Asertividad
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Pau Forner Navarro126 Comments
La asertividad
La mayoría de las personas aceptamos pasivamente estas situaciones mientras sentimos como perdemos el
respeto por nosotros mismos. Hasta que a veces llegamos al límite y estallamos de ira, lo que tiene unas
consecuencias mucho peores.
Sin embargo hay una tercera forma de responder y de respetarte bastante más eficaz que la simple pasividad
o la peligrosa agresividad. Estoy hablando de la asertividad.
En este artículo aprenderás por qué es tan importante, cuáles son sus límites y por qué no todo el mundo
puede ser asertivo. También descubrirás 10 técnicas para dominar la comunicación asertiva y los 4 pasos que
debes seguir para crear el mensaje asertivo perfecto.
¿Qué es la asertividad?
¿Para qué sirve?
5 razones para tener poca asertividad
Las 10 claves para ser más asertivo
Las 4 etapas del mensaje asertivo perfecto
¿Qué es la asertividad?
La asertividad es una forma de comunicación que consiste en defender tus derechos, expresar tus opiniones
y realizar sugerencias de forma honesta, sin caer en la agresividad o la pasividad, respetando a los demás
pero sobretodo respetando tus propias necesidades.
Si eres lector habitual de este blog probablemente ya conozcas su significado. Se trata de decir lo que
realmente piensas controlando tu mensaje para que no sea demasiado agresivo o frágil.
Y aunque en teoría parezca sencillo, en la práctica no lo es tanto.
Espero que tampoco creas que ser asertivo solucionará todos tus problemas en la vida, porque no lo hará.
Tampoco será apropiado en todas las situaciones porque cada contexto es distinto. Sin embargo, te puedo
asegurar que te sentirás más confiado y te comunicarás más efectivamente cuando lo necesites.
Expresar tus verdaderos sentimientos y defender tus derechos puede ser maravillosamente reconfortante.
Cuando dices lo que quieres, independientemente de si lo consigues o no, logras vivir de forma más auténtica
y feliz.
Te sientes libre.
¿Para qué te servirá ser asertivo?
Ser asertivo sirve para exponer a los demás cuáles son tus verdades deseos y necesidades, y para demostrar
dignidad, autoconfianza y respeto por ti mismo.
Lo más interesante es que las peticiones que hagas desde la comunicación asertiva tendrán muchas más
probabilidades de tener éxito ya que estarás pidiendo legítimamente que se respete tu punto de vista.
Habitualmente te será útil para:
Dar tu opinión, hacer una petición o pedir un favor a alguien de forma natural y no como si le estuvieras
pidiendo que te perdonase la vida.
Expresar tus emociones negativas (quejas, críticas, desacuerdos, etc) y rechazar peticiones sin que los
demás se sientan heridos o molestos contigo.
Mostrar emociones positivas (alegría, orgullo, agrado, atracción) y hacer cumplidos sin parecer demasiado
volátil emocionalmente.
Preguntar por qué y sentirte legitimado a cuestionar la autoridad o las tradiciones.
Iniciar, continuar, cambiar y terminar conversaciones de forma cómoda y sin la sensación de estar
ninguneando o faltando al respeto a nadie.
Compartir tus sentimientos, emociones y experiencias con los demás y favorecer que ellos compartan las
suyas contigo.
Resolver los problemas cotidianos antes de que aparezcan emociones negativas como la ira y el enfado y la
situación se descontrole.
Sin embargo, siendo asertivo no lograrás que la gente te quiera, no se enfade nunca contigo, y que te
concedan todo lo que deseas. Por mucha asertividad que uses siempre habrá gente que seguirá dándote un
no como respuesta si les pides algo que va en contra de sus intereses o valores.
También habrá quien te pueda malinterpretar y tomarse tu mensaje como un ataque personal. Nada es
infalible.
