Libro Aprender A Leer 1 Unlocked
Libro Aprender A Leer 1 Unlocked
Libro Aprender A Leer 1 Unlocked
leer y escribir
con el Método
Fonético-Gestual
Adriana Pérez Carreón
Ma. Elena García Castañeda
©2013
Adriana Pérez Carreón.
Ma. Elena García Castañeda.
Queda prohibida la reproducción parcial o total, directa o indirecta del contenido de la presente
obra, sin contar previamente con la autorización expresa y por escrito de los editores y autores, en
términos de lo así previsto por la Ley Federal del Derecho de Autor y, en su caso, por los tratados
internacionales aplicables.
Agradecimientos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
Presentación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
Conclusiones. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 179
Bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 183
Índice analítico. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 187
AGRADECIMIENTOS
e
E
ste libro es el fruto de un colectivo de voluntades y cariño ex-
presado en horas de trabajo para tomar forma. Gracias a Alberto
Nava, nuestro editor-diseñador; a Brenda Rosas porque ayudó
en todo; a Antonio Saavedra por las fotografías; y a Brandon Rosas por
la paciencia para posar en cada toma para el alfabeto fonético-gestual.
A Cecilia Rivera por sus aportes sobre la dislexia; a Alicia Molina y
Ricardo Bucio por apoyarnos en la revisión; a Katia D´Artigues por
realizar la presentación de esta obra. A las madres de nuestros alumnos y
exalumnos por sus testimonios de vida; a nuestras colegas por sus ideas;
y a todos los maestros que han tomado nuestros cursos del proceso de
lectura y escritura y nos solicitaron una y otra vez esta publicación.
Finalmente, mil gracias a nuestras familias por su apoyo incondicio-
nal, por su aliento para no dejarnos rendir y hacer posible esta obra; así
como por las horas compartidas y la mirada crítica que permitió darnos
luz y sentido.
15
PRESENTACIÓN
e
L
a lectura y escritura son dos procesos claves en la vida de todas
las personas con y sin discapacidad, ya que nos dan la llave de
acceso al mundo de la cultura, la historia y la comunicación, entre
pasado, presente y futuro. Para los niñ@s con discapacidad intelectual y
niñ@s con dificultades en la lectura y escritura, lograr leer y escribir en
forma eficaz es un pasaporte a la inclusión escolar y social, pues abre su
pensamiento, sus habilidades y sus competencias en una sociedad alfabe-
tizada. Es como migrar de un país donde se vive “solo” a otro en donde
se es parte del “nosotros”.
De ahí la importancia de tener al alcance un método que nos permita
acceder a estos procesos por medio del primer lenguaje que aprende-
mos, nuestro primer cuaderno, nuestro primer libro: la comunicación
a través de nuestro cuerpo.
El Método Fonético-Gestual, de Suzanne Borel-Maisonny, creado en
Francia en los años ochenta, ha probado ser eficaz para el aprendizaje de la
lectura y escritura, por ello requería adaptarse a nuestro idioma y contexto.
Adriana y Elena han hecho este esfuerzo con el aporte de muchos
alumnos, alumnas, familias, maestras y maestros con dedicación y mu-
cho amor a su trabajo, como ellas mismas. Hoy, finalmente lo ponen
al servicio de la comunidad. Ninguna persona es igual a otra, muchas
comparten condiciones similares respecto a la discapacidad, otras com-
parten características respecto a los procesos de lectura y escritura; sin
embargo, sus contextos familiares y escolares son diferentes, y sus com-
petencias y habilidades también lo son.
17
Los métodos para el aprendizaje de la lectura y escritura también
comparten similitudes y diferencias, y es muy valioso tener al alcance
un método que enriquezca este proceso al servicio de chicos y chicas
con discapacidad, para que su entorno tenga cada día menos barreras y
más oportunidades para su vida.
Katia D’Artigues.
18
PRÓLOGO
e
L
a invitación a prologar esta publicación provocó en mí una gran
satisfacción ya que me permite apoyar a las autoras en esta va-
liosa contribución académica en la que comparten el Método
Fonético Gestual (mfg), una metodología innovadora para México
que permite a niños y jóvenes desarrollar, independientemente de sus
respectivos derechos especiales (término desde la perspectiva Reggio),
su capacidad para leer y escribir. Notablemente, el planteamiento que
Adriana y María Elena presentan y explican aquí, transforma el con-
cepto de “discapacidad” en una nueva capacidad para desarrollar las
potencialidades del niño utilizando sus manos, y su habilidades en co-
nectar los gestos y la grafía para desarrollar la lectura y escritura, ha-
ciendo creativo y visible ese aprendizaje. En cada individuo ya existe
pero, en algunos, pareciera estar detrás de una puerta que sólo necesita
de un Declic, es decir, un impulso que integrado con el andamiaje que
el estudiante trae consigo, alcanza el éxito para integrar y consolidar el
proceso de lectura.
Al leer esta obra se hace evidente que las autoras han dedicado más
de quince años aprendiendo a “traducir” el conocimiento del mfg, de-
sarrollado en Francia, al contexto local mexicano, con niños hispanoha-
blantes. Sabemos que ser educadores y compartir sobre el aprendizaje a
leer no es un proceso sencillo. Mi experiencia como educadora y psicó-
loga me ha permitido comprender que este proceso de aprendizaje debe
integrar aspectos tanto cognitivos, como socioculturales, de acuerdo a
las necesidades de los individuos. Esto es precisamente lo que las au-
19
toras logran integrar al adaptar el mfg en el contexto Latinoamericano
teniendo un impacto en varias dimensiones de la vida del niño, ade-
más de la lectoescritura, como la capacidad de conducta adaptativa, su
participación y desempeño de roles sociales, y su bienestar en general.
Como las autoras señalan modestamente en este volumen, “no pre-
tendemos cambiar el mundo del aprendizaje de la lectura y escritura”
(p. 182) para niños. No obstante, con esta obra no hay duda de que
Adriana y María Elena aportan al lector las herramientas y estrategias
necesarias para apoyar un cambio en el mundo del niño. Ellas hacen
hincapié en que esta transformación no se limita a las habilidades y
competencias del niño, por importantes que estas sean, sino que la so-
cialización mediante el uso de interacciones entre el niño y su contexto
familiar y escolar, es lo que da paso a la verdadera transformación. En
última instancia ellas concluyen que el mfg conlleva a la población
infantil y a quienes los rodean a ver más allá de las competencias adqui-
ridas, y a expandir sus horizontes de manera que puedan hacer valer y
ejercer sus derechos. Y muy particularmente, las autoras han trabajado
en hacer posible ese aprendizaje válido, visible y divertido para todos,
principalmente para los niños con discapacidades intelectuales y sus
familias. Al aplicar esto, el niño en su entorno se ve también transfor
mado, y éste, apoyado por los maestros, transforma sus relaciones fa-
miliares.
Así las autoras muy elocuentemente nos dejan ver con claridad
cómo el proceso, que incluye las interacciones y creatividad entre los
niños en su aprendizaje a la lectura por medio del mfg, amplía el mar-
gen de lo que debemos considerar más allá de lo considerado “normal”
para cada ser humano.
20
INTRODUCCIÓN
e
La lectura y escritura para personas
con discapacidad intelectual
E
scribir este libro no ha sido tarea fácil, el resultado se debe a dos
razones: la primera es el derecho que tienen los niños1 y adolescen-
tes con discapacidad intelectual de aprender a leer y escribir con
un método eficaz, pensado desde ellos y con ellos, no para alumnos sin
discapacidad comúnmente llamados “regulares”. Con los métodos para
niños regulares, los pequeños que tienen discapacidad tratan de emular
los pasos de los que no la tienen, sin lograr los resultados esperados.
La Convención de los Derechos de las Personas con Discapacidad
establece el derecho a la educación inclusiva en escuelas regulares pú-
blicas y privadas de los países que la suscriben. Esta Convención tiene
rango constitucional, está por encima incluso de la Ley General de
Educación. La realidad es que son muy pocos todavía los jóvenes y
adultos con discapacidad intelectual (di) que terminan su educación
básica siendo lectores y escritores eficaces y sin lectura y escritura; el
derecho a la inclusión se ve seriamente restringido. En este sentido, la
educación básica tiene una enorme deuda con la población con disca-
pacidad intelectual.
Nota bene: es importante señalar que para las autoras es indispensable que la inclusión se
1
promueva también en ámbitos como el del lenguaje; sin embargo, para la edición de esta
obra se optó por no aplicar la perspectiva de género con toda rigurosidad, toda vez que el
número de menciones de las palabras “niños”, “maestros”, “alumnos”, “chicos”, etcétera, es
considerablemente alto y usar los recursos de lenguaje incluyente puede dificultar la fluidez de
la lectura.
21
Hasta el día de hoy, la mayoría de los niños con discapacidad in-
telectual no logran leer ni escribir, no por falta de capacidades, sino
porque sus familias y maestros, muchos con las mejores intenciones y
empeño, van trabajando la lectura y escritura sin sistematicidad, desde
la perspectiva del “adulto que sabe”, hacia la persona con discapacidad
intelectual o dificultades en el aprendizaje “que no sabe”.
La segunda razón obedece a la enorme riqueza que hemos recibido
de otros profesionistas, colegas, amigos, compañeros de trabajo, así
como de los alumnos con discapacidad intelectual y sus familias. Nos
han pedido acompañar a través de un texto escrito el camino que re-
corremos padres, docentes y terapeutas a diario en este proceso de la
lectura y escritura.
En los cursos y talleres del proceso de lectura y escritura que se im-
parten en Declic,2 padres y profesionistas preguntan y comparten esta
inquietud: “¿por qué mi hijo o alumno con discapacidad intelectual
no aprende a leer y escribir, pese al esfuerzo que se ha hecho?, ¿qué me
falta por hacer?, ¿en qué me he equivocado?, ¿por qué estamos estan-
cados?, ¿leer y escribir es sólo posible para unos cuantos alumnos? De
100 participantes por curso, en promedio, sólo dos personas conocen
a un chico con di que sea lector y escritor eficaz, es decir, uno de cada
100 alumnos (1%).
Este libro comparte algunas de las respuestas a dichas preguntas, abor
dando el Método Fonético-Gestual (mfg) de Suzanne Borel-Maisonny.
Primero, se aborda el proceso de lectura y escritura en las personas con
di y su contexto; luego, se introducen las habilidades que intervienen en
el proceso de lectura y escritura de cualquier niño. Posteriormente, se
ahonda en lo que es el método con sus características, su metodología
y, finalmente, se hace una reflexión sobre la importancia del contexto
relacional.
Sin ser el elemento central de este libro, se analiza en el penúltimo
capítulo la dislexia como un problema de aprendizaje relacionado con
Declic es un centro de recursos para la inclusión educativa, en donde acuden niñas, niños y
2
jóvenes con di que están aprendiendo a leer y escribir. Para conocer nuestros servicios puede
consultar: <www.decliclecturayescritura.com> y <http://decliclecturayescritura.blogspot.com>.
22
la lectura y escritura. También se han adaptado algunos ejercicios ba-
sados en la experiencia metodológica de autores muy valiosos como los
de Éliane Chaulet, psicopedagoga francesa.
Aprender a leer y escribir no es un proceso pasivo en el que una per-
sona adulta transmite sus conocimientos; es, ante todo, una actividad
creadora, tanto de quien aprende, como de quien es mediador(a) del
aprendizaje.
En el proceso comunicativo, los niños aprenden que existe una re-
presentación convencional de las palabras y las expresiones a través de
la lectura y la escritura. Leer y escribir son actividades del lenguaje y
suponen un funcionamiento mental que no depende, en primer lugar,
de un método o técnica de aprendizaje específico, sino del contexto
comunicativo del niño con su entorno.
En este contexto comunicativo, los métodos nos ayudan a sistema-
tizar, a organizar la secuencia de pasos a seguir, a no perdernos en el
camino.
A largo de la obra hemos querido compartir además de concep-
tos teóricos, ejemplos prácticos, todos los que nuestros alumnos y sus
padres, nuestros colegas terapeutas y maestros, nos han compartido,
convencidos de que la tarea no es fácil y de que nunca lo será. Sin
embargo, como docentes y padres somos protagonistas y somos apoyo;
hemos sido testigos de que es posible aprender a leer y escribir para un
niño con discapacidad en este camino, con un método claro, de manera
sistemática y compartiendo, sumando, construyendo juntos.
23
CAPÍTULO I
e
El proceso de lectura y escritura
y los niños con discapacidad intelectual
S
egún la Organización Mundial de la Salud (oms), la discapacidad
intelectual (di) “es un trastorno definido por la presencia de un
desarrollo mental incompleto o detenido, caracterizado, princi-
palmente, por el deterioro de las funciones concretas de cada etapa del
desarrollo, que afectan las funciones cognitivas globales de la inteligen-
cia, del lenguaje, las motrices y las de socialización.3
Una definición más actualizada de la di es la de la Asociación Ame-
ricana sobre Retardo Mental que afirma que “es una condición resul-
tante de la interacción entre factores personales ambientales, los niveles
de apoyo y las expectativas puestas en la persona”.4
Partiendo de esta interacción de factores, resaltan como caracterís-
ticas de la discapacidad intelectual limitaciones significativas en lo que
respecta al funcionamiento intelectual y a la conducta adaptativa, que se
manifiesta en habilidades prácticas, sociales y conceptuales. Asimismo,
se establece que esta discapacidad comienza antes de los 18 años.5
3
Miguel Ángel Verdugo, “Análisis de la definición de discapacidad intelectual de la Asociación Ame
ricana sobre Retraso Mental de 2002”, en Siglo Cero, vol. 34, núm. 205, 2003, pp. 1-17. Véase:
<http://es.scribd.com/doc/71730588/Analisis-de-la-definicion-de-discapacidad-intelectual-de-la-
Asociacion-Americana-sobre-Retraso-Mental-de-2002>. Página consultada el 10 de octubre de 2013.
4
Idem.
5
R. Luckasson, et al., Mental Retardation. Definition, Classification and Systems of Supports,
Washington, D. C., 10 ed., American Association on Mental Retardation, 2002, pp. 2-17.
25
Esta definición propone un modelo de la di que considera cinco
dimensiones:
26
En este libro se considera a la discapacidad intelectual como una con-
dición de vida. Es importante conocer qué implica vivir con ésta. De ma-
nera general se puede definir que existen ciertas características comunes
en niñas, niños y jóvenes con di, que nos ayudan a comprenderles:
27
mejores resultados. Sin embargo, si se les estimula desde pequeños
pueden lograr grandes cosas, ya que son observadores, inteligentes y
perseverantes, tal como se muestra en el siguiente testimonio:6
Para proteger la identidad de quienes comparten sus experiencias en este libro, en adelante se
6
28
Definiciones de lectura y escritura
Leer
“Es pasar la vista por lo escrito o impreso, haciéndose cargo del valor y
significación de los caracteres empleados”.7
Una más específica es la siguiente: “Leer es ante todo comprender, no
descifrar ni transformar los signos gráficos en signos sonoros. El niño
que aprender a leer debe descubrir ante todo un sentido, un significado
de esos signos y palabras que le aportan información, conocimiento y
–necesariamente cuando se trata de un niño– placer”.8
Ambas definiciones hacen énfasis en la significación y el proceso
comunicativo que hay entre el texto escrito y la persona que lo lee. Hay
una interacción, es un proceso dinámico.
Muchas niñas y niños aprenden a leer escribiendo y a escribir le-
yendo. Basadas en la experiencia propia con niños con di, se puede
decir que el proceso de lectura se desarrolla primero que el de escritura;
sólo en raras ocasiones se presenta de manera simultánea.
Una vez conocido el concepto de escribir, se analizará qué pasa con
estos dos procesos en los niños con discapacidad intelectual.
Escribir
“Es representar las palabras o las ideas con letras u otros signos en papel
u otra superficie empleados.”9
“Escribir, no es trazar signos gráficos en el sentido de la copia. Este
es un paso previo, una actividad de la memoria. Escribir es un actoco-
7
Diccionario de la Real Academia de la Lengua, vigésima segunda edición.
8
L. Lentin, Aprender a pensar, hablar, leer y escribir, Francia, esf Editeur, 2009, pp. 73-75.
9
Diccionario de la Real Academia de la Lengua, op. cit.
29
municativo, un acto creativo que permite verbalizar el pensamiento en
una forma tangible y durable.”10
Escribir es, también, un acto comunicativo, un proceso interactivo.
Para María Victoria Troncoso y María Mercedes del Cerro,11 leer y es-
cribir son dos procesos distintos. Al leer, el niño(a) se va apropiando a
su ritmo de un código escrito, convencional. Para escribir, el niño o la
niña ya tienen que haber asimilado dicho código. En la lectura, el niño
descubre un texto creado por una persona y aprende lo que ésta quiso decir
en un contexto determinado. En la escritura, él es el artista que crea ese
mensaje, gracias al código que ya conoce.
Durante años se pensó que las y los niños con Síndrome de Down, di o
problemas de aprendizaje, no podrían aprender a leer y escribir, al igual
que cualquier niño o niña regular y, si lo hacían, se creía que lo harían
en un lapso de tiempo mucho mayor, como sucede con procesos como
caminar, vestirse, hablar, etcétera. A consecuencia de lo anterior, se han
trabajado con ellos los métodos existentes hasta hoy para niñas y niños
sin discapacidad:
María Victoria Troncoso y María Mercedes del Cerro, Síndrome de Down, lectura y escritura,
11
30
de ir a su ritmo, con un método pensado para alumnos regulares, por
ejemplo, el Montessori, que tiene características de método fonético.
El mfg ha mostrado sus bondades en el trabajo con niños con dis-
tintas dificultades de aprendizaje (con o sin di) por dos razones: 1) por-
que utiliza el cuerpo como medio de aprendizaje, y la expresión corporal
como reconocimiento de que es el niño quien aprende y supera sus
dificultades; y 2) porque su punto de partida es el lenguaje, su comuni-
cación, los sonidos de las palabras que aprende hablar, a leer, a escribir,
tomando en cuenta su contexto espacial, temporal, la percepción audi-
tiva, la discriminación fonética y la estructuración del lenguaje.
