Dios Padre Sto Tomas
Dios Padre Sto Tomas
Dios Padre Sto Tomas
I
Dios el Creador y Padre de todos
2. In Evang. Ioan., C. 1, l. 1: «... principium non solum creaturarum sed omnis divini
processus».
3. In 2 Cor., c. 1, l. 1: «Persona Patris dicitur Pater Christi per naturam; tamen tota tri-
nitas est pater noster per creationem et gubernationem. Licet tota trinitas sit pater noster, ta-
men persona Patris est pater noster per appropriationem».
4. In Galatas, c.1, l.1: «Deus Pater accipitur pro tota Trinitate».
5. SCG IV, c. 3.
6. De duobus præceptis charitatis, art. 6: «Deus enim verior pater est».
7. In Hebræos, c.12, l. 2.
8. S. Th. III, q.33, a. 3.
9. Rom. 8, 15: «Habéis recibido el Espíritu de adopción por el que clamamos “Abba, Pa-
dre”».
10. Véase más adelante.
11. In Ad Galatas, c.1, l.1: «Bonorum autem ipsorum auctor est Deus Pater».
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un texto del Pseudo-Dionisio12: todo lo que recibimos nos llega del Pa-
dre de las luces13. El don más fundamental es el de nuestro ser. Dios
nos conserva, nos gobierna y nos ayuda a actuar14. Cuando los judíos le
acusaron de hacer milagros en el sábado, Jesús les contestó: «Mi Padre
sigue obrando todavía y por eso obro yo también»15. Tomás comenta:
«El Padre sigue obrando siempre hasta ahora conservando las criaturas
en su ser... Dios es la causa de las criaturas de tal manera que es igual-
mente la causa de su existencia»16.
Por eso llamamos a Dios «Padre», una apelación que provoca más
al amor y a la confianza en Él que la palabra «Dios»17. Un hijo recibe
de su padre alimento e instrucción. Ahora bien, lo que un hijo recibe
de su padre, lo recibimos nosotros con mayor abundancia de Dios,
que nos instruye, nos nutre y nos conserva para la eternidad18.
Sin embargo, el creador es invisible para los ojos corporales y tam-
bién para nuestro intelecto durante esta vida19. Dios habita en una luz
inaccesible que ningún hombre puede ver20. Dios es tan grande que el
hombre se siente pequeño delante de Él, más bien, casi como una
nada. Tomás cita varias veces la exclamación de Isaías 29, 16 y 64, 8:
«Mas ahora, oh Yavé, tú eres nuestro Padre, nosotros somos la arcilla, y
tú nuestro alfarero, todos somos obra de tus manos». El alfarero tiene
toda libertad para hacer con la arcilla lo que quiere21. San Agustín aña-
dió que el hombre se acerca a la nada cuando comete un pecado22.
A pesar del dominio total de Dios, no se debe tener miedo de Él y
de su presencia. Él nos ha hecho, nos ama y nos llama a recibir sus en-
señanzas y sus dádivas23. Desde luego, hace falta distinguir entre hon-
rar a Dios como al padre que nos ha hecho y a Dios, Padre de Jesucris-
to, y nuestro padre adoptivo24. En varios lugares el Aquinate escribe
12. Cael. Hierarchia, c.1: «Omnis processus divinæ maifestationis venit ad nos a Patre lu-
minum moto». Cf. Q.d. de potentia, q. 7, a. 5.
13. De duobus præceptis charitatis: «Licet omnia dona sint a Patre luminum, istud tamen
donum, scilicet charitatis, omnia alia dona superexcellit... Cum charitate necessario Spiritus
sanctus habetur».
14. Compendium theologiæ, II, c. 6: «... quia scilicet per ipsum nostrum esse conservatur,
vita gubernatur, motus dirigitur».
15. Juan 5, 17.
16. In evan. Ioan., c.5, l. 2: «Deus est ita causa omnium creaturarum quod sit etiam cau-
sa subsistendi».
17. In 2 Cor., c. 11, l. 6.
18. In Evang. Matthæi, c. 10, l. 2.
19. In 1 Tim., c.6, l. 3.
20. In Evang, Ioan., c.3, l. 2.
21. In Rom., c.9, l. 4.
22. In Evang. Ioan.: cf. Tomás In Hebr., c.9, l. 4: «Nihil fiunt homines cum peccant».
23. In Isaiam, c. 43.
24. In Evang. Ioan., c.5, l. 4.
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34. In Evang. Matthæi, c. 11, l. 3: «In talibus enim Dei voluntas pro causa est».
35. In Job, c. 38.
36. In Evang. Matthœi, c. 6, l. 5.
37. In Ephes., c. 3, l. 4; Q.d. de malo, q. 15, a. 1: «Naturaliter homines sunt solliciti... de
educatione suorum filiorum».
