Nodrizas YAmas de Cria Mas Alla de La Lactancia Materna

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 18

Nodrizas y amas de cría.

Rita Rodríguez García


Más allá de la lactancia mercenaria Centro de Salud de Sigüenza (SESCAM)
UNED
ritar@sescam.jccm.es

Wet Nurses.
Beyond Mercenary Lactation ISSN 1 989-7022

RESUMEN : La lactancia con nodriza o ama de cría ha sido una práctica ABSTRACT: Wet nursing has been a common practice in many cultures
común en muchas culturas y sociedades, generalmente relacionada and societies, usually related with stratification and social inequality.
con la estratificación y con la desigualdad social. El poder político o Political or economic power of some families made it possible to hire
económico de algunas familias hacía posible contratar u obligar a or force other women to feed their children, as a result of which aro-
otras mujeres a alimentar a sus hijos, surgiendo así la figura de la no- se the figure of the wet nurse, which will be responsible for feeding,
driza, que será responsable de la alimentación, cuidados y educación care and education of the child during the first years of life. Its prac-
del niño durante los primeros años de vida. Sus prácticas fueron ob- tices were the subject of attention by legislators, philosophers and
jeto de atención por legisladores, filósofos y médicos, desde la anti- physicians, from antiquity until our days, being extolled by some and
güedad hasta nuestros días, siendo ensalzadas por unos y criticadas criticized by others. Wet nurses’ services were demanded above all
por otros. Sus servicios fueron demandados, sobre todo, por las cla- by the wealthy social classes and also by the more modest, in some
ses sociales acomodadas, y en ocasiones por las más modestas; en cases on a whim and others out of necessity. The reasons for being a
unos casos por capricho y en otros por necesidad. Las razones para wet nurse have been related with women’s individual factors and the
ejercer como nodriza han estado relacionadas con condicionantes in- sociocultural context in which were developed. These reasons have
dividuales de cada mujer y el contexto sociocultural en que se desa- been servitude and slavery, poverty, gender inequality or Christian
rrollaban, como han sido la servidumbre, la esclavitud, la pobreza, la charity.
desigualdad de género y la caridad cristiana.

PALABRAS CLAVE: lactancia materna, nodriza, ama de cría, representa- KEYWORDS: breastfeeding, wet nurse, social representations, social
ciones sociales, desigualdad social inequality

1 . Introducción
Nodriza y ama de cría han sido los términos utilizados indistintamente en castellano para
denominar a la mujer que amamanta a un hijo ajeno. Aunque el significado sea el mismo,
su origen etimológico es diferente. El término nodriza proviene del latín nutrix (alimenta-
En Massó Guijarro, Ester: Mamar: mythos y lógos sobre lactancia humana.

dora) que evolucionó hacia “nutrice” y más tarde a “nodriza”. El origen de ama es proba-
ble que haya sido una adaptación del término amma, un antropónimo indígena de la
Celtiberia prerromana cuya base es am(m)a; sonido derivado del balbuceo infantil y que
“Nodrizas y amas de cría. Más allá de la lactancia mercenaria”.
ILEMATA. Revista Internacional de Éticas Aplicadas, nº 25, 37-54

era utilizado para denominar a la madre o a la mujer que amamantaba a un niño; es posi-
ble que sobreviviera a la romanización, pasando a través de las lenguas romances al cas-
tellano como ama de leche o ama de cría (Corominas i Vigneaux, 1 987, 46; De Hoz Bravo,
201 0, 1 76). Algunas estelas funerarias hispanorromanas, de los siglos I y II d.C., nos mues-
tran la utilización del término amma como nodriza, y también como nombre propio fe-
menino, y como divinidad indígena consagrada a las madres y a la fertilidad (Albertos
Firmat, 1 984, 39; Hernádez Pérez y Siles Ruiz, 201 2, 92; Del Hoyo Calleja, 1 998, 366).
A finales del siglo XVIII comenzó a utilizarse el término amas mercenarias para refe-
Rodríguez García, Rita (201 7):

rirse a las amas de cría (Iberti y Lopéz, 1 785; Bonélls , 1 786), introducido a través de
los tratados de lengua inglesa en los que se utilizaban los términos mercenary lac-
tation y mercenary wet nurse. En el siglo XIX se institucionalizó en los círculos aca-
démicos, en la prensa y en la literatura la utilización del término lactancia
mercenaria, mientras que en el lenguaje coloquial continuó utilizándose el de lac-
tancia con nodriza o ama de cría.
Received: 30/04/201 7
Accepted: 1 2/05/201 7
Rita Rodríguez García

2. Fisiología de la lactancia
ISSN 1 989-7022

La lactogénesis es un proceso fisiológico que se encuentra determinado por los cambios


hormonales que se producen durante la gestación, el parto y el posparto inmediato. En la
mayoría de los mamíferos, la producción de leche comienza antes o durante el parto,
mientras que en la especie humana se produce entre las 48 o 72 horas posteriores, de-
pendiendo de las circunstancias de cada caso (Álvarez Díaz et al., 2009, 1 32). En la mujer,
tras el parto, el descenso brusco de la progesterona y del lactógeno placentario hacen
posible que se produzca la subida de la leche, independientemente de que el recién naci-
do sea o no puesto al pecho materno; pero será necesaria la succión vigorosa y el vacia-
miento frecuente para asegurar una cantidad suficiente y continuada de leche
(Martín-Calama Valero, 2009, 62). En la leche materna existe una proteína denominada
Factor Inhibidor de la Lactancia, que es responsable de mantener el equilibrio entre la
cantidad de leche extraída y la que se producirá posteriormente. Si, tras la subida de la
DILEMATA, año 9 (201 7), nº 25, 37-54

leche, el pecho no se vacía de forma completa y frecuente, los niveles de esta proteína se
elevan, provocando la disminución de la producción láctea o la inhibición de la misma
(Wilde et al., 1 988; Martín-Calama Valero, 2009).
La composición, el aspecto y la cantidad de la leche materna varían a lo largo del perio-
do de lactancia. Durante los cuatro primeros días, y hasta que sube la leche, se produce
el calostro en pequeñas cantidades (unos 2-20 ml/ toma); un líquido amarillento y espe-
so que se adapta a las necesidades del niño en ese momento (Temboury, 2004). La
composición y propiedades del calostro son específicas de cada especie animal, resul-
tando de suma importancia su ingesta por el recién nacido, ya que es de fácil digestión
y tiene un efecto laxante que estimula evacuación intestinal. El calostro es rico en anti-
cuerpos específicos, confiriendo al niño una protección contra algunas enfermedades
con las que la madre haya tenido contacto, y por lo tanto su ingesta puede ser un factor
importante en relación con su supervivencia. Como es obvio, los calostros sólo se ingie-
ren cuando el niño toma la leche de una mujer recién parida, sea su madre natural o una
madre sustituta.
Tras la subida de la leche, se comienza a producir la leche de transición o leche joven,
con más contenido en calorías, lactosa y grasa que los calostros, que va sufriendo va-
riaciones hasta convertirse en leche madura a los partir de los quince días posparto
(García López, 201 1 , 224). La succión frecuente y vigorosa del lactante será imprescin-
dible para mantener la producción de leche materna y sus características durante las
diferentes etapas del periodo de lactancia (Quintero Romero, 2001 ; Martín-Calama
Valero, 2009).
3. Entre la naturaleza y la cultura
En los animales mamíferos, tras el parto, el amantamiento se establece de forma ins-
tintiva por el tándem madre-cachorro. Sin embargo, en el ser humano el proceso de la
lactancia se construye según las normas y los valores culturales específicos de un con-
texto histórico y social determinado. La mujer/madre ha de aprender a amamantar al
recién nacido dentro del sistema de representaciones sociales del grupo al que perte-
nece o con el que se identifica, siendo esta perspectiva uno de los factores que más
determinan el proceso de la lactancia humana en relación con el inicio, la duración y el
destete. La retroalimentación entre los factores hormonales (prolactina y oxitocina),
los factores físicos (succión y vaciamiento de la glándula mamaria) y los factores cul-
turales (costumbres y creencias) será fundamental para el desarrollo del proceso de
lactancia en el ser humano.

38 Mamar: mythos y lógos sobre lactancia humana


N ODRIZAS Y AMAS DE CRÍA. M ÁS ALLÁ DE LA LACTANCIA MERCENARIA

Salvo casos excepcionales, relacionados con ciertos tumores o disfunciones de la hipófi-


sis, en los que se producen altos niveles de prolactina (Aguirre et al., 201 1 ), tan solo una

ISSN 1 989-7022
mujer que haya parido producirá leche y podrá amamantar. Por este motivo, es funda-
mental tener presente que las prácticas de la lactancia siempre están relacionadas con el
proceso reproductivo (biológico y sociocultural) de una mujer/madre. Sin embargo, a lo
largo de la historia han existido circunstancias por las que una mujer no podía o no quería
amamantar a sus hijos. En ocasiones la lactancia era imposible por enfermedad o muerte
materna, y en otras concurrían circunstancias que la dificultaban, como eran el flujo de
leche insuficiente, las mastitis o las malformaciones del pezón. También existían mujeres
o familias que no querían invertir tiempo y esfuerzo en el amamantamiento, por conside-
rarlo una práctica que podía ser realizada por otra mujer de menor rango social, lo cual
permitía a la mujer reiniciar un nuevo ciclo reproductivo o, dedicarse a las actividades u

