Sanchez Cristina - Genealogia de La Vindicacion - Feminismos

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Manuales / Ciencias Sociales Elena Beltran y


Virginia Maquieira ,(eds.),
Silvina Alvarez
y Cristina Sanchez

Feminismos
Debates te6ricos contemporaneos

Ellibro universitario Alianza Editorial

indice

Reservados todos los derechos. EI contenido de esta obra esta protegido por la Ley, que establece Introducci6n, Elena Beltran y Virginia Maquieira . 9

penas de prision y/o multas, adernas de las correspondientes indemnizaciones por daiios y perjuicios,
para quienes reprodujeren, plagiaren, distribuyeren 0 comunicaren publicamente, en todo a en parte, I. Genealogia de la vindicaci6n, Cristina Sanchez Munoz ; . 17

una obra literaria, artistica 0 cientifica, a su transformaci6n, interpretacion 0 ejecuci6n artistica I. Modemidad y ciudadania: el debate ilustrado . 17

fijada en cualquier tipo de soporte 0 comunicada a traves de cualquier media, sin la preceptiva 1.1 Los origenes ilustrados de la vindicacion igualitarista . 17

autorizacion. 1.2 Las mujeres como objeto de la reflexion filosofica. De la subordinaci6n

natural a la exclusion politica . 20

1.3 La Ilustracion consecuente . 25

1.4 Las mujeres como sujetos de la praxis politica: la vindicacicn de derechos 29

1.5 EI destino de las mujeres: la demanda de la individualidad . 32

- 2. EI pluralismo teorico: la diversidad del sufragismo . 35

2.1 Los origenes en Estados Unidos: distintas fuerzas politicas e intelectuales. 35


Sc
2.2 La apelacion al universalismo etico . 39

2.2.1 EI abolicionisrno . 40

© Elena Beltran Pedreira, Virginia Maquieira D'Angelo, Silvina Alvarez, Cristina Sanchez 2.2.2 La Declaracion de Sentimientos de Seneca Falls (1848): la ac­
Munoz,200l
cion colectiva . 43

© Alianza Editorial, SA, Madrid, 2001


2.2.3 Las fisuras del universalismo: la voz de las mujeres negras.. . 46

Calle Juan Ignacio Luca de Tena, 15; 28027 Madrid; telef 913938888
2.3 EI discurso de la excelencia de las mujeres: los movimientos de tern­
ISBN: 84-206-8706-5 48

Deposito legal: M. 32.780-2001 2.4 Elliberalismo utilitarista . 51

Fotocornposicion e impresion: EFCA, s. A. 2.5 EI marxismo. Las mujeres trabajadoras . 56

Parque Industrial «Las Monjas» 2.6 Estrategias de lucha: la internacionalizacion y el activismo sufragista . 64

28850 Torrej6n de Ardoz (Madrid) 2.7 La explicacion de fa opresion: Simone de Beauvoir. . 67

Printed in Spain Notas . 70

Bibliografia . 71

Feminismos. Debates teoriccs ccnternporaneos

nos encontraremos que bajo el apelativo de diferencia se definen problemas


muy distintos. Asi, la diferencia de las mujeres consideradas como un gru­
r

I 1. GeneaLogia
po cuyo denominador comun esta en la matemidad 0 en la disposici6n para ~.
de La vindicacion
i'_

el cuidado, por ejemplo, nada tiene que ver con la diferencia atomista, de­ ~
sintegradora de categorias, que propone la postmodemidad. ~~
Esta pluralidad de teorias de la diferencia sugiere que cualquier clasifi­ ~-

cacion debe tomarse mas como un instrumento de trabajo que como un es­
quema completo y cerrado. Tal es el sentido de la propuesta que aqui se Cristina Sanchez Munoz
presenta. Confiamos asi en que el contenido explicativo y critico de cada
uno de los epigrafes analizados proporcione a las lectoras y lectores algu­
nas herramientas para la comprensi6n y sirva para la reflexi6n sobre el al­
cance de la polifacetica «diferencia» en la teoria feminista.
La complejidad de la teoria feminista hace dificil y a la vez necesaria la
tarea que aqui nos proponemos teniendo en cuenta, como se vera a 10 largo
de este libro, que el feminismo es plural. La diversidad en sus planteamien­
tos es una caracteristica de la teoria feminista; por tanto el contenido de es­
tas paginas no pretende dar cuenta de toda su enorme variedad teorica y te­
mati ca. No obstante, este libro intenta poner a disposici6n de las personas
interesadas en el tema algunos enfoques y problemas y recoger una biblio­
grafia que les pueda servir de orientaci6n para la tarea investigadora.

1. Modernidad y ciudadania: el debate ilustrado


Bibliograffa
1.1 Los origenes il~trados de La vindicacion igualitarista
Amoros, Celia (1997): Tiempo defeminismo, Madrid, Catedra.
Ballarin, Pilar, Maria Teresa Gallego e Isabel Martinez (1995): Los Estudios de las Todos los grandes paradigmas te6ricos presentan un momento fundacional,
Mujeres en las universidades espaholas 1975-1991, Libro blanco, Madrid, Mi­ una genealogia propia. Y la teoria feminista no es menos. Su origen te6rico
nisterio de Asuntos Sociales/Instituto de la Mujer.
10e~ilffilriiOs"errla Ilustraci6n, en el momenta hist6rico en el que se vin­
Del Valle, Teresa (1995): «Identidad, memoria y juegos de poder», Deva, marzo 95,
n° 2, pp. 14-21. dica la individualidad, la autonomia de los sujetos y los derechos. En este
Duran, M' Angeles (dir.) (1988): De puertas adentro, Madrid, Ministerio de Cultu­ sentido, Norberto Bobbio califica el periodo ilustrado como «el tiempo de
ra/Instituto de la Mujer. l-Qt.~ere~~2-s». Sin embargo, ese tiempo se escribi6 en masculino, pues las

Ortiz Gomez, Teresa (1998): Actualizacion del Libro Blanco de las Mujeres en las mujeresquedarian excluidas del proyecto ilustrado. En consecuencia, las

Universidades Espaholas 1992-1995, Granada, CD-Rom. ri il!!..stradas rei~an la inclusion de las mujeres en los prin~jE~~~Eiver-_ \

Ortiz, Teresa, Johanna Birriel y Vicenta Marin (1998): Universiad Y feminismo en i '[ saHs!~~que la Ilustracion mantenia: la l.miversaIiClaClde la razon, la ~!!!!!!!£L- ~

Espana. Bibliografia de estudios de las mujeres (1992-1996), Granada, Colee­


cion Feminae, Universidad de Granada.
Valcarcel, Amelia (2000): «La memoria colectiva y los retos del ferninisrno», en A.
Ii ~:~~~~s~~ -~sr ~:~~:~~'rl~r%i~~~~?e: d{lse~~~is:~~~J~f1~~~d~~-&~ )
I \ mente .ilustrado, es un hijo del Siglo de la Razon, pero como bien seiiala
Valcarcel, M. Dolors Renau y Rosalia Romero (eds.), Los desafios delfeminis­ Amelia Valcarcel resultara ser un hijo no deseado (Val carcel, 1997:53
mo ante el siglo XXI, Sevilla, Instituto Andaluz de la Mujer, Coleccion Hypathia,
n° I. y'-ss):-Seranesasnijas espurias, como gIYE1P_e_de G..Q1.l~~'?_M~ry_W91I.stoJle7
craft, las que reivindicaran las potencialidades emancipadoras de la Ilustra­
cion que les eran negadas al conjunto de las mujeres.
La adscripci6n geneal6gica del feminismo al Siglo de las Luces no quie­
re decir, sin embargo, que antes de ese momento no se plantearan discursos
en favor de la igualdad. Celia Amor6s introduce en este sentido una perti­
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nente aclaracion al respecto, distinguiendo entre dos tipos de discursos so­ ses intelectuales que permitiesen la vindicacion de la igualdad entre hom­
bre las mujeres: uno seria el que denomina memorial de agravios, y otro el bres y mujeres estaban enunciadas en el programa ilustrado. Ahora la cues­
discurso de la vindicacion (Amoros, 1997:56). ]lLel primero ellos, el de tion era ponerlas en practica, hacer efectivo ese programa universalista. Y
tipo de relatos quese inscriben en el recogen la~ quejas de las mujeres ante es ahi precisamente donde la Ilustracion se va a traicionar a si misma y no
su situacion social, pero no cuestionan la asimetria de poder entre hombres va a cumplir sus promesas emancipadoras, dejando a la mitad de la especie
y mujeres ni se siguen de esos agravios una proclama igualitarista 0 un pro­ humana fuera de sus premisas.
yecto alternativo. En este genero narrativo se incluiria la obra de la italiana Uno de los ejes teoricos fundamentales de la Ilustracion es. la idea de
C~ri~ti!1~_~~ Pizan J_I}f)3~J 43Q).!-q.~~~cl.f!.cj_4_e.i~sd,,-n1a~. En ella contesta a emancipa.fi2Jl. originada tanto por el desarrollo de las ciencias de la natura­
Jean de Meun y sus aportaciones al Roman de la Rose, convirtiendose en Ieza como por la influencia del protestantismo. La emancipacion va a ser
una de las primeras manifestaciones del debate conocido como la querelle considerada un sinonimo del individuo autonomo, tanto en el orden de 10
des femmes que recorreria Europa desde el siglo xv hasta el XVIII y que in­ racional como en el terreno politico. Por 10 que se refiere al conocimiento,
cluiria a autoras como Laura Terracina, Lucrezia Marinella, Marie de Gour­ la emancipacion va a estar representada en 10 que para Kant va a ser el mot­
nay 0 la espaflol~2'as (Otero, 1992:97; Anderson y Zinsser, to de la Ilustracion: sapere audel, latrevete a saber], entendido como una li­
1991: 114 y ss.). Al igual que otros grandes escritores renacentistas, De. Pi­ beracion de los prejuicios por medio del ejercicio autonorno de la propia ra­
zan disefia una utopia centrada en una ciudad en la que las mujeres agravia­ zon. En este sentido, el sujeto ilustrado, nos dira Kant, es aquel que se
das ejercen su autoridad. Pero como sefiala Amoros, la autora habla en libera de su propia incapacidad y de la tutela ajena y hace un uso publico
nombre de las mujeres excelentes, esto es, virtuosas y que aceptan las leyes de su razon. En el otro frente de la emancipacion -Ia escena politica- ese
estamentales (Amoros, 1997:67 y ss.). individuo autonomo y racional se encuentra con una situacion en la que,
No es por tanto este discurso de agravios y quejas el que dara lugar a la como afirma Rousseau: «El hombre ha nacido libre y por todas partes se
construccion de un ideal programatico emancipatorio, sino que este vendra encuentra encadenado». Las cadenas de la sujecion estaban ancladas en una
de la mana del discurso de la vindicacion. En este sentido hemos de resal­ autoridad que no presentaba su legitimidad por la via del consentimiento y
tar, de nuev6cof1Amoi6s:"i~~;){6~ devindicacion e igualdad: «la nocion el pacto, sino por la tradicion. La emancipacion, en este sentido, se extien­
de igualdad genera vindicaciones en la medida misma en que toda vindica­ de inmediatamente al dominio del Estado y del derecho en la busqueda de
cion apela a la idea de igualdad» (Arnoros, 1997:71). En ese discurso de la un nuevo principio de legitimidad.
vindicacion de raiz ilustrada es necesario incluir como precursor al filosofo En ese terreno de secularizacion del conocimiento y de la politica, el
cartesiano Polain de la Barre, que, aunque se inscribe en la filosofia barro­ iusnaturalismo contractualista desernpefia un papel teorico fundamental.
-, ca, por susideas merece ser considerado un adelantado del discurso ilustra­ La doctrina del contrato social encuentra su razon de ser en el alcance de
'- -,
do (Amoros, 1997: 109 Y ss.). En 1673 este autor publica la obra De I 'egali­ una justificacion del poder, de la sociedad y del derecho que responda a las
te des deux sexes, y en 1674 Traite de l'education des dames. En ellas exigencias de la nueva sociedad ernergente, individualista y racionalista,
aplica los criterios de racionalidada las relaciones entre lossexos yextien- . esto es, a los intereses de la creciente burguesia. A finales del XVIII el pacto
de el bans sens cartesiano a las mujeres. Anticipandose a las ideas principa- ) que origina la autoridad ya no se plantea como un pactum subjectionis
les de la Ilustracion, critica especialmente e~igo de los prejuicios y pro- ~ -este seria el caso del contrato en Hobbes- mediante el cual unos indivi­
pugna el acceso al saber a las mujeres como remedlO a la desigualdad y duos se someten a la voluntad de un tercero, sino, como predica Rousseau,
como parte del camino hacia el progreso y que responde a los intereses de un pactum union is, en eI que el pueblo es ahora el titular de la soberania.
la verdad. La legitirnacion del Estado no solo va a originarse en el momenta de su fun­
Vindicacion, igualdad e Ilustracion mantienen una intensa union entre si. dacion, en el pacto, sino tambien en la defensa y proteccion de los derechos
No es posible pensar uno de los conceptos sin la presencia de los otros. La naturales -previos a la existencia del Estado-- que al ser ahora reconoci­
vindicacion es posible gracias a la existencia previa de un corpus de ideas dos por la ley positiva pasaran a ser considerados no ya derechos de la per­
filos6ficas, morales y juridicas con pretensiones universalistas, esto es, sona, sino derechos de los ciudadanos, garantizados y respetados por el po­
aplicables a toda la especie humana (Arnoros, 1997:70). Y esto es precisa­ der estatal y por los demas miembros de la comunidad. EI nexo entre el
mente 10 que pretendia poner de manifiesto la Ilustracion y 10 que consti­ derecho natural racionalista y la teoria del contrato social aparecera clara­
tuia su esencia: la universalizacion de atributos como la racionalidad y la mente expresado en las declaraciones de derechos del ultimo tercio del si­
autonomia de los sujetos y su aplicacion al ambito politico; en otras pala­ glo XVIII y muy especialmente en la Declaracion de los Derechos del Hom­
bras, la emancipacion de los prejuicios y de la autoridad. Por tanto, las ba­ bre y del Ciudadano de 1789.
18
Feminismos. Debates teoricos conternpcraneos 1. Genealoqia de La vindicacion
...... , .:_.....
Como vemos, pues, la emancipacion adquiria tintes de radicalizacion pacto politico y por tanto de la ciudadania. En este sentido, su obra repre­
respecto a la configuracion de la comunidad politica y su pertenencia a la senta esa Ilustracion falsamente universalizadora que no extendia sus 10­
misma. Por elIo, otro de los ejes principales del discurso ilustrado -liga­ gros a la mitad de 1a humanidad y que nos reve1a el subtexto de genero pre­
do a la idea de emancipacion-i- va a ser el de la ciudadania. La lucha poli­ sente en la Ilustracion, En ella encontramos perfectamente representadas
tica acerca de quienes pueden ostentar dicho estatus ocupa en gran medida
tanto la filosofia politica y juridica de ese momento como la lucha revolu­
cionaria. Ambas, la teoria y la practica, ponian de relieve las aspiraciones
i
~

las contradicciones y dualidades ilustradas. Gran parte del debate ilustrado


en torno a la naturaleza y la igualdad de las mujeres va a centrarse en sus
teorias, siendo estas criticadas por algunos de sus coetaneos como Condor­
de la burguesia por encontrar una nueva redefinicion del sujeto politico,
cet. Pero sobre todo serian objeto de replica por parte de la inglesa Mary
del espacio en que este actua y de las reglas del juego (Perez Canto y Mo,
Wollstonecraft en su Vindicacion de los Derechos de la Mujer (1792).
2000:47). Ser ciudadano, en este sentido, significaba un reconocimiento
Como todo autor contractualista, Rousseau defiende un estado de natu­
por parte del Estado de unos derechos ----{;iviles y politicos-, la presencia
raleza como una hipotesis logica, como una premisa necesaria para la de­
efectiva en el espacio publico y la participacion plena en el por medio del
duccion del pacta y del Estado resultante de este, EI estado de natura1eza,
ejercicio de los derechos politicos, esto es, del derecho al voto. Junto al
en este sentido, seria la premisa antropologica necesaria en toda teoria con­
debate sobre la ciudadania, y Iigado a este, tambien la defensa de la educa­
tractualista en la que se describen las caracteristicas ontologicas de los su­
cion va a constituir otro de los grandes temas de la Ilustracion. La educa­
jetos que realizaran el pacta y que cada autor describira de manera diferen­
cion aparecera revestida de una importancia civica, como una educacion
teo Rousseau, a diferencia Hobbes 0 de Locke, establece un estado de
para la ciudadania que conduce hacia el progreso. Por ello los tratados de
naturaleza con un cierto desarrollo historico: en sus comienzos no hay
educacion, como el Emilio de Rousseau, van a cobrar una gran importan­
agrupaciones humanas, sino un aislamiento individual. En esa primera eta­
cia en la epoca.
pa Rousseau no constata ninguna diferencia entre la naturaleza femenina y
Pues bien, la vindicacion feminista se situa precisamente sobre este en­ la masculina (Cobo, 1995:113). Es en un segundo momento de ese estado
tramado conceptual, como si se tratase de una plantilla que intenta encajar de naturaleza, en el que los individuos comienzan a organizarse socialmen­
sobre el original. Sin embargo, plantilla y original, vindicacion e I1ustra­ te, cuando surge la familia y la diferenciacion:
cion, femenino y masculino no logran ensamblarse, y esa incoherencia es
precisamente la que van a denunciar las ilustradas. En este sentido, y como Cada familia vino a ser una pequefia sociedad [...] Y fue entonces cuando se establecio
han seiialado reiteradamente Amoros y Valcarcel, el feminismo es un movi­ la primera diferencia en la manera de vivir de los sexos, que hasta ese momento solo ha­
miento ilustrado en si mismo, que surge en el nucleo de los planteamientos bian tenido una [...] La mujeres se hicieron mas sedentarias y se acostumbraron a guar­
democraticos de la modernidad, cuestionando y denunciando las exclusio­ dar la choza y los hijos, mientras que el hombre iba en busca de la subsistencia comun
nes de la democracia y de la ciudadania (Amoros, 1997; Valcarcel, 1997), (Rousseau, Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los
actuando como un test de la Ilustracion que nos permite analizar las inco­ hombres (1775], 1980:253).
herencias internas y las tensiones presentes en el discurso ilustrado (Amo­
ros, 1997:142 y ss.). Se instaura pues ~na des~!!!ad «ll~tural»
entre h~¥~n \
funcion de la divisio~ del trabajo. Mientras que la desigualdad entre J
los varones viene dada, ya en el ultimo estadio de ese estado de naturaleza
1.2 Las mujeres como objeto de La reflexion ftlosofica. imaginario, por la introduccion de la propiedad privada, la naturaleza de las
De La subordinacion naturaL a La exclusion poLitica mujeres es definida por sus funciones sexuales y reproductoras y en ella se
encuentra el origen de la desigualdad y de la falta de autonomia de estas, ya
l,Cual e~~a de las mujeres? l,Es la misma que la de los hombres? que, como nos sefiala el texto citado, se muestran como seres dependientes
l,Estan i~~r su natura1eza P~E~.J)l.-¥iQ~.JlO1!!i£~? Estas cuestio­ (Okin, 1980:112). Con ello Rousseau establece como natural la familia pa­
nes van a estar muy presentes en el debate ilustrado, en el que el concepto triarcal, esto es, el modelo de familia en el que las mujeres quedan asigna­
de naturaleza va a desempeiiar eI papel de instancia legitimadora del orden das a un espacio -real y simbolico-s- que representa a la naturaleza -Ia
social frente a la cultura. Uno de los mas relevantes ideologos de la idea de choza- como espacio privado yen el que quedan en una posicion de su­
naturaleza ilustrada va a ser Rousseau. EI ginebrino, que tanta influencia bordinacion e inferioridad frente a los varones, que son los que salen al
tendria en la elaboracion de la Declaracion de Derechos de 1789, desarro­ mundo exterior de la cultura, esto es, a la esfera publica (Cobo, 1995: 122
lIa un concepto de naturaleza que excluye a las mujeres como sujetos del y ss.). Como analiza una aut ora conternporanea, Carole Pateman I, el origen
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del espacio publico se encuentra en el contrato social, que instaura un pacto


