Modulo 8 Neurociencia y Terapias de Inteligencia Emocional
Modulo 8 Neurociencia y Terapias de Inteligencia Emocional
Modulo 8 Neurociencia y Terapias de Inteligencia Emocional
DE INTELIGENCIA EMOCIONAL
Muchos científicos y expertos afirman que este conocimiento también permite estudiar
cómo los seres humanos crean y gestionan sus emociones y su conciencia ,
ambas pertenecientes a las funciones mentales superiores.
De esta forma, los expertos relacionan las emociones con los mecanismos de memoria,
aprendizaje, concepción del mundo y forma de ser y de actuar del individuo.
Dentro del cráneo del ser humano se encuentra el cerebro, un órgano que, según el médico y
neurocientífico norteamericano McLean (1990), está formado por tres partes: la reptiliana, la
límbica y la neocorteza o cerebro pensante.
McLean afirma que “es como si en nuestra cabeza convivieran un cocodrilo, un caballo y un ser
humano, y que entre los tres tomaran las decisiones (aunque no siempre de común acuerdo)”.
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La zona reptiliana del cerebro proporciona al ser humano la capacidad para actuar desde el
inconsciente , es decir, de forma impulsiva. Estas aptitudes permiten satisfacer las
necesidades básicas para la supervivencia, como la alimentación y la reproducción de la
especie.
Este cerebro puede entenderse como una parte del sistema nervioso que se limita a
ejecutar códigos programados genéticamente cuando se dan las condiciones adecuadas.
El sistema límbico está ubicado bajo la corteza cerebral y es el encargado de regir las
funciones del individuo mediante la autoconservación, la lucha y los sentimientos. Esta parte
del cerebro surgió en los mamíferos primitivos sobre la base del sistema o cerebro reptiliano.
Esta área cerebral influye sobre el aprendizaje y la memoria emocional. Es decir, hace
que el individuo sea capaz de repetir conductas que le proporcionan emociones agradables y
que no quiera volver a las que le llevan a sensaciones negativas.
La neocorteza o cerebro pensante es la zona más nueva del cerebro, pero recubre las
partes más primitivas y primigenias. Por este motivo, es una de las áreas más importantes del
interior del cráneo humano.
Esta parte del cerebro aporta las capacidades de pensar, razonar y planificar a los
sistemas que procesan y regulan los instintos y las emociones, es decir, al cerebro reptiliano y
al límbico.
Cada área del cerebro tiene una función claramente definida y concretada. Todas ellas van
encauzadas hacia la supervivencia y la existencia armónica del ser humano. No obstante, el
equilibrio entre emoción y razón puede cambiar según cada individuo.
El neurocientífico argentino Néstor Braidot (2011) explica el modo en que el ser humano
experimenta este equilibrio en la actualidad:
En la vida cotidiana, el predominio de uno u otro nivel cerebral suele variar según
las personas. Por ejemplo, si un individuo basa gran parte de su vida en el
razonamiento lógico, tenderá a mantener distancia de sus emociones, lo cual
impedirá a su sistema límbico trabajar con libertad para desplegar todo su
potencial. En cambio, si es excepcionalmente emotivo, sus impulsos pueden
ocupar todo el espacio sin que pueda intervenir demasiado la función evaluadora y
analítica del córtex.
Esto último también sucede (y lo vemos todos los días) con el cerebro reptiliano,
que ha sido diseñado para responder a situaciones de supervivencia. Si bien
protegió al ser humano primitivo, su prevalencia en los hombres y mujeres de hoy
puede constituir un problema, no solo para establecer relaciones satisfactorias con
los demás, sino también para su desarrollo como personas.
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Braidot afirma que en la actualidad los seres humanos son capaces de ir “hacia un desarrollo
superior” y hallar de una forma mucho más sencilla, segura y prolongada ese equilibrio entre
cuerpo, mente y corazón.
La primera etapa vital, la infancia , se convierte en el estadio germinal del ser humano.
Durante esta etapa se desarrolla el individuo a nivel físico, anímico y sociocultural. En cuanto al
cerebro, el sujeto despliega las neuronas y activa sus genes y la formación sináptica de este
órgano.
La plasticidad del cerebro cambia según sus zonas, una característica que ha facilitado el
conocimiento sobre cómo la experiencia emocional en la infancia afecta a la formación de
algunas estructuras orgánicas.
Para ejemplificar esta cualidad adaptativa del cerebro, Braidot (2011) menciona algunos casos
en su libro: “por ejemplo, los niños sometidos a maltrato u otros traumas pueden desarrollar un
hipocampo más pequeño”, o “los pequeños que han sido abandonados tienen dificultades no
solo en sus capacidades cognitivas, sino también en las motrices y sociales”.
Por este motivo, se relacionan los comportamiento s y los mecanismos vitales de cada
individuo con sus experiencias durante la infancia, ya sean más o menos traumáticas.
