Poesía Posterior A 1939
Poesía Posterior A 1939
Poesía Posterior A 1939
La guerra civil deja implantada la dictadura de Franco que duraría 40 años, exilio y represión que
suponen una ruptura y empobrecimiento de la poesía.
Tras la guerra, los poetas exiliados, sobre todo los poetas del 14 y 27 como Alberti, Cernuda, Gerardo
Diego, Vicente Aleixandre, Pedro Salinas, Jorge Guillen, Dámaso Alonso, Juan Ramón Jiménez, Emilio
Prados o Miguel Hernández, continúan sus obras en los países de acogida. Al principio, los temas
principales eran la nostalgia por la patria perdida o el rencor por los vencedores. Más tarde, cada uno
toma su propia trayectoria en los temas y en el espíritu de las tierras de adopción.
En esta línea de represión, destacamos como novedad a la figura de Miguel Hernández, nacido en
Orihuela, muere en la cárcel de tuberculosis mientras esperaba su pena de muerte en 1942 dejando un
legado literario de suma importancia en la literatura española. Su importancia reside por dos principales
motivos: el enlace entre la G27 con la G. de posguerra, abriendo el camino literario de esta, y por el
intimismo que muestra su obra al estar estrechamente ligada a su vida.
Algunas de sus obras fundamentales son: El rayo que no cesa (1934), donde se refleja el dolor producido
por la ausencia amorosa y la conflictividad entre la realidad y el deseo. Uno de sus poemas más
conocidos, Elegía a Ramón Sijé, es escrito a raíz de la muerte de su amigo. Destaca también su primer
poemario Perito en lunas (1933), donde demostró su talento en el mundo de la poesía.
Más adelante, se da una poesía comprometida con el fin de mantener la moral del soldado, escribe
Viento del pueblo y El hombre acecha, obra en la que anima a los soldados en las trincheras y expresa el
dolor provocado por la muerte colectiva que acarrea la guerra.
Finalmente, el último poemario escrito por Hernández, Cancionero y romancero de ausencia, es escrito
a raíz de la muerte de su hijo. La mayoría de los poemas que integra fueron escritos desde prisión. Un
ejemplo de ellos es la Nana de la cebolla, donde se expresa la impotencia de autor para ayudar a su
mujer, Josefina Manresa, y anima a su hijo a reír y no perder la felicidad.
En primer lugar, en los años 40, la cultura fue considerada por los vencedores como un arma para
propaganda de ideología. Dentro de esta generación la crítica se diferencia en dos grandes grupos. Los
primeros pertenecen a una poesía arraigada (oficial), y se producen entorno a dos revistas: el Escorial y
Garcilaso. En esta poesía predomina la exaltación del pasado imperial y los temas amorosos y religiosos.
Destacan Luis Rosales, Luis Felipe Vivanco y Dionisio Ridruejo. Aquellos poetas que no se comprometían
con el régimen constituyen la poesía desarraigada, que se agrupan entorno a la revista Espadaña.
Poesía dominada por la angustia, a desesperanza y la duda. Su máxima representación se da en la obra
Hijos de la ira (1944) de Dámaso Alonso, el crítico más importante de la G27. Se trata de una poesía
existencial con una visión desoladora del entorno. Otra obra importante es Sombra del paraíso de
Vicente Aleixandre.
En esta línea se incluyen a José María Valverde, Carlos Bousoño, Vicente Gaos y Victoriano Crémer. Sin
embargo, el más significativo es Blas de Otero con temas como el silencio de Dios, la angustia del
individuo mediante un contenido más comprometido socialmente en obras como Ángel fieramente
humano y Redoble de conciencia, integrados en su libro de poemas Ancia.
Seguidamente, durante los años 50, se da una poesía social de denuncia donde destacan Blas de Otero
con Pido la paz y la palabra, Gabriel Celaya con Cantos iberos y José Hierro con Quinta del 42. Los temas
son la injusticia social, la libertad y la paz. La poesía se convierte en un instrumento de concienciación
social por eso utiliza un estilo llano y sencillo. Junto a esta poesía se dan iniciativas vanguardistas y
experimentalistas que pretenden enlazar con la G27 a cargo del grupo cántico. También destaca el
postismo, el primer síntoma de recuperación de la vanguardia, aunque su éxito se daría a partir de los
años 70 con la poesía novísima.
Más tarde, en los años 60, se da la vuelta al intimismo biográfico y la vuelta del protagonista único
donde los temas son la infancia perdida o la idea de reflejar la realidad íntima del poeta y su mundo.
Destaca la G60 o del medio siglo, algunos autores son Agustín Goytisolo, Ángel González, Claudio
Rodríguez, Ángel Valente y Gil de Biedma.
Posteriormente, los años 70 se inician con la publicación de una antología titulada Nueve novísimos
(Vázquez Montalbán, Félix de Azúa, Ana Mª Moix, Pere Gimferrer…) esta nueva G68 responde ante una
sensibilidad derivada de fuentes culturales como la música o el cine, nuevos modelos como Cernuda,
Lorca o Aleixandre y la influencia de poetas hispanoamericanos. Es aquí donde destacan la poesía de la
G27 y cantico y postismo.
Durante esta época, destacamos dos tendencias principales: La cultura popular, que se acerca al
lenguaje cotidiano con el uso de frases hechas y tópicos. Representada por Vázquez Montalbán y Ana
María Moix. Y los mitos tradicionales que hacen uso de un lenguaje rítmico y musical, exotismo.
Mantiene una estrecha relación con el Modernismo representada por Pere Gimferrer.
Para finalizar, a partir de 1975 vuelven los exiliados, se recuperan las libertades y se da paso a la
democratización. Se da una dispersión de la poética y una variedad temática. Además, se da importancia
a la tradición y a la emoción frente a la originalidad. Vuelve el intimismo y se reflejan aspectos que
afectan al individuo (temas personales). Distinguimos cuatro tendencias: