Ofrenda Musical
Ofrenda Musical
Ofrenda Musical
Para dar un regalo, más aún si el matiz es de una ofrenda, tiene mucho que ver las
características de esa persona o personas, para a partir de ello tratar de predecir el alcance de
impacto de la música en ella o ellas. No solamente emocional, ya a lo largo de la clase, hemos
descubierto la carga mental y de trascendencia de la música en general, y la romántica en
particular.
“Los míos”, así los entiendo a quienes quiero mucho, son muy de mí y, las obras musicales que
les comparto son una extensión del diálogo que con ellos puedo tener. Diálogo con el cual
pueden no estar de acuerdo, pero con el que podemos crecer juntos, valorándonos
mutuamente. En ese sentido, aun cuando 10 composiciones son exiguas, comparando a la
cantidad de producción de cada genio en la música romántica, y sin demérito de los que no
menciono, más por ignorancia que por preferencia por alguna de ellas, la lista tiene un cariz de
mostrar la variedad de lo disfrutado y las inflexiones que han generado en mi ser, y que las
harán “en los míos”.
Todas ellas son para todos “los míos”, y algunas tendrán comentarios que liguen de manera
más directa con algunos de ellos, mezclándose su ser y el ser de las composiciones.
Composiciones:
1. “Dixit Dominus” (1707) de George Frideric Handel (1685-1759), empezaré con la única
excepción a la encomienda hecha de seleccionar música del periodo romántico. Esta
composición es del periodo antiguo estilo barroco, conectada con el Salmo 110 (Reina-
Valera 1960), que inicia su contenido con “Jehová dijo a mi Señor”. Uno obra de 30
minutos, 5 partes. Incesante valor emocional para mi mamá. Esta pieza encargué que
sea puesta en pintura con la creatividad de mi hermano quien es artista plástico.
2. La “Sinfonía N° 9” (1822-1824) de Ludwing van Beethoven (1770-1827), quizá aun en el
filo del pletórico periodo romántico, él encarna los inicios del Romanticismo. Regalo la
última de sus sinfonías, también conocida como “Coral”, entre otras cosas porque
incorpora un coro a la sinfonía, lo cual es símbolo de libertad. Creo que mi hermano la
disfrutaría mucho, para canalizar toda su fuerza expresiva, sin repujas de los esquemas
clásicos.
3. “La marcha nupcial” (1842) de Medelssohn (1809-1847), composición conocida que la
escribió cuando tenía 32 años, fue incluida como parte del octeto y abertura del
concierto “El sueño de una noche de verano”. Esta composición es dedicada a mi
hermana quien cree en el amor, por lo cual, se casó usando esta música. Recuérdese
que esta pieza se popularizó en la boda real de Victoria de Sajonia-Coburgo-Gotha y
Federico III de Prusia.
4. “Concierto para piano N° 1” (1830) de Frédéric Chopin (1810-1849), una composición
bellísima, envolvente en un clima de nostalgia futura de alegría. Hay una elegancia
única, con un piano protagonista de la música. Se la dedico a mi hija de 10 años, para
animarla a soñar con un mundo mejor, una sacudida del hoy para pensar en que
podemos caminar mejor y más, por uno y por todos.
5. “Carnaval”, opus 9 (1834-1835) de Robert Schumann (1810-1856), una composición
expresiva, que lleva como subtítulo “Scènes mignonnes sur quatre notes” que quiere
decir “Escenas bonitas con cuatro notas”, dado que tiene un mensaje codificado en su
contenido: las cuatro notas constituían para Schumann a modo de criptograma
musical: juegos entre la/mi/bemol/do/si, en representación de letras A/S/C/H de
palabras claves. Lo que encierra una complejidad racional deliberada, aunque
escondida. Sería para mi padre, es así de complejo, y retarlo a en medio de ello a que
aflore su expresividad.
6. “Canción de cuna” (1868) opus 49, N° 4 de Johannes Brahms (1833-1897). Es muy
popular, basada en poemas populares alemanes: Buenas tardes, buenas noches/
cubierto de rosas/ con clavos adornados/ deslícese bajo la cubierta:/ Mañana por la
mañana, si Dios quiere/ te despertarán de nuevo; luego, un segundo verso: Buenas
tardes/ buenas noches/ custodiado por ángeles/ se muestran en un sueño/ el árbol del
niño Cristo:/ ahora duerme feliz y dulce/ mira el paraíso en tus sueños. Es una
composición para mi hija (o) que está en camino, hoy tiene 17 semanas de vida
intrauterina.