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f,t j Gtn2at-:Jgla d:-: ls vindicacion

ya que en otros lugares de su obra elabora una naturaleza de las mujeres do­
entre iguales -un pactum unionis-i- de caracter dernocratico, mientras que minada por el desorden y el deseo, que solo la familia patriarcal -Ia suje­
el espacio privado presenta su origen en un contrato sexual de subordina­
f cion a un marido-- puede contener (Cobo, 1995:201). En cualquier caso, la
~ funcion publica de las mujeres en la republica es limitada a un papel conser­
cion -pactum subjectionis, El contrato social es, por tanto, aquel que se
realiza entre los que son iguales -los varones-, mientras que las mujeres, t
!,

vador y reproductor de las condiciones de la vida privada a la que son confi­


nadas. EI ideal reservado a ellas es el de ser «madres republicanas» y «ange­
al no ostentar el atributo de la igualdad, sino que, como sefiala Amoros, son
heterodesignadas como las identicas, quedaran excluidas como sujetos del
les del hogar», pero no el de ciudadanas.
contrato, aunque no asi como objetos de transaccion de este (Amoros, 1997).
Si bien esa construccion diferenciadora y exc1uyente del ambito publico
La desigualdad supuestamente natural deviene de esta manera desigualdad
de la naturaleza femenina esta presente en toda la obra del ginebrino, esta
politica. En palabras de Amelia Valcarcel, Rousseau se nos muestra asi de­
cf
se muestra muy especial mente en ~o d.!-l.a-idurrc~~ concebida
mocrata con los varones y naturalista con las mujeres, quebrando con ello
como un tratado de educacion del en ciu adano. n e a ousseau pres­
principios rectores basicos de su teoria, como la igualdad reinante en el es­
cribe los mode os de masculinidad, representado en la figura de Emilio, y
tado de naturaleza, el consentimiento como origen de toda autoridad 0 el
de femineidad, plasmado en Sofia, amada de Emilio a la que dedica el li­
principio de autonomia racional (Valcarcel, 1997:59).
bro V de la obra, episodio que segun sefialaba el mismo autor constituia su
Cabe preguntarse, entonces, si Rousseau reserva algun papcl a las muje­ parte favorita del citado libro (Ok in, 1980: 102). Si en El contrato social y
res en la construccion de la nueva republica, en ese nuevo espacio publico en los Discursos Rousseau quebraba la universalidad de principios como
emergente. Al respecto Joan Landes sefiala como a pesar de negar a las mu­ la igualdad y la autonomia en detrimento de las mujeres, en el Emilio la
jeres una posicion publica, las insta sin embargo a ser activas y poderosas en quiebra de los ideales emancipadores es innegable. EI modelo de ciudada­
el ambito que les es propio: la esfera privada, exhortandolas a desempefiar no, Emilio, se basa en su autonomia moral, mientras que el de Sofia -a la
un importante papel cultural y moral (Landes, 1988:67). Esto queda perfec­ que no podemos denominar «ciudadana», sino «cornpafiera de Emilio»­
tamente expuesto en la Dedicatoria a la Republica de Ginebra del Discurso se basa en la sujecion (Cobo, 1995:208 y ss.). Al tratar la cuestion de la
sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres. En naturaleza femenina a traves de Sofia, Rousseau incurre repetidamente en
ella se dirige a las mujeres de la ciudad, y les dice cual debe ser su funcion: 10 que, desde Hume, se conoce como la «falacia naturalista» (Cobo,
1995:229; Amoros, 1997: 159), esto es, derivar proposiciones prescriptivas
l,Podria olvidar a esa preciosa mitad de la republica que hace las dulzuras de la otra, y -juicios de valor- de enunciados descriptivos -juicios de hecho. En
cuya dulzura y sabiduria rnantienen la paz y las buenas costumbres? Arnables y virtuo­ este senti do, Rousseau va a insistir en que es la anatomia la que marca las
sas ciudadanas, el destino de vuestro sexo sera siempre gobernar el nuestro. iDichoso el, diferencias, no solo fisicas, sino morales, entre hombres y mujeres y que,
cuando vuestro casto poder, ejercido solamente en la union conyugal, no se deja sentir por tanto
mas que para la gloria del Estado y la felicidad publica! [...j. A vosotras corresponde
mantener siempre, con vuestro estimable e inocente imperio y con vuestro espiritu insi­ estas relaciones y diferencias deben ejercer influencia en 10 moral [...j de esta diversidad
nuante, el am or a las leyes en el Estado y la concordia entre los ciudadanos [...j Sed, nace la primera diferencia notable entre las relaciones morales de uno y otro. EI uno
pues, siernpre 10 que sois, las castas guardianas de las costumbres y los dulces vinculos debe ser activo y fuerte, y el otro pasivo y debil, Es totalrnente necesario que uno quiera
de la paz, y continuad haciendo valer en toda ocasion los derechos del corazon y de la y pueda; basta que el otro resista poco. Establecido este principio, de el se sigue que la
naturaleza en provecho del deber y de la virtud (Rousseau [1775], 1980: 191). mujer esta hecha especialrnente para agradar al hombre [...j Convengo en que esta no es
la ley del amor, pero es la de la naturaleza, anterior al amor mismo (Emilio a de la Edu­
EI deber de las mujeres consiste, pues, en la preservacion de la vida etica cacion [1762j, 1990:534).
de la comunidad, en ser las guardianas morales de la republica. Su situacion
domestica y las virtudes familiares son en realidad la fuerza de su poder Por consiguiente, de esas diferencias fisicas Rousseau deduce la pres­
(Landes, 1988:67). Con ella Rousseau introduce en su teoria uno de los ar­ cripci6n de distintos modelos de comportamiento moral en los que la mujer
gumentos que desernpefiaran un importante papel en el desenvolvimiento de queda sujeta al varon y se constituye en un medio para un fin: hacer la vida
los derechos de las mujeres: el de la excelencia moral de estas, ya que es en mas placentera a los que van a ser ciudadanos. La quiebra de los principios
la esfera privada donde habitan las virtudes naturales frente a una esfera PlI­ igualitarios en 10 que respecta a las mujeres, reflejadas en Sofia, se muestra
blica corrompida, y las mujeres sedan por tanto las depositarias y reproduc­ especialmente en la educacion, en la imposici6n de la domesticidad y en la
toras de esas virtudes. Sin embargo, Rousseau es contradictorio al respecto, importancia de la opinion publica para el colectivo de las mujeres. Si la
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Feminismos. Debates te6ricos contemporaneos 1. Genealogla de La vindicaci6n

educacion de Emilio debe estar orientada a cultivar su independencia de que representan un obstaculo para el yo autentico y natural, para Sofia, por
criterio frente a los prejuicios, la de Sofia es meramente instrumental, Ysu el contrario, deben ser la guia de su conducta (Cobo, 1995:238). Pero ade­
destine esta inexorablemente marcado por la dependencia Yla sujecion: mas esas apariencias revierten en pro del ideal de domesticidad patriarcal
que Rousseau propugna: mujeres castas y modestas, dedicadas de por vida
la educacion de las mujeres debe estar en relacion con la de los hombres. Agradarles, al mantenimiento de los valores de la vida privada, pues para ellas «no hay
serles utiles, hacerse amar y honrar por ellos, educarlos cuando nifios, cuidarlos cuando
l una moral adecuada fuera de la vida domestica» (Carta a D'Alembert), perc
mayores, aconsejarlos, consolarlos, hacerles grata y suave la vida son las obligaciones imprescindibles a su vez para la misma existencia de una esfera publica a la
de las mujeres en todos los tiernpos, y esto es lo que, desde su nifiez, se les debe ensefiar t que les es negado el acceso, ya que sin «las guardianas de las costumbres»,
(Rousseau [1762],1990:545). que cuidan y reproducen la esfera privada, el mundo publico rousseauniano
no podria existir (Elshtain, 1981:165; Landes, 1988:85).
De acuerdo con ello, la educacion de las nifias tiene que estar dirigida a
cultivar esa dependencia, frenando cualquier atisbo de individualidad y cul­

~
tivando la obediencia. Si la educacion de Emilio se dirige a fundar la indi­ 1.3 La Ilustraci6n consecuente
vidualidad autonoma, en Sofia su educacion esta orientada no a la indivi­
dualidad, sino a la heterodesignacion en funcion de su pertenencia al sexo De acuerdo con Arnoros, cuando las mujeres ",n objeto de la reflexion fi-
femenino, de tal modo que habra «que facilitar sin escrupulos una educa­ losofica, nos encontramos de forma recurrente con un referente polemico,
cion de mujer a las mujeres». esto es, con una contestacion y critica a la que, a su vez, los textos clasicos
En el terreno del conocimiento, Rousseau determina cual es la ciencia -como el de Rousseau- intentan responder (Amoros, 1997:156). Por
mas apropiada para elIas, siendo esta de caracter practice mediante la apli­ consiguiente parece licito preguntarse cual es ese referente polernico con el
cacion de los principios y axiomas investigados por los hombres, pues que Rousseau, de forma a veces explicita, polemiza en su obra. La respues­
<dodo 10 que tiende a generalizar las ideas no es propio de las mujeres» ta nos conduce a analizar 10 que podemos denominar la Ilustracion conse­
(Rousseau [1762], 1990:579). "Que tipo de reflexion intelectual queda en­ cuente, esto es, las propuestas teoricas de filosofos --como Condorcet- y
tonces a las mujeres? De nuevo Rousseau nos responde por la via de la de­ de filosofas --como Mary WI?l!~onSfnl:fi- que intentaran llevar a cabo
pendencia y de la imposicion de restricciones a la individualidad femenina: los ideales iguaIitaristas ilustrados, extendiendo sus principios a toda la es­
«Todas las reflexiones de las mujeres, en cuanto no tienen relacion inme­ pecie humana. Esta Ilustracion consecuente nos revela, ademas, algo que,
diata con sus deberes, deben tender al estudio de los hombres 0 a los cono­ por otra parte, se ha dicho en muchas ocasiones, y es que la Ilustracion no
cimientos agradables que solo tienen el gusto por objeto, porque las obras es un fenorneno unitario, sino que presenta distintos desarrollos, en ocasio­
de ingenio exceden a su capacidad» (Rousseau [1762], 1990:545). nes contradictorios, en tome a un nucleo comun de principios compartidos.
Pero quizas donde mejor se aprecie el mantenimiento de principios anti­ Y esto es algo que, en el caso que nos ocupa -la conceptualizacion de las
ilustrados es en 10 que respecta a la importancia de la opinion publica para mujeres como sujetos autonomos y la adscripcion de derechos a estas-e-,
las mujeres. Mientras que Emilio, el buen ciudadano, debe guiarse por su resulta palmariamente notorio, siendo precisamente este un terreno en el
propia conciencia, por su capacidad de juicio, 10 que implica a su vez capa­ que las fisuras y contradicciones, mas que en cualquier otro, se nos mues­
cidad para desterrar los prejuicios --el «atrevete a pensar» kantiano--, So­ tran con claridad.
fia, que no esta capacitada para atreverse a pensar, debe guiar su conducta Ese referente polemico no solo se reflejaba en el ambito de la discusion
por la opinion publica: por el juicio que los demas --esto es, el colectivo de filosofica, en el debate teorico, sino que tambien daba cuenta de la existen­
los varones- emitiran sobre su conducta. Esta conducta juzgada debe estar cia de nuevos modelos emergentes de mujer que cuestionaban el confina­
confinada en los limites de la domesticidad, de tal manera que la virtud de miento en la esfera domestica. En este sentido hemos de tener en cuenta la
las mujeres comporta una fuerte dimension espacial (Landes, 1988:69). Lo existencia de los salones literarios y politicos como espacios intermedios
que importa para una mujer es «que sea modesta, recatada, atenta y que 10 entre 10 publico y la esfera domestica. Estes se situaban en las casas de mu­
mismo los extrafios que su propia conciencia den testimonio de su virtud jeres de la burguesia y la aristocracia a las que la anfitriona invitaba a hom­
[...] estas son las razones que constituyen la apariencia misma como una bres y mujeres de la elite intelectual, social y artistica. Aunque formal men­
obligacion de las mujeres, siendoles la honra y la reputacion no menos in­ te el salon se ubicaba dentro de la esfera domestica, tenia fuertes
dispensables que la castidad» (Rousseau [1762], 1990:540). Las apariencias, connotaciones publicas, ya que en el se gestaba buena parte de la cultura y
por tanto, que para Emilio constituyen «la mascara del hombre de mundo» y de la politica del momento. El fenomeno de los salones es un fenomeno ne­
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tamente ilustrado y femenino en el que las mujeres marcaban las normas,


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•. fe ·,.llog1a de la vindicacior.
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como Montesquieu, Diderot, Voltaire 0 D' Alembert se alinearian a favor de


la causa de las mujeres (Evans, 1980: I0). Pero seguramente el autor mas
que en no pocas ocasiones transgredian la actuaci6n social requerida de i destacado en la defensa de los derechos de las mujeres fue el marques de
ellas. Los primeros salones se crean en Paris, en el siglo XVII, y a 10 largo
Condorcet. EI autor del Bosquejo de un cuadro historico de los progresos
del XVlII se extenderian tambien a Londres y Berlin. En ellos las salonnieres
del esplritu humano proclamaba el optimismo ilustrado en el progreso y en
manifestaban libremente tanto su sexualidad como sus conocimientos filo­
la perfectibilidad de la humanidad. (,C6mo dejar al margen de ese progreso
s6ficos y cientificos (Anderson y Zinsser, 1991: 125-146). Nombres cele­
a la mitad de la humanidad? Con el prop6sito de influir directamente en el
bres como Ninon de Lenclos, Marie du Deffand, Germaine de Stael 0 Rahel
debate politico y filos6fico sobre la ciudadania de las mujeres que recorria .
Varnhagen marcarian la vida de los salones europeos. A ellos asistirian los
Francia desde 1789, en 1790 escribe el ensayo titulado Sobre la admision S
grandes filosofos de la epoca: desde Montesquieu a Voltaire, Hegel, Dide­
rot 0 D' Alembert. Sin embargo, esa presencia activa de fil6sofos en los sa­ ~!!.!E~j7J:yjfr.~S~fllJJ.gfJ!..chRAf}f!ucfq.cl.anJg. Para este autor, los principlOs-cte=" 1
mocraticos requieren la extensi6n de los derechos politicos -derecho al
lones no redund6 en pro de una vision mas favorable sobre las capacidades
voto y a poder ser elegido 0 elegida representante- a todas las personas.
de las mujeres. Al contrario, los ideales normativos de domesticidad feme­
EI argumento principal que utiliza para hacer valer sus reivindicaciones es,
nina se impusieron sobre la libertad alcanzada por las salonnieres, que re­
en consonancia con el credo del iusnaturalismo ilustrado, la afirmaci6n de
presentaban otras opciones de vida posibles para las mujeres, alabando a la
los mismos derechos naturales para hombres y mujeres. Mientras que auto­
heroina inocente y sin formaci6n -como Sofia- sobre la mujer de mun­
res como Rousseau, que tambien sostenian la existencia de derechos pre­
do, que suponia un desafio inc6modo (Anderson y Zinsser, 1991 :41). Asi,
vios al Estado, basados en la naturaleza humana racional, se veian aboca­
Rousseau arremete en su critica contra esas mujeres que percibia como pe­
dos a negar que la naturaleza femenina fuese la misma que la masculina, a
ligrosas:
fin de excluirlas de los derechos naturales y posteriormente de los politi­
cos, Condorcet es coherente con la Ilustraci6n: a igual naturaleza, iguales
Preferiria cien veces una muchacha simple y educada toscamente que una muchacha sa­
derechos. La igualdad, en este caso, pasa a ser el principio rector de la vida
bia e instruida que viniera a establecer en mi casa un tribunal de Iiteratura del que ella
social y politica y 10 que define la misma humanidad. Consecuentemente
se constituyera en presidente. Una marisabidilla es el azote de su marido [...] Todas esas
con ella, defenderia tambien los derechos de los negros en el camino de
mujeres con grandes talentos no infunden respeto sino a los necios [...] Toda esa charla­
la emancipaci6n del genero y la raza humana. En definitiva, en Condorcet
taneria es indigna de una mujer honesta [...] Su dignidad es ser ignorada; su gloria esta
encontramos ya uno de los argumentos principales de la reivindicaci6n fe­
en la estima de su marido; sus placeres estan en la felicidad de su familia [...] Toda jo­
minista que se repite a 10 largo de la Ilustraci6n y de buena parte del sufra­
ven literata se quedara soltera de por vida cuando sobre la tierra no haya mas que hom­
gismo decimon6nico: la apelaci6n a un universalismo etico. Por tal se en­
bres sensatos (Rousseau [1762], 1990:613).
tiende la demanda de unos principios universales de justicia -libertad e
igualdad- aplicables a la humanidad en su conjunto: «0 bien ningun indi­
Pero las mujeres de la burguesia, a pesar de estas admoniciones, intenta­
viduo de la especie humana tiene verdaderos derechos 0 todos tienen los
ron ocupar espacios pr6ximos a la esfera publica. Durante el periodo revo­
mismos; y el que vota contra el derecho de otro, cualquiera que sea su reli­
lucionario, al no encontrar una participaci6n en el espacio publico por onto­
gi6n, color 0 sexo, ha abjurado de los suyos a partir de ese momento»
nomasia, la Asamblea, ocuparon .otros espacios intermedios entre la esfera
(Condorcet, Sobre la admision de las mujeres al derecho de ciudadania, en .
publica y la privada, como seria el caso de los salones, pero tambien el de
los clubs literarios y politicos. En estas sociedades, que adquiririan una
Puleo, 1993: 10 I). EI nucleo del argumento seria, por tanto, una reivindica- >
ci6n moral: la afirmaci6n de los mismos atributos morales para toda la es- '(
gran relevancia en el proceso revolucionario, tales como la Confederacion
pecie humana. En este sentido, Amelia Valcarcel nos recuerda c6mo, desde
de Amigas de la Verdad, creada por Etta Palm, 0 la Asociacion de Mujeres
sus origenes ilustrados, el feminismo se define c6mo una teoria igualitaris­
Republicanas Revolucionarias, se discutian y contrastaban los principios
ta, y que su aliento etico originario y persistente es, precisamente, la sus­
ilustrados, apoyando activamente los derechos de las mujeres en la esfera
tentaci6n de la idea de igualdad (Valcarcel, 1996:59).
politica.
En contra de aquellos argumentos que, co~ exclu­
En el terreno de la teoria nos encontramos con fil6sofos que participan
yen a las mujeres de la ciudadania apelando a un esencialismo naturalista,
activamente con sus escritos a favor de la aplicaci6n de los principios igua­
Condorcet sefiala c6mo tal supuesta naturaleza diferenciada no es sino
litarios ilustrados a las mujeres. Por ejemplo el aleman Von Hippel, autor
producto de una educaci6n deficiente. Por ello, poniendo en practica la
de un ensayo titulado Sobre la mejora civil de la mujer (1794), en el que
confianza ilustrada en la educaci6n como camino para la emancipaci6n
plantea una participacion plena de las mujeres en la vida politica. Otros
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Feminismos. Debates teoricos conternporanecs 1. Genealogia de La vindicaci6n

individual y colectiva, prop one en Acerca de la Instruccion publica


1.4 Las mujeres como sujetos de la praxis politica:
(1790) la necesidad de no excluir a las mujeres de ningun tipo de ense­
la vindicaden de derechos
fianza y de fomentar la coeducacion entre los sexos (en Puleo, 1993:99­

100). Respecto al tipo de argumentaciones basadas en la incapacidad fisi­


El escenario filos6fico ilustrado y el escenario politico revolucionario pro­
ca de las mujeres para ejercitar los derechos de ciudadania, Condorcet
porcionaron a las mujeres nuevos referentes de su situacion, «Racionali­
recurre a la ironia para mostrar como estas estan fundadas en el prejuicio:
dad», «emancipacion», «lucha contra los prejuicios y la autoridad», «dere­
«i,Por que unos seres expuestos a embarazos y a indisposiciones pasajeras i
chos» y, por encima de todo, «ciudadania» eran terrninos que formaban
~
no podrian ejercer derechos de los que nunca se penso privar a la gente
parte del nuevo vocabulario politico, y las mujeres tambien querian formar
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que tiene gota todos los inviernos 0 que se resfria facilmente?» (Sabre la parte de el. No fueron en este senti do espectadoras pasivas de los aconteci­
~
admision... en Puleo, 1993: I0 1). Por contra, el marques sefiala cuales son \,'
mientos, sino que irrumpieron en la nueva esfera politica que se estaba ges­
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los problemas de indole politica que acarrean la exclusion de las mujeres • tando como sujetos politicos'. Durante el periodo de 1789- 1793 las mujeres
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de la ciudadania: en primer lugar, la supuesta universalidad de los intere­ articulan sus voces, en ocasiones de manera aislada, otras colectiva, para
ses de los representantes, algo en 10 que insistira una parte del feminismo dejar oir ptiblicamente sus reivindicaciones: «Y tambien nosotras somos
del siglo xx. Los intereses de los hombres no representan los de las muje­ ciudadanas», reclama mademoiselle Jodin en su Proyecto legislativo para
res: «Los hechos han probado que los hombres tenian 0 creian tener inte­ las mujeres, dirigido a la Asamblea Nacional en 1790 (en Duhet, 1989: 108),
reses muy diferentes de los de las mujeres, puesto que en todas partes han en el que muestra la emergencia de un nuevo sujeto social que reivindica su
hecho contra elias leyes opresivas 0, al menos, establecido entre los dos aparicion plena en el espacio publico, con los atributos propios de la ciuda­
sexos una gran desigualdad» (Cartas de un burgues de Newhaven a un dania: los derechos politicos. Sus escritos manifiestan la adquisicion de la
ciudadano de Virginia, en Puleo, 1993:95). En segundo terrnino, Condor­ conciencia de grupo, del «identico destino de las identicas», en palabras de
cet esgrime uno de los principios de legitimidad politica del gobierno in­ Amoros (Amoros, 1997: 164- I94), de un destino que, como sefialaba una
gles que sera fundamental en la rebelion de las colonias americanas con­ ilustrada de la epoca, se resumia en «trabajar, obedecer y callar» (en Puleo,
tra la corona inglesa: No Taxation without Representation, esto es, que 1993: 117).
«solo se esta legitimamente sujeto a los impuestos que se han votado al i,Cuales son las reivindicaciones de las mujeres? Fundamentalmente se ~
menos a traves de representantes; de este principio se concluye que toda articulan en tomo al derecho a la educacion, el derecho al trabajo, los dere­
mujer tiene derecho a negarse a pagar las tasas parlamentarias» (Cartas chos matrimoniales y respecto a los hijos y, por ultimo, el derecho al voto.
de un burgues ... en Puleo, 1993:95). Por ultimo, la exclusion de las rnuje­ Estas reclamaciones nos muestran las aspiraciones mas acuciantes de las
res de los derechos politicos supone una restriccion de la Iibertad de los mujeres, alumbradas desde sus experiencias cotidianas. La vindicacion de
electores, pues el universo de representantes a elegir se restringe a un estos derechos sera una constante a 10 largo del siglo XIX y buena parte
solo sexo. del xx. Lo que las revolucionarias francesas percibian como los aspectos
En consecuencia, Condorcet, el ilustrado coherente, denuncia las contra­ opresores de sus vidas 10 siguio siendo para las generaciones venideras de
dicciones de sus coetaneos que se dicen ilustrados y que caen en los mis­ mujeres. No sera sino hasta mediados del siglo xx cuando estas se incorpo­
mos prejuicios que el Siglo de la Razon pretende desterrar: ren, al men os formalmente, a su condicion de ciudadanas de pleno derecho,
esto es, con derecho al voto.
l,No han violado todos el principio de igualdad de los derechos al privar tranquilamente Los Cuadernos de Quejas nos muestran la diversidad de las peticiones
a la mitad del genero humane del derecho de concurrir a la formacion de las leyes, al de las mujeres. Estes fueron redactados en 1789 para hacer IIegar las quejas
excluir a las mujeres del derecho de ciudadania? l,Hay acaso prueba mas contundente de los estamentos a los Estados Generales convocados por Luis XVI. Las
del poder del habito, incluso entre los hombres ilustrados, que la de ver como se invoca mujeres tambien hicieron oir sus voces, desde las nobles hasta las religio­
el principio la igualdad de los derechos a favor de trescientos 0 cuatrocientos hombres a sas, pasando por las del Tercer Estado. Estas ultimas pedian
los que un prejuicio absurdo habia discriminado y olvidar ese mismo principio con res­
pecto a doce millones de mujeres? (Sabre fa admision ... en Puleo, 1993:10I). ser instruidas, poseer empleos, no para usurpar la autoridad de los hombres, sino para
ser mas estimadas; para que tengamos medios de vivir al amparo del infortunio, que la
indigencia no fuerce a las mas debiles de entre nosotras [...J a unirse a la multitud de
desgraciadas que sobrecargan las calles [...J OS suplicamos, Senor, que establezcais es­
cuelas gratuitas en las que podamos aprender los principios de nuestra lengua, la Reli­

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gion y la moral [...] Pedimos salir de la ignorancia, dar a nuestros hijos una educacion
acabada y razonable para formar subditos dignos de serviros (Peticion de las Mujeres
del Tercer Estado, en Puleo, 1993: III).
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Es precisamente en este contexto de exclusion de las mujeres de la ciu­


dadania activa en el que Olympe de Gouges ~~rib~_ su texto Declaraci.QfJ ~
de los Derechos ligJa Mt'ijery de la (iudadqna,( 1791), en el que recoge y ~
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1., G~;~"~3t::~9ia G~
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sistematlza'con absoluta rotundidad la afirmacion politica de las mujeres.


