Depresion en La Adolescencia

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DOCUMENTOS Almudena García Alonso. Doctora Facultad de Psicología.

Universidad Complutense de Madrid

5 La depresión en adolescentes
El presente artículo define el concepto de depresión, recorre su evolución histórica y
compara las diferentes teorías acerca de su etiología. Analiza la prevalencia y las diferencias según sexo, edad y cultura
Tras esta introducción general, se centra en la depresión adolescente describiendo los criterios diagnósticos para adultos y
las características diferenciales con los adolescentes. Se evalúan los factores de protección y los de riesgo con una
mención particular del riesgo de suicidio. También se analizan las posibles complicaciones y las consecuencias que se
derivan de este tipo de trastornos. Por último, se exponen los tratamientos disponibles: psicofarmacológicos y
psicoterapéuticos con sus ventajas y limitaciones. En un último apartado, se recogen instrumentos de evaluación,
recomendaciones para padres y direcciones de interés. Las conclusiones generales enfatizan la necesidad de crear
unidades multidisciplinares especializadas que permitan una detección precoz y un
tratamiento integrado.

Definición

Depresión

La depresión se trata de un trastorno psíquico, habitualmente recurrente, que causa una


alteración del estado de ánimo de tipo depresivo ( tristeza ) a menudo acompañado de
ansiedad, en el que pueden darse, además, otros síntomas psíquicos de inhibición,
sensación de vacío y desinterés general, disminución de la comunicación y del contacto
social, alteraciones del apetito y el sueño (insomnio tardío) agitación o enlentecimiento
psicomotor, sentimientos de culpa y de incapacidad, ideas de muerte e incluso intento de
suicidio, etc. así como síntomas somáticos diversos.

Hollon y Beck (1979), definen la depresión como el síndrome en el que interactúan diversas
modalidades: somática, afectiva, conductual y cognitiva. Considerando que las distorsiones
cognitivas en el análisis y procesamiento de la información, son la causa principal del
desorden a partir del cual se desatan los componentes restantes.

Para algunos autores, los síntomas de la depresión en el adolescente son: aburrimiento,


fatiga, nerviosismo, falta de concentración, llamadas de atención, conducta sexual
anárquica, hipocondría y agresividad (Weiner,H.; Glaser,D.; Malmquist,C.P.)
Toolan,M.(1.996) sin embargo, se centra más en trastornos del comportamiento:
desobediencias , faltas injustificadas a clase, cólera, fugas injustificadas, auto
destructividad, tendencias masoquistas y predisposición a los accidentes, conceptos
(agresividad, problemas escolares e inestabilidad) que ya citaba Bakwin, H. en 1.956. De
todos modos, existe un infra diagnóstico de la depresión en la adolescencia, debido a la
interpretación de la variabilidad de los estados de ánimo como cambios hormonales
propios de esta etapa.

Adolescencia

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La adolescencia es el período comprendido entre los 12 y los 18 años. Este periodo esta
marcado por cambios muy importantes en tres áreas:

Físicamente, el adolescente experimenta todos los cambios corporales de la pubertad.

En cuanto al desarrollo cognoscitivo, los adolescentes inician el pensamiento operacional


formal y los primeros pasos hacia la construcción de una identidad ocupacional y sexual.
Las primeras etapas de las operaciones formales son visibles para muchos, pero no para
todos los adolescentes en este periodo. Estas etapas de los 14 años o más se caracterizan
por un razonamiento moral convencional. A los 17 o 18 años, algunos adolescentes han
alcanzado operaciones formales consolidadas por un razonamiento moral.

En el desarrollo social estos cambios no sólo afectan a las relaciones con sus compañeros,
también afectan a las relaciones con sus padres. De hecho, es el periodo de desequilibrio
social con mayores problemas en las relaciones padre-hijo, influencia máxima de la presión
de los compañeros y problemas de la conducta y depresión. El adolescente empieza a
cuestionar los antiguos valores, los viejos papeles, las viejas ideas de la identidad. Las
amistades individuales son importantes a lo largo de este periodo, aunque también se
inician las relaciones heterosexuales.

Diagnóstico

Historia

La depresión existe desde la antigüedad. En el Antiguo Testamento se describe un síndrome


depresivo en el rey Saúl. Homero, en el 400 a. C., se refirió a los trastornos mentales a los
que denominó “mainé” y “melancolía”( En la Ilíada se relata el suicidio de Ajax). Soranos de
Ephesus describió los síntomas principales de la melancolía que son tristeza, deseos de
morir, suspicacia acentuada, tendencia al llanto, irritabilidad en ocasiones jovialidad.

Posteriormente, Aulus Cornelius en el 30 a.C. describió la melancolía en su libro “De re


medicinae”: Kapplan, H. & Sadoock, B. (1.996), término que también utilizaron Areteo (120-
180), Galeno (129-199), Alexander de Tralles en el Siglo VI y el médico Moses Maimónides
en el Siglo XII.

Por desgracia, el último período Medieval se caracterizó por un énfasis en la demonología y


la superstición como bases explicativas del comportamiento anormal. Sin embargo
Paracelso (1.493-1541) se opuso a estas creencias retomando las tesis Griegas que
explicaban la conducta desadaptada en base a fenómenos naturales. En el Siglo XVI, Juan
Huarte de San Juan (1.530- 1.589) escribió un tratado sobre psicología “Probe of the mind”,
apoyando la explicación racional del desarrollo psicológico frente a teorías teológicas.