DILEMATA, año 9 (201 7), nº 25, 37-54


obligaciones propios de su clase.
Si la madre no podía alimentar al niño, la utilización de leche de animales solo era una
opción en situaciones de urgencia o de pobreza extrema en las que no era posible
disponer de leche de otra mujer. La alimentación de un recién nacido con leche ani-
mal ponía en grave riesgo su vida o le llevaba generalmente a la muerte por la sobre-
carga renal y metabólica que se producía en su organismo (Paricio Talayero y Aguilar
Hernández, 2009, 1 7). Hasta mediados del siglo XIX, no se conocían las diferencias
entre la leche humana y la de animales como la vaca, la cabra, la oveja y la burra (Las-
saigne, 1 844, 381 ; Beclard, 1 869). A partir de entonces se iniciaron varios ensayos con
distintas mezclas de leche de vaca y cereales para producir fórmulas más adaptadas
al lactante humano. Hasta finales de los años cuarenta del siglo XX, en los que las pri-
meras leches de fórmula se comercializaron con resultados satisfactorios y estuvie-
ron al alcance de algunos privilegiados, el único alimento que podía garantizar la
supervivencia de un bebé fue la leche humana, ya fuera de su madre o de otra mujer
(Nestle, 2007; Boatella Riera, 201 0).
4. Amamantar a un hijo de otra mujer. Una historia de civilizaciones
El amamantamiento de un hijo de otra mujer, ha evolucionado en muchas sociedades den-
tro de los sistemas informales de reciprocidad, solidaridad y/o altruismo, como un fenó-
meno complejo que supera con creces el hecho de entregar o compartir un alimento. Solo
una mujer que hubiera parido y todavía estuviera amamantando podía entregar a otro niño
el don necesario e indispensable para sobrevivir y convertirse en miembro del grupo social.
La lactancia solidaria ha sido una práctica frecuente en grupos y sociedades con escasa di-
ferenciación social, en las que la colaboración y ayuda entre sus miembros eran esenciales
para el bienestar colectivo. Este tipo de lactancia altruista fue frecuente en las zonas rura-
les de España hasta mediados del siglo XX, como respuesta a circunstancias imprevistas por
las que la madre no podía alimentar al recién nacido y no existía la posibilidad de conseguir
leche de fórmula adaptada (Rodríguez García, 201 5, 41 9). En la actualidad, estas prácticas
solidarias son frecuentes en grupos de cazadores-recolectores africanos, donde son una
actividad colaborativa entre mujeres, que obedecen a distintas causas como la ausencia, la
enfermedad o el fallecimiento de la madre (Hewlett & Winn, 201 4).
En las sociedades complejas, en las que existía estratificación y desigualdad social, la ca-
pacidad económica y/o el poder de algunas familias permitían contratar, exigir, solicitar u
obligar a otra madre a amamantar a su hijo. La lactancia de un niño ajeno se podía esta-
blecer como una obligación de siervas o esclavas, como una actividad remunerada con
bienes materiales y, también, como un deber u obligación relacionados con lealtades po-
líticas o sociales.

Mamar: mythos y lógos sobre lactancia humana 39


Rita Rodríguez García

Responsabilizar a las nodrizas o amas de cría de la alimentación, los cuidados y la educa-


ción del niño de otra familia, fue una costumbre frecuente en las grandes civilizaciones
ISSN 1 989-7022

de la Antigüedad como Mesopotamia, Egipto, Grecia, Roma, China o Japón. La diferencia


fundamental entre la lactancia solidaria y la lactancia a través de nodriza no se encontra-
ba en la recompensa material de la segunda, sino en que se estableciera dentro o fuera
de un sistema equilibrado de reciprocidad y/o solidaridad. En ocasiones, los límites entre
ambos tipos de lactancia eran muy difusos al coexistir características de ambas formas de
lactancia; ya que, el amamantamiento se realizaba por solidaridad, amistad o lealtad y era
recompensado generosamente a la vez que establecía afectos y vínculos personales o fa-
miliares que iban más allá de una simple práctica asalariada.
Las referencias más antiguas a las nodrizas aparecen en dos textos legales babilónicos
del siglo XIX a.C. que muestran la importancia que tuvieron dichas prácticas en la anti-
güedad. En las Leyes de Esnunna, se establece la multa que debe pagar el hombre que
DILEMATA, año 9 (201 7), nº 25, 37-54

entregó a su hijo a una nodriza y no pagó las raciones acordadas por los tres años que du-
ró la lactancia, y en el Código de Hammurabi se dispone el castigo que merecía una nodri-
za si el niño encomendado moría, y se descubría que la causa era que amamantaba a otro
niño a la vez; el castigo consistirá en cortarle uno de los pechos.
En el Antiguo Egipto, el amamantamiento por la propia madre le hacía merecedora del
respeto y de la estima de la sociedad, al considerarse su leche como la fuente de vida in-
dispensable para la supervivencia. Si la madre no podía o no quería amamantar al recién
nacido, recurrir a una nodriza era una práctica que contaba la aprobación social; siendo
las clases sociales altas, como es obvio, las que más recurrían a esta forma de lactancia.
Las prácticas de las nodrizas egipcias fueron recogidas en los antiguos tratados médicos,
como en el papiro de Ebers (siglo XV a.C.); en él se indican consejos para examinar la cali-
dad de la leche, y también instrucciones para aumentar la producción de leche de la no-
driza (Juaneda, s.f). Convertirse en nodriza real confería un alto rango y un gran prestigio
para la mujer y su familia; estas nodrizas eran frecuentemente inmortalizadas en las pa-
redes de las tumbas de sus hijos de leche, como signo de gratitud y de reconocimiento.
También se hace referencia a las nodrizas en el Antiguo Testamento, donde aparecen co-
mo siervas o esclavas destinadas a la crianza de los niños de familias hebreas acomodadas.
En la historia de Moisés, rescatado de las aguas del Nilo por la hija del faraón, se hace re-
ferencia a la necesidad de buscar una nodriza para amamantarle; esta función recaerá en
su madre natural, que a ojos de todos tan sólo era una mujer hebrea que le amamantaría y
le cuidaría durante dos años (Éxodo 2:7-9). También en el Corán se hace referencia explíci-
ta a la figura de la nodriza en la crianza de un niño, siempre que los padres estén de acuer-
do y la mujer contratada reciba un salario acorde a las costumbres del lugar (Corán 2: 233).
Es posible que el tratamiento de las nodrizas en la tradición musulmana se encuentre rela-
cionado con el hecho de que el profeta Mahoma fue amamantado y cuidado por su nodri-
za beduina Halima , a la que fue encomendado por su madre siguiendo la tradición de las
familias acomodadas de la Meca, que enviaban a sus hijos a criarse a las montañas del de-
sierto para que fueran educados en la tradición árabe (Cansinos Assens, 2006).
La China Imperial ha sido la civilización milenaria más antigua y compleja que ha logrado
sobrevivir hasta el siglo XX. La existencia de documentos escritos hace 3.500 años, con un
registro metódico de la organización y de la administración palaciega, ha permitido cono-
cer la importancia que tenían las nodrizas en la crianza de los príncipes y de los hijos de
los nobles. Según Hua (201 4, 242-248), en la corte china, las relaciones de los herederos
del emperador con la madre natural solían ser escasas y distantes, en contraste con la es-
trecha intimidad y familiaridad que podía establecerse de por vida con la nodriza. El ori-
gen de la nodriza (madre de leche) fue variando en las distintas dinastías, teniéndose en

40 Mamar: mythos y lógos sobre lactancia humana


N ODRIZAS Y AMAS DE CRÍA. M ÁS ALLÁ DE LA LACTANCIA MERCENARIA

cuenta en su elección: el idioma de origen, sus costumbres y su educación, ya que, ade-


más de alimentar al pequeño, sería una de las figuras de referencia fundamentales en su

ISSN 1 989-7022
educación infantil. Aunque en ocasiones procedía de clases plebeyas y en otras eran es-
clavas, lo habitual era que la lactancia de los príncipes imperiales fuera encomendada a
alguna concubina de la corte o a la esposa de un alto funcionario imperial, cuyos hijos
eran amamantados por otras nodrizas de menor estatus. Las nodrizas solían gozar de un
estatus superior al del resto del personal doméstico de la corte y eran recompensadas en
vida de forma suntuosa por su dedicación y por su lealtad, e incluso de forma póstuma
con la celebración de rituales funerarios de alto rango y la concesión de un epitafio por el
que sería recordada a través de los tiempos. Las recompensas y honores recibidos por la
nodriza solían hacerse extensibles a sus parientes cercanos, del mismo modo que el casti-
go si caía en desgracia.

DILEMATA, año 9 (201 7), nº 25, 37-54


La presencia de las nodrizas en la primitiva China Imperial es analizada por Lee (2000),
que pone de relieve los deberes, la selección, recompensas e influencia que podían alcan-
zar. Los criterios para su elección seguían las indicaciones de los tratados de medicina
chinos, muy similares a los clásicos occidentales de la época: tener buena salud y buenas
costumbres; abstenerse de relaciones sexuales; mantener una dieta adecuada y no tomar
alcohol, y ser atenta y leal. El empleo de nodrizas en las familias acomodadas chinas no se
debía a enfermedad o falta de leche de la madre, sino que eran una costumbre institucio-
nalizada, propia de las clases sociales altas, que se mantuvo hasta las primeras décadas
del siglo XX, de forma similar a lo sucedido en los países occidentales. En algunos casos,
los niños residían en la casa de la nodriza durante los años que duraba la lactancia. El her-
moso poema “Dayanhe: mi nodriza” (Qing, 1 933) ofrece una interesante e intimista
perspectiva sobre la lactancia asalariada en la China de principios del siglo XX, y sobre los
afectos y recuerdos relacionados con su nodriza; una pobre campesina que le alimentó y
le cuidó junto a sus hijos, hasta que finalizada la lactancia fue devuelto a su familia.
En el vecino Japón, la figura de la nodriza (menoto) fue también una institución dentro
del orden social establecido, sobre todo en la corte imperial y en las grandes familias no-
bles. Según recoge Conlan (2005), el primer documento escrito que hace referencia a las
nodrizas niponas data del año 81 2 a.C., estando esta práctica imbricada en la compleja or-
ganización de la jerarquía social del país. El monopolio del amamantamiento de un prínci-
pe imperial podía pertenecer a una familia de alto linaje, considerándose una forma de
lealtad política más fuerte de lo que cabía esperar de los lazos de parentesco. La recom-
pensa por la crianza de un miembro de la casa imperial, además de material, podía consis-
tir en una elevación del rango y estatus social, así como en la ostentación del título de
“Honorable Nodriza del Príncipe Imperial”. También hay que resaltar la existencia en la
corte imperial nipona de la institución de “Padre de la Nodriza”, un hecho que ilustra la
importancia de los lazos familiares de lealtad y poder establecidos a través de la lactan-
cia. La institución de la nodriza, en las familias de alto linaje de Japón, proporcionaba es-
pacios de poder a la mujer, y por supuesto mejoraba las expectativas de ascenso social de
los miembros de la familia (Conlan, 2005). La institución de la nodriza se mantuvo en la
corte imperial japonesa hasta mediados del siglo XX, siendo la actual emperatriz Michiko
quien rompió con la tradición al amamantar ella misma a sus propios hijos.
En la Grecia y en la Roma clásicas, las referencias a las nodrizas son muy frecuentes en la
mitología, en la literatura y en los tratados de los pensadores y filósofos de la época (Ló-
pez Pérez, 2005, 228). Su presencia fue habitual en el ámbito doméstico cuando había
que recurrir a la leche de otra mujer por enfermedad o muerte de la madre, y una cos-
tumbre institucionalizada en las clases altas como un signo de poder económico. Con
gran frecuencia las nodrizas eran siervas o esclavas que tras haber parido, o en el mejor

