alemán Carl Scherzer relata que llega el 12 de enero de 1854 a la “hacienda
de Lepanto […] que también se llama Punta de Tierra” en compañía de su
dueño el “Gobernador de Puntarenas, José María Cañas”, “situada al Suroeste
de Puntarenas, en una pequeña revuelta del Golfo”, que abarca “una [sic] área
enorme”, especialmente fértil para “el cultivo del banano, la caña, el cacao, el
maíz, frijoles, arroz, piña, cocos y para pastos” y que enfrentaba el problema de
“falta de brazos” mediante la “importación de maquinaria”67.
La hacienda había sido vendida al general Cañas por el importante comer-
ciante español de origen catalán Francisco Giralt Puli68. Giralt Puli y Cañas
65
Boletín oficial, “Movimiento marítimo”, 23 de mayo de 1855, 384. Véase la carta al Ministro de
Hacienda, Guerra y Marina del 22 de mayo de 1855 dirigida por J. B. de Yriarte de la Capitanía
del Puerto de Puntarenas sobre la legada Puntarenas de “trenta [sic] y dos chinos para la Hda.
de Lepanto”, ancr-ah-Guerra y Marina, no. 004659, f. 68.
66
José María Cañas Escamilla (1809-1860) era un destacado empresario que ocuparía cargos
como funcionario administrativo y como hombre de Estado: Administrador en la Aduana de Pun-
tarenas, Intendente General del Estado, Ministro de Hacienda y Guerrra en el gobierno de José
María Castro Madriz, Gobernador, Comandante de Puerto en Puntarenas y Ministro plenipoten-
ciario. También sería un destacado partícipe en la guerra centroamericana contra las fuerzas del
filibustero William Walker (1856-1857) y moriría fusilado en Puntarenas tras colaborar con su
cuñado, Juan Rafael Mora Porras, en una expedición por recobrar el poder en Costa Rica. Véase:
Rafael Obregón Loría, “Mora y Cañas: su vida y destino”, Revista Comunicación [Año 31] 19 [edición
especial] (2010): 5-16, https://revistas.tec.ac.cr/index.php/comunicacion/article/view/941/851 y,
Emilio Gerardo Obando Cairo, “Mora y Cañas en familia”, Comunicación [Año 31] 19 [edición
especial] (2010): 28-43, https://revistas.tec.ac.cr/index.php/comunicacion/article/view/944/854
67
Moritz Wagner y Carl Scherzer, La República de Costa Rica en Centro América [Traducción del
alemán por Jorge A. Lines, asesorado por Ernesto J. Wender y José Dávila Solera] Segundo Tomo (San
José, C.R.: Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes, Departamento de Publicaciones, 1974
[1856]), 183-184, 187-188, 198. Otra fuente indica que Cañas producía en esta propiedad espe-
cialmente “caña de azúcar, plátanos y madera”, Obregón Loría, “Mora y Cañas”, 9.
68
En una biografía transaccional de la familia de Francisco Giralt Puli se indica que su testamento
del 27 de setiembre de 1855 menciona: “El mismo poseía la hacienda del Lepanto en Puntarenas
57
Chinos culíes a Costa Rica: actores, propuestas y arribos en la década de 1850
que vendió en 4.000 pesos al General José María Cañas”. Véase: Lowell Gudmundson, “Apuntes
para una historia de la ganadería en Costa Rica, 1850-1950”, Revista de Ciencias Sociales 17-18
(1979): 84. Giralt Puli junto a Buenaventura Espinach Gual, los dos residentes en Cartago, era
uno de los más importantes comerciantes en el período inicial del auge cafetalero en Costa Rica
y fue minero, maderero, cafetalero con haciendas, tratante de tabaco, cañero y ganadero. Murió
a los 55 años en 1855. Véase: Lowell Gudmundson, Costa Rica antes del café. Sociedad y econonomía
en vísperas del boom exportador (San José, C.R.: euned (Editorial Universidad Estatal a Distancia,
2010), 102; Gudmundson, “Apuntes para una historia de la ganadería”, 84.
69
R.C.R, Colección de las leyes, decretos y órdenes expedidos por los Supremos Poderes Legislativo y Eje-
cutivo de Costa-Rica en los años de 1851, 1852 y 1853. Tomo XII (San José, C.R: Imprenta de la Paz,
1868), 228-230, 296-298. En la primera resolución se menciona “Gernshein” y en la segunda
“Gernsheim” (con “m” al final).
70
Fonseca Herrera, “Los chinos en Costa Rica”, 13.
58
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
en 8.000 pesos. La propiedad se concedió a Giralt por cultivo, bajo los términos
de denuncios en baldíos” 71.
En los archivos hemos podido localizar dicha compraventa72. Mayer parece
estar todavía presente en Lepanto en 1859. Entre la correspondencia del poeta e
historiador estadounidense Mirabeau Buonaparte Lamar (1798-1859) —quien
había sido entre 1838 y 1841 el segundo presidente de la República de Texas, en
1857 enviado extraordinario en Nicaragua y ministro de Estados Unidos en Ni-
caragua y Costa Rica en 1858— se encuentra una carta del 28 de junio de 1859
de la parte de F. Mayer de “Lepanto” al general Lamar que estaba instalado en el
Hotel Americana de “Punta Arenas” y de visita en Costa Rica. En la carta se
menciona también a Becker73. O sea, es presumible que en el momento de la
llegada de los chinos la hacienda Lepanto no perteneciera al general Cañas.
Un segundo grupo de chinos ingresa por el mismo puerto siete meses más
tarde, en diciembre de 1855. La información pertinente a esta entrada es la
71
Gudmundson, “Apuntes para una historia de la ganadería”, 84. Encontramos a un Carlos Ma-
yer que era un médico procedente de Suiza. El Marqués de Lafayette Hine era un médico esta-
dounidense nacido en Cairo (Nueva York) en abril de 1823. Llega a Costa Rica en 1850. Fue el
primer cónsul de Estados Unidos en Costa Rica. Sirve como representante primero en San Juan
del Norte (Greytown) y después en San José. Muere en San José el 8 de enero de 1866 (o 1867
según la fuente). Edmundo Becker —Gudmundson apunta “Beker” (sin “c”)— fue un químico
alemán que trabajó como docente. Mauricio Gernshein —Gudmundson señala “Guernsehin”—,
según una resolución del Ministerio de Hacienda y Guerra del 18 de marzo de 1853, recibe el
privilegio exclusivo por el término de dos años —a partir del 1 de enero de 1854— para la ex-
portación de ostras en el “Golfo de Puntarenas”. Sobre Mayer y Becker, véase: Luis Felipe
González, Historia de la influencia extranjera en el desenvolvimiento educacional y científico de Costa
Rica (San José, C.R.: Imprenta Nacional, 1921), 39-40 y 66. Sobre Lafayette Hine, ver: González,
Historia de la influencia, 40, 43 y, David Schavit, The United States in Latin America: A Historical
Dictionary (New York, et. al.: Greenwood Press, 1992), 165. Sobre Gernshein, véase: R.C.R.
Colección de las leyes…1851, 1852 y 1853, 230-231; Murchie, Imported Spices, 122-124, 331.
72
Véase también la escritura de la compraventa con fecha del 16 de febrero de 1855 de la hacienda
Lepanto en Cabo Blanco que otorga Francisco Giralt a José Mayer, Marquis L. Hine, Mauricio
Guernsehin y Eduardo Beker. En ancr-ah-lych, no. 000822, tomo 003, folio 006. Juzgado Civil de
Primera Instancia de Puntarenas. Con fecha de 21 de setiembre de 1857, hay un denuncio de un te-
rreno en Punta de Cera en Lepanto de Puntarenas hecho por Fernando Estreber como apoderado
de José Mayer. ancr-ah-csj-jcad-expdentm, no. 003916, Juzgado Contencioso Administrativo.
73 “No. 2770. F. Mayer to Lamar”, en Charles Adams, Guilick, Katherine Elliot, Harriet Smither
y Winnie Allen, ed. The Papers of Mirabeau Buonaparte Lamar. Vol. V (Austin, Texas: A. C. Baldwin,
printers, 1921), 426.
59
Chinos culíes a Costa Rica: actores, propuestas y arribos en la década de 1850
74
Boletín oficial, “Movimiento marítimo”, 29 de diciembre de 1855, 304. En 1856, se indica: “Abril 25.
—Pailebot Neo-Granadino Josefa, procedente de Acajutla á cargo de su Capitan Don Romualdo
Yela: cargamento cuertos y concha, en tránsito para Panamá”. Boletín oficial, “Movimiento marí-
timo”, 3 de mayo de 1856, 430. En julio de 1857, el capitán del Josefa era “J. T. Pallerson”. Boletín
oficial, “Movimiento marítimo”, 2 de julio de 1856, 708. El capitán del pailebot “Josefa” en 1858
era el “Capitan Narciso Ribera”. Gaceta oficial [Bogotá], “Corte Suprema de la Confederación”, 3
de enero de 1859, 1.
75
Christine Boving, Deutsche Personennamen in Costa Rica (Frankfurt am Main: Peter Lang, 1986), 289;
Luko Hilje Quirós, La bandera prusiana ondeó en Angostura (San José, C.R.: ice, 2020), 15.
76
Hilje Quirós, La bandera prusiana ondeó.
77
Fonseca Herrera, “Los chinos en Costa Rica”, 14.
78
Boletín oficial, “Aviso interesante”, 13 de junio de 1855, 405.
60
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
79
Boletín oficial, “Movimiento marítimo”, 24 de julio de 1855, 28.
Sobre la llegada Panamá y el objeto de contratación de Bülow se publica un aviso en el Pana-
80
meño del 15 de agosto de 1855. Boletín oficial, “Istmo de Panamá”, 19 de setiembre de 1855, 91.
81
Boletín oficial, “Movimiento marítimo”, 29 de diciembre de 1855, 304.
82
Boletín oficial, “El vapor Emilia”, 29 de diciembre de 1855, 302.
83
Boletín oficial, “El vapor Emilia”, 29 de diciembre de 1855, 302. En otro documento que habla
del vapor hamburgués y de la subvención que ofrece el gobierno costarricense para dar “privile-
gios y una subvención de 80,000 pesos en diez años, por el establecimiento de una línea de va-
pores entre los puertos que media desde Panamá á San José de Guatemala, tocando siempre en
Punta-Arenas” se menciona a los señores “Riench y Schascht”. Boletín oficial, “Revista quincenal”, 9
de enero de 1856, 316. En un documento de marzo de 1856 se indican “Adolfo Riench” y “Au-
gustin Scheehk”. Boletín oficial, “Movimiento marítimo”, 27 de marzo de 1856, 394.
61
Chinos culíes a Costa Rica: actores, propuestas y arribos en la década de 1850
Es muy posible que hayan llegado a Costa Rica otros chinos con anterioridad
o después de 1855. Asimismo, es muy probable que esos 38 “operarios” o “traba
jadores” que venían en el navío con Bülow fueran también chinos. Si así fuera,
no serían 77 chinos que llegaron en 1855, sino más bien 115. En 2006, un autor
indicaba: “En 1855 aparecen en Costa Rica los primeros 77 chinos quienes
trabajan en una hacienda de Guanacaste. No se sabe nada de ellos a posteriori”84.
Como hemos visto algunos parece que algunos se dirigieron a la Península de
Nicoya, pero no todos. Lo que es cierto es que hasta hoy no sé sabe exactamen-
te qué sucedió con todos estos chinos llegados durante 1855.
84
Róger Martínez, “Limón y sus características etno-culturales”, WANI 44 (2006): 51.
62
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Como la hacienda La Pacífica estuvo en manos del presidente José María Cas-
tro Madriz (1818-1892)86 durante los años 185087, es viable que en ésta haya
85
Miguel Salguero, Caminos y veredas de Costa Rica. Tomo II (San José, C.R.: euned, 2007), 313.
86
Presidente del Estado de Costa Rica entre mayo de 1847 y agosto de 1848, primer presidente
de la República entre el 31 de agosto y el 15 de noviembre de 1849 y quinto presidente entre
mayo y noviembre de 1866.
87
Con respecto a esta hacienda, dos autores indican: “Es muy probable que la hacienda “La
Pacífica” la fundara y le pusiera el nombre el Dr. José María Castro Madriz, ex presidente de
Costa Rica, dado que su esposa se llamó Pacífica Fernández Oreamuno.” Manuel Benito Chacón
Hidalgo y Elisa Carazo de Flores, Boletos de café de Costa Rica (San José, C.R.: Fundación Museos
del Banco Central de Costa Rica, 2006), 113. Como indica Sáenz Carbonell, Castro Madriz se
dedicó al cultivo del café, tanto en tierras suyas como de la herencia de su esposa y la familia
llegó a poseer tres importantes haciendas cafetaleras en las vecidandes de Desamparados, llama-
das La Quesera, La Pacífica y La Constancia y una hacienda ganadera en Guanacaste, denominada
Paso Hondo. Sáenz Carbonell apunta igualmente que, en agosto de 1851, hostigado por el gobierno
de Juan Rafael Mora Porras, se retira a su hacienda La Pacífica. Finalmente, el mismo autor seña-
la que en 1857, cuando Castro Madriz fue expulsado en 1856 y se trasladó a Guatemala por un
tiempo considerable, la esposa de Castro Madriz, Pacífica Fernández Oreamuno, “tuvo que arren-
dar la hacienda Pacífica en Desamparados para hacer frente a las deudas de la familia” [página 26]:
Jorge María Castro Madriz, Discursos y otras páginas del fundador de la República. Compilación y edición
de Jorge Francisco Sáenz Carbonell (San José, C.R.: Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto de
63
Chinos culíes a Costa Rica: actores, propuestas y arribos en la década de 1850
una hacienda de caña en el ojo agua con sus semovientes, máquinas, utensilios y
demás pertenencias […] con varios potreros y cañales cuyo tamaño y linderos se
ignora que está sitio en San Rafael y se llama del Ojo de de Agua, tiene una casa
buena de dos pisos y otra al norte de la anterior de un solo piso; al norte de estas
dos casas otra casa con dos máquinas de dulce de azúcar y una galera para peones
(…) docientas [sic: del original] cincuenta y ocho cabezas de ganado vacuno de año
a arriba. Ciento seis bueyes. Noventa y siete cabeza [sic: nuestro] de ganado caba-
llar de año arriba89.
No obstante, no podemos saber con certeza si entre esos peones que trabajaron
en la propiedad de Mora Porras se encontraban individuos de origen chino. En
Costa Rica, Instituto del Servicio Exterior Manuel María Peralta, 2018), Serie Manuel María de
Peralta, no. 5, 17-16, 26, 69.
88
Marco T. Fonseca, “El sauce”, Revista de agricultura XXVIII (julio-agosto 1966): 213.
Franklin J. Alvarado Quesada y Vinicio Méndez Mora (Guión científico de la exposición), Juan
89
Rafael Mora: el hombre y el gobernante: exposición documental al Archivo Nacional de Costa Rica, 2014/
Curaduría general de Maureen R. Herrera Brenes (San José, C.R.: Junta Administrativa del Archivo
Nacional, 2014), 14-15. Se trataba de San Rafael de Alajuela.
64
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
90
Murchie, Imported Spices, 184.
91
Véase: “En 1869 don Robert Ross Lang, un inmigrante de procedencia inglesa, adquirió la
propiedad que incluye lo que actualmente es el Centro de Conservación Santa Ana. La Familia
Ross aprovechó el trapiche en la finca para procesar la caña de azúcar, tradición que fue conti-
nuada por sus descendientes.” En “Museo Histórico Agrícola de Santa Ana en Costa Rica”, en:
“Costa Rica Infol Link” (blog), 10 de julio de 2009, https://costaricainfolink.com/es/museo-his-
torico-agricola-de-santa-ana-en-costa-rica/ y Maritza Cartín, “Antigua Hacienda La Lornessa,
Santa Ana. Hoy Centro de Conversación de Santa Ana, 1751-1800”, en “Mi Costa Rica de Anta
ño” (blog), 17 de enero de 2018, https://micostaricadeantano.com/2018/01/17/antigua-hacien-
da-la-lornessa-santa-ana-hoy-centro-de-conservacion-de-santa-ana/ y The Tico Times, “Santa Ana
history: Was this Spain’s first town in the Central Valley”, 7 de julio de 2016, https://ticotimes.
net/travel/santa-ana-history
92
Murchie, Imported Spices, 184.
93
Traducción nuestra. Murchie, Imported Spices, 187. En el original: “To the north of the casona
were the servant’s quarters where, at one time, a group of 12 Chinese laborers lived. They had
been hired to work in the sugar mill and had probably come up to the Central Plateau from the
Limón area after leaving their work on the northern railway. Evidently the Chinese continued
65
Chinos culíes a Costa Rica: actores, propuestas y arribos en la década de 1850
Miguel Salguero también indica en uno de sus ensayos que “en la casa de lo
señores Ross, en Santa Ana […] a la par de la residencia de los patronos estaba
otra en la cual habían mantenido a chinos esclavos”94. Los chinos de la hacien-
da de Ross, si la propiedad fue adquirida en 1874, con mucha probabilidad
provenían más bien de las ventas de contratos de los chinos culís llegados a
Puntarenas en enero de 1873 desde Macao y, por ende, no se trataba de los
chinos llegados en 1855.
Además de la posibilidad de trabajo de estos chinos del primer arribo en
los trabajos de obras públicas y en las haciendas del Valle Central y en la ha-
cienda Lepanto de la península de Nicoya, también podemos suponer que al-
gunos colaboraron con los costarricenses en las batallas contra las fuerzas
norteamericanas lideradas por el filibustero William Walker95. Finalmente, es
factible que algunos murieran víctimas de la epidemia de cólera que desató por
todo el país en 185696. De 112.000 habitantes con que contaba Costa Rica en
ese momento, alrededor de un 10% murió a raíz de la epidemia97.
their gambling and opium smoking habits in their free time, but their standar of work perfor-
mance was very high.” Cursiva original.
94
Salguero, Caminos y veredas de Costa Rica, 313
95
Los costarricenses que participaron en el Congreso Mundial por la Paz de Pekín en 1952, “a
nombre de Centroamérica, reconocieron a China como un ejemplo en la búsqueda de la paz
mundial y le presentaron una medalla a los chinos que apoyaron la Campaña de 1856-1857”.
¿Ese apoyo se refería a los chinos que habían llegado al país en 1855? Esto es referido en un
texto de la nieta de uno de esos costarricenses, la intelectual, artista y folklorista Emilia Prieto
Tugores. En: Liana Babbar Amighetti, “Emilia Prieto y el movimiento por la Paz en Costa Rica”,
elmundo.cr, 18 de diciembre de 2020, https://www.elmundo.cr/opinion/emilia-prieto-y-el-movi-
miento-por-la-paz-en-costa-rica/ Agradecemos a David I. Ibarra Arana por recordarnos esta fuente.
96
Ana María Botey Sobrado, “La epidemia del cólera (1856) en Costa Rica: una visión de largo
plazo”, Diálogos. Revista electrónica de historia 9 [número especial, 9° Congreso Centroamericano
de Historia, Universidad de Costa Rica] (2008): 345-377, https://revistas.ucr.ac.cr/index.php/
dialogos/article/view/31155
97
Carlos Arguedas Chaverri y José Ma. Barrionuevo Montealegre, “El cólera morbus y la Cam-
paña Nacional de 1856-1857”, Acta Médica Costarricense 25 [supl.] (1982): 49. Datos más precisos
sobre las muertes: Germán O. E. Tjarks, Flora María Fernández Solera, Julio César Espinoza
Guadamuz y Edwin González Salas, “La epidemia del cólera de 1856 en el Valle Central: análi-
sis y consecuencias demográficas”, Revista de Historia 3 (julio-diciembre 1976): 81-129.
66
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
98
República de Costa Rica, Censo general de la República de Costa-Rica (27 de noviembre de 1864)
(San José, C.R.: Imprenta Nacional, 1868), 67.
99
República de Costa Rica, Censo general de... 1864, 61.
Juan Espinosa, Diccionario para el pueblo republicano democrático, moral, político y filosófico (Lima:
100
The Statutes of The United Kingdom of Great Britain and Ireland, 18 & 19 Victoria. 1854-5 (London:
Printed by Her Majesty’s Printers, 1855), 473-481. Sobre esta legislación, sus enmiendas e in-
consistencias, véase: Sze Hang Choi, The Remarkable Hybrid Maritime World of Hong Kong and the
West River Region in the Late Qing Period (Leiden; Boston: Brill, 2017), 177-178.
67
Chinos culíes a Costa Rica: actores, propuestas y arribos en la década de 1850
Son todavía las dos provincias de Kouang-Tong et Fo-Kienn que, solas, proveen
colonos y labradores a las posesiones europeas en Asia, Perú, América Central,
Demerara [antigua colonia neerlandesa], Cuba, en las minas de oro de California
y de Australia, y, en último lugar, en Brasil.
El descrédito que se atribuye a la emigración en China, las leyes penales que
la afectan y la negligencia culpable con la que los chinos han sido transportados
hasta ahora chinos, han significado que esta emigración solamente ha sido reclu-
tada en su mayor parte, durante los últimos años, en la escoria de las poblaciones
de China marítima meridional. / Sin embargo […] la emigración ya no se efectúa
solamente en las últimas capas de la sociedad china, [..] las clases más acomodadas
ya comienzan a participar de ella. También, el reclutamiento de culíes contratados
encuentra dificultades crecientes. Los gastos que conlleva este tráfico casi balancean
las ganancias, y los obstáculos necesarios de las autoridades extranjeras tienden, no
a detener la emigración, pero a cambiar el carácter y las condiciones. / En cualquier
caso, en el año 1855 debieron embarcar entre 10.000 y 12.000 culíes contratados
desde Macao, Cum-Sin-Moun, Whampoa y Hong Kong, así como desde Amoy y
Suatao; unos 7.000 desde este último puerto102.
102
Cursivas originales, traducción nuestra y entre paréntesis cuadrado nuestro. “II. Chine. Examen
du mouvement commercial en 1855”. “Chine et Indo-Chine, Faits commerciaux. No. 24. […]
Mars 1857”. France. Ministère du Commerce, Annales du Commerce Extérieur. Chine et Indo-Chi-
ne (Faits commerciaux). Février 1855 à juillet 1867 (Paris: Librairie Administrative de Paul Dupont,
1868), 24. En original: “Ce sont encore les deux provinces du Kouang-Tong et du Fo-Kienn qui,
seules, fournissent des colons et des laboureurs aux possessions européennes en Asie, au Pérou,
à l’Amérique centrale, et, en dernier lieu, au Brésil. Le discrédit qui s’attache en Chine à l’émi-
gration, les lois pénales dont elle est frappée, et la négligence coupable avec laquelle on a trans-
porté jusqu’ici des Chinois, on fait que cette émigration ne s’est recrutée en grande partie,
pendant ces dernières années, que dans la lie des populations de la Chine maritime méridionale.
/ Cependant […] l’émigration ne s’effectue plus seulement dans les dernières souches de la so-
ciété chinoise, et que les plus aisées commencent déjà à y prendre part. Aussi l’enrôlement des
coolies à gages rencontre-t-il des difficultés croissantes. Les frais qu’entraine ce trafic en balancent
presque les profits, et les entraves nécessaires qu’y apportent les autorités étrangères tendent,
non pas à arrêter l’émigration, mais à en changer le caractère et les conditions. / Quoi qu’il en
68
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
El sistema de culíes empezaba a ser visto como una “segunda esclavitud” que
adquiría dimensiones globales103, pero el interés por la traída de chinos persis-
tió en Costa Rica durante la década de 1850. Esto se puede comprobar a través
del anuncio en un periódico costarricense publicado entre el 12 de abril y el 14
de mayo de 1856, con fecha del 7 de abril y donde P. W. Graves ofrece a los
hacendados costarricenses la traída de chinos al país (véase Ilustración No. 4) y
se menciona al costarricense Vicente Aguilar Cubero (1808-1861) —un impor-
tante empresario y político que tuvo altos cargos públicos durante la adminis-
tración de José Montealegre Fernández (1860-1863)—104.
Un estudio sobre el presidente costarricense Juan Rafael Mora y las fases
de la Campaña contra la invasión filibustera norteamericana en Centroamérica
(1856-1857) indica que P. W. Graves era un “comerciante esclavista […] quien
ofrecía esclavos chinos a los hacendados costarricenses a buen precio”105. En
1844 y 1845, Pierce W. Graves es un estadounidense y aparece en la lista de
residentes extranjeros y en la lista de agentes y casas comerciales en China106.
soit, l’année 1855 a dû encore voir s’embarquer de 10,000 à 12,000 coolies à gages, aussi bien de
Macao, Cum-Sin-Moun, Whampoa et Hong-Kong, que d’Amoy et Souatao; environ 7,000
de ce dernier port”.
103
Véase un artículo general sobre el tema: Michael Zeuske, “Coolies-Asiáticos and Chinos:
Global Dimensions of Second Slavery”, en Bonded Labour: Global and Comparative Perspectives
(18th-21st Century), ed. Sabine Damir-Geilsdorf, Ulrike Lindner, Gesine Müller, Oliver Tappe
y, Michael Zeuske (Bielefeld: Transcript Verlag, 2016), 35-57.
104
Boletín oficial, “Aviso interesante”, 12 de abril de 1856, 406; 17 de abril de 1856, 410; 19 de
abril de 1856, 414 y 14 de mayo de 1856, 442.
105 Raúl Francisco Arias Sánchez, “Juan Rafael Mora y las tres fases de la Campaña Nacional”,
Comunicación [Año 31] 19, [edición especial] (2010), 65, https://repositoriotec.tec.ac.cr/hand-
le/2238/4772. Arias Sánchez cita como referencia la Crónica de Costa Rica del 7 de abril de 1856.
Sin embargo, esa publicación tendrá su primer número en 1857. En realidad, la fuente correcta
es el Boletín Oficial de 1856.
106
The Chinese Repository. Vol. XIII. From January to December, 1844 (Victoria, Hongkong: Printed
for the Proprietors, 1844), 4, 8. Se apunta: “Graves, Peirce W.” y “W. P. Peirce”. The Chinese
Repository. Vol. XIV. From January to December, 1845 (Canton, China: Printed for the Proprietors,
1845), 5, 12.
69
Chinos culíes a Costa Rica: actores, propuestas y arribos en la década de 1850
The Chinese Repository. Vol. XV. From January to December, 1846 (Canton, China: Printed for the
107
Proprietors, 1846), 7.
108
Véanse estas publicaciones: The Chinese Repository. Vol. XVI. From January to December, 1847
(Canton, China: Printed for the Propietors, 1847), 6; The Chinese Repository. Vol. XVII. From January
to December, 1848 (Canton: Printed for the Proprietors, 1848), 5; An Anglo-chinese Calendar for the
year 1848 (Canton: Printed at the Office of the Chinese Repository, 1848), 123; The Chinese Repo-
sitory. Vol. XVIII. From January to Decembrer, 1849 (Canton: Printed for the Proprietors, 1849), 5.
The Chinese Repository. Vol. XIX. From January to December, 1850 (Canton: Printed for the Proprie
tors, 1850), 6. The Chinese Repository, Vol. XX. From January to December, 1851 (Canton: Printed
for the Proprietors, 1851), 6.
109
Dye, Merchant Prince of the Sandalwood Mountains, 50, 62.
110
“Passenger List”. “Hawaii, Collector of Customs, Ship’s Passenger Manifests, 1843-1900”.
Image no. 1004 I/1275. Carpetal digital no. 00809782. [Archives of Hawaii, Honolulu. Hawaii.
Ships Manifests Legal Size. 1843 to 1890]. Family Search. También en otro documento se indi-
ca: “GRAVES, Pierce W. / 1851 Apr. 16 / “Thetis” / From Hong Kong”: “Hawaii, Collector of
Customs, Ship’s Passenger Manifests, 1843-1900”. Imagen no. 4896/5062. Carpeta digital no.
004167180. [Hawaii. Index to Passenger Manifests (General)]. Family Search.
111
Clarence E. Glick, “The Voyage of the “Thetis” and the First Chinese Contract Laborers
Brougth to Hawaii”, Hawaiian Journal of History 9 (1975): 136. Los autores mencionan 27 de
abril, pero como hemos señalado era el 16 de abril.
112
En una obra y en un capítulo sobre culís se indica: “Honolulu, 27 April 1851. The 460-ton
British bark Thetis sailed into Honolulu Harbor under command of Captain John Cass. Aboard
were ticket-holding Chinese on their way from Hong Kong to jobs in San Francisco”. Bob
70
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
[Robert Paul] Dye, Merchant Prince of the Sandalwood Mountains: Afong and the Chinese in Hawai‘i
(Hononululu, Hawaii: University of Hawai‘i Press, 1997), 36. Hay probablemente un error en la
fecha.
113
“Passenger List”. “Hawaii, Collector fo Customs, Ship’s Passenger Manifests, 1843-1900”.
Image no. 1223/1275. Carpeta digital no. 008090785 [Archives of Hawaii, Honolulu. Hawaii.
Ships Manifests Legal Size. 1843 to 1890]. Family Search. En esta fuente se menciona como edad
de Graves 24 años. El archivo no indica la procedencia, pero según Tin-Yuke Char y Wai Jan
Char el origen era Amoy —Xiamen, Fujian: Tink-Yuke y Wai Jane Char, “The First Chinese
Contract Laborers in Hawaii, 1852”, Hawaiian Journal of History 9 (1975): 128. Glick, “The
Voyage of the “Thetis””, 136.
114
Char y Char, “The First Chinese Contract Laborers”, 130.
Dye, Merchant Prince of the Sandalwood, 37. Yuke y W. J. Char hablan de 195 trabajadores: Char
115
119
Entre estos chinos contratados encontramos al primer misionero chino evangelista de Hawái,
Samuel P. Aheong (1835-1871) (Siu Pheonung, S. P. Ahiona) —a veces llamado Sau, Siao, Hsiao—.
Aheong, originario de Cantón o Guandong en China, había sido separado de su familia durante
la rebelión Taiping y se vio obligado a buscar trabajo en los puertos. Con menos de 20 años fue
contratado en Hong Kong por P. W. Graves para ir a trabajar a Hawái en el marco de un contra-
to de 5 años. Véase: Tin-Yuke Char, “S. P. Aheong, Hawaii’s First Chinese Christian Evangelist”,
Hawaiian Journal of History 11 (1977): 70 y, John Powell, Encyclopedia of North American Immigra-
tion (New York: Facts on File, Inc., 2005), 6.
120
Dye, Merchant Prince of the Sandalwood Mountains, 62.
121
El resumen de la comunicación “Notice of the Occurrence of a Tidal Phænomenon at Port
Lloyd, Bonin Islands” puede verse en: The Quarterly Journal of the Geological Society of London.
Volume the Eleventh. 1855 (London: Longman, Brown, Green, and Longmans, 1855), 532-533.
122
El término empleado en inglés es “commander steamer”: The Chronicle and Directory for Chi-
na, Japan and The Philippines for 1864 (Hongkong: Compiled, Printed, Published, and Sold at the
“Daily Press” office, [1864]), 158. También puede apreciarse la misma información en: The Chi-
na Directory for 1863. Fourth Annual Publication (Hongkong: Printed by A. Shortrede & Co., 1863):
73. El Cum-fa (Golden Flower) era un vapor americano, véase: Jules Davids, American Diploma-
tic and Public Papers: The United State and China. Volume 13. The Arrow War (Wilmington, Del.
Scholarly Resources, 1973), 272, 293; Robert Erwin Johnson, Far China Station: The U.S. Navy
in Asian Waters, 1800-1898 (Naval Institute Press, 1979), 83; The Indian News, and Chronicle of
Eastern Affairs [London], “China. Narrative of Occurrences at Canton”, 1 de enero de 1857, 8.
123
Sobre Gregg como diplomático en Hawaii, véase: David L. Gregg, The Diaries of David Lawren-
ce Gregg: An American Diplomat in Hawaii, 1853-1858, ed. Pauline King (Honololu, Hawaii:
Hawaiian Historical Society, 1982).
72
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Como hemos apreciado, Graves tenía como punto de trabajo Honolulú. Ho-
nolulú era un centro importante del tráfico transpacífico. La embarcación
Frances Palmer realizaba traversías entre Honolulú y San Francisco125. Varios
meses después, el 2 de agosto de 1856, el mismo D. L. Gregg escribe: “El “Bos-
ton” zarpó al mediodía. P. W. Graves se fue en él con el propósito de conseguir
un cargamento de culíes para Costa Rica y volver aquí en unos seis meses”126.
Esta información nos permite deducir que P. W. Graves había logrado estable-
cer contratos con hacendados costarricenses para hacer llegar chinos culíes al
país. No tenemos noticias de que el proyecto se haya llevado a cabo. Es probable
124
Traducción nuestra. Gregg, The Diaries, 291. En el original: “The “Frances Palmer” went to
sea at 11 o’clock this morning. The Akamai towing her out. Among the passengers were P. W.
Graves, Elias Perkins, two sons of Dr. Frick, M. J. D. Blair. / Blair goes home for good. Graves
is on his way to Costa Rica to endeavor to make Cooley contracts. / I made him out a Passport
on the 8th and also gave letters of introduction to the American Minister at Nicaragua, [John H.
Wheeler] and the Consuls at San José, [Costa Rica, Marquis L. Hine] and Panama, [Thomas L.
Ward]”. Los paréntesis cuadrados vienen en el documento consultado. Mencionado también por:
Dye, Merchant Prince of the Sandalwood Mountains, 50, 62.
125
En un documento se habla de la “Barque Frances Halmer, of Hononulu”: The Friend [Hono-
lulu], “Marine Journal. Port of Honolulu”, 1 de febrero de 1858, 16 y en otra obra se mencionan
los trayectos entre las Islas Sandwich y California y, precisamente en una carta del 15 de febrero
se evoca el trayecto entre Hononlulú y San Francisco del “[Clipper] barque Francis Palmer,
February, 1855 […] 11 [days]”, M. F. Maury, Explanations and Sailing Directions to Accompany the
Wind and Current Charts. Seventh Edition-enlarged and Improved (Philadelphia: E. C. and J. Bidd-
len, 1855), 821.
Traducción nuestra. Gregg, The Diaries, 341. En el original: “The “Boston” sailed at noon. P.
126
W. Graves went in her proposing to get a cargo of coolies for Costa Rica and return touching
here in about six months”.
73
Chinos culíes a Costa Rica: actores, propuestas y arribos en la década de 1850
Reflexiones finales
127
Los primeros estudios que tratan sobre esta llegada son: Carlos Meléndez Chaverri, “Aspectos
sobre la inmigración jamaicana”, en El negro en Costa Rica, ed. Carlos Meléndez y Quince Duncan
(San José, C.R.: ECR, 1993 [10ma. reimpresión, primera edición 1972]), 79-82; Casey, “Sección
Documental” y Casey Gaspar, “El ferrocarril al Atlántico”. También: Fallas Monge, El movimien-
to obrero en Costa Rica, 209-215. Véase también: Fonseca Herrera, “Los chinos en Costa Rica”,
25-29. El estudio de Cohen que hemos señalado recrea el proceso de llegada. Cohen, “Emigración
de chinos”.
Traducción nuestra. “Coolies, or Coulies”, en John. M. Ross (ed.), The Globe Encyclopædia of
128
Universal Information. Volume II (Edinburgh: Thomas C. Jack, Grange Publishing Works, 1878),
239. En el original: “in Costa Rica the importation of Chinese C. commenced in 1873”. Véase la
misma información en: “Coo’lies, or Coulies”, R. W. Egerton Eastwick, ed., The Oracle Encyclo-
pædia. In Five Volumes. Vol. II (London: George Newnes, Limited, 1895), 159.
129
Rodríguez Chaves, “Huelga de chinos”.
130
Oscar Aguilar Bulgarelli, La huelga de los tútiles. 1887-1889. Un capítulo de nuestra historia social
(San José, C.R.: Editorial Universidad Estatal a Distancia, 1989), 11-12.
75
Chinos culíes a Costa Rica: actores, propuestas y arribos en la década de 1850
con la primera década de la época culí para el caso americano. Como hemos
logrado observar en los años 1850, Costa Rica primeramente fue visualizado
por su localización geoestratégica como un sitio de posible inmigración en
general y, en particular, como un eventual destino para los chinos. La prueba
de esa fama fue el edicto del emperador Daoguang. Los actores o intermediarios
que actuaron en favor de esa migración de chinos contratados fueron de dife-
rentes orígenes y las propuestas se manifestaron en diferentes contextos. Algu-
nos tenían ya una experiencia importante en el tráfico de chinos culíes.
El interés primordial en Costa Rica era involucrarlos en actividades agríco
las o como mano de obra para iniciar proyectos de colonización en un contex-
to donde era recurrente el discurso de escasez de mano de obra. La percepción
que se tenía de estos trabajadores varió según los intereses privados y públicos
y dependiendo del momento histórico, aunque en general la opinión costarri-
cense parece haberse acomodado al molde de una mirada continental y global
que se forjó sobre estos grupos en aquella época y que fue, por lo general, de
orden peyorativo.
La llegada de chinos al país centroamericano durante las décadas de la
época culí no tuvo las magnitudes que se presentaron en países como Perú y
Cuba, pero el interés por estos individuos como mano de obra siempre estuvo
presente. El arribo de dos grupos en mayo y diciembre de 1855 para trabajar
probablemente en haciendas y obras civiles ha sido considerada como la prime-
ra entrada de chinos a Costa Rica. No obstante, aun queda por explorarse mu-
cho más sobre ese tema habida cuenta de la relevante presencia china en otras
latitudes latinoamericanas bastantes cercanas —Panamá, por ejemplo— y la
probable movilidad fuera del marco de los contratos establecidos. Los testa-
mentos o transacciones comerciales de propiedades pueden ser una rica fuente
para saber más precisamente qué paso con los chinos llegados en 1855.
Después de la experiencia de los años 1870 con los primeros chinos llega-
dos directamente de Asia, los intentos en los años 1880 por hacer llegar a chinos
a Costa Rica de manera masiva bajo contratos no parecen haber tenido éxito y
los chinos asentados en el territorio costarricense —fugados de campamentos,
76
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Véase: Ronald Soto-Quirós, “El decreto de prohibición de ingreso de chinos en Costa Rica,
131
1896-1897”, en Los chinos de ultramar: diásporas, sociabilidad e identidades, coord. Ricardo Martínez
Esquivel (México: Palabra de Clío “El Pacífco, un Mar de Historia”, 2018), 81-128.
77
Chinos culíes a Costa Rica: actores, propuestas y arribos en la década de 1850
China: “En Jamaica se han introducido también unos cuantos miles de culíes de las Indias
Orientales procedentes de Calcultta. […] Hácia fines de 1877 había unos 23,000 inmigrados
de las Indias Orientales, bajo contratas por cinco años para trabajar en las plantaciones;
como 5,000 de estos culíes son importados anualmente. Los chinos son tambien traídos como
contratas, y otros sin ellas. […] La población de la Guayana la forman unos cuantos blancos,
negros de Africa, mulatos, culíes, indios”. Tomás Savage, Manual de las relaciones industriales
y comerciales entre los Estados Unidos y la América española (San Francisco, California: La Com-
pañaía Bacroft, 1889), 569-570. Un diccionario de las lenguas española y francesa comparadas
de 1885 se utilizaba la palabra en inglés, pero se apuntaba también “culí”): “Coolie (culí): s.
m.: coolí, nombre que se da á los indios, chinos y otros asiáticos que se contratan para traba
jar en una colonia europea. / Et.del inglés coolie, cooly; del indostan kûli, jornalero, bastaje.
Compárese el turco kûl, kyûleh, esclavo. En: Nemesio Fernández Cuesta, Diccionario de las lenguas
española y francesa comparadas. Tomo Primero (Barcelona: Montaner y Simon, Editores, 1885),
412. En 1893, la traducción al español de la nueva geografía universal de Elisée Reclus
también se emplea el término cuando habla de Cuba: “Pero la población asiática que vive
actualmente en la isla es muy inferior al conjunto de los alquilados que han idio allí desde
mediados de siglo; robados unos, atraídos otros con falsas promesas, los culíes Chinos,
como en otros tiempos los negros bozales, no se importaban nunca por grupos de familia”:
Eliseo Reclus [Elisée Reclus], Nueva geografía universal. La Tierra y los hombres (versión espa
ñola bajo la dirección de Ilmo. Sr. D. Martín Ferreiro). Cuarta Serie. —América. Tomo II. América
Central, Indias occidentales, Méjico, istmos americanos y Antillas (Madrid: El Progreso Editorial,
1893), 626-627. Un diccionario venezolano de 1897 indica: “Culi, culíes y coli, colies, llaman
en Venezuela á ciertos jornaleros ó peones que vienen del Asia y del Africa. El vocablo culi es
el malayo kūli que significa jornalero, hombre de trabajo, maniobra, y se formó del sáncrito kuli,
mano. La forma kōli es del Hindostán, donde se le ha dado la significación de tejedor. La te-
nemos, pues, del malayo, y creo que no la necesitamos, ni suena bien en nuestro idioma. Póngola
aquí que por [que] la considero difícil de desarraigar.” Julio Calcaño, El castellano en Venezue-
la: estudio crítico (Caracas: Tipografía Universal, 1897), 480.
