La Historia de Juan

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LA HISTORIA DE JUAN1

Cuando Juan apareció en Carcarañá, enseguida llamó la atención. Su casa era una casilla con ruedas y
sus casuales vecinos lo miraban de reojo.
El cigarrillo le pone pausa a su hablar apasionado. Cuenta anécdotas jamás escuchadas debajo de los
grandes árboles, y cuando dice que los jóvenes de ahora sólo saben la parte de la historia que le contaron
y repiten hechos que no vivieron, sesgada y parcial, nos da pie para pedirle que nos cuente sus propias
vivencias. Esas que él vivió desde adentro, como actor protagonista e histórico. Se entusiasma con la
idea y empieza a escribir ésta, su historia.
"Se ocultaron muchas cosas por intereses personales y políticos. Yo trataré de ser lo más objetivo
posible."

Capítulo 1
"Regado con sangre obrera"

Algunos días después de concretado el golpe de 1955 por las Fuerzas Armadas, conocido como "La
Libertadora", Juan y sus compañeritos de la escuela "General San Martin", situada en calle Ayolas
(actual Uruguay) al 1200, en Rosario, son liberados para regresar a sus domicilios, a mitad de jornada.
La recomendación era regresar presurosamente a sus hogares. Las docentes, asustadas y preocupadas,
les explican que la decisión fue del Ejército, ante un eventual tiroteo a producirse por el avance de una
pueblada obrera venida desde Saladillo.
Por curiosidad o en apoyo a la protesta, el vecindario converge hacia la principal esquina de entonces:
San Martín y Ayolas. Juancito, de apenas 10 años, frenado por los mayores, sólo llega hasta Saavedra y
Sarmiento, a 2 cuadras del enfrenamiento que ya se producía.
No pasó mucho tiempo en aparecer el primer desbandado con un brazo totalmente ensangrentado. Al
decir de testigos directos, ocurrió que las columnas populares (de 6 o 7 cuadras) que avanzaban desde el
sur por la avenida fueron frenadas a puro fuego de armas pesadas, las cuales estaban apostadas en un
viejo refugio en donde paraban las líneas de tranvías 7, 8 y 18 y, fundamentalmente, en el campanario de
la Iglesia San Antonio. Desde allí, se decía, barrían con ametralladoras pesadas. Los comentarios y las
discusiones políticas en las esquinas del barrio duraron varios días después de la masacre. Juan oía y
observaba en silencio; aprendiendo y analizando desde su corta edad. ¿Qué podía analizar un niño? Algo
le quedó muy claro: quienes pergeñaron la represión fueron la Acción Católica, el Ejército y los
comandos civiles de clases sociales media-altas. Los reprimidos fueron trabajadores y pobladores
peronistas de los barrios del sur.

1
La Historia de Juan apareció publicada en sucesivos números de la Revista Código de Barras, de la ciudad Santafecina de
Carcaráña. Números #33 al #42.
2
Su padre y la mayoría de sus vecinos eran trabajadores que, en la década anterior al golpe, habían sido
reivindicados en su condición y habían aprendido a participar en política y a defender sus derechos. No
fue difícil para Juan tomar partido a la hora de crecer. Lo triste es que muchos niños de su generación (él
Incluido) crecieron como plantitas pero... regadas con sangre obrera.
Eventos similares ocurrieron a lo largo y a lo ancho del país. Recrudecieron las prohibiciones (las ya
consabidas suspensiones de garantías constitucionales, quemas de bibliotecas, prisiones, toques de
queda, etc., etc.).
El odio hacia el peronismo se sustentaba en diversos motivos, según Juan, opinó al madurar. Los
militares por su lado, como siempre, desde la época del general Roca, en su mayoría se comportaron
como alcahuetes lacayos de sajones y germanos del hemisferio norte; no concebían una Argentina
Independiente y soberana. Para ellos no puede existir ética y moral que no sea emitida por el Vaticano;
pero además, su egolatría y su envidia no soportaban que las mayorías populares amaran a su líder que,
para colmo, era un par de ellos (de los militares).
Los curas siempre pretendieron mantener el sometimiento espiritual verticalista, como en épocas de
Isabel la Católica, aunque para ello se cometan genocidios sobre la población.
Y por sobre todos, el Capitalismo Imperial y el representante local, concentrado en no perder o ceder
poder económico y en desprecio del mercado local y la turba de negritos envalentonados, ya que no les
convenía avivar giles que después se hicieran "contras".

La venganza en el seno del pueblo


Justo es señalar que, no obstante el desarrollo independiente alcanzado desde el año 1946 hasta 1955, el
comportamiento fascista del peronismo fomentó en el seno del pueblo fuertes sentimientos de odio.
Quien no poseía el carnet de afiliación al partido peronista era totalmente discriminado. Desde la escuela
primaria se formaba a los niños con libros de textos afines al régimen. Los marxistas fueron perseguidos,
encarcelados y, en muchos casos, torturados y asesinados.
Éstos fueron algunos de los argumentos que dieron motivo a la venganza reflejada en las destrucciones
de emblemas y monumentos peronistas; algunas de estas acciones fueron realmente deplorables, como la
destrucción del Banco de Sangre del Hospital de Granadero Baigorria y la inutilización de obras
emblemáticas por el estilo.
En esa vorágine de venganza, algunos sectores socialistas equivocaron su camino y se aliaron al
enemigo principal, alejándose aún más de la dase social que le dio razón de ser.

Capítulo 2
"El reagrupamiento"(1956)

La organización vertical del peronismo, con diversos archivos de fichas personales, desde el jefe de
manzana hasta el líder, la participación permanente y la mística creada a través de la lealtad y la
pertenencia, hizo fácil la tarea de reorganizarse detrás de los caudillos. La precaución estribaba en no ser

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detectado por traidores y contras. Por lo tanto, las reuniones y actividades eran clandestinas; experiencia
que Juan aprendió desde temprana edad.
Precisamente por ser un niño, las tareas de Juan no llamarían la atención, aunque por su importancia se
le requería sagacidad y extrema confianza. Como mensajero, su servicio posibilitó la organización de
reuniones clandestinas, distribución de noticias y otros materiales. Hasta tuvo participación cuando un
grupo de civiles al mando de un capitán y un coronel tomaron el Regimiento 11 de Infantería por
espacio de 4 horas. Por esos tiempos, se estaba constituyendo en Madrid (España) el Comando Superior
y las 62 Organizaciones Sindicales peronistas.
Juan, en silencio, observaba y registraba en su mente. El salto de "reagrupamiento" a "resistencia
organizada" se producía con serias disidencias internas. Los súper-obsecuentes, los históricos, los que
estuvieron en prisión por la causa, los hombres de "acción", los empresarios, los profesionales, los
sindicalistas de las 62, los neonazis, los fascistas, los obreristas, etc.; todos y cada uno exhibían sus
chapas con el afán de entrar por la Puerta de Hierro madrileña. A ese caos. Perón (gran manejador de
marionetas) designa en el Comando Superior a un representante por rama, y como jefes de la
"Resistencia" al general Iñiguez y al coronel Osinde (¡qué nenes!). Sabotajes, caños, huelgas, periódicos
clandestinos, etc., se sucedían intermitentemente. Del otro lado respondían, por ejemplo, con la masacre
en el basural de José León Suárez (hecho narrado por Rodolfo Walsh en Operación Masacre).
En sus años jóvenes, Juan se sentía usado precisamente como una marioneta y aunque eso no le gustaba,
siguió participando. Casi todos lo conocían y lo querían. Mientras tanto, él aprendía y se formaba
analizando por sí mismo y leyendo de todo.
Pese a las órdenes precisas del líder, aquí el Movimiento accionaba según las directivas de los diversos
caudillos locales que, en muchos casos viajaban a España y pagaban a López Rega para filmarse o
fotografiarse junto al líder y afianzar así su posición ante los grupos de seguidores.
Aún sintiéndose fuerte, la curia pretende imponer la enseñanza religiosa en el sistema educativo estatal,
a la que denominaban paradójicamente "enseñanza libre". En esos tiempos, el Movimiento no tenía
agrupamientos en el estudiantado. No obstante, la resistencia la ejercen los sectores de Izquierda,
agnósticos y liberales que pelearon por la enseñanza "laica". De esos enfrentamientos, que duraron algo
así como dos semanas, aún quedan como recuerdo los mármoles ametrallados del frente por calle
Sarmiento (al 800) de la Galería Rosario y una de las primeras muertes estudiantiles, la del universitario
Neuman. A raíz de esos acontecimientos, comienzan a nuclearse de manera inorgánica algunos
estudiantes peronistas.
Ya en su adolescencia, Juan trabaja en un comercio de la zona céntrica de Rosario; por esa
circunstancia, su militancia se adosa a la de los "universitarios" (de las facultades de Abogacía,
Psicología, Ciencias Económicas, etc., que funcionaban en las cercanías); como así también sindicatos y
la CG.T. Rosario que por entonces asumía posiciones más democráticas que la central de Buenos Aires.
Cabe señalar que ya a fines de los '50, Arturo Frondizi gobernaba el país con los votos peronistas
acordados con Madrid; elecciones en que Framini (dirigente sindical peronista) había ganado la
gobernación de Buenos Aires e impedido de asumir precisamente por hallarse proscripto el movimiento.
Con restricciones, los sindicatos y la CGT se empiezan a normalizar y, en Rosario, los dirigentes que
comienzan a destacarse como líderes son Héctor Quagliaro y el Negro Aguirre de ATE.

