Patrimonio Cultural
Patrimonio Cultural
Patrimonio Cultural
Comenzaremos con nuestra definición de “patrimonio” -concebida como una nueva acepción
genérica del término. (Ver definiciones de 'Patrimonio' en DRAE). Esto, con el propósito de crear
un concepto integrador de todas sus variantes (cultural, natural, tangible/material, intangible /
inmaterial), y a su vez funcional para su aplicación.
“El conjunto de bienes culturales y naturales, tangibles e intangibles, generados localmente, y que
una generación hereda / transmite a la siguiente con el propósito de preservar, continuar y
acrecentar dicha herencia.” (DeCarli, 2006) (*)
Clasificación el patrimonio
Sin embargo -aceptando la anterior clasificación-, para una mayor claridad, funcionalidad en el uso
y aplicación de estos 'patrimonios', en ILAM proponemos la siguiente clasificación, que consiste
principalmente en la división del Patrimonio Cultural en tres patrimonios de igual jerarquía, y se
mantienen los otros dos patrimonios – Natural y Cultural-Natural- según fueron establecidos:
Es así que proponemos los anteriores Patrimonios por medio de los siguientes iconos:
PATRIMONIO CULTURAL
ILAM propone como parte principal del Patrimonio Cultural, los bienes culturales muebles (*), o
sea, las COLECCIONES que las instituciones patrimoniales investigan, preservan y comunican en el
marco de disciplinas específicas o temáticas generales como arte, antropología, historia, ciencia y
tecnología, entre otras.
(*) Los "Bienes muebles" son los productos materiales de la cultura, susceptibles de ser
trasladados de un lugar a otro. Es decir, todos los bienes materiales móviles que son expresión o
testimonio de la creación humana o de la evolución de la naturaleza que tienen un valor
arqueológico, histórico, artístico, científico y/o técnico. Ejemplo de ello son: pinturas, esculturas,
libros, maquinaria, equipo de laboratorio, objetos domésticos, objetos de trabajo y objetos
rituales, entre otros.
PATRIMONIO NATURAL
los monumentos naturales constituidos por formaciones físicas y biológicas o por grupos de esas
formaciones que tengan un valor universal excepcional desde el punto de vista estético o
científico, las formaciones geológicas y fisiográficas y las zonas estrictamente delimitadas que
constituyan el hábitat de especies animal y vegetal, amenazadas o en peligro de extinción,
formas de expresión (manifestaciones literarias, musicales, plásticas, escénicas, lúdicas, entre
otras) y los lugares naturales o las zonas naturales estrictamente delimitadas (como parques
nacionales, áreas de conservación, entre otros) que tengan un valor excepcional desde el punto de
vista de la ciencia, de la conservación o de la belleza natural. ILAM propone integrar como parte
de este Patrimonio las colecciones y especimenes provenientes del entorno natural que son
investigados, preservados y expuestos en las instituciones museológicas.
PATRIMONIO CULTURAL-NATURAL
El Patrimonio Cultural-Natural parte de una visión donde la aproximación al patrimonio se
redimensiona, entendiéndolo como un patrimonio integral que en América Latina es un continuo
inseparable, como tal, es expresión de una intensa y permanente relación de los seres humanos y
su medio.
PATRIMONIO CONTRUIDO
El Patrimonio Construído, está integrado por el conjunto de los bienes culturales inmuebles (*),
que son expresión o testimonio de la creación humana, y se les ha concedido un valor exepcional
arquitectónico, histórico, religioso, científico y/o técnico.
(*) Los "Bienes inmuebles" son los productos materiales inamovibles de la cultura, que pueden ser
conservados y restaurados por algún tipo de intervención. Ejemplo de ello son: una casa histórica,
un acueducto, una catedral, un edificio industrial, un cementerio, un monumento o el centro
histórico de una ciudad, entre otros.
ILAM propone como Patrimonio Construido, los siguientes: Casas-Museo, Recintos Religiosos,
Centros Históricos y Cementerios patrimoniales y Construcciones Militares y Públicas.
