La Masacre de Las Bananeras

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 3

La masacre de las bananeras: «no ha pasado nada, ni está pasando ni

pasará nunca»
Publicado por Editora Redes | Dic 5, 2018 | Memoria | 1 |
La masacre de las bananeras: «no ha pasado nada, ni está pasando ni
pasará nunca»
5 dic. CI.- El 5 y 6 de diciembre de 1928, el Ejército colombiano asesinó a
miles de mujeres, hombres y niños en Ciénaga, Magdalena, en lo que se
conoció como la masacre de las bananeras. La matanza de los militares buscó
proteger los intereses de la multinacional United Fruit Company.
En la década de 1920, el departamento del Magdalena, en el caribe
colombiano fue el epicentro de la producción bananera que lideró la
multinacional United Fruit Company. Esta multinacional controló el mercado
del banano en varios países de centro América y el Caribe.
La United Fruit Company se apoderó de extensiones de tierras en la región
para garantizar la producción de banano. Igualmente, se aseguró de traer a
miles de personas de diferentes regiones del país para que trabajaran como
obreros en las plantaciones bananeras.
La historiadora Judith White señala que a finales de los años veinte, en la
economía a nivel global era evidente la dominación de la United Fruit
Company sobre el mercado internacional del banano, sin embargo era
desafiada por algunas compañías que lograban reducir los costos de
producción de la fruta. Para mantener su participación en el mercado, esta
multinacional buscó reducir los costos de producción. De igual forma, en esos
años era evidente que la zona bananera de Santa Marta, dejó de ser
económicamente competitiva: el banano colombiano pesaba menos que los
de Centroamérica, además los fletes desde Colombia hacia los Estados
Unidos eran mayores.
Por otra parte los movimientos revolucionarios habían ganado importancia
en amplias reivindicaciones de los sectores populares, los cuales sufrían
enormes condiciones de desigualdad y miseria. Los trabajadores de esta
multinacional estadounidense y sus familias sufrían enfermedades, falta de
acceso a la salud, hambre, carecían de acceso a la educación entre otros
derechos. La situación que sufrían y el clima de luchas populares incentivó a
los trabajadores a buscar organizarse para exigir a la United Fruit Company
mejores condiciones laborales.
Tras organizarse los trabajadores definieron unas reivindicaciones precisas y
buscaron sentarse dialogar con la United Fruit Company, a la cual le
presentaron estas reivindicaciones:
Estas sencillas exigencias fueron rechazadas por las directivas de la empresa,
las cuales se negaron a sentarse a dialogar con los dirigentes obreros a los
cuales desconocieron.
La United Fruit Company consideraba las demandas de los trabajadores como
una amenaza a su operación en Colombia. Si los trabajadores las imponían, la
compañía tendría que aumentar los salarios y el precio de compra a los
cultivadores colombianos. Por lo tanto, la United Fruit Company se negó a
negociar. La compañía argumentó que la huelga no podía ser vista como un
paro legítimo de trabajo, sino como una rebelión contra la autoridad
establecida, fomentada por agitadores extraños al conflicto.
Cuando la Unión Sindical de Trabajadores del Magdalena escribió el pliego de
peticiones, no solamente le envió copias a la United Fruit Company, también
al Presidente de la República, al Congreso y al Ministerio de Industrias. Los
trabajadores solicitaban al Gobierno que admitiera la legalidad de sus
demandas, y pidieron a la Oficina General del Trabajo que mediara entre
ellos y la United Fruit Company.

Sin embargo, el gobierno del presidente Miguel Abadía Méndez buscó


proteger los intereses de la United Fruit Company, por lo cual encargó al
General Carlos Cortés Vargas para que destruyera la protesta iniciada por los
trabajadores.
Tras varias protestas por parte de los trabajadores y de continuas
detenciones que realizaba el Ejército, el General Carlos Cortés Vargas, el
Gobierno y sobre todo la multinacional United Fruit Company presionaron
para que la huelga fuera finalizada a toda costa. Incluso enviaron soldados de
Antioquia, pues el general consideró que los de la región no actuarían, pues
tenían relaciones familiares y fraternales con la gente de la región.
En la noche del 5 de diciembre, el coronel se concentró en la plaza de
Ciénaga con un contingente de aproximadamente 300 soldados traídos de los
departamentos de Antioquia y Boyacá. Los manifestantes, quienes estaban
preparándose para otra movilización pacífica estaban seguros de que el
Ejército no dispararía, por lo que nadie se inmutó frente a las amenazas del
militar. Cuando empezaron los disparos el horror se apoderó de las personas
en la plaza, mientras los nidos de ametralladora disparaban
indiscriminadamente contra los manifestantes.
No es preciso el número de muertos que dejó la masacre. Después del seis de
diciembre continuaron los días de terror a manos del ejército colombiano.
Según el general Cortés Vargas solo hubo 9 muertos, el embajador
norteamericano de la época admitió que la cifra podía llegar a 1000 personas
asesinadas, el dirigente Sindical Alberto Castrillón aseguro que la cifra
ascendía a 5000 muertos. Varios historiadores coinciden en que la causa para
que no se tenga claridad en la cifra radica en el control a la información que
hicieron los militares.
Jorge Eliecer Gaitán visitó la región y tras regresar a Bogotá, en el Congreso
de la República denunció la forma como el ejército colombiano por orden del
Gobierno asesinó a miles de mujeres, hombres y niños para proteger los
intereses de la United Fruit Company. El General Cortés Vargas, quien fue
exonerado por estos hechos explicó que decidió atacar a los manifestantes,
para impedir que los buques de guerra de los Estados Unidos invadieran el
territorio colombiano para proteger a la multinacional extranjera.

También podría gustarte