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Como pinceladas tragicómicas de esos tiempos, les cuento un par de acciones de aquella resistencia, las
cuales pueden agregarse a la historia de militancias, muchas veces ocultadas o desconocidas.
Todos los años, el día del aniversario de la muerte de Evita (y a la hora de su deceso), el peronismo
rosarino se movilizaba hasta el Cristo Redentor, sito en Ovidio Lagos y Av. Godoy, frente al cementerio
(al oeste del Parque Independencia) para depositar allí ofrendas florales y nada más. Uno de esos años
los milicos ocuparon el lugar; parapetados como para una guerra en un radio de 300 metros a partir del
Cristo. Para las distintas agrupaciones peronistas, el hecho se constituyó en un verdadero desafío. Había
que demostrar quién era más valiente, más de acción, más peronista. Entre los distintos grupos se
destacaban y rivalizaba la Patota de Arroyito, liderados por José Pardal, el Chancho Lucero, el Negro
Aranda, Juncos y el Loco Lelli; y por Saladillo los destacados eran Luis Fernández, Delarrua, Luis
Rúbeo (padre), Amiratti, Rafael Romero y el Loco Platía.
A una hora de la fijada para la concentración (20 hs.), no se hallaba la manera de llegar al objetivo. De
pronto, desde calle 27 de Febrero ingresa a Ovidio Lagos un tranvía de la línea 7, cargado de gente y de
coronas florales. Habían copado el coche y desde la parte trasera Juan instaba a los manifestantes a subir
antes de que tomara velocidad. El tranvía casi no se veía. Parecía un racimo de uvas. Sólo se escuchaba
el característico ruido de aquellos transportes que, a los 200 metros, ya era un bólido a toda velocidad.
Juan, que no veía hada afuera, escucha que alguien grita a toda garganta, "¡páralo, páralo!" Entonces
Juan se colgó de la campanilla y la sacudió fuerte e ininterrumpidamente, para que el chofer detuviera la
marcha. "¡Páralo, páralo!" Pero el motorman era el Loco Platía, que dijo: "no sé cómo se para... ¡Salten!
¡Saltemos!"-. Conclusión: Evita tuvo sus flores... algo desprolijas, hay que decirlo; los escuadrones
desparramados, al igual que los pasajeros del 7, Juan a la carrera entre los árboles del parque, algunos
contusos, otros presos... pero el objetivo "se había cumplido. El tranvía paró en Pellegrini porque
alguien desconectó las barras del troley.
Al año siguiente, los "universitarios" (grupo al que pertenecía Juan a pesar de ser obrero) querían
destacarse en el hecho. Para ello, Juan le sugirió a José Caparelli distraer a las tropas represivas tras otro
objetivo. Pensó el plan y fue aceptado. Se chequeó el lugar anticipadamente y se iniciaron los
preparativos. A la hora señalada, en el día indicado, cruzaron el Parque hada la zona del Cristo. Juan
llevaba dos bidones de diez litros de combustible y Pepe parecía una esfera de tantas bombas de
estruendo que rodeaban su cintura. Se dirigieron a tas caballerizas del Hipódromo, llenas de bosta y
pasto pero sin animales. Cuando estaban a punto de comenzar la distracción, de pronto, se escuchó en
altoparlantes el anuncio del comienzo del homenaje. Ese año, los milicos permitían realizar el acto. Los
universitarios debieron esperar entonces otro día para su lanzamiento.

Capítulo 3
La juventud comienza a Jugar con otras fichas.

Mientras el Comando Superior pergeñaba estrategias de alta política, defenestrando y habilitando


caudillajes en distintas ramas, negociando "operaciones retorno" siempre frustradas; las nuevas
generaciones siguieron padeciendo represiones. Con las dudas generadas en la dirigencia, más los
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nuevos acontecimientos mundiales, los libros se transforman en el nuevo alimento diario. Mueven el
tablero y reacomodan las fichas cada una con su color.
De las más tempranas experiencias Juan recuerda, por ejemplo, el descenso en avioneta de un grupo de
militantes en las islas Malvinas de la organización nacionalista Tacuara, donde supuestamente
participaban jóvenes del Liceo Militar de la Nación y alguna línea interna de la juventud peronista.
Este movimiento fomentó con gran éxito el revisionismo histórico mediante un muy buen trabajo de los
historiadores Manuel Gálvez y José María Rosa. Tacuara se fue diluyendo porque, en una bifurcación,
algunos tomaron por el camino de la izquierda y otros por el de la derecha. Tal vez se comenzaba a
gestar lo que a futuro sería la organización Montoneros y las AAA (Alianza Anticomunista Argentina).
Si Juan no se equivoca, algunos de los referentes fueron: en Buenos Aires, Envar El Kadri, Brito Lima y
otros; y en Rosario, Forte y Militello.
Ya en 1960, con la Revolución Cubana declarada socialista, el mito naciente "Che", el cariz que va
tomando la guerra de Vietnam, el surgimiento de la guerrilla Tupamaros en Uruguay y el inicio de una
nueva década de Resistencia Peronista, las ideologías juveniles obreras y estudiantiles se radicalizan más
para la izquierda que para la derecha. Pero antes de pasar de lleno a ese tema, Juan recuerda algunos
sucesos que vivió y que fueron tapados por los muchos que ocurrían constantemente en aquellos días.
Entre tantas huelgas obreras y movilizaciones populares, sabotajes y caños de trotyl, tomas de fábricas y
represiones, debates y asambleas universitarias, también se producían refriegas muy cruentas para
imponer posturas dentro de las mismas organizaciones populares. Se recelaban infiltraciones que tal vez
ni existían y la mayoría de los jóvenes andábamos armados.
En cierta oportunidad, recuerda Juan, que en el Gremio de Cerveceros de Avda. Alberdi se convoca a
una asamblea o acto por motivos coyunturales del momento.
Acababa de hablar y bajaba la escalerilla del escenario el ya citado Militello. Comienza con su discurso
Rubén Dundas, del grupo de peronistas universitarios. Al momento se abren las puertas de acceso e
interrumpen al salón 5 o 6 jóvenes entre los que se destacaba con camisa roja el Colorado Maltomini. Al
grito de “llegaron los zurdos", un Tacuara saca una pistola y se parapeta dentro de un kiosco de
chapadur que se hallaba hacia la derecha de la entrada. Maltomini saca su arma. Dundas se tira al piso
del escenario. Juan se acerca al portón trasero que daba a la cortada. Militello sube la escalerilla y, al
llegar al escenario, se da vuelta y mira hacia el frente. Instantáneamente recibe un balazo en la cabeza y
en 5 minutos la intensa balacera desatada deja un tendal de muertos, heridos y diversas armas. Además
de Militello y 5 más, se encuentra acribillado aquel que gritó y se metió en la caja de cartón. En total 7
bajas. Ninguno de los zurdos, a quienes se empezó a respetar.
Sin descuidar su vida personal, Juan transcurre su adolescencia alternando militancia barrial con sus
compañeros de mayor edad, vieja militancia, Eduardo Zanella, el procurador Lezcano, el papa Pérez,
Retamozo y otros más; y en el centro con los universitarios, con quienes por su juventud tenía más
afinidad; entre quienes recuerda al ya nombrado Caparelli, Dundas, César Tabarez, Alicia y Pedro
Bluma, Lorenzo, entre otros. Además, entre los universitarios, había muchas mujeres a las que le
encantaba seducir.

