Vejez y Calidad de Vida
Vejez y Calidad de Vida
Vejez y Calidad de Vida
Desde una perspectiva semántica, Fernández Ballesteros (1998) nos indica que el término
calidad se refiere a ciertos atributos o características de un objeto particular mientras que el
término vida es mas amplio y envuelve a los seres humanos, apareciendo aquí el primer y
fundamental problema de su conceptualización, ya que la vida puede analizarse desde diferentes
perspectivas.
En la misma línea, Espinoza Henao (2001) anota que el termino vida se refiere única y
exclusivamente a la vida humana en su versión no tan local como comunitaria y social, y requiere
hacer referencia a una forma de existencia superior a la física, incluyendo el ámbito de las
relaciones sociales del individuo, sus posibilidades de acceso a bienes culturales, su entorno
ecológico-ambiental, y los riesgos a que se encuentra sometida su salud física y psíquica.
Para el autor, la calidad de vida es “ un constructo histórico y cultural de valores, sujeto a las
variables de tiempo, espacio e imaginarios, con los singulares grados y alcances de desarrollo
de cada época y sociedad... razón por lo cual... resulta pretencioso aspirar a unificar un único
criterio de calidad de vida. Los valores, apetencias e idearios varían notoriamente en el tiempo y
al interior de las esferas y estratos que conforman las estructuras sociales” 1
No es de extrañar entonces que la calidad de vida haya sido definida por muchos autores
como un concepto abstracto, amorfo, sin limites claros, difícil de definir y de operacionalizar. En
el campo social ha sido definido como equivalente al bienestar, en el bio-medico al estado de
salud y en psicología a la satisfacción y al bienestar psicosocial. Quizá por esta misma razón y
siguiendo la exhaustiva revisión bibliográfica que realiza Fernández Ballesteros (1996) sea útil
mencionar lo que no es calidad de vida: calidad de vida no es el equivalente a el ambiente, no
es igual a la cantidad de bienes materiales ni a al estado de salud física o a la calidad del
cuidado de la salud de las personas. De igual forma, se distingue de los constructos subjetivos
tales como la satisfacción con la vida, la moral o la felicidad. Tal como apunta Browne “ La
calidad de vida es (el producto) de la interacción dinámica entre las condiciones externas de un
individuo y la percepción interna de dichas condiciones”2
1
Espinoza Henao, 2001, p.5.
2
Browne, J.P, et al. (1994): Individual Quality of Life in the healthy elderly. Quality of life Research, 3, 325-
244. Citado por Fernández Ballesteros, 1996.
Condicione
s de Vida Satisfacció
(Calidad de n Personal
Vida)
Condicione Satisfacció
s de Vida n Personal
(Calidad de
Vida)
Condicione
s de Vida
Calidad de
Vida
Satisfacció
n Personal
Condicione
s de Vida
Valores
Personales Calidad de
Vida
Satisfacció
n Personal
2. Carácter subjetivo v/s carácter objetivo: Otro tema de debate se refiere a al carácter subjetivo
u objetivo de la calidad de vida, al respecto existe consenso en identificar cuatro modelos
conceptuales de calidad de vida, según los cuales a) se define la calidad de las condiciones de
vida de una persona, b) como la satisfacción experimentada por la persona en dichas
condiciones vitales c) como la combinación de componentes objetivos y subjetivos, es decir,
Calidad de Vida definida como la calidad de las condiciones de vida de una persona junto a la
satisfacción que ésta experimenta y, finalmente d) como la combinación de las condiciones de
vida y la satisfacción personal ponderadas por la escala de valores, aspiraciones y expectativas
personales (Gómez-vela y Sabeh).
Dentro de esta controversia, se ubican las críticas realizadas a la definición de calidad de vida
que la OMS entrega en 1993 en un intento lograr un consenso internacional en torno al
concepto y a su forma de medirlo, definiéndolo como: “la percepción del individuo sobre su
posición en la vida en el contexto de un sistema de valores en el que vive y en relación con sus
aspiraciones, expectativas, valoraciones e intereses.”
Siguiendo a Fernández Ballesteros (1998, p.2), consideramos que “un modo de calidad de vida
reduccionista - ya sea exclusivamente subjetivo o exclusivamente objetivo – únicamente logrará
empobrecer e invalidar un concepto que, por propia naturaleza, es extraordinariamente diverso.
La vida establece unas condiciones objetivas y la existencia humana proporciona conciencia y
reflexión, es decir, subjetividad. No se puede ignorar ningún tipo de condición en ninguna
consideración de la calidad de vida de un sujeto o de un grupo de sujetos determinados. Por
ejemplo, mientras que podríamos considerar como incuestionable el ingrediente de apoyo social
del cual disfruta un individuo, se refiere a un hecho objetivo, es decir, al número de relaciones
que un sujeto dado establece o mantiene en un período de tiempo determinado; no menos
importante, sin embargo, es la condición subjetiva de la satisfacción que siente el sujeto en sus
relaciones sociales”
Al respecto Pedrero (2001, p.7) nos advierte que “la reducción de la calidad de vida a la
subjetividad (percepción individual de un estado de cosas importantes para el sujeto) permite
mantener la sospecha de que se puede ser perfectamente feliz en medio de la miseria y la
ignorancia ...de ahí a hacer permanentes las situaciones las situaciones de “felicidad” para los
pobres, librándolos de los inconvenientes que el bienestar representa, no hay excesivo trecho
(...) De ahí la necesidad de las políticas sociales como mecanismos de mediación para la
satisfacción de las necesidades básicas (y para garantizar el cumplimiento de los derechos
sociales de los ciudadanos)3”.
Esta amplia discusión acerca de la naturaleza de la calidad de vida nos entrega importantes
insumos teórico conceptuales que nos ayudan a entender de qué hablamos cuando hablamos de
de la calidad de la vida de personas, comunidades y sociedades. Sin embargo, es menester
acercarse a una definición que permita o facilite su definición operativa.
4
Fernandez Ballestros, 1998, p.3
5
Ibidem.
Para Gallopin6 (1982) la calidad de vida como propósito superior de los procesos de planificación
aparece asociada a la satisfacción del conjunto de necesidades que se relacionan con la
existencia y bienestar de las comunidades, la preservación de la cultura de la sociedad en que
se insertan u de las condiciones ambientales, unidas a las formas de organización interna que
una sociedad posee para satisfacer estos requerimientos.
Según esto y considerando los aspectos controversiales antes desarrollados, parece apropiada
la definición de Delgado de Bravo y Failache (1993), para quienes calidad de vida es “ el grado
de bienestar de las comunidades y de la sociedad , determinado por la satisfacción de sus
necesidades fundamentales, entendidas estas como los requerimientos de los grupos humanos y
de los individuos para asegurarse su existencia, permanencia y trascendencia en un espacio
dado y en un momento histórico determinado” . Para los autores si consideramos calidad de vida
como un sistema de necesidades interrelacionadas e ínter actuantes podemos establecer que
cada una de las dimensiones o componentes de la calidad de vida tienen diferentes
satisfactores, entendido estos como los medios cuyo uso y consumo permiten la satisfacción de
esas necesidades. Cada sistema económico, social y político adopta diferentes estilos para la
satisfacción de las necesidades fundamentales. En cada sistema, estas se satisfacen (o no se
satisfacen) a través de la generación (o no generación) de diferentes tipos de satisfactores, los
cuales no están igualmente distribuidos ni entre los grupos sociales, ni entre géneros, ni entre
generaciones, ni a nivel espacial.
