Asertividad

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Qué es la asertividad y cómo ser más asertivo https://habilidadsocial.

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Pau Forner Navarro126 Comments

¿Has estado alguna vez en una situación parecida a estas?


Estás haciendo cola para subir al autobús y alguien se te cuela. Te enfadas pero no te atreves a decirle nada.
Un amigo te pregunta si puedes ir a recogerlo al aeropuerto. A pesar de que te va fatal porque tienes mucho
trabajo, le dices que sí. No quieres que se enfade contigo.
Llevas tiempo pensando que mereces un aumento de sueldo, pero no se lo planteas a tu jefe. Está claro que
no es lo más adecuado tal y como están las cosas.
Quizás te hayas sentido identificado con alguna de ellas. En cualquiera de estos casos deberías haber dicho
lo que pensabas pero no lo hiciste.

La asertividad
La mayoría de las personas aceptamos pasivamente estas situaciones mientras sentimos como perdemos el
respeto por nosotros mismos. Hasta que a veces llegamos al límite y estallamos de ira, lo que tiene unas
consecuencias mucho peores.
Sin embargo hay una tercera forma de responder y de respetarte bastante más eficaz que la simple pasividad
o la peligrosa agresividad. Estoy hablando de la asertividad.
En este artículo aprenderás por qué es tan importante, cuáles son sus límites y por qué no todo el mundo
puede ser asertivo. También descubrirás 10 técnicas para dominar la comunicación asertiva y los 4 pasos que
debes seguir para crear el mensaje asertivo perfecto.

¿Qué es la asertividad?
¿Para qué sirve?
5 razones para tener poca asertividad
Las 10 claves para ser más asertivo
Las 4 etapas del mensaje asertivo perfecto

¿Qué es la asertividad?
La asertividad es una forma de comunicación que consiste en defender tus derechos, expresar tus opiniones
y realizar sugerencias de forma honesta, sin caer en la agresividad o la pasividad, respetando a los demás
pero sobretodo respetando tus propias necesidades.
Si eres lector habitual de este blog probablemente ya conozcas su significado. Se trata de decir lo que
realmente piensas controlando tu mensaje para que no sea demasiado agresivo o frágil.
Y aunque en teoría parezca sencillo, en la práctica no lo es tanto.

Sí, puedes aprender a ser más asertivo


Por fortuna la asertividad es un comportamiento que se puede aprender y mejorar. Se trata de una forma
consciente de comunicar tus sentimientos sin dejarte llevar por las emociones, y se sustenta sobre la
autoestima y confianza en ti mismo. Y recuerda que la confianza tan sólo puede desarrollarse a través de las
experiencias personales, nunca leyendo libros o blogs en casa.

Espero que tampoco creas que ser asertivo solucionará todos tus problemas en la vida, porque no lo hará.
Tampoco será apropiado en todas las situaciones porque cada contexto es distinto. Sin embargo, te puedo
asegurar que te sentirás más confiado y te comunicarás más efectivamente cuando lo necesites.

Expresar tus verdaderos sentimientos y defender tus derechos puede ser maravillosamente reconfortante.
Cuando dices lo que quieres, independientemente de si lo consigues o no, logras vivir de forma más auténtica
y feliz.

Te sientes libre.
¿Para qué te servirá ser asertivo?
Ser asertivo sirve para exponer a los demás cuáles son tus verdades deseos y necesidades, y para demostrar
dignidad, autoconfianza y respeto por ti mismo.

Lo más interesante es que las peticiones que hagas desde la comunicación asertiva tendrán muchas más
probabilidades de tener éxito ya que estarás pidiendo legítimamente que se respete tu punto de vista.
Habitualmente te será útil para:

Dar tu opinión, hacer una petición o pedir un favor a alguien de forma natural y no como si le estuvieras
pidiendo que te perdonase la vida.
Expresar tus emociones negativas (quejas, críticas, desacuerdos, etc) y rechazar peticiones sin que los
demás se sientan heridos o molestos contigo.
Mostrar emociones positivas (alegría, orgullo, agrado, atracción) y hacer cumplidos sin parecer demasiado
volátil emocionalmente.
Preguntar por qué y sentirte legitimado a cuestionar la autoridad o las tradiciones.
Iniciar, continuar, cambiar y terminar conversaciones de forma cómoda y sin la sensación de estar
ninguneando o faltando al respeto a nadie.
Compartir tus sentimientos, emociones y experiencias con los demás y favorecer que ellos compartan las
suyas contigo.
Resolver los problemas cotidianos antes de que aparezcan emociones negativas como la ira y el enfado y la
situación se descontrole.
Sin embargo, siendo asertivo no lograrás que la gente te quiera, no se enfade nunca contigo, y que te
concedan todo lo que deseas. Por mucha asertividad que uses siempre habrá gente que seguirá dándote un
no como respuesta si les pides algo que va en contra de sus intereses o valores.

También habrá quien te pueda malinterpretar y tomarse tu mensaje como un ataque personal. Nada es
infalible.