Otro escritor de la Edad de la Razón: Robert Burton (1.577-1.640), destacó el papel del
enfado como centro emocional de la depresión en su obra “Anatomy of Melancholy”.
Posteriormente en el Siglo XVII, Bonet describió una enfermedad mental a la que denominó
“maniaco-melancholicus”. En 1.854 Jules Falret llamó “folie circulaire” a una enfermedad
caracterizada por la alternancia de estados depresivos con estados de manía. Coetáneo de
Falret, el psiquiatra francés Jules Baillarger describió una forma de depresión “folie à
double forme” en la que los pacientes se iban deprimiendo cada vez más, entrando en un
estado de estupor del que se recuperaban tras un espacio temporal.

Durante los inicios del Siglo XIX, el médico Franz Joseph Gall (1.758-1.828) formuló la teoría
de la frenología tras estudiar el cerebro de diferentes tipos de personas: jóvenes, ancianos
y trastornados. Según esta teoría,, distintas facultades psicológicas se localizan en áreas
específicas del cerebro. Se va evolucionando pues, hacia una base física de la enfermedad
mental, como reflejan los tratamientos del médico escocés William Cullen (1.712- 1.790)

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En estos mismos años, aparece un movimiento de reforma en Francia que, capitaneado por
Pinel (1.745-1.826), refleja la compasión por las personas que padecen trastornos
mentales. Pinel plantea que lo que necesitan los pacientes es cuidado humano y
tratamiento. De hecho, llegó a proponer el siguiente tratamiento:

“Paciencia, firmeza, sentimiento humanitario en la forma de guiarlos, cuidado continuo en


los pabellones para evitar los brotes de ira y las exasperaciones, ocupaciones agradables
que varíen de acuerdo con las diferencias en el gusto, distintos tipos de ejercicio físico,
lugares amplios entre los árboles, toda la alegría y la tranquilidad de la vida en el campo y,
de vez en cuando, música suave y melodiosa, algo fácil de lograr ya que casi siempre en
estos establecimientos hay algún músico distinguido cuyo talento necesita ejercitarse y
cultivarse.” Pinel (1.809) pp. 258-260.

Una de las características que más nos interesan de este movimiento de reforma europeo,
fue la creación de instituciones para el tratamiento de niños con problemas psicológicos y
con retraso mental. A principios del siglo XIX, había una elevada tasa de mortalidad infantil
y una muerte prematura en aquellos niños y adolescentes que trabajaban en minas de
carbón, y fábricas textiles. A principios del siglo XIX Philippe Pinel indicó que el
pensamiento de los melancólicos estaba completamente concentrado en un objeto
(obsesivamente), y que la memoria y la asociación de ideas estaban frecuentemente
perturbadas, pudiendo en ocasiones inducir a suicidio.

En América, Dorothea Dix (1.802-1.887) maestra de Boston, se preocupó tanto por la falta
de trato humano e instalaciones dignas para los enfermos mentales, que visitó 18 misiones,
300 prisiones y 500 hospitales consiguiendo que se construyeran 32 hospitales de salud
mental.

En Europa hasta 1.850, a los niños se les internaba en las mismas instituciones que a los
adultos (se les encarcelaba), puesto que la niñez era la época anterior a la adquisición de la
razón y la pérdida de la razón significaba demencia. En 1.816 casi un cuarto de los
prisioneros de las cárceles Londinenses tenían menos de 17 años.

Tras una lenta evolución, a mediados del siglo XIX, los libros de texto que describían las
anomalías psicológicas, empezaron a incluir secciones dedicadas a los niños en las que se
describían trastornos como el denominado “demencia de edad temprana”.

En 1.882 desde Alemania, el psiquiatra Karl Kahlbaum acuñó el término “ciclotimia” para
englobar depresión y manía, como estados de la misma enfermedad mientras que
Kraepelin en 1.899 describía una psicosis maníaco depresiva cuyos criterios son
compatibles con lo que actualmente se diagnostica como Bipolar I y otro caso compatible
con el trastorno de ánimo
de inicio tardío.

Se habían sentado las bases nosográficas que permitirían en los albores del siglo veinte,
establecer las clasificaciones posteriores de los trastornos el estado de ánimo.

Categorías diagnósticas y subtipos


Según la última revisión efectuada por la American Psychiatric Association del Manual
Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV-TR), los trastornos de la
infancia no incluyen ninguna categoría que aborde las depresiones infantiles como
síndrome, aunque sí se cita sintomatología depresiva asociada en el trastorno de ansiedad
por separación. El diagnóstico de las depresiones en el niño y en el adolescente se realiza
en base a los mismos criterios que los adultos, con dos matizaciones; lo que en el adulto se
manifiesta como un estado de ánimo deprimido, en el adolescente puede manifestarse
como irritación. En segundo lugar, el aumento o pérdida de peso en este caso no se valora

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específicamente; tan sólo se considera el fracaso a la hora de estimar una ganancia de peso
establecida.

Por su parte, la Clasificación Internacional de Enfermedades (Organización Mundial de la


Salud) en su última versión (CIE 10) tampoco considera la depresión como una categoría
diagnóstica susceptible de ser incluida en los trastornos infantiles.

La clasificación de los trastornos depresivos, se establece en función de dos criterios: la


severidad sintomática y la posibilidad de ciclar o no. De esta
forma se establecen dos categorías básicas:

Episodio Depresivo mayor con episodio único o recidivante, que presenta una
sintomatología más relevante (consultar criterios diagnósticos específicos en DSM-IV-
TR) y Trastorno Distímico, con una sintomatología depresiva moderada.