Los hechos. Primero describe la conducta de la otra persona. La conducta puede ser positiva o negativa,
según si pretendes agradecer algo o expresar tu descontento. Recuerda que debes hablar de hechos y no de
juicios, y ser lo más específico posible.
Tus sentimientos. Ahora explica cómo te hace sentir esa conducta. ¿Frustrado? ¿Triste? ¿Satisfecho? Habla
desde ti y de tus sentimientos, e intenta mantenerte calmado.
Las consecuencias. Describe las consecuencias de que tu interlocutor siga manteniendo esa conducta. Aquí
también puedes añadir los sentimientos que prevés experimentar, cómo ese comportamiento afectará a otras
personas o situaciones, o dar más detalles de esa conducta.
La solución. Finalmente explica concretamente los cambios que quieres que se produzcan en el
comportamiento de la otra persona. De esta forma la gente podrá responder de forma proactiva, al contrario
de si tan sólo expusieras un listado de tus problemas sin sugerir soluciones.
Aquí tienes tres ejemplos de un mensaje perfectamente asertivo:
«Has trabajado mucho para terminar este proyecto (conducta) y estoy muy orgulloso de ti (cómo te sientes).
Así seguro que vas a tener éxito en tu negocio (consecuencias).»
«A menudo entregas tus proyectos tarde (conducta) lo que me molesta bastante (cómo te sientes) porque da
la sensación de que todo el departamento es muy desorganizado (consecuencias). Quiero pedirte que a partir
de ahora seas puntual en la entrega (solución).»
«Cada vez que me dices lo que debo hacer (conducta) me siento amenazado (cómo te sientes) porque gritas
mucho y me señalas (más detalles). Me gustaría que dejaras de hacerlo de esa manera (solución).»
Aunque la mayoría de nosotros no hablamos de esta forma, es importante que reflexiones sobre la manera en
que vas a expresar tus sentimientos a partir de ahora para que sea lo más clara y menos agresiva posible.
Lo ideal es que empieces a practicar en situaciones de bajo riesgo, como pedirque te cambien de sitio en un
restaurante o que te den otra habitación en un hotel.
Progresivamente, afronta situaciones más complejas como pedir incrementos de sueldo, negarte a favores de
amigos, o discutir temas con alta carga emocional. Poco a poco irás cogiendo práctica y ganando confianza
para ser más asertivo.
Practica la asertividad
Cuando hayas hecho de la asertividad un hábito, te preguntarás como es que has sobrevivido hasta ahora sin
usarla. Y luego ya no te harán falta estrategias porque empezarás a sentirte cómodo diciendo lo que piensas.
Por que decir lo que piensas es lo natural.
Recuerda que habrá muchas ocasiones en las que no tengas éxito. Es normal. La clave está en no venirse
abajo y volver a intentarlo con más ganas. No es el miedo al rechazo lo que separa la gente con mayor o
menor confianza, sino cómo reaccionan a él.
La asertividad, finalmente, tiene un maravilloso efecto sobre la propia autoestima, convirtiéndose en uno de
sus motores. Cuanto más te respetes a ti mismo, más te respetarán los demás, y ése es, en realidad, el
objetivo final de la asertividad.
·····
PD: Iba a continuar con un listado de estrategias que funcionan en situaciones muy concretas pero me ha
quedado un artículo bastante largo. Si quieres un método paso a paso para comunicarte asertivamente lo
encontrarás en este enlace: https://habilidadsocial.com/la-comunicacion-asertiva/
Desarrolla Tu Comunicación Asertiva: Guía Paso a Paso
Pau Forner Navarro79 Comments
La asertividad. Todo el mundo sabe lo que es pero en el fondo nadie la practica, ¿me equivoco?
Probablemente hayas leído lo mismo que yo. Que es una actitud y una forma de comunicar donde defiendes
tus derechos con firmeza. Y seguramente también conozcas sus beneficios: si eres asertivo sentirás que
respetan tus convicciones y opiniones, y eso puede ser un gran apoyo para tu autoestima.