5 razones para tener poca asertividad


Seguramente cuando eras pequeño te enseñaron que no debías contradecir a tus padres, familiares y
profesores, ¿me equivoco? Esa idea puede llegar a arraigarse y convertirse en una voluntad inconsciente de
intentar complacer siempre a los demás para evitar confrontaciones, rechazos, o la sensación de culpa por
haber herido los sentimientos de alguien.
Razones para no ser asertivo
A muchos nos educaron en la idea de que siempre debíamos intentar satisfacer y priorizar a los demás, que
no era correcto anteponer nuestras propias necesidades por encima de las de los otros, y que cuando
alguien decía algo que no nos gustaba debíamos callar.
Pero junto a la educación recibida, existen también otros factores que determinan que no te comportes
habitualmente de forma asertiva.

1. Porque tienes baja autoestima y autoconfianza


La falta de asertividad es un círculo vicioso: cuando no eres asertivo probablemente te sientas menos valioso
al ver como pisotean constantemente tus derechos, lo que te convertirá en una persona todavía menos
asertiva en el futuro.
Recuerda que cuando no defiendes tus derechos o expresas tus emociones, estás invitando a los demás a
que te traten de esa misma forma.

2. Por el significado de ciertos estereotipos en tu vida


Algunos roles están directamente relacionados con conductas no asertivas, como por ejemplo ciertos puestos
de trabajo de bajo nivel o el rol tradicional de las mujeres en algunas culturas. Todavía en muchos lugares
existe el estereotipo de que las mujeres deben ser sumisas mientras que los hombres deben ser agresivos.
La paradoja es que nosotros mismos nos presionamos para actuar conforme el rol que se supone que
debemos desempeñar en cada momento: casi todos somos más pasivos y menos asertivos delante del
director general que frente el compañero de trabajo con el que compartimos mesa.

3. Porque estás estresado o nervioso


Cuando estás estresado es habitual sentir que estás perdiendo el control de tu vida. En esas situaciones
puedes actuar sin pensar y terminar expresando las emociones de forma muy agresiva o incluso
extremadamente pasiva, como si nada tuviera ya importancia.
Este comportamiento, de nuevo, alimentará la sensación de ansiedad y probablemente provoque rechazo en
los demás, con lo que el círculo vicioso vuelve a alimentarse.

4. Por tu tipo de personalidad


Mucha gente cree que han nacido más agresivos o más pasivos y que no hay nada que puedan hacer para
cambiarlo.
Esta afirmación no es correcta del todo. A pesar de que es probable que exista una tendencia natural a
reaccionar de una manera u otra, todo el mundo puede aprender a ser más asertivo.

5. Por tus experiencias anteriores


Como he comentado al principio, mucha gente ha aprendido a responder de forma no asertiva por imitación
de la conducta de sus padres, amigos o roles de referencia. Si siempre has tenido a tu alrededor personas
serviciales y complacientes, o agresivas y hostiles, es difícil que aprendas a reaccionar de otra forma.
El primer paso para ser más asertivo es conocer el origen del problema.

Las 10 claves para ser más asertivo


A continuación encontrarás una recopilación de técnicas y herramientas que han demostrado ser útiles para
mejorar tu asertividad. No es necesario que las interiorices todas, con tan sólo poner en práctica algunas
seguro que notas la diferencia.

1. Reemplaza tus pensamientos negativos


Para empezar es clave que sustituyas los pensamientos negativos que te surgen cuando haces valer tus
derechos. Evita pensar cosas como “Soy un mal amigo por no dejarle dinero a mi colega” y cámbialo por una
visión más positiva y personal como “Merezco que me respeten y no puedo dejarle dinero a alguien que
nunca me lo ha devuelto”.
No puedes cambiar tus emociones, pero sí la forma en que las interpretas.
Consejo Sólo si crees estar en el derecho de expresar tus sentimientos y defender tus ideas podrás hacerlo
sin herir a nadie. Empieza a pensar egoistamente en positivo.

2. Comprende que la gente no puede leerte la mente


Un gran y clásico error de la gente pasiva es suponer que la gente sabe qué está ocurriendo en tu interior.
Quizás creas que tu jefe sabe que quieres un aumento de sueldo, o que tu novia espera que la invites a una
cena romántica, o que tu amigo sabe lo mucho que te molesta que le dejes un videojuego y que luego no te lo
devuelva. No pueden leer tus pensamientos
Sin embargo la gente no suele tener ni idea de lo que te molesta o de lo que realmente esperas de ellos. Así
pues, no utilices el argumento de que ya saben lo que quieres como excusa para no dar un paso al frente,
porque es falso. Consejo Si quieres que la gente tenga en cuenta tus deseos y necesidades deberás empezar
por expresarlas claramente.

