Tema 3

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Tema 3

Intervención Psicológica en Tercera Edad

Habilidades terapéuticas
para la evaluación y la
intervención con
personas mayores
Índice
Esquema 3

Planteamiento del caso clínico 4


Análisis funcional de Luisa 4

Material de estudio 7
3.1. Introducción y objetivos 7
3.2. La salud psicológica de las personas mayores 8
3.3. Habilidades terapéuticas generales y específicas
de trabajo con población mayor 17
3.4. El análisis funcional adaptado a los problemas
psicológicos de las personas mayores 27
3.5. La intervención psicológica adaptada 30
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3.6. Conclusiones 35
3.7. Referencias bibliográficas 36

Resolución del caso clínico 45

A fondo 46

Test 47
Esquema
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Intervención Psicológica en Tercera Edad


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Tema 3. Esquema
Planteamiento del caso clínico

Análisis funcional de Luisa

Luisa tiene 70 años y se divorció hace ya 28 años. Vive con su hija mayor, de 35 años,
quien tiene pareja y va a casarse en unos meses. Luisa se siente sola desde hace años,
pero le cuesta reconocerlo. Solo habla de ello con su hija, que se ha puesto en
contacto con un centro de servicios sociales para buscar alguna solución para su
madre.

Luisa ha tenido 4 hijos, con los que se lleva muy bien. Adora a sus nietas, a las que
quisiera ver más a menudo, cosa difícil porque viven en otra ciudad. A menudo se
queja del poco contacto que mantiene con ellos, empleando frases como «cría hijos
para que luego no sean capaces ni de llamarte». Frases como esta, que reflejan un
nivel de malestar acusado y contiene una crítica implícita, se las dice con frecuencia
a sus hijos.

Estos la describen como una mujer entregada a ellos, una «luchadora» que afrontó
estupendamente los problemas asociados a su matrimonio y, posteriormente, el
divorcio, y salió adelante ella sola, sin apenas ayuda y con muchos factores en contra.
Asumen que su actitud actual es algo normal por lo mucho que ha sufrido. Es muy
culta, tiene estudios universitarios y vive en el centro de Madrid, en la colonia de
Mirasierra (nivel socioeconómico alto). Nació en San Sebastián, donde vivió hasta que
se casó, momento en el que se vino a vivir a Madrid. Trabajó hasta los 65 años como
profesora y directora de un colegio público.
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Tiene una amiga, Julia, que fue compañera de trabajo, con la que queda
ocasionalmente, aunque les resulta muy difícil porque, desde que perdió a su marido,
Julia le dice a Luisa que ha perdido las ganas de salir porque todo le recuerda a él.

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Tema 3. Caso clínico
Además, dice que «todavía es pronto para salir y andar divirtiéndome por ahí» (su
marido murió hace 3 años).

Según su hija, a Luisa le cuesta mucho hablar de sus sentimientos y encuentra difícil
relacionarse con las personas. Su hija nos habla de su madre y nos dice: «mi madre
lo ha pasado muy mal en la vida, se ha llevado muchas decepciones con supuestos
amigos, incluso con familiares que le dieron la espalda cuando la vida le planteó
problemas importantes. Está un poco decepcionada, en general, con las personas y,
por mucho que la animamos, no se mueve para informarse sobre actividades a través
de las cuales podría conocer gente nueva. Le hemos hablado de las actividades del
centro, pero dice que a ella no se le ha perdido nada en esos centros para «viejos»,
que no disfrutaría nada de esas actividades y que no quiere perder el tiempo. Alguna
vecina la ha llamado alguna vez para ir a estas actividades, pero ella siempre dice que
no».

La hija nos cuenta que está preocupada porque parece estar teniendo dificultades
con la única amiga a la que frecuenta. El otro día vio que Luisa estaba muy triste y le
preguntó qué le pasaba, ante lo que Luisa contestó que estaba molesta con su amiga
porque la había llamado para ir de compras, pero esta le había dicho que estaba muy
liada esta semana y que lo dejaran para más adelante.

«No tenía tiempo ni para hablar conmigo, hija, ya ves. Esa es la importancia que da a
nuestra amistad. Está claro que no le aporto nada porque lleva tiempo que no quiere
quedar conmigo. Se ve que tiene cosas más importantes y yo soy lo último que le
preocupa. No me extraña nada, siempre he sido una persona muy sosa. Pero ya está...
Yo ya he hecho suficiente. Ahora que mueva ella ficha. ¡Cómo ha cambiado nuestra
amistad! Recuerdo la época en la que siempre estaba queriendo quedar, ¡qué lejos
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queda eso ahora! Yo creía que ella era distinta, pero es como todo el mundo, va a lo
suyo».

La hija de Luisa dice que lleva una temporada peor porque sabe que se va a quedar
sola en casa cuando ella se case.

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Tema 3. Caso clínico
El objetivo de este tema es que se realice un análisis funcional con el caso que se
acaba de describir. A lo largo del tema se van a ir explicando los diferentes elementos
a considerar para hacer un correcto análisis funcional con personas mayores y su
composición.
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Tema 3. Caso clínico
Material de estudio

3.1. Introducción y objetivos

En los primeros temas has aprendido que el cambio, tanto en el comportamiento


como en el aprendizaje y en el crecimiento, es posible a lo largo de todo el ciclo vital.
Y es que las personas continuamos evolucionando hasta el final de nuestros días.
Asumiendo esto, podemos deducir que la intervención psicológica dirigida a
conseguir cambios en el comportamiento de las personas mayores, para optimizar
así la adaptación a sus circunstancias y maximizar su bienestar psicológico, está
claramente justificada desde el punto de vista lógico y conceptual. Y, como veremos
en estas páginas, ha demostrado su eficacia y continúa haciéndolo. En este tema se
ahonda en esta idea y se describen las particularidades de la evaluación e
intervención psicológicas en la población mayor.

En este tema conocerás cuáles son los pilares de la salud psicológica en la vejez, las
características principales de la evaluación e intervención psicológica con estas
personas y las habilidades principales que debe tener un profesional en este
ámbito. Así mismo, se profundizará en el conocimiento de una herramienta
fundamental en la evaluación e intervención psicológicas sobre el comportamiento
humano: el análisis funcional. A su vez, se abordará la idea de la posible necesidad
de adaptar los procesos de evaluación y de intervención a las características
específicas de las personas mayores y se presentarán algunas intervenciones
psicológicas que han sido especialmente diseñadas y adaptadas para personas
mayores y que han demostrado eficacia científica.
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Los objetivos que se pretenden alcanzar con este tema son:

 Conocer los pilares fundamentales del bienestar psicológico de las personas


mayores.

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Tema 3. Material de estudio
 Profundizar en el análisis funcional específico de población mayor.
 Describir las características específicas de las personas mayores como grupo
poblacional y las competencias, habilidades y actitudes que debe de tener un
psicólogo que vienen derivadas de estas características específicas.
 Profundizar en la pertinencia de adaptar la evaluación y la terapia psicológica a las
personas mayores.

3.2. La salud psicológica de las personas mayores

¿Cómo podemos entender la salud psicológica en las personas mayores? En términos


generales, puede definirse de la misma manera que en relación con personas de otras
edades. Así, la salud psicológica es una de las grandes dimensiones del bienestar
humano, que incluye la salud mental (cognitiva y emocional), sin reducirse a ella (por
ejemplo, incluye otros tipos de bienestar como el espiritual o el social), y se
manifiesta en un patrón de comportamiento adaptativo. La persona con salud
psicológica está adaptada a su entorno y a sus circunstancias, funciona de forma
adecuada en estas y se encuentra subjetivamente bien.

Resulta útil distinguir dos grandes tipos de bienestar: el bienestar subjetivo,


entendido como bienestar hedónico, fruto de un balance positivo de emociones
positivas y negativas y de la satisfacción con la propia vida, y el bienestar psicológico
o eudaimónico, relacionado con la percepción de significado, propósito y coherencia
(Ryff, 1989).