En esta lógica, para efectos operativos de planificación y evaluación en primer lugar se requiere
identificar las dimensiones de calidad de vida que se consideren importantes. Estas dimensiones
son los componentes de necesidad que requieren ser satisfechos para alcanzar una calidad de
vida aceptada y deseada. El proceso de definición de dimensiones de la calidad de vida puede
ser de naturaleza teórica o empírica, pero desde el punto de vista de la gestión, la tendencia es a
incluir aquellas dimensiones que pueden ser mas impactados por las acciones y políticas de
Estado o que respondan al ámbito donde la acción concertada del Estado con la Sociedad Civil
resulten importantes (Delgado de Bravo y Mendez, 1997)
Aun así, no se ha llegado a un nivel de conocimiento que permita la soltura y certeza que
requiere una adecuada conceptualización teórica de la calidad de vida en la vejez en
Latinoamérica, material clave para su uso como instrumento eficaz de programación,
planificación y monitoreo social.
Recuadro 1
En el mundo moderno, a la vez que se produjo un desarrollo no armónico entre las naciones, se desarrollaron valores en
la cultura universal e instituciones de cooperación y ayuda como la ONU, UNESCO, OMS, UNICEF, que promovieron
proyectos que hacían posible los registros de datos y los estados comparativos del grado de desarrollo y las condiciones
de vida y de salud de las naciones. Se hizo necesario ir acercándose a una valoración de la calidad de vida de las
naciones para poder jerarquizar y ejecutar planes de ayuda y políticas de desarrollo, y poder exigir el cumplimiento de
acuerdos internacionales en relación con los derechos humanos.
Para conocer en qué medida cada nación constituye un hogar adecuado para su población con una aceptable equidad,
“comenzaron a utilizarse conceptos e indicadores para estas necesidades, como Indice de Desarrollo Humano (IDH),
Producto Nacional Bruto (PNB), etc. y a ensayarse grandes listas de indicadores (longevidad, educación, ingresos) que
recogieran la información necesaria que nutriera dichos conceptos. Este proceso no sólo beneficiaba el trabajo de los
especialistas de la economía, la sociología o la política, sino también a los de la salud, pues esta información les
planteaba un nuevo problema, en que el bienestar, la salud y la enfermedad aparecían como un resultante de la calidad
de vida que llevaba tanto la población como el individuo. Este paso vinculaba a las ciencias de la salud y las ciencias
médicas a la necesidad de relacionarse con conceptos tales como modo de vida, nivel de vida, condiciones de vida y
estilos de vida, lo cual va integrando una estructura conceptual de un enfoque biosocial de la salud, a la
vez que su conocimiento permite estimar la calidad de vida.
“El modo de vida incluye toda actividad socializada, sistemática y necesaria (vital) que vincula de forma activa los
grupos humanos al modo de producción. El modo de vida está integrado por actividades, tales como trabajo, estudio,
nutrición, sueño, actividades físicas, recreativas, sexuales, religiosas, relaciones humanas, etc. Si una parte considerable
de estas actividades se realiza de forma favorable a la buena regulación psicobiológica y dentro de parámetros bien
estimados por la sociedad y el individuo, deben favorecer la salud, la longevidad y la felicidad.
El nivel de vida se refiere sólo a aspectos económicos y materiales en que se desenvuelve la vida: incluye salario,
propiedades, equipamiento, vivienda, en fin, la capacidad de consumo en su sentido más amplio. Este indicador puede
tener expresiones contradictorias; es necesario un mínimo de nivel de vida que garantice pleno acceso a la satisfacción
de las necesidades de las personas, pero puede tener una expresión enajenada cuando las personas subordinan su vida
al consumo con un sentido competitivo, no reconocen sus verdaderas necesidades.
Condiciones de vida define como el contexto material, espiritual y de actividad en que transcurre la vida de las
personas; es un concepto globalizador, y generalmente se le relaciona con fenómenos económicos y sociológicos; su
contenido puede extenderse hasta la individualidad psicológica y espiritual. Se puede decir que es el contexto modulador
de la vida y la salud.
Cuando estos conceptos se incorporan en el estudio de la salud y la vejez, es fácil entender (aceptar) que cuando se
garantiza un mínimo de higiene en relación con el control de agents biológicos, la tarea central de las ciencias de la salud
se debe desplazar al mejoramiento de la calidad de las condiciones de vida y a una buena relación del las actividades del
modo de vida. El estilo de vida es la expresión de lo social a través de la actividad individual de la personalidad. Todas
las personas que realizan actividades del modo de vida, pero la personalidad de cada individuo le otorga sentido a
determinadas actividades o aspectos de ellas, las jerarquiza y al ejecutarlas le incorpora características personales,
resultando un conjunto de actividades condicionadas por la personalidad por lo que constituye un estilo de vida personal”
Existen algunos consensos que pueden ser de utilidad; en primer lugar, se parte de la
especificidad del concepto de calidad de vida en personas mayores y aunque ésta, cualquiera
sea el contexto de referencia, tiene aspectos comunes con la de otros grupos de edad, tiene un
perfil específico en que no intervienen factores que son importantes en otros grupos etarios (Ruiz
y Baca,1992)8. Las necesidades, aspiraciones e ideales relacionados con una vida de calidad
varían en función de la etapa evolutiva, es decir, la percepción de satisfacción se ve influida por
variables ligadas al factor edad lo que ha dado lugar al análisis de los diferentes momentos del
cliclo vita: la infancia, la adolescencia y la vejez (Gómez-Vela y Sabeh, 1999).
Por otra parte, un concepto operativo de calidad de vida debe contener tanto aspectos
subjetivos (valoraciones, juicios, sentimientos, etc.) como objetivos (servicios con los que
cuenta la persona, nivel de renta, etc.). Dicho de otra forma, deberían considerarse tanto las
apreciaciones y valoraciones de los sujetos sobre los distintos ingredientes de su calidad de vida
(por ejemplo, si están satisfechos con las relaciones afectivas que sostienen con sus amigos y
familiares o si consideran que su salud es satisfactoria) como los aspectos objetivos de estas
mismas dimensiones , por ejemplo, cuántos fármacos ingiere y otros indicadores objetivos de
salud y la frecuencia con que se producen las interrelaciones sociales (Fernández Ballesteros,
1993). El asunto de los componentes subjetivos y objetivos de la calidad de vida conduce a un
problema metodológico; una evaluación de la calidad de vida debe ser también multimetódica, es
decir, requiere la aplicación de diversos instrumentos para aprehender ambos aspectos. En
síntesis, la evaluación de la calidad de vida del anciano debe ser definida no sólo en función de
su contexto de referencia sino que también debe ser multidimensional, contemplar sus
elementos subjetivos y objetivos y contener diferentes métodos e instrumentos de medida; el
principal problema de aplicar este modelo –si bien satisface criterios de adecuación conceptual y
de rigor metodológico– es que sus requerimientos multimétodos, aunque se haya logrado
identificar los factores que inciden en la calidad de vida del grupo de personas mayores de 60
años, es que cualquier intento riguroso de evaluarla resulta muy oneroso (Fernández Ballesteros,
1993).