En este libro se analizará el mfg comparando algunas de sus caracte-
rísticas con los métodos globales. Aun cuando son métodos que parten
de perspectivas distintas, tienen un objetivo común: la enseñanza de
la lectura y escritura a niños y niñas con dificultades en el aprendizaje.
Como se mencionó antes, la condición de di impacta en cinco di-
mensiones de la vida: las habilidades intelectuales; la conducta adap-
tativa; la participación y desempeño de roles sociales; la salud física y
mental; y el contexto.
Esto conlleva dificultades en el proceso de lectura y escritura, sin
embargo, no todas son relativas a la di de la persona, muchas de ellas
son del contexto. De todos ellas, el que el niño se encuentre motivado
y quiera saber qué dicen las palabras escritas o cómo se escribe una
palabra que comunica, es un requisito fundamental. La curiosidad, las
ganas de descubrir y aprender son elementos que aporta el contexto
escolar y familiar. En el caso del niño con discapacidad es mucha ma-
yor la importancia, pues el proceso tiene que ser rico, estimulante, con
materiales variados y sistematización.
Todo lo que implica la lengua y su trasmisión, tiene que ver con la
identidad de las personas, especialmente aquellas que por su condición
de discapacidad intelectual tienen mayor dificultad para expresarla. Es
evidente que culturalmente puede pensarse que no es tan importante
invertirle demasiado tiempo a la lectura y escritura si las personas con
discapacidad intelectual o no van a acceder a un nivel superior o no
tendrán un trabajo para el que requieran necesariamente leer y escribir,
como lo hace una secretaria, una bibliotecaria, un asistente de direc-
31
ción, etc. Para ser mesero, para trabajar en intendencia, para desarro-
llar trabajos que tienen que ver más con rutinas como son ser panadero,
hacer tamales, o trabajo de maquiladora, no se requiere ser un lector y
escritor eficaz.
Pareciera que hay áreas mucho más importantes a desarrollar para
una persona con discapacidad intelectual: la vida independiente, los
hábitos de trabajo, el aprendizaje de las normas sociales y el segui-
miento de instrucciones en general, basadas en discriminación visual
y auditiva.
Sin embargo, leer y escribir es fundamental en el desarrollo de toda
persona, es la llave que abre las puertas a la inclusión educativa, a la
cultura, a la posibilidad de una calidad de vida rica en opciones, en
oportunidades. Es un derecho de toda persona ser alfabetizada. Antes
de adentrarnos en el mfg es necesario analizar las dificultades con las
que nos enfrentamos cuando queremos aplicarlo con un niño con di y,
por supuesto, queremos tener éxito en nuestra tarea.
• En la atención y la concentración.
• En la coordinación motora gruesa y fina.
• En el lenguaje comprensivo y expresivo.
• En la percepción y discriminación auditiva y visual.
• En la velocidad de procesamiento de la información.
• En el seguimiento de instrucciones dentro de un grupo.
32
niño con di se va desarrollando. Cuando comenzamos a trabajar nece-
sitamos conocer en dónde están sus mayores fortalezas y sus mayores
retos. La di no se puede modificar, es una condición de vida. El en-
torno sí es modificable, por lo tanto nos centraremos en éste: la escuela,
los docentes, la familia.
La escuela
33
De las respuestas que encuentre la institución y de los recursos con los
que cuente, dependerán los avances que el alumno con di logre conso-
lidar; sean de lectura, escritura, habilidades sociales o lógico matemáti-
cas. La discapacidad no es el centro de atención, es el contexto. En este
sentido, una maestra comentó como conclusión en un curso de lectura
y escritura lo siguiente:
Ahora aprendí que lo que les enseño a estos niños, lo que yo quiero que
aprendan, –no es– lo que pueden aprender, ni de la manera en que pue-
den aprender. Es lo que yo quiero, no lo que necesitan.
Este ciclo escolar aceptamos por primera vez a un chico con discapaci-
dad en nuestra escuela secundaria. No sabíamos nada del Síndrome de
Down ni de la manera de aprender y de ser de “F”. No podíamos determi-
nar qué iba a aprender, hasta dónde iba a aprender, ni cómo podíamos
enseñarle. Nuestra mayor dificultad fue aceptar que éramos nosotros,
la escuela, desde el director hasta el conserje, “los estudiantes” en esta
nueva realidad; y la observación, la escucha, el trabajo en equipo y el
sentido común, nuestros mejores aliados.
34
Personal docente
La familia
35
escuchar a las y los docentes, y escucharse frente a ellos. Por otra parte,
necesitan espacio para preguntarse y aclarar sus expectativas respecto
de la escuela, y romper esa barrera donde padres y madres culpan a los
profesionistas de los pocos avances de sus hijos, y a su vez los profesio-
nistas culpamos a la familia.
A menudo, padres y madres tienen una carga emocional superior
a la de los docentes, ya que no es lo mismo ver al chico unas cuantas
horas y dejar tareas y ejercicios, que hacerlos con ellos, aunado a los
sentimientos que se desarrollan generalmente hasta lograr la acepta-
ción. Para el docente, el alumno es una persona externa y generalmente
representa un reto; para los padres es, independientemente de la etapa
en la que se encuentren, una responsabilidad de 24 horas. Sin embargo,
no son profesionistas y pueden llegar a sentirse juzgados, intimidados y
desvalorizados por ellos.
Es frecuente también escuchar las quejas de las y los profesionales
que se sienten utilizados por padres y madres que dejan olvidados a
sus hijos por unas horas al día (como si fuera servicio de guardería);
asimismo, reclaman que se pierden los avances obtenidos con gran es-
fuerzo en el salón de clases con actitudes, por parte de los padres, de so-
breprotección, de ausencia en la imposición de límites y falta de interés
hacia los objetivos y procesos que se dan en la escuela.
Abordar un método de aprendizaje de lectura y escritura con un chico
con discapacidad es tarea de equipo entre la escuela y la familia, entre
terapeutas –si los hay– y personal docente, madres, padres, hermanos(as)
o familiares que puedan apoyar. No hace falta mucho tiempo ni muchas
horas para organizar un trabajo de equipo. Hace falta una visión en con-
junto con capacidad de generar acuerdos y respetarlos.
Algunas de las preguntas clave que pueden guiar a los padres y ma-
dres pueden ser las siguientes: ¿qué necesita aprender nuestro hijo este
ciclo escolar en relación con la lectura y escritura?, ¿cómo motivarlo?,
¿qué es prioritario y qué es secundario?, ¿cómo lo vamos a lograr?, ¿qué
nos toca hacer para apoyar a la escuela? Son preguntas fundamentales
que deben responderse para romper las barreras de aprendizaje, no de
la discapacidad, sino del entorno.
36
Cuando tienes un hijo con discapacidad pasa un tiempo antes de que
puedas aceptar que no es un eterno problema sin resolver, ni una ago-
tadora carrera contra el reloj. Antes de que llegue a los ocho o 10 años
y ya no haya más avances…, poco a poco, unos antes o después, de-
pendiendo de muchas cosas, uno aprende que ese hijo es una persona
única; que no sólo aprende, también enseña; que no sólo demanda,
también da y aprende a recibir, esperar, a dar, a caminar, a leer; y que
entre más aprendamos a conocerle, disfrutarle, respetarle, más avances
veremos, más equipo podemos hacer con los profesionistas.
37
letra “A”: aves, amigos, animales; letra “B”: bebés, búhos; letra “C”:
carros, ciudades, etcétera.
• Hacer un folleto con frases sencillas sobre un tema de salud o de un tema
de su interés, por ejemplo, cómo funciona un coche, cuáles son los
cinco sentidos y cómo los utilizamos, qué debemos comer para estar
sanos.
• Si se trata de armar una revista de divulgación científica para niños,
puede cambiarse la temática por algo que sea de interés para ellos:
los colores del arcoíris, cómo se hacen las burbujas de jabón, los
estados del agua, cómo cambia el agua según su temperatura.
• Describir un proceso, que ellos puedan utilizar fotos o imágenes des-
cribiendo cosas cotidianas: cómo llego a la escuela, cómo cocino
una quesadilla, cómo me baño.
• Contar y escribir chistes entendibles para ellos, esto les fascina, además
de que les gusta hacerse los chistosos disfrutan ver reír a los demás.
• Leer y comparar poemas de dos autores. Trabajar sobre una festividad,
por ejemplo, el día de las madres, leer dos cartas que hayan escrito dos
niños diferentes para sus mamás, después, para comparar, preguntar:
¿qué cosas le dice Juan a su mamá?, y Pedro, ¿qué le dice?, etcétera.
• Escribir su autobiografía. Realizar un libro personal con fotos descri-
biendo quién es, qué le gusta y qué ha hecho en su vida.
• Identificar y describir escenarios y personajes de cuentos. Utilizar un
libro comercial y, una vez leído, llevarlo al análisis por medio de
preguntas específicas como: –el cuento se trata de… ¿quién mane-
jaba el tren?, ¿a quién invitó a subir?, ¿a dónde fueron a pasear?, ¿qué
cosas había en ese lugar?–.
• Hacer una obra de teatro a partir de una serie de diálogos que repre-
senten situaciones cotidianas partiendo de secuencias de acciones, por
ejemplo: voy al súper, fui a la fiesta de mi primo, etcétera.
• Elaborar un directorio de los niños del salón. Tener una agenda y
ayudarlo a escribir los nombres de sus amigos.
• Escribir sobre su nacimiento, realizar un libro personal que tenga por
título Cuando yo nací y que las fotos sean de cuando fue bebé y
contenga frases sencillas como: –cuando yo nací usé pañales, tomé
biberón, lloré–, etcétera.
38
• Explorar periódicos y comentar noticias. Buscar en la sección de de-
portes el marcador del su equipo de futbol preferido; en la sección
de espectáculos buscar los títulos de las películas de la cartelera. A
partir de la noticia, leer y escribir frases sencillas.
• Preparar, analizar y reportar una encuesta sobre las características del
grupo (gráfica de barras). Fortalecer la capacidad de observación de
sus compañeros y responder las preguntas: ¿cuántos niños son al-
tos?, ¿cuántos usan lentes?, ¿cuántos son más altos que tú? Con base
en estas respuestas, se podrá hacer la gráfica.
• Escribir un recetario de remedios caseros. Primero, buscar un remedio;
luego el nombre científico de la enfermedad y sus causas; después el
método científico de curación (por ejemplo: el mal de ojo; ¿qué es con-
juntivitis?; en los remedios caseros se cura con un huevo y se atribuye a
la envidia; en la curación científica es una bacteria, etc.) Es importante
que con imágenes y textos sencillos los alumnos con di puedan expli-
car esta diferencia. La cantidad de textos e imágenes de cada actividad
dependerá del nivel de lectura en que se encuentre el niño.
39
Cuadro 1. Comparativo de métodos de trabajo.
Actividades Actividades
40
Actividades Actividades
41
CAPÍTULO II
e
Las ocho habilidades que intervienen
en el proceso de aprendizaje de la lectura y la escritura
C
omprender qué habilidades intervienen en la lectura y escritura
es fundamental para conocer qué se necesita afianzar en los chi-
cos, previa o simultáneamente a la utilización de cualquier mé-
todo de aprendizaje. Comenzaremos por entender qué es un proceso
visual y auditivo, por lo tanto, una revisión oftalmológica y fonológica
son indispensables para comenzar a trabajar en ello.
Cabe destacar que debido a las barreras de comunicación que pre-
sentan muchos niños y jóvenes con di, no cualquier médico especialista
en la visión o la audición puede valorarlos adecuadamente. Es posible
que los mejores en estos campos se encuentren en los hospitales pedria-
ticos públicos, en donde la experiencia de tratar diversos casos les hace
poseedores de herramientas adecuadas para evaluar dichos aspectos.
43
Mónica Pino y Luis Bravo definen el procesamiento visual como
“un proceso cognitivo que precede al aprendizaje de la lectura. Me-
diante éste es posible efectuar el procesamiento y memoria visual de
las palabras escritas y de los demás signos ortográficos.12 Este proceso
consiste, principalmente, en la discriminación visual, la atención y el
almacenamiento en la memoria de la información gráfica para el reco-
nocimiento de las palabras.
Por otra parte Gibson y Levine13 han definido la percepción visual
como “el proceso de extracción de información de los objetos, lugares
y hechos del mundo que nos rodea. En este proceso el sistema visual
es selectivo debido a que la información que llega a la retina es muy
extensa y no es capaz de procesarla toda así que extrae información re-
levante”. Como se observa, las definiciones hablan de discriminación
visual, atención, memoria, asociación y selección de estímulos visuales.
Todas estas habilidades están interrelacionadas. A fin de entenderlas y
comprender cómo detectar si hay una particular dificultad en alguna
de ellas, las abordaremos en forma específica, explicando ejercicios de
nuestra experiencia cotidiana, que nos han permitido superarlas y con
ello aumentar posibilidades de éxito en la lectura y escritura.
12
Mónica Pino y Luis Bravo Valdivieso, La memoria visual como predictor del aprendizaje de la
lectura, Santiago, Universidad Católica, vol. 14, núm. 1, 2005, pp. 47-53. Véase: <http://www.
scielo.cl/scielo.php?pid=S0718-22282005000100004&script=sci_arttext>. Página consultada
el 10 de octubre de 2013.
13
Autores citados por Catalina Palomo Álvarez, tesis doctoral: Habilidades visuales en niños de
educación primaria con problemas de lectura e influencia de un filtro amarillo en la visión y la lectura.
Véase: <http://eprints.ucm.es/10293/1/T31523.pdf>. Página consultada el 20 de agosto de 2013.
44
simultánea, complementarias unas a otras, sólo para su estudio se abor-
dan independientemente.
En el proceso de lectura y escritura hay ocho habilidades que inter-
vienen:
Visual
Auditiva
45
puede escribir “pelo” o “berro”. Es más que escuchar bien, es saber
diferenciar los sonidos, sobre todo los fonemas que constituyen las pa-
labras. Esto es una base para el proceso lector ya que al leer será capaz de
autocorregirse debido a que escucha lo que está leyendo, o si la maestra
lee las instrucciones del examen sabrá que debe hacer.
Hay muchos recursos de bajo costo usando las tic (tecnologías de
la información y la comunicación) tanto en internet como programas
para computadora, iPad, iPhone, que se pueden utilizar para ayudar a los
niños a enriquecer y desarrollar estas habilidades, y a los adultos a ve-
rificar que éstas se den en los niños como ejercicios de discriminación
visual y auditiva o memoria visual; preparando así el terreno fértil para
el proceso lector.14 Lo importante es que estos “juegos” sean adecuados
al momento de aprendizaje de los niños y utilizados con sistematici-
dad, no dejarlos al uso exclusivo del ensayo y error porque pierden su
carácter pedagógico y no promueven circuitos de acción-pensamiento.
Hay otros ejercicios que se pueden elaborar con materiales sencillos
que ayudan a la discriminación visual preparando el terreno para la
lectura y escritura, como el que se muestra a continuación.
• Tablero lógico
1. Seis con dibujos diferentes en blanco y negro, por ejemplo: una ven-
tana, un burro, un vaso con agua, un barco, un balón y una bicicleta
(uno diferente para cada fila).
46
Imagen 1. Tablero lógico: columnas y filas.15
2. Cuatro tarjetas con los tres colores primarios: rojo, azul y amarillo,
más el verde.
3. Veinticuatro tarjetas de los dibujos ya utilizados y coloreados, por ejem-
plo: una ventana verde, otra amarilla, etc. Se puede utilizar cualquier
dibujo que sea claro y con buen contorno, del tamaño que los niños
lo puedan discriminar fácilmente, con contrastes. No utilizar en un
primer momento dibujos muy parecidos como un globo y una pelota.
15
Ejercicio basado en la metodología de Éliane Chaulet, de su libro La discapacidad mental.
Apoyos para la educación y superación de niños con problemas de aprendizaje, México, Fondo de
Cultura Económica, 1998, pp. 375-380.
47
Las tarjetas deben ser del tamaño de los recuadros del tablero. En la
primera columna se colocarán, de forma vertical, seis dibujos diferentes
en blanco y negro: un sol, una luna, una cara feliz, una botella, una
campana, una bota. En la primera fila se colocaran, de forma horizon-
tal, cuatro colores diferentes.
El objetivo consiste en colocar cada tarjeta en el tablero coinci-
diendo con la columna del dibujo y la fila del color correspondiente,
por ejemplo, la tarjeta que tiene el dibujo del sol amarillo se colocara en
la fila de los soles en la columna de los amarillos. En este ejercicio los
niños adquirirán la noción de fila y columna, en la direccionalidad de la
escritura, lo van a ir armando de izquierda a derecha y de arriba abajo.
Se va trabajando por etapas que se explican a continuación:
48
las columnas); para colocarlas de izquierda a derecha en el tablero, se le
dice: “vamos a ver la fila de las pelotas, sigue mi dedo”, desplazándolo
de izquierda a derecha. Posteriormente, se le dan los dibujos de la fila
siguiente, ya no en orden, para que vaya llenando el tablero por filas.
Es importante realizar ejercicios para verificar y consolidar el cono-
cimiento de las filas y columnas con consignas tales como:
Ordenar las tarjetas en el tablero y así quitar una tarjeta de cada co-
lumna. Darle al alumno las tarjetas una por una para que vea en cuál de
los espacios faltantes va y ahí la coloque. Se le dice: “mira esta tarjeta,
¿qué es? Sí muy bien, es un sol rojo, ¿en dónde va?”; y se verifica que la
haya colocado en el espacio correcto; así se sigue con las demás tarjetas.
Con el tablero armado se quitan más tarjetas para que él las aco-
mode. El número de tarjetas no debe ser mayor a 12. Al momento de
acomodarlas se le pueden dar de una en una o el montón de las tarjetas,
esto dependerá de la habilidad del niño y según lo determine el adulto.
49
En este ejercicio se colocan las tarjetas de la primera hilera de arriba
y la primera columna de la izquierda. El alumno debe llenar el tablero
por hileras, por columnas o de forma aleatoria.
La discriminación visual permite a los niños desarrollar tanto las
habilidades de asociación (asociar todos los objetos o figuras rojas) como
la selección (“dame un objeto de la columna roja y de la fila de las pe-
lotas”) así como la clasificación de las mismas (todas las pelotas, todos los
vasos, etcétera).