PATRIMONIO INTANGIBLE
El Patrimonio Cultural Intangible puede ser definido como el conjunto de elementos sin sustancia
física, o formas de conducta que procede de una cultura tradicional, popular o indígena; y el cual
se transmite oralmente o mediante gestos y se modifica con el transcurso del tiempo a través de
un proceso de recreación colectiva. Son las manifestaciones no materiales que emanan de una
cultura en forma de: saberes (conocimientos y modos de hacer enraizados en la vida cotidiana de
las comunidades), celebraciones (rituales, festividades, y prácticas de la vida social), formas de
expresión (manifestaciones literarias, musicales, plásticas, escénicas, lúdicas, entre otras) y lugares
(mercados, ferias, santuarios, plazas y demás espacios donde tienen lugar prácticas culturales).
El Patrimonio Natural Intangible
Una nueva conceptualización del Patrimonio Intangible se desarrolla, sobre la dimensión del hacer
natural. Se conceptualiza como aquellos elementos “no tocables” del entorno natural que se
combinan para crear los objetos naturales.Esta noción nos ayuda a entender y definir, en nuevos
términos, nuestra relación con los elementos de lo natural vivo. Este novedoso tema ha
despertado creciente interés en los museos que coleccionan, resguardan e interpretan el
patrimonio natural, dando creciente atención al medio o entorno en el que éste se desarrolla y
manifiesta su physis, esto es, la naturaleza en sus procesos de manifestación y generación. ILAM
propone como parte del Patrimonio Intangible, las "expresiones intangibles", todas ellas
actualmente en práctica, determinadas en un tiempo y un espacio preciso.
implica todo lo relacionado con las estrategias que sirvan para poner en valor los bienes
patrimoniales -culturales, naturales e intangibles- y que estos vuelvan a tener una función social.
La importancia de considerar este hecho y su implicación en la gestión del mismo, nos lleva a
considerarlo como un axioma:
De este axioma, se derivan una serie de razonamientos y tres proposiciones deducidas de esta
premisa:
“satisfacer los requerimientos actuales de la sociedad, sin comprometer el derecho de las futuras
generaciones de satisfacer las suyas” (Comisión Mundial Ambiente y Desarrollo, 1987).
Esto significa que la comunidad está en su derecho de hacer uso de los recursos del patrimonio
para lograr una mejor calidad de vida y como factor de desarrollo social y humano. Sin embargo,
éste no puede basarse en una explotación desmedida de sus recursos (los cuales son frágiles e
irremplazables) hasta el punto de agotarlos o destruirlos, porque esta misma base de recursos es
el único activo potencial con el que cuentan las futuras generaciones.
Las comunidades locales, como creadoras y/o herederas de sus bienes culturales y naturales,
deben ser aliadas de las instituciones patrimoniales en el desarrollo de los procesos de su puesta
en valor. Para ello debe asumirse una 'responsabilidad compartida' entre institución y comunidad
local, que se entienda y acepte como
“un acuerdo entre la institución oficialmente custodia del bien patrimonial y la comunidad -
tradicionalmente poseedora del mismo-, de asumir la obligación que les corresponde en la
preservación del patrimonio, como resultado de un proceso de concientización y capacitación de
la comunidad para su incidencia directa en el manejo y uso de sus recursos patrimoniales”.
(DeCarli, 2006)
Los bienes del patrimonio cultural y/o natural son un "bien común" de uso social.
No tenemos "propiedad" sobre él, pero si tenemos derecho a su uso y
disfrute, porque éste es de todos. Por lo tanto, estamos obligados
a su preservación y transmisión para las generaciones futuras.
El concepto de recurso lo entenderemos tal y como una de las acepciones del DRAE:
Conjunto de elementos disponibles para resolver una necesidad o llevar a cabo una empresa.
Esto quiere decir que el otrora bien patrimonial (carente de una arista económica) al ser
convertido en recurso patrimonial adquiere carácter de activo económico.
Para llegar a contar con un recurso patrimonial (natural y/o cultural) tenemos como primer paso,
que el bien patrimonial deberá ser objeto de alguna iniciativa de puesta en valor, normalmente a
instancia de las instituciones estatales (al ser el Estado el custodio legal de dichos bienes).
