Teoría Del Costo - Yardín
Teoría Del Costo - Yardín
Teoría Del Costo - Yardín
UNIVERSITARIOS DE COSTOS
ROSARIO
Setiembre de 2000
INDICE
RESUMEN 2
1. Introducción. 3
2. Concepto de teoría. 3
10. Conclusión. 17
Bibliografía. 19
1
UNA REVISIÓN A LA TEORÍA GENERAL DEL COSTO
RESUMEN
El trabajo tiene como objetivo definir qué debe entenderse por una Teoría General del
Costo y, en consecuencia, cuál debe ser su contenido.
La parte medular del trabajo alude al modelo del costeo completo y sus características,
examinando si éstas permiten que este criterio pueda ser incluido en una Teoría
General del Costo.
Se sostiene que el modelo del costeo completo es válido exclusivamente como apoyo a
la Contabilidad de Costos, en su carácter de apéndice de la Contabilidad Patrimonial.
El aporte concluye con una propuesta de revisión del estado actual de la Teoría General
del Costo, sosteniendo que el modelo del costeo completo debe estar fuera del ámbito
de la misma, por ser incompatible con sus objetivos.
2
UNA REVISIÓN A LA TEORÍA GENERAL DEL COSTO
1. Introducción.
Desde hace un cierto tiempo, quienes estamos vinculados con la temática de los costos
estamos tratando, no sin esfuerzo, de construir lo que hemos dado en denominar una
Teoría General del Costo, con la ambiciosa pretensión de reunir en un cuerpo
doctrinario los conceptos fundamentales de la disciplina.
Este trabajo apunta a presentar una propuesta de definición de los objetivos de una
Teoría General del Costo y, como consecuencia, cuál debiera ser su contenido.
2. El concepto de Teoría.
En primer lugar, tratemos de precisar qué es una teoría, y luego ensayar una definición
de los objetivos y contenidos de una Teoría General del Costo.
Pues bien, ¿qué es una Teoría? La respuesta más inmediata parece indicarnos que una
Teoría es una serie de enunciaciones de carácter racional que, guardando coherencia
interna, sirven de base para la interpretación de la realidad.
Así, por ejemplo, la Teoría de la Gravitación Universal explica suficientemente bien (por
ahora) el movimiento de los planetas, además de un gran número de acontecimientos
cotidianos.
En el mismo sentido, una Teoría General del Costo debería explicar suficientemente bien
qué cosa es el costo, su comportamiento, sus causas y sus efectos.
Por consiguiente, según nuestro modesto punto de vista, deben formar parte de dicha
teoría exclusivamente las enunciaciones racionales, con coherencia interna, que cumplan
el objetivo señalado en el párrafo anterior.
Si aceptamos esta línea de razonamiento, es útil investigar el contenido del estado actual
de la Teoría General del Costo, tal como es entendida (y enseñada) por los especialistas
que se ocupan del tema.
3
3. El estado actual de la Teoría General del Costo.
Según la corriente más difundida, la Teoría General del Costo debe comprender todas las
manifestaciones que presenta la entidad estudiada. Según esta opinión, también forman
parte de la teoría general las figuras de costo cuya utilidad consiste exclusivamente en
cumplir ciertas normas legales o profesionales. En otros términos, al lado de las
enunciaciones racionales con coherencia interna, la teoría comprendería también a
aquellas manifestaciones que son incompatibles con enunciaciones racionales y que no
tienen coherencia interna.
Nuestro punto de vista guarda una intensa divergencia con esa posición. Totalmente, por
el contrario, reiteramos que una teoría, por definición, debe estar compuesta
exclusivamente por enunciaciones racionales. Tales enunciaciones deben ser capaces de
explicar la naturaleza del objeto de estudio. Así, una Teoría General del Costo debe ser
apta para interpretar correctamente la verdadera naturaleza de los hechos económicos
vinculados con el costo, excluyendo, por consiguiente, aquellas postulaciones que
persiguen otras finalidades.