Otras, como la burguesa ilustrada que se escondia bajo el nombre de Representa, en este sentido, la culminacion de la critica a la concepcion de
madame B. de B., se hace eco de la extension de los sujetos de derecho: f ciudadania sexuada que se afirmaba en la Declaracion de los Derechos del
«Dicen que se habla de otorgar la libertad a los negros; el pueblo, casi tan Hombre y del Ciudadano de 1789. EI tono general del escrito, que esta diri­
esclavo como ellos, va a recobrar sus derechos: estos beneficios seran gido a la reina Maria Antonieta, es el de la movilizacion politica, no exenta
debidos a la filosofia que ilustra a Ia nacion», para preguntarse a continua­ de optimismo en las posibilidades de la accion misma (Duby y Perrot,
cion: «(,Sera posible que permanezca muda respecto a nosotras?», recla­ 2000:65):
mando el derecho al voto para las viudas y solteras que posean propieda­
des, ya que estan obligadas a pagar impuestos. De nuevo, la conciencia de Mujer, despiertate; el rebato de la razon se hace oir en todo el universo; reconoce tus
grupo con intereses propios aparece cuando sefiala que «habiendose de­ derechos. [Oh, mujeres! Mujeres, l.cuando dejareis de estar ciegas?, l.cuales son las ven­
mostrado con razon que un noble no puede representar a un plebeyo, de la tajas que habeis recogido en la revolucion? Un desprecio mas marcado, un desden mas
misma manera un hombre no puede representar a una mujer [...] las muje­ seiialado [...] l.que os queda? La conviccion de las injusticias del hombre [...] Cuales­
res solo podrian ser representadas por mujeres» (madame B. de B., en Pu­ quiera que sean las barreras que os opongan, esta en vuestro poder el franquearlas; os
leo, 1993: 117). Merece la pena mencionar, tarnbien en este sentido, un basta con quererlo (De Gouges, en Duhet, 1989:135).
cuaderno de quejas apocrifo, la Peticion de las Damas a la Asamblea Na­
cional, en el que se pide, ademas de la igualdad en el matrimonio, la entra­ EI programa politico de De Gouges es la realizacion plena de los dere­
da de las mujeres en todos los ambitos del poder: desde el poder politico, chos de ciudadania prescrita en la Declaracion francesa. Por ello, su texto
como diputadas en la Asamblea, hasta el poder judicial, «pudiendo ser sigue punto por punta el articulado de esta. Pero la diferencia, y su caracter
promovidas a cargos de Magistratura». Pero ademas, tambien exige que provocador, radican en que alii donde el texto original de 1789 dice «hom­
«el baston de Mariscal de Francia pase alternativamente entre manos de bre» ella escribe «rnujer» 0, en su caso, «mujer y hombre». Asi, su Decla­
hombres y mujeres» y «abrir la entrada del santuario al sexo fernenino» racion afirma 10 siguiente:
(en Puleo, 1993: 126). La ya mencionada mademoiselle Jodin, en este sen­
tido, tambien reclamaba un «tribunal destinado a mujeres y presidido por Articulo Primero: La Mujer nace libre y permanece igual al hombre en derechos. Las

elias» que se ocuparia de las causas de separacion y gracias al cual «los distinciones sociales solo pueden estar fundadas en la utilidad comun.

maridos experimentaran a menudo los felices resultados de una reprimen­ Articulo Segundo: La finalidad de cualquier asociacion politica es la conservacion de

da suave, de una verguenza habilmente evitada 0 del mismo temor de ser los derechos naturales e imprescriptibles de la Mujer y del Hombre: estos derechos son

citados alii» (Proyecto de legislacion para las mujeres, en Puleo, la libertad, la propiedad, la seguridad y sobre todo la resistencia a la opresion.

1993:144). Articulo Tercero: EI principio de cualquier soberanla reside esencialmente en la Nacion,

Los textos constitucionales del momento recogieron algunos avances que no es mas que la reunion de la Mujer y el Hombre (De Gouges, en Duhet,

en materia de derechos de las mujeres: Asi, la Constitucion francesa de 1989: 132).

1791 fijo la igual mayoria de edad para hombres y mujeres en los vein­
tiun afios y declaro el matrimonio como un contrato civil. La ley de 1790 Su texto denuncia, pues, la falsa universalidad del terrnino «hombre»
abolia el derecho de primogenitura masculino, y la de 1792 admitia el di­ aplicado a los derechos y recuerda que estos tambien tienen que declinarse
vorcio en pie de igualdad de ambos conyuges. En 1793, en el primer pro­ en femenino (Duby y Perrot, 2000:66; Scott, 1996:42). «Hombre», en este
yecto de Codigo Civil, la madre puede ejercer la patria potestad en las sentido, no es sinonimo de «humanidad». Con ello adelanta las criticas a 10
mismas condiciones que el padre (Duby y Perrot, 2000:57). Pero al mis­ que, ya desde nuestro siglo, se ha denominado la «universalidad sustituto­
mo tiempo, la Constitucion de.H9J, cuyo preambulo era la'peclgm<;..iQn. ria», esto es, aquel programa etico que proclama como universal 10 que no
de}Q5~J2erechoid~I.Ho;1;brey.deI.Ciudadanode. 1789, afirmaba la distin­ son sino experiencias especificas de un grupo determinado, extendiendolas
C[on entre dos categorias de ciudadanos: activos --varones mayores de al conjunto de los seres humanos e invisibilizando a los otros colectivos',
veinticinco afios, independientes y con propiedades-s- y pasivos -hom­ Adernas, el texto incide en aquellos derechos civiles que venian siendo
bres sin propiedades y todo el colectivo de mujeres. ­ objeto de vindicaci6n por parte de las mujeres en el terreno del matrimonio.
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Femirrismos. Debates teoricos contemporaneos 1. GeneaLogia de La vindicacion

Por ello, afiade a la Declaracion un Modelo de Contrato Social del Hombre y Wollstonecraft era --como tantas otras mujeres precursoras de la vindi­

de la Mujer en el que frente al matrimonio convencional, que era «Ia tumba cacion-s- una maestra. En Londres se movio en el circulo de los filosofos

de la confianza y el arnOT» (De Gouges, en Duhet, 1989: 137), se aseguraba radicales ingleses, tales como Willian Godwin -futuro marido suyo-, Jo­

la proteccion a los hijos y a las mujeres de la autoridad marital sobre sus pro­ seph Prietsley, el poeta William Blake 0 el politico Thomas Paine. Como en

piedades y herencias. Igualmente, vinculaba el pago de impuestos a la repre­ todos los circulos ilustrados, el acontecimiento de la Revolucion francesa

sentacion politica y la inclusion de las mujeres en todo tipo de empleos pu­ les hizo creer que estaban en las puertas de un nuevo futuro. La obra se es­

blicos. Intuyendo los tiempos dificiles que se avecinaban, incluia en su cribio ---en tan solo seis semanas- como respuesta a un inforrne sobre la

Declaracion un articulo que afirrnaba: «La mujer tiene el derecho de subir al instruccion publica que el legislador Tayllerand-Perigord habia presentado

cadalso; debe tener igualmente el de subir a la Tribuna». Dos afios despues, a la Asamblea francesa en 1791 con el propos ito de influir en los constitu­

en 1793, era guillotinada como traidora contraria a los jacobinos. Ese mismo yentes, a los que por cierto Wollstonecraft admiraba. EI oponente dialectico

afio, Robespierre prohibia los clubes y las sociedades literarias femeninas. de esta obra es el Emilio de Rousseau, de la que la autora decia que «amaba

sus paradojas» (Burdiel, 1996:31). Contra sus ideas respecto ala educacion

de Sofia, dirige Wollstonecraft gran parte de sus paginas, en las que advier­

1.5 EL destino de Las mujeres: La demanda de La individuaLidad te: «Rousseau, respetable visionario, tu paraiso pronto sera violado por la

entrada de un huesped inesperado» (Wollstonecraft [1792], 996:211 )4. Pero

EI periodo de vindicacion ilustrada se cierra con una obra, la Vindicacion como seiiala Amelia Valcarcel, la Vindicacion pudo ser escrita porque en el

de los Derechos de la Mujer (1792), de la inglesa Mary Wollstonecraft, que, fondo es profundamente rousseauniana, ya que 10 que hace es aplicar la

a la vez que recoge los debates de su epoca, inicia ya los caminos del femi­ idea de igualdad, que el ginebrino restringia a los varones, a toda la especie

nismo del siglo XIX. No es tanto una obra de reivindicacion de unos dere­ humana (Valcarcel, 1997:59; Cobo, 1995:253).

chos politicos concretos --como la de Olympe de Gouges- como de rei­ Uno de los puntos de critica principales a Rousseau es la «naturaliza- S
vindicacion moral de la individualidad de las mujeres y de la capacidad de cion» y el determinismo biologicista que este presenta de las mujeres. ~
eleccion de su propio destino (Burdiel, 1996:54). Celia Amoros sefiala Wollstonecraft parte del supuesto de la unidad de la especie humana (Cobo,
como el sentimiento de libertad en la experiencia etica del feminismo pre­ 1995:251) y por consiguiente de la extension de la razon como atributo de
senta siempre un momenta nominalista. Este seria aquel en «el que mujeres todas las personas que la componen:
concretas se desmarcan de las atribuciones que se hacen recaer sobre ella
en virtud de su generico, se des-identifica de la heterodesignacion» (Amo­ i,En que consiste la preeminencia del hombre sobre la creacion animal? La respuesta es
ros, 1992:87). Ese momento es el mismo de Wollstonecraft 0 de Simone de tan clara como que una mitad es menos que un todo: en la Razon [...] Y resulta iguaL­
Beauvoir, en el que se rebelan contra el destino impuesto y en el que, como mente innegable que del ejercicio de la razon manan naturalmente el conocimiento y la
el personaje que creara Mary Shelley, hija de Wollstonecraft, Frankestein, virtud, si se considera al genera humano en su conjunto (YDM, 1996:116).
el moderno Prometeo, se preguntaran: «l,Quien era yo? l,De donde venia?
l,CuaI era mi destino?» (citado en Burdiel, 1996:14). De acuerdo con ello, las mujeres tambien tienen, en tanto que sujetos mo­
EI libro se presenta como una obra sobre la educacion femenina, y, por rales, como atributo naturalla racionalidad y, por tanto, «deben tratar de ad­
ello, algunos autores, como Evans, han querido restarle importancia respec­ quirir las virtudes humanas por los mismos medios que los hombres, en lu­
to a otras obras de caracter mas reivindicativo y explicito en el terreno de gar de ser educadas como una especie de fantasticos seres a medias, una de
los derechos y presentarla meramente como un resumen de las ideas ilus­ las extravagantes quimeras de Rousseau» (VDM, 1996: 157). Como seiiala la
tradas (Evans, 1980:12). Sin embargo, esto seria admitir la falta de impor­ autora, su pretension no era que, por medio de la educacion, «las mujeres tu­
tancia del libra en el terreno politico, 10 cual no es cierto. Aunque no plan­ viesen poder sobre los hombres, sino sobre ellas mismas» (VDM, 1996:
tee la cuestion del derecho al voto, si que manifiesta la necesidad de 193). Con ello Wollstonecraft esta afirrnando uno de los principios funda­
incorporar al discurso politico temas que eran considerados «asuntos priva­ mentales delliberalismo politico: el reconocimiento de la capacidad de elec­
dos», tales como los sentimientos, las relaciones personales y las experien­ cion racional de los individuos, aplicado ahora a las mujeres en tanto que su­
cias culturales, difuminado con ello las rigidas fronteras entre 10 que es pu­ jetos racionales y autonomos. Y ese es el sentido que Wollstonecraft Ie da al
blico y 10 que es privado. Como seiiala Isabel Burdiel, el eje del libro 10 termino «independencia», pues «el ser que cumple con los deberes de su po­
constituye la cuestion de la construccion de la identidad de las mujeres, en­ sicion es independiente; y, hablando de las mujeres en general, su primer de­
tendida como tema politico (Burdiel, 1996:54). ber es hacia ellas mismas como criaturas racionales» (VDM, 1996:318).
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Sin embargo la educacion que estas reciben imposibilita el desarrollo de mo: la igualdad no seria sino una apelaci6n «al buen sentido de la hurnani­
la autonomia. Wollstonecraft critica en este sentido no solo a Rousseau, dad» (VDM, 1996:234) en el que tanto los hombres como las mujeres se­
sino a los moralistas y filosofos de su epoca que «han contribuido a hacer a rian participes como individuos aut6nomos y racionales.
las mujeres mas artificiales, caracteres debiles que de otro modo no habrian
sido, como consecuencia, miembros mas inutiles de la sociedad» (VDM,
1996:131). Por consiguiente, 10que se ha presentado como atributos «natu­ 2. EL pLuraLismo te6rico: La diversidad delsufraqisrno
rales» de las mujeres -Ia coqueteria, la vanidad, la debilidad, la frivolidad
etc.- no son sino el producto de la educacion recibida, esto es, un resulta­ 2.1 Los origenes en Estados Unidos: distintas fuerzas politicas
do cultural y social que se presenta como natural e innato, de tal manera e intelectuales
que la dependencia aparece como algo natural (VDM, 1996:160). Asi, a
este respecto afirma «como hecho indiscutible que a la mayoria de las mu­ EI feminismo del siglo XIX ha sido tradicionalmente considerado como un
jeres del circulo que he observado que han actuado como criaturas raciona­ feminismo «liberal» 0 «moderado» por parte de los historiadares e historia­
les 0 han mostrado algun vigor intelectual se les ha permitido de forma doras de este periodo, tales como Richard Evans 0 Alice Rossi. La actua­
accidental correr salvajes, como insinuarian algunos de los elegantes edu­ cion de las mujeres en ese sentido estaria delimitada dentro del marco pa­
cadores del bello sexo» (VDM, 1996:163). Pero esas eran las excepciones. triarcal, sin que consiguieran remover las estructuras de subordinaci6n, sino
Lo que Wollstonecraft observaba a su alrededor era el resultado de la impo­ acomodarse mas bien dentro del marco establecido. De acuerdo con el1o,
sicion del modelo de mujer dependiente reflejado en esa Sofia rousseau­ ademas, el movimiento de mujeres del XIX corresponderia fundamental­
niana a la que ella define como «un angel - 0 un asno-- porque no percibo mente a un movimiento de mujeres de clase media que luchaban por los de­
huellas de caracter humano ni raz6n 0 pasion en esta sierva dornestica» rechos liberales de su clase.
(VDM, 1996:242). EI peso de esa educaci6n que reprime la verdadera natu­ Sin embargo, si bien es cierto que en Estados Unidos nos encontramos
ante un fen6meno de la clase media, al examinar los argumentos y los de­
raleza racional de las mujeres hace que
bates que tienen lugar durante todo el siglo XIX observamos que algunas de
Las mujeres se encuentran por doquier en ese estado deplorable, porque, para preservar las ideas mas relevantes que en el siglo xx va a esgrimir el denominado
su inocencia, como se llama cortesmente a la ignorancia, se les esconde la verdad y se «feminismo radical» ya estan siendo anticipadas por e1 feminismo decimo­
les hace asumir un caracter artificial antds de que sus facultades hayan adquirido fuerza n6nico. Esto nos hace plantearnos la conveniencia de etiquetar este femi­
[...1Pero si su entendimiento se emancipara de una vez a la esclavitud a la que las han nismo como «liberal» 0 «moderado». Lo que nos encontramos es una di­
sujetado el orgullo y la sensualidad del hombre y su deseo miope de dominio, semejante versidad de argumentaciones y de reivindicaciones que van desde el
al de los tiranos, probablemente, 1eeriamos acerca de Sll debilidad con sorpresa (YDM. derecho a la educacion hasta el derecho a una sexualidad libre, desde el de­
recho al control de las propiedades de las mujeres casadas por ellas mismas
1996:164).
hasta la lucha contra la prostitucion, pasando por la reivindicacion del su­
Wollstonecraft se hace eco en este sentido de la falta de perspectivas fragio como elemento aglutinador. En definitiva, estariamos mas bien en
personales para las mujeres que optaban par la individualidad: «<:,Que es la presencia de un movimiento complejo que analiza la subordinacion de las
vida para las mujeres cuando no hay matrimonio ni promesa de matrimo­ mujeres desde distintos angulos: la opresion economica, sexual, laboral,
nio? Eso nadie nos 10dice». Fuera del matrimonio ninguna posibilidad que­ etc., y que se caracterizaria ante todo por presentar una mezcla de radicalis­
daba para ellas. Pero dentro del matrimonio sus vidas dependen por entero mo y conservadurismo.
-en todos los aspectos- de sus maridos y, «considerando la gran cantidad Por otro lado, y al analizar con detenimiento las propuestas de algunas
de tiempo que las mujeres han sido sornetidas, (,no sorprende que algunas autoras, nos encontramos con reivindicaciones y actuaciones que rompen
de ellas anhelen las cadenas y sean zalameras como perros de aguas?». La ese marco establecido y que transgreden las fronteras entre 10 publico y 10
mejor educaci6n para las mujeres sera entonces aquella que les permita de­ privado. Precisamente 10 que nos muestra la historia de las ideas de estas teo­
sarrollarse como individuos, «que se cultive su espiritu, que se les ofrezcan ricas es que estaban introduciendo cambios tanto en la esfera privada como
principios sublimes y saludables y que tomen conciencia de su dignidad re­ en la publica y reformulando la concepcion de la ciudadania, asi como la
conociendose a si mismas como seres que solo dependen de Dios» (VDM, construccion de la identidad femenina.
1996:152). Y con ello, con su manifiesto ilustrado y su vindicacion. Woll­ EI discurso feminista a 10 largo del siglo XIX se desarrolIa fundamental­
stonecraft enuncia 10 que constituye uno de los alegatos eticos del feminis­ mente en Estados Unidos. En este pais se dieron una serie de circunstancias
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34
1. G.:nealogla de La vindicaci6n
femini5mos. Debates teoricns contemporaneos
nuevo orden politico constituyendose en cuerpos politicos civiles, segun la
y de elementos sociales que pennitieron el arraigo y el exito de las deman­
expresion adoptada en el Pacto del Mayflower. Con ella ponian en practica
das politicas de las mujeres. En el Nuevo Mundo las mujeres norteamerica­
un nuevo tipo de contrato social como origen de la sociedad politica: un
nas alcanzaron derechos como el de la educacion 0 el trabajo mucho antes
contrato social horizontal en el que la fundacion de la comunidad y su legi­
que las europeas. En este sentido, tanto la teoria como las estrategias politi­
timidad derivan no ya de una ley natural superior 0 de la apelacion a la tra­
cas de las sufragistas norteamericanas sirvieron de escuela a sus homoni­
dicion, sino que encuentran su origen en un mutuo consentimiento, en la re­
mas britanicas. Por otro lado, el analisis del sufragismo en Estados Unidos
ciprocidad. Este tipo de pacta se plasmaria en el We the People de la
nos permite observar el desarrollo y la evolucion de los argumentos teori­
Declaracion de Independencia, en el entendimiento de la politica como una
cos utilizados a 10 largo de casi un siglo, asi como el establecimiento de un
forma de accion colectiva ejercida por la ciudadania.
feminismo organizado con un elevado numero de participacion, y esto es
Pero desde sus origenes, y al igual que en el proceso revolucionario
algo que no se da en otros paises europeos hasta la primera decada del si­
frances, ese nosotros el pueblo nacia ya lastrado por las exclusiones, par
glo xx. aquellas y aquellos que no eran considerados parte del pueblo, que no po­
En el continente americano la evolucion del discurso de la ciudadania de
dian formar parte de la nueva empresa colectiva: las mujeres, los esclavos y
las mujeres y el reconocimiento de los derechos siguieron un camino dis­
los nativos. Las mismas sufragistas pronto se darian cuenta de las trampas
tinto del europeo. Mientras que las reivindicaciones de las francesas no tu­
de ese falso universalismo, denunciando las exclusiones:
vieron un reconocimiento por parte de la mayoria de las mujeres, en Esta­
dos Unidos consiguieron establecer fructiferas alianzas con mujeres de
Nuestra constitucion se abre con las palabras «nosotros el pueblo». l,Pretende alguien
clase media que les llevarian al exito politico. En este sentido, y a juicio de
decir que s610 los hombres constituyen las razas y los pueblos? [...] Cuando decimos
Alice Rossi, el movimiento de mujeres en Estados Unidos se caracteriza
«pueblo», l,no estamos hablando de las mujeres 10 mismo que de los hombres? (Cady
por cimentar sus raices en otros movimientos sociales, tales como el movi­
Stanton).
miento abolicionista y el movimiento de reforma moral. De acuerdo con
esta autora, tambien podriamos sefialar como en el continente el discurso
El «pueblo» se definia por oposicion a los otros y otras, en una lucha
feminista 10 elaboraron voces aisladas y solitarias en su contexto, mientras
que en el Nuevo Mundo encontraron una resonancia colectiva que se plas­ ideologica por la construccion de las identidades hegemonicas en la que.Je­
jos de no tomar en consideracion el genero y la raza, estos se incardinaban
maria en un movimiento social (Rossi, 1973:249).
como eje de la construccion de esa identidad.
Por otra parte, las norteamericanas se enfrentaron a problemas inexis­
La cultura politica de la era jacksoniana, previa a la guerra civil, fomen­
tentes para las francesas: la division racial y etnica de la sociedad, y vice­
taba como valores la educacion, el exito en el trabajo y la participacion ac­
versa: las francesas sobre todo se encontraron con un panorama de pobre­
za que en la naciente republica americana era practicamente inexistente. tiva en la vida publica. En definitiva era una cultura que se basaba en el
merito personal y en la participacion comunitaria. Sin embargo, los valores
Pero quizas el elemento diferenciador mas resefiable sea el hecho de que
que se demandaban en el comportamiento social de las mujeres eran los de
las americanas, desde el principio, plantearan sus reivindicaciones no
como una propuesta autonoma, como un fin en si mismo -la ampliacion la sumision, la piedad, la pureza y, sobre todo, la domesticidad, esto es, la
afirmacion del hogar domestico como lugar nonnativo de la mujer (Rossi,
de los derechos para las mujeres-, sino como un medio para otros fines:
1973:252; Bolt, 1993:13).
el abolicionismo 0 la refonna moral de la sociedad. Ello les condujo por
Pero a pesar de esa brecha entre los valores civico-publicos, atribuibles a
un lado a establecer alianzas con otras fuerzas politicas --el movimiento
los varones, y los valores propios del ambito privado, exigidos ahora como
antiesclavista- Y por otro a estar estrechamente ligadas a las distintas
valores publicos para las mujeres, el enfasis en la participacion y en el aso­
confesiones religiosas --evangelistas, cuaqueros-, mientras que en Fran­
ciacionismo, propios del credo republicano, favoreceria la causa de las mu­
cia las ilustradas se presentaban con un laicismo que desligaba la religion
jeres. Estas se encontraron con una concepcion de la politica que no era
de las aspiraciones de las mujeres en la esfera publica.
De acuerdo con la teoria politica imperante en la naciente democracia meramente la que se realizaba en los parlamentos 0 asambleas, en 10 que se
norteamericana, el republicanismo, el principio rector de la vida politica era denomina el ambito formal de la politica, sino una politica entretejida con
la intensa participacion de la ciudadania en la esfera publica. Este principio los intereses cotidianos y por tanto mas proxima tambien a la vida privada.
hacia realidad la idea republicana basica: el poder reside en el pueblo, y no La proliferacion de ese tejido asociativo, intermedio entre 10 publico y 10
hay otra autoridad por encima de el. Asi, los colonos del nuevo territorio se privado, facilito la apertura de nuevas posibilidades para las mujeres, posi­
liberaron de los lazos tradicionales de la monarquia en la formacion del bilidades que si bien en un principio estaban ligadas a la esfera privada, par