79
Chinos culíes a Costa Rica: actores, propuestas y arribos en la década de 1850
del siglo xix, la expresión “koo-lee”,3 que trade in contract laborers arose, its was na-
significaba simplemente trabajador no cua- turally used to be describe the common la-
lificado, fue aplicada libremente por los ex- borers who went for a term o service to
tranjeros a las clases trabajadoras en el Cuba, South America or British Guiana. Il
puerto abiertos de China; y cuando surgió el was also sometimes carelessly applied as a
comercio pseudo-esclavo de trabajadores generic word to the voluntary emigrants to
contratados, se utilizó naturalmente para California and Australia. Thus it happened
describir a los trabajadores comunes que that many foreigners who were ignorant of
iban por un período de servicio a Cuba, the Oriental use of the phrase made no dis-
Sudamérica o la Guayana Británica. Tam- tinction between contract laborers to the
bién se aplicó a veces de forma descuidada Spanish countries and voluntary emigrants
como palabra genérica a los emigrantes vo- to America, calling then all coolies, indis-
luntarios a California y Australia. Así suce- criminately; and the word itself, as the ho-
dió que muchos extranjeros que ignoraban el rrors of the contract-trade became known,
uso oriental de la frase no distinguían entre took on an odious meaning of semi-slavery.
los trabajadores contratados en los países The misapprehension of the phrase was
hispanos y los emigrantes voluntarios a Es- probably furthered by the fact that the free
tados Unidos, llamando entonces a todos los emigrants upon arriving in San Francisco
culíes, indistintamente; y la propia palabra, used the term to mean that they desired to
cuando se conocieron los horrores del co- rent their strength, that is, to obtain unski-
mercio por contrato, adquirió un significa- lled labor; and still more by the fact that
do odioso de semiesclavitud. these emigrants were of two classes. Some
El malentendido de la frase se vio pro- had paid their own passage with money ob-
bablemente favorecido por el hecho de que tained from the sale of property or bo-
los emigrantes libres, al llegar a San Fran- rrowed from relatives; whiles others had
cisco, utilizaban el vocablo para significar borrowed from the passage brokers at Can-
que deseaban alquilar su fuerza, es decir, ton and Hong Kong, either without securi-
obtener mano de obra no cualificada; y aún ty and an exorbitant interest or upon the
más por el hecho de que estos emigrantes security of their relatives.” / [1 This careful
eran de dos clases. Algunos habían pagado explanation of the phrase “Koo-lee” is gi-
su propio pasaje con dinero obtenido de la ven by the Honorable Chester Holcombe,
venta de propiedades o prestado por sus pa- who was for thirty years Secretary to the
rientes; mientras que otros habían pedido United States Legation at Peking and who
prestado a los intermediarios de pasajes en is the author of several scholarly books on
Cantón y Hong Kong, ya sea sin garantía y China. /2 Corroborated by many authori-
con un interés exorbitante o con la garantía ties […] /3 The word coolie is Anglo-Indian
de sus parientes” / [“1 Esta cuidadosa expli- from the original Bengalese or Tamil word
cación de la frase “Koo-lee” la da el Hono- kuli meaning burden-bearer; supposed to
rable Chester Holcombe, que fue durante have been introduced into China by Engli-
treinta años Secretario de la Legación de shmen]”.
los Estados Unidos en Pekín y que es autor
de varios libros eruditos sobre China. 2 Ha
sido corroborado por muchas autoridades
[…] / 3 El término “coolie” es anglo-indio
y proviene de la palabra original bengalí o
tamil kuli, que significa “portador de car-
gas”; se supone que fue introducido en
China por los ingleses]”.
choo-tsy” para seducir a los hombres a emi- apprentices in useful arts, or as servants or
grar. A veces les prometen proporcionarles sailors on board a foreign vessel. Or they will
buenas literas como aprendices en artes úti- tempt them by the prospect of making good
les, o como sirvientes o marineros a bordo contracts under which they may be held to
de un barco extranjero. O bien los tientan service in foreign countries, with unusual
con la perspectiva de hacer buenos contratos good wages, and, besides, be afforded faci-
en los que puedan estar al servicio de países lities to return at the end of their engage-
extranjeros, con salarios inusualmente bue- ment. They often travel in company with
nos y, además, con facilidades para regresar dissolute women, through whose influence,
al final de su compromiso. A menudo viajan or the fascination of gambling, they bring
en compañía de mujeres disolutas, a través young men into difficulties or even ruin;
de cuya influencia, o de la fascinación del after which there is no other resource left
juego, llevan a los jóvenes a dificultades o for the unfortunates but to go to the “choo-
incluso a la ruina; después de lo cual no tsz-ton” and sign contracts to serve as labo-
queda otro recurso para los desafortunados rers in distant lands; and this manner,
que ir al “choo-tsz-ton” y firmar contratos although foreigners in coolie operations
para servir como trabajadores en tierras le- are often ignorant of it, the Canton and
janas; y de esta manera, aunque los extran- Macao emigration-houses are too often the
jeros en las operaciones de los coolies a hells into which thousands after thousands
menudo lo ignoran, las casas de emigración of unfortunates are caused to fall by
de Cantón y Macao son demasiado a me- unprincipled Chinese.”
nudo los infiernos en los que miles y miles
de desafortunados son provocados por chi-
nos sin principios.”
Fuente: N. E. Halse, “Annual report on the…”, 184. Nuestra traducción.
83
Chinos culíes a Costa Rica: actores, propuestas y arribos en la década de 1850
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Capítulo 2
Del ingenio a las obras públicas.
Las recontratas de asiáticos
en Cuba (1847-1874)1
Imilcy Balboa Navarro2
Introducción
1
El presente texto se ha preparado en el marco del Proyecto de investigación “Segunda esclavi-
tud, producción para el mercado mundial y sistemas laborales en Cuba, 1779-1886” (HAR2016-
78910-P, “Proyectos de I+D de Excelencia”) de la Agencia Estatal de Investigación, cofinanciado
por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (feder, EU). gv, aico/2019/183 y UJI- B2020-51.
2
Profesora Titular de Historia Contemporánea, Universitat Jaume I, España. Correo electrónico:
ibalboa@uji.es
3
Felix Erénchum, Anales de la isla de Cuba. Diccionario administrativo, económico, estadístico y legis-
lativo. Año de 1856 (La Habana: Imprenta La Habanera, 1857), 778. El Real Consulado de Agricul
tura y Comercio y Junta de Fomento se creó en 1794 con el objeto de favorecer la protección y
mejoramiento de la agricultura y el comercio. En 1831 quedó divido en dos: la Junta de Fomen-
to, Agricultura y Comercio y el Real Consulado que asumió funciones de Tribunal Mercantil.
97
98
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
volvía a ponderar la decisión y presentaba a los asiáticos como la raza más ade-
cuada por su “laboriosidad, inteligencia, docilidad y frugales costumbres”4.
Pero más que las supuestas aptitudes y cualidades que los empleadores
imputaban a determinadas razas, se trababa de poner en práctica modalidades
donde la coacción y la disponibilidad actuaran como mecanismos reguladores
del mercado de trabajo, como reconocía en 1848 el hacendado Urbano Feijoo
Sotomayor: “No pudiendo importar esclavos, son indispensables contratas que
nos aseguren el reembolso de gastos de viaje y la mayor equidad en jornales: e
creo que las de los chinos reúnen estos extremos” 5.
El modelo de contrata utilizado en el caso de los asiáticos no era nuevo, los
dueños de ingenios se fijaron en la experiencia inglesa y francesa: los indentured
servants y engagés6. Según afirmaban desde la Comisión de Población Blanca,
británicos y franceses “preferían” en sus posesiones “la inmigración de chinos
a la de cualquier otro pueblo”. Y se remitían a Leonard Wray, quien en su obra
The Practical Sugar Planter publicada en 1848, los calificaba de “hábiles, empren-
dedores y trabajadores”, y consideraba su inmigración más recomendable que
la de africanos7.
Más tarde, en otras partes de Iberoamérica se pusieron en práctica contra-
tos similares. Si Cuba miró hacia el patrón inglés, peruanos, panameños y cos-
4
Pedro Deschamps Chapeaux y Juan Pérez de la Riva, Contribución a la historia de la gente sin
historia (La Habana: Ciencias Sociales, 1974), 223. “Informe de Francisco Diago a la Comisión
de Población Blanca sobre el proyecto de inmigración china, La Habana, 17 de octubre de 1851,”
en Mariano Torrente, Bosquejo económico y político de la isla de Cuba. Comprensivo de varios proyectos
de prudentes y saludables mejoras que pueden introducirse en su gobierno y administración (La Habana:
Imprenta de Barcina, 1853, tomo 2), 411-416. La Comisión de Población Blanca se creó en 1812
dentro de la Sociedad Económica de Amigos del País. A partir de 1818 pasó a denominarse
Junta de Población Blanca, y en 1842 volvió a su nombre original y quedó adscrita a la Junta de
Fomento.
5
anc, Fondo Real Consulado y Junta de Fomento, Leg. 195, no. 8.746.
6
Walton Look Lai, Indentured Labor, Caribbean Sugar: Chinese and Indian Migrants to the British
West Indies, 1838-1918 (Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1993). También David W.
Galenson, White Servitude in Colonial America: An economic analysis (England: Cambridge Univer-
sity Press, 1981).
7
Véanse: Torrente, Bosquejo, 410, 416-417. Leonard Wray, The Practical Sugar Planter (Smith:
Elder and Company, 1848), 82-84.
99
Del ingenio a las obras públicas. Las recontratas de asiáticos en Cuba (1847-1874)
8
Ver por ejemplo Diego L. Chou, Los chinos en Hispanoamérica (Costa Rica: flacso, 2002), Cua-
derno de Ciencias Sociales no. 124, 9-71. Walton Look Lai y Tan Chee-Beng (eds), The Chinese
in Latin America and the Caribbean (Leiden/Boston: Brill, 2010). Arnold J. Meagher, The Coolie
Trade. The Traffic in Chinese Laborers to Latin America, 1847-1874 (USA: Xlibris Corporation, 2008).
Humberto Rodríguez Pastor, Hijos del celeste Imperio en el Perú (1850-1900). Migración, agricultu-
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migración China a Costa Rica. Entre la explotación y la exclusión. (1870-1910)”, Revista de
Historia 44 (2001): 159-192.
9
Véanse Juan Pérez de la Riva, El barracón y otros ensayos (La Habana: Ciencias Sociales, 1975),
209-245; 255-281 y 469-507. Los culíes chinos en Cuba (1847-1880). Contribución a la historia de la
inmigración contratada en el Caribe (La Habana: Ciencias Sociales, 2000). Juan Jiménez Pastrana,
Los chinos en la historia de Cuba, 1847-1930 (La Habana: Ciencias Sociales, 1983). Consuelo Na-
ranjo e Imilcy Balboa, “Colonos asiáticos para una economía en expansión: Cuba 1847-1880”,
Revista Mexicana del Caribe 8 (1999): 32-65. Lisa Yun, The Coolie Speaks, Chinese Indentures Laborers
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Cuba (Montréal: Les Presses de l’Université de Montréal, 1979) y Denise Helly, The Cuba Com-
mission Report. A Hidden History of the Chinese in Cuba. Introduction by Denise Helly (Baltimore and
London: Johns Hopkins University Press, 1993).
100
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
10
Juan Pérez de la Riva, “La situación legal del culí en Cuba: 1849-1868”, Cahiers du monde his-
panique et luso-brésilien 16 (1971): 8-10.
101
Del ingenio a las obras públicas. Las recontratas de asiáticos en Cuba (1847-1874)
El Reglamento que para el manejo y trato de los colonos asiáticos e indios y el Reglamen
to para la instrucción y régimen de los colonos en la isla de Cuba, aprobados en 1849
y 1854, reproducían muchas de las condiciones reflejadas en el Reglamento de
Esclavos de 1842 —sobre todo en cuanto a la disciplina y los castigos—. En el
Reglamento de 1849 de los 19 artículos referidos a los asiáticos, 11 especificaban
las obligaciones y al más puro estilo esclavista se describían los castigos por
desobediencia: cuerazos, cepo y grillete. El de 1854, en el capítulo destinado a la
jurisdicción disciplinar de los patronos, destinaba 11 artículos a especificar las
faltas y castigos, a los que se añadía la pérdida del salario12. La reglamentación
cumplió sus objetivos y los nuevos trabajadores quedaron atados a los contratis
tas, se sucedieron las propuestas y el tráfico se regularizó. Entre junio de 1847
y junio de 1873 arribaron a la isla 120.333 asiáticos13.
Los Reglamentos, por demás, eran explícitos al fijar el tiempo de contrato:
8 años, pero no previeron qué sucedería al cumplirse las primeras contratas en
1855. ¿Qué hacer con los asiáticos cumplidos? Si para organizar la entrada de
asiáticos los hacendados habían apelado a la experiencia británica, cuando tuvie
ron que hacer efectiva la libertad de los contratados los caminos se distanciaban.
En las Indias Occidentales el coolie liberado que no quería repatriarse recibía
una prima equivalente al valor de su pasaje de regreso. En Cuba el trabajo es-
11
“Reglamento que para el manejo y trato de los colonos asiáticos é indios hizo publicar el go-
bierno superior de Habana en 10 de abril de 1849”, José Mª Zamora, Biblioteca de Legislación
Ultramarina en orden alfabético. Primer Suplemento. Letras, A a la Z (Madrid: Imp. de J. Martín
Alegría, 1849), 49-50.
12
Reglamento para la instrucción y régimen de los colonos en la isla de Cuba (La Habana: Imp. del
Gobierno y Capitanía General, 1854) y “Reglamento de Esclavos”, Fernando Ortiz, Los negros
esclavos (La Habana: Ciencias Sociales, 1975), 442-449.
13
Boletín de Colonización [La Habana], 30 de octubre de 1873, 3.
102
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
14
Los emancipados eran los esclavos capturados por los busques destinados a perseguir el tráfico.
Tratado entre S.M. el rey de España y de las Indias y S.M. el rey del Reino Unido de la Gran Bretaña e
Irlanda, para la abolición del tráfico de negros, concluido y firmado en Madrid el 23 de septiembre de 1817
(Madrid: Imprenta Real, 1817).
15
Ordenanza de emancipados, 20 de diciembre de 1853, Gaceta, 1º de enero de 1854. José Gutiérrez
de la Concha, “Memoria sobre el ramo de emancipados de la isla de Cuba formada con motivo
de la entrega del mando de la misma al Excmo. Sr. D. Francisco Serrano” (anexo) en Memoria
dirigida al Excmo. Sr. D. Francisco Serrano y Domínguez, capitán general de la isla de Cuba por el Exc-
mo. Sr. D. José de la Concha (Madrid: Imp. La Reforma, 1867, [2da ed.]), 10.
16
Miguel Estorch, Apuntes para la historia sobre la administración del marqués de la Pezuela en la isla
de Cuba, desde 3 de diciembre de 1853 hasta 21 de septiembre de 1854 (Madrid: Imp. de Manuel
Galeano, 1856), 133-136.
17
Félix Erénchum, Anales de la isla de Cuba. Diccionario administrativo, económico, estadístico y legis-
lativo. Año de 1856, B (La Habana: Imprenta La Habanera, 1858), 781-782.
103
Del ingenio a las obras públicas. Las recontratas de asiáticos en Cuba (1847-1874)
Es condición esencial y deberá ser cláusula expresa de toda contrata con los chinos,
además de las prevenidas en el artículo anterior, la de que terminado el tiempo de su
empeño como trabajador, no podrá permanecer en la isla de Cuba, sino contratado
de nuevo con el mismo carácter, como aprendiz u oficial bajo la responsabilidad de
un maestro, o como destinado a la agricultura, criado doméstico, garantido por su
amo, debiendo en otro caso salir de la isla a sus expensas y siendo apremiarlo a
hacerlo a los dos meses de terminada la contrata20.
18
Erénchum, Anales, Año de 1856, B, 1447-1456.
19
Erénchum, Anales, Año de 1856, B, 1448.
20
Erénchum, Anales, Año de 1856, B, 1448.
104
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
A los dos meses de terminada su contrata deberá el chino haberla renovado aco-
modándose en su clase de aprendiz u oficial de maestro reconocido o como sir-
viente destinado a la agricultura o doméstico o haber salido de la isla según se
previene en el artículo 7º; y así sucesivamente a medida que cumplan sus empeños;
en caso de no hacerlo; se le destinará como operario a las obras públicas por solo
el tiempo preciso para que cubiertos sus gastos personales resulte el sobrante ne-
cesario que se destinará a embarcarle con el destino que él mismo elija, o designe
el gobernador capitán general en su defecto21.
21
Erénchum, Anales, Año de 1856, B, 1449.
22
Erénchum, Anales, Año de 1856, B, 1449.
23
anc, Fondo Gobierno Superior Civil (en adelante gsc) Leg. 640, exp. 2.015.
105
Del ingenio a las obras públicas. Las recontratas de asiáticos en Cuba (1847-1874)
ticos cumplidos que terminaron en las obras públicas por “negarse a renovar
sus contratas”, por “no encontraba nuevo patrono”, “por sus malos anteceden-
tes,” “por su poca afición al trabajo,” o “por su propensión a la vagancia”24.
Tales justificaciones fueron utilizadas reiteradamente para posponer su libertad
al término del contrato y asegurarse su reconversión en trabajadores al servicio
del Estado. En los años siguientes se añadieron otras consideraciones como el
incumplimiento de las leyes por delitos menores que iban desde un atropello,
el robo o presentar “denuncias falsas contra los amos”25. De una muestra de
1.200 recontratas de asiáticos correspondientes al bienio 1861 y 1862, muy
pocos optaron por continuar con su patrono (12%) y la mayoría apostó por
cambiar de amo (37%) o fueron enviados al depósito para ser empleados en las
obras públicas (45%)26.
Fuente: anc, Fondo Gobierno Superior Civil, Legs. 639, 640 y 641.
24
anc, gsc, Leg. 640, exp. 2.015.
25
Ver anc, Fondo Gobierno Superior Civil, Leg. 640, exp. 2.015 y Leg. 638, exp. 2.0144.
26
El 6% restante comprendía a 6 colonos próximos a cumplir y de los que habían solicitado la
contrata a su amo; 9 a los que informó que debían buscar nueva contrata; 7 que estaban deman-
dando nuevo amo y 47 de los Almacenes de Regla, anc, gsc, Legs. 639, 640 y 641.
106
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
27
anc, gsc, Leg. 640, exp. 2.015.
28
anc, gsc, Leg. 640, exp. 2.015.
29
Memoria sobre el progreso de las obras públicas en la isla de Cuba desde 1 de enero de 1859 a fin de
junio de 1865 (La Habana: Imprenta del Gobierno y Capitanía general, 1866), 16-17.
107
Del ingenio a las obras públicas. Las recontratas de asiáticos en Cuba (1847-1874)
30
bnm, Manuscritos, no. 13.949.
31
“Circular del Gobernador Capitán General con reglas referentes al destino de los asiáticos
cimarrones no reclamados por sus patronos, La Habana, 2 de abril de 1862”, Joaquín Rodríguez
San Pedro, Legislación Ultramarina (Madrid: Imp. de los Sres Viota, Cubas y Vicente, 1865), t-2,
448 y “Circular del Gobernador Capitán general para facilitar a los dueños de esclavos prófugos
y a los amos o patronos de los colonos asiáticos, los medios de recuperar los que lleguen a fugar-
se de los puntos de su residencia, La Habana 5 de mayo de 1857”, Joaquín Rodríguez San Pedro,
Legislación Ultramarina (Madrid: Imp. de Manuel Minuesa, 1868), Suplemento Primero, t-10,
539-540.
108
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
32
anc, gsc, Legs. 639, 640 y 641. La información que se detalla a continuación está tomada de
estos legajos.
109
Del ingenio a las obras públicas. Las recontratas de asiáticos en Cuba (1847-1874)
40,00%
33,00%
30,00%
20,00%
10,00%
3,20% 4,50% 2,50%
1,60% 0,60%
0,00%
1 año 2 años 3 años 4 años 5 años 6 años 8 años
Fuente: anc, gsc, Leg 641, nº 20.276.
33
anc, gsc, Leg 641, nº 20.276.
110
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Digo yo, Josh Che en mi país, y Rafael nombre cristiano, natural el pueblo de Cantón, en
China, de edad 28 años, que he convenido con D. Fermín Pardiñas, lo que se expresa en las
cláusulas siguientes:
1ª Quedo comprometido y sujeto por el término de 2 años a trabajar en la isla de Cuba a las
órdenes del referido D. Fermín Pardiñas o a las personas a quien el traspasase esta con-
trata; por lo cual le faculto, en todas las tareas aquí acostumbradas en donde quiera que
me destine, sea en casa particular, establecimiento de cualquiera clase de industria y artes
y cuanto concierne a las labores urbanas y rurales sean de la especie que fueren.
2ª Los dos años de compromiso que dejo contraído en los términos expresados en la cláu-
sula anterior, principiarán a contarse desde esta fecha.
3ª Las horas en que he de trabajar dependerán de la clase de trabajos que se me dé, según las
atenciones que dicho trabajo requiera, lo cual queda al arbitrio del patrono a cuyas órde-
nes esté, siempre que se me den mis horas seguidas de descanso cada 24 horas, y el tiem-
po preciso además para las comidas y almuerzos con arreglo a las necesidades.
4ª Además de las horas de descanso en los días de trabajos no podrá hacérseme desempeñar
en los domingos más labores que las necesarias practicadas en tales días según la índole
de los haberes en que me ocupen.
6ª En cuanto a casos de enfermedad convengo y estipulo que si esta excede de una semana
me suspenda el salario, y que este no vuelva a correrme hasta mi restablecimiento, o lo
que igual hasta que mi salud permita ocuparme de nuevo en el servicio a mi patrono.
7ª Por ninguna razón o por ningún pretexto podré durante los dos años por los cuales quedo
comprometido con este contrato a negar mis servicios al patrono que me tome, ni evadir-
me de su poder, ni a intentarlo siquiera por ninguna causa, ni mediante ninguna indem-
nización.
34
Imilcy Balboa, Los brazos necesarios. Inmigración, colonización y trabajo libre en Cuba, 1878-1898 (Va
lencia: Centro Francisco Tomás y Valiente, uned Alzira Valencia, Fundación Instituto de Historia
Social, 2000), 122-123.
112
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Como es de suponerse, entre los colonos asiáticos hay gente buena y mala; muchos
que han cumplido su contrata, y que la han renovado, enganchándose con los
primitivos patronos; lo que prueba lo bien tratados que han sido, y que sacan buen
lucro de su trabajo; porque de no ser así, el chino es harto sagaz e interesado, para
no tomar una resolución adecuada a sus miras, máxime cuando tiene toda la liber-
tad de transportarse a donde guste, y medios conque poderlo verificar, con el
producto de su trabajo, en un país tan escaso de brazos35.
35
Marcial Dupierry, Opúsculo. Cuba y Puerto Rico. Medios de conservar estas dos Antillas en su estado de esplen-
dor. Por un negrófilo concienzudo, Dr. Dupierry, francés (Madrid: Imp. de José Cruzado, 1866), 52 y146.
Report of the Commission sent by China, to Ascertain, the Condition of Chinese Coolies in Cuba (Tapei:
36
Las recontratas de asiáticos resultaron un negocio rentable tanto para los par-
ticulares como para las autoridades. La “libertad” para escoger y variar de con-
tratista apenas podía esconder el lugar que a priori se le había asignado en la
sociedad: en la frontera entre los esclavos o los “libres de color”, donde a la
postre quedaron subsumidos por su condición, aunque fueran catalogados como
libres y blancos en las estadísticas y censos.
En el censo de población de 1862, los asiáticos —al igual que los yucate-
cos37—fueron incluidos entre la población blanca, pero la extensión de las recon
tratas en la década de 1860 vino acompañada de la criminalización de los
trabajadores, apelando a cuestiones raciales. Ya Ramón de la Sagra, en su obra
Cuba en 1860, había avisado: los asiáticos y yucatecos estaban “mal incluidos”
en la categoría de población blanca, y agregaba: “la diversidad de sus razas y de
su color, autorizaba más bien unirlos al grupo más general y variado que lleva
este nombre, dejando en el de los blancos solamente la de los individuos de ori-
gen europeo”38. Dicho de otro modo, por las condiciones de trabajo su lugar
debía ser al lado de la población “de color”.
37
Prisioneros de la Guerra de Castas (Yucatán, 1847-1853) que tras el Decreto de expulsión de
1848 fueron vendidos en Cuba con dudosos contratos de trabajo por 10 años. El tráfico se inició
en 1849 y fue suspendido en 1861 por el presidente Benito Juárez. En esos doce años arribaron
a la isla entre 1.000 y 2.000 yucatecos. Paul Estrade, “Los colonos yucatecos como sustitutos de
los esclavos negros”, en Cuba la perla de las Antillas, eds. Consuelo Naranjo y Tomás Mallo (Ma-
drid: Doce Calles, 1994), 93-108.
38
Ramón de la Sagra, Cuba en 1860 (París: Imp. de Simón Raçon y Cía., 1863), 11. La cursiva es
del autor. El análisis de estas cuestiones en Imilcy Balboa, “La “raza” como condición de sujeción.
Los asiáticos recontratados,” en Gente de color entre esclavos, eds. José A. Piqueras e Imilcy Balboa
(Granada: Comares, 2019), 73-88. Ver también Armando García, El estigma del color. Saberes y
prejuicios sobre las razas en la ciencia hispanocubana del siglo xix (Tenerife: Idea, 2008, 2 tomos).
114
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
De la mezcla de estas tres razas, entre sí, han resultado razas mestizas, que la su-
cesión de los cruzamientos tiende a fundir en una raza media, cuyos caracteres no
están todavía fijados. Los dos elementos europeo y africano habían dado, hasta hace
pocos años, la serie mulata, en todas las graduaciones de color intermedias entre
el blanco y el negro, y cuyos caracteres de matiz y de forma, y hasta de inteligencia
y aptitud, era fácil seguir; pero desde que se ha verificado la introducción de varo-
nes asiáticos, el cruzamiento tiende a complicarse y suministrará datos para nuevos
y curiosos estudios fisiológicos y etnológicos. Hasta ahora son aún poco numero-
sos los que ofrece este nuevo elemento introducido en el cruzamiento de las razas,
que se halla limitado al de la asiática con la africana39.
39
Sagra, Cuba en 1860, 7-8
40
José Antonio Saco, “Los chinos en Cuba”, La América 3 (1864): 2.
115
Del ingenio a las obras públicas. Las recontratas de asiáticos en Cuba (1847-1874)
41
Saco, “Los chinos”, 2-3.
42
José Antonio Saco, “La estadística criminal de Cuba en 1862”, La América 1 (1864): 5.
116
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
un negro suple con ventaja a cuatro asiáticos. Sus hábitos de embriaguez son in-
corregibles, a pesar de la jurisdicción del patrono; su carácter astuto y desconfiado,
es fuente continua de sobresaltos, tanto más que se distingue por su fría crueldad.
Únanse a estas condiciones de temperamento, otros vicios, que nacen de la forma
irregular de vida que ocasionan estos contratos, bastando indicar que entre 34.560
chinos solo existían en 1862, 25 hembras, y la comunidad de origen de lengua, de
preocupaciones morales y religiosas entre ellos, produce síntomas que, cuando
menos, causan desasosiego y sobresalto en las poblaciones rurales43.
43
Suárez Argudín, Cuestión social (La Habana: S. ed., 1870), 99-100.
44
Suárez Argudín, Cuestión social, 96.
117
Del ingenio a las obras públicas. Las recontratas de asiáticos en Cuba (1847-1874)
45
Sagra, Cuba en 1860, 11.
46
“Circular del gobierno, 27 de marzo de 1861”, Rodríguez San Pedro, Legislación Ultramarina,
t-2, 447.
47
“Decreto del Gobernador Capitán General determinando el destino que haya de darse a los
colonos asiáticos que cumplan o rescindan sus contratas”, 13 de junio de 1861, Rodríguez San
Pedro, Legislación Ultramarina, t-2, 447.
118
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
48
“Decreto del Gobernador Capitán General disponiendo que se remitan a la capital, con desti-
no a la dirección de Obras públicas, los cimarrones asiáticos o colonos de cualquier otra proce-
dencia que los Ayuntamientos tengan en depósito, La Habana 21 de marzo de 1862”, y “Circular
del Gobernador Capitán General con reglas referentes al destino de los asiáticos cimarrones no
reclamados por sus patronos, La Habana, 2 de abril de 1862”, Rodríguez San Pedro, Legislación
Ultramarina, t-2, 447-448.
49
“Decreto del Gobernador Capitán general dictando reglas para el mejor cumplimiento de la
circular de 3 de abril de 1862, La Habana, 9 de abril de 1863”, Rodríguez San Pedro, Legislación
Ultramarina, t-2, 448-449.
50
“Real cedula de colonización en la isla de Cuba, con los acordados de sus jefes superiores ex-
pedidos para su mejor cumplimiento”, Zamora, Biblioteca. Tomo 2, letras B, C (Madrid: Imp. de
Alegría y Charlain, 1844), 244-248.
119
Del ingenio a las obras públicas. Las recontratas de asiáticos en Cuba (1847-1874)
similar a la de los esclavos y emancipados, que era emitida por el amo, deberían
llevarla siempre consigo y mostrarla a toda autoridad que la requiriese51.
No fue hasta julio de 1862 que el capitán general dispuso, de manera inte-
rina, la expedición de cartas de domicilio a los que hubiesen arribado antes del
7 de julio de 1860. La medida fue aprobada por Real Orden de 12 de noviembre
de 1862, y las reglas para su aplicación seis meses más tarde, el 12 de junio de
186352. Los colonos cumplidos llegados a la isla antes de 1860 que se hallaren
en el depósito en expectación de embarque o de nuevo patrono tendrían derecho
a que se les expidiera la carta de domicilio, siempre que profesaran la fe católi-
ca y exhibieran buena conducta. Los recontratados podrían rescindir las nuevas
contratas devolviendo los adelantos recibidos y los gastos ocasionados durante
su tiempo de servicio. El gobierno formaría una relación de todas “las contratas
de reenganche” e informaría a cada colono, que podía escoger entre liquidar su
“deuda” y rescindir la contrata o continuar con su patrono. Los que no obtu-
vieren carta de domicilio por su mala conducta, aversión al trabajo, no profesar
la religión católica o carecer de garante, deberían abandonar la isla en tres
meses.
51
“Circular del gobierno superior de la isla mandando abrir en su secretaría un registro de colo-
nos y expedir a éstos cédulas especiales, La Habana, 5 de junio de 1855”, Félix Erénchum, Ana-
les (1855 letra C) (La Habana: Imp. La Antilla, 1858), 1076-1077. También Imilcy Balboa,
“Renuncio a todo pabellón extranjero. Los asiáticos cumplidos, el largo camino a la ciudadanía
(Cuba, 1847-1874)”, en Esclavitud y legado afrodescendiente en el trópico, eds. José A. Piqueras e
Imilcy Balboa (Valencia: Fundación Instituto Historia Social, 2020), 199-221.
52
“Real Orden aprobando la expedición de cartas de domicilio a los chinos llegados a la isla
antes de Julio de 1860”, Madrid, 12 de noviembre de 1862 y “Decreto del Gobernador y capitán
general con reglas para la aplicación de la Real Orden de 12 de noviembre de 1862, sobre expe-
dición de cartas de domicilio a los asiáticos que en concepto de colonos hubiesen venido a la isla
antes de julio de 1850, La Habana, 12 de junio de 1863”, en Rodríguez San Pedro, Legislación
Ultramarina, t-2, 448-450. Hay un error al referirse a la fecha de entrada, debió decir 1860.
120
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Las leyes no estaban pensadas para su vuelta y la posibilidad abierta con la na-
turalización en la isla significó un avance para los asiáticos, pero pronto el
proceso se vería viciado por las apetencias de especuladores, funcionarios y
sacerdotes corruptos que hicieron de las cartas de domicilio un negocio. Los
primeros alquilaban a los chinos a precios bajos para recontratarlos luego con
los hacendados a uno mayor; los segundos aceptaban sobornos por falsear el
cumplimiento de las leyes y los religiosos se aprovechaban cobrando altas tasas
por los bautismos. También, los asiáticos supieron aprovechar el resquicio legal
que se les abría y, según las autoridades, se bautizaban varias veces con diversos
nombres para después vender las partidas a sus compañeros53.
53
“Consulta del expediente instruido sobre bautismo de asiáticos”, La Habana, 13 de noviembre
de 1867, anc, Fondo Consejo de Administración (en adelante CA) Leg. 12, no. 1.338. “Consulta
sobre lo promovido a virtud de un oficio de la Comisión Central de Colonización sobre expedición
de cartas de domicilio a varios asiáticos, La Habana, 9 de marzo de 1874”, CA, Leg. 36, no. 4046.
121
Del ingenio a las obras públicas. Las recontratas de asiáticos en Cuba (1847-1874)
Los hijos de los asiáticos procedentes de su ajuntamiento con las negras son mu-
latos de especial género que no auguran días de paz ni de buenas costumbres, como
tampoco elementos de orden, amor a nuestra nacionalidad ni a nuestra raza, de que
tan hondamente difieren.
Los asiáticos como los negros, aquellos por su carácter avieso y estos por sus
instintos, serán siempre, y ya lo han demostrado refuerzos en favor de toda suble-
vación contra nuestra bandera56.
54
El alzamiento de Carlos Manuel de Céspedes, en su ingenio La Demajagua el 10 de octubre
de 1868, dio inicio a la Guerra de los Diez Años o Guerra Grande que culminó en febrero de
1878 con la firma del Pacto del Zanjón.
55
Juan Jiménez Pastrana, Los chinos en las luchas por la liberación cubana, 1847-1930 (La Habana:
Instituto de Historia, 1963).
56
“Expediente promovido por Real Orden de 28 de junio sobre inmigración a esta Isla de colo-
nos alemanes, 1871”, ANC, Fondo Asuntos Políticos, Leg. 64, no. 55.
57
“Instrucciones para la aplicación del Reglamento de introducción de colonos asiáticos, su buen
régimen de policía, 31 de diciembre de 1868”; “Decretos del capitán general Conde de Valma-
seda, La Habana, 13 de junio de 1871, 18 de octubre de 1871 y 13 de diciembre de 1871”; “Re-
glamento concerniente a la recontratación de inmigrantes chinos, 14 de septiembre de 1872” y
“Reglamento de 1873”, Joaquín Rodríguez San Pedro, Legislación Ultramarina (Madrid: Impren-
ta de Manuel Minuesa, 1869), t-15, suplemento segundo, 1º de enero a 31 de diciembre de 1868,
274-285. Boletín de Colonización [La Habana], 13 de julio de 1873, 3-5; 15 de agosto de 1873, 2-3;
15 de octubre de 1873, 3-5 y 30 de octubre de 1873, 2-5.
122
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
la década de 1870 los asiáticos fueron divididos en dos: los que habían llegado
antes del 15 de julio de 1861 y los que fueron desembarcados a partir de esa
fecha a quienes se aplicarían las nuevas prescripciones. Los primeros, tendrían
derecho a obtener carta de domicilio y naturalizarse, sin embargo, los que no
la consiguieron en su momento quedaron sujetos nuevamente a los artículos 7º
y 18º del Reglamento de 1860, recontratarse o abandonar la isla en el plazo de
dos meses. Asistimos también a un cambio de roles, el gobierno en calidad de “pro-
tector delegado” vigilaría el cumplimiento de las leyes y los propietarios se
convertían en tutores. La Comisión Central de Colonización, creada en julio
de 1873, pasó a controlar las recontrataciones, el depósito y la revisión de los
documentos de domicilio58.
Los colonos que fueran cumpliendo sus primitivas contratas quedaron bajo
la tutela del patrono a quien acababan de servir. Los amos pagarían por el con-
trato de tutela 4,2 pesos. Mientras las recontratas se simplificaron. En el primer
punto, el amo se “obligaba” a tomar bajo su tutela al asiático hasta que el go-
bierno aclarara su circunstancia (inscripción en el padrón). En el artículo se-
gundo declaraba que cumpliría las condiciones de la contrata original y en el
tercero, el coolie aceptaba recontratarse y cumplir lo estipulado en la contrata
primitiva, con un salario inicial de 4 pesos, una vez comprobados sus antece-
dentes, tendría derecho a percibir los 8 pesos restantes59. Si el asiático no esta-
ba de acuerdo en continuar con el patrono ingresaría en el depósito. También
los chinos huidos —los cuales pasaron a llamarse desertores—, y los que hubie-
sen cumplido penas de cárcel y carecieran de amo. El tiempo de estancia apenas
se redujo de un año a 11 meses, si en ese lapsus no eran reconocidos por su
patrono podrían recontratarse por períodos de 6 meses60.
58
Entre sus miembros aparecían conocidos esclavistas, algunos de ellos patronos de asiáticos como
Julián Zulueta, el marqués de Campo Florido, el conde Lagunillas, Eugenio Moré, José Baró, etc.
59
“Decreto del capitán general Conde de Valmaseda, La Habana, 13 de diciembre de 1871”,
Boletín de Colonización [La Habana], 15 de agosto de 1873, 2-3.
60
“Instrucciones para la aplicación del Reglamento de introducción de colonos asiáticos, su buen
régimen de policía, 31 de diciembre de 1868”, Rodríguez San Pedro, Legislación Ultramarina,
t-15, 278.
123
Del ingenio a las obras públicas. Las recontratas de asiáticos en Cuba (1847-1874)
61
Respuestas a la pregunta XLVII. Report of the Commission, 87. Yun, The Coolie Speaks, 89-90. Los
testimonios deben ser tomados con reserva, no en todos los casos se puede situar el marco tem-
poral al que se refieren.
62
Report of the Commission, 86.
63
Actas de la Junta de Autoridades, celebrada el 24 de junio de 1878, con el objeto de estudiar la
conveniencia o inconveniencia de ratificar el Tratado Hispano Chino de 17 de noviembre último
y Tratado de inmigración entre España y China, 19 de noviembre de 1877, ahn, Fomento, Leg.
88, no 1. Francisco Abellá, Proyecto de inmigración libre china, dirigido a los sres hacendados de la isla
de Cuba (La Habana: Imp. y Librería el Iris, 1874). Bases bajo las cuales se establece en La Habana una
Compañía en Comandita, en la que pueden tomar parte además de los propietarios que suscriben, cuantos
124
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Conclusión
hacendados, comerciantes e industriales que quieran concurrir a ella (La Habana: Imprenta Mercantil
de S. S. Spencer, 1878).
125
Del ingenio a las obras públicas. Las recontratas de asiáticos en Cuba (1847-1874)
Bibliografía
Fuentes primarias
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Impresos
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Rodríguez Pastor, Humberto. Hijos del celeste Imperio en el Perú (1850-1900). Migración,
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Yun, Lisa. The Coolie speaks, Chinese Indentures Laborers and African Slaves of Cuba. Phil-
adelphia: Temple University Press, 2008.
Capítulo 3
Destinos cruzados: trabajadores chinos
en Cuba y Nueva Granada a mediados del xix
Hernando Cepeda-Sánchez1
Óscar Domínguez-Portugal2
Introducción
Los años de mediados de siglo xix confirman la tendencia histórica de los últi-
mos siglos hacia la circulación y la conectividad. En este contexto, es posible
observar el fenómeno de las miles de naves europeas, americanas y asiáticas, que
sin contemplación surcaron los mares del mundo, en un movimiento sinuoso,
acentuado por el oscilante vaivén del oleaje, produciendo así la sensación de
una red de conexiones cada vez más dinámica. Simultáneamente, este momen-
to único e irrepetible, presenta la orientación de las sociedades modernas hacia
el dominio de la velocidad; así, el mundo contemporáneo encuentra en las rá-
pidas embarcaciones transatlánticas y en las redes ferroviarias intercontinenta-
les la noción del mundo conectado.
