Hora Santa Navideña
Hora Santa Navideña
Hora Santa Navideña
MONICIÓN DE ENTRADA:
Jesús, con amor misericordioso envuelve a todos para que nos incorporemos a la familia
universal, llénanos de tu amor, de tu fuerza, danos la salud que necesitamos para que
seamos generosos en el servicio, que vivamos intensamente, con el ardor que tu Amor
solo puede darnos. Amén
CANTO DE ENTRADA:
EXPOSICIÓN:
CANTO.
ORACIÓN:
CANTO:
De rodillas
ADORACIÓN
Guía: Padre Santo, que nos has donado a tu Hijo, enséñanos a donarnos y a compartir
nuestra vida con todos nuestros hermanos. Padre nuestro…
Guía: Cristo Palabra eterna, que al venir al mundo anunciaste la alegría a la tierra, alegra
nuestros corazones con la gracias de tu visita. Padre nuestro…
Guía: Espíritu Santo, fuente de luz, ilumina nuestras vidas para que la Luz de Jesús nos
traiga la Paz. Padre nuestro…
Sentados
Guía: Señor Jesús, Dios de la vida, estamos aquí reunidos para adorarte, queremos
permanecer en tu presencia, queremos recibirte en nuestra vida.
Todos: En el principio la Palabra era Dios y esa misma Palabra nos ha nacido como
Salvador del mundo.
Coro 1: Damos gracias a Dios Padre, que nos ha hecho capaces de compartir la herencia
del pueblo santo en la luz.
Coro 2: Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su
Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados.
Coro 1: Él es imagen de Dios invisible, primogénito de toda creatura; pues por medio de él
fueron creadas todas las cosas:
Coro 1: Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él. Él es también la cabeza del cuerpo
de la Iglesia.
Coro 2: Él es el principio, el primogénito de entre los muertos, y así es el primero en todo.
Todos: Porque en él quiso Dios que residiera toda plenitud. Y por él quiso reconciliar
consigo todas las cosas. Haciendo la paz por la sangre de su cruz, así del cielo como de la
tierra.
Guía: Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo…
Todos: En el principio la Palabra era Dios y esa misma Palabra nos ha nacido como
Salvador del mundo.
CANTO:
Noche de paz
Noche de amor
Todo duerme alrededor
Entre los astros que esparcen su luz
Viene anunciando al niñito Jesús
Brilla la estrella de paz
Brilla la estrella de paz
Noche de paz
Noche de amor
Todo duerme de alredor
Luz en el rostro del niño Jesús
En el pesebre del mundo la luz
Astros de eterno fulgor
Astros de eterno fulgor
Noche de paz
Noche de amor
Oye humilde el fiel pastor
Coros celestes que aclaman salud
Gracias y glorias en gran plenitud
Brilla la estrella de paz
Brilla la estrella de paz
REFLEXIÓN
Lector 1: El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz intensa; los que vivían en tierra de sombras
quedaron inundados de luz. Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; lleva sobre sus
hombros el signo del imperio y su nombre será: “Consejero admirable”, “Dios poderoso”, Padre
eterno”, “Príncipe de la paz”. Su glorioso reino no tendrá límites y su paz no tendrá fin. Establecerá
el trono de David y lo consolidará con la justicia y el derecho, desde ahora y para siempre. El celo
del Señor Todopoderoso lo realizará. (Is 9, 1.5-6)
Momento de silencio
Lector 2: Mientras José y María estaban en Belén, le llegó a ella el tiempo de dar a luz y tuvo a su
hijo primogénito; lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no hubo lugar para
ellos en la posada. En aquella región había unos pastores que pasaban la noche en el campo,
vigilando por turno sus rebaños. Un ángel del Señor se les apareció y la gloria de Dios los envolvió
con su luz y se llenaron de temor. El ángel les dijo: “No teman. Les traigo una buena noticia, que
causará alegría a todo el pueblo: hoy les ha nacido, en la ciudad de David, un Salvador, que es el
Mesías, el Señor. Esto les servirá de señal: encontrarán al niño envuelto en pañales y recostado en
un pesebre”. De pronto se le unió al ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios,
diciendo: “¡Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad!”. (Lc 2, 6-
14).
