Sermón 10 Diciembre Pon Los Ojos en Jesus

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Sermón: Hacia donde miran tus ojos?

Base bíblica: hebreos 12:1-2


Propósito general: dar aliento.
Propósito especifico: que los creyentes tomen conciencia
de correr la carrera con paciencia, evitando mirar los
infortunios, considerando la nube de testigos y manteniendo
el enfoque en Cristo.
Introducción:
Dios les bendiga, que gusto tenerle hoy con nosotros.
Opción 1: la semana pasada como esta, tenemos algunas
ausencias por enfermedad, sabemos a lo que se refería Pablo
hablando acerca de la iglesia…
“que cuando un miembro del cuerpo se duele,
todos los demás miembros con el se duelen.”
Estamos tristes por no tenerlos con nosotros, pero
confiamos en que Dios les dará la paz y fortaleza física.
Opción 2: estamos a dos semanas de celebrar un
recordatorio del nacimiento de Jesucristo y que tal si
aprovecha esa ocasión para compartir con su familia y amigos
de la paz que le ha dado Jesucristo, que reciban del amor de
Dios que hay en usted, y vean la alegría que llena su corazón.
La navidad es dadiva, Dios dándonos su hijo, de usted
también a los demás, deles su amor, bríndeles su amistad, su
tiempo, su comprensión, su paciencia.

Consideremos el mensaje de hoy: ¿Hacia donde miran tus


ojos?

Le cuento que cuando voy en carretera con mi esposa, la


mayoría de las veces yo manejo, ella me ayuda en tramos,
pero la mayor parte de los recorridos lo hago yo, entonces
tenemos un trato. Y es el siguiente:
“Ella debe apreciar el paisaje
y yo debo mirar hacia adelante.”
El que ella aprecie el paisaje, significa:
 apreciar lo bello que esta delante de sus ojos,
 mostrar asombro por todo eso que Dios creo para
ella.
Y el que yo ponga mis ojos hacia delante significa:
 tener mis ojos en la meta,
 centrar mi atención en el objetivo,
 asumir la responsabilidad de mi avance
 mantenerme en la ruta hacia el destino
Imagina usted…
¿que podría pasar si quebrantáramos este trato y yo
centrara mi atención en el paisaje y ella en mirar hacia
adelante?

No tiene nada de malo en mirar el paisaje, contemplar los


campos, los atardeceres o las lunas llenas, siempre y cuando
no seas el que maneje, porque entonces.
Estará de acuerdo conmigo en que importante es esta
pregunta:
¿Hacia donde miran tus ojos?
Quiero que te remontes conmigo a Palestina al año 65 d.C
y llegamos a una casa donde se encuentran un grupo de
personas que hablan:
 de dejarlo todo
 de renunciar
Se nota un tono de nostalgia en sus palabras, pero tu y yo
aun no sabemos a que se refieren. Solo les oímos decir:
 a una mujer: que me gane, antes perdi a mi esposo a manos
de Roma.
 Otro dice: mi familia y yo no tenemos donde vivir.
 En aquel rincón se escucha el reclamo de un hombre, tantos
años en este camino, mejor volvámonos.
¡Quienes son ellos? Son los primeros creyentes , judíos que
habían estado siguiendo a Jesús por treinta años, soportando
gran persecución de los judíos incrédulos.

Todos ellos y otros creyentes perdieron sus posesiones,


como negocios, casas, terrenos, muebles, y animales. Cuando
Esteban fue apedreado, huyeron de Jerusalén solamente con
lo que podían llevar para el viaje. Al principio, ellos esperaban
que Jesús regresaría en cualquier momento; pero al pasar los
años, algo de su esperanza se desvaneció. Después de tres
décadas, algunos estaban pensando en volver a Jerusalén.

Ellos estaban poniendo sus ojos en lo que se había


quedado atrás. Ellos miraban atrás y sabían que allá en
Jerusalén, estaba un templo, habría un sumo sacerdote,
tendrían la oportunidad de ofrecer sacrificios de animales, las
fiestas religiosas, para ellos era muy tentador volver a la ley de
Moises y abandonar a Jesus.
Para ellos se escribió una carta, llamada la carta a los
hebreos, una carta con solo 13 capitulos. Pero una carta que
ocupa los primeros 10 capítulos para hablar que Cristo es
mejor que todo aquello de la ley de Moises en lo que ponían
sus ojos y que les estorbaba para seguir adelante y los tentaba
a volver, a abandonar el Camino.
Ponían sus ojos en el templo, ahora no tenían uno, querían
desistir, pero el escritor les dice: Cristo es mejor que el
templo.