Con esto en mente, es preciso reconocer la importancia del escenario dis-
puesto por las aguas del Caribe, que sirvieron de espacio para la conexión ma-
rítima desde el inicio de la colonización española entre América y Europa. Ha
de recordarse que las embarcaciones que partían de los puertos de Caracas,
Cartagena, Portobelo o Veracruz realizaban la parada técnica para la aguada en
1
Profesor Asociado al Departamento de Historia de la Universidad Nacional de Colombia.
Correo electrónico: hdcepedas@unal.edu.co
2
Sociólogo egresado y estudiante de Historia de la Universidad Nacional de Colombia. Correo
electrónico: oadominguezp@unal.edu.co
131
132
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
el puerto de Mariel, en La Habana, antes de izar velas hacia Sevilla durante gran
parte del periodo colonial español en América. En el siglo xix estas aguas ob-
tuvieron reconocida importancia, a causa de la producción de azúcar y tabaco,
además de otros productos agrícolas de consumo significativo, convirtiéndose
en uno de los grandes nodos comerciales que conformaron la progresiva red de
conexiones de este siglo.
En este mismo sentido, es posible observar que, durante toda la centuria,
el brazo centroamericano, especialmente en las regiones del Istmo de Panamá
y el Darién3, se convirtió en protagonista indiscutido de las sendas exploracio-
nes, inicialmente francesas, encaminadas a agilizar el paso entre el océano At-
lántico y Pacífico.
Por estos motivos, el presente capítulo analiza el escenario de las aguas del
Caribe, donde se hermanan las historias políticas y sociales latinoamericanas,
siendo Cuba y la Nueva Granada —posteriormente Colombia— dos de sus
protagonistas. Estas dos naciones recorrieron experiencias políticas distintas
durante gran parte del siglo xix; la primera, en condición de colonia española
hasta 1898, mientras que la segunda experimentó las obligaciones políticas de-
rivadas de la independencia republicana desde 1819. Por esto y más, el cruza-
miento de sus historias con relación a la diáspora china amerita una observación
detallada.
En principio, se detecta que uno de los elementos de cruce radica en la
debilidad y vulnerabilidad de las economías locales ante los procesos de aboli-
ción de la esclavitud y la consecuente carencia de mano de obra, sobrecostos
productivos, y las condiciones de sujeción laboral para el desarrollo de las obras
agroexportadoras4. La contratación de trabajadores destinados a faenas agríco-
3
Durante el siglo xix, además de la realización de un Canal por el Istmo de Panamá, se propu-
sieron, solo en la Nueva Granada, dos cruces transoceánicos, el primero por el Istmo de San Blas,
en la Provincia del Darién, y el segundo por el Urabá, en el actual departamento del Chocó,
Colombia, que hace parte de la misma estructura geográfica del Darién. A estos se suman los
proyectos del Istmo de Tehuantepec y de los proyectos en Costa Rica y Nicaragua en dicho siglo.
4
Esto debe relativizarse teniendo en cuenta las lógicas de la superexplotación del trabajo descri-
tas por Ruy Mauro Marini. Para Marini, en la hacienda, el propietario busca obtener ganancias
133
Destinos cruzados: trabajadores chinos en Cuba y Nueva Granada a mediados del xix
6
Adam McKeown, “Conceptualizing Chinese Diasporas, 1842 to 1949”, The Journal of Asian
Studies 58, no. 2 (1999): 315.
135
Destinos cruzados: trabajadores chinos en Cuba y Nueva Granada a mediados del xix
Kong a Gran Bretaña y abrió al mercado internacional los territorios del Sur
de China.
Los primeros indicios sobre el uso de mano de obra libre de tipo culí se
remonta a finales de siglo xvii, cuando se contrata a irlandeses para las planta-
ciones de caña de azúcar en las Antillas, sin embargo, es en la India en donde
este sistema se consolida. Durante las primeras dos décadas del siglo xix, cuan-
do el Imperio Británico prohíbe la trata esclava, se inicia el primer proyecto de
traslado de población biharí a Bengala para trabajar en plantaciones de té. Desde
ese momento se abrió la posibilidad del uso de mano de obra, inicialmente indos-
tana, por parte de los comerciantes, hacendados e industriales ingleses en sus
colonias del Caribe, y otras regiones, de forma previa a la contratación china7.
Con relación al caso de la diáspora china se calcula 1,5 millones de migran-
tes en 25 años a los destinos de California, Australia y en menor medida, países
insulares asiáticos8. La región del Caribe, nuevo escenario de confrontación
entre ingleses y estadounidenses por el destino de las colonias españolas también
recibió un importante número de migrantes asiáticos.
Para finales de la década de 1840, la disminución de los brazos esclavos se
había convertido en un motivo de gran preocupación para los empresarios cu-
banos, debido principalmente al aumento de los precios de los esclavos comer-
cializados en el mercado negro, además del mayor control al frente de los
litorales africanos por parte de las marinas inglesa, portuguesa y española. Una
situación semejante habría de experimentarse en el marco de las negociaciones
tejidas entre la naciente firma estadunidense Panama Railroad Co —o Compañía
7
Sobre los inicios del fenómeno culí en el Caribe se recomienda consultar: Kamala Kempadoo,
“‘Bound Coolies’ and Other Indentured Workers in the Caribbean: Implications for debates
about human trafficking and modern slavery”, Anti-Trafficking Review 9 (21 de septiembre de
2017): 48-63, https://www.antitraffickingreview.org/index.php/atrjournal/article/view/263/234
8
Éric Guerassimoff, “Des coolies aux Chinois d’outre-mer: La question des migrations dans les
relations sino- américaines (années 1850-1890)”, Annales. Histoire, Sciences Sociales 61, no. 1 (2006):
65; P. C. Emmer, “A “Spirit of Independence” or Lack of Education for the Market ? Freedmen
and Asian Indentured Labourers in the Post-emancipation Caribbean, 1834-1917”, Bulletin de la
Société d’Histoire de la Guadeloupe 138-139 (2004): 89, https://doi.org/10.7202/1040712ar
136
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
9
José Hilario López y Manuel Murillo, “Copia del contrato para la construcción de un camino
de hierro a través del istmo de Panamá” (Bogotá, 30 de abril de 1849), Archivo General de la
Nación, Fondo: Ministerio de Relaciones Exteriores. Serie: Diplomática y Consular. Caja 690,
Carpeta 164 “Ferrocarril de Panamá”, folio 23; José Hilario López y Manuel Murillo, “Proyecto
de decreto para la construcción de un camino de hierro a través del istmo de Panamá” (Bogotá,
1 de junio de 1849), Archivo General de la Nación, Fondo: Ministerio de Relaciones Exteriores.
Serie: Diplomática y Consular. Caja 690, Carpeta 164 “Ferrocarril de Panamá”, folios 27-31;
Juan Santiago Correa, “Colombia y la Doctrina Monroe: el caso del Ferrocarril de Panamá y las
intervenciones estadounidenses en el Istmo”, Revista digital de historia y arqueología desde el Caribe
colombiano II, no. 22 (2014): 108; Ashley Carse, Beyond the Big Ditch: Politics, Ecology, and Infras-
tructure at the Panama Canal (Cambridge, Massachusetts: The MIT Press, 2014), 78, Infrastruc-
tures series.
10
Senado de la República de la Nueva Granada y Cámara de Representantes de la República de
la Nueva Granada, “Lei (17 de abril de 1852) adicional a las de manumisión i libertad de esclavos”,
La Crónica Oficial, 17 de mayo de 1852, 1.
11
La Estrella de Panamá (Star & Herald),“Suppression of the Slave Trade in Cuba”, 30 de noviem-
bre de 1865, 2; La Estrella de Panamá (Star & Herald), “Aumento de las escuadras españolas en las
indias occidentales [atribuido]”, 2 de diciembre de 1865, 3; La Estrella de Panamá (Star & Herald),
“The Spanish Slave Trade”, 7 de diciembre de 1865, 2; La Estrella de Panamá (Star & Herald), “Sup
pression of the Spanish Slave Trade —Important Decree”, 9 de diciembre de 1865, 2.
137
Destinos cruzados: trabajadores chinos en Cuba y Nueva Granada a mediados del xix
12
Apenas en 1851 se le pregunta a la Junta de Fomento con respecto a la conveniencia de traer
colonos asiáticos, teniendo en cuenta su corta experiencia. Ver: Archivo Nacional de Cuba, “A la
Junta de Fomento”, Habana, 21 de Julio de 1851. Legajo 544.
13
En la juiciosa investigación de McGuinness sobre el papel de los chinos en la construcción de
las obras del ferrocarril transístmico se relaciona la obra de Schott Joseph, que observa como los
colonos prontamente cayeron en enfermedad. Ver: Aims McGuinness, Path of Empire: Panama
and the California Gold Rush, The United States in the world (Ithaca: Cornell University Press,
2008), 71.
138
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
car los ochocientos sobrevivientes que llegaron a tierra, treinta y dos de ellos
quedaron postrados por enfermedad, y menos de una semana después, ochenta más
yacían a su lado. Los intérpretes quienes les acompañaban, atribuían su rápida
postración a la falta de su habitual consumo de opio14.
14
Traducción y subrayado nuestros. The Westmorland Gazette and Kendal Advertiser, “Chinese
Labourers at the Panama Railroad”, 10 de noviembre de 1855, 3. El texto original dice: “The
voyage was tolerably prosperous, and the Chinese bore its fatigues and sufferings with great
patience, cheered by the prospects of reaching the foreign land, whither they had been tempted
by the glowing description of those traffickers in human life, who had so liberally promised them
wealth and happiness. Sixteen died on the passage, and were thrown into the sea. No sooner had
the eight hundred survivors landed, than thirty two of the number were struck down prostrate
by sickness, and in less than a week afterwards, eighty more laid by their side. The interpreters
who accompanied them, attributed this rapid prostration to the want of their habitual opium”.
15
Señala Lasso el escenario ampliamente cosmopolita de la región de Panamá, donde a mediados
del cincuenta convivían sin dificultad cientos de trabajadores de todas partes del globo, incluidos
cientos de chinos. Marixa Lasso, Erased: The Untold Story of the Panama Canal (Cambridge, Mas-
sachusetts; London, England: Harvard University Press 2019), 7-58; Correa, “Colombia y la
Doctrina Monroe: el caso del Ferrocarril de Panamá y las intervenciones estadounidenses en el
Istmo”, 108.
16
Comentario del médico estadunidense quien a finales del sesenta publicó sus memorias sobre
el recorrido a través del Istmo. Traducción nuestra. Ver: F. N. Otis, Isthmus of Panama. History of
the Panama Railroad and of the Pacific Mail Steamship Company (New York: Harper & Brothers,
Publishers, 1867), 22. El texto original dice: “The Native Population […] were too indolent and
unaccustomed to labor […] The resources of the country were entirely inadequate for the support
of labourers”.
139
Destinos cruzados: trabajadores chinos en Cuba y Nueva Granada a mediados del xix
17
Portsmouth Evening News, “Chinese for Panama”, 26 de abril de 1881, 2.
18
The Globe, “Kidnapping Chinese Coolies”, 12 de abril de 1888, 5; Sheffield Daily Telegraph,“-
Kidnapping Chinese Coolies”, 13 de abril de 1888, 5; The Shields Daily Gazette and Shipping Te-
legraph, “The Panama Canal: Wholesale kidnapping of the Chinese Coolies”, 13 de abril de 1888, 4.
19
Véase: “But they had been engaged upon the work scarcely a month before almost the entire
body became affected with a melancholic, suicidal tendency, and scores of them ended their
unhappy existence by their own hands”. En: Fessenden Nott Otis, Illustrated History of the Pana-
ma Railroad (Place of publication not identified: Applewood Books, 2009), 36; “Labor was an
intractable problem, just as it had been for the railroad builders thirty years ago. ‘Native’ workers
were reportedly uninterested in construction wage labor because of the many transportation
economy”, Carse, Beyond the Big Ditch, 87.
140
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Mientras que esta raza no mejore o se cruce; mientras que el sistema de gobierno
no varíe, la grande obra de la regeneración cristiana del imperio chino será un
problema dificilísimo […] es preciso que haya una revolución moral […] los ídolos,
las imágenes y todas las monstruosidades del budismo deben caer al soplo de la
civilización cristiana22.
20
Lucy Cohen, “The Chinese of the Panama Railroad: Preliminary Notes on the Migrants of
1854 who ‘Failed’”, Etnohistory 18, no. 4 (1971): 311.
21
Benjamin N. Narvaez, “Chinese Coolies in Cuba and Peru: Race, Labor, and Immigration,
1839-1886” (Dissertation, Doctor of Philosophy, The University of Texas at Austin, Austin, 2010), 98.
22
Nicolás Tanco Armero, Viaje de Nueva Granada à China y de China à Francia (Medellín, Colom-
141
Destinos cruzados: trabajadores chinos en Cuba y Nueva Granada a mediados del xix
Las primeras siete millas son enteramente hechas las vías sobre pantanos y otros
malos cimientos; la cantidad de vidas humanas consumidas son inverosímiles. Se
contrataron cerca de 2000 chinos migrantes, y en cerca de seis semanas pocos
quedaban, sin embargo se continuó [su uso en] el trabajo hasta su culminación […]
El efecto de esta línea sola ha mejorado inmensamente la salud y la apariencia de
todos los alrededores, para que usted pueda imaginarse fácilmente que como un
túnel, la corriente de aire se precipitaba a su antojo de océano a océano; y además
de los pueblos incluidos en la ruta, esta le ha dado un tono de actividad y energía
a lo largo de las poblaciones nativas, quienes naturalmente son perezosos, vanido-
sos, suntuosos e inanimados23.
La población china excede los tres millones de habitantes. El territorio por ellos
ocupado es apenas lo suficientemente grande como para contenerlos. Aunque la
cantidad agregada de su labor es inmensa, la gran mayoría puede obtener solo una
precaria subsistencia a causa de la más paciente e incesante industria. La extrema
pobreza prevalece universalmente, y una recompensa inconcebiblemente pequeña
es obtenida por el arduo trabajo. Cientos de miles de esos empobrecidos seres esca-
parían gustosamente a otros lugares si les fuera ofrecida la oportunidad de mejorar
sus condiciones. El desbordamiento de gente de su país natal a esta tierra, sin
restricción alguna que les detuviese, podría ser inmensa29.
24
Carl Trocki, “Drugs, taxes, and Chinese Capitalism in Southeast Asia”, en Opium Regimes:
China, Britain, and Japan, 1839-1952, ed. Timothy Brook y Bob Tadashiu Wakabayashi (Berkeley:
University of California Press, 2000), 85.
25
Kathleen López, Chinese Cubans: A Transnational History (Chapell Hill: University of North
Carolina Press, 2013), 45; Elliott Young, Alien nation: Chinese Migration in the Americas from the
Coolie Era through World War II (Chapel Hill: The University of North Carolina Press, 2014), 32.
26
Eric R. Wolf, Europa y la gente sin historia (México: Fondo de Cultura Económica, 2014), 453.
27
Narvaez, “Chinese Coolies in Cuba and Peru: Race, Labor, and Immigration, 1839-1886”, 41-47.
28
The Lincoln, Rutland and Stamford Mercury, “India and China”, 2 de septiembre de 1853, 4;
Sheffield and Rotherham Independent, “Amoy retaken by the Imperialists”, 14 de enero de 1854, 6;
The Belfast Daily Mercury, “An Englishman’s Experience of the Rebellion in China”, 11 de enero
de 1856, 4. Frederic E Wakeman, Strangers at the Gate: Social Disorder in South China 1839-1861
(Berkeley: University of California Press, 1997), 100.
29
Traducción nuestra. Tomado del reporte presentado por Arthur Stout en 1871 para la oficina
de la Junta Estatal de Salud del Estado, 1871, quien alertaba con gran preocupación las conse-
143
Destinos cruzados: trabajadores chinos en Cuba y Nueva Granada a mediados del xix
cuencias demográficas y sociales relacionadas con la migración china a Estados Unidos. El texto
original dice: “The population of China exceeds three hundred millions of inhabitants. The te-
rritory they occupy is scarcely large enough to contain them. Although the aggregate amount of
their labor is immense, the great majority of them can only obtain a scanty subsistence by the
most patient and incessant industry. Extreme poverty universally prevails, and a recompense
inconceivably small is the reward of their toil. Hundreds of thousands of these impoverished
beings would gladly escape to other realms if the opportunity was offered them to improve their
condition. The overflow from their native land to this country, if no restriction withheld them,
would be immense”. USA Government, Report of the Joint Special Committee to Investigate Chinese
Immigration. [44th Congress, 2d. Session. Senate. Report No. 689] (Washington: Government Printing
Office, 1877), 869.
30
Cepeda Hernando Sánchez, “El precio de ser nación: choque simbólico entre chinos e ingleses
en el siglo xix”, en Entre Osos y Dragones. Miradas transdisciplinares sobre las realidades de Asia, ed.
Diana Andrea Gómez Díaz y Hernando Cepeda Sánchez (Bogotá: iepri-Facultad Ciencias Hu-
mana-unal, 2020), 54.
31
E. Young, “Chinese Coolies, Universal Rights and the Limits of Liberalism in an Age of Em-
pire”, Past & Present 227, no. 1 (1 de mayo de 2015): 123-26, https://doi.org/10.1093/pastj/gtv018.
Por Dominación Racional o Dominación Legal debe entenderse como aquella que descansa en la creen
cia en la legalidad de los agentes de autoridad. Sobre esto ver: Max Weber, Economía y sociedad
(México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 2014), 338.
144
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
32
En la historiografía de la isla aparece el debate sobre la participación de los chinos en las luchas
independentistas. Ver: Ignacio López-Calvo, “Los culíes chinos en las guerras de la independen-
cia cubana: usos políticos y representaciones literarias”, en La independencia de América. Primer
centenario y segundo centenario, coord. Jacinto Choza (Sevilla: Thémata, ucv-us-upb, 2011), 189-197.
145
Destinos cruzados: trabajadores chinos en Cuba y Nueva Granada a mediados del xix
bién demandó las argucias discursivas que produjeron la imagen lamentable del
chino lisonjero, enfermo, vicioso, portador de enfermedades asociadas a la dege
neración de las razas orientales. De esta suerte, las denuncias sobre la locura de
los chinos en las naves y en los puestos de trabajo, que los condujeron al suicidio,
además de las enfermedades diagnosticadas por la medicina occidental, sumados
a los criterios asépticos, son entendidos aquí como dispositivos utilizados y de
sarrollados por la sacarocracia cubana y la compañía de los trenes neoyorquina
en Panamá para justificar las formas de sujeción de la mano de obra de los co-
lonos chinos.
Resulta altamente compleja la adaptación del sistema de colonos chinos en
América, tanto en la anglosajona como la latinoamericana, principalmente por
las herencias culturales firmemente arraigadas en las ciudades caribeñas anali-
zadas. Contrariamente a lo esperado, en el continente se abogaba por la incorpo
ración de brazos caucásicos, antes que negros o mongoloides, entendidos estos
últimos como una amenaza a la raza y a la civilización. El temor a la miscege-
nación se discutió con amplitud en los tratados médicos, donde se enunciaron
los peligros suscitados por la creciente marea de migrantes asiáticos a territorios
tradicionalmente gobernados por blancos, bien sea Australia o el caso de las
costas occidentales de los Estados Unidos:
33
Traducción nuestra. Diana L Ahmad, “Opium Smoking, Anti-Chinese Attitudes, and the Ame-
rican Medical Community, 1850-1890”, American Nineteenth Century History 1, no. 2 (2000): 61.
El texto original dice: “In the medical field, the literature claimed that the American people and
civilization would deteriorate if Americans intermarried with non-Anglo-american or non-Eu-
ropean peoples, especially the Chinese. In 1862, Dr. Arthur B-Stout, an advocate of Chinese
exclusion, published Chinese Immigration and the Physiological Causes of the decay of a nation that concer-
ned itself with Anglo-American and Chinese miscegenation”.
146
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
34
Paul Gilroy, Atlántico negro: Modernidad y doble conciencia (Tres Cantos: Akal, 2014).
147
Destinos cruzados: trabajadores chinos en Cuba y Nueva Granada a mediados del xix
35
Se mantiene ortografía original. “Diputación de Sanidad del Puerto de la Habana” (8 de mayo
de 1856), f. 1. En: No. 546, “Shipping record”. “Records for the ship American Eagle, which
brought Chinese settlers from China to Cuba under contract with Jose Castro and Jose Manuel.
1856”. En: Repositorio digital de la Arizona State University. Disponible en: Collections/Chi-
nese Immigrants in Cuba: Documents from the James and Ana Melikian Collection, https://
repository.asu.edu/items/23787#embed. Consultado el: 15 de marzo 2021.
148
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Fuente: “Estado que demuestra el Movimiento Sanitario que durante su viaje ha tenido la Fragta.
[sic: Fragata] amera.[ [sic: americana] Golden Eagle capitan Fabens tripulacion 33 procedente de Suatao
con 105 dias de navigacion y la calificación de los enfermos que tiene al presente”. En: “Diputación de
Sanidad del Puerto de la Habana” (La Habana, 8 de mayo de 1856), f. 736.
36
Se mantiene ortografía original. En: No. 546, “Shipping record”.
149
Destinos cruzados: trabajadores chinos en Cuba y Nueva Granada a mediados del xix
Fuente: Benjamin J. Lindsay, Old Marblehead Sea Captains and the Ships in
Which They Sailed (Marblehead: Marblehead Historical Society, 1915), 5037.
37
También véase en: “Sea Capitains Fabens, Samuel to Freeto, Francis”, AccessGenealogy, https://
accessgenealogy.com/massachusetts/sea-captains-fabens-samuel-to-freeto-francis.htm. Consul-
tado el: 29 de marzo 2021. Pintura original en Hong Kong, propiedad familia del Capitán Fabens.
150
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
patron por cuya cuenta trabaje, y el nombre y profesion y domicilio de uno y otro.
[…] Art 8o. Estas cédulas servirán de documentos de seguridad y ademas, de licen-
cias de tránsito para los colonos que se trasladen de un punto á otro de la Isla. Los
patronos respectivos cuidarán de que los colonos no emprendan el viaje sin licen-
cia expresa suya, que harán constar al pié de la cédula. Cuando el colono saliere de
los límites de su residencia, deberá llevar siempre consigo aquel documento y
mostrarlo á toda autoridad ó agente de Policía que reclamare su exhibición38.
Resistencias
38
Se mantiene ortografía original. “Bando del capitán general sobre como se deben llenar las
cédulas de identidad de los colonos chinos. 1855”. Don José Gutierrez de la Concha, Gobernador
capitán general, General en jefe del ejército de la Isla, &c&c. Habana 5 de junio de 1855. En: No. 763,
“Cedula Instructions”. “Letter from the Captain General, stating what should be filled on the
identity cards of Chinese settlers.1855”. En: Repositorio digital de la Arizona State University.
Disponible en Collections/Chinese Immigrants in Cuba: Documents from the James and Ana
Melikian Collection, https://repository.asu.edu/items/24004. Consultado el: 15 de marzo de 2021.
39
Cohen, “The Chinese of the Panama railroad”, 315.
151
Destinos cruzados: trabajadores chinos en Cuba y Nueva Granada a mediados del xix
Entre las alternativas más habituales para resistir a las formas opresivas y se-
mi-esclavistas de la relación entre hacendado, patrón y culí consistió en el aban-
dono del puesto de trabajo. Esta es la vía de resistencia con mayor complejidad a
causa de su diversidad. Así, nos encontramos con tres tipos básicos de este tipo
de resistencia: (1) el amotinamiento en las embarcaciones durante su viaje a
costas americanas, (2) el abandono temporal y/o escape de los trabajos a los que
habían sido contratados hacia otros empleos, y (3) el mendigaje.
Con relación al primero de los casos, son dicientes las formas como termina
ron muchas empresas contratistas de colonos, las cuales enfrentaron revueltas,
asonadas y disturbios viscerales en el medio de los océanos, como reacción y
resistencia al engaño del que fueron víctimas. Sería tal el desconcierto de estos
desafortunados campesinos, principalmente capturados en mercados, tiendas o
incluso a campo abierto en la región de Kwangtung y Fukien40, que prefirieron
la muerte a un trágico destino en el Caribe. Para estos intempestivos suicidas,
las elecciones racionales consistieron en escoger la resistencia directa contra sus
captores directamente en los navíos, o arriesgar su dignidad humana en una
empresa colonizadora cuyo destino era semejante a las prácticas de la esclavitud.
Así, es frecuente leer en los diarios de viaje de los capitanes de las embar-
caciones el miedo latente al amotinamiento durante la travesía41. Además, las
insurrecciones resultaban más frecuentes en los mares del Sur de China que en
otras partes del viaje, pues allí se contaba con el apoyo de piratas chinos, en caso
de que las cosas se salieran de control.
Muchos de los líderes de los motines eran antiguos culíes que habían lo-
grado retornar al Imperio Celeste; estos conocedores empíricos del destino de
la trata voluntariamente participaban de la captura y asentían los términos de la
40
J. Ankum-Houwink, “Chinese Contracts Migrants in Surinam between 1853 and 1870”, Bole-
tín de Estudios Latinoamericanos y del Caribe 17 (1974): 44.
41
Cohen, “The Chinese of the Panama railroad”, 316.
153
Destinos cruzados: trabajadores chinos en Cuba y Nueva Granada a mediados del xix
Solía ver a los culíes chinos de Panamá desembarcando la carga. Había cerca de
cincuenta de ellos. Un día había una pelea regular, y uno de los Celestes fue impru
dente con uno de los oficiales quienes supervisaban el trabajo, y, entonces, el oficial
le derrumbó; inmediatamente todos los chinos comenzaron a gritar como demo-
nios, abandonaron el trabajo, abarrotados dentro de los botes y remando hasta
tierra firme tan rápido como podían, gritando todo el tiempo. Los negros pana-
meños fueron enviados para ir a descargar el barco. A la mañana siguiente, todos
los Johns [Como respondían los chinos en la embarcación] regresaron y retomaron
el trabajo muy tranquilamente. Vi a uno con un gran parche en su mejilla, resulta-
do de su mala conducta43.
42
Young, “Chinese Coolies, Universal Rights and the Limits of Liberalism in an Age of Empire”,
137-142.
43
Traducción nuestra. The Yorkshire Post and Leeds Intelligencer, “A Voyage on the Pacific and At-
lantic”, 27 de abril de 1876, 6. Dice el texto original: “I used to watch the Chinese coolies from
Panama unloading cargo. There were about fifty of them. One day there was a regular row, one
of the Celestials was imprudent to the officer who was superintending the work, so the officer
knocked him down; immediately all the Chinamen began screaming like devils, left off working,
154
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Algunos de los pueblos están medio desiertos, sus chozas rápidamente caen en
ruinas, porque miles de negros ya, desde la interrupción de las obras del canal, se
han ido a las Indias Occidentales, Venezuela, o tan lejos como el Perú; pero los asen
tamientos están generalmente llenos de chinos, negros y mestizos, muchos de ellos
“esperando a que algo ocurra”. Muchas de esas personas sin duda emigrarían si los
trabajos en el canal no son retomados, pero parece que la mitad de la población se
quedará. Una vida aquí se gana fácilmente por el cultivo de frutas tropicales y
vegetales en medio acre de claro de bosque, y muchos negros y chinos gradual-
mente se asientan para trabajar en jardinería, plantaciones de fruta o en fincas
ganaderas. [si sigue] así, el Istmo quedará sometido a un cultivo generalizado como
resultado de los esquemas del ferrocarril y el canal, y sin duda como un reclamo a
cultivos más saludables […] Esto tiene, en tal caso, que desarrollar un importante
distrito agrícola […] Los asentamientos en la región son, casi en su mayoría, habi-
crowded into the boats and rowed away to land as fast as they could, shouting all the time. Pa-
nama niggers had to be sent for to go on unloading the ship. The next morning, all the Johns
returned and resumed work very quietly. I saw one with a great patch on his cheek, the result of
his misconduct”.
44
Lok Siu, “Panamá. El ferrocarril, la tienda y el barrio”, en Cuando Oriente llegó a América: con-
tribuciones de inmigrantes chinos, japoneses y coreanos, ed. Banco Interamericano de Desarrollo (Was-
hington, D.C.: Banco Interamericano de Desarrollo, 2004), 79-98.
155
Destinos cruzados: trabajadores chinos en Cuba y Nueva Granada a mediados del xix
tados por chinos y negros, y algunas de las casas son meramente construidas de
paneles y techos de pasto seco […] nosotros ahora pasamos por cerca de una milla
a través de un distrito de viviendas pobres, tiendas miserables, lavanderías negras
y chinas, y personas bajo el consumo de alcohol, siendo la medio arruinada iglesia
de Santa Ana, testigo de muchas escenas conmovedoras45.
45
Traducción nuestra. N. C. Schou, “Impressions of a “Round Voyage”. Liverpool and New
Orleans via the West Indies and Central America. NO. XIII-Panama”, Manchester Courier and
Lancashire General Advertiser, 24 de agosto de 1889, 10. El texto original dice: “Some of the villa-
ges are half deserted, their huts rapidly falling into ruin, for several thousands of negroes have
already since the stoppage of the canal works, gone home to the West Indies, Venezuela, or even
far Peru; but the settlements are generally still well filled with Chinamen, negroes and half-breeds,
many of them “waiting for something to turn up”. Many of these folks will doubtless emigrate if
the canal work be not resumed, but it seems as if half the population will stay. A living is here
easily earned by growing tropical fruit and vegetables on a half-acre clearing, and many negroes
and Chinamen are gradually settling down to gardening and fruit growing or working on stock
farms. The Isthmus will thus be brought under very general cultivation as a result of the railway
and canal schemes, and doubtless as reclaimed grow more healthy [...] It must in such case deve-
lop into an important agricultural district [...]The settlements are in this region almost wholly
inhabited by Chinamen and negroes, and some of the huts are merely built of waffles with dried
grass roofs […] We now pass for nearly a mile through a district of poor tenements, squalid shops,
Chinese and negroes’ laundries, and low drinking being the half ruined church of Santa Ana,
which was witnessed many a stirring scene”.
46
Cohen, “The Chinese of the Panama Railroad”, 313-314.
156
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Puede argüirse, y [como] lo hicieron muchos defensores del sistema, [es] que el
opio fue una “droga de trabajo” necesaria para los trabajadores chinos. Agregado
al apaciguamiento del dolor de la labor diaria, el opio fue también un fármaco para
los culíes en contra de la diarrea causada por la disentería y la variedad de parásitos
intestinales de los que uno se llena en la selva. Este también reduce la fiebre de
aquellos afectados por la malaria, la malaria hemoglobínica, el dengue, la fiebre
tifoidea, y otras enfermedades48.
Karl Marx, “En torno a la crítica de la Filosofía del Derecho de Hegel”, trad. Rubén Jaramillo
47
Suicidio
49
Robert Thomes, “Chinese labourers on the Panama Railway works”, The Leeds Times, 20 de
octubre de 1855, 6.
50
Traducción propia. Schou, “Impressions of a “Round Voyage”. Liverpool and New Orleans via
the West Indies and Central America. NO. XIII-Panama”. Dice el texto original: “Here most of
the people still remain, and though there are not wanting whisky saloons and places in front of
which the sign “Aquí se vende opio, (opium sold here)” is conspicuous”.
51
The Western Daily Press, “Chinese coolies in Cuba”, 24 de junio de 1876, 6.
158
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Los pobres sufrientes dejaron la pica y la pala caer de sus manos, y cedieron a la
agonía de la desesperación. Ellos ahora con gusto le dan la bienvenida a la muerte,
e impacientemente aguardan su turno en la fila en la que quedaban antes de la
pestilencia. El caos de la muerte prosiguió y había hecho su trabajo en el tiempo;
pero como muchas veces fue misericordiosa, y perdonaba una vida, siendo delibe-
rada, aunque mortal, los chinos desaparecidos no pudieron esperar mucho más:
estaban apresurados en agarrar la mano de la muerte, y voluntariamente buscaban
su destrucción a su alcance. Algunos deliberadamente encendían sus pipas, y se
sentaban a la orilla del mar, y esperaban a la subida de la marea —tristemente
decidían morir— y sentados, en silencio e inmóviles como una piedra azotada por
la tormenta, como ola que se levanta por encima de otra, hasta hundirse en la
profundidad eterna. Algunos negociaban con sus compañeros la muerte —dándo-
le todo a la mano amiga, [quien] con amabilidad tocaba el gatillo, esparciendo sus
sesos, acelerando su muerte. Algunos se colgaban de altos árboles de su cabello, y
otros enredaban sus colas a sus cuellos, con un espiral tras otro, hasta que sus caras
quedaban pálidas, sus ojos salían de sus cuencas, sus lenguas sobresalían [de sus
bocas], y la muerte aliviaba su agonía. Algunos cortaban feos palos en forma de
muleta, afilaban los extremos hasta un punto, y clavaban sus cuellos sobre ellos
hasta que los perforaban, y de este modo los destrozaban, entregando su vida en
un chorro de sangre. Algunos tomaban grandes piedras con sus manos y saltaban
al río más cercano, y firmemente aferrados al peso que los hundía, borboteaba el
ahogo de su agonía, al fondo, hasta que la muerte los soltaba de su peso y les hacía
52
Cohen, “The Chinese of the Panama railroad”, 314-317.
159
Destinos cruzados: trabajadores chinos en Cuba y Nueva Granada a mediados del xix
flotar a la superficie sus cuerpos sin vida. Algotros se empalaban con sus instru-
mentos de trabajo53.
[…]
Es una hora en que todos se han marchado
En que partimos hacia épocas añejas
Con zapatos nuevos y ojos advocados al misterio
Con un dragón de escamas gualdas,
53
Traducción nuestra. Thomes, “Chinese labourers on the Panama Railway works”. Dice el texto
original: “[…] The poor sufferers let the pick and shovel fall from their hands, and yielded them-
selves up to the agony of despair. They now gladly welcome death, and impatiently awaited their
turn in the ranks which were falling before the pestilence. The havoc of disease went on and would
have done its work in time; but as it was sometimes merciful, and spared a life, and was deliberate,
though deadly, the despairing Chinese could wait no longer: he was hastily seized the hand of
death and voluntary sought destruction in its grasp. Some deliberately light their pipes, and sat
themselves down upon the shore of the sea, and awaited the rising of the tide —grimly resolved to
die— and sat and sat, silent and unmoved as a storm-beaten rock, as wave arose above wave, until
they, until the sank into the depths of eternity. Some bargained with their companions for death
—giving their all to the friendly hand which, with a kindly touch of the trigger, would scatter their
brains, and hasten their doom. Some hung themselves to the tall trees by their heir, and some
twisted their queues about their necks, with a deliberate coil after coil, until their faces blackened,
their eye-balls started out, their tongues protruded, and death relieved their agony. Some cut ugly
crutch-shaped sticks, sharpened the ends to a point, and thrust their necks upon them until they
were pierced through and through, and thus mangled, yielded up life in a torrent of blood. Some
took great stones into their hands, and leaped into the nearest river, and clung, with resolute hold,
to the weight which sunk them, gurgling in the agonies of drowning, to the bottom, until death
loosened their grasp and floated them to the surface, lifeless bodies. Some impaled themselves upon
their instruments of labour [...]”.
54
Debemos aclarar en este punto que el nombre de Matachín de dicha población no se debe a la
muerte de los chinos durante la construcción del ferrocarril, sino que es un poblado anterior, y
si bien no podemos confirmar que el asentamiento sea de tiempos coloniales, sí se puede afirmar
que es un pueblo que estaba en los mapas republicanos al momento de la planeación de las obras,
y que da la casualidad de que en esta locación se da el mayor número de suicidios chinos.
160
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
De ahorcamientos
En el pueblo55.
Conclusión
55
Elvira Hernández, “Javier Alvarado. El libro de tus posesiones”, Revista Altazor. Revista Electró-
nica de Literatura (blog), (20 de mayo de 2016): https://www.revistaaltazor.cl/javier-alvarado-3/.
Consultado el: 16 de junio de 2020.
56
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162
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
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Capítulo 4
Levantamientos y rebeliones de chinos
en Cuba y el Perú durante el siglo xix
Benjamín N. Narváez1
Introducción
1
Profesor en el departamento de historia en la Universidad de Minnesota, Morris. Correo elec-
trónico: bnarvaez@morris.umn.edu
2
Archivo Regional de La Libertad [arll] [Perú], Corte Superior, Causas Criminales, 1866, Có-
digo 932, Leg. 710, Exp. 4268.
3
Eliza McHatton-Ripley, From Flag to Flag: A Woman’s Adventures and Experiences in the South
during the War, in Mexico, and in Cuba (Nueva York: D. Appleton and Company: 1889), 170-174.
169
170
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
4
Kathleen López, Chinese Cubans: A Transnational History (Chapel Hill: University of North
Carolina Press, 2013), 22 y 261 [nota 27].
171
Levantamientos y rebeliones de chinos en Cuba y el Perú durante el siglo xix
en gran parte la fuerza laboral en las haciendas costeñas después de 1854, ne-
gando así a los patrones y administradores la capacidad de dividir su fuerza
laboral entre negros y chinos para controlarla mejor. Los culíes reemplazaron a
los esclavos en el Perú en lugar de complementarlos. Pocos exesclavos se que-
daron en las haciendas y los hacendados en la zona costera se abstuvieron de
reclutar trabajadores indígenas de la sierra. Por lo tanto, las fuerzas laborales
de las haciendas costeñas carecían de suficiente diversidad para frustrar los
levantamientos chinos. Además, cuando los chinos apoyaron a los invasores
chilenos durante la Guerra del Pacífico (1879-1883), fue diferente a las otras
rebeliones chinas en que se tomaba una hacienda, pero ese acto de apoyar a los
chilenos aún reflejaba la resistencia china contra la explotación en el contexto
de la debilidad de la autoridad estatal en el campo.
Los chinos intentaron sublevarse colectivamente en Cuba, pero nunca lle-
garon al punto de tomar control de un ingenio debido al hecho de que la isla
era una sociedad colonial esclavista. Primero, como complementos a la mano
de obra esclava —a pesar de su estatus legal diferente—, los culíes a menudo
trabajaban al lado de los esclavos, dando a los patronos/amos y los administra-
dores la oportunidad de crear y mantener tensiones entre ellos para así contro-
lar su fuerza laboral. Las experiencias diarias de los dos eran similares, pero sus
estatus legales distintos y sus antecedentes culturales hacían difícil que se unie-
ran en oposición. Los patronos y administradores también fomentaban estas
divisiones. Por lo tanto, cuando los chinos en Cuba intentaban levantarse co-
lectivamente, los esclavos muchas veces no les prestaban atención o ayudaban
a detenerlos. El tomar un ingenio fue difícil cuando la mano de obra estaba
dividida. En segundo lugar, el “pacto colonial” de Cuba, en el que la clase es-
clavista permanecía extraoficialmente leal a España a cambio de mantener el
estado de esclavitud y dar protección contra los levantamientos de esclavos,
significaba que la sociedad cubana estaba preparada para sofocar los grandes
levantamientos de culíes. A diferencia del Perú, Cuba tenía la infraestructura
política y militar para reprimir rápidamente la rebelión de esclavos o culíes.
Sólo con la ruptura del pacto colonial en la provincia de Oriente durante la
172
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Guerra de los Diez Años (1868-1878) se creó la oportunidad para que miles de
chinos se rebelaran contra su explotación y la autoridad española. Pero éste no
fue un levantamiento chino independiente.
Al desarrollar este análisis de los levantamientos chinos, este ensayo desta-
ca la importancia del estudio comparativo para comprender mejor el trabajo
chino contratado en las Américas. Se ha realizado la mayoría de las investiga-
ciones sobre este tema con base en marcos nacionales, mientras que los trabajos
más recientes han adoptado perspectivas transnacionales. Estas investigaciones
han arrojado mucha luz sobre porqué estas sociedades recurrieron al trabajo
chino, cómo la experiencia culí se acercaba a la esclavitud a pesar de la existen-
cia de contratos laborales, cómo los chinos resistieron la explotación y se inte-
graron en estas sociedades, y cómo estos procesos se relacionaban a pesar de
fronteras nacionales5. Sin embargo, hay una falta de análisis comparativo deta-
llado de la mano de obra contratada china en Cuba y el Perú6 aunque pudiera
ayudarnos a comprender mejor las similitudes y diferencias que existían y así
proporcionar una comprensión más matizada de la experiencia china en ambos
lugares.