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rrollar una conciencia de genero tanto de si mismas como respecto a las


medio de las asociaciones filantropicas, permitieron a las mujeres entrenar­
se en el discurso y en la accion politi ca. Sin duda esto representa una dife­
rencia importante respecto a la actuacion de las mujeres en otros paises en
otras mujeres (Ryan, B., 1992: 11).
Las practicas politicas protestantes -evangelistas, pero sobre todo las ,
I

cuaqueras-s- permitian la presencia de las mujeres en las tareas de la Igle­


la misma epoca, donde no encontraron ese espacio de actuacion intermedio
\ sia: estas intervenian publicamente en la oracion y hablaban ante toda la
entre la politica formal y la esfera privada y tuvieron que luchar por crear­
10, mientras que en Estados Unidos la misma concepcion de la politica fa­
congregacion. Pero adernas su principio de la interpretacion individual de
los textos sagrados favorecia el acceso de las mujeres a la alfabetizacion.
I
vorecia esa participacion de la sociedad civil. Asi, Mary Ryan recoge como
El10 contribuyo notablemente a que en Estados Unidos el analfabetismo fe­
en Estados Unidos, la vida publica antes de la guerra civil estaba centrada
en el nivellocal y municipal (Ryan, M., 1992:264). La escena publica en la
menino fuera considerablemente inferior que en Europa, a la creacion de
colegios universitarios femeninos y al desarrol1o de una elase media de mu­
!
que se desarrollaba esa sociedad civil de la que emergerian los movimien­
jeres educadas que constituiria el publico del feminismo norteamericano
tos de mujeres presentaba unas caracteristicas peculiares: a diferencia del
del XIX (Nash y Tavera, 1994:66). Por consiguiente, la educacion de las
espacio publico europeo del XVIII, centrado en los elubes literarios y en la
mujeres era un paso necesario en esa republica que requeria la reforma mo­
prensa, la sociedad civil y la opinion publica norteamericanas se articula­
ral de la ciudadania. La primera institucion que ofreceria a las mujeres una
ban en tomo a espacios urbanos, asambleas abiertas en las cal1es y en las
educacion superior seria Oberlin Col1ege, fundado en 1833 en el estado de
plazas publicas, Ese publico mayoritariamente urbano encontraba distintas

Ohio, al que seguiria en 1837 en Massachusetts Mount Holyoke, como pri­


asociaciones que podian satisfacer sus intereses, agrupandose de acuerdo a

mera universidad femenina. En ellos se educarian algunas de las mas rele­


la raza, a la afiliacion politica, a las tendencias religiosas 0 a los intereses

vantes sufragistas de la epoca, como Lucy Stone (Flexner, 1996:28).


vecinales, pero todas el1as ponian de manifiesto la realizacion de la idea del

Por otro lado, esa reforma moral religiosa perrnitio a las mujeres partie i­
acceso abierto al debate publico y la creacion de distintos publicos, hetero­

par como voluntarias en las obras filantropicas de la Iglesia, proliferando


geneos y diversificados, que en no pocas ocasiones se entrecruzaban en la

las sociedades dedicadas a intereses humanitarios, que, por otra parte, esta­
realizacion de sus objetivos (Ryan, M., 1992:264).
ban en consonancia con el asociacionismo implieito en la vida publica nor­
Al lado de este asociacionismo caraeteristico de la vida publica estadou­
teamericana. Y aunque si bien sus objetivos estaban mas cercanos a la vida
nidense podemos sefialar tambien otros movimientos que coadyudaron a la

domestica -procurar comida y ropa a los necesitados, cuidado de los huer­


existencia de un movimiento de mujeres y sin los cuales este no hubiese

fanos, etc.-, tambien hicieron posible que las mujeres saliesen a la escena
sido posible: el movimiento religioso y el movimiento abolicionista.

publica y trabajasen como aetivistas sociales. Pero esa actividad se enten­


En el periodo de 1795 a 1810 tiene lugar 10 que se ha denominado el Se­

dia como una extension de los deberes de las mujeres, no de sus derechos,
gundo Gran Despertar. Este movimiento religioso de reforma teologica y

como una rnanifestacion de la domesticidad y no de la igualdad. En este


moral propuso la reinterpretacion del dogma calvinista y la refutacion de la

sentido, Richards Evans sefiala como al empezar la decada de 1840 nos en­
predestinacion. Su mensaje fundamental consistia en la idea de que cada

contramos con la idea, bastante difundida entre la elase media, de que las
persona era dueiia de su propio destino. En este sentido, el evangelismo era

mujeres tenian un papel activo que desernpefiar como guardianas morales


una doctrina perfeecionista: la obligacion de cada individuo de perfeccio­

del hogar, y por extension de la sociedad (Evans, 1980:48). Por consiguien­


narse mediante el trabajo en su comunidad. El10 repercutiria en la necesi­

te, si bien no podemos decir que estos grupos fuesenjeministas, en el senti­


dad de una reforma moral de la sociedad y sus valores. A su vez, esa refor­

do de defender los derechos de las mujeres explicitamente, sin embargo pu­


rna adquiriria distintas formas y objetivos: la templanza, la educacion, la

sieron el fermento para el1o, posibilitando la educacion de las mismas, el


beneficencia, la reforma carcelaria, la eselavitud y los derechos de las mu­

trabajo publico y, en cierta medida, adquiriendo independencia en sus estra­


jeres. Estos ultimos no se ineluyeron como objetivo prioritario de la refor­

tegias asociativas respecto a los hombres.


rna, pero si que surgieron como una consecuencia directa de esta. Pero ade­

mas este nuevo impulso reformador religioso contribuiria a promover el

trabajo de la mujeres y, a la larga, el desarrol1o de sus habilidades para de­

2.2 La apelaci6n al universalismo etico


senvolverse en la escena politica (Rossi, 1973:257). En el mismo sentido,

Ryan apunta dos consecuencias importantes de la reforma religiosa en la

Uno de los argumentos centrales de la vindicacion feminista ilustrada era la


participacion de las mujeres en esta: por un lado las mujeres pudieron reco­

apelacion a un universalismo etico que proclamaba la universalidad de los


nocer sus propias capacidades, adquiriendo una autoestima y una valora­

atributos morales de todas las personas. En el siglo XIX, el sufragismo reco­


cion positiva de su quehacer filantropico. y por otro lado les permitio desa­
39
38

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Feminismos. Debates tsoricos contemporar.eos ---_... ..._---------------------­


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1. Genealoqia de La vindicacion

Como han puesto de manifiesto la mayoria de los estudios sobre el su­


ge ese legado universalista y va a constituir tambien una de sus principales
fragismo norteamericano, este hunde sus raices en el movimiento abolicio­
bases argumentativas. En este sentido, Aileen Kraditor seiiala como la ape­
nista. En el militaron destacadas sufragistas como Lucretia Mott, Elizabeth
lacion a la justicia, y concretamente al principio de igualdad, es una de
Cady Stanton, Lucy Stone 0 Susan Anthony. De hecho los estrechos lazos
las direcciones que sigue el discurso feminista decimononico (Kraditor,
entre abolicionismo y sufragismo muestran los lazos familiares que rnante­
1965:43 y ss.). A su vez, la igualdad se va a reivindicar como un derecho
nian, ya que la mayoria de las sufragistas citadas estaban casadas con lide­
natural, y por tanto universal. En este sentido, hay que tener en cuenta que
res abolicionistas. Las pioneras en unir los derechos politicos de las muje­
la tradicion politica norteamericana, ademas de estar configurada por el re­
publicanismo, tambien recoge la tradicion lockeana de afirmacion de los res a la causa abolicionista serian las herrnanas Grimke, Angeline y Sara,
autora esta ultima de las Cartas sabre la igualdad de los sexos y la situa­
derechos individuales. Como las sufragistas hicieron suyos estos principios
y argumentos -universalismo, republicanismo Y derechos individuales­ cion de la mujer. Ambas herrnanas, de origen cuaquero, intervinieron en
mitines para mujeres en la American Anti-Slavery Society, fundada en 1933
queda perfectamente expuesto en las palabras de una de las figuras mas
en Filadelfia. Sus criticas a la Biblia por justificar un papel inferior a las
destacadas de la epoca, Elizabeth Cady Stanton: mujeres les valieron las iras de la jerarquia eclesiastica, y sus alegatos a fa­
La cuesti6n que quiero plantearos en esta ocasi6n es la individualidad de cada alma hu­
vor de los derechos de las mujeres, la desconfianza de los abolicionistas. Se
mana -nuestra idea protestante-, el derecho a la conciencia y juicio individual -y
hallaron en tierra de nadie, elaborando un discurso que, por su novedad y
nuestra idea republicana- la ciudadania individual. Al discutir los derechos de la mujer
radicalidad, se enfrentaba a todo 10 establecido. Angelina Grimke, en este
debemos considerar primero 10 que Ie es suyo como individuo, en su propio mundo, el
sentido, expresaba la conexion entre la opresion de su sexo y la opresion de
los esclavos: «La investigacion de los derechos del esclavo me ha propor­
arbitro de su propio destine, una imaginaria Robinson Crusoe con su mujer Viemes en
una isla solitaria. Sus derechos bajo tales circunstancias son usar todas sus facultades
cionado un mejor entendimiento de los mios» (Yellin, 1989:38). Se encon­
para su propia seguridad y felicidad. En segundo lugar, si la consideramos como una
traron pues, inesperadamente, con un nuevo campo de batalIa: la opresion
ciudadana, como un miembro de una gran nacion, debe tener los mismos derechos que
de los esclavos les devolvia como en un espejo la suya propia:
los demas rniernbros, de acuerdo con los principios fundamentales de nuestro gobiemo
La prohibici6n de nuestro deber de actuar es una prohibici6n de nuestro derecho a ac­
(Solitude ofthe Self, 1892, en Schneir, 1972:157).
tuar, y si no tenemos derecho a actuar, entonces podriamos ser llamadas las esc/a vas
blancas del None, porque como nuestros hermanos, debemos sellar nuestros labios con
desesperaci6n (A. Grimke, en Lerner).
2.2.1 El abolicionismo
El rriovitniento abolicionista hacia suyas las aspiraciones universalistas David Richards pone de manifiesto como la alianza entre abolicionismo
ilustradas de igualdad para toda la raza humana. De todos los movirnien­ y sufragismo elaboro una analogia entre el tratamiento dado a los esclavos
tos de reforma moral, este era el mas radical y el que utilizaba el len­ negros y a las mujeres en terrninos de esclavitud moral. Este tipo de escla­
guaje de los derechos. En este senti do, parece consecuente la union de vitud niega a toda una clase de personas su condicion de sujetos de derecho
y los coloca en una situacion de servidumbre (Richards, 1998:99 y ss.). Es­
abolicionismo Y sufragismo -en las primeras decadas del siglo XIX-,
ya que ambos mantenian la idea de una plataforma igual de derechos hu­ pecialmente afecta a la privacion de los derechos de libertad de palabra y
manos para todas las personas, con independencia de la raza 0 el sexo. pensamiento, la libertad de asociacion y el derecho al trabajo. Las entonces
Pero, ademas, el lenguaje y el discurso que el abolicionismo utilize per­ incipientes lideres del movimiento sufragista, especialmente Mott y Stan­
mitieron la extension de los temas que planteaba a la situacion de las ton, utilizaron repetidamente este concepto de esclavitud moral, que va a
mujeres. De esta manera no solo se hablo del derecho al sufragio, sino ser utilizado constantemente a 10 largo de todo el siglo XIX.
que salieron a la luz temas como la autoridad patriarcal -por extension
de la autoridad de los amos sobre los esclavos- 0 el abuso fisico y la _EI prejuicio co~traJ!I~_g~~tes decolor, del que tal1tQh-e.ll1.o~?id.~_~~.~!~E: no es mas fuer­
te que el que existe contra nuestro sexo. Se debe a la misma causa y se manifiesta de
violencia sexual de los maridos sobre las mujeres. Era en definitiva un
manera muy parecida. La piel del negro y eI sexo de la mujer son una evidencia prima
universalismo que afectaba a la concepcion de la ciudadania y cuya con­
facie de que uno y otra fueron destinados a estar sometidos al hombre blanco de origen
secucion se plasmaria en la Constitucion de Estados Unidos con la in­
saj6n (Stanton, en Martin-Garnero, 1975:74).
corporacion de sucesivas enmiendas que irian ampliando los sujetos de
la ciudadania.
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De la misma manera que las revolucionarias francesas 0 que Mary cionista. Lo que aprendieron de su participacion en el abolicionismo fue
Wol1stonecraft, las Grirnke ape laban a un sentido universal de justicia y, que su opresion debia ser resuelta organizando un movimiento politico,
siendo consecuentes, a la extensi6n de la igualdad, pues «10 que es moral­ esto es, rec1amando su lugar en la politica desde la politic a y poniendo en
mente justo para el hombre tambien 10 es para la mujer» (S. Grimke, en marcha la accion colectiva, EI resultado les conduciria directamente a con­
Flexner, 1996:44). Sin embargo, aunque el discurso abolicionista y sufra­ cebir la primera Convencion sobre los Derechos de la Mujer, que tendria
gista presentaban la misma raiz -Ia aplicacion estricta de la idea de igual­ lugar en Seneca Fal1s, en el estado de Nueva York, en 1948.
dad universal-, la practica politica mostraba derroteros dispares y enfren­
tados a causa de las relaciones de genero. Mientras que las mujeres,
siguiendo una logic a universalista, creian estar en presencia de un publico 2.2.2 La Declaraci6n de Sentimientos de Seneca Falls (1848):
y un electorado comun que defenderian con igual ardor los derechos de los la acci6n colectiva ­
esc1avos y los de las mujeres, se encontraron por el contrario con un publi­
co y una clase politica que se de fin ian como tales precisamente en funci6n En el mismo afio que Marx y Engels publican el Manifiesto Comunista, las
de su genero y de su raza. Y si bien la barrera de la raza caeria en breve, al sufragistas norteamericanas hacen publico 10 que se conoce como el texto
menos formalmente, la del genero se mostraria como la mas persistente de fundacional del feminismo estadounidense. En la citada convencion se reu­
todas: «Se hace evidente que el prejuicio contra el sexo esta mas profunda­ nieron unas 300 personas, entre hombres y mujeres, lideradas por Lucretia
mente enraizado y mas irracionalmente mantenido que el que existe contra Mott y Elizabeth Cady Stanton como organizadoras del evento, y constiruyo
las personas de color» (Stanton, en Martin-Gamero, 1975:74). EI merito uno de los primeros momentos en la historiadeI feminismo en los que las
de las feministas abolicionistas seria el de trasladar su denuncia de la es­ mujeres se perciben a si mismas, colectivamente, como un grupo social y
c1avitud moral en demandas politicas y constitucionales basadas en dere­ demuestran una autoconciencia de la subordinacion Como grupo.
chos (Richards, 1998: I09) y en organizar un discurso autonorno, teniendo La Declaraci6n recoge por un lado la influencia de la estela de la Ilus­
que encontrar «su habitacion propia» en el terreno politico y argumen­ tracion y la defensa de unos derechos universales y por otro la huella del
tativo. movimiento romantico, EI modelo a seguir fue la Declaraci6n de Indepen­
En consecuencia tuvieron que elaborar un discurso independiente, cen­ dencia de Estados Unidos, y, al igual que esta, mantiene una concepcion
trado en los derechos de las mujeres, pero en el que ademas se planteaban iusnaturalista y universalista de los derechos:
otros temas que necesariamente salian ala luz, como la cuestion de la iden­
tidad de genero. Lo que nos muestra la elaboracion del discurso sufragista Consideramos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres y mujeres son
de esos anos es precisamente la utilizacion de un argumento que va a cons­ creados iguales; que estan dotados por un Creador de ciertos derechos inalienables, en­
tituir uno de los discursos siempre presentes a 10 largo de la historia del fe­ tre los que figuran la vida, la libertad y la persecucion de la felicidad [...) la igualdad de
minismo. En este sentido, y a juicio de Mary Ryan, los grupos marginales los derechos humanos es consecuencia del hecho de que toda la raza humana es identica
que no tienen acceso a la esfera publica tienen que reclamar su inclusi6n en cuanto a capacidad y responsabilidad iDeclaracion, en Martin-Gamero, 1975:5.2).
formulando un argumento que es paradojico: por un lado apelando a la uni­
versalidad -iguales derechos para todas las personas- y por otro En el1a se afirma la aplicacion consecuente del principio de legitimidad
construyendo y articulando su identidad e intereses de una forma diferen­ politica, que debe fundarse en el consentimiento de los gobemados. De esta
ciada -como negros, como mujeres- (Ryan, M., 1992:282 y ss.). Por ello manera, algunas dirigentes, como Lucy Stone, harian suyo el principio No
el discurso de las feministas ha sido aparentemente contradictorio -la Taxation without Representation, presente en la revolucion americana, y se
igualdad frente a la diferencia-, de modo que nos encontramos con que en negarian a pagar impuestos mientras no se reconociese a las mujeres el de­
un mismo momento se postulaban los dos discursos. recho al voto.
Las ya tensas relaciones entre los lideres abolicionistas y las partidarias De igual manera que la Declaracion de Independencia afirmaba la
del sufragio se rompieron definitivamente en 1840 con motivo de la cele­ ernancipacion de la autoridad politica de la corona inglesa, las mujeres van
bracion en Londres de la Convencion Antiesclavista Mundial. A el1a asis­ a proc1amar su independencia de la autoridad ejercida por los padres y ma­
tian como parte de la delegacion estadounidense Lucretia Mott y Elizabeth ridos, de un sistema social y juridico que las sometia en las distintas etapas
Cady Stanton. Pero con la connivencia de la mayoria de los lideres alii reu­ de su vida: «Si esta casada, la ha dejado civilmente muerta ante la ley. La
nidos, no les permitieron participar en la convencion. Este rechazo acabo ha despojado de todo derecho de propiedad, inc1uso sobre el jomal que el1a
de despertar las conciencias de las hasta entonces aliadas en la causa aboli­ misma gana» (Declaraci6n. en Martin-Gamero, 1975:53)5. Y respecto a las
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feminism os, Debates teoricos contemporaneos T