Cuando “L”, una niña de cuatro años con Síndrome de Down, un día
llegó a clase, vio que tenía un vaso sobre mi escritorio, inmediatamente,
abrió su lonchera, sacó su vaso con agua y dijo: “vaso” sin que nadie le
dijera nada.
50
importante hacerlo en el ámbito cotidiano, como podemos observar en
los siguientes testimonios:
Memoria visual
51
Para todos los niños, los juegos en la computadora de todo tipo
resultan muy atractivos. Pueden elaborarse juegos de memoria visual
con imágenes y con palabras, hechos con el tutorial16 que manejamos
en el curso de lectura y escritura de Declic, como el que se muestra a
continuación. Al dar click en el cursor del recuadro gris, el niño observa
el dibujo que está escondido y lo memoriza, para luego con el cursor,
encontrar los pares correspondientes.
Memoria secuencial
16
El tutorial se denomina “creación de materiales para el proceso de lectura y escritura que puede
obtenerse en <www.decliclecturayescritura.com>. Las edades son aproximaciones según el desa-
rrollo del niño sin discapacidad. Para niños con di se adecuan a sus características y necesidades.
52
nizada y secuenciada. Las primeras secuencias que niñas y niños inte-
riorizan son aquellas que tienen que ver con su vida cotidiana.
Hacer estas secuencias con fotos reales, luego con dibujos o palabras
claves, van ayudándole a organizar su pensamiento y aumentar la capa-
cidad de memoria secuencial, sustituyendo la voz del adulto en la guía de
pasos a seguir, brindándoles mayor independencia y sentido de realiza-
ción, como puede apreciarse en las siguientes imágenes:
53
la ubicación espacial a través de plantillas de figura humana o figuras de
vida, hechas con figuras geométricas, como el ejercicio que se muestra
en la imagen 3. Lo importante es que los niños vayan interiorizando,
desarrollando las ubicaciones básicas para la lectura y escritura que se
mencionaron en el párrafo anterior.
Constancia de forma
54
Figura 2. Ejercicio de constancia de forma para niños de cuatro y cinco
años de edad. “Dibujar de rojo los cuadros que tiene
el número 5 y de amarillo los que tienen el 3”.
55
Oclusión visual
56
Figura 5. Ejercicio para unir los puntos y completar el dibujo.
Para niños de cuatro a cinco años.
Figura-fondo
57
Figura 6. Ejercicio para encontrar las imágenes que están
unas sobre otras. Para niñas y niños en edad preescolar.
Figura 7. Ejercicio para encontrar las figuras que se ubican fuera del cuadro,
enumerarlas y marcar el contorno. Para niñas y niños de nivel primaria.
58
Coordinación ojo-mano
59
Un niño recordará lo que leyó en el pizarrón para luego escribirlo,
gracias a la memoria secuencial. Además será capaz de escribir las letras
de una palabra en el orden o secuencia que necesita, sin omitir ninguna
o sin cambiarla por otra parecida; esta misma habilidad permitirá que
escriba una frase con el orden adecuado, es decir, –artículo+sustanti-
vo+verbo– de manera que se entienda, y no en desorden.
Con base en el desarrollo de las habilidades de orientación espacial
y relaciones espaciales, al escribir sabrá de que lado lleva la línea la letra
“d”, (la línea a la del círculo y que la “b” lleva la línea a la izquierda del
círculo). Podrá leer una palabra a pesar del tamaño en que esté escrita
o si está escrita verticalmente, esto debido a la habilidad de constancia
de forma.
Desarrollar la oclusión visual le ayudará a completar los trazos de
las letras, y posteriormente, él mismo escribir las letras sin un modelo.
También será capaz de realizar el trazo de cada letra con mayor preci-
sión en la medida en que desarrolle una mejor coordinación ojo-mano.
Estos son algunos ejemplos de la importancia y el uso de estas ocho
habilidades. Los niños con discapacidad o algún reto de aprendizaje
no están fuera de este proceso, sin embargo, presentan dificultades en
algunas de ellas, por lo tanto deben detectarse trabajarse en forma in-
terrelacionada, preparando el terreno para un aprendizaje exitoso de la
lectura y escritura.
60
Cuando “P” llegó a la escuela donde yo coordinaba el programa de
inclusión para alumnos con discapacidad intelectual, sus padres me
dijeron que sabía leer desde 4º de primaria, que la madre le había en-
señado. Aprendió a los 10 años de edad. En aquel momento “P” tenía
14 años y quería ingresar a 1º de secundaria. Era una chica vivaz, inteli-
gente, extrovertida, que aparentaba mucha seguridad en sí misma. Era
la menor de una familia de cuatro hermanos, la única con Síndrome
de Down. En la evaluación le pedí que leyera un texto en voz alta, uno
sencillo, un párrafo de siete líneas. Su lectura era muy cortada, silabeaba
las palabras, les cambiaba el significado al omitir o sustituir unas letras
por otras y comprendía muy poco de lo que leía. “P” había aprendido
a leer, sin embargo, su lectura era mecánica, poco eficaz y, sobre todo,
una tarea que le resultaba demasiado difícil para poder disfrutarla.
61
Por otra parte, hay niños que poseen un lenguaje oral muy limi-
tado, para ellos es indispensable encontrar un profesionista que con
estrategias visuales comprenda lo que ellos perciben, cómo lo hacen y
qué requieren.
Lo importante es empoderar a niñas y niños y a su familia; ayudarles
a encontrar alternativas para acercarlos al éxito, no al fracaso continuo.
¿Cómo se puede lograr esto? Encontrando junto con el niño distintas
estrategias para expresar ideas, sentimientos y maneras de hacer lo que
se le pide. En un plano metacognitivo, abrir la imaginación, la crea-
tividad, usar la tecnología (una grabadora o un lector de pantalla), la
plastilina, las letras en relieve, etc. Y lo más importante: la observación
de cómo aprende ese niño o niña, qué le gusta, qué se le facilita, qué le
motiva, para llevarlos por ahí, para superar las dificultades detectadas
en las habilidades mencionadas.
Es importante saber si un niño tiene o no dificultades en alguna
de estas ocho habilidades porque puede estar interfiriendo en su pro-
ceso de lectura y escritura. En ocasiones, como profesionistas vemos
los “errores” que el alumno tiene al leer o escribir y nos dedicamos con
ahínco a corregirle ese error sin ver si las bases de las habilidades que
hemos mencionado fueron consolidadas o no, porque en muchas oca-
siones la falla que está cometiendo el alumno es porque hubo un hueco
en alguna de ellas. El siguiente testimonio puede dar más claridad a
este punto.
62
Si se rescata la capacidad de observación y se descubren las habilidades
que nuestro hijo o alumno necesita fortalecer, desarrollar y afianzar,
entonces el niño dará el salto en el proceso de aprendizaje, volviéndose
consciente de la razón de su falla y podrá corregir por sí mismo, porque
ya tiene la base sólida para avanzar sólo. Sin ser obsesivos de encontrar
causas para los errores de nuestros niños o etiquetas que den un diag-
nóstico preciso, es posible ampliar el horizonte hacia los procesos del
aprendizaje de la lectura y escritura, conociendo las habilidades que los
integran y trabajando en ellos, en lugar de etiquetar a un niño a priori
diciendo que no puede aprender a leer ni a escribir por su discapacidad.
63
CAPÍTULO III
e
El Método Fonético-Gestual
de Suzanne Borel-Maisonny
E
l Método Fonético-Gestual (mfg) de Suzanne Borel Maisony,
publicado por primera vez en 1985, es el fruto de quince años
de trabajo e investigaciones relacionadas con los aprendizajes de
la lectura, la escritura, la ortografía y el cálculo, con niños de cinco a
10 años que presentaban distintas dificultades en estos procesos, entre
ellos, la dislexia. Este método sigue vigente en Francia, y se ha probado
su eficacia en México con muchos niños desde hace quince años en
Declic y en distintas escuelas con las adecuaciones a nuestro lenguaje
y contexto.
El mfg surgió en la década de los setenta a partir del trabajo con
jóvenes diagnosticados con dislexia. Posteriormente, Borel-Maisonny lo
aplicó en personas con discapacidad intelectual ya que ellos también
presentan dificultades en la orientación espacial y temporal, en el ritmo,
en la discriminación auditiva y visual, etc., que son algunas de las carac-
terísticas comunes a la dislexia. De ello se obtuvieron buenos resultados.
A partir de la observación y sistematización de su trabajo pedagó-
gico, consagrado a superar dificultades en la lectura, en la escritura, en
la ortografía y en las matemáticas, de muchas y muchos niños de dis-
tintas instituciones en París, Borel-Maisonny publicó varios artículos a
lo largo de diez años. Estos artículos fueron muy reconocidos por sus
bases científicas y por la sistematización de sus observaciones, estrate-
gias y resultados.
65
Todos esos años de trabajo culminaron en la elaboración del mfg
publicado en la década de los ochenta, en dos tomos denominados
“Lenguaje oral y escrito”.17
A partir de la primera publicación del método, otros pedagogos18
hicieron adaptaciones al contexto de los últimos diez años, con tres
obras que distribuyeron de acuerdo a la edad de los niños y el ciclo es-
colar que corresponde a preescolar, el inicio de la primaria y el segundo
ciclo. Estas obras recogen textos que van graduando la dificultad para
el aprendizaje de la lectura y escritura en lengua francesa.
No existe una traducción al español y aunque la hubiera, el alfabeto
es diferente, desde las dificultades ortográficas hasta la correspondencia
entre vocales y consonantes. Estos textos han servido de apoyo y de
consulta para guiar el proceso con nuestros alumnos.
Este método combina seis habilidades básicas que se explicarán
ampliamente en el capítulo v: la representación espacial y manejo del
esquema corporal; la percepción auditiva; la discriminación y denomi-
nación fonética (sonido de las letras); la discriminación visual (la forma
de las letras); la estructuración espacial y temporal de fonemas y grafías
con su simbolización gestual; la noción de número y de ritmo; y la
estructuración de lenguaje.
Si observamos detenidamente, estas habilidades tienen su inicio del
desarrollo en las ocho mencionadas en el capítulo ii que intervienen en
el proceso de aprendizaje de la lectura y escritura, a saber: discrimina-
ción visual y auditiva; memoria visual; memoria secuencial; relaciones
espaciales y orientación espacial; constancia de forma; oclusión visual;
figura-fondo; y coordinación ojo-mano.
El mfg hace énfasis en el manejo del esquema corporal como base
del proceso de representación espacial, además de la noción de nú-
mero o representación de cantidades y la estructuración de lenguaje
17
Suzanne Borel-Maissony, Lenguaje oral y escrito, Francia, t. i , 297 p., y Pruebas sensoriales y test
de lenguaje, tomo ii, 295 p., Delachaux & Niestlé, 1985.
18
Clotilde Silvestre de Sacy, Leer bien y amar leer, curso preparatorio y elemental, París, Francia,
1992, editorial esf, 251 p.; Clotilde Silvestre de Sacy, Leer bien y amar leer, fin del curso
preparatorio, curso elemental, París, Francia, 1995, editorial esf, 109 p.; y Yves Blanc, Leer bien
y amar leer, libro 3:ciclo 2, París, Francia, 2001, editorial esf, 158 p.
66
en cuanto a sus componentes naturales: los sustantivos, los verbos, los
adjetivos, etcétera.
67
sencilla: en el mfg cada uno de los gestos alude a la forma de la gra-
fía o a la fuente del sonido o fonema. En cambio el alfabeto del lsm
tiene como objetivo la comunicación, no el aprendizaje de la lectura y
escritura. Por lo tanto, su ejecución implica rapidez y precisión en los
movimientos de la mano, y resulta complejo para determinadas niñas
y niños con discapacidad intelectual. El mfg es un método de apren-
dizaje de la lectura y escritura, no de comunicación para niños sordos
o hipoacúsicos.
No se requiere demasiada amplitud en los movimientos ni preci-
sión motora. En un artículo titulado “Método fonético en España”,19
Pilar Fernández García da un nuevo concepto al uso de los gestos para
el aprendizaje de la lectura y escritura: gestemas. Para ella, esa íntima
relación entre el gesto y el sonido permite acceder al fonema mediante
dos vías sensitivas que se apoyan mutuamente: la auditiva y la corporal,
como lo muestra la siguiente figura:
El que una niña o niño sea capaz de manejar sílabas y fonemas de una pa-
labra, mediante actividades con gestos corporales (como una canción),
juntando gestos, rimando, deletreando, utilizando exclusivamente el
lenguaje hablado con el apoyo del alfabeto gestual, es un trabajo de
auténtica reflexión sobre el habla.
19
Pilar Fernández García, Gestos para los fonemas, Madrid, ed. Complutense, 1993, pp. 52-53.
Véase: <http://es.scribd.com/doc/42080069/Did-a-A>. Página consultada el 22 de agosto de
2013.
68
Fernández García explica cómo el mfg es un instrumento muy útil
en el reconocimiento, identificación y asociación del fonema con su
representación gráfica, pues añade una vía perceptiva más a los tres
componentes existentes: auditivo-motor-visual, como se muestra en la
siguiente figura:
69
Características generales
El método es fonético
El mfg centra inicialmente toda la atención del niño en los sonidos del
lenguaje oral que la escritura reproduce, y cada grafía, vocales y conso-
nantes, se aprenderán por el sonido que producen, no por su nombre.
No se le da un nombrea la letra, no es la “ele” la que el niño aprenderá,
sino la “/l/l/.…l…l...” de “limón”, acompañada de su gesto correspon-
diente. Las consonantes son reducidas a su sonido característico, que en
algunas puede prolongarse, y en todas, se combina la consonante con
el sonido de las vocales.
El intermediario gestual
70
Metodología
20
Hacer los gestos “en espejo” se refiere a que los adultos deben hacerlos en la dirección inversa a la
que los debe hacer el niño, para que él los vea en la forma correcta, para aprender a hacerlos como
se debe, hay que practicar frente a un espejo, como en el gesto de la “s”, la “z”, etcétera.
71
Como ya se dijo, los gestos actúan como un puente entre la memo-
ria y la discriminación auditiva y visual, resaltando ya sea la forma de la
grafía o a la fuente del sonido.
Estos gestos no son solamente un intermediario útil a la identifi
cación del sonido o de la grafía, además tienen otra función: son un lla-
mado constante al orden de la lectura, al orden en que se organizan los
fonemas que se van uniendo al formar sílabas y palabras y, por lo tanto,
dichos gestos se hacen frente al niño, de izquierda a derecha. En niños
pequeños es mejor hacerlo frente a ellos, y “en espejo” o en forma in-
vertida los que tienen direccionalidad izquierda-derecha (como la “f”)
o los que aluden la forma de la letra, como la “s” o la “z”.
Los gestos, acompañados de sonidos, forman las sílabas que a su vez
forman palabras y frases; por lo tanto, los sonidos o fonemas no deben
aislarse, silabearse o cortarse. Van unidos y se prolonga el sonido para
que el niño “lea” y escuche la totalidad de una palabra.
En todo momento se utiliza el sonido puesto que los niños –no son
sordos–. Una vez que se comprende y memoriza el gesto, el niño lo uti-
liza al ritmo natural del lenguaje hablado, –sin exigir– precisión motora.
Cada niño tiene una historia personal y el aprendizaje depende de
su deseo y de la voluntad para ello, por tal motivo, se debe seguir per-
sonalizando el material tomando en cuenta el contexto, lo cual supone
observación, respeto, creatividad y compromiso individual por parte
del educador. Por ejemplo, a un niño que le encanten los coches va a
estar más motivado para ver la forma, sonido y gesto de las vocales si se
le presentan con stickers o estampillas de coches sobre la “carretera” que
tenga forma de “o”, “e”, “u”, etcétera.
Niños con dificultades en el funcionamiento visual o auditivo pue-
den presentar problemas en el proceso de lectura y escritura sin tener
discapacidad intelectual, es decir, problemas en la distinción o memo-
rización de letras, falta de orden y ritmo en la colocación o mala estruc-
turación de frases, omisiones, sustituciones, inversiones, espaciales o
articulatorias, lo cual se observa tanto en la lectura como en la escritura.
El mfg puede ayudar a superar dichas dificultades, sin dejar de tomar
el contexto del niño y su integridad (hay que ayudarle a enfrentarse al
éxito, no al fracaso).
72
Cada niño tiene un rango de atención sostenida que no se debe
sobrepasar. El niño tiene que disfrutar el aprendizaje y sentirse capaz y
exitoso. Tal como en el siguiente caso:
“T” acababa de cumplir 20 años cuando llegó a Declic. Tiene di. Estuvo
en un cam donde acuden alumnos con discapacidad que van desde la
etapa preescolar hasta nivel de secundaria (en el cam a este nivel los
preparan para la vida laboral). Estuvo ahí desde los cuatro hasta los 18
años. Al llegar a Declic la madre relató que “T” conocía todas las letras
pero no podía “juntarlas”, por lo tanto, no podía leer.
Una experiencia que marcó desfavorablemente la vida de “T” fue
cuando asistió a un entrenamiento para incorporarse al equipo de tra-
bajo de una empresa donde preparan comida rápida. El proceso fue
exitoso hasta que se decidió que no podía quedarse porque no sabía
leer. A partir de ahí, su familia no buscó una alternativa por la edad, y
como ya se había graduado del cam, no existía ninguna otra institución
donde pudiera consolidar su proceso de lectura y escritura.
La primera meta fue quitar esa losa pesada de su autoestima que
decía que ella no podía aprender a leer. Comenzamos a trabajar con el
mfg y le resultó relativamente fácil aprender los gestos, utilizarlos como
apoyo para leer palabras y frases sencillas de sílabas directas. En dos
meses estábamos leyendo pequeños textos que incluían palabras de
sílabas compuestas. Simultáneamente trabajamos en orientación espa-
cial y temporal, número y ritmo. Lo mejor de este proceso fue ver cómo
“T” recuperaba la confianza en sí misma, en su capacidad de lectura y
escritura, en la aplicación de estos procesos en su vida diaria.
* N. del E.: Los testimonios que aparecen en este capítulo fueron recogidos por maestras
de apoyo del centro Declic, Abriendo Puertas a la Inclusión. Para evitar repeticiones, se
omitirá en adelante el texto “Maestra de apoyo en Declic.”