38. S. Th. III, q. 59, a.1; Q.d. de virtutibus, q. 3, a.1.
39. El texto es citado por Tomás en su exposición In orationem dominicam.
40. Sermo 8.
41. In Job, c.5; In Evang. Ioan., c.11, l. 1.
42. In Evang. Matthæi, c. 20, l. 1.
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Reverencia y piedad
Además de ser misericordiosos hacia los hombres tenemos otros
deberes. El hijo debe mostrar reverencia respecto a su padre48. En su
exposición sobre el Padre Nuestro Tomás menciona algunos de estos
deberes: honrar al Padre; imitar su bondad; obedecer su voluntad; ser
paciente en las pruebas de la vida49. Es natural que un hijo honre a su
padre y se indigne de que le injurien50. Por extensión, debemos honrar
a nuestros padres y superiores porque ellos participan de la dignidad
de Dios que es el Padre y dueño de todos51.
En conclusión, repite Tomás que Dios debe ser honrado por noso-
tros como el Padre común de todos 52. Si hay un solo Padre de todos,
no se puede despreciar a nadie por su origen53.
43. In 2 Cor., c. 1, l. 2.
44. In Job, c. 12. Cf. In Evang. Ioan., c.16, l.2: «Maxime adest in necessitatibus».
45. Cf, In IV Sent.,d. 46, q. 2, a. 2A; De reg. principum, I, c. 12.
46. Catena aurea in Lucam, c.6, l. 8.
47. S.Th. III 84, 1: «Homo inducitur ad misericordiam exemplo divinæ misericordiæ».
48. In Job, c. 27.
49. In orationem dominicam.
50. In Evang. Matthæi, c. 10, l. 2.
51. S. Th. II-II 63, 3.
52. II-II 97, 4.
53. In Evang. Matthæi, c.6, l. 3.
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II
Unión de voluntad
Unión en la acción
Por consiguiente, hay también unión del Padre y del Hijo en la ac-
ción. En Juan 14, 10 Jesús dice que el Padre, que mora en él, hace sus
obras (Juan 14, 10). Todo lo que hace el Padre, el Hijo lo hace igual-
mente76. Lo que hace el Hijo lo recibe del Padre77. Hay una conformi-
dad total entre el Padre y el Hijo. El Padre que ha enviado a su Hijo, es
quien le mandó lo que ha de decir y proclamar (Juan 12, 49). Porque
el Hijo es la imagen del Padre, las razones tanto de todas las cosas
como las de todas las acciones, son entregadas al Hijo quien es la sabi-
duría del Padre78.
En vista de esta unidad, algunos textos de la Biblia parecen extraños.
San Pablo escribe que el Padre entregó a su propio Hijo por todos noso-
tros (Rom. 8, 32). Tomás comenta, explicando el sentido de esta afirma-
Sin embargo, para que los hombres crean en Cristo, el Padre debe
traerlos. Esta «tracción» no lleva consigo una cierta coacción, sino que
se hace por la persuasión, por una revelación o un milagro. De hecho
el Padre habla interiormente a los elegidos86. Efectivamente, hay dos
maneras de conocer al Padre: por instrucción en la verdadera doctrina
y por una voz interior87. Tomás pone de relieve el instinto interior que
impele a la fe88. Cita una frase de San Agustín: «Trahit sua quemque
voluptas» (Cada uno es atraído por aquello en que se deleita). El hom-
bre será atraído mucho más a Cristo si se deleita en la verdad, la justi-
cia y los valores imperecederos.
Ser atraído por Dios como condición de la salvación presenta un
problema. Si unos se convierten y otros no, ¿es porque los últimos no
son traídos por el Padre? Tomás contesta que por sus propias fuerzas el
hombre no puede alzarse hacia el orden sobrenatural. Si no llegan allí,
no es porque el Padre no los trae, sino por un obstáculo en quienes no
llegan. Dios extiende su mano a todos, pero hay hombres que no to-
man la mano extendida. En los que de hecho son traídos, aparece la
inmensidad de la misericordia divina; en los otros brilla el orden de la
justicia de Dios. En cuanto a la selección no hay que buscar una razón,
porque ésta depende únicamente de la complacencia de la voluntad di-
vina89.
La preocupación del Padre celestial por nuestra salvación eterna es
expresada también por la metáfora del agricultor. Somos como un
campo que Dios está labrando, interior y exteriormente90. Tomás cita
un texto en este sentido de san Agustín: Dios nos corrige y nos hace
más perfectos, arrancando malas hierbas por su palabra, abriendo
nuestros corazones como el labrador la tierra, plantando las semillas de
85. In Ephes., c. 1, l. 2.
86. Ibid., c. 1, l. 15.
87. In Evang. Ioan., c. 17, l. 6.
88. Ibid., c. 6, l. 5: «Ideo trahit multos Pater ad Filium per instinctum divinæ operationis
moventis interius cor hominis ad credendum».
89. In Evang. Ioan., c. 6, l. 5.
90. In 2 Tim., c. 2, l. 3: «Agricola est interius et exterius operans»; In 1 Cor., c. 3, l. 2:
«Dei agricultura estis, quasi ager a Deo cultus».