La comunicación asertiva
Sin embargo, lo habitual es que frente las exigencias de los demás terminemos respondiendo con pasividad.
Hasta que a veces un cúmulo de circunstancias provoca que no podamos aguantar más y estallemos.
Desgraciadamente esta es la única información que encontrarás en la mayoría de artículos sobre asertividad
que corren por ahí. Te recuerdan la importancia de ser asertivo y luego te animan a salir ahí fuera y luchar por
tus derechos sin más herramientas que tu voluntad.
«¡Defiende lo que piensas!» «¡Empieza a decir que no!» «¡Exige que te respeten!»
Esto no suele dar buenos resultados. Si en un arrebato de asertividad le dices a un amigo que no piensas
volver a dejarle dinero o le recuerdas a tu jefe que es un déspota, lo más probable es que termines ganándote
muchos enemigos. Y por eso regresas a la seguridad de la pasividad.
Entonces, ¿existe alguna forma correcta de usar la asertividad? ¿Es posible conseguir que te respeten pero a
la vez empaticen contigo?
El principal obstáculo de la asertividad viene de lejos. Durante siglos la sociedad nos ha estado enseñando
una forma de comunicarnos que provoca conflictos y malestar, a esconder nuestros sentimientos (¿recuerdas
cuántas veces tus padres te dijeron que no llorases cuando eras pequeño?) y a fingir delante de los demás.
La asertividad no es simplemente decir lo que piensas. Significa comprender tus necesidades, hacerte
responsable de tus emociones y en última instancia conectar con los demás.
cambio radical
La comunicación asertiva (o no violenta, como el Dr. Marshall Rosenberg la bautizó), parte de un principio
fundamental de la empatía: detrás de cada uno de nuestros actos hay una necesidad no satisfecha.
Si te centras en comprender tus necesidades y las de los demás, y no en ganar las discusiones, tu forma de
relacionarte cambiará totalmente. Porque en el fondo nuestras necesidades como seres humanos son muy
parecidas, y eso te permitirá crear vínculos emocionales.
Pero antes un aviso: esta forma de asertividad no tiene como objetivo convencer a los demás o imponer tus
deseos (aunque son efectos secundarios habituales). La meta es que lograr que comprendan plenamente tus
necesidades y emociones.
Por eso se centra en expresar sentimientos y necesidades, en lugar de críticas o juicios morales.
Para ello debes describir lo que ha ocurrido sin emitir ningún juicio o interpretación, simplemente explicando
de la forma más objetiva que puedas lo que has observado.
Si no lo haces así y tu interlocutor percibe que estás emitiendo un juicio sobre lo que es bueno o es malo, va
a dejar de escucharte desde el primer segundo.
No escuchar
Imagínate que llevas veinte minutos haciendo cola para comprar unas entradas para el cine. Te descuidas un
momento para mirar el móvil y a la que vuelves a levantar la vista ves que hay una persona delante de ti que
antes no estaba.
Si le dices “Es usted un maleducado, ¡se ha colado!” probablemente esa persona se defienda, porque en su
realidad interna nadie se considera grosero. Pero si le dices “Disculpe, antes usted no estaba delante de mí”
es más probable que reconozca la situación.
Sí, quizás niegue tu observación, pero entenderás por qué lo hace y cómo lidiar con eso más abajo.
Lo importante es que describiendo lo que has observado sin añadir ninguna evaluación personal aumentarás
las probabilidades de que te escuchen, evitando que se pongan a la defensiva de inmediato.
Porque, como dijo en su momento el filósofo Krishnamurti, observar sin juzgar es la forma más elevada de
inteligencia humana.
Camino a la Acción
No. La información que recibes puede ser incompleta o simplemente contener cosas que no puedes percibir.
Si vas conduciendo y un coche se sitúa en tu ángulo muerto no lo verás, pero el vehículo seguirá estando ahí.
Vale, la información que observas NO tiene por qué ser la realidad. ¿Y tus pensamientos?