5
Estudios de la mano de obra china en Cuba y el Perú con un marco nacional incluyen Duvon
Clough Corbitt, A Study of the Chinese in Cuba, 1847-1947 (Wilmore, KY: Asbury College, 1971);
Fernando de Trazegnies Granda, En el país de las colinas de arena, vol. 2 (Lima: Fondo editorial de
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World War II (Chapel Hill: University of North Carolina Press, 2014); y Lisa Yun, The Coolie
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6
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les 22, no. 42 (2019): 136, https://doi.org/10.15381/is.v22i42.17485
173
Levantamientos y rebeliones de chinos en Cuba y el Perú durante el siglo xix
7
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consulte Corbitt, A Study, 1-26; López, Chinese Cubans, 15-24; Pérez de la Riva, Los culíes, 18-78;
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174
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
8
Para más información sobre la abolición en el Perú, consulte Carlos Aguirre, Agentes de su pro-
pia libertad: los esclavos de Lima y la desintegración de la esclavitud: 1821-1854 (Lima: Fondo Edito-
rial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 1993); Peter Blanchard, Slavery and Abolition
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Alexandra Stern (Berkeley: University of California Press, 1994). Para obtener más información
sobre la adopción de la mano de obra china en el Perú, consulte de Trazegnies Granda, En el país,
17-119; Rodríguez Pastor, Hijos, 25-34; y Stewart, Chinese Bondage, 3-30.
175
Levantamientos y rebeliones de chinos en Cuba y el Perú durante el siglo xix
Fuente: Dibujo de J. Pelcoq a partir de una fotografía publicado primero en 1860 y, luego, en 186910.
9
Para obtener más información sobre las relaciones de trabajo de los culíes y el maltrato de estos
trabajadores, consulte, Corbitt, A Study, 18-86; de Trazegnies Granda, En el país; Hu-DeHart,
“Chinese Coolie Labour”; López, Chinese Cubans, 21-53; Pérez de la Riva, Los culíes; Rodríguez
Pastor, Hijos; Stewart, Chinese Bondage; Young, Alien Nation, 21-94; y Yun, Coolie Speaks.
10
La imagen de la izquierda “Coolies chinois, à Cuba. —Dessin de Pelcoq d’après une photo-
grahie” es de: Richard Dana, “Voyage à l’île de Cuba, par M. Richard Dana, 1859” [Traduit par
M. A. Laugel], [49e. Liv.], Le Tour du Monde. 1860. Deuxième Semestre (Paris: Librairie de L.
Hachette et Cie., 1860), 356. Este documento es la traducción de un extracto de la obra de Richard
Henry Dana, To Cuba and Back. A Vacation Voyage (Boston: Ticknor and Fields, 1859). En dicha
176
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
obra, aunque se menciona a los culíes no hay ninguna imagen al respecto. La imagen de la dere-
cha “Chinese Coolies in the Havana” aparece en el capítulo “Cuba and the Cubans” de la obra
de de W. F. Ainsworth, ed. All Round the Word. An Illustrated Record of Voyages, Travels, and Adven-
tures in all Parts of the Globe. With Two Hundred Illustrations. First Series (London and Glasgow:
William Collins, Sons & Company, 1869), 429. En esta obra inglesa también aparece un extrac-
to del relato de Dana: Ainsworth, An Illustrated Record, 437-449. En la página xi se menciona el
grabado de chinos como dibujo de Pelcoq. Jules Pelcoq nació en Bélgica en 1823 y murió en
París en junio de 1887 y fue un ilustrador que trabajó para muchos periódicos y revistas y cola-
boró por muchos años con T. Denoue (1817-1887). John Grand-Carteret, Les mœurs et la carica-
ture en France (Paris: A la Librairie Illustrée, 1888), 636, 664.
11
Benjamín N. Narváez, “Subaltern Unity?: Chinese and Afro-Cubans in Nineteenth-Century
Cuba”, Journal of Social History 51, no. 4 (2018): 871-875 y Benjamín N. Narváez, “Abolition,
Chinese Indentured Labor, and the State: Cuba, Peru, and the United States during the Mid Ni-
neteenth Century”, The Americas 76, no. 1 (2019): 11-15.
177
Levantamientos y rebeliones de chinos en Cuba y el Perú durante el siglo xix
12
Para obtener más información sobre la resistencia china, las vidas y comunidades de asiáticos
libres, y las críticas domésticas e internacionales de la trata de culíes a Cuba y al Perú, consulte
Corbitt, A Study, 18-46, 73-80, 87-105; de Trazegnies Granda, En el país, 133-134, 137-148, 431-
485; López, Chinese Cubans, 39-128; Benjamín N. Narváez, “Becoming Sino-Peruvian: Post-In-
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(2016): 1-27 y “Subaltern Unity?”; Pérez de la Riva, Los culíes, 74-81, 154-174, 186-189, 195-196,
243-252, 259-318; Rodríguez Pastor, Hijos, 39-41, 89-113, 205-223; Stewart, Chinese Bondage,
69-71, 105, 113-159; Young, Alien Nation, 21-41, 68-73, 83-86; y Yun, Coolie Speaks.
178
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
13
López, Chinese Cubans, 25, 120; Humberto Rodríguez Pastor, La rebelión de los rostros pintados.
Pativilca 1870 (Huancayo: Instituto de Estudios Andinos, 1979), 58, 94; Heidi Tinsman, “Rebel
Coolies, Citizen Warriors, and Sworn Brothers: The Chinese Loyalty Oath and Alliance with
Chile in the War of the Pacific”, Hispanic American Historical Review 98, no. 3 (2018): 460.
179
Levantamientos y rebeliones de chinos en Cuba y el Perú durante el siglo xix
dados peruanos que para los hacendados cubanos porque los primeros carecían
de una fuerza laboral adecuadamente dividida y no tenían suficiente apoyo del
gobierno para restablecer de nuevo fácilmente su control. Así, en un puñado de
ocasiones, los trabajadores chinos se levantaron colectivamente y se apoderaron
de una hacienda o más en el Perú, pero nunca tuvieron el mismo éxito en Cuba.
Los hacendados costeños del Perú trataron de dividir su fuerza laboral como
método de control social, pero su creciente dependencia de los trabajadores
chinos hizo que esto fuera difícil de hacer. Aunque pocos indígenas trabajaban
en estas haciendas durante estos años, los hacendados contrataron tantos como
posible, además de trabajadores negros y mestizos. A menudo, trataban a estos
últimos mejor que a los chinos para fomentar sentimientos de discordia entre
los chinos y otros trabajadores. De hecho, cuando los chinos se sublevaban los
hacendados podían esperar que estos otros grupos permanecieran leales. El
empleo de capataces negros y, a veces, de indígenas contribuía a la discordia, ya
que muchos en puestos de autoridad abusaban de los chinos con azotes y más;
a veces, los chinos respondían a su vez con violencia14. Esto es lo que sucedió
en 1861 en la hacienda San Agustín en Callao cuando un grupo de colonos
asiáticos se vengó y asesinó a su capataz indígena Manuel Nicolás15. Sin embar-
go, los hacendados costeños generalmente no empleaban a suficientes trabaja-
dores no chinos para reducir en mucho el riesgo de los levantamientos. Algunos
hacendados diversificaron la mano de obra hasta el punto de que aproximada-
mente un tercio de los trabajadores no eran chinos16. Pero esto todavía signifi-
caba que la gran mayoría eran chinos. En general, los trabajadores negros e
indígenas constituían menos de un tercio. Las fuerzas laborales de las haciendas
se conformaban cada vez más de mano de obra china a fines de la década de 1860
y durante la década de 1870, un período que coincidió con las tasas más altas
14
Stewart, Chinese Bondage, 100-101 y Rodríguez Pastor, Hijos, 34-38.
15
Archivo General de la Nación del Perú, Causas Criminales, Corte Superior de Justicia de Lima
(R.P.J.), Leg. 188, 1861, Exp.: Criminal contra los asiáticos Ajasún, Amán, Ajáo, Tancao, Poti,
Asén, Asán, Lisán, Alaí, Comén, Añia, Sancudo, Ajui, Agué, Allin y Acaz por homicidio.
16
Stewart, Chinese Bondage, 101.
180
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
17
Rodríguez Pastor, Hijos, 34-38 y Evelyn Hu-DeHart, “Opio y control social: culíes en las ha-
ciendas de Perú y Cuba”, istor: Revista de Historia Internacional 7, no. 27 (2006): 29.
18
Narváez, “Abolition”, 24-27.
19
Peter Flindell Klarén, Peru: Society and Nationhood in the Andes (New York: Oxford University
Press, 2000), 158-182; Brooke Larson, Trials of Nation Making: Liberalism, Race, and Ethnicity in
the Andes, 1810-1910 (New York: Cambridge University Press, 2004), 151; Ulrich Muecke, Poli-
tical Culture in Nineteenth-Century Peru: The Rise of the Partido Civil, traducido por Katya Andrusz
(Pittsburgh: University of Pittsburgh Press, 2004), 162-191.
181
Levantamientos y rebeliones de chinos en Cuba y el Perú durante el siglo xix
Este caso es uno de muchos parecidos que se han producido en las provincias del
interior de este país, y donde muchas veces los agresores se apoyan de su influen-
cia política como un escudo contra el castigo que se merecen, mientras que la
distancia del capital y los modos de comunicación inadecuadas impiden la convo-
catoria de los medios adecuados para prevenir la agresión20.
20
Envío no. 160, 2 de enero de 1864, U.S. Ministers Peru-Lima, rollo 19, microfilm. Traducción
nuestra. En el original: “This case is one of many of a similar kind which have occurred in the
interior provinces of this country, and where the political influence of the aggressors is often
relied on by him as a shield from the punishment he deserves, while the distance from the Ca-
pital and the inconvenient modes of communication prevent summoning of the proper means
to prevent aggression”.
21
Félix Cipriano C. Zegarra, La condición jurídica de los estranjeros en el Perú (Santiago: Imprenta
de la libertad, 1872), 131.
182
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
El británico observaba:
Los propietarios de las haciendas no dependían de las autoridades para que les
ayudaran con el control físico y social de sus propiedades, sino que mantenían
el “orden” y la “justicia” ellos mismos23. “Una gran hacienda azucarera peruana
forma una pequeña república en sí misma”, explicó Cole, “sus miembros forman
una fuerza numérica superior a cualquiera que el gobierno pueda mantener,
quizás en toda la provincia. Para mantener el orden entre su propia gente, el
haciendado [sic] depende únicamente de sus propios recursos”24.
Para los hacendados esta autonomía tenía sus ventajas y desventajas. tenían
el poder de administrar sus haciendas como mejor les pareciera. La abolición,
las obligaciones contractuales del patrón o cualquier esfuerzo del gobierno para
regular el trabajo de los culíes y protegerlos no ayudaron mucho a los chinos.
Los patrones en el campo tenían rienda suelta para tratar a sus colonos asiáticos
22
George R. Fitz-Roy Cole, The Peruvians at Home (Londres: Kegan Paul, Trench & Co. 1884),
141. Traducción nuestra. En el original: “In these estates, remote from towns, and therefore
removed from the moral restrictions which public opinion exercises ‘where men do congregate,’
the mayordomo [or the hacendado if he were present] is completely his own master, and recognizes
no law but his own will; so, as in other absolute despotisms, the well-being of those under his
sway depends on the amount of justice existing in his own character”.
23
Michael J. Gonzales, Plantation Agriculture and Social Control in Northern Peru, 1875-1933
(Austin: University of Texas Press, 1985), 106.
24
Cole, The Peruvians at Home, 142. Traducción nuestra. En el original: “A large Peruvian su-
gar-estate forms a little republic in itself, its members form a numerical force superior to any
which government is able to maintain, perhaps in the whole province. To maintain order among
his own people, the haciendado [sic] relies solely upon his own resources”.
183
Levantamientos y rebeliones de chinos en Cuba y el Perú durante el siglo xix
25
Zegarra, La condición, 131.
26
Cole, The Peruvians at Home, 141. Énfasis de Cole. Traducción nuestra. En el original: “There
are no government officials whose duty it is to inquire how the Asiatic coolie is treated, and, if
there were, they would lack means to enforce their decrees”.
27
Cole, The Peruvians at Home, 141-142. Traducción nuestra. En el original: “The military and
civil force now maintained by government in the provinces is everywhere inadequate to compel
obedience to the laws of the country. So notorious is this fact, that no attempt is made to conceal
the motive for the sudden departure of the regiment from a native town, should there be reason
to anticipate a rising of its citizens with which the government forces feel themselves incompetent
to cope. To avoid unsuccessful collision, they retire to a distance and await reinforcements, who-
se arrival seldom fails in causing the would-be disturbers of public peace to relinquish their en-
terprise”.
184
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Según Cole, el orden podía restablecerse, pero no había suficiente fuerza poli-
cial o militar fuera de los principales centros urbanos para evitar los disturbios.
Las fuerzas locales esperaban refuerzos de otras comunidades o de los militares
para restaurar la paz. Esta demora permitió que estos disturbios se volvieran aún
más dañinos y peligrosos que si hubiera una presencia militar o policial más ro
busta en los pueblos y el campo desde el inicio. En estas circunstancias, los le-
vantamientos representaban un verdadero peligro para los hacendados de la
costa peruana.
Las fuentes históricas revelan que lo ocurrido en 1866 en la hacienda Ca-
janleque, mencionado al comienzo de este ensayo, fue el primer gran levanta-
miento de chinos28. El 13 de agosto, un grupo pequeño de ellos asesinaron a su
patrón Antonio Larco y después casi todos los chinos de Cajanleque participa-
ron en tomar control de la hacienda. Lo que precipitó esta violencia fue la
decisión de Larco de vender algunos de sus colonos asiáticos (técnicamente sus
contratos) a otra hacienda sin su consentimiento, lo cual era ilegal, pero sucedía
regularmente en el Perú sin repercusiones. Sin embargo, en este caso había una
historia de explotación y abuso en la hacienda, con los culíes quejándose de
azotes, un exceso de trabajo y una falta de comida, además de amenazas de ser
vendidos a otras haciendas que ponían en peligro los lazos que habían formado
entre ellos que les ayudaba a sobrellevar sus circunstancias adversas. Así que,
cuando Larco reunió a sus trabajadores chinos en la mañana y les informó antes
de enviarlos a trabajar que iba a vender a 8 de ellos a la hacienda Santa Clara,
muchos de los chinos habían llegado a su límite.
La convulsión empezó cuando Assuy Benjamín, uno de los seleccionados
para Santa Clara, se negó a ir y trató de huir. Cuando Larco lo atrapó, Assuy
Benjamín suplicó que se le permitiera quedarse, pero Larco respondió abofe-
teándolo. Desesperado, Assuy Benjamín gritó a sus compatriotas que mataran
a “papá” (es decir, a Larco), a lo que Atjim y Uncau respondieron atacando a
28
El siguiente análisis de este levantamiento se basa en la investigación oficial y juicio criminal
de algunos de los chinos contratados en la hacienda Cajanleque por el asesinato de Antonio
Larco. Consulte arll, Corte Superior, Causas Criminales, 1866, Código 932, Leg. 710, Exp. 4268.
185
Levantamientos y rebeliones de chinos en Cuba y el Perú durante el siglo xix
Larco por detrás con sus herramientas de trabajo. Luego, entre 10 y 15 culíes
más se reunieron alrededor de Larco y algunos de ellos posiblemente —los
testimonios varían— lo golpearon un poco más. Después de matar a golpes a
Larco, se produjo un caos total. Pronto todos los trabajadores chinos, salvo el
asistente personal chino de Larco llamado Antonio, se habían rebelado, toman-
do sus herramientas de trabajo (azadas, palas, podaderas, etc.) como armas.
Se hizo evidente rápidamente que no se podía evitar que los colonos asiá-
ticos tomaran el control de la hacienda, ya que los administradores y otros
trabajadores no eran suficientes para resistir. El chino Antonio había sido testi
go del ataque contra Larco y huyó en lugar de unirse a sus compatriotas. Antes
de esconderse, informó a Liborio García, un carpintero de la hacienda, sobre
lo sucedido. García y otros cuatro fueron hacia donde yacía el cuerpo de Larco,
pero se dieron cuenta de que eran insuficientes para establecer orden. Entonces,
se retiraron y se escondieron.
Mientras tanto, los rebeldes chinos persiguieron a los tres mayordomos de
la hacienda. Uno de los culíes atacó al mayordomo José María Márquez con un
calabozo y solo se le impidió matarlo cuando un empleado moreno tiró tierra en
su cara y logró quitarle la herramienta de las manos. Márquez después corrió a una
finca cercana para obtener ayuda médica. Perseguido por otro grupo de culíes, el
mayordomo Baltazar Silva tomó un caballo y escapó para Chocope con la inten
ción de notificar al gobernador del distrito sobre el levantamiento. José Santos
Ugarte, el administrador de la hacienda Santa Clara que estaba en Cajanleque
para adquirir los ocho culíes, se fue inmediatamente a Chocope en busca de au-
xilio. El tercer mayordomo, Lorenzo Castillo, huyó rápidamente hacia Paiján en
la otra dirección con la esperanza de encontrar ayuda para responder al levan-
tamiento. Finalmente, algunos de los trabajadores que no eran chinos se fueron
en busca de Juan Bautista Maurici, el copropietario de Cajanleque y copatrón
de los rebeldes chinos, que se encontraba en la hacienda Salamanca. Cajanleque,
claramente, no tenía suficientes trabajadores no chinos para reprimir un levanta
miento de todos los culíes de la hacienda; tampoco había una fuerza militar que
pudiera ser convocada rápidamente para detener el motín en su inicio.
186
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
acusados del
asesinato y otros 50 fueron detenidos como testigos, pero los fis-
cales solo tenían pruebas suficientes para juzgar a tres chinos al final: Assuy
Benjamín, Atjim y Uncau. Los tres hombres fueron condenados por asesinato
y los demás regresaron a la hacienda. El castigo para los tres era la pena de muer-
te, pero después de apelar recibieron una condena de 12 años de prisión en
Trujillo. No obstante, después de unos meses se escaparon y nunca se les encon
tró a pesar de los esfuerzos de las autoridades y, por varios años, de Rafael
Larco, el hermano de Antonio Larco, que los buscaba también29.
Aunque los fiscales y el tribunal esperaban que 12 años de prisión sirvieran
de ejemplo para otros chinos de la región de las consecuencias de rebelarse y
así disuadir futuras rebeliones, el levantamiento de Cajanleque siguió causando
miedo entre muchas personas e hizo que las clases dominantes evaluaran la
mejor forma de protegerse. Si las relaciones laborales culíes no iban a cambiar,
muchos se dieron cuenta de que necesitaban poner una fuerza armada perma-
nente en la zona para garantizar la tranquilidad. Esta fue la conclusión del jefe
de la comandancia de vigilantes de La Libertad de Trujillo al llegar a Cajanleque
con su propia fuerza armada y un poco después de que los hombres de Choco-
pe y Paiján habían restablecido el orden. Él explicó su opinión al prefecto del
departamento de La Libertad:
Como la mayor parte de las Haciendas del Valle de Chicama, tienen un número
considerable de Chinos á su servicio, es de temerse que instigados por el mal
ejemplo y por sus perversas pasiones, repitan los Asiáticos en estos fundos la ho-
rrible escena que ha tenido lugar en Cajanleque. Para evitarla me permitiré indicar
á V.S. que considero de absoluta necesidad, la permanencia en el Valle de Chicama,
de una fuerte partida de Vijilantes [sic] ó tropa que pueda ocurrir á donde el órden
se altere, y tranquilizar con su presencia á los pobladores alarmados, hoy justamen-
te por el homicidio del Sor. Larco30.
29
arll, Corte Superior, Causas Criminales, 1866, Código 932, Leg. 710, Exp. 4268.
30
arll, Corte Superior, Causas Criminales, 1866, Código 932, Leg. 710, Exp. 4268.
188
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
31
arll, Corte Superior, Causas Criminales, 1866, Código 932, Leg. 710, Exp. 4268.
32
arll, Corte Superior, Causas Criminales, 1866, Código 932, Leg. 710, Exp. 4268.
33
Cole, The Peruvians at Home, 139-140, 200.
189
Levantamientos y rebeliones de chinos en Cuba y el Perú durante el siglo xix
34
Pedro Miguel Eduardo Situ Chang, “La visibilización de la comunidad china en el norte del
Perú (1851-1876)” (Tesis de Maestría en Historia, Pontificia Universidad Católica del Perú, 2020),
196-203.
35
Stewart, Chinese Bondage, 120.
36
Consulte Rodríguez Pastor, La rebelión.
190
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
37
El Nacional (Lima), 5 de setiembre de 1870, 2.
191
Levantamientos y rebeliones de chinos en Cuba y el Perú durante el siglo xix
liberaron a más compatriotas. Ahora, con una fuerza aún mayor, atacaron Ba-
rranca, pero los barranquinos habían recibido una advertencia de la inminente
invasión, lo que les dio tiempo suficiente para establecer una resistencia exito-
sa que obligó a los rebeldes a dispersarse para tratar de escapar. Muchos de los
chinos se escondieron en las estribaciones andinas. Al día siguiente, una fuerza
militar de 175 hombres liderada por el prefecto de Lima llegó y persiguió a los
chinos, matando a unos 300 de ellos y capturando a la mayoría de los demás38.
La rebelión en el valle de Pativilca dio lugar a un importante debate sobre
la inmigración china, el trato a los colonos asiáticos y la mejor manera de pre-
venir futuros levantamientos. Muchos culparon a la supuesta depravación de
los chinos y al uso del opio, mientras que a otros les preocupaba que los chinos
libres pudieran incitar rebeliones en el futuro. Estos sentimientos llevaron al
Congreso Nacional a considerar la promulgación de una ley de recontratación
obligatoria parecida a la de Cuba, pero la propuesta fracasó debido a que resul-
taría en algo semejante a la esclavitud39. Otros insistieron en que el maltrato de
los chinos había provocado el levantamiento y que el gobierno necesitaba hacer
un mejor trabajo para proteger a los colonos asiáticos. Si bien el gobierno co-
menzó a demostrar un mayor interés en el bienestar de los chinos, siguió sien-
do insuficiente y en gran medida ineficaz en sus acciones40.
La mayor consecuencia inmediata para prevenir futuros levantamientos fue
la recomendación del prefecto de Lima de que el gobierno nacional establecie-
ra una guardia rural permanente en la zona. El prefecto, que había liderado la
fuerza militar para restablecer el orden en el valle de Pativilca, había dejado
38
Rodríguez Pastor, La rebelión, 53-92 and Stewart, Chinese Bondage, 120-124.
39
El Nacional, 9 de setiembre de 1870, 2; El Nacional, 12 de setiembre de 1870, 2; El Nacional, 13
de setiembre de 1870, 3; El Nacional, 16 de setiembre de 1870, 4; El Nacional, 20 de setiembre de
1870, 4; El Peruano (Lima), 28 de setiembre de 1870, 826. También consulte Rodríguez Pastor,
La rebelión, 77-78, 88-89.
40
El Nacional, 6 de setiembre de 1870, 2; El Peruano, 7 de setiembre de 1870, 767; El Nacional, 9
de setiembre de 1870, 2; El Nacional, 15 de setiembre de 1870, 2; El Nacional, 23 de noviembre
de 1870, 3; El Nacional, 28 de noviembre de 1870, 3; también revise Rodríguez Pastor, La rebelión,
86-88; Stewart, Chinese Bondage, 133-136.
192
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
temporalmente parte de esa fuerza armada en la región para evitar más distur-
bios, pero creía que se necesitaba algo más permanente. A pesar de su recomen-
dación, el gobierno no estableció una fuerza militar regular para mantener el
orden en las zonas rurales. La fuerza de gendarmes sí patrulló el campo duran-
te los siguientes meses y el gobierno ordenó a los prefectos y subprefectos en
los departamentos que contenían chinos que inspeccionaran las haciendas y
otros lugares de trabajo para ver si se gestaban otras conspiraciones41. Las in-
vestigaciones revelaron que algunos chinos escondían armas de fuego en varias
haciendas. Fue necesario que administradores en dos haciendas en el valle de
Huara sofocaran los intentos de los chinos de rebelarse42. Además, la fuerza de
gendarmes, que todavía patrullaba el campo en octubre, pudo suprimir rápida-
mente un motín chino en la hacienda San Jacinto en la provincia de Santa en
el departamento de Ancash y frustrar una conspiración china en otra hacienda
en la misma provincia43.
Sin embargo, las inspecciones no continuaron; nunca se estableció una
fuerza policial rural significativa y se produjeron nuevos levantamientos. A me-
diados de noviembre de 1870, el gobierno peruano aún no había establecido
una guardia rural adecuada para proteger a los hacendados44. Esta falta tuvo
consecuencias importantes para los terratenientes de la provincia de Cañete.
En noviembre, agricultores de las provincias de Cañete y Pisco escribieron una
carta a El Nacional expresando su temor de que los chinos contratados en ambos
lugares estuvieran planeando una revuelta, y suplicaron a los prefectos de estas
provincias que enviaran fuerzas armadas para protegerlos45. Aparentemente, estas
fuerzas no llegaron a tiempo —si es que llegaron— porque los culíes de la ha-
46
El Nacional, 15 de diciembre de 1870, 2.
47
El Comercio, 8 de julio de 1873, 7.
48
Stewart, Chinese Bondage, 218-221.
194
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
49
Véase en: “Enslaved Chinese coolie in Peru 1881”, https://commons.wikimedia.org/wiki/Fi-
le:Enslaved_Chinese_coolie_in_Peru_1881.jpg. Según el sitio internet, publicación original:
“chilean army newspaper 1881”. Descripción en el sitio: “Español: Chino esclavizado, con grilletes.
English: Enslaved Chinese were liberated by the invading Chilean army by 1881, many coolies
joined the Chilean army to take revenge of their enslavement”. Sobre el origen de esta fotogra-
fía hay diversas explicaciones.
195
Levantamientos y rebeliones de chinos en Cuba y el Perú durante el siglo xix
50
Tinsman, “Rebel Coolies”.
51
Envío no. 173, 5 de noviembre de 1880, U.S. Consul-Lambayeque, Peru, rollo 2, microfilm;
Envío no. 173, 25 de enero de 1881, U.S. Consul-Lambayeque, Peru, rollo 3, microfilm. También
consulte Diego L. Chou, “Los chinos en la Guerra del Pacífico”, Revista de Historia de América
129 (2001): 206-208; Tinsman, “Rebel Coolies,” 444-447.
52
Chou, “Los chinos”, 208-209; Humberto Rodríguez Pastor, “Los chinos en la guerra del Pa-
cífico”, Diálogos en Historia 2 (2000): 151-178; Tinsman, “Rebel Coolies”.
196
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
indígenas, lo que resultó en la muerte de por lo menos mil chinos53. Aunque las
experiencias chinas durante la Guerra del Pacífico variaron mucho, la guerra sí
había creado la oportunidad para que muchos chinos expresaran de manera co
lectiva y violenta su disgusto por el trato que recibían en el Perú.
53
Adam McKeown, Chinese Migrant Networks and Cultural Change: Peru, Chicago, Hawaii, 1900-
1936 (Chicago: The University of Chicago Press, 2001), 140-141; Rodríguez Pastor, “Los chinos”,
163-170; Young, Alien Nation, 77-79.
54
Ramón de la Sagra, Historia física económico-política, intelectual y moral de la isla de Cuba (París:
Librería de L. Hachette y Ca, 1861), 149.
197
Levantamientos y rebeliones de chinos en Cuba y el Perú durante el siglo xix
mayoría de los casos, los chinos trabajaron en los ingenios con esclavos africanos
y afrodescendientes, a menudo los chinos como la minoría55. Aunque la explo-
tación podría estimular la unidad entre estos dos grupos, las diferencias cultu-
rales, incluso la tradición china de percibir a los demás como bárbaros y, desde
la dinastía Tang (618-907), de asociar a los africanos y la negritud con la esclavi
tud, fomentaron la separación. Además, el estatus ambiguo de los colonos asiáti
cos en la sociedad cubana contribuyó a la tensión y al conflicto entre los dos,
ya que ambos grupos esperaban diferenciarse del otro y ascender en la escala
social. Los hacendados también alentaron esta discordia para dividir y así con-
trolar mejor su fuerza laboral. Aunque los dos grupos muchas veces trabajaban
juntos, los hacendados solían alojarlos y alimentarlos de manera separada, ade-
más de favorecer el uno sobre el otro. También, enturbiaron la jerarquía social
al hacer que los esclavos actuaran como supervisores de los culíes, lo cual era
humillante para los hombres chinos, supuestamente libres, mientras creaba en
los esclavos un sentimiento de superioridad sobre los chinos. Los hacendados
tomaron otras medidas para crear tensiones entre estos dos grupos. Por ejemplo,
a veces alentaban o mandaban a los esclavos a golpear y humillar a los culíes56.
Convencidos de que no eran esclavos, muchos chinos lamentaron haber sido
“tratados exactamente como el esclavo negro”, mientras otros afirmaron que
“los negros de hecho reciben un mejor uso que los chinos”57. Con base en estas
fuerzas divisorias, es comprensible que los esclavos y los culíes muchas veces se
aislaran los unos de los otros, evitaran colaborar con los de la otra cultura, de-
lataran a los del otro grupo, se agredieran y se mataran los unos a los otros58.
Es verdad que se hallaban ejemplos de solidaridad y resistencia conjunta, pero
55
Bergad, Cuban Rural Society, 252.
56
Narváez, “Subaltern Unity”; Frank Dikötter, The Discourse of Race in Modern China (Stanford:
Stanford University Press, 1992); Don J. Wyatt, The Blacks of Premodern China (Filadelfia: Uni-
versity of Pennsylvania Press, 2009).
57
The Cuba Commission Report: A Hidden History of the Chinese in Cuba (Baltimore: The Johns
Hopkins University Press, 1993), 67, 89, 96-97, 113-114. Traducción nuestra. En el original:
“treated exactly like the negro slave” y “negroes indeed receive better usage than the Chinese”.
58
Narváez, “Subaltern Unity”.
198
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
la relación general entre culíes y esclavos no era propicia para rebeliones gran-
des en los ingenios.
De hecho, en múltiples ocasiones, los esclavos se interpusieron en el camino
cuando los chinos amenazaron a los supervisores, patronos y otros o intentaron
levantarse colectivamente y tomar un ingenio. En Matanzas en 1857, hasta 25
colonos asiáticos del ingenio Jesús María asesinaron al mayoral con sus azadones
porque los azotó cuando estaban sembrando caña. Un grupo de esclavos presen
ció el suceso y, en lugar de apoyar a los chinos, huyeron. Convencidos de que los
culíes estaban iniciando un levantamiento más grande, notificaron al mayordomo
del ingenio, quien rápidamente restableció el orden59. Seis años después, en el
ingenio Porvenir cerca de Colón en Matanzas, los colonos asiáticos no pudieron
contar con el apoyo de los esclavos cuando se amotinaron. El motín comenzó
cuando los chinos se negaron a trabajar porque el administrador les había quita
do su ración diaria de azúcar. El administrador golpeó a uno de los culíes por no
trabajar y luego más de treinta de ellos atacaron con machetes a él y al mayoral
que también estaba allí. Después de matar a estos dos hombres, algunos chinos
intentaron matar al hijo del patrono que también estaba presente, pero varios es-
clavos lo defendieron y él escapó. Otros dos esclavos fueron a buscar ayuda entre
las autoridades60. De igual forma, en 1866, chinos rebeldes casi mataron al admi-
nistrador del ingenio La Paz de San Juan en Matanzas, pero un esclavo le salvó la
vida61. Los esclavos no solamente se abstuvieron de apoyar a los chinos ni tampoco
se limitaron a jugar el papel de informantes, sino que también ayudaron a los
administradores a restaurar el orden en los ingenios. Veinte culíes se rebelaron
con machete en mano en 1863 en el ingenio La Luisa cerca de Quemado de Güi-
nes en la provincia de Las Villas (ahora Villa Clara), pero los esclavos se man-
tuvieron leales al ingenio y ayudaron a sofocar este intento de levantamiento62.
59
Archivo Nacional de Cuba [anc], Miscelánea de Expedientes, Leg. 2545, Exp. Ak, 1857.
60
Diario de la Marina (La Habana), 28 de agosto de 1863, 2.
61
El Siglo (La Habana), 20 de noviembre de 1866, 2.
62
Diario de la Marina, 7 de octubre de 1863, 2.
199
Levantamientos y rebeliones de chinos en Cuba y el Perú durante el siglo xix
63
Ada Ferrer, Insurgent Cuba: Race, Nation, and Revolution, 1868-1898 (Chapel Hill: University of
North Carolina Press, 1999) y Gillian McGillivray, Blazing Cane: Sugar Communities, Class, and
State Formation in Cuba, 1868-1959 (Durham: Duke University Press, 2009), 13-36.
64
Knight, Slave Society, 96-97.
65
Bergad, Cuban Rural Society, 243-244.
66
François Godicheau, “La Guardia Civil en Cuba, del control del territorio a la guerra perma-
nente (1851-1898),” Nuevo Mundo (2014): https://doi.org/10.4000/nuevomundo.67109; Reid-Váz-
quez, Year of the Lash, 132; Schmidt-Nowara, Empire and Anti-Slavery, 58.
200
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
diatamente a la guardia civil, que ayudó a capturar a los chinos antes de que
pudieran extender su rebelión67. Lo ocurrido ese mismo año en el ingenio El
Carmen en Sabanilla, Matanzas, pudo haberse convertido en algo mayor si no
fuera por la guardia civil. Francisco Padró, el administrador, recibió la noticia
de un esclavo que algunos chinos habían atacado a un supervisor y habían in-
tentado matarlo. Temiendo una revuelta mayor, Padró convocó a la guardia
civil y esperó su llegada68.
El levantamiento en el ingenio Desengaño en 1866, mencionado al comien-
zo de este capítulo, sirve como un buen ejemplo de cómo los esclavos y la
guardia civil pudieron socavar los levantamientos de los culíes. En este caso, los
chinos se enfurecieron con su supervisor y comenzaron a perseguirlo y atacar-
lo. Pronto se dirigieron hacia los principales edificios del ingenio, incluida la
casa central. Sin embargo, no se unieron al movimiento los esclavos del ingenio,
y un esclavo de confianza corrió y advirtió a la dueña del ingenio, Eliza McHa-
tton-Ripley, porque su esposo estaba ausente. McHatton-Ripley actuó de una
manera decisiva. Ella recordó: “Las puertas y ventanas de la casa fueron rápi-
damente fortificadas”, y después ordenó a uno de los capataces que sonara la
campana del ingenio que pesaba 900 libras. “Sonar la campana fuerte y rápido”,
ella explicó, “era la señal de peligro a la que respondieron no solo el capitán del
distrito sino también los vecinos”. El capitán escuchó la campana, “y muy pron-
to [él] y sus hombres alegres aparecieron en la escena” y rápidamente restable-
cieron el orden69. Las divisiones entre culíes y esclavos en combinación con este
tipo de protocolo y la ayuda rápida de una fuerza policial externa impidieron
que los dueños perdieran control del ingenio.
La guardia civil y otras fuerzas armadas desempeñaron su papel de control
social en otros casos también. En 1867, la policía rural frustró una rebelión
67
Diario de la Marina, 28 de agosto de 1863, 2.
68
anc, Miscelánea de Expedientes, Leg. 2811, Exp. R, 1863.
69
McHatton-Ripley, From Flag to Flag, 170-174. Traducción nuestra. En el original: “The doors
and windows of the house were quickly barred” y “a pealing, rapid ring was the signal of danger,
to which not only the district captain but neighbors responded.”
201
Levantamientos y rebeliones de chinos en Cuba y el Perú durante el siglo xix
70
New York Times (Nueva York), 26 de marzo de 1867, 1.
71
anc, Miscelánea de Expedientes, Leg. 2953, Exp. Aa, 1869
72
anc, Miscelánea de Expedientes, Leg. 2893, Exp. R, 1871.
73
Ferrer, Insurgent Cuba y Scott, Slave Emancipation.
Archivo Histórico Nacional de España [ahn], Ultramar, Leg. 4381, Exp. 1 y Exp. 4 1870; Cuba
74
Cuba Commission Report, 93-94, 118. Yun, Coolie Speaks, 63, 74, 116, 247, 258.
202
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Pérez de la Riva, Los culíes, 266-267; Antonio Chuffat Latour, Apunte histórico de los chinos en
76
Conclusión
colonial esclavista y el estatus del Perú como una república incipiente que había
eliminado la esclavitud. En Cuba los hacendados estaban mejor protegidos del
peligro de las rebeliones chinas porque podían causar divisiones entre los escla
vos y culíes para controlar mejor a ambos grupos y porque el gobierno colonial
era capaz y estaba dispuesto a dedicar más recursos a vigilar el campo para erra
dicar rápidamente cualquier disturbio. El Perú, en cambio, tenía un gobierno
nacional débil que no podía controlar adecuadamente las zonas rurales. La falta
de esclavos hizo aún más difícil mantener una fuerza laboral dividida.
A pesar de estas diferencias con respecto a los levantamientos chinos, la
guerra creó las condiciones para grandes rebeliones de chinos en Cuba y el Perú.
Miles de chinos se unieron al bando cubano en la Guerra de los Diez Años,
mientras que miles se unieron a los chilenos durante la Guerra del Pacífico. Estos
actos eran diferentes de las acciones de chinos que se rebelaban por su cuenta
y tomaban una hacienda. En estos dos casos de guerra los rebeldes se unieron
a movimientos más grandes que ellos no iniciaron. La ruptura de la autoridad
gubernamental en el este de Cuba y la debilidad del gobierno en la costa perua
na les permitió a los chinos participar en luchas políticas. A pesar de la evidente
diferencia entre los chinos que luchaban por la nación cubana y los chinos que
apoyaban a los enemigos del Perú, en ambos casos, las acciones de los chinos
reflejaban su deseo de obtener la libertad.
Bibliografía
Fuentes primarias
Archivos
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205
Levantamientos y rebeliones de chinos en Cuba y el Perú durante el siglo xix
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17485
Capítulo 5
Crónicas de José Martí sobre
la inmigración china en California
Manuel Ramón Castro Hernández1
Introducción
1
Manuel Ramón Castro Hernández. M. Sc. en Cultura latinoamericana y aspirante a Doctor en
Ciencias Literarias por la Universidad de La Habana. Profesor de Historia y cultura cubana de la
Universidad de Camagüey Ignacio Agramonte Loynaz, Cuba. Correo electrónico: mcastrohndez@
gmail.com
211
212
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
2
Escenas norteamericanas es el título con que José Martí sugirió a su albacea literario Gonzalo de
Quesada, la publicación de sus escritos periodísticos sobre los Estados Unidos, antes de partir a
la guerra de 1895 en Cuba.
213
Crónicas de José Martí sobre la inmigración china en California
3
Véase: http://www.josemarti.cu/album/pinturas/#breadcrumbs. En el sitio internet se señala
como nombre del pintor “Hernan Norman”, pero el investigador cubano Ibrahim Hidalgo Paz
considera que la ortografía es “Herman Norrman”.
4
Gail Martin y Gerald Martin, “Los Estados Unidos en que vivió Martí”, en José Martí en los
Estados Unidos. Periodismo de 1881 a 1892, coord. Roberto Fernández Retamar y Pedro Pablo
Rodríguez (México: Archivos, 2003), 1802-1847.
214
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
5
En este punto no concordamos totalmente con el criterio de Ariela Schnirmajer cuando afirma
que en Martí: “Su interés en los chinos obedece a la rareza y novedad que significa esta colecti-
vidad asiática, ajena al mundo americano”, dado que en sus crónicas escritas entre 1881-1885
prima lo que pudiéramos llamar un enfoque histórico, sociológico, culturológico, que experimen-
ta incluso una determinada evolución, como se demuestra en este estudio. No obstante, resultan
esclarecedores otros criterios de esta autora sobre la interacción de los chinos con emigrados
europeos en los Estados Unidos, las dificultades que enfrentan estas comunidades para adaptar-
se a la vida moderna debido al fuerte arraigo que muestran en sus costumbres, y las lecturas
múltiples que emanan de las crónicas martianas, donde el corresponsal cubano alerta a las jóvenes
repúblicas hispanoamericanas sobre los peligros de la inmigración indiscriminada y sus efectos.