Pese a que las relaciones afectivas durante la infancia ejerzan una gran influencia en el
desarrollo del ser humano, el aspecto afectivo en la etapa adulta también interfiere en el
razonamiento. Así lo expone Braidot (2011):
El mismo autor añade que, actualmente, los seres humanos son capaces de desarrollar una
mayor capacidad intelectual gracias a la práctica de actividades mentales. Estas hacen que el
riego sanguíneo aumente y, a la vez, permiten que las neuronas procesen y transmitan
información.
De este modo, se pueden potenciar, por ejemplo, los neurocircuitos de la empatía, la paciencia,
la serenidad y el bienestar, los cuales tienen un correlato anatómico conocido.
Las emociones no solo influyen en los aspectos cognitivos del ser humano, sino también en el
estado de salud. En este sentido, se debe tener en cuenta que las emociones pueden ayudar
a que un sujeto se proteja de patologías, dolencias o enfermedades.
A lo largo del siglo XX, las investigaciones sobre la relación entre emociones y salud han ido
aumentando. Algunos ejemplos de este auge de la conciencia emocional entorno la salud son
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los estudios del psicólogo Enrique G. Fernández Abascal, los del profesor Johnmarshall Reeve y
los de la especialista Anna Carpena Casajuana, entre otros.
De hecho, cada uno de estos trabajos sostiene que las emociones y el organismo se relacionan
e interactúan entre sí. Esta relación desencadena reacciones químicas que pueden alterar la
respuesta inmunitaria y el funcionamiento de los diferentes órganos y sistemas de nuestro
cuerpo a nivel físico y mental.
No obstante, se debe tener en cuenta que la potencia de las emociones afecta de una
forma u otra en el organismo. Es decir, ciertos niveles de estrés, por ejemplo, no tienen por
qué ser negativos para el correcto funcionamiento del organismo, incluso pueden ser
necesarios para la existencia.
Las emociones y sensaciones se transmiten entre las personas, de ahí que no sea extraño que
los espectadores de un concierto sientan la misma euforia o pánico a la misma vez. Estas
circunstancias colectivas son reacciones emocionales primitivas.
Este contagio emocional se produce gracias a las denominadas neuronas espejo. Estas se
activan al ver a otra persona experimentando una determinada emoción, provocando la
estimulación de los mismos circuitos cerebrales que dicha persona.
El neurocientífico y psicólgo Emilio García (2008) define las neuronas espejo de la siguiente
manera:
Las neuronas espejo juegan un papel muy importante en la empatía de los seres humanos.
Gracias a ellas, los sujetos pueden sentir o intuir lo que sienten y experimentan otros
individuos, algo que refuerza el vínculo entre ellos. La empatía permite reducir la distancia
social entre personas, reforzando su relación y vínculo emocional.
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El psicólogo chileno André Sassenfeld (2008) apunta que:
En este sentido, Greenberg (2013) expone que las emociones no son una conclusión, sino
información sobre la forma que tiene el sujeto de gestionar un sentimiento concreto. Por
ejemplo, cuando una persona siente miedo no significa que tenga que huir ni que sea un
cobarde. El miedo solamente le informa de que hay un peligro, forma parte de un proceso.
El sentimiento será transformado a medida que el proceso de afrontamiento se inicie, una vez
el sujeto sea capaz de aceptarlo y reflexionar acerca de el. Para ello, el individuo debe
reflexionar sobre qué provoca la emoción, lo que significa para el y lo qué debería hacer.
8.2.1.1. Ego
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El psicólogo y profesor de la Universidad de Valencia Vicente M. Simón (2001) describe el ego
como "un constructo mental que contiene, básicamente, la imagen de uno mismo".
El primer paso para avanzar hacia la inteligencia emocional completa es tener conciencia de
que muchos de los patrones de actuación en los que se basa la conducta del ser humano están
arraigados en el ego.
Este, por mucho que esté con el sujeto desde la infancia, no tiene por qué corresponder a una
identidad real. De hecho, corresponde a un extracto idealizado , de ahí que el sujeto nunca
se sienta satisfecho con lo que tiene.
El ego es tan solo la punta del iceberg de lo que supone la conciencia plena de las emociones.
Este es la parte racional del sujeto, donde reside la lógica y sus patrones. Al conocer esta
parte, el individuo aprenderá de qué forma dichas estructuras interfieren en su forma de ser,
actuar y concebir su entorno.
En este impase de toma de conciencia, el sujeto debe tener en cuenta cada uno de los puntos
que la conforman, es decir, mente, cuerpo y espíritu.
Tomar conciencia del cuerpo y de cómo este recibe las emociones que experimenta resultan
factores imprescindibles en el proceso de adquisición de inteligencia emocional.
El cuerpo, la mente y el espíritu se relacionan y se alimentan entre sí. Uno sin los otros dos no
puede existir, porque el individuo dejaría de existir como tal. Por este motivo, es necesario un
equilibrio entre las tres partes.
Para encontrar la conciencia y el equilibrio entre estas tres partes, Simón (2001) propone vivir
desde el presente:
[...]
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La meditación se ha alzado, sobre todo en el siglo XXI, como uno de los grandes métodos
para adquirir conciencia sobre las emociones y sentimientos para conseguir gestionarlos. Por
este motivo, han ido extendiéndose algunos tipos de meditación provenientes de otras
culturas.