Si bien estas consideraciones son aplicables a personas de cualquier edad, en la


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población mayor hay dimensiones especialmente importantes que funcionan como


«pilares del bienestar».

La figura 1 presenta un modelo de bienestar psicológico en las personas mayores que


resalta estas dimensiones y que puede funcionar como una guía de enorme utilidad

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Tema 3. Material de estudio
a la hora de trabajar (evaluar o intervenir) con las personas mayores con objetivos de
potenciar su salud y bienestar psicológicos.

Figura 1. La salud psicológica en las personas mayores.

La flor de la salud psicológica representada en la figura 1 presenta varias partes:

El centro de la flor

El centro de la flor recoge las señales o marcadores que reflejan la presencia de la


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salud psicológica. La salud psicológica en las personas mayores suele plasmarse en la


percepción de control, de sentido o significado («mi vida sirve para algo y hay
objetivos valiosos en ella»), la percepción de autoeficacia y autoaceptación («soy
capaz de conseguir los resultados deseados y me acepto tal y como soy») y la

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Tema 3. Material de estudio
presencia de bienestar subjetivo y emocional, entre otros «marcadores»
importantes (Fry, 2001; Ryff, 1989).

Los pétalos de la flor

Los pétalos de la flor representan los pilares fundamentales del bienestar en la vejez
y tienen que ver con determinadas experiencias de la persona, que surgen de la
interacción con sus circunstancias ambientales, sociales o familiares, y con sus
condiciones de salud física y de capacidad funcional. Se describen a continuación:

Salud física/ autonomía (capacidad funcional)

La salud física es un factor que moldea de forma fundamental el bienestar en las


personas, siendo especialmente importante en la vejez dada la mayor probabilidad
de tener determinados problemas de salud que condicionan la autonomía de las
personas.

La percepción de tener buena salud (más que las condiciones objetivas de esta) y la
capacidad funcional (la movilidad y la capacidad para orientarse y desplazarse de
forma autónoma) son los grandes determinantes del bienestar, dado que suponen la
plataforma necesaria para la autonomía y la actividad. La investigación demuestra la
íntima relación que existe entre estas variables y el bienestar psicológico de las
personas mayores (Cattan, 2006; Harris et al., 2003).

Dominio del entorno

Un entorno predecible y manejable resulta fundamental para el bienestar de


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cualquier persona, siendo también especialmente importante en la vejez. La


percepción de control es un eje vertebrador de la salud psicológica en esta etapa y
su presencia a lo largo del ciclo vital está relacionada de forma significativa con la
salud percibida, el bienestar subjetivo, la presencia de enfermedades crónicas y la
longevidad en la población general (Rodin, Timko y Harris, 1985; Schulz y

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Tema 3. Material de estudio
Heckhausen, 1999) y, especialmente, en la vejez (Chipperfield y Greenslade, 1999;
Krause y Shaw, 2000; Langer y Rodin, 1976).

Los ambientes físicos y sociales adecuados son aquellos que permiten a la persona
mayor percibir este control y sentirse segura (saber que puede desplazarse con
seguridad en transporte público), poder predecir las consecuencias de sus acciones
(si hago esta acción concreta, conseguiré el resultado deseado), elegir sus cursos de
acción (quiero y puedo realizar una actividad determinada, quiero practicar mi afición
favorita, quiero visitar a mi familiar, etc.) y no encontrar barreras u obstáculos
(barreras arquitectónicas, barreras sociales, etc.) para su movimiento y autonomía.

Estos ambientes facilitan enormemente el bienestar de las personas mayores y les


«empoderan», entendiendo por empoderamiento el fomento de su capacidad
individual para tomar decisiones, expresar sus necesidades de salud y sus
preocupaciones, asumir la responsabilidad de su propia salud y bienestar y concebir
estrategias para su participación en la toma de decisiones (Lis, Reichert, Cosack,
Billings y Brown, 2008).

Percibir control genera autoeficacia, autoaceptación y autoestima en las personas


mayores, experiencias que se encuentran relacionadas con el mantenimiento de
unos niveles adecuados de actividad física y funcionamiento cognitivo y una menor
discapacidad funcional en las personas mayores (Lachman, Weaver, Elliott, Bandura
y Lewkowicz, 1992; Mendes de Leon, Seeman, Baker, Richardson y Tinetti, 1996).

Actividad gratificante (roles con significado)

Podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que la realización de actividades


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agradables o gratificantes, tanto desde el punto de vista hedónico (comer en un


restaurante bueno) como eudaimónico o relacionado con los valores personales y el
significado (hacer un voluntariado porque me hace sentirme útil), es la base principal
del bienestar psicológico.

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Tema 3. Material de estudio
Las personas somos seres de acción y necesitamos actuar para vivir. La actividad
física (especialmente, el ejercicio aeróbico regular) ha demostrado sobradamente su
importancia para el mantenimiento de la salud y la capacidad funcional en la vejez
(Paterson y Warburton, 2010).

El bienestar psicológico de las personas mayores se asocia también a la realización de


actividades de ocio, especialmente las que suponen cierto desafío y están a la altura
de las capacidades y conocimiento de las personas mayores (Mannell y Snelgrove,
2012). La realización de estas actividades se asocia con el crecimiento (Silverstein y
Parker, 2002) y es un escenario para la afirmación y formación de la propia identidad
(que no deja de moldearse hasta el final de la vida) (Mannel y Snelgrove, 2012).

La participación de las personas mayores en actividades significativas


(fundamentalmente de tipo social o que implican interacción con otras personas), o
relacionadas con sus valores, se asocia con la percepción de significado y sentido de
la propia vida (Ardelt, 2003; Gerwood, Leblanc y Piazza, 1998). En este sentido, cabe
destacar la importancia de la realización de actividades concretas que permitan
ejercer roles valorados socialmente y avanzar en la dirección de alcanzar objetivos
específicos con los que la persona está comprometida.

En el tema «Modelos psicosociales sobre el envejecimiento» ya se comentó la


importancia que tiene la implicación con metas personales como motor del
desarrollo en la vejez, y la investigación avala el papel predictor que presenta dicha
implicación en el bienestar psicológico de las personas mayores (Frazier, Newmann y
Jaccard, 2007).

Integración social (los vínculos entre las personas)


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El establecimiento de vínculos sociales significativos es una parte integral de la


naturaleza humana (Masi, Chen, Hawkley y Cacioppo, 2011). La integración social es
un pilar fundamental para la salud mental de las personas mayores, ya que actúa
como factor protector de la mortalidad y del inicio de enfermedades físicas y

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Tema 3. Material de estudio
mentales, y está relacionada con una mejor adaptación y recuperación tras el inicio
de enfermedades en la vejez (para una revisión, ver Seeman, 2000).

El aislamiento social y la soledad son factores de riesgo para la salud física de las
personas de cualquier edad, comparables al consumo de tabaco y la obesidad (House,
2001). Así, se asocian a mayores tasas de morbilidad (enfermedades) y mortalidad
(Brummett et al., 2001; Seeman, 2000; Uchino, Cacioppo y Kiecolt-Glaser, 1996), a
una menor eficacia del sistema inmune (Cohen, Doyle, Skoner, Rabin y Gwaltney, J.
M. Jr., 1997; Pressman, Cohen, Miller, Barkin, Rabin y Treanor, 2005), a una mayor
probabilidad de trastornos psicológicos, como la depresión (Heikkinen y Kauppinen,
2004) y a un mayor riesgo de deterioro cognitivo en las personas mayores (Barnes,
Mendes de Leon, Wilson, Bienias y Evans, 2004; Wilson et al. 2007).

