Taller 11 2 parcial
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TALLER AUTÓNOMO # 11
DEMOCRACIA, GLOBALIZACION Y CIUDADANIA
ACTIVIDAD:
Analizar las ideas éticas de los siguientes autores:
Socrates
En Sócrates la filosofía se entiende como una búsqueda colectiva y en diálogo, tratando de dar
respuesta a uno de los problemas cruciales de aquel momento: la ética. Para esto, el método socrático
se valdrá de dos momentos: en primer lugar, la ironía, que consiste en el arte de hacer preguntas
recurrentes; recordándole al interlocutor las deficiencias de fundamentos racionales que sustentaban
las creencias anteriores. La ironía tiene la intención de hacer reconocer a los demás su propia
ignorancia. Desde el punto de vista pedagógico es un estímulo y una exhortación a la reflexión crítica
sobre los asuntos humanos. En segundo lugar, está la mayéutica, (gr. mayeuomai: dar a la luz) palabra
que proviene del oficio de Fenárates, madre de Sócrates, que era partera, y que consiste en hacer
preguntas de tal modo que el interlocutor descubra la verdad por sí mismo.
Debemos dejar bien claro que el objetivo del método “dialectico” de Sócrates es fundamentalmente
de naturaleza ética y educativa, es decir, no busca otra cosa que dar cuenta de la propia vida, es un
examen del alma, es decir, un examen moral.
Sofistas
Según los sofistas, el hombre se define a sí mismo y se diferencia de los animales por el lenguaje,
expresión de su naturaleza psicofísica: es la condición y el efecto de su carácter social. Gracias a
él, puede perfeccionarse personalmente e integrarse socialmente. En este hecho se fundamenta la
dignidad social que adquiere la elocuencia y, consecuentemente, la importancia académica que
alcanza la Retórica.
Aristoteles
Aristóteles utilizó por primera vez el término ética para nombrar un campo de estudio
desarrollado por sus predecesores Sócrates y Platón. En filosofía, la ética es el intento de ofrecer
una respuesta racional a la pregunta de cuál es la mejor forma de vivir de los seres humanos.
Aristóteles consideraba la ética y la política como dos campos de estudio relacionados pero
separados, ya que la ética examina el bien del individuo, mientras que la política examina el bien
de la ciudad-estado, que consideraba el mejor tipo de comunidad.
Existen tres grandes obras sobre ética atribuidas a Aristóteles: la Ética nicomáquea, que consta
de diez libros; la Ética eudemia,1 que consta de siete libros (tres de los cuales, los libros IV-VI,
coinciden con otros tres libros de la Ética nicomáquea, los libros V-VII); y la Magna moralia
(Gran ética), de la cual todavía se duda si fue escrita por él o por un recopilador posterior. Algunos
fragmentos de la Retórica y el Protréptico también se ocupan de la ética. Los escritos de
Aristóteles se han leído más o menos continuamente desde la antigüedad y sus tratados éticos en
particular continúan influyendo en los filósofos que trabajan en la actualidad.
Sostuvo lo que hoy se llama una ética de las virtudes. Aristóteles enfatizó la importancia práctica
de desarrollar la excelencia (virtud) del carácter (aretē), como la forma de lograr lo que finalmente
es más importante, una conducta excelente (praxis). Según Aristóteles, las virtudes más
importantes son las virtudes del alma, principalmente las que se refieren a la parte racional del
hombre. Como argumenta Aristóteles en el Libro II de la Ética nicomaquea, el hombre que posee
la excelencia del carácter tenderá a hacer lo correcto, en el momento adecuado y de la manera
correcta. Un ser humano excepcional es un ser exitoso ejemplo de humanidad.
Kant
La ética (o moral) tradicional partía de un conocimiento de los bienes y de los fines. Suponía,
especialmente, un conocimiento de la naturaleza humana y, en última instancia, un conocimiento
de Dios como última norma de moralidad. Atrás estaba, fundamentando todo, un logos o un
nomos. Era la ratio divina de los antiguos griegos y la idea de Bien y Justicia de Platón. Era la
ratio divina (Dios) que, en el cristianismo, constituía la norma primera de moralidad. Era una
ética heterónoma, una ética metafísica, en donde las cosas eran buenas no porque Dios los
mandaba, sino porque eran buenos Dios los quería. Dios no negaba el ordo mundi. Este cosmos
era, en todo caso, un reflejo de Dios. Pero, en todo caso, en esta eticidad se suponía un
conocimiento de lo que es bueno o malo, un conocimiento de Dios y del hombre, un conocimiento
de lo que debe o no debe hacerse. Pero, para Kant, lo ético no podía fundamentarse en algo finito
y fragmentario, en algo que no gozara de absolutez. La obligatoriedad "tiene que llevar consigo
una necesidad absoluta". De ahí la necesidad, para Kant, de los conceptos a priori.
Por lo demás, en la ética de la Crítica de la razón práctica, Kant la delimita en el ámbito del
hombre, es decir, de lo finito, de lo que debe o no debe hacer el hombre dentro de su especificidad
de ser simplemente, un hombre. En el lugar en donde el hombre crea, sueña, inventa, progresa,
produce en la vida. Y, ahí, en el mundo de la conciencia, de la vida moral. En algo que se me
impone. En algo específicamente humano. Perentoriamente humano. Los imperativos éticos
solamente pueden estar dirigidos para el hombre: "para la voluntad divina y en general, como
para una voluntad santa, no hay imperativos".
Nietzsche
La ética, sin adentrarse en sistemas filosóficos estructurados y rígidos, puede ser pensada de la
manera en que la expone Paul Ricoeur: como el anhelo de una vida realizada que valga la pena
ser vivida. Este ejercicio reflexivo es una actividad que permanece siempre vigente no obstante
el transcurrir de la historia y las diferencias entre una sociedad y la otra; y que cada ser humano
puede asumir con entusiasmo y jovialidad como parte del proceso de configuración de su propio
Éthos, de su propio Modo de Ser. Hoy en día, ante las diversas problemáticas sociales que
enfrenta el mundo, comprender la función de la reflexión sobre las acciones de uno mismo como
individuo, con el objetivo de emprender el camino hacia la autonomía y la madurez ética, resulta
de inmensa relevancia.
Bajo este tenor, en el presente trabajo se resalta lo significativo que resulta estudiar la obra del
filósofo alemán Friedrich Nietzsche, como parte de la tarea de analizar la historia del pensamiento
occidental. Este autor fue uno de los primeros pensadores en darse cuenta del papel que tanto la
filosofía como la religión y la ciencia han tenido en el proceso de adoctrinamiento de los seres
humanos. Nietzsche dedicó gran parte de su obra a explicar por qué la moral tradicional puede
ser vista como una enfermedad que lleva al hombre a un estado pasivo de ignorancia.