El Caballo en Movimiento
El Caballo en Movimiento
El Caballo en Movimiento
Causa de la investigación
En el año 1872, surgió una gran polémica entre dos grupos de aficionados a los
hipódromos sobre una cuestión relacionada con la percepción ocular y el movimiento. Esta
división ideológica fue encabezada por dos personalidades muy importantes de la California
de la época: Leland Standford, exgobernador del propio Estado y presidente de la red
ferroviaria Central Pacific Railway, y James Keene, presidente de la Bolsa de San Francisco.
El dilema era el siguiente: el bando de Stanford sostenía que había un instante, durante
el trote largo o el galope, en el que el caballo no apoyaba ningún casco en el suelo; por otro
lado, Kenne y sus amigos no compartían la teoría y descartaban que el animal pudiera
mantenerse en el aire durante unas milésimas de segundo.[1]Puesto que en aquellos años no
había manera directa de comprobar quién tenía razón recurriendo a la propia actividad de
observar atentamente a los caballos, los dos forofos optaron por pedir ayuda a Muybridge
para así zanjar la controversia. Stanford pensaba que, si se fotografiaban las diferentes etapas
del trayecto, conseguirían ver completamente los movimientos del caballo. El fotógrafo, que
se había ganado su reputación con las imágenes del parque Yosemite y la ciudad de San
Francisco, accedió a resolver la situación.
Intentos del experimento
El resultado final no fue satisfactorio, puesto que Muybridge se topó con varios
inconvenientes a la hora de captar el movimiento. A veces, las cuerdas conectadas a los
dispositivos no se rompían y, en consecuencia, estos caían y eran arrastrados. Además, el
colodión húmedo exigía un tiempo determinado para obtener una buena imagen. Harían falta,
por lo tanto, algunos meses para mejorar el sistema fotográfico.
Puesto que se consiguió producir mejores negativos, era posible entonces reconocer la
silueta del caballo. Eso fue una gran noticia para el bando de Stanford, ya que en la serie de
imágenes se encontraba la solución al misterio que tanto tiempo había mantenido inquietos a
los forofos: en un instante determinado, las cuatro patas del animal aparecían elevadas. El
exgobernador tenía razón, y había ganado la apuesta.
Tercer caso (1878)
Stanford, impresionado con el resultado del experimento, que se conocería más tarde
bajo el título de "El caballo en movimiento", encargó la investigación de un estudio
fotográfico para poder captar todas las fases sucesivas del movimiento de un caballo. Los
experimentos se retomaron en el reformado rancho de Stanford durante el verano de 1878 en
Palo Alto, California. Aunque con una exposición ligeramente insuficiente (debido a las
dificultades técnicas de la época), la serie de fotografías resultante mostraba claramente todos
los movimientos de una yegua de carreras de Kentucky llamada Sally Gardner. Muybridge
pintó los negativos para que solo se viera la silueta de la yegua, las patas de la cual adoptaban
posiciones inconcebibles. El resultado fue una secuencia de 12 fotografías que se realizó
aproximadamente en medio segundo. Gracias a este experimento, Muybridge ideó una nueva
técnica en la que la pista tenía una longitud de unos 40 metros. Paralelamente, había una
batería fija con 24 cámaras fotográficas, y en ambos extremos de la pista, colocadas en
ángulos de 90° y de 60º, había otras dos baterías de cámaras. En cada instante se disparaban
sincrónicamente tres cámaras, una de cada batería. Se impresionaban placas secas a una
velocidad de obturación graduable que podía regularse desde varios segundos hasta la
altísima velocidad de 1/6000 de segundo (dependiendo de la velocidad del sujeto a
fotografiar). Además, Muybridge sustituyó el sistema de rotura de las cuerdas por un
temporizador a base de un tambor rotatorio que giraba de acuerdo con la velocidad del sujeto
y que, en los instantes adecuados, enviaba impulsos eléctricos a las cámaras
Glosario
Historia
Las imágenes del caballo sorprendieron al público, ya que nunca nadie había visto una
documentación tan precisa acerca del movimiento de un animal. Posteriormente, Muybridge
recibió el encargo de fotografiar otros objetos en movimiento.
Más tarde, en 1878, Albert Londe fue contratado como por el neurólogo Jean-Martin
Charcot. Donde utilizó una cámara con 9 lentes y un sistema intrincado de tiempo para
estudiar los movimientos físicos y musculares de los pacientes. Con el tiempo, Londe
perfeccionó este sistema para poder tomar una secuencia de doce imágenes en tan solo una
décima de segundo.
El físico Étienne-Jules Marey comenzó a utilizar la técnica para estudiar más de cerca
el movimiento, el vuelo y el ejercicio. Pronto descubrió, superponiendo impresiones de
celuloide una encima de la otra, que era capaz de ver las fases del movimiento y estudiar así
las relaciones entre ellas en un solo frame.
Más tarde Marey desarrolló un dispositivo, con una forma similar a la de una pistola,
cuyo propósito era fotografiar secuencias cortas del movimiento natural de los pájaros
durante el vuelo, y que tomaba doce fotografías sucesivas sobre un conjunto de discos. El
disco tenía doce aberturas alrededor de su circunferencia. Frente a este disco había un
segundo disco perforado con una ranura. Presionando el gatillo de la "pistola", el mecanismo
se pone en marcha y los discos comienzan a girar. El disco que ha de albergar los doce frames
giraba a 1/12 revoluciones, mientras que el disco que tiene la ranura del obturador giraba solo
una vez. De esta manera cada una de las 12 aberturas aparece también tras la lente de la
cámara y se exponen a través de la ranura. Cuando se imprimieron las imágenes, el resultado
fue el mismo que en el proceso de tomar las fotografías por separado.
Marey era capaz de fotografiar en rollos de película y después proyectarlos como una
secuencia. Dependiendo de las intenciones del cronofotógrafo, podría ser fijado más
adelantes en cualquier dispositivo de exhibición para comparar las diferentes fases del
movimiento.