Valenzuela E 1
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Introducción
1
Howard Selsam, Ética y progreso, México, Grijalbo, 1963, pág. 16.
instancia, el hombre es un ser moral. “La moral —escribe José Ortega y Gasset— no es
una performance suplementaria y lujosa que el hombre añade a su ser para obtener un
premio, sino que es el ser mismo del hombre cuando está en su propio quicio y vital
eficacia.”
“Un hombre desmoralizado es simplemente un hombre que no está en posesión de
sí mismo, que está fuera de su radical autenticidad, y por ello no vive su vida, y por ello
no crea ni fecunda, ni hincha, su destino.”
Esta importancia que reviste la Ética como estudio y comprensión de la vida
moral puede ilustrarse con el pensamiento de algunos filósofos representativos de la
Historia. Estos filósofos muestran que la Filosofía no es puramente teórica, sino que
desemboca en problemas prácticos relacionados con la situación concreta del hombre;
hacen pensar, asimismo, que tal vez detrás de toda filosofía haya una decisión de tipo
moral.
La Filosofía como forma de vida aparece por primera vez entre los griegos. Es
difícil separar en estos filósofos la teoría de la práctica. Recuérdese, por ejemplo, a
Sócrates, a los cínicos, a los estoicos, a Platón, para quienes la Filosofía es un saber
sobre la vida, y de manera especial sobre la vida moral. Un ejemplo elocuente de la
unión inseparable entre Ética y Filosofía lo proporciona Sócrates. “El destino de
Sócrates —comenta José Luis Aranguren en su Ética— ha sido, sin duda, el
acontecimiento más importante de la historia de la vida filosófica, de la historia de la
Filosofía como existencia. En la muerte de Sócrates trasparece toda la grandeza y toda
la limitación de la actitud ética pura. La muerte de Sócrates fue el modelo de la muerte
ética. La muerte de Cristo fue la muerte religiosa por excelencia.”2
Dando un salto hacia el siglo XVIII nos encontramos con una figura de primer
orden como la de Emmanuel Kant (1724-1804), filósofo muy importante en la Ética,
como se verá en las lecciones. Se dice que el problema medular de la filosofía kantiana
es el que se refiere al conocimiento: ¿Cómo es posible el conocimiento? ¿Cómo es
posible la ciencia? Sin embargo, ahondando más en el pensamiento del filósofo de
Königsberg, se da uno cuenta del importante papel que las preocupaciones morales
desempeñaron en su pensamiento. Oswald Külpe, biógrafo de Kant, dice al respecto:
“La moralidad fue el núcleo y la estrella de su existencia, el centro de donde procedía el
hilo conductor de su pensamiento y de su sensibilidad, de su acción y de su voluntad. La
primacía de la razón práctica llenó y determinó su personalidad. Su vida no era un
accidente casual sino un severo destino, una seria misión que únicamente podía llevar a
cabo con un sistema de medios y fines. Así, se da a las cosas accesorias la importancia
que hayan de tener en el sentido predominante del conjunto.”
Es notorio también el ejemplo que nos da Johan Gottlieb Fichte (1762-1814).
Según este filósofo, el tipo de filosofía que se sostiene indica el tipo de hombre que se
es. Por ejemplo, si el filósofo se inclina por el materialismo, acabará por someterse a la
necesidad de los hechos naturales, prefiriendo la necesidad a la libertad; en cambio, si
opta por el idealismo, su decisión incluirá la libertad y la creencia en la vida espiritual,
etcétera.
Según Federico Nietzsche (1844-1900), toda filosofía depende en última instancia
de la Ética. La vida moral del hombre constituye la raíz de donde brota el pensamiento
filosófico. Se ha visto que aun su teoría del eterno retorno tiene una expresión ética,
significa que el hombre es responsable a tal punto que sus actos permanecerán, volverán
una y otra vez, de tal manera que lo que se es y lo que se ha hecho, en virtud del eterno
retorno de las cosas, quedará establecido para siempre.
2
Aranguren, José Luis, Ética, Madrid, Revista de Occidente, 1958.
Otro filósofo que le confiere a la Ética un papel decisivo es el mexicano Antonio
Caso (1883-1946). Según Caso, hay dos problemas fundamentales que la Filosofía tiene
que resolver: ¿Qué es el mundo?… y ¿cómo es bueno vivir en el mundo? La primera
interrogante debe ser contestada por la Metafísica; en tanto que la segunda, por la Ética.
