Gracias Nodriza
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ThankYou Amah:
Breastfeeding and Raising Esteem
trough a Medieval Example ISSN 1 989-7022
RESUMEN : En la documentación de reyes y reinas medievales apare- ABSTRACT: Donations to women and men who have been in charge of
cen cartas de donación a mujeres y hombres que se habían ocupado raising the little princes and princesses appear in some documents of
de criar a infantes e infantas. Solían ser donaciones generosas, no Medieval Kings and Queens. The study of these generous donations
normalizadas, cuyo estudio abre un amplio panorama de cuestiones raises some questions related to the reasons claimed for the reward,
como las razones aducidas para la recompensa, el carácter de los the character of the services or the consideration of breeding and
servicios prestados o la estima de la crianza. Este estudio enfoca breast-feeding. This article focus on these three aspects analyzing
esos tres aspectos utilizando documentación del reino de Castilla en documents of the Kingdom of Castile in the XIII century, time of
el siglo XIII, tiempo en el que empieza a producirse un cambio en la changes on ideas about the upbringing of children and in particular
estima de la lactancia, apreciándose la leche materna como la más about breastfeeding: mother´s milk is considered the best to feed
adecuada para niños y niñas. Reinas y mujeres de los grupos sociales the child. Queens and women of the nobility did not have time to
elevados no podían dedicar tiempo a amamantar pues su objetivo breast-feed their children, so they required wet-nurses to do it for
fundamental era concebir; las nodrizas, al tiempo que se encargaban them. While wet-nurses and nursemaids were in charge of feeding
de los niños, cooperaban al empoderamiento de reinas y otras muje- and educating the children, women could keep giving birth to more
res que las contrataban, influyentes de por sí como parte de una fa- children or dedicating the time to other chorus; that way wet-nurses
milia poderosa. contributed to empower queens and other women, who, on the
other hand, were pretty influential as part as powerful families.
PALABRAS CLAVE: nodriza, ayo, nutrix, nutritius, crianza, lactancia, em- KEYWORDS: wet-nurse, tutor, nutrix, nutritius, upbringing, lactation,
poderamiento, Madonna lactans empowerment, Madonna lactans
1 . Introducción .
“Gracias, nodriza: la estima de la lactancia y la crianza a través del ejemplo medieval”.
No era un caso aislado el de Na Eva: otras nodrizas de reyes, reinas, infantes e infan-
tas, recibieron regalos generosos por parte de aquellos a quienes habían criado a sus
pechos o habían contribuido a su crianza 2 . Como era costumbre entre los grupos ele-
vados de la sociedad, las nodrizas o amas amamantaban y educaban a los hijos e hijas
de los reyes, pues la reina estaba más pendiente de poder concebir de nuevo que de
amamantar a los ya nacidos (Dillard y Bardsley, 2007, 1 1 5).
Los beneficios, privilegios o regalos que la realeza concedía a las nodrizas plantean
algunas cuestiones: ¿por qué algunos reyes premiaban a sus nodrizas de ese modo?
¿Por qué lo hacían pasados los años? ¿Era la muestra de una alta consideración de la
lactancia y de la crianza? Para responder a estas preguntas voy a hacer un repaso a la
María Jesús (201 7):
documentación de los siglos XII y XIII, fundamentalmente del XIII, aunque no se tra-
taba de una novedad medieval, sino producto de la herencia recibida de la cultura
greco-romana, cristiana, y, en el caso hispano, de la cultura árabe. La propia distin-
* Este trabajo se enmarca dentro del proyecto de investigación de I + D, “Maternidades y familias:
permanencias, cambios y rupturas en la historia entre las sociedades antiguas y la sociedad con- Received: 1 5/02/201 7
temporánea”, referencia HAR201 3-42371 -R. Accepted: 01 /06/201 7
M ARÍA J ESÚS FUENTE PÉREZ
ción de dos términos para definir las dos formas de crianza existía ya en la Antigüedad:
τíτθη, designaba a quien se encargaba de la lactancia, y τροφóς, a quien ayudaba a la edu-
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cación (López Pérez, 2004-05, 228). ¿Había diferencia en la estima que merecían una y otra?