I 1. Genealoqia de La vtndicacion

solteras, «su fortuna esta gravada con impuestos para sostener un gobierno La Declaracion se presentaba como la primera accion colectiva organi­
que no la reconoce mas que cuando sus bienes pueden serle rentables», zada de mujeres y hombres en pro de los derechos de las mujeres. Identifi­
Postulaban por consiguiente, y coherentemente con los principios rectores co los temas que debian formar parte de la agenda publica, ampliando por
de la vida politica norteamericana, la incornpatibilidad entre fuerza y con­ tanto el contenido de esta: reformas en el matrimonio, en el divorcio, en la
sentimiento. Su lucha se situaba en la sustitucion de un gobierno por la ensefianza, etc. La gran mayoria de los temas considerados se referian a
fuerza -tanto en el ambito publico como en la esfera domestica-> por un cuestiones relativas a la esfera privada, pero la Declaracion de Seneca Falls
gobierno democratico, sefialando con ella la interrelacion necesaria entre les dio una trascendencia politica y publica, adelantando con ello el lema
consentimiento, democracia y sufragio. que cien afios despues sirviera como bandera del movimiento de mujeres:
La exposicion de los agravios y desigualdades a los que las mujeres se «Lo personal es politico».
veian sujetas conducia a una serie de resoluciones que fueron aprobadas A ella Ie seguirian inmediatamente otras convenciones del mismo carac­
por unanimidad. La mayoria de ellas hacen referencia a la mejora de los de­ ter (Rochester, 1848; Akron, 1851; Worcester, 1851; Syracuse, 1852) que
rechos civiles, sociales y religiosos de las mujeres, y todo ello alegando el tendrian lugar regularmente durante la decada siguiente, hasta el comienzo
principio utilitarista de la mayor felicidad, extensible en este caso a las rnu­ de la guerra civil. Con la Declaracion de Seneca Falls se abri6 un nuevo pe­
Jeres: riodo tanto en el discurso como en la estrategia politica a seguir. Las orga­
nizadoras adelantaron las lineas que habria de seguir esa estrategia colecti­
Considerando: Que esta convenido que el gran precepto de la naturaleza es que «el va, asi como los problemas con los que se iban a encontrar. Sus palabras
hombre ha de perseguir su verdadera y sustancial felicidad [...] Es obligatoria en toda la nos revelan que ya no estamos en presencia de mujeres aisladas en su rei­
tierra, en todos los paises y en todos los tiempos [...] en consecuencia: vindicacion, sino que eran lideres politicas que tenian un duro aprendizaje
Decidimos: Que todas aquellas leyes que sean conflictivas en alguna manera con la ver­ y entrenamiento en la lucha politica:
dadera y sustancial felicidad de la mujer son contrarias al gran precepto de la naturaleza
y no tienen validez, pues este precepto tiene primacia sobre cualquier otro» (en Martin Al emprender la gran tarea que tenemos ante nosotras, anticipamos que no escasearan
Gamero, 1975:55). los conceptos erroneos, las malas interpretaciones y las ridiculizaciones; empero, a pe­
sar de ello, estamos dispuestas a conseguir nuestro objetivo, valiendonos de todos los
Sin embargo, la Declaracion de Sentimientos presentaba tambien las di­ medios a nuestro alcance. Vamos a utilizar agentes, vamos a hacer circular folletos, pre­
sensiones internas que fragmentarian posteriormente la teoria y la practica sentar peticiones a las carnaras legislativas del Estado y las nacionales, y asimismo tra­
sufragistas. Lucretia Mott representaba los intereses y aspiraciones de las taremos de llegar a los pulpitos y a la prensa para ponerlos de nuestra parte. Esperamos
mujeres de clase media que reivindicaban por encima del derecho al voto la que esta Conveneion vaya seguida de otras convenciones en todo el pais tDeclaracion,
entrada en el mercado de trabajo que les permitiese alcanzar los beneficios en Martin-Garnero, 1975:55).
de la Revolucion Industrial. En este sentido, Mott sefialaba:
Tras la guerra civil, y Una vez abolida la esclavitud, se planteaba la cues­
Que la rapidez y el exito de nuestra causa dependen del celo y de los esfuerzos, tanto de tioi1-de la extension de sufragio para los varones negros liberados. Las par­
los hombres como de las mujeres, para derribar el mono polio de los pulpitos y para con­ tidarias del sufragio femenino pensaron que, dado el clima politico del mo­
seguir que la mujer participe equitativamente en los diferentes negocios, oficios y pro fe­ mento, que volvia a poner en el primer plano del debate publico la
siones. extension del sufragio, habia llegado el momento de su reconocimiento le­
gal. Susan B. Anthony y Cady Stanton habian participado activamente en el
Su lucha, por tanto, estaba mas ligada a la conquista de los beneficios apoyoa la aprobacion dela Decimotercera Enmienda (1865)", que abolia la
sociales de la ciudadania. Por contra, la ciudadania politica, esto es, la ex­ esclavitud: restablecia los derechos naturales reconoci<ro5en la Constitu­
tension del derecho al voto, no aparecia como un objetivo prioritario, ya cion y corregia las distorsiones de la democracia recuperando con ella la
que su demanda era considerada, por parte de Mott, demasiado radical y moralidad revolucionaria (Richards, 1998:133). EI siguiente paso en el res­
podia poner en peligro las otras demandas. De esta manera, de todas las re­ tablecimiento del sentido original de «nosotros el pueblo» era el reconoci­
soluciones de la Declaracion, la unica que no consigui6 la unanimidad fue miento del sufragio para las excluidas y excluidos: negros y mujeres, pues,
la que expresaba como argumentaba Stanton en uno de sus discursos, «el sufragio universal
es la unica prueba y la unica base de una republica genuina» (en Buhle,
Que es deber de las mujeres de este pais asegurarse el sagrado derecho del voto. 1978:318).
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Sin embargo la Decimocuarta Enmienda -introducida en 1868;'- no re­ lismo de esta mujer es relevante porque plantea la quiebra de la identidad
conocia el sufragio femenino. Por el contrario, introducia pofprfmera vez homogenea y hegem6nica que afirmaban las sufragistas, la pretendida uni­
en el texto constitucionalla palabra «varon» -hasta tres veces para referir­ versalidad de una sisterhood que se revelaba falsa. Pero 10 interesante del
se a los «ciudadanos varonesxv-> y restringia explicitamente la ciudadania discurso de Sojourner Truth es que su reivindicaci6n de inclusi6n se hace
por razon de sexo. Tanto Anthony como Stanton se sintieron traicionadas ape lando a criter.os universalistas, esto es, no abriendo la puerta a la dife­
por los abolicionistas a los que habian apoyado. «Protesto --decia Stan­ rencia, sino abriendo la puerta a la igualdad, a su extensi6n a la raza, y mas
ton- contra la concesion del voto a cualquier hombre, sea cual fuese su concretamente al punto estrategico en que en ese momenta hist6rico se en­
raza 0 religion, hasta que las hijas de Jefferson, Hancock y Adams sean co­ trecruzaban la raza y el genero: los derechos de las mujeres negras. Reivin­
ronadas con todos los derechos» (Evans, 1980:52). Habia pasado la oportu­ dica su identidad no como negra, sino como mujer, como 10 que no era re­
nidad politica, y tendrian que luchar por la aprobacion de otra enmienda. conocido, y de ahi su pregunta: «(,Acaso no soy una mujer?».
Sin embargo, la lucha politica que genero la batalla por la Decimoquinta Pero el discurso de Truth nos proporciona otro tipo de argumentos que
Enmienda introduciria tanto la ruptura del sufragismo respecto al abolicio­ cuestionan el discurso utilizado por las abolicionistas. Frente a la analogia
nismo como escisiones dentro del sufragismo mismo. Esta nueva enmien­ que estas establecian entre la esclavitud y la sujecion de las mujeres, las
da, aprobada finalmente en 1870, extendia el voto a los varones negros: esclavas Iiberadas, como la misma Truth 0 HarrietJacobs, oponian su pro­
pia esclavitud a la situacion de las mujeres libres. La apropiacion de los
Ni los Estados Unidos ni ningun otro Estado podran desconocer ni menoscabar el dere­ argumentos contra la esclavitud y su extension a la situacion de las muje­
cho de sufragio de los ciudadanos de los Estados Unidos por motivo de raza, color 0 de res Iibres oscurecian e invisibilizaban de hecho las diferencias cruciales
su condici6n anterior de esclavos. entre ambas situaciones (Yel1in, 1989:79). La e1aboraci6n de una identidad
femenina construida en torno a la opresion eliminaba las diferencias entre
Stanton y Anthony se opusieron a esta enmienda y cambiarian tanto de las mujeres, no reconociendo las distintas c1ases de opresi6n, que en el
estrategia politica como de discurso. Crearon en 1869 la Asociacion Nacio­ caso de las mujeres negras venian determinadas por la confluencia de la
nal Pro Sufragio de la Mujer -The National Woman Suffrage Association raza y el genero.
(NWSA)-, asociacion dirigida exclusivamente por mujeres y que tenia Su irrupcion en la escena politica pone de manifiesto una transforma­
como objetivo principal el sufragio femenino, organizando campafias para cion importante: ya no son objeto del discurso de otras, sino que van a
la aprobaci6n de una Decimosexta Enmienda a tal fin. Por otro lado, y en el construir su propia narrativa publica, siendo ahora autoras de su discurso
mismo afio, Lucy Stone creaba la Asociacion Americana Pro Sufragio de la (Yel1in, 1989:79). Pero a su vez tarnbien van a introducir desconcierto en
Mujer -The American Woman Suffrage Association (AWSA)--, que apo­ las definiciones utilizadas hasta entonces por las abolicionistas: su femini­
yaba la Decimoquinta Enmienda al mismo tiempo que trabajaba por el su­ dad no era la establecida, ni tampoco su sexualidad. La domesticidad y el
fragio. culto a Ja «verdadera ferninidad» estaban por tanto Iimitadas a las mujeres
blancas. Pero las palabras de Truth no ape laban a la suplica 0 a la compa­
sion, sino que mostraban un caracter revolucionario:
2.2.3 Las fisuras deL universaLismo: La VOl de Las mujeres negras
Creo que con esa union de negros del Sur y de mujeres del Norte, todos ellos hablando
Sojourner Truth (xcVerdad viajera», literalmente) era una esclava liberada de derechos, los hombres blancos estaran en un aprieto bastante pronto. Pero i,de que
del estado de Nueva York. Comenz6 su andadura politica reclamando el de­ estan hablando todos aqui?
recho a predicar. t:!2..-s~t)J~le~r ni escribir, pues estaba prohibido y castiga­ Ese hombre de alii dice que las mujeres necesitan ayuda al subirse a los carruajes, al
do con la muerte para.los.esclavos. Ligada al movimiento abolicionista, fue cruzar las zanjas y que deben tener el mejor sitio en todas partes iPero a mi nadie me
la (mica mujer de color que asistio a la Primera Convencion Nacional de ayuda con los carruajes, ni a pasar sobre los charcos, ni me dejan un sitio mejor! i,Y
Derechos de la Mujer, en Worcester, en 1850. EI discurso que pronuncio en acaso no soy yo una rnujer? [Miradme! [Mirad mi braze! iHe arado y plantado y cose­
1851, en la Convenci6n de Akron, puso de manifiesto las quiebras de la ar­ chado, y ningun hombre podia superarme: i.Y acaso no soy yo una rnujer? [...] He teni­
gumentaci6n pretendidamente universalista que mantenian las sufragistas do trece hijos, y los vi vender a casi todos como esclavos, y cuando lloraba con el dolor
blancas. Sojourner introduce por vez primera la interseccion entre raza y de una madre. [nadie sino Jesus me escuchaba: i,Y acaso no soy yo una rnujer? [...] (en
genero, que tan relevante seria en el siglo siguiente, en la dec ada de los Scheneir, 1972:94).
ochenta, con el desarrol1o del feminismo de las mujeres de color. EI simbo­

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Ferninismos. Debates teoricos contemporanecs


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Afios despues, en 1867, poco antes de la aprobacion del derecho al voto desempefiaron un papel relevante. Los primeros movimientos tienen lugar
a los varones negros, y cuando contaba ya con ochenta afios, Sojourner par­ en la etapa anterior a la guerra civil, pero su auge se produciria en la decada
ticipaba en el Primer Encuentro de la Sociedad Americana para la Igualdad de 1870-1880. EI consumo de alcohol era un problema social extendido
de Derechos, y de nuevo volvia a plantear las paradojas que se daban al practicamente desde los tiempos coloniales. En 1826 se funda en Boston la
considerar conjuntamente la raza y el genera: Sociedad Americana para fa Promocion y fa Templanza, con un rnillon de
miembros. En un principio el movimiento pro templanza estaba vinculado a
Hay una gran agitacion acerca de los derechos de los hombres de color, pero no de los la influencia religiosa, pero pronto se desligaria al considerarse el alcoholis­
de la mujer negra. Y si los hombres de color consiguen sus derechos, pero no las muje­ mo un obstaculo para el ejercicio de una ciudadania responsable que no ex­
res negras los suyos, veremos a los hombres de color ser los amos sobre las mujeres, y hibiese ~_~~s sociales como los delitos provocados por el alcoholismo y la
sera tan malo como antes [...] Cuando nosotras tengamos nuestros derechos no tendre­ indigencia. En este sentido, hay que tener en cuenta que la participacion de
mos que acercamos a ti (al hombre) pidiendote dinero, para entonces nosotras tendre­ las mujeres en los movimientos de templanza no correspondia unicarnente a
mos suficiente dinero en nuestros propios bolsillos, y quizas seas til el que nos pidas di­ motivos altruistas, sino que era un problema que afectaba directamente a sus
nero a nosotras. Pero ayudanos hasta que 10consigamos (en Buhle, 1978:235). vidas, ya que el alcohol generaba situaciones de violencia domestica y de
destruccion de esa domesticidad en la que las mujeres debian confinarse.
Efectivamente, la concesion del sufragio a los varones negros no supuso Pero por otro lado surge un discurso que, al alcoholismo abrumadora­
anteponer la raza como principio del trato no discriminatorio. Ello habria mente masculino, opone la «moralidad» de las mujeres (Evans, 1980:48).
supuesto incluir a las mujeres negras. Pero a estas se les discriminaba por Al igual que en el siglo XVIII en Francia, las mu~!~s~ar~~~!!.l'!1j~!i!Lal.
su genero, De nuevo este aparecia como la ultima frontera a superar. No se­ discurso de su excelencia etica: ellas son las guardianas de las buenas cos-.
ria hasta la aprobacion de la Enmienda Decimonovena, en 1920, cuando las tumbres y de la moral, como dijese Rousseau. Pero si en la FranCia revolu­
mujeres -blancas y negras- obtuvieran el derecho al voto en Estados cionaria ese discurso freno la participacion politica de las mujeres, en Esta­
Unidos. dos Unidos posibilito su inclusion en la esfera publica, Y. de hecho seria uno
de los argumentos utilizados en la concesion del sufragio femenino en los
estados del oeste norteamericano. Asi, en 1869, el territorio deJ'Y>::.2..f!1,!I$.
2.3 El discurso de l~~ui~.~: los movimientos seria el primero en conceder el voto a la mujer -al que seguirian Utah, en
~ 1870, Colorado, en 1893, e Idaho, en 1869- en la creencia de que I~ 11\l~­
vas votantes ayudarian a elevar el nivel moral de la politica y pondrian fre-,
Si bien la apelacion al universalismo etico y los principios de justicia es la no a la embriaguez y a la corrupcion (Evans; 1980:'2,55):Por su parte, las
argumentacion principal del feminismo, tanto norteamericano como euro­ asociaciones de templanza estaban impregnadas de los simbolos femeninos
peo, junto a este se va desarrollando otro tipo de argumento que se desliza que unian la politica con la esfera privada de la sobriedad y Ia tranquilidad
no al universalismo, sino hacia posturas que hoy juzgariamos cercanas a la domesticas (Ryan, M., 1992:271). La esfera privada empezaba a configu­
idea de la diferencia 0 que mantienen no la igualdad, sino las virtudes y va­ rarse -a la manera liberal clasica- como el ambito de la intimidad y
lores eticos diferenciados de las mujeres. Estas diferencias, a su vez, se como el refugio contra los vicios de la esfera publica. Lo que las mujeres
contemplarian como algo positivo y beneficioso para la sociedad en su con­ pro templanza intentaban llevar a cabo era una moralizacion de la vida pu­
junto. Kraditor califica estas argumentaciones como una apelacion a la blica, impregnandola, para ello, de las virtudes femeninas propias de la es­

conveniencia -expediency- del sufragio femenino (Kraditor, 1965:53). fera privada. EI sufragio aparece entonces como un medio para conseguir

Sin-embargo, sibien es cierto que utilizan como argumento los beneficios ese proposito de reforrna moral.

