Clase N°6 4to. Año Fromm Segunda Parte
Clase N°6 4to. Año Fromm Segunda Parte
Clase N°6 4to. Año Fromm Segunda Parte
El hombre está dotado de razón, es vida consciente de sí misma; tiene conciencia de sí mismo,
de sus semejantes, de su pasado y de las posibilidades de su futuro. Esa conciencia de sí mismo
como una entidad separada, la conciencia de su breve lapso de vida, del hecho de que nace sin
que intervenga su voluntad y ha de morir contra su voluntad, de que morirá antes que los que
ama, o éstos antes que él, la conciencia de su soledad y su "separatidad" de su des validez frente
a las fuerzas de la naturaleza y de la sociedad, todo ello hace de su existencia separada y desunida
una insoportable prisión. Se volvería loco si no pudiera liberarse de su prisión y extender la mano
para unirse en una u otra forma con los demás hombres, con el mundo exterior.
La vivencia de la separatidad provoca angustia; es, por cierto, la fuente de toda angustia. Estar
separado significa estar aislado, sin posibilidad alguna para utilizar mis poderes humanos. De ahí
que estar separado signifique estar desvalido. Así, pues, la separatidad es la fuente de una intensa
angustia.
En función de esta característica propia del ser humano (la separatidad) el autor entiende que la
necesidad más profunda del hombre será: la de superar el problema de la separatidad, para poder
abandonar la prisión de su soledad. Los hombres de todas las épocas y culturas han enfrentado
el mismo problema a lo largo de la historia, es decir: ¿Cómo superar la separatidad? ¿Cómo lograr
la unión?, ¿Cómo trascender la propia vida individual?
Las respuestas frene a estas preguntas pueden ser diversas, veamos algunas:
Fromm hace referencia al concepto de unión, como forma de lograr el objetivo. Pero si pensamos
en esto debemos realizar algunas consideraciones al respecto, puesto que existen diferentes
tipos de unión.
Según Erich Fromm, la solución plena para el logro de la unión interpersonal es: la fusión con otra
persona en el Amor.
El deseo de esa fusión es el impulso más poderoso en el hombre. Constituye su pasión más
fundamental, es la fuerza que sostiene a la raza humana. Sin amor a algo o alguien la humanidad
no podría existir un día más.
No obstante, si llamamos Amor al logro de la unión interpersonal, nos vemos frente a una
dificultad. La fusión puede lograrse de diferentes maneras.
¿Deberíamos llamar amor a todas ellas? ¿O deberíamos reservar esa palabra para una forma
específica de unión?
Nuevamente vemos que las respuestas pueden ser diversas al hablar de amor, eso depende del
encare que se le da a l problema:
Trátese del amor como una solución madura al problema de la existencia humana, o nos
referimos a esas formas inmaduras de amar que podríamos llamar unión simbiótica.
Comenzaremos el examen del amor con el segundo caso. El amor inmaduro es asociado por el
autor, como un tipo de unión simbiótica (simbiosis: dependencia).
El concepto de simbiosis tiene su patrón biológico en la madre embarazada y el feto. Son dos y,
sin embargo uno solo. Viven juntos, puesto que se necesitan mutuamente. El feto es parte de la
madre y recibe de ella cuanto necesita; la madre es su mundo, por así decirlo; lo alimenta, lo
protege; pero también su propia vida se ve realzada por el feto. Este ejemplo tomado de la bilogía
(desde un punto de vista físico), es llevado por Fromm a un plano psicológico (desde un punto de
vista psíquico). En la unión simbiótica psíquica, de la que habla el autor; los cuerpos son
independientes, pero psicológicamente existe el mismo tipo de relación. Existe una dependencia
mental de un individuo con el otro y viceversa.
Fromm denomina a la forma pasiva de unión simbiótica como: sumisión. Esta persona escapa al
sentimiento de aislamiento y separatidad, convirtiéndose en una parte de la otra persona que la
dirige, la guía, la” protege”, que es su vida, el aire que respira, por decirlo así. Se exagera el poder
de aquel al que uno se somete (él es todo y yo nada).
La forma activa de la fusión simbiótica, es denominada por Fromm como: dominación. Esta
persona trata de escapar de su soledad, haciendo del otro individuo una parte de sí mismo.
Ambas personas son totalmente dependientes una de la otra. La diferencia radica en que una
domina, explota, lastima y humilla, y la otra es dominada, lastimada y humillada. En un sentido
relista la diferencia es considerable; en un sentido emocional profundo, la diferencia no es mayor
que lo que ambos tienen en común: la fusión sin integridad.
En contraste con la unión simbiótica existe el amor maduro: unión a condición de preservar la
propia integridad, la propia individualidad. El amor es un poder activo en el hombre que según el
autor, tiene la capacidad de poder atravesar las barreras que separan al hombre de sus
semejantes y lo une a los demás.
Para poder clarificar aún más el amor maduro del inmaduro, el autor advierte que el carácter
activo del amor se vuelve evidente en el hecho de que implica ciertos elementos básicos,
comunes a todas las formas de amor maduro. Estos elementos son: cuidado, responsabilidad,
respeto y conocimiento.
El amor implica cuidado, esto es especialmente evidente por ejemplo en el caso de una madre o
un padre frente a su hijo. Ninguna declaración de amor por su parte nos parecería sincera, si
viéramos que descuida al niño, deja de alimentarlo, de bañarlo y creemos en ese amor al ver que
cuida al niño. Lo mismo ocurre para otros casos, ya sea el amor a los animales o a las plantas. El
cuidado en el amor implica la preocupación activa por la vida y el crecimiento de lo que amo. Se
ama aquello por lo que se trabaja y se trabaja aquello por lo que se ama.
El cuidado y la preocupación, implica otro aspecto del amor responsabilidad. Hoy en día suele
utilizarse ese término para denotar un deber, algo impuesto desde el exterior. Pero en la
responsabilidad el verdadero sentido implica el acto voluntario; constituye mi respuesta a las
necesidades, expresadas o no, de otro ser humano. Ser responsable significa, estar listo y
dispuesto para responder por el otro.
Respetar a una persona sin conocerla, no es posible; el cuidado y la responsabilidad serían ciegos
si no los guiara el conocimiento. El conocimiento sería vacío si no lo motivara la preocupación.