73
• Hacer una evaluación previa a través de la observación, de la inte-
gración del esquema corporal y trabajarlo hasta alcanzar un buen
desarrollo del mismo.
• Aprender a realizar los gestos de manera precisa como adultos, antes
de enseñarlos a los niños.
• Acompañar en todo momento el sonido o fonema de manera natural.
• Personalizar el material para mantener la motivación por aprender
y la atención precisa.
74
Paso medio año de trabajo intenso, de juegos diversos tanto percep-
tivo-discriminativos como elaboración de libros personales con fotos,
con dibujos, con imágenes de su contexto, palabras que le agradaban
asociando las vocales con los gestos.
Todo esto lo realizó con sus hermanas y en Declic, antes de que se
le quitara esa idea de incapacidad aprendida de su contexto escolar.
Hasta entonces aceptó leer materiales de su escuela.
75
propone en el capítulo iv. Lo importante en esta primera etapa es que
el niño adquiera la mecánica de la lectura en una forma lúdica, com-
prendiendo lo que lee y disfrutando al hacerlo.
Hay seis momentos para cada grafía, acompañada de su gesto co-
rrespondiente:
“P” llegó a Declic a los ocho años con muy poco lenguaje expresivo,
mucho lenguaje gestual y una gran disponibilidad para aprender. Venia
dos veces por semana y hubo suficiente avance durante ese ciclo es-
colar, para alcanzar los objetivos de la primera etapa y comenzar la se-
gunda. ¡El padre de “P” no creía que su hija fuera capaz de leer! Él decía
que adivinaba, que era pura memoria, que no sabía leer, que no conocía
ningún chico o chica con Síndrome de Down que pudiera hacerlo. Ese
verano, en el hotel donde vacacionaron, escuchó que su hija leía en voz
alta mientras estaba en el baño la palabra “pa-mo-li-ve” que es la marca
del jabón que les tocó. El papá de “P” cambió radicalmente su actitud
hacia su hija. Y esa visión cambió sustancialmente el lugar de “P” en su
familia. Actualmente es una jovencita lectora eficaz.
76
A partir de la asociación de las cinco vocales con la primera consonante,
por ejemplo la “mmmm” que se prolonga, el niño está leyendo sílabas
y al unir las dos primeras sílabas lee una palabra.
Cuando eso sucede, es como ver los primeros pasos de un bebé, que
si bien son vacilantes y poco firmes, el acompañamiento de los adultos
acrecienta su confianza en el mismo y avanza a su ritmo, con los apoyos
que se le van dando. Al principio son pocas las consonantes que se com-
binan para formar sílabas y palabras. Es importante respetar el proceso
del niño, no saturarlo, no hacer que corra cuando va comenzando. El
niño marcará la pauta, para decirnos con su confianza “estoy listo para
aprender una nueva consonante” y volver a recorrer los seis momentos
descritos anteriormente.
“D” es un niño que llego a los seis años a Declic, y debido a las caracte-
rísticas de su personalidad que es muy extrovertida y con poca atención
sostenida, comenzamos a leer nombres de marcas de comida, botanas
o leche que a él le agradaban, por lo tanto utilizamos la envoltura de los
productos reales, en relieve, lo cual llamó mucho su atención (continúa).
77
“D” es hiperactivo, por ese motivo había que cambiar de materiales
de manera frecuente, hacérselos atractivos; de las envolturas de produc-
tos donde aprendió los primeros gestos de acuerdo a la inicial ”lll” de “le-
che”, “ssss” de “sopa”.
Pasamos a los libros personales, a las frases cortas, leídas con apoyo
de los gestos. Al mismo tiempo trabajamos de acuerdo a los resultados de
la evaluación psicopedagógica, los aspectos débiles como la estructu-
ración espacial, el ritmo, la discriminación y asociación visual y auditiva,
entre otros.
Lo más importante fue estructurar actividades en forma lúdica y de
retos, y diferenciarlas de las actividades de juego sin lectura, a las que él
estaba acostumbrado. Es decir, por medio de su cuerpo y de los gestos,
introducimos el juego a la lectura de palabras, con el mfg sin necesidad
de obligarlo a estar sentado sin moverse de su lugar por media hora y
como no podía cumplirlo, castigado en un rincón.
Algunos niños o jóvenes con di llegan a leer palabras sencillas y frases
muy cortas, por ejemplo, “pepe come pan”, en forma muy mecanizada
y sin gusto por la lectura, porque para ellos ha sido un camino difícil
por varias razones. Una de éstas que es importante señalar es que se
asocia la lectura con el lenguaje oral, y se detiene el proceso lector.
78
Lectura de un texto corto
79
• En un cuaderno: se utiliza una regla de cartón con una “ventana”21
donde se van viendo las silabas, las palabras, que luego se esconden
detrás de la misma y el niño tiene que recordar lo que leyó. Las venta-
nas serán cada vez más largas, hasta que puedan contener segmentos
de la oración que tengan un sentido (por ejemplo: “El perro come…”,
“El perro come carne…”, “El perro come carne de pollo…”).
El texto creado para tal fin debe ser al nivel de comprensión lectora del
niño y de su interés. No se trata de utilizar textos sin sentido que, en
lugar de producir curiosidad, desmotivan por su estructura y falta de sig-
nificado para el alumno (por ejemplo: “Susi ama a su oso”, “Ana lava la
ropa”, “Mi mamá me ama”, que vienen en los libros para aprender a leer).
21
La “ventana” es un cartón grueso del tamaño de una regla de 30 cm., donde con un cutter se
hace un hueco del tamaño de una palabra, de tal manera que los niños aprenden a centrar la
atención sólo en la palabra que van viendo en el hueco o “ventana”, y lo van recorriendo en cada
línea de izquierda a derecha.
80
La primera etapa finaliza cuando el niño ha avanzado en el apren-
dizaje de todos los gestos asociando fonemas y grafías de las 29 letras
del alfabeto, utilizándolas en palabras de sílabas directas (las que tienen
unión consonante-vocal como /va/ca/) y algunas sílabas inversas (unión
vocal-consonante como /al/to/). Y con el intermediario gestual es capaz
de leer frases y textos cortos en libros personales y comerciales, discrimi-
nando con mayor precisión distintos tipos de sílabas sin confundirlas,
aunque él mismo no pueda pronunciarlas con claridad (por ejemplo,
puede leer correctamente “beso” y “peso” aplicadas a su contexto).
81
con la imagen. Esto les permite analizar en forma fluida las sílabas y
hacer síntesis de palabras. Luego se trabajarán las mismas palabras en
frases: “yo miro la tele”, “yo juego en el tapete”, y finalmente en textos
cortos: “cuando miro la tele me siento en el tapete. A mi me gusta ver
el Chavo del 8 en la tele y jugar en el tapete. Mi mamá me da permiso
de ver la tele cuando termino mi tarea.”
En la segunda etapa se busca la predicción y anticipación de las pala-
bras dentro de un texto para que el niño tenga fluidez en la lectura. Esto
se logra gracias al análisis de las sílabas. Aun cuando el mfg parte de
grafías, sílabas y palabras, no se queda ahí; este análisis lleva a la síntesis
de la palabras que ayuda a la comprensión global de una frase, que a
su vez se enlaza con otras frases para rescatar el significado de un texto.
82
Imagen 6. Tarjeta-palabra con los gestos de cada grafía.
Primeros dictados
83
una letra, palabra o texto, no se puede decir que está escribiendo de
manera consciente, ya que está reproduciendo lo que ve, tal cual, no
está haciendo uso de su lenguaje interno ni creando la estructura de la
frase, está creando una fotocopia de lo que ve.
El lenguaje oral es previo y más sencillo que el lenguaje escrito. Al
escribir se reproducen mentalmente los sonidos y su combinación, en
una fracción de segundos antes de trazar las letras en el papel, formando
así las palabras escritas. A los cinco años, los niños sin discapacidad han
adquirido el lenguaje en su totalidad, los juegos y actividades motrices
realizadas hasta esta edad les dan una base preparatoria para acceder a
la escritura, por ello no es viable que aprendan antes, ya que a partir de
esta edad, un niño bien estimulado estará listo para aprender a escribir.
En el caso de los niños con discapacidad intelectual, el proceso es
más lento, acceden a este aprendizaje en su mayoría después de los
seis o siete años, ya que antes de entrar a la enseñanza de las grafías
es necesario verificar su control postural, el tono de su brazo, mano,
dedos, que no sea hipotónico, es decir, que tenga poco tono y pueda
sostener el lápiz, o por el contrario, que tenga tanto tono, hipertónico,
que sujete con tal fuerza el lápiz que no pueda desplazarlo en la hoja.
Asimismo se debe verificar que la atención y todas las habilidades del
proceso de percepción visual estén desarrolladas (como se ha explicado
en el capítulo ii).
Por muchos años se enseñó simultáneamente a leer y escribir a los
niños con discapacidad intelectual. El msd muestra que este apren-
dizaje se adquiere después de la lectura, ya que un niño debe tener
interiorizado el código convencional antes de poder producir un texto.
Sin embargo, no se debe enfocar al proceso de lectura únicamente,
más bien ir preparando el camino de la escritura y cimentando las ba-
ses, realizando ejercicios de coordinación ojo-mano, de percepción vi-
sual, discriminación de formas, de discriminación de sonidos y, sobre
todo, de enriquecimiento de lenguaje, ya que se trata de un proceso
comunicativo rico y amplio, escribir no es realizar trazos en el sentido
de la copia, sin significado para el niño.
Todo el trabajo de psicomotricidad, como el trabajar con semillas
y/o moldear plastilina para dar soltura y flexibilidad al movimiento del
84
cuerpo y la mano, los trasvasamientos, pasando objetos de una mano a
otra, y los ejercicios con todo el cuerpo que permiten la ubicación en el
espacio, son preparación para la escritura, ya que para escribir no sólo
se requiere la coordinación ojo-mano, sino que está implícito todo el
cuerpo, desde el control postural, (sentarse con la espalda derecha, que
los pies no les queden colgando en la silla), el tono muscular (en general
debe estar relajado sin que se acueste sobre la mesa), la segmentación del
brazo del tronco, y del codo y muñeca. Se necesita haber ejercitado la
habilidad de desplazar la mano con cadencia y la participación de los
ojos es de forma coordinada.
También se requiere haber desarrollado la pinza fina, la oposición
índice pulgar para poder tomar el lápiz.
A simple vista, los requisitos para que un alumno con discapacidad
intelectual logre ser un escritor eficaz, parecieran ser bastantes. Lo im-
portante es que los planteemos como un reto, no como un limitante
para acceder a ello. Y aún esta enseñanza la adecuaremos a sus posibili-
dades y ritmo. Vamos a ir presentando los trazos de las letras de forma
paulatina hasta que los haya interiorizado. También hemos de valernos
de la tecnología para que escribir les sea más llamativo, sencillo y acce-
sible, el uso de la computadora es una herramienta que facilita plasmar
lo que sienten y piensan sin tener la tensión de la precisión del trazo,
además que hace más fluida la escritura.
85
entre “b” y “d”, “p” y “q”, etc.). Por su parte, la letra cursiva se escribe
con mayor rapidez, la palabra se percibe como unidad; la dificultad es
el trazado, que exige mucha práctica y precisión. Nosotros recomenda-
mos se enseñe la que va a utilizar en su diario vivir, y la que le sea más
sencilla de trazar.
“D” leyó cuatro libros personales, unas 20 palabras y frases cortas, an-
tes de poder escribir su nombre completo. Cuando comenzó a escribir
combinaba letras mayúsculas y minúsculas. La A la hacía siempre ma-
yúscula. No le expliqué el uso de mayúsculas y minúsculas hasta que
estaba en la segunda etapa de lectura, pues lo mas importante en ese
momento era que se comunicara escribiendo, que encontrara el gusto
por la escritura y el código convencional, más allá de la ortografía o la
presentación de las letras.
86
“S” comenzó a escribir un diario. Al escribir debía platicarme inicial-
mente lo que quería plasmar en el papel, luego lo escribíamos juntos.
Debido a su problema de expresión, nos apoyábamos del mfg para que
discriminara visual y auditivamente la grafía que debía escribir: al decir
el “bebé” yo hacía con mi mano el signo de la “b” para que al escribir no
la confundiera con “d”. Poco a poco “S” fue adquiriendo más seguridad
en su discriminación auditiva y en su memoria visual, en cuanto a qué
grafía correspondía con la palabra que intentaba escribir, y el gesto (que
en un principio era necesario para todas las palabras) paulatinamente se
fue disminuyendo la utilización de los gestos en el uso cotidiano de la
escritura de “S.”
Muchas niñas y niños con di y/o dislexia tienen dificultad para con-
servar la ubicación espacial de algunas letras, o confunden fácilmente
los fonemas parecidos. En la segunda etapa se trabaja para superar estas
dificultades así como las que se relacionan con las sílabas homófonas
(“se”, “ce”, “je”, “ge”), que les generan también dificultades ortográfi-
cas a través de los siguientes ejercicios:
Cada día, “B” escribía una oración de lo que hacía durante el día ante-
rior. Aquí quedo demostrada la utilidad de este método al poder es-
cribir “Mustang”, el nombre de su perro, una palabra no tan sencilla de
pronunciar. Al hacer el análisis de la palabra con los gestos, “B” pudo
hacer la síntesis respetando la secuencia de todas sus letras.
87
• Lectura de sílabas homófonas (j-g, ca-que-qui-co-cu) así como las re-
glas de puntuación como en el siguiente caso:
• Análisis gramatical de las frases. Los chicos con di suelen utilizar en
su vocabulario sustantivos y verbos, omitiendo en ocasiones tiem-
pos verbales, adjetivos, etc. Enseñarles que el lenguaje se compone
de todos estos elementos y aprender a clasificarlos por su función,
mejora considerablemente su lectura y su expresión oral, como
puede verse en el siguiente ejemplo:
De acuerdo con las características del niño o persona con di, se traba-
jarán en la segunda etapa este tipo de ejercicios; sin embargo, lo más
importante es que los niños adquieran la confianza en sí mismos y esa
será la mejor motivación para avanzar como podrá verse en los siguien-
tes testimonios:
88
“Nunca podré leer” era la frase que cada día estaba mi mente, hasta que
una mañana llegó el correo a mi casa…, noté que había una carta muy
bella, al parecer el nombre ahí escrito se parecía al mío, la abrí cuando
mamá me dio la razón, con una letra grande y legible, comencé a verla…,
cuando llegué al final de la misma, vi que era de mi abuela que me decía
“espero vengas a visitarme estas vacaciones, tomaremos el café juntas,
en la tacita que te gusta. Te quiere, tu abuela”, ahí me di cuenta que ya
había leído, pues si sabía hacerlo, gracias abuela por ayudarme a descu-
brirlo… enseguida tomé lápiz y papel para contestar su carta.
“M” 11 años.*
*Tomado de: Borel Maissony, op. cit., t. i, p. 20.
89
Generalmente son los adultos quienes hacen las preguntas, es por
costumbre a ello; sin embargo, si se permite crear un clima de con-
fianza, los alumnos aprenden a hacerse las preguntas por sí mismos, en
un ejercicio de análisis y síntesis.
El mfg permite avanzar en este proceso de lectura eficaz. Poco a
poco pueden inventar sus propios textos a partir de fotos, imágenes,
esquemas. La mejor motivación viene de la capacidad de sentirse com-
petentes en lo que hacen.
“A” asistió por primera vez a Declic a la edad de tres años… Integrado
desde el preescolar en una escuela con filosofía de educación inclusiva,
y el trabajo constante de sus padres, aprendió a leer escribir con el mfg a
los siete años, a los 10 años ya era un lector eficaz, con un gusto enorme
por los libros.
Ya terminó la secundaria. Ahora va a cumplir 18 años y se prepara
para la vida laboral. Ha leído ya el primer libro de Harry Potter, porque
su papá le ha prometido comprarle las películas cada vez que termine
un tomo. Su lenguaje, su nivel de pensamiento y comprensión del mun-
do, sus cuestionamientos, son extraordinarios. No hay para él horas de
aburrimiento.
“A” es una excepción todavía dentro de la población de alumnos con
Síndrome de Down y discapacidad. La excepción deberían ser los que
no saben leer.
90
Este método apoya el aprendizaje tanto de niños con discapacidad
intelectual como con problemas de aprendizaje en la lectura y escritura
como es el caso de la dislexia. Si hay un niño con dificultades, va de
por medio no sólo el proceso cognitivo, pues la lectura es la llave para
acceder a la cultura, a la educación básica. También va de por medio la
seguridad, la autoestima y el sentimiento de capacidad, de pertenencia
de un niño a un grupo escolar, a una comunidad educativa.
91
CAPÍTULO IV
e
Una propuesta del orden de aprendizaje
de los gestos con el mfg
U
n método de lectura es válido cuando cumple el objetivo para
el que fue creado: niños lectores y escritores eficaces que dis-
frutan de leer y que comprenden que pueden expresarse en la
escritura y establecer una comunicación con un lector. Para ello se re-
quiere cierto orden, avanzar por etapas, sin detenerse en el conocimiento
de cada grafía, o en la lectura de sílabas, o en el descifrar de las palabras.
Borel-Maisonny hace una propuesta del orden a seguir, aclarando
que es sólo una sugerencia metodológica: la que mejores resultados le
ha dado durante 15 años en niños con discapacidad o con dislexia.
En esta obra se ha respetado el orden propuesto por la autora; sin
embargo, es importante aclarar que no se sigue estrictamente en todos los
casos, porque los métodos están al servicio de los niños y no al revés. Por
lo tanto, el orden se va adaptando según las necesidades de los alumnos.
Es recomendable que se tomen fotos de los niños con quienes se esté
trabajando, pues les motiva más verse a sí mismos haciendo los gestos,
avanzar y construir su propio alfabeto, ya sea personal o en pequeños
grupos. También es importante resaltar que cada gesto se hace con la
mano dominante (la que usa habitualmente) tanto el adulto que lo en-
seña, como el niño que lo aprende. En el centro Declic hemos elaborado
un cd (anexo a este libro) que contiene sugerencias de actividades para
aprender a usar el mfg.22
22
Ma. Elena García y Adriana Pérez Carreón, Reforzando mi aprendizaje con el MFG. Manual de
actividades para usar el MFG, México, edición particular, 2013.