Sobre estas cuestiones puede leerse: Ariela Schnirmajer, “Minorías sociales y heterogeneidad:
Martí y la inmigración europea”, Anclajes XV, no. 1 (junio 2011): 49-59, https://dialnet.unirioja.
es/servlet/articulo?codigo=4794333
6
A fines de 1870, en un registro practicado por las autoridades españolas en la casa de su maestro
y mentor, Rafael María de Mendive, hallan una carta escrita por Martí para su condiscípulo
215
Crónicas de José Martí sobre la inmigración china en California
Esta es la única referencia que hasta nuestros días se tiene de su mirada a los
chinos de La Habana colonial, al menos en lo que a vivencia se refiere; sin em-
bargo, en apuntes suyos escritos entre 1885-1895 hay breves anotaciones sobre
la composición étnica de Cuba por aquellos años, dentro de la que reza el núme
ro de chinos que habitaban la Isla, así como su condición social. Pero, en particular,
hay un apunte en que plasma su opinión sobre la “legalidad” y carácter justo de
la contratación de culíes o jornaleros: “En 1860, junio: Reglamento para la introduc-
ción de trabajadores chinos. ¿Qué iba de él a la esclavitud?”8; evidencia de que nunca
Carlos de Castro y Castro donde llama apóstata a su compañero por haberse alistado en el cuer-
po militar de voluntarios españoles.
7
José Martí, “El presidio político en Cuba”, en Obras completas. Edición crítica. t. 1 (La Habana:
Centro de Estudios Martianos, 2009), 85.
8
José Martí, Obras completas. t. 22 (La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1975), 182.
También refirió Martí de manera indirecta y sintética, en un artículo de su periódico Patria
fundado en Nueva York, el valor de los chinos-mambises que habían luchado en Camagüey, Cuba,
durante la guerra de 1868-1878, bajo el mando del Mayor general Ignacio Agramonte y Loynaz.
216
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
estuvo de acuerdo con las duras condiciones de ese sórdido proceso que signifi-
có una trasplantación geográfico-cultural para los hijos del Celeste Imperio.
Entrando en un terreno ciertamente especulativo, es válido decir que du-
rante su niñez y adolescencia Martí debió interactuar de alguna manera con los
inmigrantes chinos que residían en La Habana, pues, por ejemplo, hacia 1871
ya se había comenzado a consolidar el barrio chino de las calles Zanja y Dra-
gones, a pocos metros de su morada, con una notable representación de chinos
californianos que habían amasado cierta fortuna o que venían a recomponer sus
vidas, dejando atrás el insostenible ambiente de discriminación que se respira-
ba en el Oeste norteamericano. Además, se trataba de una población significa-
tiva en número, que no podía pasar desapercibida de ninguna manera.
En este sentido, el prestigioso investigador cubano Juan Pérez de la Riva
plasma en su magnífico estudio Los culíes chinos en Cuba (1840-1880). Contribu-
ción al estudio de la inmigración contratada en El Caribe que, mediante un padrón
realizado en La Habana, en 1872, —al año siguiente de la primera deportación
de Martí— se constató la presencia de “4808 chinos en la ciudad; una signifi-
cativa población compuesta por 1553 contratados, 2254 libres y el resto viviendo
en cimarronaje”9. Esa comunidad que residía en la capital cubana estaba emplea
da en duros oficios, ya fuera en el puerto o los ferrocarriles; también realizaba
diferentes actividades domésticas: venta de alimentos y de artículos menores.
Todo esto lleva a suponer que, evidentemente, no debieron pasar inadvertidos
para el adolescente independentista, tampoco la discriminación que sufrieron,
pues formaron parte de su entorno vital cotidiano.
Posiblemente, aquel triste recuerdo del presidio habanero y sus remem-
branzas de la presencia china en La Habana de los setenta, debieron aflorar en
el antirracista cubano en 1881 cuando, por razones de fuerza mayor, se radicó
definitivamente en los Estados Unidos y pudo constatar, aun en circunstancias
De hecho, más de 5.000 chinos dieron su aporte a la causa independentista cubana en aquella
contienda bélica.
9
Juan Pérez de la Riva, Los culíes chinos en Cuba (1847-1880). Contribución al estudio de la inmigra-
ción contratada en el Caribe (La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 2000), 197-200.
217
Crónicas de José Martí sobre la inmigración china en California
10
La edición crítica es el resultado de un gran empeño llevado a cabo por un equipo de presti-
giosos investigadores de la obra martiana, dirigidos por el Dr. C. Pedro Pablo Rodríguez. A esta
nueva edición se han incorporado numerosos textos de Martí que no estaban incluidos, por ra-
218
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
A solo diez días de su llegada a Nueva York en el vapor Claudius envía Martí,
junto con su primera crónica de las Escenas norteamericanas dedicada al entonces
zones diversas, en ediciones anteriores. Actualmente se han publicado 29 tomos que recogen los
escritos de Martí hasta el año 1888.
219
Crónicas de José Martí sobre la inmigración china en California
11
Presidente de los Estados Unidos entre marzo y septiembre de 1881.
José Martí, Obras completas. Edición crítica. t. 9 (La Habana, Centro de Estudios Martianos, 2019), 21.
12
Las noticias de la Sección Constante fueron firmadas por Martí con el seudónimo M. de Z.
13
José Martí, Obras completas. t. 23 (La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1975), 57.
220
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
textos breves en sus inicios que poco a poco fueron ganando en extensión y
despliegue estilístico. En ellos trató disímiles temas de inmediatez, curiosidades,
noticias sobre hallazgos insólitos, acontecimientos relevantes acaecidos en los
Estados Unidos o en otras latitudes, novedades tecnológicas, entre muchos más.
El común denominador de esas noticias radicó en que tenían como base fuen-
tes hemerográficas diversas, por lo general escritas en otros idiomas, y que él
rescribió al español impregnándoles su estilo14.
Esa dinámica de trabajo no solo se convirtió en un medio de vida para el
intelectual cubano, sino que fue uno de sus principales aportes al proceso de
modernización que experimentaba la prensa latinoamericana a inicios de la
década del ochenta, como ya se subrayara antes. En correspondencia con esa
misión de informar pone Martí sus miras en diversos pueblos y culturas, por
consiguiente, en hechos o acontecimientos que son el producto de esa moder-
nidad pujante que aflora en los Estados Unidos. Una de las noticias más ilus-
trativas al respecto es precisamente la de la difícil convivencia que se produce
en Nueva York con algunos inmigrantes chinos, debido a la proliferación de sus
garitos en los barrios marginales de la ciudad:
Existen en Nueva York casas nauseabundas organizadas por chinos a donde muchos
americanos acuden a fumar opio. Allí se puede ver a los fumadores, lívidos y ebrios,
tendidos como leños por las tarimas, al lado de la hedionda taza y de la larga pipa.
Salen de las casas de fumar, como cadáveres, aunque algunos ricos extravagantes
han montado con lujo habitaciones para fumar opio; las casas donde este culpable
vicio se fomenta están en los barrios bajos. Allí se alquila una pipa, un puesto en la
tarima y el derecho de envilecerse15.
14
A propósito de este particular se recomienda la lectura de Alejandro Herrera Moreno, “Fuen-
tes y enfoques del periodismo martiano: Alarma de incendio, Una fotografía en un revólver y Freno
eléctrico”, Anuario del Centro de Estudios Martianos 39 (2016): 77-88.
15
Martí, Obras completas. Edición crítica. t. 12, 15.
221
Crónicas de José Martí sobre la inmigración china en California
Los tiempos andan. Cuarenta años hace, era castigado como criminal en China el
extranjero que aprendía la lengua del país, o el chino que la enseñaba a un extran-
16
Martí, Obras completas. Edición crítica. t. 23, 50.
17
Martí, Obras completas. Edición crítica. t. 12, 17.
222
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
jero. Aún después del tratado de Nankín, sólo en cinco lugares podían vivir los
extranjeros en el Imperio, y sólo a distancia que pudiese ser recorrida en doce
horas se permitía alejarse de los puertos del tratado a los europeos. Hoy, todo el
Imperio está abierto. De las 18 provincias, en trece hay misioneros establecidos
con sus familias, se predica el evangelio y circulan libremente obras cristianas18.
18
Martí, Obras completas. Edición crítica, t. 12, 28.
19
Shen Hu, “Historia de las relaciones entre China y las potencias imperialistas (1840-1925)”, en
Selección de lecturas de Historia general de Asia (La Habana: Editorial Pueblo y Educación, 1987), 12-27.
223
Crónicas de José Martí sobre la inmigración china en California
A la par que en China parece vencedor, por algún tiempo al menos, el partido que
rechaza todas las innovaciones de origen europeo, en el Japón se abre paso con
rapidez creciente el espíritu moderno. Merced a la lectura asidua del evangelio de
San Juan, sesenta familias de Kioto se han convertido al cristianismo. Otra con-
versión notable ha tenido lugar por aquellos mundos: de un sacerdote budista, que
ha abrazado en Mutwal la fe católica. Secla Vinala se llama el sacerdote; pero los
nombres de los padrinos son más notables que el suyo: Parampatibandige Manuel
Fernando Anavi Rala se llama el padrino, y la madrina Parampatibandige Ange-
lina Fernando20.
Aunque matizada con fino humor que se adecua al perfil editorial de la Sección
Constante, vuelve de alguna manera a tocar la cuestión del apego a la tradición,
el comportamiento hermético y receloso de los chinos con respecto a lo que
viene de afuera, específicamente de Europa. Para realzar esa idea establece un
paralelo entre la replegada China y otras dos naciones asiáticas que ceden a ese
espíritu moderno representado por el catolicismo: Japón y Sri Lanka. El co-
rresponsal hace notar cómo en ese viejo vehículo de penetración ideológica hay
algo de impostado que fractura el credo religioso tenido por tradición en Sri
Lanka; de ahí la graciosa deformación de los nombres en los recién bautizados.
Con esta noticia ejemplifica, inconscientemente, el traído concepto de hi-
bridación cultural o contagios culturales que se produce con la modernidad. A
propósito de este concepto, el investigador norteamericano Ivan Schulman re-
fiere: “En el siglo xix la hibridación social y cultural ligada a la modernización
del mundo cobró una intensidad debida, en gran parte, a los revolucionarios
conceptos decimonónicos del espacio y del tiempo, las innovadoras teorías cien-
20
Martí, Obras completas. Edición crítica, t. 12, 38.
224
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
A pesar del clamor hostil con que los inmigrantes europeos reciben a los chinos
en California, a tal punto que es ya allí un grito de combate este grito: “¡Los chinos
deben irse!”, no cesan de ir inmigrantes de Oriente en todos los vapores que de
China hacen el viaje a California, donde se les somete a toda clase de ridículas
posturas y bochornosos exámenes, como único medio de hallar el opio que los
inmigrantes astutos traen oculto entre sus anchos vestidos, o en la suela de sus
gruesos zapatos, o en la cola de su larga cabellera. No hay vigilancia bastante para
burlar la astucia de los chinos. Luego que han sido registrados, y que les han es-
trujado sus ropas, deshecho sus baúles, destrenzado sus cabellos y palpado su cuer-
po, los marcan con una cruz de yeso, como hacen en las aduanas con los baúles, y
son recibidos por una de las seis compañías de inmigración, que retiene al chino
21
Ivan Schulman, “La mirada martiana del Oriente frente a la globalización modernista”, Honda
36 (2012): 23.
225
Crónicas de José Martí sobre la inmigración china en California
en su poder, y usa según contrato del producto de su trabajo, hasta que se resarce
del dinero que ha gastado con su viaje22.
En esta noticia se hace vocero del sórdido sistema de contratos que atrae en
masa a miles de chinos y los somete a penosas situaciones, so pretexto de evitar
la entrada del opio. Pone sus miras en un fenómeno social que luego documen-
ta de manera más exhaustiva a través de sus crónicas: la fuerte discriminación
que hay contra los inmigrantes chinos en California. Deja entrever que se tra-
ta de un lucrativo negocio, de una maquinaria indetenible.
Esa idea va a persistir en la escritura martiana de esos años, pues la humi-
llante recepción que dan a los chinos en California formaba parte de un proce-
dimiento establecido para todos los inmigrantes pobres que viajaban por miles
hacia los Estados Unidos. En crónica del 21 de enero de 1882, publicada en La
Nación de Argentina bajo el título Carta de Nueva York, el corresponsal cubano
alude al arribo masivo de europeos a esa cosmopolita ciudad; ellos también son
víctimas de un trato similar en vilipendios, pero todavía muy distante del que
les espera a los chinos en las tierras lejanas del Oeste californiano: “y los áridos
pueblos de la entrada del Báltico han enviado a esta comarca de bosques opu-
lentos dieciséis mil neerlandeses. ¡Y cómo vienen, hacinados en esos vapores
criminales! No los llaman por sus nombres, sino los cuentan por cabeza, como
a los brutos en los llanos”23.
La introducción masiva de inmigrantes constituía uno de los negocios más
prósperos de la economía norteamericana por aquellos años. Atraía fuerza de
trabajo numerosa en origen y costumbres, generalmente a hombres en busca
de fortuna que no necesitaban calificación laboral, ni siquiera conocer la lengua
del país. El propósito era emplearlos en duros oficios que daban sustento al gran
entramado de la industria. Ellos, como los minerales o productos que salían de
su esfuerzo también eran materia prima, pero materia prima humana. El bene-
22
Martí,Obras completas. Edición crítica. t. 12, 179.
23
Martí,Obras completas. Edición crítica. t. 9, 219.
226
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
ficio económico que ellos representaron es expuesto en detalle por Ross Ro-
bertson en su Historia de la economía norteamericana. A propósito, ese historiador
nos dice:
Era obvio que Martí, atento como estaba al pulso de aquella sociedad moderna
sobre la que escribía, cuestionara esos mecanismos. De hecho, la difícil realidad
de los inmigrantes pobres —incluidos los chinos— sobre la que constantemen-
te enfoca sus noticias y crónicas, tiene un objetivo bien definido que consiste
en mostrar su desacuerdo con una opción de desarrollo que a su juicio es la cau-
24
Ross Robertson, Historia de la economía norteamericana (Buenos Aires: Editorial Bibliográfica,
1959), 376-377.
227
Crónicas de José Martí sobre la inmigración china en California
Corre el año 1882, han transcurrido apenas dos meses desde aquella última
noticia sobre la llegada de chinos contratados a California y en su correspon-
dencia titulada Carta de Neva York expresamente escrita para La Opinión Nacional,
fechada el 12 de marzo, Martí envía en extensa crónica el tópico “San Francis-
co contra los chinos”, retomando con mayor profundidad la angustiosa vida de
esos inmigrantes en aquel estado, cuestión que había esbozado en su noticia de
la Sección Constante. Esta crónica, publicada el 31 de marzo, refleja un ambien
te de fuertes tensiones que se ha creado entre la comunidad china y los inmi-
grantes europeos:
Allá a lo lejos la gran ciudad de San Francisco ha sido teatro de la más extraña
lucha. De viejo viene siendo entre los chinos endebles y sumisos que hacen varias
y buenas labores a ruin precio, y los inmigrantes europeos que han menester de
trigo y de licores, y de telas costosas, y de familia, por lo que no pueden hacer a
precio ruin las labores en que, en lo barato y en lo hábil, le aventaja el chino. Al
228
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
fin, fue llevado al Congreso el problema arduo. Al fin el Congreso ha decidido que
cese la inmigración china en San Francisco. Ya no podrán venir, como venían, a
modo de rebaño, y a grandes millaradas, los hombrecillos de ojos almendrados,
rostro huesudo y lampiño, y larga trenza. Ya no podrá el hombre de China, a no
ser viajero, o mercader, o maestro, o enviado diplomático, o estudiante, o trabaja-
dor que hubiese estado en Norteamérica hasta noviembre de 1880, los cuales han
de traer muy minucioso pasaporte, pisar en busca de trabajo, tierra norteamerica-
na. En vano dijo un senador que la nación que hacía gala de llamar a todos los
hombres a su seno, no podía, sin que causase asombro, cerrar sus puertas y negar
sus campos a toda una raza respetuosa, útil y pacífica. En vano dijo un economista
que el Congreso de una nación, hecho a amparar los derechos de los nacionales,
no podía privarles del derecho de comprar barato, y en mercado libre, el trabajo que
necesitan para sus industrias. En vano imponentes grupos en la alta y baja Cámara
decían que prohibir la entrada de hombre alguno, y de un pueblo entero de hom-
bres, a esta tierra, era como rasgar con una daga la Constitución generosa de este
pueblo, que permite a todos los hombres el ejercicio libre y libre empleo de sí. En
vano toda la prensa buena del Este tenía a mal que en provecho de los inmigrantes
de Europa, ambiciosos y voraces, se compeliese a emplear trabajo caro a los fabri-
cantes del Oeste, y se cerrase la entrada del país a los inmigrantes de Asia25.
25
Martí, Obras completas. Edición crítica. t. 9, 287.
229
Crónicas de José Martí sobre la inmigración china en California
Europa viene a este país la savia y el veneno”26, pues esos trabajadores constituían
la fuente más numerosa entre los emigrados y daban un gran impulso al desa-
rrollo económico, pero a la vez estaban motivados por un desmedido afán de
lucro. Cuando sus demandas no se cumplían organizaban huelgas para exigir
sus derechos y este tipo de acción producía, con frecuencia, actos de escalonada
violencia social. Por eso, para el cubano, la inmigración europea (alemanes,
italianos, irlandeses y otros), pero sobre todo la irlandesa, era una masa consi-
derable que volcaba en el caldeado ambiente de los Estados Unidos su rica
experiencia en luchas sociales no siempre para bien de la nación: “Así como la
Europa arcaica podía venir en barcos, también podían arribar junto a ella ideas
radicalizadas y violentas, amenazadoras para la concreción de la democracia de
las nuevas repúblicas”27.
En medio de esas hostilidades que describe en su texto, el cronista crea de
terminadas expectativas en torno a la medida gubernamental anunciada contra
los chinos en San Francisco y que todavía está por aprobarse como ley; pone a
consideración de sus lectores de América Latina los análisis que hacen repre-
sentantes de la política28 y la economía norteamericana sobre sus posibles re-
percusiones. A través de esas voces que indirectamente cita en su escrito hace
notar la inconveniencia política de la sanción solicitada por los californianos
contra los chinos, su carácter anticonstitucional y la imagen negativa que ofrece
al mundo sobre un país abierto para todos. Por otra parte, están las nefastas con-
secuencias económicas que inmediatamente va a generar el prescindir de una
mano de obra muy barata y eficiente, protagonista indiscutible del crecimiento
económico que paulatinamente está produciéndose en los Estados Unidos.
En esta crónica Martí comienza a exponer una idea que reitera en varias
ocasiones a través de sus escritos periodísticos y es precisamente su censura al
trato desigual que reciben en los Estados Unidos los inmigrantes chinos con
26
Martí, Obras completas. Edición crítica, t. 9, 50.
27
Schnirmajer, “Minorías sociales y heterogeneidad: Martí y la inmigración europea”, 51.
El senador George F. Hoor pronunció un largo discurso contra la Ley de exclusión el 1 de
28
marzo de 1882.
230
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
29
Erwin Berghaus, Historia del ferrocarril (Barcelona: Editorial Zeus, 1964), 182-183.
231
Crónicas de José Martí sobre la inmigración china en California
Fuente: G. B. Densmore [¿?], The Chinese in California. Description of Chinese Life in San Francisco.
Their Habits, Morals and Manners. Illustrated by Voegtlin (San Francisco: Petti & Russ,
Printers and Publishers, 1880), 4, 79.
Hay en “San Francisco contra los chinos”, como en casi todas sus crónicas de
las Escenas norteamericanas, un interés marcado por mostrar zonas poco cono-
cidas de la realidad social estadounidense, por hacer visible los problemas que
padecen los asalariados. Su visión de los Estados Unidos, aun cuando alaba su
progreso, sus virtudes o su democracia, no es una visión deslumbrada o alaban-
ciosa, construida a la manera de otros escritores latinoamericanos que visitaron
de forma esporádica aquel país y vieron en aquella tierra el paradigma de la vida
moderna, la prosperidad. Según ha planteado la investigadora y profesora Ara-
cely Tinajero: “las crónicas martianas que representan a los chinos en Estados
Unidos revelan nada menos que los valores y las preocupaciones del apóstol en
aquella época finisecular tan rápida y amenazante”30.
30
Araceli Tinajero, “José Martí y los chinos en Estados Unidos”, Puente Ecfráctico, 28 de enero de
2009, http: http://gerrypinturavisual.blogspot.com/2009/01/jose-marti-y-los-chinos-en-estados.
html. El interesante trabajo de A. Tinajero se sustenta fundamentalmente en las teorías sobre el
233
Crónicas de José Martí sobre la inmigración china en California
Era un duelo mortal de una ciudad contra una raza. Por mantener la esclavitud de
los negros hizo una guerra el Sur. Pues por lograr la expulsión de los chinos hu-
biera hecho una guerra el Oeste. Se veía la nube sangrienta. Días antes del térmi-
orientalismo y la écfrasis (nexos entre la literatura y las artes plásticas, específicamente la versión
literaria de una obra plástica). La autora analiza desde esa perspectiva las representaciones im-
presionistas que hace Martí en sus crónicas de los chinos en la nación norteña, tanto de los que
viven en California como los que residen en Nueva York, distinguiendo al menos cuatro facetas:
primero, la tristeza e identificación de Martí con el chino que no puede entrar ni salir de los
Estados Unidos; segundo, idealización del chino héroe (crónica “Un funeral chino”); tercero,
admiración por la cultura china y sus costumbres (crónica “Una boda china”) y cuarto, presenta
al chino deforme, grotesco y borroso (elementos que se aprecian sobre todo en “Un funeral
chino”). Este abordaje, aunque resulta una aproximación válida desde las teorías asumidas por
la investigadora, transita por ejes de análisis que no se asumen en nuestra propuesta, porque
asumimos otras direcciones.
234
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Es importante aclarar que cuando utiliza el término “raza” para referirse a los
chinos que se encuentran amenazados por la multitud, lo enuncia como sinó-
nimo de pueblo o cultura, porque el antirracismo fue una de las principales líneas
de su pensamiento político: “dígase hombre y ya se dicen todos los derechos”32.
Sin embargo, al comparar la situación de los chinos con la que han padecido los
negros está mostrando un lado de la sociedad que no ha logrado transformarse,
a pesar de haber sido proclamada la igualdad entre todos los hombres en la
Constitución nacional. Al constatar ese penoso rezago se pone del lado de los
marginados; en esta ocasión toma partido por los chinos que padecen la injus-
tificada violencia. Los adjetivos subrayados en la cita son, por supuesto, un re-
31
Martí, “San Francisco contra los chinos”, Obras completas. Edición crítica. t. 9, 288-289. [Énfasis
añadido].
32
Martí, “Mi raza”, en Obras completas. t. 2, 298. [Edición de 1975].
235
Crónicas de José Martí sobre la inmigración china en California
33
Susana Rotker, “Intérprete de dos mundos: José Martí y la prensa norteamericana”, en José Mar-
tí en los Estados Unidos. Periodismo de 1881 a 1892, coord. Roberto Fernández Retamar y Pedro
Pablo Rodríguez (México: Archivos, 2003), 1867.
236
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
34
Martí, “San Francisco contra los chinos”, en Obras completas. Edición crítica. t. 9, 289.
35
Pedro Pablo Rodríguez, De las dos Américas (La Habana: Centro de Estudios Martianos, 2002), 239.
237
Crónicas de José Martí sobre la inmigración china en California
constituyen mayoría en relación con los chinos, sino que no tienen la barrera
del idioma y participan ampliamente de la vida social, su voto político es deci-
sivo. La propuesta que entonces le hace el Congreso al presidente de la nación,
Chester A. Arthur (1829-1886) —en el poder entre 1881 y 1885—, es expresión
de un odio visceral. En crónica del 1 de mayo de 1882 transmite Martí a La
Opinión Nacional la postura del mandatario frente a los términos iniciales con
que se pretende dar curso a la Ley de exclusión:
El presidente Arthur sensatísimo niega su firma al acuerdo loco, por el que los
representantes cierran esta nación, cuya gloria y poder viene de ser casa de todos
los hombres, a los hombres chinos, por no perder en las elecciones próximas los
votos de los celosos irlandeses, cuyo trabajo burdo y caro no les da modo de com-
petir con el trabajo chino, barato y perfecto. Viril y cuerdamente envía Arthur su
veto. Dícenle que no perderá con ello su partido, a lo que ha respondido con no-
bleza que ganará con ello la nación36.
36
Martí, “El presidente opone su veto al acuerdo de la Casa de Representantes que cierra los
Estados Unidos a los chinos”, en Obras completas. Edición crítica. t. 9, 307.
238
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
37
Martí, “Los Estados Unidos cierran sus puertas a los chinos”, Obras completas. Edición crítica. t. 9,
350-351.
38
El 17 de noviembre de 1880 se reanudan algunos puntos del antiguo Tratado de Burlingame
donde los Estados Unidos establecen nuevas medidas para regular la entrada de chinos al país
recogiendo en una de sus cláusulas que podían cerrar sus puertas a la inmigración china cuando
lo creyesen necesario.
239
Crónicas de José Martí sobre la inmigración china en California
39
Harold Faulkner, Historia económica de los Estados Unidos (Buenos Aires: Editorial Nova, 1956), 535.
40
Oleski Miranda Navarro, “José Martí y el debate legal sobre la inmigración europea y asiática
en los Estados Unidos”, Utopía y Praxis Latinoamericana [Año 24], no. Extra 2 (2019): 219-227,
https://doi.org/10.5281/zenodo.3344925
240
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
commercial/ political cartoon: Uncle Sam kicks out the Chinaman, referring both to the 1882
Chinese Exclusion Act, and also to the “Magic Washer”. The actual purpose of the poster was to
promote the “George Dee Magic Washer”, which the machine’s manufacturers clearly hoped
would displace Chinese laundry operators. Image published in 1886. Copyright now expired”.
También ver en Wikipedia: https://en.wikipedia.org/wiki/File:Coolieusa.jpg
42
Faulkner, Historia económica de los Estados Unidos, 536.
William Dillingham, Reports of the Immigration Commission, 61st Congress 3d Session, Document
43
la inmigración y sobre los complejos problemas que esta podía acarrear44. Acer-
ca del conflicto chino en California vuelve a escribir tres años después, a raíz de
acontecimientos más graves que se produjeron allí, como consecuencia de un odio
in crescendo contra los chinos.
44
Rodríguez, De las dos Américas, 239. Esta idea también es ratificada por otros estudiosos de su
obra con reconocido prestigio, en este caso el Profesor Emérito de la Universidad de Illinois re-
cientemente fallecido, Ivan Schulman. A propósito, es esclarecedora la consulta de Ivan Schulman,
“Un nuevo mundo: Martí y la sociedad multicultural en los Estados Unidos”, en Vigencias: Martí y
el Modernismo, ed. Ela López Ugarte (La Habana: Centro de Estudios Martianos, 2005), 10-80.
243
Crónicas de José Martí sobre la inmigración china en California
francés para los periódicos norteamericanos The Hour y The Sun; traduce obras
literarias y artículos diversos que se publican en algunos de estos rotativos; y se
desempeña como cónsul general interino del Uruguay hasta 1884. Pero, sin
dudas, serán sus correspondencias para La Nación de Argentina las que tengan
el mayor peso de su trabajo intelectual.
Hacia 1885, se inicia un nuevo periodo en su periodismo sobre los Estados
Unidos. El país ha alcanzado un potente desarrollo industrial y con ello una
superproducción generada por la competencia, sin un mercado externo para
comercializar los grandes volúmenes de mercancías. Muchas industrias tienen
que hacer amplios recortes para no perder sus capitales o caer en la ruina; algu
nas fábricas cierran dejando en la incertidumbre a miles de obreros. Ese “estado
de la industria”, como lo define Martí, va a ser parte de los temas sistemáticos
de sus crónicas a partir de ese año.
Uno de los aspectos a los que dedica atención es a las pugnas obreras. En
el centro de estos problemas gravita una sostenida lucha entre el capital y el
trabajo que recrea muy bien en sus textos para los diarios latinoamericanos.
Analiza minuciosamente las diversas aristas de ese problema, mostrando las
encrucijadas en que se encuentran los propietarios de las industrias y los traba-
jadores; estos últimos agrupados en organizaciones y partidos que aumentan
cada vez más su membresía y poder de convocatoria para enfrentar a los dueños
de las empresas.
Son años donde constantemente se producen huelgas de trabajadores que
demandan la restitución de sus derechos o sus puestos de trabajo. Estas mani-
festaciones desembocan, por lo general, en acciones de extrema violencia que
el cronista describe. En medio de este contexto que envuelve a todo el país, el
corresponsal cubano vuelve su mirada hacia los chinos de California para mos-
trar la difícil circunstancia en que se hallan y cómo ha crecido el odio hacia ellos;
ahora en una situación agravada por la crisis en la Union Pacific Railroad que ha
debido realizar grandes recortes laborales, afectando a cientos de obreros de
toda la cadena productiva, incluidos los mineros que extraen el carbón. A pro-
pósito de este escenario, Martí envía una de sus crónicas más interesantes para
244
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
La Nación bajo el título El problema industrial en los Estados Unidos, que se publi-
ca el 23 de octubre de 1885. En ella aborda el tópico “Asesinatos de chinos. El
chino en los Estados Unidos”:
Reducidos los recursos de los ferrocarriles, con menor producción que transportar,
con competencia demasiado viva entre un gran número de rivales por el escaso
tráfico, tienen a la vez que reducir sus precios de transporte y sus viajes, y con ellos
el número de hombres que emplean, en el camino, en los talleres y en las minas:
reducen los salarios de sus empleados: reducen el carbón que extraen. Y al conflic-
to general se une otro de especial naturaleza.
El chino, por encima de las leyes que le prohíben, o punto menos, la entrada
en los Estados Unidos, se desliza por los puertos mal vigilados a raudales: con este
o aquel ardid, los mismos empleados americanos, por la sobrepaga, les ayudan a
burlar las leyes: en San Francisco vencen de pie a cabeza a los alemanes y ameri-
canos los comerciantes chinos45.
Otra vez el rancio problema del acceso y la competencia por el mercado laboral
vuelve a ser objeto de atención por parte del cronista, pero esta vez los proble-
mas se han agudizado debido al tráfico clandestino de inmigrantes chinos en
San Francisco, que burla lo establecido en la Ley de exclusión de 1882. También
para esta fecha muchos chinos comerciantes han alcanzado cierta prosperidad
económica que incrementa el recelo de sus conciudadanos europeos. Con re-
lación a esto último ofrece Martí lo que él considera como particulares condi-
ciones de vida de la inmigración china en ese lugar, manifestando su criterio
personalísimo y sincero sobre una comunidad integrada en su mayoría por
hombres, que muestra un comportamiento individual y social diferente, pero
que triunfa por su disposición constante al trabajo, a pesar de vivir en un medio
totalmente adverso y de mucha hostilidad:
45
Martí, “Asesinatos de chinos. El chino en los Estados Unidos”, en Obras completas. Edición crí-
tica. t. 23, 18.
245
Crónicas de José Martí sobre la inmigración china en California
El chino no trae mujer, vive de fruslerías, viste barato, trabaja recio, persiste en sus
costumbres; pero no viola la ley del país: rara vez se defiende; nunca ataca; es avi-
sado, y vence en la lucha por su sobriedad y su agudeza al trabajador europeo.
No es simpático: un pueblo sin mujeres no es simpático: un hombre, es esti-
mable, no por lo que trabaja para sí, sino por lo que da de sí. El hombre casado
inspira respeto. El que se ha resistido a ayudar a otra vida, desagrada. La mujer es
la nobleza del hombre.
Pero como trabajador el chino es sobrio, barato, bueno. Como vive en con-
diciones diversas del trabajador blanco, ni consume lo que este, ni los problemas
de este —necesidades, salario, huelga—le alcanzan de igual manera; por lo que,
satisfecho siempre de una retribución que nunca está por debajo de lo que necesi-
ta, por ser esto tan poco, rehúye la liga con los trabajadores blancos, y se sabe
odiado de ellos.
Cuanto movimiento intenta el trabajador blanco, el chino lo estorba; porque
si el blanco falta, allí está el chino.
Es además el chino astuto, y como lo hace todo por la paga, en cuanto perci-
be una ocasión de provecho, un pozo blando en la mina, un privilegio apetecible,
por la paga procura hacerse de él; de lo que se irrita, desde sus condiciones especia
les que lo entraban, el trabajador blanco, que acaso no ha visto lo que el chino.
Manso y resignado este, no menos diestro y vigoroso que los trabajadores de
otra raza, las empresas lo emplean gustosamente.
Llega el chino a la mina: levanta casas, fonda, lavandería, tienda, teatro, y con
menos dinero, vive próspero, de lo que el minero europeo se encona y encela46.
46
Martí, “Asesinatos de chinos. El chino en los Estados Unidos”, en Obras completas. Edición crí-
tica. t. 23, 19.
246
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Al fin, un día ha llegado en que la mina humea. ¡Ya en otros muchos lugares ha
humeado! En las entrañas de un pozo ha habido una contienda: cuatro chinos
muertos.
Sus compañeros despavoridos, abandonan la labor e izan la bandera de alarma:
todos los chinos se congregan en su caserío: la mina entera ha levantado el traba-
jo. Los mineros blancos llaman a los de las cercanías, y, armados de rifles, revólve-
res, hachas, cuchillos, marchan sobre el caserío chino, y le intiman que salgan de
la mina en una hora. Aquellos infelices, prontos a obedecer, apenas tienen tiempo
de recoger sus ropas.
No han pasado unos minutos, los mineros blancos rompen a disparar sobre
los chinos. Aterrados, salen dando alaridos de las casas hacia una inmediata colina,
seguidos a balazos por los europeos. Caen muertos en el camino: siguen heridos.
Arden detrás de ellos las casas, y de entre llamas y humo corren de todas
partes hacia la colina los chinos que aún quedaban en el caserío, cubiertas las ca-
247
Crónicas de José Martí sobre la inmigración china en California
bezas de colchas y frazadas que con los brazos en alto llevan extendidas, para
protegerse de las balas. Dan los blancos tras ellos. Pocos escapan. Por donde asoma
uno, lo cazan.
Mueren ciento cincuenta.
En la noche, los trabajadores blancos vuelven al caserío, y queman sus cin-
cuenta casas.
La ley anda despacio en perseguirlos.
De San Francisco han salido con escolta seis comisionados chinos a investigar
el crimen47.
47
Martí, “Asesinatos de chinos. El chino en los Estados Unidos”, en Obras completas. Edición crí-
tica. t. 23, 19-20.
48
Según Miranda Navarro, Martí hace referencia en esta crónica a la masacre de Rock Springs
y confunde las cifras con el número de viviendas que había en la localidad, lo cual pudo ser po-
sible, pues entre la fecha de la matanza y el envío de su correspondencia transcurrieron solo
diecisiete días; además, la historia oficial no registra otro acontecimiento similar por esos días.
Miranda Navarro, “José Martí y el debate legal sobre la inmigración europea y asiática en los
Estados Unidos”.
248
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
En libertad están, conferenciando con los empleados del Unión Pacific, los mine-
ros blancos, que exigen a la compañía la absoluta determinación, a que ella se niega,
de no emplear chinos en las minas. Los pozos de carbón están desiertos y los
Caballeros del Trabajo anuncian que ampararán con todo su poder a los mineros
blancos del Unión Pacific y le exigirán en su nombre que atienda a su demanda.
O no hay carbón en el ferrocarril, o salen de él los chinos.
Y crece, cree a ojos vista, injusta en esto, justa las más de las veces, la sociedad
de los Caballeros del Trabajo— “The Knights of Labor” les llaman en inglés49.
49
Martí, “Asesinatos de chinos. El chino en los Estados Unidos”, en Obras completas. Edición crí-
tica. t. 23, 20.
249
Crónicas de José Martí sobre la inmigración china en California
50
Robertson, Historia de la economía norteamericana, 377.
250
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Él no opina que, puesto que el país no quiere chinos, deban traerse más mientras
no lo quiera; pero opina que los chinos que vinieron bajo la garantía de las leyes
anteriores, deben ser protegidos por las leyes con toda energía contra los
inmigrantes europeos del oeste, que los envidian por su sobriedad, les temen por
251
Crónicas de José Martí sobre la inmigración china en California
su inteligencia, y les odian porque están siempre prontos a trabajar por menor
precio que ellos51.
¿Qué importan los sucesos menores del mes:—que en la opinión pública triunfa
Cleveland:—que no cede a los demócratas interesados, y estos, sintiéndolo fuerte,
buscan pretextos decorosos para irle cediendo;—que el Presidente, reconociéndose
impotente para dominar la agitación contra los chinos en el Oeste, esquive en un
mensaje al Congreso la responsabilidad pecuniaria de la nación en los últimos
asesinatos y expropiaciones de chinos en California, so pretexto de que, en lo visible
y aparente, el gobierno acudió con sus fuerzas y recursos a remediar el conflicto;
51
Martí, “De año nuevo”, en Obras completas. Edición crítica. t. 23, 66.
252
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
52
Martí, “La revolución del trabajo”, en Obras completas. Edición crítica. t. 23, 88.
53
Martí, “Extracto del mensaje de Cleveland”, en Obras completas. t. 12, 154. [Edición de 1975].
54
Martí, “El primer mensaje de Harrison”, en Obras completas. t. 12, 362. [Edición de 1975].
253
Crónicas de José Martí sobre la inmigración china en California
55
Traducción nuestra. Homer E. Socolofsky, “Benjamin Harrison and the American West”, Great
Plains Quarterly 1834 (otoño 1985): 256, https://core.ac.uk/download/pdf/188079713.pdf. En el
original: “In his inaugural address, Harrison did not mention the Chinese problem at all, stating
only that “our naturalization laws should be so amended as to make the inquiry into the charac-
ter and good disposition of persons applying for citizenship more careful and searching.... The-
re are men of all races, even the best, whose coming is necessarily a burden upon our public
revenues or a threat to social order”. Later, Harrison’s attorney general directed federal agents
on the West Coast to investigate and prosecute illegal immigration by way of British Columbia.”
Véase el mensaje inaugural de Harrison: “Benjamin Harrison Presidency. March 4, 1889: Inau-
gural Address. Transcript”, Presidential Speeches, Miller Center, UVA (University of Virginia),
https://millercenter.org/the-presidency/presidential-speeches/march-4-1889-inaugural-address
254
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Conclusiones
56
José Martí participó como representante diplomático de la República Oriental del Uruguay en
la Conferencia Monetaria Internacional Americana, efectuada durante los primeros meses de 1891,
durante la presidencia de Benjamin Harrison. En diferentes sesiones de la conferencia se opone a
varias de las propuestas norteamericanas, sobre todo a las que implican la dominación económica
sobre las naciones latinoamericanas. Para más información puede consultarse Ibrahim Hidalgo
Paz, José Martí. Cronología 1853-1895 (La Habana: Centro de Estudios Martianos, 2018), 108-120.
255
Crónicas de José Martí sobre la inmigración china en California
Bibliografía
Introducción
1
Parte de una investigación en curso llevada a cabo por un equipo interinstitucional conformado
por los autores y coordinado por funcionarios del iaen, el Ministerio de Relaciones Exteriores
de la República del Ecuador y la Fundación de Investigaciones Andino Amazónicas (fiaam).
2
Miembros de la Red Ecuatoriana de Estudios Interdisciplinarios sobre China: Cristian Mejía,
Máster en Ingeniería y Gestión: cristiandavid1922@hotmail.com; María José Borja, Máster en
Política China: majo1356@gmail.com; Luis Felipe Borja, Máster en Derecho Chino: luisfborja@
outlook.com.
259
260
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Ecuador3. Carillo, por un lado, trata el tema de las primeras presencias chinas
en la ciudad de Quito, considerando a su vez temas referentes a las primeras
comunidades chinas en el país. Pagnotta, por otro lado, se centra en la cons-
trucción de la identidad de la nación ecuatoriana, en la que los grupos minori-
tarios y migrantes no europeos, como los chinos, eran excluidos de tal proceso.