De estos dos problemas, el de carácter ético es el de mayor importancia, pues casi
siempre se ha vivido sin saber, a ciencia cierta, qué es el mundo; en cambio no puede
vivirse sin saber cómo es bueno vivir en el mundo. No puede vivirse sin una moral que
oriente, que guíe la vida hacia la asimilación de los valores humanos. Es tan importante
la Ética para el maestro Caso, que considera que cuando el hombre asimile plenamente
los valores morales será inútil toda filosofía; mientras esto no suceda, es discreto
seguirla practicando.
Tercera lección
CONCEPTO DE ÉTICA
Características generales
Como todo saber, la Ética puede ser analizada etimológicamente, investigando sus
raíces lingüísticas. El término ética se dereiva de la palabra giega ethos. Parece ser que
el primero que usó esta palabra fue el poeta Homero, quien entendía por ethos: “Lugar
habitado por hombres y animales”. En este sentido primigenio, un pensador
contemporáneo, Martin Heidegger, se refiere al ethos como lugar o morada, y por ello
dice que la morada o ethos del hombre es el ser. Otra interpretación interesante de la
palabra ethos se encuentra en el filósofo griego Zenón de Citio, quien sostiene que el
ethos es la fuente de la vida, de la que manan los actos singulares.3
La acepción más conocida y difundida del vocablo ethos se presenta a partir de
Aristóteles, ligado a un conocimiento llamado precisamente Ética. Según esta acepción,
ethos significa temperamento, carácter, hábito, modo de ser. De acuerdo con el
significado etimológico, Ética sería una teoría o un tratado de los hábitos y las
costumbres.
Una característica del ethos, entendido como conjunto de hábitos y maneras de ser
del hombre, es su sentido no natural. En efecto, el ethos según la tradición griega,
implica una serie de costumbres adquiridas por hábito y no innatas; el ethos significa
una conquista del hombre a lo largo de su vida. En este sentido se dice que el ethos
constituye una “segunda naturaleza”; se trata de un conjunto de hábitos de los cuales el
3
Cfr. Aranguren, José Luis, Ética, Madrid, Revista de Occidente, 1958.
hombre se apropia, modificando su naturaleza. En relación con esto, recuérdese que
Aristóteles distingue entre virtudes éticas o morales y virtudes dianoéticas o
intelectuales. Las primeras se generan por una repetición de actos y costumbres; en su
Ética nicomaquea Aristóteles dice: “Una golondrina no hace verano, tampoco un acto
virtuoso hace feliz y dichoso al hombre”. Las virtudes éticas son, pues, fruto de la
costumbre, se llegan a conquistar por medio de un modo sistemático de vida. Comenta
Aristóteles, refiriéndose a las virtudes éticas o morales: “Las virtudes no nacen en
nosotros ni por naturaleza ni contrariamente a la naturaleza, sino que, siendo nosotros
naturalmente capaces de recibirlas, las perfeccionamos en nosotros por la costumbre”.4
En cuanto a las virtudes intelectuales o dianoéticas, éstas se fundan en una comprensión
racional o intelectual de la conducta. Las virtudes intelectuales, dice Aristóteles, deben
su nacimiento y desarrollo sobre todo al magisterio, y por eso requieren de experiencia
y tiempo.
En Aristóteles, pues, la Ética se encuentra muy ligada a su sentido etimológico.
Por Ética entiende una serie de reflexiones sobre el ethos (modos de vida, virtudes) y
todo lo relacionado con él.
Se advierte una relación entre la palabra ethos, acabada de analizar someramente,
y la palabra mos, de donde deriva moral. El término moral procede del latín mos, que
también significa costumbre, hábito, en el sentido de conjunto de normas o reglas
adquiridas por medio del hábito.