sociales del sufragio, estos estan fundament ados en ultimo termino en una En gran medida, estas asociaciones, y en general los argumentos que
~~~cialista de las mujeres que apela a su excelencia moral. La utilizaban la excelencia moral de las mujeres en pro del sufragio, adopt a­
identidad de las mujeres se definiria de una manera coherente y constante ban posiciones maternalistas', Portales se entienden aquellas que asumen
en unos rasgos morales que tendrian su origen en la experiencia de las mu­ el papel de madres como rasgo comun identitario y que reivindican los va­
jeres como mujeres. Tal esencialismo 10 encontramos tanto en las asocia­ "lores tradicionalmente asignados a la maternidad como algo valioso para
ciones en favor de la templanza como en los argumentos maternalistas. fa configuracion de la ciudadania. Con su reafirmacion de su papel de ma­
Dentro d~ proyec_to.-4~._~~a moral de la sociedad, los movimientos a dres y esposas conjuraban los peligros que representaba el sufragio para la
favor de la templanza -en los quelas mujeres participarian activamente- pervivencia de la esfera dornestica. Con el maternalismo el sufragio no
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constituia una amenaza, sino que, por el contrario, los valores de la esfera Margaret Sanger. A 10 largo de su vida fue encarcelada numerosas veces
privada se veri an reforzados con la aparicion de las mujeres en la esfera por su propaganda en favor de la libertad reproductiva de las mujeres. Rei­
publica. Asi, en un panfleto en el que una feminista argumenta las razones vindicaba el derecho de estas a controlar sus cuerpos y al usa de anticon­
en favor del sufragio, observamos como este aparece como un medio para ceptivos, y argumentaba que el derecho a expresar libremente la sexualidad
salvaguardar la vida familiar, reforzando el papel de madres y cuidadoras, estaba incluso por encima de la reivindicacion del sufragio. Al igual que
mientras que la cuestion de la igualdad aparece relegada a un ultimo ter­ para las feministas de los afios sesenta del siglo xx, la sexualidad aparecia
mino: como el terreno primario de la opresion de las mujeres y por tanto como el
principal objetivo politico:
Las mujeres quieren el voto porque: I) Quieren alimentar y vestir a sus familias correc­
tamente. 2) Quieren que tengan viviendas dignas. 3) Quieren la mejor educaci6n para Millones de mujeres estan afirrnando su derecho a la matemidad voluntaria. Estiin dis­
sus hijos. 4) Quieren proteger la moralidad y la saIud de sus hijos [...] 5) Quieren elimi­ puestas a decidir por elias mismas cuiindo quieren ser madres, y bajo que condiciones.
nar el trabajo infantil. 6) Quieren prohibir y eliminar la prostituci6n. 7) Quieren condi­ Esta es la principal rebeli6n. Para las mujeres es la lIave del templo de la libertad [...] La
ciones de trabajo decentes para las mujeres. 8) Quieren eliminar las discriminaciones le­ matemidad voluntaria implica una nueva moralidad -una moralidad vigorosa, cons­
gales contra las mujeres (en Garcia-Cereceda, 1999: 48). tructiva, liberada. Esa moralidad impedirii subsumir la feminidad en la matemidad (San­
ger, Woman and the New Race, 1920, en Scheneir, 1972:325-334).
-----~- .. ­ --
Junto a la lucha contra el alcohol, las asociaciones pro templanza lleva­
ron a cabo una intensa lucha contra la prostitucion, que definia por oposi­
cion una identidad sexual masculina desordenada y peligrosa frente a la se­ 2.4 El liberalismo utilitarista
xualidad ordenada de las mujeres. Las carnpafias contra la lujuria _.. " --­
masculina y la prostitucion se sucedieron, ya que representaban una amena­ Si la Vindicacion de los Derechos de la Mujer de Wollstonecraft constituye
za no solo para la esfera publica, sino para la feminidad womanhood la gran obra del feminismo ilu~~!'.ildo, en el siglo XIX otro libro marcaria
(Ryan, M., 271). De acuerdo con el codigo moral victoriano, las reformis­ tambien un hito t~nco Importante: The Subjection of Women, publicada en
tas de la decada de 1870 usaron el estereotipo de la verdadera feminidad 1869 por el filosofo ingles John Stuali:Mill. "'A'-unque iilobrafue" ildlcuiiza:-­
como un privilegio personal en la cuestion de la legislacion sobre la prosti­ da por algunos de los filosofos ingleses de la epoca, en los circulos intelec­
tucion. EI debate en contra de la prostitucion alcanzo un gran relieve en tuales favorables a la ernancipacion femenina alcanzaria inmediatamente
Gran Bretafia, donde el gobierno promulgaria una ley en 1864 -Conta­ una gran repercusion. Asi, el libro fue traducido inmediatamente en Fran­
gious Diseases Act- para prevenir el contagio de enfermedades venereas y cia, Alemania y Suecia. Para las sufragistas norteamericanas, supuso el
que permitia examenes medicos indiscriminados entre las prostitutas. AIgu­ apoyo teorico de un intelectuaI de prestigio, y las copias dellibro circularon
nas feministas levantaron sus voces en favor de los derechos de estas, como en las numerosas "convenciones pro sufragio de finales del XIX (Evans,
fue el caso de Josephine Butler, alegando los intereses comunes de las mu­ 1980:16).
jeres -esposas y prostitutas- en contra del poder masculino ejercido so­ Para Mill el apoyo a la causa de las mujeres no era algo nuevo, sino que a
bre elias (Rowbotham, 1980:74). 10 largo de toda su vida estuvo activamente involucrado en ella, con 10 cual
Frente a este discurso de una sexualidad ordenada de las mujeres, que demostraba una coherencia entr~rateoria y la practica dificil de encontrar
aunaba el derecho al sufragio con la pervivencia de la moral tradicional, el en otros autores: desde su arresto cuando tenia tan solo diecisiete afios por
feminismo decimononico tambien desarrollaria -aunque minoritariamen­ repartir propaganda en favor del control de natalidad hasta Ia posterior de­
te- teorias sobre la identidad sexual de las mujeres en relacion con el de­ fensa como miembro del Parlamento del sufragio femenino y de leyes que
recho al disfrute del propio cuerpo, configurando una vision de la sexuali­ afectaban fundamentalmente al matrimonio, como la introduccion de refor­
dad centrada en el amor libre y en el uso de anticonceptivos. En este mas acerca de la propiedad de las mujeres casadas y la igualdad de los con­
sentido cabe destacar a mujeres como Frances Wright en Estados Unidos, yuges en el divorcio y en la tutela de los hijos. La influencia y colaboracion
antes de la guerra civil, y posteriormente a Victoria Woodhul1 (1871), que de su esposa, Harriet Taylor, en la elaboracion de sus tesis ha sido una cues­
reclama el amor libre como un derecho natural, constitucional e inalienable tion harto discutida. Mlentras que algunos autores y autoras optan por man­
que debia formal' parte de las libertades civiles de las mujeres (Richards, tener una escritura conjunta por parte de ambos de The Subjection, otras au­
1998: 155 y ss.), 0 Emma Golmann, como veremos en su momento. Pero toras ponen en duda esta coautoria, dado que la obra de Harriet Taylor se
sobre todo, la figura mas relevante, ya a principios del siglo xx, es la de muestra mas radical en sus propuestas que la de su esposo.

50 51
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1. Gene;atogia d~ L3 vindicacion
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Las tesis que Mill mantiene en The Subjection no son sino la aplicacion ley del mas fuerte que asegure una inferioridad moral y legal. La brutalidad
consecuente de los principios liberales que venia desarrol1ando a 10 largo de la fuerza, reconocida por el derecho y el Estado, somete a las mujeres a
de toda su obra, En este sentido, el citado ensayo no es una consideracion un estado de subordinacion y dependencia, Al igual que la mayoria de las
men or en el conjunto de su andadura intelectual, sino que supone uno de defensoras y defensores de los derechos de las mujeres del XIX, Mill utiliza
los desarrol1os fundamentales y centrales del principio de la libertad y de la tarnbien la analogi a entre la situacion de las mujeres y la esclavitud. Si esta
autonomia personal aplicados a la situacion de las mujeres. Entre los prin­ ultima estaba ya desapareciendo del mundo civilizado como una muestra de
cipios del credo liberal cabe destacar la primacia moral de la persona frente barbarie, por el contrario no ocurria 10 mismo con la de las mujeres, hasta el
a cualquier colectividad social, la afirmacion igualitarista (todas las perso­ punto de que se creo un espejismo y se penso que la sociedad podia avanzar
nas tienen el mismo estatus moral), el universalismo y la creencia en la po­ con esa lacra, con ese «mentis dado a la civilizacion moderna», de la misma
sibilidad de mejora y progreso de las personas acompafiado por un sistema manera que «la esclavitud entre los griegos no impedia a los mismos creerse
de igualdad de oportunidades. Mill atiade a ellos el principio utilitarista y un pueblo libre», En este sentido, Mill pone el dedo en la l1aga al desvelar la
perfeccionista de alcanzar la mayor felicidad para el mayor mimero de perso­ falta de libertad de las mujeres en una sociedad pretendidamente liberal
nas, con 10 cual establece como meta la persecucion de los placeres intelec­ como la inglesa, defensora de los derechos del individuo -varon- frente a
tuales y morales. De acuerdo con Mill, la subordinacion de las mujeres iria la autoridad. De la misma manera que los griegos consideraban la esclavitud
en contra de estas ideas rectoras delliberalismo utilitarista. A juicio de Ana algo «natural» -yen este punto Mill critica a Arist6teles por su teoria sobre
de Miguel, la igualdad de la mujer «es una exigencia tanto de la justicia la esclavitud-, tambien parece natural la subordinacion de las mujeres.
como de la libertad, fundamentandose ambas en el concepto de vida auto­ Pero Mill ataca sobre todo la idea de que la autoridad pueda estar basada en
noma, esto es, en las demandas del utilitarismo perfeccionista» (De Miguel, la fuerza y no en el libre consentimiento. Esa ley del mas fuerte, entendida
1994a:6\). como algo propio de la naturaleza humana y sedimentada a traves de la cos­
'para Mill los privilegios del sexo masculino estan asentados en prejui­ tumbre, concede a los hombres ~ntendido como colectiv~ un poder que
cios acerca de las mujeres. Como heredero de la Ilustraci6n, va a considerar la teoria feminista actual ha definido como «poder patriarcal», esto es, como
los prejuicios basados en los sentimientos y en las costumbres un obstaculo el sistema de dominacion masculina constituido mediante pacto interclasista
y un anacronismo en contra de la racionalidad y la modernizacion que exi­ entre varones (Amoros, 1985:25) y que Mill nos adelanta como aquel poder
gia la sociedad industrial de XIX: que todo varon ejerce --0 tiene la posibilidad de ejercer- tanto en el ambi­
to domestico como en la esfera publica con independencia de su situaci6n
nuestros sentimientos relativos a la desigualdad de los dos sexos son, por intinitas cau­ social:
sas, los mas vivos, los mas arraigados de cuantos forman una muralla protectora de las
costumbres e instituciones del pasado. No hemos de extrafiar, pues, que sean los mas el poder viril tiene su raiz en el corazon de todo individuo varon jefe de familia [...] EI
tirmes de todos y que hayan resistido mejor a la gran revolucicn intelectual y social de paleto ejerce 0 puede ejercer su parte de dominacion, como el magnate 0 el monarca.
todos los tiempos modernos; ni tampoco hay que creer que las instituciones larguisimo Por eso es mas intenso el deseo de este poder: porque quien desea el poder quiere ejer­
tiernpo respetadas sean menos barbaras que las ya destruidas [...] En lugar de la apoteo­ cerlo sobre los que Ie rodean, con quienes pasa la vida [...]. Si algun sistema de privile­
sis de la razon, en el siglo XIX hacemos la del instinto, y llamamos instinto a 10 que no gio y de servidumbre forzada ha remachado el yugo sobre el cuello que hace doblar, es
podemos establecer sobre base racional. este del dominio viril.

l,Cuales son las razones de la subordinaci6n de las mujeres? En ningun La analogia con la esclavitud no se detiene en la esfera publica, sino que
caso se puede alegar, al modo de Rousseau, una naturaleza diferenciada de Miil incide muy especialmente en ella en relacion con la esfera domestica,
las mujeres. Mill rechaza el esencialismo de la apelacion a una pretendida Al igual que Mary Wollstonecraft, Mill tambien va a criticar la subordina­
«naturaleza fernenina», sefialando, en cualquier caso -10 mismo que cion de los sentimientos de las mujeres, el envilecimiento moral al que son
Wol1stonecraft-, el origen social y cultural de las diferencias entre hom­ sometidas, ya que los amos «quieren tener en la mujer con quien cohabitan
bres y mujeres: «Lo que hoy se l1ama "la naturaleza de la mujer" es un pro­ no solamente una esclava, sino tambien una odalisca complaciente y amo­
ducto eminentemente artificial". rosa». En este sentido, hay que resaltar como uno de los temas centrales del
EI origen de la subordinacion se encuentra en un hecho empirico que da ensayo la denuncia de las leyes matrimoniales, tema que por otro lado era
por sentado: la inferioridad fisica femenina. Lo que Mill no acepta es que recurrente en las reivindicaciones tanto de finales del XVIII como del XIX.
esta circunstancia se transforrne en un reconocimiento social y juridico de la La situacion de la mujer casada inglesa era de incapacidad civil. EI marido

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pasaba a ser el propietario de los bienes y rentas de la esposa. Hasta 1882, movimiento militante sufragista de principios del siglo xx que adoptaria es­
con el «Acta de Propiedad de la Mujer Casada», no se reconoceria el dere­ trategias violentas para conseguir sus fines (Rowbotham, 1980:70-71).
cho de estas a disponer de sus propiedades. Esa filosofia legal y social im­ Lo que Mill introduce en su defensa de la incorporaci6n de la mujer a la
perante de subordinaci6n de las mujeres quedaba asi resumida por boca del esfera publica es el argumento utilitarista: la sociedad no puede permitirse
fil6sofo y jurista ingles Wil1iam Blackstone: «EI marido y la mujer son uno la exclusi6n de las mujeres de la vida laboral y publica:
y ese uno es el marido» (Duby y Perrot, 2000: 140-141).
Frente a la autoridad ilegitima del marido en el matrimonio, Mil1 pro­ El segundo beneficio que se puede esperar de la libertad concedida a la mujer para usar
pugna la introducci6n del principio de la libertad y de la autodetermina­ sus facultades, permitiendole escoger libremente la manera de emplearlas, abriendole
ci6n. En su obra Sabre la libertad (1959) Mil1 asentaba el principio del los mismos horizontes y ofreciendole iguales premios que el hombre, seria duplicar la
gobierno legitimo en el ambito publico como aquel que, adernas de estar suma de facultades intelectuales que la humanidad utiliza para sus servicios. Asi se du­
basado en el consentimiento, respeta la libertad individual -fundamental­ plicara la cifra actual de las personas que trabajan en bien de la especie humana y fo­
mente la libertad de pensamiento y de elecci6n para determinar cada per­ mentan el progreso general de la enseiianza publica, de la Administraci6n, de todo ramo
sona su propio plan de vida sin imposiciones de la mayoria- sin imponer de los negocios publicos 0 sociales [...] Este gran incremento del poder intelectual de la
otra restricci6n que no fuese el dana causado a terceros. Por consiguiente, especie y de la suma de inteligencia disponible para la habil gesti6n de los negocios re­
admitir el principio de la libertad como valor fundante de la vida politica sultaria, en parte, de la educacion mas rica y cumpleta de las facultades intelectuales de
supone admitir tambien la importancia de la autonomia individual, del plu­ la mujer.
ralismo de valores y de la tolerancia hacia otras formas de vida. Y si estos
valores deben regir las sociedades verdaderamente dernocraticas, Mil1 no Por consiguiente, la incorporaci6n de las mujeres reportara ventajas no
encuentra justificaci6n para no extenderlos a una parte tan importante de s610 para las propiasmujeres, y para el cumplimiento de los principios de
la sociedad como es la vida familiar, planteandose por tanto la ilegitimidad justicia -«desde una vida de sujeci6n a la voluntad de otros a una vida de
de la autoridad marital. De esta manera para Mil1 la familia supone una es­ libertad racional>>---, .sino tambien para la sociedad en su conjunto. Aqui se
cuela para la educaci6n en los valores democraticos: «la familia, constitui­ nos muestra el Mill confiado en el progreso y adalid de la Revolucion In­
da sobre bases justas, seria la verdadera escuela de las virtudes propias de dustrial. La competencia del libre mercado no podia prescindir de mana de
la libertad». Y es precisamente su afirmaci6n de que la vida politica y la obra, y si esta era cualificada, esto es, si a las mujeres se les procuraba la
domestica estan inextricablemente conectadas y que no es posible quebrar educaci6n que demandaban, los beneficios sociales se incrementarian.
el concepto de autoridad legitima en detrimento del ambito privado 10 que Ahora bien, ese publico femenino al que Mill se dirige y que ocuparia esos
constituye uno de los principales atractivos de esta obra (Shanley, puestos de trabajo son las mujeres de clase media, que aspiraban a ser ad­
1998:405). mitidas en la vida profesional. Su modelo de mujer es la mujer y la familia
Las reformas que Mill propone, ademas de las relativas a la igualdad en burguesas (Okin, 1980:226). No hay que olvidar en este sentido, y de acuer­
el matrimonio -incluyendo la igualdad en el reparto de la custodia de los do con Evans, que, en el XIX, tanto el feminismo como el liberalismo fue­
hijos y la persecuci6n de la violencia domestica-, son las propias de las ron un credo de las clases medias (Evans, 1980:32) y que ambos coinciden
demandas del movimiento a favor de la emancipaci6n de las mujeres de la en la aplicacion del principio de igualdad de oportunidades, de tal manera
epoca: el derecho a la educaci6n, el acceso al trabajo y el derecho al sufra­ que el puesto que ocupe cada persona en la sociedad ya no vendra determi­
gio, tema en el que fue especialmente activo como miembro del Parlamento nado por su nacimiento, por su raza 0 por su sexo, sino en virtud de su me­
y que, segun sus propias palabras, seria el unico servicio publico de real rito y de su trabajo.
importancia que prest6 como parlamentario (De Miguel, 1994a:300). Mill Si bien Mill reconoce un sujeto colectivo «rnujer», sin embargo, y de
present6 al Parlamento ingles la primera petici6n a favor del sugragio fe­ acuerdo con Cristina Molina, la solucion a la subordinaci6n no es una sali­
menino en la que postulaba, entre otros cambios, la sustituci6n de la pala­ da tambien colectiva, como podrian ser algunas de las acciones y manifes­
bra «hombre» por el termino «persona» de la Reform Act de 1867 presenta­ taciones del sufragismo, sino individual, por medio de la educaci6n (Moli­
da por Disraeli. Sus enmiendas no fueron aceptadas, pero abrieron un na, 1994: 101). POl' otro lado, en ese ascenso profesional y social de las
debate sobre la oportunidad del voto femenino, asi como un espacio publi­ mujeres de clase media mediante el incremento de su educacion, Mill no
co para este, que se plasmaria en distintas peticiones al Parlamento durante contempla los obstaculos econ6micos y la explotaci6n econ6mica a los que
toda la decada de los ochenta. Como sefiala Sheila Rowbotham, las sucesi­ se enfrentan las mujeres (Evans, 1980:33) en la union de capital y patriar­
vas derrotas constitucionales de estas peticiones originarian la creaci6n del cado. Como buen liberal, pensaba que la ausencia de obstaculos legales era
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L Genealoqia de la vindtcacion
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condicion suficiente para la emancipacion. En este sentido, algunas teori­ Desde el punto de vista teorico, los primeros escarceos del socialismo
cas contemporaneas han reprochado la vision de la igualdad que mantiene con las aspiraciones de las rnujeres vienen de la mana de los saint-simonis­
Mill por no introducir cambios en la division sexual del trabajo (akin, tas, fourieristas y owenistas. Estos movimientos utopicos propugnaban for­
1980; Eishtain, 1981), pues, a pesar de predicar la libertad de eleccion de mas de vida comunales altemativas al matrimonio tradicional en las que el
las mujeres y su acceso al mercado de trabajo, sorprendentemente Mill pre­ papel de la mujer iria desde la busqueda de la Mujer-Mesias de los saintsi­
supone que, pudiendo elegir con libertad entre quedarse en el hogar aten­ monistas hasta la construccion de un nuevo mundo moral de los seguidores
diendo las tareas domesticas y comenzar una carrera profesional, elegiran de Robert Owen. En opinion de Richard Evans, las teorias de Fourier fue­
la primera opcion. ron las que tuvieron mayor influencia en las tesis socialistas sobre la eman­
cipacion de la mujer (Evans, 1980: 180-182). Este Ultimo mantenia una vi­
sion de la sociedad socialista del futuro en la que el trabajo estaria
2.5 -El marxismo. Las mujeres trabajadoras organizado segun los intereses de las personas y las tareas domesticas y de
atencion a los nifios serian realizados comunalmente. La posicion que las
EI movimiento sufragista se centro fundamentalmente en las aspiraciones mujeres ocupaban en la sociedad era para el un indicador del nivel de pro­
de las mujeres de clase media. Pero al igual que las mujeres negras plantea­ greso de dicha sociedad: «La extension de los privilegios a la mujer es el
ron su incorporacion a ese emergente sujeto politico «rnujer» incorporando principio general de todo progreso social» (Evans, 1980: 180). En general,
la cuestion de la raza como factor de desigualdad, las mujeres obreras tam­ podemos decir que los utopicos intentaron llevar a la practica una vision de
bien reclamarian su lugar en el nuevo espacio politico y social que se esta­ la sociedad en la que las mujeres no se integraban en el esquema preesta­
ba abriendo a las mujeres. Bien es cierto, sin embargo, que a pesar de que blecido, sino que planteaban una transformacion radical de la sociedad en
el electorado principal del sufragismo no eran las mujeres trabajadoras, la que tanto la propiedad privada como el matrimonio y la tradicional divi­
esto no supuso un desentendimiento por parte de este de los problemas ma­ sion sexual del trabajo en la esfera privada fuesen eliminados como fuentes
teriales que acuciaban a aquellas. Asi, por ejemplo, la norteamericana Su­ de la desigualdad.
san Anthony predicaba la igualdad salarial en un discurso titulado «La mu­ En este primer momento de construccion de un discurso socialista utopi­