Mamar: mythos y lógos sobre lactancia humana 41


Rita Rodríguez García

de los casos tras haber criado a su propio hijo, se destinaban a amamantar al hijo de su
señor, existiendo ocasiones en las que la esclava era comprada o alquilada a otro amo
ISSN 1 989-7022

con dicha finalidad. También existieron mujeres libres que entraban al servicio de una fa-
milia mediante un contrato de crianza, en el que establecía su duración y las condiciones
del mismo (Martínez García, 2007, 27).
En Esparta, en tiempos de Licurgo (VIII a. C), las madres y las nodrizas sometían a los ni-
ños, desde la más tierna infancia, a una férrea disciplina con el objetivo de hacerles fuer-
tes y capaces de soportar una vida dura y llena de privaciones. Por ello las siervas y
esclavas espartanas gozaban de gran fama, siendo demandadas en muchos lugares de
Grecia y de Roma como nodrizas (Plutarco, 201 6, 1 1 9). Es posible que algunas mujeres es-
partanas de alto linaje amamantaran a sus hijos, pero no debía de ser lo más habitual, se-
gún las referencias que conocemos a través de Plutarco sobre la educación infantil y la
rigidez en las costumbres.
DILEMATA, año 9 (201 7), nº 25, 37-54

Algunas recomendaciones sobre las características a tener en cuenta en la elección de


una nodriza se difundieron desde el Antiguo Egipto, como eran la abstinencia sexual y la
prohibición de amamantar a otro niño a la vez (Corbier, 2000, 31 ). El esmero en la elec-
ción de la nodriza fue objeto de atención por parte de médicos y moralistas como Oriba-
sio, Mnesiteo, Ecio, Galeno o Sorano de Éfeso, que insistían en la importancia de que la
nodriza fuese prudente, limpia, joven, casada, sana, con buen temperamento y con auto-
control sobre su sexualidad y el consumo de alcohol (Abou Aly, 1 996; López Pérez, 2005;
Del Hoyo Calleja, 1 991 ).
La patria potestas romana confería un poder absoluto al padre sobre la aceptación o no del
hijo tras el nacimiento, así como sobre la mayoría de los asuntos relacionados con la familia
y la organización de la casa (Corbier, 2000, 1 5). La madre se situaba en un segundo plano
decisional tras su marido y su suegra, siendo las costumbres y representaciones sociales
predominantes en su clase social las que orientaban la decisión al respecto, por lo que re-
sulta injusta la generalización de las críticas a las madres romanas por no amamantar a sus
hijos. No faltaron madres de familias nobles que amamantaron a sus hijos, pero recurrir a
una nodriza se consideraba el proceso normal y natural en aquellas familias que poseían un
amplio abanico de personal doméstico (Corbier, 2000, 32). Existían varias situaciones para
que el pater familias buscase una nodriza, como era la crianza de su propio hijo legítimo, de
un hijo ilegítimo o adoptivo, del hijo de una esclava o de un niño expuesto recogido de la
calle. El hecho de que una mujer de clase social alta amamantase a su hijo podía entender-
se, por un lado, como una postura transgresora de las costumbres de su clase social, y, por
otro, como un indicador de dificultades económicas familiares.
La importancia de la nodriza iba más allá de la alimentación del niño, pues era quien le
cuidaba, mecía, cantaba y educaba los primeros años de vida, una figura mucho más
cercana que la propia madre, que se debía a la vida pública o cortesana. Una vez aca-
bado el periodo de lactancia, algunas nodrizas esclavas podían ser liberadas por sus
dueños, en gratitud a su servicio, o seguir como criadas de confianza o confidentes de
sus pupilos a lo largo de sus vidas. La práctica de nodriza (nutrix) fue tan importante
en el Imperio Romano que es el registro más abundante que aparece en la epigrafía
relacionado con actividades profesionales (Del Hoyo Calleja, 1 991 , 1 95). Los lazos
afectivos creados entre el niño y su nodriza han quedado también reflejados en algu-
nas referencias a grandes personajes como Graco o Cornelio Scipión, al agasajar de
forma más importante a sus amas de leche que a su madre natural: había sido la no-
driza la que les había cuidado y confortado como si fueran sus hijos durante toda la in-
fancia, mientras que la madre natural tan sólo les había llevado en su vientre por
nueve meses (Toquero Sandoval, 1 61 7, 26).

42 Mamar: mythos y lógos sobre lactancia humana


N ODRIZAS Y AMAS DE CRÍA. M ÁS ALLÁ DE LA LACTANCIA MERCENARIA

5. Nodrizas en la Península Ibérica

ISSN 1 989-7022
Las referencias a los pueblos indígenas prerromanos de la Península Ibérica son la his-
toriografía grecolatina y los estudios arqueológicos realizados desde principios del si-
glo XX. Historiadores y geógrafos como Hecateo de Mileto, Herotodo, Estrabón,
Ptolomeo, Polivio o Tito Livio describieron a los pueblos de Hispania, obviamente desde
la perspectiva etnocéntrica del clasicismo grecorromano (Ferrer Albeda, 1 995). Los da-
tos históricos que nos proporcionan son insuficientes para conocer la vida cotidiana de
sus gentes, pero excepcionales para advertir su alto nivel de complejidad y desarrollo
social. Un ejemplo fue el pueblo de Tartessos (XII-V a.C.) que, según los historiadores ci-
tados, poseía señas de identidad y rasgos culturales análogos a otros pueblos de la an-
tigüedad mediterránea, como Chipre, Grecia o Etruria, con una sociedad jerarquizada y

DILEMATA, año 9 (201 7), nº 25, 37-54


una élite aristocrática poderosa (Wagner, 1 992, 82; Almagro Gorbea, 201 3). A pesar de
que no existir referencias escritas ni restos arqueológicos tartesios sobre las nodrizas,
no debemos desechar la posibilidad de que formaran parte de la servidumbre domésti-
ca en algunas familias de alto linaje, dada la organización social compleja de la que dis-
ponían (Almagro Gorbea, 201 3, 239). Unos siglos más tarde (V-III a.C.), los íberos fueron
una sociedad muy jerarquizada, con un alto nivel de desarrollo social y político que so-
breviviría hasta las invasiones de los cartagineses y de los romanos. En la iconografía
íbera, la maternidad y la lactancia eran temas recurrentes que aparecían en leyendas de
animales que se convirtieron en nodrizas de pequeños abandonados; en la iconografía
de las figuras maternales como la dama de Baza o la dama de Galera, y en diferentes
exvotos que representan a mujeres amamantando (Olmos Romera, 2000). De otros
pueblos prerromanos, como los celtíberos, cántabros, astures, vetones etc., las fuentes
escritas propias son muy escasas, aunque los estudios arqueológicos de los ajuares fu-
nerarios hacen referencia a la existencia de élites aristocráticas lo suficientemente im-
portantes como para que la presencia de nodrizas sea una teoría plausible. Las
referencias a la nodriza como amma en algunas estelas funerarias hispanorromanas del
siglo I d.C. refuerza la posibilidad de que fuera una práctica frecuente previa a la roma-
nización, y de que, posteriormente, a las siervas y a las esclavas indígenas que amanta-
ban a los pequeños dominos se les siguiese designando con el apelativo tradicional de
esta práctica en la lengua celtíbera (Hernádez Pérez y Siles Ruiz, 201 2) .
Los estudios epigráficos de estelas votivas o funerarias de la Hispania romana, en los que
aparece la finada o la oferente como nutrix o nutrice, indican la frecuencia e importancia
de estas prácticas en la Península Ibérica (Medina Quintana, 201 2). La crianza con nodriza
pudo ser, por un lado una costumbre importada por las familias procedentes de Roma o
relacionadas política y económicamente con la metrópoli, y también pudo ser una prácti-
ca común en las familias indígenas de alto linaje, que fue potenciada por la romanización
de las costumbres a lo largo de varios siglos.
Tras la caída del Imperio Romano, los cambios aportados por la sociedad visigoda en His-
pania estuvieron más relacionados con el ámbito político que con el desarrollo social,
manteniéndose gran parte de las costumbres previas a la invasión. Las fuentes de dicha
época, sobre la vida cotidiana de las mujeres y niños, son prácticamente inexistentes, y
las escasas referencias a las nodrizas las encontramos en algunos textos de San Isidoro
de Sevilla (VI-VII d.C.), teólogo y erudito visigodo, hijo de una familia aristocrática. En su
tratado sobre la educación del noble godo, manifiesta que la educación del niño debía
iniciarse desde el nacimiento, primero a cargo de su nodriza hasta que comenzaba a ha-
blar, y posteriormente con la ayuda de un pedagogo (Martínez Gázquez, 1 979); referencia
que nos ilustra la persistencia de la lactancia con ama de cría en las familias acomodadas
hispanas durante la Alta Edad Media.

