Radiología Erkonen
Radiología Erkonen
Radiología Erkonen
ª E D I C I Ó N
RADIOLOGÍA 101
Las bases y fundamentos
de los estudios de imagen
Revisión:
Jesús López Lafuente
Médico Especialista en Radiodiagnóstico
Departamento de Diagnóstico por Imagen
Hospital Universitario Fundación de Alcorcón
Alcorcón, Madrid
Se han adoptado las medidas oportunas para confirmar la exactitud de la información presentada y describir la prác-
tica más aceptada. No obstante, los autores, los redactores y el editor no son responsables de los errores u omisiones
del texto ni de las consecuencias que se deriven de la aplicación de la información que incluye, y no dan ninguna
garantía, explícita o implícita, sobre la actualidad, integridad o exactitud del contenido de la publicación. Esta publi-
cación contiene información general relacionada con tratamientos y asistencia médica que no debería utilizarse en
pacientes individuales sin antes contar con el consejo de un profesional médico, ya que los tratamientos clínicos que
se describen no pueden considerarse recomendaciones absolutas y universales.
El editor ha hecho todo lo posible para confirmar y respetar la procedencia del material que se reproduce en este libro
y su copyright. En caso de error u omisión, se enmendará en cuanto sea posible. Algunos fármacos y productos sani-
tarios que se presentan en esta publicación sólo tienen la aprobación de la Food and Drug Administration (FDA) para
un uso limitado al ámbito experimental. Compete al profesional sanitario averiguar la situación de cada fármaco o
producto sanitario que pretenda utilizar en su práctica clínica, por lo que aconsejamos la consulta con las autoridades
sanitarias competentes.
Edición española de la obra original en lengua inglesa Radiology 101. The Basics and Fundamentals of Imaging,
3th edition, de William E. Erkonen y Wilbur L. Smith, publicada por Lippincott Williams & Wilkins.
Copyright © 2010 Lippincott Williams & Wilkins
351 West Camden Street
Baltimore, MD 21201
530 Walnut Street
Philadelphia, PA 19106
ISBN edición original: 978-60547-225-6
■ COLABORADORES
Nuestro profundo agradecimiento a aquellas personas de los mos iniciales, sugerencias y consejo en general a la hora de
departamentos de los autores colaboradores que han ayudado llevar adelante este libro.
de una u otra forma a la producción de este libro. También Apreciamos en gran manera las ilustraciones de Shirley Ta-
estamos en deuda con el técnico de radiodiagnóstico Scott ylor, Carol Boles, MD, y Frank J. Sindelar. Brian Clarke aportó
Henry por algunas de las excelentes imágenes y con la biblio- los dibujos originales para las figuras 9-1, 9-2, 9-18, 9-21 y
tecaria Nicole Jenkins por su ayuda con las referencias. Nues- 9-23. Sus ilustraciones ayudaron a aclarar conceptos difíciles.
tro agradecimiento también para Jim Olson y su laboratorio
por muchas de las preciosas ilustraciones.
Agradecimientos especiales para George El-Khoury, MD,
Ronald Bergman, PhD, y Kathy Martensen, RTR, por sus áni-
iv
La especialidad de la radiología ha existido durante más de cien gen. Una comprensión de cómo se obtienen las imágenes ra-
años y ha desempeñado un papel fundamental en el diagnóstico diológicas con las diversas modalidades de imagen resulta de
y tratamiento de pacientes. Durante los últimos treinta años el gran ayuda a la hora de entender lo que muestran dichas imá-
papel de la radiología en el diagnóstico y tratamiento de los genes. Se describen las ventajas y los inconvenientes de las
pacientes ha despuntado gracias a los extraordinarios avances diferentes técnicas con notas clínicas dentro del texto
tecnológicos. Cuando usted lea este libro, recuerde que las en- (p. ej. «¿Cuáles son las diferencias básicas entre las imágenes
fermedades no han cambiado mucho, pero sí nuestra aproxima- ponderadas en T1 y en T2 y cuáles son las indicaciones clíni-
ción a ellas gracias a estas nuevas y avanzadas tecnologías. cas de cada una?»).
Con demasiada frecuencia, los profesores dan por sentado La sección II examina sistemáticamente los estudios en ima-
erróneamente que los estudiantes tienen nociones sobre la gen de regiones anatómicas y de los principales sistemas orgá-
asignatura que van a estudiar. Por tanto, la tercera edición de nicos y contiene extensas presentaciones de la anatomía nor-
Radiología 101 presupone que el conocimiento de la radiolo- mal, las variantes anatómicas normales y la patología que
gía del lector es del nivel más básico. habitualmente se encuentra. Cada capítulo comienza con un
El principal objetivo de este libro es aportar al lector una índice que facilita la localización de los diferentes temas, y el
«toma de contacto» con la anatomía radiológica y las manifes- capítulo concluye con una lista resumen de los puntos clave
taciones radiológicas de algunas enfermedades comunes. Tras para recordar. En general, el estilo tiende a ser informal y pro-
leer este libro, estará mejor preparado para realizar consultas porciona consejos de sentido común y numerosas indicaciones
al radiólogo, lo que suele conducir a una elaboración diagnós- (p. ej., cómo leer sistemáticamente o aproximarse a una radio-
tica adecuada. A medida que uno desarrolla la comprensión de grafía de tórax y cómo colocar correctamente una imagen en
lo que la radiología puede ofrecer, posiblemente se logrará una el negatoscopio). Hemos intentado hacer que cada capítulo re-
mejora en el diagnóstico y tratamiento de los pacientes. Ade- sulte accesible mediante la incorporación de consejos prácticos
más, el lector será capaz de aproximarse a los estudios de ima- sobre cómo aproximarse radiológicamente a problemas clíni-
gen sin sentirse intimidado. Se puede pensar «que prepara para cos habituales como los traumatismos abdominales. Este tra-
la práctica hospitalaria y exámenes». El libro no pretende con- bajo pretende ser un excelente recurso para los principiantes de
vertir al lector en algo similar a un radiólogo, sino que está todos los campos relacionados con la medicina.
diseñado como una introducción o una guía general sobre los Llamamos la atención del lector sobre el capítulo 4 donde
fundamentos de la radiología. se asocia el tórax y el abdomen pediátricos, ya que son los
La anatomía es el lenguaje de la radiología. Es esencial una estudios de imagen que se solicitan con mayor frecuencia en
base sólida de anatomía radiológica normal a la antigua pediatría. Los restantes estudios de imagen pediátricos y su
usanza para poder comprender las diversas manifestaciones de exposición podrán ser localizados en los capítulos correspon-
las enfermedades en las imágenes radiológicas. Por tanto, este dientes.
libro hace especial hincapié en las imágenes, resaltando la ana- Como novedades en esta tercera edición hay muchas actua-
tomía normal y la patología radiológica que suele presentarse. lizaciones en cada capítulo para seguir el ritmo de esta espe-
Mostramos imágenes claramente etiquetadas de la anatomía cialidad en constante y rápido cambio. Estos cambios apare-
normal desde una variedad de perspectivas no sólo en radio- cerán especialmente en los capítulos sobre medicina nuclear
grafías, sino también en otras modalidades de imagen de uso (TEP/TC), tomografía computarizada (multicorte), resonancia
habitual, tales como la tomografía computarizada, la resonan- magnética (RMD, RMf, ERM), ecografía (FAST), estudio en
cia magnética y la ecografía. imagen del abdomen (urografía por TC), mamografía (mamo-
En la sección I se presentan exposiciones básicas compren- grafía digital) y las múltiples indicaciones de la radiología in-
sibles de cómo funcionan las principales modalidades de ima- tervencionista.
Colaboradores iv
Prefacio v
Agradecimientos vi
Capítulo 2 Tórax 16
William E. Erkonen y Brad H. Thompson
Capítulo 3 Abdomen 70
Edmund A. Franken, Jr.
Pocos de nosotros nos tomamos el tiempo de estudiar, y no diga- término. El empleo de una terminología adecuada demostrará su
mos de disfrutar, los principios físicos de la tecnología que utili- savoir-faire (saber hacer) ante colegas y pacientes.
zamos en nuestra vida diaria. Por ejemplo, casi todo el mundo Siempre que sea posible, las radiografías se obtienen en el
conduce un coche, pero sólo unos pocos tienen conocimientos departamento de radiología. El número de proyecciones obteni-
sobre lo que sucede bajo su capó. La tecnología necesaria para das durante un estudio estándar o rutinario depende de la zona
obtener los estudios de imagen médica encuentra a menudo una anatómica que se esté evaluando. Las proyecciones radiográficas
recepción similar: todos queremos conducir el coche, por seguir que se obtienen con más frecuencia son las conocidas como pos-
con la metáfora, pero esto no implica necesariamente que que- teroanteriores (PA), anteroposteriores (AP), oblicuas y laterales.
ramos conocer los principios físicos que se esconden tras las Se usará el tórax para ilustrar estos términos radiográficos
imágenes de tomografía computarizada o de resonancia magné- básicos, pero esta terminología se aplica a casi todas las localiza-
tica que estudiamos. Sin embargo, una comprensión básica de ciones anatómicas. PA indica que el haz central de los rayos X
estos principios resulta de extremada importancia, porque pro- cursa de posterior a anterior o desde la espalda hacia el frente
bablemente tengamos que revisar estudios de imagen con radió- mientras atraviesa el tórax o cualquier otra localización anatómi-
logos durante consultas radiológicas a lo largo de nuestra vida ca (fig. 1-1). Lateral indica que el haz de rayos X atraviesa al
profesional. En ocasiones, los resultados de estas consultas afec- paciente de lado a lado (fig. 1-2). Cuando el paciente no puede
tarán profundamente a nuestras decisiones clínicas. Hay que colaborar para la obtención de estas proyecciones de rutina, se
añadir que la interpretación de los estudios de imagen depende toma únicamente una proyección AP en bipedestación o supino.
en bastante medida del conocimiento que tengamos del proceso AP significa que el haz de rayos X atraviesa el tórax o cualquier
de obtención de estos estudios. Aquí se rompe nuestra analogía: otra localización anatómica de anterior a posterior o de frente a
uno no necesita ser mecánico para ser un conductor experto, espalda (fig. 1-3). Las radiografías PA y AP tienen una apariencia
pero lograr una comprensión básica de cómo se producen los similar. Cuando el paciente no puede soportar un traslado al ser-
estudios de imagen es un primer paso necesario para poder eva- vicio de radiología, se obtiene un estudio portátil, lo cual implica
luarlos. Este capítulo está concebido para exponer los principios que un equipo portátil de rayos X debe desplazarse a donde se
físicos elementales de los estudios radiológicos de imagen diag- encuentre el paciente. La AP es la técnica portátil estándar, con el
nóstica. paciente en sedestación o supino (fig. 1-4).
Se han descrito tradicionalmente las radiografías en términos
de niveles de blanco, negro y grises. ¿Qué hace que una estructu-
RADIOGRAFÍA ra aparezca negra, blanca o gris en una radiografía? En realidad
es la densidad del objeto que se esté estudiando lo que determina
Las radiografías son las pruebas de imagen que con mayor fre- la cantidad del haz de rayos X que se absorberá o atenuará
cuencia solicitan los clínicos. Conviene empezar utilizando la ter- (fig. 1-5). En otras palabras, a medida que aumenta la densidad
minología correcta, refiriéndonos a las imágenes radiológicas del objeto, menos rayos X lo atraviesan. La densidad de las
como radiografías, imágenes o placas, y no como rayos X. Des- estructuras es la variable que da lugar a las cuatro atenuaciones
pués de todo, los rayos X son ondas electromagnéticas producidas radiográficas básicas: aire (negro), agua (gris), y metal o hueso
por un tubo de rayos X. Se puede aceptar que una persona ajena (blanco; tabla 1-1). Por ejemplo, los pulmones están constituidos
al ámbito sanitario se refiera a una radiografía como rayos X, básicamente por aire de baja densidad, que absorbe muy poca
pero un clínico o un profesional sanitario instruido debe evitar ese cantidad del haz de rayos X. Por ello, el aire permite que una
Radiografía computarizada
(radiografía digital)
En las radiografías convencionales, la imagen radiográfica que-
FIGURA 1-1 Radiografía posteroanterior de tórax. Se presiona el da registrada en una placa que es sometida a procesamiento
tórax del paciente contra el chasis con las manos en la cadera. El haz químico para su revelado. La radiografía computarizada (RC) o
de rayos X que sale del tubo de rayos X atraviesa el tórax del paciente
en una dirección de posterior a anterior o de la espalda al frente. Los radiografía digital (RD) es el proceso de producción de una ima-
rayos X que atraviesan completamente al paciente al final chocan con- gen radiográfica digital. En lugar de una placa, se expone una
tra la película radiográfi ca y las pantallas situadas dentro del chasis lámina especial de fósforo al haz de rayos X. La información de
radiográfico. la imagen se logra escaneando la lámina de fósforo con un haz
láser, lo que produce luz a partir de dicha lámina. La intensidad
de la luz emitida depende de la exposición local a la radiación.
gran cantidad del haz de rayos X alcance o exponga la película Esta luz emitida se intensifica por un tubo fotomultiplicador, y
radiográfica. Como resultado de ello, el aire de los pulmones subsecuentemente se ve convertida en una corriente de electro-
aparecerá negro en una radiografía. De manera similar, la grasa nes. La corriente de electrones se digitaliza y los datos digitales
tiene baja densidad, pero es ligeramente superior a la del aire. La son convertidos en una imagen por ordenador. La imagen resul-
grasa aparecerá negra en las radiografías, pero ligeramente menos tante puede visualizarse en un monitor o imprimirse en una pla-
negra que el aire. Los objetos de alta densidad, como huesos, ca radiográfica. La ventaja del sistema es que la imagen digitali-
dientes, depósitos de calcio en tumores, cuerpos extraños metáli- zada se puede transferir fácilmente a múltiples lugares dentro y
cos, los marcadores plomados de derecha e izquierda en las fuera del hospital, y almacenarse en un ordenador o servidor.
radiografías y los medios de contraste inyectados por vía intra- Por ejemplo, una radiografía digital de tórax tomada en la uni-
vascular absorben todo o casi todo el haz de rayos X. Como dad de cuidados intensivos puede ser transferida al departamen-
resultado, la película radiográfica recibe poca o ninguna exposi- to de radiología para su consulta e interpretación en cuestión de
ción y estas estructuras densas aparecen blancas. Músculos, órga- minutos. El radiólogo puede entonces devolver la imagen a tra-
nos (corazón, hígado, bazo) y otros tejidos blandos se muestran vés de la conexión en red del hospital a la unidad de cuidados
en niveles de grises, y el nivel de gris varía en cierto modo entre intensivos o al despacho del médico correspondiente. Por
más claro o más oscuro en función de la densidad de la estructu- supuesto, la información digital queda almacenada en un orde-
ra. Estos niveles de gris se conocen como densidad agua. nador (servidor) para futuras revisiones. Conforme ha ido mejo-
Se colocan pantallas radiográficas a ambos lados de la película rando esta tecnología, se ha hecho cada vez más importante en
radiográfica dentro de un chasis o soporte de placa (fig. 1-6A). la práctica médica rutinaria.
La estructura química de las pantallas las hace emitir destellos de
luz o de fluorescencia cuando son alcanzadas por los rayos X
(fig. 1-6B). En realidad, es la fluorescencia de luz de las pantallas Medios de contraste
de ambos lados de la placa la que supone la mayor exposición de
la película radiográfica. Los rayos X de incidencia directa que Los medios de contraste radiográfico suelen hacer referencia a la
alcanza la película radiográfica suponen una pequeña proporción utilización de fármacos intravasculares con el fin de diferenciar
Tubo de Tubo de
rayos X rayos X
Cátodo Cátodo
Chasis Chasis
Ánodo radiográfico Ánodo radiográfico
Tubo de rayos X pacientes con reacción previa, había que consultar con el radió-
Haz de rayos X logo para sopesar los beneficios y los riesgos, y las posibles
alternativas de estudios de imagen, especialmente en pacientes
Chasis con diabetes, enfermedades vasculares o disfunción renal.
radiográfico Los compuestos yodados tienen muchos usos en las explo-
raciones radiográficas, como en la angiografía, mielografía,
Generador artrografía y tomografía computarizada (TC). La angiografía
de rayos X es simplemente la inyección de un medio de contraste yodado
Tubo de
rayos X
Haz de
rayos X
Generador
de rayos X
Chasis radiográfico
B
FIGURA 1-4 Una radiografía anteroposterior portátil de tórax con
el paciente sentado derecho (A) o en decúbito supino (B). El haz de
rayos X atraviesa el tórax del paciente en una dirección de anterior a
posterior. El equipo de rayos X tiene ruedas, lo que permite su utiliza-
ción en el área hospitalaria en que se necesite.
Plano coronal
Axial o transversal
(plano de sección)
Tubo TA B L A 1 - 2
de rayos X
ALGUNAS INDICACIONES HABITUALES
Torso del paciente Haz PARA ESTUDIOS DE TC
de rayos X
Traumatismos
Sección transversal Hemorragia intracraneal (sospechada o conocida)
o corte
Lesiones abdominales, especialmente de órganos
Haz de rayos X Detección y valoración de fracturas
no absorbidos
Alineación de la columna
saliendo del paciente
Detección de cuerpos extraños (especialmente en articulaciones)
Dirección
Colimador
del tubo Diagnóstico de neoplasias primarias o secundarias (hepáticas,
A Detector de rayos X renales, cerebrales, pulmonares y óseas)
Estadificación de tumores
TA B L A 1 - 3 TA B L A 1 - 4
VENTAJAS E INCONVENIENTES DE LA TC VENTAJAS E INCONVENIENTES DE LA RM
MULTICORTE
Ventajas
Ventajas Imágenes estáticas y en movimiento
Imágenes estáticas y en movimiento Imágenes en múltiples planos
No invasiva Buen contraste
La rápida adquisición produce menor artefacto por No se conocen riesgos para la salud
movimiento Buena para lesiones de tejidos blandos de las articulaciones
Buena resolución espacial de rodilla, tobillo y hombro
Inconvenientes Inconvenientes
Cara Más cara que la TC
Disponibilidad limitada Largos tiempos de exploración que pueden dar lugar
a claustrofobia y artefactos por movimiento
Disponibilidad limitada
Transmisor de
ondas de radio N
Receptor de
ondas de radio
TA B L A 1 - 6
COMPARACIÓN DE LA APARIENCIA DE ESTRUCTURAS EN LAS IMÁGENESª
RM
Objeto TC y radiografías T1 T2
Aire Negro Oscuro Oscuro
Grasa Negra Muy brillante Intermedia a oscura
Músculos Grises Oscuros Oscuros
Cortical ósea Blanca Oscura Oscura
Médula ósea Gris Brillante Intermedia a oscura
Gadolinio Muy brillante Brillante
ªEn las imágenes de RM, los términos oscuro, de baja intensidad de señal y negro son sinónimos; brillante, de
alta intensidad de señal y blanco son sinónimos; e intensidad de señal intermedia y gris son sinónimos.
aparece blanca. Además, en la RM, la cortical ósea aparecerá obtiene durante una adquisición dinámica rápida, utilizando
negra (oscura o con baja intensidad de señal), mientras que en secuencias de imagen ecoplanar ponderadas en T2. Las series de
las imágenes de la TC, la cortical es blanca. Los tejidos blandos intensidad de señal frente a tiempo obtenidas durante la adqui-
y los órganos se muestran en gamas de grises tanto en la TC sición dinámica se correlacionan con una descripción de la tarea
como en la RM. El aire aparece negro en la TC y muestra baja que se está realizando.
intensidad de señal (negro u oscuro) en la RM. En la tabla 1-6 Con la cobertura limitada requerida para evaluar el cerebro
se compara la apariencia de varias estructuras en las imágenes durante los estudios de RMf, la mesa radiológica permanece en
de TC y RM. una posición estática y el paciente se mantiene inmóvil.
Arteria cerebral
anterior izquierda
Arteria cerebral
media izquierda
Arteria carótida
interna izquierda
Arteria basilar
Arteria carótida
externa izquierda
Arteria carótida
interna izquierda
FIGURA 1-15 Tres cortes de una RM ponderada en difusión en un paciente con un accidente cere-
brovascular agudo. El área brillante muestra la región de infarto e isquemia.
A B
FIGURA 1-16 Paciente con un tumor. A. Imagen anatómica ponderada en T1 que muestra la masa
tumoral. La flecha indica la región de donde fueron recogidos los datos de la ERM. B. Gráfi co de las
concentraciones de metabolitos. El gráfico demuestra aumento de la colina y reducción del NAA. Se trata
de hallazgos habituales en los estudios de la ERM en tumores.
Monitor de
presentación
de las imágenes
Ecógrafo
Ruta potencial de
las ondas sonoras
Transductor
Transductor
Piel
Transductor
Hígado
Longitudinal o sagital
Ondas sonoras emitidas
Ondas sonoras reflejadas
que vuelven al transductor
Transversal o axial
Ondas sonoras
dispersadas
Cuerpo vertebral
El dolor torácico, la disnea y la neumonía son síntomas frecuen- los errores más comunes es la solicitud inadecuada de evalua-
tes en pacientes que demandan atención médica, especialmente ción de anomalías óseas como fracturas costales por medio de
en urgencias. El trabajo o estudio de estos síntomas suele reque- placas de tórax. Estas estructuras apenas se delinean en las
rir una investigación inicial con una radiografía de tórax. Por radiografías de tórax y requieren radiografías específicas para
ello, no es sorprendente que las radiografías de tórax sean, con ellas. Afortunadamente, la cantidad de radiación que se requiere
distinción, el examen solicitado con mayor frecuencia por los para un examen rutinario de dos proyecciones de tórax es
médicos de familia y los médicos del servicio de urgencias. Dado pequeña y no supone una amenaza para el paciente. Un examen
que todos los médicos de atención primaria deben tener la expe- rudimentario radiográfico del tórax expone al paciente a
riencia suficiente para sentirse cómodos evaluando radiografías 0,1 milisieverts (mSv) de radiación, lo que es similar a 10 días de
de tórax, nuestro objetivo es proporcionar, a lo largo de este exposición a la radiación ambiental de fondo. En comparación,
capítulo, un manual sobre cómo realizar una aproximación lógi- la dosis de una tomografía computarizada (TC) de tórax es de
ca a la radiografía de tórax y cómo abordar estas patologías que 8 mSv, lo que es comparable a 3 años de exposición a la radia-
aparecen frecuentemente en la práctica diaria. ción natural basal.
16
A B
FIGURA 2-2 Comparación de los patrones de búsqueda probables de un principiante (A) y de alguien
con un abordaje sistemático de una radiografía (B). Obsérvese que el patrón de búsqueda del principian-
te es altamente desorganizado.
Arterias pulmonares
principal e izquierda
superpuesto sobre la silueta cardíaca y no es una estructura que hacia fuera. A medida que la aurícula derecha aumenta de tama-
forme bordes en las radiografías frontales. De modo similar, una ño, el borde cardíaco derecho se hace prominente (fig. 2-7).
aurícula izquierda de tamaño normal no es visible en las radio- A continuación, su vía visual debe seguir cranealmente hacia
grafías PA o AP (fig. 2-6). En los casos de aumento de tamaño el arco aórtico (botón), las arterias pulmonares y los bronquios
de la aurícula izquierda, el borde cardíaco izquierdo superior se principales. Las arterias pulmonares derecha e izquierda y los
vuelve convexo, y en los casos graves, el borde lateral derecho bronquios principales forman las sombras de los hilios (fig. 2-8).
de la aurícula izquierda puede sobrepasar la sombra de la aurí- En las radiografías normales de tórax, el hilio izquierdo es más
cula derecha, produciendo lo que se conoce como el signo de la craneal que el derecho en el 70 % de las ocasiones, y está al
doble densidad (v. fig. 2-69A). A medida que la aurícula izquier- mismo nivel en el 30 % de las personas. El hilio derecho normal
da aumenta de tamaño, el ápex cardíaco se mueve hacia abajo y nunca debe ser craneal al hilio izquierdo. Las arterias pulmona-
res y sus ramas lobares se ramifican hacia fuera desde los hilios.
El segmento principal de la arteria pulmonar tiende a ser más
prominente en los jóvenes y deportistas, especialmente en muje-
res, pero esta prominencia habitualmente desaparece con la
edad. La ventana aortopulmonar es la concavidad o el espacio
inmediatamente inferior al botón del cayado aórtico y superior
a la sombra de la arteria pulmonar izquierda (fig. 2-9). La con-
vexidad de la ventana aortopulmonar levanta la sospecha de
una masa o una adenopatía que ocupe este espacio. Es impor-
tante recordar que, en los ancianos, la aorta torácica frecuente-
mente se vuelve tortuosa o dilatada, lo que no debe interpretar-
se como anómalo.
Orejuela auricular izquierda Seguidamente, la mirada debe dirigirse hacia el mediastino
y evaluar si está ensanchado; esto puede requerir cierta expe-
Aurícula izquierda
riencia. Conviene recordar que en las placas portátiles en decú-
bito es probable que el mediastino tenga un aspecto más ensan-
Ventrículo derecho
Crecimiento Crecimiento
de la aurícula del ventrículo
derecha izquierdo
FIGURA 2-6 Localización aproximada de la aurícula izquierda y del FIGURA 2-7 La silueta cardíaca cambia cuando hay crecimiento
ventrículo derecho en una radiografía de tórax PA o AP normal. Estas de la aurícula derecha y del ventrículo izquierdo. A medida que la
cámaras cardíacas no pueden observarse en estudios normales. Sin aurícula derecha crece, el borde cardíaco derecho convexo crece hacia
embargo, la orejuela de la aurícula izquierda a veces puede verse en la derecha del paciente. A medida que el ventrículo izquierdo crece, el
corazones normales. ápex cardíaco se mueve hacia la izquierda del paciente y hacia abajo.
FIGURA 2-8 Radiografía PA de tórax. Normal. Es importante señalar que las ramas principales de los
bronquios rellenas de aire aparecen negras, mientras que las arterias pulmonares rellenas de sangre apa-
recen blancas. Véase la tabla 1-1 en el capítulo 1.
chado de lo que lo estaría en una placa en bipedestación. La encuentra inmediatamente debajo. Los recesos laterales del
mayor parte de la sombra del mediastino está formada por los diafragma forman los ángulos costofrénicos, que deben ser afi-
grandes vasos y el pedículo vascular. El pedículo vascular se lados y formar un ángulo agudo donde el diafragma se inserta
extiende desde la entrada torácica cranealmente, hasta la base lateralmente en la caja torácica. Finalmente, se determina la
del corazón caudalmente. El borde derecho del pedículo es la localización de la burbuja de gas gástrico, que debe situarse
vena cava superior, y el borde izquierdo es el botón aórtico inmediatamente debajo del hemidiafragma izquierdo en una
cerca del origen de la arteria subclavia izquierda (v. figs. 2-3 y placa en bipedestación (fig. 2-10).
2-68D). A continuación, dividiendo los pulmones en tercios Aunque las estructuras óseas no están adecuadamente deli-
horizontales, se compara la simetría de los campos pulmonares neadas en las radiografías de tórax, en ocasiones pueden identi-
derecho e izquierdo (v. fig. 2-9). Seguidamente, se evalúan las ficarse anomalías significativas, que deben detectarse si es posi-
cúpulas diafragmáticas nítidamente delineadas; el hemidia- ble. La exposición rutinaria de una placa de tórax debe permitir
fragma derecho normalmente debe estar 1 a 2 cm por encima una evaluación somera de la columna cervical baja, la columna
del izquierdo. Esta leve elevación se debe al hígado, que se torácica y las costillas (fig. 2-11; v. fig. 2-10). Las costillas son
difíciles de evaluar, por lo que es necesario seguir cada una de
ellas visualmente o usando la punta del dedo. En una radiografía
PA, las porciones horizontales de cada costilla son los arcos pos-
teriores, mientras que las costillas anteriores están habitualmen-
te anguladas hacia abajo (v. fig. 2-11). Normalmente, en el cam-
po de visión se observarán algunas partes de la cintura escapular,
que podrán ser evaluadas sin mucha dificultad. Como siempre,
debe compararse la simetría entre los lados derecho e izquierdo
del tórax.
Columna cervical
Columna dorsal
Hemidiafragma derecho
Hemidiafragma izquierdo
Ángulo costofrénico Ángulo costofrénico izquierdo (surco)
derecho (surco)
FIGURA 2-10 Radiografía PA de tórax. Normal. Tras comparar los campos pulmonares, obsérvense los
diafragmas, ángulos costofrénicos y la columna dorsal baja. Véase la cercanía del aire del fondo gástrico
al diafragma izquierdo (flecha). Es importante identificar siempre las sombras de las mamas en las pacien-
tes femeninas (flechas curvas).
radiografías laterales de tórax, la pared posterior de la vena cava aproximadamente del tamaño de la yema del dedo pulgar de la
inferior (flechas rectas) puede verse en su entrada desde el abdo- mano. El hilio izquierdo, constituido por la arteria pulmonar
men hasta la aurícula derecha (v. fig. 2-12). La identificación de izquierda, se sitúa dorsal a esa línea y debe tener alrededor de un
la vena cava inferior es útil para determinar el tamaño del ven- tercio del tamaño del derecho (fig. 2-13). Seguidamente, se
trículo izquierdo. Se considera que el ventrículo izquierdo está observará el esternón y se revisarán los espacios retroesternal y
aumentado de tamaño cuando el borde ventricular posterior se retrocardíaco en busca de sombras de densidad agua o aire anó-
encuentra 2 cm o más posterior a la vena cava inferior. La aurí- malas o patológicas (fig. 2-14A). En la proyección lateral, la
cula derecha es una cámara superpuesta y no se visualiza en la radiotransparencia retroesternal refleja principalmente los lóbu-
proyección lateral. los superiores neumatizados, mientras que el lóbulo medio dere-
La placa lateral es la mejor proyección para evaluar los hilios. cho y los segmentos de la língula del lóbulo superior izquierdo
Si se dibuja una línea vertical a lo largo de la columna de aire se proyectan sobre la silueta cardíaca. Los lóbulos inferiores se
de la tráquea, los hilios pueden separarse en derecho e izquierdo. localizan en el espacio retrocardíaco, superpuestos a la columna
La sombra dominante anterior a esa línea está compuesta fun- y extendiéndose caudalmente hasta contactar con los diafrag-
damentalmente por la arteria pulmonar derecha, que debería ser mas (fig. 2-14B). Es importante comprender las relaciones espa-
Columna cervical
Clavícula
Escápula
Ventrículo derecho
Aurícula izquierda
Ventrículo izquierdo
ciales de los lóbulos pulmonares para ayudar a localizar los diafragma izquierdo, que yace adyacente al corazón y a la grasa
procesos patológicos pulmonares. pericárdica, queda en su mayoría borrada, debido a la similar
Finalmente, se observan de nuevo los contornos del diafragma densidad de estas estructuras (fig. 2-15). Esta observación es un
y los ángulos costofrénicos posteriores (o surcos), que profundi- concepto radiológico importante; siempre que dos objetos colin-
zan hasta superponerse a la columna lumbar alta. El hemidia- dantes de densidad similar están en yuxtaposición directa, se
fragma derecho debe encontrarse levemente inferior y más mag- pierde la interfaz o los bordes entre estos objetos. A este fenóme-
nificado que el izquierdo. Esto es importante para determinar la no se le conoce como el signo de la silueta, y es una observación
localización de los pequeños derrames pleurales, que pueden no radiológica importante y útil para la detección de patología.
resultar aparentes en las proyecciones frontales. Obsérvese que Debido a que la mayoría de la patología pulmonar es de densidad
el hemidiafragma derecho puede verse en su totalidad, porque el agua o de tejidos blandos, el signo de la silueta facilita la detec-
aire del lóbulo inferior derecho contacta con la densidad de teji- ción y localización de esta patología. Por ejemplo, los procesos
dos blandos del diafragma, permitiendo que se forme una inter- patológicos del lóbulo inferior izquierdo, como una neumonía o
faz nítida. En el lado izquierdo, sólo se visualizan el ápex y las atelectasia, borrarán el contorno del hemidiafragma izquierdo
partes posteriores del hemidiafragma. La cara anterior del hemi- (v. fig. 2-49A y B). De modo similar, dado que el lóbulo medio
Tráquea
Cayado aórtico
Manubrio esternal
Lóbulos
superiores
Cisuras
mayores
Cisura
menor
FIGURA 2-14 A. Radiografía lateral de tórax. Normal. Deben siempre
revisarse las estructuras óseas anteriores y posteriores de forma rutinaria.
La columna aparece más oscura o más densa a medida que se procede
caudalmente, debido a la atenuación de los hombros. B. Esquema de las
Lóbulos relaciones espaciales de los lóbulos pulmonares en la proyección lateral.
inferiores Obsérvese que el lóbulo medio derecho y los segmentos de la língula del
lóbulo superior izquierdo (flechas curvas) se proyectan sobre el corazón
(flechas rectas). Los lóbulos inferiores son fundamentalmente estructuras
posteriores. Las cisuras mayores se extienden hacia arriba hasta aproxi-
B madamente la altura de T4.
derecho se localiza inmediatamente adyacente al borde cardía- necesita caracterización adicional. En estas situaciones, se puede
co derecho, cualquier afección del lóbulo medio derecho debe realizar una radiografía especial lordótica, lo que es básicamen-
borrar el borde cardíaco derecho en la radiografía frontal. La te una proyección AP frontal con el paciente inclinado hacia
misma observación también es válida para procesos patológicos atrás (fig. 2-16). Esta proyección desplaza las clavículas sobre la
en los segmentos de la língula del lóbulo superior izquierdo, que entrada del tórax y permite una mejor visualización de los ápices
borrarán o desdibujarán el borde cardíaco izquierdo. pulmonares. Esta proyección específica normalmente sólo se
indica cuando se sospecha patología de los lóbulos superiores en
las placas de tórax de rutina.
PROYECCIÓN LORDÓTICA
ANTEROPOSTERIOR DEL TÓRAX PLACAS DE TÓRAX EN DECÚBITO
Hay ocasiones en las que las placas de rutina muestran una La placa de tórax en decúbito se realiza colocando al paciente
lesión equívoca o mal definida en los lóbulos superiores, que sobre un costado y obteniendo una placa AP disparando a
A B
FIGURA 2-17 A. Placa PA de tórax que muestra un derrame pleural derecho (flechas). B. Placa en decú-
bito lateral derecho del mismo paciente de la figura A que muestra que el derrame fl uye libremente y
proporciona una mejor cuantificación del tamaño del mismo.
A
Vena braquiocefálica izquierda
Pulmón derecho
Pulmón izquierdo
Esternón
Músculo pectoral mayor
Músculo pectoral menor
Tráquea
Cuerpo vertebral
Músculo subescapular Escápula
Músculo supraespinoso
C
FIGURA 2-18 A. Nivel anatómico axial aproximado a través del cayado aórtico para B y C. B. Radio-
grafía axial del tórax seccionado de un cadáver, posteriormente radiografiado. C. Imagen de TC de un
tórax normal a la altura del cayado aórtico con ventana de mediastino (C).
Aorta ascendente
Bronquio principal derecho
Vena cava superior
Esternón
Esófago
Aorta descendente
Tabique interventricular
Tracto de salida Aurícula derecha
del ventrículo izquierdo
Cavidad ventricular izquierda
Aurícula izquierda
Esófago
Vena pulmonar
Aorta descendente
Apófisis transversa
Apófisis espinosa
Aorta descendente
Esternón
Hígado
Cavidad ventricular
derecha
Tabique interventricular
Cavidad ventricular
izquierda
Vena cava inferior
Esófago
Aorta descendente
Pulmón izquierdo
A B
Ventrículo derecho
Tabique interventricular
Seno coronario
Esófago
Esternón
Tabique interventricular
Cavidad ventricular izquierda
Hígado
Esófago
Aorta descendente
D
FIGURA 2-21 A. Nivel anatómico axial aproximado a través de los ventrículos derecho e izquierdo en
las imágenes B a D. B. Radiografía axial de cadáver de un tórax seccionado a la altura de los ventrículos.
Normal. C. Imagen axial de TC de tórax usando una ventana mediastínica (C). Normal. D. Imagen axial
de RM de tórax a la altura de los ventrículos. Normal.
Hemidiafragmas izquierdo
Hígado y derecho
Bazo
Cayado aórtico
Aurícula izquierda
Tabique interauricular Zona de la válvula mitral
Aurícula derecha
C
FIGURA 2-22 A. Ilustración del nivel anatómico coronal aproximado a través de la aurícula izquierda
en las imágenes B y C. B. Radiografía coronal de cadáver de un tórax seccionado a la altura de la aurícu-
la izquierda. Normal. C. Imagen coronal de RM de tórax a la altura de las aurículas derecha e izquierda.
Normal.
Tráquea
Arteria subclavia izquierda
Cayado aórtico
Vena cava
Arteria pulmonar principal
superior
Vena porta
Tráquea
Cayado aórtico
Arteria pulmonar principal
Arteria pulmonar derecha
Vena pulmonar
Aurícula izquierda
C
FIGURA 2-23 A. Nivel anatómico coronal aproximado a través de la aurícula derecha y el ventrículo
izquierdo en B y C. B. Radiografía coronal de cadáver de un tórax seccionado a la altura de la aurícula
derecha y del ventrículo izquierdo. Normal. C. Imagen coronal de RM de tórax a la altura de la aurícula y
ventrículo izquierdos. Normal.
Aorta ascendente
Cayado aórtico
Arteria pulmonar principal
Cisura menor
Orejuela de la aurícula izquierda
Orejuela de la aurícula derecha
Cavidad ventricular izquierda
Aurícula derecha
Vena hepática
Hígado
Vena porta
Aorta ascendente
Pulmón izquierdo
Hígado
C
FIGURA 2-24 A. Esquema del nivel anatómico coronal aproximado a través del ventrículo izquierdo y
la aorta ascendente en B y C. B. Radiografía coronal de cadáver de un tórax seccionado a la altura del
ventrículo izquierdo y de la aorta ascendente. Normal. Obsérvese que el borde cardíaco derecho convexo
se debe a la aurícula derecha (flechas rectas). C. Imagen de RM coronal de tórax a través del ventrículo
izquierdo y de la aorta ascendente. Normal.
Clavículas
Manubrio
Primeras costillas
Hígado
Venas hepáticas
Manubrio
Aurícula derecha
C
FIGURA 2-25 A. Esquema del nivel anatómico coronal aproximado a través de los ventrículos para B
y C. B. Radiografía coronal de cadáver de un tórax seccionado a la altura de los ventrículos. Normal.
C. Imagen coronal de RM de tórax a través de los ventrículos. Normal.
Manubrio
Cayado aórtico
Hígado
Aorta abdominal
B
FIGURA 2-26 A. Esquema del nivel anatómico sagital aproximado de B. B. Radiografía sagital de
cadáver de un tórax seccionado a la altura del tracto de salida del ventrículo derecho y del ventrículo
derecho. Normal.
Arteria diagonal
FIGURA 2-27 TC reconstruida del corazón que presenta un sombreado de superfi cie a partir de un
angiograma coronario por TC, en la que se aprecian las arterias coronarias discurriendo a lo largo del
lado izquierdo del corazón. La arteria coronaria descendente anterior izquierda irriga la mayor parte
del ventrículo izquierdo, mientras que la arteria circunfleja recorre el surco auriculoventricular izquierdo.
Se ve una porción de la arteria coronaria derecha a lo largo del lado izquierdo de la imagen.
A B
FIGURA 2-28 Radiografías de tórax PA (A) y lateral (B). Pectus excavatum. Obsérvese, en la proyección
PA, que la silueta cardíaca está rotada y desplazada hacia la izquierda del paciente, y que el borde cardía-
co izquierdo es recto, lo que simula una patología de la válvula mitral. Existe una moderada deformidad
de las costillas bilateralmente en la proyección PA. La extensión del defecto se aprecia mejor en la pro-
yección lateral, donde las costillas anteriores (flechas rectas) se proyectan ventralmente hacia el esternón
(flechas curvas).
A B
FIGURA 2-29 Radiografías de tórax PA (A) y lateral (B). Pectus carinatum. La proyección PA es esen-
cialmente normal, con leve escoliosis de la columna dorsal. La curvatura anterior exagerada del esternón
(flecha recta) se aprecia mejor en la proyección lateral.
CONDICIONES EXTRATORÁCICAS
QUE CREAN CONFUSIÓN
Ocasionalmente, hay objetos fuera del tórax que pueden con-
fundirse con patología intratorácica (figs. 2-34 a 2-36). Es
importante tener siempre esta posibilidad en mente.
CUERPOS EXTRAÑOS,
VÍAS Y TUBOS
Otro error frecuente durante la interpretación de la radiografía
de tórax que debe tenerse en cuenta es el inducido por la presen-
cia de cuerpos extraños intratorácicos (fig. 2-37). Algunos cuer-
pos extraños, como vías y tubos, están intencionalmente coloca-
dos en el tórax. Es muy importante reconocer el aspecto típico
FIGURA 2-30 Radiografía AP de tórax. Disóstosis cleidocraneal con de estas vías y tubos de uso frecuente, especialmente cuando se
ausencia bilateral de las clavículas. Esta fue una radiografía rutinaria trata a pacientes agudos. En la figura 2-38 se muestran las loca-
en una mujer de 20 años asintomática. lizaciones normales de estas vías y tubos, así como algunas
menos frecuentes.
A B
Tráquea
Esófago
C D
FIGURA 2-32 Radiografías de tórax PA (A) y lateral (B), estudio de deglución con bario (C) y TC de
tórax (D). Arco aórtico derecho y aorta descendente izquierda. Este varón fumador de 42 años podría
padecer cáncer de pulmón. Se sospechaba una masa neoplásica en la radiografía PA de tórax (A), pero se
demostró que era un botón aórtico mal defi nido a la derecha de la línea media (flechas rectas). El arco
aórtico derecho hace una impronta en el lado derecho de la tráquea. El arco aórtico derecho hace una
muesca en la cara posterior de la tráquea (flechas rectas) en la radiografía lateral (B). El estudio de deglu-
ción con bario (C) confirma una impronta significativa sobre la cara posterior del esófago relleno de bario
(flechas rectas) debido al cruce del cayado aórtico (flecha curva). El diagnóstico se confirmó con una TC
de tórax (D) que muestra la aorta derecha (flecha recta única) cruzando por detrás del esófago y la tráquea
(flechas rectas dobles) hasta alcanzar el lado izquierdo del tórax. Obsérvese de nuevo la muesca en el lado
derecho de la tráquea (flecha curva) producida por el arco aórtico derecho.
A B
A B
FIGURA 2-35 Radiografías de tórax PA (A) y lateral (B). Aumento o implantes mamarios bilaterales.
Los implantes mamarios (flechas rectas) son parcialmente opacos, mientras que las mamas originarias se
identifican con las flechas curvas. Obsérvese la calcificación postoperatoria benigna en ambas proyeccio-
nes PA y lateral (fl echas blancas rectas dobles) en la parte inferior de la mama derecha. Los pulmones
hiperinsuflados están probablemente dentro de los límites normales.
A B
FIGURA 2-36 Radiografías de tórax PA (A) y lateral (B). Múltiples nódulos de tejidos blandos se pro-
yectan sobre el tórax en una neurofibromatosis. Múltiples nódulos subcutáneos de tejidos blandos (fle-
chas) se proyectan sobre el tórax y no deben confundirse con nódulos pulmonares.
A B
C D
FIGURA 2-37 A. Radiografía PA de tórax. Alfiler recto aspirado (flecha recta) en el bronquio interme-
diario derecho. Obsérvese el derrame pleural derecho (flechas curvas). Se ha estimado que debe haber al
menos 125 cm3 de líquido pleural para que sea apreciable en las proyecciones PA y AP. B. Radiografía AP
portátil de tórax. Fragmento de diente (flecha recta) en el árbol bronquial derecho. El paciente sufrió un
accidente de tráfico y perdió un fragmento de diente. La radiografía de tórax muestra el fragmento dental
proyectándose sobre el árbol bronquial superior derecho. Obsérvese que el tubo endotraqueal (flecha
curva única) se encuentra a la derecha de la sonda nasogástrica del paciente (flechas curvas dobles). Hay
un lóbulo de la ácigos, y las flechas rectas dobles indican la posición de la vena ácigos, que es más lateral
y craneal de lo normal. El lóbulo de la ácigos (flecha blanca curva) es visible. C y D. Radiografías de tórax
AP (C) y lateral (D). Aguja de tejer alojada en el ventrículo derecho. A esta mujer, su hijo pequeño le
clavó accidentalmente la aguja de tejer. Obsérvese que la aguja (flechas rectas) se ve sobre la región del
ventrículo derecho en ambas proyecciones. La aguja fue extraída con éxito mediante una toracotomía.
Granuloma
Extremo de la vía central yugular
Corchete de la bata
B C
Sonda nasogástrica
Sangre
Tubo de tórax
Sonda nasogástrica
A
B C
FIGURA 2-39 A. Radiografía AP de tórax en supino. Hemotórax izquierdo postoperatorio. La densidad
homogénea blanca en la región del lóbulo superior izquierdo representa hemorragia activa en el tórax 2 h
después la colocación de un puente arterial coronario. El paciente fue reoperado para evacuar la sangre y
controlar la hemorragia. Las flechas rectas indican un catéter de Swan-Ganz yugular derecho. B y C. Radio-
grafías de tórax AP (B) y lateral (C). Neumonectomía derecha. Las flechas rectas indican la presencia de un
nivel hidroaéreo en la caja torácica, lo cual es un hallazgo frecuente tras una neumonectomía. Gradualmen-
te, a lo largo de un período de varios días, la cavidad torácica derecha se rellenará de líquido. La atelectasia
del lóbulo inferior izquierdo se manifiesta por una doble densidad retrocardíaca (flecha curva). La atelecta-
sia del lóbulo inferior izquierdo resulta frecuente tras una cirugía torácica. Existe obliteración del hemidia-
fragma derecho (signo de la silueta) por el líquido pleural derecho.
Catéter de Swan-Ganz
(inserción yugular)
FIGURA 2-40 A. Radiografía PA
de tórax. Pequeño neumotórax
Extremo del tubo derecho. Se realizó una toracocen-
endotraqueal tesis para extraer el líquido pleural
Sonda nasogástrica derecho (flechas rectas), pero esto
provocó un neumotórax derecho.
Extremo del catéter La pleura visceral está señalada por
de Swan-Ganz en la arteria las flechas curvas. Hay aire en el
Atelectasia pulmonar derecha espacio pleural (flechas rectas
dobles) situado entre la pleura vis-
ceral y la pleura parietal o la caja
torácica. El resultado es un pulmón
derecho parcialmente colapsado o
Neumotórax Hemidiafragma izquierdo atelectásico. Obsérvese que la trá-
quea (*) está en la línea media.
B. Radiografía AP de tórax. Neu-
Signo del surco motórax derecho moderadamente
profundo grande. Estando en ventilación asis-
tida, este paciente desarrolló dolor
B torácico derecho y disnea. Existe un
neumotórax derecho de tamaño
moderado. El surco o ángulo costo-
Extremo del tubo frénico derecho es muy profundo y
endotraqueal radiotransparente en comparación
con el izquierdo, a lo que se deno-
Sonda nasogástrica
mina signo del surco profundo. Un
signo del surco profundo siempre
debe hacer sospechar un neumotó-
Extremo de la vía central
yugular en la vena cava
rax a tensión. Obsérvese la doble
superior densidad detrás de la silueta cardía-
ca (flechas rectas) y la obliteración
asociada del hemidiafragma izquier-
do medialmente (flecha curva), que
representa una atelectasia del lóbu-
lo inferior izquierdo. C. Radiogra-
fía AP de tórax. Neumotórax a
tensión derecho. Este paciente esta-
ba en ventilación mecánica y
desarrolló dolor torácico derecho e
hipotensión. Hay un gran neumotó-
rax derecho con un colapso casi
completo del pulmón derecho. Las
flechas rectas indican la línea de la
pleura visceral. Obsérvese el signo
del surco profundo (flecha curva).
El corazón está desplazado hacia la
izquierda, indicando un neumotó-
C rax a tensión.
A B
FIGURA 2-41 Radiografías PA (A) y lateral (B) de tórax. Neumomediastino. En este paciente se reali-
zaron radiografías de tórax de rutina por un dolor torácico mal definido y, sorprendentemente, las radio-
grafías demostraron aire en el mediastino (flechas rectas). No se logró encontrar la causa, y el aire desapa-
reció espontáneamente.
Otros hallazgos adicionales incluyen un pulmón o un hemitó- Se denomina neumomediastino al aire dentro del mediastino
rax anormalmente hiperclaros, y la pérdida de las marcas pulmo- (fig. 2-41), y tiene varias causas que aparecen enumeradas en la
nares normales en el lado afectado. Las placas en bipedestación tabla 2-2. El neumomediastino se acompaña habitualmente de
o en decúbito son los métodos más sensibles para documentar la enfisema de la pared torácica y cervical subcutáneo de causa
presencia de aire pleural. Por otro lado, las placas portátiles en desconocida, lo que puede sugerir el diagnóstico. La presencia
decúbito son muy poco sensibles, incluso cuando se trata de mos- de aire dentro del mediastino es habitualmente un signo omino-
trar grandes acumulaciones pleurales de aire, fundamentalmente so que sugiere la rotura del esófago o de la tráquea. Pueden
porque el aire se sitúa inmediatamente ventral al pulmón, lo que aparecer casos de neumomediastino espontáneo en adultos jóve-
lo hace invisible. Existe un neumotórax a tensión cuando el aire nes, que se resuelven finalmente en unos pocos días, sin que, por
dentro del espacio pleural es suficientemente abundante como lo general, se identifique el origen del aire.
para producir efecto masa sobre las estructuras mediastínicas y En los casos de traumatismo torácico significativo, especial-
el diafragma ipsolateral. En estos casos, el efecto masa sobre el mente en aquellos que incluyen fracturas costales o lesiones por
corazón y los grandes vasos puede provocar un colapso cardio- deceleración rápida, pueden aparecer laceraciones o roturas del
vascular agudo, debido a disminución del gasto cardíaco. Tam- tejido pulmonar. Las laceraciones pulmonares pueden ser difíciles
bién es probable que coexistan problemas respiratorios agudos de detectar en las radiografías rutinarias de tórax, pero resultan
debido a una compresión del tejido pulmonar y el efecto masa muy evidentes en la TC (fig. 2-42). Los pacientes con laceraciones
sobre el diafragma (v. fig. 2-40C). Un neumotórax a tensión es
una urgencia quirúrgica que requiere la colocación inmediata de
un tubo de tórax para descomprimir el espacio pleural.
TA B L A 2 - 2
ALGUNAS CAUSAS DE NEUMOMEDIASTINO
Traumático
1. Traumatismo cerrado de tórax
2. Secundario a cirugía de cuello y tórax
3. Perforación esofágica
4. Perforación traqueobronquial
5. Ejercicio vigoroso
6. Asma
7. Inducido por ventilación mecánica (barotraumatismo)
Espontáneo FIGURA 2-42 TC axial de tórax a través de las bases pulmonares.
1. Rotura de vesícula o bulla Laceraciones en el parénquima pulmonar (flechas rectas) en el lóbulo
inferior izquierdo. Las laceraciones están rodeadas de enfermedad del
2. Idiopático
espacio aéreo (parénquima pulmonar contusionado) (flechas curvas).
A B
FIGURA 2-43 Radiografías PA (A) y lateral (B) de tórax. Hernia hiatal esofágica. Las flechas rectas
indican la gran hernia hiatal esofágica que tiene un nivel hidroaéreo. Por lo demás, el tórax es normal.
pulmonares frecuentemente tienen neumotórax coexistentes y con una acumulación focal de aire alojada inmediatamente pos-
áreas de hemorragia pulmonar. Las laceraciones del pulmón nor- terior al corazón (fig. 2-43), y pueden contener un nivel hidroaé-
malmente no requieren tratamiento y curan espontáneamente. reo si hay líquido dentro del estómago. Las hernias de hiato
suelen hallarse por casualidad en las radiografías de tórax. Debe
detectarse su presencia, ya que es probable la coexistencia de
reflujo gastroesofágico, lo que puede provocar esofagitis y dolor
Otras acumulaciones de aire torácico.
dentro y alrededor del tórax La infección con formación de abscesos puede aparecer en
los tejidos blandos de la pared torácica o de la espalda
Las hernias de hiato que provocan desplazamiento craneal del (fig. 2-44). Se sugiere este diagnóstico cuando se identifica un
estómago hacia el tórax inferior frecuentemente se presentan nivel hidroaéreo en los tejidos blandos del tórax. Se requiere la
A B
FIGURA 2-44 Radiografías PA (A) y lateral (B) de tórax. Absceso axilar derecho. Este paciente estaba
en el postoperatorio de una disección de un nódulo axilar. Se visualiza perfectamente un nivel hidroaéreo
axilar derecho (flechas rectas) en las proyecciones PA y lateral. El absceso fue drenado posteriormente.
A B
FIGURA 2-45 Radiografías PA (A) y lateral (B) de tórax. Absceso en la língula del lóbulo superior
izquierdo (flechas rectas). Existe aire dentro de la cavidad del absceso. Aparecen infiltrados en los campos
pulmonares inferiores (flechas curvas).
obtención de dos proyecciones del tórax perpendiculares entre pequeña como la de unos pocos centímetros cúbicos de aire
sí para localizar adecuadamente la acumulación de aire y ase- debería poderse detectar en las radiografías en bipedestación
gurarse de que la lesión no está en el espacio pleural o en el del tórax inferior y el abdomen superior. El neumoperitoneo
pulmón (fig. 2-45). espontáneo secundario a la perforación de vísceras intraabdo-
El neumoperitoneo es una acumulación signifi cativa de aire minales huecas requiere cirugía inmediata para evitar una
en el abdomen anómalo que normalmente es identificable en peritonitis.
las radiografías de tórax (fig. 2-46). Una proporción tan
TA B L A 2 - 3
LISTA PARCIAL DE LAS CAUSAS DE LA EPOC
A B
C D
FIGURA 2-47 Radiografías PA (A) y lateral (B) de tórax. Enfermedad pulmonar obstructiva crónica.
Los pulmones son muy hiperclaros y están marcadamente hiperinsuflados. Los diafragmas están aplana-
dos en la proyección lateral y casi planos en las radiografías PA (flechas rectas). El espacio retroesternal
se encuentra sobreexpandido y el tamaño AP del tórax es mayor de lo normal. C y D. Radiografía PA de
tórax (C) y TC axial de tórax en prono (D). Fibrosis pulmonar idiopática. Este varón de 79 años tenía
una larga historia de disnea. En la radiografía PA (C), hay cambios lineales típicos (flechas rectas) que
representan fibrosis. En la TC (D), la fibrosis es principalmente periférica (flechas rectas), y hay un aspec-
to general del parénquima pulmonar en panal de abeja.
ros. También pueden aparecer quistes o bullas, habitualmen- ceso patológico caracterizado por el desarrollo de cambios
te localizadas en las zonas más elevadas de los pulmones, que lineales o cicatriciales en los pulmones con disminución de los
es la localización donde es mayor la gravedad de la enfermedad volúmenes pulmonares. Por lo general, se trata de una enferme-
en la EPOC relacionada con el tabaquismo. dad progresiva; las causas de la fibrosis pulmonar son numero-
En contraste, la enfermedad pulmonar intersticial se refiere al sas y, en algunos casos, no puede establecerse firmemente una
desarrollo de fibrosis pulmonar. Esta (fig. 2-47C y D) es un pro- etiología causal sin una biopsia a cielo abierto.
TA B L A 2 - 4
ATELECTASIA, EMBOLIA
E INFECCIONES PULMONARES LISTA GENERAL DE LAS CAUSAS
DE LAS ATELECTASIAS
Es importante recordar que la mayoría de las enfermedades que 1. Postobstructiva
afectan a los pulmones, como neumonía, tumores, infarto y ate- a. Tumor en la vía aérea
lectasias, aparecerán como opacidades en las radiografías. Por
b. Cuerpo extraño en la vía aérea
ello, al estudiar una radiografía, conviene pensar en densidad
c. Infección
agua o gris y concentrarse menos en el negro; las densidades
d. Intubación del bronquio principal
negras en los pulmones, al fin y al cabo, representan aire conte-
nido en los alvéolos. 2. Postoperatoria
3. Presión extrínseca
a. Líquido pleural
Atelectasia b. Neumotórax
4. Restricción del movimiento
Las atelectasias indican una pérdida de la neumatización del a. Traumatismo
tejido pulmonar. Las atelectasias puede ser de un tamaño míni- b. Enfermedades neuromusculares
mo (fig. 2-48; v. fig. 2-31), apareciendo en la radiografía como c. Infecciones
sombras lineales dentro del pulmón (atelectasias laminares),
o pueden dar lugar a un colapso completo de todo un lóbulo o
pulmón (fig. 2-49). Existen cinco tipos de atelectasia: la atelec-
tasia pasiva se refiere a un pulmón sin aire debido a decúbito ve. Es importante comprender que la atelectasia no es en sí mis-
prolongado o a una respiración superficial. Se denomina atelec- ma una enfermedad primaria, sino que sugiere una enfermedad
tasia compresiva al tejido pulmonar comprimido por una estruc- pulmonar subyacente o una anomalía de la vía aérea (3). Las
tura adyacente, como un gran derrame pleural. La atelectasia causas generales se enumeran en la tabla 2-4 y los signos radio-
adhesiva aparece cuando los alvéolos se colapsan debido a insu- lógicos se muestran en la tabla 2-5.
ficiente surfactante, como ocurre en la enfermedad de la mem- Por otro lado, la atelectasia laminar es un término morfológico
brana hialina de los neonatos. La atelectasia postobstructiva que sirve para describir una opacidad lineal que aparece en las
aparece cuando existe un obstrucción competa de la vía aérea radiografías de tórax. Se cree, en general, que las atelectasias lami-
(tumor, cuerpo extraño o tapón mucoso). La atelectasia cicatri- nares se deben a varios factores, como volúmenes respiratorios
cial o redonda aparece cuando el tejido pulmonar se hace un corrientes escasos y factores inhibidores de la tos con acumula-
ovillo debido a una anomalía pleural adyacente que lo promue- ción de secreciones. Radiográficamente, las atelectasias laminares
aparecen como densidades lineales horizontales de pocos milíme-
tros de anchura y de longitud variable (v. fig. 2-48).
Embolia pulmonar
La enfermedad tromboembólica pulmonar (tromboembolia pul-
monar; TEPu) es una enfermedad muy común y tiene importan-
tes implicaciones clínicas. La enfermedad pulmonar tromboem-
bólica tiene varias causas, como se muestra en la tabla 2-6. La
mayoría de los casos ocurren en pacientes hospitalizados e inca-
pacitados, en los que un trombo formado en las extremidades
inferiores y/o en las venas pélvicas se desplaza y llega hasta las
arterias pulmonares. Otras posibles fuentes de enfermedad
tromboembólica son las vías centrales, que pueden infectarse,
provocando una embolia pulmonar séptica (fig. 2-50A y B).
TA B L A 2 - 5
SIGNOS RADIOGRÁFICOS DE LAS ATELECTASIAS
Primaria
1. Pérdida de volumen del segmento, lóbulo o pulmón afecto
2. Tejido pulmonar consolidado de aspecto blanco
3. Broncograma aéreo
4. Coaptación de los bronquios y vasos
Secundaria
1. Elevación craneal de los hemidiafragmas
FIGURA 2-48 Radiografía PA de tórax. Atelectasias laminares 2. Desplazamiento del mediastino hacia el lado del colapso
(lineales) bilaterales. Las flechas rectas indican el aspecto típico de esta 3. Las costillas se aproximan
alteración que aparece frecuentemente en el postoperatorio, después de
4. Desplazamiento indistintamente del hilio o de la zona hiliar
un traumatismo y en pacientes gravemente enfermos y debilitados.