Como vimos en el tema «Modelos psicosociales sobre el envejecimiento» (teoría de


la selectividad socioemocional), el envejecimiento se asocia a una reducción en el
tamaño de las redes sociales y el nivel de implicación o participación social (Ajrouch,
Blandon y Antonucci, 2005), especialmente en los hombres (Cornwell, Laumann y
Schumm, 2008). Sin embargo, al mismo tiempo, las relaciones sociales de las
personas mayores se «optimizan» en el sentido de que tienden a ser más ricas y
gratificantes emocionalmente, de mayor calidad (Carstensen, 1992).

A pesar de esta reducción, Cable, Bartley, Chandola y Sacker (2013), en su estudio


longitudinal, encontraron que el tamaño de la red de amigos predecía la salud física
de las personas. Los estudios destacan que las relaciones con los vecinos y con los
miembros de la comunidad religiosa o asociación de voluntariado se encuentran
entre las más frecuentes en la vejez (Cornwell et al., 2008).
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Existen intervenciones de tipo social (programas de activación social y creación de


vínculos sociales en la comunidad) que han demostrado ser vías eficientes para
reducir la soledad y el aislamiento social en grupos especialmente vulnerables, como
los cuidadores, los viudos y las personas mayores físicamente inactivas, entre otros
(Cattan, White, Bond y Learmouth, 2005).

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Tema 3. Material de estudio
En un estudio de metanálisis, fundamental en este ámbito de investigación, Masi,
Chen, Hawkley y Cacioppo (2011) demuestran que las intervenciones psicosociales
para disminuir la soledad en las personas mayores son eficaces. Destacan
especialmente las intervenciones que modifican las creencias y pensamientos
negativos desadaptativos sobre los demás (la cognición social), ya que cambian la
forma en que las personas que se sienten solas perciben a los demás, la forma en que
piensan sobre los otros, uno mismo y las relaciones sociales, y la forma en que actúan
en sus interacciones sociales (entrenamiento en habilidades sociales).

Funcionamiento familiar

En la línea de lo planteado por la teoría de la selectividad socioemocional, las redes


sociales de las personas mayores suelen estar compuestas fundamentalmente por
miembros de su familia (Carstensen, 1992; Pahl y Pevalin, 2005). Puesto que las
personas mayores seleccionan y optimizan sus relaciones sociales, puede entenderse
que estas estén centradas fundamentalmente en su familia, que es el área de mayor
importancia para una gran mayoría de ellas.

El funcionamiento adecuado de la familia se asocia a menores niveles de soledad y


mayor satisfacción con el apoyo social en las personas mayores. Más concretamente,
las esposas (para los hombres) y los hijos (en general) son la principal fuente de
apoyo social y emocional para muchas de estas personas (Waite y Gallagher, 2000).
De este modo, (Kim y Baik, 2003), estar casado (o vivir en pareja) parece ser un factor
protector de la salud física (Waite y Gallagher, 2000) y psicológica (Schwarzbach,
Luppa, Forstmeier, König y Riedel-Heller, 2014), especialmente para los hombres
mayores (Sbarra, 2009).
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En este sentido, las personas mayores solteras (nunca casadas) presentan una peor
salud y mayor riesgo de mortalidad (Waite y Gallagher, 2000). Y es que estar casado
contribuye a la salud también porque facilita la participación social y la integración
en redes sociales más amplias: las personas mayores son más activas cuando están

Intervención Psicológica en Tercera Edad


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Tema 3. Material de estudio
emparejadas que cuando no lo están (los matrimonios se relacionan más con otros
matrimonios).

Esto tiene relación con creencias culturales, mantenidas especialmente por las
mujeres, del tipo «una mujer solo debe salir con su marido». Indudablemente, el
apoyo emocional inherente a muchos matrimonios facilita beneficios para la salud
física y psicológica. Por tanto, puede entenderse que la viudedad sea un factor de
riesgo para la salud y el bienestar, al suponer la pérdida de una de las principales
fuentes de apoyo de las personas. Efectivamente, los estudios indican que las
personas mayores viudas presentan menores niveles de salud psicológica (mayores
tasas de ansiedad y depresión [Schwarzbach et al., 2014]) y física (Wilcox, Evenson,
Aragaki, Wassertheil-Smoller, Mouton y Loevinger, 2003).

Recientemente, los datos empíricos apuntan hacia la idea de que, más que el
matrimonio en sí, es la calidad de la relación de pareja la que parece asociarse con
los beneficios en la salud física y psicológica (Bookwala y Jacobs, 2004; Sandberg,
Miller, y Harper, 2002). Bookwala y Franks (2005) encontraron que tener una relación
de pareja conflictiva (alto conflicto y desacuerdo) era el mecanismo mediador de los
efectos de la discapacidad física y la sintomatología depresiva en las personas
mayores.

El tallo de la flor

Finalmente, el tallo de la flor recoge algunos de los principales factores psicológicos


que sustentan o permiten el crecimiento de la flor, esto es, el bienestar psicológico.

Uno de estos «nutrientes psicológicos» es gozar de un adecuado funcionamiento


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cognitivo: tener una percepción adecuada de la realidad, procesar bien la


información, estar orientados en el espacio y en el tiempo, pensar y razonar con
claridad, tener capacidad para concentrarse, para entender conceptos nuevos, para
aprender y memorizar información importante, para reaccionar de forma adaptativa

Intervención Psicológica en Tercera Edad


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Tema 3. Material de estudio
ante estímulos que así lo requieran... Estas son variables que facilitan el bienestar
psicológico en cualquier edad y, especialmente, en la vejez.

Por otro lado, las habilidades de afrontamiento y de autorregulación resultan


fundamentales para afrontar de forma efectiva las situaciones desafiantes de la vida
y los cambios que tienen lugar con el envejecimiento, de modo que se garantice la
salud psicológica en esta fase de la vida.

El uso de estrategias de afrontamiento adaptativas se encuentra íntimamente


relacionado con la percepción de control y autoeficacia, en una relación bidireccional
en la que ambas variables se fortalecen mutuamente. Resulta muy complicado
establecer a priori qué estrategias de afrontamiento son «adaptativas» y cuáles no:
su eficacia depende del contexto. En las ocasiones en las que sea posible cambiar el
problema o situación, estrategias centradas en el problema serán las más adecuadas;
sin embargo, cuando el control no es posible, cambiar las emociones (afrontamiento
centrado en las emociones) será lo más conveniente (Folkman, 1984).

Dos estrategias que parecen ser especialmente eficaces en la vejez, habiéndose


encontrado relacionadas con el bienestar psicológico, son el establecimiento y
búsqueda activa de metas y el ajuste flexible de estas (abandonar metas que ya no
son realistas y plantearse nuevas). Como vimos en el tema «Modelos psicosociales
sobre el envejecimiento», estas estrategias de afrontamiento relacionadas con la
autorregulación son los ejes vertebradores de la adaptación en la vejez, de acuerdo
con algunas de las teorías revisadas en dicho tema (modelo de desarrollo intencional
de Brandtstädter y Renner, 1990).

Cabe mencionar aquí la importancia de la resiliencia, entendida como la capacidad


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de adaptarse y mantener el bienestar a pesar de vivir experiencias adversas o


traumáticas (Masten, 2001). Esta capacidad ha demostrado ser un componente
fundamental del bienestar psicológico de las personas mayores, que han tenido que
enfrentarse a lo largo de su vida a numerosas experiencias adversas (Dyer y

Intervención Psicológica en Tercera Edad


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Tema 3. Material de estudio
McGuinness, 1996; Mikulincer y Florian, 1998; Tomás, Sancho, Meléndez y
Mayordomo, 2012).

Finalmente, las habilidades que tenga la persona para la interacción social y la


comunicación con los demás son esenciales de cara a garantizar la integración y
participación social de la persona mayor, así como su acceso a redes de apoyo social
y emocional satisfactorias.