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En el Comando Superior de Puerta de Hierro, Perón, para contener a las nuevas generaciones y sus
nuevos pensamientos, nombra como reemplazante de John William Cooke (recientemente fallecido) a
un santafesino llamado Héctor Villalón (alias el Pájaro), un tipo muy sagaz.
En realidad, Perón y todos los integrantes de su Comando tenían bien en claro, desde siempre, que el
proyecto era y es desarrollar un Capitalismo independiente, controlado por el Estado, manteniendo
contenta y sometida a la dase obrera con un mejor estándar de vida, detrás de una mística patriotera;
pero de alguna manera había que sujetar a la Juventud bajo su dominio. Pero como ya es archisabido, a
la hora de soportar las crisis el hilo se corta por lo más delgado: irrumpen la clase obrera y la juventud
rebelde.
Con el pacto 62 Organizaciones Sindicales Peronistas-Onganía comienzan a definirse y evidenciarse
más claramente la división entre quienes luchaban realmente por un ideal y quienes obedecían
ciegamente pensando en el acomodo personal; incluso en las nuevas generaciones que, a futuro,
anhelaban una organización comunitaria diferente o se preparaban para el saqueo impune y personal de
los dineros públicos.
Evidentemente los poderosos dieron cuenta de los primeros y, ya en el futuro de aquel entonces, los
segundos lograron su cometido. A 28 años del nefasto Proceso Militar, aquellos quesistas ratones
devastaron corruptamente las arcas comunitarias del Estado con total impunidad y excluyeron
socialmente a los honestos luchadores que soñaron y aun sueñan con una sociedad más justa. Por eso
esta historia pretende que las nuevas generaciones se instruyan en la verdad y el amor para producir
cambios que transformen la indignación en nuevos rumbos colectivos, descreyendo de demagogias y
limosnas.
Recuerden la consigna de principio del milenio "Que se vayan todos" y siguen postulándose los mismos
o casi todos los mismos (al menos peronistas y radicales son los mismos que gobernaron el país desde
1984)- ¿Qué pueden aportar de nuevo?
Sólo las nuevas generaciones interesadas en la política pueden transformar a ésta en lo más honorable y
construir una Nación para todos dejando atrás esta republiqueta de cuarta que nos dejan:
a) los Radicales (1984 - 1989) con el Pacto de impunidad Alfonsín - Menem, el "Nunca más" son, la
ineptitud, navidad sin pan dulces, mentiras y descontrol lumpen (barrabravas).
b) los Peronistas (1990 -1999) con la impunidad total. Saqueo estatal; tráfico de dinero, drogas y armas;
destrucción de nuestra producción, educación, ciencias y tecnologías; corrupción generalizada y
sumisión al imperio.
c) los Radicales (2000 - 2003) con el caos esperado al mando de un estúpido y un agente de la CIA; De
La Rúa y Cavallo (que ya había sido funcionario del Proceso Militar y de Menem).
d) los Peronistas (2003 - 2011) con el desarrollo económico gracias al yuyo verde (soja), el trabajo en
negro, la discriminación ideológica, uso y desnaturalización de los derechos humanos, el mantenimiento
económico-clientelar de barrabravas y lumpenajes desclasados, el Incremento de delincuencia en todos
los ámbitos (incluido el estatal).
¡A cambiar las fichas, muchachos! Pero recuerden que el cambio comienza con uno mismo.

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Capítulo 4
El Comando Superior y el trasvasamiento generacional

Desde siempre, Ernesto Guevara tuvo en mente una revolución argentina. Sus viajes en motocicleta por
el país no se hicieron por simples aventuras juveniles. En ellos intentó armar equipos de jóvenes
militantes que comprendieran aquella necesidad. Tal vez no tuvo del todo claro cómo hacerla, hasta que
no vivió la experiencia cubana que lo convertiría en líder. Consolidado ya en esa posición personal,
convoca al mendocino Ciro Bustos (a quien conociera en uno de esos viajes), único peronista que
comprendiera sus planes organizativos, No obstante de haber sido del mismo palo de Batista (ex
dictador cubano), Perón comprende que debe intentar otra jugada, aunque molestara a sus antiguos
amigos, llámense Somoza, Pérez Jiménez, Stroessner y compañía.
Sin renegar del C.O.R. (Comando Organizativo de Resistencia), con el pretexto de ayudar a la
Revolución en la exportación de azúcar, envía al "Pájaro" Villalón a conectarse con el Che en Cuba.
Esta historia nunca publicada fue contada a Juan por el mismo Villalón y corroborada por Ciro Bustos
(Panchito), No era lo mismo organizar a los militantes de bases peronistas montando una motocicleta y
siendo un desconocido, que traer órdenes directas del Comando Superior. La transa se realiza y, alié por
1961, comienzan las giras clandestinas por Argentina de aquellos enviados: uno por Perón y el otro por
el Che.
La misión del Pájaro fue organizar el Movimiento Revolucionarlo Peronista (M.R.P.), como estamento
político, y la de Panchito, las Fuerzas Armadas Peronistas (F.A.P.). En Rosario, los hombres de más
confianza de los misioneros fueron José Pepe Coporelli, el Negrito Fernández (quien habla padecido 3
años de cárcel por intentar volar los depósitos de gas de Y.P.F. de San Pedro, rescatado por José) y
Juancito, que ya cumplía 18 años.
Hago hincapié en la edad de Juancito, porque la intensidad de las actividades hace difícil creer que sólo
hayan pesado 5 años desde que empezó a militar. ¿Por qué confiaban en él? Porque consideraban
inteligente cuando opinaba; tenia temprana experiencia; no estaba sucio de politiquerías; era efectivo en
la acción y, principalmente, muy observador, creativo y silencioso. En alguna oportunidad, el mismo
Villalón le pidió que lo acompañara a ver contactos Importantes, como Héctor Quegliaro, por ejemplo.
En otra oportunidad fue Panchito quien le confiera la confección de un nuevo DNI.
Pepe, que era el político del grupo, armaba en Rosario el movimiento relacionándose con otros grupos, y
entre ellos fuertemente con los de Palabra Obrera. Éste se había desprendido del Partido Socialista y tras
el liderazgo de Nahuel Moreno intentaban hacer "entrismo en el Peronismo" (es decir, sumarse). Con
este grupo se acordó la toma de la Facultad de Ciencias Económicas. Por ellos participaron Pujals y
Gorriarán Merlo. Juan recuerda qua en cierto momento Pujals le pregunta a Pepe cuál era el hombre de
la agrupación que representaba, ya que los otros estudiantes estaban Intrigados; entonces Pepe, al toque,
le responde J.U.P., sigla de la que no se registraba antecedentes.
Se reunían en una vieja casona prestada de Entre Ríos y Catamarca, que en épocas de la "Libertadora" (a
esta altura de la historia, ya gobernaba Arturo Frondizi), funcionaba la dirigencia sindical peronista

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(C.G.T. en clandestinidad), Juan no olvida haber ayudado a César Tabarez y Alicia a hacer la mudanza a
una de les habitaciones cuando se casaron. El edificio ya no existe.
En el '62 meten preso al presidente Frondizi por haber Invitado y recibido en Olivos al Che, en
oportunidad de conformarse la O.E.A. en Punta del Este. Nombran presidente al monigote de José María
Guido pare que convoque a elecciones, pero manda la Junta Militar.
En Salta aparecen 2 grupos guerrilleros: el EGP (Ejército Guerrillero del Pueblo), con Massetti a la
cabeza y se autonombran Vanguardias del Che; y los Uturuncos, donde estebe el Chancho Lucero
(grupo peronista entre los que se sospecha habla Integrantes de los servicios de Informaciones del
Ejército). Ese mismo año se conforma el MRP Nacional (Movimiento Revolucionarlo Peronista), cuyo
Primer Congreso se realiza en el Sindicato de Navales de Buenos Aires. Allí eligen como Secretario
General a Eduardo Diluca y como organizador de las FAP a Envar El Kadri, Pepe Caparelli y Juan se
encargarían de ello en Rosarlo. Como pare probarse, el grupo Rosarlo Intenta tomar, sin éxito, la
Comisaria 22da. con armas blancas y un par de pistolas calibre 22.
En ese mismo 1962 se realiza una reunión muy especial en calle Mendoza al 7700, en la misma Rosarlo,
donde concurren, por Palabra Obrera, Pujals y Gorriarán Merlo; por el Movimiento Indigenista
Iberoamericano, Roberto Santucho; y por nuestro grupo, el Negrito Fernández, Caparelli y Juan.