Este estudio enfocará en primer lugar casos de compensaciones que recibieron algunas
mujeres u hombres que habían criado o educado a reyes, reinas, infantes e infantas de los
reinos hispánicos medievales, en particular de Castilla. En segundo lugar examinará el ca-
rácter de la recompensa a los servicios de las nodrizas y ayos, contemplando no solo los
pagos materiales sino los vínculos afectivos que podían desprenderse de la relación entre
nodrizas y criaturas. Finalmente entrará en la estima que la crianza, en sus versiones de
lactancia y de educación, merecía a las gentes de la Edad Media, para lo que analizará las
ideas expuestas por legisladores, escritores y tratadistas, enfocando algunas obras de si-
glo XIII principalmente. El estudio de estos tres puntos puede contribuir a entender la
política de la realeza en lo referente a la familia, y a añadir detalles al panorama de la
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de Pedro Froilaz. La reina hizo la donación citada a conde y condesa cuando Alfonso era
un niño de siete años, en un momento crítico de la lucha entre su segundo esposo Alfon-
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so I el batallador y los partidarios del infante Alfonso. Pedro Froilaz, el ayo de Alfonso VII,
continuó siendo un apoyo fundamental del rey durante todo el tiempo de su reinado.
El rey Alfonso VII siguió la conducta de agradecer a las nodrizas de sus hijos los servicios
prestados. Marina Lezana, nodriza del futuro rey de Castilla Sancho III, recibió bienes en
Villasilos (Sánchez de Mora, 2003, 41 4), y Juliana Martínez, ama de cría del futuro rey de
León Fernando II, también recibió la recompensa correspondiente (Recuero Astray, 1 986,
908). El infante Sancho fue criado por la citada Marina Lezana y su marido Rodrigo Pérez
en los primeros años de su vida, y en 1 1 37, cuando el infante tenía 3 ó 4 años4, pasó a ma-
nos de Gutierre Fernández de Castro, al que se denomina nutritius regis (ayo) en una do-
Toda mi ama” 5 ; el concejo les había exigido pecho por unas casas que tenían en la localidad
de Tardajos. Como en otros casos el beneficio se había hecho extensivo a la familia del ama.
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Cuando Alfonso X fue rey, no se olvidó de quienes le habían criado, “don Garci Ferrandez
e su muger donna Mayor Arias me criaron e me fizieron muchos seruicios e sennalada-
miente porque me criaron en Villadelmiro e en Celada” (González Jiménez, 2001 , 292), y
les concedió un donadío en el repartimiento de Sevilla. No fue éste el único beneficio que
recibió Doña Mayor Arias, pues recibió del rey Cevico de la Torre en 1 255 (González Jimé-
nez, 2001 , 292-293). Indicaba el rey que Mayor Arias recibía la concesión por “muchos se-
ruitios que me ffizo”, lo que podría significar que no fue solo el de su crianza. De esa
concesión se beneficiaron también los vecinos de Celada, donde le habían criado Don
Garci Fernández y Doña Mayor Arias, pues el rey les apartó de la jurisdicción de Muñó “e
de toda premia e de sayón e de fonsadera e de serna e de mubda e de portadgo” (Gonzá-
lez Jiménez y Carmona Ruiz, 201 2, 1 86-87).
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vástagos reales en los años de niñez y adolescencia. Las casas en las que se criaban infan-
tes e infantas solían ser de familias de la nobleza, no siempre del grupo más elevado, sino
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principalmente de aquellos que eran más afines a los intereses de los reyes. De ello es
buen ejemplo el caso citado del rey Alfonso VII, criado en la casa de los condes Pedro Froi-
laz y Mayor Rodríguez, Las donaciones a los nutritii regi eran de elevada cuantía, aunque
también es difícil conocer su valor con exactitud, al menos en relación con otros servicios.
Por otra parte, la generosidad de los regalos dependía también del estado de las arcas
reales. Por ejemplo, Fernando II de León estuvo en condiciones de ser generoso con to-
dos quienes le prestaron servicios, en cambio su hijo Alfonso IX “se vio obligado a no con-
firmar numerosos privilegios concedidos por su padre con el fin de sanear sus arcas”
(Calderón Medina, 201 1 , 1 81 ). ¿El estado de las arcas reales podría reflejarse en una ma-
al vínculo por amamantamiento: un hombre no puede casarse con la ex esposa del mari-
do de su nodriza, ni con la ex esposa de quien se considera como su hijo por amamanta-
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fonso VII, fueron sus firmes apoyos cuando tuvo que hacer frente a presiones de diversa ín-
dole y a intereses políticos adversos, como fue la política de Alfonso I el Batallador.