3.3. Habilidades terapéuticas generales y


específicas de trabajo con población mayor

En el apartado anterior hemos podido profundizar en la salud psicológica de las


personas mayores y en los diferentes factores que sustentan dicho bienestar
psicológico. Si bien, no todas las personas mayores gozan de buen estado de salud
psicológica como consecuencia del padecimiento de posibles enfermedades,
discapacidades, limitaciones funcionales, cambios socioeconómicos, problemas
psicológicos, etc. En tales circunstancias, resulta fundamental poder intervenir sobre
el estado de salud psicológico de las personas mayores, pero, ¿en qué medida es
pertinente trabajar a nivel psicológico con personas mayores?, ¿son eficaces los
programas de intervención psicológica con personas mayores?, ¿es requisito
fundamental de todo psicólogo disponer de conocimientos y habilidades específicas
de trabajo con este grupo poblacional?, ¿es necesario adaptar los procesos de
evaluación e intervención psicológica a las personas mayores?

En el presente apartado se va a tratar dar respuesta a todos estos asuntos. Para ello,
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comenzaremos por la primera de las cuestiones.

Intervención Psicológica en Tercera Edad


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Tema 3. Material de estudio
La pertinencia del trabajo psicológico con personas mayores

Como se indicó anteriormente, no todas las personas mayores gozan de un buen


estado de salud en general y psicológico en particular. Según datos de la Organización
Mundial de la Salud (2016), aproximadamente un 15 % de los adultos de 60 años o
más sufre algún trastorno mental. Los trastornos psicológicos y neuropsiquiátricos
representan el 6,6 % de la discapacidad total (AVAD) en el grupo poblacional de las
personas mayores. Si analizamos con mayor detalle, las cifras de prevalencia
encontradas en el grupo de personas mayores de 65 años para trastornos
psicológicos son de gran relevancia. Por ejemplo, entre un 10 % y un 15 % de personas
mayores sufren depresión o cuadros con sintomatología depresiva subclínica (Jané-
Llopis y Gabilondo, 2008).

Por otro lado, las enfermedades crónicas (por ejemplo, las lesiones recurrentes como
las caídas, los accidentes cardiovasculares, el dolor crónico…), muy frecuentes en la
población mayor, y las limitaciones funcionales asociadas a estas son factores
íntimamente relacionados con los problemas psicológicos, bien como predictores o
precipitantes de estos (por ejemplo, deprimirse tras una rotura de cadera), bien como
variables resultado o consecuencias de los mismos, ya que se ha visto que los factores
psicológicos influyen enormemente sobre la discapacidad, la evolución de la
enfermedad, el cumplimiento terapéutico y el riesgo de mortalidad prematura (Jané-
Llopis y Gabilondo, 2008).

Si bien, como psicólogos no siempre vamos a trabajar con personas mayores debido
a que estas padezcan problemas psicológicos. Como ya hemos visto, la intervención
psicológica que se lleva a cabo desde la psicogerontología no solo está dirigida a
tratar, reducir o eliminar problemas psicológicos o de adaptación, como los
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comentados en el párrafo anterior, sino también a mejorar, incrementar y


promocionar la salud psicológica y el bienestar integral en las personas mayores
sanas, esto es, con patrones de envejecimiento normal o positivo.

Intervención Psicológica en Tercera Edad


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Tema 3. Material de estudio
La eficacia de la terapia psicológica en personas mayores

La solidez y viabilidad de la intervención psicológica con personas mayores, finalidad


fundamental de la psicogerontología (definida en el Tema 1), está sustentada por un
cuerpo importante de investigación científica que demuestra la eficacia de la
psicoterapia en personas mayores con problemas psicológicos (Lee, Franchetti,
Imanbayev, Gallo, Spira y Lee, 2012; Peng, Huang, Chen y Lu, 2009; Pinquart,
Duberstein y Lyness, 2007; Wetherell, Lenze y Stanley, 2005) y con otros
relacionados con el afrontamiento y manejo de problemas de salud física (Beck,
Scott, Williams, Robertson, Jackson, Gade y Cowan, 1997).

La conclusión de la investigación es clara: una persona mayor con problemas


psicológicos o emocionales (asociados o no a problemas de salud física) puede ser
ayudada de forma eficaz por los psicólogos con una alta probabilidad.

En este punto resulta pertinente preguntarse qué intervenciones psicológicas


funcionan con las personas mayores. En principio, puede decirse que las mismas que
han demostrado su eficacia con personas adultas jóvenes y de mediana edad. Este es
el caso del tratamiento cognitivo conductual para la depresión (Feng et al., 2011) y
los problemas de sueño, la terapia psicodinámica breve y la terapia de revisión de la
vida para la depresión, así como el reentrenamiento cognitivo y de memoria en
personas con demencia (Gatz, Fiske, Fox, Kaskie, Kasl-Godley, McCallum, y Loebach,
1998). Otros estudios sugieren la eficacia de la terapia basada en la reminiscencia
(Cuijpers, Andersson, Donker y Van Straten, 2011; Lee et al., 2012; Peng et al., 2009)
y la psicoterapia interpersonal (Qualls, 1999) para la depresión en personas mayores.

En relación a la ansiedad, diversas formas de intervención psicológica (TCC, terapia


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psicodinámica breve y psicoterapia interpersonal, y terapia cognitiva basada en


mindfulness) han aportado datos sobre su eficacia para tratar esta en las personas
mayores, tanto la generalizada (Craigie, Rees, Marsh y Nathan, 2008; Evans,
Ferrando, Findler, Stonewell, Smart y Haglin, 2008; Nordhus y Pallesen, 2003) como

Intervención Psicológica en Tercera Edad


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Tema 3. Material de estudio
la social (Acarturk, Cuijpers, van Straten y De Graaf, 2009) o el trastorno de pánico
(Sanchez-Meca, Rosa-Alcazar, Marin-Martinez y Gomez-Conesa, 2010), entre otros.

Para profundizar más en el tema que nos ocupa, hay numerosas fuentes que el
alumno puede consultar para informarse de los tipos de terapia para los que se ha
encontrado apoyo empírico sobre su eficacia para tratar determinado trastorno
psicológico en personas mayores. Algunos son textos académicos (Pachana y Laidlaw,
2014), otras son guías de práctica clínica (National Institute for Health and Care
Excellence, http://www.nice.org.uk) y otras guías prácticas desarrolladas por
asociaciones profesionales y organizaciones (IMSERSO, 2010; Australian
Psychological Society, 2010).

Habilidades para el trabajo con personas mayores

Una vez justificada la intervención psicológica con personas mayores, cabe


preguntarse lo siguiente: ¿son necesarias competencias, conocimientos y destrezas
específicas para realizar una correcta evaluación e intervención psicológica con
personas mayores? En caso afirmativo, ¿cuáles?

A continuación, se van a describir algunos desafíos que presentan los procesos de


evaluación y de intervención psicológica con personas mayores, los cuales justifican
la necesidad de adquirir competencias y conocimientos de trabajo específicos con
este grupo poblacional.

Desafíos de la evaluación psicológica de personas mayores

Podría considerarse que la evaluación psicológica de las personas mayores es más


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específica y presenta más particularidades que la intervención, como puede


deducirse de la ingente cantidad de instrumentos de evaluación diseñados
específicamente para esta población y la complejidad de los protocolos de valoración
gerontológica y geriátrica.

Intervención Psicológica en Tercera Edad


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Tema 3. Material de estudio
¿Cuáles son las razones de esta especificidad y complejidad? Los motivos de la
particularidad de la evaluación psicológica en las personas mayores, en su mayor
parte, no tienen que ver con razones evolutivas, como la edad cronológica de las
personas, sino con otras características de este grupo poblacional, a saber:

 Circunstancias particulares de la vejez: las personas mayores se enfrentan a


situaciones, eventos y circunstancias particulares con mayor frecuencia que los
adultos más jóvenes. En este sentido, por ejemplo, la mayor prevalencia de
determinadas enfermedades crónicas o problemas de salud, tales como las
demencias o el deterioro cognitivo, hace recomendable que, en la evaluación de
las personas mayores, se incluya la medición de su funcionamiento cognitivo y
neuropsicológico.