3. Defiende «tu» verdad, no «la» verdad


Hablar de forma asertiva no transforma tu mensaje en la única verdad, pero sí que lo transforma en tu verdad.
Espero que estés de acuerdo conmigo en que no existe la verdad absoluta. La verdad es un invento humano.
Damos por sentado que determinadas cosas son ciertas para así poder entender el mundo que nos rodea.
Cada una de nuestras verdades se fundamenta en nuestras experiencias pasadas y conocimientos. Eso te
permite hablar de tus verdades incluso cuando no son ciertas para los demás. Y por ese motivo también
debes escuchar lo que ellos tienen que decir.
Las verdades pueden ser desagradables, pero ese no es el motivo para no decirlas. A menudo las verdades
más duras son las más valiosas. ¿Te acuerdas de la historia del traje nuevo del emperador? Es una fábula
sobre la falta de asertividad, y al final se demuestra que decir lo que crees que es verdad puede tener un
poder enorme.
Consejo Una verdad que nunca te podrá ser negada es cómo te sientes. Nadie podrá discutirte si estás
contento, triste o enfadado, porque sólo tú conoces tus sentimientos.

4. Recuerda tu objetivo pase lo que pase


Imagínate que llevas una temporada poco motivado en el trabajo y decides ir a hablar con tu jefe. Si tan sólo
le expones el problema -no te sientes motivado- lo que haces es traspasarle toda la responsabilidad a él.
Lo que decida quizás te guste, o quizás no, porque le has dejado libertad para decidir.
Para ser asertivo no debes exponer tan sólo las situaciones, también debes dejar muy claro lo que quieres.
No es fácil saber lo que se quiere, así que te recomiendo que antes lo pienses detenidamente. ¿Realmente
quieres un aumento de sueldo o un proyecto más motivador? ¿Deseas que tu novio no salga tanto con tus
amigos o que cuando esté contigo te dedique más atención y cariño?
Cuanto más claro tengas lo que quieres, más probable será que lo consigas.
Una vez tengas un objetivo, no te apartes de él. En una conversación tensa es normal que haya ocasiones en
las que la otra persona parezca no escucharte, no atienda a tus argumentos o incluso te desprecie.
Recuerda tu objetivo
En esos casos recuerda por qué estás allí. Recuerda que has regresado a la tienda a devolver un objeto
defectuoso, que has llamado a tu vecino porque su música no te deja dormir por las noches, o que lo que
realmente quieres es que tu novia no te ignore cuando está con sus amigas.
Tu objetivo es ése, y no ganar la discusión.

5. Sé siempre lo más concreto que puedas


Además de conocer cuál es tu objetivo real en esa situación, debes ser capaz de transmitir exacta y
detalladamente lo que quieres y no una vaga idea general, o la situación probablemente se te escape de las
manos.
Imagínate que entras en un restaurante a pedir algo para comer. ¿Verdad que no pedirías sólo “un bocadillo”?
En su lugar pedirías algo más específico, como un bocadillo mediano de jamón ibérico con pan con tomate,
¿cierto?
Contrariamente a lo que hace mucha gente, no tiene ninguna utilidad mantener una conversación en la que
tan sólo quieras expresar tu enfado. ¿Qué pretendes conseguir realmente?
Consejo Recuerda en todo momento cuál es tu objetivo, por muy tensa que se ponga la conversación, y sé
cuantó más específico mejor. Sólo de esta forma podrás defender realmente tus necesidades.

6. Haz referencia a los hechos y no a tus juicios


Es muy importante que en general te acostumbres a hablar de hechos objetivos y concretos, y no de tus
conclusiones. ¿La diferencia?
Hecho objetivo: “Tu escrito tiene faltas de ortografía y el formato varía en cada página”
Tu conclusión: “Tu escrito es una chapuza”
Así lograrás que tu comunicación sea mucho más precisa y que la gente no se sienta agredida ni juzgada
antes de empezar a tratar con el problema.

7. Añade motivos a lo que pides


Cuando pidas algo que realmente quieras conseguir explica también tus motivos. Dar motivos es una
excelente forma de reducir las probabilidades de que te rechacen porque tu interlocutor verá que hay un
razón real que sustenta tu petición, y que no es un capricho tuyo.
Fíjate en estos dos mensajes asertivos:
-Me gustaría que me subierais el sueldo un 15% porque de esta forma estaré alineado con la media del sector
por el trabajo que estoy realizando.
-Disculpa, ¿te importaría hablar un poco más bajo por el teléfono? Me duele un poco la cabeza y me cuesta
concentrarme así.
De la misma manera, cuando alguien te pida algo también estás en tu derecho a negarte sin dar
explicaciones. A pesar de que dar un motivo es bueno porque restará agresividad a tu mensaje y
proporcionará una explicación a tu comportamiento, también estarás dejando una puerta abierta a que tu
interlocutor te lo discuta.
Si negarte sin dar explicaciones te parece demasiado brusco, una buena idea es ofrecer alternativas al final
de tu negativa:
-No puedo ayudarte con el trabajo. Estoy a tope hasta fin de mes. ¿Por qué no se lo preguntas a Andrea a ver
si a ella le va bien?
Consejo Siempre que proporciones motivos concretos, tanto al pedir algo como al negarte, conseguirás que
tu mensaje sea mucho más convincente y menos agresivo.