Los vínculos que se establecían entre los que se encargaban de la crianza y las criaturas
se apuntan en el código de Las Partidas8, señalando, entre otras cosas, los lazos afectivos
que unen a las dos partes: “Mas otra cosa non es tenudo el criado de hazer por premia
fueras ende que deue onrrar al que lo crio en todas cosas e auer le reuerençia bien asi co-
mo si fuese su padre”, pero, como consecuencia de esa consideración, ha de cumplir con
unos requisitos, que se hacen más exigentes si tocan a la persona del rey:
“[…] nol puede acusar nin hazer otra cosa en ninguna manera porque muera nin
pierda mienbro nin sea enfamado nin perdiese de lo suyo en mala manera. E si
contra esto hiziese acusandol: o haziendol otra cosa porque perdiese el cuerpo: o al-
gund mienbro: o porque fuese enfamado: o perdiese la mayor partida de sus bienes
deue morir por ello fueras ende si la acusaçion fuese hecha sobre cosa que tanxese
a la persona del Rey: E el que la hiziese se mouiese a hazer la por estorçer al Rey o al
reyno de peligro”.
Las Partidas inciden en las relaciones que se establecen y que conducen al reconocimien-
to de la tarea realizada por nodrizas, amas y ayos:
“E avn con la ama que lo crio a grand debdo por quel dio su leche: en el tienpo que
lo ouo menester e el nodreçer asi como madre: e con el amo a grand debdo por que
lo crio e el gouerno en el tienpo que lo auie menester el fue como padre E por todas
estas razones son tenidos los hijos e los criados de amar e de onrrar e guardar a sus
padres e a sus amos e a sus amas ayudando los de lo suyo quando les fuere menes-
ter e no los deuen matar nin ferir nin desonrrar nin tomar les lo suyo sin su plazer
ante los deuen anparar de los otros criados con aquellos que los crian en sus casas”.
Las Partidas apuntan también algunos requisitos que habían de cumplir quienes se encar-
gaban voluntariamente de la crianza de alguna criatura: no podían pedir que se les paga-
ran los gastos que la crianza hubiera ocasionado: “las despensas que onbre fiziesse en
criança de alguno que criase en su casa por dios que no las puede despues demandar”, al-
go que no se podría aplicar al ama de cría, pero sí a los nutritii que criaban a los infantes
en sus casas. Había una excepción a esa norma, la de quien educaba a una niña y luego
quisiera casarse con ella “si… su padre de la criada o ella misma lo contradixiese ca esto-
nçe qual quier destos que enbargasen el casamiento que se no fiziese seria tenudo de
pecharle las despensas que ouiesse fecho en su criança”.
Cuando la crianza se hacía de forma voluntaria, el ama o el ayo no tenían derecho a remu-
neración: “Ca el que cria a otro nol remaneçe en el nin en sus bienes ningund derecho nin
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criase a otro o al tienpo que lo comiença a criar haze afrentas e dize que las despensas
que hara en el criado que las quiere cobrar del. Estonçe bien las puede demandar e el
criado deue ge las tornar podiendo lo hazer”.
Las Partidas son, pues, una fuente excepcional para conocer aspectos diversos en rela-
ción con las formas de crianza. A través de las normas se pueden atisbar las ideas que cir-
culaban en su tiempo acerca de lactancia y crianza.
4. Con tetas llenas de virtudes le dio su leche…
Con estas palabras, la Primera Crónica General de España destacaba una de las cualidades
desta criança es mas luengo que el de la madre: por ende no puede ser que non
resçiba mucho del contenente e de las costunbres del ama” 9 .
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“Después que ella cato una ama, que era fija de un infangon mucho onrado que ovo
nombre Diago Gomes de Padiello. E dixome que una vez quel adoleciera aquella su
ama et quel ovo a dar leche de otra muger; et por ende, quel dezia su madre muchas
vezes que si en el algún bien oviese, que sienpre cuydaria que muy gran partida dello”.
También del siglo XIII, el Libro de Alexandre muestra cómo influía la leche de la nodriza en
la personalidad de los recién nacidos. Alejandro Magno dio muestras de quien iba a ser
cuando se negó a ser amamantado por mujer que no fuera de alcurnia:
“El infant’ Alexandre luego en su niñez
enpeçó a mostrar que serié de grant prez;
nunca quiso mamar lech’ de muger rafez,
si non fue de linaje o de grant gentilez” (García López, 201 0, 1 42) 1 0.