¿Un salto cualitativo a Juan le cae la ficha?


Que uno confíe en sus compañeros como en sí mismo, es muy bueno. Que uno tome recaudos y observe
los pasos de sus compañeros, no está mal, Pero darse cuenta que sus compañeros le oculten cosas sin
una explicación, es muy feo, aunque el motivo sea correcto.
De aquella reunión, que Juan considera especial, surge un acuerdo: Juan debía enviar semanalmente a
Santucho pertrechos bélicos y elementos de sanidad. Todos los Jueves a las 18 hs., desde la estación
Rosario Norte, en la formación "Cinta de Plata" que llegaba hasta Jujuy, Juan mandaba cajas por
intermedio del concesionario del coche-comedor, y en Santiago las recibía Santucho.
Juan cumplía calladito pero... habiendo sido él designado para organizar las FAP en la región Rosarlo, se
preguntaba "¿quién y de dónde sacaban tanto material prohibido?" No tenía por qué saber los detalles
pero para él, Pepe y el Negrito le ocultaban actividades, tanto políticas a los compañeros del MRP, como
al compañero e quien se le confiera la organización armada.
La bronca saltó por el lado de los compañeros de la JUP, principalmente Rubén Dundas, quienes no
supieron nunca del acuerdo con Palabra Obrera y Santucho, pero que al tener que participar de
actividades que no estaban en sus planes evidentemente se sintieron usados. Al plantearlo, Pepe y el
Negrito admiten esa realidad y les dejan el mando del MRP, dejándose para sí la organización armada
que los otros Ignoraban.
Juan se sentía como otros compañeros: estaba harto de la lealtad desleal del peronismo, comenzando por
el Comando Superior. Empieza a poner en práctica lo que Robi Santucho le sugería en una caite que le
enviara mediante le correspondencia del "Cinta de Plata". En efecto, estudia a Marx, Engels, Lenin, Mao
y la lucha del pueblo vietnamita. Además centre su actividad en las luchas sindicales de base.

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Al ser apresados los mini grupos guerrilleros de Norte Argentino, cuyo objetivo era crear una base en los
límites entre Bolivia, Chile y Argentina para una futura Comandancia del Che Guevara, se interrumpe
definitivamente la correspondencia Juan-Robi.
Juan sigue reuniéndose informalmente con los miembros del MRP - JUP, más que nada por una cuestión
afectiva hasta que en una reunión, en casa de. Pedro Bluma, plantea su alejamiento.

Capítulo 5
Las 62 Organizaciones Peronistas y el nuevo sindicalismo

Al realizarse las nuevas elecciones nacionales, gana Arturo Illia con bajísimo porcentaje, ya que los
votos en blanco del peronismo (proscripto) invaden las urnas.
Claro está que en democracia no deben existir proscripciones de partidos o líderes, pero con el tema de
la "Operación Retorno" boicotean al gobierno radical desde todos los rincones, aunque Illia haya
prometido posibilitarlo en las próximas elecciones. Por lo visto hasta la actualidad (año 2011) se deduce
que el peronismo impediría gobernar a cualquier otro partido fuera de ellos. A tal punto llega esa
situación por aquel entonces que la CGT peronista negocia con los milicos un nuevo golpe de estado.
Asimismo, las libertades públicas y el presupuesto en educación más alto de la Historia Argentina
permiten que las nuevas generaciones obreras y estudiantiles se instruyan como nunca antes. Además
proliferan en grandes cantidades literaturas marxistas antes prohibidas.
Así, cuando aquellas nuevas generaciones de obreros tal como Juan, en mayor o menor medida,
comienzan a abrazar la ideología que le corresponde por su clase, ven que se les terminaba el negocio.
Entonces usurpa el gobierno Juan Carlos Onganía, general cipayo del imperialismo norteamericano, que
pretendía quedarse nada menos que treinta años en el poder.2
Dirigentes cegetistas como Augusto Vandor, Alonso, Cervalli, Coria y otros convierten a las
federaciones obreras en verdaderos bunkers de guerra, custodiados por patotas pagas y armadas que
apretaban e impedían la democracia de los gremios. Afianzaron de esta manera el manejo mafioso de los
sindicatos obreros amasando enormes fortunas.
En las grandes concentraciones industriales de Buenos Aires, Córdoba y en el cordón paranaense, las
nuevas comisiones Internas fabriles comienzan a rebelarse contra esas conducciones sindicales. Juan es
uno de ellos. Desde 1966 se convierte en delegado, rebelde y combativo, integrando la comisión Interna
de un importante medio de prensa gráfica.
Onganía pretendía emular a Francisco Franco; quedarse muchos años manejando el Estado, proteger al
capitalismo y darle una mano a los sindicalistas cegetistas en su lucha anti-zurda y pro clerical Algunos
de estos referentes sindicales hasta propiciaban un peronismo sin Perón: tal el caso de Augusto Vandor.
Propuesta que lo llevó a la muerte violenta sin que se registraran culpables.

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Arturo Jauretche definió a las "cipayos” como aquellos Intelectuales y referentes pos que custodian y reproducen
celosamente los intereses del Imperialismo Internacional.
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Desde allí en más, Lorenzo Miguel se transforma en el "padrino" de las 62 Organizaciones mientras
crecen las figuras rebeldes de un nuevo Sindicalismo preeminentemente ético, decente y fiel a sus bases
fabriles.
En cuanto a los Jóvenes, si bien el fundador del diario "La Nación", el ex presidente Mitre y el genocida
pro-británico Julio Argentino Roca, también ex presidente y general del Ejército, usaban melena o
barba, no era cuestión que cualquier zurdito reimplantará la moda. Por lo tanto, el Estado se encargaría
de raparlos y hasta depilarlos con tenazas si se resistían a la autoridad (sólo el bigotito o lo Hitler
contaba con permisividad, ya que lo usaba el general Onganía, ¿vio?)
No era cuestión de melenas largas o barbas castristas. La juventud disponía de Instrucción, bibliografía,
Información, trabajo, necesidades satisfechas y motivos suficientes para participar en política y
actividades comunitarias, artísticas, culturales y sociales de todo tipo que superaban tos esfuerzos
fascistas por frenarlos.
En lo económico, el mercado interno crecía en actividad y desarrollo gracias a las Cooperativas de
Crédito que con su accionar dejaron a muchos bancos y financieras sin "dientes".
Por su parte, los líderes del nuevo sindicalismo (Raimundo Ongaro, Abdala, DI Lucca y otros), en
Congreso Confederal ganan legamente la conducción de la CGT, pero la mafia no entrega el edificio y
se crea la CGT de los Argentinos, con la adhesión de las principales centrales del Interior del país como
Córdoba y Rosario.

Capítulo 6
Hacia las rebeliones Populares

Desde que Onganía y sus esbirros, apoyados por la C.G.T. peronista, echaron de la Casa de Gobierno al
Presidente Illia en el '66, se agudizaron ciertos malestares en las Fuerzas Armadas con sectores pro-
Imperialistas. La calma entre ellos retorna al observar el alineamiento del dictador con el lacayaje servil
de la OTAN.
En el seno de la militancia universitaria y fabril crece el conocimiento de las ideas socialistas y anti-
imperialistas. Es que el afianzamiento de la Revolución Cubana, la actividad de los Tupamaros en
Uruguay con el liderazgo de Raúl Sendic, la bestial agresión yanqui al sufrido pueblo vietnamita, las
manifestaciones de rebeldía en las calles de Francia, Roma, Colombia, gran parte de África, invitaban a
ello.
Si bien la represión dictatorial estaba a la orden del día, la chispa enciende el fuego en la Universidad de
Corrientes. No fue la Noche de los Bastones Largos (cuando encarcelan a muchos científicos en Buenos
Aires) sino el cierre del comedor universitario de aquella ciudad del nordeste. Únicamente con carpetas
y libros en mano se manifiestan los estudiantes mientras los "monos azules" dispersan con balas de
plomo y matan al universitario de apellido Cabral.
Eran comunes este tipo de represiones dictatoriales. Recordemos al estudiante Neuman en Rosario, a
Pampillón en Córdoba y tantos otros crímenes impunes como los fusilados en el basural de León Suarez.
Pero éste desató la ira popular.