8. Habla desde «ti» y no desde «tú»


Incluso cuando no sea tu intención, es habitual que en las conversaciones intensas las demás personas
perciban que las estás culpando. Utilizar la palabra «Tú» en tus argumentos puede intepretarse fácilmente
como una acusación y entonces, como mecanismo de auto-protección, la gente se cierra y se distancia.
Usa mensajes subjetivos para comunicarte asertivamente
¿Por qué hablar desde ti (también llamado utilizar «mensajes Yo») es tan importante en la comunicación
asertiva?
Porque te ayudará a expresar tus verdades sin hacer que la otra persona se sienta atacada o se ponga a la
defensiva. En lugar de decir “Me has tratado muy mal estos últimos días” puedes decir “Me siento disgustado
con la forma en que me has tratado últimamente”.
Aunque básicamente estás diciendo lo mismo, lo centras en tus sentimientos en lugar de hacer ver a la otra
persona que ha hecho algo mal. La clave es usar «Yo» en lugar de «Tú», y mantenerse siempre concentrado
en el problema que tienes, no en acusar o culpar la otra persona.
“Me siento incómodo cuando alguien conduce mi coche y prefiero ser yo quien lo haga” en lugar de “Es mejor
que tú no conduzcas mi coche”
“Agradecería mucho que me avisara con unos días de antelación antes de decirme que tengo que viajar el fin
de semana” en lugar de “Lo que ahora me pide es un problema”
“Me gustaría ser capaz de acabar mis argumentos sin que se me interrumpiera” en lugar de “¡Siempre estás
interrumpiendo mis explicaciones!”
Consejo Hablar desde ti expresando lo que sientes, crees y opinas en lugar de lo que hace la otra persona
conseguirá que tus mensajes sean mucho mejor aceptados.

9. Contagia tus emociones


Otra de las ventajas de los mensajes «Yo» es que son muy difíciles de discutir porque siempre irán seguidos
de una emoción o sensación, y nadie te podrá discutir nunca cómo te sientes.
Además, las emociones se contagian al hablar de ellas. Cuando expresas lo que sientes la gente empatiza
contigo porque conoce la emoción a la que te estás refiriendo.
La gente tampoco suele ser consciente de las consecuencias de sus acciones sobre el estado emocional de
los demás. Describir tus emociones probablemente sorprenda a muchos y les haga reflexionar.
“Me siento muy desilusionada cada vez que me prometes algo y lo incumples de nuevo” es mucho más
asertivo y te permitirá mantener una conversación más productiva que con un “¡Nunca cumples tus
promesas!”.
Consejo Describir con precisión tus emociones te ayudará a que la gente empatice más contigo y se muestre
más receptiva a tus peticiones.

10. Reduce tu ansiedad con el lenguaje corporal


¿Te suena la serie “El encantador de perros”? En ella, el entrenador canino César Millán muestra cómo educa
perros.
Pero la realidad es algo distinta: César no adiestra perros, sino que entrena a sus amos para ser líderes. Y
gran parte de lo que se aplica a los perros también puede aplicarse a los humanos.
El aprendizaje fundamental de César es que los perros son animales de manada y están preparados para
seguir a los líderes más asertivos, los que no pierden la calma con facilidad. Enseña a los dueños a
comportarse de esta forma, ya que su anterior conductanerviosa se contagiaba a los animales.
En los hombres ocurre lo mismo. Debido a que las emociones son contagiosas, si quieres comunicarte de
forma asertiva deberás transmitir también eso con tu lenguaje corporal. Pero hay más.
Usa el lenguaje no verbal
En un estudio realizado en 2010 en estudiantes y hombres de negocio en las universidades de Harvard y
Columbia descubrieron que los líderes más efectivos presentaban altos niveles de testosterona y bajas
concentraciones de cortisol en su sangre.
Los niveles altos de testosterona están relacionados con una mayor asertividad, mientras que cantidades
elevadas de cortisol se asocian con el estrés y el nerviosismo. Los líderes presentaban más testosterona y
menos cortisol que el promedio de participantes.
Pero lo que vieron a continuación fue sorprendente.
Descubrieron que es posible modificar los niveles de estas hormonas en sangre gracias a la propiocepción o
vía de doble sentido entre el cerebro y los músculos. En concreto, encontraron un tipo de posiciones, las
llamadas Posturas de Poder, capaces de incrementar la producción de testosterona y reducir los niveles de
cortisol.
Las Posturas de Poder son aquellas que hacen tu cuerpo tan grande como sea posible, como la posición que
adoptan los deportistas cuando ganan una competición (brazos levantados, pecho hinchado, cabeza
ligeramente hacia arriba y boca abierta) o las personas cuando están orgullosas (manos apoyadas en la
cintura, piernas separadas, mentón hacia arriba).
Estas posturas son innatas: las adoptan incluso los atletas ciegos pese a no haber visto nunca a nadie
hacerlas.
Lo que el estudio reveló es que mantener una postura de este tipo durante dos minutos podía alterar la
producción hormonal y hacer que la gente se comportara de forma más asertiva.
Consejo Cuando quieras ser asertivo no te encojas ni empequeñezcas tu postura. Mantén una postura
corporal firme y calmada, sin mostrar debilidad a tu interlocutor ni, sobretodo, a ti mismo.