Un claro ejemplo es el mindfulness, una disciplina que que Simón (2017) describe como una
capacidad humana que consiste en ser conscientes de los contenidos de la mente en todo
momento. Dicho de otra forma, es la práctica de la autoconsciencia.
La meditación Vipassana también se alza como un gran método para conseguir fijar la
atención y la presencia en el momento presente. Sin embargo, muchas personas confunden
esta disciplina con el mindfulness debido, precisamente, a este punto en común: el foco en el
presente.
La diferencia entre ambas disciplinas radica en que la meditación Vipassana pone la atención
en cualquier objeto que suceda en el presente, ya sea la respiración, el caminar o las
emociones.
Las personas que desean tomar conciencia de sus emociones deben prescindir de los
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patrones que forman parte de su ser, es decir, de su ego y sus estructuras. Esto implica
emprender un proceso que lleva al sujeto a explorar más allá de la concepción que tiene sobre
sí mismo, tanto de su cuerpo como de su mente.
Se debe tener en cuenta que el individuo experimenta una sensación satisfactoria, cuanto más
se conoce, relacionada con el éxito de su propio proceso de autoconocimiento.
Hay que recordar que la autoestima es una capacidad que forma parte de la aptitud
intrapersonal, la cual incluye también habilidades como la autoconciencia emocional, la
autorrealización y la independencia. Todos ellos son elementos de la inteligencia emocional,
por eso se relacionan ambos conceptos.
No obstante, cuando el ser humano consigue poseer IE y dirige sus emociones, se concibe
como un ser digno de dar y de recibir. Es decir, se convierte en un ser consciente de sus
patrones y de sus sentimientos.
Asimismo, Greenberg (2015) establece un protocolo para conectar con el amor hacia uno
mismo y hacia el resto. Estos pasos consisten en una serie de autopreguntas que el individuo
debe realizarse para aumentar su conciencia:
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RESUMEN
● La neurociencia es una disciplina que tiene como objetivo entender cómo actúa el encéfalo
marcando la forma de ser de cada individuo. Involucra tanto la biología y el
funcionamiento del sistema nervioso, como las ciencias humanas, sociales y exactas.
● El estudio de la neurociencia también permite conocer cómo los seres humanos crean y
gestionan sus emociones y su conciencia.
● El cerebro es un órgano que está formado por tres partes: la reptiliana, la límbica y la
neocorteza o cerebro pensante, relacionadas con los instintos, las emociones y el
razonamiento, respectivamente.
● Pese a que las relaciones afectivas durante la infancia ejerzan una gran influencia en el
desarrollo del ser humano, el aspecto afectivo en la etapa adulta también interfiere en el
razonamiento. Sentir aumenta la capacidad de razonar.
● Las emociones no solo influyen en los aspectos cognitivos del ser humano, también en el
estado de salud. Un ejemplo es la alegría, o cualquier emoción positiva, que favorece la
creación de neurotransmisores.
● El neurocientífico y psicólogo Emilio García García define las neuronas espejo como un tipo
de neuronas que se activan cuando un individuo realiza una acción, pero también cuando
él observa una acción similar realizada por otro individuo.
● El primer paso al iniciar un entrenamiento en inteligencia emocional (IE) consiste en
reconocer las propias emociones. Como base, se recomienda al paciente tomar conciencia
de las seis emociones básicas y cómo su cuerpo reacciona a las mismas.
● Para avanzar hacia la inteligencia emocional completa se debe tener conciencia de que
muchos de los patrones de actuación en los que se basa la conducta del ser humano están
arraigados en el ego.
● La meditación se ha alzado como uno de los grandes métodos para adquirir conciencia
sobre las emociones y sentimientos para conseguir gestionarlos. El mindfulness i la
meditación Vipassana son dos de las disciplinas de este ámbito.
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● Las personas que desean tomar conciencia de sus emociones deben prescindir de los
patrones que forman parte de su ser, es decir, de su ego y sus estructuras. Esto implica
emprender un proceso que lleva al sujeto a explorar más allá de la concepción que tiene
sobre sí mismo.
AUTOEVALUACIÓN
Contesta las siguientes preguntas y practica las bases teóricas de este capítulo. No olvides
analizar y responder de acuerdo a lo que entendiste.
SOLUCIONARIO
1. ¿Qué tipos de cerebro existen?
Las neuronas espejo son un tipo particular de neuronas que se activan cuando un individuo
realiza una acción, pero también cuando él observa una acción similar realizada por otro
individuo.
La diferencia entre ambas disciplinas radica en que la meditación Vipassana pone la atención
en cualquier objeto que suceda en el presente, ya sea la respiración, el caminar o las
emociones. En cambio, el mindfulness determina un único punto de atención. Esta capacidad
se podría denominar concentración y evita, cuando se convierte en hábito, reacciones tóxicas y
desadaptativas.
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5. ¿Qué aportan la autocompasión y la autoestima?
Ambos estados implican amor hacia uno mismo, respeto y, sobre todo, aceptación.
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