SALUD
FACTORES CULTURALES APOYO SOCIAL
CALIDAD
DE
CALIDAD VIDA CONDICIONES ECONOMICAS
AMBIENTAL
INTERACCION
SOCIAL SATISFACCIÓN VITAL
FACTORES SOCIOAMBIENTALES
SERVICIOS SOCIALES Y SANITARIOS
FACTPORES PERSONALES
SALUD PERCIBIDA
FACTORES CULTURALES ENTORNO FISICO
CALIDAD
DE
REDES SOCIALES
VIDA DISPONIBILIDAD DE SERV. SOC. Y SANITARIOS
ELEMENTOS OBJETIVOS
ELEMENTOS SUBJETIVOS
EVALUACIÓN DEL CONTEXTO
NECES. CULTURALES
SALUD OBJETIVA
Rocío Fernández Ballesteros (1993)
Por otra parte, sabemos que diferentes personas y personas en diferentes grupos de edad, con
diferentes características y que han vivido en diferentes circunstancias vitales necesariamente
tendrán diversas prioridades a la hora de evaluar su calidad de vida. En otras palabras, la
valoración de cada dimensión de la calidad de vida dependerá directamente del contexto
demográfico, histórico, político y social en el cual se experimenta –social e individualmente– la
vejez. Por ejemplo, en la literatura es común encontrarse con el supuesto teórico que los factores
relacionados con el empleo no son relevantes en la composición de la calidad de vida de las
personas mayores , hecho entendible en el contexto de los países industrializados que –
excluidos Suecia y Japón– muestran un notable y sostenido descenso de la tasa de actividad en
los grupos de 55 a 59 y 60 a 64 años (Guillemard, 1992) 9 y una protección social prácticamente
universal. Esto no es mecánicamente aplicable al contexto latinoamericano, donde a mediados
de los noventa en 10 de los 16 países de la región 10, 20 la cobertura del sistema previsional no
alcanzaba al 25% de la población de 60 y más años (CEPAL, Panorama Social 1999-2000) y la
proporción de personas mayores económicamente activas oscila entre 17% en Uruguay y 62%
en Bolivia, lo que parece obedecer a una necesidad de asegurar el sustento y no a una decisión
voluntaria (del Popolo, 2000).
Esta precaución resulta útil al revisar la evidencia internacional acerca de los dominios que las
personas mayores establecen como prioritarios para su calidad de vida. La investigación
centrada en la visión que los mas viejos tienen sobre su calidad de vida ha puesto énfasis en la
importancia de la salud y las relaciones sociales. En base a una encuesta nacional de adultos en
Inglaterra, Bowling y Windsor (2001) reportaron que una alta proporción de adultos de todas las
edades manifestaron que las relaciones con familiares, parientes, amigos y otras personas
(como vecinos) era la dimensión mas importante en su calidad de vida. En la mismas encuesta,
las personas de 65 y mas años, las relaciones sociales fueron ubicadas en segundo lugar
después de la salud. A través de encuestas en profundidad realizadas a personas de 65 y mas
en Londres y Essex, Farquhar (1995) encontró que la familia, las actividades y los contactos
sociales fueron las mas mencionados como áreas que reditaban calidad a las vidas de los
mayores. Browne (1994), basado en entrevistas semi estructuradas aplicadas a personas de 65
y mas años en Irlanda, reportó que la familia y la salud fueron nominadas, con similar frecuencia,
como los componentes mas importantes de su calidad de vida, seguidas por las actividades
sociales y de ocio. A través de la combinación de datos obtenidos a través de encuestas y
entrevistas en profundidad con personas mayores en Vancuver, Fry (2000) encontró que las
personas de edad valoran el control personal, la autonomía y la auto eficacia, el derecho a elegir
estilos de vida y el derecho a la privacidad. El contraste con los temas mas “prácticos”
encontrados en la población inglesa indican diferencias culturales, tomado en cuenta que los
mayores británicos aun deben lograr hacer prevalecer sus derechos.
En síntesis,
acerca de la conceptualización científica de calidad de vida, podemos decir que:
9
Las tasas de empleo masculinas del grupo de edad 55-64 años disminuyeron entre 1970 y 1988 del 74 al
44% en Francia; de 75 a 35% en los Países Bajos; del 82 al 54% en Alemania y de 87 a 60,5% en el Reino
Unido (Guillemard, 1992, p.155, cuadro A7).
10
Bolivia, Colombia, Ecuador, El Salvador, Honduras, México, Nicaragua, Paraguay, República Dominicana
y Venezuela.
Bienestar subjetivo y bienestar económico son dos conceptos generalmente equiparados a la
calidad de vida de las personas mayores. Como ya hemos visto, ni uno ni otro representan la
calidad de vida en si. Sin embargo resulta útil referirnos a ambos conceptos dada su innegable
utilidad instrumental.
El concepto de bienestar subjetivo adolece de falta de teorización, lo que ha influido en que los
instrumentos diseñados para su medición presenten imprecisiones y generalidad conceptual
(Quintero y González, 1997). No obstante, la abundante investigación especializada indica, sin
mayor precisión, que el “componente subjetivo” es parte integrante de la calidad de vida de las
personas mayores, constituye un indicador importante en el proceso de envejecimiento y no
debe dejarse de lado al considerar la situación real de las personas mayores
Es usual que el término bienestar se asocie al ámbito subjetivo del confuso concepto de calidad
de vida, siendo utilizado con especial interés por la sicología y la gerontología social. Bienestar,
desde una perspectiva subjetiva, se ha definido como “la satisfacción por la vida felicidad moral,
y se conceptualiza como la valoración global de la calidad de vida que la persona realiza en
función a criterios propios”. Para algunos investigadores, la satisfacción o bienestar subjetivo se
refiere a la “estimación cognitiva del grado de satisfacción con la propia vida, y esa satisfacción
se expresa o concreta en la correspondencia entre metas obtenidas y deseadas. Para otros, el
tono emocional es el núcleo de la satisfacción del sujeto con su vida presente al compararla con
su ajuste en el pasado” 11
Para Cantril12 , el bienestar subjetivo se concibe como la satisfacción con la vida, entendida
como un proceso cognitivo a través del cual las percepciones de las personas son comparadas
con sus aspiraciones, donde la diferencia entre ambas es el bienestar percibido. En personas de
trece diferentes naciones, Cantril encontró que el mayor bienestar ocurre cuando las
percepciones sobre la vida coinciden o se acercan a las aspiraciones. Un hallazgo de especial
importancia gerontológico realizado por Cantril fue que hay una sustenacial variación en la
importancia de las metas a través de las sociedades y en la percepción del éxito personal, pero
en general, en las sociedades de todo el mundo los adultos mayores tienden a reportar el mas
alto grado de satisfacción de todos los grupos de edad y tieneden a tener una vision optimista del
su futuro.