Mamar: mythos y lógos sobre lactancia humana 43


Rita Rodríguez García

Tras la invasión musulmana de gran parte del territorio peninsular en el siglo VIII, sus cos-
tumbres y sus creencias fueron adoptadas o asimiladas por una parte importante de la
ISSN 1 989-7022

población conquistada. Las referencias a las nodrizas en Al-Ándalus son frecuentes en los
textos jurídicos y religiosos y en los tratados médicos relacionados con la crianza y la par-
tería (Arroñada, 201 1 ). El Islam aportó un nuevo enfoque sobre la crianza, ya que priori-
zaba el bienestar y la salud del niño como futuro miembro de la sociedad musulmana. Las
prácticas sobre la lactancia materna y sobre la utilización de la nodriza (murdi) en al-Án-
dalus tenían una base religiosa que alentaba, pero no obligaba, a las propias madres a
criar a sus hijos, siendo posible contratar una nodriza si los padres estaban de acuerdo y
se lo podían permitir económicamente. El amamantamiento a través de una nodriza, para
el Islam, va más allá de un simple hecho biológico, afectivo o asalariado, al asimilar el pa-
rentesco de leche al parentesco biológico y prohibir el matrimonio entre los individuos
que se relacionan directamente a través del mismo, al margen de que sea una actividad
DILEMATA, año 9 (201 7), nº 25, 37-54

solidaria o remunerada (Balkrishan, 201 3, 32). Ser nodriza en al-Ándalus fue una práctica
importante y reconocida socialmente, desarrollada tanto por mujeres libres como por es-
clavas domésticas. Se acudía a una nodriza cuando la madre había fallecido o estaba en-
ferma, y también cuando por su condición social no deseaba amamantar al niño (Vidal
Castro, 201 6). Las condiciones para elegir una buena nodriza eran similares a las enume-
radas por los clásicos griegos y se relacionaban, sobre todo, con las creencias religiosas,
la edad, las buenas costumbres y la abstinencia sexual (González Hernando, 201 0, 1 07;
Cabanillas Barroso, 201 2).
En los reinos cristianos de la Edad Media, acudir a los servicios de una nodriza fue, funda-
mentalmente, una costumbre relacionada con la crianza de los príncipes y los infantes.
Las clases nobles y acomodadas acudían a la crianza con nodriza si la madre no tenía sufi-
ciente leche, estaba enferma o había fallecido. En las clases humildes, las penurias eran
tan grandes y las posibilidades de subsistencia tan escasas, que si la madre no podía ama-
mantar se recurría al abandono, a la venta del menor o al infanticidio, a pesar de que di-
chas prácticas habían sido denunciadas desde el Primer Concilio de Toledo (589) y
penadas duramente por la Lex Visigothorum (Arroñada , 201 1 , 239). Un niño de clase hu-
milde tenía escasas posibilidades de sobrevivir si su madre no podía darle de mamar, ya
que lactar a un niño ajeno significaba, para la mujer que lo hacía, restar posibilidades de
supervivencia al propio.
La creencia clásica de la transmisión a través de la leche de las características físicas, mo-
rales o religiosas de la mujer que amamantaba al niño fue común entre cristianos, musul-
manes y judíos, por lo que frecuentemente se trató de evitar que la nodriza fuese de
distinta religión a la del niño. En los reinos cristianos, la convicción de la transmisión del
linaje del ama de cría a través de la leche fue especialmente importante en la elección de
la nodriza de los príncipes, que debía recaer sobre una mujer de familia ilustre, cercana y
leal a la casa real, pero sobre todo sin una gota de sangre infiel. La crianza y educación de
un futuro heredero era una cuestión de política de estado, a la que se daba respuesta
dentro de un sistema de representaciones específicas. Reinas y princesas tenían como
misión principal engendrar y parir muchos herederos de alto linaje, cuya crianza sería en-
comendada a una nodriza con el suficiente prestigio físico y moral que asegurase la su-
pervivencia del futuro heredero.
Las nodrizas de los hijos del rey o de los nobles que residían en la corte gozaban de pro-
tección especial mientras duraba la lactancia. En el reinado de Alfonso X, se establecía
pena de muerte para aquel que abusara sexualmente del ama mientras amamantaba a un
niño en la corte. El mismo castigo podía recaer sobre el ama de cría si el hecho había sido
consentido, o no había denunciado el delito y había seguido amamantando al niño a su

44 Mamar: mythos y lógos sobre lactancia humana


N ODRIZAS Y AMAS DE CRÍA. M ÁS ALLÁ DE LA LACTANCIA MERCENARIA

cuidado (Alfonso X, 1 836, 64). Las penas se relacionaban más con la traición a la casa real,
por corromper o ensuciar la leche a través del hecho sexual, que con el delito y el ultraje

ISSN 1 989-7022
a la nodriza. En el libro de las Siete Partidas de Alfonso X el Sabio, se mencionan las amas
de cría como una costumbre admitida y bien considerada para la crianza de los hijos de
los reyes. La elegida debía tener buena salud, ser bien parecida, tener buen linaje y bue-
nas costumbres (Alfonso X, 1 807, 45). El buen linaje del ama de cría venía dado por la no-
bleza de cuna durante generaciones, entendiéndose implícitamente que la elegida no
tendría resto alguno de sangre infiel (judía o mora). En el Fuero Viejo de Castilla se confe-
ría al ama de cría la legitimidad de representar al menor ante los tribunales. Si un niño su-
fría algún daño, no sería conjurado a declarar hasta cumplir los siete años,
correspondiendo su representación a su madre o a la nodriza que lo criaba (Jordán de As-
so y del Río y De Manuel y Rodríguez, 1 771 , 64).

DILEMATA, año 9 (201 7), nº 25, 37-54


Los privilegios y prebendas concedidos a las nodrizas por reyes de Castilla como Alfonso
VIII, Fernando III, Alfonso X el Sabio o Enrique III quedaron registrados en escrituras pú-
blicas, en los que aparecen sus nombres, los de sus esposos, sus lugares de origen, el gran
afecto y reconocimiento por la crianza del infante, así como las heredades de las que se
les hacía entrega por el servicio (Lupian Zapata, 1 665, 24-27; Flórez de Setien, 1 770, 1 36,
283, 284, 41 4; Simón y Nieto, 1 903). No era costumbre que las reinas amamantaran a sus
hijos, y si alguna lo hacía, las crónicas lo enaltecían repetidamente, creando una leyenda
en torno al amamantamiento por la propia madre como transmisora a través de su leche,
de las cualidades y virtudes cristianas que les convirtieron en grandes soberanos. Así ocu-
rrió con dos de las hijas de Alfonso VIII de Castilla, la reina Berenguela de Castilla que
amamantó a su hijo Fernando III el Santo, y Blanca reina consorte de Francia, que según
las crónicas también amamantó al que sería San Luís, rey de Francia (Lupian Zapata, 1 665,
57; Flórez de Setien, 1 770, 359; Ansón Oliart, 1 998, 44).
El pueblo judío convivió en la Península Ibérica, a través de los siglos, con romanos, visigo-
dos, musulmanes y cristianos, hasta su expulsión por los Reyes Católicos en el siglo XV. Su
entrada en la Península Ibérica debió de producirse en los años 70 de nuestra era, exis-
tiendo en el siglo IV comunidades muy numerosas en la Hispania romana (Hinojosa Mon-
talvo, 2000, 25). Los judíos lograron mantener sus costumbres y sus prácticas religiosas,
organizándose en comunidades más o menos integradas, a pesar de que siempre fueron el
chivo expiatorio de los fanáticos religiosos de las mayorías dominantes. La sociedad judía
documentaba por escrito la mayor parte de los acuerdos que afectaban a la vida cotidiana,
al comercio o a las disposiciones sociales del gobierno interno en las aljamas. Cuando una
nodriza judía era contratada, se dejaba constancia en escritura pública, que debía ser fir-
mada por la madre, la nodriza y los esposos de ambas (Cantera Montenegro, 1 989, 56). En
el contrato se establecía el tiempo de duración, si la crianza se realizaría en casa de los pa-
dres o de la nodriza, quién correría con la manutención de ésta, el salario a percibir y el
compromiso del marido de la nodriza sobre la abstinencia sexual.
Según recoge Motis Dolader (2004, 45), en el Sefarad aragonés, el periodo máximo de
lactancia materna o por nodriza era de cuatro años en un niño sano o cinco si estaba en-
fermo. La nodriza amamantaría en exclusividad al niño encomendado, pudiendo rescin-
dirse el contrato si existía común acuerdo, y por causas establecidas previamente como el
fallecimiento del niño, la falta de leche, la enfermedad o un nuevo embarazo de la nodri-
za; y era frecuente que se incluyera el acuerdo de que no se podría interrumpir el contra-
to para amamantar al hijo de otra familia.
Desde el siglo XIII, en los Opúsculos legales de Alfonso X se ordena que las mujeres judías
no críen niños cristianos o den los propios a criar por cristianos, bajo multa de cincuenta
maravedís (Alfonso X, 1 836, 1 1 9). Dicha prohibición se haría extensa posteriormente a las

Mamar: mythos y lógos sobre lactancia humana 45


Rita Rodríguez García

nodrizas mudéjares en distintas reuniones de Cortes y sínodos provinciales durante los


siglos XIV y XV (Cantera Montenegro, 1 989, 53; Arroñada, 2002, 225). Sin embargo, entre
ISSN 1 989-7022

las clases más humildes, la necesidad de salvar la vida del niño llevaba a los padres a bus-
car o contratar una mujer de cualquier religión que dispusiera de leche, a pesar del grave
castigo que podía suponer para ambas familias (Fuente Pérez, 201 1 ).
Tras la expulsión de los judíos en 1 492, el foco de atención sobre la limpieza de sangre, y
por supuesto, de leche, se centró en los conversos y en los moriscos, por lo que las amas
de cría de los niños de sangre azul se buscaban en lugares donde la población descendía
durante generaciones de cristianos viejos. La casa real de los Austrias y posteriormente la
de los Borbones, buscaron a las amas de cría en las dos Castillas y en el norte peninsular.
La selección era encomendada a los médicos de la corte con la suficiente antelación al
nacimiento de un infante. Se elegían varias decenas de amas para cada infante, unas se
convertirían en amas de pecho, otras de respeto o repuesto, y otras quedaban en situación
DILEMATA, año 9 (201 7), nº 25, 37-54