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La oración al Padre
91. Catena aurea in Joan., c. 15, l. 1: «(Deus) nos colit, meliores nos reddit. Cultura ip-
sius est in nos, quod non cessat verbo suo extirpare mala semina de cordibus nostris, aperire
cor nostrum tamquam aratro sermonis, plantare semina præceptorum, expectare fructum
pietatis».
92. In Evang. Ioan., c. 15, l. 1: «Ex fructificatione nostra Pater glorificatur».
93. In Evang. Ioan., c. 15, l. 3.
94. In Evang. Ioan., c. 16, l. 6.
95. In Evang. Matth., c. 7, l. 1: «Quia nos vocamus eum patrem, tribuit nobis quod pater
filio».
96. In Evang. Ioan., c. 2, l. 1.
97. In Gal., c. 4, l. 3: «... clamara facientem non magnitudine vocis sen magnitudine et
fervore affectus. Tunc enim clamas Abba, Pater, quando per affectum accendimur calore
Spisitus Sancti ad desiderium Dei».
98. Sermones pro dominicis. PS, n. 77.
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Espíritu Santo es el sello de nuestra unión con el Padre. Así Tomás es-
cribe que, instruidos por Cristo, confesamos que tenemos un Padre.
Lo decimos no tanto con el sonido de la palabra, cuanto por la inten-
ción del corazón. Gracias al Espíritu lo decimos con el afecto de amor
que Él nos da99.
El comentario de Tomás sobre el Padre Nuestro resume su doctrina
sobre la oración cristiana. El Padre Nuestro expresa por qué podemos
esperar todo de Dios: es nuestro Padre y, si es padre, desea lo que apro-
vecha a sus hijos («si enim est pater, vult utilitatem filiorum»); Él pue-
de ayudarnos, porque está en el cielo. Precisamente estas palabras
muestran que se puede pedirle todo a nuestro Padre («omnia impetra-
bilia»). Si los hombres siendo malos saben dar cosas buenas a sus hijos,
¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se
lo piden? (Lucas 11, 13). Por fin, Tomás añade que a Dios le gusta más
la oración que no proviene de una situación de necesidad, sino de un
amor sincero100. Si Dios es nuestro Padre debemos no solamente respe-
tarle, sino también tomar cariño hacia Él101. Este afecto suave debemos
mostrarlo también a todo hombre necesitado. La relación familiar con
el Padre implica, según las palabras de Jesús, que el Padre y Él vendrán
y harán morada en nosotros (Juan 14, 23). Tomás comenta que la visi-
ta de Dios a nosotros significa que nos acercamos a Dios; que Él nos
llena de sus dones, nos ilumina y nos ayuda, dándonos la perseverancia
en el amor y en la presencia divina102.
99. In Rom., c. 8, l. 3.
100. In Evang. Matthæi, c. 6, l. 3.
101. In orationem dominicam, a. 2: «Cum ergo Deus sit pater noster, non solum debemus
eum revereri et timere, sed etiam ad eum habere debemus dulcem et pium affectum».
102. In Evang. Ioan, c. 14, l. 6.
103. Ibid., c. 12, l. 4.
104. De perfectione vitæ spiritualis, c. 10.
105. In Oratione dominica, l. 2.
106. Mateo 18, 23 ss.
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palabras de Jesús «Ni llaméis padre a nadie sobre la tierra, porque uno
solo es vuestro Padre, el que está en los cielos» (Mateo 23, 9), Tomás
hace notar que en este texto «tener un padre sobre la tierra» significa
buscar su heredad en este mundo107. Al ser Dios el creador que gobier-
na el mundo, todos recibimos de su parte en nuestra heredad: los ma-
los reciben los bienes de la tierra, los buenos los bienes espirituales108.
Las buenas obras que hacemos son para la gente una ocasión de glorifi-
car a nuestro Padre (Mateo 5, 16), es decir podemos manifestar lo que
es Dios en lo que hacemos109.
Recapitulando lo que implica la voluntad de Dios Padre con rela-
ción a nuestra conducta se puede decir que hace falta asimilarnos a Él:
el signo de filiación es que uno se asimile a aquel del que es hijo110. Es
decir que, en lo mejor que podamos, debemos imitar la bondad de
Dios en nuestro afecto y en nuestras obras111. Por consiguiente, se trata
de «ser perfectos como perfecto es nuestro Padre celestial» (Mateo 5,
48), una palabra de Jesús que viene citada muchas veces por Tomás.
Volver al Padre
107. In Evang. Matthæi, c. 23, l. 1: «Ille proprie dicitur patrem habere in terris qui hære-
ditatem quærit in terris».
108. In Job, c. 27.
109. In Evang. Matthæi. c. 9. l. 5.
110. In Evang. Ioan., c. 8, l. 5: «Signum alicuius filiationis est quod assimiletur ei cuius fi-
lius est».
111. In Iob, c. 23: «... quod homo secundum suum posse imitetur in suis affectibus et
operibus divinæ bonitatis operationem».
112. In Philip., c. 3, l. 1.
113. In Evang. Matthæi, c.25, l. 3.
114. In Evang. Ioan., c. 14, l. 3.