Comentario Celtas Irene Moreno Guillen

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COMENTARIO CONFERENCIA ARTE CELTA IRENE MORENO GUILLÉN

Antes de la llegada de Roma, entre los pueblos que habitaban la Península Ibérica se
encuentran: los celtas, los celtíberos, los íberos, los vetones, vacceos, carpetanos y los castros del
Noroeste. Las excavaciones de los pueblos celtas comenzaron a principios del siglo XIX, pero fue a
partir del siglo XX cuando se estableció una metodología arqueológica, pues es gracias al estudio
sistemático de los poblados, los oppidum y principalmente las necrópolis que se pueden identificar y
diferenciar unos pueblos de otros.

Para el estudio de su cultura se utilizan las fuentes arqueológicas, la lingüística histórica, las fuentes
clásicas como Heródoto y la Ora Marítima (primeras escrituras que mencionan a los celtas en las
regiones peninsulares ibéricas) con las que se debe tener cuidado porque muchas veces tienen un
sesgo propagandístico de la civilización que la produce, así como las renacentistas que comienzan a
formar un concepto acerca de los celtas inspiradas en la griegas y romanas.

En cuanto a la historia de la investigación del mundo celta, son importantes los trabajos de lingüistas
como H. d’Harbois de Jovainville, los estudios de los textos clásicos de A. Schulten y, a partir de ellos,
P. Bosch Gimpera propuso la procedencia de los celtas de la cultura de los Campos de Urnas, un
nuevo rito funerario que consistía en la incineración de los restos del difunto y proceder al
enterramiento de sus cenizas en recipientes cerámicos mediante la excavación de huecos en el suelo
(explicación que se echa en falta en la conferencia de Ruiz Zapatero). Por tanto, la conclusión a la
que se llegó y que sigue vigente, es que los celtas llegaron a la Península Ibérica por medio de
sucesivas invasiones. Desgraciadamente, no hay una visión única y sintética del origen de los celtas
en la Península Ibérica que tiene que ver con la contradicción entre los datos procedentes de las
fuentes lingüísticas, arqueológicas e históricas así como con el cambio de mentalidad acerca de su
origen.

Cierto es, que ha habido un avance en la investigación de los pueblos prerromanos de la


Península arrojando luz sobre la cultura Tartessos e Ibérica, pero sin centrar el foco en los estudios
del mundo celta, existiendo todavía el reto de explicar su origen y características propias.

Tradicionalmente, se ha querido ver su origen en Centroeuropa, extendiéndose hacia Europa


occidental y el norte de la Península Ibérica e Itálica, mientras que otras corrientes lo ubicaban en la
zona occidental de Europa, en las Islas Británicas. Sin embargo, no hay que olvidar que los celtas se
mezclaron con los habitantes locales y asimilaron elementos de la cultura tartésica e ibérica, esto
aclara la acertada denominación greco-latina de celtíberos, haciendo honor a su doble identidad
cultural y étnica. Éste último dato se agradece en el texto de Almagro-Gorbea, mientras que el
profesor Gonzalo no lo menciona.

Sin embargo, nos encontramos con varios problemas a la hora de estudiar el origen de los
celtas. En primer lugar, no tenemos datos suficientes como para determinar su procedencia, pues
casi todo lo que relacionamos con la cultura de estos pueblos es gracias a las fuentes clásicas, que
sitúan su punto iniciático de migración en el Norte de Europa, pero tampoco podemos fiarnos cien
por cien de ellas porque suelen tener un sesgo propagandístico. En segundo lugar, a lo largo del
tiempo, el Arte Ibérico ha sido más estudiado porque se ha visto como un arte más autóctono, más
en contacto con el mundo mediterráneo que el arte celta, considerado casi una cultura secundaria.
En tercer lugar, los pueblos celtas no poseían un urbanismo desarrollado, no hay grandes
monumentos o edificios fastuosos que puedan ser utilizados como legitimadores por otras
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civilizaciones posteriores como ha ocurrido con el Imperio Romano, y tampoco tenían esa pretensión
imperialista o de dominación sobre otros territorios.

Respecto a los elementos materiales celtas, los que nos han llegado a nosotros la mayoría se
encuentran descontextualizados, como los verracos cuya función era señalar los pastos disponibles
en épocas de escasez o los guerreros galaicos, menos numerosos que los primeros. Aunque a raíz de
grandes descubrimientos como el hallazgo de la Necrópolis de Pozo Moro en 1971 o de los Bronces
de Botorrita en 1970, se ha podido estudiar la lengua celtibérica, así como las armas de los ajuares,
que desmuestran una clara estratificación social dependiendo de su abundancia y riqueza; los
caballos de bronce, elemento unido a las élites (jinetes) y que son el reflejo de una cultura guerrera;
los ritos como el descarnamiento de los guerreros caídos por los buitres (escena encontrada en un
fragmento cerámico) o la tendencia por zonas de preferir unas joyas u otras y la decoración y
conceptos que las adornan, que permiten relacionarlas con los Pueblos del Atlántico. Pese al
hermetismo de estas gentes, sí que se aprecia cierta permeabilidad, es decir, la influencia de
elementos mediterráneos en objetos celtas, pues la escasez de “carreteras marítimas” en
comparación con el Mediterráneo afectó también al nivel de desarrollo urbanístico, pues las
ciudades celtas eran muy rurales pues la urbanística llega a estas poblaciones casi en época romana
(en torno al siglo I a.C.).

Para finalizar, Gonzalo Ruiz Zapatero en su conferencia realiza un recorrido esquemático y


completo acerca de la historia de la historiografía, la genética, la lingüística y la arqueología de los
pueblos celtas de la Península Ibérica, y que yo completé con el breve texto escrito por el profesor
de la Universidad Complutense Martín Almagro-Gorbea para la Revista POLIS que se titula “El Origen
de los Celtas en la Península Ibérica. Protoceltas y Celtas”, pues me resulta un poco difícil
concentrarme en una conferencia tan rigurosamente científica (pues la mayoría de los ciclos de
conferencias que realiza la Fundación Juan March suelen dar pinceladas acerca de un tema concreto
o general) y prefiero siempre fijar aquellas ideas expuestas oralmente con libros o artículos de
revista relacionados con ellas.

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