Las 4 etapas del mensaje asertivo perfecto


Varias investigaciones han demostrado que para conseguir la máxima asertividad debes usar la comunicación
subjetiva para describir lo que ocurrirá si todo sigue igual, y a continuación presentar tu propuesta.

Las 4 fases son las siguientes:

Los hechos. Primero describe la conducta de la otra persona. La conducta puede ser positiva o negativa,
según si pretendes agradecer algo o expresar tu descontento. Recuerda que debes hablar de hechos y no de
juicios, y ser lo más específico posible.
Tus sentimientos. Ahora explica cómo te hace sentir esa conducta. ¿Frustrado? ¿Triste? ¿Satisfecho? Habla
desde ti y de tus sentimientos, e intenta mantenerte calmado.
Las consecuencias. Describe las consecuencias de que tu interlocutor siga manteniendo esa conducta. Aquí
también puedes añadir los sentimientos que prevés experimentar, cómo ese comportamiento afectará a otras
personas o situaciones, o dar más detalles de esa conducta.
La solución. Finalmente explica concretamente los cambios que quieres que se produzcan en el
comportamiento de la otra persona. De esta forma la gente podrá responder de forma proactiva, al contrario
de si tan sólo expusieras un listado de tus problemas sin sugerir soluciones.
Aquí tienes tres ejemplos de un mensaje perfectamente asertivo:
«Has trabajado mucho para terminar este proyecto (conducta) y estoy muy orgulloso de ti (cómo te sientes).
Así seguro que vas a tener éxito en tu negocio (consecuencias).»
«A menudo entregas tus proyectos tarde (conducta) lo que me molesta bastante (cómo te sientes) porque da
la sensación de que todo el departamento es muy desorganizado (consecuencias). Quiero pedirte que a partir
de ahora seas puntual en la entrega (solución).»
«Cada vez que me dices lo que debo hacer (conducta) me siento amenazado (cómo te sientes) porque gritas
mucho y me señalas (más detalles). Me gustaría que dejaras de hacerlo de esa manera (solución).»
Aunque la mayoría de nosotros no hablamos de esta forma, es importante que reflexiones sobre la manera en
que vas a expresar tus sentimientos a partir de ahora para que sea lo más clara y menos agresiva posible.

Empieza desde cero


De la misma manera que si estuvieras aprendiendo a montar en bici no te tirarías cuesta abajo por el
Kilimanjaro, con la asertividad también debes practicar en situaciones menos comprometidas antes de aspirar
a metas más altas.

Lo ideal es que empieces a practicar en situaciones de bajo riesgo, como pedirque te cambien de sitio en un
restaurante o que te den otra habitación en un hotel.

Progresivamente, afronta situaciones más complejas como pedir incrementos de sueldo, negarte a favores de
amigos, o discutir temas con alta carga emocional. Poco a poco irás cogiendo práctica y ganando confianza
para ser más asertivo.

Practica la asertividad

Cuando hayas hecho de la asertividad un hábito, te preguntarás como es que has sobrevivido hasta ahora sin
usarla. Y luego ya no te harán falta estrategias porque empezarás a sentirte cómodo diciendo lo que piensas.
Por que decir lo que piensas es lo natural.

Recuerda que habrá muchas ocasiones en las que no tengas éxito. Es normal. La clave está en no venirse
abajo y volver a intentarlo con más ganas. No es el miedo al rechazo lo que separa la gente con mayor o
menor confianza, sino cómo reaccionan a él.

La asertividad, finalmente, tiene un maravilloso efecto sobre la propia autoestima, convirtiéndose en uno de
sus motores. Cuanto más te respetes a ti mismo, más te respetarán los demás, y ése es, en realidad, el
objetivo final de la asertividad.

·····

PD: Iba a continuar con un listado de estrategias que funcionan en situaciones muy concretas pero me ha
quedado un artículo bastante largo. Si quieres un método paso a paso para comunicarte asertivamente lo
encontrarás en este enlace: https://habilidadsocial.com/la-comunicacion-asertiva/
Desarrolla Tu Comunicación Asertiva: Guía Paso a Paso
Pau Forner Navarro79 Comments

La asertividad. Todo el mundo sabe lo que es pero en el fondo nadie la practica, ¿me equivoco?

Probablemente hayas leído lo mismo que yo. Que es una actitud y una forma de comunicar donde defiendes
tus derechos con firmeza. Y seguramente también conozcas sus beneficios: si eres asertivo sentirás que
respetan tus convicciones y opiniones, y eso puede ser un gran apoyo para tu autoestima.

La comunicación asertiva

Sin embargo, lo habitual es que frente las exigencias de los demás terminemos respondiendo con pasividad.
Hasta que a veces un cúmulo de circunstancias provoca que no podamos aguantar más y estallemos.

Lógicamente eso puede tener efectos secundarios bastante indeseables.

Desgraciadamente esta es la única información que encontrarás en la mayoría de artículos sobre asertividad
que corren por ahí. Te recuerdan la importancia de ser asertivo y luego te animan a salir ahí fuera y luchar por
tus derechos sin más herramientas que tu voluntad.

«¡Defiende lo que piensas!» «¡Empieza a decir que no!» «¡Exige que te respeten!»