En este orden de ideas, analicemos la vinculación de la Teoría General del Costo con las
distintas manifestaciones de la técnica contable.
En primer lugar, debemos recordar que el concepto “Costos” no debe ser confundido
con la idea “Contabilidad de Costos”. La Contabilidad de Costos es una técnica de
registración de hechos económicos vinculados con los costos, que tiene un objetivo
claramente definido. Éste no es otro que servir de base para definir una cierta magnitud
(denominada “valor de costo”) que será empleada por la Contabilidad para expresar el
valor de los bienes producidos o adquiridos por la empresa, cuyo destino es su
negociación en el mercado.1
1Una mayor profundización de este tema puede verse en CARTIER, Enrique, y YARDIN, Amaro, Juicio a la
Contabilidad de Costos, publicado en Revista Española de Financiación y Contabilidad, Nº 57, Madrid, 1988.
4
5. La Contabilidad Patrimonial y la Contabilidad de Gestión.
CONTABILIDAD CONTABILIDAD
PATRIMONIAL DE GESTIÓN
2LÓPEZ SANTISO, Horacio, El capital a mantener como elemento de los modelos contables, publicado en
Revista Administración de Empresas, Ediciones de Contabilidad Moderna, Buenos Aires, tomo XVII, pág. 516.
5
Esta concepción fue compartida por la mayoría de la doctrina. Sin embargo, la realidad
ha demostrado que es imposible que un único Estado Contable suministre información
útil para:
Un Estado Contable que permita a todos ellos adoptar decisiones acertadas nunca ha
existido y, probablemente, nunca existirá.
Esta posición, que venimos defendiendo desde hace más de veinte años, ha
encontrado cabida en los trabajos que está llevando adelante la Comisión para el
Estudio de Normas de Contabilidad y Auditoría (CENCyA) de la Federación de
Consejos Profesionales en Ciencias Económicas, y que han dado por resultado los
proyectos de Resoluciones Técnicas 5 y 6, en los cuales, dentro del Marco Teórico, se
manifiesta claramente que tales trabajos apuntan exclusivamente a normar los
informes contables destinados a los terceros al ente emisor.
Puede concluirse, en consecuencia, que existen, por lo menos, dos tipos de usuarios
interesados en la información contable:
Para cada uno de ellos deberá diseñarse una información contable adecuada a sus
necesidades, lo que da lugar a la existencia de dos clases de información, las cuales
deben perseguir distintos objetivos.
6
Según nuestro modo de ver las cosas, los objetivos de las dos ramas de la Contabilidad
a que estamos aludiendo deben ser3
De modo que sólo la Contabilidad de Gestión tiene como objetivo básico la mejor
representación de la verdadera naturaleza de los hechos económicos, mientras que la
Contabilidad Patrimonial, si bien en cierto modo también busca dicha representación,
este propósito cede frente a la necesidad de proteger los intereses de los terceros al
ente emisor.
b) No son admitidos los revalúos técnicos. (se opta por el costo histórico neto de
depreciaciones, aunque las normas contables de algunos países los prevén, no son
admitidos por las Comisiones de Valores u otros organismos de control. Inclusive
son objetados en muchos casos por los bancos y otros entes que suministran
financiación a las empresas).
3 Ver DAVID, Julio y YARDIN, Amaro, Los objetivos de los Estados Contables destinados a terceros, publicado
en los Anales del XXII Congreso Argentino de Profesores Universitarios de Costos, Concordia, octubre de 1999.
7
d) Los bienes de cambio deben ser valuados al costo histórico. (aceptado en todo el
mundo como criterio básico con algunas excepciones).
f) No se admite computar los intereses del capital propio. (esto es claro por cuanto es
un tema no previsto en las normas de la mayoría de los países, algunos de los
cuales ni siquiera prevén la activación de los costos financieros de terceros).