A su vez, puesto que la salud física es uno de los pilares fundamentales de la salud
psicológica, es conveniente que la evaluación gerontológica incluya la valoración
del estado de salud objetiva y la percibida por la persona, las enfermedades
diagnosticadas que padece y las consecuencias funcionales asociadas a estas. La
evaluación de la medicación (fármacos) que consume la persona también resulta
fundamental, ya que sus efectos secundarios e iatrogénicos (de los fármacos
aislados y de su interacción) pueden ser factores íntimamente relacionados con
los problemas psicológicos.

 Efectos de Cohorte: otras características de las personas mayores que hacen


recomendable particularizar la evaluación psicológica son las relacionadas con los
efectos de cohorte, esto es, las que tienen que ver no con su edad cronológica,
sino con su historia de vida y aprendizaje (contextos y eventos que les tocó vivir
como, por ejemplo, guerra, pobreza, acceso limitado a educación, etc.). En este
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sentido, por ejemplo, en la actualidad (aunque cada vez menos), es más frecuente
encontrar más personas mayores que jóvenes con dificultades para leer y escribir,
dado que las generaciones actuales de personas mayores no tuvieron tan fácil el
acceso a una educación de calidad como las personas jóvenes. Esta característica
determina de forma fundamental el tipo de evaluación psicológica que puede

Intervención Psicológica en Tercera Edad


21
Tema 3. Material de estudio
hacerse (por ejemplo, si la persona no sabe leer, difícilmente se le podrá pedir que
cumplimente cuestionarios por sí misma).

 Contextos particulares: la heterogeneidad de este grupo poblacional y los grandes


cambios sociales de las últimas décadas ha provocado que la cotidianidad de las
personas mayores se desarrolle en una gran diversidad de contextos. Es por ello
que nuestro trabajo como psicólogos sea susceptible de realizarse en cada uno de
los contextos en los que las personas mayores desarrollen su día a día.

En la tabla 1 se resumen esos tres factores, que provocan que la evaluación


psicológica de personas mayores sea tan específica.

Situaciones, eventos, desafíos o Transiciones y cambios vitales importantes, como la


circunstancias particulares que se jubilación, las pérdidas afectivas o la presencia de
viven en la vejez enfermedades crónicas.

Nivel educativo, factores culturales (valores y creencias


Efectos de cohorte (ver tema «La como las religiosas) e historias de aprendizaje distintas
Psicogerontología: conceptos que han dado lugar a repertorios de habilidades
fundamentales») diferentes (menor pericia que los jóvenes con las
tecnologías de la información).

La intervención se realiza en ámbitos concretos como


Contextos particulares en casa de sus hijos, centros sanitarios, comunitarios,
residenciales, centros de día, etc.

Tabla 1. Razones de la especificidad de la evaluación psicológica en personas mayores.

Sumados a estas características que se acaban de describir, la cohorte actual de


personas mayores presenta una serie de particularidades que hacen que la
evaluación psicológica de una persona mayor adquiera una serie de complejidades o
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desafíos que no suelen presentarse en otros grupos poblacionales. La principal


dificultad que se nos presenta en estos casos está relacionada con el acceso a la
información, que puede ser debido a dos causas: dificultades relacionadas con la
persona mayor o dificultades relacionadas con el psicólogo.

Intervención Psicológica en Tercera Edad


22
Tema 3. Material de estudio
 Dificultades en el acceso a la información relacionadas con la persona mayor. En
algunas ocasiones, la dificultad principal en la evaluación psicológica de las
personas mayores va a estar relacionada con el hecho de que la propia persona
mayor no nos facilite la información relevante para poder realizar un correcto
análisis funcional del caso o, en otras ocasiones, la información facilitada esté
sesgada (de manera intencional o no intencional). Algunos de los motivos por los
cuales las personas mayores no facilitan información se describen en la tabla 2.

Tabla 2. Motivos por los que las personas mayores no facilitan información.

Es importante tener en cuenta que estos motivos están asociados a características


generales específicas de la cohorte actual de personas mayores. Futuras
evidencias científicas podrán mostrar si estás características cambian con el paso
de cohortes de personas mayores.
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 Dificultades en el acceso a la información relacionadas con el psicólogo. En otras


ocasiones, los principales desafíos de la evaluación psicológica de personas
mayores se deben a algunas dificultades que presentan los psicólogos para

Intervención Psicológica en Tercera Edad


23
Tema 3. Material de estudio
acceder a la información relevante en el análisis funcional. En la tabla 3 se
describen algunas de estas dificultades:

Tabla 3. Motivos por los que el psicólogo no accede a la información correcta.

Es fundamental que el psicólogo trate de solventar todos estos desafíos que presenta
la evaluación de las personas mayores, tanto los relacionados con la propia persona
mayor como los relacionados con su propia ejecución como psicólogo. De la correcta
solución de toda esta problemática va a depender el realizar un adecuado análisis
funcional y, por tanto, poder intervenir de modo correcto con las personas mayores.

Tal y como se ha mencionado en la tabla 3, una de las dificultades que puede


experimentar un psicólogo al evaluar a las personas mayores es el no tener
habilidades y competencias de trabajo adecuadas para este grupo poblacional. Pero,
¿de qué habilidades y competencia se trata? Es por ello, que a continuación se
describen todos estos aspectos.
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Competencias para la evaluación e intervención con personas mayores

Para poder realizar un trabajo psicológico adecuado, el psicólogo debe disponer de


una serie de competencias y habilidades necesarias para ello. Por una parte, puesto
que las personas mayores, antes que mayores, son personas, el profesional de este

Intervención Psicológica en Tercera Edad


24
Tema 3. Material de estudio
ámbito debe mostrar las habilidades terapéuticas básicas para la intervención
psicológica con personas de cualquier edad: empatía, calidez, aceptación
incondicional, respeto, validación de la persona, etc. Hay que subrayar que este tipo
de habilidades terapéuticas fundamentales son igual de necesarias para trabajar con
personas mayores que para intervenir con personas de cualquier edad. Es más, es
interesante señalar que los denominados «factores comunes» de la terapia (entre
los que se incluyen la relación terapeuta-paciente o alianza terapéutica, el enclave y
la empatía, y las habilidades del terapeuta) parecen ser los responsables del cambio
terapéutico (reducción de la indefensión y desesperanza) en personas mayores con
depresión tratadas con terapia cognitivo conductual (TCC) (Floyd y Scogin, 1998).

Sin embargo, como se ha señalado previamente, la intervención psicológica en la


vejez también presenta sus particularidades. Algunos problemas psicológicos se
presentan con mayor frecuencia en la población mayor (demencia, dolor crónico) y
otros, como verás en los diferentes temas de esta asignatura, se manifiestan de
forma diferente en esta etapa (la depresión o la ansiedad). Sin duda, el
envejecimiento y las personas mayores presentan características y particularidades
que hacen aconsejable que el profesional que trabaje con ellos (haciendo evaluación
o intervención psicológicas) presente unas competencias específicas. Estas
competencias relativas a conocimiento declarativo (contenidos conceptuales e
información) (tabla 4), procedimental (habilidades y destrezas) (tabla 5) y actitudinal
(tabla 6) se mencionan a continuación.

COMPETENCIAS DECLARATIVAS

Conocimiento sobre envejecimiento (ver temas «La Psicogerontología: conceptos


fundamentales» y «Modelos psicosociales sobre el envejecimiento»): conceptos básicos (por
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ejemplo, efectos de cohorte), factores y procesos que moldean y explican el comportamiento y la


salud en la vejez (modelo biopsicosocial), teorías psicosociales del envejecimiento, nociones sobre
el desarrollo adulto, contextos/escenarios/eventos más habituales en la vida de las personas
mayores, información básica sobre las enfermedades crónicas más habituales y sus implicaciones
funcionales, los potenciales efectos de la medicación, etc.