Esto no suele dar buenos resultados. Si en un arrebato de asertividad le dices a un amigo que no piensas
volver a dejarle dinero o le recuerdas a tu jefe que es un déspota, lo más probable es que termines ganándote
muchos enemigos. Y por eso regresas a la seguridad de la pasividad.

Entonces, ¿existe alguna forma correcta de usar la asertividad? ¿Es posible conseguir que te respeten pero a
la vez empaticen contigo?

Sí. Y la clave la tienen tus sentimientos y necesidades.

¿Qué aprenderás en este artículo? [mostrar]

¿Qué es realmente la comunicación asertiva?


La comunicación asertiva no solo te ayudará a defender lo que crees justo para ti. Como aprenderás hoy,
también es capaz de mejorar la calidad de todas tus relaciones.

El principal obstáculo de la asertividad viene de lejos. Durante siglos la sociedad nos ha estado enseñando
una forma de comunicarnos que provoca conflictos y malestar, a esconder nuestros sentimientos (¿recuerdas
cuántas veces tus padres te dijeron que no llorases cuando eras pequeño?) y a fingir delante de los demás.

La asertividad no es simplemente decir lo que piensas. Significa comprender tus necesidades, hacerte
responsable de tus emociones y en última instancia conectar con los demás.

Pero esto exige un cambio radical en tu forma de pensar y expresarte.

cambio radical

La comunicación asertiva (o no violenta, como el Dr. Marshall Rosenberg la bautizó), parte de un principio
fundamental de la empatía: detrás de cada uno de nuestros actos hay una necesidad no satisfecha.
Si te centras en comprender tus necesidades y las de los demás, y no en ganar las discusiones, tu forma de
relacionarte cambiará totalmente. Porque en el fondo nuestras necesidades como seres humanos son muy
parecidas, y eso te permitirá crear vínculos emocionales.

Cómo comunicarte asertivamente


¡Pero vayamos al grano! La verdadera comunicación asertiva, la que acerca posturas y te permite expresarte
con la certeza de que no vas a herir a nadie, se basa en la siguiente fórmula:

Observar los hechos sin juzgar


Responsabilizarte de tus sentimientos
Encontrar tus necesidades no cubiertas
Hacer una petición concreta que respete las necesidades de las personas
Esta comunicación es empatía pura. Una vez empieces a usarla no solo te parecerá natural expresar tus
necesidades, sino que enterrarás tu papel de víctima al responsabilizarte por fin de tus emociones.

Pero antes un aviso: esta forma de asertividad no tiene como objetivo convencer a los demás o imponer tus
deseos (aunque son efectos secundarios habituales). La meta es que lograr que comprendan plenamente tus
necesidades y emociones.

Por eso se centra en expresar sentimientos y necesidades, en lugar de críticas o juicios morales.

1. Observa y comunica los hechos sin juzgar


La base de la asertividad es separar tus observaciones de tus evaluaciones.

Para ello debes describir lo que ha ocurrido sin emitir ningún juicio o interpretación, simplemente explicando
de la forma más objetiva que puedas lo que has observado.

Si no lo haces así y tu interlocutor percibe que estás emitiendo un juicio sobre lo que es bueno o es malo, va
a dejar de escucharte desde el primer segundo.

No escuchar

Imagínate que llevas veinte minutos haciendo cola para comprar unas entradas para el cine. Te descuidas un
momento para mirar el móvil y a la que vuelves a levantar la vista ves que hay una persona delante de ti que
antes no estaba.

Si le dices “Es usted un maleducado, ¡se ha colado!” probablemente esa persona se defienda, porque en su
realidad interna nadie se considera grosero. Pero si le dices “Disculpe, antes usted no estaba delante de mí”
es más probable que reconozca la situación.

Sí, quizás niegue tu observación, pero entenderás por qué lo hace y cómo lidiar con eso más abajo.

Lo importante es que describiendo lo que has observado sin añadir ninguna evaluación personal aumentarás
las probabilidades de que te escuchen, evitando que se pongan a la defensiva de inmediato.

Transformar tus interpretaciones en simples observaciones te ayudará a responsabilizarte de tus reacciones


tomando tus necesidades como el origen de tus sentimientos en lugar de culpabilizar a los demás.

Porque, como dijo en su momento el filósofo Krishnamurti, observar sin juzgar es la forma más elevada de
inteligencia humana.

2. Identifica y expresa tus sentimientos


Si el primer paso de la comunicación asertiva es observar sin juzgar, el segundo es expresar tus sentimientos.
Esto es muy importante por una razón: porque tus sentimientos son la única realidad que no admite discusión.

Para demostrártelo, antes debo hablarte del Camino a la Acción.

Camino a la Acción

El Camino a la Acción es el proceso mental a través del cual:

Recibes una información


La mezclas con tus conocimientos y necesidades para transformarla en pensamientos
Esos pensamientos te causan sentimientos
Actúas en función de esos sentimientos
De esas 3 etapas que preceden tus actos (información, pensamientos, sentimientos) ¿cuál dirías que es la
única realidad indiscutible?