11
Quintero y González, 1997, p.129.
12
Cantril, H. (1965): The Patterns of Human Concern. New Brunswick, N.J.:Rutgers University Press. Citado
por Prutkin, 2002.
13
Citado por Maddox, 2003
14
Idem.
Según Barros (1994) al considerar el bienestar desde el punto de vista del individuo, es
pertinente considerar dos tipos de aspectos subjetivos: los aspectos cognitivos, referidos a los
significados que el individuo atribuye a lo que le sucede y los aspectos afectivo- volitivos,
referidos a los sentimientos que motiva a los individuos a estimar sus circunstancias a los
estados de ánimo con que los afrontan y a su disposición para actuar sobre ellos. En el
componente cognitivo pueden presentarse la resignación, la adaptación y la búsqueda de vivir la
vejez de mejor modo. Esta última alternativa significa que las personas descubren el sentido
positivo de la vida en la reflexión y la comprensión y establecen un compromiso con lo que
sucede a su alrededor, al asumir que, independientemente de la edad, se sigue siendo un ser en
el mundo (Maya, 2003). En termino gruesos, la idea implícita en esta argumenmtacion es que el
bienestar subjetivo es un concepto dinámico, que refleja valores que cambian con las
experiencias de vida y el proceso de envejecimiento. Conciente o inconcientemente las
personas se pueden acomodar o ajustar a circunstancias de deterioro relacionadas con la edad o
la situación socio económica porque desean sentirse de la mejor forma posible.
Por otro lado, el bienestar económico se refiere al entorno socioeconómico dentro del cual
transcurre la vejez y ha sido frecuentemente menospreciado por los estudiosos de la calidad de
vida, quienes lo han restringido y limitado solamente al ámbito material de la vida de las
personas. Sin embargo, como apunta Pérez Ortiz (1997) el bienestar económico de las personas
mayores “necesariamente nos lleva más allá del
análisis de la posición económica relativa de los individuos ancianos en momentos actuales
medida utilizando algún indicador de renta y también más allá de la incidencia que la pobreza
pueda tener en este segmento de la sociedad, o del análisis del importe de las pensiones que
perciben”.
Dentro del concepto de bienestar económico es posible diferenciar una dimensión objetiva –que
incluye el análisis de las necesidades y recursos económicos de una persona, familia o
comunidad– de una dimensión subjetiva15 –que hace referencia a la forma en que las personas
perciben la situación económica. De esta forma, algunas observaciones referidas usualmente a
la calidad de vida, como la importancia de la experiencia cultural, son también aplicables al
concepto de bienestar económico. “Características individuales, como la clase, la raza o el
género, pueden tener efectos determinantes no sólo sobre las condiciones de vida de los
individuos sino también sobre sus expectativas y valores y, por tanto, sobre sus visiones
subjetivas de lo que es buena o mala calidad de vida. La edad o la cohorte de nacimiento son
variables importantes, pues individuos de distintas edades o generaciones dentro de una misma
cultura –que poseen experiencias históricas diferentes sobre las condiciones de vida y actitudes
sociales– definirán la calidad de vida también de diferentes formas. Lo mismo se puede decir con
respecto a la percepción de bienestar o de la posición económica” 16
Como ejemplo ilustrativo, la autora toma el caso de España, y cita la percepción diferenciada que
tienen las actuales generaciones de ancianos que estuvieron expuestos a la guerra civil, cuyas
expectativas de bienestar económico debieran ser mucho más bajas que las de quienes todavía
no han llegado a la vejez ni han pasado por esas experiencias. Es decir, para el análisis del
bienestar económico de la vejez es de extraordinaria validez la utilización de un análisis de
cohortes; dicho de otra manera, “se registra un efecto cohorte tanto en la posición económica de
los que ahora son viejos como en su forma de percibirla”17
15
Pérez Ortiz subraya que la dimensión subjetiva no es sólo una noción individual (1997, p.87).
16
Pérez Ortiz, 1997, p.87.
17
Ibidem
los que hay que atender) o como proveedores de recursos financieros y/o atención. Para este
análisis, los conceptos de ciclos de vida interrelacionados, de posición generacional o de ayuda
informal frente a ayuda formal sirven de mucha ayuda (Pérez Ortiz, 1997).
Según Crandall18, la percepción de bienestar o malestar económico está relacionada con las
formas en que se experimentan otros aspectos de la vejez 19, como soledad, depresión,
inseguridad, anomia, jubilación, que podrían conjugarse para forzar una visión negativa de las
posibilidades económicas; por el contrario, una buena situación económica puede condicionar
una percepción de bienestar generalizado en la vejez. El análisis del bienestar económico, desde
el enfoque del ciclo de vida, permite plantear una vieja interrogante: ¿en qué medida la vejez,
mediante la jubilación y los sistemas de pensiones, configura realmente una ruptura, desde el
punto de vista económico, con la vida anterior del sujeto? Si así fuese, la idea de estratificar la
sociedad por edades contaría con un poderoso argumento.
En el ámbito de las políticas públicas, las relaciones entre cohortes pueden ser vistas como una
“lucha intergeneracional” por recursos públicos escasos y limitados. En términos gruesos, esta
lucha llevaría al enfrentamiento de los más viejos con los más jóvenes. Los primeros buscarían
mejorar su posición económica relativa adquiriendo nuevos privilegios, mientras que los jóvenes
buscarían la forma de restarles esos beneficios para captar más recursos para sí mismos y
reducir la carga (que ellos asumen) de mantener el nivel de vida de los ancianos (Pérez Ortiz,
1997). Esta línea de análisis no parece aplicable a los países de la región, ya que la mayoría de
los ancianos no gozan de beneficios estatales que pudiesen calificarse como “privilegiados” ni su
situación de dependencia es tan crítica. Sin embargo, hoy por hoy, en Europa y los Estados
Unidos el tema de la “lucha intergeneracional por recursos económicos” es un asunto candente y
ha movilizado a un amplio número de personas y organizaciones (tanto de viejos como de
jóvenes y adultos); los primeros defienden los derechos adquiridos a través de medio siglo de
luchas reivindicativas y los segundos una mayor equidad generacional en el gasto público
(Guillemard, 1990). Cuando un análisis considera el bienestar económico en su sentido amplio,
es posible utilizar todos los recursos disponibles para enfrentar el problema social de la vejez en
una forma que llegue más allá de los ingresos económicos, sea cual fuere su origen, para
atender a otro tipo de recursos disponibles, específicamente los humanos. Si tomamos en cuenta
que la mayoría de los servicios que reciben las personas mayores se canalizan a través de la
ayuda informal y de las redes primarias en que está inserto el anciano, se aprecia que su
bienestar no depende sólo de su capacidad de pago sino también de la naturaleza, calidad y
cuantía de las redes primarias (Pérez Ortiz, 1992).