Intervención Psicológica en Tercera Edad


25
Tema 3. Material de estudio
Conocimiento sobre psicopatología e intervención psicológica general.

Conocimiento sobre problemas psicológicos, sobre la evaluación e intervención psicológica en la


vejez (objeto del presente tema y resto de los temas de esta asignatura) y sobre el mapa de
recursos sanitarios y sociales disponibles para las personas mayores.

Conocimiento sobre las enfermedades.

Tabla 4. Competencias declarativas específicas del professional.

COMPETENCIAS PROCEDIMENTALES

Habilidades terapéuticas básicas para la relación.

Habilidades de comunicación específicas: adaptación al ritmo y características de la persona,


equilibrio entre flexibilidad y directividad, saber enfocar a la persona en el tema de interés, saber
interrumpir de modo adecuado y guiar al foco…

Habilidades para el trabajo multidisciplinar y la comunicación con otros profesionales.

Tabla 5. Competencias procedimentales específicas del profesional.

COMPETENCIAS ACTITUDINALES

Respeto y actitud no paternalista.

Tener conciencia de los propios estereotipos y creencias negativas sobre la vejez para controlarlos
y evitar su influencia, etc.

Tabla 6. Competencias actitudinales específicas del profesional.


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El resto de ideas clave sobre las habilidades y competencias específicas las puedes
estudiar en el extracto del documento:

Intervención Psicológica en Tercera Edad


26
Tema 3. Material de estudio
Márquez-González, M., Losada, A. y Pérez, G. (2005). Habilidades y conocimientos
necesarios para trabajar con personas mayores. Informes Portal Mayores, 32, pp. 1-19.
Recuperado de http://envejecimiento.csic.es/documentos/documentos/losada-
habilidades-01.pdf

3.4. El análisis funcional adaptado a los problemas


psicológicos de las personas mayores

Una vez analizadas las principales habilidades terapéuticas específicas y generales de


evaluación e intervención con personas mayores, resulta fundamental profundizar
en uno de los instrumentos de evaluación e intervención de mayor utilidad en el
trabajo clínico con personas mayores: el análisis funcional del comportamiento (AF).

El AF permite analizar un problema de comportamiento completo y explicarlo de


forma integral, situándolo en el complejo contexto de factores que moldean y afectan
al comportamiento humano. Si bien el AF es un instrumento de evaluación
extremadamente útil en psicología, como se ha evidenciado en los temas previos de
la asignatura, el grupo de personas mayores cuenta con una serie de características
específicas que son importantes tener en cuenta en el diseño del AF cuando
trabajemos con esta población. A continuación, se van a detallar los diferentes
elementos del AF adaptado a las personas mayores.

Hay que tener en cuenta que el modelo biopsicosocial presentado en el Tema 1 es el


escenario teórico de fondo a la hora de realizar un Análisis Funcional del
comportamiento de las personas mayores; por ello, pedimos al alumno que vuelva a
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revisar dicho modelo para comprender mejor la explicación del AF. En la tabla 7 se
presenta la estructura del AF, que consta de dos partes fundamentales o dos niveles
de análisis del problema distintos:

Intervención Psicológica en Tercera Edad


27
Tema 3. Material de estudio
Escenario del problema

El escenario del problema hace referencia al contexto en el que tiene lugar la


problemática de la persona mayor que vayamos a evaluar. Dentro del contexto o
escenario problema, es importante identificar las variables disposicionales y los
facilitadores ambientales, a saber:

 Variables disposicionales: en este apartado deben reflejarse tanto los factores


biológicos como los psicológicos que consideremos que puedan estar jugando o
no un papel en la persona mayor. Es importante poder diferenciar entre aquellos
factores psicológicos que supongan una fortaleza y aquellos factores de
vulnerabilidad para poder operativizar de un modo más adecuado el análisis
funcional.
 Facilitadores ambientales: dentro de este apartado tendremos que diferenciar los
elementos del entorno familiar, social, cultural y físico/material que puedan estar
actuando como facilitadores ambientales del problema de la persona mayor.
 Asimismo, en el escenario del problema también hay un apartado en el cual deben
reflejarse los acontecimientos vitales precipitantes del problema, es decir,
aquellos acontecimientos que han provocado de un modo directo o indirecto que
la persona mayor presente el problema actual del modo en el que lo presenta en
la actualidad.

Secuencia conductual problemática:

En la parte inferior del análisis funcional se analiza el problema de comportamiento


concreto de la persona, entendiéndolo como secuencias de conducta que se
producen en el aquí y ahora. En este apartado vamos a introducir las diferentes
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secuencias problemáticas que presenta la persona mayor. Para ello, tendremos que
identificar y diferenciar los antecedentes inmediatos (estímulos externos o internos)
que contribuyen a provocar la conducta o respuesta problemática de la persona y, a
continuación, las consecuencias de dicha respuesta o conducta que ha realizado la

Intervención Psicológica en Tercera Edad


28
Tema 3. Material de estudio
persona mayor. En este último apartado de consecuencias, resulta pertinente poder
diferenciar entre consecuencias a corto, medio y largo plazo.

En la tabla 7 se presenta una plantilla de análisis funcional con las diferentes variables
previamente descritas y posibles elementos objeto de ser introducidos en los
diferentes AF.

Accede a la tabla a través del aula virtual

Para profundizar más en las características del análisis funcional adaptado a los
problemas de las personas mayores se presenta el siguiente vídeo. En dicho recurso
se ilustra cómo deben de formularse los problemas psicológicos de las personas
mayores sobre la base del modelo biopsicosocial situando la conducta de la persona
en dicho contexto.

Análisis funcional del comportamiento aplicado a personas mayores.

Accede al vídeo a través del aula virtual

Para profundizar más en el tema de la evaluación gerontológica, el alumno puede


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consultar Leturia, Yanguas, Arriola y Uriarte (2001), Montorio (1994) o el manual de


evaluación en geropsicología de Lichtenberg (1999).

Intervención Psicológica en Tercera Edad


29
Tema 3. Material de estudio
3.5. La intervención psicológica adaptada

En este apartado se reflexionará sobre la cuestión de si es necesario adaptar la


intervención psicológica a las personas mayores. La respuesta más adecuada a esta
pregunta es: depende. Atendiendo a la variabilidad tan grande del grupo (ver tema
«La Psicogerontología: conceptos fundamentales»), y siguiendo a Knight (2009),
intervenir con algunas personas mayores con problemas similares a los de los adultos
más jóvenes se parece muchísimo, en la práctica, a intervenir con estos últimos, no
siendo necesaria la especialización o adaptaciones importantes en la terapia.

Sin embargo, cuando el profesional de la psicología atiende a muchas personas


mayores, ve algunas con problemas particulares de esta etapa vital (por ejemplo,
problemas crónicos de salud) y otras en contextos de intervención distintos
(residencias). Es entonces cuando sí requiere poseer un conocimiento y
entrenamiento especializado y la evaluación y la terapia deben adaptarse en cierta
medida (Knight, 2009). Por otro lado, las características de las personas mayores
como grupo poblacional y el complejo entramado de factores biológicos, sociales y
psicológicos (así como de sus interacciones) que moldean el comportamiento y la
salud en la vejez recomiendan particularizar y/o adaptar la evaluación y la
intervención psicológica en algunos de sus aspectos (Knight, 2009).

La necesidad de adaptar las evaluaciones y las intervenciones psicológicas a las


personas mayores no se deriva, en la mayor parte de los casos, del hecho de que
estas personas sean mayores (edad cronológica). La conveniencia de adaptarlas se
debe, más bien, a las características particulares que presentan algunas de ellas
(Knight, 2009). Estas características son las mismas que se comentaron en relación
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con la evaluación psicológica (se recogen en la tabla 1).