Trastornos Bipolares, de tipo I y II en función de si se presentan episodios combinados,


maníacos, hipomaníacos y depresivos (Tipo I) o bien episodios depresivos y/o
hipomaníacos pero nunca maníacos (Tipo II) y trastorno ciclotímico que comprende
ciclos suaves que pueden
coincidir con períodos estacionales.

Una tercera categoría englobaría sintomatología depresiva asociada a otras


causas:

Trastorno del estado de ánimo debido a… (enfermedad médica) Trastorno del estado

de ánimo inducido por sustancias.

Trastorno del estado de ánimo no especificado.

Síntomas propios de la adolescencia

La mayoría de los especialistas en el tema, están de acuerdo a la hora de describir los


síntomas de la depresión propios de los adolescentes:

Aumento o descenso de peso.

Hipo o hipersomnia.

Disminución del rendimiento académico.

Problemas de atención y dificultad de concentración.

Anergia (pérdida o ausencia de energía) Agitación motora o

enlentecimiento.

Ausencia de motivación.

Estado de ánimo deprimido. Baja autoestima.

Evitación de actividades lúdicas.

Interacción social y familiar disminuídas.

Deseo continuo de estar sólo y no ser molestado.

Pensamientos recurrentes de muerte.

Actividades autodestructivas.

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Las depresiones en adolescentes parecen ser similares a las de los adultos en cuanto a
expresión sintomática, sin embargo existe un factor diferencial más que relevante; las
sobrepasan en cuanto a destructividad (Rivero, C.)

Síntomas dependientes de edad, cultura y sexo

Parece que las cifras apoyan la teoría de que los síntomas melancólicos se dan más en
personas de edad más avanzada, mientras que los síntomas atípicos se presentan en
personas más jóvenes.

La edad de inicio también apoya esta dirección, puesto que la edad de inicio en las
depresiones mayores se sitúa en torno a una media de 40 años, iniciando el trastorno entre
los 20 y los 50 años un 50% de los sujetos. La depresión bipolar por el contrario, posee un
inicio más temprano con una edad media de inicio de 30 años y con casos registrados desde
los cinco años hasta los cincuenta según Kaplan,H. & Sadock,B., (1.996)

En lo que concierne al sexo, el trastorno depresivo mayor único o recidivante, es dos veces
más frecuente en mujeres que en varones, tanto en adolescentes como en adultos, sin
existir relación aparente con raza, nivel de estudios o estado civil : Vallejo Ruiloba, J.&
Homon,J. (2.006) Los episodios mixtos parecen ser más frecuentes en varones que en
mujeres. En niños, los trastornos distímicos se presentan por igual en ambos sexos,
provocando deterioro en el rendimiento escolar y en la interacción social, además de
irritación, baja autoestima y escasas habilidades sociales.

En lo que respecta a factores culturales, la depresión en general, posee diferentes


expresiones sintomáticas dependientes de la cultura. En las culturas latinas y
mediterráneas por ejemplo, aparecen quejas de “nervios y cefaleas”, mientras que estas
quejas en las culturas Asiáticas, se centran más en problemas de debilidad o cansancio o
incluso de falta de equilibrio.

En cuanto a la población inmigrante, parece que existen una serie de


circunstancias que actuarían como factores de riesgo:

Desarraigo familiar.

Aglomeraciones en las viviendas.

Condiciones laborales con jornadas agotadoras.

Contextos xenófobos circundantes.

Riesgo de suicidio en el adolescente

Según algunas estadísticas Europeas, quitarse la vida es la segunda causa de muerte en


adolescentes de la Unión Europea (Mª José Mardomingo 0Unidad de Pediatría, Hospital
Gregorio Marañón de Madrid)

En el caso de los adolescentes suicidas, se han hallado datos: Fan et cols. (1.970) que
sugieren que en muchos casos el acto suicida, es la única manifestación que lleva consigo
un exámen médico.Datos de la OPS (Organización Panamericana de la Salud), relacionan el
60% de los intentos de suicidio con trastornos depresivos. De hecho, esta organización
observó que en 42 de los 52 casos estudiados, el intento de suicidio aparecía como única
manifestación clínica.

Davidson et cols (1.972) por su parte, estudiaron los motivos subyacentes a las tentativas
de suicidio adolescentes, comprobando que un 60% de ellos acumulaban dificultades

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familiares, sociales y circunstancias conflictivas ajenas a ellos. Este mismo autor encontró la
existencia de un problema de salud mental en uno de los progenitores, en un 33% de los
casos estudiados.

Una decepción amorosa, la falta de integración social, la ausencia de la figura materna y/o
paterna y el fracaso académico, podrían actuar como factores moduladores. A este
respecto, nuestra sociedad actual proporciona desencadenantes más fulminantes: valores
centrados en el tener y no en el ser, baja o nula tolerancia a la frustración, necesidad de
satisfacer de forma inmediata las necesidades materiales o afectivas, crítica a las conductas
de cooperación, elogio al individualismo y filosofía de vida centrada en el recibir de forma
continua con un modelo de atribución externo que apoya el no responsabilizarse de las
propias acciones, entre otros.

Curso

La Depresión Bipolar Tipo I tiene una edad de aparición en torno a los 20 años, no como los
episodios maniacos, que se sitúan en los primeros años de la treintena. En cuanto a la
Distimia, tiene un comienzo temprano en la niñez, adolescencia o principio de la edad
adulta y su curso suele ser crónico.

