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JUVENTUD

A causa de su mediocre expediente académico Hitler debió abandonar en 1904 la Realschule de


Linz y se trasladó a la de Steyr, distante unos ochenta kilómetros. En 1905 su madre mudó la
familia a un cómodo piso en Urfahr, un suburbio de Linz, donde Adolf disponía de una habitación
propia, llevaba una vida bastante indolente y, con el pretexto de una enfermedad fingida o más
probablemente algo exagerada, convenció a Klara de que no podía seguir en la escuela.21 Así pues
abandonó los estudios a los dieciséis años, después de haber sido calificado positivamente en la
asignatura de dibujo y haberse convencido a sí mismo que su futuro estaba en la pintura.22
Durante tres años, Hitler se mantuvo en Linz sin buscar trabajo, muchas veces en compañía de
August Kubizek, probablemente el único amigo que tuvo en su adolescencia;23 según Hitler, estos
años serían los «mejores años de su vida».23 Aunque Hitler consideraba que su futuro estaba en la
pintura o la arquitectura, era un voraz lector, prefiriendo obras de historia y mitología alemana.24
Para los dieciséis años, Hitler ya era un ferviente nacionalista pangermano, y aborrecía a los
Habsburgo y a la diversidad étnica del Imperio austrohúngaro.23

Al cumplir diecisiete años, Hitler viajó a Viena por primera vez y pudo prolongar su estancia en la
ciudad dos meses gracias a la ayuda monetaria de su madre y otros parientes.24 Durante su
estadía, visitó la Academia de Bellas Artes, donde consultó los requisitos para ser admitido con el
fin de convertirse en pintor. En octubre de 1907 regresó a Viena y se presentó a la prueba de
admisión; sin embargo, no logró ser admitido al no poseer el talento deseado, lo cual lo
decepcionó mucho.25 Al año siguiente lo intentó de nuevo, con peores resultados. El rector de la
Academia le aconsejó intentar en el campo de la arquitectura, pero como Hitler no se había
graduado del colegio, era muy difícil que fuera admitido en la respectiva escuela.24 Sin embargo,
en esos años jóvenes con «talento excepcional» eran admitidos en la escuela de arquitectura sin
diploma de secundaria, pero se desconoce si Hitler intentó ingresar alguna vez.26

A pesar de su fracaso, Hitler decidió quedarse en Viena, aunque por unos meses continuó viviendo
en Linz con su madre, quien estaba agonizando por causa del cáncer de mama. Después de la
muerte de su progenitora, el 21 de diciembre de 1907, Hitler viajó a Viena, donde inicialmente se
ganó la vida gracias a diversos trabajos como barrer la nieve, cargar maletas en la estación de
trenes y ser un obrero de construcción.26 Sin embargo, sus problemas económicos no terminaron,
y un año después de haber llegado a Viena fue desalojado de su apartamento y tuvo que vivir en
un miserable hostal, recurriendo a comedores de indigentes para poder aplacar el hambre.26 No
obstante, para 1910 su situación económica era más estable, y se mantenía exclusivamente
pintando cuadros. Viena, una ciudad cosmopolita, con mucha vitalidad intelectual y multicultural,
le fue por completo incomprensible. Aunque en posteriores discursos Hitler afirmaría que Viena
era «una perla ante mis ojos», Baldur von Schirach lo contradiría:

Hitler nunca amó a Viena. Odiaba a su gente.27


Sin embargo, su estadía en Viena fue muy importante. De acuerdo con Hitler, su antisemitismo se
formó en esta ciudad; aunque su amigo Kubizek lo contradice, ya que asegura que Hitler ya era un
profundo antisemita en Linz.28 No obstante, de acuerdo al propio testimonio de Hitler, sus ideas
políticas y raciales fueron formadas, o por lo menos moldeadas, en esa ciudad. Hitler mismo
reconocería que la ciudad le enseñó todo lo que tenía que saber en la vida:

En este período tomó forma dentro de mí una imagen universal y una filosofía que se convirtió en
la base de todos mis actos. Además de lo que entonces creé, he tenido que aprender poco, y he
tenido que cambiar nada.29

El 24 de mayo de 1913 y acompañado de Rudolf Häusler, un compañero del albergue para


hombres donde residía, se trasladó a Múnich. Debió esperar a cumplir los veinticuatro años para
poder cobrar la herencia paterna y, aunque afirmaba querer ingresar en la Academia de Arte
muniquesa, probablemente la razón principal de su marcha era eludir el servicio militar,
inscripción que llevaba demorando desde 1909, cuando debería haberlo hecho para incorporarse
a filas con veintiún años.30 Aparentemente no deseaba servir junto con eslavos y judíos,28
aunque también siempre se había sentido atraído por la prosperidad y fortaleza que mostraba el
Imperio alemán, en contraste con el decadente Imperio austrohúngaro. Por su parte, Hitler
declaró que abandonó Austria porque la mezcla de razas en Viena le causaba «repugnancia».28
No obstante las autoridades austríacas consiguieron localizarlo y el 18 de enero de 1914 un agente
de policía le entregó una citación judicial en la que se exigía su regreso: esquivar el servicio militar
era motivo de una importante multa, pero el hecho de abandonar Austria para ello se consideraba
deserción y conllevaba pena de cárcel. Hitler debió viajar entonces a Salzburgo, donde fue
examinado el 5 de febrero, pero fue declarado no apto para prestar servicio militar.

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