El análisis del bienestar económico de la vejez utilizando indicadores de renta –por ejemplo, las
pensiones– como fuente de ingresos puede entregar valiosa información sobre las condiciones
de vida de las personas mayores y dar un paso adelante en la conceptualización operativa de
calidad de vida.
El concepto de bienestar económico permite analizar una cantidad importante de los factores
que condicionan el bienestar en la vejez. Las desigualdades de género pueden entenderse como
consecuencia de las condiciones de vida en que se desarrolla la actividad de las mujeres durante
su ciclo de vida20 (la participación de las mujeres es mucho menor que la de los hombres,
tienden a tener carreras profesionales discontinuas, trabajan en peores condiciones, reciben
menores ingreso en igual posición ocupacional y generalmente se insertan en el mercado
informal); las desigualdades por edad, como consecuencia del efecto cohorte y por la
incapacidad de los sistemas de garantía de rentas (públicos o privados) para garantizar el
mantenimiento de rentas durante períodos amplios; o bien, las desigualdades en función a la
residencia son dables de registrar a través de los equipamientos y servicios públicos a los que
tienen acceso los ancianos; finalmente, es también posible dar cuenta de las desigualdades
basadas en factores que actúan en momentos anteriores del curso vital, como la nutrición en la
infancia, el nivel educativo, la ocupación y los ingresos (Pérez Ortiz, 1997).
18
Citado por Pérez Ortiz (1997, p.88).
19
Ocurriría de la misma forma para los individuos de todas las edades.
20
La “cronología femenina” de Arber y Ginn (1996).
Otro término estrechamente relacionado con calidad de vida es Calidad de Vida Relacionada
con la Salud, CVRS (Health Related Quality of Life, HRQol), concepto que tiene su orígenes en
la definición de salud que en 1983 realiza la OMS 21. Se trata de un concepto particularmente
importante en un momento que la esperanza de vida “ha alcanzado niveles considerables y
cuando el objetivo fundamental es la mejora de los anos por vivir, a pesar de los efectos
acumulativos de la salud asociados con el hecho de envejecer y sus procesos patológicos
concomitantes”22.
En términos generales se refiere a la percepción que tiene un paciente de los efectos de una
enfermedad determinada o de la aplicación de cierto tratamiento, especialmente de las
consecuencias que provoca sobre su bienestar (Gómez Vela y Sabeh,2001). Debe tener en
cuenta no solo el estado o funcionamiento físico, psicológico y social, sino también el bienestar
mental y social, las percepciones, y la satisfacción con los niveles que en estos aspectos se
hayan alcanzado. A escala comunitaria o social, la CVRS incluye también recursos, condiciones,
políticas y practicas que influyen sobre las percepciones que la población tiene de su salud y
estado funcional. El componente subjetivo de la calidad de vida mediante conceptos como
bienestar y satisfacción implica el estudio de la valoración de la salud desde la perspectiva del
propio individuo con el fin de obtener un diagnostico de su estado general de salud. Este
diagnostico quedará matizado por las características socioeconómicas de la población,
constatándose que el principal factor de desigualdad en la percepción de la salud es el nivel de
instrucción. La enfermedad y sus consecuencias, desde un punto de vista social no individual, es
otro factor definitorio del estado de salud de un población y el grado de utilización de un sistema
sanitario es un indicador de la necesidad percibida de estos servicios, así como una prueba
efectiva de accesibilidad (Fernández Mayorales, 2003)
Un hecho importante de constatar desde un inicio es que todas las mediciones de calidad de
vida son proxies (medidas indirectas de una condición). Si la calidad pudiera se cuantificada,
dejaría de ser una calidad (Cobb, 2000). Las medidas cuantitativas usadas en calidad de vida no
deben ser juzgadas en términos de su verdad o falsedad, sino en función a su adecuación para
acercarnos a nuestro objeto de interés. Nunca podrán comprobar directamente la calidad.
(Espinoza Henao, 2002)
Una manera de evitar este dilema es preguntarle a las personas directamente sobre sus
sentimientos de felicidad o satisfacción, de hecho, este recurso ha sido utilizado en diferentes
estudios sobre calidad de vida durante décadas, con la ventaja de llegar directamente a la
cualidad, sin la necesidad de proxies. Sin embrago, hay buenas razones para dudar que alguna
vez los indicadores basados en entrevistas (declaraciones de los sujetos sobre diversos
aspectos) puedan eliminar la necesidad de medidas “objetivas” basadas en la observación. Las
medidas basadas en auto-reportes presuponen que las personas son concientes y capaces de
articular matices de sentimientos, que los sentimientos transitorios representan condiciones
permanentes, que los sentimientos son equivalentes a valoraciones, que la satisfacción o la
felicidad o cualquier otro sentimiento reportado son producto de la evaluación de las condiciones
y que los sentimientos pueden ser cuantificados en escalas absolutas. Además, está el problema
de que existe una notoria diferencia entre lo que las personas dicen y lo que las personas hacen.
Aun cuando las medidas basadas en auto reportes o declaraciones de sentimientos en relación a
su calidad de vida no presentaran todas estas desventajas, seguirían representando indicadores
indirectos de la calidad que se busca aprehender. Las personas no podemos observar
directamente nuestra propia felicidad o satisfacción directamente. El proceso a través del cual
inferimos o intuimos nuestros estados permanece oculta al entrevistador , mas allá de las
pruebas de confiabilidad. (Cobb, 2000). “Las implicaciones del carácter “metafórico” de los
indicadores son difíciles de aceptar . Quisiéramos ser capaces de hablar sobre los elementos de
21
Para la OMS salud es “ un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solo la ausencia de
enfermedad” (OMS, 1983)
22
Fernández Mayorales, 2003, p..43
una buena sociedad en forma clara y cada esfuerzo por describir qué es lo que buscamos, qué
es lo que consideramos importante, siempre estará levemente fuera de foco y nunca será
abarcado por ninguna descripción” 23
La medición y la valoración de la calidad de vida esta regida, en gran medida, por apreciaciones
subjetivas e ideológicas correspondientes al particular contexto donde se desenvuelven las
colectividades. Así, pues, para medir un determinado tipo de calidad de vida es necesario contar
con otros referentes que nos sirvan de contraste. Es preciso diferenciar los diversos modos de
vida, aspiraciones e ideales , éticas e idiosincrasias de los conjuntos sociales, para distinguir los
diferentes eslabones y magnitudes, pudiendo asi dimensionar mejor las respectivas variaciones
entre unos y otros sectores de la población. (Espinoza Henao,2001 )
23
Ibidem
24
La clasificación que aquí se propone no debe ser entendida en terminos rígidos y no es mutuamente excluyente.
globales, unidimensionales, genéricos y específicos representan diversos tipos de medidas para
la evaluación de la calidad de la vida.