¿Puede ser la información que recibes?

No. La información que recibes puede ser incompleta o simplemente contener cosas que no puedes percibir.
Si vas conduciendo y un coche se sitúa en tu ángulo muerto no lo verás, pero el vehículo seguirá estando ahí.

Vale, la información que observas NO tiene por qué ser la realidad. ¿Y tus pensamientos?

Imagínate que has quedado para una primera cita después de conocerle por internet. Esperas 10, 20 y hasta
40 minutos hasta que decides llamar. Y tiene el móvil desconectado.

¿Qué pensarías? Probablemente que te ha plantado, especialmente si te ha ocurrido antes.

Pero ¿y si resulta de camino se le ha estropeado el móvil y además se ha equivocado de calle y ha terminado


en la otra punta de la ciudad?

¿Improbable? Bueno, a mí me ha ocurrido.

Así pues, tus pensamientos NO tienen porque ser la realidad.

Lo único que es real e indiscutible son tus sentimientos. Aunque la información que recibas sea incorrecta y lo
que pienses esté equivocado, lo que seguro que es cierto es lo que eso te hace sentir.

Si te sientes triste, ¿alguien puede convencerte de que estás alegre? No, tu tristeza es real.

Las situaciones y los actos de las personas nos provocan emociones, y solo comunicándolas conseguiremos
expresar nuestra realidad más interna. Porque aunque sean negativas, se ha demostrado científicamente que
es una de las formas más eficaces de generar empatía, la base de la asertividad.

El problema es que no estamos acostumbradas a identificar nuestros sentimientos porque nos centramos en
juzgar qué hacen mal los otros. Lo más habitual es decir “mi pareja no me entiende” cuando lo que
correspondería es “no me siento comprendido por mi pareja”.

La clave es centrarte en describir tus sensaciones internas en lugar de explicar tus pensamientos o
interpretaciones de los actos de los demás.
Por ejemplo: “Me siento solo” describe una experiencia emocional tuya, mientras que “Siento que no me
quieres” es una interpretación de los sentimientos de la otra persona, y como tal puede estar equivocada.

Evita dar a entender que hay algo incorrecto en el otro. Solo así conseguirás que empaticen contigo y
empiecen a respetar tus necesidades.

3. Encuentra tu necesidad no satisfecha


El tercer paso consiste en encontrar y expresar tus necesidades reales. Es el paso más difícil, pero también la
llave de la comunicación asertiva.

Primero debes tener claro que tus sentimientos no aparecen por arte de magia. Tampoco los provocan los
actos de los demás: los crean tus necesidades. Te sientes bien cuando tus necesidades están satisfechas, y
mal cuando no lo están.

Por ejemplo, si te sientes solo es porque necesitas recibir más afecto y cariño. Si te enfadas cuando alguien
se apropia de tus méritos en el trabajo, es que necesitas sentirte reconocido.

Las necesidades representan la parte más profunda de nuestra humanidad, por eso todos compartimos las
mismas. Existen muchas clasificaciones, pero yo las separo en las siguientes:

Necesidades humanas

Las necesidades vitales (comer, dormir) suelen estar siempre cubiertas, pero a las otras (seguridad,
identidad, aprecio, libertad, comprensión y diversión) les darás más o menos importancia según la situación y
momento en que estés.

Pero todo el mundo comparte las mismas necesidades. Todos necesitamos sentirnos apreciados, seguros o
comprendidos. Por eso es más fácil conectar con la gente cuando las expresas, porque saben a lo que te
refieres.

Y esto nos lleva a otra de las claves principales de la relaciones personales. Cuando no entiendas los motivos
de alguien para hacer o decir algo, para enfadarse o deprimirse, pregúntate qué necesidad no cubierta puede
haber detrás. O mejor aún, pregúntale qué necesita realmente.

Quizás ahora estés pensando que mostrar tus necesidades te hará vulnerable. Pero la realidad es todo lo
contrario. Te ayuda a empatizar con los demás porque estarás hablando en un lenguaje universal, y eso
provoca que también sientan la necesidad de abrirse tal y como quedó demostrado en este estudio.

Nuestras necesidades son el motor de nuestro comportamiento, y las críticas que la gente emite son el reflejo
de que no las ha satisfecho. Si alguien te dice “Es que nunca me escuchas” lo que quiere comunicar
realmente es que su necesidad de comprensión no está cubierta. Si tu pareja te recrimina que te importa más
tu trabajo que ella, lo que en realidad te está diciendo es que necesita más afecto.

Esta es la fase más difícil de la comunicación asertiva porque no estamos educados para identificar y
expresar nuestras necesidades, sino para juzgar a los demás cuando no las respetan. Pero es imprescindible
para alcanzar el paso final.

4. Haz una petición activa y concreta


Llegamos a la última etapa de la asertividad. Consiste en expresar claramente lo que quieres o esperas de los
demás.
Identifica qué comportamiento lograría satisfacer tu necesidad no cubierta, y exprésalo con detalle para que la
otra persona pueda decidir si quiere ayudarte a cubrirla.