Es de toda evidencia que las normas señaladas tienden a evitar una sobrevaluación del
patrimonio neto. Y este objetivo es buscado a través de una severa limitación a la
aplicación de criterios subjetivos en la valuación del patrimonio. Veamos algunos
ejemplos de no aceptación de criterios subjetivos:
b) Asimismo, cualquier revalúo técnico es, por definición, una opinión y, como tal,
eminentemente subjetiva.
d) Sin duda es mucho más objetivo determinar que el valor de una mercadería en stock
es igual a su costo de producción o adquisición, que asignarle un hipotético valor de
mercado.
f) También es innegable que resulta más objetivo no registrar los intereses del capital
propio, que contabilizarlos a una tasa relevante del mercado.
8
7. El concepto de Costo, la Contabilidad de Costos, la Contabilidad de Gestión y
la Contabilidad Patrimonial.
Sin explayarnos acerca del contrasentido de entender dos conceptos (“costo” y “valor”)
como si fueran sinónimos,4 sólo diremos que la figura de costo que adopta la Contabilidad
de Costos es sólo una de las múltiples manifestaciones del concepto “costos”. Esto es así,
y no puede ser de otra manera, porque la Contabilidad de Costos (y la entidad más
comprensiva: la Contabilidad Patrimonial) debe responder al objetivo de elaborar informes
para terceros y, como ya hemos visto, estos informes se alejan de la realidad económica
para privilegiar la protección de los intereses de los destinatarios.
A riesgo de ser reiterativos, digamos que el objetivo de una Teoría General del Costo
debiera ser el de servir de apoyatura conceptual a la técnica Contabilidad de Gestión, no a
la técnica Contabilidad Patrimonial.
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Para abordar este análisis, acudiremos a un trabajo propio publicado hace ocho años5.
Como es sabido, la diferencia que separa a los modelos de costeo completo y costeo
variable, reside en el distinto tratamiento que cada uno de ellos otorga a los costos fijos.
Para el costeo completo, los costos fijos constituyen parte del costo de los productos
terminados o en proceso, mientras que para el costeo variable, ellos son costos del
período, no costos de los productos.
Para discutir este tema, debemos distinguir cuál es el objetivo de la información contable
que queremos generar.
La mejor forma de representar la realidad económica sería buscar, por otros caminos, el
verdadero “valor” de los bienes producidos y aún no vendidos, para asignarle esta
magnitud a los bienes de cambio en existencia. Hace unos veinte años hemos propuesto
5 YARDIN, Amaro, Réquiem para el costeo de plena absorción, publicado en Revista de Financiación y
Contabilidad, Madrid, setiembre de 1992, Vol. XXI, Nº 72, p. 675/709.
6 Si bien en la Argentina las normas contables profesionales admiten la valuación a valores corrientes (uno de los
cuales es el valor neto de realización), la tendencia internacional apunta a privilegiar la valuación al costo, y es muy
probable que en el proceso de armonización internacional de normas contables prevalezca este último criterio.
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la adopción del concepto “precio de venta en bloque” para asignar valor a los inventarios7,
pero hoy admitimos que esta propuesta es viable exclusivamente para la Contabilidad de
Gestión.
Creemos que la Contabilidad Patrimonial, buscando proteger los intereses de los terceros,
debe adoptar la valuación al costo, pues, de este modo, los inventarios aparecerán con un
valor que difícilmente pueda ser superior al valor de mercado. Y estamos de acuerdo en
considerar adecuada la inclusión de una porción de los costos fijos en cada unidad
producida, con el propósito de que el “valor” de los inventarios (en realidad: el costo
completo) se acerque en mayor medida al valor de mercado.
El modelo de costeo completo es, por consiguiente, útil para determinar el costo de los
productos fabricados, pero sólo con la finalidad de “valuar” los inventarios y detraer este
valor de los ingresos que la venta de ellos representa para la empresa. Todo ello válido
exclusivamente para los informes contables destinados a terceros al ente emisor, es
decir, para la documentación conocida bajo la denominación de Estados Contables de
Publicación, originada en los registros de la Contabilidad Patrimonial.
