Ficha de Catedra Pedagogía El Deber de RESISTIR

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Universidad Nacional de La Pampa

Facultad de Ciencias Humanas


Departamento de Formación Docente
Didáctica

Ficha de Cátedra

Philippe Meirieu. 2020. Pedagogía: el deber de resistir. Universidad Nacional del Ecuador-
UNAE-UNIPE

Disfrutamos la lectura de cada libro de Meirieu porque compartimos su fuerte


convicción y confianza en la formación de profesoras y profesores, en especial del
sentido de la enseñanza que es el objeto de estudio de la Didáctica.
Pedagogia: el deber de resisitir lo publica hoy la UNAE a 10 años de su versión original.
Es un texto a favor de la escuela, de la enseñanza, de la educación.
El argumento central del autor Educar es a la vez emancipar, hacer posible el
surgimiento de otro. Así el educador está obligado al doble juego: su misión es transmitir
saberes, instrumentos, pero solo puede hacerlo si a la vez promueve la emancipación
sin la cual la transmisión pierde su valor. Transmitir y emancipar. La tarea es equipar al
otro en la perspectiva de su liberación. Diría Neil Postman (1982) enseñar es resistir .
La pedagogía siempre se encuentra en la doble dimensión/ contradicción: el principio
de libertar: nadie puede aprender en el lugar de nadie y el de educabilidad todos pueden
aprender. Hay pedagogía cuando existe esa contradicción. Agrega: nadie puede obligar
a nadie a aprender. Pero si alguien no aprende debemos preguntarnos una y otra vez
como docentes qué más podemos hacer para que el aprendizaje tenga lugar. Desde la
docencia no debemos dejar de inventar, ensayar como la libertad y la educabilidad se
cumplen en la escuela.
Qué nos dice P. Meirieu?
M. está ofreciendo argumento para poner en tensión/confrontar esto que vivimos en
una sociedad que pareciera querer volver a formas de educación basada en la autoridad,
más bien en el autoritarismo, una restauración de los “buenos viejos métodos”.
Argumento sostenido por los antipedagogos.
Retruca reconociendo que nuestras escuelas tienen dificultades en cumplir su promesa
de democratización pero
La escuela es un lugar esencial para la formación en democracia. Uno puede
imaginar una dictadura sin Escuela, con simplemente un catecismo ideológico y
sistemas de restricción. No podemos concebir la democracia sin Escuela. No hay
democracias sin ciudadanos entrenado en la comprensión de los problemas
colectivos, capaces de distanciarse de todos los dogmatismos y definir juntos,
más allá de los intereses individuales legítimos, el “bien común”.
Por ello el debate democrático –que no es fácil- es el único horizonte posible y es tarea
de la escuela, formar a lxs jóvenes en esta capacidad de debate, contra
fundamentalismos y abandonos, debe enseñar a los alumnos a expresar y estructurar
puntos de vista, a identificar los hechos y los problemas, conocer el margen de
posibilidad e impulsar a las personas en convertirse en ciudadanos lúcidos capaces de
intervenir, de involucrarse en esa sociedad democrática.
La tarea de los adultos es irrenunciable ayudando en la preparación rigurosa, el trabajo
sistemático y una vigilancia política, epistémica, ética, didáctica permanente.
Es decir la escuela es necesaria, es condición de posibilidad de una sociedad
democrática. No hay democracia sin la transmisión a todos del conocimiento que hace
posible entender el mundo (y transformarlo). Esto es una perspectiva de derechos: a los
conocimientos, a la cultura, a formar parte de ese nosotros. El aprendizaje solo es
formativo si combina al mismo tiempo la adquisición de conocimientos y el proyecto de
emancipación en un colectivo de solidaridad: aprender a aprender juntos.
La posibilidad no es solo que todos vayan a la escuela sino que allí haya confianza en que
todas/os pueden aprender y que se busque de manera incansable los modos para que
ello suceda. Así la escuela es el espacio social responsable de la transmisión de las
culturas para la construcción de lo común, de aquello que nos une y que le hace lugar a
las diferencias (porque no hay cultura común sin diferencias).
Esto implica tareas importantes como analizar lo infantil asociada al capricho
globalizado del mercado; al impulso de comprar; la oscilación entre el autoritarismo y
el abandono buscando construir una autoridad autorizada. Sobreviven tensiones
fundamentales entre lo personal y los social; entre la creación y la imposición; entre la
reproducción y la transformación.
Esta mirada reconoce la centralidad de la escuela como institución pública. La expresión
institución es fundamental. Una institución encarna valores: la del proyecto de educar a
todos. Proyecto utópico pero fundador de nuestra democracia (a diferencia de un
“servicio público” se produce por la competencia entre ofertas y elecciones del
consumidor; hay una multiplicación de ofertas desiguales dejando a los más pobres las
peores opciones)