Momento de silencio
Lector 3: La Navidad trae cambios de vida inesperados y si nosotros queremos vivir la Navidad
debemos abrir el corazón, estar dispuestos a las sorpresas, es decir, a un cambio de vida inesperado.
Navidad es celebrar a un Dios que cambia lógicas y expectativas, es acoger las sorpresas del Cielo.
La Navidad inaugura una época nueva, donde la vida no se programa, sino que se da; donde no se
vive más para sí, en base a los propios gustos, sino para Dios; y con Dios, porque en la Navidad Dios
es el Dios-con-nosotros, que vive con nosotros, que camina con nosotros. La Navidad es la venganza
de la humildad sobre la arrogancia, de la sencillez sobre la abundancia, del silencio sobre el
estruendo, de la oración sobre “mi tiempo”, de Dios sobre “mi yo”. Como María, debemos confiar,
ser dóciles a Dios. Como José, debemos alzarnos para realizar lo que Dios quiere, incluso si no es
según nuestros planes. San José, en el Evangelio, no habla nunca, y el Señor le habla en el silencio,
le habla en el sueño. Navidad es preferir la voz del silencio de Dios a los estruendos del consumismo.
En esta Navidad te invito a estar en silencio delante al pesebre. Date un poco de tiempo, ve delante
al pesebre, quédate en silencio, y sentirás, verás la sorpresa de Dios.
CANTO
PETICIONES
Guía: Aclamemos alegres a Cristo, ante cuyo nacimiento los ángeles anunciaron la paz en la tierra,
y supliquémosle diciendo: Príncipe de la paz, escúchanos
1. Tú que al entrar en el mundo has inaugurado el tiempo nuevo anunciado por los profetas, haz
que tu Iglesia se rejuvenezca siempre.
2. Tú que asumiste las debilidades de los hombres, dígnate ser luz para los ciegos, fuerza para los
débiles, consuelo para los tristes.
3. Tú que naciste pobre y humilde, mira con amor a los pobres y dígnate consolarlos.
4. Tú que por tu nacimiento terreno anuncias a todos la alegría de una vida sin fin, alégranos con la
esperanza de un nacimiento eterno.
5. Tú que con tu nacimiento nos has revelado la fidelidad de Dios, haz que nosotros seamos
también fieles a las promesas de nuestro Padre.
6. Tú que por tus ángeles anunciaste la paz a los hombres, conserva nuestras vidas en tu paz. Guía:
Alegres porque Jesucristo nos ha hecho hijos de Dios, digamos: Padre nuestro…
AGRADECIMIENTO
Guía: Agradecemos a Jesús porque toca y transforma nuestro ser, renovando nuestros corazones
para dar plenitud a nuestra vida. A una voz le ofrecemos el siguiente himno:
Jesús, Tú eres el anhelo y el amor de todos los santos, de todos los justos, el anhelo y amor
de tu Madre María. Ahora, bendícenos a todos nosotros, a nuestras familias, a los grupos de
oración, a todas las comunidades de la Iglesia y a la Iglesia.
Pronuncia tú palabra y despierta en mi el dormido anhelo por Ti.
Abre mi ojos como los abriste al ciego, para que te vea y te ame y arda por Ti.
Sana a todos aquellos que tienen el alma enferma por sus malos hábitos y así se han acarreado
enfermedades y problemas. Ilumina al mundo para que todos los corazones se encuentren
buscándote a Ti , con anhelo y amor, el único y verdadero Dios en el Espíritu Santo, quien
vive y reina por los siglos de los siglos. AMEN.
RESERVA
Guia: Oremos
Señor nuestro Jesucristo, que en este admirable sacramento nos dejaste el memorial de
tú Pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu
Cuerpo y de tu Sangre, que experimentemos constantemente el fruto de tu redención. Tú
que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Todos: Amén.
Alabanzas finales