El Caballo en Movimiento

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El caballo en movimiento

El caballo en movimiento ("Race Horse" en inglés) fue un experimento visual realizado


entre 1872 y 1878 en los Estados Unidos por el fotógrafo e investigador británico Eadweard
Muybridge (1830-1904), en el cual se observan de forma secuencial varias imágenes con el
objetivo inicial de analizar el galope de un caballo. A pesar de que esta prueba fue
trascendental para la evolución y el análisis de la cronofotografía, el ingenio de Muybridge y
sus futuros trabajos dentro de este campo de estudio serían clave para la invención del
cinematógrafo de los hermanos Lumière y el asentamiento de las bases que, casi veinte años
después, originarían lo que hoy en día conocemos como cine.

El caballo en movimiento", Eadweard Muybridge (1878)

Causa de la investigación

En el año 1872, surgió una gran polémica entre dos grupos de aficionados a los
hipódromos sobre una cuestión relacionada con la percepción ocular y el movimiento. Esta
división ideológica fue encabezada por dos personalidades muy importantes de la California
de la época: Leland Standford, exgobernador del propio Estado y presidente de la red
ferroviaria Central Pacific Railway, y James Keene, presidente de la Bolsa de San Francisco.

El dilema era el siguiente: el bando de Stanford sostenía que había un instante, durante
el trote largo o el galope, en el que el caballo no apoyaba ningún casco en el suelo; por otro
lado, Kenne y sus amigos no compartían la teoría y descartaban que el animal pudiera
mantenerse en el aire durante unas milésimas de segundo.[1]​Puesto que en aquellos años no
había manera directa de comprobar quién tenía razón recurriendo a la propia actividad de
observar atentamente a los caballos, los dos forofos optaron por pedir ayuda a Muybridge
para así zanjar la controversia. Stanford pensaba que, si se fotografiaban las diferentes etapas
del trayecto, conseguirían ver completamente los movimientos del caballo. El fotógrafo, que
se había ganado su reputación con las imágenes del parque Yosemite y la ciudad de San
Francisco, accedió a resolver la situación.
Intentos del experimento

Primer caso (1872)

En esta prueba inicial, Muybridge fotografió al caballo Occidente trotando a unos 35


km/h en el hipódromo de Sacramento. Sin depositar muchas esperanzas en un resultado
aceptable, pidió a los vecinos de la zona que le dejaran muchas sábanas blancas para
colgarlas alrededor de la pista como fondo de las futuras imágenes, puesto que así destacaría
únicamente el animal. El dispositivo que utilizó para realizar el experimento (que valía una
fortuna y que Stanford decidió pagar) consistía en 24 cabinas oscuras, repartidas por toda la
pista, y dentro de las cuales se encontraba una placa de colodión húmedo.[3]​Debido a que
estas estructuras dejaban de ser sensibles al cabo de unos minutos, era necesaria una gran
coordinación entre los técnicos que controlaban cada cabina. En el momento en que el silbato
sonaba y el caballo salía de la cuadra, los aparatos (previamente cargados) lo fotografiaban en
el momento justo gracias a unas pequeñas cuerdas que el animal rompía cuando pasaba por
delante de la cabina.

El resultado final no fue satisfactorio, puesto que Muybridge se topó con varios
inconvenientes a la hora de captar el movimiento. A veces, las cuerdas conectadas a los
dispositivos no se rompían y, en consecuencia, estos caían y eran arrastrados. Además, el
colodión húmedo exigía un tiempo determinado para obtener una buena imagen. Harían falta,
por lo tanto, algunos meses para mejorar el sistema fotográfico.

Segundo caso (1873)

Muybridge desistió durante un tiempo de estos experimentos, y fue entonces cuando


realizó un viaje por América Central y América del Sur con el objetivo de ejercer como
fotógrafo. Al volver al año siguiente, retomó el reto. En este caso, no obstante, tendría más
éxito. El investigador se percató de que los primeros intentos de captación fallaron porque el
obturador manual era demasiado lento para conseguir un tiempo de exposición tan breve
como el que se necesitaba. Por este motivo, inventó un obturador mecánico que consistía en
dos hojas de madera que se deslizaban verticalmente por las ranuras de un marco y dejaban
descubierta una apertura de 20 centímetros, por la cual pasaba la luz. Es decir, con este
sistema se obtenía un tiempo de exposición de 1/500 segundos.