7. Ópera “La Valquiria” (1856), segunda del ciclo de El anillo del nibelungo de Richard
Wagner (1813-1883), composición que refleja la tensión de un momento de guerra
entre semidioses, inspirada en la mitología nórdica: Volsunga y Edda poética. Como
toda ópera encierra un drama cantado, una historia que nos permite reflexionar y
movilizar sentimientos. Es desafiante, creo que podemos compartir la complejidad de
las relaciones interpersonales entre todos, reconociendo preferencias y diferencias,
caminos paralelos, contrasentidos, circulares y demás.
8. La música del ballet “El lago de los cisnes” (1877) de Piotr Ilich Chaikovski (1840-1893),
composición que tuvo un pobre recibimiento en su estreno, goza hoy de un
reconocimiento como paradigma del ballet, producto de modificaciones y mejores en
el transcurso del tiempo en manos del mismo Chaikovski. He de hablar de la música
antes que de la trama en sí. Esta composición revela la versatilidad de la música, y
como se amalgama con otras artes. Ese valor ecléctico que comparten dimensiona la
esencia de una buena esencia musical. Obra para ser apreciada aun sin ver el ballet,
solo escuchando uno puede remontarse a los movimientos de ballet y escenografías.
Un regalo para mi prima, quien disfruta del baile clásico del ballet.
9. La “Sinfonía N° 1” (1888, editada en 1897) de Gustav Mahler (1860-1911), de 4
movimientos, de gran riqueza melódica. Siendo la primera de sus sinfonías guarda la
intención de mostrar los dotes de compositor sinfónico de Mahler, su estilo y el uso
libre de las formas musicales. El cuarto movimiento, hace recordar el drama en las
composiciones de Beethoven, donde hay el sentimiento de triunfo del optimismo con
un frenesí sonoro. Esta obra es un regalo para mi esposa, porque tiene claro lo que
quiere de la vida, aun con sus dramas, decide y avanza.
10. “Las vísperas” (1915), opus 37, de Serguéi Vasílievich Rajmáninov (1873-1943). Él fue
uno de los últimos grandes compositores del romanticismo tardío. Es interesante
porque tiene alguna conexión con los cantos gregorianos, es tomada de la celebración
rusa ortodoxa de la ceremonia de Vigilia de toda la noche. Lejos de encarnar en mi
alguna fe en particular, eleva el espíritu a un pensamiento de reflexión sobre el Ser
que está más allá de nosotros. Es una invitación que, en este mes del año, permite a la
familia entrar en la introspección alrededor de la Nochebuena.
Brahms y Mahler (10 puntos)
Brahms, junto con Bach y Beethoven son el tridente de los compositores míticos de las “B”
alemanas. Un reputado compositor del periodo del romanticismo, especialmente de la
segunda generación.
Para entender como Brahms crea esta obra musical, hemos de remontarnos a su vida y las
influencias que se dieron en ella. Nacido en Hamburgo en el año 1833, a la edad de 20 años
comenzó una gira de conciertos en calidad de acompañante de Eduard Remènyi, violinista
húngaro. En dicha gira se relacionó con otros virtuosos violinistas, a través de ellos conoció la
música húngara, es con esta experiencia que puede desarrollar las Danzas Húngaras, además
de otras obras de cámara en las que se nota el “toque de magiar”, con ritmos y soluciones que
son parte del lenguaje de Brahms.
Las Danzas Húngaras, son en total 21, escritas en el tiempo de 1865 a 1880, de todas ellas, la
más conocida es la N° 5. Fue una obra escrita para piano a cuatro manos por Brahms, aunque
las interpretaciones actuales se hagan con orquesta, solo es expresión de las múltiples
versiones que se han hecho por otros compositores, de los que destaca Dvorak. Pese a todo,
Brahms prefería sobre todo las partituras originales, como se evidencia en una de las misivas a
Simrock: “… las he concebido para cuatro manos; si las hubiera pensado para orquesta serían
diferentes”1.