11
Inmediatamente en Rosario los estudiantes organizan una Marcha del Silencio en homenaje al caído. El
14 de abril de 1969 se programa una concentración en la plaza 25 de Mayo, con el objetivo de marchar
hasta el comedor universitario que entonces funcionaba en Corrientes al 700. La marcha recorre seis
cuadras con hostigamiento policial, por calle Córdoba, y al llegar a la esquina del comedor, un "mono
azul" introduce a empujones en la galería comercial Melipal al estudiante de medicina apellidado Bello
y lo remata con un tiro de 45 en la cabeza, a medio metro de distancia.
Lejos de amedrentar, crece la ira popular y, ante un pedido de apoyo a la CGT local liderada por
Quagliaro y el Negro Aguirre, se convoca al mismo programa pero también a un paro con movilización
obrera. La convocatoria es para el 21 de abril. Esta vez se depositarla una corona en la Galería Melipal
en homenaje a Bello. Tal vez no hubiera ocurrido nada, si a la policía no se les hubiera ocurrido cortar el
tránsito y copar un radio de tres calles por quince cuadras hasta plaza San Martín.
A las 18 hs., todos los trabajadores del micro centro, los estudiantes concentrados en plaza 25 de Mayo y
toda la masa de gente que a esa hora transita el centro, más quienes se movilizaban desde los barrios,
sumaban varios miles de personas que al sentirse agredidos desataron su furia.
La estrategia represiva de apostarse en cada esquina de más de treinta manzanas les resultó adversa.
Juan y otros Integrantes de la Comisión Interna Gráfica de su trabajo participan desde los primeros
momentos de la descomunal refriega que se desata. Miles de manifestantes desatan su bronca acumulada
contra las fuerzas policiales divididas y dispersadas por tantas esquinas. Superados y casi sepultados por
ladrillos y demás objetos contundentes que también caían desde los balcones de los edificios, huyen
despavoridos y se concentran en la ochava suroeste de Córdoba y Corrientes.
Agotan sus gases y el agua de los camiones hidrantes. Y al ser superados numéricamente por el pueblo
que prendía hogueras para disminuir el efecto de los gases, que muchas veces eran devueltos, y ante la
imposibilidad de ser rescatados por sus compañeros que padecían la apedreada en otras esquinas,
optaron por replegarse desordenadamente a las corridas hasta la plaza San Martín frente a su jefatura.
La ciudad había sido tomada por el pueblo. En esas circunstancias, Juan se reencuentra con viejos
compañeros de militancia atando alambres, de columna a columna, cruzando la calle, por si atacaban
con la caballería. Aquellos compañeros de Palabra Obrera, ex Movimiento Revolucionario Peronista, y
militantes de los Ingenios Tucumanos y Salteños liderados por Roberto Santucho, ya habían organizado
el Partido Revolucionario de los Trabajadores. Algunos de ellos intentan pasar una proclama por LT8,
pero algunos envalentonados manifestantes pretenden atacar el vivac policial instalado en la plaza y allí
es cuando suenan los tiros que matan al obrero metalúrgico de apellido Blanco, de 15 años.
Ante la noticia de los acontecimientos en el centro, algunas concentraciones barriales deciden atacar el
11 de Infantería y Gendarmería. El Estado Nacional declara el estado de guerra interna en la zona de
Rosario y ordena la confluencia de fuerzas de San Nicolás y Entre Ríos (que no entran en acción porque
el pueblo consideró cumplido el objetivo: la ciudad habla sido tomada por seis horas).
La difusión de los hechos repercutió con fuerza contagiosa en todo el país. El día después, las imágenes
de las calles desoladas, con todo tipo de elementos esparcidos y las barricadas que obligaron a suspender
las actividades y a declarar el estado de sitio, llenaron las páginas de los diarios y revistas.
Luego de estos acontecimientos pasaron semanas de tensa caima. Pero fueron el preludio de luchas
mayores.

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La militancia obrera y popular se preparaba. Juan por su lado participaba en reuniones de CGT de los
Argentinos en Buenos Aires y Córdoba. En esta última se encontró con muchos militantes de ésta región
santafesina dispuestos a colaborar con una eventual movilización cordobesa. Los cordobeses contaban
con dirigentes de gran fuste y combatividad, del peronismo progresista y del campo socialista, tales
como Obregón Cano, René Salamanca, Agustín Tosco, etc.
El 29 de mayo se libra la gran batalla obrero-estudiantil conocida como "El Cordobazo", que dura vanos
días y deja un saldo no contabilizado de heridos y presos. Muere en esa lucha el destacado dirigente
obrero Máximo Mena.
Los "azos" se repiten por todo el país, incluyendo Rosario, donde Juan también es protagonista,
iniciando su participación en el cruce Alberdi y terminando en San Martín y Ayolas, justo en la esquina
que determina su actitud militante cuando apenas tenía 10 años; sólo que a los 24 llega allí luego de
cruzar la ciudad en pie de lucha.
Los milicos reemplazan a Onganía por Levingston y luego a éste por Lanusse, quien sanciona la Ley de
Entidades Financieras favoreciendo a los banqueros y terminando con las Cooperativas de Crédito sin
fines de lucro: ley aún vigente en 2011.

Capítulo 7
Organizaciones Armadas

¿Recuerdan el mandato de Perón de principios de los '60, respecto a la creación de organizaciones


especiales para contener la virulencia juvenil dentro del peronismo, para lo cual envió al Pájaro Villalón
y conviene con el Che para que éste colabore haciendo lo suyo con Ciro Panchito Bustos? Pues bien,
durante los años que transcurren hasta 1969 cada uno cumple su misión. El primero esforzándose en
sostener, dentro del peronismo, a los más radicalizados; y el segundo organizando para una verdadera
revolución anticapitalista y antiimperialista. Las puebladas del '69 animan el inicio de actividades
concretas de estas organizaciones.
Perón, como militar, confía tal actividad a liceístas del Colegio Militar, algunos con grado, al igual que
como lo hiciera con el comando Organizado de Resistencia en manos de Iñiguez y Osinde.
En este caso, los jefes de Montoneros, las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) y las Fuerzas Armadas
Revolucionarias (FAR) fueron Firmenich, Vaca Narvaja, Perdía, Prieto, Galimberti (con grado de
teniente), entre los más famosos. En cambio, por fuera del peronismo, las organizaciones eran lideradas
por obreros o profesionales que sólo pasaron por la instrucción recibida en el Servicio Militar
Obligatorio.
Las Fuerzas Armadas de Liberación (FAL) y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) estaban
compuestas por radicales, socialistas, peronistas, pero fundamentalmente dirigidos, política y
militarmente, por el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT). Sus más destacados líderes
fueron Robi Santucho, Pujáis, Gorriarán Merlo, Luis Mattini y Carrizo. La ideología partidaria era
marxista-leninista.