Asumiendo que las personas mayores se enfrentan a eventos, desafíos o


circunstancias particulares (pérdidas afectivas, problemas de salud, cambios de rol,
etc.), en muchas ocasiones, la intervención psicológica va a implicar conocer bien

Intervención Psicológica en Tercera Edad


30
Tema 3. Material de estudio
estas circunstancias y ayudar a las personas mayores a adaptarse a ellas, potenciando
sus estrategias de afrontamiento adecuadas o enseñándoles nuevas habilidades.

Una vez justificados los motivos de la posible necesidad de adaptar los


procedimientos de evaluación y de intervención a las características específicas de
este grupo poblacional, a continuación, se presentan algunas pautas de actuación
que el psicólogo debe de tener presentes en su trabajo con personas mayores.

Pautas y recomendaciones de actuación

Complejidad, nivel de abstracción y ritmo

Dadas las características culturales y educativas de muchas personas mayores, la


intervención psicológica en ocasiones ha de reducir su complejidad, el ritmo de la
terapia y su nivel de abstracción. Y es recomendable también incorporar en la
terapia los valores y creencias (por ejemplo, la fe religiosa) de las personas mayores
como fortalezas importantes en las que basar las intervenciones.

Por otro lado, la intervención psicológica con personas mayores suele implicar
habitualmente contextos o escenarios de intervención, como la consulta psicológica
o el gabinete. Una gran proporción de este grupo todavía (aunque esto está
cambiando) no acude de forma voluntaria a estos lugares debido a diferencias de
cohorte (cultura, socialización, etc.), que les llevan a no percibir tan bien como los
adultos jóvenes la necesidad o conveniencia de la intervención psicológica. Los
escenarios de intervención psicológica con las personas mayores pueden ser los
propios domicilios, las familias, los centros de salud, centros comunitarios,
residencias, etc.
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Comunicación con otros

Dada la compleja red de interacciones que existe entre la salud física y capacidad
funcional, los factores sociales y la salud psicológica de las personas mayores, es

Intervención Psicológica en Tercera Edad


31
Tema 3. Material de estudio
altamente recomendable que el psicólogo que interviene actúe en constante
comunicación y coordinación con los profesionales sanitarios y/o sociales que
atienden a su cliente, de cara a garantizar una atención sociosanitaria de calidad,
integral e integrada. Además, la comunicación con la familia suele ser fundamental,
dada la importancia que esta tiene en la vida de una gran mayoría de las personas
mayores, especialmente en los casos en los que presentan cierta dependencia y
necesitan cuidados familiares.

Complejidad de la intervención

En cuanto a la adaptación de la terapia psicológica para trabajar con mayores,


existen algunas recomendaciones generales. Una de ellas es la reducción de la
complejidad de la intervención, con medidas como las siguientes: disminución de la
cantidad y dificultad del trabajo entre sesiones, del nivel de abstracción de los
mensajes y tareas, del ritmo de la terapia... (Knight y Poon, 2008). Por otro lado, la
adaptación a las características del cliente en cuanto a sus capacidades sensoriales
(oído y vista, fundamentalmente) y cognitivas parece completamente necesaria si se
quiere que la terapia llegue realmente al cliente (implementación del tratamiento).

Sistemas expertos

Otra recomendación está relacionada con el hecho de que las personas mayores
pueden ser consideradas como «sistemas expertos» de conocimiento, con gran
cantidad de experiencias vitales acumuladas. Esta característica hace recomendable
que, a la hora de trabajar pensamientos (terapia cognitiva), en lugar de centrarse en
el análisis de pensamientos automáticos distorsionados, se enfoquen en las
distorsiones cognitivas presentes en esquemas cognitivos más generales, elaborados
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y amplios, como el autoconcepto o el concepto del propio ciclo vital (Knight y Satre,
2009).

Intervención Psicológica en Tercera Edad


32
Tema 3. Material de estudio
En un documento reciente, la Asociación de Psicología Americana (2014) ofrece
pautas y recomendaciones claras para la intervención psicológica con personas
mayores. En dicho documento el alumno podrá ampliar información.

Propuestas de intervención psicológica específicas de población mayor

De forma más precisa, existen algunas propuestas concretas de trabajo


específicamente desarrolladas para trabajar con personas mayores:

Terapia de reminiscencia y de revisión de vida

La terapia de reminiscencia y de revisión de la vida tiene su origen en los


planteamientos del psiquiatra Robert Butler (1963), quien observó que las personas
mayores realizaban de manera natural, debido a la proximidad de la muerte, un
proceso de revisión de sus vidas, en virtud del cual su conciencia volvía a bucear en
«las experiencias pasadas, y, en particular, el resurgimiento de conflictos no
resueltos» (p. 66). Posteriormente, este mismo autor plantea la revisión de vida como
una intervención terapéutica en la que se ayuda a las personas mayores, a través del
recuerdo autobiográfico, a «clarificar, profundizar y encontrar el sentido de lo
obtenido en toda una vida de aprendizaje y adaptación» (p. 531).

Según Salvarezza (1988), la reminiscencia es una actividad mental organizada y


compleja que se puede potenciar en la persona mayor con el objetivo de ayudarla a
reafirmar su autoestima cuando sus capacidades biológicas y funcionales comienzan
a perder eficacia.

Teoría contextual del desarrollo adulto para adaptar la psicoterapia a personas


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mayores

La teoría contextual del desarrollo adulto para adaptar la psicoterapia a personas


mayores (contextual adult lifespan theory for adapting psychotherapy to older adults,
CALTAP [Knight y Pachana, 2015]): según este modelo transteórico, la necesidad de

Intervención Psicológica en Tercera Edad


33
Tema 3. Material de estudio
adaptar la psicoterapia a las personas mayores no se deriva solo de los cambios
evolutivos asociados al envejecimiento y maduración biológica (cambios en
capacidades sensoriales, funcionamiento cognitivo, etc.) sino también, y de forma
fundamental, del entorno físico o ambiental (escenario: residencia, centro de salud,
domicilio, etc.), el contexto sociocultural de la persona, el entorno familiar, su
historia de vida, su pertenencia a una cohorte específica y a los desafíos especiales
que plantea la vejez.

Todos estos elementos deben ser integrados en la terapia. Las enfermedades


crónicas, pérdidas afectivas o los contextos de cuidado familiar habituales en la vejez
(entre otros) son vistos como desafíos ante los que la persona mayor puede
adaptarse realizando determinados ajustes que pueden ser potenciados desde la
terapia. Para conocer más sobre esta propuesta, puedes revisar a Knight y Poon
(2008) y Knight y Pachana (2005).

Terapia cognitivo-conductual aumentada

La terapia cognitivo-conductual aumentada y apropiada a la edad para potenciar la


eficacia del tratamiento con personas mayores (age appropriate augmented cbt for
enhancing treatment with older people [Laidlaw y Kishita, 2015]): en esta propuesta
se plantea enriquecer el enfoque terapéutico TCC con los modelos teóricos
psicosociales sobre el envejecimiento, que ofrecen pistas importantes que puede
convertirlos en vehículos para el cambio psicológico en la vejez.

Las técnicas y estrategias de intervención psicológica cognitivo-conductual (TCC)


serían las mismas, pero su empleo se contextualiza en un marco conceptual
adecuado para entender el envejecimiento y el desarrollo adulto. En este sentido, los
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modelos teóricos ilustran aspectos clínicos que hay que valorar, como la importancia
de considerar las creencias de la propia persona sobre su proceso de envejecimiento
(autoestereotipos y atribuciones negativas), que pueden obstaculizar el cambio
psicológico; la necesidad de ayudar a la persona mayor a adaptarse a los cambios

Intervención Psicológica en Tercera Edad


34
Tema 3. Material de estudio
vitales o el potencial terapéutico de fortalecer la sabiduría y sacar partido a la
experiencia de toda una vida.

3.6. Conclusiones

De lo comentado en las secciones anteriores, podemos extraer las conclusiones


siguientes:

Son diversas las dimensiones que influyen en el bienestar de las personas mayores
y que son consideradas como pilares fundamentales de su bienestar. Ver figura 1.