Como hemos señalado, este proceso de puesta en valor, comprenderá pasos como la detección, el
registro y documentación, la investigación e intervención y la difusión/comunicación del bien
patrimonial y puede aplicarse trátese de una catarata de asombrosa caída o de una casa histórica
otrora perteneciente a un prócer de la patria.
Con base en lo anteriormente expuesto y conociendo la situación en que se encuentran los bienes
culturales y naturales en los países de América Latina y el Caribe, podemos concluir que la región
es sumamente rica en bienes patrimoniales (culturales y naturales en su manifestación tangible o
intangible), pero -comparativamente- los recursos patrimoniales de los que se disponen son
escasos, lo cual limita seriamente las posibilidades de una oferta cultural.
Las posibilidades de generación de ingresos, creadas a partir de las oportunidades y presiones que
abre el turismo cultural y el ecoturismo (y las variantes del turismo alternativo), hace que el
proceso de puesta en valor para convertir un bien en un recurso patrimonial sea en muchos casos
solo un proceso "de nombre".
Esto significa, que no se han seguido los pasos adecuados en el proceso de puesta en valor del
bien -registro, documentación, la investigación e intervención y la difusión / comunicación-;
principalmente la falta de una adecuada investigación o estudios específicos, así como la
propuesta de intervención y su ejecución (restauración de un bien cultural o descontaminación de
un bien natural), son fundamentales para dar inicio al proceso de sostenibilidad.
Debemos tener claro, entonces, que es sobre el recurso patrimonial -como resultado de un serio
proceso de intervención del bien patrimonial-, que podemos llevar a cabo su gestión, promoción y
comercialización, en otras palabras, convertir este recurso en parte de una oferta cultural.
Como explica Jordi Juan-Tresseras (2003)*, el producto cultural es el recurso patrimonial, sobre el
que se puede realizar una actividad (visitar, asistir, participar, estudiar, comprar, comer,…) porque
está formulada una propuesta de accesibilidad al mismo (cultural, temporal, espacial y económica)
para el público.
Del Bien Patrimonial al Consumo Cultural: el proceso en breve (diagrama diseñado por ILAM con
base a la información de Juan-Tresseras (2003)
Siguiendo con dicho autor, cuando el producto cultural se promociona (se hace accesible al
público) se convierte en oferta cultural, es decir que se realiza un programa con acciones de
comunicación, generales o específicas, dirigidas a un público determinado (publicidad, folletos,
libros, webs, catálogos,…).
El patrimonio, especialmente cuando está asociado a lugares naturales atractivos, es uno de los
principales motores del desarrollo turístico, fundamentalmente como forma de difusión y
encuentro vivo con los valores culturales.
Este encuentro contribuye al desarrollo social y constituye al mismo tiempo una fuente muy
importante de recursos para la realización de proyectos de investigación, estudio, exploración,
rescate, preservación y difusión del patrimonio cultural, ya sea el conservado en su lugar de origen
o bien el que resguardan los museos.
La vinculación adecuada de estas esferas supone garantizar el respeto, por parte de todos los
actores involucrados, tanto del patrimonio como de las comunidades que le son más próximas en
lo cultural.
Falta de información sobre los recursos patrimoniales existentes y sus niveles de accesibilidad. Los
recursos existentes son muchos pero pocos de ellos cuentan con infraestructura adecuadas para
ser visitados y disfrutados.
Cuando estos servicios y/o productos existen, éstos son escasamente conocidos ya que tienen una
deficiente promoción y mercadeo.
Al no existir la posibilidad de contar con información elemental sobre los recursos existentes, así
como de las posibles ofertas que se generan localmente, los potenciales oferentes de servicios
(tour operadores, agencias, etc.) no pueden utilizar estos recursos para integrarlos en una
propuesta atractiva para el turista, como podría ser un recorrido cultural de un día, integrando la
visita de recursos patrimoniales históricos y naturales, así como el disfrute artístico y
gastronómico.