Puesto que se consiguió producir mejores negativos, era posible entonces reconocer la
silueta del caballo. Eso fue una gran noticia para el bando de Stanford, ya que en la serie de
imágenes se encontraba la solución al misterio que tanto tiempo había mantenido inquietos a
los forofos: en un instante determinado, las cuatro patas del animal aparecían elevadas. El
exgobernador tenía razón, y había ganado la apuesta.
Tercer caso (1878)

Stanford, impresionado con el resultado del experimento, que se conocería más tarde
bajo el título de "El caballo en movimiento", encargó la investigación de un estudio
fotográfico para poder captar todas las fases sucesivas del movimiento de un caballo. Los
experimentos se retomaron en el reformado rancho de Stanford durante el verano de 1878 en
Palo Alto, California. Aunque con una exposición ligeramente insuficiente (debido a las
dificultades técnicas de la época), la serie de fotografías resultante mostraba claramente todos
los movimientos de una yegua de carreras de Kentucky llamada Sally Gardner. Muybridge
pintó los negativos para que solo se viera la silueta de la yegua, las patas de la cual adoptaban
posiciones inconcebibles. El resultado fue una secuencia de 12 fotografías que se realizó
aproximadamente en medio segundo. Gracias a este experimento, Muybridge ideó una nueva
técnica en la que la pista tenía una longitud de unos 40 metros. Paralelamente, había una
batería fija con 24 cámaras fotográficas, y en ambos extremos de la pista, colocadas en
ángulos de 90° y de 60º, había otras dos baterías de cámaras. En cada instante se disparaban
sincrónicamente tres cámaras, una de cada batería. Se impresionaban placas secas a una
velocidad de obturación graduable que podía regularse desde varios segundos hasta la
altísima velocidad de 1/6000 de segundo (dependiendo de la velocidad del sujeto a
fotografiar). Además, Muybridge sustituyó el sistema de rotura de las cuerdas por un
temporizador a base de un tambor rotatorio que giraba de acuerdo con la velocidad del sujeto
y que, en los instantes adecuados, enviaba impulsos eléctricos a las cámaras

Glosario

La cronofotografía es una antigua técnica fotográfica de la época victoriana que


captura e imprime el movimiento en varios fotogramas. Estas impresiones pueden
organizarse posteriormente como animaciones en celuloide, o en capas en un solo fotograma.
Para ello, utiliza una serie de diferentes cámaras, originalmente creadas y usadas para el
estudio científico del movimiento, pero que la hace ser considerada como predecesora de la
cinematografía y de la película en movimiento.

La cronofotografía se define como «un conjunto de fotografías de un objeto en


movimiento, tomadas con el objetivo de recoger y exhibir las sucesivas fases del
movimiento». El término cronofotografía fue invento del científico francés Étienne-Jules
Marey para describir las fotografías del movimiento de las cuales se podían tomar medidas y
el movimiento podía ser estudiado. Deriva de la palabra griega χρόνος chrónos (‘tiempo’)
combinada con «fotografía».

Historia

La fotografía es un arte y una ciencia que se inventó y desarrolló en la década de 1830.


Inicialmente, se utilizó como un dispositivo de documentación —para retratos, momentos
históricos, batallas en las guerras, etc.—, y con la rapidez con la que el mundo tecnológico y
artístico comenzó a desarrollarse, también aparecieron nuevos usos e ideas para la cámara.
Con la invención de la cámara fotográfica, el arte ya no tenía que capturar necesariamente la
realidad ya que la cámara se convirtió en la forma más precisa de describirla. A medida que
la tecnología se volvía más sofisticada, también lo hicieron las actividades en las que se
necesitaban cámaras.

Ya en la década de 1860, algunos fotógrafos estaban haciendo «imágenes en


movimiento» tomando fotografías de un sujeto en una serie de posturas simulando fases de
un movimiento y después, utilizando determinados dispositivos, las mostraban una detrás de
otra en una rápida sucesión. Esta técnica fotográfica stop-motion fue muy importante porque
el material fotográfico disponible en la época no era lo suficiente sensible como para permitir
las numerosas y muy rápidas exposiciones que eran necesarias para fotografiar sujetos en
movimiento. Las mejoras en la sensibilidad de las emulsiones fotográficas permitieron que la
cronofotografía se convirtiera en una realidad.