A B
C D
FIGURA 2-49 A. Radiografía PA de tórax. Atelectasia postoperatoria del lóbulo inferior izquierdo. Hay
una doble densidad detrás de la silueta cardíaca, y las flechas rectas indican el borde del lóbulo inferior
izquierdo atelectásico, mientras que las flechas curvas señalan el borde cardíaco izquierdo. El hemidiafrag-
ma izquierdo se visualiza mal debido a que la densidad agua del lóbulo inferior derecho atelectásico está
en yuxtaposición al hemidiafragma izquierdo, o signo de la silueta. B. Radiografía lateral de tórax. Mismo
paciente que en A. Hay un signo de la columna positivo (flechas rectas). Recuérdese que en la proyección
lateral, la columna debe aparecer más oscura a medida que se discurre caudalmente, porque hay más
pulmón en la parte inferior del tórax. Cuando hay un proceso de densidad agua en los lóbulos inferiores,
como una atelectasia o una neumonía, la columna aparecerá más blanca a medida que se discurre caudal-
mente en vez de más oscura (signo de la columna). El hemidiafragma izquierdo no puede verse, dado que
está borrado por el contacto con la atelectasia en el lóbulo pulmonar inferior, pero puede verse todo el
hemidiafragma derecho (flecha curva). C. Radiografía AP de tórax. Atelectasia del lóbulo superior dere-
cho. Hay consolidación del lóbulo superior derecho reflejando una atelectasia. La cisura menor está ele-
vada indicando pérdida de volumen (flechas rectas). La arteria pulmonar derecha y la aorta ascendente
están borradas por la densidad agua de la atelectasia, y el hemidiafragma derecho (flecha curva) está
elevado, lo que indica pérdida de volumen. D. Radiografía AP de tórax. Atelectasia bilateral de los lóbu-
los superiores (flechas rectas). Esta mujer de 30 años desarrolló broncoespasmo en el quirófano. Ambos
lóbulos superiores están colapsados y sin aire, y el mediastino está borrado. La flecha curva indica el
extremo del tubo endotraqueal.
A B
C D
FIGURA 2-50 A. Radiografía PA de tórax. Embolias sépticas bilaterales secundarias a un catéter de
Hickman infectado. La radiografía de tórax es llamativamente anómala con múltiples opacidades bilate-
rales (flechas rectas) debidas a émbolos sépticos. El diagnóstico diferencial incluiría neumonía, enferme-
dad embólica, atelectasia y hemorragia. El extremo del catéter de Hickman (flecha curva) está en la vena
cava superior. B. TC axial de tórax a través de la aurícula izquierda del mismo paciente que en A. Infartos
pulmonares (flechas rectas) que aparecen como opacidades periféricas, en forma de cuña, homogéneas
(pulmón infartado) con base en la pleura. C y D. Imágenes de TC axial de tórax a través de las arterias
pulmonares en un paciente distinto del de A y B. Tromboembolia bilateral de las arterias pulmonares
secundario a trombosis venosa profunda en las extremidades inferiores. Este varón de 30 años desarrolló
edema bilateral de las extremidades inferiores y disnea tras un largo viaje en automóvil. Hay defectos de
repleción (flechas rectas) en las arterias pulmonares derecha e izquierda creados por los émbolos. La flecha
curva de la figura C señala un área de infarto pulmonar.
(Continúa)
E
FIGURA 2-50 (Cont.) E. Arteriografía pulmonar izquierda. Múltiples émbolos pulmonares en la arteria
pulmonar izquierda (flechas rectas), tanto en la arteria pulmonar principal izquierda como en sus ramas,
secundarios a trombosis venosa profunda en las extremidades inferiores. Esta mujer de 72 años estaba en
las 72 h posteriores a un implante de un puente coronario y desarrolló disnea e hipoxia. El catéter angio-
gráfico (flechas curvas) es visible en la arteria pulmonar izquierda.
indicada para establecer el diagnóstico de TEPu cuando los estu- monar (figs. 2-51 a 2-55). Muchas neumonías se asocian a derra-
dios con TC no son concluyentes, pero esta situación es bastan- mes pleurales paraneumónicos, que se infectan secundariamente,
te poco frecuente (fig. 2-50D). formando acumulaciones de pus en el espacio pleural (empiemas).
El absceso pulmonar, otra complicación de la neumonía, especial-
mente por Staphylococcus aureus, Streptococcus pyogenes y orga-
Infecciones pulmonares nismos gramnegativos, aparece como un área cavitada de consoli-
dación pulmonar (v. fig. 2-45). Dado que la neumonía aparece, por
Las infecciones pulmonares pueden tener muchas causas, algunas lo general, como densidades agua en el espacio aéreo, en el diag-
de las cuales se enumeran en la tabla 2-7. Los pacientes con infec- nóstico diferencial deben tenerse en consideración diagnósticos
ciones pulmonares, es decir, neumonías, frecuentemente presentan alternativos, como tumor o hemorragia pulmonar.
fiebre, dolor torácico y tos. El aspecto radiográfico de la neumonía Muchos pacientes inmunodeprimidos son particularmente
es muy variable, y suele resultar imposible determinar la etiología susceptibles a infecciones pulmonares, especialmente por hon-
de la neumonía sólo por el aspecto radiológico. Los hallazgos gos y micobacterias, como la tuberculosis. A pesar de nuevos
radiológicos varían desde un pequeño infiltrado mal definido has- tratamientos y de la mejora de las medidas de salud pública, la
ta una opacificación completa unilateral o bilateral del tejido pul- tuberculosis pulmonar sigue siendo una enfermedad persistente
y problemática. La tuberculosis debe considerarse siempre como
un patógeno potencial, especialmente en pacientes vagabundos
o en aquellos con sida (tabla 2-8).
TA B L A 2 - 7
ALGUNAS CAUSAS GENERALES DE NEUMONÍA
1. Infecciones TA B L A 2 - 8
a. Bacterianas
b. Víricas
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL DE LA TUBERCULOSIS
PULMONAR
c. Fúngicas
d. Parasitarias 1. Todas las demás neumonías
2. Aspiración 2. Hemorragia
3. Radiación 3. Embolia
4. Químicas 4. Tumores
Cisura menor
Cisura menor
B
FIGURA 2-51 Radiografías PA (A) y lateral (B) de tórax. Neumonía parcialmente confluente del lóbulo
superior derecho (flechas rectas). En las proyecciones PA y lateral, hay poca cantidad de líquido pleural
derecho (flechas curvas) y agrandamiento leve del ventrículo izquierdo (flechas dobles). Obsérvese que la
neumonía está localizada en el lóbulo superior por encima de la cisura menor.
Hemidiafragma izquierdo
Hemidiafragma derecho
B
FIGURA 2-52 Radiografías PA (A) y lateral (B) de tórax. Neumonía en el lóbulo medio derecho (flechas
rectas). En la radiografía PA, el borde cardíaco derecho está borrado (signo de la silueta), debido a que
tanto el infiltrado del lóbulo medio derecho como la aurícula derecha tienen una densidad similar. En la
proyección lateral, la neumonía se proyecta sobre el corazón y borra parcialmente la cara anterior del
hemidiafragma derecho.
A B
FIGURA 2-53 Radiografías PA (A) y lateral (B) de tórax. Neumonía de la língula del lóbulo superior
izquierdo (flechas rectas). En la radiografía PA, el borde cardíaco izquierdo no es visible (signo de la
silueta), dado que el infiltrado en la língula del lóbulo superior izquierdo y el corazón son densidades agua
anteriores. Además, obsérvese que el hemidiafragma izquierdo se ve con claridad (no está borrado) en la
proyección PA. Las flechas curvas en la proyección lateral señalan la cisura mayor izquierda. Obsérvese
que la neumonía se proyecta sobre el corazón.
A B
FIGURA 2-54 Radiografías PA (A) y lateral (B) de tórax. Neumonía del lóbulo inferior derecho (flechas
rectas). En la radiografía PA, el borde cardíaco derecho es claramente visible, mientras que el hemidiafrag-
ma derecho está parcialmente borrado (flechas rectas dobles). Estos hallazgos indican que el infiltrado es
posterior o que se encuentra en el lóbulo inferior derecho, como se confi rma en la radiografía lateral
(flechas rectas). Hay un signo de la silueta positivo en la radiografía lateral. Además, hay deformidades
secundarias a viejas fracturas costales izquierdas consolidadas (flechas curvas).
A B
FIGURA 2-55 Radiografías PA (A) y lateral (B) de tórax. Neumonía bilateral por varicela. Hay infiltra-
dos difusos nodulares a lo largo de ambos campos pulmonares. Este tipo de paciente suele estar grave-
mente enfermo, y las lesiones cutáneas ayudan a hacer el diagnóstico.
A B
FIGURA 2-56 A. Radiografía PA de tórax. Tuberculosis del lóbulo superior derecho. El infiltrado tuber-
culoso en el lóbulo superior derecho (flechas rectas) está parcialmente oculto por la clavícula derecha.
B. TC axial de tórax a través del tórax superior que muestra una tuberculosis cavitaria en el lóbulo supe-
rior izquierdo en otro paciente.
Los pacientes con tuberculosis presentan una variedad de sín- período de 2 años antes de que se pueda establecer un diagnósti-
tomas, que van desde la fatiga hasta la fiebre, tos, pérdida de co de benignidad. Un nódulo no calcificado solitario que no cam-
peso y hemoptisis. Las radiografías de tórax varían, presentando bia en tamaño o aspecto durante un período de 2 años se consi-
desde un infiltrado mal definido hasta infiltrados nodulares, fre- dera benigno de acuerdo con el estándar convencional de
cuentemente con cavitación (fig. 2-56). Recuerde que el diagnós- práctica clínica. No obstante, esta regla debe aplicarse con cau-
tico debe confirmarse mediante los hallazgos de laboratorio y tela, debido a que hay excepciones, especialmente cuando la pro-
los cultivos adecuados. babilidad de malignidad previa a la prueba es alta.
A B
Ventrículo derecho
Tabique interventricular
Ventrículo izquierdo
Esófago
Metástasis
C
FIGURA 2-57 Radiografías PA (A) y lateral (B) de tórax. Metástasis pulmonares bilaterales difusas. Las
lesiones metastásicas no están calcificadas y son, por lo general, de tamaño variable. El punto de infusión
(flecha recta) se usa para administrar medicación. El extremo del catéter para infusión (flechas curvas) se
proyecta sobre la vena cava superior en ambas proyecciones. C. TC axial de tórax a través del nivel de los
ventrículos. Las metástasis múltiples diseminadas son de tamaño variable.
entrada en el tórax caudalmente hasta una línea dibujada hori- timomas, tumores tiroideos, terrible linfoma, y aneurismas torá-
zontalmente desde la unión manubrioesternal (ángulo de Louis). cicos (figs. 2-60A y B y 2-61A y B). Este diferencial, aunque útil,
Las estructuras localizadas en este compartimento incluyen la excluye necesariamente otras posibilidades, como sarcomas de
glándula tiroides, el esófago, la tráquea, y los grandes vasos de la pared torácica, aneurismas vasculares y tumores grasos, esto
la cabeza y el cuello, con la parte superior de la aorta torácica. es, lipomas. El compartimento mediastínico medio se extiende
El compartimento mediastínico anterior abarca desde el margen desde el pericardio anterior dorsalmente hasta la superficie ante-
posterior del esternón hasta la superficie anterior del pericardio. rior de la columna torácica, e incluye múltiples estructuras ana-
Las estructuras alojadas en este compartimento incluyen grasa, tómicas, como el corazón, pericardio, botón aórtico, hilios, esó-
el timo, ocasionalmente tejido tiroideo, músculos y huesos de la fago, ganglios linfáticos y nervios, entre otros (fig. 2-60C a E).
caja torácica anterior, tejido linfoide y la aorta torácica ascen- El diagnóstico diferencial, cuando se refiere a una masa en el
dente. Por ello, sería lógico limitar el diagnóstico diferencial de mediastino medio, es considerablemente extenso. El mediastino
cualquier masa del mediastino anterior a uno de estos constitu- posterior (fig. 2-60F y G) se extiende desde la cara anterior de la
yentes anatómicos. Una útil regla nemotécnica para las masas columna hasta la parte posterior de la caja torácica, e incluye los
del mediastino anterior es la de las «terribles T», que incluye cuerpos vertebrales de la columna dorsal, la médula y las raíces
A B
A B
FIGURA 2-59 Radiografías PA (A) y lateral (B) de tórax. Histoplasmoma del segmento superior del
lóbulo inferior izquierdo (flechas). Este nódulo solitario no calcificado se vio en una radiografía de tórax
de rutina en este varón asintomático de 58 años. Se consideró el diagnóstico diferencial de un nódulo
solitario no calcificado y no pudo excluirse malignidad. La toracotomía y resección de la lesión tuvieron
como resultado el diagnóstico de un histoplasmoma benigno.
TA B L A 2 - 1 0
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL DE LOS TUMORES MEDIASTÍNICOS
Mediastino anterior 2. Quistes broncógenos y carcinoma broncógeno
1. Tumores de tiroides y paratiroides 3. Ganglios linfáticos/linfoma
2. Tumores del timo (v. fig. 2-60A y B) 4. Hernia diafragmática (de Morgagni)
3. Teratoma 5. Aneurismas de los grandes vasos
4. Vasos tortuosos, como aneurismas de la aorta ascendente
Mediastino posterior
(v. fig. 2-61A y B)
1. Tumores neurogénicos
5. Ganglios linfáticos
2. Quistes de duplicación
6. Tumores de la pared torácica/óseos
3. Ganglios linfáticos
Mediastino medio 4. Lesiones esofágicas, incluyendo las hernias hiatales esofágicas
1. Almohadilla grasa pericárdica y quistes pericárdicos (v. fig. 2-43A y B)
(v. fig. 2-60C a E)
A B
C D
FIGURA 2-60 Radiografías PA (A) y lateral (B) de tórax. Timoma (flechas rectas). La lesión se localiza en
el mediastino anterior. C y D. Radiografías PA (C) y lateral (D) de tórax. Quiste pericárdico (flechas rectas).
Esta lesión se encontró en una radiografía de tórax de rutina en una mujer de 54 años asintomática.
(Continúa)
F G
FIGURA 2-60 (Cont.) La figura E es una imagen de TC del quiste (flechas), que se localiza adyacente al
borde derecho cardíaco. Estas masas quísticas se encuentran normalmente en el lado derecho, en el ángu-
lo cardiofrénico. El diagnóstico diferencial fue quiste broncógeno, hernia de Morgagni y tumor diafrag-
mático. A veces, el diagnóstico puede realizarse con ecografía o TC. En este caso, se hizo en una toraco-
tomía. F y G. Radiografías PA (F) y lateral (G) de tórax. Neuroblastoma. En la proyección PA, la masa
puede verse a través de la sombra cardíaca (flechas rectas). La proyección lateral demuestra que la masa es
de localización posterior, dado que hay pérdida de defi nición de los cuerpos vertebrales inferiores y un
signo de la columna positivo.
Calcificaciones en la aorta
torácica descendente
FIGURA 2-61 Radiografías PA (A) y lateral (B) de tórax. Gran aneurisma calcificado de la aorta ascen-
dente (flechas rectas). La calcifi cación del aneurisma es tenue en ambas proyecciones. En la radiografía
PA, el corazón aparece agrandado, pero en las proyecciones laterales está dentro de los límites de la nor-
malidad. Obsérvense las deformidades de las antiguas fracturas costales consolidadas derechas (flechas
curvas). Los pulmones están hiperinsuflados. Se pueden apreciar las grapas quirúrgicas (puntas de flecha)
y el artefacto (*) que aparece en el hombro derecho.
nerviosas, y la aorta torácica descendente (1). Afortunadamente, La detección de masas mediastínicas en las radiografías de
la mayoría de las masas mediastínicas posteriores están relacio- tórax está de alguna manera limitada, debido a que la sensibi-
nadas con el neuroeje, lo que facilita el diagnóstico diferencial. lidad es considerablemente reducida. Las lesiones pequeñas no
También es importante recordar que, dado que el tejido linfoide suelen ser visibles en las radiografías, requiriendo estudios adi-
se encuentra en todas las partes del mediastino, el linfoma es una cionales por TC para el diagnóstico. Sin embargo, los hallazgos
sospecha razonable para cualquier masa mediastínica, indepen- radiográficos secundarios que sugieren la presencia de una masa
dientemente de su localización (fig. 2-62). mediastínica incluyen desviación de la tráquea, atelectasias seg-
Atelectasia laminar
Hemidiafragma derecho
Hemidiafragma izquierdo
A B
FIGURA 2-63 Radiografías PA (A) y lateral (B) de tórax. Neoplasia primaria infrahiliar derecha (flechas
rectas) que causa atelectasia del lóbulo medio derecho (flechas curvas). El hemidiafragma derecho está
levemente elevado, debido a la atelectasia del lóbulo medio derecho. Obsérvese en la proyección lateral la
nitidez visual de los hemidiafragmas derecho e izquierdo. El hemidiafragma derecho puede verse en su
totalidad, mientras que el hemidiafragma izquierdo está borrado ventralmente por el corazón. Las flechas
dobles indican muescas infraclaviculares bilaterales o fosas romboideas. Estas fosas son variantes de la
normalidad y dan origen a los ligamentos costoclaviculares o romboideos.
A B
Esófago
Tráquea
C
FIGURA 2-65 Radiografías PA (A) y lateral (B) de tórax e imagen axial de TC del tórax (C) a la altura
del cayado aórtico. Carcinoma de células escamosas con cavitación primaria en el lóbulo superior
izquierdo. En las figuras A y B, la gran masa tumoral (flechas curvas) presenta un nivel hidroaéreo secun-
dario a necrosis tumoral (flechas rectas blancas). Hay una neumonía parcialmente confluente en el lóbu-
lo medio derecho (flechas rectas negras múltiples). En la TC (C), el nivel hidroaéreo se marca con dos
flechas rectas.
TA B L A 2 - 1 1
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL PARCIAL
DEL AUMENTO DE TAMAÑO DE LAS ARTERIAS
PULMONARES
Situaciones con aumento de volumen
1. Derivaciones izquierda-derecha
2. Situaciones con aumento del gasto cardíaco (anemia,
tirotoxicosis)
Estenosis y oclusión de las arterias periféricas
1. Enfermedad tromboembólica
2. Hipertensión pulmonar idiopática
Aumento de tamaño central
1. Hipertensión pulmonar
2. Aneurisma de la arteria pulmonar
Edema pulmonar
La insuficiencia cardíaca congestiva (fig. 2-68) es un problema
muy importante al que se enfrentan muy a menudo casi todos
los profesionales sanitarios. Aunque hay varias causas de edema
FIGURA 2-66 Radiografía PA de tórax. Crecimiento de la aurícula pulmonar (tabla 2-12), la más frecuente es el fallo del ventrículo
derecha y aumento de tamaño de las arterias pulmonares. La aurícu- izquierdo debido a isquemia o a infarto; esto es, una insuficien-
la derecha está agrandada hacia la derecha del paciente (flechas rectas), cia cardíaca congestiva. Los pacientes con insuficiencia cardíaca
y las arterias pulmonares son mayores de lo normal (flechas curvas).
Estos cambios son compatibles con hipertensión pulmonar. franca frecuentemente presentan disnea de esfuerzo, ortopnea,
disnea paroxística nocturna, aumento de peso, edema de extre-
midades inferiores, tos y, ocasionalmente, hemoptisis.
Es importante identificar y reconocer las distintas presenta-
res centrales. Finalmente, la calcificación arterioesclerótica de ciones radiográficas de la insuficiencia cardíaca congestiva, que
los vasos torácicos aparece frecuentemente con la edad avanza- esencialmente se basan en los efectos hidrostáticos de la disfun-
da, normalmente sin aneurismas vasculares asociados. Esta cal- ción ventricular izquierda (tabla 2-13). El primer signo radio-
cificación de la íntima resulta muy evidente en las radiografías y gráfico de la insuficiencia cardíaca congestiva es la redistribu-
no debe interpretarse como anómala en pacientes mayores de ción cefálica del flujo sanguíneo pulmonar hacia los lóbulos
60 años (fig. 2-67). La calcificación vascular prematura, sin superiores. Este fenómeno de reclutamiento vascular de los
embargo, puede ser un indicador de estados hiperlipidémicos o lóbulos superiores ocurre en respuesta a la alteración del inter-
de diabetes mellitus. cambio de oxígeno a través de la interfaz alveolocapilar. En una
Aorta ascendente
Aurícula izquierda
Aorta descendente
FIGURA 2-67 Imagen axial de TC del tórax a la altura de la aurícula izquierda. La arteria coronaria
derecha, la arteria coronaria circunfl eja, y la aorta ascendente y descendente presentan calcificaciones
(flechas rectas).
C D
FIGURA 2-68 Radiografía de tórax que ilustra los estadios de la insuficiencia cardíaca congestiva. La
figura A muestra redistribución craneal del flujo sanguíneo pulmonar hacia los lóbulos superiores. Obsér-
vese el agrandamiento relativo de los vasos de los lóbulos superiores comparado con la vascularización de
los lóbulos inferiores. La flecha señala las líneas B de Kerley. Hay un marcapasos. En la figura B se mues-
tra el desarrollo de líneas B de Kerley bilaterales (flechas), las cuales representan líquido en el intersticio.
La figura C muestra el edema pulmonar típico en alas de mariposa en un paciente con insuficiencia car-
díaca congestiva franca. La figura D muestra el pedículo vascular, que es una medida transversal que se
obtiene dibujando una línea desde la vena ácigos hacia la izquierda hasta un punto de intersección con
una línea perpendicular dibujada verticalmente desde la arteria innominada izquierda y el cayado aórtico.
El pedículo vascular proporciona información sobre el volumen intravascular, volviéndose más ancho en
condiciones de exceso de volumen o en la insuficiencia cardíaca congestiva. La medida absoluta no es tan
importante como el cambio de intervalo en las radiografías seriadas día a día.
Cayado aórtico
Suturas esternales
Arteria pulmonar
Aurícula derecha
Ventrículo izquierdo
Suturas esternales
Ventrículo derecho
Aurícula izquierda
Ventrículo izquierdo
Aorta ascendente
Aorta descendente
C
FIGURA 2-69 (Cont.) Cardiomegalia grave y prótesis valvular mitral (flechas rectas). El paciente tenía
una estenosis e insuficiencia mitrales que precisaron una prótesis valvular mitral. Todas las cámaras car-
díacas están aumentadas. En la proyección PA, la aurícula izquierda agrandada crea una doble densidad
indicada por las flechas curvas, y la orejuela auricular izquierda es prominente en el borde cardíaco
izquierdo. Además, en la proyección PA hay aumento del tamaño de la aurícula derecha y del ventrícu-
lo izquierdo. C. Imagen axial de TC a la altura de la aurícula. Aumento de tamaño de la aurícula izquier-
da (flechas rectas). Este es un paciente distinto del de A y B, aunque también tenía una estenosis mitral
que provoca aumento del tamaño de la aurícula izquierda.
(Continúa)
Botón aórtico
Arteria pulmonar
Orejuela auricular
Ventrículo izquierdo
Ventrículo izquierdo
E
FIGURA 2-69 (Cont.) D. Radiografía PA de tórax. Estenosis mitral y cardiomegalia. Esta es una buena
ilustración de las clásicas prominencias en la estenosis mitral, visibles a lo largo del borde cardíaco izquier-
do, que corresponden al botón aórtico, a una arteria pulmonar izquierda prominente, al aumento de la
orejuela de la aurícula izquierda y al ventrículo izquierdo. Además, se puede identificar la doble densidad
de una aurícula izquierda aumentada de tamaño (flechas rectas). E. Radiografía PA de tórax. Calcificación
del anillo mitral (flechas rectas). Este paciente no presentaba síntomas; la calcificación del anillo mitral fue
un hallazgo casual de un estudio rutinario de tórax. Hay cardiomegalia leve con un ligero aumento del
tamaño del ventrículo izquierdo.
A B
FIGURA 2-70 Radiografías PA (A) y lateral (B) de tórax. Estenosis e insuficiencia valvular aórticas. Se
descubrieron soplos diastólicos y sistólicos durante una exploración física rutinaria. Hay crecimiento del
ventrículo izquierdo (flechas rectas), que se manifiesta por un ápex cardíaco redondeado en la proyección
PA, y en la proyección lateral el ventrículo izquierdo se proyecta más de 2 cm posteriormente hacia la vena
cava inferior. Este último hallazgo es un signo bastante fiable de aumento de tamaño del ventrículo izquier-
do. La aorta ascendente está dilatada (puntas de flecha), algo que acompaña con frecuencia a la estenosis
aórtica.
Una anamnesis meticulosa y la exploración física permiten el El tercer paso consiste en valorar la radiografía de forma siste-
diagnóstico de la mayoría de las molestias abdominales. Cuando mática. Para ello, cualquier sistema o lista numerada puede ser-
el diagnóstico sigue siendo incierto tras estos procedimientos, se virnos. La tabla 3-1 puede servirnos hasta que hayamos desarro-
suele empezar solicitando una radiografía abdominal. Hay que llado la nuestra propia. En primer lugar, hay que localizar la
recordar que en las mujeres en edad fértil, se debe descartar la densidad agua de las siluetas hepática y esplénica. Una pista para
posibilidad de un embarazo antes de realizar una radiografía. la localización de los bordes del hígado y el bazo es la presencia
La radiografía anteroposterior (AP), el estudio de imagen de gas intestinal en los cuadrantes abdominales superiores dere-
abdominal llevado a cabo con mayor frecuencia, se realiza con cho e izquierdo. Ese gas intestinal permite una estimación indirec-
el paciente en supino (fig. 3-1A). Una radiografía en bipedesta- ta de la localización de los bordes hepático y esplénico, porque
ción (fig. 3-1B) es útil para la búsqueda de gas libre intraperito- está localizado debajo de los márgenes inferiores del hígado y el
neal y/o niveles hidroaéreos intestinales. Si el paciente no puede bazo. Con cierta experiencia se puede reconocer el hígado de
ponerse de pie, se puede sustituir por una radiografía en decúbi- tamaño normal. Cuando la sombra hepática se extiende hasta la
to obtenida con el paciente tumbado sobre su lado izquierdo, cresta ilíaca, suele ser porque el hígado está más grande de lo
preferiblemente (fig. 3-1C). normal. Con una mayor experiencia se puede detectar fácilmente
un bazo agrandado (esplenomegalia; fig. 3-2).
En una radiografía normal suelen verse los bordes de los
músculos psoas. Un borde no visible del psoas debe despertar
LECTURA DE RADIOGRAFÍAS sospechas de una posible anomalía adyacente a esta estructura.
ABDOMINALES A medida que nuestra mirada se desplaza hacia las sombras
renales, hay que evaluar su tamaño, forma y posición. Las silue-
El primer paso es colocar la radiografía correctamente en el nega- tas renales son visibles por ser estructuras de densidad agua (gri-
toscopio, con el marcador D de la placa (lado derecho) frente al ses) rodeadas por cantidades variables de gas retroperitoneal
lado izquierdo del observador y con la placa orientada de manera (negra). Hay que intentar localizar los polos renales superior e
que la cabeza del paciente quede en la parte superior. En la radio- inferior, así como los márgenes medial y lateral. Si el eje longi-
grafía AP en bipedestación, alguna marca debe indicar que la vis- tudinal del riñón no es paralelo al borde del músculo psoas, hay
ta de la placa es en bipedestación, habitualmente una flecha próxi- que valorar la posibilidad de una masa o de otra anomalía de
ma al marcador D o I que apunte hacia la cabeza del paciente. De densidad agua en el riñón o el retroperitoneo. Hay que buscar
manera similar, las radiografías en decúbito deben estar claramen- siempre calcificaciones (blancas) en el abdomen, especialmente
te rotuladas como tales, indicando qué lado está arriba o abajo. en la región de los riñones, uréteres, vejiga urinaria y la vesícula
El segundo paso consiste en visualizar la radiografía en su biliar (se expone más adelante).
conjunto detenidamente con el fin de que cualquier anomalía El término tía Minnie, acuñado por el último Dr. Ben Felson,
evidente nos llame la atención. Cuando se descubre una anoma- se utiliza para aquellas formas apreciadas en imágenes radioló-
lía, no se finaliza la búsqueda de otras posibles alteraciones. gicas que, por ser tan características, resultan imposibles de olvi-
70
Tubo de rayos X
Haz de rayos X
Película radiográfica
Tubo de rayos X
Película radiográfica
Haz de rayos X
Película radiográfica
Haz de rayos X
Tubo de rayos X
C
FIGURA 3-1 A. Colocación de un paciente en supino para una radiografía abdominal AP. Esta explo-
ración se realiza con el paciente en decúbito supino, sobre la mesa radiográfica o sobre su cama (con un
equipo de rayos X portátil). B. Colocación de un paciente en bipedestación para una radiografía AP del
abdomen. Esta exploración se suele realizar en el departamento de radiodiagnóstico, con el paciente en
esta posición. C. Colocación de un paciente en decúbito lateral izquierdo para una radiografía abdominal.
Los brazos del paciente deben quedar cómodamente colocados fuera de la trayectoria.
dar. Se convierten automáticamente en algo tan familiar para indica un proceso destructivo, como el de una enfermedad
nosotros como la cara de nuestra tía Minnie, nuestro tío Al o metastásica. Se evalúan todos los huesos visibles, incluyendo la
cualquier otro miembro de la familia, de ahí el término. Las pelvis, las caderas y los fémures, analizando su densidad global
siguientes tías Minnies radiográficas abdominales (figs. 3-3 y cualquier anomalía.
a 3-9) son bastante frecuentes. Almacénelas en su memoria Hay que utilizar un sistema de búsqueda similar para las radio-
visual y su capacidad para reconocerlas le hará destacar ante sus grafías abdominales AP en bipedestación, en las que se debe pres-
colegas, profesores y pacientes. tar especial atención a la presencia de aire bajo el diafragma. El
A continuación se evalúa el patrón gaseoso intestinal (v. la aire libre intraperitoneal suele visualizarse únicamente en una
siguiente sección). Finalmente, pero sin menos interés, hay que radiografía en bipedestación, porque sólo esta posición permite
examinar los huesos de forma sistemática, comenzando con las que el aire libre ascienda hasta las regiones subdiafragmáticas.
costillas visibles y la columna (fig. 3-10). Se debe estudiar los
pedículos de las vértebras de las columnas dorsal inferior y lum-
bar, procediendo de cabeza a pies. Recuerdan a los faros de un
automóvil en una radiografía AP. La ausencia de un pedículo EVALUACIÓN DEL AIRE
INTESTINAL O PATRÓN GASEOSO
TA B L A 3 - 1 El gas intestinal (negro) proporciona un medio de contraste
natural que puede resultar útil para la detección de patología
RUTINA PARA LA EVALUACIÓN abdominal. Cuando se está valorando el patrón gaseoso intesti-
DE LAS RADIOGRAFÍAS ABDOMINALES nal, hay que hacerse varias preguntas importantes. ¿Es normal
1. Vistazo general el patrón gaseoso intestinal? Se debe recordar que, en condicio-
2. Hígado y bazo nes normales, hay algo de aire o gas en el estómago, el intestino
3. Sombras de los psoas delgado, el colon y el recto. A medida que se adquiere experien-
cia, es posible reconocer las cantidades anormales de aire en el
4. Contornos y posiciones renales
tubo digestivo. Lo mismo ocurre con el reconocimiento de una
5. Calcificaciones abdominales
silueta cardíaca normal en una radiografía de tórax. Si el patrón
6. Patrón gaseoso abdominal
gaseoso no es normal, se presentan más cuestiones. ¿Hay dema-
7. Huesos
siado aire o demasiado poco? ¿Hay aire en sitios inadecuados?
Bazo
Calcificación
costocondral
Hígado
FIGURA 3-4 Radiografía AP de abdomen en supino. Clásica apariencia de pastillas o píldoras (flechas
rectas) en el tubo digestivo. Todas las pastillas son del mismo tamaño y forma y tienen una densidad
homogénea. (No se pueden visualizar todas las pastillas o píldoras en la radiografía.)
Tirador de la cremallera
FIGURA 3-5 Radiografía AP de abdomen en supino. Monedas metálicas (flechas rectas) en el bolsillo
izquierdo del pantalón. El paciente no se encontraba completamente desvestido antes de la obtención de
las radiografías. Obsérvense los cambios degenerativos o artrósicos en la columna lumbar inferior (flechas
curvas).
Sonda nasogástrica
Impresión esplénica
sobre el colon descendente
FIGURA 3-6 Radiografía AP de abdomen en supino. Un filtro de vena cava inferior en forma de para-
guas (flecha recta) colocado en la vena cava inferior por técnica angiográfica atrapa los tromboémbolos
venosos que se originan en las extremidades inferiores y en la pelvis.
Suturas opacas
12.ª costilla
Apófisis espinosa
de una vértebra lumbar
Ilíaco
Articulación sacroilíaca
Sacro
Cabeza femoral
FIGURA 3-10 Radiografía AP de abdomen en supino. Normal. Los pedículos vertebrales representati-
vos se muestran por flechas rectas. La densidad agua de la vejiga urinaria aparece indicada con flechas
curvas.
Colon transverso
Intestino delgado
Colon ascendente
Aire rectal
B
FIGURA 3-11 A. Radiografía AP de abdomen en supino. Íleo adinámico postoperatorio. Hay aire en
todo el tubo digestivo, incluyendo el recto (no mostrado). Obsérvense los haustros del colon transverso.
B. Radiografía AP en supino del abdomen inferior del mismo paciente 24 h después. Una considerable
cantidad de aire se ha desplazado hacia el recto y el colon sigmoide, lo que confirma el diagnóstico de íleo
adinámico.
TA B L A 3 - 2
Demasiado gas intestinal
ÍLEO ADINÁMICO: CAUSAS PRINCIPALES
Aquí, donde el diagnóstico diferencial incluye el íleo adinámico
y la obstrucción intestinal, necesitamos una aproximación siste- Intraabdominales
mática para llegar al diagnóstico correcto. En el íleo adinámico ■ Postoperatorio o postraumático
(también llamado íleo paralítico o simplemente íleo) hay dema- ■ Postinflamatorio: pancreatitis, enteritis, colitis
siado gas en todo el tubo digestivo, incluyendo el intestino del- ■ Relacionado con dolor: cólico renal, enfermedad
gado y el grueso (fig. 3-11A y B). El íleo adinámico puede deber- epidural
se a causas intraabdominales o a un fenómeno reflejo por Extraabdominales
patología en otra localización. Las múltiples causas están enu-
■ Septicemia
meradas en la tabla 3-2. Si se identifican cantidades de gas com-
■ Enfermedades metabólicas: hiperpotasemia, uremia
parables en el intestino delgado, en el grueso y en el recto, esto
■ Medicaciones (especialmente narcóticos)
indica generalmente un íleo adinámico. El aire en el recto puede
■ Reposo en cama prolongado
ser el punto diferencial clave.
TA B L A 3 - 4
AIRE O GAS ABDOMINAL EN LOCALIZACIONES
ANÓMALAS
■ Neumoperitoneo por rotura intestinal: úlceras,
traumatismos, cáncer, enteritis
■ Absceso
■ Neumatosis intestinal
ESTUDIOS GASTROINTESTINALES
CON CONTRASTE
Para estudiar la superficie mucosa del esófago, estómago y duo-
deno, se prefiere a menudo la endoscopia. Para evaluar la luz y
pared intestinales, los estudios radiológicos gastrointestinales
con contraste tradicionales son precisos, seguros y menos costo-
sos que los estudios endoscópicos, además de tener una buena
aceptación por parte de los pacientes. Estos estudios consisten
en imágenes radioscópicas y radiografías obtenidas tras la intro-
ducción de sulfato de bario (densidad metal o blanco) y/o aire
B (negro) en el tubo digestivo.
FIGURA 3-14 Vólvulo de sigma. A. Radiografía abdominal. El colon
sigmoide obstruido (flechas) y lleno de aire se origina en la pelvis.
B. Enema de bario. El contraste introducido por vía rectal demuestra
la obstrucción y torsión (flecha) del colon sigmoide. (Por cortesía de Estudio del tubo digestivo superior
Bruce Brown, M.D.)
Para un estudio del tubo digestivo superior, el paciente ingiere
bario líquido a menudo combinado con unos cristales produc-
TA B L A 3 - 5
TA B L A 3 - 3
NEUMATOSIS INTESTINAL
GAS INTESTINAL MUY ESCASO
■ Isquemia intestinal
■ Crecimiento de órganos abdominales ■ Tratamientos esteroideos y con inmunosupresores
■ Tumores intraabdominales ■ Proximal a una obstrucción intestinal
■ Intestino lleno de líquido ■ Colagenopatías
■ Gastroenteritis ■ Enterocolitis necrosante neonatal
■ Déficit neurológico (con disminución de la deglución) ■ Neumatosis idiopática benigna
Cúpula hepática
FIGURA 3-15 Radiografía AP de tórax en bipedestación. Aire libre intraperitoneal. Los hemidiafragmas
derecho e izquierdo (flechas dobles) se encuentran elevados debido al aire subdiafragmático (flechas rectas
únicas). La zona negra entre el hemidiafragma derecho y la cúpula hepática representa aire libre intrape-
ritoneal. A la izquierda hay también aire en el fondo gástrico, así como aire libre rodeando al propio
fondo, lo que permite la visualización de ambos lados de la pared gástrica (flechas curvas). El hecho de
poder ver ambos lados de la pared intestinal implica que hay aire libre intraperitoneal (signo de Rigler).
Hígado
Sonda nasogástrica
FIGURA 3-16 Radiografía de abdomen en decúbito lateral izquierdo (lado izquierdo abajo). Aire libre
intraperitoneal en un paciente con obstrucción de intestino delgado y perforación. El aire libre intraperi-
toneal (flecha recta) se encuentra entre la caja costal derecha y el hígado. El intestino delgado dilatado
contiene múltiples niveles hidroaéreos (flechas curvas).
Sonda nasogástrica
Bazo
Hígado
Línea femoral
FIGURA 3-17 Radiografía AP de abdomen en supino.
Neumatosis intestinal (aire en la pared abdominal). Hay
burbujas de aire generalizadas en las paredes del intestino
delgado (flechas).
Hígado
Colédoco
Vesícula biliar FIGURA 3-18 Radiografía AP de abdomen en
supino. Absceso subfrénico derecho. Las áreas
Intestino delgado negras a lo largo de la cara lateral del hígado
representan aire en la cavidad del absceso (fle-
chas rectas). Incidentalmente se aprecia medio
de contraste en el colédoco, la vesícula biliar y
el intestino delgado, inyectado durante la reali-
zación de una colangiopancreatografía retró-
grada endoscópica (CPRE). Parte del contraste
se vierte en el intestino delgado. El defecto de
repleción (flecha curva) en la vesícula probable-
mente corresponde a un cálculo.
Exploración anterógrada
del intestino delgado
La exploración habitual del intestino delgado se realiza tras la
serie del tubo digestivo superior, haciendo al paciente beber Tubo
de enteroclisis
bario adicional. Se adquieren radiografías seriadas del abdomen
a intervalos sucesivos de 15 a 30 min para evaluar el intestino Yeyuno
delgado a medida que avanza el bario (fig. 3-20). Se utiliza habi-
tualmente la radioscopia como suplemento al estudio para eva-
luar el íleon terminal cuando el bario comienza a entrar en el
colon o para evaluar más exhaustivamente anomalías visibles en
las radiografías seriadas.
Enteroclisis
La enteroclisis es una exploración focalizada en el intestino del-
Íleon
gado, en la cual se introducen aire y sulfato de bario directamen-
te en este a través de una sonda nasointestinal. Bajo radioscopia,
se sitúa la punta de la sonda inmediatamente distal a la unión
duodenoyeyunal y se inyecta el contraste (fig. 3-21). Las venta-
jas de este procedimiento son que se puede distender el intestino
delgado, y que el estómago y el duodeno no dificultan su visua- FIGURA 3-21 Enteroclisis del intestino delgado. Normal. Se ha colo-
lización. Las principales desventajas son las molestias asociadas cado una sonda nasointestinal inmediatamente pasada la unión duo-
a la sonda nasal y la exposición a la radiación. denoyeyunal. El bario llena todo el intestino delgado.
Enema de bario
A la introducción de sulfato de bario y/o aire en el colon a través
de una sonda rectal se le denomina estudio gastrointestinales
inferior o enema de bario. Para este estudio, es importante que
el colon se encuentre limpio; esto se consigue mejor con laxantes
e ingesta oral de grandes cantidades de líquidos. Bario y a menu-
do aire se administran a través de una sonda rectal bajo visuali-
zación radioscópica. Cuando se utilizan tanto bario como aire,
se denomina estudio de doble contraste (fig. 3-22), mientras que
si sólo se usa bario, se trata de un estudio de contraste simple.
Un enema de bario correctamente realizado produce escasas
molestias. El estudio de doble contraste se prefiere para las
enfermedades intraluminales y mucosas, tales como úlceras y
pólipos. Nuevamente, si se sospecha perforación del colon, se
utiliza un medio de contraste hidrosoluble.
La colonoscopia, una alternativa cara a los estudios con bario
del colon, puede visualizar directamente la mucosa. Sin embar-
go, requiere sedación consciente por las molestias para el pacien-
te. La colonoscopia virtual es una exploración de todo el colon
mediante TC multidetector y un programa informático especial,
de forma que se muestra el colon en toda su longitud a partir de
grupos de imágenes creadas para formar un cuadro tridimensio-
nal (3D) del colon a cada nivel. La exploración se suele realizar
tras la administración de un agente que marca el material fecal,
el cual se sustrae entonces de las imágenes visualizadas. Antes de FIGURA 3-22 Exploración del colon con bario-aire como contraste.
Todo el colon está lleno de bario y aire. Se obtienen placas en prono,
comenzar la exploración, se insufla el colon con aire de forma supino y ambos decúbitos, de forma que se pueden visualizar diferen-
que las imágenes se parezcan a la visión interna del colon en una tes partes del colon con técnicas de aire-contraste. (Por cortesía de
endoscopia. La colonoscopia virtual tiene la capacidad de detec- Bruce Brown, M.D.)
A B
FIGURA 3-23 Carcinoma invasivo «en corazón de manzana» descubierto en una colonoscopia virtual.
A. La imagen de la colonoscopia virtual muestra una gran masa endoluminal (flechas rectas), asociada a
estenosis de la luz del colon (flechas curvas). B. Reconstrucción coronal de TC de la imagen colonoscópi-
ca. El tumor (flecha) se puede ver a ambos lados de la luz del colon y sobresale hacia el espacio pericólico.
(Por cortesía de J.G. Fletcher, M.D.)
EXPLORACIONES
DE LAS VÍAS URINARIAS
El primer método para examinar directamente las vías urinarias
(de 1900 al día de hoy) consistía en inyectar un material radio-
opaco directamente en la vejiga u otras estructuras urinarias (cis-
tografía o urografía retrógrada) en el momento de la cistoscopia.
Se descubrió más tarde que el material de contraste intravenoso
que se excreta por los riñones podía ser administrado con relativa
seguridad; poco después se desarrolló la urografía excretora (UE).
Otros nombres dados a la UE son urografía intravenosa y pielo-
grafía intravenosa. La TC multicorte ha evolucionado actualmen-
te como el nuevo estándar, la urografía por TC (UTC). Actual-
mente resulta posible una aproximación radiológica de múltiples
aspectos para los problemas genitourinarios (GU), con explora-
ciones suplementarias por ecografía y RM.
La UE con radiografías tradicionales, aunque aún una técnica
útil, se lleva a cabo con menor frecuencia en la evaluación de la
patología GU que la UTC, principalmente porque el parénquima
renal, los sistemas pielocaliciales, los uréteres y la vejiga pueden
visualizarse con mayor precisión con técnicas multicorte. La eco-
grafía sigue siendo una valiosa técnica complementaria a la valo-
FIGURA 3-24 Colonoscopia virtual. Pólipo colónico detectado en
ración radiográfica.
una colonoscopia virtual. El tallo (flechas cortas) y el pólipo (flechas
curvas) son muy evidentes. (Por cortesía de Wei Chang, M.D.)
ESTUDIO DE LA VESÍCULA
Y DE LAS VÍAS BILIARES
Antes se realizaba la colecistografía oral para visualizar la vesícu- Conductos hepáticos
derecho e izquierdo
la tras la ingestión por vía oral de compuestos yodados especiales,
que eran excretados al sistema biliar y seguidamente concentra-
dos en la vesícula. Actualmente, rara vez se lleva a cabo este estu-
dio, porque la ecografía resulta de mayor fiabilidad. Con la eco-
Colédoco
grafía se puede evaluar el hígado y las vías biliares, así como la
vesícula. La TC y la resonancia magnética (RM) son necesarias en
algunas situaciones como complemento de la ecografía. Duodeno
En la colangiopancreatografía retrógrada endoscópica
(CPRE), el endoscopista avanza un visor de fibra óptica bajo
control radioscópico en sentido anterógrado a través de esófago,
estómago y duodeno, y retrógradamente hacia el colédoco.
Vesícula biliar
También se puede canular el conducto pancreático. Se puede
inyectar medio de contraste en cualquiera de estas estructuras y
obtener las radiografías adecuadas (fig. 3-25). La CPRE se suele
llevar a cabo cuando los estudios menos invasivos (TC, ecogra- FIGURA 3-25 Colangiopancreatografía retrógrada endoscópica
(CPRE). Colelitiasis y coledocolitiasis. La vesícula está llena de cálcu-
fía, RM o los estudios de contraste) resultan indeterminados o los (flechas rectas dobles), y hay un gran cálculo en el colédoco distal
no diagnósticos, o como parte de un procedimiento terapéutico (flecha curva). Se ha colocado un drenaje nasobiliar (flechas rectas
endoscópico. únicas) con la punta (flechas curvas dobles) en la vesícula.
para maximizar la visualización del parénquima renal. En la UE necesaria una visión detallada del uréter o de los sistemas pielo-
se reconocen las estructuras urinarias viéndolas a través del gas caliciales. A menudo es un complemento para la endoscopia.
intestinal, las partes blandas y demás tejidos subyacentes. En la El reflujo vesicoureteral, una situación en la que la orina de
UTC se utiliza la TC multidetector, lo que permite la visualiza- la vejiga refluye retrógradamente hacia los uréteres, es un fenó-
ción de las estructuras urinarias sin estructuras superpuestas. meno frecuente en niños, pero infrecuente en adultos. Puede
Una ventaja adicional es la capacidad de reconstruir las imáge- asociarse a infecciones de las vías urinarias. En la cistouretrogra-
nes en cualquier plano –axial, coronal y sagital–. Finalmente, su fía miccional, se introduce medio de contraste a través de una
técnica de reconstrucción permite ver las vías urinarias en 3D sonda uretral en la vejiga. Con radioscopia y radiografías se
con la sustracción de otras estructuras. puede entonces identificar y cuantificar el reflujo vesicoureteral,
Las desventajas de la UTC incluyen una mayor dosis de si lo hay (fig. 3-28). Al finalizar el estudio, el paciente orina,
radiación para el paciente (aproximadamente el doble) y costes registrándose la secuencia de la micción en alguna forma de
adicionales. La reconstrucción 3D requiere la manipulación de obtención de imágenes. Ello permite la detección de anomalías
las imágenes por un técnico con formación especializada. Por uretrales, que pueden causar la obstrucción de la vejiga y un
tanto, la UE sigue siendo una técnica aceptada para la mayoría reflujo vesicoureteral secundario. La cistografía y la uretrografía
de los niños, la mayoría de los estudios de seguimiento y en retrógrada son exploraciones que se suelen llevar a cabo para
centros en los que se carece de TC multidetector. Ambos tipos detectar la extravasación de la orina en casos de traumatismos.
de estudios se exponen en este capítulo.
La UE y la UTC no requieren una preparación especial del
paciente, salvo ayuno de sólidos y líquidos durante varias horas ECOGRAFÍA ABDOMINAL
antes de la administración de contraste.
El curso temporal de la UE y de la UTC puede variar en fun- La ecografía, una modalidad diferente de los rayos X, muestra
ción de los problemas clínicos de los pacientes. No obstante, los órganos abdominales de una forma diferente. Hay, en gene-
ambas técnicas suelen requerir la evaluación durante la fase ral, tres patrones de reflexión de los ultrasonidos:
nefrográfica (para la visualización de la corteza renal), seguida
de la obtención de imagen(es) de los sistemas pielocaliciales y de 1. Ausencia de reflexión de las ondas sonoras. Casi todos los
la vejiga, la cual se opacifica más tarde. Se pueden obtener pla- ultrasonidos atraviesan la zona. A esto se le denomina eco-
cas varias horas o incluso días después en situaciones como una transparencia o anecogenicidad, y tradicionalmente se ve
obstrucción ureteral o insuficiencia renal. negro en las imágenes. El líquido, como en la ascitis o los
quistes renales, es anecógeno.
2. Reflexión de algunos ultrasonidos y transmisión de otros.
Visualización de una urografía excretora
Los órganos sólidos, como los riñones y el hígado, serían
o de una urografía por tomografía computarizada
ejemplos de ello. Las ondas sonoras se reflejan particular-
Un estudio de UE comienza con una radiografía preliminar o basal, mente en los bordes de los órganos de diferente ecogenicidad,
en la que hay que incluir todo el abdomen. Se puede valorar esta tales como la interfaz entre el hígado y el riñón.
radiografía preliminar siguiendo el mismo sistema descrito ante- 3. Reflexión de todos los sonidos. El hueso, otras calcificaciones y
riormente. Las radiografías obtenidas inmediatamente después de el aire intestinal serían un ejemplo. Este patrón puede ser de uti-
la administración de medio de contraste demuestran la fase nefro- lidad al apreciar una sombra y ausencia de ecos distal a la lesión,
gráfica en la que el contraste está localizado en los capilares renales, lo que ayuda al diagnóstico de litiasis y anomalías similares.
glomérulos y túbulos contorneados proximales (fig. 3-26A). Se
compara la simetría de los nefrogramas, ya que una discrepancia de Hay dos problemas principales a la hora de aprender a inter-
tamaños es sospechosa de patología renal unilateral. pretar las imágenes ecográficas:
A continuación se valoran las radiografías poscontraste más
tardías, en las que el medio de contraste se encuentra normal- 1. Se requiere pensar de otra forma. Se están viendo diferencias
mente en los cálices, las pelvis renales, segmentos de los uréteres en la transmisión y reflexión de los ultrasonidos en vez de una
y la vejiga urinaria (fig. 3-26B). Los cálices normales tienen un transmisión de rayos X.
contorno nítido y son de número y morfología variable. Con 2. La orientación de las imágenes. Esta es la principal dificultad.
frecuencia se obtienen radiografías oblicuas, en decúbito prono Se pueden considerar las imágenes ecográficas como la repre-
y con compresión abdominal, para valorar en mayor detalle seg- sentación de una cuña tisular en forma de trozo de tarta de
mentos de las vías urinarias. menos de 1 cm de espesor y localizada por debajo del trans-
En la UTC se valoran los mismos factores de la UE, aunque ductor ecográfico.
de una forma diferente. Se realiza una radiografía abdominal
computarizada seguida de cortes axiales del abdomen antes, Incluso radiólogos y clínicos experimentados tienen considera-
inmediatamente después y pasado un tiempo de la administra- bles dificultades a la hora de interpretar las imágenes ecográficas
ción de un bolo de material de contraste (fig. 3-27). En situacio- cuando no han realizado personalmente el estudio. Quien llevó a
nes especiales (p. ej., el estudio de un donante renal), pueden cabo la exploración debe proporcionar una orientación. En la mayo-
obtenerse cortes inmediatamente después del contraste para ría de las ecografías abdominales existe un protocolo relativamente
visualizar las arterias renales y más tarde las venas. Como en la invariable al que atenerse. En general, hay que valorar cada área de
UE, hay que prestar atención al tamaño y la simetría de los interés al menos en dos dimensiones, normalmente axial (transver-
riñones, los sistemas pielocaliciales y la vejiga. sal) y longitudinal (sagital). Por razones técnicas, la dirección del
haz de ultrasonidos muestra mejor la anatomía si se encuentra per-
pendicular al órgano de interés. Como pocos órganos abdominales
Otros estudios de las vías urinarias están orientados 100 % con disposición anteroposterior o medial-
lateral, las imágenes obtenidas son, en grado variable, oblicuas.
La inyección directa de material de contraste en la vejiga o el Probablemente el mejor método para iniciarse en la ecografía
uréter (urografía o pielografía retrógrada) tiene valor cuando es es asistir a una sesión de obtención de imágenes con una persona
Unión ureteropélvica
Uréter izquierdo
Uréter derecho
Vejiga urinaria
B
FIGURA 3-26 Placa AP de abdomen de una UE. Normal. A. Los nefrogramas son simétricos 1 min
después de la inyección de medio de contraste. Los contornos renales (flechas rectas) quedan bien definidos
debido a la presencia de medio de contraste en los riñones. B. Obsérvese que es posible ver los cálices, los
infundíbulos, las pelvis renales, segmentos de los uréteres y la vejiga urinaria en esta radiografía obtenida
a los 15 min.
H I
FIGURA 3-27 (Cont.) F. Reconstrucción coronal en el mismo momento que E. G. Imagen coronal
reconstruida más tardía, en la que se aprecian unos riñones normales, los uréteres y la vejiga. H. Imagen
coronal de las vías urinarias desde una vista posterior en la que se muestra la entrada de los uréteres en la
vejiga (flechas). I. Imagen coronal tardía en la que se aprecian ambas venas renales (flechas), así como las
estructuras arteriales.
TOMOGRAFÍA COMPUTARIZADA
Y RESONANCIA MAGNÉTICA
DEL ABDOMEN
Tanto la TC como la RM son útiles para el diagnóstico y trata-
miento de enfermedades abdominales. La TC suele ser el proce-
dimiento de elección por su amplia disponibilidad y menor cos-
te. El movimiento del paciente rara vez resulta un problema en
la TC, pero sí es un problema frecuente en la RM. Ambas técni-
cas tienen la capacidad de producir imágenes en cualquier
dimensión (axial, sagital, coronal u oblicua).
Excepto en urgencias, el paciente que va a someterse a una
TC suele tener que ayunar varias horas. En la mayoría de los
casos (la sospecha de patología renal es la excepción habitual),
se administra un medio de contraste diluido (como bario o de
contenido yodado) por vía oral antes de comenzar el estudio,
FIGURA 3-28 Cistouretrografía. Reflujo vesicoureteral. El contraste
introducido a través de un catéter uretral en la vejiga llena esta y reflu- con el fin de delinear el tubo digestivo. Ello permite identificar
ye hacia el uréter izquierdo. las asas intestinales, diferenciándolas de masas y de los órganos
sólidos.
Inmediatamente antes de una TC abdominal (o a veces
durante) se inyecta material de contraste por vía i.v. para identi-
experta que vaya exponiendo la anatomía a medida que realiza ficar las arterias y venas (TC con contraste). Los riñones excre-
el estudio. Además, hay que aprender los protocolos habituales tan el contraste i.v.; estos (y después los sistemas colectores uri-
de ecografía abdominal de cada centro e intentar imaginar cómo narios y la vejiga) se opacifican (v. UTC).
se obtuvo cada imagen. Lo normal es etiquetar las imágenes Un sistema relativamente nuevo es la tomografía por emisión
según el sistema con el que se obtuvieron, por ejemplo, riñón- de positrones (TEP)-TC (v. medicina nuclear). Un equipo espe-
transversal. cial combina las exploraciones de TC y de TEP, de forma que no
Existen muchas aplicaciones abdominales de la ecografía se tiene que mover al paciente entre ambas exploraciones. Pro-
por su amplia disponibilidad y coste (cuesta aproximadamente gramas informáticos fusionan las imágenes de TEP y TC en una
la mitad que un estudio de TC y un tercio que una RM). La imagen única. La ventaja es la combinación de la mayor sensibi-
ecografía puede utilizarse para el estudio de enfermedades del lidad de la TEP para tumores pequeños con la localización ana-
hígado, la vía biliar, los riñones, la aorta abdominal y masas tómica mejorada de la TC.
abdominales. Resulta particularmente útil a la hora de diferen- La exploración abdominal por RM se tiene que adaptar a la
ciar entre líquido y sólido (p. ej., masa sólidas frente a quiste), anomalía sospechada, encontrándose los detalles técnicos fuera
así como para el estudio de imagen de estructuras llenas de de los límites de esta exposición. Frecuentemente se administran
líquido, como la vesícula, la vejiga urinaria y la pelvis renal. Los agentes de contraste intravenosos, como el gadolinio, que pue-
diferentes órganos abdominales y procesos patológicos presen- den cambiar la señal en la RM de muchos órganos y trastornos,
tan sus propios patrones ecográficos característicos, como se como parte de un estudio de RM.
muestra en la figura 3-29.
La ecografía obstétrica y ginecológica es particularmente
importante por la ausencia de riesgos biológicos significativos
para el feto o las estructuras ginecológicas maternas. En la eco- Cómo leer tomografías computarizadas
grafía obstétrica, el feto está rodeado de líquido amniótico, lo y resonancias magnéticas abdominales
que facilita su visualización (fig. 3-30). Además, se pueden utili-
zar las imágenes ecográficas en tiempo real para valorar el latido La lectura de las imágenes seccionales del abdomen no resulta
cardíaco. Para las exploraciones ginecológicas se puede utilizar particularmente difícil para el radiólogo neófito si se tiene el
tanto la técnica transabdominal (fig. 3-31) como la transvaginal. conocimiento anatómico adecuado. El sistema de lectura de las
La vía transvaginal tiene la ventaja técnica de eliminar los ecos imágenes axiales aquí descrito requiere, sin duda, una inver-
de la pared abdominal del área de interés, con lo que se logra sión de tiempo, pero merece la pena. En primer lugar, se dispo-
una mejor definición de los órganos genitales (fig. 3-32). nen las imágenes en orden desde la parte superior (hacia la
La ecografía diagnóstica de la próstata ha resultado desalen- cabeza) hasta la inferior. En muchos casos esto ya está hecho
tadora, ya que es relativamente insensible a la identificación de de forma automática. A continuación, hay que observar todas
Hígado
B
FIGURA 3-29 A. Ecografía abdominal longitudinal (sagital). Patrones ecográficos normales del hígado
y el riñón derecho. Las marcas en cruz indican la dimensión longitudinal (sagital) del hígado. Los límites
del riñón derecho están indicados mediante flechas rectas y los del hemidiafragma derecho mediante fle-
chas curvas. B. Ecografía abdominal transversal (axial). Patrón ecográfico normal del bazo. La dimensión
en transversal del bazo está indicada entre las marcas X, mientras que la dimensión cefalocaudal lo está
entre las cruces. El hemidiafragma izquierdo está señalado mediante una flecha curva (B, bazo). Obsér-
vense las etiquetas de las imágenes (A, Rt long, derecha longitudinal; B, Lt trans spl, izquierda transversal).
Tales etiquetas resultan de ayuda para el observador a la hora de orientar las imágenes.
Líquido amniótico
Placenta
Pared uterina
Hueso parietal
Cráneo posterior
Líquido amniótico
Cráneo anterior
Hueso parietal
U
U
A B
C D
FIGURA 3-31 A. Ecografía transabdominal longitudinal (sagital) en la línea media. Útero normal (fle-
chas rectas). La vejiga llena de orina es esencialmente anecógena y sirve, por tanto, como ventana acústi-
ca para la pelvis. Obsérvese el patrón ecográfi co homogéneo característico del útero normal. La banda
endometrial (flecha curva) representa las capas que tapizan la cavidad endometrial. La presencia de una
banda endometrial indica la ausencia de un embarazo intrauterino o de otra masa intrauterina (U, vejiga
urinaria; V, vagina). B. Ecografía transabdominal transversal (axial). Útero normal. El fondo uterino está
indicado con flechas rectas; la banda endometrial (flecha curva) aparece más pequeña en una imagen
transversal. C. Ecografía transabdominal longitudinal (sagital) derecha. Ovario derecho normal (flechas
rectas). D. Ecografía transabdominal longitudinal (sagital) izquierda. Ovario izquierdo normal (fle-
chas rectas).
Folículos ováricos
Folículos ováricos
Vasos ilíacos
las imágenes (en modo cine si se dispone de él) de modo global rar las vértebras (y el canal raquídeo) y la pelvis ósea. Final-
para descubrir cualquier anomalía evidente. Hay que centrarse mente, hay que concentrarse en la pared abdominal, las cade-
después en cada órgano de forma individual, examinándolo de ras y las partes blandas adyacentes. La exhaustividad conduce
arriba abajo (p. ej., todos los cortes de la TC que contienen el a buenos resultados a la hora de leer estudios de TC abdomi-
órgano de interés). En cada órgano hay que evaluar el tamaño nales. Idéntica metodología se aplica a la evaluación de imáge-
y la forma fde cada área de densidad reducida o aumentada. Se nes coronales y sagitales.
debe hacer esto para los pulmones visibles, vesícula, bazo, pán- También se puede aplicar el mismo sistema para la RM
creas, suprarrenales, ambos riñones y uréteres, vejiga y genita- abdominal, pero –desafortunadamente para el no radiólogo–
les. Se deben valorar estómago, duodeno, intestino delgado, suele haber muchas más imágenes, a menudo con planos obli-
colon/apéndice y mesenterio. Hay que estudiar el retroperito- cuos y varias secuencias de pulso, con frecuencia suplementa-
neo de arriba abajo –aorta, vena cava y vasos mesentéricos–, das con material de contraste magnético intravenoso. En las
buscando también adenopatías u otras masas. Se analiza la figuras 3-34 a 3-45 se ilustra la anatomía abdominal normal
cavidad peritoneal en busca de líquido o masas. Hay que valo- por TC y RM.