Algunos autores (Talbott, p.406) establecen el curso de la depresión como crónico en un


20% de los casos, episódico en un 40% y con remisión completa en un 40% de los casos.

Evolución y pronóstico

En la adolescencia pueden aparecer reacciones de tipo mixto: ansiosodepresivas que


evolucionan desapareciendo el estado depresivo y depresión por inferioridad o depresión
por abandono cuya evolución en el tiempo depende del tratamiento propuesto. Los
episodios hipomaníacos en la población adolescente, pueden ir asociados a ausencias
escolares, comportamiento antisocial, fracaso escolar y consumo de sustancias.

Factores de protección

Según Cava, M.J. & Murgui, S. y Musitu, G. (2.008) son factores de protección:

Calidad de las amistades.

Estatus en el grupo de iguales (Un estatus positivo o bien valorado)

Actitudes y expectativas de sus amigos hacia: autoridad y el consumo de sustancias ( Una


actitud de respeto a la autoridad y de rechazo hacia el consumo)

De forma más genérica, también se citan:

Adecuada comunicación familiar.

Elevada autoestima social.

Elevada autoestima familiar.

Complicaciones

Cualquier trastorno depresivo, puede evolucionar hacia un cuadro de mayor entidad o bien
agudizarse o cronificarse, en función de una serie de factores:

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Muerte de un familiar próximo.

Muerte de un amigo.

Maltrato físico y/o psíquico.

Maltrato a uno de los progenitores.

Abusos sexuales.

Patología física relevante.

Intento o tentativa de suicidio.

Consumo excesivo de drogas, alcohol, marihuana o cocaína.

Fracaso amoroso.

Divorcio de los progenitores.

Cambio de residencia.

Acoso escolar.

Dificultad para la integración social.

Fracaso escolar.

Consecuencias

Las consecuencias inmediatas de un trastorno depresivo según Corcos, M. et al (2.003) en


estas edades son:

Trastornos del comportamiento.

Fracaso escolar.

Conductas suicidas.

Conductas de dependencia.

Otra complicación que empieza a estudiarse es el papel de los síntomas depresivos como
factor de riesgo para desarrollar sobrepeso en infancia y adolescencia. Una investigación de
Liem, E. T.; Sauer, P.J. et cols. (2.008), revisó bases de datos de revistas médicas desde
enero de 1997 hasta marzo de 2.007, concluyendo que los resultados apoyan una relación
positiva entre los síntomas depresivos a la edad de 6 a 19 años y el sobrepeso en la etapa
adulta de la vida., valorada tras un período de 1 a 15 años.

Diagnóstico Diferencial

Existen una serie de alteraciones médicas no psiquiátricas que cursan con sintomatología
depresiva comórbida:

Trastornos endocrinos (glándulas pituitaria, adrenal y tiroidea)

Déficits y excesos de vitaminas y minerales (pelagra, hipervitaminosis A, beri-beri, anemia


perniciosa)

Infecciones (encefalitis, hepatitis, tuberculosis)

Trastornos neurológicos (esclerosis múltiple y enfermedad de Wilson)

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Enfermedades del colágeno ( lupus sistémico eritematoso) Trastornos

cardiovasculares (cardiomiopatía, isquemia cerebral) Procesos oncológicos.

En ocasiones puede diagnosticarse una Depresión Mayor cuando en realidad


se trata de:

Trastorno del estado de ánimo debido a enfermedad médica.

Trastorno del estado de ánimo debido a consumo de sustancias.

Hipotiroidismo.

Trastorno esquizoafectivo.

En la Distimia, habría que diferenciar con:

Trastorno Depresivo Mayor.

Trastorno debido a enfermedad médica.

Trastorno del estado de ánimo.

También se diagnostica Episodio mixto, cuando en realidad es un:

Trastorno del estado de ánimo debido a enfermedad médica.

Trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias.

Trastorno por Déficit de Atención por hiperactividad.

En cuanto al diagnóstico del Episodio Hipomaníaco, hay que hacer el diagnóstico diferencial
con:

Trastorno de ánimo debido a enfermedad médica.

Trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias.

Trastorno de Déficit de Atención con Hiperactividad.

Con respecto al Trastorno Bipolar II, hay que diferenciar con:

Trastorno del estado de ánimo debido a enfermedad médica.

Trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias.

Trastorno ciclotímico.

Trastornos psicóticos.

Y en cuanto a la Ciclotimia, pueden cometerse errores de diagnóstico con:

Trastorno del estado de ánimo debido a enfermedad médica.

Trastorno del estado de ánimo inducido por sustancias, Trastorno Bipolar

Tipo I con ciclos rápidos.

Trastorno Bipolar Tipo II con ciclos rápidos.

Trastorno límite de la personalidad.

Por último, hay que tener en cuenta que en adolescentes se tiende a sobre diagnosticar la
esquizofrenia, sobre todo en los casos en que se trata de un Trastorno Bipolar I.

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Otros términos más genéricos y que constituyen descripciones sintomáticas generales,
pueden convertirse a veces en síndromes de forma errónea, a saber:

Duelo:

El duelo implica siempre una pérdida de una persona o de un valor abstracto específico:
libertad, por ejemplo. Según Freud, S. (En: Essaies de Psichoanalyse, 1.986), en el duelo
podemos presuponer que la persona se recuperará después de cierto tiempo. Por lo tanto,
sería inoportuno y perjudicial perturbarlo. Por otra parte, en el duelo no aparece una
característica básica de la depresión: la disminución del sentimiento de autoestima.