Actualmente se piensa que tanto ethos como mos, si bien nos ubican en el terreno
de la Ética —el ámbito de lo humano, actos que el hombre conquista a través de su
vida— son imprecisos para definir objetivamente esta disciplina. Una de las
limitaciones de la definición etimológica de la Ética (como teoría de hábitos y
costumbres) es su generalidad. Puede observarse que en cada época existen en la
sociedad, en sus distintos grupos sociales, diversos hábitos y costumbres, pero no todos
tienen una significación moral. El mundo de los hábitos y costumbres es bastante
complejo y diverso: no todos ellos pueden ser calificados de morales. Observa Xavier
Zubiri que “el vocablo ethos tiene un sentido infinitamente más amplio que el que
damos hoy a la palabra ética. Lo ético comprende, ante todo, las disposiciones del
hombre en la vida, su carácter, sus costumbres y, naturalmente, también lo moral”.5
Para no caer, entonces, en la amplitud y ambigüedad de la definición etimológica
de la Ética, se formulará otra definición, pero ya no a partir de su etimología, sino en
relación con su objeto de estudio.
Toda ciencia tiene un objeto de estudio llamado campo de investigación, factum (hecho
del cual parte), materia de etudio, etc. ¿Cuál es el campo de investigación de la Ética?
En la primera lección se dijo que el lugar de la Ética está en el estudio y comprensión
del territorio cultural llamado moral. De acuerdo con esto, puede afirmarse que Ética es
la ciencia filosófica encargada de estudiar o reflexionar sobre la moral. Pero como la
moral tiene un carácter humano y social, puede ampliarse esta definición, diciendo: La
Ética es la disciplina filosófica que estudia el comportamiento moral del hombre en
sociedad. Respecto de su carácter filosófico, ya se dijo que la Ética es una de las
disciplinas filosóficas fundamentales. Algunas ramas de la Filosofía se han derivado de
4
Aristóteles, Ética nicomaquea, México, UNAM, 1963.
5
Citado por Aranguren, José Luis, op. cit.
su tronco, como la Psicología. Sin embargo, la Ética sigue considerándose como una
ciencia filosófica, pero no una filosofía metafísica y apriorística que se desligue de la
experiencia y de los fundamentos históricos y concretos de la cultura.
A fin de explicar un poco más nuestra definición, podemos señalar las siguientes
características básicas contenidas en la misma.
2.1. Relaciones y diferencias entre ética y moral. El objeto de la Ética es la moral: esta
afirmación permite hacer algunas observaciones sobre las relaciones y diferencias entre
la Ética y la moral. Las relaciones que existen entre ellas son obvias: es la relación que
guarda una ciencia cualquiera con su objeto de estudio. La Ética necesita de la moral
para sacar sus conclusiones, para explicarla, para elaborar sus hipótesis y teorías: pero
ello no significa que la tarea de la Ética consista en inventar o crear la moral. Muy
acertadamente el filósofo José Luis Aranguren observa que “los profesores de Ética
olvidan con demasiada frecuencia que la Ética no crea su objeto, sino que se limita a
reflexionar sobre él”. 6 La Ética no puede prescindir de la historia de la moral concreta,
pero esto no significa que se pueda confundir con ella. La moral y la Ética son
diferentes de la misma manera que son diferentes, por ejemplo, la Biología y los
fenómenos vitales que estudia. Unos son objetos de investigación; la otra (la Biología)
es una ciencia cuya tarea es precisamente estudiar aquellos fenómenos. De la misma
manera debe entenderse la Ética: ésta es una ciencia, mientras que la moral es el objeto
de esta ciencia. Esto significa que la moral no es ciencia, pero ello no impide que pueda
convertirse en el objeto de una investigación científica. Es muy importante reparar en
estas diferencias, ya que a menudo se suele afirmar que la moral es ciencia, o bien,
utilizar la palabra “ética” como sinónimo de moral. Así, por ejemplo, la expresión ética
profesional es equívoca, porque generalmente se refiere a un código moral que debe
observar un profesional, y no a una ciencia como es la Ética.
Entonces, se debe tener presente lo siguiente: Ética es la ciencia de la moral,
mientras que la moral es el objeto de estudio de la Ética.
Una prueba de que la moral no es una ciencia lo demuestra el hecho —como
señala el maestro Adolfo Sánchez Vázquez en su libro de Ética— de que en la historia
han aparecido una serie de morales que nada tienen que ver con la actitud científica;
morales irracionales y autoritarias. Piénsese, por ejemplo, en las morales rudimentarias
de los pueblos primitivos, las cuales se basaban en tabúes y prohibiciones extrañas y
muchas veces absurdas. Las sectas religiosas y místicas pueden proporcionar
abundantes ejemplos de morales irracionales: por ejemplo, las reglas que prescribía la
6
Aranguren, José Luis, op. cit.