Uno de los más importantes escritores del siglo XIII, Ramón Llull (1 232-1 31 5), defendía
las mismas ideas en la Doctrina pueril. Quien amamantara a un niño había de ser mujer
“sana en su persona para que de sana leche se criara, pues por la leche mala quedan los
niños enfermos y desmedrados en su persona” (Vilanou Torrano, 201 3, 1 00); había de ser
también mujer de sanas costumbres por lo que “deben evitarse las nodrizas que estén en
pecado o que tengan vicios” (Vilanou Torrano, 201 3, 1 00).
Estas ideas se encuentran en otros tratadistas medievales (Martínez Blanco, 1 991 , 21 1 ).
Entre ellos cabe destacar al médico francés Bernardo de Gordonio (1 270-1 330) que en su
Tratado de los niños y regimiento del ama, incluido en su Lilio de Medicina (1 303), expuso
diecisiete condiciones que había de reunir un ama de cría (Cabrera Sánchez, 2009, 70). Tam-
bién cabe destacar a Clemente Sanchez de Vercial (1 370-1 426) que en el Libro de los Exem-
plos cuenta la historia de un caballo cuyo comportamiento delata haber sido amamantado
por una asna; de ello deduce el autor una teoría general aplicable a los seres humanos:
“[…] las animalias, según la mayor parte, son despuestas segund la natura de la le-
che en que fueron criadas; por lo qual el arte de la medeçina manda que los niños
sean criados de buena leche e sana, e por esta rrazon deven ser para los niños elegi-
das amas que sean sanas de sus cuerpos. E deven usar manjaras e vinos sanos, por-
que la enfermedat e malos manjares engendran mala leche, la qual corronpe la
natura de los niños. Ca el niño que es criado a leche de mugier leprossa se faze le-
proso” (Sánchez Vercial, 1 961 , 245-46).
Siguiendo la creencia de aquel tiempo de que por la leche podrían trasmitirse valores de
diversa índole a las criaturas, en los reinos hispánicos se prohibía a los cristianos contra-
tar nodrizas musulmanas o judías, aunque las mujeres musulmanas tenían fama de tener
buenas ubres y abundante leche. En este sentido el caso hispano difería de la teoría ex-
tendida por otros escritores europeos del siglo XIII, que tenían a las mujeres de piel clara
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como las mejores para amamantar (Winer, 2008, 1 73).
Se encuentran muchos ejemplos de manifestaciones de estas creencias y esta normativa.
En efecto, hay numerosas noticias de acusaciones a conversas por haber amamantado a
criaturas cristianas cuando aún eran judías o musulmanas, entre ellas testimonios ante el
Tribunal de la Santa Inquisición: en el proceso a la judía conversa Brianda de Besant en Te-
ruel, hacia el año 1 480, un criado de la casa, Jaime Palomos, informó de que un día vio en la
cocina de su ama a una nodriza judía dando de mamar a la hija de Brianda, por lo que le dijo
a su ama: “¿para qué das a tu hija la leche de aquella perra judía?” (Edwards, 1 988, 249). Es-
tas mismas creencias afectaban a las religiones musulmana y judía, que cuestionaban si era
ideas. No llegaba tan lejos como Cicerón, para quien las nodrizas podían contribuir a la
degeneración de la república (Sperling, 201 3, 2 y 3).
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En su normativa sobre la crianza de infantes e infantas, Las Partidas recalcan esos valores,
y apuntan la importancia de cuidar especialmente la elección de quienes se ocupen de la
crianza de las hijas:
“Amas y ayas deben ser dadas a las fijas de los reyes que las crien et las guarden con
grant femencia; ca si en los fijos debe ser puesta muy grant guarda… mayor la deben
aun poner en las fijas, porque los varones andan en muchas partes, et pueden apren-
der de todos, mas á ellas non conviene de tomar enseñamiento si non del padre, ó de
la madre ó de la compaña que ellos les dieren: et por ende les deben dar tales amas
et ayas … sobre todo deben catar que sean leales et de buenas costumbres ca esta
es la cosa del mundo que mas deuen mostrar a sus criadas que por la lealdad guarda-
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ran a si mesmas & a sus maridos & a todas las otras cosas a que lo ouieren de fazer &
por las costunbres seran ellas buenas & daran buen enxenplo a las otras” 1 2 .