Humor depresivo:

Entendido como “menosprecio por la propia persona, que invade de descontento toda
representación, actividad y afecto”: Hollande, C. (1.976) en: Marcelli, D. y Braconnier, A.
(2.003), puede confundirse con uno de los signos típicos de las depresión, pero en el
adolescente será su estabilidad en el tiempo y su grado de intensidad la que nos alarme si
llega el caso.

Aburrimiento:

A pesar de su aparente aspecto de inhibición afectiva, motora o intelectual, en la


adolescencia muchos autores la identifican con una forma de “ensimismamiento
productivo” a todos los niveles que podría incluso suponer un mecanismo defensivo ante la
depresión.

Indiferencia:

La indiferencia entendida como rechazo para interesarse por personas, situaciones u


objetos, es uno de los aspectos más primados por la sociedad actual (mucho más centrada
en la autosatisfacción inmediata individual que en la grupal). Precisamente por ello, apenas
constituye un elemento patológico en el adolescente, mucho más expuesto a los medios de
comunicación y a los reclamos publicitarios.

Prevalencia
La Organización Mundial de la Salud, ya ha alertado acerca de la Depresión como el mayor
problema de salud mental del mundo, sobre todo en países desarrollados.

Las cifras de prevalencia en la población adulta, son las siguientes:

Depresión Mayor: presente en 10-15% mujeres y 5-12% de hombres

Distimia más Depresión Mayor superpuesta aparece en un 6% de la población.

Distimia simple: 3% de la población.

Trastorno Bipolar I: entre el 0,4 y el 1% de la población.

Trastorno Bipolar II: 0,5% de la población.

Trastorno ciclotímico: 0,4-1% de la población.

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Lewinsohn et cols. (1.993) estiman una prevalencia de la Depresión en la población general
en torno al 15% .De forma específica, se estima: Vallejo Ruiloba,J. (2.006) que entre
pacientes psiquiátricos, la Depresión afecta al 50%.

Esta prevalencia desciende hasta un 8% en el caso de la población adolescente, según datos


de la Organización Mundial de la Salud, aunque autores como Festorazzi Acosta, A. &
Rodríguez, A. (2.008), hayan encontrado en los adolescentes, prevalencias del 24% para la
depresión y del 11% para la ansiedad concluyendo además que ambos trastornos suelen
presentarse conjuntamente. Estas cifras coinciden con las establecidas para la población
Española, incluyendo el 20-40% de los casos en los que el Trastorno Bipolar se inicia en la
adolescencia.

Parece que se de una tendencia al aumento de este tipo de problemas psicopatológicos,


como afirma el: Journal of Child Psychology and Psychiatry (2.004) cuando cifra en un 70%
el aumento de la depresión en adolescentes Británicos.

Otros datos: Marcelli, D. & Braconnier, A. (2.005), afirman que un 67% de los adolescentes
con Depresión Mayor no están siendo tratados ni médica ni psicológicamente. Quizás este
hecho sea el que justifique el hallazgo de Harrington (1.977) de que existía una recidiva del
60% en este tipo de trastornos.

Modelos explicativos (etiopatogenia)

Genética:

El riesgo de morbilidad en familiares de pacientes Bipolares según Vallejo y Ruiloba (2.006),


se estima en un 12,1 (padres), 21,2 (hermanos) y 24,6 (hijos).

Neuroendrocrinología:

Existen evidencias de que en las depresiones endógenas, se da un alteración del complejo


hipotálamo-hipofisario.

Neurofisiología y Neuroanatomía:

Parece demostrado que en la Depresión existen disfunciones en zonas del sistema límbico,
córtex pre frontal y temporal, cíngulo anterior y núcleo caudado Videbech, (2.000)

Nivel Funcional:

Según Koplewicz, H.S., entre los 14 y 17 años, el cerebro sufre una serie de modificaciones
que alteran las conducciones neuronales, eliminando células innecesarias y primando redes
imprescindibles para nuestro aprendizaje como adultos. En cualquier caso, habría que
demostrar que estas modificaciones están relacionadas con los trastornos depresivos.

Bioquímica:

La hipótesis catecolaminérgica, es la que inicia la investigación bioquímica en la psiquiatría.


Según esta hipótesis, algunas depresiones presentan decrementos funcionales en la
noradrenalina, mientras que los Trastornos Bipolares estarían relacionados con

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incrementos en la actividad de la noradrenalina, efectos que se pueden bloquear con
antagonistas dopaminérgicos.

La hipótesis serotoninérgica, atribuye un papel decisivo de la disminución de la actividad de


la serotonina como factor desencadenante en la Depresión. En este caso, son eficaces los
inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) como el citalopram, fluoxetina,
paroxetina y fluvoxamina entre otros.

Otros autores como Janowsky y cols. (1.972) describieron una alteración del sistema
colinérgico, llegando a proponer la hipersensibilidad colinérgica como un marcador de tipo
genético de la depresión.

Factores psicológicos:

Psicoanálisis:

La obra “Duelo y melancolía” de Freud, presenta la depresión como un duelo, reacción


normal ante la pérdida real, en donde se retira la energía del objeto perdido, regresando
hacia el propio individuo, predominando los sentimientos de abatimiento y tristeza.

Conductismo:

Seligman y su equipo de la Universidad de Pensilvania, acuñaron en 1.967 el término


learned helplessness (indefensión aprendida) de forma casual, mientras investigaban la
teoría del aprendizaje en perros. Según este autor, la depresión aparece en sujetos con una
auto percepción de descontrol sobre circunstancias externas reforzadoras, puesto que este
hecho conduce de forma indefectible hacia vivencias de inseguridad, pasividad y
desesperanza.