jer qui ere el pan, no el voto», en el que el derecho al sufragio aparecia co tambien hay que considerar las aportaciones de la francesa Flora Tristan
como un instrumento de lucha contra la desigualdad economica (en Martin­ y su obra Union obrera (1843). En ella desarrolla una de las primeras pro­
Gamero, 1975:84). Por otro lado, las asociaciones pro templanza pretendi­ puestas de creacion de una Intemacional Obrera y adelanta ya los proble­
an defender a las mujeres trabajadoras [...]. Sin embargo, los desencuentros mas con los que se van a encontrar las feministas de raiz socialista:
entre las sufragistas y estas fueron una constante, presentes en realidad a 10
largo de todo eI desarrollo del feminismo y que no encontrarian un marida­ Tengo casi a1 mundo entero en contra mia. A los hombres, porque exijo la emancipa­
je -no del todo feliz- hasta la decada de los setenta del siglo xx, con la cion de [a mujer; a los propietarios, porque exijo la ernancipacion de los asalariados (ci­
aparicion del denominado «feminismo socialista». En Europa, sin embargo, tado en Rowbotham, 1978:78).
en el siglo XIX la cuestion de la ernancipacion femenina estuvo ligada al so­
cialismo y tuvo una mayor conexion con la cIase trabajadora que en Esta­ EI corpus teorico de las texis marxistas sobre la emancipacion femenina
dos Unidos (Bryson, 1992:91-92). 10 encontramos no tanto en la obra de Marx como en la de Engels y, sobre
Como pone de relieve Joan Scott, la existencia de mujeres trabajadoras todo, en la de August Bebel, En Marx encontramos algunas referencias a la
representaba una anornalia que no se sabia como tratar. Aparecen como familia y a la explotacion de las mujeres, pero en cualquier caso la cuestion
un problema que representaba la compatibilidad entre feminidad y trabajo de la emancipacion de las mujeres en un tema menor en su obra y aparece
asalariado, entre el mundo de la reproduccion, inscrito en la esfera priva­ ligado siempre a la lucha por la ernancipacion del proletariado. En este sen­
da, y el de la produccion, propio de la esfera publica (Duby y Perrot, tido, la relevancia del analisis de Marx descansa mas bien en la aplicacion
2000:425 y ss.). l,Podian ser compatibles ambos para las mujeres? l,Habia de sus categorias -produccion, reproduccion, labor, explotacion, clase,
que poner limites? l,Que tipo de trabajador era una mujer? l,Debia obtener etc.- a la situacion de las mujeres realizada no tanto por Marx mismo,
el mismo salario que un hombre? Todas estas preguntas representaban sino por desarrollos teoricos posteriores, como el que produce el denomina­
nuevos dilemas a los que las Jeres y la teoria feministas intentaron dar do «ferninismo socialista» de la decada de los setenta del siglo xx.
respuestas y que se reflejarian en la terminologia como «la cuestion de la Tanto Marx como Engels describen la opresion de la mujer como una
mujer», explotacion econornica y analizan los cambios que se estaban introducien­

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do en la familia victoriana debido a las transformaciones del sistema pro­ rna que «una de las ideas mas absurdas que nos ha transmitido la filosofia
ductivo. De esta manera examinan como la propiedad privada afecta a las del siglo XVIII es la opinion de que en el origen de la sociedad la mujer
relaciones entre los sexos, de tal manera que la relacion familiar se ha redu­ fue la esclava del hombre» (Engels, 1977: 181). EI origen de la familia
cido a una relacion basada en el dinero y la familia se convierte en una re­ monogamica -y por tanto de la desaparicion del matriarcado- se en­
lacion subordinada: «Los mismos nexos de la especie, las relaciones entre cuentra en la propiedad privada, en la transmision de esta mediante un re­
hombre y mujer, etc., se convierten en objeto de comercio. La mujer es ne­ conocimiento patrilineal de la herencia y no matrilineal. Ello implicaba
gociada» (Sobre fa cuestion judia, en La Sagrada familia, Mexico, Grijal­ un control sobre la sexualidad de las mujeres. A su vez, la division del
bo, 1967:42). La opresion de la mujer se produce a traves del matrimonio y trabajo en la familia regulaba tambien la division de la propiedad. Por
la familia. En El capital, Marx analiza los cambios que la Revolucion In­ consiguiente, la dorninacion del marido aparece como una dorninacion
dustrial ha introducido en la familia como una unidad econornica: ya no es econornica que intenta salvaguardar la propiedad. La opresion de la mujer
una unidad de produccion, sino de consumo, y esta transformacion «ha de­ y su desigualdad se insertan, pues, en la explotacion economica. Con esta
bilitado tambien todos los lazos familiares tradicionales». La consecucion explicacion, adernas, Engels se enfrenta a la idea de progreso moral ilus­
de la sociedad socialista acabara con una situacion en la que la mujer es un trado: la situacion de las mujeres -y del proletariado- nos mostraria
mere instrumento de produccion y traera consigo unas nuevas relaciones de una decadencia en los derechos de estas, con 10 que se acerca a las tesis
igualdad entre hombres y mujeres. mantenidas por Fourier respecto a la igualdad de las mujeres como indi­
Engels, en El origen de fa familia. fa propiedad privada y el Estado cador de progreso social.
(1884), realiza un examen mas profundo de «la cuestion de la mujer», atri­ Puesto que Ia propiedad privada esta en el origen de la desigualdad, pa­
buyendo su opresion fundamentalmente ados factores: la propiedad priva­ rece obvio entonces afinnar que la desaparicion de esta y del sistema capi­
da y su exclusion del proceso productivo. La subordinacion de las mujeres, talista supondran la igualdad entre hombres y mujeres:
al igual que la del proletariado, encuentra su origen en la explotacion capi­
talista. Esta explotacion utiliza como instrumento para ejercer la domina­ La primera prernisa para la ernancipacion de la mujer exige, como condicion primera, la
cion sobre las mujeres la familia monogarnica: reintroduccion de todo el sexo femenino en la industria publica, y que, a su vez, esta
condicion exige que se suprima la familia individual como unidad econ6mica de la so­
El primer antagonisrno de clases que apareci6 en la historia coincide con el desarrollo ciedad.
del antagonismo entre el hombre y la mujer en la monogamia; y la primera opresion de
clases, con la del sexo femenino por el masculino (en Martin-Gamero, 1975:260). EI triunfo de la revolucion socialista supone asi tambien la emancipa­
cion y el triunfo de las mujeres. Desde el feminismo conternporaneo se han
Las feministas socialistas contemporaneas han puesto de manifiesto el puesto de manifiesto las implicaciones politicas de este enfoque: la libera­
hecho de que para Engels la monogamia es el equivalente del capitalismo, cion de la mujer requiere que esta se convierta en una trabajadora asalaria­
mientras que el sexo desempefiaria el papel equivalente a la clase (Rowbot­ da como el hombre, sin contemplar la especificidad de la opresion de la
ham, 1980:94), mostrandonos asi como en la teoria marxista las mujeres mujer no en cuanto clase, sino como mujer, y, adernas, el camino de su
son incluidas en categorias conceptuales de tal manera que 10 que hoy de­ emancipacion se abriria como una consecuencia mas de la revolucion so­
nominamos «relaciones de genero» eran subsumidas bajo las relaciones de cialista y quedaria por tanto relegado como un apendice de la emancipacion
clase, de modo que el conflicto hombre y mujer es en ultimo terrnino un del proletariado (Hartman, Mitchell, Rowbotham). La cuestion de la mujer
conflicto de clase en el que «el hombre representa a la burguesia y la mujer se disolvia en la cuestion social. A su vez, este planteamiento ponia a las
al proletariado» (en Martin-Gamero, 1975 :263); pero, curiosamente, esa mujeres socialistas en una dificil posicion que las llevaba a mantener una
analogi a se circunscribe al ambito de la familia, y no se aplica a la situa­ doble lealtad -al feminismo y al socialismo-- que en no pocas ocasiones
cion de las mujeres en la esfera productiva. era Fuente de conflictos y tensiones, tanto en la teoria como en la estrategia
Seguramente uno de los aspectos mas conocidos de su obra es el inten­ politica a seguir.
to de aunar la antropologia decimononica con las tesis marxistas para ex­ Ni Marx ni Engels consiguieron la influencia y popularidad -en el pu­
plicar el papel y el origen de la familia. Previamente a la instauracion de blico socialista favorable a la igualdad femenina- que alcanzo la obra de
la monogamia, Engels defiende -basandose en las obras de los antropo­ August Bebel Mujer y socialismo (1885). EI discurso de este autor es rele­
logos Morgan y Bachofen- la existencia de un regimen comunal en el vante porque, a diferencia de los anteriores, se plantea cuales son las reivin­
que primaba la igualdad entre hombres y mujeres, y, en este sentido, afir­ dicaciones concretas que deben conducir a la emancipacion de las mujeres.

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En el seno del socialismo no habia unanimidad acerca de la igualdad de de­


rechos de las mujeres y del papel de las trabajadoras, y, en buena medida,
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una sociedad patriarcal en la que la mujer es el ultimo eslabon de una cade­


L Gl':nealogia de la vindicacion

na de subordinaciones y explotaciones y en la que el trabajador tambien


las ideas mantenidas por Bebel se enfrentaban a las tesis oficialistas. Asi, cumple un papel opresor --de su mujer en este caso. La mujer, por tanto, es
en la Primera Intemacional, Proudhon se mostraba partidario de prohibir el oprimida como trabajadora -seg(In habian sefialado Marx y Engels-, pero
trabajo femenino, alegando los peligros de la industria capitalista en las tambien sufre una opresion especifica en tanto que mujer -por su genero,
mujeres y afirmando que «no habia otra altemativa para las mujeres que las dira el feminismo contemporaneo,
de ser amas de casa 0 prostitutas» (Nash y Tavera, 1994: 115). El lugar pro­ Bebel, ademas de mostrar las desavenencias dentro del socialismo crea­
pio de la mujer no era pues el taller, sino el hogar. En un momento en el das por la incorporacion de las mujeres al mundo laboral, tambien plantea­
que se estaba configurando el discurso socialista sobre la situacion de las ba los desencuentrqs con el movimiento sufragista, calificado de «liberal»
mujeres, Proudhon no deja lugar a dudas sobre su opinion: «Lejos de y «burgues», con 10 que adelantaba la actuacion de mujeres socialistas que,
aplaudir a 10 que hoy en dia se llama emancipacion de la mujer, me incIina­ como Clara Zetkin, mantendrian una abierta hostilidad hacia las sufragis­
ria mas bien, si me viera obligado a tal extremo, a recluir a la mujer» (en tas. Aunque Bebel no excluye ni desestima los logros del sufragismo, en­
Duby y Perrot, 2000:78). cuentra estos insuficientes al sefialar los Iimites de un discurso liberal que
Contra estas ideas que revelaban las fuertes reticencias del socialismo no tenia en cuenta las necesidades de las mujeres de la c1ase obrera. En ter­
hacia la «cuestion de la mujer», y que lastrarian la actuacion de las mujeres minos marxistas, la igualdad formal es necesaria, pero no suficiente. Es
socialistas, Bebel defendia la igualdad de derechos, cuestion que intento in­ necesario reivindicar la igualdad real --econ6mica- a fin de que se pro­
corporar sin exito en 18758 en el programa oficial de su partido --el parti­ duzca una reforma total de la sociedad. Es en este punta en el que Bebel
do socialdemocrata aleman (SPD) del que era cofundador- tras denunciar observa la diferencia entre las reivindicaciones de las sufragistas y las del
la ceguera del socialismo a la subordinacion femenina: socialismo, de tal rnanera que:

Hay socialistas que se oponen a la emancipacion de la mujer con la misma obstinacion Las mujeres que trabajan activamente en los movimientos sufragistas burgueses no re­

que los capitalistas al socialismo. Todo socialista reconoce la dependencia del trabaja­ conocen la necesidad de una transformacion tan completa. Influidas por su privilegiada

dor con respecto al capitalista [...J pero ese mismo socialista frecuentemente no recono­ condicion social, consideran que los fines mas radicales del movimiento de mujeres

ce la dependencia de las mujeres con respecto a los hombres porque esta cuestion atafie proletarias son doctrinas peligrosas a las que hay que oponerse. Los antagonismos de

a su propio yo (en Rowbotham, 1978: 188). clase existentes entre la clase capitalista y la obrera [...J se manifiestan, por tanto, dentro

de los movimientos femeninos (en Martin-Gamero, 1975:269).

Bebel reconoce que la subordinacion de las mujeres tiene caracteristicas


especificas que no pueden subsumirse sin mas en el marco de la explota­ Pero a pesar de las limitaciones del sufragismo, Bebel reconoce la nece­

cion de los trabajadores. En lenguaje contemporaneo, diriamos que Bebel sidad de plantear estrategias conjuntas que serian impensables en otros am­

antepone la desigualdad de genero como desigualdad primaria a la desi­ bitos politicos:

gualdad de c1ases:
No obstante, estas mujeres herrnanas, aunque antagonicas en 10 referente a las clases,
Pero por mucha similitud que haya entre la posicion de la mujer y la del obrero, hay una tienen entre ellas muchos mas puntos en cornun que los hombres comprometidos en las
cosa en que la mujer ha precedido al obrero: ella es el primer ser humane que fue escla­ luchas de clase, y, a pesar de que marchen en ejercitos separados, quiza den la batalla
vizado. La mujer fue esclava antes de que existiera el esclavo (La mujer y el Socia­ juntas (en Martin-Gamero, 1975:269).
/ismo).
De nuevo, pues, el genero aparece como una linea que atraviesa trans­
Por consiguiente, la lucha de las mujeres no debia dirigirse unicamente versalmente la sociedad y que hace posible una lucha comun que cada vez
contra el sistema capitalista, sino que estas debian lIevar a cabo su propia lu­ se iba identificando mas con el derecho al sufragio.
cha de acuerdo con sus intereses especificos. Las mujeres, por tanto, apare­ Sin embargo, y a pesar de las buenas intenciones de Bebel, el divorcio
cen definidas como un grupo, con intereses propios y distintos tanto de los entre sufragismo y socialismo en Europa a finales del XIX, y especialmente
del proletariado como de los de los hombres, y el autor hace hincapie en que en Alemania, era patente. Aunque mantenian demandas comunes --educa­
por encima de las diferencias de c1ase hay una unidad en los intereses de las cion, mejoras en el trabajo, igualdad de salarios, derecho al sufragio-, las
mujeres. En definitiva estaria reconociendo en este sentido la existencia de estrategias politic as -ligadas en gran medida a los partidos- seguian ca­

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minos bien diferenciados. Esta desuni6n queda perfectamente reflejada en la ambicioso: ademas de reivindicar el salario igual, la legalizaci6n del aborto
figura de Clara Zetkin. Fue una de las personalidades mas relevantes e influ­ y la socializaci6n del trabajo dornestico y del cuidado de los niiios, Kollon­
yentes -junto con Rosa Luxemburo- del socialismo aleman. La situaci6n tai afronta el tema de la sexualidad de las mujeres como parte fundamental
de las mujeres dentro de los partidos no era facil: hasta 1908 tuvieron prohi­ y constitutiva de su identidad. EI comunismo no significa para esta autora
bido afiliarse a ellos. Por otro lado, los hombres de los partidos considera­ solamente una redistribuci6n de los medias de producci6n y la entrada de
ban a bien can temor a bien can displicencia la posibilidad de secciones se­ las mujeres en el mercado de trabajo, sino que, y sobre todo, significa y de­
paradas de mujeres. Zetkin tuvo la sagacidad de integrar a las mujeres manda cambiar la mentalidad y la psicologia tanto de las mujeres como de
dentro del SPD, articular una red de agentes locales y crear una revista, Die los hombres. En este sentido, y en contra del analisis marxista clasico, la
Gleichheit -La igualdad-, que desempeiiaria un papel determinante en la familia, la moralidad y la sexualidad no son un simple reflejo de la estruc­
estrategia de informacion de los derechos de las mujeres (Evans, 1980:189 tura econ6mica, sino que mantienen una autonomia propia. Al igual que las
y ss.). En este sentido, hay que resaltar el importante papel que desempefia­ feministas radicales de la decada de los setenta del siglo xx, Kollontai pone
rian en el auge de las posiciones feministas las publicaciones peri6dicas au­ en un primer plano del debate politico el analisis de la sexualidad, de la es­
t6nomas dirigidas par mujeres y para mujeres como cohesionadoras de los fera intima, y propane cambios en esta que repercutiran en la esfera publica
intereses de estas y como portavoces de sus objetivos: desde The Lily -fun­ 0, como dirian las feministas contemporaneas: 10 personal es politico.
dado par Amelia Bloomer en Estados Unidos en 1849-, pasando par el neo­ La reivindicacion que hace Kollontai de una sexualidad libre no era sin
yorkino The Revolution -dirigido par Susan Anthony en 1868-, el social­ embargo alga nuevo dentro de la tradici6n socialista. Los utopicos, asi
dem6crata Morgonbris en Suecia en 1900, el citado Die Gleichheit a Mother como Engels y Bebel, ya habian hecho hincapie en mayor a menor grado
Earth, fundado por Emma Goldman en 1906. en la pertinencia de crear una nueva moralidad y nuevas modos de convi­
A raiz de la Segunda Internacional, creada en 1889, Zetkin plante6 tam­ vencia entre hombres y mujeres alternativos a la familia tradicional. Se
bien la internacionalizaci6n del movimiento socialista de mujeres, y asi, en perfilaba la emergencia de una «nueva mujer. que, como la protagonista
1907, tuvo lugar en Stuttgart la Conferencia Intemacional Socialista de Mu­ de la obra Casa de muiiecas (1879) de Henrik Ibsen, dejaba arras su papel
jeres, en la que se acuerda la creaci6n de la Intemacional Socialista de Muje­ tradicional de madre y esposa para aventurarse en el camino de la inde­
res. En ella se aprobaron dos principios declarativos que exponian las estra­ pendencia, no solo econornica, sino psicologica y sentimental. El10 impli­
tegias seguidas hasta ese momenta par la socialdemocracia, al tiempo que caba una transforrnacion personal espiritual que condujese a la creacion
se determinaron las actuaciones futuras: el compromiso en favor del sufra­ de una nueva moral. Las mujeres, seiiala Kol1ontai, han estado tradicio­
gio feme nino y la negativa a establecer cualquier tipo de cooperaci6n con el nalmente vinculadas al mundo de los sentimientos, de tal manera que la
feminismo burgues. Como seiialan Nash y Tavera, a pesar del exito que consecucion del amor aparecia como la finalidad de su vida, cosa que no
Zetkin obtuvo en la construcci6n de un movimiento socialista de mujeres? ocurre con los hombres. Par contra, la mujer nueva encuentra otros obje­
que serviria de modelo a otros paises como Austria, Suecia a Gran Bretafia, tivos en su vida: «un ideal social, el estudio de la ciencia, una vocacion a
su enfoque socialdem6crata del feminismo y su dogmatismo politico la ale­ el trabajo creador: (La mujer nueva y la moral sexual, citado en De Mi­
jarian, a largo plazo, de los sectores mayoritarios del movimiento de muje­ guel, 1994b:98). En contra del matrimonio burgues, la nueva mujer prac­
res (Nash y Tavera, 1994: 118). ticara el amor libre, entendiendo par tal aquel que no esta basado en la
La denominada «cuestion de la mujer» se mostraba can mas complejida­ exclusividad, sino en el compafierismo y en la solidaridad (Rowbotham,
des de las que los marxistas clasicos habian seiialado. No bastaba con decir a 1978:228 y ss.).
la manera marxiana 0 engelsiana que la mujer estaba oprimida y que la causa En Estados Unidos la anarquista Emma GOldman tambien planteaba la
de esa opresi6n era el sistema capitalista. Las te6ricas socialistas se debatian cuesti6n de una sexualidad libre para las mujeres como parte fundamental
entre la lealtad a la ortodoxia y la respuesta -dentro del marco revoluciona­ de su independencia. A ello se unian las campaiias en favor de los metodos
rio aceptado- a los intereses especificos de las mujeres. En este sentido, las anticonceptivos, que tanto en Estados Unidos como en Gran Bretaiia alcan­
ideas de la rusa Alexandra Kol1ontai suponen un paso mas alla en la explica­ zaban notoriedad publica, configurando una de las demandas de las mujeres
ci6n marxista pues plantea cuestiones que la ortodoxia no habia contemplado de principia de siglo que ya en nuestro siglo conoceremos como «derechos
y que de alguna manera adelantan tambien algunos de los argumentos que ya sexuales y reproductivos». A los derechos reclamados tradicionalmente--el
en el siglo xx desarrollara el feminismo radical de los setenta. derecho a la educacion, al trabajo, al voto- se Ie iban a unir tambien los de­
Una de las tesis mas conocidas de Kollontai es su defensa del amor li­ rechos sexuales, reivindicados por figuras como la misma Goldman y la ya
bre, publicada en una novela del mismo titulo. Pero su programa es mas citada Margaret Sanger. Todas el1as elaboraban una nueva representacion de
62 63- .
Femini~!tlOs. Debates teoricos conternporanecs 1. GeneaLogia de La vindicacion

la sexualidad femenina basada en la autodeterminacion del cuerpo y en su la invocaci6n de la palabra «solidaridad» ligada al ejercicio democratico,
participaci6n activa en este terreno. La autonomia, en este caso, implicaba el tal y como nos demuestra la internacionalizacion del movimiento de muje­
control del propio cuerpo y la libre elecci6n de la sexualidad. res; la otra, la aportacion de unos metodos de lucha no violentos -mani­
festaciones masivas, encadenamientos, huelgas de hambre, etc.- como ex­
presion de la voluntad civica de la ciudadania (Valcarcel, 2000:37). De
2.6 Estrategias de lucha: la internadonalizad6n acuerdo con eIlo, la imagen que pervive en el colectivo imaginario de las
y el activismo sufragista sufragistas de principios de siglo es, sin duda, la imagen de las britanicas:
fotos de manifestaciones de mujeres enfrentandose a la policia y siendo za­
A finales del XIX la conciencia feminista es ya c1aramente internacionalista. randeadas y golpeadas por un publico hostiI. Esas imageries nos muestran a
Adernas de los esfuerzos por institucionalizar internacionalmente esa con­ mujeres de c1ase media que salian de sus hogares para ocupar las caIles y
ciencia comun, nos encontramos tambien con una relevante dinamica inter­ rec1amar sus derechos. Hasta medio millen de personas acudieron en Lon­