de entretenidas, a la espera de que se pudieran necesitar sus servicios. Se las sustituía pe-
riódicamente, por prescripción médica, si el infante no ganaba peso, enfermaba o tenía
cólicos (García Barranco, 2007, 326,487). Fue durante el reinado de Fernando VII cuando
se seleccionaron nodrizas pasiegas para la crianza de la que sería Isabel II. La fama obte-
nida por estas nodrizas en la crianza de los infantes reales durante el siglo XIX, hizo que
fuesen muy solicitadas como amas para los hijos de la aristocracia y de la alta burguesía,
convirtiéndose en una imagen pintoresca en algunas ciudades; engalanadas con su traje
típico tradicional y con las joyas típicas de ama, que incluían corales, monedas y filigranas
de plata (Fraile Gil, 1 999; Herradón Figueroa, 2009).
Solo existen referencias a dos reinas consortes de España que amamantaron a sus hijos o
que lo intentaron. Esta transgresión de las austeras costumbres establecidas en la corte
sobre la lactancia de los infantes les hizo merecedoras de las presiones y de las críticas
palaciegas. Una de ellas fue María Victoria del Pozzo, esposa de Amadeo de Saboya, que
amamantó a sus tres hijos y se atrevió a dar el pecho a un niño encontrado abandonado
durante un paseo campestre con el rey (Mira Abad, 2007, 1 94); visto por unos como un
hecho de caridad o de solidaridad extraordinario, e inmortalizado por el pintor italiano
Sereno (Casalegno, 2003); y, para otros, como una excentricidad impropia de tan regia
dama. La otra reina fue Victoria Eugenia de Battenberg, esposa de Alfonso XIII, que inició
la lactancia de su primogénito, aunque por poco tiempo, ya que tuvo que ceder a las pre-
siones palaciegas y dejar la crianza del recién nacido en manos de un ama de cría pasiega,
como era la costumbre de la casa real española desde el reinado de Fernando VII (Zavala
Chicharro, 2009, 49).
La crianza con ama atravesó el límite de las casas nobles, convirtiéndose en una práctica
frecuente en las familias de artesanos o comerciantes, y a partir del siglo XVIII en las ca-
sas burguesas. La crianza por la madre biológica quedó relegada a una característica de la
gente humilde, y, por lo tanto, impropia de damas de clase acomodada. La institución de
la nodriza en la crianza de los niños, sin que concurrieran circunstancias de necesidad, dio
lugar a constantes críticas por parte de teólogos, moralistas, médicos y escritores (Gutié-
rrez Godoy, 1 629; Toquero Sandoval, 1 61 7; Bonélls, 1 786; Amar y Borbón, 1 790), que
veían en este tipo de lactancia la causa de muchos males físicos y morales de la infancia.
Algunos escritores de finales del XIX, como Pardo Bazán, Pérez Galdós y Unamuno, inclu-
yeron en sus novelas una crítica al sistema de nodrizas desde una perspectiva intelectual
acomodada. Sus referencias despectivas al ama de cría como “humana vaca o castillo de
carne” reflejan una imagen distorsionada de las mujeres que con humildad y resignación
dedicaban su leche y su tiempo a criar a los hijos de los ricos, por un salario modesto (So-
ler Muñoz, 201 1 ; Gómez, 201 6).

46 Mamar: mythos y lógos sobre lactancia humana


N ODRIZAS Y AMAS DE CRÍA. M ÁS ALLÁ DE LA LACTANCIA MERCENARIA

La necesidad de los padres de encontrar nodriza, y la de algunas mujeres de contratarse


como tal, dio lugar al establecimiento de puntos de información o encuentro al efecto para

ISSN 1 989-7022
los interesados: mesones, posadas, tiendas y plazas de mercado. También surgieron media-
dores particulares que ponían en contacto a las partes interesadas, y agencias especializa-
das en la contratación y el acomodo de amas (Fraile Gil, 1 999; Méndez Vázquez, 201 5). En
las zonas rurales y en las pequeñas ciudades, eran las redes vecinales, los curas, los médicos
o los maestros los que servían de enlace entre las familias y las posibles amas de cría. Los
periódicos y gacetas locales, desde finales del siglo XVIII hasta mediados del XX, incluían un
apartado específico sobre demanda y oferta de nodrizas en la sección de anuncios por pa-
labras (Bolufer Peruga, 1 993, 256; Martínez Sabater, 201 4, 1 26-1 59; Rodríguez García,
201 6, 289). Se incluía información sobre la edad, la limpieza de sangre, el estado civil, los
meses desde el nacimiento del propio hijo, el lugar donde se pretendía realizar la lactancia

DILEMATA, año 9 (201 7), nº 25, 37-54


y la posibilidad de que fuera a media teta. Estos anuncios se fueron adaptando a las cir-
cunstancias sociales, y se mantuvieron hasta que la nodriza dejó de ser demandada y fue
sustituida a mediados del siglo XX por la nueva leche de fórmula maternizada.
6. Amamantar a los despreciados
El interés por la atención de los niños abandonados fue históricamente objeto de atención
por las tres religiones que durante siglos convivieron en la Península Ibérica. Según recoge
Arroñada (2002, 232), en al-Ándalus existía la norma de destinar la quinta parte del botín de
guerra a la asistencia y socorro de las viudas y huérfanos; en las comunidades judías existían
cofradías dedicadas a mantener a los pobres y a casar a las huérfanas; y el cristianismo re-
glamentó la asistencia a los pobres a través de los concilios, impulsando la creación de al-
bergues para niños a cargo de la Iglesia, tratando de evitar que los niños fueran
abandonados en cualquier lugar público a merced de la intemperie, las alimañas o cualquier
desalmado (Cid Fernández, 1 999). A partir del siglo XII, la labor de la Iglesia Católica fue cru-
cial en la fundación de hospitales para el acogimiento de enfermos, ancianos, pobres y niños
abandonados. Eran lugares de asilo, poco saludables y sin comodidades, donde socorrer de
forma temporal a los despreciados de la sociedad. El maristán musulmán y el hospicio cristia-
no fueron los primeros centros reglados para la acogida y cuidado de los niños abandonados
durante la Edad Media (Franco Sánchez, 1 999). En el siglo XIV, la Iglesia estableció la posibi-
lidad de entregar a los niños de forma anónima en la puerta de una iglesia o en el torno de
un hospicio-hospital (Cid Fernández, 1 999), lo que daba una posibilidad de supervivencia al
niño y, lo más importante, garantizaba la salvación de su alma mediante el bautismo.
En la mayoría de las ciudades existían hospitales u hospicios donde se acogía a los niños
expósitos, por lo que se necesitaba un gran número de amas de cría internas o externas;
una preocupación constante para los responsables de la Iglesia, que con frecuencia sólo
podía ser cubierta de forma precaria, a pesar de que se destinaba una gran parte del pre-
supuesto de la institución al pago de sus servicios (Rubio Vela, 1 982, 1 63). Gran parte de
la información sobre las nodrizas proviene de los archivos de dichas instituciones que re-
cogían sistemáticamente su número, el salario acordado, su origen y estado civil, el tiem-
po de lactancia e incluso las causas por las que decidían amamantar (Rubio Vela, 1 982;
Bolufer Peruga, 1 993; Borrell y Sabater, 1 995; Illantes Zubieta, 2006 ,201 3).
Las nodrizas de los niños expósitos provenían de los estratos más humildes de la pobla-
ción. En algunos casos, la compensación económica animaba a estas mujeres a ejercer co-
mo amas de cría dentro del hospicio o en su domicilio, aprovechando el flujo lácteo tras la
crianza o la muerte de su hijo. Borrell y Sabater (1 995, 224) señala la existencia de otras
posibles causas que justificarían la disposición de una mujer a amamantar de forma pun-
tual a niños expósitos, como por ejemplo, el elogio por la Iglesia Católica del amamanta-

Mamar: mythos y lógos sobre lactancia humana 47


Rita Rodríguez García

miento de los niños expósitos como una actividad de caridad cristiana; siendo realizada
por mujeres pobres de forma rotatoria, organizada a través de las parroquias. Otras razo-
ISSN 1 989-7022

nes podrían estar relacionadas con la utilización de la lactancia de un expósito, como mé-
todo anticonceptivo, tras la muerte del hijo natural o como una forma de compensar la
frustración por su pérdida. Bolufer Peruga (1 993) describe el fenómeno de lactancia de li-
mosna en Valencia durante el siglo XVIII, y de forma similar Illantes Zubieta (2006) señala
la existencia de amas de cría en Barcelona durante el siglo XV, que no cobraban nada por
amamantar y cuidar de un niño del hospicio, en algunas ocasiones por “amor a Dios o ca-
ridad cristiana ”, y, en otras, para mantener o salvar la producción de leche, a la espera de
poder servir en alguna familia acomodada como nodriza.
Durante los siglos XIV y XV existía un pequeño grupo de nodrizas sin sueldo (Rubio Vela,
1 982; Illantes Zubieta, 2006), que eran esclavas al servicio de algunas familias. Era posible
que se encontraran a la espera del nacimiento del hijo de sus dueños o de ser alquiladas a
DILEMATA, año 9 (201 7), nº 25, 37-54

otro amo para el mismo fin, y, mientras tanto, daban de mamar a un expósito para man-
tener el flujo lácteo. En ambas circunstancias, las esclavas no eran dueñas de su decisión,
sino que acudían al hospicio con el permiso o por el mandato de sus dueños. La elección
de la esclava para que se convirtiera en ama de cría fue en algunos casos, una estrategia
planificada por los amos con la anticipación suficiente a que se necesitasen sus servicios,
y que hacía necesario un embarazo, un parto e iniciar el proceso de lactancia, para poste-
riormente amamantar al hijo de sus dueños, o ser vendidas o alquiladas para tal fin (Ba-
llesteros Díaz, 2005, 61 ). Sus amos y señores no sólo eran dueños de su trabajo, sino de
su cuerpo, del hijo que nacía de su vientre y de la producción láctea.
La leche de nodrizas fue la que proporcionó la posibilidad de supervivencia de los niños ex-
pósitos, a pesar de la gran mortalidad que se producían entre ellos hasta épocas recientes en
los hospicios (Martín-Espinosa, Villena y Cobo-Cuenca, 201 6). Fue en dichos establecimientos
donde se aplicaba con más recelo la normativa sobre la edad de la mujer, el estado civil, la
edad del propio hijo y los exámenes de salud que debían realizarse (Loste Echeto, 1 954).
7. La explotación en ultramar: chichiguas indias y amas negras
Las representaciones sociales sobre las nodrizas viajaron al Nuevo Mundo, junto con las
familias españolas, durante el proceso de conquista y colonización. En los nuevos territo-
rios conquistados, la solución sería más difícil y dramática que en el territorio peninsular,
pues tan solo existía la posibilidad de solicitar u obligar a las mujeres indígenas para que
amamantaran a los hijos de los españoles. En algunas zonas de las colonias se utilizaba el
término náhuatl chichiguas para denominar a las mujeres indias que amamantaban a una
criatura ajena (Álvarez Aragón, 1 996; Hernández Morales, 201 1 ).
Al inicio de la conquista-colonización, los nativos fueron tratados como esclavos, condi-
ción avalada por su condición de cautivos de guerra, una de las tres causas por las que un
sujeto podía adquirir la consideración de esclavo según el libro de las Partidas de Alfonso
X. La grave crisis demográfica que sufrió la población nativa fue el origen de la prohibi-
ción en 1 542 de la esclavitud indígena por cualquier causa o motivo aunque, en realidad,
las prácticas abusivas mediante diversas formas de sometimiento forzado se mantuvie-
ron durante varios siglos (Von Mentz, 2007).
Los españoles instauraron en los territorios conquistados el sistema de la Encomienda,
por el que los indígenas eran encomendados a trabajar de forma forzada para los espa-
ñoles, que los cristianizarían y los tratarían dignamente. Uno de los trabajos más solicita-
dos fue el de las mujeres indígenas para servir como amas de leche, un servicio personal
forzoso que separaba a las madres indias de sus hijos para que alimentaran a los hijos de