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Los Montoneros debutan públicamente con el fusilamiento del Gral. Aramburu, ex jefe de la
"Libertadora" del '55 que depuso a Perón. Supuestamente, dicho fusilamiento contaba con la anuencia de
Perón. Mientras, la primera acción del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) fue la toma de la
Comisaría 22da. de Rosario, esta vez con éxito y rescate de armas.
Conociendo el peronismo por dentro, Juan huele a podrido cuando oye consignas de la gloriosa J.P.
montonera que rezan "Perón, Evita, la Patria Socialista": o los seminaristas y liceístas de la cúpula
montonera le miente a sus bases (cosa normal en todo movimiento peronista) o lo que en realidad quiere
decir es Evita del verbo evitar.
Mientras tanto, la Regional Rosario del ERP realiza una acción redituable, tanto en lo logístico como en
lo propagandístico: capturan y retienen en una "cárcel del pueblo" a mister Silverster, director general de
la empresa frigorífica Swift, la cual paga un suculento rescate (dinero que garantizaría accionar por
mucho tiempo). Además, tras ser liberado, mr. Silverster se deshace en alabanzas por el trato recibido y,
casi avergonzado, comprende que su empresa no trata del mismo modo a sus trabajadores. Estas
declaraciones le costaron su regreso a Inglaterra.
La regional Sur de Santa Fe del ERP avanza vertiginosamente en experiencia militar en desmedro del
PRT. Por tal causa, muchos militantes son asignados para reforzar otras regionales y se decide
incrementar el trabajo político partidario. Si bien todos los militantes debían realizar cualquier tarea que
se le asigne, y prepararse íntegramente para llegar al más alto grado de "Cuadro Revolucionario", la
inclinación personal hacia lo político o lo militar era inevitable.
A finales de 1970, el Gral. Juan Carlos Sánchez comandante del 2do. Cuerpo del Ejército, declara que el
E.R.P. había sido reducido a un 25%. En realidad se equivocaba, ya que en verdad únicamente quedaba
en funcionamiento un sólo equipo militar.
Juan por entonces no pertenecía a la organización. Se había dedicado por entero a la actividad sindical
de bases y al gremialismo combativo que lideraba Tosco y Ongaro entre otros.
Por lo aprendido hasta entonces, más lo que aprende en la escuela de "cuadros" del PRT, Juan está
capacitado para la captación de militantes que recompongan y desarrollen la organización. Su trabajo
comienza en 1971. Además se integra al equipo militar del ERP, el cual estaba en plena tarea de
preparación de un gran evento.

La muerte del Gral. Juan Carlos Sánchez


La operación es concebida por el E.R.P. y, para ejecutarla, se requiera la colaboración de las FAR y las
FAP. Obviando los retenes y despejes, el ataque a Sánchez se realiza desde un Peugeot 404 con ventana
corrediza en el techo. El guerrillero ejecutor parado en el asiento y sacando medio cuerpo por el techo,
dispara su fusil desde arriba hacia abajo sobre la luneta trasera y al medio del vehículo en el que se
encontraba el objetivo.
Concretada la acción, el Peugeot se adelanta al otro vehículo por la derecha a toda velocidad, por
Balcarce al norte. La reacción de los custodios que flanquean al ya mortalmente herido Gral. Sánchez es
tirar hacia los lados indiscriminadamente a todo lo que se mueve y viste de civil, en la presunción de que
son potenciales guerrilleros.

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Ante este cuadro de situación, es muy probable que la señora lamentablemente herida de muerte, al
asomarse desde detrás del kiosco de diarios y revistas instalado en la esquina de Balcarce y Córdoba,
recibiera los balazos de los custodios del general.
Por supuesto que ni el poder ni los medios de comunicación lo explicarían de este modo, sino más bien
que toda la culpa se le atribuyó al ERP que, desde la clandestinidad de su punto de vista, ofrece sus
disculpas y ayuda a los familiares.

Capítulo 8
Ezeiza y las dudas de Juan

Con las captaciones de Juan, se abren varios frentes sindicales y se desarrollan diversos equipos
partidarios. Esa misión encomendada fue cumplida por Juan, quien la siguió desarrollando pero sin
sentirse realmente Integrado a la organización.
Durante los años '72 y '73 se le pedían actividades de logística. Inteligencia, orientaciones políticas y
sindicales, espionaje, etc., pero nunca trabajando orgánicamente; sólo en Impresión y distribución de
propaganda, se lo asignaba a algún equipo de Aspirantes. Para comprensión del lector, la escala de
Integración comprendía, desde abajo en adelante: Simpatizante, Contacto, Colaborador, Aspirante,
Militante, Responsable de Equipo o Célula, Responsable Zonal, Responsable de Frente y Cuadro
Revolucionario.
A lo que Juan no accedía era al pedido reiterado para cambiar de domicilio, regional o trabajo, pues
entendía que la mejor manera de practicar la clandestinidad era seguir haciendo la vida normal y pasar
desapercibido para el enemigo, al menos que las circunstancias lo obliguen. De ese modo, los mismos
vecinos que lo vieron nacer lo cuidarían; los compañeros de trabajo lo apoyarían y seguirían y no se
alejaría de la realidad de la gente. Tal vez esa actitud lo salvó de las sospechas.
La actividad política, las luchas obreras, las acciones guerrilleras, eran intensísimas hasta que volvió
Perón, pasando por Cámpora.
Les cuento: Perón designa al Tío Cámpora como candidato a Presidente en las elecciones, por ser uno de
los hombres más honestos y prototipo de la Lealtad peronista, que además colmaba las expectativas de
la JP combativa. Cámpora cumple: contiene y frena la actividad de las "fuerzas especiales", que ya no
tendrían sentido de ser ante el regreso del líder; al menos ésa no sólo era su propia y honesta convicción,
sino que también los Montoneros lo creían así: a tal punto que los mismos Montoneros se destabican y
se abren a la legalidad manifestándose públicamente, con la alegría del deber cumplido. Un ejemplo de
ello es su concurrencia a Ezeiza, masivamente y desarmados, para recibir al Jefe Perón.
¡Oh! ¿Qué pasó?! Como preludio de la Triple A, Perón ordena al Jefe de la antigua Resistencia
(¿recuerdan a Osinde, el Coronel que Junto al General Iñiguez ameritaban el calificativo "qué nenes"?),
para que se haga cargo de la "seguridad" en dicho aeropuerto.
La orden del líder (que muchos creyeron "disidencias Internas") fue, claramente, "marcar territorio" a
sangre y fuego, constituyéndose el tan anhelado Retorno en una descomunal masacre, que sorprendió en
la buena fe a la gloriosa JP Montonera que marchaba a una fiesta.
15
Mientras, Juan es ascendido al secretariado regional y a la mesa nacional sindical. Muchas
responsabilidades por su cabeza, que por su experiencia asimila prontamente.
Aún la regional PRT-ERP adolecía de desviaciones militarizantes. Juan Interpreta que el momento
histórico de ese presente, ameritaba darle mayor importancia al accionar político partidario, la expansión
organizativa pero sin renegar de la acción guerrillera, que el ERP debería supeditar al estudio político
previo para no perjudicar los avances alcanzados en lo que respecta a la simpatía popular.
Por ejemplo, se estaban logrando conformar varios comités fabriles partidarios. En la fábrica de
artefactos del hogar "Galizia y Bargut", noventa obreros respondían con gran simpatía al comité fabril.
Estando en conflicto con la patronal no permitían que otra organización participara ni con volantes. Sin
consultar al responsable sindical regional, el ERP decide ametrallar la casa particular de Bargut. Éste se
defiende a tiros y es herido de alguna gravedad. Los obreros pierden el trabajo ante el cierre de la
fábrica. ¿Quién gana políticamente?
Se avanza mucho en el cordón industrial desde San Lorenzo a Villa Constitución; hacia el oeste se
agregan militantes en Casilda, Pérez, Carcarañá y Las Parejas. En lo militar se toma y recuperan armas
en la fábrica militar del Departamento San Lorenzo y se logra desarrollar la compañía "Combate de San
Lorenzo".
No obstante haber alcanzado un gran desarrollo político-militar con Perón en el gobierno y López Rega
en el poder, también avanza la contrarrevolución y Juan advierte que era el momento de repensar
algunas cosas. Después de todo, en el quinto congreso del PRT, en 1969 la decisión fue desarrollar la
"guerra prolongada", no la toma del poder en cinco años. En cambio, la Dirección Nacional del Partido
opta por realizar acciones guerrilleras de gran magnitud; algunas exitosas, otras no. En la calle, en las
fábricas, entre los 300 obreros pertenecientes a la agrupación de bases que lidera, la pregunta era ¿y
ahora que pretenden "los muchachos”?
Lo cual lo lleva a insistir en la advertencia: "estamos ante un reflujo de masas".
La advertencia la realiza en la Mesa Nacional Sindical del Partido, cuyo responsable pertenecía a la
dirección nacional (Luis Matini). También se lo comenta al dirigente tupamaro en el exilio y
colaborador del partido, hoy Presidente del Uruguay, José Mujica, en una reunión informativa en el
comedor de 3 de Febrero y Mitre.
A fines de 1974, Juan es citado en Córdoba por el Buró Político Nacional sin agenda previa. Pensó
muchas cosas durante el viaje, pero nunca que se encontraría con quien ya era una leyenda viviente:
Mario Roberto Santucho,
Ya instalados en la vivienda de un conocido, el Comandante Jefe y Secretarlo Gral. del PRT le
comunica que estaba propuesto para ocupar un cargo vinculado a la política de masas en el Buró Político
Nacional del Partido; pero que además deseaba saber en primera persona sobre ciertas objeciones y
planteos que Juan realizara en los últimos tiempos. A lo primero, Juan responde que considera con
mayor aptitud y capacidad para el cargo al compañero Castello, de la regional Córdoba. El jefe insiste y
le señala que el compañero era peruano, a lo que Juan le recuerda que "la revolución no tiene fronteras
como el capitalismo", y que además "Castello es un líder sindical en Córdoba, no en Perú". Caso
cerrado: Santucho comprende y accede.
En el segundo requerimiento, Juan aprovechó para despacharse con todo:

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- Comandante... - arranca, pero Santucho interrumpe.
- No, compañero. Mi palabra es la última y decide, pero no manda. Menos a usted a quien conozco
desde los primeros tiempos.... Sólo llámeme "compañero".
- Compañero, estamos en mayor desventaja que hace un par de años. Aunque nuestro partido y ejército
están muy desarrollados. Perón echó a sus "fuerzas especiales” de la Plaza de Mayo llamándoles
"imberbes", pero las mayorías populares siguen siendo peronistas, aunque Perón de la venía a la
ultraderecha. Mi análisis se basa en que el pueblo ya no simpatiza con nuestro accionar: veo un reflujo
de masas... - se detuvo un segundo y continuó...
Lo hizo Lenin. También Perón. Usted debería preservarse en Cuba y dirigirnos desde allí, al menos
hasta que muera Perón y sus partidarios se saquen los ojos entre ellos. En cuanto a nuestra organización
debemos reclandestinizar todo, replantearnos una actividad prolongada como la que se decidió en 1969,
en el Congreso partidario, y parar las actividades armadas hasta que vuelvan los milicos (que a este
paso, seguro que volverán). Y en cuanto a la "Compañía de Montes", es suicida que se queden en los
cerros tucumanos, pues nadie está preparado para parar al enemigo si se decide a atacar por tierra y aire.
- Lo tendremos en consideración, compañero... Eso es todo.

Capítulo 9
El comienzo del Fin

Juan le sugiere algo más a Santucho: que no confiara en los Montoneros, porque no luchaban por una
revolución socialista: "nacieron y siguen siendo fascistas y para colmo están despechados con su líder...
algún arreglo hicieron en el operativo Dorrego". Estaba convencido de que no hacía falta estar infiltrado:
con sólo realizar trabajos en comunidad con la cúpula montonera estaría en el horno. Grandes fracasos
como el asalto al Batallón de Arsenales "Viejo Bueno", donde murieron muchos compañeros sin lograr
el objetivo y otros hechos similares simultáneos reafirman su tesis. Mientras, a él mismo lo intentan
secuestrar en tres domicilios distintos por sendos comandos que identifica como Brigada de
Investigaciones, Comando Libertadores de América y la Triple A, zafando por habilidad y experiencia
personal en militancia clandestina. Los compañeros continuaban mostrándose omnipotentes e
invencibles.
El colmo fue el llamado a un nuevo congreso partidario en provincia de Buenos Aires, donde se
reunirían los mejores cuadros partidarios del país y al que Juan desobedeció por considerarlo una locura.
Efectivamente, el congreso casi se convierte en masacre, pues el enemigo estaba alertado. La frutilla del
postre fue la consigna: "Argentinos a las armas".
Tal vez Juan no contaba con la capacidad de explicar con claridad su punto de vista como para hacerse
entender en las diversas minutas que elevaba a la Dirección Nacional o en las posiciones planteadas en
las reuniones del Secretariado Regional; o tal vez sus análisis carecían de valor científico y se basaban
más en intuiciones, alimentadas en su relación directa y cotidiana con las masas obreras. Para él, el
principal déficit del Partido Revolucionario consistía en no dedicar el más mínimo tiempo en
caracterizar la idiosincrasia, la personalidad del crisol de razas que compone la población de la
República Argentina que aún no llega a ser Nación.
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Es verdad que ya muerto Perón, en 1975, bajo el gobierno de "Chavela" y López Rega, con Celestino
Rodrigo en el Ministerio de Economía, se agudiza como nunca la lucha de clases, fundamentalmente en
las grandes concentraciones industriales; pero que exista lucha no significa ni garantiza que los
trabajadores desarrollen mínimamente la conciencia de clase. No olvidemos que las mayorías obreras y
populares han elegido históricamente para ser gobernados a sus propios verdugos de clase.
Retomando la historia de Juan, que acepta y acuerda como protagonista que el Movimiento Sindical
Combativo crece en 1975 a la par de la lucha de clases. Lo que observa es que en esas circunstancias no
se aprovecha correctamente la posibilidad de dar un salto cualitativo político-ideológico para una mayor
toma de conciencia en el seno de la clase obrera, sino que los esfuerzos del PRT se inclinan a que esa
masa obrera directamente dé un salto cuantitativo hacia la lucha armada, insertándose en los conflictos
fabriles con acciones guerrilleras generalmente rechazadas por los mismos obreros.
Al agudizarse la incompatibilidad de sus pensamientos, tanto con los integrantes del Secretariado
Regional como con la orientación nacional, Juan opta por dar un paso al costado y pide volver a la
militancia de base, y aunque nunca supo las argumentaciones esgrimidas en el boletín interno partidario,
se lo sancionó a que un solo compañero lo visite irregularmente en carácter de "contacto".
Desde esa posición partidaria y continuando con su militancia gremial, observó con dolor cómo se
desmoronaba un sueño ante el eventual triunfo represivo, que día a día masacraba a las organizaciones
armadas, incluyendo el aniquilamiento de la Compañía de Montes "Ramón Rosa Jiménez" de los cerros
tucumanos.
Ante los indomables conflictos obreros originados en la superinflación y la crisis capitalista, todos los
partidos burgueses, el gobierno, los empresarios y el Imperio, acuerdan aniquilar la subversión por
decreto suscripto por el presidente en ejercicio, ítalo Argentino Luder.
El 24 de marzo de 1976 se desata el genocidio mediante el golpe cívico-militar, con Rafael Videla a la
cabeza. En realidad, el aniquilamiento de la subversión armada se usó como pretexto, ya que en ese
rubro estaban ganando; el objetivo principal fue someter a sangre y fuego a la clase obrera, a los
intelectuales y a todos aquellos que desde la cultura y otros estamentos se pronunciaran a favor del
sindicalismo combativo. No es casual que en 1987 el economista Juan Alemann declarara a un
periodista de La Nación ante la pregunta "¿cómo se explica que teniendo tanto poder en sus manos, la
Junta Militar avanzó tan poco en las privatizaciones?", diciendo "nosotros liquidamos la subversión,
derrotamos al movimiento sindical y desarticulamos a la clase obrera. Todo lo que vino después fue
posible por nuestra labor." Tampoco es casual que el 52% de los desaparecidos hayan sido delegados
obreros y militantes fabriles.
En cuanto a las organizaciones guerrilleras que por ese entonces se fusionaron y convergieron en dos
principales, ERP y Montoneros, los de mayor cantidad de pérdidas fueron los segundos pero en los
estamentos inferiores, o sea, de cuadros medios para abajo, ya que se hallaban totalmente expuestos y
demostrando que para un peronista no era mejor otro peronista. Por otra parte, la cúpula Montonera casi
en pleno exilio en el extranjero y a la hora de volver le brindaron su total apoyo al gobierno neoliberal
peronista de don Carlos Saúl Menem, que completó la obra del Proceso militar. Mientras que por el lado
del PRT-ERP, enemigo principal del poder, por su aceitada organización clandestina, su mayor cantidad
de bajas se produjeron en combate y alcanzaron aproximadamente al 50% del total de sus militantes,