cultural (Duby y Perrot, 2000:533 y ss.). Entre las organizaciones interna­ dres en 1908 a un mitin en favor del sufragio femenino, y sus peticiones se
cionales de mujeres que se establecieron en ese momento cabe destacar el convertirian en una pesadiIla para el gobierno liberal.
International Council of Women (1888), creado en Washington, la Alianza Las artifices de ese nuevo escenario de actuacion politica fueron Em­
Internacional para el Sufragio Femenino, en 1904 Y presidido por Carrie meline Pankhurst y sus hijas, Sylvia y Christabel. En 1903, algunas muje­
Chapmann CaU, la Internacional Socialista de Mujeres (1907), creada y res provenientes de las filas del Partido Laborista Independiente --entre
presidida por Clara Zetkin, 0 la Women's International League for Peace eIlas las Pankhurst- creaban la Union Social y Politica de las Mujeres
and Freedom, ya en 19I5. (WSPU), asi como un periodico, Votes for Women, que mas tarde se lIa­
Esa intemacionalizacion suponia la creacion de un «nosotras» colectivo maria The Suffragette. EI principal objetivo de la asociacion era la apro­
que s610 tenia parangon con el movimiento obrero. A principios del XX las bacion pariamentaria del derecho al voto, y para eIlo su estrategia politica
sufragistas empiezan a tener conciencia de su genealogia, de la lucha de las se dirigia a la opinion publica y al gobierno mediante acciones que lIama­
mujeres que les precedieron, y comienzan a elaborar una narrativa historica ran la atencion sobre sus propositos. Desde las iniciales medidas de resis­
propia que revela un saber y una practica politica acumulados. Asi se publi­ tencia no violentas fueron deslizandose hacia tacticas que inc1uian la vio­
ca en Estados Unidos la His toria del Sufragio Femenino, e1aborada por lencia contra las propiedades y -solo ocasionalmente- contra las
Stanton y Anthony, mientras que en Gran Bretafia Emmeline Pankhurst pu­ personas. Asi, se hicieron frecuentes los boicots de los mitines politicos
blica Unshackled. The Story ofHow We Won the Vote. Por otro lado, el len­ en los que interrumpian al orador -inc1uido el mismo ChurchiII- con la
guaje tambien retlejaba los cambios operados. En Francia el termino femi­ pregunta: «l,Dara el gobierno liberal el voto a las mujeres?». A estas acti­
nisme fue utilizado por vez primera en 1880 por Hubertine Auc1ert, vistas que no reparaban en utilizar la violencia se las conocia como las
defensora de los derechos politicos para las mujeres y fundadora de la pri­ suffragettes, y Ilevaron a cabo una estrategia politica que iba desde el lan­
mera sociedad sufragista en Francia. En Estados Unidos empez6 a ser utili­ zamiento de octavilIas hasta la rotura de escaparates, pasando por el incen­
zado con frecuencia a partir de 1913. Con anterioridad, en el siglo XIX, no dio de comercios 0 los ataques a los centros simbolicos del poder masculi­
se utilizaba el terrnino. Por el contrario, encontramos multiples referencias no y de la c1ase dominante, como los campos de golf, en los que grababan
a «la causa de las mujeres», «el avance de las mujeres», la «emancipacion con acido la frase «voto para las mujeres». Estas suffragettes --como las
de las mujeres», «los derechos de las mujeres» y «el sufragio de las muje­ Pankhurst y sus seguidoras- se distinguian de las sufragistas en que es­
res» (CoU, 3 y ss.). EI desplazamiento de estos terminos al neologismo «fe­ tas ultimas no estaban de acuerdo en la adopcion de tacticas violentas y
minismo» nos indica un cambio en los contenidos de las reivindicaciones. radicales, sino que por el contrario pretendian alcanzar e1 derecho al voto
Carrie Chapman CaU, una de las lideres della Asociacion Nacional Pro Su­ por medios legales. Cuando la brutalidad policial y las detenciones se su­
fragio de la Mujer, definia «ferninismo» en I9 I4 como «la revue Ita de al­ cedieron, intentaron que fuesen tratadas en las carceles como prisioneras
cance mundial contra las barreras artificiales que las leyes y las costumbres politicas, y al no conseguirlo comenzaron las huelgas de hambre, que se
interponen entre las mujeres y la libertad» (CoU, 1987:14). En este sentido, convirtieron a partir de 1909 en una de las acciones principales de las suf­
el feminismo representaba ahora en el lenguaje una serie de intenciones de fragettes (Rosen, 1974:121 y ss.). EI gobierno contestaria con la alimen­
un electorado coherente. tacion forzosa de las prisioneras, situacion por la que pasaron cerca de
Como ha seii.alado Amelia Valcarcel, el sufragismo contribuy6 a la crea­ mil mujeres. Christabel Pankhurst expone la situacion en la que se encon­
cion de una politica democratica con dos aportaciones fundamentales: una, traban:

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No habia mas que dos caminos (para el gobiemo). Conceder el voto a las mujeres, y de I
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Bazan -esta ultima fue la primera catedratica universitaria en 1916­
esa manera poner fin a la lucha instantaneamente, 0 tratar de destruir el espiritu de las I como defensoras del acceso de las mujeres a todos los niveles de la ense­
militantes con una politica mas dura de represion, Eligieron la segunda altemativa. Em­ fianza. Las mujeres crearon asociaciones de muy distinto tipo para defender
pezo la alimentacion a la fuerza [...] Con este motivo hubo escenas terribles en la pri­ sus intereses, que no tenian que coincidir necesariamente con intereses su­
sion, AI resistirse a comer, los medicos administraban los medicamentos a las detenidas fragistas, en el sentido de rec1amar el derecho al voto. Asi se crean a partir
por un tuba que les introducian por la nariz 0 por la boca mientras forcejeaban con las de 1918 la ANME (Asociacion Nacional de Mujeres Espafiolas), de carac­
celadoras que las sostenian para reducir su oposicion [...] Interrogado en el Parlamento ter conservador, la Accion Catolica de la Mujer, la Union de Mujeres de
sobre este endurecimiento de su politica, eI gobiemo contesto que se trataba de un «tra­ Espana 0 la Union del Feminismo Espafiol. Igualmente, las mujeres vincu­
tamiento medico» y de un «tratamiento hospitalario» (en Martin-Gamero, 1975: 180). ladas a los partidos crearon tambien sus propias secciones, con miras a fi­
nes electoralistas.
Debido a la impopularidad de estas medidas, el gobierno, en 1913, pro­ EI inicio del camino hacia el sufragio quedo establecido en la Segunda
mulga la ley conocida popularmente como ley del gato y del raton -Cat Republica. En 1931, gracias a la reforma de la ley electoral, se concede a la
and Mouse Act- por la que las mujeres encarceladas serian liberadas mujer el derecho a ser elegida, pero no el derecho al voto, a ser electora.
cuando la huelga de hambre las Ilevase a una situacion fisica peligrosa, Con ocasion de esta reforma entraron como diputadas en las Cortes Consti­
pero serian vueltas a encarcelar una vez que se recuperasen, sin que el tuyentes dos mujeres: Clara Campoamor (por el Partido Radical) y Victoria
tiempo pasado fuera de la carcel pudiese contar como tiempo transcurrido Kent (por el Partido Radical-Socialista), Posteriormente se incorporaria la
de la condena (Rosen, 1974:193). En 1914 la WSPU, sin embargo, habia diputada Margarita Nelken por el Partido Socialista. EI trabajo de Campoa­
perdido apoyos. La confluencia de las politicas gubernamentales contra las mor en el debate del articulado sobre el derecho al sufragio femenino en la
sufragistas, la creciente autocracia de las Pankhurst, unido a la impopulari­ discusion de las enmiendas a la Constitucion se centraba en gran parte, al
dad de algunas de las tacticas que estas empleaban, hicieron que disminu­ igual que 10 habian hecho sus antecesoras norteamericanas, en el respeto y
yera el numero de simpatizantes (Rosen, 1974:242 y ss.). coherencia de los principios universales dernocraticos:
Ya en 1914, la irrupcion del escenario belico de la Primera Guerra Mun­
dial detuvo la lucha sufragista. EI periodico que servia para sus propositos, Dejad que la mujer se manifieste como es, para conocerla y juzgarla; respetad su dere­
The Suffragette, fue rebautizado como Britannia. Sus militantes pusieron en cho como ser humano; pensad que una Constitucion es tarnbien una transaccion entre
primer plano la defensa de los intereses nacionales. Tras la guerra la mayo­ las tradiciones politicas de un pais y el derecho constituyente, y si el derecho constitu­
ria de los paises europeos reconocieron el derecho al voto a las mujeres. yente, como norma juridica de los pueblos civilizados, cada dia se aproxima mas al con­
Asi, Dinamarca en 1915, Rusia en 1917 y Austria, Luxemburgo e Irlanda cepto de la libertad, no nos invoqueis eI trasnochado principio aristotelico de la desi­
en 1918. Alemania y Suecia 10 hicieron en 1919. Gran Bretaiia establecio gualdad de los seres desiguales [...] EI hombre especificamente es Iibre, y en un
en 1918 el voto para las mujeres mayores de treinta afios y en 1928 a la ma­ principio democratico no puede ser establecida una escala de derechos. ni una escala de
yoria de edad en igualdad con los varones. Estados Unidos aprobo el voto intereses, ni una escala de actuaciones (Campoamor, Diario de Sesiones de fa Cortes,
en 1920. Otros paises no entrarian en ellistado hasta despues de la Segunda citado en Fagoaga y Saavedra. 1981).
Guerra Mundial, como es el caso de Francia e Italia, ambos en 1945. Y por
ultimo, la incorporacion de Suiza, ya en 1971. Por el contrario, Victoria Kent man tenia -frente a la posicion de Cam­
Comparado con los movimientos de mujeres que se desarroIlaron en poamor- la inoportunidad politic a que suponia para la Republica la conce­
otros paises durante el siglo XIX, en Espana su presencia fue mucho menor. sion del sufragio femenino y abogaba por su aplazamiento. Finalmente, y
En opinion de Giuliana di Febo, los inicios de un debate feminista los en­ tras un tenso debate parlamentario, se aprobo el articulo 34 de la Constitu­
contramos en la escuela krausista en un primer momento y en la Institucion cion de 1931 en el que quedaba establecido el voto de las mujeres a los
Libre de Enseiianza posteriormente (di Febo, 1976). En ambos casos se veintitres afios, en igualdad con los hombres.
planteaba la necesidad de que las mujeres tuviesen una educacion que les
permitiese desempefiar adecuadamente su papel de madres y esposas. Tanto
para los krausistas como Giner de los Rios como para los miembros de la 2.7 La expLicaci6n de La opresi6n: Simone de Beauvoir
lnstitucion, ya en 1881 el debate de la cuestion femenina pasaba necesaria­
mente por la elaboracion de un programa pedagogico. En este sentido, cabe En 1945 las mujeres francesas conseguian el derecho al sufragio. Cuatro
destacar las figuras de Concepcion Arenal, Adolfo Posada y Emilia Pardo afios mas tarde se publicaba El segundo sexo, de Simone de Beauvoir, obra
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1. Genealogia de la vindicacion
Feminismos. Debates teoricos contemporaneos

que habria de desempefiar un papel fundamental en el desarrollo del femi­ dolo como alteridad pura» (Beauvoir [1949], 1998, vol. I :52). Para explicar
nismo de las decadas venideras. Sin embargo, como ha sefialado Amelia entonces la situacion de la mujer como la Otra, Beauvoir recurre a la filo­
Valcarcel, El segundo sexo es una obra a destiempo que parecia quedarse sofia hegeliana y a la relacion amo-esclavo como ejemplificacion de la lu­
en el vacio, pues por un lado el sufragismo, como teoria y como movimien­ cha por el reconocimiento de la autoconciencia (Beauvoir [1949], 1998,
to, parecia haber quedado desactivado una vez conseguido el derecho al vol. I: 129-130). Asi, de la misma manera que el esclavo se reconoce en la
voto en la mayoria de los paises occidentales, y por otro adelantaba los conciencia autonoma del amo, la mujer se reconoce en el varon y busca en
grandes temas del feminismo de la segunda mitad del siglo xx (Valcarcel, el su futuro y sus valores, «no se reivindica como sujeto, porque carece de
2001). Pero 10que sin lugar a dudas ponia de manifiesto era que el feminis­ medios concretos para hacerlo, porque vive el vinculo necesario que la ata
mo no se identificaba exclusivamente con la consecucion de unos derechos al hombre sin plantearse una reciprocidad y porque a menudo se complace
en el terre no legal y que, conseguidos estos, el feminismo no habia queda­ en su alteridad» (Beauvoir [1949], 1998, vol. 1:55).
do inane, sino que, por el contrario, todavia tenia mucho que decir. Aplicando la moral existencialista, Beauvoir afirma el concepto de ser
Por ello tambien esta obra inicia un nuevo camino en la teoria feminista: humano como libertad, y por tanto como trascendencia a traves de proyectos
el de la explicacion. Su proposito, como nos recuerda de nuevo Valcarcel, (Beauvoir [1949],1998, vol. 1:63; Lopez Pardifias, 1994:115). Sin embargo,
no es vindicativo 0 politico, como 10 habia sido el feminismo anterior; no la situacion de las mujeres limita su libertad y por tanto su trascendencia:
seguia ese formato, sino que emprendia uno nuevo: la construccion de una
teoria explicativa acerca de la subordinacion de las mujeres.Y para ello no Ahora bien, 10que define de una manera especialla situacion de la mujer es que siendo
renunciaba a los principios ilustrados, sino que los revitalizaba a traves de como ser humane una libertad aut6noma se descubre y se elige en un mundo donde los
las categorias existencialistas (Valcarcel, 2001:128-130; Amoros, 1997:381). hombres Ie imponen asumirse como Otra; se pretende fijarla como un objeto y abocarla
En consecuencia, si bien es verdad que en cierto sentido la obra resume la a la inmanencia, puesto que su trascendencia es perpetuamente trascendida por otra con­
etapa anterior, reflexionando sobre 10 ya obtenido, su nove dad radica en ciencia esencial y soberana. EI drama de la mujer es este conflicto entre la reivindica­
que inaugura una nueva manera del hacer feminista en la que el feminismo cion fundamental de todo sujeto que se afirma siempre como 10 esencial y las exigen­
aparece como una teoria que explica la organizacion social y filosofica del cias de una situaci6n que la constituye como inesencial (Beauvoir [1949], 1998:63).
mundo. En ese camino, ademas, El segundo sexo pone los cimientos de la
interdisciplinariedad como una de las caracteristicas de la investigacion fe­ l.Como se ha llegado a esa situacion de opresion de las mujeres? Para
minista al abordar desde la historia, la psicologia, la biologia 0 la antropo­ encontrar las respuestas Beauvoir lleva a cabo un analisis de los elementos
que han configurado esa situacion, rastreando como conciben a la mujer la
logia las causas de la subordinacion.
Beauvoir parte de un interrogante que se hacia personalmente: l.Que sig­ biologia, el psicoanalisis, el materialismo historico, la historia y los rnitos.
nifica ser mujer?, y sefiala la paradoja de tener que plantearse esta cuestion La causa originaria de la opresion, nos dice Beauvoir, se encuentra en una
cuando, por el contrario, «a un hombre no se le ocurriria escribir un libro edad remota -probablemente la Edad del Bronce- en la que las mujeres
sobre la situacion particular que ocupan los varones en la humanidad» quedaron excluidas de las expediciones guerreras, y, culturalmente, «la su­
(Beauvoir [1949], 1988, vol. 1:49). Contestar a la cuestion inicial implica perioridad no la tiene el sexo que engendra, sino el que mata» (Beauvoir
indagar acerca del tipo de relacion que mantienen las mujeres respecto a los [1949], 1998, vol. 1:128). En este sentido, Beauvoir no acepta la inferiori­
hombres. La respuesta la encuentra en la categoria de la alteridad: el hom­ dad fisica de las mujeres como causa de la subordinacion, sino la interpre­
bre define a la mujer no en si, sino en relacion con el, Ser mujer no signifi­ tacion cultural de la reproduccion como un hecho que no procura la tras­
ca ser un individuo autonomo --como habian demandado las ilustradas y cendencia.
las sufragistas-, sino ser la otra (Beauvoir [1949], 1988, vol. I, Introduc­ La otra idea sobre la que pivota El segundo sexo eS.LlL<!~Jc;LcOl}sjruccion.-..
cion). La otredad aplicada a la mujer aparece asi como el gran eje tematico .cultural de 10 que significaser muj.er, reflejada en su celebre afirmacion:
de El segundo sexo y uno de sus conceptos clave. Beauvoir constata como «No senace mujer: se llega a serlo» (Beauvoir [1949], 1998, vol. 2: 13).
la idea de alteridad es un concepto presente en todas las culturas. Esta im­ Con ella Beauvoir descarta de raiz un esencialismo femenino que enlaza a
plica un par de conceptos reciprocos: 10 otro Y 10 mismo. Sin embargo, su vez con la critica de las ilustradas a una concepcion naturalista de las
cuando la aplicamos a las relaciones entre hombres y mujeres, no encontra­ mujeres, de sus atributos, defectos y virtudes (Amoros, 200 I: I08). Frente a
mos esa reciprocidad, no hay simetria entre los terminos como si fuesen las explicaciones biologicistas y deterministas, Beauvoir negaba la existen­
dos polos opuestos, sino que uno de ellos ---el varon-s- «se afirma como el cia de «10 femenino», afirmando el complejo origen cultural y social de 10
unico esencial, negando toda relatividad respecto a su correlato, definien­ que era ser una mujer:
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ningun destine biologico, psiquico, economico, define la imagen que reviste en el seno 9 En 1908 el SPD tenia unas 30.000 afiliadas, y en 1914 la cifra llegaba a las 175.000

de la sociedad la hembra humana; el conjunto de la civilizacion elabora este producto in­ (Nash y Tavera, 117), mientras que la seccion de mujeres del Partido Laborista Ingles

termedio entre el macho y el castrado que se suele calificar de fernenino. Solo la media­ contaba en 1910 con 5.000 afiliadas.

10 La propuesta de Judith Butler se analiza en el capitulo 5 de este libro.

cion ajena puede convertir un individuo en Alteridad (Beauvoir [1949]. 1988, vol. 2:13).

La importancia de su analisis se nos muestra en la influencia que tuvo en


la elaboracion teorica posterior al configurar gran parte de la reflexion que Bibliograf'ia
se desarrol1aria en los afios setenta y ochenta. Asi, el feminismo de esas de­
cadas interpreto la tesis de Beauvoir como una explicitacion precoz del Amoros, Celia (1985): Hacia una critica de la razon patriarcal, Madrid, Anthropos.
concepto de genera, entendiendo por tal, como se estudiara en el capitulo 3, - (coord.) (1992): Actas del Seminario Permanente Feminismo e Ilustracion, Ins­
la interpretacion cultural del sexo biologico. En este aspecto, autoras con­ tituto de Investigaciones Feministas, Universidad Complutense de Madrid, Di­
temporaneas como Judith Butler exploran el sentido de genero como elec­ reccion General de la Mujer, Comunidad Autonoma de Madrid.
cion del «llegar a sen> y la posibilidad de realizar «elecciones de genero» a - (coord.) (1994): Historia de la Teoria Feminista, Madrid, Direccion General de
partir de los presupuestos de Beauvoir!". Lo que nos muestra, de nuevo, es la Mujer, Comunidad de Madrid.
- (1997): Tiempo de feminismo, Madrid, Catedra, Feminismos.
la anticipacion teorica -y la relevancia- de El segundo sexo como uno de
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I La teoria de esta autora se explica detenidamente en el capitulo 4.
Bolt, Christine (1993): The Women s Movements in the United States and Britain
2 La actuacion mas conocida y representada en la iconografia de la Revolucion es la de
from the 1790s to the 1920s, Nueva York, Harvester WheatsheafPress.
la marcha de las mujeres a Versalles en protesta por el encarecimiento del pan el 5 de
Bryson, Valerie (1992): Feminist Political Theory, Londres, MacMillan.
octubre de 1789.
Buhle, Mari Jo y Paul (1978): The Concise History of Woman Suffrage. Selections
J Este termino concretamente 10 utiliza Sheyla Benhabib, al criticar algunos puntos de
from the Classic Works ofStanton, Anthony, Gage and Harper, Urbana, Univer­
la teoria liberal, como se explica en el capitulo 4.
sity f Illinois Press.

• En adelante esta obra se citara como VDM. Burdiel, Isabel (1996): «Introduccion», en Wollstonecraft (1996).

5 En ese mismo afio el estado de Nueva York, el rnisrno en el que se celebra la Conven­ 4- Cobo, Rosa (1995): Fundamentos del patriarcado moderno. Jean-Jacques Rous­
seau, Madrid, Catedra, Feminismos.

cion, concederia a las mujeres casadas la propiedad de sus posesiones.

" Enmienda Decimocuarta, seccion segundo: «Los representantes se distribuiran pro­


Cott, Nancy F. (1987): The Grounding of Modern Feminism, New Haven, Yale Uni­

porcionalmente entre los diversos Estados de acuerdo con su poblacion respectiva, en la versity Press.

que se tomara en cuenta el numero total de personas que haya en cada Estado, con ex­ De la Guardia, Carmen (1998): «El gran despertar. Rornanticas y reformistas en

cepcion de los indios que no paguen contribuciones. Pero cuando a los habitantes varo­ Estados Unidos y en Espana», Historia Social, n." 31.

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Unidos se les niegue 0 se les coarte en la forma que sea el derecho a votar en cualquier La sujecion de la mujer», en C. Amoros (1994).

eleccion en que se trate de escoger a los electores para Presidente y Vicepresidente de - (I 994b ): «EI conflicto clase-sexo-genero en la tradicion socialista», en C. Amo­

los Estados Unidos, a los representantes de Congreso, a los funcionarios ejecutivos y ju­ ros (1994).

diciales de un Estado 0 a los miembros de su legislatura, excepto con motivo de su par­ De Pizan, Christine (1995): La ciudad de las damas, Madrid, Siruela.

ticipacion en una rebelion 0 en algun otro delito, la base de la representacion de dicho Di Febo, Giuliana (1976): «Origenes del debate feminista en Espana. La escuela

Estado se reducira en la misma proporcion en que se halle el numero de ciudadanos va­ krausista y la Institucion Libre de Ensefianza», Sistema.

rones a que se hace referencia, con el nurnero total de ciudadanos varones de veintiun Dubois, Ellen Carol (1980): Feminism and Suffrage: The Emergence ofan Indepen­
afios del repetido Estado» (cursivas afiadidas). dent Women s Movement in America 1848-1869, Ithaca, Cornell University Press.

7 Esta denorninacion es propia de la teoria feminista contemporanea y es empleado por


- (1998): WO/llan Suffrage. Women s Rights, Nueva York, New York University

Sara Ruddick en su obra Maternal Thinking (vease en este sentido el capitulo 5), aun­
Press.

que su presencia la podemos rastrear en los siglos XVIII Y XIX.


Duby, Georges, y Michelle Perrot (1990-2000): Historia de las mujeres, vol. 4. El

8 Hasta 1891 el SPD no admitiria en su programa la igualdad de derechos.


siglo XIX, Madrid, Taurus.

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