Ponían sus ojos en la tradición oral que les hablaba de las


visitaciones angelicales que trajeron esperanza, pero ahora no
había nada de eso, pero el escritor les dice: Cristo es superior
a los ángeles.

Habían dejado la ley de Moises y ahora miraban hacia allá,


pero el escritor les dice: Cristo es superior a Moises.

Sus ojos estaban puestos en el sumo sacerdote que antes


les ministraba, hoy no tenían eso, esa ausencia los hacia
pensar en el abandono de la fe cristiana, pero el escritor les
dice: Cristo es mejor Sumo sacerdote que no traspasa el velo
del templo sino los cielos.

Extrañaban los sacrificios, resentían la perdida de eso en


sus vidas, pero el escritor les dice: Cristo es el mejor sacrificio,
pues los sacrificios de animales cubren el pecado, pero el
sacrificio de Cristo es superior, pues no cubre sino que quita el
pecado.
Este era el problema con aquellos creyentes, y en cierta
forma sigue siendo el problema de muchos creyentes en este
tiempo. Ponen la mirada en las circunstancias que están
atravesando y eso los lleva a considerar el abandonar el
camino.

Pues para ellos y para nosotros se escribió Hebreos 12:1-2


Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro
tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y
del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia
la carrera que tenemos por delante, 

puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe,
el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz,
menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra
del trono de Dios.
Cuando enfrentamos desaliento es fácil perder la
perspectiva. Y de ahí viene el desanimo y el querer tirar la
toalla. Abandonar la carrera.
¿Dónde estas poniendo tus ojos que no ves la belleza que
hay en esto? ¿en donde están puestos tus ojos que ya no te
asombra Dios?
¿no será que has perdido la ruta por mirar hacia otro lado?
Cuando enfrentamos dificultades es fácil perder de vista el
propósito.

Podemos continuar nuestra carrera


1. Si tan solo mantenemos nuestros ojos en Jesús.(12:2).

Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro


tan grande nube de testigos,

Que puede resultar de poner tus ojos en la envidia que


otros tienen de ti (caso de Abel) Les molesta tu devoción a
Dios. Tu ni andas cuidando lo que le dan a Dios, pero cuando
tu le das de lo mejor a Dios ellos les cambia el semblante.
Abel te grita desde las gradas: no te detengas, pon los ojos
en Jesús y tu sigue dando lo mejor a Dios.

La gente quizá dice que tu estas loco por meterte aquí


todos los domingos, que tu estas loco por dar tu dinero aquí…
que pasaría si centras tu atención en esos comentarios. Caso
de Noe
Noe grita desde las gradas: no te detengas, continua la
carrera, igual decían que yo estaba loco, pero mi locura
significo la salvación de mi familia. Pon tus ojos en Jesús.

Que puede resultar de poner los ojos en el poco o nada de


patrimonio que hoy tienes. (Contrastar que Abraham le fue
prometida la tierra, pero vivió en tiendas, el, Isaac y Jacob.
Abraham te grita desde las gradas: que no te preocupe tu
patrimonio, pon los ojos en Jesús y tu descendencia será muy
bendecida.

Que podría resultar de poner tus ojos, centrar tu atención


en tus necesidades físicas no suplidas. (contrastar la vida de
Sansón que fue tras sus deseos físicos)
Sanson te grita desde las gradas: no vayas tras tus deseos
carnales, cumple tu llamado, cumple tu propósito con los ojos
puestos en Jesús.

Vas a poner tus ojos en tu estilo de vida presente,


centraras tu atención en los errores que llegaste cargando a
este lugar. Caso Rahab.
Desde las gradas hay una mujer que grita con fuerza: deja
de mirar tus fracasos, pon los ojos en Jesús, aprovecha la
oportunidad que esta delante de ti hoy. ¿Quién es esa mujer?
Rahab.

Conclusión:
Si apartamos la mirada de Jesucristo titubearemos…
Mantenga sus ojos en Jesucristo.

Si ponemos la mirada en nosotros titubearemos…


Mantenga sus ojos en Jesucristo.

Si ponemos la mirada en otros titubearemos…


Mantenga sus ojos en Jesucristo.

Si ponemos la mirada en las circunstancias titubearemos…


Mantenga sus ojos en Jesucristo.

Cierre y llamado al altar:

¿has considerado renunciar?


¿Dónde están puestos tus ojos hoy?
¿Cómo te fue cuando pusiste tus ojos en ti?
¿Qué resulto de poner tu atención en la gente?

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