48 Mamar: mythos y lógos sobre lactancia humana


N ODRIZAS Y AMAS DE CRÍA. M ÁS ALLÁ DE LA LACTANCIA MERCENARIA

las españolas y de las criollas. Fue tan grande el abuso que se produjo sobre las ma-
dres indígenas que muchos religiosos lo denunciaron insistentemente, lo que obligó a

ISSN 1 989-7022
Felipe III a dictar una ley en 1 609 por la que ninguna india podría salir de su pueblo
para criar el hijo de un español si tenía el suyo vivo (Solís Robleda, 2003, 80). Sin em-
bargo, estas escandalosas prácticas forzosas continuaron en muchos lugares, siendo
denunciadas por curas como el de Campeche en la provincia de Yucatán durante 1 680
(Solís Robleda, 2003, 80), o el de Jocotenango en Guatemala en 1 797 (Álvarez Ara-
gon, 1 996; Webre, 2000). Las indias que estaban dando el pecho a sus hijos eran re-
clutadas en contra de su voluntad y con suma violencia en ocasiones, para criar en la
ciudad a los hijos de las españolas, quedando los suyos en situación de orfandad y
abandonados al cuidado de vecinos o familiares, lo que provocaba una gran mortali-
dad entre ellos por falta de alimento y de atención materna.

DILEMATA, año 9 (201 7), nº 25, 37-54


La gran crisis de la población indígena motivó el fomento de importación y trata de
esclavos de origen africano como mano de obra destinada a labores agrícolas, a la
manufactura o al servicio doméstico. En este último sector se incluían aquellas muje-
res seleccionadas y destinadas a servir como hembras reproductoras y/o nodrizas, lo
que dio lugar, hasta la abolición de la esclavitud en el siglo XIX, a un mercado de no-
drizas negras para la crianza de los amitos blancos.
Dentro del régimen esclavista, la madre negra lactante fue una pieza de la que ex-
traer un beneficio y una producción. En el mejor de los casos, la esclava pasaba a lac-
tar a un niño ajeno cuando su hijo ya estaba en fase de destete, pero en muchas
ocasiones el recién nacido era retirado o vendido para que su madre ejerciera de no-
driza (Protzel, 201 0, 69; Silva Vasconcellos, 201 1 , 1 26). También existió la estrategia
por parte de la madre de ocultar en el embarazo y entregar al pequeño en el torno de
un hospicio para salvarle de la condición de esclavitud, lo cual no era del agrado de los
responsables de las instituciones de caridad que veían en este abandono un hurto a
los derechos del amo, y de los recursos de beneficencia destinados a los niños blancos
(Moreno, 2000, 668).
Las representaciones sociales, los discursos y las imágenes relacionadas con el ama
de cría negra entraron a formar parte del imaginario cultural en los países donde
existía población de origen africano hasta las primeras décadas del siglo XX. Con la
llegada masiva de mujeres inmigrantes europeas de origen humilde, la oferta y de-
manda de amas de cría blancas coexistió con la de las nodrizas negras, mulatas e in-
dias en las casas acomodadas y en los hospicios. Para muchas mujeres, la leche de su
pecho fue un recurso para hacer frente a la precariedad económica familiar, mien-
tras que para muchas familias la leche de las nodrizas fue el alimento fundamental
de sus hijos.
8. A modo de conclusión
Durante miles de años la leche de las nodrizas fue una garantía para la supervivencia
de muchos recién nacidos, convirtiéndose en una figura institucionalizada en la crian-
za de los hijos de familias acomodadas, mientras que en las familias pobres fue un re-
curso para situaciones de extrema necesidad, y al alcance de muy pocos. Amamantar
al hijo de otra mujer sólo podía llevarse a cabo tras la propia gestación y el propio
parto, arrastrando una gran carga afectiva, ya fuera en relación con el propio hijo o
con su pérdida, y en otras con el niño amamantado y su familia.
La lactancia altruista o recompensada de un niño ajeno desapareció en España a me-
diados del siglo XX, cuando se popularizó el uso de las nuevas leches de fórmula

Mamar: mythos y lógos sobre lactancia humana 49


Rita Rodríguez García

adaptada con buenos resultados y la lactancia a través de la propia madre se constituyó


en una actividad valorada socialmente. Si la demanda de leche de nodriza hubiese conti-
ISSN 1 989-7022

nuado, es posible que algunas mujeres en condiciones económicas precarias hubieran se-
guido amamantando niños ajenos, mientras les hubiera sido posible.
En la actualidad sabemos que la lactancia por la propia madre es la mejor alimentación
que puede recibir un recién nacido y, si no es posible, existe la opción de acudir a las fór-
mulas de leche adaptada que existen en el mercado. Para aquellos niños prematuros o
con necesidades especiales que no pueden ser alimentados por su madre y no toleran le-
ches de fórmula, existen en los países desarrollados los Bancos de Leche, una nueva di-
mensión de la lactancia solidaria. En ellos se recolecta la leche donada por algunas
madres de forma altruista, que tras ser analizada, procesada y conservada se pone a dis-
posición de aquellos servicios de pediatría que lo necesiten.
DILEMATA, año 9 (201 7), nº 25, 37-54

¿Qué estaríamos dispuestos a hacer si la vida de nuestro hijo dependiera de conseguir


leche humana? Es fácil imaginar que las representaciones e imaginarios sobre las nodri-
zas se reelaborarían para hacerlas aceptables a las nuevas mentalidades y a las moder-
nas necesidades del siglo XXI. Un ejemplo lo tenemos en algunas actividades
relacionadas con el comercio de leche humana entre particulares a través de Internet en
Estados Unidos, Canadá y Reino Unido. Páginas especializadas como Eats on Feets, Hu-
man Millk 4 Human Babies y Only the Breast ponen en contacto a las personas que de-
sean compartir la lactancia, donar, vender o comprar leche materna a través de un
sistema de anuncios clasificados. Por un lado están las mujeres que esperan ganar un di-
nero extra con la venta del excedente de su producción láctea, y por el otro quienes por
algún motivo desean adquirir leche humana. En algunos contextos sociales tan diferen-
tes como Hollywood o China, se ha vuelto a contratar nodrizas para amamantar a los hi-
jos de personas acaudaladas, generalmente a través de agencias de colocación que
aseguran la discreción y confidencialidad.
En China, la tradición de las nodrizas fue prohibida tras la revolución de Mao al ser consi-
derada como un signo de decadencia del capitalismo. Sin embargo en la actualidad las
viejas prácticas han vuelto a resurgir, existiendo una demanda de leche humana por los
nuevos ricos para amantar a sus hijos recién nacidos o a adultos convalecientes.
Los debates y las controversias sobre el comercio con leche humana inundan las redes sociales
y la prensa convencional. Para sus detractores es una forma de explotación de la mujer, y para
sus defensores una práctica comercial que beneficia a las partes implicadas. La falta de legisla-
ción condena a estas prácticas a la clandestinidad, al fraude y a la falta de garantías sanitarias.

Agradecimientos
A Celia Montolio Nicholson por su inestimable ayuda en la corrección y comentarios a es-
te manuscrito.

Bibliografía
Abou Aly, Amal (1 996): “The wet nurse: A study in ancient medicine and Greek papyri”, Vessallius, nº 2, vol.
2, pp. 86-97 [http://www.biusante.parisdescartes.fr/ishm/vesalius/VESx1 996x02x02x086x097.pdf].
Aguirre, Miguel et al. (201 1 ): “Diagnóstico y manejo de la hiperprolactinemia”, Revista Venezolana de Endo-
crinología y Metabolismo, nº 1 , vol. 1 1 , pp. 26-38.
Albertos Firmat, Mª Lourdes (1 984): “La onomástica personal en las inscripciones romanas de Asturias”, Le-
tres Asturianes, vol. 1 2, pp. 37-53 [http://www.academiadelallingua.com/lletresasturianes/pdf].

50 Mamar: mythos y lógos sobre lactancia humana


N ODRIZAS Y AMAS DE CRÍA. M ÁS ALLÁ DE LA LACTANCIA MERCENARIA
Alfonso X (1 807): Las Siete Partidas del Rey Don Alfonso el Sabio (Vol. II), Madrid, Imprenta Real.
Alfonso X (1 836): Opúsculos legales del rey Don Alfonso el Sabio (Vol. I), Madrid, Imprenta Real.