Lewinsohn (1.993) por su parte, explicó la depresión como el resultado de la ausencia de


habilidades sociales y disminución de reforzamiento positivo contingente con la respuesta.

Teorías Cognitivas:

En 1.964, Aaron Beck: Beck, A. (1.964) describió un “estilo cognitivo alterado” como
principal responsable del trastorno afectivo. Este estilo cognitivo particular, estaría
caracterizado a grandes rasgos por una concepción peyorativa de sí mismo, interpretación
negativa de las experiencias propias y visión pesimista del futuro.

Tratamiento

Psiquiátrico:

En general, cualquier tratamiento se prescribe en función de la severidad sintomática, de la


rapidez de sus efectos y de la moderación de los efectos secundarios.

Hace varias décadas se utilizaban los IMAOS (inhibidores de la mono amino oxidasa) y
antidepresivos tricíclicos en el tratamiento de la depresión mayor y el litio. Sin embargo,
tras comprobar que los antidepresivos tricíclicos podían precipitar una manía, se han
iniciado nuevas investigaciones volviendo a recuperar tratamientos en desuso como la
deprivación de sueño y el tratamiento con luz de elevada intensidad.

La salud mental de las personas jóvenes en España 95


En casos de manía se suelen utilizar fármacos anti psicóticos (fenotiazinas) como
coadyuvantes al tratamiento con litio como fármaco estabilizador del estado de ánimo en
trastornos bipolares. o anti convulsionantes
(carbamazepina, clonazepam y valproato) si la sintomatología es acusada.

En adolescentes, el tratamiento de elección solían ser los ISRS, pero las ultimas
investigaciones parecen mostrar un aumento de pensamientos y acciones suicidas en niños
y adolescentes, asociados a este tipo de psicofármacos. De hecho, el pasado 8 de
noviembre de 2.008, la Agencia Española de medicamentos y productos sanitarios remitió
una nota a los profesionales sanitarios, en la que desaconsejaba la utilización de los ISRS en
el tratamiento de la depresión en niños y adolescentes, tras examinar varios estudios que
vinculaban estos fármacos con el aumento de comportamientos suicidas en la citada
población.

Según un estudio de la Universidad de Maryland en Estados Unidos, el número de niños


que toma psicofármacos por problemas de comportamiento y emocionales ha aumentado
en más del doble en una década..El problema es que se desconocen los efectos a largo
plazo de estos medicamentos en una población tan joven.

La otra cara de la moneda, la aportan las cifras que presenta Roger Vilar y que concluyen
que de cada 10 depresivos, menos de 2 recibe tratamiento (los jóvenes no tratados
pueden tener un episodio de Depresión Mayor cada seis meses aproximadamente, lo que
significaría entre 6 y 12 recaídas durante la adolescencia)

Por ultimo, citar la TEC (terapia electroconvulsiva), como un tipo de tratamiento para casos
severos que no responden a medicación o en casos con gran agitación o intentos de
autolisis difícilmente controlables psicofarmacológicamente. Estas reservas en su
utilización, provienen del hecho de que este tipo de intervención produce cambios
profundos en el
acción se supone que disminuye la cantidad de receptores adrenérgicos β, SNC (Sistema
Nervioso Central) aunque se desconocen sus mecanismos de
aumentando la sensibilidad de los receptores dopaminérgicos y serotoninérgicos.

Eficacia del tratamiento psicofarmacológico:

Según Salín Pascual, R. (1.997), la Depresión Mayor con melancolía debe tratarse con
venlafaxina y no con ISRS., mientras que si la depresión tiene un componente ansioso, el
tratamiento de elección sería la amitriptilina. En cuanto a los efectos secundarios, cita las
nauseas en el caso de venlafaxina, fluoxetina y otros ISRS y el deseo sexual inhibido en el
caso de ISRS, venlafaxina, ADT e IMAOS. Recomienda la utilización de antidepresivos
tricíclicos como tratamiento de segunda elección en el caso de depresiones secundarias a
problemas médicos y recuerda es fundamental individualizar, observar respuestas y sobre
todo, establecer patrones familiares de respuesta a medicación en el caso de que existan
antecedentes familiares demostrados.

Psicoterapeútico:

La depresión, implica una serie de factores biopsicosociales complejos, aunque en la


mayoría de los cuadros depresivos la relevancia de los factores biológicos, obliga a un
tratamiento psicofarmacológico pautado.

El tratamiento de la depresión en adolescentes, requiere de una serie e


características específicas como son:

Gran flexibilidad por parte del psicoterapeuta.

96 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 09 | nº 84


Paciencia y empatía (al adolescente le resulta difícil poder mantener una conversación
sobre sus problemas de forma unipersonal y con un adulto)

Capacidad para generar un clima de confianza, que no induzca a vivir la psicoterapia de


una forma intrusiva o controladora, hecho que
conllevaría una no colaboración implícita o explícita.

Precisamente, estas son algunas de las razones por las cuales en ocasiones se opta por un
tratamiento grupal (unidades de tratamiento de trastornos de la alimentación, por
ejemplo.)

Psicoanálisis:

Las principales técnicas propuestas por autores especializados son:

Entrevistas exigidas, Psicoterapia breve o de larga duración (Malan, Davanloo).