En estas tensiones en las que se ubica la escuela y la docencia nos invita a
pensar/desnaturalizar/ transformar:
1. Todos pueden aprender y nadie puede decidir para una persona determinada
que el aprendizaje es definitivamente imposible: es el principio de la educación.
2. El aprendizaje no se decreta… y no hay nada que lo imponga a nadie. Todo el
aprendizaje se realiza para todos por iniciativa propia y requiere un compromiso
personal de ellos: este es el principio de la libertad.
3. Estos dos principios unidos estructuran la pedagogía: apegarse al primero es
cambiar al fatalismo, apegarse al segundo a cambiar al individualismo. Mantener
los dos juntos es inventar constantemente situaciones que les permitan al
alumno comprometer su libertad. Mantener los dos juntos es persisitir en
proponer mediaciones, en nombre de la educación de todos y buscar crear un
compromiso personal, en nombre del respeto a la libertad de cada uno.
4. Estos dos principios, tomados en conjunto, nos llevan a trabajar en la
temporalidad y a pensar constantemente en la cuestión de la transición:
transición entre heteronomía y autonomía; entre el interés del alumno y lo que
está “en su interés”, entre la restricción y la libertad, entre lo que tiene sentido
y lo que hace posible adquirir mecanismos.
5. Para esto, la pedagogía rechaza la oposición entre trabajo y motivación, así
como se niega a imponer ejercicios mecánicos antes de invertir en un proyecto.
Al mismo tiempo, se esfuerza por movilizar a los estudiantes a través de la
presentación de los conocimientos elaborados y hacerles descubrir la necesidad
de capacitaciones sistemáticas cuando los involucra en una dinámica de
movilización. En todos los casos, toma el obstáculo como una palanca: es
necesario desarrollar proyectos para el conocimiento apropiado, ya que ese
necesario llevar a cabo un aprendizaje técnico para poder llevar a cabo
proyectos.
6. La pedagogía reconoce que la investigación en psicología y didáctica puede, al
observar las condiciones óptimas del aprendizaje, ayudar a inventar dispositivos
educativos. Pero estos mecanismos no son de modo alguno deducible
mecánicamente de lo que las ciencias permiten observar, requieren de un
trabajo creativo específicos. Son útiles para aliviar la aleatoriedad de las
situaciones de aprendizaje personales y sociales, pero nunca puede sustituir la
determinación del sujeto que está aprendiendo.
7. La pedagogía considera que todos aprenden con una estrategia propia pero
que, por todo eso, no es fija; él puede modificarlo y enriquecerlo de acuerdo con
sus experiencias. El descubrimiento gradual de las estrategias de aprendizaje es
una forma de acceder a la autonomía.
8. Para la pedagogía, es imposible separar el método y el contenido: no hay
ningún método que funcione vacío, ni hay contenido que puede ser aprehendido
sin método. Para usar una oposición comúnmente aceptada, no hay educación
sin educación, ya que la forma de enseñar es siempre la portadora de un
proyecto educativo, incluso si no se conoce, y que toda educación es una
transmisión de conocimientos y valores indisolublemente unidos.
9. Para la pedagogía, es imposible separar lo cognitivo y lo afectivo: aprender
presupone un trabajo de autoimagen y cualquier adquisición de conocimientos
implica necesariamente una reorganización de la persona. Uno puede hacer la
elección metodológica para trabajar en la mediación cognitiva, incluso es
particularmente aconsejable cuando uno es maestro, no se puede abolir por
decreto lo que no se tiene en cuenta por método.
10. Para la pedagogía es imposible separar al individuo de lo social: nadie puede
aprender absolutamente solo, y la forma de aprender siempre revela una
concepción de la socialidad de las relaciones con el conocimiento y el poder. No
hay conocimiento que se pueda adquirir fuera de una relación social y esta
relación puede mantener la subyugación o, por el contrario, permitir la
emancipación.
11. Para la pedagogía el aprendizaje es enriquecerse y progresar, siempre va más
allá de lo dado y subvierte un orden social donde todos tienen un ligar
definitivamente atribuido. A este respecto, la pedagogía no puede aceptar
ningún tipo de confinamiento, ya sea cultural, social o genético; funciona, por el
contario, para que todos y cada uno puedan “hacerse un trabajo de sí mismos”,
según la fórmula de Pestalozzi.
12. Finalmente, para la pedagogía, aprender es construir la humanidad en el
hombre, acceder a una cultura que conecta lo íntimo con lo universal. La
universalidad no existe en este movimiento y se construye en el proceso de
transmisión en sí. Comienza cuando el hombre se niega a someterse al Otro, pero
decide someterse con el Otro, a un intercambio sin violencia. En este contexto,
la enseñanza tiene como objetivo conectar a los humanos entre sí a través de
obras; obras del pasado y del presente donde los que llegan pueden descubrir su
humanidad y encontrar coraje para extender el mundo.