Cuerpo vertebral
Costillas
Mama izquierda
Estómago
Vena cava inferior
Bazo
Aorta
Cuerpo vertebral
Médula espinal
C
FIGURA 3-34 A. Ilustración del nivel anatómico axial aproximado a través del hígado y el bazo para B
y C. B. TC axial abdominal a través del hígado y el bazo. Normal. C. RM axial abdominal a través del
hígado y el bazo. Normal.
Aire en el estómago
Bario en el estómago
Arteria celíaca
Vena cava inferior
Aorta
Glándulas suprarrenales derecha
e izquierda
Bazo
Riñón izquierdo
Riñón derecho
B
Grasa
Estómago
Aorta
Adrenal izquierda
Lóbulo hepático derecho
Riñón izquierdo
Bazo
Pilar diafragmático
C
FIGURA 3-35 A. Ilustración del nivel anatómico axial aproximado a través del hígado y el bazo para B
y C. Este nivel es inmediatamente inferior al de la figura 3-34. B. Imagen axial de TC abdominal a través
del hígado y el bazo. Normal. C. Imagen axial de RM abdominal a través del hígado y el bazo. Normal.
Aire en el estómago
Lóbulo hepático derecho
Segunda porción
del duodeno
Cabeza y cuerpo
del páncreas
Grasa
Hígado
Cuerpo gástrico
Cuerpo pancreático
Vena esplénica
Tronco celíaco
Aorta
Bazo
Riñón izquierdo
C
FIGURA 3-36 A. Ilustración del nivel anatómico axial aproximado a través del páncreas para B y C.
B. Imagen axial de TC abdominal a través del páncreas. Normal. C. Imagen axial de RM abdominal a
través del páncreas. Normal.
Recto abdominal
Ilíaco
Músculo Vejiga urinaria
iliopsoas
Ligamento redondo
Ovario izquierdo
Uréter
Fondo uterino
Recto
Músculo glúteo mayor
Sacro
B
FIGURA 3-37 A. Ilustración del nivel anatómico axial aproximado a través del hígado y el bazo para B.
B. Imagen axial de TC de la pelvis femenina a través del útero tras la administración de medio de contras-
te. Normal. El anillo de densidad metálica blanco (flecha recta) que se proyecta sobre el útero es simple-
mente un cursor sobre la región de interés para medir la densidad tisular.
Músculo sartorio
Hueso púbico
Músculo recto
Músculo pectíneo
femoral
B
FIGURA 3-38 A. Ilustración del nivel anatómico axial aproximado para B. B. Imagen axial de RM
ponderada en T2 de la pelvis masculina a la altura de la sínfisis del pubis y de la próstata. Normal.
Pene
Cordón espermático
Cuerpos cavernosos
del pene
Bulbo peniano
Fémur
Rama isquiática
Canal anal
Tuberosidad isquiática
B
FIGURA 3-39 A. Ilustración del nivel anatómico axial aproximado para B. B. Imagen axial de RM
ponderada en T2 de la pelvis masculina a la altura de las estructuras del pene. Normal.
E
U
O
Cuello uterino
Recto Vagina
Aorta
Hígado
Pilar diafragmático
Bazo
Médula renal izquierda
Corteza renal izquierda
Ilíaco
Articulación sacroilíaca
Sacro
A B
FIGURA 3-42 A. Ilustración del nivel anatómico coronal aproximado a través de los riñones para B.
B. Imagen coronal de RM abdominal a través de los riñones. Normal.
Hígado
Aorta abdominal
Vena cava inferior
A B
FIGURA 3-43 A. Ilustración del nivel anatómico coronal aproximado a través de la aorta y la vena cava
inferior para B. B. Imagen coronal de RM abdominal a través de la aorta abdominal y la vena cava infe-
rior. Normal.
Sacro
Músculo recto
abdominal
Vejiga urinaria
Vesícula seminal
Pene
Recto
Sínfisis del pubis
Cóccix Glándula prostática
Testículo
Ano
A B
FIGURA 3-44 A. Ilustración del nivel anatómico sagital aproximado de la línea media para B. B. Imagen
sagital de RM ponderada en T2 de la línea media a la altura de la vejiga urinaria y la sínfisis del pubis.
Normal.
Arteria femoral
Vena femoral
Sínfisis del pubis
Músculo tensor de la fascia lata
Cuerpos cavernosos del pene
Vena safena mayor
Testículos
A B
FIGURA 3-45 A. Ilustración del nivel anatómico coronal aproximado para B. B. Imagen coronal de RM
ponderada en T1 de la pelvis masculina a través de la sínfisis del pubis. Normal.
CARACTERÍSTICAS DE
LAS IMÁGENES DE ANOMALÍAS
GASTROINTESTINALES
UTILIZANDO CONTRASTES
RADIOGRÁFICOS TRADICIONALES
El intestino, al ser un órgano hueco que se extiende desde la
boca hasta el ano, tiene una estructura básica y una apariencia
radiográfica. Si un material de contraste (bario) llena el intesti-
no, se puede obtener información sobre la luz y la pared intesti-
nal. La visualización de la superficie mucosa se ve mejorada por
las técnicas de doble contraste, ya que el bario que tapiza la
superficie mucosa contrasta con el aire intraluminal. Por tanto, FIGURA 3-47 Angiografía por resonancia magnética de la aorta y
sus ramas en un paciente con arterioesclerosis. La arteria ilíaca derecha
sólo existen unos pocos patrones básicos que sean muy pareci- está ocluida en su origen (flecha). Ambas arterias renales (flechas cur-
dos en el esófago, estómago e intestino delgado o grueso vas) se encuentran intactas. Se puede ver la vena cava inferior (flechas
(fig. 3-48). Son los siguientes: curvas). (Por cortesía de Alan Stolpen, M.D.)
3. Lesiones murales. La anomalía se encuentra en la pared intes- produce inflamación con úlceras mucosas y engrosamiento de la
tinal (con o sin afectación mucosa concomitante. Ejemplo de pared intestinal (fig. 3-54). Otras lesiones localizadas y los
ellas son los tumores, inflamación transmucosa y edema. Si la tumores primarios del intestino delgado son raros.
anomalía afecta circunferencialmente a la pared abdominal Una amplia gama de trastornos metabólicos, inmunes y de
(como se ve a menudo en el cáncer de colon), se produce una otro tipo, pueden afectar al intestino delgado en su totalidad. El
apariencia en servilletero. ejemplo clásico es el esprúe (hipersensibilidad al gluten), con la
4. Lesiones extrínsecas. En este caso, tanto la pared como la luz dilatación asociada del intestino delgado. También se aprecia
intestinal se encuentran desplazadas por una fuerza extrínse- dilución del bario y prominencia de los pliegues mucosos.
ca. Como ejemplo se incluyen las adenopatías mesentéricas Los estudios de enema de bario son útiles en la evaluación de
adyacentes al intestino. patología inflamatoria del colon. La colitis ulcerosa comienza en
5. Proyecciones extraluminales más allá de la luz intestinal. el recto y desde allí se extiende a distancia variable en sentido
Anomalías típicas son las úlceras y los divertículos. proximal (fig. 3-55). La superficie mucosa muestra pequeñas
Carcinoma esofágico
Cráter ulceroso Bulbo duodenal
Canal pilórico
Fondo gástrico
FIGURA 3-52 Estudio del tubo digestivo superior con doble contraste.
Úlcera en el centro del bulbo duodenal (flecha). Los pliegues mucosos duo-
denales (flechas curvas) se disponen radialmente hacia el cráter ulceroso.
Cuerpo gástrico
Bario en
el yeyuno
Bario en el colon
transverso
FIGURA 3-53 Estudio del tubo digestivo superior con doble contras-
FIGURA 3-51 Úlcera gástrica, estudio gastrointestinal superior. Una te. Pólipo gástrico. El tallo (flecha curva) de un pólipo benigno (flechas
úlcera de la curvatura menor (flechas) protruye hacia la luz gástrica. rectas) es claramente visible.
FIGURA 3-54 Enfermedad de Crohn del íleon. Exploración anteró- FIGURA 3-56 Enfermedad de Crohn del colon. Enema de bario. El
grada del intestino delgado. El intestino delgado afectado (flechas) se recto, el sigma y el colon ascendente son normales. El colon descenden-
encuentra estenosado; el espacio adyacente entre las asas de intestino te y el colon transverso están ligeramente estenosados, presentando
delgado indica engrosamiento de la pared intestinal. una mucosa nodular con pequeñas úlceras (flechas) que se extienden
hacia la luz del colon.
Colon transverso
Colon descendente
Colon ascendente
Ciego
Apéndice
Colon sigmoide
Divertículos
Bario en el recto
Colon transverso
normal
Colon transverso
normal
B
FIGURA 3-58 A. Adenocarcinoma del colon transverso. Exploración del colon con doble contraste.
Obsérvese la clásica apariencia de corazón de manzana del cáncer de colon. El corazón representa la
porción patente de la luz intestinal (flechas rectas). Se pueden ver de frente divertículos en el colon des-
cendente. B. Visión cercana del tumor en A. Obsérvese la mucosa irregular de la luz estrechada de la lesión
en corazón de manzana (flechas rectas). La masa produce una deformidad en forma de hombro (flechas
curvas) en el colon transverso adyacente, tanto proximal como distalmente.
A B
FIGURA 3-64 Obstrucción vesicoureteral unilateral. A. El riñón izquierdo es normal, pero se puede ver
a la derecha un saco lleno de orina rodeado por corteza renal (flechas). B. Imagen coronal tardía de TC
que muestra la pelvis renal derecha (flechas curvas) y el uréter (flechas rectas) dilatados hasta la vejiga
(punta de flecha). (Por cortesía de Andrew Wu, M.D.)
TA B L A 3 - 6
MASAS EN LA PELVIS RENAL
■ Cálculos
■ Tumores
■ Micetoma (bola de hongos)
■ Coágulos sanguíneos
■ Papilas renales necróticas
A B
FIGURA 3-67 A. Placa AP de la pelvis en una UE. Obsérvese el aspecto de cabeza de cobra (flechas
rectas) de un ureterocele. El uréter izquierdo está moderadamente dilatado. B. Ureterocele, ecografía
pélvica. Se visualiza la pared del ureterocele (flechas) por la orina anecógena de la vejiga y del interior del
ureterocele. Se aprecia un uréter dilatado (flechas curvas) posterior a la vejiga.
Clavos ortopédicos
metálicos
Vejiga urinaria
FIGURA 3-68 Cistografía. Divertículo vesical (flecha recta). Hay clavos unilaterales que atraviesan una
fractura de la cadera izquierda (flecha curva).
A las calcificaciones múltiples en el intersticio renal uni- o bila- un estudio ecográfico de los riñones. La gravedad de la infección
terales se las conoce como nefrocalcinosis. La nefrolitiasis o calci- puede ir desde una cistitis leve hasta un absceso perinéfrico. Una
ficación en los túbulos renales se produce con anomalías metabó- pielonefritis aguda suele producir aumento del tamaño renal,
licas (hipercalcemia) o con túbulos colectores congénitamente que puede ser focal (fig. 3-73); en una pielonefritis atrófica, el
dilatados (riñón en esponja medular). La apariencia por ecografía riñón puede perder tamaño.
y TC (fig. 3-71) es patognomónica –se trata de otra tía Minnie–. Los quistes renales pueden ser simples, múltiples, unilaterales
La ecografía terapéutica se ha convertido en una herramienta o bilaterales. Se trata de lesiones, por lo general, asintomáticas,
útil para la destrucción de los cálculos. A esto se le denomina a menudo descubiertas de manera incidental durante un estudio
litotricia extracorpórea con ondas sonoras (fig. 3-72). Normal- abdominal realizado por otra razón. Aunque los quistes no tie-
mente, los cálculos fragmentados se eliminan de forma espontá- nen importancia clínica, deben ser evaluados minuciosamente
nea sin intervención quirúrgica. para diferenciarlos de tumores sólidos. Esto se realiza fácilmen-
Las infecciones GU se tratan con bastante frecuencia en la te mediante ecografía (fig. 3-74) o TC (fig. 3-75), ya que ponen
práctica médica y normalmente no precisan procedimientos en evidencia la densidad agua y los límites nítidos. Otros tumo-
diagnósticos de imagen. En niños –especialmente en los varo- res renales benignos no son frecuentes.
nes– con infección urinaria documentada se recomienda el estu- Los tumores renales malignos son masas sólidas. Aproxima-
dio de reflujo vesicoureteral (v. fig. 3-28), y puede ser de utilidad damente el 90 % son carcinomas de células renales. Los pacien-
tes con un carcinoma de células renales pueden presentarse con
una hematuria macro- o microscópica, dolor u otros síntomas.
La ecografía (fig. 3-76) determina la naturaleza sólida de la
masa. La TC y/o la RM son métodos fiables para su diagnóstico.
La UE es menos sensible y menos precisa. Algunos ejemplos de
tumores renales pueden verse en las figuras 3-76 a 3-79.
Los tumores malignos del urotelio aparecen en la pelvis
renal, los uréteres o la vejiga. Como causan a menudo obstruc-
ción urinaria, se muestran mejor con la opacificación ureteral
(figs. 3-80 a 3-82).
Neoplasias malignas, como los tumores retroperitoneales,
pueden desplazar u obstruir el uréter y el riñón (fig. 3-83). Las
neoplasias primarias y secundarias también pueden afectar a los
uréteres y la vejiga (fig. 3-84).
El cáncer de próstata es la neoplasia más frecuente de los
varones de edad avanzada. Ni la TC ni la RM resultan de parti-
cular valor para el despistaje de esta neoplasia, pero ambas son
valiosas a la hora de establecer el estadio en el que se encuentra.
Concretamente, la RM evalúa la posibilidad de diseminación del
tumor más allá de la cápsula prostática, y tanto la TC como la
RM revelan la presencia de metástasis en ganglios linfáticos pél-
vicos (fig. 3-85).
ESTUDIOS DE IMAGEN
EN OBSTETRICIA Y GINECOLOGÍA
FIGURA 3-69 Placa AP de abdomen en supino. Cálculos coralifor- Actualmente no es nada frecuente acudir al uso de radiografías
mes renales bilaterales. Los cálculos (flechas rectas) se parecen mucho
al medio de contraste en los sistemas colectores superiores, lo que simples en el diagnóstico de gestación; sin embargo, cuando tales
demuestra la importancia de las radiografías preliminares. Incidental- estudios se llevan a cabo (por necesidad o accidente; fig. 3-86), el
mente se aprecia un flebolito pélvico izquierdo (flecha curva). riesgo de daño al feto por la radiación es extremadamente bajo.
A B
C
FIGURA 3-70 Cálculos renales en proyección coronal. Estudio de TC (A) axial y (B) coronal sin medio
de contraste. La litiasis (flechas) se encuentra en un cáliz del polo inferior del riñón derecho. C. En la
reconstrucción de la urografía por TC, la litiasis (flecha) es más difícil de reconocer. (Por cortesía de
Andrew Wu, M.D.)
A B
FIGURA 3-71 Nefrolitiasis. A. Ecografía axial. B. TC axial. Hay extensas calcificaciones en las pirámi-
des (no en los cálices) de los riñones. (Por cortesía de Simon Kao, M.D.)
Colon descendente
Colon transverso
Colon ascendente
Punto de obstrucción
ureteral
A B
FIGURA 3-72 A. Radiografía AP de abdomen. Cálculo radioopaco solitario en la pelvis renal derecha
(flecha recta). B. Radiografía AP de abdomen 24 h después de una litotricia extracorpórea. El uréter
obstruido está lleno de pequeños fragmentos de cálculos, lo que se conoce como steinstrasse («calle de
piedras»). El colon está lleno de aire y dilatado (íleo adinámico) debido al dolor del cólico renal.
Calcificaciones en la aorta
abdominal
Hígado
Corteza renal
Pirámide renal
Seno renal
Aorta
A B
FIGURA 3-80 Carcinoma de células transicionales en la pelvis renal izquierda. A. Corte coronal de TC
sin contraste i.v. Una masa de partes blandas (flechas) ocupa la zona central de la pelvis renal izquierda
(compárense las pelvis renales izquierda y derecha). B. Corte axial con contraste. El tumor del polo supe-
rior (flechas) sustituye al contraste en la parte posterior del riñón.
A B
FIGURA 3-82 Carcinoma de células transicionales de la vejiga. Cortes (A) axial y (B) coronal de TC. La
vejiga (flechas) está ocupada por masas polipoideas rodeadas de orina radioopaca.
Grasa retroperitoneal
FIGURA 3-83 TC axial del abdomen. Linfoma. El tumor (fl echas negras pequeñas y huecas cortas)
afecta a los ganglios del retroperitoneo y rodea a la aorta y la vena cava inferior realzadas con contraste.
La flecha etiquetada con el 1 indica la cara inferior del hígado.
Cráneo fetal
Cara fetal
Columna fetal
Fémur fetal
Este es un nuevo caso de tía Minnie –una radiografía que muestra 3-89). Los embarazos ectópicos (tubáricos) son fácilmente
un dispositivo intrauterino anticonceptivo (fig. 3-87)–. diagnosticables por ecografía (fig. 3-90).
La evaluación rutinaria de las mujeres embarazadas y de sus A menudo se estudian por histerosalpingografía las anomalías
fetos, una práctica estándar en el mundo desarrollado, tiene uterinas y tubáricas que afectan a la fertilidad. En esta exploración,
considerable valor en obstetricia. Puede evaluarse la madu- se inyecta material de contraste en el cuello uterino, delineando la
ración fetal, las anomalías principales, la implantación placen- cavidad uterina y las trompas de Falopio (fig. 3-91). En una mujer
taria y muchos otros trastornos maternos asociados (figs. 3-88 y normal, el contraste se vierte en la cavidad peritoneal. Se pueden
Vejiga urinaria
Placenta previa
Vejiga
detectar anomalías uterinas con ecografía, TC y RM (fig. 3-92). Las La RM puede resultar útil para establecer el estadio del cáncer
trompas de Falopio infectadas están llenas de pus (piosálpinx), lo de cuello uterino (fig. 3-97).
que produce rasgos ecográficos característicos (fig. 3-93). Los tumores ováricos se detentan mucho mejor por los estu-
Los fibroides uterinos benignos (leiomiomatosis), el tumor dios de imagen que por la exploración física. Los tumores rara-
ginecológico más frecuente, pueden ser reconocidos (si están cal- mente se diagnostican con una radiografía simple, a no ser que
cificados) por su aspecto clásico en una radiografía abdominal sean grandes o que presenten características típicas (fig. 3-98).
(fig. 3-94). A menudo se detectan por otras modalidades de ima- Tanto las neoplasias benignas como malignas tienen rasgos
gen (figs. 3-95 y 3-96). característicos en ecografía, TC y RM. Como en el riñón, la
Los estudios de imagen han desempeñado hasta ahora un ecografía distingue entre masas sólidas y quísticas (habitualmen-
papel menor a la hora de evaluar el carcinoma de endometrio. te benignas; fig. 3-99).
Disco intervertebral
lumbar
Sacro
Vejiga urinaria
Cóccix
Recto
Vagina
Hueso púbico
FIGURA 3-96 Imagen sagital de RM ponderada en T1
Canal anal de la línea media de la pelvis. El útero agrandado aparece
señalado con flechas rectas. Las flechas curvas indican
dos grandes fibroides.
Vejiga urinaria
ÓRGANOS DIGESTIVOS disminución del tamaño del hígado y desarrollo de una densidad
heterogénea del parénquima hepático, que presenta una superficie
ACCESORIOS: ESTUDIOS lobulada en relación con la coexistencia de cicatrices y nódulos de
DE IMAGEN regeneración hepáticos (fig. 3-101). En enfermedades graves se
pueden encontrar cambios de la hipertensión portal (esplenome-
Se pueden utilizar casi todas las modalidades de imagen para la galia, ascitis y dilatación de las venas portales y sus tributarias).
evaluación de la patología hepática. En general, la radiografía sim- El flujo venoso portal puede verse reducido o incluso se invierte
ple es relativamente insensible, aunque puede mostrar calcificacio- en la cirrosis grave, pudiendo producirse una oclusión secundaria
nes o gas en el hígado. La evaluación de la hepatomegalia se hace de las venas hepáticas. Estas pueden delinearse mediante explora-
probablemente mejor por TC o por pruebas de medicina nuclear, ción con ecografía Doppler (fig. 3-102).
aunque las exploraciones ecográficas también son útiles. La RM de El hígado es el punto más habitual de metástasis de tumores de
la patología hepática suele reservarse para aquellas circunstancias en órganos intraabdominales y a menudo también de otras zonas del
las que un diagnóstico definitivo no es posible por otra modalidad. cuerpo (pulmón y mama). Los tumores metastásicos del hígado
La cirrosis en Norteamérica está más frecuentemente relacio- son descubiertos con una frecuencia 10 a 20 veces mayor que los
nada con el alcoholismo crónico o con una complicación de una tumores malignos primarios. A menudo la enfermedad metastási-
hepatitis. La gravedad de la cirrosis se evalúa inicialmente por la ca hepática es la primera indicación clínica de tumor. Los estudios
exploración física y las pruebas de laboratorio, pero las técnicas de imagen de la enfermedad metastásica hepática se llevan a cabo
de imagen suelen resultar de utilidad. Cambios precoces incluyen mejor por TC con material de contraste intravenoso. Las lesiones
hepatomegalia con infiltración grasa del hígado, fácilmente detec- metastásicas tienen con mayor frecuencia una densidad disminui-
table por TC (fig. 3-100). A medida que progresa la cirrosis, hay da en comparación con la del parénquima hepático (fig. 3-103).
Estómago
Aorta abdominal
Bazo
Estómago
Aorta
Bazo
Los tumores benignos primarios del hígado incluyen los quis- Se puede confirmar una colecistitis aguda si la ecografía
tes hepáticos y los hemangiomas cavernosos, ambos hallazgos muestra cálculos junto con engrosamiento de la pared vesicular
incidentales y sin significación clínica. Los hemangiomas de mayor y dolor localizado. En casos ambiguos se lleva a cabo una cole-
tamaño o aquellos con rasgos atípicos pueden requerir una RM gammagrafía con radionúclidos. En la colecistitis aguda hay
para diferenciarlos de lesiones malignas (fig. 3-104). El hepatoma obstrucción del conducto cístico de forma que el material
primario aparece fundamentalmente en pacientes con hepatopa- radiactivo secretado por el hígado llena las vías biliares, inclu-
tía preexistente. El hepatoma es menos denso que el parénquima yendo el colédoco, pero no la vesícula (v. cap. 9).
hepático normal y presenta márgenes mal definidos. La TC y la En una obstrucción distal, como la producida por una cole-
RM resultan útiles para definir la anatomía hepática con el fin de docolitiasis o tumores pancreáticos, las vías biliares proximales
establecer la resecabilidad de los tumores. se dilatan. Recientes avances técnicos de la RM permiten la eva-
Hay muchos métodos para estudiar en imagen las anomalías luación de la vía biliar y del conducto pancreático de forma no
de las vías biliares. La ecografía es el principal. Los cálculos son invasiva. La RM ofrece una visualización espectacular de la obs-
las anomalías más frecuentes de la vesícula. Aproximadamente el trucción biliar (fig. 3-106).
10 % de los cálculos están calcificados y son visibles en las placas
simples (v. fig. 3-8). La ecografía es eficaz para la detección de
cálculos, ya que las altamente ecógenas litiasis están rodeadas
de bilis anecógena. La imposibilidad de que los ultrasonidos se
propaguen distalmente produce una sombra (fig. 3-105). El colé-
doco también se estudia durante las exploraciones de la vesícula.
FIGURA 3-102 Ecografía Doppler hepática venosa en un paciente FIGURA 3-104 RM axial. Hemangioma hepático. Este estudio rea-
cirrótico. El estudio demuestra unas venas hepáticas patentes (flechas) lizado tras la administración de gadolinio intravenoso muestra una
que convergen. La señal Doppler de arriba a abajo indica flujo venoso masa hiperintensa (flechas) con paredes hiperintensas características de
normal. (Por cortesía de Monzer Abu-Yousef, M.D.) un hemangioma. (Por cortesía de Alan Stolpen, M.D.)
Pared vesicular
Luz vesicular
Hígado
La esplenomegalia es a veces evidente en las radiografías En el carcinoma pancreático, las manifestaciones clínicas son
abdominales (v. fig. 3-3), pero es más fiable su evaluación por infrecuentes antes de que se hayan producido metástasis. Tanto
ecografía o TC. Hay medidas disponibles para separar los bazos la ecografía como la TC resultan útiles para la detección de neo-
de tamaño normal de los agrandados, aunque existe un conside- plasias pancreáticas, así como para la estadificación de la exten-
rable solapamiento. Quizá es un buen momento para volver a sión de la enfermedad metastásica. La infiltración de los vasos
citar a Ben Felson: «un radiólogo con una regla en la mano es celíacos y mesentéricos superiores por el tumor imposibilita su
una persona peligrosa». resección (fig. 3-109).
Las pancreatitis se producen como complicación de alcoho- Pueden aparecer abscesos en cualquier lugar del abdomen: en
lismo, enfermedades de las vías biliares y, en ocasiones, trauma- un órgano sólido como el hígado o loculadas en cualquier loca-
tismos. Aunque el páncreas inflamado tiene a veces un aspecto lización de la cavidad peritoneal (fig. 3-110). La TC es probable-
normal en estudios ecográficos o de TC (fig. 3-107A), con mayor mente la mejor modalidad de imagen para detectar y localizar
frecuencia hay una inflamación difusa o localizada de la glándu- un absceso intraabdominal. A menudo resulta posible el drenaje
la, y heterogeneidad de la apariencia ecográfica y de TC, así percutáneo bajo guía de TC.
como de los líquidos adyacentes (fig. 3-108). Una importante Los aneurismas de aorta abdominal son una enfermedad fre-
complicación de la pancreatitis aguda es la formación de seudo- cuente, particularmente en personas de edad avanzada. La calcifi-
quistes. Los grandes quistes frecuentemente multiloculados son cación de la pared de un aneurisma se ve en ocasiones en las radio-
visibles por ecografía o por TC (v. fig. 3-108). grafías simples. También puede detectarse el aneurisma
incidentalmente en un estudio de TC (v. fig. 3-110). La ecografía
abdominal detecta aneurismas abdominales, a menudo cuando
son relativamente pequeños. En tales circunstancias, exploraciones
ecográficas seriadas para evaluar la progresión de la enfermedad
pueden, en último caso, determinar la necesidad de reparación. En
los aneurismas grandes se produce trombosis extensiva (fig. 3-111).
Un aneurisma disecante se produce como complicación de ateros-
clerosis u otra enfermedad de la pared aórtica. En este caso, la
sangre diseca hacia la media del vaso, creando un falso canal y
comprometiendo la luz verdadera. A medida que la disección pro-
gresa, se produce una hemorragia en el retroperitoneo con shock
y una alta mortalidad. La TC (v. fig. 3-111C) es un método valio-
so para el diagnóstico o estadificación de la enfermedad.
PROBLEMAS ESPECÍFICOS
EN LOS ESTUDIOS DE IMAGEN
DEL ABDOMEN
Traumatismos
En todos los grupos de edad, los traumatismos son la causa más
FIGURA 3-106 Colangiopancreatografía por RM. El colédoco (fle- frecuente de patología evitable. Los principales tipos de trauma-
cha) y sus ramas proximales se encuentran dilatados debido a la obs- tismos abdominales incluyen los accidentes de tráfico, las caídas
trucción (flechas curvas) producida por un carcinoma pancreático. El
conducto pancreático (flechas abiertas), la vesícula biliar y la luz del y las agresiones. Los estudios de imagen son importantes para la
duodeno también resultan visibles. (Por cortesía de E. Scott Preto- evaluación de los traumatismos abdominales, ya que la valora-
rius, M.D.) ción clínica no siempre es fiable.
A B
FIGURA 3-111 Imágenes ecográficas transversal (A) y longitudinal (B). Aneurisma de aorta abdominal.
El trombo se extiende desde la pared aórtica, restringiendo el flujo sanguíneo de la porción media (seña-
lada con marcadores) de la aorta.
(Continúa)
Músculo psoas
C
FIGURA 3-111 (Cont.) C. TC abdominal axial. La flecha recta indica la luz central patente con un
trombo (flecha curva) periférico. La pared aórtica (dobles flechas rectas) está parcialmente calcificada.
La primera cuestión que debemos plantearnos ante un caso 1 min. Anteriormente, la mayoría de los radiólogos señalaban que
de traumatismo es: «¿Hay alguna evidencia clínica de anomalía la estabilidad hemodinámica de los pacientes era necesaria antes
abdominal?» De no existir al menos cierta sospecha clínica de que se pudiera realizar un estudio de TC. Con la gran veloci-
(p. ej., dolor abdominal, contusión o defensa), la probabilidad dad de los procedimientos actuales, resulta posible asegurar hasta
de encontrar patología significativa mediante estudios específi- cierto punto el grado de estabilidad. La mayoría de los estudios se
cos es muy baja. hacen tras la administración de contraste intravenoso. No se sue-
Si existe sospecha de lesión abdominal, las exploraciones en le administrar contraste por vía oral, debido al tiempo que tarda
imagen mínimas incluyen una radiografía simple con una proyec- en atravesar el intestino y a su menor valor diagnóstico, salvo que
ción suplementaria con rayo horizontal (bipedestación, decúbito, se sospeche una lesión intestinal o pancreática.
lateral). Aunque no es una exploración especialmente sensible, Se puede identificar el hemoperitoneo de cualquier origen con
resulta útil para orientar los estudios subsecuentes y permite el la TC y cuantificarse la cantidad de sangre (fig. 3-112). Las lesio-
diagnóstico de neumoperitoneo, ascitis masiva o grandes masas nes múltiples de órganos son frecuentes; hígado, bazo y riñones se
de partes blandas. Los estudios con contraste del intestino, parti- ven más afectados que otras estructuras. Las lesiones de estos
cularmente los de bario, son menos sensibles que otras modalida- órganos se diagnostican con una fiabilidad muy superior al 95 %.
des de imagen, pueden causan artefactos significativos en las imá- La TC detecta tanto el tipo como la gravedad de la lesión, lo que
genes y no son muy significativos en los traumatismos agudos. La ayuda a establecer qué pacientes precisan una cirugía inmediata y
UE raramente se lleva a cabo, porque es considerablemente menos cuáles un tratamiento no quirúrgico (figs. 3-112 a 3-114).
sensible que otras modalidades. La ecografía, aunque útil para el
diagnóstico de grandes cantidades de líquido ascítico, es menos
sensible que la TC. La angiografía desempeña un papel menor, Hemorragia gastrointestinal
siempre y cuando no haya una fuerte sospecha de lesión vascular
(p. ej., frialdad de una pierna tras un traumatismo pélvico); puede En la hemorragia gastrointestinal aguda, una cuestión esencial
tener un papel terapéutico en pacientes traumatizados, como, por es definir si la fuente de la pérdida de sangre es el tubo digestivo
ejemplo, para la embolización de un bazo que esté sangrando. superior o inferior. Estadísticamente, dos tercios de los pacien-
Se ha sugerido una evaluación focalizada por ecografía de tes, aproximadamente, presentan una hemorragia gastrointesti-
pacientes traumatizados (FAST, focused assessment with sono- nal superior; algunas causas frecuentes están enumeradas en la
graphy for trauma) como herramienta de despistaje en los trau- tabla 3-7. Los indicios clínicos son la hematemesis, apreciable en
matismos abdominales. El estudio FAST es una exploración las hemorragias del tubo digestivo superior, y la hematoquecia,
ecográfica llevada a cabo normalmente en la sala de traumato- en las del colon. Pueden aparecer melenas en cualquier grupo,
logía por un operador con formación ecográfica básica. Aunque pero más frecuentemente asociadas con hemorragias gastroin-
altamente pregonada en el momento de su introducción, los testinales superiores.
estudios actuales de su fiabilidad son discrepantes. Aun cuando La endoscopia es el procedimiento de elección para la evalua-
en el diagnóstico de hemoperitoneo posee un alto índice de ción de las hemorragias gastrointestinales superiores. Permite una
detección, son bastante frecuentes los falsos negativos (pasar mejor localización que las pruebas de imagen y a menudo resulta
por alto lesiones significativas). posible un tratamiento endoscópico en el punto de la hemorragia.
La TC, particularmente con equipos multicorte, es el estudio Los estudios de imagen se utilizan cuando la hemorragia es tan
de elección para la evaluación de traumatismos abdominales. Con masiva que la endoscopia no es práctica. En estas circunstancias,
los equipos actuales se pude completar el estudio en menos de la angiografía a menudo es diagnóstica y puede utilizarse terapéu-
ticamente, para ocluir los puntos de sangrado (fig. 3-115). La TC la patología no quirúrgica (p. ej., enteritis regional aguda) y
multicorte puede ser útil en la hemorragia aguda; al contrario que aquella que requiere cirugía. Tienen considerable valor para
el bario, raramente indicado. Para las hemorragias gastrointesti- establecer el tipo de patología quirúrgica –por ejemplo, apendi-
nales inferiores, la proctosigmoidoscopia es el primer procedi- citis frente a embarazo ectópico–.
miento, seguido de la angiografía si resulta necesaria. Se suele llevar a cabo una placa simple de abdomen y una
En la hemorragia gastrointestinal crónica, los estudios placa con el haz horizontal en todos los pacientes, menos en
de medicina nuclear son más sensibles que los otros estudios de aquellos con patología abdominal más urgente. Es especialmen-
imagen. Puede utilizarse sulfuro coloide o hematíes marcados te eficaz en la evaluación del patrón gaseoso y la detección de
con tecnecio, dependiendo de la situación específica y atendien- neumoperitoneo. La ecografía resulta útil en determinadas situa-
do también a razones técnicas. Estas exploraciones permiten la ciones, especialmente para el diagnóstico ginecológico; la TC es
detección de hemorragias activas de hasta 0,05 a 0,1 cm3 por generalmente más precisa en otras áreas.
minuto, pudiendo llevarse a cabo el estudio en menos de 1 h. Se realiza un estudio de TC multicorte en la mayoría de pacien-
tes con abdomen agudo, excepto en aquellos en quien el diagnós-
tico clínico es certero sin necesidad de pruebas de imagen. Estos
Abdomen agudo estudios se realizan con contraste intravenoso (excepción: sospe-
cha de litiasis ureteral). El uso de contraste por vías oral y rectal
Una definición a grandes rasgos de abdomen agudo es la de en pacientes con abdomen agudo es discutido. Frente a la opinión
aquel paciente con dolor abdominal agudo y signos relaciona- partidaria, se encuentran las que señalan desventajas, como, en
dos, para el que se está considerando una cirugía de urgencia. particular, la del mayor tiempo necesario para la exploración.
Algunas causas frecuentes de abdomen agudo aparecen enume- La técnica de exploración por TC se ve modificada en cierto
radas en la tabla 3-8. Anteriormente solía resultar necesaria modo por la causa probable del diagnóstico que se sospeche.
cirugía exploratoria para los casos de abdomen agudo, pero esto Algunas causas quirúrgicas de abdomen agudo diagnosticables
conllevaba considerable morbilidad y, a menudo, cirugías inne- por TC incluyen apendicitis, obstrucción intestinal, litiasis ure-
cesarias. Los estudios de imagen permiten la diferenciación entre terales, perforación intestinal (más frecuentemente una úlcera
TA B L A 3 - 7
CAUSAS DE LAS HEMORRAGIAS TA B L A 3 - 8
GASTROINTESTINALES CAUSAS FRECUENTES DE ABDOMEN AGUDO
Esófago, estómago, duodeno
Médicas Quirúrgicas
■ Varices con hipertensión portal
■ Úlcera péptica Patología torácica: Apendicitis
neumonía, infartos, Colecistitis
Intestino delgado pleuresía Perforación intestinal
■ Duplicación
Patología cardíaca: infarto Obstrucción intestinal
■ Enfermedad vascular mesentérica
de miocardio, pericarditis Pancreatitis
■ Divertículo de Meckel
Adenitis mesentérica Isquemia vascular mesentérica
Colon Ileítis, colitis Salpingitis
■ Angiodisplasia Cólico renal Embarazo ectópico
■ Pólipo o tumor Fármacos Fugas de un aneurisma
■ Colitis Enfermedades metabólicas abdominal
PUNTOS CLAVE
■ La evaluación en imagen del abdomen suele comenzar con
una radiografía abdominal AP en supino. Esta resulta de par-
ticular ayuda para la valoración del patrón gaseoso.
■ La obstrucción del intestino delgado se caracteriza por dila-
tación de las asas proximales del intestino delgado con colap-
so del colon y gas rectal escaso.
■ En el íleo adinámico hay una dilatación proporcionada de los
intestinos delgado y grueso, con presencia de gas en todo el
intestino.
■ Si se sospecha una perforación intestinal, resulta fundamen-
tal la realización de placas con rayo horizontal (en bipedesta-
ción, decúbito o lateral a través de la mesa radiográfica), en
las que se puede identificar hasta incluso 2 cm3 de aire libre
intraperitoneal.
■ Los estudios de contraste intestinales siguen siendo un méto-
do valioso para detectar patología intraluminal y mural,
como tumores, patología mucosa y úlceras. Son particular-
mente útiles en el intestino delgado, donde la endoscopia es
técnicamente difícil.
A
■ La ecografía es la modalidad de imagen principal en obstetri-
cia, siendo útil para la detección de litiasis, patología renal y
ginecológica, y anomalías de la aorta abdominal.
■ La TC abdominal es el método de elección para la detección,
localización y caracterización de tumores.
■ El diagnóstico de apendicitis por TC es muy fiable, con visuali-
zación directa del apéndice inflamado en la mayoría de casos.
■ La UTC y la ecografía son los métodos de elección para la
mayoría de las anomalías de las vías urinarias. La UE ofrece
menos información.
■ La TC es el estudio de elección para la valoración de pacien-
tes traumatológicos.
■ La RM resulta útil en una variedad de situaciones específicas
en el abdomen.
B Lecturas recomendadas
FIGURA 3-115 A. Opacidades de las arterias hepática (puntas de fle-
Brant WE, Helms CA. The Brant and Helms solution: fundamentals of diagnos-
cha) y gastroduodenal (flechas curvas) en una angiografía selectiva.
tic radiology, 3rd ed. Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins, 2006.
Úlcera duodenal sangrante. El medio de contraste (flechas rectas) se Dillman JR, Caoili EM, Cohan RH. Multi-detector CT urography: a one-step renal
extravasa hacia la luz duodenal, indicando sangrado activo de la úlcera. and urinary tract imaging modality. Abdom Imaging 2007;32: 519–529.
B. Se colocaron espirales en la arteria gastroduodenal. La angiografía Gore RM, Levine MS. Textbook of gastrointestinal radiology, 3rd ed. Philadel-
de control muestra las espirales (flechas) en su posición, con la oclu- phia: WB Saunders, 2008.
sión de la arteria gastroduodenal. Cesó inmediatamente la hemorragia Haaga JR, Lanzieri CV, Gilkeson RC, eds. CT and MR imaging of the whole
gastrointestinal. (Por cortesía de Shiliang Sun, M.D.) body, 5th ed. St. Louis, MO: Mosby, 2008.
132
FIGURA 4-1 Esta gran masa del mediastino superior que sobresale FIGURA 4-4 Esta gran masa del mediastino anterior de borde irre-
tanto hacia la derecha como hacia la izquierda es el timo en un lactan- gular (flechas) es el timo. El signo de la ola tímica o del borde ondu-
te normal de 3 meses. lante del timo se produce porque los cartílagos costales están constitui-
dos por un tejido más firme que el timo; por tanto, el propio timo está
indentado. Se trata de un hallazgo normal.
FIGURA 4-2 Este adolescente presenta un borde tímico claramente FIGURA 4-5 El llamado signo de la vela tímica lo produce el borde
visible (flechas) en la radiografía de tórax. La visualización del timo en nítido del timo, parecido a la vela de un barco, proyectado sobre el
adolescentes normales es un hallazgo poco habitual, pero no raro. pulmón.
FIGURA 4-3 TC de tórax de un paciente de 16 años que muestra un FIGURA 4-6 La gran masa del mediastino superior en este neonato
gran timo anterior a los vasos opacificados. Obsérvese cómo el lóbulo a término, por lo demás normal, es el timo. Si a cualquier hallazgo en
izquierdo del timo (T) se extiende lateralmente en contacto con el pul- el mediastino superior anterior de un neonato se le considera el timo,
món (flechas). se acertará en un 99 % de las veces.
FIGURA 4-9 Abdomen sin gas en un bebé muy enfermo. Casi siem-
pre hay algo de gas en el estómago, pero poca cantidad de gas distal.
Esto es anómalo y puede producirse como resultado de que el bebé se
encuentre demasiado enfermo para tragar o por una enfermedad sisté-
mica. En este caso, el bebé estaba inmovilizado, de forma que no
FIGURA 4-7 Esta placa de abdomen muestra el patrón de gas intes- luchaba contra el ventilador, y esto fue lo que le produjo un abdomen
tinal de un neonato normal. Obsérvese que hay varias asas intestinales sin gas. Normalmente, los bebés deben tener gas tanto en el intestino
no distendidas con considerable cantidad de gas en el intestino delga- grueso como en el delgado.
do. Las asas se encuentran próximas entre sí y tienen paredes finas.
Esta es una buena imagen visual para recordar del aspecto normal del
gas intestinal en un neonato. Los niños mayores no tienen tanto gas, y
los adultos tienen poco gas en el intestino delgado visible en las radio-
grafías. Compárese con la figura 4-9, un niño con sepsis y edema en la
pared intestinal.
Otra gran diferencia entre los neonatos y los niños mayores pués del nacimiento, el fenómeno fisiológico se refleja como derra-
o adultos es la presencia del ombligo. Esta estructura y los ele- mes pleurales y densidades lineales visibles en el tórax.
mentos dependientes de él proyectan sombras extrañas en las Un número no significativo de bebés tarda algo más en elimi-
placas abdominales de los bebés. Muchas veces un médico ha nar todo el líquido pulmonar in utero. A este trastorno se le ha
confundido la pinza del ombligo con un hueso o un cuerpo denominado acertadamente taquipnea transitoria del neonato
extraño (fig. 4-12). El ombligo protruye mucho más lejos en el (TTN; fig. 4-15). La TTN debe desaparecer clínica y radiográfi-
neonato que en el adulto. Cualquier lesión en forma de moneda camente en 24 h, dejando después un tórax normal. Durante las
en la parte inferior del centro del abdomen debe ser considerado primeras horas de vida, sin embargo, este cuadro plantea gran-
el remanente umbilical hasta que se demuestre lo contrario. Una des dilemas clínicos, porque la radiografía del neonato con TTN
buena pista es que, debido al aire que rodea al muñón umbilical resulta indistinguible de la radiografía del neonato con una neu-
que protruye, los bordes de éste son muy nítidos, particularmen- monía neonatal precoz. Hay pocas pistas, como la presencia de
te en la parte inferior (fig. 4-13). un gran derrame pleural, que inclinen la balanza hacia la neu-
En este capítulo expondremos algunos de los diagnósticos monía; sin embargo, nunca se puede descartar definitivamente.
radiográficos comunes en niños, neonatos y, posteriormente, Estamos ante un problema clásico. La TTN es mucho más fre-
niños mayores. Nuestra intención no es la de ser exhaustivos, ya cuente que la neumonía neonatal; sin embargo, las pruebas diag-
que existen tomos especializados de 1 000 páginas; se pretende
mostrar aproximaciones en imagen prácticas para diagnósticos
frecuentes.
TÓRAX NEONATAL
La radiografía de tórax de un neonato requiere un estudio comple-
jo debido al número sustancial de diferencias que presenta respec-
to a la del adulto (fig. 4-14). Todos los bebés tienen que cambiar
de un ambiente intrauterino en el que sus pulmones están llenos de
líquido a otro en el que están respirando aire. Esta transformación,
que tiene que producirse momentos después del nacimiento, inclu-
ye la interacción de los linfáticos pulmonares, los capilares sanguí-
neos y la compresión torácica. Este proceso biológico normal no
siempre es apacible. De hecho, muchos bebés, si no todos, presen-
tan una taquipnea intensa durante el primer o segundo minuto tras
el nacimiento, debido a las peculiaridades de la limpieza del líqui-
do pulmonar in utero normal. En radiografías tomadas poco des-
TA B L A 4 - 1
CAUSAS DE OBSTRUCCIÓN INTESTINAL
EN EL NEONATO
Atresia
Malrotación
FIGURA 4-12 Lactante recién nacido que acaba de empezar a tragar
Hernia aire. Obsérvese cómo la sonda nasogástrica marca el estómago. La
Íleo meconial estructura alargada a la izquierda de la columna (flechas) casi parece
Enfermedad de Hirschsprung un hueso de algún tipo; sin embargo, está claramente fija al muñón
umbilical (punta de flecha) y realmente representa la pinza del cor-
Duplicaciones intestinales
dón umbilical superpuesta a la placa de abdomen.
A B
FIGURA 4-17 Radiografías anteroposterior (A) y lateral (B) de un lactante de 1 día con grave aspiración
meconial, en las que se aprecia una marcada hiperinsuflación de los pulmones y se ven densidades lineales
bilaterales en ambos campos pulmonares compatibles con aspiración de meconio. Obsérvense, en la placa
lateral (B), el aplanamiento de los diafragmas y la prominencia del diámetro anteroposterior del tórax. La
aspiración de meconio se asocia sumamente con fenómenos de obstrucción aérea.
aspira el meconio cuando trata de respirar. Se trata de una neu- natos a término. Estas células del epitelio alveolar de tipo 2 se
monía particularmente grave, porque el meconio es a la vez irri- desarrollan y maduran durante el tercer trimestre de la gestación;
tante y viscoso, de forma que obstruye las vías aéreas, a la vez que por tanto, son deficientes en los lactantes prematuros. El surfac-
ocasiona neumonía reactiva. Una de las claves para el diagnóstico tante trabaja disminuyendo la tensión superficial de los alvéolos,
de aspiración meconial es la hiperinsuflación masiva de los pul- lo que les permite mantenerse expandidos. Una sencilla analogía
mones que se ve normalmente en la placa de tórax (fig. 4-17). es compararla con la pipa de hacer burbujas de un niño. Hay que
Los bebés pueden sufrir una insuficiencia cardíaca congestiva añadir jabón al agua de la pipa para cambiar la tensión superfi-
por diversas razones, algunas de las cuales incluyen una cardiopatía cial o cuando el niño sople no se formarán burbujas. Si no hay
intrínseca, mientras que otras no lo hacen (fig. 4-18). Arritmias, surfactante en los pulmones del neonato, las burbujas (alvéolos)
anemia y derivaciones arteriovenosas pueden producir una insufi- se colapsan. Ahí está la clave: la radiología de la EMH es la
ciencia de alto gasto, que es indiferenciable de las radiografías de radiología por excelencia de atelectasias profundas a nivel alveo-
tórax de la insuficiencia producida por cardiopatías intrínsecas, lar más que a nivel segmentario. De hecho, algunos de los clíni-
como la hipoplasia del ventrículo izquierdo. El factor que mejor cos más innovadores proponen cambiar el nombre de esta enfer-
indica que el patrón de densidades lineales que se está viendo en la medad por el de trastorno por deficiencia de surfactante.
radiografía de tórax se debe a una cardiopatía es la cardiomegalia.
Más allá de esto, resulta difícil ser más preciso. Lo más importante
es recordar la insuficiencia cardíaca en su diagnóstico diferencial. TRASTORNOS QUIRÚRGICOS
Las enfermedades quirúrgicas pediátricas del tórax de un neonato
ENFERMEDAD se pueden definir genéricamente como todas aquellas que necesi-
DE LAS MEMBRANAS HIALINAS ten una intervención precoz (tabla 4-2). Según esta definición, por
ejemplo, un neumotórax a tensión que requiera tratamiento con
(ENFERMEDAD POR DEFICIENCIA un tubo de tórax es una enfermedad quirúrgica. A la hora de
DEL SURFACTANTE PULMONAR) evaluar la radiografía de tórax de un niño recién nacido cuando
se sospecha una enfermedad quirúrgica, hay que llevar a cabo dos
Un trastorno habitual de los neonatos es la enfermedad de las etapas. En primer lugar, hay que identificar qué lado es el más
membranas hialinas (EMH). Aquí la información clínica resulta anómalo (la mayoría de los trastornos quirúrgicos son unilatera-
de gran ayuda, ya que la mayoría de estos lactantes son prema- les). En segundo lugar, hay que determinar la dirección de desvia-
turos y no presentan dificultad respiratoria inmediatamente des- ción del mediastino. Esto se lleva a cabo mejor mirando la trá-
pués del nacimiento. La otra buena noticia es que las radiogra- quea, pero la posición del corazón y del timo pueden ser pistas
fías son prácticamente diagnósticas en la gran mayoría de los secundarias (fig. 4-20). Como regla general (99 %), los trastornos
casos (fig. 4-19). Las radiografías de la EMH muestran cuatro quirúrgicos desplazarán el mediastino, alejándolo del lado anó-
rasgos característicos: a) granularidad difusa; b) enfermedad malo. Por ejemplo, en el caso de una hernia diafragmática (un
difusa; c) broncograma aéreo, y d) un volumen pulmonar relati- trastorno debido a un defecto in utero que permite al contenido
vamente pequeño. No todas las radiografías presentarán todos abdominal protruir en el tórax), el corazón y el mediastino se
estos rasgos, pero la mayoría presentarán al menos tres. encuentran claramente desplazados hacia el lado contrario al de
La EMH se produce debido a la falta del surfactante químico la hernia por la masa protruyente de intestinos (fig. 4-21). Por
lipídico que sintetizan las células del epitelio alveolar de los neo- tanto, si a raíz de una radiografía se decide que el lado con el
Vena
Rama cerebral
posterior
TA B L A 4 - 2
TRASTORNOS TORÁCICOS QUIRÚRGICOS
HABITUALES EN NEONATOS
Neumotórax
Hernia diafragmática
Enfisema lobular
Malformación adenomatosa quística FIGURA 4-19 Radiografía clásica de un paciente con enfermedad de
las membranas hialinas. Obsérvese que los pulmones tienen un volu-
Derrames pleurales (grandes)
men relativamente pequeño.
A B
FIGURA 4-22 A. Placa de tórax de un neonato en la que se aprecia desplazamiento mediastínico de
izquierda a derecha y una densidad líquida parcialmente opaca en el lóbulo superior izquierdo. Se trata
de un paciente con un enfisema lobular congénito y vaciamiento sólo parcial del líquido del lóbulo enfise-
matoso. B. El mismo paciente, a la edad de 11 meses, muestra hallazgos más típicos de enfisema lobular,
con herniación del lóbulo superior marcadamente hiperinsuflado a través de la línea media (flechas). El
principio sobre la patología quirúrgica sigue siendo válido; un desplazamiento del mediastino al lado
contrario del pulmón anómalo requiere una intervención rápida.
ATRESIA ESOFÁGICA
Nuestra exposición se ha centrado hasta ahora en la patología
pulmonar, pero por supuesto hay otros órganos significativos en
el tórax pediátrico, como el corazón y el esófago. Las anomalías
esofágicas que son importantes en niños suelen estar relaciona-
das con una atresia esofágica. La forma más habitual de atresia
esofágica es un esófago proximal acabado en saco ciego con una
fístula que se extiende desde la tráquea o el bronquio principal
izquierdo hasta un esófago distal ciego. El aire inhalado pasa a
través de la fístula hacia el resto del tubo digestivo; por tanto,
las placas iniciales pueden parecer superficialmente normales.
Las claves son que el tubo digestivo está más distendido por aire FIGURA 4-23 Este lactante muy grave se asfixiaba al ser alimentado
que lo habitual y que el saco esofágico proximal se encuentra con el primer biberón. La radiografía de tórax muestra un infiltrado
muy denso en el lóbulo superior derecho correspondiente a una neu-
muy dilatado. Este trastorno se hace evidente cuando el niño se monía por aspiración. Obsérvese que la sonda nasogástrica no pasa
ahoga al comer y el pediatra no puede pasar una sonda nasogás- más allá del esófago superior (flecha). Se colocó un clip quirúrgico
trica al estómago (fig. 4-23) para identificar el punto de la fístula traqueoesofágica, ya que el lac-
Hay dos variantes menos prevalentes, pero frecuentes, de tante estaba demasiado grave para ser sometido a una reparación pri-
anomalías esofágicas. La primera es la atresia esofágica sin fístu- maria de la atresia esofágica; se llevó a cabo un primer paso del pro-
cedimiento, ligar y dividir la fístula, para protegerle los pulmones. La
la, en cuyo caso el abdomen no tiene gas, porque el lactante no supervivencia de los niños con una fístula traqueoesofágica se correla-
puede deglutir ningún aire que desplace el líquido que hay en el ciona directamente con la extensión de la patología pulmonar debida
abdomen in utero (fig. 4-24). Este tipo de lactantes se encuentra a la aspiración.
A B
FIGURA 4-24 A. Radiografía típica de un niño con atresia esofágica. Obsérvese la sonda nasogástrica
(flecha) acodada en el esófago superior. Hay dos diferencias fundamentales entre esta placa y la del niño
presentado en la figura 4-23. En primer lugar, este niño no ha sufrido una neumonía por aspiración, por-
que se descubrió la anomalía antes y no se le administró alimento. En segundo lugar, obsérvese que no se
aprecia gas en el abdomen. Los pacientes con una fístula traqueoesofágica siempre presentan un estóma-
go muy distendido y cada respiración lleva aire a este órgano. La ausencia de gas en el abdomen implica
el diagnóstico de atresia esofágica sin fístula. B. Esta proyección lateral del mismo paciente muestra un
esófago proximal muy dilatado (flechas). Obsérvese que el saco esofágico dilatado desplaza la vía aérea
en sentido anterior (puntas de flecha). Estos lactantes a menudo presentarán anomalías de la vía aérea que
acompañan a las anomalías esofágicas.
ANOMALÍAS INTESTINALES
CONGÉNITAS
Atresia intestinal
En los bebés, la causa más frecuente de obstrucción intestinal es
la atresia intestinal. La atresia se produce por varios procesos
intrauterinos complejos, la mayoría de los cuales implican el
aporte vascular a la pared del intestino. Las radiografías de la
atresia varían tremendamente en función del nivel en que se pro-
duzca la atresia; sin embargo, presentan rasgos comunes. En FIGURA 4-27 Este lactante presentaba un grado moderado de disten-
primer lugar, no hay gas distal al nivel de la atresia; y, en segun- sión abdominal al nacer que progresó hasta una distensión preocupante
do lugar, el intestino proximal a la atresia está desproporciona- a las 6 h. Obsérvese que no hay gas en el recto y que sólo se ven dos asas
intestinales dilatadas, predominantes en el abdomen superior y a la
damente dilatado. Aparte de esto, se trata de mirar la radiogra- izquierda de la columna. Estas radiografías son más compatibles con
fía para tratar de adivinar cuánto se puede descender por el una obstrucción abdominal intestinal muy alta, pero distal al duodeno.
intestino hasta que se encuentre la atresia (figs. 4-26 a 4-28). Se trata de un ejemplo de atresia yeyunal demostrada quirúrgicamente.
B
FIGURA 4-28 A. Radiografía abdominal de un niño de 1 día con distensión abdominal en la que se evi-
dencian múltiples asas intestinales dilatadas y ausencia de gas en el recto. Estos hallazgos son compatibles
con una atresia ileal. B. Una proyección en decúbito del mismo paciente de A muestra múltiples niveles
hidroaéreos. La presencia de niveles hidroaéreos resulta útil a veces a la hora de diferenciar una atresia ileal
de un íleo meconial. Los niveles hidroaéreos favorecen la atresia ileal. Obsérvese también, en esta radiogra-
fía, cómo se ve la pinza del cordón.
Como regla general para ayudar a establecer el nivel, hay que dilatadas y en particular grandes asas, sobre todo a la derecha
recordar que el bulbo duodenal se encuentra localizado en el de la columna, se trata probablemente de una atresia ileal;
cuadrante superior derecho del abdomen; por tanto, si el estó- mientras que si las asas están confinadas en el abdomen supe-
mago está dilatado y sólo hay asas en el cuadrante superior rior y, sobre todo, en la izquierda, probablemente sea una
derecho, resulta probable una atresia duodenal. El yeyuno se atresia yeyunal. Estas son reglas 70:30, de forma que, en vez
encuentra predominantemente en el abdomen superior, y sobre de preocuparse en exceso por ellas, hay que tener en cuenta
todo en el lado izquierdo, mientras que el íleon está en el cua- que en determinadas circunstancias pueden resultar de gran
drante inferior derecho. Si se ven muchas asas intestinales ayuda.
Hernias
Otras dos anomalías congénitas merecen ser conocidas como
la causa de catástrofes abdominales en neonatos o en niños
algo mayores. La primera es la causa más frecuente de obstruc-
ción intestinal en niños, la hernia. Las hernias de los niños
suelen ser defectos congénitos que permiten al intestino pro-
truir hacia un espacio en el que no debe estar. El intestino que-
da entonces atrapado, se inflama y aparecen complicaciones.
El lugar más habitual de las hernias es la región inguinal
(fig. 4-31); sin embargo, también son posibles hernias internas,
especialmente en las áreas en las que el intestino discurre desde
una localización retroperitoneal hasta una intraperitoneal
(fig. 4-32). Las hernias pueden mantenerse durante mucho
FIGURA 4-29 Lactante recién nacido con el abdomen muy disten-
dido. Obsérvese el aspecto de burbujas (flechas) en el cuadrante infe-
rior derecho del abdomen. Estas burbujas, asociadas a una escasez de
gas en el recto, son características de un íleo meconial. La inmensa
mayoría de los bebés con un íleo meconial también sufren una fibro-
sis quística.
Íleo meconial
El íleo meconial es un trastorno que simula una atresia intestinal
distal y que merece especial atención por su predominio entre la
población de raza blanca. En el íleo meconial, el contenido del
intestino (meconio) es anómalo, demasiado espeso y viscoso,
debido a la ausencia de enzimas digestivas. Este material se com-
pacta en el íleon y provoca una obstrucción completa. Se podría
comparar a rellenar una cañería con alquitrán. Técnicamente no
es una atresia; sin embargo, simula una atresia, porque el intes-
tino está completamente obstruido por el contenido intralumi-
nal. Hay algunos factores que se pueden utilizar para diferenciar
un íleo meconial de una atresia ileal. El íleo meconial suele atra-
par algo de aire, de forma que se ve una apariencia de burbujas
en el intestino lleno de meconio (fig. 4-29). Además, el meconio
es tan espeso y oscuro que no forma niveles hidroaéreos con el
gas intestinal deglutido. Esto es lo contrario de lo que sucede en
la atresia ileal, en la que el contenido líquido intraluminal del
intestino interactúa con el gas deglutido para formar múltiples
niveles hidroaéreos.
Ninguna exposición sobre la obstrucción intestinal en los
neonatos estaría completa sin una mención sobre el microco-
lon. El microcolon es otro término para la luz colónica pequeña
que se encuentra en los bebés con una obstrucción intestinal FIGURA 4-30 Enema de contraste realizado al paciente mostrado en
distal, habitualmente un íleo meconial o una atresia ileal. El la figura 4-29 en el que se aprecia un colon muy pequeño (micro-), lo
que ocasiona una dilatación muy marcada del íleon distendido con
colon de estos bebés se dilata por la presencia de contenido múltiples defectos de repleción. Los defectos de repleción son el meco-
intraluminal, es decir, de meconio. Este meconio se forma in nio impactado, lo que conlleva el diagnóstico de íleo meconial. Hay
utero por la descamación celular y el moco del tubo digestivo. que recordar que un microcolon implica una obstrucción distal.