ISSN 1 989-7022
Almagro Gorbea, Martín (201 3): Literatura hispana prerromana. Creaciones literarias fenicias, tartesias, íbe-
ras, celtas y vascas, Madrid, Real Academia de la Historia.
Álvarez Aragón, Rosa Mª (1 996): “Amas de leche” Estudios, nº 96, vol. 3, pp. 1 39-1 48 [http://si-
tios.usac.edu.gt/archivohemerografico/revistas/30_estudios_nov_1 996_alvarez.pdf].
Álvarez Díaz, Armando et al. (2009): Fisiología animal aplicada, Medellín, Universidad de Antioquia.
Amar y Borbón, Josefa (1 790): Discurso sobre la educación física y moral de las mujeres, Madrid, Imprenta de
D. Benito Cano.
Ansón Oliart, Francisco (1 998): Fernando III: rey de Castilla y León, Madrid, Palabra.
Arroñada, Silvia (2002): “Algunas reflexiones sobre la infancia (Siglos XIII al XV)”, Meridies, vol. 5-7, pp. 223-242.
Arroñada, Silvia (201 1 ): “La edad de la inocencia. Visiones islámica y cristiana hispano-medieval sobre la in-

DILEMATA, año 9 (201 7), nº 25, 37-54


fancia”, Meridies, vol. 9, pp. 7-1 8 [http://studylib.es/doc/201 8446/meridies_9_01 .pdf].
Balkrishan, Shivram (201 3): “Exploring gender: Islamic Perspectives on Breastfeeding”, International Resear-
ch Journal of Social Sciences, nº 6, vol. 2, pp. 30-34 [http://www.isca.in/IJSS/Archive/v2/i6/6.ISCA-IRJSS-
201 3-059.pdf].
Ballesteros Diaz, José Antonio (2005): “La esclavitud en la Extremadura del siglo XVI”, Espacio, Tiempo y
Forma, Serie IV, Historia Moderna, vol. 1 8-1 9, pp. 51 -70 [http://e-spacio.uned.es/fez/eserv/bibliu-
ned:1 8/Documento.pdf].
Beclard, Jules (1 869): Tratado elemental de fisiología humana, Madrid, Imprenta de Bailly-Bailliere.
Boatella Riera, José (201 0): “Estrategias, tipos y composición de los primeros preparados destinados a la alimen-
tación infantil”, Revista Española de Nutrición Comunitaria, nº 4, vol. 1 6, pp. 1 94-200 [www.elsevier.es/renc].
Bolufer Peruga, Mónica (1 993): “La lactancia asalariada en Valen-cia a finales del siglo XVIII”, Saitibi: revista
de la Facultat de Geografía e História, nº 43, pp. 225-268
Bonélls, Jaime (1 786): Perjuicios que acarrean al género humano y al Estado las mujeres que rehusan criar a
sus hijos, Madrid, Miguel Escribano.
Borrell y Sabater, Miguel (1 995): “Las amas de cría en el corregimiento de Girona en el siglo XVIII. Una inter-
pretación sobre las causas de la lactancia de los niños expósitos” Espacio, Tiempo y Forma. Serie IV. Histo-
ria Moderna, vol. 8, pp. 221 -240 [http://revistas.uned.es/index.php/ETFIV/article/view/3323/31 81 ].
Cabanillas Barroso, Mª Isabel (201 2): “La mujer en al-Ándalus”, IVCongreso Virtual sobre Historia de las Muje-
res [http://www.revistacodice.es/publi_virtuales/iv_congreso_mujeres/comunicaciones/CABANILLASBA-
RROSO.pdf].
Cansinos Assens, Rafael (2006): Mahoma y el Korán. Biografía crítica del Profeta y estudio y versión de su
mensaje (Vol. I), Madrid, Arca Ediciones.
Cantera Montenegro, Enrique (1 989): “La mujer judía en la España Medieval”, Espacio, Tiempo y Forma. Serie
III. Historia Medieval, vol. 2, pp. 37-64 [http://revistas.uned.es/index.php/ETFIII/article/viewFi-
le/3504/3361 ].
Casalegno, Carla (2003): Maria Vittoria. Il sogno di una principessa in un regno di fuoco, Turín, Effata Editrice IT.
Cid Fernández, Xosé Manuel (1 999): Historia de los derechos de la infancia, Ourense [http://www.ape-
ga.org/attachments/article/277/historiaderechosdeinfanciacast.pdf].
Conlan, Thomas (2005): “Thicker than Blood:The Social and Political Significance of Wet Nurses in Japan,
950-1 330”, Harvard Journal of Asiatic Studies, nº 1 , vol. 65, pp. 1 59-205 [http://www.jstor.org/sta-
ble/25066766?seq=1 #page_scan_tab_contents].
Corbier, Mireille (2000): “La niñez en Roma: Leyes, normas, prácticas individuales y colectivas”, Auster, nº 5,
pp. 1 1 -45 [http://sedici.unlp.edu.ar/handle/1 091 5/1 0234].
Corominas i Vigneaux, Joan (1 987): Breve Diccionario Etimilógico de la Lengua Castellana, Madrid, Editorial Gredos.
De Hoz Bravo, Javier (201 0): Historia lingüística de la Península Ibérica en la Antigüedad: Preliminares y mun-
do meridional prerromano, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Del Hoyo Calleja, Javier (1 991 ): “La primera alimentación del hombre”, Gerión, Revista de Historía Antigüa,
nº 3, pp. 1 95-204 [http://revistas.ucm.es/index.php/GERI/article/view/GERI91 91 2201 95A].
Del Hoyo Calleja, Javier (1 998): “Nuevo documento metróaco hallado en la provincia de Segovia”. Gerión,
Revista de Historía Antigüa, nº 1 6, pp. 345-382 [http://revistas.ucm.es/index.php/GERI/article/-
view/GERI98981 1 0345A].

Mamar: mythos y lógos sobre lactancia humana 51


Rita Rodríguez García
Ferrer Albeda, Eduardo (1 995): “Los púnicos de Iberia y la historiografía grecolatina”, SPAL, nº 5, pp. 1 1 5-1 31 .
Flórez de Setien, Henrique (1 770): Memorias De Las Reynas Catholicas, Historia Genealogica de la casa Real
de Castilla y León, Madrid, Antonio Marín.
ISSN 1 989-7022

Fraile Gil, José Manuel (1 999): “Amas de cría, campesinas en la urbe”, Revista de Folklore, vol. 221 , pp. 1 47-
1 59 [http://www.funjdiaz.net/folklore/07ficha.php?ID=1 725].
Franco Sánchez, Francisco (1 999): “La asistencia al enfermo en al-Ándalus. Los hospitales hispanomululma-
nes”, en Álvarez de Morales ,Camilo, y Molina, Emilio (eds), La medicina en al-Ándalus, Granada, Junta de
Andalucía, Consejería de Cultura, pp. 1 35-1 71 .
Fuente Pérez, Mª Jesús (201 1 ): “Estampas femeninas del Medievo hispánico: diálogos entre musulmanas,
judías y cristianas”, AWRAQ, nº 3, pp. 37-55 [http://e-archivo.uc3m.es/handle/1 001 6/20068].
García Barranco, Margarita (2007): Antropología histórica de una élite de poder: las reinas de España, tesis
doctoral, Granada, Universidad de Granada [https://hera.ugr.es/tesisugr/1 6683286.pdf].
García López, Roxanna (201 1 ): “Composición e inmunología de la leche humana”, Acta Pediátrica de México,
nº 4, vol. 32, 223-230 [http://www.medigraphic.com/pdfs/actpedmex/apm-201 1 /apm1 1 4f.pdf].
Gómez, María Asunción (201 6): “El papel de la nodriza en la construcción del discurso de la maternidad: Los
DILEMATA, año 9 (201 7), nº 25, 37-54

pazos de Ulloa de Emilia Pardo Bazán y la Tía Tula de Miguel de Unamuno”, Decimonónica, nº 2, vol. 1 3,
pp. 51 -66 [http://www.decimononica.org/wp-content/uploads/201 6/07/Gomez_1 3.2.pdf].
González Hernando, Irene (201 0): “Una lectura médica de las imágenes medievales del nacimiento”, Anales
de Historia del Arte, Volumen Extraordinario, pp. 91 -1 09 [http://revistas.ucm.es/index.php/ANHA/arti-
cle/view/ANHA1 01 0220091 A].
Gutiérrez Godoy, Juan (1 629): Tres discursos para provar que están obligadas a criar sus hijos al pecho, todas
las madres, cuando tienen buena salud, fuerzas , buen temperamento, buena leche y suficiente para alimen-
tarlos, Jaén, Imprenta de Pedro Cuesta.
Hernádez Pérez, Ricardo y Siles Ruiz, Jaime (201 2): “Nueva lectura e interpretación de una inscripción latina
de Villalpando (Zamora)”, Studia Philologica Valentina, nº 1 1 , vol. 1 4, pp. 89-97
[http://www.uv.es/sphv/1 4/06_hernandez_siles1 4.pdf].
Hernández Morales, Luis Ernesto (201 1 ): “Criar hijos ajenos: nodrizas en México durante los siglos XVIII y
XIX”, BiCentenario. El ayer y hoy de México, nº 1 4, (s.p) [http://revistabicentenario.com.mx/index.php/ar-
chivos/201 1 /1 1 /].
Herradón Figueroa, Mª Antonia (2009): “Joyas de amas de cría. Modelo del mes. Los modelos más represen-
tativos de la exposición”, nº marzo, pp. 1 -1 1 [https://www.yumpu.com/es/document/view/1 471 6269/jo-
yeria-de-amas-de-cria-museo-del-traje].
Hewlett, Barry & Winn, Steve (201 4): “Allomaternal nursing in humans”, Current anthropology, nº 2, vol. 55,
pp. 200-229 [http://anthro.vancouver.wsu.edu/publications/1 78/].
Hinojosa Montalvo, José (2000): “Los judíos en la España Medieval: de la tolerancia a la expulsión”, en Mar-
tínez San Pedro, Mª Desamparados (ed.), Los marginados en el mundo medieval y moderno, Almería, Insti-
tuto de Estudios Almerienses, pp. 25-41 .
Hua, Hsieh Bao (201 4): Concubinage andServitude in Late Imperial China, London, Lexington Books.
Iberti y López, Joshep (1 785): Método artificial de criar a los niños recién nacidos, Madrid, Imprenta Real.
Illantes Zubieta, María Ximena (2006): “Nodrir a otros que no son los propios” Revista de Humanidades, nº
1 4, pp. 75-79 [http://www.edadmedia.cl/docs/Ximena%20Illanes%20Nodrir%20a%20otros.pdf].
Illantes Zubieta, María Ximena (201 3): “Historias entrecruzadas: el periodo de la lactancia de niñas y niños
abandonados en el mundo femenino durante la primera mitad del siglo XV”, Anuario de Estudios Medieva-
les, nº 1 , vol. 43, pp. 1 59-1 97.
Jordán de Asso y del Rio , Ignacio y De Manuel y Rodríguez , Miguel (1 771 ): El Fuero Viejo de Castilla, Ma-
drid, Joachin Ibarra.
Juaneda Magdalena, Manuel (s.f): “La Lactancia: necesidad humana y divina”, Difusión Egiptológica
[http://www.egiptologia.cl/difusion/medicina_lactancia.php].
Lassaigne, Jean Louis. (1 844): Tratado completo de química (Vol. III), Madrid, Imprenta de Don Alejandro Gó-
mez Fuentenebro.
Lee, Jen-Der (2000): “Wet Nurses in Early Imperial China”, Nan Nü, nº 1 , vol. 2, pp. 1 -39 [https://www2.ihp.si-
nica.edu.tw/file/21 94vPwJLND.pdf].
López Pérez, Mercedes (2005): “La alimentación del lactante: la nodriza y el examen probatorio de la leche
en la obra de Oribasio”, Espacio, Tiempo y Forma, Serie II, Historia Antigua, vol. 1 7-1 8, pp. 225-236
[http://e-spacio.uned.es/fez/eserv/bibliuned:20743/Documento.pdf].