Escuela pitagórica: abstenerse de las habas, no recoger lo que se ha caído, no tocar un
gallo blanco, no mirarse en un espejo fuera de la luz, etc. ¿En qué se fundaban estas
reglas? Evidentemente, en meros tabúes.
En este parágrafo se ha destacado la moral como objeto de estudio de la Ética; la
primera parte de este libro está dedicada a definirla y caracterizarla.
Cuarta lección
LA MORAL
1. DEFINICIÓN DE MORAL
En esta primera parte del curso se analizará un poco el mundo de la moral, que, como ya
se dijo, es la materia, el sustrato en que descansa la Ética como disciplina filosófica.
¿Qué es la moral?; ¿cuáles son sus características esenciales?; ¿cómo está constituida?;
¿cuál es su diferencia con otras actividades humanas semejantes?… Todo este tipo de
problemas constituye el asunto de este capítulo.
En cuanto a la definición de moral, muchos son los conceptos que se han
formulado sobre ella, entre los cuales están los que siguen.
b) El plano fáctico. La moral existe para ser realizada. No tendría sentido prescribir una
norma, si no fuera posible llevarla a cabo. Cuando se habla de la realización de la moral,
se refiere uno al plano fáctico (de factum, hecho), al plano de los hechos. El plano
fáctico está formado por los actos concretos que se realizan conforme a las normas
establecidas (plano normativo). Un ejemplo del plano fáctico de la moral es el siguiente:
el hecho de que, teniendo en cuenta la norma “debes acatar la voluntad del Estado”,
Sócrates no haya aceptado fugarse de la cárcel cuando su amigo Critón le facilitaba
todos los medios para ello; pero también podría haber sucedido que Sócrates violara
esta norma. De todas maneras ambos tipos de comportamiento pertenecen al plano
fáctico de la moral (uno es positivo y el otro negativo).
El plano fáctico origina lo que se conoce como moralidad. No deben confundirse,
pues, estos términos: moral es el conjunto de normas, reglas o imperativos, producto de
una determinada época o sociedad; mientras que la moralidad comprende los actos
relizados conforme a la moral imperante.
La moralidad es la moral hecha realidad (moral efectiva), es la manera cotidiana
en que se viven las normas, es decir, la serie de actos efectivos, tal como se realizan
cotidianamente.7
La moralidad es lo que José Luis Aranguren denomina Ethica utens o moral
vivida. Esta moral vivida o moralidad es la que se manifiesta en la experiencia, en la
historia, en la religión, etc. En general, piensa Aranguren, la Ética de los libros de texto
es una Ethica docens, o sea, una Ética académica, vuelta de espaldas a la realidad; en
cambio la Ethica utens no es la que se encuentra en los libros de Filosofía, sino en la
historia viviente, en ciertos testimonios humanos, o incluso en la literatura. En los
filósofos, no obstante, pueden encontrarse ejemplos notables de lo que es la Ethica
utens; por ejemplo, Aristóteles describe en su Ética nicomaquea la moral vivida por los
griegos de su tiempo, traza con mano maestra caracteres como el del magnánimo y las
virtudes reales, no las librescas o ideales de los griegos.
7
Cfr. Garzón, Mercedes y Juan: Ética y sociedad, México, ANUHS, 1976.
Plano normativo. Normas y reglas que señalan un deber ser (la
moral): Debes acatar la voluntad del Estado.
Moral Plano fáctico. Los actos realizados conforme a la moral
(moralidad): “Sócrates respeta la norma Debes acatar la
voluntad del Estado, y no se fuga de la cárcel desoyendo los
ruegos de su amigo Critón”.
Se ha visto que la moral está formada por un plano normativo y un plano fáctico; el
primero está constituido por reglas de conducta o normas morales. A la Ética le interesa
saber qué naturaleza tiene la norma moral, cuáles son sus características frente a otros
tipos de normas o reglas. Estos problemas corresponden, en la Ética, al tema llamado la
esencia de la norma moral.
En este parágrafo se compararán las normas morales con otro tipo de reglas, leyes
y normas, con el fin de poder saber qué es y qué no es una norma moral.
a) Norma moral y ley natural. Los éticos han advertido que se comprende bien qué es
una norma si se la compara con el concepto de ley natural. Ya en el lenguaje cotidiano,
para referirse a la norma moral, se utiliza, muchas veces, el concepto de ley. ¿En qué se
diferencian las leyes naturales de las normas o leyes morales?