Imagínate que has quedado para una primera cita después de conocerle por internet. Esperas 10, 20 y hasta
40 minutos hasta que decides llamar. Y tiene el móvil desconectado.
Lo único que es real e indiscutible son tus sentimientos. Aunque la información que recibas sea incorrecta y lo
que pienses esté equivocado, lo que seguro que es cierto es lo que eso te hace sentir.
Si te sientes triste, ¿alguien puede convencerte de que estás alegre? No, tu tristeza es real.
Las situaciones y los actos de las personas nos provocan emociones, y solo comunicándolas conseguiremos
expresar nuestra realidad más interna. Porque aunque sean negativas, se ha demostrado científicamente que
es una de las formas más eficaces de generar empatía, la base de la asertividad.
El problema es que no estamos acostumbradas a identificar nuestros sentimientos porque nos centramos en
juzgar qué hacen mal los otros. Lo más habitual es decir “mi pareja no me entiende” cuando lo que
correspondería es “no me siento comprendido por mi pareja”.
La clave es centrarte en describir tus sensaciones internas en lugar de explicar tus pensamientos o
interpretaciones de los actos de los demás.
Por ejemplo: “Me siento solo” describe una experiencia emocional tuya, mientras que “Siento que no me
quieres” es una interpretación de los sentimientos de la otra persona, y como tal puede estar equivocada.
Evita dar a entender que hay algo incorrecto en el otro. Solo así conseguirás que empaticen contigo y
empiecen a respetar tus necesidades.
Primero debes tener claro que tus sentimientos no aparecen por arte de magia. Tampoco los provocan los
actos de los demás: los crean tus necesidades. Te sientes bien cuando tus necesidades están satisfechas, y
mal cuando no lo están.
Por ejemplo, si te sientes solo es porque necesitas recibir más afecto y cariño. Si te enfadas cuando alguien
se apropia de tus méritos en el trabajo, es que necesitas sentirte reconocido.
Las necesidades representan la parte más profunda de nuestra humanidad, por eso todos compartimos las
mismas. Existen muchas clasificaciones, pero yo las separo en las siguientes:
Necesidades humanas
Las necesidades vitales (comer, dormir) suelen estar siempre cubiertas, pero a las otras (seguridad,
identidad, aprecio, libertad, comprensión y diversión) les darás más o menos importancia según la situación y
momento en que estés.
Pero todo el mundo comparte las mismas necesidades. Todos necesitamos sentirnos apreciados, seguros o
comprendidos. Por eso es más fácil conectar con la gente cuando las expresas, porque saben a lo que te
refieres.
Y esto nos lleva a otra de las claves principales de la relaciones personales. Cuando no entiendas los motivos
de alguien para hacer o decir algo, para enfadarse o deprimirse, pregúntate qué necesidad no cubierta puede
haber detrás. O mejor aún, pregúntale qué necesita realmente.
Quizás ahora estés pensando que mostrar tus necesidades te hará vulnerable. Pero la realidad es todo lo
contrario. Te ayuda a empatizar con los demás porque estarás hablando en un lenguaje universal, y eso
provoca que también sientan la necesidad de abrirse tal y como quedó demostrado en este estudio.
Nuestras necesidades son el motor de nuestro comportamiento, y las críticas que la gente emite son el reflejo
de que no las ha satisfecho. Si alguien te dice “Es que nunca me escuchas” lo que quiere comunicar
realmente es que su necesidad de comprensión no está cubierta. Si tu pareja te recrimina que te importa más
tu trabajo que ella, lo que en realidad te está diciendo es que necesita más afecto.
Esta es la fase más difícil de la comunicación asertiva porque no estamos educados para identificar y
expresar nuestras necesidades, sino para juzgar a los demás cuando no las respetan. Pero es imprescindible
para alcanzar el paso final.
Lo mejor de todo es que al haber expuesto previamente tu necesidad no cubierta en el paso 3 habrás creado
una conexión empática y estará más dispuesta a decirte que sí.