Instrumentos Globales: Los instrumentos globales son aquellos diseñados para medir la calidad
de la vida de la manera más comprensiva posible. Pueden consistir en una sola pregunta que
pide la persona clasifique su calidad de la vida total o un instrumento como la Flanagan’s
Quality of Life Scale (Flanagan, 1978,1982) que pide a los sujetos clasificar su satisfacción en
15 dominios de la vida.
Los instrumentos genéricos tienen mucho en común con las medidas globales y fueron
diseñadas sobre todo para los propósitos descriptivos. Entre los instrumentos genéricos de
medición de calidad de vida mas utilizados en el ámbito gerontológico (mayormente utilizados
para la evaluación de la calidad de vida de adultos mayores sanos) encuentran la Escala de
Calidad de Vida de la Organización Mundial de la Salud 27 (WHOQOL Group, 1998) y la Agenda
para la evaluación de la Calidad de Vida Individual 28, SEIQol (O’Boyle et al, 1995) . En el ámbito
medico las medidas genéricas son usadas para describir de la forma mas comprensiva posible el
impacto total de una enfermedad o de sus síntomas en la vida de paciente. Uno de los
instrumentos mas ampliamente utilizados en este ámbito es el MOS SF-3629 (Ware, 1992). Las
medidas genéricas son aplicables a una amplia gama de poblaciones. La ventaja principal es su
amplia cobertura y el hecho de que permiten comparaciones de diversas poblaciones de
pacientes o a través de estudios. Una desventaja es que pueden no tratar asuntos de la
importancia particular para una enfermedad dada. La evidencia sugiere que este tipo de
instrumentos de medición son menos receptivos a los cambios de tratamiento inducidos que los
instrumentos específicos de para enfermedades.
25
Geriatric Depression Scale, GDS
26
Index of Activities of Daily Living
27
World Health Organization WHOQOL-100 Quality of Life Scale
28
The Schedule for Evaluation of Individual Quality of Life
29
Medical Outcomes Study, 36-Item Short Form
30
Profile of Quality of Life in the Chronically Ill, PLC
31
The Parkinson’s disease questionnaire.
32
Asthma Quality of Life Questionnarie
2. Los instrumentos pueden también variar en el método y forma de administración. Los
cuestionarios estandardizados permiten la administración uniforme y la cuantificación imparcial
de datos, pues se predeterminan las opciones de la respuesta. En relación a su forma de
aplicación, el énfasis ha estado en los cuestionarios auto-administrados. Sin embargo, éstos
pueden excluir a ciertos grupos de los pacientes, por ejemplo, los que no puedan leer o escribir,
los ancianos, y ésos con condiciones somáticas severas. Otro problema es que el uso de
cuestionarios auto administrados puede significar la pérdida posible de datos si los pacientes no
completan cada pregunta. El control de calidad puede reducir al mínimo este problema. Las
entrevistas tienen las ventajas que la mayoría de los pacientes pueden ser evaluados y la
integridad de los datos está asegurado. Estas ventajas tienden a ser compensadas por las
desventajas del tiempo y del costo. Finalmente de acuerdo de la forma de respuesta es posible
distinguir aquellos instrumentos que utilizan escalas discrecionales (categorías de respuesta
tales como “excelente”, “bueno”, “aceptable” o “insuficiente”) escalas Likert (describe opiniones a
través del grado de acuerdo o desacuerdo que la persona declara sobre premisas establecidas)
y escalas análogas visuales.
En segundo término se debe evaluar la validez de las mediciones, es decir, si la medición refleja
lo que realmente está midiendo; “en el caso de las mediciones de Calidad de Vida, esto es difícil
ya que inherentemente se está midiendo fenómenos subjetivos. Es importante tener en cuenta
que al validar un instrumento, no se persigue evaluar un instrumento particular, sino que evaluar
si las mediciones derivadas de la aplicación de un instrumento dado representan la condición
real del sujeto al que se le aplicó el instrumento. Por mucho tiempo se ha hablado de tres tipos
de validez, la validez de contenido, la validez de criterio y la validez de constructo, una tendencia
que lleva a la reconceptualización del proceso de validación, es que este podría ser conclusivo a
través de la demostración de una u otra forma de validez. El camino más seguro para establecer
la validez de un instrumento es estudiar la validez de constructo. Este es el enfoque más
riguroso, ya que es el significado básico de validez. Un constructo es una noción derivada
teóricamente de un dominio que se quiere medir y que no es observable directamente. Por esto,
se debe evaluar si el instrumento escogido es capaz de explicar un amplio rango de hallazgos de
una manera parsimoniosa o hace predicciones lo más exactamente posible acerca de la CV de
la persona. Cada vez que se desea utilizar un cuestionario de Calidad de Vida , es necesario
validar el instrumento a la realidad social y cultural en la cual será aplicado. Existen diversas
formas de evaluar la validez de constructo: grupos extremos, validez convergente y
discriminativa y otros enfoques experimentales y quasi-experimentales”33.
Como ya hemos mencionado existen una gran cantidad de instrumentos destinados a evaluar la
calidad de vida de los individuos y las poblaciones. Sin embrago, la literatura evidencia un
escaso desarrollo de instrumentos específicos para personas de edad. A continuación, se
describen brevemente los instrumentos para medir calidad de vida en adultos usualmente
utilizados en estudios relacionados con la vejez y los instrumentos diseñados específicamente
para personas mayores mas ampliamente utilizados.
33
Seron, 2001, p.5
Instrumentos Genéricos 34
Agenda para la evaluación de la Calidad de Vida Individual (The Schedule for Evaluation of
Individual Quality of Life, SEIQol ): O’Boyle et al, 1995. Descripción: Su propósito es evaluar la
calidad de vida desde una perspectiva individual . Esta diseñada para ser aplicada en adultos (18
a 95 años) enfermos o sanos. No se puede aplicar apersonas con discapacidad cognitiva. La
primera parte del SEIQol es una entrevista semi estructurada donde el individuo nomina las cinco
áreas de vida que considera mas importante para su calidad de vida general. Para ponderar la
importancia dada por el individuo a cada área de vida seleccionada se utilizan 30 items.
MOS SF-36 (Medical Outcomes Study, 36-Item Short Form): Ware, 1992. Descripción:
Desarrollado en E.E.U.U. dentro del marco del «RAND Health Program», es uno de los
instrumentos genéricos de calidad de vida más utilizados en pacientes crónicos en el mundo.