93
Borel-Maisonny estructura el aprendizaje de los gestos en seis mo-
mentos, aquí se retoman para una mayor comprensión, ejemplificando
ya con la unión de las cinco vocales y las primeras consonantes:
mmmmaaaaa (ma)
mmmmiiiiiiiiiii (mi)
mmmmeeeee (me)
mmmmooooo (mo)
mmmmuuuuu (mu)
Ejemplo. Se le dice al niño: “ahora vamos a leer las palabras que es-
tán aquí, las leemos juntos, luego señala las que yo lea, y por último,
tú lees las que yo señale: ‘mami’, ‘Memo’, ‘mamá’, ‘mima’.”
94
• Quinto y sexto momento. Se leen frases y oraciones que contienen las
palabras del momento anterior.
95
Recomendaciones
Las primeras consonantes que se enseña, a través del gesto que les
corresponde, son aquellas cuyo sonido puede prolongarse, y que se
combinan fácilmente con el sonido de las vocales. No se menciona el
nombre de cada grafía sino el sonido.
Las que se pueden elegir, dependiendo siempre del contexto del
niño, de las grafías de su nombre o de las palabras que más le interesa
leer, son las siguientes:
96
/mmmm/ /ggggg/ /oooooo/
/ssssssss/ /jjjjjj/ /uuuuuu/
/lllllll/ /nnnnnn/
/bbbbbb/ /rrrrrrrr/
/aaaaaaa/ /ll-ll-ll-ll/
/iiiiiii/
/eeeeee/
/vvvvvvv/
/fffffffff/
Vocales
a
Mano abierta
al lado de la cara.
97
o
La mano derecha
formando un círculo
con los cuatro dedos
apoyados sobre el
pulgar.
u
La mano derecha
formando una cuneta,
con la palma viendo
hacia la cara.
98
e
La mano derecha abierta
y apoyada sobre la
orilla de la ceja,
como el saludo
del soldado.
i
El dedo índice
levantado, los otros
dedos cerrados, al
lado de la cara.
99
Consonantes
m
El índice, el dedo medio
y el anular de la mano
derecha, apoyados
sobre la palma de la
mano izquierda.
s
Con el dedo
índice se dibuja
lentamente en el
espacio, la forma
de la letra, el adulto
la hace en espejo
frente al niño.
100
l
El dedo índice
apoyado sobre los
dientes superiores,
donde se produce el
sonido con la lengua.
b
La palma de la mano
abierta sobre el
estómago.
101
f
Movimiento
del brazo puesto
horizontalmente a la altura
de la cintura, deslizándolo
de izquierda a derecha.
j
El dedo índice señala
la boca abierta, donde
sale el aire que produce
el sonido.
102
rr
El dedo índice apoyado
debajo del mentón donde
se produce el sonido,
y el dedo medio e índice,
cuando la palabra lleva
dos “rr” intermedias.
ll
El dedo índice
y medio apoyados
sobre los labios
en forma vertical.
103
n
El dedo índice
y medio apoyados
sobre la nariz
donde vibra
el sonido
“nnnn”.
v
La mano derecha hace
la forma de la letra,
como el símbolo de
amor y paz.
104
z
Con el dedo índice se
dibuja en el aire el zigzag
de la forma de la letra,
el adulto lo hace
en espejo frente
al niño.
d
El puño cerrado de la
mano derecha colocado
sobre la espalda.
105
Segunda lección: las consonantes cuyo sonido no se prolonga
Una vez que el niño adquirió la mecánica de la asociación con las con-
sonantes cuyo sonido se prolonga fácilmente, en la segunda lección se
inicia con las consonantes cuyo sonido es explosivo, no se prolonga, y
se puede percibir más fácilmente a partir de la asociación de cada una
de las consonantes con las cinco vocales, siguiendo los seis momentos
que marca la metodología.
ch
El dedo índice
y el pulgar, apoyados
sobre las mejillas
o cachetes.
106
Imagen izquerda: el dedo índice y pulgar apoyados en el índice
q-k opuesto haciendo la forma (cuando suena “queso” o “quiero”).
h
Los brazos cruzados
y la boca cerrada
imitando la ausencia
de sonido.
107
ñ
El dedo índice
y medio apoyados
sobre la frente,
donde nacen
las dos cejas.
r
El dedo índice apoyado
sobre la laringe, donde
se produce el sonido
simple, como en la
palabra “pera”.
108
t
La palma de la mano en
forma horizontal, apoyada
sobre la frente.
w
Los dedos índice, medio,
anular, extendidos,
el pulgar y el meñique
escondidos en la palma
de la mano derecha.
109
x
El dedo índice
y medio cruzados
uno sobre otro,
haciendo changuitos.
Las consonantes como la “c” y la “g” que tienen sonidos distintos se-
gún la combinación de las vocales, se trabajan de la siguiente manera.
Primero se enseñan con las vocales “a”, “o” y “u” con la metodología
descrita anteriormente.
Una vez que se ha consolidado este paso, se presentan las siguientes
vocales “e”,“i” y se le explica a los alumnos que en esta combinación la
“c” suena como “s”, en la siguiente imagen:
110
s/ce, ci
En cuyo caso se
emplea el gesto de
la mano con la forma
de la “c”, con
movimiento.
ca-co-cu
Aporte del profr. Raymundo Espino, cam no. 1, San José del Cabo, bcs.
111
Una antigua canción que puede ayudar a diferenciar esta combinación
letras y sonidos es la del cu-cú (cucú, cantaba la rana, cucú debajo del
agua, cucú pasó un caballero, cucú vestido de negro, cucú pasó una
cigarra, cucú vestida de gala, y comiendo pan, le pedí un pedazo, no
me quiso dar, la agarré del brazo y me puse a bailar, si el cucú te gusta
volveremos a empezar).
Se explica brevemente a los alumnos que la letra de la canción suena
“diferente” dependiendo de la vocal con que se combinen.
Asimismo, se procede con la letra “g” para explicar la combinación
con las sílabas “e”, “i”: mano derecha abierta sobre la garganta, donde
se produce el sonido para “ga-go-gu” y el dedo pulgar señalando la
abertura de la boca para “ge” y “gi” como se muestra en las fotos si-
guientes.
Hay muchos alumnos regulares que comenten errores de ortografía
con estas consonantes homófonas, que bien vale la pena insistir en su
aprendizaje.
Letra “g” cuando suena gas, gusano, Letra “g” cuando suena girasol,
gato, gota. gelatina, gis.
112
Cuarta lección: grupos de consonantes, sílabas compuestas y trabadas
113
pla to
ár bol
bar co
114
La palabra ár-bol se divide en dos palmadas, en dos sílabas, que tienen
distinta cantidad de letras. Resaltar en un principio en rojo las conso-
nantes finales, como se muestra en el ejemplo anterior. Lo importante
es que los niños puedan hacer la comparación entre las sílabas, y se den
cuenta que todas las consonantes tienen una función, y lo asimilen
comparando las sílabas y utilizándolas para leer nuevas palabras, gene-
ralizando el proceso de lectura, como en la siguiente imagen:
115
Desde un inicio el método le dio seguridad al leer, fue desenvolviéndose
y leyendo con mayor claridad, sin frustración ni invirtiendo letras, si sentía
atorarse se apoyaba de los gestos y superaba su dificultad. Una vez alcan-
zada una mejor fluidez en la lectura, iniciamos con la escritura de un diario
en una agenda convencional. Al principio su escritura era como su pro-
ducción oral, muy escueta, con frases de una o dos palabras, frases tales
como “como pollo”, “tomé agua”, partimos de aquí como base, anexando
artículos, sustantivos, sujetos, y complementos por medio de preguntas
como ¿quién comió?, ¿dónde comieron?, ¿cómo estaba preparado el po-
llo?, ¿pollo solo o con papas?, ¿el agua de qué sabor era?, etcétera.
Yo colocaba las opciones de respuesta en tarjetas ya escritas, y él
debía ordenar la frase en base a esas preguntas, una vez estructurada
la frase correctamente debía leerla varias veces para mejorar fluidez, y
al final decírmela sin leerla para que pudiera grabarlo, teniendo frases
como: “yo comí pollo con papas y agua de Jamaica”. Este fue el inicio,
su primera agenda estuvo conformada de frases de este tipo de morfo-
sintaxis. Después introducimos adverbios de tiempo: “ayer”, “mañana”,
“el domingo”. Adjetivos y descripciones. Siendo él capaz de escribir fra-
ses como “ayer fui a la tienda y compré una película de terror”. Estas
frases no sólo se quedaron plasmadas en las páginas de la agenda, la
estructura para formar oraciones quedo grabada en su mente y lo ge-
neralizó a su lenguaje oral. Cada vez hacía menos uso de los gestos del
mfg, pero cuando se sentía confundido hacia uso de los mismos.
116
Letra “y” cuando suena Letra “y” cuando suena “yo”, “ya”,
como conectivo. “Yolanda”, “yoyo”.
117
separadas por 10 centímetros y presentadas una por una, cubriéndolas
con un cartón o tarjeta, y las presente una a una en forma de ventana.
El niño deberá disponer a su vez de otro cartón, donde esté dibujado
un muñeco de espaldas, sólo la cabeza y los pies (los brazos y piernas
escondidos). También tendrá un semicírculo que podrá desplazar en las
cuatro posiciones que se requieren para ir formando las letras que se le
indiquen “p”, “d”, “b”, “q”.
En forma simultánea se le pedirá al niño que ejecute el gesto que
corresponde a cada grafía. El niño o la niña se entrenarán en reconocer
la forma de la letra que se le dicte, o que lea, de manera aislada, y pos-
teriormente, dentro de una palabra o una frase; por ejemplo: “paloma”
(el niño pone la “p” con el semicírculo), “el niño come dona” (el niño
pone la “d” con el semicírculo).
118
Si existen confusiones entre la “m” y la “n”, la “f” y la “t”, se procede
de la misma manera que en el ejercicio anterior. Se presentan en forma
aislada, el niño las lee asociando el gesto, luego las reproduce cuando se
le dictan, escribiéndolas en un pizarrón o cuaderno, asociando el gesto
que les corresponde, posteriormente dentro de una palabra, y dentro
de una oración.
119
CAPÍTULO V
e
Seis habilidades a trabajar
en el aprendizaje del mfg
Algunos tenían el ritmo de una canción de rap, por ejemplo, cuando vi-
mos el gesto de la “l”, “T” inventó la siguiente canción: Lalis toma leche,
“T” toma agua, y yo, yo no tomo nada…
Maestra de apoyo en Declic*
E
n el capítulo ii se abordaron las ocho habilidades que intervie-
nen en el proceso de aprendizaje de cualquier niño en relación
a la lectura y escritura. En este capitulo se profundiza en las seis
habilidades que se necesitan trabajar en mfg.
Para abordar tanto las habilidades como las dificultades que se en-
frentan en el proceso del mfg, es importante retomar la definición del
mismo. Fonético se refiere a las características y producción de los so-
nidos del habla. Gestual se refiere a la expresión que se realiza con el
cuerpo. Fonético-gestual es la combinación del sonido y el gesto, que
también se le ha denominado gestema.
El mfg tiene como base el desarrollo de seis habilidades que se dan
en el desarrollo evolutivo del niño, a través del juego y en el las acti-
vidades cotidianas que vive este con su familia y en la escuela, en un
entorno rico en estímulos. Estas habilidades son un cimiento para los
otros procesos como son el desarrollo del lenguaje y el aprendizaje de la
lectura y escritura, ya que le dan una base sobre la cual fundamentarse.
Si debido a las dificultades asociadas a la discapacidad intelectual o
121
problemas de aprendizaje no se dan, deben ser enseñadas por medio de
ejercicios dirigidos.
Borel-Maisonny define seis habilidades básicas para la lectura y
escritura, estas son: esquema corporal, percepción auditiva, discrimi-
nación fonética, ritmo y número, estructuración espacio-temporal y
estructuración de lenguaje. Las explica de la siguiente manera:
122
a la coordinación motora y al esquema corporal. Se trabaja a partir
de la música, de las percusiones, del silencio, en forma lúdica, inte-
grada a los otros esquemas.
5. Estructuración espacial y temporal de los fonemas y grafías. Es la capa-
cidad de captar los diferentes fonemas que integran la unidad (pa-
labra) y ser capaz de reproducirla correctamente. Para ello hay que
poder captar el número de sonidos (duración y noción de cantidad),
la periodicidad de los sonidos (sucesión) y el intervalo entre ellos
(pausa).
6. Estructuración del lenguaje. Es el orden que llevan las palabras al
expresar una frase o idea, siendo constituida como un pensamiento
ordenado, para luego emitirlo. Está conformado por una gramática
(las reglas de la lengua), semántica (el significado) y sintaxis (las nor-
mas para ordenar las palabras de modo que sean gramaticalmente
correctas).
El mfg es una herramienta para que los niños que están en el proceso
del aprendizaje de la lectura y escritura superen dificultades; para que
no detengan su avance y no tengan que enfrentarse con la frustración de
no poder, es un medio que les ayuda a enfrentarse al éxito, no al fracaso.
En su metodología, Borel-Maisonny propone ejercicios y juegos
que ayudan a alumnos con y sin discapacidad a superar dificultades.
Algunos de las dificultades que se detentan con mas frecuencia son:
123
Como estrategia puede usarse la reproducción de posturas corpora-
les. El adulto se coloca frente al niño adoptando una posición y pide al
niño que la imite, como si se jugara a Las estatuas de marfil.
Otro juego útil es el dibujar la silueta del niño en papel y pegarla
en la pared frente a él. Luego se toca el hombro del niño y él tiene que
tocar la misma parte en la silueta. Y al mismo tiempo el niño debe
verbalizar que parte está tocando el adulto o compañero en su cuerpo y
que parte toca la o el niño en la silueta, como se observa en la siguiente
imagen:
124
localizándolas en relación con su eje corporal, el tronco. La cabeza la va
sintiendo arriba del tronco, el cuello debajo de la cabeza, los hombros
y brazos a los lados del cuello en la parte de arriba y las piernas en la
parte de abajo, etc.
De la propiocepción o información sensorial que da la unión del
sentido del tacto y el movimiento, podemos pasar la representación
de esquema corporal. Primero se utilizan figuras geométricas en papel
o foamy en tamaño proporcional, semejantes a las piezas de un rom-
pecabezas que puedan formar el cuerpo humano. Luego se utilizan las
figuras en cartón grueso a manera de plantilla y finalmente se usa la
línea punteada del contorno de las mismas, para que el niño se guíe y
lo haga con las cinco partes básicas: un círculo la cabeza, un rectángulo
el tronco, los dos brazos, dos rectángulos largos que salen a los lados y
dos abajo que representen las piernas. Finalmente puede utilizarse una
plantilla hecha con cajas de cartón.
Definición de lateralidad
125
Imagen 10. Alumno de Declic trazando la figura humana
con una plantilla hecha con cajas de diferentes tamaños.
126
al lado izquierdo con la mano izquierda. Finalmente deberá armar
una torre a cada lado del recipiente con cubos, siguiendo el ritmo
de un tiempo que el adulto va indicando con aplausos o con un
sonido como “pa-pa-pa”. La instrucción es: “toma un cubo en la
mano derecha y cada que dé un aplauso lo colocas del lado derecho
formando una torre del lado derecho y ahora del lado izquierdo.”
23
Éliane Chaulet, op. cit., pp. 401-404.
127
Se debe iniciar el trabajo en relación con su cuerpo, dos objetos entre
sí y en el plano gráfico, por ejemplo: “u-n”, “d-p”, “d-b”, “p-q”, “d-
q”, “d-p”. Siguiendo ejercicios de definición de la lateralidad, pueden
trabajarse distintos ejercicios con cubos, con reglas de madera, con re-
cipientes, como se explica en los siguientes ejemplos:
24
Idem., pp. 342-346.
128
• Reproducción de ubicaciones espaciales con cubos y plantillas: consiste
en reproducir con los cubos el modelo que se indique (en la foto,
imagen de la izquierda). Se trabaja al inicio con una plantilla con
cuadros en blanco y negro (derecha) para ubicarse en el plano grá-
fico. Las plantillas van aumentando su nivel de complejidad hasta
abarcar todas las ubicaciones: al centro, arriba, abajo, izquierda, de-
recha, arriba a la izquierda, arriba a la derecha, línea vertical, hori-
zontal, diagonal y todas sus combinaciones, apoyados en el color de
los cubos.
La instrucción es: “vamos a construir formas con los cubos, así como
en este dibujo (mostrando el modelo y que vea la forma, los colores
e incluso los cuente para que tomé el número y color exacto de cu-
bos que necesitará). Se continúa diciendo: “comenzamos en medio
que es el color rojo, lo colocamos, arriba, abajo, a la izquierda y a
la derecha (formando así la cruz). Ahora vamos con los amarillos:
primero arriba a la izquierda, arriba a la derecha, abajo a la izquierda
y por ultimo abajo a la derecha.”
129
Es importante que el adulto arme el modelo primero para que
el niño vea de qué se trata el ejercicio, después ambos lo hacen y al
final lo arma sólo el niño, de esta forma se consolida el aprendizaje.
También es fundamental verbalizar la ubicación en que se co-
locará el cubo para que lo interiorice y se auto verifique que lo está
haciendo correctamente.
Estas plantillas llevan una secuencia según el grado de dificultad.
La que aquí mostramos es en un sólo plano, pero podemos armar
distintos modelos hechos por los niños, con las fotos de los cubos,
para que se vea en tercera dimensión, teniendo un grado de dificul-
tad mayor, como se muestra a continuación.
130
• Ejercicios de orientación con dos tableros de madera. Borel-Maisonny25
propone realizar dos tableros de madera, uno para el adulto y otro
para el niño, que ayuden a superar estas dificultades, como se mues-
tra a continuación:
25
Suzanne Borel-Maissony, op. cit, t. i, pp. 11-20.
131
Finalmente, el niño lleva la reproducción al plano gráfico, di-
bujando en un papel cada una de las posiciones de las pelotas y las
explica verbalmente, por ejemplo: “la pelota roja está en el centro y
la azul arriba a la izquierda”
132
Figura 11. Ejercicio de seguimiento de instrucciones.
