Leyenda
Leyenda
Leyenda
Entonces la magia comienza, los duendes toman sus pinceles, los mojan en el
salar blanco y recogen los colores del cerro ‘paleta de pintor’ que la
Pachamama junto a Nahual les han preparado para poder colorear el otro cerro
con los ‘siete colores’. La luz de Mama Quilla se intensifica cuando las estrellas
excitadas se acercan para apreciar la obra de arte en proceso. Los duendes
saltan y ríen, están felices, su trabajo es también una ofrenda a los dioses.
Los ríos no son ajenos al espectáculo y se tiñen color tierra cuando los
duendes enjuagan en ellos sus pinceles, así el agua del deshielo llega a la
gente llena de la magia con la que los pintorcitos colorean el cerro.
Durante toda la noche los artistas mágicos desarrollan su tarea. Usan el rosa
de los flamencos, el rojo de los minerales de la mina, piden prestado un poco
de verde a los pastos del valle, al dorado se lo calotearon a Inti y del centro de
la tierra traen el naranja, el azul se hizo con un poco de cielo de noche
mezclado con el blanco del salar.