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incluyendo a todos sus estamentos. Tomemos como ejemplo la muerte de Santucho, al lado de Benito
Urteaga y sus respectivas compañeras. Juan tenía razón. En el año '76, y ante la caída en picada de la
organización, los jefes máximos del PRT-ERP se disponían a viajar a Cuba desde Ezeiza a las 12 hs.
Reciben un llamado del jefe militar montonero Tte. Galimberti para que pospongan el viaje hasta la
noche y que lo esperen en el departamento para una reunión urgente.
A las 15 hs., un grupo del Ejército a cargo de Leonetti irrumpe a tiros en el lugar contra la defensa de los
de adentro. En el hecho quedan los cadáveres del nombrado Leonetti., Benito Urteaga, las compañeras y
gravemente herido Santucho, a quien trasladan a Campo de Mayo.
No se sabe qué pasó con el cuerpo de Santucho en Campo de Mayo. Lo que sí se supo de Galimberti es
que trabajaba para la CIA, admitido por él mismo antes de morir, en épocas de su respaldado presidente
Menem.
Corriendo el año '77, en Rosario, es eliminado el Estado Mayor Regional del ERP, en feroz combate
librado en calle Necochea y Pasco. Mientras, se incrementan los contactos del compañero Paco con Juan
a fin de que éste último "guarde" en casas de campesinos del sur de Santa Fe, donde conservaba una red
de simpatizantes, a los guerrilleros desbandados y perseguidos. La mayoría eran Montoneros, y en los
relatos que le hacían, Juan se da cuenta de cómo el enemigo ofrecía como a las moscas papeles
engomados y endulzados. Pero ya era muy tarde.
Paco es acribillado a balazos en calle Santa Fe y Entre Ríos. Juan queda solo y desarmado. Huye por el
interior del país. En iguales circunstancias, muchos compañeros obreros perseguidos se dan a la fuga.
Cada uno encuentra el modo de subsistir sin ser localizado, como cosechero "golondrina" o en un circo,
donde nadie pregunta y semanalmente se cambia de localidad.

Capítulo 10
El fin de la historia

La muerte de Juan
Como históricamente sucede en nuestro país con quienes se atreven a pensar y rebelarse contra el
establishment, Juan, mi amigo de toda la vida, luego de relatar su historia, muere aislado por la sociedad
en absoluta soledad e indigencia.
Ya en 2011 reflexiono: muchos libros y películas se realizaron sobre quienes fueron empujados al exilio
en el exterior, pero nadie habló sobre los fugitivos internos. Hoy muchos políticos se dicen "setentistas"
y "progresistas": usan a los derechos humanos como escalera para trepar; y a la democracia, que tanta
sangre costó conseguir, para enriquecerse económicamente. Hoy el país crece al ritmo de las plantas de
soja pero sigue la sub-ocupación, el desempleo, el empleo en "negro", la pobreza, la indigencia, la TV
basura como educación social, la desnutrición, la corrupción y... la CGT peronista con prácticas
mafiosas.
¡Qué tristeza! Ni vergüenza tienen algunos luego de tantos años del Nunca Más.
Pero tengo fe. Fe que en democracia las nuevas generaciones, a las que se les ocultó ex profeso historias
como éstas, puedan cambiar la historia, y que prioricen el progreso comunitario sobre los intereses
personales. Resulta que, para proteger sus fortunas amasadas corruptamente, para sostenerse en el poder
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logrado mafiosamente, han creado una raza de "matantes" que ahora les dan vuelta la tortilla y los hacen
sentir inseguros. ¡Qué estúpidos! ¡Como si no fueran a morir nunca! He conocido infinidad de poderosos
cuyas esposas encontraban la felicidad al vivir con el jardinero o el pintor.
Pobre Juan, sombra del monte, sé que no habrás muerto en vano. A más de uno le iluminarás el camino.
Precisamente para echar luz sobre algunas tergiversaciones, Juan siempre me recomendó aclararle a los
jóvenes, para que no se dejen confundir: “la guerrilla es una forma de combatir a un ejército regular
considerado de ocupación extranjera; el terrorismo es un método de lucha contra los invasores pero en
su propia casa". Aquí se desarrollaron fuerzas guerrilleras que no usaron el terrorismo como método.
¡¿Cómo podrían usarlo contra un pueblo al que querían de su lado?! En verdad, quienes usaron el
método del terror fueron las Fuerzas Armadas regulares para someter al pueblo que supuestamente
debían defender de ataques foráneos. Lamentablemente, políticos y periodistas por ignorancia o con
mala intención no expresan la verdad, cambiando los términos.
Lo importante es que si ocultamos la historia, no podremos mejorarla; y por sobre todo enterremos los
odios, el rencor, los egoísmos y amémonos, que para un ser humano no haya nada mejor que otro ser
humano. Empecemos por nuestra comunidad.

La historia de Juan no es lo importante


Lo que realmente importa es que las nuevas generaciones de argentinos no coman bosta. Al menos que
tengan la oportunidad de discernir y optar por el país y la sociedad que les guste para ellos y sus hijos.
Para que ello ocurra, es esencial basar las convicciones en la realidad histórica, que es la única verdad.
Cuando la realidad histórica es ocultada o sutilmente modificada desde el poder político o económico,
seguramente esconde nefastos intereses personales o sectarios.
Hubo muchos Juanes que, en las décadas del '60 o 70 del siglo pasado, ofrendaron su vida por una
sociedad mejor, por una Argentina mejor. Seguramente cometieron errores, nadie es perfecto; pero lo
intentaron honestamente, sabiendo lo difícil de tal emprendimiento.
También hubo una gran parte de "argentinos" que en principio instigaron y simpatizaron sin "meterse",
calculando que otros hagan lo que deberíamos hacer entre todos. El cálculo consistía en colgarse
oportunamente de quien triunfe.
No existieron "dos demonios": simplemente que ante el auge combativo de las masas obreras y el pueblo
proscripto y reprimido, el poder capitalista local, con sus fuerzas armadas (súbditos del Imperio), para
imponer su dominio debían aplastarla insurrección. A regañadientes arreglaron el retorno de Perón, pero
ni esto pudo frenar aquella lucha de clases a la que se refería Juan.
Para desnudar la realidad (que es la única verdad), en este punto es bueno recordar lo que Juan contó de
la misión que Perón le encomendó a Héctor Villalón a principios de los años '60, para la formación de
Fuerzas Especiales en acuerdo con el Che Guevara y también es bueno para que la juventud de hoy
coteje entre traidores e ídolos de barro reproducir lo que el general Perón declarara el 23 de enero de
1974 al diario La Nación: "Nosotros vamos a proceder de acuerdo a la necesidad, cualquiera sean los
medios. Si no hay ley, fuera de la ley, también lo vamos a hacer y lo vamos a hacer violentamente.
Porque a la violencia no se le opone otra cosa que la propia violencia. Eso es una cosa que la gente debe
tener en claro, pero lo vamos a hacer, no tengo la menor duda."

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Para reprimir a las Comisiones Internas combativas y las luchas populares, el gran Líder creó otra
Fuerza Especial fuera de la ley llamada "Alianza Anticomunista Argentina", la Triple A, al mando de
López Rega, su secretario personal.
Veamos entonces que, en esta historia, lo de Juan es secundario; pues lo que deberíamos rescatar de ella
es su independencia de criterio.
Hasta ahora no hay más que tres sistemas económicos conocidos, a saber: Capitalismo, Fascismo y
Socialismo. Sin embargo, en nuestra Argentina existen más de setecientos partidos políticos. Tengo fe
en las futuras generaciones. Deberían dejar de mentirles.
Cada persona debe ejercerla libertad de elegir en qué sistema social quiere vivir, sin dejarse pastorear
como ovejas; y tener siempre presente que los mayores líderes conocidos han sido los que se pusieron al
servicio de la comunidad y no los que se sirvieron de ella en beneficio personal o de sectores
determinados.
Todos deberíamos participar de lo que es de interés público, pero veamos o revisemos: ¿está bien la
forma en que elegimos a nuestros representantes? Los partidos políticos parecen cofradías de difícil
acceso. ¿No será hora de cambiar el sistema de elección de tales representantes? Hay otro modo. Se los
aseguro. Ya lo están planteando en este mundo los jóvenes indignados... ¿Y nosotros qué?

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