A B
FIGURA 4-31 A. Radiografía simple de abdomen en la que se aprecia intestino por debajo del ligamen-
to inguinal (línea discontinua). En una radiografía simple, el ligamento inguinal queda definido como el
espacio entre la sínfi sis del pubis y la espina ilíaca anterosuperior. En este caso, el niño tenía una gran
hernia inguinal llena de intestino. B. Este bebé, cuando se le realizaba un estudio con contraste de los
riñones, tuvo una protrusión del borde lateral de la vejiga en el canal inguinal derecho. Una protrusión
pequeña puede resultar normal; sin embargo, esta gran protrusión de la vejiga se asocia a una hernia
inguinal.
FIGURA 4-32 Este neonato presenta una gran hernia de hiato o pro-
trusión del estómago por encima del diafragma. El saco herniario (fle- FIGURA 4-33 Este lactante prematuro desarrolló signos de obstruc-
chas) aparece en el tórax, mientras que el estrechamiento del hiato ción intestinal. Obsérvese la marcada dilatación de asas de intestino
esofágico (puntas de flecha) muestra la zona por la que el estómago se delgado en la placa. El hallazgo más importante es la asimetría de los
hernia a través del hiato periesofágico. Obsérvese que hay contraste en pliegues inguinales, el derecho está abultado de forma cóncava (puntas
los pulmones. Esta hernia era tan grande que provocó reflujo del con- de flecha), mientras que el izquierdo es recto (flechas). El abultamiento
traste del estómago hacia el esófago y su aspiración posterior. A dife- en la región inguinal derecha se debe a una hernia inguinal incarcera-
rencia de este caso, la mayoría de las hernias diafragmáticas son rela- da, un hallazgo que los médicos pasaron por alto hasta que le quitaron
tivamente benignas. el pañal al paciente.
FIGURA 4-34 Este bebé con hidrocefalia tenía una derivación ven-
triculoperitoneal. Los marcadores radioopacos (flechas) muestran el
curso de la derivación. Obsérvese que la derivación se extiende hacia
una hernia inguinal. Como estos bebés tienen ascitis crónica por el FIGURA 4-35 Este lactante de 36 días comenzó a vomitar material
drenaje del líquido cefalorraquídeo hacia el abdomen, son más sus- bilioso y se puso repentinamente enfermo. La radiografía abdominal
ceptibles a hernias inguinales. Aproximadamente un tercio de los simple no resulta diagnóstica; sin embargo, obsérvese el bulbo duo-
bebés con derivaciones ventriculoperitoneales desarrollan hernias denal lleno de gas (puntas de flecha). Es muy poco frecuente ver gas
inguinales. en un bulbo duodenal normal. El posterior estudio gastrointestinal
superior demostró que este paciente tenía un vólvulo de intestino
medio. Los hallazgos de la radiografía simple en el vólvulo del intes-
tino medio abarcan desde la normalidad hasta una obstrucción
intestinal completa. Cuando hay dudas con un lactante con vómitos
tiempo si el intestino no se ve comprometido (fig. 4-33). Algu- biliosos, obsérvese que siempre está indicado el estudio gastrointes-
nos trastornos del neonato pueden potenciar la posibilidad de tinal superior.
una hernia, particularmente los trastornos que incluyen ascitis
crónica, prematuridad o la presencia de una derivación ventri-
culoperitoneal por hidrocefalia (fig. 4-34).
Malrotación
Otra anomalía congénita que merece especial atención es la mal-
rotación. Este trastorno se produce por una anomalía congénita
de la fijación del intestino. Hay que recordar que el intestino se
forma alrededor del eje de la arteria mesentérica superior (segu-
ramente el lector pensó que nunca necesitaría un poco de
embriología) y que el intestino se hernia fuera del cuerpo a tra-
vés del ombligo, para volver después a la cavidad abdominal. Si,
al regresar, no rota adecuadamente, queda fijo en posiciones
anómalas. Este error en la fijación del intestino establece el mar-
co para que el intestino gire y se obstruya, produciendo el llama-
do vólvulo del intestino medio (figs. 4-35 y 4-36). Se trata de
una urgencia quirúrgica real y debe considerarse siempre que
exista una placa anómala que sugiera obstrucción, así como la
presencia de vómitos biliares en un niño. Como el intestino rota
en torno a la arteria y vena mesentéricas superiores, la principal
complicación es el compromiso vascular del intestino. Si el intes-
tino no se destuerce, morirá y dejará al niño mutilado nutricio- FIGURA 4-36 Estudio gastrointestinal superior de un bebé de 27 días
nalmente. Aunque la malrotación se está exponiendo con las que repentinamente presentó vómitos biliosos. Obsérvese que el duo-
enfermedades neonatales, hay que tener en cuenta que se puede deno desciende en la línea media, cruza después hacia la derecha en la
presentar en cualquier momento de la vida. La mayoría de los unión duodeno-yeyuno (flechas) y nunca se dirige hacia la izquierda de
pacientes con una malrotación que tienen problemas los sufren la columna y detrás del estómago, como es lo normal. Esto es caracte-
rístico de una malrotación, una anomalía que se produce por una mala
antes de los 2 años de edad; sin embargo, en ocasiones, niños fijación del intestino in utero. El mayor peligro para estos lactantes es
mayores y adultos pueden sufrir problemas relacionados con la el vólvulo de intestino medio y el infarto de asas intestinales a causa de
malrotación. la torsión en torno al pedículo vascular de la raíz del mesenterio.
A B
FIGURA 4-37 A. El corazón de este niño mide más del 60 % del diámetro transversal del tórax en la
radiografía. En un adulto, esto correspondería a cardiomegalia; sin embargo, se trataba de un niño normal
con un gran timo que simulaba la cardiomegalia. B. Obsérvese que, en una vista lateral, el corazón no
protruye por detrás de la vía aérea (flechas).
A B
FIGURA 4-39 Radiografías anteroposterior (A) y lateral (B) de un lactante de 2 meses con dificultad
respiratoria durante la alimentación, pero sin evidencia de cianosis. Muestra una vascularización pulmo-
nar muy aumentada y un corazón grande. Esta combinación en un niño es característica de una derivación
congénita izquierda-derecha. La derivación izquierda-derecha más frecuente es un defecto del tabique
ventricular o una comunicación entre los ventrículos derecho e izquierdo.
La cuarta regla es aplicable a los neonatos. Hemos hablado bebé respira aire y la situación cambia espectacularmente. Se
sobre el hecho de que el nacimiento es el último momento de tarda cierto tiempo para que el flujo arterial pulmonar alcance
una transición. Cuando se está in utero, muy poca sangre atra- los niveles adultos de flujo sanguíneo a través de los pulmones.
viesa el circuito pulmonar. Para comprender esto hay que pen- Todos los neonatos, por tanto, presentan un estado relativo de
sar en la fisiología. In utero, el bebé no está respirando aire; por hipertensión pulmonar. Precozmente, las lesiones que deberían
tanto, no hay necesidad de que la sangre lleve oxígeno al bebé tener un aumento de la vascularización, como la transposición
desde los pulmones. Inmediatamente después del nacimiento, el de los grandes vasos, no se ponen de manifiesto en las radiogra-
fías (fig. 4-40). La misma lógica explica por qué la mayoría de
lesiones con derivación izquierda-derecha no se manifiestan
hasta aproximadamente las 6 semanas de edad (v. la tercera
regla), cuando la presión arterial pulmonar ha disminuido sig-
nificativamente.
Teniendo en cuenta estas reglas, resulta posible establecer
una aproximación sistemática para la lectura de las placas de
tórax de los recién nacidos con una cardiopatía congénita. En
primer lugar, hay que ver si el corazón está agrandado y si se
puede establecer qué cámara lo está. A continuación hay que
determinar si la vascularización es normal o está aumentada,
teniendo presente que, cuanto menos edad tenga el niño, menos
fiable se puede ser con el aumento de la vascularización. Final-
mente, hay que hablar con los colegas clínicos y averiguar si el
bebé está realmente cianótico, lo que se define por una satura-
ción arterial de oxígeno inferior al 80 %, con una saturación
arterial de CO2 normal. Con estas piezas de información se pue-
den ver las figuras 4-41 y 4-42 y realizar una estimación aproxi-
mada de qué tipo de cardiopatía congénita puede sufrir el bebé
(figs. 4-43 a 4-45).
MASAS MEDIASTÍNICAS
FIGURA 4-40 Este paciente muy cianótico tenía una radiografía de Dejando aparte el timo y los bronquios, el resto de las estructu-
tórax en la que se apreciaba cardiomegalia, un mediastino superior estre- ras del mediastino pediátrico son relativamente anodinas, salvo
cho y un aumento ligero, no muy llamativo, de la vascularización pulmo- que estén alteradas. Las anomalías mediastínicas pediátricas
nar. El paciente es un lactante de 3 días con transposición de los grandes (masas) se dividen según un esquema compartimental. Si se
vasos; la vascularización está atravesando la transición entre una resis-
tencia vascular muy elevada in utero y la resistencia vascular baja de un puede identificar con precisión el compartimento en que
bebé que respira aire. Durante el transcurso de los días siguientes, la se encuentra la masa, se puede aportar un diagnóstico diferen-
resistencia vascular caerá más aún y los pulmones se rellenarán. cial inteligente. El mediastino anterior se define como la parte
NEONATO
Acianótico
1. Corazón izquierdo hipoplásico
2. Atresia aórtica
3. Coartación
FIGURA 4-43 Este niño tenía un corazón muy grande. Obsérvese que el
mediastino superior presenta una gran sombra a la derecha de la tráquea,
un arco aórtico derecho. Los vasos son grandes y congestionan el pulmón.
Si a esto se añade que el niño se encontraba cianótico, entonces los hallazgos
se corresponden con un tronco arterioso característico. Aproximadamente
el 40 % de los pacientes con tronco común tienen un arco aórtico derecho.
A B
FIGURA 4-50 A. La gran masa (flechas) cerca del mediastino desplaza el bronquio del lóbulo superior
hacia la izquierda. Obsérvese que el pulmón izquierdo está más negro que el derecho, porque la masa
produce una obstrucción parcial del bronquio principal izquierdo, lo que permite que el aire entre, pero
que no salga fácilmente. El efecto sobre el bronquio o los vasos sanguíneos es característico de una masa
en el mediastino medio, en este caso, un quiste broncógeno. B. La proyección lateral muestra la masa redon-
deada (flechas) del quiste broncógeno en el mismo plano de la vía aérea (puntas de flecha).
ESTENOSIS PILÓRICA
Una anomalía intraabdominal frecuente que merece la pena
exponer en los bebés (no neonatos, sino de 4 a 6 semanas de
edad) es la estenosis de píloro, que no es una anomalía congé-
nita. La estenosis pilórica se debe a la hipertrofia de la muscu-
latura pilórica inducida por un error hereditario del metabolis-
mo. Debido a la naturaleza hereditaria de la enfermedad, es en
cierto modo un defecto congénito, pero no suele presentarse
inmediatamente después del nacimiento, porque se tarda cierto
tiempo en que la bioquímica anómala haga que el músculo
pilórico se hipertrofie hasta un grado suficiente como para obs-
truir la salida gástrica. Esta enfermedad es predominante en
hombres y clásicamente se presenta con vómitos no biliosos y
pérdida de peso en un lactante de 6 semanas. La radiografía
simple abdominal sugiere una obstrucción parcial con un estó-
mago muy dilatado. En la serie del tubo digestivo superior se
verá elongación del canal pilórico y estrechamiento de dicho
canal. La ecografía es el método de elección en la actualidad
para alcanzar un diagnóstico definitivo, pudiendo demostrar la
gran tumoración del músculo pilórico con un detalle exquisito
(figs. 4-52 a 4-54).
A B
FIGURA 4-54 A. Ecografía longitudinal del píloro de un niño de 6 semanas con vómitos. El músculo
pilórico aparece negro, mientras que la mucosa de la luz central aparece blanca (flechas). Durante todo el
período de observación, la configuración del músculo pilórico no cambió y la medición del músculo piló-
rico reveló un espesor de 6 mm (lo normal es menos de 4 mm). Esto es diagnóstico de estenosis pilórica.
Obsérvese la relación íntima entre el píloro y el riñón derecho (R). B. Imagen ecográfica transversal del
píloro del mismo paciente de A. De nuevo, el músculo negro o hipoecógeno rodea la mucosa muy ecóge-
na. Las flechas delinean la vista transversal del píloro. En la estenosis pilórica, el músculo es grueso y no
varía durante la exploración.
tas o hereditarias es mayor entre la población pediátrica que encontrarse hiperexpandidos a causa del bloqueo de muchos
en la población adulta. Por tanto, al estudiar las radiografías de los bronquios más pequeños por tapones mucosos. La pre-
de un niño con neumonías recurrentes, hay que pensar en tras- sencia de impactaciones mucosas, acumulaciones ramificadas
tornos hereditarios que predispongan al niño a una neumonía, de moco intrabronquial, es muy sugerente de fibrosis quística.
siendo un ejemplo la fibrosis quística. La fibrosis quística, la Generalmente, los niños tienen unos hilios muy prominentes
enfermedad genética letal más prevalente entre la población debido a la combinación de ganglios linfáticos inflamados y
blanca, comienza con neumonías de repetición, pero también aumento de tamaño de la arteria pulmonar resultante de la
tiene algunas características que permiten un diagnóstico hipertensión pulmonar causada por la destrucción pulmonar.
específico a partir de la placas (fig. 4-55). Los pulmones suelen El último hallazgo frecuente de la fibrosis quística es el engro-
samiento peribronquial o engrosamiento de las paredes de los
bronquios debido a los intensos cambios inflamatorios indu-
cidos por la enfermedad (fig. 4-56). Ninguno de estos signos
INVAGINACIÓN
La invaginación, una enfermedad en la que un segmento intesti-
nal se introduce en otro, tiene una prevalencia máxima entre las
edades de 6 meses y 2 años. El intestino se encuentra constante-
mente en movimiento por la actividad peristáltica normal. Teó-
ricamente, ganglios linfáticos intramurales inflamados o alguna
otra estructura alteran la actividad peristáltica, de forma que un
segmento del intestino se ve impulsado a una velocidad diferen-
te, haciendo que un segmento (intussusceptum) se introduzca en
la siguiente porción contigua de intestino (intussuscipiens). El
intussusceptum se vuelve edematoso, porque el aporte sanguí-
neo al asa invaginada está comprometido y comienza a infla-
marse. Esto complica el problema y lleva a una mayor extensión
de la invaginación. La última extensión es la invaginación del
intussusceptum por el recto. De hecho, en los textos del siglo XIX,
el diagnóstico diferencial de la invaginación era el prolapso rec-
tal. El área anatómica más frecuentemente afectada por la inva-
ginación es el íleon terminal, y la mayoría de las invaginaciones
son ileocecales.
La radiología desempeña un papel esencial en el diagnósti-
co, ya que el niño se presenta a menudo con un abdomen
agudo. La radiografía simple muestra evidencias de una obs-
trucción parcial del intestino, siendo el intussusceptum fre- FIGURA 4-57 Obsérvense la densidad redondeada y el patrón
cuentemente visible en la radiografía simple como una densi- gaseoso en espiral localizado en el hipocondrio derecho en este niño
dad redondeada próxima al punto de la obstrucción (fig. 4-57). de 2 años con cólicos, dolor abdominal y hematoquecia (flechas).
Esta radiografía simple, por sí sola, si no diagnóstica, es muy sospe-
El diagnóstico se confirma por ecografía o con un enema de chosa de invaginación. Aproximadamente el 80 % de las veces se
bario (figs. 4-58 y 4-59). La radiología desempeña a menudo puede realizar el diagnóstico de invaginación con la radiografía sim-
un papel tanto diagnóstico como terapéutico en la invagina- ple al ver una masa redondeada de aire con patrón espiral, que es
ción. Entre el 50 y el 80 % de las invaginaciones se pueden muy característica.
reducir no quirúrgicamente, con enema de aire o enema de
contraste. Estas técnicas requieren una gran especialización y
debe llevarlas a cabo únicamente personal con formación.
Son, sin embargo, parte del armamento estándar de cualquier citis. Varias técnicas de imagen radiológica pueden reducir, en
radiólogo acreditado. cierto modo, esta tasa de falsos positivos, pero cuando real-
mente las técnicas de imagen son valiosas es en los casos que
ofrecen grandes dudas. Hay que mirarlo de otra forma: si las
APENDICITIS pruebas de imagen pueden alcanzar un 95 % de sensibilidad
y las pruebas clínicas son sensibles en el 85 %, el estudio de
La apendicitis es la urgencia quirúrgica abdominal más fre- imagen no añade mucho a aquella situación en la que se tiene
cuente a finales de la infancia. La apendicitis es una de las bastante certeza de que se trata de una apendicitis. Sin embar-
grandes «simuladoras», en el sentido de que sus síntomas go, en aquel caso en el que no se está seguro o, digámoslo así,
pueden ser bastante variados y el diagnóstico en muchos sólo se tiene una certeza al 30 %, una prueba con una sensi-
casos no está claro (tabla 4-3). Se establece una certeza de bilidad del 95 % resulta clave a la hora de decidir el trata-
apendicitis de aproximadamente el 85 %, lo que significa que miento adecuado del paciente. Para el hospital resulta más
el 15 % de los apéndices que un cirujano extirpa deberían ser barato llevar a cabo la prueba que tener al paciente durante
normales o, de lo contrario, el cirujano está empezando a toda la noche en el hospital en observación. La apendicitis se
pasar por alto algunos casos verdaderos positivos de apendi- expone en detalle en el capítulo 3, de forma que aquí sólo
se menciona.
TA B L A 4 - 3 RESUMEN
a
SIGNOS CLÁSICOS DE APENDICITIS En este capítulo hemos expuesto las radiografías de los niños,
1. Dolor en la fosa ilíaca derecha haciendo particular énfasis en aquellos trastornos que son habi-
2. Leucocitosis tuales o exclusivos de la pediatría. Como en cualquier prueba
3. Anorexia/vómitos
de imagen, habrá siempre excepciones, pero hay una serie de
factores clave. Debemos imaginar el timo como un gran simu-
ª¡Sólo la mitad de los pacientes con apendicitis menores de 5 años o lador a la hora de la evaluación de las placas de tórax en los
mayores de 50 años presentan estos signos!
niños, particularmente los más jóvenes. ¡Cualquier masa en el
A B
FIGURA 4-58 A. Ecografía longitudinal de una invaginación. Obsérvese el intus-
susceptum (puntas de flecha) introduciéndose en el intussuscipiens. Con algo de
imaginación casi se puede ver un aspecto de muelle a medida que el intestino se
contrae, con un asa intestinal introducida en otra. B. Imagen transversal de una
invaginación en la que se aprecia el signo de la diana. El material hiperecógeno es la
mucosa edematosa, mientras que el material menos ecógeno es la pared del intussus-
ceptum.
■ Las características radiográficas de la fibrosis quística inclu- festación poco habitual de una enfermedad común (como la
yen hiperinsuflación pulmonar, impactos mucosos, hilios apendicitis) que el diagnóstico de una manifestación común
muy prominentes y engrosamiento peribronquial. de una patología rara.
■ Si se siguen el sistema diagnóstico y las recomendaciones
diagnósticas de este capítulo, se tendrán más aciertos que
PUNTOS CLAVE: ABDOMEN errores.
■ Para empezar, los factores que hay que tener en cuenta para
la evaluación del abdomen de un lactante son diferentes de
los utilizados para los adultos.
Bibliografía
■ Cuanta menos edad tenga el niño, más diversidad presenta- 1. Silverman FN, Kuhn JP. Caffey’s pediatric x-ray diagnosis: an integrated im-
rán estos factores. aging approach, 9th ed., vols. 1 and 2. St. Louis, MO: Mosby, 1993.
2. Franken EA Jr, Smith WL. Gastrointestinal imaging in pediatrics, 2nd ed.
■ Los bebés presentan gran cantidad de aire, y es difícil dife- New York: Harper & Row, 1982.
renciar el intestino grueso del delgado en una radiografía
simple.
■ Los niños más pequeños suelen presentar anomalías congéni-
tas o atresias; los niños algo mayores manifiestan anomalías Lecturas recomendadas
congénitas o anomalías hereditarias, como la estenosis piló- Hedlund GL, Griscom NT, Cleveland RH, Kirks DR. Respiratory system.
rica y la malrotación. In: Kirks DR, Griscom NT, eds. Practical pediatric imaging: diagnostic radiol-
■ En niños de más de 6 meses, la invaginación y la apendicitis ogy of infants and children. Philadelphia: Lippincott-Raven Publishers,
son los principales problemas clínicos. 1998.
Strife JL, Bissett GS, Burrows PE. Cardiovascular system. In: Kirks DR, Griscom
■ Al evaluar las radiografías de abdomen de los niños, hay que NT, eds. Practical pediatric imaging: diagnostic radiology of infants and chil-
recordar que es mucho más fácil el diagnóstico de una mani- dren. Philadelphia: Lippincott-Raven Publishers, 1998.
157
TA B L A 5 - 1 TA B L A 5 - 2
EDAD MEDIA DE APARICIÓN DE ALGUNAS DATOS QUE SE DEBEN OBSERVAR
DE LAS PRINCIPALES ÁREAS DE OSIFICACIÓN EN LAS RADIOGRAFÍAS DE HUESO
Edad media (en las Se debe valorar en cada hueso
niñas suele manifestarse Densidad
Área de osificación antes que en los niños) Anomalías
Cabeza del húmero 2 semanas Fracturas
Cabeza del fémur 4 meses Tumores
Radio distal 1 año Cuerpos extraños
Rótula 4 años Infecciones
Codo Se debe valorar en cada articulación
Cóndilo 3 años Regularidad de las superficies articulares
Cabeza radial 5 años Simetría
Epitróclea 6 años Fracturas
Tróclea 8 años Luxaciones
Epicóndilo lateral 10 años Artritis
Olécranon 11 años Cuerpos extraños
Acromion 13 años
Se debe valorar en los tejidos blandos
Apófisis coracoides de la escápula 14 años
Edema
Tuberosidad isquiática 15 años
Hemorragia
Borde interno de la clavícula 19 años
Calcificaciones
Masas
Cuerpos extraños
dar que uno de los aspectos más difíciles de la medicina es
aprender la jerga y rutinas médicas, por lo que necesitamos uti-
lizar una terminología correcta de la mano desde el principio.
Cada dedo de la mano debe ser denominado adecuadamente radial de la mano, el pulgar siempre es el pulgar y no es el primer
para comunicar y documentar la información con precisión. La dedo. A continuación se encuentra el dedo índice (no el segun-
terminología adecuada para cada dedo y el sistema de numera- do dedo y tampoco el primer dedo, ya que hay quien acostum-
ción de los metacarpianos se presentan en la figura 5-1A. No bra a decir que existen cuatro dedos y un pulgar). Después está
basta con una numeración simple de los dedos, pues ¿qué haría- el dedo corazón (no el tercer dedo o dedo medio), el dedo anular
mos en aquellas situaciones en las que faltan dedos? ¿Nos refe- (no el cuarto) y el dedo pequeño o meñique (no el quinto).
riríamos al dedo índice como el primer o como el segundo dedo Los metacarpianos (v. fig. 5-1A) se numeran lógicamente, con
cuando falta el pulgar? De esta forma, comenzando por el lado el pulgar articulándose con el primer metacarpiano, el dedo índi-
Articulación interfalángica
distal (IFD)
Falanges distal,
media y proximal Articulación interfalángica
proximal (IFP)
Carpo
Estiloides cubital
Estiloides radial
A
FIGURA 5-1 A. Radiografías oblicua y posteroanterior (PA) de la mano derecha. Normal.
(Continúa)
Falanges
Fisis
5.º metacarpiano
1.er metacarpiano
Estiloides radial
Diáfisis radial
Diáfisis
B C
FIGURA 5-1 (Cont.) B. Radiografía lateral de la mano derecha. Normal. C. Radiografía PA de la mano
izquierda. Fisis, epífisis, metáfisis y diáfisis normales. La fisis cartilaginosa es un área radiotransparente en
las radiografías.
ce con el segundo metacarpiano y así sucesivamente. Como regla La muñeca y el antebrazo son puntos frecuentes de fractura,
general, cada dedo de la mano tiene tres falanges, excepto el especialmente en niños. Para la comprensión y el tratamiento
pulgar, que sólo tiene dos. Las falanges se denominan proximal, inteligente de fracturas en estas áreas, resulta muy importante
media y distal. A la articulación entre la falange proximal y el un conocimiento profundo de la anatomía de la muñeca y el
metacarpiano se la llama metacarpofalángica (MCF) (v. fig. 5-1A). antebrazo. Debe conocerse la apariencia, localización y los nom-
La articulación entre las falanges proximal y media es la interfa- bres de cada hueso del carpo, así como su relación con el radio
lángica proximal (IFP). La articulación entre las falanges media y el cúbito distales. Estas relaciones se visualizan bien en las
y distal recibe el nombre de articulación interfalángica dis- proyecciones radiográficas PA, lateral y oblicua estándar de la
tal (IFD). El pulgar, con sólo dos falanges, tiene una articulación muñeca (fig. 5-2).
interfalángica. El extremo más distal de los metacarpianos y las Generalmente obtenemos una proyección anteroposterior (AP)
falanges es la cabeza, mientras que las partes proximales son y una lateral del antebrazo en niños y adultos (fig. 5-3). Las
las bases. Las partes centrales de estos huesos son las diáfisis. radiografías rutinarias del codo consisten en proyecciones AP y
Términos de uso común, como fisis, epífisis, metáfisis y diáfi- lateral (fig. 5-4), pero se pueden solicitar en ocasiones proyeccio-
sis, pueden resultar confusos para el neófito, pero realmente son nes oblicuas en rotación externa del codo (fig. 5-5A). Las radio-
muy sencillos. Las localizaciones de estas entidades se muestran grafías del húmero suelen consistir en proyecciones AP
en la figura 5-1C. La fisis (lámina fisaria o epifisaria) es la lámi- (v. fig. 5-5A) y lateral. Generalmente, se obtiene una radiografía
na de crecimiento a medida que se produce la formación de AP para valorar el hombro (fig. 5-5B) y se suplementa con una
hueso a ambos lados (epífisis y metáfisis) de la fisis. La fisis es la proyección axilar a lateral del hombro en función de los proto-
parte más débil del hueso en crecimiento. La epífisis es un centro colos locales. Se puede demostrar elegantemente la anatomía y
de osificación secundario al final del hueso, la metáfisis se patología musculoesqueléticas mediante tomografía computari-
encuentra inmediatamente proximal a la fisis, y la diáfisis (vaina zada (TC) y resonancia magnética (RM) (tabla 5-3). La TC
del hueso) se encuentra entre las metáfisis proximal y distal. resulta especialmente adecuada para los detalles óseos, mientras
Finalmente, la epífisis y la metáfisis se fusionan cuando se cierra que la RM es buena para los tejidos blandos y la médula ósea,
la fisis. El término apófisis induce confusión y simplemente se pudiendo revelar el edema producido por contusiones óseas o
refiere a una epífisis que no se articula con otro hueso y que no fracturas sutiles no visibles en las radiografías. La RM es espe-
contribuye al crecimiento en longitud del hueso, sino más bien cialmente de ayuda a la hora de demostrar las estructuras de
a su contorno. Un ejemplo típico es el trocánter mayor, como se tejidos blandos que rodean las articulaciones, como la anatomía
ve en la figura 5-23. del manguito rotador del hombro (fig. 5-6).
Trapecio
Trapezoide
Gancho del ganchoso
Hueso grande
Escafoides
Piramidal
Pisiforme
Semilunar
Estiloides cubital
Estiloides radial
Escotadura cubital
Radio
Cúbito
Trapecio
Trapezoide
Hueso grande
Ganchoso
Escafoides
Pisiforme
Piramidal
Semilunar
Estiloides cubital
Estiloides radial
Radio
Cúbito
Hueso sesamoideo
1.er metacarpiano
Trapecio
Hueso grande
Pisiforme
Escafoides
Trapezoides
Semilunar
1.er metacarpiano
Escafoides
Estiloides radial
Escafoides
Semilunar Semilunar
Estiloides cubital
Estiloides cubital
Diáfisis radial
Diáfisis radial
Cuello radial
Cuello radial
Cabeza radial
Cabeza radial
Tróclea humeral
Epicóndilo lateral
Olécranon cubital
Olécranon cubital
Diáfisis humeral
Epicóndilo medial
A B
FIGURA 5-3 Radiografías AP (A) y lateral (B) del antebrazo derecho. Obsérvese que en una proyección
lateral correcta del antebrazo, tanto el codo como la muñeca se encuentran en posición lateral. El radio
distal es grande y el radio proximal pequeño, mientras que el cúbito distal es pequeño y el cúbito proximal
grande. El radio es mucho más importante que el cúbito en la articulación de la muñeca, mientras que el
cúbito es más importante que el radio en la articulación del codo.
Húmero
Fosa olecraniana
Epicóndilo medial
Epicóndilo lateral
Olécranon cubital
Cabeza radial
Cuello radial
Cúbito
Húmero
Cabeza radial
Cuello radial
Coronoides cubital
Tróclea humeral
Espacio articular
(tróclea-olécranon)
Olécranon cubital
B
FIGURA 5-4 Radiografías AP (A) y lateral (B) del codo izquierdo. Normal. El codo suele flexionarse a
90º para minimizar la apariencia de las almohadillas grasas anterior y posterior. La línea discontinua en B
señala la apófisis coronoides cubital.
Clavícula
Apófisis coracoides
Axila
Diáfisis humeral
Fosa olecraniana
Olécranon cubital
Cabeza radial
A
Articulación acromioclavicular
Clavícula
Articulación coracoclavicular
Acromion
Apófisis coracoides
Cabeza humeral
Tuberosidad mayor
Glenoides escapular
Axila
B
FIGURA 5-5 A. Radiografía AP del húmero derecho en rotación externa. Normal. El codo derecho se
encuentra en posición oblicua. B. Radiografía AP del hombro derecho con rotación externa del húmero.
Normal. Obsérvese la prominencia de la tuberosidad mayor.
TA B L A 5 - 3
INDICACIONES DE LA TC Y LA RM
MUSCULOESQUELÉTICA
Tomografía computarizada
Detalle óseo
Evaluación de fragmentos de fractura
Evaluación de tumores óseos
Resonancia magnética
Estudio de imagen de la médula ósea en busca de fracturas
ocultas o metástasis
Evaluación de tejidos blandos: ligamentos, tendones,
cartílagos y vasos sanguíneos
Evaluación de tumores óseos
Grasa
Trapecio
Acromion
Músculo supraespinoso
Músculo deltoides
Cabeza humeral
Glenoides escapular
Articulación del hombro
Falange distal
Articulación interfalángica
distal (IFD)
Falange media
Articulación interfalángica
proximal (IFP)
Falange proximal
Huesos sesamoideos
Escafoides
Huesos sesamoideos
Hueso escafoides
Astrágalo
Calcáneo
Tibia
Peroné
B
Tibia
Peroné
Articulación tibioastragalina
Astrágalo
Escafoides
5.º me atarsiano
Calcáneo
Sesamoideo
C
FIGURA 5-7 (Cont.) Radiografías oblicua (B) y lateral (C) del pie derecho. Normal.
Cortical peronea
Cortical tibial
Tibia
Peroné
Maléolo externo
Astrágalo
Astrágalo
Calcáneo
Escafoides
A B
Peroné
Tibia
Astrágalo
Calcáneo
Escafoides
Cuboides
5.º metatarsiano
Tibia
Articulación tibioastragalina
Astrágalo
Escafoides
Fascia plantar
Cuña media
Fémur
Fosa intercondílea
Músculos de la pierna
Diáfisis peronea
Diáfisis tibial
Diáfisis perineal
Diáfisis tibial
Rótula
Tubérculo aductor
Meseta tibial
Peroné
Fémur
Rótula
Fosa intercondílea
Cóndilo interno del fémur
Tibia
Rótula
Cóndilo femoral interno
Meseta tibial
Tuberosidad tibial
Diáfisis peronea
FIGURA 5-11 (Cont.) C. Radiografía lateral de
C la rodilla derecha. Normal.
Cortical femoral
Rótula
B C
FIGURA 5-12 (Cont.) B. Imagen sagital de RM en densidad protónica de la rodilla derecha del mismo
paciente. Ligamento cruzado posterior normal. El ligamento cruzado posterior (flecha) es más homogéneo
e hipointenso (más negro) que el ligamento cruzado anterior. C. Imagen sagital de RM en densidad pro-
tónica del margen interno de la rodilla derecha de un hombre de 32 años. Cuernos posterior (flecha recta)
y anterior (flecha curva) normales del menisco interno.
Acetábulo
Articulación de la cadera
Cabeza femoral
Trocánter mayor
Cresta intertrocantérica
Agujero obturador
Trocánter menor
Tuberosidad isquiática
Pliegues glúteos
Articulación sacroilíaca
Línea iliopectínea
Reborde acetabular
Cabeza femoral
Fóvea de la cabeza femoral
Trocánter mayor
Cresta intertrocantérica
Cuello femoral
Agujero obturador
Trocánter menor
Diáfisis femoral
Reborde acetabular
Trocánter mayor
Cresta intertrocantérica
Trocánter menor
VARIANTES DE LA NORMALIDAD
Hay numerosas variantes óseas de la normalidad que pueden TA B L A 5 - 4
producir confusión al novato (tabla 5-4). Una de esas variantes
de la normalidad es el hueso sesamoideo, que simplemente es VARIANTES ÓSEAS NORMALES
un hueso extra normal, habitualmente localizado dentro de un Huesos sesamoideos (localizados dentro de un tendón, como
tendón. Los sesamoideos aparecen en numerosas localizaciones la rótula)
y se encuentran frecuentemente en la cara plantar del pie, cerca
Osículos (pequeños huesos extra)
de la cabeza del primer metatarsiano (v. fig. 5-7), y en la cara
Epífisis supernumerarias
palmar de la mano, cerca de la cabeza del primer metacarpiano
Coaliciones/fusiones
(fig. 5-14A a C; v. fig. 5-1A), donde se localizan realmente en la
Islotes óseos
cara palmar más que en un tendón. Si se piensa, la rótula es
A B
C D
FIGURA 5-14 Radiografías PA de la muñeca izquierda (A), y oblicua (B) y lateral (C) de la mano
izquierda. Múltiples sesamoideos (flechas). Hay islotes óseos (flechas curvas) en la cabeza del quinto
metacarpiano y del hueso grande, pero no tienen significación clínica. D. Radiografía AP del pie izquierdo.
Os tibiale externum (flecha recta) y os peroneum (flecha curva).
(Continúa)
F
FIGURA 5-14 (Cont.) Radiografías anteroposterior de la rodilla derecha (E) y tangencial de la rótula
derecha (F) e imagen axial de RM con supresión grasa (G). Rótula bipartida. Obsérvese que la rótula tiene
dos partes y que el hueso accesorio (flechas curvas) suele encontrarse superior y lateral al cuerpo principal
de la rótula.
(Continúa)
H I
FIGURA 5-14 (Cont.) La imagen axial (G) muestra el cartílago continuo sobre el centro de osificación
(flechas rectas), lo que sirve para diferenciarlo de una fractura, que es rara en esta posición superolateral.
H. Radiografía PA de la muñeca derecha. Espolón epifisario radial distal derecho normal. Esta mujer de
21 años se cayó y sintió dolor en la muñeca. El espolón (flecha) es una variante de la normalidad y no debe
confundirse con una fractura. I. Radiografía AP del tobillo derecho. Epífisis accesoria cerca del extremo
distal de la epífisis tibial en la región del maléolo interno (flecha). Se trata de una variante normal.
FIGURA 5-15 Radiografías PA y oblicua de la muñeca izquierda. Fusión congénita. Hay coalición del
semilunar y el piramidal (flecha) y un tubérculo escafoides prominente (flecha curva). No debe confundir-
se este tubérculo con una fractura. Compárese con el carpo normal de la figura 5-2.
realmente un hueso sesamoideo o un hueso dentro de un ten- con facilidad y a menudo se deforman. La acondroplasia es un
dón. Los sesamoideos funcionan reduciendo el brazo de palan- trastorno hereditario autosómico dominante, a veces esporádi-
ca y, por tanto, el trabajo del músculo. El grupo cuádriceps de co, que se manifiesta por el acortamiento de los huesos largos y
músculos se hipertrofia para compensar el mayor trabajo que que ocasiona la forma más frecuente de enanismo (fig. 5-21).
supone una extirpación de la rótula. La articulación de la cadera es la localización más frecuente
Los osículos son otras variantes de la normalidad. Son peque- de luxaciones congénitas, y estas afectan mayoritariamente a las
ños huesos supernumerarios o extra que se encuentran en diver- mujeres. La displasia del desarrollo de la cadera (DDC) se cono-
sas localizaciones en yuxtaposición con el sistema esquelético, y cía anteriormente como luxación congénita de cadera o displa-
suelen denominarse en función del hueso vecino (fig. 5-14D; sia congénita de cadera. Esta displasia, mostrada en la figu-
v. fig. 6-16). La rótula bipartida o multipartida (fig. 5-14E a G) ra 5-22, suele diagnosticarse en la infancia. La DDC es un
es otro ejemplo de hueso accesorio que no debe confundirse con desarrollo anómalo de la articulación de la cadera, cuyo resulta-
una fractura. Esta variante se produce cuando no se fusionan do es un acetábulo y cabeza femoral anómalos. Hay desplaza-
uno o más de los centros de osificación de la rótula con su cuer- miento de la cabeza femoral respecto al cartílago articular. La
po principal. El resultado es que la rótula presenta dos o más cabeza femoral suele desplazarse en sentido superior, pero puede
secciones, y esta variante se localiza en la zona superolateral en hacerlo posteriormente. El acetábulo se aplana y el ángulo entre
aproximadamente el 75 % de las veces. Es mucho más frecuente la cabeza femoral y la diáfisis se ensancha.
en el varón.
Las epífisis pueden variar en el aspecto y en su número de
centros de osificación y, aun así, ser normales (fig. 5-14H e I).
Una variante que a veces lleva a confusión es el tubérculo esca- TA B L A 5 - 5
foideo prominente. Esta prominencia puede confundirse con
ALGUNAS ANOMALÍAS ÓSEAS
una fractura incluso por médicos experimentados (fig. 5-15).
Extremidad superior
Dedos supernumerarios o polidactilia
Ausencia de huesos (dedos, radio)
ANOMALÍAS CONGÉNITAS Coalición (carpo)
Y DEL DESARROLLO Dedos grandes o macrodactilia
Apófisis supracondílea
Las anomalías óseas congénitas no son infrecuentes, y algunas
de ellas se ilustran en las figuras 5-16 a 5-19 y se enumeran en Extremidad inferior
la tabla 5-5. Polidactilia
Coalición es un término que se refiere a un fallo de segmen- Coalición (calcáneo con astrágalo o escafoides)
tación de los huesos durante el desarrollo, lo que tiene como Displasia del desarrollo de la cadera
resultado una fusión congénita. Esta fusión puede ser ósea o Deslizamiento de la epífisis de la cabeza femoral
fibrosa. Localizaciones frecuentes afectan al semilunar y al pira- Enfermedad de Legg-Calvé-Perthes (necrosis avascular)
midal de la muñeca (v. fig. 5-15), y al calcáneo y el escafoides o Pie talo equinovaro (pie equino)
el astrágalo en el pie (v. fig. 5-16). Pes planus (pie plano)
La osteogenia imperfecta es una anomalía congénita heredi-
Generalizadas
taria no ligada al sexo, cuyo defecto primario es en la síntesis del
Osteogenia imperfecta
colágeno, creándose una matriz ósea deficiente. Estos pacientes
Acondroplasia
tienen huesos anómalos (fig. 5-20), que son frágiles, se fracturan
B
FIGURA 5-16 Radiografía lateral del tobillo izquierdo (A) e imagen coronal de TC del mismo pacien-
te (B). Existe una C prominente en la radiografía (flechas). Compárese con la proyección lateral normal
de la figura. 5-8. La imagen coronal de TC muestra claramente un puente óseo continuo (flecha curva)
entre el astrágalo (A) y el calcáneo (C).
Dos pulgares
1.er metacarpiano
Hueso grande
Ganchoso
Piramidal
Epífisis radial distal
Húmero
Olécranon cubital
FIGURA 5-18 Radiografía oblicua con el antebrazo izquierdo pro- FIGURA 5-19 Radiografía lateral del húmero derecho. Apófisis
nado. Ausencia de radio, primer metacarpiano y pulgar. Este niño de supracondílea o espolón (flecha). Suele estar localizado en la cara ante-
6 años presentó, al nacer, deformidad de la mano y el brazo. romedial del húmero distal.
Peroné TRAUMATISMOS
Fracturas y luxaciones
Las fracturas de las extremidades son muy frecuentes; ahora toca
exponer las fracturas en general. La modalidad de imagen inicial
para la evaluación de una fractura debe ser una radiografía.
Como una fractura u otra anomalía ósea puede ser visible en una
sola de las radiografías, siempre hay que obtener al menos dos
proyecciones de un hueso o articulación que sean perpendicula-
res entre sí. Obtenga tantas proyecciones de un área como con-
sidere pertinente para tener más posibilidades de detectar una
fractura u otra anomalía. Nunca hay que aceptar una única pro-
yección radiográfica de un hueso o articulación. Cuando persis-
te la preocupación por una fractura y las radiografías son nor-
males, se precisa evaluación clínica. Es muy frecuente inmovilizar
TA B L A 5 - 6
COMPARACIÓN DEL DESLIZAMIENTO DE LA EPÍFISIS DE LA CABEZA FEMORAL (DECF) CON LA ENFERMEDAD
DE LEGG-CALVÉ-PERTHES (LCP)
Característica DECF LCP
Edad Adolescencia 4-10 años
Sexo Más frecuente en niños que niñas (habitualmente con Más frecuente en niños que niñas
Etiología sobrepeso) Desconocida
Síntomas Desconocida (habitualmente durante brotes de Dolor de cadera o rodilla y cojera
Radiografía de cabeza crecimiento) Epífisis plana y esclerótica
Dolor de cadera y/o rodilla
Epífisis de la cabeza. Se desliza posterior, medial e inferior
respecto al cuello femoral
Protector gonadal
Articulación de la cadera
Cabeza femoral
Trocánter mayor
Trocánter menor
Diáfisis femoral
C
FIGURA 5-24 A. Radiografía AP de pelvis. Enfermedad de Legg-Calvé-Perthes. La cabeza femoral
derecha es normal. Obsérvense el contorno irregular, la superficie articular aplanada y el aumento de la
densidad de la cabeza femoral izquierda (flecha recta). El espacio articular en la cadera izquierda está
aumentado (flecha curva). La epífisis femoral proximal izquierda está ensanchada (flechas dobles) y la
metáfisis es irregular. Obsérvese que el acetábulo es normal. B. Radiografía AP de la pelvis. Necrosis
avascular de cabeza femoral bilateral de etiología desconocida en un hombre de 42 años. Ambas cabezas
femorales (flechas rectas) tienen una apariencia esclerótica, y la cabeza femoral derecha está deformada
por un colapso leve o fractura. El espacio articular de la cadera derecha está disminuido en la parte lateral
(flecha curva). C. Imagen coronal de RM ponderada en T1. Osteonecrosis de la cabeza femoral en un
paciente en tratamiento crónico con esteroides. El área semilunar formada por líneas hipointensas (flechas
rectas) representa las regiones infartadas. La cadera izquierda tiene una extensa zona de edema hipointen-
so (flechas curvas), lo que sugiere un infarto más agudo.
B Acabalgada Separación
FIGURA 5-25 A y B. Algunas fracturas frecuentes (flechas) y la terminología utilizada para describirlas
y su alineación. C. Otros términos comunes utilizados para describir fracturas (flechas).
(Continúa)
I II III IV V
Fractura a través Fractura a través Fractura a través Fractura a través Fractura a través
de la fisis de la fisis y la metáfisis de la fisis y la epífisis de la fisis, metáfisis de la fisis con compresión
D y epífisis de esta
Desplazamiento Desplazamiento
F medial lateral
FIGURA 5-25 (Cont.) D. Clasificación de Salter-Harris de las fracturas de la fisis. La línea negra sólida
indica la fractura (flechas), mientras que la fisis aparece marcada por líneas negras y blancas verticales.
E. Ilustraciones de la nomenclatura utilizada para describir la angulación de las fracturas. Nomenclatura
utilizada para describir la dirección del desplazamiento de los fragmentos de fractura distales.
Vendaje
Metacarpianos
Hueso grande
Escafoides
Semilunar
Vendaje
blando y crece nuevo hueso, se le denomina callo. Según se va El hueso del carpo que más frecuentemente se fractura es el
haciendo más denso, el callo se vuelve visible en las radiografías. escafoides (fig. 5-31). El escafoides del carpo es conocido por
Finalmente, el callo se hace sólido y se establece una unión ósea los clínicos como hueso navicular (un término arcaico); los
entre los fragmentos de fractura. anatomistas lo llaman, correctamente, escafoides. Para aumen-
Unos días después de la fractura, se produce cierta reabsor- tar la confusión, hay un escafoides del tarso. Las fracturas del
ción o retirada de hueso como parte del proceso de reparación escafoides del carpo se deben a la transmisión de las líneas de
en la proximidad de los extremos de los fragmentos de fractura.
Por esta reabsorción ósea, la línea de fractura se hace más visible
en las radiografías posteriores. Esto explica por qué algunas
fracturas sutiles pueden no verse en las radiografías inmediatas
al traumatismo, pero se vuelven aparentes aproximadamente de
7 a 10 días después de la lesión.
Términos de significación evidente empleados para describir
problemas durante el proceso de consolidación de fracturas
incluyen los siguientes:
1. No unión o no consolidación
2. Retraso de la consolidación
3. Mala consolidación
Extremidad superior
Las fracturas de las manos se deben a una amplia variedad de
actividades (v. tabla 5-7). Algunas fracturas y lesiones son tan
evidentes que el ciudadano medio las podría distinguir en una
radiografía (fig. 5-26). Fracturas sutiles pueden producirse en
cualquier hueso y son frecuentes en las falanges de la mano
(figs. 5-27 y 5-28). Luxaciones articulares pueden ocurrir en casi
todas las articulaciones, siendo las articulaciones falángicas de
las manos propensas a ellas, generalmente por la práctica de
algún deporte (fig. 5-29). También son frecuentes las fracturas
de los metacarpianos, siendo las fracturas del quinto metacar-
A B
piano con frecuencia el resultado de un puñetazo a un objeto
sólido. A estas fracturas se las denomina adecuadamente fractu- FIGURA 5-27 Radiografía PA (A) y lateral (B) del dedo pulgar
izquierdo. Fractura conminuta (flechas rectas) que se extiende hasta la
ras del boxeador, aunque ponen en evidencia el grado de aficio- superficie articular de la articulación interfalángica (flecha curva). Hay
nado del paciente, porque los profesionales golpean utilizando una leve angulación del vértice hacia el palmar en el punto de la frac-
los metacarpianos segundo y tercero (fig. 5-30). tura (flechas dobles).
Dedo índice
Falange media
Falange proximal
Falange distal
Pulgar
Trapecio
Trapezoides
Hueso grande
Ganchoso
Escafoides
Pisiforme
Piramidal
Semilunar
fuerza lesivas a lo largo del eje longitudinal del pulgar, situán- do. Si se sospecha una fractura del escafoides, pero las radio-
dose la mayoría de estas fracturas en la zona central del esca- grafías iniciales son negativas, están indicadas radiografías
foides. Debido a la localización del aporte vascular y a las adicionales, la TC o la RM (fig. 5-32).
variables ramas arteriales, las fracturas del escafoides pueden La utilización de los brazos y de las manos estirados para
desarrollar complicaciones, como la seudoartrosis y la necrosis amortiguar una caída ocasiona a menudo fracturas alrededor
avascular, que pueden inducir al desarrollo secundario de una de la muñeca. Mientras que los jóvenes se fracturan normal-
artritis. Estas complicaciones son más probables cuando el mente el escafoides, los niños y los adultos de mayor edad son
diagnóstico se retrasa o el tratamiento se retrasa o es inadecua- más propensos a sufrir fracturas en el radio y cúbito distales.
Una de estas fracturas comunes es la llamada fractura de
Colles (fig. 5-33). Resulta imperativo reducir los huesos frac-
turados tan cerca de su alineación anatómica original como
sea posible. Cualquier realineación inferior a la anatómica
puede provocar una muñeca dolorosa y/o con mala funciona-
lidad. Por tanto, es importante saber que el vértice de la esti-
loides radial se encuentra entre 1 y 1,5 cm distal al vértice de
la estiloides cubital, y la superficie articular del radio distal se
inclina entre 15 y 25º hacia el cúbito, y de 10 a 25º hacia el
palmar o en sentido anterior. Estas importantes relaciones se
resumen en la tabla 5-8. Los niños, sin embargo, tienen una
notable capacidad de remodelación, y la realineación anató-
mica no suele ser necesaria, en función de la edad del niño.
De hecho, para evitar futuras discrepancias en la longitud de
los miembros, puede evitarse a propósito la realineación ana-
tómica.
TA B L A 5 - 8
CAUSAS FRECUENTES DE FRACTURAS
EN LA EXTREMIDAD SUPERIOR
FIGURA 5-32 Imagen de RM en secuencia de recuperación de inver- Accidentes laborales
sión en tiempo corto (STIR, short tau inversion recovery) de la muñeca Caídas en el hogar
derecha. La radiografía inicial era normal, pero la sospecha de una frac-
tura llevó al estudio por RM. En esta secuencia se suprime la grasa, de Actividades recreativas
forma que la médula ósea aparece negra. El cartílago es gris y el líquido Deportes
blanco. Hay señal de líquido dentro del escafoides, localizado en la zona Accidentes de tráfico
central del mismo (flecha) con interrupción de la cortical adyacente, lo
que confirma la sospecha de una fractura del escafoides.
Puñetazos
PA Oblicua Lateral
FIGURA 5-33 Radiografías PA, oblicua y lateral de la muñeca derecha. Fractura de Colles. Hay fractu-
ras del radio distal (flechas rectas) y de la estiloides cubital (flechas curvas) con angulación dorsal del
fragmento de fractura radial distal. La banda grasa pronadora se encuentra obliterada en comparación con
la figura 5-1B. La estiloides cubital está levemente desplazada en sentido radial. Obsérvese que está con-
servada la longitud del radio y que la superficie articular del radio distal se inclina hacia el cúbito en la
proyección PA. Sin embargo, la superficie articular del radio distal se inclina ahora en sentido posterior
en la proyección lateral; la reducción intentará llevarla a posición neutra o recuperar la angulación palmar
(anterior).
Una fractura sutil en el antebrazo distal de un niño es la frac- del codo pueden suponer un riesgo para la arteria humeral por
tura en rodete (fig. 5-34). En rodete hace referencia al moldeado/ su proximidad al húmero distal (fig. 5-39E).
proyección convexa localizado en la base de una columna clási- Una lesión muy frecuente del hombro se produce cuando una
ca. La fractura en rodete de una radiografía suele aparecer con persona de edad avanzada tropieza en una alfombra o en las esca-
un mínimo abultamiento en el hueso sin una línea visible de leras. Si cae sobre la mano extendida y no se fractura la muñeca,
fractura. Representa un acodamiento de la cortical ósea. No puede sufrir una fractura del cuello quirúrgico del húmero
obstante, en la práctica médica, la mayoría de las fracturas del (fig. 5-40). Generalmente, esto se trata con facilidad con un cabes-
radio y el cúbito que se presentan son mucho más evidentes trillo o con una escayola levemente suspendida, pero puede reque-
(fig. 5-35). rirse mucho tiempo para que consolide debido a la edad de los
Las fracturas (figs. 5-36 a 5-38) y luxaciones (fig. 5-39A a D) pacientes, y por el menor estrés en comparación con otros huesos
del codo pueden producirse cuando niños y adultos caen direc- que soportan peso. Una fractura similar se puede producir a tra-
tamente sobre el codo o sobre un brazo o mano extendidos. En vés de la fisis del húmero proximal en niños (fig. 5-41).
los niños son más frecuentes las fracturas supracondíleas del La luxación del hombro es otra lesión frecuente que se puede
húmero distal, pero en los adultos predominan las fracturas de producir en todos los grupos de edad. En la luxación anterior
la cabeza o el cuello radiales; cada grupo de edad es más propen- del hombro, la cabeza humeral se desplaza caudal o por debajo
so a una variante determinada. Las luxaciones del codo se deno- de la cavidad glenoidea en una radiografía AP, pudiendo ocasio-
minan según la dirección del radio y cúbito luxados respecto narse una fractura por impactación de la tuberosidad mayor, la
al húmero. Cuando el radio y el cúbito se luxan por delante del deformidad de Hill-Sachs (fig. 5-42A a C). Alternativamente,
húmero, se trata de una luxación anterior. la tuberosidad mayor se puede fracturar durante la luxación
La anatomía radiográfica del codo es complicada. Ello es (fig. 5-42D). En una luxación posterior, la cabeza humeral está
especialmente cierto en los niños por la presencia o ausencia de a menudo ligeramente por encima de la cavidad glenoidea. Sin
múltiples centros de osificación. Cuando existen dudas sobre embargo, esta luxación resulta con frecuencia muy difícil de
una fractura o luxación del codo, el codo no afectado puede diagnosticar con una proyección anteroposterior única, tenien-
utilizarse con fines comparativos, como se aprecia en la figu- do que obtenerse una proyección axilar o de la escápula en Y
ra 5-38A y B. Este principio de la comparación de proyecciones (fig. 5-42E). La luxación anterior del hombro es mucho más
es aplicable a todas las áreas con una anatomía difícil. Sin frecuente que la luxación posterior. Se pueden producir fractu-
embargo, el conocimiento de la anatomía y del desarrollo orde- ras asociadas en el húmero o la escápula y roturas del manguito
nado de la osificación y de la fusión de las fisis es fundamental- rotador. Las lesiones nerviosas o vasculares son mucho menos
mente más importante. Obsérvese que las fracturas y luxaciones frecuentes.
Epífisis radial
Fisis radial
Epífisis cubital
Fisis cubital
B C
FIGURA 5-34 A. Radiografías PA, oblicua y lateral de la muñeca izquierda. Fractura en rodete (flechas)
o fractura no desplazada del radio izquierdo distal. Radiografías PA (B) y lateral (C) de la muñeca izquier-
da. Fractura en rodete izquierda en consolidación 6 semanas después de las radiografías mostradas en A.
La zona densa blanca (flechas) es la apariencia típica de una fractura en consolidación.
Fractura de cúbito
Fractura de radio
A B
C D E
FIGURA 5-35 Radiografías AP (A) y lateral (B) del antebrazo derecho. Fracturas en tallo verde (flechas
rectas) del radio y cúbito distales. Las fracturas se parecen a una rama o tallo verde roto en la que dicho
tallo se dobla o rompe, pero no se separa. En la radiografía lateral, las líneas de fractura parecen afectar
sólo a la cortical anterior de ambos huesos. Existe una ligera angulación dorsal del vértice. Esto probable-
mente no se reducirá por la gran capacidad de remodelación ósea en un niño. Radiografías AP (C) y
lateral (D) del antebrazo derecho. Fracturas transversales completas (flechas) de las diáfi sis distales del
radio y el cúbito en un niño de 15 años de edad. Existe leve angulación palmar o anterior del vértice en el
punto de fractura radial. Los fragmentos de la fractura del cúbito están ligeramente acabalgados. E. Radio-
grafía AP del antebrazo derecho. Fracturas en consolidación (flechas rectas) del radio y el cúbito de un
niño joven. Las fracturas se están remodelando hasta una alineación casi anatómica, y las flechas curvas
indican reacción perióstica y neoformación ósea. Las líneas de fractura no son visibles, lo que sugiere
fusión ósea precoz.
Epífisis de tróclea
y cóndilo
A B
FIGURA 5-36 Radiografías AP (A) y lateral (B) del codo izquierdo. Fractura del cuello del radio. Las
flechas rectas indican el punto de la fractura, y la cabeza radial se ve angulada en sentido lateral en la
proyección AP. La fractura es muy difícil de ver en la proyección lateral (flechas rectas). Se puede apreciar
un tenue signo de la almohadilla grasa positivo posterior al húmero distal (flecha curva) en la proyección
lateral, y esto siempre significa que hay que buscar fracturas concienzudamente. Es normal ver una almo-
hadilla grasa anterior al húmero distal siempre y cuando no sea muy prominente (v. fig. 5-4).
A B
FIGURA 5-37 Radiografías AP (A), lateral (B) y oblicua (C) del codo izquierdo. Fractura del cuello del
radio. El paciente se cayó de una bicicleta y se quejaba de dolor en el codo. La fractura no era claramen-
te visible en las radiografías AP y lateral; sin embargo, debe sospecharse con fuerza, porque la almohadi-
lla grasa anterior (flechas únicas) es más prominente de lo normal y hay una almohadilla grasa posterior
(flecha curva). La fractura (flecha recta) se aprecia claramente en la radiografía oblicua. Esto demuestra
la importancia de la obtención de múltiples proyecciones del punto de sospecha de fractura y reitera el
signifi cado de un signo de la almohadilla grasa posterior positivo y de una almohadilla grasa anterior
prominente.
(Continúa)
A B
FIGURA 5-38 A. Radiografía AP del codo izquierdo. Fractura por avulsión de la epífisis de la epitróclea
(flecha recta) en un niño de 13 años. Existe un considerable aumento de tejidos blandos (flechas curvas),
probablemente debido al edema y la hemorragia secundarios a la fractura por avulsión. Hay que recordar
que los pronadores y flexores del antebrazo se insertan en la epitróclea, y que los extensores y los supina-
dores lo hacen en el epicóndilo lateral. B. Radiografía AP del codo derecho para comparación. Normal.
La epífisis de la epitróclea (flechas rectas) es normal.
(Continúa)
Húmero
Cúbito
Radio
C
FIGURA 5-38 (Cont.) C. Radiografía oblicua del codo derecho. Fractura en asa de cubo del húmero
distal (flecha curva) en un niño de 14 meses. Se pueden encontrar fracturas tipo asa de cubo como conse-
cuencia de maltrato infantil. Las flechas rectas indican la reacción perióstica que se produce como parte
del proceso de consolidación.
A B
FIGURA 5-39 Radiografías laterales del codo izquierdo (A) y del codo derecho (B). Luxación anterior
del codo izquierdo (flecha). La radiografía lateral del codo derecho es normal y se obtuvo con fines com-
parativos, ya que la anatomía del codo puede resultar especialmente difícil en los niños. Obsérvese la
significativa diferencia en la posición del radio izquierdo proximal respecto al húmero izquierdo, en com-
paración con el radio derecho proximal normal respecto al húmero derecho. Radiografías AP (C) y lateral
(D) del codo derecho. Luxación posterior del codo en un paciente de 23 años. El cúbito proximal y la
cabeza radial se encuentran posteriores a sus articulaciones normales con el húmero distal, lo que se
aprecia mejor en la proyección lateral. No hay fracturas.
(Continúa)
Olécranon cubital
Epicóndilo medial
Cabeza radial Cóndilo lateral
Tróclea
Arteria humeral
Cabeza radial
Coronoides cubital
Olécranon cubital
Arteria cubital recurrente
Arteria radial
Arteria cubital
Artefacto
FIGURA 5-39 (Cont.) E. Angiografía lateral del codo izquierdo. Frac-
tura-luxación anterior del codo izquierdo de un paciente diferente. El
radio y el cúbito están luxados anteriormente respecto al húmero, y exis-
te una fractura conminuta del olécranon cubital (flechas rectas). La arte-
ria humeral está desplazada anteriormente por la luxación, y el edema y
E la hemorragia de tejidos blandos asociados.
Acromion (escápula)
Cavidad glenoidea
Cabeza humeral
Cabeza humeral
Cavidad glenoidea
Acromion
B
FIGURA 5-40 A. Radiografía AP del hombro izquierdo. Fractura (flecha recta) del cuello quirúrgico del
húmero con separación de los fragmentos de fractura en un paciente de 19 años. La cabeza humeral está
rotada y subluxada medialmente en la proyección AP, lo que ocasiona una relación anómala entre la
cabeza del húmero y la cavidad glenoidea de la escápula. B. Radiografía axilar del hombro izquierdo del
mismo paciente de A. El haz central de rayos X discurre a través de la axila para demostrar elegantemen-
te la separación de los fragmentos de fractura (flechas). Obsérvese que la cabeza humeral ahora mantiene
una relación normal con la escápula. La apófisis coracoides de la escápula se proyecta anteriormente y la
base del acromion escapular se proyecta posterior a la cavidad glenoidea en esta proyección. Se precisó
una fijación quirúrgica interna.