Sin embargo, al momento, siguen siendo limitados los estudios existentes en el
Ecuador sobre temas específicos referentes a las primeras oleadas migratorias
chinas. Este estudio abordará la importancia del surgimiento de los primeros
comercios chinos en la provincia del Guayas, zona que, hasta la fecha, es donde
se encuentran las más grandes comunidades chinas en el país. Esta región, por
ende, también tendrá una gran relevancia histórica en la formación de las iden-
tidades de las comunidades chinas y sus descendientes, al haber sido su prime-
ra zona de asentamiento en el Ecuador.
El proceso de construcción del estado-nación fue iniciado en la época del
presidente Gabriel García Moreno (1860-1875) durante la década de 1870 y
fue continuado especialmente en el período de la Revolución Liberal de finales
del siglo xix y principios del siglo xx por Eloy Alfaro (1895-1901)4. A inicios de
1900, el Ecuador vivía un periodo de auge económico basado en los altos precios
del cacao, producto estrella de las exportaciones representado el 67,7% del
3
Véase Ana Carrillo, “Comerciantes de fantasías: La inmigración china a Quito”, en Ciudad-Es-
tado, migrantes y políticas. Ecuador, 1890-1950, ed. Jacques Ramírez G. (Quito: Editorial iaen, 2012),
169-231 y Chiara Pagnotta, “Extranjeros indeseables entre discursos y papeles. Ecuador y la
inmigración china (1889-1944)”, Pontes entre Europa e América Latina. Histórias de migrações e de
mobilidades/Puentes entre Europa y América Latina (XIX-XXI). Historias de migraciones y de movili-
dades 1 (2018): 145-166, https://ojs.latic.uerj.br/ojs/index.php/PEAL/article/view/129
4
Un ejemplo de ese desarrollo fue la construcción del ferrocarril iniciado por Gabriel García
Moreno y finalizada por Eloy Alfaro en 1906. Esta obra fue parte esencial de la consolidación del
estado ecuatoriano. Hasta esa fecha la sierra y la costa estaban separadas por barreras geográficas
y su relación era limitada. Económicamente la sierra y la capital, Quito, estaba aislada conllevan-
do altos costos de transporte, afectaciones logísticas y una desconexión entre la realidad econó-
mica y política del país representada por Guayaquil y Quito. Véase sobre este gobierno: Enrique
Ayala Mora, “Gabriel García Moreno y la gestación del Estado nacional en Ecuador”, Crítica &
Utopía. Latinoamericana de Ciencias Sociales 5 (sept. 1981): 1-16, http://biblioteca.clacso.edu.ar/
clacso/otros/20130610110049/AYALA.pdf
261
Auge de los negocios chinos en la Provincia del Guayas a principios del siglo xx
valor total de las ventas al exterior5. Durante esta época, el país se integra de
lleno en el mercado global, y establece un modelo agroexportador que conso-
lida dinámicas socioeconómicas a nivel regional y nacional, a la vez que da
forma a la política ecuatoriana durante las décadas de la reforma liberal.
De esta manera, todos los acontecimientos de finales de 1800 y principios
de 1900 enmarcan el modo en el cual el país se presentaba al exterior como un
jugador más en el mercado de capital global, como receptor de inversiones y de
inmigrantes. Migrantes que, aprovechando una época de bonanza económica,
encontraron formas de canalizar en beneficio propio las ganancias que provenían
del cacao. A partir de ese momento, el Ecuador se incrusta en el mapa como un
receptor de migración importante. Personas provenientes de Europa, de Asia
y del resto de América se aglutinan en el puerto de Guayaquil, y la región coste
ra en general se convierte en un sector cosmopolita y abierto al mundo.
Debido a esto, los chinos se encontraron en la necesidad de adaptarse a una
sociedad ecuatoriana en plena transformación con la Revolución Liberal, la
bonanza cacaotera y la posterior crisis económica. Este estudio pretende en-
contrar los espacios físicos y económicos en los que los chinos se asentaron y
desarrollaron en la Provincia del Guayas —en la región litoral y suroeste del
país—, territorio insignia de la época. Además, se procura arrojar nuevas luces
sobre el papel que estos migrantes jugaron en la transformación económica y
social de la nación durante aquellos años, a la vez que se analiza su peso econó-
mico y sus métodos comerciales a través del estudio de El Ecuador: guía ilustrada
comercial, agrícola e industrial de la República de 19096. Para dicho fin, se analiza
no solo el fenómeno migratorio chino de aquellos años, sino que se toman en
cuenta el contexto histórico, político, legal, económico y financiero del país, y
5
Manuel Chiriboga, “Auge y crisis de una economía agroexportadora: el periodo cacaotero”, en
Nueva Historia del Ecuador. Vol. 9, ed. Enrique Ayala (Quito: Corporación Editora Nacional, 2014),
70-115.
6
Compañía “Guía del Ecuador”, El Ecuador: guía comercial, agrícola e industria de la República (Gua
yaquil: Talleres de Artes Gráficas E. Rodenas, 1909). De ahora en adelante, solamente utilizare-
mos Guía comercial.
262
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Hacia 1842 parece ser que no existían chinos en territorio ecuatoriano7. Pese a
insistencias durante las administraciones de los presidentes José María Urvina
(1851-1856) y Gabriel García Moreno (1860-1865), la entrada de chinos para
trabajar en labores agrícolas fue negada. El primero puso por delante la honro-
sa razón de evitar que las prácticas esclavistas del Perú con la “raza amarilla” se
repitiesen en territorio ecuatoriano8. El segundo parece haber dado su aproba-
ción, aunque por razones comerciales, los inversores principales no llevaron a
cabo la empresa9. Algunas fuentes describen la llegada en 1860 de unos cuantos
chinos traídos desde Macao en un barco manejado por el comerciante ecuato-
riano llamado Luis Bonnin Cuadrado10. Sin embargo, su afluencia no fue mayor
en comparación con el tráfico de mano de obra culí en países como Perú o Cuba.
7
Camilo Destruge, “Los primeros chinos”, La Ilustración, 14 de julio de 1917, 100-103.
8
Hecho también mencionado en el artículo de Destruge, “Los primeros chinos”. El autor refiere
para el gobierno de Urvina: Ministro de Relaciones Exteriores. 1854. Marcos Espinel Cornejo,
Esposición que dirije al Congreso del Ecuador el Ministro del Interior y Relaciones Exteriores (Quito: Im-
prenta del Gobierno, 1854), 18.
9
Julián Zaracondegui, ciudadano peruano, fue quien solicitó el permiso al gobierno de García
Moreno para importar hasta 4 mil chinos con fines agrícolas. Véase: Destruge, “Los primeros
chinos”.
10
Juan José Fierro Granados, “El fenómeno migratorio asiático al Ecuador. El caso chino” (Tesis
de Maestría en Ciencias Sociales, flacso-Ecuador, 2010), 41.
263
Auge de los negocios chinos en la Provincia del Guayas a principios del siglo xx
11
En un informe del Gobernador del Guayas de 1875 se detalla que para esta fecha también se
encuentran chinos en las provincias aledañas en el litoral, especialmente en Los Ríos y El Oro.
En Francisco Javier León y Chiriboga, Exposición del Ministro del Interior y Relaciones Exteriores
dirigida al Congreso Constitucional del Ecuador (Quito: Imprenta Nacional, 1875), 332.
12
Camilo Destruge, “Los primeros chinos”.
13
Decreto Ejecutivo emitido por Juan José Flores el 14 de septiembre de 1889. Los criterios
usados para la emisión del decreto se sustentaban en informes emitidos por las cámaras de comer
cio y agricultura de Guayaquil y Quito respectivamente durante aquella época, además de criterios
propios del Presidente Flores. Dicho decreto fue eliminado en la década de 1940, durante el go-
bierno de José María Velasco Ibarra. Véase: Alfonso Chum Jurado, “La inmigración china en el Ecua
dor”, Revista de la Sociedad de Beneficencia de la Colonia China 110 años 1 (noviembre 2018): 11-15.
264
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
14
Cámara de Comercio de Guayaquil, Estatutos reformados y reglamento interior de la Cámara de
Comercio de Guayaquil (Guayaquil: Imprenta del Universo, 1898), 3-4.
15
El Telegrama, “[‘El Cronista’ de Panamá]. Inserciones: Los chinos”, 18 de junio de 1889, 64-65.
16
En 1909, la Cámara de Comercio de Guayaquil expande sus actividades y pasa a incluir una
sección de Agricultura, reuniendo así, los intereses tanto del sector productivo como agrícola.
Banco del Ecuador, “Novena Década 1900-1910”, en Crónica Comercial e Industrial de Guayaquil
en el Primer Siglo de la Independencia (Guayaquil: Librería e Imp. Gutenberg 1920), 81.
265
Auge de los negocios chinos en la Provincia del Guayas a principios del siglo xx
17
Antonio Flores, Crédito y Derecho Público, 1ro Derecho Público (inmigración china) 2do Derecho
Público, cartas de S.E. El presidente de la república del Ecuador a sus ministros (Quito: Imprenta del
Gobierno, 1890), 18-19.
18
Registro Oficial, “Circular No. 598”, en Registro Oficial. Órgano del Gobierno del Ecuador No. 953, 22
de septiembre de 1899, 7729.
19
Registro Oficial, “Circular No. 598”.
266
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
de la época que rondaban desde 1848, cuando se encuentran las primeras refe-
rencias sobre el fomento de inmigraciones europeas al Ecuador20.
En el mensaje del presidente Eloy Alfaro hacia el Congreso Nacional, en
1899, éste enfatizó que, la cuestión de declarar válidos los matrimonios celebra
dos entre las personas que no sean de la religión católica, era de suma importan
cia para el país, ya que “así podremos facilitar la inmigración de extranjeros que
tanta falta nos hacen para el mayor desenvolvimiento del Comercio, Industria
y la Agricultura”21. Sin embargo, esta declaración parecía referirse exclusivamen
te a los inmigrantes de origen europeo o norteamericano, ya que desde 1889,
como se ha señalado, se había decretado la ley en contra de la migración China,
la cual fue ratificada por el Congreso Nacional diez años después en 1899.
No obstante, los súbditos del imperio chino seguían entrando en el Ecuador,
provenientes del vecino del Sur. Para 1899, en un censo de la ciudad de Guayaquil
se detallaron a 642 chinos residentes22. Según testimonios escritos de la época,
en la primera década del siglo xx, los chinos eran introducidos por funcionarios
ecuatorianos que participaban en la red de tráfico de personas. Incluso se llegó
a especificar la cifra que pagaban por los chinos entre 200 y 300 sucres por
persona23. Debido a su incremento y a varios intentos por parte de funcionarios
de expulsarlos, la colonia china se organizó y en 1908 procedió a solicitar ayu-
da al gobierno del Imperio Qing. Este a su vez, requirió la asistencia del Depar
tamento de Estado de Estados Unidos para que se encargasen de los intereses
de los chinos en el Ecuador.
20
El Secretario del Interior en un discurso hacia el Congreso Nacional menciona que, si el Es-
tado se consolida, podría fomentarse a que las familias europeas puedan asentarse en los estados
de América.
21
Alejandro Noboa, “1899 Mensaje del Presidente de la República al Congreso Constitucional”,
en Mensajes: República del Ecuador Tomo IV (Guayaquil: Impresión El Tiempo: 1907), 405.
22
Pagnotta, “Extranjeros indeseables entre discursos y papeles”, 147.
23
El Pobrecito Hablador, “Lo que se dice”, 5 de agosto de 1911, s/n. Se hace referencia a una es-
tafa de la cual fueron víctimas varios migrantes chinos y a los precios que estos pagaron para ser
introducidos al país en 1906, además de pagos hechos por banqueros de Quito y Guayaquil para
evitar la expulsión de los asiáticos.
267
Auge de los negocios chinos en la Provincia del Guayas a principios del siglo xx
24
El Pobrecito Hablador, “Lo que no se dice”, 10 de septiembre de 1910, s/n. Los migrantes chinos
estarían bajo la protección del Consulado General de EE. UU. en Guayaquil.
Copias de estos documentos se encuentran en el archivo de la Sociedad de Beneficencia de la
25
28
Registro Oficial, “Poder Ejecutivo”, en Registro Oficial. Órgano del Gobierno del Ecuador No. 1055, 30
de marzo de 1920, 9693-9694.
29
Registro Oficial, “Poder Ejecutivo”, en Registro Oficial. Órgano del Gobierno del Ecuador No. 1151, 31
de julio de 1920, 10502.
30
Registro Oficial, “Poder Ejecutivo”, en Registro Oficial. Órgano del Gobierno del Ecuador No. 475,
11 de abril de 1922, 718. Véase para los censos en 1918 de la provincia de Manabí, Registro Oficial
No. 509; Provincia de los Ríos en el año de 1922, Registro Oficial No. 651; Provincia de El Oro,
Registro Oficial No. 596; Provincia de el Guayas en 1923, Registro Oficial No. 731. Estas nóminas,
sin embargo, no reflejan el número real de residentes chinos en las provincias. Si el número de
residentes chinos en una provincia incrementaba desde el último censo, “el excedente de chinos,
determinado por sorteo, será expulsado del país”. Registro Oficial, “Circular No. 3”, en Registro
Oficial Órgano del Gobierno del Ecuador No.188, 27 de abril de 1921, 847.
31
Registro Oficial, “Consejo de Estado”, en Registro Oficial. Órgano del Gobierno del Ecuador No.
943, 5 de diciembre de 1923, 2249-2250.
32
Registro Oficial, “Decreto No. 601”, en Registro Oficial. Órgano del Gobierno del Ecuador No. 55,
5 de agosto de 1944, 411.
269
Auge de los negocios chinos en la Provincia del Guayas a principios del siglo xx
33
Melvin Hoyos Galarza, “Comercio chino en Guayaquil en el centenario de la independencia
de la Ciudad de Guayaquil”, Revista de la Sociedad de Beneficencia de la Colonia China 110 años 1
(noviembre 2018): 8-9.
270
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
34
Las disputas ideológicas en el Partido Liberal se realzan con los conflictos entre el caudillo
Eloy Alfaro y el Presidente Lizardo García, especialmente sobre los escándalos de corrupción en
la construcción del Ferrocarril que se planeaba, uniría Quito y Guayaquil.
35
Carlos Espinosa, Historia del Ecuador (Barcelona: Lexus, 2010), 541.
Simón Espinosa Cordero, Presidentes del Ecuador (Ecuador: Editores Nacionales S.A. Ensa
36
37
Carlos Espinosa, Historia del Ecuador, 547.
38
De las exportaciones hacia China no se poseen datos. Véase: Charles M. Pepper, Report on
Trade Conditions in Ecuador (Washington: Government Printing Office, 1909), 22-23.
39
El Globo, “Centro de Novedades”, 25 de febrero de 1890, 3. Este anuncio también ya se podía
leer en el anterior en la edición de 19 de septiembre de 1889.
40
En el documento original aparece resaltado en mayúscula la expresión: “ocho afamadas clases
de té”.
272
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
41
[Mr.] Bobot-Descoutures, “La industria en el Ecuador”, El Ecuatoriano, 29 de octubre de 1908, s/n.
42
Espinosa Cordero, Presidentes del Ecuador, 99.
273
Auge de los negocios chinos en la Provincia del Guayas a principios del siglo xx
43
Alejandro Noboa, “1899 Mensaje del Presidente de la República al Congreso Constitucional”,
en Mensajes: República del Ecuador Tomo IV (Guayaquil: Impresión El Tiempo: 1907), 404.
44
Enrique Ayala Mora, Nueva historia del Ecuador. Volumen 15. Documentos de la historia del Ecuador
(Quito: Editorial Grijalbo Ecuatoriana Ltda., 1988), 235.
45
Charles M Pepper, Report on Trade Conditions in Ecuador (Washington DC.: Government
Printing Office, 1909), 9-10.
274
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
46
El Tiempo, “Comercio Exterior”, 21 de noviembre de 1907, s/n.
47
Pepper, Report on Trade Conditions in Ecuador, 9.
48
Guía comercial, 611.
275
Auge de los negocios chinos en la Provincia del Guayas a principios del siglo xx
51
Jaime Díaz Marmolejo, De China con Honor (Guayaquil: S.e., 2000), 18.
277
Auge de los negocios chinos en la Provincia del Guayas a principios del siglo xx
Recreación
Restaurantes Salones & Cantinas
Antonio Chan
José Chan (Calle Chanduy, 1001) Kuon Francisco
José Chan (Avenida 10 de Agosto) Chan & Co.
José Chan (Calle Colón 700)
Yimsing José
Otros servicios
Lavanderías
Chan Yat San (Calle General Elizalde, 508)
Fuente: Elaboración propia de los autores a partir de: Guía comercial, 744-758.
52
Algunas de las casas comerciales más importantes de la época poseían inversiones, tierras y
haciendas en Hong Kong y en China continental. De hecho, las firmas funcionaban con apode-
rados en territorio ecuatoriano, en tanto los accionistas originales regresaban a China para mane-
jar sus negocios desde ahí. Véase: Díaz Marmolejo, De China con Honor.
53
Guía comercial, 1303-1305.
54
Guía comercial, 458.
278
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Siendo la Provincia del Guayas el objeto de estudio por ser el territorio donde
se asentó la gran mayoría de chinos en el Ecuador, hay que recordar que su
presencia se puede trazar desde finales del siglo xix. La provincia del Guayas
está ubicada en las costas del Océano Pacifico, asentada sobre el delta del río
del mismo nombre. Esto la convirtió en un área de campos fértiles, aptos para
el desarrollo agrícola y comercial59.
Noticias acerca de los incendios en la ciudad de Guayaquil fueron un tema
recurrente a principios del siglo xix, incendios y plagas acontecerían, afectando
a los ya existentes comercios chinos en la ciudad. Entre estos desastres, el más
devastador fue “El Gran Incendio” que ocurrió entre el 5 y el 6 de octubre de
1896 el cual arrasó alrededor de 87 manzanas y 1.500 viviendas, afectando por
lo menos dos tercios de la ciudad60. En este incendio, precisamente, los al-
macenes de Wo San Lon, el Salón Imperial y la lavandería China estarían
55
Guía comercial, 516-518.
56
Guía comercial, 1152.
57
Guía comercial, 1143.
58
Guía comercial, 448.
59
Guía comercial, 583.
60
El Deber, “Incendio”, 12 de octubre de 1896, s/n.
279
Auge de los negocios chinos en la Provincia del Guayas a principios del siglo xx
entre los negocios de nacionales chinos que habrían desaparecido a raíz del
incendio61.
En medio de esta tragedia, es destacable que una Comisión de Asiáticos encabe-
zada por Francisco Guevara, San Qui, y Kuon San Lon iniciaron una recolección
monetaria entre la comunidad china en la ciudad, llegando a reunir una considera-
ble suma de 820 sucres. Entre los contribuyentes estarían importantes comercian-
tes chinos de la época como: Won On, San Qui, y Kaun San-Lon62. Desde Quito
como desde el resto de las ciudades ecuatorianas, empezarían a llegar grandes sumas
de donaciones. A esto también se sumaron varios países de la región, como Argen-
tina y Perú que donarían víveres y realizarían contribuciones monetarias para su
reconstrucción63. Estos frecuentes sucesos causarían grandes pérdidas a los nego-
ciantes chinos, ya que la mayoría de ellos no contaban con seguros contra incendios.
En menos de 10 años, la mayoría de la ciudad portuaria habría sido ya re-
construida, ensanchando sus calles e instalando un sistema de grifos contra
incendios, por lo que Guayaquil pasaría a ser una de las ciudades más desarrolla
das de Sudamérica64. En 1902, otro incendio acontecería a Guayaquil, destruyendo
varias manzanas y causando grandes pérdidas a los comercios, pero de ninguna
manera de la misma magnitud65. Los constantes incendios en Guayaquil, Baba-
hoyo, Machala y otras localidades también hacían más complicado llevar registros
y las matrículas de los negociantes chinos. Dichos documentos ocasionalmente
se perdían en estos incidentes, según consta en una comunicación enviada por
el Consulado Británico al gobierno ecuatoriano66.
61
Díaz Marmolejo, De China con Honor, 40-41.
62
B. González B., “Capítulo VIII”, en Crónica del Gran Incendio Acaecido en Guayaquil el 5 y 6 de
octubre de 1896 (Guayaquil: Tipografía de “El Grito del Pueblo, 1896), 58-63.
63
González B. Crónica del Gran Incendio Acaecido en Guayaquil, 44-56.
64
Ernesto Albuja Aspiazu, Guayaquil, recuerdos de antaño (Guayaquil: Reed & Reed, 1936), 146.
65
Banco del Ecuador, “Novena Década 1900-1910”, en Crónica Comercial e Industrial de Guayaquil
en el Primer Siglo de la Independencia (Guayaquil: Librería e Imp. Gutenberg, 1920), 80.
66
Archivo Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores, “Comunicado del Consulado Bri
tánico en Guayaquil”, en Comunicaciones recibidas por los consulados extranjeros 1901-1910, 25 de
febrero 1907.
280
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Para 1909, la provincia del Guayas estaba dividida en los cantones de Guayaquil,
Yaguachi, Daule, Santa Elena y Balzar, siendo Guayaquil el más poblado e im-
portante. La población del Guayas para 1909 se estimaba en 231.200 personas
67
El Tiempo, “Vinces”, 25 de julio de 1911, 1.
68
El Tiempo, “Vinces”, 25 de julio de 1911, 1.
69
El Tiempo, “Vinces”, 25 de julio de 1911, 1.
70
Empleados de Comercio, “Los chinos y el descanso dominical”, El Guante, 16 de marzo de
1916, s/n.
281
Auge de los negocios chinos en la Provincia del Guayas a principios del siglo xx
71
Guía comercial, 581.
72
Un Ecuatoriano, “El peligro amarillo en el Ecuador”, El Tiempo, 4 de agosto de 1910, s/n.
282
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Man Lee & Co., al igual que los almacenes de San Siong &Co, se dedicarían a
las importaciones de sedería, perfumería, calzado y género de seda, lana y algo-
dón. Los negocios chinos eran conocidos por poseer una gran diversidad en los
productos desde: telas de seda, fantasías, calzado, máquinas de coser y artícu-
los de limpieza, dentro del mismo local, como era el caso de la casa comercial
Man Lee73.
Fuente: Elaboración propia de los autores a partir de la sección “Guayas” en: Guía comercial, 744-758.
73
A. H. Baldwin, Trade Directory of South America for the Promotion of American Export Trade (Wash
ington: Government Printing Office, 1914), 312-320.
283
Auge de los negocios chinos en la Provincia del Guayas a principios del siglo xx
nesas, sobre todo de perfumería y artículos de seda. Esta casa comercial pasó a
ser manejada por Manuel Lee Chontong y Juan C. Chontong74. Ellos eran los
hijos del dueño del establecimiento que llegaron desde China a Ecuador en
1900. La firma llegó a adquirir una tienda y fábricas de tejido en Hong Kong.
Entre otros de los negocios en la misma calle estarían Kuon San Lon & Co,
San Woo & Co, King Pow, León Hing & Co, y Man Chong &Co75.
“Lira de Oro” era una tienda exclusiva frecuentemente visitada por las élites
guayaquileñas. Este establecimiento vendía géneros de bazar, al igual que artí-
culos de aseo, estaba ubicada en la Avenida Pichincha 511-513 y era manejada
por la casa comercial Wo On & Ca76. El almacén de Siong Lee & Cía., llamado
“La Mina de Oro”, se habría establecido en Guayaquil en 1909. Posteriormen-
te, abrirían una sucursal en Babahoyo, y en la parroquia de Jujan, en la misma
74
Carlos Manuel Noboa, América Libre, Guayaquil en 1920 (Guayaquil: Empresa Periodística
Ecuatoriana, 1920), 229.
75
Guía comercial, 744-758.
76
Noboa, América Libre, 231.
284
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
77
Noboa, América Libre, 231.
78
Noboa, América Libre, 233.
79
Noboa, América Libre, 229.
Este último fue presidente fundador de la Sociedad de Beneficencia de la Colonia China en
80
Guayaquil en 1908.
285
Auge de los negocios chinos en la Provincia del Guayas a principios del siglo xx
Nota: En la esquina inferior derecha de la fotografía se aprecia la figura del jabalí de espaldas,
obsequio a la ciudad de Guayaquil por parte de la colonia china. Fuente: Víctor Sánchez Z.,
“Paseo de las Colonias con la Gobernación y el Municipio”82.
Chang Santón Taysing, quien en ese entonces era cónsul de China en Guayaquil,
realizó la donación a la municipalidad, de esta manera quedaba plasmada la
fuerte presencia china en el país. Sin embargo, los chinos en Ecuador no sola-
mente participaron en el mundo de los comercios de ciudades como Guayaquil,
81
Asociación 10 de Octubre de la Colonia China, “Los Jabalíes de Bronce, el preciado obsequio
de China a Guayaquil en 1931”, Revista Doble Diez (octubre 2017): 29.
82
Víctor Sánchez Z., “Paseo de las Colonias con la Gobernación y el Municipio”, en “Fondo
Fotográfico: Dr. Miguel Díaz Cueva”, Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, (ca. 1920-1930),
Fotografía patrimonial, http://fotografiapatrimonial.gob.ec/web/en/galeria/element/3581
286
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
83
Archivo Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores, “Memorándum de la Legación de
la República de China”, en Comunicaciones recibidas de la legación de China en el Ecuador 1949-1953
(4 de marzo de 1949).
287
Auge de los negocios chinos en la Provincia del Guayas a principios del siglo xx
84
Los negocios de las parroquias rurales del Cantón Guayaquil apenas llegaban a poseer un ca-
pital en giro acumulado de 64.000 sucres, siendo San Borondón la más adelantada. Luego, Balao
$48.000; Durán $27.000; Morro Chanduy y Playas $37.000; Naranjales y Jesús María $33.800;
Pascuales $1.500; Posorja $24.200; Puná $5.800; Taura $7.000 y Victoria $11.200. Los cantones
aledaños manejaban mayores capitales, pero ninguno se acercaba a las cifras de Guayaquil. Véase
Guía comercial, 787.
85
Como se indicó, muchos de los grandes productores poseían intereses en estos bancos, empre-
sas y compañías. La Compañía de seguros contra Incendios de Guayaquil, por ejemplo, tenía un
capital en giro de 1 millón de sucres.
86
Importadores como los Herzog (35.000), Krüger & Ca. (400.000), la familia Vignolo (660.000),
Segale Hnos. & Ca. (150.000), Madinyá & Ca. (300.000) y Müller & Ca. Max (600.000) acumu-
laban juntos capitales en giro cercanos a los $1.545.000,00. Véase Chiriboga, “Auge y crisis de
una economía agroexportadora”.
288
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
1 388 000,00: 4%
3 070 467,73: 10%
Chinos
Italianos
Total Guayaquil
27 555 893,26: 86%
Fuente: Elaboración propia de los autores
realizada a partir de: Guía comercial, 777-789.
87
Existieron negocios chinos que, al igual que algunos italianos, invirtieron en el auge cacaotero,
convirtiéndose en intermediarios y enlaces de las casas comerciales europeas. Leandro Carrera
& Ca. y Kuon On Tay & Ca. fueron dos de los comercios más grandes de la colonia china a
principios de siglo. Ambos exportaban cacao, café y caucho a EE. UU. y Europa. También iniciaron
la exportación de sombreros de paja toquilla. Véase Díaz Marmolejo, De China con Honor, 31-39.
88
Es necesario recalcar que muchos de los migrantes asiáticos tomaron nombres y apellidos
castellanos al arribar a la región, por lo que su ubicación exacta en las listas de capitalización es más
complicada. Para fines prácticos de la presente investigación se han realizado todos los cálculos
con base en los registros de chinos cuyos nombres son claramente identificables.
289
Auge de los negocios chinos en la Provincia del Guayas a principios del siglo xx
89
Los europeos eran apreciados por sus valores cristianos y por los “notables” beneficios que
aportarían al país, al contrario que los chinos, asociados incluso con las casas de opio. El Tiempo.
“Editorial. La inmigración asiática”, 22 de noviembre de 1907, 1.
90
El Tiempo Editorial,“La inmigración asiática”, 22 de noviembre de 1907, 1.
91
El Tiempo Editorial,“La inmigración asiática”, 22 de noviembre de 1907, 1.
290
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
llevar adelante los comercios. Los chinos habrían prosperado por sus dones y
atributos, tal como lo establecieron quienes defendieron su presencia en el país.
[…] Por lo que hace a las industrias, son contadas aquellas en que tomamos parte;
y, si en estas prosperan los industriales chinos, está claro que no ha de ser por sus
malas costumbres seguramente, sino todo lo contrario, por su moralidad pública
y privada, por su moderación y temperancia tan indispensable en el trabajo, en las
faenas remunerativas, y por su exactitud en el cumplimiento de compromisos92.
92
Felipe Cam Tong y Chi Chaw Mac, “Intereses generales”, El Grito del Pueblo, 12 de agosto de
1910, 1.
93
Manuel J. Calle, periodista satírico ecuatoriano, escribió en 1911: “Quienes sí están en peligro
de salir por la tangente son los chinos […]. Esto constituirá una de las mayores iniquidades del
egoísmo comercial puesto en condiciones de imposible competencia […] Me declaro defensor
del comercio asiático en este puerto. Ahora, cuando somos más o menos todos chinos, debemos
protegernos mutuamente y amparar a turcos, sirios, árabes, judíos y más levantinos. Soy del
pueblo, soy pueblo, y salgo mejor librado con ellos que con los comerciantes nacionales siempre
en vísperas de la quiebra y con los precios en las nubes”. Véase: Carrillo, “Comerciantes de fanta
sías: La inmigración china a Quito”, 194-195.
291
Auge de los negocios chinos en la Provincia del Guayas a principios del siglo xx
200 000,00
20 000,00 1 000,00 59 000,00 41 000,00
Capital en giro
Fuente: Elaboración propia de los autores realizada a partir de: Guía comercial, 777-789.
En esta zona estratégica son los chinos los únicos apellidos extranjeros regis-
trados con los capitales en giro más altos de hasta 18 mil sucres y representando
el 22,95% del comercio en la zona. Aunque al igual que los ingleses, alemanes e
94
En zonas como Daule y cantones aledaños, los italianos por ejemplo no contaban con una
presencia mayor. En esos cantones, juntos con los italianos, no superaban la cifra de 6.000,00
sucres de capital en giro.
95
La Nación, Almanaque del Comercio Ecuatoriano (Guayaquil: Menéndez y Jaramillo, 1901), 146-148.
292
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
96
Entrevista a Jaime Díaz Marmolejo, autor del libro “De China con Honor” y descendiente. Su
padre fue uno de los muchos chinos que se aventuraron río arriba para establecer negocios en las
haciendas productoras de cacao en la Provincia de Los Ríos. Comunicación personal, 28 de di-
ciembre de 2020.
Entrevistas a miembros de la Sociedad de Beneficencia de la Colonia China en Guayaquil.
97
nidades económicas para todos, excepto para la “raza mongólica”99. Existe una
clara discrepancia entre las cifras detalladas por la Guía Comercial y las percep-
ciones que en aquellos años se tenían de los migrantes asiáticos. Fueron preci-
samente estos migrantes quienes invirtieron en zonas en donde ni siquiera los
ecuatorianos habían invertido, y cubrieron las necesidades de aquellos que el
mercado había ignorado hasta esa fecha100.
En tal sentido, en cada uno de los cantones periféricos a Guayaquil los ne-
gocios chinos contaban con mayores capitales (ver Gráfico No. 3). Sin embargo,
en el puerto, eran los italianos, al igual que muchas otras casas europeas las que
tenían una mayor fuerza y presencia financiera. En la ciudad, los chinos se dedi-
caban a la importación de sedas, vajillas, artículos de tocador, perfumería, objetos
de fantasía y artículos de bazar que provenían de China, Japón, Estados Unidos
y Europa. De estas casas comerciales, algunas alcanzaron gran renombre y poder
adquisitivo. Sobre todo, aquellas de las cuales se tiene registro de su existencia
desde 1901, llegarían a aumentar considerablemente su capital. La casa San Siong
& Ca., por ejemplo, en 1901 contaba con un capital de 40.000 sucres de capital
en giro, y para 1909 contaba con 300.000 sucres. De igual manera, para 1909
habría cuatro casas con capitales superiores a los 100 mil sucres: Kuon On Tay &
Ca. (100.000); Kuon San Lon & Ca. (100.000); Man Lee & Ca. (100.000); y Wo
On & Ca. (130.000)101 que habrían aumentado su capital entre esos años102.
1901. Kuon San Lon & Ca para 1901 tenía un capital de 60.000 sucres; Man Lee de 40.000 y
294
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Comunidades migrantes
Capital en giro
60,000.00
50,000.00
40,000.00
30,000.00
20,000.00 Italianos
10,000.00 Chinos
-
Cantón Cantón Cantón Cantón
Yaguachi Santa Elena Daule Balzar
Fuente: Elaboración propia de los autores realizada a partir de: Guía comercial, 777-789.
La migración china parece ser diferente en otro aspecto importante. Pese a que
también se beneficiaron de la bonanza económica fruto de las exportaciones del
cacao, los chinos no formaron parte integral del sistema. Como ya se dijo an-
teriormente, estos parecen haber aprovechado nichos económicos no explotados
por el resto de la población. Sus intereses no estaban totalmente relacionados
al de las grandes casas comerciales y sus redes económicas y de abastecimiento
dependían más de la misma sociedad migrante china en Ecuador, que de los
grandes productores cacaoteros o de las grandes comercializadoras. En pocas
palabras, los chinos se separaron del modelo, y comerciaron poco con el cacao,
diversificaron sus productos de venta y, por ende, diversificaron sus inversiones.
Al contrario que los europeos o los norteamericanos, ellos no intervinieron
directamente en la explotación del monocultivo, al tiempo que aprovecharon
sus beneficios de manera moderada a través del consumo de los locales.
103
El negocio de Leandro Carrera no consta como tal en la lista de capital en giro de la Guía
comercial. Kuon On Tay & Ca. mantenía un capital en giro de 100 mil sucres.
296
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Conclusión
El desarrollo del Ecuador de principios del siglo xx se encuentra marcado por
tumultos políticos apaciguados por la bonanza del auge cacaotero y la entrada
de inversión extranjera. En medio de estas circunstancias varios negocios guaya
quileños ven una oportunidad de crecimiento dando paso a grandes firmas ban
carias, negocios de bazar y otros servicios para servir a la creciente clase media
de la época. Los extranjeros encontraron una oportunidad para hacer fortuna
en el país. En este contexto, los migrantes chinos llegados a tierras ecuatorianas
aprovecharon las brechas creadas por el sistema económico ecuatoriano de la
época para fundar negocios, establecer conexiones y formar familias. Al contra-
rio de lo creído hasta la fecha, su aporte a la economía nacional y, especialmen-
te, a la economía costera ha sido de suma importancia. El capital, así como los
bienes que estos comerciantes inyectaron en la estructura comercial del país,
formó una fuerte base para la prosperidad económica de esta comunidad y de
las localidades que los acogieron.
La Guía Comercial de 1909 sirve de testigo de estos cambios políticos y econó
micos en el país, mostrando en su contexto los grandes avances y oportunidades
que ofrecía el Ecuador para la inversión extranjera. Pese a la persistente discri-
minación al migrante chino en el continente a principios del siglo xx, podemos
testiguar que los chinos trabajaron, emprendieron y contribuyeron positivamen
te al desarrollo del Ecuador. Este valioso documento histórico permite evidenciar
la evolución de la comunidad migrante china más antigua del país. El estudio
de esta época da testimonio de las bases fundacionales económicas y sociales de
la colonia china en el Ecuador. A partir de estos años, y utilizando el comercio
como punto de apoyo, los migrantes chinos formarían la Sociedad de Benefi-
cencia de la Colonia China y, posteriormente, la primera representación diplo-
mática de China en el país, instituciones que permitirían la incorporación y
aceptación de los chinos en la sociedad ecuatoriana.
297
Auge de los negocios chinos en la Provincia del Guayas a principios del siglo xx
Bibliografía
Fuentes primarias
Fuentes orales
Entrevistas realizadas en las localidades ecuatorianas de Jijipapa y Guayaquil en el 2020
y 2021.
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Capítulo 7
Incidencia de la actividad comercial en
el desarrollo urbano de algunas ciudades
del imaginario chino en el Pacífico costarricense
Lai Sai Acón Chan1
Los inmigrantes chinos que ingresaron a Costa Rica por el Pacífico durante la
segunda mitad del siglo xix y principios del siglo xx conformaron lo que podría
denominarse el primer barrio chino auténtico de la nación costarricense en la
ciudad portuaria de Puntarenas. De allí fueron migrando escalonadamente has-
ta otros puntos nodales de las provincias que bordean el litoral pacífico y, en
menor incidencia, hacia la Región Central y el Caribe costarricense. La activi-
dad predominantemente comercial que los caracterizó tuvo gran repercusión
en el desarrollo socioeconómico de las comunidades en las que se asentaron y en
la conformación de un paisaje alimentario que hasta el día de hoy se asocia con
este grupo étnico. Esto lo lograron no solo a base de su gran tesón y capacidad
de adaptación a los cambios de fortuna, sino también gracias a las prácticas aso
ciacionistas que han caracterizado al chino de ultramar. Estas últimas también
fueron esenciales en la conformación de un frente unido que los hizo resistir agra
vios por su condición de extranjeros y en su adaptación a la nueva tierra como
un pueblo luchador y resiliente.
Las prácticas asociacionistas están fuertemente vinculadas a la noción de
familia tradicional basada en preceptos confucianos. Al encontrarse en un país
extraño, los primeros inmigrantes chinos en los Estados Unidos establecieron
1
Docente catedrática de la Escuela de Lenguas Modernas de la Universidad de Costa Rica. Correo
electrónico: lai.acon@ucr.ac.cr
301
302
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
2
Chunshing Chow, “Immigration and Immigrant Settlements: The Chinese in New York City”
(Tesis de Doctorado en Geografía, University of Hawaii, 1984), 82.
3
Lai Sai Acón Chan, “Inmigrantes chinos en la bajura guanacasteca de Costa Rica: Historias de
integración social y parentesco de algunos clanes familiares de Puntarenas, Abangares y Nicoya”,
Diálogos (Universidade Estadual de Maringá) 24, no. 1 (2020): 125-126, 133-134, http://www.pe-
riodicos.uem.br/ojs/index.php/Dialogos/article/view/51950/751375149625
4
Chow, “Immigration”, 84.
5
Se utiliza la acepción de “imaginario social” de Eduardo Torres como “una representación
psico-socio-cultural y simbólica, que puede darse de manera individual o colectiva, y que se
origina principalmente en el uso y apropiación cotidiana de cualquier tipo de espacio”; citado en
Andrea Bibiana Reyes-Guarnizo, “De los imaginarios colectivos a la apropiación del territorio:
un recorrido conceptual”, Bitácora 24, no. 1 (2014): 13.
6
Del Pacífico costarricense se excluyen Cañas y Nicoya, a las cuales ya hemos dedicado estudios
de naturaleza similar. Véase, Lai Sai Acón Chan, “De Puntalín a Guanacaste: El aporte de los
inmigrantes chinos al desarrollo socioeconómico de la ciudad de Cañas, Costa Rica”, en Los
chinos de ultramar: Diásporas, sociabilidad e identidades, ed. Ricardo Martínez Esquivel (México D.F.:
Palabra de Clío, 2018); y Acón Chan, “Inmigrantes chinos”.
303
Incidencia de la actividad comercial en el desarrollo urbano de algunas ciudades…
7
Chow, “Immigration”, 8-9, cita varias fuentes: Ernst Burgess, “The Growth of the City: An
Introduction to a Research Project”, Papers and Proceedings: American Sociological Society XVIII
(1924): 85-97; Burgess, “Residential Segregation in American cities”, Annals of the American Academy
of Political and Social Science 140 (1928): 105-115; Burgess, “Urban areas”, en Chicago: An Experiment
in Social Science Research, eds. T. V. Smith y Leonard White (Chicago: University of Chicago Press),
113-138; Robert Park, “The Urban Community as a Special Pattern and a Moral Order”, en The
Urban Community, ed. Ernst Burgess (Chicago: University of Chicago Press, 1926), 3-18; R. D.
McKenzie, “The Scope of Human Ecology”, en The Urban Community, editor Ernst Burgess
(Chicago: University of Chicago Press, 1926), 167-182.