Esta realidad tiene como consecuencia directa que los ingresos que pudieran provenir del turismo
cultural no tengan incidencia en el desarrollo local.
A pesar de que las comunidades son las herederas directas de los recursos naturales y bienes
culturales que les han sido transmitidos de generación en generación, muchas veces, no pueden
hacer uso de sus propios recursos patrimoniales porque sus condiciones socioculturales y
educativas les impiden apropiarse de estos en términos responsables y sostenibles, convirtiéndose
muchas veces en destructores de estos invaluables e irremplazables recursos.
Para que las comunidades puedan ejercer su derecho de beneficiarse de sus recursos
patrimoniales, se requiere de un proceso de facilitación de acciones de concientización,
capacitación, investigación, organización, mercadeo y difusión, entre otras, que posibiliten que las
mismas comunidades puedan llevar a cabo un usufructo responsable de estos recursos.
Las estrategias de sostenibilidad son fundamentales para los recursos naturales y culturales (por
ej. capacidad de carga, visitación, necesidades de vigilancia). Los recursos culturales intangibles
también presentan una fragilidad particular, por lo que una inadecuada iniciativa, sobre todo si es
propuesta “desde afuera”, puede terminar por alterar o hasta destruir su autenticidad.
Es muy importante tener siempre en mente que la función primaria de los bienes patrimoniales no
es ni puede ser la económica. Esta es más bien accesoria y claro que bienvenida, pero siempre y
cuando las iniciativas analicen con seriedad hasta qué punto se puede llegar con un proyecto
productivo sin afectar la esencia del patrimonio y el derecho inmanente de sus herederos a
acceder a él.
Como bien lo señala Ramón Bonfil, “tales patrimonios tienen en primer lugar, el valor de
documentos del transcurrir del hombre y la sociedad a través de la historia y factor de identidad y
cohesión social del grupo que lo genera, y que su valor en tanto que atractivo turístico generador
de riqueza, si bien es innegable e importante en el actual momento, es un valor agregado que
nunca debe sustituir la primacía del primero”.(*)
CITAS
(*) Las declaratorias de 'Patrimonio de la Humanidad' son resultado de un esfuerzo sostenido que
la UNESCO ha venido realizando desde hace treinta años, trabajando con países de todo el mundo
a fin de determinar y garantizar la salvaguardia del patrimonio cultural y natural para las
generaciones futuras.
La Convención sobre la Protección del Patrimonio Mundial Cultural y Natural fue un Acuerdo
establecido en 1972 con la premisa de que algunos lugares de la Tierra tienen un valor universal
excepcional y como tales forman parte del patrimonio común de la humanidad. La profunda
originalidad de la Convención reside en que vincula en un mismo documento el concepto de
conservación de la naturaleza y la preservación de los sitios culturales. La identidad cultural está
estrechamente relacionada con el medio natural en el cual se desenvuelve, así como las obras
creativas de la humanidad están a menudo inspiradas en la belleza de sus escenarios naturales,
con lo cual algunos de los sitios naturales más espectaculares llevan la impronta de milenios de
actividad humana. En la Lista del Patrimonio Mundial figuran actualmente más de 1.121 sitios
culturales, naturales y mixtos, cuyo esplendor enriquece nuestras vidas e ilustra la diversidad de
nuestro planeta y de sus habitantes.
La Fundación ILAM se suma a este esfuerzo al reunir y difundir en nuestro sitio web ilam.org,
todos los patrimonios de América Latina y el Caribe declarados patrimonio mundial.
(*) Juan-Tresserras, Jordi: "El aprovechamiento turístico de los bienes patrimoniales". Ponencia
presentada en el Congreso Iberoamericano: 'Patrimonio Cultural, Desarrollo y Turismo', Morelia,
México, junio del 2003 (Presentación oral en powerpoint)
(*) Bonfil Castro, Ramón: Ponencia presentada en su calidad de Presidente del ICOMOS Mexicano
en el Congreso Iberoamericano de Patrimonio Cultural, Desarrollo y Turismo. Morelia, Michoacán,
México. Junio, 2003