Hacia una verdadera pedagogía para proyectos


La emancipación y la asociación son dos enfoques inseparables dice Meirieu, que
determinan el acceso a la ciudadanía. Para llegar a ello hay un método en el que el
adulto debe invertir su autoridad y energía. Es el método de proyectos y se menciona
ya en la obra de John Dewey. Se trata de crear situaciones que permitan el desarrollo
individual y colectivo, un hacer juntos.
1. El proyecto nos permite conectarnos con el futuro, en un futuro diferente del
pasado y del presente. Vuelve esperanza x una perspectiva de futuro que no
asigne a las personas del lugar que se ha heredado.
2. El proyecto nos lleve a enfrentar la resistencia de las cosas. Cuando se trabaja en
una actividad colectiva se enfrenta a una tarea en contacto a realidad y es
imposible no comprometerse con el proyecto, ver qué sucede, qué no funciona
y cómo podría funcionar.
3. El proyecto proporciona acceso a esta verdad fundacional de toda la vida
colectiva: lo prohibido autoriza. Lo prohibido no es un capricho de quien ejerce
el poder y quiere tener paz. Es lo que permite a todos participar en la actividad
colectiva, lo que protege contra los ataques de otros, pero también los excesos
de si mismos.
4. El proyecto revela una forma legítima de autoridad: competencia. La
competencia otorga autoridad real; autoridad para hacer lo que es útil para el
colectivo, para ayudar a otros a aprender, a hacer lo necesario para el grupo.
5. El proyecto permite a todos encontrar progresivamente su lugar. Quien tiene un
lugar, espacio y responsabilidad en una configuración colectiva fortalece al
grupo. También requiere de rotación de tareas, roles y lugares, especialmente
permite a todos ocupar un lugar diferenciado (contra la indiferencia)
6. El proyecto enseña cómo desarrollar el bien común. Se trata de desarrollar al
máximo la otredad.
7. El proyecto es lo que hace posible esperar nuevos encuentros que puedan
contribuir a la sociedad. El apoyo al proyecto es responsabilidad educativa
esencial de los adultos y sostener una concepción democrática que aún falta
consolidar.

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