Estos son los datos del ejemplo que usaremos para nuestro propósito:8
7 YARDIN, Amaro, y RODRIGUEZ JÁUREGUI, Hugo, El resultado periódico y el principio de valuación al costo,
publicado en Revista de Contabilidad y Administración, Nº 49, Buenos Aires, 1981.
8 Para simplificar el análisis, supondremos que toda la producción del período es vendida dentro del mismo. De
cualquier modo, aunque ello no fuera así, la valuación a un valor distinto del costo daría lugar a idéntico análisis, sólo
que en vez de hablar de Precio de venta = 9, tendríamos que aludir a Valor unitario de la producción = 9. (Más
detalles sobre ese aspecto puede verse en El resultado periódico y el principio de valuación al costo, ya citado.
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Para el criterio del costeo completo, el costo unitario total se compone de dos partes:
Siendo el precio de venta igual a 9, cada unidad reporta un beneficio operativo de:
Precio de venta 9
Costo completo total 7
Beneficio 2
Para el costeo completo, el precio de venta de una unidad está formado por tres partes:
El costo variable.
La cuota parte del costo fijo total.
El beneficio.
El costeo completo entiende que cada unidad genera un cierto beneficio, lo que es
manifiestamente contrario a los hechos económicos.
El costeo variable, por el contrario, interpreta que el precio de venta tiene sólo dos
componentes:
El costo variable.
La contribución marginal.
Cada unidad, para el costeo variable, genera una contribución marginal, cuyo destino
es:
En efecto, cada unidad que falta para alcanzar el nivel normal de actividad es la causa de
un costo de inactividad igual a la cuota de costo fijo no absorbida. En nuestro ejemplo, si la
actividad real llega a sólo 3 unidades, se verificará que:
Ingresos (3 X 9) 27
Costo completo (3 X 7) 21
Beneficio operativo 6
Costo de inactividad (2 X 4) 6
Resultado neto 0
Al ser el beneficio operativo igual al costo de inactividad, el resultado neto total resulta ser
igual a cero o, lo que es lo mismo, la empresa se encuentra en su punto de equilibrio.
Lo que buscamos enfatizar con las precedentes consideraciones es que parece indudable
que la verdadera forma en que discurren los fenómenos económicos se encuentra mejor
representada por el modelo del costeo variable. En efecto, el costeo completo maneja el
concepto de “costo fijo unitario”, representado por el cociente entre la totalidad de los
costos fijos y la cantidad de unidades.
Este cociente, que puede ser útil para los objetivos de la Contabilidad Patrimonial, según
lo dejamos señalado antes, es enteramente inútil a los objetivos de la Contabilidad de
Gestión. El llamado “costo fijo unitario” es una entidad inexistente en la realidad, por la
sencilla razón de que establece una comparación entre dos magnitudes absolutamente
independientes entre sí. No existe una relación causal entre ambas magnitudes.
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El llamado “costo fijo unitario” es un número que no puede ser tomado en consideración
para adoptar ninguna decisión empresaria. Por el contrario, su presencia en los informes
gerenciales constituye un factor de perturbación de la información.
Todas las conclusiones originadas en el costo fijo unitario, entre ellas las más usadas por
la Contabilidad Patrimonial, como la medición del costo de la capacidad ociosa de la
planta y de la eficiencia en el uso de los factores productivos, conduce (si se las usa en la
Contabilidad de Gestión) a adoptar decisiones internas inevitablemente incorrectas. En
este sentido, en nuestra dilatada trayectoria profesional hemos sido testigos de numerosas
decisiones desacertadas por parte de empresas de distintos sectores y de diferentes
magnitudes, desde microempresas hasta empresas multinacionales de gran porte. Un
ejemplo paradigmático puede ser estudiado en un trabajo de Demonte sobre un caso real
en una gran empresa.9
Según este enfoque, todos los costos en que incurre la empresa existen con el único
propósito de conseguir ingresos. En otras palabras, todos los costos son necesarios para
generar los ingresos. Por consiguiente, todos los costos deben recaer, por una u otra vía,
en el costo de los productos, sin importar que ellos reconozcan como causa la acción
específica de producir, o el mero transcurso del tiempo.