Psicoterapia breve de provocación de ansiedad (Sifneos)

Psicoterapia dinámica de tiempo limitado (Strupp)

Terapia expresiva y de apoyo (Luvorsky)

Terapia de Conducta:

La Terapia de Conducta trabaja con la modificación de las conductas depresivas. Se llega al


cambio conductual mediante el cambio en los
sistemas de recompensa y castigo. Las fases incluyen:

Análisis funcional de la conducta.

Selección de conductas específicas.

Registros.

Entrenamiento en relajación.

Entrenamiento en asertividad.

Control de la conducta estado de ánimo.

Detención, retraso y sustitución de pensamientos disfuncionales.

Terapia Cognitivo-conductual:

Desarrollada por Aaron Beck en 1.979, propone pautas específicas para el tratamiento de la
depresión. Se basa en la idea de que la depresión posee una serie de síntomas producidos
por distorsiones cognitivas. La terapia cognitivo conductual se centra en la resolución de
objetivos concretos mediante la participación activa de terapeuta y paciente.

Como estrategia, se manejan tres componentes:

Didáctico (genera expectativas positivas como medio de aumentar la adherencia al


tratamiento)

Semántico (identificación y sustitución de pensamientos disfuncionales)

Cognitivo o conductual (reducción de la frecuencia de pensamientos


negativos)

Terapia Interpersonal:

La salud mental de las personas jóvenes en España 97


Centrada en interacciones interpersonales y en el entorno psicosocial como centro del
tratamiento. Se utiliza la psicoeducación de la depresión en general. La definición de los
problemas en función de los cuales se
seleccionan tratamientos específicos son:

Técnicas exploratorias directas e indirectas.

Facilitación del afecto.

Análisis de clarificación.

Uso de la relación terapéutica.

Terapia Familiar:

La Terapia familiar recomendad para este tipo de casos, es la Terapia familiar con
componente sistémico.

Eficacia del tratamiento psicoterapéutico:

Apenas existen trabajos exhaustivos que evalúen la eficacia del total de tratamientos
psicológicos, aunque la mayoría de ellos coinciden en recomendar la terapia cognitivo
conductual como la más eficaz. Uno de los más rigurosos es la Tesis Doctoral de Montoya
Fernández, M.J. (2.003) “Eficacia del tratamiento para la depresión infantil y adolescente;
un estudio meta analítico”, publicada por la Facultad de Psicología de la Universidad de
Murcia, donde se concluye que los tratamientos psicoterapéuticos son eficaces en este tipo
de trastornos, siendo la Terapia Cognitivo- Conductual la que muestra una mayor evidencia
experimental.

Eficacia de tratamientos combinados:

Varios investigadores de la Universidad de Duke, en Estados Unidos, han publicado una


investigación en el Journal of American Medical Association (JAMA) en la que asignaban
439 adolescentes con depresión grave a cuatro grupos:

Tratamiento con fluoxetina.

Tratamiento con psicoterapia y fluoxetina.

Tratamiento con psicoterapia.

Placebo.

Tras tres meses de tratamiento, obtuvieron los siguientes porcentajes de respuesta al


tratamiento:

Tratamiento con fluoxetina. (60,6%)

Tratamiento con psicoterapia. (43,2)

Tratamiento con psicoterapia y fluoxetina. (71,6%)

Placebo. (38,4%)

Los autores concluyeron que tanto la fluoxetina como el tratamiento psicológico deberían
estar disponibles en el tratamiento de la depresión adolescente. Sin embargo el codirector
de la publicación: Richard M. Glass, matiza estos resultados aludiendo a que el estudio deja
dos preguntas sin resolver, la primera es si la fluoxetina es el único psicofármaco eficaz en
el tratamiento de la depresión adolescente y la segunda es si la psicoterapia por sí sola es
eficaz cuando se trata de depresiones moderadas o graves.

98 REVISTA DE ESTUDIOS DE JUVENTUD ≥ marzo 09 | nº 84


Normas generales para padres
Según Masís Olivas, E. (2.008), los padres deberían:

Buscar un apoyo profesional que permita detectar irregularidades; buscar un apoyo


médico, psicológico y educativo, si fuese necesario.

Revisar si la dinámica familiar puede ser el desencadenante de la depresión de su


hijo/hija.

Propiciar la integración de su hijo/hija en el grupo familiar, haciéndole sentirse


importante dentro del mismo ( que se le tiene en cuenta a la hora de tomar
decisiones, por ejemplo)

Supervisar sus hábitos alimenticios y de auto higiene, así como la organización del
material de trabajo y de su ropa.

No recriminarle el hecho de estar deprimido. Ofrecerle apoyo incondicional y sobre


todo, escucharle.

Resolver juntos los conflictos que puedan presentarse (integración en grupos de


iguales, incentivar actividades que le motiven, incentivar el deporte-las endorfinas
liberadas con la actividad física, pueden ser útiles
en la reducción de la sintomatología depresiva)

Instrumentos de evaluación
Cuestionario educativo y clínico de ansiedad y depresión (CECAD) (Lozano González, L;
García Cueto, E.; Lozano Fernández, L.M., 2.007) Madrid, TEA ediciones

CDI (Kovacs, M., 2.004) Madrid, TEA ediciones.

Cuestionario estructural tetra dimensional para la depresión: CET-DE (Alonso Fernández, F.


1.989) Madrid, TEA ediciones.

Cuestionario de Depresión para niños CDS (Lang, M. &Tisher, M.,


1.983).Madrid, TEA ediciones.