Evalúa ocho conceptos de salud seleccionados en función de su amplia utilización en los
estudios de salud o su fuerte soporte empírico, que son: Funcionamiento físico, Rol físico, Dolor
corporal., Salud general, Vitalidad, Funcionamiento social, Rol emocional, Salud mental. El SF-
36 es una forma abreviada del instrumento. Es autoadministrado y consta de 36 ítems que
evalúan 5 áreas, divididas a su vez en subáreas. Requiere unos 5-10 minutos para su
cumplimentación, proporcionando un perfil de estado de salud basado en la puntuación
alcanzada en cada una de las ocho escalas o conceptos de salud. Éste es uno de los
instrumentos genéricos más recomendable por diferentes razones: 1) Su universalidad, ya que
es uno de los instrumentos genéricos más utilizados, no sólo en los Estados Unidos, sino en
otros muchos países, 2) Su exhaustivo y riguroso estudio psicométrico, 3) La facilidad de su
34
Los instrumentos descritos a continuación, sin haber sido diseñados para evaluar calidad de vida específicamente en
personas mayores, han sido utilizados y validados con este subgrupo.
manejo, tanto por parte del clínico como del paciente 4) La facilidad, rapidez y utilidad de la
interpretación de los resultados.
Cuestionario de calidad de vida: Ruiz y Baca, 1991. Descripción: El cuestionario de calidad
de vida de Ruiz y Baca consta de 35 ítems evalúa la satisfacción del individuo en las siguientes
dimensiones: Apoyo social (9 ítems), Satisfacción general (13 ítems), Bienestar físico/psíquico (7
ítems), Distensión laboral/tiempo libre (6 ítems). El instrumento permite obtener puntuaciones en
cada una de las cuatro subescalas, así como una puntuación global
Inventario de Calidad de Vida, ICV: García Riaño e Ibáñez, 1992. Descripción: el instrumento
fue diseñado prestando especial atención a las dimensiones de salud mental así como a la
evaluación de la calidad de vida en los enfermos físicos crónicos. Se identifican 13
dimensiones: Afecto positivo integral, Control emocional/conductual, Cultural, Económica, Física,
Relaciones emocionales, Sexual., Ansiedad, Depresión, Familiar, Laboral, Religión, Social.
Consta de 195 ítems constituidos en afirmaciones que hacen referencia a diferentes aspectos de
la vida, en los que los sujetos deben manifestar su acuerdo o desacuerdo (escala de cinco
niveles que oscila desde el total acuerdo al total desacuerdo).
Inventario de actividades y actitudes (Activity and Attitude Inventory, AAI): Cavan, R.S. et al.
1949. Descripción: El inventario de actividades consiste en 20 preguntas que se ocupan de cinco
áreas : salud, familia y amigos, ocio, seguridad económica y actividad religiosa. El inventario de
actitudes consiste en 56 items (acuerdo-desacuerdo) sobre la satisfacción con 8 áreas de la
vida; salud, amigos, trabajo, seguridad económica, religión, utilidad, familia, y felicidad general.
Análisis de aspectos psicométricos en Palmore, E.B.(1968).
Perfil del Impacto de la Enfermedad (The Sickness Impact Profile, SIP): M. Bergner et al, 1976.
Descripción:Bergner concibió el instrumento para medir el status de salud mediante la evaluación
del impacto de la enfermedad sobre las actividades cotidianas y la conducta (individual, social y
de cuidados de salud).Este instrumento fue diseñado para poder ser aplicado a todo el espectro
de enfermedades y grados de severidad, así como a los diferentes subgrupos culturales. Está
constituido por 136 items que se agrupan en las siguientes 12 categorías: Sueño y descanso,
Alimentación, Trabajo, Manejo del hogar, Recreo y pasatiempos, Deambulación, Movilidad,
Cuidado corporal y movimiento, Interacción social, Grado de vigilancia, Conducta emocional y
Comunicación. Cada una de los items considera un cambio en la conducta y especifica el
alcance de la limitación. Puede ser administrado por un entrevistador en, aproximadamente, 20-
30 minutos. También puede ser auto administrado.
Índice de Bienestar Psicológico general (The Psychological General Well-Being index, PGWB
Index) H. Dupuy, 1978. Descripción: es escala de evaluación de los sentimientos del individuo
acerca de su «estado personal interior». Evita referencias a síntomas físicos o distrés emocional,
por lo que no presenta problemas de interpretación tal como sucede con otras escalas de este
tipo. Refleja sentimientos positivos y negativos que cubren cinco dimensiones: Estado de ánimo
(ansiedad-depresión), Vitalidad, Autocontrol, Salud y Bienestar psicofísico. Se trata de un
cuestionario auto administrado, constituido por 22 preguntas, tanto positivas como negativas.
Cada ítem se refiere a las últimas tres semanas, y el rango de respuesta es de 1 a 5 puntos que
representan intensidad o frecuencia.
Perfil de Salud de Nottingham (The Nottingham Health Profile, NPH): Hunt et al, 1981.
Descripción: proporciona indicaciones sencillas acerca de problemas físicos, sociales y de salud
emocional percibidos por el sujeto. Aunque influido en su desarrollo y diseño por el Sickness
Impact Profile, Hunt (1981) establece las diferencias entre ambos instrumentos en que en su
perfil se pregunta directamente acerca de sentimientos y estados emocionales, y no
indirectamente a través de modificaciones conductuales como hace el Sickness Impact Profile.
Se trata de un cuestionario auto administrado, constituido por 38 ítems que se agrupan en 6
secciones: Movilidad física (8 ítems), Dolor (8 ítems), Sueño (5 ítems), Aislamiento social (5
ítems), Reacciones emocionales (9 ítems), Nivel de energía (3 ítems). La interpretación de los
resultados se puede hacer tanto en base a un perfil —resultado de la puntuación obtenida en
cada una de las secciones— o a partir de la puntuación global.
Cuestionario de Calidad de Vida (Quality of Life Questionnaire, QLQ): Evans, D. y Cope, W.,
1989. Descripción: Se creó con la intención de evaluar de forma directa la calidad de la vida de
un sujeto en un amplio espectro de áreas específicas de la vida. La aproximación del QLQ se
basa en la asunción de que ciertas acciones o conductas de un individuo en respuesta a unas
áreas específicas de la vida pueden ser consideradas como representativas de una buena
calidad de vida contrastando con otros esfuerzos de medir calidad de vida como los indicadores
sociales o las medidas de satisfacción con la vida. Conceptualiza una estructura de calidad de
vida en cinco áreas principales, constituidas, a su vez por una serie de subáreas. Además
incluyó una escala de deseabilidad social para permitir valorar la influencia de la misma en las
respuestas de los sujetos. Estas áreas son : Bienestar general (Bienestar material, Bienestar
físico, Desarrollo personal), Relaciones interpersonales (Relaciones maritales, Relaciones
filiales, Relaciones familiares, Relaciones sociales), Participación en organizaciones (Política,
Altruismo), Actividad laboral (Características trabajo, Relaciones en el trabajo, Satisfacción con
trabajo), Ocio y actividades recreativas (Actividad creativa, Actividad deportiva, Vacaciones). Se
trata de un cuestionario sencillo de 129 ítems, auto aplicado, de fácil comprensión y cuyo tiempo
de administración es aproximadamente 30 minutos. Existe una versión computerizada para su
corrección e interpretación, y que a juicio de los autores resulta paradigmática por su grado de
utilización y extensión en el mundo angloparlante. El QLQ es un un instrumento válido tanto
para evaluar la calidad de vida de un paciente como para medir el impacto que los programas
comunitarios de salud general y mental tienen sobre la calidad de vida.