Sobre la ley natural se han expresado muchas definiciones, todas ellas tienen en
común lo siguiente: la ley es una relación constante entre los hechos. La ciencia se
ocupa de las relaciones constantes e invariables entre los hechos, y a este tipo de
relaciones les llama leyes. La palabra ley (en griego nomos) significa mandato,
imperativo. Se llama así la relación permanente entre los fenómenos, debido a que es
forzosa.
Una característica esencial de la ley es que se trata de un juicio que señala
relaciones constantes entre los fenómenos. Y esto se basa en el principio de causalidad
que sostiene que a determinadas condiciones coresponden necesariamente determinadas
consecuencias. Por ejemplo, si yo arrojo la pluma con que estoy escribiendo, sé de
antemano que ésta tenderá a caer y no a quedar suspendida en el espacio, en virtud de la
ley de la gravitación. La ley no admite excepciones, no dice que unos cuerpos caen y
que otros no caen; su carácter de ley radica en que señala una necesidad.
Frente al carácter necesario que presenta la ley natural, puede uno preguntarse:
¿Acaso la norma moral es semejante a la ley natural?; ¿acaso la norma moral también
expresa una necesidad causal?… Se observa que la norma moral se dirige a seres
capaces de cumplirla o violarla. Si no se piensa en un margen de libertad, entonces la
norma moral es imposible. ¿Qué caso tendría prescribir la norma “los hombres deben
ser veraces” si éstos fueran necesariamente veraces? La norma moral se distingue de la
ley natural en que no expresa una relación constante o necesaria, sino que descansa en
el supuesto de la libertad.
Por su finalidad las leyes naturales y las normas morales se diferencian porque las
leyes son explicativas. El científico no hace juicio de valor, sólo se pregunta a qué leyes
obedecen ciertos fenómenos. La función de la ley consiste en explicar un hecho con
base en la relación que éste guarda con otro. En cambio, las normas morales son
prácticas, no tratan de explicar sino de provocar, de suscitar un comportamiento que se
considera adecuado o valioso. Por ejemplo, cuando se dice “el hombre debe ser veraz”,
no se trata de explicar algo acerca de la veracidad o acerca del hombre, sino
simplemente indicar que la veracidad debe ser realizada.
Otra diferencia importante entre las normas morales y las leyes naturales consiste
en que estas últimas necesitan ser corroboradas por los hechos. Si efectivamente los
cuerpos no cayeran, no valdría la ley que sostiene que todos los cuerpos caen. Las leyes
naturales, para ser tales, deben ser verificadas en la experiencia (carácter a posteriori de
las leyes). En cambio, la comprobación empírica no existe en el orden normativo
(carácter a priori de las normas morales). La validez de la norma moral es a priori, no
se necesita observar si Juan, Pedro, etc., son veraces para determinar si vale la norma
que dice “debes ser veraz”. Supóngase que en el salón de clase nadie llega temprano, ni
cumple con sus tareas. Si la norma moral dependiera de la experiencia, si descansara en
los hechos, entonces se tendrían que invalidar las normas que dicen: “Debes llegar
temprano a tus clases”, “debes cumplir con tus tareas”.
Como se podrá observar, al referirnos a la “ley natural”, la hemos entendido como
“ley científica”, o sea: como aquellas leyes que los científicos (físicos, biólogos,
químicos, etc.) formulan para explicar los procesos naturales. Sin embargo, cabe señalar
que el concepto de “ley natural” tiene también una connotación metafísica, que es
preciso explicar brevemente: bajo otro sentido se llama ley natural a una norma de
carácter moral impresa en la conciencia del hombre y que se opone muchas veces a las
leyes civiles, es decir, a las leyes positivas que son las leyes escritas (en constituciones,
códigos, reglamentos, legislaciones). Mientras que la ley natural tiene su origen en la
naturaleza misma del hombre como ser espiritual y racional (naturaleza que se supone
incólume), la ley civil procede de un orden social o de una segunda naturaleza creada
por el hombre. “La ley natural se distingue de las leyes civiles o positivas por los
caracteres siguientes: en primer lugar, la ley natural es universal y absoluta, mientras
que las leyes civiles son variables y relativas, puesto que éstas dependen tanto del
hombre que las dicta, como de la época y del lugar en que se promulgan.” (Cfr.