Todas esas creencias, sin base científica de ningún tipo, se mantuvieron durante siglos, y
convivieron con la tendencia iniciada en el siglo XIII a enaltecer la leche materna como es-
encial para el recién nacido. La Iglesia tuvo un gran papel en ello, elogiando a madres que
habían amamantado a santos como S. Bernardo de Claraval o Santa Catalina de Siena (Wi-
ner, 201 3, 1 74). Buen ejemplo era el de San Agustín al que acudió el citado Clemente
Sanchez de Vercial, arcediano de Valderas, que en el Libro de los Exemplos alababa a San-
ta Mónica “que, aunque era noble, todos los fijos quiso criar con su leche propia, por que
mamando su leche traxiessen la natura della. E assy segunt costunbre de la madre servie-
ssen a Dios, lo qual fue fecho” (Sánchez Vercial, 1 961 , 245-46).
Comienza también en el siglo XIII la tendencia a mostrar el valor de la lactancia en las ar-
tes y en las letras. De las primeras hay que destacar el gusto por representar en pintura la
Madonna Lactans, la Virgen dando el pecho a su hijo (Sperling, 201 3, 5). De las segundas
hay manifestaciones diversas en escritores que elogian la lactancia de María, y entre esos
escritores habría se apuntar a Gonzalo de Berceo en el Duelo de la Virgen el día de la pa-
sión de su hijo. Como un compendio del interés en artes y letras por elogiar a la virgen
María lactante se puede poner las Cantigas de Santa María de Alfonso X.
A partir del ejemplo de la Virgen, comenzó la expansión de la idea de que no había nada
mejor que la leche de la madre, y los escritores, en particular los autores cristianos, co-
menzaron a poner ejemplos modélicos para las mujeres.
Se pasaba del valor nutritivo material e inmaterial de la leche de las mujeres en general,
al de la leche materna en particular, pero las mujeres que querían seguir teniendo hijos,
especialmente las reinas, necesitaban a las nodrizas. Sin ellas los infantes e infantas te-
nían pocas posibilidades de vivir y las reinas pocas posibilidades de ejercer el poder o au-
toridad que el cargo les confería.
Conclusión: estima de la lactancia y empoderamiento de la mujer
El interrogante planteado sobre las razones qué llevaba a reyes, reinas, infantes e infan-
tas a compensar con beneficios a quienes se habían encargado de su crianza, no podía
contestarse sin tener en cuenta que la naturaleza del servicio que nodrizas y ayos realiza-
ban no era un simple servicio doméstico o feudal, sino que tenía el valor añadido de la es-
tima que merecían lactancia y educación.
La estima de la lactancia por reinas y reyes del tiempo enfocado en este estudio, el siglo
XIII, no era una novedad, pero fue entonces cuando se añadió valor a una lactancia en
particular, la lactancia materna, ensalzada por cronistas, escritores y artistas de ese siglo.
Buenos ejemplos fueron dos reinas que amamantaron a sus hijos: Berenguela de Castilla
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(1 1 79-1 246) y su hermana Blanca (1 1 88-1 252), reina de Francia. La primera fue ensalzada
en la Primera Crónica General por criar a su hijo con “tetas llenas de virtudes”, elogio que
utilizó siglos después el jesuita Juan de Pineda, que proseguía: “Con la leche iva la criança
en todo genero de cuidado del cuerpo i del alma, que no acaban de alabar i encarecer los
Historiadores la General, El de Toledo, El de Tui, El de Palencia, El de Burgos” (Pineda,
1 627, 69). A la segunda, que amamantó a su hijo Luis IX, San Luis, la alabó el franciscano
Francesc Eiximenis (Eiximenis, 2004, I, 60 y II, 21 2), que defendía la leche materna por
considerar que las madres quieren más a los hijos cuando ellas les dan el pecho (Eixime-
nis, 2004, I, 67). Había clara conciencia de los lazos afectivos que se transmitían a través
de la leche, y esos lazos alcanzaban a madres y a nodrizas.
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ISSN 1 989-7022
Notas
1 . “Eva nodriza de la reina”: una propiedad en Ruzafa en el que era huésped Pelegrinus de Atrosillo y fue de
Mahomet Avixeto. A nivel formal, he optado por citar las referencias a las fuentes clásicas en nota al pie.
Cuando, para ilustrar el argumento, incluyo fragmentos antiguos textuales, he incluido, como es habitual,
la persona responsable de la traducción y la edición correspondiente.
2. El término “crianza” tenía, y tiene, el doble significado de proporcionar alimento y educación.
3 . Documento 1 037, fechado el 1 5 de noviembre de 1 255.
4. Había nacido en 1 1 33 o 1 1 34.
5. Archivo Ayuntamiento de Burgos, HI -2691 , 5-5-1 281 .