9DEMONTE, Norberto Gabriel, El costeo variable y el costeo por absorción en un caso real de toma de
decisiones, publicado en los Anales del XX Congreso Argentino de Profesores Universitarios de Costos, Salta, 1997.
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a) Cargando a la producción real de cada período la totalidad de los costos fijos reales
devengados en el mismo.
b) Cargando a la producción real de cada período una cierta magnitud de costos fijos, en
base a una cuota relacionada con el nivel de actividad considerada normal.
Conforme a lo sostenido por una corriente de opinión de creciente peso, que compartimos,
la variante (a) no configura un criterio de costeo técnicamente aceptable, por lo que
quienes sostienen el modelo del costeo completo, sólo defienden la variante de “costeo
integral”.
Sin embargo, la excluyente aplicación de este llamado “costeo integral” (o sea, el criterio
que lleva al Activo, como componentes de los inventarios, sólo a los costos fijos
relacionados con el nivel de actividad normal, está muy lejos de merecer el calificativo de
“integral”, toda vez que no activa los costos de apoyo (administrativos, financieros, etc.),
llevando al Activo exclusivamente los costos fijos incurridos en el sector de
producción.
Las reflexiones volcadas hasta aquí pueden ser resumidas diciendo que el modelo del
costeo completo presenta distintas manifestaciones, las cuales pueden ser clasificadas
desde dos puntos de vista:
1.1. Son activados sólo los costos fijos del sector producción (costeo de
absorción parcial).
1.2. Son activados todos los costos fijos (costeo de plena absorción).
2.1. Son activados todos los costos fijos reales del período (costeo sin cuota
normalizada).
2.2. Son activados sólo los costos fijos relacionados con la actividad normal
(costeo con cuota normalizada).
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Los modelos (c) y (d) son inexistentes en el campo práctico, pues sólo son activados los
costos fijos del sector producción.10
Por último, el modelo (b) es utilizado por empresas que cuentan con una organización
administrativa más evolucionada, en la cual son de empleo corriente las técnicas
presupuestarias.
No puede negarse que ambos tipos de costos son necesarios para generar los ingresos.
Sin embargo, unos son considerados componentes del costo del producto y los otros no.
Es tan completa la falla conceptual de estos modelos que no pueden aspirar a formar
parte de una Teoría.
10. Conclusión.
Las reflexiones expuestas en este trabajo nos mueven a proponer una revisión de la
Teoría General del Costo en el sentido siguiente:
10En el ámbito de nuestra experiencia personal, no se ha encontrado ningún caso de activación de costos
administrativos ni de comercialización, en la aplicación del costeo completo. La única referencia al tema fue
encontrada en la obra Contabilidad de Costos, de John G. Blocker, Buenos Aires, Editorial El Ateneo, 1957, tomo I, p.
32, que cita el artículo de W. B. Castenholz “El método apropiado para tratar los costos de distribución”, publicado en
The Accounting Review, setiembre de 1927, p. 19/27, quien afirma que “muchos litógrafos e impresores incluyen
gastos comerciales de supervisión en sus cálculos de costos ... que en el caso de productos terminados, los valores
apropiados de costos son la suma de los costos de fabricación y comercial”.
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1. La Teoría General del Costo debe tener como objetivo la interpretación de la verdadera
naturaleza de los hechos económicos vinculados con la generación de los costos, su
comportamiento, sus causas y sus efectos.
2. La Teoría General del Costo debe servir de apoyo exclusivamente para el diseño de
modelos que representen lo más fielmente posible el verdadero discurrir de los hechos
económicos.
4. El modelo del costeo completo, en cualesquiera de sus variantes, debe ser excluido de
una Teoría General del Costo, por no responder a la realidad económica.
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BIBLIOGRAFÍA
DAVID, Julio y YARDIN, Amaro, Los objetivos de los Estados Contables destinados
a terceros, publicado en los Anales del XXII Congreso Argentino de Profesores
Universitarios de Costos, Concordia, octubre de 1999.
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