Acromion escapular
Coracoides escapular
Cuerpo de la escápula
Clavícula
Acromion
Coracoides escapular
Cavidad glenoidea
Tuberosidad mayor
Surco intertuberositario
Cabeza humeral
D E
FIGURA 5-42 (Cont.) C. Radiografía AP del hombro derecho. Estudio tras la reducción que demuestra
una deformidad de Hill-Sachs (flecha) debida al impacto de la fractura. D. Radiografía AP del hombro
izquierdo. Luxación anterior con fractura de la tuberosidad mayor (flecha recta). Obsérvese un nivel
grasa-líquido (flecha curva) en esta imagen en bipedestación. La grasa de la médula ósea flota sobre la san-
gre. E. Proyección en Y de la escápula. Luxación anterior. La coracoides, el acromion y el cuerpo de la
escápula forman los brazos. La glenoides (círculo de puntos) está localizada en la intersección. La cabeza
humeral debe estar en contacto con la intersección.
Clavícula
Costillas
Tallo de la prótesis
(figs. 5-56 a 5-59). Las fracturas de las diáfisis de la tibia y el En estas figuras se demuestra que no todas las fracturas son
peroné son frecuentes en deportes, especialmente en los de con- visibles en las radiografías iniciales en el momento de la lesión.
tacto y en el esquí. Una fractura que no consolida y mantiene el Siempre que los síntomas persistan tras un traumatismo y que
movimiento de los fragmentos es conocida como fractura no las radiografías iniciales hayan sido negativas, hay que conside-
consolidada o seudoartrosis. Las seudoartrosis se deben a varias rar el seguimiento por técnicas de imagen, que podría incluir
causas, algunas de las cuales se enumeran en la tabla 5-10. Las radiografías, TC o estudios gammagráficos. Los estudios de TC
seudoartrosis se encuentran frecuentemente en la tibia media y se utilizan a menudo para fracturas evidentes en los platillos
distal, en la que el aporte sanguíneo puede resultar un proble- tibiales (v. fig. 5-64) con el fin de demostrar mejor el número y
ma (fig. 5-60). Las fracturas graves de la tibia pueden precisar la posición de los fragmentos y la profundidad del hundimiento
fijación interna con el fin de facilitar la inmovilización y conso- de la superficie articular.
lidación (fig. 5-61). La tibia también es propensa a fracturas de La rótula es un gran hueso sesamoideo superficial. No es
estrés en todos los grupos de edad, especialmente en corredores infrecuente que se fracture en caídas y accidentes de tráfico
(fig. 5-62). (fig. 5-66). La osteocondritis disecante (fig. 5-67A y B) es una
Una amplia gama de fracturas se produce en y alrededor de anomalía frecuente que afecta a la rodilla en adolescentes y jóve-
la rodilla. Véanse algunos ejemplos en las figuras 5-63 a 5-65. nes. Con mayor frecuencia aparece a lo largo de la cara lateral
B
FIGURA 5-45 Radiografía AP (A) y corte axial de TC (B) del hombro izquierdo. Fractura escapular. El
hallazgo más importante es la afectación de la glenoides (flechas), lo que puede llevar a una artritis.
Clavícula
Acromion escapular
Coracoides escapular
Cuerpo de la escápula
B
FIGURA 5-46 A. Radiografía AP de las clavículas derecha e izquierda. Fractura sutil en tallo verde en
el tercio medio de la clavícula derecha (flecha) en un niño de 3 años. Existe una mínima angulación cefá-
lica del vértice en el punto de fractura. La fractura resulta más evidente cuando se compara con la claví-
cula izquierda normal. B. Radiografías AP de la clavícula derecha del mismo paciente 4 semanas después.
Fractura en consolidación. El material blanco que rodea el punto de fractura en el tercio medio de la
clavícula derecha (flechas) es el callo. El hueso ha remodelado la angulación, y la alineación de la clavícu-
la es normal.
Acromion
Trapecio
Músculo
supraespinoso
Deltoides
FIGURA 5-47 Imagen coronal de RM ponderada en T2 con supresión grasa del hombro derecho. Rotu-
ra completa del manguito rotador en un hombre de 55 años de edad. El área hiperintensa o de señal
blanca (flecha recta) representa sangre, edema y líquido articular en la laceración del tendón del supraes-
pinoso. El borde libre del tendón supraespinoso roto aparece indicado por la flecha curva. Obsérvese que
la cortical ósea es negra en la imagen de RM. Se puede apreciar edema (señal más brillante) en el múscu-
lo supraespinoso.
FIGURA 5-50 Radiografías lateral, oblicua y AP del dedo gordo izquierdo. Fractura no desplazada
(flechas) de la falange distal. A este paciente se le había caído un objeto pesado sobre el dedo gordo, un
accidente bastante frecuente.
Sesamoideos medial
y lateral
A C
B D
FIGURA 5-51 Radiografías oblicua (A) y lateral (B) del pie izquierdo. Fractura transversal no desplaza-
da de la diáfisis proximal del quinto metatarsiano izquierdo (flechas). C. Radiografía AP del pie derecho.
Normal en un niño de 14 años. La apófisis normal (flecha) en la base del quinto metatarsiano aparece
como una línea radiotransparente o negra longitudinal que no debe confundirse con una fractura.
D. Radiografía oblicua del pie derecho. Fractura transversal no desplazada (flecha recta) que afecta a la
base del quinto metatarsiano. La lesión suele deberse a un estrés por inversión del peroneo corto que se
inserta en la base del quinto metatarsiano.
Tibia
Cuboides
FIGURA 5-52 Radiografía lateral
Base del 5.º metatarsiano del tobillo derecho. Fractura con
separación de la zona media del
astrágalo (flecha curva). Los frag-
mentos de fractura (flechas rectas)
están marcadamente separados, y el
Calcáneo edema y/o hematoma de tejidos
blandos aparece señalado por fle-
chas dobles. La fractura se debió a
una lesión por dorsiflexión.
Astrágalo
Escafoides
1.er metatarsiano
Cuña media
Escafoides
Calcáneo
Tibia
Astrágalo
C
FIGURA 5-55 (Cont.)
FIGURA 5-56 Radiografía oblicua del tobillo derecho. Fractura con leve separación de
fragmentos (flechas rectas) a través de la base del maléolo interno en un adulto. La frac-
tura se extiende hacia la superficie articular de la tibia distal. Las líneas blancas (flechas
curvas) representan la localización previa de la fisis y líneas de detención del crecimiento.
Diáfisis peronea
Diáfisis tibial
Diáfisis peronea
Diáfisis tibial
Maléolo externo
Fragmento Astrágalo
de fractura
del maléolo externo
Astrágalo Maléolo interno
Fragmento Calcáneo
de fractura
del maléolo interno
Escafoides
Cuboides
A B
FIGURA 5-57 Radiografías AP (A) y lateral (B) del tobillo derecho. Fracturas trimaleolares desplazadas
y luxación tibioastragalina. Todos los fragmentos de fractura de los maléolos interno y posterior tibiales y
del maléolo externo del peroné están desplazados. El astrágalo se encuentra gravemente desplazado hacia
lateral y posterior respecto a la tibia. Se trata de una lesión por eversión.
Fisis tibial
Fisis peronea
Fisis tibial
Osteocondroma tibial
Tallo intramedular
Escayola
TA B L A 5 - 1 0
Tornillo metálico
CAUSAS DE AUSENCIA DE CONSOLIDACIÓN
DE FRACTURAS
Espacio articular del tobillo
Infecciones y osteomielitis
Inmovilización inadecuada
FIGURA 5-61 Radiografía AP de tibia y peroné izquierdos. Tallo
Mal aporte vascular intramedular que fija internamente una fractura transversal en el tercio
Interposición de músculo u otra estructura entre los distal de la tibia izquierda (flecha recta). Hay una fractura acabalgada
fragmentos de fractura con separación de fragmentos en el tercio distal del peroné (flechas
curvas). El peroné no soporta peso, de forma que el desplazamiento no
Combinaciones de las anteriores
resulta importante de cara al pronóstico funcional.
Epífisis femoral
distal
Epífisis tibial
proximal
Epífisis proximal
del peroné
A B
FIGURA 5-62 Radiografías AP (A) y lateral (B) de la rodilla izquierda. Una fractura de estrés en conso-
lidación en este paciente de 5 años aparece indicada por una zona de aumento de densidad en la parte
posteromedial de la tibia proximal (flechas). La fractura se debió a un uso excesivo o estrés.
Banda iliotibial
Escotadura intercondílea
Menisco interno
Menisco externo
A B
FIGURA 5-63 A. Radiografía AP de la rodilla derecha. Esta radiografía AP y una radiografía lateral (no
mostrada) se interpretaron como normales. Las radiografías se obtuvieron por dolor en la rodilla derecha
inmediatamente después de un traumatismo en dicha rodilla en un hombre de 31 años. B. Imagen coronal
de RM ponderada en T1 de la rodilla derecha. Fractura en el platillo tibial externo. Este estudio se obtu-
vo 2 semanas después de la radiografía inicial (A) a causa de la persistencia del dolor en la rodilla y la
sospecha clínica de una rotura del ligamento cruzado anterior. Las flechas indican un área hipointensa
(oscura) producida por la sangre y el edema que reemplazan la médula ósea grasa (blanca) en el punto de
fractura en el platillo tibial. El ligamento cruzado anterior estaba intacto. La fractura se hizo evidente en
radiografías posteriores.
TA B L A 5 - 1 1
ALGUNAS PRESENTACIONES CLÍNICAS DE ISQUEMIA
ÓSEA
Osteocondritis disecante
Enfermedad de Legg-Calvé-Perthes
FIGURA 5-65 Imagen coronal de RM en recuperación de inversión Necrosis avascular
de la rodilla derecha. Fractura por insuficiencia del platillo tibial inter-
no en un paciente de edad avanzada con dolor. La línea de fractura Necrosis aséptica
(flecha) es blanca en esta secuencia, por la sangre y el edema. Infartos óseos
A B
Rótula
Eminencias intercondíleas
interna y externa
Meseta tibial
C
FIGURA 5-67 A. Radiografía AP de la rodilla derecha. Osteocondritis disecante. El fragmento óseo
(flecha recta) no está desplazado del lecho donante (flecha curva) de la cara lateral del cóndilo femoral
interno. B. Imagen coronal de RM ponderada en T1 de un paciente diferente. El fragmento (flecha recta)
es claramente visible y el cartílago lo recubre (flecha curva). C. Radiografía AP de la rodilla izquierda de
un paciente diferente. Osteonecrosis espontánea. Hay un fragmento óseo desplazado o cuerpo libre (flecha
recta) en el espacio articular. El defecto radiotransparente rodeado de un halo esclerótico (flecha curva)
en la zona de soporte de peso del cóndilo femoral interno refleja el área en la que se encuentra el cuerpo
extraño.
B
FIGURA 5-68 Radiografías en posición de rana (A) y lateral verdadera (B) del fémur izquierdo. Frac-
tura transversal del fémur en una víctima de accidente de tráfico de 26 años. Hay angulación anterior
del vértice. Obsérvese cómo los fragmentos de fractura pueden cambiar cuando se mueve al paciente.
El desplazamiento es posterior en posición de rana lateral, pero se encontraba anterior en una lateral
verdadera. El paciente se encuentra en decúbito supino y el haz de rayos X es horizontal en la late-
ral verdadera.
varían con la localización y el tamaño de la lesión, así como con con radiografías de aspecto normal (fig. 5-70). Las luxaciones
la edad del hueso (v. fig. 5-24). La osteonecrosis tiene varias cau- de la cadera no son frecuentes y requieren un traumatismo vio-
sas. El término infarto se utiliza cuando el hueso muerto no está lento, como un accidente de tráfico (fig. 5-71). Al contrario que
próximo a una articulación (v. fig. 5-102C). en el hombro, las luxaciones posteriores de la cadera son mucho
Como regla general, las fracturas de la diáfisis femoral son más frecuentes que las anteriores. La TC resulta muy útil para
fáciles de detectar tanto clínica como radiográficamente, ya que la evaluación de fracturas pélvicas y acetabulares complejas
el paciente sufre un dolor intenso en el punto de la fractura y (v. las figuras correspondientes en el cap. 6). Sin embargo, los
suele ser incapaz de soportar peso (fig. 5-68). Se trata de un área pacientes con una prótesis de cadera pueden sufrir en ocasiones
poco habitual de fracturas de estrés, aunque en este caso se pue- una luxación de la cabeza protésica a raíz de un estrés mínimo
den producir en atletas jóvenes. (fig. 5-72).
La cadera es otra zona que se lesiona habitualmente en los Más de 900 000 niños sufren malos tratos cada año, y cua-
accidentes de tráfico y caídas, especialmente en personas de tro niños fallecen al día como resultado de dichos abusos,
edad avanzada (fig. 5-69). La RM se ha convertido en el están- según estimaciones de estudios realizados solamente en
dar de referencia para la evaluación de las fracturas de cadera EE. UU. Los malos tratos afectan a niños y niñas por igual. Se
B
FIGURA 5-69 A. Radiografía AP de la cadera derecha. Fractura del cuello femoral. Hay una fractura
ligeramente impactada (flecha) a través de la zona media del cuello femoral. La flecha curva denota un
pequeño fragmento de fractura. El paciente se quejaba de dolor en la cadera derecha e incapacidad para
soportar peso sobre la pierna derecha tras una caída leve. B. Imagen coronal de RM ponderada en T1 de
un paciente diferente. Se puede apreciar fácilmente una fractura subcapital izquierda (flecha).
cree que se pueden detectar anomalías radiográficas relacio- nes y fracturas esqueléticas que deben hacer que el médico
nadas hasta en el 70 % de los casos. Aunque el 90 % de los sospeche en seguida de un traumatismo no accidental apare-
fallecimientos por malos tratos en niños son secundarios a cen resumidas en la tabla 5-12, y las áreas comunes de fractu-
lesiones cerebrales, los traumatismos no accidentales pueden ra halladas normalmente en menores víctimas de malos tra-
afectar a todas las partes del sistema esquelético. Una evalua- tos, frecuentes fuera del cráneo, se enumeran en la tabla 5-13.
ción adecuada de la sospecha de malos tratos incluye un estu- Los hallazgos sospechosos deben diferenciarse de la periosti-
dio radiográfico de los huesos largos, la pelvis, la columna, las tis normal típica de la infancia, de la osteogenia imperfecta,
costillas y el cráneo. También puede resultar útil una gamma- de la insensibilidad congénita al dolor y de los trastornos
grafía ósea. metabólicos y por deficiencias vitamínicas, como el escor-
Las fracturas metafisarias demostradas en la figura 5-73A buto.
son típicas de algunos casos de malos tratos a menores, y
dichas fracturas metafisarias se deben probablemente a un
mecanismo de torsión. La hemorragia subperióstica en una Lesiones de tejidos blandos
radiografía es otro tipo de lesión por torsión que debe hacer
sospechar inmediatamente al examinador de un traumatismo Una de las lesiones más frecuentes en la extremidad inferior es
no accidental (fi g. 5-73B). Las fracturas en asa de cubo el esguince de tobillo. Un esguince es simplemente una lesión de
(v. fig. 5-37C) también se asocian a los malos tratos. Las lesio- un ligamento del tobillo (o de cualquier otra articulación) y,
B
FIGURA 5-70 La radiografía AP de la cadera izquierda (A) se interpretó como normal. Este corredor,
preocupado, se quejaba de persistencia del dolor, por lo que se le realizó una RM. La imagen coronal
ponderada en T2 con supresión grasa (B) muestra edema (blanco) alrededor de una fractura de estrés en
desarrollo (flecha). Si se deja sin tratar, podría progresar fácilmente a una fractura completa.
Tornillo metálico
Alambre de fractura
Fragmento de alambre
Diáfisis femoral
Vástago de la prótesis
FIGURA 5-72 A. Radiografías AP de la cade-
ra derecha. Hay una luxación posterior de la
cabeza de la prótesis de la cadera derecha (fle-
cha recta) respecto al componente acetabular
(flecha curva). La luxación, en esta persona de
edad avanzada, se produjo al inclinarse para
coger a su nieto. Hay alambres (flechas dobles)
que fijan el trocánter mayor al fémur, y al
menos uno de ellos está fracturado. Un frag-
mento de alambre suelto está situado por deba-
jo del componente acetabular de la prótesis.
A (Continúa)
TA B L A 5 - 1 3
TA B L A 5 - 1 2
ZONAS FRECUENTES DE FRACTURA
LESIONES ÓSEAS SOSPECHOSAS DE MALTRATO EN EL MALTRATO INFANTIL
INFANTIL
Extremidad inferior: fémur (la más frecuente), tibia
Fracturas marginales Codo
Hemorragia perióstica Hombro
Fracturas en asa de cubo Costillas
A B
FIGURA 5-73 A. Radiografía AP de la rodilla izquierda. Fracturas marginales en la metáfisis (flechas).
Este niño, víctima de maltrato, se quejaba de dolor en la rodilla y presentaba una evidente cojera.
B. Radiografía de las extremidades inferiores derecha e izquierda. Hemorragia subperióstica. Las flechas
rectas señalan la apariencia de la sangre por debajo del periostio secundaria a la intensa compresión y
torsión de las extremidades. Este cuadro es altamente sospechoso de malos tratos y requiere estudios
adicionales.
Fémur
Rótula
Grasa infrarrotuliana
Tendón rotuliano
FIGURA 5-78 Imagen sagital de RM en densidad pro-
tónica de la rodilla derecha. Rotura del ligamento cru-
zado anterior en un hombre de 41 años. La flecha indica
Tibia el punto de la rotura del ligamento cruzado anterior,
que se manifi esta por una elevada intensidad de señal
(blanco) de aspecto ondulado.
La RM es una maravillosa herramienta de imagen para la Muchos cuerpos extraños en los tejidos blandos y en el hueso
evaluación del cartílago, los meniscos, los tendones y los liga- son radioopacos y se identifican con facilidad en las radiografías
mentos en y alrededor de la rodilla. Normalmente, las radiogra- (fig. 5-84A y B). En ocasiones, se sospecha un cuerpo extraño no
fías no resultan eficaces en este tipo de lesiones pero, en función radioopaco en una extremidad. Si un cuerpo extraño no resulta
de los hallazgos físicos y los síntomas del paciente, se solicita un visible en una radiografía, puede solicitarse una ecografía, una
estudio de RM para alcanzar una valoración más definitiva de TC o una RM para ayudar a la detección y localización de dicho
estas estructuras de tejidos blandos (figs. 5-78 a 5-83). cuerpo extraño (fig. 5-84C).
Calcáneo
Suela de la bota
FIGURA 5-88 Radiografías AP (A) y lateral (B) del pie derecho de una mujer de 64 años. Hallux
valgus. La cabeza del primer metatarsiano está expuesta, al dirigirse el dedo gordo en sentido lateral
(flecha curva). El dedo gordo también está pronado y los sesamoideos del primer metatarsiano se
encuentran subluxados en sentido lateral. Esta paciente también presentaba una deformidad de pie
plano (pes planus). La cabeza del astrágalo se dirige medialmente y hacia la planta (flechas).
A B
TA B L A 5 - 1 5
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL DE ARTRITIS
REUMATOIDE
Artritis gotosa
Artritis infecciosa
Atrofia de Sudeck
Sarcoidosis
Artrosis
Espondilitis anquilosante
Esclerodermia
Lupus eritematoso sistémico
Artritis psoriásica
La artritis psoriásica se encuentra en el 2-6 % de los pacientes recuerda a la artritis reumatoide; 4) una afectación aislada o
con manifestaciones cutáneas de psoriasis, aunque la gran asimétrica de pocas articulaciones, y 5) sacroilitis y espondili-
mayoría de los que desarrollan artritis psoriásica han tenido tis, que pueden simular una espondilitis anquilosante. La artritis
una larga historia de afectación cutánea psoriásica, particular- se caracteriza por una afectación de articulaciones pequeñas
mente asociada con cambios psoriásicos en las uñas. Hay cinco con una distribución asimétrica. Hay erosiones óseas, pero, a
espectros clínicos de la artritis: 1) poliartritis con afectación de diferencia de la artritis reumatoide, es más frecuente la anqui-
las articulaciones IFD; 2) un trastorno marcadamente defor- losis. Resulta característica la proliferación ósea adyacente a
mante (artritis mutilante) con anquilosis (fusiones articulares) las articulaciones y a los puntos de inserción muscular y tendi-
y destrucción generalizadas; 3) una artritis simétrica que nosa (fig. 5-93).
TA B L A 5 - 1 6 TA B L A 5 - 1 7
ARTRITIS ASOCIADAS A ENFERMEDADES HALLAZGOS RADIOLÓGICOS EN LA GOTA
METABÓLICAS Y DISCRASIAS SANGUÍNEAS
Erosiones de contorno muy bien definido y a veces
Gota esclerótico, con bordes colgantes, próximas a una
Enfermedad por depósito de pirofosfato cálcico (EDPC) articulación
Hemofilia Formación de tofos o nódulos en tejidos blandos
No suele haber osteoporosis
A veces existen deformidades articulares
Articulaciones neuropáticas
Los traumatismos crónicos sobre una articulación que ha perdi-
do la sensación del dolor pueden dar lugar a una articulación
A B
FIGURA 5-96 A. Radiografía AP del hombro derecho. Niño de 15 años con hemofilia. Hay cambios
quísticos (flechas rectas) en la cabeza humeral, secundarios a hemorragias repetidas, y existe ensancha-
miento del espacio articular del hombro (flecha curva) debido a la hemartrosis. B. Radiografía AP de la
rodilla. Hemofilia en el mismo paciente de A. Hay ensanchamiento de la escotadura intercondílea (flechas)
secundario a episodios repetidos de hemartrosis. Existe osteoporosis.
neuropática o de Charcot (fig. 5-97). Algunas causas frecuentes una forma de artritis. Producen dolor y pueden resultar clínica-
se presentan en la tabla 5-19. Las articulaciones neuropáticas mente difíciles de diferenciar de una artritis. Además, las bursitis
diabéticas son más frecuentes en las extremidades inferiores, pueden ocasionar dolor periarticular y a veces se demuestran
mientras que las articulaciones neuropáticas relacionadas con la radiográficamente. La esclerodermia es un trastorno del tejido
siringomielia suelen encontrarse en los hombros y las extremi- conjuntivo que potencialmente puede afectar al sistema muscu-
dades superiores. Los hallazgos radiográficos incluyen pinza- loesquelético. En este tipo de pacientes se ven frecuentemente
miento del espacio articular, fragmentación del hueso esclerótico múltiples calcificaciones en los tejidos blandos (fig. 5-99). Otros
subcondral, destrucción del hueso cortical articular, cuerpos cambios radiográficos de la esclerodermia incluyen la atrofia de
libres subcondrales y formación de masas óseas en los márgenes las puntas de los dedos y la pérdida de hueso en las puntas de las
articulares. Algunos de los hallazgos de las articulaciones neuro- falanges distales. Si hay cambios articulares, puede simular una
páticas son similares a los que se encuentran en la artrosis. No artritis reumatoide.
es que los pacientes no sientan el dolor en las articulaciones
neuropáticas; más bien, el grado de dolor es desproporcionado
a la gravedad de la lesión. TUMORES
Otras Benignos
Las calcificaciones periarticulares pueden deberse a traumatis- Hay varias lesiones óseas que son benignas y es importante
mos agudos y crónicos (fig. 5-98). Aunque no afectan a las arti- reconocerlas como tales (tabla 5-20). Un islote óseo o enostosis
culaciones, los espolones óseos son considerados en ocasiones es la lesión ósea más frecuente. Se trata esencialmente de hueso
cortical localizado dentro de la cavidad medular que aparece
como un pequeño foco esclerótico. Se entremezcla con las tra-
béculas circundantes y no presenta rasgos agresivos (v. figs. 5-14
TA B L A 5 - 1 9 y 5-107D). Los defectos fibrosos corticales o fibromas no osifi-
cantes pueden aparecer de manera similar en adultos, pero
CAUSAS DE ARTICULACIONES NEUROPÁTICAS están estrechamente relacionados con la cortical. Son lesiones
O DE CHARCOT osteofibrosas radiotransparentes y pueden expandir la cortical
Diabetes mellitus en niños y adolescentes. Normalmente son pequeñas y se
encuentran incidentalmente, a raíz de otro estudio, pero en oca-
Siringomielia
siones son grandes y pueden debilitar focalmente la cortical con
Indiferencia congénita al dolor
riesgo de fractura. Calcifican o involucionan a medida que el
Mielomeningocele
niño madura (fig. 5-100). Un osteocondroma o exostosis osteo-
Lesión de los nervios periféricos
cartilaginosa es una lesión ósea benigna frecuente que puede
Islote óseo
TA B L A 5 - 2 0
ALGUNAS LESIONES ÓSEAS BENIGNAS
Islote óseo
Fibroma no osificante/defecto fibroso cortical
Osteocondroma
Osteoma
Osteoma osteoide
Encondroma
Quiste óseo
Displasia fibrosa
Condroblastoma
Osteoblastoma
Hemangioma
A B
C
FIGURA 5-102 A. Radiografía PA de la mano derecha. Encondroma en la parte distal del cuarto meta-
carpiano (flecha recta). Este tumor de lento crecimiento produce normalmente adelgazamiento y festonea-
do (flechas curvas) de la cortical ósea interna. B. Radiografía de la rodilla derecha. Encondroma. En un
hueso grande, el festoneado de la cortical es menos frecuente. La calcifi cación del cartílago aparece a
menudo en forma de pequeños nódulos (flechas rectas), arcos (flechas curvas) o anillos. Obsérvese que la
artrosis afecta predominantemente al compartimento interno de la rodilla. C. Radiografía AP de las rodi-
llas derecha e izquierda. Infartos óseos múltiples. Los infartos múltiples se manifiestan como zonas finas
de esclerosis rodeando radiotransparencias (flechas rectas) y calcificaciones en la médula ósea (flechas
curvas). Se desconocía la etiología en este paciente.
Malignos
Las lesiones metastásicas (fig. 5-107A a C) son los tumores
óseos malignos más frecuentes y representan la extensión de
una variedad de neoplasias primarias. Las metástasis óseas
pueden ser únicas, múltiples, osteolíticas (radiotransparentes o
negras), osteoblásticas (blancas) o mixtas. La mayoría de las
metástasis son radiotransparentes osteolíticas, pero exis-
ten metástasis osteoblásticas como resultado frecuente de
tumores de próstata y mama (tabla 5-22). Un islote óseo
(fig. 5-107D) no debe confundirse con una lesión metastásica
osteoblástica. Los islotes óseos son benignos, asintomáticos, y
su distribución es amplia, habitualmente de forma dispersa en
el sistema esquelético.
El mieloma múltiple se origina en la médula ósea y es el
tumor óseo maligno primario más frecuente (tabla 5-23). El
paciente suele quejarse de dolor en el área afectada. Aunque
puede verse afectado cualquier hueso, las localizaciones más fre-
FIGURA 5-103 Radiografía AP del fémur derecho. Quiste benigno cuentemente implicadas incluyen el cráneo, la columna, las cos-
(flecha recta) con una fractura patológica (flecha curva) en un niño tillas y la pelvis. A diferencia del sarcoma de Ewing, esta enfer-
de 10 años. Hay angulación lateral del vértice y una leve separa- medad afecta a los mayores de 40 años. La apariencia
ción de los fragmentos de fractura. Obsérvese el adelgazamiento del radiográfica típica (fig. 5-108) consiste en múltiples áreas osteo-
hueso cortical (flechas rectas dobles) producido por el quiste benigno
en expansión. líticas en sacabocados. En ocasiones, resulta difícil diferenciar el
mieloma múltiple de la enfermedad osteolítica metastásica. La
electroforesis de proteínas urinarias y séricas es importante para
el diagnóstico de mieloma múltiple.
El condroblastoma (fig. 5-105) es una lesión ósea benigna El osteosarcoma es un tumor óseo primario maligno que
poco frecuente que se encuentra en las epífisis, normalmente aparece normalmente durante la segunda década de la vida.
antes de la madurez esquelética. Estas lesiones radiotransparen- Puede aparecer en muchas localizaciones, pero se suele locali-
tes generalmente presentan bordes escleróticos y, en ocasiones, zar en la metáfisis de un hueso largo. Presenta una amplia
muestran calcificaciones dispersas. Su diagnóstico diferencial variedad de apariencias radiográficas, pero lo más normal es
debe incluir infecciones, tumores de células gigantes, el osteoma que origine abundante hueso nuevo irregular (fig. 5-109). En
osteoide y la enfermedad metastásica. algunos tumores óseos primarios, puede identificarse un trián-
Los tumores de células gigantes aparecen en jóvenes tras la gulo de Codman, representando dicho triángulo la neoforma-
madurez esquelética (fig. 5-106). Estas lesiones tienen una loca- ción ósea perióstica reactiva al crecimiento tumoral. Los osteo-
sarcomas pueden presentar un triángulo de Codman, así como
un aspecto en rayos de sol, que es secundario a la formación
ósea del tumor (v. fig. 5-109). En ocasiones, puede resultar difí-
cil diferenciar los osteosarcomas de la enfermedad metastásica
TA B L A 5 - 2 1 y de otros tumores óseos primarios, especialmente el sarcoma
UTILIZACIÓN DE LA GAMMAGRAFÍA ÓSEA de Ewing.
CON RADIONÚCLIDOS PARA DIFERENCIAR El sarcoma de Ewing aparece normalmente en niños y jóve-
LESIONES ÓSEAS nes (fig. 5-110). Su apariencia clásica es la de un patrón per-
meable o apolillado, pero puede presentar otros diversos cam-
Estudios óseos positivos bios óseos asociados, como la esclerosis. En ocasiones, el
Osteoma osteoide sarcoma de Ewing muestra una reacción perióstica en capas,
Tumores óseos primarios secundaria a la presencia de tumor, que parece dispuesta en
Metástasis capas de cebolla. Otras lesiones que afectan a los niños con
Enfermedad de Paget reacción perióstica incluyen osteomielitis, fracturas, granulo-
ma eosinófilo, neuroblastoma y osteosarcoma. La extensión a
Estudios óseos negativos
los tejidos blandos del sarcoma de Ewing no suele contener
Mieloma múltiple
hueso o calcificaciones cartilaginosas, mientras que las exten-
Islotes óseos
siones a los tejidos blandos de los osteosarcomas sí tienden a
Encondroma
producir hueso.
Columna
lumbar
Cresta ilíaca
Vejiga urinaria
Agujero
obturador
A B
C D
FIGURA 5-104 A. Radiografía AP de la cadera izquierda. Osteoma osteoide en un paciente de 20 años.
El paciente sufría un dolor nocturno en la cadera izquierda que se solía aliviar con ácido acetilsalicílico.
La zona radiotransparente (flecha) en la cara inferior de la región subcapital del fémur izquierdo es el
osteoma osteoide. B. Gammagrafía ósea de la zona anterior de la pelvis del mismo paciente. La única área
de aumento de la captación del radionúclido (flecha) en el cuello femoral izquierdo se corresponde con la
anomalía radiotransparente visible en A. La gammagrafía ósea es por lo demás normal. C. Imagen axial
de TC de la tibia distal. Osteoma osteoide. El nidus cortical radiotransparente (flecha) queda claramente
demostrado con la TC. En raras ocasiones, hay un punto central de calcificación en la radiotransparencia.
D. Imagen coronal de RM ponderada en T1 del mismo paciente donde no se aprecia el nidus tan bien
como en la TC (flecha curva), pero en la que resulta fácil ver la gran cantidad de edema (gris) (flechas
rectas).
Epífisis
Fisis
Metáfisis
Diáfisis
TA B L A 5 - 2 2
ASPECTO RADIOLÓGICO DE LAS METÁSTASIS ÓSEAS
Osteoblásticas o escleróticas
Próstata
Mama
Carcinoide
Neuroblastoma
Mixtas (líticas y blásticas)
Mama
Cuello uterino
Vejiga
Osteolíticas
Casi todas las neoplasias
TA B L A 5 - 2 3
ALGUNAS LESIONES ÓSEAS MALIGNAS
Primarias
Mieloma múltiple
Osteosarcoma
Sarcoma de Ewing
Condrosarcoma
FIGURA 5-106 Radiografía PA de la muñeca izquierda. Tumor de Secundarias
células gigantes (flecha) del radio distal. Este es el aspecto clásico y la
Metástasis
localización habitual de este tumor.
Articulación sacroilíaca
Sacro
A B
C D
FIGURA 5-107 A. Radiografía AP de la cadera izquierda. Carcinoma metastásico de pulmón. El área
radiotransparente en el hueso ilíaco izquierdo (flecha) representa una sospecha de metástasis osteolítica.
B. Imagen axial de TC de la pelvis del mismo paciente. Hay dos metástasis osteolíticas (flechas) en el
hueso ilíaco izquierdo. La imagen de la TC confirmó la presencia y extensión de dos lesiones óseas.
C. Radiografía AP de la pelvis. Metástasis osteoblásticas de un carcinoma de próstata. Las flechas indican
múltiples lesiones metastásicas osteoblásticas (blancas) bilaterales (flechas). D. Radiografía AP de la pel-
vis. Islote óseo (flecha recta). Los islotes óseos suelen ser ovoides u oblongos, con un contorno espiculado.
Son benignos y generalmente asintomáticos.
Cabeza humeral
Músculo deltoides
Grasa subcutánea
Diáfisis humeral
A B
FIGURA 5-110 A. Radiografía AP del húmero izquierdo. Sarcoma de Ewing. Este paciente de 27 años
comenzó con dolor en el brazo y hombro izquierdos, siendo la apariencia radiográfica típica: un aspecto
permeable o apolillado (flechas rectas), bordes mal definidos y reacción perióstica (flechas curvas). B. Ima-
gen coronal de RM ponderada en T1 del húmero izquierdo del mismo paciente. Sarcoma de Ewing. El
tumor sustituye casi toda la médula ósea del húmero proximal (flechas rectas). Obsérvese que gran parte
del tumor se extiende a los tejidos blandos adyacentes al húmero proximal (flecha curva). Este último
hallazgo no se puede apreciar en su totalidad en las radiografías. Un osteosarcoma podría tener esta mis-
ma apariencia.
Enfermedad de Paget
Osteoporosis y osteomalacia
La enfermedad de Paget es un trastorno metabólico óseo progre-
sivo y crónico frecuente de etiología desconocida que aparece en La osteoporosis (v. figs. 5-20, 5-48, 5-87 a 5-90 y 5-93B) es
adultos de más de 40 años de edad. Esta enfermedad puede afec- secundaria a una cantidad reducida de la matriz ósea (osteoide)
tar a todos los huesos (fig. 5-111; v. fig. 6-53). Las características con mineralización normal, mientras que la osteomalacia es una
radiográficas de la enfermedad de Paget se enumeran en la matriz ósea normal (osteoide) con una disminución de la canti-
tabla 5-25. En las radiografías, las corticales óseas aparecen dad de mineralización. La osteoporosis se ha convertido en un
engrosadas y escleróticas, y el patrón trabecular está engrosado problema fundamental de salud pública, con 1,5 millones de
y es prominente. Puede aparecer rarefacción y destrucción ósea. fracturas relacionadas con ella al año y con un coste probable
estimado de 14 000 millones de dólares al año. La osteoporosis
supone el 70 % de todas las fracturas en pacientes de más de
TA B L A 5 - 2 4
ALGUNAS ENFERMEDADES METABÓLICAS
TA B L A 5 - 2 5
QUE PUEDEN AFECTAR A LOS HUESOS
Enfermedad de Paget
CARACTERÍSTICAS RADIOGRÁFICAS
EN LA ENFERMEDAD DE PAGET
Hipotiroidismo
Escorbuto Corticales óseas gruesas y escleróticas
Acromegalia Patrón trabecular grueso y prominente
Raquitismo Arqueamiento de los huesos largos
Diabetes mellitus Protrusión acetabular
Hiperparatiroidismo Fracturas patológicas
Patrón trabecular
prominente (tibia)
Peroné
Peroné
Tibia
A B
FIGURA 5-111 Radiografías AP (A) y lateral (B) de la tibia y el peroné derechos. Enfermedad de Paget.
Las corticales de la tibia tienen aspecto esclerótico (flechas rectas) por el ensanchamiento y engrosamien-
to del hueso cortical y un patrón trabecular prominente. La tibia se arquea anterolateralmente. El peroné
está respetado. Las fracturas patológicas típicas se ven mejor en la radiografía lateral (flechas curvas) y
son la complicación más frecuente de esta enfermedad. Hay osteoporosis.
45 años de edad en los EE. UU. De ellas, 700 000 son fracturas
vertebrales y 300 000 son fracturas de cadera. Diez millones de Raquitismo
norteamericanos padecen osteoporosis, el 80 % de los cuales son
mujeres. Se estima que 18 millones más no han sido diagnosti- El raquitismo es un buen ejemplo de osteomalacia y osteopenia
cados. Hay una larga lista de causas para la osteoporosis; en la en niños. Se encuentra en las zonas de crecimiento de los huesos
tabla 5-26 se muestra una lista parcial de las mismas. Las radio- de los lactantes y está producida por una escasa calcificación de
grafías no son sensibles a la osteoporosis. La absorciometría de la matriz osteoide, que puede deberse a deficiencia de vitami-
rayos X dual es actualmente el método estándar de cribado na D, patología renal o a trastornos de malabsorción intestinal.
(fig. 5-112A y B). Los hallazgos radiográficos incluyen unas fisis ensanchadas e
irregulares, aspecto en copa de las metáfisis, arqueamiento de las
piernas y osteopenia (fig. 5-113). Cuando aparece esta enferme-
dad en adultos, no afecta a las láminas de crecimiento y se la
denomina osteomalacia.
TA B L A 5 - 2 6
ALGUNAS CAUSAS DE OSTEOPOROSIS
INFECCIONES
Inmovilización
Atrofia de Sudeck La osteomielitis (fig. 5-114) puede afectar a todos los grupos de
Deficiencia estrogénica o posmenopausia edad, siendo su presentación clínica clásica el dolor óseo o arti-
Tratamiento esteroideo cular y la fiebre. Hay múltiples causas, incluyendo traumatismos
Enfermedad de Cushing y la diseminación hematógena de una infección (fig. 5-115). En
Hiperparatiroidismo los adultos, particularmente en diabéticos, la destrucción ósea
Diabetes mellitus suele situarse adyacente a una úlcera de tejidos blandos con
infección conocida (v. fig. 5-97B). Sin embargo, la apariencia
Anemia
radiográfica de la osteomielitis puede ser similar a la de un
Enfermedad de Paget
tumor óseo con destrucción ósea y articular, reacción perióstica
Malnutrición
y componente de tejidos blandos. Puede llevar especialmente a
Osteogenia imperfecta
confusión cuando se asienta en el centro de un hueso, por ejem-
Imagen no diagnóstica
Referencia: total 1,6 2,7 3
DMO Adulto joven Correspondencia en edad
DMO (g/cm2) Puntuación T AJ Zona (g/cm2) (%) Puntuación T (%) Puntuación Z
1,39 2 Cuello
1,25 1 Izquierda 0,685 64 –3,0 79 –1,4
1,1 0 Derecha 0,667 62 –3,1 77 –1,5
0,96 –1 Media 0,676 63 –3,0 78 –1,4
Diferencia 0,018 2 0,1 2 0,1
0,81 –2 Total
0,67 –3 Izquierda 0,705 64 –2,7 77 –1,5
0,53 –4 Derecha 0,654 59 –3,1 71 –1,9
0,38 –5 Media 0,679 62 –2,9 74 –1,7
A 20 30 40 50 60 70 80 90 100 Diferencia 0,052 5 0,4 6 0,4
Edad (años)
B
FIGURA 5-112 A. Evaluación por absorciometría dual de rayos X de la densidad mineral ósea en las
caderas de un hombre de 83 años. Un valor de puntuación T de 2,5 o menos indica osteoporosis. El de
este paciente es −3 en la izquierda y −3,1 en la derecha. B. Imagen coronal de RM ponderada en T1 de las
caderas, obtenida tras un traumatismo menor del mismo paciente, en la que se demuestra una fractura
de cadera intertrocantérica incompleta (flecha).
FIGURA 5-113 Radiografías AP de las rodillas derecha e izquierda. Raquitismo. Las fisis están ensan-
chadas (flechas rectas) y las metáfisis tienen forma de copa (flechas curvas).
Marcador cutáneo
A B
plo, en el punto de una fractura previa. A diferencia de los tumo- numerarios próximos al esqueleto, que suelen denominarse
res, las infecciones pueden presentar gas en los tejidos blandos según el hueso próximo.
en ocasiones, hallazgo secundario a organismos formadores de ■ La RM resulta útil para las lesiones del manguito rotador del
gas. La RM es una herramienta muy útil para la detección de la hombro, los ligamentos y meniscos de la rodilla, los ligamen-
afectación ósea y de la infección de los tejidos blandos. Sin tos del tobillo y del tendón de Aquiles. El estudio de imagen
embargo, puede ofrecer un cuadro confuso en un pie diabético, por TC es adecuado para el detalle óseo, el diagnóstico de
que puede presentar también anomalías y fracturas debidas a fracturas, la localización de los fragmentos de fractura y la
cambios neuropáticos (v. fig. 5-97B). La osteomielitis en los evaluación de la formación de matriz en tumores óseos.
niños se debe probablemente más a siembra hematológica y se ■ La clasificación de Salter-Harris describe las fracturas en tor-
localiza con mayor frecuencia en las regiones metafisarias de los no a la fisis, que se considera el punto más débil de un hueso
huesos, donde se cree que las curvas normales de los vasos san- en crecimiento.
guíneos nutrientes del hueso crean un flujo sanguíneo lento y ■ Como las fracturas y otras anomalías pueden no visualizarse
aumentan la probabilidad del depósito de bacterias. en todas las proyecciones radiográficas, hay que insistir siem-
pre en la obtención de al menos dos proyecciones del área
patológica o de lesión perpendiculares entre sí.
■ Las fracturas pueden no resultar visibles en las primeras
SOLUCIÓN DE PROBLEMAS radiografías, pero se pueden volver evidentes tras cierto tiem-
CLÍNICOS COMUNES po (7 días) por la reabsorción ósea en los extremos de los
fragmentos de fractura.
Cuando se está evaluando el sistema musculoesquelético, una ■ Una línea radiotransparente transversal en la base del quinto
exploración física detallada debe determinar los siguientes estu- metatarsiano siempre representa una fractura, mientras que
dios de imagen adecuados. Las radiografías son normalmente la apófisis normal en esta zona es lateral y paralela al eje
la herramienta inicial de cribado, pero hay que usarlas adecua- longitudinal del metatarsiano.
damente. Por ejemplo, si un paciente presenta dolor tras una ■ La artrosis es la forma más frecuente de artritis y se debe a
caída sobre el brazo estirado, no habría que solicitar una radio- menudo a un desgaste asimétrico del cartílago.
grafía de la parte superior del brazo. Y tampoco se deben soli- ■ Las características radiográficas de la artrosis incluyen estre-
citar radiografías del húmero y el antebrazo para evaluar lesio- chamiento irregular de las articulaciones, esclerosis, ausencia
nes del hombro, húmero, codo, antebrazo y muñeca. El hueso de osteoporosis y formación de osteófitos.
se valora mejor cuando el haz de rayos X está centrado en ese ■ Las características radiográficas de la artritis reumatoide
hueso o articulación en concreto. Los derrames articulares en el incluyen engrosamiento periarticular, pinzamiento articular
codo no se suelen ver en las radiografías del húmero y el ante- simétrico, erosiones marginales, osteoporosis periarticular y
brazo. De manera similar, las fracturas de la cabeza radial o del deformidades articulares.
escafoides sólo se pueden ver en proyecciones específicas espe- ■ El cáncer metastásico es el tumor óseo maligno más frecuen-
cializadas. Si nuestro hipotético paciente presenta dolor focali- te. La mayoría de las lesiones metastásicas son osteolíticas o
zado sobre la cabeza del radio o tiene dolor con la pronación y radiotransparentes. Las lesiones metastásicas osteoblásticas
la supinación, la elección adecuada sería una serie radiográfica son habitualmente secundarias a neoplasias de próstata y
específica del codo. Si se sospecha una luxación del hombro, mama.
una serie del hombro que incluya una proyección axilar o ■ El mieloma múltiple es el tumor óseo primario maligno más
transescapular en Y sería el estudio adecuado de elección. frecuente y se origina en la médula ósea.
Cuando las radiografías son normales, el contexto clínico y ■ El sarcoma de Ewing suele afectar a niños y jóvenes. Puede
el grado de sospecha de lesión dictarán cómo proceder. A menu- presentar un tipo permeable de lesión y una reacción periós-
do una inmovilización con repetición de las radiografías en tica similar a capas de cebolla.
1 semana es suficiente para valorar fracturas ocultas. Esto no ■ La osteomielitis y las artritis sépticas se presentan típicamen-
resulta adecuado, sin embargo, para una posible fractura de te con dolor localizado y fiebre. Las características radiográ-
cadera en una persona de edad avanzada, ya que la inmoviliza- ficas incluyen destrucción ósea y articular, reacción perióstica
ción puede tener efectos devastadores. Una RM de urgencia se y, en ocasiones, un componente de tejidos blandos.
ha mostrado como el estudio de imagen de elección en estas
circunstancias.
Lecturas recomendadas
PUNTOS CLAVE Chew FS, Kline MJ, Bui-Mansfield LT. Core curriculum: musculoskeletal imag-
ing, Philadelphia: Lippincott Williams & Wilkins, 2003.
■ Es importante reconocer los huesos sesamoideos y los osícu- El-Khoury GY. Essentials of musculoskeletal imaging. New York: Churchill Liv-
ingstone, 2003.
los como variantes normales. Los sesamoideos son huesos El-Khoury GY, Bergman RA, Montgomery WJ. Sectional anatomy by MRI, 2nd
dentro de un tendón. Los osículos son huesos extra o super- ed. New York: Churchill Livingstone, 1995
El esqueleto axial es nuestro siguiente foco de atención. Com- fracturas que no son visibles en las radiografías simples, así
prende el cráneo (que se aborda por separado), la columna y la como para determinar mejor la extensión de una lesión. La TC
pelvis. Es el principal soporte estructural del cuerpo y, como es de ayuda para localizar la posición exacta de los fragmentos
resultado, está sometido a múltiples fuerzas. La columna consta de la fractura vertebral, lo que es particularmente importante
de los segmentos cervical, torácico, lumbar y sacro, compues- cuando los fragmentos de la fractura están desplazados al inte-
tos de huesos, articulaciones, ligamentos, inserciones muscula- rior del canal raquídeo. Las radiografías laterales se utilizan
res y nervios. La pelvis se articula con el sacro en cada lado, para evaluar la inestabilidad con proyecciones en flexión y
soporta muchas estructuras de tejidos blandos, se articula tam- extensión. Las series completas son útiles durante el seguimiento
bién con los fémures y es el punto de inserción proximal de de las lesiones de columna, por lo que el conocimiento profun-
muchos músculos involucrados en la marcha. do de las radiografías sigue siendo importante. La TC también
El dolor de espalda es un problema para la mayoría de las es útil en el cribado de patología del disco y patología degenera-
personas en algún momento de su vida. El dolor de espalda se tiva, pero ha sido, en gran medida, desplazada por la RM para
cura normalmente con poco o ningún tratamiento médico. Las este objetivo. La RM es muy eficaz para el estudio de tejidos
lesiones de espalda por motivos laborales son frecuentes; otras blandos y de la médula ósea, y permite una buena visión de la
causas frecuentes de dolor de espalda se enumeran en la tabla 6-1. médula espinal y de los discos intervertebrales. La RM también
Cuando los pacientes solicitan cuidados médicos para el dolor de se utiliza cuando hay una fractura de la columna y se sospecha
espalda, los estudios de imagen se convierten frecuentemente en una lesión medular asociada. Sin embargo, la RM cuesta aproxi-
una herramienta diagnóstica útil. Tras una anamnesis y una madamente el doble que el estudio con TC (tabla 6-2). Además,
exploración física, las radiografías rutinarias anteroposterior algunos pacientes pueden no ser aptos para el estudio con RM,
(AP) y laterales son frecuentemente las primeras pruebas radio- porque el potente campo magnético puede afectar a los marca-
lógicas que se realizan para evaluar la región sintomática de la pasos o desplazar el clip de un aneurisma, o porque experimen-
columna. Estas imágenes pueden acompañarse de proyecciones ten claustrofobia.
oblicuas o focalizadas para visualizar mejor un área, y a veces se
solicitan imágenes laterales en flexión y extensión para documen-
tar la movilidad de la columna y su estabilidad. IMÁGENES NORMALES
Los estudios de tomografía computarizada (TC) y resonancia
magnética (RM) son herramientas no invasivas extremadamen-
te útiles para visualizar la columna, y su uso está aumentando, Columna cervical
mientras disminuye el de la mielografía invasiva. La TC dibuja
la mayor parte de la anatomía y patología con mayor claridad Como se ha subrayado en otras regiones anatómicas, es necesa-
que la mielografía. Una limitación significativa de la mielografía rio abordar sistemáticamente la imagen de la columna para su
es su incapacidad para demostrar hernias discales laterales y evaluación. Cada profesional acaba desarrollando su propio sis-
estenosis laterales. Por este motivo, se realiza una TC tras la tema con la práctica, pero, hasta entonces, el siguiente puede ser
mielografía para delinear mejor la distribución de contraste en de utilidad (tabla 6-3). Se empieza con la radiografía lateral
el saco dural y visualizar los discos intervertebrales. La TC es (fig. 6-1A), dado que es la radiografía más importante de la
excelente para los detalles óseos y es útil para el diagnóstico de columna cervical. Se observa la imagen en conjunto para ver si
242
TA B L A 6 - 1 TA B L A 6 - 3
CAUSAS DE DOLOR DE ESPALDA DATOS QUE SE DEBEN OBSERVAR
EN UNA RADIOGRAFÍA DE COLUMNA
Congénitas
Meningocele y mielomeningocele Radiografía lateral
Escoliosis Alineación (tres líneas en la columna cervical)
Vértebra transicional con seudoartrosis Se deben visualizar las siete vértebras cervicales
Altura de los cuerpos vertebrales
Adquiridas
Altura de los espacios discales
Artritis: degenerativa, reumatoide, espondilitis anquilosante
Densidad ósea
Infección: estafilocócica, tuberculosis
Metabólica: osteoporosis, osteomalacia, enfermedad de Radiografía AP
Paget, anemia de células falciformes Alineación
Neoplasias: tumores óseos benignos y malignos primarios, Altura de los cuerpos vertebrales
metástasis Altura del espacio discal
Traumatismos: fracturas, lesión de músculos y ligamentos, Densidad ósea
espondilólisis y espondilolistesis Pedículos (cervicales inferiores)
Extravertebrales
Sistema cardiovascular: dolor miocárdico referido,
aneurisma aórtico existe algo obvio que llame la atención. Si fuera así, esto no se
Enfermedad gastrointestinal estudiará inmediatamente; antes, se terminará de revisar el estu-
Sistema genitourinario: dolor renal y ureteral dio completo. Ocurre muy a menudo que, ante una anomalía, se
Elongaciones musculares dejan de estudiar otras zonas, y esto puede tener serias conse-
Psicosomático o funcional cuencias. En la radiografía lateral, la curva normal cervical debe
ser moderadamente convexa ventralmente (lordótica). Cuando
el paciente tiene dolor, el enderezamiento de la columna puede
ser secundario a espasmo muscular. Un paciente con un collarín
cervical también tiene enderezada la curvatura. Obsérvese que
las líneas normales deben estar intactas en esta proyección
TA B L A 6 - 2 (fig. 6-1B). A continuación, se contarán las vértebras cervicales.
Entre lo que se debe ver están las siete vértebras cervicales, el
INDICACIONES PARA EL USO DE LAS DISTINTAS espacio intervertebral C7-D1 completo e, idealmente, el cuerpo
MODALIDADES DE ESTUDIOS DE IMAGEN vertebral de D1. Esto es especialmente importante en caso de
EN LA COLUMNA Y EN LA PELVIS traumatismo, porque las zonas no visualizadas de la columna
Radiografías podrían esconder una fractura, con resultado catastrófico. Por
ejemplo, si la vértebra C7 no está incluida en la radiografía late-
Rutina ral cervical de la columna, podría pasarse por alto una fractura
Columna cervical: AP y lateral de C7. Una fractura no diagnosticada y desplazada puede pro-
Columna dorsal : AP y lateral
Columna lumbar: AP y lateral
Pelvis: AP TA B L A 6 - 4
Opcional si está indicado ALGUNAS CAUSAS FRECUENTES DE AUMENTO
Columna cervical: proyección AP a través de la boca abierta Y DISMINUCIÓN DE LA DENSIDAD ÓSEA
y/o proyección del nadador en los traumatismos,
proyecciones en flexión y extensión para movilidad y Disminución
estabilidad, proyecciones oblicuas para los agujeros Artritis reumatoide, espondilitis anquilosante
intervertebrales. Metástasis osteolíticas
Columna lumbar: proyecciones en flexión y extensión para Osteomalacia
estabilidad y movilidad, proyecciones oblicuas para Osteomielitis
espondilólisis Osteoporosis
Articulaciones sacroilíacas: proyecciones oblicuas, Tumores óseos primarios, especialmente mieloma múltiple
proyección modificada del estrecho de salida Aumento
TC Displasia fibrosa
Fracturas y patología discal Enfermedad de Paget
Esclerosis de los platillos vertebrales: degeneración del disco
RM Formación de un callo: fracturas
Tejidos blandos y médula ósea Infartos óseos
Médula espinal y patología discal Islotes óseos
Fracturas con sospecha de lesión de la médula espinal Linfoma
Mielografía Metástasis osteoblástica (próstata y mama)
Patología discal, estenosis de canal raquídeo, médula Osteopetrosis
espinal y tumores extradurales Tumores óseos primarios (⬍5 % de mieloma múltiple)
Oreja
Silla turca
Seno esfenoidal
Nasofaringe
Rama de la mandíbula
Apófisis transversa
Cuerpo vertebral de C4
Hueso hioides
Apófisis espinosa de C5
Pedículo de C6
Lámina de C6
Tráquea
A B
FIGURA 6-1 A. Radiografía lateral de la columna cervical. Normal. B. Dibujo lateral de la columna
cervical. Líneas normales que se encuentran en la radiografía lateral normal.
vocar una lesión grave de la médula. Se medirá siempre la altura meningocele o la ausencia congénita del pedículo, pero habrá
vertical de los cuerpos vertebrales y de los espacios interverte- que demostrarlas, nunca darlas por hecho.
brales discales. La altura vertical de cada cuerpo vertebral y Ocasionalmente, se obtienen proyecciones oblicuas (fig. 6-3)
espacio discal intervertebral debería ser aproximadamente igual y se realizan las mismas observaciones que las realizadas para
a la de los situados inmediatamente por encima y debajo. Repá- las otras proyecciones. Los agujeros intervertebrales, a través de
rese en las densidades óseas en general. Algunas causas frecuen- los cuales pasan los nervios, se ven bien en estas proyecciones.
tes de disminución (osteopenia) y aumento de la densidad ósea Cualquier proceso patológico que produzca estenosis en estos
se muestran en la tabla 6-4. La enfermedad metastásica ósea de agujeros podría potencialmente causar presión en la salida de
próstata, mama y otras neoplasias pueden provocar un aumento los nervios, provocando una radiculopatía o dolor a lo largo
de la densidad ósea o aspecto osteoesclerótico. de la distribución del nervio implicado. Algunas patologías que
A continuación, se miran las radiografías AP (fig. 6-2A) y se pueden provocar pinzamiento de los agujeros intervertebrales
comprueba nuevamente la alineación de la columna cervical. La son, por ejemplo, las anomalías de los discos intervertebrales,
columna debería estar recta en esta proyección. Hay que reparar las artritis y las neoplasias primarias y secundarias. En el con-
de nuevo en las alturas de los cuerpos vertebrales y de los espa- texto de un traumatismo, estas proyecciones oblicuas permiten
cios intervertebrales. Cuando se sospecha enfermedad o lesión la evaluación de las carillas articulares para buscar fracturas o
en C1 y C2, debe obtenerse una radiografía de la columna cer- luxaciones.
vical alta, dirigiendo el centro del haz de rayos X a través de la Las proyecciones en flexión y extensión lateral pueden ser
boca abierta del paciente. Se trata de la denominada proyección necesarias para evaluar la estabilidad de la columna y compro-
con boca abierta (fig. 6-2B), que permite la visualización del bar la existencia de lesión ligamentosa, pero no deben obtener-
diente o apófisis odontoides, de la vértebra C2 y de la alineación se de forma rutinaria con cada fractura. La mayor parte del
y articulaciones entre C1 y C2. Es extremadamente importante movimiento ocurre en la columna cervical alta. Cuando no se
observar la presencia o ausencia de pedículos vertebrales. Los pueden visualizar las vértebras cervicales bajas en la proyec-
pedículos parecen los faros de las vértebras en las regiones cer- ción lateral, está indicada la proyección del nadador (fig. 6-4).
vical baja, dorsal y lumbar, pero están orientados oblicuamente La TC se usa frecuentemente para diagnosticar fracturas cervi-
en la columna cervical alta y media, y se ven mejor en las pro- cales ocultas, determinar la extensión de las fracturas y locali-
yecciones oblicuas cervicales. Suelen verse frecuentemente afec- zar sus fragmentos. En muchos centros médicos, los pacientes
tados por la enfermedad metastásica, debido a su abundante con traumatismos graves son rutinariamente evaluados con
flujo sanguíneo. Si uno o más de los pedículos están ausentes, se una TC de toda la columna cervical. Los datos de la TC pueden
debe sospechar con bastante seguridad la afectación metastásica reformatearse en imágenes en los planos coronal y sagital
u otra patología destructiva. Hay causas benignas, como el (v. fig. 6-29B). Como se ha mencionado previamente, la RM es
Ángulo mandibular
Apófisis transversa
Cuerpo de la vértebra C5
Apófisis espinosa
Pedículos de C7
Tráquea
Apófisis transversa de D1
1.ª costilla
Pulmón
Diente
Odontoides
Cuerpo vertebral de C2
especialmente útil para la evaluación de la médula espinal y de sal (cifótica). Una vez más, se han de evaluar las alturas
los discos intervertebrales, y para el estudio de la lesión de los verticales de los cuerpos vertebrales dorsales y de los espacios
ligamentos (fig. 6-5). discales intervertebrales. Como siempre, se comprobará la den-
sidad global de los huesos. Las láminas y las apófisis espinosas
no se ven bien, debido a que las costillas se proyectan sobre
Columna dorsal (torácica) ellos (v. fig. 6-6B). Es difícil enumerar los cuerpos vertebrales
sin usar la proyección anterior para determinar el tamaño de las
El estudio rutinario radiográfico de la columna dorsal consiste doce costillas.
en radiografías AP y lateral (fig. 6-6). Cuando se estudia la A continuación, se evalúa la radiografía AP de la columna
columna dorsal, es más fácil empezar con la proyección lateral dorsal; la alineación de la columna debe ser recta. Hay que
y seguir el mismo método de evaluación que el que se ha utili- comprobar la altura vertical de cada cuerpo vertebral dorsal
zado para la radiografía de columna cervical. La curvatura nor- y de cada espacio discal intervertebral dorsal. La línea para-
mal dorsal debería ser moderadamente convexa en sentido dor- espinal a lo largo del lado izquierdo de las vértebras debe ser
Occipucio
Láminas de C1
Apófisis espinosa de C2
Pedículo izquierdo de C5
Pedículo derecho de C5
Pedículo izquierdo de C6
Cuerpo vertebral de C6
Tráquea
Occipucio
Rama de la mandíbula
Cuerpo vertebral de C3
Pedículo derecho de C7
Pedículo izquierdo de C7
Arco anterior de C1
Apófisis espinosa de C2
Articulación interapofisaria
Cuerpo vertebral de C4
estrecha y recta. Cualquier resalte focal puede ser la primera rará primero la proyección lateral utilizando el mismo sistema
indicación de una fractura. Es imprescindible que los pedícu- que se describió para las radiografías laterales de las columnas
los, que parecen faros en los cuerpos vertebrales, se visualicen cervical y dorsal. Repárese de manera general en la alineación
todos. En las radiografías AP, las apófisis espinosas se proyec- lumbar, que es normalmente de convexidad anterior (lordóti-
tan sobre el centro de los cuerpos vertebrales en todas las ca). Cuando hay espasmo muscular o patología de las apófisis,
alturas de la columna. Hay que comprobar el número de vér- esta curvatura normal puede perderse y la columna puede apa-
tebras que se articulan con costillas. La D12 lo hace normal- recer recta. Además, obsérvense las densidades óseas globales.
mente con dos costillas cortas, pero también pueden estas A continuación, se evalúan cuidadosamente las alturas vertica-
presentes apófisis transversas. De modo similar, la L1 puede les de los cuerpos vertebrales lumbares y de los espacios dis-
articularse con costillas rudimentarias, por lo que es impor- cales intervertebrales; deben ser aproximadamente iguales a las
tante contar de arriba abajo. Ocasionalmente, C7 puede arti- inmediatamente craneales y caudales, pero se hacen más altas
cularse con unas costillas cortas, pero estas no tienen el típico gradualmente, a medida que se progresa distalmente. Como
aspecto curvo de las primeras costillas verdaderas y no suelen regla general, la altura del espacio intervertebral L4-L5 es
provocar un error en la identificación. Los estudios de RM y mayor que la de los otros espacios intervertebrales lumbares. Si
TC (fig. 6-7) son útiles en la columna dorsal para las mismas el espacio discal L4-L5 tiene la misma altura que los inferiores
indicaciones que en la columna cervical. o los superiores, debe sospecharse patología del disco L4-L5.