IInstrumentos geronto-geriatricos de medición de calidad de vida
Cuestionario Breve de Calidad de Vida, CUBRECAVI : Fernández Ballesteros et al, 1996. Fue
concebido para ser administrado mediante entrevista o auto administrado a personas mayores.
Contiene 17 elementos agrupados en 9 áreas: Salud (salud subjetiva, objetiva y psíquica),
Integración Social, Habilidades Funcionales, Actividad y ocio, Calidad Ambiental, Satisfacción
con la vida, Educación, Ingresos y Servicios Sociales y sanitarios. Con el fin de poder ponderar
la importancia subjetiva e ideográfica de cada uno de los componentes, el CUBREVAVI contiene
también una pregunta en la que se interroga al sujeto sobre el orden de importancia que el sujeto
atribuye a los distintos determinantes de la calidad de vida
Escala MGH de Calidad de Vida: Álvarez, M.; Quintero, G.;Bayarre H.(Reyes C., 2002):
Descripción: Escala dirigida a evaluar la calidad de vida de los adultos mayores. Fue diseñada,
validada y utilizada en Cuba por especialistas de la Facultad de salud Publica del Instituto de
Ciencias Medicas de la Habana y el Centro Iberoamericano de la Tercera Edad. Esta
conformado por 34 items. Las dimensiones que mide este instrumento son la salud, condiciones
socioeconómicas y satisfacción por la vida .
Índice de Salud (Health Index) Rosencranz, H.A. Y Pihlblad: 1970. Descripción: El índice
contiene dos componentes. Primero, los sujetos examinan una lista de 40 enfermedades o de
condiciones médicas comunes entre las personas mayores y reportan la que tienen actualmente.
En segundo lugar, los sujetos reportan los problemas de salud específicos experimentados en
las últimas cuatro semanas y el grado y la duración del confinamiento derivado de dichos
problemas. El tipo de enfermedad, la duración y el tipo de confinamiento se ponderan en el
calculo de la puntuación del índice. Psicométricos en George y Bearon (1980)
Índice de actividades de la vida diaria (Index of Activities of Daily Living): (Katz, S.T. et
al.1963) Descripción: Ha sido descrito como ' una de más antigua, extensamente usada y mas
importante medida de calidad de vida ' (p.125): Incluye escalas que describen seis funciones:
bañarse, vestirse, ir al baño, traslado, continencia y alimentación. Para cada categoría se hace
un juicio sobre si la persona es dependiente o independiente.
Cuestionario funcional multidimensional (Older Americans Resources and Services, OARS):
Duke University Center for the Study of Aging and Human Development, 1978. Descripcion: Este
cuestionario es un componente de un instrumento mas amplio (Pfeiffer, E.1975). El cuestionario
fue diseñado para medir el estado funcional de individuos o poblaciones en cinco dimensiones:
recursos sociales, recursos económicos, salud física, salud mental, y capacidad para el auto
cuidado e independencia instrumental para actividades de la vida diaria. Cada dimensión
produce un puntaje de estado funcional que se ubica en un continuo de seis puntos que va
desde “excelente” a “totalmente deteriorado”. La escala consiste en 72 preguntas contestadas
por el entrevistado, 10 preguntas adicionales contestadas por un informante, 14 preguntas
referidas al sujeto contestadas por el entrevistador, y 5 escalas principales calculadas por el
codificador. Análisis Psicométrico en: Pfeiffer, E., 1975 y Fillenbaum G.G 1978
Otros instrumentos geriátricos.
Propósito
Medida del Control Deseado (Desired Control Determina si las personas mayores sienten
Measure, DCM): Reid Y Ziegler, 1980. que poseen control sobre eventos de
importancia de su vida diaria.
Escala de Depresión Geriátrica (Geriatric Mide la depresión en personas mayores.
Depression Scale, GDS): Yesavage et al, 1983.
Escala de Satisfacción con el estilo de vida Utilizado para medir la calidad de vida
(Lifestyle Satisfaction Scale): Heal, L.W. & subjetiva en personas con discapacidad
Chadsey-Rusch: 1985.. intelectual
Escala de Calidad de la vida en el retiro (Quality Se utiliza para evaluar calidad de vida en
of Life in Retirement Scale): Maule, A.J. et al.:1996. personas jubiladas.
Inventario de eventos estresantes (Inventory of Mide estrés en personas mayores. Lista de
Stressing Life Events): Bieliauskas, L.A. et al., comprobación de 54 items.
1995.
Medida de Satisfacción con la Vida (Life Mide satisfacción con la vida entre
Satisfaction Measure): Meadow, H.L 1992. personas mayores
Escala de Red Social de Lubben (Lubben Social Es usado para medir redes sociales en
Network Scale) Lubben, J.E.:1988. personas mayores.
Escala Moral (Moral Scale) Pierce, R.C. & Clark: Usada para medir la moral en personas de
1973.. 60 y mas anos
Escala de Depresión de Schwab-Gilleard Mide depresión en personas mayores.
(Schwab-Gilleard Depression Scale, SGDS):
Gilleard et al, 1981.
Cuestionario de Selección, Optimización y Mide los constructos mencionados en
Compensación (Selection, Optimization and personas mayores.
Compensation Questionnaire) Baltes, P.B. et al.,
1990.
Escala de Auto evaluación de funcionalidad Evalúa la funcionalidad en personas
(Self Evaluation of Life Function Scale, SELFS): mayores
Linn & Linn, 1985..
Escala del sentido de la utilidad (Sense of Determina la percepción de utilidad en la
Usefulness Scale): Stevens, E.S., 1993 última etapa de la vida.
Escala de Recursos Sociales (Social Resources Utilizado para evaluar los recursos sociales
Rating Scale): M. Powell Lawton, 1986. de las personas mayores.
Escala geriátrica de Stockton (Stockton Geriatric El SGRS fue diseñado para medir el
Rating Scale, SGRS): Meer, B. & Baker 1966. severidad del deterioro en personas
mayores institucionalizadas.
Escala de Salud Subjetiva (Subjective Health Se utiliza para evaluar el grado de salud
Rating): Suchman, E.A. et al.: 1958. subjetiva de las personas mayores.
Entrevista de “carga” de Zarit (Zarit Burden Se utiliza para medir la carga subjetiva de
Interview): Zarit, S.H. et al.: TG, 1980 , brindar cuidados a un adulto.
Sandra, yo tambien creo que seria interesante hacer una análisis de las potencias de cada
instrumento, pero honestamente, supera mis capacidades en este momento. Se podria hacer
pero significaria invertir un tiempo importante que me parece no tenemos.
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