Resulta de gran importancia tener en cuenta todas las dimensiones del bienestar de
las personas mayores para poder incluirlas en los procesos de evaluación y de
intervención psicológica.

Una persona mayor con problemas psicológicos o emocionales (asociados o no a


problemas de salud física) puede ser ayudada de forma eficaz por los psicólogos con
una alta probabilidad.

Las características específicas de este grupo poblacional justifican la necesidad de


adquirir competencias, conocimientos y actitudes de trabajo específicos para poder
realizar de modo correcto un análisis funcional e intervenir con terapia psicológica.

La necesidad de adaptar las evaluaciones y las intervenciones psicológicas a las


personas mayores no se deriva, en la mayor parte de los casos, del hecho de que
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estas personas sean mayores (edad cronológica). La conveniencia de adaptarlas se


debe, más bien, a las características particulares que presentan algunas de ellas.

Existen algunas terapias psicológicas especialmente adaptadas a personas mayores


y que han demostrado eficacia científica.

Intervención Psicológica en Tercera Edad


35
Tema 3. Material de estudio
3.7. Referencias bibliográficas

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Tema 3. Material de estudio
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Intervención Psicológica en Tercera Edad


44
Tema 3. Material de estudio
Resolución del caso clínico
Resolución del caso clínico

Para ver la resolución de este caso, consulta la tabla 8.

Accede a la tabla a través del aula virtual


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Intervención Psicológica en Tercera Edad


45
Tema 3. Resolución del caso clínico
A fondo
La salud mental y el bienestar de las personas mayores

Lang, G., Resch, K., Hofer, K. Braddick, F. y Gabilondo, A. (2010). La salud mental y el
bienestar de las personas mayores. Hacerlo posible. Perfiles y tendencias, 46.
Recuperado de
http://www.imserso.es/InterPresent2/groups/imserso/documents/binario/boletinopm
46.pdf

En esta revisión se analiza y revisa el tema de la salud mental y el bienestar


psicológico en personas mayores, definiendo de forma clara los factores o variables
que intervienen en el problema y estableciendo los principios básicos que parecen
funcionar de cara a la intervención. Esto último se hace tanto desde el punto de vista
del individuo como de las instancias implicadas y de la sociedad en general,
ofreciendo ejemplos de las mejores prácticas en países de la Unión Europea.

Guía para la intervención psicológica con personas mayores

American Psychological Association (APA) (2004). Guidelines for psychological practice


with older adults. American Psychologist, 69, pp. 34-65. Recuperado de
https://www.apa.org/pubs/journals/features/older-adults.pdf

En esta guía se presentan las competencias principales que debe tener un profesional
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de la psicología para trabajar con personas mayores. Se describen los conocimientos,


actitudes y habilidades más importantes para desarrollar este trabajo con
competencia y éxito.

Intervención Psicológica en Tercera Edad


46
Tema 3. A fondo
Test
1. Según el modelo de salud psicológico presentado en este tema, ¿cuáles son los
pilares fundamentales del bienestar en la vejez (los pétalos de la flor)?
A. Salud física/autonomía, actividad gratificante, integración social,
funcionamiento familiar y control/dominio del entorno.
B. Salud física, autoaceptación, integración social, funcionamiento familiar y
control/dominio del entorno.
C. Salud física, salud social y salud psicológica.
D. Salud física, actividad gratificante, capacidad funcional, funcionamiento
familiar y control/dominio del entorno.

2. El profesional que se dedica a la evaluación e intervención psicológica con


personas mayores:
A. Siempre que lo considere necesario, debe adaptar los instrumentos de
evaluación y las técnicas de intervención a las características de las personas
mayores como grupo.
B. No debe tener necesariamente una formación específica para trabajar con
población mayor.
C. Debe adoptar una actitud paternalista como principal competencia
actitudinal.
D. Siempre tiene que adaptar los instrumentos de evaluación y las técnicas.
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Intervención Psicológica en Tercera Edad


47
Tema 3. Test
3. Lucía ha sido diagnosticada de depresión. Desde que murió su hermano en un
accidente hace un año, se encuentra abatida y sin ganas de hacer nada. Ha dejado
de ir al centro cultural al que iba a hacer actividades y no sale a caminar con su
vecina. En su evaluación, descubres que siempre ha sido una persona con
creencias muy rígidas sobre los demás, sobre sí misma y sobre el mundo. Además,
siempre ha tenido dificultades para la interacción social. Al hacer un análisis
funcional del problema depresivo de Lucía, las creencias irracionales y su falta de
habilidades sociales tendrían el papel de:
A. Respuestas problema.
B. Antecedentes del problema.
C. Entorno físico/material.
D. Variables disposicionales.

4. En el ejemplo anterior, en el análisis funcional, la muerte de su hermano sería:


A. Una variable disposicional.
B. Un acontecimiento vital precipitante.
C. Un facilitador ambiental del problema.
D. Un factor biológico.

5. Siguiendo con el ejemplo anterior, la conducta de Lucía de no salir con su vecina


cuando esta la llama para caminar sería:
A. Un acontecimiento vital precipitante.
B. Una respuesta problema.
C. Un antecedente del problema.
D. Una variable disposicional.
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Intervención Psicológica en Tercera Edad


48
Tema 3. Test
6. ¿Cuál de las siguientes NO es una recomendación general para la intervención
psicológica con personas mayores?:
A. Reducir la complejidad de las técnicas terapéuticas.
B. Evitar, en la medida de lo posible, el empleo de técnicas de modificación
directa de la conducta y, en su lugar, emplear técnicas más basadas en la
conversación terapéutica.
C. Incorporar en la terapia los valores y creencias de la persona.
D. Disminuir el ritmo de la terapia.

7. La terapia cognitivo-conductual aplicada a personas mayores:


A. No llega a alcanzar la misma eficacia que en población más joven.
B. No ha demostrado su eficacia en población mayor.
C. Ha demostrado su eficacia para problemas psicológicos como la depresión o
diferentes trastornos de ansiedad.
D. Es la única terapia que aporta evidencia empírica de su eficacia para tratar
problemas de depresión y ansiedad en personas mayores.

8. Entre las competencias actitudinales para trabajar con personas mayores, se ha


señalado la importancia de:
A. Tener conciencia de los propios estereotipos para poder controlarlos.
B. Haber interiorizado los modelos teóricos sobre el envejecimiento.
C. Tener habilidades terapéuticas básicas para la comunicación.
D. Habilidades para el trabajo multidisciplinar.
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Intervención Psicológica en Tercera Edad


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Tema 3. Test
9. ¿Qué propuesta terapéutica de adaptación de terapias psicológicas a la población
mayor plantea de forma explícita la conveniencia de enmarcar la intervención
psicológica con personas mayores en los modelos teóricos sobre el
envejecimiento?
A. La terapia de la reminiscencia.
B. La teoría contextual del desarrollo adulto para adaptar la psicoterapia a
personas mayores (CALTAP) (Knight y Pachana, 2015).
C. Terapia Basada en la Revisión Bibliográfica
D. La terapia cognitivo-conductual aumentada y apropiada a la edad de Laidlaw
y Kishita (2015).

10. Juan es psicólogo y está evaluando la posible depresión de un paciente suyo que
tiene 67 años. Para ello, está empleando un instrumento de evaluación que no
está adaptado a población mayor y a las características que presenta su paciente.
Según esta información, señala la respuesta correcta:
A. Juan se va a encontrar dificultades para hacer un correcto diagnóstico de su
paciente debido a que su paciente no le está facilitando correctamente la
información.
B. Juan se va a encontrar dificultades para hacer un correcto diagnóstico de su
paciente debido a que él mismo está cometiendo el error de no emplear un
instrumento de evaluación adecuado.
C. Las dificultades con las que se está encontrando Juan se deben al contexto
de evaluación.
D. Juan no se va a encontrar con ninguna dificultad y va a realizar un diagnóstico
correcto de su paciente.
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50
Tema 3. Test

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