En 1872, Leland Stanford, gobernador de California y entusiasta de los caballos,


contrató a Eadweard Muybridge para que le aportase pruebas fotográficas que demostrasen
que, en algunos instantes, un caballo al galope tenía las cuatro patas sin tocar el suelo.​
Muybridge alineó varias cámaras en una parte de una pista de carreras. Los disparadores
estaban conectados a una serie de cables que activarían el mecanismo en cuanto pasase el
caballo galopando en un fondo blanco. Una de las siluetas de las fotografías resultantes
confirmaría las sospechas de Leland Standford. Años más tarde, en esa misma década, con la
mejora de las placas fotográficas, obtuve unos resultados mucho más precisos. Muybridge
también colocó la secuencia de las fotografías en la parte interna de un zoótropo; así cuando
el dispositivo giraba, un observador podía ver, a través de sus ranuras, una imagen animada.

Las imágenes del caballo sorprendieron al público, ya que nunca nadie había visto una
documentación tan precisa acerca del movimiento de un animal. Posteriormente, Muybridge
recibió el encargo de fotografiar otros objetos en movimiento.​

Más tarde, en 1878, Albert Londe fue contratado como por el neurólogo Jean-Martin
Charcot. Donde utilizó una cámara con 9 lentes y un sistema intrincado de tiempo para
estudiar los movimientos físicos y musculares de los pacientes. Con el tiempo, Londe
perfeccionó este sistema para poder tomar una secuencia de doce imágenes en tan solo una
décima de segundo.

El físico Étienne-Jules Marey comenzó a utilizar la técnica para estudiar más de cerca
el movimiento, el vuelo y el ejercicio. Pronto descubrió, superponiendo impresiones de
celuloide una encima de la otra, que era capaz de ver las fases del movimiento y estudiar así
las relaciones entre ellas en un solo frame.

Georges Demeny, asistente de Marey, desarrolló más aplicaciones para la


reproducción del movimiento, creando un simple proyector llamado estroboscopio. Demeny
y el fotógrafo alemán Ottomar Anschütz compartieron el desarrollo de la tecnología de la
proyección, utilizando cronofotógrafos y proyectores para crear animaciones bastante
próximas a las proyecciones en movimiento de hoy en día.[3]​Anschütz llevó este concepto
mucho más lejos, desarrollando cronofotógrafos para utilizarlos, junto a los proyectores,
como entretenimiento. Anschütz desarrolló posteriormente una cámara de mano plegable con
obturador focal plano, un modelo que permitía tomas fotografías a 1/1000 segundos de
exposición. Esto permitió una configuración más rápida del sistema multi-cámara de
Muybridge, capaz de tomar más exposiciones más rápido gracias a la rapidez de la velocidad
de obturación. También inventó un visualizado individual para sus cronofotografías: consistía
de un disco giratorio en el que las fotos se podían ver con la iluminación de una chispa
eléctrica, en lugar de una proyección. Los inventos cronofotográficos posteriores a los de
estos inventores (Muybridge, Demeny y Anschütz) asentaron las bases sobre las que, más
tarde, se crearía el cine.

La colocación de una secuencia de cámaras para fotografiar el movimiento de un


objeto a medida que avanza originó la cronofotografía. Esto podía hacerse mediante cables de
disparo o con disparadores con temporizador en cada cámara. Después se ordenan las
diferentes impresiones fotográficas del sujeto en movimiento.​Este sujeto podía ser un caballo
al galope, o una persona bajando unas escaleras, u objetos inanimados siendo lanzados o
cayendo. Para superponer cada una de las fases del movimiento en una sola placa fotográfica,
como hicieron Marey y Demeny, se ha de fijar una única placa utilizando tiras de celuloide
para cada imagen separada.

Más tarde Marey desarrolló un dispositivo, con una forma similar a la de una pistola,
cuyo propósito era fotografiar secuencias cortas del movimiento natural de los pájaros
durante el vuelo, y que tomaba doce fotografías sucesivas sobre un conjunto de discos. El
disco tenía doce aberturas alrededor de su circunferencia. Frente a este disco había un
segundo disco perforado con una ranura. Presionando el gatillo de la "pistola", el mecanismo
se pone en marcha y los discos comienzan a girar. El disco que ha de albergar los doce frames
giraba a 1/12 revoluciones, mientras que el disco que tiene la ranura del obturador giraba solo
una vez. De esta manera cada una de las 12 aberturas aparece también tras la lente de la
cámara y se exponen a través de la ranura. Cuando se imprimieron las imágenes, el resultado
fue el mismo que en el proceso de tomar las fotografías por separado.

Marey era capaz de fotografiar en rollos de película y después proyectarlos como una
secuencia. Dependiendo de las intenciones del cronofotógrafo, podría ser fijado más
adelantes en cualquier dispositivo de exhibición para comparar las diferentes fases del
movimiento.

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