Decir “No me grites” a alguien no le muestra el camino a seguir a partir de ahora. Tú lo que quieres decirle es
“Trátame con respeto”, ¿verdad?
Vale, “Trátame con respeto” es mejor porque expresa lo que sí quieres, pero tiene otro problema: es
demasiado vago y no concreta nada. En cambio “¿Te importaría dejarme terminar de hablar y bajar la voz
conmigo?” sí que expresa específicamente lo que quieres.
Otro ejemplo:
“No me gusta que llegues tarde” no es ni concreto ni comunica la acción que esperas de alguien. “Me gustaría
que fueras puntual” expresa tu deseo, pero tampoco lo especifica. Sin embargo “¿Cómo crees que puedo
conseguir qué llegues 5 minutos antes a las reuniones?” sí que informa exactamente del siguiente paso que
esperas en esa persona.
Céntrate en lo que quieres y sé lo más específico posible. Convierte tus peticiones en acciones concretas que
los demás puedan realizar. Cuanto más claro seas, más probabilidades tendrás de que satisfagan tus
necesidades.
Por último, cuando hagas una petición, asegúrate de que en ningún momento se convierte en una exigencia.
De lo contrario no estarás empatizando con la otra persona, sino demostrándole que antepones tus
necesidades a las suyas.
Cuando alguien percibe que no vas a reaccionar mal responda lo que responda, generarás confianza, se
sentirá más libre y las probabilidades de que acepte se multiplicarán por dos. Está demostrado
científicamente.
También es importante realizar tus peticiones en forma de pregunta, porque así demostrarás que respetas
sus necesidades. Tal y como avala este estudio, preguntar es más convincente que pedir.
Pedir
Cuando a pesar de todo esto te encuentres con un no, habitualmente significará que tu petición supone un
sacrificio demasiado grande en las necesidades de la otra persona. Entonces deberás continuar dialogando
para encontrar nuevas posibilidades que os permitan satisfacer las necesidades de ambos.
Sí, un día puedes perder la paciencia y decirle “¡Estoy harto de que nunca me reconozcas nada!”.
Las dos últimas veces que has presentado el proyecto no has mencionado mis aportaciones (tu observación)
y eso me desconcierta (tu sentimiento) porque me gustaría que se reconociera mi trabajo (tu necesidad). ¿Te
importaría mencionar de qué forma yo también he colaborado la próxima vez que lo presentes? (tu petición)
Ahora supón que tu pareja se pasa varias horas al día viendo series en la televisión y lleváis meses sin hacer
algo juntos.
Puedes decirle: “Está claro que ya no te importo porque nunca salimos juntos”
Llevamos varios meses sin salir a hacer algo juntos (la observación) y eso me entristece (tu sentimiento)
porque me gustaría sentir que me quieres (tu necesidad). ¿Podemos salir este sábado a cenar a nuestro
restaurante favorito? (tu petición)
A menudo no será necesario que menciones todos los componentes del proceso porque ya quedarán claros,
pero al principio es buena idea que te acostumbres para no dar pie a otras interpretaciones.
Esto te permitirá:
Sentirte con el derecho a hacer peticiones que antes evitabas por miedo a molestar o perder amigos
Comprender mejor tus sentimientos y necesidades, algo fundamental para tu autoestima
Dejar de sentirte atacado y entender que cuando alguien está enfadado es porque no ha podido satisfacer
alguna de sus necesidades
Abrir el camino a colaborar para encontrar soluciones conjuntas
Profundizar en las conversaciones cuando los demás expongan sus necesidades
Sentirte más seguro mostrando tus sentimientos y vulnerabilidad
La comunicación asertiva no es solo una forma de defender tus derechos o decir que no. Es una nueva
manera de relacionarte con las personas que te rodean y, me atrevería a decir, de contribuir a la vida.
Empieza a practicarla y comprobarás su poder para conectar personas. Yo ya lo hice y cambió mis
relaciones.