04 Una Duda Razonable
04 Una Duda Razonable
04 Una Duda Razonable
INTRODUCCIÓN
La tarea de los jueces, como cualquier actividad humana, tiende a la equivocación en sus
decisiones, por lo que pueden condenar a una persona inocente o absolver a una, que efectivamente
cometió el delito. Para regular lo anterior, se consolida la duda razonable, que implica que para
que se condene a una persona, la prueba debe ofrecer la “certeza” sobre los hechos materia de la
acusación, es decir se establece un estándar probatorio elevado para poder determinar la
responsabilidad de una persona frente al delito.
En México, la duda razonable es un tópico novedoso en el sistema de procesamiento penal, debido
a la reforma constitucional del 2008, la cual ordenaba la implementación de un sistema acusatorio
y oral, el legislador Federal incorporó en los artículos 359 y 402 del Código Nacional de
Procedimientos Penales la duda razonable; que dicho sea de paso, se refiere al estándar probatorio
recogido del derecho anglosajón Common Law, concretamente del mundo teológico cristiano,
pues originalmente, no se pretendía proteger al imputado, sino, más bien, proteger el alma de quien
fungía como jurado, pues se creía que el destino de quienes juzgaban, estaba también en juego en
cada juicio, ya que, condenar a un inocente, en la antigua tradición cristiana, era considerado como
un pecado capital.
Una duda razonable no es una duda basada en compasión o prejuicio; en cambio, está basada en
la razón y el sentido común; la duda razonable está lógicamente conectada a la evidencia o ausencia
de evidencia. Es de notar, que probar más allá de una duda razonable, no implica probar hasta una
certeza absoluta; sin embargo, la evidencia que está más allá de la duda razonable, es el estándar
de evidencia requerido, para validar una condena criminal.
Generalmente, al fiscal se le exige probar su versión de los hechos, conforme a este estándar, la
proposición que presenta, tiene que ser probada, en la medida en que no podría haber ninguna
“duda razonable”, en la mente de una “persona razonable”, sobre si el acusado es o no culpable.
Aún puede haber una duda, pero sólo en una medida que no afectaría la creencia, de una persona
razonable, acerca de si el acusado es o no culpable. Si la duda afecta la creencia de una “persona
razonable”, sobre si el acusado es culpable, el jurado no quedará satisfecho, más allá de la “duda
razonable”, y el fiscal habrá perdido el caso.
Todos, en algún momento, hemos dudado sobre ciertas cosas, o quizás muchas, que nuestros
progenitores dan como un hecho; y como generalmente, nadie escarmienta en cabeza ajena,
debemos quedar convencidos más allá de una duda razonable, para así, terminar aceptando lo que
se nos ha dicho o enseñado.
Veamos algunas dudas, y que es lo que la Biblia dice al respecto.
DESARROLLO
1) La existencia de Dios.
Salmo 14:1 (TLA) Los necios piensan: «Dios no existe». Pero son gente corrompida, todo lo
que hacen es odioso; ¡ninguno de ellos hace lo bueno!
A partir del siglo XV, comenzó a darse un cambio en la mentalidad europea, que pasó de una
CONCLUSIÓN
La justicia de Dios.
1ª Juan 1:8–10 (TLA) Si decimos que no hemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no
decimos la verdad. Pero si reconocemos ante Dios que hemos pecado, podemos estar seguros de
que ÉL, que es justo, nos perdonará y nos limpiará de toda maldad. Si decimos que nunca hemos
hecho lo malo, hacemos que Dios aparezca como un mentiroso, y no hemos aceptado el mensaje
que ÉL nos ha dado.
Dios es Justo, y quiere que todo ser humano se arrepienta, antes de que, mediante Jesucristo,
juzgue, con justicia, al mundo (2ª Pedro 3.9; Hechos 17.30-31); pues hay un “momento” en la
Eternidad, cuando Cristo haya vuelto, en que el Libro de la Vida será abierto, y se dará a conocer
quienes decidieron tener una relación personal, cercana, íntima y de amor con Dios, y quienes no;
entonces se hará una separación entre los unos y los otros (Mateo 25.31-46).
Los libros que contienen todas las acciones de cada persona (Daniel 7.10, 12.1-2; Apocalipsis