Esto también significa que la zona discal L5-S1 es normalmen-
te más estrecha que la L4-L5 y no debe considerarse anómalo
Columna lumbar sólo por disminución de la altura. Aproximadamente el 15 %
de la población presenta variabilidad en la apariencia de la
El dolor en la columna lumbar es una de las causas más impor- unión lumbosacra. Puede haber lumbarización parcial o com-
tantes de discapacidad, ineficacia laboral y gasto sanitario. La pleta de S1 o sacralización de L5. Establecer la numeración en
etiología del dolor lumbar es complicada, variada y está mal la columna lumbar puede ser muy difícil, pero debería realizar-
comprendida. Tras una anamnesis clínica y una exploración se todo el esfuerzo necesario para hacerlo correctamente, usan-
física cuidadosas, el siguiente paso en el proceso de evalua- do radiografías de tórax si es necesario para contar el número
ción normalmente incluye radiografías. Las radiografías lum- de costillas. Es incorrecto asumir que la primera vértebra que
bares rutinarias consisten, por lo general, en proyecciones AP y no se articula con costillas en la proyección anterior es L1, y
laterales (fig. 6-8). Como se ha señalado previamente, se valo- que la vértebra sobre el sacro en la proyección lateral es la L5.
Cerebelo
Diente de C2 (odontoides)
Cuerpo vertebral de C2
Cuerpo vertebral de C3
Disco intervertebral
Ligamento nucal
Líquido cefalorraquídeo
Apófisis espinosa
Cerebelo
Diente de C2 (odontoides)
Cuerpo vertebral de C2
Cuerpo vertebral de C3
Disco intervertebral
Ligamento nucal
Líquido cefalorraquídeo
Tráquea
Apófisis espinosa
Esternón
Cuerpo vertebral
Cuerpo vertebral
Espacio del disco
intervertebral
Línea paraespinal
Aorta
Costilla
Pedículos
A B
FIGURA 6-6 A. Radiografía AP de la columna dorsal. Normal. Los pedículos de cada vértebra tienen
un aspecto similar a los faros de un automóvil. B. Radiografía lateral de la columna dorsal. Normal.
Aorta
Canal raquídeo
Pedículo
Articulación costovertebral
12.ª costilla
Lámina
Apófisis transversa
Apófisis espinosa
A
Aorta
Riñón izquierdo
Vena basivertebral
Articulación costovertebral
Pedículo
12.ª costilla
¡Es frecuente ver el mismo cuerpo vertebral numerado de forma Dependiendo de la angulación en L5-S1, puede ser difícil ver
distinta en las proyecciones AP y lateral! los pedículos de L5. A veces se obtiene una proyección anterior
Se estudia siempre la región de la parte interarticular de angulada para evaluar mejor L5 (fig. 6-9). Esta proyección
cada vértebra buscando un posible defecto; una interrupción también demuestra muy bien las articulaciones sacroilía-
de la continuidad ósea en la parte interarticular es anómala y cas (SI). Obsérvese también que, en ocasiones, son necesarias
se llama espondilólisis. La pars puede verse en las proyecciones radiografías oblicuas (fig. 6-10) para evaluar mejor la parte
laterales, pero es difícil de diferenciar en una proyección ante- interarticular cuando se sospecha una espondilólisis. Una vez
rior. Es más fácil de ver en las proyecciones oblicuas. Observa- más, el listado de comprobación para la valoración de las
ciones similares se hacen en la radiografía AP respecto a la radiografías de columna se resalta en la tabla 6-3.
alineación, densidad y altura vertical de los cuerpos vertebrales Se solicita con frecuencia una RM de la columna lumbar
lumbares y de los espacios intervertebrales. Nuevamente, se para evaluar las vértebras, los espacios intervertebrales y la
debe estar seguro de que todos los pedículos están presentes. médula espinal (fig. 6-11), que habitualmente finaliza a la altu-
Cuerpo vertebral de L2
Cuerpo vertebral de L3
Apófisis transversa
Espacio articular
intervertebral de L3-L4
Parte interarticular
Pedículo de L4
Apófisis espinosa de L5
Sacro
A B
FIGURA 6-8 Radiografías AP (A) y lateral (B) de la columna lumbar. Normales. Las flechas en la radio-
grafía AP indican la región de la parte interarticular.
Pedículo izquierdo de L5
Articulación SI
ra de L1. Como en otras partes de la columna, puede solicitarse llevaderos los estudios con TC y la RM que la punción espinal
un estudio de TC para determinar la presencia o extensión de invasiva de la mielografía.
fracturas y la existencia de patología en los discos interverte- Debe valorarse el sacro conjuntamente con la columna y la
brales (fig. 6-12). pelvis, ya que tiene un papel común con ambos. Por desgracia,
La mielografía era la prueba de elección para el diagnóstico puede ser difícil de evaluar, especialmente en pacientes mayores
de patología del canal raquídeo y de sus alrededores. La mielo- con osteoporosis. El sacro normal presenta una concavidad ante-
grafía es un procedimiento invasivo que provoca molestias. Se rior, porque está angulado dorsalmente en la unión L5-S1. Hay
realiza inyectando un medio de contraste en el espacio subarac- que valorar cuidadosamente las líneas arqueadas de los agujeros
noideo a través de una punción lumbar o cervical; en la figu- neurales en la proyección AP. Deberían ser curvas lisas y simétri-
ra 6-13 se muestran algunas de las imágenes más características. cas (fig. 6-14). Cualquier asimetría puede ser el resultado de una
Afortunadamente, el contraste mielográfico hidrosoluble no fractura o de una afectación tumoral. Las articulaciones SI deben
requiere una extracción física como ocurría con el antiguo, de ser analizadas, dado que son importantes en la evaluación de
naturaleza oleosa. Rutinariamente, se lleva a cabo un estudio varias artropatías y pueden estar ensanchadas como resultado
de TC tras la inyección, para definir mejor el disco y la patolo- de un traumatismo. Tanto la TC como la RM pueden ser útiles en
gía de los nervios. Como es lógico, para el paciente son más la evaluación del sacro y de las articulaciones SI.
Lámina
Apófisis articular
superior derecha Apófisis articular inferior
izquierda
A
FIGURA 6-10 A. «Perrito escocés» y la anatomía que representa en las radiografías oblicuas de colum-
na lumbar. El cuello del perrito escocés representa la parte interarticular. Cuando el cuello del perrito
escocés está ausente, a esta enfermedad se le llama espondilólisis.
(Continúa)
Cuerpo vertebral de L1
Pedículo
Apófisis transversa
Articulación sacroilíaca
Articulación sacroilíaca
B C
FIGURA 6-10 (Cont.) B y C. Radiografías oblicuas derecha (B) e izquierda (C) de la columna lumbar.
Normales. Obsérvese la claridad en la visualización en estas proyecciones oblicuas de la parte interarticu-
lar o el cuello del perrito escocés (flechas rectas) y las articulaciones interapofisarias (carillas articulares)
normales entre las apófisis articulares superior e inferior (flechas curvas).
Apófisis transversa
Apófisis espinosa
Núcleo pulposo
del disco Apófisis articular
superior
Fibras anulares Nervio
del disco
Cuerpo vertebral
Margen externo
del disco y ligamento Pedículo
longitudinal anterior
Nervio dentro
del agujero
FIGURA 6-11 A. Esquema lateral de la columna lum-
Apófisis articular bar. Normal.
A inferior (Continúa)
Líquido cefalorraquídeo
Médula espinal
Líquido cefalorraquídeo
Cono medular
Cola de caballo
Cola de caballo
Disco intervertebral
Disco intervertebral
Cuerpo vertebral
Cuerpo vertebral
B C
Aorta
Cuerpo vertebral
Seno venoso
Grasa
Raíz nerviosa Saco dural
Líquido
cefalorraquídeo
Grasa epidural
Apófisis espinosa
D E
FIGURA 6-11 (Cont.) B y C. Imágenes sagitales de RM de la columna lumbar ponderadas en T1 (A) y
T2 (B). Normal. Obsérvese nuevamente que el líquido cefalorraquídeo es negro en una imagen en T1
y blanco en una imagen en T2. Además, la grasa de la médula ósea es más blanca (señal hiperintensa) en
la imagen en T1. El disco intervertebral es más blanco en la imagen en T2. D. Columna lumbar en una
imagen axial ponderada en T1. Normal. Las raíces nerviosas (flechas curvas) se visualizan bien. E. Imagen
coronal de RM de la columna lumbar ponderada en T1. Normal. El plano coronal pasa a través de los
cuerpos vertebrales lumbares superiores y el saco dural lumbar inferior.
Disco
intervertebral
lumbar
Riñón derecho
Músculo psoas
Articulación
interapofisaria
Ligamento
amarillo
Aorta
Cuerpo vertebral
lumbar
Pedículo
Lámina
Apófisis transversa
Apófisis articular
inferior
Apófisis espinosa
B
12.ª costilla
TA B L A 6 - 5
LISTA PARCIAL DE LAS ANOMALÍAS
DE LA COLUMNA Y DE LA PELVIS
Médula espinal
Leves
Costillas cervicales
Pedículo de L1 Escoliosis
Espina bífida
Hemivértebra
Osículos accesorios
Osteítis condensante de los ilíacos
Nerviosa
Vértebra transicional
Graves
Ausencia del sacro
Diástasis de la sínfisis
Escoliosis
Meningocele y mielomeningocele
Pedículos de D12
Cuerpo vertebral de L5
12.ª costilla
A C
B
Oblicua Oblicua PA
FIGURA 6-13 A. Radiografías posteroanteriores (PA) de una mielografía de la columna dorsal. Normal.
La médula espinal (entre las flechas rectas) queda delineada por el medio de contraste inyectado en el
espacio subaracnoideo (flechas curvas). B. Radiografías PA y oblicuas de una mielografía de la columna
lumbar. Normal. Las flechas rectas indican las raíces nerviosas rodeadas por medio de contraste, que salen
del canal raquídeo. Las flechas curvas muestran las raíces nerviosas dentro del saco dural. Las flechas
dobles indican la vértebra lumbar L5. C. Radiografía lateral de una mielografía de la columna lumbar.
Normal. El saco dural contiene medio de contraste (flecha recta).
Articulación SI
Cóccix
B
FIGURA 6-14 Radiografías AP con angulación craneal (A) y lateral (B) del sacro. Normales. Las flechas
cortas muestran las líneas arqueadas normales de las aperturas anteriores de los agujeros intervertebrales
del sacro. La punta de flecha señala el margen posterior del agujero S1 izquierdo. Hay una espina bífida
oculta. El hiato sacro representa el final de los elementos posteriores en la línea media.
Ilíaco
Articulaciones sacroilíacas
Agujeros sacros
Acetábulo
Cabeza femoral
Agujero obturador
Tuberosidad isquiática
Ramas superior e inferior del pubis
A B
12.ª costilla
izquierda
Vértebra L4
Articulación
A sacroilíaca B
FIGURA 6-17 A. Radiografía AP de la columna lumbar. Sacralización parcial de L5. L5 se articula con
el sacro izquierdo de una forma anómala (flechas rectas). Hay una seudoartrosis (flecha hueca). La vérte-
bra de transición describe una situación en la que L5 empieza a parecer parte del sacro o el sacro empieza
pareciendo parte de la columna lumbar. Las flechas curvas señalan calcificaciones en las porciones carti-
laginosas de las costillas. B. Radiografía lateral de la columna cervical. Occipitalización parcial de C1. La
apófisis espinosa de C1 se articula con el occipucio (flecha). Normalmente, la apófisis espinosa de C1 no
se articula con el occipucio.
del recto puede estar afectada, así como los nervios sensitivos y Una de las anomalías de la columna más importantes desde
motores. Otra desafortunada anomalía en esta categoría es la el punto de vista clínico es la escoliosis. Algunas de las múltiples
ausencia completa del sacro (agenesia sacra), asociada frecuente- causas de la escoliosis son idiopáticas, otras son degeneración
mente a una variedad de otras anomalías. Otra anomalía grave es del disco y artrosis, enfermedades neuromusculares, traumatis-
la extrofia de la vejiga, que se asocia con un ensanchamiento anó- mos, infecciones, tumores, tratamiento con radioterapia, acro-
malo de la sínfisis del pubis. Este ensanchamiento de la sínfisis del megalia y problemas congénitos subyacentes, como las hemi-
pubis o diástasis resulta normalmente de un traumatismo vértebras (fig. 6-21) y las barras pediculares. Una hemivértebra
(fig. 6-20), pero ocasionalmente puede asociarse a un parto largo es una vértebra que se ha formado sólo en un lado debido a
o dificultoso, algunas displasias óseas, epispadias, hipospadias y ausencia del centro de osificación lateral. Normalmente hay un
el síndrome del abdomen en ciruela (pérdida o ausencia de los cuerpo, un pedículo, una lámina y la costilla correspondiente en
músculos de la pared abdominal). un solo lado (fig. 6-22). La barra pedicular aparece cuando dos
A B
FIGURA 6-19 A. Radiografía AP de la pelvis. Meningocele sacro. Este paciente de 54 años consultó al
médico por retención urinaria. Las áreas radiotransparentes en el sacro (flechas rectas) indican el defecto
óseo secundario a la masa del meningocele. B. Imagen axial de TC de la pelvis. La extensión completa de
la masa del meningocele dentro del sacro se indica por las flechas rectas.
o más pedículos del mismo lado están unidos por un puente fusión de un segmento largo de la columna (fig. 6-24). La esco-
óseo. Mientras que el lado normal crece, el lado ausente de la liosis lumbar degenerativa (fig. 6-25) es un problema creciente
hemivértebra o el lado con una barra pedicular no pueden cre- en la población anciana. Parece que es multifactorial y puede
cer tanto y aparece una curvatura. Aproximadamente el 10 % estar relacionada con alteración de la carga debido a deformi-
de los casos de escoliosis son congénitos, asociados con anoma- dades por compresión, cambios degenerativos del disco, disme-
lías vertebrales y costales, como se muestra en la figura 6-22, trías en la longitud de las piernas y anomalías lumbosacras.
pero, con diferencia, la mayoría de los casos son idiopáticos Esta deformidad puede ser lenta o rápidamente progresiva, y
(fig. 6-23). La escoliosis puede estar asociada a anomalías de la puede provocar dolor de espalda, radiculopatías y estenosis de
médula espinal, como siringomielia. Cuando la escoliosis es la columna. Ocasionalmente se trata con descompresión de la
grave o rápidamente progresiva, puede tratarse mediante la estenosis y fusión.
TRAUMATISMOS
Fracturas
FIGURA 6-23 Radiografía AP de la columna dorsolumbar. Escolio-
Las fracturas de la columna y de la pelvis son frecuentes, y se sis idiopática de la columna dorsal y lumbar. La columna lumbar pre-
deben a una variedad de traumatismos, como los ocasiona- senta convexidad hacia la izquierda (flecha curva), y las vértebras lum-
dos por accidentes de tráfico, deportes, caídas y actividad bares están marcadamente rotadas. Este componente de rotación hace
normal en aquellos que tienen osteoporosis o una pérdida que las vértebras lumbares aparezcan oblicuas en la radiografía. La
columna dorsal inferior es convexa hacia la derecha (flecha recta), lo
ósea secundaria a tumores. Las fracturas de la columna son que provoca una asimetría de las costillas y del tórax. Conviene desta-
obviamente muy importantes, dado que la médula espinal y car que el agujero magno y el sacro suelen formar una línea vertical
la cola de caballo son vulnerables a las lesiones, debido a su cuando se traza una línea que los conecta.
A B
FIGURA 6-24 Radiografía AP (A) y lateral (B) de la columna dorsolumbar. Fusión espinal posterior por
una escoliosis idiopática. Se usan tallos de fusión, tornillos y ganchos para disminuir la curvatura. Se
coloca también, normalmente, un injerto óseo para prevenir la progresión de las curvas.
Electrodos de monitorización
Tráquea
Cartílago tiroides
Cartílago aritenoides
Cuerpo vertebral
Articulaciones
interapofisarias
(carillas articulares)
B C
FIGURA 6-28 (Cont.) B. Imagen axial de TC de la columna cervical correspondiente a la vértebra C5.
Las líneas de la fractura conminuta en el cuerpo vertebral están separadas o ensanchadas (flechas rectas),
y los fragmentos de fractura anteriores están desplazados ventralmente aproximadamente 3 mm (flecha
curva). C. Radiografía lateral de columna cervical. Estabilización posterior con alambres de la columna
cervical entre las apófisis espinosas de las vértebras C5 y C6 (flecha curva). El fragmento de fractura mayor
(flecha recta) está bastante bien alineado, y muy cerca del resto de los fragmentos (flechas rectas dobles),
pero no se intentó reducir.
apófisis articular inferior de la vértebra superior se mueve hacia cervical. La radiografía lateral suele ser suficiente para hacer el
delante o ventralmente respecto a la apófisis articular superior diagnóstico (v. fig. 6-29A), pero a veces son necesarias las
de la vértebra inferior, lo que provoca una luxación anterior de reconstrucciones sagitales de un estudio de TC (v. fig. 6-29B
la vértebra superior. Una vez más, la columna se vuelve inesta- y C) para confirmarlo. El bloqueo de carillas articulares unila-
ble, y con frecuencia existe rotura ligamentosa posterior y a teral (v. fig. 6-29C) tienen un componente rotacional y no se
veces anterior, siendo habitual la lesión de la médula espinal acompaña de la extensa rotura de ligamentos que presenta el
bilateral. La fractura-luxación unilateral de la carilla interarti-
cular puede ser un diagnóstico difícil, dado que hay menos des-
plazamiento como resultado de la fractura de la apófisis articu-
lar superior. El componente rotacional puede no manifestarse
TA B L A 6 - 6
hasta más tarde y, por ello, debe buscarse en radiografías pos-
LESIONES DE COLUMNA CERVICAL teriores (fig. 6-30A a C).
A veces, la lesión por hiperflexión provoca una lesión liga-
Flexión mentosa sin fractura (fig. 6-31). Como en otras lesiones por
Bloqueo de las carillas articulares hiperflexión, supone un riesgo de inestabilidad de la columna y
Fractura del acuñamiento anterior de lesión medular.
Fractura en lágrima (C5) Las fracturas del diente o apófisis odontoides son relativa-
Fracturas de la apófisis odontoides mente frecuentes en la población anciana, y pueden deberse a
Rotura de ligamentos lesiones por hiperflexión o hiperextensión. Las fracturas no sue-
Extensión len estar desplazadas inicialmente y pueden ser difíciles de detec-
Fractura del ahorcado (C2) tar. Los mejores métodos para el diagnóstico de la fractura de la
apófisis odontoides son las radiografías AP con la boca abierta,
Fractura de la apófisis espinosa
las cervicales laterales y, por supuesto, el estudio con TC. La
Fractura de la apófisis odontoides
fractura de odontoides de la figura 6-32 es probablemente una
Fractura en lágrima (C2)
lesión por hiperextensión, dado que la odontoides está despla-
Roturas de ligamentos
zada dorsalmente.
A B
C
FIGURA 6-29 A. Radiografía lateral de columna cervical. Bloqueo bilateral de carillas articulares en
C5-C6. La apófisis articular inferior de C5 (flecha recta) se encuentra anterior a la apófisis articular supe-
rior de C6 (flecha curva). Las fl echas rectas dobles indican la posición normal esperada de la apófisis
articular superior de la vértebra C6. Hay una luxación anterior evidente del cuerpo vertebral de C5 res-
pecto al cuerpo vertebral de C6. No hay fracturas aparentes. B. Imagen sagital reconstruida de TC de la
columna cervical en otro paciente. Bloqueo bilateral de las carillas articulares. La apófisis articular inferior
de la vértebra superior (flecha recta) presenta una relación anómala con la apófisis articular superior de
la vértebra inferior (flecha curva). Las fl echas rectas dobles indican la posición normal esperada de la
apófi sis articular superior desplazada. Es visible una articulación apofi saria normal en el nivel inferior
(fl echas curvas dobles). C. Imagen reformateada de TC en otro paciente con bloqueo unilateral de las
carillas articulares en C4-C5 en el lado derecho. Obsérvese cómo la columna cervical superior está rotada,
mientras que la columna cervical inferior es recta. Las carillas izquierdas no se ven en este reformateo
tridimensional, pero tenían una relación normal.
B C
FIGURA 6-30 A. Imagen axial de TC a la altura de C6. La apófisis articular inferior izquierda de C5 está
rota, pero no desplazada (flecha). B. La imagen reformateada en sagital utiliza el conjunto de datos axiales
del estudio de TC para proyectar un corte sagital a través de las articulaciones interapofisarias. Hay una
relación normal entre la apófisis articular inferior de C5 fracturada y la apófisis articular superior de C6
(flecha). C. Radiografía lateral de la columna cervical obtenida 1 mes más tarde, que demostró una antero-
listesis leve de C5 sobre C6 (flecha) y rotación del pilar articular por encima de este nivel. Obsérvese el
solapamiento de las carillas articulares bilaterales por debajo (flecha curva) en comparación con el aspecto
en «pajarita» por encima de esta fractura luxación unilateral entre las carillas articulares (flecha doble).
mente sin compromiso del canal, y son, con mucho, las fracturas
Fracturas en la columna dorsal de columna dorsal más frecuentes. Algunas de las muchas enfer-
medades subyacentes que pueden provocar fracturas patológi-
La mayoría de las fracturas de la columna dorsal (torácica) se cas son la osteoporosis, los tumores primarios y secundarios, la
producen en la región dorsal baja. Las fracturas de la columna enfermedad de Paget, la osteopetrosis y la osteomalacia
dorsal pueden aparecer por traumatismos importantes; sin (fig. 6-33). Si hay síntomas neurológicos, casi con toda seguri-
embargo, enfermedades óseas subyacentes pueden debilitar las dad se precisará un estudio de RM o TC.
vértebras y hacer que aparezcan fracturas patológicas sin trau- En EE. UU. se detectan cada año más de 700 000 fracturas
matismos o con traumatismos mínimos. Estas fracturas son nor- por compresión osteoporóticas. La localización más frecuen-
malmente fracturas de compresión en forma de cuña, frecuente- te para las fracturas por compresión osteoporóticas es la
Apófisis espinosa de C4
Apófisis espinosa de C5
Apófisis espinosa de C4
Apófisis espinosa de C5
B C
FIGURA 6-31 A. Radiografía lateral a través de la mesa radiográfica de la columna cervical con el paciente en supino. Rotura del
ligamento posterior en C4-C5. Hay un aumento de la altura del espacio interespinoso entre las apófisis espinosas de C4 y C5 (flecha
recta) secundario a la rotura del ligamento interespinoso C4-C5, el ligamento supraespinoso y posiblemente los ligamentos amarillos.
Compárese la altura del espacio interespinoso C4-C5 con la de los espacios superiores e inferiores. La ligera espondilolistesis anterior
de C4 respecto a C5 (flecha curva) ha provocado una leve angulación cifótica y la inversión de la curvatura cervical normal a la
altura de C4. B. Radiografía lateral en extensión de la columna cervical en el mismo paciente. Cuando la columna cervical está en
extensión completa, el espacio interespinoso C4-C5 (flecha recta) tiene ahora una altura normal y la anterolistesis de C4 sobre C5 se
ha reducido. C. RM sagital de la columna cervical ponderada en T2 en otro paciente. Rotura de ligamentos sin fractura. Hay ensan-
chamiento del espacio entre las apófisis espinosas de C5 y C6, y aumento de la señal (blanco) (puntas de flecha). También se ve la
rotura del ligamento amarillo (flecha). Puede verse un hematoma (flecha curva), lo que explicaría el ensanchamiento persistente del
espacio entre las apófisis espinosas en las radiografías. Hay una pequeña hiperintensidad en la cara posterior del disco C5-C6, que
también podría sugerir una lesión del disco.
Rama mandibular
Occipucio
Apófisis espinosa de C1
Cuerpo vertebral de C2
FIGURA 6-32 Radiografía lateral de la columna cervical. Fractura desplazada a través de la parte infe-
rior o base del diente o apófisis odontoides de C2. Los márgenes reales de la fractura los señalan las líneas
discontinuas y la odontoides (flecha) está desplazada dorsalmente aproximadamente 8 mm. Las flechas
curvas indican el grado de desplazamiento de la odontoides.
columna dorsal media y la unión dorsolumbar. Son bastante múltiples en cuña provocan el desarrollo de cifosis, o de una
raras en la columna cervical. Puede ser difícil distinguir una deformidad angular de la columna, también llamada «joro-
fractura por compresión aguda de una deformidad por com- ba de la nobleza». Esto puede causar dolor crónico, disminu-
presión osteoporótica que se ha desarrollado a lo largo del ción de la capacidad pulmonar y un moderado aumento de la
tiempo. El dolor de espalda aparece en la compresión aguda, mortalidad.
pero en muchos pacientes mayores con artritis e irritación de
las raíces nerviosas, las molestias pueden acentuarse. Los
estudios axiales de TC, cuando no se acompañan de recons- Fracturas en la columna lumbar
trucciones sagitales, pueden pasar por alto estas deformida-
des por compresión desarrolladas a lo largo del tiempo. Las Las fracturas aparecen frecuentemente en la columna lumbar y
deformidades por compresión pueden aumentar la probabili- se diagnostican normalmente con radiografías (fig. 6-34A y B).
dad de fracturas del cuerpo vertebral debido a la alteración La RM puede ser de ayuda para evaluar el efecto de los fragmen-
de los pesos y las fuerzas en la columna. Las deformidades tos de la fractura sobre el saco dural (fig. 6-34C). Como en otras
A B
Disco intervertebral
Cuerpo vertebral de L3
Cuerpo vertebral de L4
Cuerpo vertebral de L5 D
C
FIGURA 6-34 Radiografías AP (A) y lateral (B) de la columna lumbar. Fractura de L3 por el cinturón de
seguridad. Este paciente de 30 años llevaba puesto el cinturón de seguridad cuando sufrió un accidente
de tráfico, y esta es una lesión por flexión causada por la flexión de la mitad superior móvil del cuerpo sobre
la mitad inferior que está fijada por el cinturón de seguridad. Hay una fractura transversal a través de la
vértebra L3 que afecta al cuerpo de la vértebra y a las apófisis transversas (flechas rectas en A y B). Un gran
fragmento de fractura que se origina en la parte posterior del cuerpo vertebral está desplazado dentro del
canal raquídeo (flecha curva en B). La altura del cuerpo vertebral de L3 es menor de lo normal debido a la
compresión o colapso causado por la fractura. Hay una leve angulación dorsal de la columna a la altura
de la fractura de L3. Estas fracturas pueden ser estables o inestables. El resto de la columna lumbar es
normal. Obsérvense los botones de la ropa. C. Imagen sagital de RM en densidad protónica de la columna
lumbar. Una fractura desplazada de L3 por el cinturón de seguridad en otro paciente de 30 años. El cuerpo
vertebral de L3 está moderadamente comprimido debido a una fractura (flechas rectas), y un fragmento de
fractura dorsal se aloja en el canal raquídeo estenosándolo (flecha curva). D. Imagen axial de TC de la
columna lumbar. Fractura de tipo estallido desplazada de la vértebra L4 en un paciente de 28 años que
sufrió un accidente de tráfico. El mecanismo de lesión es una compresión axial con o sin flexión y/o rota-
ción. Hay un grave compromiso del canal raquídeo (asterisco) con una afectación neurológica resultante.
La flecha recta demuestra una fractura de la lámina derecha en esta fractura inestable.
(Continúa)
Espondilólisis y espondilolistesis
La espondilólisis y la espondilolistesis son términos difíciles y
que se prestan a confusión para el principiante. Para aumentar
la confusión, también existe el término «espondilosis», adopta-
do por algunos profesionales para describir los cambios degene-
rativos de la columna. Es necesario un conocimiento de estas
patologías y de su relevancia clínica, pues son muy frecuentes en
la práctica clínica.
La espondilólisis se refiere a un defecto de la parte interarti-
cular situada entre las apófisis articulares superior e inferior de
una vértebra. Se suele comparar su aspecto con un perrito esco-
cés sin cuello o con un collar (v. fig. 6-10A). Este defecto afecta
a cerca del 5 % de la población y, en la mayoría de casos, se cree
que es una fractura por estrés. Se puede ver en las radiografías
E laterales, pero se aprecia particularmente bien en las proyeccio-
FIGURA 6-34 (Cont.) E. Imagen de TC sagital reformateada del mis- nes oblicuas (fig. 6-35). Aparece con mayor frecuencia en atletas
mo paciente, que demuestra la gravedad del compromiso del canal en cuyas actividades requieren extensión prolongada o forzada de
comparación con otros niveles. la parte baja de la espalda.
Cuerpo vertebral de L3
Cuerpo vertebral de L3
A B
FIGURA 6-35 Radiografías oblicuas derecha (A) e izquierda (B) de la columna lumbar. Espondilólisis
bilateral de L3 (flechas rectas). La parte interarticular o el cuello del perrito escocés está ausente a ambos
lados de la vértebra L3. Los cuellos de perrito escocés o parte interarticular están presentes en las vértebras
L2 y L4 bilateralmente (flechas curvas).
(Continúa)
Espondilolistesis de L4 respecto a L5
Cuerpo vertebral de L5
C D
Cuerpo vertebral de L4
FIGURA 6-35 (Cont.) C. Radiografía AP de la columna
lumbar. El aspecto típico del signo del sombrero de Napo-
león (flechas rectas) en una radiografía AP es secundario a
Espacio intervertebral L4-L5
una espondilolistesis grave (grado 4) de L5 respecto a S1.
El sombrero de Napoleón está invertido o boca abajo.
Radiografías laterales de la columna lumbar en flexión (D)
y extensión (E). Se trata de un paciente distinto con espon-
Cuerpo vertebral de L5 dilólisis de L4 y espondilolistesis anterior de grado 2 del
cuerpo vertebral de L4 respecto al cuerpo vertebral de L5.
El defecto de la espondilólisis en la parte interarticular (fle-
Calcificación arterial chas rectas) puede visualizarse en ambas proyecciones,
pero la radiografía en flexión abre el defecto para una
mejor visualización. El grado de espondilolistesis es ligera-
1.er segmento sacro mente inferior en la radiografía lateral en extensión, dado
que la extensión compensa el desplazamiento anterior.
Obsérvese el marcado pinzamiento del espacio discal inter-
E vertebral L4-L5.
Defecto de la parte
Defecto de la parte interarticular
interarticular
A B
FIGURA 6-36 A. Esquema de la espondilólisis y espondilolistesis en una radiografía lateral. El cuerpo
vertebral, los pedículos y las apófisis articulares superiores de L5 se han desplazado hacia delante o ven-
tralmente respecto al sacro. Sin embargo, las apófisis articulares inferiores, las láminas y la apófisis espi-
nosa de L5 siguen en su posición normal. B. Esquema de la clasificación de la espondilolistesis o sistema
de gradación. El sacro se divide en cuartos y simplemente se le da un grado de 1 a 4 al movimiento hacia
delante de L5.
La espondilolistesis es el movimiento hacia delante de una impactación de las estructuras óseas en los agujeros interverte-
vértebra en relación con las vértebras inferiores más estables. brales, que puede provocar compresión de los nervios.
El movimiento hacia delante es posible por un defecto de
espondilólisis bilateral de la vértebra (fig. 6-36; v. fig. 6-35).
De hecho, con un defecto de la pars, serán el cuerpo vertebral, Fracturas pélvicas, acetabulares y sacras
los pedículos y las apófisis articulares superiores los que se
desplacen hacia delante o ventralmente, mientras que las lámi- Las fracturas de la pelvis son frecuentes y se deben a una varie-
nas, las apófisis articulares inferiores y la apófisis espinosa per- dad de lesiones (fig. 6-38). Las fracturas pélvicas estables son las
manecen en sus posiciones normales (v. fig. 6-36). Esto lleva a que rompen el «anillo» de la pelvis en un solo punto. Entre ellas
un verdadero aumento del tamaño del canal en este nivel. La figuran las fracturas unilaterales de las ramas púbicas, acetábulo
mayoría de los casos de espondilólisis con espondilolistesis o sacro. Normalmente, tanto la rama púbica superior como la
aparece en la columna lumbar, especialmente en L5-S1, siendo inferior están rotas en un lado, dado que las ramas forman un
poco frecuentes en la columna dorsal o cervical. La espondilo- anillo. Sin embargo, es virtualmente imposible romper un anillo
listesis puede ser asintomática, pero el síntoma más frecuente en un solo punto, por lo que la mayoría de las fracturas pélvicas
es el dolor en la parte baja de la espalda, probablemente debi- son inestables, interrumpiendo los huesos pélvicos, la sínfisis y/o
do a espasmo muscular e inestabilidad. Los síntomas, cuando las articulaciones SI. Se trata de un tipo de fractura frecuente en
aparecen, no se relacionan necesariamente con la gravedad de los pacientes ancianos con osteoporosis, siendo importante
la enfermedad. observar cuidadosamente las ramas púbicas durante la evalua-
La espondilolistesis secundaria a espondilólisis puede diferen- ción de una fractura de cadera. Estas fracturas se pueden evaluar
ciarse de la espondilolistesis secundaria a degeneración del disco mejor en la TC, pues, cuando se realiza con contraste intraveno-
y de las carillas articulares sin espondilólisis. La espondilolistesis so, también permite la evaluación de muchas de las estructuras
degenerativa se estudia mejor en la radiografía lateral de la de tejidos blandos como la vejiga, la uretra y otros tejidos blan-
columna lumbar (fig. 6-37), y ocurre con mayor frecuencia en dos de la pelvis que pueden estar dañadas por los fragmentos de
L4-L5. Hay cambios degenerativos en el espacio discal y en las fractura. Las imágenes reformateadas de la TC son frecuente-
articulaciones apofisarias (carillas articulares) sin un defecto en mente útiles para evaluar mejor las fracturas pélvicas.
la parte interarticular. Debido a que no hay defecto en la región Las fracturas acetabulares suelen deberse a accidentes de
de la parte interarticular, sin embargo, es más probable que haya tráfico. Debido al impacto en un accidente, la cabeza femoral
C
FIGURA 6-39 A. Radiografía AP de la pelvis. Fractura acetabular. Hay una fractura acetabular izquier-
da (flechas). La fractura que afecta al ala ilíaca se considera parte de la fractura acetabular. B. TC axial
en el acetábulo. Este paciente de 23 años sufrió un accidente de tráfico. La cabeza femoral derecha está
luxada en sentido posterior, viéndose claramente el mecanismo de la fractura de la pared posterior del
acetábulo. La flecha muestra el lugar de la fractura del cual procede el fragmento de la pared posterior.
C. Vista posterior de un reformateo tridimensional del estudio de TC de otro paciente con una fractura
de la pared posterior del acetábulo (flecha). Estas imágenes pueden, a veces, permitir una mejor demos-
tración de la localización de los fragmentos de la factura.
A B
C
FIGURA 6-40 A. Radiografía AP del sacro. Fracturas por insuficiencia del sacro. Hay una esclerosis sutil
de orientación vertical que afecta a cada ala sacra (flechas). Compárese con el sacro normal en la figu-
ra 6-14A. B. Proyección posterior de una gammagrafía con radionúclidos de la pelvis en este mismo
paciente, donde se pone de manifiesto un aumento de la actividad (negro) debido a fracturas en consoli-
dación. La orientación vertical de cada lado con una línea de conexión de la fractura horizontal se deno-
mina «signo de Honda». C. RM coronal ponderada en T1 de la pelvis en otro paciente. Las líneas carac-
terísticas de fractura sacra por insuficiencia se ven con facilidad (flechas), pero no deben confundirse con
las articulaciones sacroilíacas normales (flechas curvas).
Núcleo pulposo
del disco
Hernia
Cuerpo vertebral
de L5
A B
Músculo psoas
Disco L4-L5
Pedículo
Saco neural
Apófisis espinosa
C D
FIGURA 6-42 A. Dibujo de un disco intervertebral lumbar. Una hernia de disco es una rotura que se
extiende desde el núcleo pulposo a través de todas las capas del anillo fibroso. Puede haber compresión
del saco dural y, posiblemente, de las raíces nerviosas. Las fisuras del anillo más pequeñas pueden o no
causar dolor. B. Radiografías laterales de la columna lumbar. Hernia del disco intervertebral L4-L5. La
paciente es una mujer de 30 años con debilidad bilateral de las piernas mayor en el lado derecho que en
el izquierdo. Hay un pinzamiento significativo del espacio discal intervertebral L4-L5 (flechas rectas), lo
que sugiere patología del disco en esta zona. Nuevamente, el disco no se ve en la radiografías. El pinza-
miento del espacio intervertebral es más evidente cuando se compara el espacio discal L4-L5 con los otros
espacios discales lumbares. Normalmente, la altura del espacio discal L4-L5 es mayor que la de los
otros espacios intervertebrales lumbares. C. Imagen axial de una RM de la columna lumbar ponderada
en T1 de la misma paciente. Gran extrusión del disco intervertebral L4-L5. El disco está extruido poste-
rolateralmente hacia la derecha (flechas rectas), y está generando presión extrínseca sobre el saco dural,
obliterando la grasa epidural del lado derecho. Hay grasa epidural normal en el lado izquierdo (flecha
curva). D. Imagen sagital de RM de la columna lumbar ponderada en T1 de la misma paciente. Disco
intervertebral L4-L5 extruido caudalmente, y protrusión del disco intervertebral L5-S1. Obsérvese que el
disco extruido (flecha) ha migrado en sentido inferior hasta la altura del disco L5-S1 y comprime severa-
mente el saco dural. La protrusión del disco L5-S1 no toca el saco dural en esta zona.
(Continúa)
E F
Cuerpo vertebral
de L3
Cuerpo vertebral
de L4
Sacro
A B
FIGURA 6-46 A. Radiografías laterales de una mielografía lumbar. Estenosis del canal raquídeo. Las
flechas rectas indican múltiples zonas de compresión del saco dural secundarias a la estenosis del canal
raquídeo, que está a su vez producida por los cambios degenerativos dentro y alrededor del canal neural.
Los espacios intervertebrales L3-L4 y L4-L5 también están marcadamente pinzados (flechas curvas).
B. Imagen axial de TC de la columna lumbar con contraste. Estenosis del canal raquídeo en el espacio
L3-L4 secundaria a cambios hipertróficos de las carillas articulares de un varón de 71 años. Las flechas
rectas indican la marcada estenosis del canal raquídeo, y las flechas curvas indican la deformidad del saco
dural secundaria a la estenosis del canal.
A B
C D
FIGURA 6-47 Radiografías laterales de la columna cervical (A), de la columna lumbar (B) y AP de la
columna lumbar (C). Espondilitis anquilosante. Las flechas rectas muestran sindesmofitos que hacen
puente entre los discos vertebrales, formando una columna maciza en «caña de bambú». Las flechas cur-
vas en B marcan las articulaciones interapofisarias fusionadas, mientras que la flecha curva en C está en
la localización teórica de la articulación sacroilíaca, que se ha fusionado. D. Radiografía lateral de un
hombre con espondilitis anquilosante tras una caída relativamente leve. Hay anterolistesis de L1 sobre L2
y ensanchamiento del disco L1-L2 (flecha) debido a una fractura a través de esta zona discal.
Arco anterior
de C1 (masa)
Cuerpo vertebral
de C2
A B
C D
FIGURA 6-49 A. Radiografía AP de la columna cervical a través de la boca abierta. Artritis reumatoide.
La apófisis odontoides (flechas rectas) está estrechada, osteopénica, y mal delimitada. Obsérvese el aumen-
to de la distancia entre la apófi sis odontoides de C2 y las apófi sis articulares inferiores de C1 (flechas
curvas) debido a la pérdida parcial del hueso odontoideo. B. Tomografía lateral de la columna cervical del
mismo paciente. Artritis reumatoide. La odontoides (flechas rectas) está marcadamente estrechada. El
espacio entre la cara anterior de la odontoides y el arco anterior de la C1 (flecha curva) es mayor de lo
normal (2,5 mm o menos). Esto también puede ocurrir en la espondilitis anquilosante. C. Radiografía
lateral en flexión de la columna cervical de otro paciente diferente al que se muestra en B. Artritis reuma-
toide. Cuando la columna cervical está flexionada, el espacio (flechas rectas) entre la superficie anterior
de la odontoides y la cara posterior del arco anterior de C1 (líneas discontinuas) se encuentra espectacu-
larmente ensanchado. Este ensanchamiento representa una luxación inestable de C1 respecto a C2. Hay
una espondilolistesis anterior de grado 1 de C3 respecto a C4. Obsérvese el estrechamiento de todos los
espacios discales cervicales y la osteopenia generalizada. D. Imagen axial de TC de la columna cervical.
Artritis reumatoide con estenosis del canal raquídeo en un hombre de 55 años. La articulación C1-C2 es
anómala, con 8 mm de distancia entre el arco anterior de C1 y la odontoides (entre las flechas rectas). Hay
cambios erosivos avanzados en la odontoides (flecha curva).
(Continúa)
E F
G
FIGURA 6-49 (Cont.) Reconstrucciones de una TC de la columna cervical en sagital (E) y tridimensional
sagital (F) del mismo paciente que se muestra en D. La odontoides está afectada con cambios erosivos y
tiene un aspecto distal de lápiz (flechas curvas). Se vuelve a demostrar la articulación anómala C1-C2
(entre las flechas rectas). G. Imagen sagital de RM ponderada en T2 de la columna cervical del mismo
paciente de D-F. La odontoides (flechas dobles) está desplazada dorsalmente, provocando una estenosis
del canal raquídeo y la compresión de la médula cervical (flecha curva). El aumento de la señal en la
médula comprimida (punta de flecha) probablemente representa edema y/o reacción crónica a la compre-
sión. Las flechas rectas únicas indican estenosis leves del canal raquídeo en múltiples niveles.
Cuerpo vertebral
de L2
Cuerpo vertebral
de L4
A B
FIGURA 6-51 Radiografías AP (A) y lateral (B) de la columna dorsal baja y de la columna lumbar alta.
Osteomielitis del cuerpo vertebral de D11. Este paciente de 41 años tenía dolor lumbar y febrícula. Hay
destrucción de la parte posterior del platillo vertebral inferior de D11 (flechas rectas), y existe marcado
estrechamiento del espacio intervertebral D11-D12 (flechas curvas), sugerente de destrucción articular y
del disco.
A B
TA B L A 6 - 9
ENFERMEDADES DIVERSAS
ALGUNOS TUMORES ÓSEOS PRIMARIOS
DE LA COLUMNA
Hiperostosis esquelética difusa idiopática
Benignos
Hemangioma
La hiperostosis esquelética difusa idiopática (HEDI) o enferme-
Osteoma osteoide
dad de Forestier se demuestra mejor en las radiografías laterales
Osteoblastoma
de columna (fig. 6-53), y se caracteriza por una osificación que
Quiste óseo aneurismático
afecta al ligamento longitudinal anterior. Se acompaña de forma
característica de osteófitos exuberantes. El aspecto general es Osteocondroma
similar al de la columna en caña de bambú de la espondilitis Malignos
anquilosante; sin embargo, la espondilitis anquilosante se acom- Mieloma múltiple (más frecuente)
paña habitualmente del cierre de las articulaciones SI. La este- Condrosarcoma
nosis del canal raquídeo es una complicación importante de la Osteosarcoma
HEDI (fig. 6-54). Al igual que en la espondilitis anquilosante, Sarcoma de Ewing
pueden aparecer fracturas con traumatismos relativamente
menores. En otros puntos del cuerpo, la HEDI se manifiesta por
proyecciones óseas prominentes en los puntos de inserción de
los ligamentos. enmarcadas, producido por un aumento de la densidad verte-
bral periférica con radiotransparencia central.
Enfermedad de Paget
Tumores
La enfermedad de Paget se debe a un desequilibrio entre la acti-
vidad osteoclástica y oseoblástica, que puede tener un origen Los tumores benignos pueden afectar a la columna (tabla 6-9),
metabólico, y se ha descrito en el capítulo 5. Afecta normalmen- como, por ejemplo, el hemangioma. Son habitualmente asintomá-
te a la columna y, con mayor frecuencia, a la pelvis (fig. 6-55). ticos y se descubren casualmente. Los hemangiomas de la colum-
El aspecto clásico de la columna afectada es el de las vértebras na no requieren tratamiento, a menos que se vuelvan sintomáti-
A B
FIGURA 6-55 A. Radiografía lateral de columna lumbar. Vértebra L2 con enfermedad de Paget (flecha
recta). La vértebra L2 tiene el clásico aspecto de marco de foto secundario al aumento de la densidad de
las trabéculas en la periferia del cuerpo vertebral. Hay pérdida leve de la altura del cuerpo vertebral de L2
comparado con la altura vertical de L1 y L3, lo que es compatible con una leve fractura por compresión.
El resto de la columna lumbar no está afectada por la enfermedad de Paget. B. Radiografía AP de la pelvis.
Enfermedad de Paget. Las trabéculas óseas son marcadas (flechas rectas), con un aumento global de la
densidad y ensanchamiento o expansión de los huesos.
cos. Los síntomas se pueden desarrollar cuando el tumor causa La importancia de visualizar los pedículos vertebrales se
una fractura patológica o la lesión se extiende fuera de la vértebra recalca en la figura 6-59. Cuando faltan uno o más pedículos en
y comprime la médula espinal. Los hemangiomas se pueden un paciente con sospecha o diagnóstico de cáncer, se debe pensar
desarrollar en otros huesos, pero en la columna tienen un aspecto en seguida en la enfermedad metastásica. La RM es muy útil
típico, con unas trabéculas verticales engrosadas o prominentes para confirmar la presencia de enfermedad metastásica en una
que recuerdan a los barrotes de una celda o a una tela de pana vértebra donde falta un pedículo (v. fig. 6-57B) y para evaluar la
(fig. 6-56). Su aspecto en la RM y la TC también es bastante extensión y la localización de las metástasis (fig. 6-60).
característico, por lo que no constituyen un dilema diagnóstico. Los tumores primarios del saco dural y de la médula espinal
Como se ha descrito previamente en el capítulo 5, la enferme- pueden parecer tumores óseos de la columna. Por ello, los tumo-
dad metastásica es la neoplasia más frecuente en el hueso, y esto res que nacen de estas estructuras deberían ser considerados en
incluye la columna. Como en otros huesos, la enfermedad metas- el diagnóstico diferencial cuando se trata a un paciente con
tásica que afecta a la columna puede ser osteolítica (fig. 6-57), con dolor de espalda y anomalías en las radiografías o en la mielo-
o sin destrucción y/o actividad osteoblástica (fig. 6-58). Las neo- grafía.
plasias primarias que causan lesiones óseas osteolíticas y osteo-
blásticas se enumeran en la tabla 6-10.
Otras
La osteoporosis y la osteomalacia se han descrito en la sección
de enfermedades metabólicas del capítulo 5. El enfermo típi-
TA B L A 6 - 1 0
co de osteoporosis (fig. 6-61) es anciano y se queja de dolor de
CARACTERÍSTICAS DE LAS METÁSTASIS espalda, especialmente si tiene fracturas secundarias por com-
presión. Las fracturas vertebrales no sólo causan dolor de espal-
Osteoblásticas da, sino que también provocan frecuentemente pérdida de altu-
Próstata ra y cifosis. El aspecto radiográfico típico de la osteoporosis en
Mama la columna es una disminución de la densidad global de los cuer-
Linfoma pos vertebrales y, como resultado, los platillos vertebrales pare-
Carcinoide cen prominentes. A medida que las vértebras se vuelven más
Neuroblastoma (ocasional) blandas que los discos, los platillos vertebrales pueden hundirse,
provocando deformidad en forma de boca de pez de las vérte-
Osteolíticas
bras.
Mama
La anemia de células falciformes es un rasgo hereditario men-
Pulmón
deliano dominante. La enfermedad tiene una gravedad variable
Casi todos los demás tumores metastásicos
y se caracteriza por crisis que incluyen anemia, fiebre, dolor
A B
C
FIGURA 6-56 A. Radiografía AP de columna dorsolumbar. Hemangioma del cuerpo vertebral de D12.
El patrón trabecular vertical prominente es característico del hemangioma óseo (flecha recta). Compárese
el aspecto del cuerpo vertebral de D12 con el de aquellos por encima y por debajo de este nivel. B. RM
sagital ponderada en T1 de la columna lumbar. El área focal redondeada de hiperintensidad de señal
(flecha) es bastante característica de un hemangioma en la columna, dado que contiene una moderada
cuantía de grasa. C. TC axial del cuerpo vertebral torácico en el que se aprecia el aspecto punteado en
corte transversal de la trabeculación grosera (flechas), similar a la que se ve en A. Obsérvese la densidad
muy disminuida de la grasa dentro del hemangioma (negro).
abdominal intenso, dolor óseo e infartos óseos. Las radiografías ejemplo, un partido de futbol de padres contra hijos, es proba-
pueden mostrar osteoporosis, infartos óseos, necrosis aséptica y ble que tenga un tirón muscular o una inflamación muscular
vértebras en boca de pez (fig. 6-62). retardada. El dolor agudo tras levantar un objeto pesado se
La columna y la pelvis en el enanismo y en varias anomalías corresponde con mayor probabilidad a una hernia del núcleo
congénitas tienen aspectos clásicos o típicos, pero su descripción pulposo. El dolor de inicio insidioso puede estar relacionado
se sale del objetivo de este texto introductorio. con artritis, compresiones osteoporóticas en evolución o enfer-
medad metastásica. El nivel de sospecha clínica determinará
qué paso tomar a continuación. La mayoría de los pacientes se
someterán a la prueba de un tratamiento conservador con repo-
SOLUCIÓN DE PROBLEMAS so, tratamiento fisioterápico y medicación para el dolor. Si no
CLÍNICOS hay mejoría, deben considerarse los estudios de imagen. Sin
embargo, si el paciente tiene una neoplasia primaria conocida,
La evaluación inicial de un paciente con dolor de espalda la RM o la gammagrafía ósea deben efectuarse inmediatamen-
requiere una historia y un examen físico meticulosos. Si el te, debido a la elevada sospecha de metástasis y a la importan-
paciente experimentó dolor dos o tres días después de jugar, por cia del diagnóstico.
A B
FIGURA 6-59 A. Radiografía AP de la columna dorsal. Lesión metastásica osteolítica en el pedículo
vertebral izquierdo de D9. El pedículo izquierdo ausente de D9 (flecha recta) ha sido destruido por la
enfermedad metastásica, mientras que el pedículo derecho de D9 normal no afectado (flecha curva) per-
manece claramente visible. Este hallazgo promovió otro estudio con RM que demostró que el pedículo
ausente había sido destruido por una lesión metastásica. B. Imagen sagital de RM ponderada en T1 de la
columna dorsal de este mismo paciente. Enfermedad metastásica de la vértebra D9. La enfermedad metas-
tásica que afecta al cuerpo vertebral de D9 (flecha recta) ha reemplazado casi completamente toda la
grasa de la medula ósea, provocando una señal hipointensa. Esta anomalía de D9 es bastante evidente
cuando se compara con la señal hiperintensa de la médula ósea normal de los cuerpos vertebrales no
afectados por encima y por debajo de D9.
Costillas de D11
Cuerpo vertebral de L1
295
TA B L A 7 - 1
ALGUNAS INDICACIONES HABITUALES
PARA UN ESTUDIO DE TC Y EL USO DE CONTRASTE
INTRAVENOSO
Indicaciones para un estudio de TC Contraste intravenoso
Ventrículo
lateral Traumatismos No
Infecciones Sí
Anomalías congénitas No
Tumores Sí
Trastornos metabólicos No
Esclerosis múltiple Sí
Hidrocefalia No
TRAUMATISMOS
FIGURA 7-2 Arteriograma por TC del cerebro obtenido tras la admi-
nistración de contraste intravenoso que muestra el detalle de los vasos Quizá la indicación más habitual de los estudios de imagen del
intracerebrales del polígono de Willis. cerebro son los traumatismos. La cabeza es una parte del cuerpo
Dorso selar
Cisterna supraselar
Protuberancia
Cuarto ventrículo
Ventrículo lateral
Ganglios de la base
Tercer ventrículo
Pedúnculos cerebrales
Cisterna ambiens
Sustancia gris
Sustancia blanca
extremadamente vulnerable a las lesiones; los equipos de TC entre la duramadre y la aracnoides, suele ser cóncavo hacia la
dedicados a traumatismos raramente se quedan sin trabajo. Al superficie cerebral, paralelo a la superficie del cráneo, por lo que
evaluar una TC realizada por un traumatismo, se dispone de un los hematomas subdurales se diferencian de los hematomas epi-
número finito de parámetros de búsqueda de hallazgos principa- durales por su forma (fig. 7-7). La hemorragia subaracnoidea se
les que representan trastornos que probablemente demanden difunde a lo largo de la superficie de las circunvoluciones y llena
intervenciones inmediatas. La RM es excelente para la detección las cisternas de LCR que rodean el cerebro (fig. 7-8). Las
de lesiones traumáticas subagudas, pero la velocidad y disponi- hemorragias intraaxiales quedan a menudo confinadas al área
bilidad de la TC la convierten normalmente en la principal téc- del vaso roto y localizadas en su totalidad en la sustancia cere-
nica de imagen en pacientes de traumatología. bral. La hemorragia intraventricular se sitúa dentro de los ven-
La presencia de sangre en la cabeza, pero fuera del sistema trículos, a menudo acumulada en la zona declive del ventrículo
vascular, es con frecuencia una clave para el diagnóstico correc- formando niveles sangre-LCR. Una vez localizada la sangre
to. Afortunadamente, cuando la sangre se encuentra libre en la «blanca» y analizada su forma y localización anatómica, se pue-
cabeza, suele aparecer como una bombilla blanca evidente en los de ser bastante preciso sobre el diagnóstico y la localización de
estudios de TC. Por tanto, la primera regla al evaluar el estudio la hemorragia. A medida que el hematoma envejece, la sangre
de TC de un paciente de traumatología es buscar acumulaciones adopta diferentes características en imagen. En la tabla 7-4 se
blancas dentro del cráneo (fig. 7-5). El diagnóstico normalmen- ofrece una descripción de las diferentes apariencias de la sangre
te es más específico, porque lo blanco (la sangre) presenta una en la cabeza con el trascurso del tiempo de la hemorragia.
absorción característica (número Hounsfield) y tiende a dispo- Una vez buscada la hemorragia en los pacientes de traumatolo-
nerse siguiendo varias formas predecibles en función de la loca- gía, el siguiente paso es buscar el efecto masa, una pista de que hay
lización anatómica. De forma general, las localizaciones de las presión ejercida sobre un área del cerebro. En la mayoría de las
hemorragias intracraneales, se observen por TC o por RM, se lesiones, la mejor forma de encontrar efectos masa significativos
dividen primero en intraaxiales, que significa dentro del propio es la búsqueda de asimetrías con desplazamiento de las estructuras
tejido cerebral, o extraaxiales. Las hemorragias extraaxiales de la línea media, las más prominente de las cuales son la hoz
adoptan formas características que pueden ayudar a su localiza- cerebral, los ventrículos laterales y la fisura interhemisférica
ción. El líquido en el espacio epidural, entre el hueso craneal y (fig. 7-9; v. fig. 7-6). Un desplazamiento de la línea media hacia el
la duramadre, suele presentarse como una masa semilunar, con- lado contrario de la lesión, por ejemplo un hematoma epidural,
vexa hacia el cerebro (fig. 7-6). El espacio subdural, localizado suele requerir una atención urgente, particularmente en el contex-
TA B L A 7 - 3
TA B L A 7 - 2
COMPARATIVA DE LAS INDICACIONES Y FACTORES
SECUENCIAS DE PULSO DE LA RM QUE AFECTAN A LA ELECCIÓN DE TC O RM
Color del líquido Color Factor TC RM
Secuencia cefalorraquídeo de la lesión Coste ++ +++
Ponderada en T1 Negro Variable Disponibilidad +++ ++
Ponderada en T2 Blanco Blanco Diferenciación tisular + +++
Recuperación de inversión Negro Blanco Secuencias multiplanares +++ +++
Difusión Negro Blanco Velocidad de la exploración +++ ++
Gradiente (susceptibilidad) Negro Negro Reconstrucción ósea +++ +
B C
to de un traumatismo. Sin embargo, es recomendable cierta pre- edema que se produce y que oblitera todas las referencias anató-
caución: un desplazamiento de la línea media no siempre es tan micas cerebrales: «el cerebro demasiado negro» (fig. 7-10). Este
urgente como para sacar una navaja y llevar a cabo una neurociru- hallazgo suele augurar un mal pronóstico, ya que representa una
gía en la mesa de la cocina. El edema difuso de un hemisferio cere- rotura difusa de la integridad tisular, con el consiguiente edema
bral (v. fig. 7-9) o incluso la atrofia del hemisferio contralateral cerebral. La causa de esta cadena catastrófica de acontecimientos
pueden producir un desplazamiento aparente (o real). El concepto es casi siempre una limitación del aporte de oxígeno a los tejidos
importante es el desplazamiento de la línea media. Cuando las cerebrales, ya sea debido a un compromiso del aporte sanguíneo
estructuras cerebrales están desplazadas hacia el lado contrario de o a una pérdida de oxígeno de las células cerebrales. En esta
la anomalía evidente, por ejemplo, un hematoma, hay que elevar el última circunstancia, a medida que el cerebro se vuelve edemato-
nivel de sospecha y de urgencia a la hora de evaluar al paciente. so, el aporte sanguíneo cerebral se ve comprometido por la pér-
Una vez analizados la sangre y los efectos masa en los estudios dida del gradiente de perfusión arterial, y al final cesa la circula-
cerebrales por TC o RM, el siguiente paso importante es evaluar ción cerebral. Debido a las diferentes densidades tisulares y a una
las densidades de los tejidos cerebrales. Anteriormente hemos perfusión menos vulnerable, los ganglios de la base y el tronco
descrito cómo deben verse los componentes de las sustancias del encéfalo se suelen mostrar particularmente llamativos sobre
blanca y gris del cerebro en los estudios de TC (v. fig. 7-3D). Los la densidad uniforme de un parénquima cerebral muy negro. Su
ventrículos laterales y los espacios del LCR son negros y deben notoriedad produce el llamado signo de la inversión (fig. 7-11).
diferenciarse con facilidad como separados del parénquima cere- Obsérvese la ausencia intencionada de una exposición deta-
bral. Variaciones en este aspecto son generalmente malas noti- llada de las fracturas craneales en esta sección sobre traumatis-
cias. El signo más destacadamente peligroso es la obliteración de mos. Esto se debe a que, en general, las fracturas craneales no
la diferenciación entre sustancias blanca y gris, que indica un son muy importantes para el pronóstico inmediato del paciente.
profundo edema en el área (edema focal en la RM). Si este patrón Es el efecto del traumatismo sobre el cerebro lo que hace peli-
es global, existe una denominación especial para el profundo grar al paciente, no las fracturas en el hueso (fig. 7-12). Sin
embargo, las fracturas hundidas, una situación en la que el hue- la cirugía y la identificación de la fractura. La profundidad del
so es introducido directamente en las cubiertas meníngeas y en fragmento(s), las lesiones en la superficie cerebral y el neumoen-
el propio cerebro, suponen una importante excepción. Los estu- céfalo (aire intracraneal) son las observaciones clave.
dios de TC con ventana ósea resultan de gran importancia al La RM no debe omitirse en ninguna de las exposiciones sobre
documentar la profundidad y la extensión de este tipo de lesión, traumatismos, pero su papel, aunque en espectacular aumento,
así como para establecer cualquier presencia de aire intracra- suele ser secundario. Debido a las limitaciones de acceso de los
neal, debido a laceraciones de la duramadre o las meninges pacientes (limitaciones de ventilación, dificultades para la moni-
(fig. 7-13). En este tipo de traumatismos, suele resultar necesaria torización, etc.) y a los tiempos de exploración más largos que
FIGURA 7-7 RM cerebral mostrada para ilustrar que la RM también es eficaz en los traumatismos. Se
trata de un niño víctima de malos tratos que presenta un hematoma en el espacio subdural (flechas). Obsér-
vese que la superficie es cóncava, reflejando el contorno de la corteza cerebral, pero sin extenderse a las cir-
cunvoluciones. Esta configuración es típica de un hematoma subdural. Obsérvese también que las intensidades
de señal son diferentes en la RM. Los estudios de hemorragias son más complejos en la RM que en la TC.