26
Basado en la metodología de Eliane Chaulet, op. cit., p. 385. Este ejercicio llamado “Las sílabas”
es idea de Olivia Margarita Dávila Zapata, maestra de apoyo que combinó la formación de
palabras a partir de la mezcla de distintas sílabas.
133
La estructuración espacial puede trabajarse también con figuras
geométricas, que se ponen sobre la mesa en forma super puesta (como
se observa en la figura 12) y con otros elementos, como pueden ser un
lapiz, una goma, un marcador, o cartones de sílabas. Se le va dando
la orden al niño o niña de poner cada objeto, adentro, afuera, al lado,
arriba, abajo, a la izquierda, a la derecha, de cada figura. Por ejemplo:
“pon el lápiz adentro del triángulo, pon la goma adentro del círculo y
del triángulo, pon el marcador afuera a la derecha del cuadrado” o bien,
“da la piedra que está a la derecha del cuadrado, busca la sílaba que está
abajo del triángulo.”
134
Fue necesario que “K” integrara las secuencias temporales, así que és-
tas se realizaron con material concreto, es decir, objetos como frutas
de plástico, cubos, pelotas y todo tipo de materiales para manipular.
Posteriormente usamos imágenes y letreros. Dichas secuencias fueron:
preparar limonada, una hamburguesa, ir a la tienda, entre otras, com-
prendiendo que todo lo que hacemos lleva un orden, al igual que la
formación de palabras y frases. Con ello, se pudo mejorar la fluidez de
su lectura considerablemente.
1 2
3 4
135
• Secuencia para preparar limonada con imágenes (continuación).
5 6
Moverle al agua
27
“Declic, tutorial para hacer materiales personalizados en Power Point para la lectura”, puede
conseguirse en: <www.decliclecturayescritura.com>.
136
A los niños y a los jóvenes les encanta utilizar la computadora y es
necesario incorporar su uso con materiales personalizados que apoyen
el proceso de lectura y escritura.
Instrucción: “ordena las palabras para formar una oración”:
m/o/o/t m/o/o/t
tomo moto
p/o/s/a p/o/s/a
sapo
sopa
137
b/o/s/e p/o/s/e
beso peso
138
a mínimos contrastes, con el apoyo del gesto corporal, donde poco a
poco se diluyendo el apoyo gestual. Se pueden hacer muchos ejercicios
de asociación, de lectura en silencio y de dictado como los que a conti-
nuación se describen:
Los problemas mas frecuentes que pueden presentar los niños son:
139
• Dificultades en la reproducción de un número de repercusiones cor
porales en ritmo de uno, dos, tres o cuatro tiempos.
• Dificultades asociadas a la noción de cantidad, de tiempo o coordi-
nación motora en general.
Las dificultades más comunes en esta área tienen que ver con la capaci-
dad de discriminar el uso de las distintas partes del lenguaje como son
los sustantivos, los adjetivos, los verbos, las preposiciones, como en el
siguiente caso:
140
“R” de 15 años, con discapacidad intelectual, llegó a 1o de secundaria
con muchos problemas de la expresión oral, en la comprensión de lec-
tura y en la capacidad lectora. Había aprendido a descifrar y deletrear,
pero no a leer, no le gustaba hacerlo. Se empezó a trabajar con el mfg
y en seis meses superó el deletreo, organizó mejor su pensamiento, su
lenguaje oral y se sentía orgullosa de poder utilizar sus manos –algo
que no todos podían hacer en el salón– para leer textos. Su perspectiva
sobre la lectura cambió, comenzó a disfrutar leer y mejoró en todos
los aspectos: vocabulario, sintaxis, semántica, fluidez, comprensión, in-
ferencias, etc. Podía entender cómo usar un sustantivo, un adjetivo, un
verbo, y sus funciones en el discurso.
Este método fue un punto de apoyo para “D” pues le dio seguridad
en la manera de escribir; le ayudó a descubrir que su limitación de ex-
presión no era un impedimento para escribir correctamente, asimismo,
logró generalizar pronombres, artículos, verbos, géneros, etc., no sólo al
leer y escribir sino en su lenguaje espontáneo, dejando de ser su expre-
sión telegráfica para hablar con frases mejor estructuradas.
141
Imagen 15. Clasificación de sustantivos.
142
ejercicios propuestos sirven cuando se conocen a fondo, si se utilizan
adecuadamente de acuerdo con las características y momentos de las y
los niños con necesidades educativas especiales.
Todos los niños se enfrentan a distintas dificultades, lo importante
es detectarlas y trabajarlas desde la perspectiva clara de un método. Es
fundamental buscar el mejor provecho del mismo para que se les ayude
a superarse y a sentirse orgullosos de sus logros.
Abordar el proceso del aprendizaje de la lectura y escritura con el
mfg es una aventura que precisa una perspectiva amplia, no restric-
tiva, por parte de las personas adultas que lo propongan. Ya sea que se
utilice, desde un inicio, con niñas y niños pequeños para la enseñanza
de la lectura y escritura o como complemento a un método global; en
ambos casos dará resultados muy positivos, siempre y cuando se haga
en forma responsable, sistemática, completa, no sesgada, con la meto-
dología que se ha abordado en los capítulos iii y iv, tomando en cuenta
sus características y las habilidades que se requieren para su manejo.
Al hablar no requerimos pensar en los sonidos del habla, éstos se
pronuncian y se escuchan de manera natural. En cambio, para leer y
escribir, se requiere conciencia de los sonidos de las letras, de su se-
cuencia, de su combinación, y no basta con memorizar cada uno de
ellos en el orden de las grafías del alfabeto; eso posiblemente ayude a
la decodificación de algunas palabras muy cortas. Para leer y escribir es
necesario entender la mecánica de la combinación de esos sonidos, en
las unidades de lenguaje, que son las palabras, dentro de un contexto
significativo. Los sonidos aislados no significan nada, las palabras sí.
El mfg establece un puente de relación entre sonidos de las palabras
habladas con las grafías de las palabras escritas, dando sentido a los so-
nidos del habla. Coincide con los métodos globales cuando avanza en
la combinación de fonemas y grafías para formar sílabas que, a su vez,
forman palabras. El análisis y la síntesis de las palabras, el aprendizaje
de las sílabas y de la combinación de las mismas, da como resultado una
lectura y escritura eficaz.
Por último, cabe reiterar que el mfg no pretende ser un método de
comunicación sino un instrumento más para el desarrollo del lenguaje
en el proceso de adquisición de la lectura y escritura.
143
CAPÍTULO VI
e
Dificultades en el proceso de lectura
y escritura en niños y jóvenes sin di: la dislexia
C
omo muchos otros alumnos, “M” tiene un nivel de lectura que
se asemeja al de un alumno de 2o grado de primaria, es decir,
cinco años por debajo de su grado escolar. De forma cotidiana,
sus maestros dicen que a “M” le cuesta mucho comprender lo que lee;
que no quiere participar en la lectura en voz alta; que no entiende de
inmediato las instrucciones escritas; que no sabe resumir ni hacer un
mapa conceptual; que su escritura es poco legible y muy pobre; que
le disgusta escribir; y que, cuando lo hace, lo que presenta carece de
estructura: son ideas incompletas.
“M” ha sido diagnosticado con trastorno por déficit de atención
(tda) por un paidopsiquiatra. Ha asistido a terapia por mucho tiempo
desde 3er grado de primaria, pero nunca ha sido diagnosticado con dis-
lexia y, por lo tanto, no se ha trabajado con él de manera correcta. ¿Por
qué sucede esto? Porque tanto maestros regulares y psicólogos escolares
145
como paidopsiquiatras, pediatras y muchos terapeutas de aprendizaje,
confunden los síntomas de este desorden de la lectura y la escritura
que afecta a todo el proceso de aprendizaje, con la falta de atención, la
apatía y la desorganización que presentan los niños con tda.
En ambos casos, se trata de niños muy inteligentes para otras áreas
del aprendizaje generalmente relacionadas con el arte, la creatividad, y
las imágenes verbales que se manifiestan en actividades como la com-
prensión de una historia narrada por un profesor o encontrar el argu-
mento e ideas centrales de un documento, por citar algunos ejemplos.
Para los padres y maestros de estos niños es difícil imaginar que
no sean capaces de comprender un texto escrito, y sospechan que el
problema real sea la falta de perseverancia o la flojera. Este estigma,
afortunadamente, ha empezado a desaparecer gracias a las últimas in-
vestigaciones respecto a la dislexia. En ellas se demuestra que las per-
sonas con dislexia tienen una inteligencia perfectamente normal, con
ventajas y desventajas sobre los demás: pueden ver las cosas desde otro
punto de vista.
Ronald Davis28 afirma que el pensamiento en imágenes de una per-
sona con dislexia es de 400 a 2 mil veces más rápido que el pensamiento
verbal. Sin embargo, algunos estudios científicos acerca de este desor-
den de la lectura y la escritura sugieren que hay una manera diferente
en la organización de los circuitos neurológicos que hace extremada-
mente difícil la lectura para ellos. La dislexia es una forma diferente de
representar las cosas a nivel mental; al respecto, Davis señala que los
niños con dislexia piensan más con imágenes que con palabras y se les
dificulta la traducción e interpretación de símbolos abstractos.
Afortunadamente, con una intervención temprana, oportuna y efi-
caz, se puede compensar esta característica con diferentes estrategias y
herramientas que ayuden a los niños a ser más eficaces en el proceso de
aprendizaje.
28
Ronald Davis, El don de la dislexia, México, ed. Grupo Azabache, 1996, p. 60.
146
Qué es y qué no es la dislexia
Las personas con dislexia pueden ser muy creativas; tratan de resolver
los problemas viendo el todo, en lugar de verlo por partes; por ejemplo:
en la escuela, a un niño con dislexia le presentan una palabra escrita en
el pizarrón: “gato”. Entiende lo que oye pero no establece la conexión
entre lo escrito y lo que oye. Aquella grafía no forma nada parecido a su
imagen mental de un gato ya que trata de entender la palabra, no como
un símbolo sino como objeto. Se le presenta una infinidad de variacio-
nes de esa palabra y utiliza el método de eliminación para designar el
correcto, sin embargo, se equivoca en el proceso.
El cerebro de una persona con dislexia ya no “escucha” lo que los
oídos oyen sino lo que la persona piensa tal como cree que los oídos lo
escucharon.
29
Ibid, p. 11.
147
La estructura de la dislexia sigue esta secuencia en su desarrollo: el
niño se encuentra un estímulo que no reconoce creándose en él confu-
sión y estimulando la desorientación, ésta a su vez causa la percepción y
asimilación de datos incorrectos, teniendo como consecuencia cometer
errores, no puede distinguir entre datos correctos e incorrectos y gene-
rando una reacción emocional de frustración o impotencia.
Davis ofrece un método diferente llamado “dominio del símbolo”
a través del cual la persona crea con plastilina modelos de palabras que
causan desorientación y los internaliza mentalmente para manejar es-
tas habilidades. Con ello se clarifican muchas de sus confusiones bási-
cas relacionadas con las letras, palabras, números y otros símbolos del
lenguaje. Por medio de este procedimiento la persona adquiere mayor
comprensión de cualquier palabra o concepto.
La aportación de este autor a la investigación de la dislexia es im-
portante porque cambia la concepción de lo que ésta es: no es una
lesión neurológica sino una forma diferente de procesar la información
escrita. Las personas con dislexia piensan en imágenes, por lo tanto se
puede trabajar desde ahí con las dificultades de orientación, percepción
y asimilación de los textos escritos.
Diversos estudios30 han demostrado que hay mitos en torno a la
dislexia, por ejemplo, la escritura en espejo31 o que las letras “bailan”
cuando los niños leen. Esto es falso: la escritura en espejo es parte del
proceso natural del aprendizaje de la lectura y escritura, y las letras
no “se mueven” de lugar. Algunos alumnos que padecen dislexia han
reportado que sienten que las letras “cambian de lugar” porque el es-
fuerzo que hacen al enfrentarse al texto escrito produce una sensación
de desorientación que a veces trasciende hasta los síntomas fisiológicos.
Otro mito es que la dislexia “desaparece” con el tiempo, lo cual es
falso. Incluso, dicha idea puede ser muy dañina porque los padres que
30
Javier Gaytán Guardiola, “La evolución en la investigación de la dislexia”, en Anuario de
Psicologia, vol. 32, núm. 1, Institute for Behavioral Genetics and Department of Psychology,
University of Colorado, Boulder, E.U.A. 2001, pp. 3-30. Véase: <http://ibgwww.colorado.
edu/~gayan/anupsi4.pdf>. Página consultada el 12 de septiembre de 2013.
31
Se refiere a que los niños escriben inversamente algunas de las letras, cambiando su orientación,
ejemplo: “ardol” por “árbol.”
148
no conocen el problema no lo pueden atender y quienes la padecen,
a veces son diagnosticados y atendidos alrededor de los 12 y 14 años,
cuando ya están en secundaria y ya no es posible tener una intervención
oportuna. Sin embargo, a esa edad los adolescentes todavía pueden
aprender a leer en forma adecuada y superar las dificultades.
Las personas con dislexia pueden superar sus dificultades con la
lectura. Quizá porque sus cerebros tienen circuitos neurológicos orga-
nizados en forma diferente, pueden ser muy hábiles para resolver pro-
blemas, encontrar soluciones desde un ángulo diferente, hacer saltos
conceptuales, tener una visión en tercera dimensión, ser mucho más
creativos, etc. Es posible que sus dificultades tempranas con la lectura
los hagan capaces de tratar con la adversidad en este mundo cambiante,
y si se les acompaña adecuadamente, pueden ir desarrollando distintas
compensaciones.
149
tud de que en la actualidad no hay datos sobre el porcentaje nacional de
deserciones derivadas de este desorden porque precisamente quienes
lo han padecido nunca fueron diagnosticados debidamente. Y es que
es posible que la autoestima y la confianza de quien no pueda leer o
lea con mucha dificultad sucumba frente a las exigencias del entorno
escolar. Un punto interesante es esta simbiosis que se presenta en mu-
chos alumnos de dislexia-baja autoestima ya que, en ocasiones, es un
problema que se arrastra por años y luego es más difícil superarlo por la
fuerte la carga emocional que conlleva.
Según el Sistema Educativo Nacional,32 en el curso escolar 2007-2008
hubo una deserción de 636 673 alumnos en primaria y 382 918 en
secundaria. Aunque no se especifican las causas, con seguridad una de
éstas se debe a las dificultades en la lectura y escritura como la dislexia.
Es importante afirmar que no se ha descubierto todo lo relacionado
con la dislexia; para comenzar, ningún niño o niña es igual a otro, ni en
sus dificultades para la lectura ni en su contexto familiar o escolar. Sin
embargo, hay una característica común: las dificultades con la palabra
escrita.
Esta característica permite adentrarse en la naturaleza del proceso de
la lectura: un proceso visual y un proceso de lenguaje que se relacionan
a través de símbolos convencionales, las letras en un papel, articuladas
cada una a un sonido o fonema. Por ejemplo, cuando uno ve la palabra
“sol” impresa, el cerebro debe “escuchar” el sonido /sol/ (ello en un sólo
sonido, no los fonemas aislados, asociando el resultado con el astro que
da luz y calor).
Usando técnicas sofisticadas de escaneo en los cerebros de niños y
adultos, los investigadores han identificado que existen tres zonas clave
que intervienen en el proceso de la lectura: el lóbulo frontal, el área
parieto-temporal y el área temporo-occipital.
El proceso de lectura incluye analizar la palabra escrita, reconocer
los sonidos y hacer la síntesis de la palabra. Todo se hace en cuestión de
segundos, de manera casi simultánea, como los distintos instrumentos
32
Dirección General de Planeación y Programación de la Secretaría de Educación Pública. Véase:
<www.sep.gob.mx>. Página consultada el 12 de septiembre de 2013.
150
dentro de una orquesta. Los investigadores lo analizan como una se-
cuencia de pasos para comprenderlo mejor:
151
Estos tres pasos se presentan durante el proceso de aprendizaje de la
lectura y no son secuenciales sino simultáneos. Dependiendo del mé-
todo que se utilice para este aprendizaje, habrá niñas y niños que pue-
dan leer la palabra en forma global sin descomponerla en sus partes, en
sílabas o letras. En los métodos fonéticos se hace primero el análisis de
los fonemas y luego la síntesis. En ambos métodos, en cuanto un lector
alcanza un nivel suficiente para tener fluidez, entonces usa con mucha
menor frecuencia el análisis de fonemas o palabras y va leyendo frases
completas, de acuerdo con su contexto y significado.
Además del proceso neurológico, la lectura requiere una buena ins-
trucción, un buen contexto comunicativo. En un estudio comparativo,
Sally Shaywitz33 y su equipo identificaron un grupo de niños con un
nivel lector bajo, que no tenían dislexia, cuyas tres zonas cerebrales
del proceso de lectura estaban bien activadas. Sin embargo, estas tres
regiones estaban más relacionadas con el área de la memoria que con la
del lenguaje. Estos niños invertían mucho más tiempo en memorizar
palabras que en comprender las palabras que leían.
33
Sally Shaywitz, et al, “Persistencia de la dislexia: estudio longitudinal de adolescentes en
Connecticut”, en Pediatrics Journal of the American Academy of Pediatrics, E.U.A, 1999, vol.
104, núm. 6, pp. 1351-1359.
152
tomático, leer es lento, laborioso y no se reconoce este esfuerzo por
parte del grupo escolar o de los padres, sólo se ven las faltas o errores
en la lectura. Cada palabra que la o el niño ve es nueva y siempre tiene
que estar comenzando a entender el significado y la idea global de una
lectura: “yo veía una palabra y cinco minutos más tarde, no tenía idea
de qué era esa palabra” (“A”, nueve años).
153
• Construir reglas que permitan hacer generalizaciones. Por ejemplo,
palabras muy parecidas fonéticamente como “noche”, “coche”, “le-
che”, “estrella”, “estrellar”, “estrellado”. Hacer el análisis de seme-
janzas y diferencias apoyado en colores.