8
Chow, “Immigration”, 12, cita varias fuentes: Ronald Freedman, Recent Migration to Chicago
(Chicago: University of Chicago Press, 1950); John MacDonald y Leatrice MacDonald, “Chain
Migration, Ethnic Neighborhood Formation and Social Networks”, Milbank Memorial Fund
304
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Quarterly 42, no. 1 (September 1964): 82-97; David Ward, “The Emergence of Central Immigrant
Ghettos in American Cities: 1840-1920”, Annals of the American Association of Geographers 58,
no. 2 (June 1968): 343-359; Trevor Lee, Race and Residence: The Concentration and Dispersal of
Immigrants in London (Oxford: Clarendon, 1977); R. J. Johnston, Urban Residential Patterns: An
Introductory Review (New York: Publishers, 1971).
9
Chow, “Immigration”, 12-13.
Yisen Li, “Urban Design in Downtown Revitalization: The Main King-block in Winnipeg’s
10
13
David Chuenyan Lai, Chinatown: Towns within Cities in Canada (Vancouver: University of
British Columbia Press, 1988). Citado en Li, “Urban design”, 74.
Miguel Rojas Mix, La plaza mayor: el urbanismo, instrumento de dominación colonial (San José,
14
16
Rojas, La plaza, 67.
17
Rojas, La plaza, 70.
18
Rojas, La plaza, 71-72.
19
Rojas, La plaza, 124.
307
Incidencia de la actividad comercial en el desarrollo urbano de algunas ciudades…
cantil tales como puestos de venta más modestos. Otro plano muestra los por-
tales en la circunferencia de la plaza misma20. Guardando las proporciones de
cada población, lo cierto es que la plaza también fungió como mercado. Esto es
consistente con las consideraciones teóricas de Max Weber, para quien la plaza
mayor es una de las destinaciones más importantes en la historia de las ciudades
de occidente21.
En Costa Rica, el modelo original de ciudad importado por los españoles
se mantendría en los principales núcleos urbanos que surgieron durante los
siglos xvi y xvii, e incluso en Villa Vieja (actual ciudad de Heredia), Villa Nue-
va (actual ciudad capital de San José) y Villa Hermosa (actual ciudad de Alajue-
la), fundadas en el siglo xviii debido, parcialmente, a las Reformas Borbónicas22.
Tanto en Cartago, la antigua capital colonial de la provincia de Nuevo Cartago
y Costa Rica desde 157523, como en San José, la nueva capital a partir de 1823
por presiones de orden político y económico, Heredia y Alajuela, se aprecian
vestigios de la rigurosa aplicación de los Principios urbanísticos: un parque central
alrededor del cual se dispuso la ubicación de los centros de poder eclesiástico y
político, así como de calles y manzanas en formación de cuadrícula. Conforme
la población costarricense se mueve en dirección al este y, en especial, hacia al
20
Rojas, La plaza, 127.
21
Citado en Rojas, 123.Véase Max Weber, Economía y sociedad. Esbozo de sociología comprensiva, tomo 2
(México: Fondo de Cultura Económica, 1964), 939.
22
Según dichas reformas, la fundación de nuevos núcleos de población fuera de los tradicionales
centros de poder colonial tenía como objetivo aumentar la productividad económica en regiones
de la periferia. Véase Florencia Quesada Avendaño, “La modernización entre cafetales. San José,
Costa Rica, 1880-1930” (Tesis Doctoral en Humanidades, Instituto Renvall, 2007), 20. Quesada
Avendaño a su vez cita a Carlos Meléndez, “Las villas nuevas en la Costa Rica Borbónica”, en
Costa Rica colonial, eds. Luis Sibaja et al. (San José: Ediciones Guayacán, 1989), 165-177.
23
A pesar de que un primer asentamiento se funda desde 1561 en el actual emplazamiento de la
ciudad de Cartago, la capital es trasladada dos veces más hasta regresar a su posición original.
Véase Carlos Meléndez Chaverri, Conquistadores y pobladores: orígenes histórico-sociales de los costa-
rricenses (San José: euned, 1982), 52 y 66; María de los Ángeles Acuña León y Doriam Chavarría
López, “Mestizos, mulatos y zambos en la ciudad de Cartago (Siglo xviii)”, Revista de Historia 77
(enero-junio 2018): 132-134.
308
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
24
Véase Juan Rafael Quesada Camacho, Historia de la historiografía costarricense (1821-1940) (San
José, Costa Rica: Editorial Universidad de Costa Rica, 2001), 68-74.
25
Véanse los siguientes artículos en los que se amplía el desarrollo histórico y socioeconómico
de Puntarenas, Cañas, el pueblo minero del Líbano y Nicoya: Lai Sai Acón Chan, “El papel del
Círculo de Comerciantes del Imperio Celeste en el desarrollo socioeconómico de los inmigran-
tes chinos de Puntarenas, Costa Rica”, Revista de Lenguas Modernas 28 (2018): 443-456; Lai Sai
Acón Chan, “De Puntalín a Guanacaste; y Lai Sai Acón Chan, “Inmigrantes chinos en la bajura
guanacasteca de Costa Rica”.
309
Incidencia de la actividad comercial en el desarrollo urbano de algunas ciudades…
En las esquinas diagonales que daban a la plaza [de Filadelfia] —en cada caso en
un cuarto inmediato a un negocio atendido por un chino— tenía lugar un baile27.
El pueblo tiene varias tiendas de misceláneas, dos de ellas poseídas por los
omnipresentes chinos […] Aparte de los chinos yo creo que no había extranjeros
en Liberia28.
Tras haber tomado café y salir provistos de una merienda de la señora Fonse-
ca y de la pulpería del chino, caminamos hacia el muelle [de Bolsón]29.
Carlos Meléndez Chaverri, comp., Viajeros por Guanacaste (San José, Costa Rica: Ministerio de
26
bién: “Las casas de comercio son numerosas y bien surtidas, la mayoría atendi-
das aquí también por chinos”31.
Por otra parte, Amado Céspedes Marín observó la presencia de chinos en
el centro de Cañas: “El mercado hace a su vez los servicios de salón-teatro que
regaló a la iglesia un chinito”32. Finalmente, José Fidel Tristán relata sus encuen
tros con el único comerciante chino que en 1913 habitaba un poblado en la
cercanía de lo que más tarde se denominaría Puerto Jiménez: “Fuimos a cono-
cer la calle principal del pueblo que en estas notas denominaremos ‘calle de la
casa de alto’ […]. La parte baja de la casa de alto está ocupada por el único es-
tablecimiento comercial que vi, propiedad de un chino”33. En Abangares, algu-
nos pobladores plasmaron en sus testimonios escritos esa misma omnipresencia
observada por los exploradores en sus relatos sobre su comunidad a principios
del siglo xx: “La mayor parte de los comerciantes eran inmigrantes orientales
y libaneses […]. De todos los antiguos moradores orientales, solo tres familias
permanecen en Las Juntas, en los añosos pero fuertes edificios de entonces”34.
Inclusive una publicación periódica de gran circulación nacional como la
revista Costa Rica de Ayer y Hoy periódicamente publicaba entrevistas a habitan-
tes de diversos pueblos que recordaban la gran presencia de comerciantes de
origen chino en los centros de actividad mercantil de sus comunidades. Blas
María Pérez Méndez, en Santa Cruz, relató que los primeros chinos habían
llegado al pueblo aproximadamente en 1901 y que usaban trenzas largas y pinto
rescos atuendos. Como venían con algún capital, pronto instalaron sus negocios
y algunos prosperaron en grande. Menciona a Manuel Lí entre los primeros
chinos de Santa Cruz35.
31
Meléndez, Viajeros, 462.
32
Meléndez, Viajeros, 474.
José Fidel Tristán Fernández, Excursiones a Guanacaste (1903-1922) y Golfo Dulce, eds. María
33
Eugenia Bozzoli Vargas y Myrna Rojas Garro (San José, Costa Rica: euned, 2018), 284.
34
Ofelia Gamboa Solórzano, Oro y sol (San José, Costa Rica: Centro Nacional para el Desarrollo
de la Mujer y la Familia, 1992), 6-7.
35
Costa Rica de Ayer y Hoy [Edición no. 12, segunda época] (enero-marzo 1971), 7-8.
311
Incidencia de la actividad comercial en el desarrollo urbano de algunas ciudades…
36
Costa Rica de Ayer y Hoy [Edición no. 12, segunda época] (enero-marzo 1971), 12 y 14.
37
Costa Rica de Ayer y Hoy [Edición no. 12, segunda época] (enero-marzo 1971), 41.
38
Costa Rica de Ayer y Hoy [Año II], no. 9 (noviembre-diciembre 1951), 15.
312
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
la segunda mitad del siglo xix, surgen las condiciones propicias para la confor-
mación de un enclave chino costarricense en el centro de Puntarenas: una cre-
ciente actividad comercial producto de su estatus como primer puerto franco
de la República de Costa Rica, casas de importación y exportación manejadas
con capital extranjero y la infraestructura básica pero necesaria para los inter-
cambios comerciales39. Es este estatus de centro económico que funge Punta-
renas en algunos momentos de su historia, en particular mientras fue el único
puerto franco del país y mientras fue punto nodal de las comunicaciones marí-
timas con Guanacaste y la zona sur, lo que facilitó la conformación de su encla-
ve chino costarricense.
Según el diplomático Felipe Molina, después de trasladar el tráfico maríti-
mo de Caldera a Puntarenas, hacia 1840 se comienza a erigir “la presente po-
blación de Punta Arenas, que se trazó con anchas calles, delineadas a escuadra”40.
Continúa aduciendo que en 1851 el núcleo de población se concentraba en el
Estero extendiéndose desde la puntilla, donde se encuentran los edificios de la
Aduana y el Cuartel, como dos millas hacia el poniente. Respecto a su papel
como “plaza mercantil de la República,” dice que había varias casas comerciales
importantes de capital extranjero y nacional41 en Puntarenas.
Debido a en que la zona del estero se desembarcaba la mercadería, se fue
conformando un área para el comercio pese a que desde 1812 hasta 1914 “el
sitio destinado para la venta de toda clase de mercaderías de consumo diario no
tuvo lugar fijo”42. Aparentemente, para 1870 se utilizaba la plaza de la Santa
Iglesia Parroquial de San Antonio de Padua, bendecida en 1850. Luego los
chinamos fueron trasladados al sitio del actual Mercado Municipal. Para 1880
los trasladaron a la Plaza de la Victoria, poco después a las Playitas y de nuevo
39
Acón Chan, “El papel del Círculo de Comerciantes del Imperio Celeste en el desarrollo so-
cioeconómico de los inmigrantes chinos de Puntarenas, Costa Rica”, 443-456.
40
Elías Zeledón Cartín, El nacimiento de la ciudad de Puntarenas: sus historias, sus tradiciones y cró-
nicas (San José, Costa Rica: euned, 2017), 131.
41
Zeledón, El nacimiento, 132.
42
Zeledón, El nacimiento, 254.
313
Incidencia de la actividad comercial en el desarrollo urbano de algunas ciudades…
43
“La construcción de infraestructura, nuevos edificios y servicios públicos eran requisitos fun-
damentales para modernizar San José y llevar los beneficios de la higiene a sus pobladores, para
luego difundirlos por todo el país, o sea un proyecto que debía extenderse por toda la nación”.
Este era el concepto de progreso de los liberales. Véase Florencia Quesada Avendaño, “La mo-
dernización entre cafetales. San José, Costa Rica, 1880-1930”, 84.
44
Costa Rica de Ayer y Hoy [Año 1], no. 1 (diciembre 1949-enero 1950), 35.
45
Costa Rica de Ayer y Hoy [Año 1], no. 1 (diciembre 1949-enero 1950), 36.
46
Zeledón, El nacimiento, 258.
47
Es probable que los constantes traslados del mercado estén relacionados con políticas y reformas
que configuraron la ciudad capital desde mediados del siglo xix y que podrían haberse extendido a
otras poblaciones posteriormente. Según Quesada Avendaño, en San José, además de la plaza ori-
ginal, la cual fue reubicada al actual emplazamiento del Parque Central, existían otras plazas: la
Plaza Nueva (actual Mercado Central), la Plaza de la Fábrica Nacional de Licores (1860) y las
plazas de las cinco iglesias que para década de 1890 ya estarían en funcionamiento (Catedral, Mer-
ced, Carmen, Soledad y Dolores); “La modernización entre cafetales”, 51, 56, 61. Quesada Aven-
daño cita una obra suya en colaboración con Ofelia Sanou: “A mediados del siglo xix, por razones
de ornato y saneamiento urbano, se dispuso la creación de ‘plazas nuevas’ para separar las ventas
según el tipo de productos, o sea, un mercado de abastos, carne y leña”; véase “Orden, progreso y
civilización (1871-1914)”, en Historia de la arquitectura en Costa Rica, eds. Elizabeth Fonseca y José
Enrique Garnier (San José: Fundación de Museos del Banco Central de Costa Rica, 1998), 230.
314
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
48
Costa Rica de Ayer y Hoy [Año 1], no. 1 (diciembre 1949-enero 1950), 21.
315
Incidencia de la actividad comercial en el desarrollo urbano de algunas ciudades…
49
Lo cual no es inusual en Costa Rica si se considera que incluso la ciudad capital debió recon-
figurar su faz original para responder al crecimiento demográfico, a los intereses económicos de
la elite cafetalera y a las políticas de orden, progreso y modernidad de los gobiernos liberales.
Quesada Avendaño, “La modernización entre cafetales”, 59-62, 71-109.
50
Hilda Chen-Apuy Espinoza, “La minoría china en Costa Rica”, Reflexiones 5, no. 1 (diciembre
1992): 15.
51
El Correo de la Costa, 17 de diciembre de 1917, 3.
52
Costa Rica de Ayer y Hoy [Año II], no. 9 (noviembre-diciembre 1951), 15.
53
ancr, Protocolos Notariales 637, tomo 1, folio 25.
54
Véase Acón Chan, “De Puntalín a Guanacaste: El aporte de los inmigrantes chinos al desarro-
llo socioeconómico de la ciudad de Cañas, Costa Rica”, 157-182 y Acón Chan, “Inmigrantes
chinos en la bajura guanacasteca de Costa Rica”.
316
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
del Imperio Celeste, y en las cercanías del Mercado, los cuales distan al menos
a tres cuadras de la actual Iglesia Católica de la ciudad portuaria. El Censo de
chinos de 1911 los ubica sobre las Avenidas 0 y 3, entre las Calles 0 y 155. Se
observa que sobre la calle 1 se habrían establecido al menos 11 compañías
comerciales pertenecientes a inmigrantes chinos, varios núcleos familiares y
empleados que declaraban como dirección el nombre del establecimiento co-
mercial donde laboraban.
El censo comercial de 1907 registra en Puntarenas 5 almacenes mayoristas,
6 vinaterías, 8 taquillas, 20 tiendas, 27 pulperías, 1 panadería, 1 hotel, 1 fonda y
1 billar pertenecientes a contribuyentes de origen chino56. El relato de Miguel
Meneses confirma que hacia 1907, “el comercio establecido en la avenida cen-
tral era casi todo chino”57. Menciona el almacén de tienda, abarrotes y granos
del “chinito Gil Con,” la Bola de Oro, una ferretería que fue vendida a Manuel
Sing, el gran almacén del chinito Man Chong Sing, una casa muy vieja, pero en
buen estado, el Hotel Pequín, la panadería de Jaime Chan, el enorme almacén
de Jacobo Sánchez, unas cantinas de unos chinos, la antigua carnicería de Andrés
Sanchún, y los merenderos de Pío Chan y Pedro Quirós58. Otro testimonio
menciona al Salón del chino Pedro: el Tacivaré59 [sic]60.
Por otra parte, el censo comercial de 1915 muestra un ligero aumento: 5
almacenes mayoristas, 9 vinaterías, 10 taquillas, 20 tiendas, 26 pulperías, 4 trans-
portes, 2 panaderías y 2 billares61. Debe considerarse que los inmigrantes chinos
55
Archivo Nacional de Costa Rica (en adelante ancr), Censos y estadísticas 155.
56
República de Costa Rica. Oficina Nacional de Estadística, Censo comercial. El 31 de diciembre de
1907. Comercio é industrias patentadas. Anexo á la Memoria de Fomento de 1907 á 1908 (San José,
C.R.: Tipografía Nacional, 1908).
57
Costa Rica de Ayer y Hoy [Edición no. 12, segunda época] (enero-marzo 1971), 12.
58
Costa Rica de Ayer y Hoy [Edición no. 12, segunda época] (enero-marzo 1971), 14.
La Nación, 24 de abril de 1975, 22c. Estampas puntarenenses a cargo de Pedro José García
59
62
Luis Enrique Wong Sánchez, comunicación personal, 17 de febrero de 2017.
318
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Es de notar que desde principios del siglo xx se comenzó a conformar una es-
pecie de barrio chino en la calle del comercio de Puntarenas. Fiel a sus orígenes
urbanos, este enclave se comienza a formar en una o dos calles y comienza a
Estos mapas aún están en proceso de construcción con las comunidades, de modo que confor-
63
Si Puntarenas podría ser considerado el primer barrio chino del Pacífico cos-
tarricense y surge al tenor de la creciente actividad mercantil del puerto, los
enclaves chinos de Nicoya, Santa Cruz y Cañas se desarrollan gracias a la expan
sión y diversificación de los servicios mercantiles provistos por los comercian-
tes chinos hacia otras regiones. En cuanto al ordenamiento urbano, en estas tres
comunidades se siguieron las ordenanzas coloniales emitidas por la Corona
Española y se han mantenido hasta la actualidad, lo cual no sucedió con Punta
renas por la geografía del emplazamiento.
En Nicoya se dio un proceso de repoblamiento de un núcleo urbano indí-
gena prexistente, que no se pudo replicar en otros sitios en Guanacaste dado el
papel que jugó Nicoya como centro político, social y económico desde tiempos
precolombinos. Esa fue la base para la fundación del Corregimiento de Nicoya
en el siglo xvi, por lo cual se debió respetar el Principio de orden y los Principios
urbanísticos para la organización de villas y villorrios de la América española. La
fundación del núcleo urbano de Santa Cruz fue producto de presiones genera-
das desde Nicoya en 1751, año de la llegada del Obispo de Nicaragua Pedro
Agustín Morel de Santa Cruz a la península de Nicoya.
Esto parece haber incidido, entre otros factores, en la fundación de Santa
Cruz como una población secular para cumplir con los preceptos religiosos de
321
Incidencia de la actividad comercial en el desarrollo urbano de algunas ciudades…
64
Raymundo Brenes Rosales, Pobladores y fundadores de Santa Cruz (San José, Costa Rica: Progre-
so Editorial, 2014), 21.
65
Brenes, Pobladores y fundadores de Santa Cruz, 61.
66
Municipalidad de Cañas, “Iglesia”, http://www.canasdigital.go.cr/index.php/component/sp-
simpleportfolio/item/3-gal3
67
Quesada Camacho, Historia de la historiografía costarricense (1821-1940), 71-72.
322
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
68
Pedro Agustín Morel de Santa Cruz, “Informe de la visita del Obispo Morel a la Diócesis de
Nicaragua y Costa Rica en el año 1751”, Asociación para el fomento de los estudios históricos en Centro-
américa, http://www.afehc-historia-centroamericana.org/index-php/_action_fi_aff_id_2026.html
69
Meléndez, Viajeros por Guanacaste, 310.
70
Meléndez Chaverri, Viajeros, 104.
71
Meléndez Chaverri, Viajeros, 244.
72
Meléndez Chaverri, Viajeros, 463.
73
Meléndez Chaverri, Viajeros, 303.
323
Incidencia de la actividad comercial en el desarrollo urbano de algunas ciudades…
74
Meléndez Chaverri, Viajeros, 407.
75
Meléndez Chaverri, Viajeros, 462.
76
Meléndez Chaverri, Viajeros, 220.
77
Meléndez Chaverri, Viajeros, 473.
324
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
78
ancr, Protocolos Notariales 575, tomo 2, folio 4, 53 y 54.
79
Heraldo de Cañas, agosto de 1899.
325
Incidencia de la actividad comercial en el desarrollo urbano de algunas ciudades…
te tío o sobrino de Isaac, y Jorge Acón Alan, yerno de Taifoc80. También sobre
la misma avenida, se ubicaron los negocios de Juan (Wan) Chan, Marío Líos,
Luis Achío, Yong Gui Lí y Benjamín Supuy entre otros. Después comenzarían
a extenderse por la calle 1, que se convierte en la calle del comercio por ser la
principal vía de acceso a la ciudad, pero alejándose de la iglesia y el parque.
80
Jorge Acón Alán, comunicación personal, 9 de marzo del 2018.
328
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
81
Asociación china de Nicoya, Asociación china de la península de Nicoya, Asociación china de
Santa Cruz y Asociación colonia china de Cañas.
82
José Gamboa Alvarado. El hilo de oro: memorias (San José, Costa Rica: Trejos, 1971), 102.
330
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Guillermo García Murillo, Las minas de Abangares: historia de una doble explotación (San José,
83
la que fuera la principal arteria de Las Juntas, ha sufrido una marcada y definitiva
transformación. Para ser adoquinada, se talaron sus grandes almendros y arbustos
[…]. No existe tampoco la hilera de casas de madera cerrando sus doscientos cin-
cuenta metros de extensión, ya que para ampliar el cuadrante de la población
fueron demolidas y se construyeron nuevas edificaciones, esta vez perfectamente
alineadas y hermosas87.
Véase ancr, Policía 14929, folio 2; Gamboa, “El hilo”, 217; Zúñiga, “Las minas de oro”, 48;
86
Sobre los comerciantes chinos de Las Juntas, varios relatos de primera mano
e investigaciones de fuentes primarias ilustran la gran relevancia que tuvieron,
junto con comerciantes de variadas nacionalidades, en la conformación del ac-
tual paisaje urbano de la localidad. Relatos tales como Oro y sol, El hilo de oro y
La colina del buey han sido utilizados por los investigadores Guillermo García
Murillo, Antonio Castillo Rodríguez y Ana Yolanda Zúñiga para documentar
sus historiografías sobre las minas de Abangares. Los tres concuerdan en la gran
influencia que tuvieron los inmigrantes chinos en la fundación de Las Juntas.
Diversos testimonios orales y escritos confirman dicha influencia. Tres fue-
ron las familias chinas que originalmente se asentaron allí: los Wong, los Chan
y los Apuy. Al respecto relata Lizeth Apuy Murillo, descendiente de Francisco
Apuy, que por mucho tiempo el cuadrante de Las Juntas se componía de solo
cuatro manzanas: la de los Apuy, la de la escuela y el gimnasio, la de los Chan
Lí, y la de los Wong88. Las tres familias habían adquirido grandes propiedades
en donde albergaban sus negocios y hogares. Contaba José Chan Lí en 1956
que a su llegada a Abangares en los albores del siglo xx el único comerciante
chino antes que él era Juan Ramón Wong89. Posteriormente se asienta él, unos
sobrinos de apellido Chan y más tarde su hermano, Manuel Chan Lí, los cuales
ganaron grandes cantidades de dinero. Descendientes de esos familiares regre-
saron a China en los años treinta. Otros se trasladaron a Puntarenas por temor
a los disturbios causados por la actividad de extracción minera. En ambos casos,
terminaron asentándose en Nicoya durante la segunda mitad del siglo xx90.
Dichos negocios por lo general se componían de comisariato o tienda gene
ral, pulpería y cantina. La revista Costa Rica de Ayer y Hoy muestra un rico acer-
vo de la publicidad que utilizaban los comerciantes chinos. De mediados del
siglo xx hemos encontrado anuncios de Si Long y Compañía, cantina, tienda y
88
Lizeth Apuy Murillo, comunicación personal, 30 de setiembre 2017.
89
“Cuando yo llegué a las Juntas de Abangares: Entrevista a José Chan Lí”, Costa Rica de Ayer y
Hoy [Año X, 2ª. época], 39 (julio-agosto 1956): 17.
90
Danilo Chong Kang Chan, comunicación personal, 8 de marzo de 2018. Véase Acón Chan,
“Inmigrantes chinos en la bajura guanacasteca de Costa Rica”.
333
Incidencia de la actividad comercial en el desarrollo urbano de algunas ciudades…
91
“Aporte culinario de la colonia china”, video, La Profe Elieth, 22 de agosto de 2020, https://
www.facebook.com/ProfeElieth/videos/623758848548773; “Colonia china en Abangares”, His-
torias con la profe Eli, 8 de agosto de 2020, https://www.youtube.com/watch?v=b8zAXM2KdCY;
“Colonia china en Abangares, parte 2”, Historias con la profe Eli, 14 de agosto de 2020, https://
www.youtube.com/watch?v=qWQjZJc81IQ
92
República de Costa Rica. Oficina Nacional de Estadística, Censo comercial. El 31 de diciembre de
1907. Comercio é industrias patentadas. Anexo á la Memoria de Fomento de 1907 á 1908 (San José,
C.R.: Tipografía Nacional, 1908).
93
República de Costa Rica. Ministerio de Fomento. Dirección General de Estadística y Censos
(dgec), Censo Comercial. Año 1915 (San José, C.R.: Imprenta Nacional, 1917).
334
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
94
Minerva Chan Chen, comunicación personal, 30 de setiembre 2017.
“Cuando yo llegué a las Juntas de Abangares: Entrevista a José Chan Lí”, Costa Rica de Ayer y
95
Los testimonios son consistentes con la teoría de que Las Juntas comenzó
como una calle con establecimientos comerciales que se amplió conforme llega
ron más pobladores y se incrementó la actividad mercantil. Consecuentemente
el ordenamiento urbano del cantón es influido primordialmente por el comer-
cio, dentro del cual jugaron un papel fundamental los inmigrantes de origen
chino que se dedicaron a proveer servicios como alimentación y bebidas, entre-
tenimiento, alojamiento, venta de abarrotes y provisiones para las faenas diarias.
336
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
97
Ministerio de Cultura, Juventud y Deportes, Historia del Pacífico contada por sus pobladores (San
José: El Ministerio, 1990), 27, 29, 30, 31.
98
José Aurelio Sandí Morales, “La participación de la Iglesia Católica en el proceso de apropiación
de la actual zona sur-sur costarricense”, en Trayectorias y perspectivas de una región en proceso de
formación: 1821-2010, eds. Juan José Marín Hernández, Jorge Bartels Villanueva y Oriester Abar-
ca Hernández (San José, Costa Rica: Sociedad Editora Alquimia 2000, 2011), 37.
99
“Pasando por las limitaciones del medio”, Costa Rica de Ayer y Hoy [Año I], no. 3 (julio- agosto
1950), 8-9.
337
Incidencia de la actividad comercial en el desarrollo urbano de algunas ciudades…
100
mcjd, Historia del Pacífico, 35.
101
mcjd, Historia del Pacífico, 27-28.
102
mcjd, Historia del Pacífico, 28.
103
mcjd, Historia del Pacífico, 31.
338
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
104
mcjd, Historia del Pacífico, 27-30.
105
mcjd, Historia del Pacífico, 30.
106
mcjd, Historia del Pacífico, 28.
339
Incidencia de la actividad comercial en el desarrollo urbano de algunas ciudades…
107
La historia de William Wong Chen proviene del “El crisol de los Wong”, 34, biografía inédi-
ta sobre los hermanos Wong Chen y sus descendientes. La biografía ha sido redactada con la
contribución de varios miembros de la familia.
108
La historia de los Wong Sanchún proviene del “El crisol de los Wong”, 20-21.
340
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
llo comunal de esta última comunidad y elegida Mujer del Año. Por otra parte,
la pareja habría instalado una variedad de negocios con sus doce hijos: la soda
La Oriental, los cines Flora y Chiang Kai Shek, panadería, pulpería, líneas de
autobús a Palmar, Piedras Blancas y Villa Neily.
Es de notar que el debido al estatus pionero de Domingo Chan y la familia
Wong Sanchún sus propiedades estaban localizadas justo en el límite fronteri-
zo entre las bananeras y el pueblo e inaugurando de cierta manera la avenida del
comercio, que paulatinamente se pobló de paisanos. En la publicidad de la re-
vista Costa Rica de Ayer y Hoy hemos localizado 14 comerciantes de origen chino
en el período 1950-1971: Guillermo Chan Wong, Benjamín Wong, Jesús Chen
Granados, José Tack Chan, Eladio Wong Chen, Manuel Ajón, Vicente Sánchez
Chen, Jesús María Apuy, Rafael Sánchez Chan, Emilio Chan, Tomás Wong,
Roberto y Gonzalo Chan López y Juanita Lee de Apuy. Ofrecían servicios de
alimentación (restaurantes, sodas, cantinas y refresquerías), venta de abarrotes,
prendas de vestir, medicinas y calzado, transporte público, revelado de película,
retratos y fotografías, y entretenimiento (cines y salones de baile).
En la publicidad de semanario La Voz de Puerto Cortés de 1941 y 1942, en-
contramos tres aspectos notorios: un saludo navideño de la colonia china de la
localidad, varios hermanos de Benjamín Wong —Eladio, William y la viuda de
José, como propietarios de tiendas, cantinas y pulperías— y un establecimiento
de comida anunciando chop suey, una comida que apenas durante la década pa-
sada se había comenzado a popularizar en Costa Rica. Con los anunciantes de
origen chino del semanario y Domingo Chan (fallecido en la década de 1950)
sumamos un total de 17 comerciantes solo en Puerto Cortés desde 1940 hasta
1970, cifra que para un pueblo de las dimensiones de Puerto Cortés es de resaltar.
En el caso de los Wong Sanchún es notable su incidencia económica. A su
regreso de una estancia en China, la familia se trasladó a El Pozo siguiendo las
recomendaciones de Juan Rafael, quien le contó a Benjamín que varios de los
hermanos se habían establecido allá siguiendo a la Compañía Bananera. José,
el segundo hermano, había adquirido una finca en El Pozo, en donde se dedicó
a producir arroz y a financiar siembras de otros agricultores. Según uno de los
341
Incidencia de la actividad comercial en el desarrollo urbano de algunas ciudades…
Sin importar si el centro de cada poblado giraba en torno al modelo más tradi-
cional con plaza central y templo católico o el modelo mercantil en el que
impera una avenida/calle central o del comercio, los comerciantes chinos siem-
pre procuraron instalarse estratégicamente en locaciones centrales. En algunos
poblados conformaron lo que podríamos considerar enclaves similares a las
originales calles chinas o barrios chinos de San Francisco. Es el caso de Punta-
renas, Nicoya, Santa Cruz, Cañas, Abangares y Puerto Cortés, en donde recrea-
ron fragmentos simbólicos de su tierra.
Sin embargo, la experiencia del inmigrante chino en Costa Rica —al
contrario de la experiencia temprana en los Estados Unidos— fue favorece-
dora pues lo que podríamos considerar barrios chinos en el Pacífico costarri-
cense no surgieron como guetos destinados a contener al llamado “peligro
amarillo”, sino como parte del paisaje multicultural y cosmopolita del puerto
de Puntarenas, constituido por inmigrantes de varios orígenes nacionales.
Posteriormente, este paisaje se trasladó a otros parajes conforme las redes de
comercio se extendieron hacia Guanacaste y nuevas actividades económicas
surgieron. Con respecto a este último factor, la explotación minera o banane-
ra incide en el modelo de ordenamiento urbano importado por los explora-
dores españoles durante la época colonial. En este contexto, los comerciantes
chinos hábilmente siguieron estas industrias de explotación de banano o de
343
Incidencia de la actividad comercial en el desarrollo urbano de algunas ciudades…
Bibliografía
Fuentes primarias
Archivos
Archivo Nacional de Costa Rica (ancr)
Censos y Estadísticas 155.
Publicaciones periódicas
Hemeroteca de la Biblioteca Nacional de Costa Rica
Costa Rica de Ayer y Hoy.
El Correo de la Costa.
La Voz de Puerto Cortés.
109
Quedan por realizar futuros estudios que consideren una serie de factores políticos, sociales,
culturales y económicos que diferencian las calles chinas del Pacífico costarricense de las “calles
chinas”—en su acepción original en chino— de Estados Unidos, Cuba y Perú. Solo así podremos
comprender, comparativamente, como los chinos se insertaron con relativa facilidad en los otro-
ra centros de poder urbano de la Costa Rica colonial y sus implicaciones.
345
Incidencia de la actividad comercial en el desarrollo urbano de algunas ciudades…
Heraldo de Cañas.
Fuentes orales
Fuentes secundarias
Acón Chan, Lai Sai. “De Puntalín a Guanacaste: El aporte de los inmigrantes chinos
al desarrollo socioeconómico de la ciudad de Cañas, Costa Rica”. En Los
chinos de ultramar: Diásporas, sociabilidad e identidades. Editado por Ricardo Mar-
tínez Esquivel. México D.F.: Palabra de Clío, 2018. 157-182.
Acón Chan, Lai Sai. “El papel del Círculo de Comerciantes del Imperio Celeste en el
desarrollo socioeconómico de los inmigrantes chinos de Puntarenas, Costa
Rica”. Revista de Lenguas Modernas 28 (2018): 443-456.
Acón Chan, Lai Sai. “Las prácticas de onomástica antropológica entre los inmigrantes
chinos de Costa Rica: evadiendo restricciones étnicas entre 1870 y 1934”. En
Historia de las desigualdades étnico-raciales en México, Centroamérica y el Caribe
(siglos xviii-xxi). Editado por Catherine Lacaze; Ronald Soto-Quirós, y Ron-
ny J. Viales-Hurtado. San José, Costa Rica: Centro de Investigaciones His-
tóricas de América Central, 2019, 55-74.
Acón Chan, Lai Sai. “Inmigrantes chinos en la bajura guanacasteca de Costa Rica:
Historias de integración social y parentesco de algunos clanes familiares de
346
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Como apunta Rodríguez Pastor, los inmigrantes culíes deben ser considerados
protagonistas de los avances de un país que, en un inicio, los empujó a ellos y a
su progenie hacia los márgenes de la sociedad peruana. Su trascendencia cultu-
ral y sociopolítica a lo largo de la historia del Perú es, sin embargo, indudable.
En el siglo xx, hubo, por ejemplo, por lo menos dos alcaldes de origen chino
en ese país. El primer caso, registrado por Isabelle Lausent-Herrera, ocurrió en
1923, en la localidad de San Ramón (Junín); el segundo, del que da cuenta este
trabajo, tuvo lugar en 1956, en el distrito de Manuel Antonio Mesones Muro
(mamm) de la provincia de Ferreñafe (Lambayeque). A través de la antes desco-
nocida historia de Enrique Baca Niño Ladrón de Guevara (ebnlg), descendien-
1
Doctora en Literatura Latinoamericana y Estudios culturales latinoamericanos. Es profesora
asistente de español y cultura latinoamericana en Arizona State University. Correo electrónico:
lcuyagav@asu.edu.
2
Humberto Rodríguez Pastor, “Presencia china e identidad nacional”, en Cuando Oriente llegó a
América: Contribuciones de inmigrantes chinos, japoneses y coreanos, ed. Banco de Interamericano de
Desarrollo (Washington DC: Banco Interamericano de Desarrollo, 2004), 119-120.
349
350
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
3
Evelyn Hu-DeHart explora los diferentes aspectos del componente asiático dentro de los discur
sos de la multiculturalidad latinoamericana y, sobre todo, de su percepción dentro de los diferentes
discursos académicos: “Multiculturalism in Latin American Studies: Locating the ‘Asian’ immigrant;
or Where Are the Chinos and Turcos”, Latin American Research Review 44, no. 2 (2009): 235-242.
4
Michael González, “Chinese Plantation Workers and Social Conflict in Peru in the Late Nine
teenth Century”, Journal of Latin American Studies 21, no. 3 (1989): 386; Humberto Rodríguez
Pastor, Chinos en la sociedad peruana 1850-2000 (Lima: unmsm, 2017), 116; Isabelle Lau-
sent-Herrera, “Tusans (Tusheng) And the Changing Chinese Community in Peru”, en The
351
Tusán, capataz y alcalde: el caso de Enrique Baca Niño Ladrón de Guevara
Chinese in Latin America and the Caribbean, eds. Walton Look Lai y Tan Chee-Beng (Boston:
Brill, 2010), 143.
5
Rodríguez Pastor, Chinos en la sociedad peruana 1850-2000, 115.
6
inei, “Perú: Crecimiento y distribución de la población total, 2017”, inei Sitio Web, 2018, https://
www.inei.gob.pe/media/MenuRecursivo/publicaciones_digitales/Est/Lib1673/libro.pdf
7
Gonzalo Paroy Villafuerte y Rodrigo Campos, “Los latinos más chinos o los chinos más latinos:
la identidad Tusán en el Perú” (Ponencia presentada en el marco de la Red Académica Latino (e
Hispano) Americanista sobre Estudios Sinológicos de la Universidad de Costa Rica y con el
apoyo de premehchi. Ciclo de conferencias virtuales, 3 de diciembre de 2020), https://www.
youtube.com/watch?v=1ZJIf12gPu8&t=125s
8
Humberto Rodríguez Pastor, Herederos del Dragón. Historia de la comunidad china en el Perú (Lima:
Fondo editorial del Congreso del Perú), 2000.
352
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
9
Juan José Heredia, “Robustecer o enflaquecer el alma nacional en el Perú: El ‘chino expiatorio’
vs. el chino trabajador (1860-1914)”, Nuevo Mundo Mundos Nuevos (10 de octubre de 2016), http://
journals.openedition.org/nuevomundo/69598
10
Clemente Palma, “El porvenir de las razas en el Perú” (Tesis de Bachiller en Letras, Universi-
dad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, 1897), 16.
11
Manuel González Prada, “Memoranda”, El tonel de Diógenes, ed. Thomas Ward (2005), https://
evergreen.loyola.edu/tward/www/gp/libros/tonel/tonel6-memoranda.html
12
Ctdo. en Heredia, “Robustecer o enflaquecer el alma nacional en el Perú”.
José Carlos Mariátegui, Siete ensayos de la interpretación de la realidad peruana (Lima: Editora
13
16
Heredia, “Robustecer o enflaquecer el alma nacional en el Perú”.
César Borja, “La inmigración china es un mal necesario de evitar” (Tesis de Bachiller en
17
Sin los trabajadores chinos, los terratenientes peruanos no podrían haber sobrevi-
vido las crisis de las décadas de 1870 y 1880, y menos emerger como pudientes
hombres de negocios y líderes políticos en la siguiente década. Más aún, sin los
trabajadores chinos, los enganchadores, traficantes de opio y otros negociantes no
podrían haber acumulado capital durante dicho período de crisis y surgir como
miembros de la pequeña burguesía22.
Dora Mayer de Zulen, La China silenciosa y elocuente: homenaje de la colonia china al Perú con
20
motivo de las fiestas centenarias de su independencia (Lima, Perú: Editorial Renovación, 1924), 82.
21
Dora Mayer, La China silenciosa y elocuente, 14.
22
En el original: “Without Chinese workers, Peruvian planters could never have survived the
crisis of the 1870s and 1880s and emerged as wealthy businessmen and political leaders in the
1890s. And without Chinese laborers, Chinese labor contractors, opium traders, and others could
never have accumulated capital during this period of crisis and emerged as members of the petit
bourgeoisie”. González, “Chinese Plantation Workers and Social Conflict in Peru”, 388. Mi
traducción.
23
Juan de Arona, La inmigración en el Perú: Monografía histórica crítica (Lima: Imprenta de Carlos
Prince, 1891), 86; Fernando de Trazegnies, En el país de las colinas de arena, II (Lima: Fondo edi-
torial de la Universidad Católica del Perú, 1994), 17.
355
Tusán, capataz y alcalde: el caso de Enrique Baca Niño Ladrón de Guevara
24
De Trazegnies, En el país de las colinas de arena, 723.
25
Peter Blanchard, The Origins of the Peruvian Labor Movement 1883-1919 (Pittsburgh: Univer-
sity of Pittsburgh, 1982); Lausent- Herrera “Tusans”, 151.
26
Isabelle Lausent-Herrera, Sociedades y templos chinos en el Perú (Lima: Fondo Editorial del Con-
greso del Perú, 2000), 209.
27
Lausent-Herrera, “Tusans”, 164; Ignacio López-Calvo, Dragons in the Land of the Condor: Writing
Tusán in Peru (Tucson: University of Arizona Press, 2014), 227-228.
356
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
28
apch, Asociación Peruano China, “Nosotros”, apch. Sitio Web, https://www.apch.com.pe/
nosotros.html; Richard Chuchue, “Intelectuales sanmarquinos de ascendencia china”, en La
inmigración china al Perú. Arqueología, historia y sociedad, eds. Richard Chuhue, Li Jing Na y Antonio
Coello (Lima: Instituto Confucio y Universidad Ricardo Palma, 2012); López-Calvo, Dragons, 49.