Conclusiones generales
Según Victoria del Barrio, las nuevas sociedades basadas en la competitividad, generan
situaciones de soledad opuestas a sociedades con menos recursos económicos donde la
cohesión y la compañía son bienes preciados. La autora se pregunta cómo es posible que
una vez resueltos los problemas básicos de mortandad y escolaridad, no seamos capaces de
impedir el aumento de los problemas afectivos.

El sistema de valores que hemos creado es afectivamente deficitario. Los padres trabajan
demasiado y la culpa de no poder estar más tiempo con sus hijos, se suple con frases como
“es mejor calidad que cantidad”. La pregunta es ¿Cuánto tiempo diario es “calidad”? En la
misma línea, los padres justifican la falta de dedicación maximizando la formación
académica y deportiva sin preguntarse si sus hijos son capaces de seguirla. Nos
encontramos con adolescentes sometidos a jornadas interminables de colegio-
extraescolares, con poco tiempo para los amigos y para no hacer nada.

En este sentido, hay que destacar la influencia de la evolución de la familia tradicional hacia
situaciones diferentes. Evidentemente, cuando existe una situación de conflicto, la familia
mono parental aporta mayor equilibrio que una familia tradicional donde el clima es
agresivo. Sin embargo, en ocasiones las reestructuraciones familiares son demasiado

La salud mental de las personas jóvenes en España 99


rápidas y los adolescentes deben asumir la no residencia con uno de los progenitores o los
traslados permanentes entre un domicilio y otro, o la adaptación a una nueva pareja y/o a
sus hijos. No nos compete a los profesionales el juicio de tales circunstancias porque cada
situación debe ser evaluada de forma particular. Lo que sí nos corresponde, es afirmar
taxativamente que todas estas circunstancias influyen en el nivel de adaptación personal,
social y afectivo del adolescente.

En la sociedad multicultural actual, sí hemos aportado valores mucho más amplios de


convivencia pero a veces hemos olvidado salvaguardar los principios básicos de
habitabilidad, condiciones laborales y atención familiar en aquellas personas que han
venido a nuestro país esperando encontrar un medio de ganarse la vida. Pese a los
denodados esfuerzos gubernamentales, quedan niños sin escolarizar, situaciones de
hacinamiento, guarderías ilegales y menores que pasan solos gran parte del día o
adolescentes que hacen de padres encargándose de sus hermanos menores. En estas
poblaciones y en los adolescentes que llegaron a nuestro país y no acceden a ningún ciclo
formativo, es donde aumenta el consumo de sustancias y los problemas afectivos fruto de
una integración mal planteada.

El sistema académico por su parte, también tiene su parte de responsabilidad puesto que
veces no puede asumir situaciones particulares o conflictivas. Entonces, se produce un
vacío en el que el adolescente está desatendido en casa y en el centro escolar. Hablamos de
prevención de los trastornos afectivos. Precisamente en este vacío es donde entra el grupo
de iguales con sus influencias positivas o negativas. El grupo de iguales o de desiguales,
reales o virtuales. Nos referimos a las situaciones en que vía internet se contacta con
personas supuestamente de la misma edad o situación que proporcionan información real
o falseada en función de sus propios intereses.

Quizás este artículo sea absurdo si no se plantea como medida preventiva básica hablar de
los trastornos afectivos de los padres de adolescentes. Es un hecho que muchos padres no
han sabido poner límites y que han comprado su tranquilidad con medios materiales,
enfatizando más la formación académica que la humana. También es cierto que muchos
padres tiran la toalla cuando comprueban que no son capaces de acceder a un canal de
comunicación con sus hijos, saturados por la información externa que proviene de sus
amigos, internet, la televisión, y la música. Por si fuera poco, los progenitores se quejan de
estos canales son difícilmente susceptibles de acceso restringido temporal (en caso de
castigo) dada su gran accesibilidad.

Existen soluciones viables, tanto a nivel preventivo, como curativo:

A nivel preventivo, una buena comunicación afectiva DIARIA con el adolescente, tiempos
compartidos por ejemplo durante las comidas (es fundamental comer y/o cenar juntos y sin
TV), tiempos fuera de casa juntos, incluso compartiendo alguna afición con uno u otro
progenitor (esto facilita conversaciones diferentes a las domésticas con claras
connotaciones de obligatoriedad) y supervisión de hábitos de alimentación y auto cuidado
así como de rendimiento académico e integración social, facilitan el detectar problemas en
fase inicial y el poder abordarlos desde un principio, porque existe un clima de
comunicación y afecto de base.

Desde el punto de vista curativo, en este artículo se han descrito pautas de actuación por
parte de los padres, tipos de procesos psicoterapéuticos más eficaces e incluso lecturas
recomendadas. Tan sólo queda sugerir que se incentiven iniciativas como la puesta en
marcha por el Hospital la Fé de Valencia, que ha creado una unidad específica para abordar
trastornos de conducta en menores adoptados, con un equipo interdisciplinar compuesto
por: Pediatras, Psiquiatras, Psicólogos, Pedagogos y Trabajadores sociales.

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Estamos siendo testigos del aumento de los trastornos depresivos en los adolescentes. Para
no convertirnos en observadores pasivos, debemos plantearnos la necesidad de crear
unidades específicas (médicos de familia y hospitalarias) capaces de detectar este tipo de
casos evitando su o agravamiento o cronificación.
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA Y DIRECCIONES DE INTERÉS

Fundación ANAR.
Ayuda a niños y adolescentes. Teléfono 24 horas, 365 días al año. Gratuito.

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