52 Mamar: mythos y lógos sobre lactancia humana


N ODRIZAS Y AMAS DE CRÍA. M ÁS ALLÁ DE LA LACTANCIA MERCENARIA
Loste Echeto, Lorenzo (1 954): “Fray Tomás de Montalvo defensor de los expósitos”, Al servicio de España y
del Niño Español, nº 200, Madrid, Ministerio de la Gobernación, Dirección General de Sanidad

ISSN 1 989-7022
[http://ddd.uab.cat/record/78875].
Lupian Zapata, Antonio (1 665): Epitome de la vida y muerte de la Reyna Doña Berenguela, primogenita del
Rey Don Alonso de Castilla, aclamado el noble, Madrid, Juan Bernardo Nogués.
Martín-Calama Valero , Jesús (2009): “Fisiología de la lactancia”, en Asociación Española de Pediatría, Manual
de Lactancia Materna. De la teoría a la práctica, Madrid, Editorial Médica Panamericana, pp. 61 -67.
Martín-Espinosa, Noelia; Villena Espinosa, Rafael y Cobo-Cuenca, Ana (201 6): “Análisis de la mortalidad ex-
pósita de la Inclusa de Toledo y sus condicionantes (1 900-1 930)”, Asclepio. Revista de Historia de la Medici-
na y de la Ciencia, nº 1 , vol. 68, pp 1 30
[http://asclepio.revistas.csic.es/index.php/asclepio/article/view/685/982].
Martínez García, María Julia (2007): “La figura del ama de cría en Homero y su pervivencia hasta la época
clásica”, en Alfaro Ginés, Carmen y Aleixandre Blasco, Ángel (eds.), Espacios de infertilidad y agamia en la

DILEMATA, año 9 (201 7), nº 25, 37-54


antigüedad, Valencia, Universitat de Valencia, pp. 1 9-36.
Martínez Gázquez, José (1 979): “Sobre el origen hispano-visigodo de las Institutionum Disciplinae”, Faven-
tia, nº 1 , vol. 1 , pp. 35-49 [http://www.raco.cat/index.php/Faventia/article/view/44882/55335].
Martínez Sabater, Antonio (201 4): Las nodrizas y su papel en el desarrollo de la sociedad española. Una visión
transdisciplinar. Las nodrizas en la prensa española del siglo XIX y principios del siglo XX, tesis doctoral, Alicante,
Universidad de Alicante [https://rua.ua.es/dspace/bitstream/1 0045/39874/1 /tesis_martinez_sabater.pdf].
Medina Quintana, Silvia (201 2): Mujeres y economía en la Hispania romana. Oficios, riqueza y promoción so-
cial, tesis doctoral, Oviedo, Universidad de Oviedo.
Méndez Vázquez, Josefina (201 5): “Nodrizas y tratados de pediatría en el Madrid del Setecientos”, Cuader-
nos de Historia Moderna, vol. 1 4, pp. 1 07-1 33 [http://revistas.ucm.es/index.php/CHMO/arti-
cle/view/51 1 81 ].
Mira Abad, Alicia (2007): “La imagen de la Monarquía o cómo hacerla presente entre sus súbditos: Amadeo
y María Victoria”, Mélanges de la Casa de Velázquez, nº 37, vol. 2, pp. 1 73-1 98 [https://mcv.re-
vues.org/1 743].
Moreno, José Luis (2000): “El delgado hilo de la vida: los niños expósitos de Buenos Aires, 1 779-1 823”, Re-
vista de Indias, nº 220, vol. 60, pp. 663-685 [http://revistadeindias.revistas.csic.es/index.php/revistadein-
dias/article/viewArticle/503].
Motis Dolader, Miguel Ángel (2004): “Las comunidades judías en el Aragón Medieval”, en Aragón Sefarad,
Zaragoza, Diputación de Zaragoza, pp. 23-1 1 4 [http://zaragozaturismo.dpz.es/descargas/pdf/propues-
tas/Sefarad-VOL-I.pdf].
Nestle (2007): Nestle en España. 1905-2007. La Historia de Nestle [http://www.nestle.es/web/docs/historia_-
nestle.pdf].
Olmos Romera, Ricardo (2000): “Diosas y animales que amamantan: la transmisión de la vida en la iconogra-
fía ibérica”, Zephyrus, nº 53-54, pp. 353-378 [http://campus.usal.es/~revistas_trabajo/index.php/051 4-
7336/article/view/4995/5032].
Paricio Talayero, José María y Aguilar Hernández, Mª Teresa (2009): “Aspectos históricos de la alimentación
al seno materno”, en Asociación Española de Pediatría, Manual de Lactancia Materna. De la teoría a la
práctica, Madrid, Editorial Médica Panamericana, pp. 1 2-24.
Plutarco (201 6): Vidas Paralelas, Histórico digital. La web de la Historia [http://historicodigital.com/down-
load/Vidas%20paralelas%201 .pdf].
Protzel, Patricia (201 0): “La madre negra como símbolo patrio: el caso de Hipólita, la nodriza del Liberta-
dor”, Revista Venezolana de Estudios de Mujer, nº 34, vol. 1 5, pp. 65-74 [http://www.oalib.com/pa-
per/1 1 1 8622].
Qing, Ai (1 933): “Dayanhe: mi nodriza”, Revolución cultural [revolucioncultural-p.blogspot.com/201 4/02/da-
yanhe-mi-nodriza-de-ai-qing.htm].
Quintero Romero, Sofia (2001 ): “Fisiología de la Lactancia Materna”, en Aguayo Maldonado, Josefa (ed.), La
Lactancia Materna , Utrera, Universidad de Sevilla, pp. 39-46.
Rodríguez García, Rita (201 5): “Aproximación Antropológica a la Lactancia Materna”, Revista de Antropolo-
gía Experimental, nº 1 5, pp. 407-429 [http://revistaselectronicas.ujaen.es/index.php/rae/article/viewFi-
le/2620/21 1 2].
Rodríguez García, Rita (201 6): Una etnografía de la maternidad en la Sigüenza del siglo XXI. Representaciones,
imágenes, estrategias y prácticas de la maternidad y diversidad cultural, tesis doctoral, Madrid, UNED
[http://e-spacio.uned.es/fez/view/tesisuned:Filosofia-Rrodriguez].

Mamar: mythos y lógos sobre lactancia humana 53


Rita Rodríguez García
Rubio Vela, Agustín (1 982): “La asistencia hospitalaria infantil en la Valencia del siglo XIV: pobres, huérfa-
nos y expósitos”, Dynamis, vol. 2, pp. 1 59-1 90.
ISSN 1 989-7022

Silva Vasconcellos, Chistianne (201 1 ): “Fotografías de amas de leche en Bahía. Evidencia visual de los apor-
tes africanos a la familia esclavista en Brasil”, Nómadas, nº 35, pp. 1 1 9-1 37 [http://www.redalyc.org/arti-
culo.oa?id=1 051 22653008].
Simón y Nieto, Francisco (1 903): “La nodriza de Dª Blanca de Castilla”, Bulletin hispanique, nº 1 , vol. 5, pp. 5-8
[http://www.persee.fr/doc/hispa_0007-4640_1 903_num_5_1 _1 342].
Soler Muñoz, Elena (201 1 ): “El imaginario literario de la nodriza en España”, Asociación de Profesores de Es-
pañol República Checa, nº 1 5, pp. 1 5-20 [http://www.aus-ape.cz/tex/boletin201 1 .pdf].
Solís Robleda, Gabriela (2003): Bajo el signo de la compulsión: el trabajo forzoso indígena en el sistema colonial
yucateco, 1540-1730, México D.F, Centro de Investigación y Estudios Superiores en Antropología Social.
Temboury Molina, Mª Carmen (2004): “Composición de la leche humana”, en Lactancia materna: guía para
profesionales, Madrid, Asociación Española de Pediatría, pp. 59-76.
Toquero Sandoval, Carlos (1 61 7): Reglas para escoger amas y leche, Cádiz, Fernando Rey.
DILEMATA, año 9 (201 7), nº 25, 37-54

Vidal Castro, Francisco (201 6): “El tratamiento de la infancia y los derechos del niño en el derecho islámico
con especial referencia a la escuela mālikí y a al-Andalus”. Anaquel de Estudios Árabes, vol. 27, pp. 201 -238
[https://revistas.ucm.es/index.php/ANQE/article/viewFile/48303/47385].
Von Mentz, Brígida (2007): “Esclavitud y semiesclavitud en el México Antiguo y la Nueva España (con énfa-
sis en el siglo XVI)”, Studia histórica. Hª antigua, , pp. 543-558 [http://revistas.usal.es/index.php/021 3-
2052/article/view/1 203].
Wagner, Carlos (1 992): “Tartessos en la historiografía: una revisión crítica”, en La colonización fenicia en el sur
de la Península Ibérica. 100 años de investigación, Almería, Instituto de Estudios Almerienses, pp. 81 -1 1 5
[https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1 228271 ].
Webre, Stephen (2000): Las nodrizas de Jocotenango: Un capítulo de la historia política del género y de la
ciencia, Guatemala, 1 797-1 799. V Congreso Centroamericado de Historia, San Salvador, Portal Historia
Centroamericana.
Wilde, Colin et al. (1 988): “Feed-back inhibition of milk secretion: the effect of a fraction of goat milk on mi-
lk yield and composition”, Quarterly Journal of Experimental Physiology, nº 3, vol. 73, pp. 391 -397
[https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/3399621 ].
Zavala Chicharro, Jose María (2009): El Borbón de cristal, Madrid, Ediciones Altera.

54 Mamar: mythos y lógos sobre lactancia humana

También podría gustarte