• Practicar la lectura en voz alta, en compañía de una o un buen lector
que pueda, con amabilidad, ayudar a corregir errores en el niño o
joven. De esta manera el cerebro asocia adecuadamente sonidos y
palabras desde un inicio
“V” es una chica de 14 años con unos ojos grandes y expresivos y una
sonrisa que cautiva. Llegó a la secundaria con todo el entusiasmo de
su adolescencia, después de haber cursado una primaria en un sistema
Montessori, con apoyo externo por las tardes, logrando buenos resulta-
dos académicos y sociales.
La secundaria la introducía al mundo de sus hermanas mayores, al
mundo de las fiestas, los amigos, los chicos, los amores… Había una difi
cultad en su aprendizaje: sus procesos de lectura y escritura eran di-
fíciles de realizar. Constantemente levantaba la mano para participar
cuando un maestro pedía leer un párrafo, sin embargo, sus omisiones
en palabras con sílabas compuestas le hacían cambiar todo el sentido
de una frase (ej. cambiaba “sonrieron” por “sonaron”, “peculiar” por “pe-
culicular”, “copa” por “compañía”, entre otras).
Los compañeros y la maestra se daban cuenta de estos errores y por
mucho tacto que tenían para corregirla, “V” se sentía frustrada, al princi-
pio enojada con todos, diciendo que no la querían, que eran mala onda,
etc. Ella se refugiaba en la imitación, en la copia, en los dibujos; a la hora
de trabajar en equipo dejó su entusiasmo inicial por participar en todo,
pasó a la sumisión y al aislamiento paulatino. Primero nos dimos a la
tarea de hacerla conciente de estas dificultades, asociadas a la dislexia,
no a la flojera, para asumir con ella la responsabilidad de enfrentarlas,
como algo que tenía solución.
Poco a poco, con muchos juegos, manipulamos sílabas y palabras
con plastilina, cubos, letras en lija, rimas, reglas sencillas, manejo del dic-
cionario sencillo, aumento de vocabulario, gusto por lecturas sencillas,
anticipación y cierre visual de palabras y frases, etc. No fue de un día a
otro (continúa).
154
Después de seis meses de trabajo diario en su escuela y en terapia,
de algunas adecuaciones para la toma de apuntes y exámenes escri-
tos, los resultados académicos mejoraron notablemente, la seguridad
en sus capacidades y los pequeños éxitos cotidianos se convirtieron en
eslabones de una cadena que la motivaba a querer aprender mas “tips”
para leer mejor, para escribir mejor, para aprender mejor. Usamos el
mfg como base y “A” se convirtió en una entusiasta promotora de los
gestos para superar las dificultades en lectura, presumiendo a sus com-
pañeros de grupo cómo podía decirse con las manos tal o cual palabra
difícil de leer o de escribir. Conforme avanzó en el proceso los gestos
ya iban dejando de ser necesarios. Al final de primer año, los errores en
la lectura y escritura habían disminuido 80% respecto de septiembre del
año anterior.
34
Véase: <http://vozme.com/index.php?lang=es>. Página concultada el 10 de octubre de 2013.
35
Marianne Frostig, et. al., Método de evaluación de la percepción visual, México, ed. El Manual
Moderno, 1980.
155
zaron en el capítulo ii. Esta valoración incluye las siguientes habilida-
des: coordinación motora de los ojos y mano; discernimiento de figuras,
constancia de forma, posición en el espacio y relaciones espaciales. Esta
prueba se aplica en alumnos regulares de diversas edades (de tres a siete
años) para ver la relación existente entre los trastornos de percepción
visual y los problemas de aprendizaje; posteriormente la autora del mé-
todo y su equipo de trabajo lo aplicaron a niños diagnosticados con
una disfunción cerebral mínima. La versión que se publicó en 1961 es
aplicada por profesionistas entrenados en su empleo.
Es importante mencionar que los resultados de una prueba como
Frostig no son garantía de diagnóstico de una dislexia. Hay quienes
obtienen buenos resultados en ésta y tienen dislexia. Lo que sucede es
que todo lo que se evalúa es a nivel de figuras, nunca con letras o pala-
bras, que son justamente los símbolos que a las personas con dislexia les
cuesta trabajo identificar.
36
Sora Song, et al., “La nueva ciencia de la dislexia”, en Time Magazine, E.U.A., 2003, vol. 162,
núm. 4, pp. 52-59. Vease: <http://www.time.com/time/magazine/article/0,9171,1005284-1,00.
html>. Página consultada el 13 Septiembre de 2013.
37
Sally Shaywitz, Overcoming dyslexia, Estados Unidos, 2005, 432 p.
156
En preescolar: de tres a cinco o seis años
38
Juan, Paco, Pedro de la mar, es una canción para infantil compuesta por el dúo Tiempo de Sol.
Con ella se trabajan y refuerzan dos cualidades de la música: la intensidad y la duración.
39
Mercedes Díaz Roig, Naranja dulce, limón partido, antología de la lírica infantil mexicana,
México, El Colegio de México, 1996, p. 31.
157
• ¿Comete errores en la lectura al confundir palabras parecidas que
sugieren que tiene dificultad en conectar sonidos y letras, como
“construyeron” por “constituyeron”?
• ¿Cambia en la lectura de palabras cuyo sonido es inverso? (Ejemplo:
cambia “le” por “el”).
• ¿Se queja acerca de lo duro que es leer y rechaza hacerlo?
158
La metodología de Borel-Maisonny para niños con dislexia
Dificultades de orientación
40
Suzanne Borel Maissony, Lenguaje oral y escrito, t. i, Pedagogía y nociones de base, París,
Delachaux & Niestlé, 1985, pp. 8-10.
159
Dificultades en el análisis de los sonidos/ fonemas de las palabras
Las y los niños con dislexia no tienen dificultad para percibir los fone-
mas sino el orden en que se articulan en el tiempo y el orden en que
se organizan a la velocidad de la palabra humana. De ahí su confusión
entre consonantes o fonemas sordos y sonoros: p-t-k (sordos), b-d-g
(sonoros), ya que el tiempo de percepción es de centésimas de segundo.
Muchos ejercicios de discriminación visual y secuencias temporales y
espaciales ayudan al niño a determinar la posición espacial de las for-
mas de las letras en el espacio grafico, uniéndolas al fonema correspon-
diente. Para ello el mfg es una muy buena herramienta, pues hace esta
asociación. A algunos les ayuda contar con una pauta sensorial como el
reloj en la mano izquierda, para ubicarse mejor:
Dificultades en el ritmo
160
Usábamos una canción que le gusta mucho a “C”. Golpeábamos la
mesa, en su cuerpo, aplaudíamos según el ritmo de las percusiones de la
canción. Una vez que lo dominó, comenzamos a decir palabras, leyén-
dolas, luego leyendo frases, una palabra por golpe; usamos este modelo
para facilitar lo que leía:
El
El perro
El perro come
El perro come croquetas
Ejercicios de orientación
161
y orientación y habrá a quienes les costará más trabajo, más tiempo,
ya sea por dificultades asociadas a la dislexia o a otras dificultades de
percepción o de integración sensorial.
En cualquier caso es el niño quien marca la pauta del aprendizaje y
el adulto quien adapta los ejercicios a la situación. Lo más importante es
no encuadrar, etiquetar o encasillar a una niña o niño en una metodo-
logía con un diagnóstico “puro” o cerrado del “no puede porque tiene
dislexia”, como algo inamovible. Muchas dificultades que se atribuyen a
un diagnóstico se relacionan, en primer lugar, con el mal dominio de la
actividad. De acuerdo con una valoración precisa, pueden determinarse
los ejercicios en las que se requiere mayor apoyo, trabajar en ellas y no
perder tiempo en las que posiblemente ya haya superado.
Uno de los ejercicios que ayuda en la consolidación del ritmo es el
transportar objetos de un lugar a otro entre dos recipientes. Consiste en un
cartón sobre una mesa y una caja en el suelo que puede moverse en
diferentes ubicaciones: a la izquierda de la mesa, a la derecha, adelante,
atrás, etc. Todos los objetos (del mismo tipo) se colocan sobre el car-
tón. Con el apoyo de música binaria (de dos tiempos) o con percusio-
nes de un tambor o sobre la mesa, el niño debe trasladar con ritmo los
objetos que están sobre el cartón y bajarlos hacia la caja. Luego puede
hacerse el camino inverso: de la caja hacia la mesa.
41
Suzanne Borel Maissony, op cit., pp. 265-294.
162
y motivado para ello. Cuando una o un niño presenta dificultades en el
proceso de escritura se sabe en desventaja respecto de sus compañeros.
Por lo tanto, se sabe observado, en la mira de las personas adultas. La
exploración que propone Borel-Maisonny42 es desde una perspectiva de
juego y observación, donde el niño no se sienta enfrentado al fracaso
sino a una relación de cooperación con la persona adulta para conocer
cómo ayudarle a superar las dificultades.
Como consideraciones generales es importante observar los cuader-
nos o trabajos escolares de la o el niño, la mirada de los maestros y
los padres, el temperamento del niño, etc. Los aspectos a explorar que
propone Borel-Maisonny son los siguientes:
Se puede afirmar que las personas con dislexia tienen una inteligen-
cia perfectamente normal, pero perciben las cosas desde otro punto
de vista, piensan más bien con imágenes que con palabras y se les di
ficulta la traducción e interpretación de símbolos abstractos. Poseen
una gran imaginación y son muy creativas, así que nos corresponde
abrirles camino desde esta condición, tratando de ponernos en su lugar
para avanzar en su reeducación.
No hay que verla como una enfermedad sino como una condición
con un proceso metodológico que se puede superar. Hay que ser quie-
nes les acompañemos a descubrir sus habilidades y lo que son capaces
42
Idem.
163
de lograr: demos los pasos necesarios, con claridad, para que sean lec-
tores y escritores eficaces.
Aquí se han descrito algunos de los ejercicios propuestos por Bo-
rel-Maisonny para los chicos con dislexia y otros se explicaron ya en los
capítulos iii, iv y v de este libro. Son diferentes las dificultades en lectura
y escritura cuando se tiene dislexia que cuando se tiene di, donde hay un
compromiso cognitivo. La forma de procesar la información, de razonar,
de hacer conciencia de las mismas y permitir al niño o joven con dislexia
que las aborde en forma específica. Lo que es común en ambas condi-
ciones son las dificultades mismas en cuanto a la orientación espacial y
temporal, tanto de imágenes como de fonemas y grafías; dificultades de
ritmo y fluidez en la lectura; análisis y síntesis de grafías, fonemas, sílabas
y palabras así como la velocidad en el procesamiento de la información
oral y escrita.
Sin duda el mfg es una buena estrategia para ayudar a chicos con
dislexia a superarla. Sin embargo, lo más importante es el trabajo “duro”
y algunos trucos que ayuden a perder el miedo a la lectura, por ejemplo,
que los padres o maestros lean en voz alta una novela de fantasía, un
cuento, de acuerdo a su nivel de lectura, y dejen de leer en el punto más
interesante del mismo dejándole al niño el libro al alcance de su mano,
que se esfuerce en continuar leyendo si quiere saber qué pasó después.
Otra familia escribió en un texto los pasos para superar un nivel de
un videojuego, por lo tanto el niño tenía que leer para lograr avanzar y
superar obstáculos, lo hizo con apoyo del mfg. Estos pequeños trucos
dan la pauta para romper con el mito “yo no puedo leer bien”.
164
CAPÍTULO VII
e
El contexto relacional:
reflexión sobre la experiencia
“C” es un niño de 10 años con Síndrome de Down, con un hermano me-
nor de seis que es su compañero de juegos y aprendizajes de la vida. “C”
no va a la escuela por problemas económicos y de salud, sus defensas
son muy bajas. Su abuela materna es una guerrera y junto con su madre,
han hecho equipo para sacarlo adelante. Hace ocho meses asiste a De-
clic para el aprendizaje de la lectura y escritura y lenguaje; su proceso ha
sido muy lento en relación con el de otros niños de la misma edad. Pa-
reciera que lo que aprende hoy, la próxima semana se le olvida. Asociar
palabras, conceptos, números y numerales, colores, etc., es sumamente
difícil para él. Sin embargo, en la fiesta de fin de curso, nos sorprendió a
todos cantando, imitando canciones de un cantante de banda y diálo-
gos del “chavo del 8”, ahí demostró que su capacidad de asociación y su
memoria son mucho mejor de lo que creíamos. Así que aumentamos y
cambiamos palabras, imágenes con estos personajes, por supuesto que
su atención es mucho mejor. El nos anima con su entusiasmo.”
A
lo largo de 15 años he visto a muchos padres y maestros pre-
guntarse por qué tan pocos resultados para tanto esfuerzo. He
visto mucha frustración que se convierte en culpa o en deses-
peranza, en aparente apatía.
167
No es el tema de este libro hablar del aspecto emocional, sin em-
bargo, lo señalo porque hay un contexto relacional donde se enmarca
cualquier proceso de aprendizaje: la relación entre un adulto que “guía”
enseña, modela y un niño que aprende.
El mfg ha demostrado funcionar en el proceso de lectura y escritura
con muchos niños con di y problemas de aprendizaje, pero puede que
no funcione con otros, o no de la misma manera. Los métodos nos
dan una estructura y hay además un marco relacional donde la frus-
tración es parte del camino del aprendizaje del niño, de sus padres, de
sus maestros. Hay que reconocerla para enfrentarla, no sólo desde la
discapacidad sino desde nuestras limitantes de tiempo, de energía, de
capacitación y formación profesional y humana, es decir, desde nuestra
vulnerabilidad.
43
Conferencia de Brene Brown que forma parte del 2010 Houston TED talks. Disponible en:
<http://www.ted.com/talks/lang/en/brene_brown_on_vulnerability.html>. Página consultada
el 4 de septiembre de 2013.
168
quien no sabe”, reside justamente en esta capacidad de conexión con
sus alumnos, de persona a persona. A las personas con di no les impor-
tan los títulos universitarios de sus maestros, si saben matemáticas o ha-
blan idiomas, ni siquiera les interesa la posición social o si tienen éxito
en su vida emocional. Ellos se interesan por la persona, por quien se es
cuando se está ahí; disfrutan, comparten, aprenden a conectar en una
forma sencilla, y saben muy bien si el maestro está o no está. Pueden
percibir la postura de los adultos que trabajan con ellos, si se disfruta el
proceso o se padece.
Como se vio en el capítulo i, en varios lugares se sigue considerando
a un niño con di limítrofe, con di media o profunda de acuerdo a sus
capacidades y limitaciones. Igual se hace con cualquier niño que está
fuera de la “norma”; se busca un diagnóstico y las causas de la situación
fuera del quehacer docente, un pronóstico, un plan que se ajuste a las
expectativas de lo que debería hacer, aprender, comportarse, en relación
con los demás.
Los diagnósticos son necesarios y las evaluaciones importantes para
saber de dónde se parte. Sin embargo, ambos son incompletos si no
se abordan con una perspectiva de dignidad de la persona, desde la
perspectiva biopsicosocial en esa relación discapacidad-entorno que es
vital sea cual sea su condición. Brown explica que hay una diferencia
importante entre las personas que tienen un sentido de dignidad, un
profundo amor y sentido de pertenencia y aquellas que no lo tienen y
luchan por tenerlo. Hay una variable entre los dos grupos: las primeras
se saben dignas de amor y pertenencia, se creen dignas de amor y per-
tenencia, creen que lo merecen, se abren al aprendizaje. Las segundas,
que no lo saben, el mundo les parece hostil y se cierran a él.
Las personas con di desde niños lo saben, son como son, no es ne-
cesario fingir nada. En su vulnerabilidad reside su fortaleza.
169
La primera vez que aprendí esto fue en un jardín de niños, en mi grupo
de 25 alumnos de cinco y seis años. Tenía una alumna de seis años con
Mielomeningocele,* a quién llevaban en carriola y se desplazaba sobre
sus glúteos por el salón. Era tercero de preescolar, y el día de la posada
de Navidad yo intenté cargar a “M” para que alcanzara a pegarle a la
piñata. Ella muy sabia me contestó: “no maestra, déjame en el suelo,
mejor bájame la piñata”.
44
Publicada por Ayudatec Chile. Véase: <http://ayudatec.cl/2011/09/06/la-inclusion-no-solo-
puede-apoyarse-con-el-uso-de-las-tics-es-necesario-que-se-haga-asi/>. Página consultada el 4
de septiembre 2013. La versión completa puede consultarse en: <http://decliclecturayescritura.
blogspot.mx/2011/11/investigacion-la-inclusion-educativa-y.html>.
170
No se trata de darnos por vencidos, sino de descifrar esa línea sutil
entre la aceptación de la persona integral y la búsqueda de estrategias
para desarrollar todo su potencial humano, más allá de la etiqueta de
la discapacidad.
La forma es fondo, y la percepción, realidad. No sólo hay que tra-
bajar con el método adecuado, hay que hacerlo de la forma adecuada,
conectando, dejándonos ver, atreviéndonos a ser quienes somos, seres
imperfectos, inacabados. Eso nos hace un enorme bien.
Al respecto, Brown encuentra tres elementos en las personas que
conectan con los otros:
Los chicos con di nos enseñan, si nos dejamos, a ser mas auténticos
como personas; a tener el coraje de aceptarnos y trascender nuestras
limitaciones, mas allá de la superficie y desde esa aceptación; a ser
compasivos en todo el sentido de la palabra; a compartir la pasión por
aprender, por la búsqueda de aprendizajes significativos, fuera de la
neurosis de “ganarle la carrera” a las neuronas. Compasión cuando nos
equivocamos, cuando necesito aprender y trabajar con otros colegas,
compasión con los padres desde una escucha que no les juzgue, y com-
pasión con el niño con discapacidad, que aprende disfrutando mientras
avanza en el aprendizaje, que aprende desde su vulnerabilidad.