29
Rodríguez Pastor, “Presencia china e identidad nacional”, 119.
30
Heredia, “Robustecer o enflaquecer el alma nacional en el Perú”; Lausent-Herrera, “Tusans”.
En Lima, era común que los matrimonios se convinieran de otras maneras, a través de inter-
31
32
Rodríguez Pastor, “Presencia china e identidad nacional”, 115.
33
Lausent-Herrera anota con cautela “It is impossible to know exactly when the term injerto
appeared and when it was applied to Chinese-Peruvian half-bloods. The term brings to mind the
world of agriculture, and no doubt originated in the rural classes in contact with the Chinese
working in the haciendas. In addition, it seems to refer to only the mixed-race children of Chi-
nese and native women: indígenas, indias, cholas et natives [sic], and not the Afro-Peruvians” (“Tu-
sans”, 146).
34
Borja, “La inmigración china es un mal necesario de evitar”, 52, 87-89.
35
Palma, “El porvenir de las razas en el Perú”, 18.
36
Ernest Middendorf, Perú. Observaciones y estudios del país y sus habitantes durante una permanencia
de 25 años (Lima: Editorial de la unmsm, 1973 [1894]), 262-263.
Véase al respecto los diferentes trabajos de Rodríguez Pastor, Lausent-Herrera, Hu-deHart y
37
39
Carlota Casalino Sen, “De cómo los chinos se transformaron y nos transformaron en peruanos.
La experiencia de los inmigrantes y su inserción en la sociedad peruana, 1849-1930”, Investiga-
ciones sociales IX, no. 15 (2005): 109.
359
Tusán, capataz y alcalde: el caso de Enrique Baca Niño Ladrón de Guevara
Los resultados han sido implosivos. En cierto sentido, la historia del Perú, como
la de cada peruano, consiste en una lucha entre las fórmulas oficiales e infor-
males a través de las cuales intentan sobrevivir los destinos personales. Pocas
veces, han funcionado tales fórmulas y, menos veces, han alcanzado algún tipo
de equilibrio. Las normas jurídicas y económicas, por el contrario, han termi-
nado por aplastar a cualquier individuo que trate de seguirlas negándoles la
satisfacción de las necesidades y deseos vitales. ¿Cómo ha escapado el tusán de
estas fórmulas si es que lo ha hecho? Grosso modo, luego de cumplir los con-
tratos y acumular, con suerte, alguna forma de capital, algunos culíes y sus
descendientes pudieron iniciar venturas económicas que les permitieron inte-
grarse de manera formal a las localidades en las que vivían. Ello, con el tiempo,
impulsó también a su participación política y afectiva, i.e. marital, y étnica en
el país. Las siguientes líneas explican el caso de ebnlg, un tusán del norte del
país, que llegó a ser alcalde del pequeño distrito mamm, de la provincia de Fe-
rreñafe en La Libertad en 1956.
Este estudio, aún en estado seminal y parte de un proyecto más amplio, se ori-
gina en una historia familiar, desafortunadamente, incompleta. Esta es parte de
mi historia. Es la historia de mi familia. Los datos recopilados provienen de na
rraciones orales y la memoria que se mantiene entre mis parientes maternos,
además de algunos documentos que he podido encontrar hasta hoy y entrevistas
con descendientes de algunos hacendados de la región de Lambayeque. Cuen-
to esta historia procurando que refleje, quizás, otras de aún desconocidos ante-
pasados chinos que, pese a la falta de registros históricos, son relevantes para
comprender la identidad peruana actual, sobre todo, porque el peruano es un
ser compuesto de todas las sangres. Mi objetivo es exponer, a través del ejemplo
de ebnlg, una historia de movilidad social e incorporación cultural tusán en el
Perú. Como he indicado, Lausent-Herrera ya ha registrado el caso del alcalde
360
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
40
Lausent-Herrera, Sociedades y templos chinos en el Perú, 11.
41
Debo aclarar que Zonia Gavilano Baca es mi madre y la frase proviene de repetidas conversa-
ciones familiares.
42
En el original: “first half-Chinese, which became visible from 1870, was not called by any name”.
Lausent-Herrera, “Tusans”, 146. Mi traducción.
43
Antonio Saenz Baca, comunicación personal, 10 de setiembre del 2020.
361
Tusán, capataz y alcalde: el caso de Enrique Baca Niño Ladrón de Guevara
sición étnica de dicha zona. Es posible que la pareja se conociera cuando ebnlg
estaba a cargo de La Otra Banda del Tayme, hacienda azucarera ubicada en las
afueras de Zaña. “Era algo así como un gobernador”—afirmó Genaro Barragán
Muro—44. Más tarde, se mudarían al molino de Tres Tomas —también admi-
nistrado por ebnlg pues era el capataz o mayordomo—, que estaba ubicado en
Ferreñafe y perteneciente a la misma familia de hacendados, la familia Barragán,
la misma que poseía la hacienda Luya.
44
Genaro Barragán Muro, comunicación personal, 1 de julio del 2014. El entrevistado, nieto de
Génaro Barragán Urrutia, tenía 89 años cuando conversamos y falleció cuatro años más tarde en
el 2018.
362
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
45
Luis Rocca Torres, La otra historia: memoria colectiva y canto del pueblo de Zaña (Lima: Instituto
de apoyo agrario, 1985).
46
José Arbulú,“Informe sobre Zaña”, Diario El Peruano, 20 de octubre 1874, 3.
47
Resulta interesante anotar que, en las primeras décadas del siglo xx, muchos jornaleros entra-
ron a trabajar en las haciendas azucareras. Sus condiciones de trabajos fueron deplorables, de ahí
que muchos iniciaran levantamientos contra los hacendados. En 1910, se levantaron contra los
hacendados Barragán, Carmona y Montero en Ferreñafe (Rocca, La otra historia, 188). Estos levan-
tamientos perduran en la memoria popular a través de canciones y décimas populares como la
siguiente que recuerda al sacerdote ferreñafano Chumán: “Ya viene la montonera / a la cabeza
de Chumán / en busca de Juan Aurich / y Genaro Barragán” (Rocca, La otra historia, 211). A este úl
timo también se le relaciona con una leyenda popular en la que hace un pacto con el diablo a
cambio de dinero (Rocca, La otra historia, 209-210). Esta historia coincide además con un relato
tradicional de Ferreñafe, del distrito de las Tres Tomas en particular, en donde la familia Barragán
poseía el molino hidráulico en donde trabajó ebnlg: José Cieza, Antología histórico-literaria de
Mesones Muro (Ferreñafe: Municipalidad de Ferreñafe, 2012).
48
Marcial Sánchez tenía 96 años cuando lo entrevistó Rocca en 1982 (La otra historia, 153).
363
Tusán, capataz y alcalde: el caso de Enrique Baca Niño Ladrón de Guevara
muestra que, bajo las nuevas formas de vida, prácticas y gentes, laten aún rastros
de sus antiguas poblaciones. Los templos, las tumbas e historias orales son testi
monio de los encuentros raciales y cambios económicos que se produjeron en la
zona. Más aún, relaciones interétnicas como las de Santos Granda y ebnlg se
pueden comprender aún más debido a la cercanía de haciendas como La Otra Banda,
Luya y el molino de Tres Tomas. La comunicación entre estos tres puntos es
indicativa de la posible ruta seguida por la pareja antes de llegar a Ferreñafe.
En cuanto a la ascendencia de ebnlg, poco se sabe. Un dato clave es que
mi tras tatarabuelo o sexto abuelo fue Francisco Baca49. Confirmé su nombre y el
de su esposa, Agueda Niño Ladrón de Guevara, cuya identificación racial y
étnica es desconocida, a través de la partida de defunción (fig. 1). Además, en la
familia, se cuenta que Francisco Baca tenía un hermano que fue ahorcado, pero
no hay información clara en esa historia a excepción de la del hecho mismo.
Este último repetiría acaso el final posible en las vidas de un sinnúmero de culíes50.
No lo podemos confirmar aquí, pero cabe preguntarse si los hermanos Baca
pudieran haber vivido en Zaña y luego enrumbarse al norte de Lambayeque.
A partir, de algunos de los datos mencionados por mi familia y Genaro
Barragán Muro (gbm), se ha podido corroborar la información de fuentes ora-
les con algunos documentos de archivo. Pese a la insuficiencia de materiales
concretos que pudieran ofrecer los relatos de parientes, en el año 2014, Victo-
ria Baca compartió la única foto que queda de ebnlg en la familia (fig. 2)51. En
ella, se le ve acompañado por el joven gbm, nieto del conocido hacendado
Genaro Barragán Urrutia, heredero de las haciendas Luya y La Otra Banda que
49
Esto quiere decir que es la choz nieta de Francisco Baca quien escribe esta historia.
50
Por ejemplo, Rocca Torres da información acerca del Cerro La Horca, en Zaña. Allí se ejecu-
taban a los chinos y negros cimarrones, pero también a aquellos que simplemente desobedecían
al patrón (La otra historia, 114).
51
Desafortunadamente, la foto estaba a punto de ser desechada y la imagen mostrada es una
reproducción que hice de la foto ya partida en junio del 2014. No tengo conocimiento si la mis-
ma fue finalmente desechada o no. De otro lado, existe una foto retrato de enblg en la munici-
palidad de Manuel Antonio Mesones Muro, que por razones de espacio no comparto en este
documento.
364
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
52
gbm fue hijo de Genaro Barragán Rodríguez, nieto de Genaro Barragán Urrutia, quien fuera
también propietario del ferrocarril al puerto Eten. Su bisabuelo fue Genaro Barragán Agüero.
365
Tusán, capataz y alcalde: el caso de Enrique Baca Niño Ladrón de Guevara
de su época. Según gbm, tras terminar su contrata como culí, Francisco Baca,
padre de ebnlg, se casaría con Agueda Niño Ladrón de Guevara y se instalaría
en Chiclayo en donde abriría una tienda para, más tarde, convertirse en pres-
tamista. Segundo, casi con seguridad, debido a diferencias personales con su
padre, ebnlg salió de la casa familiar. El mismo hecho es narrado en la familia.
Sin embargo, este tusán no se fue muy lejos. Debió haber llegado (¿quizás re-
gresado?) a Zaña en donde conocería a su esposa, Santos Granda, con quien se
mudaría más tarde a Ferreñafe. ebnlg fue empleado por Genaro Barragán Ro-
dríguez, padre de gbm, y se convirtió en un hombre de confianza. Como se verá
más adelante, se entiende que el carácter y disposición laboral de ebnlg lo
llevaron a ocupar cargos importantes dentro de las haciendas de los Barragán,
pues llegó a estar a cargo, como ya se mencionó, de La Otra Banda y, luego, de
Tres Tomas, ambas propiedades de la misma familia.
En cuanto a lo primero, Francisco Baca vio las formas de insertarse en la
sociedad libre y comercial. ¿En dónde trabajo antes de llegar a Chiclayo? No
se sabe. ¿Quizás pudo haber arribado a Zaña? Sí se conocen, sin embargo, un par
de datos sobre su origen. En la familia se cuenta que Francisco Baca llegó de la
provincia de Kwangtung o Guangdong, es decir, Cantón, pues así lo contaba
ebnlg. Esto ocurriría, con probabilidad, hacia el final de los años 1840, durante
las primeras olas migratorias chinas. Del apellido tampoco se sabe con certeza,
aunque las tías abuelas y mi madre dicen haber escuchado algo como /yuzaɳ/ o
/ ʒung/ /Zaɳ/, que podría haber sido ‘Yung’, ‘yun’ o ‘Tun’, y ‘Zhang’ (¿Chang?)
o algo fonéticamente cercano. Aún no he podido seguir las líneas posibles de
estos apellidos ni en los archivos de Lambayeque ni en la Beneficencia China de
Chiclayo. Esta última solo guarda registros de alrededor de la cuarta década del
siglo xx en adelante. Lo que sí se ha podido encontrar es el dato sobre un ca-
pitán español del mismo nombre, residente de Lambayeque, y quien ha dejado
registro de la compra de esclavos en 1818 (fig. 3). Probablemente, luego de la
liberación de esclavos africanos en 1854, este mismo capitán o sus descendien-
tes podría haber reemplazado la mano de obra africana por la asiática. Es posi-
ble, entonces, que Francisco Baca haya recibido el nombre de esa familia.
366
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
53
Ver Arnold Meagher, The Coolie Trade: The Traffic in Chinese Laborers to Latin America 1847-1874
(San Bernardino: Xilibris, 2008); Humberto Rodríguez Pastor, Herederos del Dragón. Historia de
la comunidad china en el Perú (Lima: Fondo editorial del Congreso del Perú, 2000); y Watt Stewart,
367
Tusán, capataz y alcalde: el caso de Enrique Baca Niño Ladrón de Guevara
Fuente: Obligación N° 838 del 17 octubre 1859. Archivo regional de Lambayeque. Folio 184. V.
La servidumbre china en el Perú: una historia de los culíes chinos en el Perú, 1849-1874 (Lima: Mosca
azul editores, 1976).
368
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Fuente: Obligación N° 838 del 17 octubre 1859. Archivo regional de Lambayeque. Folio 184. V.
369
Tusán, capataz y alcalde: el caso de Enrique Baca Niño Ladrón de Guevara
Fuente: Obligación N° 838 del 17 octubre 1859. Archivo regional de Lambayeque. Folio 184. V.
370
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
En algunos casos los utilizaron [a los chinos] como caporales-aquellos chinos sa-
gaces, emprendedores, con actitudes de mando, a veces con mentalidades empresa
riales, con notorias ambiciones de superarse utilizando cualquier medio, reconocidos
54
Humberto Rodríguez Pastor, “Biografías de chinos culíes”, Kuntur: Perú en la cultura 6 (1987): 12.
55
Rodríguez Pastor, Herederos del Dragón, 296-303.
56
Humberto Rodríguez Pastor, Hijos del celeste imperio en el Perú (1850-1900). Migración, agricul-
tura, mentalidad y explotación, 2da ed. (Lima: Sur Casa de estudio del socialismo, 1989), 94.
371
Tusán, capataz y alcalde: el caso de Enrique Baca Niño Ladrón de Guevara
a veces como dirigentes entre sus paisanos, quizás porque también en China fueron
cabecillas, en ocasiones indeseables por levantiscos57.
Como se ha sugerido hasta aquí, el tema del desarrollo económico nacional está
íntimamente ligado al de la presencia china. El cómo evolucionó este proceso
dependió también, en muchos casos, de los cambios políticos de las zonas en las
que vivieron los trabajadores en cuestión y sus descendientes los tusanes. Se
puede decir que, de una forma u otra, Francisco Baca o Yung Zhang debió
haber conseguido una movilidad social de la que su progenie se benefició. Según
los testimonios de familiares, ebnlg leía en chino, lo que debe haber dependido
57
Rodríguez Pastor, Herederos del Dragón, 300.
372
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
58
gbm, comunicación personal, 2014.
373
Tusán, capataz y alcalde: el caso de Enrique Baca Niño Ladrón de Guevara
“Manuel Mesones Muro: Historia”. Municipalidad Provincial de Ferreñafe. Sitio Web, http://
59
www.muniferrenafe.gob.pe/index.php/ferrenafe/distritos/54-mesones-muro.html
60
A Manuel Antonio Mesones Muro se le conoce también con el apelativo “el hombre del Ma-
rañón”. Su familia estuvo emparentada con los Barragán. gbm es hijo de Rosa Muro Guevara, de
la misma familia del explorador. A su vez, mamm está relacionado con la familia que le diera el
segundo apellido a mi tatarabuelo, pues fue hijo de José Mesones Ubillús de la Cotera y Juana
Rosa Matilde de las Mercedes Muro Niño Ladrón de Guevara. Ver Raúl Rivera, “Mesones Muro,
Manuel” en Diccionario histórico y biográfico del Perú. Siglos xv-xx, 2da ed. (Lima: Editorial Milla
Batres, 1986), 119 y, Alberto Tauro, “Mesones Muro, Manuel Antonio”, en Enciclopedia ilustrada
del Perú (Lima: Peisa, 2001), 1669.
61
Cieza, Antología histórico-literaria de Mesones Muro, 2012.
62
Cieza, Antología histórico-literaria de Mesones Muro, 2012.
374
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Poseía agencia y consiguió movilidad social. En parte, lo consiguió por los cam-
bios políticos de la región; en parte, por lo avances democráticos que no pusie-
ron impedimento a su elección; y, en parte, por las relaciones personales que
mantenía con la familia para la que trabajó, que de una u otra forma, se pueden
caracterizar como de respeto y afecto.
de extrañar que un tusán como ebnlg sea protagonista de esa solidaridad racial
e interétnica al casarse con una afroperuana y cultivar buenas relaciones con los
patrones quienes, por confianza y pese a la relación jerárquica entre ellos, abren
el camino para que termine ocupando un sillón municipal. Tanto el padre culí,
Francisco Baca, como el hijo tusán siguieron esos caminos de integración. Son
caminos, sin embargo, que muchas veces no aparecen en mapas de ruta, sino
caminos invisibles, de los que uno solo se entera si se escuchan las voces locales
y sus miles de historias nunca mínimas. La incorporación de la población tusán
en el país no ha sido producto de ningún movimiento radical, de ningún tipo
de revolución ni armada ni ideológica, sino de una integración sutil, lenta y
sigilosa, que ha dependido en buena cuenta, y sin idealizar, de lo que se puede
llamar aquí economía afectiva o solidaridad interracial e interétnica.
Perú, sin duda, posee miles de rutas migrantes. En los últimos setenta años
las masivas migraciones internas han subrayado la lucha de minorías étnicas por
insertarse en el imaginario nacional. No es diferente la historia de los poblado-
res de origen chino. En su trabajo y esfuerzo por insertarse en la vida del país
han sido la solidaridad étnica y económica las que, de manera lenta pero segu-
ra, les han abierto a los tusanes paso a una activa participación política como
alcaldes, intelectuales, congresistas, ministros, etc. Esta inserción es, pues, tam-
bién una migración social, que bajo la idea de indiscutible integración es lamen-
tablemente invisibilizada. Ello no es necesariamente laudable, pues niega el
protagonismo social de grupos minoritarios en el Perú.
Por encima de logros y fracasos, el Perú del siglo xxi se sigue enfrentando
a las mismas preguntas por la identidad a las que se enfrenta desde su indepen-
dencia. ¿Quiénes conforman la patria? ¿Quiénes somos los peruanos? Con fre-
cuencia se piensa en el Perú como en el país de los Incas, en el que la identidad se
funda en las raíces prehispánicas. Al menos, de manera teórica existe un orgullo
por lo andino. De ahí que, para muchos, mientras más andino, más peruano se
es. Para Mariátegui, por ejemplo, el Perú necesitaba redefinirse alrededor de
las tierras y costumbres andinas. Los pobladores de los Andes ocupaban un
lugar predominante en su discurso aun a costa de la devaluación de otros grupos
376
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Bibliografía
Fuentes primarias
Archivos
Obligación del 17 octubre 1859 de José María Arizola a Francisco Baca. Archivo regio-
nal de Lambayeque. Folio 184. V.
Partida de defunción de Enrique Baca Niño Ladrón de Guevara. Copia digitalizada.
Registro civil de la Municipalidad de Ferreñafe.
Registro notarial de Compra de esclavos por el Capitán Francisco Baca. Registro del
Notario Juan de Dios Peralta, Años 1818-1820. Archivo Regional de Lam-
bayeque. Folio N°185.
Entrevistas
Entrevistas realizadas en Chiclayo y otras localidades (Perú) en 2014 y 2020.
Fuentes secundarias
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Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
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Adenda literaria
Chino culí traductor en juicios
Por Humberto Rodríguez Pastor
Un mal momento en campos agrícolas del sur de China ocurría cada cierto
tiempo y la situación se empeoraba para las criaturas si había sequía duradera.
Los progenitores los regalaban, los canjeaban por bagatelas, los abandonaban
a su suerte; y si morían era considerado normal. Hubo antropofagia oculta,
aunque poco, que nunca más se mencionaba, en silencio estaba contextualizado
que era un comportamiento surgido en situaciones que compelía a ello. No se
podía hacer nada contra la naturaleza; aunque emigrar fue una de ellas que ya
tenía cierta normativa rutinaria —trasmitida en voz baja, ella sí— entre los
campesinos chinos que a veces se los veía abandonar casa y terreno en grupos
e ir a las ciudades cercanas. Guanzhou fue una de ellas.
Loo Kuang fue un niño campesino que durante una de esas malas cosechas
sus padres prefirieron, en vez de afrontar la dudosa dificultad de mantenerlo,
regalarlo a un comerciante que en su acémila llevaba mercadería, encima de ella
puso al niñito de solo tres años; al llegar a la ciudad como para quitar de peso
al animal, lo dejó en un parquecito al lado de otros chiquillos de mayor edad
que eran vagabundos, pordioseros, ladroncillos, desaseados.
Con ellos estuvo Kuang algunos años, pero no se contagió ni siguió mal
camino; nació para ser distinto. Supo ponerse bolsas con compras cargándolas
en su espalda y al dueño pedirle una monedita, limpiaba zapatos barrosos, hacía
mandados a señoras que confiaban en él por verlo hacendoso y más limpio que
muchos otros. Ese niñito que iba creciendo guardaba moneda a moneda en una
381
382
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Casi todos esos viajeros eran jóvenes, pero de la edad de Loo solo había
una docena, dos eran niñas con su vestimenta china tradicional y tomadas de la
mano mutuamente protegiéndose. No había mujeres mayores. Ya en el navío
los culíes fueron colocados en el entrepuente, cada uno tenía poco espacio para
colocar la estera donde dormirían muchas noches. Cada uno había recibido dos
juegos de ropa y una frazada, y mucho antes de partir en tierra firme aceptaron
de un seductor mendaz algún dinero por adelantado que los enganchaba, los
apresaba.
Hasta que el barco partió. Los chinos solo escuchaban el ruido que hacía
la fragata al romper el mar. Había cocineros, verduras, carnes, pescado salado,
agua, ollas grandes que servirían para alimentar a los 250 pasajeros. La necesi-
dad de opio tenía que cumplirse y los emigrantes lo fumaban. Había gente que
estaba armada, evidentemente eran vigilantes.
Por turno, en grupos pequeños salían a la cubierta alta, y eso era otra cosa,
aire y algo de ejercicios; pero pronto regresaban por una escalerilla al entre-
puente y a sus olores y a sus espacios reducidos. Pasaron unos días y, sin expli-
cación, algunos de los viajeros comenzaron a morir. Con cada uno se hizo lo
mismo: lo cargaban, lo sacaban del entrepuente y era arrojado al mar. Esta
operación se hizo muchas veces. El miedo a morir estaba en el rostro de los
chinos que nada podían hacer. De manera especial aumentaron la ración de agua
que había cambiado de sabor sin que nadie diera explicación; de manera extra-
ña se repartía varias veces opio en un mismo día, cada cual tenía su pipa, por
eso emanaba el olor por el amplio salón donde se “vivía”.
También, años después, el niño Loo ya algo mayor supo de algunas de esas
naves en las que los embarcados se amotinaron, mataron al capitán y a los tri-
pulantes con armas, y retornaron en esa misma barca a China, una de ellas —por
que fueron en varias— acoderó en el puerto japonés Yokohama y el capitán
Ricardo Herrera fue convocado por las autoridades niponas por el trato brutal
a los chinos. Este fue un hecho de mucha trascendencia en tiempos de esta
trata amarilla. Ocurrió en otra barca chinera, esta iba a Cuba, se llamaba Flora
Temple, el amotinamiento produjo fuego y la nave incendiada se hundió con más
384
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
un cuartito donde cerca había otra gente que, después entendió, era la servi-
dumbre. Él formaba parte de ese grupo. Era clara la gran diferencia entre ellos
y él, todos se entendían hablando y nadie entendía lo que Kuang decía.
Pasó unas semanas y ya conocía muchas palabras: “ven”, “comida”, “apúra-
te”, “compra”, “casero” y reconocía nombres de personas cercanas, denominacio
nes de los productos que recibía de la tienda y también nombre de los animales
caseros: perro, gato, caballo. Le alegraba los perros de la casa con los que le
permitían jugar dentro de la casa. Loo prefería, y también admitían que los saca-
ra a la calle y a un parque del vecindario. De a pocos tuvo cercanía con otra gente
que hacía lo mismo, pero todos mayores, que al pasar al lado suyo paternalmen-
te le pasaban la mano sobre su cabeza con sus cabellos hirsutos. Cualquier ca-
riño o afecto se agradece, aunque sea de un kuei (salvaje), se decía, mostrando
condescendencia necesaria y precoz.
El jefe de la casa, el que lo había adquirido en el puerto, era don Maximi-
liano, dominaba en ese hogar y al culí lo llamaba “Juan”, “Juancito”, “oye chi-
nito”. Don Maximiliano —el don era imprescindible— no era severo y le daba
órdenes con palabras calmadas con la intención que las fuese entendiendo. Y
así, de esta manera, a los pocos meses Juan o Juancito decía frases y podía co-
municarse con la gente que atendía en ese hogar, en la tienda y en el parque.
No mostraba incertidumbre cuando aprendió a comprar, le era agradable ver
calle y otras casas, y coches, y a gente a caballo. El niño culí supo ayudar en la
limpieza, aunque no era tanto de su agrado el silo donde todos, incluso don…,
iban y tenían que acuclillarse.
Acompañaba con frecuencia a don Maxi, le limpiaba los zapatos cuando
regresaba de la calle y se estableció así una aproximación natural, cordial, de
mutuo afecto; más que con cualquier otro de esa casa, incluso que con cualquie-
ra de la servidumbre. En cierta ocasión, Juan o Kuang lo acompañó a su traba-
jo, donde, a pesar que había otros empleados, muy solícito lo ayudó a ordenar
libros según tamaño y papeles, le limpió el escritorio, le vació el basurero, barrió
con esmero. Días después habiendo hecho lo mismo, la simpatía por Juan au-
mentó en don Maxi, lindo y trabajador el chinito y quiere leer. Los días que siguie-
386
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
no quisieron huir, pero si acusaron que el administrador les exigía muchas más
horas con la lampa y lo hacía con fuete en mano hiriéndolos en las espaldas, y
en una ocasión uno de los trabajadores rebeldes quiso defenderse y con látigo
y amarrado a un árbol ese empleado lo castigó y lo hizo con rabia.
Cimarronearse fue conversación y decisión de los cinco dentro del galpón.
Lo hicieron, pero no se escondieron ni formaron un palenque como fue lo
habitual en otros casos. En grupo los cinco fueron a hacer la denuncia y a partir
de ello hubo un juicio de semanas que terminó sin sanción para ese administra-
dor, pues él afirmaba que esos golpes en las espaldas los tenían ya desde cuando
llegaron a la hacienda; y solo esas heridas con látigo se debían a que el trabaja-
dor asiático lo quiso matar con la lampa. Los culíes tuvieron que regresar a esa
propiedad agrícola hasta cumplir sus ocho años obligatorios, más la yapa, esos
días o meses por haber estado enfermos o por otros motivos pero que no fueron
al campo. Así era la Justicia.
Otro relato que Juan escuchó y entendió bien ya que en su cabeza había
cierto dominio de dos idiomas, fue el de un chino que nunca conoció labores
agrícolas. Del Callao, donde desembarcó directamente, fue a la cocina de sus
patrones. Se alegró en grande. En sus pueblos a todos los hombres también les
enseñaban a cocinar, y si no hay mujer, era la base cultural de esa norma peda-
gógica transmitida desde el momento que un niño cantonés empezaba a cami-
nar. Este cocinero recién llegado debía estar frente al fogón durante cinco años.
Buenos meses fue dirigido por la patrona, señora mayor con canas igual que su
esposo. Ella le indicaba los platillos por presentar y le decía, haz esto, haz lo
otro, esto sí, esto nunca, y cuando veas que está apagada la leña sacas la ceniza.
Aprendió esas costumbres de comida de ese hogar y pasado un tiempo casi
no recibía indicaciones. Y a la patrona le dijo que podía hacer arroz, le acepta-
ron; dijo podemos hacer fideos pero con otros (mis) ingredientes y le aceptaron.
Y la familia comió y pidió en ocasiones: haz los tallarines o tu sopa a tu costumbre.
Mas este culí sintió que sus ahorros eran pocos. La tentación corrosiva fue gran-
de y lo ganó. Un día como siempre le dieron dinero para comprar en el merca-
do, antes de irse tomó más dinero que sabía dónde se escondía, y en una bolsa
388
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
metió la vajilla de plata así como los candelabros también de metal plata, lo que
pudo de ropa; y huyó. En menos de una semana fue hallado, pues el comprador
de los objetos de plata, por salvarse dio nombre y dirección. Juicio a continua-
ción fue lo inevitable, como también años de cárcel para ese culí cocinero, ladrón
por necesidad porque nunca antes lo fue y en su ansiedad por salir de su presi-
dio monetario y social.
Loo también ya leía los diarios limeños y se interesaba siempre por las
noticias preferentemente lo que se informaba sobre ciertas faltas de sus paisanos.
Es así como entendió bien lo que en una ocasión se decía en la columna
Crónica local. No es cierto que la colonia china que reside en la capital se halla en
su totalidad arrepentida de su voluntaria expatriación. Al menos una parte de ella
debe tener motivos de satisfacción, pues anoche se hallaba reunida en fraternal
jarana [diversión de carácter popular] que, por motivos que la policía no consigna,
degeneró en una marimorena [riña] que bien pudo originar la muerte de muchos
de ellos si los guardianes del orden no hubieran caído a tiempo. Como no creemos
avanzar nada con la publicación de sus nombres, diremos solo que ascendía a una
docena el número de ellos y que todos descansan en la policía...
1
Humberto Rodríguez Pastor, Chinos en la sociedad peruana. 1850-2000. Presencia, influencia y
alcances (Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Facultad de Ciencias Sociales, Fon-
do Editorial, 2017), 75-100.
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Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
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Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Capítulo 1.
Chinos culíes a Costa Rica: actores, propuestas
y arribos en la década de 1850
RONALD SOTO-QUIRÓS
Université de Bordeaux /ameriber, Université Bordeaux
Montaigne, Francia
Resumen:
El presente estudio se interesa en las propuestas y llegadas efectivas de los
chinos a Costa Rica durante la década de los años 1850 con el fin de situar me
jor al país en el entramado global del tráfico de chinos contratados. En esta
exploración tres puntos interesan en particular: la perspectiva de Costa Rica
como destino para migrantes chinos; las propuestas de intermediarios para hacer
llegar chinos al país y, finalmente, el arribo concreto de algunos grupos de chi-
nos en la segunda mitad del decenio de 1850. Para los fines de este estudio se
emplearon fuentes muy variadas propiamente de Costa Rica y de otras latitudes.
El objetivo principal consiste en retomar los estudios existentes que tratan sobre
este período que coincide con el inicio del tráfico de culíes al continente ameri
cano y confrontarlos a nuevas fuentes para comprender mejor la migración de
chinos al país centroamericano en ese momento histórico.
Capítulo 2.
Del ingenio a las obras públicas.
Las recontratas de asiáticos en Cuba (1847-1874)
IMILCY BALBOA NAVARRO
Universitat Jaume I, España
Resumen:
La llegada a la isla de los primeros coolies fue celebrada por los hacendados
por las supuestas condiciones de esta raza para el trabajo. Pero, más que las
cualidades que los empleadores les otorgaron, se trataba de completar el mer-
cado de trabajo con modalidades que, cercanas a la esclavitud, se asentaran en
el trabajo coactivo y la disponibilidad de los trabajadores. Los asiáticos que
habían firmado un contrato de trabajo como hombres libres (entre 4 y 8 años),
se encontraron con un contrato de sometimiento y cuando estaban a punto de
recobrar su libertad fueron obligados a recontratarse por igual período de tiem-
po, en caso contrario debían abandonar la isla por su propia cuenta —cuestión
casi imposible de cumplir— o serían destinados a trabajar en las obras públicas.
Nuestra propuesta examina las recontratas en su doble vertiente: estatal y pri-
vada, el papel jugado por la administración colonial como contratista y las nue-
vas condiciones de recontratación con los particulares que perpetuaron la sujeción
de los coolies. Asimismo, incluimos el estudio de las supuestas virtudes o vicios
de la “raza” como mecanismo de sujeción, los estereotipos derivados y su per-
vivencia más allá del fin del dominio español en la isla.
Capítulo 3.
Destinos cruzados: trabajadores chinos en Cuba
y Nueva Granada a mediados del siglo xix
HERNANDO CEPEDA-SÁNCHEZ
y ÓSCAR DOMÍNGUEZ-PORTUGAL
Universidad Nacional de Colombia, Colombia
Resumen:
Los modelos de sujeción laboral en el estado de Panamá y en la isla de Cuba
a mediados del siglo xix atravesaron por índices negativos en la contratación,
razón por la cual la sacarocracia cubana y los inversionistas en las obras civiles
panameñas implementaron políticas de importación de coolies chinos para suplir
la escasez de mano de obra, claramente alterada por las medidas internacionales
para abolir las formas laborales esclavistas. Ante los estrictos controles para obs
taculizar las contrataciones ilegales, empresarios y agentes apelaron a la utiliza
ción de argucias jurídicas para legitimar las masivas importaciones; por otra parte,
los colonos chinos, sujetos de las nuevas regulaciones, también desarrollaron
estrategias de resistencia y tácticas culturales colectivas, tales como el suicidio, la
locura y la enfermedad, además de las resistencias cotidianas directas, que de-
mostraron el dramático destino de los migrantes asiáticos en los puertos cen-
troamericanos.
Capítulo 4.
Levantamientos y rebeliones de chinos en Cuba y el
Perú durante el siglo xix
BENJAMÍN N. NARVÁEZ
University of Minnesota, Morris, Estados Unidos
Resumen:
Entre 1847 y 1874 aproximadamente 240.000 chinos contratados (culíes)
emigraron a Cuba y al Perú. En ambos lugares, los chinos resistieron a su ex-
plotación, pero las grandes rebeliones de culíes solo ocurrieron en el Perú. Esta
discrepancia se debe a diferencias sociopolíticas, especialmente entre la escla-
vitud y la abolición, entre el colonialismo y el ser nación recién independiente.
Los chinos intentaron rebelarse en Cuba, pero sin éxito debido a las divisiones
entre esclavos y culíes, así como a la preparación del gobierno colonial para
suprimir rebeliones de esclavos. La Guerra de los Diez Años (1868-1878) creó
una apertura para rebelarse, pero como parte de una lucha multirracial. En con
traste, el Perú tuvo sublevaciones de chinos porque el gobierno tenía una pre-
sencia débil en el campo y los hacendados peruanos no podían dividir su fuerza
laboral debido a la falta de suficientes trabajadores no chinos.
Capítulo 5.
Crónicas de José Martí sobre la inmigración
china en California
MANUEL RAMÓN CASTRO HERNÁNDEZ
Universidad de Camagüey
“Ignacio Agramonte Loynaz”, Cuba
Resumen:
Las Escenas norteamericanas de José Martí (1853-1895) contienen esenciales
acercamientos a la vida de los inmigrantes chinos en el oeste estadounidense.
Desde 1881 y hasta 1886 el escritor y político cubano documentó mediante
crónicas para los diarios latinoamericanos La Opinión Nacional de Caracas y La
Nación de Argentina, el trato inhumano que recibían los contratados chinos una
vez que arribaban a ese suelo norteamericano; también apreció el trasfondo
económico de la xenofobia y la violencia que padecieron esas comunidades. En
esas crónicas se hallan particulares sobre la Ley de Exclusión firmada en mayo
de 1882 por el Congreso norteamericano, así como de los resortes políticos que
399
Biografías y resúmenes
Capítulo 6.
Auge de los negocios chinos en la Provincia
del Guayas a principios del siglo xx: estudio de
El Ecuador. Guía comercial, agrícola e industrial
de la República de 1909
MARÍA JOSÉ BORJA, CRISTIAN MEJÍA, y
LUIS FELIPE BORJA
Red Ecuatoriana de Estudios Interdisciplinarios
sobre China, Ecuador
Resumen:
En 1900 el Ecuador era ya el principal productor y exportador de cacao en
el mundo creando gran expectativa en los mercados internacionales. Tomando
nota de esto, en 1909 el gobierno ecuatoriano presenta la obra El Ecuador. Guía
Comercial y Agrícola de la República dando a conocer el potencial productivo del
país. Este documento expone el contexto político, geográfico, institucional y
económico de la República con gran detalle, dejando entrever las características
propias del comercio local en cada región, donde resalta ya la influencia de las
diferentes poblaciones migrantes, especialmente en Guayaquil. La presente in-
vestigación pretende analizar los diferentes datos políticos, geográficos, ins
titucionales, económicos y comerciales provistos por la guía para estudiar la
preponderancia de la migración china en el puerto principal del país a finales
402
Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
del siglo xix y principios del siglo xx. Con base en datos poblacionales, ubicación
geográfica, comercio exterior, categorización y capitalización de los diferentes
comercios chinos, este estudio resalta la importancia económica de la migración
china en el Guayaquil de la era Liberal. Los resultados de este trabajo desacre-
ditan los argumentos discriminatorios esgrimidos en la época en contra de la
población china y sientan las bases para dar una mayor visibilidad a su partici-
pación continua en el desarrollo económico del Ecuador.
Capítulo 7.
Incidencia de la actividad comercial en el desarrollo
urbano de algunas ciudades del imaginario chino en
el Pacífico costarricense
LAI SAI ACÓN CHAN
Universidad de Costa Rica
Resumen:
Los inmigrantes chinos que ingresaron a Costa Rica por el Pacífico duran-
te la segunda mitad del siglo xix y principios del siglo xx conformaron lo que
podría denominarse el primer barrio chino auténtico de la nación costarricense
en la ciudad portuaria de Puntarenas. De allí, fueron migrando escalonadamen-
te hasta otros puntos nodales de las provincias que bordean el litoral pacífico y
en menor incidencia hacia la meseta central y el Caribe costarricense. La acti-
vidad predominantemente comercial que los caracterizó tuvo gran incidencia
en el desarrollo socioeconómico de las comunidades en las que se asentaron y en
la conformación de un paisaje alimentario que hasta el día de hoy se asocia con
este grupo étnico.
En este trabajo se destaca, en particular, el papel preponderante del comer-
cio chino en el desarrollo urbano de los centros de actividad económica de
ciudades de ese llamado imaginario chino costarricense como lo son Puntarenas,
Nicoya, Santa Cruz y Cañas, cantones de las provincias de Puntarenas y Gua-
nacaste. En particular, nos centraremos en determinar los patrones de ordena-
miento urbano que imperaron en cada ciudad, analizar la proliferación de
establecimientos comerciales de los inmigrantes chinos en dichas comunidades
y mapear su actividad comercial en los centros de población durante la prime-
ra mitad del siglo xx.
Palabras clave: Enclaves chinos; ordenamiento urbano; comercio chino; Pacífico cos-
tarricense.
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Los chinos de ultramar: represiones, resistencias y resiliencias
Capítulo 8.
Tusán, capataz y alcalde:
el caso de Enrique Baca Niño Ladrón de Guevara
LORENA CUYA GAVILANO
Arizona State University, Estados Unidos
Resumen:
Como sugiere Humberto Rodríguez Pastor, de la cultura china en el Perú
principalmente se evidencia su influencia en la comida y el comercio. Su im-
pacto social es, sin embargo, más amplio. Se necesitan trazar las líneas históricas
que legitimen su participación civil y política en la nación peruana. Tal es el
objeto de este trabajo. A través de la desconocida historia de Enrique Baca Niño
Ladrón de Guevara (ebnlg), descendiente culí convertido en alcalde del peque-
ño distrito Manuel Antonio Mesones Muro (Lambayeque) en 1956, se busca
rastrear la influencia china en la vida etnocultural y política del país. Aunque no
405
Biografías y resúmenes
se sabe con exactitud su origen, ebnlg fue tusán. Leía en chino como lo confir-
man sus familiares y fue capataz en un molino arrocero como lo confirmó el
ex-dueño, Genaro Barragán Muro. Más tarde, se convertiría en el alcalde de las
mismas tierras en las que operaba dicho molino. La transformación civil de este
tusán y su matrimonio con una afroperuana ejemplifican la presencia china en
el desarrollo económico, sociopolítico y etnocultural del Perú. Su caso, como
los de Rubén Chang Gamarra, Emilio Choy Ma o Pedro Zulen, entre otros, es
clave para comprender el rompecabezas de la identidad nacional peruana.