Lo mejor de todo es que al haber expuesto previamente tu necesidad no cubierta en el paso 3 habrás creado
una conexión empática y estará más dispuesta a decirte que sí.

¡Pero cuidado! Habitualmente cometemos dos errores al hacer peticiones:

Decir lo que no queremos en lugar de lo que sí queremos


Concretar poco y dejarlas abiertas a la interpretación de los demás,
Un ejemplo:

Decir “No me grites” a alguien no le muestra el camino a seguir a partir de ahora. Tú lo que quieres decirle es
“Trátame con respeto”, ¿verdad?

Vale, “Trátame con respeto” es mejor porque expresa lo que sí quieres, pero tiene otro problema: es
demasiado vago y no concreta nada. En cambio “¿Te importaría dejarme terminar de hablar y bajar la voz
conmigo?” sí que expresa específicamente lo que quieres.

Otro ejemplo:

“No me gusta que llegues tarde” no es ni concreto ni comunica la acción que esperas de alguien. “Me gustaría
que fueras puntual” expresa tu deseo, pero tampoco lo especifica. Sin embargo “¿Cómo crees que puedo
conseguir qué llegues 5 minutos antes a las reuniones?” sí que informa exactamente del siguiente paso que
esperas en esa persona.

Céntrate en lo que quieres y sé lo más específico posible. Convierte tus peticiones en acciones concretas que
los demás puedan realizar. Cuanto más claro seas, más probabilidades tendrás de que satisfagan tus
necesidades.

Por último, cuando hagas una petición, asegúrate de que en ningún momento se convierte en una exigencia.
De lo contrario no estarás empatizando con la otra persona, sino demostrándole que antepones tus
necesidades a las suyas.

Cuando alguien percibe que no vas a reaccionar mal responda lo que responda, generarás confianza, se
sentirá más libre y las probabilidades de que acepte se multiplicarán por dos. Está demostrado
científicamente.

También es importante realizar tus peticiones en forma de pregunta, porque así demostrarás que respetas
sus necesidades. Tal y como avala este estudio, preguntar es más convincente que pedir.

Pedir

Cuando a pesar de todo esto te encuentres con un no, habitualmente significará que tu petición supone un
sacrificio demasiado grande en las necesidades de la otra persona. Entonces deberás continuar dialogando
para encontrar nuevas posibilidades que os permitan satisfacer las necesidades de ambos.

Ejemplos de comunicación asertiva


Si unimos las 4 etapas de la comunicación asertiva quedaría algo así:

Observación: Cuando veo/oigo [tu observación]


Sentimiento: Siento que [tu sentimiento]
Necesitad: Porque necesito [tu necesidad no satisfecha ]
Petición: ¿Podrías/Te importaría hacer [algo concreto]?
Imagínate que quieres pedirle a un compañero de trabajo que deje de presentar los proyectos en equipo
como si él fuera el único responsable.

Sí, un día puedes perder la paciencia y decirle “¡Estoy harto de que nunca me reconozcas nada!”.

O también puedes usar este esquema asertivo y decir:

Las dos últimas veces que has presentado el proyecto no has mencionado mis aportaciones (tu observación)
y eso me desconcierta (tu sentimiento) porque me gustaría que se reconociera mi trabajo (tu necesidad). ¿Te
importaría mencionar de qué forma yo también he colaborado la próxima vez que lo presentes? (tu petición)

Ahora supón que tu pareja se pasa varias horas al día viendo series en la televisión y lleváis meses sin hacer
algo juntos.

Puedes decirle: “Está claro que ya no te importo porque nunca salimos juntos”

O usar la comunicación asertiva y decirlo así:

Llevamos varios meses sin salir a hacer algo juntos (la observación) y eso me entristece (tu sentimiento)
porque me gustaría sentir que me quieres (tu necesidad). ¿Podemos salir este sábado a cenar a nuestro
restaurante favorito? (tu petición)

A menudo no será necesario que menciones todos los componentes del proceso porque ya quedarán claros,
pero al principio es buena idea que te acostumbres para no dar pie a otras interpretaciones.

¿Para qué te servirá la comunicación asertiva?


El alma de la comunicación asertiva es la empatía, tu habilidad de conectar con tus propias necesidades y las
de los demás para encontrar puntos de colaboración. Y eso es tremendamente reconfortante.

Esto te permitirá:

Sentirte con el derecho a hacer peticiones que antes evitabas por miedo a molestar o perder amigos
Comprender mejor tus sentimientos y necesidades, algo fundamental para tu autoestima
Dejar de sentirte atacado y entender que cuando alguien está enfadado es porque no ha podido satisfacer
alguna de sus necesidades
Abrir el camino a colaborar para encontrar soluciones conjuntas
Profundizar en las conversaciones cuando los demás expongan sus necesidades
Sentirte más seguro mostrando tus sentimientos y vulnerabilidad
La comunicación asertiva no es solo una forma de defender tus derechos o decir que no. Es una nueva
manera de relacionarte con las personas que te rodean y, me atrevería a decir, de contribuir a la vida.

Empieza a practicarla y comprobarás su poder para conectar personas. Yo ya lo hice y cambió mis
relaciones.

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