La interpretación musical que nos brinda la Fundación Juan March es la siguiente: “En compás
binario y con una fuerza sorprendente empieza en modo menor y tiene dos partes bien
diferenciadas. La primera parte presenta el tema melódico principal, donde hay que destacar
los cambios en la dinámica, que pasan del volumen más sutil al más voluptuoso, así como el
uso del ritardando, que frena el discurso musical creando una expectativa que se resuelve con
gran brillo. La segunda parte es mucho más rápida y responde a un momento más acrobático
de la danza. No hay que olvidar que las mayorías de las danzas húngaras reservan al hombre
casi todo el baile, que es casi una exhibición de agilidad y fuerza, de virtuosismo incansable
lleno de saltos y pasos muy marcados. Finaliza con una vuelta al tema principal quedando la
página estructurada en un clásico ABA’. Las armonías no son nada complejas (como en otras
obras de Brahms) sino muy claras, como corresponde a una danza de esta naturaleza, de
origen popular”2.
Desde otro ángulo de análisis, se puede observar que en la música romántica también se dejó
sentir el auge de lo nacional y del nacionalismo. Las Danzas están inspiradas en auténticos
temas populares, rescatando los aspectos más inherentes del espíritu cíngaro.
Parte de la cultura del siglo XIX era el progresivo interés por lenguas periféricas, como el
húngaro, la cual se contextualizaba con la historia y costumbres de los lugares donde se
hablaban, hubo la fascinación por el folclore de cada pueblo, su música popular, sus cantos y
bailes. Dicha fascinación no caminaba en el horizonte de transcribir fielmente la expresión
cultural local, sino tenerla como referente para poder integrarla en el lenguaje propio 3.
1
Recital de violín y piano por: Hilary Hahn, violín. Valentina Lisitsa, piano. Sociedad de Conciertos Alicante. Ciclo
XXXVII. Concierto n° 705. Curso 2008-2009, XIV en el ciclo.
2
https://www2.march.es/musica/jovenes/raiz-popular-html/brahms.html
3
https://rz100arte.com/musica-clasica-ninos-danza-hungara-no-5-johannes-brahms/
Gustav Mahler (Bohemia, 1860- Viena, 1911): Sinfonía N° 02 “Resurrección”
Mahler fue un “músico letrado”, en otras palabras, su música era expresiva de ideas, con un
reto de transformar el mundo. En muchas ocasiones se componía con baluartes filosóficos y
místicos, lo que se expresaba en ideas complejas que tensaban las estructuras de composición,
al grado de cambiarlas sobre un cuestionamiento que permitía construir nuevas músicas,
descubrimientos propios de como perciben el mundo.
En el programa descrito por Mahler para los diferentes movimientos, hace pensar en el
retorno a lo sagrado, asumiendo una posición contestaria con el secularismo, pareciera que a
través de su arte quiere vincularse con lo sagrado, sin dejar en sombra la realidad de su
condición histórica. En ella se logra captar la conexión de movilización emocional hasta la
conmoción por la experiencia de la “Resurrección”, utilizando algunos textos filosóficos
nihilistas de Nietzsche como “la canción ebria” de “Así hablaba Zaratustra”, que generan
angustia ante la carencia de un sentido a la vida 6.
Para dar la esperanza, el coro proclama que la experiencia de fe llena ese vacío de sentido: “Oh
cree, corazón mío, cree”. “Oh créelo: ¡no has nacido en vano!”, Mahler vuelve a la idea de la
vida eterna y el encuentro con el Padre, reafirmando la esperanza del “¡Resucitarás, sí,
resucitarás, /corazón mío, en un instante! / ¡Lo que has soportado/te llevará hasta Dios/”.
4
Le Grange, H, l, 2018, Mahler, Barcelona: Akal
5
Falla R. (2019). Música que Piensa y Cree. La Sinfonía “Resurrección” de Gustav Mahler en la perspectiva de
Eugenio Trías. Revista Hoja Filosófica. Abril Nº. 48, 2019. ISSN: 1659-1283. www.hojafilosofica.wordpress.com
6
Nietzsche, F. 2001. Así hablaba Zaratustra. México: Mc Hill. (p. 147)