TA B L A 7 - 4
CARACTERÍSTICAS DE LA SANGRE INTRACRANEAL
EN IMAGEN
RM
Momento Ponderada Ponderada
de la hemorragia TC en T1 en T2
FIGURA 7-10 Este niño con una grave lesión cerebral no muestra
Inmediato Blanca Negra Negra ventrículos reconocibles ni diferenciación entre sustancia blanca y gris
Aguda Blanca Blanca Negra (compárese con la fig. 7-3D). De hecho, toda la neocorteza, excepto las
zonas de hemorragia, es una sombra negra uniforme. Este intenso ede-
Subaguda Gris-blanca Blanca Blanca
ma cerebral conlleva un mal pronóstico.
Ganglios
de la base
FIGURA 7-11 Niño con una lesión hipóxica cerebral difusa que FIGURA 7-13 Ventana ósea de un estudio de TC en la que se demues-
muestra el signo de la inversión. Obsérvese que los ganglios de la base tra la profundidad de la lesión en una fractura craneal deprimida (fle-
son grises y que la neocorteza es negra, particularmente en las regiones cha) en este adolescente que fue golpeado con un martillo.
frontal y parietal.
FIGURA 7-12 Este niño con una fractura lineal del cráneo (flechas) FIGURA 7-14 RM que muestra un aumento difuso de la señal (blan-
se encontraba completamente asintomático (exceptuando un abulta- ca, indicada por la flecha) en la parte posterior de los lóbulos parietales
miento palpable en el cráneo) porque el cerebro subyacente al cráneo de una víctima de un traumatismo craneal cerrado. Esto se debe a una
no se vio afectado. La presencia de una fractura del cráneo documenta contusión cortical, que era sutil en el estudio de TC. Aunque el hallaz-
el traumatismo, pero tiene poca importancia para el tratamiento del go explicaba los síntomas del paciente y documentaba la gravedad de
paciente. la lesión, dicha lesión no precisó una intervención urgente.
FIGURA 7-15 Objetos brillantes no identifi cados (OBNI) amplia- FIGURA 7-16 La lesión de baja densidad en el hemisferio cerebeloso
mente dispersos por los ganglios de la base en el estudio de RM de este derecho representa un infarto agudo debido a una oclusión arterial.
octogenario, sin significación clínica. Estos OBNI son frecuentes cerca Obsérvese que hay inflamación de los tejidos implicados en el acciden-
de los ganglios de la base, pero se pueden ver en cualquier localización, te cerebrovascular, como lo evidencia el borramiento de la parte dere-
y se cree que corresponden a patología arterial de pequeño vaso con cha de la cisterna ambiens (puntas de flecha). La lesión no contiene
infartos lagunares. sangre, porque no tiene densidad blanca en la TC.
res» son pequeños y ni siquiera se detectan clínicamente. La mayo- la alta atenuación de las hemorragias internas. Este cambio a
ría de las personas en la quinta o sexta décadas de la vida presen- menudo se traduce en un mal pronóstico. Las técnicas más recien-
tan áreas pequeñas de señal anómala llamadas objetos brillantes tes de perfusión por TC, permitidas por unos equipos más rápidos
no identificados (OBNI) en los estudios de RM cerebral (fig. 7-15), y unos mejores ordenadores, pueden modificar los protocolos
y hay quienes adscriben el origen de estos OBNI a accidentes cere- actuales de la TC en caso de accidente cerebrovascular.
brovasculares silentes. Disponemos de una gran cantidad de
parénquima cerebral que no utilizamos completamente, de for-
ma que la pérdida de algunas de estas áreas pequeñas no se tiene
por qué percibir necesariamente como un problema clínico.
Sólo cuando un área grande o particularmente importante del
cerebro se vuelve isquémica, emergen los síntomas, y la neuroima-
gen entra en juego. Los estudios de TC constituyen a menudo la
primera exploración; sin embargo, su uso es problemático, por-
que hay una incidencia significativa de estudios de TC falsos nega-
tivos durante las primeras 24 a 48 h tras un accidente cerebrovas-
cular. El tamaño, la gravedad y la presencia de hemorragia afectan
claramente al cuadro del accidente cerebrovascular en la TC, por
lo que algunos accidentes cerebrovasculares aparecen casi de
inmediato; sin embargo, la sensibilidad de los estudios de TC para
el diagnóstico es considerablemente mayor pasadas las primeras
24 a 48 h. Desafortunadamente, este plazo es demasiado largo en
el caso de requerirse un tratamiento «trombolítico» (fig. 7-16).
En los estudios de TC, el hallazgo más fiable de accidente cere-
brovascular es la pérdida de la arquitectura normal del parénqui-
ma cerebral. El área de la lesión se visualiza como una zona negra
(edematosa) que oblitera la densidad del tejido normal. En ocasio-
nes, los accidentes cerebrovasculares tienen una hemorragia aso-
ciada, en particular en los pacientes con hipertensión, y la sangre
mostrará en la TC una densidad blanca dentro del área negra del
infarto (fig. 7-17). Un accidente cerebrovascular también puede
cambiar de naturaleza a medida que el tejido se destruye y tiene
FIGURA 7-17 Este enorme hematoma del lado izquierdo del cerebro
lugar la revascularización. Una hemorragia también puede ser la presenta un contorno irregular y edema circundante al área blanca de
consecuencia, por eso accidentes cerebrovasculares inicialmente hemorragia aguda. Se trataba de un ejecutivo de 53 años hipertenso
no hemorrágicos pueden desarrollar características específicas por que sufrió un accidente cerebrovascular hemorrágico mortal.
A B
FIGURA 7-18 A. Un accidente cerebrovascular agudo en la parte anterior del tálamo derecho de un
ejecutivo hipertenso de 50 años de edad, detectado precozmente en las imágenes de RM ponderadas en
difusión. El coeficiente de difusión aparente de la imagen muestra una lesión hipointensa (negra) en el
tálamo en la secuencia ponderada en T2. B. La misma lesión es blanca en la secuencia de recuperación de
inversión convencional.
Se están desarrollando conocimientos que sugieren que el tra- cas hiperintensas (en T2 y secuencia FLAIR) debido a la gran
tamiento precoz de un accidente cerebrovascular puede restaurar cantidad de agua libre liberada por las células isquémicas
la circulación y limitar el daño al tejido cerebral. Esto ha llevado (fig. 7-19). Por desgracia, para entonces ya es demasiado tarde
a un cambio en los estudios de imagen para resaltar el diagnóstico para la utilización de muchas de las técnicas trombolíticas de limi-
precoz. La RM, especialmente con secuencias ponderadas en difu- tación del infarto. Así pues, la difusión resulta crítica en fases
sión, es más sensible a los cambios precoces y ha asumido un precoces del accidente cerebrovascular. La utilización de contras-
papel más relevante en el estudio de imagen del accidente cerebro- te de RM (gadolinio) ha mejorado la detección aún más, y la RM
vascular agudo. Las imágenes en difusión son una serie de secuen- se convertirá pronto en el estándar de referencia para el estudio
cias específicas de recuperación de inversión que reflejan el movi- de imagen del accidente cerebrovascular (fig. 7-20).
miento browniano de las moléculas de agua limitado por el tejido Hasta ahora hemos expuesto los accidentes cerebrovasculares
celular dañado, lo que, en general, se correlaciona con las áreas agudos. Los crónicos producen atrofia del parénquima cerebral
de muerte celular. Este hallazgo es muy sensible a la RM, y apa- (fig. 7-21), que se manifiesta por una retracción focal o difusa del
rece minutos después de la lesión tisular en los estudios experi- cerebro a causa de la muerte celular. La demencia multiinfarto
mentales, lo que los convierte en la herramienta más útil para el difusa, un trastorno que es difícil de diferenciar de la enfermedad
diagnóstico de accidente cerebrovascular agudo (fig. 7-18). Los de Alzheimer, merece una consideración especial. Aquí los infar-
avances en las secuencias de la RM son rápidos, de forma que tos son pequeños y están confinados a áreas próximas a los ven-
resulta probable que estas secuencias se refinen aún más, posible- trículos, por lo que los ventrículos se dilatan a expensas del tejido
mente incluso para anticipar la muerte celular, pero, por ahora, la muerto (fig. 7-22). El estudio de TC de estos pacientes parece
de difusión es la secuencia más precisa y precoz para el accidente demostrar unos ventrículos dilatados, con circunvoluciones y sur-
cerebrovascular. Ocho o más horas después de un accidente cere- cos de un aspecto infrecuentemente prominente, condición que a
brovascular, la RM de los tejidos lesionados muestra zonas blan- veces se denomina hidrocefalia ex vacuo. Estos casos forman real-
FIGURA 7-20 La zona blanca en el lóbulo temporal derecho de este FIGURA 7-22 Imagen ponderada en T2 a la altura de los ventrículos
paciente corresponde a un accidente cerebrovascular con sintomatolo- laterales, en la que se aprecian múltiples infartos periventriculares
gía reciente, según muestra la imagen de RM con gadolinio. hiperintensos debidos a ausencia de perfusión en las capas profundas
del cerebro. Este tipo de paciente presenta demencia y trastornos del
movimiento, que pueden confundirse con diferentes trastornos neuro-
mente un conglomerado, porque la enfermedad de Alzheimer, la lógicos degenerativos.
hidrocefalia a presión normal de los ancianos y la atrofia cerebral
difusa de cualquier causa resultan similares. Los estudios de ima-
gen funcionales con espectroscopia, los análisis de la perfusión fácil, y actualmente no existe ningún tratamiento específico ni
cerebral y/o las medidas metabólicas tendrán consideración en un eficaz para ninguna de esas entidades. Sin embargo, se trata de un
futuro de cara al diagnóstico. No hay una respuesta de imagen área de la medicina en rápido desarrollo, y se esperan espectacu-
lares progresos de las técnicas de imagen.
TUMORES
La tercera aplicación frecuente de los estudios de imagen del
cerebro es la evaluación de tumores. En los adultos, las metásta-
sis (fig. 7-23) constituyen los tumores más frecuentes; los tumo-
res benignos o malignos primarios son menos frecuentes. En los
niños, debido a la menor frecuencia de neoplasias malignas que
metastatizan al cerebro, ocurre lo contrario. La localización de
los tumores también difiere con la edad. En los adultos, una
mayor proporción de tumores se encuentran en la corteza cere-
bral, mientras que en los niños la proporción de tumores que se
origina por debajo de la tienda es mucho mayor (fig. 7-24).
Los estudios de TC para tumores siguen el mismo principio
general que para los traumatismos, siendo la principal excepción
que la mayoría de los estudios de tumores se realizan tras la admi-
nistración de contraste intravenoso. La teoría, que funciona la
mayoría de las ocasiones, es que la circulación anómala del tumor
permite al contraste penetrar la barrera hematoencefálica y realzar
el tumor. Como el realce con el contraste es blanco en los estudios
de TC, el tumor se hace más evidente. Sin embargo, los tumores
pueden sangrar y el blanco del contraste puede ocultar el blanco
de una hemorragia. Como la aparición de sangre es un problema
importante en los pacientes tumorales, a menudo se realizan los
estudios con y sin contraste. A la hora de definir el tumor y la
FIGURA 7-21 Este paciente anciano presentaba unos ventrículos
difusamente dilatados, así como surcos cerebrales profundos en la con- anatomía normal, la RM iguala o supera a la TC en cuanto a efi-
vexidad, debido a la atrofi a presumiblemente asociada con infartos cacia; pocos neurocirujanos intervendrían un tumor cerebral sin la
previos múltiples. ayuda de una RM con contraste (gadolinio) (fig. 7-25).
Como en los traumatismos, resulta importante diferenciar las Los tumores que están completamente rodeados de tejidos
masas intraaxiales (dentro de los tejidos cerebrales) de las extra- cerebrales tienen habitualmente su origen en las células de la
axiales, ya que el diagnóstico diferencial y el abordaje de ambas glía, siendo el astrocitoma el tumor primario más frecuente
son diferentes. La determinación del origen tumoral es una de (fig. 7-27), y las metástasis las más frecuentes de forma global.
las tareas diagnósticas más difíciles. En general, los tumores Cuando la diferenciación entre intraaxial y extraaxial es difícil
extraaxiales tienen su base más amplia en la superficie cerebral y fundamental, la utilización de otra modalidad de imagen con
e improntarán suavemente sobre el cerebro desde fuera capacidad multiplanar, como la RM, resulta de gran valor. La
(fig. 7-26). Los tumores extraaxiales tienden a estar relaciona- RM también ofrece diferentes parámetros de contraste tisular,
dos con las meninges o con los huesos del cráneo. En ocasiones, y la adición del contraste de RM aporta otra dimensión adi-
un tumor del parénquima cerebral se origina en la superficie cional.
cerebral y la diferenciación resulta imposible. Por el contrario, Una vez se diagnostica y localiza el tumor en el sitio anatómi-
los tumores extraaxiales a veces crecen desde proyecciones tisu- co adecuado, la siguiente tarea es la de buscar el efecto masa
lares que se insinúan sobre el cerebro, tomando el aspecto de producido por el tumor y evaluar la probabilidad de lesiones en
masas parenquimatosas. centros cerebrales fundamentales que requieran una actuación
ANOMALÍAS CONGÉNITAS
Aunque la TC se utiliza a menudo para el diagnóstico de anoma-
lías cerebrales, la RM, con su mayor contraste tisular, resulta
imbatible en esta área. Las anomalías congénitas suelen presentar-
se en la infancia, bien como hallazgos anómalos durante la explo-
ración física o por crisis convulsivas. Las anomalías físicas que
más frecuentemente se asocian a anomalías cerebrales congénitas
incluyen la macrocefalia (cabeza grande), el aspecto anómalo de
la cara (particularmente con anomalías de la línea media como la
fisura palatina) y el meningocele. Cada uno de estos hallazgos
debe llevar a la búsqueda de tipos específicos de anomalía.
En el caso del macrocráneo (una cabeza grande), el diagnós-
tico probable es la hidrocefalia o dilatación de los ventrículos
por una circulación anómala del LCR. Los ventrículos laterales
resaltan tanto debido a su contenido de LCR que la TC se adap-
ta bien al diagnóstico inicial y monitorización de un tratamiento
FIGURA 7-26 Este gran tumor (flecha) presenta una amplia base a lo
largo del techo de la órbita y desplaza el lóbulo frontal del cerebro en para la hidrocefalia (fig. 7-28). Lo más importante es determinar
sentido superior. Este crecimiento es típico de un tumor extraaxial, la causa de la hidrocefalia, de forma que se pueda evaluar si una
en este caso un meningioma. derivación quirúrgica tendrá o no utilidad para el paciente. En
FIGURA 7-28 Este niño tenía una cabeza grande. La anamnesis fami-
liar documentó macrocráneo en varios otros miembros de la familia,
incluyendo el padre. El estudio de la cabeza por TC mostró unos ven-
FIGURA 7-27 En la RM con gadolinio, este tumor cerebeloso con- trículos ligeramente dilatados y unos espacios subaracnoideos promi-
tiene un nido de tejido brillante dentro de una masa quística. Esto es nentes. Esta constelación de hallazgos es diagnóstica de macrocráneo
característico de un astrocitoma pilocítico. familiar benigno.
A B
FIGURA 7-29 Imágenes de RM sagital (A) y coronal (B) de un lactante con la cabeza muy grande al
nacer. El niño presentaba una hidrocefalia grave que afectaba a los ventrículos laterales y al tercer ventrí-
culo, pero con un cuarto ventrículo normal. Esto sugiere una obstrucción del acueducto.
la mayoría de los casos, este método es directo: se busca el ven- cido, así como para demostrar los defectos de la línea media de
trículo dilatado más caudal y se asume que la obstrucción se los tractos ópticos. Si sólo se puede optar por una de las dos
encuentra entre ese punto y el ventrículo normal más cefálico. pruebas, en estos niños la RM es la mejor.
Por ejemplo, si los ventrículos lateral y tercero están dilatados, Un meningocele es un trastorno frecuente producido por un
pero el cuarto ventrículo es normal, la obstrucción se sitúa pro- fallo en el cierre del tubo neural embrionario. Este trastorno se
bablemente en el área de salida del tercer ventrículo o acueducto asocia casi invariablemente a series complejas de anomalías
de Silvio (fig. 7-29).
Con frecuencia la hidrocefalia obstructiva se ha hecho estáti-
ca por haberse alcanzado un equilibrio entre las dinámicas de
producción y reabsorción del LCR. En este caso, puede que no
sea necesario colocar una derivación para el drenaje del LCR.
Una vez detectados los ventrículos agrandados, la necesidad de
derivación viene determinada por el seguimiento del tamaño
ventricular a lo largo del tiempo. Ello debe, por supuesto, corre-
lacionarse con una vigilancia estrecha del estado clínico del
paciente. No debe permitirse que la imagen sea un freno si un
paciente está empeorando. La TC aporta el suficiente detalle
para monitorizar la progresión de la hidrocefalia. La RM es útil
al inicio de la hidrocefalia, pero el seguimiento se realiza con
TC. Se puede producir hidrocefalia de etiología no congénita,
pero las reglas establecidas aquí para su evaluación se mantie-
nen en la mayoría de los casos.
La RM es el mejor método para la valoración inicial de la
mayoría de los bebés con defectos complejos de la cara y el
encéfalo, por su capacidad de imagen multidimensional. La
holoprosencefalia, un fallo en la división del cerebro anterior
embrionario, siempre se asocia a anomalías faciales y es un buen
prototipo que ilustra el valor de la RM. Esta serie compleja de
anomalías abarca desde un cerebro completamente malforma-
do, un trastorno incompatible con la vida, hasta la agenesia del
septo pelúcido y las anomalías ópticas (displasia septoóptica),
trastornos compatibles con supervivencias prolongadas
(fig. 7-30). Mientras que los estudios de TC resultan suficientes FIGURA 7-30 RM de un lactante con displasia septoóptica en la que
para los defectos generales de la holoprosencefalia, la RM puede se documenta la mínima anormalidad de una tabicación incompleta de
alcanzar suficiente detalle para definir la ausencia del septo pelú- los ventrículos laterales, al demostrar un defecto del septo pelúcido.
Agujero magno
Amígdalas
cerebelosas
Médula espinal
denominadas malformación de Arnold-Chiari II. La razón para bilidades de dar con la respuesta correcta. Las anomalías estruc-
que se asocien estas anomalías cerebrales con lo que habitual- turales incluyen los trastornos de la migración neuronal, en los
mente es una anomalía de la columna es compleja, pero los que los tejidos cerebrales se detienen durante su crecimiento nor-
hallazgos son reproducibles y se demuestran mejor con la RM mal, dejando islotes focales de parénquima en localizaciones
(fig. 7-31). El anclaje de la médula espinal que tiene lugar con un anómalas a lo largo del cerebro (fig. 7-32). Otras anomalías
meningocele se acompaña de la protrusión de las amígdalas estructurales se deben a detenciones anómalas de la proliferación
cerebelosas por debajo del agujero magno. Como en los ejem- tisular y a roturas del tejido cerebral normal. Un claro ejemplo
plos anteriores, la compleja anatomía de las anomalías cerebra- de estos trastornos es la esclerosis tuberosa (fig. 7-33), aunque
les del desarrollo se demuestra mejor con la RM. cualquier otra facomatosis puede causar problemas similares.
El hallazgo de crisis convulsivas en un niño sugiere un trastor- Las anomalías metabólicas que producen crisis convulsivas sue-
no congénito, bien estructural o bien debido a un problema len causar desmielinización, afectando entonces a la sustancia
metabólico. En cualquier caso, con la RM se tienen más proba- blanca de forma difusa o como lesiones focales (fig. 7-34). La
Hendidura esquisencefálica
FIGURA 7-32 Niño con convulsiones. La RM muestra una hendidura que parte de la zona posterior
del ventrículo lateral izquierdo y llega a alcanzar la superficie cerebral. Este trastorno, producido por
un fallo de la migración adecuada de las neuronas durante la formación cerebral, se conoce como
esquisencefalia.
PUNTOS CLAVE
■ La TAC o TC es el estudio de neuroimagen que más se utiliza
en EE. UU. Los estudios de TC permiten observar el cerebro
en planos horizontales visibles a diferentes niveles.
■ Cuando se está valorando un estudio de TC por un potencial
traumatismo, hay que empezar buscando sangre en la cabeza
fuera del sistema vascular. La sangre aparece en la TC inicial-
FIGURA 7-33 Corte seccional de TC del cerebro en el que se apre- mente como una masa blanca.
cian calcificaciones en el techo de cada ventrículo lateral. Estas calcifi- ■ El efecto masa es una pista de que la presión está compri-
caciones se encuentran en los hamartomas o túberes. La RM también miendo otras áreas cerebrales. La mejor forma de descubrir
habría mostrado los hamartomas, así como aquellas lesiones que no un efecto masa significativo es buscar asimetrías con despla-
están calcificadas. zamiento de las estructuras de la línea media.
■ La obliteración de la diferenciación entre la sustancia blanca
y la sustancia gris cerebrales representa un edema profundo.
Cuando el edema es generalizado, se está visualizando un
«cerebro muy negro». Esto sugiere un mal pronóstico y casi
siempre está producido por una limitación del oxígeno en el
cerebro.
■ En la TC, los accidentes cerebrovasculares agudos con fre-
cuencia aparecen inicialmente como una zona edematosa
oscura que oblitera la densidad tisular normal. En muchas de
las secuencias de la RM en recuperación de inversión o poten-
ciadas en T2, los tejidos dañados se ven blancos a causa del
agua fugada desde las células isquémicas. La difusión por
RM es la prueba de imagen más sensible para el accidente
cerebrovascular agudo.
■ Los tumores completamente rodeados de tejidos cerebrales
suelen tener un origen glial, siendo el astrocitoma el tumor
primario más frecuente.
■ La compleja anatomía de las anomalías del desarrollo cere-
bral se demuestra mejor con la RM.
■ Las anomalías físicas que más frecuentemente se asocian a
anomalías congénitas del desarrollo incluyen la macrocefalia
(cabeza grande), el aspecto anómalo de la cara (particular-
mente con anomalías de la línea media como la fisura palati-
na) y el meningocele.
FIGURA 7-34 Múltiples lesiones hiperintensas en la sustancia blanca
compatibles con un fenómeno degenerativo de la mielina, en este caso
esclerosis múltiple. Estos hallazgos son inespecífi cos y deben combi- Lectura recomendada
narse con los resultados clínicos y las pruebas de laboratorio para que
resulten diagnósticos. Osborn A. Diagnostic neuroradiology. St. Louis, MO: Mosby, 1994.
311
Fosa nasal
Cornete nasal
Seno maxilar
Arco cigomático
Seno frontal
Cornetes nasales
Seno frontal
Seno esfenoidal
Pared anterior
del seno maxilar
Nasofaringe
Paladar duro FIGURA 8-3 Proyección lateral
del cráneo en la que se aprecia el
seno esfenoidal de localización
posterior y la vía aérea nasofarín-
gea. Esta proyección complemen-
ta a las otras, añadiendo una ter-
cera dimensión a las estructuras
de la cabeza y el cuello.
Seno maxilar
Arco cigomático
Lámina pterigoidea
Fosa pterigopalatina
Cóndilo mandibular
Celdillas etmoidales
Seno esfenoidal
Articulación
temporomandibular
Seno frontal
Órbita
Agujero óptico
Apófisis clinoides
anterior
Dorso selar
Órbita
Celdillas
etmoidales
Seno maxilar
Seno esfenoidal
Fisura orbitaria
inferior
Tabique nasal
Cornete inferior
Paladar duro
Dorso selar
Seno esfenoidal
Agujero oval
Absceso subperióstico
Lámina papirácea
Celdillas etmoidales
Lámina papirácea
Músculo recto
interno
(a)
(c)
(b)
A B
C
FIGURA 8-13 A. Fractura de Le Fort I. B. Fractura de Le Fort II. C. Fractura de Le Fort III. (Tomado
de Langland OE, Langlais RP, McDavid WD, DelBalso AM, eds. Panoramic radiology, 2nd ed. Philadel-
phia: Lea & Febiger, 1989, con autorización.)
Fracturas en el maxilar
superior
Fractura pterigoidea
FIGURA 8-14 Imagen de TC de la víctima de un accidente de tráfico que había chocado contra el para-
brisas. Hay múltiples fracturas que incluyen la rotura de las estructuras profundas de la cara (se muestran
las de las láminas pterigoideas). Se trata de un patrón complejo de fractura de tipo Le Fort y sólo puede
definirse bien con la TC.
Fractura
en estallido
FIGURA 8-15 Una fractura en estallido de la órbita producida por
un puñetazo en el ojo. Obsérvese la masa de tejidos blandos que
Músculo protruye hacia el seno maxilar. Esta mujer no presentaba alteracio-
atrapado nes de la mirada a su llegada, pero las desarrolló poco después. La
fractura requirió una reconstrucción quirúrgica, pero la paciente
presenta ahora una función ocular normal.
Sutura Sutura
coronal lambdoidea
Sutura
escamosa
Sutura sagital
ausente
Sutura coronal
Quiste tirogloso
Musculatura superficial
Cartílago tiroides
Músculo
esternocleidomastoideo
Glándula submaxilar
Quiste de hendidura
branquial
Músculo
esternocleidomastoideo
Linfangioma
Músculo
esternocleidomastoideo
Los linfangiomas (también llamados higromas) son malfor- medad, delimitar las relaciones entre el tumor y las estructuras
maciones vasculares del desarrollo que se ven más frecuente- anatómicas adyacentes, y evaluar la presencia de metástasis en
mente como masas quísticas multiloculadas, a menudo asocia- los ganglios linfáticos regionales. Toda esta información resulta
das a niveles líquido-líquido hemorrágicos en la parte esencial para establecer la modalidad terapéutica óptima. La
posterolateral del cuello, centrados en torno al triángulo poste- RM es esencial, en particular para la evaluación de la afectación
rior (fig. 8-19). de la base craneal por tumores de cabeza y cuello (fig. 8-20).
En los adultos, el carcinoma de células escamosas es la neo-
plasia maligna más habitual en la cabeza y el cuello. En los
TUMORES niños, las masas benignas son más frecuentes que las malignas.
Entre las masas benignas se incluyen las lesiones quísticas con-
La RM es la modalidad de elección para la evaluación de las génitas, como los quistes tiroglosos y los quistes de hendiduras
lesiones neoplásicas de la cabeza y el cuello. El diagnóstico his- branquiales. Entre las neoplasias benignas que se ven en este
tológico de las neoplasias de cabeza y cuello se suele realizar grupo de edad, se incluyen el teratoma y el angiofibroma juvenil.
mediante biopsia con aguja fina, utilizándose fundamentalmen- El rabdomiosarcoma es la neoplasia maligna más frecuente en la
te los estudios de imagen para evaluar la extensión de la enfer- cabeza y el cuello pediátricos.
Extensión
orbitaria
Tumor
Extensión
intracraneal
Tumor
Aspectos técnicos de los estudios nucleares 322 Estudios de perfusión miocárdica 329
Estudios pulmonares de ventilación y perfusión Tomografía por emisión de positrones y TEP/TC 330
para el diagnóstico de embolia pulmonar 322 Tratamiento con radionúclidos 335
Estudios hepatobiliares 325 Puntos clave 338
Estudios esqueléticos 326
Estudios gammagráficos renales del inhibidor
de la enzima conversora de angiotensina 329
La medicina nuclear es una especialidad médica importante que menudo estudio o, más adecuadamente, imagen gammagráfica.
utiliza las mediciones del comportamiento de un marcador Esta imagen es esencialmente un mapa fisiológico de la distribu-
radiactivo en el cuerpo para detectar y valorar varios tipos de ción del radiofármaco dentro del cuerpo. La tabla 9-1 presenta
trastornos. Las imágenes fisiológicas generadas en los procedi- los radiofármacos y los correspondientes procesos de obtención
mientos de medicina nuclear tienen menor detalle anatómico de imágenes que se exponen en este capítulo.
que las de los estudios radiológicos. Por tanto, con frecuencia es
necesario combinar las imágenes de la medicina nuclear con las
correspondientes imágenes radiológicas. Aunque existen varias ESTUDIOS PULMONARES
aplicaciones terapéuticas de los agentes radiactivos, este capítu-
lo se centrará en la medicina nuclear diagnóstica.
DE VENTILACIÓN Y PERFUSIÓN
PARA EL DIAGNÓSTICO
DE EMBOLIA PULMONAR
ASPECTOS TÉCNICOS La tromboembolia pulmonar (TEPu) es un trastorno frecuente
DE LOS ESTUDIOS NUCLEARES asociado a una mortalidad significativa. Esta se puede reducir con
una adecuada detección y tratamiento. Establecer el diagnóstico
Cuando las moléculas con componentes de radionúclidos son pre- de TEPu resulta a menudo muy difícil. Aunque la disnea, la
paradas para su administración a seres humanos, se las denomina taquipnea y la taquicardia sinusal están presentes en la mayoría
radiofármacos. La parte de radionúclido en un radiofármaco sue- de los individuos con una TEPu aguda, estos signos y síntomas
le emitir radiación en forma de rayos gamma y/o rayos X, que pueden deberse a varios trastornos cardiopulmonares. El diagnós-
después se detecta y se utiliza para crear las imágenes gammagrá- tico de embolia pulmonar no se puede realizar con un alto grado
ficas (a menudo conocidas simplemente como rastreos). Los de fiabilidad en función solamente de los hallazgos clínicos.
radiofármacos participan en varios procesos fisiológicos sin alte- Se debe obtener una radiografía de tórax de todos los pacientes
rarlos. Se utilizan radiofármacos concretos con propiedades fisi- con sospecha de sufrir una embolia pulmonar. Se necesita esta
coquímicas particulares para estudiar un órgano o sistema orgá- radiografía de tórax para descartar otras causas de los síntomas
nico. Aunque los radiofármacos pueden ser introducidos en el del paciente, como neumonía, neumotórax, insuficiencia cardíaca
cuerpo de diferentes formas, el modo más frecuente de adminis- y similares. Sin embargo, la radiografía puede parecer completa-
tración es la vía intravenosa a través de una vena periférica. mente normal incluso existiendo una TEPu. Además, aunque la
Los efectos secundarios de la administración de radiofármacos radiografía de tórax sea anómala y compatible con una TEPu, los
con fines diagnósticos son muy raros. La probabilidad de una reac- resultados nunca tienen un valor predictivo adecuado para servir
ción adversa a la exposición a la radiación recibida por el paciente de base a la decisión terapéutica. En consecuencia, resultan nece-
o el técnico durante los procedimientos de medicina nuclear diag- sarios procedimientos diagnósticos más específicos para la evalua-
nóstica es tan baja que hasta la fecha no se ha medido. ción de los pacientes que entran en esta categoría.
Se emplean sistemas de obtención de imágenes de rayos gam- Los estudios de perfusión pulmonar son una importante
ma para detectar la radiación emitida desde el paciente y para herramienta en la evaluación de la TEPu, para cuya detección
crear imágenes que reflejen la distribución regional del radiofár- tienen una sensibilidad muy elevada. Las imágenes de la perfu-
maco dentro del cuerpo. El más habitual de estos sistemas de sión pulmonar regional se obtienen inyectando por vía intrave-
imagen es la gammacámara. Las gammacámaras utilizan un nosa varios cientos de miles de pequeñas partículas de macroagre-
cristal de yoduro sódico para detectar los rayos gamma y los gados de albúmina humana radiomarcados con tecnecio 99-m
rayos X. Los fotones que chocan contra el cristal producen cen- (Tc-99m). Estas partículas tienen un diámetro de 10 a 40 µm.
telleos de luz que son convertidos en una señal digital. Esta Como el diámetro de los capilares pulmonares y de las arteriolas
información digital se almacena en un ordenador y puede tras- precapilares es inferior a las 10 µm, las partículas se alojan en
ladarse a una placa o interpretarse directamente en la pantalla estos vasos a lo largo de los campos pulmonares en concentra-
del ordenador (fig. 9-1). Al cuadro resultante se le denomina a ciones que son directamente proporcionales al flujo sanguíneo
322
FIGURA 9-1 El sistema básico de gammacámara. Los rayos gamma que salen del paciente, perpendicu-
lares a la superficie de la cámara, no son absorbidos por el colimador y alcanzan los cristales de centelleo,
donde son detectados. El patrón de los fotones de los rayos gamma cuando golpean el cristal se utiliza
para crear una imagen digital por ordenador. NaI, yoduro sódico.
pulmonar regional (fig. 9-2). Como menos del 0,1 % de la sec- Una patología pulmonar diferente a la tromboembolia pue-
ción transversal total de la vascularización pulmonar se ve oclui- de también producir alteraciones en el patrón de flujo sanguí-
da por las partículas radiomarcadas inyectadas, las complicacio- neo pulmonar regional. Los trastornos del parénquima pulmo-
nes resultan extremadamente raras. nar con una neumonía, la enfermedad pulmonar obstructiva
En la figura 9-3 se presenta un ejemplo del patrón de flujo crónica y las atelectasias regionales pueden crear alteraciones
sanguíneo pulmonar normal. Los pacientes con una TEPu pre- de la perfusión pulmonar debidas al reflejo de vasoconstricción
sentan a menudo una disminución o ausencia del flujo sanguí- en la región de la patología. Como resultado, la presencia de
neo en uno o más segmentos pulmonares (fig. 9-4A). Los émbo- una o más alteraciones focales del flujo sanguíneo no es nece-
los son, con frecuencia, lo suficientemente grandes como para sariamente específica del diagnóstico de TEPu. Por esta razón
ocluir las arterias pulmonares segmentarias, y de ahí que los los estudios gammagráficos de ventilación pulmonar se combi-
defectos de flujo en las imágenes suelan aparecer con una confi- nan normalmente con los de perfusión en la evaluación de la
guración segmentaria. Sin embargo, se puede producir una oclu- TEPu. La determinación del estado de la ventilación de una
sión tromboembólica de las arterias más pequeñas, por lo que el región pulmonar que muestra una perfusión alterada mejora la
patrón de perfusión puede, por tanto, poner de manifiesto defec- especificidad de la prueba para el diagnóstico de TEPu. Enfer-
tos en cierto modo menores. medades pulmonares que producen una perfusión regional
TA B L A 9 - 1
RADIOFÁRMACOS EXPUESTOS
EN ESTE CAPÍTULO
Radiofármaco Procedimiento de imagen
Macroagregados de albúmina Perfusión pulmonar
Tc-99m
Xenón-133, aerosol de ácido Ventilación pulmonar
dietilentriamina
pentaacético (DTPA)
Tc-99m
Rubidio-82 (Rb-82) Perfusión miocárdica
Ácido iminodiacético Tc-99m Estudios dinámicos
hepatobiliares
Difosfonato Tc-99m Estudios esqueléticos
DTPA Tc-99m Tasa de filtración glomerular
renal
Talio-201, sestamibi Tc-99m, Perfusión miocárdica
tetrofosmina Tc-99m
F-18 fluorodesoxiglucosa Estudios de imagen tumoral FIGURA 9-2 Un macroagregado de albúmina (MAA) en partículas
marcado con Tc-99m cuando es atrapado en los capilares pulmonares
(FDG) con TEP
y emite rayos gamma.
TA B L A 9 - 2
ENFERMEDADES PULMONARES QUE REDUCEN
LA PERFUSIÓN PULMONAR REGIONAL
CON LA CORRESPONDIENTE VENTILACIÓN
ANÓMALA
Post. OPD LD
Neumonía
Enfermedad pulmonar obstructiva crónica
Atelectasia
Asma
Ant. OPD LD
A Post. OPI LI
Ventilación
Perfusión
Post. OPD
FIGURA 9-5 Estudio de ventilación con xenón normal. Vista poste-
rior de la imagen inicial en respiración sostenida.
CH
D V
La utilización de morfina en estudios de imagen hepatobilia- trastornos del sistema esquelético. Un derivado difosfonato mar-
res se ha considerado útil para reducir el número de resultados cado con Tc-99m es el utilizado para realizar las gammagrafías
falsos positivos, lo que mejora la especificidad de la prueba. La óseas, porque este agente radiomarcado se absorbe sobre la super-
morfina produce la constricción del esfínter de Oddi, lo que ori- ficie de los cristales de hidroxiapatita de reciente formación en el
gina un aumento de la presión en el sistema biliar. Esto aumenta hueso. La formación de nuevo hueso se produce en respuesta a la
el movimiento de la bilis a través del conducto cístico, lo que presencia de casi cualquier patología esquelética. En consecuencia,
mejora la visualización de la vesícula. Por esta razón, el uso de las imágenes gammagráficas mostrarán aumentos de las emisiones
morfina se ha convertido en una práctica estándar en este pro- de rayos gamma localizados en el punto de la anomalía ósea.
cedimiento. La figura 9-9 ilustra un caso en el que una vesícula Es importante que los clínicos sepan si hay metástasis esque-
normal sólo se hizo visible tras la administración de morfina. La léticas en los pacientes con neoplasias malignas: la evaluación de
figura 9-10 muestra un paciente con una colecistitis aguda y los pacientes en busca de posibles metástasis se lleva a cabo
ausencia de visualización de la vesícula tanto antes como des- predominantemente en aquellos individuos que padecen tumo-
pués de la administración de morfina. res que tienden a metastatizar al hueso, como los carcinomas de
mama, pulmón, próstata y renal. El carcinoma tiroideo bien
diferenciado también es propenso a diseminarse a zonas del hue-
ESTUDIOS ESQUELÉTICOS so, pero estas lesiones se detectan probablemente mejor con
imágenes de yodo-131.
Los estudios gammagráficos esqueléticos, más conocidos como El aspecto de una gammagrafía ósea normal se muestra en la
rastreos óseos, son una valiosa herramienta para la evaluación de figura 9-11. La gammagrafía ósea de un paciente con metástasis
esqueléticas muestra generalmente numerosos focos de acumula-
ción excesiva del marcador, más frecuentemente en el esqueleto
TA B L A 9 - 3 axial, pero también en menor medida en el esqueleto apendicular
(fig. 9-12). Las metástasis esqueléticas suelen originarse como pro-
TRASTORNOS QUE PUEDEN OCASIONAR FALSOS ducto de una siembra hematógena de células tumorales en la médu-
POSITIVOS EN ESTUDIOS DE IMAGEN la ósea: como la mayor parte de la médula ósea de un adulto se
HEPATOBILIARES EN LA EVALUACIÓN encuentra en el esqueleto axial, tiene sentido que la gran mayoría
DE LA COLECISTITIS AGUDA de las lesiones metastásicas se encuentren en el esqueleto axial.
Ayuno prolongado (3 días) La gammagrafía ósea es muy eficaz en la detección de lesio-
nes metastásicas y, en general, identificará una metástasis antes
Ingestión de alimentos en las 2 h previas al estudio
que las radiografías convencionales o incluso antes de que la TC
Colecistitis crónica
pueda hacerlo. Sin embargo, a menudo no resulta posible asegu-
Abuso crónico de alcohol
rar si las lesiones visibles en una gammagrafía ósea son malignas
Pancreatitis
o benignas, y esto es particularmente cierto en el caso de lesiones
A Morfina
ID
B
FIGURA 9-9 Estudio hepatobiliar en un paciente con dolor en el hipocondrio derecho. A. El conjunto
inicial de imágenes muestra una captación y excreción normales por el hígado, pero a lo largo del tiempo
no se visualiza la vesícula, por lo que se administró morfina aproximadamente a los 40 min de iniciar del
estudio. B. Las imágenes obtenidas inmediatamente después de la administración de morfina permiten
visualizar la vesícula (flecha V), lo que descarta una colecistitis aguda. Obsérvese la actividad en el intes-
tino delgado (flecha ID).
únicas, las cuales están producidas con frecuencia por un tras- ósea también puede resultar útil para la detección de una frac-
torno benigno. Las lesiones focales múltiples se deben, con tura no desplazada o de una lesión traumática de algún tipo no
mucha mayor frecuencia, a enfermedad metastásica. fácilmente visible en las radiografías. Por ejemplo, las lesiones
Otras anomalías esqueléticas también se detectan fácilmente que se originan por una actividad física intensa, como las frac-
con la gammagrafía ósea. Como las metástasis, se puede detec- turas de estrés (fig. 9-14) y el dolor en la cara anterior de las
tar una osteomielitis más precozmente por una gammagrafía tibias (fig. 9-15), son fácilmente detectables con una gammagra-
ósea que en radiografías (fig. 9-13). La gammagrafía ósea es par- fía ósea y pueden no verse en las radiografías. En la mayoría de
ticularmente útil en las osteomielitis de la infancia, en las que el los casos, las fracturas de espesor completo de la cortical ósea se
tratamiento precoz tiene gran importancia. La gammagrafía detectan fácilmente con radiografías simples. Algunas fracturas
A Administración de morfina
B
FIGURA 9-10 Estudio hepatobiliar en un paciente con fiebre y dolor en el hipocondrio derecho. A. El
conjunto inicial de imágenes muestra una captación y excreción hepáticas normales, pero hay ausencia de
visualización de la vesícula, por lo que se administró morfi na aproximadamente en el momento de la
imagen de la parte inferior derecha. B. Las imágenes obtenidas inmediatamente después de la inyección
de morfina continúan mostrando una ausencia de actividad en la vesícula, lo que indica obstrucción del
conducto cístico y muy probablemente una colecistitis aguda. Obsérvese el refl ujo de la bilis radiactiva
hacia el estómago (flecha E). El paciente se sometió a una cirugía en la que se encontró una colecistitis
aguda.
Ant. Post.
FIGURA 9-11 Imágenes anterior y posterior de cuerpo completo
correspondientes a una gammagrafía ósea normal. Ant. Post.
ESTUDIOS GAMMAGRÁFICOS
RENALES DEL INHIBIDOR diente de presión transglomerular y, por tanto, ayuda a mantener
la TFG en el riñón afectado. Si se administra un inhibidor de la
DE LA ENZIMA CONVERSORA ECA como el captopril en este contexto, los niveles de angioten-
DE ANGIOTENSINA sina II caerán y las arteriolas eferentes se dilatarán, lo que produ-
ce una caída de la TFG en el riñón estenótico.
Se pueden utilizar los procedimientos gammagráficos de obten- En pacientes con hipertensión renovascular, los estudios gam-
ción de imágenes para evaluar la perfusión y varios aspectos de la magráficos de los riñones obtenidos durante la inhibición de la
función renal. Pueden emplearse moléculas marcadas con tecne- ECA demuestran este deterioro de la TFG en el riñón con
cio-99m, que se filtran a través del glomérulo renal con el fin de una estenosis (fig. 9-17). Por el contrario, los pacientes con una
valorar la tasa de filtración glomerular (TFG). Los estudios gam- hipertensión esencial no mostrarán efecto alguno con el capto-
magráficos de la TFG en combinación con la administración de pril en las imágenes gammagráficas.
un inhibidor de la enzima conversora de la angiotensina (ECA), Los pacientes con un estudio gammagráfico con inhibidor
como el captopril, se utilizan para identificar a aquellos pacientes de la ECA fuertemente positivo tienen altas probabilidades de
con hipertensión producida por una estenosis de la arteria renal. mejorar o curarse de su hipertensión si se repara la estenosis. Por
En los pacientes con hipertensión renovascular, la secreción de el contrario, en aquellos pacientes con un resultado completa-
renina se ve potenciada de forma secundaria por los efectos hemo- mente normal, es muy poco probable que haya respuesta a la
dinámicos de una estenosis funcionalmente significativa de la reparación de la estenosis de la arteria renal.
arteria renal (fig. 9-16). La disminución de la presión de perfusión
como resultado de la estenosis hace que las células yuxtaglomeru-
lares aumenten la secreción de renina. La renina actúa sobre el
angiotensinógeno para formar angiotensina I. La angiotensina I ESTUDIOS DE PERFUSIÓN
se convierte en angiotensina II por la ECA. La angiotensina II MIOCÁRDICA
estimula la liberación de aldosterona y también actúa como un
potente vasoconstrictor sobre la vasculatura periférica, incluyen- Los estudios de imagen de la perfusión miocárdica pueden llevarse
do la inducción de una vasoconstricción de las arteriolas renales a cabo utilizando cloruro de talio-201 inyectado por vía intraveno-
eferentes distal al glomérulo en el riñón hipoperfundido por la sa o agentes marcados con Tc-99m conocidos como sestamibi y
estenosis. La vasoconstricción eferente actúa conservando el gra- tetrofosmina. Estas sustancias se acumulan en el miocardio en pro-
porción directa al flujo sanguíneo miocárdico regional y al número estrés y la imágenes tardías (denominados «fijos») suelen corres-
de miocitos viables. La tomografía computarizada por emisión de ponder a tejido cicatricial. Sin embargo, en algunos casos, los
fotón único (SPECT; single photon emission computed tomogra- defectos fijos pueden aún contener tejido viable. Esta informa-
phy) se utiliza para obtener imágenes de la perfusión del corazón ción es muy importante a la hora de tomar decisiones sobre la
en tres dimensiones utilizando uno de estos agentes (fig. 9-18). La posibilidad de una cirugía de bypass coronario. En la figura 9-22
SPECT es una técnica que ofrece un patrón tridimensional de dis- se presenta un ejemplo de un defecto fijo en el estudio con talio,
tribución del radiofármaco en el cuerpo, con imágenes presentadas que representaba tejido cicatricial de un infarto previo.
en secciones, muy similar al modo en que lo hacen la TC o la RM. Los estudios de imagen del miocardio en estrés pueden utili-
Un estudio de SPECT cardíaco con talio-201 normal muestra una zarse para seleccionar a aquellos pacientes en los que se sospe-
perfusión uniforme a través del miocardio (fig. 9-19). cha EAC, adecuados para someterse a una arteriografía corona-
Los estudios de imagen de perfusión miocárdica con estrés se ria o arteriografía coronaria por TC. Además, esta técnica puede
pueden llevar a cabo bien con ejercicio o bien gracias a un agen- aportar información sobre la gravedad hemodinámica de las
te farmacológico como la adenosina o el dipiridamol. La utiliza- lesiones coronarias ya vistas en la TC o en una angiografía con-
ción del estrés cardíaco mejora la sensibilidad de las imágenes de vencional, ayudando, por tanto, a determinar qué pacientes
la perfusión miocárdica para la detección de la enfermedad arte- necesitan un procedimiento de revascularización coronaria.
rial coronaria (EAC). Las arteriolas distales a una arteria coro- Como se expone posteriormente en el epígrafe de la tomogra-
naria normal se dilatarán significativamente en respuesta al ejer- fía por emisión de positrones (TEP; positron emission tomogra-
cicio o al estímulo farmacológico. Como resultado, la perfusión phy), los estudios de imagen de la perfusión miocárdica en estrés
(y, por tanto, la concentración del radiomarcador) aumentará se están llevando a cabo actualmente de forma rutinaria con
considerablemente en el miocardio distal a un vaso normal, TEP y rubidio-82 (Rb-82).
mientras que la perfusión miocárdica cambiará poco o nada dis-
talmente a una estenosis significativa (fig. 9-20). Por tanto, una
EAC significativa mostrará un defecto de perfusión en las imá-
genes cardíacas inmediatamente posteriores al estrés (fig. 9-21). TOMOGRAFÍA POR EMISIÓN
Los defectos de perfusión visibles en las imágenes de estrés DE POSITRONES Y TEP/TC
que se hacen menos graves o se normalizan en las imágenes retar-
dadas se consideran reversibles y casi siempre contienen miocar- La TEP difiere en cierto modo de los procedimientos de medi-
dio viable (v. fig. 9-21). Los defectos que no cambian entre el cina nuclear más convencionales en que los radioisótopos que
D I
Peroné
Ant.
Post.
FE
D I
FIGURA 9-14 Mujer de 20 años con dolor en la zona distal de la
extremidad inferior derecha. La paciente era una atleta con entrena-
mientos que incluían series de carreras prolongadas. Las radiografías
poco después de la aparición del dolor eran normales. Las imágenes FIGURA 9-15 Gammagrafía ósea de una paciente con dolor en la
gammagráficas de las extremidades inferiores distales mostraban una cara anterior de las piernas en la que se puede apreciar un patrón lineal
lesión focal en la cara medial posterior de la tibia distal derecha, com- de aumento de concentración del radiofármaco (flechas) a lo largo de
patible con una fractura por estrés (FE) (flecha). Obsérvese que la la cara posterior de la tibia.
lesión no afecta a todo el espesor de la tibia. El peroné aparece indica-
do por una flecha larga.
Vasoconstricción
Vasodilatación
de la arteriola
de la arteriola
eferente
eferente
Células YG
Angiotensinógeno Captopril
Renina
Angiotensina 1
ECA Angiotensinógeno
Angiotensina 2
Angiotensina 1
ECA
Vasoconstricción
Angiotensina 2
de la arteriola eferente
FIGURA 9-16 A. Sin un inhibidor la enzima conversora de angiotensina (ECA). Efecto de un inhibidor
de la ECA, como el captopril (B), sobre la tasa de filtración glomerular (TFG) en el contexto de una este-
nosis de la arteria renal e hipertensión vascular renal. YG, yuxtaglomerulares.
I D
I D
B
FIGURA 9-17 A. Imágenes gammagráficas de los riñones en proyección posterior, 1 a 3 min y 3 a 5 min
después de la inyección intravenosa de un agente marcado con Tc-99m que es filtrado por el glomérulo.
B. Las imágenes repetidas tras la administración de captopril muestran un descenso signifi cativo de la
concentración de este agente (y, por tanto, una disminución de la TFG) en el riñón izquierdo en compa-
ración con el estudio previo a la administración de captopril. Este hallazgo indica que una estenosis de la
arteria renal es la causa de la hipertensión vascular renal.
utiliza emiten positrones, por lo que el equipo de obtención de La gran mayoría de los tumores malignos presentan un meta-
imágenes de la TEP tiene un diseño diferente. Una vez emitido bolismo aumentado de la glucosa en relación con los órganos
un positrón, este viaja durante una distancia muy corta por los normales, por lo que las imágenes de la TEP con FDG podrán
tejidos del cuerpo (unos pocos mm), se combina con un elec- utilizarse para detectar los puntos de tumores malignos a lo lar-
trón, y la masa del positrón y del electrón se convierte en ener- go del cuerpo. La imagen de TEP de un paciente con un carcino-
gía en forma de dos rayos gamma que discurren en direcciones ma pulmonar de células no pequeñas (CPCNP) se muestra en la
opuestas a lo largo de una línea. Estos rayos gamma son detec- figura 9-23, y en la figura 9-24 se presentan las imágenes de un
tados por la cámara TEP, que crea entonces un conjunto de paciente con un linfoma. En ambos ejemplos, las neoplasias
imágenes tridimensionales de la distribución del radioisótopo malignas mostraban una señal intensa en las imágenes como
en el cuerpo. resultado de la elevada concentración de FDG en el tumor.
Los radioisótopos que emiten positrones incluyen C-11, Aunque se puede cuantificar el nivel absoluto del metabolis-
N-13, O-15 y F-18. Con estos radioisótopos se puede, teórica- mo de la glucosa con la TEP, en la práctica esto requiere mucho
mente, marcar cualquier molécula orgánica. Actualmente, el tiempo y precisa la toma de muestras de los niveles de FDG en
primer radiofármaco utilizado para la TEP en la práctica clínica la sangre arterial. Por ello, se utiliza como alternativa una medi-
es la fluorodesoxiglucosa (FDG) marcada con F-18. Las imáge- ción semicuantitativa, que se denomina valor de captación
nes de TEP con FDG evalúan la distribución del metabolismo de estandarizado, que está directamente relacionado con el meta-
la glucosa en el cuerpo. bolismo de la glucosa y que es mucho más fácil de obtener a
Estrés Reposo
Estenosis
Arterias
coronarias
Talio 201 o
sestamibi Tc-99m
Arteriolas
coronarias
F1 ⬍ F2 F1 = F2
Eje corto
Ápex Estrés Redist.
T T
A A
B B
I I
Q Q
U U
E E
Base
A
Pared anterior
T
A
B
I
Q
U
E
partir de las imágenes de TEP. En general, las lesiones asociadas FDG en una glándula suprarrenal. La presencia de una metásta-
con niveles del valor de captación estandarizado por encima sis suprarrenal indica enfermedad en estadio IV.
de 2,5 son probablemente malignas, mientras que los niveles de Hay muchas aplicaciones clínicas actualmente para los estu-
dicho valor de captación inferiores a 2,5 tienen muchas más dios de imagen de TEP/TC con FDG en oncología, incluyendo
probabilidades de tener origen fisiológico o de estar producidos la estadificación inicial, la detección de recidiva tumoral y la
por lesiones benignas. evaluación de la respuesta a la quimioterapia. Los tipos de
Para mejorar la capacidad de localizar lesiones detectadas tumores remitidos habitualmente para su evaluación por TEP/
por TEP, los equipos más actualizados combinan la TEP y la TC TC en la práctica clínica incluyen los CPCNP, carcinomas de
en una sola unidad. La fusión de las imágenes de la TC con los cabeza y cuello, linfomas, carcinomas de colon, carcinomas
conjuntos de datos de la TEP mejora tanto la sensibilidad como de mama y melanomas. En la figura 9-26 se presenta un ejem-
la especificidad para la detección de tumores malignos. La figu- plo de un paciente que tenía una masa cervical que fue biopsia-
ra 9-25 muestra un ejemplo de un paciente con un CPCNP que da, demostrándose que correspondía a un carcinoma de células
se está estadificando para una posible cirugía, en el que resulta escamosas que había metastatizado a un ganglio cervical. Se uti-
fácil apreciar el valor de la fusión de las imágenes TEP/TC para lizó la TEP/TC en este caso para identificar el tumor primario de
la localización de focos sutiles de anomalía de la captación de la origen en cabeza y cuello.
FIGURA 9-23 Imágenes tomográficas coronales de un estudio de FDG-TEP en un paciente con un car-
cinoma primario de pulmón. El tumor ha metastatizado a numerosas localizaciones (focos blancos/bri-
llantes). El tumor pulmonar primario se señala con la flecha negra en el pulmón derecho. Las lesiones
metastásicas están localizadas en el húmero proximal izquierdo, el tercer arco costal posterior derecho, la
suprarrenal izquierda, el mediastino y la base pulmonar izquierda. Obsérvese el intenso metabolismo de
la FDG en el cerebro (marcado con una C).
A medida que aumenta el número de equipos de TEP/TC en culas beta, y en un futuro también se podrán utilizar emisores de
los centros clínicos, se están utilizando cada vez más los estudios partículas alfa. Actualmente, el radioisótopo que se utiliza con
con TEP de la perfusión miocárdica para la evaluación de mayor frecuencia en tratamientos es el I-131. En su forma ele-
pacientes con EAC conocida o sospechada, en sustitución de la mental, este agente se utiliza para el tratamiento de trastornos
SPECT. El radioisótopo Rb-82 actúa fisiológicamente igual que tiroideos, como la enfermedad de Graves o el carcinoma de tiroi-
el talio en el corazón, y a diferencia del talio o del tecnecio, des. Como el yodo queda atrapado en las células tumorales anó-
emite un positrón. La resolución de las imágenes es superior en malas, el efecto de la radiación se concentra en el punto deseado.
la TEP con Rb-82 en comparación con la SPECT. En la figu- Una forma relativamente nueva de depositar el radioisótopo en
ra 9-27 se presenta un paciente con EAC estudiado por TEP/TC el objetivo seleccionado en el cuerpo es a través de la utilización
con Rb-82. de anticuerpos monoclonales (AM) radiomarcados. Los AM
que portan el radioisótopo se unirán a un antígeno de superficie
concreto de la célula tumoral, y de esta forma depositarán las
emisiones radiactivas beta directamente en el lecho tumoral. Se
TRATAMIENTO dispone actualmente de dos AM para uso clínico en el trata-
CON RADIONÚCLIDOS miento de pacientes con linfoma no Hodgkin. Uno está marcado
con I-131 y el otro con Y-90. El tratamiento con estos agentes,
Aunque una descripción exhaustiva de las aplicaciones de una vez que ha fracasado la quimioterapia estándar, induce la
los radionúclidos administrados internamente está fuera de los remisión tumoral en el 60-70 % de los pacientes con un linfoma
objetivos de este capítulo, es importante reconocer este aspecto no Hodgkin folicular o difuso de células grandes. En la tabla 9-4
de la medicina nuclear. En general, los isótopos radiactivos que se enumeran algunos de los usos terapéuticos de los radioisóto-
se están utilizando actualmente para tratamientos emiten partí- pos de administración interna.
FIGURA 9-24 Imágenes tomográficas coronales de un estudio de FDG-TEP en un paciente con un lin-
foma no hodgkiniano antes del tratamiento. Se puede apreciar enfermedad generalizada en el tórax y el
abdomen y en otros ganglios linfáticos. La flecha horizontal indica una gran masa tumoral en los ganglios
linfáticos retroperitoneales. Obsérvese el alto metabolismo de FDG del corazón (marcado con una C). El
hígado (H) y el riñón izquierdo (R) también están marcados.
LM
V
A B
FIGURA 9-25 A y B. Imágenes de un estudio de FDG-TEP en un paciente con un carcinoma de pulmón de células no pequeñas (CPCNP) remiti-
do para su estadificación. A. Foco sutil de aumento de la captación de la FDG en las imágenes axial de TEP (superior izquierda) y coronal de TEP
(inferior derecha), localizado por las cruces de referencia como correspondiente a la glándula suprarrenal derecha ligeramente agrandada, según se
aprecia en las imágenes axial de TC (superior derecha) y de fusión TEP/TC (inferior izquierda). La imagen axial de fusión TEP/TC de esta figura
muestra la TC en blanco y negro, superpuesta a la señal de la FDG de la TEP en su característica presentación de escala de color (naranja/amarillo),
pero aquí visible como blanco. B. Una evaluación adicional en imagen de este paciente pone de manifiesto una intensa captación de la FDG en una
vértebra lumbar (LM), apreciable en la imagen coronal de cuerpo completo (inferior derecha), lo que indica metástasis esqueléticas generalizadas.
Una evaluación más detallada de las imágenes axiales de la TEP (superior izquierda) revela una intensa captación focal anómala de la FDG en el
lóbulo izquierdo de la glándula prostática (foco negro identificado por la flecha gris), lo que es indicativo de un carcinoma prostático previamente
desconocido, que en este caso era el responsable de las metástasis esqueléticas. La imagen axial fusionada de TEP y TC (inferior izquierda) muestra
la señal de la FDG del tumor en blanco localizado en el lóbulo izquierdo de la glándula prostática, como se aprecia en la imagen en blanco y negro
superpuesta de la TC. Obsérvense también los múltiples pequeños focos positivos para FDG en el tórax en las imágenes coronales de TEP (inferior
derecha), tanto en A como en B, indicativos de metástasis ganglionares mediastínicas e hiliares derechas del carcinoma de pulmón del paciente. El
tumor prostático primario está indicado con una flecha en la imagen coronal de TEP de cuerpo completo. El tumor pulmonar primario no se ve en
estas imágenes. C, cerebro; H, hígado; P, próstata; V, vejiga.