Fingerman, G., Lecciones de Filosofía, Editorial “El Ateneo”, Buenos aires, 1964.)
b) Norma moral y reglas técnicas. Las normas morales también se han comparado con
las llamadas reglas técnicas o reglas de las artes. Éstas constituyen una fórmula o receta
técnica para el desarrollo eficaz de una actividad determinada (incluso los cursos
llamados de “relaciones humanas” son reglas de este tipo).
Las reglas técnicas coinciden con lo que Kant llamó imperativos hipotéticos.
Según Kant, todos los imperativos se expresan por un deber ser y muestran la relación
de una ley objetiva de la razón a una voluntad que, por su constitución subjetiva, no es
determinada necesariamente por tal ley. El filósofo de Königsberg distingue entre:
2. Imperativo categórico. Es el que representa una acción por sí misma, sin referencia a
ningún otro fin, como objetivamente necesaria. Aquí la acción está representada como
buena en sí, esto es, como necesaria en una voluntad conforme con la razón. Kant
considera la norma reflejada en este imperativo categórico.
A diferencia de los imperativos hipotéticos, el imperativo categórico no expresa
condiciones, no dice “Si quieres conseguir a debes realizar b”, sino que expresa un
deber ser como fin en sí mismo (a debe ser b): “Debes ser veraz, sin condición alguna”.
Las reglas técnicas también equivalen a lo que Kant llama reglas de la habilidad,
consejos de la sagacidad; todas ellas no expresan una necesidad incondicionada y
objetiva (universalmente válida) como el imperativo categórico. “El consejo —dice
Kant—, si bien encierra necesidad, es válido sólo con la condición subjetiva contingente
de que éste o aquel hombre cuente tal o cual cosa entre las que pertenecen a su
felicidad; en cambio, el imperativo categórico no es limitado por condición alguna y
puede llamarse propiamente un mandato, por ser, como es, absoluta, aunque
prácticamente necesario.” (Aquí, la palabra necesario, no significa necesidad causal,
sino deber).
c) Normas jurídicas y normas morales. Al examinar las relaciones entre Ética y Teoría
del Derecho, se vio el parecido entre estas ciencias, ya que las dos se refieren a normas
o las estudian. Sin embargo, se dijo, las normas jurídicas estudiadas por el Derecho
tienen la característica de ser coercibles, esto es, de imponerse por medio de la fuerza.
En cambio, las normas morales no presentan esta coercitividad en la medida en que son
acatadas libre y conscientemente. Dicho de otra manera, las normas del Derecho son
heterónomas, mientas que las de la moral son autónomas.
La violación de la norma jurídica trae como consecuencia el castigo penal (multa,
encarcelamiento, destierro, pena de muerte, etc.). El Derecho es una expresión social
acompañada de sanciones legales. En cambio, la violación de una norma moral acarrea
lo que se llama remordimiento moral.
Este carácter no coercible de las normas morales ha hecho pensar en una especie
de supremacía de la moral sobre el Derecho. Así, José Vasconcelos, en su Ética, dice,
por ejemplo: “El Derecho depende del criterio social, convencional, ocasional del
legislador, no siempre de los dictados de una moral trascendente. La moral puede llegar
a ser estética, y, hecha virtud, alcanza a Dios. El Derecho apenas puede garantizarnos la
equidad de las relaciones individuales, las libertades públicas, el orden en el caos de los
apetitos; su misma culminación puede ser Ética, nunca estética”.8 Según Vasconcelos,
lo estético significa una instancia superior a otras formas de vida.
Expliquemos algunas diferencias entre normas morales y normas jurídicas a
través del siguiente cuadro sinóptico:
8
Vasconcelos, José, Ética, México, Botas, 1939.
individuo cuando una tendencia buena ha proviene de una voluntad extraña al sujeto
sido sacrificada a una tendencia negativa). (códigos penales, leyes formuladas por el
● Son acatadas en forma libre y Estado, etcétera).
consciente.
● Son autónomas (autolegislación del
sujeto).
9
Citado por A. I. Shishkin, en Teoría de la moral, México, Grijalbo, 1970.
lo que es bueno para el hombre y prescribe las leyes y normas de conducta. En cambio,
en la Ética humanista, es el hombre mismo quien establece las normas y es, a la vez, el
sujeto de las mismas.