171
La estructura interna del proceso de aprendizaje
de la lectura y escritura
172
Cuando tienes un hijo con discapacidad pasa un largo tiempo antes de
aceptarlo como es… Los primeros años no dejaba de compararlo con
otros niños de la misma edad y con Síndrome de Down. Hasta que me
cansé: esa era una larga carrera contra el tiempo a la que nunca llega-
ba y me desgastaba a mí y a mi familia. A veces era tanta la obsesión,
detrás de ese amor convertido en ganas de sacarlo adelante, que no
me permitía disfrutar de su persona. Hay una sutil diferencia entre la
aceptación y rechazo encubierto, y es esa capacidad de asombrarme
de quién es mi hijo, cómo es, qué lo hace único. Ver a mi hijo detrás
de la discapacidad como una persona íntegra. Yo lo comprendí años
después, cuando mi hijo ya estaba en la primaria… Aprendí que tengo
que tener cuidado conmigo misma, con mis criterios de exigencia para
él, para mí, para el mundo, y mis criterios de aceptación y disfrute. Una
sana combinación de ambos, libera y provoca aprendizaje significativo.
Basarme sólo en los de aceptación me aprisiona en la angustia, la zozo-
bra. Hay un aprendizaje básico para mi hijo y para mí, es la tolerancia a la
frustración que a todas las personas nos permite humanizarnos.
* Tomado de: Mónica Aguilar Álvarez, Por un lugar en el mundo, México, ed. Río Secreto,
2012.
Los niños perciben nuestra frustración y nuestra alegría por los logros
obtenidos y, sobre todo, si son bienvenidos en un contexto familiar y
educativo, si pertenecen, si aportan desde su vulnerabilidad y la nues-
tra, aprendizajes significativos. Ellos también experimentan la frustra-
ción desde pequeños. Padres y profesores de muchos niños con los que
hemos trabajado nos preguntan cómo ayudarles a ser más tolerantes, a
frustrarse menos, a estar bien, más contentos en su entorno. Muchos
otros nos preguntan por dónde empezar… No existe una respuesta
general, sin embargo, hay un común denominador para todos: trabajar
la tolerancia a la frustración. Aumentar la tolerancia a la frustración,
organizando el pensamiento del niño en el tiempo y el espacio. Por
ello se habla en este último capítulo del manejo de la frustración desde
una edad temprana, tomando en cuenta que nuestra frustración como
173
padres y docentes retroalimenta continuamente la del niño. Y mayor
tolerancia rompe este círculo vicioso transformándolo en uno virtuoso.
45
Éliane Chaulet, op. cit., p. 94.
174
no quiere jugar con él porque esta viendo la televisión o alguien en el
salón está usando su material favorito).
Aprender a tolerar la frustración va de la mano con adquirir con-
ciencia de una necesidad física, emocional, material, familiarizarse con
el sentimiento de angustia eventual y desarrollar la capacidad de sen-
tirla, expresarla, sin que nos paralice o desborde.
Para los pequeños, con y sin discapacidad, –su conducta es su len-
guaje–, y es importante que los adultos tomemos conciencia de esa
comunicación antes de etiquetar, castigar, juzgar o descalificar como
inapropiadas todas esas manifestaciones de frustración. Los niños apren
den jugando, experimentando, observando e imitando. Castigarlos no
va a hacer que desaparezca la conducta indeseable, si no se escucha el
mensaje y se dialoga con él.
Los siguientes ejercicios46 son ejemplo de cómo se puede abordar
la enseñanza de estrategias para manejar y encauzar la frustración, sin
ser instrucciones rígidas. Son sugerencias cuya aplicación dependerá
de diversos factores como la edad del alumno, su contexto, su carácter,
así como de la habilidad del adulto para entender e interpretar ese len-
guaje. Hay que ponernos a su altura, agacharnos y mirarles a los ojos,
en lugar de pretender que se pongan a la nuestra (por algo son niños).
Se mencionan de manera muy específica para darnos pistas de cómo
aterrizar todo lo dicho hasta ahora.
1. Juegos de las escondidas (para niños de cero a dos años). El adulto se cu-
bre la cara y pregunta “¿dónde estoy?” Y al destaparse exclama: “¡aquí
estoy!” Primero el adulto es el que se esconde a fin de mostrárselo al
niño; posteriormente el niño es el que se cubre (o el adulto puede
cubrirlo con un pañuelo si el niño no presenta iniciativa por cubrirse).
2. Ocultar un objeto. Para este ejercicio se requiere de dos cajas distin-
tas en tamaño y color, se deberá esconder un objeto debajo de una
de las cajas y moverla lentamente sobre la mesa a fin de que el niño
encuentre el objeto.
46
Ibid, pp. 98-11.
175
Otra variante es esconder el objeto detrás del adulto y motivar a
que el niño lo pida, también esconderlo en la habitación en un lugar
específico y regresar al lugar de trabajo, hacer otra actividad y luego
pedir que busque el objeto.
3. Buscar un objeto específico teniendo otro objeto, que funcionará como
obstáculo. Se colocan varios objetos en la mesa y se pone uno que
llame mucho su atención, puede ser un dulce, entonces se le pedirá:
“dame el lápiz, dame las tijeras”, y así hasta que el final se le pida el
dulce, y permita que se lo coma si él desea.
4. Bolsa de tela. Consiste en poner varios objetos: cuentas , cucharas,
cubos, etc. Y pedirle un objeto específico, deberá valerse de su mo-
tricidad fina para identificarlo, si saca uno que no se le pidió dígale:
“el cubo no, dame la cuchara”.
5. Las escondidas: esconderse atrás de una puerta y permanecer ahí
unos instantes mientras el adulto se encuentra en la habitación de
trabajo, contando hasta 10.
6. Las escondidas en un espacio más amplio, del cual es importante men-
cionar que en una primera fase el niño en un papel activo es él quien
busca al adulto o a sus compañeros y en una segunda fase en un
papel pasivo siendo él quien se esconde y permanece así hasta que lo
encuentren.
Todos estos ejercicios en los que se “juega” con el sentimiento de
frustración van ayudando al niño a enfrentarla en situaciones reales,
a tolerar ese sentimiento incómodo de espera del satisfactor deseado
y también de volverlo a intentar cuando algo no sale bien, según los
objetivos planteados anteriormente.
En todas las actividades que se realicen es imprescindible explicar el
ejercicio y usar el lenguaje verbal gestual, y cuando se requiera, apoyos
visuales, fotos o dibujos para dar seguridad de que es un juego y que
el adulto está ahí cuidando al niño, dándole seguridad. El manejo de
las secuencias temporales con reforzadores positivos (“primero comes la
sopa, luego la carne y al final el chocolate”), son conceptos temporales
y estos juegos pasan por la relación con los adultos que les frustran, y
ellos a menudo no entienden porqué y la respuesta natural es el berrin-
176
che y con ello la incapacidad de atención para la lectura. Es importante
trabajar en el momento que se encuentren las emociones de enojo y
conductos disruptivas, no únicamente desde el castigo y la inhibición.
El “tiempo fuera”47 bien llevado puede dejar de ser un castigo y conver-
tirse en una experiencia de aprendizaje.
Cuando “V” ingresó a la escuela a los seis años, lloraba mucho y muy
fuerte pues no había asistido nunca a una escuela. No le gustaba es-
tar sentada y ponía mucha resistencia al trabajo. Así que comenzamos
paso a paso, se sentaba unos minutos y hacía una actividad sencilla,
luego salía a dar un pequeño paseo al patio, para regresar y hacer otra
actividad y volver a salir. Fuimos poco a poco reduciendo las salidas al
patio e incrementando los lapsos en los que se mantenía sentada.
Otro reto fue lograr que esperara sentada a que la nombrarán para
formarse y no saltar de su silla antes de ello. Se le decía: escucha tu
nombre “V”. Hoy los tiempos en que “V” puede permanecer sentada y
en espera son tan impresionantes que es capaz de esperar en la sala de
espera del dentista con su madre e incluso hasta en una ceremonia, ya
fue al teatro y el próximo reto es el cine y un concierto.
47
Tiempo fuera no es un castigo en sí mismo, es una estrategia cognitivo-conductual para dar al
niño un momento “fuera” de la actividad, sacarlo de la conducta disruptiva y moverlo hacia un
periodo de inhibición primero y de calma después. Luego es necesario llevarle a la reflexión de
lo que hizo y la reparación del daño.
177
En este último capítulo se han propuesto algunos ejercicios que
tiene que ver con la parte relacional –algunos que ayudan a avanzar en
la tolerancia a la frustración– descritos de manera muy general. Sin em-
bargo, el contexto relacional abarca mucho más. Los juegos de grupo,
la pertenencia a un equipo de trabajo, el lugar que ocupa cada niño
con di o problemas de aprendizaje, dentro del grupo salón de clases,
dentro de la familia, lo dan los pequeños espacios de relación que se
construyen en la práctica cotidiana, al poner la mesa, al aportar un
servicio, al compartir un material, etc. Aún cuando el contexto relacio-
nal no forma parte explicita del mfg para el aprendizaje de la lectura y
escritura, se ha resaltado en este capítulo final por la importancia que
adquiere en toda relación pedagógica. La didáctica de la tolerancia a la
frustración es un aprendizaje en conjunto: lo asimilamos los padres en
cada etapa de la vida de los hijos, lo aprendemos los maestros al enfren-
tarnos a la diversidad de nuestros alumnos, y no se puede manejar sólo
y estrictamente desde la discapacidad.
Este aprendizaje, donde se inserta el proceso de lectura y escritura,
se va tejiendo en la trama cotidiana de la pertenencia a un grupo, del
valor y la dignidad, es decir, dentro de una relación. Hay que estar
atentos para no negar la frustración y para aprender a manejarla.
Esto es una base sólida sobre la que se podrán construir procesos efica-
ces de lectura y escritura y de cualquier otro aprendizaje.
178
CONCLUSIONES
e
A
prender a leer y escribir es un proceso comunicativo entre el
niño y el autor o lector de un texto. No sólo es un momento
en el que se aprende, tampoco exige cierta edad para comenzar
con su enseñanza; si bien es cierto que requiere de maduración neuro-
lógica para que se aprenda de forma óptima, su preparación se da desde
el primer año de vida a través del desarrollo perceptivo, visual, auditivo
y motriz, entre otros requisitos.
Leer y escribir son dos procesos diferentes, no siempre se dan simul-
táneamente en el niño con Síndrome de Down o di. Ambos son len-
guaje escrito, aunque se desarrollan de modo muy distinto tanto en su
programación cerebral como en su ejecución, por ello, en este libro se
han abordado como dos procesos interdependientes que pueden darse
en momentos distintos.
Como padres, maestros y terapeutas, es indispensable conocer las
características de los niños, adquirir conciencia sobre sus necesidades
para aprender y cómo lo hacen, así como asumir el enorme compro-
miso que se adquiere al abordar el proceso.
Prepararnos para guiarles en el camino de una enseñanza adecuada
a sus necesidades es una parte fundamental para el éxito de la lectura
y escritura, pues como se analizó a lo largo de esta obra, se necesitan
adaptar los métodos a cada niño, según sus características, su entorno,
sus gustos e intereses, respetando su ritmo e individualidad.
Por ello es tan importante la evaluación inicial, pues ésta nos ayudará a
determinar a quién vamos a guiar, por dónde empezar y cómo continuar.
179
Cada niño es diferente, por lo tanto, sus habilidades o dificultades
para adquirir estos procesos también serán particulares a cada uno. Sin
duda, lo que sí representa un factor común y que nosotros podemos
intervenir, es en modificar su entorno para dar así el apoyo para estos
aprendizajes; ésta es la causa por la que se debe trabajar en conjunto,
haciendo equipo entre padres, maestros y terapeutas, cada uno cum-
pliendo el rol que le corresponde.
Los padres no deben tomar la labor del maestro, más bien, en su
vida cotidiana y actividades diarias fortalecerán la enseñanza. Por su
parte los maestros deben colaborar en la educación, y es su responsabili-
dad durante las horas que están en la escuela. Los maestros son también
una guía para enseñar y modelar la conducta mientras se enfocan al
aprendizaje de su alumno. De esta manera todos participamos guiando
al niño por el mismo sendero y de forma coordinada, garantizándole
un avance más notorio y eficaz, en lugar de que cada uno tenga su
propio método y estrategias que, como se sabe, lejos de ayudarlo lo
confunden. Es preciso recordar que sólo los buenos trabajos de equipo
logran buenos resultados.
Lo mas importante para ser buenos educadores es desarrollar nues-
tra observación y la capacidad de escucha sobre de cómo aprende el
niño, qué le gusta, qué se le facilita, qué le motiva, para llevarlo por ese
camino, para así saber cómo dirigir su andar en este aprendizaje y en
cualquier otro.
La lectura abre la mente de los niños permitiéndoles que echen a
volar su imaginación. La reproducción de un suceso leído en un libro en
la mente permite al pequeño descubrir nuevas situaciones y proyectar
su creatividad al pensar una situación de manera totalmente diferente a
como lo haría otra persona.
El método que se ha descrito en este libro tienen el objetivo de no sólo
aprender a leer, sino a comprender y disfrutar de lo que se lee, cruzando
así la línea del “deber” hacia el disfrute de la lectura, desde las primeras
palabras y frases que un niño pueda leer, que estas convoquen en él una
mayor imaginación, creatividad y un nuevo panorama del mundo.
Como se ha mencionado a lo largo de esta publicación, los avances
no se improvisan, se dan paso a paso, de manera estructurada, persona-
180
lizada, toman en cuenta la totalidad del niño (su contexto, sus intereses,
sus gustos, su manera de comunicarse con el mundo) con un mundo
que le pertenece y donde él pertenece, de una manera particular.
El método hace hincapié en una actitud de respeto del educador, sea
el padre de familia, un familiar o un profesionista, dando la seguridad
de que todo niño es capaz de aprender y progresar, si tiene un contexto
enriquecido, ordenado y claro, los avances se irán consolidando.
Como se describió, el mfg posee las siguientes ventajas:
181
además de su ardua tarea de trazar cada grafía para formar palabras y
frases que permitan al niño la representación gráfica del pensamiento a
través del código escrito. Es una secuencia encadenada que se presenta
de forma cadenciosa, paso a paso (sobre todo en niños con Síndrome de
Down y di) que tiene etapas preparatorias que se van dando a un ritmo
y tiempo más lento que la lectura, sin embargo, alcanzan un grado de
ejecución óptimo y útil en la vida escolar familiar y comunitaria de cada
uno de ellos. Hemos querido compartirles también algunos ejemplos.
Se puede concluir este libro con esta idea central: el camino no es
sencillo, la labor es ardua y el trabajo constante y ordenado es la clave
para lograr el éxito. El secreto es no rendirse, no cansarse de hacer el
bien y de esforzarse, pues ningún esfuerzo, por pequeño que parezca,
es en vano. Veámoslo más bien como una semilla plantada y cada pe-
queña gran labor que realicemos en beneficio de nuestros niños y ado-
lescentes, son las gotas de agua que alimentan esa semilla, la hacen
aferrarse a la tierra y a su tiempo, dar su fruto, produciendo así lectores
y escritores eficaces, en un mundo alfabetizado, por el que vale la pena
luchar.
El fruto está en el mundo real, en el diario vivir, en aplicar lo que
sabemos con amor, paciencia, esperanza y la convicción de que vale la
pena hacerlo mejor.
Con este libro no pretendemos cambiar el mundo del aprendizaje
de la lectura y escritura, únicamente compartir lo que a lo largo de
tantos años, muchos niños y jóvenes con discapacidad intelectual, sus
maestros y sus familias, nos han enseñado.
182
BIBLIOGRAFÍA
e
183
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186
ÍNDICE ANALÍTICO
e
187
dislexia, 59, 143; definición 145, aprendizaje, 91, 117
mitos, 146; procesos de lectura, gestos en espejo, 69
147; superar dificultades, 151; gestual, 119
detección, 154; dificultades, 157 Gibson Eleonor, 42
grafías, 65, 79, 141
E
Eliane Chaulete, 125 H
escribir, 27 habilidades adaptativas, 25
escritura, 81 habilidades que intervienen en la
entorno escolar lectura y la escritura, 41, 43, 119
esquema corporal, 64, 120, 121 habilidades intelectales, 24
estructuración: espacial
y temporal de los fonemas I
y grafías, 121 inclusión educativa, 37
estructuración espacial
y temporal, 130, 132 L
estructuración del lenguaje, lateralidad, 123
121, dificultades, 138 lectura de un texto corto, 77, 79
evaluaciones, 167 leer, 27
lenguaje oral, 82
F letra script, 83
familia, 33 limítrofe, 167
Fernández G. 67
figura- fondo, 55 M
figura humana, 123 María Victoria Troncoso y
figura del renacuajo, 121 María Mercedes del Cerro, 28
fluidez y comprensión de memoria: secuencial,50;
la lectura y escritura, 79 visual, 44
fonético, 68, 119 métodos de lectura y escritura
Frostig, método, 153 para niños con di, 28
Método Fonético-Gestual,
G 63; etapas, 72, 88, 94;
gestemas, 66, 119 seis momentos, 74, 92;
gestos el orden de recomendaciones, 94, 166
188
Metodología de Borel-Maisonny sílabas compuestas y trabadas, 111
para niños con dislexia, 157 silabas homófonas, 85
Shaywitz, 150
O Síndrome de Phelan-Mcdermid
oclusión visual, 54
oms, 23 T
orientación: espacial, 51; tablero lógico, 44
dificultades, 125, ejercicios, 129 tiempo fuera, 175
Tolerancia a la frustración
P a través del juego, 172
percepción auditiva, 120 torres laterales con cubos 124,
personal docente, 33 a los lados de una regla, 126
Pino, Mónica, 41 tutorial, 134
procesamiento visual
y fonológico, 41, dificultades, 58 U
proceso de lectura, pasos, 149 ubicación espacial
programa de español en con cubos, 127
la reforma integral de
educación básica, 35 V
programa sep, 38 vocales, 73, 95
psicomotricidad, 82 vulnerabilidad, 166
R Y
relaciones espaciales, 51 “y” como conectivo
retraso en la adquisición de las y consonante, 114
diversas etapas del desarrollo, 25
rítmica espacial, 130
ritmo y número, 120;
dificultades, 137
roles sociales, 24
S
salud física, mental, 24
seguimiento de instrucciones, 130
189
Aprender a leer y escribir con el Método Fonético-Gestual,
se terminó de imprimir en noviembre de 2013
en Porru Print, República de Argentina 17,
col. Centro, del. Cuauhtémoc,
06020 México, D. F. Tel.: 5704 7506
Para su composición se utilizaron
los tipos Adobe Garamond Pro y Verlag.