TA B L A 9 - 4
ALGUNOS RADIOISÓTOPOS UTILIZADOS
EN APLICACIONES TERAPÉUTICAS
Radioisótopo Enfermedad
Yodo-131, anticuerpos Linfoma
monoclonales marcados
con itrio-90
Samario-153, estroncio-89 Metástasis esqueléticas
Fósforo-32 Policitemia vera
Yodo-131 Cáncer tiroideo, enfermedad
de Graves
TP
ACEst.
ACRep.
A
FIGURA 9-27 A y B. Imágenes de un estudio cardíaco de TEP con Rb-82 en un
Eje largo horiz. (ant. r post.) paciente con sospecha de EAC en quien finalmente se encontró una estenosis de alto
grado en la arteria circunfleja, que irriga la pared lateral del ventrículo izquierdo (VI).
En las imágenes tomográficas con estrés en el eje corto (A) se ve una disminución de la
ACEst. T perfusión (flechas blancas en uno de los cortes) de la parte lateral del VI en la fila supe-
rior, que se muestra como «reversible» (la señal mejora) en las imágenes en reposo de
la fila inferior (flechas gris claro). Las imágenes horizontales en el eje largo (B) muestran
el mismo defecto de perfusión por la gran disminución de la señal del rubidio que pro-
ACRep. cede de la pared lateral (flechas blancas en una de las imágenes) en las imágenes en
estrés. Presenta una mejoría significativa en las imágenes en reposo (reversibilidad),
como indican las flechas grises claras. ACEst., corrección de la atenuación para el
B estrés; ACRep., corrección de la atenuación para el reposo; T, tabique.
339
TA B L A 1 0 - 1 TA B L A 1 0 - 2
GUÍAS GENERALES PARA LAS MAMOGRAFÍAS FACTORES DE RIESGO QUE PUEDEN HACER
DE CRIBADOa NECESARIA UNA MAMOGRAFÍA DE CRIBADO
1. Se recomienda una mamografía anual a partir de los 1. Historial previo personal de cáncer de mama
40 años, y empezar antes de los 35 si la madre o la hermana 2. Historial familiar de cáncer de mama premenopáusico en
tuvieron cáncer de mama premenopáusico. La edad en la que madre, hermanas o hijas
el cribado debe finalizar dependerá de cada caso particular, 3. Presencia de las mutaciones de los genes BRCA-1 y/o
considerando los riesgos y beneficios potenciales del cribado BRCA-2
en el contexto del estado global de salud y longevidad. 4. Hiperplasia atípica confirmada por biopsia
2. La exploración clínica de la mama debe ser parte de los 5. Edad (la incidencia aumenta con la edad)
chequeos médicos periódicos, cada 3 años 6. Años de menstruación: menarquía temprana (⬍12 años),
aproximadamente para mujeres entre los 20 y los 40 años, menopausia tardía (⬎55 años)
y cada año para mujeres de 40 años o más. 7. Nulípara, primípara ⬎30 años
3. Las mujeres deben conocer el aspecto normal de sus mamas 8. No haber dado lactancia natural
y notificar a su médico cualquier cambio en ellas con 9. Obesidad posmenopáusica
rapidez. La autoexploración de la mama es una opción 10. Altas dosis de radiación en el tórax
para las mujeres a partir de los 20 años. 11. Tratamiento hormonal sustitutivo prolongado
a
El cribado con RM se recomienda en aquellas mujeres con mutación 12. Otros
genética (BRCA) favorable al cáncer de mama, mujeres con un riesgo
aproximado del 20-25 % o mayor de sufrir durante su vida un cáncer
de mama.
embargo, también pueden verse dentro del parénquima mama-
rio (ganglios linfáticos intramamarios). Los dos hallazgos
blanco). Este fondo de negro y gris, especialmente el negro, real- mamográficos principales que sugieren anomalías son las masas
za la visualización de las calcificaciones y de las masas blancas. y las microcalcificaciones. Otras anomalías son las asimetrías
El parénquima mamario está compuesto predominantemente de focales, las distorsiones de la estructura y la deformidad de la
tejido fibroglandular en mujeres jóvenes, que va reemplazándo- piel o del pezón. Cualquier cambio estructural a lo largo del
se gradualmente por tejido adiposo en mujeres mayores. tiempo requiere atención y mayor estudio, a menos que pueda
explicarse de otra manera, como por una cicatriz quirúrgica.
El protocolo de evaluación de imágenes y datos de la mama
(BIRADS, Breast Imaging and Data System) es una guía para
QUÉ DEBERÍA VERSE radiólogos desarrollada por el American College of Radiology
EN UNA MAMOGRAFÍA para describir los hallazgos mamográficos, llegar a conclusiones
y hacer las recomendaciones adecuadas para proseguir el estudio
Las mamografías normales muestran una mezcla de grasa y teji- de una forma bien organizada. Inicialmente, el BIRADS se desa-
do fibroglandular. También se ven otras estructuras normales, rrolló solamente para la mamografía; sin embargo, ahora incluye
como vasos sanguíneos y los conductos galactóforos. Los gan- ecografía y RM de acuerdo con una versión publicada reciente-
glios linfáticos se ven principalmente en las áreas axilares; sin mente (4). Las guías del BIRADS son revisadas y actualizadas
Tubo
de rayos X
A B
FIGURA 10-1 A. Dibujo de cómo se coloca a una paciente para una mamografía oblicua mediolateral
(OML). El haz de rayos X pasa oblicuamente a través de la mama, siguiendo una dirección de medial a
lateral. La mama se comprime de modo rutinario entre el dispositivo de compresión (flechas rectas) y el
chasis radiográfico (flecha curva). El chasis contiene una película radiográfi ca en la que se grabará la
imagen. La compresión mejora la calidad diagnóstica de las imágenes, adelgazando la mama hasta un
espesor más homogéneo. B. Dibujo sobre cómo se coloca a la paciente para una mamografía craneocaudal
(CC). El haz de rayos X pasa a través de la mama en dirección cabeza a pies o craneocaudal. El dispositi-
vo de compresión (flecha recta) se visualiza mejor en esta ilustración. Nuevamente, la imagen se grabará
en la película en el chasis radiográfico (flecha curva).
Músculo pectoral
Ganglio linfático
Vaso
Piel
Grasa subcutánea
Tejido fibroglandular
Conductos galactóforos
Tejido fibroglandular
Grasa subcutánea
Piel
Pezón
Conductos galactóforos
Ganglios linfáticos
axilares inferiores
Vena
A B
A B
FIGURA 10-4 A. Mamografía digital oblicua mediolateral de la mama derecha. Quiste simple. El quiste
isodenso (flechas) tiene bordes nítidos y no presenta calcificaciones. Obsérvese la diferencia entre los bordes
nítidos suaves de este quiste benigno y los bordes irregulares y mal definidos del carcinoma de la figura 10-7.
B. Ecografía de la mama derecha de la lesión de A. Este es el aspecto típico de un quiste benigno simple.
El quiste es una masa anecógena bien delimitada, redondeada, con una transición quiste-parénquima muy
fina. Frecuentemente se aprecia refuerzo acústico inmediatamente posterior (flechas) al quiste.
muestra normalmente una masa anecógena bien definida con multicentricidad en los estudios de imagen. Multifocalidad sig-
refuerzo acústico posterior. Los quistes pueden requerir aspira- nifica que hay otros focos de enfermedad en el mismo cuadrante
ción dependiendo de la situación clínica, y la aspiración guiada de la mama. Multicentricidad significa que hay otros focos de
por ecografía resulta bastante eficaz. enfermedad en otro cuadrante.
Aunque un quiste es habitualmente redondeado y está mucho Las densidades asimétricas y las distorsiones de la estructura
mejor delimitado que una masa sólida en la mamografía, es fre- también son hallazgos sospechosos de malignidad, especialmen-
cuente que la mamografía no sea suficientemente diagnóstica te si han aparecido recientemente.
como para diferenciar una masa sólida de un quiste. Sin embar-
go, la mamografía puede mostrar hallazgos diagnósticos en
algunas lesiones, como el hamartoma (fig. 10-5).
Los implantes de aumento mamario (fig. 10-6) son relativa- TA B L A 1 0 - 4
mente frecuentes; cerca de dos millones de mujeres los tienen
HALLAZGOS MAMOGRÁFICOS/ECOGRÁFICOS
ahora (1). Pueden deberse a motivos estéticos o a una recons- QUE HACEN SOSPECHAR MALIGNIDAD
trucción quirúrgica. Son necesarias proyecciones especiales,
denominadas «proyecciones con el implante desplazado», para 1. Masa en desarrollo en una mamografía con:
visualizar el tejido mamario que rodea al implante. Los implan- a. Bordes mal definidos o espiculados
tes mamarios tienen una apariencia variable, desde similar al b. Calcificaciones malignas asociadas
suero salino poco denso hasta la alta densidad de la silicona. c. Alta densidad en relación con el volumen
d. Retracción o engrosamiento cutáneo
2. Microcalcificaciones con o sin una masa
Malignas a. Pleomorfas
b. Lineales o ramificadas
Se enumeran los hallazgos frecuentes de malignidad en mamo- c. Agrupadas
grafía/ecografía en la tabla 10-4. Las masas malignas tienen 3. Distorsión de la estructura o asimetría focal
habitualmente una forma irregular, alta densidad y presentan
4. Masa sólida hipoecoica irregular en la ecografía con
bordes mal definidos o espiculados (fig. 10-7A a C). Normal-
bordes mal definidos o espiculados, ecogenicidad elevada
mente aparecen microcalcificaciones asociadas dentro y/o fuera
de los márgenes y/o distorsión de la estructura
de la masa. Ante estos hallazgos sospechosos, es importante eva-
circundante
luar la extensión de la enfermedad, así como la multifocalidad/
A B
FIGURA 10-6 Mamografías digitales oblicua mediolateral (A) y craneocaudal (B) de la mama izquierda.
Implantes mamarios bilaterales. Las áreas blancas brillantes representan los implantes de silicona coloca-
dos quirúrgicamente (flechas rectas).
(Continúa)
C D
FIGURA 10-6 (Cont.) Proyecciones OML (C) y CC (D) con desplazamiento del implante que muestran
el parénquima de la mama mejor que las proyecciones de rutina.
A B
D
FIGURA 10-7 (Cont.) D. Mujer de 38 años con un carcinoma ductal
infiltrante. Proyección OML digital de la mama izquierda con compre-
sión y ampliación, que demuestra el aspecto clásico de las calcificacio-
nes malignas (flechas cortas) en la masa (flechas largas). Obsérvese la
diferencia entre las calcifi caciones benignas marcadas de la figu-
ra 10-3 y estas calcifi caciones malignas pleomorfas. Además, la alta
densidad y los bordes mal definidos de la masa asociada resultan más
evidentes en esta proyección de compresión ampliación. Un marcador
(punto blanco) indica que esta masa es palpable.
MAMA MASCULINA
Todas las enfermedades que aparecen en la mama de la mujer
pueden potencialmente ocurrir en la mama masculina. La inci-
dencia del carcinoma de mama masculino fue de aproximada-
mente 2 000 casos en el año 2007 en EE. UU., lo que equivale al FIGURA 10-8 Mamografía digital CC de la mama izquierda de un
1 % aproximado de todos los cánceres de mama. Es, por supues- varón. Ginecomastia benigna. Las flechas indican el típico aumento de
to, infinitamente inferior a la de la población femenina. Por ello, tejido fibroglandular subareolar de aspecto normal sin calcificaciones.
la mamografía no tiene uso médico como prueba de cribado en Un paciente varón normal no debería mostrar ningún tejido fibroglan-
dular en la mamografía.
varones. Las indicaciones para la mamografía diagnóstica
en varones y las imágenes que se obtienen son similares a las de
las mujeres. Los varones tienden a ser diagnosticados en estados
avanzados de la enfermedad y tienen, por ello, una peor super- Los carcinomas de mama en el varón son similares en aspec-
vivencia. El motivo de estos diagnósticos tardíos es que los varo- to a los femeninos. Se presentan más frecuentemente como
nes pueden no ser conscientes de los cambios en sus mamas, masas sólidas irregulares o mal definidas. En la anatomía pato-
tienen una respuesta más lenta a los cambios descubiertos y no lógica, son más raros los carcinomas lobulillares invasivos en
son sometidos al cribado del cáncer de mama (5). hombres que en mujeres, debido a un menor desarrollo de las
Una situación clínica benigna de la mama masculina que puede estructuras lobulillares en los hombres.
ser confundida con un cáncer de mama es la ginecomastia
(fig. 10-8). Las causas de la ginecomastia en el varón se enumeran
en la tabla 10-5. Normalmente, se da en hombres adultos que
presentan una masa mamaria subareolar dolorosa, uni- o bilate-
PROTOCOLO SUGERIDO
ral. En la mamografía, hay tejido mamario en la zona subareolar PARA LOS PROBLEMAS DE
que puede raramente contener calcificaciones. La necesidad de LA PRÁCTICA CLÍNICA HABITUAL
biopsia se determinará según una combinación de síntomas,
hallazgos físicos y hallazgos mamográficos o ecográficos. Proba- Los algoritmos sugeridos para el estudio de dos frecuentes situa-
blemente no haya correlación entre ginecomastia y carcinoma. ciones clínicas se muestran en la figura 10-9.
Mujer asintomática
de más de 40 años
Negativa
Volver al cribado anual
Mamografía de cribado bilateral
con mamografía
Sospechosa Sospechosa
(puede ser masa
o quiste) (masa espiculada o con
microcalcificaciones)
Masa
Biopsia (puede ser estereotáctica,
Ecografía de mama
(no clásica de con ecografía o con aguja)
fibroadenoma)
Aspecto clásico
Quiste simple de fibroadenoma
Sospechosa
O Masa
(puede ser masa
negativa (no clásica para
o quiste)
fibroadenoma)
Seguimiento en 6 meses
Ecografía de mama
(para asegurar estabilidad)
Aspecto clásico
de fibroadenoma
Quiste simple
Negativa
A B
FIGURA 10-10 Mujer de 39 años con carcinoma ductal invasivo en la mama derecha. La masa redon-
deada (flechas) en la zona central de la mama derecha presenta isointensidad en la imagen ponderada en
T1 (A) e hiperintensidad heterogénea en la imagen ponderada en T2 (B).
(Continúa)
C D
FIGURA 10-10 (Cont.) La masa muestra un realce precoz en anillo en la imagen de sustracción tras
contraste (C) con patrón de lavado cinético (D).
estudio fue verificar si el uso de la mamografía digital superaría tal se ve como un «defecto de repleción» en un ducto relleno de
o no las limitaciones de la mamografía en placas. En compara- contraste o como un corte abrupto en el ducto visualizado
ción con la mamografía en placas, la mamografía digital fue (fig. 10-11). También puede apreciarse una anomalía extraduc-
superior para la detección de cáncer de mama en mujeres meno- tal indirectamente por el efecto de compresión que ocasiona una
res de 50 años, mujeres pre- o perimenopáusicas, y en aquellas masa extraductal.
con mamas densas.
La tomosíntesis es una modificación de la mamografía digital
tridimensional. Esta técnica proporciona mejor visualización/
caracterización de las lesiones, eliminando las estructuras super-
puestas que aparecen en otros planos distintos al plano en el que
se localiza la lesión. Esta nueva tecnología aún se considera
experimental y todavía no es de uso generalizado para la evalua-
ción radiológica de la mama.
La tomografía por emisión de positrones (TEP) es una técni-
ca de imagen funcional o molecular que se realiza tras la inyec-
ción intravenosa de fluorodesoxiglucosa. La fluorodesoxigluco-
sa es captada por las células cancerosas debido al aumento de su
actividad metabólica, y esto se detecta en la cámara de la TEP.
En algunos centros, el estudio con TEP se está evaluando como
una técnica para la estadificación del cáncer de mama y/o la
detección de metástasis a distancia. Recientemente, se han pues-
to en marcha ensayos clínicos para evaluar dispositivos compac-
tos de TEP que simulan las unidades de mamografía estándar y
generan imágenes similares a las de las mamografías (mamogra-
fías por emisión de positrones).
La tomografía computarizada (TC) no se ha utilizado amplia-
mente en los estudios de mama por el escaso contraste entre los
distintos tejidos en el parénquima de la mama y las relativamen-
te elevadas dosis de radiación utilizadas en los estudios con TC.
Sin embargo, algunos investigadores han estado trabajando en
una mejor visualización de las alteraciones de las lesiones mama-
rias, utilizando novedosos sistemas de TC y técnicas que redu-
cen la dosis de radiación (8).
La galactografía es una técnica de imagen que visualiza las
estructuras intraductales y las anomalías relacionadas con ellas
mediante la inyección de material de contraste radioopaco en los
ductos y el estudio radiográfico posterior de la mama. Es nece-
FIGURA 10-11 Galactografía. Una mujer de 48 años con un papilo-
sario que exista secreción activa por el pezón para realizar este ma intraductal en la mama izquierda. La proyección CC izquierda
examen, porque el ducto patológico debe identificarse antes de muestra un defecto de repleción redondeado pequeño (flechas) en el
la canulación e inyección de contraste. Una anomalía intraduc- conducto relleno de contraste del área subareolar izquierda.
352
A B
FIGURA 11-3 Trombólisis, angioplastia con balón y colocación de una endoprótesis en una oclusión de
la arteria ilíaca común. A. Aortograma/angiograma pélvico que muestra la oclusión de la arteria ilíaca
común derecha (flecha). B. Recanalización parcial de la arteria ilíaca común derecha tras la trombólisis
realizada a través de un catéter de infusión (flecha).
(Continúa)
C D
E F
A B
FIGURA 11-5 Angioplastia de la arteria renal. A. Aortograma de lavado que muestra la estenosis de la
arteria renal derecha (flecha curva). B. Persiste una estenosis residual tras la angioplastia con balón.
Obsérvese que la guía (flecha) se deja a través de la estenosis.
A B
FIGURA 11-6 Colocación de una endoprótesis en la arteria renal. Se ha colocado una endoprótesis de
Palmaz (flecha) atravesando una estenosis de la arteria renal izquierda.
Endoprótesis vasculares
aorta abdominal y en las arterias ilíacas bajo guía radioscópica.
Endoprótesis vasculares periféricas Es esencial un TC de la aorta previo al procedimiento para una
medición adecuada del vaso y la localización de las ramas arteria-
Hay dos indicaciones principales para la colocación de endopró- les. El dispositivo, que está compuesto de un tejido de poliéster
tesis vasculares: a) gradientes de presión residual de más de cubierto de un exoesqueleto de alambre, se coloca en la aorta
10 mmHg tras una angioplastia, lo que se considera una indica- infrarrenal y se extiende caudalmente hacia las arterias ilíacas
ción para repetir la angioplastia o para la colocación de una endo- comunes o externas (fig. 11-9). Es importante un seguimiento
prótesis, y b) disección limitante del flujo postangioplastia, en posprocedimiento mediante estudios de TC cada 6 meses para la
la que el objetivo de la colocación de la endoprótesis es aplicar la
lengüeta disecada contra la pared y mejorar el flujo. La combina-
ción endoprótesis-balón se pasa a través de la estenosis y se infla
el balón, abriendo y desplegando de esta manera la endoprótesis.
Se desinfla entonces el balón y se retira (fig. 11-7). Hay dos tipos
generales de endoprótesis vasculares metálicas: expandibles con
balón y autoexpandibles. El despliegue de las prótesis expandibles
con balón se ha descrito anteriormente. El despliegue de las pró-
tesis autoexpandibles, que no requieren la colocación de un balón
de angioplastia, implica la retirada de una vaina cobertura, tras lo
cual la prótesis se expande. Puede ser necesaria una posterior dila-
tación con balón de angioplastia. Las endoprótesis autoexpandi-
bles son, por lo general, más flexibles que las prótesis montadas
en un balón, lo que resulta ventajoso cuando se colocan próte-
sis en vasos tortuosos (fig. 11-8). Existen endoprótesis recubiertas
–politetrafluoroetileno (PTFE), dacrón– para el tratamiento de
lesiones vasculares secundarias a seudoaneurismas, hemorragia o
fístulas arteriovenosas. Se están investigando endoprótesis libera-
doras de fármacos para determinar su eficacia en el tratamiento
de las estenosis arteriales. Estas prótesis están diseñadas para
reducir la hiperplasia de la neoíntima que se desarrolla y recubre
el interior de la endoprótesis.
Endoprótesis aórticas
Las endoprótesis aórticas han revolucionado el tratamiento de los
aneurismas aórticos abdominales (AAA), reduciendo la gravedad
y la duración del procedimiento y la morbilidad y la estancia hos-
pitalaria posprocedimiento. El 90 % de los pacientes son dados de
alta en las 48 h posteriores al procedimiento, que se realiza habi-
tualmente en el quirófano o en una sala combinada de quirófano/ FIGURA 11-9 La endoprótesis aórtica está constituida por tres com-
ponentes: un cuerpo principal y dos extensiones ilíacas, que pueden ser
radioscopia, bajo anestesia general o epidural. A través de un hechas a medida de cada paciente. Los componentes se colocan a tra-
abordaje quirúrgico arterial femoral bilateral, se introducen todos vés de incisiones en las arterias femorales. (Por cortesía de Cook Medi-
los componentes de la endoprótesis aórtica y se despliegan en la cal, Inc.)
A B
C D
FIGURA 11-10 Seguimiento de una endoprótesis aórtica. Los estudios seriados de TC muestran un
aneurisma aórtico abdominal (AAA) infrarrenal, que mide 4,5 cm de diámetro (A). Seis meses después de
la colocación de la endoprótesis en el AAA, el saco aneurismático excluido mide ahora 4 cm (B), y
18 meses después de la colocación de la endoprótesis, se ha reducido aún más, hasta un diámetro de
3,2 cm (C). TC de abdomen en un paciente al que se ha colocado una endoprótesis tras un AAA en la que
se aprecia contraste dentro del saco aneurismático, pero fuera de la endoprótesis (flecha) (D). Se trata de
una endofuga que aparece debido a la persistencia de flujo sanguíneo en el aneurisma, que se debe en este
paciente a flujo retrógrado desde una arteria lumbar.
A B
C D
FIGURA 11-11 Complicaciones de las intervenciones arteriales. A. Este estudio de TC muestra un
hematoma que ocupa la mayor parte de la hemipelvis derecha. Se puede seguir el hematoma retroperito-
neal caudalmente hacia la arteria ilíaca externa derecha, donde el médico que hizo la angiografía había
realizado la punción arterial inicial. B. El abultamiento focal bien definido (flecha) es un seudoaneurisma
que se ha formado en el lugar de una punción previa en la arteria femoral común. C. El defecto de reple-
ción curvilíneo bien definido de orientación vertical (flecha) en la arteria ilíaca externa es un colgajo de
disección. D. El defecto de repleción curvilíneo bien defi nido en la arteria poplítea distal (flecha) es un
émbolo que ha migrado hasta ahí tras una angioplastia con balón de una estenosis que contenía una
placa arterioesclerótica corriente arriba en la arteria femoral superficial.
La compresión incompleta o intermitente sobre el punto de pun- dad en 2 semanas. Se cree que la fisiopatología de esta compli-
ción puede provocar la formación de un seudoaneurisma cación se debe a una combinación de vasoconstricción y toxi-
(fig. 11-11B). Se puede producir la disección de la pared vascular cidad directa del contraste sobre los túbulos renales. Los
si la aguja/guía o catéter se introducen por debajo de la íntima pacientes con diabetes y con insuficiencia renal preexistente
(fig. 11-11C), y la embolización distal por una placa mural o un (creatinina sérica superior a 2 mg/dl) tienen mayor riesgo de
trombo es un riesgo tras cualquier manipulación endovascular desarrollar insuficiencia renal inducida por contraste. El buen
(fig. 11-11D). Las complicaciones tras la punción arterial hume- juicio clínico, una hidratación adecuada, los contrastes yoda-
ral o axilar son más frecuentes que con la punción de la arteria dos isoosmolares y los medios de contraste alternativos (CO2,
femoral, debido al menor tamaño del vaso y a la cercanía de los gadolinio) deberían utilizarse en pacientes de alto riesgo
vasos a los nervios dentro de una vaina común en el brazo. La –ancianos, creatinina (Cr) ⬎ 1,5, DM–. La insuficiencia renal
disección, trombosis o formación de un seudoaneurisma en transitoria vuelve normalmente a la línea de base en 10 a
la arteria de acceso pueden requerir una intervención endovas- 14 días. La alergia sistémica o las reacciones idiosincrásicas al
cular o reparación quirúrgica. medio de contraste son raras, con una gravedad que depende
Se denomina nefropatía inducida por contraste a la insufi- del tipo, dosis, vía y velocidad de la administración de contras-
ciencia renal transitoria y, ocasionalmente, al fracaso renal te. Las reacciones alérgicas se pueden clasificar en leves, mode-
agudo, provocado por el contraste yodado. Esta complicación radas o graves (tabla 11-4). La prevalencia de la mayoría de las
suele ser leve y autolimitada, con niveles de creatinina sérica reacciones es mayor con la vía intravenosa. Muchos estudios
que alcanzan su máximo en 3 a 5 días y vuelven a la normali- sugieren una menor incidencia de reacciones graves cuando se
TA B L A 1 1 - 4
REACCIONES ALÉRGICAS AL CONTRASTE
Tipo Leves Moderadas Graves
Incidencia (%) 5-15 1-2 0,1
Características clínicas Náuseas Broncoespasmo Laringoespasmo
Vómitos Disnea Edema facial
Urticaria Reacción vasovagal Parada cardiorrespiratoria
Hipertensión Convulsiones
Tratamiento Monitorizar constantes vitales Oxígeno Oxígeno/líquidos i.v.
Vigilar deterioro del estado clínico Agonistas 2 Epinefrina s.c. o i.v.
Agonistas 2
Diazepam
utiliza contraste no yodado. La mortalidad, que es equivalente de embolización, como partículas de gelatina o espirales para
para los medios de contraste de alta y baja osmolaridad, es ocluir mecánicamente el flujo (fig. 11-12).
aproximadamente de 1 por 45 000 exploraciones. Las reaccio-
nes moderadas al contraste se caracterizan por hipertensión, Hemoptisis
hipotensión, sibilancias y laringoespasmo, que aparecen en el
1-2 % de las exploraciones. Las reacciones alérgicas son nor- Los pacientes con hemoptisis masiva pueden ser tratados con
malmente leves (náuseas, tos, zumbidos y rubefacción; incluso éxito mediante la embolización de las arterias bronquiales apro-
más comunes) y pueden ser tratadas de modo sintomático. La piadas, que nacen directamente de la aorta torácica o de las
premedicación con esteroides 24 h antes de angiografía puede ramas intercostales, con partículas finas. Debe tenerse mucho
reducir la incidencia de reacciones al contraste. cuidado para evitar la embolización no deseada del aporte arte-
rial a la médula espinal, que puede ocasionar una parálisis.
A B
FIGURA 11-12 Embolización de una hemorragia digestiva. A. Este angiograma de la arteria mesentéri-
ca superior (flecha) muestra extravasación de contraste, lo que representa una hemorragia en el colon a la
altura de la fl exura hepática (X). B. Esta extravasación se confirma (flecha blanca) en una angiografía
selectiva de la arteria cólica derecha realizada con un microcatéter (flecha negra).
(Continúa)
Traumatismos
C
El radiólogo intervencionista desempeña un importante papel en
FIGURA 11-12 (Cont.) C. Se colocaron varias espirales de acero
inoxidable de 2 a 3 mm de diámetro a través del microcatéter para el manejo de los pacientes de traumatología. La mayoría de los
ocluir la rama cólica derecha en el punto de sangrado. procedimientos traumatológicos urgentes que son enviados al
servicio de RI están relacionados con hemorragias o lesiones del
sistema vascular. La lesión de un vaso con hemorragia, lesión de
Embolización de tumores la íntima, un seudoaneurisma o una fístula pueden ser diagnos-
ticados y tratados de inmediato en la sala de angiografía, fre-
La embolización arterial también se utiliza para el tratamiento cuentemente utilizando endoprótesis recubiertas o técnicas de
regional del cáncer. La embolización suave de los tumores prima- embolización (fig. 11-15).
rios o metastásicos tiene el objetivo de disminuir el flujo sanguíneo
a un tumor, privando al tumor de nutrientes. La embolización Hemorragia asociada a fracturas pélvicas
suave se realiza normalmente en los tumores vascularizados, por
sangrado del tumor o de los órganos adyacentes invadidos, y como Antes de la introducción de los dispositivos de fijación externos,
tratamiento paliativo. En el caso del carcinoma renal, se embolizan gran parte de la mortalidad temprana asociada con las fracturas
A B
A B
C D
FIGURA 11-14 Quimioembolizacion de un hepatoma. A. TC que muestra un hepatoma hipervascular
(flecha). B y C. Angiografía hepática selectiva que confirma la hipervascularización del tumor (flecha) y
define con mayor claridad su aporte arterial. D. La angiografía postembolización del hepatoma confirma
la oclusión (flecha) de su rama arterial hepática principal.
A B
FIGURA 11-15 Embolización de un seudoaneurisma con fuga. Este paciente presentaba en el muslo un
hematoma a tensión de crecimiento rápido poco después de la cirugía de reemplazo de la cadera. El angio-
grama del muslo muestra un seudoaneurisma (flecha) en la arteria femoral profunda distal. Se colocaron
varias espirales de acero inoxidable a través del catéter angiográfico, ocluyendo la rama arterial proximal
al seudoaneurisma.
pélvicas se debía a hemorragia interna. Actualmente, hasta un traste. El vaso sangrante puede entonces ser embolizado con una
20 % de los pacientes con fracturas pélvicas requieren la RI para espiral de acero inoxidable de Gianturco o con partículas espon-
el diagnóstico y tratamiento de una hemorragia. En general, la josas de gelatina; ambos pueden colocarse a través de un catéter
cirugía no es una alternativa terapéutica satisfactoria para este angiográfico 5 F selectivo. Las esponjas de gelatina provocan
problema, dado que la exploración descomprimirá el hematoma una oclusión vascular temporal que se recanaliza en 2 a 3 sema-
pélvico, reducirá el efecto tapón y producirá mayor pérdida san- nas, mientras que las espirales de Gianturco provocan habitual-
guínea. Se realiza una angiografía diagnóstica de la pelvis con un mente una oclusión permanente. La isquemia pélvica tras una
catéter pigtail colocado por encima de la bifurcación aórtica. Se embolización arterial selectiva es poco habitual, debido al exten-
diagnostica la hemorragia activa por la extravasación de con- so aporte sanguíneo colateral.
A B
C D
FIGURA 11-16 Lesión traumática de la aorta. Los aortogramas torácicos (A a C) se realizan en la pro-
yección oblicua anterior izquierda (OAI) para visualizar de forma óptima el cayado aórtico. A. Cayado
aórtico normal. B. Prominencia del ductus, variante de la normalidad (flecha). C. Sección de la aorta
distal al origen de la arteria subclavia izquierda. D. Este estudio de TC del tórax muestra un hematoma
intramural (flecha) en el cayado aórtico, compatible con una rotura aórtica.
Lesiones traumáticas de la aorta física que reduce la incidencia de infecciones relacionadas con el
catéter y que mejora la seguridad del catéter. Algunos catéteres
El 80 % de los pacientes que sufren una laceración de la aorta torá- tienen un maguito de dacrón que causa una reacción fibrosa local
cica tras un traumatismo cerrado mueren en el lugar del acciden- que los estabiliza en el interior de los tejidos subcutáneos. La
te, de camino al hospital o poco después de llegar al hospital. La mayoría de los catéteres de larga duración están hechos de poliu-
causa de la muerte en la mayoría de los casos es la exanguinación retano, un material biocompatible. La posición óptima para la
por la sección aórtica. El mecanismo exacto de la sección de la situación del extremo del catéter es en la unión de la vena cava
aorta es incierto. Puede ser secundaria a una desaceleración brusca superior (VCS) y la aurícula derecha. La vena yugular interna dere-
en la que la aorta descendente móvil se cizalla respecto al relativa- cha es el lugar preferido para estos catéteres. Otro tipo de acceso
mente fijo cayado aórtico, ya que el lugar más frecuente de sección venoso tunelizado es un dispositivo puerto que consiste en un reser-
aórtica es inmediatamente distal al origen de la arteria subclavia vorio implantado subcutáneamente en la pared torácica o en la
izquierda. Como en todos los pacientes de traumatología, es impor- zona superior del brazo al que se conecta el catéter. Se accede a estos
tante una evaluación clínica rápida, pero hasta el 50 % de los reservorios mediante punción percutánea con una aguja hueca.
pacientes que sobreviven a un accidente con traumatismos cerrados Para accesos venosos temporales (menos de 90 días) resulta
no tienen signos externos de lesión. La TC multicorte del tórax ha adecuado un catéter no tunelizado, como un catéter central
remplazado a la aortografía mediante cateterismo como técnica de insertado periféricamente. Se coloca un catéter central insertado
elección para el diagnóstico de la lesión del cayado aórtico. Deben periféricamente a través de una punción percutánea directa de la
tenerse en cuenta las variantes anatómicas normales del cayado venas del brazo o del antebrazo, y se avanza bajo guía radioscó-
aórtico que puedan diagnosticarse erróneamente como una lesión pica hasta colocar el extremo en la VCS.
traumática aórtica: la llamada prominencia del ductus, que se sitúa
proximal a la superficie inferior del arco aórtico y representa el
punto de inserción del ducto arterioso (fig. 11-16). Intervenciones venosas
Filtros de vena cava
Accesos venosos
El objetivo de un filtro de vena cava inferior (VCI) es evitar la
Accesos venosos centrales embolia pulmonar, atrapando el coágulo antes de que llegue a
los pulmones. La colocación de un filtro está indicada en pacien-
Los catéteres venosos centrales se colocan por múltiples indicacio- tes en los que la anticoagulación por una trombosis venosa pro-
nes, que incluyen la administración de antibióticos, la quimiotera- funda/embolia pulmonar (TVP/EP) está contraindicada o es
pia o la hemodiálisis. Esencialmente hay dos tipos de catéteres: ineficaz. Actualmente, hay varios tipos de filtros permanentes en
tunelizados y no tunelizados. Los tunelizados se denominan así el mercado (fig. 11-17), todos ellos están fabricados de acero
por la creación de un trayecto subcutáneo por el que discurre el inoxidable o de nitinol, una aleación de níquel y titanio, y son
catéter antes de entrar en la vena. El túnel actúa como una barrera introducidos percutáneamente a través de la vena femoral
A B
FIGURA 11-17 Filtros permanentes de la vena cava inferior. A. Filtro de Greenfield. B. Filtro de Braun
Venatech. Este filtro tiene anclajes laterales para evitar que se incline.
A B
A B
FIGURA 11-19 En este paciente, una bala está alojada profundamente en el tejido subcutáneo por debajo
de la clavícula derecha tras haberle rebotado en la barbilla. El intento de retirar la bala en la sala de urgencias
la empujó más hacia el interior del tejido subcutáneo. Una radiografía de tórax (A) demostró que la bala
(flecha) había migrado a la aurícula derecha. Se introdujo un catéter vascular de 24 F (8 mm de diáme-
tro) (flecha) en la aurícula derecha a través de la vena yugular interna derecha y se insertó un catéter de lazo
(flecha curva) a través del mismo para retirar el fragmento de bala (B). Este caso demuestra la utilidad de la
radiología intervencionista en una situación que, de otro modo, hubiera requerido cirugía cardíaca.
como la colocación de prótesis ureterales o la extracción de piedras ganado una aceptación generalizada en el manejo de pacientes
(nefrolitotomía). No es rara la hematuria leve tras una nefrostomía que no pueden comer o tragar debido a accidentes cerebrovas-
percutánea, aunque, por lo general, se resuelve en 72 h. culares, lesiones cerebrales y tumores de cabeza y cuello. Se
accede al estómago de forma percutánea bajo guía radioscópica
usando la técnica de Seldinger y se dilata el trayecto sobre una
guía. Se coloca un tubo de alimentación pigtail autofijado de
Drenaje y colocación de prótesis biliares 12 a 14 F a través de una guía, y se asegura dentro del estómago.
percutáneas Si se prefiere que el aporte de líquidos llegue directamente al
intestino delgado en vez de al estómago, entonces puede colo-
La ictericia obstructiva puede estudiarse mediante una colangio- carse un tubo de gastroyeyunostomía por vía transgástrica como
grafía transhepática percutánea, durante la cual se inserta una se describió anteriormente, dirigiendo su extremo a través del
aguja larga de 22 gauge a través del parénquima hepático desde píloro hacia el duodeno distal (fig. 11-20).
un punto en el 11.º espacio intercostal, en la línea derecha
medioaxilar o a través del lóbulo izquierdo, usando un aborda-
je subxifoideo y guía ecográfica. Se retira entonces lentamente la
aguja mientras se inyecta contraste para opacificar cualquier vía
biliar que haya podido ser atravesada. Es más probable que el
colangiograma transhepático percutáneo tenga éxito si la vía
biliar está dilatada. Una vez opacificado un radical, se inserta
una aguja mayor (21 o 18 gauge) para acceder percutáneamente
a la periferia de una de las vías opacificadas. El trayecto se dila-
ta sobre una guía y se realiza un intento de atravesar la obstruc-
ción biliar; a continuación se coloca un catéter de drenaje biliar
interno-externo (DBIE) para descomprimir la vía biliar. Pueden
colocarse endoprótesis metálicas autoexpandibles permanentes
de forma percutánea o endoscópica cuando se desea un drenaje
biliar internalizado, como en el caso de la obstrucción neoplási-
ca. De modo alternativo, pueden colocarse prótesis plásticas
cortas temporales en la vía biliar común cuando se planea una
cirugía o en pacientes con estenosis benignas.
Vertebroplastia
FIGURA 11-21 Ablación con radiofrecuencia. TC de pelvis que mues-
tra una aguja de ARF en una metástasis ósea en el hueso ilíaco derecho, En EE. UU. se producen más de 1,5 millones de fracturas al año
con el paciente en decúbito prono. El calor generado localmente matará relacionadas con la osteoporosis, de las cuales 700 000 son frac-
las fibras del dolor, mejorando los síntomas del paciente. turas por compresión vertebral. La vertebroplastia es la inyec-
A B
ción percutánea de cemento óseo en una fractura de cuerpo ■ La ATC ha superado a la angiografía pulmonar y a la gam-
vertebral, estabilizándola de este modo y haciéndola menos magrafía de ventilación-perfusión en el diagnóstico de la
dolorosa. Con el paciente en decúbito prono y bajo guía radios- embolia pulmonar. La ATC también es esencial en el diagnós-
cópica, se inserta una guía de 11 o 13 gauge a través de cada tico de los AAA y en su seguimiento tras la colocación de una
pedículo en el cuerpo vertebral, inyectándose posteriormente endoprótesis.
entre 3 y 5 cm3 de cemento óseo líquido. El cemento endurece y ■ Algunos filtros de VCI pueden retirarse durante los 90 días
estabiliza la fractura, reduciendo el dolor (fig. 11-22A a C). posteriores a su colocación.
■ Una gammagrafía positiva es útil en pacientes con una
hemorragia digestiva, dado que no sólo confirma el diagnósti-
PUNTOS CLAVE co, sino que también dirige al radiólogo vascular hacia el pun-
to de sangrado.
■ La RI es una especialidad de la medicina que proporciona a ■ La embolización arterial es un tratamiento importante para
los pacientes procedimientos diagnósticos y terapéuticos las lesiones vasculares traumáticas, hemorragias digestivas,
mínimamente invasivos utilizando guía de imagen. miomas uterinos y algunos tumores.
■ Es necesario el consentimiento escrito para la mayoría de los
procedimientos angiográficos e intervencionistas. Los benefi-
cios, riesgos y posibles complicaciones deben discutirse con
el paciente.
Lecturas recomendadas
■ La técnica de Seldinger describe un método para acceder al Baum S, Pentecost MHJ, eds., Abrams Angiography. Interventional Radiology
sistema vascular o a una víscera utilizando una aguja, una 2nd ed. Philadelphia: Lippincott, 2005.
Kadir S. Teaching Atlas of Interventional Radiology. Nonvascular Interven-
guía y un catéter. tional Procedures. New York: Thieme, 2006.
■ La mayoría de las arteriografías se realizan a través de la Kadir S. Teaching Atlas of Interventional Radiology. Diagnostic and Therapeu-
arteria femoral común, que debe puncionarse por encima de tic Angiography. New York: Thieme, 2005.
Kandarpa K, Aruny JE. Handbook of interventional radiologic procedures, 3rd
la cabeza femoral. Ed. Philadelphia Lippincott, 2001.
■ El contraste yodado es nefrotóxico, sobre todo en pacientes Kaufman J, Lee M. Vascular and interventional radiology: the requisites, 1st Ed.
con diabetes y en pacientes con insuficiencia renal preexistente. Mosby, 2003.
Los números de página seguidos de una f indican una figura, los números de página seguidos de una t indican una tabla.
Ilíaco, 144f, 178f, 235, 291 factores de riesgo, momento de la Obstrucción(es) planos, tomografía computarizada
Imagen(es) mamografía, 340t congénita de la unión ureteropélvica (TC), 6–7
y comunicaciones digitales en fibroadenoma, 342, 342f (UUP), 108 tomografía computarizada (TC), 4
medicina (DICOM, Digital guías, 339, 340t intestinales, 77, 78t Psoas, músculo, 70, 72f
Imaging and Communications in imagen digital, 348 vesical urinaria, 85f Psoriasis en artritis, 281, 283f
Medicine), formato implantes mamarios, 344, 344f de la vía biliar, 83 Pubis, sínfisis, 97f, 101f
estandarizado, 14 mama masculina, ginecomastia, 347f, Occipucio, 256, 260f Pulmones, edema, 64–66. Véase también
digital, mamografía, 348 348t Olécranon cubital, 193f Tórax, pulmones
en plano patología Ondas sonoras en ecografía, 12 causas, 65t
axial, tomografía computarizada benigna, 342, 342f Órbita ocular, 318f hallazgos radiográficos, 66t
(TC), 6 maligna, 343–344 Orejuela auricular, 19f
coronal, tomografía computarizada quística, 342 Osículos, 175 Q
(TC), 6 proyección Osteítis condensante de los ilíacos, 262, Quistes
sagital, tomografía computarizada craneocaudal (CC), 339, 340f 263f hueso, 181, 222f
(TC), 6f oblicua mediolateral (OML), 340, Osteocondritis disecante, 197, 210f pericardio, 56t, 59f
ponderadas en T1 y T2, resonancia 340f, 342f Osteoma osteoide, 230, 232, 233f riñón, 110, 113f
magnética (RM), 10 resonancia magnética (RM), 348 Osteomalacia, 237–238
de resonancia magnética ponderadas técnica, 339–340 Osteomielitis, 238, 240f, 327 R
en difusión (RMD), 10 tomografía por emisión de positrones Osteonecrosis espontánea, 209, 210f Rabdomiosarcoma, 320, 321f
en tiempo real, ecografía, 13 (TEP), 350 Osteopenia, 269f, 283 Radio
Implantes mamarios, 39f, 343, 344f tumores y masas, 362 Osteoporosis, 238t, 243t cabeza, 158t
Índice cardiotorácico, 18, 18f Mandíbula, 157, 223, 313f, 314f, 319f Osteosarcoma, 232, 236f cuello, 190f
Infartos Mano. Véase Sistema musculoesquelético, Ovarios, 92f estiloides, 161f, 186
cerebro, 305, 305f mano Radiofármacos, 322, 323t, 330. Véase
óseos, 229, 231f Manubrio, 57 P también Medicina nuclear
Infección(es) Marfan, síndrome, pectus excavatum PACS, sistema de archivo y comunicación Radiografía(s), 2–6
aparato genitourinario, 108 (tórax en embudo), 34 de imágenes, 14 computarizada (RC), 3
pulmonar, 51–56, 52–55f Masas mediastínicas, niños, 147–151, Paladar duro, 315f densidad
Infraespinoso, 191 149–151f Páncreas agua, 3
Insuficiencia cardíaca congestiva (ICC), Mediastino, 18f, 19 calcificaciones, 125 frente a color de las estructuras,
64, 66, 136 Medicina nuclear, 322–338 carcinoma, 125f 2–3
Intestino. Véase Tubo digestivo Medios de contraste, 3–6 pancreatitis, 125 digital (RD), 3
Islotes óseos. Véase Enostosis o islotes en el abdomen, 83 traumática, 126 medios de contraste utilizados, 3–6
óseos angiografía, reacciones alérgicas, Pantallas o chasis radiográficos, 3, 5f pantallas o chasis, 5f
360–361 Parte interarticular, columna lumbar, 250 portátil, 4f
J compuestos yodados, 5 Patología principios básicos, 2–6
Juanetes, 221 enema de bario, 82–83 del disco intervertebral, 244, 252, proyecciones, 2
gadolinio, 5 274–277 sistema musculoesquelético, 186
L medicina nuclear, 322 esofágica, 103 Radiología
Lámina, 252f, 270f, 273f, 279f radiográficos, 4–5 del intestino delgado, 103 diagnóstica. Véase Radiología
pterigoidea, 311, 313f, 317f resonancia magnética (RM), 8 vascular, cerebro, 302–305 intervencionista y diagnóstica
Laparotomía almohadilla, 71f como sulfato de bario, 5 Pedúnculos cerebrales, 295f intervencionista y diagnóstica
Lateral del fémur, 218f Médula espinal, 92, 250f, 256f, 257f Pericardio, 57, 62 accesos
Legg-Calvé-Perthes, enfermedad, 175t, Meduloblastoma, 306f quiste, 59t, 59f de hemodiálisis, 366
17 8, 180f Meningioma, 307f Peroné venosos, 365
Lesión(es) Meningoceles, 256, 261f, 307, 309f cabeza, 167f angiografía
hipóxica, cerebro, 302f Metacarpianos, 158–159, 184f cuello, 167f complicaciones, 359, 359t
de tejidos blandos, 212–220 Metáfisis, 159, 180f Perro escocés, signo, columna lumbar, diagnóstico percutáneo,
cuerpos extraños alojados en los Microcolon, 143, 143f 271f 353–354
tejidos, 220f Mielografías, 289 Pie. Véase Sistema musculoesquelético, enfermedad
fascitis plantar, 219f columna lumbar, 247, 251f pie arterial periférica (EAP),
lesiones del tendón de Aquiles, 216, Mieloma múltiple, 232, 236f Pielonefritis, 110, 113f 354
216f Mielomeningocele, 256 atrófica, 110 vascular periférica, 354
tras una luxación rotuliana, 218f Miositis osificante, 216 Píldoras o pastillas en el tubo digestivo, flebografía, 354
miositis osificante, 216 Músculo 73f medios de contraste, reacciones
rotura(s) deltoides, 199 Piramidal, 175f alérgicas, 361
cuerno posterior, 218f recto femoral, 274 Placenta previa, 119f Seldinger, técnica, 353, 354f
fibrilares, 197 sartorio, 274 Platillo tibial, 208f, 209f angioplastia transluminal
del fibrocartílago triangular, supraespinoso, 199f Poland, síndrome, pectus excavatum percutánea (ATP)
219f transverso abdominal, 105f (tórax en embudo), 34 con balón, 355, 355–356f
del ligamento cruzado anterior Polidactilia, 177f infrainguinal, 355
(rodilla), 218f N Pólipos, 82, 103, 107f aplicaciones
del tendón rotuliano, 219f Nalgas, presentación, 118f Poliposis familiar del colon, 107, 107f biliares, 367
Ligamento Necrosis avascular necrosis/sepsis, 175t, Prótesis urológicas, 366–367
amarillo, 268f 178, 180f endoprótesis aórticas, 358–359, 359f filtros de vena cava, 365–366
cruzado anterior, 169f, 218f Nefrocalcinosis, 109 endovasculares, 358–359 intervenciones vasculares, 354–366
longitudinal, 253f Nefrolitiasis, 109, 112f válvula mitral, 67f lesión aórtica, 364f, 365
Limbo vertebral, 277 Neonatos. Véase también Estudios de Protuberancia, 297f lista de comprobación antes del
Línea paraespinal, 245–246 imagen pediátricos Proyección(es) procedimiento, 353
Linfoma, 62f neumonía por aspiración de meconio, anteroposterior (AP), 2, 3f sondas de alimentación percutánea,
Líquido cefalorraquídeo, 248, 254f 136, 137f abdomen, 71f 367
Litiasis ureterales, 109, 130 Neoplasias, 62f columna trombólisis, 354–355
Litotricia extracorpórea con ondas ciego, 107f cervical, 242–245 venosa, 366
sonoras, 110, 112f Nervios, 256f lumbar, 247 vertebroplastia, 368, 368f
Lumbalgia, causas frecuentes, 242, 243t Neumatosis intestinal, 78, 78t, 80f tórax, 20–25 Radioscopia, abdomen, 81
Luxación congénita de la cadera (LCC). Neumomediastino, 44, 44t, 44f con boca abierta, columna cervical, Ramas púbicas, 274f
Véase Displasia del desarrollo de la Neumonectomía, 42f 244 Raquitismo, 237t, 238, 239f
cadera (DDC) Neumonía Caldwell, 311, 312f Rayos gamma, sistemas. Véase Medicina
por aspiración de meconio en craneocaudal (CC), mamografía, 339, nuclear
M neonatos, 136, 137f 340f Recto, 99f, 105f, 120, 141f
Macrocefalia, 307 atresia esofágica, 140–141, 140f, lateral, 2 Reflujo vesicouretral, 88f
Macrocránea, 307, 307f 141f columna Reiter, enfermedad, 281
Maléolo estudios de imagen pediátricos, cervical, 242–245, 244f Remanentes umbilicales en niños y
externo, 205f 135–137 lumbar, 252 estudios de imagen pediátricos, 135
interno, 174f Neumoperitoneo, 46, 46f flexión/extensión, 244 Resonancia magnética (RM), 8–11
Mama, 123f. Véase también Mamografía Neumotórax, 42, 42t, 43f Le Fort I, II o III, fracturas, 311, abdomen, 88
Mamografía, 339–344 Neuroblastoma, 60f 317f superior, 81f
algoritmos de evaluación de lordótica, tórax, 23, 24f angiografía (ARM), 10, 102f
problemas clínicos frecuentes, O del nadador, columna cervical, 244, espectroscopia por RM, 11
347–348 Objetos brillantes no identificados 247f frecuencia de espín, 9
carcinoma, 346f (OBNI), cerebro, 303, 303f oblicua, 2 imágenes ponderadas en T1 y T2, 9
Riñón(es), 70, 83, 84, 85f, 86f, 88, 100f cuello radial, 158t roturas del manguito rotador, 191 fascia plantar, 219f
angioplastia de arterias renales, 355, epicóndilo lateral, 191f surco intertuberositario, 195f flexor del dedo gordo, 183f
357f epitróclea, 191f trapecio, 199f fracturas y luxaciones, 178–181
cálculos coraliformes, 109, 110f fosa olecraniana, 193f tuberosidad hueso cuneiforme, 203f
carcinoma de células renales, fracturas y luxaciones, 178–181, mayor del húmero, 163f maléolo interno, 174f
114f–115f 197 menor del húmero, 163f peroné, 167f
ectopia cruzada, 108, 108f húmero, 163f húmero, 163 tendón
en herradura, 108, 109f olécranon cubital, 193f infecciones, 238 calcáneo (Aquiles), 167f, 216,
laceraciones, 129f, 130f tuberosidad radial, 163f lesiones de tejidos blandos 216f
litiasis ureterales, 109, 130f deslizamiento de la epífisis de la cuerpos extraños alojados en los tibial anterior, 167f
litotricia extracorpórea con ondas cabeza femoral (DECF), 178, tejidos, 219 tibia, 165, 172f
sonoras, 110, 112f 179t elongaciones, 216 tomografía computarizada (TC), 242
nefrocalcinosis, 109 displasia del desarrollo de la cadera fascitis plantar, 219f traumatismos. Véase Fracturas y
nefrolitiasis, 109, 112f (DDC), 175t, 179f del tendón de Aquiles, 216, 216f, luxaciones
pélvico, 108, 108f enfermedad(es) 217 tumores y masas
quistes renales, 110, 113f de Legg-Calvé-Perthes, 179t, 180f tras una luxación rotuliana, 218f condroblastoma, 232, 234f
sacro, ectopia simple. Véase Riñón metabólicas miositis osificante, 216 displasia fibrosa, 230
pélvico enfermedad de Paget, 237, 237t, rotura encondroma, 219, 231f
Rodilla. Véase Sistema 238f del fibrocartílago triangular, fibroma no osificante, 227, 229t
musculoesquelético, rodilla osteomalacia, 237–238 219f gammagrafías óseas con
Rótula osteoporosis, 238t del ligamento cruzado anterior radionúclidos, 232t
bipartida, 181f, 183 raquitismo, 238, 239f (rodilla), 218f infartos óseos, 229–230,
fracturas, 167 de Paget, 288, 289f del tendón rotuliano, 219f lesiones metastásicas, 232, 235f
tras una luxación rotuliana, 226f extremidad lista de comprobaciones, 158t mieloma múltiple, 232, 236f
tendón rotuliano, 227f inferior, 165. Véanse también Pie; mano osteocondroma o exóstosis
Rotura(s) Rodilla; Tobillo articulación interfalángica distal osteocartilaginosa, 229
del cuerno posterior, 214f superior. Véanse Hombro; Mano (IFD), 159 osteoma osteoide, 232, 233f
fibrilares, 216 fracturas y luxaciones carpo, 161f osteosarcoma, 234f
fibrocartílago triangular, 219f abuso infantil, 211–212, 214t diáfisis, 159, 159f sarcoma de Ewing, 232, 237f
del manguito rotador, 191 anguladas, 181 fractura del boxeador o del sábado tipos malignos, 232
antebrazo, 187, 189f noche, 185f tumores de células gigantes, 232
S atrofia de Sudeck o distrofia fusión congénita de semilunar y Sondas de alimentación, 367, 367f
Saco dural, 257f, 271, 278f, 289 simpático refleja, 191, 200f piramidal, 175, 175f percutánea, 367
Sacralización parcial, 256, 260f cabalgadas, 181, 207f hueso grande, 172f Sudeck, atrofia o distrofia simpático
Sacro, 135f, 250, 252f, 256, 258f codo, 187, 190–193f muñeca refleja, 191, 200f, 224
Salter-Harris, clasificación de fracturas, fémur, 209f, 211f carpo, 1598, 161f Sulfato de bario, 5
181, 183f fractura(s) deformidad congénita, 175f Surco bicipital, 163f
Scheuermann, enfermedad, 277, 280f por avulsión, 181 fractura(s) Sustancia
Schmorl, nódulo, 277, 277t compuesta o abierta, 181 de Colles, 186, 187f blanca, 298f
Seldinger, técnica, angiografía, 354f conminutas o complejas, 181 y luxaciones, 187 gris, 298f
Semilunar, 161f, 175f, 175 de estrés, 181 rotura del fibrocartílago triangular,
Señales de ondas de radio, resonancia por insuficiencia, 181 219f T
magnética (RM), 9 patológica, 181 variantes de la estructura ósea Taquipnea transitoria del neonato (TTN),
Seno(s) en rodete, 181, 182f, 187, 188f normal, 175 135–136, 136f
cabeza y cara, 311 simple o cerrada, 181 osículos, 175 Telerradiología, 13
esfenoidal, 313f, 314f, 315f en tallo verde, 188f osteogenia imperfecta, 175, 178f Tendón
frontal, 314f hombro, 191, 194–197f osteomalacia, 237–238 calcáneo (Aquiles), 167f, 193, 216f
maxilar, 312f, 313f, 314f mano, 184, 185f osteomielitis, 232, 238 tibial anterior, 167f
venoso, 138f muñeca, 186, 187f, 188f osteoporosis, 238t Teratoma, 150, 151f, 320
Septo (tabique) nasal, 315f no desplazadas, 181 peroné, 165, 166f, 167f Testículos, 88, 92f
Sesamoideos, 172f, 223f osteocondritis disecante, 197, 210f pie Tibia, 167f, 195f
Seudoartrosis, 256, 260f osteonecrosis espontánea, 209, 210f articulación interfalángica fracturas, 209, 215f
Seudogota, 226, 226f pie, 216, 219f, 220f distal (IFD), 159 Timo y estudios de imagen en niños, 132,
Seudoquiste, pancreático, 126f proceso de consolidación, 184, proximal (IFP), 159f 133f, 136
Signo 192f astrágalo, 176f Timoma, 57f
de la clavícula cortada, masas relaciones anatómicas del radio calcáneo, 176f Tobillo. Véase Sistema
mediastínicas en niños, 149 distal, 193 falanges, 158–159 musculoesquelético, tobillo
de la distorsión de la vía aérea, masas rodilla, 197, 210f, 215f fascitis plantar, 219f Tomografía
mediastínicas en niños, 150 rótula, 197, 209f fracturas y luxaciones, 178–181 computarizada (TC), 6–8
de la silueta, tórax, 22, 24f roturas del manguito rotador, 191 hallux valgus, 223f multicorte, 8, 8t
del sombrero de Napoleón, columna con separación, 181 hueso(s) abdomen, 88
lumbar, 272f o desplazamiento, 181 escafoides, 175, 184f alta resolución (TCAR), 7
Silla turca, 297f seudoartrosis, causas, 186, 197, juanetes, 221 angiografía, 10
Silvio, acueducto, 297f 207t sesamoideos, 171f cabeza y cuello (cara, senos), 311
Sínfisis del pubis, 261f tobillo, 197, 202–206f, 209 metatarsianos, 165, 193 columna y pelvis, 242
diástasis, 260, 261f gammagrafía ósea (medicina nuclear), osículos, 175 control informático, 6
Sinusitis, 311, 315f 322–337 secuencia de numeración de los cortes en plano axial, 6
Sistema musculoesquelético, 157–241 con radionúclidos, 232 dedos del pie, 158 densidad frente a color de las
absorciometría de rayos X dual, 238 hiperostosis esquelética difusa polidactilia, 177f estructuras, 7
alteraciones congénitas idiopática (HEDI), 288, 288f radiografías, 269 por emisión de fotón único
acondroplasia, 175, 178f hombro raquitismo, 238, 239f (SPECT), 322, 331–334f
necrosis avascular, 178 acromion, 163f relaciones anatómicas del radio distal equipo de escáner, 6, 6f
antebrazo (cúbito, radio) apófisis coracoides, 163f en la extremidad superior, 184 espiral, 7–8, 7f
deformidades congénitas, 175f articulación rodilla helicoidal o espiral, 7–8, 7f
epicóndilo externo, 191f acromioclavicular, 163f artritis reumatoide, 224f imágenes en plano
epitróclea, 158f coracoclavicular, 163f artrosis, 221 coronal, 8
fracturas, 186t artritis reumatoide, 224f epicóndilo femoral interno, 209f sagital, 6
olécranon cubital, 193f axila, 163f fractura de rótula, 218f indicaciones de uso, 7, 7t
tróclea humeral, 163f borde escapular interno, 163f tras luxación rotuliana, 218f medios de contraste, 3
apófisis supracondílea o espolón, 177f cabeza humeral, 163f platillo tibial, 197, 208f multicorte, 8, 8t
articulaciones neuropáticas (de calcificaciones periarticulares, 227 rotura planos, 6, 6f
Charcot), 227t cavidad glenoidea, 163f cuerno posterior, 218f proyecciones, 13
artritis. Véase Artritis clavícula, 149f del tendón rotuliano, 219f tomografía computarizada por
coalición de huesos, 175 corredera bicipital, 163f tuberosidad tibial, 163f emisión de fotón único
codo cuerpo escapular, 197f solución de problemas clínicos, 241 (SPECT), 330, 333
apófisis supracondílea o espolón, fracturas y luxaciones, 178, tobillo por emisión de positrones (TEP),
177f glenoides escapular, 163f, 194f articulación tibioperonea, 166f 330–335, 334f, 335f
cabeza radial, 158t húmero, 163f astrágalo, 175, 176f Tórax, 16–69. Véase también
cóndilo interno (tróclea), 191f músculo calcáneo, 176f Mamografía
coronoides cubital, 162f deltoides, 199f elongaciones, 216 anatomía seccional torácica normal,
cúbito, 162f supraespinoso, 199f escafoides, hueso, 175, 203f 25–34